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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013, p.
67-100
De la elite civil a la elite poltica.Reproduccin del poder
en contextos de democratizacinGonzalo Delamaza
Gonzalo Delamaza Escobar, Universidad de Los Lagos.Email:
[email protected]
Resumen: Este artculo analiza las trayectorias de las personas
que forma-ron parte de la elite poltica chilena entre 1990 y 2010 y
que provenan de la socie-dad civil organizada. Para ello se
utilizan los datos de una encuesta de trayectoriaaplicada a 386
personas que ocuparon cargos superiores en el ejecutivo,
parlamen-to y partidos polticos durante el perodo. Se analiza la
proveniencia, los canalesde acceso, ubicacin institucional de las
personas provenientes de la sociedad civily, eventualmente, su
trayectoria de salida de posiciones formales de poder
polticodurante el perodo. Se postula que las restricciones
institucionales y el diseo deelitismo democrtico reforzado de la
transicin chilena significaron que el am-plio estamento de la
sociedad civil chilena que accedi al poder poltico, pertene-ca
previamente a posiciones privilegiadas dentro de la misma,
principalmente alsegmento de mayor educacin. Tambin reforz el peso
y consolidacin de unaelite tecnopoltica, especialmente en el poder
ejecutivo.
Palabras clave: elite poltica, sociedad civil, tecnopoltica,
democratiza-cin.
From civil elite to political elite.Reproduction of power in
contexts of democratization
Abstract: This article analyzes the trajectories of people who
were part ofthe chilean political elite between 1990 and 2010 and
who came from civil societyorganizations. For that it uses data
from a trajectory survey of 386 people whooccupied top positions in
the executive, parliament and political parties during theperiod.
We analyze the origin, access channels and institutional placement
of personsfrom civil society and, eventually, their way out of
formal positions of politicalpower. We hypothesize that the
institutional constraints and the design of reinforceddemocratic
elitism of the chilean transition meant that the wide segment of
civilsociety that came to political power, previously belonged to
privileged positionswithin it, mainly to the more educated segment.
It also reinforced the importanceand consolidation of a
techno-political elite, mainly in the executive branch.
Key words: political elite, civil society, technopolitics,
democratization.
Desde a elite civil elite poltica.A reproduo do poder em
contextos de democratizao
Resumo: Este artigo analisa as trajetrias das pessoas
provenientes da
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sociedade civil organizada que faziam parte da elite poltica do
Chile entre 1990 e2010. So usados dados de uma pesquisa aplicada a
386 pessoas que ocupavamaltos cargos no executivo, o parlamento e
os partidos polticos durante o perodo.Ele analisa a origem, os
canais de acesso e localizao institucional de pessoas dasociedade
civil e, eventualmente, o seu caminho fora das posies formais de
po-der poltico durante o perodo. Nossa hiptese que as limitaes
institucionais eodesenho do elitismo democrtico fortalecido da
transio chilena fez com que aampla camada da sociedade civil
chilena chegou ao poder poltico anteriormentepertencia a posies
privilegiadas dentro dela, principalmente o segmento de
maioreducao. Ele tambm reforou o peso ea consolidao de uma elite
tecno-polti-ca, especialmente no Poder Executivo .
Palavras-chave: elite poltica, sociedade civil,
tecnopolitica,democratizao.
* * *
Este trabajo ampla la discusin sobre modos especficos
mediantelos cuales se forman y reproducen las elites polticas en
contextos de demo-cratizacin. Tomando a Chile como caso de estudio,
se postula que estaformacin y reproduccin se asocia principalmente
a dos condiciones delproceso poltico, que definen en gran medida su
relacin con la sociedad:las condiciones institucionales en que se
ejerce el poder y la concepcin dedemocracia que predomina. Nuestra
hiptesis es que la transicin pactadacon la dictadura saliente y el
predominio de la concepcin de elitismo de-mocrtico crearon las
condiciones para el trnsito de los integrantes de lasociedad civil
al Estado, restringindolo principalmente a su segmento demayor
educacin y perfil tecno-poltico. El segmento de la elite que
anali-zamos es aqul que proviene de la sociedad civil organizada y
que transitahacia posiciones de poder poltico entre los aos 1990
(inicio del perododemocrtico) y 2010 (fin del perodo poltico de la
coalicin de centro-izquierda la Concertacin- en el poder
ejecutivo).
La poltica democrtica y las elites polticas
El elitismo democrtico (Avritzer 2002; Nun 2002) es una
caracte-rstica general del proceso poltico que establece las
oportunidades y res-tricciones para el acceso a las posiciones de
poder. La comprensin de lademocracia exclusivamente como un
conjunto de mecanismos pluralistas ycompetitivos para la seleccin
de elites no slo restringe las oportunidades departicipacin y
privilegia el rol de las estructuras institucionalizadas para
dichaseleccin, los partidos polticos. Tambin, de acuerdo a Avritzer
(2002) en so-ciedades excluyentes y desiguales, reduce las
capacidades integradoras que hatenido en otros contextos, como el
europeo de la post guerra.
En determinadas condiciones institucionales y polticas el
elitismoconduce a la expansin de la tecnopoltica, entendida como
incremento dela invocacin de legitimidad tcnica para el liderazgo,
que se traduce en elaumento de la proporcin de personas con mayor
dotacin de capital edu-
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cacional en las posiciones de poder poltico (Centeno y Silva
1998). Estefenmeno debilita la capacidad representativa de la
poltica, pues reduce elcrculo de los que pueden acceder al poder
institucionalizado a quienes handisfrutado previamente de las
oportunidades para acumular educacin ycapital cultural en general.
Pero tambin reduce el alcance de la dimensinrepresentativa de la
poltica, al retirar asuntos importantes de la esfera de
ladeliberacin pblica, confindolo a especialistas, legitimados por
el cono-cimiento dominante o por sus propios pares.
La continuidad en el tiempo de las restricciones polticas de la
de-mocracia pactada y de la concepcin elitista, favorecen la
generacin devasos comunicantes entre las elites polticas y la alta
conduccin empresa-rial, dado el rol disminuido del Estado en
materias econmicas y su papelcomo promotor del crecimiento econmico
en manos privadas. Finalmen-te, tambin favorece el vnculo entre las
elites polticas y un segmento alta-mente calificado y
profesionalizado de la sociedad civil organizada, quecomparte
orgenes sociales y capital cultural, an cuando puedan tener
po-siciones polticas encontradas en determinados momentos. Como
conse-cuencia es esperable un efecto conservador, que dificulta
tanto la circula-cin como la renovacin de las elites polticas.
En trminos weberianos, nos estamos refiriendo as a polticos
pro-fesionales, vale decir, individuos que viven por y para la
poltica transfor-mando dicha actividad en una vocacin. Este fenmeno
se relaciona con laexpansin de la esfera pblica en el siglo XX, la
modernizacin de losEstados y a las olas democratizadoras, como es
el caso chileno (Alcntara2012; Best y Cotta 2000; Marenco y Serna
2007). El fenmeno de laprofesionalizacin de la poltica se
entremezcla con los estudios sobre lites,los cuales se han enfocado
en el rol que juegan stas en los procesos detransicin democrtica
(Higley y Burton 1989; Higley y Gunther 1992) yen las
caractersticas de las lites nacionales, adems de su nivel de
cohe-sin y consenso (Best 2011; Pakulski 2012).
El estudio del reclutamiento poltico ha sido un instrumento
utiliza-do para abordar el desarrollo de las lites y el fenmeno de
laprofesionalizacin de la poltica. El reclutamiento poltico se ha
estudiadoen base a dos perspectivas de acuerdo a Serna (2006): (a)
con foco en losprocesos al interior del sistema poltico,
particularmente en las estructurasde oportunidades que ofrece el
sistema electoral y las formas institucionalesde reclutamiento y
seleccin de los partidos, muy en la lnea del trabajo deNorris
(1997); y (b) con foco en el estudio de la especializacin de
agentespolticos desde una perspectiva ms sociolgica, muy ligada a
la sociologapoltica francesa, particularmente a los trabajos de
Bourdieu (1997, 2013)y Offerl (2004).
Norris (1997) ofrece un modelo de reclutamiento donde lo
describecomo un proceso influido por el sistema legal, electoral y
el sistema departidos, asimismo el reclutamiento se ve sometido a
las necesidades y ca-ractersticas con respecto al suministro de
aspirantes (eventuales polticos
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profesionales o miembros de la lite) y a las expectativas de
losseleccionadores (partidos polticos o grupos de notables). Por
otra parte,Siavelis y Morgenstern (2008) explican el rol del
reclutamiento y la selec-cin de casos en el poder ejecutivo y
legislativo en seis casos de AmricaLatina (Argentina, Brasil,
Chile, Colombia, Mxico y Uruguay). De acuer-do a Pieiro (2009) la
obra de Siavelis y Morgenstern (2008) tiene dospuntos fuertes: (a)
la combinacin de variables institucionales con varia-bles ligadas
al funcionamiento de los partidos; y (b) colocar el proceso
deseleccin como variable dependiente. Por ltimo, Best y Cotta
(2000) evi-dencian el rol que las lites parlamentarias juegan en el
proceso deinteraccin entre sociedad y poltica, constituyndose como
una proyec-cin de la sociedad en el campo poltico y al mismo tiempo
como elemen-tos politizadores de la sociedad mediante una
interpretacin de los flujossocietales. En este sentido, el proceso
de reclutamiento se ve mediado porlas caractersticas individuales
de los actores, los seleccionadores y suscaractersticas, la imagen
del actor ante a la opinin pblica (electorado), yla estructura
formal de oportunidades (e.g., leyes, prcticas del campo po-ltico,
lgicas institucionales, etc.).
El reclutamiento poltico est vinculado a las trayectorias de los
in-dividuos, las cuales son condicionadas por la especializacin de
los agen-tes y sus estructuras de capitales especficas. Los
patrones tpicos de lastrayectorias en puestos polticos de acuerdo a
Marenco (2006) son: (a) ca-rreras basadas en reputacin
personalizada derivada del origen familiar,fortuna, diplomas de
prestigio, por la actividad profesional (e.g., ingresotardo y
colateral a la poltica desde profesiones que estn
estrechamenteligadas al mbito pblico); y (b) carreras basadas en
recursos electoralesadquiridos en posiciones polticas y
partidarias. El reclutamiento social deacuerdo a Dogan (1999) puede
ser por: (a) osmosis debido a la ocupacinde una posicin elevada en
el espacio social; (b) predisposicin dada pordesempeo profesional
de carreras afines (e.g., economistas, abogados,cientistas
sociales, entre otros); y (c) absorcin de la sociedad civil, lo
cualse da especialmente en el caso de dirigentes sindicales y
estudiantiles. Elltimo caso podra considerarse desde la perspectiva
de la sociologa pol-tica como una reconversin de capitales que
permite pasar del campo so-cial al campo poltico (Gonzlez
Bustamante 2013).
Por ltimo en la literatura cientfica sobre elites polticas es
posibledistinguir por una parte el enfoque unitario que enfatiza la
cohesin de laelite polticamente dominante- del enfoque pluralista,
en el que se identifi-can diferentes componentes de la misma
(Joignant 2011). El mismo autorestablece tres mbitos principales de
desarrollo de los estudios recientessobre elites polticas: los
estudios empricos sobre elites gubernamentales;el creciente rol y
peso de los economistas y el estudio de los technopols(Ibd.) En el
caso chileno las tres variantes tienen escaso desarrollo. Elprimer
mbito ha sido principalmente abordado por historiadores
(Correa2004; Gazmuri 2001), mientras que los dos restantes han sido
objeto deltrabajo de socilogos (Valds 1995; Montecinos 1998; Silva
1991 y 2011).En el presente artculo se ampla el anlisis al mbito de
la sociedad civil
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organizada y sus vnculos con el poder poltico, utilizando la
trayectoria depersonas que pasaron de un mbito al otro.
Luego de la breve discusin conceptual en torno a elites y
recluta-miento poltico, en la segunda parte se conceptualiza los
rasgos de la tran-sicin democrtica que fundamentan las hiptesis del
trabajo respecto de laimportancia de las restricciones
institucionales de la transicin y el predo-minio del elitismo
democrtico. Llamaremos a esta convergencia elitismodemocrtico
reforzado. En la tercera seccin se abordan las particularida-des
histricas de la sociedad civil chilena. Luego se caracteriza el
perfil delos individuos pertenecientes a la elite poltica segn su
participacin pre-via en organizaciones de la sociedad civil. En la
cuarta seccin se analizanalgunos subgrupos dentro de los
encuestados, comparndolos entre s enrelacin a su trayectoria:
movimientos estudiantiles, colegios profesiona-les, organismos no
gubernamentales (ONG), centros de estudio y organis-mos de derechos
humanos. Tambin se comparan rasgos de la elite parla-mentaria
estableciendo semejanzas y diferencias entre los bloques polticode
derecha y centro-izquierda. La quinta seccin aborda las
conclusionesdel trabajo e identifica temas de investigacin que
surgen de l.
Condiciones de la Transicin Democrticay Elitismo Poltico
Como se sabe, la transicin chilena defini la arena poltica a
partirde la negociacin entre las fuerzas de apoyo de la dictadura
de Pinochet yla amplia coalicin que lo haba derrotado en el
plebiscito de 1988. Duran-te los dieciocho meses que Pinochet
permaneci an en el gobierno conposterioridad a la derrota, se
negociaron algunas reformas a la Constitu-cin Poltica de 1980,
postponindose sin embargo, los cambios mssustantivos que demandaba
la oposicin. Al mismo tiempo el gobierno seocup de culminar el
proceso de privatizaciones econmicas y en comple-tar sin negociacin
alguna- la dictacin de gran parte de las Leyes Orgni-cas
Constitucionales que le permitan prolongar su rgimen, pues
requierenmayoras calificadas para su modificacin. Durante ese mismo
perodo, ycon los resultados del plebiscito sucesorio a la vista, el
rgimen militarredise los distritos electorales y estableci la ley
respectiva, con el fin defortalecer la presencia parlamentaria de
sus fuerzas de apoyo (Huneeus2000; Otano 1995).
En marzo de 1990 se renov el ejecutivo y asumi la primera
legis-latura, slo parcialmente electa, puesto que la presencia de
senadores de-signados se prolong hasta 2006. Ingres de esta forma
al Estado una grancantidad de personas, respaldadas por un proceso
de legitimacin demo-crtico. Gran parte de ellos provenan de las
organizaciones de la sociedadcivil y haban estado involucrados en
la lucha democrtica (en el caso de laConcertacin) o en el respaldo
a la dictadura (en el caso de la coalicin dederecha, la Alianza por
Chile). A pesar de la larga prohibicin de la activi-
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dad poltica, la inmensa mayora de los incorporados al Estado
pertenecantambin a partidos polticos.
La estabilidad poltica de los siguientes veinte aos permiti la
con-formacin progresiva de una poderosa lite, ya que los mismos
partidospermanecieron en el gobierno y en el parlamento: cuatro que
restan de laConcertacin (inicialmente eran 17 partidos y
movimientos) y dos de laderecha.1 En 2006 asume la primera
legislatura completamente electa y en2010 ingresan por primera vez
al parlamento tres diputados del PartidoComunista, gracias a un
pacto con la Concertacin y algunos independien-tes fuera de
pacto.2
La asuncin de la presidenta Michelle Bachelet (2006-2010)
repre-sent un intento por renovar la composicin de la lite en el
poder ejecuti-vo desde 1990, a travs de medidas como la equidad de
gnero en la com-posicin del gabinete y los puestos superiores de la
administracin y elintento por evitar nombrar a los mismos altos
funcionarios de los gobiernosanteriores. Ambas medidas tuvieron una
implementacin parcial por la fuerteresistencia de los partidos
polticos y la lite en general, como se evidenciaen la mayor
inestabilidad y cambios de gabinete (Silva 2011).
Las condiciones especficas de la transicin tuvieron
consecuenciassobre el perfil de la elite y sobre los partidos
polticos, particularmente enun pas de tradicin presidencialista y
escasas facultades parlamentarias.Se tendi a conformar una lite
tecnocrtica de gran autonoma y los parti-dos perdieron algunas de
sus funciones tradicionales. En el caso deloficialismo, estos
tendieron a estatizarse convirtindose en una suerte debrokers de su
electorado ante el ejecutivo, quien conduce la agenda polti-ca,
apoyado por las directivas superiores de los partidos. Estas
seleccionana los candidatos a representantes populares con
plantillas nacionales queaseguren el equilibrio de las coaliciones.
Vale decir los partidos mantienencierta efectividad en la funcin de
reclutamiento de personal, conservan elalineamiento bsico de 1988 y
formalmente gobiernan, aunque en la prc-tica han ido perdiendo
legitimidad y respaldo. A su vez el sistema polticoen su conjunto
es el que disminuye su efectividad en la construccin de lopblico
como lo muestran las encuestas polticas ms importantes.3
El sistema electoral binominal se eligen dos representantes por
cadadistrito electoral, uno del bloque mayoritario y otro del
minoritario- haimpedido la ampliacin y pluralizacin del sistema
poltico representativo,blindando a los partidos polticos, siempre
que estos se mantengan al inte-rior de las coaliciones
mayoritarias, que consiguen prcticamente todos lossillones
parlamentarios. A partir de 2007 se comenz a producir pblica-mente
una mayor disidencia de parlamentarios al interior de los
partidos,dando origen al fenmeno de los dscolos, especialmente
dentro de laConcertacin. En algunos casos ello ha terminado en
escisiones.4
En el plano de la teora poltica, la posicin que predomin
durantela transicin se sustentaba en una visin de la democracia en
la que se
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reserva a las lites el papel clave en la conduccin del proceso
poltico y ala poblacin en general el papel de optar entre unas y
otras al momento delas elecciones, oponindose a toda forma de
populismo o expresin directade los intereses de los grupos
subordinados (Avritzer 2002; Martucelli ySvampa 1993). En los
supuestos originales del elitismo democrtico(Schumpeter 1946)
estaba el carcter pro democrtico de las lites polti-cas y su
autonoma respecto de las fuerzas econmicas y sus intereses
par-ticulares (Nun 2002). Esos supuestos evidentemente no se
verificaban enChile hacia fines de la dictadura y slo se han ido
desarrollando con poste-rioridad paulatina y parcialmente.
En el caso chileno, la concepcin elitista se profundiz con la
op-cin por sobrerepresentar a la derecha, adaptando algunos
planteamientosde la democracia consociativa, que haba sido
propuesta por los tericos dela gobernabilidad para escenarios de
alta polarizacin (Liphart 1999). Laadaptacin chilena del concepto
fue en sentido contrario de laintencionalidad de los tericos
originales del mismo, que buscaban asegu-rar la representacin de
minoras y grupos cuyos intereses no quedabanadecuadamente
representados por la regla de mayora. En Chile, en cam-bio, se
consider que la participacin ciudadana constituira, en
sociedadesfragmentadas, heterogneas o sobreideologizadas, una
incertidumbre oamenaza desestabilizadora de la democracia. Lo que
se acept en negocia-cin, entonces, fue sobrerepresentar a la
primera minora, que expresaba alos principales dueos del poder
econmico, social y cultural, por sobre laregla de la mayora en el
sistema poltico, con el fin de darle estabilidad(Ruiz 1993). Ello
no fue slo una astucia de la estrategia de transicin, sinoque
responde a razones ms de fondo: se hizo para evitar que en ella
seprodujera el pluralismo polarizado del que hablaba Arturo
Valenzuela, en-tendido como desborde de la participacin que en el
diagnstico de la elite-habra dado origen y causado en ltima
instancia el golpe militar del 1973(Valenzuela 1978).5
Las consideraciones anteriores reforzaron la presencia e
influenciapoltica de un estamento tcnicamente especializado dentro
de la poltica,los llamados technopols (Domnguez, 1997) o, ms
ampliamente elitestecnopolticas (Corts 2000). Por cierto la
tecnocratizacin de la gestinpoltica, particularmente en la rama
ejecutiva, no es exclusiva del caso chi-leno, pero en este caso se
verific un conjunto amplio de factores a favordel surgimiento y
consolidacin de lo que podemos llamar tecncratas de-mocrticos,
parafraseando el concepto de democracias tecnocrticas (Cen-teno y
Silva 1998: 11).
La influencia de los tecnopoliticos se ejerce principalmente a
tra-vs de puestos de relevancia en el ejecutivo y en los
instrumentos clavepara el diseo de polticas pblicas: generacin de
conocimiento especiali-zado, comunicacin pblica, lobby poltico y
presencia en organismos in-ternacionales. Entre esos factores puede
mencionarse el fuertepresidencialismo, que disminuye el peso del
Congreso como instancia po-ltica representativa. Tambin es
relevante la cohabitacin forzada y acep-
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tada con las polticas neoliberales vigentes en diversos aspectos
de lainstitucionalidad, ideologa con mucho peso en los medios de
comunica-cin, los think tanks y tambin en las polticas de
organismos internaciona-les. Tambin la estrategia exitosa de
contencin de demandas sociales du-rante la transicin, que quit
presin social y poltica a la burocracia.
En sntesis, en Chile se conjugaron factores especficos del
procesopoltico restricciones que surgieron de la negociacin pactada
con los re-presentantes del rgimen militar- con una concepcin
democrtica elitista.Ambas produjeron una combinacin de gran
estabilidad entre el predomi-nio poltico de una coalicin
mayoritaria controlando el ejecutivo y unaoposicin con poder de
veto en el congreso y proyectaron en el tiempo elpeso de la
tecnocracia (dentro y fuera de la Concertacin). El peso de
latecnopoltica haba sido importante con los Chicago Boys, que
redisearonla economa chilena durante el rgimen militar y sigui
sindolo con losque Patricio Silva denomin como los monjes de
CIEPLAN, as como pos-teriormente con los hombres de Expansiva que
han conducido gran partede la gestin econmica, poltica y social
durante la democracia (Silva2011).6 En cualquier caso, tal como lo
plante el mismo Silva al inicio de latransicin, los tecncratas
chilenos continan trabajando dentro de los par-tidos polticos
(Silva 1991: 407). Al mismo tiempo, esos partidos ya nocumplen la
funcin ni tienen la relevancia que tuvieron en el pasado,
nicondicionan significativamente la accin de esos tecncratas.7
En las condiciones de la transicin chilena se reforzaron
mutuamen-te las caractersticas elitistas del proceso y las
restricciones de la polticarepresentativa, con el desarrollo del
circuito extrainstitucional del poder.Ello dio lugar a lo que puede
sintetizarse como elitismo democrtico refor-zado, que ha
caracterizado a nuestro juicio a la democracia chilena
conposterioridad a 1990. Ello significa que los rasgos del proceso
operan en elmismo sentido restrictivo y, como argumentaremos,
condicionan tambinel acceso al poder poltico de quienes provenan de
la sociedad civil.
La sociedad civil y sus contextos especficos
Cada sociedad es particular en su conformacin y en las pautas
desu desarrollo. La sociedad civil chilena se ha conformado de
acuerdo aciertas caractersticas propias de la evolucin histrica del
pas. Se requie-re, entonces, comprender esas particularidades que
la configuran y evaluarel impacto de la path dependence que ello
puede significar.
En primer trmino conviene destacar el predominio histrico
delEstado sobre la sociedad, resumido por el historiador chileno
Mario Gngora(1981) en la radical expresin segn la cual el Estado es
la matriz de lanacionalidad, la Nacin no existira sin el Estado. Un
Estado marcado,adems, por la guerra: contra los mapuches, contra
Espaa, contra los pa-ses vecinos y entre facciones polticas en
guerras civiles durante el sigloXIX (Delamaza 2010).
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Durante parte del el siglo XX se vivi el predominio del sistema
polti-co y los partidos como los mediadores fundamentales de los
intereses sociales,articulados parcialmente en grandes movimientos
nacionales, aunque con im-portantes exclusiones. Si bien no
predomin en la poltica y la sociedad civilchilena el clientelismo
propiamente tal que se dio ms en los niveles locales-puede decirse
que la sociedad civil perdi autonoma y se fue
haciendocrecientemente corporativa, asociada a los proyectos
estatales. La sociedadcivil tuvo tradicin de autonoma en el siglo
XIX, pero luego se articul alproyecto estatal bajo la mediacin
poltica de los partidos (Salazar y Pinto 1999).
El golpe militar de 1973 y la larga dictadura que le sucedi
(hasta1990), desarticularon tanto a la sociedad civil como a los
partidos. La pri-mera comenz a reorganizarse en pequeos espacios a
partir de los gruposde defensa de los derechos humanos y la
proteccin de la Iglesia Catlica.Desde 1983 se masific el
descontento con el gobierno militar y se vivie-ron dos perodos de
intensa movilizacin social y poltica: el de las protes-tas
nacionales (1983 - 1986) y el del plebiscito (1988). Eso dio una
granvisibilidad a diversas y nuevas formas de participacin de la
sociedad civil,tras la cual estaban tambin los debilitados partidos
polticos. Sin embargoel diseo de la transicin poltica como se seal-
desmoviliz a los grupossociales y condujo el proceso a travs de un
acuerdo limitado a las modifi-caciones en la institucionalidad
representativa, sin cambio constitucionalde por medio (Delamaza
2010).
La sociedad civil no constituye una totalidad homognea, antes
bien,est atravesada por las un sinnmero de diferencias, ms an en
sociedadestan desiguales como la chilena. Pero ms all de esa
caracterstica general,interesa distinguir los tipos de organizacin
de pertenencia, puesto que ellostambin son muy diversos. En relacin
al tema que nos interesa -el vnculocon la poltica- la pauta
organizacional tradicional de la sociedad civil chi-lena estaba
compuesta por las organizaciones reivindicativas de los seg-mentos
sociales vinculados al Estado de compromiso, vale decir
sindica-tos, agrupaciones empresariales y gremios de las clases
medias, como cole-gios profesionales (Garretn 1985).
En cada uno de los sectores sociales involucrados, el paso a lo
pol-tico se ejerci tradicionalmente segn un modelo de vinculacin
con elEstado algo diferente. En el caso de los empresarios, a
partir de la rupturapoltica producida con el liderazgo de Arturo
Alessandri en los aos veintedel siglo pasado, esta no se produjo a
travs de los partidos polticos, pues-to que slo alcanzaron el
gobierno durante un perodo en 1958, con su hijo,Jorge Alessandri
(1958-1964). Antes bien, la principal estrategia empresa-rial
consisti en intentar controlar o ejercer influencia desde dentro,
eninstituciones claves del arreglo socioeconmico en un modelo con
fuertepresencia del Estado en el desarrollo (Correa 2004; Moulian
2006; Valdivia2010). Las clases medias, en cambio, crecieron y se
hicieron influyentestanto a travs de organizaciones polticas como
el Partido Radical (PR) y laDemocracia Cristiana (DC), como a travs
del acceso directo a la burocra-cia estatal y su continua expansin
hasta 1973. El movimiento sindical, por
Gonzalo Delamaza
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su parte, actu muy ligado a la representacin poltica, negociando
con lospartidos obreros el Partido Comunista (PC) y el Partido
Socialista (PS)- apartir de organizaciones nacionales que
presionaban por obtener reivindi-caciones especficas (Collier y
Collier 2001)
A lo anterior se debe agregar un segmento de especial
relevanciapara la reproduccin del liderazgo poltico como son las
federaciones estu-diantiles, desde la creacin de la Federacin de
Estudiantes de Chile (FECH)en la Universidad de Chile en los aos
veinte, hasta la actualidad. Algosimilar puede decirse de los
Colegios Profesionales, que sin tener un rolpoltico tan visible y
directo, fueron de gran importancia para los liderazgosde clase
media profesional y su ingreso al Estado.
Sin embargo, y tal como lo conceptualizan Collier y Handlin
(2010)esa pauta organizacional vari significativamente con las
transformacionessociales y del Estado en Amrica Latina. Nuevas
formas de agrupacin sedesarrollaron, entre las cuales destacan las
organizaciones no gubernamen-tales (ONG), las organizaciones
ciudadanas territoriales y las surgidas apartir de identidades
culturales. Se trata de redes asociativas, compuestaspor organismos
mucho ms dispersos y diversos, donde la relacin con lospartidos
polticos no cumple un rol central, puesto que es ms
distante,intermitente e instrumental (2010:5).
En el contexto chileno de desarticulacin social y poltica
produci-da por el rgimen militar, adquirieron preeminencia tambin
otro tipo deorganizaciones. Desde all saldran tambin un nmero
importante de lde-res polticos. Como se ver, el componente ms
relevante de este conjunto,a partir del cual se realiz el
reclutamiento poltico durante la transicinfueron los centros de
estudio y las organizaciones denominadas actualmen-te think tanks,
las cuales estn centradas en la produccin de conocimientoaplicado y
buscan influir directamente en las polticas pblicas (Brunner
yBarrios 1987; Lladser 1990; Grate 2008)
Consideraciones metodolgicasy operacionales sobre la elite
poltica
A quines considerar vlidamente como miembros de la elite
pol-tica? En trminos conceptuales que puedan hacerse operativos,
normal-mente se considera tanto el ocupar posiciones formales de
poder, como elejercicio de ese poder en decisiones polticas
(Berkowitz 1982; Putnam1976). Otro grupo es el de quienes no ocupan
posiciones formales peroejercen poder o influencia poltica, que se
aborda con los enfoques llama-dos reputacionales. Ambos son
complementarios en cuanto a lo que abar-can y tambin lo que no
incluyen. Mientras el primero tiene mejor repre-sentacin
estructural de las elites, el enfoque reputacional registra
even-tualmente mejor la dinmica de poder tal cual esta es percibida
por losdiferentes actores. En este trabajo se utiliza el primero de
los enfoques,
-
77
abarcando un perodo poltico completo y como tal bastante extenso
(vein-te aos). Tambin se aborda un universo completo de la elite
poltica chile-na: el personal superior del ejecutivo de la
totalidad de los ministerios yotras reparticiones pblicas;
parlamentarios que han sido reelectos duranteel perodo y,
finalmente, se incluye a los dirigentes de partidos polticos
conrepresentacin parlamentaria que han durado ms de un perodo en su
cargo. 8De esta manera se est incluyendo a las diferentes fuerzas
polticas y alcanzan-do una visin amplia de la elite poltica chilena
para el perodo 1990 - 2010.
La metodologa empleada fue la aplicacin de encuestas
presencia-les acerca de la trayectoria personal y poltica a la
totalidad de las personasque cumplan los criterios de pertenencia a
la elite poltico institucional enel pas durante el perodo. Del
total de 565 individuos identificados de estemodo, se logr
encuestar a 386 de ellos, lo cual representa el 68% de
losintegrantes del universo definido que estaban vivos al momento
de la en-cuesta (2011).9 La ventaja de utilizar un perodo
relativamente extenso detiempo es que permite controlar algunos de
los problemas metodolgicosusuales a los estudios que se basan en
posiciones institucionales formales:su vinculacin efectiva a las
decisiones polticas y lo contingente de lasposiciones. El criterio
utilizado en este caso permite incluir en la elite sloa aquellos
que ocuparon las posiciones ms altas del ejecutivo y a
quienesfueron capaces de permanecer ocupando cargos en diversos
momentos (atravs de la reeleccin o de una segunda designacin), lo
que se consideracomo un indicador de poder efectivo.
Adicionalmente, un problema usuales que aparte de las dificultades
para reconocer los miembros de la lite, laprincipal complicacin
operativa es que sus miembros no estn disponiblespara ser
estudiados (Espinoza 2010: 262). La alta tasa de respuesta
obteni-da permite en este caso superar este problema.
En la Tabla N 1 se clasifica los entrevistados segn su
posicininstitucional ms relevante.10
Tabla N 1Elite Poltica Chilena 1990 2010 segn posicin
institucional
Fuente: EncuestaElite Poltica 2011
Gonzalo Delamaza
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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013
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Trayectorias individuales:de la sociedad civil organizada a la
elite poltica
La primera dimensin emprica que interesa analizar es hasta
quepunto la elite poltica que comenz a configurarse en 1990
proviene efecti-vamente de la sociedad civil organizada o, por el
contrario se constituyeprincipalmente a partir de cuadros polticos
preexistentes, sin participacinen la misma. Probablemente por la
larga duracin del rgimen militar, larenovacin de la elite se
profundiz: por una parte ingresaron al parlamen-to los provenientes
del rgimen saliente y, por otro, muchos que se habanvinculado a
organizaciones pro democrticas, ingresaron tanto al parlamentocomo
al ejecutivo.
El conjunto de la elite poltica encuestada, aplastantemente
mascu-lina en su composicin, manifiesta un predominio absoluto de
personasque declaran haber participado en diverso tipo de
organizaciones socialesantes de asumir sus cargos. Los que no
participaron superan apenas el 11%del total, como se aprecia en la
Tabla N 2.
Tabla N2Integrantes de la elite segn pertenencia a
organizaciones
Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011
Esto podra llevar a concluir apresuradamente que la elite
polti-ca proviene al amplio espectro de la ciudadana organizada y
no de lamilitancia poltica. Ello, sin embargo, debe ser desechado
desde el ini-cio, puesto que, de acuerdo a la misma encuesta, el
93,5% de losencuestados milita en un partido poltico. Vale decir
que no hay aqu unasuperposicin entre ambas pertenencias,
consistente con la tradicin chile-na de alta vinculacin entre
sociedad y poltica.11 Se debe agregar ahora elperfil especfico de
la pertenencia organizacional previa de la elite poltica,que se
presenta en la Tabla N 3.
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79
Tabla N 3Pertenencia organizacional segn tipo de organizacin
Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011
El perfil asociativo de la elite chilena muestra varios rasgos
de trans-formacin respecto del pasado democrtico anterior a 1973,
que eviden-cian las diferencias del nuevo arreglo poltico post
noventa, as como tam-bin algunos de continuidad. En primer lugar el
elitismo social que revela.As, las tres primeras categoras de
pertenencia federaciones estudiantiles,colegios profesionales y
centros de estudio- estn indicando la prevalenciade las clases
medias ilustradas en la composicin de la elite. Las dos prime-ras
categoras corresponden a los lugares tradicionales de reproduccin
delsegmento profesional de las elites polticas en el mbito social y
muestranindirectamente la importancia que estos espacios
organizacionales tuvie-ron durante la lucha democrtica contra
Pinochet. Dedicaremos a ellas unapartado especial para
analizarlas.
En cambio otras organizaciones de igual o mayor importancia en
elaccionar poltico de los aos ochenta y cantera tradicional de
reproduccindel liderazgo, como lo son las organizaciones
sindicales, obtienen una par-ticipacin marginal en la composicin de
la elite poltica. En el caso delejecutivo su presencia es nula y en
el parlamento se trata de un fenmenoacotado a la DC y a los tres
principales lderes del perodo de las protestasnacionales.12
Por otra parte, las asociaciones que concentran la pertenencia
so-
Gonzalo Delamaza
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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013
80
brepasan muy ampliamente en importancia a aquellas
organizaciones mspropias de una elite oligrquica, como seran los
clubes de membresa depago y las asociaciones empresariales. Tal
como lo indica la tabla prece-dente, estas ocupan un lugar muy
subordinado en las menciones de la elitepoltica. El reclutamiento
poltico y la permanencia en la elite muestran unperfil mucho ms
ligado a la clase media profesional que a las posicionesde poder
econmico.13
En segundo lugar de importancia cuantitativa en cuanto a
pertenen-cia organizacional, aparecen, sin embargo, organizaciones
no tradicionalesde reproduccin del liderazgo, como son los centros
de estudio, las ONG,las organizaciones territoriales y funcionales
y los movimientos de dere-chos humanos. Por la importancia que
reviste esta renovacin y cambio dela relacin entre sociedad y
poltica, dedicamos a estas organizaciones unanlisis
especfico.14
La reproduccin tradicional del liderazgo polticode las clases
medias profesionales
en las organizaciones de la sociedad civil
Las organizaciones y los lderes estudiantiles tuvieron un
especialprotagonismo en el derrocamiento del general Carlos Ibez en
1931, ascomo en las movilizaciones polticas de los aos sesenta y
setenta. Lo vol-veran a tener en las protestas en contra de
Pinochet en los ochenta y en lasmovilizaciones masivas de 2006 y
2011. En cada coyuntura crtica se fue-ron creando organizaciones
polticas con una fuerte presencia de los jve-nes universitarios. As
ocurri con el surgimiento del PS en 1933, la Falan-ge Nacional (que
dio origen a la DC) en 1934, el Movimiento de
IzquierdaRevolucionaria (MIR) en la Universidad de Concepcin en
1965, el Movi-miento de Accin Popular Unitaria (MAPU) y el
Movimiento Gremial,ambos en la Universidad Catlica a fines de los
aos sesenta. Bajo la dicta-dura, la Federacin de Estudiantes de la
Universidad Catlica, controladapor los gremialistas, tambin fue
cantera de cuadros gubernamentales, queluego formaron la Unin
Democrtica Independiente (UDI) en 1987. Detal manera que las
federaciones de estudiantes han sido una de las organiza-ciones de
la sociedad civil donde ms frecuentemente se formado el
liderazgopoltico nacional, incluso creando nuevos partidos y
movimientos polticosa partir de ello. Como se puede observar no se
trata slo de control polticopor parte de los partidos existentes,
sino tambin renovacin y cambio delsistema poltico a partir de la
experiencia social y poltica de una genera-cin de dirigentes y
estudiantes.15
Los Colegios Profesionales, por su parte, siguieron una pauta
msligada a la proteccin corporativa del empleo y las profesiones, a
travs deuna institucionalidad directamente vinculada al Estado. As,
ocurri porejemplo, con el Colegio de Abogados, que fue creado,
financiado y estruc-turado como una reparticin pblica incorporada
al presupuesto nacional y
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81
con funciones de tutela sobre la profesin, precisamente por su
carcterpblico (Ibez 2003: 300 y ss.).
En la composicin actual de la elite, vemos que nuevamente
losmovimientos estudiantiles y los colegios profesionales ocupan
las posicio-nes principales: en ambos casos sobre un cuarenta por
ciento de losencuestados menciona haber pertenecido a alguna de
esas organizaciones.En el caso de las organizaciones estudiantiles,
predominan sin contrapesolas organizaciones de estudiantes
universitarios en todas sus expresiones,que cubren el 85% de
quienes participaron del movimiento estudiantil. Nose trata de la
pertenencia simple a la organizacin sino al ejercicio de
rolesdirigenciales, puesto que sobre el 80% de los encuestados
fueron dirigen-tes en sus respectivas organizaciones. Como era
esperable, el 95% de ellosno sigui participando una vez asumidos
los cargos polticos.
En cuanto a los Colegios Profesionales, se perciben tendencias
muyconcentradas en tres colegios de profesiones liberales de alto
prestigio yorganizaciones muy consolidadas en el pas: abogados,
ingenieros y mdi-cos. El caso de los abogados alcanza al 45% de las
menciones, siguiendo latendencia tradicional de fuerte presencia de
esa profesin entre los polti-cos en Chile.
Tabla N 4Pertenencia a Colegios Profesionales
Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011
A diferencia del caso de las organizaciones estudiantiles, el
70% delos participantes en estos colegios no cumpli en ellos labor
directiva. Porello puede verse esta participacin como mera
actividad gremial o, simple-mente como una actividad ms de estos
lderes polticos, pero que no signi-fic su proyeccin en un rol
dirigencial.16 Ello se reafirma con el hecho que
Gonzalo Delamaza
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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013
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slo el 45% de quienes respondieron indica haber seguido
participandoluego de ocupar el cargo poltico, en circunstancias que
no existe mayorincompatibilidad entre ambas participaciones (salvo
el tiempo disponible).
En cuanto a asociaciones de reproduccin tradicional del
liderazgo,en adicin a las mencionadas organizaciones de estudiantes
y colegios pro-fesionales, slo se mantiene la presencia relevante
de los movimientos reli-giosos. Hemos destacado la proveniencia
catlica de gran parte de laelite y la influencia de la Iglesia
Catlica en los lderes sociales ypolticos. Esa influencia se
intensific con el rol que esta jug comoespacio de proteccin para el
liderazgo opositor durante el perododictatorial, pero no se limita
a l. Tambin desde la derecha se de-sarrollan los movimientos
apostlicos como el Opus Dei y los Le-gionarios de Cristo, que
apuntan precisamente a captar a los lderesy la elite tanto econmica
como poltica del pas.17
En este trabajo nos interesa destacar la permanencia de la
IglesiaCatlica y sus diferentes expresiones en la composicin y
desarrollo de laelite poltica. Examinando la composicin interna de
este grupo tenemosque la Iglesia Catlica concentra el 76,6% de las
menciones, correspon-diendo un 14,4% a comunidades cristianas
(principalmente las Comunida-des de Vida Cristiana, CVX, de los
jesuitas) y un 13,3% a movimientosapostlicos como el Opus Dei, los
Legionarios de Cristo y Schnstatt. Elnico otro grupo importante es
la masonera, que agrupa a un 15,6% de losnoventa miembros de la
elite que reportan participacin en movimientosreligiosos o
filosficos. En cambio los grupos cristianos no catlicos alcan-zan
apenas a dos casos, no correspondiendo en absoluto al peso de
losevanglicos de diversas denominaciones en la sociedad
chilena.
La reproduccin no tradicionalde la elite de clase media
profesional: refugio poltico
e impacto del conocimiento experto
De los centros acadmicos independientes a los think tanks
Resulta especialmente relevante el caso de los Centros de
Estudio,por su magnitud en menciones y porque se trata de
organizaciones especia-lizadas de conocimiento con fines de
influencia social y poltica. Los pri-meros de ellos nacieron
durante los aos sesenta, como respaldo del pro-yecto de revolucin
en libertad del gobierno de Eduardo Frei Montalva(1964 - 1970). Con
fuerte respaldo de la Iglesia Catlica y la cooperacininternacional,
principalmente norteamericana, se crearon diversas instan-cias de
estudio por fuera de las universidades, muy vinculadas con el
pro-yecto poltico de la poca.18 La DC mantuvo centros de
pensamiento vincu-lados a ella durante el rgimen militar, pero
tambin se crearon nuevoscentros, el principal de ellos fue CIEPLAN
del cual salieron las principalesautoridades econmicas de los
gobiernos de la Concertacin. CIEPLAN,
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83
as como el Programa Interdisciplinario de Investigaciones en
Educa-cin (PIIE) surgieron originalmente al alero de la Universidad
Catlica(UC) en el perodo de la reforma universitaria. Con la
intervencin dela universidad emigraron y se constituyeron como
centros independien-tes. Otros centros de la UC fueron clausurados
y varios de sus acadmi-cos se trasladaron a la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales(FLACSO). Igual cosa ocurri con
acadmicos de sociologa de lasUniversidades Catlica y de Chile
(Brunner y Barrios 1987; Lladser1990; Puryear 1994).19
Por su parte la Iglesia Catlica de Santiago, en 1975, durante
elperodo del Cardenal Silva Henrquez, auspici la creacin de
Crculosde Estudio, para acoger a los acadmicos expulsados de las
universida-des, dando luego origen a la Academia de Humanismo
Cristiano (AHC),posteriormente constituida como una universidad
privada. La AHCmantuvo un promedio de 142 investigadores asociados
a ella entre 1981y 1987, llegando a publicar 144 libros en el mismo
perodo (Lladser1990: 224 - 225). El respaldo financiero para estos
y otros centros pro-vino de la cooperacin internacional.20 Mara
Teresa Lladser (1990: 255)contabiliza 117 libros publicados entre
1980 y 1985 por 21 centros deestudio catastrados.
Hacia fines de los aos ochenta, en el marco de la relativa
aper-tura poltica y la preparacin de la transicin poltica, se
crearon diver-sos institutos de estudio y fundaciones asociadas a
corrientes polticasespecficas, siguiendo inicialmente el modelo
europeo, para luego cons-tituir los llamados think tanks. Estos
ltimos comparten con las funda-ciones su orientacin ideolgica de
base, pero tienen un perfil ms defi-nido en cuanto al seguimiento
de polticas y la generacin de conoci-miento aplicado. Surge as la
Fundacin Chile 21, fundada por RicardoLagos, con profesionales
vinculados al Partido por la Democracia (PPD)y el PS y la Fundacin
Jaime Guzmn, creada por la UDI. A inicios delos aos noventa, el ex
ministro de Hacienda de Pinochet y ex candidatopresidencial de la
derecha, Hernn Bchi, funda el Instituto Libertad yDesarrollo, para
defender el neoliberalismo en las polticas pblicas.Luego Renovacin
Nacional (RN) crea su propio Instituto Libertad y elPS el Instituto
Igualdad, ocupando as el campo de debate en torno a laspolticas
pblicas y realizando capacitacin ideolgica a sus militantesy
simpatizantes.21
Ya sealamos la importancia de estas instituciones para la
con-formacin del liderazgo poltico, como se evidencia en las 120
mencio-nes (31,1%) de las mismas entre los encuestados. Algunos de
estos cen-tros muestran claro impacto en la composicin de la elite
poltica y sureproduccin, indicando que la proveniencia de los
cuadros de la elitese concentra en unos pocos ncleos
acadmico-polticos, como se indi-ca en la siguiente tabla. Ocho
centros principales concitan el 49% de lasmenciones. El restante
51% se reparte entre 45 centros diferentes.
Gonzalo Delamaza
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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013
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Tabla N 5Miembros de la Elite pertenecientes a Principales
Centros de Estudio
Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011
Las ONG y su trayectoria
Los antecedentes de lo que hoy llamamos ONG se encuentran demodo
ms directo en un cierto segmento de la sociedad civil organizadaque
no son las organizaciones sociales representativas o corporativas.
Setrata ms bien de otro tipo de instituciones, mayoritariamente
surgidas de laIglesia Catlica o vinculadas a ella de diferentes
formas. Dichas institucio-nes desarrollaron innumerables
actividades de intervencin social y educa-tiva desde muy temprano
en la historia del pas.
La trayectoria histrica de este tipo de organizaciones tambin
apa-rece vinculada a la Iglesia Catlica y su tradicional accin de
voluntariado.Sin embargo es en los aos sesenta, durante el gobierno
de Frei Montalva,cuando se establecen muchas de las que permanecen
hasta hoy y acordescon el modelo profesionalizado de accin social
que las caracteriza. Lasdos grandes expansiones de la accin social
y poltica de la poca fueron lareforma agraria y la llamada promocin
popular, es decir el intento pororganizar formalmente a los
pobladores y pobladoras urbanos, para otor-garles modos de
participacin en el mbito vecinal. De la primera naci elsindicalismo
campesino y de la segunda, las juntas de vecinos y los centrosde
madres, las llamadas organizaciones territoriales y funcionales. El
vehculode promocin de dichas reformas fueron algunos organismos del
Estado. Perotambin se apoy sobre instituciones no gubernamentales
que formularon mu-chas de las propuestas y realizaron acciones de
capacitacin y formacin delderes, promovieron iniciativas de
educacin popular. Todos ellos vinculadosa acciones de la iglesia
que acompaaban el proceso social y poltico.
El contexto creado por la dictadura militar, al cerrar los
espacios departicipacin y aplicar una poltica econmica de fuerte
impacto negativosobre las condiciones de vida de los sectores
populares, produjo como re-
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85
accin el surgimiento de nuevas organizaciones y la reconversin
de algu-nas antiguas. Sucesivas oleadas de organismos que
combinaron la atencina problemas sociales y de derechos humanos
vulnerados con acciones deorganizacin, educacin, concientizacin y
agitacin poltica y social.
La mayor cantidad y variedad de ONG surgi durante la dcada delos
ochenta, sustentadas por la cooperacin no gubernamental y la
solidari-dad obtenida por el exilio chileno para las acciones
dentro del pas. Losespacios no gubernamentales fueron decisivos
para la rearticulacin de lainiciativa social y poltica en
diferentes segmentos de la sociedad chilena.Detrs de la emergencia
del movimiento de ONG estaba la evolucin de unaestrecha alianza e
intercambio de propsitos, estrategias y metodologas detrabajo entre
una cooperacin internacional polticamente democrtica einfluenciada
por las corrientes del exilio latinoamericano, una generacin
deprofesionales y tcnicos con experiencia de militancia social y
poltica o parti-cipacin en el gobierno a partir de mediados de los
aos sesenta y, por ltimo,lderes sociales, comunitarios y militantes
polticos de base que participaron enla reconstruccin de los vnculos
y valores del movimiento social popular.
La presencia de las ONG como pertenencia previa de los
miembrosde la elite poltica es menor que la de los centros de
estudio, pero an asresulta muy significativa (22,5%) superando
tanto a las organizaciones te-rritoriales como al sindicalismo. Si
se considera a las asociaciones de dere-chos humanos como parte de
este fenmeno, el total agregado resulta anmayor. La pauta de
distribucin de las menciones, sin embargo, es mucho msdispersa y
variada que en el caso de los centros de estudio. Slo una
ONGconcentra cinco menciones. Se trata del Programa de Economa del
Trabajo(PET). El PIIE y el Centro de Asesora Sindical (CIASI)
reciben tres mencio-nes cada una.22 Ello refuerza el privilegio de
este tipo de centros y del conoci-miento que producen, en la
seleccin de las elites polticas. Aparte de las insti-tuciones
mencionadas, otras seis ONG reciben dos menciones cada una,
mien-tras las dems se distribuyen entre 58 organizaciones. A su vez
el 62% de losencuestados ocup roles dirigenciales en ellas, lo que
parece estar indicandoque ms que un vnculo fuerte de las ONG como
tales a la poltica, lo que severific fue la seleccin de individuos
especficos, dirigentes de las mismas ymilitantes de partidos
polticos, para integrar las filas del Estado. Consecuente-mente con
ello, slo un 22% de los participantes en ONG lo sigui haciendoluego
de haber asumido sus cargos polticos.
Los movimientos y asociacionesde defensa de los derechos
humanos
El otro segmento nuevo en el panorama de la sociedad civil
chilenason las asociaciones de derechos humanos. Corresponden a un
perfil par-cialmente diferente a los anteriores, particularmente
aquellas que agrupana los familiares de las vctimas de la represin
poltica, asemejndose aorganizaciones de membresa. Un segundo grupo
son las asociaciones crea-
Gonzalo Delamaza
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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013
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das para la defensa y promocin de los derechos humanos como
causa polti-ca y moral en el contexto de la dictadura. Finalmente
se encuentran losorganismos profesionales dedicados a estas
labores, principalmente naci-dos de la Iglesia Catlica. De hecho
tambin se utiliza el trmino ONG dederechos humanos. De tal manera
que la clasificacin ofrecida tiene msque nada un valor heurstico y
es posible realizar otras.
El perfil prevaleciente de pertenencia de los miembros de la
elite esbastante claro en relacin a las asociaciones de derechos
humanos. La Co-misin Chilena de Derechos Humanos fue el espacio ms
importante dereunin y vnculo de quienes hoy forman parte de la
elite, recibiendo 18menciones (27% del total). Le siguen Amnista
Internacional (8) y la Comi-sin Pro Derechos Juveniles (CODEJU)
(7). El organismo especializadocreado por la Iglesia Catlica, la
Vicara de la Solidaridad (y el Comit ProPaz que la antecedi) fueron
lugar de pertenencia de ocho de los encuestados.Por otra parte,
cinco encuestados reportan haber pertenecido a alguna delas
agrupaciones que reunieron a los directamente afectados por la
repre-sin poltica en sus diversas formas. El 55% de las personas
vinculadas aestos movimientos y asociaciones ocup posiciones
directivas y slo un19% sigui participando en ellas una vez asumido
los cargos polticos.
Articulacin del sector no gubernamental con la poltica
El trnsito de un segmento de los participantes de las
organizacio-nes no gubernamentales a la poltica y a formar parte de
la elite en losveinte aos siguientes, se entiende a partir de los
datos expuestos y la cer-cana existente entre la accin poltica
(principalmente en el bloque prodemocrtico) y la del sector no
gubernamental. Sin embargo ese trnsitofue ms extendido entre los
centros de estudio, captando de este modo alsegmento de mayor
educacin y mayor especializacin relativa. As, loscentros de estudio
prcticamente duplican a las asociaciones y movimien-tos de derechos
humanos en cuanto a pertenencia de los grupos de elite.
Elreclutamiento entre los centros de estudio resulta ms amplio y
extendido,mientras en el caso de las ONG y los movimientos de
derechos humanos, esmenor y en las primeras limitado a personas
individuales que ocupaban enellos cargos directivos.
Por ltimo, la prevalencia y predominio de los centros de
estudiocomo cantera de la elite poltica se puede considerar como un
fenmenoduradero y con proyeccin de futuro, mientras el caso de las
ONG y losmovimientos de derechos humanos correspondi a un perodo
determinadode la poltica chilena. No slo aparece ya un think tank
de reciente creacincomo Expansiva entre los ms mencionados, sino
que se han seguido creandootros centros de gran influencia. Tambin
en la composicin del gabinete ylos equipos de conduccin poltica y
tcnica del gobierno de derecha deSebastin Piera (2010 - 2014) se
advierte una significativa presencia deintegrantes de los think
tanks y fundaciones de ese sector.
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Segmentos de la elite polticay su pertenencia a organizaciones
de la sociedad civil
Un ltimo anlisis abarca a las diferentes ramas o segmentos de
laelite considerada, en relacin a las principales fuentes de
pertenenciaorganizacional previa. Como puede observarse en la Tabla
N 6, la compo-sicin interna de la elite difiere bastante en su
adscripcin previa, lo cualdebiera dar lugar a hiptesis sobre
trayectorias polticas ms detalladas yprecisas. En primer trmino
destaca que la participacin en el movimientoestudiantil resulta
mayoritaria slo para los parlamentarios. Pero tambinresalta el
hecho que el personal ejecutivo que hemos llamado de conduc-cin
tcnica tambin proviene significativamente del movimiento
estudiantil.Ello puede deberse a un cierto perfil ms poltico de
dichos cargos (antesque meramente tcnico) o bien al hecho de que
probablemente en todos loscasos se trata de profesionales
universitarios lo que, junto a las redes pol-ticas creadas en la
actividad estudiantil les otorgan mayores posibilidadesde acceso y
permanencia en los cargos. En ambos casos se trata de
unaproveniencia mucho ms significativa que la existente en relacin
a losCentros de Estudio y las ONG.
En el caso de los cargos superiores de conduccin poltica del
eje-cutivo, la preeminencia la tienen los Centros de Estudio para
los presiden-tes y ministros, reafirmando la hiptesis tecnopoltica
de este trabajo. Mien-tras que para los subsecretarios e
intendentes de alta permanencia, nueva-mente es el movimiento
estudiantil el que prevalece. En todos los casos lasONG son el
sector de menor importancia en cuanto a proveniencia. Sinembargo en
los cargos de conduccin poltica es menor la distancia conrespecto a
las dems categoras. As lo indica la Tabla N 6.
Tabla N 6Principales organizaciones de proveniencia por
segmentos de la elite (%)
Fuente: Encuestade Elites Polti-cas 2011
Gonzalo Delamaza
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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013
88
Si bien, como sabemos, la pertenencia organizacional previa es
altapara el conjunto de la elite y ella se concentra en las
organizaciones estu-diantiles, colegios profesionales y centros de
estudio, la tabla anterior nospermite distinguir pautas
diferenciales segn los segmentos de la elite. Esas como la mayor
pertenencia organizacional previa se verifica entre losdirectivos
de partidos polticos (lo cual puede estar distorsionado por
suescaso nmero de acuerdo a la forma como se defini esa categora).
Elextremo opuesto lo ocupa el segmento de apoyo al ejecutivo, esto
es, losjefes de divisin y gabinete, que muestran la menor tasa
promedio de perte-nencia organizacional previa (21%) considerando
las siete categoras deorganizacin principales.
Tal como habamos hipotetizado, el perfil ms tecnocrtico,
aso-ciado a los think tanks es ms acusado en el ejecutivo que en el
parlamentoy los partidos, donde est por debajo del promedio
general. Sin embargo,dentro del ejecutivo, debemos excluir al
segmento de apoyo, es decir losjefes de gabinete y divisin, cuya
participacin en los centros de estudiollega apenas al 18%. Es
necesario estudiar otros rasgos de ese grupo paraprofundizar en
este aspecto. Si corresponde a un perfil ms tcnico, este nosurge ni
se asocia a los llamados think tanks; si corresponde a un perfil
mspoltico, este no se reprodujo tanto en la sociedad civil sino,
probablemen-te, al interior de los propios partidos. Por el
contrario, las tasas promedioms altas de pertenencia se presentan
entre los directivos de partidos pol-ticos y los senadores.
En todo el estamento superior del ejecutivo, vale decir los
presiden-tes y ministros, as como los subsecretarios e intendentes,
predomina lapauta general: colegios profesionales, centros de
estudio y organizacionesestudiantiles. Entre los congresistas la
participacin ms alta fue en organi-zaciones estudiantiles y
colegios profesionales. Entre los diputados desta-ca sin embargo
las organizaciones territoriales y funcionales y entre lossenadores
las organizaciones de derechos humanos.
Semejanzas y diferencias polticas:elite parlamentaria y sociedad
civil organizada
El universo de la elite poltica chilena en los veinte aos
considera-dos resulta abultadamente sesgado hacia la Concertacin,
puesto que estadetent el gobierno durante todo el perodo. Sin
embargo, la encuesta re-gistra tambin las caractersticas de la
elite parlamentaria, lo que permitecomparar las tendencias
organizacionales entre los dos bloques polticosprincipales.
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89
Tabla N 7Parlamentarios pertenecientes a la Elite
Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011
En el caso de la derecha se trata de 55 personas que han
detentadocargos parlamentarios por ms de un perodo. Entre ellas hay
slo 4 muje-res manifestando as una tasa de masculinidad an ms
acentuada que suspares de la Concertacin, as como respecto del
total de la elite (7,3%). Encuanto a la pertenencia organizacional
el panorama de la derecha se indicaen la Tabla N 8.
Tabla N 8Pertenencia organizacional segn tipo de organizacin
Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011
Las dos prevalencias principales coinciden con el universo
comple-to: en primer trmino los movimientos estudiantiles
universitarios y en se-gundo trmino los colegios profesionales. Tal
como en el caso anterior launiversidad es mbito de reproduccin del
liderazgo poltico, por lo que 24
Gonzalo Delamaza
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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013
90
de 29 ocuparon cargos directivos. Mientras en los Colegios
Profesionalesno ocurre lo mismo, pues solo 3 de los 22 integrantes
fueron dirigentes en ellos.
Pero le siguen en importancia no los centros de estudio, sino
lasorganizaciones territoriales y las de voluntariado, seguidas por
las religio-sas y las asociaciones gremiales. Las primeras y las
ltimas pueden serconsideradas como lugares para reproducir el
liderazgo, mientras entre lasde voluntariado y las religiosas el
fenmeno es ms acotado (slo la mitadde los parlamentarios miembros
ejercieron liderazgo en ellas). Por ltimocabe destacar la
importancia de los clubes de membresa (y por lo tantopagados), que
equiparan a los centros de estudio, indicando una tendenciade
carcter socialmente ms elitaria. Como era esperable, resulta
muchomenor la proveniencia de las ONG y prcticamente nula la
participacin enagrupaciones de derechos humanos y sindicatos.
Una comparacin con el resto de los parlamentarios
muymayoritariamente de la Concertacin- en el mismo perodo, arroja
el si-guiente resultado, que se muestra en la Tabla N 9. Los
parlamentarios dela Concertacin provienen -an ms marcadamente que
sus colegas de laAlianza- de los movimientos estudiantiles y
colegios profesionales. Tam-bin los concertacionistas tienen mayor
peso de sus miembros provenien-tes de organizaciones territoriales
y movimientos religiosos. Mucho msmarcada todava es la diferencia
respecto de las asociaciones de derechoshumanos, los centros de
estudio y las ONG, lo cual le da el sello especficoa esa bancada.
Se trata de lugares no tradicionales de reproduccin delliderazgo. A
su vez son relativamente menos los de clubes de membresa(diferencia
leve), organizaciones de voluntariado y asociaciones gremia-les.
Inversamente la derecha proviene menos del sindicalismo, aunque
elporcentaje en el resto de los parlamentarios tambin es bastante
bajo.
Tabla N 9Pertenencia organizacional segn tipo de
organizacin.
Fuente: EncuestaElite Poltica 2011
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91
Tabla N 10Perfil de las bancadas parlamentarias
segn principales organizaciones de proveniencia
Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011
Se puede concluir entonces que el perfil comparado de los
parla-mentarios indica una mayor vinculacin de la bancada
oficialista a las or-ganizaciones de la sociedad civil en la mayor
parte de las categoras, conun reclutamiento que combina fuentes
tradicionales con no tradicionales.La derecha presenta menor
pertenencia organizacional previa, pero com-parte las principales
organizaciones de proveniencia y cuenta con impor-tantes sectores
provenientes del mbito del voluntariado, las organizacio-nes
religiosas y empresariales.
Con respecto al conjunto de la elite, la mayor diferencia que
ofreceel segmento parlamentario es su proveniencia mayoritaria del
movimientoestudiantil, la mayor importancia relativa de las
organizaciones territoria-les en su composicin y la mayor
vinculacin con asociaciones de derechoshumanos y movimientos
religiosos o filosficos en el caso de la Concertaciny con los
gremios y el voluntariado en el caso de la derecha.23
Conclusiones
El artculo ha analizado la composicin de la elite poltica
chilenaentre 1990 y 2010 a la luz de tres aspectos: su participacin
previa en orga-nizaciones de la sociedad civil, su composicin
interna de acuerdo a seg-mentos de la elite y sus diferencias entre
bloques polticos en el parlamen-to. La encuesta aplicada a 386
personas que han ocupado posiciones polti-co-institucionales de
elite en el perodo ha permitido establecer la preva-lencia
abrumadora del sexo masculino y del patrn social de clases
mediasprofesionales en todas las categoras (ejecutivo, parlamento y
partidos).Mayoritariamente esta elite tuvo participacin en
organizaciones de la so-ciedad civil antes de ocupar sus
cargos.
La importancia de los factores bajo estudio radica en el hecho
queuna elite proveniente muy mayoritariamente de la sociedad civil
organiza-da, es reclutada selectivamente segn pautas del proceso
poltico que indi-
Gonzalo Delamaza
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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013
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can importantes cambios en las relaciones entre la sociedad y la
poltica.
La composicin de la elite gobernante se refleja en las
organizacio-nes de la sociedad civil en los cuales participaron
previamente, las cualeshan sido medios de reproduccin de su
liderazgo, an en condiciones deinterdiccin poltica, como fue el
perodo dictatorial. El grupo mayoritariolo hizo en organizaciones
que tradicionalmente han cumplido esa funcinpara los grupos medios:
los movimientos estudiantiles y los colegios profe-sionales. Sin
embargo slo en el parlamento son mayora los provenientesdel
movimiento estudiantil universitario.
Un segundo grupo importante, sin embargo, ofrece un perfil
mstecnopoltico y muestra una modificacin de los patrones de
reclutamientoy reproduccin del liderazgo. Es el caso de los Centros
de Estudio y, secun-dariamente, de los directivos de las ONG. El
primero de ellos pareciera serun grupo de creciente importancia y
proyeccin futura, mientras el segun-do una situacin ms propia de
una coyuntura donde la sociedad civil fueun espacio sustitutivo de
la accin poltica propiamente tal y un espaciopara sus lderes. Los
Centros de Estudio, sin embargo, se relacionan estre-chamente con
determinadas opciones y partidos polticos, pues no se tratade
centros pluralistas o netamente acadmicos y el reclutamiento se
con-centra en un pequeo nmero de ellos.
El impacto de la tecnopoltica es menor en los parlamentarios
queno accedieron a la conduccin superior del ejecutivo. Tambin es
mayor suvinculacin a organizaciones tradicionales de reproduccin
del liderazgode diferentes sectores medios profesionales y
empresariales, as como supertenencia a organizaciones
religiosas.
Nuestras conclusiones avalan la idea de que las condiciones
delelitismo democrtico reforzado favorecieron el surgimiento de una
elitepoltica relativamente homognea en trminos sociales,
especialmente edu-cacionales. Pero tambin permiten relevar la
importancia de la socializa-cin poltica a travs de la participacin
en un nmero relativamente res-tringido de organizaciones e
instituciones, que tienden a concentrar a losmiembros de la elite.
Es el caso de los colegios profesionales, los centrosde pensamiento
y de las ONG, donde solo unas pocas instituciones concen-tran a
gran parte de los entrevistados. Pero tambin lo es en el
movimientoestudiantil. Si se cruza la participacin estudiantil con
las universidades deproveniencia, se verifica la concentracin
abrumadora de los integrantesde la elite en la Universidad de Chile
y la Universidad Catlica, las princi-pales universidades, ambas
ubicadas en la capital del pas.
Las relaciones entre la sociedad civil organizada y el poder
polticose han transformado significativamente. Se cierra el acceso
de los sectorespopulares organizados, quienes quedan fuera de las
posiciones de poderinstitucionalizadas, las cuales haban logrado
penetrar en alguna medida enel perodo anterior a 1973. Las mujeres,
por su parte, logran an una exiguapresencia en la elite poltica.
Por otra parte se incrementa el peso de los
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93
estamentos de mayor educacin y alta tecnificacin, vinculados a
los parti-dos polticos, pero con importantes mrgenes de
independencia. En el casodel ejecutivo, la pertenencia a centros de
estudio desplaza al movimientoestudiantil como mbito de
reclutamiento de lderes polticos. As, se con-figura una trayectoria
de baja movilidad social: si bien la elite poltica pro-viene de la
sociedad civil, en la prctica lo hace desde la elite de esa
socie-dad civil y se aleja de ella en su desarrollo. Las
consecuencias a largo plazode ello para la democracia y el
distanciamiento entre la poltica y la ciuda-dana debern ser
analizadas en estudios posteriores.
Gonzalo Delamaza
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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013
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Notas1 El intento de formar un tercer partido de derecha por
parte del senador Francisco JavierErrzuriz no fructific.
2 En el Senado en casi veinticinco aos- slo un parlamentario ha
logrado, en 2006 y 2013,ser electo por fuera de los dos pactos
vigentes desde 1989.
3 Ver la secuencia de Encuestas semestrales del Centro de
Estudios Pblicos (CEP)
(http://www.cepchile.cl/dms/lang_1/doc_4936.html ) y mensuales de
Adimark
(http://www.adimark.cl/es/estudios/documentos/003_ev_gob_3_mar12.pdf:
lminas 51 y ss.).
4 En la Democracia Cristiana (DC) el senador y ex presidente del
partido, Adolfo Zaldvar,form un nuevo partido y se ali con la
derecha desde 2009. Otros dirigentes, principal-mente socialistas,
renunciaron a su partido para ser candidatos presidenciales en
2009,como el ex ministro Jorge Arrate, el senador Alejandro Navarro
y el ex diputado MarcoEnrquez-Ominami. Este ltimo obtuvo un 20% de
los votos en 2009 y form el PartidoProgresista (PRO), postulando
nuevamente a la presidencia en 2013 (obteniendo el 11%).Todos ellos
han conformado nuevas agrupaciones polticas que hasta la
legislatura 20102014 no haban logrado acceso al parlamento por la
va electoral.
5 An no ha sido suficientemente estudiado el enorme impacto de
la interpretacin del librode Arturo Valenzuela, tanto en Chile como
en la ciencia poltica internacional ocupada delos asuntos de la
democracia en los aos setenta y ochenta. En cualquier caso la
actualidadpoltica del texto para el diseo de la transicin chilena
era algo explcito para quienespublicaron su traduccin en 1989 a
travs de FLACSO en Chile. Ver al respecto las
palabrasintroductorias de Angel Flisfich y Juan Linz a la traduccin
de 1989. Curiosamente, sinembargo, la principal recomendacin
poltica del autor, establecer un rgimen parlamenta-rio, no fue
tomada en consideracin durante la transicin chilena.
6 En Chile se denomina Chicago Boys a los discpulos de Milton
Friedmann, formadosmayoritariamente en la Universidad de Chicago y
que controlaron la poltica econmicadurante la mayor parte de la
dictadura militar. CIEPLAN -Corporacin de InvestigacionesEconmicas
para Latinoamrica- es un centro de estudios de gran influencia
poltica. Crea-do en los aos setenta, alberg a los economistas
democratacristianos expulsados de laUniversidad Catlica y tuvo gran
influencia en los gobiernos de la Concertacin. Expansivafue un
think tank creado en los aos noventa como una red de profesionales
destinado ainfluir en polticas pblicas con un enfoque liberal. Tuvo
una importante presencia en losprimeros gabinetes del gobierno
Bachelet (2006 - 2010).
7 En los hechos se cumpli la previsin planteada por Silva
respecto de los partidos polti-cos, quien seal: No espero una
restauracin del su antigua posicin pivotal en el sistemapoltico
chileno. Pueden encontrar quizs un reaseguro (redoubt) en el
Congreso, pero noen una posicin dominante a nivel ministerial, como
fue el caso antes de septiembre de1973 (Silva 1991: 407).
8 El segmento ejecutivo est compuesto por tres grupos: a)
Presidentes de la repblica, mi-nistros y subsecretarios; b)
intendentes regionales, jefes de divisin y de gabinete
quepermanecieron ms de un perodo presidencial en el cargo; c)
consejeros del Banco Central;superintendentes, presidentes del
Consejo Nacional de Televisin; vicepresidentes deCORFO; Directores
de Presupuesto y Directores Nacionales de algunos servicios de
espe-
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95
cial relevancia en el poder ejecutivo.
9 Naturalmente el universo seleccionado no incluye posiciones de
elite poltica noinstitucionales, como ocurre con asesores externos
y otras personas. En trabajos anterioresutilizamos tambin el
enfoque de redes de poltica pblica para comprender el alcance
ycaractersticas de formas menos institucionalizadas de ejercicio
del poder (Delamaza 2010;Delamaza et al. 2012).
10 Para efectos operacionales se determin la pertenencia de cada
encuestado a una solacategora dentro de la elite. Para ello se
estableci una jerarqua de posiciones consideradassegn su mayor
poder relativo. Ello nos permiti clasificar a los encuestados segn
la posi-cin de mayor poder alcanzada, sin considerar otras
posiciones que tambin puede haberocupado. El orden establecido fue:
presidente y ministros; senadores; diputados; subsecre-tarios e
intendentes por ms de un perodo presidencial; ejecutivos de
entidadessemiautnomas; jefes de divisin y gabinete por ms de un
perodo presidencial y directi-vos de partidos polticos por ms de un
perodo. Esta clasificacin produjo unasubrepresentacin de los
directivos de partidos polticos, puesto que la gran mayora deellos
ocup tambin alguna de las otras posiciones, consideradas de mayor
poder.
11 Dicha superposicin no implica que todos los integrantes, ni
los dirigentes de las organi-zaciones de la sociedad civil fuesen
militantes. Solo significa que el segmento de pertene-cientes a
dichas organizaciones y movimiento que transit hacia la elite
poltica eran muymayoritariamente militantes polticos. No abordamos
en este artculo la relacin entre per-tenencia organizacional y
militancia con anterioridad al ingreso a la elite.
12 Ninguno de ellos, sin embargo, continu en la carrera poltica.
Otros dirigentes sindicales,como el socialista Arturo Martnez, que
fue presidente de la Central Unitaria de Trabajado-res, y el
comunista Cristin Cuevas, dirigente de los trabajadores del cobre,
han intentadollegar al parlamento sin xito.
13 Es posible que eso haya variado en el perodo posterior a
2010. Por primera vez en mu-chos aos se eligi como presidente a un
acaudalado empresario (Sebastin Piera) y granparte de su primer
gabinete y equipos tcnicos fue reclutado entre cuadros de
ejecutivosprivados y empresariales.
14 En este trabajo no abordaremos las organizaciones
territoriales y funcionales, centrndo-nos en los cuadros de la
elite provenientes de las clases medias.
15 Sobre la historia de la FECH, ver Brodsky (1988), Garca
(2006). Sobre el paso de ladirigencia estudiantil a la arena
poltica en diferentes momentos histricos, ver Gazmuri(2001) y
Huneeus (2000). Sobre el caso del Movimiento Gremial y la derecha,
ver Valdivia(2010).
16 Por cierto hay dirigentes profesionales en el parlamento,
pero no es la pauta predominantede transicin de liderazgo.
17 El 58,5% de los encuestados declara profesar la religin
catlica, mientras el 29,7% sea-la no profesar religin alguna. La
influencia de la Iglesia Catlica incluye por cierto a laDC, pero
tambin a una buena parte de la izquierda renovada actual, escindida
de la DC afines de los aos sesenta. En la derecha, la UDI, el
partido heredero de Pinochet, es tambinun partido ligado a
movimientos conservadores catlicos.
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Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013
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18 Destacan las instituciones respaldadas por los jesuitas, como
el Centro Bellarmino, ILADESy DESAL, fundada por el jesuita belga
Roger Vekemanns, quien tambin fund la Escuelade Sociologa de la
Universidad Catlica (Beigel 2011).
19 La importancia acadmica de estos centros se puede apreciar si
se considera que entre1980 y 1985 FLACSO reporta 157 presentaciones
en seminarios extranjeros y 183 en Chile,mientras CIEPLAN 139 en el
extranjero y 204 en Chile (Lladser 1990: 256).
22 Durante los aos ochenta surgieron tambin otros centros de
pensamiento ligados a co-rrientes ideolgicas o polticas como el
Centro de Estudios Pblicos (CEP) ligado a la dere-cha liberal, el
Centro de Estudios del Desarrollo (CED) a la DC, VECTOR al PS y el
Insti-tuto Cientfico Alejandro Lipschutz (ICAL) al PC.
21 El ciclo no se detendr, pues posteriormente surgen otros
think tanks ligados a polticos,partidos y corrientes, as como
fundaciones de los ex presidentes de la repblica: Expansiva(fundada
por Andrs Velasco, luego ministro de Hacienda y precandidato
presidencial),Corporacin Justicia y Democracia (Patricio Aylwin),
Fundacin ProyectAmerica (ex mi-nistro Jos Antonio Viera Gallo);
Fundacin Democracia y Desarrollo (Ricardo Lagos),Progresa (Marco
Enrquez-Ominami), Dialoga (Michelle Bachelet), entre otros.
22 Llama la atencin que los dos primeros sean centros
pertenecientes a la AHC, que ofrecenun perfil mixto entre centro de
estudio y ONG (algo similar sucede con el CIDE).
23 Estos datos coinciden con los resultados de un estudio sobre
diputados entre 1961 y 2010.En l se establece que, por una parte se
ha incrementado la participacin previa de losdiputados en el
movimiento estudiantil (39% en el periodo 1990 2010 contra 24% en
elperodo anterior a 1973) y, por otra, ha disminuido la presencia
relativa de directivos de lasociedad civil (54% antes de 1973
contra 48% despus de 1990, con tendencia a la bajadurante perodo)
(Cordero y Funk 2011: 63).
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Recibido: 15.10.2013 Aceptado: 13.12.2013