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EspiralISSN: [email protected] de
GuadalajaraMxico
Cairo Carou, HeribertoLos enfoques actuales de la geografa
poltica
Espiral, vol. VII, nm. 9, mayo-agosto, 1997, pp.
49-72Universidad de Guadalajara
Guadalajara, Mxico
Disponible en:
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Los enfoques actualesde la geografa poltica
a conformacin de una Geografa Poltica cientfi-ca" en sentido
moderno no es ajena al movimientogeneral de constitucin de los
saberes sobre unasbases nuevas; por lo tanto, no cabe entenderla
almargen de las disciplinas cientficas que se cons-tituyen desde
principios del siglo XIX, especial-mente de la Geografa y de la
Ciencia Poltica. Deuna y otra, fundamentalmente, va a extraer
laGeografa Poltica el marco terico y metodolgico,independientemente
de la adscripcin profesionalde los diferentes autores: si en los
inicios la Geogra-fa Poltica obtiene su inspiracin de la
Geografa,tras la Segunda Guerra Mundial son los modelosprovenientes
de la Ciencia Poltica los que predo-minan.
Para comprender el panorama actual de la dis-ciplina hemos de
remontarnos a los aos setenta.Desde entonces viene producindose una
renova-
Heriberto Cairo Carou
L
Dentro de las ciencias sociales, la geografa poltica ha cobrado
unaimportante relevancia a partir de los aos setenta; con ellos, se
hangenerado diversos enfoques influidos algunos por la ciencia
poltica y otros por la geografa. En este artculo se agrupan y se
comparan, a partir de un anlisis crtico, seis conjuntos de enfoques
en los que se seala sus contenidos, sus propuestas y las escalas en
las que ac-tan.
Profesor TitularFacultad de CienciasPolticas y
SociologaComputlense de Madrid
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cin de la disciplina y en la actualidad nos encontramos con
numero-sos enfoques; algunos se ocupan slo de una parte de nuestro
objetode estudio y otros intentan abarcar todas las reas de
indagacingeogrfico-poltica, pero indudablemente han atrado aun buen
n-mero de investigadores. Agruparlos no es sencillo, pero es
posibledistinguir seis grandes conjuntos de enfoques: el anlisis de
la pol-tica territorial, las geografas de los bienes pblicos y de
la eleccinracional, las geografas polticas marxistas y
neomarxistas, la geo-grafa poltica humanista, la geografa del poder
y las teoras geogr-fico-polticas postmodernas o
postestructuralistas. Unos son mspropios de politlogos, otros ms de
gegrafos; en general, la nuevaGeografa Poltica se apoya fuertemente
ya sea en la Ciencia Polti-ca positivista, ya sea en la Economa
Poltica crtica a la hora de se-leccionar sus temas y procedimientos
de anlisis (Pirie 1984: 227).Ya esas dos influencias tenemos que
aadir en estos momentos algu-nas de las corrientes de la Ciencia
Poltica postmoderna.
Los diversos enfoquesde anlisis de la poltica territorial
Con la pretensin de estudiar la poltica territorial nos
encontramoscon un conjunto de enfoques diversos que intentan
explicar los pro-cesos polticos que se producen entre diferentes
partes de los Esta-dos-nacin No son por lo tanto enfoques globales,
participan de pers-pectivas tericas ms amplias, pero tienen la
entidad suficiente paraque los tratemos por separado. Adems, el
volumen de literaturacientfica en este campo es uno de los que ms
espectacularmente hacrecido en los ltimos aos (Balme et al.
1993).
Bulpitt nos ofrece una definicin comprensiva de la poltica
terr-torial, que ha de ser entendida como:
El mbito de la actividad poltica que re ocupa de las relaciones
entre las ins-tituciones polticas centrales en la capital y
aquellos grupos de inters, comunida-des. organizaciones polticas y
cuerpos gubernamentales que estn fuera del com-plejo institucional
central, aunque dentro de los limites reconocidos del Estado, y
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Los enfoques actuales de la geografa poltica
que tienen, o es ampliamente percibido que tienen. un carcter
significadamentegeogrfico o local/regional (Bulpitt 1983: 52).
Se pueden distinguir varios enfoques principales en su estudio:
elde sistemas territoriales, el de las relaciones centro-periferia
y el delregionalismo poltico.
A) Los sistemas territoriales
El anlisis de sistemas territoriales es la forma ms tradicional
deabordar el estudio de la poltica territorial. A diferencia de los
otrosenfoques que analizamos en este subapartado de la poltica
territo-rial, tiene una proyeccin global que va ms all de los
sistemas te-rritoriales del Estado y entronca con la geografa
poltica sistmicaala que nos hemos referido en el anterior
apartado.
En el interior de los Estados se distinguen varios sistemas
terri-toriales: confederaciones, federaciones y sistemas
unitarios.Duchacek (1986: 80 y SS.) sugiere que cada uno de ellos
est asocia-do en su nacimiento aun conjunto distintivo de valores
y, por lo tanto,conlleva un diseo constitucional, un proceso
poltico y una culturapoltica distintivos. Estos elementos estaran
unidos en un movi-miento circular complejo de causas-efectos-causas
que explicara latendencia a permanecer.
Muy ligada al estudio de los sistemas territoriales esta la
reflexinsobre los procesos de centralizacin o descentralizacin en
el sistematerritorial. Los procesos de descentralizacin en la
Administracinque se producen en los aos setenta y ochenta en Europa
occidentaldan origen aun volumen de literatura importante sobre la
dicotomacentralizacin-descentralizacin. Podemos singularizar los
estudiosde DArcy (1979) y DArcy y Baena del Alczar (1986) sobre los
pro-cesos de descentralizacin administrativa en Francia y
Espaa.
B) Las relaciones centro-periferia
Existen varios tipos de anlisis centro-periferia en ciencias
sociales,
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HERIBERTO CAIRO CAROU . . .
pero aqu nos vamos a ocupar del ms directamente relacionado
conla poltica territorial: el de Rokkan y Urwin.
El enfoque de Rokkan y Urwin (1982,1983) se basa en un mode-lo
centro-periferia de construccin del Estado. Existiran tres
conjun-tos de procesos (militar-administrativos, econmicos y
culturales)que permiten a los centros dominara las periferias de
una o variasformas, pero teniendo en cuenta que cada conjunto
influye sobre losdems, es decir, no son independientes unas
relaciones de otras. Elmodelo intenta explicar la agregacin
territorial a gran escala quesupuso la construccin del Estado
moderno pero, en tanto que se ocu-pa de las reacciones de las
periferias europeas en el proceso deestructuracin territorial de
los Estados, permite tambin estudiarlos procesos de fragmentacin y
reorganizacin de las estructurasterritoriales (Rokkan 1980).
El modelo de Rokkan y Urwin, como ilustra Wellhofer (1988),
seancla en el modelo de la economa neoclsica: los centros surgen
por-que tienen condiciones naturales ms ventajosas, que son
magnifica-das por la divisin espacial del trabajo. La competencia
por los recur-sos econmicos y polticos asegura la regeneracin del
sistema y, deeste modo, el intercambio entre centro y periferia es
mutuamenteventajoso para ambas reas. Los crticos del modelo lo
tachan dedesarrollista y ontogentico (Hechter 1975;Wallerstein
1984) ysealan varias limitaciones, que resume Wellhofer (1988), de
las quepodemos resaltar las siguientes:
-Las explicaciones del desarrollo de las sociedades se hace
des-de dentro de las mismas, restando importancia a los
procesostransnacionales mucho ms amplios que intervienen.
-El proceso de agregacin territorial se concibe como algo
impa-rable alargo plazo y que inevitablemente resulta en el
estableci-miento de una democracia liberal, lo cual impide su
extensin areas extraeuropeas y no explica las dictaduras que se han
produ-cido en algunos Estados europeos.
-Las resistencias a este proceso son aberraciones, lo cual es
con-tinuamente contradicho desde los setenta por el resurgir
vigoro-so de los nacionalismos perifricos en Europa.
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En cualquier caso, el modelo ha servido de gua para explicar
com-plejos fenmenos de la poltica territorial europea y, hoy en da,
exis-ten intentos de extender el mapa conceptual elaborado por
Rokkan(1980) a zonas que no inclua el original (Bakka 1994).
C) El regionalismo poltico
Una de las opiniones ms difundidas entre los estudiosos de los
cin-cuenta y sesenta era que las divisiones persistentes
(cleavages) cen-tro-periferia de base tnica se disolveran en el bao
cido de lamodernidad (Smith 1986: 140), pero los Estados
capitalistas avan-zados --con sociedades y sistemas polticos
dispares como Espaa, elReino Unido, Canad, Francia, Blgica o
Italia- no pudieron evitaruna oleada de movimientos regionales.
El regionalismo poltico ha sido estudiado desde varias
perspecti-vas, destacando las teoras estructuralistas de Hechter
(1975) sobreel colonialismo interno y de Nairn (1975, 1977) sobre
el origen delnacionalismo perifrico en el desarrollo desigual de
las regiones. Losgegrafos polticos se han interesado por los
motivos de la recientepolitizacin de dichas identidades regionales,
as como su conforma-cin social y su desarrollo como naciones de
base tnica (Agnew 1981,1984,1987; Williams 1979). El impacto de la
integracin europea hasido analizado en varios estudios (Day y Rees
1991).
Otras perspectivas de carcter funcionalista, como la de
Schwartz(1974), han tenido menos influencia en la explicacin del
surgimientodel regionalismo poltico.
La geografa delos bienes pblicos
El enfoque geogrfico-poltico liberal o del bienestar se basa en
unaversin adaptada de la definicin de Lasswell (1936) de la
CienciaPoltica como el estudio de quin en la sociedad obtiene qu,
cun-do y cmo, reformulada espacialmente como quin consigue qu,dnde.
Cox (1979) ha estudiado en todas las escalas de la sociedad
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HERIBERTO CAIRO CAROU . . .
lo que distingue como los dos componentes principales del
bienestarsocial -la calidad residencial y la renta privada-y sus
relacionescon la eleccin de localizacin, las polticas pblicas y el
contexto ju-rdico. Existiran tres determinantes de la geografa del
bienestarsocial: la divisin espacial del trabajo, los gobiernos y
los diferentesmedios.
Este enfoque del bienestar social se basa en gran medida en
laEconoma Poltica neopositivista. En este caso, los conceptos
econ-micos se aplican a los acontecimientos polticos, la pieza
clave de loscuales es considerar que las decisiones electorales son
vitales paraentender las preferencias y elecciones de los
consumidores. Esta teo-ra econmica de la democracia toma por tanto
al individuo comounidad bsica de anlisis. Esta lnea de investigacin
cree que laintervencin del Estado es mnima, dado que los valores y
fines indi-viduales son lo ms importante y no existen objetivos
colectivos inde-pendientes de los individuales, En este sentido,
Buchanan (1975)considera que el Gobierno cumple dos funciones
fundamentales: enprimer lugar, tiene un rol protector del
intercambio individual y vo-luntario en un mercado privado y, en
segundo lugar, tiene un rol pro-ductor de bienes y servicios que en
el mercado privado no se logranproducir pero que los individuos
consideran necesarios para su bien-estar social. Slo en
determinadas circunstancias podra entonces, elEstado, mejorar la
eficacia del mercado y regular de este modo la dis-tribucin de la
riqueza y las elecciones de los individuos en la socie-dad. Sera el
encargado de garantizar los bienes pblicos, que sonaquellos bienes
y servicios que estn a disposicin de todos los ciuda-danos, con
independencia de su localizacin, en los que el consumo decada
individuo no reduce la cantidad a disposicin de otros (por
ejem-plo, la defensa del Estado o la limpieza del aire). Pero
existen bienespblicos impuros que estn ubicados en un lugar
determinado ydebido a que no son igualmente accesibles para todos,
estn ms dis-ponibles para unos consumidores que otros (por ejemplo,
los parquespblicos u otros elementos urbanos). De stos se ocupa la
geografiude los bienes pblicos.
La geografa de los bienes pblicos, como seala Smith (19861,
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Los enfoques actuales de la geografa poltica
deja sin respuesta un buen nmero de cuestiones y no se ocupa
dealgunas escalas de investigacin. Existe una cierta
incongruenciaentre su marco poltico, que es el Estado capitalista
avanzado que hapuesto al individuo bajo su proteccin, y su escala
geogrfica de in-vestigacin, que es casi exclusivamente el nivel
urbano. El pasar poralto las macroescalas de anlisis y su visin no
histrica del Estadoson los puntos ms endebles del enfoque.
Las geografas polticasmarxistas y neomarxistas
Entre los varios enfoques de la Geografa Poltica que han
surgidorecientemente y que se derivan de alguna forma del anlisis
marxis-ta o neomarxista hay que destacar el que se basa en la
economa po-ltica marxista y el del anlisis de sistemas
mundiales.
A) La economa poltica marxista
Diversos autores (Clark y Dear 1984; Johnston 1982; Short
1982,1993; Smith 1983; Harvey 1985) introducen la economa
polticamarxista en la explicacin geogrfico-poltica como elemento
consti-tutivo fundamental de la misma (Peet y Thrift 1989). De
varias ma-neras se considera que los procesos de produccin y
distribucin delas mercancas tienen una influencia directa en los
procesos polticosinteriores y exteriores de los Estados.
Desde este enfoque se critica la Economa Poltica moderna porlas
cuestiones que pasa por alto, en lugar de limitarse a preguntarquin
consigue qu y dnde en la sociedad, tambin se planteancmo y por qu.
Entendiendo que el Estado capitalista intervie-ne para mantener el
orden social, Clark y Dear (1978,1984) distin-guen varias funciones
del mismo, que forman el marco para un estu-dio geogrfico-poltico:
en primer lugar, suministrador de bienespblicos, regulador y
facilitador de la actuacin del mercado e inge-niero social; en
segundo lugar, las tres funciones anteriores sesubsumen en el rol
primario del Estado como rbitro entre grupos
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HERIBERTO CAIRO Carou.*.
o clases sociales en conflicto y, finalmente, agente en la
sociedad yla economa de una clase dirigente cuyo inters principal
es mante-ner el sistema capitalista.
La geografa poltica de un Estado no puede ser explicada sin
te-ner en cuenta la economa capitalista, que influye y circunscribe
suaccin. De este modo, la Geografa Poltica no debe examinar slo
elEstado en el sistema internacional, sino tambin el sistema
interna-cional en el Estado. Tambin, en la medida que el Estado no
es sloproductor y consumidor, la subdisciplina se ha de ocupar de
otrosaspectos de los aparatos de Estado relacionados con la
burocracia, larepresin y la ideologa.
El aparato de Estado local (local state) es objeto de estudio
impor-tante. Se concibe como interdependiente estructuralmente del
Esta-do central, a la vez que uno y otro no pueden abstraerse del
mododominante de produccin, por lo que Administracin local no
puedeser ms democrtica o participativa que la central (Clark
1981).
La geopoltica del capitalismo tambin es objeto de estudio.
Paraser ms preciso, como Harvey expresa, se estudian las
consecuen-cias geopolticas de vivir bajo un modo de produccin
capitalista(1985: 128). Para ello, entre otros objetivos, Harvey
manifiesta abier-tamente que la realizacin de la geografa histrica
del capitalismoha de ser el objeto de nuestra teorizacin, y el
materialismo histri-co-geogrfico el mtodo de investigacin (1985:
144). En otras pala-bras, las estructuras geogrfico-polticas hunden
sus races en la for-ma y condiciones en las que se realiza la
produccin de bienes -en elcaso del capitalismo, mercancas-, que es
histricamente variable.
Ciertamente, nos encontramos ante un enfoque que casi podra-mos
calificar de geogrfico-econmico -de hecho, algunos de es-tos
autores hablan de economa-geopoltica (Corbridge y Agnew1991)-, lo
poltico es una variable dependiente y, aunque arroje luzsobre
algunas constricciones del Estado en una sociedad capitalista,que
es muy importante tener en cuenta, es un enfoque
bastantedeterminista.
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Los enfoques actuales de la geografa poltica
B) El anlsis desistemas mundiales
Sin duda, el autor que ms influencia ha tenido en los ltimos
aosen la renovacin de la Geografa Poltica ha sido Peter J. Taylor
que,descontento con los enfoques neopositivistas imperantes, ha
recla-mado una reorientacin de la disciplina (1981: 157) hacia el
anlisisde sistemas mundiales (world-systems analysis) que define
como:
Un enfoque materialista del estudio del cambio social
desarrollado porImmanuel Wallerstein. Este enfoque se elabora a
partir de tres tradiciones de in-vestigacin: el estudio de la
dependencia, la escuela de los Annales y la teora y prc-
tica marxista (Taylor 1986: 527).
Considera que, en consonancia con el proyecto de Wallerstein,
laGeografa Poltica no es una disciplina o subdisciplina
particular,sino que es slo una perspectiva dentro de una sola
Ciencia Social,pero que permite arrojar luz sobre problemas que,
analizados des-de otras perspectivas, no se consideraran claramente
(Taylor 1985:28).
Taylor plantea que el mundo ya no puede seguir siendo explica-do
slo en trminos de Estados-naciones, ni de sus economas nacio-nales.
En la perspectiva geogrfico-poltica que elabora, se conside-ra al
mundo como un sistema espacial de centros, periferias y
semi-periferias, estrechamente interrelacionados entre s, que
cambian alritmo de los ciclos de auge y crisis a los que est
sometida la economacapitalista. Se distinguen tres escalas de
anlisis: la economa-mun-do, que es el mbito de la realidad; la
localidad, que es el mbito de laexperiencia, y el Estado-nacin,
instancia mistificadora, mbito de laideologa. La escala decisiva en
el anlisis es la de la economa-mun-doy no ya la estatal, que era la
que primaba en la Geopoltica ante-rior. Esta eleccin de escala se
debe a dos factores, en primer lugar:
Aceptar tales unidades espaciales [los Estados] como dadas y
entonces basarla teora y el anlisis sobre ellos es tomar partido,
ser parcial en los hallazgos a fa-
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HERIBERTO CAIRO Carou . . .
vor de aquellos grupos a los que mejor sirve la actual
organizacin espacial (Taylor
1981: 159).
Adems, los Estados no se pueden comparar como si fueran
enti-dades separadas, ya que as se eluden o ignoran las
interacciones,que tienen un carcter bsico, entre Estados (Taylor
1981: 160).
Las crticas que se han hecho al modelo de Taylor son
numerosas.Desde perspectivas tradicionales se ha llegado a discutir
su parcia-lidad ideolgica (Cohen 1983), mientras que desde
posiciones radi-cales su heterodoxia es descalificada (Harvey 1987;
Corbridge1986). Tienen mayor importancia, a nuestro juicio, las
crticas desdeposiciones radicales; las ms relevantes tienen que ver
con el papelde los Estados en el sistema mundial y, ms
especficamente, con laimportancia de lo econmico en dicho
sistema.
En general, se apunta que la autonoma de los Estados no ha
sidocompletamente suprimida en el actual sistema mundial:
Los verdaderos cambios en la economa mundial capitalista que en
un sentidohan erosionado la soberana nacional, en otros mbitos han
alentado y hecho po-sible la planificacin econmica nacional. as
como ofensivas econmicas y polti-cas nacionales (Cm-bridge 1989:
343).
Creemos que en la medida que consideremos la existencia de
unarealidad cambiante -que no congelada- en equilibrio ms o me-nos
permanente, es importante tener en cuenta esta crtica. Los
pro-cesos no se desarrollan linealmente, sino de forma
contradictoria, en-gendrando permanentemente su anttesis; por eso
el proceso de de-sarrollo de una economa-mundo capitalista no
significa la desapa-ricin de los Estados, sino que, por el
contrario, el sistema de Estadoses consustancial a la misma. Desde
luego, la crtica de Corbridge vams all y seala que no se puede
hacer abstraccin del papel de losEstados en la economa, por ms que
sta sea cada vez ms global;pero creemos que no invalida las bases
fundamentales del enfoque deTaylor.
El segundo conjunto de crticas hace referencia tambin al
papel
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del Estado y repara esta ves en una interpretacin economicista
porparte de Taylor y Wallerstein:
No cabe duda que, cuando menos, la acusacin es reflejo de
unpeligro latente en el anlisis de los sistemas-mundo. En la medida
enque se intenta investigar la dinmica global de la economa-mundose
traslada aun segundo plano, conscientemente o no, el papel de
losprocesos polticos que se siguen produciendo en el contenedor
delEstado-nacin.
La Geografapoltica humanstica
Otra Geografa Poltica que tambin se pretende crtica proviene
delcampo de la geografa humanstica-que no humanista-; sus
prac-ticantes buscan, segn Ley y Samuels, reconciliar la ciencia
socialy el hombre acomodar comprensin y juicio, objetividad y
subjetivi-dad y materialismo e idealismo (Cit. en Brunn y Yanarella
1987: 7).En otras palabras, consideran al individuo como parte
integrantefundamental de la explicacin en Ciencias Sociales y,
aunque no re-chazan, ni mucho menos, la existencia de estructuras
subyacentes,pretenden realizar una ciencia social antropocntrica,
es decir, queen la misma, la accin y la conciencia humana desempean
un papelactivo y central.
En una de las propuestas ms elaboradas para el desarrollo deuna
Geografa Poltica humanstica, Brunn y Yanarella la definencomo
aquella que se ocupa de:
"Al centrarse sobre la escala internacional y al tomar las
fuerzas econmicascomo determinantes de las relaciones entre
Estados, hay, sin embargo, una tenden-cia a relegar los procesos
polticos y culturales que se producen a escala estatalcomo si
estuvieran relacionados cuasalmente con las fuerzas
econmicas"(Smith1986: 180).
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HERIBERTO CAIRO CAROU . . .
Poner de manifiesto los procesos sociales dinmicos por medio de
los que lasdimensiones espaciales del mundo social y natural son
organizadas y reorganizadasen campos geogrficamente delimitados y
simblicamente significativos por gruposnacionales y transnacionales
(1987: 8).
El procedimiento que se propone para esta tarea pone el nfasisen
las dimensiones fenomenolgicas y experienciales de la
realidadsocial. Se tratan de forma especial los problemas de las
ideologasterritoriales o, si se prefiere, el significado del
territorio para los ac-tores polticos, y conceptos como los de
sentido del lugar, territoria-lidad o nacionalismo territorial se
constituyen en los ejes bsicosdel anlisis. Por tanto, los problemas
de percepcin del territorioconstituyen una de las columnas de la
geografa humanstica, perojunto a ellos aparece la preocupacin por
el modo en el que se ha cons-truido socialmente el espacio, que no
se puede considerar como unaestructura previa determinante.
Una aproximacin cultural humanstica a la Geografa Polticatiene
un gran inters, ya que nos permite vinculara la sociedad civil,yen
ltima instancia al individuo, con el Estado, pero no de
arribaabajo, es decir, como sbditos o ciudadanos de este ltimo,
sino ensentido contrario, como constructores de esa entidad
espacial. Estetipo de enfoque examina la base sobre la que el
Estado se funda yorganiza, ya travs de la cual justifica sus
acciones territoriales,tanto domstica como globalmente (Smith 1986:
179). Mediante esteanlisis se logran, al menos, dos objetivos. En
primer lugar, se mues-tra el carcter contingente del Estado, de
cualquier Estado, y delEstado como institucin. En segundo trmino,
se vinculan las estruc-turas interestatales con la accin del ser
humano, lo que ayuda adejar de entender lo internacional como
escenario exclusivo de lasinstituciones estatales.
La Geografa del poder
Se hacen or tambin desde los setenta las voces de aqullos
quecreen que se ha hecho poco caso de las dimensiones espaciales de
los
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Los enfoques actuales de la geografa poltica
actos de poder (Clava1 1978 [1982: 2251). La reflexin sobre las
rela-ciones entre espacio y poder nace con los estudios de Westly
yMaclean sobre la informacin y la comunicacin (Clava1 1978);
pero,indudablemente, sern los trabajos de Foucault, sobre todo en
el casode la propuesta de geografa del poder de Raffestin (1980),
los quepongan sobre el tapete la posibilidad de realizar un anlisis
espacialde las relaciones de poder. En ltima instancia, este
enfoque geogr-fico-poltico entroncara con una perspectiva ms amplia
dentro delas Ciencias Sociales, que pretende continuar determinados
aspectosde la obra de Nietzsche.
Estos gegrafos entienden que el poder es algo que circula,
queaparece en todas las relaciones sociales como elemento
constitutivode las mismas:
En toda relacin circula el poder, que no es ni posedo ni
adquirido, sino puray simplemente ejercido (...) por actores
provenientes de [la] poblacin (...) stosproducen el territorio
partiendo de esta realidad primera dada que es el espacio(Raffestin
1980:3).
De este modo, las relaciones espaciales son, en ltima
instancia,relaciones de poder, y stas constituyen la problemtica
objeto deestudio por una Geografa Poltica que no quiera seguir los
pasos to-talitarios de la versin clsica de la disciplina. La
relacin es elmomento clave para el anlisis del poder, debido a que
ste se enmas-cara, se oculta, no es fcilmente aprehensible ni, por
supuesto,cuantifiable; pero el poder se manifiesta con ocasin de la
relacin,proceso de cambio o de comunicacin, cuando, en la relacin
que seestablece, se enfrentan o se unen los dos polos (Raffestin
1980: 45),a partir de lo que se crean campos de poder que ya se
pueden ana-lizar.
Dos son los gegrafos cuya obra ha descollado, a la hora de
plan-tear inicialmente, as como de desarrollar con posterioridad,
estaperspectiva de la Geografa del poder: Paul Clava1 y
ClaudeRaffestin. Ambos consideran, como acabamos de sealar, que la
Geo-grafa Poltica debe centrarse en lo poltico, en las relaciones
de po-
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der; 10s dos parten de la base de que estas relaciones no se
puedenreducir, de ningn modo, al mbito de lo estatal; pero las
posicionesde partida intelectual de ambos son diferentes.
Para Raffestin, la Geografa Poltica:
En tanto que reveladora del poder, puede contribuir a poner en
cuestin esteproceso de hacer naturales (...) los fenmenos de
dominacin que se presentancomo necesarios para la supervivencia del
grupo (...) y contribuir a poner en evi-dencia su carcter no
necesario (1980: 245).
Es decir, que pretende constituirse en conocimiento liberador y,
enesa medida, se puede situar en el mbito de una teora crtica.
Pero diferente es el caso de Claval. Las conclusiones que extrae
deuno de sus bien argumentados e interesantes trabajos son una
mues-tra de realismo poltico que no deja lugar a dudas sobre SU
acepta-cin, sin ambages a veces y ms matizada en otras ocasiones,
delorden poltico-social-econmico existente:
Cuando se es consciente de la friccin de la distancia, de la
dificultad de esta-
blecer comunicaciones y de obtener el acuerdo de las conciencias
en un espacioextenso, el problema cambia de naturaleza: no es ya
del bien o del mal, el del cam-bio total, o del estancamiento
indefinido; no hay solucin perfecta en un universoimperfecto:o bien
los hombres continuarn sacrificando la organizacin de la so-ciedad
por la bsqueda de un ideal imposible, o bien aceprarn, por el
inters detodos, el juego de una autoridad sin la cual no hay
construccin poltica viable
(1978[1982:231]).
Para Clava1 es clara la necesidad del Leuiatn estatal para
asegu-rar la viabilidad de una arquitectura social compleja, y la
misin dela Geografa Poltica entonces no podra ser otra que, en
primer lu-gar, mostrar a los hombres esa necesidad y, en
consecuencia, haceraceptar a los idealistas esa realidad, a fin de
que no continensacrificando la organizacin de la sociedad por
alcanzar una utopa;o lo que es lo mismo, convencer a aqullos que se
oponen al ordensocial existente que no intenten superarlo, porque
en una socie-
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Los enfoques actuales de la geogafia poltica
dad tan numerosa la defensa del individuo implica la
autoridad.En cualquier caso, no podemos dejar caer en saco roto los
proble-
mas que seala Clava1 respecto de los proyectos sociales
liberadores;hoy en da es ms cierta que nunca su afirmacin de que
las ideolo-gas igualitaristas estn llenas de contradicciones cuya
importanciase comienza a medir (1978 [1982: 229)). La desaparicin
de modeloserrados debe hacernos reflexionar profundamente sobre las
alterna-tivas.
Pero el mayor inters de una Geografa Poltica basada sobre
estetipo de anlisis espacial del poder reside, segn Claval, en las
posi-bilidades que presenta para disponer la mayor parte de los
enfoquesprevios en un cuerpo de conocimiento (1984: 21). Tal
posibilidad sloexistira si todos los hechos sociales se pudiesen
reducir ahechos depoder, pretensin que, en nuestra opinin, resulta
tan descabelladacomo intentar reducir la complejidad de los hechos
relativos ala cul-tura, la ideologa o a los aparatos estatales aun
mero reflejo de unaestructura econmica. No obstante, es el mismo
Clava1 el que afir-ma la utilidad de las explicaciones econmicas,
aunque no puedanabarcar todas las situaciones que presenta la vida
poltica en la ac-tualidad. De este modo, la explicacin poltica se
complementara conla explicacin econmica, y la Geografa Poltica
podra as continuarincorporando el anlisis de los elementos que
constituan la esenciade su enfoque tradicional sobre una nueva
base, ya que:
Poder, autoridad e influencia son aspectos consustanciales co
toda la vida so-
cia, dentro de una rea definida: se derivan de la desigual
distribucin de los recur-sos. de la existencia de posiciones
esrrargicas, de las ventajas que otorga el trans-porte y los
servicios de comunicacin y todo tipo de intercambios (1984: 2
1).
Por otro lado, es fundamental para la Geografa Poltica el
hechode poder reconsiderar las relaciones polticas como relaciones
depoder, que van ms all de las relaciones constituidas en torno
alEstado. As pues, la Geografa Poltica puede trascender en su
enfo-que al Estado y constituirse en subdisciplina demistificadora,
libera-dora; lo que indudablemente no resulta una ilusin.
63
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Herberto CAIRO CAROU . . .
Las teoras geogrfico-polticaspostmodernas o
postestructuralistas
No existe, bajo ningn concepto, un enfoque holstico
geogrfico-po-ltico que podamos denominar postmoderno. Ciertamente
no podraser de otro modo en la medida en que, como hemos visto, el
pensa-miento postmoderno rechaza las metanarrativas y desarrolla
teorasfragmentarias. La reflexin esta focalizada sobre los
supuestos fun-damentales de la comunidad poltica moderna: la
soberana, el locusde la poltica, la seguridad nacional, la
identidad y la diferencia, etc.A pesar de esta fragmentacin vamos a
agrupar las diferentes co-rrientes del pensamiento
geogrfico-poltico postmoderno, ms porlas afinidades temticas de los
autores que por la unidad de enfo-que que, como ya hemos dicho, no
existe. Pero, en cualquier caso,es conveniente distinguir entre los
politlogos -aqullos que algu-nos han denominado los disidentes en
Relaciones Internacionales( Tuathail 1996)-, para los que la
reflexin geogrfico-poltica esslo un aspecto -aunque fundamental-
del conjunto, y los gegra-fos, que son el grupo mayoritario de los
que practican la geopolticacrtica.
A) Losdisidentes en
Relaciones Internacionales
Varios politlogos, que en su mayor parte se ocupan del estudio
de lasrelaciones internacionales, estudian las prcticas espaciales
de re-presentacin que conforman la comunidad poltica y establecen
unaseparacin entre el mbito de la poltica -el Estado territorial-y
elde la anarqua -las relaciones interestatales-. De modo
generalcuestionan esta separacin. Quizs agruparlos en un solo
conjuntocomo deconstruccionistas no sea legtimo, pero la prctica de
ladeconstruccin es comn a casi todos ellos. En la deconstruccin,
ori-ginalmente practicada por Derrida, el autor observa las
antinomias,cuyos trminos estn en una oposicin estructurante, y
deconstru-ye esas oposiciones.
64
-
Uno de los autores ms significados en este sentido es Rob
Walker.La crtica principal de Walker (1988,1993) ala teora poltica
moder-na se centra en que da por supuesto el hecho fundacional de
la teoray prctica poltica contempornea: la concepcin de que la
autnticavida poltica tiene lugar en el contenedor territorial del
Estado sobe-rano. El objeto de gran parte de su trabajo es el
anlisis crtico de lasteoras polticas modernas sobre las relaciones
internacionales, queconsidera:
Como Un discurso que reifica sistemticamente una ontologia
espacial hist-ricamente especfica, una delimitacin radical del
aqu{i y el all. un discurso que a lavez expresa y afirma
constantemente la presencia y ausencia de vida poltica den-tro y
fuera del Estado moderno (Walker 1993: ix).
Ashley (1987,1989) reclama la utilidad de la Geopoltica, que
con-sidera con notables similaridades ala actitud genealgica, en el
an-lisis de las relaciones internacionales: Como la Geopoltica, una
ac-titud genealgica se ocupa del movimiento, el espacio, la
estrategiay el poder (Ashley 1987: 411). Su utilidad se deriva de
que la comu-nidad internacional es un producto, nunca completo, de
mltiplespracticas histricas, en el que continuamente estn en
competenciaestrategias y cdigos que pretenden normalizar el mundo
mediantela proyeccin de la dominacin.
Connolly (1939,1991,1993) cuestiona tambin la idea de que
lapoltica tenga un lugar adecuado slo en el interior del Estado,
queconlleva que la democracia slo sea posible en el territorio
soberano.Connolly (1993) intenta articular las posibles condiciones
para unapractica democrtica en un mundo en que la territorialidad
intensi-fica el deseo de una identidad estable ala vez que se opone
a SU rea-lizacin, Esto ocurrira as porquelas identidades basadas en
enten-dimientos intensamente compartidos entre los sujetos, como
son lasestructuradas por la territorialidad, incluyen lmites
rgidos. Para laextensin de la prctica democrtica se precisara el
dominio de iden-tidades con ataduras laxas al territorio.
Reflexiones de la misma ndole han sido realizadas por
Camlleri
65
-
y Falk (1992) Shapiro (1989) o Shapiro y Neubauer (1990),
entre
8) La Geopoltica crtica
En primer lugar, es necesario distinguir entre aquellos autores
quehan propuesto el desarrollo de una disciplina denominada
Geopol-tica crtica-que es la Geopoltica crtica stricto sensu- y
aquellosque han realizado estudios empricos y propuestas tericas
que pode.mos considerar crticas -que es la Geopoltica crtica en
sentidolato-. La expresin Geopoltica crtica ha sido acuada por 6
fua-thai1 (1988) y por Dalby (1990a, 1990b). Este ltimo se propuso
eldesarrollo de una teora crtica de la Geopoltica, que defini
como:
La investigacin de cmo un conjunto particular de prctica~ llega
a ser domi-nante Y excluye otro conjunto de prcticas. En donde el
discurso convencional,acepta Ias circunstancias actuales como
dadas. naruralizadas: una teora crtica sePlantea preguntas sobre
cmo han llegado a ser tal cual son (Dalby I990a: 28).
delSe trata, para Dalby, de superar el enfoque realista de la
polticapoder, tanto como las toscas interpretaciones de los asuntos
in-
ternacionales, es decir, desecha como punto de partida las bases
devarias de las aproximaciones ms importantes al anlisis de las
re-laciones internacionales. Encuentra la salida a este embrollo en
lainvestigacin de la dimensin ideolgica, pero no slo en trminosde
percepciones, sino fundamentalmente estudiando cmo los acto-res
desempean y entienden sus papeles. En este sentido, ha inten-tado
volver a conceptualizar la Geopoltica como discurso; en efecto:
Compartimos la idea sobre la necesidad de superar los
enfoquesque reducen la explicacin -aunque slo sea en ltima
instancia
66
"El anlisis centra, as la atencin sobre cmo estos discursos se
usan en po-ltica y se enfocan en las prcticas discursivas, o en
otras palabras como se
se construyen y usa el discurso" (Dalby 1990a:40).
-
a factores polticos o econmicos; pero entendemos,
fundamental-mente, que la posicin de Dalby puede desembocar en
unreduccionismo de otro tipo; ya que, aunque el discurso
constituyarelaciones de poder y se vaya conformando en las mismas,
antes ydespus del discurso existen otras prcticas relevantes en la
organi-zacin de estructuras espaciales, sin cuya comprensin no
podemosentenderlas.
Conclusiones
El caso de la Geografa Poltica actual no es muy diferente del
deotras perspectivas analticas en Ciencias Sociales: no existe un
para-digma dominante ni es fcil conciliar unos con otros. Por otro
lado,coexisten enfoques parciales con otros ms holsticos.
Podra parecer que algunos enfoques son ms conservadores(por
ejemplo, la geografa de los bienes pblicos) y otros ms
progre-sistas (por ejemplo, las geografas polticas marxistas y
neomarxis-tas), pero quizs convendra recordar el caso de Ratzel y
Kropotkin,que teniendo el evolucionismo darwinista como fundamento
comnelaboraron construcciones tericas tan diferentes y
desarrollaronprcticas polticas en las antpodas una de otra.
Es mas fructfero pensar en trminos disciplinares globales;
esdecir debemos reflexionar sobre la utilidad de las disciplinas
cient-fico-sociales que nacen en el siglo XIX (Wallerstein 1991).
En estesentido, los enfoques que se basan en la Economa Poltica
marxistay en la Ciencia Poltica positivista comparten ms ilusiones
de loque a simple vista parece.
En definitiva, quizs sea el momento de sacudir la realidad,como
Alicia:
La Reina hoja no ofreci la menor resisrencia: tan slo ocurri que
su cara sefue enpequeeciendo mientras que los ojos se le agrandaban
y se le iban ponien-do verdes; y mientras Alicia continuaba
sacudindola, seguia hacindose ms peque-
a ..., y ms gorda ..., y ms suave . . . . y ms redonda ..., y
..., en realidad era un gatito.
despus de rodo!
67
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