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, , o u  lisabeth Roudinesco lisabeth Roudinesco l CIJ el paciente, el terapeuta y el Estado .  'I:J o s l paciente l terapeuta  El charlatán es una figura tan antigua como Occidente. Adivi oC CIJ nos, encantadores de serpientes, magos y hechiceros perduran .CI .  y l Estado asta el presente e incluso pugnan con los llamados hombres de ta ciencia. En Francia, después que el Estado emprendió el control - ¡J de os tratamientos de salud mental, psiquiatras, psicoanalistas, psicólogos y psicoterapeutas se acusaron mutuamente de ser los o ' O responsables de la inseguridad que invadió los pacientes. Y fue ro -I-l en vano que la fuerza pú blica procurara establecer un acuerdo y (/) calmara los ánimos con una profusión de procedimientos de pe- -  ritaje fundados sobre principios supuestamente científicos. >- En suma, los criterios clínicos tambalean y los pacientes no ro -I-l saben más a qué santo consagrarse. En cuanto l Estado, que o o... corre con un garrote en la mano detrás de los charlatanes, tiene ro 1-< dificultades para diferenciar medicinas paralelas, sectas, psicote o -I-l rapias y nuevos métodos, a riesgo de convertirse en promotOr de -  confusiones o fraudes. Ó .- -I-l c: ¿Cómo evitar esta aporía? Élisabeth Roudinesco propone con o ciliar el principio de libertad en virtud del cual se reivindica el ü ro derecho personal de escoger a un terapeuta, y el principio de o... seguridad, en nombre del cual se exige ser protegidos de los o impostOres. PACIENTE El TERAPEUTA YEl PSICOlOGIA . GENERAl. \IU ! I 1\\t\l\ \\\ \\11\111 mi l i 9769871220076 $ 266.00 25 $ 19B.75 ISBN: 987-1220-07-3 )JKI . J((J )lK) Siglo veintiuno editores Argentina
67

El Paciente, El Terapeuta y El Estado [Élisabeth Roudinesco]

Oct 10, 2015

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Cala Marín
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  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

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    ,

    ,

    o

    u

    lisabethRoudinesco

    lisabeth Roudinesco

    l

    CIJ

    el paciente, el terapeuta

    y

    el Estado

    .

    'I:J

    o

    s

    l paciente l terapeuta

    El charlatn es una figura tan antigua como

    Occidente.

    Adivi

    oC

    CIJ

    nos, encantadores

    de

    serpientes, magos y

    hechiceros

    perduran

    .CI

    .

    y

    l

    Estado

    asta el presente e incluso pugnan con los llamados hombres

    de

    ta

    ciencia.

    En

    Francia,

    despus que

    el Estado

    emprendi

    el control

    -

    J

    de os tratamientos de salud mental, psiquiatras, psicoanalistas,

    psiclogos y psicoterapeutas se acusaron mutuamente

    de

    ser los

    o

    ' O

    responsables

    de la inseguridad que invadi a los

    pacientes.

    Y fue

    ro

    -I-l

    en

    vano

    que

    la fuerza p blica procurara establecer

    un

    acuerdo y

    ( /)

    calmara los nimos con una profusin de procedimientos

    de

    pe-

    -

    ritaje

    fundados sobre

    principios

    supuestamente

    cientficos.

    >-

    En

    suma, los criterios clnicos

    tambalean y

    los

    pacientes

    no

    ro

    -I-l

    saben

    ms a

    qu

    santo consagrarse.

    En cuanto l

    Estado,

    que

    o

    o...

    corre con un garrote

    en

    la mano detrs

    de

    los charlatanes, tiene

    ro

    1- sin

    diploma

    y sin

    inscribirse en

    listas,

    pero

    muchos de

    ellos

    recurren

    tambin a las

    medicinas paralelas -homeo

    pata,

    fitoterapia,

    iridologa-

    o a

    nuevas

    terapias.

    No cabe duda de

    que

    es en

    el

    seno

    del

    movimiento de

    la

    New Age

    donde se han

    ido acumulando,

    durante

    veinte aos, todos

    los

    com

    ponentes de estas nuevas terapias.

    Movimiento neoespiritualista compuesto de

    magos, taumaturgos

    y msticos, el

    ocultismo hizo su aparicin

    a fines

    del

    siglo

    XIX

    reac

    cionando

    contra

    el positivismo de los saberes

    enseados

    en las

    uni

    versidades

    de los

    pases occidentales.

    Se trataba en

    ese momento

    de

    reunir en

    una especie

    de

    sincretismo, difundido

    por diferentes sec

    tas,

    temas comunes

    a las

    religiones occidentales

    y

    orientales con

    el

    fin de

    revalorizar

    los saberes llamados

    ocultos

    o

    reprimidos

    tan

    to por el

    discurso cientfico

    como por las

    religiones

    institucionaliza

    das en

    iglesias.

    Sobre ese

    terreno se desarroll

    en

    los

    Estados Unidos,

    y vincula

    da a la gran epidemia de

    espiritismo

    que se haba difundido entre las

    mujeres, una

    nueva

    doctrina esotrica inspirada en

    la

    antigua

    teoso

    fa.

    Convencida

    de

    que

    los

    maestros

    invisibles

    de

    la tradicin msti

    ca haban encontrado

    refugio

    en las altas cimas del Himalaya, Alice

    Bailey,

    espiritista

    y adepta

    de

    la

    telepata,

    17 forj en 1948 la

    expresin

    New Age para nombrar

    la

    futura edad de oro

    a la que

    deba acceder

    la humanidad

    por medio de un conocimiento

    profundo y

    subjetivo

    del ms

    all.

    If El

    Jaumal

    des Psyclwlogues, n

    2

    174,

    febrero de

    2000, ha publicado varios testimo

    nios a este respecto. El documento se titula Les sectes, un danger pour la profession .

    17 Freud,

    como se sabe, se

    interes

    vivamente por el fenmeno

    de

    la telepata (co

    municacin del pensamiento a distancia)

    para

    mostrar que el fenmeno no exista. El

    psicoanlisis --escribeJacques Derrida- se traga yal mismo tiempo

    expele

    ese cuer

    po extrao que se llama telepata. Vase S. Freud, Psicoanlisis y telepata (1921),

    Oeuvres comjlte

    les,

    t. XVI,

    Pars, PUF, 1991

    [O ras coml,/e/as,

    Buenos Aires, 1998, vol.

    XVIII,

    pp. 165 Y s. ], yJacques Derrida, Psych,

    Inv en tion

    de l'aulre, Pars, Galile, 1987.

    78

    79

    LISABETH ROUDINESCO

    EL UNIVERSO DE LAS SECTAS

    http:///reader/full/charlata.nshttp:///reader/full/charlata.ns
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    En 1961, en un momento

    en

    que el psicoanlisis norteamericano

    se

    someta, por un lado,

    de

    un modo

    cada

    vez ms pronunciado a los

    principios

    de

    una psiquiatra

    biolgica,

    y en que, por otro lado,

    em-

    pezaba a tomar en

    cuenta

    la

    cultura

    del narcisismo , Michael Mur

    phy cre, en

    Esalen

    (una

    pequea

    estacin

    balnearia

    de la costa ca

    liforniana

    de Big Sur) , un

    instituto

    que se dio la

    misin

    de reunir

    todos los saberes emanados de la

    ciencia,

    la filosofa y la religin,

    con

    el

    fin de inventar

    una

    nueva manera de vivir y desarrollar el poten-

    cial humano .' Ello brind a muchos pensadores la oportunidad de

    dar conferencias donde se abordaban, frente a

    uno

    de los ms

    bellos

    paisajes

    del

    mundo, todos los temas que pudieran resolver el callejn

    sin salida que Freud haba descrito

    con tanta

    exactitud treinta aos

    antes

    con

    el nombre de

    malestar

    en la cultura . No se tard

    en

    ense

    ar, en Esalen, nuevas tcnicas

    de

    meditacin y

    nuevas

    investigaciones

    sobre

    la filosofa

    oriental..

    . as como

    nuevos caminos

    para acceder a

    la New Age. Se dir, un poco

    ms tarde, que

    en Esalen los

    psicticos

    curaban a los

    otros .

    Cierta idea

    de

    la felicidad,

    desconocida

    por

    la

    misma

    poca en

    Eu

    ropa,

    pero inventada a

    principios del

    siglo en el corazn de una Euro-

    pa que sera devastada enseguida por dos guerras,

    se

    puso as en

    pf'ctica en ese

    fantstico

    laboratorio

    de

    la libertad que prolongaba,

    con

    una

    modalidad

    libertaria,

    las

    antiguas

    experiencias msticas. Ac

    ceder

    al conocimiento

    del ms

    all, es decir, a

    un ms all de

    la

    con-

    ciencia e incluso a

    un

    ms all del inconsciente freudiano: tal era la

    extravagante utopa de los creadores del centro de Esalen. Para rea-

    lizarla, se basaban en

    el

    legado que les haban dejado los surrealis-

    tas, y

    sobre

    todo

    en

    la trayectoria

    mstica

    de Antonin Artaud cuando

    haba cruzado

    el

    Atlntico

    para

    iniciarse

    en

    el

    culto del

    peyotl'9

    en-

    tre los indgenas de Mxico. El acceso a la

    verdadera

    libertad, es de-

    cir, a la confrontacin

    con

    lo desconocido, la locura o el Yo soy otro

    de

    Arthur

    Rimbaud, pasaba

    por

    el

    consumo

    de

    drogas (el famoso

    De all derivar la tcnica denominada

    de

    desa

    rrollo

    personal . Vase

    W.

    T An

    derson, The UpSlart 5ning: t: salen nd the

    Ame7i

    m

    Awailening,

    Reading , Mass., AIdison

    We sley, 1983, y Susan Baur, Relations intimes, fp.

    cit.

    En las clasificaciones actuales, se da

    a

    menudo

    el calificativo de humanista a esta corriente de la psicoterapia.

    '9 Hongo alucingeno.

    L S D ~ \ I y por una experiencia de la sexualidad carnal, colectiva y

    transgresiva

    fundada

    en el

    extremo goce

    de los cuerpos,

    que

    iba en

    contra

    de la perspectiva freudiana no sin pretender desbordarla, re

    novarla y subvertirla.

    Durante varios aos,

    el Instituto de Esalen recibi

    la visita

    de

    una

    cantidad

    considerable

    de escritores, investigadores,

    disidentes

    del

    freudismo

    o crticos

    de

    la

    psiquiatra

    y

    del

    orden

    familiar burgus,

    to

    dos

    fascinados por

    esta

    bsqueda

    psicodlica

    de la

    New

    Age. Entre ellos

    figuran

    Anals

    Nin, Carl

    Rogers,

    Abraham

    Maslow, Allan Watts, Erich

    Fromm

    , William Shutz,

    Ida

    Rolf, Ronald Laing, Frederick

    Perls,

    Al

    dous Huxley,

    Carlos Castaneda, Timothy

    Leary.21

    Del mejor

    de los mundos

    soado

    por

    Huxley, que

    haba profe-

    tizado en

    1932

    la llegada de una humanidad vctima

    del

    delirio cien-

    tista, nacieron todas las escuelas de

    psicoterapia

    contempornea. To

    das

    ellas

    queran

    romper

    con

    una

    visin estrecha y reductora de la

    ciencia que pretenda, ya en ese entonces, regentear

    el

    conjunto

    de

    los

    comportamientos

    subjetivos.

    Entre

    ellas, varias se

    subordinaban

    al modelo de la Gestalt-terapia fundada por

    Fritz Perls,

    a la psicologa

    del ser

    y la existencia, o a un

    abordaje llamado no

    directivo o

    de

    bioe

    nerga

    inventado

    por Alejandro Lowen, discpulo de Wilhelm Reich.

    Nacido en 1893

    en

    una

    familia juda

    berlinesa,

    Perls

    fue

    analiza

    do por dos de las grandes figuras disidentes del

    movimiento

    freudia-

    no:

    Karen Horney y Wilhelm Reich. Obligado a

    huir de

    Alemania en

    1933,

    vivi en frica

    del

    Sur, donde empez

    efectuando curas

    clsi

    cas. Permaneci sin embargo

    profundamente

    marcado por la ense-

    anza de

    Reich.

    Al

    igual que

    muchos

    freudianos

    de esa generacin,

    aspiraba

    a

    emanciparse de

    ese psicoanlisis

    que

    se

    haba

    esclerosado

    en

    ' LSD: cido lisrgico dietilamida,

    sustancia

    derivada del tizn de

    centeno,

    des

    cubierta en 1943 por un mdico suizo, Alberto Hoffmann, e importada a los Estados

    Unidos

    por la CIA,

    que tena

    la

    esperanza de

    utilizarla

    como

    test

    de verdad

    durante

    sus interrogatorios...

    Timothy

    Leary

    (1920-1996),

    un

    profesor norteamericano

    de origen

    irlands,

    convertido al hinduismo

    y gran amigo

    de Aldous

    Huxley.

    Sancionado

    varias veces con

    penas de

    crcel por uso

    de estupefacientes,

    termin

    creando

    una liga , la Iglesia LSD

    Al

    final

    de

    su vida, llevaba

    dos

    pulseras

    que mencionaban

    la

    direccin de dos

    socIeda

    des que deberan intervenir para conservar su cerebro en el

    momento

    de morir. Cam

    bi luego de

    opinin

    y reclam

    que

    sus cenizas fueran esparcidas

    en

    el espacio ..

    80

    81

    LISABETI-I ROUDlNESCO

    EL UNIVERSO DE LAS SECTAS

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    reglas

    demasiado

    rgidas.

    Soaba

    con

    una nueva

    forma

    de practicar

    la

    cura que no

    se limitara a la

    palabra,

    a la

    exploracin

    del

    inconscien

    te o al anlisis de la

    transferencia, sino

    que

    incluyera en su protoco

    lo la

    cuestin del

    cuerpo

    sexuado: paso

    al acto,

    transgresin, expe

    riencias diversas

    destinadas

    a poner coto a las fuerzas de la represin

    para hacer

    surgir

    del

    sujeto

    la

    pulsin

    en

    estado bruto.

    Inspirndose en

    el

    gran neurlogo Kurt

    Goldstein,

    de quien

    ha

    ba sido asistente en Frankfurt,

    invent

    la Cestalt-terapia, esa

    forma

    de

    psicoterapia

    individual

    o colectiva, e

    incluso

    existencial, durante

    la

    cual

    se invita al

    paciente

    a vivir sus

    conflictos

    a travs de una

    expre

    sin

    a

    la

    vez

    corporal

    y verbal,

    con

    el fin

    de

    volver a encontrar la

    uni

    dad de

    su

    personalidad.

    Fue primero en Nueva

    York,

    en

    1946, y despus en el

    Instituto

    de

    Esalen,

    donde

    Perls

    desarroll

    sus

    teoras

    gestaltistas, animando

    gru

    pos vinculados

    a la

    contracultura norteamericana. Mantuvo minu

    ciosas

    relaciones

    sexuales con sus

    pacientes,

    que se volveran luego,

    tambin, futuras

    terapeutas.22

    Despus de una larga estada en elJa

    pn,

    va a asociar la

    teora

    teraputica

    de

    la

    Cestalt con

    el

    budismo zen

    y se

    transformar en

    un gur que preconiza tanto el naturismo como

    la

    apertura

    a

    todas

    las

    formas de

    terapia

    corporal.

    stas se

    desarrolla

    rn

    despus de su muerte,

    primero en California

    y

    despus en

    diver

    sos pases.

    Existen

    actualmente, sobre todo en

    Europa,

    en

    los Estados

    Unidos

    yen

    Amrica

    latina, ms

    de

    cien

    institutos de formacin en

    la

    Cestalt

    terapia

    . Sus

    promotores

    han

    renunciado desde hace largo tiempo

    a

    las practicas transgresivas del jefe fundador y han

    puesto en

    vigor seve

    ros cdigos

    deontolgicos

    que

    prohben

    ese tipo de desviaciones. Co

    mo

    los psicoanalistas,

    persiguen

    a los

    charlatanes.

    Y

    nada nos autori

    za

    a

    afirmar que

    se

    organizan en

    sectas o que

    estn bajo

    la

    influencia de

    una

    organizacin

    sectaria, aun

    cuando

    las sectas

    recurran

    a

    algunos

    de sus

    mtodos.

    a aVentura de la

    New Age

    termin con

    una

    pesadilla. Poda suce

    der

    acaso

    de otro modo?

    No,

    por cierto

    .

    Sabemos,

    en

    efecto y

    Freud

    no fue

    el primero

    en decirlo-,

    que

    toda doctrina que

    promete al

    hombre una libertad fundada en la realizacin ilimitada de sus pulsio

    n Vase Susan Baur, Relations

    intimes, op. cil.,

    pp. 98-103.

    nes

    sexuales

    est destinada al encierro tpico

    de

    la secta y

    no conduce

    a otra perspectiva

    que no

    sea el acrecentamiento de su

    servidumbre.

    En

    1980,

    cuando una periodista norteamericana anunci

    la llega

    da de

    una

    conspiracin

    de Acuario , retomando,

    para transformar

    los,

    todos

    los temas de la

    New Age puestos en prctica

    en Esalen, volvi

    a poner en el

    tapete

    una versin

    astrol

    gica

    de

    la antigua teosofa: La

    humanidad

    -

    deca

    en

    resumen-

    iba

    a

    entrar

    en

    un

    milenio

    de

    amor

    y

    de

    luz

    ligado

    al pasaje

    astrolgico

    de la

    era de

    Piscis a la

    de Acuario,

    signo anunciador de una Nueva Edad y de un futuro encantador .

    Para

    las

    diferentes

    sectas

    que

    adhirieron a

    ese anuncio,

    la

    profeca pro

    porcion

    la

    oportunidad para acentuar

    sus

    campaas de denigracin

    de

    la medicina

    cientfica

    y

    para hacer prosperar

    una multitud

    de me

    dicinas ocultas, delirames o

    mortferas:

    la instintoterapia,

    capaz

    su

    puestamente

    de

    curar el

    cncer

    ingiriendo

    carne cruda,

    o la urinote

    rapia,

    que consiste

    en hacer beber

    su

    propia orina

    a

    un paciente para

    regenerarlo. Todas

    las

    medicinas paralelas

    y todas las

    otras

    terapias

    del

    cuerpo

    y

    del

    alma aprovecharon

    este nuevo advenimiento

    de

    Acua

    rio para modernizarse . En cuanto

    a las sectas,

    florecieron tambin

    en el

    terreno

    fertilizado por una

    New Age

    que ya

    no tena

    mucho que

    ver con las bellas

    experiencias

    libertarias de Big SUr.

    24

    El

    lector

    habr

    comprendido que,

    aunque

    sea

    -posible

    hacer

    la

    lis-

    ta

    de las

    grandes

    sectas

    organizadas

    a escala

    planetaria para

    comba

    tirlas legalmente,2'

    resulta

    en cambio mucho ms difcil enumerar los

    ' Citado

    por Renaud

    Marhic y

    Emmanuel

    Besnie

    r,

    Le New Age,

    /J.

    cil. Vase igual

    mente

    Lau ra Winkler (astrloga y terapeuta del desarrollo personal ), L tre

    du

    Ver-

    sea

    u

    dJIS

    pOllr

    tes

    temps

    a

    venir,

    Pars, Des Trois Monts, 1999.

    . Vase Michel Lacroix, Le spiritualisme totalitaire: le NewAge et les secles Pars, Plon,

    1995.

    2'

    El trabajo

    de

    lucha

    en contra de

    las sectas ha sido llevado a cabo

    de

    manera muy

    eficaz

    en

    Francia,

    entre 1998

    y 2004,

    por

    la Misin Interministerial

    de

    lucha

    contra

    las

    sectas

    dirigida por

    Nain Vivien.

    Contrariamente

    a pases

    como Canad

    o los Estados

    Unidos, Francia se neg, con toda razn, a considerar las

    grandes

    sectas

    -especial

    mente

    la

    cientologa- como

    verdaderas religiones. La consecuencia de ello es

    que

    el

    fenmeno de las sectas en Francia sufri cla ra men te una regresin desde 1999, mien

    tras que en el resto

    del mundo

    se

    despliega cada

    vez ms. Pero resulta

    de

    ello al mis

    mo

    tiempo

    que

    las psicoterapias y sobre todo las nuevas terapias, en plena

    expan

    sin,

    son tachadas de

    tcnicas influenciadas

    por

    el espritu sectario.

    83

    LlSABETI-I

    ROUDINESCO

    EL UNIVERSO DE

    LAS

    SECTAS

    http:///reader/full/terapeutas.22http:///reader/full/terapeutas.22
  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    41/72

    mltiples grupos

    con

    tendencia

    o no a

    convertirse

    en

    sectas,

    que

    go

    zan

    de

    una perfecta

    insercin en

    las

    redes

    asociativas

    de

    las socieda

    des occidentales.

    Estos grupos

    recurren

    a

    todo tipo

    de

    medicinas

    del alma

    y

    del cuerpo entre

    las

    cuales

    se

    encuentran tanto

    las

    medi

    cinas paralelas y las psicoterapias clsicas como las terapias mgicas o

    msticas o las

    curas

    psicoanalticas

    incontroladas.

    Deseadas

    actualmente con

    vehemencia, esas

    medicinas

    ,

    pasa

    das por

    el

    filtro

    de

    la

    New Age,

    son tambin valorizadas

    por

    algunos

    programas

    de

    televisin

    que ponen

    en

    escena

    en

    forma directa l

    su

    frimiento

    psquico contemporneo. ' Ciertas revistas especializadas

    28

    las

    recomiendan asimismo

    a sus

    lectores despus de

    haberlas

    pues

    to a prueba 9 comparndolas

    con otras medicinas

    consideradas

    ms

    cientficas , como la

    psiquiatra

    o el psicoanlisis.

    Cuanto

    ms se

    desea

    y

    valora

    ese

    tipo

    de

    medicinas, ms

    se

    ven

    condenadas

    a

    ser objeto

    de

    evaluaciones,

    medidas

    precautorias,

    pes

    quisas e

    incluso

    a

    ser rechazadas

    por

    parte de

    los

    mismos que

    las uti

    lizan y las

    difunden,

    y

    que temen siempre

    ver

    surgir

    a travs

    de

    ellas

    la

    sombra

    figura del charlatn.

    Porque, en las

    sociedades

    democr

    ticas modernas, los sujetos,

    librados

    a s mismos, estn

    profundamen

    te

    animados de una demanda

    contradictoria:

    quieren poder

    elegir

    li

    bremente

    al que los cure

    (principio

    de

    libertad)

    sin dejar

    de exigir

    al

    Estado

    que los

    proteja de

    los

    charlatanes (principio de seguridad).

    Pero de qu charlatn tenemos miedo,

    ya

    que

    se

    trata

    de

    esas

    medicinas que por

    definicin escapan

    a

    toda

    forma de objetivacin

    Treinta millones

    de

    franceses recurren a esas diferentes medicinas (especial

    mente a la homeopata), a las que consideran complementarias respecto de la me

    dicina cientfica, calificada de deshumanizada .

    Telerrealidad o programas que renen a

    personas desesperadas y expertos

    (psiquialras, psicoanalistas, psicoterapeuta s) bajo la gida de un animador inofensivo.

    Para los modos de reclutamier\to de los testigos

    que

    se exhiben en esos programas,

    se puede consultar Macha Sr)', Des tmoins i la chaine ,

    Le

    Monde-Tlvision, 8-14 de

    marzo

    de

    2004.

    ' Despus de haber estado dirigida hasta 1996 por

    una adepta

    de la secta IVl, la

    revista Ps)'ch gies,

    controlada

    ahora

    porJean-Louis

    Servan-Schreiber, es actualmente

    en Francia el principal vector de todas las nuevas terapias. Consltese Dominique Mehl,

    La Bonne Paro ', Pars, La Martiniere, 2003.

    Especialmente L'E:o.1;ressy

    Le N01luel

    Obscrualeur.

    racional

    o

    que desaparecen

    al

    cabo de

    algunos

    ai'ios

    para

    volver a na

    cer con otro nombre? Cmo

    definir, al fin

    de cuentas,

    al

    charlatn

    cuando

    sabemos

    que los adeptos de las terapias comportamentalistas

    catalogan de

    ese modo

    al psicoanalista con

    el

    pretexto de

    que la cu

    ra practicada

    por ste no

    tiene

    valor cien tfico? Cmo definir al char

    latn

    si

    este

    ltimo

    utiliza el

    mismo trmino para designar unas

    veces

    al

    psicoterapeuta

    y

    otras

    veces a sus

    propios adversarios

    freudianos

    o

    lacanianos?

    Al fin y al

    cabo,

    el charlatn

    no

    es

    acaso

    el

    que consume

    esas

    medicinas como

    si

    fueran drogas, favoreciendo

    la

    promocin

    de

    stas y

    corriendo

    el

    riesgo de abusar

    d el

    pblico?

    El

    charlatn

    no

    es aquel que

    seala

    a su semejante tachndolo de charlatn sin saber

    de qu

    est

    hablando?

    Pese a

    todo,

    no

    podremos menos que afrontar l problema de

    sa

    ber

    quin estar habilitado para controlar

    lo

    incontrolable

    y

    cul

    es el

    procedimiento

    que

    habr

    que poner en

    prctica para lograrlo.

  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    42/72

  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    43/72

    Desde que se separ

    del

    psicoanlisis

    bajo

    la influencia de una

    concepcin comportamentalista

    de

    la condicin humana y desde

    que la

    ltima

    versin

    del

    Manual

    e

    estadstica

    y

    diagnstico de

    los

    tras-

    tornos mentales (DSM)' se

    convirti en

    la nica referencia

    considera

    da cientfica

    para

    clasificar las

    enfermedades

    mentales

    y

    los trastor-

    nos

    psquicos, la

    psiquiatra

    ha renunciado

    a

    toda forma

    de misin

    salvadora para ponerse al servicio de los laboratorios farmacuticos y

    de la dictadura del peritaje.

    Por consiguiente todas las polticas de salud mental

    de

    los Estados

    democrticos

    - y

    sobre todo

    la de Francia- estn sometidas al mismo

    tiempo al doble imperativo biolgico

    y de

    seguridad. Su objetivo radi-

    ca

    en

    detectar y

    perseguir

    la anomala psquica de la misma

    manera

    en

    que se detecta una

    enfermedad

    orgnica

    y por ejemplo

    tratar al

    nio que se

    rebela

    contra el sistema escolar como un enfermo hipe-

    ractivo al cual

    habra

    que suministrar ritaJina

    '

    para cerrar los ojos an-

    te las causas reales, econmicas psquicas o sociales de su malestar.

    2

    * Este

    diccionario

    ele L 120

    pginas

    reeditado por cuarta vez

    en Francia en

    2003

    por la

    editorial

    Masson, es la traduccin

    del

    manual originalmente

    escrito en ingls

    ,

    publicado

    por

    primera vez en 1980 por el equipo norteamericano de la

    American

    Psy.

    chiatric

    Association. [T]

    I

    Remedio

    psicotrpico derivado de las

    anfetaminas y

    ampliamente distribuido

    sobre

    lOdo

    en

    los Estados

    Unidos

    a los

    nios

    que presentan signos de inestabilidad

    es

    colar.

    , Prueba

    de

    ello, si es

    que

    vale la

    pena

    insistir,

    es

    el

    programa de

    detecci':'il d

    f

    1

    sufrimiento psquico';

    elaborado

    por el Ministerio de Salud publicado

    en

    el Bole til lt

    l

    cial del 1 I de diciembre de 2003, con el tlUJo La salud de los alumnos; pro.;r;llil (jI,ill

    88

    89

    LlSABETf-I

    ROUDINESCO

    ESPEJISMOS DEL PERITAJE

  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    44/72

    El nombre de

    ese cientificismo policial, estas polticas tratan

    de

    evaluar

    el desorden mental

    en

    la

    escuela

    y el sufrimiento

    psquico

    en

    la

    sociedad

    a

    fuerza de

    pericias psiquitricas y

    tratamientos, en

    su ma

    yora ineficaces, as como se previenen las enfermedades cardiovascu

    lares con

    regmenes

    alimenticios y re medios adecuados. No

    solamente

    los nii'los no

    tendrn

    ya

    derecho, en

    el futuro, a

    ser insoportables,

    re

    beldes

    o

    dotados de

    espritu crtico

    ,

    sino

    que

    para remediar

    su inso

    lencia contra los

    maestros

    (no es elemental saber

    que

    esa

    insolencia

    no se origina

    en

    las neuronas?), se los obligar dentro de poco, al igual

    que

    a los

    profesores,

    a llenar un cuestionario acerca del comporta

    miento mental de

    sus

    padres.

    Son

    stos alcohlicos,

    locos, suicidas

    o simplemente

    sufren trastornos? Gozan

    de una buena

    salud

    psqui

    ca? Se pelean? Discuten? Consumen

    medicamentos

    psicotrpicos?

    Hay antecedentes

    en

    la familia?, etctera.

    Ahora

    bien,

    cuando se empieza a practicar ese

    tipo de

    mtodos,

    se olvida

    que

    en el

    campo del

    psiquismo

    el

    imperativo de

    la

    norma y

    de

    la

    patologa no pertenece

    al

    mismo registro que

    el

    que

    rige al

    cuer

    po orgnico.

    Yaun

    cuando

    se descubriera algn da

    que

    se

    trata

    de

    un mismo

    registro, se olvidara

    que aprender

    a

    curar

    es,

    como deca

    Georges Canguilhem, aprender conocer

    la

    contradiccin entre

    la

    esperanza

    de un

    da y el fracaso

    del

    final, sin

    perder

    la esperanza .'

    Inscripta en

    el

    movimiento de una globalizacin

    econmica

    que

    transforma

    a los

    hombres en objetos de mercanca,

    nuestra

    sociedad,

    que califiqu

    hace

    un

    tiempo

    de "depresiva",' est seriamente expues

    ta a

    obedecer

    a esas

    rdenes de

    vigilancia y

    seguridad

    colectivas.

    Por

    que todo Ocurre como

    si el

    individuo

    so

    lamente

    le in

    teresase

    para

    contabilizar sus logros, y como si no encarase al

    sujeto

    que

    sufre

    ms

    que como

    la vctima posible

    de

    la

    charlatanera. Pero

    esa

    sociedad

    no

    ve

    que

    este

    ltimo,

    a fuerza

    de no creer ms ni en

    las

    virtudes de

    la

    li-

    quenal

    de prevencin y educacin .

    Tr

    atar de

    detectar

    de ese

    modo

    el s u f ~ m i e n t o ps

    quico como si se tratara

    de una

    enfermedad, equivale a considerar que cada suje to es

    un enfermo y, ms an, considerar criminal a un

    sujeto

    cuyo comportamiento ser

    ju zg

    ad

    o por anticipado como susceptible de llevarlo a co meter

    un acto

    criminal.

    '

    Georges

    Canguilhem, Le nonna el le palhologique (1943), Pars, PUF, 1966 [Lo nor-

    mal)'

    lo

    jJalolgico, Mxico, Siglo XXI, 1978).

    , lisabeth Roudinesco, Pourquoi la jJs) clwnalyse?, Pars, Fayard, 1999 [Por qu el j si-

    coanh

    sis, Buenos Aires,

    Paids

    , 2004).

    bertad ni en

    el

    progreso

    de

    la

    medicina

    cie ntfica, es

    provocado cada

    vez en

    ma

    yo r escala por ella misma. Es as como con

    obstin

    ac in cre

    ciente

    trata

    de poner

    en cifras el

    dficit en funcin de una norma

    ,

    adoptando mediciones de la

    deficiencia

    o

    el

    traumatismo p

    ra e ludir

    una interrogacin sobre sus

    orgenes.

    Por eso

    asistimos, en nuestros

    Estados democrticos,

    a una espe

    cie

    de

    involucin del racionalismo

    de

    las Luces,

    que

    lleva a los suje

    tos a

    desear por

    s

    mismos

    su

    propia

    esclavitud.

    La consecuencia de

    esto es

    que

    el psicoanlisis es atacado con violencia por las neurocien

    cias y el comportamentalismo, los

    cu

    ales

    constituyen

    los

    dos pilar

    es

    de este

    sombro

    higienismo de

    las

    almas

    en funcin de]

    cual

    un indi

    viduo

    es

    capaz

    de abdicar

    de

    su libertad

    para

    adaptarse a un

    modelo

    de sumisin

    colectiva. El psicoanlisis es atacado en

    todas partes

    del

    mundo

    por

    los psicoanalistas

    mismos

    , a veces

    cmplices

    de una re

    sistencia

    inconsciente frente a

    su propia

    disciplina- porque repre

    senta una de

    las

    formas ms modernas de resistencia,

    no

    solament

    e

    respecto de

    los

    saberes ocultos, sino

    adems

    contr

    a la

    prctica

    de

    la

    pericia

    psiquitrica, del control

    y la

    evaluacin

    puestos en prctica

    por

    e

    poder dominante.

    Predecir,

    evaluar,

    calcular

    , redactar pericias, validar, contar, me

    dir: qu

    quieren

    decir

    todas

    estas

    palabras

    tratndose

    del sufrimien

    to

    psquico

    y de las

    terapias que

    deberan curarlo, y

    ms

    an de la cl

    nica que debera describirlo?

    Para

    comprender

    cmo hemos podido

    pasar,

    en un perodo de

    trein

    ta

    aos, desde un

    enfoque

    estructural

    de

    sujeto que tena en

    cuen ta sus afectos, su vivencia existencial, una

    lectura

    de su vida in

    consciente

    o

    de

    la

    de su entorno,

    a

    una compartimentacin

    "ateri

    ca"

    de

    sus

    comportamientos

    , es

    preciso que sepamos

    en

    prim

    er

    lugar

    que los

    procedimientos

    para

    evaluar

    el

    psiquismo

    nacieron,

    despu

    s

    de 1970, de una

    voluntad de

    los

    responsables

    de

    la

    s polticas de

    salud

    pblica

    con

    vistas a reducir de modo

    drstico

    el

    co

    sto de las financia

    ciones

    de todas

    las

    formas de patologa:

    en los campos de la medici

    na, la

    psiquiatra,

    la

    psicologa

    y la

    psicoterapia.

    As se

    explica

    la c

    lebre

    y

    alarmante frmula que lanzaron,

    ms

    all del Atlntico,

    los

    ; Como lo pr ueba la

    famosa

    entrega de los anu arios del 12 de diciembre de 200

    3.

    90

    91

    LlSAJ3ETH ROUDINESCO

    ESPEjlSMOS

    DEL

    PERITAJE

  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    45/72

    fanticos de

    la

    evaluacin:

    la

    medicina de calidad

    es

    aquella

    que

    cuesta lo

    menos

    posible .

    Admitamos que

    la prolongacin

    e

    la duracin

    de

    la vida

    en

    Oc-

    cidente,

    as como la

    amplificacin e un gran malestar en

    la

    cultura,

    hacen

    que

    la evaluacin del buen

    uso e

    los

    cuidados mdicos

    se

    vuelva una necesidad

    absoluta. Pero

    cmo

    podemos explicar

    que

    cuan to ms tratamos de reducir los costos, ms se

    desarrollan

    a esca-

    la planetaria las terapias mgicas, las

    medicinas

    paralelas, las

    auto

    te-

    rapias delirantes, las

    pldoras

    milagrosas, en resumen,

    todo un

    formi-

    dable mercado

    de

    la

    ilusin

    teraputica? No

    podemos

    menos

    que

    observar, en efecto, que este

    mercado responde

    a una

    economa del

    goce,

    el

    gasto,

    de

    la

    pulsin

    y

    del desborde, que echa por

    tierra con

    tocio

    desprecio

    las reglas

    e

    la

    racionalidad

    el cuidado

    mdico.

    C-

    mo

    no ver

    que

    esta

    medicina,

    a

    pesar e

    sus

    logros

    cientficos y

    un

    in-

    discutible poder

    de

    curar, no

    da

    al

    sujeto

    una

    respuesta

    a sus angus-

    tias?,

    y

    que cuanto ms

    trata

    la enfermedad

    reduciendo

    los costos

    mediante evaluaciones

    excesivas,

    ms favorece

    la

    miseria psquica,

    adems de

    la

    desigualdad de

    las

    condiciones?

    La evaluacin se ha vuelto

    obligatoria en Francia

    desde 1991 en

    todas las disciplinas mdicas.' En funcin de ella, se evala

    el

    costo

    e

    una

    patologa,

    el costo

    de

    la

    calidad

    del

    tratamiento,

    el costo del

    tiempo que

    el

    mdico

    pasa

    con

    el

    paciente

    , se

    establecen protocolos

    de

    tratamiento perfectamente

    codificados

    y se

    mide,

    por ejemplo, la

    cantidad de

    aos

    de

    vida

    que se ganan

    con ello,

    admitiendo, de un

    modo convencional, que un ao de vida ganado pero cargado de su-

    frimiento

    y

    de

    falta

    de confort

    ser igual a

    un

    medio

    ao de

    vida

    con

    buena salud .s A pesar

    de

    estos

    desconcertantes

    razonamientos, co-

    e Alexandra Gil'aud, Origines el dfinilions de l'valualion

    en

    m dec ine , en Vi.

    viane

    Kow

    es

    (ed

    .),

    E7 aluation

    de la

    qllalil

    en ps) ch

    iatrie,

    Par

    s Econmica,

    1994.

    ESla

    le-

    sis fue

    criticada

    violemameme por Hillary Rodham Clinlon, Historia viva.

    Memorias,

    Buenos Aires, Planela, 2004.

    , Precisamenle en esta

    ptica

    de evaluacin

    generalizada,

    Bernard Kouchner,

    por

    ese emonces

    ministro

    de Salud, cre el 14 de oClUbre de 1997 la Asociacin

    Nacional

    de Acredilacin

    y Evaluacin de la Salud (ANAES), con la firme imencin de

    incluir

    en eSle sislema el

    peritaje psicolerapmico.

    ,

    Alexandra

    Giralld, Origines el dfinilions de valllalion

    en

    mdecine ,

    ojJ cit.,

    p.33.

    mo el que

    consiste

    en dispensar de todo trabajo en contacto con

    el

    amianto

    al

    sujeto genticamente

    predispuesto a un

    cncer

    para

    rem-

    plazarlo por otro supuestamente sano , la evaluacin no ha dejado

    e

    tener

    efectos

    benficos en la medida en que ha permitido, por

    ejemplo, cuidar

    mejor a los

    pacientes

    ,

    racionalizar

    los gastos

    de salud

    y recomponer la

    geografa e

    la

    institucin hospitalaria

    dentro

    e un

    sistema

    reconocido como

    el

    mejor

    del

    mundo

    desde

    el

    punto

    de

    vis-

    ta

    e

    la

    igualdad del ciudadano frente

    a las

    enfermedades

    graves. Hay

    que

    reconocer

    asimismo que contribuy

    a

    que

    el

    Estado dejase de

    efectuar

    el

    reembolso

    de

    una gran cantidad

    de remedios

    en funcin

    de

    la

    insuficiencia

    el

    b

    eneficio producido , sobre todo

    en lo

    que

    hace

    a las

    famosas

    sustancias

    de alta dilucin producidas

    por los la-

    boratorios

    farmacuticos

    .

    9

    Pero, por otro lado,

    no

    resulta

    menos

    inevitable reconocer que

    los

    procedimientos de evaluacin,

    aunque

    no obedezcan en

    s mis-

    mos a un riguroso control, pueden volverse

    peligrosos, perversos

    y

    hasta

    totalitarios, ya

    que toman como

    punto

    de referencia

    privilegia-

    do la arbitrariedad legal

    inherente

    a un supuesto accionar objetivo

    o

    cientfico

    en

    detrimento de

    la deliberacin crtica.

    Cmo

    es po-

    sible, por

    ejemplo, considerar que un

    ao

    de vida

    ganado a

    costa de

    una falta

    radical

    de

    confort

    pueda

    equivaler

    a

    medio

    ao

    de

    vida

    gozando de buena salud,

    sin

    tener en cuenta

    la

    opinin del pacien-

    te,

    su deseo profundo,

    su resistencia al

    sufrimiento,

    etc.? La

    cuestin

    reside fundamen talmente en saber

    cul es la

    instancia

    legal

    en

    la

    que

    se basa el

    que

    pretende

    evaluar

    a los

    dems.

    Quin reunira las con-

    diciones

    para

    evaluar

    al

    evaluador? Cmo controlar

    las desviaciones

    provocadas por

    los

    espejismos

    de esta

    ideologa

    del

    peritaje genera-

    lizado,

    que

    ha invadido

    las

    sociedades

    democrticas y

    pretende, en

    nombre

    de

    la

    seguridad de

    la

    poblacin, controlar

    lo

    incontrolable?

    En

    el

    campo de

    la

    psiquiatra

    y la

    psicologa,

    la

    ideologa de

    la

    evaluacin ha

    llevado a

    un verdadero desastre, tanto en

    el

    plano

    cl-

    nico

    como desde el punto de vista de la ensei1anza

    misma

    de las dis-

    ciplinas. Para

    reducir

    los costos y

    definir mejor

    los perfiles patol-

    , Este cese del reembolso no es efectivo lodava en Francia y no deja de provocar

    muchas pol micas.

    92

    93

    LISABETl-I ROUDINESCO

    ESPEpSMOS DEL PERITAJE

  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    46/72

    gicos de los pacientes, los

    evaluadores han aplicado

    a los

    enfermos

    mentales criterios idnticos a los que se

    utilizan

    para reunir en un

    mismo sector hospitalario a las especialidades mdicas. Por

    consi

    guiente,

    ya

    no

    se

    trata

    a los

    pacientes caso

    por caso y

    de acuerdo con

    la singularidad de

    su

    historia,

    sino

    en la medida

    en

    que pertenecen

    a

    grupos

    homogneos

    de enfermos

    definidos

    en funcin

    de crite

    rios

    componamentalistas

    y

    psicofarmacolgicos.

    Esto

    equivale

    a

    de

    cir

    que a cada comportamiento corresponde un

    remedio;

    a

    cada

    pa

    tologa,

    una cierta cantidad de

    actos mdicos; a

    cada

    hospital, un

    tipo

    de patologa. Los enfermos se clasifican en funcin de fichas , des

    tinadas

    a recopilar todas sus acti vidades y a definir la cantidad

    de

    tr

    mites

    -ambulatorios, hospitalarios

    o extrahospitalarios-

    efectuados

    por el psiquiatra, el cual

    tiene

    adems

    en

    cuenta

    en

    su

    autoevaluacin

    el

    tiempo transcurrido en

    la

    presentacin

    telefnica

    de

    un caso. La

    ficha sirve

    luego para establecer

    un

    informe de

    actividad

    anual

    envia

    do

    a la

    Direccin General de la Salud

    (DGS), la

    cual puede

    utilizarlo

    para

    redactar

    estadsticas.

    Constreidos

    por un

    trabajo administrativo cada

    vez

    ms

    pesado,

    debiendo multiplicar

    clculos y evaluaciones,

    obligados

    a

    efectuar

    las

    famosas

    pericias

    destinadas a clasificar a los

    pacientes, en virtud

    de

    un sistema de vigilancia, en unajerga

    tan

    especializada como incohe

    rente,

    los psiquiatras se

    han convertido en unos pocos aos en

    los pro

    tagonistas

    principales

    de un

    proyecto

    en descomposicin, cuando en

    realidad

    deberan ser (como algunos nos

    lo

    quieren hacer creer)

    los

    clnicos

    modernos de

    un

    acercamiento dinmico de

    la

    locura

    .

    Es

    as

    como han terminado por

    transferir su competencias

    a enfermeros o

    psiclogos

    que

    se

    ocupan

    del

    psiquismo del paciente. En un informe

    a

    cargo de

    ]ean-Fran\=ois

    Mattei

    (gran protector del

    psicoanlisis ),

    que reclamaba una

    acentuacin

    del aspecto mdico en el enfoque

    del

    hecho psquico en

    Francia,

    10

    varios

    psiquiatr

    as

    evaluadores anun

    ciaron

    la

    desaparicin, en

    2020,

    de

    la

    disciplina psiquitrica: Entre

    los

    mdicos,

    los

    psiquiatras son aquellos

    que presentan el promedio

    de

    edad ms

    elevado

    [

    ...

    ].

    En

    2012,

    una disminucin del 12%

    de psi

    quiatras es

    casi

    ineluctable, si

    tenemos

    en cuenta

    las

    decisiones

    ya

    '

    Carta d e j e a n F r a n ~ o i s Mattei a Philippe Clry-Mlin, del 10 de

    febrero de

    2003.

    tomadas

    y el

    plazo

    mnimo

    de once aos

    para

    que

    stas se materiali

    cen.

    Si se

    conservan unos

    176

    diplomas

    de

    estudios especializados

    en

    psiquiatra,

    la

    disminucin

    de la

    cantidad de

    psiquiatras sera de al

    rededor del 40 % (5.398) en el horizonte del 2020,

    en

    que quedaran

    solamente

    7.856 psiquiatras. Esta

    importante reduccin de

    la

    canti

    dad de especialistas compromete

    la

    realizacin de

    las

    misiones que

    preconizamos

    para

    la

    psiquiatra

    .

    l

    texto de

    este informe

    no es

    otro que

    el

    que

    sirvi

    de base

    a las

    enmiendas de Bernard

    Accoyer y

    sobre todo de

    Jean-Fran\=ois Mattei

    a las que nos hemos referido antes. Para poner

    un

    remedio a la ine

    luctable declinacin de

    la

    psiquiatra

    , abandonada por los

    ms

    bri

    llantes entre los

    estudiantes,

    que se orientan de

    ahora

    en adelante ha

    cia otras

    especialidades,

    los

    autores del

    informe proponen crear un

    estatuto de psiquiatra coordinador,

    cuya

    misin consistira en

    evaluar,

    vigilar y redactar informes o

    peritajes

    sobre todos los terapeutas de la

    psique

    sin diploma

    en psicologa

    o

    psiquiatra,

    para

    impedirles

    per

    judicar

    a los

    pacientes.

    Preconizan, de

    esta manera, considerar

    cien tficas solamen te a

    las psicoterapias

    que han sido objeto

    de las mentadas pericias, y efec

    tuadas fundamentalmente por

    psiquiatras o,

    a

    falta de

    stos, por psi

    clogos. Esto significa

    tambin, a la larga, considerar que esas psi

    coterapias sern

    las

    nicas

    en

    ser tomadas

    a

    cargo

    por el

    seguro de

    enfermedad.* Yes en nombre de esta ideologa del peritaje como

    11 Philippe Clry-Mlin ,jean-Charles Pascal yViviane Kovess-Mafety, Plan d actions

    jJsJ chiatrie el sanl mentaw del 15 de septiembre de 2003. Hay en Francia 196.000 mdi

    cos; 94.859 son clnicos generales y 101.141 se reparten en unas cuarenta especialida

    des,

    entre

    las cuales se

    encuentra

    la psiquiatra,

    que cuenta con

    13.600 profesionales

    listados en el nnuaire des j sycla lres fmnrais del IO 2003-2004. El 50% de ellos

    han

    re

    cibido una formacin psicoanaltica (especialmente los profesionales liberales). Entre los

    5.000 psicoanalistas fr anceses

    que

    figuran

    en

    los anuarios y listados de sus sociedades,

    2.000 son psiquiatras. Ntese que entre los clnicos generales encontramosa homepa

    tas y psicoterapeutas. Vase Robert Levet, Que penser du rapport Clry-Mlin? , Cultu-

    res en mouvement, 65, marzo de 2004. Vase tambin Ccile Prieur, Un rapport prco

    nise 140 pistes

    de rforme

    pour sonir

    la

    ps

    yc

    hiatrie de la crise , Le Monde, 7 de

    octubre

    de

    2003.

    En el captulo

    1.

    La au tora se refiere al sistema de reembolso

    generalizado

    de los gastos m

    d

    icos

    gnrantizado por la Seguridad Social,

    integrada

    en

    Francia

    en

    el

    Estado. [T.]

    95

    94

    LISABETH ROUDlNESCO

    ESPEJISMOS DEL PERITAJE

  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    47/72

    los

    psicoterapeutas no

    diplomados han

    sido

    condenados

    por

    un

    minisu'o

    benevolente qu e

    no sabe

    cuntos son a inscribirse en

    listas con el fin de

    ser

    evaluados por jurados

    compuestos

    por psi

    quiatras

    y psiclogos

    incapaces de juzgarlos

    y

    que ignoran absoluta

    mente

    con

    quines se las

    tienen

    que ver. Es as como se

    piensa

    prote

    ger a los usuarios del poder

    ele

    las sectas

    en

    el

    momento mismo en

    que, como

    ya lo

    seal,

    el

    fenmeno de

    las sectas est

    en

    retroceso

    en Francia.

    Frente a las

    psicoterapias

    y

    nuevas terapias

    cuyo

    despliegue trat

    de describir, las tera pias cognitivo-comportamentalistas (TCC) , com

    pletamente

    ignoradas

    por los pacientes,

    son

    sin embargo las nicas

    que merecen una apreciacin de

    cientficas por

    parte de

    los psiquia

    tras hostiles al psicoanlisis, as como por parte de los psiclogos cog

    nitivistas, globalistas o

    experimentalistas

    poseedores de

    diplomas

    es

    tatales, y,

    por ltimo

    (lo

    cual

    es

    ms

    grave

    an), por parte del muy

    serio Instituto

    Nacional

    de

    la

    Salud

    y de la

    Investigacin

    (Inserm).

    Surgidas

    del

    behaviorismo

    y

    de

    las

    teoras

    cognitivistas y

    del compor

    tamiento,

    estas

    terapias consisten

    en una

    mezcla de mtodo Cou,"

    de

    domesticacin

    del cuerpo, tcnicas de

    persuasin

    y condiciona

    miento

    de

    conciencias.*

    Lejos

    de querer emancipar

    al sujeto,

    proponen, en

    efecto, un

    pro

    tocolo

    teraputico cifrado,

    especie

    de contrato,

    proyecto

    de vida o

    reeducacin

    del pensamiento. Al

    trmino de

    ste, y

    en

    el marco

    de

    una

    cantidad muy precisa de

    sesiones, se

    supone que

    el

    paciente, que

    ha sido

    claramente informado

    por su terapeuta,

    aprende,

    si es fbi

    co, a

    curar

    su fobia

    mirando pelculas de terror;

    si es

    anorxico,

    a co

    mer poco yen pequeas cantidades

    ;

    si

    es ansioso, a

    controlar

    su an

    gustia

    y volverse

    razonable; si

    es esquizofrnico,

    a

    no hacerse ms

    el

    loco y razonar correctamente.

    Una

    vez

    embalado

    en

    este tipo de

    m

    ' En Francia, dos sociedades componamentalistas agrupan a ms de 567 profe

    sionales, casi todos psiquiatras.

    11 Emile Cou (1857-1926), farmacutico francs , inventor del mtodo llamado

    de autosugestin

    ,

    que consiste en controlarse o dominarse a s mismo.

    Tngase en

    cuenta

  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    48/72

    Conscientes

    de que es

    imposible

    verificar la eficacia de una tera-

    pia con un

    mtodo

    idntico al que

    consiste

    en

    evaluar

    la presencia

    o

    ausencia de una sustancia

    activa

    en un medicamento,

    los

    peritos

    sealan

    que no han recurrido a la comparacin entre una

    terapia

    lla-

    mada

    "activa" y

    una terapia placebo . Afirman, de este modo,

    que

    han medido

    la eficacia

    de

    las

    TCC mediante

    "metaanlisis"l'

    que

    pa-

    san revista a

    un

    total

    de

    cerca

    de

    setecientos estudios efectuados

    des-

    de hace sesenta

    aos".

    Pero cuando sabemos que

    los "anlisis" que

    componen esos "metaanlisis" utilizan la

    tcnica

    del

    contraplacebo

    (simple

    o

    doble ciego), nos damos

    cuenta

    de hasta qu

    punto los pe-

    ritos del Inserm se condenan ellos

    mismos

    a no poder hacer

    ningu-

    na pericia.

    En

    efecto,

    todas

    las pericias

    que

    pretenden

    comparar una terapia

    denominada "eficaz" con

    una terapia llamada placebo ponen en

    prctica

    protocolos

    que no vacilar en calificar de perfectamente ri-

    dculos. Se pretende

    de

    esa

    manera

    "verificar" mediante

    un

    peritaje

    la

    diferencia

    entre

    un grupo de

    pacientes sometidos a

    verdaderas

    terapias y

    otro grupo obligado

    a entrar

    en

    las

    ms extravagantes

    situa-

    ciones

    de

    tipo placebo;

    por ejemplo,

    contacto mnimo con un

    tera-

    peuta

    durante dos

    semanas,

    lista de

    espera

    con contacto

    telefnico

    durante

    meses, comparacin

    de una terapia

    ya validada

    con

    este "m-

    todo con

    otra que

    no

    ha sido

    validada,

    etctera.

    En una poca

    en

    que los mejores

    investigadores

    se preguntan c-

    mo evitar

    sufrimientos

    a los animales, a los

    que

    se somete necesaria-

    mente

    a

    experiencias mdicas, nos

    preguntamos

    en

    virtud de

    qu

    aberracin los adeptos del

    comportamentalismo

    han podido as

    "practicar pericias" sobre

    hombres

    y

    mujeres tratndolos como

    se tra-

    tigaciones en PsicopatOloga Psicoanlisis (SIUERPP), creado por Pierre Fdida en

    2000, el cual agrupa a 130 profesores psicoanalistas que pertenecen a todas las tenden-

    cias del freudismo francs: "Siento repugnancia. Ese informe se presenta como cien-

    tfico pero no lo es [ ... ] No es ms que un discurso pseudocienfico

    que

    legitima el

    discurso al modo higienista, dando prioridad a la seguridad ante todo" (Le Monde, 6

    de

    febrero

    de

    2004).

    Los

    metaanlisis consisten en adoptar la hiptesis

    de que

    el

    conjunto de

    los es-

    tudios es una muestra

    de

    todos

    Jos

    estudios posibles sobre el tema dado". Esos metaan-

    lisis estn sacados de trabajos norteamericanos y canadienses ya conocidos.

    taba en pocas

    lejanas

    a las

    ratas

    de laboratorio. Una vez ms, es la

    ciencia

    occidental ms sofisticada la que ha

    producido

    las invasiones

    brbaras ms

    violentas que nos devastan. En Francia,

    es el

    Estado

    el

    que

    las

    financia

    y ellas pretenden

    hoy en

    da,

    con

    la complicidad t-

    cita de tres mil quinientos psicoanalistas, erradicar a los siete mil qui-

    nientos

    psicoterapeutas

    instalados en

    la

    comunidad para reemplazar-

    los

    por adeptos

    del

    condicionamiento

    autoevaluado. Hay

    que decirlo

    sin

    ambages:

    la

    crueldad humana no tiene

    lmites.

    l

    "

    Celosos

    de

    las

    otras escuelas de psicoterapia,

    a las

    cuales

    conside-

    ran

    irracionales

    y no cientficas", sintindose

    inferiorizados

    a cau-

    sa

    de

    la falta

    total

    de

    reconocimiento pblico,

    los

    adeptos

    de las

    TCC

    pretenden poseer con

    exclusividad

    el nico mtodo

    infalible,

    veri-

    ficado,

    evaluado y eficaz

    del

    mundo. Desde el fondo de su maldito

    anonimato, se

    consideran vctimas de un formidable

    complot

    me-

    ditico orquestado por intelectuales

    l

    "

    que

    se

    atreven, desde hace un

    siglo, a rebajar la verdadera ciencia y que otorgan valor a la terapia

    ms nefasta,

    temible y escandalosa nunca imaginada

    en Occidente,

    esto

    es, la

    cura freudiana. En

    efecto,

    en

    casi

    todas

    las

    obras

    que

    ala-

    ban las ventajas

    de

    las

    TCC

    ,

    la famosa disciplina

    que

    reina

    sobre las

    dems

    es

    juzgada como

    afectada de un

    gran

    retraso

    francs en

    ma-

    teria

    de investigacin cientfica.

    En

    cuanto a

    Freud en

    persona,

    se

    lo

    califica a lo largo de mltiples

    pginas

    de mitmano ,

    impostor

    o

    padrino de una

    omer

    que apunta a disimular

    crmenes

    y opera-

    ciones

    "fraudulentas" O

    " Despus de la publicacin de ese informe, uno de los peritos psiquiatras, jean-

    Michel

    Thurin,

    desminti en

    una

    declaracin

    en Internet

    (28

    de

    febrero de 2004),

    un

    trabajo en el

    que

    sin embargo haba participado: "La pericia se fue acercando progre-

    sivamente

    a una

    orientacin L vidence Based Medecine,

    Jlevada

    hasta

    sus ltimas

    conse:

    cuencias. Ahora bien, esta ltima

    no

    se

    adapta

    a

    nuestro objeto de estudio por

    mlti-

    ples razones. La ms

    evidente

    reside en que una psicoterapia no es una molcula

    qumica

    que

    se prescribe a

    un

    paciente .

    1 Entre los cuales se

    incluyen

    filsofos o escritores tan

    poco

    "serios" como Tho-

    mas

    Mann, Theodor Adorno

    ,

    Romain

    Rolland,

    Andr Breton, Pierre:Jeanjouve,jac-

    ques Derrida, Christianjambet , Gilles Deleuze, Michel Foucault, etctera .

    ,

    ~ j e a n

    Cottraux, autoperito

    de

    sus propias terapias, Jlega incluso a designar al sa-

    bio ~ e n s con eJ

    sobrenombre

    de Sigmund Fraude , Vase Les visileurs de SlY

    ,

    IYp cit.

    p.140.

    99

    98 LlSABETH ROUDINESCO

    ESPEJISMOS DEL PERIHJE

  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    49/72

    Pero algo peor nos queda

    por

    descubrir. En

    un

    libro reciente

    ti

    tulado

    Mensonges freudiens,

    , premiado por la Sociedad Francesa de

    Historia de

    la

    Medicina

    y

    recibido con

    fervor

    por

    la

    corporacin

    m

    dica,

    Le Quotidien du Mdecin

    [El

    diario

    del mdico], los promotores

    de

    las TCC,

    con un

    prefacio

    de un

    psiclogo

    simpatizante del Club de

    I'Horloge

    [Club

    del

    Reloj],"' el

    psicoanlisis

    es

    presentado

    por

    l

    autor,jacques

    Bnesteau,

    como un

    "invento

    mentiroso

    ,

    una

    "esta

    fa",

    una "prodigiosa retrica de

    falta

    de

    informacin".

    En cuanto

    a

    sus

    representantes, desde Freud hasta Lacan pasando por jones,jung,

    Melanie Klein,

    Anna Freud, Bettelheim,

    etc., se los

    compara

    con

    una

    cohorte de gngsteres

    psicpatas vidos

    de llenarse

    los bolsillos, inca

    paces de curar

    a

    nadie

    y

    protegidos

    por "redes"

    o

    "submarinos"

    que

    les permitiran infiltrarse en las

    sociedades

    occiden tales

    para difun

    dir en ellas sus "mitos

    fundadores".

    Basndose

    en

    estos

    razonamien

    tos y

    otros

    similares, el

    autor y

    el

    redactor

    del

    prefacio no

    vacilan en

    afirmar

    que

    habra que

    escribir el "libro negro del

    freudismo",

    inven

    tario

    altamente necesario

    de sus

    daos, crmenes

    y abusos.

    l vocabulario utilizado

    en

    este

    libro responde a

    una

    "metodo

    loga" que

    tiende

    a

    reducir todas

    las

    formas de compromiso

    a estra

    tegias policacas

    fomentadas por lobbies. La metodologa en cuestin

    se

    asemeja bastante

    a la

    utilizada

    por

    Roger

    Garaudy en

    su

    libro

    Los

    mitos fundadores

    de la

    poltica israel,

    que fue retirado de

    la

    venta en

    Francia en 1995 al aplicarse la

    Ley Gayssot del

    13 de

    enero

    de

    1990.

    23

    De este modo,

    Bnesteau

    finge ignorar

    que todos

    los

    poderes

    dic

    tatoriales

    prohibieron

    siempre

    y

    en todos

    lados la

    enseanza

    y la prc

    tica del psicoanlisis,

    empezando

    por el poder emplazado por los na

    zis,

    que

    lo calificaron

    de

    "ciencia

    juda",

    y

    siguiendo

    por

    el

    rgimen

    estalinista, que hizo de l

    una

    "ciencia burguesa". Varis representan

    tes

    de

    esta disciplina

    diablica

    y

    mentirosa

    fueron

    perseguidos, exter

    1

    Jacques Bnesteau, Mensonges ji ev.diens. Histoire d une dsinJrmnalion smlaire Spri

    mont

    (Blgica) , Editores Mardaga , 2002 , prefacio deJa cques Corraze.

    ? Una sede de la

    extrema

    derecha francesa.

    ?JVaseJacq ues Derrida)' lisabeth Roudinesco, De quo;

    dem

    ain .. . Dialogue, Pars,

    Fayard-Galile, 2001 [Y ma1.ana, qu, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica,

    2004J.

    minados

    ,

    torturados

    a

    causa de

    sus

    ideas

    ')

    Pero nada de eso interesa

    realmente al autor del libro, que llega hasta a afirmar que Freud in

    ve

    nt las

    persecuciones antisemitas de

    las que

    fue vctima en

    Viena;

    tampoco parece interesar a los adeptos de las TCC, que se inspiran

    en

    el

    primero para

    maldecir al psicoanlisis.

    En

    los

    albores

    del siglo

    XXI, en

    el

    pas ms freudiano

    del mundo,

    el psicoanlisis es

    odiado,

    por

    consiguiente,

    por unos

    oscuros expertos

    del poder mdico, deseosos de desterrar de la sociedad

    al que consi

    deran el

    mayor charlatn

    de la historia. El

    espectro de Freud -phar

    mahos, envenenador, mentiroso,

    autor de complots- sigue perturban

    do

    el sueo de

    los brbaros.""

    Y

    cmo no

    pensar, en

    este

    contexto, en la

    observacin

    de Tho

    mas

    Mann escrita

    en

    1938? "

    iCon qu

    intensidad ese hombre

    [Hitler]

    debe odiar al

    psicoanlisis Sospecho

    secretamente

    que el

    furor con

    el

    cual march

    con.tra cierta capital se

    diriga

    al viejo

    psicoanalista

    ins

    talado

    all, su

    verdadero

    y

    esencial enemigo,

    el

    que desenmascar la

    neurosis,

    el gran destructor

    de ilusiones

    , el

    que sabe

    a

    qu

    atenerse

    acerca del genio y lo conoce de

    sobra."

    26

    Ninguna forma de

    cura

    psquica, por

    definicin

    ,

    puede ser

    obje

    to de

    peritajes

    ,2 7

    como

    un

    remedio

    o un tratamiento mdico.

    La

    cu

    ra

    no

    es

    ni

    una

    tcnica ni

    un acto de ciruga, tampoco es

    un medica

    mento, sino una experiencia singular que transforma

    al sujeto.

    Lo que

    muestra

    la

    historia moderna de

    las

    enfermedades del alma

    es que

    la

    diversidad

    es

    necesaria para

    comprender

    mejor la

    subjetividad

    huma

    na. As, gracias a

    la alianza

    de

    la

    quimioterapia, a una acogida colec

    ,.,

    Vase lisabeth Roudinesco, "Le Club

    de

    I

    'Hor

    loge

    et

    la psychanalyse:

    chroni

    que d'un antismitisme masqu", Les Temps Modemes, junio de 2004.

    . Cuando uno se entera del triste estado en que se halla la investigac in cientfI

    ca

    fr

    ancesa, se pregunta realmente por qu el

    Inserm

    financia

    semejantes

    estupideces.

    Vase Le Monde del 7-8

    de

    marzo

    de

    2004.

    "Thomas Mann, Les exigences du jour, Pars, Grasset, 1976, p. 284.

    "En Por qu el psicoanlisis (op.

    cit. examin en

    detalle los mtodos puestos en

    prctica desde 1930 para verificar la eficacia de las psicoterapias. Tod os los resultados

    muestran que

    basta con

    que

    un

    paciente

    se ocupe de s mismo y

    que

    se decida a ir a

    a un terapeuta para sentirse ya "curado" a medias. Es as como el 80% de los P' \

    cien tes interrogados se muestran satisfechos

    de

    la experiencia de

    un

    a cura, de Clal

    quier tipo que fuere .

    100

    101

    LlSABETH ROUDlJ \JESCO

    ESPEJISMOS DEI. PERITAJE

  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    50/72

    tiva en los hospitales y a las curas psicodinmicas, el rostro

    de

    la locu

    ra se ha transformado en

    todos

    los pases

    occidentales. Es grac

    ias a

    esa alianza

    que hemos pasado del

    encierro en el asilo a la

    reinsercin

    de los enfermos

    mentales

    en la sociedad. En

    cambio,

    desde que el

    mencionado anual

    de

    estadstica y diagnstico

    de los

    trastornos mentales

    (DSNI)

    pu so fin a ello, asistimos a una

    regresin

    en el

    tratamiento

    de

    la

    locura

    . Las

    crceles

    se

    han poblado de enfermos

    mentales

    y las in

    ternaciones arbitrarias

    van en

    aumento,

    acompaadas

    muy

    a

    menu

    do de abusos y tratamientos de baja calidad.'

    Debemos, asimismo, al psicoanlisis que se hayan podido desen

    mascarar las teoras del condicionamiento, cuya fuente

    de

    inspiracin

    no

    es

    otra que

    la

    negacin

    radical

    de todas

    las

    formas de libertad.

    29

    y

    por

    ltimo, es el increble desarrollo de las terapias ms extravagan

    tes -venidas del otro lado del

    Atlntico-

    lo que permiti que el

    hombre occidental

    pudiera

    enfrentar

    el

    gran

    espejismo

    inherente

    a

    la esencia misma

    de

    su n arcisismo, aun cuando fuera mortfero en ex

    tremo.

    Recordemos

    el caso

    de

    Stanley

    Milgram,

    ese

    prof

    e

    sor

    de la

    Un i

    versidad

    de

    Yale, adepto de la experimentacin. En 1970, poniendo

    avisos en la prensa escrita, se le ocurri reclutar a estudiantes

    deseo

    sos de ganar dinero y les propuso intentar

    un

    pequeo

    experimen

    to .

    Hacindoles

    creer

    que trataba

    de hacer mediciones de la

    memo

    ria

    y

    del aprendizaje,

    los

    arrastr en

    una

    espiral infernal

    en

    nombre

    del

    noble

    principio

    de la investigacin cientfica de la

    verdad

    .

    Los

    reclutado

    s se distribuyeron en dos grupos: monitores y alum

    nos. Provisto de

    un electrodo

    en la mueca y atado

    con

    sogas a una

    silla,

    l alumno

    se

    converta en

    el cobayo de una experiencia

    que

    le

    resultaba incomprensible

    , ya

    que

    su

    finalidad

    no

    era

    otra que

    poner

    a prueba la

    crueldad

    del monitor. Instalado

    delante

    de una hilera ho

    rizontal de treinta palanquitas capaces de producir choques elctri

    cos

    graduados

    que podan aumentar hasta producir

    efectos

    mortales,

    ' Hasta el

    punto

    de que

    un

    diputado co munista, Georges Hage , reclam a este

    respec to

    una

    investigacin en el Parlamento. Vase

    e Quotidien

    du

    Mdecin,

    27 de fe-

    brero de 2004.

    sectas utiliz an estas teoras

    por

    esta razn.

    ' Stanley Milgram, Soumission

    ti

    l au tt rit, Pars, Cal mann-Lvy, 1974.

    el monitor deb a administrar

    un

    castigo

    al alumno en cuanto come

    ta e l menor

    error

    en la

    memorizacin

    de

    una palabra.

    Encarnando siempre la autoridad

    cientfica,

    el experimentador

    Milgram comprob, a medida que se desarrollaba su invento, que l

    60% de los monitores

    era

    capaz de descarga r

    choques

    mortales sobre

    sus vctimas. stos

    ignoraban que su alumno

    era un

    actor que

    simula

    ba

    el

    dolor

    .

    De

    ese

    experimento ,

    Mil

    gram

    sac la

    conclusin

    de

    que

    si muchos individuos

    pu

    e

    den cometer actos de

    ese tipo, es

    porque

    se

    identifican con

    el

    experimentador,

    el

    cual

    encarna un poder

    simbli

    co

    sin lmites por l hecho mismo de ocupar el

    lugar de

    jefe o lder.

    Sin embargo,

    este

    experimento no demuestra otra cosa

    que

    la

    inutilidad

    de todo procedimiento de

    peritaje sobre l

    comportamien

    to humano. En cambio, nos proporciona la prueba de que el goce d el

    experimentador no

    tiene

    lmites, y que ste no es ajeno en su

    fuero

    interno

    a los

    deseos perversos que pretende suscitar

    en sus reclutas.

    Mentiroso, abusador, tramposo, inventor

    de

    engaos, l experimen

    tador slo mira a sus sujetos

    como objetos

    fetiches. En cuanto al

    mo

    nitor

    manipulado, nada nos demuestra que en otro contexto deba

    transformarse

    necesariamente en un

    torturador.

    Nuestro mundo, poblado de evaluadores incompetentes, siente

    sin embargo fascinacin por los espejismos del peritaje

    generalizado.

    Todo

    ocurre como si la proliferacin de

    las

    relaciones, compilacio

    nes y

    metaanlisis

    nos autorizara a taparnos los odos frente a las ver

    daderas

    demandas de la

    sociedad

    civil. Hay all un

    formidable abuso

    de

    poder.

    La ideolo

    g

    a

    del

    peritaje

    se

    ha extendido

    a

    todos

    los

    campos

    de

    las

    ciencias

    humanas, y sobre todo a la universidad, donde produce

    efectos devastadores

    t

    a

    tndose

    singularmente

    del

    nombramiento

    de

    los

    profesores de

    Psicolo

    ga

    y por ende

    de

    la

    formacin de

    los psi

    clogos,

    cuyos dos tercios

    son

    clnicos, y

    entre

    los cuales se reclutan

    los futuros psicoanalistas.

    3

    De

    sde 1991 , por

    consiguiente,

    la Direc

    Dentro

    de los 50 .000 psiclogos diplomados las univers idades de ciencias hu

    manas, 35.000 estn en actividad.

    Entre

    s to s,

    do

    s te rcios son psiclog os clnicos

    (22.000) y

    un

    porcentaje del 80% han seguido

    un

    proceso psicoanaltico o se

    han

    vuel

    to psicoanalistas, o en otros casos, se

    han orientado

    hacia diversas psicoterapias sin ha

    berse inscripto fo rzosamen te en

    li

    stado

    s.

    102

    103

    LISABETH ROUDINESCO

    ESPEJISMOS DEL PERITAJE

    mismo principio. Se determina as el factor de impacto

    (impactfac-

    http:///reader/full/libertad.29http:///reader/full/libertad.29http:///reader/full/psicoanalistas.31http:///reader/full/psicoanalistas.31http:///reader/full/libertad.29http:///reader/full/psicoanalistas.31
  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    51/72

    cin de

    Investigacin del

    Ministerio de

    Educacin

    ha

    puesto

    en

    obra

    un protocolo de evaluacin sistemtica de

    los

    equipos de

    recepcin

    de

    las escuelas

    doctorales. En

    la

    repblica

    laica,

    para

    tener

    autoridad,

    ya no

    basta

    con

    ser un profesor

    con

    un diploma

    estatal del

    ms alto

    nivel,

    ni haber publicado t r b ~ o s reconocidos en

    el mundo

    entero,

    sino que hay que adaptarse,

    adems

    de todo ello, a

    evaluaciones

    lle-

    vadas a

    cabo

    por

    expertos

    que no

    tienen,

    en

    general,

    ni

    la

    misma

    notoriedad y menos an el talento o la competencia de

    aquellos

    a los

    que

    sometern

    a

    estudio.

    Para que elle.ctor

    comprenda

    cabalmente el

    funcionamiento

    de

    esta mquina

    de peritaje

    que pretende controlar cientficamente la

    transmisin del

    saber, voy a recurrir a

    mi

    propia

    experiencia;

    hacer

    lo una vez no significa que

    esto

    se

    repetir. En

    1998,

    cuando

    se me

    propuso ser miembro del comit de redaccin de la revista

    L volu-

    tion Psychiatrique, acept

    con

    tanto ms entusiasmo cuanto

    que

    tena

    all

    muchos amigos

    y

    sobre todo porque

    yo

    haba sido

    la

    primera,

    ha-

    ce

    veinte aos, en escribir su historia.

    32

    Ignoraba

    por ese en

    tonces

    que

    los

    miembros del comit

    de

    redaccin

    de

    esta

    revista haban

    adheri

    do

    al sistema

    en vigor en

    el

    seno de

    la

    seccin

    XV

    de psicologa del

    Consejo Nacional

    de la

    Universidad

    (CNU), el cual, para calificar a

    los

    profesores, aplica ciertos

    mtodos

    llamados

    cientficos de eva-

    luacin.

    La

    aplicacin de

    este

    sistema

    lleva a

    apreciar

    la competencia

    no

    en funcin de las obras ni

    de

    los libros o

    artculos

    publicados en exce-

    lentes

    revistas o

    en editoriales respetables, sino en [uncin de

    colabo-

    raciones publicadas por

    revistas

    distribuidoras de calificaciones

    y

    por

    lo

    tanto

    listadas

    en bancos de datos que garantizan su

    valor,

    por

    el

    hecho de adoptar

    un

    principio de

    lectura

    annima .

    El

    carcter

    cientfico

    de

    esos textos se

    colige por

    la cantidad de

    citas

    que

    los mencionan en

    otros

    textos,

    seleccionados

    stos segn el

    Fundada en

    1925

    por

    on ce psiquiatras psicoanalistas, dirigida despus

    por

    Hen

    ri

    Ey

    luego

    por

    tienne

    Trillat Ja cques Postel, L volution psychiatriqueencarn

    du ran

    te sete

    nta cinco aos la

    (lor nata

    del

    p

    en samiento psiquitrico-psicoanallico

    fran-

    cs antes de

    convenirse,

    bajo

    la

    dir ecc in

    de

    xVes Thoret ,

    en una

    revista

    distribuidora

    de calificaci

    ones sometida

    al peritaje. Vase lisabelh

    Roudines

    co ,

    La

    batalla

    de 1

    aos. Historia delj)sicoanlisis en Francia (1986), tres volmenes,

    0 /

    ). cit.

    tm de un artculo.

    Cuanto

    ms el autor es citado por otros

    autores,

    ms

    probabilidades

    tiene, creen

    ellos,

    de

    alzarse con

    un Premio Nobel.

    Con

    la

    condicin, con

    todo, de

    que obedezca

    a la regla

    impuesta

    de

    no

    citar

    en la bibliografa textoS publicados

    ms

    de cuatro

    aos

    atrs.

    En

    el campo de las

    ciencias

    humanas, es fcil imaginarse las conse

    cuencias

    destructivas

    que

    puede

    provocar una regla semejante. Un

    candidato

    a

    un

    puesto

    o a

    una

    publicacin debe,

    en

    efecto,

    eliminar

    de su

    demostracin

    toda

    referencia

    a Platn, Freud,

    Kant, etctera.

    Gracias a la lucha

    llevada

    a

    cabo

    por Pierre Fdida y Roland Ga-

    ri

    den tro del CNU, esa regla del impact factor

    no

    se aplica

    en las

    otras

    revistas

    de ciencias

    humanas

    denominadas

    calificadoras

    para

    el

    nombramiento

    de

    candidatos

    y

    sometidas, sin

    embargo,

    al

    procedi

    miento

    del

    peritaje. Muchas de

    ellas

    pudieron,

    de ese

    modo, evitar

    caer en el engranaje de la pericia generalizada manteniendo comits

    clsicos

    que seleccionaban

    los

    textos

    sin

    recurrir sistemticamente

    al

    anonimato

    y

    en funcin

    de las

    cualidades reales de

    los

    autores.

    Pe-

    ro

    cunto

    tiempo

    durar

    esta

    rectificacin?

    No fue ste

    el caso

    de

    la revista

    L volution Psychiatrique,

    que,

    al

    sostener la poltica expuesta en el

    DSM,

    opt por

    someterse entera

    mente a los criterios

    impuestos por

    las revistas mdicas llamadas

    cientficas .

    Este

    sistema de

    clasificacin

    de

    las competencias

    cientficas

    fue

    inventado

    en

    1957 por

    Eugene Garfield,

    mdico

    norteamericano, in-

    vestigador

    en

    la

    Universidad

    Johns

    Hopkins

    ,

    qu

    e se

    haba propuesto

    eliminar toda forma de afecto

    o

    subjetividad en

    los

    criterios de

    selec-

    cin

    de los

    investigadores,

    para fabricar

    premios

    Nobel .

    Para hablar de manera ms concreta,

    un

    universitario del

    nivel

    de Michel

    Foucault, cuya contribucin a las di fe

    rentes disciplinas

    de

    la

    psicopatologa, psiquiatra,

    psicoanlisis y

    psicologa clnica

    es re-

    conocida

    mundialmente, traducida

    en cuarenta

    lenguas

    y

    comenta

    da en todas las universidades de todos los pases del mundo, no ten

    dra hoy en da ninguna probabilidad de

    ser calificado

    como profesor

    de

    Psicologa

    en Francia. Se tachara en efecto

    su

    obra de

    literaria

    o filosfica y por ende se la

    considerara marginal respecto de

    la es-

    pecialidad.

    Peor an,

    si persistiera,

    en postularse

    a

    un cargo,

    se

    vera

    obligado

    a

    olvidar

    sus

    obras ya publicar

    por

    lo menos una docena

    de

    104

    105

    LISABETH ROUDINESCO

    artculos

    sometidos a pericias en revistas especializadas en "califica

    ESPEJISMOS DEL PERITAJE

    do, ya que al

    mismo

    tiempo no se abstenan de rebajarlo y criticarlo:

    http:///reader/full/historia.32http:///reader/full/historia.32http:///reader/full/historia.32
  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    52/72

    ciones".

    Pude hacer

    la

    experiencia

    de

    este sistema

    dentro

    de L volution

    P

    syc

    hiatrique

    cuando asist a la primera reunin del

    comit

    de redac

    cin,

    la

    nica

    a la que

    acept concurrir.

    Ese da,

    espantada

    por lo

    que

    estaba descubriendo, pregunt

    al

    jefe de redaccin

    y a los

    otros

    miem

    bros -transformados

    en

    expertos- si

    se

    atreveran por

    ejemplo a re

    chazar un artculo que

    se

    hubiera

    solicitado a Lvi-Strauss, en el caso

    de que uno de

    los

    peritos expertos, ignorando

    el

    nombre

    del autor, lo

    estimara no

    cientfico". Esperaba

    que

    mi

    pregunta desatara

    la hilari

    dad

    general. En cambio,

    eljefe

    de

    redaccin, con

    una gran sonrisa, me

    respondi afirmativamente, evidentemente seducido por

    la

    idea de

    poder negarse

    a

    publicar

    , por lo

    menos

    una vez

    en su

    vida,

    un

    artcu

    lo encargado a

    uno de

    los

    grandes

    pensadores

    de nuestro tiempo

    ...

    Algunos

    colegas se

    sintieron molestos ante

    lo ocurrido.

    Otros, en

    cambio,

    se

    regocijaron

    alabando ese maravilloso principio igualitario

    que

    permita

    de

    una vez por todas detectar los falsos valores y

    demos

    trar cientficamente que ciertos pensadores reconocidos

    no

    hacan

    otra

    cosa que ejercer, en

    realidad, un

    poder

    editorial me

    ditico-po

    ltico". Ese poder los

    haca

    pasar

    por verdaderos

    sabios,

    relegando

    as

    a los

    verdaderos

    investigadores a un

    anonimato

    humillante. AJirm

    entonces que,

    en lo que a

    m

    me

    concerna,

    yo

    prefera

    no publicar

    nunca

    nada

    en una revista que

    me

    haba cooptado como "perita". Pa

    ra

    mi gran sorpresa,

    el

    jefe de redaccin

    me respondi:

    Pero con

    us

    ted

    ,

    querida amiga, haremos una excepcin .

    Se

    inici entonces una

    discusin entre todos

    los

    miembros del

    comit,

    y

    cada uno de

    ellos

    admiti

    que esos peritajes annimos no eran ms que una apariencia

    simulada

    en

    la

    medida

    en

    que

    los

    lectores designados

    como expertos

    eran muy

    a

    menudo miembros del comit de

    L volution Psychiatrique

    y que de

    jacto

    establecan

    pericias

    de los

    textos

    escri tos a

    veces por

    otros miembros y

    otras

    veces

    por

    allegados. Tenan ya la costumbre,

    por

    consiguiente, de identificar

    al autor

    mediante dos

    criterios: el es

    tilo,

    verdadero estigma de una personalidad,

    y e

    modo de redaccin

    de

    las citas a

    pie de pgina. (En efecto, cada autor

    tiene

    la suya a es

    te

    respecto,

    que

    difiere de todos

    los

    dems.)

    Muy intrigada, pregunt entonces a los miembros de comit de

    esta prestigiosa

    revista por

    qu haban adoptado

    un

    mtodo tan

    rgi-

    Pero,

    al fin y al

    cabo -d i j e -

    quin

    tiene

    derecho a

    decidir por

    s

    mismo

    la

    validez de un texto,

    y

    cules son

    los

    criterios adoptados?

    Quin

    est

    habilitado a decidir

    que

    existe una excepcin y

    cul

    es el

    estatuto

    de

    un autor

    que goza de

    esa

    excepcin? No recib

    ninguna

    respuesta.

    Sin

    embargo,

    eljefe

    de redaccin declar que era un

    "inte

    grista" en ese

    tipo de procedimiento

    "igualitario" y "cientfico",

    mien

    tras

    que

    el

    secretario de redaccin,

    convertido

    hoy en jefe de

    redac

    cin, afirm en forma confidencial

    que todo eso era una

    simulacin, que

    adems

    todos

    lo

    saban,

    y que era el CNU el que impona esa moda

    lidad. Como

    revista

    calificadora en ciencias

    sociales,

    L volution Psy-

    chiatrique

    deba

    as

    atenerse

    a la

    cientificidad impuesta por

    las

    ms

    altas

    instancias

    de la

    escuela

    republicana.

    Luego de ese dilogo,

    se

    me confi la

    tarea

    de

    analizar en

    tanto

    expert?

    un texto,

    llegado

    por

    correo

    y

    titulado

    "Deficiencias

    de la

    fun

    cin

    de padre y

    suplencias

    de autofundacin en la psicosis: el

    crimen

    de Louis Althusser

    . El

    texto era

    una

    especie de pastiche de la

    obra

    de

    Pi

    erre

    Legendre, estaba

    escrito

    en jerga

    lacaniana

    ,

    en resumen,

    un

    fragmento

    de antologa

    digno de

    una obra de Moliere revisada y

    corregida por Sokal y Bricmont.

    Entre

    otras

    inepcias, el autor expli

    caba

    que Althusser haba

    pasado

    su

    vida

    enmascarando

    su

    mal pro

    fundo y que solamente el mtodo "casustico permita

    colegir

    una

    historia

    semejante.

    En realidad, me hacan hacer una pericia de un texto que habran

    podido

    negarse

    a

    publicar con toda simplicidad despus de una me

    ra lectura y sin que hiciera falta el menor anlisis de experto. Por

    qu,

    entonces, me haban

    hecho perder el

    tiempo? Lo

    comprend s

    lo

    despus. En

    el

    sistema

    del

    peritaje general,

    las revistas

    distribuido

    ras

    de

    calificaciones

    deben

    proporcionar

    una prueba de que

    recha

    zan, cada

    ao,

    una cantidad suficiente

    de

    textos para que su famoso

    impact jactorvaya

    en

    aumento.

    Tuve

    que enfrentarme,

    a

    mi

    vez,

    con

    el Big Brother

    del peritaje

    ,

    Autores de

    Impos

    tuTes

    inte

    Uectuelle

    s,

    Pars Odilejacob, 1997

    [ImpostuTos intelectua-

    les Buenos Aires, Pai

    ds, 1999], libro

    que pasa en revista, simplificndolas, las

    ideas de

    var ios in telectuales parisinos (entre los cuales algunos son eminentes) presentados co

    mo una

    band

    a

    de im p

    ostores. [T.]

    107

    106

    LISABETH

    ROUDINESCO

    cuando

    el

    director del servicio literario

    de L'volution psychiatrique,

    ESPEJISMOS DEL PERITAJE

    su

    visibilidad y difusin.

    Da

    testimonio de

    ello

    la progresin de

    su

    im-

    http:///reader/full/etc%E9%B4%A5ra%22.33http:///reader/full/etc%E9%B4%A5ra%22.33
  • 5/20/2018 El Paciente, El Terapeuta y El Estado [ lisabeth Roudinesco]

    53/72

    otro

    ardiente defensor

    de la cientificidad del

    trabajo

    intelectual,

    de

    cidi

    preparar un nmero

    especial de

    la revista

    dedicado

    a

    La