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DOCTRINA ADMIRABLE

May 30, 2018

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    DOCTRINA ADMIRABLE

    San Juan de vila

    INSTRUCCIN A UN MANCEBO PARA QUE SEGUROSIRVIESE A DIOS EN EL CAMINO DE ESPRITU1

    (Fragmento)

    1. El amor de Dios no consiste en consuelos espirituales.

    As que, mi hermano2, como hay muchos engaos en pensarque no hace al caso en el camino de Dios la devocin y sentimientode l mismo, con el cual el nima se alienta y apresura en elcamino del espritu, y este engao tiene su raz en el distraimientoque las nimas tienen, as os aviso que hay otro engao de otros;

    el cual es ms dificultoso de conocer, y aun de curar, cuanto vadebajo de mejor titulo, creyendo que el verdadero amor de Dios essentimiento del mismo. En lo cual yerran muchos; porque no pusoDios su amor en que l os d sabor a vos, sino en que vos sepisbien a l; y entonces sabis vos bien a l cuando por su amorpadecis sin tasa, y tomis de su mano, sin desechar cosa; en serhumilde, casto, paciente en vuestro aniquilamiento, en sufrir ycallar, y en ser deshonrado por Cristo, con las dems virtudes, y no

    en sentimiento de devocin sensual. Esta no se ha de buscar; y enlas virtudes no hay peligro, ejercitndonos en ellas por amor deDios; y en las dulzuras y sentimientos espirituales, si.

    Mirad bien, hermano, no salgis de un lazo y entris en otro;quiero decir, que para llegar a Dios, si renunciasteis todo sabor y

    1 ste es el texto original, de la edicin de 1618; al final puede verseuna copia adaptada al espaol moderno.

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    Esta forma de comenzar da a entender que el autor ha tratado ante-riormente con l este asunto, por lo que esta instruccin desgraciadamenteha llegado incompleta hasta nosotros.

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    contentamiento, y disteis de mano a lo que deleita porque estobuscbades y tras esto andbades en aquel tiempo de vuestraperdicin, y esto os ocasion a os apartar de Dios, ahora que loservs no tornis a buscaros en Dios, desendoos contentar con l,

    y andar a vuestro sabor, y servirle como vos queris, y no como lquiere, porque todo es engao.

    Y advertid mucho que hay un amor de Dios afectuoso, el cualtiene muchas veces el que menos ama y es menos perfecto.Porque muchas veces amamos la hermosura de Dios, su bondad,su grandeza, con otras perfecciones que de l sentimos, por elgusto y sabor que nos dan; mas no amamos lo que se ha de amaren Dios, que es su misma voluntad y querer, antes huimos de ella;

    y verlo hemos, en que si Dios nos quita su sabor y nos atribula, lellevamos con rostro torcido y desconfiamos entristecidos; donde senos muestra bien claro que no es amor de Dios, sino nuestro. Desuerte que amamos a Dios como a un hombre bien vestido, quenos parece bien la ropa que trae de seda, mas no amamos suvoluntad, si l quiere lastimarnos y trabajarnos. Por este caminotratamos con Dios, y no queremos de l sino lo que sentimos dedulzura y lo que gustamos de su sabor, que es lo que vemos en l

    con la vista espiritual; mas no amamos en l su querer, suvoluntad, como esto sea verdadero amor. No pensis que tantoama uno a Dios cuanto siente de l, y cuanto en aquel estado desu devocin piensa l que ama, sino cuanto fuere fundado envirtudes y caridad y en la guarda de los Mandamientos de Dios(Jn., 4, 34). Este es fiel amador de Dios y fiel amigo.

    El afecto dulce de Dios puede ser sensual y engaoso, ymuchas veces procede de la humanidad del hombre y no de la

    gracia de Dios; del corazn carnal y no del espiritual; de la carne yno de la razn. De suerte que el espritu algunas veces se inflama,y siente devocin en lo que a l le sabe bien y da dulzura, y no enlo que ms le aprovecha y cumple. Verislo devoto, porque lesucedi a su gusto tal cosa, y dice: Bendito sea Dios, que me dioeste aparejo, esta buena ocasin para servirle a mi contentamiento,y me puse en esta quietud donde nadie me va a la mano; rezocuando quiero, duermo cuando tengo gana, dejanme hacer lo que

    quiero, tengo paz en otras cosas que cada uno sabe que lasabrevio, porque habamos topado cantera muy larga. Y si Dios le

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    quita el gusto o aparejo, y le enva tentaciones, necesidades,cuidados, cruces, y le aflige con infamias, testimonios y riesgos,tmalos con impaciencia y tristeza. Veis, hermano, claro cmotoma el hombre mayor devocin y afecto del menor bien, que es de

    lo que bien le sabe, y no del mayor, que es de lo que ms le apro-vecha y cumple, como es todo lo penal? De suerte que ama lapresencia de Dios y su hermosura, porque le da sabor, y no suvoluntad porque le da cruz y trabajo.

    2. En este engao estaban los discpulos de Cristo.

    En esta devocin y afecto erraban todos los discpulos de

    Cristo, porque buscaban en l lo que les daba deleite y no lo quems les cumpla, como esto sea lo que ms se ha de buscar. Y asles dijo l mismo que no le amaban, cuando se quera subir alCielo y quitrseles de delante, lo cual ellos mucho sentan. Si meamaseis dice (Jn., 14, 28), aunque me ausento de vosotros, yos quito el contento que os da mi humanidad, os gozarais; mascomo no me amis, no os gozis. Cmo, Seor, en tiempo queestn vuestros Apstoles hechos un mar de lgrimas, que antes

    querran morir que dejar de veros, les decs que no os aman y queno es amor el que os tienen? Oh cuntos piensan que lloran porDios, y lloran por s! Oh, cuntos piensan que le aman, y se amana s; que le buscan, y se buscan a s! Quien mirara aquellos rostrosde los Apstoles, y aquellos ojos hechos fuentes de aguas, queregaban la tierra, demudados y trabados los corazones, heridos dela ausencia de Jesucristo, quin no juzgara que amaban entraa-blemente a Dios? Y aun ellos lo juzgaron, porque as lo sentan en

    sus corazones. Y dceles la suma Verdad, que no piensen queaficin, ni lgrimas, ni dulzura, ni sentimiento es amor suyo, sinoconformidad con su querer, y vivir con su voluntad, y que huelguenms, de lo que I quiere, aunque sea quitarles a S mismo porpresencia, que no de lo que a ellos bien sabe y deleita.

    Y si de aquesto haban de holgar, pareciendo cosa tan justa eltener pesar, pues eran privados de la presencia del Hijo de Dios,de qu se ha de quejar el verdadero amador de Jesucristo, que

    en la vida le quite que sea honrado, ni inters espiritual ni temporal,como le quede el cumplimiento de lo que quiere su Criador? Oh

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    vlgame Dios, qu de cosas pasamos por tan buenas y verdade-ras, siendo tan malas y falsas! Oh, cuntas intitulamos porespirituales, que son pura carne! Si no, echad de ver a San Pedro;cuando Cristo trat que haba de morir y padecer afrentas, etc., y l

    dijo (Mt., 16, 22): Seor, tened piedad de Vos, que no es razn quemuris. Quin no dijera que proceda esta compasin de grandeamor? Y no era sino de carne. Y fue respondido y reprendido con larespuesta que dio el mismo Dios al demonio (Mt., 4, 10), llamndo-le Satans, que quiere decir acusador, adversario y contradictor delas obras de Dios. Y si hubiramos de juzgar aquel consejo segnprudencia de carne, diramos voto que era muy justo y provecho-so, pues era quitar cruz y muerte a quien no la mereca. Mas Cristodice que es Satans, y que no sabe de las cosas de Dios, sino dela carne, y que no es amor de Dios, sino desamor, pues no queraque aceptara la cruz ni bebiera el cliz que su Eterno Padre leenviaba para remedio del mundo.

    Tambin pareca grande amor quererse estar San Pedro a lagloria de la transfiguracin de Jesucristo (Mt., 17, 4), y era propioamor e inters, pues lo quera ver vestido de gloria y no penandoen la cruz.

    3. Este error acarrea gravsimos daos.

    No se puede pensar pestilencia mayor para el linaje humano,ni cosa ms enemiga para los bienes del alma, ni ocasin mscierta de perdicin, que amores tan falsos como los que vemos, yver cosas de tan poco valor en tan alto precio; y caminos a nuestroparecer llanos, cuyos fines son peligros y despeaderos. Tendra-

    mos por muy loco, y con muy grande razn, al que se proveyese depedazos de vidrio, confiado en el relucir, y pensase que con aquellohaba de comprar grandes posesiones, y por otra parte menospre-ciase el oro y las cosas de verdadero precio para el fin de lo quedesea? Pues muy ms loco es, y de muy ms peligrosa locura, elque deja lo que verdadera y principalmente la divina Escrituraensea para que Dios sea servido y amado como debemos, ynuestras penitencias sean verdaderas, con cierto aborrecimiento de

    pecados, y nuestro corazn est limpio, y los misterios de Dios nospongan buen gusto, y nuestra caridad est muy encendida, y

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    nuestra mortificacin sea muy cabal y verdadera, si se contentasecon solas fbulas, y con cosas falsamente entendidas, y congustillos de nios, y con sobresanar sus heridas y enfermedades, ycon imaginaciones y cosas que tienen el parecer slo, y en lo de

    dentro no tienen fundamento, ni hay fruto sobre que estribar.Y es lo peor, que stos que buscan consuelo y contentamientoen las cosas divinas, si son avisados por persona que les entiendesu engao, curan poco de tomar consejo tan sano, y buscan denuevo maestros que les aprueben su carnal vida y les tengancompaa. De esta miseria tan grande, que no se puede pensarmayor, tenemos profeca del Apstol San Pablo (2 Tim., 4, 3), porla cual dice que vendr tiempo en que los hombres aparten los

    odos de la verdad y del verdadero espritu, y se conviertan a orfbulas y cosas de sus intereses y contentamientos, y busquenmaestros que les enseen cosas apacibles y bien coloreadas, y lespongan descuido en aquello sin lo cual no pueden ir acertados, ylos ceben y sustenten con vano mantenimiento, y con darles buenaesperanza de acertado camino y de prspera salida. Pues sinverdadero negamiento de la voluntad propia, y mortificacin ycumplimiento de la Ley de Dios, y sin tener esta raz en los

    corazones de los hombres, no pueden ir al Cielo, por ms que seeleven en los aires y vean visiones; ni hay cosa que baste paradescuento de lo que en este caso Dios nos pide.

    No quiero, hermano, gastar mucho tiempo con vos en decirossi hay algn dao que venga por este camino a los qua se dan alos ejercicios espirituales; remtome a la experiencia de cada uno, ya su poco aprovechamiento y a los vicios en que viene a dar sinmirar en ello; porque viven contentos con buscar en Dios su propio

    contentamiento y sabor, sin quererlo para ms que esto. Y loshombres de verdadero celo podrn juzgar cun poco es el granopara tanta paja, y cun poco es el seso, y cun menos la verdadentre tantas apariencias y ceremonias, confesiones, y comunionesy recogimiento, lo cual todo son medios para gran santidad yaprovechamiento.

    Oh hermano, cun faltos estamos de buen paradero, y deacertar la posada entre tanta diversidad de caminos, y entre tanta

    diferencia de enseadores, y tan diferentes de los enseados!Hurtad el cuerpo a todo los que os pide deleite y gusto y sabor, y

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    no lo procuris hasta que Dios os lo d, y ejercitaos en puropadecer a secas por Cristo en vuestra leccin, oracin, penitencias,confesiones, comuniones; y obedeced, y ejercitaos en las demsvirtudes y no erraris, porque ste es el camino que el Hijo de Dios

    ha notificado a los hombres, que es la cruz, que, como llave, abrelos Cielos a todos los que consigo la llevan. Oh Seor mo, y cunpoquitos te sirven y se sirven! Cun muchos se aman y dicen quete aman, y dicen que andan tras Ti y andan tras si! Av[ve]se cadauno; y procure hacerse a la voluntad de Dios y a su conformidad, ybusque esto y no gustos ni contentamientos, as en la oracin,como en la confesin, como en la comunin y en cualquier otrosanto ejercicio. Hermano, mirad que es sutil este engao, y he vistomuchos en l y aun los conozco y trato que desordena-damente desean, y con grande aficin quieren llegarse alSacramento santsimo de la Eucarista por gustillos y lgrimas, sintener respeto al fruto de l, que es lo que se debe pretender de losSacramentos, y el fin para que Cristo ac nos los dej. Andan trasla miel de las cosas divinas, y no tras la cruz, que les ha de salvar;y se les parece en el pelo, pues ellos quedan desaprovechados yen ocasin de desaprovechar a los compaeros. Busque, busque,el que no quiere hallarse en estos inconvenientes y riesgos, sola lavoluntad de Dios, curando poco de todo lo dems.

    Oh amor propio, cmo eres causa de que no falte vicio en lascosas espirituales! Espiritual hermosura era la que Lucifer deseabaen el Cielo; y porque no le convena, ni la remiti a la voluntad deDios, como rayo baj del Cielo y cay; y deseando el contento,cay en eterna cruz; y procurando lo ajeno, perdi lo propio.

    4. Amar es padecer.

    Para qu quiere el siervo de Dios el contentamiento, y laexcelencia de santidad, y abundancia de gracia? Es, por ventura,para agradarse a s, vindose consolado y con gusto, o paraagradar a Dios? Si es para esto segundo, sabed, amigo, queentonces agrada el hombre a Dios cuando se contenta de lo que lda, y no cuando el alma est contenta de lo que tiene; luego si os

    da a padecer desconsuelos, persecuciones y tristezas, etc., y lest contento, contentaos vos, y daris testimonio que buscis su

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    voluntad y no la vuestra. A las lgrimas y muestras de amor de losApstoles, dice Cristo, que no es amor; y al llevar su cruz, y la penaque les causaba su ausencia con paciencia, pone por ttulo yrenombre de amor; y as dijo: Si me amaseis, os contentarais con

    mi ausencia.Amar es padecer; amor de Cristo es hacer bien a quien noshace mal. Ms sentiste de Dios cuando disimulaste la ira, y llevastela injuria, y sufriste la pena y te contentaste con la tribulacin, quecuando lloraste y tuviste consolacin y te arrobaste. Esto sentid envosotros, lo que en Cristo Jess, dice el sagrado Apstol (Filp., 2,5). Qu es lo que habemos de sentir? Menosprecios, como lmismo; pobreza y humildad, y abatimiento, como l, que siendo

    igual al Padre, se hizo hombre, y tom forma de siervo. Esto essentimiento de Cristo, y lo dems es sentimiento de hombre.Sentimiento de Hijo de Dios, y muy seguro, es pasar penas; pero elsentimiento de la carne es slo cebarse en los gustos de espritu, sino fuere cuando el Seor los da de su mano, no buscndolos. Tbusca conformidad con su querer; y entonces podrs tener porseguras tus lgrimas, serte han provechosos los sentimientos, eirs muy asegurado; y lo dems que por aqu no se regla es

    engao.

    5. Consuelos, propios de gente imperfecta.

    Porque muchas veces hay espritus tan afectuosos, y conaficiones de Dios, que les proceden de ser muy sensuales eimperfectos. Porque verdaderamente ellos no aman a Dios comodeben, ms [de] aquel sentimiento y gusto sensual que les causa el

    contento y dulcedumbre que toman en Dios y no su santa voluntad,ni se han negado, ni renunciado en sus santos mandamientos, locual sera verdadero amor. Y cuanto les dura aquel dulzor, tanto seaprovechan y no ms. Luego los veris, en quitndolos aquelgusto, airados, inquietos y pecadores de arte mayor, flacos y sinrienda en los vicios. Lo cual es testimonio de lo que decamos, quese amaban a s y no a Dios, y ms aquel bocadillo del gusto, queno a Cristo.

    Estos son muy parecidos al nio que llora, que dndole unamelcochuela, en tanto que la come, calla, y en acabndola, llora.

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    De manera que cuando callaba no era porque su padre le mandabacallar, sino por el sabor de lo que coma; no era obediencia niamor, sino golosina e inters propio. Oh, qu de nios deso-bedientes a Dios hay hoy! Que si no rien, o deshonran, o murmu-

    ran, o hablan ocioso, o maldicen, o pierden el tiempo, no es porcontentar a Dios o hacer lo que l manda, sino porque les ha dadoalguna melcochuela de devocioncilla que ellos buscan, en la cualse entretienen; mas en quitndosela, miradles a las manos, yverislos que sus lgrimas y deseos no eran amor, sino propiointers, pues ofenden a Dios y le desacatan. De suerte que tantoles dur el amor cuanto les dur la dulcedumbre. Cmo, que enlos bienes y abundancia se conozcan los verdaderos amigos, y noen los trabajos y necesidades?

    Quiero que sepis, amigo, que muchas veces los livianos yflacos de corazn, y pobres de la gracia del Espritu Santo tienenmuy de ordinario esta dulcedumbre de espritu y afeccin interior; locual no siempre sienten los verdaderos amadores de Dios. Y msfcilmente se mueve el que no est tan aprovechado, y el flaco y elliviano de corazn, y el que no sabe qu es perfecta consolacin; yas en ofrecindosele cualquier sentimiento de devocioncilla, luego

    la abrazan y reciben como si all les fuese la vida. Y mirad bien queesta dulcedumbre y afectos de devocin muchas veces los causa,no la abundancia y muchedumbre de la gracia, sino la pobreza quede ella tiene el nima. Las cosas pequeas alegran mucho alpobre, por poco valor que tengan. Como si disedes un sorbo debuen vino a uno que estuviese embriagado de lo beber, no lo senti-ra ni se alegrara; mas si lo disedes a uno que no lo ha bebido, yle tiene gana y muere por l, har maravillas y alegrarse ha. La

    gente que no est embriagada ni llena del vino de Dios, con muchacaridad y gracia, tiene en tanto un sorbillo de devocin, que leparece que ya tiene vivienda en la gloria; y dicen que les havisitado Dios, y estiman sus lgrimas, y anda con mucha alegra; yen hecho de verdad es poco o nada, y por ventura y aun sin ella,como dijimos procede de poco amor y espritu verdadero.

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    6. Anhelos de los perfectos.

    Mas el que est lleno de amor fuerte y fino, no cura tanto de ladevocin sensual, ni la estima en tanto, ni la tiene por caudal, sino

    para echarla en paciencia, en mortificacin propia, en amor de lacruz, y en sufrir las injurias, y en todas las otras virtudes, ejercitn-dolas y ponindolas en s propio.

    Esto es testimonio de tener espritu y gracia en abundancia. Yas veris que cuando Dios llama a un alma por mucha abundanciade gracia y dones suyos, no responde el hombre a sorbillos ni agustillos, sino con una viveza all dentro muy interior y entraable,fundada en un deseo vivo de padecer por quien le llam, y en la

    determinacin del cumplimiento de la voluntad de Dios. Y as dijoJob (14, 15): Llamarme has, Seor, y yo te responder. Y enqu le enviaris la respuesta, varn santsimo? En qu? Entener paciencia grandsima en las adversidades y prdidas, en lasenfermedades y desamparo, en las llagas y en la pobreza, y en elresto de la cruz, en las tentaciones de Satans y en el ejercicio delas dems virtudes.

    As el Apstol San Pablo, cuando fue llamado con viva voz de

    Dios, no dio respuesta de gustillos y nieras, sino muy cabal degran sustancia, diciendo (Hech., 9, 6); Yo os doy mi querer, ypstrolo al vuestro, y pngolo en vuestras manos; tomadlo, ymandad lo que mejor os parezca. Y vemos adelante, que elmismo Dios dice, notificando la posesin que tena ya en Pablo, ylo que le quiere como a escogido y llamado (Hech., 9, 16): Yo lemostrar cunto le conviene padecer por mi nombre y gloria. Estaobra es la verdadera muestra del verdadero siervo de Cristo, y ste

    es el verdadero ttulo de los muy amados de l, no dulzorcillos nicontentamientos, sino grandes sufrimientos en los trabajos y ejerci-cios, en angustias y en infamias, testimonios, pobreza, necesida-des, y cosas que tienen por fin lastimar y deshacer a la mismacarne. Este es el buen responder a Dios cuando llama.

    Porque el llamamiento de Cristo deja obligado al que fullamado a muy particulares servicios, si no quisiere hallarse elhombre con grande ingratitud delante su Criador. De suerte,hermano, que entonces entenderis que el llamamiento es de Dios,cuando le respondiredes con el cumplimiento del divino querer,

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    aunque sea con riesgo de perder la hacienda, vida y honra. Y estoes lo que justifica al hombre, y le pone en la perfeccin, y le hacemuy parecido y semejante a Jesucristo, que a sorbos y muy depaso tuvo, en esta vida, los consuelos; y siempre estuvo en

    ejercicio de cruz, sin resfriarse un punto en el amor de ella.

    7. Ardides de Satans.

    Tambin sabed, hermano, que algunas veces el demonioendulza el alma, y la pone devota, a fin de tener la carne en granflaqueza por medio de aquel gusto y sabor de la espiritual gula ypara que el alma confe mucho y descanse en ella, parecindole al

    tal que es verdadero espritu lo que siente interiormente; y conaquel falso sabor indiscretamente se ejercite en vigilias y larga ora-cin, extremados ayunos, no comiendo ni durmiendo lo que hamenester, y secndose la sangre sin tasa ni medida; y as con estademasa venga a perder los ejercicios ms tiles, y en que Diosms se sirve y agrada.

    Y aun de aqu resulta otro engao, y es, que como el alma sesiente muy abundante en estos sentimientos y dulzuras, cree de s

    que es perfecta, y con esto se hace lerda, y no procura de aprove-char ms y adquirir ms virtudes, estando como est en esto elverdadero amor de Dios y el verdadero espritu.

    Trae en otro desvaro el demonio a los tales; y es que conaquel sabor y dulcedumbre de espritu que ellos dicen, no es otrasu intencin en todos sus ejercicios, en que se ejercitan en elcamino del Seor, sino andar buscando sentimientos de devocin ydulcedumbre, hechos golosos tras estos deleites, seguidores yamadores de su mismo regalo, poniendo todo su fin en s mismos.Los cuales vienen de poco en poco a ser del justo Juez Cristopermitidos caer en grandes pecados en este mundo, y en el otro eneternas penas y aflicciones. Porque este alto Seor pone los ojosen la intencin de los corazones humanos.

    Y pluguiera a Dios, hermano, que antes hubirades sido unglotn de bien comer y beber, y contentaros a vos mismo, segn lacarne, en estos deleites; porque al cabo el mismo hasto fueracausa de vuestra enmienda; y no hubirades sabido a qu saben

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    sentimientos de Dios, si no sabis estimarlos y darles el lugar quemerecen, prefiriendo el ejercicio de las virtudes, el padecer y lacruz, a todos ellos; porque el sabor suyo quiz no os hubiera enga-ado, poniendo en l todo el fin de vuestras obras, conociendo vos

    cmo Jesucristo nuestro Maestro puso en la cruz el fin y aun elprincipio de todos sus das, y all acab la vida por vos.

    Mirad, hermano, que el verdadero amor est escondido all enlo profundo de las virtudes, y manifistese en cualquieraadversidad. Declrome ms; el fundamento de la paciencia es undeseo entraable de padecer por amor de Dios todo lo que es posi-ble sufrir al hombre, y pasar en tiempo y eternidad. Y asimismodigo en las dems virtudes, cuando el alma siente este entraable

    deseo de humildad y paciencia. Este amor se manifiesta exte-riormente cuando el hombre actualmente padece, sufriendo cosasde pena; hallando en ellas descanso y dulzor; o a lo menos, llevn-dolas con paciencia. Este, si por amor de Dios lo pasa, es verdade-ro amor, y todo lo dems es sospechoso y sin fundamento.

    8.Santidad de hogao.

    La santidad de hogao, hermano, se compone de tenergrandes deseos en la oracin, y hacer grandes pecados en laconversacin. Lloramos all los dolores de nuestro RedentorJesucristo, y luego procuramos darlos a nuestros prjimos y herma-nos. All reverenciamos la paciencia del Hijo de Dios, y despusejercitamos la ira. Callamos una hora, y parlamos todo el da. Demanera que sacando en limpio nuestro espiritual aprovechamiento,es irnos a callar all, orar y pensar en Dios, dando esto por precio

    de lo que deseamos y buscamos, que es consuelo y deleite; yluego quedamos como de antes. De manera que nuestra santidades de molde, porque nunca crece, ni se trata de este punto, siendoel principal de quien debemos tratar. Mucha gente va engaada poreste camino; Dios lo remedie. Amn.

    Mirad qu os cumple tomar la mano de este aviso que os doy,porque os levantis, y no tropezar en el pie de los que lo atraviesanpara que caigis, inducindoos a que busquis los deleites de Dios

    y no su cruz. Esto, pues, es lo que os digo que debis vos hacer, sino queris ser compaero de su engao, y malo como ellos. Guar-

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    daos de estos huecos y vacos, que no dejan cosa de Dios y de s,que toda no la viertan en la conversacin espiritual que ellos dicen;y cuando les falten verdades vienen a decir mentiras, y aun a tratarpecados y aun a cometerlos sin asco.

    No s qu os pueda decir, sino que el que tomare la mano,como yo ahora la tomo a contradecirlos, y yo slo con muy pocos atantos millares, queriendo desquiciarlos de su modo de santidadfalsa y profana, en que estn fundados, temo pasar no pequeopeligro, y que no me han de tener por de tan buen seso cuanto esnecesario sea tenido quien ha de aconsejar y adiestrar a otros. Masno me conviene hacerlo menos, pues que con la ayuda de Dios hetomado este cargo de desengaar a algunos que andan muy fuera

    de camino, entendiendo que van por el espiritual. Y as no hedejado ni dejar de decir cosa que me parezca cumplir al aprove-chamiento perfecto del varn verdaderamente espiritual, nidisimular aunque sea a riesgo mo; pues que los verdaderos ama-dores de Dios, con los cuales yo me entiendo en estos renglones,no me lo tendrn a mal, antes me lo agradecern; y si algunoshubiere a quien hayamos sacado a plaza, para que con los ojos delespritu vean que lo que hasta aqu tenan por espiritual es carne e

    imperfeccin, antes me deben agradecer el aviso que condenarlo,pues les muestro el tesoro que tenan por carbones.

    El que no esta tal cual aqu he pintado, piense que estadoctrina no le toca; y si est tal, conozca su engao, y tngase poravisado. No es cosa de gran dolor que no habemos de osardeciros lo que os cumple, sino dejaros ir por despeaderos singua, a ciegas y perdido el camino? Verdaderamente es cosa de nopoco espanto ver que, siendo tanta la muchedumbre de los que

    caminan por el camino de Dios engaados, haya tan pocos quepiensen que lo estn. Si no, preguntadlo, y no habr hombre entodos, que no crea y diga en todo su seso, por verse en una devo-cioncilla y lgrimas, que es ya perfecto, y que sabe mucho decosas de espritu, y que tiene para s, y aun para los otros, santidadverdadera, y que tiene ya prendas, y muy ciertas, de que le han dedar silla y asiento en el reino de Dios. Toda esta temerariaconfianza nace de una cosa muy peligrosa y comn a muchos, que

    es la falta de conocimiento del verdadero espritu de Dios; casn-dose cada uno con su opinin; teniendo por mejor hacer lo que

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    quieren, que no lo que deben, y seguir antes de gua el apetito dela sensual devocin, que escuchar do llama el espritu y doctrina deCristo, que es negarse el hombre en todo, y resignar su voluntaden la del Seor, y procurar enteramente la mortificacin de s

    mismo.Mirad qu va de esto, a andar tan vivo el hombre, queacabado su recogimiento, luego busca su propia estimacin. Puescmo, hermano? All te encierras y echas la aldaba tras ti, y aqubuscas estimacin, de tus obras, fama y loor? All lloras porquepecaste, y aqu haces de nuevo por qu llorar? All dices que erestierra, y aqu juras que eres cielo, y que tienes mejor carne ysangre que el otro, siendo todos sarmientos de una cepa, y agua

    de una fuente, y fruto de una raz? Blasonas que en la oracinaprendes grandes verdades y conocimiento de cosas divinas, yaqu te hallamos lleno de tantas mentiras y ceguedades? Mira en ti,y, hallarte has entero, carnal, lleno de tu propio querer, y que entodo te buscas y engrandeces, con grande infamia de los ejerciciosespirituales, pues ocupndote exteriormente en ellos, interiormenteno te aprovechas por tu misma malicia y engao. Por estoandamos, hermano, por abrirte los ojos y que veas, y por desper-

    tarte de sueo tan pesado.

    9. Perfeccin es querer lo que Dios quiere.

    Por tanto, entrad dentro de vos, y de nuevo comenzad a andaren el camino de la mortificacin siempre, curando, poco de lo que avos toca, y mucho de lo qu Dios quiere. Y mirad que os oso decirque no tendris pureza de espritu, si paris o ponis vuestro fin en

    sus dones, cualquiera que ellos sean, aunque me los pintis altos ycelestiales, dulcsimos y secretos. Pasad adelante de todo lo quepodis comprender, y de toda criatura, y slo descansad en aquellavoluntad de vuestro incomprensible e infinito Bien; aquella abrazady amad como quiera que os sucedan las cosas, prsperas o adver-sas, seguras o de grandes peligros; porque no puede el alma subira mayor dignidad, ni hacer cosa de ms ilustre, ni de ms honra ygrandeza, ni aun de mayor contentamiento, que tener tanta confor-

    midad y amistad con Dios, que quiera una misma cosa con l.

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    Oh, bendito seas, Dios mo, Criador de todas las, cosas yvida de todo lo que es; pues siendo T Criador y yo criatura peca-dora, T, ser infinito y nosotros nada y miseria, llegamos a tanta ytan grande participacin con tu suma Bondad, que te parecemos en

    el querer y en el juzgar! Vos, Seor, decs que esto es bueno? Lomismo decimos nosotros: Vos lo queris? Tambin lo queremosac. Haos parecido que estemos veinte aos en una cruz, consequedades y tentaciones? Aceptmoslo de muy buena gana.Queris que seamos testimoniados y abatidos, deshonrados yperseguidos? El mismo voto tenemos, y por vuestro seso nosgobernamos.

    Mirad si podremos errar, o nos podra faltar cosa de las que

    para el Cielo nos importan. De voluntad tan santa como la divina, yquerer tan justo, qu mandamiento puede salir que no sea justo,santo y perfecto? Y siendo tan liberal y larga, que puede pedir alhombre que no sea para l grande e incomprensible tesoro? Qucamino nos puede ensear que no sea de gran seguridad y muyllano? Qu aviso puede dar, que no sea de gran misericordia yprofundsima sabidura; y qu consejo nos puede dar que me seafidelsimo y cierto, y que nos importe la vida en tomarlo? Siendo

    esto tan cierto, tan de fe, y tan sin poderse dudar, qu locura es lanuestra, hermano, en seguir nuestro querer y apetito, y elcumplimiento de nuestra voluntad, dejando de guiar tras la de Dios,que tanto nos asegura! Azote, castigue, mate o sane, quitedevocin o pngala, trtenos como a esclavos o como a hijos, peni-tncienos o reglenos, todo es seguro, si hay en nuestras entraasconformidad con su voluntad y negamiento de la nuestra, que tanperjudicial es, pues no tiene para cosa ms habilidad, que para

    deshacer en nosotros lo que Dios hace, y para borrar de nuestroscorazones lo que Dios en ellos con su dedo escribe y para resistir asu divino querer.

    Mirad, hermano mo, si son daos stos para temerlos y parahuirlos. Buscad, buscad lo que a Dios contenta y a vos desconten-ta; porque esto es camino cierto, dar en la mortificacin de vosmismo. Y si en esto os ejercitis, no llegaris a la confesin,contemplacin, leccin ni oracin, y a los otros santos ejercicios,

    por el gusto que en ellos habis de hallar y sentir, ni andaris enlas obras de Dios mendigando vuestro propio inters, sino su gloria

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    y cumplimiento de su voluntad. Ni aun en vuestras comuniones osllegaris por gozar de aquel sabor espiritual, ni para satisfaccin devuestro espiritual deseo, ni a que all se os d manjar de paz yquietud, ni por otro propio inters, sino slo por la honra y gloria de

    Jesucristo, y porque es su voluntad que por estos mediosaprovechis no en contentamientos, que hartos os dar en el Cielosi le servs, sino en virtudes y propia mortificacin, y en la confor-midad de padecer por l mismo. Este es espritu seguro y verdade-ro amor de Dios.

    10. Consuelos de Dios.

    Ocupaos, hermano, vos en lo que aqu se os ha dicho;descuidaos de vuestro propio contentamiento, que Cristo tienecuidado de ello para darlo o quitarlo cuando convenga, comoverdadero mdico, que entiende la enfermedad del enfermo, y sabecundo le ha de sangrar para darle salud, y cundo le ha de dar lapurga para limpiarle, y el faisn para que le sustente y esfuerce. SiDios os diere consuelo, recibidlo; mas no lo busquis vos, que osperderis.

    Y advertid que no os digo esto para que algn rstico entiendapor ello que quiero decir que son malos los sentimientos de Dios ysus dulzores, los cuales da a los que le sirven y no le ofenden y semortifican; antes podis creer que a los tales suele visitar con lamano de su largueza, para que con ms fervor y menos pesadum-bre anden el camino del Cielo. Lo que digo y aviso es que notengis grandes ansias en buscarlos y suspirar por ellos, sino porDios solo, no parando sino en la conformidad de su voluntad,

    siguindola en todo y deshaciendo vuestro propio querer. Porqueno podis, por mucho que lo procuris, ofrecer a Jesucristo cosamejor y ms rica que vuestra propia voluntad; ni podis tener cosapeor ni que ms os dae; porque es lepra pestilencial que cunde enel hombre interior; y de ella nacen los pecados todos, la ira y lasoberbia, etc., y, finalmente, todo lo que enoja a Cristo nuestroSeor. Porque a Dios slo es reservado tener propia voluntad, lacual a nadie esta sujeta, y ha de ser la regla de las dems. Luego

    cualquiera que usa de propia voluntad, hurta a Dios su corona,

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    pues a slo El se debe, y en cuanto en s es, quiere ser semejantea Dios, y le quita su dignidad y excelencia.

    Procurad, pues, hermano, desde hoy no caer jams en yerrotan grande, porque os perderis. No curis de santidades funda-

    das, en vuestro propio amor y contentamiento, sino [en] derribarostotalmente a los pies de Dios, y en buscar conformidad con suquerer; y yo salgo por fiador que l os ponga en el Cielo; y ospague los negamientos de vuestra voluntad, porque tiene bien conqu, a osadas.

    Y porque no tengo ms lugar, tengo otras ocupaciones ynegocios entre las manos, me perdonad la brevedad, recibid mideseo; pues el vuestro me necesit a escribir esta doctrina breve;

    mas si la penetris, a la verdad es ms larga que el vulgo puedeentender. Ponedla, seor, por obra, porque de haberla ledo nosaquis mayor condenacin no hacindolo as. Y si alguna cosa noentendiredes, otro da lo conferiremos de vos a m. Aunque yo scierto que es condicin de nuestro buen Padre y Maestro Jesucris-to, que aquellos que de veras le buscan, lo que sus entendimientosno entendieren, lo pondr en sus corazones para que le amen, quees el punto de todo el negocio, y el fin de todo lo que vemos y

    pensamos. Y como estemos ya diestros y advertidos a la conformi-dad de nuestro gran Dios, ni eso ni lo otro nos desalentar paraseguirle y amarle, pues le habemos de servir dnde, cmo y de loque El quisiere, y no como nosotros quisiremos, que es negocioque emprenden pocos.

    Encomendadme a Dios y pedidle para m destierro de mipropio parecer, negamiento de mi voluntad, amor de su cruz, yperseverancia en su camino, y olvido de todo lo que no es l; y as

    lo har yo por vos, para que nos veamos en aquel alto reino de sugloria, y gocemos de lo que Jesucristo nos gan por trabajos ycruz; al cual sea dada la honra y gloria de todo lo que hemos decla-rado y dicho. Amn.

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    San Juan de vila

    CONSEJOS A UN JOVEN PARA QUE SIRVA CON SEGURIDADA DIOS EN EL CAMINO DEL ESPRITU3

    (Fragmento)

    1. El amor de Dios no consiste en consuelos espirituales

    As que, mi hermano4, como hay muchos engaos en pensarque no hace al caso en el camino de Dios la devocin y sentimientode l mismo, con el cual el alma se alienta y apresura en el caminodel espritu, y este engao tiene su raz en la disipacin que lasalmas tienen, as te aviso que hay otro engao; el cual es msdificultoso de conocer, y aun de curar, cuanto viene encubierto concapa de bien, pensando que el verdadero amor de Dios essentimiento del mismo. En lo cual yerran muchos; porque no pusoDios su amor en que l te d gusto a ti, sino en que t le sepasbien a l; y entonces sabes t bien a l cuando por su amorpadeces sin tasa, y tomas todo lo que viene de su mano, sindesechar cosa; en ser humilde, casto, paciente en tu aniquilamien-to, en sufrir y callar, y en ser deshonrado por Cristo, con las demsvirtudes, y no en sentimiento de devocin sensual. sta no se hade buscar; mientras que en las virtudes no hay peligro, si nosejercitamos en ellas por amor de Dios; y en las dulzuras ysentimientos espirituales, s.

    Mira bien, hermano, no salgas de un lazo y entres en otro;quiero decir, que para llegar a Dios, si renunciaste a todo gusto ycontentamiento propio, y renunciaste a lo que te agrada porque

    3 Este texto no es el original, sino una copia adaptada al espaolmoderno, por A.Z.C.

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    Esta forma de comenzar da a entender que el autor ha tratado ante-riormente con l este asunto, por lo que esta instruccin desgraciadamenteha llegado incompleta hasta nosotros.

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    esto buscabas y tras esto andabas en aquel tiempo de tu perdicin,y esta fue la causa de que te apartases de Dios, ahora que losirves, no tornes a buscarte en Dios, desendote contentar con l,y andar buscando tu propio gusto, sirvindole como a ti te parece, y

    no como l quiere, porque todo es engao.Y advierte mucho que hay una forma sentimental de amor deDios, la cual tiene muchas veces el que menos ama y es menosperfecto. Porque muchas veces amamos la hermosura de Dios, subondad, su grandeza, y las otras perfecciones que de l sentimos,por el gusto y consuelo que nos dan; pero no amamos lo que se hade amar en Dios, que es su misma voluntad y querer, antes huimosde ella; y lo vemos, en que si Dios nos quita sus consuelos y nos

    atribula, le ponemos mala cara y desconfiamos entristecidos;donde se nos muestra bien claro que no haba amor de Dios, sinoamor propio. De suerte que amamos a Dios como a un hombrebien vestido, que nos parece bien la ropa que trae de seda, pero noamamos su voluntad, si l quiere probarnos con la desgracia ytrabajarnos. Por este camino tratamos con Dios, y no queremos del sino lo que sentimos de dulzura y lo que gustamos de susconsuelos, que es lo que vemos en l con nuestros ojos interiores;

    pero no amamos en l su querer, su voluntad, aunque esto sea elverdadero amor. No pienses que tanto ama uno a Dios cuantosiente de l, y cuanto en aquel estado de su devocin piensa lque ama, sino cuanto estuviere afirmado en virtudes y caridad y enla guarda de los Mandamientos de Dios (Jn 4, 34). Este es fielamador de Dios y fiel amigo.

    El sentir las dulzuras de Dios puede ser algo sensual yengaoso, y muchas veces procede de la humanidad del hombre y

    no de la gracia de Dios; del corazn carnal y no del espiritual; de lacarne y no de la razn. De suerte que el espritu algunas veces seinflama, y siente devocin en lo que a l le sabe bien y da dulzura,y no en lo que ms le aprovecha e importa. Le ves muy devotoporque le sucedi a su gusto tal cosa, y dice: Bendito sea Dios,que me dio esta disposicin, esta buena ocasin para servirlesintiendo estos consuelos tan grandes, y ponindome en estaquietud que nadie me puede turbar; rezo cuando quiero, duermo

    cuando tengo ganas, me dejan hacer lo que quiero, me siento conpaz haciendo mis cosas cosas que abrevio, porque excesivas

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    para contar. Y si Dios le quita el gusto o disposicin, y le envatentaciones, penurias, preocupaciones, cruces, y le aflige con infa-mias, pruebas y peligros, los toma con impaciencia y tristeza. Vesclaramente, hermano, cmo se apega el hombre al menor bien, a lo

    que ms le gusta, y no al mayor, que es lo que ms le aprovecharae importara, como es todo le que la hace penar? De forma queama el sentir la presencia de Dios y su hermosura, porque lacontenta, y no su voluntad porque le da cruz y trabajo.

    2. En este engao estaban los discpulos de Cristo

    En estos afectos equivocados estaban todos los discpulos de

    Cristo, porque buscaban en l lo que les produca gusto y no lo quems deberan, pues esto es lo que ms se ha de buscar. Y as lesdijo l mismo que no le amaban, cuando se quera subir al Cielo yles iba a dejar, lo cual ellos mucho sentan. Si me amaseis dice(Jn 14, 28), aunque me ausente de vosotros, y os quite elcontento que os produce mi humanidad, os alegraras de ello; perocomo no me amis, no os alegris. Cmo, Seor, en tiempo queestn vuestros Apstoles hechos un mar de lgrimas, que antes

    querran morir que dejar de veros, les decs que no os aman y queno es amor el que os tienen? Oh cuntos piensan que lloran porDios, y lloran por s mismos! Oh, cuntos piensan que le aman, yse aman a s mismos; que le buscan, y se buscan a s mismos!Quien mirara aquellos rostros de los Apstoles, y aquellos ojoshechos fuentes de aguas, que regaban la tierra, demudados ytrabados los corazones, heridos porque Jesucristo se ausentaba,quin no juzgara que amaban entraablemente a Dios? Y aun

    ellos as lo crean, porque as lo sentan en sus corazones. Y lesdice la suma Verdad, que no piensen que porque le sientan afectoy lloren por l, o porque le manifiesten ternura, que es prueba deque le aman, sino la conformidad con su querer, y vivir segn suvoluntad, alegrndose ms de lo que I quiere, aunque se ausentede ellos, que no de lo que a ellos les sabe bien y deleita.

    Y si de esto se haban de alegrar, pareciendo cosa tan justaque les causase pena, pues eran privados de la presencia del Hijo

    de Dios, de qu se ha de quejar el verdadero amador de Jesucris-to, que sea en esta vida deshonrado, o le sea quitado cualquier

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    inters espiritual o temporal, con tal que le quede haber cumplidocon lo que quiere su Creador? Oh vlgame Dios, qu de cosaspasamos por tan buenas y verdaderas, siendo tan malas y falsas!Oh, cuntas tenemos por espirituales, que son pura carne! Si no,

    fjate en San Pedro, cuando Cristo les habl que tena que morir ypadecer afrentas, etc., y l le dijo: Seor, ten piedad de Ti, que noes razn que tengas que morir (Mt 16, 22). Quin no dijera queproceda esta compasin del gran amor que le tena? Y no era sinode carne. Y fue respondido y reprendido con la respuesta que dio elmismo Dios al demonio (Mt 4, 10), llamndole Satans, que quieredecir acusador, adversario y contradictor de las obras de Dios. Y sihubiramos de juzgar aquel consejo segn la prudencia de lacarne, seramos del parecer que era muy justo y provechoso, puesera evitar la cruz y la muerte a quien no la mereca. Pero Cristodice que es Satans, y que no sabe de las cosas de Dios, sino dela carne, y que no es amor de Dios, sino desamor, pues no queraque aceptara la cruz ni que bebiera el cliz que su Eterno Padre leenviaba para remedio del mundo.

    Tambin pareca grande amor quererse estar San Pedro en lagloria de la transfiguracin de Jesucristo (Mt., 17, 4), y no era ms

    que amor e inters propio, pues lo quera ver vestido de gloria y nopenando en la cruz.

    3. Este error acarrea gravsimos daos

    No se puede pensar calamidad mayor para el linaje humano,ni cosa ms enemiga para los bienes del alma, ni ocasin mscierta de perdicin, que amores tan falsos como los que vemos, y

    ver cosas de tan poco valor en tan alto precio; y caminos a nuestroparecer llanos, que nos llevan a peligros y despeaderos. Conmucha razn tendramos por muy loco al que se proveyese depedazos de vidrio, confiando en lo que relucen, y pensase que conaquello podra comprar grandes posesiones, y por otra partemenospreciase el oro y las cosas realmente valiosas para el fin delo que desea? Pues muy ms loco es, y de muy ms peligrosalocura, el que deja lo que ensea verdadera y principalmente la

    divina Escritura cmo servir y amar a Dios como se merece,cmo hacer penitencia con verdadero aborrecimiento de los peca-

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    dos, cmo mantener limpio nuestro corazn, cmo gustar de losmisterios de Dios, cmo arder en la caridad, cmo mortificarnosverdaderamente, y se contenta con solo or fbulas, y con cosasfalsamente entendidas, y con gustillos de nios, y con cubrir

    superficialmente sus heridas y enfermedades, y con imaginacionesy cosas que tienen apariencia slo, y en lo de dentro no tienenfundamento ni producen fruto.

    Y lo peor es, que stos que buscan su consuelo ycontentamiento en las cosas divinas, si son advertidos por personaque entiende su engao, evitan en lo que pueden seguir consejotan sano, y se buscan nuevos maestros que les aprueben su carnalvida y que les hagan compaa. De esta miseria tan grande, que no

    se puede pensar mayor, habla la profeca del Apstol San Pablo,en la cual dice que vendr un tiempo en que los hombres apartarnlos odos de la verdad y del verdadero espritu, y para halagarse elodo con lo que les gusta, se volvern a las fbulas, y serodearn de maestros a la medida de sus deseos (2 Tim 4, 3),hacindoles olvidar aquello que les llevara por el camino correcto,y atiborrndolos y nutrindolos con lo que no alimenta, les danfalsas esperanzas de que van por el buen camino y de que su

    salvacin est asegurada. Porque no podrn ir al Cielo si no sabenrenunciar verdaderamente a su voluntad propia, si no se mortificany observan la Ley de Dios, si no llevan esta Ley en sus corazones,por ms que se eleven en los aires y vean visiones; pues no haynada que pueda suplir lo que Dios nos pide para este caso.

    No quiero, hermano, gastar mucho tiempo contigo en decirtesi hay algn dao que venga por este camino a los qua se dan alos ejercicios espirituales; me remito a la experiencia de cada uno,

    y a su poco aprovechamiento y a los vicios en que viene a dar sinmirar en ello; porque viven contentos con buscar en Dios su propiocontentamiento y gusto, sin quererlo para ms que esto. Y loshombres de verdadero celo podrn juzgar cun poco es el granopara tanta paja, y cun poca es la cordura, y cun menos la verdadentre tantas apariencias y ceremonias, confesiones, y comunionesy recogimiento, los cuales todos son medios para que nos lleven auna gran santidad y para que nos aprovechemos.

    Oh hermano, cun faltos estamos de buen paradero, y deacertar con la posada entre tanta diversidad de caminos, y entre

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    tanta diversidad de maestros, y tan diferentes de los enseados!Aparta el cuerpo de todo los que te pide deleite y gusto y sabor, yno lo procures hasta que Dios te lo d, y ejerctate en el puropadecer a secas por Cristo, en tu estudio, en la oracin, en tus

    penitencias, confesiones y comuniones; y obedece, y ejerctate enlas dems virtudes y no errars, porque ste es el camino que elHijo de Dios ha enseado a los hombres, que es la cruz, que, comollave, abre los Cielos a todos los que consigo la llevan. Oh Seormo, qu poquitos te sirven y se aprovechan! Cuntos se aman ydicen que te aman, y dicen que andan tras Ti y andan tras de smismos! Avvese cada uno, y procure vivir conforme a la voluntadde Dios, y busque esto y no gustos ni contentamientos, as en laoracin, como en la confesin, como en la comunin y en cualquierotro santo ejercicio. Hermano, mira que lo sutil que es este engao,y he visto muchos en l y aun los conozco y trato que desorde-nadamente desean, y con grande aficin quieren llegarse alSacramento santsimo de la Eucarista por sentir gustillos y lgri-mas, sin tener respeto al fruto de l, que es lo que se debepretender de los Sacramentos, y el fin para el que Cristo nos losdio. Andan tras la miel de las cosas divinas, y no tras la cruz, queles ha de salvar; y as no sacan ningn provecho e incluso impidenque otros los saquen. Busque, busque, el que no quiere hallarse enestos inconvenientes y riesgos, solo la voluntad de Dios, importn-dole poco todo lo dems.

    Oh amor propio, cmo eres causa de que no falte vicio en lascosas espirituales! Una espiritual hermosura era la que Luciferdeseaba en el Cielo; y porque no le convena, ni la remiti a lavoluntad de Dios, como rayo baj del Cielo y cay; y deseando su

    contento, cay en eterna cruz; y procurando lo ajeno, perdi lopropio.

    4. Amar es padecer

    Para qu quiere el siervo de Dios los consuelos, laexcelencia de la santidad, y la abundancia de la gracia? Es, porventura, para agradarse a s mismo, vindose consolado y con

    gusto, o para agradar a Dios? Si es para esto segundo, debessaber, amigo, que entonces agrada el hombre a Dios cuando se

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    contenta de lo que l da, y no cuando el alma est contenta de loque tiene; luego si te da a padecer desconsuelos, persecuciones ytristezas, etc., y l est contento, contntate t, y as probars quebuscas su voluntad y no la tuya. A las lgrimas y muestras de amor

    de los Apstoles, dice Cristo, que no es amor; y al llevar su cruz, ya la pena que les causaba su ausencia llevada con paciencia, lellama amor; y as dijo: Si me amaseis, os contentarais con miausencia.

    Amar es padecer; amor de Cristo es hacer bien a quien noshace mal. Ms sentiste de Dios cuando disimulaste la ira, y llevastela injuria, y sufriste la pena y te contentaste con la tribulacin, quecuando lloraste y tuviste consolacin y te arrobaste. Esto sentid en

    vosotros, lo que en Cristo Jess, dice el sagrado Apstol (Filp., 2,5). Qu es lo que hemos de sentir? Menosprecios, como lmismo; pobreza y humildad, y abatimiento, como l, que siendoigual al Padre, se hizo hombre, y tom la forma de siervo. Esto essentimiento de Cristo, y lo dems es sentimiento de hombre.Sentimiento de Hijo de Dios, y muy seguro, es pasar penas; pero elsentimiento de la carne es slo cebarse en los gustos del espritu,excepto cuando el Seor los da de su mano, sin pretenderlos. T

    busca conformidad con su querer; y entonces podrs tener porseguras tus lgrimas, y te sern provechosos los sentimientos, eirs muy seguro; y lo dems que no siga esta norma es engao.

    5. Consuelos, propios de gente imperfecta

    Porque muchas veces hay espritus tan sentimentales y tanaficionados a las cosas de Dios, por ser muy sensuales e imperfec-

    tos. Porque verdaderamente ellos no aman a Dios como deben,sino por el sentimiento y gusto sensual, por el contento y dulce-dumbre que encuentran en Dios y no por cumplir su santa voluntad,ni porque se hayan negado a s mismos, ni por haberse sometido asus santos mandamientos, lo cual sera verdadero amor. Y mien-tras les dura aquel dulzor, tanto se aprovechan y no ms. Luego losveris, faltndoles aquel gusto, airados y turbados, cayendo en elpecado, flacos y dejndose llevar de los vicios. Lo cual es prueba

    de lo que decamos, que se amaban a s mismos y no a Dios, yms a aquel bocadillo del gusto, que no a Cristo.

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    Estos son muy parecidos al nio que llora, que dndole unamelcochuela, en tanto que la come, calla, y en cuanto se le acaba,llora. De manera que cuando callaba no era porque su padre lemandaba callar, sino por el sabor de lo que coma; no haba

    obediencia ni amor, sino tan slo golosina e inters propio. Oh,qu de nios desobedientes a Dios hay hoy! Que si no rien, o seinsultan, o murmuran, o dicen necedades, o maldicen, o pierden eltiempo, no es por contentar a Dios o hacer lo que l manda, sinoporque les ha dado alguna melcochuela de devocioncilla que ellosbuscan, en la cual se entretienen; mas en quitndosela, miradlesde cerca, y veris que sus lgrimas y deseos no eran amor, sinoamor propio, pues ofenden a Dios y no le obedecen. De maneraque tanto les dur el amor cuanto les dur la consolacin sensible.Cmo pueden conocerse los verdaderos amigos en los bienes yabundancia, y no en los trabajos y necesidades?

    Quiero que sepas, amigo, que muchas veces los volubles yflacos de corazn, y pobres de la gracia del Espritu Santo tienenmuy de ordinario esta dulcedumbre de espritu y afeccin interior; locual no siempre sienten los verdaderos amadores de Dios. Y msfcilmente se mueve el que no est tan aprovechado, y el flaco y el

    liviano de corazn, y el que no sabe qu es perfecta consolacin; yas, en cuanto se le ofrece cualquier sentimiento de devocioncilla,luego la abrazan y reciben como si all les fuese la vida. Y mira bienque estas dulzuras y sentimientos de devocin muchas veces loscausa, no la abundancia de la gracia, sino la pobreza que de ellatiene el alma. Las cosas pequeas alegran mucho al pobre, porpoco valor que tengan. Es como si le dieses un sorbo de buen vinoa uno que estuviese embriagado de tanto beber, no lo sentira ni se

    alegrara; pero si lo dieses a uno que no lo ha bebido, y que estansiando beberlo y se muere por que se lo den, saltara de alegray se maravillara. La gente que no est embriagada ni llena del vinode Dios, con mucha caridad y gracia, tiene en tanto un sorbillo dedevocin, que le parece que ya est en la gloria; y dice que le havisitado Dios, y estima sus lgrimas, y anda con mucha alegra;pero en realidad es bien poco o nada, y por ventura y aun sinella, como dijimos procede de que hay poco amor y espritu

    verdadero.

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    6. Anhelos de los perfectos

    Pero el que est lleno de amor fuerte y delicado, no se cuidatanto de la devocin sensual, ni la estima tanto, ni la tiene por

    tesoro, sino de vivir en paciencia, en mortificacin propia, en amorde la cruz, y en sufrir las injurias, y en todas las otras virtudes,ejercitndolas y ponindolas por obra.

    Esta es la prueba de tener espritu y gracia en abundancia. Yas vers que cuando Dios llama a un alma con gran abundanciade gracia y de dones, no responde el hombre a sorbillos ni agustillos, sino con una prontitud all dentro muy interior y entra-able, fundada en un deseo vivo de padecer por quien le llam, y

    en la determinacin de cumplir en todo la voluntad de Dios. Y asdijo Job (14, 15): Llmame, Seor, y yo te responder. Y en qule responders, varn santsimo? En qu? En tener pacienciagrandsima en las adversidades y en las desgracias, en las enfer-medades y desamparos, en los padecimientos y en la pobreza, yen las dems cruces, en las tentaciones de Satans y en el ejerci-cio de las otras virtudes.

    As el Apstol San Pablo, cuando oy la potente voz de Dios

    que le llamaba, no le dio por respuesta gustillos y nieras, sino unarespuesta de lo ms cabal y firme, diciendo: Yo te doy mi querer,y lo someto al tuyo, y lo pongo en tus manos; tmalo, y manda loque mejor te parezca (Hech 9, 6). Y vemos ms adelante, lo queel mismo Dios dice, mostrando cmo se haba posesionado dePablo, y cmo le quera como a escogido y llamado: Yo le mostrarcunto le conviene padecer por mi nombre y gloria (Hech 9, 16).Esta obra es la verdadera muestra del verdadero siervo de Cristo, y

    ste es el verdadero ttulo de los muy amados de l, no dulzorcillosni contentamientos, sino grandes sufrimientos en los trabajos ypruebas, en angustias y en infamias, en anunciar el evangelio, enpobrezas y necesidades, y otras cosas que tienen por fin lastimar ydeshacer a la misma carne. Esta es la forma de responder bien aDios cuando llama.

    Porque el llamamiento de Cristo obliga al que fue llamado amuy sealados servicios, si no quisiere hallarse el hombre congrande ingratitud delante su Creador. De esta forma, hermano,entonces entenders que el llamamiento es de Dios, cuando le

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    respondas obedeciendo su divino querer, aunque sea con riesgode perder la hacienda, la vida y la honra. Y esto es lo que justificaal hombre, y le lleva a la perfeccin, y le hace muy parecido ysemejante a Jesucristo, quien apenas muy pocos consuelos tuvo

    en esta vida; y siempre estuvo ejercitndose de alguna manera enllevar la cruz, sin entibiarse un punto en el amor de ella.

    7. Ardides de Satans

    Tambin debes saber, hermano, que algunas veces eldemonio endulza el alma, y la pone devota, a fin de tener la carne

    en gran flaqueza por medio de aquel gusto y sabor de la espiritualgula y para que el alma confe mucho y descanse en ella, parecin-dole al tal que es verdadero espritu lo que siente interiormente; ycon aquel falso gusto indiscretamente se ejercite en vigilias y largaoracin, extremados ayunos, no comiendo ni durmiendo lo quenecesita, y debilitndose sin tasa ni medida; para que con estosexcesos deje de hacer los ejercicios ms tiles, los que sirven aDios y le agradan.

    Y aun de aqu resulta otro engao, y es, que como el alma sesiente muy llena de estos sentimientos y dulzuras, piensa de s queya es perfecta, y con esto se hace lerda, y no procura de aprove-char ms y adquirir ms virtudes, estando como est en esto elverdadero amor de Dios y el verdadero espritu.

    Trae en otro desvaro el demonio a los tales; y es que conaquel sabor y dulcedumbre de espritu que ellos dicen tener, no

    tienen otra intencin en todos los ejercicios que hacen en el caminodel Seor, que andar buscando sentimientos de devocin y dedulcedumbre, hechos golosos tras estos deleites, seguidores yamadores de su mismo regalo, poniendo todo su fin en s mismos.A los cuales el Juez Cristo permite que poco a poco vengan a caeren grandes pecados en este mundo, y en el otro en eternas penasy aflicciones. Porque este alto Seor pone los ojos en la intencinde los corazones humanos.

    Y pido a Dios, hermano, que antes hubieras sido un glotn debien comer y beber, que te contentaras a ti mismo, segn la carne,

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    en estos deleites; porque al cabo el mismo hasto que dejan fueracausa de tu enmienda; y no hubieras sabido a qu saben losconsuelos de Dios, si no sabes estimarlos y darles el lugar quemerecen, prefiriendo el ejercicio de las virtudes, el padecer y la

    cruz, a todos ellos; porque el gusto que producen quiz no tehubiera engaado, poniendo en l todo el fin de tus obras, cono-ciendo t cmo Jesucristo nuestro Maestro puso en la cruz el fin yaun el principio de todos sus das, y all acab la vida por ti.

    Mira, hermano, que el verdadero amor est escondido all enlo profundo de las virtudes, y se manifiesta en cualquier adversi-dad. Te declaro ms; el fundamento de la paciencia es un deseoentraable de padecer por amor de Dios todo lo que es posible

    sufrir al hombre, y pasar en tiempo y eternidad. Y lo mismo digo enlas dems virtudes, cuando el alma siente este entraable deseode humildad y paciencia. Este amor se manifiesta exteriormentecuando el hombre realmente padece, sufriendo diversas penas;hallando en ellas descanso y dulzura; o a lo menos, llevndolascon paciencia. ste, si por amor de Dios las pasa, es verdaderoamor, y todo lo dems es sospechoso y sin fundamento.

    8.Santidad de hogao

    La santidad que muchos pretenden hoy da, hermano, secompone de tener grandes deseos en la oracin, y cometer gran-des pecados en la conversacin. Lloramos all los dolores denuestro Redentor Jesucristo, y luego procuramos, con nuestraforma de ser, que los sufran nuestros prjimos y hermanos. Allreverenciamos la paciencia del Hijo de Dios, y despus nos mos-

    tramos iracundos con los dems. Callamos una hora, y parlamostodo el da. De manera que sacando en limpio nuestro espiritualaprovechamiento, ste consiste en irnos a callar all, orar y pensaren Dios, dando esto por precio de lo que deseamos y buscamos,que es sentirnos consolados y dichosos; y luego quedamos comoantes. De manera que nuestra santidad es de molde, porque nuncacrece, ni lo pretende, siendo lo principal que deberamos buscar.Mucha gente va engaada por este camino; Dios lo remedie.

    Amn.

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    Mira qu te importa mucho poner en prctica este aviso que tedoy, para que te levantes y no tropieces en el mismo sitio que otroshan cado, por buscar los consuelos de Dios y no su cruz. Esto,pues, es lo que te digo que debes hacer, si no quieres ser engaa-

    do y malo como ellos. Gurdate de estos presuntuosos y fatuos,que no dejan de presumir de las cosas de Dios y de s en lasconversaciones espirituales que ellos dicen tener; y cuando notienen nada que decir, vienen a decir mentiras, y aun a conversarde pecados y aun a cometerlos sin sentir asco.

    No s qu ms te puedo decir, sino que el que se ponga acontradecirles, como ahora yo lo hago, y yo slo con unos pocosfrente a tantos millares, queriendo alejarlos de su modo de santidad

    falsa y profana, en que estn fundados, temo pasar no pequeopeligro, y que no me han de tener por sensato cuanto es necesariosea tenido quien ha de aconsejar y adiestrar a otros. Pero no meconviene dejar de hacerlo, pues con la ayuda de Dios he tomadoeste cargo de desengaar a algunos que andan muy fuera delcamino, aunque ellos piensen que van por el espiritual. Y as no hedejado ni dejar de decir cosa que me parezca importante para elaprovechamiento perfecto del varn verdaderamente espiritual, ni

    disimular aunque sea a riesgo mo; pues los verdaderos amado-res de Dios, con los cuales yo me entiendo en estos renglones, nome lo tendrn a mal, antes me lo agradecern; y si algunos hubierea quien hayamos desenmascarado, para que con los ojos delespritu vean que lo que hasta aqu tenan por espiritual no era msque carne e imperfeccin, antes me deben agradecer el aviso quecondenarlo, pues les muestro que lo que tenan por un tesoro noera ms que carbones.

    El que no est en el engao que aqu he pintado, piense queesta doctrina no es para l; pero si lo est, conozca su engao, ytngase por avisado. No sera verdaderamente lamentable que nome atreviese a decirte lo que debes hacer, y te dejase ir pordespeaderos, sin gua y a ciegas, extraviado del camino?Verdaderamente es cosa que espanta ver que, siendo tanta lamultitud de los que caminan engaados por el camino de Dios,haya tan pocos que piensen que lo estn. Si no, preguntdselo, y

    no habr hombre entre todos ellos, que no crea y diga convencido,que por tener alguna devocioncilla y lgrimas, que es ya perfecto, y

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    que sabe mucho de las cosas de espritu, y que se tiene para s, yaun para los otros, por santo, y que tiene ya prendas, y muyciertas, de que le han de dar silla y asiento en el reino de Dios.Toda esta temeraria confianza nace de una cosa muy peligrosa y

    comn a muchos, que es la falta de conocimiento del verdaderoespritu de Dios; conformndose cada uno con su opinin; teniendopor mejor hacer lo que quieren, que no lo que deben, y teniendoantes por gua su apetito de la sensual devocin, que escucharhacia dnde llama el espritu y la doctrina de Cristo, que esnegarse el hombre en todo, y conformar su voluntad con la delSeor, y procurar enteramente la mortificacin de s mismo.

    Mira cmo puede ser esto, que ande tan vivo el hombre, que

    acabado su recogimiento, luego busque su propia estimacin.Pues cmo, hermano? All te encierras y echas el travesao enla puerta tras de ti, y aqu buscas ser estimado por tus obras, famay halago? All lloras porque pecaste, y aqu pecas de nuevo? Alldices que eres tierra, y aqu juras que eres cielo, y que tienes msvirtudes y cualidades que el otro, siendo todos sarmientos de unacepa, y agua de una fuente, y fruto de una misma raz? Alardeasque en la oracin aprendes grandes verdades y cosas divinas, y

    aqu te hallas lleno de tantas mentiras y ceguedades? Obsrvatebien, y, te dars cuenta de que eres tremendamente carnal yegosta, y que en todo te buscas tratando de sobresalir, con grandedesprecio de los ejercicios espirituales, pues ocupndote exte-riormente en ellos, interiormente no te aprovechas por tu mismamalicia y engao. Por esto trato, hermano, de abrirte los ojos, paraque veas, y para despertarte de sueo tan pesado.

    9. Perfeccin es querer lo que Dios quiere

    Por tanto, entra dentro de ti, y de nuevo comienza a andar enel camino de la mortificacin continua, olvidndote lo ms posiblede tus gustos, y tratando slo de poner por obra lo que Dios quiere.Y fjate, me atrevo a decirte que no tendrs pureza de espritu si tedetienes o pones tu fin en sus dones, cualquiera que ellos sean,aunque me los pintes altos y celestiales, dulcsimos y secretos.

    Pasa adelante de todo lo que puedas comprender, y de todacriatura, y slo descansa en aquella voluntad de tu incomprensible

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    e infinito Bien; abraza y ama sta en cualquier forma que tesucedan las cosas, prsperas o adversas, seguras o llenas depeligros; porque no puede el alma subir a mayor dignidad, ni hacercosa ms noble, ni de ms honra y grandeza, ni incluso ms dicho-

    sa, que obrar con tanta conformidad y amistad con Dios, que quierauna misma cosa con l.

    Bendito seas, Dios mo, Creador de todas las, cosas y vidade todo lo que es; pues siendo T Creador y yo criatura pecadora,T, ser infinito y nosotros nada y miseria, llegamos a tanta y tangrande participacin con tu suma Bondad, que te parecemos en elquerer y en el juzgar! T, Seor, dices que esto es bueno? Lomismo decimos nosotros: T lo quieres? Tambin lo queremos

    aqu. Te ha parecido bien que estemos veinte aos en una cruz,con sequedades y tentaciones? Lo aceptamos de muy buena gana.Quieres que seamos probados y humillados, deshonrados yperseguidos? Lo mismo queremos nosotros, y por lo que te parecebien nos regimos.

    Mira si de esta forma podramos errar, o nos podra faltar cosade las que para el Cielo nos importan. De voluntad tan santa comola divina, y querer tan justo, qu mandamiento puede salir que no

    sea justo, santo y perfecto? Y siendo tan dadivoso y generoso,qu puede pedir al hombre que no sea para l grande e incom-prensible tesoro? Qu camino nos puede ensear que no sea degran seguridad y muy llano? Qu aviso nos puede dar, que nosea de gran misericordia y profundsima sabidura? Y qu consejonos puede dar que me sea fidelsimo y cierto, y que nos importe lavida en seguirlo? Siendo esto tan cierto, tan de fe, y tan sinpoderse dudar, qu locura es la nuestra, hermano, en seguir

    nuestro querer y apetitos, haciendo nuestra propia voluntad,dejando de guiarnos tras la de Dios, que tanto nos asegura! Azote,castigue, mate o sane, quite devocin o pngala, nos trate como aesclavos o como a hijos, nos mortifique o nos regale, todo esseguro, si hay en nuestras entraas conformidad con su voluntad yrenunciamiento de la nuestra, que tan perjudicial es, pues no tienepara cosa ms habilidad, que para deshacer en nosotros lo queDios hace, y para borrar de nuestros corazones lo que Dios en

    ellos con su dedo escribe y para resistir a su divino querer.

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    Mira, hermano mo, si son daos stos para temerlos y parahuirlos. Busca, busca lo que a Dios le agrada y a ti te desagrada;porque esto es camino cierto, dar en la mortificacin de ti mismo. Ysi en esto te ejercitas, no te acercars a la confesin, a la contem-

    placin, a la lectura espiritual ni a la oracin, y a los otros santosejercicios, por el gusto que en ellos has de hallar y sentir, ni anda-rs en las obras de Dios mendigando tu propio inters, sino sugloria y el cumplimiento de su voluntad. Ni aun a tus comuniones teacercars para gozar de consuelos espirituales, ni para satisfacertu apetito espiritual, ni porque all se te d manjar de paz y quietud,ni por otro inters propio, sino slo por la honra y gloria de Jesu-cristo, y porque es su voluntad que por estos medios aprovechesno en consuelos sensibles, que hartos te dar en el Cielo si lesirves, sino en virtudes y propia mortificacin, y en la conformidadde padecer por l mismo. Este es el espritu seguro y el verdaderoamor de Dios.

    10. Consuelos de Dios

    Ocpate, hermano, en lo que aqu se te ha dicho; olvdate de

    tu propio contentamiento, que Cristo tiene cuidado de ello paradarlo o quitarlo cuando convenga, como verdadero mdico queentiende la enfermedad del enfermo, y sabe cundo le ha desangrar para darle salud, y cundo le ha de dar la purga paralimpiarle, y el faisn para que le alimente y le d fuerzas. Si Dios teda consuelo, recbelo; pero no lo busques t, pues te perders.

    Y advierte que no te digo esto para que algn ignoranteentienda por ello que quiero decir que son malos los consuelos de

    Dios y sus dulzuras, los cuales da a los que le sirven y no le ofen-den y se mortifican; antes puedes creer que a los tales suele visitarcon la mano de su largueza, para que con ms fervor y menospesadumbre anden el camino del Cielo. Lo que te digo y aviso esque no tengas grandes ansias en buscarlos y suspirar por ellos,sino por Dios solo, no fijndote sino en conformarte a su voluntad,siguindola en todo y negando tu propio querer. Porque no puedes,por mucho que lo procures, ofrecer a Jesucristo cosa mejor y que

    ms valga que tu propia voluntad; ni puedes tener cosa peor ni quems te dae que seguir la tuya, porque es lepra nefasta que

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    penetra en el hombre interior; y de ella nacen los pecados todos, laira y la soberbia, etc., y, finalmente, todo lo que enoja a Cristonuestro Seor. Porque a Dios slo le es permitido tener propiavoluntad, la cual a nadie esta sujeta, y ha de ser la regla de las

    dems. Luego cualquiera que usa de su propia voluntad, hurta aDios su corona, pues a slo El se debe, y en cuanto en s es,quiere ser semejante a Dios, y le quita su dignidad y excelencia.

    Procura, pues, hermano, desde hoy no caer jams en yerrotan grande, porque te perders. No busques una santidad edificadaen tu propio amor y contentamiento, sino en abajarte totalmente alos pies de Dios, y en buscar la conformidad con su querer; y yo teaseguro que l te llevar al Cielo; y te pagar cuntas veces has

    renunciado a tu propia voluntad, porque tiene bien con qu premiara los ms osados.

    Y porque no tengo ms tiempo, por tener otras ocupaciones ynegocios entre manos, perdname que no me extienda ms, y ponen prctica lo que te digo. Pues tu carta me oblig a escribir estabreve doctrina; pero si la meditas, ciertamente vers que es msprofunda de lo que parece. Ponla por obra, porque tendrs cuentaun da el que la hayas ledo y no practicado. Y si alguna cosa no

    entiendes, otro da me lo preguntas. Aunque tengo por seguro quees condicin de nuestro buen Padre y Maestro Jesucristo, queaquellos que de veras le buscan, lo que sus entendimientos noentienden, lo pondr en sus corazones para que le amen, que es loprincipal de todo el negocio, y el fin de todo lo que vemos ypensamos. Y como estemos ya diestros y advertidos en que lo msimportante es conformarnos a lo que quiere nuestro gran Dios, nieso ni lo otro nos desalentar para seguirle y amarle, pues le

    hemos de servir dnde, cmo y para lo que l quisiere, y no comonosotros quisiramos, que es negocio que emprenden pocos.

    Encomindame a Dios y pdele para m que huya de mi propioparecer, que renuncie a mi propia voluntad, que tenga amor a sucruz, y que persevere en su camino, y me olvide de todo lo que noes l; y as lo har yo por ti, para que nos veamos en aquel altoreino de su gloria, y gocemos de lo que Jesucristo nos gan contrabajos y cruz; al cual sea dada la honra y gloria de todo lo que

    hemos declarado y dicho. Amn.

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