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- 0 - Bernardo y Mariano: las transformaciones del periodismo político en Argentina, de los años ochenta a los años noventa Micaela Baldoni UBA-CONICET-UNGS [email protected] Gabriel Vommaro (UNGS-CONICET) [email protected] 1- Introducción Entre las vastas transformaciones en la relación entre los medios de comunicación y la actividad política profesional en Argentina, nos interesa aquí ocuparnos de la construcción histórica reciente del rol de los periodistas políticos como mediadores sociales. Por un lado, como participantes en las escenas mediáticas en las que tiene lugar la disputa simbólica por la definición de las coyunturas, de sus problemas y de sus soluciones (lo que llamaremos el espacio de la comunicación política). Por otro lado, como voceros, en esas escenas, de las audiencias –vistas como distantes de la política– frente a los políticos –percibidos como “clase” separada de la sociedad. En fin, y en virtud de ese lugar mediador que pretenden para sí, como una suerte de “fiscales” de la moralidad de las actividades políticas, al decodificarlas en la clave binaria transparencia-corrupción. Pero esta posición de los periodistas no es para nada “natural”, sino que tiene una historia de trabajosa construcción sobre la que nos gustaría realizar algunas anotaciones, y que se relaciona tanto con transformaciones en la estructura de propiedad de los medios de comunicación como con la profesionalización de la actividad periodística. Así, para indagar estas cuestiones reconstruiremos el itinerario profesional de Mariano Grondona y Bernardo Neustadt, dos de los referentes del periodismo político durante los años ochenta y noventa, y mostraremos en el contraste de la manera en que se despliegan las trayectorias de estos dos casos el modo en que se constituye una autonomía profesional en la tensión entre los condicionamientos y las lealtades políticas y los condicionamientos y las lealtades empresarias. En este sentido, nos ocuparemos especialmente de la manera en que estos actores se posicionaron en su campo, las estrategias y capitales que pusieron en juego, y del estilo y tipo de intervenciones públicas que delinearon sus perfiles. La reconstrucción de estos recurridos
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Baldoni Vommaro

Nov 19, 2015

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gonzalo mera

Bernardo y Mariano
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    Bernardo y Mariano: las transformaciones del periodismo poltico en Argentina, de los aos ochenta a los aos noventa

    Micaela Baldoni

    UBA-CONICET-UNGS

    [email protected]

    Gabriel Vommaro

    (UNGS-CONICET)

    [email protected]

    1- Introduccin

    Entre las vastas transformaciones en la relacin entre los medios de comunicacin y la

    actividad poltica profesional en Argentina, nos interesa aqu ocuparnos de la construccin

    histrica reciente del rol de los periodistas polticos como mediadores sociales. Por un lado,

    como participantes en las escenas mediticas en las que tiene lugar la disputa simblica por la

    definicin de las coyunturas, de sus problemas y de sus soluciones (lo que llamaremos el

    espacio de la comunicacin poltica). Por otro lado, como voceros, en esas escenas, de las

    audiencias vistas como distantes de la poltica frente a los polticos percibidos como clase

    separada de la sociedad. En fin, y en virtud de ese lugar mediador que pretenden para s, como

    una suerte de fiscales de la moralidad de las actividades polticas, al decodificarlas en la clave

    binaria transparencia-corrupcin.

    Pero esta posicin de los periodistas no es para nada natural, sino que tiene una

    historia de trabajosa construccin sobre la que nos gustara realizar algunas anotaciones, y que

    se relaciona tanto con transformaciones en la estructura de propiedad de los medios de

    comunicacin como con la profesionalizacin de la actividad periodstica. As, para indagar

    estas cuestiones reconstruiremos el itinerario profesional de Mariano Grondona y Bernardo

    Neustadt, dos de los referentes del periodismo poltico durante los aos ochenta y noventa, y

    mostraremos en el contraste de la manera en que se despliegan las trayectorias de estos dos

    casos el modo en que se constituye una autonoma profesional en la tensin entre los

    condicionamientos y las lealtades polticas y los condicionamientos y las lealtades empresarias.

    En este sentido, nos ocuparemos especialmente de la manera en que estos actores se

    posicionaron en su campo, las estrategias y capitales que pusieron en juego, y del estilo y tipo

    de intervenciones pblicas que delinearon sus perfiles. La reconstruccin de estos recurridos

    mailto:[email protected]:[email protected]

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    permitir echar luz sobre algunas de las principales modificaciones que sufri, durante este

    perodo, el campo profesional del periodismo poltico, as como la relacin de este mbito con

    el espacio ms amplio de la comunicacin poltica.

    2- Comunicacin poltica, medios, periodismo poltico: la poltica como espectculo, la poltica como objeto de la crtica

    La configuracin de lo que llamamos espacio de la comunicacin poltica constituye un

    fenmeno reciente en la sociedad argentina. Si bien la esfera meditica y la esfera poltica han

    presentado, a lo largo del siglo XX, diversas formas de imbricacin1

    Entre los aos ochenta y los aos noventa se produjeron una serie de transformaciones

    que alteraron tanto la forma en que los medios se vinculaban con la poltica, como la manera

    en que el quehacer poltico se orientaba hacia los medios. Si en los aos ochenta los medios

    se ocupaban principalmente de cubrir los procesos electorales y de seguir las disputas intra e

    interpartidarias que caracterizaron a la vida poltica de la restitucin democrtica, hacia fines de

    esos aos y, particularmente, en la dcada del noventa los medios se constituyeron como uno

    de los escenarios propios de las contiendas polticas (Landi, 1992). Asimismo, a lo largo de

    estos aos las prcticas proselitistas tendieron a profesionalizarse y a mediatizarse (Waisbord,

    1995): cada vez tuvieron menor gravitacin en las campaas polticas aquellas prcticas que

    suponan la copresencia de candidatos y electores como las caravanas, los actos partidarios,

    etc.-, y cobraron mayor relevancia las acciones del marketing poltico, ligadas a la publicitacin

    meditica de la imagen de los candidatos (Muraro, 1991), y de los sondeos de opinin,

    , es recin hacia fines de

    este siglo que puede hablarse de la constitucin de un espacio de la comunicacin poltica,

    entendido ste como un mbito meditico de interaccin en el que se despliega parte de la

    lucha poltica aquella que se desarrolla en los medios o que tiene por objeto ser mediatizada

    y en el que participan diversas categoras de actores comprometidos con esa lucha. Este

    proceso no supone solamente un relativo reemplazo de los escenarios tpicos de la poltica

    partidaria hacia los marcos propuestos por los gneros mediticos (de la plaza a la pantalla),

    sino que es el emergente de una serie de fenmenos relativos tanto a las lgicas especficas

    de cada espacio el meditico y el poltico como a las relaciones que stos mantienen entre

    s.

    1 Sobre diferentes modos de relacin entre la prctica periodstica y el mbito poltico a lo largo del siglo XX pueden verse Satta (1998), Sidicaro (1993) y especialmente para el caso del nuevo periodismo de los aos 60 y 70: Bernetti (1995 y 1997), Mazzei (1997) y Ramrez (1999).

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    presentados en diversos medios como un nuevo indicador del desarrollo de la lucha poltica

    pre-electoral (Vommaro, 2008a).

    Estas prcticas proselitistas orientadas hacia los medios, asentadas en la legitimidad de

    un saber tcnico ms que en un saber especficamente poltico, se abrieron paso en un

    contexto de paulatina desacreditacin de la actividad poltica-partidaria, que colocaba a los

    polticos como una clase separada de la sociedad, y que daba por supuesta la existencia de

    un sector importante de ciudadanos polticamente independientes de los partidos y de

    indecisos sin preferencias polticas estables a la hora de definir su voto, lo que justificaba el

    carcter general de estas campaas mediticas diseadas para interpelar a un gran pblico y

    no ya slo a un sector especfico de la poblacin. Desde la esfera meditica, estas emergentes

    figuras del electorado fueron incorporadas a la, tambin flamante, categora de la gente. La

    acepcin de esta expresin, que en el mbito periodstico progresivamente reemplaz a la ms

    tradicional categora de pueblo, refera a un conjunto de ciudadanos independientes, de

    gente comn, que si bien constituan el demos de la representacin democrtica mantenan

    una relacin distante con la poltica. A partir de la instauracin en el espacio meditico de este

    constructo, la gente, los medios, autoerigindose como aquellos que recogan y le daban

    expresin pblica a las preocupaciones del hombre comn, se posicionaron progresivamente

    como representantes de esa voz y, por tanto, como mediadores sociales entre la clase poltica

    y la sociedad (Vommaro, 2008b). As, se produjo una mutacin del perfil de los periodistas

    polticos: stos pasaron de ser actores polticamente comprometidos a ser actores que

    asentaban la legitimidad de sus intervenciones en la construccin de una posicin de

    enunciacin propia, que se pretenda independiente tanto de los partidos como del Estado.

    Las transformaciones que se produjeron en la organizacin del sistema meditico

    contribuyeron a reforzar este posicionamiento. Durante los aos ochenta, si bien la estructura

    de los medios se mantuvo casi inalterada, los medios de prensa realizaron una campaa pro-

    privatizadora tendiente a promover esa transformacin (Waisbord, 1995), que fue acompaada

    de la construccin de una voz autnoma de las empresas mediticas frente a los partidos y el

    Estado. La defensa de criterios e intereses comerciales se engarzaba as con una demanda

    poltica de autonoma periodstica, que reivindicaba que la objetividad y la transparencia

    meditica, supuestamente reclamada por un nuevo pblico adepto a los valores democrticos,

    slo eran realizables en el marco de la independencia de la actividad privada. Esta distancia,

    sostenida desde el discurso meditico, con los principales actores del sistema poltico, que

    habilitaba a los medios a autoposicionarse como mediadores sociales, se consolid an ms

    con la efectiva transformacin de la estructura de propiedad meditica en los aos noventa

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    (Vommaro, 2008b). La privatizacin, concentracin y amplificacin de la industria de las

    comunicaciones a lo largo de aquellos aos (Becerra & Mastrini, 2009), no slo supuso la

    conformacin de multimedios con un gran poder de reproduccin de acontecimientos polticos,

    sino que tambin promovi la conformacin de una audiencia nacional (Landi, 1992); cuya

    bsqueda estableci a la competencia por el rating como una de las lgicas centrales de la

    polticas de las empresas mediticas, a la vez, que se constituy como uno de la resortes de la

    pretensin representativa de los medios.

    En el marco de estos procesos de crisis de representacin poltico-partidaria, de

    emergencia de nuevas prcticas proselitistas vinculadas a la lgica meditica y de

    transformacin de la estructura de propiedad del sistema de medios, se configura el espacio de

    la comunicacin poltica como un mbito circunscripto de interpenetracin entre la esfera

    meditica y la esfera poltica, en que se hace efectiva parte de la lucha poltica, que es

    principalmente una lucha por la construccin social del sentido, por la imposicin de ciertas

    formas de ver y de creer, en la que intervienen actores diversos con intereses analticamente

    diferenciables2

    Al mismo tiempo, la mutacin del perfil de los periodistas polticos tena su correlato con

    una serie de cambios, producidos entre los aos ochenta y noventa, en los criterios que regan

    la propia actividad periodstica y que derivaron en la construccin y legitimacin de la figura del

    periodista independiente. Si, como mencionamos anteriormente, a principios de los aos

    ochenta el periodismo poltico se concentr principalmente en cubrir los avatares de la vida

    poltica partidaria, hacia fines de esa dcada cobraron impulso una serie de prcticas

    periodsticas ligadas a la produccin de denuncias sobre las irregularidades del poder

    gubernamental y del sistema poltico en su conjunto, a partir de las cuales los periodistas se

    iran posicionando cada vez ms como un actor independiente que ejerca el papel de

    contralor del poder poltico. Esta posicin se reforzara an ms en los aos noventa con la

    emergencia de multimedios en los que la independencia se haba constituido en la bandera

    de sus campaas de promocin. Desde estos espacios, y especialmente en el mbito

    televisivo, los periodistas polticos no slo ejerceran su papel de analistas objetivos de la

    coyuntura poltica sino tambin de organizadores de los debates pblicos, posicin que los

    habilitaba a ubicarse por fuera, o ms bien por encima, de la lucha poltica, a la vez que

    .

    2 En relacin a la definicin del espacio de la comunicacin poltica como una cierta forma de lucha por la constitucin significativa del mundo social, por la definicin de la coyuntura y de los grupos existentes, remitimos a Vommaro (2008a).

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    participaban de ella pero en tanto que voceros de una supuesta voz que estaba afuera de la

    escena: la voz de la gente que se encontraba frente a la pantalla (Vommaro, 2008b).

    En este proceso que llev a que la independencia y la objetividad se convirtieran en

    los aos noventa en los basamentos del sentido comn periodstico y en los estandartes del

    discurso legitimador de sus intervenciones pblicas, tuvo un rol fundamental la emergencia del

    periodismo de investigacin. A comienzos de la transicin democrtica los medios y los

    periodistas no se encontraban en una situacin muy favorable: la manipulacin informativa

    operada durante el conflicto blico en las Islas Malvinas haba mellado la confianza del pblico

    en la veracidad de la palabra periodstica. Los actores del periodismo poltico se encontraron

    en aquellos aos con el desafo de recuperar el crdito perdido para constituirse en un pilar del

    proceso democrtico, lugar que la prensa haba ocupado en las contemporneas transiciones

    democrticas suscitadas en otras fronteras nacionales. As, en principio la nueva coyuntura

    propici la incorporacin a la filas del periodismo poltico de toda una nueva camada de

    ingresantes que deban ocuparse de los sucesos generados por la restitucin, tras aos de

    ausencia, de la poltica partidaria en el escenario pblico local. A la vez que los periodistas ms

    jvenes se entrenaban y formaban bajo los nuevos lineamientos que la prctica periodstica ira

    paulatinamente asumiendo, los periodistas que contaban con una larga trayectoria en los

    medios debieron reformular sus prcticas profesionales para aggiornarse a las nuevas

    condiciones impuestas por la restitucin de las libertades cvicas. Desde un sector del

    periodismo poltico que se autodefina como independiente y progresista3

    Dos fenmenos periodsticos marcaran el apogeo del periodismo de investigacin: por

    un lado, la aparicin en 1987 de Pgina/12. Este diario innovador y de contrainformacin, que

    trastocara el gnero del periodismo poltico, presentaba a lo largo de sus pginas un estilo

    dominante de trabajo periodstico que combinaba el anlisis y la opinin con la investigacin y

    produccin de denuncias, especialmente, de casos de corrupcin poltica. Por otro lado, la

    esa reformulacin

    supuso la produccin de denuncias sobre los procedimientos represivos ejecutados por la

    dictadura militar y los resabios de esas lgicas autoritarias en el actual rgimen poltico. Estas

    denuncias sobre la acciones del rgimen dictatorial constituyeron, as, los primeros impulsos de

    una nueva prctica periodstica centrada en la investigacin del poder poltico que se ira

    configurando hacia fines de los aos ochenta y que se generalizara recin en los aos

    noventa.

    3 Nos referimos al sector del periodismo grfico agrupado en torno a una serie de revistas que aparecieron entre los ltimos aos de la dictadura militar y los inicios de la transicin y que estaban fuertemente abanderadas tras el ideario democrtico. Dos casos paradigmticos son la revista mensual El porteo y el semanario El periodista de Buenos Aires.

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    proliferacin y el rotundo xito de ventas, a principios de los aos noventa, de los libros de

    investigacin periodstica, que mostraban los resultados de indagaciones periodsticas sobre

    las tramas ocultas del poder poltico y econmico, daban cuenta de la consagracin de este

    gnero periodstico tanto al interior del campo como hacia el pblico. Como afirma Pereyra

    (2010), a medida que esta prctica de produccin de noticias se fue generalizando perdi su

    ligazn estrecha con un trabajo sistemtico de investigacin para derivar en una forma de

    tratamiento de los sucesos polticos asentada en la denuncia de hechos de corrupcin. No

    obstante, el vector comn de este estilo periodstico sigui siendo la asuncin por parte de los

    periodistas de una postura crtica frente a los polticos (Muraro, 1997) que se basaba

    principalmente en una lectura en clave moral del sistema poltico en su conjunto (Vommaro,

    2008b). Esta clave de decodificacin del campo poltico de tipo moral, que se afianz en los

    aos noventa va la produccin de una serie de escndalos mediticos de corrupcin, les

    permita a los periodistas consolidar su trabajo de presentacin como contralor del poder

    gubernamental.

    Por otra parte, la difusin del periodismo de investigacin se vio favorecida por las

    transformaciones operadas en la estructura meditica. La preeminencia de la lgica comercial

    resultaba congruente con el desarrollo de esta labor periodstica de fuerte impacto y que atraa

    a buena parte de la audiencia. De este modo, segn un reconocido periodista, las empresas

    periodsticas descubrieron el negocio de la verdad (Majul en Ulanovsky, 1997:356). Con todo,

    la configuracin de estos nuevos criterios de legalidad de la prctica periodstica, que

    estableca en cierta medida algunos de los principales rasgos que sta deba tener para ser

    considerada como tal es decir, para ser considerada como prctica periodstica legtima,

    supuso tambin la emergencia de nuevas formas de consagracin y jerarquizacin hacia el

    interior y el exterior del campo del periodismo. Publicar un libro de investigacin periodstica o

    bien intervenir en la produccin de un escndalo de corrupcin, constitua una oportunidad para

    que un periodista se consagrara tanto como un referente en su campo profesional (Pereyra,

    2010; Waisbord, 2001) as como en una figura pblica con capacidad para intervenir en los

    debates librados en el espacio de la comunicacin poltica. Por otro lado, la independencia

    respecto a los actores poltico-partidarios se fue constituyendo en parte de la doxa periodstica.

    Ser un periodista serio y profesional, implicaba no slo mantener esa posicin

    pretendidamente autnoma sino adems sostener una actitud de desconfianza frente a esa

    clase que ejerca la actividad poltica, actividad que cada vez ms era considerada como una

    prctica espuria dominada por intereses particulares ms que por los intereses generales a los

    que en teora deba atender.

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    La creciente amplificacin y segmentacin del sistema meditico operada tras el

    proceso de privatizacin constituye otro de los fenmenos que afectaron al periodismo poltico.

    Si bien ste haba tenido un importante desarrollo en la prensa grfica, al punto de ser

    considerado por el gobierno de Menem como un partido poltico de oposicin (Ulanovsky,

    1997:379), el escenario del periodismo poltico se desplaz paulatinamente del papel a la

    pantalla. A lo largo de los aos noventa algunos programas polticos ocuparon importantes

    espacios en los canales de la televisin abierta y se multiplicaron en los canales de cable de

    noticias, que por su incipiente desarrollo ofrecan nuevas oportunidades laborales a los

    periodistas y la posibilidad de llegada a un pblico masivo pero a la vez interesado en la

    actualidad. Si la publicacin de libros operaba como un modo de jerarquizacin periodstica,

    con el desarrollo de este gnero televisivo, conducir un programa poltico, especialmente en la

    televisin abierta pero tambin en canales de cable con un buen ndice de audiencia, como

    Todo Noticias, constituy una de las formas en que ciertos periodistas se consagraron

    profesional y pblicamente. En el caso de aquellos que no slo conducan sino que producan

    sus programas, lo que les permita presentar a estos espacios como islas absolutas de

    independencia, esta diferenciacin con el resto de sus colegas era an ms notoria.

    En estas arenas televisivas, los periodistas polticos encontraran un lugar propicio para

    desplegar sus visiones y posturas frente a las problemticas de la coyuntura poltica. No

    obstante, stos no slo asumiran el rol de analistas polticos sino que a su vez detentaran la

    posicin de organizadores de los debates pblicos que se entablaban en los espacios por ellos

    conducidos. En stos intervenan asiduamente dirigentes polticos y expertos, lo que

    involucraba tanto a la expertise ligada al saber de alguna materia especfica como aquella

    vinculada con la produccin de sondeos como modo de medir el humor de la opinin pblica

    respecto a una candidatura o bien sobre alguna problemtica particular. Esta novel tecnologa

    que generaba la ilusin de la existencia de una opinin homognea mayoritaria y precisa en

    el pblico tambin sera utilizada de diferentes maneras por los periodistas para traer la voz de

    la gente a la escena y potenciar el, tambin ilusorio, efecto de estar hablando desde fuera

    (Vommaro, 2008a). Esta posicin reforzaba an ms el supuesto carcter objetivo de quin

    oficiaba de organizador y constitua el lugar desde el que los periodistas podan y, segn

    ellos, deban interpelar a los polticos (dice la gente antepona a cada una de sus

    preguntas un famoso periodista en su programa). As, desde los marcos televisivos, la figura

    del periodista independiente, que se fue consolidando a lo largo de este proceso general de

    autonomizacin de la prctica periodstica y de configuracin del periodismo poltico como

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    profesin mediadora, cobrara an ms visibilidad y se constituira en el parangn del buen

    periodista.

    3. Separados al crecer: Mariano, Bernardo y la profesionalizacin periodstica

    Este proceso de autonomizacin de los periodistas es an ms notorio en el caso de los

    notables de la profesin, quienes desde sus espacios mediticos se convierten en punto de

    pasaje obligado para la existencia pblica de los dirigentes partidarios y para la notoriedad de

    los expertos. Sin olvidar todo el ejrcito periodstico que, sin poder de individualizacin de

    ser reconocido en tanto que personaje y por tanto cuya legitimidad individual es un efecto de

    campo, intervienen en el juego de la comunicacin poltica, nos ocuparemos aqu de dos

    casos, el de Bernardo Neustadt y el de Mariano Grondona, para analizar, a travs de sus

    trayectorias mediticas y extramediticas, algunas de las transformaciones del lugar de los

    periodistas en ese juego, as como de la relacin entre el periodismo y la poltica.

    3.1 Las lecciones del pasado

    Mariano Grondona naci en 1932, en la ciudad de Buenos Aires. Abogado y Doctor en

    Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, realiz estudios de posgrado

    en sociologa en la Universidad de Madrid y en ciencia poltica en el Instituto de Estudios

    Polticos de Madrid. Fue profesor titular de Derecho Poltico en la Facultad de Derecho y

    Ciencias Sociales de la UBA desde 1987 y profesor consulto en la misma Facultad desde 2004.

    Fue tambin, durante los aos 1980, acadmico visitante y luego profesor visitante en el Centro

    de Asuntos Internacionales y profesor visitante en el Departamento de Gobierno, ambos de la

    Universidad de Harvard.

    El caso de Grondona muestra de manera clara el proceso de autonomizacin de los

    periodistas frente a la poltica partidaria y estatal, lo cual supuso, al mismo tiempo, un

    fortalecimiento de su rol poltico como participantes de las luchas simblicas por la constitucin

    del mundo social como mundo de sentido; su caso representa una generacin de periodistas

    fuertemente comprometidos con el campo poltico que, adems, constituan su lugar en el

    campo periodstico, fuertemente dependiente del anterior, al hacer valer esas relaciones y

    posiciones polticas. En los aos 1990, a partir de un trabajo de autocrtica y distanciamiento

    tanto respecto de su propia trayectoria como de las posiciones ms claramente partidistas,

    Grondona construy una posicin con pretensin de objetividad y mirada crtica, algo que para

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    las generaciones ms jvenes, en especial para aquellos periodistas formados en los aos

    1980 y que se consolidaron en la actividad en la dcada siguiente, comenz a ser algo casi

    dado por sentado, en tanto valor profesional ligado a la conquista de una posicin prestigiosa

    en el campo: la de periodista independiente. En este proceso, la crtica de la poltica, de las

    acciones de los polticos, y la evocacin en cada interpelacin y reportaje a los intereses de la

    gente sera crucial.

    Grondona tuvo, en su juventud, una activa participacin en los grupos universitarios

    antiperonistas y, como l mismo confes, particip en los Comandos Revolucionarios Civiles

    durante el golpe militar que derroc a Pern en 1955; en 1962 particip activamente, ya como

    periodista y columnista poltico del diario La Nacin, del golpe que derroc a Arturo Frondizi.

    Por entonces era, adems, profesor en la Escuela Superior de Guerra. Sus vnculos con la

    derecha catlica y las fuerzas armadas crecieron a medida que aumentaba su prestigio dentro

    del campo periodstico. Grondona trabaj en los aos 1960 en las revistas Confirmado, Todo

    desde las que se dedic a criticar duramente al gobierno del radical Arturo Illia y a apoyar el

    golpe de Estado de 1966, Primera Plana y, luego, en los aos 1970, en el diario La Opinin;

    dirigi adems el semanario Carta Poltica, desde donde apoy el golpe de Estado de 1976.

    La adquisicin de un cierto conocimiento masivo lleg sin embargo a partir de su

    participacin en Tiempo Nuevo, programa televisivo que, desde 1969, conduca Bernardo

    Neustadt en Canal 11. Grondona particip primero como asiduo invitado, hasta que al poco

    tiempo el conductor/periodista convenci al periodista/profesor, quien era ya una pluma

    prestigiosa de los medios grficos, que se convirtiera en columnista, y que hiciera, al final de

    cada programa, un cierre con la interpretacin de lo sucedido en las dos horas anteriores. Ya

    desde entonces Grondona comenz a ser, como afirma Eduardo Rinesi (1992) en su Mariano,

    un profesor en la televisin. Y precisamente la particularidad del personaje radicaba en su

    capacidad para unir su prestigio periodstico con su incipiente prestigio acadmico y con sus

    relaciones en el campo del poder. Durante aproximadamente veinte aos, Grondona fue

    columnista del programa cuando ste lograba permanecer en el aire en medio de los vaivenes

    polticos e institucionales del pas.

    El nuevo tiempo lleg, por fin, en los aos 1980, con la transicin democrtica. Por

    entonces, Tiempo Nuevo tena mucha audiencia y pasara, con rapidez, de un ms o menos

    abierto apoyo al gobierno de Alfonsn a una oposicin ms o menos clara, una vez que, con la

    derrota en las elecciones legislativas y provinciales de 1987, la suerte del alfonsinismo pareca

    echada y que, por presiones de los dirigentes radicales que controlaban la informacin poltica

    en los medios estatales, el programa pasara de Canal 11 al recientemente privatizado Canal 2.

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    En 1989, Grondona, ya profesor invitado en Harvard y otra vez columnista de La

    Nacin, decidi separarse de Neustadt y crear su propia emisin: all naci, en Canal 7, Hora

    Clave, uno de los principales programas periodsticos de los aos 1990, y en cuyos estudios

    se realizaran algunos de los debates y reportajes ms clebres del perodo. Hora Clave

    permaneci en ATC hasta 1992 y luego, ya definitivamente exitoso en cuanto a rating, pas a

    Canal 9, donde estara en el aire hasta 2006.

    La separacin con Neustadt no es slo producto de problemas personales, de contrato

    o de protagonismo. Est ligada tambin a la eleccin de un perfil periodstico diferente:

    mientras Neustadt, como veremos enseguida, eligi convertirse en el principal publicista del

    gobierno de Menem y en especial de las reformas econmicas que ste llevaba a cabo,

    Grondona prefiri construir una posicin crtica y distante del presidente, aunque acordara con

    la lnea general de sus acciones en especial en las reas dirigidas por los principales

    referentes de la lnea tcnica del menemismo, representada por D. Cavallo y no dejase de

    manifestarlo de manera ms solapada que su antiguo compaero. En su biografa sobre el

    personaje, Martn Sivak (2005) afirma sobre esta transformacin que, segn Grondona,

    Neustadt se enamor del Presidente [] A pesar de que apoyaba las transformaciones,

    Grondona prefiri mantener cierta distancia del gobierno. Uno de los modos de hacerlo fue

    abrir "Hora Clave" a los ms furiosos opositores. Y, adems, iniciarse en la prctica de la

    crtica moral a la clase poltica, a partir de la publicidad de las denuncias de corrupcin que,

    como vimos, comenzaban a multiplicarse por esos aos. Segn M. Sivak, Grondona jams

    busc esas grandes denuncias, pero le dio aire a quienes lo haban hecho: por su programa

    desfilaron periodistas de Pgina/12 y otros medios crticos, dirigentes opositores, abogados y

    legisladores con algo que reportar.

    En 1992 el eslogan del programa era, as, Lejos del poder, cerca de la gente, lo que

    sintetiza bien el giro que el periodista quiso darle a su carrera. Durante los aos que quedaban

    de menemismo, Hora clave lleg a ser el principal ciclo poltico de la televisin y, en algunas

    emisiones, a alcanzar cuotas de rating propias de telenovelas o partidos de ftbol. Durante los

    primeros cuatro aos, adems, Grondona cre el llamado televoto, una encuesta telefnica

    que, en cada programa, preguntaba a una muestra no representativa en trminos

    estadsticos, por supuesto sobre algn tema de actualidad (est usted a favor de la

    despenalizacin del aborto?, est usted de acuerdo con la reforma laboral?), de modo de

    traer la voz de la gente al set televisivo y hacer de los habituales comentarios de cierre de

    Grondona un dilogo con esa voz del demos. El dispositivo, manejado por un experto

    informtico que quiso reconvertirse en encuestador, Javier Otaegui Javier, a secas, para el

  • - 10 -

    conductor, termin por revelarse completamente inexacto cuando se propuso medir la

    intencin de voto para las elecciones legislativas de 1993 y dio ganador al perdedor; as,

    Grondona reemplaz pronto a su experto fallido por un televoto menos sofisticado desde el

    punto de vista tcnico pero igualmente efectivo desde el punto de vista simblico: en su

    programa se realizaba una compulsa en base a los llamados de la audiencia, que deca ms

    sobre las opiniones de quines ven a Grondona por televisin que sobre lo que la gente

    quiere, pero que, de todas formas, reactualiza la ficcin de la democracia televisiva, de la

    representacin del hombre comn en la voz del periodista poltico.

    En su libro La corrupcin basado en un ciclo de conferencias dictadas por Grondona

    en la Facultad de Derecho de la UBA, que publica en 1993 la editorial Planeta en la misma

    coleccin en que haba salido Robo para la corona de Horacio Vertbisky, el periodista expone

    el ncleo de su nuevo lugar en el juego de la comunicacin poltica, as como de la

    representacin periodstica de ese espacio. El sugestivo ttulo del libro, de hecho, indicaba la

    preocupacin principal del autor, quien afirmaba:

    La tesis de este trabajo es que despus de haber resuelto los desafos de la

    inestabilidad poltica y de la econmica, los argentinos, apoyndonos en la nueva seguridad

    que nos da el haber integrado las lecciones del pasado, nos disponemos a enfrentar un tercer

    desafo: la corrupcin.

    En efecto, para Grondona, luego de haber aprendido a respetar a las instituciones y a

    rechazar al populismo en materia econmica, de lo que se trataba era de encarar la lucha

    contra la corrupcin. Y, en esa lucha, a l no slo le tocaba un papel importante en virtud de

    su lugar entre las elites intelectuales y econmicas, sino tambin por su rol, asumido como

    principal por esos aos, de periodista de la era del gora electrnica. Veamos: para Grondona

    la televisin y el auge de las encuestas han sido elementos definitivos para la constitucin de

    este nuevo tipo de mentalidad cvica que era el que encarnaba el pblico independiente, quien

    participaba crecientemente, mediante las encuestas, en los debates televisivos, una suerte de

    permanente asamblea ateniense. Hasta aqu una justificacin de su televoto que nada agrega

    a lo dicho por los apologistas tradicionales de la televisin y los sondeos. Sin embargo,

    Grondona agregaba algo respecto de su propia posicin: en esta nueva gora electrnica los

    periodistas tienen el deber de actuar como transmisores de las inquietudes del demos, lo que

    implica un rol crtico que los gobiernos de turno tendran que saber aceptar, porque forma parte

    del juego democrtico. Es desde all que interrogara a los actores polticos. En el libro en

    cuestin, que ensayaba una historia de la corrupcin, de su ligazn con el subdesarrollo y de

    su disfuncionalidad, el autor haba invitado a Luis Moreno Ocampo, presidente de Poder

  • - 11 -

    Ciudadano y principal experto en lucha contra la corrupcin del pas, a escribir un captulo

    breve y didctico en que el abogado sacaba a relucir su capacidad de ordenar y resumir para el

    gran pblico las diferentes formas de actos corruptos, sus significados, etc. El experto, adems,

    coincida con Grondona en asignar una importancia central a los medios en la lucha a librar,

    pero, liberalismo obliga, ligaba este rol de los medios a su gestin privada: la competencia

    entre los medios propia de la economa de mercado produjo un aumento de la libertad de

    expresin; por ltimo, mencionaba la encuesta de Gallup a la que ya hemos hecho referencia

    para sustentar la tesis de que el tema haba despertado una enorme conciencia en los

    ciudadanos.

    Esta mirada moralizadora sobre la poltica, tan central para la expertise y para los

    periodistas polticos, llevara a Grondona y por cierto tambin a Moreno Ocampo a apoyar

    ms o menos abiertamente la Alianza entre la UCR y el Frepaso en las elecciones

    presidenciales de 1999. La debacle de la Alianza y, con ella, de las promesas anticorrupcin

    que aglutinaban antimenemismo y progresismo en un mismo espacio, fue tambin, en cierta

    forma, la debacle de la Argentina en la que Grondona haba aprendido a ser un ecunime y

    crtico periodista poltico. Los aos que siguieron a la crisis y las movilizaciones de 2001/2002

    lo encontraran en una cada vez ms incmoda posicin: la crtica al poder ya no era posible en

    un contexto en el que las bases mismas del juego de la comunicacin poltica, que se sustenta

    en la creencia en que hay alguien, por fuera, la gente, que escucha y ve lo que se dice y luego

    toma partido, estaba en crisis de la mano del rechazo radical a la clase poltica que haba

    nacido de esos aos 1990. Como otros periodistas estrella, Grondona suspendera la crtica

    severa y hasta llamara a la participacin electoral en las presidenciales de 2003, cuando era

    preciso reestablecer los principios de legitimidad del juego poltico.

    Con los aos de Kirchner, sin embargo, el periodista volvera a las posiciones crticas y

    a la frrea oposicin, pero ya no desde una posicin que se quiere neutra, objetiva,

    representante de la gente, sino desde la defensa de alguna gente la gente como uno?

    frente a lo que perciba como el triunfo y la revancha de los guerrilleros Montoneros frente a las

    fuerzas vivas de la nacin (nunca estuve tan lejos de un gobierno como ahora, dijo Grondona

    en 2004). Este nuevo viraje no afect, sin embargo, los valores dominantes del campo

    periodstico, que an seguan reposando sobre el compromiso con la gente y no sobre la toma

    de partido, sobre la independencia y no sobre la parcialidad. De modo que Grondona, estrella

    de los aos 1990, se vera cada vez ms relegado a posiciones marginales pasara de Canal

    9 a Amrica 2 en 2007 con Debate con Mariano Grondona y, en paralelo, tendra un nuevo

    programa en Canal 26 de cable, La Clave de Mariano Grondona y a cuotas de rating cada

  • - 12 -

    vez ms bajas. Su autocrtica por las posiciones autoritarias del pasado, al mismo tiempo, sera

    olvidada en pos de nuevas defensas de la ltima dictadura militar y hasta de Augusto Pinochet

    aunque en sus palabras quedaran, an, rasgos de sus convicciones anticorrupcin, como

    cuando el da de la muerte de Pinochet, en diciembre de 2006, dijo sobre el dictador chileno:

    Yo puedo aceptar que alguien tenga una ideologa fascista [...] pero lo que a m me defraud

    realmente, fue que tuviera cuentas en Suiza, eso es inadmisible.

    Tal vez su radicalizacin poltica sea directamente proporcional a su prdida de lugares

    centrales en el periodismo televisivo. Sin embargo, no es relevante en este caso si las

    pretendidas objetividad e independencia que postulaba Grondona eran o no sinceras. Lo que

    queremos marcar aqu es que el discurso de la objetividad y de la independencia se convirti

    en un valor profesional, en un discurso, por as decirlo, hegemnico en el campo periodstico, y

    que desde esa auto-posicin los periodistas polticos, y en especial los ms clebres, miraran

    e interpretaran la poltica, interpelaran a los polticos y ocuparan su lugar en el espacio de la

    comunicacin poltica hasta nuestros das. La importancia de la independencia como valor es

    an ms visible si comparamos el caso de Grondona con el de su antiguo socio y compaero,

    Bernardo Neustadt.

    3.2 Ms predicador que periodista

    Bernardo Neustadt naci el 9 de enero de 1925, en Rumania. A diferencia de Grondona,

    Neustadt se form como periodista y es en ese campo donde construy su posicin en el

    espacio de la comunicacin poltica. Su profesin, sin embargo, no le impedira forjar estrechos

    vnculos con el campo poltico y el Estado; podramos decir que Neustadt es, en este sentido,

    un caso ejemplar del periodista poltico de los aos anteriores a la autonomizacin de la

    profesin respecto de la poltica. Iniciado en el periodismo deportivo a principios de los aos

    1940, rpidamente logr entrar en la seccin poltica del diario El Mundo, donde permaneci

    hasta que fue despedido en 1956. En paralelo, trabaj en la revista deportiva Racing, cuyo

    dueo era el ministro de Hacienda de Pern, Ramn Cereijo. Sus vnculos con el primer

    peronismo le permitiran combinar una intensa actividad periodstica con la participacin en

    cargos de gobierno. Segn relata Martn Sivak en la biografa de Grondona ya citada, Neustadt

    se afili al PJ en 1952, al mismo tiempo que era contratado por el Ministerio de Relaciones

    Exteriores para desarrollar tareas de prensa. Su ascenso como hombre de prensa del

    peronismo sera bastante rpido: llegara a ser primero secretario privado del almirante Alberto

    Tessaire vicepresidente de Pern durante su segundo mandato y luego, a partir de mayo de

  • - 13 -

    1953, jefe de prensa del Consejo Superior Peronista. En octubre de 1954, Neustadt pas a la

    Secretara de Estado de Asuntos Polticos, donde fue ascendido a Director General de

    Relaciones con las Organizaciones del Pueblo.

    Su compromiso con el peronismo le traera dificultades una vez que se produjera el

    golpe de 1955: perdera su trabajo en El Mundo y debera comparecer ante la comisin que

    investigaba a Tessaire. Es entonces que comenzara un rpido proceso de desperonizacin,

    mucho ms exitoso que el que el gobierno de facto imaginaba para el pas, y que le permiti

    poco despus volver al periodismo en El Mundo pero en especial comenzar su carrera como

    periodista de televisin, tarea en la que lograr construir su posterior notoriedad. En efecto, es

    a travs de su trabajo televisivo que Neustadt llegar a ser una de las figuras ms importantes

    del periodismo poltico argentino, a la vez que una persona de consulta de militares, fuerzas

    polticas diversas y gobierno de orientaciones tambin diversas. En una conferencia

    pronunciada en la Universidad del Centro de Estudios Macroeconmicos de Argentina (CEMA)

    en junio de 2005, Neustadt se referir a ese momento de su vida como un acontecimiento

    transformador:

    Me pregunt: Ahora qu hago?. Acostumbrado al diario, me perd; pero luego

    agradec porque haba encontrado otro rumbo que era la televisin. Desde mi punto de vista

    era llegada a ms gente, me gustaba ms ser predicador que ser periodista

    (http://www.cema.edu.ar/cgc/neustadt.html).

    En 1961, con el nacimiento de los canales de televisin privada, Neustadt trabaj junto

    a la conductora Lidia Satragno, Pinky, en el programa periodstico Nosotros (Canal 13), y

    poco despus en Incomunicados (Canal 9), Nuestro tiempo, Vivamos sin miedo y

    Reportaje al pas; en tanto con Mnica Mihanovich, luego conductora del noticiero de Canal

    13, haran en Canal 7 un ciclo de biografas televisivas de presidentes de grandes empresas

    llamado Lo que nunca se cont. Pero es sin duda a partir de 1969, con el inicio de su

    programa Tiempo Nuevo (Canal 11) que naci como un programa dirigido a los jvenes y en

    el que, precisamente, se invitaba a un grupo de jvenes a debatir sobre un tema de actualidad

    , que el periodista llegara a convertirse en ese predicador que quera ser. Tiempo Nuevo,

    lleg a ser uno de los ciclos ms vistos al momento de salir y volvi a convertirse en un xito de

    audiencia en los aos 1980 y a principios de los aos 1990. Entonces, desde la televisin, el

    periodista terminara de devenir, definitivamente, un publicista y predicador del homo

    economicus neoliberal que impulsar las transformaciones econmicas producidas por el

    gobierno de Menem. Si Neustadt haba tenido, hasta entonces, mucha cercana con lo que

    Grondona llam los gobiernos de turno y haba celebrado, entre otros, al presidente de facto

  • - 14 -

    Jorge Videla con elogios que pronto tratara de hacer olvidar, no es sino hasta 1989 que se

    convirti abiertamente en un publicista activo y constante de una figura poltica. El abrazar una

    causa de manera explcita y directa coincidi con y favoreci la separacin periodstica con

    Grondona.

    A medida que Grondona avanzaba hacia la conquista de una posicin que se pretenda

    independiente del campo poltico, Neustadt no dej de aproximarse a ste con cada vez mayor

    compromiso con el menemismo. A diferencia de Grondona, quien buscaba persuadir desde el

    lugar (construido, por supuesto) de la imparcialidad, Neustadt asuma abiertamente su

    parcialidad: no me pidan que sea objetivo: yo no soy un objeto, soy un sujeto, dira en su

    programa. Si Grondona haca toda una puesta en escena para revisar sus compromisos

    autoritarios del pasado, Neustadt deca, como en una entrevista publicada en Pgina/12, no

    hago actos de arrepentimiento, como se piden ahora (05-10-1998). Si Menem no concurra al

    programa de Grondona, elegira la tribuna de Neustadt como espacio privilegiado de aparicin

    televisiva. Y si Grondona comenzara a criticar a Menem con la idea de que su rol, como voz

    del demos, era criticar al gobierno de turno, Neustadt decidira promover una manifestacin

    de apoyo al entonces presidente y en especial a las reformas emprendidas, que se conocera

    luego como La Plaza del S, realizada en Plaza de Mayo y compartida con otros empresarios

    de medios como Julio Ramos, director del diario de negocios de mayor predicamento en el

    establishment empresario, mbito Financiero, Constancio Vigil, accionista de Canal 11 y

    propietario de Editorial Atlntida, y Gerardo Sofovich, conductor televisivo que poco despus

    sera designado interventor de Canal 7. Para convocar a los manifestantes, Neustadt haba

    dicho, en un contexto de movilizaciones generalizadas, y en especial de los trabajadores que

    resistan a las privatizaciones de los servicios pblicos: no permitan que las minora que allan

    ganen las calles. Ms all del relativo xito de la convocatoria la nica de apoyo a Menem

    durante su gestin y que mostr, adems, la confluencia de los sectores altos con los sectores

    populares en dicho gobierno, la Plaza del S dio cuenta del posicionamiento de ciertos

    actores de los medios como constructores de consenso de las reformas estructurales.

    En su trabajo de pedagogo del credo neoliberal, como haba hecho desde los aos

    1980, Neustadt construira un interlocutor privilegiado que sera, a la vez, la fuente de su

    legitimidad y la voz interpelada: Doa Rosa. Este personaje representaba a un ama de casa

    que, a la manera del hombre comn, encarnaba la simpleza de las verdades que l, Neustadt,

    quera enunciar, y que se relacionaban con los argumentos de los publicistas de las reformas

    neoliberales respecto de la ineficiencia del Estado y la necesidad de apartarlo de la gestin de

    los servicios pblicos, de la eficiencia de las empresas privadas a las que haba que dar

  • - 15 -

    oportunidades de negocios que redundaran en beneficios para toda la sociedad y de la

    inconveniencia de toda forma de proteccin, regulacin o intervencin estatal en el manejo de

    la economa del pas. Cuando, en 1998, le preguntaron en una entrevista qu momento

    profesional considera el ms significativo de su vida?, el periodista respondi:

    Momentos importantes fueron aquellos en los que pude hacer campaas para renovar

    el repertorio argentino econmico mental, explicarle a la gente que podamos tener un pas

    abierto, que en los telfonos no estaba la patria ni la bandera ni la soberana. Que se poda

    comprar un auto financiado sin necesidad de pagarlo antes y recibirlo despus. Esto fue en los

    aos '80. Tuve muchos problemas, recib algunas agresiones, pero la idea germin y hoy

    tenemos un pas abierto. (Pgina/12, 05-10-1998).

    Cada vez ms Neustadt no sera, adems, activo movilizador del discurso

    anticorrupcin, de modo que el tiempo de moralizacin poltica que se avecinaba con el

    ascenso de la Alianza, y en el que Grondona tendra, como vimos, un papel central, fue

    relegando a su ex compaero a espacios cada vez menos centrales en el campo periodstico

    vinculado al gobierno de Menem, la legitimidad periodstica de Neustadt ira decayendo a

    medida que se erosionaba la legitimidad de su defendido. En 1998, la gerencia de

    programacin del Canal 11 privatizado decide finalmente levantar Tiempo Nuevo no por

    desacuerdos ni censuras polticas, sino por un argumento de mercado que Neustadt haba

    ayudado a instaurar: la disminucin del rating. Neustadt seguira contando con el apoyo

    econmico de lo que l haba bautizado las empresas a las que les interesa el pas, lo cual le

    permiti conservar espacios televisivos en canales de cable y radios y hasta comprara una

    estacin de FM, pero perdera la batalla en el campo periodstico, donde nuevos notables de

    la profesin, como Jorge Lanata quien fuera director del diario Pgina/12, pionero en el

    periodismo independiente y de investigacin, y luego conductor del programa televisivo Da

    D, en el que se parodiaba la poltica en clave de denuncia o Luis Majul quien hacia fines de

    los aos 1990 y comienzos de los aos 2000 pregonaba desde su programa televisivo la

    desconfianza (no le creas a nadie, ni siquiera a este programa, el espritu crtico es lo que te

    va a salvar, deca al final de La cornisa) como actitud ciudadana bsica frente a la poltica y

    frente a los polticos, mostraban que el estilo de distancia crtica y sospecha moral de la

    clase poltica, as como la bsqueda de hablar en nombre de la gente, eran ya valores

    instituidos. Ni los tiempos de la Alianza ni los de la Argentina post-2001 tendran a Bernardo

    entre los principales animadores del espacio de la comunicacin poltica. Si, en cambio, sera el

    tiempo del protagonismo de Lanata y de Majul.

  • - 16 -

    4. Algunas reflexiones sobre el anlisis de la prctica periodstica

    Recapitulando, en la primera parte de este escrito presentamos el contexto general en

    el que tuvo lugar un creciente proceso de autonomizacin profesional del periodismo poltico

    entre los aos ochenta y los aos noventa. As, vimos cmo los lineamientos dominantes que

    asumi este tipo de prctica periodstica se relacionaron con el desarrollo particular del campo

    del periodismo, a la vez que se enmarcaron en una serie de transformaciones ms generales

    en las lgicas que rigen las relaciones entre poltica y medios. En la segunda parte, intentamos

    dar cuenta de la emergencia y consolidacin de estos procesos a travs de la reconstruccin

    de las trayectorias de dos reconocidos periodistas polticos. Haciendo hincapi tanto en los

    puntos de contacto como en las divergencias de los recorridos de M. Grondona y B. Neustadt,

    nos concentramos en la manera en que esta autonomizacin profesional se constituy en la

    tensin entre los condicionamientos y las lealtades polticas y los condicionamientos

    mercantiles y las lealtades empresarias. A modo de cierre intentaremos plantear algunas

    reflexiones provisorias sobre el anlisis de la prctica periodstica inspiradas en el anlisis

    precedente.

    Principalmente, cabra preguntarse por la utilidad, en trminos heursticos, de trabajar

    cualitativamente con trayectorias de actores particulares en este tipo de indagaciones cuyos

    interrogantes refieren a procesos con un nivel relativamente alto de generalidad. Sobre este

    punto, como intentamos mostrar implcitamente a travs del tipo de recorte analtico que

    realizamos, el anlisis de trayectorias particulares permite aprehender el carcter no lineal de

    este tipo de procesos. En efecto, a travs de este tipo de anlisis es posible identificar una

    serie de criterios que se instauran como dominantes en un campo de accin social especfica

    en este caso el de la prctica periodstica, los cuales legitiman ciertas prcticas y sancionan

    otras; a la vez que puede atenderse al modo en que la produccin y reproduccin de los

    mismos a travs de prcticas y relaciones sociales concretas no se produjo de una manera

    unvoca ni sin entrar en tensin con otras lgicas.

    Este tipo de enfoque abre as el espacio para intentar identificar cules son las

    mediaciones existentes entre un mbito de accin particular y espacios ms generales y, en

    este sentido, comprender de qu manera ciertas prcticas periodsticas se relacionan tanto con

    su espacio especfico de produccin el espacio meditico-periodstico como con otros

    rdenes sociales. As, por ejemplo, en los casos analizados es posible observar como los

    cambios en la forma en que se relacionan el campo meditico y el campo poltico operan como

    condicionantes tanto de los tipos de estrategias no necesariamente conscientes que pueden

    emprender estos actores, como de las posiciones que estos detentan en las distintas

  • - 17 -

    coyunturas. Ahora bien, desde el otro anverso, en los recorridos de estos periodistas tambin

    es posible advertir cmo estas condiciones generales no se imprimen en las prcticas

    mecnicamente sino que estn mediatizadas por un conjunto de relaciones sociales y sentidos

    propios de ciertos marcos de interaccin en los que esas prcticas se inscriben. Al centrar

    nuestro foco de anlisis en la manera en que estos actores se constituyeron como figuras

    notables del periodismo poltico, vemos cmo la construccin de esta posicin estuvo

    condicionada tanto por las transformaciones estructurales del sistema meditico y de sus

    vnculos con otras esferas, como por aquello que, desde Bourdieu, podramos concebir como

    los capitales especficos que estos actores incorporaron a lo largo de su trayectoria profesional.

    En este sentido, tanto las posiciones objetivas que detentan estos actores a lo largo de

    sus carreras como el tipo de relaciones sociales que establecen para acceder a ellas resultan

    dos dimensiones productivas para emprender el anlisis de trayectorias. Como vimos en los

    casos de M. Grondona y B. Neustadt, al comienzo de sus carreras stos parten de posiciones

    analticamente diferenciables. Mientras Grondona se form en el campo poltico y desde este

    mbito, haciendo valer esas relaciones y posiciones, ingres al campo periodstico; Neustadt

    se form como periodista y desde este lugar construy su posicin en el campo meditico,

    aunque esto no le impidi establecer un conjunto de relaciones con sectores de la elite poltica

    que contribuyeron al desarrollo de su carrera periodstica. Por lo tanto, en ambos casos, el

    peso que tuvieron las relaciones con actores polticos como un modo de acceso a ciertas

    posiciones periodsticas nos estara hablando en cierta medida de la porosidad de las fronteras

    entre la esfera meditica y la esfera poltica y de cmo el compromiso poltico no supona, en

    aquellos aos, una tensin con el rol de periodista.

    Asimismo, por ltimo, atendiendo al modo en que los actores cambian a lo largo de sus

    trayectorias su lgica relacional o bien realizan estrategias divergentes para posicionarse como

    referentes del espacio periodstico, se puede aprehender la manera en que emergen y se van

    configurando nuevos criterios de legitimidad en el propio campo que entran en colisin con

    criterios presentes o pasados. A modo de ejemplo, como vimos, la ruptura radical de M.

    Grondona con su antiguo socio y el distanciamiento de sus compromisos polticos pretritos, a

    principios de la dcada del noventa, dan cuenta del intento de una construccin de una

    posicin periodstica prestigiosa ligada a la emergente figura del periodista independiente2.

    Mientras que en el caso de B. Neustadt ste conjuga, en esta etapa, su posicin de periodista

    polticamente comprometido con nuevas formas de legitimacin ligadas a los altos niveles de

    rating y a la posicin de representante de la voz de la gente, a travs de la construccin de la

    figura de Doa Rosa. Con esto queremos subrayar que en el nivel de estas estrategias,

  • - 18 -

    relaciones y/o disputas emprendidas por actores que pugnan por un lugar privilegiado en el

    campo periodstico se definen y redefinen constantemente los criterios de legitimacin

    especficos de este espacio.

    La construccin de la profesin periodstica, de los aos ochenta a los aos noventa,

    puede ser vista, de este modo, tanto como el producto de procesos macro que fijaron

    condiciones de posibilidad de la actividad (la mercatilizacin de los medios, las

    transformaciones de vnculos y prcticas polticas, etc.), como del modo en que los actores

    dominantes de ese espacio, al tiempo que ajustaban sus estrategias y sus recursos a la nueva

    realidad, impriman su sello individual a sus intervenciones y, en ese sentido, hacan de la

    profesionalizacin periodstica y de sus valores hegemnicos un logro colectivo, conflictivo en

    algunas de sus aristas pero recortado sobre un fondo incuestionado de bsqueda de

    distanciacin y autonoma. En el contraste entre el derrotero de un periodista devenido

    publicista y un intelectual devenido periodista esperamos haber contribuido a analizar este

    proceso.

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