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El Camino Real Granada-Valencia y las Rutas Comerciales,
factores decisivospara el desarrollo de una importante zona
arquitectura
del Renacimiento Granadino
JESÚS RUBIO LAPAZ
IMPORTANCIA DEL CAMINO REAL GRANADA-VALENCIA EN ESTA ZONA
GRANADINA
Al transitar hoy día por la comarca norte de laprovincia de
Granda nos encontramos con una se-rie de localidades sumidas en una
notable crisis eco-nómica, en las cuales destacan numerosas obras
ar-quitectónicas de un valor muy considerable.
El motivo de la construcción de estas importan-tes edificaciones
en unos parajes tan olvidados ac-tualmente responde de manera
precisa a una co-yuntura específica que provoca su
erección.Quedando establecidos como preciosos testimoniosde este
peculiar contexto pretérito, en el que fun-cionaban con una
rigurosa intención programáticay propagandística a lo largo de una
ruta (en el pa-sado muy transitada y hoy casi olvidada) como erael
Camino Real Granada-Valencia.
Esta vía, debida a la fácil comunicación del Sur-co Intrabético
con las tierras levantinas, remontasu origen a tiempos
inmemoriales, conformándo-se definitivamente en la etapa de la
dominaciónromana y adquiriendo un gran desarrollo en tiem-pos de
los R.R.C.C., a causa de las intenciones deestos soberanos de
enlazar el recién conquistadoterritorio nazarí con el resto de la
Península. Car-los V continuará este propósito, llegando en su
épo-ca a alcanzar un considerable tránsito, como se pue-de apreciar
en el «Repertorio de todos los Caminosde España» del valenciano
Juan de Villuga, reali-zado en 1546 (Fig. 1). Posteriormente
sufrirá la cri-sis general del seiscientos, para recuperar su
impor-tancia en el siglo XVIII (siendo así camino de
ruedas en 1757), y quedar olvidado con la creaciónde la actual
red de carreteras.
Por él veremos desfilar a los más relevantes per-sonajes de la
política española de fines del siglo XVy del XVI, convirtiéndose en
habitual en los tra-yectos reales (se constata el paso por esta
ruta —ola estancia en alguno de los núcleos de la zona—de los
R.R.C.C., Juana la Loca, el cardenalCisneros, Carlos V, etc.).
También lo transitan losviajeros de este tiempo, como por ejemplo
Antoinede Lalaing (fig. 2).
De esta manera observamos como este caminose convertirá en una
espléndida «fachada» al exte-rior a la hora de exaltar el poder y
la fama de lasdistintas fuerzas sociales ubicadas en estas
tierrasgranadinas, a través de la construcción de impo-nentes obras
artísticas, como pueden ser las quecaracterizan actualmente las
poblaciones deGuadix, Baza, Huéscar o Puebla de don Fadrique,si nos
remitimos solamente a la demarcación gra-nadina, pues se continúan
por otras, como los nú-cleos de Caravaca o Moratalla en Murcia, e
inclu-so parajes almerienses como los Vélez (refiriéndometan sólo a
los lugares más cercanos a las localida-des señaladas
anteriormente).
Estas obras arquitectónicas responden a la divul-gación del
vigor de las fuerzas sociales que las edi-ficaron a lo largo de
esta vía. Obedeciendo su na-turaleza programática, por lo tanto, a
tres diferentesgrupos sociales que testimonian así su
implantaciónen el recién conquistado reino de Granada. Éstosserán
las sedes episcopales de Guadix y Toledo, lasdistintas fuerzas
señoriales y las órdenes religiosas.
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JESÚS RUBIO LAPAZ318
A. Las instituciones que más van a aprovecharlas ventajas que
les ofrece la ruta serán las dos mi-tras que dominan esta amplia
comarca granadina,el Obispado de Guadix y el Arzobispado de
Toledo.Estos dos poderes eclesiásticos suscitarán un largopleito en
la primera mitad del siglo XVI que pro-vocará, en gran parte, el
que se realicen edificiosreligiosos tan importantes como la
Catedral deGuadix, las Colegiatas de Baza y Huéscar, oparroquiales
como la de Puebla de don Fadrique,de dimensiones desorbitadas para
las necesidadesque debían de cubrir, y cuyas desmesuradas
pro-porciones son perfectamente visibles desde el Ca-mino Real
Granada-Valencia, convirtiéndose, deesta manera, en el edificio que
más caracteriza a es-tos núcleos de población.
La causa de este conflicto es la disputa entre ladiócesis
accitana y la Catedral Primada por el su-primido obispado de Baza.
Obispado de origenpaleocristiano que quedaría sin ser
reimplantadotras el fin de la Reconquista —a pesar de la Bulade
Inocencio VIII— debido a la inteligente labordel cardenal Mendoza,
que alegará falta de mediospara su continuidad, a la vez que hacía
valer losderechos que la Mitra toledana adquirió tras la fir-ma de
un tratado en 1243 entre el arzobispoXiménez de Rada y Fernando
III, por el cual esteúltimo cedía el gobierno laico y espiritual de
Bazay su diócesis a los prelados castellanos, una vez quefuera
arrebatada al Islam, en gratificación por lasayudas que los
arzobispos habían prestado al reysanto en sus labores beligerantes
en esta zona orien-tal de Andalucía.
Quedaría Baza dentro de la órbita religiosa deMendoza,
controlada interinamente desde Toledo,mientras que en el dominio
temporal no consegui-ría sus objetivos por la oposición de los
R.R.C.C.Entre tanto Guadix adquiría de nuevo la
categoríaepiscopal.
Tras la muerte del «Tercer rey de España» (1495)la reina Isabel
confiará a su confesor, el arzobispode Granada Fray Hernando de
Talavera, la admi-nistración de las iglesias del reino de Granada
queno estuviesen asignadas de manera concreta a nin-guna diócesis.
Obteniendo el primer preladoaccitano tras la Reconquista, Fray
García Quijada,el gobierno de los territorios bastetanos tras el
en-cargo que le hace el primer arzobispo granadino.
La situación continuará relativamente en calmabajo el dominio de
Guadix hasta 1504 en que el
cabildo de Baza se «rebela» contra su vecina dióce-sis (no en
vano las características y orígenes delobispado suprimido de Baza
eran semejantes al delque ahora lo administraba), dando comienzo
aquíel dilatado pleito al apelar los bastetanos al carde-nal
Cisneros, que gustosamente accedería a escu-char sus quejas.
Intervendrán ahora organismos ju-diciales (Chancillería de Granada,
sobre todo),apelando repetidas veces también a la Santa Sedey al
Emperador Carlos, para llegar, después de mu-chísimos vaivenes y
oscilaciones (en las que no voya entrar aquí, pues resultarían
interminables) a laconcordia «salomónica» de 1544, por la cual se
di-vidía la antigua cátedra bastetana en dos fraccio-nes, quedando
Baza y las tierras de su Hoya parala diócesis accitana, mientras la
Vicaría de Huéscarse le otorgaba a la Sede Primada, si bien
Toledoguardaba unos mínimos derechos sobre la Colegiatabastetana, y
la metrópoli accitana los tenía sobrelas tierras del archiprestazgo
oscense.
En este clima de disputas continuas vamos a vercomo se
desarrolla la labor constructiva de un obis-pado y otro. Labor que
servía para demostrar cadainstitución eclesiástica su fuerza y su
poder ante su«adversaria» y ante los numerosos viajeros
impor-tantes que transitaban por el Camino Real Grana-da-Valencia.
Convirtiéndose estos edificios en au-ténticas presencias simbólicas
de las dos mitras enlas tierras de la suprimida cátedra bastetana,
en unclaro deseo de exaltación de la fama y de propa-ganda de su
gloria, en el precioso «escaparate» queconstituía esta importante
vía de comunicación.
La construcción de la catedral de Guadix parti-cipará, sin duda,
de este contexto, correspondien-do estos años a los de su ambicioso
proyecto, traslas trazas y obras de Diego de Siloé, que llegará ala
catedral después de su paso por las obras de latambién accitana
iglesia de Santiago.
En este caso concreto habrá además otro moti-vo para engrandecer
considerablemente la obra yacentuar el simbolismo del templo
episcopal en estecamino. Será la disputa existente desde
principiosdel siglo XVI en el centro urbano de esta ciudadentre el
poder civil, representado por los corregi-dores, y el religioso,
concentrado en la catedral. Losprimeros edificarán enfrente del
templo catedraliciosu plaza, sede del gobierno emanado
directamentedel Estado Moderno constituido por el emperadorCarlos,
mientras la potestad espiritual erigía su«mole» arquitectónica;
entablándose así otra lucha
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EL CAMINO REAL GRANADA-VALENCIA Y LAS RUTAS COMERCIALES 319
ideológica entre dos fuerzas, visualizándose ésta através de dos
estupendas obras artísticas que cons-tatan perfectamente el origen
y la intencionalidadde sendos propósitos; en este caso, la
confrontaciónantagónica entre los servicios administrativos
ema-nados del Estado Moderno y la omnipotente pre-sencia de la
cátedra accitana. Confrontación quese sumará, en su deseo
«exhibicionista» a lo largode la ruta Granada-Valencia, a la
rivalidad Guadix-Toledo, saliendo beneficiado, sin duda, el
patrimo-nio artístico de la bella localidad granadina.
La colegiata de Baza (foto 1), constituye otroejemplo claro de
lo que venimos señalando. Cole-giata de mayores proporciones que
muchas cate-drales españolas, será foco de gran actividad
cons-tructiva, estableciéndose en torno a ella lasinfluencias
mutuas entre Alonso de Covarrubias yDiego de Siloé, naciendo de
esta manera a las ca-racterísticas formales de los edificios
renacentistasde esta comarca, síntesis del estilo personal de
es-tos dos maestros españoles que tendrán uno de susprimeros puntos
de contacto en la ciudad bastetanade 1533; configurándose así una
arquitecturacomarcana, resultante de interesantes
influenciasgranadinas y toledanas, cuyo ejemplo está tambiénen la
colegiata de Huéscar o en la iglesia parroquialde Puebla de don
Fadrique.
El arquitecto principal de este foco, y de estamanera de hacer
la arquitectura, es Rodrigo deGibaja, encargado de ejecutar las
trazas dadas porCovarrubias en 1533 para el templo bastetano, yque
también trabaja junto a Siloé en dicho edifi-cio (Capilla del
Sagrario, sometiéndose además ala «revisión» anual del burgalés 1.
Asimismo lo te-nemos documentado en la iglesia de Puebla de
donFadrique.
La colegiata de Santa María de Huéscar tienetambién dimensiones
catedralicias, aun cuando serecortan las proporciones de su primera
traza. Seproduce en ella la misma simbiosis de elementosde
procedencia toledana, como se puede observaren la decoración
exterior de su cabecera, y andalu-za, como su interior, de clara
tendencia «siloesca-
vandelviriana». Esta evidente y magistral conviven-cia de
influencias, y la magnitud de la obra lleva apensar en la
planificación directa de los grandesmaestros de los distintos focos
arquitectónicos delrenacimiento, como ya ha atribuido algún
histo-riador del arte 2. Su función simbólica a lo largodel Camino
Real Granada-Valencia no puede sermás clarividente, como lo muestra
la foto 2, toma-da desde lo que era la ruta señalada (y que
repite,por tanto, la misma panorámica), desde donde sevislumbra aún
las majestuosas y destacadas dimen-siones de la construcción en un
núcleo actualmentemucho mayor de lo que era en el siglo XVI.
Que-dando, pues, claro el papel ideológico de este edi-ficio como
manifestación del poderío de la SedePrimada en unas tierras lejanas
a su metrópoli, yganadas para sí después de un largo proceso
juris-diccional. Exaltándose, de esta manera, la poten-cia de la
catedral toledana con una clara políticade prestigio a base de
grandilocuentes construccio-nes que justificaban la idea
propagandística deidentificar, en su afán «imperial», Toledo como
lasegunda Roma, tal y como nos señala acertadamen-te F. Marías
3.
Participante en el mismo programa ideológicoes el templo
parroquial de Santa María de Pueblade don Fadrique (foto 3),
también de dimensio-nes espectaculares en relación con la
importanciade la localidad, creada a principios del siglo XVIfruto
de la repoblación. En este edificio se acen-túan las connotaciones
toledanas, cambiándose elorden corintio de Huéscar por un dórico
corrido,y estilizándose considerablemente los pilaresrenacentistas.
Hechos éstos que la aproximan a lacolegiata bastetana, cosa lógica
al constatar la pre-sencia en Puebla de don Fadrique de los
maestrosvizcaínos que levantan la iglesia de Baza (Rodrigo
1 Magaña Visbal, L.: «Alonso de Covarrubias y la IglesiaMayor de
Baza», Archivo Español de Arte, XXVII (1954), págs.35-45.
2 Se han atribuido las trazas de la parte renacentista del
tem-plo oscense a Diego de Siloé y Alonso de Covarrubias,
creyén-dose que las ejecutaría Andrés de Vandelvira. Así se
desprendede los trabajos de GONZÁLEZ BARBERÁN, V.: Memoria
histórico-técnica para la declaración de Monumento Nacional de
Santa Ma-ría de Huéscar, 1973, inédito. DENGRA UCLÉS, J.: Historia
de losMonumentos de Huéscar, Huéscar, 1967, inédito.
3 MARÍAS, F.: La arquitectura del Renacimiento en Toledo,
Ins-tituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos
yC.S.I.C., 1983.
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JESÚS RUBIO LAPAZ320
de Gibaja principalmente, y un grupo numerosode artífices
norteños) 4.
B. Una vez examinada la actitud de las fuerzasepiscopales ante
el Camino Real, veremos la posi-ción del sector señorial de esta
zona norte de la ac-tual provincia granadina en su idéntico deseo
deexteriorizar su presencia a través de numerosas ygrandilocuentes
construcciones.
El reino de Granada después de su reconquistafue objeto de una
considerable repartición entre losnobles que ayudaron a los
monarcas católicos enesta tarea. En la comarca que venimos
estudiandovan a ser varias las casas señoriales que reciban
lamerced real.
Los R.R.C.C. otorgarán al cardenal Mendoza(llamado el «tercer
rey de España» por su impor-tancia política y económica) el
marquesado delCenete, en donde su hijo Rodrigo —ejemplo dela
contradicción social del renacimiento español—construirá a
principios del siglo XVI esa magistraly anacrónica obra que es el
castillo de la Calahorra.Edificio contradictorio, ya ampliamente
estudiadopor consagrados historiadores del arte, representala
aprobación fastuosa de las formas renacentistas(de carácter burgués
en su origen) en un contextoinapropiado, con clara exaltación
feudalizante ymedieval. Las características y los valores de la
obrano voy a entrar a estudiarlos, pues ya están perfec-ta y
ampliamente destacados, pero lo que si hay querecalcar es la
importancia de esta edificación, quecuenta con arquitectos de
primer orden (LorenzoVázquez) y que supone una extraordinaria y
tem-prana primicia de los nuevos rumbos que tomaráel arte del siglo
XVI en la Península Ibérica, cuyainfluencia en el «italianizado
sur» de Kubler serámás que evidente, teniendo parte de la culpa
deésto la existencia de la ruta en cuestión, la cual pa-saba cerca
de este castillo-palacio.
Otra casa nobiliaria, los Enríquez, recibirángrandes heredades
en Baza, así como el señorío delas villas de Orce, Galera, Tahal,
Senes, Castro y
Lucainena 5; llevando a cabo también una impor-tante labor
constructiva, destacando su palacio enBaza o las numerosas
fundaciones religiosas quehacen en esta ciudad (enlazando así con
otro gru-po social con deseos de implantación en tierras
gra-nadinas, las órdenes religiosas), como el monaste-rio de San
Jerónimo, el de Santa Isabel de losÁngeles o el hospital de
Santiago, todos ellos entiempos de los Reyes Católicos.
La zona de Huéscar y Puebla de don Fadriqueserá otorgada en 1495
al Condestable de Navarray Conde de Lerín, Luis de Beaumont (que
tam-bién adquiere Zújar, Freila, los Vélez, Castilléjar
yBenamaurel), destacando la fundación en 1504 dela iglesia de
Santiago de Huéscar, así como la denumerosas ermitas 6.
En 1513 se hace donación de estas tierras al IIDuque de Alba,
Fadrique Álvarez de toledo, quetoma el relevo de su primo (o más
exactamente delmarido de su prima), el Conde de Lerín, tras bre-ves
años de gobierno realengo. En el campo arqui-tectónico nos deja
esta familia su casa de Huéscar,su patronato de la iglesia de
Santiago de esta loca-lidad, y su participación en el templo de
Puebla dedon Fadrique 7.
Asimismo digna de destacar es la labor construc-tiva de Hernando
de Zafra, secretario de los ReyesCatólicos, y señor de Castril, en
esta localidad; y,por supuesto, aunque en el vecino reino de
Mur-cia, la de los Fajardo, con ese espléndido edificio
4 Hay que hacer la salvedad de que Puebla de don Fadriqueal
crearse, en los primeros decenios del siglo XVI, no se
ubicabaexactamente sobre el Camino Real Granada-Valencia; pero
muypronto, por la importancia que iba adquiriendo el núcleo,
debi-do a la repoblación, se unirá a esta cercana ruta.
5 Donaciones efectuadas a Enrique Enríquez, tío de Fernan-do de
Aragón, por los Reyes Católicos, también por sus nume-rosos
servicios prestados.
6 Este personaje era cuñado de Fernando el Católico (esta-ba
casado con la infanta doña Leonor, hermana del monarca), ymantendrá
este señorío hasta 1508 en que muere (la merced eramarquesado
vitalicio). A destacar de entre la huella dejada en es-tas tierras,
la advocación de las actuales patronas de Huéscar yPuebla de don
Fadrique, que son las mismas que tenía la mo-narquía navarra.
7 Don Fadrique Álvarez de Toledo, II duque de Alba era pri-mo de
Fernando el Católico (su madre, María Eugenia Enríquez,era hermana
de la reina de Aragón, Juana Enríquez, madre desoberano) y se le
hace merced real de este señorío (Huéscar yCastillejar), por su
ayuda en la conquista del reino de Navarra.
Además de estas dos familias (Lerín y Alba) hay que tener
encuenta las mercedes que se otorgan en esta zona a los
caballerosque lucharon bajo las órdenes del Gran Capitán en sus
campa-ñas italianas.
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EL CAMINO REAL GRANADA-VALENCIA Y LAS RUTAS COMERCIALES 321
que es el castillo de Vélez-Blanco, cuya posteriorinfluencia
está fuera de ninguna duda.
C. Las órdenes religiosas también van a hacermuy pronto acto de
presencia, afincándose en lazona de manera numerosa, llevadas, sin
duda, porel afán de «cristianizar» esta tierra
«desacralizada»;corroborando así, una vez más, la importancia
cul-tural de estos parajes atravesados por la ruta
Gra-nada-Valencia.
Abundantes serán los conventos abiertos enGuadix, como los de
monjas Clarisas Franciscanas,instaladas en el de Santiago (de
clausura, fundadasen 1538), o las Concepcionistas Franciscanas
(tam-bién de clausura, y fundadas en la segunda mitaddel siglo
XVI), además de la presencia de agusti-nos, jesuitas, dominicos y
franciscanos.
En Baza, aparte de los ya anotados como de fun-dación
nobiliaria, hay que señalar el convento dela Merced (de tiempo de
los Reyes Católicos), elde San Francisco, que se cree que fue
fundado porlos mismos monarcas en 1490 8. Habitado pormonjes de la
misma orden es el de San AntonioAbad; teniendo que sumar a todos
éstos, el de San-to Domingo y el del Espíritu Santo (del primerono
se sabe la fecha fundacional, y al segundo se leatribuye su origen
en 1530). También es precisoapuntar el de la orden franciscana de
San Pedro deAlcántara, establecido en la cercana localidad
deCaniles bajo la advocación de San Diego (1671).
En Huéscar se constituirán otros tres, el de SantoDomingo (en
1547) —con una preciosa armadu-ra mudéjar—, el de San Francisco (en
1602, demenores descalzos), y el de monjas dominicas, lla-mado de
la Encarnación (en 1612). A los que hayque sumar el de Nuestra
Señora de la Concepciónde Puebla de don Fadrique, de monjes
francisca-nos descalzos de la orden de San Pedro de Alcán-tara,
erigido entre 1614 y 1618 9.
INFLUENCIA DE LA RUTA COMERCIALDE LA LANA EN LA INTRODUCCIÓN DE
LAS
CORRIENTES ITALIANAS EN EL RENACIMIENTOGRANADINO
Otro factor, muy a tener en cuenta a la hora deestudiar el
origen de las influencias y causas queayudan a que se construyan
destacados edificiosrenacentistas en esta zona, es el importante
comer-cio existente entre esta comarca e Italia.
En estas tierras (concretamente en Huéscar) secomerciaba la lana
que se producía en gran partede la mitad meridional de la Península
Ibérica, exis-tiendo en la ciudad oscense abundantes lavade-ros 10,
propiedad normalmente de ricos mercade-res genoveses (y también de
algún milanés) quepreparaban el producto adquirido que después
sellevaba en carros hacia Cartagena o Alicante, endonde se
embarcaba para Génova, produciéndoseun considerable emporio
financiero a partir de estecomercio, originando de esta manera una
fuertepresencia trasalpina en estas localidades (el altonúmero de
habitantes de esa procedencia que vi-vían en Huéscar o Puebla de
don Fadrique hablapor sí solo). Siendo constantes y continuas las
re-laciones e intercambios entre este país y nuestrosparajes,
produciéndose así un total arraigo de es-tos italianos en sus
nuevos asentamientos, a causadel desarrollo de negocios que los
vinculaban a lazona, infiltrándose una notable influencia
italianaque se extenderá a todos los aspectos de la vida deestas
tierras granadinas, siendo evidente, como aho-ra veremos, en el
caso de la arquitectura de este«italianizado sur». Así numerosos
maestros trasal-pinos trabajan en esta zona a principios del
sigloXVI (los ejemplos son muy numerosos: FranciscoFlorentín,
Jacobo Florentino, Carlone, etc.).
Todo este contexto va a incidir en un caso sig-nificativo como
es el de Juan de Marquina, que sinviajar nunca a tierras italianas,
transformará su es-
8 MAGAÑA VISBAL, L.: Baza Histórica, Baza, Asociación Cul-tural
de Baza y su Comarca, 1978.
9 Al hablar de los distintos conventos, me refiero a su
fun-dación y existencia antes del siglo XIX, pues muchos de ellos
fue-ron suprimidos con la Desamortización.
10 Los lavaderos de Huéscar son muy señalados en todas
lasantiguas historias, por ejemplo Henríquez de Jorquera en
susAnales de Granada (edición de Marín Ocete, Granada, Facultadde
Letras, 1934), al hablar de Huéscar nos dice: «tiene
famososlabaderos, los mejores de España donde se ocupan por los
meses deJulio y Agosto y parte de Septiembre más de tres mil
hombres, labandoalgunos años más de cuarenta mil arrobas, cuyos
labaderos ocupanpoderosos ginoveses». (Pág. 114).
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JESÚS RUBIO LAPAZ322
tilo arquitectónico hasta cotas muy clasicistas des-pués de unos
inicios góticos-platerescos. Esto esdebido a su continuo contacto
con personajesoriundos de aquel país. Así le vemos trabajando
en1521 junto a Francisco Florentín en la iglesia deMoratalla (punto
también del Camino Real Gra-nada-Valencia), perdiéndose el rastro a
partir de ahíhasta 1528 en que se le reencontraba ocupado enobras
de la capital granadina, en donde continua-rá su labor en los años
sucesivos. Un documentodel Archivo de Protocolos de Granada,
fechado en1528, en Puebla de don Fadrique, nos descubre aMarquina,
vecino de Granada, como socio-colabo-rador del genovés Aleixande
Rey, encargados am-bos del comercio maderero de la sierra de
Nerpio.Sierra que tenían arrendada, suministrando la ma-dera al
arzobispo de Granada para la construcciónde las iglesias de sus
archidiócesis. Esta ocupaciónla acogerá Marquina tras su estancia
en Moratallapara realizar su templo, viéndose en el documentola
ruptura de la «sociedad» tras seis años de con-trato (1521-1528,
aproximadamente), que una vezcaducado le hará marchar a Granada
donde se ins-tala permanentemente 11. A pesar de esto, durante
este tiempo en que deambula por estas tierras, noperderá sus
contactos con la ciudad de la Alhambra,ya que sigue siendo vecino
de ella, y encargado dellevar la madera a las iglesias de su
arzobispado.Tampoco hay que olvidar el lugar donde se firmael
documento, en un momento en que se constru-ye la iglesia de Puebla
de don Fadrique, aldea en-tonces dependiente de Huéscar, que
también levan-ta ahora sus edificios renacentistas.
Preguntándonosasí qué hacia Marquina en esta localidad,
refirién-dose evidentemente la respuesta a alguna labor ar-
11 1528, noviembre, 20, Puebla de don Fadrique.«Carta de
obligación entre Juan de Marquina y Aleixandre
Rey, genovés, comprometiéndose a llevar la madera desde la
sie-rra de Nerpio que tenían arrendada a las iglesias del
arzobispadode Granada».
Archivo de Protocolos de Granada, Tomo de Puebla de donFadrique,
1527-1552, escribanía de Pedro Jiménez, fols. 226 y 227.
«En el lugar de la Puebla de don Fadrique, jurydycyon de
laçibdad de Guesca, a veinte dias del mes de noviembre de myl
equinientos e veynte ocho annos. Este dia se concertaron e
con-vinieron Juan de Marchina, vecino de Granada, e Alixandre
Rey,ginoves, vecino de la çibdad de Murçia, companneros,
estandopresentes desta manera e dixeron que por quanto estan
obliga-dos al arçobispo de Granada de dar y entregar para las
yglesyascyerta madera sygun que mas largamente se contiene en
laobligasyon que para ello tyenen hecha y para en parte de pagode
la dicha madera resybieron del dicho arçobispo e de su ma-yordomo,
en su nonbre dozientos ducados de oro y ellos y demas se conpraron
doze pares de bueyes para llevar la dicha ma-dera, y para todo lo
qual, despues destar obligados entramos. Eldicho Juan de Marchina
tiene dadas las fyanças por entramos pormanera que sy dios alguna
cosa dispuziese de alguno dello todaviaavyan de pedyr al dicho Juan
de Marchina por ser vecino de ladicha çibdad e porque el dicho Juan
de Marquina este syguro dela parte del dicho Alixandre Rey, el
dicho Aleixadre Rey dixo quepara sul (fol. 226 v.º) sygurydad del
dicho Juan de Marquina hastaen tanto que el contrato que para ello
sea conplido le da, çede ytrespasa toda la asyon y derecho que el a
e tyene e perteneçe de
seys pares de bueyes que al dicho Alixandre Rey le qupyeron desu
padre de los doze pares de bueyes que conpraron por razonde la
dicha contratasyon, para que el los tenga y posea como bie-nes
suyos durante el tyenpo de la dicha contatasyon, con tantoque de lo
que trabajaren e ganaren se vaya descontando su partedel dicho
Alixandre Rey, lo que le conviniere a perdida y agasy ahasta que el
dicho Juan de Marquina aya conplido con el dichoarçobispo la dicha
contratasyon que entre ellos esta hecha, y asymismo que el dicho
Juan de Marquina este contento y pagadode todo lo suso dicho y de
synquenta y syete myl y trezientos equinze maravedies que del dicho
Juan de Marquina tomo pres-tados el dicho Alixandre Rey en dineros
contados, de lo qual detodo se a de yr pagando el dicho Juan de
Marquina, de maneraque al cabo de la dicha contratasyon que ellos
ayan conplido ladicha contratasyon dicho Alixandre Rey sea obligado
a le pagary page al dicho Juan de Marquina todos los maravedies que
porbuena quenta le alcancare, deviendo de restos de sus quentas
des-de oy dia de la fecha desta carta a quenta y desquenta hasta
serconplido el contrato de la madera en costa y en provecho
queoviere en la dicha hazienda. Otro sy que por quanto entre el
di-cho Juan de Marchina y Alixandre Rey tenia syerto contrato
deconpannia por tyenpo de seys annos acerca de la syerra deNerpyo,
e por que el dicho Alixandre Ry despues de ser hecho eldicho
contrato de conpannia, arrendo por do uno ynnovasyon,por tanto de
una voluntad ambas las partes dieron por nyngunoel dicho contrato e
de nyngun valor en caso que paresça antealgun juez, por alguna
delas dichas partes non valga nin haga fee para en complimiento de
todo lo suso dicho que el dichoAlixandre Rey pagara los dichos
cynquenta y syete mil y trezientosy quinze maravedies como dicho
es, obligo su persona e bienesrayzes e muebles avidos e por aver…/
(f. 227)… e por que maseguro sea el dicho Juan de Marquina, el
dicho Alixandre Reydixo que le ypotecaba y le ypoteco la sierra de
Nerpio, que es entermino de Tayvilla, y le çedio e traspaso el
açion e derecho quea ella tiene para que no la pueda vender ni
enpennar ni trocar nicanbiar ni enajenar ni fazer della ninguna
cosa con todo lo quele conviene hasta el ser pagado e conplido todo
lo suso dicho,en testimonyo de lo qual otorga esta dicha carta en
la maneraque dicha es ante el escribano publico e testigos de yuso
escritosen ques fecha e otorgada en la Puebla de don Fadrique,
juridiçionde la çibdad de Huesca mes y año susodicho, entiendese
laypoteca en todo lo que conpro la dicha sierra, testigos
Christobalde Olivares e Gines Guijarro e Sebastian de Carrion,
vecinos deldicho lugar, e lo firmo de su nonbre. Alixandre
Rey».
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EL CAMINO REAL GRANADA-VALENCIA Y LAS RUTAS COMERCIALES 323
quitectónica que le ocupases allí. De esta manerase manifiesta
claramente la influencia italiana quepenetra por esta ruta
comercial. Influencia que haceque se construyan en esta zona los
edificios más clá-sicos de todo el renacimiento español
(recordemoscomo botón de muestra el castillo de Vélez-Blan-co, el
levemente más lejano de la Calahorra, la co-legiata de Huéscar o la
«italianizante» iglesia dePuebla de don Fadrique 12).
OTRAS RUTAS Y VÍAS DE COMUNICACIÓN
Fusionada con la ruta comercial de la lana estáotra que
igualmente de riqueza y prosperidad a lacomarca. Se trata de la que
se constituye a partirdel tráfico de madera que desde las sierras
norteñasde La Sagra, Nerpio (cuyo caso concreto lo acaba-mos de
desarrollar), Segura, etc. se lleva a todo elreino de Granada para
la construcción de sus edi-ficios religiosos. Tráfico cuyo origen
está en la cé-dula dada por los Reyes Católicos en 1498 al
ar-zobispo granadino 13.
También hay que sumar otra importante vía decomunicación, de
naturaleza diferente, que asimis-mo nos habla del óptimo momento
que viven es-tas tierras en el siglo XVI. Se trata del proyecto
delcanal del Reino de Murcia, que recogería las aguasde los ríos
Guardal y Castril, llevándolas hasta lahuerta murciana y el Campo
de Cartagena. Pro-yecto que nunca se llevará a cabo y que
constituyeun espléndido antecedente de la obra de ingenie-ría del
siglo XX que es el Trasvase Tajo-Segura.
CONCLUSIÓN
Todas las características que hemos expuesto de-jan de
manifiesto la crucial importancia de los ca-minos a la hora de
destacar la prosperidad de unacomarca granadina en el siglo XVI.
Prosperidad quese exalta en el plano arquitectónico 14, a través
delCamino Real Granada-Valencia, por donde vemosdesfilar a los
grandes maestros del renacimiento es-pañol, y cuyo ejemplo puede
estar en Juan deMarquina (al que hemos tratado más en
profundi-dad), aunque también advertimos, cada vez más, lapresencia
de maestros que considerábamos muy desegundo orden, y que al
estudiar su obra se nos ma-nifiestan con una importancia capital,
como es elcaso de Rodrigo de Gibaja. Marquina desarrollaráparte de
su labor en este trayecto (Moratalla, y muyposiblemente Huéscar y/o
Puebla de don Fadrique),y en esta zona —y proveniente de otra
ruta—, reci-birá gran parte de su influencia clasicista.
Si a todos los elementos anteriores sumamosotros caminos, como
el que seguía la madera queiba a parar a los templos granadinos o
el que hu-biera recorrido el agua por el canal hasta llegar alas
tierras murcianas, nos dan la totalidad de lascomunicaciones de la
zona, que por su abundan-cia e importancia eran la causa del
esplendor de lacomarca; erigiéndose así ésta en un nudo impor-tante
de vías que provocan el auge económico y ar-tístico. Todo lo
contrario que hoy en día, ya queactualmente está totalmente
olvidada y arrincona-da, pareciéndonos inexplicable la riqueza
arquitec-tónica que atesoran estas desconocidas y posterga-das
localidades, y que no comprendemos hasta suanálisis histórico;
siendo esto precisamente lo quehemos tratado de realizar aquí.
12 Así la llama CAMÓN AZNAR, J.: Arquitectura y Orfebreríadel
siglo XVI en España, Summa Artis, Madrid, Espasa-Calpe,1964, pág.
303.
13 Recogida por GALLEGO Y BURÍN, A.: «Dotación de losReyes
Católicos a las iglesias erigidas en Granada». Cuadernos deArte de
la Facultad de Letras de Granada, vol. II (1937), pág. 126.
14 También es digna de destacar la producción vítrea, queva
íntimamente ligada a la riqueza maderera. De todos es cono-cida la
importancia de la industria del vidrio en Castril, el Pinarde «la
Vidriera» (término de Puebla de don Fadrique), o en lalocalidad de
María.
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JESÚS RUBIO LAPAZ324
Fig. 1: Red de caminos de la mitad sur peninsular. En trazo más
fuerte, los de mayor circulación.«Repertorio» de Juan Villuga.
Fig. 2: Viajeros a principios del siglo XVI, según Bayón, D.,
L’Architecture en Castille au XVI siecle. Commande etRéalisations.
París, Ed. Klincksieck, 1967.
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EL CAMINO REAL GRANADA-VALENCIA Y LAS RUTAS COMERCIALES 325
Foto 1: Colegiata de Baza.
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JESÚS RUBIO LAPAZ326
Foto 2: Vista de Huéscar desde el antiguo camino real
Granada-Valencia.
Foto 3: Iglesia parroquial de Puebla de don Fadrique.
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