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Foro Educacional / 5 / 2004 99 99 Indice Características de la población juvenil desertora del sistema escolar chileno. Jorge Baeza Correa * RESUMEN E l presente artículo busca dar cuenta de la realidad actual de la población que deserta del sistema escolar chileno, para ello revisa el conocimiento acumulado en los últimos años, permitiendo visualizar (a) las condiciones socioeconómicas de quienes desertan; (b) las causas de su deserción; (c) las trayectorías que siguen luego de desertar y (d) las características de quienes ingresan a la deserción dura, aquella lograda por la prolongación de su deserción y el ingreso en la vivencia de la exclusión social. Palabras clave: Deserción; Estudiantes Se- cundarios; Estadísticas Nacionales y Sistema Escolar. * El autor es sociólogo y Doctor en Ciencias de la Educación; actualmente se desempe- ña como profesor titular en la Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez, Santiago de Chile. Su correo es [email protected]
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Deserción Escolar

Jan 16, 2016

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Deserción escolar en jóvenes infractores de ley
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Características de la población juvenil desertora del sistema escolar chileno.Jorge Baeza Correa*

RESUMEN

El presente artículo busca dar cuenta de la realidad actual de la población que

deserta del sistema escolar chileno, para ello revisa el conocimiento acumulado en los últimos años, permitiendo visualizar (a) las condiciones socioeconómicas de quienes desertan; (b) las causas de su deserción; (c) las trayectorías que siguen luego de desertar y (d) las características de quienes ingresan a la deserción dura, aquella lograda por la prolongación de su deserción y el ingreso en la vivencia de la exclusión social.

Palabras clave: Deserción; Estudiantes Se-cundarios; Estadísticas Nacionales y Sistema Escolar.

* El autor es sociólogo y Doctor en Ciencias de la Educación; actualmente se desempe-ña como profesor titular en la Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez, Santiago de Chile. Su correo es [email protected]

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ABSTRACT

This paper seeks to show several characteristics of the youngsters who have dropped out from the Chilean

School System in the last years. In order to achieve such aim the article revises national public statistics concern-ing: (a) socio-economic conditions of youngsters who left school, (b) causes of leaving school (c) roads followed afterwards, and (d) characteristics of those who leave school and start living as social outcast of the system.

Key words: Early Leaving School/Secondary Students,/ National Statistics and School System.

Las estadísticas nacionales indican que el fenómeno de la deserción escolar en Chile es una problemática que afec- ta principalmente al mundo de los y las jóvenes. Indican

además, que estamos en uno de los momentos de menor deserción en dicho grupo etáreo, no obstante ello, la temática de la deserción ha tomado un papel central en los últimos años, principalmente por la reforma constitucional que establece 12 años de escolaridad obligatoria para todas las personas menores de 21 años.

El logro del objetivo trazado de los 12 años, implica el desafío de mantener a los que ingresan al sistema pero a su vez, ha-cer volver al sistema, a quienes con menos de 21 años se han retirado, de aquí que en el Plan de Escolaridad Completa, que sustenta el objetivo de 12 años de escolaridad, distingue, por un lado, entre políticas de retención escolar (donde se ubi-can programas y acciones tales como: Liceo Para Todos, Beca Indígena, subvención diferenciada pro-retención, y políticas compensatorias de la JUNAEB), y, por otra parte, de políticas de reinserción escolar (donde a su vez se ubican programas y acciones tales como: educación de adultos y estrategias compen-satorias y pedagógicas hacia sectores juveniles en condiciones especialmente difíciles).

Dentro de quienes desertan debe diferenciarse, además, entre aquellos que luego de un tiempo vuelven al estudio, incorpo-rándose al sistema escolar y muy especialmente a la educación de adulto o ingresan al mundo laboral y/o inician una vida, como madre y “jefa de hogar”; de un segundo grupo, confor-mado por personas que luego de abandonar el sistema escolar pasan a engrosar lo que se ha denominado la ‘pobreza dura’,

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aquella “no permeable a los programas convencionales y a las estrategias de intervención pública, existentes hasta ahora en nuestro país”1 .

El presente artículo busca dar cuenta de la realidad actual de la población que deserta del sistema escolar, sus características socioeconómicas, las causas de su deserción, la trayectoria que inician luego de desertar, para detenerse por último, en la deser-ción dura; aquella difícil de revertir por el espiral de exclusión social en que se ven sumergidos algunos desertores. Para dar cuenta de estos aspectos se revisan estadísticas nacionales y se analizan un conjunto de estudios e investigaciones realizados en la materia.

Condiciones socioeconómicas dequienes desertan:

Una primera problemática al acercarse al tema de la deserción2 , se refiere a los sistemas de información existente en la materia. Las estadísticas sobre deserción escolar en Chile presentan limi-taciones que implican una sobre o subestimación del fenómeno3 , de aquí que un primer desafío diga relación con la necesidad de mejorar los sistemas de registro y control de la deserción. A este respecto el «Registro de los Estudiantes de Chile» del Ministerio de Educación, constituirá un gran avance al respecto.

De acuerdo a estudios específicos existentes sobre deserción escolar4 , a lo que se suman las estadísticas anuales del MINEDUC

1 Programa Puente: Documento para el Apoyo Familiar, Construyendo un puente, Fun-damentos y resultados esperados, Marzo 2002; pág. 3

2 La deserción se entiende, en palabras del MINEDUC, como el “total de alumnos que estando en condiciones de cursar un determinado grado en el sistema escolar, no lo cursan, en relación a la matricula teórica del siguiente grado. Se contabiliza como deserción la que ocurre durante el año escolar como también la que se produce al pasar de una año a otro”. MINEDUC: Indicadores de la Educación en Chile; mayo 2004; pág. 31.

3 El uso de la tasa de abandono por ejemplo, como indicador de la deserción escolar, entendida esta última como la relación entre los alumnos que se retiran del sistema escolar durante un año y los que terminan el año escolar, tiene como limitación que no registra los casos de traslado de los estudiantes; no permite distinguir entre los que abandonan el sistema escolar para siempre y los que lo hacen sólo de forma temporal; por último, el cálculo que se realiza, sólo permite tener la visión de lo que ocurre durante un año, sin posibilidad de conocer lo que sucede con los alumnos entre un año escolar y otro. Las primeras limitaciones pueden constituir una sobre-estimación de la situación, mientras que la última indicada, genera una subestimación. Sesgo que a juicio de algunos, supera las dos sobre-estimaciones antes identificadas.

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y los resultados sucesivos de la Encuesta de Caracterización So-cioeconómica (CASEN)5 , es posible indicar lo siguiente en cuanto a la población desertora.

Si bien el número de jóvenes entre 14 y 17 años que no asiste a un establecimiento ha continuado disminuyendo desde 1990, pasando de 19,7% a un 7,2% (CASEN 2003), de acuerdo a datos de la misma CASEN (año 2000), en la actualidad sobre 300 mil personas entre 14 y 21 años no asiste a un establecimiento esco-lar y no cuenta con la enseñanza media completa. En particular, el problema de la no incorporación en el sistema escolar en el tramo de edad de 14 a 17 años afecta, aproximadamente, a 105 mil jóvenes (CASEN 2000); lo que es ratificado Cuarta Encuesta Nacional de Juventud 20036 , que indica que en el segmento 15 a 18 años, el 15,10% de los jóvenes no esta estudiando, lo que equivale a 155.694 jóvenes.

Si se analiza más en detalle lo recién indicado, es posible con-cluir que esta situación de no asistencia a un establecimiento educacional, afecta principalmente a los sectores más pobres del país. Distribuido el total de la población de 14 a 17 años por quintiles de ingreso autónomo per capita del hogar, en el Quintil I (los más pobres) el 87,5% asiste a clases, mientras que en el Quintil V (lo más ricos) el 98,7% asiste al colegio (CASEN 2003). Más específicamente, al observar el porcentaje de pobla-ción sin cobertura de enseñanza media, es posible concluir que el porcentaje no cubierto en el quintil más pobre es 10 veces superior al del quintil más rico:

4 Se consideran aquí los siguientes estudios: INJUV: Procesos de deserción en la ense-ñanza media. Factores expulsores y protectores, mayo 2002; JUNAEB: Comprendiendo el fenómeno de la deserción escolar en Chile, enero 2003 y Fundación Paz Ciudadana – Hogar de Cristo (estudio realizado por Adimark): Información existente sobre los temas deserción escolar, delincuencia y retención, y droga y educación, abril 2003.

5 Al momento de elaborar este artículo esta ya concluida la Encuesta CASEN 2003 (agosto del 2004), pero aún no esta disponible en forma pública su versión completa, sino que solo parcialidades; en vista de ello, se utilizan en parte los datos de la CASEN 2000.

6 INJUV Cuarta Encuesta Nacional de Juventud, 2003

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I Quintil II Quintil III Quintil IV quintil V Quintil

87,5% 91,7% 94,0% 96,9% 98,7%

Cobertura de enseñanza media por quintil de ingreso autónomo per capita del hogar del hogar, 2003

MIDEPLAN Encuesta CASEN 2003

Visto el grupo 14 a 17 años que no asiste a un establecimiento educacional, según zona y sexo, se puede apreciar que este es un fenómeno con características muy similares en cuanto a sexo, pero de gran diferencia con relación a la zona de residencia. La no asistencia casi se triplica al pasar de zona urbana a rural:

Población que no asiste a un establecimiento educacional,según zona y sexo (porcentaje)

URBANO RURAL TOTAL Edad Hombre Mujer Total Hombre Mujer Total Hombre Mujer Total

14-17 8,0 7,9 8,0 20,8 21,6 21,2 9,9 9,9 9,9 años

MIDEPLAN, Elaborado a partir de Encuesta CASEN 2000

Causas de la deserción:

Coincidente con lo ya señalado, razones asociadas a la con-dición de pobreza, expresada principalmente en “problemas económicos”, van a constituir las principales causa de abandono de los establecimientos escolares. De acuerdo a los datos de la CASEN 2000, en el tramo 14 a 17 años las principales razones declaradas para no asistir son: “dificultad económica” (22,7%), y “esta trabajando o buscando trabajo” (13,6%). Estas cifras son coincidentes con las de la última Encuesta Nacional de Juventud, 2003, que indican para el tramo 15 a 18 años que la principal razón para no estar estudiando es por “problemas económicos” (17,60%), lo que es seguido por un 13,10% por la razón “decidí estudiar”.

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Analizada esta situación por quintiles de ingreso, se pone aún más de manifiesto esta situación de asociación a exigencias económicas:

Razones declaradas para no asistir a un establecimiento educacional en la población 14 a 17 años, por quintil de ingreso autónomo per capita del

hogar 2000 (porcentaje)

RAZON I II III IV V Total

No existe establecimiento cercano 2,2 3,1 0,6 1,8 0,8 2,1

No existe cupo en establecimiento 1,2 0,3 0,2 5,4 0,0 1,0

Dificultad de acceso o movilización 1,3 1,0 0,2 0,8 0,0 1,0

Horario inconveniente 0,1 1,4 0,0 0,0 0,0 0,5

Dificultad económica 30,2 19,2 15,7 7,9 1,7 22,7

Está trabajando o buscando trabajo 10,7 16,6 14,5 20,0 5,0 13,6

Ayude en la casa o que hacer del hogar 3,9 3,0 3,0 1,1 0,0 3,2

Requiere establecimiento especial 1,4 0,3 2,0 0,1 7,5 1,2

Maternidad o embarazo 13,4 13,2 15,0 21,3 13,7 14,0

No le interesa 13,0 15,2 15,3 8,4 23,0 13,9

Está realizando el Servicio Militar 0,1 0,4 0,0 0,0 0,0 0,2

Enfermedad que lo inhabilita 2,1 2,8 5,0 6,2 6,4 3,1

Problemas familiares 5,4 4,3 3,9 2,5 1,1 4,6

Problemas de conducta 5,2 4,1 4,2 7,8 3,6 4,8

Problemas de rendimiento 5,8 10,6 11,1 7,2 3,2 8,1

Otra razón 4,1 4,5 9,4 9,7 34,0 5,9

Total 100,0 100.0 100,0 100,0 100,0 100,0

Se excluye al servicio doméstico puertas adentro y a su núcleo familiarMIDEPLAN, Elaborando a partir de Encuesta CASEN 2000.

Se debe tener presente en esta temática en particular, de acuerdo a la CASEN 2003, que aquí sí existen variaciones según sexo. En la población de 14 a 17 años, mientras que en las mu-jeres son: la maternidad (25,9%), embarazo (12,7%) y dificultad económica (11,4%), las principales razones para no asistir a un establecimiento educacional; en los hombres, las razones prin-cipales son: estar trabajando o buscando trabajo (20,4%), no le

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interesa (19,0%), dificultades económicas (18,7%) y problemas de rendimiento (15,5%).

No obstante lo anterior, si bien la pobreza constituye un factor presente en la mayoría de los casos de deserción escolar, en un fenómeno tan complejo como es éste, ningún elemento o factor explicativo considerado por si sólo, tiene el peso suficiente para dar cuenta por completo de ello, más todavía si se le considera como un proceso y no un resultado7 . En este sentido la situación socioeconómica de la familia, constituye una “condición nece-saria”, mayoritaria en los casos de deserción, pero no por ello una condición por si sola suficiente. “Los pobres cuando desertan –afirma el estudio de la JUNAEB- lo hacen porque se han añadido otras condiciones además de la precariedad económica”.

Al profundizar sobre las razones de la deserción, a través de algunos estudios más específicos sobre el particular8 , es posible constatar que existe un conjunto de factores que se pueden reconocer como señales previas a los procesos de deserción, entre estos se destacan: (i) la frecuencia de cambios de cole-gio, tres y más cambios; (ii) la repitencia, cerca del doble de frecuencia en los desertores con relación a los no desertores. De la información tomada de los libros de clase, destacan ade-más, (iii) que las variables conductuales empiezan a empeorar en los desertores antes de concretarse su alejamiento. Además existe una tendencia mientras se esta en el colegio, (iv) a un bajo éxito académico en los desertores en comparación con los no desertores tanto en promedio general de notas como en castellano y matemáticas. Por últimos antecede a la conducta de deserción (v) un menor porcentaje de asistencia a clases y mayores atrasos.

El estudio sobre el Perfil del Desertor Escolar (2003), preparado por Adimark para Fundación Paz Ciudadana y Hogar de Cristo, resumen aspecto de esta situación de la siguiente forma:

7 De acuerdo al estudio realizado a solicitud del INJU: “La causa principal que identifica el o la joven en su deserción se encuentra siempre inmersa y se entrelaza con otros factores. A su vez, la fuerza de los factores expulsores se puede ver disminuida por la presencia de factores protectores. Estos se asientan en la familia, donde operan de modo directo o indirecto; en el establecimiento educacional, donde se manifiestan en las dimensiones pedagógicas y relación profesor –alumno y del establecimiento como espacio de sociabilidad juvenil; y en rasgos de personalidad de el o la joven, su empuje y resiliencia frente a condiciones adversas” (Informe Ejecutivo, p. 5).

8 Los ya antes citados estudios.

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9 Esta investigación considera una muestra de 445 desertores a los que suma 152 jóvenes comparables a los anteriores, pero que asisten regularmente al colegio, como muestra control.

Evaluación de las cosas que hacía cuando iba a la escuela(escala de 1 a 5)9

% 4 y 5

Desertores Muestra de Control

En la escuela tenía muchos amigos 81,9 90,2 Lo que aprendía en la escuela era útil 69,5 93,8

A menudo llegaba atrasado a clases 47,1 33,1 Me llevaba bien con los profesores 46,2 85,1

En la escuela tenía mala conducta 44,4 30,5

A menudo hacia la cimarra 42,7 26,9 Siempre hacia las tareas que me daban para la casa 36,4 66,4 La forma en que los profesores enseñaban era entretenida 36,1 73,9 Me gusta ir a la escuela 85,2

ADIMARK: Perfil del Desertor Escolar

A las desventajas socioeconómicas y a la historia escolar de cambios, repitencias, expulsiones, bajas notas e inasistencia frecuente, se suma a además, en algunos casos, la falta de una oferta educativa de calidad y de poca pertinencia curricular, lo se traduce en definitiva, en una falta de motivación (principal-mente en el ámbito rural), donde muchos estudiantes sienten que no se les ofrece aprender lo que quieren aprender o lo que ellos piensan, que les servirá cuando ingresen al mundo laboral (ver estudio JUNAEB).

Una característica que distingue a los desertores de aquellos que se mantienen en el sistema educativo, es la baja valoración de sus habilidades y competencias. Aquellos alumnos que no se sienten capaces, que anticipan su fracaso escolar, que no se sienten con las aptitudes suficientes para enfrentar las exigen-

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cias académicas, son en mayor medida, los futuros desertores. Se agrega a ello que si un joven se siente más capaz trabajan-do que estudiando, lo esperable es que opte por el trabajo y abandone los estudios.

Cuando hay sujetos que tienen un bajo rendimiento, señala el estudio encargado por la JUNAEB, “reflejado en malas notas, éstos son rotulados como alumnos con problemas de aprendiza-je, ‘malos para el estudio’, ‘sin capacidad’, ‘desconcentrado’, ‘flojo’, etc., y no se les entrega un refuerzo que permita superar esta situación. El rótulo de “mal alumno” persigue al sujeto al que se lo han colgado, de tal forma que este termina por con-vencerse de la ‘veracidad’ del mismo y actúa en consecuencia. Esto permite, en gran medida, liberar de responsabilidades a los encargados de generar procesos de aprendizaje significativo al interior del aula y permite desplazar la responsabilidad a los propios afectados. Estos se sienten culpables de la situación, comienzan a ver el ambiente escolar como agresivo y poco to-lerable, hasta el momento en que lo dejan. Esperando volver en mejores condiciones y/o bajo otro contexto (otro colegio, otra ciudad, otros profesores, etc.)” (p. 22).

Los desertores pertenecen en mayor proporción que los no desertores a hogares con jefatura femenina y/o en los cuales la madre trabaja fuera del hogar, así como también posee una baja escolaridad. Los jóvenes y niñas cuyas madres tienen 11 o menos años de escolaridad -indica el estudio realizado para JUNAEB- tienen un riesgo de casi 5 veces mayor de desertar que aquellos que cuyas madres tienen 12 o más años de escolaridad (p. 35). En estos casos, de una madre ausente por razones labo-rales, los jóvenes poco motivados para el estudio y con pocos amigos en el liceo (quienes tienen una mala relación con sus compañeros curso, tienen un riesgo de desertar 12,6 veces más que quien tiene una buena relación)10 , incrementan sus atrasos e inasistencias y bajan su rendimiento (ver conclusiones estudio para INJUV, p. 79).

En este último sentido, la presencia de un adulto en el hogar durante el día puede contribuir como un importante factor pro-tector para que no ocurra la deserción. Situación que también posibilita además, la continuación de estudios de las madres adolescentes ya que tienen con quien dejar a su hijo/a. De he-cho, no es el embarazo en sí el factor que lleva a la deserción,

10 JUNAEB, op. cit., p. 35.

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sino el no contar con el apoyo para el cuidado del recién nacido. “La deserción por razones de maternidad –indica el estudio de INJUV- no ocurre en el período de embarazo sino con respecto al cuidado del recién nacido. Aquellas jóvenes que no poseen una red de apoyo deben necesariamente asumir esta responsabilidad a costa de dejar sus estudios” (p. 77).

El estudio antes citados, realizado para Paz Ciudadana y Hogar de Cristo, da a conocer las siguientes estadísticas al respecto, comparando nuevamente desertores con alumnos en el colegio:

Frecuencia de ocurrencia de las siguientes situaciones% frecuentemente

Desertores Muestra de Control

APEGO - CALIDEZ

Los miembros de la familia tratan de animarte cuando estás triste 47,0 73,2

Tus padres ponen atención de lo que dices 46,9 76,1

Tus padres te dicen que te quieren y que se preocupan por ti 46,1 88,6

Tus padres escuchan realmente tus problemas 38,7 79,5

CONTROL

Tu tomas más decisiones que tus padres sobre las cosas que haces y lugares donde vas 60,8 48,6

Tus padres te dejan ir a cualquier lugar dondetu quieras sin preguntar 41,9 11,2

Tus padres toman decisiones por ti 31,8 54,1

CONFLICTO

Los miembros de tu familia se dicen cosas malas entre ellos 22,4 5,9

Los miembros de tu familia se enojan entre ellos 21,9 23,0

Hay muchas discusiones o peleas en tu familia 21,6 8,0

Los miembros de tu familia se gritan o golpean entre ellos 14,9 2,6

ADIMARK: Perfil del Desertor Escolar

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Otro aspecto presente con frecuencia en los desertores, es lo referido a la vivencia en un medio de mayor presencia de consu-mo de droga y alcohol o de propio consumo de droga y alcohol, como también de violencia. El estudio realizado a petición de JUNAEB, indica en este campo, que “los jóvenes que dicen consumir drogas a veces o frecuentemente tienen un riesgo de 3,8 veces mayor de desertar que aquellos que nunca o sólo una vez reconocen haber consumido” (p. 35). La frecuencia de consumo entre los desertores –indica este estudio- es 4 veces mayor a la de los controles (jóvenes que están el sistema es-colar): 10,5% y 2,6% respectivamente. En cuanto a consumo de alcohol, también existen diferencias notorias, el mismo estudio señala al respecto, que es de un 23,8% en los desertores y un 15,4% en los controles (ver pág. 31).

La investigación realizada para Paz Ciudadana y Hogar de Cristo, presenta las siguientes estadísticas con relación al entorno de los estudiantes desertores y no desertores:

¿Tu dirías que en tu casa hay alguna persona que...?

Desertores Grupo Control

Beba alcohol en exceso 42,3 14,6

Este muy deprimida 22,8 5,2

Consume droga 21,1 0,0

Sea violento 13,7 0,0

ADIMARK: Perfil del Desertor Escolar

Un factor importante, también a considerar, es que cumplir 18 años y estar en segundo medio es un factor que casi mecáni-camente implica un caso de deserción de la enseñanza media diurna. Con esa edad es posible ingresar a la enseñanza media vespertina o nocturna o a una modalidad diurna de dos cursos en un año, alternativas que resultan más atractivas para estos jóvenes (INJUV).

Por último, es importante tener presente, que se observan dos momentos en el año de abandono del colegio: los meses de abril

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y septiembre. Los que abandonan tempranamente puedan tener causales más relacionadas con su situación familiar o ambiental y en septiembre se asocia al entorno escolar y sus resultados académicos (ver estudio para JUNAEB). Históricamente además, la deserción se concentra en Enseñanza Media11 en Primer (11,3%) y Tercer Año (9,0%). Es importante agregar a lo anterior, que la tasa de deserción escolar en Básica, tiene un repunte conside-rable al pasar de 6º a 7º grado, en el 2002 pasa de 2,1% a 3,2%, para luego bajar a 2,3% en 8º, lo que pone de manifiesto que en el fenómeno de la deserción en Primero Medio, hay un proceso anterior vinculado con el término de la básica.

Trayectorias luego de desertar:

Con respecto a los que ya son desertores, la encuesta CASEN 2000 indica que al consultar a la población de 14 a 17 años que no esta en el sistema escolar, con relación al último año que asistieron a un establecimiento educacional, se obtuvo que un 22% había dejado de asistir el año 2000, un 32,6% el año ante-rior, un 18,9% hace dos años, un 24,1% hace tres años o más. Sólo un 1,7% declaró no haber asistido nunca. Ello muestra que el grueso de la población, alrededor del 75% ha abandonado el sistema educacional en los últimos dos años.

Ultima vez que asistió a un establecimiento educacional, 14 a 17 años 2000

11 Mientras la tasa de deserción en Básica en el 2002 fue de 2,0%, la de Educación Media es de 8,5%. El porcentaje más alto de deserción en Básica es en Tercero, con 1,3% y más alto en Séptimo, con 3,2%. En Media las diferencias extremas también son notorias, en Primero 11,3%; en Segundo 6,0%; Tercero 9,0% y Cuarto 6,3%.

TIEMPO Porcentaje

Este año (antes de noviembre 2000) 22,8

El año pasado 32,6

Hace dos años 18,9

Hace tres o más años 21,1

Nunca ha asistido 1,7

MIDEPLAN Elaborado a partir de Encuesta CASEN 2000

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Al consultar al grupo de 14 a 17 años que no asiste al colegio en el año 2000, sobre sus planes para al 2001, su principal prefe-rencia son estudiar y trabajar, lo que se refleja claramente en siguiente tabla con datos de la CASEN 2000:

Población de 14 a 17 años no asiste en el año 2000¿Qué piensa hacer el próximo año?

(porcentaje del total)

Que piensan hacer… Porcentaje

Estudiar 34,0

Trabajar 37,1

Quehaceres del hogar 6,9

Cuidar a los niños 5,0

Estudiar y trabajar 3,3

Otras actividades 2,2

No sabe 11,4

MIDEPLAN Elaborado a partir de Encuesta CASEN 2000

De acuerdo a los datos de la misma CASEN, en concordancia con los datos anteriores, si se considera el segmento 15 a 19 años, el porcentaje de los que quieren estudiar el siguiente año, baja a un 23,3% y los que desean trabajar sube al 45,4%.

Volviendo a la población 14 – 17 años, si se consulta considerando un mayor tiempo de retiro desde el establecimiento escolar, quienes hace más de tres años han abandonado la escuela pien-san principalmente en trabajar y no en volver a estudiar. Esa perdida de interés ya se manifiesta fuertemente al segundo año que las personas han abandonado el sistema escolar. Siendo por lo tanto el tiempo, un factor clave para la reinserción. De aquí la necesidad de atención temprana al joven desertor.

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Población de 14 a 17 años que no asiste en el año 2000Qué piensa hacer el próximo año, según última vez que asistió

(porcentaje del total)

Que piensa hacer... Estudiar Trabajar

Este año 58,3% 23,1%

El año pasado 42,2% 30,8%

Hace dos años 24,7% 43,1%

Hace tres años o más 9,5% 56,2%

MIDEPLAN Elaborado a partir de Encuesta CASEN 2000

Consultados los jóvenes que no están estudiando, sobre cuáles serían las dos principales razones que le motivarían para volver estudiar, la respuesta mayoritaria en el segmento 15 a 18 años, en la Encuesta Nacional de Juventud (2003), dan cuenta de una clara conciencia del significado e importancia social que posee la educación. Ellas se concentran en “conseguir un buen trabajo”, que es mencionada por el 35,40% y en segundo lugar, “crecer como persona”, citada por el 30,80% de los actuales desertores. Situación en definitiva, que habla de una conciencia de lo que se resta al no seguir un proceso formativo: posibilidad de un mejor trabajo y crecimiento personal.

Por lo general los estudios referidos a quienes desertan, como concluye el estudio realizado sobre la materia a petición del INJUV, indican que “la deserción no conduce inevitablemente a la desintegración personal y la degradación social; los desertores no están en la calle ni caen inevitablemente en situaciones de riesgo social, Algunos de ellos han continuado su escolaridad en la educación de adultos. Otros, especialmente mujeres, han constituido su propia familia y han tenido hijos, aun cuando éste no fuera su principal motivo para desertar. Lo que sí es cierto es que quienes dejaron el liceo y buscan trabajo enfrentan situaciones de desempleo recurrente porque los trabajos que consiguen son precarios e inestables” (p. 77).

Todos ellos lamentan el no asistir a clases aún cuando les ha significado un “alivio” el dejar de asistir. La mayoría de los jóvenes que han desertado (el 77%) -de acuerdo al estudio de

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Adimark para Paz Ciudadana y Hogar de Cristo- señalan que les gustaría volver al sistema educacional12 , por lo demás son pesimistas sobre su futuro laboral. De aquí que la deserción nunca es totalmente voluntaria, mejor dicho, no es deseada. El abandono es para ellos momentáneo, al menos como intención original, nunca definitiva, con excepción de las mujeres que en muchas ocasiones no se permiten a sí mismas o su realidad no les permite, otra opción que ser madres y dueñas de casa.

En este sentido resulta importante distinguir aquella parte de la población juvenil desertora que no presenta dificultades excep-cionales, y que puede ser objeto de una política de completación de estudios a través de la ampliación, cercanía y mejoramiento de la educación de adultos; de aquella otra población juvenil en condiciones especialmente difíciles, es decir, población juvenil en extrema pobreza, infractores de la ley, drogadicción y/o «situación de calle».

Deserción dura:

En los casos de la población juvenil que se ha mantenido un tiempo prologado en la deserción, y que suman a ello, situa-ciones de daño psicosocial, de delitos y reclusión, de pobreza extrema, de carencias de apoyos a familiares y afectivos; re-sulta particularmente complejo el proceso de reenganche y de reinserción escolar; lo que justifica programas especiales de intervención, que aún en Chile no están del todo desarrollado, ni menos validado.

Este grupo de jóvenes socialmente excluidos que han abando-nado el sistema de enseñanza y que no disponen ni las cuali-ficaciones, ni las competencias necesarias para encontrar un empleo, son a su vez marginados, en muchos casos, por sus familias, se ganan la vida con trabajos ocasionales, se mueven entre empleos mal pagado y por tiempos limitados, y con fre-cuencia pueden caer en el desempleo por largo tiempo, o en situaciones de violencia, delincuencia y droga. Sin dejar de ser por ello, personas interesadas por la vida y que poseen, como todos, grandes cualidades.

12 De acuerdo a la Encuesta Nacional de Juventud, el porcentaje de quienes no están estudiando y les gustaría volver a estudiar en el tramo 15 –18 años es de 91,30%, el cual incluso sube a 92,10% en el tramo siguiente de 19 a 24 años.

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En estos jóvenes que están en la “deserción dura” (si bien los datos de deserción no establecen diferencias significativas entre hombres y mujeres, en cuanto cifras absolutas, por lo cual ambos requieren en general igual atención, aunque si son claras las dife-rencias que existen en cuanto a las razones para dejar de asistir a clases), ellos sí poseen una necesidad de atención diferenciada por género, sin que signifique establecer una discriminación, ya que al observar estadísticas referidas a esta población -en un diagnostico sobre los adolescentes infractores de la ley- se puede apreciar que el porcentaje de población masculina (88,3%) supera enormemente a la femenina (13,7%).

La población que se encuentra fuera del sistema escolar y en situaciones especialmente difíciles, puede ser entendida operacionalmente como aquellos jóvenes de extrema pobreza (hijos de las familias de Chile Solidario; infractores a la ley Red SENAME); y jóvenes en situación de calle13 (jóvenes que viven en la calle o que construyen su identidad básicamente a partir de la calle). Lo que hace en definitiva, que sea un grupo confor-mado por personas que luego de abandonar el sistema escolar pasan a engrosar lo que se ha denominado la ‘pobreza dura’, aquella “no permeable a los programas convencionales y a las estrategias de intervención pública, existentes hasta ahora en nuestro país”14 .

Dentro de este grupo de pobreza dura es posible identificar tres focos que requieren de atención:

❑ La población de jóvenes de extrema pobreza atendi-dos por el Programa Puentes, la que se estiman en un total, aproximado, de 26 mil jóvenes.

❑ La población de jóvenes infractores a la ley pertene-cientes a la red SENAME que se estiman en 5.600.

❑ Los en situación de calle que se estiman en 8.000 niños y jóvenes, aproximadamente.

Si bien es cierto, como se ha indicado con anterioridad, que la inmensa mayoría de los niños y adolescentes que desertan del

13 SENAME diferencia entre niños y niñas en la calle y niñas y niños de la calle. Los primeros conservan cierto grado de vinculación con su familia e incluso dependen de ella, a pesar de la autonomía que les otorga gran parte del tiempo en la calle, se caracterizan por dormir en su casa. Los niños y niñas de la calle, han roto prácti-camente todo vínculo con su familia y han hecho de la calle su hogar permanente, dependiendo fundamentalmente de si mismo para sobrevivir.

14 Programa Puente: Documento para el Apoyo Familiar, Construyendo un puente, Fun-damentos y resultados esperados, Marzo 2002; pág. 3

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sistema escolar, forman parte del mundo de la pobreza, no pare-cen ser las razones económicas y la necesidad de tener ingresos el factor de mayor peso al momento de tomar la decisión de no continuar sus estudios. Cabe recordar al respecto, sumándose a los factores ya identificaos, que diversos autores, colocan a la vista como un aspecto relevante, para un segmento importante de niños, niñas y adolescentes que buscan huir de ese medio, la existencia de una “cultura escolar” que se mostraría contrapues-ta a la existencia de “culturas juveniles”, generándose así, un grave desfase entre los adolescentes y el modelo pedagógico15 . Por otra parte, las repitencias, traslados y expulsiones, como ya se ha mencionado, junto con constituirse en las huellas del fracaso y de los sentimientos de minusvalía y desesperanza que caracteriza a esta población, son, en la practica, un impulso a salir a la calle, que se ofrece como espacio mucho mas atractivo y motivante.

Hoy es un acuerdo bastante amplio, el considerar el abandono escolar como un proceso y no un evento aislado o puntual. La deserción como síntoma del fracaso escolar16 . Los estudios ma-nifiestan que se trata de un proceso complejo y multicausal, que transita por diferentes etapas y madura a lo largo de un tiempo, por lo cual es un proceso que deja graves huellas, por cuanto a través de él se acumulan múltiples experiencias de fracaso, de malas calificaciones, de ser rotulados como personas incapaces y perturbadoras, todo lo cual profundiza la desvalorización de la imagen de sí mismo que ellos y ellas poseen.

Según un estudio realizado para el CONACE17 , cuyo principal objetivo fue la elaboración de un diagnóstico que permitiera detectar las necesidades psicosociales y de prevención de los adolescentes que se encuentran fuera del sistema escolar, muestra la necesidad de formulación de programas orientados a fortalecer sus recursos personales y sociales, ofreciéndoles alternativas de desarrollo y construcción de sus proyectos de vida, promoviendo el desarrollo de sus habilidades y destrezas individuales y sociales.

15 Ver: Rodolfo Sapiains y Pablo Zuleta: “Representaciones sociales de la escuela en jóvenes urbano populares desescolarizados”. En Revista Ultima Década Nº 15, CIDPA, Viña del Mar, Chile, 2001, pp. 53-72.

16 Ver al respecto Jesús Redondo: En: http://64.76.145.66/destacados_web/semina-rio12/RJ_Redondo.ppt Exposición “La dimensión psicosocial de la deserción escolar” en Seminario 12 años de escolaridad un requisito para la equidad.

17 Morales, P.; M. Valencia y M. Insunza: “Diagnóstico para la formulación de un programa de prevención del consumo de drogas, dirigido a adolescentes desertores del sistema escolar”; ACHNU; 2002.

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El V Estudio Nacional del CONACE sobre consumo de Drogas en la Población General, indica como un dato importante a considerar a este respecto, que los menores, entre 12 y 18 años que se retiran del sistema escolar y que permanecen por años fuera de éste, tienen prevalencias de consumo de drogas inusualmente altas. “El grupo de desertores escolares (menores que trabajan o buscan trabajo) registran la mayor tasa nacio-nal de consumo de marihuana en una cifra que bordea el 25% y están ampliamente expuestos también al uso de pasta base y cocaína (...) La diferencia entre permanecer en el colegio o retirarse tempranamente para trabajar eleva las prevalencias en 5 veces en el caso de la marihuana y en algo más 4 veces en el caso de la cocaína”18 .

Profundizando en esta materia, el CONACE en su Quinto Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar de Chile, Octavo año Básico a Cuarto Medio, 2003 indica que “El uso de drogas está fuertemente asociado con el nivel de integración escolar que registran los alumnos. Un niño que declara que va poco o nada contento al colegio tiene prevalencias de consumo de marihua-na 3 veces más altas que un niño que va contento al colegio. Asimismo, los alumnos que declaran que no se sienten parte del colegio al que asisten tienen prevalencias 2,5 veces más altas que aquellos que se identifican con su colegio. La calificación que los alumnos hacen de su relación con los profesores muestra la misma asociación. Los alumnos que declaran que su relación con los profesores que le hacen clases no es buena, tienen prevalencias 3 veces más altas que los que declaran una buena relación con los profesores. Lo mismo ocurre con los alumnos que declaran que los profesores se preocupan poco de ellos”19

En el caso de los adolescentes imputados como infractores de ley, el consumo de drogas alcanza cifras e impacto extraordina-riamente mayores. Una investigación realizada en la población SENAME confirma esta gravedad, al mostrar que los jóvenes cuya causal de ingreso es la infracción de la ley penal, “los antece-dentes de consumo de drogas licitas e ilícitas están presentes en casi todos los casos”20 .

18 CONACE Quinto Estudio Nacional de Drogas en Población General de Chile, 2002. pág 15 en: http://www.conacedrogas.cl/inicio/obs_naci_encu_tema1.php

19 CONACE Quinto Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar de Chile, 2003; p.19. En:www.conacedrogas.cl/docs_obs

Quinto_estudio_escolares_mayo2004_informegral.pdf20 “La representación social del consumo de drogas en la población de menores perte-

necientes al SENAME”. Informe ejecutivo; SKOPUS Ltda., 2002.

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La asociación entre drogas y población joven que se mantiene fuera del sistema escolar por un largo período, es de especial importancia, ya que si bien el consumo de drogas es un fenómeno social que cruza a todos los sectores, es en la marginalidad donde adquiere un cariz mas grave y complejo, profundizando la desin-tegración social. Los esfuerzos por superar la pobreza requieren necesariamente abordar en forma especial a esta población de alto consumo y abuso de drogas y, en lo que se puede llamar: desescolarización.

La diversidad de los patrones de consumo es un hecho ampliamente reconocido. “Distintos públicos consumen diferentes drogas, en distintos contextos y por distintos motivos”21 . Esta mirada dife-renciadora facilita el reconocimiento de la especial gravedad que adquiere el consumo de drogas en esta población infanto juvenil, puesto que el tipo de droga que se consume, y el con-junto de fenómenos psicosociales anexos representa una mayor presencia de factores de riesgo, y probablemente una escasez de factores protectores.

La información recogida en una investigación realizada a peti-ción de SENAME22 , muestra que si bien la marihuana está pre-sente en todos los grupos, ella constituye una especie de droga “transversal”, sin un perfil claro del consumidor y considerada por todos como de baja toxicidad y efecto mas bien lúdico, el problema se encuentra radicado en el consumo por parte de quienes están desescolarizados, de pasta base (droga que ha ido desplazando al neoprén) y solventes. La pasta base sirve para anestesiarse afectivamente, para calmar el doloroso y siempre insatisfecho deseo de pertenecer, de contar con vínculos, de ser significativo y querido. La necesitan, como el neoprén y los solventes, como coraza contra las necesidades básicas insatis-fechas, el hambre, el frío y el dolor. Son, por eso mismo, las drogas propias de la calle.

En estos niños/as y adolescentes más abandonados, aquellos desprovistos de lazos familiares, y cuya vida transcurre en la calle, es en quienes éstas drogas (pasta base y solventes) tienen mayor presencia y son de más difícil erradicación, no solo por ser más accesibles por el precio, sino también por se mejores “satisfactores” de las necesidades insatisfechas de esta pobla-ción, cuestión que sin duda debe ser considerada al momento de diseñar programas de intervención educacional. 21 Hopenhayn, M.: Factores de contexto en el consumo de drogas psicoactivas; CEPAL,

1997.22 SKOPUS Ltda., op.cit..

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1. CONACE Quinto Estudio Nacional de Drogas en Pobla-ción General de Chile, 2002. pág 15 en: http://www.conacedrogas.cl/inicio/obs_naci_encu_tema1.php

2. CONACE Quinto Estudio Nacional de Drogas en Po-blación Escolar de Chile, Octavo año Básico a Cuarto Medio, 2003. En: www.conacedrogas.cl/docs_obs/Quinto_estudio_escolares_mayo2004_informegral.pdf

3. Fundación Paz Ciudadana – Hogar de Cristo (estudio realizado por Adimark): Información existente sobre los temas deserción escolar, delincuencia y retención, y droga y educación, abril 2003.

4. Hopenhayn, M.: Factores de contexto en el consumo de drogas psicoactivas; CEPAL, 1997.

5. INJUV: Procesos de deserción en la enseñanza media. Factores expulsores y protectores, mayo 2002.

6. INJUV Cuarta Encuesta Nacional de Juventud, 2003.

7. JUNAEB: Comprendiendo el fenómeno de la deserción escolar en Chile, enero 2003.

8. MIDEPLAN Programa Puente: Documento para el Apoyo Familiar, Construyendo un puente, Fundamentos y resultados esperados, Marzo 2002.

9. MINEDUC: Indicadores de la Educación en Chile; mayo 2004

10. Morales, P.; Valencia, M. e Insunza, M.: “Diagnóstico para la formulación de un programa de prevención del consumo de drogas, dirigido a adolescentes desertores del sistema escolar”; ACHNU; 2002.

Bibliografía

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11. Redondo, Jesús: En: http://64.76.145.66/destaca-dos_web/seminario12/RJ_Redondo.ppt Exposición “La dimensión psicosocial de la deserción escolar” en Seminario 12 años de escolaridad un requisito para la equidad.

12. Sapiains, Rodolfo y Zuleta, Pablo: “Representaciones sociales de la escuela en jóvenes urbano populares desescolarizados”. En Revista Ultima Década Nº 15, CIDPA, Viña del Mar, Chile, 2001, pp. 53-72.

13. SENAME La representación social del consumo de drogas en la población de menores pertenecientes al SENAME. Informe ejecutivo; SKOPUS Ltda., 2002.