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Eiji Yoshikawa - Taiko 2 Enemigo de Buda

Apr 04, 2018

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    Eiji Yoshikawa

    TAIKO2. Enemigo de Buda

    Ediciones Martnez Roca, S. A.

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    Nota para el lector

    Hacia mediados del siglo xvi, cuando se derrumb el sho-gunado Ashikaga, Japn lleg a parecer un enorme campo debatalla. Los seores de la guerra rivales competan por el do-minio, pero entre ellos surgieron tres grandes figuras, comometeoros que cruzaran el cielo nocturno. Estos tres hombres,que sentan idntica pasin por controlar y unificar el Japn,diferan en su personalidad hasta un extremo asombroso. No-bunaga era temerario, tajante y brutal; Hideyoshi, modesto,sutil y complejo; Ieyasu, sereno, paciente y calculador. Sus fi-losofas divergentes han sido recordadas durante largo tiempopor los japoneses en unos versos que conocen todos los esco-lares:

    Qu hacer si el pjaro no canta?Nobunaga responde: Mtalo!.Hideyoshi responde: Haz que quiera cantar.

    Ieyasu responde: Espera.sta es la historia del hombre que logr que el pjaro qui-

    siera cantar.

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    HerldicaBLASONES FAMILIARES DE LOS SEORES

    SAMURAIS QUE APARECEN EN TAIKO

    TOYOTOMI HlDEYOSHIEl Taiko

    ODA NOBUNAGASeor de la provincia de Owari

    TOKUGAWA lEYASUSeor de la provincia de Mikawa

    AKECHI MITSUHIDESeor de la provincia de Tamba

    SHIBATA KATSUIESeor de la provincia de Echizen

    SAITO DOSANSeor de la provincia de Mino

    TAKEDA SHINGENSeor de la provincia de Kai

    IMAGAWA YOSHIMOTO

    Seor de la provincia de Suruga

    ASAI NAGAMASASeor de la provincia de Omi

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    Medida del tiempo enel Japn medieval

    RELOJ TRADICIONAL JAPON S DE DOCE HORAS

    FECHASFecha lunar: primer da del primer mes del quinto ao de TemmonFecha solar: segundo da del mes de febrero de 1536 d. C.

    Las fechas en Taiko siguen el calendario lunar japons tradicional.Los doce meses lunares de veintinueve o treinta das no reciban nom-bres sino que estaban numerados de uno a doce. Como el ao lunarera de 353 das, doce das menos que el ao solar, algunos aos seaada un decimotercer mes. No existe ninguna manera sencilla deconvertir una fecha del calendario lunar en su equivalente solar, perouna orientacin aproximada consiste en tomar el primer mes lunarcomo el mes de febrero del calendario solar.

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    Personajes y lugares

    YOSHITERU, decimotercer shogun AshikagaSE OR NAGOYA, primo de NobunagaIKEDA SHONYU, servidor de Oda y amigo de TokichiroTAKIGAWA KAZUMASU, servidor de alto rango de OdaSAITO TATSUOKI, seor de MinoOYAYA, hermana de NeneSAKUMA NOBUNORI, servidor de alto rango de OdaEKEI, monje budista de las provincias occidentalesOSAWA JIROZAEMON, seor del castillo de Unuma y servidor

    de alto rango de SaitoHIKOEMON, nombre dado a Hachisuka Koroku cuando qued

    bajo la proteccin de HideyoshiTAKENAKAHANBEI, seor del castillo del monte Bodai y servi-

    dor de alto rango de SaitoOYU, hermana de Hanbei

    KOKUMA, sirviente de HanbeiHORIO MOSUKE, paje de HideyoshiHOSOKAWA FUJITAKA, servidor del shogunYOSHIAKI, decimocuarto shogun AshikagaASAKURA KAGEYUKI, general del clan AsakuraASAI NAGAMASA, seor de Omi y cuado de NobunagaASAKURA YOSHIKAGE, seor de Echizen

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    AMAKASU SANPEI, ninja del clan TakedaTAKEDA SHINGEN, seor de KaiKAISEN, monje Zen y consejero de ShingenSAKUMA NOBUNORI, servidor de alto rango de OdaTAKEI SERIAN, servidor de alto rango de OdaMOR RANMARU, paje de Nobunaga

    FUKIKAGE MIKAWA, servidor de alto rango de AsaiOICHI, esposa de Asai Nagamasa y hermana de NobunagaCHACHA, hija mayor de Oichi y NagamasaSUMPU, capital de SurugaOKAZAKI, capital de MikawaKYOTO, capital imperial de JapnINABAYAMA, capital de MinoMONTE KURIHARA, retiro de montaa de Takenaka HanbeiSUNOMATA, castillo levantado por HideyoshiGIFU, nombre que Nobunaga impuso a InabayamaICHIJOGADANJI, castillo principal del clan AsakuraHONGANJI, cuartel general de los monjes guerreros de la secta

    Ikko MONTE HIEI, montaa al este de Kyoto y sede de

    la sectaTendaiKAI, provincia del clan TakedaHAMAMATSU, castillo de Tokugawa IeyasuNuo, palacio del shogun en Kyoto OMI,provincia del clan Asai ODANI, castilloprincipal del clan Asai ECHIZEN, provinciadel clan Asakura

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    Resumen del volumen anterior

    Hiyoshi, hijo de una familia humilde, ha jurado no regresara su hogar hasta haber logrado abrirse camino en la vida. Sedespidi de su hermana y su madre dicindoles que regresaracuando se hubiera convertido en un gran hombre. Haba pro-bado un trabajo tras otro, pero no tena deseos de hacer deaprendiz para un mercader o un artesano. Deseaba poder ser-vir a un samurai ms que a ninguna otra cosa en el mundo.

    Entra al servicio de Hachisuka Koroku, jefe del clan Hachi-suka. Sin embargo, el clan es poco menos que un grupo deronin cuyas alianzas con los seores de la provincia de Mino lesllevan a hacer trabajos de carcter secreto para stos, intervi-niendo en intrigas intestinas como agitadores. Hiyoshi es des-cubierto antes de participar en un incendio provocado y, enmedio de la confusin que sigue, vuelve a sus vagabundeos,ganndose la vida como vendedor de agujas.

    Al cabo de un tiempo, llama la atencin de MatsushitaKahei, un samurai que lo coge a su servicio. Hiyoshi se esfuer-za en el trabajo y provoca reacciones encontradas en quienesestn a su alrededor, causando resentimiento por no saberocultar su inteligencia. Al surgir un conflicto grave, Kahei lehace un encargo imaginario para que pueda abandonar el lu-gar.

    Poco despus aborda la comitiva del seor Nobunaga, ofre-cindole igualmente sus servicios y pasando a convertirse ensiervo del castillo de Kiyosu. Nobunaga ha heredado hace pocoel liderazgo del clan Oda y, debido a sus excentricidades, mu-chos lo tienen por un idiota. Sin embargo, en medio de una

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    conspiracin familiar, sus reacciones son siempre inesperadasy con ellas consigue neutralizar todos los movimientos que serealizan en su contra.

    Kinoshita Tokichiro, nombre de samurai de Hiyoshi, em-pieza como portador de sandalias de Nobunaga. La disposicindel joven hace que Nobunaga le vaya probando encargndole

    distintos trabajos, primero como oficial de cocina, a continua-cin como supervisor de carbn y lea y, ms adelante, comoencargado de cuadras. En todos los casos, Tokichiro se esfuer-za en el trabajo y consigue resultados brillantes; sus sugeren-cias son siempre tenidas en cuenta por Nobunaga.

    Su nueva posicin le permite tener casa propia. Es vecinodel jefe de arqueros Asano Mataemon, y se enamora profun-damente de su hija Nene. Su rival, un joven samurai llamadoInuchiyo, parece mucho mejor candidato a yerno, pero Nene leelige a l.

    Tokichiro tiene un enfrentamiento verbal con el encargadode una reparacin en los muros del castillo que se est alargan-do demasiado. Se compromete con Nobunaga a acabarla en

    tres das y lo consigue pese a los intentos de sabotaje del encar-gado anterior. ste, a su vez, es herido por Inuchiyo, quienaverigua que es un traidor; como consecuencia de romper ladisciplina del castillo, Inuchiyo es desterrado. Al marchar, ce-de sus pretensiones sobre Nene ante Tokichiro. Tokichiro, porsu parte, es recompensado con el mando de una unidad de in-fantera y una nueva subida de estipendio.

    Imagavva Yoshimoto, poderoso seor de la provincia deSuruga, decide marchar sobre la capital y rene un ejrcito deveinticinco mil hombres. El avance parece incontenible y lasfortalezas fronterizas de Oda caen una detrs de otra. Cuandotodos temen el fin, Nobunaga mantiene la calma y decide salirde su castillo a enfrentarse a una muerte segura. En su camino

    rene a unos tres mil hombres. El ejrcito de Yoshimoto, con-fiado, hace descansar a sus tropas despus de las primeras vic-torias de su vanguardia. Nobunaga ve su oportunidad y atacapor sorpresa el cuartel general del enemigo; la sorpresa y laconfusin proporcionan una victoria totalmente inesperada alpequeo ejrcito de Oda.

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    El intermediario

    Tokichiro llevaba cinco o seis das francamente aburrido.Le haban ordenado que acompaara a Nobunaga en su viajesecreto a una provincia distante y que hiciera los preparativosdel viaje. Partiran al cabo de diez das, y hasta entonces nodeba salir al exterior. Se pasara el da sin hacer nada, esperan-do el momento.

    Se incorpor y pens en lo extrao que era el hecho de queNobunaga partiera de viaje. Adonde iran?

    Mientras contemplaba los zarcillos de los dondiegos de daque cubran la valla, sus pensamientos se centraron de improvi-so en Nene. Le haban ordenado que saliera lo menos posible,pero cuando empez a soplar la brisa nocturna haba pasadopor delante de la casa de Nene. Por alguna razn, ltimamentetitubeaba ante la idea de visitarla, y cada vez que vea a suspadres stos hacan como si no le viesen. As pues, se limit a

    pasar por delante de la vivienda como cualquier otro transen-te y regres a su casa.Los dondiegos de da tambin florecan en la valla de la casa

    de Nene. La noche anterior Tokichiro haba tenido un atisbo deella cuando encenda una lmpara, y volvi a casa como si hu-biese logrado su propsito. Ahora record de sbito que el per-fil de la muchacha era ms blanco que las flores de la valla.

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    El humo del fuego de lea se extenda por toda la casa des-de la cocina. Tokichiro se ba, se puso un kimono ligero decamo y, calzndose unas sandalias, sali por la puerta del

    jardn. En aquel preciso momento un joven mensajero le detu-vo y entreg una citacin oficial. Tokichiro se apresur a en-trar en la casa, se cambi con rapidez y se dirigi a toda prisa a

    la residencia de Hayashi Sado. ste le entreg personalmentesus rdenes.

    Presntate en el domicilio del campesino Doke Seijuro, enel camino del oeste que parte de Kiyosu, a la hora del co-nejo.

    Eso era todo. Nobunaga viajara de incgnito a una provin-cia distante y Tokichiro sera uno de sus acompaantes. Al re-flexionar en esas circunstancias, crea comprender los planesde Nobunaga, aunque era tan poco lo que saba de ellos.

    Pens que estara algn tiempo separado de Nene, y broten su pecho el deseo de verla en seguida, de tener un solo atis-

    bo de ella a la luz de la luna de verano. Su naturaleza era talque nada poda detenerle cuando se le haba metido una ideaen la cabeza. Tokichiro era un joven apasionado y las pasionesy deseos incontrolables que habitaban en su corazn le arras-traban a la casa de Nene. Entonces, como un delincuente juve-nil que mira a hurtadillas a travs de las ventanas iluminadas,Tokichiro ech una mirada furtiva a la casa desde el otro ladode la valla. Mataemon viva en el distrito de los arqueros, y casitodas las personas que deambulaban por el barrio se conocan.Tokichiro perciba las pisadas de los transentes y le aterrabala posibilidad de que le descubrieran los padres de Nene. Esteespectculo de cobarda era risible. Si el mismo Tokichiro hu-biera visto a alguien comportarse as, le habra despreciado.

    Pero en aquel momento no tena tiempo para reflexionar en ladignidad o la reputacin de un hombre.

    Se habra dado por satisfecho con un simple atisbo a travsde la valla del perfil de Nene y de lo que haca aquella tarde.Apuesto a que ya se ha baado y ahora se est maquillando,pens. O tal vez estara cenando con sus padres?

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    En tres ocasiones pas por delante de la casa, tratando deparecer lo ms inocente posible. Oscureca ya y pasaba pocagente por la calle. Habra sido tremendamente embarazosoque alguien le llamara por su nombre cuando miraba a travsde la valla. No, peor todava, eso echara por tierra las escasasposibilidades que tena de casarse con Nene. Al fin y al cabo,

    su rival, Inuchiyo, se haba retirado de la competicin, y Ma-taemon haba empezado a reconsiderar el asunto. Por el mo-mento, Tokichiro deba dejar las cosas tal como estaban. Pa-reca como si Nene y su madre se hubieran decidido, pero elpadre no pudiese llegar a una decisin tan fcilmente.

    Lleg hasta l un aroma de incienso contra los mosquitos ydesde la cocina los sonidos de alguien que manipulaba la vaji-lla. Al parecer, la cena an no haba sido servida. Tokichiroimagin que su amada estaba trabajando con ahnco. Por fin, ala dbil luz de la cocina, vio a la mujer que haba decidido con-vertir en su esposa. Pens entonces en que una mujer comoNene probablemente sera una excelente ama de casa.

    Su madre la llam y la respuesta de Nene vibr en los odos

    del joven, aunque estaba agazapado al otro lado de la valla,mirando hacia la casa. Tokichiro se apart, pues alguien venapor la calle.

    Trabaja de firme y es discreta. Sin duda mi madre serafeliz con ella. Y Nene no maltratara a mi madre slo porque esuna campesina. Su amor, atravesando la barrera de la pasin,se transform en elevados pensamientos. Soportaremos lapobreza. No cederemos a la vanidad. Ella me ayudar entrebastidores, me cuidar con abnegacin y excusar mis defec-tos.

    Era una mujer absolutamente adorable. Ninguna, exceptoella, sera su esposa, de eso Tokichiro no tena la menor duda.Y con tales pensamientos su pecho se hinchaba y el corazn le

    lata con fuerza. Alz la vista a las estrellas y exhal un hondosuspiro. Cuando finalmente volvi a la realidad, se dio cuentade que haba vuelto a rodear la manzana y se hallaba de nuevoante la casa de Nene. De repente oy la voz de la muchacha alotro lado de la valla, y al mirar entre los zarcillos de los dondie-gos de da vio su rostro.

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    Incluso acarreaba agua, como una sirvienta, y con aquellasmanos blancas que tocaban el koto. Tokichiro deseaba mos-trarle a su madre que su esposa sera esa clase de mujer, ycuanto antes lo hiciera tanto mejor. No se cansaba de mirar atravs de la valla. Oa el sonido del agua que Nene recoga,pero de repente ella se volvi en su direccin sin extraer el

    cubo. Tokichiro pens que la muchacha deba de haberle vistoy sinti pnico. En el mismo momento en que esta idea cruzabapor su mente, Nene abandon el pozo y se encamin a la puertatrasera. Tokichiro sinti en el pecho un calor tan intenso quepareca fuego.

    Cuando la joven abri la puerta y mir a su alrededor, To-kichiro se alejaba ya corriendo sin mirar atrs. Al llegar a laesquina del primer cruce, se volvi. Ella estaba al lado de lapuerta, con una expresin de perplejidad en su plido rostro.Tokichiro se pregunt si estara enfadada con l, pero al mismotiempo empez a pensar en su partida al da siguiente. Acom-paara al seor Nobunaga y le haban prohibido hablar delviaje con nadie, ni siquiera con Nene. Tras verla y cerciorarse

    de que estaba bien, Tokichiro se senta tranquilo, y regres acasa rpidamente. Cuando se durmi, sus sueos estuvieronlibres de preocupaciones.

    Gonzo despert a su seor antes de lo habitual. Tokichirose salpic la cara con agua, desayun y se prepar para el viaje.

    Me voy! anunci, pero no dijo a su criado adonde iba.Poco antes de la hora convenida lleg a la casa de Doke

    Seijuro.

    Eh, Mono! Tambin vienes hoy? le pregunt un sa-murai rural que estaba junto al portal de Seijuro.

    Inuchiyo!

    Tokichiro mir a su amigo con sorpresa. No le sorprendatan slo tener por compaero de viaje a Inuchiyo, sino la trans-formacin de su aspecto. Desde la manera en que se ataba elcabello hasta las polainas, Inuchiyo vesta como un samurai deuna regin remota y silvestre.

    A qu viene todo esto? le pregunt Tokichiro.

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    Ya han llegado todos. Entra en seguida.Y t qu haces?Yo? He sido nombrado vigilante temporal de la puerta.

    Me reunir ms tarde contigo.Tokichiro se qued en el jardn, al otro lado del portal. Por

    un momento no supo qu camino tomar. La vivienda de Doke

    Seijuro era notablemente vetusta, incluso a los ojos de Tokichi-ro. ste no poda conocer con exactitud su antigedad, peropareca una reliquia de pocas pretritas, cuando familias en-teras vivan juntas en un gran recinto. Un edificio largo de ml-tiples habitaciones, dependencias exteriores ms pequeas,portales dentro de otros portales e innumerables senderos cu-bran todo el terreno.

    Por aqu, Mono!Otro samurai rural le haca seas desde un portal cerca del

    jardn. Reconoci a aquel hombre, Ikeda Shonyu. Al entrar enel jardn, encontr a unos veinte servidores vestidos como sa-murais rurales. Tokichiro tambin haba sido informado de eseplan y pareca el ms ruralizado de todos.

    Un grupo de diecisiete o dieciocho ascetas de montaa des-cansaban en los bordes del patio. Tambin ellos eran samuraisde Oda disfrazados. Nobunaga pareca encontrarse en una pe-quea habitacin, en el extremo del patio. Como es natural,tambin l iba disfrazado.

    Tokichiro y los dems estaban relajados. Nadie preguntabanada, nadie saba adonde iban, pero especulaban.

    Su Seora se ha disfrazado como el hijo de un samuraique viaja con unos pocos servidores. Est esperando que lle-guen todos sus acompaantes. Es probable que se dirija a unaprovincia distante, pero quin sabe adonde vamos realmente.

    Poco es lo que he odo, pero cuando me convocaron a laresidencia de Hayashi Sado o casualmente que alguien men-

    cionaba la capital.La capital?Todos tragaron saliva.Nada podra ser ms peligroso, y, si era cierto que se diriga

    all, Nobunaga deba de haber ideado un plan secreto. Tokichi-ro asinti y, sin que los dems reparasen en l, sali a la huerta.

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    Unos das despus, el grupo de samurais rurales que acom-paara a Nobunaga y los ascetas de montaa, que le protege-ran desde lejos, se pusieron en marcha hacia la capital.

    Los hombres del primer grupo se hicieron pasar por sa-murais rurales de las provincias del este, que hacan una vi-sita a Kyoto. Los hombres caminaban relajados. Ocultaron la

    luz ardiente que brillara en sus ojos en Okehazama y adop-taron el aspecto rudo y el habla pausada de quienes finganser.

    Doke haba dispuesto su alojamiento en una casa de lasafueras de la capital. Cuando caminaba por los alrededores deKyoto, Nobunaga siempre se cubra los ojos con el borde delsombrero y vesta como un simple provinciano. Sus acompa-antes no pasaban de cuatro o cinco. Si unos hipotticos asesi-nos hubieran sabido quin era, habra resultado para ellos unblanco fcil. Haba das en los que abandonaba toda inhibiciny se pasaba la jornada entera caminando entre las multitudes yel polvo de Kyoto. Y haba noches en las que de repente semarchaba a una hora inoportuna para visitar las mansiones de

    cortesanos y mantener conversaciones secretas.Los jvenes samurais ni comprendan los motivos de estasacciones ni por qu se atreva a emprender semejante aventuraen el peligroso tumulto de un pas en guerra consigo mismo.Tokichiro, por supuesto, tampoco dispona de datos que le per-mitieran comprender tales circunstancias. Pero l mismo dedi-caba el tiempo a la observacin. Pens que la capital habacambiado. Durante la poca de sus andanzas por el pas ven-diendo agujas, haba acudido con frecuencia a la capital paraproveerse de gnero. Cont con los dedos y lleg a la conclu-sin de que slo haba sido seis o siete aos antes, pero en tancorto periodo las condiciones alrededor del palacio imperialhaban cambiado notablemente.

    El shogunado segua existiendo, pero Ashikaga Yoshiteru,el decimotercer shogun, slo ejerca el cargo nominalmente.Como el agua en un estanque profundo, la cultura y la moralde la gente se haban estancado, y era inevitable la sensacinde un final de poca. La verdadera autoridad estaba en manosdel subgobernador general, Miyoshi Nagayoshi, pero ste, a su

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    vez, haba delegado el control de la mayor parte de los asuntosen uno de sus servidores, Matsunaga Hisahide. El resultadofue una desagradable disensin y una administracin tirnicaineficaz. Segn los chismorreos del pueblo llano, el gobiernode Matsunaga se desplomara espontneamente.

    Cul era la tendencia de la poca? Nadie lo saba. Las lu-

    ces brillantes ardan cada noche, pero la gente estaba perdidaen la oscuridad. Se decan que maana sera otro da, y unairremediable corriente sin direccin flua a travs de sus vidascomo un arroyo turbio.

    Si la administracin de Miyoshi y Matsunaga no se conside-raba digna de confianza, qu sera de aquellos gobernadoresque haban sido nombrados por el shogun? Hombres comoAkamatsu, Toki, Kyogoku, Hosokawa, Uesugi y Shiba se en-frentaban por igual a similares problemas en sus propias pro-vincias.

    En estas circunstancias Nobunaga efectu su viaje secreto ala capital, algo que no haba pasado por la mente de ningnotro jefe militar provincial. Imagawa Yoshimoto haba mar-

    chado sobre Kyoto a la cabeza de un gran ejrcito. Su ambi-cin, que le concedieran un mandato imperial y, en consecuen-cia, dominar al shogun y gobernar el pas, se vio reducidaforzosamente a la mitad, pero l fue tan slo el primero enintentarlo. Todos los dems grandes seores del pas conside-raban que los planes de Imagawa eran los mejores, pero nica-mente Nobunaga tena suficiente audacia para viajar solo aKyoto y preparar el futuro.

    Tras varios encuentros con Miyoshi Nagayoshi, finalmenteNobunaga consigui entrevistarse con el shogun Yoshiteru.Como es natural, acudi a la mansin de Miyoshi con su disfrazacostumbrado, se cambi ponindose un atuendo formal y fueal palacio del shogun.

    La residencia shogunal era un lujoso palacio venido a me-nos, hasta el punto de que pareca una ruina. El lujo y la rique-za que crearon y luego agotaron trece shogunes sucesivos noera ahora ms que un sueo recordado a medias. Todo lo quequedaba era una administracin engreda y volcada por enteroa la promocin de sus propios intereses.

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    De modo que sois Nobunaga, el hijo de Nobuhide? lepregunt Yoshiteru.

    Su voz careca de fuerza, y en sus modales, aunque eranperfectos, no haba vitalidad.

    Nobunaga comprendi en seguida que no quedaba rastrode vigor en el titular del shogunado. Se postr y pidi a Yoshi-

    teru que le hiciera el honor de trabar conocimiento con l, peroen la voz del hombre que se inclinaba haba una fuerza queabrumaba a su superior.

    Esta vez he venido de incgnito a Kyoto. Dudo de queestos productos locales de Owari sean agradables para unapersona de la capital.

    Present a Yoshiteru una lista de regalos y empez a retro-ceder.

    Quiz me favoreceris quedndoos a cenar dijo Yoshi-teru.

    Les sirvieron sake. Desde la sala del banquete se vea unjardn elegante. En la oscuridad de la noche, el color de lashortensias y el roco sobre el musgo hmedo brillaban a la luz

    de los faroles.El carcter de Nobunaga no le permita mostrar una forma-lidad estricta, al margen de lo encumbrado de su compaa y dela situacin en que se hallaba. Cuando los ceremoniosos sir-vientes trajeron los recipientes del sake y sirvieron la comidade una manera meticulosamente tradicional, Nobunaga secomport sin ninguna reserva.

    Yoshiteru contemplaba a su invitado como si el apetito deste fuese algo maravilloso. Aunque estaba cansado del lujoy la formalidad, consideraba un motivo de orgullo que cadaplato que se serva en su mesa fuese una exquisitez de la ca-pital.

    Qu os parece la cocina de Kyoto, Nobunaga?

    Es excelente.Qu tal su sabor?Veris, el sabor de los platos de la capital es bastante su-

    til. No estoy acostumbrado a una comida tan inspida.De veras? Segus el Camino del T?Desde mi infancia tomo t de la misma manera que bebo

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    agua, pero desconozco la manera en que los expertos practicanla ceremonia del t.

    Habis visto el jardn?S, lo he visto.Y qu opinis?Me ha parecido btante pequeo.

    Pequeo?Es muy bonito, pero si lo comparo con el panorama delas colinas de Kiyosu...

    Parece ser que no entendis nada en absoluto. El sho-gun volvi a rerse. Pero es mejor ser un ignorante que tenerslo un conocimiento superficial. Decidme, entonces, culesson vuestros gustos?

    El tiro al arco. Por lo dems, carezco de cualquier talentoespecial. Pero si queris ver algo extraordinario, os dir que hesido capaz de venir desde Owari hasta vuestras mismas puertasen tres das, atravesando territorio enemigo por la carretera deMino-Omi. Ahora que el pas entero est sumido en el caos,siempre existe la posibilidad de que ocurra un incidente en el

    palacio o en sus proximidades. Entonces aadi sonriente:Por ello os estar muy agradecido si tenis en cuenta mi seguri-dad.

    Al principio fue Nobunaga quien se aprovech del caos na-cional y derrib al gobernador Shiba de Owari que haba sidonombrado por el shogun. Y aunque el Tribunal Supremo delshogun consideraba el asunto como una muestra del desafueroy autoridad de la administracin, esto no era realmente msque una cuestin de forma. En los ltimos tiempos los gober-nadores provinciales apenas acudan a Kyoto, y el shogun sesenta aislado. La visita de Nobunaga aliviaba su hasto, y pa-reca muy deseoso de conversar.

    Yoshiteru podra haber esperado del visitante que le diese

    a entender su deseo de una promocin oficial o de ascender alrango de cortesano, pero no ocurri as, y por fin Nobunaga sedespidi jovialmente.

    Vamos a casa. As anunci su regreso tras una estanciade treinta das en la capital, y aadi lacnicamente: Maana.

    Mientras los ayudantes disfrazados de samurais rurales y

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    ascetas, que se haban alojado por separado, se afanaban ahorapara hacer los preparativos del viaje, lleg un mensajero conuna advertencia enviada desde Owari:

    Se han extendido rumores desde vuestra partida de Kiyosu.Cuando volvis, hacedlo con extrema prudencia y, por fa-

    vor, estad preparado para hacer frente a posibles contra-tiempos por el camino.

    Fuera cual fuese la direccin que tomaran, tendran quecruzar una provincia enemiga tras otra. Qu camino podranseguir sin riesgos? Quiz deberan regresar por mar.

    Aquella noche los hombres de Nobunaga se reunieron enla casa donde se haban alojado y discutieron el asunto, pero nopudieron llegar a un acuerdo. De improviso, Ikeda Shonyu lle-g bruscamente desde los aposentos de Nobunaga y se quedmirndoles.

    No os acostis todava, caballeros?Uno de los hombres le mir con semblante irritado.

    Estamos discutiendo de algo importante.No saba que estabais en medio de una conferencia. Dequ estis hablando?

    Sois bastante despreocupado para ser uno de los ayudan-tes de Su Seora. No os habis enterado del mensaje que hatrado un correo esta noche?

    Algo he odo.Es esencial que no suceda nada durante el viaje de regre-

    so. Estn tratando de decidir entre todos qu caminos debera-mos seguir.

    Vuestra preocupacin es vana, porque Su Seora ya loha decidido.

    Cmo? Lo ha decidido?

    Cuando vinimos a la capital, nuestro nmero era excesi-vo y tuvo la sensacin de que destacbamos demasiado. Suplan para regresar consiste en hacerlo con slo cuatro o cincohombres. Los servidores pueden volver por separado, toman-do el camino que prefieran.

    Nobunaga abandon la capital antes del amanecer, y tal

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    como el shogun haba dicho, veinte o treinta hombres disfraza-dos de ascetas de montaa y la mayora de los samurais ruralesse quedaron atrs. Slo les acompaaron cuatro hombres. Sho-nyu estaba entre ellos, por supuesto, pero quien se sinti mshonrado por haber sido elegido para formar parte del pequeogrupo fue Tokichiro.

    Va muy poco protegido.Creis que es un riesgo asumible?Los servidores que se haban quedado atrs estaba in-

    quietos y siguieron a Nobunaga hasta Otsu, pero all el seory sus acompaantes alquilaron caballos y se dirigieron haciael este cruzando el puente de Seta. Haba una serie de pues-tos de control, pero Nobunaga los cruz sin dificultad. Habapedido a Miyoshi Nagayoshi un salvoconducto segn el cualviajara bajo la proteccin del gobernador general. Al llegar acada barrera mostraban el documento y les franqueaban elpaso.

    El Camino del T se haba extendido por todo el pas. Enun mundo violento y ensangrentado, la gente buscaba la paz yun lugar tranquilo donde pudiera encontrar un breve respiroen medio del ruido y la confusin. El t era el lmite elegantedonde la paz contrastaba con la accin, y quiz no resultaba tanextrao que sus seguidores ms entusiastas fuesen los samu-rais, cuya vida cotidiana estaba empapada en sangre.

    Nene haba aprendido el Camino del T. Su padre, porquien senta enorme afecto, tambin tomaba t, por lo que laceremonia era muy distinta de las ocasiones en que la mucha-cha tocaba el koto y slo mostraba su talento musical a quienespasaban casualmente por la calle.

    La inducan a preparar el t la paz matinal, la afable sonrisa

    de su padre y el acto de remover la caliente espuma verde enun cuenco de porcelana negra de Seto. No era slo una diver-sin sino una parte de su vida diaria.

    Todava hay mucho roco en el jardn, no es cierto? Ylos capullos de crisantemo an estn muy cerrados.

    Mataemon contempl el pequeo recinto vallado desde la

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    terraza abierta. Nene, que estaba atareada delante del hogar,con el cucharn del t en la mano, no respondi. El aguahirviente que haba sacado de la tetera cay en el cuencode t como si fuese un manantial, invadiendo alegrementela soledad de la estancia. La muchacha sonri y apart lavista.

    No, dos o tres crisantemos ya son muy fragantes.De veras? Ya han florecido? No me he dado cuentacuando he salido a barrer el jardn esta maana. Es una lstimaque las flores tengan que crecer bajo el tejado de la casa de unguerrero provincial.

    El batidor de bamb que Nene haba sostenido inmvil en-tre sus dedos produjo un brioso sonido cuando bati el t conl. Las palabras de su padre la haban azorado, pero Mataemonno se dio cuenta. Cogi el cuenco de t, se lo llev con gestoreverente a los labios y bebi el lquido verde y espumeante. Suexpresin indicaba que estaba gozando de la maana, pero suspensamientos variaron de improviso: si su hija se iba a vivir aotra parte, l ya no bebera ms un t preparado tan ceremo-

    niosamente.Disculpa dijo una voz desde detrs de las puertas co-rredizas.

    Okoi?Cuando su esposa entr en la estancia, Mataemon entreg

    el cuenco de t a Nene.Quieres que Nene tambin te prepare uno?No, lo tomar luego.Okoi traa una caja de cartas, y en la entrada aguardaba un

    mensajero. Mataemon deposit la caja en su regazo y abri latapa. Su rostro adopt una expresin dubitativa.

    Es del seor Nagoya, el primo de Su Seora. Qu po-dr ser?

    Mataemon se incorpor de repente, se lav las manos y vol-vi a coger la carta en actitud reverente. Aunque slo era unacarta, la enviaba un miembro de la familia del seor Nobunaga,y Mataemon se comport como si se encontrara ante el mismoremitente.

    Est esperando el mensajero?

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    S, pero ha dicho que bastar con una respuesta verbal.No, no, eso sera descorts. Treme la piedra de tinta.Mataemon cogi papel y pincel y escribi su respuesta

    al mensajero. No obstante, Okoi estaba inquieta por el conte-nido de la misiva. Que el primo del seor Nobunaga envia-se una carta a la casa de aquel servidor de bajo rango era

    inslito en extremo. Y la haba trado directamente un mensa-jero.De qu se trata?Ni siquiera Mataemon lo saba, porque la carta no contena

    ms que trivialidades. No vea nada que pudiera pasar por unmensaje secreto o tener un significado especial ms all de loque pareca decir:

    Hoy me paso el da entero leyendo en mi retiro campestrede Horikawazoi. Es una pena que nadie me visite en un datan agradable para gozar de la fragancia de los crisantemosque he cultivado. Si dispones de tiempo libre, te ruego quevengas a verme.

    Eso era todo, pero tena que haber algo ms. Si Mataemonhubiera sido particularmente experto en la ceremonia del t,un buen lector o un hombre de gusto excepcional, la invitacinpodra haber parecido natural. Pero lo cierto era que no habareparado en los crisantemos que florecan en su propia valla.Perciba en seguida el polvo acumulado en un arco, pero por lodems era la clase de hombre que podra pisotear unos crisan-temos sin que eso le afectara lo ms mnimo.

    Ir de todos modos. Okoi, saca mis mejores ropas.Al salir a la calle, iluminada por la brillante luz de otoo,

    Mataemon se volvi una sola vez para mirar su casa. Nene yOkoi estaban en el portal. El hombre se senta extraamente

    en paz, agradecido porque existan das tan hermosos inclusoen aquel mundo catico. La idea le hizo sonrer y observ queNene y Okoi tambin sonrean. Se volvi rpidamente y se ale-

    j. Los vecinos le llamaban y l les responda al pasar. Las casasde los arqueros eran pequeas y pobres. Los numerosos niosque son los compaeros inseparables de la pobreza tambin

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    abundaban en las casas, y a travs de las vallas de cada una deellas se vean muchos paales tendidos.

    Se dijo que tal vez pronto habra paales como aquellos ensu propio patio. Tales pensamientos se le ocurran con natura-lidad, pero a Mataemon no le consolaban especialmente. No legustaba nada la perspectiva de que algn da le llamasen abue-

    lo. Antes de que sucediera tal cosa se propona labrarse unareputacin. Se haba esforzado por no quedarse atrs en Den-gakuhazama, y ciertamente no haba abandonado la esperanzade encabezar la lista de guerreros meritorios en futuras bata-llas. Tales eran sus pensamientos cuando se encontr ante laelegante mansin del seor Nagoya.

    El edificio haba sido anteriormente un pequeo templo,pero Nagoya lo haba remodelado como una finca rural.

    Nagoya se mostr muy satisfecho por la rapidez con que lehaba visitado.

    Gracias por venir. Este ao hemos tenido una serie dedisturbios militares, pero aun as me las he arreglado paraplantar unos crisantemos. Tal vez ms tarde me hars el honor

    de contemplarlos.Mataemon reciba un trato benvolo, pero como su anfitrinera uno de los familiares prximos de Nobunaga, se sent a unarespetuosa distancia e hizo una reverencia. No sin inquietud, sepregunt cul sera el objeto de aquella convocatoria.

    Ponte cmodo, Mataemon. Ah tienes un cojn. Desdeaqu tambin se ven los crisantemos. Contemplar los crisante-mos no se reduce tan slo a mirar unas flores, sino la obra de unhombre. Pero mostrrselos a los dems no obedece a un impul-so jactancioso, sino al deseo de compartir el placer y gozar de laapreciacin ajena. Aspirar la fragancia de los crisantemos bajoun hermoso cielo como ste es otro de los favores de Su Seora.

    Sin duda alguna, mi seor.

    Que hemos sido bendecidos con un seor sagaz es algode lo que hemos tenido esplndidas pruebas en fechas recien-tes. Estoy seguro de que ninguno de nosotros olvidar jams lapresencia del seor Nobunaga en Okehazama.

    Con todos mis respetos, seor, no pareca humano sino laencarnacin del dios de la guerra.

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    Sin embargo, todos luchamos con arrojo, no es cierto?T perteneces al regimiento de arqueros, pero ese da estabascon los lanceros, verdad?

    As es, mi seor.Participaste en el ataque contra el cuartel general de

    Imagawa?

    Cuando por fin asaltamos la colina, la accin fue tan con-fusa que apenas podamos distinguir a los nuestros del enemi-go. Pero en medio de la refriega o que Mori Shinsuke anuncia-ba haber decapitado al seor de Suruga.

    Estaba en tu regimiento un hombre llamado KinoshitaTokichiro?

    En efecto, mi seor.Qu puedes decirme de Maeda Inuchiyo?Haba ofendido a Su Seora, pero recibi permiso para

    participar en la batalla. No le he visto desde que regresamos deOkehazama, pero no ha regresado a su puesto anterior?

    Lo ha hecho. Probablemente no lo sabis todava, perohace poco acompa a Su Seora a Kyoto. Han regresado al

    castillo y ahora Inuchiyo est all de servicio.Kyoto! Para qu fue all Su Seora?Hablar de ello ya no puede causar dao alguno. Fue slo

    con treinta o cuarenta hombres, y l mismo iba disfrazado desamurai rural en peregrinaje. Estuvieron ausentes unos cua-renta das, y sus servidores actuaron como si hubiera estadoaqu todo ese tiempo. Vamos a ver los crisantemos del jardn?

    Mataemon sigui a su anfitrin como si fuese un sirviente.Nagoya le habl sobre los detalles ms sutiles del cultivo de loscrisantemos, as como de la necesidad de emplear con ellos losmismos cuidados y el amor que requiere un nio.

    S que tienes una hija y que se llama Nene. Me gustaraayudarte a encontrar un yerno.

    Mi seor?Mataemon hizo una profunda reverencia, pero titube mo-

    mentneamente. Aquel tema le recordaba su propia confusin.Pero Nagoya hizo caso omiso de su titubeo y sigui diciendo:

    Conozco a alguien que sera un yerno excelente. Djaloen mis manos. Yo me encargar de esto.

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    Mi familia es realmente indigna de semejante honor, miseor.

    Deberas hablar del asunto con tu esposa. El hombre enel que he pensado para que sea tu yerno es Kinoshita Tokichi-ro. Creo que le conoces bien.

    S, mi seor respondi Mataemon maquinalmente.

    Se reproch a s mismo la grosera de parecer sorprendido,pero no poda evitarlo.Aguardar tu respuesta.S..., claro...Entonces Mataemon se despidi.Habra querido hacer no pocas preguntas sobre el motivo

    de la entrevista, pero no poda ser abiertamente tan inquisitivocon un miembro de la familia del seor Nobunaga. Cuandolleg a casa, Mataemon cont lo sucedido y su esposa parecipreocupada porque se haba marchado de la mansin sin haberdado una respuesta inmediata.

    Deberas haber aceptado su solicitud le dijo. Creoque se trata de una autntica buena noticia. Las relaciones son

    siempre una cuestin de tiempo, y el hecho de que Tokichirohaya hablado con Nene tantas veces muestra que tuvieronfuertes conexiones en una vida anterior. Tokichiro debe de te-ner algn mrito para que un familiar de Su Seora actecomo intermediario. Por favor, ve maana y dale tu respuestaal seor Nagoya.

    Pero no crees que debera preguntarle a Nene su opi-nin?

    Es que no ha sido ya bastante clara al respecto?No s, me pregunto si seguir sintiendo lo mismo.Nene no es muy habladora, pero cuando ha tomado una

    decisin no suele cambiarla.Mataemon se qued a solas, debatindose con sus preocu-

    paciones por el futuro, y sinti el desagrado de haber sido des-plazado. Precisamente cuando crean que podran olvidarse deTokichiro, cuya cara no vean desde haca tiempo, una vez msaquel joven volva a ocupar un lugar primordial en los pensa-mientos de Mataemon, su esposa y Nene.

    Al da siguiente Mataemon se apresur a visitar de nuevo al

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    seor Nagoya para darle su respuesta. Nada ms volver, dijo asu esposa:

    Bueno, ha habido unas noticias bastante inesperadas.La mujer comprendi por la expresin de su cara que se

    trataba de algo excepcional. Mientras su marido le hablaba desu reunin con Nogoya, la brillante luz que ahora envolva la

    situacin de Nene se manifestaba en sus sonrisas.Hoy haba decidido preguntarle al seor Nagoya por susmotivos para ofrecerse como intermediario, pero preguntar talcosa a un miembro de la familia de Su Seora era realmentedifcil. Cuando me estaba esforzando al mximo por ser corts,l mencion que Inuchiyo se lo haba pedido.

    Inuchiyo le pidi tal cosa al seor Nagoya? replic lamujer, asombrada. Quieres decir que sugiri el matrimoniode Nene y Tokichiro?

    Parece ser que en el camino, durante el viaje secreto aKyoto, hubo cierta conversacin. En fin, supongo que Su Se-ora acert a orlo.

    Vlgame! Su Seora en persona?

    S, esto es realmente extraordinario. Al parecer, durantelas largas horas del viaje, Inuchiyo y Tokichiro hablaban deNene con toda franqueza, delante mismo de Su Seora.

    Ha dado su consentimiento el seor Inuchiyo?Visit al seor Nagoya y le hizo la misma solicitud, por lo

    que no hemos de preocuparnos ms por l.As pues, has dado hoy una respuesta clara al seor Na-

    goya?S, le he dicho que dejaba el asunto totalmente en sus

    manos.Dicho esto, Mataemon se enderez y pareci como si todas

    sus preocupaciones hubieran desaparecido.Transcurri el ao, y un da propicio de otoo se celebr la

    boda en casa de Asano.Tokichiro se senta impaciente y nervioso. Reinaba la con-fusin en su casa, donde Gonzo, la sirvienta y varias personasque se haban prestado a ayudar hacan los preparativos. lmismo haba sido incapaz de nada excepto pasear dentro y fue-ra de la casa desde primeras horas de la maana. Se pregunt si

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    aqul era, en efecto, el tercer da del octavo mes. Una y otravez buscaba en su cabeza confirmacin de lo evidente. En oca-siones abra el arcn de sus ropas o intentaba descansar sobreun cojn, pero no poda estarse quieto, recordndose que es-taba a punto de casarse con Nene y convertirse en un miembrode su familia. Por fin aquella noche suceda lo que tanto haba

    esperado, pero por alguna razn se senta inquieto.Tras el anuncio de la boda, Tokichiro hizo gala de una timi-dez desconocida en l hasta entonces. Cuando vecinos y co-legas se enteraron de la noticia, le visitaron con regalos, pero lse ruborizaba y hablaba como si intentara salvar su reputacin.

    Bueno, no, en realidad no es ms que una celebracinfamiliar. Crea que an era un poco pronto para casarme, perola familia quiere que la boda tenga lugar lo antes posible.

    Nadie saba que quien haba convertido su deseo en reali-dad era su amigo, Maeda Inuchiyo, el cual no slo haba renun-ciado a Nene sino que tambin haba inducido al seor Nagoyapara que actuara.

    He odo decir que el seor Nagoya lo recomend. Ade-

    ms, Asano Mataemon ha dado su consentimiento, por lo quede alguna manera el Mono debe de parecerles prometedor.As pues, primero entre sus colegas y luego entre las gentes

    tanto de la clase humilde como de la acomodada, aquel matri-monio aument la reputacin de Tokichiro y no se extendieronchismorreos maliciosos.

    Sin embargo, los chismorreos, buenos o malos, tenan sincuidado a Tokichiro, para quien lo ms importante era infor-mar a su madre en Nakamura. Sin duda haba querido ir allpersonalmente y hablar con ella de Nene, de su linaje y su ca-rcter, junto con todas las dems cosas. Pero ella le haba dichoque sirviera a su seor con diligencia, que la dejara seguir enNakamura y no se preocupara por ella hasta que hubiera logra-

    do convertirse en una persona importante.Contuvo su deseo de verla en seguida y se conform coninformarle por carta de los acontecimientos, misivas a las queella siempre daba respuesta. Lo que satisfaca en especial a To-kichiro era que la noticia de su promocin gradual y su matri-monio con la hija de un samurai, gracias a los buenos oficios de

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    uno de los primos de Nobunaga, haba llegado a Nakamura. Y

    saba que ahora los aldeanos consideraran de un modo muy

    distinto a su madre y su hermana.

    Permitidme que os arregle el cabello, seor dijo Gon-

    zo, que se haba presentado con una caja de peines y estaba de

    rodillas a su lado.

    Qu? Tambin he de atarme el cabello?Sois el novio y debis llevar un tocado como es debido.

    Despus de que Gonzo le arreglara el cabello, Tokichiro

    sali al jardn.

    Entre las ramas de las paulonias empezaban a brillar las

    estrellas. Aquella noche el novio estaba sentimental. Le rodea-

    ba una gran alegra pero, como cada vez que tena motivos

    para sentirse feliz, pensaba en su madre, y por ello haba un

    poso de tristeza en su felicidad. Nuestros deseos no tienen fin.

    Se consol pensando que, al fin y al cabo, hay en el mundo

    personas que carecen de madre.

    Tokichiro se meti en la baera. Aquella noche sera espe-

    cialmente diligente al lavarse la nuca. Cuando termin de ba-

    arse, se puso un kimono de algodn liviano y regres a lacasa. Estaba tan llena de gente que resultaba difcil saber si era

    la suya o la de otro. Preguntndose por qu estaban todos tan

    atareados, ech un vistazo a la sala y la cocina y finalmente se

    vio obligado a compartir un rincn de una estancia con los

    mosquitos y mirar mientras los dems trabajaban.

    Unas voces agudas daban rdenes, y les respondan otras

    voces no menos agudas.

    Coloca todos los accesorios personales del novio encima

    de su armario ropero.

    Ya lo he hecho. Su abanico y la caja de pildoras tambin

    estn ah.Toda clase de gente iban de un lado a otro apresuradamen-

    te. No habra sabido decir quin estaba casado con quin.Aquellas personas no eran parientes prximos, pero todas tra-

    bajaban juntas armoniosamente.

    El novio, que segua solo en el rincn, recordaba las caras

    de aquellas personas y se regocijaba en lo ms hondo de su ser.

    En una habitacin, un viejo bullicioso se atena a las costum-

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    bres tradicionales de la adopcin de yerno y el desposorio.Estn desgastadas las sandalias del novio? Unas sanda-

    lias viejas seran inadmisibles. Ha de entrar en la casa de lanovia con unas nuevas. Luego, esta noche, el padre de la noviadormir sujetando las sandalias y los pies del novio nuncaabandonarn la casa.

    La gente ha de tener farolillos de papel intervino unaanciana. No se puede entrar sin ms en la casa de la noviallevando antorchas. Luego los farolillos se entregan a la familiade la novia, y los ponen delante del altar domstico durantetres das y tres noches.

    Se haba expresado cariosamente, como si el novio fuesesu propio hijo.

    Ms o menos por entonces lleg un mensajero a la casa,llevando la primera carta ceremonial de la novia al novio. Unade las mujeres avanz tmidamente entre los reunidos, soste-niendo una caja de cartas lacada.

    Estoy aqu dijo Tokichiro desde la terraza.sta es la primera carta de la novia dijo la mujer. Y

    es costumbre que el novio escriba algo a su vez.Qu debera escribir?La mujer solt una risita pero no le dio instrucciones. De-

    positaron delante de l papel y un estuche de escritura.Lleno de perplejidad, Tokichiro cogi el pincel. Nunca ha-

    ba destacado en el cultivo de las letras. Aprendi a escribir enel templo Komyo, y cuando trabajaba en la tienda de cermicasu caligrafa era por lo menos normal. As pues, no se sentahumillado por tener que escribir algo en pblico. Sencillamen-te, no saba qu decir. Finalmente escribi: En esta nocheagradable, tambin el novio debera acudir y hablar.

    Mostr su obra a la mujer que le haba trado el estuche deescritura.

    Est bien as?Servir.Recibiste una carta de tu marido cuando te casaste, no

    es cierto? No recuerdas qu te deca?No replic ella.Tokichiro se ech a rer.

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    Cuando t misma lo has olvidado, no debe de ser muyimportante.

    Entonces vistieron al novio con un kimono ceremonial y ledieron un abanico.

    La luna brillaba claramente en el cielo nocturno de princi-pios de otoo, y en los portales ardan las antorchas. Encabeza-

    ba la comitiva un caballo sin jinete y dos lanceros. Les seguantres portadores de antorchas y luego el novio, con sandaliasnuevas.

    No haba una esplndida dote con objetos como cofres ta-raceados, biombos o piezas chinas, pero s un arcn que conte-na una armadura y un guardarropa. Para ser un samurai deaquella poca al mando de treinta soldados de infantera, notena nada de que avergonzarse. Por el contrario, Tokichiroprobablemente senta cierto orgullo secreto, pues si bien eracierto que ninguna de las personas que le haban ayudadoaquella noche y que ahora le acompaaban eran parientessuyos, tampoco las haba empleado para que le sirvieran yacompaaran. Haban acudido jubilosamente a la boda como

    si estuvieran personalmente involucradas.En los portales de todas las residencias de arqueros del ba-rrio ardan luces brillantes, y todas las puertas estaban abiertas.Aqu y all haban encendido fogatas, y haba gente provista defarolillos de papel que aguardaba en la vivienda de la novia lallegada del novio. Cogiendo a sus nios de la mano, las mujeressaludaban agitando el brazo, y en sus rostros, abrillantados porlas luces y las fogatas, se reflejaba la alegra.

    En aquel momento llegaron corriendo unos chiquillos des-de el cruce.

    Ya viene! Ya viene!Ya viene el novio!La madre de los nios se apresur a llamarles y, tras reir-

    les ligeramente, los retuvo a su lado. La luna baaba el caminocon una luz plida. El anuncio de los nios haba actuado comoun heraldo, y desde entonces nadie cruzaba la calle silenciosa.

    Dos portadores de antorchas doblaron la esquina. Les se-gua el novio. Haban colgado unas campanillas de los jaeces y,con el movimiento del animal, producan unos tintineos que

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    recordaban el chirrido de los grillos. Cinco ayudantes transpor-taban el arcn con la armadura y las dos lanzas. El espectculono estaba nada mal para la categora del barrio.

    El novio tena un aspecto esplndido. Era un hombre debaja estatura, pero su estampa habra sido apropiada inclusosin prendas elegantes. No era tan feo como para provocar chis-

    morreos ni pareca un hombre ensoberbecido por su inteligen-cia. Si alguien hubiera preguntado a los espectadores qu clasede hombre crean que era, probablemente todos habran dichoque era un individuo normal y corriente y un marido apropiadopara Nene.

    Bienvenido, bienvenido.Que entre el novio!Felicidades!Los familiares y amigos que aguardaban cerca del portal de

    Mataemon saludaron a Tokichiro, sus rasgos momentnea-mente abrillantados por la luz oscilante.

    Entra, por favor.El novio fue conducido a una habitacin aislada, donde

    tom asiento. La casa era pequea, con slo seis o siete habita-ciones. Los ayudantes estaban al otro lado de la puerta corre-dera. Frente al estrecho jardn se alzaba la cocina, desde dondele llegaban los sonidos producidos al lavar la vajilla y el olor decomida cocinada.

    Tokichiro no lo haba notado demasiado cuando caminabapor las calles, pero ahora que estaba sentado perciba los fuer-tes latidos de su corazn y tena la boca seca. Se qued sentadoen aquella estancia, casi como si le hubieran olvidado. Contodo, habra sido inoportuno que incumpliera las leyes del de-coro, por lo que resolvi seguir all sentado en una actitud dig-na tanto si alguien le vea como si no.

    Por suerte, Tokichiro no sola aburrirse. Cierto que, como

    novio que no tardara en reunirse con su novia, no tena ningnmotivo para ceder al hasto. Pero aun as, en algn momento seolvid por completo de la boda y se entreg a una ensoacinque no estaba relacionada lo ms mnimo con la inminente ce-remonia. Su mente emprendi el vuelo hacia una direccin ab-surda en sus circunstancias presentes: el castillo de Okazaki.

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    Qu estaba sucediendo all? ltimamente esta cuestin lepreocupaba ms que cualquier otra cosa. En vez de preguntar-se cmo le hablara su novia a la maana siguiente o el aspectoque tendra cuando le saludara, sus pensamientos se concen-traban en esos temas ajenos.

    Se pondra el castillo de Okazaki al lado de los Imagawa?

    Se aliara con el clan Oda? Una vez ms, el camino del destinose bifurcaba. El ao anterior, tras la terrible derrota del clanImagawa en Okehazama, el clan Tokugawa haba contempla-do tres posibilidades distintas. Deban seguir apoyando a losImagawa? Deban seguir sin alinearse tanto con los Imagawacomo con los Oda y afirmar ahora audazmente su independen-cia? O deberan seguir el camino de la alianza con los Oda?Tendran que elegir una de estas tres alternativas ms tarde oms temprano. Durante muchos aos el clan Tokugawa habasido una especie de planta parsita cuya existencia dependadel gran rbol de los Imagawa.

    Sin embargo, la raz y el tronco mismos de esa relacin ha-ban sido abatidos en Okehazama. Su propia fuerza era todava

    insuficiente, pero tras la muerte de Imagawa Yoshimoto, losTokugawa difcilmente podan confiar en el heredero de Yos-himoto, Ujizane. Tal era toda la informacin procedente ya derumores ya de conversaciones acertadas a or desde cierta dis-tancia entre los servidores de mayor rango, pero Tokichiro es-taba muy interesado y preocupado por el problema.

    Ahora vamos a ver de qu est hecho Tokugawa Ieyasu,se dijo. Estaba ms interesado que otros por ese seor del cas-tillo de Okazaki. Tokichiro consideraba que, si bien Ieyasu erapor su nacimiento seor de un castillo y una provincia, habasufrido incluso ms desdichas que l. Cuanto ms conoca de lavida de Ieyasu, tanto ms simpatizaba con l. Sin embargo,Ieyasu era todava muy joven, ya que aquel mismo ao cumpli-

    ra los diecinueve. En la poca de la batalla de Okehazamahaba estado al frente de la vanguardia de Yoshimoto, y su in-tervencin en la captura de Washizu y Marune haba sido ad-mirable. Su decisin de retirarse a Mikawa cuando supo queYoshimoto haba muerto tambin fue admirable. Ieyasu tenauna buena reputacin dentro de la faccin Oda y, ms adelan-

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    te, en Kiyosu. As pues, estaba dando mucho que hablar. Aho-ra Tokichiro reflexionaba en la postura que adoptaran final-mente Ieyasu y el castillo de Okazaki.

    Estis ah, honorable novio?Se abri la puerta corredera y Tokichiro volvi a la realidad

    inmediata, es decir, volvi a su papel de novio.

    Niwa Hyozo, un servidor del seor Nagoya, entr con suesposa. Iban a actuar como mediadores.Vamos a llevar a cabo la ceremonia tokoroarawashi le

    dijo Hyozo, as que, por favor, esperad aqu un poco ms.Tokichiro estaba confuso.Tokoroam... qu?Es una antigua ceremonia en la que los padres y los fami-

    liares de la novia acuden para ver al novio por primera vez.Entonces intervino la esposa de Niwa.Sentaos, por favor dijo a Tokichiro y, abriendo la puer-

    ta corredera, hizo una sea a las personas que haban estadoaguardando en la habitacin contigua.

    Los primeros en entrar y ofrecer su salutacin fueron los

    suegros, Asano Mataemon y su esposa. Aunque todos se cono-can bien, siguieron la ceremonia al pie de la letra. Al ver aque-llos dos rostros tan familiares, Tokichiro se sinti mucho msrelajado y movi una mano torpemente como si quisiera ras-carse la cabeza.

    Entonces se present una muchacha encantadora de quinceo diecisis aos, la cual inclin la cabeza y dijo tmidamente:

    Soy la hermana de Nene, Me llamo Oyaya.Tokichiro se qued perplejo. Aquella muchacha era inclu-

    so ms hermosa que Nene. Y no slo eso, sino que hasta enton-ces l no haba sabido que su novia tena una hermana menor.En qu parte profunda de la estrecha casa de un guerrero ha-bra sido cuidada aquella bella flor?

    Bien..., yo..., muy agradecido. Soy Kinoshita Tokichiro yel destino me ha trado aqu. Encantado de conocerte.Oyaya le miraba a hurtadillas con una expresin infantil,

    como si no estuviera del todo segura de que aqul era el novioa quien debera llamar hermano mayor, pero otro parienteapareci en seguida detrs de ella. Entraron uno tras otro y

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    hablaron con l. Eran tantas las presentaciones al mismo tiem-po que Tokichiro confundi en seguida las relaciones entre tospaternos, sobrinas y primos hermanos, y se pregunt cuntosparientes tena Nene.

    Pens que esa circunstancia podra resultar molesta msadelante, pero la repentina aparicin de una guapa cuada y

    unos parientes amables mejor su estado de nimo. Por su par-te tena pocos familiares, pero le encantaban las multitudes yuna familia bulliciosa, alegre y risuea era lo ideal.

    Tomad asiento, por favor, honorable novio.Los mediadores le invitaron a entrar en una pequea habi-

    tacin en la que apenas caban todos y, acompaado hasta elasiento que le ofrecan, el novio se sent en medio de ellos.

    Era una noche de otoo, pero an haca un calor sofocanteen el interior de las casas. Los postigos de rota colgaban de losaleros igual que lo haban hecho durante todo el verano, y atravs de las caas se filtraban los chirridos de los insectos y labrisa otoal que haca oscilar los pabilos de las lmparas deaceite. La habitacin, impecablemente limpia, estaba oscura y

    no era lujosa ni mucho menos.La sala destinada a la ceremonia era pequea, y la ausenciaabsoluta de decorados la dotaba de una cualidad extraamenterefrescante. El suelo estaba cubierto con esteras de tablillas de

    junco, y en la pared del fondo haba un altar dedicado a losdioses de la creacin, Izanagi e Izanami, ante el cual habandepositado ofrendas de pastelillos de arroz y sake, una solavela y una rama de un rbol sagrado.

    Tokichiro se sent all y not que se pona rgido.A partir de aquella noche...La ceremonia sera el prtico de acceso a las responsabili-

    dades conyugales, a una nueva vida y a su vinculacin con losparientes, todo lo cual hizo que Tokichiro se examinara desde

    un nuevo ngulo. Por encima de todo, no poda evitar estarenamorado de Nene. De no haber insistido, ella se habra ca-sado rpidamente con otro, pero a partir de aquella noche susdestinos estaran unidos.

    Pens que deba hacerla feliz. Eso fue lo primero que se leocurri mientras permaneca sentado en el sitial de novio. Se

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    apenaba un poco por ella porque, como mujer, careca del do-minio que tena un hombre sobre su destino.

    Pronto dio comienzo la sencilla ceremonia. Despus de queel novio se hubiera sentado, una anciana hizo entrar a Nene ysta ocup su lugar al lado del novio.

    Su larga cabellera estaba recogida holgadamente con unos

    cordoncillos rojos y blancos. El kimono externo, de seda blan-ca virgen con un brocado de forma romboidal, le envolva lacintura a modo de falda. Debajo llevaba una prenda de la mis-ma seda blanca, y debajo de sta una ltima prenda de lustrosaseda roja que sobresala por el borde de las mangas. Aparte deun amuleto de la buena suerte alrededor del cuello, no llevabaadornos de oro o plata, como tampoco una espesa capa decolorete ni polvos. Su aspecto armonizaba por completo con lasencillez del entorno. La belleza de la ceremonia no dependade la vistosidad de las ropas, sino ms bien de la sobriedad dela ornamentacin. La nica nota ornamental de la sala eransendos recipientes de cermica que sostenan un nio y unania.

    Que esta relacin sea feliz y perdurable dijo la ancianaa los novios. Que cada uno le sea fiel al otro durante cien milotoos.

    Tokichiro tendi su taza, recibi un poco de sake y lo be-bi. El aclito se volvi hacia Nene, la cual sell su promesatomando un sorbo de la taza.

    Tokichiro tuvo la sensacin de que la sangre le suba a lacabeza y el corazn le golpeaba dentro del pecho, pero Nenepareca notablemente serena. Esto era algo que la joven habadecidido de antemano. Haba tomado la determinacin de noreprochar nada a sus padres ni a los dioses, fueran cuales fue-sen los percances que pudiera sufrir a partir de aquel da. Y porello su estampa cuando se llev la taza a los labios era con-

    movedora y adorable.En cuanto los novios hubieron compartido la taza nupcial,Niwa Hyozo enton un cntico de felicitacin en una voz curti-da por los muchos aos pasados en el campo de batalla. Hyozoacababa de cantar la primera estrofa, cuando alguien desde elexterior inici el estribillo.

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    Se haba hecho el silencio durante la cancin de Hyozo, porlo que el canto repentino y descorts en el exterior resultabatanto ms sorprendente. Hyozo se sorprendi y titube un mo-mento. Tokichiro mir maquinalmente hacia el jardn.

    Quin es? pregunt un sirviente al bromista.Entonces un hombre que estaba al otro lado del portal em-

    pez a cantar en voz profunda, imitando a un actor de teatroNoh, y se encamin a la terraza. Olvidndose por completo des mismo, Tokichiro se levant de su asiento y, prescindiendode toda ceremonia, sali a la terraza.

    Eres t, Inuchiyo?Honorable novio! Maeda Inuchiyo se ech atrs la ca-

    peruza que le ocultaba el rostroK. Venimos a efectuar la cere-monia de verter el agua. Podemos entrar?

    Tokichiro palmoteo.Cunto me alegra tu llegada. Pasa, pasa!He venido con unos amigos. Pueden entrar?Pues claro. Acabamos de celebrar la ceremonia nupcial y

    a partir de esta noche soy el yerno de esta casa.

    Y una buena casa, por cierto. Tal vez el seor Mataemonme dar una taza.Inuchiyo se volvi e hizo una sea hacia la oscuridad.Eh, vosotros! Nos dejan celebrar la ceremonia de ver-

    ter el agua!Varios hombres respondieron en seguida a la llamada de

    Inuchiyo y se abrieron paso, llenando el jardn con sus voces.Entre ellos estaban Ikeda Shonyu, Maeda Tohachiro, KatoYasaburo y Ganmaku, el viejo amigo de Tokichiro. Estaba in-cluso el maestro carpintero de rostro picado de viruelas.

    La ceremonia de verter el agua era una antigua costumbreen la que los amigos ntimos del novio se presentaban sin queles hubieran invitado en la casa del suegro. La familia de la

    novia estaba obligada a recibirlos cordialmente, y entonces losintrusos arrastraban al novio al jardn y le mojaban con agua.Aquella noche la ceremonia de verter el agua era un poco

    prematura. Por regla general, se llevaba a cabo de seis meses aun ao despus de la boda.

    Todos los familiares de Mataemon y Niwa Hyozo estaban

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    consternados. Pero el novio pareca regocijado y les dio unacordial bienvenida.

    Vaya! Tambin vosotros? Salud a los hombres aquienes llevaba algn tiempo sin ver, y entonces se dirigi a suesposa vestida de blanco: Nene, trae en seguida comida ysake, mucho sake.

    Ahora mismo.Pareca como si Nene hubiera estado esperando aquella vi-sita. Era la esposa de Tokichiro y saba que tales cosas no de-ban sorprenderla. Acept la situacin sin la menor queja, sequit el kimono blanco como la nieve y se puso una gruesafalda de diario, se at las largas mangas con un cordn y sepuso a trabajar.

    Qu clase de boda es sta? se quej un invitado llenode indignacin.

    Mataemon y su esposa sosegaron a los invitados y se abrie-ron paso entre la multitud ruidosa y confusa. Al enterarse deque quien diriga a los intrusos era Inuchiyo, Mataemon se ha-ba sentido alarmado, pero cuando vio cmo el recin llegado

    se rea y charlaba con Tokichiro se tranquiliz.Nene! Nene! exclam Mataemon. Si no hay bas-tante sake, enva a alguien a comprar ms. Estos hombres de-ben beber todo lo que quieran. Entonces se dirigi a su espo-sa: Okoi! Okoi! Qu haces ah de pie? El sake est aqu,pero nadie tiene una taza. Aunque no sea un gran festn, trae loque tenemos. Cunto me alegra que Inuchiyo haya venido contodas estas personas.

    Cuando Okoi regres con las tazas, Mataemon sirvi per-sonalmente a Inuchiyo. Tena en gran estima a aquel hombreque podra haberse convertido en su yerno. Pero no haba sidose su destino y, por extrao que resultara, su amistad habasobrevivido; era la franca camaradera de dos samurais. Matae-

    mon se senta muy emocionado, pero no dej que se reflejaraen su semblante ni en sus palabtas: eran dos samurais y estabanjuntos.

    Tambin yo me alegro, Mataemon le dijo Inuchiyo.Tienes un buen yerno y te felicito de todo corazn. Oye, s queesta noche me he entrometido. No estars enojado, verdad?

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    En absoluto! respondi Mataemon, acuciado porestas palabras. Vamos a pasarnos toda la no che be-biendo!

    Inuchiyo se ech a rer estrepitosamente.Si nos pasamos toda la noche bebiendo y cantando, no

    se enfadar la novia?

    Por qu? replic Tokichiro. No la han educadopara que se enfade. Es una mujer muy virtuosa.Inuchiyo se acerc ms a Tokichiro y empez a importu-

    narle.Vamos, hombre, por qu no hablas un poco ms de esas

    cosas tan vergonzosas?No, perdona pero ya ha dicho ms de la cuenta.No vas a escaparte tan fcilmente. Toma, aqu tienes una

    taza grande de sake.No necesito una grande, con la pequea ser suficiente.Pero qu clase de novio eres? Es que no tienes orgu-

    llo?Se tomaron el pelo mutuamente como si fuesen nios, pero

    a pesar de la abundancia de sake Tokichiro no bebi en exce-so... ni aquella noche ni nunca. Tena grabado en la mente des-de su infancia el vivo recuerdo de los efectos de beber en exce-so, y ahora, al mirar la gran t aza de sake que su amigointentaba hacerle beber, vea el rostro de su padrastro borra-cho y luego el de su madre, que tanto haba padecido a causade las borracheras de aquel hombre. Tokichiro conoca biensus propios lmites. Se haba criado en medio de una gran po-breza, y su cuerpo no era fuerte comparado con otros. Aunquetodava era joven, tena mucho cuidado.

    Una taza grande es demasiado para m. Dame una pe-quea, por favor. A cambio, te cantar algo.

    Cmo? Vas a cantar?

    En vez de responderle, Tokichiro ya haba empezado agolpearse el regazo como si fuese un tambor, y empez acantar.

    Pensar que un hombreno tiene ms que cincuenta aos para vivir bajo el cielo...

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    No, espera. Inuchiyo interrumpi a su amigo ponin-dole una mano en la boca. No deberas cantar eso. Es deAtsumori, la danza que Su Seora interpreta tan bien.

    Es que he aprendido sus danzas y canciones siguiendo suejemplo. No es una cancin prohibida, por qu no habra decantarla?

    Hazme caso y no lo hagas. No es nada bueno cantareso.Qu tiene de malo?Es inapropiada en una boda.Su seora danz el Atsumori la maana en que el ejrci-

    to parti hacia Okehazama. A partir de esta noche nosotrosdos, un marido de baja posicin y su esposa, iniciaremos nues-tra incursin en la sociedad. As pues, no me parece que seauna cancin inadecuada.

    Una cosa es la resolucin de ir al campo de batalla y otrala celebracin de una boda. Los autnticos guerreros se propo-nen vivir una larga vida con sus esposas, hasta que sean ancia-nos de pelo blanco.

    Tokichiro se dio una palmada en la rodilla.Eso es cierto. A decir verdad, es exactamente lo que es-pero. Si hay una guerra, no puede evitarse, pero no quiero mo-rir en vano. Cincuenta aos no basta. Quisiera vivir feliz y fiel aNene durante cien aos.

    T y tus fanfarronadas. Sera mejor que bailaras. Vamos,baila.

    A instancias de Inuchiyo, muchos invitados animaron a To-kichiro.

    Esperad. Esperad un momento. Bailar. Persuadi asus amigos que le dieran un respiro, se volvi hacia la cocina,bati palmas y grit: Nene! Estamos sin sake.

    En seguida respondi Nene.

    La presencia de tantos invitados no pareca intimidarla loms mnimo. Entr briosamente con la bandeja de recipientesy sirvi a todos como Tokichiro le haba pedido. Las nicaspersonas sorprendidas eran sus padres, que siempre la habanconsiderado una chiquilla. Pero el corazn de Nene ya lata alunsono con el de su marido y, al contrario de lo que sola suce-

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    der con los recin casados, Tokichiro no mostraba el menorembarazo en el trato de su flamante esposa. Como era de espe-rar, Inuchiyo, que estaba un poco bebido, no pudo evitar elrubor de sus mejillas cuando ella le sirvi.

    Bueno, Nene, a partir de esta noche eres la esposa delseor Tokichiro. Debo felicitarte de nuevo. Inuchiyo movi

    la mesita baja del sake delante de ella. Hay algo que todosmis amigos conocen y no les he ocultado. En vez de avergon-zarme y guardrmelo para m, voy a confesarlo. Qu te pa-rece, Tokichiro?

    De qu se trata?Me gustara que me prestaras a tu esposa un momento.Adelante replic Tokichiro, riendo.Bien, Nene. Hubo una poca en que mi amor por ti es-

    taba en labios de todo el mundo, y ese sentimiento no ha varia-do en absoluto. Eres la mujer a la que amo.

    Inuchiyo se puso ms serio, y aunque no hubiera sido as, elpecho de Nene rebosaba ya de las emociones de su boda.Aquella noche haba terminado su vida de soltera, pero no po-

    da suprimir sus sentimientos hacia Inuchiyo.Nene, la gente dice que el corazn de una joven no esdigno de confianza, pero hiciste bien al elegir a Tokichiro. Herenunciado a la persona a quien no podra dejar de amar. Po-dras decir que te he cedido a l como un regalo de afecto de unhombre a otro. Eso significa que te he tratado como un objeto,pero as somos los hombres, no es cierto, Tokichiro?

    En general, la he recibido sin reserva, pensando en quetal podra ser tu motivo.

    Si hubieras mostrado alguna reserva acerca de esta bue-na mujer, me habra equivocado al juzgarte y no te habra teni-do en mucha estima. Te casas con una mujer que est muy porencima de ti.

    Ests diciendo tonteras.Ja, ja, ja! En cualquier caso, soy feliz. Eh, Tokichiro, so-mos compaeros para toda la vida, pero se te haba ocurridopensar que llegara una noche tan feliz como sta?

    No, probablemente no.Nene, est por ah el tamboril? Lo tocar y que alguien

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    se levante y baile. Como este Kinoshita no es un hombre juicio-so, apuesto a que tampoco baila muy bien.

    Est bien, para diversin de todos, os dejar ver una eje-cucin bastante incompetente.

    La persona que haba hablado era Nene. Inuchiyo, IkedaShonyu y los dems invitados abrieron mucho los ojos, sor-

    prendidos. Nene, acompaada por los sones del tamboril quetocaba Inuchiyo, abri su abanico y se puso a bailar.Muy bien, muy bien!Tokichiro palmoteo como si l mismo hubiera bailado.

    Quiz debido a su embriaguez, la energa de su excitacin nomostraba seales de remitir. Alguien deba de haber propuestoque se trasladaran a Sugaguchi, el barr io ms animado deKiyosu, y no haba una sola persona sobria entre ellos paranegarse.

    Estupendo! Vamos all!El recin casado Tokichiro se levant y les precedi al ex-

    terior. Haciendo caso omiso de los escandalizados parientes, elgrupo que haba acudido para la ceremonia de verter el agua se

    olvid incluso de eso y, dando el brazo al novio, salieron tam-balendose, apoyndose unos en otros y agitando los brazos.Pobrecita novia.Los parientes se compadecan de Nene, a la que haban de-

    jado atrs. Pero cuando miraron a su alrededor en busca de lajoven, que slo unos momentos antes haba estado bailando,no la vieron por ninguna parte. Haba salido al exterior por unapuerta lateral. Fue en busca de su marido, a quien rodeabansus amigos bebidos.

    Que te diviertas! le dijo, y desliz su monedero en elinterior del kimono de Tokichiro.

    El lugar que frecuentaban los jvenes del castillo era unlocal de bebidas llamado Nunokawa. Situada en el viejo barrio

    de Sugaguchi, se deca que aquella casa de t fue antao unatienda de comerciantes de sake, los cuales vivan all muchoantes de que los Oda o sus predecesores, los Shiba, se hicieranlos dueos de Owari. As pues, el local era bien conocido por eltamao del antiguo edificio.

    Tokichiro lo visitaba con mucha frecuencia. De hecho, si no

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    le vean la cara cuando la gente se reuna all, tanto el personalque serva como sus amigos le echaban en falta... Era como unasonrisa que revela la falta de un diente. El matrimonio de Toki-chiro era causa ms que suficiente para alzar las tazas en sulocal favorito. Cuando los amigos se abrieron paso a travs delas cortinas de la entrada, alguien anunci la noticia en el enor-

    me vestbulo.Damas y caballeros, gentes de la Nunokawa! No ven-dris todos a recibir a un invitado? Hemos trado a un noviosin paralelo en el mundo entero! Y adivinad quin es. Un hom-bre llamado Kinoshita Tokichiro. Alegraos, alegraos! sta essu ceremonia de verter el agua.

    Sus pies parecan reacios a sostenerlos, pero entraron tam-balendose y arrastrando a Tokichiro entre ellos.

    Los miembros del personal de la casa de t les mirabansorprendidos, pero se echaron a rer al comprender lo queocurra, y escucharon asombrados el relato de cmo se habanapoderado del novio para llevrselo de la casa durante lafiesta.

    Esto no es una ceremonia de verter el agua dijeron,sino ms bien un rapto del novio.Todos se rieron a mandbula batiente. Tokichiro entr co-

    rriendo en el edificio, dando la impresin de que intentabahuir, pero sus amigos tan amantes de la broma se sentaron a sualrededor y le hicieron saber que era un prisionero hasta elamanecer. Entonces pidieron sake con impaciencia.

    Quin sabe cunto bebieron? Casi ninguno de ellos eracapaz de distinguir las canciones que entonaron ni las danzasque ejecutaron.

    Finalmente cada uno se qued dormido donde estabanusando los brazos como almohada, o con brazos y piernas ex-tendidos. A medida que avanzaba la noche, los olores del oto-

    o penetraban silenciosamente.

    De repente Inuchiyo alz la cabeza y mir a su alrededorsobresaltado. Tokichiro le imit. Ikeda Shonyu haba abiertolos ojos. Intercambiaron miradas y aguzaron el odo. El ruido

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    de cascos de caballos que rompa el silencio les haba desper-tado.

    Qu ocurre?Es un nmero considerable de hombres. Inuchiyo se

    dio una palmada en la rodilla, como si se le acabara de ocurriralgo. Eso es! Casi seguro que se trata de Takigawa Kazuma-

    su, que regresa de Mikawa, adonde le enviaron hace algntiempo para entrevistarse con Tokugawa Ieyasu.Naturalmente. Se alinearn con los Oda o confiarn en

    los Imagawa? El mensajero debe de traer la respuesta de Mi-kawa.

    Uno tras otro abrieron los ojos, pero tres de los hombressalieron corriendo de la Nunokawa sin esperar a los dems.Siguiendo el sonido de las bridas y la multitud de hombres ycaballos que haban pasado por delante del local, corrieron endireccin al portal del castillo.

    Desde la batalla de Okehazama, el ao anterior, Kazumasuhaba ido a Mikawa como enviado en varias ocasiones. No eraun secreto en Kiyosu que le haban encargado de la importante

    misin diplomtica de obtener la cooperacin de Ieyasu con elclan Oda.Hasta fecha reciente, Mikawa haba sido una provincia d-

    bil, dependiente de los Imagawa, y aunque tambin se deca deOwari que era una provincia pequea, haba asestado un golpefatal a los poderosos Imagawa, enviando un enrgico mensajea los principales contendientes por el liderazgo nacional, elmensaje de que en la actualidad exista un hombre llamadoOda Nobunaga. La fuerza y la moral de los Oda estaban enascenso. La alianza buscada se llamaba sencillamente una fe-deracin cooperativa, y el difcil truco diplomtico consistiraen hacer de los Oda los asociados de ms categora en esaalianza.

    En la medida en que la provincia era pequea y dbil, resul-taba esencial que actuara sin vacilacin. Una provincia comoMikawa poda ser engullida en una sola campaa militar. Y locierto era que, tras la muerte de Yoshimoto, la provincia deMikawa se encontraba en una coyuntura crtica, con su super-vivencia en juego. Deberan seguir dependiendo los Tokuga-

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    wa de los Imagawa al mando de Ujizane? O deban aliarsecon los Oda?

    Los Tokugawa estaban perplejos y las deliberaciones, in-tercambios de enviados, discusiones y recomendaciones ha-ban sido innumerables. Entretanto se libraban pequeas ba-tallas entre Suruga y Mikawa. Por supuesto, las escaramuzas

    entre los castillos de la rama Oda y sus contrarios en Mikawano haban cesado, y nadie era capaz de calcular ni por aproxi-macin el riesgo que corran las dos provincias ni cundo po-dra empezar la lucha. Por otro lado, adems de los Oda y losTokugawa, exista un gran nmero de clanes que aguardabanel inicio de la guerra: los Saito de Mino, los Kitabatake de Ise,los Takeda de Kai y los Imagawa de Suruga. El conflicto noofreca ninguna ventaja. Tokugawa Ieyasu no estaba deseosode luchar y Oda Nobunaga saba muy bien que prepararse ycombatir por una victoria final sobre los Tokugawa sera ri-dculo, lo cual es tanto como decir que tampoco Nobunagaquera luchar, pero era preciso no demostrarlo. Nobunaga co-noca el carcter testarudo y paciente de los Tokugawa y consi-

    deraba importante tener en cuenta su reputacin.Mizuno Nobutomo era gobernador del castillo de Ogawa.Aunque servidor de los Oda, tambin era to de Ieyasu, y No-bunaga le pidi que intercediera por l a su sobrino. Nobuto-mo se reuni con Ieyasu y sus principales servidores e intentatraerles a su lado mediante esfuerzos diplomticos. Aborda-dos tanto de frente como lateralmente, los Tokugawa parecie-ron tomar por fin una decisin, e Ieyasu envi una respuesta atal efecto. As pues, Takigawa Kazumasu haba sido enviado aMikawa a fin de obtener la respuesta definitiva acerca del ofre-cimiento de una alianza por parte de Nobunaga. Y al regresaraquella noche se dirigi al castillo a pesar de lo tardo de lahora. Kazumasu era un general de Oda, entendido en armas de

    fuego y buen tirador.Sin embargo, Nobunaga valoraba su inteligencia muchoms que su puntera. No era precisamente un orador, pero seexpresaba con una vehemencia que tena la virtud de resultarracional en extremo. Serio y lleno de sentido comn, era tam-bin un hombre muy perspicaz. Por todo ello, Nobunaga le

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    consideraba el hombre apropiado para aquella fase importantedel proceso diplomtico.

    Era noche cerrada, pero Nobunaga ya se haba levantado yesperaba a Kazumasu en la sala de audiencias. El enviado sepostr, todava vestido con la indumentaria de viaje. En unaocasin como aqulla, preocuparse demasiado por la impre-

    sin que causara al presentarse vestido todava con suciasprendas de viaje y, en consecuencia, arreglarse el cabello y lasropas, eliminando el sudor y el mal olor antes de acudir a pre-sencia del seor, probablemente provocara en ste una obser-vacin como: Has ido a contemplar las flores?. Kazumasuhaba sido testigo de esa clase de crtica malhumorada, y porello estaba all con ambas manos en el suelo, respirando to-dava con dificultad, vestido con unas prendas que olan a ca-ballo. Por otro lado, eran contadas las ocasiones en las que No-bunaga haba hecho esperar largo tiempo a sus servidoresmientras l se acomodaba con calma.

    Nobunaga le interrog, ansioso de noticias.El enviado fue al grano. Haba servidores que, al regresar y

    dar su informe oficial, hablaban largo rato de esto y aquello,parloteaban sobre lo sucedido en el camino y comentaban to-dos los detalles secundarios del problema. En consecuencia,era difcil llegar a la cuestin esencial: haba salido la misintal como se haba planeado o no? Nobunaga detestaba ese pro-ceder, y cuando los mensajeros respondan slo con digresio-nes, una expresin irritada, que incluso una persona ajena alasunto habra comprendido, oscureca su semblante y adverta:Ve al grano!.

    Kazumasu haba sido puesto sobre aviso al respecto. Trashaber sido seleccionado para realizar una misin diplomticatan importante, al presentarse ante Nobunaga hizo una solareverencia y abord directamente la cuestin.

    Tengo buenas noticias, mi seor. El acuerdo con el seorIeyasu de Mikawa est por fin en regla, y no slo eso, sino casitodas las estipulaciones que deseabais.

    Has tenido xito?S, mi seor, est arreglado. La expresin de Nobuna-

    ga era flemtica, pero en realidad se senta profundamente ali-

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    viado. Adems, he prometido concluir los artculos que cu-bren los detalles en una fecha posterior, mediante unadiscusin con Ishikawa Kazumasa, del clan Tokugawa, quetendr lugar en el castillo de Narumi.

    As pues, el seor de Mikawa ha prometido cooperarcon nosotros?

    A vuestras rdenes.Buen trabajo dijo Nobunaga por primera vez, y sloentonces Kazumasa le dio un informe detallado.

    Cuando Kazumasu se retir de la presencia de Nobunaga,estaba a punto de amanecer. Cuando las primeras luces de lamaana iluminaron el recinto del castillo, el rumor de que losOda y el seor de Mikawa haban sellado una alianza ya sehaba extendido por doquier, susurrado de un odo a otro.

    Incluso una informacin tan secreta como la que concernaa la reunin inminente de los representantes de ambos clanesen Narumi para firmar el acuerdo, y la propuesta visita a fi-nales del ao siguiente de Tokugawa Ieyasu al castillo de Kiyo-su para reunirse con Nobunaga por primera vez, se extendi

    rpida y sigilosamente entre los servidores.Inuchiyo, Shonyu, Tokichiro y los dems samurais jveneshaban reconocido desde un lugar tan alejado como Sugaguchila identidad del mensajero que regresaba al castillo y habansalido de inmediato tras l. Hacinados en una habitacin delcastillo, aguardaban en vilo la noticia de si habra guerra o pazcon Mikawa.

    Alegraos! oyeron decir.El paje, Tohachiro, haba odo la noticia y lleg corriendo

    desde la la sala de reunin del consejo interno, dicindoles loque saba.

    Se ha acordado?En general haban esperado ese resultado, pero cuando su-

    pieron que se haba llegado a un acuerdo, la alegra se reflejen sus semblantes y contemplaron el futuro con esperanza.

    Ahora podemos luchar dijo un samurai.Los servidores de Nobunaga no haban alabado la alianza

    con Mikawa como un medio para evitar la guerra. Recibanentusiasmados el tratado con Mikawa, la provincia que estaba

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    detrs de la suya, a fin de poder enfrentarse con toda su fuerzaa un enemigo mayor.

    Es la buena suerte de Su Seora como guerrero.Y tambin ventajoso para Mikawa.Ahora que conozco el resultado, no puedo mantener los

    ojos abiertos. La verdad es que no hemos dormido desde ano-

    che.Quien as haba hablado era uno de los juerguistas de lanoche anterior, a quien Tokichiro grit:

    Yo no! Siento todo lo contrario. Anoche hubo un acon-tecimiento feliz, y tambin lo es el de esta maana. Con unacosa feliz tras otra, me entran ganas de volver a Sugaguchi ybeber un poco ms.

    Ests mintiendo brome Shonyu. El lugar al que de-seas regresar es a casa de Nene. Bien, bien, cmo habr pa-sado la novia la primera noche? Seor Tokichiro! Este domi-nio sobre ti mismo es vano. Por qu no pides hoy un da libre yregresas a casa? Ahora alguien te est esperando.

    Bah!

    Tokichiro plant cara a la hilaridad de sus amigos. Las car-cajadas resonaron en el silencio que reinaba en los corredoresal amanecer. Finalmente, desde lo alto del castillo sonaron losredobles de un enorme tambor, y cada uno de ellos se apresura encaminarse a su puesto.

    Estoy en casa!La entrada de la vivienda de Asano Mataemon no era gran-

    de, pero cuando Tokichiro se detuvo all pareca enorme. Suvoz era clara, y su presencia animaba el entorno.

    Oh!Oyaya, la hermana menor de Nene, estaba jugando con una

    pelota en el escaln y alz la vista para mirarle con los ojosmuy abiertos. Haba credo que quiz se trataba de un visitan-te, pero cuando vio que era el marido de su hermana, solt unarisita y entr corriendo en la casa.

    Tokichiro tambin se ri, extraamente divertido, pensan-do en lo que haba hecho: abandon la fiesta y se fue a beber

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    con sus amigos, y luego se encamin directamente al castillo.

    Por fin volva a casa cuando oscureca, a la misma hora en que

    tuvo lugar la ceremonia nupcial la noche anterior. Aquella no-

    che no ardan fogatas en el portal, pero las celebraciones fami-

    liares se prolongaban desde haca tres das y los invitados iban

    y venan. Las voces de los invitados volvan a llenar la casa, y

    haban dejado en la entrada varios pares de sandalias.Estoy en casa! repiti el novio alegremente.

    Nadie sali a recibirle, y pens que deban de estar atarea-

    dos en la cocina y la sala de invitados. Al fin y al cabo, l era el

    yerno desde la noche anterior, la persona ms importante de la

    casa despus de sus suegros. Tal vez no debera entrar antes de

    que todos salieran a recibirle.

    Nene! Estoy en casa!

    Una voz sorprendida le lleg desde la cocina, al otro lado

    de una valla baja. Mataemon, su esposa, Oyaya, varios parien-

    tes y algunos sirvientes salieron y le miraron con expresio-

    nes exasperadas, como si se preguntaran qu estaba haciendo

    all. Cuando lleg Nene, se quit en seguida el delantal, se

    arrodill y le salud inclinndose y apoyando ambas manos enel suelo.

    Bienvenido a casa.

    Bienvenido se apresuraron a decir los dems, alinen-

    dose e inclinando las cabezas, con las excepciones, naturalmen-

    te, de Mataemon y su esposa.

    Pareca como si hubieran salido slo para ver qu ocurra.

    Tokichiro mir a Nene y seguidamente a todos los dems, e

    hizo una sola inclinacin. Avanz hasta la casa y entonces hizo

    una corts reverencia a su suegro antes de informarle sobre los

    acontecimientos de la jornada en el castillo.

    Mataemon estaba malhumorado desde la noche anterior.

    Haba querido recordar a su yerno el deber que tena con los

    invitados, as como la posicin de Nene. Tokichiro haba regre-sado sin un pice de remordimiento, y Mataemon haba resuelto

    no ceder, aun cuando su actitud fuese incorrecta ante los

    invitados. Pero Tokichiro pareca tan despreocupado que Ma-

    taemon olvid sus motivos de queja. Adems, las primeras pa-

    labras de Tokichiro haban sido para informarle de su estancia

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    en el castillo y del estado de nimo de su seor. Mataemon seenderez y respondi sin pensarlo:

    Bueno, debes de haber tenido un da muy duro.As pues, dijo exactamente lo contrario de lo que se haba

    propuesto y alab a Tokichiro en vez de reprenderle.Tokichiro se divirti aquella noche con los invitados, be-

    biendo hasta altas horas con ellos. Incluso despus de que semarcharan los invitados quedaron varios parientes que vivandemasiado lejos y tenan que pasar all la noche. Nene no podaabandonar la cocina y los criados parecan fatigados.

    Aunque Tokichiro haba regresado por fin a casa, Nene y lapenas haban tenido tiempo para intercambiar sonrisas y mu-cho menos para estar juntos a solas. Ya muy entrada la noche,Nene guard las tazas en la cocina, dio instrucciones sobre eldesayuno, se cercior de que cada uno de los aturdidos parien-tes estaba bien acomodado para dormir y finalmente se desatlos cordones que le sujetaban las mangas. Libre de nuevo porprimera vez aquella noche, busc al hombre que se haba con-vertido en su marido.

    En la habitacin dispuesta para los dos dorman familiaresy nios, mientras que en la sala donde todos haban estado be-biendo ahora conversaban sus padres con los parientes ms n-timos.

    Intrigada por el paradero de su marido, sali a la terraza yentonces oy que la llamaba una voz desde el oscuro aposentolateral de un criado.

    Nene?Era la voz de su marido. Nene intent responder, pero no

    poda. El corazn le golpeaba en el pecho. Aunque nunca sehaba sentido as hasta la ceremonia nupcial, no haba podidover a Tokichir