Bogotá – Colombia tel. cel. 3003122321 -3118509685 www.agropuli.com [email protected][email protected]EL SILICIO EN LOS SERES HUMANOS Comprar Silicio Orgánico El análisis de las cantidades de silicio presente en el cuerpo humano ha sido objeto de numerosos estudios y se ha ido precisando conforme a las técnicas de medición así lo han permitido. Comúnmente se encuentran algunos miligramos de silicio por cada 100 gramos de tejido humano. El silicio se encuentra notablemente en el tejido conjuntivo, en la aorta y en los vasos sanguíneos, en los cartílagos, en el timo y las adrenales, en el hígado, el bazo, el páncreas, la piel, las uñas, el cabello, etc... Sin embargo lo más importante no es la presencia cuantitativa del silicio sino la manera como se presenta el silicio en nuestros tejidos, y el rol potencialmente básico que juega en nuestro organismo. Investigaciones recientes realizadas en los EEUU, han llevado a formular la tesis de que en condiciones especiales el silicio podría comportarse de forma similar al carbono. Como todos sabemos la química del carbono está la base de la vida y este constituye un compuesto básico para los seres humanos. La tecnología química moderna ha logrado crear compuestos poliméricos del silicio casi idénticas a las proteínas lo cual permite establecer, al menos teóricamente, que a partir del silicio pueden originarse formas vivas, (aunque no en las condiciones climatológicas que primaban en la tierra cuando le dio el origen de la vida) (Kervran 1986). La importancia peculiar del silicio radica pues en que se trata de un mineral con una estructura especial y enlaces similares a los de carbono, por lo cual, la química del silicio constituiría un basamento tan importante para la vida como la química del carbono. No sin razón Jean Calcagni (1984) señala que uno no puede dejar de pensar, teniendo a la vista de presencia universal del silicio, su analogía con el carbono y el modelo de la diatomeas, en formular la tesis de una importancia decisiva del silicio para los procesos metabólicos y para la vida celular en los animales superiores. De hecho, esta idea había sido señalada tempranamente por diversos autores, entre ellos Louis Pasteur. Tomemos como ejemplo a la autora A. Mary, quien basada en consideraciones biológicas, escribía ya desde 1910: " El silicio (...) nos parece destinado en el futuro, a jugar un rol terapéutico muy extenso, no debemos dejar de utilizarlo, ya sea en pociones sea en inyecciones hipodérmicas (lo
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disponible en aquel entonces). Bajo esta última forma, puede activar notablemente la fagocitosis, contribuir a la mineralización del suero sanguíneo y de los órganos
debilitados, y regenerar las células al excitar la ósmosis. Y añade que podría utilizarse
ventajosamente en la calcificación de lesiones antiguas y en el tratamiento de supuraciones
rebeldes. Su acción, sea preventiva, sea curativa - concluye la autora- se deduce
naturalmente de sus propiedades físico- químicas, de su constancia y de su rol osmótico en
la célula organizada" (citado por J. BOUDARD, 1919).
La experiencia posterior ha demostrado el carácter polivalente de la silicoterapia.
Especialmente los trabajos de Duffaut sobre más de 50.000 pacientes han puesto en
evidencia lo atinado de estas previsiones. En efecto, según veremos, el silicio orgánico se
muestra altamente eficiente en un gran número de patologías. Y aunque hace falta
investigación por establecer su modo de acción existen ya diversos avances al respecto.
En este sentido hablaba Rudolf Steiner, creador de la antroposofía, insistiendo en que el
silicio constituye de alguna manera la bisagra entre la dimensión física y la dimensión
etérica o energética de los órganos. Es más, según Steiner existe una analogía entre el
cuerpo físico y el cuerpo energético, de suerte que en cada célula existe una estructura
vibratoria microcristalina en conexión con el material genético (citado por Kieffer, 2000).
Como todos sabemos el silicio en sus formas más puras como el cristal de cuarzo es un
gran conductor de energía como lo demuestra su uso en los micro componentes
electrónicos. Al parecer, en nuestro organismo este elemento mantiene esa función.
EL APORTE DE SILICIO
La mayoría de los nutriólogos considera que la dieta satisface la necesidad de este
material, sin embargo autores como el Dr. Atkins, citan opiniones en contrario como la de
Forrest H. Nielsen, director del Centro de Investigación de Nutrición humana en los
Estados Unidos (Atkins, 1999). En efecto, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que
la dieta moderna genera una carencia generalizada de silicio. Veamos porqué:
Los alimentos ricos en silicio son:
La avena, el mijo, la cebada, el arroz (todos ellos integrales), las patatas, la remolacha, la
alfalfa, la soja, vegetales verdes, etc..., siendo las fuentes más ricas de la alimentación
humana los cereales integrales. En promedio la alimentación aporta unos 30 mg al día de
La dieta moderna basada en alimentos refinados, con un bajo consumo de vegetales, con suelos empobrecidos y animales de crianza industrial, genera una inexorable disminución
del contenido de silicio en los tejidos humanos. (Carlisle, 1974).
El estudioso norteamericano W.A. Price ha demostrado que la alimentación de los pueblos
primitivos contiene cuatro veces más minerales que la dieta industrializada moderna
(citado por Heinz Scholz, 1987).
Y a esto debemos añadir, según lo refiere Calcagni (1984), que la mayor parte del silicio
aportado por los vegetales lo es bajo la forma de cristales de opalina (inorgánico) y que,
en una oveja por ejemplo, de los 40 mg aportados al día, por el forraje solo el 0,016%
permanece en sus tejidos.
Otra fuente tradicional del silicio era el agua, pero el uso de sales de aluminio en los
procesos de potabilización en las grandes ciudades elimina las ya de suyo pequeñas
cantidades de silicio presentes al agua.
Por último, hay que recordar que, al contrario de lo que ocurre con otros minerales,
conforme envejecemos desciende el contenido de silicio en nuestros tejidos (Kieffer 2000).
A esto se aúna al hecho de que los humanos no podemos transformar en silicio orgánico el
silicio mineral que mayoritariamente aportan los vegetales
Todo lo anterior permite afirmar que la complementación con silicio es hoy en día una
necesidad generalizada, como lo demuestra la eficacia de su aplicación terapéutica en
muchas de las enfermedades típicas de la civilización moderna.
VARIACIONES DEL CONTENIDO DE SILICIO EN LOS TEJIDOS CORPORALES
Amén del problema actual representado por un aporte de silicio en nuestra alimentación,
los niveles de este elemento en el organismo pueden variar por diversas causas:
Según el sexo:
Gohk y School (citados por Desmonty 1988), observaron un 35 % menos de silicio en el
tejido muscular de la mujer que en el del hombre (¿ una posible explicación del diferencial
del potencial de fuerza muscular entre los sexos?) * Charnot y Perez (ibid) observaron lo
inverso en las ratas: las hembras adultas tienen tasas más elevadas que los machos.
Según la edad:
Monclaux (citado por Desmonty 1988) ha señalado un descenso general de los niveles de
silicio en el cuerpo en el curso del envejecimiento. Así, por ejemplo, la tasa de silicio en los
tejidos tegumentarios disminuye un 30 %, en la pared aórtica estudiada detenidamente por
LOEPER (citada por Fourtillan 1971) se encuentra una tasa de silicio 4 veces más elevada en los niños que en las personas de edad. James Duke (1998) señala que con la edad y el
descenso de los estrógenos disminuye la absorción del silicio lo cual a su vez determina la
tendencia a la descalcificación potencialmente típica de la menopausia.
Con la edad disminuye la absorción intestinal del silicio (Desmonty 1988). Charnot y Perez
(citados por Desmonty 1988) constataron que en las ratas se produce una reducción del
contenido de silicio en el tejido ungueal, intestinal y gingival en el curso del envejecimiento
siendo peor en las hembras. La tasa de silicio de la aorta, el timo y la piel en los humanos,
decae con la edad (Murray 1996).
En ciertas patologías
En la tuberculosis se produce una pérdida acelerada del silicio contenido en el organismo
(lo cual condujo diversas experiencias terapéuticas con silicio en estos casos desde los
albores del siglo XX.
En el cáncer, Remmets (citado por Desmonty 1988) ha constatado un descenso
significativo de la tasa de silicio en el tejido conjuntivo (ver más adelante).
En la ateroesclerosis
En la aorta y las arterías afectadas por placas (ateroesclerosis) encontramos de 14 a 20
veces menos de silicio que en las arterías normales.
Este déficit afecta sobre todo las capas llamadas intima y media (Desmonty 1988).
Recordemos que el silicio le confiere su flexibilidad a las arterias.
En patologías óseas
En primer lugar debemos resaltar que al comienzo de los procesos de desmineralización es
la tasa de silicio lo que decae brutalmente: hasta un 50 % mientras que la del calcio y el
azufre sólo caen en un 5 a 8% (Desmonty 1988). En diversas patologías óseas se constata
una pérdida progresiva del silicio por parte del hueso: osteomalacia, tuberculosis ósea,
osteosarcoma, (no confundir con los padecimientos muy numerosos, en los cuales la
carencia de aporte, mala absorción o deficiente metabolismo del silicio terminan afectando
dichas fibras coinciden con las células reticulares primitivas mismas que son capaces de generar macrófagos, que abundan en el tejido reticular. Dicho tejido está implicado
fundamentalmente en la defensa contra las infecciones y en la distribución de los productos
provenientes de la muerte celular. Este tejido conforma la estructura del hígado, el tejido
linfoide y parte de los pulmones.
EL TEJIDO CONECTIVO DENSO (TCD)
El TCD se compone de fibras de elastina y de colágeno fuertemente adheridas y se
clasifica en varios tipos según su estructura:
Disposición regular de las fibras; tendones, aponeurosis y ligamentos
Disposición irregular de las fibras; cápsulas, vainas musculares, dermis (principal capa de
la piel).
Predominio de fibras elásticas; paredes de la tráquea y de los bronquios
Por su importancia para la conformación de las fibras de colágeno y elastina y para la
integridad del tejido conectivo. EL SILICIO ACTÚA SOBRE TODAS LAS ESTRUCTURAS.
El silicio está indicado para tratar el asma, padecimientos cutáneos, y problemas de
tendones, huesos y cartílagos.
TEJIDO CONECTIVO ESPECIALIZADO (TCE)
Dentro del TCE tenemos a los cartílagos y a los huesos, la dentina, la sangre, la medula
ósea, y el tejido linfoide.
El Cartílago
En este tejido se observa una densa estructura de fibras de colágeno y elastina que le
confieren su elsticidad y resistencia. Existen diversas clases de cartílagos los hay más
rígidos y otros más flexibles. Mencionamos el cartílago hialino que constituye el precursor
de nuestro esqueleto pues a través del proceso de MINERALIZACION se transforma poco
a poco en hueso en muchas partes del cuerpo, PROCESO EN EL CUAL EL SILICIO
JUEGA UN PAPEL ESTRATÉGICO SEGÚN VEREMOS. Otro dato a resaltar, es que los,
cartílagos no poseen vasos sanguíneos y su nutrición depende de la presencia y el
metabolismo del agua en el mismo. También su función lubricante depende su riqueza en
agua. COMO VEREMOS EL SILICIO ES DETERMINANTE NO SÓLO PARA ASEGURAR
LA PRESENCIA DEL AGUA EN LOS CARTÍLAGOS SINO TAMBIÉN SU
tratados con silicio los ganglios eran más grandes. Por su parte Elsinger y Schiano (citados por Desmonty) demostraron que el silicio provoca un aumento significativo de la
tasa de linfocitos circulantes, y de inmunoglobulinas (tipo G), Mancebo y col (ibid)
demostraron lo mismo en ratones para los anticuerpos IgE e Ig G1.
EL SILICIO, EL CRECIMIENTO Y EL TEJIDO OSTEOARTICULAR
Experimentos sofisticados, realizados sobre los efectos de la carencia de silicio en ratas y
pollos jóvenes llamaron la atención acerca de las consecuencias de dicha carencia sobre el
desarrollo del tejido conjuntivo y el desarrollo óseo. A partir de ahí se amplió el estudio de
la función del silicio en el tejido conjuntivo, aunque no sólo abarca funciones de
crecimiento y de sostén sino también de defensa, según veremos más adelante. Veamos
algunos estudios (citados por Calcagni 1984):
Una reducción significativa del crecimiento de las ratas resultaba de un régimen deficiente
en silicio. La estructura del cráneo y la pigmentación de los incisivos se veía afectada. La
adición de 50 mg de silicio por cada 100 gr de alimento corregía los problemas
(SCHWARZ, 1970)
En otro experimento se eligieron pollos (dado su desarrollo esquelético acelerado). Se les
sometió a un régimen pobre en silicio, y se les dividió en dos grupos uno de los cuales
recibía un suplemento de silicio equivalente a 100 ppm de su dieta (bajo la forma de meta
silicato de sodio). Se observaron notables diferencias entre ambos grupos. En los pollos
exentos del complemento del silicio se produjeron:
Los metatarsianos relativamente flexibles
Huesos más cortos en las patas
Los huesos de la tibia y del fémur frágiles
El pico era flexible y faltaban los carunculos
La cresta poco desarrollada
En su comportamiento eran esquivos
Tenían un cortex ligero
Tenían en promedio un peso 30 % menor que los pollos que recibían el suplemento de
silicio
Un estudio más detallado de los huesos y de las crestas de estos pollos en comparación con
los mismos tejidos de aquellos animales que sí recibieron silicio arrojó resultados aún más
interesantes:
Se observaron grandes diferencias en la composición del hueso, siendo la más significativa
una reducción del contenido de agua en las tibias y los fémures de los pollitos con dieta
pobre en silicio. La deficiencia de agua podía llegar hasta un 35 %. Tomando en cuenta
que el principal componente ligado al agua en los cartílagos es un muco polisacárido se llevó a cabo, adicionalmente, un estudio de la composición de los cartílagos de estos
animales, se obtuvieron cartílagos de las tibias de los pollitos, se observó en los animales
que sí recibieron un aporte de silicio, no sólo una mayor cantidad de cartílago sino
también una mayor proporción de hexosamina (un muco polisacárido)(Carlisle). En el
estudio de las crestas se confirmaron estos resultados, las crestas de aquellos animales que
sí habían recibido silicio contenían cantidades más importantes de tejido conjuntivo y de
hexosamina.
EFECTOS DEL SILICIO SOBRE LA CRESTA DE POLLOS
Por otra parte se observaron anomalías en la formación del cráneo de los pollos con dieta
pobre en silicio, se producían cambios en la arquitectura craneana y éste se mostraba más
frágil y más pequeño.
Los exámenes con rayos X, y los estudios histológicos demostraron una disminución de la
calcificación, menor cantidad de colágeno y una trabécula empobrecida (Carlisle). En
experimentos realizados en la Universidad Estatal de Letonia en el Centro de Bioquímica
Experimental, se ha observado que tras la administración de silicio a ratas y a pollos en
edad de crecimiento, este se ha aumentado entre un 25 y un 50 %. Los descubrimientos
acumulados en las últimas décadas del siglo XX han demostrado que el silicio resulta
determinante para el desarrollo ponderal y que se comporta como catalizador de la
fijación por parte del organismo de algunos oligoelementos como el azufre, el fósforo y el
calcio, determinantes para el desarrollo óseo. Hoy esta claro que el silicio está implicado
profundamente en la formación del hueso, en el completo desarrollo del tejido conjuntivo y
del tejido articular, impidiendo su degeneración y contribuyendo a conservarlos en los
adultos y en los viejos.
EL SILICIO Y LA OSTEOGENESIS
Veamos con más detenimiento la cuestión del silicio y la osteogénesis.
Los estudios clásicos han sido los de SCHWARZ y CARLISLE. (Ver bibliografía)
El silicio se presenta en tasas relativamente elevadas en sitios de calcificación
Al inicio de la descalcificación el silicio cae brutalmente (hasta 50 %) en contraste con
minerales como el calcio o el azufre que solo caen de un 5 a un 8 % (Desmonty, 1988)
Estudios con electro miografía por rayos X y punciones sobre huesos de ratas muestran la
ausencia casi completa de silicio en el hueso maduro y su presencia asociada, a bajas
concentraciones de calcio en las zonas de osteogénesis (Desmonty, 1988) Esta misma autora señala que experimentos con ratas sometidas desde su nacimiento a un
régimen pobre en calcio demostraran la acción favorable del silicio sobre la
mineralización del hueso, en las ratas suplementadas con silicio residuo de la combustión
del hueso (cenizas minerales), mostraba un peso significativamente mayor que el de las
ratas no suplementadas.
La tasa de silicio se muestra elevada al momento del proceso inicial de calcificación y
después cae de manera marcadfa al momento en que se incrementa la tasa de calcio y sufre
su transformación en hidroxiapatita (un mineral parecido al mármol y sumamente
resistente)(ibid). La acción calcificadora y mineralizante del silicio ocurría en estos
experimentos, durante las primeras dos semanas de vida al cabo de 5 semanas ya no
existía diferencias entre los dos grupos de ratas (ibid). Tolonen (1995) refiriéndose a la
salud humana señala que cuanto más bajo es el aporte de calcio más importancia adquiere
la ingestión del silicio. Algunas investigaciones han observado que las personas que no
consumen suficiente silicio pueden ver disminuida su densidad ósea (Nielsen, 1991).
También se ha observado el efecto del silicio sobre los dientes:
En un estudio con conejos se puso en evidencia la mejoría del estado dental, los dientes
adquirían una superficie más lisa, y más regular y brillante que en los animales testigos, y
además presentaban mayor resistencia a la fibra (Faure, citado por Desmonty 1988).
También existe evidencia de que el silicio se concentra en los osteoblastos (las células
formadoras de hueso). Así mismo se ha demostrado el papel del silicio en la síntesis de los
mucopolisacáridos, que conforman la matriz proteica en la cual se deposita las sales de
calcio.
Hay que recordar aquí que el hueso está básicamente conformado por una matriz proteica
y por el depósito en ella de sales de calcio. La matriz fibrosa le permite al hueso ser
flexible y tolerar la tensión, mientras que sales de calcio depositadas (65 % de su peso) le
dan firmeza y lo capacitan para resistir la presión. En el proceso de formación del hueso
se considera que se producen primero los componentes de la matriz (proteínas-
polisacáridos, y fibras de colágeno) que conforman, gracias a modificaciones químicas,
una estructura ordenada en la cuál se depositaran en segundo lugar las sales de calcio.
(Jacob Francote Losow, 1982). De acuerdo con los datos ofrecidos hasta aquí podemos
afirmar que la importancia del silicio para la osteogénesis deriva de que interviene tanto
en el proceso de la producción de la sustancia matriz cuanto en depósito de sales en los
huesos. Pero además existen datos que permiten señalar que la presencia del silicio
también contribuye a dar forma al tejido de la matriz.
En efecto, el estudio de la composición de tejidos como los cartílagos, el cordón umbilical, etc... ha demostrado (Calcagni, 1984) que el silicio se presenta ligado al interior de
estructuras de biopolímeros polisacáridos (como el ácido hialurónico, la condroitina,
etc...) a través de enlaces no reactivos sumamente estables. Estas observaciones, señala
Calcagni, conducen a pensar que el silicio actúa como el elemento que permite los enlaces
transversales entre proteínas y polisacáridos, o entre los de estos últimos, de lo cual deriva
la importancia del mismo para conformar la estructuración ordenada de las proteínas que
constituyen la matriz del hueso. Y lo mismo vale para la totalidad del tejido conjuntivo de
nuestro cuerpo.
Después de ofrecer datos técnicos precisos sobre las concentraciones de silicio enlazado
en diversas muestras de tejido conjuntivo animal /Calcagni, 1988) concluye señalando lo
siguiente:
"Los conocimientos actuales permiten pensar que el silicio tiene un ROL ESTRUCTURAL
en el tejido conjuntivo, que está implicado en la SÍNTESIS DE LOS
MUCOPOLISACÁRIDOS y que interviene en la MINERALIZACIÓN DE LA MATRIZ
ÓSEA"
La función del silicio sobre el tejido conjuntivo tiene alcances más amplios, dada la
predominancia de dichos tejidos en nuestro cuerpo.
EXPOSICIÓN DE LOS SORPRENDENTES TRABAJOS DE LOUIS KEVRAN SOBRE
EL SILICIO Y EL CALCIO
Louis Kervran es un biólogo francés, famoso por su teoría sobre las transmutaciones
biológicas de baja energía. Este autor sistematizó y desarrollo todo un conjunto de
experiencias, hechos e información que implicarían una revolución para la concepción de
la química. En efecto, mientras que dicha ciencia habla de elementos básicos inmutables,
Kervran trata de demostrar que en los organismos vivos ocurre, con bajos niveles de
energía, la transmutación de unos elementos en otros, fenómeno que de acuerdo con los
conocimientos actualmente imperantes sólo es posible para elementos radioactivos o en
sistemas de alta energía (bomba atómica; génesis de la energía solar, etc...). En lo que
respecta al calcio Louis Kervran nos recuerda los grandes enigmas que rodean el estudio
de este mineral, y propone una solución basada en la transmutación del silicio en calcio:
¿De dónde surgen las grandes masas de calcio que aparecen en la era secundaria en
nuestro planeta?
Según Kervran la única explicación posible es que se forman a partir del silicio mineral
por la acción de los microorganismos. En efecto, afirma que algunos microorganismos son capaces de transformar el silicio en calcio, tal es el caso de los actimonomicetos del
género estreptomicetos
¿ Cómo se explica que algunas plantas como las margaritas, el trigo sarraceno, el roble y
los geranios produzcan calcio aunque crezcan sobre terrenos que no contengan dicho
mineral?
Precisamente, según él, por la transmutación del silicio en calcio
Esta misma transmutación permite explicar un enigma clásico de la biología que ha sido
observado desde hace mucho tiempo:
En 1799 el químico francés Vauquelin, se interesó por la cantidad de calcio defecado
diariamente por las gallinas. Llevó acabo un sencillo experimento con resultados
sorprendentes:
Alimentó gallinas sólo con avena, y calculó la cantidad de calcio aportado por dicho
alimento. Al medir la cantidad de calcio excretada en los huevos y las heces fecales
encontró que las gallinas excretaban 5 veces más calcio del que habían ingerido. Concluyó
que el calcio excedente había sido creado pero no supo como.
Posteriormente Prout llevó a cabo estudios sistemáticos sobre la variación de las
cantidades de calcio durante la incubación y eclosión de huevos de gallina. Demostró algo
asombroso: al salir del cascarón el pollito contiene 4 veces más de calcio del que hay
disponible en el interior del huevo.
Se objetó que el calcio provendría del cascarón del huevo, pero esto no solo no se pudo
probar sino que resulto descartado por una razón muy sencilla: la cantidad de calcio
contenido en el interior del huevo permanece constante hasta el 10º día de incubación. A
partir de ese momento la membrana se desprende del cascarón y se incrementa el espacio
de aire, por lo cual no puede haber transferencia de calcio desde el cascarón hacia el
interior del huevo.
Sin embargo, el incremento del calcio es innegable pues pasa de 0,04 gr el 10º día 0 0,18
gr en el 20º día. ¿De dónde surge? Este enigma que ha intrigado por más de 150 años a la
ciencia se podría explicar, siempre según Kervran, porque paralelamente la membrana del
huevo incrementa progresivamente su contenido en silicio:
Según Charnot, llega a contener 154,79 mg por cada 100 gr en sus capas internas y 464,80
mg en sus capas externas.
Es pues el silicio nuevamente la solución del misterio, pues el silicio se transmuta en calcio
(Kervran 1986, p.64).
En un experimento con ratas se dividió en 3 grupos un lote de animales:
hiperemotividad, según el Dr. Montassut (citado por Kervran) el exceso de calcio genera una alteración de la proporción potasio/calcio, y exceso de potasio en el plasma,
generando hiperexitabilidad, lo cual se corrige ingiriendo magnesio (ibid).
· En casos avanzados de desmineralización ósea y de reumatismo articular crónico el Dr.
Charnot obtuvo resultados remarcables añadiendo cantidades muy pequeñas de flúor a
dosis de silicio orgánico y de potasio. El silicio y el potasio generan calcio y el flúor
refuerza el fosfato (Kervran).
· Bajo la dirección del Dr. Charnot se llevaron a cabo numerosas experiencias con
humanos (varios cientos de casos) y estudios con animales que demostraron sin lugar a
duda que el aporte de silicio (combinado con magnesio, potasio o flúor) da excelentes
resultados para combatir osteoporosis, descalcificación y reumatismo crónico (Kervran
1986, p. 77). Estas experiencias fueron reconfirmadas por el Dr. Monceaux en Francia
/Kervran 1986, p. 47).
· El Dr. Belga, Pilsnier, especialista en nutrición, comenta en su libro Salve su salud
algunos aspectos paradójicos del aporte de calcio:
"Niños con dentición retardada que recibían una cantidad normal de calcio a través de su
dieta (de acuerdo con los criterios nutricionales clásicos) a través de frutas, vegetales,
queso, leche y carne, superaron en pocas semanas dicho retardo al ser retirados de su
dieta la leche y el queso (tradicionalmente considerados buena fuente de calcio)".
La misma dieta pobre en calcio llevó a la rápida formación del calcio óseo en un caso
grave: una persona mayor de 60 años con fracturas del cuello del fémur, que había sido
sometida a dos cirugías, y otros tratamientos clásicos sin éxito (Kervran).
Debo señalar aquí, en concordancia con estas tesis, la observación reciente de la paradoja
de la osteoporosis y el calcio: sabido es que las poblaciones con una ingesta elevada de
calcio como los norteamericanos (600 a 900 mg / día) o los esquimales (2500 mg/ día)
presentan las más altas tasas de osteoporosis, mientras que poblaciones con una ingesta de
calcio moderada, como los bantúes (200 o 300 mg/ día) prácticamente no sufren dicha
enfermedad (Somersall 2001).
Las dietas ricas en lácteos resultan contraproducentes porque aportan poco magnesio y
exceso de proteínas acidificantes que obligan al organismo a desalojar minerales de los
Kervran cita los trabajos del profesor Delbet y del profesor Stolkowski: el primero comenta que “ no sabemos la forma en la cual el fosfato de calcio llega a los huesos”, de
hecho, nunca se ha demostrado que el calcio proveniente de la dieta entre a los huesos. El
segundo señala que “ es usual esconder nuestra ignorancia, sobre el origen bioquímico del
calcio dándole el nombre de proteína fosfocarbonada a la secreción de los osteoblastos
(células formadoras del hueso)” pero estas palabras sólo son una tautología que nada
explica.
En 1962 en Montreal, señala Kervran, H: Seyle, escribe una obra sustancial sobre lo que
el llama calcifilaxis (fenómeno de calcificación local de los tejidos) y comenta que “ la
naturaleza del mecanismo local de calcificación es uno de los más importantes problemas
no resueltos de la bioquímica”.
Los nuevos conocimientos, concluye Kervran demuestra que la calcificación, el desarrollo
óseo y la recalcificación se logra mucho mejor con silicio orgánico y pequeñas cantidades
de magnesio y de potasio que con calcio. Este último sería, en verdad, un derivado de esos
3 elementos básicos.
De acuerdo con Kervran esta correlación entre silicio y calcio resulta de importancia
también en sentido inverso, es decir que ante una deficiencia de silicio se pueden generar
depósitos de calcio en los tejidos. Tal es el caso de la ateroesclerosis, enfermedad en la
cual el déficit de silicio en el tejido arterial precede al depósito de calcio en el mismo. Un
aporte de silicio puede corregir el problema.
Los trabajos de Kervran demuestran pues que el silicio es la clave para reforzar los
huesos, acompañado por el magnesio y el potasio.
Los estudios realizados han demostrado que el silicio aumenta la respuesta inmune, tanto
especifica (producción de células específicas de la inmunidad) cuanto la humoral
(producción de anticuerpos).
EL SILICIO Y LA SALUD CARDIOVASCULAR
Este es uno de los campos más interesantes de aplicación del silicio. Podríamos decir que
el silicio es el gran olvidado de la salud cardiovascular, en esta área de salud el silicio
En Finlandia un estudio estableció una correlación directa entre la cantidad de silicio del agua potable y la frecuencia de los infartos: la menor ingesta de silicio se correspondía
con mayor tasa de enfermedad coronaria. Desde 1910 Fisher y Goleget (citados por
Desmonty 1988) ya habían sugerido el rol protector del silicio en la ateromatosis y la
esclerosis arterial. Por su parte Kervran señaló que la falta de silicio es necesaria para
que se produzcan los depósitos de calcio en las arterias.
Bricaus (citado por Desmonty) corroboró la acción protectora de silicio sobre la pared
arterial de conejos. El mecanismo es enzimático: el silicio conserva el potencial enzimático
de las paredes aórticas lo cual permite una defensa contra la formación de depósitos
lipídicos. Se ha sugerido también que el silicio actúa dando mayor impermeabilidad a la
pared arterial.
Fourtillan (1971) presenta, por su parte, un detenido estudio de los efectos del silicio en
conejos sometidos a dietas ricas en colesterol. Estudia con detalle las alteraciones que
genera el silicio en el metabolismo de los lípidos, en las paredes arteriales y en los
mecanismos enzimáticos y concluye que el silicio orgánico se muestra susceptible de frenar
e inclusive puede impedir los procesos degenerativos que sufre el animal sometido a un
régimen rico en colesterol. Este rol protector se manifiesta por un aumento en ls
mecanismos de autodefensa y por facilitar los mecanismos de destoxificación (eliminación
de desechos orgánicos). Este autor subraya que el efecto preventivo es notoriamente más
eficaz que el efecto curativo del silicio.
ROL ANTICOLESTEROL
Pomentan (1978) refiere un estudio con animales en el cual se logró que:
- La tasa de colesterol en sangre bajara
- La tasa de colesterol en hígado bajara
ROL ANTIHIPERTENSIVO
Numerosos estudios (Pometan 1978) han demostrado el efecto antihipertensivo del silicio
orgánico.
RESUMEN
El Silicio actúa de forma polivalente en el mantenimiento de la salud cardiovascular.
El silicio de la fibra puede ser la base de enlaces de los ácidos biliares con la fibra que entonces atraparía más bilis y la expulsaría vía heces fecales
El silicio absorbido de la fibra protegería al sistema cardiovascular de los efectos lesivos
de los lípidos
El silicio actuaría a nivel hepático optimizando el metabolismo de los lípidos. (Calcagni
1984)
LOS TRABAJOS DE DUFFAUT
En 1957 Duffaut sintetizó una primera molécula de silicio orgánico estabilizada con ácido
cítrico. Rápidamente la probaría en el tratamiento del cáncer y las enfermedades
cardiovasculares con excelentes resultados. En los años 60 en colaboración con el
cardiólogo Roland Rager, Duffaut obtiene éxitos notables con el silicio orgánico en la
cardiología. Rager trató con éxito cientos de casos de angina de pecho, infartos de
miocardio, y arteritis de los miembros inferiores. El Dr. Rager publica un primer trabajo
sobre 50 pacientes tratados con silicio orgánico aplicado con ionocinesis (corrientes
eléctricas muy bajas y altamente estabilizadas). En un libro de 400 páginas titulados El
infarto no mata Rager publica los resultados favorables obtenidos con cientos de pacientes
y otorga numerosas entrevistas de radio y televisión y vuelve a ser objeto de alegues por
parte del gremio médico de Burdeos. En 1967 recibe un espaldarazo a nivel nacional,
Roland Rager recibe el Premio Nacional de Medicina J. Levy Briker, otorgado por la
Academia de Medicina Francesa, por su uso del silicio orgánico en la terapéutica humana.
De inmediato fue atacado por la cardilogía ortodoxa que levanta una solicitud para
prohibir el uso de esa terapia. Rager documenta sus éxitos y presenta un dossier ante las
autoridades médicas regionales (Burdeos), y después de un largo proceso gana el caso.
Paralelamente Duffaut había utilizado los órganos silicios (sin la ionocinesis) para tratar
diversas patologías cardiovasculares:
Mediante compresas sobre el plexo cardíaco aplicadas durante 8 horas todas las noches
por 15 a 30 días, obtuvo buenos resultados en casos de angina de pecho y de infartos.
En 1961 propone al Hospital de Burdeos el uso de los órganos silicios en su planta de
cardiología. Por prudencia el Director del Hospital le propone utilizarlo primero en
pesiarterites escapulo humeral. Se aplicó durante un mes combinado con ionocinesis y los
resultados fueron extraordinarios.
En 1964 un laboratorio interesado en comercializar la molécula de Duffaut llevó a cabo un
estudio sobre el ateroma en conejos, apoyándose en estudios de microscopía electrónica.
Se trató de un estudio cuidadoso que se prolongó durante 2 años, llevado a cabo en un
Instituto de Microscopía Electrónica que dependía de la Facultad de Ciencias de la
Universidad de Burdeos. El estudio se centró particularmente en el examen microscópico de cortes histológicos de la aorta de los conejos. Más de 1000 fotografías fueron tomadas
comparando los conejos tratados y no tratados. Este trabajo magistral demostró el papel
curativo y preventivo de los órganos silicios sobre el ateroma experimental en conejos y
complemento los trabajos realizados por el Dr. Rager y Dr. Norbert Duffaut con pacientes
humanos.
COLESTEROL
Mediante compresas sobre el hígado Duffaut logró resultados espectaculares contra el
colesterol, en una centena de casos los niveles bajaban de 3,5 a 2 gr/ lit en 30 días.
HIPERTENSIÓN
Duffaut logra resultados igualmente impresionantes utilizando su molécula de silicio
orgánico junto con magnesio en compresas sobre las muñecas y la cara interna de los
El Silicio Orgánico se diferencia del mineral por la presencia de uno o varios átomos de carbono. Bajo esta forma es uno de los componentes principales de los organismos vivos.
Sin embargo, los seres humanos somos incapaces de transformar el silicio mineral en
silicio orgánico, de suerte que con el envejecimiento nuestras reservas de este último
compuesto van disminuyendo. El químico Norbert Duffaut, sintetizó por primera vez una
molécula de silicio orgánico en 1957. Durante años trató numerosos pacientes de las más
diversas patologías. Un boton de muestra: en colaboración con el Dr. G.R Rager, Duffaut
se dedicó al tratamiento de los padecimientos cardiovasculares. Además, apoyaron su
trabajo con estudios sobre los efectos del silicio orgánico en el TRATAMIENTO DE
CONEJOS A LOS CUALES SE LES HABÍA INDUCIDO EXPERIMENTALMENTE UNA
OBSTRUCCIÓN ARTERIAL. Los resultados fueron tan exitosos que en 1967 LA
ACADEMIA FRANCESA DE MEDICINA distinguió al DR. Rager con el premio J. LEVY
BRICKER en reconocimiento a sus trabajos con los órgano- silicios en la terapéutica
humana.
Los trabajos de Duffaut se extendieron en numerosos dominios: problemas hepáticos
(hepatitis y cirrosis), hipertensión, asma, bronquitis crónica, colesterol, problemas
intestinales, etc... También demostró que beneficiaba a los enfermos de cáncer y ayudaba a