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3I0 xxi editores, s. a. de c. v. mi >iH i A I 11 I A .
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ilto de pgina, s. I. I A I , 1 1 1 1 : I M .
I l l ) MADRID I III'ANA
litorial anthropos / nario, s. I.
siglo xxi editores, s. a. GUATEMALA, 4824, C 1425 BUP, BUENOS
AIRES, AlI NI NA www. s iy loxxo lili I I I : 11111..11
biblioteca nueva, s. I. ALMAGRO. 38. 28010, MADRID. I ' ,1 'Al
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Cabeza moderna / Corazn patriarcal (Un diagnstico social de
gnero)
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Mara Antonia Garca de Len
Prlogo de Celia Amors
@ ANTHROPOS
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(abeza mode rna / Corazn pa t r i a r ca l : (Un diagnstico
social de gnero) / Mara An t on i a Garca de Len ; prlogo de Celia
Amors. Barce lona : An thropos Ed i to r ia l , 2011
XIV p. 129 p. ; 2 4 cm. (Libros de la Revista Anthropos)
Bibliografa p. 121-128 ISBN 978-84-15260-18-9
1. Feminismo 2. Mujeres - Condiciones sociales 3. Mujeres
-Historia I. Amors, Celia, pr. II. Titulo III. Coleccin
U . N A M .
B I B L I O T E C A C E N T R A L
C- V 7
^ 0
La presente obra h a sido editada con subvencin del Ins t i tu t
o de l a Muje r (Minister io de San idad , Poltica Social e
Igualdad)
Pr imera edicin: 2 0 1 1
Mara An ton ia Garca de Len lvarez, 2 0 1 1 Anthropos Ed i t o r
i a l . Nario, S.L., 2 0 1 1 Ed i ta : Anthropos Ed i t o r i a l .
Barcelona
www.anthropos-ed i tor ia l . com ISBN: 978-84-15260-18-9
Depsito legal: M . 44 .586 -2011 Diseo, realizacin y coordinacin: A
n t h r o p o s Ed i to r ia l
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1 Impresin: Lavel I n d u s t r i a Grfica S.A., M a d r i d
Impreso en Espaa - Printed in Spain
Todos los derechos reservados . E s t a publicacin n o p u e d e
ser r ep roduc ida , n i en t odo n i e n pa r t e , n i reft
lNtnidi i n i , o t r a n s m i t i d a por , u n s i s tema de
recuperacin de informacin, en n i n g u n a f o rma n i por ningn
med io , sea mecnico. l i i l
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Prlogo
Celia Amors
Desajustes, paradojas, tensiones: todo ello caracteriza en
nuestra actual i -dad la constitucin de los gneros y sus
relaciones. Los varones van aceptan-do cada vez en mayor medida
algunos porque, simplemente, son razonables y las vindicaciones
feministas son u n a cuestin de sentido comn; otros, por-que a la
fuerza ahorcan las transformaciones que se producen en los roles y
los estatus de los gneros. Pero el pr inc ip io de accin y reaccin
no deja de operar y, tanto a ellos como a nosotras, en buena medida
nos divide. Me he referido a veces a colegas mos de Filosofa como
siendo de la Escuela de Frank fur t de c in tu ra para arr iba y de
c in tu ra para abajo representantes de Farmacia. Debemos aadir que
las mujeres no estn menos divididas: m u -chas son Simone de
Beauvoir por encima de su cuello y mulas de estridentes
protagonistas de pasarela desde el cuello hasta los pies. Qu
acertado, pues, es el ttulo de este l ibro de Mara Anton ia Garca
de Len: Cabeza moderna / Corazn patriarcal. Porque nos las habernos
nada menos que con el patr iarca-do, que cuenta para re-legitimarse
t ras cada uno de los envites que sufre con los recursos
ancestrales de los sistemas de prestigio t a n b i en conocidos por
los antroplogos. Porque poder y prestigio van ntimamente unidos,
los varones son unos virtuosos en el arte de autoprestigiarse como
grupo y, correlativa-mente, de desprestigiar a las mujeres.
El nosotros masculino (Un juego de mecanismos de autodesignacin
y de heterodesignacin)
Hay que observar la manera en que los varones se t r a t an
entre ellos i n -cluso cuando se pelean y se descali f ican para
entender cmo y por qu mant ienen el poder: lo hacen siempre de
manera que l a v ir i l idad quede a salvo. Cuando se interpe lan
diciendo a l otro si eres hombre. . . debes hacer t a l o cua l
cosa emplean u n pseudocondicional: no est en cuestin para nada que
son y quieren ser hombres. E l nosotros mascul ino es el analogado
s u -premo de cualquier nosotros y se const i tuye por u n juego de
mecanismos de autodesignacin y heterodesignacin. De
heterodesignacin, en expresin de Amel ia Valercel. del conjunto de
las mujeres, a las que endosan una sarta de predicados que definen
la feminidad normativa. De aulodeslgnacin, dado que se
autoadjudlenn (Beauvoir dixit) la posicin de sujetos. Y sujeto,
precis-
i s
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mente, es aquel que se puede autoadminis trar sus predicados. La
v i r i l idad, como lo he expuesto en otra parte, juega hbilmente
con la gracia y el mrito de manera que el prestigio del colectivo
se mantenga.
El sutil desprestigio de las mujeres
Correlativamente, la mascul in idad prestigiosa y prestigiada ha
de generar para mantenerse mecanismos suti les de desprestigio del
colectivo de las m u -jeres. Hasta en los momentos de efusiones
lricas, como cuando el poeta Sal i-nas le dice a su amada: Lo que
eres me distrae de lo que dices. Dicho de forma no potica: En t i
no pueden i r j un tos mrito y gracia. T u belleza y t u encanto
son mera gratuidad, no t ienen ningn mrito. Y justamente eso es lo
que me fascina: el mero ser no merecido. Casi se puede decir que
cuando hablas lo estropeas: el logos, el lenguaje articulado meri
tor io y digno y digno por ello de atencin, interrumpe t u gracia.
Y como la coherencia no es pre-cisamente la caracterstica de u n
sistema de dominacin, nos encontramos perdn por el salto de siglos
con que en la Francia del siglo XV I I u n enemi-go de Las
Preciosas, especialistas en el gnero epistolar, en la gaceta y
otros gneros literarios menores, a f i rmaba que la elocuencia de
estas autoras flu-ye naturalmente como el agua por el cauce de u n
ro, pues la naturaleza las dot de ese don que en los varones, por
el contrario, requiere del estudio y del esfuerzo. No, en las
fminas no se puede reconocer conjuntamente el mrito y la gracia.
Todo se atr ibuye a la gracia para no tener que otorgar las
condecora-ciones del mrito.
El sndrome del parven
Las mujeres en la Academia como en la poltica, y no digamos ya
en otros mbitos funcionamos con muchos elementos del sndrome del
parve-n. Estamos a l borde de la silla, no cmodamente repantigadas
en u n silln. Para bien y para ma l . Para mal , porque como lo he
af irmado en otra parte, es como si ejerciramos el poder s in la
completa invest idura: necesitamos dosis adicionales de refrendo
masculino s i es que queremos afianzamos. Para b i en porque, como
dice nuestra sociloga, no ha habido t iempo para que los moldes
academicistas en lo peor que t ienen de escolasticismo nos hayan
ahormado. De este modo, ganamos una perspectiva inslita: la de la
ori l la, como lo a f i rma Garca de Len, que nos permite ver el
horizonte, mientras que desde el cen-t ro (la posicin androcntrica)
se est hasta ta l punto embebido/encuadrado en t a l posicin que se
ve poco. Ocurre algo parecido a lo que detect en el siglo X V I I
el cartesiano feminista Frangois Poul lain de la Barre en relacin
con la sabidura femenina: por no haber sido las mujeres adiestradas
en el saber escolstico tradic ional que, justamente , los
cartesianos cr i t icaban y desvalori-zaban, ganamos en bon sens,
en capacidad autnoma de juzgar conforme a la regla de evidencia. Es
la otra cara del sndrome del parven.
X
Ciertamente, mantenemos u n a querencia por decirlo en lenguaje
t au -rino por la domesticldad tan recientemente abandonada: somos
una p r i -mera generacin de emigrantes del mundo de la Academia.
Pero as como, de acuerdo con Rosi Braidott i , el/la inmigrante
inst i tuye nostlgicamente cual norma idealizada-utpica el pas que
se vio obligado a abandonar algo asi hacen las l lamadas
feniinistas de la diferencia, mejor l lamadas pensadoras de la
diferencia sexual, idealizando esencialsticamente lo femenino, la
nmada se desplaza a travs de i t inerarios de ida y vuelta.
Podramos, precisa mente, aprovechar estas idas y venidas para ins t
i tu i r , en cada escala, u n espacio de reflexin acerca del
significado de la otra: promocionar epistemolo gicamente los temas
domsticos que, en definitiva, son los de la reproduccin de la
especie y a ellos debe incorporarse el varn en tanto que reproduce
como el que ms la suya prop ia y someter a u n t ratamiento
reflexivo inslll(> los temas acadmicos. E n este sentido,
podramos decir, existencializarlos. Para no caer en l a crtica de
Kierkegaard a l filsofo que c ircula por u n flaman-te palacio de
ideas pero vive en u n a choza. Nosotras queremos el hab i ta t
con-fortable de gneros diseados para poder ser vividos y
pensados.
El vestir de las mujeres con poder, todo un sntoma de gnero
El saber acadmico le debe a l ingreso de u n a masa crtica
consistente de mujeres en las universidades u n efecto reflexivo
cuyas consecuencias se nos vuelven cada vez ms patentes. Todas y
todos vamos a producir gracias al mismo u n saber acadmico ms
adecuado, que nos ayude a comprender nuestra sociedad mejor y, as,
a vivir en ella con menos desgarramientos. Porque los moldes
genricos en que nos vemos constreidos a constru i r nuestras vidas
son invivibles. Garca de Len h a captado bien el desgarramiento al
que nos someten al t i t u l a r s u trabajo Cabeza moderna /Corazn
patriarcal. Crit ica con agudeza u n a sobreactuacin de la
feminidad en mujeres con altos cargos pt i blicos a travs de la
moda de vestir a la moda estrenando cada da u n rnodr l l lio
nuevo. Es como si temieran que fuera a decirse desde luego, se ha d
i -cho que las mujeres con poder pierden su ferninidad e
hiperreaccionarai \venia verbo demostrando que para femenina, yo. Y
no las crit iquemos es pecialmente por dispendio: las f i rmas de
moda se promocionan a travs de estas mujeres pblicas en buena
medida. Ni olvidemos que la ropa de varn es bastante ms cara que la
de mujer (vase el caso de Francisco Camps. presi-dente de la
Comunidad Valenciana, imputado por el cargo de cohecho al ha-ber
recibido presuntamente como regalo una serie de trajes de altsima
cali-dad y precio verdaderamente astronmico). Pero mientras que el
vestido de varn es funcional , a nosotras se nos propone
constrictivamente como lo hacen los sutiles mandatos de la moda lo
que podramos l lamar zapatos desempoderantes, pues no otra se nos
antoja la funcin de los zapatos de lacn de aguja que parecen
destinados a minar la seguridad de las mujeres en su insercin en lo
real al nivel mis ino de su base: remedando a Mara Antonia Garca de
Len, podramos decir zapatos precarios / cabeza insegura. A
noso-
V I
-
(ras el patriarcado no nos la da tanto por la espalda como por
los pies: no estamos tan lejos de los pies vendados de las chinas.
Se dir que, a diferencia de los atuendos que propone la moda, los
de las ant iguas chinas, como los de las musulmanas , son
prescriptivos y denotan u n estatus adscriptivo. Cierta-mente, as
es. Pero la moda activa u n mecanismo sumamente insidioso a l que
Sartre denominaba la serialidad: u n tipo de reunin cada uno de
cuyos miem-bros es para cada u n o de los otros u n centro de fuga
por u n efecto sistemtico de exterocondicionamiento. U n ejemplo m
u y pregnante lo constituira la na-rracin de Andersen El traje
nuevo del emperador. Todos lo ven desnudo, pero cada cual cree ser
el nico que padece esa visin y no se atreve por ello m ismo a
declararlo. Para llevar a cabo campaas eficaces contra la moda
femenina habra que total izar u n campo social que se nos escapa
por definicin: es el mbito de las otredades que obedecen no tanto
quizs porque quieran hacerlo como porque suponen que la otra no va
a querer desobedecer. Cada mujer quiere verse como las dems porque
da por descontado que cada u n a de las dems es as como quiere
verse. E n esto, las mujeres, inseguras y con baja autoestima,
somos como los nios: a nada tememos tanto como a no ser como
los/las dems. Nos urge otro imaginar io de gnero, sobre todo en el
campo de la esttica: habr que idear formas para const i tuir grupos
que desactiven la serialidad. Y no es fcil: se explota la
inseguridad de las dominadas de la forma ms artera.
Fatema Merniss i , en su obra El harn en Occidente, af irma que
si los m u -sulmanes segregan a las mujeres en y por el espacio,
los occidentales hacen lo propio a travs del otro a pr ior i kant
iano de la sensibi l idad: el t iempo. Confi-n a n a las mujeres de
cierta edad en el reducto de lo antiesttico, ejerciendo as u n
verdadero terror ismo que las presiona a buscar todo t ipo de
recursos que puedan evitar o, a l menos, retrasar el ingreso en ese
harn: dietas, cirugas... El harn occidental es la tal la 38, dice
ingeniosamente. No se trata ahora de discut ir aqu la pert inencia
de la comparacin. E n cualquier caso, es u n ejem-plo de
interpelacin intercu l tura l , que debe ser simtrica: s i nosotros
cr i t ica-mos el velo y hacemos b i en ellas pueden cr i t icar
con toda legi t imidad nuestra tal la 38 . Donde las dan, las
toman....
El ser un quien, o los problemas de identidad de las mujeres
No es uno de los aspectos menos atractivos del l ibro que
prologamos la relacin que establece entre biografa le preocupa
fundamentalmente, claro, la biografa femenina y poder. Pues la
biografa imp l i ca como su supuesto fundamental lo que podramos l
l amar el estatuto de l a quienidad {sit venia verbo), el ser u n
quien. Y a los quienes slo los encontramos en los espacios en que
se crea poder: No sabe Vd. con quin est hablando; con quin tengo
que habrmelas para t ra tar ta l o cual cuestin?. E l poder tiene
efectos de ind iv i -duacin; constituye clubs de pares (dentro de
esos c lubs hay jerarquas, pero hay que haber accedido previamente
a l umbra l de los pares). Por el contrario, la carencia de poder
desindivida: constituye lo que yo l lamo el espacio de las
idnticas. Es decir, el de la indiferenciacin, la indiscernibi l
idad: saber en u n mbito ta l quin es quin sera por completo
irrelevante. Pues bien: las muje-res hemos estado, y en buena
medida estamos todava, en el espacio de las idnticas. No es de
extraar que apenas existan biografas de mujeres: las bio-grafas lo
son, valga decirlo as, de u n quien, de u n indiv iduo. Los
escritores contemporneos de Emil ia Pardo Bazn se ind ignaron con
ella, segn nos cuenta Mara An ton ia Garca de Len, por
autopresentarse como u n quien. Qu esfuerzos hay que hacer, como lo
seala nuest ra autora, para establecer el quin es quin de las
mujeres, de las que apenas t ienen poder!
Poder, genealoga y biografa (una trada relevante para el
conocimiento)
El poder, a s u vez, tiene u n a relacin mt ima con la
genealoga, con el lagos del genos, con l a palabra de poder que
legitima lo que de otro modo no sera sino la mera agregacin, que no
u n a estirpe. La genealoga es la memor ia
l-j just i f icante del poder, teje el enlace por el que el
poder transi ta. As, u n a vida K art iculada en u n a genealoga es
u n a v ida legitimada. Y u n a vida legit imada es s u n a vida
digna de ser narrada. Es ms: es importante que sea narrada por-
que, justamente , es eso, una v ida importante. As, v a n jun
tos poder, genealo-ga y biografa. Entendemos de este modo por qu
hay apenas biografas de mujeres: a quines interesa la v ida de las
idnticas s i estn enfangadas en la indiferenciacin del ser Mujer? Y
cmo proceder a l a elaboracin de estas biografas s in
genealoga?
Tiene razn nuestra autora cuando asume la biografa como u n a
episte-mologa de gnero: la narracin de la vida, t an
significativamente diferencial segn el gnero, va descubriendo capas
de intel ig ibi l idad a medida que va art iculando proyecto indiv
idual y condicionantes histricos, sociales, famil ia-res...
Jean-Paul Sartre crit icaba el reduccionismo de clase que el marx
ismo llevaba a cabo en las biografas af irmando Valry es u n
intelectual pequeo burgus. Pero no todo intelectual pequeo burgus
es Valry. La insuficiencia heurstica del marx ismo cabe en estas
dos frases. E n s u lugar, propone lo que l lama una jerarqua de
mediaciones que vaya desde las rbricas ms genera les a las ms part
iculares hasta llegar a lo concreto absoluto: el individuo. Entre
ellas, la fami l ia cumple u n a funcin esencial para especificar
la lnser cin del ind iv iduo en su clase social: sus
caractersticas, siempre particulares, contraen, podramos decir, las
determinaciones generales de la clase en u n tipo peculiar de ent
idad social i rreduct ible . Garca de Len ha estudiado muy en
especial la relacin mdMdua- fami l i a teniendo en cuenta la
mediacin que a Sartre a u t o r del psicoanlisis existencial pero
varn a l fin se le escap en buena medida: la perspectiva de
gnero.
Desde esta perspectiva se comprende la proyeccin del proyecto
del padre en la hija, que logra art icular u n proyecto
emancipatorio cuando se da la de la ausencia de u n varn en la
lamil la. U i heredera se arranca as a su destino de lmina, pero
este arrancamiento le deja un desgarramiento que la marca: heredera
y herida. Por mi pal le , Slmone de Beauvoir, en El segundo
sexo:
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\ 1 ' ' I i I t v i < ^ ^ V V v ^ e -v nos proporciona lo que
podramos l lamar u n guin existencial de gnero: las
mujeres, al no ser sujetos sino encontrarse en la posic Ior
l^eTa Otra ! de lo ^ inesencial, se ven abocadas a v iv ir u n
proyecto estandarizado proyectado de
forma genrico-estereotipada para ellas, podramos decir, por
quienes se asu-men como lo transcendente y lo esencial. Pero ella
se dedic ms b ien a ana-
w lizar desde la perspectiva existencial condiciones genricas:
la feminidad, la " vejez, y nos dej slo elementos dispersos de
biografas individuales. Biogra-- fas individuales de mujeres hechas
desde una perspectiva existencial de g-
ero estn en buena medida por hacer. Nuestra autora est en esa
lnea en su concepcin de la biografa como
epistemologa de gnero. Hagamos votos para que prosiga, pues su
trabajo es esencial en orden a que las mujeres podamos ser cada vez
ms libres.
Miradas cruzadas (Quin investiga y qu investiga)
U n alto en el camino. De ello t r a t a esta obra. Tras tres
dcadas de investi-gacin sociolgica sobre gnero y poder
(especficamente, estudiando a las mujeres lites profesionales)
deseaba hacer u n a parada. E l tiempo j u s t o para hacer u n
ejercicio de reflexividad [recherche sur la recherche) t an caro
para las Ciencias Sociales que cultivo y desde ese alto, cobrar
aliento y seguir creando.
Es u n hecho extrao que t ras esos tre inta aos de investigacin,
el tedio no me haya sobrevenido (pregunta que me he hecho y me
hago). Ah est el qu id de la cuestin. La respuesta es compleja y
atae a distintos niveles de lo profesional, social y biogrfico. Voy
a cercarla como u n a presa de caza. Mejor, voy a condensarla en el
ttulo que he escrito arr iba: miradas cruzadas (quin investiga y qu
investiga). Escribo las pginas siguientes como u n a modo de
introduccin de la obra.
Con dichas expresiones aludo a lo siguiente: al largo proceso de
hacerme lminista investigando (con el hecho de i r haciendo
investigacin) ms all de los movimientos sociales feministas
juveniles en los que particip en los aos seten-ta. De ta l manera
que sucediera como si la investigacin me interpelara, cobran-do
subjetividad y carne. Me preguntara, me convenciera con sus
pruebas, sus argumentos, en suma, con su valor fctico aplastante.
ste es u n aliento notable contra el desaliento (valga este
deliberado juego de palabras). Bajo la pregunta quin investiga, se
encuentra tambin toda una temtica que llamo de ernos y
conocimiento, u n caro binomio para la historia de las disciplinas
acadmicas, la reflexividad y temas relevantes para la Historia y la
Sociologa de las ciencias (en este caso, de las sociales). En la
parte tercera de esta obra, se trata de ello.
Pasando ahora de quin investiga a qu investiga, o dicho de otro
modo, de la investigadora a lo investigado, subrayo lo
siguiente:
Primero. E l cambio social de las mujeres ha sido y es uno de
los fenmenos sociales ms importantes a escala de nuestra sociedad
concreta, y a escala global. Es lgico que como sociloga en este
solar nuestro, dicho cambio social por gnero me haya suscitado u n
enorme inters y curiosidad. No obs-tante lo anterior, esta obra no
est apegada a lo local y participa del aliento internacional y
empuje que caracterizan a los fenmenos de gnero.
Segundo. No menos importantes h a n sido los obstculos a dicho
cambio social, a manos de una sociedad patriarcal , como se
advierte a travs del forcejeo de las mujeres lites profesionales
luchando por acceder a los altos puestos de la sociedad (forcejeo
plasmado en porcentajes bajos y m u y ra lent l -
-
arios si se los observa comparativamente con la emergencia y
consolidacin :1c i M I g ran capital h u m a n o femenino).
Seguirle la pista a ese forcejeo ha sido y es m u y excitante;
altamente estimulante para u n a analista social.
Tercero. La tensin social que se genera entre lo primero y lo
segundo, es leelr, cnlre avance y obstculo, es u n objeto
privilegiado de investigacin, asi-mismo la dialctica sociopoltica
que rodea a dicha tensin. A l me he dedicado on xtsin contempornea
(cual tema de m i tiempo) e inasequible al tedio, no >oi mrito
propio, sino por mrito del objeto investigado: siempre nuevo,
siem-pre con avances y retrocesos, siempre lleno de mtrngulis,
siempre a construir Da Jo una mirada analtica educada en la
investigacin de lo social y del gnero.
Bajo el ttulo Cabeza moderna / Corazn patriarcal (casi u n a
especie de lpt ico por la grafa con que lo escribo, que tambin
quiere mostrar u n a especie le bisagra separadora entre dos partes
distintas) se esconde u n diagnstico social y es u n a especie de
ritornello que recorrer toda la obra. Con dicho ttulo leseo mostrar
una especie de esquizofrenia social que atraviesa las conductas
sociales de mujeres, pero tambin las de los hombres actuales, y de
la sociedad n su conjunto; pues es u n claro exponente del forcejeo
de la sociedad patriarcal por sobrevivir a los embates de la lucha
por la igualdad de gnero, cuyas armas nunca violentas) estn
cargadas de lo que es racional y es jus to ; de lo que es M I C H O
y deseable para toda la sociedad. He ah la gran utopa que
brindamos, le aqu las claves del Feminismo, como u n nuevo
Humanismo.
101 le meno es complejo y muestra u n a especial v irulencia en
las mujeres >n lesinales, justamente las que mayores armas de
racional idad y moderni-lad l lenen a su alcance. Parece que
asistiramos a una especie de nostalgia le Patriarcado, melancola de
una forma de v ida antigua, anclaje en lo de siempre, regusto por
ciertos aspectos de u n a vieja forma de dominacin, h u i -la de
nuevas responsabilidades (ay! la revitalizacin publ ic i tar ia del
clich le amor romntico). Ello parece afectar sobre todo a
componentes de las 'eneraeiones ms jvenes. Por decirlo ms
crudamente, estamos asistiendo a ina especie de vivan las cadenas!,
en expresin histrica, que muestra cla-cos ejemplos y de mucho
contraste en u n m u n d o mu l t i cu l tu ra l y globalizado v.
gr.: la defensa del velo, la exaltacin del burka la vuelta de la ms
clara l lsfuncionalidad e irracional idad en el vestir de las
mujeres occidentales, etc.). Lodo ello forma parte de lo que llamo
en esta obra los claroscuros del gnero, \ decir, las luces y las
sombras de u n profundo fenmeno de cambio social jue se desarrolla
bajo nues t ra mirada y del cua l somos partcipes.
Esta obra analiza dicho fenmeno en mltiples vertientes. Por
decirlo breve-nenie y en forma aproximada, es como si el corazn
permaneciera anclado en os viejos modos y fuera por detrs del
arsenal socio-tecnolgico (especie de inodus vivendi) que se ha
acoplado ya en nuestras cabezas. De esta disparidad 'xislcncial se
derivan importantes disjunciones sociales e interrogantes de cara
il futuro Por ejemplo, cul va a ser el modelo hombre / mujer a
vivir?
La obra consta de u n a parte primera que ahonda en ese fenmeno
de la lamada aqu esquizofrenia social de gnero, que es seguido por
una parte se-cunda con sugerencias y aporlaciones concretas (sobre
la naturaleza riel poder
de las mujeres, la diada prctico formal en el ejercicio del
poder por gnero, las imgenes pblicas de las mujeres con poder...).
La parte tercera est dedicada a Gnero y Biografa, que es otra
vertiente su t i l del no poder de las mujeres. La parte cuarta se
compone de textos breves que me gusta l lamar carns de gnero,
subrayando as su brevedad y carcter de sueltos. Ellos recogen lo
que denomino leerla sociedad, en suma, u n ejercicio de leer,
pensar y vivir, que se plasma a travs de lecturas, reseas,
conferencias y anlisis furrucos. Por lti-mo, la parte quinta recoge
u n a bibliografa especializada. E n sntesis, la obra discurre por
tres grandes avenidas: la pr imera dedicada a l b inomio gnero y
poder y a l diagnstico social de gnero que expongo. La segunda,
trata de qu clase de poder, o no poder, t ienen las mujeres
profesionales. La tercera, trata de una singular pica que hoy me
ocupa respecto a lo biogrfico, la cual condenso (de cara a alentar
a mis coetneas a investigar en ello) bajo el lema: lo personal
-
Parte primera
Habitar desde los arquetipos de gnero
-
Habitar desde los arquetipos de gnero
Es el tiempo mismo el que se vuelve visible en el m o n -taje de
imgenes. Corresponde a cada c u a l a r -tista o sabio, pensador o
poe ta convert i r t a l v i s ib i -l i d a d e n l a potencia de
ver los tiempos.1
Sobre Atlas, G. DIDI-HUBERMAN
Quiero dar a este texto u n carcter casi fsico, u n a dimensin
espacial buscando la fuerza y l a expresividad de lo material .
Ello tiene el riesgo de lo esquemtico, pero tiene la energa del
eureka fcilmente entrevisto, en u n a especie de gil rapidez del
logos.
Por ello, estoy escribiendo habitar los arquetipos de gnero (y
desde ellos) como habi tar en u n a especie de morada fsica y
psquica que nos permite la v ida concreta que llevamos (que es s in
duda u n a vida de gnero, de ser hombres, mujeres y otras variantes
de las identidades de gnero) y nos cons-t ruye desde ella. Es sta
toda una connotacin existencial.
Haciendo una especie de mutatis rnutandis con el concepto de
habitas bourd iano que nos explica la clase social incorporada al
ind iv iduo concreto, en sus prcticas sociales, en sus opciones
vitales, en cada gesto (la clase social hecha carne de su carne,
nunca mejor dicho) el gnero incorpora ro tunda-mente todo una forma
de v ida qua hombres o mujeres, o b i en para distorsio-nar la y/o
negarla (como hace el gran cambio social de las identidades de
gnero, hoy). E l gnero nos crea desde l a raz, construyndonos desde
ese punto , en origen.
As pues, hablar en las pginas siguientes de habitar, de
fronteras, de cartografas, de terr itorios, pues ms all de las
sutilezas y matices que conlle-va la v ida en sociedad, haciendo u
n ejercicio de abstraccin (no m u y costoso) siempre se llega a los
cdigos sociales de gnero que el sistema patr iarcal como sistema de
dominacin de gnero (el gnero-sexo masculino) impone a las mujeres,
ya sea sta u n a dominacin de naturaleza mater ia l o simblica, o
ambas a la vez. E n la raz, estos cdigos aparecen siempre
ntidamente: ella para l, l para el Estado como dijera en sntesis
feliz Hobbes; dicho de otro modo: ella como hembra reproductora con
todas las connotaciones de la mu-je r objeto, l como indiv iduo ms
all de su propia natura que pretendida-mente (y como consl ruccin
ideolgica) lo trasciende y lo vuelca a l trabajo y a la v ida
pblica.
Ahora bien, el trabajo de anlisis social se vuelve costoso por
las m i l y u n a formas de desleal! Iinaelu/leglt lalacin, de
muerte y resurreccin, deobsoles-
I . A l luis Mi iriiMiMVi >'. rx|MMlt 'lon mnv Ahy Witrhurt f
, Museo Reina Sola. Madr id , 2010 -2011 .
-
ctK-ia y de reverdecimlento, de adaptacin y de resistencia que
el sistema mtr iarca l manifiesta hoy, atravesado por u n cambio
social s in precedentes. Cste es el g ran reto para l a
investigadora o investigador de los fenmenos sociales de gnero en
la actual idad, su cruz y s u gloria (pues es arduo, pero a a vez
est imulante y cambiante). Es u n estudio nada tedioso, como lo
demues-ra el ingente nmero de cultivadores/as que el tema tiene y l
a enorme pujan-,a de la produccin bibliogrfica referida a l.
Descendiendo a otra dimensin crucial , hab i tar u n arquetipo
de gnero es star bajo el dominio de las heterodesignaciones
patriarcales que es l a adjudi-aein de predicaciones que t ienen
sobre las mujeres u n efecto de estereoti-pa. 2 Es el eje del poder
lo que media en esta operacin sobre y contra las nujeres (ms
adelante trataremos del arquetipo de la masculinidad). As pues,
labitar el arquetipo femenino no solo es constituyente, sino que es
fundamen-al mente u n hecho de poder: de situacin ante el poder,
empoderada/desem-ioderada. Una definicin de la estructura-espacio
social con relacin a l poder ior el hecho de ser mujer . Una
posicin absolutamente determinante en el spacio social por u n
hecho biolgico que se convierte en el eje fundamenta l de )
social.
Volviendo a la ro tund idad de los ejemplos fsicos con los que
arrancamos, odramos decir como quienes practican las disciplinas
gimnsticas orient-is (yoga, chi-kung...) instlese en laposturayvea
cmo se siente; en nuestro aso, diramos instlese en el arquetipo de
gnero y vea los fenmenos sociales ue suceden a su alrededor y que
mismamente usted incorpora. Invitamos a sta experiencia-reflexin
aqu.
Dado que la gran heterodesignadora es l a sociedad patr iarca l
en su con-into, el problema es de orden estructura l y holstico.
Mas, dado que l a socie-id patr iarca l se basa sobre las
relaciones de dominacin de los hombres qua atura sobre las mujeres,
el problema que tratamos es u n problema de po-LT, tanto en la
esfera social en s u conjunto como en el sector social que aqu t
rata, el mundo profesional.
A continuacin siguen dos epgrafes: Cartografas de poder y
Esquizo-enia social de gnero que ejemplifican l a complej idad de
lo que es habitar el nero en la actualidad. A l f ina l del captulo
se incluye u n glosario con frag-lentos de entrevistas en
profundidad realizadas a lites profesionales, tanto lasculinas como
femeninas, las cuales encarnan y describen con sus pro-as palabras
el complejo b inomio de poder y gnero que aqu tratamos en rminos
generales y abstractos.
2. fifi la p a i t e cuar ta , epgrafe La maestra de u n n
filsofa femlnlMn n o s l i emos e x t e n d i d o brc de f in ic
iones de patr iarcado , h e t e r o d e s l g n a c l o n r N . e l
e . N i n t e n d o n ( r i l a Amors. A d i -as pginas remi t imos
al lector/a, para no adcnw i r m i l * r l I r x l n m r u i n p in
i r In t roduc to r ia .
Cartografas de poder (Las fronteras sociales entre hombres y
mujeres:
claves acerca del poder de las mujeres profesionales)
U n h o m b r e se siente ms h o m b r e cuando se i m -pone a o
t ras personas y los convierte en i n s t r u -m e n t o s de s u v
o l u n t a d .
BERTRAND DE JOUVEREL
Desde la ms suburb i a l chabola hasta el ms lujoso loft
neoyorquino, podemos rastrear tanto las micromanifestaciones del
fenmeno de poder que encierra el sistema social de la dominacin
mascul ina, como i r a sus elocuen-tes discriminaciones y ausencias
de mujeres en las altas esferas. Cualquier estudioso del gnero
comprende (o debe comprender) nada ms adentrarse en las tareas de
investigacin, que va a encontrarse con el fenmeno social del poder,
que debe enfrentarse a l para comprenderlo en sus casi infinitas
ma-nifestaciones de v ida social y , asimismo, en los ms variados
cruces o mezclas de clase social, habitat humano , raza, etnia o
religin.
Con la cita, arr iba, de Jouverel no estamos subrayando ningn
esencialis-mo sobre la mascul in idad, sino u n modelo antropolgico
de ser gestado en centur ias de prctica social que an pervive, y s
in embargo est siendo lenta-mente erosionado por sociedades en pos
de la igualdad de gnero. 1
La eleccin de las mujeres lites profesionales como objeto de
estudio (al cual he dedicado ms de tres dcadas de investigacin
sociolgica) por lo dicho al inic io, me pareci u n objeto de
estudio privilegiado para comprender a fon-do el fenmeno social del
poder. Es ms, a l serviste dicho fenmeno del poder desde l a visin
de las desposedas, desde l a visin de la Otra (la que por na tura
no tiene poder en u n a sociedad patr iarcal , la mujer) el estudio
de gnero, con su ineludible foco relacional (hombres y mujeres)
instruye enormemente sobre la naturaleza del poder.
Ta l vez, esta nueva mirada de gnero penetre mucho ms el
fenmeno, o aporte mucha ms sustancia y matiz que el tradic ional
estudio sobre el poder: de corte formal, oficialista, pblico
(acartonado podramos decir) y, obvia-
1. An hoy, hay mltiples registros por invest igaciones
sociolgicas de las prcticas de l a v ida co t i d i ana
diferenciales por gnero; as. el u s o di ferencia l de l t i e m p
o entre hombres y mujeres , la realizacin (Ir l a r r a s
domesticas, el gus t o mascu l ino por c ier tos deportes, y u n
ejemplo t a n cot id iano r o m o r l U N O d r l mando televisivo
que podra tambin serv ir de metfora de lo que estamos I n t i m i d
o , por no r l t n r los mltiples casos de v io lenc ia m a c h i s
t a en los que s u b y a c r u n a r x l g r n r l n d r dominacin
obre la mu j e r .
-
nente, androcntrico, es decir, hecho desde la mirada de quienes
s t ienen )oder, en suma, hecho desde la mascul in idad.
Es sta u n a invitacin a los estudiosos clsicos del tema, a
enriquecer su isin del poder, a salir de sus alambicadas
instituciones (Reales Academias, 2 iectorados, Fundaciones, etc.)
que actan cua l blindaje no solo de la part ic i ->acin femenina
sino del conocimiento, de la inteleccin sensu stricto de u n
roblema que, por otra parte quiz no se quiera conocer en esa
especie de ctuar consciente/semi-inconsciente de los hombres
troquelados y benefica-los por el sistema patr iarca l qua
natura.
Las lites profesionales de mujeres son, adems de todo lo que
acabamos e escribir, u n objeto privilegiado de conocimiento porque
const i tuyen un a iiomala social en el seno de u n a sociedad patr
iarcal . Dicho ms explcita-ente, significa una doble trasgresin
social: ser en la vida pblica (alejadas e los roles de la
domesticidad y maternidad) y estaren los crculos exclusivos e la
mascul in idad. La pregunta frontal que se hara desde el sistema
sera: quines son estas raras, especie de marcianas que se observan
claramente n lo que l lamo las fotos bisagra en la prensa?
Explicitamos ese ejemplo >togrfico-meditico: u n a mujer rodeada
por dos flancos de hombres de terno scuro y encorbatados y, en
medio ella, u n ser mujer, dist inguible no solo por u anatoma y su
vestimenta, sino tambin por ser una y d i s t in ta en todo el i i
torno, o dicho de otro modo ser una y d i s t in ta en ese espacio
de poder CClyente a m i l metros a la redonda.
Volvamos a las preguntas desde el sistema: una mujer? Qu raro!
Quin ir? Tradicionalmente la respuesta era: Ah, s, es la hija de
fulanito, herma-
I de.... mujer de.... E n t iempos actuales la respuesta puede
ser: Ah, s, es la r la "cuota". Es la que envan los socialistas,
etc., que, por otro lado, sigue curio por lo general, u n a famil
iar o allegada de los crculos mascul inos de xler, aunque haya
cambiado el concepto legit imador de inclusin en l.
Sintetizando lo anterior: estamos ante u n autntico arsenal de
mecanis-IOS sociales (tanto individuales como colectivos, tanto de
orden psquico como S orden social, etc.) que se desata por el hecho
de estar u n a mujer en los rr i tor ios y fronteras mascul inos.
Basta leer superficialmente u n a hemerote-
i para encontrar s in esfuerzo los grandes o pequeos escndalos
de o sobre s mujeres en el poder. Son, por otro lado, m u y
suculentos para qu ien quiera er y comprender los profundos cdigos
de gnero que impregnan y rigen an lestras sociedades occidentales.
3 Dejo a u n lado, por su obviedad, a l mundo
2. vSobre las Reales Academias dirig u n a investigacin p ionera
en el t ema , mos t r ando la si total ausenc ia de mujeres y los
mecanismos de l pode r discrecional , l a cooptacin. La /esltgacin
l ia sido pub l i cada en : Mara An t on i a Garca de Len etaL, La
excelencia cientfica nmbrcs i mujeres en las Reales Academias), I n
s t i t u t o de l a Mujer , M a d r i d , 2 0 0 5 .
El caso Ca rmen Chacn. T i tu l a r e s de prensa: Chacn se
retira, Chacn t i r a l a toalla, iinlno l ibre para Rubalcaba,
nico candidato... [ElPas, 27-5-2011) . Nues t ro diagnstico
respecto, es que se t ra ta de u n a dimisin de gnero, e jempl i f
icando el la u n caso de u n a {undn re levante conveniente (por
razn de gnero) que convenientemente , valga la r e d u n -ncla de l
iberada, ha sido empu j ada a d i m i t i r de sus asp i rac iones
polticas ac tua les en pro de |ar lodo el espacio de la arena
poltica a u n cand ida to m n n r u l l n o 4 . Todo ello sucede
dentro los comple jos engranajes del poder poltico, m a s c u l i n
o por rxe r l enc la . en u n a rsl'era de
tler donde las mujeres son u n a s recin llegadas y u n a n O I
I I N I I I I M N I I I I I I
islmico. Son noticias de gnero dotadas de enormes cualidades
heursticas, para el conocimiento. Por solo citar u n ejemplo
emblemtico y ya histrico: hemos sido testigos de l a contienda
norteamericana hombre-mujer en las elecciones presidenciales,
ganando la presidencia Obama, el p r imer presiden-te negro de la
histor ia norteamericana, quedando el puesto an indito para u n a
mujer (son incontables los anlisis de gnero que se h a n hecho al
respec-to, l lamando la atencin sobre ta l hecho).
Acabamos de poner el nfasis en lo que supone u n a minora (o
anomala social como la hemos l lamado) en los crculos de poder,
doblemente anomala si se t ra ta de una muje r o, dicho de otro
modo, sera sta l a anomala par excellence, puesto que choca
frontalmente con la raz y naturaleza del Sistema Patriarcal, contra
su dictum ms esencial: u n a mujer no debe tener poder, o como se h
a dicho tradicionalmente: no debe de estar en la esfera pblica,
debe de estar en su casa, en el espacio de la domesticidad.
Pues bien, una vez puesto dicho nfasis, probablemente u n a
forma fcil, rpida y espacial de comprenderlo son los sucesivos
grficos que a cont inua-cin se insertan. Vemoslos, no s in antes
advertir que son temas amplios y profundamente estudiados tanto en
m i obra como en numerosas obras de mltiples especialistas (de la
antropologa, politologa, psicologa, historia, etc.). A ellas
remito. E n las pginas siguientes solo pondr nfasis y har una
espe-cie de enumeracin de problemas que h a n sido analizados y
glosados a lo largo de m i obra.
Comenzamos por explorar u n a relacin anmala en trminos de
igualdad entre hombres y mujeres, en el terreno de lo socio
profesional, o de despropor-cin asimtrica.
1. Grfico de los territorios (nfasis en tipo de poder: formal e
informal)
Pongmonos en el r o l y en el trance de i r de exploracin (una
exploracin de las fronteras sociales de hombres y mujeres en
nuestra sociedad en su relacin con el mundo profesional y el
poder). Saquemos el pr imer mapa (grficos de los terr itorios del
campo profesional).
Dos observaciones pertinentes: fuera del mapa hemos dejado u n
amplio campo, el l lamado terr i tor io no profesional de las amas
de casa (dedicadas a tareas reproductoras del sistema segn los
cdigos tradicionales: crianza de los hijos/as y mantenimiento de la
pareja). Tambin hemos dejado fuera, el rea de los empleados, aunque
como ya hemos escrito, ste tambin (como todo lo social) est
impregnado por la dominacin mascul ina.
Pues bien, adentrndonos ya en el terr i tor io que s contempla
nuestro plano, observamos la relativamente baja representacin de
mujeres en dicho terreno profesional, y es ah donde lo cuant i tat
ivo (el porcentaje) nos remite a lo cualitativo: estrangulacin,
anomala, desproporcin de efectivos femeninos puestos en comparacin
con la gran habitacin que en dichos territorios podran tener de
mujeres, riada la Importancia actual de los efectivos
profesio-nales femenino bien preparados para estar en dichos
territorios (licencia-
-
Grfico de los territorios de poder por gnero (nfasis en tipo de
poder: formal e informal)
is, doctoradas, profesoras, ingenieras, tcnicas, etc.). E n
sntesis, la anoma-i se hace ms patente e injusti f icada cuanto ms
grande y cualificado es el ipltal hiunanofemenino. Recordamos aqu,
el dictum del clsico (vanguardis-, para su tiempo): En u n a
sociedad igual i tar ia, la servidumbre femenina es gran
anacronismo (J.S. Mi l i ) . Y servidumbre puede ser no desempear
los veles profesionales para los que estn capacitadas las mujeres,
por ejemplo.
El grllco contiene u n ncleo interior duro , u n a especie de
nife del poder ira la mascul inidad, en este caso, el m u n d o del
poder in formal que es el Kler por excelencia. E l que va
directamente a l bulto, el que no tiene que lardar normas de la
meritocracia n i prcticamente de n inguna otra clase. Es 18 especie
de poder fctico, basado en la fuerza (normalmente del dinero en
icstras sociedades). Es u n a clase de poder ant iguo que no da
explicaciones, . u n poder s in transparencia.
Como puede observarse el nife o ncleo de mximo poder es u n
crculo de mascul in idad, prcticamente el cien por c ien de su
composicin, con unos ecanismos especficos pa ra reproducir el poder
en las a l turas: mecanismos screcionales, arbitrarios, de
cooptacin, cargos de confianza, y toda una >menclatura ad hoc
usada por el poder. As pues, en sociedades demcra-tas,
igualitarias, meritocrticas como ideario y normas formales-legales
de ncionamiento, el crculo ms alto del poder se comporta con pautas
en las ilpodas de esto y contradictorias con t a l idiosincrasia
racionalista. De ah le en este altsimo crculo de la sociedad,
significativamente poder formal )met ido a normas) y poder in
formal (sin contro l n i visibilidad) pueda decirse te coinciden.
He aqu u n importante nudo de anlisis.
Por todo lo que acabamos de observar, es fcil deducir que en
esos altos culos, u n elnocentrismo-androcentrismo selectivo y
filtrador se incremente s. Incluso de lo mucho que caracteriza ya
otros crculos menos elevados.
Ent re los fenmenos ms caractersticos que hemos documentado est
lo que hemos llamado el viejo c lub de los muchachos (cooptacin
sistemtica de efectivos mascul inos conocidos desde l a infancia
y/o juventud ) , amn de los pactos entre caballeros. Ergo, dndose a
u n tiempo tales mecanismos exclusivistas de la mascul in idad y
excluyentes consciente o inconscientemen-te de las mujeres alta
profesionales, mantenemos que a las mujeres les favore-cen las
reglas claras de la meritocracia (pese a no estar exentas stas de
pro-blemas). Les beneficia l a transparencia en el juego de lo
social.
A modo de coda podramos decir que el poder se comporta de forma
pro-porc ional con los hombres y de forma inversamente proporcional
con las m u -jeres, siguiendo sistemticamente esta frmula: a ms
poder, ms hombres; a menos poder, ms mujeres. Todo ello, se realiza
a travs de complejos meca-nismos de dominacin social y cdigos de
poder patriarcal .
2. Las fronteras de gnero
Las fronteras ms determinantes no son las fsicas. Las fronteras
cu l tura -les y de identidad social son fronteras de u n a gran
fortaleza y determinacin. Si h a habido una frontera inexpugnable a
lo largo de la histor ia , sta ha sido la de las identidades de
gnero. Solo ahora empieza a ceder s u fortaleza y ello solo en reas
geogrficas t a n privilegiadas a l respecto como es la sociedad
occidental. De este modo, cualesquiera que sea el rea de anlisis
escogido, sistemticamente aparecern lo que podemos l lamar las
secuelas de gnero.
La explicacin que sigue y el mapa correspondiente ponen el
nfasis en los espacios-lmites en donde se produce relacin, y en
donde hay relacin y t rato profesional entre gneros. Y por tanto
puede haber u n conflicto estructural (el
Grfico de las fronteras (nfasis en las relaciones de gnero y
poder)
H o m b r e s
M u j e r e s
M A P : M u y a l l o s/ns p r o f e s i o n a l e s
A P : A l tos/u proIcNloimlcM
P: l ' ro i rN lo iu i leN
EQ3I 13 9MMMHHH
f
-
Uro patriarcal) de mujeres y hombres, o entre ellas mismas
(obviamente no rmalizada de hombres con hombres, ya codificada con
pautas tradiciona-s, por no decir ancestrales.
egundo: relaciones entre hombres y mujeres
En la frontera nmero 4, se produce u n importante JUtro de
mujeres profe-onales que van a acceder a l crculo de altas
profesionales y ello en los si-jientes flancos o lmites
territoriales, y con los subsiguientes problemas de ero (se t ra ta
de u n a relacin no exhaustiva de posibles problemas y/o inflictos
de gnero):
a) Entre mujeres profesionales y hombres profesionales
(fronteras 4 y 6): Socializacin diferencial de hombres y mujeres
(primera infancia y j u -
nlud) especializando a cada gnero para roles sociales
diferentes: hombres h icados para la lucha profesional, mujeres
para la lucha famil iar y do-sl lea. Pese a l intenso cambio social
habido en la condicin social femenina, ile cdigo de gnero an marca
y lastra la v ida cotidiana.
Proceso de aculturacin de las mujeres hacia el mundo
profesional, con falla de destrezas de todo recin llegado
(desconocimiento de las reglas del >der profesional por parte de
las mujeres, el fenmeno de dimisiones sinto-tlcas de cargos, falta
de redes, de mentores, etc.).
E l absorbente, y obligado por la tradicin, monopolio femenino
de la :1a fami l iar y la falta de conciliacin en las tareas de
hombres y mujeres en vida famil iar .
b) Entre mujeres profesionales que l u c h a n por acceder a l
crculo de los los profesionales (fronteras 4 y 5):
E l problema de los f i l tros patriarcales y discriminantes
para las muje-s. que incorporan, por ejemplo, los tr ibunales
profesionales de composicin lyoritariamente mascul ina (fenmeno de
gnero ampliamente demostrado y obado).
Los fenmenos del apartado (a) reproducidos con mayor intensidad,
a i'dida que el crculo de poder se hace ms estrecho y exigente.
C) L^ntre mujeres y hombres altos profesionales (frontera 5). E
n estos Ules o filtros fronterizos se rastrean profundos e
interesantes cdigos de ero, mareado por el patriarcado que llamar
metafricamente del siguiente )do:
Las macruidianas (y am cuanto ellas puedan tener de
hospitalario, como deca el poeta, es decir, mujeres cmodas de trato
y de personalidad; mujeres que permanecen en la sombra, mujeres
cual especie de secretaria-confidente-ama de llaves). Bastantes
mujeres en las lites profesionales tie-nen este componente
machadiano, tanto en s u psique como en s u fsico y/o aspecto.
Las segundas relevantes (altas profesionales que se mant ienen
as, en cargos de segundas-relevantes, no atrevindose a disputar el
poder a l amo; que se lo h a otorgado; por otro lado, no se atreven
a dar el jaque mate nece-sario para pasar al p r imer puesto
relevante y, que ta l vez como abejas reinas estn cmodas en l,
gozando de la diferencia y privilegio de u n a recin
llega-da-admitida a l crculo exclusivo del poder de la mascul in
idad. Contrar iamen-te, el delfn es por definicin sucesor, no u n
ser estancado en u n segundo puesto o l imitado a l (o dicho en
trminos psicoanalticos, el hijo debe de matar a l padre). Por el
contrario, la poltica actual, pone de manifiesto esas mujeres
valiosas que no aspiran a suceder o a destronar a l nmero uno, y
que parecen estar an m u y lejos de pretenderlo,
gozndose-estancndose en el nivel logrado. /
Las cooptaciones cmodas. Elecciones de mujeres profesionales no
pro-blemticas, jvenes s in g ran experiencia, personas m u y ad hoc
para u n ejer-cicio del poder (y todo poder conlleva obediencia) s
in problemas y aquiescente.
Nota bene: los apartados anteriores no son excluyentes, pueden
mezclarse y compart i r o sumar rasgos. Con todo lo anter ior se
podra hacer u n catlogo de ^ T ^ n j ^ H ^ o coopta eLpoder.
Estamos aludiendo a las mujeres jtradas por el poder y hacia el
poder. S in duda todo u n test social de gnero.
Tercero. Relaciones de mujeres entre s: de mujeres profesionales
con altas profesionales (frontera 3)
E n esta frontera encontramos los siguientes fenmenos de
gnero:
E l fenmeno socio-psicolgico l lamado el sndrome de la abeja
reina que pueden padecer o ejercer consciente o inconscientemente
las mujeres con poder, el cual significa, en esencia, mantener la
exclusividad (la unic idad, podramos decir) de ser u n a o m u y
pocas en crculos mayoritariamente mascu-l inos. Dicho fenmeno est
lleno de derivaciones negativas para la promocin de otras mujeres.
4
La compleja situacin estructural de las lites profesionales
femeninas (y as imismo su complejo ascenso y xito social)
caracterizadas por los cinco s i -guientes rasgos que expllcltamos
a continuacin, no s in ins is t i r en que los
4. Vase u n drw i iTo l l o m i l * amp l i o de esto sndrome en
M.A Garca de l*n. lites disc-mlnadas, A n t h r o p n * . IWi
icHunn, 1004.
-
ecanismos sociales dominantes presentan serios obstculos a
comporta-lentos dist intos y/o nuevos que los apuntados.
Explicitmoslo: 1.) cmo r solidarias en u n m u n d o donde todo el
aprendizaje social conduce a lo mesto? 2.) Cmo pretender la
igualdad s i las mujeres que acceden a los -culos del poder en la
actual idad, lo hacen en muchos casos por su condi->n de mujeres
de las fratras?
Vamos ahora a adjetivar con cinco trminos, como decamos arriba,
las 'siciones estructurales de las mujeres que acceden en la actual
idad al poder, trminos generales (las cualidades psicosociales de
las mujeres a las que est rando el poder, ya las hemos expresado en
el apartado anterior). Son cinco jetivos que pretenden ser puntos
de reflexin y de diagnstico de problemas:
Se t r a t a de una aristocracia femenina de los crculos
masculinos del poder e son quienes permiten s u inclusin.
Son u n a lite dominada en el campo profesional y poltico, de ah
que su iependencia de criterio y actuacin sea l imi tada.
Son u n a lite aislada, del poder mascul ino por u n lado, y de
la masa afestona! femenina, por otro.
Son u n a lite discriminada porque exigindoseles u n nive l
altsimo de allllcacin profesional, de extraccin social y , en
general, inputs de todo o. sin embargo, no ocupan los ms altos
puestos profesionales.
Const i tuyen una liteproblematizada por s u tensin entre lo
profesional r s n s lo femenino.
Todo el complejo conjunto de problemas que hemos revisado, as
como eslo diagnstico, van encaminados a la comprensin y anlisis de
una leil posicin estructural l a de las lites profesionales
femeninas. Solo recientemente y de u n modo vo luntar i s ta (por
tanto, con quiebras)
mujeres estn en sororidades (asociaciones, lobbies) que emu lan
las fra-is. Todo ello bajo el impu lso hacia el igual i tar ismo
que impl i ca la filosofa feminismo 5 y una sol idaridad ut i l i
tar ia deliberadamente buscada. Prosigamos con el anlisis del
grfico de las fronteras de gnero.
arto: un reducto exclusivo de la masculinidad
Por ltimo, vemos en los grficos que hemos comentado el no lugar
(la no l itera / la no entrada) el crculo interior incomunicado por
gnero, por ser nopolio masculino prcticamente: vemos el crculo del
top poder.
5. Cel ia Amors, Feminismo, Ilustracin y m i sog in i a
romntica, en Fosqfa y gnero. UUktdes femeninas, F ina Biruls
(comp.). Panuda , Pamplona , 1992. Tambin p a r a p r o fun -ir l
emas l igados a poder, i gua l dad , par idad, entre o t ros , se
puede c o n s u l t a r l a didctica i d i r i g ida por Celia
Amors, 10 palahms clave sobre mujer, E.D.V., Pamplona . 1998.
Quinto: una perspectiva temporal sobre las cartografas de gnero
y poder
Si aadiramos u n a perspectiva tempora l (ms all del estatismo
de los mapas de gnero o cartografas que hemos comentado ya) ella
podra ser altamente elocuente para u n a histor ia de las mujeres
altas profesionales en nuestro sistema patr iarcal . No es el
momento de hacerla aqu, pero s quere-mos destacar algunos nudos
intelectuales relevantes.
E n pr imer lugar, destacaramos el fenmeno de u n g ran cambio
social, casi abismal , desde u n a condicin social femenina
marcadamente patr iarcal (y acentuado esto por l a bandera que el f
ranquismo hizo de u n reino de la domesticidad hegemnica e impuesta
a las mujeres, legal, social e ideolgica-mente) hasta una condicin
social femenina diseada y amparada por u n a sociedad moderna y en
pos de la igualdad (y par idad de gnero) como es nues-tra sociedad
actual.
E n segundo lugar, es constatable que h a cedido bastante l a
intensa repro-duccin social a la cua l eran sometidas las escasas
mujeres que intentaban llevar u n a vida profesional en u n a
sociedad patriarcal . E l siguiente ejemplo biogrfico i lustra b
ien l a especie de milagro (o dicho de otro modo, la especie de
darvinismo social) que era ser u n a muje r profesional en las
dcadas de los aos cincuenta, sesenta y setenta. Vayamos al ejemplo.
6 Datos de u n a cientfica (de las dos nicas que aparecan en u n a
especie de diccionario bio-grfico en nuestro pas a l f inal de los
setenta): hi ja de padre cientfico, madre cientfica y con marido
cientfico, todos ellos pertenecientes a l a misma espe-cial idad
que ella (!).
Adems de dicha intensa reproduccin profesional, la biografa en
cues-tin reuna todos los componentes caractersticos de la lite
(cosmopolitismo, famil ia extranjera, clase social elevada...) y en
part icular de las lites femeni-nas (hija nica). No obstante, an se
reg istran elementos biogrficos en las mujeres (lo que l lamo
inputs de gnero) que son claros exponentes de discr imi-nacin y
filtros patriarcales impuestos a las mujeres por el sistema.
Subrayamos u n proceso de modernizacin y de cambio social que ha
i n -fluido con el paso del t iempo (el efecto temporal no cambia u
n a situacin per se, como hemos crit icado en distintas obras con
ese entrecomillado distante y de crtica). Dichos procesos son los
que h a n modificado l a condicin social femenina y atenuado l a
mencionada intens idad de la reproduccin social de las
profesionales.
E n tercer lugar, y como glosa a lo anterior, hemos investigado
u n discurso ideolgico, con tics sintomticos y patriarcales para
aquellas tempranas li-tes femeninas profesionales. Constituye u n a
autntica arqueologa de gnero, sobre l a que ser necesario volver, u
n a y o t ra vez, para levantar u n a completa h is tor ia de la
dominacin patr iarcal sobre las mujeres profesionales. Solo
mostramos aqu unas ligeras pero sintomticas piezas de d icha
arqueologa
6. Vase el estudio de c ien biografas de lites f emeninas , en m
i p r i m e r publicacin sobre el t ema : M.A. C a r d a d r l^cou,
Uis Miles femeninas espaolas, Ed . Q u e i m a d a , Madr id , 1982
(prlogo de Jone LillM A m u g i i i r n ) ,
-
pensadas y escritas desde el sistema, desde el clasismo y desde
el androcen-rismo). Dice as este ejemplo paradigmtico sacado de u n
diccionario biogr-ico:[...] Haba recibido u n a esmerada educacin,
dominaba ms de tres len-uas extranjeras, haba hecho estudios de
perfeccionamiento con los mejores naestros, pero todo lo dej por el
matilmonio.
E l q u i d patriarcal, la frmula que se deduce de ta l discurso
es la siguiente: m a n t o ms dejaba, mejor. Ms haba sacrificado
por el matr imonio , por el imor la lite femenina en cuestin. Mejor
educadora sera para la prole fami-ar, mejor ama de llaves,
secretaria, etc.
Como se ha dicho desde la Antropologa: el matr imonio es u n
gran nego-lo para el hombre, an hoy. 7 Por el contrario, para
muchas mujeres, el ma-rimonio fue una gran castracin personal y
profesional. E l matr imonio como i muerte civi l de la mujer , se
lleg a escribir. Ahora bien, el trabajo de la norma patriarcal haba
hecho su efecto, y las mujeres la aceptaron y vivieron n ella, en u
n a especie de no question.
Volviendo a nuestra actual idad, cuanti f icar y cualificar
cunto ha cedido y n qu, el f i l tro patr iarcal para el ejercicio
y xito profesionales de las mujeres era u n a buena pregunta de
investigacin [research question para basar va-las tesis
doctorales). As imismo, volviendo a l a actualidad, la m u y tarda
ma-Ti i idad de las mujeres espaolas en nues t ra sociedad (las ms
maduras )venes madres de la UE. ) 8 es u n buen indicador de lo que
an les cuesta la Ida profesional a las mujeres, hoy.
7. Conversaciones sobre Aspectos tericos de las relaciones de
gnero, en t r e e l antroplogo L A u l a y M.A. Garca de Len. A
lmagro , oc tubre de 2 0 1 0 . Congreso de la A C M S . (la a f l
rma-)ii pertenece a Anta) .
H. Vase tabla y datos estadsticos al respecto en Kl Ikis, 2 7 -
1 - 2 0 1 1 .
Una singular esquizofrenia social (Tensiones y paradojas de las
identidades de gnero, hoy)
La h i s t o r i a de las menta l idades es d i s t i n t a de
los per iodos histricos polticos, so te r rada permanece agazapada
en los in ters t i c ios de nues t ros hbitos menta l es ms
inveterados.
PH. ARIES y G. DUBY
A l igual que en el epgrafe anterior, seguimos mostrando aqu
nuestro gusto por la cartografa de gnero, en este caso plasmada en
u n a combinato-ria, o tipologa de identidades de gnero que estn
caracterizando hoy u n intenso fenmeno de cambio social en las
vidas de hombres y mujeres y sus conductas y aspiraciones sociales
(en la vertiente de deseos, el corazn). A dicho fenmeno lo
calificamos de esquizofrenia social de gnero queriendo poner el
nfasis en act i tudes y modos relacinales paradjicos entre hombres
y mujeres y, asimismo, contradicciones en el seno de la propia
persona, en su interior. Abreviando, en u n a primera formulacin de
este fenmeno social y, a su vez, diagnstico social, llam al fenmeno
Cabeza moderna / Corazn patriarcal.1 Posteriormente, he encontrado
analistas sociales que comienzan a subrayar tambin esta
incoherencia de nuestras sociedades. Veamos este comentario desde
la sociologa:
Se n e c e s i t a c o n g r u e n c i a e n t r e l o q u e se
p i e n s a y l a s e s t r u c t u r a s soc ia l es d e s d e l a
s q u e se p i e n s a y se ac ta [ p a r a q u e u n s i s t e m a
de dominac i n p e r d u r e ] . D e s d e h a c e y a t i e m p o
es tn a p a r e c i e n d o d i s o n a n c i a s e n t r e l o s v
a l o r e s p o r u n l a d o y l a s e s t r u c t u r a s soc i a
l e s s ob r e l a s q u e se a s i e n t a n l a s v i d a s d e l
os i n d i v i -d u o s , h o m b r e s y m u j e r e s , p o r o t
r o . 2
Igualmente, Luis Flaquer destaca el fenmeno de prdida de
legitimacin y de congruencia en el sistema de dominio patriarcal .
Este autor y muchos ms (entre otros, la c i tada anteriormente)
derivan de esa contradiccin el co-nocido, y por desgracia de
actualidad meditica, fenmeno de la violencia machista . Violencia
que se incrementa conforme las mujeres no aceptan los roles de
sumisin patr iarca l e inic ian nuevas vidas de trabajo
extradomstico y de relacin social con el mundo en general (tal vez
aspirando a tener una
1. Mara Antonia Garca de U-n, Premio Ensayo e n Ce. Sociales, A
C M S , 2 0 0 7 (publ icado por la rev is ta Baratara).
2. Rosa Cobo, I r x t o homenaje en l'cnsarcon Celia Amors, M.
Ix>pez Fernndez Cao y L. Posada (eds.), Funda in rn l oN , M a d
r i d . 2010.
-
beza moderna y u n corazn moderno que las acompaen, por seguir
en la posicin del juego combinator io de m i metfora).
En suma , queremos subrayar que lgicamente este enorme problema
de violencia machista que se cobra vctimas de cont inuo focaliza
probable-Mite la atencin de los especialistas. S in embargo, la
violencia patr iarca l ne muchos pr ismas a observar; de t a l modo
que bastantes especialistas mienzan a centrar su atencin en la
violencia esttica contra las mujeres, n la violencia d iscr
iminator ia de la edad por gnero (ay, el envejecer de i mujeres
bajo el patr iarcado! como ya he escrito). Son estas modalidades
violencia patr iarcal terrenos en los cuales el sistema pat r ia
rca l reverdece nt inuamente , se impone con renovadas formas de
alienacin social (v. gr.: 4 costosas y peligrosas intervenciones
quirrgicas que sopor tan las muje-J mayoritar iamente) .
De estos otros fenmenos y sus variantes se hace eco, a s u modo,
esta istica y expresiva observacin: As hemos quedado u n m u n d o
de esquizoi-s, en el que se invi ta a las mujeres a estudiar como
leonas y vestir como oleras. 3
Damos ahora una pequea muestra de l a relevancia y actual idad
del fen-no que tratamos (el debate sobre la ident idad de gnero se
sita de nuevo el centro de la actualidad). se es u n fragmento del
reportaje en prensa
bre el berlusconismo, t i tu lado signicativamente Las curvas
antes que el rrieulum.4
Un nuevo plantel de contradicciones y conflictos en las
identidades de ocio est servido: sofisticados ejecutivos de cabeza
y con corazones amue-le los de toscos machos hambrientos de mujer
objeto y sexo; m u y cualifica-s mujeres a las que solo se las
considera como hembras, etc.
En esta laberntica situacin, desde l a c u a l se actual iza
react ivamente pa t r ia rcado (de la desalienacin de las mujeres ,
conqu is tada en dca-s anter iores) y abre nuevas y modernizadas d
iscr iminac iones , hemos lerldo i n t r o d u c i r u n c ier to
orden, deseamos ahondar en s u comple j idad t u a l .
Ofrecemos a continuacin u n esquema grfico con las diversas
combina-mes de lo que llamamos el fenmeno de la esquizofrenia
social de gnero. En parte cuar ta de esta obra analizaremos y
glosaremos tambin dicha esqui-Irenia social con tres excelentes
ejemplos flmicos, seleccionados ad hoc. amos ahora la siguiente tab
la (leyndose las combinaciones en columnas rl leales).
Vase el captulo Imgenes patr iarcales de gnero i nc lu ido en
esta obra , en el c u a l ^arro l lamos este anlisis. l\a es de
Gabrie la Caas, ElPas, 24 -8 -2010 (de l iberadamente re i teramos
por su expresiv idad y opor tun idad ) .
A. El I'ds, 28 I 201 1, pp. :2 y ,'1M.
Combinatoria de gnero
Primera combinacin (cabeza moderna / corazn patriarcal)
Representa la contradiccin que analizamos y que recorre toda
esta obra. Lo opuesto a ella sera tener en consonancia cabeza y
corazn. Analicemos los siguientes iguales (como indica el signo
igua l de la tabla anterior) a diferen-cia de esta crucial dual
idad.
Segunda combinacin (cabeza patriarcal / corazn patriarcal)
Hubo u n tiempo en que cabeza y corazn fueron patriarcales tanto
para hombres como tambin para mujeres. Razn y sentimientos un idos
e integra-dos en el modelo tradic ional de convivencia de hombres y
mujeres. Instalados ambos en sus correspondientes cncavos y
convexos y en sus inveteradas reglas de dominio-sumisin patriarcal.
Obviamente, todo modelo tiene sus disidentes, sus rebeldes, sus
conflictos y desajustes, pero en trminos genera-les, este modelo
tradic ional de relaciones de gnero funcionaba socialmente, es ms,
era quasi aplastante, omnmodo y transversal por clases sociales
(incluso con matices).
Dicho modelo era f irmemente sostenido por todo el conjunto inst
i tuc ional de la sociedad (educativo, religioso, poltico, etc.) y
sabiamente introducido en el imaginario social colectivo por todas
las parafernalias de la cu l tu ra de ma-sas (especialmente el
cine).
"VJ Tercera combinacin (cabeza moderna /corazn moderno) , J
_
Esta coherencia entre ambas partes (cabeza y corazn) sera quasi
ideal, dicho en el sentido de prcticamente inexistente. Sera u n a
especie de rational choice (dicho en trminos de enfoque
sociolgico), u n modo de aplicar a toda la existencia el principio
de no contradiccin, para lo cual haran falta siglos de otra
socializacin y/o educacin en general, y en particular, entre
hombres y mujeres. Por el contrario, la duda y la ambivalencia
parecen ser la esencia de la conducta humana (psicoanlisis dix),
campean por el mundo social y rigen las relaciones de hombres y
mujeres. Es el ancestral: hay razones que el corazn no entiende. O
en su formulacin ms amplia, casi a modo de trabalenguas, parece
regir: las razones del corazn que la razn no entiende.
-
U n arquetipo de esta tercera combinacin ajustada de cabeza y
corazn odernos y razonables, l a describe inteligentemente la
figura del directivo el f i lm que analizamos a l f inal de esta
obra [Up in the air) a l que no obstante, I imaginario del amor
romntico hollywoodiense no puede dejar pasar s in Ign momento de
contradiccin y conato de renuncia a s u ideal racional ase el f i
lm y/o nuestro anlisis). sta es u n a combinatoria fu tur i s ta
(casi e Huxley).
uarta combinacin (cabeza patriarcal / corazn moderno)
sta es u n a combinator ia del pasado. Aquellos casos de mujeres
(u hom-res) que desearon otro m undo , otra forma de existencia y
de convivencia para is cuales el sistema social a l que
pertenecieron no estaba preparado. Desea-)ii modelos que sus
cabezas no pudieron poner en prctica porque chocaran m su tiempo,
as que frustrados, o ta l vez adaptados inteligentemente, se
legaron y vivieron acordes con el sistema (siempre quedando u n
resquicio, ipeeialmente aplicado a algunas mujeres de las que se
suele decir: era una le lantada a los tiempos que le toc
vivir).
'oda
Volviendo a estas combinatorias, anotamos algunos matices, no s
in antes puntar que solo son ncleos para poder seguir especulando,
que no preten-i'inos agolarles aqu.
1. Facilidades deldominante. E l acoplamiento masculino a estas
combina-ones ya sean coherentes o incoherentes y contradictorias,
es relativamente icll y funcional por la fuerza de la dominacin. E
l poder sienta u n a base o latalorma desde la que es ms fcil
ejercer, v iv i r o llevar la incoherencia. Es n acoplamiento como
dominantes. As, para los hombres en general es poco )stoso mantener
una v ida moderna y corazn patriarcal. Es decir, v ivir en la lera
pblica modernamente, y vivir de puertas adentro con lo que Stuart
lili llam el gran anacronismo de u n a sociedad igualitaria: la
servidumbre menina .
2. Dificultades de las mujeres. Oportunamente a todo lo
anterior, el aco-lamiento a dicha esquizofrenia social por parte de
las mujeres es mucho ms )s(osa, por su condicin de dominadas. Las
mujeres juegan con desventaja. Igunos ejemplos, ejecutivas modernas
acostumbradas a u n a praxis suma-icnle racional en el m u n d o
profesional, exhiben comportamientos antiguos, adicionales,
patriarcales en la esfera de sus relaciones personales y/o
senti-icn tales.
3. Un significativo registro. Hay u n cierto ritornelo que se
repite entre cier-is Jvenes hacia ponderar cosas del pasado que dan
por perdidas, y aoran i una especie de nostalgia del Patriarcado, o
melancola de una ant igua femi-Idad, de u n paraso domstico y tal
vez especie de espacio protegido, libre 1 riesgo y eompetitividad
del mercado.
4. Tiempos de cambio. Por ltimo, deseamos hacer este apartado a
modo de cierre de los dos epgrafes anteriores. Ninguno de esos
mapas de gnero y cartografas discriminatorias sobre las que hemos
especuladoTTIDiera existido en u n a sociedad inmovi l ista y
patriarcal a l sumo, como las que an existen a lo largo del ancho
mundo. Igualmente, no seran pensables n i existira la posibili-dad
de toda esa variada combinatoria de gnero sobre la que acabamos de
escribir. Es el cambio social lo que preside hoy a ese habitar
desde el gnero que hemos enfatizado desde el comienzo del
captulo.
5. Un marco macrosocial de la esquizofrenia de gnero.
Ms all de lo personal, la sociedad constantemente genera sntomas
de esta enfermedad social o disparidad de valores de gnero en la
que se desen-vuelve. Veamos u n ejemplo de la actual idad que
considero paradigmtico de la disfuncin social que estamos
diagnosticando. Para no i n t e r rump i r el texto, lo encuadro
como addenda a l f inal de este captulo.
E n nuestros das, de tiempos cambiantes y revueltos, el gran ro
del G-nero discurre sobre aguas turbulentas. Son tiempos de cambio
en los que las identidades de gnero se ha l lan fragmentadas,
confusas, contradictorias. Bien-venidos sean, estos t iempos de
cambio y ru ido , mejores que el silencio de u n inmovi l ismo
quasi sepulcral en el que h a n vivido centurias de mujeres (bien
ahormadas y adaptadas a ellos, cuestin de vida y supervivencia). En
ellos (siempre y por definicin) est la esperanza.
Fragmentos de entrevistas, a modo de glosario y otros textos
(Hablan las lites profesionales masculinas y femeninas)
Para comprender l a complejidad de estas conductas sociales, de
los meca-nismos y fenmenos de gnero enunciados antes en los
epgrafes anteriores, nada mejor que encarnarles, darles v ida en
los propios trminos de quienes los v ivencian y ejercen. Por ello
cerramos esta parte de la obra con u n a especie de glosario de
fragmentos de entrevistas en profundidad realizadas a lites
profesionales tanto mascul inas como femeninas. 5
Algunas glosas masculinas sobre el poder
E l p o d e r es e l p r o b l e m a f u n d a m e n t a l . E l
p o d e r es p o d e r p o r q u e m a t a . E l p o d e r es p o d
e r p o r q u e c o a c c i o n a , p o r q u e d e s t r u y e , p
o r q u e es v i o l e n t o . [...] L a s m u j e -r e s m a n e j
a n m a l e l p o d e r , n o h a c e n e l j u e g o d e l p o d e
r [...]. U n a vez p r o p u e s t o p a r a p o s t u l a r a u n
s i l ln e n l a Rea l A c a d e m i a , h i c e m u c h a p res i
n p a r a e n t r a r ( p o r q u e h a y m u c h a pres in p a r a
ser d e l a A c a d e m i a ) . Vis i t a t o d o s l o s
acadmi-cos . M e emple a f o n d o . S i m e h u b i e r a n r e c
h a z a d o h u b i e r a s i d o m u y d u r o p a r a
5. Reproduc imos aqu u n a relacin de f ragmentos de entrevistas
en p r o f u n d i d a d realiza-das a lo largo de 2000 2 0 1 0 por
m y por m i equipo de Investigacin, pa ra la extensa lnea de
Investigacin realizada Nobrr genero y poder: adems Inc lu imos a
lgunos textos de Inters que son c i tados a pie (Ir priglna.
-
m [...]. L a s m u j e r e s deber an h a c e r e x a c t a m e
n t e l o m i s m o q u e l o s h o m b r e s : p r e s i o n a r [
m i e m b r o d e l a R e a l A c a d e m i a , h o m b r e , 6 5
aos ] .
I>as m u j e r e s q u e a c c e d e n a l o s ca r gos d e b
e n c o m p o r t a r s e c o m o l o s h o m b r e s , q u e es i
r a l os d e s p a c h o s . . . L a s m u j e r e s c o n r e s p
e c t o a l a A c a d e m i a , n o t i e n e n n i n g u n a
exclusin, l a r a zn es e l t i e m p o , p e r o tambin l a s p e
r s o n a s q u e l l e g a n a l a A c a d e m i a t i e n e n u n
largus imo c u r r i c u l u m , l a s m u j e r e s n o t i e n e
n u n l a r g o c u r r i c u l u m . Eso p o r u n a p a r t e , y
l u e g o p o r o t r a , l a s m u j e r e s m a n e j a n m a l e
l p o d e r . Y o le d o y m u c h a i m p o r t a n c i a a l p o
d e r , l a s m u j e r e s n o . . . , n o u s a n e l j u e g o d
e l p o d e r y eso es l o f u n d a m e n t a l , y q u e e l j u
e g o d e l p o d e r h a y q u e u s a r l o . Yo s o y m u y a m
i g o de l a V . d e l G o b i e r n o , y l a v a l o r o y l a
conozco : es u n a m u j e r m u y d u r a , p e r o h a a l c a n
z a d o e l p o d e r [catedrt ico y acadmico, 7 5 aos ] .
La mirada de la Otra sobre el poder. (Mujeres y poder)
Sobre el fenmeno del poder, la mi rada femenina se comporta como
la l irada del otro, como s i perteneciera a o t ra cu l tura , de
ah que todo parece dicar, dicho con la archiconocida frase: las
mujeres h a n visto a l rey en anisa. Y lo que es ms: se h a n
decepcionado. Es la mi rada l imp ia e intel i -rn le , que da la
distancia de quienes no estn en el juego. Y, a l t iempo, es la
lirada torpe de las no iniciadas. Veamos este fenmeno a travs de
esta en-cvis la arquetpica:
Yo s i e m p r e h e t e n i d o m u y c l a r o , c o m o
Alicia en el pas de las maravillas, q u e l o I m p o r t a n t e
es s a b e r qu i n m a n d a l l e gado e l m o m e n t o a d e c
u a d o . Y o l o nico q u e d i j e fue quiero, puedo , y e n t o
n c e s m e d i j e r o n q u e s. P r i m e r a s o r p r e s a :
l o s h o m b r e s e n e l comit d e d irecc in h a b l a n d e l
o s l t imos c o c h e s , d e r e s t a u r a n -tes , y p o r lo
m e n o s d e l a n t e de u n a m u j e r , n o d e m u j e r e s
. D e s p u s l o h a b l a n . Pero d e coches y r e s t a u r a n
t e s s. A b s o l u t a m e n t e d e c e p c i o n a n t e s l a
s r e u n i o n e s d e l comi t de direccin, q u e desde f u e r a
t p i e n s a s q u e es tn ah s o l u c i o n a n d o e l m u n d
o [...]. A q u e l l a s r e u n i o n e s r e c u e r d o q u e
tenan poqu s ima e f i cac ia . A h o -r a eso s, se saban l a s l
t imas c o s e c h a s de v i n o s , l o s l t imos c o ches y l o
s l t imos r e s t a u r a n t e s d e l m u n d o . D e eso s, g r
a n d e s p a r r a f a d a s p e r o a l a h o r a de la v e r d a
d p o q u i t o e f i caces . [...] E n t o n c e s , q u p a s a c
o n u n a m u j e r e n u n e q u i p o d e d i recc in de u n a e
m p r e s a ? Pues b u e n o , es q u e p o n e s e n e v i d e n c
i a t o d a s l a s f a l a c i a s d e l s i s t e m a d e d i
recc in de l a s e m p r e s a s . N o h a c e n f a l t a t a n t
a s s ec r e ta -r l a s , n i t a n t o s m e t r o s c u a d r a
d o s de m o q u e t a , n i t a n t o c o che fantst ico , n i t a
n t a r eun in f u e r a de l a e m p r e s a , n i t a n t a t a r
j e t a v i s a , n i t a n t o v i a j a r e n p r i m e r a , n i
n a d a d e eso [ a l t a p r o f e s i o n a l d e l p e r i o d i
s m o , 4 6 aos ] .
P i e n s o q u e l as m u j e r e s t e n e m o s o t r a f o r
m a d e e n t e n d e r l a d i recc in e n l a s e m -p r e s a s
, desde m i p u n t o d e v i s t a m e j o r q u e l a d e l o s h
o m b r e s , m s ef icaz, m s eficiente, ms b a r a t a , m s cl
ida y c o n m e j o r e s r e s u l t a d o s d e t o d o t i p o .
Pero b u e n o , y o tena all m i rincn, e n t o n c e s m e t e r
m i n a r o n a c e p t a n d o c o m o u n a especie d e cosa r a
r a . [...] S i t e de jas a d o p t a r u n poco . . . S i v e n q
u e n o c o m p i t e s c o n e l l o s te t o l e r a n , n o t e
d ir q u e t e a c e p t a n p o r q u e n o t e c o n s i d e r a
n n u n c a u n I g u a l , p e r o te t o l e r a n s a l v o q u
e n e c e s i t e n e l s i t i o . [...] Te c o n v i e r t e s e
n u n t e s t i go i ncmodo , de q u e t v a s all a t r a b a j a
r , q u e l a s m u j e r e s n o s c r e e m o s l as cosas , s o
m o s m u y r e s p o n s a b l e s , e n t o n c e s vas a t r a b
a j a r n o vas a e n r e d a r no? No vas a c o n s p i r a r .
Vas a s a c a r a d e l a n t e t u t r a b a j o . |...| I d l r e
c t l v u . 5 0 H I 1 O H | .
Sobre elecciones, mecanismos y hbitos ligados al fenmeno del
poder
L a l a b o r de p a s i l l o es f u n d a m e n t a l m e n t
e m a s c u l i n a eh? , es f u n d a m e n t a l m e n t e m a s
c u l i n a . No , n o es q u e d i g a q u e sea m a s c u l i n a
p o r q u e es n a t u r a l m e n t e m a s c u -l i n a s i n o p
o r q u e d e h e c h o , de f ac to , es m a s c u l i n a [...] n
o r m a l m e n t e p u e s l a s m u j e r e s n o estn, o s a
veces se ve a l g u n a , p e r o v a m o s , n o es l o n o r m a
l . Yo , m i impres in es q u e l o s h o m b r e s t i e n e n u n
l t imo r e d u c t o d o n d e se renen p a r a organizar la pica
y normalmente no te quieren [catedrtica, 5 2 aos , rea d e H u m a
n i d a d e s ] .
E l s i s t e m a de e leccin de m i e m b r o s de l a s r ea l
e s a c a d e m i a s es u n s i s t e m a per fec -t o . E s u n s
i s t e m a de seleccin t r a d i c i o n a l y a n t i g u o y n o
p u e d e s e r s u s t i t u i d o c o n v e n t a j a p o r n i n
g u n o m o d e r n o . C u a l q u i e r o t r o sera p r o b a b
l e m e n t e m e n o s t r a n s -p a r e n t e y ms c o r r u p t
o [ m i e m b r o de l a R e a l A c a d e m i a , h i s t o r i a
d o r , 7 1 aos] .
Los hombres con los hombres (o el viejo cdigo patriarcal)
U n a faceta interesante y complementaria del fenmeno del poder,
para entender los crculos excluyentes de la mascul in idad, es el
peso an ances-t ra l , de hombres y mujeres a l compartir espacios
pblicos y/o profesionales (o mejor dira, al no compart ir ) de la
extraeza o especie de incomodidad de estar juntos, como si se
produjera u n viejo resabio de desconfianza. Mirado desde otro
ngulo, dicho en positivo, sera: el confort o el efecto de
complicidad de estar jun tos con los de su misma condicin. Parece
de inters, mostrar cmo ve, por u n lado, el problema de la
discriminacin de gnero, este cate-drtico de sociologa y, por otro,
cmo coincide en mostrar este efecto de com-pl ic idad, de
recurrencia que crea estar hombres con hombres, ms all de haber o
no pertenecido a l viejo c lub de los muchachos.
L a d i f e r e n c i a de g ne ro es l a q u e se d a s o b r e
m a d r e s o e s p o s a s f r e n t e a s o l t e r o s h o m b r
e s , sa es l a d i f e r e n c i a c r u c i a l [...] D o n d e c
l a r a m e n t e p u e d e s a p r e c i a r l a discrirriinacin c
o n t r a l a s m u j e r e s s i n m s , h a y mbi tos e n q u e
s: p u e s s o n e n a q u e l l o s mbi tos q u e , p o r e s t a
r d o m i n a d o s p o r h o m b r e s , s i n n ingn m o t i v o
l i g a d o c o n l a t a r e a , p o r m o t i v o s p u r a m e n
t e soc ia les , l a p r e s e n c i a de m u j e r e s per turbar
a l a d inmica de l os co legas [catedrtico, 5 2 aos ] .
Es lo anterior otro mat iz de gran inters que ya no apunta a la
costumbre, a los crculos de clase escolar y clase social del viejo
c lub de los muchachos del que hemos escrito en este captulo, sino
directamente a la entraa del m u n d o patriarcal : los hombres con
los hombres, las mujeres con las mujeres.
Parece casi deliciosa la candidez con la que expresa esta alta
profesional del periodismo, la persistencia de universos masculinos
aparte, que desde luego es-tn ms ac y ms all del carcter amistoso,
lo traspasan (lo trufan casi po-dramos decir) con intereses
profesionales, polticos, acadmicos, o de cualquier ndole, pero a
fin de cuentas Intereses, no mero altruismo o simple amistad:
H o m b r e , y o e r r o q u e d e t o d a s f o r m a s s q u
e i n f l u y e q u e l os h o m b r e s se renen e n t r e h o m b
r e * y C N I I I I I m a s c o n f i a d o s .
-
I Inv entrevistados que h a n dicho sobre u n a institucin:
( i n n i , MI vh m i c l u b m u y se l ec to b u s c a m o s a
l o s me j o r e s , p e r o t amb in n o s l i u p i i i l i i pie
n o n o s h a g a n l a p a s c u a [ s o b r e l a s Rea les A c a
d e m i a s , acadmico m i e m b r o de n u m e r o e n t r e v i s
t a d o ] .
/ ^sndrome de la abeja reina
El o t r o da le c o m e n t a b a q u e m e h u b i e r a d a d
o u n a r a b i a e n o r m e q u e h u b i e r a c u b a d o o l a
m u j e r . Yo quer a e s t a r so la , s, u n a vez q u e entr
quer a e s t a r so la l o d a la v i d a . Po rque m e m i m a n m
u c h o y m e q u i e r e n m u c h o . . . Y e l d i r e c t o r ,
es q u e b u e n o , i o d o s m e q u i e r e n m u c h o [ m u j
e r m i e m b r o de l a Rea l A c a d e m i a , 7 0 aos] .
as problemticas identidades de gnero hoy (cambio social y
contradicciones)
S o y m u j e r , soy m a d r e , s o y e sposa , soy t r a b a
j a d o r a . Pero, en q u o r d e n ? No l o
s an.6
E s q u e y o q u i e r o t e n e r u n n o v i o c o m o l o s
d e a n t e s , q u e m e t r a i g a flores, se case, y s i q u i
e r o , p o d e r q u e d a r m e e n casa [ a l t a e j e c u t i
v a , 3 8 aos ] .
M e g a s t o c a s i t o d o l o q u e g a n o e n r o p a b u
e n a . E s q u e nec e s i t o e s t a r s e g u r a de m i e n e
l t r a b a j o [ d i r e c t i v a , 4 5 aos ] .
E s q u e l as m u j e r e s l l e v a m o s l a s de p e r d e
r e n l a s r e l a c i o n e s . S o m o s m u j e r e s a c t u a
l e s y b u e n a s p r o f e s i o n a l e s , p e r o n o t e n e
m o s l a s s e g u r i d a d e s d e l a s m u j e -res d e a n t
e s , m a t r i m o n i o , m a r i d o y eso... [ d i r e c t o r
a de consultor a, 3 7 aos ] .
C u a n d o p i e n s o e n n o s o t r a s , m e s i e n t o t
e n t a d a a d a r l a ra zn a l a teora de K o r l y . q u i e n
n o s ve, a l a s m u j e r e s q u e h e m o s l o g r a d o p e n
e t r a r e n mbi tos a n -d r o c e n t r i e o s , c o m o s e r
es v a l i e n t e s p e r o c o n f u s o s , s i n ob j e t i v o
s d e m a s i a d o c l a -ros , d e d i c a d o s a i n v e n t a
r , a i m a g i n a r , a e x p e r i m e n t a r , o t r a s f o r
m a s d e o r g a n i z a -c in y c o m p o r t a m i e n t o , a l
i g u a l q u e l o h i c i e r o n l o s p r i m e r o s c r i s t
i a n o s , o l os p r i m e r o s a lb i g enses , o l o s p r i m
e r o s s o c i a l i s t a s . A l g o as. P o r o t r a p a r t e
, es toy s e g u r a d e q u e c u m p l i m o s m u y b i e n l a
func in d e a v a n z a d i l l a . D i m o s e n s u da u n paso h
a c i a d e l a n t e , a b r i m o s b r e c h a e n u n a f u e r
t e m u r a l l a y m a n t e n e m o s l a pos ic in. N u e s t r
a r e s i s t e n c i a es i m p r e s c i n d i b l e p a r a f a
c i l i t a r e l c a r n l n o de l a s que v i e n e n detrs. S e
rn leg in . 7
Yo o b s e r v o e n t r e m u c h a s co l e gas q u e c r e e
m o s q u e s o m o s m s r e s p o n s a b l e s q u e el h o m b
r e , y o c r eo q u e s o m o s t a n i n t e l i g e n t e s c o
m o e l los , t a n t r a b a j a d o r a s c o m o e l l o s , p e
r o e l los a s u m e n m u c h o s ms riesgos q u e n o s o t r a
s , n o s o t r a s c u a n d o t e m e m o s q u e a s u m i r
riesgos, quiz p u e s p o r q u e , n o l o s, n o n o s h a n
enseado, f a l t a d e tradicin, y o c r e o q u e a s u i n i m o
s m e n o s riesgos y e n t o n c e s h a y q u e t e n e r ese g r
a m o d e l o c u r a , d e f a l t a de m i e d o n o ?
[catedrtica, 5 2 aos , rea de C i e n c i a s Soc ia l es ] .
i . Paca Sauqu i l l o (abogada y Premio Mujer Europea) ,
presentando s u l i b r o Miradas de r. Ed ic iones I) . Madr i d .
2 0 0 0 . 7. hue l la Gonzlez Pazos, decana de Psicologa (UCM).
(lcela Complutense, 4 I V 2000 .
M i c a n t i d a d d e t r a b a j o n o e r a n a d a c o m p
a r a d a c o n l a e n o r m i d a d de t r a b a j o d e l r e c
t o r ; l n o tena c a l i d a d de v i d a , e r a u n p o b r e h
o m b r e q u e se q u e d a b a h a s t a l a s 1 1 de l a n o c h
e e n s u d e s p a c h o c u a n d o n o s o l a m e n t e n o s b
a m o s t odos , s i n o q u e adems se i b a n l a s seoras de l a
l i m p i e z a d e s e s p e r a d a s p o r q u e haba p a s a -d
o e l t i e m p o e n e l q u e pod an l i m p i a r , y e n t o n
c e s q u e d a b a n p a r a vo l v e r p o r l a m a a n a t e m
p r a n o y e l r e c t o r segua all... y l o s sbados y l o s d o
m i n g o s y t o d o a go s t o . Yo l o q u e t e n g o c l a r o
es q u e s i e m p r e m e h e i d o de v a c a c i o n e s m i e n
t r a s e l j e f e m e deca deja t u telfono, de j a d n d e ests,
eso e n p l e n o agos to [ m u j e r catedrt ica y c a r g o
acadmico , 5 5 aos ] .
Addenda
He aqu el ejemplo paradigmtico de la esquizofrenia social de
gnero que caracteriza a nuestra sociedad actual , cuya inclusin
anuncibamos en pginas anteriores.
Observamos que la prensa nacional cuenta con sus caractersticos
Su-plementos Femeninos semanales (Yo, dona, Mujer hoy...) vehculos
indis-cutibles de contenidos e imgenes tradicionales de y sobre las
mujeres.
Todo ello pareciera ind icar que hay u n a doble moral sobre las
mujeres y sus temas. Asemejara que pensaran y ac tuaran as: somos
modernos e igua-l itarios, pero si lo de la mujer vende, pues
adelante.
U n dato estrella glosa lo anterior: El Pas, diario progresista
y adalid de campaas e informacin en pro de la igualdad de gnero, a
la vanguardia de la no discriminacin de las mujeres, etc. que adems
mantiene u n a Web Muje-res con dichos rasgos, anunci de esta
manera la aparicin de u n suplemen-to femenino:
El Pas y C o n d e N a s t l a n z a n u n a n u e v a r e v i s
t a f e m e n i n a . El Pas lanzar e n s e p t i e m b r e j u n t
o a E d i c i o n e s C o n d e N a s t [Vogue, VanityFair,
Glamour, GQ) u n a n u e v a r e v i s t a q u e d istr ibuir l os
sbados j u n t o a l d i a r i o . E l s e m a n a r i o , c e n t
r a d o e n e l m u n d o de l a m o d a , l a be l l eza , l a s o
c i e d a d y l a a c t u a l i d a d , a s p i r a a ser la r e f
e r e n c i a e n e l m u n d o d e l o s c o n t e n i d o s p a r
a mujeres [ElPas, m a y o de 2 0 1 1 ] .
Por otro lado, el propio peridico mant iene u n blog: Mujeres,
women... (anunciado profusamente y en mltiples idiomas) de corte y
contenidos dia-metralmente opuestos.
E l mencionado suplemento femenino h a visto ya la luz. De este
modo, anunc ia sus contenidos en pr imera pgina del diario: Los 270
accesorios de mujer que no fallan... Ciruga esttica: lo ltimo y
cunto cuesta.8
Con otros ropajes y otro lenguaje los cdigos de sexo-gnero son
idnticos (vivir para ver! exclamando a lo castizo). E l suplemento
de El Pas como nove-dad suya, y los ya existentes de ABC, El
Mundo... no estn nada lejos de aquel inefable El hogar u la moda
que en la ms c ruda y franquista posguerra, lean las mujeres
espaola de clase media y alta, catapultadas en la figura domi-
8. Ellktts, I ( l e o c t u h i r , 201 1
-
, ,.! e del ama de casa que el rgimen impuso bajo una ideologa
aplastante de ,., ttUradomesticidad. Esta revista ya est en los
museos como objeto kitsch pnPi organizar exposiciones. Pero cabra
preguntarse y sus contenidos son y i , piezas arqueo ogicas? Y ms
aun: y sus profundos cdigos de gnero, de d l vi8ln social del
trabajo y espacios entre hombres y m u j e r e s h a n s ido
sobre-asados y erradicados ya? He ah u n interesante estudio
comparat ivo que p a r i r n o s . Hay indicios de que seguimos
estando e n u n m u n d o de contenidos pata mujeres, como dice
textualmente la no ta citada de El Pas. E l mercado es (.|
ulereado, y las mujeres venden. Parte segunda
Qu clase de poder tienen las mujeres?
-
729301
Gender Match Point (Luces y sombras de un gran cambio social
en las identidades de gnero)
Nada t iene t a n t a fuerza, como u n a idea, cuyo t i e m -po
h a llegado.
VCTOR HUGO
E n el mundo occidental ha penetrado con ta l fuerza el cambio
en la condicin social de las identidades de gnero, que se puede
afirmar, s in duda, que su tiem-po h a llegado. Y sta, su
oportunidad histrica, incrementa su intensidad. Bien es cierto que
todo el ltimo tercio del siglo xx, haba preparado bien la
cosecha.
Deseo explicitar el significativo ttulo de este captulo: El
partido de gnero (en ingls, Gender Match, en honor, como l mismo
sugiere, a l admirado Wo-ody Al ien, 1 pero tambin es u n t i tulo
con carga propia, como paso a exponer).
M i diagnstico es el siguiente: estamos viviendo, somos testigos
privilegia-dos y sumamente interesados en el siguiente fenmeno
social: el partido, la competicin, la lucha, probablemente, ms
grandiosa, pro funda e incisiva de la h is tor ia de la human idad
, y con efectos de mayor alcance de cara a l futuro. sta es: El
partido de gnero. Y, cmo no decirlo, este part ido impl ica u n
fen-meno de cambio social que es a la vez fundamental , peligroso y
apasionante.
Pasamos ahora, a explicitar la es t ruc tura de nuestro texto:
en primer l u -gar, veremos aspectos tericos sobre gnero. E n
segundo lugar, a los dos con-tr incantes de t an histrico partido:
el arquetipo social de lo femenino y el arquetipo social de lo
mascul ino. Para por ltimo, en tercer lugar, terminar con los
actuales claroscuros de gnero y sus alternativas.
No obstante, y como acaece en todo proceso de cambio social,
profunda-mente complejo (y ste lo es) el fenmeno que tratamos es
polidrico y cargado de matices. No en vano estamos hablando de la
prdida de legit imidad del Patriarcado y, a su vez, de su
reverdecimiento en plurales sistemas patriarca-les, que son
variantes ajournadas del mismo.
Aspectos tericos sobre gnero
Hago ma la bri l lante y conocida paradoja de Lewin: Nada ha