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Doctrina de los Nicolaítas

Oct 26, 2015

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En este estudio el lector comprobará lo que las Escrituras dicen con respecto a esta doctrina que Dios aborrece. Es necesario sacar a la luz que se nos ha venido enseñado cosas erróneas con respecto de las funciones pastorales .
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El presente trabajo nace de la necesidad que enfrenta la herman-

dad cristiana, ante el panorama feroz de hombres que teniendo

cauterizada su conciencia han forzado sistemas destructivos de

los valores mas grandes de el cristianismo verdadero enseñado y

establecido por Jesucristo para su Iglesia.

La naturaleza del mismo, y el cometido de Salvados por Jesús, nos

inspira a evitar dar los nombres de los escritores y redactores es-

pecíficamente, ya que consideramos que en sí el mensaje dado

aquí es el mismo que las Sagradas Escrituras establecen. Por lo

que consideramos simplemente exponerlo como tal y no como de

autoría privada.

Las personas que laboramos de diferentes formas en Salvados por

Jesús, estamos anuentes de ello, y no buscamos ni gloria ni reco-

nocimiento.

Salvados por Jesús

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ÍNDICE

-PRÓLOGO

-INTRODUCCIÓN

-EL PASTOR

-LOS DONES

-¿CÓMO SOBREEDIFICAR?

-¿TIENEN LOS PASTORES AUTORIDAD

SOBRE LA IGLESIA? I

-¿TIENEN LOS PASTORES AUTORIDAD

SOBRE LA IGLESIA? II

-LA DOCTRINA DE LOS NICOLAITAS

-¿TIENEN LOS PASTORES DE LA IGLESIA

AUTORIDAD DELEGADA DE CRISTO

SOBRE EL RESTO DE FIELES? III

-¿TIENEN LOS PASTORES DE LA IGLESIA

AUTORIDAD DELEGADA DE CRISTO SOBRE

EL RESTO DE FIELES.? IV

Page 5: Doctrina de los Nicolaítas

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¿QUIÈN ES EL BUEN PASTOR..?

Muchas de las personas por las que siento pro-

fundo afecto siguen siendo víctimas de las or-

ganizaciones religiosas a la cuales pertenecen.

Puedo afirmar sin mentir que todas estas per-

sonas son dignas de mi admiración y respeto

debido a sus fuertes convicciones y a la férrea

defensa que hacen de su mal entendida fe.

Mismas razones para, al mismo tiempo, sentir

hondo pesar.

Los concilios y sus jerarquías humanas, impi-

den el que sus fieles se permitan analizar libre-

mente sus creencias sin el riesgo de ser acusa-

dos de "apóstatas". Al crear un "cuerpo gober-

nante" que se considera a sí mismo como el

canal de Dios para los hombres; o el "medio

autorizado" a través del cual Dios se comunica

con el resto de creyentes; no dudan en decir

que son el profeta de Dios para este tiempo (a

pesar de sus múltiple profecías fallidas. )

En escala descendiente, están los obispos o

secretarios , luego superintendentes de circui-

to y, finalmente, los ancianos o pastores de

cada congregación. Bajo los ancianos están los

siervos ministeriales o diáconos y luego los

“simples miembros”.

Muchas personas apreciadas por mí, se retira-

ron apaleadas moral y anímicamente por estos

cuerpos de ancianos y superintendentes que

pretendían controlar cada aspecto de la vida

del creyente, entrometiéndose en sus más ínti-

mas actividades –incluso el lecho matrimonial-

tratando de sujetar cada faceta al control del

"esclavo fiel y discreto" que tiene de todo, me-

nos calidad de esclavo, fiel o de discreto.

Una víctima de estos "pastores" o "ancianos"

fue una persona muy cercana a mí, a quien ca-

lumniaron terriblemente hasta que la obliga-

ron prácticamente a "desasociarse" (una desa-

PROLOGO

Yo soy el buen pastor;

el buen pastor su vida da por las ovejas.

Pero el asalariado, que no es el pastor,

de quien no son propias las ovejas,

ve venir al lobo y deja las ovejas y huye,

y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.

(Juan 10:11-12)

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filiación no explícita) y a buscar a Dios por

otros caminos. Quien terminó en un movi-

miento Nueva Era donde aún continúa. Él prác-

ticamente inició su búsqueda de Dios desde la

tierna edad de 5 ó 6 años y, soportando burlas,

palizas, se aferró con todo a lo que él creía

(aún lo cree) que era "la verdad". Creía mi po-

bre hermano que la persecución de la que era

objeto en el colegio y la casa era la prueba irre-

futable de que esa era la verdad, la verdad de

Cristo.

Y llegó a ser anciano/pastor de una congrega-

ción en un pueblo cercano a la capital. Debido

a su estudio especial, el concilio le giraba cierto

dinero y junto a su esposa vivieron tranquila y

sosegadamente durante algunos años. En ese

tiempo, gran parte de mi familia llegó a ser

parte del concilio y consideraba a mi hermano

como un verdadero ejemplo de fidelidad a

Dios.

Excelente orador y estudioso de la Biblia era

frecuentemente invitado a ofrecer conferen-

cias en diferentes congregaciones y asambleas.

Su sueño era llegar a Estados Unidos a una es-

cuela de misioneros . Y para eso se esforzaba

cada día. Pero tuvo la "mala suerte" de caerle

mal a un supervisor quien movió cielo y tierra

para que le removieran de su cargo de an-

ciano/pastor. Y lo logró. Utilizando la intriga y

la injuria, este "pastor" de Dios convenció a las

autoridades del concilio de sancionarlo. De un

día para otro, mi hermano se quedó sin susten-

to, sin donde vivir y con la certeza de que Dios

lo estaba castigando de algún modo por algo

que él había hecho y que no alcanzaba a com-

prender. Mi hermano había renunciado a una

carrera universitaria o al aprendizaje de algún

oficio por entregarle todo al Concilio y al servi-

cio pastoral. Y ahora no tenía nada. Ni siquiera

esperanza.

Su caída fue vertiginosa. Yo, para entonces to-

talmente alejado de Dios, no pude darle la ayu-

da que necesitaba y ambos –cada cual por su

lado y en su estilo- tocamos fondo. Aunque yo

había sido víctima de los "ancianos/pastores"

mucho antes, aún consideraba que esa era la

religión y fórmula verdadera y aprobada por

Dios, y que lo ocurrido con mi hermano y con-

migo, era un asunto de "hombres" no de Dios.

Mi hermano se divorció y un día aceptó una

invitación mía a probar con un movimiento

Nueva Era en esa búsqueda espiritual.

De ser una persona sumisa y resignada, mi her-

mano se transformó en un "líder", optimista y

"dueño de su vida" que no estaba dispuesto a

dejarse subyugar de nuevo, así esto significara

pisotear a quien pretendiera pisotearlo. Sin

embargo, aún sentía ese vacío que sólo puede

llenar Dios, así que aceptó otra invitación mía

al G12 de Castellanos, donde se enseñaba lo

mismo que en ese movimiento Nueva Era; con

el aditivo del falso soporte escritural para las

mismas creencias de visualización, el poder

"mágico" de nuestra palabra, etc. Muy pronto

se dio cuenta de que en el G12 entre otras co-

sas estaban haciendo mercadería con la Pala-

bra de Dios y nunca regresó. Hoy día sigue fiel

a sus nuevas creencias y ha regresado –al mis-

mo tiempo- a su antiguo concilio. No quiere

escuchar nada más de lo que yo tenga que de-

cirle.

Al igual que él, muchas otras personas de to-

das las denominaciones y confesiones son co-

mo las descritas por el apóstol:

"Zarandeados por cualquier corriente doctrinal,

por el engaño de los hombres, por la astucia

que lleva al error".

(Efesios 4:14)

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Un asunto que nos atañe especialmente en

esta época peligrosa, previa a la inminente lle-

gada de Jesucristo por su iglesia.

El Espíritu dice expresamente que en los últi-

mos tiempos algunos renegarán de la fe, por

prestar atención a espíritus seductores y ense-

ñanzas diabólicas .

(1 Timoteo 4:1)

Ante tanto peligro, muchos se preguntan sin-

ceramente cómo hacer para reconocer la ver-

dad. A muchos les parece un verdadero acerti-

jo el descubrirla y se angustian por hallar el

favor de Dios que consideran injusto y escurri-

dizo.

Convirtiéndose en seguidores de hombres, que

se hacen llamar: "pastores", "maestros",

"ancianos", "apóstoles", "concilios", "cuerpo

gobernante", "siervo fiel ", etc., y que no es

mas que un obstáculo para la relación del cre-

yente con Dios, que un facilitador de la misma.

Pues astutamente, desvían hacia ellos mismos

la obediencia debida hacia el único que debe

ser dirigida, refiero a la Cabeza de la Iglesia, a

Cristo . Para justificar este engaño estos hom-

bres alegan que Jesús les delegó su autoridad

sobre sus ovejas y que, por tanto, quien les

desobedece a ellos, está desobedeciendo al

mismo Dios. ¡Qué atrevimiento....!

Entre las múltiples y torcidas enseñanzas de las

denominaciones "cristianas" están los famosos

"ministerios" que son entendidos como cargos

en una jerarquía eclesiástica, entre los cuales

está el "pastorado"; un "ministerio que debe

ejercer gobierno".

En las iglesias "cristianas", el pastor se encarga

de gobernar un grupo de fieles, de instruirlos y

se hace responsable ante Dios de la salvación

de cada alma. A su vez enseñan que la

"iglesia", es decir, los fieles, le deben obedien-

cia y respeto; y que desobedecer al pastor es

desobedecer a Dios y quien lo haga traerá so-

bre sí terribles maldiciones que podrán pasar

de generación en generación.

Por ejemplo, si a cada cristiano –como asegura

la cartilla doctrinal de Asambleas de Dios- le es

dada autoridad plena "sobre cada dimensión,

tanto natural como espiritual –para reinar co-

mo agentes de Dios", imagínense la clase de

autoridad que alegan detentar los pastores:

INTRODUCCION

El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos

algunos renegarán de la fe, por prestar atención

a espíritus seductores y enseñanzas diabólicas .

(1 Timoteo 4:1)

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una autoridad sobre autoridad..!

En este orden de ideas, cuando un pastor es

sorprendido en un pecado "grave", como robo

o adulterio, el llamado es a "fijar la vista en

Dios y no en hombres". Esto traduce que la

persona debe seguir en la misma iglesia, bajo

el mismo pastor, obedeciéndolo con sumisión.

La verdad , muchos no entienden qué cosa

significa eso de "fijar su vista en Dios y no en

hombres" en estas circunstancias.

Para tener a las "ovejas" fieles al pastor y a la

concilio, se enseña que uno debe permanecer

donde Dios lo puso, es decir, en la iglesia don-

de se está en ese momento, so peligro de mal-

dición por rebeldía. Para ser francos y direc-

tos, una oveja que se va para otra iglesia es

una fuente de ingresos que se pierde. Como

apoyo bíblico para evitar la fuga de ovejas o la

desobediencia al pastor pecador, se escogen

ejemplos como el de David, obediente al co-

rrupto Saúl, el "ungido" de Dios. Caso que no

tiene nada que ver y que más adelante am-

pliaremos.

Así las cosas, no es de extrañar que los creyen-

tes que no han verificado en las Escrituras se-

mejantes afirmaciones, han sido engañados

por los mismos pastores que les enseñan tex-

tos fuera de contexto, obligándoles a que

obedezcan ciegamente a hombres y los consi-

deren como sus pastores y sus intermediarios

ante Dios.

¿Tiene validez bíblica esta afirmación....?

No, como veremos.

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El ministerio del pastor de concilio.

Lo primero es definir qué es ese "ministerio de

pastor":¿ Qué alcances tiene y si es verdadera-

mente aprobado por Dios?

Según las enseñanzas de las denominaciones

"cristianas", cito la definición de dos concilios

y una tercera versión cedida por una herma-

na , todas sobre el pastor:

Asambleas de Dios

Organización de la Iglesia Local

Las asambleas locales, están constituidas de la

siguiente forma:

Pastor Titular: Es la máxima autoridad en la

iglesia, y se encarga de dirigir e instruirla en la

doctrina bíblica y de las Asambleas de Dios. El

pastor, también llamado ministro de cul-

to, presbítero o reverendo, debe estar afiliado

al Concilio y mantener buenas relaciones con

el distrito. El pastor trabaja de tiempo comple-

to en la iglesia de forma permanente o hasta

que pida su carta de renuncia.

Asamblea Apostólica:

Organización de la Iglesia Local

Los pastores

Artículo 63

Los pastores son aquellos ministros que han

sido llamados por Dios, para apacentar su

grey, y cualquier ministro que asuma la res-

ponsabilidad de pastorear una congregación

grande o pequeña, por tiempo definido o inde-

finido, será responsable ante Dios y las autori-

dades superiores, de las almas de los creyen-

tes que están bajo su responsabilidad.

Suministrado por una hermana:

A. El ministerio pastoral está directamente

ligado con el pueblo. Es un ministerio que

debe ejercer un gobierno.

B. Jesús se autonombra el buen pastor. Ya

que el buen pastor da su vida por las ove-

jas. Esta es la naturaleza de un llamamien-

to pastoral: darse entero en pos de la con-

gregación.

C. La función del pastor la vemos en Eze-

quiel 34:4

a) Fortalecer a las ovejas débiles

b) Curar a las ovejas enfermas

c) Vendar a las ovejas perniquebradas

d) Hacer volver a las ovejas descarriadas

e) Buscar a las ovejas perdidas

Veamos el pasaje de Ezequiel 34 donde su-

puestamente se definen las funciones del pas-

tor, analicemos el contexto:

El Pastor

Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.

S. Juan 10: 11

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Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: "Hijo de

hombre, profetiza contra los pastores de Is-

rael; profetiza, y di a los pastores: "Así ha di-

cho Jehová, el Señor: ¡Ay de los pastores de

Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso

los pastores no apacientan a los rebaños? Os

alimentáis con la leche de las ovejas, os vestís

con su lana y degolláis a la engordada, pero no

las apacentáis. No fortalecisteis a las débiles ni

curasteis a la enferma; no vendasteis la perni-

quebrada ni volvisteis al redil a la descarriada

ni buscasteis a la perdida, sino que os habéis

enseñoreado de ellas con dureza y con violen-

cia.

(Ezequiel 34:1-4)

El texto no es una muestra de instrucciones

acerca de lo que deberían hacer los pastores,

sino todo lo contrario: nos enseña lo que hicie-

ron ocasionando la ira de Dios sobre ellos. Es

muy triste comprobar que eso, precisamente,

es lo que hacen hoy día: se apacientan a sí

mismos, se alimentan a costa de las ovejas y

se han enseñoreado de ellas con dureza y vio-

lencia. Acerca de este "enseñorearse" sobre la

grey, Jesús dijo muchos años después:

Sabéis que los gobernantes de los gentiles se

enseñorean sobre ellos, y los que son grandes

ejercen autoridad sobre ellos. Entre vosotros

no será así.

Mateo 20:25-26

La orden de nuestro Señor es muy clara. Entre

sus discípulos nadie debería enseñorearse so-

bre los otros; nadie debería ejercer autoridad

sobre el resto. Con esta instrucción resulta

absurda la pretensión de quienes alegan de-

tentar una autoridad de parte de Cristo para

ser ejercida sobre el resto de creyentes.

Cuando comparamos esta orden de nuestro

Señor Jesús, con afirmaciones como la de un

apreciado hombre (a quien admiro pero que

tal admiración me obliga precisamente a no

callar) que asegura todo lo contrario, debemos

preguntarnos quién tiene la razón. El hermano

en cuestión dice:

"Así pues, cuando la Palabra dice que los fieles

tienen que obedecer a los responsables de la

iglesia local, y sujetarse a ellos, significa literal-

mente que deben "doblegarse bajo la autori-

dad de ellos", es decir, doblegarse a la autori-

dad de Cristo en ellos. Insistimos que a la au-

toridad a la que se doblegan, es a la del Señor

en esos ministros, no al dicho de los hombres.

Es menester erradicar toda falta de auténtica

obediencia y sujeción a la autoridad pastoral,

porque no olvidemos que el Reino de Dios es-

tá en la Iglesia de Cristo, y siempre permane-

cerá…pero, ¿y los que no viven conforme a él

y su autoridad?.."

El hermano utiliza el texto de Hebreos 13:17

para sustentar su punto.

"Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a

ellos; porque ellos velan por vuestras almas,

como quienes han de dar cuenta; para que lo

hagan con alegría, y no quejándose, porque

esto no os es provechoso"

Hebreos 13:17

Lo primero que hay que mencionar de esta

traducción, es que la palabra vertida aquí para

"pastores" no es Poimén, término griego que

traduce "pastor".

Page 11: Doctrina de los Nicolaítas

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La palabra usada en este pasaje, al igual que

en Hebreos 13:7, no es poimén, sino :

jeguéomai,

una forma verbal que puede traducir como

"aquellos que llevan la delantera", "aquellos

que guían", "aquellos entendidos", "aquellos

que os estiman". Y también puede usarse una

forma más fuerte: "aquellos que os mandan".

En cuanto a "obedeced", la palabra griega es

peídso, (de peithomai) que puede traducirse

como "confíen", "estar convencidos", "crean",

"déjense persuadir" y, también,

"obedecezcan".

Así que "obedecer" solo es una de las posibles

aplicaciones. Todas las demás acepciones nos

indican una acción de dejarse persuadir o con-

vencer, de creer y dejarse llevar, la pregunta

clave es :

¿Por qué debería escogerse esta acepción au-

toritaria si el pasaje no lo amerita y ni tal

muestra de autoritarismo tiene apoyo en el res-

to del evangelio?

Un comentarista bíblico afirma:

El significado básico del término griego utiliza-

do (peithomai) implica que la aquiescencia

otorgada por la persona cristiana surge como

resultado de tener `confianza' primero, de es-

tar `convencido' y `creer' en lo que proviene

de esos hermanos cristianos, y sobre esa base

él o ella responden positivamente.

Con todo, aún si se tradujera "obedeced a

quienes llevan la delantera", ¿implicaría esto

automáticamente una virtual sumisión hacia

personas que llevan la delantera? La respuesta

siempre será negativa puesto que el mandato

de Cristo no se limitaba solamente a que los

cristianos se hicieran llamar "maestros" o

"líderes", sino que prohibía rotundamente el

que alguien asumiera una posición de autori-

dad sobre sus hermanos creyentes:

"y los que son grandes ejercen autoridad sobre

ellos. Entre vosotros no será así. “

Mateo 20:26

¿Por qué razón –pregunto de nuevo- debería-

mos aceptar una traducción autoritaria pudien-

do optar, de manera perfectamente válida, por

la que es acorde con el mensaje total del evan-

gelio...?

Claramente, quienes usaron las palabras auto-

ritarias, buscaban sustentarla bíblicamente.

Dentro de la amplia gama de posibilidades,

ellos prefirieron usar precisamente la única

traducción que no se acomodaba al contexto

del evangelio de Cristo: el autoritarismo. Evi-

dentemente, quienes usaron "obedezcan" pu-

diendo utilizar "déjense persuadir" o

"escuchen", querían comunicar un mensaje

claro y contundente –además de erróneo- de

la existencia de una jerarquía entre los segui-

dores de Cristo. Algo que Cristo rechazó de

manera contundente.

De la misma manera, cuando la Palabra men-

ciona las diferentes designaciones de pastor,

maestro, evangelizador, y así por el estilo, lo

que está describiendo son servicios que deben

rendirse, trabajo que debe hacerse a favor de

la comunidad cristiana, y de ninguna manera

se refiere a cargos en el sentido de posiciones

organizacionales en una institución corporati-

va. En cualquier caso, los términos "servicios"

y "escuchen" armonizan perfectamente con

las Escrituras, en contraste con los estridentes

"líderes" y "obedezcan".

Page 12: Doctrina de los Nicolaítas

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Veamos algo de esos famosos "ministerios". El

apóstol los llama dones y el contexto nos indi-

ca que son dones de servicio.

“Por lo cual dice: "Subiendo a lo alto, llevó cau-

tiva la cautividad, y dio dones a los hombres" Y

él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,

profetas; a otros, evangelistas; a otros, pasto-

res y maestros”

Efesios 4:8,11

Pablo afirma que Cristo dio "dones a los hom-

bres", es decir, a sus seguidores, pero todos

éstos, fuesen apóstoles, profetas, evangeliza-

dores, pastores o maestros, ¿buscaban algún

tipo de sumisión por parte de los otros creyen-

tes..? No.

Pues el apóstol sigue diciendo para qué eran

estos "dones" de servicio:

“a fin de perfeccionar a los santos para la obra

del ministerio, para la edificación del cuerpo

de Cristo, hasta que todos lleguemos a la uni-

dad de la fe y del conocimiento del Hijo de

Dios, al hombre perfecto, a la medida de la

estatura de la plenitud de Cristo.”

Efesios 4:12-13

Estos dones de "maestros", "evangelizadores"

y demás, fueron dados por Dios para que las

personas crecieran "a la medida de la estatura

de la plenitud de Cristo", es decir, para que

cada uno de ellos llegara a ser como su Cabe-

za, Cristo, capaz de decidir por sí mismos, co-

mo personas adultas y maduras espiritual-

mente. Los dones no fueron dados para que

los creyentes siguieran siendo como niños:

Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados

por doquiera de todo viento de doctrina, por

estratagema de hombres que para engañar

emplean con astucia las artimañas del error.”

Efesios 4:14

“Debiendo ser ya maestros después de tanto

tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a

enseñar cuáles son los primeros rudimentos de

las palabras de Dios; y habéis llegado a ser ta-

les, que tenéis necesidad de leche y no de ali-

mento sólido. Y todo aquel que participa de la

leche es inexperto en la palabra de justicia,

porque es niño. “

Hebreos 5:12,13

Los Dones

- ministerios -

“Por lo cual dice: "Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautivi-

dad, y dio dones a los hombres" Y él mismo constituyó a

unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a

otros, pastores y maestros”

Efesios 4:8,11

Page 13: Doctrina de los Nicolaítas

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De estos pasajes se desprenden dos cosas:

1)Los dones fueron dados para hacernos cre-

cer espiritualmente;

2)Los dones (o ministerios, si prefieren esa pa-

labra) son dados a todos los hombres para que

se edifiquen a sí mismos y para que edifiquen

a los demás.

3) Los dones nos convierten de niños espiri-

tuales que necesitan ser enseñados, a hom-

bres maduros espiritualmente maduros que

pueden entender cosas espirituales más pro-

fundas, "alimento sólido".

Las Escrituras también se refieren al proceso

hacia la madurez cristiana, como una edifica-

ción del edificio que somos cada uno. Todo

cristiano, toda persona nacida de nuevo debe

empezar a "sobreedificar" sobre el fundamen-

to que es Cristo.

Page 14: Doctrina de los Nicolaítas

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Cristo compara la obediencia a Él (no a los pas-

tores) con un hombre prudente que construye

su casa sobre la roca. De igual manera, el que

oye las palabras del Señor y no las obedece, se

compara con alguien que construye su casa

sobre la arena, sin fundamento. Primero vea-

mos qué es ese fundamento.

Nadie puede poner otro fundamento que el

que está puesto, el cual es Jesucristo.

1Cor. 3:11

El fundamento, la roca, es nuestro Salvador

Jesucristo. Eso significa que solamente pode-

mos acudir a él para empezar a levantar nues-

tro edificio de fe en cada uno de nosotros. No

hay otra manera. Y acudir a Jesús no es lo mis-

mo que acudir a hombres, llámense estos pas-

tores, maestros, profetas, apóstoles o lo que

sea. El fundamento solamente es Jesucristo.

¿Cómo edificar sobre el fundamento?

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y

las hace, le compararé a un hombre prudente,

que edificó su casa sobre la roca.

Mateo 7:24

Edificar sobre la roca significa escuchar atenta-

mente a Cristo y hacer lo que él ordena. Una

vez hemos confesado a Cristo como Dios y Sal-

vador, ya hemos colocado el fundamento –

Cristo, la Roca- en nuestra vida; entonces, edi-

ficamos sobre ese fundamento escuchando

atentamente y cumpliendo la palabra de Dios,

aplicándola en nuestras vidas.

¿CÓMO SOBREEDIFICAR?

“Todo aquel que viene a mí y oye mis palabras y las obedece,

os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre

que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamen-

to sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con

ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover porque

estaba fundada sobre la roca. Pero el que las oyó y no las

obedeció, semejante es al hombre que edificó su casa sobre

tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y

luego cayó y fue grande la ruina de aquella casa".

Lucas 6:47-49

Page 15: Doctrina de los Nicolaítas

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“Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a

la palabra de su gracia, que tiene poder para

sobreedificaros.”

Hechos 20:32

Y la única manera de sobreedificar es estudian-

do las Escrituras. Solamente la bendita palabra

de Dios, conforme la escuchamos, la estudia-

mos y la aplicamos, es capaz de levantar den-

tro de nosotros un edificio de fe poderoso

fuerte y seguro asentado sobre el fundamento

del mismo Cristo.

Cristo es la Palabra encarnada de Dios, la Biblia

es la Palabra escrita de Dios. Aceptar a Cristo

es ni más ni menos que aceptar su Palabra.

Escuchar a Cristo es escuchar lo que nos dice

la Escritura – no pastor alguno; obedecer a

Cristo es obedecer lo que nos dice en su ben-

dita Palabra, no a hombre alguno.

Así, si un creyente desea edificar una fe fuerte,

que soporte cualquier embate del enemigo,

debe acudir a la fuente de agua viva que es

Cristo, que es la mismísima Escritura.

“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba"

Juan 7:37

Para beber de la fuente, Cristo, no necesita-

mos de aguateros, ni de mercaderes de agua.

La cuestión es asunto directo entre Cristo y el

creyente. No hay intermediarios de ninguna

clase.

“Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, to-

me del agua de la vida gratuitamente.."

Apocalipsis 22:17

Y, sorpréndase.... ¡Es totalmente gratis...!

Por esto es que podemos entender mejor las

palabras del apóstol inspirado:

Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza

de todo varón.

1 Corintios. 11:3

Note la frase "La cabeza de todo varón es":

no el pastor local, ni el pastor del pastor, ni el

anciano, ni el cuerpo gobernante, ni el conci-

lio, ni el profeta, ni el apóstol, ni el maestro;

tampoco la cabeza de todo varón es el super-

intendente. La cabeza de TODO VARÓN es

Cristo... no hombre alguno.

Aceptar a Cristo como nuestro Único Cabeza,

significa aceptarlo como la fuente de vida divi-

na para nuestra vida; significa que solamente a

Él es quien debemos acudir en busca de ayuda

y consejo. Aunque las Escrituras apoyan el que

nos apoyemos unos a otros y que nos exhorte-

mos unos a otros, no estamos obligados a

aceptar el consejo de otro hombre; sin embar-

go, como seguidores de Cristo, uno de los

compromisos que adquirimos es el buscarlo a

él en procura de guía. Y esto tampoco es obli-

gatorio: cuando no de buscamos a Cristo, sig-

nifica que no somos cristianos. Y punto.

Aceptar a Cristo como nuestro Cabeza, quiere

decir que cualquier exhortación, consejo, en-

señanza, palabra y ejemplos provenientes de

hombres, SIEMPRE debemos confrontarlos con

lo que nos dice Cristo, y comprobando que so-

lamente está registrado en la Biblia.

Aceptar la guía de pastores, el consejo de ancia-

nos y los vaticinios de profetas sin consultar las

Escrituras, significaría negar a Cristo como

nuestro Cabeza, sería negar su autoridad.

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Una respuesta positiva a esta pregunta nos

llevaría obligatoriamente a aceptar una dife-

rencia en el pueblo de Dios y la existencia de

clase clerical y legos. O, dicho en otras pala-

bras, al responder positivamente la pregunta

del título estaríamos dando por hecho que la

iglesia de Cristo está dividida entre una clase

sacerdotal (que dirige) y una clase de legos

(pueblo, que obedece a la clase sacerdotal).

Esto, queridos hermanos, es falso. Las Escritu-

ras nos muestran que los pastores, ancianos,

líderes, presbíteros, superintendentes, o cual-

quier otro título que se le dé a un hombre para

investirlo de un nivel superior espiritual, es

una interpretación incorrecta de la Palabra de

Dios que va en contra del mensaje del Evange-

lio, como lo vamos a demostrar siempre te-

niendo como base la bendita Biblia, entendida

como un todo y no – como hacen algunos- sa-

cando textos de su contexto y del mensaje

principal de las Sagradas Escrituras.

Un precioso hermano, a quien admiro y respe-

to mucho, me envió las siguientes reflexiones

acerca del tema de la autoridad, con relación

al punto de vista que defiendo:

“Por eso digo que enfrentamos un grave problema,

que en realidad es un pecado. Pensemos que la rebe-

lión fue el pecado por excelencia de Lucifer. (...)Ese

mismo espíritu mentiroso y rebelde ha entrado su-

brepticiamente en la iglesia local, y muchos deter-

minan qué está bien y qué está mal en función de su

entendimiento, su sola conciencia, sus intereses o

excusas diversas y relativas a la "paz que sienten",

etc. y no en función de lo que dice la Palabra de

Dios. (...) Jesús no está aquí con nosotros como

persona física, como venimos diciendo, ahora es el

Espíritu Santo el que debe gobernar la Iglesia. Para

ello, también cuenta con sus colaboradores. (énfasis

mío) (....) En la iglesia local, el Señor ha levantado a

hombres idóneos, a los cuales se les llama ancianos

(presbíteros o episkopes en gr.) como administra-

dores de Dios. Son los responsables ante Dios del

buen funcionar en la iglesia local. (...)Veamos Tito

1: 7, 9; "Es necesario que el obispo (anciano) sea

irreprensible como administrador de Dios…

retenedor de la palabra fiel tal y como ha sido ense-

ñada, para que pueda también exhortar con sana

enseñanza y convencer a los que contradicen" Si

nos damos cuenta, en la iglesia local los ancianos,

comúnmente llamados pastores, tienen la responsa-

bilidad ante Dios de, entre otras cosas: 1) Ser rete-

nedores de la Palabra. 2) Con ella exhortar y con-

v e n c e r a l o s q u e c o n t r a d i c e n .

Esto implica autoridad espiritual. Esa autoridad

espiritual es siempre conforme a la Palabra de Cris-

to, y no conforme a opiniones o voluntades perso-

nalistas. Pero si es conforme a la Palabra de Cristo,

entonces el poder no es el del pastor como hombre,

sino el de la misma Palabra de Cristo.

"El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vo-

sotros desecha, a mí me desecha; y el que me

desecha a mí, desecha al que me envió"

¿TIENEN LOS PASTORES AUTORIDAD SOBRE LA IGLESIA?

Lo que nos muestra la Biblia

PRIMERA PARTE

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Lucas 10: 16

Jesús definió una paridad importante: Si se desecha

al que tiene la autoridad delegada por Cristo, se

desecha al mismo Cristo. (subrayado mío) (....) Por

lo tanto, la Palabra enseña que los miembros de una

congregación de Cristo, estén sujetos al pastor y

ancianos de esa congregación, así como a los res-

ponsables delegados. Veremos que esa sujeción y

obediencia a los ministros congregacionales, son

siempre en cuanto a la autoridad de la misma Pala-

b r a d e C r i s t o .

El hermano cita Hebreos 13:17:

"Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a

ellos; porque ellos velan por vuestras almas,

como quienes han de dar cuenta; para que lo

hagan con alegría, y no quejándose, porque

esto no os es provechoso"

Y pasa a explicar este texto frase por frase, de

una manera extraordinaria –como suele hacer-

lo- pero que en esta ocasión no comparto por

no tener suficiente soporte Bíblico ni estar de

acuerdo con el mensaje de Cristo al respecto.

Pero vamos por partes.

Contexto histórico y antecedentes de la epístola

a los Hebreos

El libro de Hebreos, como todos sabemos, fue

escrito antes de la destrucción de Jerusalén en

el año 70 d.C. y tuvo como objetivo principal

exhortar y alentar a los primeros cristianos de

origen judío, que esperaban vacilantes la Se-

gunda Venida del Señor y que dudaban de si

habían tomado la decisión correcta al conver-

tirse a Cristo. Muchos estaban considerando

seriamente regresar al judaísmo. Aunque esta

carta estaba dirigida a los cristianos hebreos,

no sobra recordar que sus enseñanzas tam-

bién son aplicables a los cristianos gentiles.

En la introducción a la carta a los Hebreos, el

comentarista de The Expositor's Greek Testa-

ment, hace estas observaciones importantes:

El objetivo del escritor (...) era desvelar el verdadero

significado de Cristo y de Su obra, y de ese modo

eliminar los escrúpulos, las vacilaciones y las suspi-

cacias que rondaban las mentes de los cristianos

judíos, turbando su fe, limitando su disfrute, y reba-

jando su vitalidad. (...) Rara vez, si acaso alguna, se

ha emplazado a los hombres a que efectúen una

transición de similar coyuntura y acompañada de

tanta oscuridad. (...)Habiendo sido educado en una

religión de la que había sido persuadido a creer que

era de autoridad divina, se le pedía ahora al judío

que considerase como anticuada una gran parte de

su creencia. Acostumbrado a enorgullecerse de una

historia marcada en ciertas etapas por visitas angéli-

cas, voces divinas e intervenciones milagrosas, se le

invita ahora a desplazar su fe desde instituciones y

personas venerables a una Persona. Una Persona en

la cual la gloria terrenal brilla por su ausencia y en

la que aquellos aparentemente mejor cualificados

para juzgar no pudieron descubrir nada excepto la

impostura que le mereció una muerte de malhechor.

(...) Habiendo atesorado con extraordinario entu-

siasmo, como su herencia exclusiva, el Templo con

todas sus asociaciones reverenciadas, su Dios resi-

dente, su altar, su majestuoso sacerdocio, su relación

completa de ordenanzas, ahora el instinto de cris-

tiano recién convertido lo obsesiona de que hay una

carencia esencial en todos esos arreglos y de que

para él son irrelevantes y obsoletos. (...) Para el ju-

dío, en unas palabras, Cristo debe haber creado tan-

tos problemas como los que resolvió (...) muchos

cristianos judíos deben haber pasado aquellos pri-

meros días en una inquietud angustiosa, llamados a

confiar en Jesús por todo lo que sabían de Su santi-

dad y verdad y, no obstante, penosamente perplejos

e impedidos de una confianza perfecta por la espiri-

tualidad inesperada de la nueva religión, por el des-

precio de sus antiguos correligionarios, por el aban-

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dono obligado de todos los adornos y la gloria ex-

ternos, y por la aparente imposibilidad de encajar

en un todo consistente la magnificencia de lo viejo

y la exigüidad de lo nuevo. (Tomo IV. Pp 237-

238)

Es evidente que lo "viejo" estaba lleno de

magnificencia, pompa, esplendor... Todo lo

que necesitaba de los sentidos físicos para po-

der ser apreciado. Ahora, bajo el Nuevo Pacto,

era necesaria la fe, que no se basa en nuestros

sentidos físicos, sino en las realidades seguras

e invisibles, eternas de la palabra de Dios.

“Por fe andamos, no por vista”

2 Corintios. 5:7.

Pablo contrasta la fe con la vista, la antepone.

Igual hace el escritor de Hebreos:

“(fe) es la convicción (o evidencia segura) de lo

que no se ve .”

Hebreos 11:1

Lo "viejo" echaba mano del mundo visible con

el propósito de impresionar y atemorizar. To-

do tenía ese objetivo: la majestuosidad del

templo, la solemnidad de los coros, la enormi-

dad en número de sus trabajadores, su atuen-

do ceremonial, la actividad de los sacerdotes y

levitas cuando hacían de mediadores ante

Dios a favor del pueblo. El pueblo de Israel

creía que en el templo la presencia de Dios era

especialmente evidente y, de esta manera,

para acercarse a Él, acudían allí con ofrendas

tangibles para celebrar las fiestas sagradas que

tenían lugar tres veces al año.

Nada... Nada de esto estaba presente en la

nueva fe cristiana. No había edificios, no había

coros solemnes con individuos especialmente

preparados para ello, tampoco había trabaja-

dores en el templo porque no había templos

cristianos sino que se reunían en hogares pri-

vados comunes y corrientes; la fe cristiana no

necesitaba tampoco esas fiestas especiales

tres veces al año, no había rituales ni clase sa-

cerdotal, ni altares ni sacrificios materiales;

tampoco se necesitaba en la fe cristiana nin-

gún símbolo especial. Incluso en la celebración

de la cena del Señor, se empleaban cosas ex-

tremadamente corrientes: pan y vino, norma-

les en todas las mesas de creyentes y gentiles.

Definitivamente, como dice el comentarista

arriba citado, era la "exigüidad de lo nuevo".

Los cristianos hebreos tuvieron que aprender

que el servicio a Dios, su adoración, no depen-

día de asistir a ningún "sitio sagrado" especial

ni necesitaba de una "clase sacerdotal" nom-

brada por Dios para que lo gobernara en los

asuntos espirituales. Tuvieron que aprender

también que el reunirse no era un acto espe-

cialmente "religioso" más que otros aspectos

de su vida cotidiana como el comer en familia,

asistir a los enfermos o visitar a los hermanos

en desgracia. Las reuniones de esos cristianos

tenían como objetivo el amor fraternal, el ani-

marse unos a otros (Hebreos 10:25) para edifi-

cación mutua, evidenciando que había una

relación de familia bajo la jefatura del Hijo de

Dios – no de ningún hombre-, donde todos los

reunidos eran iguales ante Dios, sin rangos

espirituales.

Lamentablemente, muchos de esos cristianos

hebreos estaban regresando a las cosas

"viejas", a las cosas que necesitaban de los

sentidos físicos, como la pompa, la clase sepa-

rada sacerdotal de "siervos o ministros de

Dios" con vestidos y funciones especiales; em-

pezaron a necesitar de nuevo los edificios es-

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peciales sagrados, los altares visibles, los coros

y todas las demás cosas que impresionaban la

vista y los demás sentidos físicos. A semejanza

de el pueblo de Israel cuando, hicieron el be-

cerro de oro en el desierto. La "solemnidad"

de los nuevos lugares especiales sagrados en-

contró nicho en las emociones de los creyen-

tes quienes "sentían" algo especial cada vez

que llegaban a estos edificios "sagrados" del

cristianismo. Tal como lo vemos hoy.

De igual manera, la Cena del Señor, que esta-

ba caracterizada por la informalidad y el com-

pañerismo cristiano cálido en un ambiente de

familia, se fue convirtiendo en una ceremonia

revestida por la religiosidad de lo "viejo". Co-

mo sucede hasta hoy en muchas iglesias

"cristianas", quien administra el "sacramento"

es el pastor, ministro, reverendo, o como quie-

ra ser llamado pero que no es otra cosa que

un oficiante separado del laicado, con presun-

to derecho divino para "administrar el sacra-

mento" a la iglesia. Nada más alejado de la

"exigüidad de lo nuevo", de la guía del Espíritu

Santo que es por fe y no por vista.

Los cristianos permitieron poco a poco que

hombres –una nueva clase sacerdotal- se colo-

caran como mediadores entre ellos y Dios y

regresaron a la comodidad de lo "viejo" en vir-

tud de considerarse justos por seguir instruc-

ciones de la nueva clase sacerdotal y asistir

regularmente a los servicios religiosos. El per-

tenecer como "miembros" a un sistema reli-

gioso les dio –todavía lo hace- un sentimiento

de seguridad y justicia. Dejaron de apreciar el

inmenso valor espiritual del regalo que Dios

estaba haciendo bajo el Nuevo Pacto, regresa-

ron a la seguridad que les daba la gloria exter-

na de lo "viejo" y despreciaron los deseos de

Dios para darle importancia a lo que ellos con-

sideraban como correcto. Pablo nos lo dice:

“Porque ignorando la justicia de Dios, y procu-

rando establecer la suya propia, no se han su-

jetado a la justicia de Dios.”

Romanos 10:3

Muchos pastores cristianos intentan que la

grey regrese a lo "viejo" estableciendo su pro-

pio punto de antes de lo que es agradable a

Dios, sin tener en cuenta las palabras del pro-

feta:

“Y todas nuestras justicias (son) como trapo de

inmundicia.”

Isaías 64:6

La palabra es clara. No importa lo que nos pa-

rece justo a nosotros; no interesa qué tan

"espiritual" pueda parecer cierto arreglo en la

iglesia. Si no se ciñe a la palabra de Dios, no

son más que trapos de inmundicia.

Así, pues, los cristianos estaban regresando a

la guía y dirección que les imponían seres hu-

manos –bien o mal intencionados- olvidando

que

“porque todos los que son guiados por el Espí-

ritu de Dios, éstos son hijos de Dios.”

Romanos 8:14

Y:

“Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis

bajo la ley.

Gálatas 5:18

Es decir, la ley, "lo viejo" con toda su pompa,

sus ceremonias, su clase sacerdotal, sus coros,

sus edificios especiales sagrados, sus altares

visibles, sus ofrendas visibles, su distinción en-

tre clero y laicado, todo eso quedó abolido por

el sacrificio de nuestro Señor. Los cristianos

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debían de ahí en adelante permitir la guía invi-

sible del Espíritu Santo, y el aceptar ese guía

invisible mostraba que eran hijos de Dios.

Todo lo que les daba sentido y seguridad te-

rrenal: templos sagrados, clase sacerdotal, al-

tares visibles, etc., fue hecho obsoleto me-

diante el sacrificio bendito de Cristo. Las ruti-

nas religiosas y las personas que antes reve-

renciaban como sus sacerdotes, sumando las

cosas visibles ya descritas, se habían eviden-

ciado como tremendamente deficientes y con-

ducentes a error fatal.

Después de que Pedro habló a los judíos toda-

vía incrédulos, acerca de la clase sacerdotal

que había repudiado a Cristo empujando al

laicado a repudiarlo también; y después de

que les dijo que ya no necesitaban esa estruc-

tura religiosa porque el Espíritu Santo sería el

guía particular de cada individuo, los oyentes

dijeron compungidos:

"Varones hermanos, ¿qué haremos..?"

Hechos 2:37

Aunque es evidente que hoy en día no existe

una clase sacerdotal "cristiana" que rechace

de plano a Cristo, cada uno de nosotros debe

decidir si obedece a Dios o a los hombres, si

acepta la jefatura de los pastores, sacerdotes

o ministros "cristianos", por considerarlo más

conveniente y práctico, o se coloca bajo el

mando directo de Jesucristo. Cada uno de no-

sotros debe decidir si acepta sin cuestionar ni

verificar las instrucciones de los pastores o,

por el contrario, escudriñan las Escrituras para

ver si la exhortación tiene fundamento bíblico;

siguiendo el ejemplo de los cristianos de Berea

quienes no se atemorizaron ni reverenciaron

la investidura apostólica de Pablo cuya desig-

nación le había sido dada directamente por

Jesucristo. Pablo no se ofendió con ese proce-

der ni reclamó una legítima autoridad apostóli-

ca sino que, por el contrario, llamó "nobles" a

estos cristianos.

Igual que los hebreos a quienes fue dirigida la

carta, a muchos cristianos de hoy en día se les

hace difícil aceptar esta verdad bíblica. No

pueden entender cómo es posible seguir la

guía del Espíritu Santo sin necesidad de un

"intérprete" o "mediador" humano."; igual que

los primeros cristianos hebreos, muchos cris-

tianos de hoy encuentran sumamente compli-

cado aceptar un servicio sagrado sin necesidad

de "edificios sagrados", coros especiales, per-

sonal de la iglesia dividido –como en la anti-

güedad precristiana- en diversos oficios dentro

del "templo de Dios", ujieres, diáconos, líde-

res, pastores, profetas, apóstoles y todo ese

complicado cuerpo "ministerial" que niega la

simplicidad y sencillez del verdadero cristianis-

mo y su apelación a la fe que encuentra su

fuerza y poder en lo que no se puede ver, en

lo eterno; en contraste, la mayoría de

"cristianos" de hoy encuentran más conve-

niente seguir siendo guiados por vista y no por

fe, contradiciendo el mandato divino.

Una diferencia entre el viejo pacto de la Ley y

el Nuevo pacto de la gracia, es que la ley de

Dios está ahora escrita en los corazones de

quienes voluntariamente se acogen bajo la

"ley de la gracia" o "ley de la libertad". Y esto

permite que cualquier persona, no solamente

una clase sacerdotal especial (llámense pasto-

res, ministros, ancianos, etc., cuyos significa-

dos veremos más adelante), pueda ofrecerse

ella misma como ofrenda viva en servicio a

Dios, en adoración a Él, de tal manera que su

vida entera sea de adoración a Dios y no limi-

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tar este servicio a ciertas actividades o lugares,

sólo cuando se va a la iglesia-edificio dejando

de ofrecerse como sacrificio vivo el resto del

tiempo. Pablo, en su carta a los Romanos, en

el capítulo doce habla de un abanico extenso

de actividades que son consideradas por él

como parte de "ofrecerse en sacrificio vivo", y

que abarca expresiones de afecto, humildad,

amabilidad, vivir en paz no solo dentro de la

comunidad cristiana sino con todo el mundo.

Cuando el apóstol define cómo se ofrece esa

"ofrenda viva", no menciona en ningún lugar la

asistencia a los cultos, el servicio en alguna

sede institucional religiosa, la participación en

los coros, o la especial deferencia con alguna

clase sacerdotal. Pablo nos dice que sirvamos

al Señor orando, compartiendo para los her-

manos en necesidad, sirviendo a los otros

miembros del cuerpo cuya única cabeza es

Cristo. No podemos, pues, esgrimir argumen-

tos de ignorancia acerca de tales cosas porque

ya contamos con la advertencia :

“ Mirad que nadie os engañe por medio de filo-

sofías y huecas sutilezas, según las tradiciones

de los hombres, conforme a los rudimentos del

mundo, y no según Cristo.”

Colosenses 2:8

Conforme a esta advertencia contra el engaño,

y retomando la advertencia del amado her-

mano que me hizo llegar sus reflexiones acer-

ca del tema, de forma bien intencionada:

"enfrentamos un grave problema, que en realidad es

un pecado. Pensemos que la rebelión fue el pecado

por excelencia de Lucifer",

vamos pues a seguir la guía del Espíritu Santo,

mediante la palabra de Dios para escuchar

atentamente lo que el Señor nos quiere decir

respecto al tema; asumamos la actitud de Cor-

nelio:

“Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en

la presencia de Dios, para oír todo lo que el

Señor te ha mandado.”

Hechos 10:33

¿Es pecado de rebeldía no obedecer ni someter-

se a los pastores o ancianos de la iglesia..?

Ese es, creo yo, el punto central del asunto.

El hermano que me envió sus reflexiones ase-

gura que sí es pecado esa desobediencia y que

es un asunto grave de rebeldía. Dice también

que "es el Espíritu Santo el que debe gobernar

la Iglesia. Para ello, también cuenta con sus

colaboradores". Arguye el hermano que tales

colaboradores son los pastores y que al ser

delegados por Dios para "administrar" sus bie-

nes, eso implica ya, de por sí, una autoridad

espiritual. Escribe una frase el hermano que

resume su posición frente al tema:

Jesús definió una paridad importante: Si se desecha

al que tiene la autoridad delegada por Cristo, se

desecha al mismo Cristo.

Lamentablemente, no tengo más remedio que

estar en desacuerdo con este querido her-

mano, pues no puedo ignorar que esto que

asegura es totalmente contrario al espíritu

cristiano.

Es, en cambio, la misma actitud mostrada por

los escritores cristianos del siglo II cuando, y

tal como el apóstol Pablo había predicho, algu-

nos ancianos perdieron gradualmente la direc-

ción de la pauta establecida por nuestro Señor

para regular todas las relaciones cristianas. En

vez de dar pleno énfasis a la única autoridad

de Dios y Cristo, estos ancianos comenzaron a

enfatizar cada vez más su propia autoridad

recordando, por supuesto, y tal como me re-

Page 22: Doctrina de los Nicolaítas

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cuerda mi querido hermano, que esa autori-

dad provenía de Dios y de Cristo. Muertos los

apóstoles, entonces, se empezó a manifestar

sutilmente el hombre de iniquidad. En las Ho-

milías Clementinas se dice lo siguiente a un

superintendente:

Y su trabajo consiste en clarificar lo que es apropia-

do, lo que deben seguir y no desobedecer los her-

manos. Por tanto, la sumisión habrá de salvarlos,

pero la desobediencia les acarreará el castigo del

Señor, ya que al presidente [el superintendente pre-

sidente] se le ha confiado el lugar de Cristo. Por lo

que, en efecto, el honor u honra mostrados al presi-

dente se consideran como dirigidos a Cristo y, me-

diante Cristo, a Dios. Y lo que he dicho es que esos

hermanos no pueden ignorar el peligro en el que

incurren al desobedecerle, ya que quien desobedece

sus órdenes a Cristo desobedece, y quien desobede-

ce a Cristo ofende a Dios.

Es indiscutible que el desobedecer a un super-

intendente que pregona ocupar el lugar de

Cristo, era una orden del "obispo" que cual-

quier cristiano estaría obligado a desobedecer.

Nadie puede ocupar el lugar de Cristo.

Esa injerencia del autoritarismo –tanto en esa

época como ahora-, es un intento para recu-

rrir a los humanos imperfectos con el honor

que tan sólo pertenece al Maestro perfecto,

nuestro único Salvador Jesucristo.

Lo que menciona mi querido hermano, pues,

no es de ninguna manera un razonamiento

nuevo. Una llamada similar a la obediencia

implícita en la congregación y a un respeto

reverencial hacia la autoridad humana se en-

cuentra también en los escritos de Ignacio de

Antioquía, a principios del siglo segundo, en

los que utiliza los siguientes términos:

Por nuestra parte debemos recibir a cualquiera a

quien el Maestro de la casa envió para estar al fren-

te de sus domésticos, como lo haríamos con El que

le envió. Está claro, pues, que hemos de tener al

obispo (el superintendente único) en la misma esti-

ma en la que tendríamos al Señor mismo.

¡Vaya si se extralimita don Ignacio..!

Ignacio, al equiparar la obediencia al obispo o

superintendente, siendo él, "obispo de Antio-

quía", a los presbíteros (ancianos) y a los diá-

conos con la obediencia a Cristo, "quien los ha

nombrado" (nunca se nos dice cómo), conse-

cuentemente está diciendo que el desobede-

cerlos constituye también una `desobediencia

a Cristo Jesús'. Ignacio no deja lugar a una po-

sible motivación correcta, a una eventual

desobediencia a los hombres para obedecer a

Dios, cuando dice:

"Quien no rinde obediencia a sus superiores se

muestra autosuficiente, pendenciero y arrogante."

O, en palabras de mi querido hermano:

“ quien no obedece a un pastor, se muestra

"rebelde" y peca contra Dios mismo.”

¿Apoya la Biblia esta enseñanza..?

No, de ninguna manera.

Es una enseñanza de muchas iglesias

"cristianas": que la autoridad es un principio

divino (lo cual es cierto) y que todo aquel que

tiene autoridad está bajo autoridad (también

es cierto). Lo que tuercen deliberadamente u

ocultan por desconocimiento es que la única

autoridad del cristiano es Cristo, no hombre

alguno. Esa es la única autoridad que debe

reconocer todo cristiano. La autoridad que se

adquiere es sobre el pecado y sobre Satanás,

no sobre otros cristianos; y tal autoridad pro-

cede de Jesús cuando obedecemos sus man-

damientos.

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No es cierto que Jesús delegue a cierta clase

sacerdotal (o pastoral según el caso) para ejer-

cer como autoridad espiritual sobre otra clase

de cristianos legos. El hermano cita 1 Corintios

4:1 para apoyar su punto:

"Téngannos los hombres por servidores de

Cristo, y administradores de los misterios de

Dios"

1 Corintios 4: 1

¿A quién se refería Pablo..? ¿A alguna clase sa-

cerdotal especial..? ¿A los pastores, ancianos,

líderes o superintendentes..?

No. Pablo se refería a TODOS los cristianos, a

todos nosotros que somos ministros o siervos

del Señor. Sus palabras estaban dirigidas a

quienes hemos nacido de nuevo y somos hijos

de Dios con derecho a "administrar" sus miste-

rios:

"A vosotros se os ha concedido el conocer los

misterios del Reino de Dios, pero a los demás,

sólo a través de parábolas, de modo que

"viendo no vean y oyendo no entiendan".

Lucas 8:10

Esa responsabilidad no es otra que la de pre-

dicar la salvación mediante la fe en la muerte

de nuestro Señor en la cruz, su sepultura y su

resurrección al tercer día. La administración de

estos "misterios" no debe colocarnos en posi-

ción de superioridad respecto a otros hom-

bres, ni siquiera de los incrédulos, como nos

muestra el capítulo 3 de la carta a los Corin-

tios.

El hermano avanza en sus reflexiones asegu-

rando correctamente que el Espíritu Santo

puede hablar (incluso a los pastores) a través

de cualquier hermano cristiano: "no importa

cual sea su don o ministerio; si lleva cuarenta

años en el Evangelio, o si sólo dos semanas; si

es pastor o si es "simple" oveja. Todo ello nos

mantiene humildes." Cuando el hermano dice

que escuchar a cualquier hermano sea un pas-

tor o una "simple" oveja, "nos mantiene humil-

des", presumo que se refiere a los pastores

que muestran humildad cuando el Espíritu

Santo les habla por medio de una "simple"

oveja. Esto lo ratifica el hermano citando a Ti-

to 1:7-9:

"Es necesario que el obispo (anciano) sea irre-

prensible como administrador de Dios…

retenedor de la palabra fiel tal y como ha sido

enseñada, para que pueda también exhortar

con sana enseñanza y convencer a los que con-

tradicen"

Y agrega:

Si nos damos cuenta, en la iglesia local los ancianos,

comúnmente llamados pastores, tienen la responsa-

bilidad ante Dios de, entre otras cosas: 1) Ser rete-

nedores de la Palabra.2) Con ella exhortar y con-

vencer a los que contradicen. Esto implica autori-

d a d e s p i r i t u a l.

En realidad, no es exacto lo que el hermano

menciona aquí, que los "ancianos" eran co-

múnmente llamados "pastores". La palabra

griega para "anciano" es "presbíteros", mien-

tras que la palabra griega para "pastor" es Poi-

mén. Ambos términos designan diferentes

funciones o servicios. Es pues menester ver

qué significado tenían según el sentido con

que fueron escritas.

Page 24: Doctrina de los Nicolaítas

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Ya que la ignorancia, la cual no es pecado y

aun menos resulta un insulto para los que

adolecemos de conocimiento en alguna área,

está escrito:

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó cono-

cimiento. Por cuanto desechaste el conoci-

miento, yo te echaré del sacerdocio; y porque

olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvi-

daré de tus hijos.”

Oseas 4:6

El pueblo del Señor perece por su falta de co-

nocimiento de las Escrituras en donde conozca

quien es Dios y que es el hombre, compartiré

un extracto del verdadero significado del mas

grande estorbo en el desarrollo de el creci-

miento de los miembros del cuerpo de Cristo:

La posición jerárquica llamada pastor.

Someteos a vuestros pastores

Breve análisis de Hebreos 13:17

Una enseñanza muy difundida en las iglesias

evangélicas (por no mencionar a la católica),

es que "hay que someterse al pastor".

"¿Pero no dice en Hebreos 13:17 que debemos

someternos al pastor?

Desafortunadamente, existen muchos líderes

que sacan este verso de su contexto para en-

señar una sumisión ciega bajo el "pastorado"

de una congregación determinada - pero esto

no es lo que el texto enseña.

Por tanto, decidí dedicar un breve artículo ex-

clusivamente al análisis de este versículo y su

contexto.

Se trata aquí de uno de los asuntos fundamen-

tales de la Reforma:

¿Cuál es la máxima autoridad de la iglesia? ¿Su

propia tradición (o sea, sus líderes humanos), o

la palabra de Dios?

Para los reformadores y sus seguidores, ¡esta

pregunta fue lo suficientemente importante

para dar sus vidas por ella! Entonces voy a in-

vertir por lo menos un poco de tiempo y pala-

bras adicionales en una discusión sobre ella.

Las palabras claves en Hebreos 13:17 son

"sumisión" y "pastores". Es necesario enton-

ces aclarar el significado de estas dos palabras.

Voy a citar el comienzo del versículo según la

¿TIENEN LOS PASTORES AUTORIDAD SOBRE LA IGLESIA?

Lo que nos muestra la Biblia

SEGUNDA PARTE

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25

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versión Reina-Valera de 1960, y de allí regresa-

ré al original griego.

"Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a

ellos..."

Al comparar el original griego, llama la aten-

ción que ninguna de las tres palabras claves

("obedeced", "pastores", "sujetarse") es la pa-

labra usual y "normal" que esperaríamos en-

contrar:

La palabra usual para "obedecer" es

"hypakouo".

Aquí, en cambio, tenemos la palabra

"peithomai", que es la voz media (reflexiva) de

"peitho", :"convencer".

Una traducción más literal sería entonces:

"Déjense convencer..."

O sea, aquí no se trata de una obediencia cie-

ga; mas bien se trata de seguir a alguien que

tiene razones certeras y convincentes.

La palabra usual para "pastor" es "poimen",

que literalmente significa un pastor de ovejas,

de vacas o de otros animales. Pero aquí, en

cambio, tenemos la palabra "hegoumenos",

que viene de "hegéomai" = "guiar" o

"considerar".

La misma palabra "hegoumenos" es traducida

como "guiador" en Mateo 2:6, y como "el que

dirige" en Lucas 22:26. Una traducción apro-

piada sería quizás "guía" o "líder".

Se levanta aquí la pregunta:

¿"Pastorado" o "pastoreo" es idéntico con

"liderazgo" de la iglesia?

La tradición actual de las iglesias dice "sí", pe-

ro el Nuevo Testamento habla de una forma

distinta:

El liderazgo de las iglesias estaba en manos de

los ancianos (al nivel local) y de los apóstoles

(al nivel de la iglesia universal). Donde el lide-

razgo de la iglesia es llamado "pastores" (como

p.ej. en 1 Pedro 5:1-4), se refiere claramente a

los ancianos.

La palabra "pastor", por tanto, no se usaba pa-

ra designar un oficio eclesiástico. Solamente

se usaba en forma figurada para resaltar un

aspecto de la labor de los ancianos y apósto-

les ,el aspecto de "alimentar" y "cuidar".

Ninguna iglesia del Nuevo Testamento fue diri-

gida por un solo "pastor" o "líder", al que los

demás "pastores" o ancianos hayan tenido

que someterse ,como es el caso en la mayoría

de las iglesias evangélicas actuales. Aun en

nuestro verso, Hebreos 13:17, encontramos la

palabra "guías" en plural.

Quizás lo dicho parezca un detalle insignifican-

te, pero me parece importante seguir recor-

dando que el "pastorado" de la de las iglesias y

concilios actuales NO es lo que el Nuevo Testa-

mento da a entender con esta palabra; y que

no podemos simplemente encontrar una rela-

ción de las estructuras de la iglesia actual con

el texto del Nuevo Testamento.

El propio contexto de Hebreos 13 nos da una

pauta adicional acerca de estos "guías" o

"líderes". El verso 7 dice:

"Acordaos de vuestros pastores (guías, líderes),

que os hablaron la palabra de Dios; considerad

cuál haya sido el resultado de su conducta, e

imitad su fe."

Page 26: Doctrina de los Nicolaítas

26

.www.salvadosporJesús.com

En otras palabras, se trata de personas de una

conducta ejemplar, dignos de ser imitados y

no de personas que fueron elevados a una po-

sición de "liderazgo" por medio de un nombra-

miento, una elección, una ordenación, una

graduación, o cualquier otro procedimiento

humano, y que desde allí podrían exigir

"sumisión". Al contrario, se trata de personas

que anteriormente ya demostraron su integri-

dad; personas que pudieron demostrar

"resultados" visibles de su conducta y fe, y por

tanto se ganaron el respeto de la congregación

de los santos. Ellos tienen viven bajo la autori-

dad de Cristo y por ende gente de confianza,

por cuanto son ejemplos para los santos.

Pasamos ahora a la palabra "someteos" o

"sujetaos". La palabra griega usual es

"hypotasso", que significa sumisión por causa

de la posición que uno tiene.

Esta palabra se usa p.ej. para la sumisión de

los hijos hacia sus padres; de los jóvenes hacia

los ancianos; de los ciudadanos hacia el go-

bierno; o de los soldados hacia sus superiores

en el ejército.

Pero nuevamente, Hebreos 13:17 no usa esta

palabra usual. En lugar de ello usa "hypeiko",

una palabra mucho menos dura. Significa "dar

lugar" o "ceder" (a algo o alguien), o

"adaptarse" - no obligado por tener una posi-

ción inferior, sino por decisión voluntaria.

Entonces, una traducción más apropiada del

inicio de nuestro versículo sería:

"Déjense convencer por vuestras guías/líderes,

y cedan (a ellos) ..."

Esto da una imagen más clara de lo que es la

"sumisión" dentro de la iglesia cristiana: Un

reconocimiento voluntario de la autoridad de

aquellos hermanos que destacan por su vida y

madurez espiritual ejemplar, y por tanto son

dignos de ser escuchados e imitados. No es un

asunto de "jerarquía eclesiástica" ni de

"cadena de mando"; mas bien es un asunto de

"autoridad relacional" basada en la madurez

espiritual personal.

Este concepto entero está enmarcado en la

sumisión mutua Efesios 5:21; 1 Pedro 5:5, y

en el principio básico de que se debe obedien-

cia a Dios antes que a cualquier autoridad hu-

mana. Hechos 4:19, 5:29

Esto significa que cuando hay un conflicto de

lealtades, entre la obediencia hacia un líder y

la obediencia hacia Dios y Su palabra, el cris-

tiano escogerá la obediencia hacia Dios.

El apóstol Pablo escribe a los gálatas, ¡que ni

siquiera a él mismo debían hacerle caso, si él

les anunciara un evangelio diferente del que

escucharon! (Gálatas.1:8)

Y también en 1 Corintios.4:6 establece un lími-

te para su propia autoridad: "a no pensar más

de lo que está escrito". O sea, aun su propia

autoridad apostólica no estaba por encima de

la autoridad de la palabra de Dios establecida

una vez para todas.

Esta es la postura reformada y bíblica, que es-

tablece claramente la autoridad de la palabra

de Dios por encima de cualquier autoridad y

liderazgo humanos. Cualquier otra postura lle-

vará inevitablemente al tradicionalismo y pa-

pismo de la iglesia romana.

Page 27: Doctrina de los Nicolaítas

27

.www.salvadosporJesús.com

Un lector citó el verso de Hebreos 13:17 de

esta manera:

"... pues ellos velan sobre vosotros como quien

tiene que dar cuenta delante de Dios".

Su cita es inexacta, pero reveladora. Así está

en la Reina-Valera 1960 (que lo traduce co-

rrectamente):

"... porque ellos velan por vuestras almas, co-

mo quienes han de dar cuenta".

Las diferencias pueden parecer insignificantes.

Pero he aprendido que las palabras que altera-

mos inconscientemente en una cita bíblica,

revelan más acerca de nosotros mismos de lo

que nos imaginamos. Veo dos diferencias no-

tables:

1- El verso dice "por vuestras almas", pero es-

te lector dijo "SOBRE vosotros". Sucede a me-

nudo que alguien proyecta un concepto jerár-

quico dentro de este versículo, que no está

allí. Una vez me tomé la molestia de buscar en

el Nuevo Testamento algún versículo que ha-

ble de líderes "sobre" otros cristianos, o de

cristianos "bajo" el liderazgo de alguien. ¡Hasta

ahora no encontré ninguno!

Lo encontré en el contexto del liderazgo de

este mundo (p.ej. Mateo 8:9), pero no en el

contexto de la iglesia cristiana. Siempre se

usan expresiones como "trabajar en" o "entre"

el rebaño de Dios (Hechos 20:28, 1 Pedro 5:2,

etc.). Esto es muy significativo. El lenguaje del

Nuevo Testamento siempre coloca a los líde-

res al mismo nivel de los demás hermanos;

nunca los levanta a una posición "sobre" ellos.

2- Este lector añadió las palabras "delante de

Dios", que no están en el texto. Es una inter-

pretación posible ,yo también creo que un lí-

der tiene que dar cuentas a Dios, pero de sus

acciones mas que de la salvación de otros.

Pero existe otra y mas viable interpretación y

es igualmente posible:

que los líderes tienen que dar cuenta delante

de la congregación.

Por ejemplo en 2 Corintios 8:21, en cuanto a la

ofrenda para la iglesia en Jerusalén, Pablo dice

que hay que :

"hacer las cosas honradamente, no solo delan-

te del Señor, sino también delante de los hom-

bres".

Y en todo el capítulo 2 de 1 Tesalonicenses

escuchamos a Pablo rindiendo cuentas a los

tesalonicenses acerca de su conducta entre

ellos. Este es un aspecto importante, en línea

con la sumisión mutua y el liderazgo como ser-

vicio, que no debe olvidarse.

¿A qué viene entonces la "sumisión bajo el lide-

razgo", según el Nuevo Testamento?

Esto no es ni más ni menos que la sumisión a

la misma Palabra de Dios. Un buen líder, que

es con su propia vida un ejemplo de obedien-

cia hacia Dios, reforzará en sus seguidores esta

sumisión bajo Dios y Su voluntad. Tener tales

líderes es una gran ayuda y un gran beneficio

para los creyentes, porque para ellos la sumi-

sión hacia los líderes y la sumisión bajo Dios

van en uno; pero aun así no están exentos del

deber de "examinar todo, y retener lo

bueno" (1 Tesalonicenses 5:21) - porque aun

el mejor líder puede equivocarse alguna vez.

En cambio, donde un líder no es un ejemplo

digno de seguir (como es la triste realidad de

muchas iglesias), donde el líder vive en pecado

y usa su posición de poder para encubrirlo; o

es sediento de dinero o de poder; o es un hi-

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28

.www.salvadosporJesús.com

pócrita; allí la doctrina de la "sumisión" (si no

es equilibrada con los puntos arriba menciona-

dos) es una receta para el desastre. Los miem-

bros de tal congregación van a estancarse en

una inmadurez permanente; van a repetir cie-

gamente enseñanzas equivocadas; van a imi-

tar el estilo de vida pecaminoso de sus líderes;

van a colaborar para encubrir los delitos de los

líderes; todo eso en el nombre de una mal en-

tendida "obediencia" y "sumisión".

Otra pregunta se levanta en este contexto:

¿A quién se somete el "pastor" o líder?

Muchas denominaciones que conocí, tienen

una estructura jerárquica o "piramidal", donde

los pastores locales se someten a un liderazgo

regional y los líderes regionales se someten a

un liderazgo nacional. Esto no es otra cosa que

una imitación evangélica del papado romano,

y ciertamente no es el camino bíblico. Este

sistema concentra mucho poder en las manos

de unos pocos líderes en la punta, quienes no

rinden cuenta a nadie - un camino seguro ha-

cia la corrupción.

Al mismo tiempo, existen paralelamente dife-

rentes iglesias y denominaciones en una mis-

ma ciudad, cuyos líderes todos exigen sumi-

sión de sus respectivos miembros, pero no

reconocen el liderazgo unos de los otros (o

sea, ellos mismos no practican la sumisión que

exigen de los demás). Por ejemplo, conocí a

varios pastores que prohibieron a "sus" miem-

bros asistir a reuniones de otras iglesias, ex-

cepto con el permiso personal del pastor.

¿Cuán legítimo es un liderazgo que exige sumi-

sión completa de su segmento particular de la

cristiandad, mientras se niega a reconocer a los

líderes de todos los otros segmentos?

Si un pastor merece sumisión, ¿por qué se

aplica esto solamente dentro de las cuatro pa-

redes de su propia denominación, y no tam-

bién a través de las diferentes denominacio-

nes? ¿Cuándo, por ejemplo, exhortará el pas-

tor presbiteriano a su congregación a some-

terse al pastor pentecostal? ¿Cuándo aceptará

el pastor metodista una corrección de parte

del pastor bautista?

La pregunta clave es:

¿Cuándo por fin renunciarán estos pastores a

sus "derechos de propiedad" particulares sobre

su pequeño segmento del rebaño del Señor?

El apóstol Pablo, en 1 Corintios 3, tiene una

sola palabra para esta situación actual:

"Carnalidad".

Hay una sorpresa más en nuestro texto. He

elaborado bastante sobre Hebreos 13:17, y

como complemento he citado Hebreos 13:7.

Deseo ahora echar una mirada al contexto en-

tero de Hebreos, y particularmente a algunos

versículos que se encuentran entre estos dos

versos.

Esta carta fue escrita a los "hebreos", o sea a

cristianos de origen judío; muy probablemente

a aquellos que habían huido de Jerusalén

cuando los romanos empezaron a sitiar la ciu-

dad, según Jesús mismo les había indicado

(Lucas .21:20-21). Ellos estaban acostumbra-

dos a participar todavía en el sistema religioso

judío, especialmente en las reuniones y fiestas

del gran templo con todo su esplendor. Ahora,

en el exilio, debían extrañar estas expresiones

grandiosas de su religión. Varios capítulos en

Hebreos se dedican a explicar cuanto más glo-

rioso y precioso es el ministerio de Jesucristo,

aunque invisible, en comparación con el minis-

terio visible del templo; y cuanto mejor es el

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29

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sacerdocio celestial de Jesucristo, en compara-

ción con el sacerdocio visible, terrenal. Por

tanto, esta es la aplicación principal de He-

breos :

No debían apenarse por la gloria del templo y

de su sacerdocio y de su gran comunidad reli-

giosa visible, que habían dejado atrás y cuya

destrucción estaba cerca. Al contrario, debían

dirigir sus miradas hacia Jesús y Su ministerio

espiritual. En otras palabras: Ellos debían salir

completamente de su sistema religioso acos-

tumbrado y visible. Debían salir de este siste-

ma no solo exteriormente (como ya lo habían

hecho, obligados por las circunstancias), sino

también interiormente, con toda su actitud y

decisión. Su lealtad ya no debía pertenecer al

sacerdocio antiguo, sino al nuevo sacerdocio

de Jesús mismo.

En este contexto debemos ver también el ca-

pítulo 13, y especialmente los versos 10 al 14:

"Tenemos un altar, del cual no tienen derecho

de comer los que sirven al tabernáculo. Porque

los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a

causa del pecado es introducida en el santua-

rio por el sumo sacerdote, son quemados fuera

del campamento. Por lo cual también Jesús

para santificar al pueblo mediante su propia

sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos,

pues, a él, fuera del campamento, llevando su

vituperio; porque no tenemos aquí ciudad per-

manente, sino que buscamos la por venir."

¿Qué significaría para nosotros hoy, "salir fuera

del campamento"?

El "campamento" significa el ámbito de la reli-

gión instituida y visible. Así como los judíos en

aquel tiempo tenían un templo visible, y un

sacerdocio instituido con bastante poder mun-

dano, también las iglesias actuales han edifica-

do grandes templos visibles y un sacerdocio

con mucho poder en este mundo. Siempre

donde esto sucede, la iglesia vuelve a caer en

la misma trampa. Como el pueblo de Israel en

los tiempos de Jesús: Ponen su mirada en lo

visible en vez de lo invisible, juntan tesoros en

la tierra en vez del cielo, intentan edificar una

"ciudad permanente" aquí en esta tierra, y re-

chazan exactamente a los profetas que son

enviados a ellos por Dios - incluso al mismo

Hijo de Dios.

Cada vez que el pueblo de Dios se estanca en

esta situación, Dios llama nuevamente a Su

remanente a "salir fuera del campamento", a

abandonar la religión institucionalizada y visi-

ble con su sacerdocio, y a embarcarse nueva-

mente a un peregrinaje en pos de Jesús, el

verdadero Sumo Sacerdote celestial. Así como

Jesús fue expulsado por los líderes religiosos

de su tiempo, el verdadero cristiano tiene que

sufrir ser expulsado por los líderes de la iglesia

contemporánea, fuera de las "ciudades per-

manentes" edificadas por la religión, y "llevar

el vituperio de Cristo", buscando la "ciudad

por venir" que es invisible.

Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la

hora cuando cualquiera que os mate, pensará

que rinde servicio a Dios.

Juan 16:2.

Esto es lo que sucedió en cada verdadero avi-

vamiento de la historia: le sucedió a Lutero, les

sucedió a los anabaptistas, le sucedió a Wes-

ley, y a muchos otros reformadores y predica-

dores de avivamiento.

Page 30: Doctrina de los Nicolaítas

30

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Entonces, ¿quiénes son los "guías" o "líderes"

del pueblo de Dios en esta situación y en este

contexto, cuyo ejemplo debemos seguir y por

quienes debemos "dejarnos convencer"? -

No son los líderes de la religión establecida, ni

siquiera de aquella que se llama "cristiana".

"Guía" puede ser solamente el que camina ha-

cia algún lugar; pero los líderes de la religión

establecida se mantienen estáticamente sen-

tados sobre sus tradiciones y privilegios. Los

verdaderos "guías" son aquellos que se atre-

vieron a salir fuera del "campamento" de las

iglesias instituidas (o que incluso fueron expul-

sados por ellas), dejando atrás las seguridades

visibles, los templos vistosos y los sacerdocios

poderosos, para llevar una vida "pionera" de

fe, sin reconocimiento por parte de los líderes

oficiales. Son los que se atrevieron a llevar el

"vituperio de Cristo", habiendo perdido la

"cobertura" de la religión oficial, acusados de

"rebeldes", "blasfemos", "extremistas" o

"divisivos" por los líderes (igual como Cristo

mismo fue acusado); y que demostraron que

exactamente en estas circunstancias su fe en

Cristo no se quebrantó sino que al contrario,

se fortaleció más.

A los defensores de la sumisión ciega, segura-

mente esta mi interpretación de Hebreos 13 le

parezca chocante. No puedo obligarlos a acep-

tarla. Pero los dejo con este desafío: Dios debe

haber tenido una razón particular para colocar

estos versos acerca del "salir fuera del campa-

mento" justo entre los versos sobre "imitar la

fe de nuestros guías" y "dejarnos convencer

por ellos".

Page 31: Doctrina de los Nicolaítas

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Sorprendentemente, en el libro de Hechos,

que es la historia de los primeros 30 AÑOS de

la iglesia temprana, la palabra "pastor" no se

menciona ni una sola vez. Esto es realmente

asombroso, al comparar con cuánta frecuencia

usamos esta palabra hoy. De hecho, aun en

todo el Nuevo Testamento esta palabra se usa

muy pocas veces - especialmente al referirse a

"oficios" del ministerio. Y donde aparece, se

encuentra cerca del final de una lista de dife-

rentes ministerios en la iglesia:

"Y él mismo dio a unos, apóstoles, a otros, pro-

fetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y

maestros..."

Efesios.4:11

Había ancianos y "supervisores" (estos térmi-

nos son intercambiables) en la iglesia del Nue-

vo Testamento. Pero esto es muy diferente de

la posición del "único pastor" que tenemos

hoy.

¿Entonces cómo llegaron los pastores a mane-

jar todo? ¿Y qué efecto tiene esto sobre la igle-

sia?

Al estudiar la historia, se hace obvio que reci-

bimos este concepto mayormente de Roma,

no de la Biblia. Como dijo Beckham:

"El emperador Constantino desarrolló una estruc-

tura eclesiástica que duró diecisiete siglos... La gente

va a un edificio (catedral) en un día especial de la

semana (el domingo), y alguien (un sacerdote, o un

pastor) hace algo por ellos (enseñar, predicar, la

absolución, sanidad) o para ellos (un ritual o una

diversión) por un precio (las ofrendas)."

En la mayoría de los casos, lo que vemos hoy

es la continuación del sistema de "clérigos y

laicos" que dominaba la iglesia durante la Edad

Media. Realmente hay muy poca diferencia.

Los títulos han cambiado, pero aparte de esto

es básicamente el viejo sistema católico ro-

mano de "sacerdotes" profesionales que ma-

nejan todo. Los llamamos "pastores", pero su

posición es básicamente la misma.

Estas son personas que obtuvieron un grado

de un Instituto Bíblico, y ahora los pagamos

para que sean nuestros "ministros". ¡Sin tomar

en cuenta el testimonio y hecho Escritural de

que todos deberíamos ser ministros!

Lo que resulta son dos diferentes "clases" en

la iglesia; la clase que "ministra" y la clase que

"asiste" (laicos). Esto es algo que Dios aborre-

ce extremamente. El no puede soportar que

se divida a Su pueblo en "clases" de esta ma-

nera. Esta es la doctrina de los nicolaitas

(Apocalipsis.2).

Las obras de los nicolaítas están relacionadas

LA DOCTRINA DE LOS NICOLAITAS

Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las

cuales yo también aborrezco.

Apocalipsis 2:6

Page 32: Doctrina de los Nicolaítas

32

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con la jerarquía entre los santos, entre los cua-

les algunos se convierten en gobernantes de

los demás, Esto trajo como consecuencia las

clases del clero y el laicado. (Clero: refiere a

jerarquías sacerdotales, sean estos obispos,

cardenales, pastores.)

¿Pero es esto tan malo? ¿Qué daño nos hace?

Para empezar no podemos desestimar que el

Señor aborrece tal doctrina y llama la atención

a la iglesia de Pérgamo:

Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tie-

nes ahí a los que retienen la doctrina de Ba-

laam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo

ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacri-

ficadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y

también tienes a los que retienen la doctrina de

los nicolaítas, la que yo aborrezco.

Apocalipsis 2: 14 - 15

Aquí están algunas maneras específicas como

este modelo del "pastor único" realmente ha-

ce daño a la iglesia:

1) Pone a un hombre sobre un pedestal, por

encima de todos los demás. En muchas igle-

sias, esta veneración del pastor ya parece ido-

latría. La palabra del pastor es ley, y toda la

iglesia gira alrededor de este único hombre.

2) Esto lleva directamente al orgullo. La posi-

ción en la cual colocamos a estos hombres, es

terriblemente peligrosa para ellos y para la

iglesia entera. Es imposible no desarrollar or-

gullo, sobre todo cuando esta forma no va con

lo establecido en las Escrituras. cuando uno es

tratado de esta manera. El orgullo es la enfer-

medad más sutil, y espiritualmente fatal. Lleva

al fracaso dondequiera que encuentre entra-

da.

3) Convierte a la iglesia en un montón de

"espectadores". En otras palabras, todo el

mundo se queda sentado y mira mientras los

"profesionales" hacen casi todo el trabajo. Es-

te es un desastre absoluto, porque todos los

hijos de Dios tenemos dones, el llamado y la

unción de El Espíritu.

4) El control, la manipulación y el abuso espiri-

tual se vuelven más comunes donde el poder

se concentra en las manos de una figura

"venerada".

El poder corrompe. La lisonja corrompe. La

veneración corrompe. Y antes que Ud. se dé

cuenta, la gente sale terriblemente dañada y

herida por el control y las "técnicas de geren-

cia" que se ejercen desde el liderazgo. Enton-

ces se desarrollan nuevas enseñanzas acerca

de "cobertura" y "sumisión" para prestar una

apariencia de legitimidad a la opresión con

que se trata a la gente. A todos se les dice que

se "sometan" y que no cuestionen nada. En

algunas denominaciones e iglesias en particu-

lar, el sistema de "un solo líder" encaja en este

escenario como la mano en el guante. Esto es

además de aberrante, muy triste.

5) La posición del pastor se presta para "lino

fino y títulos" - ¡o quizás para trajes caros de

tres piezas! Jesús dijo a sus discípulos:

"Pero vosotros no queráis que os llamen: Rabí;

porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y to-

dos vosotros sois hermanos, Y no llaméis padre

vuestro a nadie en la tierra; porque uno es

vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis

llamados maestros; porque uno es vuestro

Maestro, el Cristo."

Mateo.23:5-12

Page 33: Doctrina de los Nicolaítas

33

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Nada de esto parece impedir a los hombres

que asuman "títulos" hoy, ¡y esto no está limi-

tado a pastores!

Algunos dicen que tener una "junta de ancia-

nos" que puede contratar o despedir al pastor,

mantiene todo esto en su equilibrio. Pero no

es así. Esto puede disminuir el asunto del con-

trol; pero el mero hecho de que ellos sienten

la necesidad de "nombrar a un pastor", de-

muestra cuán entregados al sistema son en

verdad. Con ello lo único que hacemos es per-

petuar este sistema.

¿Entonces cómo hacían las cosas en el Nuevo

Testamento?

Primero tenemos que notar que los apóstoles

no eran "profesionales" entrenados. Aparte de

Pablo, ellos nunca habían estado en un Institu-

to Bíblico (donde enseñaban los sumos sacer-

dotes y los fariseos). Y es justamente el mismo

Pablo quien dice que toda su carrera farisaica

la considera basura.

La mayoría de los apóstoles fueron sencillos

pescadores y cobradores de impuestos. Pero

ellos habían aprendido la doctrina de Jesús.

Esta fue su calificación.

Y es claro que los pastores nunca estaban a

cargo de la iglesia. Los apóstoles tenían esta

responsabilidad. Pero ellos nunca "se enseño-

reaban" de la gente. Y dondequiera que iban,

nombraban a ancianos o supervisores (plural)

para cuidar de la iglesia en su ausencia. Estos

"ancianos" tenían la responsabilidad de

"pastorear".

Desafortunadamente, algunas traducciones de

la Biblia llaman a estos ancianos "obispos", lo

que da la impresión de una "jerarquía". Quepa

aclarar aquí que esto no está en el original,

como explica el erudito del griego, W.E.Vine:

"'Presbíteros', anciano, es otro término para la mis-

ma persona como obispo o supervisor.

Compare Hechos 20:17 con el verso 28.

" Entonces ellos eran simplemente "ancianos"

- esto es todo. Solo cuando la iglesia cayó en

una decadencia seria y después en el romanis-

mo, las "jerarquías" complicadas empezaron.

Antes de esto, todo fue muy sencillo.

Estoy convencido de que en el movimiento

venidero de Dios, el papel del "pastoreo" vol-

verá a los ancianos, como en la iglesia tempra-

na, y la posición del "pastor principal" que te-

nemos hoy, será abandonada como un con-

cepto totalmente en contra de las Escrituras.

La división entre clérigos y laicos simplemente

tiene que desaparecer.

Para estudiar:

Ef.2:19-21, 4:11, 1 Cor.12:27-31, Hechos

20:17.28, 14:23, Tito 1:5-9, 1 Pedro 5:1-4,

Mat.23:5-12, 1 Tim.3:1-9, 5:17, Hechos 6:1-6,

1 Tim.3:10-13, Hechos 2:42, 13:1-3, 15:1-2,

16:4, Rom.16:7, 2 Cor.11:13, Apoc.2:2

Page 34: Doctrina de los Nicolaítas

34

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El ejemplo de los apóstoles.

Si fuera cierta la afirmación de Asambleas de

Dios, y otras denominaciones, que todo aquel

que pretenda tener autoridad, tiene que estar

bajo autoridad; es decir, que cada humano

que quiera gobernar "espiritualmente" a otros

humanos debe estar bajo autoridad

"espiritual" de otro ser humano, sería lógico

ver esto en el ejemplo de los apóstoles.

¿Dieron los apóstoles ejemplo de esto..? Vea-

mos:

Al comienzo mismo de su carta a los Gálatas,

Pablo mostró gran empeño en dejar bien claro

que su apostolado y su dirección espiritual no

venían de hombres ni mediante hombres, con

mención específica de los apóstoles en Jerusa-

lén. Dio énfasis al hecho de que, después de

su conversión, no acudió a ninguna fuente de

autoridad humana, al decir:

No consulté enseguida con carne y sangre, ni

subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes

que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo

a Damasco [en Siria].

Gálatas 1:16-17

No fue sino tres años más tarde que Pablo via-

jó a Jerusalén. Y declara específicamente que

entonces únicamente vio a Pedro y al discípu-

lo Santiago, pero a ningún otro de entre los

apóstoles durante su estancia de quince días.

De modo que Pablo no estuvo sujeto a alguna

autoridad terrenal.

Ninguno de los apóstoles intentó guiarlo hacia

lo que debería hacer o en dónde debería per-

manecer. Pablo siempre se dejó guiar por las

instrucciones del Espíritu Santo, autoridad le-

gítima de la iglesia y nadie le cuestionó tal lla-

mado. Tampoco le pasó a Pablo por la cabeza

reconocer una "cobertura" de la iglesia de Je-

rusalén (donde estaba la mayoría de apósto-

les), ni una especie de autoridad espiritual de

ésta sobre otras iglesias.

Pablo estableció en Antioquía su base, no en

Jerusalén. Llevó a cabo viajes misioneros, sien-

do la congregación de Antioquía la que lo en-

viaba, no la de Jerusalén. Aunque estaba rela-

tivamente próximo a Jerusalén (Antioquía se

encuentra en la zona costera de Siria), trans-

currió un período de tiempo muy largo antes

de que Pablo estimara oportuno o encontrara

la ocasión para volver a aquella ciudad. Como

él dice:

"Después, pasados catorce años, subí otra vez

a Jerusalén con Bernabé, llevando también

conmigo a Tito. Pero subí según una revela-

ción".

¿TIENEN LOS PASTORES DE LA IGLESIA AUTORIDAD

DELEGADA DE CRISTO SOBRE EL RESTO DE FIELES?

Lo que nos muestra la Biblia

TERCERA PARTE

Page 35: Doctrina de los Nicolaítas

35

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Y es que el Nuevo Testamento no reconoce

aristocracia o nobleza espiritual, sino que lla-

ma "santos" a todos los creyentes. No existe el

reconocimiento de un sacerdocio especial que

se distinga entre la gente y sea mediador en-

tre Dios y los hombres. Únicamente se recono-

ce al único gran sacerdote, Jesucristo, y clara-

mente enseña el sacerdocio y el reinado uni-

versal común de los creyentes.

Con el transcurrir del tiempo, la relación de

hermandad en la iglesia de Cristo, sufrió una

degradación hacia las formas de autoridad que

conocemos hoy en día y que, sea frontalmente

exigida o tenuemente sugerida, son totalmen-

te contrarias a la enseñanza neo testamenta-

ria.

¿Por qué se produjo esto sin la oposición de la

mayoría de creyentes?

Por la sencilla razón de que muchas personas,

tal vez la mayoría, prefieren delegar en otros

la responsabilidad que por derecho les corres-

ponde. Incluso llegan a sentir un cierto orgullo

por tener sobre ellos a hombres con poder. Se

vanaglorian de estar bajo la "autoridad" de

algún hombre especialmente poderoso o ca-

rismático. Eso es cierto hoy en día y lo fue en-

tonces. De modo que Pablo escribió lo siguien-

te a los corintios que se enorgullecían de hom-

bres que a sí mismos se presentaban como

una especie de "super apóstoles", falsos após-

toles que no son otra cosa que ministros de

Satanás:

"Soportáis que os esclavicen, que os devoren,

que os roben, que se engrían, que os abofe-

teen. Para vergüenza vuestra lo digo; ¡como si

nos hubiéramos mostrado débiles!".

2 Corintios. 11:20-21

Sin duda, los falsos maestros ejercieron un se-

ñorío sobre sus conciencias; eliminaron la li-

bertad de opinión de estos creyentes y los hi-

cieron esclavos de la voluntad de ellos. De

igual manera, los corintios estaban dejando a

un lado su libertad cristiana como si hubieran

sido esclavos. Como dice un comentarista:

"Los falsos maestros les dieron realmente un trato

poco respetuoso, como si los estuvieran abofetean-

do. Se desconoce la forma en que eso sucedió, pero

probablemente fue mediante sus métodos de ejercer

dominio, y el desprecio que mostraron por las opi-

niones y los sentimientos de los cristianos de Co-

rinto."

Vemos que incluso durante el ministerio de los

apóstoles de Cristo, algunas personas empeza-

ron a considerar que fueran los hombres

"nombrados" –por otros hombres- quienes

ostentaran gran parte de la responsabilidad

que corresponde a la persona individual, y es-

to fue lo que condenó Pablo. Después, se fue

instando con bastante énfasis a los cristianos

del período post-apostólico a que creyeran

que la manera de permanecer en gracia de

Dios era sencillamente permanecer sumiso y

en conformidad con el superintendente u

obispo y los líderes de la congregación. Estos

hombres, que alegaban –y todavía lo hacen-

representar a Dios y a Cristo, deberían ser de-

positarios de la confianza de los demás y de-

berían ser seguidos al igual que se debía con-

fiar y seguir a los apóstoles, sí, de la misma

manera que se debería confiar en el propio

Jesucristo y seguirle a él. Cuando estos pasto-

res, ancianos o líderes hablaban, exigían ser

escuchados como si hablara el mismo Dios.

Page 36: Doctrina de los Nicolaítas

36

.www.salvadosporJesús.com

Volvamos a leer en la Homilías Clementinas,

las instrucciones que se dan a un

"superintendente" con respecto a los creyen-

tes:

Por tanto, la sumisión habrá de salvarlos, pero la

desobediencia les acarreará el castigo del Señor, ya

que al presidente [el superintendente presidente] se

le ha confiado el lugar de Cristo. Por lo que, en

efecto, el honor u honra mostrados al presidente se

consideran como dirigidos a Cristo y, mediante

Cristo, a Dios. Y lo que he dicho es que esos her-

manos no pueden ignorar el peligro en el que incu-

rren al desobedecerle, ya que quien desobedece sus

órdenes a Cristo desobedece, y quien desobedece a

Cristo ofende a Dios.

Todas estas son premisas jesuitas, mírense

desde donde se miren.

Como dice un comentarista bíblico:

La necesidad de comprobar toda enseñanza a fin

de llegar a una convicción personal en cuanto a la

verdad, el hacer uso de la propia conciencia cristia-

na y la necesidad de sentir un profundo sentido de

la responsabilidad personal hacia Dios por las

creencias, actos y manera de vivir fueron reemplaza-

dos por el énfasis a la sumisión a la autoridad hu-

mana constituida, el "centro visible de la unidad".

Pronto se olvidó la orden expresa de ser libres

porque Cristo nos había comprado a un muy

alto precio: Su propia vida.

Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos,

pues firmes, y no os dejéis oprimir nuevamente

bajo el yugo de la esclavitud.

Gálatas 5:1

La autoridad para el servicio y la edificación

fue pervertida, derivando hacia la autoridad

para subordinar, controlar y dominar, un pro-

ceso destructivo no tan sólo de la libertad cris-

tiana, sino del auténtico espíritu del cristianis-

mo y de la hermandad cristiana.

Contrario al trasfondo histórico ya expuesto, al

tratar sobre la posición de cualquiera que sirve

en alguna capacidad dentro de una congrega-

ción, un comentarista observa que, según la

Escritura:

"... su cargo es representativo y no vicario. No se

interpone entre Dios y el hombre de tal manera que

la comunicación directa con Dios sea suplantada

por una sola persona, o que su mediación venga a

se r indi spensable para los demás."

Esto lo quiere decir es que nunca los hombres

pueden reclamar en justicia que:

"puesto que somos los subpastores de Cristo se nos

debería dar el mismo trato que al propio Pastor;

nunca deberían ponerse en cuestión nuestras ins-

trucciones como no se cuestionarían las de El. Es a

través nuestro que se tiene una relación con Dios y

Cristo y, por tanto, si se desea la aprobación y la

bendición de Dios, se debería permanecer en com-

pleta sumisión a nuestra dirección. Sean agradecidos

para con nosotros por todo, permanezcan tranqui-

los y no sean rebeldes", porque, "si se desecha al

que tiene la autoridad delegada por Cristo, se

d e s e c h a a l m i s m o C r i s t o . "

Afirmar eso va directamente en contra de los

consejos del apóstol Pedro a sus compañeros

ancianos, cuando les dice:

No como teniendo señorío sobre los que están

a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la

grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pas-

tores, vosotros recibiréis la corona incorrupti-

ble de gloria. Igualmente, jóvenes, estad suje-

Page 37: Doctrina de los Nicolaítas

37

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tos a los ancianos; y todos, sumisos unos a

otros, revestíos de humildad; porque: Dios re-

siste a los soberbios, Y da gracia a los humil-

des. 1Pedro 5:3-5

En realidad, la enseñanza de obedecer a un

hombre como si fuera el mismo Cristo, pervir-

tiendo la instrucción del mismo Jesús, es uno

de los axiomas que los `primeros Padres' de la

iglesia utilizaron para preparar el camino de la

iglesia Católica romana, y también – por su-

puesto- es utilizado por los jesuitas para su

manipulación diabólica de las voluntades de

los hombres a favor del Vaticano, haciendo

ver a los cristianos que sólo aceptan la autori-

dad de Cristo como "extraviados", "rebeldes"

o, incluso "apóstatas".

Ancianos en la iglesia de Cristo

El término usado por Pedro en el texto citado

atrás, vertido como "anciano", viene del grie-

go "presbíteros", y es la palabra más usada

relacionada con la dirección en una iglesia o

congregación. En el lenguaje bíblico, la palabra

significa simplemente "persona de más edad".

No hay nada, en ningún lugar de la Biblia, que

nos indique que el concepto de "anciano" sea

algo vinculado inherentemente a la religión.

En realidad, es quizás la forma más antigua de

dirección de una comunidad que se conoce en

la historia. En todas las culturas de la historia,

en todo el mundo, desde los grupos étnicos

tribales hasta sociedades más complejas, han

contado con un grupo de "ancianos" que, por

su experiencia y edad pueden aconsejar o diri-

gir a la comunidad. En tiempos bíblicos, Egip-

to, Moab, Madián, Gabaón tenían sus ancia-

nos, quienes actuaban en representación de

las familias de las comunidades de su lugar de

residencia.

Cuando Israel se estableció en Canaán, cada

ciudad y cada pueblo tenía sus ancianos que

servían de manera similar. En el pueblo de

Dios, a los ancianos del Antiguo Testamento

no se les describe como una especie de cuer-

po de administradores funcionando continua-

mente de modo oficial, investidos de alguna

autoridad política o religiosa. Más bien, eran

evidentemente personas respetadas que esta-

ban disponibles siempre que surgía la necesi-

dad, que estaban preparados cuando se les

requería para prestar ayuda en el trato con

dificultades o problemas, fuese a favor de una

persona o de la comunidad como un todo.

No hay nada en la evidencia bíblica que indi-

que que había algún modo de nombramiento

de los ancianos israelitas en un sentido organi-

zacional -ningún rey, ningún sacerdote los

"nombraba" como ancianos- ni de que se les

considerase como que estaban ocupando un

"cargo". Todo apunta en este sentido a indicar

que un "anciano" era simplemente un hombre

estimado por la comunidad como una persona

que manifestaba sabiduría y juicio sano, sien-

do reconocido como tal por los que ya eran

considerados ancianos de la comunidad. Sería

considerado como anciano básicamente como

resultado de lo que era como persona. Todo el

asunto reflejaba la actitud de respeto y de de-

ferencia que se mostraba en aquellos tiempos

a las personas de edad y de experiencia, tanto

en la familia como en la comunidad.

Cuando se formaron las comunidades cristia-

nas, empezó a funcionar un modelo similar de

dirección (que es diferente a "autoridad sobre

otros"), y de ayuda. Es cierto que en la Biblia

Page 38: Doctrina de los Nicolaítas

38

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dice que Pablo y Bernabé "nombraron ancia-

nos" en varias ciudades que visitaron, y que

Pablo dio instrucciones a Tito de "nombrar an-

cianos" ("establecieses ancianos", Versión

Reina-Valera) en diferentes lugares de Creta.

No obstante, la obra Theological Dictionary of

the New Testament, dice con respecto a He-

chos 14:23,:

En el griego seglar, presbyteros significaba sim-

plemente `hombre de edad' - por lo menos

fuera de Egipto. Posiblemente Lucas lo enten-

dió de este modo en Hechos [14:23]. De ma-

nera que, entonces, Pablo nombría a algunos

de los `ancianos' para una responsabilidad par-

ticular, en lugar de a algunas personas a la

posición de anciano.

Cualquiera que sea el caso, aquellas eran cir-

cunstancias especiales, de dispensación espe-

cial, y envolvían la autoridad apostólica, ejerci-

da directamente o a través de un delegado

(como en el caso de Tito), una autoridad que

ya no existe.

Es evidentemente cierto que no todos los an-

cianos en todos los lugares llegaron a serlo por

visita personal de apóstoles o de representan-

tes de apóstoles, y no se dice nada relativo a

que la condición de anciano fuese conferida

por correspondencia en tiempos cristianos.

Por lo tanto, no hay otra explicación que, el

que ellos llegasen a ser ancianos, era evidente-

mente el resultado de que fuesen estimados

localmente como personas con sabiduría y jui-

cio sano, resultando en que fuesen reconoci-

dos como hermanos ancianos por aquellos con

los que se congregaban. Y, como sugiere la

fuente citada, en tales casos cualquier

"nombramiento" que recibiesen no era para

convertir a una persona en anciano, sino que

era un nombramiento de alguien que ya era

anciano para rendir algún servicio particular

en la congregación.

Así, en cualquier iglesia (no entendida como

denominación) o grupo de personas que se

reúnan hoy día como cristianos, es posible que

existan personas que sean respetadas debido

a su sabiduría y sano juicio, a su experiencia y

edad, quienes, si la ocasión lo amerita, pueden

responder aconsejando sobre las necesidades

personales de un individuo, o pueden actuar –

como un grupo de ancianos- para deliberar

sobre asuntos que preocupen a la comunidad

de cristianos. Esto sí tiene base bíblica.

No hay necesidad ni sustento bíblico de que

los ancianos deban ser "nombrados" formal-

mente ni las Escrituras sugieren que este nom-

bramiento formal sea esencial. El mismo arre-

glo de la comunidad cristiana, como de familia,

que se dibuja en las Escrituras parece que va

en contra de esta formalidad.

Sin embargo, en ningún sitio las Escrituras ins-

piradas muestran un lugar de privilegio para

los ancianos, reservándoles exclusivamente

cosas como animar, reprochar o intentar el

restablecimiento de personas que, a juicio de

ellos, han emprendido un proceder erróneo. El

que ellos puedan tomar la iniciativa en esos

asuntos, de ningún modo priva a otros para

que puedan llevar a cabo esas cosas también.

Así que no es cierto lo que me dice el querido

hermano que me escribe:

Si nos damos cuenta, en la iglesia local los ancianos,

comúnmente llamados pastores, tienen la responsa-

bilidad ante Dios de, entre otras cosas: 1) Ser rete-

nedores de la Palabra.2) Con ella exhortar y con-

v e n c e r a l o s q u e c o n t r a d i c e n .

Page 39: Doctrina de los Nicolaítas

39

.www.salvadosporJesús.com

Más exacta y ampliamente, todos tenemos el

derecho y la obligación de ser retenedores de

la palabra y exhortar con ella a otros.

La elaboración de reglas al respecto, revela

una mentalidad en la que es evidente la dife-

rencia entre clérigos y legos, no la que corres-

ponde a una hermandad cristiana; y, de paso,

propone dos normas de actuación, una para

los ancianos, y otra para todos los demás. Es

indiscutible que la exhortación bíblica a ser

"imitadores de Dios, como hijos amados" se

dirige a todos los cristianos, no a un número

selecto de ellos.

La palabra de Cristo more en abundancia en

vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a

otros en toda sabiduría, cantando con gracia

en vuestros corazones al Señor con salmos e

himnos y cánticos espirituales.

Colosenses 3:16

Podemos y debemos enseñarnos y exhortar-

nos unos a otros, en sabiduría guiada por el

bendito Espíritu de Dios. No hay necesidad de

otra validación para ello que la suministrada

por el señorío del Espíritu Santo. No hay nece-

sidad de pertenecer a una organización o de-

nominación, ni tener carnets especiales para

cumplir las órdenes de nuestro Salvador.

Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos,

pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente

bajo el yugo de la esclavitud.

Gálatas 5:1

Solamente cuando seamos totalmente libres

de los hombres, podremos dar el siguiente

paso: hacernos esclavos de ellos.

Porque siendo libre de todos, me hice siervo de

todos para ganar a cuantos más pueda.

1 Corintios. 9:19

Los términos "diácono", "superintendente" y

"obispo"

Veíamos que el término griego "diákonos" sig-

nifica literalmente "sirviente", "ayudante" o

"ministro". La Biblia también utiliza el término

"epískopos", que se traduce como

"superintendente" u "obispo"

Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos

los santos en Cristo Jesús que están en Filipos,

con los obispos (epískopos) y diáconos

(diákonos)

Filipenses 1:1

La palabra "diakonos" empleada por los escri-

tores cristianos significa simplemente un

"sirviente, ayudante, asistente". El sentido

sencillo y humilde que transmite esta palabra

puede llevarnos a entender de mejor modo la

declaración de Jesús

Sabéis que los gobernantes de las naciones se

enseñorean de ellas, y los que son grandes

ejercen sobre ellas potestad. Mas entre voso-

tros no será así, sino que el que quiera hacerse

grande entre vosotros será vuestro servi-

dor [diakonos, "ministro"] y el que quiera ser el

primero entre vosotros será vuestro siervo; co-

mo el Hijo del Hombre no vino para ser servi-

do [del verbo diakoneo, "para que se le minis-

trara"], sino para servir.

Mateo 20:25-28

Page 40: Doctrina de los Nicolaítas

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Todos los cristianos, no solamente una o unas

pocas personas de un grupo, deberíamos ser

"diákonos", "ministros", es decir, personas que

nos colocamos al servicio de otros. Así, ser un

"ministro" en este sentido es diametralmente

opuesto a lo que la mayoría de las iglesias en-

tienden con relación al término.

La misma palabra griega "diákonos" se vierte

"diácono", y esto ha llevado a pensar a algu-

nos en términos de un cargo de iglesia, mien-

tras que, es importante recalcarlo, el sentido

es simplemente el de un "ayudante" o

"asistente", de alguien que sirve de alguna for-

ma necesaria. Las Escrituras no dan ningún

detalle ni establecen ninguna función específi-

ca ni forma de servicio para los llamados a ser-

vir de este modo para beneficio de un grupo.

De igual manera, algunas traducciones vierten

frecuentemente el término episkopos como

"obispo" y para el lector que no haya profundi-

zado en el estudio de las Escrituras, es práctica-

mente imposible en este caso no pensar en

términos de cargo eclesiástico, en rangos de

alguna especie de "autoridad espiritual". Inclu-

so cuando se encuentra la traducción más co-

rrecta "superintendente", todavía puede exis-

tir la tendencia a pensar en supervisión en

sentido oficial y organizacional.

Al respecto, el Theological Dictionary of the

New Testament nos muestra que las formas

verbales (episkopéo y episképtomai) se usaban

básicamente en el sentido extrabíblico de

"mirar", "pensar", "tener en cuenta algo o al-

guien", "velar por", "reflexionar en algo",

"examinarlo", "someterlo a investigación", y

"visitar", usándose en este último sentido es-

pecialmente con referencia a visitar a enfer-

mos, sean estas visitas de amigos para atender

al enfermo o del médico mismo. La menciona-

da obra también dice que la Versión de los Se-

tenta utiliza estos términos en el sentido más

profundo de "estar interesado por algo",

"cuidar de algo", y lo aplica de esta manera a

un pastor y sus ovejas.

Robert Banks dice que "finalmente, los térmi-

nos episkopos (superintendente) y diákonos

(diácono, ministro) deberían liberarse de las

connotaciones oficiales eclesiásticas que tie-

nen para nosotros hoy, pues no son esencial-

mente diferentes de los términos pastorales

que Pablo emplea. No existe evidencia real

que sugiera que estos términos tuvieran algún

significado técnico en ese tiempo. Esto se con-

firma por el hecho de que en el segundo siglo

Ignacio y Policarpo no conocen ningún modelo

episcopal en la iglesia de Filipo".

Es cierto que el término (episkopos) puede

emplearse para significar supervisar, escrutar

e inspeccionar pero, en este orden de ideas,

¿podríamos superponer a las referencias de

las Escrituras Cristianas la idea de un superin-

tendente o supervisor organizacional que

"supervisa" la actividad de otros, inspeccio-

nándolos y urgiéndoles a su trabajo asigna-

do..? No, y esto por la sencilla razón de que el

término por sí mismo no lo requiere.

Incluso aún siendo aceptable semejante defi-

nición:

¿Por qué deberíamos aceptarla en lugar del

sentido básico e igualmente válido de un interés

dedicado, de mirar y de visitar a una persona,

motivados por interés en sus necesidades?

No podemos negar que este sentido se ajusta

mucho mejor al espíritu de las declaraciones

de Cristo a sus discípulos, y está más conforme

con los principios de servicio humilde que él

difundió.

Page 41: Doctrina de los Nicolaítas

41

.www.salvadosporJesús.com

Aunque no son muchas las fuentes históricas,

la evidencia indica que el primer paso en la

centralización llegó mediante un cambio en la

consideración, una auténtica distorsión, del

papel de los cuerpos de ancianos o

"presbíteros" .

En lugar de considerarlos simplemente como

hermanos de mayor edad que sirven entre los

hermanos y no por encima de ellos, como en

una familia, se fue implantando la pretensión

de que aquellos ancianos disfrutaban de una

relación especial para con Dios y Cristo, distin-

ta a la de los demás fieles cristianos y superior

a la de ellos.

Tal pretensión desvirtúa de plano el sacrificio

de Cristo que permite a cada cristiano, mante-

ner una relación personal con Dios a través de

Jesucristo, el Sumo Sacerdote. Y todo esto sin

la intervención de nadie más, ni la necesidad

de ninguna mediación humana. Cada cristiano

es parte integrante de "un sacerdocio real".

La evidencia muestra que, originalmente, los

términos "superintendente" (epískopos) y

"anciano" (presbyteros) eran intercambiables,

describiendo el uno la propia función, y fijando

el otro la atención en la cualidad de la madu-

rez de la persona. Es posible y factible que hu-

biera sido práctica habitual el que uno de los

ancianos actuara como presidente en sus

reuniones y deliberaciones. Pero, con el tiem-

po, se decidió que preeminentemente uno de

los ancianos asumiera la posición de

"superintendente", de manera que ese tér-

mino llegara a tener aplicación solamente en

el caso de esa persona, y no aplicara a todos

los ancianos por igual.

¿Por qué sucedió así?

Un comentarista nos dice:

La concentración de mayor autoridad en una

sola persona evidentemente se consideró co-

mo un paso de carácter "práctico" que pudo

ser justificado por las circunstancias, teniendo

en cuenta la consecución de un buen fin. La

introducción de falsas enseñanzas, y quizá

también las oleadas de persecución que se

experimentaron, fueron la causa de que los

ancianos percibieran lo práctico de que hubie-

ra una mayor concentración de autoridad en

una sola persona, quien llegó a ser EL superin-

tendente, el único superintendente entre los

ancianos. Debido a que el término "obispo"

proviene de la palabra griega para

"superintendente" (episkopos), ahí tuvo su

comienzo el oficio de obispo. Naturalmente

afloraron diferentes puntos de vista y ense-

ñanzas erróneas en las congregaciones cristia-

nas. Si quienes llevaban a cabo el servicio de

pastoreo hubieran tenido en cuenta la verdad

según las Escrituras, incluyendo las enseñan-

zas de Jesucristo y sus apóstoles, como arma

espiritual para combatir aquellas enseñanzas,

habrían demostrado tener confianza en el po-

der de la fe para `derribar razonamientos y

toda cosa encumbrada que se levanta contra

el conocimiento de Dios', como lo expresó el

apóstol Pablo. Pero en cambio, ahora los hom-

bres se habían vuelto a las armas carnales, re-

curriendo a un encumbramiento de la autori-

dad humana con la excusa de mantener la uni-

dad cristiana y, supuestamente, la pureza de la

fe.

Esos mismos argumentos que anteriormente

habían permitido la instauración de un arreglo

monárquico, donde uno de los miembros del

cuerpo de ancianos vino a ser el único Super-

intendente (u obispo), alguien en torno a

Page 42: Doctrina de los Nicolaítas

42

.www.salvadosporJesús.com

quien la congregación podía unirse como un

"centro visible de autoridad" y que más tarde

llevó a la formación de sínodos o concilios pa-

ra una región particular, "condujeron hacia un

centro visible para toda la iglesia", ahora a ni-

vel internacional, una práctica absurda que

alcanza su máximo exponente en la Iglesia Ca-

tólica, la Gran Ramera de la que nos habla la

Biblia; y que también fue implementada por

iglesias "cristianas" como vemos hoy en la ma-

yoría, sino la totalidad, de denominaciones y

concilios de iglesias.

Inicialmente, los concilios de superintendentes

tuvieron influencia tan sólo sobre un área,

provincia o región particular. Sin embargo, con

la celebración del Concilio de Nicea en el año

325 D.C, se comenzó a universalizar el asunto,

abarcando todo aspecto.

El creciente énfasis en la autoridad humana

que había comenzado como algo dentro de la

congregación y, posteriormente, entre varias

congregaciones, al final llegó a internacionali-

zarse.

El Concilio de Nicea fue convocado por el em-

perador romano Constantino ,un hombre que

a pesar de proclamar su conversión no estaba

bautizado en ese momento, principalmente

para conseguir una posición unificada entre

los obispos cristianos -superintendentes - con-

cerniente a la relación existente entre Cristo y

Dios, asunto que estaba dividiendo profunda-

mente a muchos.

El asunto no se circunscribía a la divinidad de

Cristo, un hecho aceptado, sino que se discutía

si Cristo debería ser identificado totalmente

con la divinidad suprema, el Soberano del cielo

y la tierra. Según Sócrates, la reunión estuvo

cargada de insultos e improperios entre estos

obispos o superintendentes "cristianos". Sea

cual fuere el nivel de intervención y dominio

de el emperador pagano en el concilio, todo lo

adoptado allí llegó a ser ley para la iglesia y

para el mismo imperio de Constantino.

Según Ecclesiastical History, 1.9, de Sócrates,

Constantino escribió a la iglesia de Alejandría

en Egipto :

"la terrible gravedad de las blasfemias que algunos

estaban descaradamente profiriendo con respecto al

poderoso Salvador, nuestra vida y esperanza", ahora

había sido condenada y contrarrestada, "pues lo que

ha resultado aceptable para el juicio de trescientos

obispos no puede ser otra cosa que la doctrina de

Dios".

Entre la mentalidad de los cristianos, que ya

aceptaban en mayor grado la autoridad huma-

na, aún por encima de su propia consciencia y

criterio personal, se creyó que debido a que

cierto número grande de líderes religiosos,

obispos, habían votado a favor de cierta posi-

ción doctrinal, ese mero hecho garantizaba

como correcto el asunto, convirtiéndolo en

doctrina de Dios. Miremos a nuestro alrede-

dor, a los líderes de iglesias "cristianas" y con-

cilios: nada ha cambiado al respecto. Si un lí-

der "cristiano" lo dice, se asume como cierto;

si lo dicen los "superintendentes" de un conci-

lio enorme, con mayor razón.

Transcurrieron algunos siglos para que la falsa

enseñanza de la validez de una autoridad hu-

mana sobre la iglesia, sustentada pobre y tor-

cidamente en la necesidad de unidad de

creencia y criterio, llevara a la ya descarriada

iglesia a la creación de un número creciente

de puestos de prominencia que correspondían

al desarrollo y crecimiento de la "iglesia" y

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43

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creando áreas adicionales, "ministerios espe-

ciales" (alabanza, jóvenes, liberación, etc.) y

niveles de autoridad. Es decir, una jerarquía

religiosa similar a la de la falsa Iglesia Católica

Romana.

Así, bajo la excusa de la uniformidad de creen-

cias, se perdió la libertad cristiana. Asuntos

referentes a doctrina o comportamiento fue-

ron zanjados no mediante la exhortación o la

comprobación escritural, ni mediante la discu-

sión y la prueba bíblica, sino mediante la im-

posición de la "autoridad" jerárquica que le

confería a ciertos hombres el poder para ha-

cerlo.

Page 44: Doctrina de los Nicolaítas

44

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Consideraciones finales

Es necesario repetir que las diferentes desig-

naciones como pastor, maestro, evangeliza-

dor, etc., describen servicios que deben ren-

dirse, trabajo que debe hacerse a favor de la

comunidad cristiana, no cargos en el sentido

de posiciones institucionales en un arreglo es-

tructurado de ningún tipo. Ya vimos que el

apóstol Pablo, menciona "apóstoles, profetas,

maestros" en su comparación de la comuni-

dad cristiana con el cuerpo humano; pero an-

tes de eso él describe las dádivas espirituales

que capacitan a todos, a cada uno de los

miembros ,por tanto, incluso a los apóstoles,

profetas y maestros, para cuidarse mutua-

mente unos de otros, y al hacerlo así, él pone

el énfasis, no en cargos o posiciones organiza-

cionales, sino en servicios y trabajo, diciendo:

Hay diferentes maneras de servir, pero es a un

mismo Señor a quien servimos Y hay diferentes

maneras de hacer las cosas, pero es un mismo

Dios el que las hace en todas las personas.

Dios da a cada uno alguna prueba de la pre-

sencia del Espíritu, para el provecho de todos. .

. Pero todas estas cosas las hace el único y

mismo Espíritu, el cual reparte las diferentes

capacidades a cada persona según él mismo

quiere. 1 Corintios. 12:5-7;11

En el versículo 28 del texto antes citado de 1

Corintios 12, junto con nombres tales como

"apóstoles", "maestros", "profetas", el apóstol

también cita algunas formas verbales como

"asistir a los necesitados" y "presidir la asam-

blea".

Así, en la Iglesia, Dios ha encomenda-

do diferentes funciones, poniendo a unos como

apóstoles, a otros como profetas y a otros co-

mo maestros. También hay los que hacen mila-

gros, los que pueden sanar a otros, los que

ayudan, los administradores y los que poseen

el don de hablar en lenguas extrañas.

1 Corintios 12:28

Algunas traducciones convierten estas formas

verbales en nombres, tales como "ayudantes,

administradores" (The Revised Standard Ver-

sion), "ayudantes, buenos guías" (Biblia de Je-

rusalén), "ayudantes, consejeros" (Phillips Mo-

dern English), "asistentes, administrado-

res" (New American Bible, Edición Revisada),

"[los que tienen] habilidad para ayudar a otros

o poder para guiarlos", (The New English Bi-

ble).

Como afirma el erudito Robert Banks:

Las dos formas verbales griegas, simplemente signi-

fican prestar asistencia y dar dirección de un modo

¿TIENEN LOS PASTORES DE LA IGLESIA

AUTORIDAD DELEGADA DE CRISTO SOBRE

EL RESTO DE FIELES.?

Lo que nos muestra la Biblia CUARTA Y ÚLTIMA PARTE

Page 45: Doctrina de los Nicolaítas

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menos personalizado. . . . `obras de ayuda' e

`iniciativas prácticas' son tan cercanas entre ellas

como sea posible. Otra vez, estos términos no son

de carácter técnico. Ciertamente, no tienen que ver

con posiciones oficiales en la iglesia. Su aplicación a

funciones, más bien que a personas envueltas en

esas funciones, su rango tan bajo en la lista de dádi-

vas y, quizás, su aparición sólo aquí en el Nuevo

Testamento, apoyan esto.

En la obra New International Dictionary of

New Testament Theology, Tomo I, página 197,

encontramos este comentario:

El presente escritor cree que en la iglesia conocida

por Pablo todavía no había cargos institucionaliza-

dos o diferenciados con precisión. . . . Esto se con-

firma por la lista de dádivas en Romanos 12:8,

donde el prohistamenos ="dar dirección" o "cuidar

de", se caracteriza por spoude =celo. El prohista-

menos se cita junto al didaskon =el que enseña, el

parakalon =el que exhorta, el eleon =el que hace

obras de caridad. Todas estas palabras son formas

verbales, que sugieren una actividad más bien que

un cargo.

También en estas consideraciones finales, es

necesario aclarar que algunos que llevan la

delantera en la obra del Señor, que se han dis-

tinguido por su servicio fiel y su celo en dejar-

se guiar únicamente por la bendita palabra de

Dios, como estoy seguro de que es el caso del

hermano que me exhorta a no ser "rebelde",

tienen sus puntos de vista particulares basa-

dos en algunas versiones y traducciones de la

Biblia. El caso es que, como se dijo antes,

cuando buscamos un entendimiento de algún

texto "difícil", siempre debemos tener la visión

de la Palabra de Dios como un "todo" cohe-

rente.

Si queremos desarrollar un punto de vista

exacto en la compresión de la Biblia, debemos

tener en cuenta que, a menudo las palabras

del lenguaje original permiten una variedad

bastante amplia de significados. Por ejemplo,

mientras algunos traductores escogen aque-

llos significados que dan apoyo al concepto de

un arreglo estructurado y de considerable au-

toridad oficial, como los traductores de New

American Bible lo hacen cuando emplean en

Romanos 12:8 la expresión:

"el que manda debería ejercer su autoridad

con cuidado".

Aquí la expresión "el que manda" es una tra-

ducción del griego ho proistámenos

=literalmente, el [uno] que está de pie delan-

te.

De igual manera, otras traducciones que dan

un tono autoritario a su traducción emplean

términos tales como

"el hombre con autoridad" (Phillips Modern

English), "líder" (The New English Bible, The

New Revised Standard Version) "liderazgo . . .

gobierno" (The New International Version).

Por otro lado, la versión Dios Habla Hoy, tra-

duce proistámenos, como "el que ocupa un

puesto de responsabilidad"; la Revised Stan-

dard Version vierte esta misma expresión sim-

plemente como "el que da ayuda"; igual lo ha-

ce la Nueva Biblia de los Hispanos: "el que

presta ayuda".

La diferencia de traducciones es debida a que

el término del lenguaje original (proistemi)

tiene una amplia gama de significados. Igual

puede significar: guiar, dirigir, asistir, proteger,

representar, cuidar de, apoyar, preocuparse

de, aplicarse en.

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El contexto debe ser la guía para saber cuál de

estos significados es apropiado. Generalmente

en los lugares del Nuevo Testamento donde

aparece este término, los traductores escogen

entre los dos sentidos de "dirigir" y "cuidar

de".

Los que se sienten inclinados por aportar un

tono de autoridad, lo hacen; los que favorecen

un sentido de cuidar y de apoyar, lo indican

con su traducción. Independientemente de las

preferencias personales, la traducción "el que

da ayuda" tiene validez plena y armoniza per-

fectamente bien con el espíritu del Nuevo Tes-

tamento como un todo, y particularmente con

el ejemplo del Hijo de Dios.

La misma expresión aparece en 1 Tesalonicen-

ses 5:12, donde encontramos esta exhortación

según vierte La Biblia de Jerusalén:

Os pedimos, hermanos, que tengáis en consi-

deración a los que trabajan entre vosotros, os

presiden en el Señor y os amonestan.

Encontramos otra vez una categoría similar de

traducciones de esta expresión. Algunas

leen: "[los que] ejercen autoridad en el Se-

ñor" (New American Bible); "[aquéllos] sobre

vosotros en el Señor" (The Revised Standard

Version); "os gobiernan en el Señor" (EUNSA).

Pero otras traducciones, traducen: "[los] que

os conducen en el servicio del Señor" (AT),

"[los] que el Señor ha escogido para guia-

ros" (Today's English Version), "[los] que os

dirigen y aconsejan en el Señor" (Versión Po-

pular), "[los que] os presiden en el Señor y os

amonestan" (Versión Reina-Valera 1960), "[los

que] os presiden y os aconsejan en el nombre

del Señor", (Versión Interconfesional). De igual

manera, en este versículo, igual que en 1 Co-

rintios 12:28, no se emplean nombres, sino las

formas verbales "trabajando", "cuidando (o

conduciendo)", y "enseñando (o amonestan-

do)".

Indicando las diferencias que esto produce,

Banks comenta:

"Estas tres palabras juntas indican simplemente el

esfuerzo invertido por estas personas en llevar a

cabo sus tareas, el carácter apoyador de su trabajo y

la nota de exhortación y de advertencia apropiada

para ello. . . . lo que está en juego aquí no son posi-

ciones oficiales dentro de la comunidad, sino fun-

ciones especiales."

Individualmente cada cristiano es libre de juz-

gar la autenticidad del mensaje. Cada uno de

nosotros está obligado (cabe ese término) a

juzgar lo genuino de cualquier mensaje que le

sea presentado. Cada uno debe tomar su pro-

pia decisión en cuanto a su validez, haciéndolo

sin importar las pretensiones que acompañen

a ese mensaje, sin tener en cuenta el ropaje

de autoridad con el que venga investido. Eso

se desprende de las palabras del propio Jesús

cuando, con respecto a sus verdaderas ovejas,

dijo lo siguiente:

... y sus ovejas le siguen [al verdadero Pastor],

porque conocen su voz. Pero no seguirán a un

extraño, sino que huirán de él, porque no cono-

cen la voz de los extraños. Juan 10:4-5

Jesús ordena que sus ovejas juzguen por sí

mismas si es Jesucristo quien les habla a través

del mensaje que estén recibiendo. Cuando el

mensaje está cargado de exaltación de los

hombres mediante habla autoritaria, o está

lleno de propuestas dogmáticas y legalistas

que anulan totalmente la tolerancia, la compa-

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sión, o que desvirtúan la gracia de Dios al ase-

gurar que podemos comprar con billetes de

alta denominación su misericordia.

Ese mensaje ha de tener un sonido extraño

para las ovejas que conocen la Palabra, sin im-

portar si tal mensaje proviene de personas

que alegan representar al gran Pastor.

Antes que adherirse al punto de vista que a

veces se escucha en cuanto a que :"incluso es-

tando equivocados, hay que seguir adelante y no

fijar su mirada en hombres que enseñan mal", Je-

sús dijo que sus ovejas habían de distanciarse

lo más lejos posible de quienes, mediante pro-

posiciones tiránicas, se muestran extraños al

espíritu del cristianismo. Existen motivos razo-

nables para evitar a esas personas en vista de

que los hechos históricos no dejan lugar a du-

das de la tendencia innata en los hombres pa-

ra encontrar la manera de imponer su volun-

tad y su manera de ver las cosas, a los demás,

suplantando así de una u otra manera la vo-

luntad de Dios y de su Buen Pastor.

Ejemplo de esto es lo mencionado por Alberto

Ribera, ex-jesuita convertido a Cristo y asesi-

nado por sus denuncias contra esta orden; él

dijo :

“que, como estudioso de la Biblia, había descubier-

to que los llamados "primeros padres" de la iglesia

habían pervertido el mensaje de Cristo y que "con

fervor atacaron la Biblia y la corrompieron añadién-

dole y quitándole palabras".

No sería de extrañar que este fuera el caso.

Lo que significa pertenecer al Cuerpo de Cristo

El unirse a alguna organización o denomina-

ción religiosa o iglesia no tiene nada que ver

con el ingreso en ese cuerpo al que las que las

Escrituras llaman el Cuerpo de Cristo. Nos con-

vertimos en miembros de ese cuerpo de Cristo

de una sola y única manera, por la elección

Divina, la cual activa nuestra fe en Jesucristo,

como Señor y Salvador. Cualquiera que haya

aceptado al Hijo de Dios como su Cabeza, se

convierte en parte de ese cuerpo. Es la fe indi-

vidual, personal de cada uno lo que lo conecta

a esa Cabeza, y la jefatura guiadora de Cristo

continúa siempre disponible a cada uno como

persona.

Aunque un creyente ya forma parte de un

cuerpo colectivo debido a una fe compartida

mutuamente, nadie depende de la interven-

ción o mediación de otro miembro o grupo de

miembros para tener acceso a esa jefatura o

para recibir su guía. Pues:

"Cristo es la cabeza de todo varón" y, a través

de Cristo y de parte de Dios "a cada uno [a ca-

da hombre y a cada mujer] le es dada la mani-

festación del Espíritu para provecho", asignan-

do Sus dones "a cada uno en particular". Hay

"diferentes capacidades que una persona pue-

de recibir", "diferentes maneras de servir" y

"diferentes maneras de hacer las cosas" pero

el "mismo Espíritu", el "mismo Señor" y "el mis-

mo Dios el que las hace en todas las personas".

Como miembros de ese cuerpo, no es menos

cierto que somos "miembros que pertenece-

mos individualmente unos a otros". A los cris-

tianos se nos muestra que debemos ser, no

miembros de un sistema religioso, sino miem-

bros de Cristo, formando así un cuerpo de

personas similar a una familia bajo la jefatura

del Hijo de Dios.

Los cristianos del primer siglo no"pertenecían"

a una ekklesia, iglesia o congregación local, en

el sentido estricto de pertenecer, o de ser

miembros formales "con credenciales" de una

organización religiosa.

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Al reunirse con otros, formaban parte, en vir-

tud del propio acto de congregarse, enla

"reunión" o "asamblea" local (ekklesia).

La "llamada" que los congregaba no provenía

de alguna autoridad religiosa. Era la llamada

de las buenas nuevas del evangelio de Cristo

que los atraía y que los identificaba unos a

otros. Una llamada no meramente para com-

partir sus propios pensamientos y opiniones,

sino básicamente para afirmar y confirmar el

mensaje de Dios.

Otro factor que contribuye a nuestro entendi-

miento es el principio establecido en Efesios

4:11-16, ya citado.

Este pasaje afirma que los servicios que rinden

las personas en las congregaciones, incluyen-

do los realizados por los apóstoles, profetas,

evangelizadores, pastores y maestros, fueron

todos diseñados para llevar a la gente a una

meta. Como hemos visto, la meta era, no que

permaneciesen siendo niños, necesitando que

otros les enseñasen y les pastoreasen, sino

que tenían que "crecer en toda forma unidos

en Cristo, quien es la cabeza del cuerpo". El

paso del tiempo debería reducir su necesidad

de que otros les rindiesen tales servicios y de-

bería aumentar su propia habilidad para ac-

tuar como personas adultas, maduras, que no

son constantemente dependientes de otros y

a su vez le esta madurez les confiriera la capa-

cidad para ayudar a nuevos creyentes en su

formación hacia la madurez.

En la carta a los Hebreos el escritor reprende

a aquéllos a los que se dirige, diciendo:

"Después de tanto tiempo ya debíais ser maes-

tros".

En lugar de continuar en la necesidad constan-

te de un servicio de pastoreo por parte de

otros, cada cristiano debe adquirir fuerza para

ser capaz de acudir por sí mismo en ayuda de

los demás. Pablo escribe, no a los represen-

tantes de una iglesia o a los líderes, pastores o

ancianos de una organización, sino a los cris-

tianos en Galacia en general y, por supuesto, a

todos nosotros:

Hermanos, si alguno incurre en falta, vosotros

que sois hombres de espíritu, debéis corregirle

con amabilidad. Y manteneos todos sobre avi-

so, porque nadie está libre de ser puesto a

prueba. Ayudaos mutuamente a llevar las car-

gas, y así cumpliréis la ley de Cristo.

Gálatas 6:1-2

Exhortación a los "líderes" y "gobernantes" de

los concilios.

Aunque cada uno –insisto- es libre de creer lo

que le parezca y de interpretar las Escrituras

como le convenga, no es menos cierto que

hay una sola verdad y que esta verdad es la

bendita Palabra de Dios, como un todo; esa

verdad a la que solamente el Espíritu Santo

nos puede conducir. Si abordamos el tema con

honestidad y humildad, seguramente que Él

nos guiará a esa verdad. Si nos apartamos de

esa verdad por intereses egoístas o de cual-

quier otro tipo, nos causaremos daño a noso-

tros mismos. Es importante que nos examine-

mos interiormente para descubrir nuestra mo-

tivación, como lo dice el apóstol:

Pónganse a pensar en su manera de vivir, y

vean si de verdad siguen confiando en Cristo.

Hagan la prueba, y si la pasan, es porque él

vive en ustedes. Pero si no confían en Cristo de

verdad, es porque él no está en ustedes.

2 Corintios 13:5

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A cada "líder", "pastor", "dirigente",

"superintendente" o como quiera que se llame

su cargo de autoridad y que, usando el nom-

bre de Cristo se ha colocado como gobernante

de sus hermanos cristianos, debería hacérsele

la pregunta que formula Pablo en 1 Corintios

1:13 y que se podía parafrasear:

"¿Acaso usted fue crucificado por otras perso-

nas..?" o "¿compró usted con su vida a otras

personas para que le deban obediencia..?"

A quienes ostentan títulos como "escatólogo",

"apologista", "teólogo" "doctor" "PhD",

"Maestro en Alta Crítica" y demás méritos que

se puedan esgrimir a favor de su "autoridad"

espiritual, y con los cuales pueden atemorizar

a quien pretenda buscar la dirección personal

del Espíritu Santo, una advertencia amorosa y

una exhortación final:

Oh, Timoteo, guarda lo que se ha encomenda-

do, evitando las profanas pláticas sobre cosas

vanas, y los argumentos de la falsamente lla-

mada ciencia, la cual profesando algunos, se

desviaron de la fe.

1 Timoteo 6:20-21

La "falsamente llamada ciencia" no ha hecho

otra cosa que desviar la atención debida hacia

la verdad, Jesucristo", para dirigirla hacia los

otros miembros del cuerpo educados

"seglarmente" en materias aparentemente

relacionadas con la fe pero que no son más

que parte de esa falsamente llamada "ciencia"

que están desviando a los cristianos del Salva-

dor.

Pablo, hombre educado con todo rigor en la

ciencia seglar, tuvo toda la experiencia para

hacer la siguiente declaración:

¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llama-

dos! No hay muchos sabios según la carne ni

muchos poderosos ni muchos de la nobleza. Ha

escogido Dios más bien lo necio del mundo pa-

ra confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo

débil del mundo, para confundir lo fuerte. Lo

plebeyo y despreciable del mundo ha escogido

Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo

que es. Para que ningún mortal se gloríe en la

presencia de Dios. De él os viene que estéis en

Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros

sabiduría de origen divino, justicia, santifica-

ción y redención, a fin de que, como dice la Es-

critura: El que se gloríe, gloríese en el Señor.

1 Corintios 1: 26-31