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Resumen
En la interpretacin que Pierre Klossowski hace del pensamiento
de Nietzsche,basada fundamentalmente en los fragmentos pstumos de
su ltima dcada lcida,tanto el juego simulador y pardico de los
simulacros sobre la malla transgresoradel deus dialectus
solecismus, como la experiencia vertiginosa del eterno retornobajo
el signo diseminador del circulus uitiosus deus, abocan a la
catstrofe ontol-gica como absorcin del mundo verdadero y aparente
por la fbula, donde, ms alldel juego de las metforas, se apela a la
fuerza de la metamorfosis. Ello lleva con-sigo un nuevo modo de
plantear las relaciones entre la metfora y la metafsica yuna
singular forma de entender el acto de pensar: el lenguaje
representacionista,extensivo, de la significacin, del sentido,
metafrico a fin de cuentas, que es el len-guaje de la ontoteologa,
es sustituido por una lenguaje pthico, corporante, inten-sivo,
antistrfico, que es el lenguaje de la simulacin del ser. La puesta
en accinde este lenguaje pthico de la simulacin lleva a Nietzsche a
postular como estrate-gia el obstinado gesto histrinico y el
metamorfoseante juego de las mscaras. Estono ha de llevarnos, sin
embargo, a la afasia y al silencio: la cuestin del lenguaje yde la
escritura ser entonces una cuestin de estilo, sin olvidar, incluso
en el afo-rismo, que, bajo la figura del crculo vicioso, el
lenguaje mismo se ha convertido ensimulacro.
Palabras clave: metfora, antstrofa, metamorfosis, crculo
vicioso, solecismo,histrionismo, parodia, simulacro.
Escritura e imagenVol. 6 (2010): 19-46
ISSN: 1885-568719
El Nietzsche de Klossowski: de la metfora a la metamorfosis
Luis FERRERO CARRACEDO
[email protected]
Recibido 04-12-2009Aceptado 11-01-2010
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Abstract
In Pierre Klossowskis interpretation about the thought of
Nietzsche, fundamen-tally based on the posthumous fragments of his
last lucid decade, both the parodicand simulating play of
simulacrums on the transgressing mesh of the deus dialec-tus
solecismus and the vertiginous experience of the eternal return
under de dissem-inating sign en the circulus uitiosus deus result
in a ontological catastrophe as anabsorption of both the true and
the apparent world by the fable, where, beyond theplay of
metaphors, the metamorphosis is claimed. That brings with it a new
mannerto pose the relationship between metaphor and metaphysics and
a singular form tounderstand the act of thinking: the
representationist, extensive, significant, andtherefore metaphoric
language, that is the one of the ontotheology, is replaced by
apathic, embodying, intensive, antistrophic language, which is that
of the simulationof being. The implementation of this pathic
simulation language carries Nietzscheto postulate, as strategy, the
obstinate histrionic gesture and the metamorphosingplay of masks.
Nevertheless, all that shouldnt lead us to aphasia and silence:
thequestion of language and writing would be a question of style,
without forget-ting that, under the figure of the vicious circle,
language itself has become a simu-lacrum.
Keywords: metaphor, antistrophe, metamorphosis, vicious circle,
solecism,histrionics, parody, simulacrum.
UN ESTRUENDO: laverdad misma
se ha presentadoentre los hombres,
en plenotorbellino de metforas
(P. Celan: Cambio de aliento)
Tierra! Invisible! Cul, sino la metamorfosis,es la acuciante
tarea que nos impones?
(R. M. Rilke, Sonetos de Orfeo)
1. Introduccin: reencuentro con un monmano
Quien se acerca a la obra de Pierre Klossowski (a sus ensayos
filosficos, a sustextos literarios, a sus cuadros y dibujos
erticos...) enseguida advierte su carcterenigmtico. Todo encuentro
o reencuentro con ella una obra rodeada de un halo de
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misterio, de lenguaje de soledad y gesto annimo, que encierra un
mundo enrareci-do por el humor de la comicidad y el espanto de lo
abismtico es siempre, entre laincitacin y el vrtigo, la puesta en
acto de una experiencia bordeante.
Pierre Klossowski (1905-2001) es, ms all de todo tpico, un
pensador verda-deramente extrao y singular. Lo fue en su obra, tan
multifactica e inslita, y aun-que, como dice Maurice Blanchot, vivi
cultivando la discrecin tambin lo fue ensu vida. Slo necesitamos
acercarnos someramente a su biografa: de ascendenciapolaca, hijo de
un decorador de teatro y crtico de arte (Erick Klossowski) y de
unapintora (Baladine Klossowska), hijastro del poeta Rilke (de
quien su madre fueamante, desde 1917, al separarse de su padre,
despus de haberlo sido Lou vonSalom, amiga de Nietzsche), hermano
mayor del gran pintor Balthus (BalthazarKlossowski), secretario de
Andr Gide por recomendacin de Rilke, gran amigo deGeorge Bataille
(con quien funda la revista Acfalo y con quien colabora en
elColegio de Sociologa), miembro del grupo superrealista
Contraataque (junto conMaurice Heine, Paul luard y Andr Breton),
amigo de Walter Benjamin y de JeanWahl, colaborador del
psicoanalista Ren Laforgue (quien lo despide por dar
unainterpretacin de Sade infectada de Nietzsche que nos ha dejado
en Sade mon pro-chain), postulante en un monasterio de
benedictinos, novicio y estudiante de filoso-fa y teologa en un
convento de dominicos y, posteriormente, partcipe en un movi-miento
protestante de ayuda mutua (en estas experiencias religiosas y
conventualesse basar su obra La vocation suspendue), casado con
Denise Morin Sinclair, viudade un activo miembro de la resistencia
en la Segunda Guerra Mundial (ser Roberte,personaje central en su
triloga Les lois de lhospitalit Roberte ce soir; La rvo-cation de
ldicte de Nantes, Le Souffleur, y modelo en muchos de sus cuadros
ypinturas erticas), traductor al francs de escritores en lengua
alemana (Hlderlin,Nietzsche, Kafka, Heidegger, Wittgenstein) y de
escritores latinos (Suetonio,Virgilio, San Agustn y Tertuliano),
intrprete inslito de Nietzsche en su libroNietzsche y el crculo
vicioso (sobre esta obra volveremos enseguida); pintor yescultor
ertico (a partir de los 70 abandona la escritura y se dedica
exclusivamen-te a la pintura y a la escultura), actor de cine,
junto a Denise. Mstico, erotlogo yerotgrafo: monmano en sus
palabras. No es Pierre Klossowski realmente un per-sonaje
singular?
Dejar a un lado su faceta de pintor y escultor ertico. Y, en el
marco de un dis-curso modulado por la experiencia de los mrgenes,
tratar de su escritura y, msconcretamente, de su interpretacin de
Nietzsche en relacin con la metfora. Peroantes, para enmarcar el
propio marco del discurso, se hace necesario hacer tres
indi-caciones previas que enumerar tan solo sobre el alcance de su
obra: 1. la tras-cendental importancia que tuvo su interpretacin de
Sade en los pensadores france-ses; 2. la centralidad del tema de la
disolucin de la personalidad en toda su obranarrativa; 3. la fuerza
interpretativa de los conceptos de parodia y de simulacro enla
interpretacin del pensamiento de Nietzsche.
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2. La fuerza de la metamorfosis
Podemos afirmar que toda la obra de Klossowski se puede
caracterizar como elintento de refutacin de la idea kantiana de
Dios como el padre del silogismo dis-yuntivo. Todo pensamiento
ontoteolgico, en cualquiera de sus formas, slo esposible a partir
de esta tesis esencial: la afirmacin de toda diferencia a partir de
unaidentidad originaria y, en consecuencia, el rechazo de la
diferencia libre, de la mul-tiplicidad catica, del simulacro a fin
de cuentas.
Lo sabemos al menos desde Platn: la afirmacin del simulacro es
inaceptablea la hora de redimir el caos. No voy a recordar los
comentarios de Deleuze.1 Unmundo de esencias, un mundo de modelos y
de buenas copias, donde todo se limi-ta y se define mediante
divisiones excluyentes, siguiendo un orden de jerarquasbien
marcadas, el orden del significante, slo puede sentir horror a todo
aquello queniega los lmites excluyentes, los repartos bien
delimitados, las seas de identidad.Mundo de locos, invivible: eso
es lo que a primera vista pudiera venirnos a lamente. Pero no hemos
de dejarnos engaar por nuestros esquemas ontoteolgicos:ese mundo de
simulacros, de multiplicidades puras, no se contrapone, de forma
dua-lista mediante el principio de identidad, de contradiccin y del
tercio excluso almundo de las esencias bien definidas, de las
multiplicidades sometidas a la unidadoriginaria. El mundo de los
simulacros no es un caos que se contrapone a un cos-mos. Y no lo es
porque en l dicha contraposicin slo aparece como un efecto
deri-vado de su propio funcionamiento. Cul es este? Lo diremos con
Klossowski: eldel crculo vicioso. Frente al Dios del silogismo
disyuntivo, el Dios del crculovicioso: circulus uitiosus Deus. Esa
sera la frmula para introducir, como preten-da Nietzsche, el
devenir en el ser mismo: el ser del devenir es el devenir del
ser.
Se nos presenta as un gran escollo, un insalvable escollo para
el pensamiento:cmo pensar ese circulus uitiosus Deus por medio de
un lenguaje cuya sintaxis sefundamenta en la disyuncin? Cmo pensar
ese circulus uitiosus Deus por mediode un lenguaje en el que un
marcador esencial es el yo hablante frente a un t al quese
contrapone de forma inexorable? Yo soy el que soy (Yahv) y nunca
puedo serotro. Acaso nos permite el lenguaje con la venia de
Rimbaud afirmar: Yo esotro? No estamos intentando pensar lo
impensable?
S, justamente, sa es la cuestin: pensar lo impensable. Cmo
podremos lle-varlo a cabo? Cmo podremos elevar el simulacro y la
parodia a la categora decosas del pensar? Cmo hacerlos pensables y
hacer posible el pensamiento desde
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1 Cf. Gilles DELEUZE, Logique du sens, Apndice I: Simulacre et
philosophie moderne y II :Phantasme et littrature moderne, Pars,
Minuit, pp. 292-386. En Diffrence et rptition (Pars,PUF, 1969),
comentando a Klossowski, escribe: El simulacro es el verdadero
carcter o la forma delo que es el ente cuando el eterno retorno es
la potencia del Ser (informal) (p. 92). Sobre lavoluntad platnica
de exorcizar el simulacro y sus consecuencias, vase, por ej., pp.
340 ss.
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ellos? Qu juegos de lenguaje necesitaremos? Qu juegos tendremos
que hacercon el lenguaje? Podemos conformarnos con una concepcin
del lenguaje modu-lada de tal forma que le concede a la luz y a la
visin una primaca absoluta, acep-tando su papel de poner en
presencia, presentar a la vista aquello que nombra? Estaconcepcin
del lenguaje, que Aristteles canoniz en su tratado Sobre la
interpre-tacin un lenguaje significacionista, representacionista,
simbolista (que en supapel secundario termina ejerciendo un poder
absoluto sobre lo visto o lo ilumina-do), es el que tiene como base
la metfora. La metfora lo hace posible, a la vezque l hace posible
la metfora.2 No es realmente esta concepcin del lenguaje laque
subyace, como si fuera su esqueleto, o su caparazn, o su camisa, o
su horma,en la metafsica con todos sus avatares desde Aristteles a
Hegel?
Dada la intrincada relacin de la metafsica y la metfora, habra
que comple-mentar con su inversin la afirmacin de Heidegger en La
proposicin del funda-mento. Si Heidegger deca: Slo en el interior
de la metafsica se da lo metafri-co, hemos de decir al mismo
tiempo: Slo en el interior de la metfora se da lometafsico.3 Sin
metfora no hay metafsica. En esta afirmacin se ha fundamen-tado
toda la fuerza crtica que el pensamiento postmetafsico ha
encontrado, desdeNietzsche, en la metfora; pero hemos de pensar que
esa fuerza crtica queda neu-tralizada o abolida desde el momento en
que entendemos que sin metafsica no haymetfora.
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2 Esta misma postura con bases fundamentalmente tomadas de
Deleuze y Guattari, no tanto deDerrida podemos encontrarla en el
reciente ensayo de Philippe SERGEANT: Deleuze, Derrida. Du dan-ger
du penser, Pars, ditions de la Diffrence, 2009. En cierto
paralelismo al planteamiento que aqullevamos a cabo, el autor
postula, partiendo de Nietzsche y de Kafka, un combate contra la
dramati-zacin de la metfora, afirmando la fuerza de la metamorfosis
(cf. concretamente, pp. 59-61).3 M. Heidegger en La proposicin del
fundamento escribe lo siguiente a propsito de la metfora y
lametafsica: El pensar debe avistar lo audible. A-vista all lo
antes in-audito. El pensar es un prestarodos, que avista. En el
pensar se nos desvanece el or y el ver habituales, puesto que el
pensar noslleva a un prestar odo y a un avistar [] Cuando captamos
el pensar como una suerte de escuchar yver, el escuchar y el ver
sensibles son llevados a otro sitio. Son recibidos y recogidos en
la regin delpercatarse no-sensible, es decir, del pensar. Este
transferir se dice, en griego metaphrein. El lenguajeculto
denomina, a una tal transferencia, metfora. Por lo tanto slo es
lcito denominar el pensar comoun or y un escuchar, como un tener a
la vista y un avistar, en sentido metafrico, transferido []
Larepresentacin del transferir y de la metfora reposa en la
diferenciacin, si no en la separacin,entre lo sensible y lo no
sensible, entendidos como dos regiones autnomas. La instauracin de
estadivisoria entre lo sensible y lo no sensible, lo fsico y lo
no-fsico, es un rasgo fundamental de eso quese llama metafsica, y
que determina, dndole la pauta, el pensamiento occidental [] Con la
intelec-cin que penetra en el carcter limitado de la metafsica
viene a hacerse caduca tambin la represen-tacin de la metfora, que
diera la pauta. En verdad, ella fue la que dio la pauta para
nuestra repre-sentacin del lenguaje. Por eso la metfora sirve de
medio auxiliar, frecuentemente utilizado en la ex-gesis de las
obras del poetizar y de la plstica artstica en general. Slo en el
interior de la metafsicase da lo metafrico (Martn HEIDEGGER, La
proposicin del fundamento, trad. esp. de Flix Duque yJorge Prez de
Tudela, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1991, pp. 78-80).
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Sin duda, despus de tantas interpretaciones y hermenuticas en
torno a la met-fora, puede resultar chocante lo que aqu mantengo.
Acaso el arrumbamientonietzcheano de la metafsica mediante la
postulacin del juego metafrico podemosentenderlo como un momento
ms, dentro y por tanto no ms all, de la metafsicamisma, teniendo
que darle de este modo la razn a Heidegger, quien vea enNietzsche
el ltimo avatar de la historia de la metafsica misma, es decir, el
ltimometafsico? Con toda seguridad se agolpan las preguntas. Y la
primera de todas serasin duda: Qu ha de entenderse, entonces, por
metfora? Para seguir con otra:cul es la naturaleza o esencia del
lenguaje?
No es posible en el marco de este trabajo dar una respuesta a
estas preguntas.Pero s me permitir aqu plantear otra que pueda
servir para clarificar o al menosapuntar un camino de clarificacin
o de comprensin a las cuestiones previamenteplanteadas y que nos ha
de llevar a la obra de Klossowski: cmo podremos hacerpensables el
simulacro y la parodia, en ltimo trmino, el crculo vicioso? Y
msconcretamente: es posible desprendernos del lenguaje metafrico,
es decir, meta-fsico, el lenguaje de la luz, para llevar a cabo
otro juego, otro estilo de pensamien-to?
A la hora de intentar un acercamiento a la interpretacin que
Klossowski hacede Nietzsche en relacin con la metfora, lo primero
que le sobreviene a uno escomo un sentimiento de perplejidad: qu se
puede decir de Klossowski en relacincon la metfora en Nietzsche, si
en toda su obra, no slo en la dedicada a Nietzsche,la palabra
metfora brilla prcticamente por su ausencia? Desde un pensamiento
delos mrgenes es sta la alternativa: o intentar trasponer a una
concepcin metafri-ca nietzscheana la interpretacin metamrfica que
de Nietzsche hace Klossowski, ointentar trasponer a una concepcin
metamrfica klossowskiana la concepcinmetafrica de Nietzsche.4 La
primera posibilidad no parece pertinente por dos moti-
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4 Esta alternativa podemos verla reflejada de algn modo en la
interpretacin que, por las mismasfechas, en contraposicin con la de
Klossowski, haca Sarah Kofman sobre el pensamiento nietzsche-ano.
Slo es necesario prestar atencin a los ttulos de sus dos grandes
libros al respecto: Nietzsche yel crculo vicioso de Klossowski
(Pierre KLOSSOWSKI, Nietzsche et le cercle vicieux, ed. revisada
ycorregida, Mercure de France, 1975), y Nietzsche y la metfora de
Kofman (Sarah KOFMAN, Nietzscheet la mtaphore, Pars, Payot, 1972).
Se trata de dos acercamientos al pensamiento de Nietzsche
desdengulos distintos y en cierto modo distantes. Kofman toma como
punto de partida El nacimiento de latragedia y El nacimiento de la
filosofa, girando su interpretacin en torno a la metfora como
instru-mento crtico de toda metafsica; Klossowski parte de los
fragmentos pstumos de la ltima dcadadel Nietzsche lcido (1880 a
1888) en los que, ms all de la metfora, la fuerza crtica se revela
enla mscara, el gesto histrinico, la metamorfosis. Ello no obsta
para que existan puntos de coinciden-cia. Considero que
afirmaciones de Kofman como stas: Pero tambin es condenable la
tirana deaquel que invierta solamente los trminos [de concepto y de
metfora] proclamando el valor exclusi-vo de la metfora: permanecera
preso en el mismo sistema del pensamiento que el metafsico (p.
11);Expresarse metafricamente y metamorfosearse son, entonces,
asimilables (p. 24); No hay met-fora sin desprendimiento de la
personalidad, sin mascarada, sin metamorfosis (p. 26), son
expresio-nes al menos profundamente cercanas a la interpretacin de
Nietzsche que, de la mano de Klossowski,
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vos: 1. la intencin de Klossowski en su interpretacin de
Nietzsche quedara total-mente desvirtuada; y 2. la aportacin,
aunque sea crtica, que la interpretacin deKlossowski puede aportar
a la cuestin de la metfora, sera obviada. La segundaposibilidad,
por el contrario, aporta, a mi juicio, justamente lo que la
anterior sus-trae: 1. puede ayudar a clarificar el sentido de la
interpretacin que Klossowski hacede Nietzsche; y 2. puede permitir
llevar a cabo una accin crtica y clarificadora dellenguaje
metafrico como lenguaje metafsico, desentraando as nuevos
aspectosde la metfora en Nietzsche.
La interpretacin que Klossowski hace de Nietzsche no se puede
separar de todasu obra. Ya en la Introduccin con la que present su
traduccin al francs de Laciencia jovial de Nietzsche, publicada en
1956 en ditions du Club Franais duLivre, enuncia, en la lnea de
interpretacin inaugurada por Heidegger, una tesisesencial en su
lectura de Nietzsche: la de la ntima relacin de la doctrina
nietzsche-ana del superhombre con la doctrina de la muerte de Dios
y del eterno retorno. Enconsecuencia, segn Klossowski, no ha de
entenderse al superhombre bajo la ideade un progressus rectilneo,
sino de un regressus circular: Ser moderno, paraNietzsche comenta
Klossowski, equivale a liberarse, por el conocimiento mismode la
historia, de la progresin rectilnea de la humanidad la marcha
dialcticairreversible del materialismo histrico para intentar vivir
segn una representacindel crculo en la que no slo est todo
perdonado, sino donde adems todas lascosas son restituidas en lo
cual volvemos a encontrar la nocin de gracia reinte-grada al mito,
dado que la posibilidad del mito se confunde con la gracia.5
Estaexperiencia del crculo, del retorno, se presenta como una
experiencia vertiginosa,experiencia del lmite, del entre, ya que
entraa la exigencia del olvido para situar-se en el umbral del
instante, no como punto que se desplaza indefinidamente acu-mulando
en un pasado lo que le va sustrayendo a un futuro, sino condensando
en smismo todo pasado y todo porvenir como lo ya siempre sido sin
que nunca hayatenido lugar. El instante como entre, como tiempo
intensivo, el instante como tiem-po del acontecimiento, slo puede
experimentarse como fuera de la historia enuna experiencia que a la
vez es necesariamente histrica. Nietzsche, pues, contraHegel; la
maqunica si se me permite este trmino deleuzo-guattariano contrala
dialctica: Concepcin antihegeliana y suprahistrica segn la cual
elmundo, lejos de caminar hacia una salvacin final cualquiera, se
reencuentra encada instante de su historia, acabado y en su
trmino.6 Y el universo, como sigue
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aqu mantengo. A pesar de estos puntos de convergencia, las
diferencias son claras: Kofman ofrece unalectura filolgica anclada
en un perspectivismo indecidible; Klossowski, una lectura ontolgica
ancla-da en un pluralismo metamrfico incondicionado y circular.5
Pierre KLOSSOWSKI, Un si funeste desir, Pars, Gallimard, 1983
(1994), pp. 14-15 (trad. esp. deMauro Armio: Tan funesto deseo,
Madrid, Taurus, 1980, p. 12). En adelante: USFD y pgina de latrad.
esp. entre parntesis.6 USFD, pp. 19-20 (16).
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comentando Klossowski, es una formacin inmvil de valores
continuos y de sig-nificacin eterna.7
Esta experiencia vertiginosa conlleva la exigencia de la
afirmacin de lo ml-tiple sin referencia a una unidad previa, la
exigencia de un rechazo de la ontologade la identidad, de la
afirmacin del simulacro, de un yo que es siempre otro, quees
siempre muchos. El saber jovial afirmador de lo mltiple, de la
diferencia, delsimulacro... ya no plantea el problema de la verdad
a partir de la metfora, sino atravs de la metamorfosis: es un saber
que desarrolla la facultad de metamorfosis.Aqu est el carcter
iluminativo de la ciencia jovial: el yo pierde su propia iden-tidad
en la certidumbre misma de reencontrarse, mltiple, en la
permanencia idn-tica del universo.8
Cmo plantea Nietzsche la eternidad del instante, la unidad de lo
mltiple?Mediante la figura del crculo: el circulus uitiosus Deus.9
Dios? S, un Dios muer-to: Ser en la muerte de Dios, el
acontecimiento de los acontecimientos, sentidoen la parbola del
Insensato (afor. 125) como el crimen de los crmenes, donde vaa
situarse el instante decisivo de la voluntad en la necesidad
circular del ser.10 Estesituar la voluntad en la necesidad circular
del ser va a conllevar, justamente, elrechazo del nihilismo vulgar,
del todo est permitido; va a conllevar la aquies-cencia del ser11
(no la promocin de la nada por la nada, ni de la negacin por
lanegacin), la reintegracin de la soberana del ser (qu juegos
sagrados inven-taremos?) en una divinidad por venir: Dioniso, el
siempre posible, el s a la vida.
El s a la vida, cmo entenderlo? Como renovacin del sentido
antiguo delfatum: yo soy una fatalidad.12 La cuestin del fatum se
vuelve absolutamente rele-vante, decisiva, segn Klossowski, para el
hombre postcristiano que da por hechala muerte de Dios: Queda por
saber si el amor fati, es decir el fatum querido noes precisamente
la paradoja de la conciencia moderna que ha reintegrado,
inte-riorizndola, la palabra de Lquesis.13 Cul es esa palabra?
Recordemos el mitoplatnico de Er recogido en el libro X de la
Repblica: Despus de haber elegidosu vida todas las almas, se
acercaban a Lquesis por el orden mismo que les habatocado; y ella
daba a cada una, como guardiana de la vida y cumplidora de su
elec-cin, el daimon que haba escogido.14 El daimon es el fatum. En
Klossowski elfatum, atenindose a la expresin platnica, es
explicitado y comprendido, median-te una teora de lo demonaco, lo
sacrlego, el simulacro, como expresin de lo
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7 USFD, p. 20 (16).8 USFD, p. 22 (18).9 La expresin la utiliza
Nietzsche en Ms all del bien y del mal, III, 56.10 USFD, p. 28
(23).11 USFD, p. 30 (24).12 USFD, p. 31 (25).13 USFD, p. 31 (25).14
PLATN, Rep., X, 617-621.
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sagrado o divino que toma forma y figura en el Dios del crculo
vicioso, el negadorde la ontologa, el Dios de la metamorfosis. No
hemos de olvidar que el tema de lodemonaco es un tema recurrente en
Klossowski. Lo demonaco es la negacin dela ontologa: el fingimiento
de la inexistencia, la elusin del principio de contradic-cin, el
extravo en el plano ontolgico, el arte como simulacin. El
Demonio,Satn, afirma Klossowski, desde el punto de vista de los
escolsticos, habra come-tido un error de ontologa; crey que el ser
podra concebirse como mal, y, por tanto,tambin como no-ser.15
Hasta aqu, un sucinto desarrollo de la tesis que Klossowski
postula en suIntroduccin de 1956 a la Ciencia jovial de Nietzsche.
En ella queda de lado unacuestin que es necesario afrontar. Ya ha
sido apuntado al comienzo: no basta conpostular la afirmacin del
simulacro, de lo mltiple. Detrs de esa postulacin nosespera una
pregunta: qu antilogos, logos al fin y al cabo, exige ese extravo
onto-lgico para poder ser pensado? Es otro tema recurrente en
Klossowski. Ya en 1949,en un estudio sobre Maurice Blanchot,
desarrolla una dialctica entre el existen-te significante y la
insignificancia del ser. Esta dialctica, como toda dialctica,tiene
lugar en el lenguaje y con el lenguaje, en una correspondencia con
una dip-tica del ser que queda subsumida en ella: los nombres y las
imgenes (la metfo-ra y el retrato) encierran a la vez identidad y
desemejanza, significacin temporal yausencia de sentido. Imposible
ver y decir el ser: quien ve a Dios muere y la pala-bra es vida que
lleva a la muerte. Los nombres y las imgenes entraan unaausencia
(la verdad imposible): El lenguaje que significa lo existente
escribeKlossowski da a la insignificancia absoluta el nombre ms
noble de la existen-cia, o sea, Dios.16
Contradiccin? Apora? Paradoja? Klossowski apela a una
contrafiguratransgresora: el solecismo.17 Nos recuerda las palabras
de Henri Sorge a Bouxe en
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15 USFD, p. 39 (31).16 USFD, p. 158 (128).17 Generalmente se
entiende por solecismo toda expresin que contraviene las reglas
gramaticales osintcticas. Klossowski nos lleva ms all de este
significado corriente. Y lo hace de la mano del autorlatino
Quintiliano, acudiendo a un pasaje de su tratado De institutione
oratoria, en el que, al tratarsobre el solecismo, se pregunta si
puede haber solecismo en palabras aisladas, como podra ser el
casoen el que alguien dijera: vete refirindose a varios, o alguien
a la pregunta a quin veo?, contes-tara: yo. El hecho de que en
ambos casos la palabra vaya acompaada de un elemento no lingsti-co
al que hace referencia empuja al autor a traer a colacin un tipo de
solecismo que no pertenece almero campo de la palabra sino que
tiene lugar entre lo dicho y lo visto, entre la palabra y el
gesto:Tambin en el gesto creen algunos poder detectar este mismo
vicio [el de solecismo], como cuandouna cosa se da a entender con
la voz y otra con el gesto de la cabeza o de la mano (QUINTILIANO,
Deinstitutione oratoria, I, V, 10). Klossowski, siguiendo a
Quintiliano, lo llama solecismo del gesto. Enrealidad el solecismo
no se da en el gesto, como tampoco se da en la palabra, sino en el
acontecimien-to que tiene lugar entre el gesto y la palabra. Ni el
solo gesto ni la sola palabra pueden encerrar unsolecismo. De hecho
el propio Quintiliano, aunque reduciendo el fenmeno al campo de la
palabra,
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El Altsimo de Maurice Blanchot: Le suplico que comprenda, todo
lo que viene dem no es para usted ms que mentira, porque yo soy la
verdad. Y Klossowskiaade seguidamente: Dei Dialectus solecismus.18
El solecismo, la transgresinsintctica, es el dialecto de Dios. El
solecismo es una figura retrica que se expre-sa en la palabra, pero
tambin una figura ptica que se expresa en la visin.Podemos hablar,
ms all del ver y del or, de un solecismo ontolgico en el planodel
ser? La verdad imposible de la catstrofe ontolgica tendr dos
expresiones enKlossowski, la del Circulus uitiosus Deus (plano del
contenido: quien ve a Diosmuere) y la del Dei dialectus solecismus
(plano de la expresin: la palabra mata).19
Si la verdad es imposible no nos queda ms remedio que afirmar el
error nece-sario. Pero no como contrapuesto a la verdad, sino
concibindolo como necesariopara la misma verdad. Fatalismo, pues?
S, pero ya hemos apuntado algo sobreello: un fatalismo querido, un
amor fati. Por eso desde el error necesario hemos deavanzar hasta
el error querido. As nos lo presenta Klossowski en Nietzsche,
elpolitesmo y la parodia, una conferencia pronunciada en 1957 en el
Collge dePhilosophie. En ella nos dice: El error querido, por razn
misma del simulacro, dacuenta de la existencia cuya esencia misma
es la verdad que se oculta, la verdad quese rehsa.20 Se da as lo
que he llamado tomando las palabras de Klossowski lacatstrofe
ontolgica, y que Nietzsche expresaba mediante la absorcin delmundo
verdadero y aparente por la fbula. Es el reino de la no identidad,
de la plu-ralidad de formas.
Simulacro y parodia; crculo vicioso y solecismo. Ms all del
juego de lasmetforas, que no tiene otro escenario que el lenguaje
de la presencia, es decir, ellenguaje ontoteolgico, aunque sea para
deconstruirlo como el lenguaje de la pre-sencia de la nada; ms all,
pues, de ese juego, qu nuevas exigencias esconden?Y de nuevo
Klossowski, para articular una respuesta, apela a la fuerza de la
meta-morfosis. La reabsorcin del mundo verdadero y aparente por la
fbula, la no iden-tidad y la pluralidad de formas, entraa en el
alma y en la vida una aptitud para lametamorfosis. Esta aptitud
para la metamorfosis, que siempre ha acompaado al
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alude a una combinacin de la palabra y el gesto : Ni puedo
aceptar sin reservas esta opinin, nirechazarla por completo, pues
acepto que puede haber un solecismo en una sola palabra, pero no
deotra forma que por la presencia de algo ms, que adquiere el valor
de otra palabra, de tal suerte que elsolecismo resulta de la
combinacin de aquello que designa la cosa y de la que manifiesta su
inten-cin. Para evitar juegos de palabras, diremos que
ocasionalmente puede haber solecismo en una solapalabra, nunca en
una palabra sola (Ibid.). 18 USFD, p. 164 (133).19 Si tenemos en
cuenta lo apuntado en la nota 17, puede abrirse la posibilidad de
darle un nuevo alcan-ce a esta expresin de Klossowski. El dialecto
de Dios, como el propio solecismo, no ha de referirseslo a la
palabra, a la lgica, aunque sea una palabra rota o una lgica
a-lgica, sino a la palabra-luz,al Dios-Entre, al entreser si se
quiere, resultando as lo que Klossowski llama contra-lgica de
lametamorfosis (Pierre KLOSSOWSKI, Protase et apodose, en LArc, 43
(Klossowski), 1970, p.14).20 USFD, pp. 202-203 (164).
-
hombre y que, como afirma Klossowski, constituye la tentacin
mayor contra laque el hombre ha debido luchar durante milenios para
conquistarse y definirse a lavez que ha contribuido, en esa lucha
por definirse, a la formacin definitoria quedeba abocar al hombre,
como ha quedado patente en la delimitacin de lo divinoy de lo
humano, es lo que caracteriza a la voluntad creadora y a la
voluntad de eter-nizacin. Porque, justamente, dir Klossowski, es la
voluntad de poder la queconstituye la aptitud universal para la
metamorfosis, al igual que el eterno retor-no es un simulacro de
doctrina cuyo carcter pardico da cuenta incluso de la hila-ridad
como atributo de la existencia bastndose a s misma cuando la risa
estalla,en el fondo de la total verdad, bien que la verdad explote
en la risa de los dioses,bien que los mismos dioses mueran de risa
loca: Cuando un Dios quiso ser el nicoDios, todos los dioses
tuvieron un ataque de risa hasta morir de risa. Porque, ques lo
divino sino el hecho de que haya muchos dioses y no Dios
solo?.21
3. El desmontaje del autmata
Klossowski titula su obra mayor Nietzsche y el crculo vicioso.
El propio ttulonos orienta sobre el sentido de la interpretacin que
el autor lleva a cabo en ella delpensamiento nietzscheano. No busca
una interpretacin sistemtica ni omniabar-cante, sino una
interpretacin radical, conclusiva quiz. El tema del crculo
viciosotardo en Nietzsche es determinante a la hora de intentar
descifrar el designio lti-mo de la obra nietzscheana y dar un
fundamento a la tarea de la transvaloracinde todos los valores.
Klossowski radicaliza su lectura de Nietzsche, apuntada o
yaparcialmente desarrollada en sus trabajos anteriores. Para ello
hace uso casi deforma exclusiva de los fragmentos pstumos de la
ltima dcada del Nietzsche lci-do, la que va de 1880 a 1888. Podemos
afirmar, de acuerdo con lo dicho hasta elmomento, que lo que
Klossowski pretende en esta obra es construir una teologadel Dios
crculo vicioso22 que arrumba con toda la teologa tradicional y, por
con-siguiente, con toda la ontoteoteleologa. Cules son las
ideas-clave en las que sus-tenta Klossowski su interpretacin? La
ideas de complot y de delirio. El com-plot, no de una clase contra
otra clase, sino, en un sentido ms radical, de un indi-viduo no slo
contra su propia clase, sino tambin contra las formas existentes
dela especie humana entera;23 y el delirio, no como componente
patolgico del pen-samiento de Nietzsche, sino como
experiencia-lmite y profundamente lcida del
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21 USFD, p. 211 (170).22 Pierre KLOSSOWSKI, Nietzsche et le
cercle vicieux, ed. revisada y corregida, Mercure de France,1975,
p.174 (Trad. esp. de Isidro Herrera : Nietzsche y el crculo
vicioso, Madrid, Arena Libros, 2004,157). En adelante: NCV. Aunque
la traduccin de las citas es nuestra, incluiremos entre parntesis
lapg. de la excelente traduccin al espaol de Isidro Herrera.23 NCV,
p. 12 (14).
-
caos,24 del entre desde el entre, del margen desde el margen, ms
all o ms ac delprincipio de identidad y de realidad.
Mediante estas dos ideas-clave se acerca Klossowski a los
fragmentos pstumosde Nietzsche para intentar dar respuesta a esa
pregunta ya tantas veces repetida yque es una pregunta esencial
para hacer cualquier diagnstico del presente: qusignifica pensar,
qu nos llama a pensar? O en palabras del propio Klossowski,qu es,
por consiguiente, el acto mismo de pensar?.25 La formulacin
mismaindica ya que no se trata de una cuestin puramente
especulativa: el pensamientolcido forma en Nietzsche un todo
indisoluble con el delirio y el complot.26 Cmose concreta este
pensamiento-experiencia? Como un combate contra la cultura: esaes
la tesis de Klossowski. Como ya sostuvo Heidegger, es preciso
desmarcar el pen-samiento de la cultura. No es posible dar
respuesta a la cuestin del pensamientodesde un planteamiento que
tiene como punto de partida el concepto de cultura, odesde una
reduccin del pensamiento a la cultura. Es necesario distinguir
radical-mente el pensamiento de la cultura. Hasta tal punto que,
para Klossowski, la clari-ficacin del acto del pensar y todo lo que
dicho acto conlleva: el problema de laverdad, de la justicia, del
sentido, del valor, etc se viste o se tra-viste en una cr-tica de
la cultura27, o, dicho de una forma ms radical, como un combate
contrala cultura.28
Este combate contra la cultura entraa una exigencia primordial:
la crtica acti-va del lenguaje. La cultura, inseparable del
lenguaje, de sus estructuras recorde-mos a este respecto el famoso
texto de Levi-Strauss sobre las relaciones entre len-guaje y
cultura29 ha de interpretarse, comprenderse y criticarse en funcin
de lasfuerzas de la no-palabra.30
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24 Cf. NCV, p. 12 (14).25 NCV, p. 12 (15). 26 NVC, p. 12 (14).27
NCV, p. 13 (15).28 El primer apartado de NCV se titula
expresamente: El combate contra la cultura.29 Cf. Claude
LVI-STRAUSS, Antropologa estructural, trad. esp. de E. Vern, Buenos
Aires, Eudeba,1968. p. 63: El problema de las relaciones entre
lenguaje y cultura es uno de los ms complicadosque puedan
imaginarse. En primer lugar, el lenguaje es susceptible de ser
tratado como un productode la cultura: una lengua, usada en una
sociedad, refleja la cultura general de la poblacin. Pero, enotro
sentido, el lenguaje es una parte de la cultura; constituye uno de
sus elementos entre otros [...]Pero esto no es todo. Se puede
considerar el lenguaje como una condicin de la cultura, y ello en
undoble sentido: diacrnico, puesto que el individuo adquiere la
cultura de su grupo principalmente pormedio del lenguaje; se
instruye y educa al nio mediante el habla; se lo reprende y se lo
halaga conpalabras. Desde un punto de vista ms terico, el lenguaje
aparece tambin como condicin de la cul-tura en la medida en que sta
posee una arquitectura similar a la del lenguaje. Una y otra se
edificanpor medio de oposiciones y correlaciones, es decir, de
relaciones lgicas. De tal manera que el lengua-je puede ser
considerado como los cimientos destinados a recibir las estructuras
que corresponde a lacultura en sus distintos aspectos, estructuras
ms complejas a veces, pero del mismo tipo que las dellenguaje.30
Cf. NCV, p. 40 (40).
-
La verdad imposible de la catstrofe ontolgica que tiene como
expresin el cir-culus uitiosus Deus y el Dei dialectus solecismus
tendr ahora una ms profundaclarificacin. A partir de la experiencia
del eterno retorno como crculo vicioso queconlleva una nueva versin
de la fatalidad y una afirmacin incondicionada delcaos, Nietzsche
establece la funcin primordial del cuerpo como Selbst en el
hom-bre. No podemos separar el Selbst del cuerpo: Del cuerpo, del
Selbst comentaKlossowski es de donde surgen las fuerzas creadoras,
las evaluaciones [...]. ElSelbst no es en el cuerpo ms que una
extremidad prolongada del caos.31 Losimpulsos que caracterizan a
ese Selbst son delegaciones, en el cuerpo individual yorganizado,
de un caos, sin meta, sin principio y sin fin. Ese Selbst catico,
incons-ciente el Selbst consciente no ser sino una imagen, fuera de
nosotros, que intentadesignar un dentro que se le contrapone es el
fondo-locura del individuo, sin obje-to ni sujeto, en el que se
persigue un sistema distinto de designaciones para el queno hay ni
afuera ni adentro.32 Estamos atrapados, pues, por dos sistemas: el
sis-tema de designaciones pulsional y el sistema de signos
cotidianos. Y con ellosse corresponden dos tipos de pensamiento: el
pensamiento corporante de las fuer-zas fsicas, que se caracteriza
como pensamiento de nadie y bsqueda de un hilo deAriadna en el
laberinto de los impulsos, y el pensamiento verbal de las palabras,
quese caracteriza como pensamiento de un yo, o de un sujeto frente
a un objeto, y en elque los marcadores sintcticos nos alejan de
todo laberinto. Frente a la palabra enlas afueras, al modo de un
lgos prophoriks constituido por los signos cotidianoscomo campo de
la demostracin, de las estructuras lgicas que ahorman la cultu-ra,
cultura del afuera, tenemos un mutismo en los adentros, al modo de
un lgosendiathets constituido por el movimiento de humor
declarativo que caracteriza lastonalidades del alma y conforma el
nudo y mudo pensamiento, pensamiento deladentro.33
Pero establecer una cultura del afuera frente al pensamiento del
adentro no dejaya de ser un efecto del lenguaje, una imposicin de
la cultura. Cmo activar unaposicin de resistencia?
Por de pronto, una cuestin de metodologa. A ese fondo-locura,
Selbst caticoy pulsional, no podemos llegar, al modo plotiniano,
agustiniano o batailleano, nirefugindonos en nuestra intimidad ni
entrando en nuestra vida interior, eso que lla-mamos nuestra
conciencia, y a la que Klossowski caracteriza como el residuode los
signos instituidos en el exterior so pretexto de significarnos de
forma obje-tiva, imparcial: residuo que sin duda adquiere la
configuracin del movimientopulsional propio de cada uno; casa por
tanto los contornos de nuestra forma de reac-cionar con esa invasin
de signos que no hemos inventado.34 Tampoco podemos
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31 NCV, p. 58 (58).32 NCV, p. 67 (62). 33 Cf. NCV, pp. 13-15
(16-17).34 NCV, p. 67 (63).
-
llegar a ese Selbst inconsciente, al modo mtico o freudiano, a
travs de los sueos(reconstruccin a la inversa, segn Klossowski, del
estado de vigilia; uso diferentedel mismo sistema de signos del
cdigo cotidiano) ni mediante la prctica psiqui-trica o
psicoanaltica (que se basan en la artimaa de creer en la
coexistencia deuna conciencia y de una inconsciencia35). La
coexistencia de ambas instanciasconllevara la funcin de
intermediaria por parte de la conciencia entre el adentro yel
afuera, el fondo y el exterior, el sistema pulsional y el sistema
de los signos coti-dianos. Nada de esto tiene lugar en realidad:
Nunca daremos nada que sea de nues-tro fondo, afirma Klossowski. El
fondo no es intercambiable porque no significanada. Por eso sigue
comentando Klossowski: Slo a partir de esta imposibilidadde
intercambio nos recubrimos con esa cobertura que se llama
conocimiento, cultu-ra, moral, todos ellos basados en el cdigo de
los signos cotidianos. Bajo esta cober-tura estara esa nada, o ese
fondo, o ese Caos, o cualquier otra cosa innombrableque Nietzsche
no osaba pronunciar.36
Naturalmente, para Nietzsche se trata de romper con la dicotoma
que, justa-mente, implanta el sistema de los signos cotidianos, es
decir, el sistema de la meta-fsica con sus dualismos, al menos
desde Platn. Esta ruptura la presenta Nietzschecon su proclama de
la supresin del mundo verdadero, que conlleva tambin lasupresin del
aparente. Hemos de suprimir tambin el sistema de los signos
coti-dianos? Cmo pensar entonces ese nuevo mundo ni verdadero ni
aparente?Slo nos queda el silencio? Ha de sucedernos lo mismo que
al Wittgenstein delTractatus con su escalera del lenguaje, si bien
en este caso ni siquiera tal vez ten-dra lugar la escalerilla?
Si se trata, a fin de cuentas, tambin en Nietzsche, de buscar un
sentido, aun-que ese sentido tengamos que crearlo, siempre lo
haremos, tambin Nietzsche,desde la conciencia, aunque esta sea
pensada y utilizada como un intermediario. Poreso, como hace
Nietzsche, es necesario utilizar o servirse del lenguaje (de la
cien-cia y de la cultura). Y esto lo entiende Nietzsche como una
manera de devolverlo que haba recibido y pensaba haber recibido
como ltimo eslabn de una largatradicin.37
Estamos presos del sistema de los signos cotidianos, del
lenguaje significante.Pero no nos liberamos de dicho sistema a
partir de una interpretacin del mismobasado en la metfora. Reducir
el lenguaje a un sistema de metforas, de metforasde metforas, es
sencillamente mantenernos sometidos a l, a su
funcionamientointerno. Acudir al carcter metafrico del lenguaje
para llevar a cabo una crtica dela cultura e intentar acceder a la
esencia o inesencia del pensamiento no deja deser una engaifa, un
tranquilizante. Sera como quedarnos en la superficie sin inten-tar
bucear en el fondo.
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Luis Ferrero Carracedo El Nietzsche de Klossowski: de la metfora
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35 NCV, p. 68 (64).36 NCV, pp. 68-69 (64). 37 NCV, p. 69
(65).
-
A mi modo de ver slo podremos salir del impasse si, partiendo
comoKlossowski de los fragmentos pstumos, vemos en ese ltimo estado
lcido deNietzsche, un uso y una concepcin del lenguaje que est ms
cerca de la concep-cin estoica y en consecuencia semtica que de la
concepcin griega clsica. Yahe aludido ms arriba a un paralelismo de
la palabra de las afueras con el lgosprophoriks y el mutismo de los
adentros son el lgos endiathets. Pero es nece-sario ir ms all: la
relacin entre ambos no es una mera relacin de significanciabasada
en la semejanza, la analoga, la mimesis, que establecen una
dualidad, sinouna relacin de distancia basada en la diferencia como
distincin unilateral, queestablece una duplicidad. Por eso comenta
Klossowski: El mutismo en los aden-tros no es ms que la palabra en
las afueras. El asentimiento del pensamiento a estapalabra del
afuera no es ms que el resentimiento del humor o la tonalidad
muda.No es ms que, pero hay tambin una diferencia, una distancia,
una resistencia: Ladeclaracin de Nietzsche re-enva [rejette: lanza
de vuelta] el mutismo del humorsobre el pensamiento, en cuanto que
ste experimenta la resistencia de la cultura enlas afueras.38
Esta concepcin y uso de la palabra, del logos, que rechaza la
mera concepcinrepresentativo-simblica del lenguaje hunde sus races
en la concepcin semtica dela palabra y dentro de ella en la
tradicin estoica: no olvidemos el amor fati de losestoicos y su
concepcin cclica del mundo, concepcin constructivista,
tensional,antistrfica del lenguaje, cuya esencia expresiva no
reside en la metfora sino en lametamorfosis. Este carcter
constructivista de la palabra hace posible su contra-carcter
des-constructor. Por eso tambin en Nietzsche la palabra juega un
papelfundamental, ya que el mutismo interior se transforma, se
metamorfosea, en pala-bra del afuera. Pero esta palabra, como
expresin de la tonalidad muda, encierra ens misma una fuerza
denunciadora que se hace patente en su uso intensivo, comosucede en
Kafka o en la propia obra literaria de Klossowski. Qu nos
muestra,entre otras cosas El Bafometo si no es esa preeminencia de
la palabra en un caos detransparencia?39 Bajo esta concepcin
antistrfica su aspecto demostrativo esalgica cerrada del silogismo
disyuntivo es retrico, como en Spinoza. Ms all dela metfora, su uso
antistrfico encierra una reuersio, una conuersio un
re-lanza-miento, una re-vuelta, que eso es lo que originariamente
significa la antstrofa.40
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Luis Ferrero Carracedo El Nietzsche de Klossowski: de la metfora
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38 NCV, p. 15 (17). 39 En esta extraa novela (P. KLOSSOWSKI, Le
Baphonet, Mercure de France, 1965; hay trad. esp. de J.Fava y L.
Tixi, en Ed. Las Cuarenta, Buenos Aires, 2008), Klossowski crea un
espacio de soplos enun tiempo dislocado, que se rige por la
transparencia, la preeminencia de la palabra y la
modificacinincesante, de tal modo que, sacudiendo los principios de
la ontoteologa, podemos entender la obra, enpalabras de Luciana
Tixi, como la puesta en escena del Eterno Retorno (L. TIXI,
Prefacio a latrad. esp. cit., p.13). Vase el comentario de Deleuze
en Logique du sens, cit., pp. 338 ss.40 El trmino antstrofa viene
de , transliteracin del trmino (que sevuelve de frente, que est en
correspondencia con otra cosa), que guarda relacin con el verbo
-
Es posible este uso intensivo del lenguaje sin terminar
reducidos al silencio?Es posible evitar la experiencia extrema de
Nietzsche? En l, afirma Klossowski,su declaracin recae sobre un
afuera que ha reducido al silencio de su propiohumor, ese humor
propio que haba sido configurado por las instancias parlantesde
dicho afuera. De ah el sentido del combate: La intensidad muda de
la tonali-dad de nimo son de nuevo palabras de Klossowski slo era
sostenida en la medi-da en que afuera una resistencia todava
hablaba: la cultura.41 Combate singularen el que estn en juego un
anverso y un reverso, el anverso de la tonalidad denimo como
intensidad muda y el reverso de la cultura como suma de
conocimien-tos. Reverso y anverso en tensin que slo es posible
afrontar de forma lcida en elentre que los constituye. Es el
combate como experiencia bordeante, que exige estaren el lmite,
mantenerse en el horizonte de sucesos, sin caer, ms all del lmite,
enel agujero negro de la afasia y de la nada.
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Luis Ferrero Carracedo El Nietzsche de Klossowski: de la metfora
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. Este verbo se utilizaba en el teatro clsico griego para
definir el movimiento del corosobre el escenario: a la vez que
cantaba un canto compuesto con una mtrica determinada (llamado en
griego, y de ah nuestro trmino estrofa), danzaba movindose en una
direccin determi-nada; terminado el canto de la estrofa, regresaba
de nuevo a su lugar inicial danzando en direccincontraria y
cantando otro canto que tena la misma mtrica que el anterior y que
se llamaba. De ah nuestro termino antstrofa. Originariamente, pues,
el termino antstrofa se refie-re a un discurso canto antiestrfico
del coro que como tal guarda una relacin de
correspondenciaestructural se trata de la misma mtrica con otro
discurso canto estrfico, y en el que dicha corres-pondencia va
acompaada de un movimiento exterior pero a la vez conformador del
acontecimientodiscursivo que le da sentido diferenciador. Es la
misma mtrica, es la misma estructura discursiva,pero su sentido es
diferente. Con Platn y Aristteles la antstrofa se convierte en un
topos no sloliterario sino tambin filosfico. Los estoicos le dieron
una nueva dimensin con su concepcin cons-tuctivista de la realidad
a partir de un lgos sembrador y demirgico de raigambre semtica.Al
igual que la metfora, la antstrofa encierra unas relaciones de
identidad y diferencia, es decir, unasrelaciones de analoga. Pero
la forma de hacerlas efectivas, de ponerlas en accin, es distinta.
Aunqueen ambos casos se trata de un fenmeno del lenguaje, en el
caso de la metfora se trata de efectos devisin (en toda metfora hay
un trasfondo visual, lumnico: siempre en ella nos encontramos con
unver como, un hacer presente como), en el caso de la antstrofa se
trata de puros efectos de lengua-je (el componente visual de
presencializacin es claramente secundario).Como tal efecto puro de
lenguaje, encierra la antstrofa tres aspectos que de algn modo estn
recogi-dos en el uso ordinario del trmino: el de conversin, el de
trnsito y el de correspondencia. Pero comotopos filosfico los eleva
a una dimensin nueva y les inyecta una fuerza singular. La
conversin antis-trfica no es un mero cambio intrnseco, no es una ;
es, por el contrario, un cambio queentraa una adjectio, un
suplemento (en palabras de Derrida) o un complemento (en palabras
deDeleuze), como agente o elemento exterior que acta de forma
inmanente. El trnsito antistrficono entraa, como la metfora, ningn
sentido traslaticio; no es un mero paso de un sentido a otro; enla
antstrofa no hay un poner en lugar de, no hay una sino una : slo
hay un que se disemina, que transita a travs de las propias
diferencias que va constituyendo en esetransitar. La
correspondencia antistrfica no es, en consecuencia, una mera
proyeccin; es ms bien unentrelazamiento, o incluso una
metamorfosis: la antstrofa es la herramienta de un que actapor
irradiacin, penetracin, produccin de luz y de presencia.41 NCV, p.
15 (17).
-
El combate contra la cultura no es cuestin de afasia sino de
estilo. Lo que hade hacerse es un uso intensivo, un uso menor, de
la lengua, haciendo del propio dis-curso un autntico devenir:
cuestin de metamorfosis ms bien que de metfora. Nose trata de
representar ni significar, sino de crear posibilidades de eclosin
del pro-pio fondo o caos. No se trata de un hundirse en el ms all
afsico y silente, sino demantenerse en el entre como una
experiencia de vrtigo que hace tartamudear alpropio lenguaje. Pero,
es ello posible? Por qu no habremos de callarnos?Suprimir el mundo
verdadero comenta Klossowski era tambin suprimir elmundo de las
apariencias y con ellos nuevamente suprimir las nociones de
con-ciencia y de inconsciencia el afuera y el adentro. No somos ms
que una suce-sin de estados discontinuos en relacin con el cdigo de
los signos cotidianos, ysobre la cual la fijeza del lenguaje nos
engaa: en la medida en que dependemos deeste cdigo concebimos
nuestra continuidad, aunque slo vivamos discontinuos;pero estos
estados discontinuos slo conciernen a nuestra forma de usar o de no
usarla fijeza del lenguaje: ser consciente es usarla. Pero, de qu
forma podremos saberalguna vez lo que somos desde el momento en que
nos callamos?.42 Esta pregun-ta que se hace Klossowski es
importante. La respuesta podra ser sta: No hay formade saberlo
desde una afasia total, desde un absoluto mutismo; una afasia
locuentees necesaria, una suerte de tartamudeo que se teje de
solecismos y sincdoques.
Como afirma Nietzsche en uno de los fragmentos pstumos que
recoge ycomenta Klossowski,43 el defecto fundamental consiste en
establecer el estadoconsciente (marcado, modelado por el sistema de
los signos cotidianos) como cri-terio y valor supremo de la vida,
en lugar de comprenderlo como instrumentoy singularidad de la
misma: falacia de tomar la parte por el todo (sincdoque queno
metfora; relacin de contigidad que no relacin de semejanza), que
lleva alfilsofo a imaginar un todo: omnitudo realitatis, ens
realissimum, Dios. No es unenlace de metforas, sino un proceso
sinecdocal.
Si tomamos conciencia de este proceso sinecdocal, veremos que su
crtica acti-va exige un proceso antistrfico (de reuersio, de
conuersio) a partir de una concep-cin constructivista del lenguaje.
Lo que hace Nietzsche, tal como muestraKlossowski, es invertir la
mirada, o la perspectiva: lo que era fin se invierte enmedio o
instrumento. La conciencia con su cdigo de los signos cotidianos es
pen-sada como un instrumento o medio cuyo fin es el inconsciente,
el Caos. Pero elinconsciente, el Caos, carece de fines. No recae
Nietzsche en aquello que preten-de evitar? Cmo es posible pensar el
Caos si slo podemos pensarlo es decir,dejarlo impensado en el
pensamiento mismo a travs de un lenguaje que encierraen s mismo la
dicotoma medio/fines y pretende introducir ese esquema donde
notiene lugar, es decir, all donde, desde el punto de vista del
lenguaje, lo nico quepodemos constatar es su in-significancia, su
sin-sentido?
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Luis Ferrero Carracedo El Nietzsche de Klossowski: de la metfora
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42 NCV, p. 69 (65). 43 Cf. NCV, p. 70 (66).
-
Qu hacer, entonces? Nietzsche es consciente de que est
trabajando con fic-ciones al hacer uso del sistema de los signos
cotidianos y por eso, como afirmaKlossowski, lo que pretende es
llevar a cabo un ataque directo contra la necesidaddel lenguaje que
ha de ir ms all de una estrategia, demasiado blanda sin duda,
deusurpacin y de inversin. Usurpar el lenguaje el discurso lgico,
metafsico,metafrico slo nos permite hablar de lo no-pensado (fondo
sin sentido y sin fina-lidad) introduciendo un sentido y una
finalidad al pensarlo segn el lenguaje; inver-tir la perspectiva no
deja de mantener el mismo esquema pensado en el lenguaje dela
conciencia. Dejar la palabra a Klossowski en un atinado comentario:
El medioy el fin permanecen en la ptica de la conciencia. Usar
categoras conscientescomo un medio para alcanzar una meta fuera de
la conciencia es todava obedecera la ptica falsa de la conciencia:
y la conciencia que fuera consciente de ser uninstrumento del Caos
no sera en adelante capaz de obedecer a la meta de un caosque no le
pide ni siquiera llegar a l. El Caos a su vez sera consciente y ya
nosera el Caos. As pues, los trminos de conciencia y de
inconsciencia no respondena nada real: si Nietzsche los usa es por
convencin psicolgica, pero deja enten-der lo que no dice, a saber,
que el acto de pensar corresponde a una pasividad. Queesta est
fundada en la fijeza de los signos del lenguaje cuyas combinaciones
simu-lan los gestos, los movimientos que reducen el lenguaje al
silencio.44
Cmo llevar a cabo, entonces, ese ataque al lenguaje? No hay otra
posibilidadque no sea desde el lenguaje mismo con el silencio no es
posible; pero la estrate-gia de abordaje ha de ser ms radical y
sutil. Lo que ha de hacerse es re-mover ellenguaje, sacarlo de su
estatus significante incluso metafrico, hacerlo funcionara partir
de una nueva concepcin de los signos. Como afirma Klossowski, la
pri-mera cuestin que hay que plantear ser la de la funcin de los
signos del lenguaje;o bien, de forma ms rudimentaria todava: cmo y
dnde nacen los signos?.45
Cmo y dnde? Recordemos: todo nace del puro devenir catico. Todo
nacede la voluntad de poder, que es relacin de fuerzas,
constituyente y constituida a lavez en el crculo vicioso del eterno
retorno, y que en el nivel orgnico se expresa enmovimientos
pulsionales. Tenemos, pues, en primer lugar, el lenguaje fsico
delos signos puros, el pensamiento corporante de un Selbst. En el
mundo orgnicosurge lo que Klossowski llama la abreviacin de los
signos, es decir la interpre-tacin, que en el grado ms alto de la
vida orgnica, el hombre se concreta en uncdigo de signos (el
lenguaje), mediante el cual tiene lugar esa interpretacin.
La consecuencia de todo esto es demoledora: lo que es producto
de un azar deun error, dir Nietzsche se interpreta como algo
necesario como verdad. La ver-dad no es otra cosa que un error
necesario ilusin de su necesidad. Un cdigo sesignos, como comenta
Klossowski, es una abreviacin de signos de los movimien-
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Luis Ferrero Carracedo El Nietzsche de Klossowski: de la metfora
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44 NCV, p. 72 (68).45 NCV, p. 75 (71).
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tos (pulsionales) de los gestos: sin duda el sistema de
interpretacin que ofrece elms extenso dominio del error.46 La
contradiccin, la distancia, no est entre loverdadero y lo falso,
sino entre los signos y las abreviaciones de los signos, entre
elgesto y la palabra, entre el lenguaje pulsional y el
significante. Porque el lenguajesignificante lleva al lenguaje
pulsional a la insignificancia: Las intensidades (pul-sin-repulsin)
slo adquieren significacin cuando son primeramente reducidaspor ese
sistema abreviador a los estados pulsionales del suppositum.47
Esta contradiccin, esta distancia, es la que fuerza al
pensamiento y, por consi-guiente, reclama la necesidad de un nuevo
uso del lenguaje: No tenemos lenguajecomenta Klossowski para
expresar lo que est en devenir.48 Ese nuevo uso dellenguaje ni
siquiera le basta con ser metafrico la metfora, digmoslo una vezms,
no se libera del significante, sino ms bien antistrfico,
metamrfico. Cmoponerlo en prctica? Y qu es lo que dicha prctica
encierra? Digmoslo escueta-mente: una crtica activa, una
intervencin, un desmontaje. El desmontaje, como elmovimiento
antistrfico, entraa un movimiento recesivo con una
intervencinexterior que introduce un sentido diferenciador que
lanza al lenguaje contra smismo, arruinando su estatus
pretendidamente originario. Por eso ese movimientorecesivo,
antistrfico, necesario para hacer un nuevo uso del lenguaje, se
concretaen Nietzsche como una operacin que, siguiendo la lectura de
Klossowski, pode-mos caracterizar como el desmontaje del autmata
que encierra el homo loquensbajo la ficcin de esa espontaneidad que
experimenta en el lenguaje, con el fin dedespejar la perspectiva
ilusoria que encierra la conciencia de la inconsciencia ycrear as
las condiciones de una nueva libertad: La conciencia de la
inconscien-cia escribe Klossowski slo puede consistir en una
simulacin de fuerzas; no setrata de destruir lo que Nietzsche llama
la abreviacin (de signos) de los signos pro-piamente dichos el
cifrado de los movimientos, sino de retraducir la
semiticaconsciente en la semitica pulsional: las categoras
conscientes que escamote-an, repudian, traicionan los movimientos y
as ignoran el combate perpetuo de lasfuerzas mantienen el
automatismo bajo la aparente espontaneidad del pensamien-to: para
recuperar la espontaneidad autntica, el productor de esas
categoras, elrgano intelectual, debe ser tratado en adelante a su
vez como simple autmata,puro instrumento: desde ese momento, como
espectador de s mismo, el autmataslo encuentra su libertad en el
espectculo que va de la intensidad a la intencin,y de sta a la
intensidad.49
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46 NCV, p. 76 (72).47 NCV, p. 79 (75). Con el trmino latino
suppositum, de raigambre medieval, traducimos comoas lo hace Isidro
Herrera en su traduccin espaola el trmino francs suppt, poco usual,
que gene-ralmente se traduce por agente. No hay duda de que
Klossowski utiliza el trmino teniendo en menteel significado y uso
que le dieron los pensadores medievales a partir de Boecio. Remito
a la interesan-te nota de Isidro Herrera sobre dicha traduccin
(cit., p. 52).48 NCV, p. 80 (75).49 NCV, p. 81 (76).
-
El desmontaje del autmata de ese autmata espiritual no es, pues,
una ope-racin simple. Conlleva en su misma prctica el desmontaje
del mismo instrumen-to que utilizamos para hacerlo. No consiste, en
consecuencia, en la mera separacinde las diversas piezas
desentraando su funcionamiento. Como movimiento recesi-vo que se
lleva a cabo mediante el lenguaje mismo, la puesta en piezas entraa
nece-sariamente y al mismo tiempo un montaje de las mismas. Es, por
ello, un (des)mon-taje. Eso es lo que queremos decir cuando
hablamos de crtica activa, de interven-cin, de proceso antistrfico.
Klossowski, tomando un expresin de Nietzsche, lollama simulacin de
fuerzas.Pero hemos de ser cautos a la hora de descifrar elsentido
de esta expresin en Nietzsche y en Klossowski. Acaso hemos de
quedar-nos en su significado corriente de representacin,
fingimiento o imitacin del algo,en este caso de las fuerzas
pulsionales? No se trata de destruir nos previeneKlossowski [...],
sino de retraducir. No se trata de un desmontaje a secas.
Perotampoco de un mero montaje. Se trata, por el contrario, de un
desmontaje y un mon-taje sui generis, que en su simultaneidad
encierran dos movimientos asimtricosque, como las dos caras de la
banda de Moebius, constituyen un solo movimientoque bien podemos
llamar de simulacin. Porque no es sin ms un movimiento deida y
vuelta. En l la ida es ya vuelta y la vuelta es ya ida. Es una pura
oscilacin.Un instantneo zig-zag. Todo tiene lugar en el entre, en
el punto-lmite, como lugardel espectculo que va de la intensidad a
la intencin, y de sta a la intensidad, yen el que el autmata, como
espectador de s mismo [...] encuentra su libertad.
Pero, qu es lo que tiene lugar en ese entre? Qu encierra ese
espectculo queva de la intensidad a la intencin y de sta a la
intensidad? Para poder ofrecer unarespuesta y como un primer paso
para llevar a cabo el (des)montaje, Klossowski, apropsito de la
vivencia-lmite la hohe Stimmung que Nietzsche experimenta conla
revelacin del eterno retorno como crculo vicioso, se plantea una
pregunta quepodemos considerar previa: Cmo una tonalidad del alma,
una Stimmung, se con-vierte en un pensamiento?. En su respuesta
marca Klossowski los momentos pro-gresivos del proceso que, en
sntesis, son los siguientes: 1. la tonalidad del alma esuna
fluctuacin de intensidad que, para ser comunicable, debe tomarse a
s mismacomo objeto y volverse sobre s misma; 2. al volver sobre s
misma, la intensidadse interpreta (se disjunta, forma su
contrapeso: alza y cada, fluctuacin), constitu-yndose en ella un
sentido; 3. al constituirse en la intensidad un sentido, mediantela
repeticin y la imitacin, se convierte en un signo: ya como traza de
una fluctua-cin de intensidad, ya como marca de una ausencia de
intensidad (flujo y reflujo:memoria/olvido, atencin/indiferencia,
voluntad/relajamiento). Tenemos de estemodo la constitucin del
sentido en el juego mismo del sinsentido y la conversinde la
intensidad insignificante en un signo cargado de significacin. Cmo
surgeel pensamiento? Klossowski nos devuelve la imagen que invocaba
Nietzsche: elpensamiento surge como la espuma que forman y van
dejando las olas en su ince-
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sante movimiento. Surge, pues, como un resto que arrastra el
propio proceso.Proceso que no es en modo alguno dialctico, y que en
ningn caso es el productode una ratio. El signo, la significacin,
el universo del sentido, recubren abismosmovientes, siguen siendo
funciones del caos.50 Todo sentido est ligado al sinsenti-do: el
sentido es un efecto de los juegos de fuerzas del sinsentido. El
pensamientocomo efecto de un no-pensamiento, como resto.
4. El leguaje absoluto
Si el pensamiento es un resto, qu nos queda? Qu hacer con ese
resto?Cmo trabajar con l? Cmo insuflarle nueva vida? Ser necesario
emprender elcamino de regreso, desprendernos el lenguaje y
hundirnos en la afasia? O hemosde pensar que es posible un nuevo
montaje, como segundo momento de la simula-cin? A partir de la
experiencia del crculo vicioso en la que los principios de
iden-tidad y de realidad quedan suspendidos, la visin de Nietzsche
se agudiza: la simu-lacin como atributo del ser mismo se convierte
tambin en el principio del cono-cimiento.51
Es preciso avanzar despacio y con cautela. Es la simulacin algo
distinto deuna pura mmesis? Basta con acudir a la mscara y al
simulacro? Por qu no con-tentarnos con la metfora? Por qu postular
la necesidad de la metamorfosis?Volvamos sobre nuestros pasos: Los
pensamientos afirma Nietzsche son signosde un juego y de un combate
de los afectos; dependen siempre de sus races ocul-tas. Podemos
decir en consecuencia: los pensamientos responden a
intensidades,excitaciones, tonalidades independientemente de lo que
enuncian; lo que en suenunciado importa es su capacidad emocional,
no conceptual, suscitando otrasintensidades, otras excitaciones,
otras tonalidades. De este modo afirma Nietzscheun pensamiento
pthico que Klossowski describe de una forma admirable enel que el
pensador oscila entre la constancia de los signos cotidianos (que
no tienenotra forma de significar si no es por su fijeza y que
Nietzsche reemplaza por la obs-tinacin de la palabra) y el
incesante movimiento de las fuerzas pulsionales
(cuyainsignificancia intenta expresar Nietzsche mediante el gesto
obstinado de recuperarlo incognoscible).52 Mantenerse en el entre
de esa regin oscilante, como en la cres-
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50 NCV, p. 99 (89). El signo donde culmina la fluctuacin de
intensidad, la significacin, al ser slopor aflujo, nunca se desgaja
absolutamente de los abismos movientes que recubre.51 Cf. NCV, p.
201 (181).52 A propsito de la relacin entre metamorfosis y
pensamiento escribe Deleuze: La metamorfosis esel desprendimiento
de la entidad no existente para cada estado de cosas, el infinitivo
para cada cuer-po y cualidad, cada sujeto y predicado, cada accin y
pasin. La metamorfosis (sublimacin y simbo-lizacin) consiste, para
cada cosa, en el desprendimiento de un aliquid que es a la vez
atributo noem-
-
ta de una ola que nunca cesa en su ondulante movimiento, exige
un arte de funm-bulo en el que la barra del lenguaje que como
simulacro da fijeza al artista exige elacompaamiento de
imprevisibles pero a la vez precisos movimientos corporalesque,
convirtiendo el cuerpo en mscara en una metamorfosis incesante,
hacen cam-biar a cada instante el sistema de fuerzas que empujan
hacia el seductor abismopara hurtarse a l, a la vez que lo hace
patente. Ya no basta, pues, con la palabra,aunque hagamos del
lenguaje un intrincado juego de metforas. Es necesario, comodira
Nietzsche y as nos lo propone Klossowski, recurrir al obstinado
gesto histri-nico y al metamorfoseante juego de las mscaras.
Por qu la mscara ms all o ms ac de la metfora? A medida que
Nietzschese va acercando al punto-lmite de su desfondamiento y,
despus de la experienciainsoportable de la revelacin del eterno
retorno como fundamento de una nuevateologa, la teologa del dios
crculo vicioso, siente cada vez con ms fuerza laseduccin del
insondable abismo, radicaliza su comportamiento, como un
estadioltimo de su metamorfosis, que lo empuja hacia una lucidez
extrema, eufrica laeuforia de Turn, escribe Klossowski, en su
combate contra la cultura, acentuan-do el gesto histrinico que
sustituye progresivamente al discurso en su estrategia dela
simulacin. Es el momento previo a la afasia, en el que la palabra,
sobrepasandoel nivel literario, toma en Nietzsche el carcter de
pura dinamita. Qu papel puededesempear a partir de este momento la
metfora? No se trata de poner en duda elpapel que, desde Nacimiento
de la tragedia, ha desempeado en el pensamiento deNietzsche, sino
de constatar su insuficiencia en un programa radical y ltimo
contintes de batalla decisiva. Los juegos metafricos ya son juegos
pasados. En unmundo de puros simulacros, en el que la catstrofe
ontolgica ha arrumbado contoda teologa del Dios padre del silogismo
disyuntivo y garante ltimo del princi-pio de realidad y de los tres
principios de la lgica, en el que reina la potencia de lofalso,
mundo de metamorfosis, de simulacin sin lmites, exige potenciar
otro ins-trumento tambin presente en Nietzsche desde el principio:
el histrionismo de lamscara.
Un anlisis, aunque sea somero, de la relacin entre la metfora y
la mscarapuede ayudarnos a profundizar, o al menos a comprender, la
posicin deKlossowski en relacin con la metfora en su interpretacin
del pensamiento nietzs-cheano y que de algn modo ha quedado
expresada anteriormente. Como ya hedicho al comienzo, la palabra
metfora casi brilla por su ausencia en la obra deKlossowski, lo que
en principio pudiera resultar extrao, ya que el tema de la met-
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tico y expresable notico, verdad eterna, sentido que sobrevuela
y planea sobre los cuerpos [...] Todoslos acontecimientos, todos
los verbos, todos estos expresables-atributos comunican en uno en
estaextraccin, para un mismo lenguaje que los expresa, bajo un
mismo ser en el que son pensados(Gilles DELEUZE, Logique du sens,
cit., pp. 257-258). Para Deleuze la metamorfosis es redistribucinde
singularidades (Ibid., p. 72). Comentando Las leyes de la
hospitalidad, escribe: El pensamientoes ms bien la metamorfosis del
sexo; el pensador, la metamorfosis de la pareja (Ibid., p.
256).
-
fora es un tema considerado esencial por muchos comentaristas y
estudiosos. Puesbien, en la ltima parte de Nietzsche y el crculo
vicioso encontramos el trmino dosveces. Veamos el contexto para
intentar descifrar qu alcance tiene.
A propsito de la euforia de Turn, Klossowski est intentando
descifrar elhistrionismo nietzscheano. Un paso necesario es su
confrontacin con el histrionis-mo de Wagner. Qu le reprocha
Nietzsche a Wagner? Que Wagner expresa esen-cialmente el dionisismo
el mismo que Nietzsche ha desarrollado en su pensamien-to, lo que
slo puede hacer el histrin Wagner, pero lo hace explotndolo con
finesincompatibles con lo que el dionisismo representa. El histrin,
contrariamente alartista y al actor, los cuales se caracterizan por
producir conscientemente en unmundo falso de simulacros, utiliza el
simulacro en una total inconsciencia de lofalso. Esta
caracterizacin contrapuesta del histrin y del artista o actor
convierte elhistrionismo, para Nietszche, en el arma secreta con la
que har saltar los criteriostradicionales del poder, es decir, los
criterios de lo verdadero y de lo falso. La simu-lacin el gesto
histrinico del artista o del actor se convierte en una analoga dela
simulacin del ser mismo. Es en este momento, en paralelismo con el
histrionis-mo, cuando Klossowski introduce el tema de la mscara y
utiliza el trmino met-fora: El mismo motivo (de la simulacin
inconsciente y del simulacro conscientede lo autntico) escribe
desarrolla en Nietzsche el fantasma de la mscara: steno es
solamente una metfora de alcance universal, sino tambin un recurso
de supropio comportamiento en relacin con los contemporneos. La
mscara escondela ausencia de una fisonoma determinada recubre la
relacin con el imprevisiblee insondable Caos. Pero la mscara no
deja de ser tambin emergencia del Caos enel punto-lmite en que la
necesidad y lo fortuito se encuentran, en que lo arbitrarioy lo
justo coinciden.53
Fijmonos en la expresin: el fantasma de la mscara no es
solamente unametfora de alcance universal. Klossowski lo da por
hecho. La cuestin que traeentre manos no reside ah, en la mscara
como metfora. Lo que ahora le interesa
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53 NCV, p. 323 (285-286). Bajo la influencia de las doctrinas
escolsticas y psicoanalticas, mantieneKlossowski una concepcin muy
particular del trmino fantasma, otorgndole un papel clave en
elproceso metamrfico del conocimiento, que va de la intensidad
catica al concepto abstracto. Sobreesta cuestin remito al
comentario de G. Deleuze en Logique du sens, series 30 y 31, cit.,
pp 245-258.En el reparto topolgico que Deleuze establece en esta
obra, el fantasma lo define como un fen-meno de superficie, y adems
un fenmeno que se forma en un cierto momento dentro del
desarrollode las superficies, frente al simulacro (objeto de las
profundidades), el dolo (objeto de las altu-ras) y la imagen (lo
que concierne a las superficies parciales corporales). El fantasma
pertenece,pues, al plano de los acontecimientos, siempre entre los
cuerpos y las palabras, entre lo figurativo y loabstracto: El
fantasma va de lo figurativo a lo abstracto; comienza por lo
figurativo, pero ha de pro-seguir en lo abstracto. El fantasma es
el proceso de constitucin de lo incorporal, la mquina de extra-er
un poco de pensamiento, de repartir una diferencia de potencial por
los bordes de la fisura, de pola-rizar el campo cerebral [...] El
fantasma tiene la propiedad de poner en contacto el exterior y el
inte-rior y de reunirlos en un solo lado. Por esto es el lugar del
eterno retorno (p. 256).
-
no olvidemos que el tema es la estrategia de la simulacin es la
mscara comorecurso del propio comportamiento, es decir, como
instrumento de metamorfosisen esa catstrofe ontolgica de la
simulacin del ser mismo. La razn de su intersest en que en esta
segunda funcin de la mscara la mscara como recursoencuentra
Klossowski un doble aspecto que explicita la estrategia de la
simulacin:por un lado, la mscara esconde siempre una relacin con el
caos; por el otro, paten-tiza, hace surgir, esa emergencia del
Caos. La mscara como recurso encierra laexperiencia del entre, el
punto-lmite, indecidible, de coincidencia entre azar ynecesidad,
entre arbitrariedad y justicia. Klossowski deja de lado la metfora
parahacer hincapi en la mscara como encubridora y sobre todo como
reveladora. Estafuncin reveladora no tiene mejor expresin que la
del gesto histrinico, que acom-paa a la mscara misma y que designa
la emocin vivida antes de ser significadapor la palabra.54 Podemos
hablar del gesto-mscara como experiencia del entre:entre el
sinsentido y el sentido, entre la ambigedad y la identificacin,
entre lanecesidad y la arbitrariedad, entre la significacin y la
insignificancia, entre el caosy el cosmos.55 Este gesto-mscara ser
un recurso fundamental del pensamientopthico, el pensamiento de la
lucidez ltima de Nietzsche.
Klossowski entiende que la lucidez de Nietzsche se acrecienta o
se depura amedida que va emergiendo, en su estrategia de la
simulacin, la disolucin de suidentidad, es decir, a medida que
experimenta de forma ms cercana e intensa lalocura. Esta locura
lcida, en la que el principio de realidad queda suspendido ycon l
los principios de identidad, contradiccin y tercio excluso choca
con elintento de Nietzsche de expresarse, lo que lo arrastra cada
vez con ms fuerza haciael gesto histrinico, hasta el punto de
llevar a cabo esa declaracin enorme, incon-sistente que, en el vaco
de su persona, expresa la doble teofana (Dioniso o elCrucificado) y
que, como declaracin, vale para el gesto universal de las
figurasdivinas. Es, dice Klossowski, la puesta en escena del caso
fortuito (el casoNietzsche), que de hecho es el Caos vivido, en una
ausencia total del yo conscien-
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54 NCV, p. 323 (286).55 Cf. NCV, pp. 323-324 (286-287): Del
mismo modo que la mscara esconde una ausencia de fiso-noma
determinada, y por lo tanto recubre el Caos, la riqueza del Caos,
as tambin el gesto que acom-paa a la mscara, el gesto histrinico,
est en estrecha relacin con la designacin de la emocinvivida, antes
de ser significada por la palabra: como gesto improvisado, en s
desprovisto de sentido,pero simulador y por lo tanto interpretable,
seala la demarcacin apenas perceptible donde los impul-sos dudan
todava en prestarse a una identificacin cualquiera, all donde la
necesidad que se igno-ra parece arbitraria, antes de recibir una
significacin exteriormente necesaria. Por una parte, la
posi-bilidad de un gesto en s desprovisto de sentido; por otra
parte, la continuidad de ese gesto, sus con-secuencias en una accin
que a su vez slo adquiere sentido si el rechazo del Caos, de la
pluralidadde sentidos, se cumple en forma de decisin, en beneficio
de la exterioridad, para intervenir en elcurso de los
acontecimientos. Durante el perodo turins de Nietzsche, el gesto
insensato prevale-cer cada vez ms sobre la explicitacin: expresa lo
ms directamente posible la coincidencia entre elcaso fortuito
(Zufall) y la idea repentina (Einfall).
-
te. Quin pone en escena? La conciencia nietzscheana, pero esta
conciencia yano es un yo, el yo-Nietzsche, si bien subsisten en
ella la expresin y el vocabulariodel discurso nietzscheanos como
soportes de su histrionismo. En este punto el len-guaje ha perdido
todo soporte lgico y, por lo tanto, ontoteolgico, y bajo la
simu-lacin de una sintaxis encierra un solecismo metafsico que slo
puede responder aun pensamiento pthico en el que se han roto las
dicotomas metafsicas: ni sujetoni objeto, ni verdadero ni falso, ni
azaroso ni necesario, sino slo el caso fortuitocomo expresin del
Caos, como singularidad que slo tiene su fundamento en elcirculus
uitiosus Deus. Podemos a partir de ese histrionismo del caso
fortuitoseguir hablando de metfora? Retomemos las palabras de
Klossowski: As, el his-trionismo se convierte en la prctica del
caso fortuito. La censura del principio derealidad slo tolera, segn
este principio, el juego convencional de la metfora (len-guaje) o
del simulacro (gesto del actor). Ahora bien, la prctica del caso
fortuito esaqu una manera de abolir el principio de realidad, pero
de suponerlo intacto en losotros para que se produzca el efecto de
la puesta en escena, del mismo modo que ellenguaje, arbitrariamente
aplicado, supone la interpretacin de los otros.56 De estoparece
deducirse, en principio, que tanto uso de la metfora como el del
simulacrose enmarcan dentro del principio de realidad, dentro del
mundo de los otros.Hemos de situarlos, por consiguiente, en el
mismo plano? Pierde de este modo elsimulacro su valor estratgico a
la hora de llevar a cabo una crtica activa en el pen-samiento? En
el rebasamiento del punto-lmite que representa el histrionismo
con-virtindolo en pura pantomima, as sera: para el mundo de los
otros, el juegoconvencional es necesario remarcar esta expresin slo
es posible como tal den-tro de un orden metafsico en el que reina
el principio de realidad, identificndo-se as el simulacro en el
campo de la visin con la metfora en el campo de la pala-bra. Pero,
en el histrionismo autentico, el simulacro como estrategia de la
simula-cin irreductible a un juego convencional encierra una
potencia activamente cr-tica tanto en el plano del lenguaje como en
el plano de la figuracin plstica. En esose distingue el simulacro
del estereotipo La distincin que Klossowski estableceentre ste y el
simulacro indican justamente eso: que el juego convencional
convier-te al simulacro en estereotipo; pero a su vez la
interpretacin idiosincrsica lapuesta en escena del caso fortuito
convierte el estereotipo en simulacro.57 En elmundo-locura
nietzscheano, que se rige por el caso fortuito, lo que
verdadera-mente tiene lugar es un proceso de metamorfosis, no
metafrico, en el que el len-guaje como el gesto, regidos por el
pathos, tienen un carcter expresivo (expresanintensidades,
tonalidades de alma) y antistrfico. El simulacro no entraa, como
lametfora, una transferencia, sino que, con su potencia metamrfica,
a partir de los
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56 NCV, p. 335 (296-297).57 Cf. al respecto Pierre KLOSSOWSKI,
Tableaux vivants. Essais critiques 1936-1983, Paris,
Gallimard,2001, pp. 131 ss.
-
estereotipos convencionales e institucionales de lo decible y lo
mostrable, actualizaalgo indecible e inmonstrable, lo que
Klossowski llama el fantasma en su coaccinobsesiva.58
Segn Klossowski, el pensamiento obsesivo de Nietzsche consiste
en pensarque el acontecimiento, los actos, las decisiones
aparentes, el mundo entero tenganun aspecto totalmente diferente de
aquel que l ha captado desde la noche de lostiempos en la esfera
del lenguaje.59 En la culminacin de su lcida locura,Nietzsche ve el
mundo ms ac o ms all del lenguaje.60 Y Klossowski se pre-gunta:
Quiere esto decir que se trata de la esfera del mutismo absoluto, o
bien,todo lo contrario, de la del lenguaje absoluto?.61 Nos
atreveramos a decir que, alcabo, el mutismo absoluto y el lenguaje
absoluto son lo mismo, lo que le permitira Klossowski afirmar que
hay que creer que desde siempre exista esta coinciden-cia de
fantasma y signo.62 No podramos afirmar que esto nos acerca a la
afirma-cin de un logos casmico, logos espermtico (cuerpo sin rganos
del mundo),como lenguaje absoluto, que a la vez es absoluto
silencio, pero que se expresa enun lenguaje en el que la palabra
hablada no es sino su forma ms dbil, pero a lavez la que permite
acercarnos a l?
El lenguaje pthico, que Nietzsche eleva a su ms alta realizacin,
pretendequiz contrariamente a los estoicos presentarse como la
expresin ms cercana allenguaje absoluto: no es significante, no es
extensivo, no es lgico, regido porrepartos divinos, disyunciones
exclusas, sino asignificante, intensivo, nmico, regi-do por
repartos demonacos, disyunciones inclusas, etc. Este lenguaje
pthico,ms all de la coherencia y la incoherencia, pretende tomar
partido por un fondo,
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58 Ibid., p. 31. Segn Klossowski, mientras los simulacros
actualizan algo incomunicable en s o irre-presentable, los
estereotipos, por el contrario, responden a esquemas normativos de
nuestra apre-hensin visual, tctil o auditiva, que condicionan
nuestra receptividad primera. Dichos esquemasestn
institucionalizados, por lo que sirven para prevenir la menor
alteracin para cualquier vivenciaperceptiva o receptiva de tipo
fantasmagrico, monstruoso o perverso (p. 133). Ha de tenerse
encuenta que toda invencin de un simulacro presupone el reino de
los estereotipos prevalentes, y selleva a cabo por interpretacin
desproporcionada, por exageracin, acentuacin y desmesura, y que
losestereotipos, son, a su vez, residuos de simulacros
fantasmticos, abandonados a una interpretacincomn, es decir,
simulacros degradados (p.132). En una conversacin con Alain Arnaud
afirma losiguiente: Ningn contenido de experiencia se puede nunca
comunicar ms que en virtud de rodadasconceptuales excavadas en los
espritus a travs del cdigo de los signos cotidianos. Y a la
inversa,este cdigo de signos cotidianos censura todo contenido de
experiencia. Desenlace: la imagen, el este-reotipo. El estereotipo
tiene una funcin de interpretacin ocultadora. Pero si se la acenta
hasta la des-mesura, viene l mismo a operar la crtica de su
interpretacin ocultadora (Alain ARNAUD, Laspotencias del alma.
Entrevista con Pierre Klossowski, trad. esp. de Isidro Herrera, en
Minerva n 7,2008).59 NCV, p. 354 (314).60 NCV, p. 354 (314).61 NCV,
p. 354 (314).62 NCV, p. 356 (316).
-
incoherente y arbitrario en relacin con el intelecto, pero a la
vez fingir defenderla coherencia constringente al nivel de la
receptividad intelectual.63 Qu formaconceptual puede reproducir la
discontinuidad que interviene entre la coherenciadel intelecto y la
incoherencia pulsional?64 La forma del aforismo. Sobre ella afir-ma
Klossowski: El aforismo de Nietzsche tiende, por consiguiente, a
devolver alacto mismo de pensar su virtud de resistencia a toda
conceptualizacin, a mante-nerlo ms ac de las normas del
entendimiento y, de esta suerte, a sustituir losconceptos por lo
que ha denominado valores no habiendo sido nunca ningnconcepto otra
cosa que la huella de un acto eficaz, no para el pensamiento
mismo,sino para el triunfo de una fuerza cualquiera.65
Tenemos aqu un hito en el camino hacia la respuesta de esa
pregunta que nossigue inquietando: en qu consiste el acto de
pensar? No hemos de entenderlo deotra forma que como un acto de
resistencia. En este litigio hemos hablado de meta-morfosis, de
mscaras, de gestos histrinicos, que en cierto modo parecen
alejarnosdel lenguaje significante sustentado en el cdigo de los
signos cotidianos. Sabemossin embargo, como lo saba Nietzsche, que
nunca podremos liberarnos del lengua-je. Nos hemos de contentar con
la fuerza destructiva del aforismo? Tampoco, en elcaso del aforismo
como en el caso de la metfora, hemos de olvidar que, en
laestrategia radical de la simulacin inaugurada por Nietzsche a
partir de su experien-cia-revelacin del circulus uitiosus Deus, el
lenguaje se ha convertido en simulacro.Klossowski lo deja
meridianamente claro, mediante un anlisis sutil y penetrante,al
trmino de su Nota final a la semitica de Nietzsche con la que
cierra Nietzschey el crculo vicioso. En ella nos describe cmo, en
el proceso pulsional y pthicodel individuo, surge el fantasma que
el intelecto transforma en idea, del tal modoque el fantasma est en
el fondo de la falsa idea. Estas son sus palabras: El fan-tasma la
coherencia fantstica del suppositum con una impulsin determinada
seproduce, pues, en el punto-lmite en el que esta impulsin se torna
en pensamiento(de esta impulsin), o sea, en repulsin hacia esta
coherencia adltera, para que alnivel del intelecto pueda aparecer,
no ya como una amenaza para la coherencia delsuppositum consigo
mismo, sino, al contrario, como una coherencia legtima, y deesta
forma conservar el carcter pensable para otro intelecto. Pero del
fantasmamismo no queda nada en la idea as trasmitida, o ms bien
creada segn unasdimensiones totalmente diferentes.66 El fantasma
mudo, al transformarse en idea,y de idea en lenguaje, sufre un
proceso de simulacin: de ah que el lenguaje, comomediador de la
conversin, sea un simulacro. Y dado que la fijeza del lenguaje
pro-porciona el equivalente a la singularidad obstinada (no hay
otra cosa que singula-
Escritura e imagenVol. 6 (2010): 19-46
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Luis Ferrero Carracedo El Nietzsche de Klossowski: de la metfora
a la...
63 NCV, p. 359 (319).64 NCV, p. 360 (320).65 NCV, p. 363
(323).66 NCV, p. 366 (326).
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ridades), afirma Klossowski: El lenguaje es el simulacro de la
singularidad obsti-nada de nuestro fantasma.67 Es decir, mediante
el lenguaje se lleva a cabo la con-versin fraudulenta del caso
singular en generalidad gregaria; el individuo es redu-cido a un
caso de la especie para poder ser inteligible (indiuiduum
inefabile, decanlos escolsticos). Pero el lenguaje, al hacerlo
inteligible lo excluye. Ms all deljuego de las metforas hemos de
ver la fuerza de la metamorfosis.
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Luis Ferrero Carracedo El Nietzsche de Klossowski: de la metfora
a la...
67 NCV, p. 367 (326).