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—¿Qué tal si interrumpoporunosminutosvuestra infatigableactividad?—preguntóRichardWinterconvozprofundaymelodramáticamientrasdepositabasobre la mesa dos tazas de café y un plato de dónuts. Dirigió su habitual ysimpáticasonrisaaStephanieyaljovenasistentederedacción,Ben.—¡Rick!Qué...Laperiodistayaibaaprotestar:variosrecortesdediarioeinformesqueellay
Ben estaban clasificando en ese momento se habían salpicado de café. Esematerial era labasedeuna seriede reportajesquepensabanescribir enbreve.Peroentoncesechóunsegundovistazoalosdónutsynopudoevitarunarisita.Gracias al dibujo elaborado con el azúcar glaseado y al revestimiento dechocolate, desde las rosquillas le sonreían diminutas calaveras, fantasmas yhachasdeverdugo:seacercabaHalloween.—Unpequeñotentempiéparainspiraros—señalóRick—.¿Oesquenoestáis
agobiadosconvuestrosinsondablesasesinatos?—BencogióunrecortedediarioparalimpiarleunamanchadecaféyRickojeóeltitular:«Elcadáverdelpantanode Überlingen. ¿Un crimen de la EdadMedia?» Frunció el ceño—. ¿Pensáisresolverloahora?¡Aestollamoyounproyectoambicioso!Stephanieseapartóunmechóndesprendidodelmoñoflojoconqueserecogía
enloaltosulargoyoscurocabelloypusolosojosenblanco.—DeEdadMedia,nada.Aleficientecolegadeldiariolocalselepasóporalto
queelmóvildelavíctimaestabaatresmetrosdeella.Quizánosabíaqueeseaparato es un invento de la era moderna. Puede que todavía sea demasiadojoven.—DedicóaBen,quienalparecerhabía sugeridoel caso,unaafectuosasonrisaburlona—.Seacomofuere,elcasodelcadáverdeÜberlingenno tienenadademisterioso.Unaprostitutamuerta enun juego sexual con esposas.LaPolicíadicequeprobablemente se tratódeun accidente.Al cliente le entró elpánicoyarrojóelcuerpoalpantano.Unatragedia,peroajenaanuestrointerés...—Cogióundónut, le diounmordiscoy se lamióde los labiosy losdedos elbañodeazúcarrojo.Rick cogió uno de los archivadores que había sobre la mesa. «Seattle-
SecuestrodeSusanPinozetti-Dossier»,leyó.Juntoaunbrevelistadodehechos,el archivador contenía fotos de un gracioso bebé y una adolescente con gestoaterrorizado.En losmárgenes había unanota escrita con la característica letrainclinadadeStephanie:«¿Mafia?»—Esosíquemeparece interesante—comentóellaentredossorbosdecafé
—.Haceunaño,enundespistedelacanguro,lapequeñaSusandesapareció.Ynovolvióaaparecer.LaPolicíasecentróenlaau-pair,unachicaaustraliana.Anadielepreocupóqueelpadredelbebétuvieracontactosconlamafia...Cuandolosinvestigadoresporfindejarontranquilaalachica,muchaspistasyaestabanfrías,naturalmente.—¿Y pretendéis recalentarlas ahora?—preguntó escéptico Rick—. ¿Desde
aquí,desdeHamburgo?¿Esperáisdescubriralgo?Stephanienegóconlacabeza.—Claroqueno.LaprobabilidaddequenuestraseriedeartículosAsesinatos
Insondables contribuya a esclarecer algún antiguo crimen es ínfima. Perotampocosetratadeeso.—Sefrotólassienes—.Seamoshonestos.Enelfondo,laseriesepublicaráenlaseccióndeentretenimientos.PoralgoSöderlalanzaráen Halloween. Los lectores quieren sentir escalofríos mientras leen acerca de
crímenes cuyos móviles se desconocen o cuyas especiales circunstanciashicieron imposible su esclarecimiento.Ben y yo investigamos un poco en esalínea... A lo mejor proporcionamos nuevos puntos de vista y estimulamos lareflexión.EnestoúltimoconsistíaunadelasgrandesvirtudesperiodísticasdeStephanie
Martens. Era conocida por sus agudos reportajes sobre homicidios y procesosjudiciales,yporsussagacesinterpretacionesdelascircunstanciasdelcrimenylos móviles del asesino. Además, delgada y con unos claros ojos grises,despertabaconfianza.Losinformadoressiempresedirigíandirectamenteaella,quecuandotrabajabaescondíaalaPolicíaloquesabía.Dehecho,losartículosdeStephanieaparecidosenDieLupe ya habían contribuido a la resolución devarioscrímenes.—¿Quieresalgomásopodemosseguirtrabajando?—preguntóaRickenun
tonotanfríoqueaéllesentómal—.Noesquequieraecharte.Teagradezcolosdónutsyelcafé,pero,enserio,tenemosqueiravanzando.Comoyatehedicho,Söder quiere la primera entrega de la serie paraHalloween y en dos semanascomomucho una idea general de los casos que vamos a presentar.Apenas sillegamosaclasificarlos.Abrió otro archivador en el que Rick leyó el nombre del lugar:Masterton,
NuevaZelanda.Luegocolocólastazasunaencimadeotrayarrugóelplatodecartóndelosdónuts.Últimamente,elcomportamientodeStephanieparaconélera manifiestamente distante, y eso que hasta hacía unas semanas todavía seentendíanmuybien.Porenésimavezseregañóasímismo:nodeberíahaberseprecipitado con la propuesta dematrimonio.Al fin y al cabo, ella ya le habíadicho en suficientes ocasiones que no tenía planeado comprometerse en unfuturo próximo. Pero él había vuelto a tener la sensación de que estabapreparada...yeraobvioquesehabíaequivocado.—Notevoyapedirnadamás,Steph,peroSöder...—respondióconciliador—.
Bueno, Söder quiere vernos a Teresa, a Fred, a ti y a mí a las cinco en su
despacho.Esto—señalólastazasvacíasylasmigasdedónuts—teníalafuncióndeapaciguaryserenartusánimos.FlorianSödereraeleditoryredactorjefedeDieLupe,larevistadereportajes
ylifestyleenquetrabajabanStephanieyRick.Eraunhombregruesoydecortaestatura,peroágil,y,a sumanera,ungeniodelperiodismo.Los redactoresdeDieLupe lo respetaban. Söder siempre estaba a la última, sus ideas acerca dereportajesyseriessiempreeranoriginalesydeactualidad.PoralgosemanteníaDie Lupe en un mercado duro frente a sus competidores, infinitamente másgrandes.Pocoimportabaquesetratasedelshowbusinessodelapolítica:Södertenía un sexto sentido para las tendencias y conseguía rodearse de redactorestalentosos y motivarlos. Rick Winter, por ejemplo, conseguía realizarsensacionales entrevistas a políticos, incluso antes de que destacasen en supropio partido; TeresaHomberg se tuteaba con distintas estrellas y estrellitas;Stephanie informabaacercade lassalasde tribunalesyescenariosdecrímenesentodoelmundo.LaredaccióndeDieLupeeramuchomáspequeñaqueladeotrasrevistas,peroselecta.Pordesgracia,eltratoconSödersolíaserenervanteyencrespado.Losredactoresestabanacostumbrados,peronoesquesealegrasen,precisamente,cuandoSöderlosconvocabaasudespacho.—¿A nosotros cuatro? —preguntó Stephanie, poco entusiasmada ante la
perspectiva—. O sea, estilo de vida en los resorts, automovilismo, política ycrímenes...Noencajanentresí.¿Quéquieredenosotros?Rickseencogiódehombros.—Lo sabremos a las cinco —respondió—. Hasta entonces todavía podéis
elaborardosinformessobreloscontactosconlamafia.Perotenedcuidadodenoacercaros demasiado a los malos y acabar en el Hudson con los pies en unbloquedecemento.Le guiñó el ojo a Stephanie antes demarcharse y pensó cuán bella era. Su
rostro fino, levemente bronceado, sus ojos claros bajo unas cejas espesas, suslabios carnosos y rojos... Cuando la miraba, no podía evitar pensar enBlancanieves, aunque las apariencias engañaban. Stephanie Martens no se
parecíaennadaaladulceprincesaqueseocupabadelcuidadodelacasadelossieteenanitosysedejabaengañarporunapérfidavendedorademanzanas.Rickla consideraba implacable como periodista y sumamente emancipada comomujer.Yaestabaabsortadenuevoensuscarpetas,perolevantólavistabrevemente
cuandoélmencionóelHudson.—Puget Sound —dijo lacónica—. El secuestro sucedió en Seattle, no en
NuevaYork.Rick asintió, dándose por vencido. ¿Por qué ella siempre había de tener la
últimapalabra?
StephanieabriólapuertadeldespachodeFlorianSöderexactamentecuandofaltabaunminutoparalascinco:puntualmente,comoconstatóconalivio.Eljefetodavíanoestabapresente,perosílosotrostresredactores.Estabansentadosaunladodelalargamesa,contazasdecaféobotellinesdeaguadelantedeellos.LaampliayluminosasaladereunioneslimitabaconeldespachodeSöderysusventanales ofrecían unas amplias vistas sobre la dársena del Sandtorhafen.Realmente,Södernohabíaescatimadoesfuerzosnidineroalahoradeconstruirel edificio de la revista. Era sumamente representativo y no tenía nada queenvidiaralasdemáseditoriales.Peroquienesenesosmomentosestabanallínomostrabanelmenorinteréspor
el panorama. Teresa Homberg, una joven siempre vestida a la moda,perfectamentemaquilladayconel cabellopelirrojocortadoa lopaje, tecleabaconcentrada en su smartphone. Sin levantar la vista, contestó al saludo deStephanie. Fred Remagen, un hombre desgarbado y de cabello oscuro, nisiquierasetomólamolestia;ensimismado,hojeabaunarevistadeautomóviles.A Stephanie no la sorprendió. Exceptuando la producción de coches, Fredapenas si se percataba del mundo circundante. No tenía otro interés que nofueranlosautomóviles,ámbitoenelqueeraunexpertototal.Loscolegasdela
oficina solían bromear diciendo que Fred podía reconocer cualquier cochefabricado después de 1950 por el sabor del aceite lubricante que empleaba.Tampocosefijabaenlasmujeres;dehabersidoporél,Stephanienosehabríatomadolamolestiadearreglarsebrevementeelpelo,daruntoquea larayadelosojosyempolvarselanariz.Rick,porelcontrario,síqueapreciabaesascosas.Sonriócomplacidoalverla
y ella le correspondió. De hecho, le resultaba difícil mostrarse tan rígida yreservada frente a él como intentaba últimamente. Siendo sincera consigomisma, seguía amándolo. En cuanto veía su simpático rostro, cubierto dearruguitasdeexpresión,seemocionaba.Seveíaunpocomásrechonchodesdeque las entradas habían retrocedido «despejándole» la frente. Se le escapó lasonrisa al pensar el modo terco en que Rick se negaba a hablar de su calvaincipiente. No se resignaba a su destino y luchaba con todas las lociones ychampúshabidosyporhaberparacombatirlacaídadelpelo,aunsabiendoquelaspromesasdelosvendedoresnoeranmásquehumo.Supadreysusdostíoshabían perdido sus últimos cabellos al cumplir los cincuenta; él tenía ahoratreintaysieteaños,ysabíaloqueleesperaba.Stephanie siempre le insistía en que a ella los calvos le parecían sexis.
Además,elqueretrocedieraelnacimientodelcabellopermitíaquesusojos,deunverdeclaroyfielesreflejosdesuestadodeánimo,sevieranmásgrandesyamables. Ella le valoraba otras cualidades totalmente distintas del espesor delcabello.Rickeradivertido,atento,leal,unapersonadeconfianza,ypracticarelsexo con él era, simplemente, fabuloso... En realidad, no había ninguna razónparanocasarseconél.Noobstante,sinsaberporqué,aStephanielallenabadepánicolasimpleideadeformalizarunarelaciónfija.—Bien,aquíestamos...Damasycaballeros,mecomplacequemi invitación
hayasidotanampliamenteaceptada.La aparición de Florian Söder arrancó a Stephanie de sus pensamientos. El
redactor jefe entró en la sala de reuniones como siempre, comoun torbellino,lanzóunpardecarpetassobreunatrilysesentóenelbordedelamesadelante
de sus empleados. Teresa apenas si consiguió colocar su botellín de agua enlugar seguro y Rick puso a salvo su café. Por prudencia, Stephanie no habíallevadoningunabebida,puesodiabaqueFlorianSöderinstalasesuvoluminosotraseroalladodesutazadecafé.Lisa,lacompañerayamigadeStephanie,quetrabajabaenlaseccióndepsicología,sospechabaqueSöderintentabasituarseenel centro de atención, que con ese asiento elevado intentaba que su estaturapasara inadvertida. Pese a ello, habría llamado la atención en cualquier lugar.Sobresurechonchocuerposeasentabaunacabezasobredimensionadaycubiertaconuncabelloonduladocastañoclaro.Teníalosojosmásbienpequeños,perounamiradapenetranteeinteligente.Además,suvozeraestridente.Enrealidad,nonecesitabadeningúntrucoparaatraerlaatención.—¿Cuántovaaduraresto?—susurróFredRemagen,mientrasSöderseponía
cómodo—. Me habría gustado pasarme por la Mercedes a ver los nuevosmodelos...—Yotengoqueiraunvernissage—informóTeresa—.Aunquenoesquelos
cuadrosqueseexponenimpresionendemasiado...Todossonnegros.Encuantoestánacabados, el artista loscubredenegropara recordarel finde todo seroalgoasí.Peroconservaelprocesodecreaciónenunvídeo,queseproyectasinpausa junto a la obra de arte... Sea como sea, ese tipo tiene un aspectodeslumbranteylasgaleríassepeleanporél.Esperoquemedéunaentrevista.Söderlainterrumpióconungesto.—Loscuadrosseguiránsiendonegrosmañana—señalóaTeresa—.Ytodoel
mundo escribe sobre los nuevosmodelos deMercedes, Fred.Olvídate de eso.Hazalgodistinto,preguntaaunpardepilotosquécochesconducenensuvidaprivadayporqué.EstotambiénencajaenlaseccióndeLifestyleeinteresaamásfranjasdelectores.Enespecialalasmujeres...¡Escríbemeunresumen!—Fredhizounamueca.Desde luego, lasmujeresno formabanpartedesupúblico—.¿Y los demás?—prosiguióSöder—. ¿Rick? ¿Stephanie? ¿Alguna excusa parasalir volando de aquí? —Söder se los quedó mirando fijamente mientrasesperabaunarespuesta.
StephanieyRick,resignados,movieronnegativamentelacabeza.—Tan solo sentimos curiosidad—indicó ella—. ¿Por qué nos has reunido
justo a nosotros cuatro? ¿Hay algún proyecto que agrupe a las distintassecciones?Södersonrió.—¿Políticos de relieve haciendoundesfile demoda en coches robados?—
propusoburlón—.Noesmalaidea.Perometemoquenoseapuntenadie...No,setratamásbiende...hum...hacerdeconejillodeIndiasenunreportaje.Unodevosotrosdebeencargarse.Yosheelegidoporqueloscuatrosoisperiodistasdepura cepa, íntegros, con los pies en el suelo, comprometidos con la verdad,escépticosporprincipiofrenteadoctrinasdecualquiercolor...—Esto a mí no me atañe—reconoció Fred—. En lo más profundo de mi
corazóntodavíacreoqueHerbievive.Teresasoltóunarisita.Söderhizoungestoderechazo.—¡Nadadetonterías!—lesprevino—.Esunasuntoserio,inclusosiaprimera
vistanoloparece.Quizáseaunencargoqueosparezca...hum...grotesco.Perose trata de manipulación, engaño, de destapar a un charlatán. —Deslizó lamirada por los cuatro. Había conseguido atraer lo suficiente su atención—.¿AlgunodevosotroshaoídohablardeRubertHelbrich?Stephanie, Teresa y Rick tuvieron que reprimir la risa. Aparte de que el
nombrellevabamesesmencionándoseenlatelevisiónylaprensa,hacíaunañoque era imposible asistir a cualquier acto de la redacción deDie Lupe sin oírhablar de Rupert Helbrich. A no ser que uno se pusiera como objetivo evitarcruzarseconIreneSöder,laesposadeFlorian.—Esto...el...¿hipnotizador?—preguntóconcautelaTeresa.Söderasintió.—Exacto.Eltipodelasregresionesavidasanteriores.—¿Eh?—Fred Remagen levantó atónito la mirada de la revista que había
cerrado al entrar Söder, pero en cuya tapa tenía los ojos clavados, como si le
reconfortaraysirvieraderefugioanteelmundo—.¿Quéesloquehace?—Alparecer, a Fred le había pasado por alto todo el revuelomediático en torno aRupertHelbrich.—RupertHelbrichtienelateoríadequetrasmorirvolvemosanacerenotro
cuerpo—explicóTeresa—.En talcasosehabladerenacimientoode...hum...migracióndelosespíritus.—¿Derenacer...comoanimal?—inquirióFred.Stephaniesepreguntósisucolegaestaríapensandoenunafuturaexistencia
comogarduña.Teresa sacudió la cabeza, con lo que los enormes aretes de sus orejas
tintinearon.—No. Eso es lo que suponen creyentes de distintas religiones, pero los
terapeutasdelareencarnación,ocomoquieraquesellamen,partendelaideadequeelserhumanosiguesiendounserhumano.—¡Claro!—intervinoSöder—.Afindecuentas,nadieinvertiríatantodinero
pararecordarsuvidadehámster...—¿Para recordarla? —preguntó Fred—. ¿No estábamos hablando de vida
despuésdelamuerte?—Jugueteóconsusgafas.—Sí, recordar—tercióRick—.Comodiceelpilotode laFórmula1: tras la
carrera es antes de la próxima carrera. O en palabras de los estudiosos de lareencarnación:sihayvidadespuésdelamuerte,tambiénhadehabervidaantesdelnacimiento.Unadelaquepoderacordarse.Fredreflexionó.—Pues yo no recuerdo nada—dijo—. Qué idea tan alocada.—Ymiró su
revistadecoches.—Unaideamuylucrativa—observóTeresa—.Claroquenoteacuerdasdetu
vida anterior, Fred, igual que nosotros o los clientes de ese Helbrich. Pero adiferenciadenosotros,ellosopinanqueseleshaescapadoalgo.Ellos«quieren»recordar.Estándeseososdesaberquiénesfueronanteriormente.Helbrichysusacólitoslesprometenayudarlesensubúsquedadelrecuerdo.
—Mediantelahipnosis—intervinoStephanie—.Haceentrarasuspacientesen trance, locualnocarece totalmentedebasecientífica.Cuando laspersonasestánhipnotizadas,porejemplo,lostestigosdeuncrimen,sedejanconducir,porasídecirlo,auntiempopasado.Vuelvenavivirlotodoyasíquizáseacuerdendelosdetallesperdidos.Deestamaneraesposibledespertarlosrecuerdos.Siesquehayalguno.—De eso se trata, Stephanie —dijo Söder—. Justo ahí se dividen las
opiniones. ¿Son realmente recuerdos de una vida pasada lo que cuentan laspersonashipnotizadas,omerasfantasíasporquealomejorhanleídodemasiadasnovelashistóricas?Una vez más, Stephanie, Teresa y Rick reprimieron una sonrisa. Hacía
bastantetiempoqueIreneSödereraclientadelhipnotizadorydesdeentoncesnosecansabadecontarloemocionantequeerasuvidaenlacortedelReySol.Lassesiones conHelbrich activaban recuerdos de la supuesta existencia previa deIrenecomoLucienne,MarquisedeMontfort,querecordabansospechosamentealas aventuras de Angélique y otras protagonistas de novelas. Stephanie loencontrabadivertido,aunquealgodelirante.—¿Y ahora... tenemos que investigar si realmente existió Lucienne de
Montfort?—tanteóRicksindemasiadaprudencia.Söderlofulminóconlamirada.—Eso,queridoamigo,ya lohehechoyomismo.Yporsios interesa:hubo
una familia De Montfort, cuyo representante más conocido, Simon, fue uncapitán medieval aficionado a quemar cátaros, mucho antes de que seconstruyeraVersalles.DeLuciennedeMontfortnosesabenada.ÚnicamenteseconoceaunatalLuciennedeRochefort.FuelaprimeraesposadelreyLuisVIdeFrancia,asíquetambiénviviómuchoantesqueelReySol...Peropuestoqueesevidentequetodosestáisalcorrientedelosasuntosdemiesposa...—Luegotecuento—susurróRickaRedRemagen.—Podemoshablarabiertamente—prosiguióSöder,disgustado—.Elhechoes
queIreneestáconvencidadequesusrecuerdossonreales,ylomismolessucede
alosdemásclientesdeHelbrich.Yelhombreestámanifiestamentesegurodesímismo.Después de que lo llamara la semana pasada y... bueno, expresara enciertomodoloindignadoqueestabaporlafacturaexorbitantequelehaenviadoa Irene... —los periodistas sonrieron; los ataques de cólera de Söder erantemidosenlaredacción—mehizounaoferta:estaríaencantadodedemostrarnosa nosotros y nuestros lectores que su trabajo es serio y se pondría a nuestradisposición sin la menor reserva para realizar entrevistas y permitir que noshagamosunaideadeloquehace.YencasodequealgúnempleadodeDieLupeesté dispuesto a dejarse hipnotizar por él e informar después sobre talexperiencia y los recuerdos que han acudido a su mente, realizaría ydocumentaría gratis la regresión. Naturalmente, no voy a esperar a que meinsista.Asíque,señoresmíos,¡voluntarios,unpasoalfrente!Enelgruporeinóunsilencioestupefacto.—¿YquéocurreconLisa?—preguntóalfinalStephanie—.Enrealidad,esto
perteneceasusección.Estáansiosaporquelehaganelhoróscopoolecurensufurúnculoadistancia...Los demás rieron. Lisa era psicóloga y se encargaba de la correspondiente
sección deDie Lupe. También cubría de buen grado las paraciencias y no laasustabahacerdecobaya.Engeneral,atodoelmundolegustabansusdivertidosartículossobrereunionesdechamanesenBielefeldycontactos telepáticosconanimalesdomésticosenPinneberg.Söderseencogiódehombrosysuspiró.—No quiere o no puede.Dice que no hay quien la hipnotice. En cualquier
caso,sehanegadocategóricamente.Noestádisponible.Asípues,chicos,letocaaunodevosotros.¿Quiénseofrece?Tras un minuto de lamentable mutismo, quedó claro que nadie quería
presentarsecomovoluntario.—Yonotengotiempoparatonterías—afirmóFred—.Tengootrascosasque
hacer.—Yyonopuedopermitirmedesenmascarar esas bobadas—aseguróTeresa
—. La mayoría de los vips que entrevisto, que necesito y con quienes tengobuenasrelaciones,creenfirmementeenello.PrecisamenteJillIrving,yasabéis,lamodeloyactrizqueahoratambiénescantante,harecordadosuvidaanteriorcomoprincesazulúconayudadeHelbrich.Losdemásrieron,liberadosdelatensión.—¡Ojaláesolaayudeenlaisladelosfamosos!—bromeóStephanie—.Pero
tienesrazón:sidesenmascarasaesetipoyloacusasdefarsante,seenfadarán.—Suspiró—.Enfin,yoloharíasinofueratanretrasadaconlaserie.Ounacosaolaotra,Florian:elreportajesobreelhipnotizadorolosasesinatosinsondables...—Talvezpuedanrelacionarseambostemas—bromeóTeresa—.Quiénsabe
siantesnoerasunaasesinaenserie...otalvezmissMarpleenpersona.Ricksacudiólacabeza.—De aquí no saldrá nada, chicos—los reprendió—.De hecho ninguno de
nosotrostienetiempoparaestastonterías,novalelapenanihablardeello.Perotampocopodemosencargarlatareaaalgunodelosjóvenesenprácticas.SeguroqueeseHelbrichselassabetodas.Paraenfrentarseaélysalirairosohayqueserun periodista con experiencia. Con un... ¿cómo lo llamabas, Stephanie?, ¿unpotentedetectordesandeces?Stephaniesonrióirónica.—No es una expresión que me haya inventado yo. Procede de Marilyn
French.Yonolohabríaexpresadodeformatandrástica,perodaenelclavo.Note lo tomes a mal, Florian, pero tu esposa Irene... simplemente es... hum...demasiadoespiritual.Denuevo,todosreprimieronlarisa.—Asíes—confirmóRick—.Si tienequeserunodenosotros...—Cogió la
pajitadelabotelladeaguadeTeresa,sacóteatralmenteunanavajadelbolsillodelpantalónylacortóentrestrozosigualesyunomáscorto.Luegolosbarajóalaespaldaylosencerróenelpuñodemodoquetodosparecierandelamismalongitud—.Coge uno,Teresa—animó a la periodista de diseño ymoda.Estacogió uno y mostró triunfal un trozo de la pajita en la mano—. Fred... —
prosiguióRick.Conteniendo la respiración,FredRemagen tiró deun segundotrozolargo.Actoseguido,cogiólarevistadecochesysepreparóparamarcharse—.Entonces,otúoyo,Stephanie—finalizóRick,tendiendoasuamigalasdospuntas.Unasobresalíamásquelaotra.Stephanietiródelamáscorta.—¡Oh,no!—gimió,cuandocomparólalongituddesutrozoconeldeTeresa.—¡Enhorabuena! —exclamó resplandeciente Söder—. Francamente, Steph,
erasmicandidata.Rick,porelcontrario,miróasuamigaalgopreocupado.—Stephanie,yo...Ellalelanzóunamiradadeadvertenciaylepidióquesecallaraconungesto
delamano.—¡Niseteocurrasacrificartepormí!—lesiseó—.Hasidojuegolimpio.Tiré
literalmentedeltrozomáscortoyahorairéaveraeseHelbrich,porsupuesto.Con asesinato insondable o sin él.—Se esforzó por esbozar una sonrisa y sevolvió con exagerado optimismo hacia su redactor jefe—. No te preocupes,Florian. Sea lo que sea que haga ese tipo, seguro que no le permito que metransporteaVersalles.¿Tengoqueanunciarmeyoolohacestú?
2
RicksiguióaStephaniehastasudespacho.Encuantohubocerradolapuertatrasdesí,dioriendasueltaasustemores.—Nosé,Stephanie.¿Creesqueestode lahipnosisesbuena idea?¿Con tus
antecedentes?—¿Conmisqué?—repusoellairritada,ordenandosininteréslosrecortesde
periódicoquehabíadejadosobreelescritorio—.Notengoantecedentes.Porloquesé,nuncamehanhipnotizado.—Perotienesesosproblemascontumemoria—señalóRick.Al mismo tiempo enderezó una máscara de la Amazonia que adornaba la
pared de Stephanie. Todo el despacho estaba decorado con objetos de tierraslejanasquelamadredelaperiodista,antropólogadeprofesión,habíavisitadoensus viajes de exploración.Rick se preguntaba amenudo por qué su amiga noguardabaesosregalosensucasa,oalmenosnopedíaaalguienqueloscolgarabiendelapared.¿Sentiríamiedodeesosfetichesdeaspectoamenazador?Aélmismonolehabríagustadotenerlosensusaladeestar.Laperiodistaresopló.—¡Y tú has estado a punto de exponer delante de media redacción esos
problemas!—lereprochó—.¡Traslocualtodosmehabríanmiradocomosino
estuviesebiendelacabeza!¡Uff!Rick,lodeNuevaZelandanotienenadaqueverconestereportaje.Aquínosetrataderecuerdos,sinodeunpardechaladosyuncharlatánquesesirvedesufantasía...—Anteshasdichoquelahipnosispuededespertarrecuerdos—objetóRick.Ellapusolosojosenblanco.—La hipnosis médica —puntualizó—. La que se concentra en un
acontecimientodeterminado.Unacontecimientodeestavida,nodelaposteriornidelaanterior.ConHelbrichsetratadereencarnación.NuevaZelandanotienenada que ver.Y ahora deja de darme la lata con esa tontería.Quiero llamar aLisa.Alomejorconsigoevitarlotodo.Afindecuentas,loesotéricoperteneceasusección.Tendráquedarmemuybuenasrazonesdeporquétengoqueiryoensulugar.—Que lo haya rechazado a mí también me ha dado qué pensar—admitió
preocupado—.Stephanie,sihastaaLisaesto ledayuyu...Unacosaasípuedeprovocartraumas.Ymáscuandouno...cuandounoyaestámarcado.Ellahizounmohínyloempujófueradeldespacho.—Bastaya.Amínomemarcanada,salvomidetectordesandecesinnato—
le espetó—.Yme dice que con ese Helbrich voy a vérmelas con un granujacuyos trucos descubriré enseguida. Te agradezco que te preocupes por mí. Yahora,¿medejassola,porfavor?
StephaniesereunióconLisaGrünwaldenelCoastbyEast,unrestaurantedesushi con coctelería en la Hafencity, que estaba muy de moda. La galeríaacristaladaofrecíaunextensopanoramadelaFilarmónicadelElba, todavíaenconstrucción, y la terminal de cruceros. La simple visión de esos enormesbuques le despertó las ganas de viajar. La idea de escapar en uno de esostransatlánticosdelujodellluviosoinviernodeHamburgoeratodaunatentación.Tampoco Lisa parecía tener el menor inconveniente en escapar de lo
cotidiano. Esperaba en el bar, ya había pedido un vaso de prosecco ymiraba
soñadora el panorama cuando Stephanie se acercó a ella. Se percató deinmediatodequesuamiganoestabaprecisamenteensumejormomento.—¿Quéocurre,Steph?¿TehaspeleadoconRick?—preguntósinrodeos.Entre Lisa y Stephanie no había secretos. Las dos habían ido juntas a la
escuela.Sehabíanseparadoenlauniversidadyhabíanvueltoaencontrarseporazar,pocosañosdespués,enlamismaredacción.—Nohasidoexactamenteunapelea...—Stephaniesedesprendiódelabrigo,
pidióunacopadevinoyluegoempezóacontarloocurrido.Söder,elreportaje,losrecelosdeRick...—¡Sería todomássencillo si fueras tú!—dijoal finalcon tonopesaroso—.
¿Sepuedesaberporquénoquieresir?¿Deverdadloconsideraspeligroso?—¿Peligroso?—Lisanegóconlacabeza—.¡Quéva!¿Cómoseteocurre?Y
noesningúnsecreto.QuizáSödernosehaexpresadoconclaridad.Lisa se pasó la mano por la melena escalonada. Era una mujer alta y de
complexiónatlética,ibanormalmentesinmaquillar,teníaunosresplandecientesojosazulesyunabocagrandeyporlogeneralsonriente.Franca,amableynadacomplicada,eraunapersonaconquienunofácilmentesesinceraba.Ynoteníanadademiedosa.—NosetratadequenoquieraescribirsobreeseHelbrichodequeelencargo
medémiedo—siguióexplicando—.Alcontrario,me interesaríamucho saberquéhace.¿Yaquiénnolegustaríasabermássobresuvidaanterior?—añadióyguiñóelojo,divertida.—Notecreerásesahistoria,¿verdad?—preguntóStephanie.Lisapusolamanosobreelbrazodesuamigaparatranquilizarla.—Relájate, Steph —la reprendió suavemente antes de contestar—. No, no
creo en la reencarnación. Pero he leído un par de esos historiales y sonfascinantesdeverdad.Notendríaningúnreparoensometermeyomismaaunaprueba.Perohayunapega:amí,LisaGrünwald,esimposiblehipnotizarme.Nofunciona,pormuchoquemegustaría.Ylohe intentado.Unacompañerade launiversidadeshipnoterapeuta.Durantelaformaciónrealizóejercicioscontodos
loscompañeros,esmuybuena.Peroconmigonofuncionó,yesoquelointentócon todos los registros. Al final hasta su profesor lo probó por amor propio.Propuso hacer una sesión conmigo, dado que ella estaba tan frustrada. Mepresenté allí porque me interesaba. El hombre era toda una eminenciainternacional en su terreno, mas, aun así, fue incapaz de hacerme entrar entrance.Esprobablequemedémuchomiedoperderelcontroloquetengaunatendenciamuyfuerteaobservaralhipnotizador.Hayvariasteoríasacercadeporquéelmétodonofuncionaconalgunaspersonas.Asípues,estaeslacausaporlaquenopuedohacerelreportajesobreeseHelbrich.—¿Söderestádeacuerdo?—preguntóStephanie.Diolasgraciasalcamarero
porelvinoqueacababadeservirleytomóuntrago—.Merefieroaquecontigopodríallevarelaguaasumolino,¿no?:«ElgranmaestronolograhipnotizaralacríticaredactoradeDieLupe.»¿Noeseltitularqueéldesea?—No sería muy honesto que digamos, ¿no?—Lisa hizo unamueca—. De
hecho,Söder tambiénmehablódeponerleuna...hum...una trampasimilar.Yfuncionaría.Helbrichmorderíaelanzuelocontodaseguridad.Hastaahoratodoslos hipnotizadores han creído que conseguirían hipnotizarme. Casos extremoscomoelmíosonmuyraros.Perosincontarconqueseríamuyfeoengañaraesehombre, también lo encuentro contraproducente.A fin de cuentas, el reportajegiraentornoalaregresión.NotratadesihaymejoresopeoresmédiumsydesiHelbrichresuelveonocasosproblemáticos.—¿Y qué debo esperar yo de esa regresión?—quiso informarse Stephanie.
Había renunciado a la idea de convencer a Lisa—. Se diría que sabes de lamateria.¿Es...esposiblequeRicktengarazón?ConlodeNuevaZelanda...—Jugueteóconlacopadevino.Pormuchoquelecostaraadmitirlo,lasobjecionesdeRicklahacíansentirseunpocoinsegura.Lisasemordisqueóellabio.—Depende—respondióalfinal—.DecómotrabajeHelbrich.Delamayoría
de este tipo de terapeutas que utilizan la regresión no cabe esperar ningunasorpresa.Muchosnolleganahipnotizardeltodoalpaciente.Simplementedejan
que la gente haga unos ejercicios de relajación y realice luego asociacioneslibres. Bobadas, por supuesto. Pero si Helbrich realmente sabe hipnotizar yrealiza una auténtica hipermnesia, entonces tal vez recuperes tus recuerdos deNuevaZelanda.Stephaniearrugólafrente.—¿Unaqué?—preguntó,yvolvióa tomarunsorbo.Lacopayacasiestaba
vacía.Lisahizoungestoalcamareroylepidióotroproseccoyotrovino.—La hipermnesia es una técnica reconocida —explicó—. El hipnotizador
provoca en su paciente un trance profundo y lo hace retroceder en el tiempohastarecuerdosdesuprimerainfanciadelosquenoeraconsciente.Alparecer,uno se acuerda incluso de su propio nacimiento y de los traumas surgidosentonces.Enlasposterioressesionesverbalessepuedetrabajaresetema.Inclusohay gente que busca recuerdos previos al nacimiento, un tema ciertamentecontrovertido...Llegaronlasbebidasyambascogieronsuscopas.Elcamarerolesinformóde
quehabíaunamesalibre,peroStephanienohizoademándeincorporarse.AntesqueríaoírquémásteníaquedecirLisa.—Elasuntoseponedelicadocuandoaloshipnotizadores(confrecuencialos
quehipnotizancomohobby, tipoMoreyBernstein) se lesocurrecomprobar latesis del renacimiento a través de la regresión. Si existe vida tras la muerte,según su reflexión, no del todo carente de lógica, también debería haber unaantes del nacimiento. Y esa tal vez pueda reconstruirse por medio de lahipermnesia... ¡Venga, Steph, algo tienes que haber oído decir de eso!Renacimiento, reencarnación... son distintos componentes de varias religiones.Hinduismo,budismo...Stephanieasintió.—Todosestamosatadosa la ruedadeldestino—citó—. ¡Claroqueheoído
hablar de la reencarnación! Y de esas regresiones. Helbrich está en boca de
todos. Pero que haya pruebas científicas al respecto, eso... eso me parece unpocotraídoporlospelos.—Es discutible, por supuesto, que tales resultados tengan consistencia
científica.Laspersonassometidasalexperimentopuedencontarloquequieran.—¿Yporquénoseinvestigaloquedicen?—repusoStephanie—.Silagente
da nombres y fechas, se debería poder averiguar al menos si esta o aquellapersonarealmentehavivido.Lisa asintió y se dispuso a seguir al camarero que esperaba pacientemente.
Ambascogieronsuscopasysedirigieronaunamesaparadosjuntoalventanal.—Naturalmente,siempreseintentacomprobarlosdatosmencionados.Esees
elobjetivodetodoesteasunto.Almenosloeraensuorigen.LéeteelProtocolode un renacimiento de Morey Bernstein. Bernstein era un psicólogo amateurestadounidensequeenlosañoscincuentaexperimentócontodaslastécnicasdehipnosis.Cuandooyóhablardelareencarnación,seentusiasmóy,dehecho,yaen el primer ensayo con un ama de casa convencional y bastante simplona sedescubrióqueesta teníaunavidaanterior.Creoqueeraen Irlanda,enel siglodieciocho. Supuestamente se llamabaBrideyMurphy y recordaba nombres decalles, danzas tradicionales y algunas palabras en gaélico. Bernstein teníapretensionescientíficasysedejólapielporverificarlahistoria.Aunqueparecemás sencillo de lo que es, porque los recuerdos pocas veces son realmenteconcretos,esdecir,nosecuentaconafirmacionescomo«SoyBarbaraWagner,nací en 1720 en la Kirchgasse de Mainz y me casé en 1740 con FriedrichSchuster...»,loquecuestiona,amientender,todoeltema.Además,lavidadelagentenormalsedocumentadesdehacecienañoscomomucho.Anteshabíaalosumo inscripciones en registros parroquiales, hoy difíciles de encontrar, amenudo destruidos y con frecuencia incompletos. Y en caso de queexcepcionalmente sea fácil comprobar un dato, esto también puede volversecontra la teoría. Ya que si un investigador llega sin problemas a datos queconfirmenunahistoria,tambiénelhipnotizadooelhipnotizadorpodríahaberlos
conseguido fácilmente... A lo mejor la Marquise de Montfort vivió, pero¿llevabaensírealmenteelalmadeIreneSöder?—¡Esoseguroqueno!—exclamóStephanieriendo.—Sea como sea, en principio, cuando la hipermnesia se efectúa
correctamente,unovuelvearecorrerlavidaquehavividoyquetodavíavive—dijo Lisa volviendo a la pregunta inicial—. De modo que te verías en tusprimerosseisañosdevida.Yesposiblequesalgaalaluzporquénoteacuerdasdeellos.Tienequehaberunacausa.Hasborradodetumemoriaesosañosytodounpaís,elpaísdondenaciste.¡Algoasínoocurreporquesí!Yo,entulugar,yaharíatiempoquelohubieseinvestigado...—Bah.—Stephaniesuspiróycogiólacartaparacambiardetema.Aveces se arrepentía dehaber contado a su amigay aRickque carecíade
recuerdos de sus años de infancia.ARick le preocupabayLisamostrabaunacuriosidad de la que la misma Stephanie carecía, lo que su amiga a su vezencontrabaextraño.SegúnLisa,cualquierpersonanormalplantearíapreguntasoseguiría una terapia; en cualquier caso, se esforzaría por llegar al fondo de lacuestión.YmáximeunaperiodistadeinvestigacióncomoStephanie,queibatraslapistadecualquierinformacióncomounsabueso.Únicamenteconrespectoasupropiahistoriasecontentabaconlainformaciónquelehabíadadosumadre:en 1980, Helma Martens había ido como antropóloga a Nueva Zelanda paraparticiparenunestudio sobre laculturamaorí.Allí conocióal asistente socialSimonCook,conquiensecasó.Stephanie,lahijadeambos,notardóennacerenNuevaZelanda.Cuandoteníaseisaños,elmatrimoniodelosCookatravesóuna situación crítica. Helma se marchó cuatro semanas a Alemania parareflexionar sobre cómo iba a encarar su futuro. Se suponía que durante eseperíodoSimonseocuparíadeStephanie;pero,unasemanaantesdelafechaenqueHelmapensabaregresar,élmurióenunaccidente.Laniñasalióilesa.Helmahabíaregresadodeinmediatopararecogerasuhija,queestabamuytrastornada,y ambas vivieron desde entonces en Alemania. Sobre el accidente y su vidaanterior,laperiodistanorecordabanadaenabsoluto.
—Yaesraroquenisiquieratepreguntesquétipodeaccidentefue...—Lisavolvióaltema.—Decoche—dijoStephaniecondesgana—.Almenosesocreo...—Bueno,alomejorHelbricharrojaluzsobretucaso—observóesperanzada
Lisa—. Yo no creo realmente en vidas anteriores, pero los recuerdos de tusprimerosseisañosdevida...¡enalgúnsitiodebenestar!
Alamañanasiguiente,SöderestabaesperandoaStephaniecuandoestaentróenlaredacción.—¡Dentro de dos semanas!—anunció complacido—.El dos de noviembre,
justo después deHalloween.Helbrich te espera a las once en su consulta. Esprobable que el día sea especialmente favorable. La puerta al mundo de losespíritusnoestácerradadeltodoelDíadeDifuntos...—sonrióirónico.—Entoncestengounpardedíasparaescribirlaprimerapartedelaserie—
refunfuñóStephanie,sincontestaralaalusión—.Ylasegundairáaimprentalasemanasiguiente.Söderasintió,denuevoserioyprofesional.—Laprimerapartetratadelasesinatodeesapolicía,¿no?—preguntó.Tenía
preparadounresumendelartículo.Versabasobreunajovenagentealaque,porlovisto,habíandisparadocuandoestabadeservicio,aunquetambiéneraposibleque en ese homicidio hubiera una motivación personal... Unos años atrás,Stephanie había informado acerca del caso y desde un principio habíaalimentadosospechas—.¿Yelsegundo?¿ElniñodeSeattle?Stephanieseencogiódehombros.—Todavíanolosé.EsunpocojustoparaestudiarlosinformesdelaPolicíay
establecerloscontactosnecesariosenEstadosUnidos.AlomejormeocuposolodeesecasodelocurahomicidaenBaviera...—Peronopierdasdevistaelcarácterinternacionaldelaserie,¿deacuerdo?
—señalóSöder—.Ledamásencanto.
Stephanierio.—Yrecuerdaelpeligrodeviajarapaíseslejanos—bromeó—.Bueno,nuestro
lectornopuedepermitirseellujodeviajarenuncrucero,peroalmenosasínocorreelriesgodequeuncamareroindonesioloecheporlabordaenunataquedenervios...Södersequedóperplejo.—¿Tenemosuncasoasí?Tienebuenapinta...—Susojosresplandecieron.Stephanienegóconlacabeza.—¡Quémentemásenfermizatienes,jefe!—seburló—.Esprobablequeentu
vidaanteriorfuerasuntiranosanguinario.No,notenemosningúnasesinatoenelcrucerodelamor, sientodecepcionarte.Perosíuna tragedia familiarenNuevaZelanda, la desaparición de una pareja de turistas en Tailandia, un posibleasesinato ritual enHawái, unmotociclista que se ha evaporado en laRuta 66(susparientesfantaseanconlaideadequeunosextraterrestreslohanabducido)yunincendioenunzooaustraliano.—Nada de cachorros carbonizados, Stephanie. Provoca pesadillas en los
lectores.Ellapusolosojosenblanco.—Elcrimenmásbientuvorepercusionesenuncuidador.Loscangurosestán
sanos y salvos. Sea como sea, hay mucho donde elegir. Ben y yo todavíatenemos asuntospendientes.Así quedéjanos trabajar.La semanaqueviene tepresentarénuevaspropuestas.Ydichoesto,seretiró,nosinantesbuscarconlavistadiscretamenteaRick
porlospasillos.Teníaquedisculparseconél.LomejorseríaquealolargodelamañanaenviaraaBenabuscarunoscafésyunosdónuts.Seguroqueloshabíaenformadecorazoncito...Tomónotamental,paraolvidarsedespuésrápidamentedeltema.Laselección
deloscasosparasusasesinatosinsondablesleexigíademasiadaconcentraciónyreforzaba sus convicciones. En más de la mitad de los casos, la pareja de lavíctimaera,comomínimo,sospechosa.¡Elamornosolíadurareternamente!
En los días siguientes también quedó en suspenso su relación con Rick,aunque ella se esforzaba por comportarse de la forma más amable e inclusoconsiguió disculparse por su reacción el día que se habían jugado el reportajecon los trozos de pajita. Sin embargo, la cena de reconciliación que amboshabíanacordadocelebrar,sepostergabaunayotravez.Primero,Ricktuvoqueasistir a una asamblea extraordinaria de un pequeño partido de izquierdas—debíangestionarelconflictoquehabíangenerado las fotosdel jefedelpartidoenlazadoenun íntimoabrazocon laportavozdelconservadorCSU—y luegoStephaniesehabíavolcadoensusinvestigacionessobrelasegundapartedesuserie,queseambientabaenEstadosUnidos.Debidoa ladiferenciahoraria, sequedaba media noche hablando por teléfono para entrevistar a los testigos.Ademásde eso, examinaba conBenotros crímenes sin resolver e intentaba almismotiempodocumentarseunpocosobrehipnosisyreencarnación.LeyóconinterésacercadeBrideyMurphyyotrosfamososcasosderenacimiento,peronosedejóimpresionardemasiado.También lo comentó con Lisa. Las dos habían quedado la noche del 1 de
noviembre en un pub irlandés donde todavía no habían descolgado la profusadecoracióndeHalloween.—Noquiero parecermaliciosa, pero si la teoría fuese cierta, a estas alturas
todoslosmuertosdelaSegundaGuerraMundialdeberíanhabersereencarnado.EnlasactasdebendemencionarseloscamposdeconcentraciónoHiroshima.Ylos nombres tendrían que encontrarse en alguna lista. Pero cuando se leen lasdeclaracionesdelostestigos,parecequesolosalenalmasdelaEdadMedia.Lisario.—Un problema evidente que solo unos redomados ignorantes atribuirían al
bum de la novela histórica de esa época... Además, comprobar está bastantepasadodemoda.Todosedistanciacadavezmásdelterrenodelaparacienciaysedesplazahaciaeldelareligiónyelesoterismo.LosdiscípulosdeHelbrichy
susseguidoresyanoestáninteresadoseninvestigar,lesgustamáscreerensus«recuerdos». Y ahora los hipnotizadores ponen más el acento en el efectoterapéutico.Pocoimportaelcontenido,loimportanteesquetodoelmundoselopasebien.—«Quien cura tiene razón»—evocó Stephanie el dicho estereotipado de la
medicinaalternativa—.¿Lareencarnacióncomoplacebo?Lisaasintió.—Una formulación genial —elogió—. Apúntatela para el artículo. En
cualquier caso, estas sesiones sientan bien amuchos pacientes. Robustecen laautoestima: ¡cualquiermujer se sientemejordespuésdequeLuisXIV lahayacortejado!Yademássepierdeelmiedoalamuerte.Yanoeselfinal...—...sinosolountránsitodeunaexistenciaaotra—citóStephaniealautorde
unodeloslibrosalrespecto—.Loentiendo:elretornoanuestravidaanterioresloquenosfaltaba.Enrealidaddeberíanserlasaseguradorasquieneslopagasen.¿Hay algo más de lo que deba cuidarme mañana, exceptuando no saltar dealegría por vivir eternamente? —Stephanie levantó la jarra de cerveza parabrindarconlacalaveradeplásticoquesebalanceabasobrelamesa.Lisaseencogiódehombros.—Intenta liberarte de tus prejuicios —le aconsejó—. ¡Dale al menos una
oportunidadaHelbrich!Alomejorsacasalgúnprovecho.—¡Ommm...!—respondióStephanie.Lacalaveraparecíaesbozarunasonrisairónica.
3
La consulta del hipnoterapeuta Helbrich se encontraba en un viejo edificioespléndidamenterestauradoenelbarriodeWinterhude.Laespaciosaresidenciadebíadehaberpertenecidoaunricobanqueroocomerciante.En laactualidadestaba fraccionada en diversos espacios de arrendamiento de uso profesional.Dos auditorías y varios consultoriosmédicos.Unas discretas placas señalabanlos nombres de un cirujano plástico y un ginecólogo. También había unapsicólogayundentista.Stephaniepensóqueesedíahabríapreferidollamaralapuerta de este último que a la de Helbrich. Luego reunió fuerzas y pulsó eltimbre.Leabrióunajovenasistentamaquilladaconesmero.—El señor Helbrich enseguida la atenderá —la informó amablemente al
tiempoque le indicaba el caminoauna salade espera iluminadayde colorescálidos.De lasparedescolgabanobrascontemporáneas.Stephaniesepercatódeque
los cuadros, originales y muy coloridos, plasmaban paisajes fantásticos queresultaban inquietantes. El mobiliario de la habitación era moderno, caro yelegidoconbuengusto.Unaelegancia contenida, constató,y sediocuentadeque la distribución de las salas garantizaba la discreción. Oyó que Helbrich
despedía y acompañaba a la salida a un paciente, pero no lo vio. La consultadisponíadeotrasalidaylosclientesdelterapeutanosecruzaban.Stephaniehojeóunparderevistassatinadas,peronotuvoqueesperarmucho
tiempo.Helbrichapareciópocodespuésenlasaladeespera.—¿SeñoraMartens?—SonrióaStephanieyle tendiólamano—.Mealegro
deconocerla.Y,naturalmente,deque la redaccióndeDieLupehayaaceptadomiinvitación.RupertHelbricheraalnaturaltanimpresionantecomoenlatelevisión.Eraun
hombrealtoenlacincuentena,yuntrajeamedidaacentuabasutodavíaesbeltasilueta.Yateníaelcabellogris,peroespesoypulcramentecortado.Helbrichsecuidaba, sin duda era consciente de lo que su clientela femenina y lostelevidentes deseaban ver. Llevaba el rostro bien afeitado y no tenía arrugas.Stephanie supuso que la causa sería el empleo periódico de cosmética parahombres.¿Osetrataríadeunlifting?Trasunasgafassinmonturalaobservabanunos ojos grises e inteligentes, de mirada amablemente serena, nada depenetranteoescrutadoraocualfueseeladjetivoquelosnovelistasatribuíanaunhipnotizador.Sonriócomedida.—¿Quién podría negarse? —respondió—. A fin de cuentas, es una
oportunidadúnicapara...digamos...zambullirsegratisenunavidaanterior.Rupert Helbrich rio. No parecía avergonzarse de sus honorarios. De hecho
eran tremendos. Söder había comentado que Helbrich solía cobrar seiscientoseuros por una sesión introductoria, y después trescientos por cada viaje alpasado.—Así pues, no se interesa particularmente por una regresión —constató
Helbrich,afable,ligeramenteofendido—.Nocreeenloquehago.LasonrisadeStephanieseensanchó.—Creernoesunacondición,¿verdad?Helbrichnegóconlacabeza.—Enabsoluto.Perovengaconmigo,seguiremoshablandoenmiconsulta.—
Conungrácilgestolainvitóaseguirlo.Stephanie volvió a pasar por el vestíbulo, donde la asistente estaba sentada
anteunordenador.Lamuchachasonrióanimosaalanuevaclienta.Recorrieronacontinuaciónunpequeñopasillohasta lasalade tratamientos.Tambiénaquí,unoscoloresclarosyunosbonitosmueblescontribuíanahacermásagradablelaestanciadelpaciente.Elambientegeneraleraeldeunasaladeestarmásqueelde una consulta. Terapeuta y paciente se sentaban uno frente al otro en unasbutacas,aunqueelsofádepielquehabíaalladoeramuytentador.—Tomeasiento—lainvitó—.¿Leapeteceuncaféountémientrashablamos?Stephanie rehusó el ofrecimiento con amabilidad. Si por ella hubiese sido,
habría ido directa al grano, pero, al parecer, para Helbrich era importanteestablecer un breve contacto con la persona antes de iniciar la regresión.EstocausabaciertoescepticismoenStephanie.GraciasaloqueLisalehabíacontadosobre adivinos y comunicadores de animales, sabía que tales conversacionesservían para sonsacar información a los clientes. Basándose en ellas, losterapeutasconseguíanhacerafirmacionesoprevisionescerteras.PeroHelbrichnoparecíaunmanipulador.NointerrogóaStephanie,sinoquela informó,consuvozamableygrave,acercadesutrabajo,sobrelanaturalezadelahipnosisylateoríadelareencarnación.BásicamenterepitióloqueellayasabíaatravésdeLisayloquehabíaleídoeninternet.Laperiodistaloescuchóensilencio.FuealfinalcuandoHelbrichleplanteóunapregunta.—¿Hayalgoquedebasabersobreustedantesdequeiniciemosjuntoselviaje
asupasado?Suelopreguntaramisclientasloqueleshatraídohastamí,ysusrespuestas me dan algunas claves de sus expectativas y esperanzas.Naturalmente,esto,ensucaso,sobra.Perosihayalgoquequieraadvertirme...Su primer impulso fue responder con un tajante no. Pero se acordó de que
Lisa le había aconsejado que conHelbrich jugara con las cartas encima de lamesa. Además, de momento el hombre no parecía alguien que solo estuvieraesperandoelmomentode timarasusclientes.Respiróhondoy lehablódesuinfanciaenNuevaZelandaydequecarecíaderecuerdosacercadeeseperíodo.
Helbrichlaescuchóconatenciónytomónotas.—Es bueno que me lo haya contado —dijo—. Así podemos reflexionar
previamentesobrecómoeludiresteasunto.—¿Eludirlo?—preguntóStephanie,inquieta—.Qué...—Bueno, como usted misma acaba de indicar —sonrió—, su pérdida de
memorianotienenadaqueverconnuestropropósitodelograrunaregresiónaunavidaanterior.Puedoexcluiresosañosdurantelahipermnesia.Aunquealomejor le gustaría recordarlos, claro. Pero entonces tal vez fuera tan grande laevocación que no conseguiríamos llegar a una existencia anterior. Su jefeseguramente no estaría muy contento, pero en lo que a usted respecta... esopodríacambiarsuvida.Dependedeusted,señoraMartens:¿desearecordar?—No sé... —Stephanie se frotó las sienes. Helbrich parecía saber de qué
estabahablando.Talvezesafueralagranoportunidaddedescubrirelmisterioacercadelaccidentedesupadre.Sinembargo,estabaahíparallegaralfondodeunadudosateoríayparadesenmascararaunprobableestafador.Sienlugardeesopermitíaqueélseadentraraenlasprofundidadesdesuvidainterioroenlahistoriadesufamilia,noseríanadaprofesional.Inclusocabíaquemásadelanteintentarachantajearla.Helbrichnegóconlacabeza.Parecíaestarleyendosuspensamientos.—Decida lo que decida, no tiene que preocuparse— la tranquilizó—. Tal
comohedicho antes, el trancehipnótico al que esperopoder conducirla no ladejará sin voluntad. Yo no puedo ni convencerla de nada ni forzarla a nada.Todasesashistoriassobrecrímenesperpetradosbajolosefectosdelahipnosis,de coacciones y cambios de personalidad son patrañas. De hecho, usted nopierdeenabsolutoelcontrol.Puedoayudarlaarecordar,peronopuedoforzarlaaquehabledeelloconmigo.Dichodeotromodo,siustednoquieredesvelarmeelcolordesucocheoelnombredepiladesunovio, tampoco loharácuandoestéentrance.¿Mecree?Stephanietragósaliva,nerviosa.—Debo hacerlo—dijo—.En cualquier caso... haga... haga conmigo lo que
siempre suele hacer. Si aparece alguna peculiaridad, puede... bueno, puededespertarme.Mepuededespertar,¿no?Helbrichsonriótranquilizador.—Claro que puedo. En cualquier momento. Y también puede usted
despertarse sola. Es lo que sucede cuando se plantean preguntas que para elpaciente son desagradables o incómodas, si bien «despertar» no es el términocorrecto. Usted no duerme, señora Martens. Hoy en día se define el trancehipnótico como un estado de vigilia profundamente relajado. Es posible quedespués no se acuerde de la sesión, pero mientras hablamos usted estarátotalmenteconsciente.¿Quierequelointentemos?—Señalóelsofádediseño—.Le sugeriría que se pusiera cómoda. Si de ese modo no está a gusto, puedepermanecer sentada. Lo haremos todo exactamente como usted considereadecuado, señoraMartens. ¿Estádeacuerdoenquepongaahoraenmarcha lagrabadora?Stephanienoteníanadaencontradelsofá,queera,enefecto,tanconfortable
como parecía. Y, por supuesto, tampoco tenía ninguna objeción contra lagrabadora, al contrario. Ella misma estaba registrando la sesión con susmartphone,habíaconectadolaappencuantohabíaentradoenlaconsulta.Asíque asintió y se tendió sobre el sofá con el corazón palpitando levemente.Comprobó satisfecha que con los cómodos pantalones de lino negros y elholgadojerseydecachemiraazulmarinohabíaelegidolaindumentariacorrecta.Elegante,puesnoqueríacontrastardesfavorablementeconlaclienteladeclasealtadelterapeuta,perotambiénqueríasentirseagusto.Helbrich esperó aque ella se relajase, luego sacódelbolsillounpequeñoy
brillantepéndulo.—¿Uncristal?—preguntódivertidaStephanie—.Unpocopequeñoparaleer
enélelfuturo,¿no?Élsonrió.—Tambiénpodemosutilizarunbolígrafo.—Pacientemente,sacóelcristalde
lacadenillayensulugarpusounaplumadoradaMontblancquehabíasobresu
escritorio—. Bien, y ahora concéntrese en el péndulo. Sígalo con la mirada,desconectedetodoloqueveyoye,exceptodemivoz.Relájese.Concéntreseensurespiración.Respireprofundamentecincoveces, todoloprofundamentequepueda.Al soltar el aire intente vaciar del todo los pulmones. Sigamirando elpéndulo y ahora se relajará, se relajará cada vez más mientras yo empiezo acontar. Cuando diga uno, cierre los ojos pero siga imaginándose el péndulo.Cuandodigados,ábralos.Vuelvaamirarelpéndulo,concéntresetotalmenteensuvaivén.Aunladoyotro,aunladoyotro...Notacómoserelajacadavezmás.Una gran calma se apodera de usted, olvida todos sus miedos, todas lasintencionesconquequizáshallegadoaquí.Notaunaprofundapaz,unpocodecansancio,sedespideporuntiempodetodoslospensamientosquelaocupanypreocupan... Se siente bien... ¿Se siente usted bien, Stephanie?—Ella intentóasentir—. Estupendo. Cuando cuente hasta tres, cierre otra vez los ojos, perosigaviendomentalmenteelpéndulo,concéntreseenelmovimiento.Ymientraslo hace, el péndulo se convertirá para usted en un símbolo del sueño. Sumovimiento significa sueño... el péndulo significa sueño... sueño profundo...queremosseguiryseguirrelajándonos.Tantosirealmenteveelpéndulocomosise imagina su vaivén, se siente cansada. Le pesan los brazos y las piernas,apenaspuedelevantarlospárpados.Estádeseandocaerenunsueñoprofundoyreparador.Imagíneseunaescaladerelajaciónydecalma.Estáahoraenelpuntotres,perotodavíaquieresumergirsemásenesteambientedeserenidad,enestacalma, en esta total relajación en la quenadapenetra salvomi voz.Llegamosahora al punto cuatro de la escala... Está satisfecha,muy tranquila... feliz... ytiene ganas de dormir. El péndulo significa sueño... Cierre los ojos cuandocuente hasta cinco... Intente sumergirse más profundamente en su trance.Duerma,Stephanie,duerma...Stephanie siguiódebuengrado la indicaciónde cerrar losojos.El brillante
objeto oscilante la molestaba cada vez más, perturbaba su paz interior, suabsolutalibertad...Suúltimopensamientoconscientefuequenuncaanteshabía
experimentado una sensación de tanta tranquilidad y libertad... Así, pensó endormir...Cuandoabriólosojosestabatotalmentedespiertayseguíamirando,omiraba
denuevo,el rostrosonrientedeHelbrich.Elhipnotizadordesprendió laplumadelacadenaparavolveracolgarleelcristal.—No ha pasado nada—dijo decepcionada—. Lo siento, debo de haberme
quedadodormida.Helbrichmoviólacabezanegativamente.—Alcontrario.Lasesiónhasidotodounéxito.Peroantesquenada:¿cómo
seencuentra?¿Contenta?¿Relajada?Stephanie asintió. De hecho, pocas veces se había sentido tan bien y tan
descansada.Debíadehaberdormidoestupendamente.Helbrichhizoungestodeaprobación.—Muybien.Entonceslediríaqueselevantara,silodeseapuederefrescarse
unpocoallí...—Señalóunapuertaqueconducía aunbaño—.Luegooiremosjuntos lo que ha contado. Ha sido usted una médium estupenda, señoraMartens...Marian...Stephanieseloquedómirandoperpleja.—¿Marian?Significa...¿significaesoqueherecordadoalgo?
La cinta empezó con la sugestión, de la que Stephanie todavía se acordabavagamente. Helbrich la conducía hacia un trance cada vez más profundo; acontinuación oyó por primera vez su voz respondiendo con un «ocho» a lapregunta de a qué grado de relajación había llegado. El hipnotizador volvía acerciorarse de que ella estaba tranquila, satisfecha y libre de preocupaciones.Respondíaconvozcalma,aunquealgomonótona,apreguntassencillascomosunombreysuprofesión.«¿Cuántosañostieneahora,Stephanie?»«Treintayuno»,contestóella,relajada.
Sepreguntóquéhabría respondidoIreneSöderaesacuestión.OJill Irving,actriz conocida por ocultar su auténtica edad. ¿Sería eso posible estando entrance?Antesdequepudieramencionarlo,volvióaoírlavozdeHelbrich.«¿Ycuáleselnombredepiladesunovio?»Stephanie se oyó respirando más aceleradamente y responder en tono
malhumorado:«Esto...estonoquierodecirlo.»Perpleja,vioqueHelbrichhacíasonrienteelsignodelavictoria.La grabadora siguió funcionando. El hipnotizador no insistía en sus
respuestas, sino que le hacía otras preguntas. Lentamente, la conducía por lahistoriadesuvida.Stephanieretrocedíadosañosycontabaconunavozdulceydichosaqueacababadeenamorarse.CuandoHelbrichlepidióquerecordaraunaescenade suvida cuatro años atrás, le contó lo emocionadaque estabapor laentrevista de trabajo que había realizado con Söder y la alegría que le habíacausado el reencuentro con Lisa enDie Lupe. Helbrich pareció satisfecho yretrocediómáseneltiempo.«Aparecenahoraensumenteimágenesdecuandoteníaveinteaños.¿Desea
contarmealgunaexperiencia?»Ellareflexionóantesdedescribirunviajeenveleroquehabíaemprendidoen
el segundo curso. Recordaba todos los detalles, lo que ahora, al escuchar ladescripción,ladejóatónita.Enlosúltimosaños,niunasolavezhabíapensadoenesaexperienciaagradableeintrascendente.Acontinuaciónhablódelaescuela;sorprendentemente, tambiénseacordaba
contododetalledeloscursosquehabíahechoenlaEscuelaInternacionalydequécompañerasestabansentadasasuladoentodaslasasignaturas.CuantomáslallevabaHelbrichhaciasupasado,másinfantilerasuformadeexpresarse.Serio al oírse contar cómo había dejado que Lisa le copiara la tarea de Inglésporque ella le había hecho los deberes deMatemáticas. Casi le parecía irrealoírseasímisma,peroreconociósuvozycreyósentirdenuevolapenapor la
muerte de su hámster cuando ella tenía ocho años, y su alegría inconteniblecuandosumadrelecompróungatitoparaconsolarla...«Yahoravayamosunpocomás lejos,Stephanie—resonóacontinuación la
voz tranquila de Helbrich—. Tienes ahora seis años. Por favor, recuerda unaescenadecuandoteníasesaedad.»Stephaniecontuvoelaliento.«Estoyenelavión...—respondiósuvozdeniña—.Heconstruidounacosa...
unavión...»«¿Has construido un avión? —preguntó Helbrich—. ¿O estás volando en
uno?»—Las dos cosas —respondió la Stephanie adulta mientras la niña callaba
desconcertadaenlagrabadora—.FueenelavióndeNuevaZelandaaAlemania.Laazafatamediounrecortable.Elmodelodelaviónenelqueviajábamos.«También escucho casetes... —reanudó la niña la conversación—. Ben...
BenjaminBlümchen...Mi...mimamá lo ha traído deAlemania. Está todo enalemán...»«¿Estásenelaviónyescuchascasetes?»,preguntóHelbrich.«Humm... es aburrido...» Stephanie arrastró las palabras como hacen los
niños.«Bien. Entonces no nos quedaremos allí demasiado tiempo. ¿Quieres
retroceder un poco más, Stephanie? Mírate en un par de escenas de cuandoteníascincoañosymedio.Perosoloobsérvate.Noesnecesarioquelorevivastodosinolodeseas.Estástranquila,relajada,felizycontenta.Daigual loqueveas.»Laperiodista,queentretantoyaestabasentadaenunsillón,clavólasuñasen
eltapizado.Ahorapasaríaalgo...peronoocurriónada.Lagrabadoracallaba.«¿Noquierescontarmeloqueves?»,preguntóalfinHelbrich.«Nada—respondióconlavoztranquiladeadulta—.Noveonada.»Helbrichpulsóelbotóndelapausa.—Llegadosaestepuntohetenidoquetomarunadecisión,señoraMartens—
explicó—.Sifueraustedunapacientenormalquehubieseacudidoamiconsultaparallenarlosespaciosvacíosdesubiografía,habríainsistido.Lahabríallevadopocoapocodesde laescenadelaviónhaciaatráshastaencontrarelmomentoexactoenqueseiniciólapérdidadememoria,esdecir,probablementeeldíadelaccidente en que falleció su padre. Tal vez se habría desbloqueado algo yhubiéramospodidoseguirtrabajandoconprudenciaensusrecuerdos.Peroensucaso no se trata de una terapia, sino de un reportaje.—Sonrió—.Así que hedecidido pasar por alto el asunto de sus años de infancia perdidos. Si bien leaconsejaríaquenodejecorreresteasunto,sinoquesigainvestigando.Estoyasudisposición para ayudarla o puede usted dirigirse a otro terapeuta. Pero nodeberíaobviarlo.Nocabedudadeque reprimeustedunprofundo traumaqueensombrecetodasuvida,inclusositalveznoquieredarsecuenta.Stephaniejugueteabaconelcierredesumonedero.—Entonces...¿seguimos?—preguntóconunaevasiva.Helbrichasintióyencendiódenuevolagrabadora.Seoyóotravezsugrave
voz.«Bien, Stephanie. Olvidémonos entonces de esos años que usted no quiere
recordar. No obstante, sigamos retrocediendo. Imagínese el tiempo como unaescalera por la que está descendiendo. Hasta ahora ha podido detenerse enalgunosescalonesyobservarloqueeneseoaquelañolesucedió,peronolograhacerlo en los seis siguientes, todoesoscuridad.Peronopasanada, esono laasusta,sigueustedtranquila,relajadaycontenta.Ysiguedescendiendoescalóntrasescalón.Hastaquevuelveahaberluz.Hastaquevuelveaverunaimagen.Tómese su tiempo, Stephanie... vaya bajando tranquilamente. No tema si derepente se encuentra en un lugar totalmente distinto, si la gente va vestida deotromodoohabladeotramanera...Levantelamano,Stephanie,ocomoquieraquesellameahora,cuandoveaalgo.»Stephanie esperaba conteniendo la respiración. Después de unos jadeos,
audibles,pueseraevidentequeelesfuerzoderecordarcansabaalahipnotizada,oyódenuevolavozdeHelbrich.
«¿Quierecontarloqueestáhaciendoydóndeestáenestosmomentos?»«¡Puedo...peinarme!»Lavoztriunfaldeunaniña.«¡Vaya,québien!—Helbrichintervinoconelmismoacentoafableypaternal
quehabíautilizadoenlafasedelaniñaStephanie—.¿Acabasdeaprender?¿Tehaenseñadotumadre?¿Cuántosañostienes?»Pareciócomosilaniñareflexionase.«Nomayor»,respondió.«Yaentiendo.Todavíaerespequeña.Peroyasabespeinarte.Entoncessabrás
decircómotellamas.»«Hummm... —La niña reflexionó de nuevo. Luego respondió vacilante—:
Ma...Ma...Marama...—Unpardejadeosmásysiguióconlavozdeunaniñaalgomayor—:Marian...»Stephaniemirabaatónitalagrabadora.—¿Qué...quéesesto?Yo...—titubeó.Laniñadelacintasiguióhablando.Enestaocasiónconlavozmásclara.«Soyhijadeunjefetribal.»
4
—Stephanie,¡nomelocreo!Florian Söder se mesaba los cabellos después de que Stephanie le hubiese
puesto la sesión grabada con Helbrich hasta que se había presentado comoMaramao,mejordicho,Marian.AdemásdeellayeljefeestabanpresentesLisayRick,estacomoentendidaenlamateriayesteporpuracuriosidad.—Te envío para que desenmascares a un timador, ¿y qué me traes? ¡Una
historia demencial sobre hijas de jefes tribales! ¿Se puede saber dónde haspasado tu vida anterior? ¿También con los zulúes?Deja que adivine: ¡eras lahermanapequeñadeJillIrving!—Entalcasosería lahermanamayor—bromeóLisa—.Jill Irvingnuncase
repondríasialguiensehicierapasarpormásjovenqueella...—A ver, escuchemos hasta el final —interrumpió Rick las bromas—.
Enfadarseoburlarsedeestononosaportanada.—TampocotranscurreenÁfrica—dijoStephanie,altiempoqueconelratón
pulsabaelplay.HelbrichlehabíapasadolagrabacióndelasesiónasuUSByahora se reproducía en el ordenador de Söder—. Se desarrolla en NuevaZelanda.Maramaeraunaniñamaorí.«Aotearoa—dijolaniñaenlacinta.Helbrichacababadepreguntarlesisabía
dóndevivía—.Enelpa...Yallevamosmuchotiempoenelpa...—Maramasoltóuna risita—.Escondidos.Nosescondemosynonosencuentran...Esun juego.Moanadicequeesunjuego.»—Aotearoa—explicóStephanie—eselnombremaorídeNuevaZelanda.Y
un pa, tuve que buscarlo, es algo así como una fortaleza. O un puebloamurallado.«¿Quién... quién os está buscando?», preguntó Helbrich en la cinta. Era
evidentequenoentendíalaspalabrasextranjeras.«¡Losrojos!—respondiólavozinfantil—.Y...ylosde...losde...nosé...»La
respiracióndelaniñaseaceleró.«Peronoosencuentran—latranquilizóHelbrich—.Nopasanada,Marama,
nopasanada.Puedestranquilizarte,relájate.Concéntrateenrespirarconcalma,no has de asustarte, estás en lugar seguro... Y ahora intenta recordar otrasescenas.Deacontecimientosquetalvezocurrieroncuandoerasunpocomayor.»«¡Esdenoche!Estáoscuroy...—MaramanoparecíahacercasodeHelbrich.
Hablabamásalto,atemorizada,comosiestuvieraapuntodeponerseagritar—.Disparan... disparan. Todos gritan... Sangre... Nosotros... nosotros corremos.Moana me coge de la mano... me toca... tira de mí... Corremos... corremos...Lanzasy...yhachas,yo...yotengomiedo...»Stephaniejadeaba.EntoncesseoyódenuevolavozdeHelbrich.«Notengasmiedo,Marama,noestásenpeligro.Daigualloqueveas,nopasa
ahora,ocurrióhacemuchotiempo.Intentaverlocomosifuerasunaespectadora,condistancia...Tranquila...«Golpean... golpean... sangre... golpean... muerta... Moana está muerta... y
Tuma...ymecogen...metocan...»Lavozdelaniñaseconvirtióenungemidoamedrentado.«Tranquila, Marama, no te excites, ya ha pasado todo.» Helbrich la
tranquilizabadenuevo,peroMaramanoparecíaescucharlo.«¡Eslahijadeunjefe!¡Eslahijadeunjefe!»,gritóStephanieconlavozde
adultayenmudeciódenuevo.
«¿Marama?—preguntóHelbrichamediavoz—.¿Todavíaestásahí?»«Todoestállenodesangre...—Denuevolaniña.LavozdeMaramaeraahora
tenueysediríaquedesconcertada—.Todosmuertos...»«¿Ytú?¿Tútambiénestásmuerta?»Elterapeutapreguntabaconvozsuavey
comprensiva.Söderpusolosojosenblanco.«No... yo... me voy con ellos... tengo que andar mucho... tengo... tengo
hambre.»—Al parecer era una niña conmucho aguante—observó Söder, sarcástico.
Stephaniepulsóelstop—.Hanmatadoa todasufamilia,siheentendidobien,¿no?¿Yyaestápensandoencomer?—A lo mejor ya habían pasado unos días —opinó Rick—. No lo puedo
remediar,meparecemuyauténtico...—Seleveíasumamenteimpresionado.—Sucedeconfrecuencia—explicóLisa,menosconmovida—.Yatelodijeen
una ocasión, Steph, las grabaciones son muy convincentes. Y seguro que noestán trucadas.Lospacientes reviven las situacionesquedescriben, lo cual nosignificaquerealmentesucedieraasí...—Seguidescuchando—dijoStephanie,activandodenuevolagrabadora.«¿Adónde te llevan los hombres,Marama?—quería saber en esemomento
Helbrich—.Porque...¿sonhombreslosquetellevan?»«Casas... —susurraba Marama—. Casas raras... pa... casas pake. Pueblo...
comida...aquíhaycomida...»«¿Tedanalgodecomeresoshombres,Marama?¿Quées,Marama?¿Quéhay
paracomer?»«Nada.Nomedannada.Soloelloscomen...com...comprancomida.»Sonaba
comosilaaccióndecompraryvenderfueraalgonuevoparalaniña.«¿Dónde compran la comida? —siguió inquiriendo Helbrich, esforzándose
por encontrar un punto de referencia para situar espacial y temporalmente lahistoriadeMarama—.¿Enuna tienda?¿Oenunpuestecillo?¿Enunmercadotalvez?¿Haymuchagenteenelpueblo,Marama?»
«Sí.Muchos.Guerrerosrojos,yuna...mujer...unamujerpake...»«¿Unamujerpake?»«No...nosabíaquehabía.Pensaba...pensabaquetodoseranguerreros.Y...y
niños.¡Hayniñospake!»Eltonoeradesorpresa.«¿Yquéhacelamujer?—preguntóHelbrich—.¿Tedadecomer?»Maramano respondióalprincipio,perounocasicreíavercómo lapequeña
negabaconlacabeza.«Da algo a los guerreros—respondió—.Di... dinero... y luego... luegome
lleva.Metoca...metoca...»Laniñaparecíaotravezsorprenderse.—Losubrayacontinuamente—observóRick—.Comosifueraunaespeciede
intocable.«¿La mujer da dinero a los guerreros para poder llevarte con ella? ¿Los
hombrestehan...vendido?»Helbrichparecíapreocupado.«Nosé...»Eraunarespuestaintimidadaeinquieta.Helbrichrepitiólasugestiónparatranquilizarlayrelajarla.Denuevoindicóa
Stephaniequecontemplasecondistanciamientolasescenasdesuvidaanterior.«Y ahora deja pasar un poco de tiempo,Marama.Deja que pase el tiempo,
mírate...unañodespués.Unañodespuésdequelamujertellevaraconella.»«MissieHill»,dijoMarama.«¿MissieHill? ¿Es sunombre? ¿Elnombrede lamujer? ¿Oes a ti aquien
llamanasí?»Helbrichparecíamásoptimista,veíalaoportunidaddeobtenermásdatos.«Marian—dijolaniña—.SoyMarian...»«¿YvivesenlacasademissieHill?«Ma...mayor—respondióMarama-Marian—.Un...unrojo...»—¿Haaterrizadoconunoscomunistas?—bromeóSöder,aunqueselenotaba
algoafectado.EltanescépticoredactorjefenopermanecíaindiferentealdestinodeMarama.Stephanieaprovechólaoportunidaddehacerunaaclaración.—CreoquehabladelosCasacasRojas.Asíllamabanenelsiglodiecinuevea
los soldados ingleses. Al parecer forma parte del servicio doméstico de unoficial.Entretanto, Helbrich intentaba averiguar más datos de Marama-Marian,
preguntándolequiénmásvivíaenlacasadelosHill.«Sassi...Leo...Leonard... oh,Leonard...»Lavozde la niña se suavizóy se
hizomásadultaalmencionarelnombredevarón.«¿Yeran...?»«Losniños...losotrosniños.»«¿Ysonamablescontigoesosniños?—quisoaveriguarHelbrich—.¿Ymissie
Hill?¿YelmayorHill?»«Sí.Amables.Siempre... siemprehayalgoquecomer.Sassi...Sassisiempre
metoca...ylasniñas...peronoRuth...aRuthnolegusta...tocarme...»«¿Y missie Hill? —preguntó Helbrich—. ¿Te toca? ¿Te abraza? Como...
¿comounamadre?¿Escomounamadreparati,Marian?»«Sí...no...—Marianparecíavolveraestarconfundida—.Sepeleanpor...por
lamadre...elmayorymissieHillsepelean...Pero...peroLeonardmeabraza...Leonardmebesa...»Lavozsehizomásmadurayvolvióasonardulce,dichosa.«¿Cuántosañostienescuando...cuandoLeonardteabraza?»«Noséexactamente...¿Quince?¿Dieciséis?»«¿Y te gusta? —preguntó el hipnotizador con cautela—. ¿Te gusta que te
abraceytebese?¿EstásenamoradadeLeonard?»«¡Ohsí!—LavozdeStephanieera laauténticaexpresiónde la felicidad—.
Sí,¡mucho...muyenamorada!Queremos...queremoscasarnos...»Derepenteselequebrólavoz.«¿Pero?»Helbrichinsistiócondelicadeza.«Problemas...—La voz de la grabadora tenía un deje torturado—.Muchos
problemas.Con elmayor.YmissieHill... des... desagradecida...Yo soy... unadesagradecida. Y Leonard... El mayor se enfada con él, se pelean... todos sepelean...»«AlosHillnolesgustaqueLeonardsecasecontigo»,resumióHelbrich.
—¡Conmovedor!—intervinoSöder,mordaz.—¡Cállate!—Lisaestabafascinada.«¿Quieren...quierenquetevayasdelacasa?»,preguntóHelbrich.«¡Nos...nosvamoslosdos!—Lavozdelaniñavolvióaadquirirfirmeza—.
Leonarddiceque...queélnuncameabandonará.Nos...nosamamos...mucho...mucho...»«¿Yadóndeiréis?»—¡Es la hora de la verdad! —dijo Söder—. Dentro de nada, Romeo y
Julieta...—¡Calla!—sisearonLisayRickalunísono,mientrasMarianproseguía.«Vamos...vamosa...Estambiénunpa...unpa...ylamontaña...estan...tan
tranquila...Yestanbonito...Todos...todosseaman...Todos...Yosoytanfeliz...Nosotros...construimoscasas...»«Bien.—SepercibíaalivioenlavozdeHelbrich.Porlovistoeraelmomento
idealparainterrumpir—.Entoncesconservaestasensacióndefelicidadmientrasahoraavanzasdespacio,despacioaotrotiempo,hastaquevuelvasaencontrarteenotravida,enotrotiempo.Ahora.Ahoravesunaescenadeotravida.¿Cómotellamas?»«Stephanie—respondió otra vez la niña—. Stephanie Cook, no...Martens,
Stephanie Martens...» Estaba presenciando otra escena poco después de suregreso a Alemania. Todavía no se había acostumbrado al nuevo apellido, sumadrehabíavueltoaadoptarelapellidodesolteraensupaísy tambiénhabíahechocambiareldesuhija.Helbrichlacondujodevueltaalaactualidadparaluegosacarladelicadamente
deltrance.Alhacerlo,leibarepitiendoqueestababienyrelajada.Yalfinalseoyó la voz habitual y despierta de la periodista: «No ha pasado nada...»Stephaniedetuvolagrabaciónysoltóunarisitaforzada.—Estáclaroquesípasóalgo.Enfin,¿quépensáisdetodoesto?—preguntó
enmediodelsilencioatónito.—Yo empezaría por investigar —empezó Rick. Los otros, incluso Söder,
parecíanhabersequedadosinhabla—.Esaspalabras...pa...pake...,sonmaoríes,¿no?¿Dicesquelashasbuscado?Stephanieasintió.—Hasidofácil.Naturalmente,despuésde lasesiónestababastanteconfusa,
ya os lo imagináis, pero llena de energía. Hay algo en esas sugestionesposthipnóticas.Rarasvecesmehesentidotanbien.Encualquiercaso,primeromefuiacasaynaveguéunpocoporinternet.Unpaes,comoyahedicho,unafortaleza.PeroignoroporquéMaramavuelveaaplicarestapalabraasupacíficorefugio lleno de amor.Es una incoherencia.Pake debe de venir depakeha, lapalabramaoríparalosinmigrantesblancos.LosrojossonlosCasacasRojas,elejército inglés. Es comprensible que Marama se sorprenda de que en elasentamientodelosblancosadondelahanllevadohayamujeresyniños.Hastaelmomentosolohavistoavaronesingleses.—¿Yesossoldadosinglesesmataroncruelmentealafamiliadelapequeñay
luegolavendieronenunmercado?—sesorprendióLisa—.Bueno,noesquenocreacapacesdehaceralgoasíalastropasdelametrópoli.Perosuenaunpocoraro,¿no?—Se explica por el estatus de la niña—respondió Stephanie—. He estado
investigandosobreelpapelde lahijadel jefe tribal.Esraroque loanunciedeestemodo,justoenesasituaciónlímite,cuandoasualrededorestánaniquilandobrutalmente a todo el mundo. Por aquel entonces, los jefes tribales y susfamiliares estaban sometidos a grandes tabúes. Vivían, en efecto, casi comointocables.Tienesrazón,Rick.Nosepodíatocaraloshijosdelosjefestribalesy,porsupuesto,tampocoselospodíamatar.—Los soldados ingleses seguro que no se detendrían ante eso —se burló
Söder, y se llevó la mano a la frente—. Santo cielo, estoy hablando como siestuviéramosanteunainvestigaciónreal.—Esprobablequenofuerandirectamentelosinglesesquienesrealizaranesta
masacre,sinoejércitosdeapoyomaoríes—siguióStephanie—.Tambiénestohasido fácil de averiguar. La crueldad de esos guerreros maoríes frente a sus
enemigos era legendaria.Muchos comandantes ingleses tenían escrúpulos a lahoradeenviarasuskupapamaoríesalabatallay,sobretodo,delanzarlossobrelapoblacióncivil.Porlogeneralselesutilizabasolocomoespíasyrastreadores.—Perodejabanenpaza lahijadeun jefe tribal—concluyóLisa—.Porque
temíanlacóleradesusdioses.—Sí,debemospartirdeestahipótesis—asintióStephanie—.Yenellaencaja
tambiénqueselallevaran,peroquenolatocarannialimentaran,yquedierangracias al cielo cuando apareció esa señoraHill que encontró que la niña eramonaylacomprósinmás.—Unahistoriaestupenda—refunfuñóSöder—.¡Yoyéndooshablartengola
impresióndequecreéisqueesauténtica!Pero...¡porDios,Stephanie,noteheenviado allí para confirmar las teorías de ese tipo!Tenías quedestapar que losuyo sonpaparruchadas. ¿Y ahora nos cuentas unahistoria delirante sobre losmaoríesyencimaesverificable?—NoséaquésedebequeyoconozcaaMarama—sedefendióStephanie—.
Pero, como ya he dicho, algo he podido comprobar. Aunque por supuesto nopuedo asegurar que existiera realmente Marama o Marian, y menos aún quefueramiencarnación.Puedetratarsesimplementedeunahistoriaqueescuchédeniñaodeunaasociaciónlibre.TalvezseaesteeltrucoqueutilizaHelbrich.Seapoderadealgunapalabraclavedeloquelecuentansuspacientesyapartirdeella les invita a fantasear. En mi caso fue Nueva Zelanda, lo que sugiere elrecuerdo de una vida como maorí. Aun así, la tesis no puede probarse. Lagrabación de la sesión está completa, no se interrumpió paramanipularme dealgúnmodo...—¿Cómolosabes?—espetóSöder.Stephaniesonrió.—Porque puse enmarchami propia grabadora sin queHelbrich lo supiese.
Desdeelprincipiohastael fin, incluidos lacharlapreviayel resumen.Ytodocoincide.Helbrichnomehizocreernada...—Por lo que he escuchado, su comportamiento hasta fue modélico —
intervino Lisa—. Se trata de una hipermnesia llevada a cabo de formaimpecable.Aunquefaltan...faltanlosseisprimerosañosdetuvida,Stephanie.—Lanzóasuamigaunamiradasignificativa.Söderno teníaporquéenterarsedela lagunaquehabíaensumemoria.Porsuerte,nosehabíadadocuentadelvacíoquehabíaenlaregresión.—¡Todoestoesabsurdo!—insistió—.¡Nohayunrenacer!Peroestábien,si
nohayuna formadirectadedemostrarqueesehombre esun charlatán,habráuna manera indirecta. Vamos a probar que esa... Marama,Marian o como sellame¡nuncaexistió!O,comoopción,quesíexistió,pero...Quéséyo,queeraunacelebridadalaquetodoelmundoconoceenNuevaZelandaydelaquetú,Stephanie, oíste hablar en tus primeros años de vida. A lo mejor hasta osenseñaronenlaescuelaalgosobreella...—Stephanieseencogiódehombros—.¡En cualquier caso, esta es tu misión! —declaró categórico Söder—. Esprioritaria.MedocumentaslavidadeesaMaramaoMarianyaveriguassiviviórealmenteydóndeseprodujoesamasacre...—Florian, era la Guerra de las Tierras... —lo interrumpió Stephanie—.
También llamadasGuerrasMaoríes.Docenasde tribusmaoríes, instigadasporunautoungidoprofeta,lucharoncontraelejércitoinglés.Otrastribusapoyaronalosinglesesporquevieronlaoportunidaddeconcluirdeunavezportodasconquerellas secularescontra tribusvecinas. ¡Seproducíanmasacrescadadosportres!YMaramaesunode losnombresmáshabitualesentre lasniñasmaoríes,tanfrecuentecomoMarianentrelasinglesas.¿Cómovoyadarconesaniña?Encualquiercaso,Googlenosabequiénes.Yaheestadoinvestigando.Söder hizo unamueca.No tenía gran opinión de esasmeras búsquedas por
internet.—¡Entoncesexploraelterreno!—decidióalfinal—.VuelaaNuevaZelanda,
descubrequién era esaniña.O sumodelo literario.Encuentrauna explicaciónlógicaparaqueaparezcaentumemoria...¡Tienequehaberla!¡Esimposiblequerealmenterecuerdesunavidaanterior!—¿Tengo... tengo que ir a Nueva Zelanda? —Stephanie frunció el ceño.
Nunca había vuelto a su país natal y de repente experimentó una mezcla deemociónyrechazo—.¿Soloacausadeunasesióndehipnosis?Södernegóconlacabeza.—No,nosoloporlahipnosis;saldríaunpococaro.Pero¿nopasabaalgoen
NuevaZelanda?¿Nohuboahíunodeesosasesinatosinsondables?Stephanieasintió.—Varios—precisó—.Afinalesdelosochentaunhombreaniquilóatodasu
familiayluegomurióenextrañascircunstancias...SoloheechadounvistazoalasnotasdeBen.Hadesenterradodocenasdehistoriasde todo elmundo.MeparecióunpococomplicadoinvestigarprecisamenteelcasodeNuevaZelanda.—¡Bah! —exclamó Söder—. ¡Abre esa mente, Steph! Nueva Zelanda, la
tierrasoñadadelosalemanes,unospaisajesespléndidos,unambientesingularymuypacífico,loquenomeextrañayaqueestápobladaensumayorparteporovejas.Encualquiercaso,todosquierenirallí...Irenellevaañospidiéndomelo.Yahoraaparecemosnosotrosconunamatanzaenelparaíso,conunasmuertesmisteriosas, tal vez con un asesinato ritual...Ya veo los titulares: «¿EsNuevaZelandaunlugarrealmenteseguro?»—Resplandecía.—Creoquesetratódeunatragediafamiliar—lointerrumpióStephanie.Söderhizoungestoderechazo.—Daigual.Veallíyacláralotodo.LodeMarianylahistoriadelasesinatoen
tornoaeseneozelandés...¿Cómosellamaba?—Matthews—recordóStephanie.—Exacto. —Söder asintió, como si no fuese la primera vez que oía ese
nombre—.Merecelapenapordosgrandesreportajes.¿Cuándopuedespartir?
5
«¿Acasonoloentiende,Stephanie?Experimentóviolenciaymuerte,sangre,miedo... todoesodebióde resurgiren su interioracausadelaccidenteenquemurió su padre. No es extraño que se haya cerrado usted en sí misma. LosrecuerdosdesuvidaanteriorcomoMaramanodebíandespertaryporesoborrósusprimerosañoscomoStephanie.»RickWinterhabíainsistidoenvolveraescucharlagrabacióndelasesiónde
hipnosis, laversióncompletaenelmóvildesucompañera,conintroducciónyresumen. La había acompañado a casa y escuchaba ahora con interés lasconclusionesqueRubertHelbrichhabíaextraídodelabiografíadeMaramatraslasesión.—Noparecetanabsurdo—murmuróStephanie—.Porotraparte...lahistoria
deMaramaoMariantieneunfinalfeliz.¿Porquéibaareprimirla?—¿Final feliz? Bueno, yo entiendo que la historia sigue —objetó Rick—.
Helbrich loúnicoquehaceesdetener lasesión, loqueescomprensible.Tieneotros clientes y se le suele pagar por hora.No es nada seguro queMarama oMarian haya vivido feliz con Leonard hasta el final de sus días en ese lugarparadisíaco.—¿Locreesasí?¿CreesenMarian...enunavidamíaanterior?
Rickseencogiódehombros.—Ya no sé qué he de creerme. Me cuesta aceptar que una reencarnación
expliqueestos recuerdos.Y, además,haydemasiadascoincidencias:naciste enNuevaZelandayteacuerdasdetuvidaanteriortambiénenNuevaZelanda.Tumadrehaestudiadolaculturadelosmaoríesytúhablasdeunaexistenciacomoniñamaorí...Nocreoquelaclaveestéenunavidaanterior,Stephanie,sinoentuprimerainfancia.Dichomásexactamente,entusextoañodevida.Duranteeseaccidente...—¿Estamosbuscandounaclave?—replicóStephanie.Sehabíapuestocómodaenelsofá,conunacopadevino,ydejabaqueRickle
masajeara suavemente los pies mientras escuchaban la grabación. Era unmasajistafabuloso,sabíacómorelajarla,almenosaella,tanbiencomoHelbrichconsuhipnosis.Peromientraslehacíapreguntasincómodas...Élasintió.—Söderbuscaunaexplicación,perohabríasidomásfácildeencontrarsiotro
redactor sin vacíos en sus recuerdos se hubiese sometido a la prueba... ¡Vale,vale,noteenfades!—Ricklasujetóporlospiescuandoellafuealevantarse—.No tengo intención de criticarte. Querías hacerlo y lo has hecho, y de ahí haresultadouncasoincreíblementeemocionante.¡Estoydeseandoaclararlo!—¿Tú?¿Quétienestúqueverconesto?—Sesentódecidida.—MegustaríaircontigoaNuevaZelanda.Quieroacompañarteyayudarteen
lasinvestigaciones.Ellaarrugólafrente.—¿LohaaprobadoSöder?Ricknegóconlacabeza.—No.Me tomaré unas vacaciones yme pagaré yomismo el viaje. Quiero
estaratuladocuando...cuando...Stephanielibrólospiesdesusmanos,losbajódelsofáyseirguió.—Gracias,Rick—dijoconfirmeza—,peroesinútil.Södermeenvíaparauna
estanciadecuatrosemanas.Atinotequedantantasvacaciones,yapasamosdos
semanas en Francia... ¿O estás pensando en vacaciones sin sueldo? ¿Cuatrosemanas?¡Quélocura!Sincontarconlosgastosdelviaje...—Paramínoesproblema—objetóRicktranquilamente—.Esalgoquehago
gustosamenteporti.Sencillamente,notienesqueenfrentartesolaaello.Stephanieselevantóyempezóadarvueltasporlahabitación.—¿Enfrentarme?—preguntómolesta—.¿Aqué?¿Meequivoco,osuenaesto
a psicodrama?Escucha,Rick, no estoy pasando por una crisis existencial.Noviajo allí porque quiera reencontrarme en esaMarama y con ello encontrar elsentido de mi vida, sino solo porque Söder me lo ha pedido. Es un viaje deinvestigacióncomocualquierotroypuedohacerloperfectamentesola.—¡No es un viaje como cualquier otro! Puedes darle todas las vueltas que
quieras,peroesunviajeatupasado.Podríasverteenfrentadaarecuerdos...noalos de una vida anterior, paramí eso son bobadas, sino a recuerdos concretossobre tu infancia. ¡Nadie pierde la memoria porque sí, Steph! Al menos nodurantetantotiempo,nisiquierasisehadadoungolpeenlacabeza,loquenoeselcaso.Sesuponequeeneseaccidentefatalnosufristeningunaherida...—Alomejortuveunaconmocióncerebraloalgo.—Inclusoasíhabríasrecuperadolamemoria.Meheinformado,Stephanie,he
habladoal respectoconmédicosybuscadodatossobre laamnesiaen internet.Sepuedetenerunapagón.Seríanormalquenorecordarasloquesucedióenelaccidente.Peroolvidarsedeseisañosesdemasiado.Noesunaamnesia,Steph,es represión. Debió de ocurrir algo entonces, debes de haber sufrido unaexperienciatraumática...—Y entonces «me cerré»—se burló la joven—. Gracias por confirmar el
diagnósticodeHelbrich.Alomejornohubounaccidente,sinounamasacreenunpamaorí.A lomejorme secuestraron unos indígenas ymi padremurió alintentarrescatarme.Yahoravuelvoaacordarmedetodoyrompoallorarcuandomeencuentro conunpardepuntasde flechas.Yabasta,Rick. ¡Todoesto sontonterías!—¿Y tu obsesión por el crimen? ¿Tu miedo al compromiso? ¿Toda esa
libertadaparentequeondeascomounabanderaparanotenerquemostrarningúnsentimiento?—Habíaindignaciónperotambiénamarguraensuspalabras.Stephanie inspiró hondo. No quería pelearse. Había esperado que todas las
diferenciassurgidasúltimamenteentreellayélsedesvanecieranesanoche.Peroahora se lanzabanmutuos reproches a la cara. Caviló unos segundos si debíacambiardeactitudycómohacerlo,peroluegoselopensómejor.Rickteníaqueaceptarqueellanonecesitabaaunaniñera.—Uno no se convierte en enfermomental por rechazar una proposición de
matrimonio—dijoconfrialdad—.Simplementenecesitomástiempo,Rick.Paramínoeselmomento.Ymisupuestaobsesiónporelcrimen... ¿noesunpocomelodramático? Soy periodista de tribunales y sucesos, Rick. Es mi trabajo.Podríadedicarmetambiénaescribirsobremoda.—¿Yporquénolohaces,pues?Stephanie lo miró iracunda y no contestó. La verdad tan solo habría
confirmado las sospechas de su compañero. La aburría informar sobre moda,políticay sociedad.Por el contrario, los crímenes la fascinaban.Sinohubieratenidotalentoparaescribir,habríapodidohacercarreraenlaPolicía.Dehecho,estabadeseandoiniciarsuspesquisasentornoaesosinsondablesasesinatosenNuevaZelandayotrossitios.Encambio,MaramaoMarianleresultababastanteindiferente.Pormuyinteresanteysorprendentequehubiesensidolosresultadosde la sesión con Helbrich, Stephanie no creía en la reencarnación. Tanto siMaramahabíavividocomosino,ella,Stephanie,nuncahabíapresenciadounamasacre en unpamaorí. Y no sentía en absoluto ganas de aclarar las causasocultasdeesosseudorecuerdos.¡LapsicologíayelesoterismopertenecíanalaseccióndeLisa!Stephanielamentabaaposteriorinohabertomadoenseriolasadvertenciasde
Rickconrespectoaunaregresión.Sinduda,suvidaseríaahoramássencillasinuncahubieseidoalaconsultadelhipnotizadorRupertHelbrich.—¿Qué vas a decirle a tu madre? —preguntó Rick tras un largo silencio,
todavíahostil—.Seríainteresantesaberquéopinaelladeesteviaje.
Stephanieseencogiódehombros.—Notengopensadopedirlepermiso—respondióconarrogancia—.Tampoco
podría. Está de vuelta en la Amazonia, en un viaje de estudio en no sé quépobladosindios.Nocreoquehayacobertura,niparateléfononiparainternet.—Lo que te viene como anillo al dedo, ¿no? —señaló Rick, mordaz—.
Hagamosunaapuesta:HelmaserápresadelpánicocuandosepaquevasavolveraNuevaZelanda,yademássola.Otramisteriosahistoriaentornoaesesupuestoaccidente: tu madre era experta en cultura maorí, se pasó años trabajando enNueva Zelanda. Sin embargo, lo dejó todo de repente, se marchó contigo aAlemania y ahora investiga en un territorio lo más alejado posible de laPolinesia.Stephanie se mordió el labio. Rick estaba metiendo el dedo en la llaga.
Tambiénellasepreguntabaquéhabíallevadoasumadreacortardeformataninesperada y radical con el ámbito principal de sus investigaciones. Sabía queHelmanoerarealmentefelizenlaAmazonia.Elclimanoleconvenía,despuésdecadaviajepasabasemanasenferma.—Le enviaré un mensaje —dijo por fin, esforzándose por mantenerse
tranquila—.Pero tambiénella tendráquecomprenderquesoyunaadulta.Quesea lo que sea lo que me espera en Nueva Zelanda, saldré adelante por mímisma.—Deacuerdo,túalatuya—serindióRick,abatido,altiempoqueseponíaen
pie—.Si teempeñasendejarmedelado,sicreesquenonecesitasnada, tengoqueaceptarloysacarconclusiones.Nopuedoestarcontigositeencierrascomounaostra.—Sevolvióhacialapuerta.Stephanieseacercóaélyleechólosbrazosalcuello.—Rick...yo...simplementenopuedo...Noesquenotequiera.Seguroquete
quiero,yo...—No quieres atarte y tampoco quieres aceptar mi ayuda —señaló él,
desprendiéndose fríamentedesuabrazo—.Estono respondeami ideadeunarelación. Pero ahora vuela a Nueva Zelanda. Después ya hablaremos de si
seguimos y cómo. Por hoy tengo suficiente.Que descanses, Stephanie. ¡Y noolvidesenviarunmensajeatumadre!SequedósolaycompungidacuandoRickhubocerradolapuertatrasdesícon
másfuerzadelanecesaria.Otranocheechadaaperder,otrapeleamás,comoerafrecuenteenesosúltimosdías.Tambiénellaempezabaapensarenlaseparación,aunqueenrealidadnoqueríaperderaRick.Lasituaciónsehabíacomplicado.¡OjalánuncahubieraidoaveraHelbrich!
En los días siguientes, mientras Stephanie planificaba el viaje, Rick secomportóconamabilidadperodistante.Eraobvioquehabíarenunciadoalaideade acompañarla, lo que a ella la había tranquilizado. En principio se habíatemidoqueélencontraraunabuenarazónparainvestigaralgúntemaenNuevaZelanda.SöderpodríahaberestadodeacuerdoenenviaraotroredactorparaqueecharaunamanoaStephanie.ElcasodeMaramaleparecíaimportantealjefederedacción, también porque su esposa, fascinada por la sesión de hipnosis deStephanie, se tendía ahora todavía más veces en el diván de Helbrich.RecientementehabíarecordadosuvidacomobailarinaenuntemplodelAntiguoEgipto...Fuera como fuese, Rick parecía asumir que Stephanie había rechazado su
proposición y ella se alegró de que se ofreciera a acompañarla al aeropuertocuando se acercó el día de la partida. Volaría a Auckland haciendo escala enSingapur.AllíalquilaríauncocheparaviajaraMasterton,lapequeñaciudaddelaregióndeWellingtondondesehabíanproducidolosasesinatosdeMatthewsen1988.Decamino, tendríaquecruzar la regióndeWaikato,escenariode lasGuerras Maoríes en el siglo XIX. Si realmente había existido Marama, esprobablequehubiesevividoallí.Ignorabasipodríaencontrarsupistaydequémodo, pero confiaría en su intuición. Eso fue almenos lo que le aconsejó lafascinada IreneSöder,quien sepasópor la redacciónantesde lapartidade laperiodistaparadesearlemuchasuerteenlabúsquedadesuanterioryo.
—¡Dejesimplementequeelpaisajeobresobreusted!—lesugirió—.Talvezreconozcaalgo.Bastaconeso.Déjesellevar...EsloquetambiénopinaelseñorHelbrich.Porsupuesto,lehecontadoqueustedsevayéllohaencontradomuyemocionante. Mírelo así: no tiene que encontrar a Marama. ¡El espíritu deMaramalaencontraráausted!Aburrida,Stephanieasintióamablemente.Söderestabaen lociertoaldudar
desisuesposaestabaensuscabales.Marama,sihabíaexistido,llevaríamuchotiempo muerta. Y, tal como lo veía Stephanie, solo se podía creer en unrenacimiento o en espíritus. Si la niñamaorí se había reencarnado en ella, nopodíavagarcomounfantasmaporlaregióndeWaikato.—La saludaré de su parte...—murmuró, y se llevó las manos a la cabeza
cuandoIreneSöderabandonóresplandecienteeldespacho.
6
—Despuésdeunvuelotanlargo,teconvienepernoctarenAucklandantesdereemprender el viaje, ¿de acuerdo?—le aconsejó Rick tras darle un beso dedespedida.Un beso no demasiado efusivo en la mejilla, así que todavía seguía algo
enfadado. Sin embargo, habían conseguido no discutir camino del aeropuerto.Esoresultabaesperanzador.Stephanierioyloabrazó,muchomáscariñosaqueélalbesarla.—¡Sí,mamá!—respondióburlona,ysemordiólalengua.Esperabaquenose
tomaralabromacomoexcusaparavolveraabordareltema«envíaunmensajeatumadre».Ellalohabíaenviado,porsupuesto,pero,talcomoesperaba,nohabíarecibidorespuesta—.Notepreocupespormí—dijoantesdedirigirsealapuertadeembarque—.¡Yasoymayorcita!Rickledirigiósuantiguasonrisapícaracuandoellasevolviódenuevoyle
envióunbesoconlamano.Stephaniesuspiróaliviada.Almenos,seseparabansinestarpeleados.
Soportóelvueloconelviejotrucodetodoslosperiodistascuyaredacciónse
negaba a pagar un billete en business class para largos recorridos. En cuantodespegaron,setomóunsomníferoyesperóenterarselomenosposibledelviaje.Funcionó tan bien que, cuando pasadas catorce horas aterrizaron en Singapur,casi se sentía demasiado somnolienta para hacer la conexión.Medio dormida,estuvo dando tumbos por el aeropuerto y se alegró cuando pudo volver adormirse en el siguiente avión. Pero no consiguió conciliar el sueño todo eltrayecto.Cuandodespertótodavíalequedabanvariashoraspordelante.Intentó no pensar en su dolorida espalda y en lo estrecho que era el avión,
mientras releía sus apuntes sobre el casoMatthews. Este seguía interesándolemásquelainvestigaciónsobrelaniñamaorí,aunquetambiénhabíareunidomásmaterial de información al respecto. Especialmente interesante le parecían loshallazgos que había obtenido en internet relacionando las palabras «mayor» y«Hill» con «NuevaZelanda».En la PrimeraGuerraMundial habíamuerto unmayorPercyHill,yen1866,unmayorS.HilldurantelasGuerrasMaoríes.EsteencajabaenlahistoriadeMarama,peroalparecerelpadredeacogidadelaniñamaoríhabíavividoeltiemposuficienteparadesaprobarlahistoriadeamorentreestaysuhijo.LaentradamásinteresantecorrespondíaaunmayorGeorgeHilldelosNewZealandMountedRifles,quehabíasobrevividoalaPrimeraGuerraMundialymástardehabíapublicadosudiariodeguerra.SöderhabíagritadodejúbilocuandoStephieconsiguióencontrarlo.«¡Aquí tienesa tumayorHill!—exclamósatisfecho—.Esprobablequeleyeraseldiariodeniñayqueahoralohayasrecordado.»Stephanienohabíapodidoafirmarloninegarloysehabíamaldecidounavez
más por haber aceptado el experimento de Helbrich pese a sus lagunas dememoria. Por otra parte, no creía que una niña de seis años hubiese leído lasmemoriasdeunoficial de caballería, y ademásel diariodeHillmostrabaunaausenciadecisiva:elhombresehabíaalistadoenelejércitoen1914ydescribíalabatalladeGalípoli,unaplayadeTurquía.Ensusrecuerdosnomencionabaalos maoríes ni la Guerra de las Tierras. Naturalmente, eso a Söder lo habíadejado indiferente: «¡Ya lo digo yo—había observado—: todo criptomnesia!»
Sunuevotérminofavoritosereferíaaexperienciasyvivenciasolvidadasqueenlahipnosiseranpercibidascomonuevas,aunquetrasladadaseneltiempo.SuspiróysevolviódenuevoaldosierdeMatthew,máspropiodeestemundo.
Según losdocumentos, lacrisiseconómicadesufamiliahabíaprecedidoa loshorribles asesinatos de Raymond Matthews. En 1987 se había quedado sintrabajo,incapazdemantenerasuesposaMiriysustreshijospequeños.PoresarazónsehabíanmudadoalacasadelospadresdeMiri,perotambiénsurgieronproblemasdentrodelmatrimonio.Unagélidanochedejunio,Raymondregresóacasaygolpeóbrutalmenteyacuchillóatodoslosmiembrosdelafamiliaquehabíaenlacasadesussuegros.Matóasucuñada,asucuñadodecatorceañosyasuspropioshijos.JuntoasuscadáverestambiénseencontróeldeRaymond.Segúnlareconstruccióndelcaso,esperódetrásdelapuertadeentrada,armadocon su cuchillo, la llegada de más víctimas. Pero entonces apareció alguien,alguien que sí había podido defenderse. Este —la Policía considerabaimprobablequesetratasedeunamujer—rechazóelataque,peleóconRaymondyleclavóelcuchillo.Debíadeserbastantehábilenlaluchacuerpoacuerpoyenelempleodearmas.Raymondmuriódeunasolacuchilladaenelcorazón.La Policía no había podido interrogar al autor del crimen. A partir de esa
noche,quien fueraelquematóendefensapropiaaMatthews,desapareció.Aligual que había desaparecido Miri, la esposa de Matthews. Las hipótesis semovían entre añadir otro asesinato (tal vezMatthewshabíamatado antes a suesposayhabíahechodesaparecerelcadáver)y lahipótesisdequeella llegóacasaconotrohombreydespuésdequeesteclavaraelcuchilloaMatthews,sefugóconél.Apoyabaestaespeculaciónelhechodequehubierasidounamujerhistérica quien llamó a laPolicía justo después de lamuerte deMatthews.Lallamada se localizó en una cabina cercana a la casa, pero la mujer no dejóningunahuella.Era probable que estuviera aterrada después de que su acompañante
acuchillaraasuesposo,pensóStephanie.Noobstante,¿porquéeserivalhabíamatado aMatthews?Habría bastado con quitarle el armay atarlo. ¿Se trataba
acasodeuncrimenpasional?¿Seconocíanloshombres?¿EraeldesconocidoelamantedeMiri?Stephaniedecidióqueenprimerlugaracudiríaalacomisaríalocalparaseguir
investigando. A lomejor el oficial que entonces había investigado el caso, elinspectorVineyard(habíaencontradoelnombreenunviejoperiódico),todavíaestaba de servicio. O al menos con vida. Si ese no había sido uno de susprimeroscasos,Vineyardyadebíadeestarjubilado.Escribióunanotaalrespectoyluegocogióunlibroquesehabíallevadopara
elviaje.WhaleriderdeWitiIhimaera.EsperabapenetrarunpocoenlaculturadelosmaoríesatravésdelalecturaytalvezconoceralgomejoraMarama.Peroellibro no la atrapó. Los nativos neozelandeses seguían resultándole igual deajenos,esmás,noleimportabanenabsoluto.Stephanienuncahabíacompartidoel interés de su madre por los pueblos indígenas. A ella le bastaba con losabismosenlasalmasdelosseresdesupropiacultura.
Trasloqueleparecióunaeternidad,aterrizaronenAuckland.Cumplióconlasformalidadesdeentradaenelpaísyalquilóuncoche.Desestimóirdirectaalaciudadybuscarseallíunhotel.Yaeraentradalatardeyalplanificarelrecorridohabíadecididodarunpaseoporelcentro,alomejorcomeralgoenelpuertoyparticipar un poco de la atmósfera de la supuestamente bulliciosa y modernacapital. Pero ahora se sentía demasiado cansada para dar un paseo.Rick teníarazón,despuésdellargotrayectoenavión,hacerunviajeencochenoerabuenaidea.Así que cogió una habitación en un motel a pocos minutos en coche del
aeropuerto y fue a dar unas brazadas en la piscina del establecimiento; ¡unapiscinaexteriorennoviembre!Naturalmente,Stephaniesabíaqueseencontrabaenelhemisferiosuryqueporesolasestacionesestabaninvertidas.Peseaello,la fascinaba haberse trasladado del otoñal Hamburgo a la veraniega NuevaZelanda.Porlodemás,nohabíanadaqueaprimeravistaleresultarapeculiar,el
ambienteeramásinglésqueexótico.Aunasí,trasunaobservaciónmásatenta,le llamaron la atención las singulares plantas del jardín delmotel. Pese a susescasosconocimientosdebotánica,losaltoshelechos,lasplantasdehojaancha,lasespléndidasfloresrojasyazulesdelveranolocal,noteníannadaencomúnconlasplantasdejardíndeHamburgo.Tampocohabríapodidoponernombrealos árboles y arbustos que flanqueaban el camino que recorrió a pie desde elmotelhastalosrestaurantescercanos.Porelcontrario, lacartadel restaurante indioporelqueacabódecidiéndose
porsucercaníaalmotelnosediferenciabaennadade los localessimilaresdeHamburgo. Tomó un curry y volvió temprano a su habitación, donde pese alacogedormobiliariosesintióunpocoperdida.Estabaacostumbradaalosviajesdeinvestigación,peronuncatanlejosdeHamburgoydeRick.Alfinal,abrióelportátil e intentó conectar a travésdeSkype con su compañero, quienpara susorpresayalegríacontestóalinstante,yesoqueenAlemaniaeranlasseisdelamañanaynoerapropiodeRickencenderelordenadorunsábadodemadrugada.Al parecer, esperaba su llamada, no parecía adormilado y conversó de buengradoconella.—¿Te vas mañana mismo o quieres darte una vuelta por Auckland? —
preguntó—.Dicenquelaciudadesmuybonita,sobretodoparafanáticosdelanavegación.Hayunpuertoenormeparayates,muchoverde...RickyStephaniehabíanhecho lasvacacionesdel añoanterior enunvelero
porelCaribe,ytodavíaRickhablabaentusiasmadodeesaexperiencia.—QueríairenseguidaaMasterton—respondióStephanie—.Afindecuentas,
no he venido para hacer turismo y no quiero perder un tiempo que tal veznecesitedespués.HabíaplaneadodarunpequeñopaseoporAucklandantesdecogerelavióndevueltaohacerlodespuésdeaterrizar,peroahoramismoestoymolida. Aunque gracias a la revista del aviónme he enterado de que hay uninteresante museo aquí, el AucklandWarMemorial Museum. Se supone queexhibe una colección muy importante de objetos maoríes. Estoy pensando sideberíairmañana.Alomejorencuentroalgoquemesirvadeayudainicialcon
elcasodeMarama.Escomodarpalosdeciego,peropormuchasganasqueleponganosépordóndeempezarlainvestigaciónsinoesasí...Rickrio.—¿Vagarásuespírituporelmuseo?Quizáseamejorqueabracesunárbolen
Waikatooalgoasí.SesuponequeenNuevaZelandasonmuygruesos...—Yalcanzanhastalosdosmilañosdeedad—añadióStephanieconironía—.
Sisonelloslosqueacumulanlamemorialocalcolectivayyopordescuidomeacerco... No quiero ni pensar cuántos recuerdos anteriores a mi nacimientopuedencaermeencima:desdeprincesamaoríhastaavenocturna.Mividacomokiwi...Söderseguramentemepondríadepatitasenlacalle.—Pero seguramente podrías vivir años de los royalties de tu próximo
bestseller—seburlóRick—.¡AcuérdatedeBrideyMurphy!Del libro del hipnotizador Morey Bernstein sobre el renacimiento de la
personaobjetodesuexperimentosehabíanvendidomillonesdeejemplaresendiversosidiomas.Stephaniebostezó.—Me voy a la cama—anunció—.Mañaname pienso un buen titular.Que
duermasbien...Mejordicho,¡quepasesunbuendía!Cuando poco después se acurrucó entre las sábanas se sentía bien y
reconfortada.
ElAucklandWarMemorialMuseumeraunedificioimponenteenmediodeunparque.StephanielohabríaconsideradouncastilloolasededelParlamentomás que unmuseo. Las salas de exposición eran enormes. La destinada a losmaoríesdabaacogidaa todaunacasade reunionesyunacanoadeguerra.Alprincipio,deambulósinrumbo,peroviounarepresentaciónenvivodelaculturamaorí y aprovechó la oportunidadpara hablar con los cantantes y bailarines yhacerlespreguntas.Naturalmente,laincomodabaunpocomencionarlarazóndesus pesquisas, pero todos los actores eran maoríes y la espiritualidad no les
resultabaajena.Sinembargo,suculturaignorabalanocióndereencarnación.Encambio, reflexionaron seriamente sobre los pocos fragmentos de la historia deMaramaquelaperiodistalescontó.Másadelante,asistióaunavisitaguiadayhablódeMaramaconlapedagoga
del museo, una maorí mayor que había explicado al grupo el significadoespiritualdedistintaspiezasexpuestas.—Losnombresnosondegranayuda—selamentólaguía—.Aquí,Marama
esunnombremuyfrecuente,comoMarian.Enelsiglodiecinueveanglificarlosnombres maoríes estaba a la orden del día. Aunque también a la inversa: mipropio nombre, Huhana, viene de Suzanna. Y respecto al lugar donde sedesarrollalahistoria...EnlaGuerradelasTierrashubomuchospaocultosquefueronatacadospor los inglesesy susaliadosmaoríes.Sinocuentaustedconmáspuntosdereferencia,loveodifícil.Stephaniesuspiróyyaestabaapuntodearrojarlatoallacuandoencontróun
datointeresante.Cuandomencionóelsegundopa,dondesesuponíaquereinabalapazyelamor,Huhanasefrotólassienes,pensativa.—Enfin,meresultadifícilimaginarunpallenodepazyamor—dijo—.Pero
puede ser que se refiera a Parihaka. No era un poblado fortificado, sino unasentamientocivilenlaIslaNorte,enlaregióndeTaranaki.Fueunexperimentosingular,introducidoporelprofetamaoríTeWhiti,porasídecirlo,elGandhideNueva Zelanda. Alentó la resistencia pasiva contra la expropiación de tierrasemprendidaporloscolonosinglesescreandounaespeciedepobladodelapaz.Parihakaestaba abierto a todas las tribus.Allí se reuníanmaoríesde todas lasregiones,sobre todogente joven,paraviviry trabajarencomunidad.TeWhitidabadiscursosperiódicosa loshabitantesyamilesdepersonasqueacudíanavisitarlo. Predicaba durante las noches de luna llena, si no recuerdo mal. Lagentebailaba,interpretabamúsica...—¿UnaespeciedeWoodstockmaorí?Lamaorísonriócontristeza.—Peroconuntrasfondomuchomásserio.TeWhitiylosdemáscabecillasdel
movimientonoerangurúshippies,sinoveteranosdelaGuerradelasTierras.Nosoloteorizaban,tambiénhabíanparticipadoenlacontienda.YloshabitantesdeParihakanoselimitaronaconservarlastradiciones,sinoqueconstruyeronunacomunidad muy moderna. Su propósito era demostrar a los pakeha que losmaoríesnoeranunossalvajessininstrucciónconunaculturairremediablementeinferioraladelosblancos,sinoqueerancapacesporsímismosdereafirmarseante los inmigrantes. En Parihaka había comercios, un banco, una oficina decorreos y telégrafos... exclusivamente llevados por maoríes. Los pakeha soloeranbienrecibidoscomovisitantes.—Esto no encaja con la historia deMarama—reflexionóStephanie—.Ella
afirmabaquesehabíaidoavivirconLeonard.Huhanaseencogiódehombros.—Por lo que sé, esto no era posible —afirmó—. A pesar de ello, lo que
describe se parece mucho a Parihaka. A lo mejor se hacían excepciones.Averígüelo.Stephanieasintió.—Loharé.¿Algunaideadepordóndedeberíaempezar?Quizáporlamisma
Parihaka,¿no?¿Dóndehadichoqueestaba?¿EnTaranaki?Seguroquedebedehaberallíuncentrodeinformaciónounmuseo...¿Otodavíaexisteelpoblado?—Pordesgracia,no.—Lapedagogadelmuseoparecíaafligida—.En1881,
los ingleses arrasaron Parihaka. Detuvieron a Te Whiti y a su amigo TohuKakahiyloshabitantessedispersaronportodoelpaís.Noobstante,elpobladovolvió a erigirse y durante un par de años fue gestionado como asentamientomodélico, pero enunmomentodado todo se desvaneció.ParihakayTeWhitiquedaron relegados al olvido. Hay un par de libros y algunas canciones ypelículas, pero nada que atraiga la atención realmente. No despertó ningúninterésinternacional.Algunosentusiastaslointentaronmástardeconunfestivaldemúsica,elParihakaInternationalPeaceFestival.Perotampocoseimpuso.Secelebróunpardevecesyluegodesapareció.Ahoranohaynadaqueverenesa
zona, lo siento.Busque por internet.Ahí encontrará datos al respecto, inclusodibujosyfotografíasdeTeWhiti,genteconstruyendovallas,otrosarando...Stephaniediolasgraciasyanotóelnombredellugar.Lahistoriaerasugerente
y le ofrecía por fin un punto de referencia. En elmotel buscaría enGoogle aLeonardHillenelcontextodeParihaka.Por la tardeemprendióel largocaminohaciaMasterton.Teníaque llegaral
surdelaIslaNorte.Pensóqueesedíanollegaríatanlejos;además,aúnnotabael cansancio del vuelo. Desde Auckland hasta el distrito de Waikato, dondesuponíaquesehallabaelpaenquesehabíaescondidoMarama,solohabíadoshoras largas y le pillaba prácticamente de camino. Decidió pasar la noche enHamilton,lalocalidadmásconocidadeWaikato.Erafácilllegaralaciudadporla State Highway I. Primero atravesó los alrededores de Auckland, luego unterrenoutilizadosobretodoparaelcultivoylugaresconnombresextrañoscomoDruryoBombay.Enmuchosindicadoresseanunciabantambiénenmaoríotrosnombresdelugares,peroaellanoledecíannada,tanpococomolosmuchosycomplicadosnombresdediversastribusmaoríessobrelasquehabíaoídohablaren el museo y acerca de las cuales había leído. Lástima que el hipnotizadorHelbrichnotuvieraniideadelaculturamaorí.Talvezpodríahaberlesonsacadoa Marama el nombre de su tribu o el del jefe, su padre. Stephanie ya habíacomprobado que la historia de Nueva Zelanda estaba modélicamentedocumentada,tantoladelosblancoscomoladelosmaoríes.SeguidamentecruzóelfamosoríoWaikato,quenolaimpresionóenespecial,
comotampocolohizoHamilton.Unaciudadamable,pulcraycordial,perosininterésparaella.Ahíseguroquelaculturamaorínosedesplegabaantenadie,laciudadparecíatotalmenteeuropeizada.IndecisaacercadebuscaralojamientoenHamilton, entró en un café con acceso gratuito a internet y encontró un datointeresante algooglear el nombre de la población.Nomuy lejos de la ciudadhabíauncentrodelahistoriamaorí:Ngaruawahia.Ahí,segúnaveriguó,sehabíacoronadoalprimerreymaorí,PotatauTeWherowhero,ylaúltimareinamaorí,
TeAtairangikaahu, había vivido allí.Hasta la reina de Inglaterra había estadodosveceseneselugar.Cercadelmarae,nombrequerecibíanlosasentamientosmaoríes,encontróun
lugar donde alojarse en el corazón de un entorno espectacular. Rodeado decampos y colinas boscosas, el Waikato discurría al alcance de la vista y lospropietarios se mostraron sumamente atentos. En esa época tenían pocoshuéspedes,asíquesededicarondebuengradoaresponderalaspreguntasdelaperiodistadespuésdeasignarleunabonitahabitaciónconvistasalcampo.—Elmarae Turangawaewae, es decir, la residencia real, estámuy cerca—
confirmó Josh Waters, el propietario del alojamiento, algo que ya habíaaveriguado Stephanie por internet. Era un hombre alto, que se parecía a laimagenqueella teníadeun trampero.Llevabapantalonesdemontardepielycamisade leñador,yelcabello largoynegrorecogidoenunacoleta.Nocabíaduda de que había maoríes entre sus antecesores—. Ahora vive allí el reyTuheitiaPaki.Pordesgracia,TeAtairangikaahumurióhaceunosaños.Perosolopuedeverseeledificioporfuera,soloseabreunavezalañoalpúblico.Stephaniehizoungestodedecepciónytomóunsorbodecafé.Estabaconsus
anfitrionesenlasaladedesayunosconvistasalríoWaikatoysulentofluir.—Pensaba que allí había una especie de centro de documentación —dijo,
recordandolasentradasdeinternet—.¿Nosepuedevisitar?ClaraWaters,lapatrona,rellenitayafable,asintió.—Sí. Pero hay que registrarse. Y mañana es domingo. Por supuesto, nos
alegraremosdequesequedeconnosotroshastaellunes.Aunque...—Debería saber exactamente qué busca —completó Josh—. ¿Cómo va a
empezar si no a consultar un archivo? Incluso si estuviera digitalizado: elnombredeMaramaHillnolallevarámuylejos...Stephanie se desanimó. Eso ya lo había oído varias veces y, por supuesto,
Googleselohabíaconfirmado.HabíatantasMaramasenNuevaZelandacomogotasdeaguaenelmar,yHillnoerasololapalabrainglesapara«colina»,sinotambiénunapellidomuycomún.Combinandoambostérminosseobteníanmiles
de entradas, pero ninguna quemencionara a una niñamaorí del sigloXIXquehabíasidoraptada.—¿Se lesocurrecualquierotracosaque tengaquevercon losdatosdeque
dispongo?—preguntó—.Unaleyendalocal,porejemplo.JoshyClaranegaronconlacabeza.—Esonopuedehabersucedidoenestazona—explicóJosh—.Enlahistoria
de Kingitanga (así se llamaba el movimiento que llevó a que los maoríestuviesenunrey),Ngaruawahiadesempeñóunafunciónimportante,peronotantocomoescenariodeguerra.En1863losbritánicoslainvadieronencircunstanciaspocodramáticas.Tawhiao,el reymaorídelmomento,sumamentecuestionado,ya hacía tiempo que residía en otro lugar.Aquí reinó después la paz. Los tandisputadospaseencontrabanmásbienenelcursosuperiordelWaikato.—Y no tiene por qué haber sucedido hacia 1860—señaló Clara—. Usted
desconocesilaguerraenquesevioenvueltalaMaramaqueestábuscandoteníarealmenterelaciónconelmovimientoKingitanga.AcontinuaciónledioaStephanieunavisióngeneraldelosdemásconflictos
en que se habían enfrentado maoríes y pakeha en el curso del siglo XIX: laprimera guerra de Taranakai, la invasión de Waikato, la segunda guerra deTaranaki...—Y más tarde los tumultos empezaron en East Cape, después de que los
hauhauasesinaranaunmisioneroalemán—prosiguióClara.—Los... hauhau ¿formaban parte de un movimiento religioso? —preguntó
Stephanie,concrecienteconfusión.—Sí,guerrerosdedistintastribusseagruparonentornoaunprofetabastante
violento —confirmó Josh—. Lo apoyaban distintos poblados. Los guerrerossolían reunirse en un pa, amenudo llevándose amujeres e hijos. Así que nopuedeexcluirlasguerrashauhau.Stephaniesefrotólafrente.AlgoasísehabíatemidoenHamburgoyahorale
quedabaclaroque,sinconseguirmásdatos,erainútilintentarseguirlapistadeunaniñasolaenesosconflictosbélicos.Asíquerenuncióavisitarelpalacioreal
maorí enNgaruawahia.A fin de cuentas, ya había visto casas de reuniones ytallas maoríes en el museo de Auckland. Prefirió dar un largo paseo por losalrededoresdelhostaleintentóqueelpaisajeobrarasuefectoenella.Joshlaacompañóunratoyleenseñólasplantasyárbolestípicosdelaregión.
Aprendió lo que era el kahikatea, de la familia de los podocarpus, también adiferenciar los árboles kamahi ymanuka, y se ilustró acerca del empleo en laculturamaorídelraupo,unaespeciedecaña,ydelharakeke,ellino.Elentornomontañoso y en parte cubierto por bosques era variado y extraordinariamentehermoso,elpaisajeconelríoresultabacautivador.Peroni la transparenciadelaireniel rumordel ríoni lavegetaciónni lasavesautóctonas,que lentamentedespertabanconelanochecer,avivaronlosrecuerdosdelaperiodista.Nidesuinfancia ni mucho menos de una vida anterior. Y eso que se suponía que lapequeñaStephaniehabíaacompañadoasumadredurante lasexpedicionesporesa región de Nueva Zelanda y que eran muchas las probabilidades de queMaramahubiesevividoenunentornodepaisajesimilar.
Decidió dedicar las últimas horas del día a realizar un estudio intensivo deParihaka,elúnicopuntodereferenciaquelequedabasobreladesaparecidahijadeljefetribal.Trasunasabrosacena—Joshasóunosboniatosyelpescadoquehabía capturado por la mañana en un arroyo del bosque—, se retiró a suhabitaciónyseconectóainternet.Notardóenconfirmarloquelehabíacontadola pedagoga del museo, Huhana: cuando uno sabía lo que tenía que buscar,internetrebosabadeinformaciónsobreTeWhitiyelmaraequehabíafundadoalospiesdelvolcánTaranaki.Fascinada,Stephanieleyóacercadelaconstruccióndelpoblado,lossermonesdeTeWhiti,supropuestadefirmarunacuerdodepazentremaoríesypakeha,y,alfinal,sobresusinnovadorasideasparaemprenderunaresistenciapacíficacontralaexpropiacióndetierras.Seindignóalenterarsedequehabíanasaltadoelpobladoydetenidoalosqueoponíanresistencia,partede los cuales acabaron en campos de trabajo en la Isla Sur. Al final, estaba
decididaaescribirunartículoparaDieLupe:«Elprofetaolvidado:laresistenciapacífica antes de Gandhi.» Si bien no era tan espectacular como eldesenmascaramiento del hipnotizador Helbrich, al menos justificaba laspesquisasrealizadassobreelterreno.Antesdecerrarelportátil,Stephanieintentóhallaralgunainformaciónsobre
LeonardyMaramaHillenrelaciónconParihaka.Sinembargo,elresultadofuedecepcionante: la hija del jefe tribal y el hombre al que había amado eraninencontrables.
7
Stephanie pasó casi todo el domingo siguiente en el coche.Había decididoolvidarsedeMaramaydirigirseaMasterton,alnorestedeWellington.Elviajese alargó. Casi todo el rato las carreteras o bien eran angostas (el que se lasllamarahighway, «autopista», inducía a error)obien accidentadas.Aveces setrataba de prados donde pastaban ovejas o bueyes; otras, de boscosos parquesnacionales. A lo lejos no tardaron en dibujarse unos paisajes montañososfascinantes. Stephanie sabía que en Nueva Zelanda todavía había muchosvolcanes activos. Uno de ellos era el monte Taranaki y, en cierto modo, leseducíalaideadecomprobarporsímismaqueyanoexistíaParihaka,elpueblode la paz de TeWhiti. No obstante, losWaters le habían desaconsejado unaexcursiónquelecostaríamuchashorasymáskilómetrosdeviaje;alparecer,enNuevaZelandatodosestabandeacuerdoenqueParihakaeracosadelpasado.Atravesóvarias localidadesmáspequeñas,en lascolinasqueflanqueabanla
carreterahabíagranjasaisladas,casi todasmedioabandonadas,comosi fuerandeotrotiempo.AvecessesentíacomoenEscandinavia,luegootravezcomoenelMedioOesteamericano.Pero,adiferenciadeesteúltimo,ahínuncafaltabalalluvia. La tierra estaba verde y la atravesaban ríos y arroyuelos. Daba unasensacióndepaz.StephaniesesentíabienalvolantedelToyotaalquilado,pesea
su inhabitual colocación, a la derecha. En Nueva Zelanda se circulaba por laizquierda.Erasabidoqueesoconstituíaunproblemaparaalgunosconductores.Los del país tocaban enfadados la bocina cuando un conductor de aspectomoreno dirigía su enorme caravana, sin duda de alquiler, hacia el carril de laderechadelaautopistatrashabersedetenidoenunáreadeservicio.—¡Qué cruz de gente! —exclamó un viejo granjero con el que Stephanie
entabló conversación cuando hizo un alto en un lugar llamado Horopito. Sehabíadesviadodelaautopistadespuésdeatravesarunazonaboscosa—.Ensucasa seguroque conducencochespequeños, pero aquíutilizan estas caravanasenormesyvancirculandoporahícomosiestuvierandevacaciones...—Esque lo están.—Stephanie sonrió y disfrutó de la vista de las cumbres
nevadasdelParqueNacionaldeTongariro.—¡Peroyono!—gruñóelgranjero—.Sitengoqueiraunsitio,quierollegar
pronto... ¡Algo imposible en temporada alta! Los turistas con sus caravanasenlentecen toda la circulación. Si por mí fuera, no se las alquilaría. ¡Queduermanenunhotel!Pornohablardelosaccidentes...¡Nolesimportasentarsealvolantedespuésdehaberpasadoveinticincohorasvolando!Bajandelaviónyseponenenmarchaconunamoledecuatroruedas...Stephanie dejó que siguiera despotricando mientras ella estudiaba el mapa.
TodavíalequedabantreshoraslargashastaMasterton.Asíytodo,avanzómásdeprisa, la State Highway I ya no serpenteaba entre montañas describiendocurvas cerradas sino que atravesaba campos de cultivo y prados. Esa zonatampocoestabamuypoblada.Agradecióensilenciolaindicacióndesuguíadeviajes acerca de detenerse en cada gasolinera que se encontrara en el camino:nuncasesabíacuándoibaaaparecerlapróxima.EntrePahiatuayMasterton,elterrenovolvióasermontañosoenlosúltimoscienkilómetros.StephaniehabíaleídoqueporahídiscurríaelfamosoytristementecélebreRimutakaIncline,unodelostramosdeferrocarrilmásespectacularesdeNuevaZelanda.Lamentóquenotuvieratiempoparavisitartodoloquemerecíalapenaver.SeguroqueRickdisfrutaríarecorriendoelpaísentren,yenlaIslaSur tambiénhabíaunparde
líneas mundialmente famosas. A lo mejor podría volver algún día con él, devacaciones, a ser posible en una caravana... Solo de pensar en el granjero deHoropitonopudoevitarecharseareír.
Masterton era una pequeña ciudad típicamente neozelandesa. A través detranquilaszonasresidencialesdiscurríancallesunidireccionales.Stephaniesabíaque la familiaMatthewshabíavividoen laMakoraRoadysepreguntódóndeestaría la casadondeellamismahabíavividocon suspadres.Paranogenerarmás dudas, a Rick siempre le había hablado de Wellington como lugar deresidenciadesufamilia,perodebíadehabersidoMastertonounlugarcercano.Sumadrehabíaestadoestudiandounpamaorídelazonaycontodaseguridadsupadrehabíatrabajadoenunaciudad.SalvoMasterton,porahínohabíaotrapoblaciónmásgrande.Fuedandovueltasporellugarsinunobjetivodeterminadoyningúnrecuerdo
acudióasumente.Además,casitodaslascallesteníanmásomenoselmismoaspecto.Lamayoríadelagentevivíaencasasunifamiliaresdeunoodospisoscomo máximo, sobre todo de madera, con jardines delanteros más o menoscuidadosydedistintostamaños.Enlasmejoreszonasresidenciales,lasparcelasestabanlimitadasporsetosovallasdemadera.Algunasdeestasúltimasseveíanbastantepodridas,aunqueconfrecuenciatambiéncuidadasyreciénpintadas.Buscó unmotel y dio un breve paseo por el centro.Tal como esperaba, no
tenía nada emocionante que ofrecer. Había un par de restaurantes y algunastiendas poco atractivas. Además de un parque estilo inglés, se recomendabancomolugaresdeinterésturísticoelMuseodeArteNeozelandésyelMuseodelaLana. Aun así, el Martinborough Wine Trail tenía su punto de partida en laciudad; según la información turística, discurría a través de cuatro regionesvinícolas. La periodista se preguntó inútilmente si se necesitaría coche. Si eraasí, una cata intensiva podría tener funestas consecuencias, sobre todo cuandounonoestabaacostumbradoaconducirporlaizquierda.Denuevoseacordódel
indignado granjero. ¿Conducirían los turistas achispados más deprisa o másdespacio?Tomóuntentempiéenunpuestodecomidasrápidasycompróunabotellade
vino con la que se retiró a su habitación. Con mala conciencia, se puso encontactoconRickporSkype.OtravezeramuytempranoenHamburgo,enestaocasióninclusomástemprano.Seguroqueloibaadespertar.Peroteníaganasdehablarle de sus pesquisas en torno al caso Marama y no quería acostarsedemasiado tarde. Al día siguiente esperaba obtener buenos resultados de susinvestigacionessobrelosasesinatosdeMatthews.Rick atendió la llamada enseguida pese a la hora, pero parecía más
somnolientoquelavezanterior.Eraevidentequenocontabaconqueellafueraallamarlodespuésdenohaberlohecholavigilia.Stephaniesonrióalverloconlacamisadelpijama.Tampocosehabíaafeitado.—¿Estás enMasterton?—preguntó tras un breve saludo, y bostezó—.Qué
rápido.CreíaquetodavíaestabascazandoespíritusenWaikato...Ellahizoungestonegativoconlacabezaylehablódelasinvestigacionesque
habíarealizado,frustrantesporelmomento.—Muchas guerras, muchas masacres, mucho bosque —resumió—.
Muchísimo bosque. Y cuando vivía Marama todavía debía de haber más.Tambiénabundanlosríos.Enresumen,lahistoriadeMaramanosepuedesituarni espacial ni temporalmente. De todos modos, ahora sé qué preguntasdeberíamoshaberleplanteadopara tenermáspuntosde referencia.Encasodeque Söder insista, Helbrich puede volver a hipnotizarme y si averigua algunacosa más, investigamos a través de internet. Toda la historia de este país sepuedeseguironline.Enrealidad,nohabríatenidoniquevenirhastaaquí.—Pero la atmósfera... sentir la tierra... La historia no se compone solo de
hechos.¿Yquéocurrecontusrecuerdos?ConlosrecuerdosdeStephanie,nodeMarama.¿Nohaynadaquetesuene?¿Cuandoveselpaisaje,porejemplo?¿Nohaynadaqueteresulteconocido?Ellanegócondeterminación.
—Aprimeravistaelpaisajemeresultaalgofamiliar—admitió—,sobretodolasciudadespequeñas.MerecuerdanbastanteaNorteamérica.ElMedioOesteconun toqueOldEngland.Yencuanto al entorno... esmuy singular.Cuandoestoyenplenanaturalezamesientoalprincipiocomoencasa,piensoenbosquesypaisajesfluvialessimilaresdeEuropa,peroderepentereparoenqueaquílasplantas son totalmente distintas, que en el aire flotan otros olores y querevolotean otros insectos. Esmuy extraño. Un poco como en una película defantasíaenquedeprontoaparecendragones...Rickrio.—NoesqueNuevaZelandaseaconocidaporsusdragones—bromeó,aunque
acontinuaciónseenteródelaexistenciadelostuátara.—Aunquenosonreptilesmuygrandes,síquedanmiedo.Ynotelocreerás,
pero¡tienentresojos!El terceroenmediodelafrente.¡Losesotéricosestaráncontentos! Por suerte para estos minidragones, Nueva Zelanda es muymeticulosaenrelaciónconlaexportacióndesusanimalesyplantasautóctonos.DelocontrarioyaharíatiempoqueIreneSödertendríaunavacademascota.—Vaya, estás hecha toda una experta—la elogióRick—. ¿O son todo esto
recuerdosdecosasqueaprendisteenlaescuelaelemental?¿Sobrelafloraylafauna?¿Geografíalocal?Stephaniehizoungestodenegación.—Noqueyosepa.Simplementehe leídounpardeguíasdeviaje.—Luego
habló de sus planes para los próximos días—. Mañana iré a la Policía apreguntarporeseinspectorVineyard.
LacomisaríadeMastertonsehallabaenunedificiodedospisosdeChurchStreet,unaconstrucciónmoderna,deestiloalgofuturista,antelacualondeabalabandera neozelandesa. Stephanie fue recibida por dos tiki, estatuas de diosesmaoríesprotectoresqueantesmontabanguardiaenlaspuertasdelospoblados.Enelmostrador,unajovensehallabasentadaanteunordenador.
—¿Enquépuedoayudarla?—preguntóamablemente.CuandoStephanielepreguntóporVineyardenrelaciónconelcasoMatthews,
enseguida la puso en contacto con elDepartamento de Personal.Ni dudas, nisolicitud de documentos de identidad, ni recelos... Stephanie se alegró de labuena disposición de lamuchacha, típica de la sociedad neozelandesa.Y actoseguidovolvióacomprobarlo.EljefedepersonalaveriguóenunperiquetequeBenedictVineyardsehabía jubiladohacíadosañosy lefacilitóaStephanie ladirecciónparticulardelinspector.—Perollámeleantesporteléfono—leindicósonriente,altiempoqueescribía
el número—. Si se presenta sin más en su casa, será como una especie de...asaltoporsorpresa.Stephanie intentó imaginar cuál habría sido la reacción de un oficial de la
Policía alemana si de repente una periodista se plantara en su despacho parapedir información sobre un camarada jubilado, con la clara intención deinterrogarle acerca de un antiguo caso no resuelto... Si la hubieran ayudado,habría sido, con toda seguridad, tras realizar una infinidad de llamadastelefónicasasuperioresyaljubiladoencuestión.—¡Loharé!—prometió,ylediolasgraciascordialmente.—Estupendo.Ah,sí,ysaludeaVineyarddenuestraparte. ¡Aversisepasa
poraquíalgúndía!Laperiodistaseplanteósipreguntaralamuchachadelmostradorporlaruta
quedebíaseguir,peropensóqueerapedirdemasiado.Asípues,fuealcaféconacceso a internet y googleó la dirección de Vineyard. River Road. El policíajubilado vivía en las afueras de Masterton. En coche llegaría allí en unosminutos.Consultó el reloj. Faltaba poco para las once, buena hora para llamar por
teléfonoaunjubilado.Marcóelnúmeroy,enefecto,Vineyardcogióelaparatoalsegundotono.Stephanieesperabatropezarconciertoreceloalpresentarsecomoperiodista,
hablarunpocodeDieLupeyexplicarlequehabíaobtenidosudireccióngraciasasujovencolega.PeroVineyardnoparecíadisgustado,sinocontento.—¿YenquépuedoayudaryoaunaperiodistadeAlemania?—preguntó—.
Enfin,he tenidounavidaprofesional interesante.Perotantocomoparaserdeinterésinternacional...NoesqueMastertonseaunagranurbe.Ellaasintiósonrienteyabordóel temade losasesinatosdeMatthews.Ojalá
Vineyardnosecerraraenbanda.Uncasosinresolverseguramentenoformabapartedelosmojonesmásmemorablesdesucarrera...Enefecto,elancianocallóunos segundos, pero más bien para ensimismarse en sus recuerdos que porsentirsemolesto.—Pues sí...—dijo—.El asuntodeMatthews fue...Bueno,nocabedudade
quefueelpeorymássanguinariocrimenconquetuvimosquevérnoslasaquíenMasterton.Elmásraroyelmástriste...¿Quiereescribirsobreesto?¿Despuésdetantosaños?Stephanieleresumióenpocaspalabraselconceptodesuseriedereportajes.—Intentamosestudiardenuevoloscasosdesdeladistancia—explicó—.No
paraponeraldescubiertoeventualesnegligenciasde los investigadores,nomemalinterprete.Peroaveces,añosdespués,surgennuevosaspectosprecisamentecuandoalguienvuelveaestudiarelasunto.Desdeluego,nocreoquelogremosresolverahoraelcaso.Elancianorioconciertoreparo.—Peroalgodeesperanzatendrá,¿no?—preguntó—.¡Venga,noseamodesta!
En el fondo está usted convencida de que podría llegar más al fondo de lacuestiónquenosotros,policíasdeprovincias.Stephanieseesforzópormostrarcredibilidad,peronosalióairosa.Vineyard
seriodeella.Porsuerte,nosetomóamallaspretensionesdelaperiodista.—Puedeustedpasarsepormicasa—ledijo—.Soyviudo,mishijosvivenen
laIslaSur.Salvolastareasdejardineríayelgolf,notengonadaquehacer.SihavenidodesdeAlemaniapara jugarapolicíasy ladrones,adelante. ¡Ojaláustedresolviera el caso!Me gustaría encontrar al hombre que acabó conMatthews.
Para condecorarlo... Menuda la que armó... toda esa carnicería... Eso no seolvida.¡Noquieronipensarenquehubieseconseguidoescaparimpune!
QuedóconVineyardalasseisdelatarde,asíqueteníatodoeldíalibreparaecharunvistazoaMastertonysusalrededores.Decidióempezarporellugardelcrimen. Cogió el coche y enfiló laMakora Road, una carretera relativamenteamplia,típicadepequeñaciudad.LaquehabíasidolacasadetejadoconfaldóndelosMatthews—odelosWahia,pueslafamiliavivíaencasadelossuegros—estabaalgomáscercadelacarreteraquelamayoríadelasviviendas.Eragrandeyteníaunaspectoacogedor.Todaslashabitacionessesituabanenlaplantabaja.Estabapintadadeazulclaroylasventanasdeblanco.Stephaniecreyórecordarunosdesconchadosdepinturablanca,peroyanose
acordabadedóndehabíavistolafotodelacasa.Noseencontrabaeneldosierque llevaba consigo, probablemente la había dejado en el despacho. Bien, noimportaba. Hizo un par de fotografías y se le pasó por la cabeza llamar a lapuertaypreguntaralosactualesinquilinossilepermitíanecharunvistazo,perorechazóesaidea.Seguramentealosactualesocupantesnolessentaríabienqueles recordaran el crimen allí perpetrado. Era posible que no supieran nada alrespectoo,comomínimo,queignoraranlosdetalles.Elagentedelapropiedadseguramente no habría promocionado la casa con esa historia, aunque losvecinosdebíandehaberpuestoalcorrientealosnuevosinquilinos.Observóconmayoratenciónlascasasdelvecindario.Enfrentehabíaunade
madera,pequeñaymuybonita,a lasombradeunosaltosárboles. Ignorabasunombre, pero le resultaban conocidos.A lomejor Josh se los habíamostradodurante supaseoyellahabíaolvidadocómose llamaban.Algode la casita laatraía. Casi experimentó el deseo de dirigirse a la puerta cubierta por unvoladizo.LosresidentesyadebíandeestarallícuandoocurrieronlosasesinatosdeMatthews. Era posible que valiera la pena entrevistarlos. Pero antes queríahablarconVineyard.Casiadisgusto,sealejódelacasitaysubióalcoche.
Y entonces decidió emprender un par de pesquisas sobre su propio pasado.Por aquel entonces, su madre estudiaba un viejo pa maorí y realizaba unasinvestigaciones. A lo mejor le sonaba algo, como decía Rick, si veía lasexcavacionesdelasquelehabíahabladosumadre.En efecto, encontró un par de ruinas cerca de un prado al otro lado del río
Ruamahanga.Perollevabanmuchotiempoabandonadas.Ahínohabíanadiequeestuviera investigando y tampoco se había realizado ningún hallazgo losuficientemente interesante para convertir el lugar en una atracción turística.Stephaniediounpaseoporlazona,peronoteníalasensacióndehaberestadoahíantes.Otrocallejónsinsalida...
8
Yaentradalatarde,StephanieestabadevueltaenMasterton.Sedejótiempopara ducharse y cambiarse de ropa antes de acudir a la cita con el inspectorVineyard.Traspensárselounpoco,eligióundiscretovestidocamiserodeveranoazuloscuroysehizounmoñoparaofrecerunaspectoserio.EnAlemania,lospolicíasconexperiencianohablabandebuengradoconperiodistas,einclusosienelcasodeVineyardnoeraasí,paraellaeraimportantequeselavieraseriaysinceramenteinteresadaenel tema,muyalejadadeunaperiodistadelaprensaamarilla.Al final, tambiénoptó por llevar gafas en lugar de lentillas.El largovuelohabíadejadosecuelasytodavíamáseldíaanteriorenlacarretera.
EncontrófácilmentelacasadeVineyardenlaRiverRoad.SehallabasobreunmontículoconvistasalríoRuamahanga,enmediodeungranjardín.Stephanienomintiócuandoelogióalancianoporlocuidadoqueestabatodo.—Sehace loque sepuede—dijoVineyardhumildemente, al tiempoque le
dabaunfirmeapretóndemanos.Eraunhombre alto y delgado, algo rudo, cuyapiel tostaday apergaminada
recordaba la corteza de un árbol dignamente envejecido. Los vaqueros y la
camisadecuadrosquevestíaledabanaspectodecampesino.Ellasesorprendiódecómoelancianopolicíacoincidíaconlaimagenquesehabíahechodeélporlamañana, tras su conversación telefónica. Vineyard tenía los ojos claros, talcomo había imaginado, pero había pensado que tendría cabello abundante yoscuro,mientrasquesucráneobrillababajouncabelloblancoyescaso.Peseaello,tampocosehabíaequivocadotantoconesaimagen,puesenlasparedesdela casa colgaban fotos quemostraban aVineyard en sus años jóvenes con uncabello liso castaño oscuro. Su rostro estaba surcado de arrugas y tenía unamiradapenetranteyaguda.Noeraeltípicopolicíadeunaciudaddeprovincias.Stephanie tuvo la impresión de tener ante sí a un sagaz investigador y unespecialista en interrogatorios. Sus labios eran finos, parecían no alcanzar acubrirdel todolosdientesgrandesydeunblancoresplandeciente.Tambiénsuvoz tenía algo de característico. Era oscura, ligeramente ronca. La periodistaexperimentólaextrañasensacióndeconocerlo.—La especialista en jardines era mi esposa, ahora fallecida —explicó el
agente jubilado—.Yo nunca tuve tiempo para plantas ornamentales.Ahora escuandomeocupoverdaderamentedeello.Dealgúnmodo...—sonrió—dealgúnmodoparanoenfadaralespíritudeSamantha.Seguramenteandaríatrasgueandosielcéspednoestuvieracortadocomoesdebidoyyonohubieseabonado lasrosas.Stephaniesonrióconlabromatraslacualelancianoseesforzabaporocultar
sudolor.Vineyardechabademenosasuesposa,sindudasesentíasolo.Aellalediopena,aunqueparaunaperiodistaeraungolpedesuerte.Alagentequesesientesolalegustahablar.Vineyard la condujo a una sala amueblada con muebles antiguos y muy
cuidados.Obienloslimpiabaélmismooteníaunaasistentamuyesmerada.Lasparedesestabandecoradasconfotosde la familia,pero loqueatraía lamiradaeraunagranventanapanorámicaconvistasaunpaisajefluvialvirgen.—¡Quémaravilla!—exclamóStephanie.Vineyardasintióvisiblementeorgulloso.
—Deduzco por su comentario que le gusta Nueva Zelanda—observó consequedad—.Mealegra.¿Puedoofrecerlealgoparabeber?—Abrióunanticuadomueble bar y sacó una botella de whisky—. ¿Single Malta? Todavía es algotemprano,perodentrodepocosepondráelsol.—Elancianolelanzóunguiñodecomplicidad.Stephaniesonrió.—Gracias,noparamí.Tengoqueconducir.Peropormínohagacumplidos...Vineyarddescorchólabotella.—Yquiere formularme sus preguntas estando sobria—observómáspara sí
mismoqueparaella,mientrassellenabaunvaso—.Porelcontrario,enloqueamírespecta...EsecasodeMatthews,surecuerdo,meresultamásfácilsoportarlocon whisky. Sabe, yo conocía a losWahia, los suegros de Raymond, muchoantesdelosasesinatos.Eragenteamable,sencilla,muycreyente.Miesposayyoacudíamosalamismaiglesiaqueellos.Solíamosconversardespuésdelservicio,nuestros hijos eran de la misma edad que sus nietos. Y tener que presenciardespuéscómoRekaWahiasetambaleabaentreunniñomuertoyotro...Verasuhija,asuhijoyalostresnietosdesangrándose...Gritaba...Nuncahevueltoaoírgritaraunserhumanodeesamanera.—Bebióuntragodewhisky.—¿Leavisaronlossuegros?Enlosinformesconstaquefueunamujer...una
mujerquienhizolallamada...—Buscóelmóvilenelbolso—.¿Porquénomelocuentatododesdeelprincipio?¿Leimportaquegrabenuestraconversación?Vineyardseencogiódehombrosytomóasientoenunsillóndepielgastada,
junto a la ventana, con el vaso en la mano. Dejó la botella en la mesita ycontemplóelrío.Porsuparte,Stephaniesesentóenunsofá.Enunaentrevistahabíapersonasquesesincerabanmáscuandoelentrevistadornoselescolocabaenfrente.Intuíaqueelancianopodíaserunadeellas.—Fue en invierno, el veintiocho de junio —comenzó Vineyard. El
smartphonequelaperiodistahabíadejadosobrelamesillanoparecíamolestarle,ya estaba mentalmente inmerso en el pasado—. Yo me encontraba en lacomisaría,deguardia.Llamaronalanochecer,casialasnueve.Recuerdotodavía
que tomé nota maquinalmente. Era una mujer muy agitada, parecía llorar ybalbuceaba.Entoncestodavíanograbábamoslasllamadas,poresonorecuerdoexactamentelaspalabras.Peromencionóentregemidosalgodesangre,muerteyniños.Averigüéladirección,aunqueningúnnombre...—¿Lequedólaimpresióndequeellanoqueríadarlesunombre?—preguntó
Stephanie.Vineyardnegóconlacabeza.—Estabademasiadoalteradaparadarunainformaciónrazonable.Sihedeser
sincero,lotoméporuncasomásomenosnormaldeviolenciadoméstica.Nienmis más truculentas pesadillas hubiera imaginado algo tan horroroso. Supusequelamujerestabaenelescenariodelcrimen,yquequizásehabíaatrincheradoenunahabitaciónconlosniños...—Pensaba que habían llamado de una cabina telefónica —se asombró
Stephanie.Vineyardasintió.—Eso lo averiguamos después, entonces no teníamos ordenadores para
localizar las llamadas. Por eso era tan importante obtener cuanto antes ladirección,yesoloconseguí.Asíquenopreguntémuchomás,sinoquellaméaun teniente para que me acompañara. Cuando llegamos a Makora Road nosencontramos con losWahia. Estaban a punto de abrir la puerta de su casa yacababan de darse cuenta de que no estaba cerrada, sino solo entornada. Lesparecióextraño,ysealegrarondevernos,aunqueesotambiénlesinquietó.Asíqueentramosconellos...—Vineyardtomóotrotragodewhisky.—¿De dónde venían esa noche los Wahia? ¿Todavía viven? ¿Dónde? Me
refiero...—¿Piensa entrevistarlos? —Por primera vez, el tono de Vineyard fue de
reserva—.Serámejorqueloolvide.Aunquesupieradóndeviven,noselodiría.Después de los asesinatos se mudaron y no tengo ni idea de adónde...¡Prométamequedejaráenpazaesagente!¡Bastantehasufridoya!Yellosnopodríancontarlenada.Esanocheveníandeuna reuniónen la casaparroquial.
Discutíansobreunbazardelaiglesia.TaneWahiaqueríaayudaraconstruirlasparadas, por eso estaba ahí. De lo contrario, solo se reunían las mujeres.Samantha,miesposa,tambiénestabapresente...—Vineyardseperdióporunosinstantes en sus recuerdos—. Más tarde, Tane se hizo muchos reproches.Pensaba que si no se hubiera ido con ellas tal vez habría logrado detener aMatthews. Pero es absurdo. Tane ya no era un joven y su yerno era unhombretón.Lohabríamatadocomoalosdemás.Stephanieasintió.Ahoranoibaainsistir,peronorenunciabaainterrogaralos
Wahiaacercadelcrimen.Aunquenopensabareferirsealanochedelhomicidio,sinomásbienalosantecedentesdelhecho.Alomejorlosmóvilesdelasesinatopodíandespejarseconayudadelossuegros.—Así que entró en la casa con losWahia...—dijo, llevando aVineyard de
vueltaasurelato.Éllasiguiósolícito.—PrimeroseencontraronconelcadáverdeRaymond—prosiguió—.Estaba
justodetrásdelapuerta.Ylohabíanmovido,seveíaporelrastrodesangre.Enprincipio, debía de bloquear la puerta. Alguien lo había retirado para poderabrir...—Parasalir—corrigióStephanie.—Oparaentrar.—¿Abrieronlapuertadesdefuera?—Stephaniearrugólafrente.Vineyardnegóconlacabeza.—No,laniñanohabríatenidofuerzasuficiente...—La...¿niña?Vineyardnohizocasodelapreguntaysiguióhablando.—Nosotros, es decir, el teniente Black y yo, queríamos que los Wahia se
quedaranfuera,peropasaronporencimadeMatthews,comonosotrosmismos,y, mientras nosotros estábamos mirando el cadáver, descubrieron a sus hijosmuertos.Oímosgritar aRekay fuimos tras ellos...Pues sí, ahí estaban...Ani,también llamadaAnne, la hija pequeñade losWahia.YPaora, o sea,Paul, el
hijo de catorce años. Todos los hijos de los Wahia tenían nombres que separecíanmuchoenmaoríyeninglés.Ellosmismospodíanelegircómoqueríanquelos llamaran.Miri, lamayor, laesposadeRaymond, tambiéneraconocidacomo Mary... —Vació su vaso y se sirvió otro—. Todos asesinados con uncuchillodecocina.Mástardesurgieronporesodistintashipótesis.Porlovisto,elasesinatonosehabíaplaneado,delocontrarioMatthewshabríaelegidootraarma,uncuchillodecazaoalgoasí.Aunqueyonoestoytanseguro.CreoqueRaymond no tenía ningún cuchillo de caza ni otra arma apropiada. No eracazador,noerauncaminanteyenabsolutoundeportista.Sindudaunhombremuyfuerte,peronoentrenado...—¿Quéhabíaestudiado?—Nada —respondió con dureza Vineyard—. Su último trabajo fue en el
comercioagrícola,antesenuntallerdecoches.Cuandoocurrieronlosasesinatosllevaba más de medio año desempleado. Desbarraba diciendo que tenía unosproyectosenmarcha.Unsoñador,unmalogrado...RaymondMatthewsnosabíaquéhacerconsuvida.TaneWahiapodíapasarhorasfuriosoporesarazón.ÉlnohabíaaprobadoqueMirisecasaseconél...AunqueStephanieencontrabainteresanteesahistoriafamiliar,queríavolvera
lanochedelcrimen.—SedicequeMatthews...amortajóenciertaformaasusvíctimas—observó
—.HeleídoalgoacercadeunaBiblia...Vineyardsefrotólafrente.—Sushijos...Asushijosloscolocóenlacama,unojuntoalotro.Almenosa
los dos más jóvenes los mató mientras dormían. El mayor es posible queestuviera despierto, almenosde las puñaladas se deducía que intentó envanodefenderse.AAni y Paora los dejó tal cual habíanmuerto, a la entrada de lacocina.Apartir de ahí reconstruimosque el crimen se había iniciado conunadisputaentreRaymondyellosdosyqueluegohabíanpasadoalasmanos.AlomejorAni lo vio con el armadel crimeny le pidió explicaciones.Al parecer,PaoraladefendiócuandoMatthewsarremetiócontraella.Esposiblequehubiera
planeadomatarasushijosyqueloshermanosdesuesposasolofueranvíctimasaccidentales. Aunque, por otra parte, Raymond debía de saber que Miri nodejaríaasushijossolosencasa.—A lomejorplaneabamatar tambiénaMiri—sugirióStephanie—.Quizás
ignorabaquenoestabaencasayteníaenmentematarlaaellayalosniños.—Esmuyposible—admitióVineyard—.Peronosepudocomprobar,nosin
interrogaralmenosaMiri.Peroelladesapareció.StephaniepensabaabordarmástardeeltemadeMiri.—¿YquéocurrióconlaBiblia?—inquiriódenuevo.—Estabasobreelpechodelhijomenor.—Como...¿unaespeciededisculpa?¿Odejustificacióndelcrimen?Esloque
dicenlosinformes.Elhombreseencogiódehombros,vacilante.—Se especuló mucho al respecto —contestó—. Y eso que no explicamos
todoslosdetallesalaprensa.LodelaBibliasefiltróy,porsupuesto,todoslospsicólogosamateursseremitieronaello.Dehecho,habíatambiénlibrossobreloscuerposdelosotroshijos.Unoeraunlibroinfantil,Fuego,elcaballodelaisla;elotro,unlibroescolar.Nosdevanamoslossesosdándolevueltas,peronoencontramos ninguna relación con los crímenes. Si quiere saber mi opinión,eligióarbitrariamenteloslibros.LosWahianoeranprecisamentegenteculta.Notenían tantos libros.Creo queRaymond se limitó a coger los que teníamás amano.—¿Asíquesetratabadelibros?—preguntóasombradaStephanie.¡Esoseran
justo el tipo de datos que ella buscaba! La Policía nunca proporcionabaenseguidatodalainformaciónalaprensa—.¿Librossimplemente?—Esoparece.Encualquiercaso,nadiesabequéqueríacomunicarconellos.
Lástimaqueelvengadordesconocidolomataseenlugardedejarlosolofueradecombate.Habríasidointeresanteconocerlosantecedentes.—¿Elvengadordesconocido?Elhombresonrióirónico.
—Asílollamaronentoncessuscolegasdelaprensa.Unestúpidocalificativo.El inspector jubilado parecía ir perdiendo interés en la entrevista. Volvió a
llenarseelvaso;alparecer,elalcoholempezabaaobrarefecto.Sevolvióhacialaperiodista.—¿Qué le interesa tanto de este caso? —preguntó—. Una muchacha tan
guapacomousted...¿Porquélepreocupauncrimentanantiguo?¿UnlococomoeseMatthews?—Porprimeravezlaobservóconatención.Stephaniesesintióincómoda.—Comoya lehedicho, soyperiodistade sucesosy tribunales—explicó—.
Escribosobrecasoscriminales.Siempre.Meresultauntemafascinante,esoestodo.Asíque,volviendoalcaso,¿cómosabequeMatthewsfuequiencometiótodos esos asesinatos? ¿Nunca se planteó que hubiera sido ese desconocido?¿DespuésdemataraMatthews?¿OdequeMatthewsllegaraasucasa,quisieradefenderasushijosyfueraasuvezvíctimadelasesino?Vineyard negó con la cabeza, concentrado de nuevo. Stephanie suspiró
aliviada.—No.Imposible—declaróelantiguopolicía—.Habíaunmontóndehuellas
digitalesdeRaymondenel lugardelhomicidio.Enelcuchillo,en los libros...todalaropamanchadadesangre.Además,susvíctimasmurieronantesqueél;debiódeestarunahoraomásacechandotraslapuerta.EsposiblequeestuvieraesperandoaMirioalosWahia.Talvezqueríaaniquilaratodalafamilia.DeeseCook, por el contrario, no había ninguna huella, salvo en el cuchillo deMatthews.—¿Cook? —inquirió Stephanie, atónita—. Vayamos despacio. ¿El
desconocido no es en realidad un desconocido? ¿Sabe usted quién mató aMatthews?—Lo suponemos. Todo señala a que fue él. Un conocido de Miri... Pero
volvamosausted,señoritaMartens.StephanieobservódesoladacómoVineyardvaciabaeltercervasodewhisky.
De nuevo su atención se dirigía a ella, la contemplaba con manifiesta
complacencia.Estabaclaroquenopodría alargarmuchomás la entrevista. ¡Yesoqueahoraestabarealmenteemocionante!Buscóunapreguntaquedierapieaqueelinspectorleproporcionaramásdatosinteresantes.Peronoloconsiguió.Elhombreseguíadesviándosedeltema.—¿Quétienedeextraordinarioesecrimentanhorribleparaunamuchachatan
amable?Ellaibaadarlemásaclaracionessobresuespecialidadprofesionalcuandola
expresióndeélcambióderepente.Losojosseleabrieron,fruncióelceñoylaobservóconincredulidad.Yentoncessurgióunaespeciedereconocimiento...—¡Erausted!—soltóderepente—.¡Ustederalaniñaqueesetipodejóenel
lugardelcrimen!—¿Que yo era quién? —preguntó desconcertada Stephanie. La entrevista
habíatomadounosderroterosinesperados—.¿Quéniña?Nuncaheoídohablardeunaniña...—Tambiénestosesilencióalosmediosdecomunicación—aclaróVineyard,
de golpe totalmente sobrio—. Porque la madre insistió. Y también porque lapobrecillanosdiopena. ¡Estabacompletamente trastornada...usted!Porqueesusted, ¿verdad?—Vineyardparecióperforarla con lamirada—. ¡Admítalo!Lahereconocido.Nohaytantagenteconelcabellotanoscuroylosojosgrises.Mellamólaatención.Unosojosgrisesquemeatravesaban...Laveocomosifueraayer...Stephanie lomiraba todavíasinentender.¿AcasoVineyardnoestabaensus
cabales?Hastaesemomentosehabíacomportadodeformanormalysensata.Alomejorsepasabaunpococonlabebida...peronodeliraba.—Empecemos de nuevo —dijo intentando conservar la calma—.
¿Encontraronaunaniña juntoa loscadáveres?¿Viva?¿Dijoalgo?¿Dedóndesalía?¿Ydiceustedqueseparecíaamí?—Noesquesepareciera:erausted...—Vineyardcogiólatarjetadevisitade
la periodista que antes había dejado sobre la mesilla—. Stephanie. StephanieCook.Deacuerdo, ahora tieneotro apellido,pero...—Ella semordióel labio.
Pasódelcaloral frío.¿Eraposiblequeesehombre tuviera razón?—.Tambiénmeacuerdodesumadre.Lainterrogamosbrevementecuandollegóarecogerla.Era alemana, pero llevaba mucho tiempo viviendo aquí. ¡Y ahora deje detomarmeelpelo!Estabaclaroqueundíauotroteníaustedqueaparecer.Nadiese libra de una cosa así. Admítalo, el artículo es solo un pretexto. ¡Se le hametidoenlacabezaencontrarasupadre!Stephaniehizoungestodenegación.—Yonorecuerdo—dijoamediavoz—.Hasta...hastahoysiemprehecreído
quemipadreestabamuerto.Yahoraustedmedice...¿Qué...quélehacepensarenmipadre?¿Laniña...yo...lehedadoyomiapellido?Elancianolamiróconpena.—¿Todavía no recuerda? Losmédicos le dijeron a sumadre, y a nosotros,
claro,quelaamnesiaseríasolotemporal.Eltrauma,elshock...Nosécómollegóusted allí, pero estaba de pie delante de sus compañeros de juego muertos,petrificadaporelmiedo.YesposiblequeantespresenciaracómosupadrematóacuchillazosaMatthews...—¿Mi padre? ¿Cómo se le ha ocurrido que él...?—Stephanie ya no podía
pensarconclaridad.Eraimposiblequeesahistoriafuesecierta.—Enfin,encontramosasuhijaenellugardelcrimen—respondióVineyard
sin inmutarse. Parecía disfrutar ahora de la conversación—.Está usted pálida,Stephanie.¿Nopuedoofrecerleunvasodewhisky?Ellanegócon la cabezayelhombre sedirigióconpaso sorprendentemente
ágilalmueblebarparasacarunvasoparaella.—Puedequeyonecesiteotro—dijo,llenandolosdos.Despuéscolocóelvaso
de la periodista sobre lamesilla y se sentó frente a ella, con suwhisky en lamano—.Estahistoriatodavíameaflige...Peroestoyalohedicho.¿Dóndenoshabíamosquedado?Ah,sí,consuidentificación.Fuefácil.LospadresdeMirienseguida reconocieron a la niña. Los Cook vivían en el barrio, los niñosjugabanjuntosdesdequelosMatthewsvivíanconlosWahia.—EnlamentedeStephanieaparecióesacasitafrentealaantiguapropiedaddelosWahiaquepor
lamañanalahabíaatraídodeformatanmágica.Derepente,todoencajaba...—.Tane y Reka también sabían que la madre de la niña estaba en Alemania—prosiguióVineyard—.Enfin,demodoquesoloquedabandosposibilidades:obien había ido usted a buscar a su padre a casa de losWahia porque le habíadichoqueibaaversiallítodoestabaenorden,yluegonohabíavuelto.ObienfueustedconsupadreyMiriMatthews,presenciólapeleaentreloshombresyluegovioloscadáveres...—¿Conlosquemipadremedejósola?—preguntóincrédulaStephanie.Vineyardhizoungestodeignorancia.—Esaesunadelasmuchaspreguntasquequedanpendientesenestecaso—
respondió—. Como fuere, usted no podía hablar, solomiraba al frente. En elhogarinfantilmostrabaustedsignosdeautismooregresiónocomoquieraquesellame cuando un niño se mece de un lado a otro. Su estado mejoró cuandodespuésllegósumadre.Yluegolaperdimosdevista.Helma...ahorarecuerdosunombre.—Stephanie se frotó la frente: esa era la prueba final—.Helma se lallevó en el siguiente vuelo a Alemania. No nos pareció del todo bien,esperábamospoderinterrogarladespués,pasadounmesoasí.Noqueríamosquesefuera.Peroseimpusoloqueaellalepareciómejor.Teníabuenosenchufes.Distintasorganizacionesmaoríesintervinieronafavordequeselaprotegiera,elcasollegóhastalareina...—¿LareinaIsabelmedióparaqueyo...?—AStephanieledabavueltastodo,
aunquetraselprimertragodewhiskysesentíaunpocomejor.Vineyardrio.—No.MerefieroaTeAtairangikaahu,lareinamaoríentoncesenfunciones.
Sumadrelaconocía.AsíqueeljefesuperiordePolicíarecibióunallamadadesumajestad en persona. Solo faltaba el primerministro. Antes de queHelmaintentara provocar su intervención, la dejamos ir. De todos modos, usted eraincapazdedecirnosnada.Hastaahora.Lástima.Stephanieinspiróhondo.¡Teníaquehablarconsumadre!—¿Puedo echar un vistazo al antiguo expediente?—preguntó—.Trataré de
verelescenariodelcrimensilosnuevospropietariosdelacasamelopermiten.Deesemodoalomejor...alomejormeacuerdodealgo...Vineyardseencogiódehombros.—No sé si es posible acceder al expediente, pero tampocoveonadaque lo
impida. Al contrario, tiene usted razón, podría conducir a nuevosdescubrimientosencasodequerecuperaselamemoria.Silodesea,llamaréaunpardeconocidos.Peroseloadvierto:lasimágeneseranhorribles.Lasfotos,elexpediente...—Estoyacostumbradaaesascosas—repusoStephanieconaspereza.Yahabíavistomásfotosdeautopsiasdeloqueeradesuagrado.Perohasta
ese momento nunca había conocido a los fallecidos. Ahora se suponía quehabíansidoamigossuyos.Tomóotrosorbodewhisky.Nosehabíaimaginadoquesuinvestigaciónfuera
aserasí.
9
Stephanieestabahechapolvocuandoporfinllegóalmotel.Habíarechazadoun segundo whisky con el pretexto de que tenía que conducir, pero tambiénporque quería conservar lamente clara. Tenía que reflexionar sobre lo que lehabíacontadoVineyardyhablarconalguien.Laprimerapersonaquelepasóporla cabeza fue Rick, pero luego volvió a enfurecerse con su madre. ¿Por quéHelmalehabíacontadolahistoriadelaccidente?¿Porquéhabíacalladoloquehabía sucedido verdaderamente? La causa de sus mentiras no podía ser unsentimiento de vergüenza. Su padre no era un asesino, estaba claro que habíaactuadoendefensapropia.Esa era la causa por la que después, según le había explicadoVineyard, no
habíanseguidoconmuchoentusiasmolapistadeMiriydeél.Noselespodríahaberculpadodeningúnactocriminal.Alfinal,eldeseodeencontrarrepuestasleresultótanabrumadorquedecidió
llamaraManaos.Lasprobabilidadesdeencontrara sumadreenelhotelcuyadirección le había dado, por ser el último lugar donde se alojaría antes deinternarseenlazonavirgendelaAmazonia,eranmuypocas,perovalíalapenaintentarlo.Asíquebuscóelnúmero, llamóy,parasusorpresa, lerespondieronde recepción.Los científicos alemanes, le explicó la recepcionista enun torpe
inglés,habíanllegadotardeyprobablementeestabandurmiendo.Eranlastresdelamadrugada.—Pásemeconlahabitacióndetodosmodos—pidióStephanie.—HelmaMartens...—Despuésdelsextooséptimotonosumadrerespondióa
lallamadaconvozapagada.AStephaniederepentelediopena.Sabíaquesumadrenodisfrutabadeesas
expediciones.Lasoledadenmediodelanaturalezavirgen,lasfatigasdelviaje,la inseguridad de los transportes, la continua molestia de los insectos y lospeligros de la selva la torturaban. Probablemente era la primera noche quedormía sin miedo ni preocupación en una cómoda cama... Llena deremordimientos,pensóencolgaryvolveraintentarlomástarde,peroseimpusoelenfado.—AquíStephanieMartens—dijo—.MásconocidacomoStephanieCooken
NuevaZelanda...—En...¿NuevaZelanda?—SepercibíaqueHelmaluchabapordespertarse—.
¿Estás...?—Exacto,enNuevaZelanda.Yestoyimpacienteporquemeexpliquesdeuna
vezcómolleguéhaceveintisieteañosallugarenqueacontecieronlosasesinatosde Matthews. Además, me gustaría saber qué tuvo que ver con todo eso mipadre.Porquenoestámuerto,¿no?Mamá,¿quéocurrió?¿Yporquénosénadaalrespecto?Helma emitió una especie de gemido. Stephanie casi creyó ver cómo se
incorporabaenlacamayseenredabaenlamosquitera.—Steph,lolamento...Todoslosmédicosypsicólogosmeaconsejaronquete
lo dijera.Me explicaronque llegaría unmomento enque recordarías.Antes odespués. Pensé que la explicación podía esperar. Te iba mucho mejor enAlemania.¿Porquéibaaabriryodenuevolasheridas?—¿Quizá porque tenía derecho a saber la verdad? —replicó con aspereza
Stephanie—. ¿Porque a lomejor esome permitiría recordar lo que ocurrió deverdadynoperderlosprimerosseisañosdemivida?
Helmasuspiró.—Nuncame preguntaste—susurró. Stephanie se mordió el labio. También
ella era culpable del silencio de su madre—. ¿Te has acordado... ahora? ¿Derepente?¿YporquéestásenNuevaZelanda?Lahijanorespondióalaspreguntasdelamadre.—¿Por qué estaba yo en el escenario del crimen?—insistió en cambio—.
¿Quésabesdetodoeso,mamá?PareciócomosiHelmapensaraunossegundos.—No mucho más que tú —dijo—. No... no lograbas articular palabra.
Supongoqueyahashabladocon laPolicía.Debendehabertedicho lomismoqueamíentonces.Tupadre te llevóacasade losWahia,hubounapeleaconMatthewsyluego...desapareció.Allísoloquedastetú.—¡Peroseguroquehubomotivosparatodoeso!¿Quéibaahacermipadrea
medianocheencasadelosWahia?Helma debía de haberse levantado. Siempre solía pasear de un lado a otro
mientrashablabaporteléfono.—Tenía una relación —respondió—. Con Miri, la esposa de ese loco de
Matthews, desde hacía un par de meses. Por eso yo quería abandonarlo. EsposiblequeambossupusieranqueMatthewsnoestaríaencasaesanoche.AsíqueSimonacompañóaMiriytellevóconél.NosuponíaningúnproblemayaquedormíasconfrecuenciaencasadelosWahia.ErasamigadelosniñosylamadredeMirieracomounaabuelaparati.Loquenoséesporquétedejóallí.A lomejor el shock...Miri debía de estar fuera de sí cuando vio a sus hijosmuertos.A lomejorsaliócorriendoyél lasiguió...Bebía losvientosporella.Estabadispuestoadejarlotodoporella.Eraimposiblehablarconél...Noséquésucedió esa noche, Steph, tienes que creerme.Después nuncamás se puso encontactoconmigo.—Mantengámonos en los antecedentes. —Stephanie decidió que ya
reflexionaría más tarde sobre el paradero de su padre. La curiosidad de laperiodistatriunfósobrelossentimientosheridosdelahija—.¿Dequéconocíaa
losWahia?¿Yporqué llamas locoaMatthews?—Oyó lospasosdeHelmaatravésdelteléfono.—Comotehedicho,losWahiaeranvecinos.Además,yaconocíamosaMiri
ysumaridoantesdequesemudaranacasadelospadresdeella.Simonerasuasistentesocial.Asesorabaa la familiacuandoempezóa irlemal.CreoqueseenamoróalinstantedeMiri...—Dejaahoralahistoriadeamor—pidióStephanie—.¿Porquéleibamalala
familia?—Estaba relacionado con que Raymond empezara a desvariar —explicó
Helma—.Tengoqueretrocederunpoco.Miri,suesposa,eraunamaorídepuracepa,deunalíneasanguíneamuyantiguayconocida.Jefes tribales,sacerdote,guerreros... Los Paerata, de los que descendían los Wahia, eran como de laantiguanobleza.YaMatthewsselehabíametidoenlacabezasacarpartidodelpasado de su esposa. Empezó afirmando que su historia era de un valorincalculableparalaciencia.Luegoqueríaescribirunanovelaymástardehablódevender losderechosdeautorpararodarunapelícula.Tambiénse leocurriódemandar al gobierno y a losClavell por los derechos de herencia...Mientrasestaba sin trabajo iba de un sitio a otro para sacar dinero de ese diario, losrecuerdos de una antepasada de su esposa. Un documento interesante, perotampocotanvaliosocomoparaquelauniversidadpagasemilesdedólaresporél.Losautoresdebestsellerstampocohacíancolaparaobtenerlosderechosdelahistoria,muchomenosHollywood.Matthewsnohacíacaso.Estabaobcecado,dejódetrabajarparahacercontactos,comoéldecía.Enciertomomento,decidióescribirélmismounsuperventas...Pordesgracia,carecíatotalmentedetalento.Solo puedo suponer cuál debió de ser la reacción de Miri ante todo eso. Esposiblequellegadounmomentoseenfadara.Debiódepreguntarsesiélsolosehabíacasadoconellaporlosrecuerdosdesuantepasada.Encualquiercaso,ellaestabaahícontresniñospequeñosysumaridonoaportabaningúndinero,soloideasdelirantes.—¿Cómosabestodoesto?Telocontaba...¿papá?
—¡Quéva!—Stephaniecreyóverasumadremoverlacabezanegativamente—.Por aquel entonces yo era asistenta del decano de la Facultad deEstudiosMaoríes en la Universidad de Auckland. Investigaba con unos estudiantes lahistoria de un viejo pa de los ngati kahungunu, junto a Masterton. Un día,Matthewspasó avernosynoshablódeldiario.Mediounparde copias.Tansolo fragmentos, pues guardaba el documento como un tesoro. Como ya hedicho, lahistoriaera interesanteyyomeencarguéde lasnegociacionescon launiversidad. Sin llegar a ningún resultado, el hombre estaba loco.Yo siemprehabía esperado poder hablar con su esposa. A fin de cuentas, ella era lapropietaria del diario y a lo mejor lo habría puesto a nuestra disposición sinarmar tanto jaleo. Pero no fue posible, siempre era muy reservada conmigo,inclusocuandosemudaronanuestrovecindarioyaunquenuestroshijosjugabanjuntos.Mástardecomprendílascausas...Lamentomuchotodoesto,Steph...Talvezdebícontártelo,yo...—Está bien... —Stephanie empezaba a tomar conciencia de lo que iba a
costarle esa llamada—.Una preguntamás.—Era como disparar con los ojosvendados,perosumadreeraespecialistaenestudiosmaoríes.Ylamencióndeese diario recordó a Stephanie la historia de la reencarnación—. ¿Has oídohablar de una tal Marama o Marian, a la que raptaron durante las GuerrasMaoríes?Enelotroextremodelalíneahubounossegundosdesilencio.Stephanieoyó
respiraraHelma,yluegosuvozatónita:—¿Clavell? ¿Marama oMarianClavell? ¿Cómo lo sabes...? ¿No acabas de
decirquenoteacuerdasdenada?—Nada de esta vida. Marama o Marian pertenece a una época anterior.
Escucha,mamá,seguroqueenesehoteltienesWLAN.EnciendeelordenadoryseguimosporSkype.Sitelocuentoahoraporteléfono,mijefememataráalverlafactura.Yasaberenquémereencarnodespués...Tresminutos,¿vale?
El portátil de Stephanie estaba encendido y tuvo tiempo suficiente paraconectar la grabadora de su smartphone antes de que se oyese el sonidocaracterístico de la llamada por Skype. Acto seguido apareció el rostro de sumadreen lapantalla,unpocodesfigurada—laconexiónnoeraóptima—peroreconocible. Tenía aspecto de no haber dormido y de estar cansada, con elcabellocastañorevueltoyaclaradoporelsol.ComosiemprequetrabajabaenlaAmazonia,habíaperdidopeso;lamayoríadelasvecesqueviajabaallítambiénteníaparásitosocontraíaalgunaenfermedadmásomenosinfecciosa.Stephaniesepreguntabaporquésiempreparticipabaenesasexpediciones.—Steph...—dijoHelmaconcariñoalverasuhija—.Tienesbuenaspecto...Lajovenasintióimpaciente.—Tú no—respondió, al tiempo que colocaba el smartphone delante de la
pantalla—. Mira, mamá, escucha esto simplemente. Mientras, tomaré unosapuntessobrelosasesinatosdeMatthews...Sereprendiópornohabergrabado laconversación telefónicaconsumadre.
Ahorateníaqueescribirladememoria.Mientrasanotabarápidamentelosdatosenuna libreta, echaba esporádicosvistazos a lapantalla.Para su sorpresa, viosonreírasumadremientrasescuchabalasesióndehipnosis.—Ha sido realmente un viaje en el tiempo—observó Helma cuando hubo
concluido—.¡Yquésuertequenoestésloca!¡Yaempezabaapreocuparme!—Casiparecíasatisfecha.Stephaniefruncióelceño.—¿Unviajeeneltiempo?—preguntó.—Sí.—Helma sonrió—. Todavíame parece oír al pequeño JoelMatthews
decir:«¡Hazlaspacesconlosdioses,niña!»,altiempoquecorríaagitandounalanzaqueélmismosehabíahecho...—¿JoelMatthews?Eraunode losniñosasesinados.¿Quétienequevercon
esto?—Stephanieestabaalarmada.¿Estaríansusdoscasosrelacionados?—Marama o Marian Clavell era su bisabuela. O tatarabuela... Tendría que
calcularlo. En cualquier caso, era una antepasada deMiriMatthews y la que
habíaescritoeldiario.Mirioshabíacontadosuhistoriaatiyasushijos,yyotambiénconocíapartesdeellaporlosfragmentosquesumaridohabíacedidoalafacultad.Atitefascinaba,igualquealoshijosdeMatthews.Representasteisla historia no sé cuántas veces: el rapto, el encuentro con Hillary Clavell, lahistoriadeamorconLeonard...yParihaka.Reconstruisteiselpobladoconpapel.Losdistintosmaraedelastribus...«Construimoscasas...»Stephanierecordósuspropiaspalabrasbajoelefecto
delahipnosis.Asíqueeraeso.RupertHelbrichnohabíadespertadoenellaunareencarnaciónanterior,sinosololosrecuerdosdesusjuegosdeinfancia.Sonrió.—Mamá, creo que acabas de hacer muy muy feliz al redactor jefe de mi
periódico. ¿Sabes por casualidad de qué batalla se trataba? ¿Cuándo y dóndetuvolugaresamasacredelaquefuevíctimalafamiliadeMarama?Helmaasintió.—Claro—dijo—.Fueen1864,enWaikato.LabatalladeOrakau...
Soyhija de un jefe tribal.Mi padre eraRewiManiapoto,ariki de los ngatimaniapoto.GobernabaunadelastribusmáspoderosasdelaIslaNorteyeraunodeloscaudillosmásimportantesdelrey.Asusórdenessereunieroncientosdeguerreros para combatir contra las tropas del general inglés Cameron. Esoshombres pertenecían a distintas tribus, en parte enemistadas entre sí en elpasado,ysemirabanllenosdemutuadesconfianza.Losjefessesometíanalasórdenesdemipadredemalgradoyconfrecuenciatrasmuchasdiscusiones.Alfinyalcabo,paranosotroseraalgonuevoeinhabituallucharjuntoscontralospakeha.Peroesque,desdehacíaunosaños,lastribussehabíanhartadodequelos colonos blancos rompieran un acuerdo tras otro. Aduciendo vagosargumentosocupabanyrobabannuestras tierras.Poresovarios jefesdelaIslaNorte decidieron unirse contra los ingleses. Pretendían contraponer a la reinaVictoria un rey que fuese portavoz de los maoríes. Eso ocurrió en Pukawa.Eligieroncomo reyaPotatauTeWherowherode losngatimahuta,queestabadispuestoainiciarlasnegociaciones.Por desgracia, eso no cambió demasiado la situación. Los pakeha nunca
tomaronenserioalmonarcamaorí.Hablabanamablementeconél,loinvitabanaceremonias de poca importancia y le hacían regalos, pero no contaban con élpara tomar lasdecisiones importantesque tambiénafectabananuestropueblo.Potataumurióy lo sucedióenel trono suhijoTawhiao,unhombrealque losinglesesconsiderabanrebelde.Lucharoncontraélyasíestallólaguerradurante
lacualyocrecí.Mimadreconsideróinnecesariomarcharseconsushijosavivirenunpobladoperdidoen elbosquemientrasmipadrepeleabapor supueblo.Nosotros loseguimosdurante laguerracomohicieronmuchasotrasmujeresyniñosdelatribu.La mayoría de las mujeres se limitaba a llevar las armas de sus maridos,
prepararleslacomidaymantenerlimpioelcampamento.Peromimadreocupabaunpuestoespecial.AhumaiTePaerata,tambiénellahijadeungranjefetribal,era una guerrera en cuerpo y alma. Sabía manejar las armas tradicionales denuestropueblomejorquealgunosjóvenesguerreros,ycuandotomabalapalabraenelconsejodelosjefestribalesdiscutíaconvigor.Yolaadmiraba,aunqueletenía también algo de miedo.Me hubiera gustado que pasara más tiempo ennuestracasa,queseocupasedemishermanosydemí,quenosenseñaseatejerypescar,esascosasquelasesposasdeotrosguerreroshacíanconsushijos.PerocuandoAhumainosveníaaver—solíacompartirlacasademipadreydeliberarcon los hombres sobre la paz y la guerra—, como mucho hablaba con mihermano.Tuma—sunombrecompletoeraTumatauenga,poreldiosdelaguerra—era
casiunadulto.Faltabanpocassemanasparaquedejasenuestracasaysemudasealadelosjóvenesguerrerosyyapasabacasitodoeltiempoejercitándoseenelempleodelasarmas.Mimadreloanimabayapoyaba,ytodavíameacuerdodecómo se reía cuando tambiénmi hermanamayor y yo cogíamos la lanza y elhacha de guerra. Intentábamos levantar la pesada hacha o al menos agitar lamaza de guerra, y Ahumai nos elogiaba por ello. Decía que seguro que másadelante también Kiri y yo seríamos guerreras. Mi madre no dejaba ningunadudarespectoaqueseríaellaquiennosintroduciríaenelmanejodelasarmas.Loesperábamoscon impaciencia,pero todavíaéramosdemasiadopequeñas.
CalculoqueyodebíadetenercincoveranoscuandonosmudamosaOrakau,mihermanaeradosañosmayor.Larecuerdocomounaniñitasucia.Kiriyahabíaaprendido a peinarse, pero, como durante todos esos años le había crecido elpelo sin que nadie se ocupara de él, intentar desenredar sus enmarañados
mechones era una empresa inútil.Yo lo sabía por propia experiencia. Llorabacuando Kiri alguna vez intentaba domar mis rizos. Los hijos de otros jefestribalesseocupabancariñosamentedesushermanosmenores,peroKirieratanpocomaternalcomoAhumai.Pocasvecesseocupabademí,ycuandolohacíaeraconescasoentusiasmo.AKiriledabaigualsiyomeponíalafaldaalrevésoalderecho,osimehacíaunlíoconlostirantesdelcorpiño.AMoananoledabaigual.No sé quién le había encargadoque se ocupase unpocode las hijas deAhumai, a lo mejor lo hacía por decisión propia, porque nosotras, dos niñaspequeñas, ledábamospena.Kiriyyoíbamossucias,conpiojosypulgas,peronohabíamaneradequeesocambiasesinenfureceralosdioses.Siendohijasdeunjefetribaléramostapu.Ningunapersonadeunrangoinferiordebíatocarnos.Nosalimentabandeunmodocomplicado,conuncuerno.Nosponíanenlabocalapartemásdelgadayconunacucharallenabandecomidalapartemásancha.Todo eso sin tocarnos ni a nosotras ni la comida, lo que también teníamosprohibidohacernosotras.Eseprocedimiento,enespecialcuandoyotodavíaeramuypequeña,concluíaconMoanayconmigoembadurnadasdepapilla.Yo loencontrabadivertido,peroellaseguroqueno.Kiriyyodebíamosdeolerfatalyaquelosrestosdecomidaylasuciedadsesecabanennuestrapielynuestraropa.Todavía recuerdo cómo Moana intentaba enseñarnos a lavarnos a nosotras
mismas. Lo hacía siempre que acampábamos junto a un río o un lago pocoprofundo,dondepodíamoschapotearsincorrerningúnriesgo.Nohabríapodidosalvarnos si hubiésemos perdido pie y nos hubiera arrastrado la corriente. Sicerca no había ningún lugar en el que bañarnos o hacía demasiado frío parameternosenelagua,labatalladeMoanapormantenernoslimpiaserainútil.Enlatribuesonoleimportabaanadie,anuestrospadreslosquemenos.Loshijosde un jefe tribal tenían que vivir con suciedad y bichos hasta que eran losuficientementemayoresparacuidardesímismos.Moana también debía de haber sufrido esa experiencia de niña. No sé de
dóndevenía,peroprobablementeerahijadeunodelosjefestribalesqueestabanalasórdenesdemipadre.Talvezelsuyohabíacaídoenelcampodebatalla,o
suspadreshabíanmuerto en losdesórdenesde laguerra.Sibien su rangoerainferioralnuestro,debíadeserdenobleestirpe;delocontrarionoselehabríapermitidopermanecerennuestroentorno.Eraunamuchachacorpulenta,detezoscuraycabello largoynegro,deojosdulcesy redondos, todavíamuy joven.Seguro que pronto la casarían con un guerrero, pero,mientras ninguno de losancianosseencargasedeello, semantenía lejosde loshombres.Preferíaestarconnosotras,contarnoshistoriasycantarnoscanciones,cocinarparanosotrasydarnos de comer, y por las noches nos preparaba las esterillas sobre las quedormíamos.Ella era también la que nos consolaba por la noche y almismo tiempo nos
daba prisas cuando de repente había que desmontar el campamento.Cambiábamos de sitio conmucha frecuencia, losaukati, las líneas fronterizasentrelosdominiosdelosblancosylosdelosmaoríes,continuamentesemovían.Nuestrosguerrerosfortificabanunpueblo trasotroparaconservarlas,peroa lalargaesono funcionaba.Laestrategiaprincipaldemipadreconsistía endejarque los ingleses arremetieran contra nuestros campamentos de defensaconstruidos a toda prisa. En cuanto Cameron estaba a punto de someterlos,ordenabalaretiradaalosguerrerosysuséquito.Adiferenciadelosingleses,losmaoríes aborrecían las batallas campales y trataban de evitarlas siempre queestabaensumano.A decir verdad, siempre estábamos huyendo; unas veces encontrábamos
alojamiento en un pa, otras en marae apenas fortificados. La gente de lospoblados nos daba asilo y permitía que los guerreros construyesen nuevasinstalacionesdedefensa.Peroteníanmuchomiedo,sabíanqueelcastigodelosingleses por su «traición» sería sangriento. A veces todos los habitantes delpobladoseibanconnosotroscuandohabíaqueabandonarunaposición.De vez en cuando nos instalábamos durante semanas en primitivos
asentamientos en medio del bosque, donde la mayoría de los guerrerospernoctabanconsusfamiliasacielodescubierto.Peroparaeljefedelatribu,asícomo para nuestra madre y para nosotros, siempre construían una cabaña.
Vivíamosrigurosamenteapartadosdelagentesencilladelatribu.Sitansololasombradeljefecaíasobreunguerrero,esteteníaquesometerseacomplicadosritualesdepurificación.MihermanaKiriparecíaencontraremocionanteesavidaerrabunda,peroamí
me daban miedo esos cambios continuos de lugar. Dormía mal y me habríagustado abrazarme a Moana cuando venía a mi lado para tranquilizarme.Naturalmente, ella no me lo permitía, pero aun así siempre encontraba unahistoriaconlaquereconfortarme.—Mira, Marama, esto no es más que un juego—me contaba—. Estamos
jugandoalesconditeconlosCasacasRojas.Yapillar.Avecesjuegasaestocontuhermana,¿verdad?Ytegusta,¿noesasí?—Yoasentíayellasonreía—.¿Yquién gana siempre? ¿Kiri o tú?—preguntaba, sabiendo lo orgullosa que yoestaba de sermás rápida y sagaz quemi contrincante a la hora de pensar enescondites.—¡Yo!—respondíatriunfal.—¿Loves?—sealegrabaMoana—.IgualquejuegastúconKiri,tambiénlos
guerrerosjueganconlosCasacasRojas.¡Yyasabeslofuertesyorgullososquesonnuestrosguerrerosy lo inteligentequees tupadre!RewiManiapotoysushombresnopuedenperderenestejuego.LosCasacasRojasyloskupapa,esosperrosmiserables,¡nonosatraparánnunca!Casitemíamosmásaloskupapa,lastropasmaoríesdeapoyoalosingleses,
quealosCasacasRojas.NotodaslastribusdelaIslaNortesehabíansumadoalmovimiento kingitanga, algunos jefes tribales habían preferido aliarse a losingleses.EnviabanaCameronguerreros,sobretodorastreadoresqueconocíaneljuegodelesconditemuchomejorquelospakeha.Sinuestrosguerrerossolosehubiesenenfrentadoalosblancos,todohabríasidomásfácil.Lospakehanosedesenvolvían bien en nuestros bosques, y nuestros guerreros controlaban confacilidad susmovimientos.Habríamos podido retirarnos en cuanto los oíamosllegar.Pero las tropaskupapa sabíanconfundirseenelpaisajey seguir rastrostan bien como nuestros hombres. Por regla general procedían de tribus que
llevabansiglosamargamenteenemistadasconlasnuestras.Deahíqueactuasencon la correspondiente crueldad cuando asaltaban uno de nuestros poblados ypodíanatraparanuestrosguerreros,mujeresyniños.Enunaocasión,escuchéaMoanayunpardeamigashablardesuscrueldades.Elrecuerdodeesashistoriastampocomedejabadormirporlasnoches.No sé si Moana todavía creía entonces que realmente podíamos ganar el
juego.Losjefes,sobretodomipadre,yanoselocreíanmuchoantesdequenosmarcháramosaOrakau.KiriyyolodedujimosdeloscríticoscomentariosdemimadrecuandoinformóaTumadelasdeliberacionesdeloscaudillos.Estabaenprofundo desacuerdo con que tantoWiremuTamihana, jefe de los ngati haua,como tambiénmi padre quisieran pactar la paz con los ingleses.Tamihana yahabíaenviadounmeredejadeaCameron,unapruebadesubuenavoluntadalahoradeemprenderlasnegociaciones.Mimadreexpresósuindignación.—¡Esosoloesunamuestradedebilidadantelospakeha!—dijo iracunda—.
Siesque lleganaentenderalgode loquequiereexpresarconello.Puedequehubierasidomejorquelesenviaseunanansaenlugardeunamazadecombate.Además,porloquesé,prefiereneloroaljade.Yestosiesqueaceptanelregalo,insolentescomoson.EseGrey...—eraelgobernador inglésdeNuevaZelandaque había empezado la guerra para forzar a los jefes fieles al kingi, a queprestaranjuramentoasureinaVictoria—eseGreyquiereversangre.¡Siporélysusgeneralesfuera,noquedaríaningunodenosotrosconvida!Asísequedaríanconnuestrastierras.Tuma asintió con gravedad. Como guerrero no debía mostrar miedo ni
cobardía,ynuncahabríallevadolacontrariaamimadre.Aunqueyonoentendíarealmente de qué trataba ese asunto, sabíamuy bien lo que era la sangre y lamuerte.Inclusosimipadrenoseaventurabaaunabatallaencampoabiertoconelenemigo,siempremoríanjóvenesguerrerosenlaslíneasdedefensayyooíalos gemidos de sus madres, esposas e hijos cuando preparaban los cadáverespara el entierro. A veces escuchaba incluso cosas peores. Mis hermanos se
divertían asustándome con sus descripciones de cuerpos despedazados ydecapitados.—Loskupapa...—decíaTumacongravedad—.Tencuidado,Marama, ¡uno
deestosdíasteatraparán!
Orakau estaba al lado del río Puniu, al este deKihikihi, donde se hallabanestacionadoslosingleses.Eraunantiguofuerte—unpa,comosediceenmaorí—,yamipadrenolegustabalaideadequenosinstaláramosallí.Enrealidad,Orakau se había construido para formar a jóvenes guerreros. Había bosquesinescrutables, monte bajo, extensiones despejadas, colinas y planicies. Loshombrespodíanejercitarseentodoslosestilosdeguerrayseveíansiempreantenuevosdesafíos.Orakaueradifícildedefender.Sinembargo,enelotoñodelañoalquelospakehadieronelnúmero1864habíanllegadoguerrerosdelastribusngai tuhoe y ngati raukawa para reforzar nuestras tropas. En nuestrocampamento cada vez quedaba menos espacio libre y los hombres habíaninsistidoamipadreenquelesdejaraapuntalarmáselfuerteOrakauyquenosmudásemosallí.MimadrediscutióconTumalosprosyloscontras.Ellugar,segúndecíanlos
tuhoe, era lo suficientemente amplio y grande para acoger a los más detrescientos guerreros, mujeres y niños que estaban alojados en el primitivocampamentojuntoalrío.Erafácilabarcarconlavistalosalrededoresyobtenermaderaparaseguirfortificandoellugar.—Peronohayaguaeneláreadelpa—objetóTuma—.Esimposiblesalirsin
servistoparairdecazaoparahuirencasodenecesidad.Ahumai asintió complacida y yo escapé detrás de nuestra cabaña, me
acurruquébajounampliohelechoymepuseapensarencómoseríamorirdehambreosedenunpaasediado.Alfinal,fueronlosguerrerostuhoelosquehicieronvalersusexigenciaspese
alosenérgicosdiscursosdenuestropadre,quenoosabanipensarenunaguerra
en Orakau o sus alrededores. Los hombres empezaron reforzando el fuerte.Construyeron empalizadas, erigieron terraplenes y cavaron pasillos quepermitierandesplazarseporelpaaunquedisparasencañonazosdesdeelexterior.YfuedenuevoMoanaquien,enunanochedelunallena,nosarrancóaKiriy
amídenuestrosueño.—Levantaos, niñas, levantaos. Tenemos que irnos de aquí, han llegado
oteadores.LosCasacasRojasvienenconmuchoshombres.Mi hermana gimió adormecida al sentarse, mientras yo me levantaba
atemorizadademiesterilla.—¿Nosvamosmuy lejos?—preguntóKiri demal humor—. ¿Tenemosque
andarmucho?Moananegócon lacabeza.No teníamosninguna lámpara,pero la luzde la
lunaentrabaenlacabañaydistinguíamossusiluetaconclaridad.—No;solohastaOrakau.Lasobrasdefortificaciónestáncasiterminadas,nos
atrincheraremosallí.—¡Tengoque irconlosguerreros!—Tumavio laoportunidadparareunirse
conloshombresantesdeloplaneado.Recogiósusarmas.—Creo que esmejor que nos llevemos algo de comer—murmuróMoana,
recogiendo las pocas provisiones que había en nuestra cabaña—. Enrollad lasesterillas,niñas.Tenemosquedarnosprisa.LosCasacasRojasvienenacaballoynotardaránenllegar.Laseguíjadeandocuandoellaseunióalasmujeresyniñosquesedirigíanal
padeOrakau.Alhacerlosolopenséqueeljuegodelesconditeestabaapuntodeterminar.Claroque todavíapodíamosocultarnos tras la cercadelpayesperarque no nos vieran. Pero Cameron y sus hombres seguro que sabían queestábamosallí.Yjugarapillartambiénseríadifícilsiunosibanapieyotrosacaballo...EnOrakauvolvimosaencontrarnosconmimadre.Seestabainstalandoenel
alojamientoquenoshabíanasignado.Lejosdelcentrodelpa,dondelamayoríadelasmujeresyniñoseranalbergados,cercadelasempalizadas.Aprovechéla
oportunidad para buscar consuelo frente al miedo y la soledad y corrí haciaAhumai.Mimadrepodíatocarme,yopodíaabrazarmeaella.—¿Vanamatarnos?—preguntétemblorosa,mientrasrodeabaconlosbrazos
sucinturayescondíaelrostroenlosplieguesdesufaldabordada—.¡Noquieroestarmuerta!Ahumaimeseparódeellacondeterminación.—¡No te lamentes, eres la hija de un jefe tribal! —dijo con severidad—.
Lucharemosysiasítienequeser,moriremos.Yerguelacabeza.Odiaremosalospakehahastanuestroúltimosuspiro.Yahoratúmbateaquíyduerme.Tengoqueirconvuestropadre.No sé si realmente tenía que ir con los hombres, es posible que también
hubierapodidoquedarseconKiriyconmigo,paratranquilizarnos.PeroAhumaieraunaguerrera.Susojosbrillabancuandopensabaenlacontienda,queríaestaren lasempalizadascuando los jefes lasocuparan.EscuchécómoordenabaconseveridadaMoanaquesearmase.—Al parecer se acercan tres generales británicos con mil cuatrocientos
CasacasRojas—desvelóalatambiénasustadamuchacha—.Ynosotrossomostrescientos, entre hombres ymujeres.Ningún hombre ni ningunamujer puedefaltarasusobligaciones.—Peroalguiendebequedarseconlosniños—objetóMoana.Suspiréaliviada.Almenosellanomedejaríaenlaestacada,inclusositenía
querebelarsecontraAhumai.Yolaadmirabaporeso.Mi madre no tardó en dejar nuestro alojamiento. Kiri se ovilló sobre su
esterilla, indiferente a la mudanza, y ni siquiera oyó los primeros disparoscuando los inglesesatacaronpor lamañana.Yo,encambio,mediunsustodemuerte, y Moana incluso se atrevió a salir para averiguar qué ocurría. Meacurruqué temblorosa y llorandobajo lamanta, convencida de queun enormeguerrerokupapaconlacaratatuadaibaasacarmedeallíparadespedazarmeconsuhacha.Peronoocurrió.Moanaregresóymeaseguróquesolosehabíaausentadoun
instante.Dehecho,estarcercadelaempalizadanoshabíaresultadoventajosoenese momento. Moana había encontrado a un joven guerrero que la habíainformado.—No tengas miedo, tu padre ha rechazado el ataque —explicó para
tranquilizarme—.Hadejadoque lossoldadosseacercarany,cuandoestabanacincuenta pies de nuestro cercado, ha arremetido contra ellos. Se han retiradoenseguida,ahorahavueltolacalma...—¿Se...seirán?—preguntéesperanzada.Moananegóconlacabeza.—No—respondióabatida—.Kurediceque...queestánmontandotiendas.
Cuando se hizo de día, nosotras mismas pudimos verlo. Con el corazónlatiéndomeconfuerza,acompañéalaintrépidaKirialaempalizadaparaecharunvistazoalexterior.ElgeneralCameronysussoldadosconstruíanuncercoentorno anuestro fuerte.Alprincipiodejóde atacar, pero sus soldadosy jinetespatrullabannocheydíaalrededordeOrakau.Eraimposiblequesalieraalguienacazaroabuscaraguasinservisto.Erasumamentearriesgado,peroenelpanohabía reservas de comida. A diferencia de en un auténtico poblado, no habíacamposde cultivo en los quedesenterrar boniatos (kumara ennuestra lengua)que alguien hubiera dejado olvidados, ni animales que sacrificar. Los jefeshabían planeado llevar víveres y reservas de agua, pero nuestra huida delcampamento junto al río había sido muy precipitada. Había ocurridoprecisamenteloquemihermanosetemía:lossitiadoreshabíancortadoelaccesoa cualquier suministro al pa. Ni siquiera los mejores guerreros de Orakauresistiríandemasiadotiempo.
Losdíassiguientes,mipadremandóracionarelaguaya los inglesesse lessumaron refuerzos. Apareció Cameron con más soldados, llegaron jinetes y
kupapamaoríes.Nosotrosveíamossushoguerasynonosatrevíamosaencenderningunaporlanocheparanoserelobjetivodelosartillerosingleses.Nuestrosguerreros estaban intranquilos, algunos insistían en salir de la fortificación.Mientraslossitiadoresaguardaban,laatmósferaenelpacadavezeramástensa.La estrategia de Cameron era clara: había apostado por dejarnos morir dehambreyestabasaliéndoseconlasuya.LasracionesdecomidaqueMoanaibaabuscaralcentrodedistribucióncadadíaeranmáspequeñas.—Los guerreros se están quedando sin municiones —informó Tahnee, la
amigadeMoana,cuandonostrajoagua—.Eljefeestámuyenfadadoporquelosguerrerossedejanprovocardemasiado.Bastaconquelos inglesesdisparenunpar de tiros a la empalizada para que devuelvan los disparos sin la menorposibilidaddedarleaalguien.—Perosino tenemosniaguanicomidanipólvora—preguntéamedrentada
—,¿quéharemos?Moanaseencogiódehombros.—Escapar—intervinoTahnee.Estabacasadaconunodelosjefesmenoresy
sumarido formabapartedel consejo—.Elariki está trabajando enunavía deescape. Es probable que por la noche abramos la puerta de la empalizada ysalgamos.Losguerrerospelearánparadejarnoselpasolibre.—¿Elpasohaciadónde?—preguntóMoana.Suamigasemordióellabio.—Haciaelrío—contestó—.Escaparporelríoeslaúnicaposibilidadquenos
queda.Almenosesocreenloshombres.Allíhaycanoasescondidas,elarikiesprevisor...—¿Canoassuficientesparatrescientaspersonas?—preguntóMoana.Tahneenegóconlacabeza.—No—susurró, con la esperanza de que las niñas no la oyésemos—, los
trescientosnuncaconseguiránllegaralrío...
PerolagentedeOrakauvolvióaalimentaresperanzas.Trasunosdíasmásdesevero racionamiento de comida y agua, Tahnee llegó un mediodía a nuestroalojamientoemocionada.—¡Lospakehahanhechounaoferta!ElmismoCameronhahabladoconlos
jefes, llegóensucaballohasta lapuertaehizo llamaraRewiManiapoto.Losingleses quieren que nos rindamos. ¡Quieren la paz!Oh... Ojalá, ¿a que seríamaravilloso que volviese a haber paz? Incluso... incluso habiendo perdido laguerra...Tahneeteníaunhijopequeñoyvolvíaaestarembarazada.Nohabíanadaque
deseaseconmásfuerzaquevolveraestablecerseenunlugarfijoynotenerqueestarcadadíatemiendoperderasumaridoenlabatalla.—De todosmodos, nohe entendidodel tododequé se trata en realidad—
admitió Moana—. Del kingi, claro, eso sí. Pero si por mí fuera, tambiénpodríamoshaberprestadojuramentoaesareinaVictoria.Conlolejosqueestá,nuncahabríadesafiadoanuestrosguerreros...—¡Peroquierenuestratierra!—señalósuamiga—.¡Nopodemosdarlestoda
nuestratierraalospakehayasureina!Enesoteníarazón,hastayoloentendía.¡Sirenunciábamosanuestratierraya
no podríamos pescar ni cultivar kumara y moriríamos de hambre! Y en esosmomentosyosabíaloqueeraeso.No,¡nopodíamosdarlesnuestratierra!
Pero, lamentablemente, eso era lo que los ingleses exigían en lasnegociaciones.ElgobernadorGreyqueríalasumisióntotal.Yanolebastabaconque los jefes jurasen lealtadasureina. Insistíaademáseneldesarmede todosnuestrosguerrerosylaentregadelastierrasdetodasaquellastribusquehabíanluchadoafavordelreyTawhiao.Todoslosdelpaconsideraronquetalesreclamacioneseraninaceptables.Así
quenosreunimosparaescucharquérespondíaRewiManiapoto.Mipadresubióalaplataformaquehabíadetrásdelaempalizadaconeltrajedegranjefe.Sus
guerreros le llevaron las insignias de su poder, su preciosa capa bordada conplumasdekiwiondeabaalviento.—¡No vamos a daros nuestras tierras,pakeha!—espetó aCameron y a los
demásgeneralessinrodeos—.Silaqueréis,tendréisquevenirabuscarla.Ehoa,kawhawhai tonumatou.Ake!Ake!Ake!Amigo, lucharemosporsiempre. ¡Porsiempre!¡Porsiempre!¡Porsiempre!Fueunagranintervención.Séquetodanuestragentesesintióorgullosadeél,
pero amíme diomiedo.Y todavía fue peor cuando los ingleses nos hicieronllegarunrequerimientomás.—Dicenque losguerreros tienenquemandar salir a lasmujeresyniños—
tradujoTahnee.Su tribuhabíavividocercadeunamisióncristianay sabíaunpocodeinglés.Sobre la empalizada, mi padre y sus hombres también escuchaban con
atención las palabras del intérprete. Y entonces mi madre dio un paso haciadelante. Estaba preciosa. Erguida, indómita, con el cabello negro ondeando alviento,vestidaconloscoloresdesutribu.—Kitematengatane,memateanongawahinemengatamariki!—dijocon
suvozsonorayfuerte,decididayseguradesímisma.«Siloshombresmueren,tambiénlasmujeresylosniñosmorirán.»Yotemblabademiedo.
De hecho, nimi padre nimimadre tenían la intención de dejar su vida enOrakau. Apenas dos días después del altercado, RewiManiapoto se atrevió aemprenderlahuidaenlahoraterceradeunanochesinluna.Estavez,nofuelavoz de Moana la que me despertó. Mi madre en persona apareció pararecogernosaTuma,aKiriyamí.—Kiakamakama,¡daosprisa!—nosexhortó,yyonoselohicerepetir.De todosmodos,misueñotampocoeraprofundo,elmiedoy laangustiano
me dejaban tranquilizarme. Al final todos sentíamos que nos esperaba algogrande.ObienconseguíamoshuiroCameronasaltaríaelpa.MimadrenoscondujoalasalidasecretadelaqueTahneenoshabíahablado.
Loshabitantesdelpasereuníanallíyamímeasombróelmodotansilenciosoconqueseefectuaba lamarcha.Habitualmente, lascomunidadesmaoríeseranvocinglerasyalegres,peroenesosmomentosnisiquieralosniñosmáspequeñosseatrevíanaabrirlaboca.ViaTahneeconsubebéatadoalaespaldayaotrasmujeres con niños de la mano. Los guerreros formaron junto a la salida.Pelearíanparadejarnosunavíalibre.Yentoncestodosucediómuydeprisa.Losjefessehabíancercioradodeque
todos los guerreros,mujeres y niños estuvieran preparados para escapar.Muydespacio,sinemitirelmenorsonido,lapuertaseabrió...yunsegundodespuéslosguerrerosempezaronagolpearconlaslanzaselsueloyaentonarunasalvajecancióndeguerra.Gritandoycantandoseabalanzaronhaciael exterior, sobrelastiendasdelosingleses,queapenasestabanvigiladas.Elefectosorpresahabíaresultado.SiCameronhabíacontadoconqueserealizaraunataque,seguroquenoesperabaquefueseenesesitio.Mimadre guiaba a los que escapábamos, corriendo detrás de los guerreros.
Pasandojuntoahombresque luchaban,oímosgritosdemuertey losrelinchosde los inquietos caballos.Losguerreroshabían roto el cercode losbritánicos.Nadienosmolestómientrasescapábamoshaciaelbosque.YocorríaligeracomoelvientoyadelantéaKiriyMoana.Porprimeravezenmividamesentíunaauténticaguerrera,invencible,noexperimentabanielmenorvestigiodemiedo,aunque apenas me quedaba aliento cuando por fin penetramos en el verdoroscurodelbosquedehelechos.Ahíestaríamosprotegidosmientrasalrededordelpaseguíalabatalla.Lospakehanonossiguieron.Todavíanohabíanentendidoquenosetratabadeunsimpleataque,sinodequeRewiManiapotoefectuabaunintentotemerarioporevacuarelpa.CorrimosunpocomásporelbosquehastaqueAhumainosreunióenunclaro.—¿Estánaquítodaslasmujeresyniños?¿Ningunosehaperdido?—preguntó
convehemencia.Contestaronmuchas voces.Al parecer, nadie echaba demenos a los suyos.
Detrás de nosotros comenzaban a asomar los primeros guerreros entre losárbolesyhelechos.—¡Bien! —contestó mi madre—. Entonces nos repartiremos en pequeños
gruposeintentaremosabrirnoscaminohastaelrío.¡Suerte!Hastaesemomentonomehabíadadocuentadequenoestábamosnimucho
menosseguros.Alcontrario,todavíanosesperabaelcaminomásdifícil.AhumainoparecíatenerelpropósitodellevarnosporelcaminodirectoalríoPuniu,lossoldados y sus caballos nos habrían atrapado enseguida. En lugar de eso, aljuegodepillarsiguióeldelescondite.Meencontréenungrupoformadopormimadre,Tuma,Kiri,Moana,Tahneeyotrasdosmujeres.AhumaiyTuma ibanarmados,perosilospakehaoloskupapamaoríesnosdescubrían,hastayoteníaclaroquenoibanalucharcuerpoacuerpoconlaslanzasymazastradicionales.Antesdispararíanamatar.
En las horas que siguieron corrimos por senderos estrechos a través delbosque. Seguíamos caminos que apenasmerecían ese nombre, calmábamos lased en pequeños arroyos que con frecuencia debíamos vadear. No hacía fríoaunqueyahabíaempezadoelotoño,pero lamarcharápiday laexcitaciónnoshacíansudar.Alprincipioelcorazónme latíacon fuerzamientras seguíaamimadre y mi hermano a través de la penumbra, pero en cierto momento laexcitacióndejópasoalcansancio.Cuandosalióelsol,teníalasensacióndenopoderdarunpasomás,soloqueríadejarmecaerydormir.Peronomequejaba.Tresniñosmásdedistintasedadessehabíanunidoanuestropequeñogrupoyellostambiénseresignabanensilencioasudestino.Nosacercábamosal río,Ahumaisabíadóndeestabanescondidas lascanoas.
Nos detuvimos delante de una extensión dematorrales bajos, la hierba tussokcrecía en la extensa planicie delante del río.Allí era imposible ocultarse, solo
podíamos esperar que nadie nos siguiera y que pudiésemos pasar campo atraviesa sinquenadienosviera.Para salir airoso, en ese lugar no servíani ladestrezanilarapideznielconocimientodelterreno,queeralousual.Loúnicoquecontabaera lasuerte.Yfueraquien fuesequiendebíadárnosla, losdiosesdel río y de los bosques, los espíritus de los antepasados o el dios de loscristianos,esamañananoestabadenuestraparte.Nohuboningúndiosamableque extendiera niebla sobre la tierra o almenos una cortina de lluvia, ningúnespírituespantóaloscaballosdenuestrosperseguidores.Enefecto,Cameronysusoficialessehabíanapresuradoaponerenmarchala
caballería cuando se percataronde nuestra huida, ademásde un regimiento deforestrangers, entre los que se hallaban diversosmaoríes kupapa. A ellos leshabíaresultadofácilseguirnuestrashuellasatravésdelbosqueysiaúnnonoshabían atrapado era solo porque los senderos resultaban demasiado estrechospara los caballos y los soldados pakeha avanzaban torpemente por el bosque.Losguerrerosmaoríesensolitarioyanoshabríancogidohacíamuchotiempo.Pero ahora, cuando nos apresurábamos con las últimas fuerzas que nos
quedaban para atravesar la planicie —además de nuestro grupo había otrasmujeresyniñosquecorríanhaciael río—,nuestrosperseguidoressalierondelbosque.Yoteníamiedodedarmelavuelta,perooíasusgritosyelgolpeteodeloscascosdesuscaballos,yluego¡losdisparos!Susbalascortabanelairecomouna tormenta que convertía el mundo en un infierno de granizo y viento. Yocorríacomonuncaantes.Moanamecogíadelamanoytirabademí.Sumanoestabacaliente,susdedosgrandesyfuertesenvolvíanlosmíosmáspequeños,ysentíalgoasícomounconsuelo.EntoncesMoanacayójuntoamí,abatidaporunabala.Sumanosoltólamía.—¡Corre,Marama,corre!—dijoconlasúltimasfuerzasquelequedaban.Volvíaoírunavezmássuvoz, tosióydesubocasaliósangre...Yoestaba
paralizada por elmiedo, pero conseguí echar a correr de nuevo.Ami lado sedesplomó Kiri con un grito horroroso, luego Tuma y al final varias balas
alcanzaronamimadre.Nocayóenseguidaalsuelo,pareciócomosilaviolenciadelosdisparoslaimpulsaraaejecutarunasobrecogedoradanzaenelaire.Durantelacarrera,Tahneeintentósacarsealniñodelaespaldaparaprotegerlo
consucuerpo,perolahirieron,yyoyanoteníafuerzas.Medejécaernolejosdemimadre,boqueandoysollozandodesesperada.Y entonces vi llegar a los hombres.Las tropas kupapa. Seguían a pie a los
jinetes, pasaban impasibles entre los hombres, mujeres y niños heridos yagonizantes y con sus bayonetas, lanzas y hachas acababan el trabajo de losfusileros. Yo quería apartar la vista de ellos, pero no podía. Con delirantefascinaciónobservécómounodeloshombresclavabasubayonetaenelpechodeKiri y cómootro cercenaba con suhacha la cabezadeTuma.Tahneegritócuandolearrancaronalniñodelosbrazosylotiraroncomosifuesebasura,perosugritoseapagóbajolalanzadeunhombreconlacaratatuada.Justodespuéssevolvióhaciamí.Yogemíeinstintivamentemearrastréhacia
donde estaba mi madre. Él sonrió sarcástico al darse cuenta de que todavíaestabaviva.Meagarróconsusmanosensangrentadas,melevantótirándomedelcabello,sacósucuchillo...—¡Nolatoques!—Elgritodemimadrenoshizoestremecertantoamícomo
al guerrero. Ahumai yacía boca arriba gravemente herida, sangrando por lasheridas. Pero todavía conservaba fuerza vital y la aprovechó para salvarme—.¡Nolatoques!Eslahijadeljefe.¡Estapu!¡Quelairadelosdiosescaigasobrevosotros!Elguerreromesoltócomosiyoquemara.Gritóalgoasuscompañerosqueno
entendí, ya no quería oír ni ver nada más, solo me acurrucaba, temblando ysollozando.Esposiblequemequedarainconscienteporunosminutos.Yanolosé, estaba tan desbordada por el horror que perdí cualquier percepción deltiempo.Cuandomeatrevíaabrirlosojos,tambiénhabíaCasacasRojasjuntoalosmaoríes en aquel campode batalla cubierto por losmuertos o agonizanteshabitantesdeOrakau.Losinglesesibandeunmaoríalotro,algunosnodudabanen imitar a sus amigoskupapa y asestar un golpe de gracia a los que todavía
gemían.Otrostratabandeponerfinalamatanza.Viqueunsoldadoseacercabaamimadre y lamovía con la bota. Ella no sentía nada, tenía el cuerpo laxo,estabainconscienteomuerta.El hombre dijo algo a sus camaradas y entoncesme descubrió. El guerrero
maorí al que Ahumai había amenazado lo llamó para advertirle que no metocara,peroelingléslorechazóconungestoimpacientedelamano.Yointentéescapararastrascuandolevantóelfusilconlabayoneta.Peropareciópensárselomejorybajóelarma.Denuevodijoalgoalosguerrerosysealejó.Durante lo que me pareció una eternidad me quedé ovillada, temblando.
Luegoempecéasentiralgoquenoerahorror.Frío.Meestabacongelando.Pesea ello, seguí tendida e inmóvilmientras iban apareciendomásCasacasRojas.Entre los recién llegados y los maoríes kupapa parecía haber desavenencias.Intercambiaban palabras ásperas. Al final pareció que todos se decidían pormarcharseydejarloscadáveresallítendidos.Losinglesesguiaronsuscaballos,algunosvolvieronaOrakau,otrosalrío,yloskupapaemprendieronelcaminoapie,visiblementeofendidos,enotradirección.Ni yomisma sé por quéme levanté y los seguí.No pensaba, solo hacía lo
primero que me pasaba la cabeza. En ese momento no había nada que mepareciera peor que quedarme sola con los espíritus de mi tribu ahí, en esaextensión. Espíritus que no se sosegarían si nadie enterraba los cadáveres.Espíritusquesindudaestabaniracundos...Corrídando trompicones, laspiernas flaqueando, tras losguerrerosmaoríes.
Medabanmiedo,perosabíaquenoibanahacermenada.Confiabaenlostapuqueprotegenalahijadeunjefetribal.Ignorabasitambiénmehabíandefendidodelaseddesangredelosingleses.Encualquiercaso,elhombredelabayonetaseguro que no había dejado caer el arma a causa del tabú. Debía de haberrecordadolaordendesugeneralderespetaramujeresyniños.Muyprontosedieroncuentadequeyocorríatrasellos,peronolesimportó.
Encondicionesnormalesnohabríantardadoendejarmeatrás,peronosemovíantandeprisacomosolían.Unodeellosestabalastimado,puesunodelosabatidos
habíatenidotiempodeclavarleelcuchilloolalanzaenlapiernaantesdemorir.Eso retardaba sumarcha. Además, discutían acaloradamente, se peleaban. Noentendíaacercadequé,soloponíacuidadoennoacercarmedemasiadoaellos.Alfinalanochecióyloshombresencendieronunahogueracercadeunarroyo.
Unodeellospescó,otrohizopanácimoyasóunasraícesderaupoenlasbrasas.Olía bien y yo empecé a sentir hambre. Naturalmente, no me atreví aaproximarme a pedirles comida.Me deslicé hasta el riachuelo para apagarmisedantesdebuscarresguardotrasunmatorral.Mequedédormidamientrasloshombres sepasabanunabotella dewhisky junto a la hogueray celebraban suvictoriasobreungrupodeinocentes.
Despertaraldíasiguientefueunatortura.Medolíatodoelcuerpoylosojosmeescocíandetantollorar.Porunosinstantesintentéconvencermedequetodohabíasidounapesadilla,peroentoncesoílasvocesdeloshombres.Tambiénlosmaoríes kupapa habían despertado. Me puse en pie. No me quedaba otroremedioqueseguirtrasellos,peroempecéapreguntarmeadóndemellevaríasucamino. ¿Volvían a su tribu? ¿A su poblado? ¿Me dejarían sola delante de lapuerta de sumarae ome acogería la tribu? Si hubiera sido una niña normal,habría podido quedarme como esclava. Con frecuencia los cautivos de guerraerantomadoscomoesclavos.Pero¿sucederíalomismoconloshijosdelosjefestribales? A lo mejor había un tohunga, un sacerdote o una bruja que podríaliberarme del tapu. Pero entonces los hombres también podrían matarme sintemerlacóleradelosdioses.Abatida,mepuseenpiecuando,derepente,ocurrióunmilagro.Unode los
hombresdijoalgoalosdemás,rioymetiróuntrozodepan.Lorecogíymelollevéalaboca.Tambiénmediaraízcrudaderaupoqueotromearrojó.Ynadamás,peroesegestodeloshombresmehizoabrigaresperanzas.Sialguiendabadecomeraotro,esquepensabadejarloconvida.Loshombresavanzabanmásdespacioqueeldíaanterior,teníanqueayudaral
herido.Así que yo no los perdía de vista, aunque al principio circulamos porsenderos estrechos a través de la espesura del bosque. Uno de esos senderosterminóenunacarreteraanchaypavimentada,deesasquelospakehaconstruíancadavezconmásfrecuenciaentrenuestravegetaciónyparadisgustodenuestrosjefes.Los dioses, decían los ancianos tohunga, estaban furiosos por ello, peroviajareramásfácilporlascarreterasdelospakeha.Seavanzabamejor.Enlamedidadeloposible,memanteníaalasombradelosárbolesdelborde
de la carretera. Algome decía que no debía dejarme ver por los pakeha conquienesnoscruzábamosmásymásvecesoquenosadelantabanacaballo, encarrozasocarros.Alalarga,nopodríaseguirocultándomedeellos.Fueradondefuesequeíbamos,lametanoeraunmaraeescondidoenmediodelaselva.Losguerrerosdirigíansuspasoshaciaunacoloniadeblancos.Haciaelmediodía,llegamosaKihikihi.Kihikihisiemprehabíapertenecidoalosngatimaniapoto.Elmaraedenuestra
tribuhabíaestadoallíhastahacíapocosaños.Mispadreshabíanvividoeneselugar y nosotros, sus hijos, habíamos nacido allí. Luego lospakeha lo habíanconquistado.Cameron había acantonado su regimiento y lo único que todavíarecordabaamipobladoeraelnombrede la colonia.Unkihikihi esun insectosimilaralacigarra.Losblancoshabíanconstruidosuscasasdeunoodospisosalolargodelacallemayor,erigidocuartelesdemaderasinadornosyubicadolaplaza de armas. También se habían instalado comerciantes; había un grancolmado,unhotelymuchospubs,unbanco,unaoficinadecorreos,unaiglesiaeinclusounmédico...Yo desconocía los nombres de todos esos edificios cuando llegué tras los
guerreroskupapa.Solosabíaqueteníanunaspectomuydistintodelascasasdereuniones,lascocinasylosdormitorioscomunesdemipueblo.Tambiénlagenteeratotalmentediferentedelaquehabitabaenunpobladomaorí.Viporprimeravez a mujeres pakeha. Hasta entonces no había sabido que existían, pues losCasacasRojasquepeleabancontranosotrossiempreeranhombres.Ahoraveíasorprendida que por las calles iban de un lugar a otromujeres de piel blanca,
rubias y pelirrojas, y que charlaban entre sí en su extraño idioma. Llevabanvestidosmuyvoluminosos, tanlargosqueamenudolestapabanlospies.¡Quépocoprácticosdebíandeserparapescarycazar,parapelearoparahuircuandollegaban guerreros extraños! Algunas, sobre todo las más jóvenes, parecíanincreíblementedelgadas.Teníancinturastanfinasqueunguerrerograndepodríarodearlasconunamano.Por lovisto, lasmujeresblancas teníantantomiedodelosguerreroskupapa
como yo. Hubo varias que cambiaron de acera al ver venir a uno de esosaterradores guerreros. Algunas mujeres llevaban a niños de la mano, peroninguna llevaba bebés a la espalda.La curiosidadme empujó a buscar con lamiradaaniñasdemiedad,perosolodescubríuna.Erarubia,llevabaunvestidoazul más corto que el de las mujeres mayores y el cabello como el trigoadornadoconunlazoazul.Cuandomevio,escondióelrostroenlafaldadesumadre.Nosacercamosaunaplazaenmediodelpuebloyviquehabíapuestosdonde
seofrecíanointercambiabanfrutas,verdurasyotrosartículos.Enotrasparadasse cocinaba y se asaba carne. Quien quería algo, iba allí y pedía un plato depotajeouna rebanadadepanconcarne.Yo tenía tantahambreque superémitimidezymeacerquéaunodeesospuestos.Lamujerqueloatendíanomemirótanfuriosacomoloshombresdealgunospuestos,peronofuemuyamable.Enlugardedarmealgocuandoletendílamanopidiéndoseloyseñalandolabarrigaylaboca,paramostrarlequeteníahambre,metratóconaspereza.Noentendíningunadesusfuriosaspalabras,peroelmensajenodejabalugara
equívocos:esacomidaeratapuparamí.Ytambiénmemiraronmallospakehade puestos de frutas, vestidos y otras cosas bonitas y de colores. Supuse quetambiénmegritaríansiintentabacogeralgodeloquetenían.Porelcontrario,tratabanalosguerreroskupapacontodoelrespeto.Cuando
llegaron a un puesto donde se asaban grandes trozos de carne ensartados enhierros sobreun fuegoabierto, lesdieronunagranporciónacadauno trasunbreveintercambiodepalabras.Acambio,elcabecilladioalcocinerounparde
chapasredondasybrillantes.Mepreguntésieseseríatalvezeldinerodelquehablaban a veces los adultos en el pa. Se suponía que para los pakeha eraimportantísimo.¡Locambiabanportodo,inclusoportierras!Delantedelpuestosehabíaninstaladomesaslargasybancos.Loshombresse
sentaronallíconsucomida,comolospakehaqueyahabíantomadoasiento.Yoretrocedíalasombradeunacasetadeutensiliosdecocina,cercadeloshombres.Alomejormetirabanalgo.Ymisesperanzasnosevieronfrustradas.Enefecto,elmás jovenmearrojóunarebanadadepanyun trozodecarne.Noconseguíatraparloalvueloycayóalsuelo,asíquetuvequelimpiarlelasuciedadantesdellevármeloalaboca.Lomastiquéconvoracidadylotraguédeprisa.Necesitabamás.Paso a paso, fui acercándome a los hombres para atraer su atención, pero a
distancia suficiente para que nome tocaran y no enojarlos. También vigilabadónde caía mi sombra. Era un día de sol y era posible que los hombres noquisieran que la sombra de la hija de un jefe tribal se proyectara sobre ellos.Comorecompensaamiesfuerzo,volvieronalanzarmecomida.Estavezlacogíalvueloydespertéel interésdeunamujerpakeha.Llevabaunvestidomarrónmuybonitoconunaespeciedeabrigoencimayalgoasícomounextrañotocadosobre el cabello rubio.A su lado, dos niñosmordisqueaban educadamente susbocadillosdecarne,unaniñaquedebíadeserdelamismaedadqueKiriyunniñoalgomayor,peronimuchomenosuncasiguerrerocomoTuma.Lostresestabansentadosenlamesacontigua,perolamujerselevantóyse
encaminóerguidaysinmiedohacialosguerreroskupapa.Meseñalóydijoalgoqueloshombresnoentendieron.Yentoncesllamóaunachicajovenquehastaentonces había estado de pie, un paso por detrás de los niños. Llevaba unsencillovestidoazul,undelantalyunacofia.Enseguidaviqueeramaoríoquealmenosteníaantepasadosmaoríes.Lapiel,elcabelloylosojoseranoscuros.Noentendíloquelamujerledecía,perosísutonoautoritario.Lamuchacha
asintióyparecióamedrentada,peroluegorepitióvalientementelaspalabrasde
la mujer en maorí, aunque con dificultades. Cometía errores, como si noestuviesefamiliarizadaconlalenguadesupropiopueblo.—Laseñoraquieresaberporquénodaisdecomeraniña.Losmaoríeskupaparieron.—¡Pero si es lo que estamos haciendo! —dijo el cabecilla, tirándome un
hueso.Yolocogíhambrienta.Lamujerpakehadijoalgomás,estavezparecíaenfadada.—Ellapreguntarsiniñaesvuestra—tradujolamuchacha.Loshombresibanacontestar,perosedetuvieroncuandovieronquelamujer
sesacabaunabolsitadelbolsilloycogíaunpardechapasdedinero.Denuevose dirigió a los hombres con voz severa y reprobatoria, y arrojó las chapas alcabecilla.—Es para niña.—La chica maorí tradujo y yo miré a los hombres y a la
mujer,esperanzada—.Comida.Entendí que les pedía que compraran algo de comida para mí, pero los
hombressetroncharonderisa.—¡Nosabíamosqueahoralospakeha incluíananiñosmaoríesensumenú!
—vociferó el cabecilla—. Y eso que siempre nos prohíben asar a nuestrosenemigos...¿Cómodicen,Hakopa?«¡Quécostumbretanbárbara!»Ya había escuchado demasiado. Justo de eso habían estado cuchicheando
MoanayTahnee.Losmaoríeskupapaavecessecomíanasusrivalesmuertos.Nosabíaquelospakehahicieranlomismo,pero,claro,todoeraposible...Dejécaer asqueada el hueso y me aparté asustada. Desesperada, busqué alrededoralguna vía de escape, pero no podría huir de esa colonia, por mucho quecorriese.—¡Novamosadarleelasadosolopordospeniques!—exclamóotrohombre
—.Tuseñoratendráquedesembolsaralgomás.Noentendíadequéhablaban,peroelgestodelhombreerafácildeinterpretar:
queríamásdinero.La chica maorí volvió a hablar con la señora. Las palabras en la lengua
pakehaparecíansalirdesuslabiosconmayorfluidez.Lareaccióndelamujerfuedeindignación.Antesdequelamuchachatradujese,otroguerreroañadió:—¡Eslahijadeunjefetribal!Lamuchachacomunicóesaspalabrasalamujer,encuyorostrosoloseveía
pura disconformidad. Al parecer conocía el tapu... Sentí esperanza. No podíacomermesintocarme...Perolamujervolvióaabrirsubolsa,sacóunpardechapasbrillantes,estavez
másgordas,ylastiróalospiesdelosguerrerosconexpresióndeasco.Fulminóconlamiradaalcabecillamientrasestehacíagestodepedirmásdineroysoltóun par de palabras duras que la chicamaorí dejó sin traducir por si acaso, nofueraaserqueelguerreroseencolerizaraconella,yluegosedirigióamí.Medijoalgoypeseaquesuvozerasevera,noerahostil.Hizoungestoconlamanoparaquemeacercaseaella.Aunasí,nomeatrevíaaproximarme.Enlugardeello,meencogíbajounode
losbancos.Lamujerparecióperderlapaciencia.Conungestoindicóalachicamaoríquemecogiera.Ellaobedecióconvisibledesgana,noparecíaquerersacardedebajodeunbancoaunaniñasuciayapestosa.Yyonopensabarendirmesinluchar.Enseñélosdientesybufécomoungatito.Ladisposicióndelamuchachaaseguirlasórdenesdesuseñoradesapareció
cuandointervinodenuevoelguerrerodemenoredad.—¡No la toques!—advirtió—.Es tapu. ¿No lo sabes?—Luego recogió las
chapasdedineroysemarchóconlosotroshombres.Yomeacurruquécomounovillo.Alomejorahoramedejabantranquila.No
hicecasodelrápidointercambiodepalabrasentrelachicaylaseñora,yaquenoentendíaniunapalabra.Peroderepenteoíotravozamilado,jovenyamable.—¡Sal... sal! ¡Nosotros no hacerte nada! Nosotros no comer niñas... —El
mensajemellegabaenunbalbuceantemaorí.Levantéconcautelalacabezayreconocíalniñoquehabíaestadosentadoala
mesa junto a lamujerpakeha. Era alto pero de rostro todavía infantil. Seguro
quenoteníamásdenueveaños,comomuchodiez.Supieleramuyclara,másque la de la mayoría de los pakeha que había visto hasta ese momento y sucabello tenía el color de los rayos de sol. Me miraba con simpatía. ¡Era laprimeravezqueveíaunosojosazules!Losencontréextrañosyhastamehabríanparecido bonitos si no hubiese estado tan asustada. Me parecieron másexpresivosquelosojososcurosdelagentedemipueblo.Creíreconocerenellosunalmabuena.—Peroelguerrerohadicho...—susurré—.¿Ylamujer...nomehacambiado?Elniñonomeentendió.—Yo no bien maorí —admitió—. Pocas palabras, solo... —Entonces
abandonólacomunicaciónoralparatendermelamano.Noséloquemeimpulsóasuperarmimiedoyacogérsela.Elniñomeayudó
asalirdedebajodelbancoymecondujohastasumadre.Estasepeleabaconlamuchachamaorí, que iba repitiendo la palabra «tapu».Hasta ahora, la hija sehabíamantenidoagarradaaella,seguramentepormiedoalosguerreros.Enesemomento se soltó, se acercó amí y preguntó algo que no entendí.Yo solo lamiraba.Erabonitayestabalimpia,yllevabaunvestidorojoadornadoconcintasazules.Elcabellorubio,quemepareciódeoro,estabarecogidoenunastrenzasconcintasrojas.Elniñointentócomunicarseconmigodenuevomediantegestos.—Yo... —Se tocó el pecho—. Leonard. Esta... —señaló a su hermana—
Sarah.LallamamosSassi.Laniñarioeimitólosgestosdesuhermano.—¡Sassi!—dijoconvozcristalina.Tragué saliva.Desde la granmatanza junto al río, no había vuelto a emitir
sonido. Había tenido demasiado miedo para siquiera gritar. Ahora queríaintentarlo.—Marama—dije.CuandolamadredeLeonardySassioyómivoz,volvióaprestarmeatención.—Ma... ram... —intentó repetir mi nombre. Su voz tenía un deje de
descontento.—Marama—repitió Leonard y se señaló a sí mismo y luego a mí—. Mi
nombre...—dijoensulengua—esLeonard.Ytunombre...esMarama.Entendíytambiénmeseñaléelpecho.—¡NombreMarama!—No. —La mujer pakeha había tomado una decisión—. No Ma... ra...
Marian.—Meseñalóymehabló tandespacioy tanclaramentecomoLeonard—.TunombreesMarian.NombreMa-ri-an.Entendí.Queríadarmeunnombrenuevo.—Nopuedesllamartecomounasalvaje,necesitasunnombreinglés—tradujo
entonceslamuchachamaorí.Me pregunté si esa mujer podía cambiarme el nombre. Sí podía. No iba a
comerme,mehabíacomprado.Yoahoraera suesclava.Podía llamarmecomoquisiera.Asíquepronunciéminuevonombre.—Marian.La mujer pakeha dijo algo que sonó como un elogio. La muchacha maorí
tradujo:—EstossonmasterLeonardymissieSarah.—Señalóalosniños.Paraseramable,pronunciélosnombres.—Leonard...Sa...Sassi...Peroesonosatisfizoalamujer.Queríadeciralgo,perolosniñosreplicaron.
Alfinal,asintió.—Está bien. Leonard y Sassi. Pero a mí me llamarás miss Hillary. ¡Miss
Hillary!—Lamujerseseñaló.Lointenté.—Missie...missieHill...Lamujer torció laboca.Otravezparecíadescontenta, peronomecorrigió.
Además,sepercatódequelosdemáspakehadelmercadonosestabanmirando.Leparecióincómodo.—¡Ruth,Leonard,Sarah,Marian!—nosllamóysepusoenmarcha.
Entendíquenosinstabaadejarelmercado.Amedrentada,seguía losniños.Lachicamaoríibadetrás.—¿Túeres...Ruth?—preguntétímidamente.—Ruih—respondióella—.Eseeselnombrequemepusieronmispadres.En
laescueladelamisiónnosdejaronlosnombresantiguos,solonosprohibieronhablarenmaorí.Poresoheolvidadobuenapartedemilengua.MissHillarymepusodespuésunnombrenuevo.No legustan losnombresmaoríes.AhorasoyRuth.Lacocinera,Mahuika,esMathilda.TúeresMarian.—Asentí—.Ytienesqueaprenderrápidamenteelinglés—añadióRuth—,omissHillaryseenfadará.No tuvimosqueandarmuchopara llegaraunagrancasademaderadedos
pisossituadaenunabulliciosacalle.—Esto es un hotel—me explicó Ruth—. Aquí viven las personas cuando
estándeviaje.Mequedéatónita.—Cuandonosotrosmigramos,dormimosencasasdetribusamigas—dije.Ruthseencogiódehombros.—Lospakehano.Ellosvanaunacasacomoesta,ledandineroalpropietario
yacambioobtienenunacamaparaunaomásnoches.Hotel.Repite:hotel.Asíaprendíunapalabramásenminuevoidioma.MissieHillyaentrabaenel
edificio y la seguimos por un vestíbulo.Era tan grande comouna de nuestrascasas de reuniones, pero elmobiliario era totalmente distinto. El suelo estabacubiertodeesterillasgrandesydecolores,aunquenadiedormíasobreellas.Lagentesimplementelaspisabadeambulandodeunsitioaotro.Tambiénestabancubiertos de telas unosmueblesmuy raros donde se habían sentado señoras yseñoresquehablabanentresíyenfrentedeellosunasmesitasqueteníanplatosdecomidaytazashumeantes.Devezencuandotomabanunsorboodabanunbocadoconunosutensiliosdemetalquesellevabanalaboca.¿Erantodoshijosdejefes?¿Oesquelospakehanopodíantocarlacomida?Sinembargo,LeonardySassihabíansostenidosusbocadillosenlamano.Seguímirandoenderredor.En lasparedesnohabía estatuasdedioses, sino
cuadrospintadosquemostrabanflores,unbosqueocasas.Detrásdeunamesaaltahabíaun jovenpakehaquesonrióamablementeamissieHillhastaquesumiradaseposóenmí.Dijoconascounpardefrases terminantes.PeromissieHill no le dejó explayarse. Su caudal de palabras lo hizo callar y luegomarcharse a otra habitación. Allí estuvo hablando excitadamente con otrospakeha,regresóysedirigiódiligenteamissieHill.Ruthtradujoparamí.—ElhombredicequemissHillarynopuedellevarteasíalahabitación.Antes
tienesquelimpiarte.¿Sabes...sabeslavarte?Meencogídehombros.Hacíademasiadofríoparabañarse.Yoteníahambre,
noganasdesaltarenelprimerlagooríoqueencontrase.Ruthinterpretómigestocomounarespuestanegativaygimió.—Losabía.AhoramissHillary insistirá enque tebañe...Esperoque lodel
tapunoseacierto.Memordíellabio.—Puessíqueloes—susurré—.Soyhijadeunjefetribal...—Pero yo estoy bautizada—dijoRuth, como si quisiera tranquilizarse a sí
misma—.¡Losespíritusnopuedenhacermenada!Porlovisto,lospakehahabíandescubiertounmétodoparaevitarlostapu.En
nuestra tribu,quienesviolabanun tapu solopodían librarsede lamaldicióndelosdiosesmedianteunaceremoniadepurificación.ElpakehaqueestabadetrásdelamesacontestóalgoamissieHillydiounas
indicacionesaRuth,quememiró.—Dicenquetengoquebañarte.Ven...—¿Puedo...puedocomeralgoantes?Noqueríaserdesobediente,peromeencontrabamaldelhambrequetenía,así
quemedecidíporpreguntar.MesorprendióqueRuth tradujeramispalabrasamissieHill.Yoesperabaqueresponderíasimplementequeno,peroellatambiéndeseabapostergarelbaño.Missie Hill reaccionó con impaciencia y pronunció con rudeza un par de
indicaciones.—Mástarde—meindicóRuth—.Nosbañamosantesdecomer.Bajélacabezaentristecidayyamedisponíaamarcharmetrasellacuandooí
queLeonarddecíaalgo.Sonrió, señalósubocaynos indicóqueesperásemos.Entoncesseacercóaunamujeraquienyoacababadeversirviendoalagentedelasmesas.Hablóconellay,cuandoregresó,mediounacosaredondayblandaespolvoreadadealgoblanco.—Comida—dijoenmaorí.Entonces yo mordí esa cosa y disfruté del sabor más dulce y sabroso que
jamáshabíapaladeado;asímeenseñólatercerapalabraensulengua:«bollo».Para mí, el mundo de los pakeha estaba lleno de maravillas que iba
descubriendo lentamente con ayuda deRuth,Leonard ySassi.Empezó con lasala de baños. Ruth no me llevó a la orilla de un río o un lago, sino a unainstalacióndelhotelenlaquehacíauncalorincreíble,aunquenoviqueardieraningunahoguera.Unapakehagorda,que llevabaunvestidoazulyundelantalcomo Ruth, nos esperaba allí. Por supuesto, se llevó las manos a la cabezacuandomevio.Ruthmeayudóadesvestirmey tiró conascomi ropa suciaydesgastadaaunmontón.—Yanovasaseguirllevandoesto—advirtióyempezóahablarconlamujer
gordasobredóndeencontraralgoparavestirme.Luegolasdosmecondujeronaunaenormetinaenlaqueelaguahumeaba...
MiréaRuthhorrorizada.¿Meibanacocerycomer?Ruthdijoalgoalagordayesta se echó a reír yme pasó lamano por el pelo tan suave y cariñosamentecomohacíanlasotrasmadresdenuestropobladoconsushijos.—¡Notengasmiedo,pequeña!—tradujoRuthsusdulcespalabrasyañadió—:
Essolounaagradableaguacaliente.Yjabón.Laencargadade losbaños lohapreparadoparati.Anda,puedesmetertedentro.Dehechoeracomosihubiesenconstruidounaespeciedeestanque,loqueme
tranquilizó.Afindecuentas,lasvíctimasdeloscaníbalesnodebíandemetersesolasenlamarmita.
El agua no estaba hirviendo, sino maravillosamente caliente. Nunca habíaexperimentadoalgotanfantástico,queolíacomounpradoenverano.EntoncesRuthempezóafrotarmeconunacosaextrañadelaquesalíaespuma.¡Espumaque olía a flores! El que después me restregara con un cepillo fue menosagradable,peroviquequeríasacarmetodalacostradesuciedad,sangreysudorquesehabíaformadoenmipiel.Alfinal,estabamáslimpiaqueentodamivida,peroRuthnoestabatodavíasatisfecha.Empezóalavarmeelpeloconesacosaolorosaquellamabajabón,ysequedóhorrorizadacuandovioqueteníapiojos.Lapakeha gorda a la queRuth había presentado como la encargada de los
bañosdijounaspalabrasehizoungestoconlamano,comosiquisieracortarmealgo.—No, no va a cortarte la cabeza—bromeó Ruth cuando se percató de mi
expresiónaterrada—.¡Solotecortaráelpelo!Actoseguido,viunaherramientademetalymesorprendídequeconellame
cortaranelpelosinlastimarme.Ruthlallamótijeras.Yomirabaentristecidalosmechonesenmarañadosquecaíanalsuelo,delantedelabañera.Cortarelpelodelahijadeunjefetribaleratapu.Yosabíaqueenelcabellodelosjefesvivíael dios Rauro. Por eso mi padre ni siquiera podía tocárselo. Habría sido unagrave ofensa para los dioses cortárselo. Pese a ello, me sentía increíblementebien cuando Ruth volvió a enjabonarme a fondo el pelo corto y después laencargadamepusounalociónque,comometradujoRuth,mataríalosúltimospiojos y sus huevos. Escocía un poco, pero se podía aguantar mejor que elconstantepicorenelcuerocabelludoproducidoporeseherviderodebichos.Acontinuación, la encargadame sacó de la bañera y me envolvió con una telasuaveycálida.—Toalla—lallamóRuth—.Sirveparasecarse.Alfinal,hastameencontraronunvestido.Miprimervestidopakeha.Erade
una tela de colores, y esta vez ya conocía el nombre: algodón. Había vistovestidos de esa tela en las tribus que anteriormente habían negociado con losblancos.Mimadrehabíacriticadoa lasmujeresque iban tanorgullosasporel
poblado mostrando sus faldas pakeha. Las había exhortado a que eligierantejidosmaoríestradicionales.Peroamímehabíagustadoquelaropaestuvieraestampada con flores o lunares. Entonces todavía estaba convencida de quealguienloshabíapintado.—Unadelassirvientastieneunahijatangrandecomotú—explicóRuth—.
Laencargadahapreguntadosialguienteníaunvestidoyellaselohadadoparati.—Sevolviósonrientea laencargaday ledirigióunpardefrasesen inglés,comosileestuvieradandolasgracias.Yo también sonreí a la mujer. Hasta ese día, nunca había pensado que los
pakehapudieransertanamables.
Enefecto,losClavell,queasísellamabalafamilia,ylosotrospakehaconlosquemerelacionéenlosdíassiguientescasisiemprefueronbuenosconmigo.Sinembargo, no veían en mí a un ser humano, sino más bien a un animalillodoméstico o una muñeca. Es cierto que durante los primeros días micomportamiento debía de parecerse al de un perrito o gatito abandonado quetienequeaprenderadesenvolverseenunacasainglesacivilizada.Asíqueelprimerdíatanteédesconcertadalasescalerasqueconducíanalpiso
superior,cubiertasconesterillas tejidasyqueamí tantomeimpresionaban.Sibien en las casasmaoríes hay escalones,mi pueblo no conoce las escalinatas.Una vez arriba, volví a sentirme maravillada. ¿Quién necesitaba espacios tanlargos y estrechos?Y al finalme impactó la habitación a la queme llevaron,mejordicho,elconjuntodehabitaciones.—Los Clavell viven en una suite—me explicó Ruth— y te instalarás con
ellos.Alprincipio,missieHillqueríaque te instalarasen lasdependenciasdelservicio,conmigo,peroSassisenegórotundamente.«Miniñamaorí tienequevivirconmigo»,dijo.LavozdeRuthteníaundejededesaprobación,peroeldeseodeSassiparecía
tener prioridad.Cuando entramos estaban colocandouna cama adicional en la
habitacióndelosniñosdelasuitedemissieHill.MientrasvisitabaasumaridoenlaguarnicióndeKihikihi,dijoRuth,vivíanenelhotel.Yentoncesmeenteréde quién era el mayor Andrew Clavell. No había estado involucrado en laofensivacontraOrakau,perocolaborabaenlosproyectosdelgeneralCameron.Era una especie de oficial de enlace entre una basemayor enAuckland y lastropasinsitu.Naturalmente,yonomeenterabadetodoloqueRuthmecontaba,pero escuchaba con atención e intentaba retener todo cuanto decía.La familiateníaenAucklandunacasaenlaquevivíahabitualmente.Allídisponíademásserviciodoméstico,comolacocinera,graciasalacualLeonardhabíaaprendidomaorí.AKihikihi,missieHillsolosehabíallevadoaRuth,queestabaempleadacomoniñera.Mientras la muchacha maorí había estado ocupada bañándome, la señora
había atendido personalmente a Sassi yLeonard y había estado bebiendo té ycomiendoenlahabitación.Nohabíapensadoendejaralgodecomidaparamí.Suhijamehabíaguardadounbollo.Aplaudiódealegríacuandolomordíhambrienta.—¡Mamá,mamá!—gritó,señalándome.—¡Digracias!—mesusurrólaniñera,repitiendolapalabraeninglés.Intenté
hacerloentredosbocados.Estopareció alegrar aSassi.MissieHillmemiraba con severidadde arriba
abajo,peroparecíasatisfechademiaspecto.Loúnicoquenolegustófueelpelocorto.LoseñalóeintercambiódescontentaunaspalabrasconRuth,queresistióconcalmaelchaparrón.—Tepediremosloantesposibleunvestidocomoesdebido—tradujoRuthlas
últimaspalabrasdemissieHill,antesdequeestasefueraacambiarsederopa.Segúnmecontólaniñera,laseñoraysumaridoestabaninvitadosaunagran
comidaconlatribu.Unbanquete,lollamaban.EraprobablequeesanochelosClavell celebraran la toma del pa Orakau sin pérdidas para los ingleses, otravictoriasobremipuebloysurey.¿HablaríademímissieHill?¿Seufanaríadehaber comprado una niña a los «salvajes» del regimiento kupapa? Nunca lo
supe.Como tampoco sime relacionaba con lamasacre junto al ríoPuniu.Deello les hablé después a Leonard y Sassi, pero missie Hill nunca me hizopreguntassobremipasado.EsanochetampococonocíalmayorClavell.Sololoviunosminutoscuando
llamaronaLeonardySassiparaquedieranlasbuenasnochesasuspadresantesdequeestossemarcharan.Demínadie lehabíadichonada.Elcontactoentrelosniñosysupadreparecíamuyformal.AtravésdelaranuradelapuertaviqueSassidoblabalarodilladeunaformaextrañaantesdedarunbesoenlamejillaasus padres y que Leonard se inclinaba ante el mayor. Yo no entendía aún elsignificadodelapalabra«sir»,conlaquesedirigíanaél.A mí ya me estaba bien poder esconderme de ese hombre grande con
uniformerojoesedíaenquehabíatenidotantasexperienciasyhabíaaprendidotantas cosas nuevas. Nunca antes había estado tan cerca de un Casaca Roja,exceptuando al soldado que había renunciado a clavarme su bayoneta traspensárselo unos segundos. ElmayorClavellme atemorizaba y yo sospechabaqueesoseguiríasiendoasí.LaindumentariademissieHillnoinfundíamiedo,perosíqueeraimponente.
Llevabauncostosovestidodenoche.¡Yonuncahabíavistoaunamujerenvueltaen tanta ropa! Tenía el cabello peinado en un complicado moño, recogido yadornadoconalgobrillanteque,segúnmesusurróRuth,eraunadiadema.Asíengalanadame pareció una diosa. Hasta la imagen demimadre, la orgullosaguerrera,palidecíaantesuespléndidapresencia.Unavezque losClavell sehubieron ido, tomémiprimeraauténticacomida
con lospakeha. Ruthmandó subir los platos de los niños a la habitación.Yoestaba tanhambrientaqueagarrécon losdedos lacomidapara llevármelaa labocaydevorarlaantesdequenadiepudieraquitármela.Erandospedazosdepanentre los cuales había una carne impregnada en salsa. Confirmé tranquilizadaquetambiénLeonardySassicogíanconlosdedoselsándwich,queeracomolollamaban.Peroellossololomordisqueabaneducadamente.Ruthmeriñócuandosemecayóunpocodesalsaenelvestidonuevo.Amímeasombró.Hastaahora
nadiemehabía reñidoporhabermeensuciado,pero laniñeracogióun trapoeintentó limpiar la mancha. También tenía que limpiarme la boca después decomer.Paraellohabíaunostrapospequeñosespeciales,losllamabanservilletas.Después de cenar teníamos que ir a dormir, al menos Sassi y yo, Leonard
podía quedarse un rato más despierto. Lo encontré raro, en el marae nosacostábamos cuando estábamos cansados, aunque el momento de ir a dormirdependía de que hubiera oscurecido.Durante la guerra no siempre había sidofactible encender hogueras de noche. Ahí, por el contrario, las casas estabanalumbradas por lámparas de algo llamado gas. Sassi, que se quejó cuando laniñeranosenvióa la«cama»,habríapodidopasarhorashaciendootrascosas,pero a mí ya me iba bien. Yo estaba agotada, pero antes de que me dejarantranquila tuve que aprender qué era una cama. Ruth rio cuando le pedí unaesterillaymeexplicóquelagentecivilizadanodormíaenelsuelo.Asombrada,me metí entre las sabanas y colchas e inspiré la fragancia de la ropa reciénlavada.Eraunolorfloral,comoeldeljabón,agradableperomuydistintodeldelasplantasqueyoconocía.—Rosas—contestóRuth cuando le pregunté al respecto—.Sonunas flores
preciosas.Crecenenjardinesysepuedensecaryluegoponerlospétalosentrelassábanas.Huelenbien...Enefecto,lacamapakehaolíamaravillosamente.Más adelante, me caería varias veces cuando tenía pesadillas y me movía
inquieta de un lado a otro, momentos en que una esterilla habría sido máspráctica. Pero esa noche no ocurrió nada. Estaba exhausta y dormíprofundamenteysinsueños.
Los días siguientes aprendímuchas palabras en inglés y recibí las primerasleccionesacercadecómohabíaquecomportarseenunacasapakeha.Sassisedivertíaenseñándomecomoquienenseñaauncachorrodóndeestásucuencodecomidaysumantaparadormir,yleadiestraparasentarsecuandoseloordenan.
Dehecho,loprimeroquemeenseñóahacerSassifueunareverencia.Leonardsetronchabaderisaalvercómoyotorcíalaspiernasalhacerlo.Másdifícilmeresultó averiguar cuándo había que hacer las reverencias y cuándo decir «porfavor»y«gracias»queyaelprimerdíamehabíaenseñadomissieHill.Lo que no aprendí fue para qué servía todo eso. Los conocimientos de la
lenguamaorídeRuthnodabanparatantaexplicacióny,porlovisto,nilamismaSassisabíaporquéteníaquehacercontinuamentereverencias,sonreírydarlasgracias.Peseaello,meponíaporlasnubescuandoyohacíaodecíaalgobien,eintentabaqueyolacomprendiera.MissieHill,porelcontrario,partíadelabasede que yo entendería sus órdenes si pronunciaba las palabras fuerte y conclaridad. Normalmente era amable y cortés, pero exigía una obedienciaincondicional,amíy tambiéna suspropioshijos.Cuandohacíamosalgomal,nos reñían enérgicamente e incluso nos daban un cachete de castigo. Yo measusté mucho cuando rompí un plato sin querer y me castigaron con unbastonazoenlamano.Esonosehacíaentrelosmaoríes.Alosniñosnuncaselespegabayselesprohibíanmuypocascosas.En casa de la familiaClavell había normas para todo: cuándo sentarse a la
mesaycuándovolveralevantarse,cuándoiradormir,quésepodíacogeryquéera tapu para los niños. Entre esto último se encontraba, por ejemplo, elmaravillosopapeldecartasazulcielodemissieHill,queejercía sobremíunamágicaatracción.Seenfadaronmuchoconmigocuandocogíunahojaehiceunacometa diminuta. Leonard y Sassi habían crecido con esas normas. Sabíanperfectamente cuándo podían hablar y cuándo se esperaba que guardaransilencio. En casa estaba prohibido de forma general reír a carcajadas, gritar yandaralborotando.Estasrestriccionesnomeafectabanporqueyoerademasiadotímida y apocada para hacer algo incorrecto y no sabía suficiente inglés paradecir una incorrección. En general me esforzaba por hacerlo todo de maneracorrecta,puesalprincipioteníamuchaconcienciademiestatusdeesclava.Queme tratasen bien y no me encerrasen o dejasen morir de hambre no mesorprendía.En lospobladosmaoríes, tampocose torturabaa losprisionerosde
guerraquesetomabancomoesclavosniselimitabasulibertaddemovimientos.Ellos no huían porque su propia tribu ya no los aceptaba.Un guerrero que sedejabaapresarperdíasumana,suenergíaespiritual,yconellosuhonor.Yoasumíaqueamí,lahijadeljeferaptada,mesucedíaalgoparecido.Entre
los pakeha yo no era tapu. Sassi me tocaba continuamente. Se divertíapeinándomeyvistiéndomeparaqueestuvierabonita.Mellamabasumuñecadecarneyhueso.Dehecho,yo soloeraunañomenorqueella,peromásbajaydelgada.Si bien los representantes demipueblo suelen ser fornidos, yohabíacrecido durante la guerra, huyendo y con una madre que velaba poco pornosotros.Estabaflaca,loqueeradelagradodelospakeha.CuandoibaconlosClavellporKihikihi,siempreocurríaquemujeresquemeerandesconocidasmeacariciaban la cabeza o le hablaban amissieHill demí, como si yo fuese ungracioso perrito. Lasmujeres delmercado queme habían ahuyentado cuandolleguéalaciudadmellamabanahora«lanegritadelaseñoraClavell»,yconunasonrisamedabanexquisitecesaescondidas.También la modista de ropa infantil, a cuya tienda no tardamos en ir, era
amable.Mientrasyomequedabadelantedelestanteconlosvestiditosdecoloresen venta sin comprender nada, Sassi ya estaba buscándome una prenda queponerme. Lamujer me ayudó a vestirme y pronunció unas exclamaciones deelogio y admiración que entendí sin necesidad de traducción. Todos rieroncuandoSassimeenseñócómodebíagirarmedelantedelespejo.Yotambiénmereíymostré,cuandomelopidieron,cómohacíaunareverencia.Cuandoaunolotratancomoaunamascota,empiezaacomportarsecomotal.
Peroaligualqueauncachorrodomésticolesucedeunadesgraciaenalgunaocasión,tambiénamísemeescapabanerroresyavecesnisiquierapodíahaceralgoporevitarlo.Duranteeldíaestabatanocupadaconminuevavida,quenosemeocurríallorarpormisfamiliaresmuertos.Peroporlasnoches,lamasacredeOrakaumeperseguía.Siemprehabíatenidotendenciaasufrirpesadillasyahora
volvía a correr casi cada noche para salvar la vida, veía a mi hermana y mihermanomorir,albebédeTahneetendidoenlahierbacomounmuñecorotoyamimadre bailar una danza absurda sacudida en el aire por la violencia de lasbalas. Veía al guerrero tatuado, la bayoneta del inglés, intentaba arrastrarmehacia donde estaba mi madre, pero nunca llegaba hasta ella. Gritaba, lo queresultabaextraño,puesno recuerdohaberemitidosonidoalgunocuando todosesossucesoshorripilantesestabanrealmentesucediendo.MisgritosdespertabanaSassiy,mientrasresidimosenelhoteldeKihikihi,
tambiénamissieHillyaLeonard.Laprimeravezquedespertésobresaltadaacausadeunapesadilla,nofuetanterrible.Mehabíadadolavueltaenlacama,mecaíydespertéalinstante.AsíquesoloSassicorrióamilado,asustada.Mehablócariñosamente,mientrasyo intentabaponermedepie, conel camisónalque no estaba acostumbrada, y meterme otra vez en la cama. Luego volví adormirmeytodofuebien.Lavezsiguientegrité largamenteyquienmezarandeóparadespertarmefue
missie Hill, muy enfadada por haberle arruinado su descanso nocturno. Lapakeha no tenía palabras amables ni contaba cuentos que me tranquilizarancomo hacía Moana. Me hablaba en tono autoritario y me ordenaba que mecallasealinstante.Esoyaloentendíaentonces,lapalabra«silencio»fueunadelasprimerasqueaprendí.MissieHilleradelaopinióndequealosniñoshabíaqueverlosperonooírlos.Luegotambiénentendí«hotel».Habíadespertadoconmisgritosa todos los inquilinosdelestablecimiento.Lasdisculpasque titubeéenmaorísirvierontanpococomolaintercesióndeSassi.Laseñoraesperabaqueyofuesecapazdecontrolarmissueños.En los siguientes días lo intenté, por supuesto en vano, y después de que
missie Hill me hubiera reñido varias veces con dureza e incluso me hubieseabofeteadoenunaocasión, tratédenodormir, simplemente.Meesforzabaporpensar todas las palabras en inglés que había aprendido ese día, recordabaescenasdeminuevavidaconlospakehaydelaantiguaconlastribus,hastaqueme dormía exhausta y, entonces, en efecto, pocas veces soñaba. En cambio,
duranteeldíamedormíaen lascomidasocuandoRuthnos leía.Alprincipio,leerenvozaltameaburríabastante,puesnoentendíalamitaddeloquedecíanylashistoriasdeloslibrosinfantilesinglesesmeresultabandemasiadoajenasparaidentificarme con los personajes. No obstante, missie Hill esperaba que asíaprendieramásdeprisaelinglés,porloqueseenfadabaalverquemedormía.AlfinalfueLeonardquienmesolucionóelproblema.TantoaélcomoaSassi
les daba pena que su madre me riñera por soñar. Los hermanos conocían laexperienciaencarnepropia.—Tienesquedespertarlaantesdequegrite—aconsejóLeonardaSassi,que
arrugabalafrente.Teníaunsueñoprofundo.—Sinogritaosecaedelacamanomedespierto—selamentóella.EstaobservaciónllevóaLeonardatenersufelizidea.«Alomejordavueltas
enlacamaantesdeponerseagritar»,pensó.Lanochesiguiente,antesdedormirnos,unióconuncordelmimuñecaalade
suhermana.Sidormíamostranquilas,nonotaríamosnada.Perosiyoempezabaadarvueltasenlacama,ellasedaríacuenta.Yfueunéxito.Aunqueunasvecestambiénme despertaba porque Sassi semovíamientras dormía, y otras vecesella me despertaba aunque mis sueños fueran inofensivos. Pero en generalteníamossuerte.MezarandeabaantesdequellegaseagritarynadiemolestabaamissieHillmientrasdescansaba.CuandoSassiyaestabadespierta,solíameterseenmi cama, se acurrucaba contramí ymemecía como si fuese unamuñeca.Esto me consolaba y seguro que también a ella le gustaba. Los niños nuncaduermen solos en mi pueblo, la mayoría se estrecha junto a sus madres ohermanas,comoyohacíaconKiri.ASassi sinduda le faltabaelcontactoconotrapersonacomoamí.Alamañanasiguiente,comomástardecuandooíaqueRuthentrabaenlasuiteprocedentedesucuartoparahacersustareas,volvíaasucama.Prudentemente, como averigüé más tarde. Pues un mes después, cuando el
mayorClavell yahabía cumplido sumisión enKihikihi y la familia regresó aAuckland,nosllevamosderepenteunaregañina.MissieHillyelmayordormían
en otra ala de la gran casa y no se interesaban por lo que sucedía en lashabitaciones de sus hijos. SoloRuth era responsable de ello. Ella dormía connosotras en la zona destinada a los niños y se tomaba muy en serio susobligaciones.También solía controlardenoche sidormíamosy laprimeravezquenossorprendióaSassiyamíacurrucadasenlamismacamapusoelgritoenel cielo. Por primera vez oí hablar de «escándalo» y de «indecencia», sinentenderloquesignificaban.Al día siguiente, la niñera maorí nos arrastró en presencia de missie Hill,
quien también nos soltó un discurso furibundo y severo y nos amenazó concomunicartambiénalmayornuestroimpúdicocomportamiento.Perorenunció,posiblementeporpudor,comoentendímuchomástarde,cuandohubeaprendidolopecaminosoquesesuponíaqueeraelcuerpohumano.Lomejoreranohablardequesedisponíadeuno.LaprofesoraparticularmeenseñóunavezqueerataleldecorodelareinaVictoriaquelamonarcanisiquieramencionabalapalabra«piernas».Aesasalturasyasabíaquemibañoenlasdependenciasparatalusodelhotel
deKihikihihabíasidounaexcepción.Solíamosponernosunaespeciedecamisacuando nos bañábamos y nos lavábamos ahí abajo. Al principio esto meresultaba extraño. En los poblados maoríes nos desnudábamos con todanaturalidad para bañarnos y nos mostrábamos en cueros sin ningúninconveniente.Porotraparte,estaba lobastanteacostumbradaaextraños tapu.Si lospakeha así lo querían,medejabapuesta la ropa.Quenosprohibieran aSassi y a mí dormir juntas me afectó más y en realidad esperaba que Sassivolvieraapasarporalto laprohibicióncomoenelhoteldeKihikihi.Yadebíasaberentoncesquelosadultosnoaprobabannuestraconducta.Perolaamenazadecontarasupadrenuestro«pecado»atemorizótantoalaniñaquenovolvióamicama.Nisiquierapudimostenderelcordónquenosunía,puesestábamosenhabitacionesseparadas.Era laprimeravezqueyodormíasolay laspesadillasvolvían a abrumarme mientras dormía. Casi todas las noches me despertabagritandoaterrada,peroRuthnoseenfadabaconmigo.Aunquenomeabrazaba,
me consolaba y me llevaba leche caliente con miel para que volviera adormirme.Tampocopodíavolveracaermedelacama.LascamasdelacasadelosClavellenAucklanderantananchasqueunaniñapequeñacomoyohabríapodidobailarenellas.
AntesdeseguirhablandodemividaenAuckland,hedecontarelviajehastaallí. Era un trayecto largo que recorríamos en un carruaje. Yo ya había vistocarrostiradosporcaballos,peronuncahabíaviajadoenuno.Tampocomeatraíademasiado, loscaballosmedabanmiedo.Debíandeseranimalesmalos,de locontrario no se prestarían a llevar a losCasacasRojos en la batalla contramipueblo.Enmispesadillas todavíaoíaelgolpede loscascoscuandolos jinetessalieron del bosque para acabar con nosotros. Además, esos animales meparecíanenormesymepreocupabaquépodríapasarsidecidíannoobedecerasujineteoalhombrequeibaenelpescantedelcarruaje.Seguroqueentalcasoerapreferiblenoestarenelvehículodelquetiraban.SassiyLeonardserierondemícuando dije que prefería ir a pie. Ya llevaba unmes con los Clavell y podíaexpresarmemejoreninglés.Ruthestabaenlocierto:yoaprendíamuydeprisa.—Estámuy,muylejosparallegarapie—meexplicóLeonard—.Casiciento
cincuentakilómetros.Inclusoconuncaballomuyvelozsenecesitaríandosdíasdeviaje.¡Nadiepuedeirapiehastaallí!Yonolocreía,sabíalasenormesdistanciasqueunguerrerodemipuebloera
capaz de cubrir a pie. Cuando las tribus maoríes migraban, hasta los niñoscaminabandurantedías.Tambiénmihermanayyoestábamosacostumbradasapasarnochesenterasavanzandoapiecuandoteníamosquedejarunpayhuirdelos pakeha. Claro que no valía la pena contradecirles. Incluso si yo hubieratenidolafuerzadeunguerrero,nomehabríanpermitidoponermeacorrerdetrásdelcarruaje,asíque,enuncálidodíadeotoñotardíoyconelcorazónpalpitante,subí a la habitación sobre ruedas que llamaban carruaje.Mujeres y niños, asícomo los ancianos pakeha, solían viajar en ellos cómodamente. Había unos
blandosasientosacolchadosyunastelasconlasquecubrirlasventanascuandounopreferíadormirenlugardedisfrutardelavista.Leonard,quesepercatódelmiedoquesentía,metendiólamanoparaayudarmeasubir,traslocualmesentímejor.—Soncaballosmuydóciles—me tranquilizó, señalando losdos ejemplares
blancos delante del carruaje, que amíme recordaban a losmonstruos de loscuentosdeRuthymissieHill.Sienaqueltiempoyohubieratenidoquedibujarunabestiaferozseguramentesehabríaparecidoauncaballo—.¡Mipadrenuncapermitiríaquenosocurrieraunadesgracia!—añadióLeonard.De hecho, si los caballos blancos hubiesen querido desbocarse no habrían
llegadomuylejos.Delantedeellosseformóungrupodecuatrojinetes,unodeelloselmayorClavellenpersona.NosseguíanacaballocuatroCasacasRojas,todos armados con mosquetes y sables, con lo que el mayor seguramente nohabíapensadoenconteneraloscaballos,sinoantesbienenprotegerasufamiliadeposiblesataques.Laprimerapartedelviajediscurríaporunbosqueespesodonde seguramente habitaban personas de mi pueblo, aunque los inglesesafirmaranquesehabíapacificadolaregión.OíahablaramissieHillysumaridode eso, y a mí se me ponían los pelos de punta solo de pensar que un jefeguerrero demi pueblo pudiera lanzar a sus hombres contra nosotros. ¿Tendríaque volver a presenciar una masacre si ganaban los Casacas Rojas? ¿Y quéharían los guerreros con Leonard, Sassi, Ruth ymissieHill si ellos ganaban?¿Quémeharíanamí?Nosabíasiconsideraresaescoltaunaprotecciónounaamenaza.A cierta altura, el traqueteo regular del vehículo me arrulló. Tenía buena
suspensiónycuandolosprimerosnerviosdelviajeserelajaronyelbosquequepasabapor las ventanillas del carruaje se fuevolviendo lentamentemonótono,Sassisedurmióyyomeadormecí.EltraqueteonoparecíacansaraLeonard.Ibasentado frente amí leyendo un libro y a veces, cuando levantaba la vista,mehacíaunguiño.Cuandosepercatódequesemecerrabanlosojos,sonrió.—Descansatranquila,Mari,yovigilo—mesusurró.
Ypeseaqueyosabía,porsupuesto,queélsabríadefendermedeunataquedeguerrerosmaoríes o de unos caballos desbocados tan poco comomi hermanoTumahabíacontenidoalosCasacasRojas,mesentíreconfortadaymesumíenunprofundosueño.Cuandodesperté,todavíacirculábamosporlacarreteradelospakehaatravés
de bosques que habían sido el hogar de mi pueblo desde que nuestrosantepasados llegaran en canoas a Aotearoa procedentes de Hawaiki. Ahorareconocíalasheridasquesehabíaninfligidoalatierraconesascarreteras.Partede los troncos de los árboles que se habían talado para construirlas todavíayacíanen losbordes.Meponía triste, recordabanuestravidaenesosbosques.¿Regresaríaalgúndíaconmipueblo?¿Ome transformaríacomoRuthenunapakehadecabellonegroqueibaperdiendopaulatinamentesulenguamaterna?Cuandonosacercábamosalcampamentonocturno,miscavilacionesdejaron
pasodenuevoalmiedo.DormíamosenunafortificacióndelosCasacasRojasynotélasmiradasdesconfiadasdelosguardiascuandoseguítitubeanteaSassiyLeonard.Delante de las empalizadas del fuerte vi a lo lejos tiendas donde sealojaban guerreros maoríes. Kupapa... Me eché a temblar. Hubiese preferidoquedarmeenelcarruaje.UnCasacaRoja,eljefealparecer,saludóalmayorClavellyasufamiliaenla
puerta,perofruncióelceñocuandomevioenlacomitiva.—¿Notendremosqueesperarunasaltodelossalvajesguerrerosalosqueha
robadoestaniña?—preguntócontonodecensura.Aparentemente,esesoldadode más edad carecía del respeto que la mayoría de los Casacas RojasdispensabanalmayorClavell—.Merefiero...Entiendoquesuesposaencuentrequeesapequeñaesmuymona,pero...Noentendítodoloquedijo,perosaquémisconclusionesdelaspalabrasque
yasabíaydeloqueRuthmesusurraba.Temerosa,escondílacaraensufalda.—¡Fueronlastropaskupapalasqueraptaronalaniña!—respondióalhombre
el mayor Clavell, irritado—. Ignoro por qué no la mataron como a toda sufamilia.MiesposalaencontróenKihikihitotalmentedesamparadayselallevó
y ahorami hija la adora.Así que nos la quedaremos.Aunque en caso de quealguienlaechedemenos...Hizoungestoconlamano,comosiestuvieradispuestoaentregarmedebuen
gradoacualquieraquemereclamase.Elsoldadonohizomáscomentarios.Lamencióndelastropaskupapahabíabastadoparaconvencerlodequenoquedabaconvidaningúnmiembrodemitribu.—Aquí intentamos controlar a nuestra gente —dijo haciendo un gesto de
disculpa,paraacompañarluegoalmayorClavellalfuerte.AmissieHillyanosotros,losniños,noscondujeronanuestrosalojamientos.
Estaban amueblados con sobriedad, las camas eran unas simples tablas conjergones.Leonard,SassiyyocompartíamoshabitaciónconRuth.Nosllevaronlacena,unacazueladeboniatos,yRuthnoshizometernosenlacamaencuantohubimoscomido.Enrealidad,yonoqueríadormir.Measustabasolodepensarentenerpesadillasyponermeagritarensueños.SidespertabaasíalosCasacasRojas, se enfadarían yme harían algomalo. FueLeonard de nuevo quienmetranquilizó. Yo dormía en un catre entre él y Sassi, y mientras Ruth estabaocupadaenotrositio,atóconexpresióngraveuncordelentremimuñecaysudedogordodelpie.Amísemeescapólarisa.Alfinal,nodormínadamalenelcampamentodenuestrosenemigos.
A lamañana siguiente reemprendimos el viaje al amanecer. Ese día llovía,perolacapotadelcarruajenosprotegía.Volvimosatransitarentrebosquesquenoempezaronaclarearhastaelfinaldeldía,yacontinuaciónelvehículoavanzóentrepastizalesyterrenoscultivados.Nocabíadudadequeahílatierraestabaenmanosdelospakeha.Yanoprecisábamosdeningunaescoltaynovolvimosadormirenningúnfuerte,sinoquenosalbergaronenunagranja.Eldueñoeraunconocido del mayor Clavell. Leonard intentó explicarme que pertenecía a losmilitary settlers. Los Casacas Rojas podían quedarse con tierras si prometíandefenderlas contra las tribus locales de mi pueblo. Al parecer, había
asentamientospakehaquehabíansidofundadosporsoldadoso,comosupemástarde, por hombres que solo se habían alistado para apropiarse de tierras. Anosotros los maoríes no nos gustaba esa gente, y puesto que la casa no eraademás demasiado grande,Ruth y yo tuvimos que dormir en el establo. Sassipusoelgritoenelcielo.Solocuandosupadrehizovalersuautoridad,seresignóapasarunanocheseparadademí.Teníaquecompartirhabitaciónconlahijadelgranjero.A la mañana siguiente, las dos niñas hablaban entre sí confiadamente. Se
habían entendido bien y Sassi no me había echado en falta. Leonard, por elcontrario, parecía abatido y enseguida descubrí la causa: ahora que en lacarreterayanoacechabaningúnpeligro,supadrecreyóquenoerapropiodeunchicoviajarenelcarruaje.Leonardteníaqueiracaballoyelgranjeroleprestóun animal para ello. El animal resultó ser un bayo pequeño y velludo, que sealejabadelagranjacondesgana,yconelqueLeonardtuvoquebatallartodalamañana hasta que dejó de intentar dar media vuelta. El mayor Clavell seenfadabacuandosuhijonoeracapazdeseguirdeinmediatosusinstrucciones.Elchiconoteníaningúnmiedoaloscaballos,perosegúnlaopinióndesupadrenoeraelmejordelosjinetes.MissieHill observaba con desaprobación desde el carruaje cómo sumarido
imponíadisciplinaasuhijo.Sassiparecíaamedrentada.Yahacíatiempoqueyohabíaadvertidoque teníaunmiedodemuertea supadre, sibienelmayornopodíanegarlenada.Erasuniñamimadaytodavíahoymepreguntoquéhabríasidodemísiellanohubierainsistidotantoenconservara«suniñamaorí».Enelúltimodíadeviaje,por finseveíaa travésde laventanadelcarruaje
otropaisajedistintoaldelosbosques.Pasábamosjuntoagranjasypastizalesyyomirabaadmiradalasvacas,tantasquenohabríapodidocontarlasniconmisdedosdemanosypiesmáslosdeSassiyLeonard.Yahabíavistoantesovejas.Había tribus que habían comprado algunas a los pakeha para criarlas. Lesresultabamás cómodo tenerlas en lugar de ir de caza; además, podían hilar ytejer la lana. Pero las tribus nunca tenían más que unos pocos ejemplares,
mientrasqueahílasovejassediseminabanporlospradosengrandesrebaños.Ytambién loscamposcultivadosde lospakeha erandistintosa losde las tribus.Nosotrossolíamoscultivarkumara.Soloteníamosgranocuandoselopodíamoscompraralospakeha.Loscamposnuncaeranmuyextensos,másbienparecíanhuertos,adiferenciadelasenormessuperficiesllenasdemadurasespigassobretallosrobustosqueseextendíanjuntoalacarretera.Losgranjerosnocortabaneltrigoconcuchillos, sinoqueutilizabanunasherramientasdehierro tiradasporunoscaballosdeorejaslargas.—Sonmulos—me explicóRuth cuando se lomencioné—.Unamezcla de
burroycaballo.Yo no sabía qué eran burros ni entendí por qué se sonrojó almencionar la
palabra«mezcla».NofuehastamuchodespuésqueentendíesamojigateríadeRuthquesindudateníasuorigenenlatanseveraeducacióndelaescueladelamisión. Los misioneros luchaban contra la falta de moral de sus discípulos,quienes crecían familiarizados con la desnudez y el contacto físico, mientrasdormíanenlascasasdelacomunidadmaoríes.EnelcasodelapequeñaRuih,aquienhabíanentregadoalamisiónalostresaños,esaeducacióncayóensuelofértil. La muchacha ya no recordaba en absoluto el modo de proceder de sufamiliaoriginal.Dequeamínomesucedieralomismohededarlasgraciasalacocinerade
losClavell,unamaorí fornidayresolutaa laqueconocí laprimeranochequepaséenAuckland.TodoelpersonaldomésticodelosClavellsehabíareunidoenla entrada de la residencia para recibir a los señores de la casa. Las mujereshicieronunareverenciayloshombresseinclinaroncuandoelcarruajepasóporsu lado. Era un acceso sumamente representativo, la casa de los Clavell sehallabajuntoalríoWhau,unbrazodemaraloestedeAuckland.Asíquenoeradirectamente una residencia urbana, tenía incluso algo de terreno que Clavellhabíaarrendado.Habíasuficientesitio,missieHillcultivabasujardínderosasyMahuika, la cocinera, sembraba plantas aromáticas así comokumara.Ademásdeellahabíatambiénuncriado,unmozodecuadrasytressirvientasyasistentes
decocina.RuthseencargabadelosniñosylaseñoraBrandoneraladoncelladeorigeninglésdemissieHill.Lassirvientasyelmozodecuadras teníanunahistoriasimilara ladeRuth.
Venían de escuelas demisioneros y apenas hablabanmi lengua. El criado, encambio, llevaba tatuajes y antes debía de haber sido un guerrero. Seguro quedominaba el maorí, pero nadie se percataba porque nunca decía nada. Yosiempreloveíatrabajarensilencio.MahuikamedesvelóquesellamabaHenare;los Clavell lo llamaban Hank. Como ya me había contado Ruth en Kihikihi,MahuikaeraMathildaparasusseñores,peroellasolorespondíaaestenombrecuando lo pronunciaban missie Hill o el mayor. Las ayudantes y, para misorpresa,tambiénLeonardySassi,lallamabanporsunombremaorí.Amíme tomóbajo su ala cuandoRuth se retiró conSassi para ayudarla a
bañarse.Nuncanosdejababañarnosalavez,sinosiempreunadespuésdelaotraaunque utilizaba la misma agua. En casa de los Clavell había baños pero noconductosdeagua.Elcriadoolasayudantesteníanquecargarconella.—¿Dónde te encontraron?—preguntóMahuika afectuosamente, cuandome
encontróperdidayamedrentadaenelpasillo,entrelahabitacióndelosniñosyelbaño.Yonohabíaqueridoquedarmeenmienormey solitariahabitación, conesa
grancama,y ahoravagabapor las estancias cuyo lujo tantome impresionaba.Lospasilloseranbastanteoscuros,lossuelosestabancubiertosdealfombras—estapalabra formabapartedeminuevovocabulario—oerande tablas.Todoslos huecos estaban ocupados por voluminosos armarios y aparadores conjarrones de flores, de las paredes colgaban cuadros quemostraban a personasvestidasdeformaextrañayavecestambiéncaballos.BuscabaaLeonard,quiental vez me lo habría explicado todo. En su lugar, me encontré conMahuika.Ignoro qué hacía ella, una hora antes de la cena, en cuya preparación deberíahaberestadoocupada,delantedelahabitacióndelosniños.Encualquiercaso,mellevóa lacocinaymeofrecióunpasteldemiel.Nuncahabíacomidoalgoasí;alprincipiomordisqueéconcautelaunaesquinayluegolediencantadaun
granmordisco, con lo que conseguí que el pastel semequedarapegado en elpaladar.Mahuikamediounvasodelecheparaempujarlo.—Ruth cuenta unas historias extrañísimas. ¿Es cierto que miss Hillary te
compróenelmercado?RuthylasasistentasacababandesubirelequipajedelosClavellporlagran
escalinatahastalasestanciasseñorialesyhabíanestadocotilleandosinparar.Alparecer, sobre mí. Tragué el último bocado de pastel y observé a Mahuika.¿Deberíacontarlemihistoria?Lacocineravolviólacabezahaciasusollasysartenes.Asuladotrajinabauna
ayudantedecocinaenloshornillos,delosquesalíamuchocalorperotambiénunosoloresmuyagradables.Enelhornoseestabahaciendounsoufflé.—Entiendes el maorí, ¿no? —se cercioró Mahuika, puesto que yo no
pronunciabapalabra.Asentí.Acontinuación,inspiréhondo.Eldeseodeporfinpoderabrirmecon
alguien venció a la preocupación de ser luego tapu para esa amable mujer yposiblemente también para los otros sirvientes de esa casa. Comencé amediavoz.—Soyhijadeunjefetribal...Mahuika sabía escuchar y compadecerse de los demás. Cuando llegué al
momentode lahistoria enquemimadreymishermanos eran asesinados,meestrechóentresusbrazosparaconsolarme.Esomehizoperderlaúltimafuerzaquemequedabaparadominarme.Meabracéaellaylloré,lloréylloré.Mahuikamemecióymeacarició,ymesusurrópalabrascariñosasenmi lengua.Nadiemehabíatratadoantesasí.Yocadavezllorabamás.Alfinalmerepuseyseguícontando.Aliviada ahora, sabía que paraMahuika yo no era una intocable, apesar de que ella era con toda certeza maorí y conocía las costumbres de supueblo.—¡Parece increíble!—exclamó alarmada cuando le hablé de los guerreros
kupapa—. ¡Esos alardean de devorar el corazón de sus enemigos y luegotiemblandemiedoanteunaniñapequeña!Neguéconlacabeza.—Antemí,no.Antelosespíritus.Mahuikario.—¡Comosinoestuviesenbautizados!—soltó—.Lamayoríadelastribusque
luchanconlospakehaseconviertenalcristianismo.¡Yasínotienenquecreerluegoenlosespíritus!—¿Al qué? —Ya había oído a Ruth pronunciar la palabra «bautizado» y
tambiénsabíaquelospakeharezabanaotrosdiosesdistintosdelosnuestros.Dehecho, había asistido tres veces a la iglesia con los Clavell y con Ruth. Unaespeciedecasade reunionesen laquesecantabay rezabaydonde losniños,sobre todo, debían sentarse y quedarse callados, como Sassi intentabainculcarmerepetidamente.Devezencuandosehacíanreverenciasylagentesearrodillabaamenudo.Mahuikasefrotólafrente.—Ay,Marama, cariñomío, ahora no tengo tiempo para hablarte de nuestro
queridoDiosydelbuenseñorJesús.Peroyavolveremosal tema.AlprincipionoentenderástodoloquedicennuestraprofesoramissTraversyelreverendo.Peroqueremosque también a ti tebauticen lo antesposibleypases a serunacriaturadeDiosyvivasenlagraciadelSeñor.Setocólafrente,elpechoylosdoshombros,yyoresplandecíporquetambién
conocíaesegesto.Santiguarse,lollamabaSassi,ylohabíamospracticadoantesdequeme llevaranporprimeravez a la iglesia.Allí lo hice lamardebienyahora se lo enseñaba aMahuika. En realidad, había que decir algo al mismotiempo,peroerabastantecomplicadoymehabíaolvidado.Mahuikameacariciólacabeza.—¡Eresunaniñabuena!—meelogió—.Ycontodaslaspenasquehastenido
queaguantar,todavíapuedesdargraciasaDiosporhabertetraídoconnosotrosydeestaformaconsucongregación...
Fruncí el ceño. De hecho, nadie me había llevado hasta allí, salvo losguerreros kupapa. Pero preferí no decir nada, pues no quería disgustar aMahuika.MástardemeenterédequeMahuikapertenecíaaunatribudelacostaEste,
los tewhakatohea.En la regiónde su tribu, enOpotiki, unmisionero alemán,CarlVölkner,dirigíaunamisiónyunaescuela.Völknerparecíaserunhombreamable yMahuika siempre hablaba bien de él y de lamisión.Al parecer, noejercíaningunapresiónparaquelosmaoríesseconvirtieran.Losniñosibandebuen grado a la escuela y al final toda la tribu se convirtió a eso llamadocristianismo. Mahuika era una convencida partidaria del dios de los pakeha.Siemprehabía sentido interés por el estilo de vida de los blancos.En algunosaspectoslegustabamásquelascostumbresdelossuyos.Asíquehabíaaceptadocuandounreligioso,compañerodeVölkner,lepreguntóenunavisitaaOpotikisiquerríatrabajarparaélcomosirvienta,porquesucocineranecesitabaayuda.Mahuika lo había seguido hasta Auckland, había aprendido a llevar una casapakehayhabíareveladotenertalentoparalacocina.Asíquehabíatrabajadoenvariossitioscomococinerayahora llevabatresañosencasade losClavell.Ypuestoqueellaestabatanmanifiestamentesatisfechadesuvidaconlospakeha,suponía que para mí tenía que ser también una suerte que los Clavell meacogieran.Converdaderoafánsepusoaevangelizarmeydisfrutabadescribiéndomeel
nuevo mundo en que me había introducido. Pese a ello, no había roto losvínculos con supropiopuebloy suhistoria.Podía contar leyendasmaoríesdemaneratanvívidacomorelatabahistoriasdelaBiblia.Naturalmente,aclarandosiemprequelosdiosesyespíritusdelasprimerassoloeranfrutodelafantasíadelnarrador,mientrasqueenelcasodelasúltimashabíaquetomaralpiedelaletracualquiermilagroquesecontase.Fueracomofuese,yoquiseaMahuikadesdeelprimerdíayellameayudóa
aceptardebuengradomifuturoyanoolvidarmedemipasado.
EnAuckland,en la residenciade losClavell, el cuidadode losniños recaíasobretodoenlosempleados.MissieHillapenasseocupabadeSassiyLeonard,ynadademí.Laveíamosa ellay almayor solo en la comida,para laque lafamilia se reunía. Algo que tampoco alegraba especialmente a nadie. Alcontrario,lacomidacomúneraunactorígido,llenodetensión,duranteelcualunosolointentabaevitarlosescollosfamiliares.Alprincipiotodavíanoloteníaclaro, solo percibía la tensión de Sassi y aún más la de Leonard cuando nosllamaban a lamesa.Durante la comida ya tenía suficiente trabajo en emplearcorrectamentelacucharayel tenedor,utilizar laservilletaynomancharme.Sieso ocurría a pesar de todo,missieHillme reñía. Elmayor no se rebajaba acomentaresaspequeñasinfraccionesdelasreglas.Encambio,seconcentrabaenexaminar a sus hijos. La mayoría de las veces se trataba de las clasesparticulares,yaelloslesresultabamuydesagradable.TantoSassicomoLeonardrecibíanesasclasescuandolosClavellmeacogieron.CadamañanallegabamissTravers, una señora flaca comounhusoy de aspecto reseco, quepocas vecessonreía y que enseñaba con voz chillona inglés, francés, cálculo, geografía yciencias naturales. Además, acudían una profesora de piano para Sassi y unjoven vicario para enseñar latín y griego a Leonard. Por las tardes, los dosaprendían equitación. A todo esto se sumaban las lecciones de esgrima paraLeonard y de urbanidad para Sassi. Yo encontraba extraño que tuviera quepracticartantashorascómoservircorrectamenteeltéobajarunaescalera.Por supuesto, a los niños les interesabanmás unas disciplinas que otras.A
Sassi,porejemplo,lecostabaelcálculoynoteníaelmenoroídomusical.Nuncallegaríaaamenizarunaveladatocandoelpianoocantando,comoeradeesperaren una damisela. De ahí que, con frecuencia, tuviera que contestarnegativamente cuando su padre le preguntaba si estaba estudiando una nuevapieza y que cometiera tremendos errores cuando él le mandaba hacer unaoperación de cálculo. Los días en que había practicado esgrima, Leonard yaestaba tenso antes de la comida. No le gustaba luchar. Ni se divertía ni eraespecialmente dotado para ello. Cuando uno se enfrentaba a Leonard con un
objetopuntiagudo,élpreferíadarmediavueltaantesqueponerseapelear.Síquedisfrutabamontandoacaballo,yademásqueríaasurobustoypequeñocastradoMadoc.Suprofesor,unveteranodelacaballeríaalemana,quehabíaidoapararaesapartedelmundosinquenadiesupieracómo, loponíapor lasnubes.Sinembargo,lafascinacióndeLeonardporlahípicaseconcentrabaencomplicadosejerciciosenelpicadero.Parecíacomosibailaseconelcaballoyeradivertidoverlo.Antesdecadacabalgada,vendabalaspatasdesucaballitoparaquenosehicieradaño.Peronialcaballonial jinete legustaban losobstáculos.Durantelascaceríasdeotoño(enNuevaZelandanohabíazorros,perosehacíancaceríaspara conservar la tradición y dos buenos corredores iban dejando el rastroartificial), Leonard yMadoc solían llegar los últimos. Eso desconcertaba alprofesordeequitación,quecomunicabasuperplejidadalmayorClavell,quienasuvezlehacíareprochesaLeonard.NuevaZelandaeraconocidaporsusRoughRidersyelmayoresperabade suhijoquegalopaseacampo traviesa sableenmanotantocomodierandesílaspatasdesumontura.Tampocoenlaclasedelatínavanzabael joventantocomosupadrehubiera
deseado.Dehabersidoporél,elvicariodeberíahaberempezadoconlalecturadeLaGuerradelasGaliasyaenelprimeraño.LaspreguntasqueplanteabaaLeonardsobreelcontenidodelasclaseserandemasiadodifíciles.Elmuchachorespondíaerróneamente,aligualquesuhermanaalcalcular,aunqueelprimerodisfrutabaaprendiendoyleyendo.Porloqueamírespecta,alprincipiosediscutióacercadesidebíaasistirono
a lasclasesde loshijosClavell.Sassiqueríaque laacompañase,mientrasquetantomissieHill comomissTraversdudabandequeyo fuera capazde seguirunaclase.—Novamosaexigirledemasiadoalaniña—observóconafectación.Alfinalseleplanteólacuestiónalmayor,quienrespondióconunbufido.—PorDios,Hillary,noconsideresalosnativosmástontosdeloqueson—
echóencaraasuesposayalaatónitaprofesoraparticular—.¡Eselerrorquesecometedesdequeseestablecieron lascolonias!Claroquesonsupersticiososy
unos incultos, pero son listos. Sus jefes no dejan de tomarnos el pelo,combatirloses todoundesafío.Tampocoson torpesa lahoradenegociarunavez que han comprendido de qué va el asunto... ¡Aprenden deprisa! Nuestroidioma,nuestramaneradehacerlaguerra,elmanejodenuestrasarmas...—Disculpe,mayor,yonoenseñoa lasniñasamanipular armas—intervino
ofendidamissTravers—.Merefieromásbienaldesafíointelectualparaelqueesapobreniñaposiblementenoestémadura...Elmayorpusolosojosenblanco.—Enfin,hastaahoranomehallamadolaatenciónquehayaustedinspirado
enmihijaoenmihijoaspiracionesintelectualessustancialmentemáselevadasquelasqueinspiranlosprofesoresdeunaescueladelamisiónasusdiscípulosmaoríes.Así que nome venga con remilgos.No se le van a caer a usted losanillosporenseñarquedosydossoncuatrotambiénalapequeñaMarian.Porsupuesto,apartirdeahímissTraversseconformóymedejóasistiralas
horasdeclase.Peronohizoningúnesfuerzoporajustarlalecciónaunanuevaestudiante con unos conocimientos del inglés todavía incompletos. Con elintentodeenseñarmealeeryescribirhabríadesperdiciadoelvaliosotiempodeaprendizajedeSassiyLeonard.MissieHill tampocoseenteródeello.Solosevioreafirmadaensuopinióndequelosniñosmaoríeserantontoscuando,trasuna semana de clase diaria, yo todavía no conocía ninguna palabra nueva nisabíadeletrearningunayasabida.Entonces a Sassi se le ocurrió jugar al colegio conmigo por las tardes.Me
ponía delante sus libros yme deletreaba un par de palabras, lo que yo debíaimitar.Porsupuesto,esoerapedirmedemasiado,la«clase»deSassicarecíadelógica.Peseaello,reconocíalasletras,peronoconseguíaunirsonidoysigno.No tardé en empezar a odiar tanto las lecciones demiss Travers como las deSassi,sibienlashorasdelaprofesorasoloeranaburridas,mientrasquelasdeSassi tambiénerandolorosas.NosoloimitabalavozchillonademissTravers,sino también su costumbre de golpear con la regla los dedos del alumnodespistado.Naturalmente,laprofesorasabíaexactamentecómohabíadeserde
fuerteelgolpeparanohacerdañoalniñoyqueestelloraseosequejaraasuspadres. Sassi, por el contrario, carecía demedida.Yo con frecuencia tenía losdedos hinchados después de tantos golpes. A veces los tenía tan mal queMahuikameteníaqueaplicarfríoenlasmanosyunungüento.LuegoregañabaaRuth,quepresenciabaeljuegosinhacervalersuautoridad.—Tambiénenlaescueladelamisiónnospegabancuandonoaprendíamos—
respondía la niñera—. Es así, si no, no se aprende. Si Marian se esfuerza yaprende,missieSassinotepegarámás.Lentamente, empecé a creer que era, simplemente, demasiado tonta para
aprender.Undía, sin embargo, esadesgraciada situacióndioungiro.LeonardentróporcasualidadenlahabitacióncuandoSassimeestabariñendo.Yollorabaporquenopodíaleernideletrearlapalabra«elefante».Leonardmiróenfadadoasuhermanaysellevólamanoalafrente.—Sassi,¿estásloca?—preguntóindignado—.Mariseguroquenosabenilo
queesunelefante.¿Cómovaadeletrear lapalabra?¿Hasvistoalgunavezunelefante, Mari? —me preguntó en ese tono cordial y dulce que siempre mereconfortaba.Neguéconlacabezaentrepucheros,yactoseguidoLeonardsefueasuhabitación,trajounlibrodecienciasnaturalesymeenseñólaimagendeunanimal—.¡Esgrandecomounacasa,Mari!—meexplicó—.Muchomásgrandequeuncaballo.¡Ymuyfuerte!¡Conlatrompapuedearrancartodounárbol!Yahoraven,vamosaintentardeletrearjuntos.Leonardmemiróanimosoyyomepuserojadevergüenza,porquetampoco
entoncesconseguísepararlapalabraensusdistintaspartes.PeroLeonardnoseenfadó.—¿Todavía no sabes deletrear, Mari? Pues claro, era lo que cabía esperar.
MissTravers hace como si no estuvieras, ySassi... ¡PorDios, Sassi, esos sonlibrosdesegundocurso!¡Marinecesitaunabecedario!Siguiendo las indicaciones de su hermano, Sassi sacó su viejo abecedario y
empezóaexplicarmelasprimerasletras.—Adeanciano,abrigo,almohada.Bdeboniato...
Porprimeravezcomprendílasconexiones...yapartirdeahímefuemásfácilaprender. Leonard no tenía mucho tiempo para jugar a la escuela. Sus clasesadicionalesleteníanocupadotodalatarde.Perocasisiemprenosencontrábamoseneltédelmediodía,quealosniñosnosservíanennuestrashabitaciones,yélmepreguntabaacercadeloqueSassimeestabaenseñando.Debodecirenfavordeestaquesealegraba tantodemisnuevosprogresoscomoyomisma.Nosedivertíapegando.Solopensabaquehabíaquehacerloyqueesoestimulabaelaprendizaje. En cuanto empecé a dar respuestas correctas a sus preguntas,aplaudía de alegría y solo decía bondades demí.Cuando conseguí leer de untirón y en voz alta un texto muy breve, me llevó ante su hermano, Ruth yMahuikacomosifueraunperritobienadiestrado.Muy pronto leía por iniciativa propia, paramatar el aburrimiento. A fin de
cuentas,enclasesolosemetoleraba.Podíaestarpresenteenlashorasdemúsicaydeurbanidad,peronosemeexigíaquepusieraatención.Sientretantoleía,nomolestabaanadieyamícadavezmegustabamássumergirmeenotrosmundosatravésdelalectura.Cuantomástiempollevabaviviendoconlospakeha,másfamiliar me resultaba su estilo de vida, sus deseos y expectativas, y máscomprendíalashistoriasquesecontabanenloslibrosdeSassi.Perotambiénerahijadeunaguerreray los librosdeLeonard,en losquese
describían aventuras, luchas y peligros, travesías por mar y viajes dedescubrimientos,casimecautivabanmásque lashistoriasparaniñas.Tambiénme interesaban sus obras sobre ciencias naturales y estaba fascinadapor seresvivos tan extraños para mí como los elefantes, las jirafas o los canguros. YentoncesllegóundíalaclaseenquemissTraverslepidióaSassiquedeletrearalosnombresdeesosanimaleseninglés.Sassiconsiguióhacerloconlapalabraelefante, pero al llegar el turno de jirafa, la regla de la profesora se agitóamenazadorasobrelosdedosdesualumnacuandoempezóabalbucear.—G...i...r...a...f...Hum...—¡Unaefemás!—dije.Mesaliósinqueyopudieraremediarlo—.Giraffeen
ingléstienedosefes.Poresosepronunciala«a»máscorta.
Laprofesora semequedómirandocomosihubiera sacadouna jirafadeunsombrero de copa.Entonces recibími primer golpe en los dedos porque teníaprohibidotomarlapalabrasinpermiso.—Yahora,señoritaListilla—graznó—,deletrealapalabra«canguro».Lohice,ytambiéndebodeciralgoafavordemissTravers.Unavezqueme
puse al mismo nivel que Sassi (la profesora nunca preguntó cómo lo habíaconseguido), me dejó participar en las clases. Me preguntaba con la mismafrecuenciaconquepreguntabaaSassiyyoaprendíamásrápidoquemihermanade acogida de piel blanca. Por ejemplo, a mí no me resultaba difícil contar,amaba las ciencias naturales y en geografía superé a Sassi con una celeridadpasmosa. Sassi no se interesaba por países extraños o por estudiar losmapas,todo eso la aburría. Mientras que yo no me hartaba de contemplar el globoterráqueodeLeonardy,sí,notardéenaprendermelospaísesyloscontinentes.Casi siempreacababaenseguidacon losdeberesquemissTraversnosponíaalasdosmientrasdabaclaseaLeonard,yentoncesescuchabaaesteúltimorecitarlascapitalesyríosdepaísesdesconocidos.—Lapequeñaaprendemásdeprisaquealgunosdemis alumnosblancos—
mencionó una vez la profesora al joven vicario, cuando él me sorprendióhojeando el libro de latín de Leonard y descubriendo una palabra conocida:elephantus,conloquededujequeesosanimalesestabanmuyextendidosfueradeNuevaZelanda.
Nuestravida,ladelosniños,transcurríaarmoniosamenteentrelasclases,eltéde la tarde y las siestas reguladas, las visitas dominicales a la iglesia y laseventuales cenasy reverenciasdelantede invitados cuandomissieHill tenía abienpresentarlesasushijos.Alprincipiosolo llamabaaSassiyLeonardparaquefueranalsalón,perolasseñorasinsistíanexpresamenteenvermetambiénamí, así que Ruth me ponía un vestidito bonito. Yo hacía una reverencia tanperfecta como Sassi, lo que originaba un gran entusiasmo. «¡Qué monada!»,
exclamabanlasmujeres,«¡Encantadora!»o«¡Conquégracialohace!»,comosifueraespecialmentedifícildoblarunapiernaparahacer la reverencia.Avecesmedabanunagalletacomoquienpremiaaunperritotrashacerunapirueta,yyotodavíaprovocabamásadmiracióncuandoformalmentedecía«Gracias».Salvo por eso, no pasaba gran cosa en nuestra vida. Claro que a veces
estábamos impacientes por hacer una excursión o Leonard y Sassi temblabanante las penetrantes preguntas delmayor.A veces uno de nosotros estropeabaalgo,sesaltabaunareglayeracastigadoporello,perolamayoríadelasveces,los días transcurrían unos iguales a otros. Apenas era consciente de que yallevabacuatroañosviviendoconlosClavellcuandoLeonardregresóalicaídodeunacharlaconsupadre.—¡MeenvíanaDunedin!—gimió,pasándoseentristecidolamanoporelpelo
rubio—.Aunaescueladecadetes.Fruncíelceño.Dehecho,hacíatiempoquesehablabadequeLeonarddebía
asistiraunaescuelapropiamentedichaapartirde lapróximaprimavera.MissTravers ya no podía enseñarlemuchomás y también elmayor llevaba tiempodisgustado porque las clases con las niñas afeminaban a su hijo. Leonard sehabríaalegrado.ConocíaaotroschicosdelasclasesdeequitaciónqueasistíanalaescuelasuperiordeAucklandyselopasabanmuybienallí.Mihermanodeacogidahabríaseguidoviviendoencasaeidoacaballooapiealaescuelacadadía. Pero el mayor también había mencionado la palabra «internado». EnInglaterraeracorrienteenviaralosniñosdedoceotreceañosainternados.Allíhabíaacademiasmilitaresqueaceptabanaestudiantesmuyjóvenes,peromissieHillsehabíanegadoamandarasuhijoaEuropa.—Dunedin...estáenlaIslaSur,¿no?—DesdeWellingtonhabíaquecruzarel
estrecho deCook en un transbordador hasta Picton.A partir de allí había querecorrermuchos,muchoskilómetrosportierraparallegaralaciudad.O,sino,habíaquehacerunatravesíaenbarcodevariosdías.ElpuertodeDunedinerafamoso.Yo todoesto lo sabíapor las clasesdegeografía—.Pero¿quéesunaescueladecadetes?—pregunté.
A esas alturas ya no había muchas palabras en inglés que no hubieseescuchadonunca,peroestatambiénparecíaresultarleextrañaaSassi.—Unaescuelamilitar—respondióLeonard—.Parafuturosoficiales.Allíse
hacen prácticas, lo instruyen a uno en el manejo de las armas junto a lasasignaturas normales. Enseñan logística, estrategia y esas cosas... —Leonardparecíahabermordidounlimón.Élseinteresabaporlascienciasnaturalesylaastronomía. En una ocasión me había confesado que le habría gustado serastrónomo para descubrir nuevas estrellas. Pero, siendo más realista, habíamencionado que le gustaría sermédico de animales, puesto que en el ejércitotambiénhabíaveterinarios,yasíocuparsedeloscaballos,conscientedequesupadrenoloveíaenunaconsultaruralayudandoalasvacasaparirterneros.Peroque hubiera que decidirse tan pronto para una carrera militar, lo sorprendía.Además,porqueenNuevaZelandanohabíahabidounaescueladecadeteshastaentonces—.LadeDunedinseinauguróhaceunoodosaños.—Volvióasuspirar—.Enalgúnmomentoabrirán tambiénunaenAuckland.Podría irahícuandocumpliera dieciséis años, pero mi padre no quiere dejar pasar ningunaoportunidad.Creequecuantoantesmeinstruyan,antespodréhacercarreraenelejército.—¡Perosinoquieres!—exclamé.Leonarddiounresoplido.—¿Mehapreguntadoalgunavezmipadrequéesloquequiero?
Estaveztampocohabíaningunaposibilidaddenegarse.ElviajedeLeonardalaIslaSuryaestabadecididoyAndrewClavelllohabríaacompañadodebuengrado, pero el ejército lo necesitaba. Había disturbios en la costa Este, losCasacas Rojas combatían en un amplio frente contra los guerreros hauhau.DesdequevivíaconlosClavellnohabíavueltoaoírnadadelahistoriademipueblo.SolosabíaporeventualescomentariosdelmayorqueelcasoKingitanga,porelquehabía luchadomipadre,yaestaba«resuelto».ElreyTawhiaohabía
retrocedidoal sur,donde lo escondíanunparde tribus sin emprenderningunaofensiva por él. Sabían por qué: las tribus que se rebelaban, como los ngatimaniapoto,erandesterradasaotrolugarcuandoperdíanlaguerra.Sequedabansintierrasypropiedades.Lamayoríadelosjefeshabíanaprendidolalecciónysecomportabandeformapacífica.En cambio, los Casacas Rojas se las veían ahora con un caudillo religioso
llamado Te Ua Haumene, que mezclaba las tradiciones maoríes con la fecristianayconsiderabaamipueblocomounsucesordelosisraelitas,queteníanquedefendersutierraprometida.Noteníaunatribupropia,peroinvitabaalosjóvenesinsatisfechoseindignadosdetodoelpaísaquelucharanjuntoaél.Susguerreros seguían unos extraños rituales, se oía hablar de historias horrorosassobre decapitaciones y canibalismo. Sonaba un poco como lo que nos habíancontadoantessobrelosejércitoskupapa,yamítodoesomellenabadeespanto.Pero ahí enAucklandestábamosmuyalejadosde las zonasdeguerra.Solo
una vez, cuando llevaba un año viviendo con losClavell,me vi directamenteconfrontadaconunconflictobélico.EncontréaMahuikallorandoenlacocina.Me dijo entre sollozos que los guerreros hauhau habían matado a su queridomisioneroVölkner.Alparecer,habíanconseguidoponera losmiembrosdesutribu en contra del religioso. Este había muerto en manos de sus propiosfeligreses.Elgobernadorhabíaenviadodeinmediatotropasparacastigaralosrebeldes.
El generalCameron combatía en la región deTaranaki, donde se suponía queestabanTeUaHaumeneysushombres.En laszonaspacificadasseasentabanmilitarysettlerscon refuerzosparaconservar las tierras.A la larga, tambiénellevantamientode losguerreroshauhau sería sofocado.Aesas alturas, yo teníatan claro como losmismos blancos que lospakeha ganarían. Incluso lloré unpococonMahuikaporsureverendoVölkner.Porsupuesto,yahacíatiempoquemehabíanbautizado.PeroenlaactualidadvolvíanaproducirseenfrentamientosyAndrewClavell
—ahoraascendidoacoronel—estabaalasórdenesdelEstadoMayor.Estavez
loenviaronaWhanganui,alsurdeTaranaki.AsíqueLeonardyotrosdoschicosviajaron solos a su nueva escuela, acompañados por un reverendo anglicanocuyaiglesialotrasladabaalaIslaSur.Porloquedespuésoídecir,nohabíasidodifícilvigilar a losmuchachos.AdiferenciadeLeonard, losotrosdos estabanentusiasmadosconelviaje.Consideraban laescueladecadetesunaaventuraeincluso estaban impacientes por seguir la carrera de oficiales. Les habríaencantado alistarse al momento para combatir a los hauhau. Yo sabía queLeonardtachabadebobaliconesasuscompañerosdeviaje.—SeguroquenotodoslosalumnossontaninsensatoscomoWilliamyJake
—dijeaLeonardparaconsolarlo,altiempoquecolocabacontimidezmimanoenlasuya.Derepentemeacordédeladelicadezaconquemehabíaayudadoasalir de debajo del banco del puesto de comidas—. Y es probable que laacademianoseatanmala.Allíno...nosecomenalosniños...Leonardnopudocontenerlarisacuandolerecordéesatranquilizadorafrase
quemedijoentonces.—¡Esoesperodeverdad,Mari!—respondió,másanimado—.Tienes razón,
esposiblequetodolodemásseainteresante.Perotú...Amí...amínomegustadejarte sola aquí,Mari...—Mimano seguíaestandoen la suyaymeproducíaunasensaciónmuyagradable.—¡Peroyonoestoysola!—protesté—.TengoaSassiyMahuika,aRuthy
missieHilly...—Nosemeocurriónadiemás.Leonardsonrió.—¡Cuídate!—dijo—.YcuidatambiénaSassi,¿deacuerdo?IgnorabaquépodíaamenazarnosaSassiyamíycómoevitarloencasode
duda,perohiceungestoafirmativo.—Seguro que hay muchas vacaciones —susurré intentando contener las
lágrimas.Sassinosetomólamolestia.Suslágrimastepartíanelcorazón.—Vendrápronto—intentéconsolarla—.Enunpardemesesestaráaquí.—Peroyanoseráelmismocuandovuelva—murmurómissieHill.
Noentendíelsignificadodeesaspalabras,peroviquetambiénellapugnabaporcontenerlaslágrimasmientrasagitabalamanoalcarruajequeconducíaasuhijohaciaelsur.
Cuando al cabo de dos meses Leonard regresó a casa no parecía nadacambiado.Seguíadelgadoydesmadejado,solohabíacrecidounpocoyestabaalgomásmusculoso.Comoamuchosjóvenesdesuedad,únicamenteseleveíanunoslargosbrazosypiernas.Noencontrabaelmomentodecambiarporlaropade civil el uniforme rojo de la escuela, inspirado en el corte y el color del deoficialesderangoinferior.LeonardinsistióenquemissieHillloacompañaraaldíasiguienteairdecompras,pueslaropaselehabíaquedadopequeña.Pero lo que amíme llamó la atención fue que parecíamás prudente, más
desconfiado,hablabamenos,dabarespuestasbrevesyconcisascuandoalguienle preguntaba algo. El «¡sí, señor!» con que ya antes contestaba a cualquieramonestacióndesupadre,surgíaahoramásrápidoyenérgico.Paraalegríadelcoronel Clavell, Leonard se ponía sin falta firmes. Su cuerpo se tensaba ylanzabalaspalabrastanafiladascomodardos.Contodo,parecíatriste,ylehabléencuantonosquedamossolos.Habíaninvitadoalafamiliaalabotaduradeunbarco en el puerto deAuckland y cuando por fin nos dieron a los jóvenes elpermiso de levantarnos de la mesa, Sassi quiso bajar a la playa. Leonard—llevaba de nuevo el uniforme de cadete para esa ocasión y su padre seenorgullecíadeello—seofrecióaacompañarnos.Sesentóalasombradeunade las araucarias que se agrupaban en la línea de playa y yome reuní con élmientras Sassi recogía conchas. Con un suspiro de alivio se desprendió de lachaquetadeluniforme.—¿No...notegusta?—lepregunté,señalandolaprendaroja.Élmoviólacabeza.—No—respondióconunadurezainesperada—.Nomegustanadadeesto.El
uniforme,eldrill,laescuela...
—¿Quéeseldrill?—pregunté,peseatenerunavagaideadesusignificado.Lapalabra surgía algunas veces cuando el coronelClavell conversaba en casaconlosinvitadossobresutrabajo.Leonardsuspiró.—Una mezcla de deporte, entrenamiento para el combate y ejercicios de
obediencia.Mientraslosrealizaselinstructornodejadepegartegritos.Alfinalte zumban los oídos. Pero esto tampoco es importante porque te duele todo.Corres,terevuelcasenelbarro,vuelvesalevantarte,trepasporcercas...Sassitalvezlollamaría«jugaralaguerra».—Sonrióirónicoypenséenlomuchoqueyohabíaodiadojugaralaescuela.—No es nada divertido jugar a la guerra—comenté—. Esconderse, huir...
Solotelopasasbienmientras...mientrasnotepillan...Leonardrio.—¡Cuánto te he echado demenos,Mari!—dijo con dulzura—.Tienes una
formaespecial de llegar al quidde la cuestión.Y,por supuesto, tienes toda larazón.Sabes,enlaescuela,cuandolosdemáspiensanenlaguerra,piensansoloenuniformesdecoloresyencondecoraciones.Yo,porelcontrario,teveoati.En cómo corrías tras esos tiposmalos y que parecían tan peligrosos, llena desangre,suciedadymiedo.Talveztengaungranpoderdeimaginación,perocadavezqueclavolabayonetaenelvientredeunmuñecodetrapopiensoqueunserhumano de verdadmoriría con esa estocada. Sin contar con que amí nomegustaríanadaqueotrocombatientememataradeunaformatancruel...Yo...yotengomiedo,Mari,soycobarde.Levantólasmanoscomosifueraacolocarlasdelantedelosojosyesconderse
trasellas,perosoloselaspasóporlasmejillas.—¿No...noaprendéisotracosaenesaescuelaque...queamataralagente?
—preguntéamediavoz.AlgunaasignaturahabríaqueaLeonardlegustase.—Aprendemosunpocodelatínyfrancés,perosehacehincapiéenlalectura
deestrategiaylogística.Tambiéndiplomaciamilitar,queesloqueprefiero.Megustamásnegociarquepelear.Tenemosunoscajonesdemadera enormescon
soldados de plomo con los que reproducimos combates. Es parecido a unajedrez, siempre que uno no recuerde que Napoleón,Wellington y los demásgenerales enviaron a la guerra a seres humanos de verdad. Montar siguegustándome, como siempre, pero preferiría tener aMadoc en lugar del nuevocaballo.El coronelClavell había comprado un caballomás grande ymás apropiado
paraunaacademiamilitar.CasisehabíaproducidounafuertediscusiónporquehabíaqueridovenderaMadocyLeonardhabíaestadoapuntoderebelarseporprimera vez ante su padre. Por fortuna, Sassi había logrado que se zanjase ladisputa.Yaerademasiadograndeparasuponiysehabíamostradodispuestaaencargarse del castrado de Leonard. Madoc demostró ser un caballo paraamazonas extremadamente manso y Sassi estaba muy contenta con él. «¡Esejamelgosiemprehasidomáspropiodeunachica!»,habíadichoelcoronel,peroalmenoshabíaaceptadolasolución.—¿Ylosotroschicos?—pregunté—.¿Notienesamigos?Leonardseencogiódehombros.—Sí.Hayotropardecasosperdidosenlaacademia.Casitodoslosalumnos
proceden de familias de oficiales y siguen las huellas de sus padres.Algunostienentanpocavocacióncomoyoyesonosune,claro.MimejoramigovienedeunagranjadeovejasdelaIslaSur.Eseltercerhijoynoheredarálagranja.Tobyesuntipoamable,heidoaverlosaélyasufamiliaconfrecuencia,losfinesdesemana.Lagranjaespreciosa.Contantapaz...Megustanlasovejas.Pero,pordesgracia, eso se acabó. Toby cambia de internado. A lo mejor no puede sergranjero,perotampocoserásoldado.—Leonardsuspiró.—¡También tú tendrás otra opción!—afirmé resoluta, colocándole lamano
sobreelbrazo—.¡Notienesquesersoldado!—¿Qué estás diciendo, Mari? —Nos habíamos olvidado de Sassi, que de
repente apareció de pie junto a nosotros. Parecíamuy contenta, tenía su bolsallenade conchasy los pies descalzos cubiertos de arena.Antes devolver a la
fiesta, tendría que lavarse y arreglarse—. ¡No digas tonterías! —me riñó—.¡ClaroqueLeonardserásoldado!¿Quéotracosaibaaser?—Loves—observóél,resignado—.Notengoelección.DespuésseguíaloshermanosClavelldevueltaalpuertoy,porvezprimera
desdequevivíaconlospakeha,penséenmipropiofuturo.Sassisecasaríaalosdiecinueveoveinteconunhombredesuconveniencia,probablementeconunjovenoficialquesupadremásomenoselegiría.Esoeraalgotansegurocomolacarrera militar de Leonard. Pero ¿qué iba a ser de mí? ¿Había alguna tareapredeterminada para una muchacha maorí que desde hacía casi cinco añosllevabalavidadeunapakeha?
Deberían pasar varios años más para que viera con nitidez qué proyectosabrigabaalmenosmissieHill respectoaese tema.Enmivida, loscambiosseproducíanlentamente,tanlentamentequealprincipionimedabacuenta.
Salvoporunpardenimiedades,Sassiyyocrecimoscomohermanas.Claroque a vecesme fastidiaba, pero eso era la excepcióny algoqueposiblementetambiénocurríaencualquierfamilianormalcuandolospadresylasniñerasnoprestabanatención.RuthsolíasermástoleranteconSassiqueconmigo,peroengeneralnostratabamásomenosigual.Elpersonaldomésticonohacíaningunadiferencia,nosatendíayvestíaigualdebien.CuandolamodistaveníaatomarlasmedidasdeSassiparahacerleunnuevovestido,amísolíahacermetambiénotro.Aveces,lasprendasqueaellaselequedabanpequeñasmelasarreglabanparamí.Eraalgomuycorrienteentrehermanos,afindecuentaslaropatodavíano estaba gastada. Los Clavell y otras familias de oficiales con quienes estossolíantratarvivíanbien,peronoeranderrochadores.En cuanto a la relación con el coronel Clavell ymissieHill, yome sentía,
frente a Sassi y Leonard, más privilegiada que marginada porque nadie me
sometíaaexamendurantelascomidas.LosClavelloeranamablesconmigoonomeprestabanatención.Yotambiénconsiderabaagradablequemeahorraranlasaburridas clases de urbanidad y de música. No me sentía en absolutodiscriminadaoperjudicada.Pero entonces mi posición en el mundo de los pakeha cambió de forma
irrefrenable.Primero,dejarondellamarmealasreunionesdeltédemissieHillparaquehicierareverenciasydijera«porfavor»y«gracias».Mesorprendióunpoco, pero lo atribuí a que con el tiempo todas las damas ya conocían lo quesabía hacer la niñamaorí demissie Hill. Después dejaron de invitarme a loscumpleañosyfiestasinfantiles.Enlosprimerosaños,Sassiyyohabíamosidoconfrecuenciaacasadeotras
niñas de nuestra edad y de vez en cuando también missie Hill organizabareunionesdetéparadamiselas.Lasniñastomabanpastelilloseducadamenteparaacabar jugando juntas bajo la atentamirada de sus niñeras. Se enseñaban suscasasdemuñecas,sejugabacivilizadamentealarayuelaysehacíanpartidosdecricketeneljardín.YosiemprehabíaacompañadoaSassicontodanaturalidadylasdemásniñasmetratabancomoaunaigual.Losniñospequeñosnoparecendarse cuentade losdistintos coloresdepiel y cabello.Sin embargo, amedidaque las amigas de Sassi fueron creciendo empezaron a burlarse demi cabellonegroyliso,quenosedejabapeinarenbucles;demitezoscura,quehacíainútilcualquier sombrilla; y de mis ojos redondos y oscuros. Lo que antes era tanmono,ahorahabíacambiado.CuandoSassicumpliódoceaños,tuvelasensacióndequeseavergonzabade
mí.Alfinal,cuandoseibadevisita,yoacababaquedándomeencasacadavezconmásfrecuencia.Nosésilasotrasfamiliasdejarondeinvitarmedirectamenteo si fue missie Hill quien decidió que mi presencia en las fiestas infantilespakeha ya no era conveniente.Ymenos aún por cuanto esas fiestas pronto seconvertiríanenbailes.A partir de los catorce años, Sassi empezó a recibir clase de baile y su
profesoradeurbanidad insistíacadavezmásen loquedebíaonodebíahacer
unaseñorita.Conloscontenidosdelaclaseyalhacersemayor,losinteresesdemihermanadeacogidacambiarony,algomás tarde,puesyoeraunpocomásjoven, también losmíos. Ahora ella se interesaba sobre todo por los vestidosbonitos y los peinados. Si bien hasta entonces siempre había encontradoaburridaslaslaboresmanuales—missieHillenpersonanosenseñabaacoserybordar—, ahora esperaba impaciente las coloridas revistas femeninas que sumadre recibía cadamesde Inglaterra.Enellas seplasmaba laúltimamodadeParís y Londres y solían encontrarse también los patrones correspondientes.Sassi asediaba a sumadre para que la dejara hacerse vestidos siguiendo esosmodelos.LaseñoraDune,lamodistadelacasa,estabaabiertaacualquiersugerenciade
suclientela.ConSassihablabadeloscortesyelegíalastelas,yamímedejabaayudarla a coser.Naturalmente, esome enorgullecía y Sassi envidiaba que yopudiese cortarvestidos con la señoraDunemientras ella iba a clasededanza.Peroyomepreguntabaporqué razónmeconcedíaneseprivilegio, cuandoyotampoco poseía ningún talento especial para sermodista.Mi hermana cosía ybordabamuchomejorqueyo.Algo similar noté cuando las dos empezamos a peinarnosmutuamente. Era
algoquetambiénhacíantodaslashermanas,peroadiferenciadeloquesucedíacon Sassi, que podía experimentar con mi cabello como quisiera, missie Hillindicó a su doncella personal queme enseñara cómo debíamanejar el fino yrubio cabello deSassi.Aprendí a recogerlo, a trenzarlo e incluso a enjuagarlocon yema de huevo para intensificar su color.Al principio todo era un juego.ComotambiéneraunjuegoquemissieHillmedejaseservirocasionalmenteenlamesaomepidieraqueayudaseaMahuikaoalassirvientas.Meenseñaronarealizar tareas prácticas y yo no lo encontraba denigrante. A fin de cuentas,tambiénSassiaprendíaensusclasesdeurbanidadaservirperfectamenteelté,avestirunamesaparalacomidayahacerarreglosflorales.Nocaíenlacuentadeque con esas lecciones solo se aprendía a supervisar después al personal
doméstico y a decidir en las reuniones para el té y en los banquetes qué eramejor,sisentaralobispooalgeneraljuntoalaanfitriona.CuandoSassicumpliólosdieciséisasistíaconotrasniñasdesuedadaclases
debaile.Eraunaactividadinocente.Aunquelasjóvenesladysaprendíanbailesde sociedad, al principio todavía no se veían confrontadas con jóvenescaballeros. Pese a ello, las chicas pasaban horas preparándose para esasreuniones de baile. Yo ayudaba a la emocionada Sassi a ponerse sus bonitosvestidos de tarde y la peinaba con esmero... y un día me insistió en que laacompañase.—De vez en cuando se me deshace el peinado, últimamente hasta se me
rompióunacintadelvestidoynopudezurcirla.Seríamuyamableportuparteveniraacompañarme.Despuéspodremoscotillearsobrelasotraschicas...Estandivertido,Mari,nopodríascreertelotorpesquelleganaseralgunas...Naturalmente, la acompañé. Tenía curiosidad y, aunque no me interesaba
muchonielbailenilamúsica,siempremehabíamolestadoquemeexcluyerandelassalidasdeSassi.Penséunossegundosenquéponermeyelegíunvestidobonito,aunquemuchomenospomposoqueeldemihermana;afindecuentas,yoestaríapresentesolocomoespectadora.AlospiesdelaescaleranosesperabamissieHill,quesolíaacompañarcasi siemprea suhija.Laesposadelcoronelcontroló nuestra indumentaria con expresión severa. A mí me envió a lahabitaciónenbuscadeundelantal.—No vaya a ser que eches a perder el vestido cuando le arregles el pelo a
Sarah—medijo.Tambiénexaminóelarsenaldecintasparaelpelo,polvos,agujasehilosque
Sassiyyohabíamosrecogidoparairbienprovistasantecualquiereventualidad.Y nos ordenó que nos portásemos bien y de forma conveniente cuandosubiéramosalcarruaje.Todoesomeparecióunpocoraro.EntendíloquepasabacuandodejamosenelvestíbulodelaescueladebailenuestrosabrigosySassi,contodanaturalidad,esperóaqueyolaliberasedelsuyo.Lohicedebuengradopor ella y no hubiera pensado nada más si no hubiera visto que había otras
jóvenesaquienessusdoncellasayudabanadesvestirseysupervisarporúltimavezlosvestidosdebaileylospeinadosdesusamas.Lamayoríadesaparecíasindarlasgracias.Yaestabancharlandoconsusamigas.También Sassi pareció olvidarse de mí de repente cuando vio a las otras
chicas.MissieHillnomehacíaningúncasoyyovagabaalgoperdidahastaqueunadelasjóvenesdoncellasmehabló.—¿Eres tú lachicademissSarah?Yahacía tiempoquenospreguntábamos
porquénuncatetraía.Venconnosotras,estamosenlahabitacióndelservicio.Mástardetambiénnosdaránté...Enesemomentolocomprendí:yapodíatutearyllamaraSassiporsunombre
depilaen lugardehablarledeustedydirigirmeaellaconunrespetuosomissSarah,peroyanoerasuhermana,sinoquemehabíaconvertidoensudoncella.Entrenosotrasnuncavolveríaaserigualqueantes.
Duranteesosaños,Leonardregresópocasvecesacasa.Elviajeeralargo,yaveces la escuela de cadetes ofrecía algo así como cursos de vacaciones quellamaba maniobras. Los jóvenes recibían instrucciones en algún bosque omontaña para saber desenvolverse en situaciones de emergencia, en lugar deejercitarse en los terrenos de la escuela. Por situaciones de emergencia seentendía claramente la lucha contra guerreros maoríes, si bien cada vez seemprendíanmenosguerrasy losconflictoseranmenores.En laactualidad, losCasacasRojasperseguíanaunhombrellamadoTeKooti,otrofundadordeunareligión cuyo culto se llamaba ringatu, «mano alzada». Había atacadopoblaciones tanto pakeha como maoríes, por lo que era perseguido por igualtantoporlasfuerzasarmadascomoporgruposmaoríes.Eraimprobablequedeeseconflictosurgieraunaauténticaguerra.Antesalcontrario:TeKootiuníaamaoríesypakeha.Me enteré de todo ello gracias a Leonard, con quien había empezado a
escribirme.Durante la guerra deTeKooti,mi hermano de acogida pasaba las
vacacionesconsupadreenGisborne.ElcoronelClavellsupervisabaenlacostaEstedelaIslaSurlapersecucióndelosinsurrectos.Leonarddebíadesempeñarelpapeldeayudanteymeinformabaaliviadodequesutrabajoselimitabasobretodo a recibir visitas, servirles whisky y hacer recados. Durante lasconversacionesdesupadreconotrosmilitares,éldebíaescucharyaprender.«En realidad, no es necesario haber estudiado a Sunzi ni aClausewitz para
dirigir esta guerra —escribía—. Según mi opinión, el problema principalconsisteendescubrirlapistadeesehombreysusseguidores.Seescondeenlosbosques y se desplaza cada vez más al norte. Su estrategia es clara: quiererefugiarseconlastribusqueescondenalreymaorí.Sisedeclaralealalreyysecomportamásomenosbien,ledaránasilo.Lomásinteligenteseríadejarquelobuscasenlosmaoríesquequierenvengarsedelamuertedelosmiembrosdesutribuyquesonlosmejoresespías.Queloencontrasenellosyavisarananuestrastropas. Juntos sería relativamente fácil acorralarlo y apresarlo. De hecho,maoríesyCasacasRojasrecorrenengruposlazonaycuandotropiezanconTeKooti y su gente enseguida atacan. De ahí resulta unmuerto o dos de este oaquel bando y a continuación los rebeldes vuelven a desaparecer. Mi padretambiéndeberíasaberlo,peronoestádispuestoacolaborarconlosmaoríespeseaqueseríadeinterésporambosladoscapturaraeseTeKooti...»
Leonard seguía mostrando poco interés por la logística de guerra y lehorrorizaba verse envuelto en enfrentamientos. Su formación estabaconcluyendo y su padre esperaba que siguiera la carrera militar. Si lascircunstanciaslopermitían,estosignificabaseguirdosañosmásenuninstitutode formación, aunque, si volvían a realizarse operaciones militares, tambiénpodríairalfrentemuypronto.EsaeralarazónporlaqueLeonardesperabaquese impusiera la paz y me comunicó que estaba aprendiendo maorí de formaintensiva. Alguien había comprendido por fin que era de gran ayuda formaroficialesquepudiesennegociarconloskupapaylaescueladeDunedinofrecía
cursosdeeseidioma.CuandoLeonardmelocomentómepareciódivertidoyleenvié sin demora la traducción correcta de estas frases: «¡Guerreros! EstáisahoraenlaRoyalArmy.Aquínoasamosaniñaspequeñas,nisiquieraahijasdejefestribales.»Leonardcontestóquelasniñaspequeñasnuncahabíanfiguradoenelmenúde
las tribus.Por loquesabía, losguerreroshabríanpreferidodevoraralenemigovencido para alimentarse de su fuerza. En cierto modo era una señal de queapreciabansuvalía.Peroélpensabaprohibírseloasussubordinados.Amenudonuestrascartasconteníantalesbromasoinofensivasprovocaciones.
PeroyoleíaentrelíneasloabatidoqueestabayporesomeesforzabaparaquenosedieracuentadeloafligidayhumilladaquemesentíaenminuevaposiciónenlacasadelosClavell.Cadavezeramásobvioquemehabíandegradadoalrangodesirvienta.Esollegóasumomentoculminantecuando,trasdiezañosdeclases,missTraversdioporconcluidalaformacióndeSassiylamíaysugirióqueseenviaseasuhijaunpardeañosaunpensionadodeWellington.—YenelcasodeMarian,deberíaconsiderarseriamentequéhacer—dijola
profesora particular a missie Hill—. Debería tener la oportunidad de seguiraprendiendo,aúnmásporqueesextraordinariamente inteligente.Lo idealseríaunaescuelasuperiordondeobtenereltítulodebachillerato.YasabeustedqueenlasuniversidadesdeNuevaZelandatambiéntienenaccesolasmujeres,yMarianundíatendráqueganarseellamismalavida.Lorazonableseríaqueaprendieraunoficioapropiadoparasuscapacidades.MeenteréporcasualidaddelaconversaciónentremissTraversymissieHill.
UnadelascriadasestabaindispuestayMahuikamepidióquesacaraelpolvodela habitación contigua. Por supuesto, las apreciaciones de la profesora mellenarondeorgullo,considerandolapocafequehabíatenidoenmíalprincipio.
Unpardedíasdespués,missieHillnosllamóaSassiyamíparahablarsobrenuestro futuro. En efecto, había decidido enviar a su hija a un pensionado de
Wellingtonpordosaños.Sinembargo,nopensabaconelloenprepararlaparaentraren launiversidad, sinodarle losúltimos retoquespara introducirlaen lavidasocial.Laescuelaquehabíaescogidoestabamásorientadahacia lasartesque hacia las ciencias. Sassi aprendería historia del arte y literatura, y,naturalmente,proseguiríaconsusestudiosdemúsica,danzaydibujo.—¿Yyo?—meatrevíapreguntar.ElinstitutodelaseñoraLightmanparala
formaciónde señoritasno se correspondía al tipodeescuelaquemissTravershabíapensadoparamí.—Tú acompañarás a Sarah—se limitó a contestar missie Hill, y dejó que
fueraRuthquienmeexplicaracuálseríamifunciónenelinstituto.—Allí todaslasalumnasllevandoncella—dijo—.YmissHillaryopinaque
túereslapersonaadecuadapeseaquetodavíaeresmuyjoven.Yapuedesestarmuyorgullosade ti.Cuandosedaunempleoa laschicasde tuedadsuelesercomoayudantedecocinaosirvientatercera.—Pero¿quéquieredecirquemedanunempleo?—preguntéhorrorizada—.
Yo...missTravers...la...launiversidad...Ruthnegóconlacabeza.—NoséquéideasextrañastehabrámetidomissTraversenlacabeza—dijo
inmisericorde—, pero algo así no entra en consideración. Los Clavell ya hansidosumamentegenerosospermitiéndoterecibirclasesconmissSarah.Además,nofuisteprudente,Marian.NuncahasocultadoqueaprendesmuchomásrápidoquemissSarah.Por suerte, esonoha llegadoaoídosdemissHillary.YmissSarah siempre fue indulgente, nunca se enfadó cuando tú presumías de sabercontarmuchomejor...Lamirésobresaltada.—¡Yo nunca he presumido! —me defendí—. Lo único que hacía era
respondercuandomissTraversmehacíaunapregunta.—Encualquiercaso,yapuedesdarteporsatisfechadequelosClavellnote
hayanenviadoalacocinaconMahuikamuchoantes—meinterrumpióRuth—.¡Hansidomuymuygenerosos!Esprobablequenotehayasdadocuenta,pero
ahoraposeesunaesmeradaformaciónparaserunadoncella.LaseñoraDuneylaseñoraBrandon, ¿es que te crees que te han familiarizado con sus oficios porpuradiversión?Derepenteloviclaro:poresohabíadisfrutadoyodelprivilegiodeayudarlas.—Pero si solo tengo que servir como doncella —pregunté, lentamente
dispuestaaresignarmeamidestino—,¿nodeberíanpagarme?Sabíaporlaschicasqueacompañabanasusseñorasalasclasesdebaileque,
en comparación con las criadas domésticas y las ayudantes de cocina, lasdoncellasseganabanmuybienlavida.YlaseñoraBrandongozabainclusodelprivilegiodenotenerqueinstalarseencasadesusseñores.Unosañosantessehabía casado y vivía con sumarido en una casita cercana.Habitualmente, losempleados domésticos dejaban su puesto cuando se casaban. Solo lasmujeresmuybienformadasybienpagadasconservabansucargo.Ruthmefulminóconlamirada.—¿Quédices?—preguntóhorrorizada—.Quéingrata,¿esquenosabestodo
loquesehangastadoen ti losClavellestosaños?¡Paradevolvérselodeberíastrabajar diez años, si nomás! ¡No lo entiendo! ¡Cómo te atreves a pensar enpedirdinero!YahoraempiezaaprepararlascosasdemissSarahparaelviajeaWellington.Todavíaquedancosasporhacer.Noquerrásquetuamadesmerezcafrentealasotrasalumnas,¿verdad?Sin más, me marché totalmente abatida y desesperanzada. Pero Ruth tenía
razón.MissieHillmehabía compradoaños atrás.Yo lepertenecía, queme lorecordasesolohabíasidocuestióndetiempo.
Dos semanasmás tarde, partí paraWellington conSassi yme instalé enuncuartoparaelpersonaldeservicioenlaescuela.Antesdedejarelcarruajequenoshabíallevadohastaallí,Sassisevolvióuna
vezmáshaciamíymedirigiósuconocidasonrisa.—Mari... hum... yo... quería pedirte algo más porque... porque... mamá
también cree... Bueno... quería pedirte que... cuando estemos en el internado,podrías...¿podríasllamarmemissSarah?ALeonardnolehablabaenlascartasdeestashumillaciones.Enlugardeello,
lehacíacreerqueestabacomoSassiestudiandoenelLightmansInstitut.Enesaépoca,Leonard ya ocupaba el rango de segundo teniente de laRoyalArmyyvolvía a quejarse de las expectativas que su padre había depositado en él. ElcoronelClavellesperabaquelopromovieranpronto.«Mi padre opina que pronto podría ascender —escribía Leonard—. A los
alumnosde laescueladecadetesse lospromuevedeprisa.Pero,naturalmente,debería intentardestacar.MeenvíanaTaranaki.Próximamentevanaconfiscarallímuchastierrasdelosmaoríesrebeldes.Elgobiernotemequeseproduzcandisturbios...»Yo sabía que él esperaba ganar puntos con sus conocimientos de la lengua
antesqueconsushabilidadesmarciales,peronuncameescribía loquepedíanexactamentequehicieraenesospróximosaños.Dehecho,nosescribimospocoen eseperíodo.Ambosnosguardábamos loquemásnos afectaba, tal vezporvergüenza, o porque temíamos herir al otro con la verdad. Sin embargo, yodeseabaabrirlemicorazónyestoyseguradequeaélleocurríalomismo.Pasaríancasitresañosantesdequevolviéramosavernos.
—¿Creesquedeberíamostrenzarelpeloconlascintasamarillastambién?¿Obastacon las azules?No tienequeverse sobrecargado,peroquedan lamardebienconelvestido.Yo...Sassi me miraba dudosa en el espejo. Ese día me costaba peinarla, no
conseguía quedarse quieta de la emoción. Hacía unos meses que habíamosllegadoaAucklanddesdeWellingtonyahora lahijadelbrigadierClavell—elcoronel había ascendido de rango una vez más— iba a ser presentadaoficialmenteensociedad.Contalobjeto,losClavellcelebrabanunbaile.Lacasaya estaba decorada para la fiesta,missie Hill recibía a los primeros invitados
abajoyyoteníalamisióndearreglaraladebutantetanespléndidamentecomofueraposible.Porsupuesto,habíancompradoaSassiunnuevovestidopara laocasión,peseaquesuarmarioreventabadetantostrajesdebaileydenoche.LaseñoraLightmannohabíainculcadoensusalumnasdemasiadaformación,perosí les había proporcionado repetidas oportunidades de exhibirse, entablarconversación y bailar. Por supuesto, solo bajo estricta vigilancia y conestudiantes cultivados de la Universidad de Wellington o alumnos de laAcademia de Cadetes que entretanto se había fundado aquí. Sassi habíadisfrutadodetodoello,yelpensionadolehabíaparecidoexcelente.HabíahechoprontoamigasylasprofesorasnoerannilamitaddeseverasquenuestramissTravers.La muchacha llevaba todo el día bailando por la casa de sus padres,
impacienteporabrirelbaileporlanoche.Yaasíselaveía,sinnecesidaddequeyomeesforzaraporello,preciosa.Sutezsuaveymuyclaraestabaligeramenteenrojecidaacausadelaexcitación,susojosdeporcelanaazulresplandecían,ylacararedonda,todavíaalgoinfantil,parecíaemanarunaluzinterior.Almenosmientrasnosehabíavistoenlatesituradetomarladifícildecisióndeponerseenelpelosolocintasazulesocintasazulesyamarillas.Elcolordelvestidoeraazulclaro,peroconvolantesamarillosyprimorosamenteadornadoconunosencajesde esemismo color. La falda caía sobre una amplia crinolina y la cintura eraextremadamentefina.Paramíeraunmisteriocómoibaabailary,sobretodo,acomer algo con ese corsé, pero las damiselas seguro que ya habían aprendidocon la señora Lightman que debían tomar, comomucho, un bocadito de cadaplatopreparadoparaelbanquete.—Yo me limitaría únicamente a las cintas azules, Sassi —dije. Había
consentido en llamarlamissSarah en el pensionado, pero cuando estábamos asolasseguíautilizandolaformafamiliar.Deesemodo,conservabaalmenosunresto de mi dignidad—. Tu cabello ya es rubio, las cintas amarillas nocontrastarían.Ellaasintióyobservóensilenciounpardeminutoscómoyotrabajaba.Luego
volvióamordisquearseellabio.—¿Seguroquenovoydemasiadoescotada?Esque...yaséqueestádemoda,
peronoquieroqueseaprovocativo...Me encogí de hombros. El escote eramuy atrevido, pero lamodista—una
granartistadeWellington,pueslaseñoraDunesehabíaconvertidodesdehacíatiempoendemasiadoprovincianaparaSassi—habíaaseguradoqueenParíslosvestidossellevabanexactamenteasí.—Si quieres podemos añadir un pañuelo de encaje amarillo.O te pones un
chalpor loshombros.—Elvestido teníadistintosaccesorios—.Te loquitassitienescaloralbailar...—¿Creesqueelvestidomedarácalor?—Sassiarrugólafrente—.¿Debería
haberescogidounasedamásligera?Sudarnoesfemenino...Tendréqueponercuidadoennoabusardelbaile.Norespondíydejéquesiguieraparloteando.Lacuestiónacercadequéseda
debíaemplearseparaelvestidoysidebíaconfeccionarseconmangasmáslargasomáscortas,másanchasomásestrechas,yasehabíadiscutidocontododetalledurante las últimas semanas. Ahora la decisión estaba tomada y no podíacambiarse.Además,elresultadoeramásquesatisfactorio.Sassiestabapreciosa.Seloaseguréunavezmáscuandollamaronalapuerta.—¡Adelante!—Sassisepusocontenta.Esperabaadosamigasdelpensionado
que querían «ayudarla a vestirse». Yo no tenía más que esperar que a lasdamiselaslesgustaramitrabajo—.¡Abredeunavez,Mari!Ellamismaselevantóconcuidadoparanoempujarconlaampliacrinolinade
suvestidoelmobiliariodelpequeñovestidor.DelantedelapuertaestabaLeonard.Sequedótanmudocomoyocuandonosencontramosunofrentealotro.Lo
habríareconocidoencualquiermomento,puesseguíaigualdedelgado,consuirresistiblesonrisaysusdulcesojos.Abriólosbrazosyyosentíellocodeseodelanzarmeaellos.Mecontuveenelúltimomomento:yoyanoerasuhermanadeacogida,sinounadoncella,ycomotalesohabríasidounainconveniencia.Así
pues, tan solo le cogí de lasmanos, pero cuando nos tocamos fue como si secerraseuncírculo,comosiyoestuvieraenellugarquemecorrespondía,comosiporfinvolvieraasentirmesegura.—¡Mari!—dijoamediavoz—.¡Quéguapatehaspuesto!Ibaaresponder,talvezasonrojarmeporelcumplido,peroSassiseinterpuso
entrenosotros.—¡Leonard!¡Porfin!¡Cuántoteheechadodemenos!¿Cuántohacequeno
nosvemos?¿Tresaños?Esunaeternidad,Leonard,¡unae-ter-ni-dad!Élibaaabrazarasuhermana,peroellaseloimpidiósonriendo.—Mearruinaráselvestido—advirtió—.¿Quéaspectotengo?¿Tegusto?Yo tuve que reprimir un gemido.La señoraLightman había hecho un buen
trabajo: todo el pensamiento de Sassi giraba en torno a su aspecto, a quéimpresióncausaba,sipodíaresplandecerensociedad.Leonardasintiósonriente.—¡Unaperfectadamisela!No tehabría reconocido,Sassi.¿Odebo llamarte
Sarah?Sassi negó con la cabeza, con cautela para no estropearse el peinado. Las
alumnasdelaseñoraLightmannohacíannadaespontáneamente,controlabansuactitudysucomportamientocontinuamente.—PuedesllamarmeSassisiyonotengoquellamarte«teniente»—bromeó—.
¡Tehanascendido,Leonard!¡Felicidades!¡Ytienesunaspectoestupendo!Élvestíaeluniformedegaladeunteniente,peronoparecíamuyorgullosode
sunuevorango.Dehecho,másbienteníaunaireabatido.—¡Luego tienesquebailarconmigosin falta!—lepidióSassiefusivamente
—.¡Causaremossensaciónlosdosjuntos!Leonardhizoungestonegativoconlamano.—Bah, ahí abajo ya deben de estar arremolinándose como mínimo veinte
atractivos caballeros con sus uniformes cargados de galones. Con tu sonrisacautivarássinelmenoresfuerzoauncapitán.—Sevolvióhaciamí—.Yomásbienbailarécon...
—¡Sassi!—DetrásdelapuertaresonóunchillidoyactoseguidoirrumpieronenlahabitaciónlasamigasdeWellington.Lasdosllevabanvestidospompososyenseguidaempezaronacomentaragritoslaindumentariadecadauna.—¡Quémonaestás!—¡Elvestidoespreciosísimo!—¡Yquépeinado!¡Escautivador!Leonardpusolosojosenblanco.—¿Cómohasaguantadodosañosconellas?—mepreguntóenvozbaja.—Nomedejabanasarlas—respondíenmaorí.Leonardseechóareír.Luegosediounapalmadaenlafrente.—Sassi,casimeolvido.Yyaeshora.Nuestropadreteesperaenloaltodelas
escaleras,¡seráélquienbajecontigo,contodalaceremonia!Ellaasintió.Llevabadíasensayandosuentradaconunprofesordebaile.—Ynosotrasiremosdetrás,¡comodamasdehonor!—explicóunadelasotras
chicas.Era probable que missie Hill hubiera enviado a esas dos jóvenes porque
LeonardnohabíacumplidoenseguidaconelencargodeirabuscaraSassi.—También podríamos cantar...—añadió la otra—.Blanca y radiante va la
novia...—Esosecantaenlasbodas—protestólaprimera.Leonardmeneólacabezacuandolaschicassalieronentrerisitas.Eraevidente
que lasencontraba tontasderemate.YomepreguntabaquépensaríandeSassilos jóvenesque la esperabanenel salóndebaile. ¿Era realmenteunaperfectadamisela, tal como la concebía la señora Lightman, el ideal de todos esosoficialesycaballeros?Leonardriocuandoselopregunté.—Lamayoríadeoficialesycaballerossonunoscabezashuecas—respondió
confranqueza—.¡Silaschicasfueranmásinteligentes,tendríamosunproblema!Nopudeevitarreír.QuéagustomesentíaencompañíadeLeonard.¡Lástima
que fuese a dejarme tan pronto! Naturalmente, sus padres esperaban que
participaseenlapresentaciónoficialdesuhermana.Peroélnoparecíadispuestoamarcharse.Soloteníaojosparamí.—Mari... tú... No puedo creer que hayas crecido tanto. Y qué guapa, qué
increíblementeguapa...—Volvióacogermelasmanos.Memordíel labio.Nuncamehabíaplanteadosieraonoguapa,aunque las
otrasdoncellasycriadasdeWellingtonmehabíanaseguradomásdeunavezqueyo era una mujer fuera de lo corriente. Y los jóvenes caballeros que iban alinstitutoparabailaryconversartambiénmelohabíanhechosentir.Susmiradasdeadmiraciónmealcanzabanunayotravez,inclusosurgieronrencillasporestacausaenunaocasión.UnodeloshombresmeestuvomirandodemasiadotiempoymissPriscilla, unade las amigasdeSassi, que leshabía echadoelojo a losgallardos cadetes, afirmó que mi comportamiento era provocador. Desdeentoncesmehabíaesforzadoporpasardesapercibida.Habíaprocuradomantenersiemprelamiradabajaynollevarnadamásquelaropadesirvientacondelantaly una cofia tapandomi cabello, algo nada fácil porque lo tenía largo hasta lacintura.DevueltaacasadelosClavellenAuckland,habíacambiadoeluniformepor
vestidos sencillos, tambiénparano rebajarme.Que lasdoncellas llevaran ropanormal se correspondía con la jerarquía habitual del servicio doméstico. Laseñora Brandon tampoco llevaba uniforme. Naturalmente, siempre elegíavestidos sencillos y solía llevar un delantal, pero su aspecto dejaba claro quepertenecía a un nivel superior que el de las criadas. Nadie había dejado caerningúncomentarioacercadequeyolaimitara.CuandoLeonarddeslizó sumiradapormi rostro,micabelloymi figurano
habíanadaquedesearamásqueparecerleatractiva.Deseénohabermerecogidoelcabelloen lanucaenunmoñomalhechoy llevarunvestidomejorqueeseazul,cuyaprincipalvirtuderasercómodo.Ayudaraunadamiselaabañarseyvestirseesuntrabajoduro.Bastacontenerqueapretarelcorséparaponerseasudar,ytodasesasenaguaspesanvarioskilos.Elquelasmujeresdelasclasesacomodadas tuvieran que practicar tantos años cómomoverse grácilmente en
esos vestidos tenía susmotivos... En cualquier caso, después de haber pasadomediodíaocupada enpreparar aSassi para el baile, estaba sudaday cansada,peroLeonardnoparecíadarsecuenta.Susemblantereflejabapuraalegría.¿Almirarme?¿Osimplementeporqueestabaahí,porquetrastantosañosporfinnoscogíamosdenuevolasmanosynosmirábamosalosojos?Derepentesequedóperplejo.—¿Cómo es que todavía no estás arreglada para el baile?—quiso saber—.
¿Notendríanquehaberteesperadoesastres?Casimeechéareír.Leonardparecíacreerqueunamujersolonecesitabaunos
minutosparaarreglarseparaunbaileyqueademáspodíahacerloellamisma,sinlaayudadeunadoncella.Comprendíentoncesqueélnosabíanadaacercademiactual posición en casa de sus padres y que yo no tendría tiempo para irpreparándolo poco a poco. Debería confesarle ya que nunca le había contadotodalaverdadenmiscartas.—Leonard—dije—.Yonovoyalbaile.Élfruncióelceño.—¿Por qué no? Bien, no eres la mayor de la casa, no te pueden presentar
comodebutante.Esprobablequetambiéntemanquelesquitesprotagonismoaesaschicaspakehatanrisueñassiaparecesconellasbajandolasescaleras.Perodeberíasveniralbaile.—Medirigiósuseductorasonrisaymeguiñóelojo—.¿Oeresdemasiadotímida?—Leonard—intentédenuevoexplicarle—.Nomehaninvitadoalafiesta.—
LesoltéturbadalasmanosparaordenarlosutensiliosdeltocadordeSassi—.Ynoporquetalvezseamásguapaqueunadeesasseñoritas.Essimplementequeyo...nosoyningunaniñabien,Leonard,yo...yotengoqueganarmelavida...YSassi...ellanecesitaunadoncella...—¿Qué?¿Tehandadoestetrabajo?¿Tú...sirvesaSassi?PorDios,Mari,¡ella
escomotuhermana!Reíconamargura.—Nunca lo fue —aclaré—. Tal vez tú y yo queríamos verlo así, pero, si
recuerdas, desde el principio fui su niñamaorí. Unamuñeca que hablaba. Elperrito que daba la patita cuando se lo pedían. Y ahora tampoco soy unaempleada como otra cualquiera. A las otras les pagan. A mí, en cambio, mecompraroncuandoteníacincoaños.Haninvertidomuchoenmí.Yahoradebotrabajar para compensarlo. Es justo. —Me salió toda la amargura que teníadentro.Leonard se me quedó mirando. Esperé ver resignación en su rostro,
compasión, tal vez también que se conformara con la voluntad de sus padres.Peromeequivocaba.LamiradadeLeonardestabacargadadeindignación.—¡Esto es inaudito, Mari! ¡Increíble! ¡No puedo comprender que Sassi
colabore en esto! Que a mi madre se le ocurra algo así todavía podríaimaginármelo.PeroSassi...¡Ellatequiere!—¿Dóndeestáescritoquenosepuedaquereraunadoncella?—pregunté—.
YSassinuncaseplanteanadaacercadeldinero.Yalaconoces,contarnoessupuntofuerte.Leonardresopló.—Ciertaingenuidad—dijodeunaformatanincisivaycínicacomonuncale
habíaoído—nojustificaunaignoranciatotal.Y,sobretodo,ningunacrueldad.Peroestábien,Mari,siSassinoseplanteanadaporsímisma,hoyharemosquesedécuentadequenopuederelegartealolvidocomoaunamuñecaconlaquesehacansadodejugar.¡Vasairalbaile,Mari!¡Conmigo!Arréglateenseguida...Puselosojosenblanco.—Leonard, no tengo vestido.Y tampoco puedo arreglarme tan rápidamente
paraunbaile.Sincontarconelescándaloqueesosupondría...Élsacudiólacabeza.—¡Venga!Nadiecaeráenlacuentadesihayunachicamásomenosbailando
allí.PeroSassiteverá.Ymañanalecantarélascuarenta.¡Venga,Mari,aunqueesto nos cause cierta contrariedad! No pienso bajar ahí a hablar con lasbobaliconasamigasdeSassimientrastútequedassolaentuhabitación.Yaibaareplicarque,porsupuesto,noibaaquedarmeencerradaallíasolas,
sinoqueibaaayudaraMahuikaenlacocinayaestarpreparadaparapeinaraSassiyecharunvistazoasuvestidoencualquiermomento.Peroderepentemepicólamosca.¿PorquénoibaairyoconLeonardalbaile?TambiénéleraunmiembrodelafamiliaClavellypodíadarmeórdenes.¿Yquépodíapasarme?NocreíaqueSassialvermeempezaraadarlevueltasalacabeza.Obienme
miraría mal o bien se alegraría de verme. Más bien creía esto último. Erainfluenciable, superficial ynada lista, pero erabondadosaynuncameofendíaintencionadamente. Incluso era posible que ella mismame hubiese elegido elpuestodedoncella suya, yque encontraradivertidoque apareciese en el bailecomolaCenicienta.Ysuspadres...Elgeneralseguramentenimevería.MissieHillsepondríafuriosa,perosecontendría.Seguroquenomereñiríadelantedesusinvitados,sobretodosiLeonardestabaconmigo.Aldíasiguientedescargaríaennosotrossucólera.Perohastaentonces...—De verdad que no tengo ningún vestido... —insistí. A esas alturas me
parecíaqueeseeraelmayorobstáculoentreyoyesaaventura.—¡Tonterías!—Seacercódeunazancadaalarmariodesuhermana,loabrió
y deslizó la vista por los vestidos que colgaban dentro—.Coge un vestido deSassi.Estequizá...—Sedecidióporunorosapálido—.Tequedarábien.Hiceungestodenegación.—Imposible.Nomelopuedoponersola.Yademásesdemasiadolargo.—Yo
todavíaeradelgada,loquepodíaserunasuerteparaesaempresa.NotendríaqueceñirmeuncorséoceñírmeloapenasparaponermeunvestidodeSassi,peroellaeramás alta que yo—.Sime va alguno, será de tarde. Sonmás cortos.Y lascrinolinastampocosontanamplias.Conunvestidodebailenopodríacaminar,hayquepracticar...Señalé la parte del enorme ropero en que colgaban los vestidos de día de
Sassi.Leonardenseguidaeligióuno,amarillocomoelsolymásbiensencillo,pero adornado con un encaje blanco.El escote era pequeño, con elmiriñaqueestaríalista.—¿Quétaleste?—preguntó.
—Podríaservir—murmuré.Leonardsonrió.—Puesentonces,¡cámbiate!—dijo—.Teesperofuera.Lohiceenunabrirycerrardeojos,conelfindequenomeentrarandudas
respectoaloqueibaahacer.Enefecto,elvestidomeibabien.Ypodíainspirarlo suficiente. Las amplias mangas abombadas, pensadas como mangas trescuartos,me llegabanhasta lamuñeca,peronopasabanada.Lo importanteeraqueellargodelvestidofueseelcorrecto,sobretodosiademástomabaprestadosunos zapatos de Sassi. Tenía varios de tacón, y las dos calzábamos elmismonúmero.Soloquedabaelpelo.Noteníaanadiequefueraapeinarme,asíquemedeshiceelmoñoydejéqueelcabellomecayeraporlaespalda.Sepodríahabertrenzado y recogido en lo alto, lo que hubiera quedado mejor con mi caradelgadadeojosgrandes.Peroentoncesvolvióasurgireldeseoderebelión.Yoeramaorí.Yahacía suficiente tiempoquehabía intentadoesconderloynomehabíaservidodenada.¡Apartirdeesedíaexhibiríalabellezademipueblo!Sindarlemásvueltas,mecepilléelpelohastaquebrilló.Mimiradaseposóenelpeinador,dondetodavíaseencontrabanlascintasamarillasconqueSassihabíacoqueteado.Mehicelarayaenmedioymerecogíelcabelloconlascintas,quemeatédetrásdelacabeza.Alfinal,melevantéymeexaminéenelgranespejode cuerpo entero: una belleza exótica, pero indudablemente una belleza. Nodesmereceríafrentealasotrasmuchachas.Leonardsequedóconlabocaabiertacuandosalídelahabitación.—¡Lista!—dije,yleofrecíelbrazosonriendo.Élparecíademasiadoimpresionadoparacogérmelo.—Mari,¡estanocheseráslamásbonita!—dijoadmirado—.Yescomosiese
vestidoestuvierahechoparati,parececomosielsolteiluminaralapiel.Noeresunaniñabonita,Mari,¡eresunaprincesa!—La hija de un jefe tribal—le recordé, al tiempo queme erguía. Él tenía
razón:enelsalóndebaile,nohabíanadiequeproviniesedeunacunamásaltaquelamía.
Abajo, lamelodía de fondo con que losmúsicos, contratados para el baile,habíanacompañadoelbanquetedejabapasoalamúsicadebaile.Esque,peseatoda la prisa que yo me había dado, una señorita tarda cierto tiempo encambiarse,ysiademásnodisponededoncella,necesitamásdeunahoraparaceñir,ataryabotonartodaslascintasyenaguas,sujetarlacrinolinayponerenorden las enaguas.Así pues, losClavell y sus invitados habían tenido tiemposuficienteparaconcluir lacomidaantesdequenosotrosbajáramos.Pormínohabía ningún problema.Habríamos llamado la atención durante la comida, yaquenohabíaningúnsitioprevistoparamí.SindudasehabríanpercatadodelaausenciadeLeonard,habíamostenidosuertedequemissieHillhubieseestadodemasiadoocupadaparaempezaraindagar.Ahoraesperabatenerlaposibilidaddemezclarmeentrelosbailarinessinquesefijaranennosotros.Sin embargo, no sucedió así. Y admito que nosotros también estábamos
demasiado entusiasmados con la aventura como para planear la entrada en elsalóndebaileyutilizar,porejemplo,laescaleradeservicioparabajarsinllamarlaatención.Leonardmecondujoabiertamenteporlagranescalinataquellevabaalsalón,dondelasparejasestabanevolucionandoalsondelprimerbaile.ViaSassibailandodelbrazodesupadre,muyorgullosa.MissieHillbailaba
conelinvitadodehonordelavelada,ungeneral.Todosparecíanconcentradosen sus cosas. Pero entonces sonó el acorde final del vals. Los hombres seinclinarony lasmujereshicieronunareverenciay,cuandotomaronsusnuevasposicionesoseunieronaotrapareja,lasmiradasdelospresentessedeslizaronporlasala.Yahíestábamosnosotros:LeonardClavelly lachicamaorí.Unespectáculo
sindudapreciosoperotanfueradelugarqueinclusolasdamasycaballerosmásavezadosenelartedelacontinenciasequedaronboquiabiertos.Penséquesemeparabaelcorazón.—Esto tendrá consecuencias funestas—murmuré, ymimano derecha, que
había colocado sobre el brazodeLeonard, se agarró a suuniformedegala—.¡Voyatenerelpeordisgustodemivida!
Leonard colocó su mano izquierda sobre la mía, sonrió y siguióconduciéndome bajo lasmiradas de todos con naturalidad y orgullo escalerasabajo.—No tan malo como el mío—susurró—. Hazme caso: se olvidarán de ti
cuandoseenterendeloquehehechoestamañana:hedejadoelejército,Mari.YanopertenezcoalaRoyalArmy.
Leonard y yo nos deslizamos bailando a través de la noche, como si noexistiera el mañana. Bailamos, reímos, yo tomé por primera vez champán yluegopenséqueflotaba.LeonardmehablódeTaranaki,delabellezadelpaisaje.Yo le hablédeWellington, dequehabíamuchos edificiosnuevosybarcosdetodoelmundoquesepodíanadmirarenelpuerto.HablamostanpocodecuálhabíasidolamisióndeLeonardenTaranakicomodemistareasenWellington.Esa noche no había para nosotros ni ejército ni cuartos para el servicio en elinstitutodelaseñoraLightman.Porunpardehoras,libresdetodapreocupación,olvidamosnuestrascuitasy, sorprendentemente,nadienospusoninguna traba.Dehecho,lospadresdeLeonardsecomportarontalycomoyohabíaprevisto.Sibien missie Hill nos taladró con la mirada cuando nos mezclamos entre losbailarines, no armó ningún escándalo. Desvió la atención de los invitados,anunciando con una sonrisa que a partir de ese momento iban a servirserefrescos y con suave insistencia se llevó al general hacia el ponche deBalaclava. El brigadier Clavell, que consideraba poco diplomático ignorar lallegadadesuhijo,loamonestósuavemente.—Vienestarde,Leonard—observóescuetamente,paravolversedespuésasu
parejadebaile,laesposadelgeneral—.¿Conoceamihijo,señoraPatterson?—Amísimplementemeatravesóconlamirada.Leonardlesiguiólafarsaeintercambióunaspalabrasamablesconlaesposa
del general. Entretanto no me soltó el brazo, pero tampoco tuvo el valor depresentarme. ¿O tal vez no supo cómo hacerlo? ¿Sabía ya esa noche que el
calificativo de «hermana de acogida» había dejado de ser el adecuado paradescribirnuestrarelación?Lamúsicavolvióasonar,sofocandolasconversaciones.Elbrigadiertomóel
brazodesuinvitadayLeonardmesonrióaltiempoquemellevabaalapista.Yonuncahabíaidoaclasesdebaile,perosiemprehabíapracticadolospasos
más importantes con Sassi. Los podía hacer hasta dormida. Aunque,naturalmente,eradistintobailaralsondelamúsica.Estaparecíallevarmeyalmismo tiempo sentía la mano de Leonard en mi espalda y miraba sus ojosrelucientes.Entretanto, también Sassi nos había descubierto y había reaccionado tal y
como yo había previsto. Ni un asomo de resentimiento, sino que me dioexpresamentelabienvenidaasufiesta.—¡Mari,québienqueporunaveztereúnasconnosotros!—Sonabacomosi
hastaahorayohubieserenunciadoporpropiainiciativaalosplaceresdelbaileydeotrasactividadesdelaschicas—.¡Yquébientequedaelvestido!¡Tienesquequedártelo!¿Aqueestápreciosa,Leonard?Volvióaganarsemicorazón.Sassiteníasusdebilidades,peroeragenerosay
buena,ylaenvidialeeraajena.—Formáisunaparejaestupenda.¡Québientequedaeluniforme,Leonard!¡Y
yaverásloapuestoqueestaráscuandoseascapitán!Y, dicho esto, voló a su siguiente pareja de baile, que ya tenía ese rango.
Disfrutaba de su baile y hacía mucho que había olvidado que antes le habíapedidoaLeonardqueteníaquebailarunavezsinfaltaconella.Amíyameibabien, pues por mucho quemissie Hill censurase a su hijo con la mirada, esanoche Leonard solo bailaba conmigo. Yo sospechaba que también eso seríaconsideradounmanifiestopasoenfalsoenlasrelacionessociales.SindudaseesperabadeélquebailaseconelmayornúmeroposibledeamigasdeSassi.Setrataba ahí de que se relacionasen los hijos de la alta sociedad, y tambiénLeonarderauncandidatoenpotenciaparaelmatrimonio.Almenoslohabíasidohastaunashorasatrás.Alamañanasiguiente,cuando
todos supiesen lo que había hecho, la situación cambiaría. Pero esa noche noquería pensar en eso. Yo me sentía feliz de tener a Leonard todo para mí yapenas podía creer lo deprisa que había pasado el tiempo cuando dio lamedianoche y missie Hill anunció una sorpresa. Naturalmente, los fuegosartificialesquelosClavellhabíanpreparadocomopuntoculminantedelanochenosorprendieronanadie.Lopertinenteeracoronarunbaileconellos.Sassituvoademáslasuertedequeesanochedeinvierno—subailesecelebróenjulio—,elcieloestuvieseestrelladoynolloviera.Losinvitadossalieronalaterrazayaljardínparapresenciarelespectáculo.Leonardyyo los seguimos, aunquenosmantuvimosalejadosde losdemás.
Observamostrasunrosalcómosubíanloscohetesydibujabanestrellasyfloresde colores en el cielo. Escuchamos las expresiones de admiración de losinvitadoscuandolaslucessereflejaronenelaguadelríoWhau.Peroamílosfuegos artificiales no me entusiasmaban. Si bien ahora muy raramente teníapesadillas,elsiseodeloscohetesylasexplosionesreavivabanenmimentelasimágenesdelamasacredelríoPuniu.MeestremecíacadavezqueencendíanuncoheteypercibíqueaLeonardleocurríalomismo.Probablementehabíatenidoexperienciasconsangreymuerte.Nuestrasmanosvolvieronaencontrarsecontodanaturalidadyyanovolvimosasoltarnoscuandoelespectáculo terminóylos invitados entraron en la casa. Leonard y yo nos quedamos fuera y nosextasiamosenlabellezamudadelasestrellasylaluna.Cuandonosvolvimoseluno hacia el otro reconocimos el amor en el semblante del otro. Élme rodeócuidadosamenteconunbrazo, se inclinóymebesó.Unbesoqueme llenódecalidezymeinfundióseguridad:unensueñodelquenoqueríadespertarnunca.—Desearía que mañana nunca llegase —susurré cuando nos separamos—.
Desearíaqueestonuncaterminara.Leonardmeacaricióelpelo.—Puedointentarcapturaralsolparati...comovuestrosemidiósMauitiempo
atrás...—SonreíalpensarenlahistoriaqueMahuikanoshabíacontadosiendoniños. El héroe maorí Maui había apresado al sol para que su hermano y él
disfrutaran de más luz para pescar y divertirse—. Pero la oscuridad eternatampoco ladeseasdeverdad.—Mebesódenuevo—.No tengasmiedo,Mari,Marian, Marama... Deja que el mañana venga. De todos modos, esto nuncaterminará.
El baile de Sassi concluyó dos horas después de la medianoche. Tras losfuegos artificiales se ofrecieron unos pocos refrescos más y a continuaciónfueron desfilando las carrozas y los invitados de la casa se retiraron a sushabitaciones.YoyamehabíadespedidodeLeonardyesperabaaSassi en susaposentos para ayudarla a desvestirse, soltarse el cabello y prepararla para lanoche.Felizycansada,loúnicoqueesperabaeraquenomesonsacaseconsuspreguntas,peromistemoreseraninjustificados.Sassinonoshabíadedicadoniun minuto de su tiempo a Leonard y a mí, tenía demasiado que contar parainteresarse por cómo me había ido a mí. Me habló con todo detalle de suspretendientes,delobienquebailabaocharlabaesteoaquel.Unjoventenientelehabíagustadobastanteysepreguntabacómohacerparavolveraverlo.—Esprobablequemuyprontovengaaofrecertesusrespetosytepreguntesi
quieresacompañarloalaltar—contesté.AsíqueSassisemetióradianteenlacama.Entoncesmesoltéyotambiénel
peloypaséalahabitaciónquemehabíanasignadoparapoderestardíaynocheadisposicióndeSassi.Esanocheagradecímisuerte.Seguroque lascriadasyMahuikame habrían interrogado si me hubiese alojado en el ala del serviciodoméstico.
Meenfrentéconlarealidadcuando,alamañanasiguiente,bajéalacocinaabuscareltédeSassi.Solíadespertarlaconunatazadeesaestimulantebebida,loque la señora Brandon también solía hacer con missie Hill. Esa mañana, sinembargo,yaseoíanvocesalteradasen lasaladecaballerosyenel salón.Era
evidente que missie Hill y el brigadier ya estaban despiertos y discutían conLeonardelevandoeltono.Era imposible no escuchar los reproches que le lanzaban. De algún modo
debíandehaberseenteradoesamañana,o talvezya lanocheanterior,dequeLeonardhabíaabandonadoelejército.—Padre,noesunadeserción,hedejadolegalmenteelservicio—explicabaen
esemomentoLeonard—.Ynoestoytraicionandoamipatria.NuevaZelandanoestáamenazada,noluchacontranadie...ElbrigadierClavellgimió.—¿YquésucedeconTeKooti?¿ConTitokowaru?¿ConeseTawhiaoquese
atrincheraenalgún lugaryconelnuevoprofetadeTaranaki? ¡El fuegopuedereavivarse en cualquiermomentomientrasmi hijo se retira comoun cobarde!¡EresunClavell,Leonard!¡UnClavellnohuye!—Tawhiaohaentregado lasarmasy seha retiradoalnorte.TeKootiyano
representaningunaamenaza.TitokowaruestáenParihakayTeWhitipredicalapaz.Padre,lasguerrashanconcluidoylosmaoríesestánvencidos.Yonohuyodenada.Simplementenoquieroseguirhaciendo loquecadadíameobliganahacer... —Leonard hablaba pausadamente y con determinación, deseoso deexplicarsusmotivos.Perosupadrelointerrumpió.—¿Yquéplaneasenlugardeeso?—preguntómordaz—.¿Tienesalgunaidea
respectoatufuturo?YonopodíaveraLeonard.Estabaenelsalóncontiguoalasaladecaballeros
yescuchabaconatención,peropodíaimaginarmecómohacíaungravegestodeafirmación.—Megustaríaestudiar—contestóconfranquezaasupadre—.Medicina tal
vez,oveterinaria.Megustaríaserveterinario...—Alomejorpodría trabajardemédicomilitar—intervinomissieHill—.Si
esolegustamás...Tambiénhayrangosoficiales,¿noescierto,Andrew?—¡Tonterías!—exclamóalteradoClavell—.Noloheenviadoalaescuelade
cadetes para amputar extremidades y extraer balas. No te hagas ilusiones,Hillary,paraesoseríademasiadosensible...Leonardseesforzabapormantenerlacalma.—También podría hacer la carrera de abogado—prosiguió—.Precisamente
conmiconocimientodelmaorí...—¿Pretendespresentarteporesagenteajuicio?—explotóClavell—.¿Esque
tehasvueltoloco?¿Yquiénvaapagartodoeso?¿Launiversidad,laalegrevidaestudiantil?Tuformaciónyanoshacostadomuchodinero,Leonard.Nocuentesconquevayamosagastartodavíamás.Leonardsehartó.Oíunospasosdetrásdelapuertayéllaabriódesdedentro
antesdequeyopudieramarcharme.Mevioyesoparecióinfundirlevalor.Losojos de missie Hill, por el contrario, empezaron a echar chispas cuando medescubrió.Conlamanoenlapuerta,Leonardsevolvióhaciasuspadres.—Padre—anuncióconvozfirme—,megustaríaseguirestudiandoyparaello
no necesito dinero, tengo mis propios ahorros. En cualquier caso, si se meterminasen,trabajaríaenelpuertocomoestibadoroenlaconstruccióndevías,vigilando ovejas u ordeñando vacas. Lo único que no voy a hacer será atacarmujeres,niñosyancianosensuspoblados,sitiarlos,quemarsuscasasyrobarlessus tierras. Porque justo eso es lo que hace el ejército en la actualidad enTaranakiyWaikato,probablementeentodalaIslaNorte.¿HasoídohablardelaNew Zealand Settlements Act, padre? Según esta ley, las tierras de las tribusmaoríes que se han rebelado pasan a ser de la Corona como castigo, puedenconfiscarse. El gobernador Grey lo está aplicando ahoramismo. Con todo surigor. Pero sin tomarse lamolestia de informarse sobre si las tribus de cuyastierrasnosestamosapropiandorealmenteserebelaronalgunavez.Setratamásbiendesilastierrasestánbiensituadasysonfértiles.Enlaszonasáridas,porlovisto,serebelaronmenos...—¿Dudas de la integridad del primer ministro? —preguntó con severidad
Clavell—.¿AcusasalaCoronaderobo?
Leonardlesostuvolamirada.—Calificocomomínimodeescándaloloqueestásucediendoconlosmaoríes
enWaikato.No es justo.—Y como si en esemomento fuera a declarar otrasverdades incómodas, se irguió de nuevo y se volvió hacia su madre—. Ytampoco es justo lo que está pasando aquí conMarian.Ha crecido como unahermana de Sassi. Es humillante que ahora tenga que servirle como unadoncella.MissieHillrio.—¿Entonces también tendríamos que pagarle a Marian la escuela o la
universidadoloqueellaquiera?—preguntóburlona.Yo me encogí ante su mirada, que prometía algo malo. Posiblemente se
ocuparíademícuandohubieseacabadoconLeonard.—¿Y por qué no? —repuso Leonard, airado—. Todos estos años te has
vanagloriado de ser su benefactora. Tampoco sería tanto pedir seguirbeneficiándola.¡Podéisestarorgullososdeella!—¿Orgullosos?—MissieHillnegóconlacabeza.—Orgullosos—intervinosuesposoantesdequeellapudieracontradecirasu
hijo—loestaremosdeSassicuandocontraigamatrimonioconunapersonadesumismorangosocial.Ytambiénestábamoshastaahoraorgullososdeti,Leonard,dequeocuparaselpuestoquetecorrespondíasirviendodignamenteatupaís.EnloquerespectaaMarian,nosotroshemoscumplidoconnuestrodebercristiano,lo que a tu madre, sobre todo, la llena de satisfacción. La hemos vestido yalimentado. ¡PerodehermanadeSassi,nihablar! ¡Leonard,MariannoesunaClavell!Habríapreferidomarcharmedeahí.Laslágrimasmeanegabanlosojos,pero
noqueríallorar.Yonotendríaquehaberpresenciadoesadiscusión.Memaldijeporello.Leonard, por el contrario,miró indignado a sus padres. De repente pareció
reunirtodoelvalordelmundo.—¿Enserio?—preguntó—.Estonotardaráencambiar.Tengolaintenciónde
hacerdeellaunaClavellinmediatamente.VoyacasarmeconMarian.Ydichoestosevolvióhaciamí,mecogiódelamanoytiródemí.Yoloseguí
como en trance. Me condujo a través de las dependencias del personal deservicio,haciafuera,haciaeljardín,yluegohacialascaballerizas.Eraahídondede niño le gustaba esconderse conMadoc cuando en casa la atmósfera estabacargada. Ahora me encontraba con él de nuevo delante del box del caballitonegro, que nos saludó alegremente con un relincho.Ya hacía años que era deSassi,peronohabíaolvidadoasuprimerjinete.—Siento haberte... sorprendido —dijo Leonard cuando nos quedamos
jadeandounofrenteaotro—.Antesdeberíahaberpedidotumano.Peroquierescasarteconmigo,¿no?Mesentíaunpoco,comosirealmentemehubiesepasadountrenporencima.
Nuncahabíapensadoencasarme,hastalanocheanterior;Leonardsiemprehabíasidounhermanoparamí...Peroenelmomentoenquehabíavueltoaverlo,todohabíacambiado.Paramítampococabíalamenorduda,sabíaqueLeonardyyoestábamoshechoselunoparaelotro.—No es todo tan fácil, Leonard—contesté, conteniendo su entusiasmo—.
Para casarse se necesitan documentos. Un certificado de nacimiento, unpasaporte... el permiso de los padres si todavía no se han cumplido losdiecinueveaños...Estababien informadaal respecto.Sassiy susamigas solíandiscutir sin fin
sobre todas las reglas en torno a casamientos, justamente secretos y entreindividuosquenopertenecíanalmismonivelsocial.Élmerodeóconunbrazo.—¡Bah,Mari,esassonsololeyespakeha!—meconsoló—.Sinosunimosa
tugente,alosmaoríes,serádistinto.Allínadiesepreocupapordocumentosniporlaedaddedospersonascuandoseaman.Contupueblopodremoshacerloquequeramos.Memordíellabio.Noeradeltodocomoélseimaginaba.Aunquelastribus
maoríes daban muchas libertades a las muchachas jóvenes, si yo me hubiera
quedado con mi gente, habrían velado rigurosamente por mi virtud.Posiblemente incluso hubiera sido invitada a realizar tareas espirituales.Tradicionalmente,enmuchastribuslahijavirgendeunjefe tribalseconvertíaensacerdotisa.Alfinalhastamehabríanbuscadounmaridosinconsultarmesiamabaonoal jovenarikiescogido.Peroenesosmomentosnoqueríaabordartambiénesetema.Bastantecomplicadaerayalasituacióndeporsí.—Leonard—dije intentando devolverlo suavemente a la realidad—. Nadie
sabedóndeestámigente.Partedemitribufueaniquiladaypartedesterrada.Eincluso si encontrásemos a los ngati maniapoto... ¿querrías realmente vivirconmigo en unmarae? Suponiendo que fueran a aceptarnos, lo que dudo. Esprobablequenadieseacuerdedemí.TambiénpodríaseralguienquefingeserMaramaTeManiapoto.Además,¿creesquelosmaoríesdaránlabienvenidaconlos brazos abiertos a un pakeha después de que los Casacas Rojas los hayanexpulsadodesustierras?Meestrechécontraél,perocuantomáspensabaencómopodría sernuestro
futuro, más desesperanzada me sentía. También Leonard se veía bastanteabatido.Esprobablequeempezaraadarsecuentadequeconsuarrebatohabíacometidounaequivocación.Habríasidomejormantenerocultonuestroamoryforjartranquilamenteplanes.Peroentoncesseleocurrióunafelizidea.—¿YsiviviéramosenParihaka?—preguntóconvehemencia—.Daigual lo
quemipadrediga.TeWhitinoesningúnagitador.Amímepareceunhombrebuenoysensato.Fruncíelceño.—¿QuéesParihaka?—quisesaber—.¿YquiénesTeWhiti?—Parihaka es un poblado —explicó emocionado—. Un marae maorí en
Taranaki,entreelmonteTaranakiyelmar,enun lugarprecioso.Fue fundadoporunjefetribalmaorí,TeWhitioRongomai,yporunpardeveteranosdealtorango de la guerra de Taranaki. Lo construyeron en 1866 sobre un territoriotradicionalmentemaorícomoprotestacontralaexpropiacióndetierrasydieron
acogida a todos los representantes de las tribus a quienes los pakeha habíanexpulsado de sus poblados. Así pues, en Parihaka viven maoríes de distintastribusyconvivenenpaz,inclusosianteseranrivales.TeWhitilesexhortaalahermandadentresíe invitaasupuebloaponerpuntofinala laguerraconlospakeha.Es imponente,Mari.Lo llamanelProfeta,perono tienenadaqueverconunTeUaHaumeneounTeKooti.Esunhombremagnánimoyamantedelapaz.—¿Hasestadoallí?—pregunté.Asintió.—He hablado con él o,mejor dicho, he traducido para el representante del
gobernador.NosésitehecontadoenmiscartasalgosobreTitokowaru,unjefede los ngati ruanui. Se alzó contra la expropiación de tierras y dio bastantesdoloresdecabezaanuestrosgenerales.Lospusoenridículo.Unavezdejóquemedioejércitodepakeha yunas tropaskupapa sitiarandurantedíasun fuerte.Cuandoporfinloasaltaronentreunfuertevocerío,yahacíatiempoqueestabaabandonadoylosmaoríessehabíandiseminadoporlasmontañas.Cómolohizosiguesiendohoyendíaunmisterioparatodos.TeWhiti,encualquiercaso,semantuvoneutraldurante laguerradeTitokowaru.Él insisteenello,aunqueesportodossabidoqueTitokowaruestuvounavezenParihaka.Entoncesteníamosqueinterrogarlesobreestetema.—¿Y?—pregunté—.¿Adujoalgunaexcusa?Leonardseencogiódehombros.—Fuemuyamable,muydigno.Creotodoloqueafirma.Grey,porsupuesto,
lovedeotromodo.Aélnoleinteresaquiéntienerazón,ledaigualloquediga.Enelfondosolobuscaexcusasparaarrebataralosmaoríessustierras.PeroenParihaka eso no será tan sencillo. Es un gran poblado conmás de cien casasdormitorios, a las que hay que añadir los edificios comunes... Es un proyectoimpresionante. Está en continuo crecimiento y TeWhiti no es tonto. Invita arepresentantesde laprensaasuscharlas, sobre todoaextranjeros.Esosponenpor las nubes la floreciente comunidad, sus buenas condicioneshigiénicas, las
máquinasagrícolasconquesecultivanperfectamenteysegúnlosmétodosmásmodernos los campos. Parihaka ya tiene ahora mil quinientos habitantes ycuandoTeWhiti predica (y lohace el dieciochode cadamespara el público)viajan allá hasta dosmil personas.Un asentamiento así de grande no se hacedesaparecerensilenciocomosifueraunpequeñomaraeenunbosqueapartado.Asentí. Lo que Leonard contaba parecía esperanzador. A pesar de todo, no
podíaimaginarpresentándonosallíypidiendoasilo.Además,Leonardyyonoéramosdosdesplazados,sinomásbienunosrebeldes...—Todova tandeprisa...—murmuré cuandoLeonardmepidióotravezque
mecasaraconél—.Megustaría,cuantoantesmejor.Perotenemosqueprocedermásdespacio.Alomejor...alomejorlesexplicasatuspadresquenoteníaslaintencióndedecirloquehasdicho.Yyodigoque,detodosmodos,todavíasoydemasiado joven, que no quiero casarme. Si nos dejan tranquilos durante untiempo podremos pensárnoslo todo mejor. No querrás realmente ponerte aplantar patatas, ni siquiera con los métodos más modernos... —Sonreí—. TulugarnoestáenTaranaki,sinoenlauniversidad.Esahídondedebesir.Talvezno directamente para estudiar Medicina, que es una carrera demasiado larga.PeroyotodavíapuedotrabajardosotresañosmásparaSassiyesperarte.—Leacaricié suavemente lamejilla—.Y aúnmás si te veo de vez en cuando. Lasvacaciones de verano de la universidad son largas, ¿no? Podrías venir aAuckland y descargar barcos.Y cuando yo cumpla veintiún años y tengas undiplomaenlamano,nosocuparemosdemidocumentación.Encuantotengaunpasaporteyseamayordeedad,nadiepodráimpedirquenoscasemos.¡Entoncesviviremosdondequeramos!Leonard se mordisqueó el labio, vacilante, pero su mente iba trabajando.
Debía reconocerquemi sugerenciaeramejorquesusprecipitadas reflexiones.Inclusosiesosignificabacederotravezantesuspadres.—Desearíaquenofuesetandifícil—dijosuspirando—.¿Medasalmenosun
beso antes de que volvamos a las fauces del león, pidamos excusas y
prometamosportarnosbien?Detodosmodos,noregresaréalejército.Niaunquemelopidastú.Le ofrecí mis labios para que los besara y pasamos juntos otra hora
maravillosa. Entre besos y caricias nos prometimos que nos amaríamoseternamente.Nadiepodríasepararnosyseguroquevivirjuntosyfeliceshastaelfin de nuestros días sería tan solo cuestión de tiempo. Consolados por talperspectiva,dejamoselestabloparavolveraladurarealidad.La maleta de viaje de Leonard lo esperaba en el vestíbulo. Su padre le
comunicabaa travésdelmayordomoquesupresenciaenlacasaClavellyanoera deseada. Si recuperaba la cordura, sería bien recibido, pero en tal caso, elbrigadieresperabaverloconeluniformeyelrangodecapitáncomomínimo.AmímeesperabamissieHill.La madre de Sassi y Leonard siempre me había intimidado, pero nunca la
habíavistotanfríayseveracomoesamañana.Naturalmente,nomegritó.EnlacasadelafamiliaClavellpocasvecessealzabalavoz.MissieHillsecontenía,incluso cuando regañaba a sus hijos o a sus criados.Amíme hizo saber conasperezalomuchoquelahabíadecepcionado.—Te hemos acogido, alimentado, vestido y dado una educación como es
debido... ¡y nos lo agradeces seduciendo a mi hijo y apartándolo del buencamino! Se hablamucho de la depravaciónmoral de las chicasmaoríes, peronunca me lo había tomado en serio. Sobre todo en relación contigo, a quienhemos educado cristiana y virtuosamente.Me duele comprobar cuántome heequivocadocontigo...Sus palabras eran comoun chorro de agua helada que descargaba sobremí
con malignidad, de forma despreciativa y humillante. Aun así, intentédisculparme,leaseguréqueyonohabíaanimadoaLeonardadecirloquehabíadichoniadejarelejército.—Tampocoquierocasarmeconél—afirmédesesperada—.Yo...—Claro que no vas a casarte con él, faltaríamás—me interrumpió ella—.
Paraacabarconesto:novolverásaverlonuncamás.
—¿Ycómovaalograrlo?—Hastaelmomentoyohabíaestadotranquila,peroenesemomentolapreguntabrotódemislabiossinquepudieraevitarlo—.¡Nopuedeencerrarme!Unadoncellaquenopodíaacompañarasuseñoraahacerunavisita,aasistir
aunbaileoaunacomidacampestrenoservíaparanada.MissieHillmefustigóconsumirada.—¡Y encima respondona, la señorita!—exclamó irónica—. De verdad que
nunca había visto a una criatura tan desagradecida como tú. Pero ya que mepreguntas:no tengo la intencióndeencerrarte,Marian.Teenviaremos lejosdeaquí. Cuándo y adónde, te lo diremos en su momento. Y ahora, ve a tuhabitación. Seguirás asistiendo a Sassi, pero tienes prohibido salir de casa.Encontraremosenlosdíaspróximosaotradoncellaparamihija.—¡Noseráningunadesgracia,estánpensandoenunaescuelaenunamisión!
—Fue Sassi quien, tras un día lleno de temores y cavilaciones, volvió ainspirarme esperanza. Missie Hill me había prohibido hablar con ella sobreLeonard,peroSassisehabíaenterado,cómono,deloquehabíaocurridoporlamañana.YosospechabaqueRuthselohabíacontadotodoopuedequetambiénMahuika. Respecto a los últimos detalles, ella misma debía de haber atadocabos.Adolescenteysoñadoracomoera,sepusototalmenteafavordeLeonardy de mí. Encontraba nuestro amor romántico, agridulce y, naturalmente, loaprobaba.Entodaslasnovelas,losjóvenesamantesseimponencontratodoslosobstáculos.Así queSassi estabamás que dispuesta a espiar a sus padres paranosotros.HabíaescuchadoaescondidaslasconversacionesdelosClavellynoscomunicó su contenido—. Una escuela para maoríes en la Isla Sur. Allí hayvarias,mimadre ya ha enviado una carta a losmisioneros. Sabes,Mari, a lomejoresunasuerteparati.Siempretehagustadotantoiralaescuela...—¿Y Leonard? —pregunté. Sabía por Ruth que ella no había aprendido
demasiado en su escuela de la misión, pero la había dejado pronto. Yo meimaginabaunaespeciedeescuelasuperior.Sieraaplicada,talvezpodríaobtenermástardeunabecaparalauniversidad.
—¡Tambiénhehabladoconél!—respondiósolícita.Leencantabaverseenelpapeldemensajeradelamor—.Dicequeteencontrará.TampocodebedehabertantasescuelasdemisionerosenlaIslaSur.Yentoncesasistiráaunauniversidadqueestécerca.Todoirábien,Marian.¡Noconseguiránsepararos!—¿DóndeestáLeonardahora?Sassiseencogiódehombros.—Nosé...sebuscaráunapensiónenAuckland.Peromehapedidoquetediga
queteesperacadanochealasdoceenelestablo.Sipuedessaliraescondidas...Sindudaesoseríaimposiblelasprimerasnoches.SuponíaquemissieHillno
mequitaríaelojodeencima,perodeseabadespedirmedeLeonardantesdequenos separasen.Una separaciónque seguramente duraríamás tiempode lo queSassiimaginaba.Leonardnomeencontraríacontantafacilidadcomopensaba,yseguroquenomepermitiríansalirconfrecuencia.Ruthmehabíaexplicadoloseverasqueeranesasescuelas.Peseatodo,eraunasolución.Tantositrabajabaaquí como doncella, como si iba a una escuela de la Isla Sur, Leonard meesperaría.
Sin embargo, dos díasmás tarde,missieHillme llamó yme enteré de quehabíaurdidounosplanesmuydistintosparamí.—Marian, ya hemos decidido qué vamos a hacer contigo —anunció con
frialdad. Se la veía sumamente satisfecha—. Se trata de un proyecto muyfavorable.Nohabíacontadoconencontrarunasolucióntanbuenaparatucaso.De hecho, incluso es posible que así disfrutes de una segunda oportunidadaunquenotelahayasganado...—Memiróseveramenteantesdeproseguir—.Elcoronel Redward, ya los conoces a él y a su esposa, ha sido destacado aAustralia.Y la doncella no va a acompañar a la familia.Así que ha quedadovacantesupuestoylaseñoraRedwardmehacomunicadoqueestádispuestaaprobarcontigo.Mañanaentrarásenelserviciodomésticodelcoronel,asípodrásayudar a tu nueva señora a empaquetar sus pertenencias. El barco zarpará la
semana próxima. Espero que con ellos seas más leal y agradecida que connosotros.Ahora sus hijos todavía sonpequeños, el hijo acabade cumplir diezaños.Hastaquepuedasintentarseducirlotodavíapasaráuntiempo...Recogetuscosasyquédatehastamañanaentuhabitación.PorlamañanatempranollegarálanuevadoncelladeSassi,lapondrásrápidamentealcorrientedesusdeberesyluegoHanktellevaráacasadelosRedward.MissieHillnoaguardaba respuestapormiparteni le interesabaconocermi
opinión. Se marchó de la habitación en cuanto me hubo informado sobre midestino,dejándomepetrificada.Semeagolparonlospensamientos:Australia...yalserviciodeunmilitarque
seguramente sería trasladado de un lugar a otro en ese enorme país. Leonardnuncameencontraríaencasodequelointentara.Tansoloelbilletedelbarcoyalecostaríagranpartedesusahorros.MissieHillteníarazón:novolveríaaverlonuncamás.Anoserqueyoactuasedeinmediato.
Sassime sorprendióhaciendo lamaletayno tuve la suficientepresenciadeánimoparaasegurarlequemeestabapreparandoparairacasadelosRedward.De todosmodos, nomehubiera creído.En relación con el vestuario, sabíadequéhablaba, enseguida sepercatódequemetía en lamaleta ropade faenadecadadíaytrajesdeviajeenlugardereunirtodoloqueposeíayesperaraquemissieHillmeloenviaraenunbaúl.—¿TevasconLeonard?—preguntóemocionada—.¿Huyes?Meencogídehombros.—SiesqueLeonardvieneconmigo—corregí—.Siesciertoquemeespera
enelestablo...Nosé,Sassi.Esunintento.Yesmiúltimaoportunidad.Siestanochenonosvamosdeaquí,tendréquemarcharmeaAustralia.Sassiacababadeenterarse.Yloquehizoenesemomentomeconmovióhasta
laslágrimas.Volviócorriendoalahabitación,abrióeljoyeroyllenóunabolsaconsucontenido.—¡Toma,estoespara ti!—dijo,poniéndomelabolsaen lamano—.Podéis
empeñarlo,asítendréisalmenosunpocodedinero.Alomejortienesganasdeconservarunacadenilla.Comorecuerdodemí.Hizounpucheroylaestrechéentremisbrazosparaconsolarla.Peseatodolo
que dijera elmatrimonioClavell y a todas las debilidades de Sassi, ella y yoéramoshermanas,yocupabaunlugarenmicorazóncomoyoloocupabaenelsuyo.
Aesodemedianochemedeslicéahurtadillasporlasescalerasdeservicio,loquenosignificabaningúnriesgo.Sassiamenudopedíaunvasodelecheounabotellacaliente,unadoncellateníadiversasexcusasparamoverseporlanocheenlacasadesusseñores.Peroesanochetodavíahabíatrajínenlacocina.LosClavellhabíantenidoinvitadosacenaryMahuikaylaschicastodavíaestabanlimpiando. Cuando me vieron dirigirme a la puerta trasera con un hatillo, sepercatarondemisintenciones.Mahuikamesiguió.—Nosé si estábien loquehaces,hijamía—dijocon tonocordial, aunque
tambiénlevementedecensura—.LaIglesiadicequetenemosquecontentarnoscon el lugar que Dios nos ha dado. Escaparte para casarte con alguien deposiciónmásalta...esonoteharáfeliz,Marama.Memordí el labio.Enprincipio quise justificarme, hablar del amor, tal vez
citar la Biblia, perome invadió la rabia. No tenía que justificarme. No debíamostrarningunasumisión...—Entonces—dijefríamente—,esLeonardquiendeberíatenermiedo.Porque
nosoyyoquiensecasaconalguiendeunnivelmáselevadoqueelmío,sinoél.Yosoylahijadeunjefetribal.Ydichoesto,abandonélacasadelosClavell.
Con el corazón palpitante,me deslicé hacia el establo. Escondido detrás dedosbalasdepaja,cercadelboxdesucaballo,encontréaLeonard.
—Tendrás que ir a caballo hastaAuckland.—Leonard nome hizo grandespreguntas después de que me arrojara a sus brazos diciendo «¡Tenemos quemarcharnoshoymismo!».CogióuncabestroyempezóaensillaraMadoc—.Ytendrás que hacerlo sola. No puedo llevarte en mi caballo. Es demasiadoasustadizo.Temoquenoslancealosdosalsuelo.Madoc,encambio,esbueno,ysitepongolasilladeamazonadeSassi...—¡Lo conseguiré! —lo interrumpí, aunque solo de pensar en sentarme a
lomosdeuncaballoy, además,de tenerqueguiarlomeponíaa temblar.PeroteníamásmiedodequenospillaranquedemontaraMadoc.NoqueríanipensarenloquepodríaocurrirnossilosClavellnosdescubríanenelestablo.Mahuikanoeralaúnicaquemehabíavistosalir,tambiénlassirvientasylasayudantesdecocina.Unadeellasseganaríaunasfrasesdeelogioounamejorposiciónenlacasa sime traicionaba—.Lomás importante esque salgamoscuanto antesdeaquí.LeonardcolocólasillasobreelancholomodeMadocymeayudóamontar.
Era algo complicado colocar correctamente las piernas a horcajadas sobre lavoluminosa silla inglesa de amazona de Sassi. Pero después me sentísorprendentemente segura. La forma de la silla me sujetaba de tal modo queresultaba casi imposible queme cayese, ymás bienme pregunté cómo iba aconseguir desmontar. Tampocome sentí incómoda cuandoMadoc se puso enmovimiento.Dehecho,suspasosmellegabancomounsuavebalanceo.Todavíanonecesitabaguiarlo,puesLeonardlocondujoporlasriendas.Habíallegadoatravésdeljardínyahorapretendíasalirporelmismositio.Elpeligrodequenosvierandesde la casa eramuygrande, así que intentamos confundirnos con lassombrasdelosárbolesylosrosales.Los cascos deMadoc no resonaban contra los senderos del jardín de tierra
apisonada,demodoquellegamossinhacerdemasiadoruidoalaportezuelaquedabaalrío.Enrealidadnoestabapensadaparacruzarlaacaballo,ycontuveelalientocuandoLeonardhizoesperaraMadoc,pasódelantedeélyleobligóconsuavidad a salir. El caballo negro nomostró la menor vacilación. Le di unosgolpecitosenelpescuezo,talcomohabíavistohacerenincontablesocasionesaSassi y Leonard yme alegré cuando él relinchó contento. Lentamenteme fuirelajando,nadienosveríaahíenelrío.Leonardmellevódirectamentealaorilla,dondecrecíanespesoscañizaresy
árboles de helechos. Debía de haber atado su caballo en esa zona. El mismoanimalseñalósuposicióncuandooyóaMadocaproximarseyrelinchó.Leonardlosaludóy lo tranquilizóhablándoleenvozbajaycariñosamente.LuegopasólasriendasporencimadelcuellodeMadocymelasdio.—Apartirdeahora,tienesqueguiarlotúmisma.Noesdifícil.EsteesBuster.
DejasimplementequeMadoclosiga.Nocorreré.Traguésaliva.—Pero...deberíamosdarnosprisa—dije—.Y...ynosolohastaAuckland.Me
encontrarán...Leonardacariciómimanoantesdeocuparsedesupropiocaballo.—¿Qué ha pasado, Mari? Primero no querías marcharte ¿y ahora estás
impacienteporirte?PorsupuestoquenonosquedaremosenAuckland.PerosinoquieresllegarhastaParihakaacaballo,tendremosquevenderallíaBusterycomprar un carro entoldado del que pueda tirarMadoc. Debería ir además albancoysacardinero...Sacudílacabeza.—NoquieroiraAuckland—advertí—.VayamoshaciaDruryymáslejos,lo
máslejosylomásdeprisaposible.Nohandeencontrarme...Le informé a todaprisa de los planes deAustralia,mientras los caballos se
ponían a paso.El gran bayo deLeonard cabeceaba enojado como si estuvieraimpacienteporgalopar.Madoc,porelcontrario,estabatranquilo,comounaroca
impasibleanteeloleaje.Memecía suavementeporelcaminoquebordeabaelrío.—Pero, Mari, incluso si mis padres o los Redward te encontrasen en
Auckland, no podrían obligarte en plena calle a regresar con ellos —intentótranquilizarmeenvano.—¿No?—repuseafligida—.Yonoestaríatansegura.Enfréntatealoshechos.
Tumadremecompróenelpasado.¡Daigualcómoloadorne,ellalosintióasí!Seguroquequiererecuperarsupropiedad,ytupadrelaayudará,aunqueseaparaalejartedemiinfluencia.Losdosestándeacuerdoenquehasdejadoelejércitopormicausa.Creenquederepentesientescompasiónporlosmaoríes...—Soltéun poco las riendas y acaricié el cuello de Madoc—. Hazme caso, si medescubrenenAuckland,mellevaráncomosifueraunapresafugada.EsposiblequelaPolicíamebusquemañana.Bastaconquetupadrelescuentequelainútilde su criada se ha escapado con las joyas de su hija.Leonard, tus padres sonpersonasrespetables,peronotoleranqueselesllevelacontraria.Losabes,haspasado toda tu juventud aterrado por la cólera de tu padre. Que hoy nosmarchemos,pondráfuriososatuspadres.Muyfuriosos.¡Novanadejarcorreresteasuntovoluntariamente!Asíquecabalguemos,Leonard.¡Deprisa!SillegohastaDrurytendréagujetasyunpardeampollas,peroesonoesnadafrentealafuriadetuspadres.Leonardnopusomásobjeciones.Ytampocoguioasucaballoendireccióna
Auckland,sinohaciaelsur,yavanzamosconrapidez.
PensabaqueibaamorirmedepunzadasenelcostadocuandoMadoctrotaba,pero el galope me resultó sorprendentemente cómodo. Una vez que hubesuperadomisprimerosmiedos, el pasodel caballomeencantaba.Mimonturaavanzaba relajada, no se asustaba en absoluto y se quedaba obedientementedetrásdelcaballodeLeonard.Lasillamereteníaconfirmezaenmisitio.Toméconcienciadeporquéhabíatantasmujeresenlasnovelasinglesasquedejaban
su vida en una cacería: si Madoc tropezaba y caía, inevitablemente medesnucaría.Peronotropezó.Metrasportóseguraatravésdelanocheydelincipientedía.
Cuandoaclaró,tomamosatajos.Leonardsedesenvolvíabienenesazona,afinde cuentas había cabalgado toda su vida por ahí y participado en cacerías yexcursiones a campo traviesa. Incluso conocía suficientes senderos en losbosquesquepermitíancabalgardeprisa.Lepedíquenoanduvieraconcuidadopor mi causa, y no lo hizo, aunque yo notaba que se preocupaba cuando sevolvíayveíamirostrocongestionado.CuandollegamosalapequeñalocalidaddeDrury,unantiguobaluartemiliar,
estabamuertadecansancio.Leonardcasituvoquebajarmedelcaballoyluegolaspiernascomenzaronatemblarmetantoquenopodíamantenermeenpie.Noshabíamosdetenidounmomentoantesdellegaralpoblado.Leonardqueríaentrarsolo en la población. Desensilló aMadoc y montó un pequeño campamentoalejado de la carretera.Con lamanta de la silla y esta como almohada estababastantecómoda.HabíamosacordadovenderlaestupendasilladeSassienunaciudad grande. Nos parecía que ahí llamaría la atención el hecho de que unhombresolollegaraconuncaballoensilladoconunasilladeamazonayquisieravenderlos.—Intentadormirunpocohastaqueyovuelva—merecomendódulcemente
—. Encontraré un propietario para Buster y compraré un carro y algo paracomer.Me dio un beso de despedida y empezaron paramí las horas de angustiosa
espera. Pormuy cansada que estuviera, no podía conciliar el sueño.No hacíamás que pensar en qué debería hacer si Leonard no volvía. En Drury seguíahabiendo militares. ¿Qué sucedería si los Clavell se aprovechaban de esacircunstancia?¿Siencontrabanalgoquereprocharasuhijo?EntonceslaPolicíamilitarloarrestaríayyomequedaríasola.Naturalmente,mis temoreserandesmesurados.MissieHillyelbrigadierno
podían saber quenoshabíamosdirigidohacia el sur, ni siquieraClavell podía
utilizarsuscontactoscontantarapidez.Peroyoestabaconvencidadequeamboscorríamos peligro.MissieHill y sumarido harían todo lo que estuviera en sumanoparaencontrarme.Mientrasquehabíasudadodurantelacabalgada,ahorameestabacongelando
de frío pese a que el cielo estaba despejado. No me atrevía a encender unahogueranitampocosabíacómohacerlo.Encenderunfuegosincerrillaseraalgoqueseguramenteformabapartedelaeducacióndelahijadeunjefetribalmaorí,peronodeunadamiselapakeha.Almeditarsobretodoesto,viconclaridadquemehabíanprivadodelosconocimientosdemipueblo.SiahoraíbamosavivirenParihaka,tendríaqueaprendermuchascosasqueotrasjóvenesdemiedadyahabríanasimiladocontodanaturalidad.Ese panorama tampoco contribuyó a levantarme el ánimo. Estaba
amedrentada, desalentada y congelada cuando por fin, al anochecer, oí elgolpeteodecascos.Imprudentemente,dejémiescondite,corríalcaminoycreínohabervistonuncanadaigualdehermosocomoelespesoflequillodeMadocbalanceándoseysucuerpofuerteasomandoporunacurva.Elcaballotirabadeun carro entoldado pequeño y compacto. Leonard, sentado en el pescante,mesaludósonrienteconlamano.Me eché a reír y llorar de alivio cuandome abrazó yme ayudó a subir al
pescante. Naturalmente, no entendió por qué estaba tan inquieta. A fin decuentas, él había tenido mucho que hacer mientras yo me había quedadoangustiándome.—¡Todohaidoestupendamente!—meinformómientrascargabalasillayla
mantaenelcarroysecolocabaamilado.Actoseguido,hizoavanzaraMadoc—.Mejordeloqueyopensaba.De hecho, el pequeño Drury había resultado ser más activo de lo que
recordabaLeonard.Asíquehabíaencontradoenseguidalaoficinadetelégrafos,desdelaquehabíaconseguidoponerseencontactoconsubancoenAuckland.El apellidoClavell obrabamilagros, puespocashorasmás tarde llegóungiropostal y Leonard pudo disponer de sus ahorros. Había decidido entonces no
venderelcaballo,sinoenviarlodevueltaacambiodeMadocylasilladeSassi.Su padre había pagado por él y le había comprado Buster cuando lo habíaenviadoaDunedin.—Delocontrario,seríancapacesdeacusartederobarcaballos—señaló.Aunque la idea casime divertía—un caballo sería lo último que yo habría
robado—,me sentí aliviada. Leonard se tomaba en seriomis temores.A esasalturas, también él debía de haber llegado a la conclusión de que nos faltabamuchoparaescapardelacóleradelosClavell.Leonard había aprovechado el tiempo pasado en la ciudad no solo para
comprarelcarroentoldado,sinotambiénparaadquirirmantasyalgunosenseres.Examiné con satisfacción las sartenes, platos y vasos metidos en una caja.Tambiénhabíaprovisionescomojudíasycarneseca.Mepercatéentoncesdelohambrientaqueestaba.Debuengradohubierahechoundescanso,encendidounfuegoycocinado.Teneralgocalienteenelestómagomeparecíaelcolmodelafelicidad.PeroLeonardhizoungestonegativocuandoselopropuse.—Es mejor que viajemos un par de horas más, Mari. Temo que mi padre
descubranuestrapistaatravésdelgirobancario.—¿No existe algo así como un secreto bancario? —pregunté, a lo que
Leonardcontestóconunasonrisairónica.—¿CreesqueelempleadodeunbancovaanegarlealgoaunClavell?
Losdosprimerosdíasdenuestroviajenossentimosinseguros,aunquenonosperseguía nadie. Tampoco dejábamos huellas, evitábamos las poblaciones yvivíamos de los víveres adquiridos en Drury. Dormíamos en el carro,acurrucadoselunocontraelotroparaevitarelfríodelinviernoalqueprontoseunió también la lluvia.A partir del tercer día, llovió y nos ovillamos bajo lashúmedasmantas.Nopasábamosdeunosbesosyabrazos.Estábamosdemasiado
agotados como para empezar a explorar nuestros cuerpos, también hacíademasiadofríoparadesnudarse.Almenosesonosdecíamosanosotrosmismos.Dehecho,nosloimpedíantambiénelpudorylainquietud.Nadieencasade
losClavellnoshabíaimpartidounaeducaciónsexual,Sassinisiquierateníaunaideaclaradecómosehacíaunbebé.Enloqueamírespecta,almenossabíaquecrecían en el vientre de su madre y que un hombre y una mujer tenían queacostarsejuntosparaengendrarunhijo.Losmaoríesnohacíanningúnmisteriodeestascosas.Siendounaniñadecincoaños,tampocohabíapilladoalgomásprecisoymástardelamojigateríadelacasaClavellmehabíaimpedidoplantearpreguntas a Mahuika. Ahora tendría que averiguarlo todo por mí misma oesperarqueLeonardsupieradesenvolverse.Más tardemeconfesóque, sibienconocíateóricamenteenquéconsistía—durantelosañosenelinternadoyenelejércitoloshombresdescribíanelactosexualcontododetalleysejactabandesusexperienciasyconquistas—,enrealidad,Leonarderatanvirgencomoyo.
En Hamilton nos dirigimos de nuevo a la ciudad y empeñamos la silla deamazona,asícomolasjoyasdeSassi.Soloconservéunpequeñocamafeoyunacadenilladeplatacomorecuerdodemihermanadeacogida.Nosencontramosagradablemente sorprendidos cuando contamos el dinero de que disponíamos.Las joyas nos habían devengadomenos de lo que esperábamos, pero la silla,muchomás.YjuntoconlosahorrosdeLeonarddisponíamosenesosmomentos,almenosdesdenuestropuntodevista, deunapequeña fortuna.Lahabríamospodido utilizar en empezar de nuevo, modestamente, en alguna ciudaduniversitariadelospakeha.PeroLeonardrechazólaidea.—Sivivimosallísincertificadodematrimonio,nosmeteremosenunbuenlío
—objetó—.Esposible inclusoque teenvíendevueltaencasodequealguiennosdenuncie.No,Mari,pormuyamablequeseatudisposiciónaqueyologreestudiar.Porahora,nuestraúnicaposibilidadesParihaka.Así que seguimos nuestro camino rumbo a Taranaki, atravesamos bosques
tupidos,yllegamosfinalmentealacarreteradellitoral,evitandoprudentementeNew Plymouth. Leonard había estado acantonado allí como teniente. Noqueríamos que de ninguna manera se encontrara con conocidos de su épocamilitar.Desde New Plymouth hasta Parihaka había un día. Llegamos al pueblo
después de diez días de viaje y el cielo pareció alegrarse con nosotros. Porprimeravezdesdehacíamuchotiempo,elsolvolvióabrillarbañandoelpaisajedeunacálidaluz.Parihaka, un conjunto de casas alargadas colocadas una junto a la otra y
alrededordeunaplazadeasambleas,seencontraba,comoLeonardyamehabíacontado, enmedio de unas suaves colinas, un lugar de unabelleza casi irreal,entre el monte Taranaki y el mar. El imponente volcán, cubierto de nieve,producíaelefectomásdeunbenévolovigilantequedeunaamenaza.Latierraasuspies era fértil para alimentar a la gentedel lugar.Las laderasverdesde lamontañayelbrillanteocéanoazulresultabansumamenteacogedores.Elpuebloestaba rodeado por una valla, pero no era de pesadas empalizadas, comorecordabayolospademiniñez,sinodemaderaycañizotrenzado.Lamayoríade las casas estaban construidas según el estilo tradicionalmaorí, pero sin loselaboradosadornosdetallas.Tampocohabíatiki,lasgrandesestatuasdedioses.El espíritu de Parihaka era más bien cristiano. Te Whiti conservaba lastradicionesdesupueblo,perohabíacrecidoenunamisióncristianaynohabíaduda de que estaba bautizado. Muchos de sus argumentos a favor de la pazprocedíandelaBiblia.Nadienosdetuvocuandocruzamoslapuertadeentrada.Alprincipioesome
sorprendió,peroluegomedicuentadeloacostumbradaqueestabaallílagentealosvisitantes.Además,tambiénentreloshabitanteshabíauncontinuoiryvenir.Cuando llegamos, vivían en Parihaka maoríes de las tribus más diversas ycompartíandormitorios,aunqueamenudotambiénseveíanmaraepropiamentedichosconcocinasydormitorioscomunesdentrodelperímetrodelpueblo.Leonardsedirigiódirectoalpuntocentral,donde,paramisorpresa,seerigía
unagrancasaquehabríapasadoinadvertidaencualquiercoloniapakeharural.—¿Unacasapakehaenmediodeunpobladomaorí?—preguntéasombrada.Élasintió.—Yatelodije,TeWhitiapuestaporlareconciliación.Sushuéspedeshande
sentirsebien,asíquehizoconstruirestecentrodeencuentros.Losjefestribalesreciben aquí a visitantes pakeha y mediadores, muy a menudo a periodistas.Cuando estuve aquí con los representantes de Grey, también nos dieron decomer.Exquisiteces.Nohabríamospodidocomermejorenningúnrestaurante.Tambiénhabíaplatosytazas,tenedoresycuchillos.Aquítodoestáorientadoademostrar a los pakeha que el pueblo maorí no es ni tonto ni incivilizado oatrasado. Podría ajustarse al estilo de vida de los pakeha si quisiera. Pero TeWhitideseaque lasculturasy tradicionesconvivan.Noquierequeuna triunfesobrelaotra.Enlaterrazadelacasapakehahabíaunpardemujeresjóvenesconversando.
Una de ellas se volvió hacia nosotros, nos dio la bienvenida en inglés y nospreguntóquédeseábamos.—Hoyesveintiochodejulio—explicóconunafabletonodedisculpa—.Los
encuentrossecelebranlosdieciochodecadames,eldíaenquelaguerraentremaoríesypakehaestalló.Alomejoroshabéisconfundido.Ignoraba de qué guerra se trataba, pero Leonard me había contado que Te
Whitipronunciabaunsermónel18decadames.Leonard asintió y respondió al saludo de la joven en un maorí fluido. Le
explicó que no habíamos llegado para el encuentro, sino para hablar con TeWhiti.Queríamospedirleautorizaciónparainstalarnosahí.—SiledicessimplementequeLeonardClavellestáaquí...Élmeconoce.Ya
conversamosenunaocasión.Estuve...—Yo también te conozco. —Otra muchacha se levantó. Llevaba suelto el
cabello largo y negro, sujeto solo con la tradicional cinta en la frente. Por lodemás, iba vestida a la manera occidental, como la mayoría de habitantes deParihaka—. Estuviste aquí con los hombres del gobernador para traducir. Yo
traduje para los jefes tribales. ¡Entonces llevabas el uniforme de los CasacasRojas!—Me he deshecho de él—dijo Leonard—.Yme alegro de volver a verte,
Hakeke. —Se acercó a ella para intercambiar el hongi, el saludo tradicionalmaorí.Lamuchachaleofreciósolícitalanarizylafrente—.EstaesMarama—mepresentó—.Miwahine.Me ruboricé cuando dijo que yo era su esposa. Las chicasmemiraron con
interésymeofrecierontambiénsusrostroscomosaludo.Eralaprimeravezquehacía ese gesto, de pequeña nadie podía tocarme. Fue una sensación extrañaacercarse tanto a un desconocido, notar su piel, olerlo. Esperaba hacerlo todobien.—¡Entradycomedalgo!—nosinvitaronlasmujeres—.HastaqueelProfeta
dispongadetiempoparavosotros.OTohu,surepresentante.Informaremosalosdos.—Tambiénospodemosenseñaranteselpueblo—sugirióHakeke—.¿Dequé
tribueres,Marama?¿Tienemaraeaquí?Comonoteníamoshambre,aceptamoselofrecimientoyyocontémihistoria
mientras librábamosaMadoc de sus aparejos.Terminé confesandoque estabapreocupadaporsinoibaasentirmeagustoconindividuosdemipropiopueblo.Hakeke hizo un gesto de rechazo y comenzó la visita al lugar. Primero nosenseñó las instalaciones que más solían interesar a los visitantes pakeha: laoficinadetelégrafos,elbancoylapanaderíasegúnelmodeloeuropeo,dondesecocían cantidades enormes de pan para alimentar a losmuchos visitantes queacudíandurante losdíasde encuentro.Luegonos llevó al pueblopropiamentedicho,quedabalaimpresióndeestarunpocosuperpoblado.Lascasasestabancercalasunasdelasotras,lossenderosquehabíaentreellaseranangostos,perounayotravezaparecíantambiénplazasmásgrandes,cocinascomunesyhoyospara cocinar. Tan cerca del Taranaki había actividad volcánica suficiente paracocerlacomidaenloshornosdetierra,loshangi.—Aquíyaseestáasandolacarneparaestanoche—explicóHakeke—.Estáis
invitadosdetodocorazón.Esteesnuestrodormitorioycocinacomún,aquívivoyoconotrosintérpretesyjóvenesdedistintastribus.Notienesqueavergonzartepor haber perdido un poco tus raíces, Marama. Tú no las diste, te fueronarrancadas.Amuchosdenosotrosnossucediólomismo.Tenemosagentedelasescuelasdemisionerosquenisiquierahablanelmaorí.Muchossonhuérfanosyhan crecido en orfanatos pakeha. Pero ahora todos recuperan su cultura, sufamiliaysutribu.Nosotrossomossufamilia,Parihakaessutribu...—Pero no la de él. —La muchacha que nos había saludado cordialmente,
aunque algo más distante que Hakeke (nos había dicho que se llamaba Ani)señalóaLeonard—.Túerespakeha,¿no?Noparecequetengassangremaorí.Leonardasintió.—Deboreconocerlo—contestó—.PeroMaramaesmifamilia.¿Ynopredica
TeWhitilapaz?¿Cómopuedeexcluirmeamí?—Dejaqueélmismodecida—tranquilizólosánimosHakeke.Por suerte, Te Whiti no nos hizo esperar mucho. De vuelta al centro de
encuentros,unchiconosinformódequeelProfetanosrecibiríagustosamente.Debíamos acudir a su presencia, nos estaba esperando. Así que seguimos almuchacho hasta una casa algo apartada. Me pregunté si Te Whiti estabasometidoal tapu, comomipadreenelpasado,peronopodía imaginarmequetuvieran que darle de comer y vigilar dónde se proyectaba su sombra cuandohablabadelantedemilesdepersonas.De hecho, el Profeta no exigía ningún tipo de certificado dematrimonio ni
complicadasceremoniasdepresentación.Estabasentadoenunapiedrajuntoconotro hombre al lado del fuego, como era habitual en las tribus, delante de unpequeño edificio. Los hombres hablaban y se levantaron cortésmente cuandoaparecimosnosotros.Leonardse inclinóanteelmásmenudode losdos,de loqueconcluíquedebíadesereljefe.TeWhitirespondióasusaludodelmismomodo. Era un hombremás bien bajo, no tan robusto comomuchos guerrerosmaoríes.Llevabaelcabellocortoylabarbalarga,enlaqueseentremezclabanhebrasblancas.Noteníaarrugasenelrostroniibatatuado,sumiradaeracálida
yamistosa.Lanarizeracarnosaylabocamásbienfina.Eraunhombrequenipor su estatura ni por tener unos rasgos especialmente atractivos o repulsivosllamabalaatención;sinembargo,parecíarodearleunauradeenergía,desaber,inclusodepoder.Elsegundohombre,Tohu,tambiénteníaunairedigno,peroaéllefaltabael
resplandordeTeWhiti,elcarismaqueaunoleatraíahaciaelProfeta.TeWhitisetomósutiempoparamirarnospenetrantemente.EntoncesdirigiólapalabraaLeonard,alquehabíareconocido.—EljoventenienteClavell...—dijoconunavozprofundaymelodiosa—.Me
alegro de volver a verte. Parecías abatido cuando nos dejaste. Te sentisteculpable por las palabras de los hombres con los que estuviste aquí.De buengrado tehabríaaliviadodeesacarga.No teguardamosrencor, jovenClavell...disculpaquenosepatunombredepila.—Leonard—se presentó él—.Y ya no soy teniente.He dejado el ejército,
yo...yooigolavozdelapaz,noeltambornielcuernodeguerra.Te Whiti sonrió y deslizó sobre mí su mirada penetrante, pero también
bondadosa.—¿Llevalavozdelapazelrostrodeunamujertalvez?—preguntó.Leonardsesonrojó.—¿Puedelavozdelapaztenerunrostrofalso?—pregunté.ElProfetasepusoserio.—Por desgracia, sí, hija mía. He escuchado a muchos hombres hablar en
aparienciaconlavozdelapazcuandoensumentesoloseescondíaelbrillodeldinero.—Lavozdelapaz—anuncióLeonard—tieneparamíelrostrodelamor.TeWhitiinclinólacabezahaciaél.—Eresinteligente,LeonardClavell,ytambiéntú,Aroha...Ahora me tocó a mí el turno de enrojecer. Aroha significa «amor», y yo
acababa de hablar con un hombre, con un alto dignatario además, sin quemehubiesen presentado. Un desliz inexcusable entre los pakeha. Te Whiti no
parecíatanseveroensusjuicios.Yporloquesedemostró,yasabíaconquiénestabaconversando.—LasmuchachasmehandichoqueeresMaramaTeManiapoto,hijadeRewi
yAhumai. Te dábamos pormuerta desde hace tiempo. Sé ahora bienvenida aParihaka.Eshermosoquehayas regresado a tupuebloyquehayas elegido lapazenlugardelaguerra.—Lapaz—meatrevíadecir—tieneparamíelrostrodeunhombre.Amoa
Leonard Clavell y Parihaka nos parece el único lugar donde podemos serbienvenidos.¿Losomos?TeWhitiasintió.—Pequeña,aquíesbienvenidotodoaquelquebuscalapazylodivino,quees
sin duda inherente al amor. Pero «amor» es una palabra grande, tal vezdemasiadograndeparaelpoderdeatracciónentreunamuchachayunmuchachoquepertenecenapueblosdiferentes.Elbarronoseadhierealhierro,pequeña;cuandobrillaelsol...MiréaTeWhitiyLeonardsincomprender.Todavíanoconocíalasimágenes
conqueelProfetadabaformaasussermones.Kawhitiaeteraeraunadesusmetáforaspreferidas.Ensentidorigurososignificaba«Cuandolarealidadsalgaavuestro encuentro» y recordaba a los hombres que debían pensar en lasconsecuenciasde susaccionescuando laprimeraeuforiayasehabíadisipado.Ningunaguerraerajustacuandobrillabaelsol,ningúntratadocerradohastaelmomentopor lospakeha con losmaoríes resistía la luz del sol.Eso yame lohabíacontadoLeonard.ÉltambiénentendiólaimagenqueTeWhitiacababadebuscar.—Elbarropuededesprendersedelhierro,peronoseráarrastradoporelsol,
únicamenteporlalluvia—dijo—.SiMaramaeselbarrocomolosmaoríessonlatierra,yyosoyelhierro,elhombredelpueblodelosintrusos,entoncesellaseestrecharácontramí,talvezhastacubraeldurohierro,ymeacogeráensuseno.—Esoesloqueesperas—señalóTeWhiti—.Perosibrillaelsol,esposible
quetambiénsopleelviento.¿Resisteentoncesellechodetierra?Sibrillaelsol,lamanodelpakehatalvezintentecogerelhierro.¿Seguirásaferradoalatierra?En esemomento, yo también entendí.Levanté la vista con firmezahacia el
Profeta.—Notememosalsol—dijeconcalma—.Yopermaneceréjuntoamiesposo.
Ya conoces las palabras demimadre:Ki temate nga tane,memate ano ngawahinemengatamariki.Siloshombresmueren,tambiénlasmujeresylosniñosmorirán.Quierolapaz,noquieromorir.PerosoytanfielcomoAhumai,eigualdedecidida.NadienossepararáamíyaLeonard.Nielvientonilalluvia,nilospakehanilosmaoríes.Cuandobrilleelsol.LeonardmiróalProfetaydespuésamí.—Cuandobrilleelsol—confirmó.Eranuestrapromesadematrimonio.
TeWhitinopermitióaLeonardtenerunacasaenParihaka,pueselProfetanoconsentía que ningún pakeha fuera habitante del pueblo. Pero era bienvenidocomo huésped, y cuando dosmesesmás tarde celebramos nuestro casamientooficial,pernoctótambiénunavezenlacasadereunionesdelgrupodejóvenescompañerosdeHakeke,quemuyprontoseconvirtieronenamigosnuestros.TeWhiti nos sugirió que construyéramos una casa en un bosquecillo delante delpoblado. De todos modos, pronto desmontarían el bosque para hacer unoscampos.Nosotrospodríamosayudaracultivarlos.Eralasoluciónideal,nosolodeacuerdoconlasreglasdelacomunidad,que
noviolábamosdeesemodo,sinotambiénparaLeonardyparamí.Noshabíaneducadoenlatradiciónpakehaynoshabríaresultadodifícilconsumarnuestromatrimonioenundormitoriocomunitario.Queríamosvivirjuntoscomopareja,no fusionarnos totalmente en una tribu.Creo queTeWhiti lo sabíamuy biencuandonosofreciólacasaparapreservarnuestroamor.—Un techocontra la lluvia,unpardeárbolesparaprotegersedelviento—
dije cuando nos vino a ver para examinar nuestro hogar antes de que nosmudásemos.Eledificiodemaderaestabaalasombradeunashayasdelsur, lohabíamos
construido enmuy poco tiempo. En Parihaka se edificaba continuamente, losjóvenesquenoshabíanayudadoeranmuydiestros.—Entonces,quebrilleelsol—dijoelProfeta,ynosotrosloconsideramosuna
bendición.Esanochedeprimavera,laprimeraennuestrapropiacasa,nosunimostanto,
tambiénporvezprimera,comounidoshabíanestadoelcieloylatierra,segúnlacreenciamaorí,antesdequelosseparasensushijos.Leonardmeamódespacioycon ternura, nos fundimos el uno en el otro, no cabía duda de que estábamoshechoselunoparaelotro.Lohabíamosconseguido.Éramosfelices.
1
—¿Esaeraunalecturaparaantesdedormirapropiadaparaniños?—preguntóincrédulaStephaniedespuésdequesumadrelehubieracontadolasexperienciasvividasporMarama—.¿Noteníamospesadillas?HelmaMartenssonrió.—Losmaoríesnosontansensibles—respondió—.EraMiriquienoscontaba
lavidadeesamujer.Yseguroquenolohacíadeformatruculenta.MaramasolonarrabrevementeloqueleocurrióenOrakau;describeconmuchomayordetallecómocreceencasadelosClavell,lavidadeunaniñaque,deundíaparaelotro,seencuentraenunaculturadesconocida.Enpartedesgarradora,enpartecómica.Encualquiercaso,nadaquepudierainfundirmiedoalosjóvenesoyentes.Peroosentreteníamucho.Comoyatehedicho,representabaiscontinuamentepartesde lahistoria,como laconstrucciónde lacasadeParihaka.DeMaramanohevueltoasabernadamás.—Pero¿hayalgomásqueleereneldiario?—secercioróStephanie.Sumadreasintió.—Supongo que después se convertía en realmente emocionante. Es un
documento histórico interesantísimo, además de singular. Leonard y Maramadebieron de presenciar el asalto de Parihaka. Si bien hubo muchos testigos
ocularesdelfindeese lugar,noloshubodesdeelpuntodevistamaorí.Sobretodo, fueron los soldados ingleses quienes escribieron sus experiencias, y losperiodistasquehabíanentradodemodofurtivo.—¿Dónde está ahora el diario? Vineyard no lo mencionó, así que no se
encontróenellugardelcrimen...Pero sí otros libros... De repente vio con claridad por quéMatthews había
dejadoesosejemplaressobreloscuerposdesushijosmuertos.Unlibroteníalaculpadequetuviesenquemorir.¿Oerasurobolacausa?¿Sufracasopersonalalintentarganardineroconesediario?—Seríadegranayudaaveriguarsieldiariodesaparecióantesodespuésdela
tragediadelosMatthews—reflexionó.Helmalevantólasmanosconresignación.—Notengoniidea—admitió—.Laverdad,nohabíavueltoapensarenese
diario. Paramí el asunto ya estaba olvidado semanas antes de los asesinatos.Matthewsmeloofrecióparalauniversidad,yoestabainteresada,peroélpedíamuchodinero.Nollegamosacerrarningúntrato.—Pero¿podríahaberlovendidoenotraparte?—preguntóStephanie,aunque
no lo creía. SiMatthews hubiera hecho un buen negocio, es probable que losasesinatosnosehubiesenproducido.—Sí, podría—confirmóHelma—. TambiénMiri podría haberlo vendido o
regalado. Quién sabe, a lo mejor llegó un momento en que se hartó de laobsesión de sumarido y lo quemó.No sé, Stephanie. Tras los asesinatos y ladesaparicióndetupadre,sabeDiosqueyoteníaotrascosasquehacerantesqueponermeabuscarunviejodiario.Sitantasganastienesdesabermássobreestahistoria,tendrásqueindagarportucuenta.Aunqueamí,abotepronto,nosemeocurrepordóndedeberíasempezar.Stephanieasintió.—A lo mejor es justamente lo que hago —respondió meditabunda, y se
despidiódesumadre.A ella misma se le ocurrieron varias ideas en relación con la búsqueda de
datos deMarama-MarianClavell. Sin embargo, no podría cumplir la promesaquedemalaganalehabíahechoalinspectorVineyard.BuscaríalapistadeRekayTaneWahia,lospadresdeMiriMatthews,ylesinterrogaría.Sialguiensabíadónde se encontraba el diario y qué otros misterios escondía, eran con todacertezaellos.
2
Localizar a losWahiano resultómuycomplicado.Enel listín telefónicodeWellington encontró sus datos de contacto. La experimentada periodista no sesorprendió de ello, los Wahia eran gente sencilla, y hasta que se cometió lamatanzanuncahabíanvividoenotrositioquenofueraMasterton.Queahorasehubieranmarchadoespecialmente lejos,aAucklando inclusoa la IslaSur,noencajabaconsuformadeser...Stephanieestabaradiante,peroinclusoasítuvoquereuniralgodevalorparallamaralnúmeroindicado.Deberíaconfrontardenuevo a esas personas con una parte de su pasado que los había traumatizadoprofundamente. Además, la habían conocido siendo ella niña, y ahora no seacordaba en absoluto.LosWahia tal vez le guardaran rencor, a fin de cuentasellahabíaquedadoconvida,mientrasquesusnietoshabíanmuerto.Noteníaniideadequépensabandesupadre,quehabíadesaparecidoconsuhijaMiri.Sin embargo, la conversación telefónica con TaneWahia se desarrolló con
normalidad. El padre de Miri se acordó enseguida de Stephanie y parecióalegrarsedesullamada.—Siemprenoshemospreguntadoquéhabríasidodeti—dijoconcalidez—.
Estabas tan trastornada entonces, y Helma... Tal vez deberíamos habermantenidoelcontactoconella,peroestábamostaninmersosennuestropropio
dolorquenopodíamospensarennadamás.Tumadreenseguidatealejódeaquí.Probablementefuelomássensatoquepodíahacer...—Stephanie,quenoqueríacomunicarlesupropósitoporteléfono,preguntóconcautelasipodríanverse.Elanciano se mostró receptivo—. Por supuesto que nos gustaría volver a verte.TambiénRekasealegrará,puesesolaharápensarenotrascosas...¿Sabesdóndevivimos?¡Pásateestamismatarde!Stephanie no se lo hizo repetir.Cogió lamaleta, pagó la habitación y a las
cuatroenpuntoestabadelantedelapuertadeunapequeñacasaunifamiliarenlasafuerasdeWellington.DiríaquehastaseparecíaunpocoalaantiguacasadeMasterton;porotraparte,casitodasesasbonitasconstruccionesdemaderaeranmás o menos similares en todos los sitios. Los Wahia no parecían ocuparsedemasiadodelcuidadode lacasayel jardín.Eledificionecesitabaunanuevacapadepinturaynadieparecíapreocuparseporlasplantas.Ahícrecíatodotipodemalashierbas.Naturalmente, Stephanie había esperado recordar algo de su infancia al
encontrarseconTaneyRekaWahia,peroelancianoqueleabriólapuertanoleresultónadafamiliar.Eraunhombrealtoydelgado,caminabaencorvado,comosi llevara la carga delmundo entero sobre sus espaldas. Su rostro arrugado ycordial era más bien redondo, sin vestigios de un hombre rechoncho. Sepreguntósi lapena todavía loconsumía.Noobstanteypeseasudeterioro,noparecíaafligidoylahizosentirsecómodaconunasonrisa.—Quéestupendovolveraverte,Stephanie.¿Estas floressonparaReka?Se
alegrará...—LecogióelramoquehabíacompradoparalamadredeMiri.—Unapequeñamuestradeagradecimientoporrecibirme—dijocontimidez.TaneWahiamoviólacabezayleseñalóelcaminoporunsobriozaguán.—Quéva, Steph, es lomás normal. Para nosotros siempre fuiste comouna
cuartanieta.Claroquedeseábamosvolveraverte.Entoncesnosllamabasabuelayabuelo...Ahora,porsupuesto,notienesquehacerlo.StephanielehabíahabladoaTaneporteléfonodesupérdidadememoria.—Losientomucho,Tane,Reka...—dijoahora.
Elancianoasintió.—Pasa—lainvitó,ylacondujoaunasalademobiliarioanticuado.En un viejo y voluminoso sillón se repanchingaban dos gatos gordos, las
paredes estaban cubiertas de imágenes de tiempos más felices. Reka y TaneWahiaserodeabandelasfotosdesushijosynietosperdidos.AStephaniecasise le partió el corazón al ver las imágenes de Joey, Steve y la pequeñaKatiesonriendo, aunque tampoco reconoció a sus antiguos compañeros de juegos.Solopudodeducirporlaedadylaropadelosniñosyjóvenesdequéépocaeranlasfotografíasyaquiénmostraban.—¡Mira,Reka,hallegadoStephanie!Tane sevolvióhaciaunamujermenudaquecasiparecíaconfundirseconel
sillónenqueestabasentada.Delgadaydecabellogris,teníaunrostroarrugadoypálido.Eracomosilecostaraesfuerzoesbozarunasonrisa.—¡Qué guapa te has hecho! —dijo, sin embargo, cariñosamente—. ¿De
verdad que es la primera vez que vienes a Aotearoa desde... desde entonces?Peronosoloparavernos,¿verdad?Stephanienegóconlacabeza.—No,aunque se tratade...deaquelcrimen.—Resumióenquéconsistía su
trabajoyquéhabíaaveriguadohastaelmomentodelcasoMatthews.Taneparecióalgodecepcionado.—¿VasaescribirunartículosobreRaymond?Pensabaqueestaríasbuscando
atupadre.Nadielohahechonuncaenserio,¿sabes?LaPolicíanovioningunanecesidad urgente de actuar. Calificó de legítima defensa el homicidio deRaymond,yseguroquelofue,peropodríahaberhechoalgomásquecomprobarlostransbordadoresyavionesyanunciarquebuscabalacaravana.Todoesonollevóanada.SimonyMiridesaparecieronysiguendesaparecidos.Laancianaemitióungemidoahogado.Stephaniesesintiódenuevoafligida.—Lo sientomucho—repitió—.Lo últimoque deseo es reabrir las heridas,
yo...Rekanegóconlacabezayalhacerlosedesprendieronunoslargosmechones
delcabelloque llevabadescuidadamente recogidoenunmoño.Noera soloeljardínloqueteníanabandonado,tambiénsupropioaspecto.—Pequeña—dijolamujerenvozbaja—.Esasheridastodavíaestánabiertas.
Meduermocondolorydespiertoconél.Nohaynadaquepudierasempeorar.Pero Tane tiene razón. Si al menos Miri estuviera con vida... si alguien laencontrara...¿Noquieresintentarlo,Steph?—Mirósuplicantealaperiodista.Stephaniesemordióel labio.Noqueríaprometernadaque luego talvezno
estuvieraensumanocumplir.—¿Desparecieronsindejarhuella?—preguntó—.¿Nohabíaningúnvestigio
devida?—Sequedóperplejacuandoambosancianossemiraronindecisos—.Sihedebuscarlos,deberíasaberlotodo—añadió.RekaWahiaselevantó,seacercólentamenteaunarmarioysacódeuncajón
unálbumdefotos.Entrelashojasasomabancuatrocartaspostales.—Toma —dijo—. La primera llegó tres semanas después de que Miri
desapareciera,lasotrasalolargodelprimeraño.Luego,nadamás.Stephanie cogió las postales y echó un vistazo a los lugares y motivos:
Waitomo,Rotorua,PaihiayThames.Reflexionó.—EnWaitomohaycuevasdeestalactitasyestalagmitas,Rotoruaesconocida
porsusaguastermales,PaihiaestájuntoalabahíadelasIslas.TodosobjetivosturísticosdeNuevaZelanda,exceptoquizáThames...—EstáenlapenínsuladeCoromandel—señalóReka—.Muybonito,playas,
rocas,bosquesdekauri...Stephanietuvoquepensarunosminutosantesdecomprender.—Claro, el árbol kauri... —murmuró—. Esos gigantes... Otra atracción
turística.—Observólaspostalesconmayoratención.Seleía«Megustaríaqueestuvieras aquí». En la parte posterior solo había una palabra: «Miri»—. Almenosestáconvida—concluyó—.¿Seguroqueessuletra?Rekaasintió,Tanehizounamueca.—Creemosquesí—respondió—.Perosonsolocuatroletras.Unapalabratan
cortasepuedefalsificarfácilmente.Stephanienocreíaquefueraasí.¿Quién ibaaquerer falsificarunafirmaen
unaspostales?¿Unasesinoquequeríahacercreerquesuvíctimaseguíaviva?¿Talvezsupropiopadre?LaposibilidaddequeMirihubieseescritoellamismalaspostaleseramuchomayor.Noqueríaquelaencontrasen,perotampocoquesus padres creyeran que ella había sido víctima del crimen o que se habíasuicidado.—¿Qué dice la Policía? —preguntó Stephanie. Hacía veinticinco años ya
habíaexpertosencaligrafía.Tanesefrotólafrente.—No...noleenseñamoslaspostales—confesó—.Noqueríamos...Rekacreía
queeraalgodemasiadopersonal.Noqueríamosperderlaesperanza.Stephanieseapuntóloslugaresdelremitedelaspostalesysusmatasellos.A
continuación preguntó si podía fotografiar las postales con el móvil y se loautorizaron.Luegovolvióaltemaquerealmentelaocupaba.—PodríaserquemisinvestigacionesacabenenlabúsquedadeMiriySimon
—admitió—, pero, en primer lugar, me interesa el diario... esa historia deMaramaClavell.—¡Esemalditodiario!—ElsemblantetristedeRekaWahiasecontrajoenuna
mueca de cólera contenida—. Todo empezó con eso. ¡Raymond estaba comolocodespués!¡Ladecosasqueseleocurríanquepodíahacerconél!Quégranpotencialsesuponíaqueteníalahistoria...—¡Y qué palabras tan rimbombantes empleaba nuestro señor yerno! —
También de Tane surgió una rabia largo tiempo contenida—. Aunque no eracapazdeacabarnada.SiempreledijimosaMiriquenoleconvenía,perono,ellateníaqueapoyarlo.Asegurabaqueeldiarionosharíaricos,queRaymondsabíaqueteníavalor.MástardetambiénellasediocuentadeloinútilqueeraélydelopocoquevalíanlosgarabatosdeesaMarama...—¿MaramaeraabueladeTaneotuya,Reka?—preguntóStephanie.—Suya —respondió la mujer señalando a su marido como si también lo
culparadeladesgraciaquehabíacaídosobresufamilia—.Élaportóeldiarioalmatrimonio,peronadieseinteresabaporél.Mirilodesenterróenunmomentodado...—¿Qué ponía?—preguntó Stephanie—.Bueno, además de queMarama se
había ido a Parihaka con el hijo de sus padres de acogida. —La anciana seencogiódehombros.Eraevidentequehabíadecididonomostrarmásinterés—.¿Tane?ElmaridodeRekaserascóelhombrovisiblementeincómodo.—Steph —dijo—, a mí... a mí no me gusta leer. De vez en cuando el
periódico, eso sí. Soy un hombre práctico, me gusta trabajar con las manos.Libros,yencimaescritosamanoconlaletratanapretada,noeslomío...—¿Notenéisniidea?—sesorprendióStephanie.Tanehizounamueca.—Bueno,sí,lahistoria...Séqueesmásbientriste.DestruyeronParihaka.Yla
familiadeMaramadealgúnmodoserompió...Mirilocontóunavez.—Fue durante la Guerra de las Tierras —intervino Reka impaciente—.
Entoncestodaslashistoriaserantristes.¡PeronotodoelmundoarmótantojaleocomoesaMarama!Parecíapersonalmenteenfadadaconellaporelhechodequehubieraescrito
suhistoriayconellohubieseprovocadolatragedia.—¿Dóndeestáahoraeldiario?—Stephanieformulólapreguntadecisiva—.
¿Todavíalotenéis?Nosehacíamuchasilusiones.Erabastanteimprobablequeesasdospersonas
trastornadas y todavía tan dolientes tras tantos años hubiesen conservado uncuadernoconelcual,asuparecer,habíancomenzadotodassuspenas.Laancianasacudióconvehemencialacabeza.—¡Noquierovolveraverlo!—seleescapó—.Dijequeteníanquequemarlo
cuandoloencontrasen...Dije...—Teníalacararojadeagitación.—Pedíalosamigosquevinieronaponernoslacasaenordenquelodierana
la universidad—rectificó Tane, apaciguador—. Entiendo que Reka no quiera
tenerloencasa.PeroHelmadijounavezqueerainteresante.Nonecesariamentevalioso,perosí interesantepara laciencia.Asíquepenséquedebíaestarenlauniversidad.Suesposaseloquedómirando.—¡Nuncamelohabíascontado!—lereprochó.Élseencogiódehombros.—No quería ponerte nerviosa—la tranquilizó—.Y tampoco sé si ha ido a
pararaWellington,AucklandoChristchurch...Yanomeacuerdo.—¿Quiénpuedesaberlo?—preguntóStephanie—.Esosamigos...—LamujeralaquelepedíqueseocuparadeelloeraSamanthaVineyard—
respondióTane—.Murióhacedosaños.Laperiodistayalosabía.Laesposadelinspector,unmiembrodelaparroquia.
VineyardhabíacontadoquehabíasidoamigadelosWahia.Pensóensivaldríalapenacontactardenuevoconelancianopolicía.Perotambiénpodíapreguntardirectamente en las universidades. Partiendo siempre de la suposición, noobstante,dequeSamanthaVineyardhabíasidohonesta.Seguroqueaellanosele había metido en la cabeza ganar dinero con el diario. En caso de que lohubieseencontrado,teníaqueestarenWellingtonoenAuckland.—¿Hay... algo más que queráis contarme? —preguntó—. ¿Sobre Miri, tal
vez?¿Tenéisalgunaideadedóndepuedeestar?Elancianonegóconlacabeza,entristecido.—Entalcasohabríamosidoabuscarlanosotrosmismos—dijo—.Mira,ella
es... es de otra especie... siempre un poco irreflexiva, un poco despreocupada,soñadora...Estolahacíasimpática.Yosiemprelallamabamipequeñamariposa.Peroteníapocoencomúnconnosotros.Loslibroslavolvíanloca,legustabalaescuela...SinohubieraconocidoaeseinútildeMatthews,alomejorhabríaidoalauniversidad.—¡Nolapintescomosifueraunasanta!—lointerrumpiósuesposa.Sibien
alcomienzode laconversaciónparecía sumidaen sudolor, ahora su rabia ibacreciendo. Eso era mejor, sin duda la ayudaba a sobrevivir. En ese momento
llegóadirigirsuirahacialahijadesaparecida—.Miri,sabeDioslomuchoquela quiero, tenía planes de altos vuelos. EseMatthews... También ella viomástardequesehabíaequivocado.¡Peroque tuvieraque terminarasí!Pordios, ledijimos miles de veces que acabara con el matrimonio. La situación eraintolerable.Tendríaquehaberseseparadodeéloficialmente,pedidoeldivorcio,ymássabiendololocoqueestabaMatthews.Sepasólamanoporlosojos.—Tendría que haberse venido a vivir aquí con los niños—añadió afligido
Tane—.O haber ido a un albergue demujeres. Pero no,Miri nos trajo a esechiflado a casa, y encima lo engañó con Simon, tu padre. Al que MatthewsodiabaporqueélrepresentabaelDepartamentodeAsistenciaSocial,yHelma,launiversidad.Eraprevisiblequeacabaraperdiendolosnervios.AStephanielezumbabalacabezacuando,doshorasmástarde,semarchó.La
mujerhabíainsistidoenmostrarlelasviejasfotografíasdelafamilia,enesperade despertar con ellas sus recuerdos perdidos. Y Tane le había pedido quemoviera sus contactos en el periódico, como él los llamaba, para encontrar aSimonyMiri.—RekatodavíaestáenfadadaconMiri—susurró—.Tantosiella...nosotros...
Daigualsiellatambiéntuvosupartedeculpa.Esnuestrahija,laqueremos.En el curso de la tarde, Stephanie tampoco había recordado ninguna
experienciarelacionadaconsusprimerosseisañosdevida,perolamotivaciónparaaclararlosantecedentesdelasesinatohabíaidoenaumento.Habervistoalos Wahia inmersos sin remedio en su dolor le había desgarrado el corazón.MerecíanrecuperaralmenosaMiri.
3
Stephaniepasó lanocheenWellington, asediadaporpesadillas.Sedespertóbañada en sudor y con dolor de cabeza. ¿Acaso eran los recuerdos que ibanemergiendoenella?¿Osedebíaa la largay tanpocoedificanteconversaciónquehabíamantenido lanocheanteriorconRick?Ellahabíaqueridoque fuesebreveyporesolehabíallamadoacasapocoantesdequetuvieraquemarcharsealaredacción.Sinembargo,cuandolehablódeVineyardylosWahia,élsepusoenguardiaydecidióllegartardealtrabajo.—¡Steph, tienesquevolveraquí!—lehabíadichoél—.¡Enelprimervuelo
que salga! ¡Es inconcebible que prosigas con estas investigaciones tú sola!¡Estásdemasiadoinvolucradaenestecaso!Naturalmente, ella lo veía de otra forma. Su instinto de caza se había
despertado.—Nomeacuerdodenada,¿yatehasolvidado?—contestóconfingidaalegría
—.Puedoinvestigarloexactamentecomosilehubierapasadoaundesconocido.Yporelmomentoestoyprogresandomucho.YasolodeVineyardheobtenidounmontóndedatossobrelosasesinatosdeMatthewsquehastaahoranosehanhechopúblicos...Rickhabíareaccionadoconbastantevehemencia.
—¡Esposiblequetengasenlamentelaimagendelasesinato!—Parecíamuypreocupadoporella—.Yasaberquémáshabrá...Stephanie tal vez habría tenido que tomárselo más en serio, pero que él
estuvieratanansiosolaponíadelosnervios.—El asesino es conocido—le recordó a su amigo—. Comomucho habría
podidover alvengador,y ese eramipadre...Es todomuymisterioso. ¡No irédemasiado lejos,Rick, te loprometo!Nobuscoalasesino, sinosoloeldiario.¡Asíquenotesulfures!Por supuesto, Rick había seguido enervándose. Incluso había llegado a
reprocharle la poca seriedad de susmétodos de investigación.Al final habíanacabadolaconversacióntelefónicaenfadados.Apesarde todo,Stephaniedecidiónoabandonarsusplanes.Trasdesayunar
en el pequeño motel donde se había registrado, se dirigió a la bibliotecauniversitaria. El ordenador no arrojó ninguna información sobre el nombre deMaramaClavell y la bibliotecaria tampoco pudo ayudarla. En cambio,NuevaZelandaconfirmóunavezmásserelpaísdelostrámitesdiligentes.Laamablebibliotecariaefectuóuna llamadayStephanieconsiguióunacitaconFrederickStevenson,eldecanode laFacultaddeEstudiosMaoríes.Stevenson la recibiómedia hora más tarde en su despacho. Era un hombre mayor con gafas sinmontura,impecablementevestidoyconelcabelloblancopeinadohaciaatrás.Eldespachoestabaadornadoconobjetosarqueológicosmaoríes,perosalvoporesopodríasereldespachodeldirectordecualquierfacultad.Nocabíadudadequeeldecanono teníaantepasadosmaoríes.De tezclarayojosazules, incluso suacentoerainglés.—¿Unaperiodistaalemana?—preguntóamablemente interesado—.¿Enqué
puedoayudarla?Stephanie se presentó brevemente y expuso lo que quería. La sonrisa de
StevensonseensanchócuandoellamencionóaHelmaMartens,sumadre.—¡Puesclaroquemeacuerdodeesediario!—dijo—.YdeHelma.¿Cómo
está?Lamentamosmuchoverlamarcharentonces,todavíahoymesabemalque
nosiguierainvestigandolaculturamaorí.Seentregabatotalmenteasutrabajo,teníaconocimientosprofundosyella...bien,teníaolfatoparaesacultura,yameentiende... Como si...—rio— como si fuera la reencarnación de una princesamaorí.—Cuandovioel rostroperplejodeStephanie,añadió—:Esbroma.¿Seencuentrabien?—Porsupuesto.—Yseapresuróahablarlede las investigacionesdeHelma
en la Amazonia—. Pero comparto su opinión—añadió—. Trabajar sobre losmaoríeseraloquemáslegustaba.—¡Aquí será siempre bienvenida! Le buscaríamos un puesto. Por favor,
comuníqueselo.Odemesudireccióndee-mailyyomismohablaréconella.Noloséconexactitud,peropiensoqueaquílalastimaronmucho...mucho.Yluegoencima esas muertes en que estuvo implicado su marido... Entendimos quequisieramarcharseaAlemaniaparacurarsusheridas.Pero...¡hapasadomuchotiempo!StephanierecordólaspalabrasdeRekaWahiasobreeldolor.Porlovisto,las
heridas deHelma tampocohabían cicatrizado.Lahistoria acerca del diario deMaramaClavelleraantigua,peronoeraaguapasada.Recurrióaestaideaparavolveraltemadesubúsquedadedatossobrelahijadeljefetribal.Stevensonmoviólacabezanegativamentecuandoellalepreguntóporellibro.—Lamentablemente,hededarleunamalanoticia—dijo—.Elmanuscritono
apareció aquí. Y seguramente tampoco en Auckland o Christchurch. Undocumento de época no desaparece fácilmente en un archivo. Se habríanrealizado investigaciones, análisis, publicaciones, tesis para doctorados...Habríamosoídohablardetodoello.SolotengolascopiasdelosfragmentosqueMatthews puso a nuestra disposición para que los leyésemos. Se las daréencantado.—Eso me sería de gran ayuda —dijo Stephanie—. De todos modos,
preguntaré también en Auckland y Christchurch. A veces pasan inadvertidosinclusodocumentosdeestudiointeresantes.Stevensonhizoungestoderesignación.
—Entonces permítame que llame a Auckland y Christchurch. Puedoaveriguarloencincominutos.Stephanie se lo agradeció sinceramente. Por supuesto, resultabamuchomás
sencillo para él que para ella investigar el asunto. En efecto, enseguida lepusieron en contacto con los decanos del departamento universitariocorrespondiente.Stevensonbromeóconun talJimdeAucklandyfelicitóauntalBuckdeChristchurchporunapublicación.Loscientíficosrespondieronconfranquezaasuspreguntas,peronopudieronayudarle.—Comoyahabíasupuesto—señalóStevensontrascolgar—.Eldiarionose
entregó en ninguno de esos lugares. En Christchurch no saben nada de él,MatthewsselohabíaofrecidoensudíaalaUniversidaddeAuckland,peroelloslorechazaroncomonosotros.Asíestabanyestánlascosas.Stephaniesuspiró.—ObieneldocumentosehaperdidoobiensigueenmanosdeMiriMatthews
—reflexionó—.Tendréqueemprendersubúsquedaylademipadre.Aunquenosépordóndeempezar...YaibaadespedirsecuandoStevensonladetuvo.—Espereunmomento—murmuró—,semeocurrealgomás.¿Haoídohablar
delmaraedeTurangawaewae,cercadeHamilton?¿Laresidenciadelreymaorí?Allítienenunavastacoleccióndedocumentosy,sinorecuerdomal,MatthewstambiénhabíaescritoaesearchivoporeldiariodeMarama.Lareinaenaquelmomento,DameTeAtairangikaahu, se interesóporelmanuscrito, aunqueconcierto escepticismo. Nos preguntó si considerábamos que era auténtico eintercambióopinionesconHelmaalrespecto.Stephaniejugueteóinquietaconelbolígrafo.—¿Creequeesposiblequeellalocomprara?—preguntó.Eldecanohizounamuecaconloslabios.—No—respondió traspensarlounossegundos—.Másbienno.La reinano
eralaclasedepersonaqueregalabadineroauntipocomoMatthews.Másbienpodría imaginar que ejerció su influencia sobre su esposa para que cediera el
legado de su antepasada de forma gratuita. Te Atairangikaahu podía ser muyconvincente.Stephanie ya había oído hablar de eso. Vineyard se había expresado del
mismomodoalreferirsealaintervencióndelareinamaoríenelcasoMatthews.Reflexionó. Si la reina se hubiese dirigido personalmente a Miri y esta sehubiesedecididoporrazonesdehonoropatriotismoadarleellibro,Matthewslohabría podido considerar una traición. Iracundo como estaba, era posible quehubiese sentido el delirante deseo de castigar no solo a Miri sino a toda lafamiliamaoríWahia.Yotraideamáslepasóporlacabeza:MiriySimontalvezhabríanhalladorefugioenTurangawaewae.—En caso de que los maoríes tuviesen el libro —siguió inquiriendo—,
¿podría examinarlo? Pasé una vez por la zona deHamilton y pensé acudir alarchivodeTurangawaewae.Peromedijeronquenoestabaabiertoalpúblico,oquesololoestabaunavezalaño.Stevensonvolvióacogerelteléfono.—Escierto—respondiómientrasbuscabaunnúmero—.Cuando se tratade
investigaciones, la gente de Turangawaewae siempre nos apoya, incluso si elarchivistatalveztiene...hum...otraformadeverlascosasdistintadelanuestra.Losmaoríes no se interesan por la ciencia, sino pormantener viva su propiahistoria.Segúnsufilosofía,elpasadonoseconcluye,sinoqueseentretejeconelaquí y el ahora. Por eso el archivo y el centro de documentación estánconectadosconlasededelrey.Pasadoypresenteseunen.Muybonito,enteoría,pero desde un punto de vista práctico la solución no es tan perfecta.A fin decuentas,elreyviveenesemaraey,porsupuesto,nodeseaquelacirculacióndevisitantesseacontinua.Tampocolareinapermitea los turistasenLondresqueentren en su palacio. Aunque no guarda en él la Biblioteca Nacional... —Stevensonhizounamueca—.Enfin.Silodesea,puedofijarunacitaparausted.Así conocerá a Weru Maniapoto. Tal vez él pueda ayudarla. Ahora dirige elarchivo de Turangawaewae; entonces, en la época de los asesinatos deMatthews,eraalumnodeestudiosmaoríesyasistentedesumadreenMasterton.
—¿Asistentedemimadre?—Stephanieaguzólosoídos.—Pensándolo bien, podría ser incluso la solución del enigma —señaló
pensativo Stevenson—. A lo mejor es Weru quien ha hecho desaparecer elmanuscrito.Semarchópocodespuésde losasesinatosaTurangawaewae (solovolvióunavezaquíparapasarsusexámenes)yenseguidaledieronelpuestodedirectordelarchivo.Unacarreraimpresionante.Esposiblequehayallevadoelmanuscrito de Marama como donación... Pero no le haga ninguna alusión alrespecto.Esunhombresumamentesusceptible.¡Vayaconpiesdeplomo!Comolehagacualquierinsinuación,esposiblequenopronunciepalabra.Stephaniearrugólafrente.—¿Puede dejarme plantada como si nada?—preguntó—. ¿Tanta influencia
tiene?Eldecanoseencogiódehombros.—Como mínimo está muy seguro de sí mismo —respondió—. Weru
Maniapoto es un descendiente de Rewi Maniapoto, antiguo noble maorí, porllamarlo de algúnmodo.—Stevenson sonrió—.El chico es algo así como unpríncipe...
4
StephaniedejólauniversidadconlainvitacióndeWeruManiapotodevisitaral día siguiente el archivodeTurangawaewae.El archivero sehabíamostradoporteléfonomuydispuestoarecibiraunaperiodistaalemana.Cuandosemarchaba,lasecretariadeStevensonletendióunasfotocopias:los
fragmentosdeldiariodeMaramaqueañosatrásHelmahabía recibidopara suevaluación.Stephanieestaba impacientepor leer laspáginasdecaligrafíaprieta,perose
reprimióalpensarenlasseishorasdeviajeencochequeteníapordelanteparavolveraHamiltondesdeWellington.Enlacapitalnoteníanadamásquehacer,así quedecidió tomarun tentempiéy emprender lavueltade inmediatopor laregión de King Country. Llamó a Josh y ClaraWaters del Waikato Lodge yreservóunahabitaciónparalanochesiguiente.—¿Deverdadha logrado encontrar aMarama?—preguntóClara, fascinada
—. Nos lo tendrá que contar todo después. Claro que puede pernoctar en elhostal.Tendrésuhabitaciónpreparada.Tambiénleserviréalgodecomeraunquellegueunpocotarde.Stephaniesealegródeladecisiónquehabíatomadocuandohorasmástarde,
extenuada y hambrienta, estacionó en el aparcamiento del hostal y los
propietarios la saludaroncordialmente.Lapaz juntoal ríoWaikato,elairedelbosqueylaacogedoraatmósferacamuflabanelaspectoimpersonaldelmotelylosrestaurantesdecomidarápidadeMastertonyWellington.Stephanietomóunsabroso plato de pescado, bebió un vaso de vino con sus anfitriones y lesinformódelosresultadosdesusinvestigaciones.—Yahoradeberándisculparme—dijoseñalandosonrientelasfotocopiasque
acababa de sacar del bolso para enseñárselas a losWaters—. Estoy deseandoconocermásdecercaaMarianClavell.
Pasó las horas siguientes leyendo fascinada la historia que había contado aRupertHelbrichcomosifuerapropiabajolosefectosdelahipnosis.Dehecho,sus datos concordaban hasta en los más nimios detalles con la interesantenarración de Marama. De niña debía de haberse sentido profundamenteidentificadaconesapequeñaydesarraigadaniña.LamaorídabaunaideaclaradeloquehabíasidoelasaltodelpadeOrakauysuvidaentrelospakeha.Peseatoda la tragedia, la periodista no podía evitar reír de vez en cuando. Solo ladiminutayapretadacaligrafíadificultabaunpocolalectura.Maramaescribíasinborrones ni faltas, en un muy buen inglés, pero parecía no disponer dedemasiadopapeloquererahorrarlo.Se sintió decepcionada cuando la narración se interrumpió después de que
Marama y Leonard llegaran a Parihaka. Durante la sesión de hipnosis habíarecordadolahistoriadeMaramahastaesepunto,asíqueMirisolohabíaleídoelcomienzoa losniños.Lossucesos siguientes seguramentenoeranapropiados,según los valores maoríes, para oídos infantiles. Stephanie lo encontrólamentable.Ensufuerointerno,tuvoquedarlarazónaRick:justoenellugarenqueunahistoriaseinterrumpía,estasevolvíarealmenteemocionante.Entretanto,yaeramásdemedianocheylehabríagustadometerseenlacama.
Noobstante,selevantóyescribióalredactorjefeSöderunmailquesindudalealegraríaeldía.Elsecretoacercadesurenacimientocomomuchachamaoríse
había aclarado del todo y él debía ser el primero en saberlo. A continuaciónintentócomunicarseconRickporSkypeyreconciliarseconél.Fueenvano,suamigotalvezestabaenunaentrevistaimportanteynoqueríaquelomolestaran.Alfinalleenviótambiénaéluncorreoelectrónico:«Esposiblequemañana
encuentre ese manuscrito en el archivo de los maoríes, y tal vez a otrointeresanteinterlocutorenesemisteriosoarchiverodelqueeldecanohablatanmalyalquemimadrenuncahamencionado.Encasodequeéltampocotengael texto,esto terminaráenuna investigacióngenealógica. IntentaréencontraraMiriMatthews,mejordicho,amipadre.Estomeponealgonerviosa.Investigarenasuntospropiosesalgodistinto.ElencuentroconlosWahiamehaafectadomásqueotrasentrevistasconvíctimasdecrímenes.Sinembargo,nomeacuerdonadade ellos.Ahoramepregunto cómome irá conmipadre.Si realmente loencuentro,¿loreconoceré?Besos.S.»A Rick le preocupaba que ella estuviera demasiado involucrada
emocionalmente. Para tranquilizarlo, se había esforzado por mostrarle sussentimientos. Pero ¿por qué le resultaba tan difícil? Naturalmente, le habíaconmovidoeldolordelosWahiayelcorazónlelatíaconmásfuerzaantelaideadeencontrarseconsupadre,alquedurantetantotiempohabíadadopormuerto.Esa noche durmió profundamente y sin sueños. No la persiguieron sus
recuerdos. Pero Rick no parecía haber cambiado de opinión. Por la mañana,cuando comprobó su correo antes de partir hacia Turangawaewae, encontródebajodeunlargo,entusiastayaprobatoriomaildeSöderunaescuetanotadeRick:«¡Vuelveacasa!»
5
Turangawaewae, que significaba «lugar donde vivir», resultó unimpresionante complejo de edificios, idílicamente situado en la orilla delWaikato, sorprendentemente, en medio de una colonia pakeha. Una cercarodeabaelmarae.ElviajedeStephanieconcluyódelantedeunapuertaconunvoladizo a dos aguas, pintada de un rojo chillón y adornada con tallastradicionales. Unos enormes tiki rojos velaban por él, pero no causaban unaimpresión hostil. Al contrario, no vio en los guardianes divinos ningunaamenaza, sino más bien un comité de recepción. Sacó entonces su móvil.Stevenson lehabíadadoel númerode contactoy, en efecto, enseguida seoyóunavoz femeninahablandoenmaorí.Stephaniesoloentendiókiaora, buenosdías,pero lamujercambióal ingléscuandosepercatódequeestabahablandoconunapakeha.—¡Ah, sí, miss Martens! —dijo complacida—. Me alegro de que haya
llegado.Weru la estáesperando.Enseguida saldrá, aunque tardaráunpoco.Elcomplejoesextenso.Mientrasesperaba,Stephaniedescubrióuncartelqueexplicabaelsignificado
delnombredelmarae:
Turangawaewaeesunlugarconelqueestamosunidos.Nosdafuerza,orgulloyvalor.Sabemosadóndepertenecemos
Podríallamarsesimplemente«hogar»,pensóStephanie.Yahacíatiempoquesehabíadadocuentadeque la filosofíade losmaoríeseraespecial.Sus ideassiempre se estructuraban de forma enrevesada y posiblemente nadie que nohubieracrecidoensuculturapodíacomprenderlasdeltodo.ExceptuandotalvezHelmaMartens.Sintióunpocodepenaalpensarensumadre.EllahabíasidofelizenNueva
Zelanda y se había visto desterrada de su paraíso personal en amargascondiciones. ¿Sería demasiado atrevido esperar que la búsqueda de Marama,SimonyMiritalvezleabrieradenuevoelcaminoderegreso?
Pasadosdiezminutos largos, lapuertadelmarae se abriódesdedentro.Eraimpactanteverdesplazarselahojadelapuerta,ytambiénloeraelhombrequeapareciódetrás.WeruManiapoto tenía el cabello negro y era alto, musculoso, de brazos y
piernaslargos,notanachaparradocomolamayoríadeloshombresdesupueblo.Stephaniesepreguntósirealmenteestabaanteunmaorídepuracepa.Debíadeser así, si pertenecía a una antigua dinastía maorí. Había leído que ahí losmatrimoniosarregladoserantanhabitualescomoenlanoblezaeuropea.Seguroquenuncahabríancasadoalhijodeun jefe tribalconunapakeha.Aunasí, laconstitución física deWeru y su tez clara insinuaban algo distinto. Lo que síestabaclaroeraqueesehombredescendíadegeneracionesdeguerreros.Mientrasseaproximabaaellasemovíaconlaflexibilidaddeunbailarín...¿o
deundepredador?Seregañóporpensardeesemodosuperficialyestereotipado.¿Quédepredadorpodíaesconderseenunarchiverodemásdecuarentaaños?Elaspecto deWeruManiapoto era indiscutiblemente exótico. Llevaba un par de
mechonestrenzadoscomorastas,yelrestodelcabellorecogidoenunmoñoenlanuca,unaversiónligeradelmoñodeguerratradicional.Lafrenteylazonadelanarizylabocadesuovalyexpresivorostromostrabanadornosdeltradicionaltatuajemaorí,conocidocomomoko.Stephaniesabíaquemuchosmiembrosdelmovimiento maorí llevaban los tatuajes como una especie de reafirmaciónpolítica. Weru tenía unos grandes ojos castaños, nariz prominente, labioscarnososy,comodescubriócuandoéllesonrió,unosdientesblanquísimos.—¿MissMartens?Encantadodeconocerla.—Suvozteníaunsonidooscuro,
llenoysuave,debarítono—.Creoquetenemosinteresescomunes.¿EstáustedbuscandoeldiariodeMaramaClavell?Y acto seguido la saludó conun firme apretón demanos.Algo sorprendida
porlafaltadeformalismos,StephanierespondióalsaludoyenseguidanotóqueWeruManiapototeníamanosfuertesycallosas,algoimpropiodeunburócrata.—Buscosobretodorespuestasenrelaciónauncrimenquenoseresolviódel
todo—explicó,ypasóadescribirsutrabajoylaseriedereportajesqueestabaescribiendo—.Eldiarioencuestióndebedehaberdesempeñadounafuncióndenopocaimportancia.WeruManiapotosetensóligeramentecuandoellamencionóaMatthews.En
surostroaparecióunaexpresióndealerta;posiblementeestabaal tantodequeStevenson insinuabaqueélguardabaescondidoeldiario.CuandoStephanie lecontódequémodosupadreyellaestabaninvolucradosenelcaso,Maniapotojugueteóimpacienteconlascarpetasquellevababajoelbrazo.—¿Y qué espera demí?—preguntó, de repente distante, lo que sorprendió
bastanteaStephanie,dadalaentusiastaconversacióndelprincipio.Ahoraparecíaexaminarlacasicondespecho,aunqueellaignorabaelmotivo.
Almirarseantesdesalirenelespejosuaspectolehabíaparecidosatisfactorio.Llevabavaqueros,sandaliasyunablusablancabajounblazerazul.Elconjuntodebíadarimpresióndeseriedad,perotambiénpermitirlesubirporlasescalerasde una biblioteca polvorienta, llegado el caso. ¿Acaso se esperaba ahí que lasmujeresllevasenfalda?
Seencogiódehombros.—Bueno—respondió—,eldecanoStevensonpensabaqueustedseacordaría
deeseasuntoyaqueporentoncesayudóaHelmaMartens.Alomejortieneideadequéfuedeldiario.—Enciertamedidaesehombrelaponíanerviosa,asíquedecidió ir directa al grano—. ¿A qué se refiere con que tenemos «interesescomunes»?—¿Afirmaustedqueestabaenel lugardelcrimen?—replicóManiapoto—.
¡Entoncestendríaqueserustedquiensupieradóndeestáeldiario,noyo!¿Cómoseleocurrequeyotengaalgoqueverconesto?Stephaniemiróalrededor.—Tieneaquíunarchivo.Ustedcoleccionamanuscritosyyobuscouno.¿No
es razón suficiente para que pase por aquí?Y en cuanto ami presencia en elescenario del crimen... —Le contó su trastorno de memoria y Maniapoto laescuchó—.Encualquiercaso,eltextonoestánienAucklandnienWellingtonnienChristchurchy,porloquesededucedesureacción,tampocoestáaquí—concluyó—.Yahora,unavezmás,¿cuáleseranesosinteresesqueteníamosencomún?Elmaorípareciórelajarse.Suexpresiónsevolviómásafable.—Yotambiénvoyenbuscadeesemanuscrito.Comocientífico,perotambién,
enciertomodo...pormotivospersonales.MaramaClavelleramibisabuela.Yome llamo Weru Maniapoto, por mis antepasados por el lado paterno. Meconsideromaorí,perominombrepakehaesClavell,WeruClavell.Stephanieparpadeó.¿OtrodescendientedeMarama?—Había pensado que los Wahia eran los únicos descendientes de Marian
Clavell—repuso,sorprendida.Werunegóconungesto.—No.LafamiliadeMiripertenecíaalosdescendientesdeMaramaWahia.El
únicohijodeMarianyLeonardClavellfuemiabueloAdam.—EntoncesMarama se casó dos veces—concluyó Stephanie—. Y yo que
pensaba que había sido feliz con Leonard. Se fueron a Parihaka, ¿no? A esepueblodelapaz...—Porloquesabemosdesuhistoria,asífue—confirmóWeru—.¿Quiereun
café?Nosigamoshablandoaquí,delantedelapuertadeentrada.Stephanieasintió.Esoencajabaconsupropósitodegrabarlaconversación.Al
menosparecíaacercarsemásalahistoriadeMarama.SiguióaWerualinteriordelmarae,uncomplejodeedificioslaboriosamenteconcebidoqueincorporabaviviendas y otros edificios representativos. Todos estaban adornados con lastradicionales tallas maoríes; dioses y espíritus haciendo muecas miraban alvisitante.Enlassuperficiesdecéspedhabíaesculturasenmemoriadeloscaídosencombateydepersonajesfamosos.Elmaorílacondujoalacasaconcubiertaadosaguasyadornadacontallas
que acogía el archivo y un par de salas de la administración. Su despacho nopresentaba nada inusual, aparte de que una pared estaba decorada con armasceremoniales. Unmere, una maza de jade pounamu, colgaba allí junto a untaiaha, una especie de lanza de madera dura. Los dos estaban provistos deprimorosasentalladuras,loquepermitíadeducirsucarácterrepresentativo.Enlaguerra se empleaban armas con menos elementos artísticos, como ya habíaaveriguadoStephanieensusinvestigaciones.Tambiénteníaunvalorpuramenteceremonialelhachadeguerraqueocupabaunlugarespecialenlapared,untokipoutangatadejade,queexhibíanlosgrandesjefestribalesenlascelebraciones.Se preguntó si su interlocutor habría heredado las armas de su famosoantepasado. Deslizó la mirada por las estanterías de libros, un escritoriorebosante de folletos y carpetas y unamesita con dos sillas.Weru la invitó asentarse.Enunaestanteríahabíaunacafetera.Éllallenódecaféylaencendió.—¿Significaestoqueustedtambiéntienesololosfragmentosdeldiarioque
Matthewspermitióleeralauniversidad?—Stephanieabordóeltemacuandoelcaféyaestabahaciéndoseyelhombrecolocabadosvasossobrelamesa—.EldecanoStevensonsospechabaqueelmanuscritooriginaltalvezestuvieraensupoder.
Werunegóconlacabezaehizounamueca.—Ese viejales siempre desconfía demí—observó con ironía—.Dirige los
EstudiosMaoríes,peroenrealidadmenospreciaamipueblo.Stephanieobservóquelarabiasereflejabaensusojos.Stevensonnoandaba
desencaminado. El archivista era un hombre impulsivo. Sus humores sealternaban a la velocidad de un rayo, y, por lo visto, no podía o no queríaocultarlo.—En1988trabajéparasumadre—explicó,denuevoconserenidad—.Tenía
veinte años y era alumno de Estudios Maoríes, en el primer semestre. Laayudaba en las excavaciones. Oí hablar de los Wahia y del diario. Mesorprendió. Tampoco yo sabía que había más descendientes de Marama. Sumadremedejó leer fragmentos.Todavíahoyconservocopias.Sinoconoceeltexto...Stephaniehizoungestoderechazo.—ElprofesorStevensonyamehadadocopias—explicó—.Seríainteresante
conocerlacontinuación.Weruasintió.—Eso mismo es lo que me interesa a mí también. Podría... enmendar la
imagenquemifamilia tieneodebede tenerdeMarama.Mipadresiemprehadudado de la versión de los Clavell. Con razón, por lo visto. Ya en losfragmentossesugierequeellanoseseparódesuhijoporpropiavoluntad.—Delostextosquetengonosedesprendequeestuvieraencinta,ymenosque
abandonaraasuhijo.Weruseencogiódehombros.—Puedecreerme:teníaunhijocuandocayóParihaka...
Los primeros meses en Parihaka fueron como un sueño hecho realidad.Vivíamos como en un cuento en el que todo era música y danza, alegría yesperanza.TeWhitipredicabaunnuevomundo¡ynosotrosformábamospartedeél!Cadamesacudíanjóvenesalpobladoparaexperimentarjuntoanosotrosquelapazeraposible.Trabajábamos muy duro. Había que cultivar los campos que rodeaban
Parihaka,desdelasalidahastalapuestadelsol,Leonardibaalossembradosoalosestablos.Avecespensabaqueseimplicabademasiado,peroélopinabaquedebíademostrarsuvalía.Parihakanoera,obviamente,elparaíso.InclusobajolasuaveautoridaddeTe
Whitiexistíalaenvidiaylarivalidad.HabíapersonasquenoestabandeacuerdoconladecisiónquehabíatomadoelProfetadeinvolucraraunpakehadeformacontinuadaenlavidadelacomunidad.Habíaademásquienesdesaprobabanqueesteconvivieraconunamaorí, encima,hijadeun jefe tribal.HabíavocesqueexigíanaTeWhitiquemecasaraconundescendientedeunagranfamiliamaoríenlugardefavorecermienlaceconLeonard.Deesemodo,segarantizaríaparasiemprelapazentredostribusquehabíansidorivaleshastaentonces.Yosolíacontestar que era un deber todavíamayor ymás importante establecer la pazentre maoríes y pakeha, lo que provocaba hilaridad, pues a fin de cuentasLeonardno erahijodeun reyynuestra uniónhabíadesunido a su familia en
lugar de contribuir a la paz. Ignoro lo que opinaba el Profeta al respecto; esprobablequenointervinieseenesasdiscusionesporintrascendentes.Encualquiercaso,Leonardponíatodoloquepodíadesuparteparaserútilen
Parihaka y convertirse en uno de los nuestros. Trabajaba en los campos decultivocomocualquierotroyademáscontribuíaconsuspropiashabilidades.Yaquehabíasidooficial,entendíamuchodecaballos,algoqueenelpueblomaorímuypocossabían.Asíqueloshombresquehastaentoncessehabíanencargadode los animales le cedían de buen grado la responsabilidad y aceptabancomplacidossussugerencias.NotardóendesarrollarunaestrechaamistadconunjovenllamadoTuongaWahia,quienhastaentonceshabíasidoelencargadodesupervisarlosestablosynolegustabanadacuidardelosvaliososanimales.Al igual que Hakeke, Tuonga había crecido más o menos entre pakeha. Sumadrehabíamuertoprematuramenteysupadresehabíaenemistadoconlatribu.Así que se habíamudado a la Isla Sur con su hijo y trabajado de cazador defocasydeballenas.Noteníagranaprecioporeltrabajo,perosíporelwhisky,yparaobtenerlocualquiermedioleparecíabueno.Asíquecontaldeganarunpardepeniquesmáshabíaofrecidoasuhijoparaqueelpequeñotrabajaseenpubsoentareasauxiliaresenlapescadelaballena.Tuonganohablabamuchodeello,peroesasexperienciasdebíandehaberle
resultadoinfernalesenocasiones.Elcríohabíasidoentregadoasuspatronosenunatotalindefensiónytodavíaselepodíanverenlaespaldalascicatricesdeloslatigazosquelehabíanpropinado.Peseatodo,noodiabaalospakeha.Estabaconvencidodequeentrelosmaoríes,aligualqueentreloscolonos,habíagentebuenaymala,ysusúltimasvivenciaslohabíanreafirmadoenesaconvicción.Elmuchachohabíaescapadodesupadreydesuformadevidaalaedaddecatorceañosyhabíaencontradoasiloenlatribungaitahu,queconvivíanpacíficamenteconsusvecinosblancos.Habríapodidoquedarseavivirallí,perooyóhablardeParihakaysehabíadesplazadoalaIslaNortellevadoporlacuriosidad.Ahora aprovechaba todas las oportunidades que el pueblo de Te Whiti le
ofrecíapara aprender.Se sentaba a lospiesdelProfetayde losnarradoresde
historias y escuchaba las leyendas y mitos de los suyos y, todavía con másfrecuencia, nosvisitaba aLeonardy amí ennuestra casita, donde aprendía lalenguaylaescriturapakeha.AlllegaraParihakaapenassabíaleer.Meacordabademiinfanciacuandoveía,pocodespuésdenuestrallegada,conquépacienciaLeonard explicaba las letras a su nuevo amigo y lo orgulloso que se sintiócuandoesteleyóycomprendiósuprimerartículodelLytteltonTimes.Amíme gustaba que viniera a visitarnos. Era unmuchacho cariñoso,muy
alto,fuerteydecararedonda.Cuandoparticipabaenlasdanzasdelosguerrerosy golpeaba el suelo con sus fuertes piernas o contraía el rostro en lastradicionales muecas, casi daba miedo. Pero eso se olvidaba de inmediato almirarsusojos.Teníalosojosdulcesyafectuosos,unreflejodesuafablealma.Losanimalesquecuidabaparecíansentirlo.TuongaaprendiómuyrápidoatratarconloscaballosyLeonardacabóconsiguiéndoleenNewPlymouthunpuestodeaprendiz de herrador. Ese contacto surgió del segundo campo de actividad deLeonardenParihaka,unaposiciónenlaquefuemáscriticadoqueensutrabajoenlascuadras.A este respecto hay que señalar que Parihaka no era completamente
autárquica. Aunque producíamos casi todo lo que necesitábamos paraabastecernos,carecíamos,porejemplo,de talleresdeconfección,apartede lostradicionalestelaresdelasancianas.Lamayoríavestíamosalestilopakehaylastelas procedían de New Plymouth. También obteníamos de los pakeha losartículos domésticos, las mantas y las máquinas agrícolas. Unos emisariosviajaban regularmente a la ciudadpara trocarnuestrosproductos agrícolasporlos objetos que necesitábamos. La primera vez que Leonard viajó con ellos,nuestros enviados se percataron atónitos de que los comerciantes trataban alblancoconmáscordialidadyleofrecíanmejorescondiciones.Te Whiti aprovechó la oportunidad para pronunciar un sermón sobre lo
importantequeera laequidadparaobtener lapazysobrequenuncasepodríaalcanzar una convivencia pacífica con lospakehamientrasno seprodujerauntratoequitativo.Apelóconelocuenciaalcorazóndeloshabitantesdelaciudad,
pidióa lospakehacomprensióny rezóporsusalmas.Tohu,queerade índolemáspragmática,rezócontodos,perodeterminóqueLeonardseencargaradelascompras principales. Eso produjo cierto malestar entre los jóvenes, quienesopinabanque,segúnlasnormasdeParihaka,esonoeradesucompetencia.Afinde cuentas, la comunidad ponía mucho interés en demostrar lo bien que elpueblomaorípodíaautogestionarsusasuntos.Leonardoscilabaentreelorgulloylavergüenza.SealegrabadelamuestradeconfianzadeTohuyseavergonzabadel desdén conque sus compatriotas se comportaban connuestros amigos.Suactuaciónfuecoherenteconello.Nosecongraciabaconloscomerciantes,sinoquesecuidabadequesuscompañerosmaoríesnofuerantratadoscondesprecio.Como él también era muy sensible a las insinuaciones e indirectas, algunoscomerciantesdeNewPlymouthno tardaronen sufrir elboicotdeParihaka, loque tuvo como consecuencia unas notables pérdidas comerciales.Así pues, elcomportamientohacialosmaoríesmejorópocodespués,loqueunosatribuyeronalefectoquehabíanobradolaspalabrasdeTeWhitiyotrosalcomportamientohábildeLeonardalelegirasussocioscomerciales.Conelloyconsuconductasiempreamableycomplaciente reafirmósuposiciónenParihaka.Unosmesesmástardenadiehacíacomentariossobreelpakehaquevivíaentrenosotros.
Yomismanoteníaningúntipodeobstáculosparadisfrutardereconocimientoen Parihaka. Todos los maoríes eran recibidos allí con los brazos abiertos.Construí un huerto alrededor de nuestra casita a lamanera demi pueblo y locultivéconcienzudamente.FueenParihakadondeaprendíloquesignificacuidardeunhuerto.LosesfuerzosquemissHillySassihabíaninvertidoenlosjardinesdeAucklandselimitabanacolaborarsinmuchoentusiasmoenelcuidadodelosrosales. Pero a mí siempre me habían gustado mucho, así que me gané lasingenuasbromasdemisamigascuandolepedíaLeonardquemetrajeradeNewPlymouthunpardeplantones.Losplantéalrededordelacasaalternándolosconarbustosderata.TeWhitisonriócuandoviolasrosasyenelsiguienteencuentro
hablódeque,conamorylavoluntaddeestablecerlapaz,eraposiblelograrquearraigaseenunnuevopaísunaplantasintenerquearrancarparaellolasotras.Disfrutabaconfrecuenciadelacompañíadeotraschicasmaoríesdemiedad;
graciasaellasyalasancianasasimilémuchosconocimientossobremipueblo.Estaba obsesionada con aprender a cocinar y tejer como nuestras madres yabuelas;aunquedudabadequeAhumaihubierasabidohacerlo.Paraseguir suejemplo,másbien tendríaquehabermeejercitadoenelmanejode lamazadeguerra,peronoseloconfeséamisnuevasamigas.EnParihakaestabaprohibidoelmanejodearmas,salvoenlastradicionalesdanzasdelosguerreros.Nuestrosjóvenesmanejabanpicosypalasenlugardelanzasyhachuelas.Hayunabonitafotodeunosbailarinesconlaindumentariatradicionaldeunhaka, ladanzadeguerra,queenarbolanlanzasypalas.En Parihaka bailábamos muy a menudo, por pura alegría de vivir, pero
también para prepararnos para el pacífico encuentro mensual. Para esasocasiones, dábamos la bienvenida a nuestros visitantes con el tradicionalpowhiri,unritualqueforjabaelvínculoentreunatribuysushuéspedes.Elbaileformabapartedelaceremonia,ycomoyoerabonitayenseguidameaprendíalos pasos, no tardé en ocupar un puesto de primera línea entre las jóvenesbailarinas. Peromis actividades principales eran las de profesora e intérprete.TrabajabaenelcentrodeencuentrosyrealizabalasvisitasguiadasdelospakehacomohabíahechoHakekeelprimerdíaconnosotros.Además,enseñabainglés.TeWhitiponíamuchointerésenquelosniñosdeParihakaaprendieranlasdoslenguas.
Cuando Leonard y yo llegamos a Parihaka, Te Whiti se encontraba en lacumbre de su fama.Habíamiles de personas de todas las partes del país queacudíanapie,acaballooencarrodebueyesaescucharsussermones.Nosotrosapenassiéramoscapacesdedarabastoatantaconcurrencia.Lamayoríadeelloseranmaoríes, pero también lospakeha eran bien recibidos, ymuchos de ellos
estabanigualdeentusiasmadosconlafilosofíadeTeWhiti.Losperiódicoserantodoelogios,seleensalzabacomopionerodelapaz,comounhombresingularydigno de aprecio, cuya influencia en el pueblo maorí nunca podría sersuficientementevalorada.Pero eso cambió cuando Te Whiti comenzó a predicar sobre la venta de
tierras.Puespormuyimportantequefueraparaél lapazentre lospueblos,noestaba de acuerdo con ceder a los inmigrantes blancosmás tierras de nuestropueblo. Se opuso con vehemencia a la fundación demás colonias pakeha enTaranakiyesperóquesuopiniónseimpusiera,pueslatierrajuntoalmonte,enla cual se había construido Parihaka, pertenecía a losmaoríes. Pero yo estabapreocupada,puesTeWhitiysushombrestodavíateníanqueaprenderloqueyoya sabía de mi vida con los Clavell: ya se tratara de todo un pueblo o deindividuos, no había gran diferencia. Para los pakeha, losmaoríes no éramosmás que marionetas con las que ellos jugaban. Unas veces les resultábamosprovechosos,otrasmolestos,enunasocasioneséramosbienrecibidosyenotras,unengorro.Peronuncanos tomabanen serioy siemprenos tratabansegúnsupropiointerés.
—ElsermóndeTeWhitihavueltoatratardelacompradetierras—mequejéunatardecuandoestabasentadaconmisamigasjuntoalahoguera.LeonardyyollevábamosmásdeunañoviviendoenParihakay,porsupuesto,
presenciábamosregularmenteelencuentromensual.Alprincipio,laspalabrasdeTeWhitisiempremehabíanconmovido,peroenlosúltimostiemposempezabanaaburrirme.Yanosetratabadelarelacióngeneralentrepakehaymaorí,delapazydeunaconvivenciasinconflictos.ElProfetahablabacasiexclusivamentedetierrasyyomesorprendíaamímismaesperandoconmásalegríalasdanzasdel comienzoy la fiesta final conmis amigos que el sermón.También en esaocasiónmealegrédequeTeWhitiporfinhubieseconcluido.Me estreché contra Leonard y comimos los restos del banquete con que
habíamosagasajadoantesalosinvitados.Enlosdíasqueprecedíanalareunión,casitodaslasmujeresmayoresomásjóvenesestabanocupadasenlacocinaoelhornoynosotras, las intérpretes, también teníamos trabajoadicionalduranteelencuentro; ese día yo había traducido el sermón a unos periodistas deWellington,Hakekeyotroslugares.Entretanto,Leonardsehabíaocupadodedarcobijoa todos loscaballosybueyesconquehabían llegado lasvisitas.Ahoraestábamos todos por fin libres de ocupaciones, bastante cansados ycompartíamos una botella de whisky. (TeWhiti no era ningún fanático de laabstinencia,alcontrarioqueotrosprofetas.)Sibiennosepodíavenderalcoholen Parihaka, cuando alguien lo traía nadie ponía objeciones, por lo que nadieteníanada en contradequebebiésemos.Mientrasno se tratarade laventadetierras,TeWhititendíaasermoderadoensusopiniones.—Noentiendoporquéhablasiempredelomismo—proseguí—.Encuantoal
reparto de tierras, en Taranaki ya está todo arreglado. En Waikato, por elcontrario, siguen las expropiaciones basándose en la Settlements Act.¡Tratándosedecolonos,máslevaldríaaTeWhitienfadarseporeso!Leonardmeatrajoconcariñohaciaélymoviólacabezanegativamente.—Aquínoestátodoarreglado—mecontradijo—.Túnoteenterasporquevas
pocasvecesa laciudad.PeroenNewPlymouthcorrenrumoresdequeprontovolveránavenir colonosaTaranakiyque semensuraráel terreno.Los reciénllegados a Auckland y Wellington no tienen tanto miedo de los salvajesguerreroshauhau.Mesobresalté.Nohabíacontadoconeso.—¿Quieren volver a quitarles sus tierras a las tribus?—pregunté—. ¿Crees
queestallaráunaguerra?La primera guerra deTaranaki se había desencadenado en 1857 después de
que dos jefes tribales maoríes no se hubieran puesto de acuerdo acerca de sivenderonotierrasalaCoronainglesa.Elgobernadorhabíatomadopartidoporaquelqueestabadispuestoavender,lehabíadadounanticipoyhabíaempezadoa ocupar la tierra. El otro ariki, Wiremu Kingi Te Rangitake, que estaba
subordinadoalatribudelosteatiawa,nolohabíatoleradoydeesemodosehabían iniciado las hostilidades.Losmaoríes perdieron y a la postre los te atiawafueronlasprimerasvíctimasdelaNewZealandSettlementsActaprobadaen1863.EstapermitíaalgobernadorconfiscartodaslastierrasdelastribusqueenalgúnmomentosehubiesenrebeladocontralaCoronainglesa.Sinembargo,noseprodujolaesperadaymasivaafluenciadenuevoscolonos
queesperabaelgobernador.Mientrasqueantesde laguerrahabíahabidograninterés por la región de Taranaki, la gente ahora llegaba vacilante hasta allí.TodaslastierrasconfiscadasaloestedeNewPlymouthsequedaronsinexplotary,pocoapoco, losmaoríeslasfueronrecuperando.FuedeesemodocomoTeWhiti,hijodelosteatiawa,consiguiólosterrenosdondeseconstruyóParihaka.Segúnelderechomaorí, las tierraserandequienes sacabanprovechodeellas.Nosotros sacábamos provecho. Las reivindicaciones de TeWhiti parecían noadmitirréplica.Soloyo sabía loquecabía esperarde lospakeha. Podíanpasar años siendo
condescendientes con nosotros, pero, en cuanto sus intereses cambiaban, elvientosoplabaenotradirección.—¡Quéva!—respondióHakeke,despreocupada,ysesirvióotrotrozodepan
ácimo con carne y boniatos del hangi—.Ya no haymás levantamientos. ¡Laguerrahacetiempoqueterminó!—AhoraseestácuestionandositodavíapuedeaplicarselaSettlementsAct—
señaló Leonard—. En New Plymouth se está discutiendo acaloradamente alrespecto,aunqueelprimerministronoparecetenerlaintencióndeexpropiarlastierras.Recuerdamuybienelmalestarquehubolaúltimavezquelohizo.Greyproponecomprarlastierrasalosjefesyalgunosnoveninconvenienteenello.Solo TeWhiti predica en contra. Para el gobierno es como una piedra en elzapato.—Tantosiéllopredicacomosino,lospakehasequedaránconlastierras—
intervine, provocando la indignación general—. Si las tribus no venden, lastomaránporlafuerza.
Yo lo tenía claro,peroLeonardoymis amigos lonegabancategóricamente.Estaban convencidos de que los sermones de Te Whiti detendrían cualquiertentativa en ese sentido y aludían a sus inteligentes argumentos contra unaconfiscación,asícomoalaexistenciadelacomunidaddeParihaka.¡Unpueblocomoese!¡Unmovimientocomoelnuestro!¡Losencuentros, lossermones, larenunciaabsolutaalaviolencia!Todoesodebíaconvenceracualquieradequelosmaoríesnoéramossalvajesprimitivosdelosqueunosedesprendíacuandoleconvenía.Yocallaba,peronoestabaconvencidadeello.Apartirdeesedíavolvíatenermiedo,ysedemostraríajustificado.Mientras
nosotros cantábamos, bailábamos y vivíamos nuestro sueño, el gobernador, elprimerministroysutesoreroJohnBallanceurdíanunosfunestosplanes.
Todoempezóconlamensuradelastierrasquelosmaoríesnoexplotaban.Alprincipio solo se cartografió el terreno, no se vendió. De todos modos, JohnBallance empezó a hacer propaganda para ofrecérsela a los colonos sin haberconsultadoprimeroalosmaoríes.Lojustificóalegandoque,afindecuentas,latierra ya se había confiscado en una ocasión, así que seguía perteneciendolegítimamente a la Corona. Esperaba obtener unos ingresos para el Estado demediomillóndelibrascomomínimodelaventaaloscolonos.Comoeradeesperar,TeWhitisemanifestóclaramenteencontra.—¡Tienerazón!—exclamóconvehemenciaHakekejuntoalfuegodespuésde
queellíderhubierapronunciadootroardientediscurso—.¡Esinadmisiblequelatierra se expropie, se devuelva y de nuevo se expropie según el humor de unministro!Misamigoscoincidíanconella.Yo,porelcontrario,callaba.Loscambiosde
humor de lospakeha no me eran desconocidos. Y una ley bien pronto podíadictarserespondiendoalhumordequienostentabaelpoder.
En efecto, en los meses siguientes, los agrimensores de los pakeha fueronacercándose lentamente a las tierras de cultivo de las tribus. Entraban en loshuertos sin pedir permiso y pisoteaban los sembrados. Te Whiti se vioconfrontado con ello cuando se apropiaron de la tierra de Te Titokowaru, unviejoluchadoryvalienteguerrero.HabíaabandonadolasarmasapeticióndeTeWhitiysehabíadeclaradopartidariodelapaz.Porcasualidad,yohabíahechode intérprete del Profeta cuando Te Titokowaru había venido a Parihaka parapedirleconsejo.TeWhitihablabaprecisamenteconunperiodistadeWellington,ysiemprenosllamabaaHakekeoamí,yaquepodíamosverterperfectamentealingléssufloridaproclama,enlaqueabundabanejemplosycomparaciones.—¿Quédebohacer?—preguntóelancianojefeguerrero,despuésdequeTe
Whiti hubiese despedido al periodista, al tiempo que se erguía amenazadordelantedelProfeta,muchomásmenudoydelgado—.Trazanunalíneadirectaatravésdemitierra.Unapartelaexpropian,laotracontinúasiendopropiedaddelatribucomoterrenorestante...losdiosessabránquéquerrádeciresto.¿Deboonodebopelear?TeWhitiinspiróyexhalóelaireconcalmaantesdecontestar:—Silosechasdetustierras,volveránconsoldados.—Tengounarma—advirtióTeTitokowaru.ElProfetanegóconlacabeza.—Ya se ha derramado demasiada sangre por esta tierra—observó—. No
vamosaderramarmás.Noennombredelosantiguosdioses.Queremoslapaz,TeTitokowaru.Hablaréconlospakeha.TeTitokowarurugió.—Ennombredelosantiguosdiosesalmenosmoríamosenlabatalla—dijo
furioso—.¡Elnuevodiosprefierequemuramosdehambreentiemposdepaz!
Taranakieraunhervidero,TeWhititeníaquenegociar.Comosiempre,primero intentó llegar aunaespeciedeacuerdo.Envióaun
par de jóvenes a la región al sur del monte Taranaki para que cercaran a losagrimensoresy lespidierandebuenasmanerasqueconcluyeran su tarea.Paradarmás peso a la petición, los fuertes e intimidadores jóvenes recogieron losinstrumentosdemedirydemásutensilios,losmetieronencarrosylosllevaronalotroladodelríoWaingongoro.Alosagrimensoresnolesquedóotroremedioqueseguirlos.JohnSheehan,elministrodeAsuntosIndígenas,reaccionócomosiTeWhiti
le hubiese declarado la guerra. En la colonia pakeha los sentimientos seinvirtieron. Mientras que poco antes Te Whiti había sido elogiado como unhombre partidario de la paz, ahora se había convertido en un engorro. Losperiódicosloacosaban,elgobiernoseacordódequehabíapeleadoenlaguerrade Taranaki. Se le echaba en cara que entonces había comunicado que haríadesapareceratodoslospakehadesupaíscon«unacomilona».—EsefueTeUaHaumene—señalóLeonard,moviendolacabezatrasleerel
periódico.—Pondránatodoslosprofetasenelmismosacosilesinteresa,yademásse
inventaránunascuantasmentiras—advertíyo,fatalista—.¿QuéharemossinosquitanParihaka?—Enelúltimoañomipreocupaciónhabíaidoenaumento.Leonardmerodeóconunbrazo,sosegador.—Todavía falta mucho, Mari —intentó tranquilizarme—. Escuchemos
primeroquétienequedecirTeWhiti.Estádeliberandoconotrosjefesenestosmomentos, luego se ha convocadouna asamblea.Hablará con los hombres deParihaka...—¿Conloshombres?—preguntéfrunciendoelceño.Eraalgoinusualynada
quepudieratranquilizarme.Sieldiscursosedirigíasoloaloshombres,seguroque se hablaría de guerra. Leonard asintió, visiblemente orgulloso de que elProfetatambiénlohubieseinvitadoaél.Enlasúltimassemanashabíasentidoelrecelo tanto de los maoríes de Parihaka como de los comerciantes de NewPlymouth—.¿Pelearemos?—preguntéalarmada—.DeberíamospensarenirnosdeParihaka.Noquieroquemishijoscrezcanen tiemposdeguerra.Nodeben
aprenderasentirmiedoantesdeconocerelamor.—UnpardeamigasmíasdeParihaka habían dado a luz y, desde hacía un tiempo, también yo deseabaquedarmeembarazada.Noobstante,todavíanoestabaencintaymepreguntabaprecisamentesiesonoseríatalvezunasuerte.Mientrasfuésemossolodos,seríamásfácilabandonarParihakayvolveraempezarenotrolugar.Leonardmebesóymeacariciólamanoantesdemarcharse.—Seguro que ni hoy ni mañana estallará la guerra —me tranquilizó—.
ConfiemosenelProfeta.Siempreestaremosatiempodeirnos.Mequedémirandocómocruzabaelsenderoquellevabadesdenuestracasaa
unadelaspuertasdelacercaquerodeabaParihakaeintentévencerlaangustiayeldesamparoqueexperimentaba.SeguroqueLeonardteníarazóncuandodecíaquemistemoreseranexagerados,peroyohabíavividolaúltimaguerrasiendouna niña indefensa, mientras que él siempre había estado del lado de unvencedor muy superior. Por supuesto, él no tenía miedo. Todavía no habíaentendidoqueestavezestabadelladodelosmásdébiles.Cuando regresó un par de horas más tarde, el pánico casi había vuelto a
apoderarsedemí.Sentíunligeroaliviocuandoviquereía.—Nohayguerra,Mari—anunciócomplacido—.Almenos,noconespadas.
¡TeWhitioptaporlosarados!—¿Quéquieresdecir?—pregunté.Leonardnoquería explicarmenadamás.Me indicóque fueramañanaa los
camposdecultivoyyomismavieraloqueselehabíaocurridoalProfeta.—Yluegomecuentasloquehasvisto—añadió—.Porqueyonoestaréallí.
Voyatrabajarenlascuadrasytendrémuchoquehacer.Estátodopreparadoparaelinvierno.Siahoratenemosquevolveraponertodaslasmáquinasenmarcha...
A la mañana siguiente, hice algunas tareas en casa mientras Leonard semarchaba al amanecer rumbo a los establos.Más tardeme uní a las curiosasmujeres y niñas que seguían una yunta de bueyes camino de los campos. La
conducíaunjovenysatisfechoguerreroteatiawaque,paramisorpresa,tirabadeunarado.Ahora,yaentradoelotoño,eraunaimageninusitada.YesenoeraelúnicoypesadotiroqueLeonardylosdemáshabíanpuestoenmovimientoesamañana.LosalrededoresdeParihakarebosabandetrabajadoresdelcampoconsusanimales.—¡Estánarando las tierrasdealrededor!—exclamónerviosaunamuchacha
—. El Profeta así lo ha pedido. ¡Están arando los campos de los granjerospakeha!Enefecto,notardamosenverlosprimerostirosdecaballosybueyescavando
profundossurcosporlospastosquelosagrimensoreshabíanmensuradoparaloscolonos blancos y que, en parte, ya estaban siendo cultivados. Unos furiosospakehacorríandeunladoalotroalbordedesuscampos,agitabansusfusileseimpedían el paso a los labradores. Eramucho lo que se estaban jugando: lasllanurasdeNuevaZelandaofrecíantussokenabundancia,eraellugaridealparacriar animales de pasto. Sin embargo, una vez que se había arado la capa dehierba, los pastizales no volvían a crecer. Los granjeros tenían que volver aplantarelpastoolimitarseaotrasformasdeexplotarlatierra.Perolaagriculturanoeratanrentablecomolacríadeovejas.Losjóvenesmaoríesqueconducíanlosaradosnosedejabanintimidarporlas
protestasdeloscolonos.Además,granpartedeldañoyaestabahechoantesdequelospakehasehubierandadocuenta.—¿Qué diablos están haciendo aquí? —gritaba un granjero blanco a un
labradorcuandolasotrasmujeresyyonosreunimosconloscuriososquehabíaalbordedeunadelasgranjas.Salvoporelfuribundohombre,elcampopresentabaunaimagenpacífica.Un
pesadoaradoenlaniebladelamañana,uncaballoexhalandovahoyungrupode personas que observaban tranquilamente y guardando distancia lo quesucedía.—Estamoscultivandonuestratierra,señor—respondióamablementeeljoven
maoríalgranjero.Paraestaprimeraoperación,TeWhitihabíaseleccionadoex
profeso hombres que hablaban el inglés con fluidez. Más adelante mecorresponderíaamíayotrosintérpretesacompañaraloslabradoresyhablarensunombre—.Elgobernadorpareceserdelaopinióndequesomosincapacesdehacernadayahoraqueremosdemostrarlequeseequivoca.NecesitamosmuchatierraalrededordeParihaka.Paracultivaralimentosparatodalagentequevieneabuscarrefugioconnosotrosporqueloshanechadodesuspoblados.—¡Yo también voy a echaros inmediatamente! —vociferó el granjero—.
¡Primeromatarévuestroscaballosyluegoavosotros!—Diríjasealgobernador—contestóelmaorísinperderlacalmayhaciendo
caso omiso de la amenaza—.Nosotros no tenemos la culpa de que les hayanvendidounatierraquenopertenecealaCorona.Entretantohabíanaparecidootroscarrosdetiroenlastierrasdelhombre.No
podíadetenerlosa todosy,abatido,emprendióelcaminohaciaNewPlymouthparaenviaruntelegramaalgobernador.Mientraslosdemáscolonosloimitaban,los nuestros araban la tierra. Desde que el sol salía hasta que se ponía, pordoquier,entreParihakayNewPlymouth.PeronotardaronenllamarmeparaquevolvieraaParihaka,elProfetarequería
mis servicios como intérprete. La prensa era mucho más rápida que elgobernador.Variosrepresentantesdelosgrandesdiarios,queyahabíanviajadoaNewPlymouthparalainminentereuniónmensual,aprovecharonlaoportunidadpara informar acerca de los labradores. Como era habitual, el Profeta habíaelegidoastutamenteelmomentodelaactuación.—Por supuesto, no queremos empezar ninguna guerra —respondió a una
preguntadeSamuelCrombieBrown,unperiodistadelLytteltonTimes.TeWhitihabló con calma y solemnidad, había recibido a los periodistas con laindumentariatradicionaldeunjefetribal.Lapreciadacapadeplumasdeavequereposabasobresushombrosloacreditabacomounhombreconmuchomana—.¿Cómoíbamosahacerlocontansololosaperos?No,loúnicoquequeremosescultivar nuestra tierra, y si así también abrimos un surco en el corazón delgobernador, tantomejor. ¡Nopuedequitarnosnuestra tierra sinmás!—Señaló
sonriendoaunperiodistaquellevabaungruesoabrigoparaprotegersedelfríootoñal—.Siyointentaraquitarledeloshombrossuabrigo,ustedsedefendería,ycontodalarazón...—¡Peroelgobernadornoquieretodasutierra!—objetóotro.Escribíaparaun
periódicodeNewPlymouth,peronoeratanconocidocomoCrombieBrownynoestabaenabsolutoanuestrofavor—.Hayquerepartirla...Es...Seatascó.DehechosehablabadequeelgobiernodeWellingtonplaneabaun
repartodetierrasentremaoríesypakeha,peronadiehabíamanifestadonadaalrespecto.—¿Asíqueustedencontraríabienqueyolecogieraelabrigoylodividieraen
dos?—TeWhitisonrió—.¿Oquelecogieraelpantalónyledieraunapernera?No, caballeros, el gobernador ya tiene tierra suficiente, no vamos a permitirleque despedace nuestro abrigo. Para losmaoríes, la tierra pertenece a quien latrabaja.Ynosotroslatrabajamos.Yseguiremoshaciéndolo.—Biendichoymuybientraducido.Cuando TeWhiti acabó su discurso delante de los periodistas, un chico se
acercóamí.NuncalohabíavistoenParihaka,peroeramaorí.Ydepuracepa:su piel era todavíamás oscura que lamía e iba tatuado, lo que era toda unararezaentrelosmásjóvenesdeParihaka.Lossinuososadornoscaracterísticosseextendíanporsufrente,encimadelosojosylanariz.Eranlosprimerostatuajesdeunjovenguerrero.—Gracias—dije—.¿Hablasinglés?Elmuchachoasintió.—Undíaseréjefetribal—medijoconorgullo—.Mipadreconsideróqueera
importantequeaprendieralalengua.—¿Ytúno?—pregunté—.¿Noqueríasaprenderla?—¡Odio la lengua de lospakeha, es la lengua del opresor! Pero comprendí
queeranecesarioaprenderla.Esmejorconoceralenemigo.Sonabajactancioso,comosi lohubieseaprendidodememoria,peroamíno
meimpresionabaconesaspalabras.Algoburlona,levantélavistahaciaél.
—¿Estás seguro de estar en el lugar adecuado? —pregunté—. Esto esParihaka,elpuebloquehafundadoTeWhiti.Élpredicalapaz.PorlaformadehablarparecesmásunseguidordeTeUaHaumene.—Te Ua Haumene está muerto. Te Whiti vive. Y lucha, aunque sea a su
manera.—Asíquehasvenidoparaunirteanosotros—deduje—.Entonceseresnuevo,
¿noesasí?No recuerdohabertevistoantesporaquí.Onomehas llamado laatención...—Aesasalturas,yaerantresmilaproximadamenteloshabitantesdeParihaka,eraimposibleconocerlosatodos.—Soy nuevo—dijo el maorí—. Llegué ayer mismo. Si me hubieras visto
antes,teacordarías.Arrugué la frenteymesentí incómoda.Laarroganciadeese jovenguerrero
merepelía.Mepreguntésihabíaentabladoconversaciónconmigoapropósito.Peroalfinalsetomóalmenoslamolestiadepresentarse.—SoyTumatauengaHuirama,hijodelosngatimahuta.Parecía esperar que esto me dijera algo. Su nombre solo agitó mis
sentimientos,nomis recuerdos.Llevabaelnombredeldiosde laguerracomomi hermano, tantos años atrás asesinado. Tomé esto como pretexto paraobservarlo conmayor detenimiento.Era unhombre bienparecido,muy alto yfuerte.Tumatauengaparecíatenersolomúsculos,senotabaninclusobajoeltrajede invierno depakeha. Tenía un rostromuymarcado, los rasgosmuy nítidos,comosielmaestrodemokonosolohubieramarcadosurostroconlostatuajes,sinoquetambiénlohubieseesculpido.—MipadreesHekemaruHuirama,eljefedelatribu—prosiguió—.Milínea
genealógicaasciendehastaPotatauTeWherowhero,elprimerreymaorí.—Mejorparati—observé.Suchuleríamerepugnaba—.¿Puedoayudarteen
algo?¿Necesitasunsitiodondedormir?¿Sabesdóndeiracomer?Me habría gustado alejarme, pero una de mis obligaciones en el centro de
encuentros era recibir a los nuevos habitantes del poblado y darles lasindicacionespertinentes.
—Mitributieneaquísupropiomarae—meexplicó.Claro.Muchas tribus importantes sehabían instaladoenParihaka.Cadavez
másdebidoalacrecientefamadeTeWhiti.—Entoncesya sabesdóndealojarte—dijealiviada—.En loque respectaal
trabajo,bastaconquemañana tepresentesen losestablos.Supongoquesabesarar.Sinoesasí,aprenderásenseguida...¡Quepasesunbuendía,Tumatauenga!Medisponíaamarcharme,peroelhijodeljefetribalmeretuvo.—Todavíanomehasdichocómotellamas—dijo.—Lo siento, pensaba que habías oídomi nombre cuandomepresenté a los
periodistas.SoyMarama.MaramaClavell.—¿La hija de un jefe tribal con el apellido de un pakeha? —Me miró
desdeñosoymepuseenguardia.—Mimaridoespakeha—respondí,nomenosenfadada—.Peroyadebesde
saberlo,TumatauengaHuirama,puestoquealparecerhasestado informándoteacercademí.¿Oesquellevolaspalabras«hijadejefe»tatuadasenlafrente?Tumatauengaseechóareír,ignorandomireproche.—Un tatuaje de ese tipo mermaría tu belleza, MaramaManiapoto, hija de
Rewi Maniapoto y Ahumai Te Paerata. Pues eres realmente hermosa... unaauténticaprincesa.Hiceunamueca.Laverdadesquenomesentíacomounaprincesa,aunque
ese día llevaba en parte la indumentaria de la tribu. Por supuesto, no ropa debaile, pero sí una falda larga tejida por las mujeres del pueblo que yo habíacombinadoconunadelasblusasquehabíatraídodeAuckland.Llevabaelpelosuelto, pero apartadode la cara conuna cinta en la frente.Así vestida, yamehabía ganado las miradas de aprobación de los periodistas pakeha. Estabaacostumbradaaquememirasenconadmiración,reconocíaelbrilloenlosojosde los hombres. En Tumatauenga no lo había distinguido; al contrario, memirabacomosifueraunayeguadecría.Yentoncesmeconfirmóestaimpresión.—Podría imaginarme tomándote un día por esposa,MaramaManiapoto—
dijo,moviendolasmanoscomosifueraacogerme.Retrocedíunpaso.—Puedesimaginarteloquequieras—ledijecortante—.Mientraslohagasen
silencioynovuelvasamolestarme.Noestoydisponible,Tumatauenga.Yatengomarido.—Notienequeseguirsiendoasí—observóéltranquilamente—.Eldiosdela
guerrayahaseparadoaotros.Susonrisadejóaldescubiertounosbrillantesyblancosdientes,ladentadura
de un ave de rapiña. Y de repente sentí miedo. Me di media vuelta y salícorriendo.Habríasidomejorhabermealejadocaminandodignamente,¡peronolosoportabamás!Por desgracia, no pude escapar de la mirada burlona de Tumatauenga por
muchotiempo.Alcontrario,enlosdíasquesiguieronlosencuentrosconelhijode losngatimahuta fueronmás frecuentes.Tau,eldiminutivoporelquese leconocía, enseguida se hizo conocido por ser un labrador insolente y audaz.Enseguidaaprendiólatécnicadelarado,conloquesacabadequicioaLeonard,queselahabíaexplicadoainstanciasdeTohu.Unatarde—estábamossentadosconHakekeyTuongaWahiaenlacocinade
nuestracabaña—salióeltemadeTauymidulcemaridoexplotó.—Esetiponohabíavistohastaahorauncaballo,peroél losabetodomejor
quenadieylerecuerdaaunoconstantementequeélprovienedeunacasareal,mientrasquenosotrosparaélnosomosmásquegusanosquesearrastranporelpolvo.Yoespecialmente,yaquesoyunpakeha.Esearrebatomesorprendió.ParaenfadardeesemodoamipacíficoLeonard,
Tauteníaquehaberhechounabuena.Tuonga,porelcontrario,lequitóimportanciaconungesto.—¡Bah,Leonard,notelotomesenserio!Daigualloquediga,loquepasaes
queestáceloso—afirmó—.¿NohasvistocómomiraaMarama?Esobvioqueestáenamoradodeella.Yoteníamisdudasaesterespecto.Eraevidentequebuscabamicompañíay
que me dedicaba lisonjas que, sin embargo, más se referían al linaje de misfamosospadresqueamímisma.—Comomuchoestaráenamoradodemiascendencia—intervine—.Yonole
interesoparanada.Leonard,que todavíano sehabíadadocuentadeldesvergonzadocortejode
Tau,pusocaradeestardispuestoairadarleunalecciónaaquelinsolente.—¡Yamíesechuloarrogantenomeinteresaenabsoluto!—añadí—.Solome
pregunto qué quiere de este lugar. Continuamente está presumiendo de suscualidadescomoguerrero,peroaquínoseharáfamosoenlabatalla.—Unotambiénpuedeaumentarsumanadeotrasmaneras—observóTuonga.
El que se considerase que un hombre o una mujer tuviera mucho mana,determinabasuautoridadenla tribu—.Alomejorsupadreloenvióaquíparaqueadquieramássabiduría.ColoquéungrancuencoconuncocidosobrelamesayHakekedistribuyólos
platos.Erainvierno.Inclusojuntoalahoguerateníamosfrío.—¡Sindudalanecesitaría!—ledilarazón—.Sobretododeberíaaprendera
callar.Inclusoenelconsejodelosjefestribaleshablasinparar.Unos días antes, había vuelto a hacer de intérprete para TeWhiti. Habían
llegado varios jefes de las tribus representadas en Parihaka. En esasconversaciones, a Te Whiti le interesaba sobre todo demostrar que habíaarmonía. Salvo él y Tohu, nadie más había tomado la palabra, con unaexcepción: Tau. Había explicado en un refinado inglés a los políticos yperiodistaspresentesquelatierraquehabíanconfiscadolospakehanuncahabíasidoobtenidaenunaguerralimpia,sinoquepertenecíaalastribusyquenadieteníaelderechodequitárnosla.Ladeclaraciónteníauntonoagresivoydescortésque incomodó a los representantes de la prensa. Afablemente, pero condeterminación,TeWhitihabíareprendidoaTau.—Posiblemente, Tau preferiría pelear —observó Hakeke—. Pero por el
momentonohayningunatriburebeldealaqueélpuedaunirse.Elúnicolugar
dondepuedealcanzarrenombreesParihaka.Alomejorsupadreloenvióaquíparacalmarlo.—O para pedir la mano de la hija de un jefe tribal —farfulló Leonard.
Acababadetomarconcienciadelsignificadodelospiroposquemedirigíaconairedesuperioridad—.Tuongatienerazón.¡Esetevadetrás,Marama!¿Esquesutannoblefamilianoreconoceelmatrimonioconunpakeha?Meencogídehombros.Todoesomeparecíaexagerado,Taunoeraparamí
másqueuntontoarrogante.Yyanoteníaganasdeseguirhablandodeél.—Leonard, cariño, nos hemos acostado en lamisma cama en la casa de la
comunidad—advertíamimarido—.TeWhitinoshabendecido.¿Quiénnoibaa reconocer nuestra unión? Claro, todo habría sido distinto si yo no hubieseperdidoami familiaenOrakau.Mipadremehabríacasadoy laceremoniasehabríarealizadoenmediodeunosfastuososritosyceremonias.Pero¿quémásnosdasieljefedelosngatimahutareconoceononuestromatrimonio?Estamosaquí, estamos juntos, y no voy a dejar que Tumatauenga se me acerque losuficientecomopararaptarme.—Lobeséconternurayleacariciéelcabello—.Tequiero,Leonard.¡Atiyaningúnotro!DaigualdedóndevengaTumatauengaHuiramaycuántomanaatesore.TumatauengaHuiramasiguióaumentandosumana,sacandodesuscasillasa
los pakeha de la región con el arado. En cuanto aprendió a manejarrazonablementebien layuntadebueyes, loqueno tardómuchoporqueposeíatantofuerzacomodestreza,lodestinaronatrabajarenloscampos.Losnuestrosseguíanarandopastizales,desdePukearuhe,enelnorte,hastaHawera,alsurdeTaranaki.Algunoslabradoreseranmásvalientesqueotros,cadaunodecidíasidebía concentrarse en una tierra que había sido confiscada, pero todavía novendidaaloscolonos,osiqueríaenfrentarseconlospakeha.Tau, naturalmente, optaba por esto último. Siempre estaba con su tiro de
bueyes allí donde el terreno eramás dudoso. Araba la tierra que rodeaba lospuestos de policía o labraba los jardines de rosales de un importante granjeropakeha.Yeratanrápidoquesiempreescapabaantesdequelodetuviesen.Por
entonces se realizaron los primeros arrestos, bajo la acusación de «roturacióncon alevosía de pastizales de propiedad privada o estatal». Durante los dosprimeros meses, doscientos hombres de nuestras filas acabaron en cárcelespakeha, que no tardaron en estar llenas a rebosar. Las condiciones carcelariaseraninhumanas,loshombresseapretujabancomosardinasenceldasdemasiadopequeñasyconletrinasquerezumaban.Pero los colonos no tuvieron bastante con ello. Según sus amenazas y el
lenguajebelicosodesusdiarios,elcastigoadecuadoparaquienarabalastierraspakeha no era solo la muerte de los culpables, sino la «extinción de losindígenas». En un artículo, el Patea Mail confiaba en que se produjera unaguerradeexterminioyenpropinarungolpemortalatodalarazamaorí.ElgobiernodeAucklandparecíasuperadoporlacrisis,aunqueyadeantesse
encontraba en decadencia. Antes de desmoronarse por diversos conflictosinternos, promulgó a toda prisa una ley que permitíamantener en la cárcel apresosmaoríes sin juicio previo.Entretanto, los colonos formaronmilicias, seadiestraron en el manejo de las armas y construyeron fuertes. Comoconsecuencia, algunos pakeha llegaron eventualmente a las manos con loslabradores, pero no se produjeron heridos graves ni muertes. Todos losinvolucradospornuestraparteseesforzabanporserextremadamenteeducadosconlosgranjeros.Yo esperaba que también Tau se comportara así, aunque más bien lo veía
capaz de provocar una escalada de violencia durante sus encuentros con lospakeha. Se especializó sobre todo en el arte de aparecer y desaparecer derepente.NosedejabaatraparyprontoseconvirtióenellabradormásadmiradodeParihaka.Naturalmente,seproponíaganarselaadmiracióndelaschicas,peronodejabadegalantearconmigoydefastidiaraLeonard.Porejemplo,disfrutódiciendoqueyoacompañabaalcampoaloslabradoresparahacerdeintérprete,mientras que mi marido se quedaba a buen resguardo en Parihaka y solo sepreocupabadelosanimalesdetiroydelmantenimientodelosaperos.Yo no le hacía caso, pero Leonard, que ya estaba deprimido por tener que
contemplarcómosusamigosacababanunotrasotroenprisiónsinélpoderhacernada,seponíacomounbasilisco.YmásalverqueTauibacosechandofamayhonores.Aél,TeWhiti lehabía indicadoexpresamentequeno intervinieradeformadirectaconlosarados.—Nodebeestallar ladiscordia tambiénentre lospakeha—fue la razónque
esgrimió.Tohuseexpresóconmásclaridad.—Es demasiado arriesgado,muchacho—le dijo aLeonard cuando este por
enésimavezsepresentóparaqueleadjudicaranunarado—.Sisonmaoríeslosque labran, los granjeros lo aguantan rechinando los dientes. Aunque lesamenacen, en el fondo nadie quiere empezar una nueva guerra. Pero si tedescubrenatiensuscampos,¡tecuelgandelprimerárbolquevean,muchacho!Yesonoayudaríaanadie.Nialacausamaorínialapaz,yati,menosqueanadie.YoeradelamismaopiniónymesentíaagradecidahaciaTohuyTeWhiti.Por
elcontrario,Taumeponíadelosnervios.—¿Sabesqueen realidad tumadre sobrevivióaOrakau?—mepreguntóun
día,provocándomeconfusión—.¿Quécreesquediríasitevieraviviendoconunpakeha?Puestoqueestabadecididaanoentablarningunaconversaciónpersonalcon
Tau, tuve que forzarme para no acribillarlo a preguntas. Hasta ese momentohabíadadopormuertaamimadre.Afindecuentas, lahabíavistocaerenuncharcodesupropiasangre...En cuanto me fue posible, dejé el centro de reuniones en cuyas salas de
recepciónhabíatrabajadoypedíaudienciaconTeWhitioTohu.Suspiréaliviadacuandoelúltimomerecibióenseguida.—Sí, Ahumai Te Paerata está con vida—me confirmó—. Pensaba que lo
sabías. Pero sufrió heridas muy serias y tiene el rostro desfigurado por lascicatrices.Ignorocómosesalvó,soloséqueenprincipiolallevaronaWaipapa,conlosngatiraukawa.Despuésseunióconellosalmovimientohauhau.
—¿Estásseguro?—preguntéconteniendoelaliento.Eljefeasintió.—Sí. Hasta los pakeha lo saben. Unmayor llamadoMair, que tradujo sus
famosas palabras en Orakau, acompañó al tenienteMead a unmarae junto aOruanuiunañodespuésdelamasacre.Fueallídondelaencontróyreconoció.Alparecer,ellaintercedióparaqueloshauhaunomataranaMeadeyMair.EsincuestionablequetuspadressobrevivieronaOrakau.Después de dar las gracias a Tohu y con el corazón todavía rebosando de
preguntasapremiantes,regreséanuestracasa,delantedelapuertadelpoblado.No solo me veía confrontada al descubrimiento de que mi madre vivía en
algúnlugar,sinoquetambiénlaspalabras«hastalospakehalosaben»nosemeibandelacabeza.ElmayorMair había publicado ese nuevo encuentro conAhumai. Eramuy
probablequeesohubierallegadoaoídosdelbrigadierClavell.Mepreguntabasihabía informadoal respectoamissieHill. ¿Habríapensadoalgunodeelloseninformarmedequemimadrevivía?—Esposiblequenohayanvistoningúnvínculo—supusoLeonardcuandose
lopreguntéconsternada,conunamezcladeduda,pesarydecepción.Él,porelcontrario, no perdió la calma—. Mi madre nunca se ha interesado por losmaoríes y mi padre tampoco. Por supuesto, conocía los nombres de los jefestribalesmásimportantes,peroestoysegurodequetodavíahoyignoraqueRewiManiapotoestupadre.Ymimadre...¿tepreguntóalgunavezelnombredetuspadres?¿Oeldetutribu?Eracierto.ParamissieHillyohabíasidounperritoperdido.Mono,perocuyo
origenyascendencianovalíalapenaindagar.Yelbrigadier,porsuparte,nuncamehabíadedicadoniunpensamiento.—Además, habría sido muy difícil devolverte —observó Leonard—. Si tu
madrehubieseestadoconloshauhau,¿tehabríagustadoirteconella?Memordí el labio: yomismame había planteado esta pregunta camino de
casa.¿Mehabríagustadovolverconlatribu?¿Salirdelatranquilacasadelos
Clavell para ir al primer pa que encontrase, sin mi hermana y sin Moana?Tampoco parecía que mi madre hubiera hecho un gran esfuerzo porencontrarme...—Cuandoestohayapasado—meprometióLeonard—,iremosabuscaratu
madre. Tu padre ha recuperado sus tierras junto a Kihikihi, y coopera con elgobernador.Alomejorellaestáconél.Oya laencontraremosenalgún lugar.Entonces podrás hacerle todas las preguntas que quieras.—Sonrió—. Inclusoquépiensadequevivas conunpakeha.A lomejor su opinión sorprendería anuestro amigo Tau. Muchos partidarios de los hauhau han cambiadoradicalmentesuposturatraslaguerra.Quiénsabe,alomejornoslaencontramosundíaaquí,enParihaka.Yonolocreía,peromesentíconsolada.Noeraquehubieseechadomuchoen
faltaaAhumaieneltranscursodemijuventud.Habíalamentadosumuerte,porsupuesto, pero tampoco antes había formado parte de mi vida. Ahora, sinembargo,cuandoestabacasadaydeseabatenerunhijo,mesentíaunidaaella.Mehabríagustadosaberquéhabíapensadoysentidocuandoestabaembarazaday si había amado a Rewi TeManiapoto. Elmatrimonio entre ambos hijos dejefes tribaleshabíasido,con todacerteza,deconveniencia;peropor loqueyoalcanzabaarecordar,alosdoslesagradabapasarmuchotiempojuntos.
Decidí ignoraren loposibleaTauysuspalabras.Leonardno loconseguía.Despuésdeunadiscusión especialmente fuerte con el jovenguerrero, anuncióquealdíasiguientesaldríaaloscamposconloslabradoressinimportarleloquedijeranlosjefesalrespecto.Esomesupusopasartodalanocheenblanco.Yonoqueríaperderamimarido.Peroaldíasiguientepudesuspiraraliviada.Porlanoche,aTeWhitilehabía
llegado la noticia de que el gobierno recién formado había nombrado unacomisión de investigación del gran número de promesas supuestamente
incumplidas en relación con losbienes raícesdeTaranaki.ParaParihaka, estoeraunaprimeravictoria.TeWhitidecidióquesedejaradearar.Sinembargo,nuestraalegríahabíasidoprematuraenexceso.Losinglesesno
cedieron tal como nosotros habíamos esperado y la comisión de investigaciónacabórevelándosecomounaenormedecepción.Yaempezócuandoreclutóadoshombresquehastaelmomentohabíandadomuestrasdesermásviolentosquepacíficos. Sir William Fox y Sir Francis Dillon Belle habían ocupado conanterioridad el Ministerio de Asuntos Indígenas. En ese cargo habían sidoresponsablesdediversasexpropiaciones.Además, enseguidadejaronclaroqueno tenían pensado poner realmente en cuestión el derecho del gobierno aconfiscar tierras. Tan solo se negociarían casos particulares. Eso se prolongómeses, durante los cuales ni siquiera se consultó a TeWhiti. La comisión deinvestigaciónnovisitóParihakaniunavez.Por lo demás, tampoco se vio ninguna señal de que el gobierno fuera a
cambiarsuproceder.Nuestroslabradorespermanecieronenprisióneinclusosedecretaronmásleyesquefacilitabanalgobiernoencarcelaralosmaoríes.«Tantopor cometer un delito como por no cometer ninguno», criticó hasta el primerministro el proyecto de ley del nuevo ministro de Asuntos Indígenas. SunombramientosupusounnuevogolpeparaTeWhitiysucausa.JohnBryceeraconocidoporsuposturahostilhacialosmaoríes,ademásdeporsubrutalidadyfaltadeescrúpulos.Sucarreramilitarsehabíavistoafectadaporunincidenteennoviembre de 1868. La tropa de «peligrosos guerreros hauhau» que él y sushombreshabíananiquiladoresultóserungrupodejóvenesmaoríesdesarmadosyentrelosdiezylosdoceañosdeedad.Desdeentonces,lastribuslollamabanBrycekohuru,Bryceelasesino.Ahora se esforzaba por consumar hechos mientras la comisión de
investigación todavíadeliberaba.Envióanuestros jóvenespresosa la IslaSurpararealizartrabajosforzados,amenazóconimponermássancionesehizounasarrogantesdeclaracionesantelaprensa:«ElpróximoveranoveremoscientosdehacendososcolonosprocedentesdeInglaterracultivandoestastierras.»
Con la intención de facilitarles la llegada, mandó construir carreteras.Animabaaloscolonosyaexistentesareforzarsusmilicias,distribuyópartidasdepolicíasarmadosyconstruyóempalizadasalrededordelastierraspakeha.YlentamentefueacercándoseaParihaka.Lacarreteraqueconstruíaseaproximabacadavezmásanuestrastierras,arrastrándosecomoungusanogris,ylasalcanzóeldíaquemeenterédequeestabaembarazada.Durantelamañananomehabíasentidomuybien,aunquesinsabersiloque
me agobiaba era la inquietud, los malos presagios o el hastío. Tau era unamolestia continua, sobre todo para Leonard, quien se iba volviendo mássusceptiblecuantomásdeliberaba lacomisiónde investigaciónymáscercadenosotrosestabaBryceconsucarretera.SesentíaresponsablecuandoalgúnjefesedirigíaaTeWhitiyestesequejabadelaarroganciaconquelohabíantratadolosmiembros de la comisión, lo poco que habían entendido y habían queridoentenderloqueélteníaquedecirlesyloinjustamentequejuzgaban.—Talvezvolvamosaenviaranuestroqueridopakehaparamediar—azuzaba
entonces Tau, angustiando a Leonard. Se había prestado en varias ocasionescomointérpreteyestabatanpreparadoparaellocomoHakekeoyo.Pero TeWhiti no recurría a él. Enviaba exclusivamente a maoríes de pura
cepa a las negociaciones y sus argumentos al respecto eran convincentes:teníamosquedemostrarnuestraformación,nuestrocomportamientointachable,nuestra paciencia y nuestra disposición al diálogo. Confiar a un pakeha quehablarapornosotroseradarunmensajeerróneo,decíaelProfeta.PeroLeonardsesentíarechazado,ytalvezcompartíaelmiedoqueyosentíaynomeatrevíaaexpresar. ¿Qué pasaría, adónde iríamos si perdíamos Parihaka? ¿Era cobardeabandonarelpobladoantesdequeseemprendieranoperacionesmilitares?Esamañana estuve trajinando un poco por la casa y el huerto, desanimada,
escuchando intranquila los sonidos que el viento me traía de Pungarehu, elimprovisadocampamentodelasmilicias.LoshombresdeBrycenosereprimíanmientrasconstruían lacarretera.Reían, suscaballos relinchabanydescargaban
con estrépito el material de construcción. Y entonces vi a Tuonga Wahiacorriendohacianuestracasa.—¡Los pakeha están derribando nuestras vallas,Marama! Dicen que van a
trazarlacarreterapornuestroscampos.Brycehaordenadoquerodeenelbosquey que construyan directamente sobre nuestros campos. Podríamos cederlesgustosamenteesapocatierra.Afindecuentas,lacarreteraserábeneficiosaparatodos.Mesobresaltéyatribuíaesainquietantenoticiaelmalestarquemeinvadióde
repente.Si lacarreteraseguíaconstruyéndoseen línea rectacomohastaahora,nuestrapequeñapropiedadseveríaafectada.A lomejornohabíaquederribarenseguida lacasa,peroseguramentepasaríapormihuerto.Me tambaleéymeapoyéenTuonga.—¿Quépasa,Marama?Estásmuypálida...—Nuestracasa...nuestra tierra...—susurré—.Tuonga,mibonito jardín,mis
rosas...—Hablabademicasaymisrosas,peroloquequeríadecireraqueesacarreterapodíadestrozarmivida—.Tengo...tengo...VeabuscaraLeonard...—¡Notengasmiedo,Marama!Nolesdejaremosllegarhastavuestracasa.Te
Whitireaccionará.Nosdirigiremosaesacomisión...Marama,¿tellevoacasa?¿Quétepasa?Meerguí.—Nada,soloquenomeencuentrobien.Voy...voyadescansarunpocoysi
nomejoro,consultaréaTamatea.TamateaeratohungaytrabajabacomocomadronaenParihaka.Últimamente
había estado pensando si no habría llegado la hora de visitarla y ahora mispresentimientosparecíanconfirmarse.Noeraelmomentomásoportuno, ¡peroquizámehabíaquedadoporfinembarazada!Apoyándome en Tuonga, fui tambaleándome hasta casa y dejé que me
ayudaraaacostarme.Leaseguréquepodíaquedarmesola,peroenseguidatuvecompañía. Naturalmente, no solo nuestro amigo se había enterado de que lospakeha derribaban nuestras vallas. Otros también habían llevado la noticia a
Parihaka, por lo que la gente había ido a los campos para ver qué sucedía.Hakeketambiénestabaallí.Acompañabaaunodelosjefescomointérprete,unatareaqueasumióTuongamientrasmiamigameacompañabaalpoblado.Tamatea escuchó sonriente cómo me encontraba, me revisó y después me
felicitópormiembarazo.—Las náuseas y el cansancio son normales. En los próximos días deberías
cuidarte un poco —dijo—. Y no te preocupes tanto, Marama. En Parihakaestamosseguros.¡NadieseatreveráaatacaraTeWhiti!Porsupuesto,leprometíquelointentaríaytambiénseloprometíaLeonard,
quienenseguidase reunióconmigoynocabíaensídealegríacuando ledi lanoticia.InclusosofocósuenfadoporqueTeWhitihabíavueltoaprohibirlequeparticiparaenlasaccionesdelosmaoríescontraelnuevoavancedelospakeha.—¡Podríaalmenosirconellosdenoche!—protestabaenfadado.Porlanoche,asílohabíaestablecidoTeWhiti,habíaquevolveralevantarlas
vallasquelosconstructoresdelacarreteraderribabanduranteeldía.Yohiceungestonegativoconlacabeza.—¡Estanochequieroque estés ami lado!—le advertí sonriendo—.Quiero
dormirentretusbrazos.EntrelosbrazosdeLeonardmesentíacasisegura.
A la mañana siguiente vimos a Tuonga y los otros hombres regresar a suscasasalromperelalba,satisfechosperocansados.Invitamosanuestroamigoadesayunarconnosotros.—¿Lohabéisvueltoalevantartodo?—pregunté.Tuongaasintió.—Atravesandolacarreteradelospakeha,justodondeestánnuestrasfronteras
—contestóorgulloso,ehincóeldientealpanconqueso—.Lospakehahandecomprenderquenovamosapermitirquesepropasendeestemodo.Sin embargo, su entusiasmo no duraría demasiado. Ya al comienzo de la
mañana nuestros trabajadores del campo advirtieron que los soldados pakehaestabanderribandodenuevolasvallas.—¿Ynoseloimpediremos?—preguntóLeonard.Tuonga,queacababadeinformarnosalrespecto,negóconlacabeza.—No. Órdenes de TeWhiti: lo toleramos. Hoy por la noche volveremos a
levantarlas.—¿No intentaránprohibíroslo?—inquirí.Tenía que trabajar en el centrode
encuentros,perofuiaveraLeonardalascaballerizas—.¿Unmotivomásparaarrestaralagente?—Por ahora solo han detenido a Tau —explicó Tuonga reprimiendo una
sonrisairónica.Sabíaperfectamentequeíbamosafingirsentirpena,peroqueenrealidadnosalegrábamosdequehubieranarrestadoaaquelarrogantejoven—.Loshapuestounpoconerviosos...—¿Quéhahecho?—preguntéconcuriosidad.—Burlarsedelossoldados.Consuinimitablediplomacia,leshadejadoclaro
lomuchoque se rebajaunguerrerocuandosededicaaconstruir carreteras.Yqueeseesuntrabajoparagentederangoinferior.Siunsoldadoseprestaaello,ofende a los dioses. Luego se ha puesto a cantar karakia para sosegar a losdiosesdelaguerra.Acontinuaciónselohanllevado.Nosédequéloacusarán.¿Deperturbarelordenpúblico?Todos nos echamos a reír. Ninguno de nosotros creía que Tau fuera a
permanecer largo tiempo en prisión por eso, pero nos equivocábamos. Brycecastigósupequeñaprovocacióntanduramentecomolosperjuiciosqueseestabacausando con los arados. Al poco tiempo nos enteramos de que también TauhabíasidocondenadoatrabajosforzadosenlaIslaaSur.
En losmeses siguientes, la gente de Parihaka construyó vallas.No solo lasquehabíanechadoabajo los trabajadoresde lacarretera.TeWhiti, estimuladopor la provocación de Bryce, emprendió una gran acción no violenta para
defender nuestra tierra. Envió a hombres, mujeres y niños a los campos paracercartodalatierraquereclamabalapoblaciónmaorí.Nuestrojefeexplicóalosrepresentantesdelaprensa—cadavezeranmás,inclusodelextranjero,losqueseinteresabanporloqueocurríaenTaranaki—queconellosuintenciónnoeraagresiva. Simplemente se adaptaba a las costumbres de los pakeha, quienestradicionalmente vallaban sus tierras. Tal vez Bryce y sus hombres tan solonecesitabanvallasparaaceptarqueunaparceladeterrenoyateníapropietario.—Aveces parece como si ese bosquey esa superficie de tierra no tuviesen
propietario —observó el Profeta—. Así que a algunos pakeha se les podríaocurrirquenohacemosnadaconesas tierras.Peroesunaconclusiónerrónea.Levantando las vallas ayudamos al colono a comprender que se instala ennuestro hogar cuando construye su casa en nuestra tierra. Es fácil dibujar unmapa.Derribarunavallaesmásdifícil.Por supuesto, nuestras vallas eran de naturaleza más bien simbólica. Al
principio,losjefesenviaronsoloahombresparareforzarloscercados,peroconeltranscursodeltiempoyahabíanapresadoalamayoríadeellos.Algunosdíasseencarcelabaamásdecien.Losperiódicospublicabanquelosmaoríestendíanvoluntariamente lasmanosa lossoldadosparaque losmaniatasen.Sedeseabaatraerlaatención,peroesonocambióennadaelhechodequelasdetencionesfueran reduciendo a ojos vistas el número de la población masculina deParihaka. También encarcelaron a nuestro amigo Tuonga Wahia, lo que nosentristeciómuchísimo.Leonardperdióentoncesasuúltimocompañeroentrelosjóvenes de Parihaka. Los pocos guerreros que quedaban lo trataban conhostilidad,puesTeWhiti seguía sinpermitirlequeparticipara en las acciones.Nadiesepercatabadequeenlosestablosyenlapreparacióndeavituallamientoymaterialparalasvallasmimaridohacíaeltrabajodetreshombres.Ahora en los cercados solo trabajaban ancianos, mujeres y niños, las
profesorasllevabanapequeñosdecincoañosqueayudabanorgullososarecogerramassecasyhojasdehelechoenloscamposparaconstruirpequeñasvallas.Unhombre podía salvarlas con un paso o derribarlas de una patada, pero la
movilización de los habitantes del poblado despertó el interés. Los periódicosescribíanalrespecto,elambientevolvióacambiar.NoimportabaloqueBryceylosgranjerosdijeransobreinsultosyprovocaciones,laprensaylagentedelasciudades, y sobre todo la opinión pública en la madre patria Inglaterra, sepusierondenuevoafavordelosmaoríes.Durante un tiempo me enteraba parcialmente de todo esto. El embarazo
ocupabaelpuntocentraldemivida.Mivientreseibaredondeandoyyosoñabaconmi hijo aunque seguía, por supuesto, preocupada. Si bien las expectativaseranbuenasparanosotros,habríapreferidoquenuestrohijoohijanonacieseenmediodeesteconflictoconlospakeha.Cuandomi embarazo se hizomás evidente, perdí el trabajo en el centro de
encuentros.Aunqueparanosotros losmaoríesresultabaalgoincomprensible,amuchos periodistas y enviados pakeha les resultaba desagradable el trato conuna intérprete encinta. No sabían hacia dónde mirar. De todo ello, Tohuconcluyó, a pesar suyo, que tenía que prescindir de mí en el trabajo con lospakeha.En lugar de estar en el centro de los acontecimientos como hasta ese
momento, colaborabaen la cocina.Allí cualquier ayudaerabien recibida.Lasmujeres cada día se enfrentaban con la ardua tarea de alimentar no solo a lapoblaciónlocal,sinoamuchísimosvisitantes.Habíauntrabajoingente,aunquereinaba el buen humor entre cocineras y panaderas. Bromeábamos, reíamos ycantábamos y, a nuestra manera, nos ocupábamos de mantener el espíritu deParihaka, pese a que cambiaron muchas cosas durante los meses en que seconstruíanlasvallas.Yanosebailabanisecelebrabantantasfiestas,ytampocohablábamos tan eufóricamentede la paz comoen años anteriores.En aquellosdiscursos deTeWhiti que se referían a la equidad, yo creía percibir cada vezmásundejededecepción.Enunaocasiónhablóa lagentedeParihakaunjovenprotegidodelProfeta,
unmaorí de pura cepa que, paradójicamente, respondía al nombre deWilliamFox,pueselanteriorgobernadorlohabíaadoptadoyapadrinadoenelbautizo.
Mástardemeenterédequesuhistoriaseasemejabaa lamía.Aél también lohabíanraptadolastropaskupapadepequeñoyluegohabíacrecidoendistintasfamilias pakeha y maoríes. Había vuelto a encontrar a sus padres en la edadadulta.Aunasí,sufamiliadeacogidanolohabíadegradado,sinoquelehabíafacilitado los estudios deDerecho.Ahora trabajaba de abogadoy defendía lascausas de Parihaka, entre otros casos. Sin embargo, no conservaba buenosrecuerdosdesuspadresadoptivos.Sudiscursoantenuestraasambleafuecomounajustedecuentas.—Si los pakeha os quieren, ¡poneos en guardia! —vociferaba—. Esa
deferenciaeselceboparaelpececitoconquequierenpescaraunmerogordo,yluego¡losafectuososybondadosospakehalosdevoraránaambos!Yo podía comprender su actitud, mientras que los diarios pakeha le
reprochaban su ingratitud y agresividad. William Fox volvió a adoptar sunombreoriginal,WiremuPoki,ypermanecióenParihaka.
Mientrasmihijo crecía enmivientre, volvieronde la IslaSur los primeroslabradores que habían sido detenidos y contaron las penosas experiencias quehabían vivido en los campos de trabajo, y enWellington cambió de nuevo elgobierno.Seconsiderabaqueelnuevogobernador,ArthurGordon,simpatizabacon los maoríes. Alimentamos esperanzas cuando inmediatamente despuésdimitióelministrodeAsuntosIndígenasyfuesustituidoporungranjerodelaIsla Sur llamado Rolleston. No se lo tenía por un hombre conciliador, peronosotros celebramos igualmente su nombramiento porque pensábamos quecualquieraeramejorqueBryce.Sufrimos una decepción. Otra más. En efecto, Rolleston mandó seguir
construyendo lacarreteramilitaryal finaldividió la tierradeParihakaendospartes.Hizomensurarlamejortierradelaboryponerlaenventa.NisiquierasetomólamolestiadecomunicaraTeWhitilaconfiscación.Nosenteramosdeellocuando en la primavera de 1881 impidieron a nuestros hombres sembrar en
«territorio de la Corona». Volvieron a producirse nuevas detenciones y fueaumentandoelnúmerodemilitaresestacionadosenlosnuevoscampamentosdePungarehuyNewPlymouth.Leonardyyovolvimosaplantearnossiseríamejormarcharnos,perononos
decidimos. No queríamos desilusionar a Te Whiti. El Profeta había sidocomprensivoconnosotrosyyahabíaperdidoamuchosdesusseguidores,porlas detenciones y porque la gente estaba harta de tanta inseguridad y dedeslomarseenloscampos.AesasalturaseranmáslosqueseibandeParihakaque los que llegaban. La carta que tras el nombramiento del primer ministrohabíaentregadoceremoniosamentesurepresentanteaTeWhiti,tampococambiónada.El gobernadorArthurGordon era unhombre amable, un buen cristiano,pero no consiguiómantener a raya a sus hombres durante sumandato.Habíasidonombradopor la reinayquería lapaz,ysindudaesaera la intencióndelgobierno británico. Pero los delegados habían sido elegidos por el puebloneozelandés,porgranjerosycolonos,¡yellosqueríantierra!Gordon era débil y TeWhiti lo sabía, así que interrumpió al intérprete del
gobernadortrasvariasfrasesfloridasquegirabanentornoalapazyaunnuevocomienzo.—Kuamaoatetaewa—dijoelProfeta—.Lapatatayallevatiempococida.
Talvezhubiésemospodidoevitarnuestradesgraciasinohubiesedadoaluzprecisamente en ese momento. Pero sucedió a principios de agosto de 1881.Mientras estaba trabajando en la cocina, sentí una fuerte contracción en elvientre. Empezaron los dolores y mis amigas enseguida llamaron a lacomadrona.Enlashorassiguientes,tantoParihakaylaluchapornuestratierraylibertad como Te Whiti y Arthur Gordon quedaron muy lejos de nuestraatención. Lo único importante pasó a ser el niño que salía a la luz desdemivientre,losdoloresylaespera,laalegríayelmiedo.Tamateaacompañóel alumbramiento siguiendo lascostumbres tradicionales
denuestropueblo.Nomequedétendidaenlacama,sinoquemearrodilléentredospostesaloscualesmesujeté.Lacomadronameexplicócondulzuraqueeraasícomolalegendariaabueladetodaslasmadres,Turakihau,habíaenseñadoaprocedera lasprimerascomadronasparafacilitarelpartoa lasmujeres.Cantóconsumelodiosavozkarakiayrezóparallamaralniñoydarlelabienvenidaalmundo. Viví un parto doloroso, pero también bonito. Me sentía una con mipueblo;unaconLeonard,quienestuvoconmigo,aunquesufriócasimásqueyo,yunaconelbebé,quealfinalsedeslizóenlassuavesmanosdeTamatea.—¡Unniño!—dijo, colocándolo enmisbrazosdespuésdehaber cortadoel
cordónumbilical—.¡Sanoydespierto!¿Cómovaisallamarlo?Bajélavistaaeseserrubicundoyarrugadoque,aúnembadurnadodesangre
y mucosidad, buscaba con viveza y determinación mi pezón. Nunca hubierapensadoquefueracapazdeamartanto.HastaesedíanuncahabíapensadoquehubieraungradosuperioraloquesentíaporLeonard,peromissentimientospormihijo...Eraunamorquecasidolía,unamorquemellenabadetalmodoqueparecía que mi única misión en el mundo era cuidar de ese ser diminuto,protegerloynuncasepararmedeél.YentoncesvilacaradeLeonardysupequeélsentíalomismoexactamente.Merodeóconelbrazoynosestrechóaamboscontrasí.—Estanprecioso,Marama...Ytúerestanpreciosa...Fueelmomentomásperfectodemivida.Nuncaolvidaréesesentimiento,esa
felicidadtotal.—SellamaráArama.Adam—respondíalapreguntadeTamatea.Habíamos estado dándolemuchas vueltas a qué nombre le pondríamos y al
finalnoshabíamosdecididoporelnombredelprimerserhumano.—Elnombresignifica«serhumano»,pero también«tierra, suelo, territorio»
—explicóLeonard—.Ysediríaquerepresentaloscuatropuntoscardinales.DemodoqueuneaPapayRangi...Laancianacomadronasonrióantetalexplicación,peronosotrossabíamosque
aTeWhiti legustaríalaunióndelatierrayelcielomedianteelAdánbíblico.
NingunodenosotrospensóqueAdamtambiénsignificaba«rojo».Rojocomolasangre.
Porsupuesto,enlassemanasposterioresalnacimientodeAramanipensamosen abandonar Parihaka. Todavía hoy me reprocho haberme concentradoúnicamente en nuestra felicidad y haberme entregado por completo a lamaternidadyamifascinaciónporArama.Simehubieseinteresadounpocomáspor el mundo exterior, si hubiera preguntado a los demás intérpretes por sutrabajo,mehabríadadocuentadequelasituaciónseestabaagravando.Habríasabido que Rolleston había aprovechado una estancia en el extranjero delgobernadorparareuniralParlamentoparaquevotaraunultimátumaTeWhitiafindequeentregarasustierras.Siestabadeacuerdoconlaconfiscación,podíaconservar la mitad de los terrenos de Parihaka. En caso contrario, seríatotalmente expropiado. Entregaron el documento por la noche a nuestro jefe.Leonard y yo nos enteramos mucho más tarde, cuando el Profeta habló porúltimavezaloshabitantesdeParihaka.Fueracomofuese,despertédemiamorosaceguerahaciamibebécuandooí
decir que las tropas pakeha se estaban reuniendo delante de Parihaka.Voluntarios de todo el país acudían en masa y Te Whiti y sus partidariosconfirmaronunavezmásque sehabíanequivocado.Pormuchoque laprensanosdieralarazónylajusticiaterrenalyladivinaestuvierandenuestraparte,pormucho que fuésemos moral y espiritualmente superiores, nada de eso nosprotegió de aquellos hombres llevados por la codicia. Sudeseode tierras y elavivado temor a los rebeldes maoríes indujeron a que cientos de colonos sealistaran en lasmilicias y los cuerpos de voluntarios.Lospakeha de Taranakisaludaronalosreciénllegadosconfloresybandasdemúsicacomosifueranaliberar su tierra. Tanto Rolleston como Bryce no cabían en sí de alegría. Lasprotestasdelprimerministro,queentretantosuspendiódesucargoaRolleston,sedesvanecieronsinquenadielasescuchara.
Mientras,TeWhitipronunciósuúltimodiscurso.TodosteníamoslágrimasenlosojoscuandoelProfetasepresentóantesusseguidores.—Sé que muchos de vosotros habéis venido hasta aquí para hablar de la
defensa de Parihaka —anunció con serenidad—. Pero no tenemos nada quehablar. Permaneceremos firmes y respetaremos la justicia, sin importar lo quehagan lospakeha.El vientodel sur sabededóndevieneyhacia dónde sopla.Dejemosquelleguencuandoquieranlospiescalzadosconbotas.Elbarcoquenos rescatará se llama tolerancia. Permaneceremos tranquilos en la tierra paraqueelmundosepaloquehaocurridoaquí.Haymilesqueanhelanelbien,hoynosacompañarántodosenpensamiento...LagentedeParihakallorabayrezaba,sabíaqueeraelfinaldeunaépoca.
—¿Qué hemos de hacer? —pregunté a Leonard cuando al final nosmarchamos abatidos a casa. Arama dormía tranquilamente, lo llevaba a laespalda atado con un pañuelo, como era costumbre entre mi gente—. ¿Nosvamosonosquedamos?Leonardhizoungestodeimpotencia.—Tendremosqueirnos—respondió—.EcharánaloshabitantesdeParihakay
arrasaránelpoblado.Seguroqueharánlomismoconnuestracasa,anoserquese la vendan al primer colono que pase cuando mensuren las parcelas. Porsupuesto,nosotrostambiéntendríamosesaposibilidad:mepresentoycomproelterrenodenuestracasa.Noslopodemospermitir,laofrecenamuybuenprecio.DurantelosañosquepasamosenParihakanoganamosdinero,perotampoco
logastamos.LosahorrosdeLeonardinclusocrecierongraciasalosintereses.—¡PeroesoseríatraicionaraTeWhiti!—protesté—.¡Nopodemoshacerlo!
Valemásquenosvayamosdeaquíycompremostierrasenotrolugar.Leonardsonriócontristeza.—¿Y dónde crees que vamos a encontrar tierras que no hayan sido
expropiadas?—planteóamediavoz.
Enesemomentonotomamosningunadecisión.Porunaparte, lasugerenciadeLeonardteníaalgodeatractivo,notendríamosquemarcharnostodalafamiliayempezardenuevoenotrolugar.Podríaconservarmiqueridacasa,mijardín,misrosasymismatorralesderata.CreoqueTeWhitinisiquieraselohubieratomado a mal. Tal vez hasta hubiera visto con buenos ojos que sus tierrasquedaran en manos de personas que podían contar la historia de Parihaka.Nosotroslohabríamosancladoaélysusueñoenelrecuerdodeestatierra.Pero,por otra parte, ignorábamos si soportaríamos ver arder el poblado. O verlodemolido,«arrasado»comohabíadichoBryceenunaocasión.Al finalnospusimosdeacuerdoenqueesperaríamosa la tomadeposesión
del poblado. Planeábamos mezclarnos entre nuestros amigos, estar junto alProfeta y traducir para los periodistas. Eso no carecía de riesgo. Un soloinsensatopodríadesatarunamasacreconunabalaimprudentementedisparada.Pero creíamos que debíamos a Te Whiti dar testimonio de que había sidotraicionado.Durante esos últimos días nos sentíamos privilegiados, todavía podíamos
decidir si irnos o quedarnos, mientras nuestros amigos empaquetaban suspertenencias.LaprudenteconsultadeLeonardenlaOficinaparalaInmigraciónde New Plymouth había confirmado sus sospechas: en cuanto se hubiera«pacificado»definitivamenteeláreadeParihaka,ledijeron,semensuraríanlastierrasyélpodría,porsupuesto,comprarlaparcelaconnuestracasa.SentídenuevounaprofundagratitudhaciaTeWhiti.Elhechodevivirante
las puertas de Parihaka nos permitía quedarnos en nuestra casita incluso sidemolíanelpoblado.Enrealidad,ocurriólocontrario.Lospiescalzadosconbotasnosalcanzaron
muchoantesqueaTeWhitiylossuyos.Ynosmachacaron.
La mayor parte de las fuerzas de invasión, que tan solo esperaban que elultimátum expirara para asaltar Parihaka, estaban formadas por colonos quejugabanalaguerra.Esosvoluntariosplaneabancorrerelriesgodeatacar,siesque existía algún riesgo en asaltar con la caballería unpoblado llenodegentedesarmada. Pero Bryce, que había vuelto a ocupar el cargo de delegado paraAsuntos Indígenas tras el despido de Rolleston, quería actuar sobre seguro.HabíatrasladadoaPungarehualgunosregimientosconexperienciaenlaguerray sus capitanes insistían en explorar el terreno antes del ataque. En los díasanterioresal5denoviembre,fechaenqueexpirabaelultimátum,sedesarrollóunagitadoiryvenirenloscamposybosquesquerodeabanParihaka.TeWhitinos había indicado que fuésemos amables con los soldados. Él mismo solíaenviaragentequeinvitabaalosmilitaresaentrarenelpoblado,unainvitaciónqueengeneralerarechazada.Laspatrullasde reconocimiento rodeabannuestra casaen las afueras.Pocas
vecesseacercabanynosmirabancondesconfianza.Entoncesnosateníamosalas instrucciones de TeWhiti, saludábamos y las invitábamos a un refrigerio.Nuncaseprodujeronaltercadosconellas.Asípues, tampoconospreocupamoscuandolatardedel4denoviembreseissoldados,dirigidosporunbrigadier,seacercaronalgalope.Enesosmomentosyoestabaenel jardínocupadacon losrosalesyAramadormíaenunacestitaentrelosarriatesdeflores.Hacíaundíaespléndido, la nieve que cubría elmonteTaranaki resplandecía al sol y enmijardínseabríanlasfloresdeprimavera.Leonardestabatrajinandoencasa,perose disponía a salir. Habíamos planeado cargar con las cosas más necesariasnuestrocarroentoldadopor siacasoaldía siguiente teníamosqueescapar.Noesperábamoshacerlo,peroyoqueríaestarpreparadaparatodo.Alprincipionomeinquietépor los jinetes.Habíamuchasprobabilidadesde
quecambiasenderumbo.Peroelcapitándelgrupodetuvosugrancaballonegrojusto delante de la valla de nuestro jardín y los demás rodearon la casa. MesobresaltéyreconocíelrostrodescarnadoygravedeAndrewClavell.Elpadre
de Leonard me sostuvo la mirada y por sus rasgos duros pasó una sonrisasardónica.—Asíqueescierto—dijosinmolestarseensaludar—.EnNewPlymouthse
habla mucho de jóvenes maoríes secuestrados que vuelven a sus raíces, demuchachaspakeha raptadas...YundíaoíhablardeunblancoqueprestabasuapoyoaestostiposqueseoponenalaCoronaporquesehabíacasadoconlahijadesujefeoalgoasí.Esomehizoaguzarlosoídos.¡Ymirapordónde,Leonardy Marian! ¡Tanto tiempo buscados y por fin hallados! Habéis hecho aquífortuna...—Deslizó una mirada de desprecio sobre nuestra casita y el jardín.ComparadaconsuresidenciaenAuckland,noeramásqueunacabaña.Lomiré.—Puedequenoseaunpalacio,peroaquísomosfelices—dijeconlamayor
determinaciónquepude.Élsonrióirónico.—Felices.Quéconmovedor.¿Deverdadqueesecobarde,esecretinodehijo
míosehacasadocontigo,Marian?Asentí.—¡Claro que nos hemos casado! —respondí—. ¿Qué... qué se ha creído
usted?Leonardesunhombredehonor.Me mordí el labio. Era como si estuviera citando una de esas novelas
romanticonasqueSassiysusamigasleíancontantoplacer.Clavellseechóareír.—Ajá—dijo, y siguió estudiándome con lamirada—. ¿Con un certificado,
Marian?¿Tienesunapartidadematrimonio?¿Extendidaporunjuezdepaz?—Entoncesdesmontó,igualquecuatrodesushombres.Sus palabras me hicieron estremecer. Por supuesto que no nos habíamos
casadoenlaciudad.Enrealidadlohabíamosplaneado,perosindocumentaciónera difícil, y con la creciente hostilidad hacia Parihaka, la oficina de NewPlymouth siempre había dado largas a mis solicitudes de un pasaporte. No
obstante,LeonardhabíainscritoaAramaenelregistrodenacimientos.Tambiénconstabaenlosdocumentosqueerasuhijo.—ElmatrimoniosecelebróenParihaka—dije tensa—.Segúnel ritodemi
pueblo. El Profeta lo bendijo.—El brigadier contrajo el rostro y los soldadosrieron.Seguíhablandoprecipitadamente—.¡YDios lohabendecido!Tenemosunhijo.—Señalé aArama, que acababadedespertarse lloriqueando, asustadoporelmiedoquepercibíaenmivoz—.¿Puedopresentárselo?Arama...AdamClavell.—Fuihaciaelbebéylocogíenbrazos.El brigadier Clavell entornó los ojos. Nos observó y pareció meditar un
momento.Laexpresiónqueasomóensurostroeradifícildedefinir.¿Crueldad?¿Triunfo? ¿Codicia? Desapareció tan rápido como había surgido y su rostrorecuperósuinexpresividad.Entoncessevolvióconvozdurahaciaunodesussoldados.—¡Traigaalniño!Elhombresepusoenmovimiento.—¡No!—RetrocedíyapretétanfuerteaAramacontramíqueelniñoempezó
allorar,yderepentesentíaLeonardamilado.—Buenosdías,padre—dijoamablemente,aunquepercibídesasosiegoensu
voz—.Por supuesto que puedes ver aArama, es tu nieto. Pero, por favor, noatemorices aMarama y al niño. ¿Por qué no entras, hablamos y conoces a tunieto?Clavellresopló.—¿Por qué iba yo a querer conocer a tu bastardo? —espetó iracundo—.
SoldadoJohnson,¿esquenohaoído?¡Traigaalniño!—¡No!—Atemorizada,busquéproteccióndetrásdeLeonard.—Padre,¡sérazonable!Miraalniño,inclusosepareceati.Yeshijolegítimo
mío.Tunieto.Noquerrásarrancarlodelosbrazosdesumadre,¿verdad?Clavellsonrió—¿Ysiesesoprecisamente loquequiero?—repusoconfrialdad—.¿Vasa
impedírmelo?Porloqueheoídodecir,nohassidonilosuficientehombrepara
coger uno de esos arados y ayudar a tus queridosmaoríes a destruir nuestrospastizales...NopodíaveraLeonard,queestabadelantedemí,peropodíaimaginarmuy
bienlacóleraquelo invadía.Supadre leechabaencara loquedurantemeseshabíatenidoqueescucharenbocadeTau.—¡Traedmeaeseniño!—repitióClavell,yestavez,enlugardevolversesolo
haciaelreticentesoldadoJohnson,lohizohaciatodossushombres.Fueclaramenteunaprovocación,yyohabría tenidoqueevitarqueLeonard
cayeraenlatrampa.Peroamímesucediólomismoqueaél.Tansololaideadeque un desconocido cogiera a Arama hizo que me olvidara de todas lasinstruccionesdeTeWhiti.—¡Dejaamiesposaenpaz!Paramihorror,viunsableenlamanodeLeonard.Debíadehaberlocogidoal
veraloshombreseneljardín.¿Oalverquesupadreloslideraba?—Todavíasémanejarunarma,padre.Mehasobligadoaaprenderloafondo.
—Leonardlevantólaespadacontraloshombres.Clavellcontrajoelrostro.—Por lo que veo, fue tirar el dinero—espetó, y de nuevo se volvió a sus
soldados—.¡Desarmadlo!Nunca había visto luchar a Leonard y me quedé tan atónita como
impresionada al ver la destreza con que manejaba la espada al enfrentarse alprimersoldado.Estemásbienparecíaconsiderarlapeleaunabroma,loquenoeradeextrañar.Leonardpeleabacontraseishombres,sietecontandoasupadre,todosarmados.Ademásdelasespadasllevabanmosquetes.SiLeonardhubiesetenido lamenorposibilidaddevencereneldueloaespada, losdemáshabríandisparado contra él.Nomenos divertido, intervinoun segundo soldadoque lodesarmóenunhábilmovimiento.AlfinallaespadadeLeonardtrazóunelevadoarco hasta caer en un arbusto de rata. Los otros enseguida le colocaron losbrazosalaespalda.—¡Arrestadlo! —ordenó Clavell—. Oposición al ejército de la Corona.
Resistenciaarmada...Muypocohábilportuparte,Leonard.Deberíaishabermedadoelniño.¿Oquécreesquevoyahacerahora?—Hizoungestoaunsoldado,que a continuación se acercó hacia mí amenazadoramente para quitarme aArama.El pequeño chillaba de miedo y yo también gritaba, pero no podía
defenderme,temíaquesemecayeramihijo.Desesperada,golpeéconlacabezaal soldado, intentando evitar que me cogiera a Arama. No lo conseguí, perocuandomearrancóel niñome lancé sobre él dispuesta a arañarloymorderlo.Otrosoldadomeagarró.—Vaya...—dijo Clavell—. También en este caso empleo de la violencia y
resistencia a la autoridad. Nos llevamos detenida a la chica.—El soldado letendióaAramayélmiróasunieto—.Casinoselenotaquetengasangremaorí—comentóobservandosutezclaraysusojosazules.Tenía razón.AramaseparecíaaLeonard.Teníaojosazules,aunque todavía
podían cambiar de color. Aun así, el suave vello rubio de su cabeza dejabasospecharqueconservaríasucolordepelo.—¿Quéquierehacerconél,brigadier?—preguntóelsoldadoquemelohabía
quitado.Había un deje de preocupación en su voz y eso sosegóunpocomi agitado
corazón.FueraloquefueseloqueClavellhubierahechoconsuindeseadonieto,conseissoldadoscomotestigosnoleharíadaño,ymuchomenosalgopeor.Elbrigadierseechóareírenlacaradesusubordinado.—¿Quéquierequehaga, soldado?¿Darledemamar,mecerlo,cambiarle los
pañales?¿Quécreeustedquesehaceconuncríoasí?Pordesgracia,no tengocapacidadparaloprimeroyparaloúltimonotengotiemponiganas.¡Asíquedevuélvaselo a la mujer, soldado! Que lo conserve por ahora. Luego yaveremos...Ydichoesto,sedioimpulsoparavolveramontar.Gemícuandomecolocaron
aAramaen losbrazosy reconocíentonces la trampaqueelpadredeLeonardnoshabía tendido.Sinoshubiésemosquedadoquietos, tal comoTeWhitinos
enseñaba, Clavell no habría tenido motivo para proceder en nuestra contra.Habríamos tenido que escuchar una sarta de improperios y soportar un par dehumillaciones,perononoshabríaarrestadonihabríahechonadaaArama.Peroahora éramos víctimas de acusaciones, graves incluso, en el caso deLeonard.HabíalevantadoelarmacontraunrepresentantedelaCorona.Distinguí su mirada de desesperación cuando nos arrestaron formalmente.
CuatrosoldadosnosescoltaronhastaPungarehu.Desdeallí,noscondujerondenocheaNewPlymouth.
Eljefedepolicíalocalnodiograndesmuestrasdealegríacuandollevaronaempujonesaunamujerconsuhijoalazonadelasceldas.Lacárcel,deporsí,ya estaba atestada de presos. Muchos maoríes que había arrestado mientraslevantabanvallastodavíapermanecíanahí.—¿Dónde se suponequehedemeter a la chica conelniño?—preguntóal
rechonchomilicianoquenoshabíaconducidohastaallí—.Estoesunacárcel,nounaguardería.Elsoldadoseencogiódehombros.—Mañana, cuando asaltemos ese nido de rebeldes, seguramente tendremos
que encerrar amásmujeres, agente.Así quevacíeuna celdapara las señoras.Queloshombresseaprieten.—¿Yelmarido?—preguntóeljefedepolicía.ConocíaaLeonard.Lafamilia
de su esposa era propietaria del colmado donde Leonard solía comprar enParihaka—.¿Hedesepararlodesufamilia?Elmilicianosonrió.—¿Pretende que esta noche engendren otro niño? —inquirió burlón—.
Envíeloconloshombres,demomentoencierresolaalamujerconelcrío.Luegosedecidiráquéhacerconél.Yahorapongamanosalaobra,tengoquevolveraPungarehu.Recibimosinstrucciones.¡Mañanalacosairáenserio!Eljefedepolicíasemordisqueóellabio,peronodijonada.Yahacíatiempo
queelejércitohabíatomadoelpoderenNewPlymouth.Lapoblaciónvitoreabaa los soldados. Habría cometido un suicidio político si se hubiera puesto encontradelaopiniónpública.—Losiento—susurróLeonard,cuandolosepararondemilado.Nohabíamos
podidohablarenelcamiónenquenoshabíantrasportadohastaallí.Elmilicianogordosehabíacolocadoentreambosynonoshabíadejadocomunicarnos.Sinembargo,ahoraLeonardqueríamusitarmeunaspalabras—:¡Losientoyteamo!Yo quería decirle que también lo amaba. Que no le guardaba rencor, que
cualquiera, incluso el mismo TeWhiti, habría perdido los estribos si alguienhubieseamenazadoasuhijo.Pero todo transcurriómuydeprisa.AntesdequeyopudieseresponderhabíanmetidoaLeonardenunaceldarepletadedetenidos.Ojalá lo tratasenbien.Afindecuentas, losmaoríesnopodíanecharleencaraquefueseuncobarde.Nohabíaaradonilevantadoningunavalla,perosehabíaenfrentado a la Corona británica con una espada en la mano. Los guerrerosteníanqueaceptarlocomounodeellos.
Aramayyopasamosunanocherelativamentetranquila.Soloelruidodelasotras celdas perturbabami sueño.Allí había cientos de hombres encarceladosque ni siquiera de noche se callaban. Sus conversaciones, susurros, rezos yquejas formaban un rumor constante que se mezclaba de vez en cuando conexclamaciones e incluso gritos.Hacía frío y se habían olvidado de darme unamanta.EnvolvíaAramaconmisfaldasparamantenerlocaliente.Lomecíylehabléhastaquesetranquilizóysedurmió.Nomedieronnadadecomer.Talvezelcarcelerodelturnodenocheignorabaquehabíaunamujerentrelospresos,yposiblementeerapreferiblenohacérselosaber.Asíquememantuvecallada.DeAramanoteníaquepreocuparme,todavíamamaba.Enciertomomentoviqueamanecía.Elsolsecolóatravésdelosbarrotesdel
ventanucode lacelda.Penséque la invasióndeParihakaempezaría temprano.En realidad, mis pensamientos deberían haber estado con mis amigos, en el
poblado, pero solo podía pensar en Leonard y en lo que nos ocurriría. ¿SelimitaríaClavellallevarasuhijoalostribunalesyhacerloencarcelar?¿Ourdíapeores planes? Me sumí en mis cavilaciones hasta que al mediodía llegaronnuevoscarros transportandopresos.Hakeke fueunade lasprimerasmujeresalasquemetieronenmicelda.—¡Uno de esos desgraciados me ha metido mano! —refunfuñó—. Le he
arañado. Yo también estoy a favor de la resistencia pacífica, pero ¡eso espasarse!Lasotrasmujeresyniñas contaron lomismo.Los invasoresno solohabían
provocadoconarmaseinsultosaloshabitantesdelpoblado,lasmujerestambiénse quejaban de agresiones sexuales. Consecuencia de ello fue que ese díaentraron más mujeres en la cárcel que hombres. Los guerreros siguieron lasórdenesdeTeWhiti.—¿Cómohaido?—pregunté—.¿Muymal?Hakekesuspiró.—Claro.Perodealgúnmodo...muybien.Hasidolamentableparalospakeha.
Han movilizado a todas sus fuerzas y desfilado como si tuvieran a todo unejército enemigo ante sí. Enviaron un destacamento de asalto en primer lugarpara abrir las puertas a la fuerza, pero se las abrieron desde dentro. TeWhitienvióniñosyadolescentes.Lospequeñosbailaronunhakadeguerraenlacalle,fue conmovedor, y las chicas se pusieron a saltar a la comba. Nosotras, lasmayores,sacamoscestosconpanpararepartirloentrelossoldados.—¿Enseriohicisteiseso?—Sí.Lomássensatohabríasidoquelospakehadesmontarandesuscaballos
ynegociaran,peroBryceordenóelataque.Loshombresrefrenaronsuscaballosjustodelantedelosniños.NosotrasnoslanzamostodasalsueloytuvieronquesacarnosarastrasparapoderentrarenParihaka.Eltipoqueseencargódemísecomportóde formasoezyporesomedetuvo.Dejaronenpazaquienesnosequejaron.¿Quéotracosaibanahacer?¿Llenarlascárcelesdeniños?—¿Yelrestodeloshabitantesdelpoblado?
—EsperaronconTeWhitiyTohuenlaplazadelasasambleasmanteniéndoseen silencio. Tohu nos pidió expresamente que no opusiéramos ningunaresistenciacuandonospusieranlabayonetacontraelpecho...Mástardeoímosque los habitantes del pueblo habían perseverado así unas pocas horas y queluegoapresaronaTeWhitiyTohu.—Sehanmantenido tanfirmes... tanvalientes...—gimióunamujerquenos
escuchaba. Había intentado arrojarse sobre los soldados cuando se habíanllevadopresoaTohuKakahi—.TeWhitidecíaquedebíamostenerbuencorazónyserpacientesyesforzarnossiemprepormantenerlapaz.YTohudecíaquenoteníamosqueestartristesnitenermiedo.¿Quéclasedegenteesesaquetrataasíahombrestanbuenos?YopensabaqueesoseranhombrescomoAndrewClavell.Ypormuchoque
intentaseatenermealaspalabrasdelProfeta,meinvadíaelmiedo.Los habitantes de Parihaka resistieron varios días en la plaza del pueblo.
Tranquilos,pacíficos,pacientes,talcomoleshabíarecomendadoelProfeta.Lospakeha, entretanto, publicaron decretos que los exhortaban a regresar a losterritorios de origen de sus tribus, pero ellos se mantuvieron impasibles.Resultaba difícil realizar una repatriación forzada ya que apenas era posibleclasificar a los residentes de Parihaka según sus tribus. Cuando los soldadosempezaron a destruir con hachas las casas de Parihaka y a quemarlas, losmaoríesabandonaronlaresistencia.Elpuebloempezóavaciarse.TeWhitiyTohupermanecieroncincodíasencarceladosenPungarehu,luego
los trasladaron a New Plymouth. Poco antes de que llegaran a la cárcel nosdejaronlibresalasmujeresparacederelsitioatanimportantespresos,aquienesnoqueríanencerrarconlosotrosreclusos.Enciertamedida,mesorprendióquetambiénme incluyeranen la lista.NoesperabaqueClavellmedejarasalir tanfácilmente.Sinembargo,nomeecharonalacallecomoalrestodemujeres,sinoquemecondujeronaldespachodeljefedepolicía.—Todavía tengoque hablar conusted, señoraClavell—medijo el jefe, un
irlandés nervudo de cabello rojo ya encanecido. Parecía incómodo, así quesospechéqueelcontenidodenuestraconversaciónnoseríaagradable.—¿Quéocurre,jefeO’Neill?—preguntéangustiada.Élserascólafrente.—En fin, se trata de... de su puesta en libertad, señoraClavell... Sucede lo
siguiente:puedeustedirse,perono...nopuedellevarsealniño.Élsequedaaquí.—¿Qué?—pregunté atónita—. ¿Quemi bebé se queda prisionero aquí?—
Intentésoltarunarisanerviosa—.¿Ha...hacometidoalgúndelito?O’Neillnegóconlacabeza.—Claro que no, señora Clavell. Por favor, discúlpeme, yo... no me he
expresadobien.Naturalmente,elniñonosequedaenlacárcel.Perotampocoselo puede llevar. El brigadier Clavell, abuelo del niño, ha conseguido unadisposición por la cual él se hace cargo de la tutela del pequeño. La señoraClavellemprendióayerelviaje.Vieneabuscarasunieto...—Pero...pero¿cómoescapaz?—EstrechéaAramaconmásfuerza—.¿Qué
juezhapermitidoesto?Elniñotienepadres,él...—Supadreestáacusadodeundelitograve.ElseñorClavellsequedaráenla
cárcel,talvezduranteaños.Yusted,señoraClavell,pormuchoqueyolosienta,usted no está emparentada de forma totalmente legítima con el niño, según elbrigadier Clavell. —O’Neill hizo una mueca. Era evidente que no estaba deacuerdoconelprocederdeClavell.—¡Esto es ridículo!—Traté de quemi voz sonara firme—.Todo elmundo
sabequesoylamadredeArama.Leestoydandoelpecho.YtodoelmundosabequeestoycasadaconLeonard.¡TodaParihakacelebrólabodaconnosotros!Eljefememiróconcompasión.—SeñoraClavell...Parihakayanoexiste.YelbrigadierClavellnoreconoce
sumatrimonio.—¡Eso no es asunto suyo! —protesté—. ¡Él no es nadie para decidirlo!
Nosotros...—Legalmentese tratadeunazona intermedia.Naturalmente, la jurisdicción
inglesareconocetambiénelmatrimoniodelosnativos,delocontrariotodoslosniñosmaoríesserían ilegítimos.Perounaunióncomolasuya...Elbrigadier lodescribecomosisuhijosehubierafugadoconunadesussirvientas...bueno...seducido por ella. Asegura que nunca había tenido realmente el propósito decasarseconusted,nianteDiosniantelaley.Puedequehayacelebradounparderituales indígenas, pero es probable que sin comprender en qué se estabainvolucrando...—¡Esoesuna infamia!—Sabíaquemeequivocabadiciendoeso,pero tenía
queexpresarmihorroreindignación—.Mimaridohablaelmaoríconfluidez.Claro que sabía lo que hacía cuando se casó conmigo. Y también íbamos acasarnos según la ley pakeha. Lo que pasó es que todavía no teníamos mispapeles. Usted mismo puede atestiguar que presenté varias solicitudes depasaporte.O’Neillasintió.—Lo haré de buen grado por usted, señora Clavell. Cuando se realice el
juicio.Pero,enprincipio,lasituaciónesquesolosumaridopodríapresentarunareclamación,yélestáenlacárcel.Almenosmientrasnosepronunciesentencia,elniñoquedaenmanosdesusabuelos.—¿Ysisoyyolaquepresentounareclamación?—pregunté,pensandoenel
joven abogadoWiremuPoki. Seguro que élme ayudaría—. ¿Y simeniego aentregaramihijo?O’Neillsuspiró.—Notieneelección,señoraClavell.Losiento,perosinoaceptaesteacuerdo
amistoso, deberé enviarla a Auckland,Wellington o donde sea que haya unacárceldemujeres.Permaneceráallítambiénmientrasseleproceseporoponerseal poder supremo. No podrá conservar a su hijo a su lado. En circunstanciasnormalesseleinstalaríaenunhospicio;ensucaso,encasadesusabuelos,porsupuesto. No puedo más que aconsejarle que deje voluntariamente al niño.Cuandoestéenlibertad,tendráustedotrasposibilidades.Podráluchar.Contrateaunabogadoodiríjasealaprensa.HeoídodecirqueSamuelCrombieBrown,
delLytteltonTimes, estáenParihaka,peseaqueen rigordeberíaencarcelarlo.Juntoconotrosdosperiodistasseintrodujoenelpobladoantesdelainvasiónyhaseguidodecercatodoelguirigay...bueno...todoelprocesodeapropiacióndetierras llevado a término por el gobierno. Aunque los periodistas teníanprohibidoacercarseallugar...El jefe O’Neill explicó por qué había renunciado a encarcelar al conocido
periodista, mientras yo alimentaba con cautela cierta esperanza. Conocía aCrombieBrown.LlevabaañosescribiendosobreParihakayyohabíatrabajadode intérprete enmuchas de sus conversaciones con TeWhiti. Seguro quemeapoyaría.—¿Qué decide, pues? —preguntó al final amablemente pero con
determinación—.¿Quédecisiónvaatomar,señoraClavell?¿Medaelniño?Nosepreocupe,sécómodesenvolverme,tambiénsoypadre...O¿hemosdeutilizarlaviolencia?Nomegustaríahacerlo, señoraClavell,ysuhijitoseasustaríasituviéramos que arrebatárselo por la fuerza. Le daré algo de tiempo paradespedirsedeél,peroluegotendráquemarcharse.Nohayotraopción.O’Neill tuvo la decencia de salir de la habitación y dejarme a solas con
Arama. Corrí desesperada hacia la ventana para ver si podía escapar por ahí.Peroeldespachoseencontrabaenelsegundopiso.SihubierasaltadoconAramahabríamosmuerto.Además,laventanadabaaunpatiocerrado.Inclusosialcaerhubierasalidoilesa,nohabríaalcanzadolalibertad.Asípues,noteníaotroremedioqueresignarme.Semepartióelcorazónaldar
porúltimavezelpechoaAramaparaquealmenospudieseemprenderelviajecon el estómago lleno. Lo acaricié y besé de nuevo, contemplé sus diminutasmanosypiececitos,loslabiosrosadosylasuavepelusilladelacabeza.Nomehacíailusiones:siahoraloentregaba,novolveríaaverlodurantemuchotiempo.Crecería,aprenderíaaerguirse,gatear,posiblementeaandaryhablar,ytodoesosin mí. Lloré en silencio cuando se lo puse en brazos a O’Neill, edesconsoladamente cuando salí a la calle. Desde entonces, allá en Orakau,cuandodestruyeronamifamilia,nuncahabíavueltoasentirmetansola.
LÍNEASREALES
Hamilton,Paihia,Waitangi,Turangawaewae,Rotorua,Whakarewarewa,Waitomo,PenínsuladeCoromandel,Parihaka
1
—Aver,repítelodespacio—pidióStephanie,queteníaquehacerunesfuerzoparaaclararse.SuabueloobisabueloeraelhijodeMaramayLeonardClavell...—Mi abuelo —repitió Weru Maniapoto—. Sé que parece imposible, pero
somosunafamilialongevayAdamClavellsecasómuytarde.Antesteníaotrascosasquehacer...Contrajoelrostro.Elmokoparecióadoptarnuevasformasylediounaspecto
amenazador.—Y creció con los padres de Leonard —siguió diciendo Stephanie—.
Despuésdequesus...padresbiológicos...¿muriesen?¿Quésucedió?Werusecercioródequeelcaféestuvieselistoyllenólastazas.—Eso me gustaría saber a mí —respondió con vehemencia—. Lo que
realmentesucedió,nolosabenadie.Amiabuelosiempreleaseguraronquesumadre lo había entregado en adopción. Un par de meses después de sunacimiento,semarchó,yselodioaAndrewyHillaryClavell.—¿Y el padre de Adam?—preguntó Stephanie—. ¿Dónde estaba Leonard
Clavell?—Ahoraestáenterradoennuestropanteónfamiliar—respondióconfrialdad
Weru—.Peronomepreguntecómo llegóhastaahí.Muriódurante lasguerrasmaoríes,estoestodoloquemiabuelosabíadeél.—¿No investigó al respecto?—preguntó sorprendida Stephanie, y tomó un
sorbodecafécargado,quedespuéssindudaobraríasusefectosestimulantes.EnNuevaZelandaelcafécon lecheseservíamás ligero—.Algún interéssentiríaporsuspadres.—LosClavellinsistieronenquenosabíannadamás.Enquesolorecibieronla
noticiade ladefuncióndeLeonardymás tardesucadáver.Guardaronsilenciosobredóndemurió,acausadequéheridas,siluchandoafavoroencontradelospakeha.MiabuelofallecióconvencidodequeLeonardhabíamuertosiendounhéroedelacausadelosingleses.¡Ysesentíaorgullosodeello!—HabíaundejedereprocheenlavozdeWeru—.Mipadreyyotambiénnoslocreíamos.Justohastaqueaparecióestediarioyconéllasdudas.Yo,encualquiercaso,nopuedoimaginarmequeLeonardcambiasetanfácilmentedeopinión,¡notrastodoslosañosquehabíapasadoenParihaka!—Alomejorlochantajearon—sugirióStephanie—.Conelniño.Sidespués
de separarlo deMarama y su hijo le dieron esperanzas de poder reunirse conellos cuando terminara la guerra... entonces es posible que se doblegase yvolviesealejército.—¿Paradespuésdejarsematarporquenoconseguíapelearcontralosmaoríes?
—Weruhizoungestoderechazoconlamano—.YomásbiencreoquemurióenelasaltodeParihakaoenalgunaprisión.—Eracomosiunaexplicaciónasí leresultasemássatisfactoria.—EnelasaltodeParihakanoseprodujeronmuertes—aclaróStephanie.Ya
sehabíainformadoafondosobreeso.Weruhizounamuecadenuevo.—Es lo que dicen. Pero no tiene por qué ser verdad. Es como cuentan la
historialospakeha...—Habíasuficientesperiodistascríticosenel lugar—replicóStephanie—.Y
además,dichoseadepaso,todavíahaymuchasposibilidadesdistintasalahora
deseguirdesarrollandolahistoriadeLeonardyMarama.ElfragmentodeldiarioterminaconsullegadaaParihakayhastaahorahemospartidodelaideadequesequedaronallíhastaelfinal.Peronotieneporquéhabersidoasí.AlomejornosequedaronenParihakahastaelasalto.Talvezlarelaciónnofuncionótanbiencomoparecíaenunprincipio.Esposiblequeserompieralarelaciónyqueélsellevaraalniñoconsuspadres.—¿Y lo dejó con ellos y se fue a la guerra? —Weru apretó los labios
incrédulo.Stephanie echó una ojeada a sus apuntes, como si escondieran alguna
respuesta.—¿Cuándomurió?—preguntó—.¿Losabe?Werunegóconlacabeza.—No.Y esto también es digno de consideración. ¿O acaso no lo encuentra
ustedinteresante?Encualquiercaso,yomeloheplanteadoytambiénmipadre.AndrewyHillaryClavellyanovivían,noselopudimospreguntar.Ymiabuelonosabíanada.NorecordabaenabsolutoaLeonard.Deloquesepuedededucirque era muy pequeño cuando su padre murió. —Weru la miró buscando suasentimiento,visiblementeorgullosodesulabordedetective.Stephanie se mordió el labio. Le habría gustado decirle algo positivo y
confirmar sus suposiciones, pero para una periodista experimentada, el asuntoquedabapococlaro.—Noforzosamente—observó—.Leonardtambiénpodríahaberinstaladosu
residencia en algún lugar que no fuera Auckland. Incluso haber vivido conMaramaenotrositio.—Me resulta inconcebible que los dos dejaran al niño con los Clavell —
replicóWeru—.¡NodespuésdeloqueMaramaescribiósobreellos!Stephanielevantólasmanos.—A lo mejor en algún momento supusieron que el niño estaba muerto—
siguió reflexionando—. A lo mejor se perdió cuando asaltaron Parihaka. Nopodemossaberlotodo.Yelasuntodelpanteónfamiliar,dondesedicequeestá
enterradoLeonard...¿seríaposible,teóricamente,quenoestuvieseallí?Colocarunalápidaconmemorativaenunmausoleoparticulareslomásfácildelmundo.Yasí,Adamyateníaaunhéroecomopadre,yasumadreladescribíancomouna rebelde maorí. Queda claro con cuál de sus progenitores se identificó.Porque,¿seidentificóconLeonard...oconlaimagenquesehabíahechodeél?Weruasintió.—Vayasise lahabíahecho...—respondióconun tonorencoroso—.Eraun
militar de la vieja escuela, con opiniones repugnantes...Odiaba a losmaoríes,odiabaalosindios,eraracista.Siporélfuera,habríaaniquiladoatodoslosquenoerandepurarazablanca...—Eso le hubiera afectado también a él —señaló Stephanie—. A fin de
cuentas,eramediomaorí,seledebíadenotar.Weru volvió a asentir, tomó otro sorbo de café y pareció tranquilizarse un
poco.—Naturalmente,nolotuvofácil...Suabueloloeducódeformamuyrígida,lo
queno resulta sorprendente siunoconoceelmanuscritodeMaramay sabe lomuchoquelodecepcionóunhijotanrodeadodemujeres.AtribuíaelfracasodeLeonard aque sehubiera criado con relativa libertad junto a suhermanay suhermana de acogida, y debió de reprochárselo a Hillary. Como consecuencia,apartóaAdamde toda influencia femenina.A loscuatroañosyaestabaenuninternado.—¿Aloscuatroaños?—sesorprendióStephanie—.¿Esoeraposible?—Sí,hastayabastanteentradoelsigloXXloera.Amítambiénmesorprendió
cuandomeenteré.Laclasealtainglesanopodíaevitarlo.Noseveíaelmomentodeempezaraeducaralosniñoscomopequeñoslordsyladys.Almismotiempose sometía por completo su voluntad. Así pues, Adam asistió primero a uninternadoy luegoaunaacademiamilitar.Yen todaspartes fueelúnicochicoque no tenía antepasados cien por cien blancos. ¡Puedo imaginarmuy bien loquedebiódesufrir!—Stephanieasintió.Seguroquelosdemásniñossehabíanmetido con Adam—. En esas escuelas debía de reinar una atmósfera muy
agresiva—prosiguióWeru—.Niñosdesatendidosyestresadosporlospadres...—Derepenteelsemblantedelhombresedulcificó,comosisupieseloquesienteunniñodesatendidoy abrumado.Pero recuperó su expresiónnormal al seguircon la historia de la familia—.Mi abuelo era un hombre rígido y, en nuestrafamilia,todosteníamosmiedodeél.Perovistasuhistoria,enrealidadsolopodíatratardesermásinglésquecualquieringlés.Ymásmilitarquecualquiermilitar.Durantetodasuvidaodióalagentequenoerablanca,enespecialalosqueseinterponíanenelcaminodelaCoronainglesa,sobretodoalosmaoríes.Parasupesar, no pudo pelear contra ellos, puesto que cuando fue lo suficientemayorpara ir a laguerra,NuevaZelandaya llevaba tiempoenpaz.Perohabíaotroscon los que los británicos se peleaban.Mi abuelo sirvió en la guerra bóer, enIndia, en la Primera Guerra Mundial... Tras ello regresó cargado decondecoraciones aNueva Zelanda. Se buscó a unamujer, una baronesa de lalanadelosalrededoresdeAuckland,ypasóelrestodesuvidacomouncountrygentleman. De vez en cuando trabajaba como asesor del gobernador. Seentrevistaba frecuentemente con Fox y sus compañeros de armas y hacíanegocios con ellos.Al parecer, no tuvo demasiado tiempo para su esposa. Suhijo, mi padre Jeffrey, nació en 1930. Adam ya tenía alrededor de cincuentaaños.—¿Yusted?¿Cuándonacióusted?Noquieroserindiscreta,perolahistoriade
Maramaempiezaen1864.Quedesdeentoncessoloseantresgeneraciones...Werusonriócontristeza.—Mi padre se tomó su tiempo antes de tener hijos —respondió con
tranquilidad—.Tal vez también como parte de su amplia protesta contra todoaquelloquerepresentabamiabuelo.Jeffreyfueunactivistamaorí.Enlosañoscincuenta, cuando se inició el movimiento de protesta maorí, él enseguida selanzóalalucha:contraelracismo,afavordemejorescondicionesdevidaparanuestropueblo,contraelimperialismo.Asíconocióamimadre,KawhiaIhenga.—¿Ellatambiéneraunaluchadora?—Enefecto.Antesdequeseestablecieranlosdos,habíanparticipadoencasi
todo:manifestaciones,marchasdeprotesta,sentadas...Alfinalsevolvieronmásformales. Kawhia fue una de las fundadoras de la Maori Women’s WelfareLeague,mipadretodavíaeshoymiembrodelNewZealandMaoriCouncil.Esoenfureció a mi abuelo. Consiguió excluir a mis padres de gran parte de laherencia,peroellosya llevabanmucho tiempo involucradosensus respectivasorganizacionesy,detodosmodos,lasovejasnoerandesuinterés.Adammuriómuy viejo pero amargado. Y su historia absorbió a mi padre durante toda suvida. Simplemente era incapaz de creer queMaramaClavell hubiera sido taninsensible como para abandonar a su hijito en manos de su abuelo, y másconociendo ella a Andrew Clavell. Por propia experiencia sabía lo quesignificabacrecerenesacasa.Hasta1988,cuandoaparecióeldiario,habíamosperdidotodaesperanzadeaveriguaralgomásal respecto.Entenderáahoraporquéestoytaninteresado.—Derepenteparecíamásjovenycombativo.—¿Todavíavivesupadre?Weruasintió.—Yoleentregaría los recuerdosdeMarama—dijo lacónico—.Eso leharía
feliz...—Siempre que contuvieran lo correcto. —Stephanie no podía remediarlo,
tenía que ser realista—. Como ya hemos dicho, los héroes también puedenrevelarsecomoseresinfames.Werucontrajoelrostro.—¿Esocreeusted?¿Realmentepretendecreereso?Ellaseencogiódehombros.—Yonopretendonada.Yenloquerespectaaquécreerseono...Despuésde
todoloquehedescubiertosobremihistoria,sobremipadre,losMatthewsylosWahia,yanoséquéhedecreerme.Peroaquínose tratadeloqueunocreaodesee,sinodeesclarecerlaverdad.Unahistoriadebeinvestigarseconesmeroyconfirmarse,aserposible,a travésdedistintasfuentes.Ustedtampocodeberíaaferrarseaesediario.Essolounateselaentodasuhistoria...Weruselaquedómirando.
—¿Lo ve realmente con tanta frialdad? —preguntó—. ¿Tan... tandesapasionadamente?Nosienteningunaemoción,ningún...Stephanie frunció el ceño. Iba a protestar, pero se quedó pensando.
¿Emociones? ¿Pasión? ¿Entusiasmo? ¿Cuándo había sido la última vez quehabía sentido eso? Naturalmente, emprendía con ahínco sus investigaciones,pero tambiénconciertodistanciamiento.Yaen laescueladeperiodismohabíaaprendidoqueerainútilobsesionarseconunasunto.—Un buen periodista —respondió citando una regla elemental— no se
involucra en la causa sobre la cual está escribiendo. Tenemos que estar porencima,¿comprende?Nosotros...—¡Peroenestecasoustedestáenmedio,Stephanie!—señalóagitadoWeru
—.Estáaquí,enNuevaZelanda.EstáinvestigandolosasesinatosdeMatthews,¿no?¡EsustedhijadeHelmaMartens!Ellaasintió.—A quien usted, por otra parte, nunca ha mencionado —se le ocurrió de
repente—.¿Quéexplicacióntieneparaesto?Bueno...ellaerasusuperior.Weruhizoungestoderechazoconlamano.—Pakeha...—susurró—.Enmuchosaspectosteníamos...opinionesdistintas.
Tambiénenrelaciónconeldiario.—¿Se manifestó usted a favor de que la universidad comprara el libro a
Matthews?—trató de aclarar Stephanie. Eso explicaría el desencuentro entreHelma y su asistente. A lo mejor Weru había complicado las negociacionesalimentandolasesperanzasdeMatthew.—¡Claro!—exclamó—.Esundocumentodelaépocadevalorincalculable...Stephaniereprimióungemido.—Soloporqueparasufamiliaseainteresantenosignificaqueseadeinterés
general...—¡Yaempiezaahablarcomosumadre!—la interrumpióWeru—.También
supadreencontróqueellibrodebíapasaraserpropiedaddelauniversidad...—Él tenía una relación conMiriMatthews—lo cortó ella con sequedad—.
Claroqueestaba interesadoenquesumaridoestuviera tranquilo.SiRaymondhubieseconseguidoeldinero,seguramentehabríadejadoqueMirisefuese.Weruasintió,aparentementepensandoenotracosa.—Fueracomofuese...—dijoentonces—todoesoesaguapasada.Valemás
quepensemosenelfuturo.¿Quéhacemosahoraparaencontrareldiario?—¿Hacemos?—preguntóStephanie.Sesentíadivertidayemocionada.Weruestabatanmotivado...Avecescasile
recordaba a su joven asistente de redacción, Ben. Pero de repente volvía aadoptarsuaire imparcial,se leveíamaduroyexperimentado,ycasiadivinabalos pensamientos de Stephanie. Despertaba en ella sentimientos que no sabíadefinir.Sucompromisoeracontagioso,ysusemblante...Nuncahabíavistoaunhombre cuyo rostro pudiera cambiar tanto de expresión y que ello todavía seacentuaramásatravésdel tatuajequeunmaestrotatuadorhabíagrabadoenelrostrodeWeru.Enesemomentoparecíadesconcertado.—Usted quiere encontrar el diario, ¿no es así? —se cercioró—. Bien, yo
también.Puespongámonosmanosalaobra.Tengomuchoscontactos.Yusted...admítalo,¡sabemásdeloquemehacontadohastaahora!—Stephaniepreferíatrabajarsola,pero...Todavíanohabía reunidomuchosdatos,asíquecualquierpropuestapodríaservirledeayuda—.Supongoquequerrábuscarasupadre—añadióWeru—.YaMiri.Porquesiesquetodavíaexisteeldiario,lotendránlosdos.—O uno de los dos —precisó Stephanie—. No tenemos ninguna certeza
acercadequetodavíasiganviviendojuntos.Nidónde...—¿Existe alguna pista sobre dónde pudieron marcharse después de los
asesinatos?—preguntóWeru.Ella se mordió el labio. Tenía que decidir si admitía que ese hombre
colaboraseensuspesquisas.Silehablabadelaspostalesloinvolucraría.—SequedaronenlaIslaNorte—respondióalfinal—.Ytenemosdatossobre
dónde...—SacósucuadernodeapuntesymostróaWerulalistadeloslugares
donde habían franqueado las postales de Miri: Waitomo, Rotorua, Paihia,Thames...Eljovenresplandeció.—¡Vaya! ¡Ya tenemos algo para empezar! ¡Por fin un punto de referencia!
Iremosallíypreguntaremos...Conozcoagenteportodaspartes.—SeñorManiapoto,setratadecentrosturísticos—dijoStephaniesofocando
suentusiasmo—.Ynosotrosestamosbuscandoadospersonasquepasaronporallíhacemásdeveinteaños.Esbastanteimprobablequealguienseacuerdedeellos.Semaravillóunavezmásdesucambiodeestadoanímico.WeruManiapoto
moviólacabezasonriente.—Weru—dijo—.Sivamosaviajarjuntostenemosqueoptarporuntratomás
informal. Y por otra parte: esto no es Las Vegas, Stephanie, esto es NuevaZelanda.Aquíelmundocambia lentamenteymipueblo tienebuenamemoria.Estoslugaressonlasolución.Mesientollenodeoptimismo.Losencontraremosalosdos.
2
—¿Tupueblo?—preguntóStephaniecuandoWerulaacompañóalinterior.Weru todavía teníaunpardeasuntosque solucionar enel archivo,pero los
dos querían emprender el viaje a Paihia a lamañana siguiente y comenzar labúsqueda.—Terefieresalosmaoríes,¿no?¿SuponesqueMiriy...Simon—todavíale
costabahablarde supadrecomodeun servivo—semuevenmásencírculosmaoríesquepakeha?Porloquesé,Simonnotieneantepasadosmaoríes.Elarchivadorarqueólascejasdemodoquesustatuajesvolvieronaagitarse.—¡Puesclaroquehablodelosmaoríes!—exclamóconorgullo—.Yotengo
trescuartaspartesdesangremaorí. ¡Laformadeserde lospakehameresultaajena!—NosediocuentadequeStephaniearrugabalafrente.Noeralamejorencálculosdeporcentajes.Pero¿eracierto?Además,ningúnneozelandéspodíanegarsurelaciónconunodelosdosgruposdelapoblacióndeformatanclara.Estabatodomuyentrelazado—.YencuantoaSimonyMiri—prosiguióWerucon vehemencia—, se trata simplemente de una reflexión lógica. Desde queambos se esfumaron, no ha aparecido ningún pasaporte, ninguna tarjeta decrédito.Al parecer viajan sin documentos.Es comprensible, vista la prisa conquesemarcharon.
Stephanie reflexionó. Ella siempre llevaba consigo sus documentos. EnAlemaniaeraobligatorio,enotrospaísestalveznoloconsiderabandeformatanestricta.—Perosinpapelesnopodíanconseguirempleo.Almenosnounolegal...—¡Cierto!—respondióWeru—.Perosiganarondineroenalgúnlugar,seguro
que fue en empresas dirigidas por maoríes. A mi pueblo no le importa ladocumentación.Ycomoyahabrásnotado,loslugaresdondeseestablecieron...—En los que se ha comprobado que han estado alguna vez. —Stephanie
volvió a contener la euforia del joven—.Es posible que simplemente pasaranporahíysetomaranuncafé...—Perosiseinstalaronallí—insistióWeru—,esfácilqueencontrarantrabajo
en la industria turística. Nadie es demasiado meticuloso con los empleadostemporales,ymenosconlosmaoríes.Todoencaja...Pasoarecogertemañanaalasnueve.¿Oesdemasiadopronto?Podemostomaruncaféporelcamino.«Y escribir una postal», pensó Stephanie. No estaba convencida de que el
viaje fuera a tener éxito. Había demasiadas hipótesis, suposiciones yeventualidadesenloscálculosdeWeru.Peroaella tampocoseleocurríanadamejor.Y además (aunque eso no tuviera nada que ver con las investigacionesobjetivasdelperiodismoe inclusocontradijera esosprincipiosbásicos), estabaemocionadaysealegrabademarcharsedeviajeconaqueljoven.
Naturalmente,Stephanienomencionónadade eso cuando, por la noche, sepusoencontactoporSkypeconRick.Leinformóacercadesunuevoconocidoydesusplanes,despuésdequeamboshubiesencharladosobrelasnovedadesenlaredacción.—Söder estámuy satisfecho con los resultadosde tu expedición—le contó
Rick—.EstáimpacienteporqueescribaselinformesobreHelbrichyMarama.En cambio, los asesinatos de Matthews le resultan bastante indiferentes.Tambiénpuedesprepararunartículosobrealgúnotrocasosinresolverquehaya
descubiertoBen.Yotepodríaayudar,echéunvistazoalalista.Elasesinatodelpolíticoitaliano...conozcoamuchosdesuscompañerosdepartido.Seguroquetienenmuchoque contar.Apuestoquehay encerrada algunahistoria picante...¡Porfavor,dejacorrerelcasoMatthews,Stephanie!¡Noteinvolucresmás!—Laadvertenciase intensificócuandoella lehablódeWeru.Talcomoseesperaba,Rick compartía más su escepticismo que la euforia del maorí—. ¿Pretendéisvisitarloslugaresdondealomejorestuvieronunavezhacemásdeveinteaños?—preguntóincrédulo—.Steph, inclusosise trataradepueblosdemontañadelHimalaya,enlosquesoloasomaunextranjerocadatresaños,demodoquelapresenciadetupadrequedaríagrabadaenlamemoriacolectiva...SimonyMirise marcharon de allí hace tiempo. No debe de quedar ninguna huella, esimposible.Ellahizounamueca.—Tal vez—admitió—. Pero tal vez no. Podría ser que todavía vivieran en
algunodeesos lugares.Oquealguienseacuerdedeadóndesemudaron.A lomejorsehicieronamigosdealguienconquientodavíaconservanelcontacto...Weru dice que Nueva Zelanda es como un pañuelo, en especial la NuevaZelandadelosmaoríes.Soloalcanzaneldieciséisporcientodelapoblación,nollegan ni al millón de los cuatro millones y medio de neozelandeses... —Sedetuvoaltomarconcienciadeloabsurdoqueerarecitaresosdatos.—Peronoseconocerántodosentresí—replicóRick,burlón—.Songanasde
hacerporhacer,Steph,ylosabes.—¡Pero encaja! —insistió ella—. Bueno, podrían trabajar en el área del
turismo.Entremaoríes.Mipadre,segúnloquedicemimadre,eramuypacífico.SirealmentematóaMatthews...—Creoquenocabedudadeello—observóRick.Stephaniesemordióellabio.—Ya —dijo—. Después de haber matado a Matthews debió de sentirse
culpableyconganasdehaceralgo...algocomodesagravio...—¿Vendiendoentradasparaalgúnsitioorecuerdosparaturistas?—preguntó
Rick,incrédulo.—Trabajando... trabajando en alguna organización maorí o con delfines o
kiwisoquéséyo...—Matthewsnoeramaorí.Y...¿delfinesykiwis?—Moviólacabeza.—¿Quéharíastú,pues?—preguntóirritadaStephanie—.¿Seteocurrealguna
ideamejor?Rickresopló.—Así,abotepronto,yo...—¡Loves!—exclamóella, triunfal—.Nose teocurreotra formadeactuar,
perocuandoyodigoalgo,entonces...—Tampocofueideatuya—objetóRick—,sinodeeseWeru.Quealparecer
tieneuninteréspersonalporleereldiario.—¡Nohayningunarazónparaasegurarlo!—protestóStephanie,aunquepoco
antes había sospechado que podía ser contraproducente que Weru seentrometieraenlabúsquedadeldiariodeMara.Rickpusolosojosenblanco.—Suanteriorjefenoparecíatenerloengranestima—prosiguió—.Porloque
heentendido,eldecanodeAucklandtehaprevenidoacercadeél.Ytumadrenuncatehamencionadosuexistencia.Asíquemepareceun...unconsejeromásbiencuestionable.—¿Porqué?—preguntódesafiante—.¿Porqueseinteresaporlahistoriadesu
familia,queademáseslahistoriadesupueblo?¿Porqueesmaorí?Eselprimerindígena que dirige por fin el archivo nacional. Los nombres de los demásarchivadoresparecentodosingleses.¡Nuncahubierapensadoquefuerasracista,Rick!—¿Qué?—Ricksequedóperplejo—.Nohablarásenserio,¿verdad?Ellasemordióellabio.—No —respondió cambiando de actitud—. Claro que no. Es solo que...
alguiencomoWeruradicaliza.Llamalaatención.Yeschocante...Rickentornólosojos.
—Enfin,yaveoque tehacausadouna impresiónpositiva.PeronoolvidesquetupadreyMiriMatthewsnoqueríanquelosencontrasen.
AStephanie le dolía la cabeza al concluir la conversación.Estaba enfadadaconsigomismaporhaberprovocadoaRick,perotambiénporlosprejuiciosdeeste con respecto aWeru. Era casi como si estuviera celoso, pensó, sin poderreprimir una sonrisa.Los celos nunca habían representado ningún papel en surelación con Rick. Siempre habían considerado que era una relación adulta,basada en la amistad y el respetomutuo; nunca amenazada por una repentinapasiónincandescenteporalguienconocidoalazar.¿Otravezlapasión?¡Yabasta!Stephaniecerróelportátil.Debíapensarqué
ponersepara salirdeviaje conWeru.Algopráctico,por supuesto.No tenía lamenor importancia que los vaqueros de diseño por los que al final se habíadecidido y la blusa de seda de colores que había adquirido en las últimasvacacionesenunaboutiquecarísimalesentasenestupendamentebien.
3
WeruestabadiscretamenteatractivocuandoalamañanasiguientebajódesucamionetadelantedelWaikatoLodge.Llevabaunosvaquerosdecueroque seceñían a sus fuertes piernas como una segunda piel y una camisa blanca queoscurecía su tez. Para ser maorí tenía una piel notablemente clara, ahí susantepasadospakehasehabíanimpuesto.ClaraWaterslomiróconsatisfacción;Stephanie,porelcontrario,sepreguntóparaquéquerríauncochetangrandeypesado.Aunqueelvehículoencajabaconél,tuvoqueadmitir.Habíapensadoenentregar el coche de alquiler en Hamilton, lo que Josh y Clara Waters seencargaríandehacerporella.AsíqueyapodíaemprenderelviajeconWeru.Eljovenhabíallegadoalgopronto,todavíaestabandesayunandocuandoseacercóalacasa.Weru no parecía tener prisa. Cuando Clara lo invitó a sentarse con ellos,
aceptósinvacilar.—¿Quiere un café? —le ofreció—. He oído decir que trabaja en
Turangawaewae.¿Paraelkingi?Interesante...WeruManiapotoaceptócomplacidoelcafé,peronorespondióalparloteode
Clara.Josh,quelepreguntóporlaprimerametadesuviaje,fuemejoratendido.—¿Por qué precisamente Paihia? —inquirió—. Waitomo y Rotorua están
muchomáscerca...Bueno,siesqueestápensandoenvisitaresoslugares.Duranteeldesayuno,StephaniehabíapuestoalosWatersalcorrientedesus
planes. Ambos compartían la opinión de Rick. Las postales deMiri eran lasúnicaspistasdequedisponían,perosindudanoservirían.—LosWaitangiTreatyGrounds—respondióWeruelocuentemente—.Pienso
que estaría bien que Stephanie conociera los orígenes, el principio de lahistoria...—PerolahistoriadeMaramaempiezaen1864—intervinolaperiodista—.El
acuerdodeWaitangi...—Se firmó en 1840—precisó Clara, dando muestra de sus conocimientos
históricos—.Maramatodavíanohabíanacido.—No obstante, quiero tener una visión del conjunto —respondió Weru,
volviéndose hacia Stephanie—.Tienes que comprender la historia deMaramacomopartedelahistoriadenuestropueblo.—Pensabaquequeríanencontraradospersonas—observóJeff—.Ytambién
undiario.Enlugardeandardandovueltasalahistoria,yomelimitaríaaponerun anuncio en un par de diarios importantes. O utilizaría internet y las redessociales.AlomejorlosdosestánenFacebook...—No están en Facebook —respondió Stephanie—. Es lo primero que
comprobé. Ni una Miri Matthews o Wahia, ningún Simon Cook ni ningúnClavell... Antes de realizar más búsquedas a través de internet, nos vamos aPaihia.Enviaronlaúltimapostaldesdeallí.Asíquetienesentidocomenzarporeselugar.Sitenemossuerte,lomismosehanquedadolosdosallí.LabahíadelasIslasdebedesermuybonita...A este respecto todos erande lamismaopinión. JoshyClara le aseguraron
queeraunlugarmaravilloso,mientrasintercambiabanmiradascómplices.Claroque no había ningúnClavell en internet, parecía decir Jeff a su esposa con lamirada,sielúltimoClavellahorasellamabaManiapoto...Weruparecíanocaerbienaloshombres.Clara,porelcontrario,leguiñóun
ojoaStephaniecuandoestaleentrególosdocumentosdelcochealquilado.
—Casisientounpocodeenvidiaporsuacompañante—confesó—.Estáunpoco pagado de sí mismo, pero no tiene desperdicio. —Stephanie no hizocomentarios—.Deberíahacerunaexcursiónparaverdelfines.Paihiaesfamosapor eso y son animales mansos. —Eso le valió una mirada reprobatoria delmaorí.—¡Nonosvamosdevacaciones!—exclamódignamente.Clarasonriótraviesa.—Ah,¿no?—preguntó.
Paihia se hallaba lejos, al norte, era el último enclave turístico antes de lapunta más septentrional de Nueva Zelanda. El viaje hasta allí duraba variashoras, pero a Stephanie y Weru no se les hicieron largas. Ella por fin teníatiempoparadisfrutardelpaisaje.Ahorasedabacuentadelomuchoquesehabíaperdido. Tener que concentrarse en la inusual conducción por la izquierda sehabía cobrado su tributo. Ahora no se cansaba de contemplar los peculiaresbosquesqueflanqueaban lacarretera, interrumpidosavecesporcultivosyporalgúnárbolmenosexótico.—Helechos y palmeras—dijo sonriendo—. No los hubiera esperado aquí.
PensabaquesoloseveíanenlacostaOeste...bosquespluvialesprecisamente...Weruseencogiódehombros.—Cuantamáslluvia,máshelechoshay;cuantomáscalorhace,máspalmeras
—dijo,resumiendolafloradesupaísnatal—.SontípicosdeAotearoa.Aunqueelcabbagetreenoesunapalmerapropiamentedicha.Perteneceaotraespecie.Lasraícesylosbrotesjóvenessoncomestibles.Sabenacol.Deahísunombreeninglés.Laúnicaespeciedepalmerarealmenteautóctonaeselnicau.Literalmente, cabbage tree significaba «árbol de col». Stephanie enseguida
descubrió que, en lo relativo a Nueva Zelanda, Weru era un diccionarioambulante.Peseaello, todoloanalizabadesdeelpuntodevistamaorí, loquesignificabaquenuncahablabadeNuevaZelanda, sinosiempredeAotearoa,y
que tampocosereferíaa la IslaNorteo la IslaSur,sinoaTeIkaaMauiyTeWaipounamu.Tambiénlointerpretabatododesdeelpuntodevistadesupuebloy sospechaba que había injusticias siempre que se producía un choque entremaoríesypakeha.Enestetemallegabaaalterarsedeverdad.Alaperiodistalefaltaban conocimientos para hablar con él competentemente de los problemassocialesyrelacionalesalosqueserefería.Solopodíaescucharloconatenciónycreerloquedecía,unamaneradeprocedercontrariaasuformadeentendersuprofesión.Muy pronto empezó a evitar aquellos asuntos que podían alterar aWeru.Unavezconseguidoesto,eraunentretenidocompañerodeviaje.Hablabadeformavivazydivertidadesuempleo,laproximidadentresulugardetrabajoy la residencia del rey siempre le procuraba interesantes encuentros convisitantesdetodoelmundo.Además,habíaviajadomuchocomorepresentantededistintasorganizacionesmaoríes.Yhablabade lugaresque loseuropeosnovisitabanconfrecuencia,comolasGalápagosylasislasCook.CuandoStephanienoseagarrabaaterradaalasiento,loquesucedíacadavez
más,dadoquelascarreterasseibanestrechandoyvolviéndoserurales,ambosselo pasaban estupendamente conversando. Weru apuraba hasta el extremo elcocheenlascurvasysuconduccióneratemeraria.Yellaibacomprendiendoporquétodoelmundoenesepaísparecíadesearuncochegrandeypesado.Seguroque en un choque nadie salía tan mal parado del Toyota de Weru como delpequeñocochedealquilerdeStephanie.—Nuncahubiesesospechadoquefuerasmiedosa—dijoél,sonriendoirónico,
cuandoellapreguntónerviosasielcochedisponíaalmenosdeairbags.—¡No lo soy!—protestó Stephanie, y le habló de las investigaciones que
habíallevadoatérminoenlosbajosfondosdeHamburgo.Perosereprochósuactitud: en lugar de justificarse, debería insistir en que condujera de formamenospeligrosa.—Una profesión fascinante —declaró Weru, lo que la enorgulleció. A
continuacióndesvióeltemahaciaParihakayseñalóeltrabajodelosperiodistasquehabíandocumentadolainjusticiaquesehabíarealizadoallí—.Pordesgracia
con un éxito poco duradero. Hoy en día, Parihaka y Te Whiti están casiolvidados,adiferenciadenuestrospadresfundadoresblancos.Observacuántoslugares y calles llevannombres de tipos comoBryce,Rolleston oGrey. ¿HayalgúncaminoquesellameTeWhitioRewiManiapoto?—Eranmaoríes—susurróStephanie,incómodamenteconmovida.Éllediolarazón.—¡Vasentendiéndolo!—laalabó—.Empiezasaentenderdequésetrata.Stephanie tenía lasensacióndeque lentamente ibacomprendiendomejor,al
menosaWeruManiapoto,y,apesarsuyo,sealegrabadeello.
4
Aprimeravista,PaihiaparecíamásgrandeysobretodomáscosmopolitaquelasotrasciudadesporlasquehabíapasadoStephaniehastaelmomento.Muchasnodisponíanmásquedeunacarreteraenlaqueunsupermercado,unatiendadevinos, un comercio de productos agrícolas y algunos puestos de comidareclamabanclientela.Esta,porelcontrario,disponíadevariascallesconmuchosrestaurantes,tiendasderecuerdosyalgunoshotelesymoteles.Elcentrorodeabaunas modernas instalaciones portuarias con sitios de recreo, bancos yrestaurantes que invitaban a descansar. Las ofertas de salidas para pescar ypaseosparaverlosdelfinesteníanallísusede.StephaniesesorprendiódequeWeruestuvieradeacuerdocondetenerseenun
motelynoinsistieraenbuscarunacasadehuéspedesadministradapormaoríes.Supusoquenohabríaninguna.Tampocohabíaningúnrestauranteespecializadoencocinaneozelandesa.Aunasí,encualquierpuestosepodíacomerpescaditofrito, aunque Stephanie prefería las tortitas de maíz. Al final, ambos sedecidieronporunrestaurantetailandés.Ellarenuncióapreguntaralpropietario,quenoeramaorínipakeha,porMiriySimon,pueslomásprobableeraqueellocalnohubieraexistidoveinteañosatrás.—¿Qué es lo primero que quieres hacer? —le preguntó Weru mientras
saboreaba la comida, estupenda aunquemuy picante—.Seguro que hay algúnque otro organizador de excursiones que ya lleva tiempo aquí. Pero losempleadoshabráncambiado...Werusonrió.Habíapedidovinoyseleveíarelajado.Noteníalamenorduda
dequesuempresaibaaserexitosa.—MañanateenseñarélosTreatyGrounds.Allíhabráalguienqueseacuerde...
EstoeslaPaihiadelospakeha,Stephanie.Mañanaverásladelosmaoríes.
El acceso a internet del motel no era muy bueno, lo que Stephanie utilizócomopretextoparanoponerseencontactoconRickesanoche,peseaquesuintenciónhabía sido llamarlopara reconciliarse.En todo caso, si él le hubierapreguntado por sus avances, debería haber improvisado y era posible que sehubiesen vuelto a enfadar... Así que escribió precipitadamente un maillamentando lamala conexión con internet y se fue a dormir. Estaba deseandodescansar;despuésdeunasemanatodavíaarrastrabaenloshuesosladiferenciahoraria. ¿O sería el clima de Nueva Zelanda? Durante el día luchaba conrepentinosaccesosdefatiga.Por la noche, sin embargo, la acosaron unos sueños absurdos. En ellos
aparecían unos hombres tatuados y unos barcos...Weru nadaba con delfines...Algoborbotabayellaveíasangre...Despertóunavezmásbañadaensudor.
Despertótemprano,seduchóconaguacalienteysemaquillóligeramente.Sealegró cuando Weru sonrió con admiración al verla. Los pantalones de linoclarosylablusadecolorestodavíaresaltabanmáselgrisdesusojos.El archivero había vuelto a recogerse el cabello en los moños de guerra y
llevaba lamisma indumentariaqueeldíaanterior:unacamisade linoanchayvaqueros de piel. La chaqueta era innecesaria, el día se prometía caluroso ysoleado.PormuchoqueStephanieintentaraconcentrarseenloquequeríahacer,
esebrillantecieloazullahacíasentirsecomoenvacaciones.NopodíaimaginarquelavisitaalosTreatyGroundsfueraaaportargrancosaasuspesquisas,perosin duda sería interesante.El tratado deWaitangi todavía ejercía su influenciasobre las relaciones entre maoríes y pakeha. El sitio donde se había firmadoservíadelugarconmemorativoparaambospueblos.—Para eso está pensado —explicó Weru cuando le abrió la puerta de la
camionetaenelaparcamientodelTreatyGrounds—.Dehecho,sonsobretodoorganizacionesmaoríeslasqueseencargandesumantenimientoysefinanciadeformaautónoma.ElEstadonodanada.¡Algotambiénsintomático!—Yabasta...—lointerrumpióStephanie.Eldíaerademasiadobonitoparavolveralamentarsedelaindiferenciadelos
pakeha. Había disfrutado del breve viaje desde Paihia hasta el centro dedocumentación. La bahía de las Islas resplandecía al sol ymostraba su rostromáshermoso.Elmareradeunazuldignodeunapostal,lasislitascubiertasdeverdor.Yaaprimerashorasde lamañanahabíavelerosquecruzabanlabahía,parapentistas y surfistas que desplegaban velas de colores. También el TreatyGrounds resultaba invitador. Los edificios se encontraban en un parqueprimorosamentecuidado.Unostikirojoscustodiabanelpuentedeentrada.Unamuchachadespachabalasentradas.—¿Soloentrada,visitaguiadaovisitaguiadayactividadculturalmaorí?—
preguntóamablemente.Stephanie se percató de que era rubia y de ojos azules. Seguro que no era
maorí.—Estudiante de Auckland —respondió alegremente la joven cuando le
preguntó al respecto—.Trabajo aquí en verano. ¿Desean hacer ahora la visitaguiada?Empieza...—Empieza justamente aquí, ya lo sé—la cortó bruscamenteWeru—.Y sí,
participaremosentodo.Yosoy...Mostró la credencial que lo identificaba como colaborador de
Turangawaewae. Al parecer, creía que eso le permitiría pasar sin pagar. Laestudiantevaciló.—Tengo que preguntar ami jefe primero—susurró, tras lo cual Stephanie
renuncióasacarsucarnetdeprensa.Detodosmodos,noibaaescribirsobrelosTreatyGrounds,¿porquéibanapermitirleentrarsinpagar?—Venga,¡paga laentrada!—lepidióaWeru—.Acabasdecontarmequeel
centronecesitaurgentementeapoyo...Él lamiróescéptico,sinsabersise tratabadeuncomentario irónico.Como
fuere,derepenteteníaprisaporsacarlacarteradelbolsillodelpantalón.—¡Nomelopuedocreer!¡PerosiesAketu!—exclamódepronto,corriendo
haciaunmaorírobustoydemayoredadqueseacercabaaungrupodeturistasque estaba esperando—. ¡Aketu! ¡Viejo amigo! ¿No me digas que todavíaacompañasalospakehaadarunavueltaporaquí?El hombre miró atónito a través de sus gafas, y su rostro resplandeció al
reconoceraWeru.—¡Weru Maniapoto! —Le estrechó la mano al joven y luego lo abrazó e
intercambió el hongi con él—. ¿De vuelta a las raíces?—preguntó burlón—.¿Acompañado?—MiróaStephanieyamenazóasuamigoconeldedo—.¿Unapakeha?Nunca lo habría pensado.Venga, señorita, debe de ser usted especialpara llevar por el buen camino a nuestro maorí ejemplar. Al menos hasta elmomentonisiquierasedignabaamiraraunamuchachapakeha.Stephaniesonrió,sepresentóeintentóaclararlascosas.Elmaorí(eradepiel
oscura y su rostro mostraba los rasgos típicos de su pueblo, aunque no ibatatuado)pestañeóincrédulo.—¡Yahablaremosdespués!—dijo—.Ahoramigrupomeesperaparahacerla
visita.SegúncontóWeruaStephanie,Aketullevabamuchotiempotrabajandoenel
centrodedocumentación,peroeraprofesordeHistoria.Preguntóamablementealgrupopor susnacionalidadesy sonriócuandosaludóaalemanes, franceses,australianoseingleses.
—Me esforzaré por no hablar demasiado deprisa en inglés para que todospuedanseguirme—lesprometióAketu—.Ynodudenenhacerpreguntas.¡Paraesoestoyaquí!Se puso a hablar como un experto sobre los relieves de la entrada, para
abordardespuéslahistoriadeNuevaZelanda.Contóqueunosmilañosatrás,losmaoríeshabían inmigradodesdeel legendarioHawaikiy luegose refirióa losprimeroscontactosconlosblancos,aAbelTasmanyelcapitánCook.Apartirde ahí,Weru se tomó en serio el ofrecimiento de hacer preguntas.Demaneraalgo desafiante, interrumpía cada vez que Aketu describía positivamente elcomportamientode losmaoríeshacia lospakeha.AStephanie se leantojabaavecescomounalumnorespondónquesehapropuestoponeralprofesorenuncompromisodelantedelaclase.Elguíaselotomabaconcalma,inclusoparecíadisfrutardelalidverbal.—Debenustedessaberquetienenaquíaldescendientedeunafamosaestirpe
maorí,damasycaballeros—presentósonriendoaWeru—.Enfebrerode1840,másdeunodesusantepasadosestuvoaquí,firmandoeltratadodeWaitangi...—¡Ydespuéssearrepintiódehaberlohecho!—seinmiscuyóWeru,ytomóla
palabra para explicar los diversos errores de traducción y asuntos legales quecontenía el tratado para sus congéneres—. De repente todo el país iba aperteneceralaCoronabritánica,que,pormeracortesía,permitíaalosmaoríesseguir viviendo aquí. Naturalmente, los jefes tribales no lo entendían. ¿Quiénpodíaimaginartamañamonstruosidad?Werueraunmagníficoorador.Susoyentesloescucharonfascinadoscuando
despuéspasóahablardelmovimientodeprotestamaoríquesehabíaformadoenlosañossesentadelsiglopasado.Alfinal,concluyócontonotriunfaldiciendoquelareinaIsabelsehabíadisculpadoen1995porhaberestafadoalosmaoríes.StephaniesepercatódequeAketuapretaba los labios.Supusoque la reinanohabía hecho ese acto de humillación tan en serio como su acompañante lodescribía.—Claroquetodoestopuedeversedeformadistintaacomolovemiamigo
—dijo Aketu—. Pese a todos los defectos, el tratado de Waitangi allanó elcamino de maoríes y pakeha hacia una relación extraordinariamenteemancipada. No olvidemos que estamos hablando de una época en que elcolonialismo y el imperialismo eran lomás normal delmundo.Bien, y ahorasíganmeparaquepuedanhacerseunaideadeloqueocurrióentoncesaquí...—¡Unarelaciónextraordinariamenteemancipada!WeruestabafuriosocuandosiguióaAketuysugrupo.Stephanienohizocaso
desuqueja.Disfrutódelabellezadelparqueyadmirólacanoadeguerramaoríque se exponía allí. Weru acarició casi con ternura la madera, un gesto queAketuexplicó.—¡Nuestro amigoWeruManiapoto casi llegó a remar en ella!—dijo—.Se
llevaalaguaeldíadeWaitangiyesungranhonorformarpartedelosochentaremerosquepuedenimpulsarla.Túpertenecíasaunequipoescolar,¿noesasí,Weru?Weru asintió y habló de una regata que ganó un equipo formado
exclusivamentepormaoríes.Lareinamaoríhabíainvitadodespuésaloschicosa que remaran en la canoa con los invitados de honor, el príncipeCarlos y laprincesaDiana.LuegoavanzaronconelgrupodeAketuporuncuidadocéspedsobreelque
ondeabanlasbanderasdeInglaterrayNuevaZelandahaciaFyffeyHouse,dondesehabía firmadoel tratado.Stephaniepodía imaginarelcoloridoyelalborotoquedebíadehaberreinadoahícuandolacanoadelosmaoríesreposóenlaarenayloscaballosdelospakehasedetuvierondelantedelacasa.Tambiénentoncesondearonbanderasalviento,seencendieronhoguerasytodoscelebraronjuntoslafiesta.
Pasada una hora escasa, Aketu concluyó su visita guiada y envió a susinvitadosalacasadereunionesmaorí.—Vosotrostambiénvaisaverladanza,¿no?—preguntóaWeruyStephanie
—.Lollamanactividadculturalmaorí.Losturistaspuedenhacersefotosconlosintérpretesdespués...—Pusocaradehabermordidounlimón—.Yoosesperoenla cafetería. Aún tengo tiempo de tomar un café antes de la siguiente visitaguiada.Laactividadculturalmaorísecelebrabaenlacasadereunionesyeraiguala
la que Stephanie ya había visto en el museo de Auckland. Las muchachasagitaban con destreza en el aire sus poi poi, que era como se llamaban laspequeñasbolasdelino,ynocabíadudadequeloshombressehabíanejercitadoconlasarmas,peroningunodelosintérpretesteníaunespecialtalentomusical.—¿Que lo encuentras desapasionado?—Weru rio cuando ella le confesó lo
que pensaba—. ¿Y eres precisamente tú quien lo dice? Pero, es cierto, no teequivocas. Para ellos esto es un trabajo, nada más. Ya solo esos tatuajespintados... —Ni los jóvenes guerreros ni las bailarinas llevaban el auténticomoko,comoél.CuandosereuniódenuevoconAketuenelcafédelcentro,volvióaquejarse
decómosehabíaperdido laculturadesupueblo.Perocuando ledijoque losniñosmaoríesdeberíansentirmásinterésporsuculturaenlaescuela,elprofesorsacudiólacabeza.—Weru, vivimos en el siglo veintiuno—objetó—. Es bonito que nuestros
hijos aprendan a tocar los antiguos instrumentos y bailen.Ypor supuesto hayque alegrarse de que se realicen actividades culturales en el ámbito turístico.Pero, para ser sinceros, a menudo se me parte el corazón cuando veo a losjóvenesdandobrincosporaquíydejándoseretratarconlosturistasenlugardeiralauniversidadyaprenderalgoútil.Lapalabra«maorí»designalapertenenciaaunpueblo,¡nountrabajoatiempocompleto!¡Ylaemancipaciónnosignificasersobretodomaorílasveinticuatrohorasdeldía,sinopoderconvertirseenlodemásqueunodesee!Perohablemosdeuntemamenosespinoso.¿Quétalteva,Weru? ¿Cómo van las cosas en Turangawaewae? Me supo muy mal que temarcharasde aquí.—SevolvióhaciaStephanie—.Miamigo trabajó aquídos
veranos.Yyoteníalaesperanzadequelafundaciónleofrecieseunpuestofijocuandoélterminaselosestudios...Weruresoplómalhumorado.—No llegamos tan lejos —señaló—. Me echaron, como probablemente
recordarás...Aketucontrajoelrostro,perosinencono.—Dejaste pasar a unos manifestantes semidesnudos cuando la visita del
príncipeCarlosylaprincesaDiana—recordó—.Sielserviciodeseguridadnosehubieradadocuentaatiempo,habríanlanzadoalarealezabolsasdepintura.Habríasidoungranescándalo.¿Pensabasqueteibanacondecorarporeso?Werusonrióirónico.Alparecer,sedivertíamásevocandosutravesuradelo
queseenfadabaalpensareneldespido.—Al menos pudimos representar el haka de guerra antes de que nos
detuviesen—apuntó.Aketupusolosojosenblanco.—Todospensaronqueformabapartedelespectáculo—señaló—.Creoquela
fundacióntehabríaperdonadotuspecadosdejuventud.Aquípodríashabersidomuy útil. Pero no importa, ahora estás en Turangawaewae y seguramentetambién realizas una labor estupenda allí...—Tenía un deje de resignación ypareciócomosiWerufueraadeciralgo.PeroStephanieaprovechólamenciónalarchivoparareconducirlaconversaciónhaciaeldiariodeMarama.—Undocumentodelaépocaextremadamenteinteresante—explicóentusiasta
Weru—.Pordesgracia,hastaelmomentosolotenemosunpardeextractos.Silotuviésemoscompleto...Esperoencontrarexplicacionessobreloscomienzosdelmovimientomaorí.Aketuarrugólafrente.—¿Delosapuntesprivadosde tubisabuela?¿Esque tehascreídoquees la
encarnación de la primera rebelde? —Sonrió—. Pero era la madre de tureaccionarioabuelo,¿noesasí?—SevolvióhaciaStephanie—.Debedisculparla broma, peroWeru proviene de una familia maorí sumamente movida. Sus
padres ya formaban parte de los cabecillas de la revolución, si es que puedellamarseasí.—¿Si es que puede llamarse así?Entonces nuestro pueblo empezó a luchar
porsusderechos—observóWeruconsolemnidad.Elamigohizoungestodedisculpa.—Notelotomesamal—dijocordialmente—.Essoloqueavecespiensoque
todo se puede exagerar. Cuandome acuerdo de cómo por aquel entonces tuspadres pasaron semanas acampados en el parque de Whanganaui con esosvestiditosmaoríes... Yo solo hice una visitamuy corta, llovía a raudales y tumadreclamabaa losdioses...Sinqueeso tuvieragran resonanciaporpartedelos pakeha, que prefirieron quedarse en casa con ese mal tiempo. Como losdioses...Werunegóconlacabeza.—LaprotestaenMoutoaGardensfuesumamenteexitosa—señalóofendido
—.Mipadre...Stephanie, que ya se temía que los dos empezaran a discutir sobre todo el
movimiento maorí, aprovechó que hablaban del padre para dirigir laconversaciónhaciasusintereses.—SuponemosquemipadreyMiritodavíaconservaneldiariodeMaramay
estamosintentandoencontrarlos.Eslarazónporlaqueestamosaquí.Esposiblequetrabajaranenestazona.Mipadreeraasistentesocial,seguroqueseledababiencomunicarseenpúblico.Debíade sabermuchosobre losmaoríes.Podríahaberrealizadovisitasguiadas.Aketuaceptódebuengradoelcambiodetema,peronegóconlacabeza.—Esposible—concedió—;peroaquínosecontrataanadiequenotengasus
documentosenorden.ElWitangiNationalTrustesunaorganizacióndeutilidadpúblicaymuyseria.Esoyadeberíassaberlo,Weru.—Sonrió.—¿Muyseria?—replicóWeru—.Acobardada,querrásdecir...Aketulointerrumpióconungesto.—No vuelvas a empezar—dijo sin perder la calma ymiró a Stephanie—.
Vigílelounpoco,últimamentetambiénseaplicanlasnuevasleyesantiterroristasalosactivistasmaoríes.Ycreoquealkinginolegustaríatenerquesacardelacárcelaldirectordesuarchivo.AunqueWerusededicamásahablarqueatirarbombas... Ahora debo ocuparme del nuevo grupo. Siento no poder ayudarlarespectoalasuntodesupadre,missMartens.Perosiestábuscandotrabajadorestemporales, yome informaríamejor en el puerto. Hani, por ejemplo, no pidedocumentación, sobre todo si el que se presenta buscando trabajo es hombre.Hace poco me dio la lata quejándose de que solo le llegan muchachasadolescentes a las travesías ya que todas están locas por los delfines... ¿Yahahechounasalidaparaverlos?Noselopierda...Ydichoesto,sedespidióantesdequeWerupudierahaceralgúncomentario.
5
Stephanieerapartidariadeunasalidaparaverdelfines.Aunquenocreíaquefuera a encontrar a Miri y su padre en Paihia, nunca había visto delfines enlibertadylabahíadelasIslasprometíaestarsoleada.UnaojeadaalrelojyWeitsupoqueelcatamaránparaturistasnotardaríaen
zarpar.—Todavía tenemos tiempo para comer algo —dijo—. Fish and chips, lo
mejor.Esunabuenarazón...La periodista se preguntó para qué necesitaban una buena razón, pero
encontró acertada la idea de comer pescado en el puerto. Poco después sesentaronalsol,convistasalArahua,queestabaanclado.ComoWeruexplicó,elespaciosoveleroemprenderíaelviajeaHoleintheRocknavegandoconmotor.Laperiodistalolamentó,perolointeresantenoeralatravesíaenbarco,sinoquelospasajeros llegaran lomás rápidamenteposible a la zonade la bahíadondepodíanobservarselosbancosdedelfines.Hani,elcapitánTurore,resultóserunmusculosomaorídepuracepa,conun
rostro redondo y cordial y los brazos repletos de tatuajes marineros. Llevabagorradecapitán,camisetaypantalonescortos,asícomounaschancletas.Weru
loconocíabien.Stephanieseenteródequeelarchiverotambiénhabíatrabajadoenelbarco.—Despuésdeque lo echarandel centro—comentódivertido el capitán.En
cualquiercaso,losaludóconalegríayloinvitóaélyasuacompañanteahacerlaexcursiónsinpagar.Cuandolosanimóasubiralpuente,lesofreciólaprimeracerveza.Seguiríanotrasmás—.¡Porlosdelfines!—brindóconellos—.Porqueencontremosalgunosyofrezcanunbuenespectáculo.—Señalóalospasajeros—.De locontrario,aesosse lesdevuelveeldinero.—ElcapitánTuroreysutripulacióngarantizabanalosviajerosqueveríandelfines.—¿Leestánesperandolosanimales?—preguntóStephanie—.¿Estánsiempre
enelmismositio?Elcapitánsoltóunacarcajadaybebióunbuentragodelabotella.—Quéva,nihablar,esossiemprevandeunlugaraotro.Peroanosotroseso
nonosperjudica.Losdelfinesnohuyencuandovenunbarco.Alcontrario,lesgusta que los observen. Dan vueltas nadando, hacen unas acrobaciasespectaculares...Nomepeguntequésacanellosdeeso.Nolesdamoscomida,no los atrapamos,nohacemosnada.Aveces también sevenballenas, pero esmásraro.Losdelfines,encambio,deberíanformarpartedenuestraplantilla.Stephanie aprovechóelmomentopara abordar el temadeSimonyMiri.El
capitánTurorehizomemoriacuandoellamencionólosnombres.—UnaveztuvimosaunSimonporaquí—recordó—.OeraSam...¿cómoera
quesellamaba,Kutu,aquelflaco?—preguntóaltimonel.Laperiodistasintióqueseleacelerabaelcorazón.Unhombremuydelgado,
que se había enrolado en el barco, bien podía ser su padre. Sus esperanzascrecieroncuandoeltimonelconfirmóelnombreconungesto.—Simon,¿no?Sí,creoqueeraSimon.Fuehaceunpardeaños,ytampocose
quedómuchotiempo.Malditasea,eraunodeesos...nosénicómollamarlos.Unlocoporlosdelfines,siemprepreocupadoporellos,comosinoselosmimaselosuficiente.Porsipodíanacabarenlahélicedelbarcoalnadaranuestrolado.—¿Pueden?—preguntóinquietaStephanie.
Elcapitánhizounamuecaconlaboca.—Podersíquepueden,peroyonuncalohevisto.Esosbichossonágiles.Y
despiertos.Más ágiles y despiertos que Simon. Ese eramás bien lento con eltrabajo.Quehombremástorpe...Mejorhubieraestadoenunaoficina.Siempreestaba mareado. Llegó un momento en que tuve que echarlo. No valíademasiado,hastaélsediocuentadequenoestabahechoparalavidamarinera.—¿Y dijo adónde iba? —preguntó Stephanie—. ¿Viajaba solo? ¿Podría
concretarmejorcuándofuequeestuvoaquí?LapostalquetenemosdePaihiaesde1994...—¿De cuándo?—El capitán Turore se echó a reír—. ¡No lo dirá en serio,
muchacha!En1994todavíanohabíahechoningunasalidaenbuscadedelfines.Eso todavía no era... ¿Cómo se dice ahora?Cool.—Sonrió con ironía—. Nihablar,lodenuestroSimonfuemástarde.¿OsellamabaSam,Kuti?Stephaniesuspiró.Ahínoavanzaríanmás.Tampocopodíainsistir,porqueen
esemomentotantoeltimonelcomoelcapitánempezaronagritarexcitados.—¡Delfines!¡Ababor!Eltimoneltocólasirenayelcapitánempezóadarelaviso.—¡Salga! —exhortó el timonel a Stephanie, y apagó las máquinas. Acto
seguido,laembarcaciónsedesplazósinruidoporelagua—.Desdeaquínoveránada.Stephanie yWeru fueron agasajados conunadanza tan fascinante queni el
artistamásmotivadohabríapodidoejecutar.Enefecto,ababorsedivisabanlascaracterísticas aletas dorsales. Diez o veinte delfines mulares se acercabannadandohaciaelbarco.Brincabanenelairellenosdealegríadevivir,girabanyserevolvíanenelaguapararegocijodesupúblico.Luegosesumergían,pasabanpordebajodelbarcoybrincabandenuevofueradelagua.Parecíansaludarasíaloshumanos.Stephanienopodíacontener suentusiasmo,creíanohabervistonuncaalgo
tan bonito como esos delfines plateados en un mar azul resplandeciente, lasacrobacias de los animales y el placer que les producía exhibirse ante los
hombres.Cuandoelbarcovolvióaponerseenmarcha,losdelfinesloescoltaronaunavelocidad impresionante.Stephanie estabaembelesada.Radiante,miróaWerucuandoalfinallosanimalesseretiraronylamagiadesapareció.—¡Hasidoincreíble!—exclamó.—¡Estaesmitierra!—seinflamóWeru,cogiéndoleespontáneamentelamano
—.¡EstaesAotearoa!¡Asílaviviómipueblomuchoantesdequellegaranlosblancos!¡Siéntelo,Stephanie!¡SientelatierradeMarama!
6
Aldía siguiente llovió, y aunque esta vezStephanie había dormidobien, laeuforiadeldíaanteriorseesfumóaprimerashorasdelatarde,cuandollegaronalosalrededoresdeRotorua.Tiendasdemueblesydematerialesdeconstrucción,cadenasderestaurantesygasolineras,nadasediferenciabaahídesitiossimilaresen Alemania. Stephanie confirmó lo que sospechaba: no cabía duda de queRotoruaeraunapoblaciónmásgrande,MiriySimonpodríanhaberpermanecidodurantesemanasallíypasartotalmentedesapercibidos.—No seas impaciente—le dijoWeru cuando ella se lamentó por el tiempo
que habían perdido—. He llamado por teléfono a varias personas. Se estáninformando para nosotros. Además, Rotorua es algo así como la cuna delturismo neozelandés. ¡Manejado por mi pueblo! ¡Los maoríes fueron losprimerosenorganizaralgoaquí,yhastaahorasigueasí!Ahorabuscaremosunhotelyluegoteenseñarélaciudad.Stephanie se preguntó si su acompañante también habría trabajado allí. Era
posible.YaenPaihiahabíaadvertidoqueportodasparteshabíaestudiantesconcontratos temporales. En la actualidad estaban de aprendices, las vacacionesuniversitariasacababandeempezar.El hotel que Weru escogió era una casa tradicional de estilo colonial y
estupendamenteprovistadeunvetustomobiliario.—Eslacasamásantiguadelaciudad,aquíyasealojabanforasterosllegados
para hacerse curas en el siglo diecinueve—explicó la amable ama de llaves,dispuestaacontarleslahistoriadeRotorua.Lapoblaciónvivía sobre todode sus fuentes termales.Seofrecían curasde
aguasque supuestamentemejoraban todas lasdolenciasposibles, e incluso lospaseosporlosparquesgeotermalesconstituíanunatractivoparaelturismo.Losdistintosmineralesqueconteníaelaguadabanunosbrillosdeintensocoloridoalaspiscinas.Hastalaerupcióndelvolcán,cientotreintaañosatrás,lazonadisponíadedos
atraccionesquehabíansidoconsideradasmaravillasdelanaturaleza:lasterrazasde escoria, una rosa y otra blanca. Su comercialización había estadoexclusivamenteenmanosdedostribusmaoríesqueseencontrabanenlabahíadeTeWairoayenOhinemutu.—Después de que las terrazas quedaran destruidas, los pakeha tomaron las
riendas—explicóWeruconamargura—.Laadjudicacióndetierraslesfavorecióa ellos, construyeronhoteles y baños...Así y todo, a losmaoríes les quedó elentretenimiento.Estanocheveremosunarepresentaciónde...Stephaniegimió.—Oh,no,nomás...¿cómosellama?¿Powhiri?Essiemprelomismoy,para
ser sincera,paramívuestroshaka sonmásgriteríoque canción.Sí, ya séqueteníanque servirparaasustar al enemigo.Peroya loshevistodosvecesynonecesitoverlosmás.Werurio.—Estavezserádistinto,¡déjatesorprender!Haycomidadelhangi.Tienesque
probarla.Yasabes,sepreparaenhornosdetierra...Una comida, típica deNuevaZelanda, le interesabamás a la periodista.Ya
había leído que en algunas zonas de la IslaNorte se aprovechaba la actividadvolcánica para cocinar alimentos. Y estaba harta de tentempiés y restaurantesasiáticos.
Larecepcionista indicóaStephanie,Weruyaotroshuéspedesquehabíaunservicio de lanzadera para asistir a las representacionesmaoríes. Los distintosofertantes recogían con sus propios autobuses a los interesados. Pero Weruinsistióenirporsucuenta.—Conozco a la gente, Stephanie, y no tengo ganas de formar parte del
mogollóndeturistas.Saldremosunpocoantes,beberemosunacervezaconellosy les haremos un par de preguntas... Si Miri y Simon estuvieron aquí, losmaoríes se acordarán seguro. Los que montan las atracciones turísticas sonempresasfamiliaresocomunidadeslocales.Todosseconocenentresíycuandollegaalguiennuevolosaben.La periodista asintió y pensó en lo que Rick había señalado respecto la
posibilidad de queMiri y Simon no quisieran llamar la atención. ¿Se habríanbuscado un trabajo en una empresa familiar? ¿A cuántos desconocidoscontrataría ese tipo de empresas? Las preguntas se acumulaban y no habíaningunarespuestaquefueracapazdeacabarconsuescepticismo.
La función se celebraba en elmarae de Arawa. Un gran cartel informabasobrelasactividadesqueofrecíanlosmaoríesihenga.PeroStephanienoacababade creerse que alguien viviese allí. El conjunto de edificios y escenarios queformaban el pueblecito le parecían dispuestos especialmente para losespectáculos. Si bien había tiki y tallas de madera, la casa de reunionesrecordabamásaungrangranerorehabilitadoparaunafiestadepuebloquealascasasdeWaitangiydelmuseo.Tampocohabíaquedescalzarseantesdeentrar,comoerahabitual.Porelmomentonoparecíaquehubiesenadieeneledificio,perotrasecharun
segundovistazoStephaniedistinguióaunajovenjuntoalabarra.Estabasentadaen un taburete delante de un espejo y se dibujaba en el rostro un tradicionaltatuaje.—Llegáis demasiado temprano —informó a los visitantes—. Empezamos
dentro de una hora. ¿Cómo habéis conseguido entrar?—La joven levantó lavistasuspicazysurostroseiluminó—.¡Weru!¿Quéhacestúaquí?Actoseguido,losdosseabrazaroneintercambiaronunaspalabrasenmaorí.
Stephaniesepercatódequeeseeraelprimerlugardondeescuchabaelidioma.Hastaentoncessolohabíaaprendidoalgunasexpresionescomokiaora,«buenosdías»,ohaeremae,«bienvenido»,yoídocancionesypoemas.Werulepresentóalamuchacha.—EstaesAweiku,oJenna.Séqueprefiereelnombrepakeha...Enesemomentoseunieronalgrupootraspersonas,mayoresyjóvenes,unas
ensuatuendotradicionalyotrascontejanos.UnamujerdemásedadabrazóconespecialafectoaWeru,lepreguntóquiéneraStephanieysepresentóeningléscomoHermine,latíadeljoven.—Eslaprimademimadre—explicóWeru,yseñalóatodoelgrupo—.Aquí
soyparientedecasitodoelmundo.Yallevabaunacervezaenlamanoyhablabaentusiasmadoconsusprimosy
primos segundos.AStephanie ledieronunvasodevinoblancoyno tardóenverse alejada de los hombres e incluida en el círculo demujeres que estabanpreparandolagransalapararecibira loshuéspedes.Lasmesassecubríanconmantelesyseproveíandeprogramasyreservasdeasientos.—Lagentetomaprimerountragoyluegoserealizalafunción,yentretanto
montamosaquíunbufé—explicóHermine—.Con la comidadelhangicomoatractivoprincipal.¿Quieresverlo?Stephanienoselohizorepetirysaliótras la tíadeWeru.Elhornodetierra
estabacubiertoconunasesterasgruesasquelamujermayorlevantóbrevementeparaque la joven loviera.En las sartenes recubiertasdepapeldealuminio seasabangrandescantidadesdepatasdepolloydecordero,patatasykumara.—Antesseponíalacomidaencestosyteníaotrosabor—lecontóHermine
—.EnlasislasFijiseenvolvíaenhojas.Haydistintasposibilidadesdeasarlacomida en los hornos de tierra. Pero esta es la más sencilla e higiénica. Esimportante.Tenemosquecumplircontodaslasnormativasdelosrestaurantes.
Stephaniesonrió.—Los hornos de tierra no se calientan en secreto con gas, ¿verdad? —se
cercioró.Herminerio.—No,claroqueno.Seríaderrocharenergía.Aquíportodaspartesburbujean
fuentes de agua caliente, la actividad volcánica está presente por todos sitios.¿Habéisidoyaaalgúnbañotermal?EnRotoruahayqueiralPolynesianSpa...¿Cuántotiempopensáisquedaros?YhasdeexplicarmecómoconocisteaWeru.Que aparezca aquí con una pakeha es toda una sorpresa. Siempre habíamospensado que ni miraba a las mujeres blancas. ¿O eres maorí? —Observó elcabellooscurodeStephanie.La joven contestó negativamente y señaló que lo único que la unía aWeru
eran ciertos intereses comunes.Mientras el rostro de lamujer demás edad secontraíaenunamuecadeescepticismo,leinformóqueestababuscandoaMiriySimon,antelocuallamaorísemostródispuestaaayudar.—Una vez tuvimos a una Miri como suplente —recordó Hermine—. Y
también trabajó otra en la tienda de souvenirs deWhakarewarewa.Es posiblequetodavíaestéallí...Sí,cierto,secasóconelhijodeKoreKeefer.Ycreoqueen Clearwater Cruises también tienen a unaMiri en la oficina... ¿o se llamaMary?—¿AlgúnSimon?—preguntóStephanie.Herminenegóconlacabeza.—Nosé.PerosiWerudicequeloschicosestánindagandoporél,esquelo
estánhaciendo.Loque sucede es queno resulta tan fácil. ¿Cuándo se suponequeenviaronlaspostales?Stephanielemostrólaspostales.—Naturalmente habíamos esperado que más tarde... bueno, que tal vez
hubiesenregresadoyvividoaquímástiempo.Ocomoestoesuncentrodeartede la culturamaorí, a lomejor hay un archivo que guarda el diario...—Se le
acababa de ocurrir esta idea. Sin embargo, le valió más compasión queasentimiento.Herminesacudiólacabeza.—¿Centro cultural? Bueno, no sé... Lo que hacemos aquí no tiene nada de
arte.Bailamosunpoco, enseñamosnuestras armasynuestros instrumentosdemúsica.Losauténticos tohunga,mujeresuhombressabiosque todavíapuedeninsuflar vida al todo, que arrancan del putorino la voz de los espíritus y quellegan a gritar tan fuerte el karanga que sacuden el cielo y la tierra, esos noexhiben cada tarde su talento ante los turistas. Eso los degradaría. Nuestracultura tiene un fuerte componente espiritual que, sintiéndolo mucho, no lomostramos aquí. —Sonrió pesarosa—. Ahora ven, ya oigo los primerosautocares. Nuestros huéspedes pronto estarán aquí y querrán saber cómo sepronunciahaeremaeykiaora.Lasmuchachasyasehabíanapostadojuntoalapuertadelcomedor,sonreían,
saludabanydistribuíanalosreciénllegadosentrelasmesas.Ahorayaibantodasmaquilladasyconlaindumentariatradicionalmaorí.Todoestabaperfectamenteorganizado. Stephanie estaba impresionada por la profesionalidad con que lagenteerarecibidayatendida.Bebióotrovasodevinoconunpardealemanes,alosquehabíancolocadoensumismamesa(todounéxitologístico),yesperóaWeru,quien,sinembargo,noapareció.—Ve con tu grupo de mesa —le sugirió Hermine cuando pidieron a los
huéspedesquesalieranapresenciarlallegadadeunacanoadeguerra—.Weruyateencontrará...Así pues, Stephanie se reunió con sus compatriotas, los cuales, guiados por
unajovenmaorí,recorrieronuncaminodefácilaccesohastaelrío.Sesentíaunpocodesazonada.Siteníaquevolverapresenciarunpowhiri,almenoslehabríagustadohacerloencompañíadeWeru,dadoquelatardenohabíaaportadograncosa.LashuellasqueMiriySimonhabíandejadoenRotoruaerantaninvisiblescomoenPaihia.Yenesemomentoibaacontemplarunacanoadeguerra...Stephanieseobligó
averelladocómicodelasunto,ymáscuandoempezaronaresonarcánticosdeguerradesdeelrío.Laembarcación,pintadaderojo,aparecióentrelosárboles.Por supuesto, era mucho más pequeña que la auténtica canoa de guerra deWaitangi.Con susdiezodoce remeros seguroqueno sepodíaganarningunabatalla. No obstante, su canto era más melódico que los otros que Stephaniehabía escuchado en Auckland y Paihia. Con voz firme, alguien dirigía lasmaniobras para arrimarse a la orilla, señalaba a los hombres que bajaran losremos,cogieranlasarmasyarrastraranlacanoaalaplaya.Ellídereramásalto,másdelgadoperomásmusculosoque losdemás,y llevabaelcabellorecogidoen moños de guerra. Stephanie no dio crédito a sus ojos cuando descubrió aWeruManiapoto.Nadadetatuajepintado,sinoauténtico,nadadepasostorpesparasubiralescenario,sinoelpasofelinoyágildelguerrero...Emocionada,lajovensiguióalosdemásespectadores.¿Quéotrassorpresasle
depararíaWeru?Parecíacomosifueraainterpretaralgúnpapelenelpowhiri.Lafunciónnoseejecutabaenelcomedor,sinoenunteatrillocubierto.Enel
escenarioseveíareproducidounasentamiento:cabañas, tiki,hogueras (aunquealimentadasporbombonasdegas).Unoscuantoshombresymujeresempezarona trajinar por allí. Como siempre en esa clase de espectáculos, uno de loshombresexplicóqueibanarepresentarparalosturistasunpowhiritradicional.—¡Somos la tribu, vosotros sois los huéspedes! —anunció alegremente—.
Unatribunómadadirigidaporsujefe.Asíqueloprimeroquenecesitamosesunjefetribal...Elhombreempezóabuscarentrelosturistas,pero,antesdequeeligierauno,
unadelasmujeresqueestabanjuntoalahogueraseacercóaél.EralajovenalaqueWeruhabíapresentadocomoAweikuoJenna.—Pordeseoespecialdeunbuenamigo,hoyelegiremosaunajefadelatribu
—dijo la muchacha con su voz cristalina—. Y no es algo que se aleje de larealidad.Antesdequellegaranlospakeha,siemprehubomujeresdirigiendolastribus... —Los ojos de la joven centellearon combativos al denunciarpúblicamente la opresión que sufrieron las mujeres a manos de los intrusos
blancos.StephanieyahabíaoídodecirqueenWaitanginosehabíapermitidoalasdirigentesdelastribusquefirmaranlosdocumentos,conloqueloshombresmaoríes aprovecharon la oportunidad para sustituir a las guerreras, sin dudarebeldes, por otros hombres. Respecto a eso, los varones de distintos ámbitosculturales enseguida se ponían de acuerdo—. ¡Nuestra ariki de hoy se llamaStephAni!La jovensevolviósonrientehacia laperiodista,queyasehabía temidoque
algoasífueraasuceder.ElamigoeraWeru,porsupuesto,yellasiguióansiosalaindicación cuandoAweiku le hizo un gesto para que se adelantara.Escuchó amediaslasexplicacionesdeloqueocurriríadespués.Elpowhiriempezabaconuna danza de guerra desafiante, ante la cual el público no debía sentir ningúnmiedo,luegosecolocabasobreelsuelounahojadehelechoqueStephaniedebíarecogery tenderal jefede la tribu.Ungestoensondepaz.Ella sabíaqueunpowhirimaorí no se desarrollaba tan deprisa. En otras épocas tardaban horas,hastaque lasdos tribussehabíanobservado losuficientecomoparaaceptarsemutuamente. En su representación había que acortarlo, por supuesto. EsperórelajadaladanzadelosguerrerosynosesorprendiócuandoWeruseapartódelgrupo de hombres que estaban junto a la hoguera y se plantó delante de ella.Primerosearrodillóenelsuelo,cogióalgoentre losdedos,parecióprobarloyluego estalló en una danza. Sacudió la cabeza hacia atrás, enseñó los dientes,sacó la lengua y empezó a hacer muecas. Su expresión era amenazante, casillenadeodio.Yluego,derepente,ensusmanossosteníamere,lasmazasdeguerradejade.
FuegirandoyseacercóaStephaniecomosi tuviera la intencióndepropinarleungolpeenlacabeza.Sucancióneratenueypenetrante,niungrito,másbienun siseo. Durante toda la danza mantuvo la tensión. La joven periodista yseguramentelosdemásespectadoresestabanprofundamenteconmovidoscuandoconcluyóyvolvióahincarlarodilla,comosiuntitiriterohubieseabandonadosumarioneta.Peroantesdequeelpúblicorecuperaralarespiración,Weruvolvióalevantarse.Surostromostrabaunaexpresióngrave,peronoamenazante.
—Sébienvenidaalatribudelosngatiwhakaue—dijoeninglés,algoinusual.Hastaahora,losdiscursosdebienvenidadelosjefestribalessiemprehabíansidobreves y en maorí—. Llegamos tiempo atrás a Aotearoa con la canoaAotea.Mohau es lamontaña. Kaituna es el río. En nuestra tribu arde el fuego de lamontaña de lava. ¡Sed bienvenidos si venís en son de paz, pero ostransformaremosencenizasiosáispelearcontranosotros!—¡Ahoratú!—exhortóanimosaAweiku-JennaaStephanie.Durante ladanzadeWeruhabíapermanecidodepieasu lado,casicomosi
quisierainfundirlevalor...¿otalvezexponerseanteelbailarínyatraerquizálaatención de este? Cuando habían llegado al marae, ambos parecían tenersemuchaconfianza.Stephaniereflexionóunossegundos.Aestasalturasyaconocíaesapartedel
ritual. Como jefa de la tribu nómada también tenía que presentarse y tal vezmencionarunríoounamontañavinculadosasulugardenacimiento.—Mi...minombreesStephanie—empezóconvoz ronca—.Vengode...—
IbaadecirHamburgo,mencionarelElbayexplicarqueenlosalrededoresdesuciudadnohabíaningunamontañadignadeserrecordada,peroluego,alcruzarsumiradaconladeWeru,sucedióalgo...—.Yo...yonacíenWellington,en...enlaciudadquevosotroslosmaoríesllamáisTeWahnganuiaTara...—Unpardeminutosanteshabríasidoincapazdepronunciarelnombremaorí.Claroquedeniña debía de haberlo oído muchas veces, su padre seguro que lo habíanombrado en multitud de ocasiones en esos primeros años que ella habíaolvidado—. La... montaña... En fin, está el monte Victoria, pero no conozconingúnrío.Yyo...bueno,mimadre...llegóaAotearoaenelQueenElizabeth.Weruylosdemásmaoríeslamiraronadmirados.Hoyendía,yanoerausual
llegaraNuevaZelandaenbarco, lamismaStephanieestabaasombradadesuspropias palabras. De hecho, Helma Martens había trabajado en el QueenElizabeth comocamareradehabitacióndurante las vacacionesuniversitarias ygracias a eso había podido echar un primer vistazo a la isla de sus sueños.Naturalmentequeselohabíacontadoasuhijaenalgunaocasión,peroyahacía
décadas que las dos habían dejado de hablar de Nueva Zelanda. Stephanietampoco recordaba el Queen Elizabeth. El corazón empezó a acelerársele.¿Estaba empezando a recordar? ¿Iba a recordar también detalles de su propiavida?Pero el telón que tan inesperadamente se había levantado ante el pasado
volvióadescender.Stephanieyanosabíamás,aunquehabíacumplidoconsusobligacionesde forma satisfactoriapara todos.Recogiócon rapidez lahojadehelecho,selatendióaWeruyseestremeciócuandosusmanosserozaron.Lamiradadeljoveneraseductorayllenadeamor.—Has llegado, Stephanie... —Ella dudó si lo decía de verdad o si esas
palabrassimplementeresonabanensucabeza—.BienvenidaaAotearoa...
7
El resto del powhiri transcurrió de forma tan poco espectacular como lasrepresentacionesdeAucklandyWaitangi.Weruvolvióaintervenirenlafunciónsolounavezmás.Cuandoseanuncióunacancióndeamormaorí,acompañóasu tía al centro del escenario, la llamó por su nombremaorí y le entregó unapequeñaflauta.—¡Toca,Heremini!De lo contrario, nadie creerá queHinemoa obedeció al
reclamodelaflautadeTutanekai.Yluegocontóconsuvozprofundayconmovedoralahistoriadeunaparejade
enamoradosprocedentesdetribusrivalesquesolíanreunirseenunaisladespuésde que lamuchacha no pudiera resistirse a lamelodía que interpretaba con laflauta suamado.Hermine tocóentonces elpequeñoymodestokoauaudeunaformatanemotivaquealfinalmuchasmujeres teníanlágrimasenlosojos.Lajoven, que había acompañado a Stephanie durante toda la ceremonia, cantó acontinuación la canción de amor, no con excesivo talento pero sí consentimiento. Al participar en el espectáculo maorí, Weru la había implicadomuchomásensucausa.Quienteníaunpocodesensibilidadsospechabaahoraelpotencial espiritual que comportaba un auténtico powhiri, sobre todo cuandoHerminelanzóelkaranga,elgritoqueconvertíaenunaunidadantelosdiosesa
la tribu anfitriona y sus huéspedes. Normalmente, algún miembro del grupoentonabalaspalabrastradicionalessinemociónninguna,peroHerminelasdotódesignificado.AlmenosStephanie tenía la sensacióndequeun lazo sehabíacerradoentreellayelpueblodeWeru.¿Oeraentreélyella?Elmaorí volvió a reunirse con ella cuando se hubo servido la comida. No
tardó, porque seguramente se había librado de la tarea de otros intérpretes dehacersefotografíasconlosturistasdespuésdelespectáculo.Sehabíaduchadoobañadoenelrío,ibalimpioysehabíasoltadolosmoñosdeguerraylavadoelpelo,quellevabasujetoenlanucaconunacintadepiel.CuandovioaStephanieleindicóqueseacercaraaunamesalateral.Eraevidentequenoqueríaqueloreconocieran como miembro del grupo. Se ocupó de ella y le llevó vino,boniatosycarnedelhangi.Cuandoellaprobóelplato,alprincipioconcautela,él lepreguntósi legustaba.No lepreguntósi lehabíagustadoelespectáculo,parecíadarloporseguro.Stephanie encontró algo raro en el sabor de la comida. A causa de alguna
especiaodeltipodecocción,laverdurateníaunregustoahumado.Encuantoalacarne,tuvolasensacióndequenoeracostumbredelpueblomaorí,puesnielpollo ni el cordero habían desempeñado una función importante en sualimentacióntradicional.—¡Nopodemosacabarconlosúltimoskiwisquecorrenporaquí!—Hermine
rio cuando Stephanie se lo comentó—. ¿A cuánta gente crees que damos decomercada tarde?Comomínimoacien.Tenemosquecalcularbienyademásintentar ofrecer lo que le gusta a la gente. Con cordero y pollo no nosequivocamos...Porsupuesto,esoeracierto.Stephanieseapresuróaelogiarlacomida.Elbufé
era variado, había ofertas para todos los gustos, incluso para vegetarianos, ydistintospostresparagolosos.
—Como ya ha dicho mi tía, no podemos servir a la gente kiwis o asarles
lagartos—señalóWeru cuando, durante el breve trayecto hasta el hotel, ellavolvió a hablar sobre la conservación de las antiguas costumbres—.De todosmodos, hay programas más ambiciosos. Muchas tribus ofrecen paseos paraobservarlanaturalezayenalgunosmaraeserealizantalleresdeiniciacióndefinde semana en los cuales la gente participa de nuestra cultura y filosofía. Perocasi nadie se interesa por ellos. Algo que no les reprocho a los alemanes,francesesodedondefueralagentedeestanoche.Losneozelandesesblancossídeberían interesarsepor todo eso.Y si no lohacen, habríaqueobligarlos.Mepreguntoporquélastradicionesmaoríesnoformanpartedelprogramaescolar.—Consubríocaracterístico,Werucondujoelcochehaciaelaparcamientodelhotel—. ¿Bebemos otra copa juntos? —Le abrió galantemente la puerta delcoche,quehabíadetenidodelantedelporchedemaderapintadadeazulyblanco—. He traído una cosa... —Sacó una botella del vino blanco que Stephanieacababa de beber en el marae—. ¿En tu habitación o en la mía? —Lashabitaciones daban directamente al porche, no tenían que pasar por recepciónparallegaraellas.Aellalacogióunpocoporsorpresa.Habríapreferidotomarlacopaenelbar,
peroyaeranmásdelasonce.LosbarestodavíaestaríanabiertosenAucklandoenWellington,peronoahí.—Nosé...yo...Paramítodovamuydeprisa—dijoalfinal,mientrasbuscaba
lallave—.Entiéndeme,hoyhasidotodo...maravilloso.Aunque...Werulevantólasmanoscomodisculpándose,perotampocosetomóenserio
lanegativa.—Se trata de tomar una copa de vino, Stephanie, no de sexo —observó
relajadamente—.Aunque no es que vaya a rechazarlo, llegado el caso.Eres...bonitaeinteligente,tenemosunamisióncomún.¿Quéproblemahabría?Ellaesbozóunatorpesonrisa.—¿La...hum...pasión?—preguntó,sinsabersiloplanteabaaéloasímisma
—.Delaqueyosuelocarecer,segúntúmismohasobservadovariasveces.Weruseechóareír.
—Yanotanto—objetó—.Empiezasaarder,Stephanie.Empiezasaverestepaísconmisojos.ConlosojosdeMarama.Esotambiénnosayudaráaencontrareldiario.Aprendesaverconeltercerojo...—¿Comolostuátaras?—bromeóella,pensandoenesosreptilesconelojoen
loaltodelacabeza—.Peroyabasta,¡oacabarásinvocandoalosespíritus!Vale,unacopa...Abriósuhabitación,dondehabíacopasdevino,comoprácticamenteentodos
loshotelesneozelandeses.Tambiénuncalentadordeagua,caféyté,asícomounserviciobásicodetazas.Werudescorchó labotellay llenó lascopas,mientrasellaechabaunvistazo
rápido a sus e-mails. Y como si allá lejos, en Alemania, alguien hubiesedesarrollado un sexto sentido para saber cuándo ella había regresado, la señalintermitentedelSkypeseencendióenelportátil.—Una llamada... —dijo, vacilando si atenderla o no—. Weru, ¿te
importaría...?—¿Memetoenelbaño?—preguntóéldivertido.Ellahabríapreferidoquesalieradelahabitación.Enelfondo,dabaigualsise
metíaenelbañoosalíaalaterrazaparaesperarqueconcluyeralaconversación.De todos modos, no entendería lo que ella hablara con Rick, con quienúltimamentehabíamenos...complicidadeintimidad.NodijonadacuandoWeru,conunasonrisapetulante,semetióenelbaño.Tal
comoesperaba,elrostrodeRickaparecióenlapantalla.—¿Dóndetehasmetido,Steph?—preguntóél—.Tehellamadotresveces.Ellareaccionócriticándolesumaníadecontrolarla,peroluegosecontuvo.No
había nada que señalara desconfianza por parte de su amigo. Impaciente, lecontó de los maoríes y de la representación. Al hacerlo, apartó el portátildiscretamentedelapuertadelbaño.AsaberloqueselepodíaocurriraWeru.Seríaembarazosoqueaparecieraenlapantalladerepente.—¿Otra vez costumbres maoríes? —se asombró Rick. Lo que ella había
contado hasta el momento no era demasiado entusiasta—. ¿No te cansa? Heechadounvistazoeninternet.Yoconunavezhabríatenidosuficiente.StephanierionerviosaylehablódelafamiliaylosamigosdeWeru,perono
mencionóel componente espiritualqueelpowhiri por finhabíadespertadoenella,nilaparticipacióndesuacompañantemaoríenelacto,niesebreveresurgirde sus enterrados recuerdos.Encambio, le informódehaber encontrado en laconversación con los maoríes un punto de referencia en relación con Miri ySimon.Enrealidad,casitodoslosmiembrosdelafamiliaconocíanagenteconestosnombresdepilaquetrabajabanohabíantrabajadoenlaindustriaturísticaentornoaRotorua.—En cualquier caso, mañana... mañana todavía nos quedaremos aquí —
añadió—.Todoelmundoesmuyservicial.Loprincipaleslaenergíaylapasiónque uno emplea. Si buscamos el tiempo suficiente, si de verdad lo hacemos,entonceslosencontraremos...Encuantohubodichoesto,seasustódesuspropiaspalabras.¿Quédemonios
acababadedecir?¿Habíaempleadolapasiónyloesotéricocomoargumentoahídondeseprecisabanlaserenidadyelpensamientológico?¡Rickdebíadepensarqueestabachiflada!Vioqueuna sombracruzabael semblantede sucolega—primero teníaque
digerir lo que acababa de oír— y de repente se asustó. Todo eso la estabasuperando...Rickenlapantalla,Weruoculto...Sesobresaltócuandocreyóoírunruidoenelcuartodebaño.¿Quésucedíaahídentro?Derepentesintiómiedoyalgo la empujó a no seguir hablando con Rick. Sin vacilar, interrumpió laconexión,fingiendounfallotécnicoparaponerpuntofinalalaconversación.Sequedósentadaanteelordenadorrespirandocondificultad.¿Quéleestaba
sucediendo?¿PorquénopodíasimplementeenfrentarsealaspreguntasdeRicky discutir con él sumétodo de trabajo tal como había hecho enAlemania enmuchas investigaciones? Por supuesto, tenía claro que esta vez carecía deargumentos razonables. No podía explicar qué la retenía en Rotorua junto aWeruManiapoto.
Elcorazónseguíapalpitándolecuandoélsaliódelbaño.Derepente,eltatuajeledabaunaireextrañoyamenazador.Stephaniesesintiómareada...peroWerusonrióycogiólabotelladevino.—¿Tu...novio?—preguntóamediavoz.Ellaibaacontestarqueesonoeradesuincumbencia,peroselimitóatenderle
nerviosalacopaparaqueselallenara.Luegobebióunsorbo.YtemblócuandoWeruselaarrancódelamano.—Olvídalo—dijo—.Olvídatesimplementedetodoloquefue...Entrégatea
loquees...Nosabíasirealmentequeríaeso,peronoseresistiócuandoéllabesó.
8
Stephaniesesentíaexcitada,enojada...yculpablecuandoWeruporfinsefue.Nohabía hecho el amor con él, y él no la había presionado.Pero los besos ycaricias que habían intercambiado bastaban como pruebas de que había sidoinfielaRick.Encendiótodaslaslámparas,buscóelvinoysellenóotracopa.Elalcohollaayudaríaatranquilizarse.No habían sido solo los besos y las caricias de Weru los que la habían
conducidoaunaexcitaciónimposibledeatenuar.Tambiénfueronlosrecuerdosquehabían emergidodegolpe, los sentimientoshacia su antiguoynuevopaísnatal que se mezclaban con los que sentía por el archivero maorí... ¿Qué leestabasucediendo?Elcorazónseleaceleraba,leardíalapiel...Eraincapazdedormirse.Teníaquehablarconalguien.MarcócondedostemblorososelnúmerodeLisaenlaredacción.—Por favor, atiende la llamada. —Era más de medianoche, alrededor de
mediodía en Alemania. Era posible que su amiga estuviera en el despacho,aunquetambiénpodíahabersalidoparahaceralgunainvestigación.—AquíDieLupe,DepartamentodeRedacción.LisaGrünwaldalaparato.—
StephaniesuspiróaliviadaaloírlavozalegreyvivazdeLisa.Laamigapareció
inquietarse cuando le dijo quién era—. ¡Stephanie! ¿Ha pasado algo?TodavíaestásenNuevaZelanda,¿no?Debedesermásdemedianocheallí...—Exacto, hay doce horas de diferencia —le recordó, pues ya lo sabía.
Duranteelviajehabíanhabladoenmásdeunaocasiónporteléfono—.Escucha,necesito a una amiga. ¿Podemos charlar por Skype? ¿Tienes un momento?¿Estás...?—¿Sola? —completó la frase Lisa—. Claro que estoy sola. Sigo en mi
pequeñodespacho.SiteinteresasabersiRickestáaquí,no,noestá.Haceunahoramásomenosquesehaesfumado.Parecíasalirlehumoporlacabeza.¿Quéhaocurrido,Steph?¿Oshabéispeleado?Stephaniesuspiró.—Esalgomáscomplicado.¿Puedocontactarcontigoahoraonline?Cuandolohizo,selocontótodo.DescribióelcarismadeWeru,lafascinante
formaenquelacortejaba,suespiritualidadysupasión,ylosrecuerdosqueporlatardeselehabíandespertado.—¿Meestáspidiendoquetedéunconsejo?—preguntóLisacuandosuamiga
hubo concluido—. ¿En relación con ese hombre? Es difícil. En cuanto a losrecuerdos... yono los sobrevaloraría.Se trata solodeunpardedatos.Podríashaberlosobtenidohastadeunaguíadeviajes.—¿ElnombredelbarcoenquemimadrellegóaNuevaZelanda?Lisaseencogiódehombros.—Seguroquetelocontómásadelante.Otalvezaotrapersonaytúestabas
presente. No creo que signifique nada, Steph. Y seguro que no hay ningunarelaciónconestehombre.¡Miralascosasdefrente!Estonotienenadaqueverconlahistorianiconlaespiritualidad,ytampococonlosmaoríesopakeha.Esunacuestióndehormonas,simplemente.Esetipoteatrae.¡Tehasenamorado!TraslaconversaciónconStephanie,RickWinterestabatanalteradocomosu
novia.Sospechabaqueesaprecipitadainterrupciónnohabíatenidoqueverconquehubiesefalladolaconexióndeinternet.Habíahechounpardeintentosmásde comunicarse por Skype, en vano. Ella había apagado el portátil. Rick lo
encontrósumamenteinquietante.Nuncalahabíavistotannerviosaeimpaciente.Y, además, esa irracionalidad tan impropiadeella.Estabapreocupado, aunqueenNuevaZelandanolepodíapasarunagrandesgracia.Anoser,sonrióirónico,queseincluyeraelplanoastralenelqueparecíamoverseeseWeru.PorloqueStephaniecontabadeél,eracapazdecaminarsobreelagua.Eraposiblequeellahastaestuviesedeacuerdosialmaorí se leocurríaencargaraunmédiumquebuscaseaMiriySimon.Comoerafrecuente,laironíaayudóaRickaencontrarunrazonamientomás
claro. «Médium» era la palabra clave, tenía que intentar hablar con alguienentendido en errores y desvaríos mentales. Consecuentemente, poco despuésllamóalapuertadeldespachodeLisayentróenlapequeñaestancia,encuyasparedes colgaban varias fotos de un caballo negro. Lisa era una entusiastaamazona,sufrisónTampenocupabatodosutiempolibre.—¿Tienes un momento? —preguntó Rick. En ese momento, Lisa estaba
recogiendo sus cosas. Era probable que pensara ir a las cuadras—. ¿O vas aalgúnsitio?Lisaloestudióconlamirada.—Síyno,hoyhayalguienqueme saca el caballo apasear—respondió—.
¿Puedoayudarteenalgo?Rick se frotó las sienes.Porunaparte erapositivoqueLisa tuviera tiempo,
pero por otra parte la conversación podía complicarse. Ella seguro que semantendríalealasuamiga.—Alomejor.¿Estás...estásencontactoconStephanie?Lisaasintió.—HemoscharladounpardevecesporSkype—contestóescuetamente—.Me
tienealcorrientedeloquehace.Peroatitambién,¿no?Élsemordióellabio.—Síyno...Lisa,yo...Alomejorsuenaunpocoabsurdo,peroqueríasabersi
tehallamadolaatenciónalgoenella.Silanotascambiada,yasabes...Ellafruncióelceño.
—Pues no, no sé —dijo—. No querrás sonsacarme, ¿verdad? Rick, si terefieres a que a mí me cuenta cosas que a ti te calla, entonces tendrás quepreguntarletúmismo.Yonopuedodecirtenada...Ricksuspiró.—Lisa, no te estoypidiendoque cometasninguna indiscreción.Soloquiero
saberloquelepasa.Escucha,laúltimavezquehabléconellaestabanerviosa,inquieta,ytuvelaimpresióndequenoestabasolaenlahabitación.EseWeru...—¿Estásceloso?—preguntóLisasinrodeos.Rickintentabamantenerlacalma,peronopudocontenerse.—PorDios,Lisa, ¿qué tengoquecontestarte?—exclamó—. ¡Sí, a lomejor
estoyceloso!Aunquenosésitengorazonesparaello,porquetampocomehablatantodeesetipo.Loquetambiénesraro.Yalaconoces,esmuyagudaalahoradedescribiralagente.Alomejorsehaliadoconesehombre.Siesasí,enalgúnmomentotendréquehablarconellaalrespecto,omatarlootirarmealasvíasdeltren,osimplementesepararmecivilizadamentedeella.Peroloqueaquíyahoramepreocupa es la cuestiónde si con todoesopuedeperder el control. ¡Estoypreocupado, Lisa! Ya me preocupé cuando se trataba de la talMarama, peroahora que los dos casos están entremezclados, que se ha descubierto queStephanieestáinvolucradaenelcasoMatthews...Quierosabersicorrepeligro,Lisa, siesteasunto tiene repercusionespsíquicassobreellaysiesposiblequeWeruseaeldetonantedealgúnconflicto.Ricksepaseabainquietoporeldespacho.Sihubieratenidosuficientecabello,
sehubiesetiradodelospelos.Lisacedió.—Ven, vamos a tomar una cerveza —dijo cambiando de actitud—. Y
hablamos. Pero lo dicho: de nada que sea demasiado íntimo. Se trata solo deemplearunpocodepsicología.
Acabaronenelmismopubirlandésenquelasdosamigassehabíanreunido
antes de que Stephanie se entrevistase con Helbrich. En esta ocasión, LisatambiénpidióunaGuinness,paraRicklomismoyademásunwhisky.—Tienesaspectodenecesitarlo—dijolajoven.Ricksonrió.—Es que necesito respuestas—dijomientras abría la cerveza—. Tengo un
malpresentimiento.Comoyatehedicho,desdeelprincipio.Peromientrasmedejabaparticiparentodo,mientrasmellamabaymeenviabacorreos...—... todavía tenías la sensación demantener el control—completó Lisa—.
Ahoraseteescapa.Stephanieseretrae.Peroestonosignificaquecorrapeligro...nisiquierasiahorarealmenteempiezaarecordar.—¿Siqué?—Ricksesobresaltó—.¿Harecordado?¿Harecordadoalgodesu
infanciaynomelohadicho?LisatomóunsorbodecervezaantesdecontarlelaaparicióndeStephanieen
elpapeldejefadeunatribuenunpowhiri.—Supongo que para ella ha sido algo doloroso. A lo mejor no quería
preocuparte.Seacomofuere,mehallamadoylehedicholomismoqueteestoydiciendo a ti: es probable que eso no tenga demasiada importancia. Por lodemás...Mira,Rick,elhechoesqueStephaniesufrióuntraumaalosseisaños.Untraumaenormeparaunaniñatanpequeña,yahoratienepuntosdereferenciasobreloquesucedió.Encontróasusamigosmuertos,esposiblequevieraasupadremataralpadredesuscompañerosdejuegos.Laabandonaronenunacasallenadecadáveres...Yahorasabequeellareprimiótodoesoparaprotegerse.Enresumen,inclusosivolviesearecordar,seguroqueelshocknoseríatangrandecomoparaprovocarleuncolapso.Talcomoestánlascosas...—¿Noessuficiente?—preguntóatónitoRick.Lisaseencogiódehombros.—Mepreguntoporquénorecuperólamemoriacuandoelpolicíaselocontó
todo—admitió—. Habría sido lo lógico, y más habiendo fotos del lugar delcrimen.¿Esqueelpolicíanoqueríadarleelexpediente?Existelaposibilidaddequeaúnseescondaalgomás.Yocalculoquealmenosdebiódevercómomoría
Matthewsoquesuvidamismaestabaamenazada.Siahorarecuperalamemoria—o si los sentimientos que entonces reprimió afloran—, sería mejor queestuviera con alguien que la conozca y que se desenvuelva mejor en unasituación así, que no con un... En fin, ese tal Weru es una especie de héroesacado de una película del género fantástico. No será especialmentecomprensivo.—¿Héroedeunapelículade fantasía?—preguntóRick.Enesemomentoel
camareroleservíaelwhisky.Rickcogióelvasoydiounbuentrago.Lisasellevólamanoaloslabios.—Ya he hablado demasiado... —murmuró—. Stephanie me matará. —
Jugueteóconunmechóndesucabelloysesosegó—.Bueno,paseloquepase,por elmomento no veo ningún peligro en que Steph recuerde. Comomucho,podría sucederle algo si recuperase a su padre. Y es poco probable que estoocurra.—Consideras que seríamejor que no lo encontrase?—inquirióRick—.Me
refiero a que solo tienen esas cuatro postales.Una vez que hayan visitado laslocalidades,tendránquearrojarlatoalla.Lisaarqueólascejas.—SiWeru no la convence de ir a buscarlos a otro sitio.Nueva Zelanda es
grandeyStephtienetiempo.Söderfuemuygenerosoencuantoalosgastosdeviajes...—Semordisqueóellabio,inseguraacercadesicompartirconRicksustemores—. En caso de que efectivamente... perdiera el control, como dices,podría simplemente quedarse enNueva Zelanda. Dice... dice que cada vez seidentificamásconelpaís.Afindecuentas,nacióallí.Siseimaginaquelomásimportanteesque...Pero¿quéestábuscandoenprimerlugar?¿Asupadreoesediario?Rickbebióotrotragodewhiskyysequedómirandolacerveza.—En cualquier caso,Weru está buscando el diario. Es probable que Simon
Cookleimporteunpimiento.Lisaasintió.
—De todos modos—objetó—, estaría bien que se aclarara el caso de losasesinatosdeMatthewsyqueStephanierecuperaselamemoria.Seríadeseablequeencontraraasupadreyqueentendieracómoyporquédesaparecióenaquelentonces.Borrarcomosinadaseisañosdevidanodebedesersano.Siemprelefaltaráalgoynuncasesentirárealmentesegura.Nuncaseatreveráa tenerunarelaciónestable...Sí,túmismolosabesbien.Soloquenodeberíairdandopalosdeciegocomoparecequeestáhaciendoahora.Rickbebiócervezaypermaneciócallado,inmersoensuspensamientos.—Esto significa —dijo al fin— que lo mejor sería dar con Simon Cook,
hablarconélyprepararcuidadosamenteaStephanieparaelencuentro...Lapsicólogaasintió.—Porejemplo—convino—.Loprincipalnodeberíaserunviejodiario,sino
elencuentroentreellay supadre.Werusoloquiere los recuerdosdeMarama.Cuando los tenga, o cuando tenga claro que nunca los obtendrá, con todaseguridadabandonaráaStephanie.
9
PesealafructíferaconversaciónconLisa,Stephaniedurmiómalysedespertóconuntaladrantedolordecabeza.Enestaocasión,laduchacalientenolesirvióde ayuda, necesitaba una aspirina antes de recobrar ánimos para reunirse conWeru en la sala de desayunos. Pese a todo, el comportamiento de él fueimpecable. La saludó con un discreto beso en la mejilla, lo suficiente paramostrarlequeseacordabadelanocheanteriorsinquesesintierapresionada.Lerecomendóuncafébiencargadocontraeldolordecabeza,ademásdelasfrutasycerealesdelbufédelhotel,undesayunosabrosísimoconelquelaperiodistareuniófuerzas.—Bien, entonces emprendamosdenuevo la búsqueda—dijoWerudebuen
humorcuandoellavolvióaestarencondicionesdeconversar.Empezaronlaspesquisasenunpobladomaorídeunatribuquemostrabaalos
visitantes su estilo de vida. Se hallaba enmedio de una zona termal y en losalrededoresburbujeabanorificioscenagosos.Stephaniesemareótansoloconelpenetranteoloraazufre;alparecernolehabíasentadomuybienlacenadelanoche anterior. Junto con las infaltables actividades culturales que cada doshorasofrecíanloshabitantesdeWhakarewarewa,losmaoríesvivíandelaventade souvenirs. En una tienda, una tal Miri vendía, efectivamente, camisetas y
kiwisdepeluche;enotra,unSimonhacíacolgantesdejade.Peroningunodelosdos tenía nada que ver con la pareja que buscaban.Weru compró un colganteparaStephanie.—Velaparaqueunauniónseaparasiempre—afirmó,señalandoelsímbolo
entrelazado—.Noteasustes,setratadeamistadydeafinidadespiritual,noderelacionessentimentales.Stephanie iba a decir que, de todosmodos, no creía en esas cosas, pero el
colganteeramuybonitoylequedababien.Seguíaconeldolordecabeza,elmareoyelmalestar,inclusocuandoWerula
condujohastaunazona termaldonde sepodíanadmirar estanquesdedistintoscoloresborboteando.Elpaseosololaanimóligeramente.Por la tarde cerraban todas las atracciones, así que visitaron las tiendas de
recuerdosparapreguntarporSimonyMiri.AlfinalacabaronconociendoatresMiris y dos Simones más. Pero ninguno compartía una historia ni, pordescontado,unsecreto.—¡Todoestoesabsurdo!—selamentólaperiodista,decepcionada.Alatardecer,cuandoaparecieronlosprimosdeWeruparaenseñarleslavida
nocturnadeRotorua,noquisoacompañarlos.—Quién sabe, a lomejor en los bares averiguamos algomás sobreMiri y
Simon—intentóconvencerlaconunguiñoWeru.—¿Creesquenosestaránesperandoenunbar?—Stephaniehizoungestode
rechazo,peroluegodecidióirconellos,almenosatomarunacerveza.Unpocodedistracciónlesentaríabien.Además,estabaAweikuJenna.Eralaúnicamujerquesehabíaunidoalgrupo,alparecersoloparaconversarconella.—Ayer apenas pudimos charlar —le dijo—. Me alegra que vengas con
nosotros.Noiremosmuylejos.Ypuedesvolvertealhotelantessiestáscansada.Rotoruaesmásseguraque...Hamburgo.Eresdeallí,¿no?Stephanie se apresuró a explicarle que en lamayor parte deHamburgouna
mujernoteníanadaquetemersisalíasolaalasoncedelanoche,yademásellosacabaríanantesdeesahora.Losbarescerrabanmuytemprano.
La primera cerveza la bebieron en un antro cargado de humo con trestelevisoresfuncionandoyunpúblicoqueapostabaalascarrerasdecaballos.—Sonlocalestípicamentemaoríes—explicóAweikuJenna—.Esloquegusta
aloshombres.Sin el tatuaje del rostro y fuera de los focos del escenario, la jovenparecía
mayor.Llevabaunosvaquerosceñidosyuntopconloshombrosaldescubierto,dondemostraba un tatuaje, una hoja de helecho desplegándose. Tenía un aireexótico.—¿Cómo tegustaque te llamen, JennaoAweiku?—preguntóStephanie—.
Yateloqueríapreguntarayer.—Jenna.—Llevaba suelto el cabello largo y negro, solo adornado con un
prendedorenformadeflorroja—.Aweikuesminombremaorí.¿Notegustalacerveza?¿Quierespedirotracosa?—Señalólabotellaquelaperiodistatodavíanohabíatocado.—Sí,sí.—Stephanietomóunsorboantesdeseguirpreguntando—.¿Esuna
especiede...nombreartístico?Jennanegóconlacabezaysonrió.—¡No! ¡Eso sería un honor demasiado grande! Esmás bien un nombre de
infancia,unnombredecampamentodeverano.—Sereclinóenlasillaysepusocómoda.Estabansentadassolasalacabeceradelamesa.Loshombresmirabanunodelostelevisoresycomentabanelpartidoderugby—.Sabes,lamayoríadelosmaoríeshoysellamanJohn,George,JennyoTrudy.Sonmuypocoslosqueponenasushijosunnombretradicional.Apesardeeso,suelenenviarlosaloscampamentosdeveranodelasdistintasorganizacionesmaoríes.Ahíseaprendeun poco la lengua, un poco de danza y a trenzar el lino. Se cocina en lashogueras,seduermeenlosdormitorioscomunesdeunmaraeyloscuidadorescuentan historias, esmuy divertido.Y lo primero que ocurre es que cada unoadquieresunombremaorí.Lamayoríaloeligeporsímisma,peroelmíomelopusoWeru.Aweikusignifica«ángel».—Hizounamueca—.Antes todavíaerabuena.
—¿EstásemparentadaconWeru?—preguntóStephanie.Leparecíadistinguircierto parecido familiar cuando Jenna sonreía, pero no estaba segura—. Porfavor, no me tomes por cotilla, pero como os saludasteis de un modo tan...efusivo,penséque...Jennalainterrumpióconungesto.—Hacemuchodeeso—respondió—.Ycomotodossabemos,almenosdesde
ayerporlanoche,porsupartenohayningúninterésporentablarunarelaciónquevayamásalládelameraamistad.—Alzólasmanosconresignación,perosonriente. No parecía muy celosa—. Hacía tres años que no veía aWeru—añadió—.Esprobablequeaélleresultaraincómodoqueyoleecharalosbrazosal cuello. Pero en mi familia es normal, continuamente nos abrazamos ybesamos.SimplementeolvidéqueencasadeWerusonmásbien...rígidos.—¡Weruyyonoestamosjuntos!—protestóStephanie.Jennasonriódenuevo.Porlovisto,noselocreía.Despuésdelosucedidoen
elpowhiri,Stephaniepodíaentenderla.Ymáscuandolacuestióndesihabíaonorelaciónsentimental tampocopodíarespondersedeformaterminantetras loocurridolanocheanterior.—Weru y yo somos primos segundos —prosiguió Jenna—. Mi madre es
primadelasuya.HermineIhenga,ayerlaconociste.Yduranteaños,Werufuemi monitor en el campamento de verano. —Sonrió—. Naturalmente, meenamorédeélcomolasdemáschicas.Stephanieaprovechóparahacerunapreguntaquehacía tiempoquedeseaba
plantear.—¿Cómohaaprendidotodoeso?Ladanzadeayer...amanipular lasarmas.
Meresultócasiextraño.YenPaihiaconoceatododios,hatrabajadoenmuchossitios.Lomiró.Ahora, los hombres estaban jugando a los dardos yWeru siempre
dabaenelblanco.Semovíaconlasolturadeunbailarín.Jennasiguiósumirada,contemplóasuprimoysonrió.—Es interesante, ¿verdad?—observó con un deje de orgullo—. Su familia
vivióunpardeañosenPaihia.EnlasvacacionestrabajóenlaTreatyHouse.Yyo no diría que conoce a todo dios, solo a los tiki y Aotearoa. —Miró aStephanie, que sonrió asintiendo con la cabeza.Weru no estaba familiarizadoconDios,sinoconNuevaZelandayconsusdivinidadesmaoríes—.Mihermanoyyotambiénhemoscrecidoenlaobservacióndelascostumbresmaoríes,perononoslotomamostanenseriocomolafamiliadeWeru—prosiguióJenna—.Suspadres...Bueno, sumadre sería incapazdecogeruna flor sincantar anteskarakia.¡Nofueraaserquemolestaraaalgúnespíritu!Ysupadreluchacomoun fanáticopor losderechos civilesde losmaoríes, lo cual es algobueno.Deacuerdo,yotodavíanohabíanacido,perosélomalquelopasaroncuandoenlosañossesentaseinstalaronderepenteenlaciudad.Pobreza,miseria,pérdidadela identidad...Encualquiercaso,movilizara lapoblaciónera loquetocaba.Ytodas las manifestaciones y marchas de protesta dieron sus frutos. Nuestropuebloestáenunasituacióntotalmentedistintahoyendía.PerolohicierontodoconWeru.Yaesextrañoqueno leocurrieranadagraveen las frías tiendasdecampañayenlascasasdereuniones.LatíaKathleen,bueno,Kawhia,lamadredeWeru,avecesseolvidabadeél.—¿Werucrecióentremanifestacionesdeprotesta?—inquirióStephanie.Jennaasintióehizounamueca.—Yluego...Asupadreseleocurrióofrecercampamentosparalosniñosdela
ciudad durante las vacaciones de verano. Aire fresco y cultura maorí en elbosque. Por decirlo de algún modo, para recuperar las propias raíces. ¡Nopiensesendiversión!JeffreyClavellnoconoceestapalabra.ElpadredeWeruselo toma todo muy en serio. Para el primer campamento contrató a ancianosmaoríescomotutores,tohunga,maestrosensuespecialidad.Estossetomaronalpiedelaletraloqueeralavidaenelcampamento.Ibanacazarypescarconloschicos y las niñas salían con las mujeres a recoger plantas medicinales ydesenterrarraícesderaupo.Sinoencontrabannadacomestible,nocomían.—Rio,peroStephaniesupusoquelostohungaseencargabandequesuspupilosnopasaran hambre, si bien podía imaginarsemuy bien lo que un niño de ciudad
opinabadeunadietadepescadoyraícesderaupo—.Losguerrerossellevaronlapeorparte—siguióJenna,divertida—.Aelloslosmachacaronsinpiedad.Mishermanos sufrieron la experiencia en su propia piel. Ellas habrían preferidomarcharse, pero tenían que ir con él al campamento. La mayor aventura deCharly fue la huida nocturna. Consiguieron llegar al pueblo vecino ytelefonearon a casa. Entonces no había móviles... —Solo de pensarlo, unescalofríoparecióestremeceraJenna.Palpóunmomentoenbuscadesumóvil,comosiquisieraconfirmarquenohabíadesaparecidoderepente—.Mispadresfueron a recogerlos a él y Howy. Los demás niños escribieron cartasdesesperadas,conloquesuspadrestambiénsepusieronenmarcha.Fueracomofuese,muchosdejaronelcampamentoantesdetiempo.Weru,porsupuesto,nopodía.—Élseconvirtióenunmaorímodélico—resumióStephanie,queempezabaa
atarcabos—.¿Esposiblequeesolegustara?Jennaseencogiódehombros.—Nosé.Perosupadreestabaorgullosodeél,ysumadretambién.Unniñolo
hace todo por eso. Es probable que en un momento dado hasta lo hayaencontradocool.Y,enefecto,loes.—GuiñóelojoaStephanie—.Encualquiercaso,¡ayerestabasfascinadacuandobailóparati!—¿Terefieresaqueloutilizaparaligar?—preguntóincómoda.Lamaoríseapartóelcabellodelacaraybebiópensativauntragodecerveza.—Tal vez. Pero seguro que también le interesa el tema. Por ejemplo, ese
tatuaje tradicional que lleva en la cara... Duele un montón hacérselo. No sepuedecompararconeste.—Señalósutatuaje—.YtambiénfuealauniversidadyseinscribióenEstudiosMaoríes.Enverano,comoyatehedicho,trabajabademonitorenelcampamento.¡Noslopasábamosengrandeconél!Nadaqueverconlastorturasdelosprimerosaños.—Jennario—.YmástardedesvelóalospakehalosengañosdeltratadodeWaitangi.Unaveztambiénestuvoenunbarcoque hacía excursiones para observar delfines.Entonces bromeábamos con quetambiéndomesticaríaballenas...¿HasleídoTheWhaleRider?
Stephanie asintió, pese a que solo conocía un resumen del libro. Sabíaúnicamente que trataba de una niña que consolidaba su posición en la tribuconduciendodevueltaalmaraunaballenavarada.—Supadredebedeestarmuysatisfechodeél—observó.Jennaasintió.—¡Oh,sí!Tambiénsumadre.Soloestápreocupadaporque todavíano tiene
nuera.—Jugueteóinquietaconsucabello—.LoidealseríaunaguerreradeltipoAhumaiTePaerata:«¡Si loshombresmueren, también lasmujeresy losniñosmorirán!»—Jennapronunciólasfamosaspalabrasconvozprofundaygrave—.MimadreopinaqueWerudeberíabuscarenlosbosquesdeKingCountry.Alomejorencuentraahíunatribudecaníbalesolvidadayalahijavirgendeljefedela tribucuyapreciosasangremerecieramezclarsecon lade losManiapoto.—Sonaba divertida, aunque también con cierto deje de dolor. Stephanie sepreguntó si las primas habrían hablado alguna vez de un enlace entreWeru yJenna.Afindecuentas,ambasfamiliaspertenecíana lanoblezadesupueblo.También laaristocraciaeuropeasolíacasaraprimosentre sí—. ¡Peroahora tetiene a ti! —exclamó Jenna, volviendo al tema—. No lo niegues, estáenamorado.Ytútambién,ajuzgarcómolomiras...Asíquecuenta.¿Cómodiocontigo?Stephanie le contó que, en rigor, había sido ella quien había dado con él.
VolvióainsistirenqueentreellossolohabíalabúsquedadeldiariodeMarama.Lamaoríselimitóasonreír,yStephaniesesintiócomosilahubieranpilladoenfalta.SesobresaltócuandoJenna,alfinal,sacóunaconclusióninesperada.—Seacomosea,parecefeliz.—¿Quién?—preguntóStephanie.—Weru.Contigo.Nuncalohabíavistotan...dichoso.Ynocreoquemontara
unespectáculosoloparati.Esmás,parecequelegustamostrartesumundo.Talveznecesitauncambio.¿Un cambio? ¿Era ella realmente solo un pequeño cambio paraWeru, una
breve incursión en otro mundo antes de sumergirse de nuevo en su arcaica
cultura y seguir trabajando en su carrera? ¿O estaba planeando precisamenteescaparconelladesuantiguavida?Sefrotólafrente.Suinterlocutoraesperabaunacontestación.¿Debíasincerarseconellasobresussentimientos?Noestabasegura de lo que sentía. ¿Estaba enamorada? Y si lo estaba, ¿qué pasaríadespués?¿CuándoselocontaríaaRick?—¿Ytú?—intentóreanudarlaconversaciónconlamaorí—.¿Trabajasenla
empresafamiliar?¿Cómocantanteybailarina?Jennasellevólasmanosalcabello.—¿Maorí de profesión?—preguntó horrorizada—.Por todos los cielos, no.
Aquísolovengodevezencuandoenvacaciones.—Sonrió—.Adiferenciadelamayoría de mis primos y primas tengo sentido musical, disfruto cantando ybailando. En otoño vuelvo a la universidad en Dunedin. Hago el curso dedoctoradoenDerecho.Sepusoenpie,seretiróelpelohaciaatrásysereunióconloslanzadoresde
dardos. Tras intercambiar unas palabras con los hombres, le dieron un par dedardosqueellaclavóenelcentrodeladianacontantarapidezyseguridadcomoantessuprimoWeru.«Si realmente está buscando a una guerrera —pensó Stephanie con una
desagradablesensación—,nonecesitairdemasiadolejos.»Justoasuladoteníaauna,unanoblemaoríylicenciadaenDerechoqueencajabamuchomásconélqueunaperiodistaalemanaconquiennoteníanadaencomún.
10
Waitomo,el lugaralquesedirigieronWeruyStephaniealdíasiguiente,noera una simple población aislada, sino un distrito donde vivían unos diezmilhabitantes.LamayoríadelospakehaseconcentrabaenlapequeñalocalidaddeTeKuiti, queostentaba el títulode«capital del esquileo».Un escaso cuarentaporcientodemaoríesseocupabadelagestióndelascuevasdeluciérnagas.Lastrescuevas,muyalejadasdelaspoblaciones,constituíanlaatracciónprincipal,peronadieparecíapermanecermástiempodelnecesarioparavisitarlas.Deahíque la situación de los hoteles y moteles no fuera buena. Weru alquiló unacabaña en un camping delante del centro de visitantes. Stephanie pensó en sidebíainsistirenreservardos,peroluegoleparecióabsurdo.Lascabañaseranlosuficientementegrandes.Por la mañana, Weru la había saludado con toda naturalidad, de nuevo
dándoleunbeso,ylehabíadedicadoalgunospiropos,peseaqueellasesentíacualquier cosa menos atractiva. Había vuelto a dormir mal, aunque esta vezrecordaba todo lo que había soñado. Weru y Jenna habían montado en unasballenas y luego él había sido nombrado kingi. Y Jenna había puesto unademanda.LamismaStephaniehabíasidocitadacomotestigodesihabíavistoa
Weruadoptarunaactitudamenazadoray,derepente,elocéanosehabíallenadodesangre,inundándolotodo...—Duermeunpocomásporelcamino—lehabíasugeridoWerudespuésde
queellalecontaraquenohabíadescansado.Cuando siguió su consejo y reclinó el asiento del acompañante, él la tapó
atentamente con su chaqueta. Para su sorpresa, consiguió conciliar el sueño.DurmióprofundaysosegadamentetodoelviajeaWaitomoydespuéssesintiómuchomejor.Weru la cogió de lamano cuando pasaron por el camping paraecharunvistazoalascabañas.—Qué bonito es esto, ¿verdad? —observó—. Aire fresco, rodeado de
naturaleza...—Ya—murmuróStephanieal tiempoquedabaunmanotazoaunmosquito
—.¿Yahoraquéhacemos?¿Preguntamosotravezenlastiendasdesouvenirs?—Disponíancasidemediodía.Solodepensarenkiwisdepeluche,llaverosdekiwisymantelesconkiwisseleponíanlospelosdepunta—.¿Ovasasacartedelamangaunadetusmaravillosasideas?Weruleguiñóunojo.—Hoynostomamoseldíalibre—contestó—.¡Estanoche,Stephanie,iremos
averluciérnagas!—Peronoenelbosque,¿verdad?—Stephaniehizounamuecayserascó.Ya
tenía el brazo izquierdo surcado de picaduras. El propietario del camping leshabía dado unmapa y les había explicado bajo qué viejos puentes se podíanobservar también las famosas luciérnagas fuera de las cavernas. Sin dudaconvivíanallíenarmoníaconarañasymosquitos.Werurio.—¡No; en las cuevas!Y no empieces a quejarte otra vez de que enNueva
Zelandatodoestácerradoalascinco.Precisamentedeesonosaprovecharemosnosotroshoy.SolotengoqueirunmomentoalcentrodevisitantesmientrasPitatodavía está allí. Hacer una excursión a las cavernas solo con la linterna delmóvil,talvezseademasiadoromántico.
Stephanieaprovechóeltiempoparaaprovisionarlacabaña.Elcampingestabajunto a un restaurante donde podrían cenar alguna cosa, pero parecían tenerlomásdifícilparadesayunar.Asíquesedirigióalpequeñosupermercadomientraspasabarevistaalanocheanterior.Dehechohabíanvueltoalhotelaesodelasdoce.Weruhabíaaceptadoqueellaquisierairdirectamenteadormir,porlovistoteníaaspectodeestaragotada.Sinembargo,ellanohabíaconciliadoelsueñoyalfinalselehabíaocurridobuscarenGoogleinformaciónsobreelmovimientomaoríysobreJeffreyyKawhiaClavell.Enefecto,encontróvariasfotosyartículosperiodísticos.KawhiaManiapoto
—de casada y en los documentos legales, Kathleen Clavell— era, como seesperaba,unamujerhermosa,decabellonegroylargo,delgadaperoconformasfemeninas. No podía negarse su parecido con Hermine y Jenna. Un tatuajeauténticolerodeabalaboca.Enunartículoseleíaqueestosimbolizabaquelosdioses habían insuflado su aliento a la mujer. «¡Nosotras deberíamos ser suvoz!»,habíaafirmadoKawhiaanteunperiodistay lehabíaexplicadoqueellatambién seveía comounamensajerade los espíritusde supueblo.Losdiosesreclamabanlosderechosdelosmaoríes,ayudaríanalastribusahablarconunavoz,aalzarsecontralasinjusticiasyarecuperarsuorgullo.Kawhiateníalosojosdulcesybellosdeunasoñadora,perodesdehacíaaños
ocupaba un puesto importante en laMaoriWomen’sWelfareLeague.Así quealgo debía saber de su trabajo. Era posible que presentara un aspecto másingenuoyespiritualdeloqueenrealidadera.JeffreyClavell—oManiapoto,yaqueentodaslasentrevistasacentuabaque
descendía del famoso jefe tribal— tenía una presencia que a primera vista,impresionaba. Era delgado, muy alto, rubio y de ojos azules. Así era comoStephaniehabíamásomenos imaginadoal jovenLeonardClavell.Asíquenoeraextraño.InclusosiAdamnohubieraheredadoelcabellorubiodeLeonard,suesposaseguroquehabíasidounapakehadepuracepa,blanca,yasísehabíaimpuestodenuevoelcolordepielycabellooriginaldelosClavell.Peromásextrañoqueelcolordelpeloylosojoseralaformadepresentarse
delpadredeWeru:Jeffreyllevabaelpelolargoypeinadoenmoñosdeguerra.Se había hecho tatuar alrededor de la nariz y la frente, lo que le daba un aireexótico y, exceptuando las últimas fotos, en las que siendo miembro delParlamentovestía traje, se loveíaconelatuendo tradicionalmaorí.Lomismopodía aplicarse aKawhia y al pequeño que de vez en cuando aparecía en lasprimeras instantáneas, cuando los Clavell se manifestaban en sentadas en losparquesoenmarchasdeprotesta.Stephaniehabíaleídoque,entrelosmaoríes,toda la tribu se sentía responsable de la crianza de los niños, y era obvio queJeffreyyKawhiahabíanconfiadoconfrecuenciaenello.Elpequeñorecibióelcuidado de distintas muchachas maoríes, sus padres no le prestaron muchaatención.AStephanielehabíapasadoporlacabezaqueparaquesuspadreslehicierancasohabíatenidoquelanzarbolsasdepinturaapríncipesyprincesas.Finalmente, también había buscado aWeru enGoogle, lo que tal vez había
suscitadoesosabsurdossueñosenqueaparecíacomounkingi.Habíatropezadocon un currículo verdaderamente impresionante: elmaorí había concluido conéxito los estudios en las mejores escuelas privadas de Nueva Zelanda, habíaformado parte de los equipos de remo más destacados del país y lo habíanpremiado en varias competiciones de kapa haka, en el ámbito del deporte delucha maorí. Ya de adolescente había destacado como activista y habíapronunciado discursos arrebatadores. Se comentaba que aspiraba hacer unacarrerapolíticacomosupadre.Esprobablequenoacabesiendorey,habíapensadoStephanie,pero¿yprimer
ministroconraícesmaoríes?Nohabíaquedescartarlo.Alfinal,llegóalmismotiempoqueWerualacabañaysealegródequeélla
elogiaraporsuscompras.—¡Prepararéunoshuevos!—anunció—.Alomejorconsalmón...Tengouna
recetaespecial.Stephanierio.—Estoesuncamping,nounatiendadeexquisiteces.Conténtateconquehaya
conseguidojamón.Yunvinomediocremuycaro...Habríamoscompradomejorporelcamino.—Por el vinono tepreocupes—dijo conuna sonrisa cómplice—.Yahora,
vamos,lascuevasnosestánesperando.—Yledejóapenastiempoparameterlascomprasenlaneveradelacabaña.Cuandoellasubióalcochevioenelasientodeatrásdoscascosprovistosde
linternas.—Noquerrásmeterteenalgúnsitiodondeestéprohibidoentrar,¿verdad?—
preguntóinquieta—.Yonosoyunabuenadeportista,yasabes.Nopiensobajarenrapel...Werunegóconlacabezariendo.—Laatracciónprincipaldeesascuevasconsisteendejarse llevarporunrío
subterráneo en un neumático de automóvil —bromeó—. Después de que tehayastiradodesdeunaalturadeunmetrocomomínimo.Alagenteleencanta.Asíque,siinsistes,elríoestájustoalavueltadelaesquina...—¡Nihablar!—exclamóella,mirandohaciafuera.ElpaisajedeWaitomoeramontañoso,cubiertodebosquesdeunamezclade
helechos,palmeras,árbolesfrondososydeconíferas.Habíacaminosenlosqueadentrarse y paseos guiados que prometían emocionantes aventuras en unasgrutas.WeruaparcóenelparkingdelacuevaRuakuri,peronosedirigióhacialaentrada.—Iremos por otro acceso, el original—anunciómientras tendía un casco a
Stephanie.La condujo por un sendero antes despejado, pero ahora casi cubierto de
helechos,hierbasyárbolescaídos.—Cuatrocientosoquinientosañosatrás—explicóWeru—,unosmaoríesque
cazaban pájaros descubrieron estas cuevas.De repente fueron ellos quienes seencontraban en el papel de presas, pues aquí vivía una manada de perrossalvajes. ¿Te imaginas lomucho que se asustaronmis antepasados cuando lessalierondegolpeesosanimales?—Señalódosárboles,dondehabíaunaentrada.
Laayudóaencenderlalinternadelcascoylediolamano.Ella,nerviosa,fueabriéndosecaminoatravésdelapenumbradelbosque,queluegodejópasoalaoscuridadtotaldelacueva.Solobrillabalatenueluzdelalinterna.Porfortunael suelo era plano, sorprendentemente plano para ser una cueva. Weru se loexplicóantesdequeellapreguntara.—El jefe tribal de los guerrerosmandó echar a los perros de la cueva y sí,
debieron de acabar en las ollas de sus esposas.Él, por su cuenta, se hizo unaelegantecapaconsuspieles.Muchosañosdespuésloenterraronenel interior.Precisamente aquí, en una galería lateral de esta cueva...—Stephanie tembló.Quélúgubre,uncementerio...—.Dehechohabíavariastumbasaquí,peronadiesabíanadahastaqueen1904unpakeha llamadoJamesHoldenabrió lacuevapara que tuvieran acceso las visitas. ¡La familia se embolsó el dinero de lasentradashasta1988,cuandoporfinlascuevassenacionalizaron!—¿Yluegoseencontraronlastumbas?—preguntóStephanie.—¡Ssssh!—Weru le pasó el brazo sobre el hombro y ella se estremeció—.
Vayamos dentro primero. Esta entrada no está iluminada. Se cerró cuandodescubrieronlassepulturasdeljefeysushombres.Latribumaorílocalprotestó.Estapu,unafaltaderespeto,unaprofanacióndeloslugaressantos,quelagentevayapisoteandolastumbas.Eneso,ellaestabadeacuerdo.Habríapreferidoestarencualquierlugarque
no fuese esa fosa. Aunque al jefe y sus hombres no parecía molestarlesdemasiadoquelagentesalierayentraradesucripta.Eraprobablequesetrataramás de una lucha de poder entremaoríes y pakeha que, en este caso, habíanganadolosnativos.—Desdehaceunosañosexisteunanuevaentradaportodoloalto—explicó
Weru—. Espectacular, incluso accesible para discapacitados. En la cueva deRuakuri sepuedeentrar sinproblemasconsillade ruedas.Y,ahora, ¡mira!—Stephaniesoltóungritocuandoeljovenapagódegolpelasdoslinternas,peroluegodistinguióunresplandorazuladoenloalto—.¡Lasprimerasluciérnagas!Enrealidadnosonluciérnagas,sinolarvasdemosquitosdeloshongos.¿Veslos
hilos que salen de sus cuerpos? Con ellos atraen a los insectos. Estos vuelanhacialaluzysequedanatrapadosenlashebras.—Québonito—dijoStephanie.Noobstantesesentíaperdidasinlalinterna,y
más aún ahora queWeru también se alejaba de ella—. ¿A... adónde vas?—preguntó atemorizada, y de golpe todo se iluminó con una luz sobrenatural.Stephanie parpadeaba incrédula ante el resplandor de ese mundo de peculiarbellezaquelaenvolvía.Unasestalactitasformabangruposdefigurasfantásticas,uncastillodeunblancomarmóreoquecombatíaenbrilloconunatraslúcidayafiligranadaseriedeestalagmitas.—¡Voilà,ylaluzsehizo!—Werusonreíadelantedeunacajademandos—.
Bienvenidaalavisitaguiadadelacueva,Stephanie.LacuevadeRuakuriestáatudisposición.—¿También... también has trabajado aquí? —preguntó estupefacta y
esforzándoseporsosegarsuaceleradocorazón.Élnegóconlacabeza.—Quéva,perounaamigamía...No,no,notaaaanamiga...—Sonrióybesóa
Stephanieenlamejilla.Ella sospechó que mentía. Era probable que en el pasado la muchacha lo
hubiese llevado a esa romántica aventura.Daba igual. Solo se preguntó cómoWeru podía conciliar con su conciencia espiritual el hecho de ignorar el tapurelativoalastumbasdesusantepasados.Losiguióconcautelaporlaspasarelasy puentes de la cueva, yendo de unas esculturas de estalactitas, señaladas conunaluzindirecta,aotras,ydenuevolarecorrióundeliciosoescalofríocuandoWerusedesprendiódelamochilaenunagrutaencantadora,sacóunabotelladechampányladescorchó.—¡Pornosotros!—brindótrasservir—.YporMarama,quehaunidonuestros
caminos.Stephaniebebióysesintiócomoenéxtasis.¡NadiecomoWeruhabíahecho
porellaesaslocurastanrománticas!Nuncasehabíasentidotanjoven,tanlibre,naturaly...amada.
—¿Vamosahoraalríosubterráneo?—preguntótraviesa.Enlalejaníaseoíaelbramidodeunacascada.Lacuevasellenabadesonidos
distintos:elgoteodeagua,elrumordelairequecorría.Probablementeduranteeldía,cuandoestaballenadevisitantes,esonoseapreciaba.—SiPitahacumplidosupalabrayhadejadofueraunboteparanosotros...—
dijo risueñoWeru—.De no ser así, tendré que nadar para coger un bote. ¿Tegustaría?¿TegustaríaquemezambulleraenelaguaoscuracomohizounavezHinemoaparaTutanekai?Ella no pudo evitar pensar en la canción de aquellos enamorados y tragó
saliva.Lashazañasdeese tipono siempre salían tanbiencomoen la leyendamaorí.PeroquedódemostradoquesepodíaconfiarenPita.Unbotederemosesperaba junto a un riachuelo rodeado de helechos justo detrás del centro devisitantesdelacuevaprincipal.—¿QuiénesPita?—preguntóconreceloStephaniecuandoWerulaayudóa
recorrerlapasarela.Reinabalapenumbrayélnoqueríaencenderlaslinternas.Al fin y al cabo, no estaba permitido coger como si nada un bote y visitar lacuevadesdeelladocontrario—.¿Lachicaconlaqueestuvisteaquí?—¡Estáscelosa!—dijoWeru.¿Lealegraba?—.Tranquila.Pitaeselnombre
maorídePeter.Elconserje.Siemprelevanbienunosdólaresdemás...Yperderíasutrabajosilossorprendíanallí.Lajovensintióunleveatisbode
culpabilidad,peroluegosesentóconsuacompañanteenelboteyobservócómoloponíaenmovimiento tirandodeunacuerdasituadaa laalturade lacabeza.Todo sucedía en silencio, suavemente y en un entorno que no podía ser mássublimeymisterioso.Bajolostechosdelacuevacolgabanmilesdeluciérnagas.Resplandecían como un cielo estrellado, aunque en una galaxia en que lasestrellas eran azules y la luz que desprendían, plateada. Stephanie se quedóboquiabierta, imaginaba que estaba en un sueño. Se tendieron en el fondo yWerulaabrazómientraselboteflotabaenellago.—¡Quémaravilloso!—susurróella—.Es...—HorohiaeMatariki—murmuróWeru—.KeteWhenua.Kiatipuhepuawai
honore,motepani,moterawakoree...—¿Qué significa ? ¿Es una... una oración a las estrellas? —Weru había
pronunciadoconprofundareverenciaesaspalabras.—Algoparecido.Paralosantiguosmaoríes,lanaturalezasiempreerasagrada.
EstoesdeunacanciónaMatariki,lasPléyades,queparalosmaoríessignificanelcomienzodelañonuevo.Selespidequecubranlatierradebrilloylahaganfértil...yqueobsequienyconsuelenatodoslosquelonecesiten.—¡Québonito!—repitióella,pensativae inmersaen la luzqueconvertía la
cuevaenunlugarencantado.—Este es mi regalo —dijo Weru con gravedad—. ¿Quieres regalarme tú
tambiénalgo?Stephanieseestrechócontraél.—¿Qué?—preguntóamediavoz—.¿Pasión?Sebesaronbajolasestrellasquenoerantales,peroStephanieyanopensaba
enello.Yahacíatiempoquesehabíadespertadosupasión.ArdíaporWeru,porsupuebloyporsutierra,escuchabasuspalabrasconfervor.Sedejóguiarporéla través de una catedral construida con piedra caliza hasta un recinto losuficientementegrandeparacelebrarunconcierto.Estabahechizadayconfióenélcuando,atravésdelaoscuridaddelacaverna,lacondujohastalaentradaqueahorahacíalasvecesdesalida.Esanocheyacióentresusbrazos,conloslabiosexploróloscontornosdelos
tatuajes de su rostro y semovió acompasadamente con el flexible cuerpo deljoven.Teníalasensacióndeestarbailandoconél,ysonrióalpensarque,enunprincipio, el movimiento que había hecho con su lengua todavía le habíaparecido amenazador. Pero ahora las inquietantes muecas del guerrero cedíanpasoalaexpresiónsensualdelhombreapasionado.Werueratodosentimiento,seentregabatotalmenteasuquehaceryconocíabienelartedeamar.Stephanienuncahabíavividounanocheasí.Seestremecíadeorgasmoenorgasmo,sentíalas manos de él explorándole el cuerpo. Manos ásperas y fuertes que seadueñabandecadapulgadadesupiel.Ellatemblabaconsusbesos,oíasuvoz
susurrándole tiernamente en una lengua ajena. La penetró suavemente,llenándola por entero, y luego marcó un ritmo que la subyugó. Al final, seestrechócontraWeru,nuncasehabíasentidotanagotadaysatisfechacuandoporfinsedurmió,listaparainiciarlamañanaconotrojuegoamoroso.
No la despertaron sus besos, sino el aroma del café recién hecho y unoshuevosfritoscontocino.Weruyaestabavestidojuntoalaencimeradelacocinayremovíaalgoenlasartén.Delatostadorasaltarondosrebanadasdepan.—¿Qué?¿Hasdormidobien,Hinemona?—preguntórisueño.Ellasedesperezó.—Muy bien —murmuró—. Aunque demasiado poco. Weru, ¡todavía no
quierolevantarme!¿Porquénovuelvesalacama?Pormí,podemosdesayunardespués...—Peroelolordelcaféerairresistible—.Bueno,desayunarenlacamayseguirdurmiendo...—Setendióvoluptuosayselamióloslabios.Éllediounatazadecafé,peronosatisfizosudeseo.—¡Toma,bebeparadespertarte!—laanimó—.¡Dormilona!—Lededicóuna
cariñosamirada,perono sedejó excitardenuevopor suvisión—.Y luego televantas.Noolvidesqueestamosbuscandoeldiario...yaMiriySimon.Ellosnosepresentaránporsupropiacuenta.Loscentrosdevisitantesylastiendasdesouvenirs abrirán pronto, y a lo mejor también hacemos un breve viaje a TeKuiti.Esposiblequehayaotrostrabajosquenoseansoloparaesquiladores.Esepueblosíqueestáaislado.Siunoquisieraapartarsedelmundo,iríaahí.Stephanietomóunsorbodecaféysuspiródesilusionada.Unacosaerasegura:
Werunolaacompañabaensuinvestigaciónparairseconellaalacama,comoLisahabíasospechado.Élcreíaenlamisióndeambosynohabíanadaqueelladesearamásquenodecepcionarlo.
11
HelmaMartens inspiró pesadamente, estaba derrengada.Como siempre quevolvíadelAmazonas,lidiabaconinfecciones,parásitosypicadurasdemosquito.Esamujerpelirrojaydepielclaranoestabahechaparaeltrópico.Sinembargo,recibió amablemente aRicky escuchó con atención sus inquietudes.Lohabíainvitadoasucasa,yaquelepreocupabaqueStephanieestuvierasolaenNuevaZelanda.—Hacemuchoquedeberíahabermeocupadodeella—reconocióarrepentida
—.CuandomellamóaManaosestabasumamenteagitada...Mebombardeóconsuspreguntas,yanoséquéleconté.Aldíasiguienteintentécontactarconellapara conversar de nuevo, pero internet no funcionaba. Y luego ya tuve queregresar, solucionarmuchos asuntos, contestar todos los e-mailsque sehabíanacumulado...—Se frotó la frenteymiróaRick—.De todosmodos,nohabríasabidoquémás contarle aSteph...Debo... debo admitir quenodesempeñéunpapeldemasiadodignodealabanza.Cometíunmontóndeerrores.—Todoslohacemos—latranquilizóRick—.¿Otrataza?Le sirvió diligente la infusión. Estaba impaciente por obtener información,
perosabíaqueHelmadebíaencontrarsupropioritmoparacontarsuhistoria.—Poraquelentonces,Stephtuvoquesometerseatratamientopsicológico—
explicó, y bebió un gran sorbo—, en Nueva Zelanda mismo. En el hospitaldonde la internaron hasta mi llegada me dijeron que era absolutamentenecesario.Yyotambiénloteníaplaneado.¡Queríalomejorparaella!Peroluegotodosedesarrollófácilmente.Encuantolarecogídelaclínica,volvióahablar.Secomportabaconnormalidad,yyonoqueríavolveracasaconella.Alfinyalcabo, los asesinatos se habían cometido enfrente y la Policía todavía lo teníatodo acordonado... También habían registrado nuestra vivienda. Fuera comofuese,me instaléenunhotelconmihija.Loúnicoquedeseabaera regresaraAlemania.Yesotambiéneraloqueellaquería,oalmenosesorespondíacuandolepreguntaba.DehechonosabíadequéhablabapuestoquenuncahabíaestadoenAlemania.Encontrabamuyemocionantelaideadeviajarenavión.Asíquelecompréunamaletayropanueva...Nuncamásvolvimosanuestracasa.Nosésieso era lo correcto, pero entonces me pareció la mejor solución. Cuando laPolicía nos permitió marchar, viajamos enseguida y todo volvió a ir bien.Stephanie resplandecía, encontraba interesanteAlemania, se integró bien en laescuelayniunasolavezhablósobreloocurridoenMasterton.Yotampocolohiceporaquelentonces.¿Paraquémarearlaperdiz?—Pero en algún momento te inventaste lo del accidente de automóvil —
intervinoRick—.Stephdebiódeplantearalgunapregunta.—Helmaasintió.—Claro.Lohizo,afindecuentassupadreestabaausente.Yenaquellaépoca
no había tantas familias monoparentales como hoy en día. En la escuela lepreguntabanporsupadre,teníaquedibujarunárbolgenealógico.Asíqueledijeque había muerto. A ella nunca pareció importarle. Si hubiera sufrido, sirealmentehubieraqueridosabermás,entonces...—Seinterrumpió—.Lasdosloreprimimos—resumió.—Stephhatrabajadoconahíncopararesolverotroscrímenes—observóRick
—.Yosiempreteníalasensacióndequetraseseafánseescondíaalgomásqueuna periodista de tribunales y sucesos. Siempre quería aclarar los casos, peronunca tan de cerca como una criminalista. Ella misma podía determinar quédistanciadeseabamantenerhastaqueSöderlaenvióaesepsicotrip...Nodebería
haberladejadoirsola.PeronadiepodíaimaginarquelashistoriasdeMaramaydelcasoMatthewsestuvieranvinculadas.—Unacoincidenciaincreíble—susurróHelma.Rickseencogiódehombros.—OsimplementehanemergidorecuerdoscuandoStephsehacentradoenel
casoMatthews.Creoqueahorasigueinvestigandoporqueesperaaveriguaralgomásquelosrecuerdosdesusprimerosseisañosdevida.Nodeberíamosdejarlasolaenestatarea.—Yo no puedo irme a Nueva Zelanda —protestó Helma. Parecía temer
enfrentarseasupasado.Élnegóconlacabeza.—Nadie te lo está pidiendo —la serenó—. Creo que la mayoría de las
investigaciones pueden realizarse desde aquí. Solo tengo que averiguar pordónde empezar, y en eso tú eres mi fuente más importante. Cuéntamesimplemente todo lo que sabes, todo lo que se te ocurra: sobre la familiaMatthews; sobre el padre de Stephanie. ¿Adónde podría haberse ido tras elasuntoconMatthews?¿Quécreesquehizo?Túloconocesmejorquenadie.Helmagimió.—No lo creas —observó, dolida—. Tras los asesinatos pensé que no lo
conocíaenabsoluto.Nunca,nienmismáshorrorosaspesadillas,habríapodidoimaginarquefueracapazdematar.Yademásdeformatanbrutal...—Perofueendefensapropia—lerecordóRick.Ellaparecióafirmarynegaraunmismotiempoconlacabeza.—Tampoco puedo imaginármelo. Simon era... era un hombre dulce, un
soñador, alguien que deseaba hacer un mundo mejor. Dirigía talleres deresolución de conflictos en un centro para familias. Estaba en contra de laviolencia,nuncalehabíahechodañoanadie.Todavíahoymeresultaimposibleimaginar cómoconsiguiódoblegar aMatthews.Este eramuchomás fuerte.Yviolento...EraunsecretoavocesquepegabaaMiriyalosniños.—Las huellas dactilares de Simon se encontraron en el cuchillo —señaló
Rick.Helmaasintió.—Lo sé. Y no dudo de que matase a Raymond. Pero no lo entiendo. Lo
entiendotanpococomoloocurridoconSteph.ElSimonqueyoconocíocreíaconocerjamás,enningunacircunstancia,habríadejadosolaasuhija.¡PorDios,de haberlo sabido, no la habría dejado sola con él enNuevaZelanda! Era unpadrecariñoso,atento,esforzado...Loqueallísucediónoencajabaconsuformadeser.Ricksuspiró.Estosdatosnoleservíandeayuda.—¿Quémáspuededecirsedeél?—preguntó—.Noquieroofenderte,perola
relaciónconesamaorí...—¿Miri? Oh, no creo que tuviera mucho que ver con su origen étnico.
Simplementeseenamoró.Esposiblequeellarecurriesealinstintodeprotecciónque él tenía. Siempre quería ayudar y de repente se encontró con esa dulce ybonitamujerinmersaenundesastredematrimonio...Nocreoqueelquefueramaoríopakehatuvieseimportancia.—Inquieta,sepasólamanoporelcabellolacio y sin brillo. La imagen de la bellamaoríMiri parecía recordarle en quéestadoseencontrabaellaenesosmomentos.—La familia, pues, no era... ¿cómo lo llaman? ¿Espiritual? ¿No seguía la
tradición? ¿Entiendes lo que quiero decir? Intento hacerme una idea...—Rickjugueteabaconsubolígrafo.Todavíanohabíatomadoningunanota.Helmario,volviendoarelajarseunpoco.—Todoslosmaoríesestánmásomenosinfluidosporlaculturapakeha.Qué
haquedadodesuespiritualidaddependedecada familia.En loque respectaalosWahia, los padres deMiri, a mí me parecía que todavía tenían un fuertearraigoalaformadepensartradicional.LaseñoraWahiacontabaalosniñoslasantiguasleyendasycantabacancionesconellos...AcogióaStephconcariñoyera la abuela de todos. Sin embargo, no hacía hincapié en el elementomaorí.Tane y Reka eran cristianos practicantes, miembros activos de la comunidadpresbiteriana.Enelfondoestabanmuy...hum...integrados.Noteníanproblemas
deningúntipo.NuncasehabríanpuestoencontactoconlaoficinadeasistenciasocialsiMirinosehubieraequivocadotantoenlaeleccióndemarido.PeroMiriy Raymond no se diferenciaban mucho de las familias puramente pakeha ensimilarescircunstanciassociales.Noteníanmuchoqueverconlaespiritualidad,nocreíanni endiosesni enespíritusy tampocoasistíana la iglesia.En serio,SimoneramásmaoríqueMiri.Rickaguzóeloído.—¿Simonseinteresabaporlaculturamaorí?Helmaasintió.—Sí, por eso se conocieron. En un festival demúsicamaorí. Simon estaba
fascinado por su música, su arte, participaba mucho en mi trabajo. Puedoimaginar que ejerciera su influencia sobreMiri a causa del diario. Bueno, alprincipioesperabaquelauniversidadselocompraseaRaymond.Cuandoquedóclaro que superaba nuestras posibilidades, se sintió muy desdichado. Imaginoque trataría de convencer a Miri de que me diera el diario, a pesar de todo.Nuestro matrimonio había fracasado, pero aun así nos entendíamos. Simonhabría intercedido para que yo consiguiera el libro para la universidad. EnrealidadpertenecíaaMiri,Raymondnoteníaningúnderechosobreél.TalvezfueprecisamenteesoloqueprovocóesehorriblecrimenquelaPolicíaconsiderómotivado por los celos. A lo mejor Matthews estaba más interesado por esedesafortunadomanuscritoqueporMiri...Siellaamenazóconquesimplementeibaadármelo...Rick asintió, aunque no lo creía. Las mujeres maltratadas pocas veces
amenazan,yeldiariohabíadesaparecido.Siseguíaporesecamino,acabaríaenuncallejónsinsalidacomoStephanieyWeru.—Olvidémonosporunmomentodeldiario—pidióaHelma—.Volvamosa
Simon.Y aMiri, si es que la noche de los asesinatos estaban juntos. ¿Cómodebieronhuir?¿Enelcochedeéloeneldeella?—Nosotrosteníamosunacaravana—respondióHelma—.Unantiguocamión
que habíamos reconvertido. Estaba pintada de colores... llamaba mucho la
atención,poresolaPolicíacreyóqueenseguidalaencontrarían.Peronofueasí.Encualquiercaso,eranuestra,Simonsolíaviajarenellacasitodoeltiempo.Yo,por mi parte, disponía de un todoterreno propiedad de la universidad. Él nopodía utilizarlo cuando quisiera, todavía estaba ahí cuando regresé a NuevaZelanda.Pero lacaravanahabíadesaparecido...Yaúnhoysiguedesaparecida.Por supuesto, hizo la huidamás fácil. Por entonces nadie solicitaba plazas decamping.Ahora,Ricksíquetomabadiligentementeapuntes.—¿Y respecto a sus papeles, Helma? ¿Se llevaron los documentos de
identidad?—Paraéleraunapreguntaclave.StephaniecreíaqueSimonsehabíamarchadosindocumentos,peroélnoestabatanseguro.YlarespuestadeHelmaarrojóunaluznuevasobreelcaso.—En el caso deMiri, lo ignoro—contestó—. Simon llevaba su pasaporte.
Tenía la costumbre de dejar todos los documentos en la guantera. Le advertímuchas veces que no lo hiciera, pues sería fácil abrir y robar un vehículo tanviejo,ycuandoesoocurreunolopierdetodo.PeroSimoncreíaenlabondaddelmundo...—¿SelodijistealaPolicía?—preguntóRick.Ellaseencogiódehombros.—Yanomeacuerdo—admitió—.Simelopreguntaron,seguroqueselodije,
perosinolohicieron...BastantetrabajoteníayaconStephanie...Hastamuchodespués no reflexioné sobre todo ello y todavía ahora, como te he dicho, noconsigo entenderlo. Es todo unmisterio. ¿Te ha servido de algo lo que te hedicho?Rickhizounamueca.—Digamosquesigosinsabergrancosa,peroalgomásdeloquesabíahasta
ahora.Otrapregunta:¿hablabaSimonmaorí?Helmaasintió.—Muy bien incluso. Se había matriculado en la universidad pensando que
luegopodríanecesitarloensutrabajo.Dehecho,nofueasí.Elproblemaconlos
grupos de población con que él se relacionaba era precisamente la pérdida deidentidad.Laculturade losmaoríesestábasadaen launiónde la tribucon latierra. Tras la Segunda Guerra Mundial y con la industrialización de laagriculturaseperdieronmuchospuestosdetrabajoenlasgranjas.Muchagenteemigró a las ciudades para buscar trabajo en las fábricas.No lo consiguieron.Con todas las consecuencias que ya conocemos: alcoholismo, violenciadoméstica, fracaso escolar de los hijos... Hasta que en los años setenta algosurgió,elllamadomovimientomaorí.Luchabanporlasindemnizaciones,porsulengua, su identidad, su dignidad. Como resultado aparecieron diversosprogramasdelgobiernopara la integración.Simonse implicómucho.Pensabaquedeesemodopodíaenmendarunpocolasituación.Atribuíalamiseriadelosmaoríes exclusivamente a lospakeha.Yo siempre bromeaba con él diciéndolequeseavergonzabadesusorígenes.Habríapreferidosermaorí,peronoesalgoqueunopuedaelegir.Elperiodistasemordióellabio.—Esposiblequeahoramehayasayudado—dijopensativo—.Encualquier
caso,muchasgracias.Mevoyacasaymepongoabuscarporinternet.AversiencontramosaSimon...
Unpardehorasmástarde,unRicksumamenteeufóricoseponíaencontactoconLisaGrünwald.—Solo quería informarte de que casi estoy en el aeropuerto —explicó
alegremente por teléfono—. Söder está furioso porque me he tomado unasvacaciones tan repentinas.El avióndespega en treshoras.RumboaAucklandvíaHongKong.Unviajeinfernal,perocreoquevalelapena...—¿Has encontrado puntos de referencia en relación con el padre de
Stephanie?—preguntósorprendidaLisa—.¿Investigandodesdeaquí?Nomelopuedocreer.¿QuétehacontadoHelma?—Bueno, en realidad, nomucho.Más bien he ido sacando conclusiones—
observóRick—.Periodismodelaviejaescuela.¿Cuálessonlosmóvilesdelasaccioneshumanas?—¡Elsexo!—respondióespontáneamenteLisa—.Yeldinero...y...—¡Los sentimientos de culpabilidad! —añadió Rick—. Y el padre de
Stephanielostenía.LamuertedeMatthewshizoelresto.LaideadeStephaniedequequeríacorregiralgo,noeratanequivocada.SoloqueSimonCookpudohaber tomado como pretexto lo ocurrido para cambiar de vida radicalmente...Vale,notecuentomás.Reflexionaaversiencuentrastúmismalasolución.—¡Qué malo! —se quejó Lisa—. ¿Por qué me telefoneas si no quieres
decirmenada?Rickrio.—Para fastidiarte.Me vengo un poco de tu discreción. No, en serio, Lisa,
estoybastantesegurodesaberdóndeestáSimon.Pordesgracia,notengoniideade dónde se hametido Stephanie.Y ahí es donde has de seguir ayudándome.Tienes que decirme por dónde anda, por muy amiga que seas de ella. De locontrario intentaré que localicen sumóvil. O pongo a Söder al corriente. ¡Laencontraré,Lisa!¿Meayudarás?—En Coromandel—respondió Lisa sin vacilación—. Es una península, se
suponequemuybonita.Mañanaquierenirallí,despuésdequelabúsquedaenWaitomo no haya dado ningún fruto; al menos, ninguno que los hayaaproximado a Simon y Miri. —En cuanto a la proximidad entre Weru yStephanie,LisateníaideasmásconcretasdelasqueestabadispuestaacomentaraRick.StephanielehabíaenviadounSMSquelehabíaparecidomuyeufórico—.Noséexactamentedóndesealojan,peropuedo intentaraveriguarlo.Ponteotravezencontactoconmigocuandoestésallá.—Gracias—dijoaliviadoRick—.YnotepreocupesporStephanie.Tampoco
tropezaráconsupadreenesapenínsula.
12
StephanieyWerusedirigieronhaciaTeKuitiyallínodescubrieronnada.Asíque a primera hora de la tarde emprendieron el camino hacia la península deCoromandel. El trayecto hacia el norte duraba tres horas largas. Entre lasatraccionesturísticasdelapenínsulaseencontrabalaHotwater-Beach,unaplayabajolacualseescondíanfuentestermales.Conmareabaja,sepodíaexcavarunhueco en la arena donde tenderse y enterrarse para tomar un baño calienteaunquehicierafrío,unaexperienciadelaqueWerunoqueríaprivaraStephanie.—Ahísentiráselpulsodelatierra—ledijo.Laperiodistapensóenalgosexual,aunqueesaaventuratuvopocodeerótico.
Paraemprenderla,unelevadonúmerodeturistassepresentabaenlaplayaconpalasaciertahora(lamareabajabadenoche).Stephanieseechóareírcuandovioatodoelmundocavandoagujeros.Nofuetanfácilencontrarunrinconcitolibre.Werucavabacomounexpertoyconmásvigorquelosdemás,yellapensósientresusincontablestrabajosdevacacionestambiénhabíahabidoalgunaobradelaconstrucción.Encualquiercaso,subañotermalprivadonotardóenquedarlistoyconsitioparados.Dehechopodríanhabersededicadotranquilamenteahacerelamor,peromuycercados japonesesestaban repantingadosenelaguacaliente,yjustodelanteunsuecocavabasupiscina.
Junto a la playahabía un campingque también alquilaba cabañas.Esta vezllevaban champán, salmón y otras exquisiteces adquiridas por el camino. Lanoche sería movida, pero Stephanie estaba resuelta a dormir a la mañanasiguiente.Lapenínsulaeradeensueño,peronohabíaningunaatracciónturísticaespecial como en Waitomo o Rotorua, solo dos poblaciones más grandes ydiversosasentamientosmáspequeños.LasposibilidadesdeencontrarahíaMiriySimoneranmínimas.Traselbañoenlaplaya,StephanieyWeruseducharonehicieronelamor.A
continuaciónsetendieronrelajadosysatisfechosunoalladodelotro.Almenoshastaqueellasacóeltemadelamisiónqueloshabíallevadohastaallí.—Voyaintentarencontraramipadredeotromodo—anunció—.Talcomolo
venimoshaciendoes inútil, es comobuscarunaagujaenunpajar.A lomejorvuelvo a hablar con los Wahia. Podría tratar de contactar con amigos yconocidosdeMiri.Lafamilianodebíadevivirtotalmenteaislada...—¿Crees que así conseguirás algo?—preguntó Weru, algo molesto por la
críticaalaformaenquehabíanprocedidohastaelmomento—.SeguroqueMirinolecontóanadieadóndeiban.Ellasemordióellabio.—Deesonoestoytansegura.Si Miri realmente hubiese tenido una amiga íntima, en algún momento se
habríapuestoencontactoconella.Almenos, ellamismanopodía imaginarsedejandoaLisasinsabersi todavíavivía,dóndeestabayquéhacía.Dehecho,encontrarlapistadeunaamigaasípodríasermásfácilquehallarlapistadeesaspostalesenviadasdécadasatrás.Laperiodistaansiosadeinvestigacionesbienhechassedespertódegolpeen
Stephanie.¿Cómohabíapodidopasarporaltopreguntara losWahiasobre lasamistades cercanasde losMatthews?Loprimeroquedeberíahaberhecho eraexplorarenelentornodelosdesaparecidos.Eldiarioquizáseencontrabaenelarmariode algunaamigaaquien se lohabía confiadoparaque loguardase,yquealomejoresperabaqueMirivolvieraundía.Porenésimavezenlosúltimos
días, se preguntóqué le estabapasando. ¿Era realmente a causa solodeWeruquenopodíaconcentrarseeneltrabajo?Ejercíasobreellaunaatracciónmágica,pero¿eraesorazónsuficienteparaseguirlociegamente?Sesentíaconfusadesdeque el inspector Vineyard le había revelado que estaba implicada en el casoMatthews.¿EstaríanluchandolosrecuerdosreprimidosporderribarlasbarrerasquelaniñaStephaniehabíalevantadoentonces?—¡Yo seguiré buscando! —anunció Weru con determinación—. ¡Aunque
tengaqueremovertodaslasmalditaspiedrasdeestaisla!Ellahizounamueca.—No vas a encontrarlos debajo de una piedra—intentó bromear—.Weru,
¡todavíamequedandossemanas!Aúnpuedohaceralgo,tambiénporinternet...AlomejordeberíasbuscarellibroporFacebook...—¿Ydesvelar a unos desconocidos el valor que tiene el diario?—Weru se
levantó.Esanocheyanosepodíahablarmásconél—.¿QuieresbuscarloporFacebook como si fuera un perro perdido? ¡Es mi herencia, Stephanie! —Enfurecido,fuehastalaneveraysacóunabotelladeagua—.Pensabaqueparatisehabíaconvertidoenalgo...algocomosagrado...—Ellanocontestó.Yahacíatiempo que había dejado de intentar explicar aWeru que, aunque sin duda eldiario deMarama era un interesante documento de la época, no era laBiblia.Werusedejaballevarporlarabiayesonolegustabanada.Cuandomontabaencólera porque el destino le ocultaba tenazmente ese diario, ella casi le teníamiedo—. ¿Y qué ocurre si pasadas las dos semanas todavía no lo hasencontrado?—preguntó—.¿Terindesyregresassimplementeatucasa?Stephanie volvió a callar. Precisamente esa era la cuestión que llevaba días
planteándose. No quería volver a Alemania con las manos vacías, no podíahacerlo. Había algo esperándola en ese país, invocándola. No podía irse sinhaberlo encontrado. Y, además, estaba Weru. ¿Quería dejarlo? ¿Cómoreaccionaría cuando se percatara de que para ella solo había sido un amor devacaciones?¿Yloerarealmente?¿Dedóndesalíaeseenormepoderdeatracciónqueejercíasobreella?
Esanoche,nodurmiódemasiado.InclusocuandoWeruvolvióatranquilizarseyseacurrucóasulado,estuvomuchotiempomeditando.Yluegodespertódeunsueño,gritando.Estabaeneldormitoriodelosniños
Matthews, mirando el libro, Blitz, el semental negro, en una de las camasensangrentadas...«No la toques,es lahijadeun jefe tribal...»StephaniecreyóoírlavozdeJoeyysintióqueWerulaabrazabaparatranquilizarla.—Ssssh, ssssh, ha sido solo un sueño —le susurraba—. Has tenido una
pesadilla...Ven,bebeunpocodeaguayrespirahondo...Enseguidalaolvidarás.Stephanie sacudió la cabeza. Sabía perfectamente que no la olvidaría. Al
contrario,surgiríanotrossueños.Susrecuerdossalíanaflote.
13
Rick aterrizó en Auckland a primera hora de la mañana y descartó seguirinmediatamente el viaje. Habría sido una negligencia ponerse a conducir uncochealquiladojustodespuésdellargovuelo,ymáscuandoleseparabanhorasde Simon y del lugar en que se encontraba Stephanie. Además, debía tomardirecciones distintas, así que primero tenía que tener claro a cuál de los dosbuscarprimero.Yahabíaestadodándolevueltasaesoduranteelvuelosinllegaraunaconclusión.Desdeunpuntodevistapsicológicohabríatenidomássentidohablar primero conSimon. Si, en contra de lo esperado, los resultados de suspesquisaseranfallidos,noquerríaalimentarfalsasesperanzasenStephanie.Porotra parte, se sentía impulsadopor la nostalgia hacia lamujer que amabay alplanificarelviajeparecíamássensatodirigirseprimerorumboalapenínsuladeCoromandel.En solodoshoraspodía estar ahí,mientrasquepara llegarhastadondeseencontrabaSimonseguroquenecesitaríacinco.Lo primero que hizo fue buscar un hotel, donde durmió medio día para
después,yadescansado,ponerseencamino.Eran lasseisyhabía luzhasta lasnueve.Conunpocodesuerte,sereuniríaconStephanieporlanoche.Siesqueaveriguabadóndeseencontrabaexactamente.Lisaseenfadócuandolallamó.
—¿Sabesquéhoraes?—lereprochó—.Yno,no tengoni ideadedóndesealojan esta noche Stephanie yWeru. Ve primero a esa península y luego mevuelvesallamar.TratarédeponermeencontactoconellaporSkypemástarde,porquesilohagoahorapensaráqueestoycomounacabra.Ricksedisculpóporhaberlamolestado.Nohabíarecordadolagrandiferencia
horaria.Alomejornoestabaenlasmejorescondicionesparacogeruncoche.Sedebatió un poco consigo mismo, pero al final pagó la habitación y metió lamaletaenelcochedealquiler.Todoiríabien,tambiénconducirporlaizquierda.HabíacirculadomásdeunavezporLondres.Encomparación,hacerloenNuevaZelandaseríacoserycantar.
Lisa se puso en contacto con Stephanie a eso de las seis y media, horaneozelandesa,yestasesorprendió.Aúnmás,parecióasustarse.—¿Quéhapasado?—preguntóalarmada—.¿Cómoesquellamastanpronto?
¿Ha sucedido algo con...? —Quería preguntar por Rick pero se reprimió.¿PorqueWeruestabaasulado?Lisa inspiróhondo.Esopodíaocasionarleproblemas.EsperabaqueRickno
violaralaintimidaddelapareja.¡Stephaniehabríasidolobastantesensataparano compartir una habitación doble con ese hombre! Su amiga siempre habíadadomuchaimportanciaasuindependencia.—Vatodobien,soloquehetenidopesadillasynopodíaconciliarelsueño—
latranquilizó,yescuchólarisanerviosadeStephanie.—Yotambién.Tengo...tengo...Ay,nosécuáleslacausa.Cómo...¿cómoos
va en la redacción? —La pregunta parecía algo forzada. Lisa no tenía laimpresióndequeStephanieestuvierainteresadaenloqueocurríaenAlemania.Noesperórespuesta.Lisasupusoqueellapreferiríahablarsobresímisma,quees lo que hizo a continuación. Le contó que se habían instalado en unStudioHotelencantadorencimadelThames.Teníanunavistamaravillosasobrelabahía,elFirthofThames—.Elpropietariodelhotelesuntalladordemadera
maorí—dijo—.Weru lo conoce. Tiene sus obras expuestas por toda la casa.Peroalparecernopuedevivirdeeso...—Lisanosesorprendió.Encontrabalasfigurasdediosesyanimales,quesuamigaleenseñódesplazandoelportátilporla habitación, no menos amenazadoras que las máscaras del Amazonas quedabanasudespachoesaatmósferasombría.Siahorasuamigaestabafascinadaporesacultura,debíadeserporinfluenciadeWeru.PeroStephanienoparecíaquerercontarmuchomás.Indicóqueteníaqueacortar—.Hemosdeirnos.Aquínohay restaurante.Veremosunpar de kauris por el caminoy en el centro devisitantespreguntaremosporSimon.Hoyno...—semordióellabio—nohemoshechograncosa.—¿Hecho?¿Quéqueréishacer?Por favor,encontraraSimonyeldiario tal
como lo lleváis intentando hasta ahora sería como ganar la lotería. ¿Y quépensáis hacer mañana si tampoco llegáis a ningún resultado? ¿Ampliaréis labúsquedaatodaNuevaZelanda?Stephanieseentristeciódegolpe.—MetemoqueesoesloquequiereWeru—leconfióasuamiga—.Yyo...
yonosécómoactuar.Porunaparte,estoytanbienconél...Hemospasadounanochemaravillosaenlaplaya,yhoy...haalquiladounacanoaymehallevadoremandoa laCathedralCove,unabahíaconunosacantilados increíblesyunaplayapreciosa...Yluego,enunabrirycerrardeojos,seponetanfanático...—susurró—.Estátanobcecadoporlamisiónqueveenestabúsquedadeldiario...Lisafruncióelceño.—Parece ser algo que conlleva el mismo diario —señaló preocupada—.
También volvió loco a Raymond Matthews. Escucha, Stephanie, tienes queinterrumpir estas pesquisas. De lo contrario,Weru podría perder la cabeza. Yquién sabe lo que habrá en ese diario si es que lo encontráis.A lomejor susveneradosmaoríes no salen tan bien librados comoél cree... ¡Ponunpocodedistancia,Steph,teloruego!Cuando concluyó la conversación, Lisa dio gracias al cielo por Rick. Le
remordíaunpocolaconcienciapornohabercontadoasuamigaqueélsehabía
marchadoaNuevaZelanda,peroenelfondoteníalasensacióndehaberhecholocorrecto.Solo lequedabandoscosasporsolucionar.EscribióaRickenquéhotelestabasuamigayaestaleenvióunaadvertencia:«¡Cogeunahabitaciónindividual!¡Esimprescindible!»
CuandoRick llegóal hotel deThames todavía eradedía.PeroStephanieyWeruyahabíansalido,talcomoLisahabíapronosticado.—¿Sabe dónde han ido? —preguntó al recepcionista, un maorí amable y
regordete,mofletudoydeojosgrandesyredondos.Llevabatatuajesenlosdosbrazos—. Miss Martens es una compañera de trabajo, nuestra revista me haenviadoaquíparaayudarlaensusinvestigaciones.Elhombreseencogiódehombros.—Querían ir al bosque a ver unos árboles kauri.Y luego a comer en algún
sitio.SupongoqueenThames.—¿Dónde están los kauris? —preguntó esperanzado Rick—. ¿Hay algún
miradoroalgoparecido?—Elbosque está lleno de kauris—respondió elmaorí—.Pero no creo que
esosdosquierancaminardemasiado.Hayunpequeñopaseoquesaledelcentrode visitantes. Muy bonito, algo elevado, desde donde uno puede hacerse unabuena ideadel tamañode losárboles.—Rio—.Aunqueaquínoestán losmásgrandes...—Rickasintióyesperóquenoprosiguieraconundiscursonaturalista,pero el hombre no parecía tener esa intención. Le mostró brevemente en unmapadóndepodíaencontrarelcentrodevisitantesylediolaúltimahabitaciónque le quedaba—. Qué extraño, estamos en pretemporada y todas lashabitacionesestánocupadas—comentósatisfecho.Ricklanzóunamiradadisimuladaalalistadelashabitaciones.Losnombres
de Stephanie Martens y Weru Maniapoto correspondían a habitaciones dedistintonúmero.Esolelevantólosánimos.AlomejorseequivocabaynohabíanadaentreStephanieyeseengreídomaorí,oalmenosnadaserio.Lisalehabía
provocadocierta inquietud,pero si esedía se tratabadecuálde losdoseraelcaballero con la armadura más reluciente, no cabía duda de que, con lainformaciónqueteníasobreelpadredesuamiga,¡elvencedoreraél!
14
Porsupuesto,elcentrodevisitantesyahabíacerradoy,paramásinri,volvíaallover. Todavía brillaba el sol cuando navegaron en canoa, pero ahora queatravesabanelbosquepluvial,estehacíahonorasunombre.Además,Werusepusodemalhumorcuandoencontraronvacíoelcentro.—Deberíamos haber salido antes —dijo disgustado—. Incluso antes de
registrarnos en el hotel. Entonces a lomejor habríamos encontrado a alguien.¡Estamosmuycerca,lonoto!—¿Cerca de dónde? —preguntó ella, incómoda—. ¿De Simon y Miri?
Entoncesmislazosespiritualesdeberíanreaccionar.Peroyononotonada.Eldíaanterior,elmaorí lahabíaanimadoadejarvagarsuespírituparaque
siguiera elaka, un lazo invisible que, según losmaoríes, unía a padre e hija.«¡Yalonotarás!»,lehabíaasegurado.Ellasolopudonegarloconlacabeza.PorlatardehabíanentradoenunpardecomerciosdeCoromandelyhabíantenidociertoéxito,pueslosservicialestenderosnosolorecordabanadistintosSimonsy Miris, sino hasta a una pareja con tales nombres. Weru sintió una leveagitaciónytambiénStephaniesehizoilusiones.Dehecho,la«Miri»encuestiónresultó ser «Mary». Ella y su marido formaban una encantadora pareja, pero
ambos eran blancos y octogenarios, y hacía cincuenta años que residían en lapenínsula.Esonopodíacalificarsedeéxito.Stephanienoinsistióeneltema.Decidida,secubriólacabezaconlacapucha
desuchaqueta.—Ven, vamos a dar un paseo por el bosque pluvial—animó aWeru para
sacarlodesuobsesión—.Seguroqueconlalluviaesinteresante.Élnosehizoderogar.Losdosdesinfectaroncuidadosamenteelcalzadoantes
deentrarenelbosqueparaprotegeralossensibleskaurisdeagentespatógenosyluegoseinternaronenlaextrañayfascinanteatmósferadellugar.Elaireestabacargadodelluvia,yunaluzdifusasefiltrabaentreelfollajedelosárboles.Loshelechosy líquenescomponíansombrasespectralescon lasqueparecían jugarlas gotas de lluvia. Unas pequeñas pasarelas discurrían sobre chapoteantesarroyos,unacascadadescendíaanteuntelóndefondodeunverdeexuberante.Al final, llegaron al primer kauri, hábilmente colocado en el punto de miragraciasaunapasarelacircular.Elárbolestabasolo,algotípicodeloskauris,unaplaca informaba de que almenos tenía ochocientos años. Era enorme, con untroncosinramashastalaralacúspide.—Loquehabrá visto y presenciado...—dijoWeru con respeto—.Debía de
sertansolounbrotecuandolosmaoríesseinstalaronaquí.Alomejorlatribulocallodefendiódelosbuscadoresdecaucho.EnelsigloXIXyacomienzosdelXXseobteníangrandescantidadesderesina
de kauri abriendo la corteza del árbol.Unosmesesmás tarde regresaban parallevarselaresinaquehabíafluidoalexterior.Estemétodohabíacostadolavidademuchosejemplares,algunosdeellosantiquísimos.Stephanieibaaobjetarquelosmaoríeshabíancolaboradoenlatala.Enuno
de los diversos centros de información que habían visitado se proyectaba unapelículasobrelaexplotacióndelaresina.Peroselopensómejor.Coneltiempo,los kauris se habían convertido en árboles sagrados para los maoríes y eraposiblequesiglosatráshubieranhonradoyprotegidoalhermosoejemplarquesealzabaanteella.
—Deberíamosvolverahacerpartícipealárboldealgobello—observó,yseacercóaWeru.Él sonrió y, como era de esperar, la besó. Fue un momento perfecto. El
enormeárbolproyectabasusombrasobreellos, lasgotasde lluviaseprendíanen su cabello oscuro. La silueta de ambos y la del árbol se fundían en unasombraarcaica,enaquelladelaprimeraparejadelasleyendasmaoríesquesolopudoseparareldiosdelbosque.Talveznohubierasidotandolorososilaescenanohubiesesidotanperfecta,silavisióndelasdospersonasquesebesabanbajoel kauri no hubiese sido tan desgarradoramente bella. Rick Winter sabíaperfectamentequesupropiasombranosehabríaunidocontantaperfecciónaladeStephanie.Élhabríaparecidotorpeyridículosihubieraintentadobesarasunoviabajolalluvia.Elperiodistaseprotegíadelaguaconunagruesachaqueta.NosefundíaconunlargoabrigoenceradoaustralianocomolamusculosasiluetadeWeru.Bajoeseabrigo,pensóRickenunarrebatodehumordesesperado,unaespadapasaríadesapercibida.¿Conquédecapitabanlosguerrerosmaoríesasusrivales?¿Tendríansushachasdeguerraalgunaposibilidaddevencer laespadadelhighlander?¿Ycómosediríaenmaorí«tressonmultitud»?Tratódeesbozarunasonrisa irónica,peronoconsiguióanimarse.Pensópor
un instante endarmediavueltaymarcharse.Aalgún lugardonde lamerse lasheridas para después intentar por segunda vez sorprender a Stephanie. Seguroquepodríapillarla enuna situaciónmenosembarazosapara losdos.Nohabíaplaneadopillarla in fragantiyviolentarla.En realidad,había imaginadoqueelreencuentrolaalegraría.Aunqueporotraparte...Semordióellabio.¿Aquiénhabíaquetratarconconsideraciónenestecaso?
AStephanienolahabíaengañadonadie,¡loscuernosseloshabíapuestoellaaél!¡Eraélquienteníatodaslasrazonesparaestarenfadadoyexpresarlo!Oderetirarsesinhablar.PeroelhotelerolesdiríaqueunperiodistadeAlemanialosestababuscando,yademásconocíasunombre.—¡Hayalguienahí!—LavozdeStephaniesonóroncacuandoseseparóde
Weru. Oscurecía lentamente, seguro que entre la espesura de manuka nodistinguíamásqueunasombrainmóvil—.Alguien...alguiennosestámirando.Werusevolvió,yaRicknolehubiesesorprendidoverrelucirunarmaentre
susmanos.Asíeracomohubiesereaccionadounguerreroanteunataque.Peroelmaorínopasóalaacción.—¿Sepuedesaberquémiras?—gritócontonodesafiante.Ricktragósaliva.Oahoraonunca.Teníalaoportunidadúnicadehaceruna
apariciónestelar.—¡Yalocreo!—respondió,saliendodeentrelassombras—.Mealegravolver
a verte, Steph. Y usted debe de ser Weru Maniapoto. —Stephanie se quedóparalizada,sindarcréditoasusojos—.¡Podríaspresentarnos! Inclusosino lehas hablado demí.Me llamo RickWinter, señorManiapoto. Llevo dos añossaliendoconlaseñoritaalaqueestáustedabrazando.Siahorahacambiadolasituación,¿nodeberíashabérmeloadvertido,Stephanie?—Avanzóhaciaellos.—Rick...porfavor,yo...yonosabía...Simplemente...simplementesucedió...
Ya te hablé deWeru, de... de que íbamos buscando la pista...—Stephanie nosabíaquédecir,mientrasqueWeruesbozóunasonrisacondescendiente.—¿Buscandolapista?—preguntóRick—.¡Dirásmásbienqueestásdeluna
demielporcuentadelaempresa!¡Muybientramado,todo!Unapequeñagirapor los lugares más interesantes de Nueva Zelanda. Espero que hayáisdisfrutado.—Sediomediavueltaparamarcharse.Stephaniecorriótrasél.—Rick,nohaocurridoasí.¡Nohementido!¡Puedoenseñartelaspostalesde
Miri!Hemosestadobuscandoamipadre.Lootro...simplementehaocurrido...¡Ay, qué mal me sabe! No deberías haberte enterado así... Pero ¿cómo iba aimaginarmequetepresentaríasderepenteaquí...?¿Porquéestásaquí?—Seloquedómirandotodavíaincrédula.—Está claro —comentó irónico Weru—. ¡Quería controlarte, Steph! Tu...
noviopareceuntipoceloso.RicksegiróymiróaWeru.Noteníaquehacerningúnesfuerzoparamontar
una escena. Sus ojos brillaban de indignación y apretó los puños, pero sedominó. No iba a iniciar una pelea verbal ni una pelea cuerpo a cuerpo.Stephaniesiemprehabíaapreciadosucapacidaddedominarse.Siahoraestabaencantadaconuntipobelicoso, talvezhabíadejadodeser lamujeraquienélhabíaestadounido.Hizocasoomisodelaprovocación.Arqueóunossegundoslascejasynosedignócontestar.—Queríadarteunasorpresa.—SevolvióhaciaStephanie—.Porquemientras
vosotros tonteabais embelesados, yo he encontrado a tu padre.—Esperó unossegundosaqueellaasimilaralainformación—.Además,estoyenGrafton.Enelmismohotelenqueoshabéisalojado.Meparecióunabuenasoluciónpernoctarallí. No sospechaba que iba amolestar... Sea como sea, el hotel no tiene bar,lamentablemente.Así que será difícil conversar en él.Así pues, regreso ahoramismoaThames,almenosallíhabráalgúnpub.Propongoelqueestémáscercadel hotel. En él me encontrarás, Steph. Y cuando tu guerrero hauhau hayarecuperadosuurbanidad,puedesllevarlocontigo,nomeimporta.Ydichoesto,losdejóplantadosyvolvióporelsombríobosqueimpregnado
delluvia.
15
EncontraronaRickenunbarsituadoadosmanzanasdelhotel.Nofuedifícilver su coche de alquiler delante del local.Elmaorí aparcó la camioneta, peropermaneció un momento sentado para que Stephanie tuviera tiempo derecuperarse. Ella se lo agradeció, como el hecho de que permaneciera calladoduranteelviaje,aunquenosabíasisetratabadeunsilencioderecogimientoode desaprobación. Lo cierto es que él no podía recriminarle nada; a fin decuentas, sabía de la existencia deRick.Este por el contrario...Cómo la habíamirado...Stephaniesesentíafatal,avergonzadadesímisma.—No puedo creer que haya encontrado a tu padre desde Alemania—dijo
Weru,rompiendoelsilencio—.Puedequehastaeldiario.Ella se encogió de hombros. En esos momentos, sus padres y el diario le
resultabanbastanteindiferentes.Loúnicoquedeseabaeravolveranormalizarsurelación con Rick, si bien no sabía sobre qué fundamentos. ¿Resolvería laconversación con los dos hombres el dilema en que hacía días que seencontraba?¿ResponderíaalapreguntadesiqueríareanudarsuvidaconRickenAlemaniao sipreferíaunaseparaciónamistosaque leposibilitaraquedarseconWeru?Loignoraba.Perodeunacosasíestabasegura:¡Ricknodebíavolvera mirarla del modo que acababa de hacerlo! Tan herido, tan infeliz, tan
despreciativo. Bueno, más bien había sido aWeru a quien había mirado condesprecio,yesoque lagenteadmirabaaWeru,estaba fascinadacon loqueélirradiaba.—Enseguidaloaveriguaremos—respondió.Bajarondelcocheyentraronenelbar.StephanienotardóendistinguiraRick
sentadoaunamesa.TeníadelanteunvasodecervezayunaguíadeviajesdeNueva Zelanda. Parecía estar concentrado leyéndola, quizá para mantener lasdistanciasconlosotrosparroquianos.EncuantovioaStephanieyWeru,cerróellibro.—Síquehabéistardado—observóechandounvistazoalreloj.Ellasuspiró.—Rick, no... no encuentro palabras para expresar lomal queme sabe todo
esto—dijo—.Hasido...deverdadquehasido...—Ya,ya.Hacedíasquesospechabaqueestabapasandoalgo.Lisanoquería
hablar del tema, pero cuando alguien se empeña en no decir nada suele serporquetienemuchoquedecir,¿verdad?—Detodosmodos,lolamentomucho—repitióella.VioqueWerupedíauna
cervezayunacopadevinoblancoparaella—.¿Cuándo...cuándohasllegado?Se salió por la tangente abordando un tema trivial y Rick se avino a
contestarleescuetamenteunpardepreguntas.Sí,elvuelohabíasidotranquilo;noporSingapur,sinoporHongKong;no,nounaescala,sinountrasbordo.—Queríaestaraquíloantesposible—dijotranquilo—.Atulado.—Rick...yo...Stephaniesedispusoadisculparseunavezmás,peroWerulacortó.Hastael
momento habían hablado en alemán, era imposible que él hubiese entendidonada.Yalpareceryaseestabaimpacientando.—¡SeguroquenohabrávenidosoloporStephanie!Sirealmentesabedónde
estáSimonCook,setratamásbiendelcasoMatthews.¡Ydeldiario!Rickseloquedómirandoyapretóloslabios.—HevenidoexclusivamenteporStephanie—locorrigió—.Soloporellahe
buscadoaSimonCook.Esediarioquetantoleinteresaausted,amímeimportaunrábano.Porsupuesto,todoestoesmuyemocionante,peronosetratadeunguion. Se trata de Stephanie, de su vida, de sus recuerdos. Quería devolverleestosúltimosycompartirconellaloprimero.Encualquiercaso,esoqueríahastahoy.Yaveremosenquéacabatodo...—Bebióuntragodecerveza.Stephaniediounsorboasucopa,peroelvinonolesupoanada.Sentíaque
losojosselellenabandelágrimas.—¿Cómo pretende haber encontrado a Simon Cook desde Alemania? —
preguntóWerusinhacerningúncomentarioaloqueRickhabíadicho.StephaniesupusoqueestaríapreocupadoporsiRick,paravengarse,noquería
compartirloquesabía.Rick sonrió con cierta superioridad, pero se lo merecía si realmente había
resueltoelenigma.—Ha sido muy fácil —respondió—. El pensamiento lógico. Y un par de
preguntasquehiceatumadre,Steph.Algunascosaseranfácilesdeaclarar.Elpasaporte, por ejemplo, tu padre lo llevaba encima. No necesitaba pasar a laclandestinidad.Peroes evidentequeeso fue loquequería, y en tales casos lomásefectivoescambiardenombre.Stephaniegimió.—También yo podría haberlo deducido—musitó—. Pero ¿tan fácil es eso
aquí, en Nueva Zelanda? ¿Qué dice la ley? En Estados Unidos no es tansencillo...Rickseencogiódehombros.—Nolosé,aúnnohepodidoinvestigarlo—admitió—.Perosirecuerdobien,
haceunpardeañosseprodujeronaquíunosterremotos.YesopusopatasarribatodalazonadeChristchurch.Séquemuchagenteseaprovechódeesasituaciónparaobtenernuevosdocumentos,sobretodocomomaoríes...—¿Comomaoríes?—preguntóatónitaella—.Simonespakeha...—¿Quésignifica«sobretodocomomaoríes»?—seimpacientóWeru—.¿Es
quesomoshabitantesdesegunda?
Rickarqueólascejas.—¿Acasonosesiguediciendoque los indígenasestándiscriminados?¿Que
tienenpeores trabajos,peor formaciónescolar,menosoportunidades?Supongoque por esa razón raramente viajan y para ellos la documentación no es tanimportante.Alomejorcuandolapierdennolareemplazanenseguida.—¿Y sabes cómo se llama ahora? —preguntó la periodista—. ¿Cómo lo
averiguaste?Rickvolvióasonreír,estavezmásamablemente.—Hehabladoconunexpertodeunaagenciadedetectives.Estáespecializado
enestosasuntos.Ybien,atitambiénseteocurrióbuscaraSimonyMirientrelosmaoríesenlugardeentrelospakeha.Asíqueconsultéundiccionarioinglés-maorí y busqué cook, «cocinar». La palabra es tao, breve, sencilla, fácil derecordar.BuscandoaSimonTaonoencontrénada,peroelequivalentemaorídeSimonesTipene.Puessí...asíqueloúnicoquenecesitéfuegooglearunpoco.Resultado:justamenteexisteunTipeneTaoqueadministraunaespeciedegranjabiológicaenParihaka.JuntoconsuesposaAmiria.Quécoincidencia,¿verdad?—Mostró una sonrisa triunfal—. Sunseed Resort —prosiguió—, con pensiónincluidayunaofertadeactividadesdiversas.Echadunvistazoeninternet,unenagriculturaecológicaconesoterismo.CatchdespiritofParihaka!Porlovisto,recibenhuéspedesdetodoelmundo.Stephaniesediounapalmadaenlafrente.—Senos podría haber ocurrido a nosotros—murmuró—.Mi instinto no se
equivocaba.YoqueríairdirectamenteaParihaka.—Enlaactualidadesesitiohaperdidotodosusignificado—señalóWeru—.
Haquedadoapartadodelmundo...—Puesprecisamente eso lo convierte enun lugar ideal paradesaparecer—
observó Rick—. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Voy yo, vais vosotros o vamostodos? Deberíamos comportarnos todos como seres civilizados, Steph. Pocoimportaloquehayaentrenosotros.Lajoveninspiróhondo.
—Yo opino que viajemos los tres —dijo a media voz—. Tú lo hasdescubierto...Encontrarérealmenteamipadre.Quieroqueestéspresente,Rick.NoseatrevíaalevantarlavistamientrashablabaporqueesperabaqueWeru
pusieraalgunaobjeción.Pero,porlovisto,aesteleeraindiferenteconquiénibaaParihaka.SoloparecíapensarqueesaeralaoportunidaddeencontrarporfineldiariodeMaramaClavell.—Entonces partamos mañana —decidió Rick—. Devolveré el coche de
alquiler en Thames. Vosotros tenéis un vehículo grande, mi equipaje cabráperfectamente...Esperó a escuchar alguna protesta, pero el maorí renunció a replicarle.
Stephaniesesintióaliviada.LadecisióndeRickleahorrabatenerqueelegirconcuáldelosdoshombresqueríarecorrereltrayectodevariashorasencoche.—Esto también senospodríahaberocurridoanosotros—observóWeruen
cuantosehubieronsentadoenelcoche—.Oalmenosati...comoperiodista.Ella asintió. De hecho había estado como obnubilada durante toda la
investigación, había cometido errores propios de una novata... ¿O eran susbloqueos lo que le había impedido descubrir el misterio? ¿Acaso no queríarecordar?¿Acasonoqueríaencontrarasupadre?—Simplementeestababloqueada...Pensaba...—Sedetuvo.Enrealidadhabía
dejado que fuera sobre todoWeru quien pensara y extrajera las conclusionesfinales...Se alegró de poder retirarse a su propia habitación al llegar al hotel.
Necesitabaestarunratoasolas.ElquenohubieranoptadoporunahabitacióndoblenodebíaagradecérseloalaadvertenciadeLisa—detodosmodoshabríallegadodemasiadotarde—,sinoaunpartidoderugbyqueseretransmitíaporlanoche y queWeru no quería perderse. En su propia habitación podría dormirtranquilamente. Ahora daba gracias al cielo por esa coincidencia. ¡No podíaimaginarsecompartiendocamaconWerumientrasRickdormíaaunosmetros!
Rickse instalóensuhabitación, lacontiguaaWeru.Escuchócómosurivalrecorríalahabitaciónarribayabajo,encendíayapagabaeltelevisoryalfinalsemarchaba. Por un instante, creyó morir de angustia al imaginar queWeru sereuníaconStephanie,hacíanelamoreinclusosereíandeél.Peroabriólapuertayoyóelsonidodeltelevisorsaliendodelcuartodesuanfitrión,yrisasygritosenmaoríanimandoalosjugadores.Weruhabíaidoenbuscadealgúnconocido.Setratabadedoshombresviendounpartidoderugbyportelevisión.RicksintiópenaporStephanie,solaensuhabitaciónymeditandomientrassunuevonoviose lo pasaba bien. Pero no iba a llamar a su puerta. La herida que le habíaprovocadoesedíaerademasiadoprofunda.
16
Alamañanasiguiente,Stephanieestabapálidayojerosa.Sehabíamaquilladomásdelonormalparadisimularlo,perodespuéssehabíavistotanpintarrajeadaquehabíavueltoalavarselacara.Porfortuna,niRickniWerucomentaronnadasobre su aspecto, de modo que no tuvo ocasión para contarles lo que habíasoñado.Alperiodistanolehabríasorprendido.Alascincodelamañana,Lisalohabíadespertadoyparecíarealmentepreocupada.—Rick,Stephmehallamadoestemediodía,esdecir,medianocheenNueva
Zelanda.Estabahechapolvo,hatenidounapesadillahorrible.Todoestaballenodesangre,alguienlateníaagarrada...Nopuedorepetirlotodo,niellamismaeracapazdecontármelo,soloseacordabadeunpardeimpresionesfuertes.¡Yanohay la menor duda! Está recordando. Todo está saliendo a la superficie. Mealegraqueestésahí.¡Noladejessola!Élsepreguntósiteníaqueinterpretarestaspalabrascomoungritodesocorro
o si su inquieta amiga intentaba evaluar hasta qué punto estaba dispuesto areconciliarse.Asíquetansolomusitó:—Deacuerdo.Pordesgracia,parecequerecordarsuniñezlallevaaolvidarse
deltiempoquehapasadoconmigo...—Ycolgódisgustado.Más tarde, cuando vio que Stephanie salía agotada de su habitación, lo
lamentó.—AcuéstateunpocomientrasWeruyyoentregamoselcochedealquiler—le
dijoapaciguador—.Nollegaremosalasmanos.Ella sonrió tensa y volvió a su habitación. Tomó una aspirina e intentó
conciliarelsueño.Habríapreferidotomaralgúnsomníferoquelanoqueara,peroclaro,esonopodíaser.Cuando los hombres volvieron, a todas luces sin haberse peleado,
emprendieron el camino de casi cinco horas a Taranaki. En la camioneta, laatmósfera era tensa, si bien Stephanie insistía en iniciar alguna conversación.PreguntóaWeruporelpartidoderugby(NuevaZelandahabíaganado)yporloquesignificabaesedeporteparalosdosgruposdepoblación,maoríesypakeha.Sabíaqueélpodíaimprovisarundiscursodeunahoracomomínimo.Elrugbyeraun tema importanteenNuevaZelanda,yelmovimientomaoríestabamuyvinculadoaél.Pero la respuestadeWeru fuemonosilábica, al igualque ladeRick,quientampocohablómuchocuandoellalepreguntóporlasnovedadesdelaredacción.Suspiró aliviada cuando apareció la cumbre del monte Taranaki. No había
ningúnindicadorparallegaraParihaka.—AhorasoloesunbarriodePungarehu—observóStephanie—.Hetardado
enaveriguarlo.YesoquePungarehu,irónicamente,fuefundadosoloparasitiarParihaka.Eraunbaluartemilitar.—Lostiemposcambian—señalóRick—.Bien,sielSunseedResortnoestá
indicado, vayamos hasta Pungarehu y preguntemos allí. A lo mejor ahora lagranjaecológicaesmásfamosaquevuestrocentrodeprotestas...—¡No bromee con eso! ¡Ignorar Parihaka es un escándalo! —exclamó
indignadoWeru—. Habría que atraer la atención de la opinión pública. A lomejoreldiariocontribuyeaello...Stephanieseretorcíaunmechóndecabellodesprendidodelmoñoconquese
lohabíarecogidoporlamañana.—Weru—dijo—,ni los sermonesdeTeWhiti ni los artículosperiodísticos
ayudan.Todosesoslibrosyentradasdeinternetnohanmovidonada,tanpococomoelfestivaldemúsica.Parihakahacaídoenelolvidoyseguiráenelolvido.Reconócelo.TeWhiti,MaramaClavellytodoslosdemásestabanenellugaryelmomentoequivocados.Laresistenciapacíficanoteníaentoncesningúnpoder.Sesentaañosmástardesí,GandhiconsiguiódoblegaralImperiobritánicoyesoquenoteníanilamitaddeideasqueTeWhiti.Asífuncionaelmundo,muylejosdeserjusto.—YNuevaZelandatalvezesté tambiéndemasiadoapartadaparamezclarse
realmenteenlahistoriadelmundo—intervinoconairesdesuficienciaRick—.Se dice que hasta hubo aquí un pionero del vuelo que despegó antes que loshermanosWright.Aunque se le olvidó avisar a la prensamundial. Perono seenfadeporello,Weru...Acambio,tenéisunaenormecantidaddebosquepluvialylagartosdetresojos...ElmaoríyaibaareplicarcuandoStephaniedescubrióunagasolinera.Dirigió
aWeruhaciaallíparapreguntarporelSunseedResort.—Ademáspodemostomaruncafé—sugirió.Cadavezselehacíamásdifícilocultarsunerviosismo.Elreencuentroconsu
supuestamentefallecidopadreestabaalavueltadelaesquina.Necesitabaalgomásdetiempoparaprepararse.Al final bajaron todos, pidieron café y recorrieron con la mirada la calle
mayordePungarehu.Comoenlamayoríadepueblosdeprovincias,ahínohabíamásqueunsupermercadoyuncomerciodeproductosagrícolas,lacafeteríadelagasolineraydosbares.—Desolador—dijoRick.Stephanie no lo habría expresado así en presencia de Weru. Era muy
susceptible en lo que a criticar a su país se refería. Pero el maorí no hizocomentariosalaobservacióndeRick,sinoquepreguntóaljovenqueleshabíapreparadoelcaféporelresort.El maorí, macizo, con una melena negra, larga y grasienta, y los brazos
tatuados,asintió.
—HandecruzarelpuebloysaliralaParihakaRoad.Esfácildeencontrar...Creoquetienenuncartelenlacarretera,unarcoíris,¿verdad,Chef?EstagenteestábuscandoSunseedResort.Elhombrequeservíalagasolina,obviamenteelpropietariodelagasolinera,
seacercó.—Sí—confirmó—.Notienepérdida.¿Vanahídevacaciones?Ricknegóconlacabeza.—No.Somosperiodistas,yoescriboparaunarevistasobreviajesalternativos,
deaventura,enNuevaZelanda...Elhombrerio.—Sí, lo de alternativo encaja—observó—.Ahí cualquiermala hierba tiene
inmunidad.Nadapuedeserarrancado,sopenadefuertesmultas.Sujovenempleadosonrió.—Peroviajesdeaventura...Aver,allíaventurasnotendráninguna.Vamásde
soledad...Demeditaryesascosas.¡Genterarita!Eljefehizounamueca.—Bueno,unpocodeexamendeconciencia... ¡tambiéna ti te sentaríabien,
Toby!—ledijoasuempleadoantedevolversedenuevoalosclientes—.Mire,novoyadecirnadaencontradelosTao.Rarosloson,perobuenagente.Enelfondo ponen en práctica una idea de negocio genial. Los clientes pagan paracolaborareneltrabajodelagranja.Hastasecocinanellosmismoslacomida.Y,mientras,murmuranconjuros...—A lomejorasíno se lesquema—observóRickcon lamiradapícaraque
siempre animaba a su interlocutor a seguir hablando. El propietario de lagasolinerasonrióconironía—.¿Sonlospropietariosmaoríes?Elhombremoviólacabeza.—Ellasí,élno.Sitieneantepasadosmaoríes,debendesermuylejanos.—Perosunombreesmaorí—intervinoStephanie.Elhombreasintió.—Claro. ¿O se iba a tomar usted en serio a un chamán que se llame Peter
Beasley?
—Nosonchamanes—sesulfuróWeru,cuandovolvieronalacamioneta—.Alos sacerdotes maoríes se los llama tohunga. Muy típico: ese hombre llevageneracionesviviendoenAotearoaynosabenadadesusvecinosmaoríes.Stephanie contempló los campos de trigo que se extendían a izquierda y
derecha de la recta carretera. De vez en cuando se veían granjas aisladas,amplios establos, silos: agricultura moderna, industrializada. Para percibir elespíritudealgoeneselugarhabíaqueserunmédiumrealmentedotado.Finalmente,distinguióunindicador:«ParihakaRoad.»Werugiróyalcabode
unkilómetrollegaronalcartelqueanunciabalapoblación.—¡Parihaka!—exclamóStephanie—.Indicadoresoficiales,perosinregistrar
enGoogleMaps.Quéabsurdo...—Esprobablequenadiequieraveniraquí—opinóRick.Ellugarparecíaabandonado.Habíaalgunascasastípicas,demaderaochapa
conlacubiertaplana,peronoestabanordenadasenfilascomoenMastertonuotrossuburbios,sinoesparcidasallibreantojodesuconstructor.Gallinasypatoscorreteabanen libertadentregarajesyviejoscoches.Al igualque losperrosygatosqueestabantumbadosporlospatios.—¡Ahíhayunmonumento!—señalóWeru,dirigiendolacamionetaalaplaza
conmemorativa—.¡Estadebiódeserlaantiguaplazadelasasambleas!Vieronunpanel donde se anunciaban cursosdeyogay actividadespara las
tardes. En el centro había un pequeño y cuidado jardín.Una valla pintada deamarilloyrojorodeabaunmonumentoparecidoaunpequeñotemploromano,conunainscripción.—«EstemonumentoseconstruyóenmemoriadeTeWhitioRongomai,que
murióenParihakael18denoviembrede1907»—leyóStephanieenvozalta.—Teníacasiochentaaños—observóRick.Eso también lo explicaba la inscripción. Pero no semencionaba nada de lo
queelProfetahabíahechoyquésignificadohabía tenidoensuépocapara supueblo.—¡Esincreíble!—exclamóStephanie.—Eslahistoriaescritaporlospakeha—señalóWeru.Ricklomiróinquisitivo.—¿Enunpobladomaorí?Vieronaunhombrequetrajinabaconsucocheyunpardeniñosquejugaban
alapelota.Todosteníanrasgosindígenas.—¿Piensadeverdadqueaalguienleinteresaríaquecolocaranaquíunaplaca
conmemorativa con más explicaciones? ¿O que construyeran un centro deinformación?—Ricknegóconlacabeza—.No,siquieresabermiopinión,porel gran pasado deParihaka, aquí falta interés por ambos lados. SoloTipene yMiri parecen querer mantener con vida la leyenda. ¡Mire, allí hay unaindicación!En efecto, una señal demadera indicaba la direcciónhaciaSunseedResort.
Estabapintadadecoloresy,adiferenciadelmonumentoaTeWhiti,mostrabamotivosmaoríes.—Québonito—dijoStephaniecomoparadarseánimos.Werucontrajoelrostrofingiendounamuecadedolor.—Enfin,estoesmásbienobradehippies—observó—.Mezclansupeculiar
formadepensarconnuestraculturaysepresentancomogenteabiertademente.LoveandPeace...—movió la cabeza—.Sinembargoelpueblomaorí eraunanacióndeguerreros.¡Parihakafuelaexcepción!—Entoncesyasabemosporquétodosquierenolvidarla.—Stephanielodijo
espontáneamente.—Comoalternativapodríandaralgúncursosobrecómoahumarcabezas—
susurróRickasuamiga,quienloignoróexpresamente—.Afaltadematerialdetrabajodisponiblepodríanahumarcabezasdelechuga.Stephanieno respondió.Enesemomentonoqueríapensar en el espíritude
ParihakanienTeWhitinien la relaciónde losneozelandesesconsuhistoria,
solo en que iba a ver a su padre en breves instantes. El corazón le latía confuerzaysudabaaunquenohacíacalor.SipudierarecordarunpocoaSimon...Sialmenostuvieraalgunaideadequéaspectotenía,quéclasedepersonaera...Loshombresvolvieronalvehículoyellalossiguió.ElSunseedResortestaba
bienindicadoyllegaronalcabodepocosminutos.Unasimplegranjadeunpisoconstituía el punto central del complejo. Alrededor se levantaban un par deedificios anexos pintados de colores y en parte rehabilitados como viviendaspara huéspedes. El lugar, aunque sencillo, era atractivo. Unas mujeres dedistintasedadestrabajabanenunhuerto.Una de ellas se acercó sonriendo a los recién llegados cuando el vehículo
entró en la granja. Era unamaorí, ya no joven peromuy bonita. Llevaba unafaldatejidaalestilodesupuebloyuncorpiñoconmotivosquecombinabanloscoloresrojo,negroyblanco.Llevabasueltoelcabellolisoynegro,enelqueyasedistinguíanalgunashebrasblancas.—Kiaora!¡YhaeremaeaSunseedResort!—saludóradiante—.SoyAmiria,
vuestra guía en el viaje espiritual que vais a emprender aquí. Más tarde nosconoceremosmejor...Habéisllegadoantesdeloprevisto,¿verdad?Peronopasanada,podéisayudarnosa recoger laverduraypreparar lacena.¿Habéis traídoaperos?Si no, ospodemosprestar azada, rastrilloy todo lodemás.Ahí, en elcobertizo.O si queréis os enseñoprimerovuestra habitación.Es probable quequeráiscambiaros.LamujermirólospantalonesclarosdeRickyelvestidoestampadodeverano
deStephanie,nadaapropiadospara trabajarenunhuerto.LuegomiróaWeru.Contemplóatónitasutatuajedelrostro.Alprincipiosumiradafuedesimpatía,luegoreflexivayalfinaldereconocimiento.—¿We...Weru?—preguntóvacilante—.¿WeruClavell?—¡Miri!—LavozdeWeruresonócontenida.Nopareciógustarlequeellalo
llamaseporsunombre.—¿Osconocéis?—preguntósorprendidaStephanie.Peroantesdequeélpudieraresponder,Miriañadió:
—Weru,¡cuántomealegraquenoshayasencontrado!—dijodecorazón.Sololaactitudreservadadeél le impidióabrazarlo.Peroleofrecióelrostro
paraintercambiarelhongitradicional.Elmaoríapoyóbrevementelafrenteylanariz.EstolediotiempoaStephanieparasobreponerse.—Señora Tao...Miri...—Stephanie no sabía exactamente cómo llamar a la
segunda y seguro que no del todo legítima esposa de su padre, pero tampocoquería abordar sin preámbulos el asunto que la traía hasta allí—. Mi... minombreesStephanieMartens...omásbienStephanieCook.Miri,quesolohabíatenidoojosparaWeru,selaquedómirandoatónita.—¿Stephanie?¿Steph?¿LapequeñaSteph?Oh,cielos,sí,erestú.Elcabello
oscuro, los ojos grises,Kaikoura en un día de lluvia... ¡Qué guapa estás, hijamía! ¡Oh,quécontentosepondráTipene!Todosestosaños... todosestosañospreocupándonosporti...Miri hizo ademán de ir a abrazarla, pero Stephanie todavía no estaba
preparada.Todoocurríademasiadodeprisa.Aúnnohabíanpasadoveinticuatrohorasdesdequesehabíaenteradodequesupadrevivía,dequeestabaahíenParihaka.Apenaspodíarespirar.—¿Por... por qué no os habéis puesto entonces en contacto conmigo? —
titubeó.Necesitabatiempoparasobreponerse—.Porcierto,esteesRickWinter,amigo y compañero de trabajo —lo presentó—. Ha sido él quien os haencontrado.Sinél,Weruyyotodavíaestaríamosdandopalosdeciego.Ricksonrióytendiólamano.Miriselaestrechó,sonriendotambién.—Entonces es a usted a quien debemos estar agradecidos —dijo
afectuosamente—.Porreuniralafamilia.—¿Cogemosahoralostomatesomejordespués?Unajovenqueaúnestabatrabajandoenelhuertoseacercóaellosysequedó
tímidamente tras Miri. Esta se volvió desconcertada, pues se había olvidadototalmentedelostomates,peroenseguidaadoptóelpapeldejardineraespiritual.—Ayer aprendisteis karakia para la ocasión —dijo amablemente—. Si los
tomates están maduros y tenéis la impresión de que os buscan, entoncescogedlos.Estanochepodemosprepararunalasañavegetariana.—Es que no sé si recordaremos el texto —admitió la muchacha—. ¿No
puedesvenir?Miriasintióresignada.—Enseguida.Dadmeunossegundosparallamaramimarido.—Sedirigióa
Stephanie y los demás—.Perdonad, pero debo ocuparmede los huéspedes.YseguroquevosotrosquerréishablarconTipene.¿Lollamoahora?Creoqueasucorazónleconvienequenoospresentéissinprevioavisoantesupuerta.—Mientras no vuelva a poner pies en polvorosa cuando se entere de que
estamosaquí—respondióRick,guiñándoleelojoparasuavizarsuspalabras.Lamujerlomirósinentenderlabroma.—¿Porquéibaahacerlo?—preguntó—.Alcontrario,sealegrará.Sacó elmóvil del bolsillo de la falda y pulsó un par de botones. Stephanie
enseguidaoyóunavozque leresultóvagamentefamiliar.Sucorazónlatíaconfuerza mientras oía la respuesta de Simon. Aunque Miri y Tipene hablabanmaorí,sepodíapresentirlareacción.Mirinohabíaexagerado.SimonCooknocabía en sí de alegría ante el reencuentro. Y no parecía tener ni pizca deremordimientosconrespectoasuhija.Con el rostro resplandeciente, esperaba a los recién llegados delante del
edificioprincipal.Stephanieobservóasupadremientrasseacercabalentamente.Eraunasensaciónextrañaladeiraproximándoseaél.Nocreíaquelohubierareconocido si se hubiese cruzado en su camino por casualidad, pero sabiendoquiénerasepercibíaelparecido.Habíaheredadodeélelrostrofino,aligualquela figura esbelta. Simon se ajustaba con bastante exactitud a la imagen queHelmahabíadescritodeél.Eraalto,elcabellocobrizo,algolargo,leempezabaaclarear,ylosojosgrises—otrolegadomás—parecíanenormestrasunasgafassinmontura.SimonCook,omásbienTipeneTao,llevabavaqueros,chanclasyunacamisablancadealgodónindio.Teníaunaspectoalgoanacrónico,hubieseencajadomejorenladécadadelossetenta.
De guerrero, nada, pensó Stephanie, nadie podría haberlo expresado mejorqueWeru.Supadrenoparecíacapazdemataraunamosca.—¡Stephanie,midulceStephanie!—Simonteníalágrimasenlosojoscuando
abriólosbrazosparaabrazarasuhija.Pareciódolidocuandoellaretrocedió—.¿Estás enfadada conmigo?Sí lo estás.Puedo entenderlo, deverdad.Debería...deberíahabercontactadoenseguidaconHelma...Nomecomportébienconella.Peroesquelascircunstancias...Puedoexplicártelotodo,Stephanie...—Volvióalevantar los brazos, un gesto de resignación y almismo tiempo un intento dedarle la bienvenida—. Pasad—dijo a los acompañantes de su hija—. ¿Es tunovio?Miróprimeroalmaoríysecorrigiódeinmediato.—¡No;esWeru!EljovenClavell.Malditasea,Miritienetanbuenamemoria
paralascaras...Seguramenteyonolehabríareconocido.—¿De qué se conocen ustedes?—preguntó Rick—. Pensaba que nunca se
habíanvisto.—YoeraelasistentedeHelmaMartens—explicóWeru—.Y,porsupuesto,
conocíasumarido.—¿Y a Miri? —preguntó Stephanie—. Debías de conocerla muy bien si
todavíatehareconocidodespuésdecasitreintaaños.Simonpercibióeltonodisgustadoylosmirócondulzuraaambos.—¡Noiréisapelearosahora!Werusepusoencontactoconnosotrosentonces
acausadeldiario.—¿Qué es lo que hiciste?—Stephanie se dio media vuelta—. ¿Te pusiste
directamenteencontactoconMiri?¿Yasabíasentoncesdelaexistenciadeellaymipadre?¿Porquénomelodijiste,Weru?¿Aquéjuegasconmigo?Derepente,laexpresióndelmaorísetornócerradaeimpenetrable.—Paranuestrabúsquedanoteníaimportanciaqueyolosconocieraono—se
defendió—.Desdeaquellanochenotuvemáscontactoconellos...—¡Paramísíqueteníaimportancia!—lointerrumpióbruscamenteStephanie
—.Einclusosiesonoerasignificativoparalahistoria,setratadeunacuestióndefranquezayconfianza.—Tienes razón.—Weru le puso lamano en el brazo—.Lo siento.Debería
habértelodicho.Yo...Stephaniepusounamuecadeincredulidad.—¿Meestásocultandoalgomás?—inquirió.Élapartólavistasinresponder.Simonprocurócambiardetemayloscondujoporunpasilloaunagransala
que daba a una nomenos amplia cocina comedor.Elmobiliario tenía algo deimprovisado,comosilosmueblessehubiesenrecogidodelacalleyconmuchapintura y empeño se hubiesen restaurado y reunido ahí. Ninguna de las sillasalrededor de lamesa era igual a otra, seguro que procedían delmercadillo desegundamano.Sololamesaparecíatenervalor.—¿Esdemaderadekauri?—preguntóWeru.Stephaniesequedóestupefacta
alverlorápidamentequereanudabaunaconversaciónnormal.Simonasintió,aliviadodepoderabordartemasmásbanales.—Pillamos el tablero en un mercadillo. Estaba todo rascado y agrietado...
todavíasepuedever.—Mostróunagrietaqueatravesabalamadera.—¿Habéis restaurado vosotrosmismos losmuebles?—preguntó Stephanie,
dispuestaaquenoselenotarasuagitación.Simonasintió.—Lo hace Miri con los huéspedes. Tenemos aquí a muchos artistas. El
conceptoatraeaespírituscreativos...UnebanistadeAlemaniatrabajóeltablerodekauri.—LevantólavistacuandooyóllegaraMiriylasdemásmujeresporlapuertadelacocina.Miri dio un par de breves indicaciones y a continuación sus huéspedes se
pusieronalavarycortarlasverduras.Lasdejósolasyseacercóalgrupoenlasaladeestar.—Estáscontento,¿verdad,Tipene?—preguntóaSimon,yseestrechócontra
él.
Suexpresiónsedulcificóalmirarlo.Eraevidentequeaúnseamaban.«Unaparejafeliz»,pensóStephanie.—Más que contento—respondió él risueño—.Mi hijame ha encontrado...
Nunca debería haberla dejado sola. Ahora la he recuperado. Debería haberescritoinmediatamenteaHelmaentonces...—Por favor, Tipene...—dijoMiri en voz baja—. Sabes lo queme ocurría.
Todavíahoyestoy...Se pasó la mano por los ojos, y Stephanie no pudo evitar pensar en Reka
Wahia.Nuncalohabíasuperado...Paraunamadrequehaperdidoasushijoseldolor nunca acaba. Pero ¿acaso no le ocurría lo mismo a un padre? Simonparecía arrepentirse sinceramente de haberla abandonado, sí, ella lo percibía.Pero ¿por qué lo había hecho? ¿Por qué la había dejado en una casa llena decadáveres?¿ComopruebadeamoraMiri?¡Imposible!—Peseatodo,estamosendeudaconStephanie—dijoSimon—.Séquenunca
podrérepararlo.Solopuedopedirperdón.—Miróasuhijaconunasonrisatriste—.YWeru...—Sumirada se deslizó hacia el joven, que estaba al lado de laperiodista—.Tambiénaustedledebemosunadisculpa.Sélomuchoquedeseatenerlosrecuerdosdesuabuela,Mirilehabíaprometidoeldiario...—LosojosdeStephanie lanzaban llamas.Weru parecía algo turbado, pero cuandoSimonprosiguió, lo miró esperanzado—. Hemos hablado tantas veces de hacérselollegardealgúnmodo...PeroMiriestababajolosefectosdelshock,pasómesesdeprimida.Y cuando despertó de su letargo, simplemente quería terminar contodo eso. Estaba profundamente afectada. Los tres niños y sus hermanos...Cuando encontramos a losmuertos... Estaba en las últimas, y tenía unmiedohorribleaquelaculparandelcrimen.Weruibaaintervenir,peroStephanieseleadelantó.—¿Miri?—preguntósorprendida—.¿Porquéibaellaamatarasushijos?—Encualquiercaso,hubiera tenidobuenas razonesparamataramimarido
—dijoMiriamediavoz—.Tipene,yo...nopuedohablardeesto.Noahora.Voy
abuscareldiario.Mealegrarédedesprendermedefinitivamentedeél.Puedes...puedescontárselotodosinmí...—Seenjugólosojos.Simon se la quedó mirando cuando ella salió de la habitación; parecía
intranquilo.—Mesabetanmalporellaqueahoratodovuelvaasaliralasuperficie...—
murmuró—.¿Tenemosquehablardeesahorriblehistoria?¿Nopodemosdejarlacorrersimplemente?—¡Ah,no!—exclamóStephanie—.Hetenidoquehacerun largoviajepara
obtener, deunavezpor todas, respuestas.Ahoraquiero saberlo todo.Hasta elmenor detalle. Durante años he cargado con todo esto, aunque de formainconsciente.Mesientoengañada...Pensabaquehabías sufridounaccidenteyquehabíasmuerto.—Tienesrazón.Hadebidodeserungrantrauma,Stephanie—murmuróél—.
Losientodeverdad...peroahoranopodemoshablar...—Lanzóunamiradaalacocina,dondeloshuéspedesnosabíanquéteníanquehaceracontinuación.EnesemomentoregresóMiri.Parecíabastanterecuperadacuandoletendióa
Weruundiscretocuaderno.Nadadeundiariobellamenteencuadernado,comoStephanie se había esperado, sino un sencillo cuaderno escolar o dos, unidosdescuidadamente.Werulomirócontantorespetocomosifuerauntesoro.—He pensado algo—dijo Miri, deslizando la mirada por los presentes—.
Stephaniequerráhablar...yesoestábien.Nointentesevitarlo,Tipene.Yotengoque ocuparme primero de los huéspedes, además esperamos a otros a los queTipenetienequeirarecogeralaeropuertodeNewPlymouth.Estonopodemoscambiarlo.Perovosotrostenéisahoraeldiario.¿Quétalsiosretiráisavuestrahabitación? Podéis pasar un par de horas leyendo tranquilamente y yahablaremos por la noche. En algún lugar en que nadie nos oiga. ¿Podemoshacerloasí?Simonledirigióunamiradadealivio.—¡Sería estupendo! —contestó—. Naturalmente, si es que estáis todos de
acuerdo...—MiróaStephanie.
Esta asintió.VioqueRick se encogíadehombros, relajado,yWeru...Werusoloteníaojosparaelcuadernoquesostenía.
—Bien, entonces permítame ver el diario —pidió Rick, mientras la mujermaoríestudiabalalistaconladistribucióndehabitaciones.—Una individual, por favor—susurróStephanie, que lamirabapor encima
delhombrodeMiri.Weruagarrabaeldiariocomosinuncamásfueraasepararsedeél.Ricksuspiró.—Soloquierofotografiarunpardepáginas—explicó—.¿Dequéotraforma
vamosahacerlo?Esdifícilqueloleamoslostresalavez.Weru contrajo el rostro, pero al final abrió el diario y permitió que el
periodista fotografiara varias páginas. A continuación, envió las fotos aStephanie.Siguieron aMiri a través del patio hacia una de las casas de huéspedes de
cuatrohabitacionesysencillomobiliario.Werudesaparecióenlaprimeraconsutesoro.Stephanietodavíaestabapendientedelarecepcióndelasimágenes.—¿Cómoestás?—preguntóRick,conciliador.Ellaibaaresponderquebien,perosedetuvo.—Pues no lo sé —contestó con franqueza—. Un poco... Estoy un poco...
mareada.Todovatandeprisa...Rickasintió.—Todos se aman y encuentran la paz y la alegría. El Bullerbyn de Simon
Cook—observó.—AmíestomásbienmehacepensarenVillaKunterbunt—replicóella.—¿Enserio?—preguntóRickconironía—.¿Percibestendenciasanarquistas?
Bueno, si quieres sabermiopinión, el señorNilssonnopodría entrar aquí... odeberíalimpiarsebienlaspatasprimero.YaPippiCalzaslargasledaríanunatilaparaquesetranquilizaraantesdedejarlepintarsuhabitacióndeuncolortalvez
pastel...Notelotomesamal,Steph,pero,porlovisto,lodelarepresiónparececosadefamilia...Ellahizounamueca.—Simon no lo habrá olvidado todo—observó—. Pero ahora quiero leer el
diarioyaveriguarsitodoesovaliólapena.Ricknegóconlacabeza.—Nolavalió—dijoenvozbaja—.Ningúnviejodiariovaletantocomopara
matarporél.
Cuando volví a encontrarme en las calles de New Plymouth, estaba comoaturdida,conlosbrazosvacíos,sinmihijoyelcorazónencogidodemiedoporélyporLeonard.Habría preferido hacer una sentada en la puerta de la comisaría como las
muchachasdeParihakaquesaltabanalacombaantesdelasaltodelacaballería.EnalgúnmomentohabríallegadoHillaryClavellytalvezhabríapodidoapelarasucorazón.Ellatambiéneramadre,teníaquesabercómomesentía.Dehecho,barajéinclusolaideadeofrecermecomonodrizademipropiohijo,comoniñerao,maldita sea, como doncella en su casa. Lo habría hecho todo para quemehubiesenpermitidoquedarmejuntoaArama.PeroentoncesmedijequemissieHill talveznovendría.Eraposiblequeelmismobrigadierpasaraarecogeralniño. ¿O una niñera? ¿Ruth?Con ella sí podría. La reduciría y le quitaríamibebé...Porunmomentomesumíenfantasíascargadasdeviolencia.Yanocreíaenel
amorylapaz.Peroantesdequepudieratomarunadecisión,Hakekeaparecióamilado.—¡Estásaquí,Marama!—dijocondulzura,pasandounbrazoamialrededor
—.Teheestadoesperando.Ven,primerotellevoconmigoaParihaka...—¿Losabías?—preguntéenvozbaja.Queríaapoyarmeensupechoyseguir
llorando,perotemíanosercapazdepararnuncamás—.¿TehandichoquemequitabanaArama?
Hakekenegóconlacabeza.—Claroqueno,¿quiénibaadecírmelo?Meloimaginé.Despuésdetodolo
que has contado sobre losClavell, pensé que seríamuy poco probable que tedejaranmarcharsincastigarte.Túleshasquitadoaunhijo,ahoraellossellevanaltuyo.—¡Perosiestodavíaunbebé!—gemí—.YLeonard...Yonoqueríaquitarles
aLeonard.—Leonard ya no parece interesarles —observó Hakeke—. Wiremu se ha
informado. Lo envían con el primer camión de prisioneros a la Isla Sur. LospakehavacíanlacárceldeNewPlymouth,asíselibrandelosúltimosrebeldesdeParihaka.—¿Está entoncesWiremu enParihaka?—pregunté—.Tiene que ayudarme,
tienequedecirmecómorecuperaraArama,él...—Ahora está ocupándose de Te Whiti. En algún momento seguro que te
atenderá.Ay, ¡no llores tanto,Marama!Mira, tuhijoestáen lugarseguro.Susabuelosno leharánnada.CreoquedeberíaspreocupartemásporLeonard.SedicequeesoscamposdetrabajodelaIslaSursonhorribles.
Parihakasehabíadisuelto.Lospakehahabíanrecurridoakupapamaoríesconlaesperanzadequeellospudieranclasificarportribusalagentequequedaba.En cuanto se identificaba una familia, se la detenía y se la obligaba aencaminarsehaciaelterritoriodesupropiatribu.Naturalmente,conestemétodosecometíanerrores,separabanfamiliasyenviabanpersonasallugarequivocado.Suscasassedemolían.Parihakadejódeserunlugarseguro,sehacíanredadaspor la noche, los soldados buscaban armas y objetos de valor... y tambiénmujeres.Seprodujeronviolacionesy raptos.Hakekeyunapartede lasdemásmujeres que habían salido de la cárcel encontraron alojamiento en nuestroantiguocentrodeencuentros.Eralosuficienteestablecomoparahacerfrenteanuevos asaltos, y además también se habían instalado allíWiremu Poki y los
periodistas,quienespesealacóleradelosmilitaresseguíandocumentandotodoloqueocurría.AntesdequepudierahablarconWiremu,meencontréconCrombieBrown.
Elperiodistaescuchópacienteyatentamenteloqueleconté.—Es una de las historias más crueles que me han contado después de la
trágica invasión a su poblado, señora Clavell —dijo al final con expresiónasqueada—.Permítamequeledémiscondolencias.Documentaréelsucesoylopublicaré. ¿Será eso de ayuda? En lo que respecta a poner una demanda, sinduda el jefe de policía tiene razón. Solo su marido tendría los motivosnecesarios.Almenosenprincipio.Alalargacambiarálaactitudyseatenderáalaspersonasquesufrieronaquíunagraveinjusticia.Dentrodepocodejaránenlibertadaloshombresencarcelados.Lagranmayoríanisiquierahapasadoporunjuez.—VanaprocesaraLeonard—susurré—.Sinohubierasacadolaespada...Samuel Crombie Brown, un hombre alto y de rostro alargado, ya con
bastantes entradas en la frente y barba abundante y cerrada, se encogió dehombros.—Ay,señoraClavell...Marama...Noestanfieroelleóncomolopintan—me
consoló—. Hay muchos hombres maoríes que están esperando a que losjuzguen.Esmuyimprobablequeelprimeroseaelúnicopakehaquehay.Claroque si los Clavell insisten... Pero ahora su marido no está aquí, no puedeemprenderningunaacciónporelniñodesdelaIslaSur.Esposiblequenisepaquelehanquitadoasuhijo.—¡Entoncesdeberíaenterarseloantesposible!—exclamé.CrombieBrownasintió.—Ya—admitió—. Perome temo que no podamos dar con él antes de que
llegue a la Isla Sur. Aunque primero llevan a los presos a Auckland, no sequedanallímuchotiempo.Losdistribuyenpordistintascárcelesdelaisla.¿Quévaahacerustedahora,Marama?O,mejordicho,¿quéesperasisequedaaquí?¿Hayalgunatribuconlaqueleobliguenareunirse?
Me froté las sienes.Mi padre, TeManiapoto, había conservado sus tierras.Ahoravivíaenpazconlospakehayseguroquemeacogería.Mimadrepodríaestar de vuelta con su tribu, pues seguro que los habían separado. Así quetambiénpodríairmeconlosngatiraukawa.Amínomeatraíaniunatribunilaotra.YopertenecíaaLeonard.YaArama.CrombieBrownhizoungestoconloslabios.—¿Qué ocurriría —propuso— si me acompañara a la Isla Sur? No me
quedarémucho tiempo aquí. El juicio de TeWhiti y de Tohu es inminente ycuandosehayacelebradotomaréelprimerbarco.Parasersincero,mealegrodevolver a casa. Escribo para el Lyttelton Times, como usted sabe. Cerca deLytteltonestánalgunasdeesascárcelesycamposdetrabajoenlosqueencierrana los hombres de Parihaka.Creo que podría averiguar dónde está detenido sumaridoyfijarunafechaparaqueustedlovisite.—¿No podría visitar aquí mismo a Leonard?—pregunté abatida—. ¿Aquí
mismoenNewPlymouthoenAuckland,antesdequeloenvíenaotrolugar?Elperiodistanegóconlacabeza.—Aquí, de ninguna manera —respondió categórico—. A lo mejor el jefe
O’Neillnoloexpresóconsuficienteclaridad,peroestotambiénformapartedelpacto:usteddejavoluntariamentealniñoalosClavellysemarchadeaquí.Siaparece ahora en la cárcel, se arriesga aquevuelvan a arrestarla.Y en loquerespecta aAuckland, yo tampocome haríamuchas ilusiones. Precisamente esallídondeClavellestámejor relacionado.La familiaenseguidaseenteraríadeque está usted intentando ponerse en contacto con su esposo. Además, si suamigaestáenlocierto,Leonardpartiráenelprimerbarcoquezarpe.Nopodríaesperar a que procesen a Te Whiti, sino que tendría que marcharse sola aAuckland.¿Tienedinero?—Yoteníaunpoco,todoelquehabíaencasacuandocayó sobre nosotros la catástrofe. Era más de lo acostumbrado, puesconsiderábamoslaposibilidaddetenerquesalirdeParihakaatodaprisa.Perolamayor parte de nuestra fortuna estaba en el banco.Y sinLeonard yo no teníaacceso. Crombie torció el gesto cuando se lo expliqué—. Algo así me había
imaginado.—Suspiró—.Noessuficiente,Marama.EsposiblequelleguehastaAuckland, pero ¿qué hará después? ¿Cómo llegará hasta la cárcel, comoaveriguará dónde está detenido su marido? Para obtener este tipo deinformación, es posible que necesite untar a los carceleros y a saber a quiénmás...Noseofenda,Marama,peroustednotieneniideadecómofuncionaeso.Eso era cierto. Nunca en mi vida había «untado» a nadie, y yo era mujer,
ademásmaorí. Esas no eran unas buenas condiciones previas para emprendersola ese viaje. Al final, no me quedó otro remedio que aceptar la cordialpropuestadeSamuelCrombieBrown.
PermanecícincosemanasmásenParihaka.Losprimerosdíasmesentímuymal.NosolomellorabaelalmaporlapérdidadeArama,sinoquemispechosrebosabanleche,estabantensosymedolían,teníafiebreyescalofríos.Tamatea,lacomadrona,mecuidabacon infusionesdehierbasycompresas refrescantes,pero estas tampoco podían evitarme la desesperación y tristeza queensombrecíanmivida.Además,tuvequepresenciarconelcorazónenunpuñoladestruccióndelpoblado.Escuché llorandoque también lacasadereunioneshabíasidodemolida.CuandoalfinaldejéelpobladoconCrombieBrown—elviejoMadoctirabaobedientedelcarroentoldadoquehabíacargadoconLeonard—noquedabapiedrasobrepiedra.Parihakaestabavacía.HabíancondenadoaTeWhitiyTohuaunarrestoportiempoindefinido.A esas alturas, Leonard ya llevaba tiempo en la Isla Sur. Como supe más
tarde, lo habían trasladado el mismo día que me habían arrebatado a Arama,primero aAuckland, luego al sur. LosClavell no habían dejado nada al azar.Queríanalniñoylohabíanconseguido.
CrombieBrownteníaqueresolveralgúnasuntoenAuckland,asíquesalimosdeallíparaembarcarrumboalaIslaSur.Peroyoeraincapazdecontenerme.En
lugardeirdirectaalpuerto,dirigíaMadocalaorilladelríoWhau.Lacasadelos Clavell descansaba confortablemente al sol primaveral, tan enorme,arrogantee inaccesiblecomoyolarecordaba.Enrealidadsoloqueríapasardelargo,estarsolounosminutoscercadeArama,perotiréimpulsivamentedelasriendas cuando nos aproximamos a la propiedad y Madoc refrenó el paso.CrombieBrownsediocuenta.—¿Dónde estamos?—preguntó—. ¿Quién vive en esa casa,Marama?Deje
que adivine... ¿Acaso una familia llamada Clavell? Por todos los cielos,muchacha,¿quéestátramando?¡Sisecuestraalniño,semeteráenunbuenlío!Hasta esemomento no había pensado en secuestrar aArama.Almenos no
había urdido ningún plan al respecto, pero ahora, viendo la casa... Recordé elsenderoatravésdeljardín,lapuertaescondidaquedabaalrío...—¡Solo si los Clavell me encuentran! —farfullé entre dientes—. Y no lo
harán.Meesconderéconlosngatiraukawa,latribudemimadre.OiréaKingCountry, con el reyTawhiao.Mi padre era comandante de su ejército, está endeudaconmifamilia.Seguroquemedarárefugio.HastaahínollegaráelbrazodelaCorona,asíqueaúnmenoseldelosClavell.CrombieBrownseretorciólasmanos.—Es una locura,Marama—dijo con vehemencia—. No lo conseguirá. ¿Y
cómopiensasacaralniñodeahí?¿Aescondidas?¿Vaacolarseenesaenormemansión?Yopensaba en la escalerade servicioy en lo familiar queme resultaba esa
casa. Cuando era doncella de Sassi conocía el crujido de cada escalón. PerotambiénpenséquenisiquieraalhuirconLeonardhabíapasadodesapercibida.YlodeprisaquepodíaocurrirqueAramasedespertaseyrompieraallorar.Brownteníarazón:simeencontrabanenmediodelacasa,estaríaperdida.—Talvez...—susurré—talvezseamejoraplena luzdeldía...—Denuevo
tuveantemisojoslaimagendeljardín.Conesemaravillosotiempoprimaveral,laniñeraestaríafueraconelniño.Unaniñeraquenomeconocía...—.¡Almenos
debería intentarlo! —dije con terquedad, apartando decidida a Madoc de lacarreteraparadirigirloauncaminoquellevabaalrío.CrombieBrownparecíadebatirconsigomismo.Porunaparte,seguroqueno
queríatenernadaqueverconelsecuestrodeunniño;pero,porotra,teníaantesíun guion conmovedor.Me había contado por el camino que planeaba escribirsobrelasmadresdeParihaka,sobrelasmujeresquehabíandadoaluzallí,lejosdesuspropiastribusyconlaesperanzadeveralospequeñoscrecerenpaz.ConlahistoriadeAramaymía,unahistoriadramáticayconunbuenfinal, tendríaunmagníficoartículo.—¿Quéplanea?—preguntónerviosocuandomequedémirandotraslamaleza
deraupo,dondeantesBusternosesperabaaLeonardyamí.Tambiénesedíaibaaesconderallímicaballo.—Entraréaljardínporlapuertatrasera.Alomejortengosuerteyalguienestá
fueraconArama.Entoncesintentaréllevármelo.Oalmenoslo...loveréunavezmás...Yanosé si creía realmentepoder secuestrarlo,peroera incapazdepasarde
largo.Sihabíalamásmínimaposibilidad...Recorríelcaminojuntoalríoylleguéenseguidaalapuertadelafincadelos
Clavell.Seguíasincerrarse,igualqueantes;alparecer,elbrigadierymissieHillsesentíanseguros.Abrílaverjaycrucélazonaposteriordeljardín.Ahípocasvecesaparecíaalguien, inclusoel jardinerosolíadescuidarel terrenovecinoalrío.ElriesgoaumentócuandovidelantedemíeljardínderosasdemissieHill.Ahínosolohabíaglorietasybancos,sinoquetambiéneraposibletoparseconalgúnempleado.Yentoncesapenaspudedarcréditoamibuenasuerte.Alasombradeunhaya
quedominabaesazonadeljardín,habíauncochecitodeniño.Sinnadiequelovigilase, ¡la niñera debía de haberse ido a buscar alguna cosa! Si actuaba conrapidez...Me olvidé de la prudencia, corrí con el corazón palpitante hacia él,perodegolpemeobliguéa ir despacioparanoasustar aArama.El cochecitoestabacubiertoconunateladeencaje.Laapartéyviaunbebéentrealmohadas
ysábanasdesedarosa.Elcorazónsemeencogió,estabaapuntodeecharmeallorar.NoeraArama.—¿Quéhaceusted,señora?—Unavozsevera,aunquenadadesconocida,me
hizoestremecer.Mepasóporlacabezasalircorriendo,peromevolvíresignadahaciaSassi—.¡Marian!—Mihermanadeacogidaenseguidamereconocióyporsu rostrodesfilaronexpresionesdesorpresa,alegríaydesconfianza—.Marian,¿quéestáshaciendoconmihija?Sassi corrióhaciamí, sacóa laniñadel cochecitoy retrocedió teatralmente
antemí.—¿No...noestaríaspensandoenraptarla?—mepreguntóconvozchillona—.
¿Ohacerledaño?Neguéconlacabeza.—Sassi...—dije amediavoz—.Sassi, ¿cómopuedespensarqueyovaya a
hacerledañoatuhija?Solopensaba...—Bueno,estuvisteconloshauhau,¿no?—repusoellacortante—.Conunos
maoríesrebeldes.Yyasesabeloqueleshacenalosniñospakeha...Mimaridodice...Mellevélasmanosalafrente.—Sassi,noestuvecon loshauhau,yanohay.TeUaHaumeneestámuerto.
Además,loshauhaujamássehancomidoaunniño.Yyo...yoeratuhermana,Sassi,soytucuñada.¿Cómopuedesimaginarquevayaahacerlealgomaloatuhija? —En ese momento tomé conciencia de lo monstruosa que era talinsinuación.Denuevo,unapartedemimundosedesmoronó.—A ver... —admitió—. Porque te han quitado a tu hijo. Porque eres una
criminal.Lasautoridades...—¿Lasautoridades?—repliqué—.Estupadrequienestádetrásdetodoesto.
—Intenté que comprendiera cómoClavell nos había tendido una trampa, perosusoídosestabansordos.—Mi marido dice que Parihaka era un nido de maleantes y traidores y
tambiéndedesertorescomomihermano...
—¡Leonard no desertó! —le recordé, pero ella parecía haber relegado alolvido en qué circunstancias Leonard se había retirado del ejército—. Sassi,¡estuviste entonces a nuestro lado! Mira, todavía llevo el colgante que meregalaste.—Medesabrochéelprimerbotóndelablusaylemostrélapequeñajoya.Ellahizounamueca.—Enesaépocanosabíacuáleseranvuestrasintenciones.Yyo...Ahora,que
yo misma soy madre... —Parecía estar de nuevo interpretando una obra deteatro,mientrasdejaba cariñosamente a suhijita en el cochecito—.Ahora soyconscientedeldañoqueleshabéishechoamispadres.Leonardnuncaseesforzóporserunbuenhijo.Ytú...Sentíquemeinvadíalarabia,peromedominé.Eramejordirigirsealamadre
quehabíaenella.—Sassi, no hablemos ahora de Leonard ni de si era o no un buen hijo. Lo
únicoquemepreocupaesmihijoArama.¿Dóndeestá?¿Estáaquí?Sialgunavez me quisiste, si alguna vez me consideraste tu hermana, ¡tienes quedevolvérmelo! Tú también tienes un hijo. Sabes que un hijo pertenece a sumadre...—¡Tengodoshijos!—respondióconorgullo—.LapequeñaPatricia,quees
esta,yThomas,mihijo.Thomasyacasitienetresaños.Yescomosupadre,yaahora está deseando blandir la espada...—Rio nerviosa—.Me casé con EliasBonnard,elcapitánEliasBonnard.El hombre con el que había bailado en su baile de presentación. No me
sorprendía.Peroahorameresultaba indiferente.Teníaque lograrqueSassimehicieracaso.—¿Ysiahora te separasendeThomas?¿Nopuedesentender loquesiento?
¿YArama?—Adam—mecorrigióSassi—.LollamamosAdam.Apretélospuños.—No me importa llamarlo Adam, Sassi. Pero, por favor, por favor,
¡devuélvemelo!Tráeloaquíydámelo.Nohasdereconocerquemehasayudado.Simplementediquemelollevé.Inclusopuedesdecirquetediungolpe...Ellanegóconlacabeza.Teníaunairearrogante.Porprimeravezmedicuenta
de lomuchoqueseparecíaa sumadre,ode loquesepareceríacuando fueramayor.—No voy a mentir por ti,Marian. Yme parecemuymal queme lo estés
pidiendo.QuetehayanquitadoaAdameslocorrecto.Necesitaunafamiliadeverdad,unaeducaciónadecuada...Apreté los dientes y luché contra el impulso de propinar un bofetón al
vanidosorostrodeesaniñamimadayestúpida.—¡Entonces déjamelo ver al menos una vez!—le supliqué—. Tráelo, solo
quierosabersiestábien...JuroquelahabríaderribadodeungolpeylehabríaarrancadoaAramadelos
brazos si hubiera atendido amis súplicas.Pero ella se limitó ahacerungestonegativo.—No podría ni aunque quisiera,Marian.No está aquí,mis padres están en
Wellington con él. Por la adopción. Quieren adoptarlo. Tú... tú no volverás averlonuncamás.Semenublólavista,peromesobrepuse.Enadelantenecesitaríafuerzaspara
luchar.—Esoyaloveremos—respondí.Queríatransmitirrabiaconmivoz,perome
temoquesolosonóadesesperación—.¡Noarrojarélatoalla!—Ahoratienesqueirte—mepidió.QuisedecirlealgomásaSassi,alaquehabíasidomihermanaymiamiga...
Pero entoncesme limité a coger la cadenilla demi cuello. Por unos segundosquise lanzarlaa suspies,pero luego lopensémejor.Fuial cochecito,percibíaque Sassi retrocedía, pero que no hacía ademán de ir a proteger a Patricia.Levantédenuevolateladeencaje,mirélapreciosacaritadelaniñayledejélacadenillasobrelaalmohada.—Unregaloparamisobrina—dijeconserenidad,ymealejéporeljardín
Sassimesiguió.—¡Marian! —llamó. Cuando me di media vuelta, creí ver en ella a la
muchachatontainasperodebuencorazónquehabíasido—.¡Marian,losiento!Yo...yomeocuparédeAdam.Loquerré.¡Teloprometo!Sabía que esa promesa solo duraría hasta que su padre o su marido le
ordenaranhacerdelniñounhombre.Aunasí,mesentímástranquila.AlomejorconseguíarecuperaraAramaantesdequeesoocurriera.CrombieBrownsuspiróaliviadocuandovolvíalcarrosinmipequeño.—Está bien que no lo haya hecho,Marama—dijo para consolarme cuando
vio mi rostro anegado en lágrimas—. No escatimaré ningún esfuerzo paraayudarla,perollevarseasuhijonoeralasolución.Lofulminéconlamirada.—Habríasidolaúnicasoluciónsiyofueraunhombre,unguerrero;sabríalo
que hacer cuando Clavell volviera a casa con el niño. Pero así... ¡Vámonos,Samuel! Debo llegar a la Isla Sur. Tenemos que encontrar a Leonard. ElbrigadierClavellquiereadoptaraArama.Mimaridodebevetarloantesdequeseademasiadotarde.
Samuel Crombie Brown compró un pasaje de barco que nos llevódirectamentedeAucklandaLyttelton,ynoaceptóqueyoselopagase.Afindecuentas, yo lehabía llevadoen el carrodesdeNewPlymouthhastaAuckland,dijo.Estomehizotomarconcienciadequedeberíadejartambiénelcarroantesdeembarcar.Meresultabadifícil,LeonardyyohabíamossidomuyfelicesenélcaminodeParihaka.TodavíarecordabaaljovenalegreyorgullosoquesereuníaconmigotrashabercompradoelcarroenDrury.YsepararmedeMadoccasimehabría roto el corazón. Sin embargo, el encuentro con Sassi me había hechopensar en unamanera de evitar vender el animal. Lomandé a la casa de losClavellcomoregaloparaelpequeñoThomasBonnard.ElhijodeSassiytalvezlahijadespuésoinclusoAramapodríanaprenderamontarconél.
Undíadespuészarpamosy,salvoporunpardehorasdetormenta,latravesíafue tranquila. Llegamos a los pocos días a Lyttelton, una pequeña ciudadtípicamentepakeha situadaenunabahía rodeadademontañasqueformabaunpuertonatural.Nada indicabaahíquehacíasiglos losmaoríeshabíanocupadoesastierras.Nisiquieraquedabaunmaraecercano.Semeplanteabalapreguntadedónde alojarmemientrasCrombieBrownbuscaba aLeonard.Al final cogíuna habitación en una pensión barata cuyos propietarios me miraron condesconfianza.Losmaoríespocasvecessehospedabanahí.—¿Quieresiralacárcel?—quisosaberlapatronacuandosepercatódeque
yo hablaba el inglés con fluidez—. ¿Vas a visitar a alguien? Desde que haytantos maoríes presos en Christchurch y Ripapa Island vienen parientes,abogadososacerdotes...Muchosmaoríesquevienenavisitarasugente.—¿Selospuedever?—preguntéesperanzada.Lamujerseencogiódehombros.—Se podrá, si hay tanta gente que viene para eso... Pero no sé de ninguna
mujerquehayavenidoaverasumarido.LospresossondelaIslaNorte.Pese a todo, alimenté nuevas esperanzas, y la habitación me gustó, era
pequeñaylimpia,ylapensiónestabajustofrenteaRipapaIsland,laislaprisión.Por las noches podía contemplarla y sentirme cerca de Leonard, aunque, porsupuesto, no tenía ninguna confirmación de que realmente estuviera allíencarcelado.Aldíasiguiente,SamuelCrombieBrowncogióeltrenrumboaAddington,un
suburbiodeChristchurch,dondesehallabalaprisiónmásgrandedelazona.Alospresoslesibarelativamentebien,puesdeldirectorsedecíaqueeraamablecon los maoríes. En general percibí en Christchurch y Lyttelton pocoresentimientohaciamipueblo,loqueenpartedebíaagradecersealosreportajesde profesionales como Crombie Brown. Me alegré por los presos, pero medesilusioné al saber que Leonard no estaba en Addington. El periodista ni
siquiera tuvoquesobornaraalguien,eldirector le facilitóesta informacióndebuengrado.—Enloquerespectaalosconflictosconlosmaoríes—explicó—,aquísolo
recibimosa losfamosos.Jefesrebeldes, los llamadosprofetas.Corre lavozdequeenbrevenosenviaránaTeWhiti.Lospresoscorrientesvanaloscamposdetrabajo de Dunedin, Hokitika, Lyttelton o Ripapa Island. Yo buscaría ahíprimero. Casi todos los últimos transportes de detenidos acabaron en RipapaIsland.Estomedionuevasesperanzasyaque,siencontrábamosaLeonardenlaisla
junto a Lyttelton, no tendría que emprender ningún otro viaje. Hokitika yDunedin estabanmuy lejos y necesitaría dinero para el tren. Sin embargo,midinero había mermado mucho. Tenía que pagar cada día la pensión yalimentarme.Mis expectativas, sin embargo, no se vieron satisfechas.A las preguntas de
CrombieBrownrespondieronformalmentecomunicándolequeenRipapaIslandno se encontraba ningún Leonard Clavell. La misma información llegó porcorreo desde Dunedin. En esa cárcel solo se hallaban los primeros presos deParihaka.Loslabradoresyahabíancumplidosupenayestabanenlibertad.NohabíaningresadomáshombresdeTaranaki.—EntoncessolonosquedaHokitika...Crombie Brown suspiró. Hokitika era una población en la inhóspita costa
OestedelaIslaSur.Laideadeviajaraeselugarmeaterraba,perotrasrecibirunarespuestadesdeallí,miamigoperiodistavolvióanegarconlacabeza.—Acabade llegarunacartade ladirecciónde laprisión. ¡Tampocoestáen
Hokitika!—exclamósorprendido—.Estoempiezaaparecermeextraño.—Alomejorlohanenviadoaotrositioporqueespakeha—señalépensativa.Élseencogiódehombros.—Esposible.Pero¿porqué?FormabapartedeloshombresdeParihaka...Sea
comosea,voyaescribira todas lascárcelesde la IslaSur.Enalgunadebedeestar.Nosepreocupe,Marama,loencontraremos.
A pesar de todo,mi preocupación iba en aumento amedida quemi dineromermaba.Cuandoviquesolopodríapagarunosdíasmáslapensión,medirigíacasadeCrombieBrown,cercadelaredaccióndelLytteltonTimes.Suesposamerecibióamablemente.—¿Quierehablar conmimarido, señoraClavell?Pues tendráquepreguntar
enelperiódicocuándovolverá.EstamañanasemarchóaChristchurch...—Bueno, en realidadqueríahablar conusted—respondí, preguntándome si
debía hacerle una pequeña reverencia. Pero opté por lo contrario. La señoraCrombieBrownnoparecíavalorarelservilismoforzado.Memiróconsusojososcurosyvivacesymeinvitóaentrar.—¿Enquépuedoayudarla?—mepreguntósinrodeos.—Necesitotrabajar.Semeestáterminandoeldineroynoquieroserunacarga
para nadie.Así que he pensado que... que a lomejor necesitaba una asistentapara la casa. O una... —Tragué saliva—. Tengo formación como doncella,señoraCrombieBrown.Lamujeremitióunarisitacristalinaysimpática.—¡Yonosoyningunalady!—afirmó—.Siesqueestapalabrasignificaque
nopuedovestirmesola.Ytampocotenemostantodinerocomoparapermitirnosmásservicioqueunachicaparatodo.—Hizouncómicomohínconloslabios—.Mimaridoesmuyconocido,señoraClavell,peronoesrico.Peseamidecepción,intentéresponderasusonrisa.—Alomejor...alomejorsabedealguienquenecesitaayuda...—insistí.LamujercogióelLytteltonTimesquehabíasobrelamesa.—Echemosunvistazoa lasofertasde trabajo—sugirió—.Aver si alguien
buscadoncella.Yoensucasonobajaríadecategoría,señoraClavell.Siesusteddoncella,noocupeningúnpuestocomocriada.Loencontréextraño,pero luegocomprendíquecomodoncelladeunadama
me encontraría en lo alto de la jerarquía del servicio doméstico. Yo siemprehabíaencontradohumillantemitrabajoparaSassi,sinverquelascriadasdelacasaylasayudantesdecocinameenvidiaban.
No esperabamucho de las ofertas de trabajo delTimes. Los Clavell nuncahabían encontrado a su personal doméstico a través del periódico, sino porrecomendaciones de conocidos y mediación de agencias. De hecho, noencontramos ninguna oferta, pese a lo cual la señora Crombie Brown no sedesanimó.—¡Escribiremosnosotrasmismasunanuncio!—exclamó,ysepusomanosa
laobra—.«Doncellapersonalconexperienciabusca...»—Notengocertificados—objeté—.Nicartasderecomendación.Ellalodescartóconungestoconlamanoysonrió.—Tampocotieneustedcompetencia—dijo—.Lamayoríadelascriadasson
maoríes. Empleadas del hogar que hablen inglés y que sepan cómodesenvolverse en una casa pakeha son un bien escaso. De hecho, ya hanintentado traer a Nueva Zelanda huérfanos ingleses para tener sirvientesingleses.Las señoras solo pueden aspirar a tener una doncella con formación.Créame, si hay alguna lady en Lyttelton o Christchurch que pueda permitirsetenerdoncella,mañanatendráustedunempleo.
En efecto, en respuesta ami anuncio llegó enseguidauna carta enun sobreperfumado de color lavanda. Cierta señora Eileen Aberborden me invitaba arealizarunaentrevistadetrabajoensuresidenciadeLyttelton.—Bien. ¡Que la suerte la acompañe! —observó Samuel Crombie Brown
cuandolleguéanimadaasucasaconlacarta—.EileenAberbordenhadeserlaesposa de Joseph Aberborden. ¿Y sabe lo que hace este señor, Marama?—Neguéconlacabeza—.EseldirectordelcampopenitenciariodeRipapaIsland.Sisellevabienconsuseñorayestamueveunpardehilos...AberbordenpodráencontraraLeonardmuchomásrápidoqueyo.—¡Québuenaoportunidad!—sealegrótambiénsuesposa.Unavezmás,mesentíllenadeesperanzacuandomeinternéenlatranquilay
cuidadacalledondeseencontrabalaresidenciadelosAberborden.Cuandome
asomaba a la ventana de mi pensión y contemplaba Ripapa Island, seguíateniendolasensacióndeestarcercadeLeonard,aunqueprobablementeélyanocontinuara allí. Algo me decía que aquí estaba la respuesta a todas mispreguntas.AlomejorhabíanencerradoaLeonardconunnombrefalso.Nosemeocurríaningunarazónparaello,peroseríaunaexplicación.DecidíhacermeindispensableparalaseñoraAberborden.
TalcomohabíaprevistolaseñoraCrombieBrown,laentrevistanofueningúnobstáculoserio.MepresentécomoMarianClavellymifuturaseñoramerecibióenunpequeñosalón.LaresidenciadelosAberbordennoeratangrandecomolade los Clavell, pero sí lo suficientemente espaciosa. Mi nueva patronaresplandeció cuando me dirigí a ella llamándola «lady Aberborden». Era unamujermenudademejillassonrosadas,depielmuyclaraytersa,ojosazulclaroyuncabellorojizodescuidadamenterecogidoenloalto.Sobrelafrenteleflotabanunos ricitos crespos. En los meses siguientes, tendría que pasarme horasondulándolosydándolesforma.Eradifícilcalcularlelaedad,entreloscuarentay los cincuenta seguro, pero sus formas redondeadas le daban un aspectoatemporal,comosifueraunadelasmuñecasconqueSassiyyojugábamosdeniñas.—¡EnInglaterrasiempretuvedoncella,siempre!—exclamócasiconundeje
de reproche, como si yo tuviera la culpa de que en mi país escaseasen lassirvientas personales—. Pero aquí... las chicas ni siquiera saben atarte bien elcorsé.¡Avecesprefieronomirarmeenelespejodelogordaquemeveo!Nolepreguntésinosedeberíaaqueeramuygolosa.Sobrelamesahabíaun
platito con galletas y chocolate, del que se servía continuamente mientrashablábamos.—¿Y a quién debemos que haya usted disfrutado de una formación como
doncella personal?—preguntó entre dos bocados—.Se apellida ustedClavell,¿comolosClavelldelaIslaNorte?
Asentí,esperandonosonrojarmeyquesiguierahaciéndomepreguntasacercade mi nombre. Sin embargo, no las planteó. Por lo visto, consideró que lasemejanzaentrelosnombreserapuracoincidencia.Yolecontéacercademiformaciónunahistorialomáspróximaposibleala
verdad,queeralahijanaturaldeunacocineracuyosseñoreslehabíanpermitidocriarmeenlasdependenciasdelservicio.Alprincipiohabíasidocompañeradejuegos de los niños pakeha y luego me habían formado como doncella.Afortunadamente, mi nueva señora no se interesó por el nombre de misanteriores señores, supongoquepordiscreción.Normalmente los sirvientesnoteníanpermisoparallevarasushijosasulugardetrabajo.Asíquedeesapartede la historia se podía deducir que el señor de la casa posiblemente era mipadre...AlapreguntadeporquéestabaahoraenLyttelton,respondíconlaverdad:mi
esposo era uno de los presos detenidos en Parihaka y yo había ido ahí parabuscarlo.NomencionéaArama.—Mimaridopuedeaveriguarlo—dijolaseñoraAberbordencomodepaso—,
enlaislahaymuchosmaoríes.Se lo agradecí con una reverencia y pensando, por supuesto, en recordarle
prontosuofrecimiento.PeroalprincipionoqueríaentrardellenoenlacuestióndeLeonard.Alfinyalcabo,tampocoteníalaintencióndequeladamasediesecuentadequeunmaridomaorínomehabríadadoelapellidoClavell.Cuandohubieran pasado un par de semanas y confiaramás enmí, ya le contaríamáscosas.
La contratación fue pura formalidad. Mi sueldo era más bien bajo, pero acambioteníaalojamientoycomidaenlacasadelafamilia.Eláreadelservicioeraamplia;ademásdemí,habíaunacocinera,dossirvientasyunsirviente.Measignaronuncuartoparamísolaymemudéesemismodía.Peseahabersalidoairosaenlabúsquedadeunempleo,pasélanocheenmi
nuevahabitaciónllorandohastacaerrendida,añorabaelconsueloquemeofrecíalavistadeRipapaIsland.Además,nopodíareprimirlasensacióndequeesedíahabíaperdidoalgodeloquelosmaoríesllamamosmana.MaramaTeManiapotoClavell, la hija del jefe tribal, se había convertido una vezmás en la doncellaMarian.En lugardedifundir laspalabrasdelProfeta,mededicabadenuevoaatenderaunamimadaseñorapakeha,apeinarleelcabelloyvaciarleelorinal.
LaseñoraAberbordennoseesforzabademasiadoennoherirmidignidad.YodudabadequerealmentehubiesetenidounadoncellaenInglaterra.Encualquiercaso,nomeconcedíalospequeñosprivilegiosquecorrespondíanaestepuesto.Asíqueteníaqueponermeeluniformedeservicio,comolascriadas,enlugardemis propias prendas, como hacía la señora Brandon en casa de los Clavell.Tampocosedirigíanamíconuntratamientoderespetocomosíquehacíanconella, sino que la señorame llamabapor el nombre de pila.Además,mehacíaayudarenlacasa,loquelaseñoraBrandonprobablementenohabríaadmitido.Si recibían invitados, casi siempre debía servir la comida. Yo también sabíahacerlo mucho mejor que las jovencitas y torpes muchachas maoríes quetrabajabanjuntoamíenlacasadelosAberborden.LaseñoraCrombieBrowntenía razón: en las residencias señoriales neozelandesas se notaba la falta depersonalconformación.Por lodemás,mis tareaspara laseñoraAberbordeneranlasmismasquelas
quehacíaparaSassi,conlaúnicadiferenciadequelaprimeraeramayor.Estosignificabatenerqueesforzarsemuchoeinvertirlargotiempoenarreglarlaparaque luego su imagen en el espejo fuera clemente. Ella estaba dispuesta amortificarse por eso: le ataba el corsé tan fuerte que con frecuencia measombraba de cómo superaba el día en esa coraza que le impedía respirar.Laventajadequelaseñorafuesemayorconsistíaenquenodabalalataalpersonalcon un parloteo adolescente. La señora Aberborden no hablaba apenas deasuntosprivadosniplanteabapreguntas.Noparecíainteresarseenabsolutopor
elservicio,asíquetuvequecontenermedurantesemanasantesdeatrevermeporfinapedirleayudaparaencontraraLeonard.Yanosabíaaquiénacudir.Seguíasinhaberningunapistademimarido.Conel transcursodel tiempo,empecéasospecharqueenrealidadnuncahabíaabandonadolaIslaNorte.Laseñorareaccionótranquilayresolutaamitímidapregunta.—¿Porquénoselopreguntastúmismaamimarido?—medijo—.Acabade
volveryestátomandounacopaenlasaladecaballeros.Lepediréqueantesdecenartedediqueunosminutos.Acabamos pronto con su toilette. Los invitados que esperaba esa noche
llegaríanenapenasunahora.Asíquepocodespuésacudíconeldelantallimpioyunacofiabienpuestaen
lacabezaapresenciadelseñorde lacasa,unhombrerollizoyrubicundo,quesuperabaenmásdedoscabezasalamuñequitadesuesposa.JosephAberbordenmemiróconsatisfaccióncuandolosaludéconunareverencia.—¿Quépuedohacer por ti,Marian?—mepreguntóbenévolo—.Mi esposa
estámuycontentacontigo,dicequeeresunachicamuyservicial.Esomegusta.No es frecuente entre los indígenas.—Me mordí el labio y busqué la mejorfórmulaparaexponerleloquequería.Peroélsiguióhablando—.Eileendicequeestás buscando a tu esposo. ¿No lo encuentras? Es posible que lo hayanregistradoconunnombrefalso.Noesfácil.Sipormífuera,lespondríaatodosunbuennombreinglés,comoentucaso.Marianalmenospuedepronunciarse.¿Cómosellamatutane?—Sonrióvanidosocuandoutilizólapalabramaoríparaesposo.Sejactabadesusconocimientosdelalengua.Metraguédenuevoelorgulloquecasimellevóacontestarleenmaorípara
avergonzarlo.Respondícomedidayamablemente:—Esustedmuyamable,señorAberborden,peroelnombredemimaridono
esdifícildeescribir.SellamaLeonard.LeonardClavell.JosephAberbordenintentófingir,perosujovialexpresióndesaparecióaloír
elnombredemimarido.Contrajolabocaymemirócasienfadado.—Es...esunnombrepakeha...—dijo.Parecíaquererganartiempo.Asentíy
esperélaspreguntas,peronolashizo—.Peronosotros...nosotrossolotenemospresosmaoríes...demomento—titubeó.Volvíaasentir.—Esomismo le dijeron al señorCrombieBrowncuandopidió información
sobreLeonard—dije—.Peroyopenséquea lomejorusted...podíapreguntaren...enotrascárceles.Aberbordensepusotenso.Sediríaquehabíatomadounadecisión.—Lo siento, muchacha, no sé nada de ningún Clavell —contestó con voz
firme—.Deningúnpakeha.Y...¿puedesprobarquehasestadocasadaconél?¿Hayalgúndocumentoquecertifiquequeestásemparentadaconelpreso?Fuecomosimehubiesendadounpuñetazo. ¿Qué significabaeso?Poruna
parte,nuncahabíahabidoningúnLeonardClavellenRipapaIsland;porotra,mepedíauncertificadodematrimonio.—Me temo que no, señor Aberborden —admití con desánimo—. Nos
casamossegúnelritodemipueblo,laCoronatalveznoloreconozca.Apesarde todo, me gustaría visitar a Leonard. No es como... —me sonrojé— situviésemos intención de consumar el matrimonio. Considéreme simplementecomosuprometida.Ounaamiga...osuhermana.Elhombreresopló.—¿Qué tonterías dices, Marian? ¿Cómo vas a ser su esposa y al mismo
tiempo su hermana? Y ya te lo he dicho: en Ripapa Island no hay ningúnLeonardClavell,ningúnpresopakeha.YsiademásnoestáscasadaconélcomoDios manda, lo mejor es que te olvides de ese hombre. Aquí tienes un buenempleoy...Dejédeescucharlecuandoempezóarecitarmelasventajasdemipuestoensu
casa.Todoesoempezabaaparecermemuysospechoso.EsehombresabíaalgosobreLeonard,algoqueleponíanerviosoyqueamímellenabadetemor.Apenas si conseguí esperar ami primera tarde libre, pero cuando la señora
Crombie Brown me abrió la puerta de su casa, me enteré de que su maridoestabaenlaIslaNorteenunviajedeobservación.
—VuelvenaprocesaraTeWhiti—medijoexcitada—.YsehanorganizadomarchasdeprotestaenTaranaki.SedicequehaymaoríesqueintentaninstalarsedenuevoenParihaka.LamentablementenosécuándoestaráSamueldevuelta.Yo le conté cómo había sido mi conversación con el señor Aberborden.
Tambiénellaencontródesconcertantelareaccióndeldirectordelaprisión.—Noseagobie,señoraClavell.Alomejoresciertoquesumaridoestáotra
vezenlaIslaNorte.SisussuegrosqueríanadoptarasuhijoesposiblequeparaellonecesitenelpermisodeLeonardyhayanconseguidoquelodevuelvanalaIsla Norte. Tal vez Aberborden ha tenido que colaborar en ello de forma nodemasiadohonestayesposiblequehayaaceptadodinero.EscribiréaSamuelylepediréqueseinformeenWellingtonyAuckland.
Así pues, intenté nodesanimarme e ignorar el cambioque se produjo en laactitud demis señores a partir de la conversación conAberborden. La señoranunca había sido afectuosa conmigo, pero ahora parecía extremadamenterecelosaensutrato.Sumaridomeevitaba.Yanomepermitíanservirenlamesao realizar otras tareas relacionadas con él. En general, me vi confinada a losaposentos de mi señora, mientras que antes siempre había estado con amboscuandolosinvitabanaveladasmásimportantes.Yoencontrabatodoesoextraño,y de hecho mis señores parecían sentirse culpables. Esperaba impaciente lasnoticiasdeCrombieBrownypasabanochescavilandodequémodoabordardenuevoeltemadeLeonardconlaseñoraAberborden.Talvezellasefueradelalenguaycontaraalgomásquesuesposo.Peronosemebrindabalaoportunidaddehacerlo.
MeenterédelaverdadcuandoyallevabamásdeunañoenLyttelton.Eraundíalluviosoymiseñorahabíaplaneadoirdevisita.ComoerahabitualdesdemiconversaciónconelseñorAberborden,noteníaintencióndellevarmeconella.
AcababadevestirlaydeacompañarlaconunparaguashastasucarrozacuandolasirvientadelosCrombieBrownaparecióenlapuertadeservicio.—SeñoraClavell,misseñoresdeseanquevayaustedasucasa—medijola
pequeñamaoríenuninglésimpecable—.ElseñorSamuelhavueltoylegustaríahablarconusted.¡EsosolopodíasignificarquetraíanoticiasdeLeonard!Mehabríaquitadoel
delantal y habría salido corriendo, pero, naturalmente, no podía marcharmecomositalcosa.—Hastaeldomingonotengolibre—repuseapesadumbrada—.Porfavor,dile
queiréaverloentonces.Perolamuchachasacudióenérgicalacabeza.—No.Deinmediato.Debeirdeinmediato,hadichoqueesmuyimportante.
Sus señores le permitirán que haya salido, a posteriori. El señor Samuel estásegurodeeso.Vengaconmigo.Ignorabaquépodía significar todoeso,perono ledimásvueltasy cogími
abrigo. No hacía realmente frío, pero no dejaba de llover. Protegida con lacapucha seguí por las calles a la pequeña maorí. No anuncié mi partida, nisiquieraselocomuniquéaalgúnmiembrodelpersonaldeservicio.Siconseguíapasar desapercibida, podría estar de vuelta antes de que la señoraAberbordenhubieseconcluidosuvisita.LamuchachadelosCrombieBrownmeintrodujoporlapuertadeservicioen
la casade sus señores, en laqueyo solía ingresarpor la entradaprincipal.Alparecer,noqueríaperdertiempollamandoyanunciandolavisita.Enelpasilloquedabaalosaposentosdelafamilianosencontramosconlaseñora.—Marama...—dijo.Parecíaabatida.Yeralaprimeravezquemellamabapor
mi nombre de pila. Como si una mano helada me apresara, temí que no meesperabaningunabuenanoticia—.Pase,Samuelestáenlasaladecaballeros.Ellamismameabrió lapuertaquedaba aunahabitación, bastantepequeña
comparadacon lasde lacasade losAberbordenydondeelperiodista teníasudespacho.Enlasestanteríasoscurasysillonesdepielhabíalibrosapilados,por
todas partes se veían papeles escritos. Él estaba sentado al escritorio. Parecíabuscarrefugioallídetrás.—Marama—dijoafablemente—.Mealegraquehayapodidovenir...Memordíloslabios.—Samuel... —dije—. ¿Podemos... podemos ir inmediatamente al grano?
¿Qué...quésabeusteddeLeonard?SamuelCrombieBrownserascólafrente.—Sucedeque...hahabidoexcarcelaciones.Nomelopodíanicreer.Misojosseabrieron.—¿Lohansoltado?—preguntéconvozahogada—.¿Leonardestálibre?Mifielamigonegóconlacabeza.—No.PeroTumatauengaHuiramaestálibre.YhahabladosobreLeonard.Sentíunescalofrío.—¡Samuel!—exclamé—.¡Cuéntemequéhadicho!Élsuspiró.—Marama, Leonard ha fallecido —dijo a media voz—. Lo lamento
profundamente...Creímorir.Porsupuesto,noenelsentidodequemicorazónfueraadejarde
palpitar o de quemis pulmones ya no pudieran admitirmás aire. Pero lo quehacíademíloqueyoera,laMaramaqueamabaaLeonard,quehabíallevadoaAramaensuvientre,quereía,llorabaysentía,esaMaramamurió.No me desmayé, pero debí de perder el color. Recuerdo que la señora
Crombie Brown, que de golpe apareció a mi lado, pronunció la palabra«whisky». Me tendió un vaso, del que tal vez bebí un par de sorbos. Sinembargo,loúnicoquemimemoriaguardódeesahoraencasadelosCrombieBrownfuelasensacióndemorir.—Fue...fueunaccidente,contóelseñorHuirama—prosiguióSamuel—.Un
lamentableaccidente.OcurrióenRipapaIsland.ElseñorClavellsecayóporunaescalera.—¿Por una escalera? —pregunté, incapaz de llorar. Estaba muerta y no
obstante era capaz de dudar. Con la sensación de que otra mujer se habíaadueñado de mi cuerpo o, más bien, me había tomado bajo su protección—.Los...losedificiosdelaislasonbajos...Samuelseencogiódehombros.—Hay torres de vigía, atalayas... Tendrá que hablar con Huirama si desea
saberexactamenteloqueocurrió.Amísolomehacomunicadoloshechos.Noquisoentrarendetalles.Esmuy...bueno, laprisiónlehaafectadomucho.Haymuchoshombresquenoquierenhablardecosasasí...NopodíaimaginarmequeTumatauengaHuiramasehubieseconvertidoenun
serabatido,peroasentí.—Hablaré... hablaré con él tan pronto como me sea posible. Pero antes
hablaréconJosephAberborden...Me di la vuelta paramarcharme, aunque la señora Crombie Brown intentó
convencerme de que me quedase y me tranquilizara primero. Pero yo queríaestarasolasconmissentimientosdeduda,rabiaydolor.Undolorquesentíademuerte.Nome cubrí la cabeza con la capucha cuando salí bajo el chaparrón.DejéqueRango,eldiosdelalluvia,llorasepormí.
—¿Losabíausted?LaseñoraAberbordenentróprácticamentealmismotiempoqueyoensucasa
y, antes de que pudiera reprocharme que hubiese salido sin pedir permiso, lelancémipregunta.—¿Sabíausteddesdehacemesesquemimaridoestámuerto?¿Muertoenla
cárceldelaquesuesposoesdirector?Éllosabía,estoysegura.Reconocíensusojos que mentía pero no me atreví a expresarlo con palabras.—Me quité elabrigo,comosimepreparaseparaluchar,yeraasí,enefecto,comomesentía.—Solo queríamos protegerte, hijita. —La señora Aberborden jugueteaba
nerviosaconlabolsitadeencajequellevaba—.Queríamosevitarteestapena...Lafulminéconlamirada.
—¿Ydurantecuántotiempoibanustedesaevitarmeestapena?—pregunté—.¿Es que nunca iba a enterarme de que mi marido ha muerto? ¿Ni de cómomurió?Esomeinteresamuchísimo.¿Porquéescalerasecayó?LaseñoraAberbordenapretóloslabios.—¡Contente, Marian! Suena casi como si nosotros... como si mi marido
tuviesealgoqueocultar.Yomismanoestoyinformadadelospormenores,peromi marido, por descontado, los conocerá. Aunque él no sabía... En fin, enrealidad no está autorizado para dar tal información a no familiares, y tumatrimonioconLeonardClavell...enfin,eraunacuestión incierta.—Yaibaainterrumpirle,peromeabstuvedeinsistirenqueLeonardyyohabíamosestadocasadosyquehabíaqueaceptarloaunqueelenlacesehubierarealizadosegúnlas normas de mi pueblo—. En cualquier caso, yo me opuse a inquietarte,Marian.Enalgúnmomentotehabríasenteradodelapérdidadetu...bueno...tunovio,y...—¿Yyohabríasidofelizcomosudoncella?—repliqué.Derepentedescubrí
la verdad—. ¿O acaso en sus reflexiones no influyó el hecho de que yo mehubiese ido al saber que Leonard había muerto? ¿Que me habría ido con mitribu,conlaspersonasalasquepertenezco?—Enrealidad,enesemomentonosabía a qué tribu ni qué tipo de vida habría podido reanudar, pero eso no eraasuntodeesapakeha quedenuevo se había apropiadodel derechodedecidirsobremivida.Medimediavueltacomoentranceysubílasescalerashastalasdependencias
delservicio.—¡Quiero hablar con su esposo! —grité cuando ya casi estaba arriba—.
QuierosabercómomurióLeonard.
—Bien,comosabes,RipapaIslandes,pordecirlodealgúnmodo,lafortalezasituada frente a nuestro puerto —empezó Joseph Aberborden a contarme lamuerte de Leonard. No había esperado encontrarlo tan dispuesto a dar una
explicación. Sostenía un vaso dewhisky cuandome recibió apenas dos horasmástarde.Nosésifuecoincidenciaquellegaratanprontoacasaosisuesposale había enviado unmensajero—. Sí, y nosotros sobre todo encargamos a lospresosquemantenganenbuenestadolosmuroseinstalaciones.LeonardClavellestaba trabajando en una de las torres de vigilancia. Estaba haciendo unasreparaciones. Y entonces se cayó desde lo alto de una escalera,desgraciadamentedeespaldas,golpeándoseenlanuca...Elmédicodelaprisiónhizotodoloquepudo,perofalleció.Erademasiadobreveysencillo:cayóymurió.Demasiadosencillopara tres
vidasdestrozadas.—¿Haytestigos?—preguntéinmutable.ElseñorAberbordencontrajoelrostro.Yocontabaconquemeibaaecharen
cara quedudara de su palabra, pero soltó una risita desagradable y carente dealegría.—Pero¿túquétehaspensado,hija?Claroquehaytestigos.Notrabajabasolo,
sinocontodaunacuadrillademaoríes.Fueunatristecoincidencia, lo lamentomucho, y sí, fue un poco lamentable. No comunicamos la noticia porque losperiódicossequejabandelmodoenquese tratabaa lospresosdeParihakaenDunedinyenlacárceldeLyttelton.Entrenosotrostodofuncionócorrectamente.Avecesocurrenaccidentes.Tumaridonoera...unhombremuyhábil.Nomelocreí.Leonardnoeraenabsolutounhombretorpe,alcontrario,había
demostrado ser eficiente montando a caballo, trabajando en la tierra yconstruyendo casas en Parihaka. Era cierto que nunca le habían gustado lasalturas. Y el miedo del director de la prisión ante los periódicos locales,precisamente ante la afilada pluma de Samuel Crombie Brown, explicaba porqué no me había informado de la muerte de Leonard. Si Samuel se hubieraenteradodelcasoatravésdemí,sindudalohabríadadoaconocerpúblicamenteyexigidounainvestigación.—¿Está... está enterradoen la isla?—pregunté envozbaja.Mi indignación
dejabapasoalatristezaylaresignación.
Élnegóconlacabeza.—No.LollevaronalaIslaNorteyfueenterradoenelmausoleofamiliarde
losClavell.AndrewClavellseencargódelostrámitescuandocomunicamoselfallecimientoalafamilia.Dijoque,apesardetodo,erasuhijo...Medimediavuelta.Noeraqueyanotuvieramáspreguntasquehacer,pero
pensé que no podría seguir hablando sin mostrar mi tristeza por esta nuevatraición. Si Aberborden no se había tomado en serio que Leonard tenía unaesposa, al menos los Clavell podrían haberme informado. Y si el brigadier ymissieHillnoteníancorazónparahacerlo,Sassipodríahaberaveriguadodóndemeencontraba.Esamismanochehicelasmaletas.Nosabíaquéibaahacer,alomejortendría
que ocupar otro puesto de doncella. Pero no quería trabajar más para losAberborden.Loúnicoquequeríaerairmedeallí.Enlapensiónmedieronlamismahabitaciónqueunañoatrás.Contemplaba
RipapaIslandynomesentíatansolacomoenmihabitacióndelaresidenciadelosAberborden.AlomejorelespíritudeLeonardtodavíaestabaallí,alomejorpodríallamarlo.Conlafrentepegadaalaventana,mequedédormida.
Pasé los días siguientes en la cama, incapaz de emocionarme, de llorar, desufrirporlapérdida,decomerobeber.Lapartedemíquehabíamuertosehabíaapoderado de todomi ser. Pero en unmomento dado, enmimente surgió laimagendeArama.No,nopodíamorir,nodebíamorir.Teníaunhijoyteníaquelucharporél.Nopodíadejarloenmanosdeunaspersonasqueeranresponsablesdelamuertedesupadre.Asíquemeobliguéalevantarme,lavarmeypensarenloqueibaahacer.Ya
estabadepiecuandollamaronalapuerta.—¿SeñoraClavell?—Ladueña de la pensión parecía intranquila—.Señora
Clavell, hay alguien que quiere verla. Y no me gustaría que ese caballeroentrase...—Le dije sorprendida que enseguida bajaría y empecé a vestirme a
todaprisa—.Lehepedidoal señorqueesperasemejoren lapuerta trasera—añadiólapatrona—.Novayaaserqueasustealoshuéspedes...En la puerta trasera, apoyado con negligencia en el marco, estaba
TumatauengaHuirama,ynoteníaelaspectopálidoydepresoderrotadoqueyohabía imaginado por las explicaciones de Samuel Crombie Brown. Tal vezestaba algo más delgado que antes, pero igual de fuerte y musculoso. SegúnAberborden, los presos habían hecho trabajos forzados y, al parecer, no loshabíandejadomorirsedehambre.EnlafrentedeTauseveíannuevostatuajes,norealizadoscontantamaestríacomolosanteriores,quehabíatalladoensupielun auténtico maestro de moko, sino más bien trazados por la mano de unprofano.Pero él los llevaba conorgullo y le prestabanun airemarcial.Ahoraentendíaloquehabíainquietadoalapatrona.Aunquellevabaropapakeha,Tauteníaelaspectodeunguerrero,deunguerreroiracundoydecidido.—¡Marama, he necesitado tres días para encontrarte! —dijo en tono de
reproche. Tiró de mí y bajó el rostro para intercambiar el hongi conmigo.Tambiénolíacomounguerrero.Asudor,virilidadyfuerza.Antesmerepelíaloque emanaba, pero ahora lo encontré reconfortante—. Ese periodista estabapreocupadoporti—prosiguióTau—.Teníamiedodequetehicierasdaño.Peroyosabíaquetúnuncaloharías.Notú,lahijadeAhumaiTePaerata,lahijadeunjefetribal.—Nounahija,unamadre—puntualicécansada—.Siquierovivirespormi
hijo.AramaestáconlosClavell.Tengoquesacarlodeallí.—¿Alniñopakeha?—LapreguntadeTautuvountonodecensura.Yotenía
lasensacióndequemeibaaaconsejarquedejasealniñosimplementeconlosabuelos.Peroluegoselopensómejor,sindudatrasvermiexpresióndecidida—.Bien, sí, por supuesto puedes criarlo en una tribu. Eso no creará ningúnproblema...Fruncíelceño.—Tau,elproblemaestáencómoarrebatárseloalosClavell.Cuandolohaya
recuperadoyaencontraréunlugardondevivirconél.
—Enesomegustaríaayudarte.—LamiradadeTausevolviómáscálida—.Marama,hevenidoabuscarte.Elperiodistamedijoqueestabastrabajandoconunafamiliapakehacomosirvienta.Esoes¡rebajarse!Nopuedesquedarteaquí.VenconmigodevueltaalaIslaNorte.Nosreuniremosconmitribu.Reflexioné.Naturalmente,noentrabaenmiconsideraciónmarcharmeconTau
para reunirme con los ngati mahuta. Tumatauenga Huirama no había perdidonada de su antigua arrogancia y despotismo. Parecía ser de la opinión de queahoraqueLeonardhabíamuerto,nadaseoponíaasuintencióndeunirnuestrasgrandes familiasmaoríes.Ni había pensado enArama. Pero precisamente esopodríasermedeayuda.Sinoencontrabaningunaotraposibilidadderecuperaramihijo,Tauloharía.Seguroquenopondríaningúnreparoaraptarloparamí.YencuantoalaIslaNorte,teníarazón,yoteníaquevolverallíloantesposible.—Primero tendrás que contarme cómo murió Leonard—le pedí—. Luego
hablamossobrelaIslaNorte.ElrostrodeTauseensombreció.—¿Qué quieres que te cuente? Tuvo una... caída desafortunada. Resbaló al
bajarporunaescalera.—¿Resbaló? —pregunté—. Entendí que había caído desde lo alto de una
escalera.—Bueno, claro, estaba arriba. Se armó un alboroto en algún sitio y todos
queríanirallí,yél...bueno,secayó...perdióelequilibrio.Arrugué la frente. Aberborden nome había dicho nada de un alboroto,me
habíahabladodeunaccidentedetrabajo.—Eldirectormedijoqueestabahaciendounasreparacionesenunatorre.Tauasintióvisiblementealiviado.—Sí, sí, claro.Estaba subidoaunaescalera junto auna torrey entonces se
armó el jaleo abajo y él quiso ver lo que sucedía y entonces... Esmuy triste,Marama.Perosoncosasquepasan.Sedioconlacabezacontraunapiedra.—¿Dijoalgo?—preguntéenvozbaja—.¿Todavíavivíacuandoosacercasteis
aél?
Taunegóconlacabeza.—No.Murióalinstante.Nadiepodríahaberloayudado.Losiento,Marama.Enrealidadnolosentía,selenotaba,perolopaséporalto.—Nosvamosa la IslaNorte—dije—.Perononosreuniremoscon tu tribu.
VolvemosaParihaka.MeenterédelamuertedeLeonardacomienzosde1883.EnParihakaseguía
habiendomilitares.Controlabanelcumplimientodelasrestriccionesdeaccesoyla prohibición de celebrar reuniones, pero no impedían que se iniciara lareconstrucción.El gobierno había enviado a los representantes de las distintastribusasusregionesdeorigen,peronolograrondesterrara los teatiawaniagentecomoHakeke,quenosesentíandeningunatribu.EseeratambiénelcasodeWiremuPoki,elabogado.ÉlpodríaayudarmearecuperaraArama.LosCrombieBrownseofrecieronaprestarnosdineroaTauyamí,loqueél
aceptó de buen grado pero yo rechacé. Había ganado con los Aberborden losuficienteparapermitirmecomprarelpasajedebarcoyluegopagarmeelviajeaParihaka.Alfinalviajécómodamenteenunasilladeposta,mientrasqueTausedesplazódeotromododeWellingtonaParihaka.Lleguéantesqueélyrecibíelcaluroso saludo de Hakeke y los demás amigos. Su alegría se vio enturbiadacuandolescontélamuertedeLeonard.—Esoes típicamentepakeha—dijoenfadadaHakekecuandosupoqueTau
habíasidoelprimerodenuestrosconocidosmáscercanospuestoenlibertad—.DejanlibreaesearroganteydetienenaTuongaylosdemás...Detodosmodos,están hablando de una amnistía general. A la larga no podrán mantenerencerrados a los nuestros. Poco a poco se van investigando y estudiandolegalmente los incidentes ocurridos aquí, y el gobierno no sale bien parado.WiremudicequedentrodepocoliberarántambiénaTeWhiti.Preguntéporel jovenabogadoyconseguíqueme recibieramuypronto.En
primerlugar,sedisculpópornohaberseocupadodemídespuésdelainvasióndeParihaka.—Mellególanoticiadetucaso,Marama,peroentoncesteníamuchascosas
quehacer.ElprocesodeTeWhitiestabaalavueltadelaesquinayluegoyatehabíasido.Sinembargo,viajaralaIslaSurnofueunadecisiónequivocada,notienesnadaquereprocharte.LaideadeinterponerlaprotestadeLeonardcontrala adopción de su hijo era lógica y acertada. Nadie podía imaginar que iba amorir.AhorarecurriremosalosjuzgadosdeAuckland.Noserárápido,Marama,peroteaseguroquehabrájuicio.—¿YmedevolveránaArama?—pregunté.Wiremu,unhombredeestaturamedianayrizososcuros,rostroanchoylabios
carnosos,seencogiódehombros.—Eso no te lo puedo prometer —contestó con franqueza—. La decisión
depende del juez y este podría ponerse de parte de los Clavell. Hago lo quepuedo,Marama,créeme.PaséunpardesemanasalaesperaenParihaka,mientrasWiremupresentaba
alegatos y escribía notas de protesta. Entretanto también llegó Tau, quien denuevo se ocupó de mí. Trabajó en la reconstrucción de Parihaka. Durante sucautiverioenelcampodetrabajosforzadoshabíatrabajadoenlaconstrucciónyaprendidounpoco.DeestemodoseganóalgodesimpatíaporpartedeHakekey los demás. Hasta a mí empezó a caerme mejor ahora que era menosimpertinentequeantes.Sobretodo,medabamásánimosquelosdemásrespectoalasuntodeArama.—Claro que vamos a recuperar a tu hijo,Marama. Primero lo intentaremos
porlavíalegalpakeha,perosiWiremufracasa,losolucionaremosalamaneradelosguerreros.Aunqueentoncestendremosquesalirhuyendo...Esta idea nome gustaba, pero él planeaba volver conmigo a su tribu y allí
convertirse en jefe, mientras que yo pensaba en un futuro en Parihaka.Efectivamente, enmarzo dejarían a TeWhiti en libertad y, pese a que semeencogía el corazón cada vez que veía las ruinas de nuestra casita frente a laspuertasdelpoblado,Parihakaeraelúnicoyauténticohogarqueyohabíatenidojamás. Ahora estaba instalada con otras mujeres en una carpa y todascolaborábamos en la reconstrucción de las casas comunes. Cuando el Profeta
regresara, Parihaka no sería la misma, pero él seguiría necesitándome comointérprete.Laideadepodercolaborardenuevoconelancianomereconfortaba.Sin embargo, en caso de que tuviéramos que raptar aArama, paramí solo
habría un futuro con Tau. Escaparíamos a los bosques de Waikato (KingCountry)yallí tendríamosquepedirasiloenelmaraedel reymaoríTawhiao.Sindudanosloconcederían,peroniTauniyosabíamoscómovivíaallílagenteniquéíbamosahacernosotroseneselugar.A comienzos de marzo, poco antes de que regresara Te Whiti, llegó la
tranquilizadoranoticiadeWiremu:habíaconseguidoquesefijaraunaaudienciaenlaquepodríaexplicarmicasoaunjuezdeAuckland.—Unaaudiencianoeslomismoqueunjuicio,¿verdad?—pregunté.Elabogadohizoungestonegativo.—No.Aunasí,eljuezpuedetomarunadecisiónapartirdeahí.Enprincipio
tenemosqueaceptarloquenosdan,Marama.Ylomásrápidoposible.Eltiempocorre en nuestra contra, a estas alturas el pequeño ya llevamás de un año alcuidadodelosClavell.Eljueztendráencuentaqueparaelniñosignificaríaungrancambiotenerquevivirenunmaraemaorí...—¡No es un marae cualquiera! —objeté—. ¡Es Parihaka! Y si el juez lo
prefiere, también puedo marcharme con el niño a una ciudad pakeha y vivircomounapakeha.¡LoúnicoquequieroesrecuperaraArama!
Tau insistió en acompañarme a Auckland y, por supuesto, también vinoWiremu.Viajamosenuncarroalquiladoy,comoWiremunosabíaconducirloyTauprefirió encaminarsehastaAucklandpor lamisteriosa sendadel guerrero,tuvequeseryoquienguiaraalfuertecaballobayo.Solodepensarenlomuchoquemeasustabantiempoatrás loscaballos,medabanganasdereír.Ahorameasustabancosasmuydistintas...El juez—se llamabaAronMcDougalyWiremumehabía indicadoqueme
dirigiesesiemprealjuezconun«suseñoría»—merecibióensudespacho.Era
menosintimidantequelasaladeaudiencias,perohabríapreferidoestaúltimaapesardetodo.MehabríagustadoteneralosClavellfrenteamíypelearmeporArama directamente con ellos. En cambio, me encontraba ante un hombrerobusto,decabelloblancoypenetrantesojosazulclaro,labiosfinosyunatoganegra que imponía.Wiremu estaba presente para apoyarme, pero yamehabíadichoantesdeentrarquenomeseríadegranayuda.Tododependeríademíy,porsupuesto,delasituaciónjurídica.Lasituaciónjurídica,estohacíatiempoquelohabíaentendido,jugabaenmi
contra.Sobreelpapel,nocabíadudadequeAramaerahijodeLeonard,peronomío. Según la legislación de lospakeha yo no tenía ningún derecho sobre él.Tenía a mi favor que no se pudiera negar la maternidad, que me habíanarrebatado al niño en circunstancias adversas y que con ello habían destruidonuestrafamilia.Describí todoesoal juezconlamayorobjetividadposible.Norompíallorar,tampococuandohablédelamuertedeLeonard,despuésdequeeljuez me preguntara por qué no había reclamado mis derechos antes. Acontinuación,McDougalreflexionóysepusoahablarconunavoztranquilaquedejabaentreversusimpatía.—No cabe duda de que se ha cometido una injusticia con usted, miss
Maniapoto...—SeñoraClavell—corregíyo,imprudentemente.Eljuezsuspiró.—Bien, señora Clavell, también usted se equivocó al no registrar su
casamiento.Asíquemetemonopoderhacermuchoporusted.Ademásdeque,desdeelpuntodevistadelniño,noseríanecesariamentedeseabledevolverleaAdam...—Arama—intervinedenuevo,porfiada.Afindecuentas,esehombrehacía
ratoquehabíadictadosusentencia.Estaveznosecorrigió.—Mire, empezando por ahí —explicó en cambio—. El pequeño se llama
AdamClavell.Hacrecidoconesenombre,loconoce...
—Disculpe, su señoría —intervino Wiremu—. Yo era mucho mayor queArama cuando me raptaron y me explicaron que en adelante respondería alnombre de William Fox. Conseguí asimilarlo. Perder a mi madre me afectómuchomás.Eljuezlomirócondesaprobación.—Ya sabemos todos las consecuencias de todo ello—le espetó. Entre los
pakeha,Wiremueraconsideradoun traidorporquepesea todos losfavoresdeque había disfrutado gracias a sus padres adoptivos, pese a su estupendaeducaciónysuformacióncomoabogado,habíavueltoconsupueblo.McDougalsiguió, de nuevo dirigiéndose hacia mí, con tono más suave—. El pequeñoAdamreconocealaseñoraClavell,alaseñoraHillaryClavell,comosumadre,y albrigadierClavell comosupadre.Seha acostumbradoavivir enunagrancasayaestarrodeadodeatenciones...—¡Tambiényolorodearíadeatenciones!—exclamé—.¡Soysumadre!—Ustedquierellevárseloaunmarae,posiblementeconlatribungatimahuta.
Una tribu apenas pacificada. El niño acabaría rodeado de rebeldes.—El juezmoviólacabezamanifestandosudisconformidad.Mesorprendió. ¿Cómoconocíaesehombre laexistenciadeTau?¿Yde sus
intenciones, que nos afectaban a Arama y a mí? No cabía duda de que losClavell teníanespías.Alenterarsedequeintentabarecuperaramihijo,seguroque debían de haber recorrido a sus contactos entre losmiembros del ejércitoquevigilabanParihaka.—¡Deesonada!—protesté, y añadí que estabadispuesta a instalarme entre
lospakehasimedevolvíanalpequeño.—¿Ydequéviviríausted?—preguntóel juezconsemblantepreocupado—.
No, señora Clavell, conforme a la situación jurídica y en interés del niño esrazonable que permanezca en casa de sus abuelos y que crezca allí en unafamilia estable. Sin embargo, no soy de la opinión de que al niño pudieraperjudicarle conocer sus raíces. Por tanto, desearía concederle el derecho de
visita.PuedeveraAdamunavezalmes.Alprincipiobajovigilancia,mástardeyaveremos...EsperoquealalargasurelaciónconlosClavellvayamejorando.Me lo quedé mirando incrédula, pues ya había perdido toda esperanza de
volveraveramihijo.—LosClavellnoestarándeacuerdo—objeté.Eljuezsonrió.—Los Clavell tendrán que aceptar esta sentencia, igual que usted, miss
Maniapoto.Yahora,quetengaustedunbuendía.Ydichoestonosdespidió.SalíconWiremualacallecomoentrance.Taunos
esperabaallí.—¿Ybien?—preguntó.—Derechodevisita—musité—.Almenospodréverlo.—Noestabacontenta,
peromejoresoquenada.Taugimió.—¡Tápate los oídos, abogado!—dijo aWiremu—.Y tú,Marama, fija una
fecha. A ser posible un lugar de encuentro al aire libre, pero si es necesario,entraréenlacasa.Enelmomentoenquetengasalniñoenlosbrazos,yoestaréallí.¡Ynadievolveráaquitártelo!
Enloreferentealpuntodeencuentro,losClavellsemostraroncooperativos.Eljuezmecomunicóaldíasiguientemismoquepensabanrecibirmealcabodetresdíaseneljardíndesucasa,juntoalríoWhau.Entoncespodríapasarlatardeconmihijoyhablaríande todo lodemásconmigo.Naturalmente,yoesperabacon gran impaciencia ese día. Tau, por su parte, estaba dispuesto a todo. Nosabíabienquépensardeello.Claroquequería recuperaraAramaacualquierprecio,perotambiénteníaclaroquesolotendríamosunaoportunidaddellevaratérminoelrapto.SiTaufracasaba,eljueznovolveríaapermitirmeveralniño.—¿Noseríamejorquelohiciésemosenelsegundoencuentro?—lepregunté
aTaulanocheantesdelgrandía—.Primeroleshagocreerquenocorrenningúnriesgo,yluego...—Quiénsabesihabráunsegundoencuentro—objetó—.Nuncasabesquése
lesocurrirá.SinolesgustacómotratasaArama,sitereconoceochillacuandolovuelvanaseparardeti...Esmejorquelohagamosmañana.
HabríasidomejorhacerloinmediatamentedespuésdevolveralaIslaNorte.Habría sido mejor que nos hubiésemos ahorrado el intento con la legislaciónpakeha.Deberíahaberlosabido:enloquerespetaalarelaciónentremaoríesypakeha,elbrigadierClavellsiempreestaríaporencimadelaley.Cuando al día siguiente visité a la familia de Leonard, acompañada por
WiremuyconscientedequeTauacechabaenelrío,solomeencontréconSassi.Esta vez se hallaba en el jardín con su esposo. El capitán Elias Bonnard (lohabíanpromocionado)conservabaelaspectoeleganteyrígidoqueyateníaenelbailedeSassi.Élllevabauniforme;ella,unvestidodecasa,sencilloydecolorazuloscuro.Elsemblantedeamboseraserio.—¿DóndeestáArama?—pregunté,buscándoloconlamirada—.¿Melovaa
traeralguien?Sassinegóconlacabezayseechóallorar.—Losientotanto,Marian...—sollozó—.Lolamentomucho,realmentenoes
honesto,yyonuncahabría...Me recorrió un escalofrío. ¿Iba a decirme que ahora Arama también había
muerto?—¡Tranquilízate,Sarah,estonohayquienloaguante!—ElcapitánBonnard
interrumpió bruscamente a su esposa. Sassi se estremeció al oírlo—. MissManiapoto,señorFox,mehanpedidoquelescomuniquequelamentablementelosseñoresClavellnopuedenacatarel fallodel juezMcDougal.Todoestohaocurridodemasiadotarde.Desdelatardedelmartes,laseñoraClavellyelniñovancaminodeInglaterra.Durantealgúntiempoviviránallíconunosparientes,
luegoledaránalniñounaestupendaeducaciónenuninternadoinglés.Siregresaun día y él lo desea, nada impedirá, por supuesto, que conozca a su madrebiológica.Metambaleé.Perdí lavisióndecuantomerodeaba.Denuevo,unapartede
mímurió.MientrasSassinodejabademanifestarsupesaryWiremuintercambiabaunas
duras palabras conBonnard, tuve que asumir que nuncamás volvería a ver aArama. Con el pequeño no cometerían el error que habían cometido conLeonard.Élnocreceríarodeadodeamablessirvientes,conprofesoresprivadosyjugandoconsushermanas.SialgúndíavolvíadeInglaterra,pensaríaysentiríacomoelcapitánBonnardyelbrigadierClavell.
NisiquieraalcanzoarecordarelviajederegresoaParihaka.Wiremutuvoquequedarse a solucionar otros asuntos en Auckland, pero sí recuerdo que meinstalóen lasilladepostaymedioánimos.El juezseguroque lesecharíaunsermónalosClavell,élmismopresentaríamásinterpelaciones...Pero,dijeraloquedijese,losdossabíamosqueningúntribunalneozelandésibaaordenarquetrajerandeInglaterraaunniñosoloparaqueseimpusieramiderechodevisita.Sola conmigomismaymis pensamientos,mehundí en unabrumadedolor ylágrimas que solo se aclaró un poco cuando me encontré con Tau, que meesperabaenWaitomo.Apenashabíamoshabladoantesdemipartida.HabíasidoWiremuquienlehabíabuscadoensuesconditejuntoalríoylehabíaexplicadoquelaoperaciónderescateyanopodríarealizarse.Seencontrabaenlaestaciónde la diligencia de la pequeña población vecina al King Country y pidió alcocheroquedescargaramiequipaje.—¡La señora proseguirá el viaje conmigo! —anunció rodeándome con un
brazo.Pocoantestodavíamehabríarebeladoenérgicamentecontraungestodeestetipo,peroesedíameconsoló—.Marama,nodeberíasirsolaenuncochede
pakeha—dijocondulzura,al tiempoquelecogíaalcocheromimaleta—.Nodeberíasviajarcomoellos.Ahoranecesitasatupropiopueblo.—Pero no puedo hacer a pie todo el camino —objeté—. No estoy
acostumbrada,Tau.Nuncahecaminadotanto.Las tribusmaoríes solían recorrer deprisamuchos kilómetros a pie, todavía
me acordaba de las marchas forzadas que hacía de niña sin quejarme. Perodudaba poder hacerlas en la actualidad, y menos en el estado de tristeza ydesesperaciónenquemehallaba.Tauseencogiódehombros.—¿Tienes prisa? —preguntó—. ¿Tienes algo tan urgente que hacer en
Parihaka que debas llegar a Taranaki en una semana? Si no es así, podemostomárnosloconcalma.Naturalmente,noteníanadaquehacernienParihakanienningunaparte.Me
faltaban fuerzasparaplanificarmi futuro, al igualqueme faltabaenergíaparacontradeciraTau.Asíquemelimitéaseguirlo,tancalladaysordacomohabíaseguidoaloskupapamaoríesdepequeña.Tauaceptómisilenciodeunmodoamable.Mellevólamaleta,ajustósupaso
almíoymeinvitabaadescansarconfrecuencia.Encendíaentoncesunahogueray desaparecía unos minutos para traerme tubérculos comestibles o algúnanimalilloquecazabarápidamente.Asabaalfuegooalasbrasassuspresasymeofrecía lasmejorespartes.Alprincipio todome sabía igualy solo comíaparasobrevivir,peropasadosunosdíasempecéasentirapetitoymealegrabadequellegaselahoradecomer.EnciertomomentodejédecaminarciegaeindiferentedetrásdeTauyempecéadistinguirlabellezadelbosque,tantosibrillabaelsolcomosillovía.Elbosquepluvioso,consushelechosylíquenes,semeantojabaotromundo; las lucesme evitaban y las sombrasme tocaban. Creía ver amihermana ymi hermano, y oír la voz dulce deMoana en el susurro del vientoentrelosárboles.Mequitéloszapatoscomocuandoeraniñaypalpéelcaminocon los pies descalzos, un suelo húmedo y blando, cubierto de hongos ylíquenes,tierrafríaymojada,surcadaporraícesyavecestambiénduraspiedras.
Aprendídenuevoasentir,adquirímásvida,siesqueeraposibleesotrashabermuertootravez.No recorríamos trayectos largos, Tau me conducía de un marae a otro.
Visitamostribusdelasquehastaentoncessoloconocíaelnombre;todashabíantenido sus representantes en Parihaka y nos brindaron su hospitalidad. Susmujeres enseguida adivinaban que me había ocurrido una desgracia y seocupabandemí.NoeranjóvenescomomisamigasdeParihaka,sinomaduras,lamayoríaabuelasymadresquehabíansufridopenassimilaresa lasmías.Oíhablar de hijos caídos en la batalla y de hijas secuestradas.Me consolaban yrecitabankarakiaparaArama.—Almenosvive—dijounaancianaquehabíaperdidotreshijosenlaguerra
contra los pakeha—. Si los dioses lo quieren, un día irá a buscarte y teencontrará.Tauyyonoteníamosprisaenmarcharnosylastribussemostrabanamables.
Así que a menudo pasábamos varios días en un marae y yo vivía la vidatradicionaldelasmujeres.Mesentabaconlasotras,hilabaytejía,preparabalacomidaycontemplabaa losniños jugarmientrasTaucazabaconloshombres.Eraunavidapacíficaylosdíastranscurríanmonótonamenteiguales.Mipenanosedesvaneció,peroeldolorsevolviómássofocadoyyoencontrésosiego.Celebramostohu, lafiestadeañonuevo,conunatribujuntoaTeKuiti.Los
ancianosmeinvitaronallorarconellos.Tradicionalmente,esedíasecelebrabaeldueloporlapérdidadeparientesyamigosfallecidoselañopasado.Unajoventohunga remontó una cometa paramí cuandoMatariki, la constelación de lasPléyades, apareció en el firmamento. Pidió a los dioses que forjaran un lazoeterno de unión entreArama y yo, sin importar dónde estuviera él o yo.Creísentirlorealmenteymereconfortó.EsafuelaprimeranochedesdeaqueldíaenAucklandquenomedormíllorando.
Al final, tras varias semanas de viaje, llegamos a Parihaka, donde nos
comunicaronalegrementequetambiénelProfetaacababadellegar.LospakehaporfinhabíandejadoenlibertadaTeWhitiyTohuyloshabíanescoltadohastaelpoblado.—¡Llevandos días aquí!—anunció contentaHakeke,mientrasme indicaba
unsitiodondedormirenunade lascasascomunesreciénconstruidas—.YTeWhities tanconvincenteensusdiscursoscomo loeraantes.LevantaremosdenuevoParihaka.¡Todoserácomoantes!Yo no lo creí posible. Perome dio fuerza y confianza saber que el Profeta
volvíaaestarentrenosotros.—Prontoloveremos—medijoTaucuandoporlanochenosreunimostodos
entornoalfuegoycompartimosunabotella.Eracasicomoenlosfelicesviejostiempos, salvo que ya no reíamos con tanta despreocupación y que faltabanmuchosdeaquellosconquieneshabíamosdisfrutadoentonces—.Hehabladounmomentoconél.Nosrecibirámañanaporlanoche.MealegrésinsospecharporquéTauhabíafijadoelencuentroparalosdos.Yo
tambiénhabría podidopedir una cita con elProfeta sin él, ya que antes habíacolaboradoestrechamenteconTeWhiti.PeroalprincipionopensénadasobreTauysobremí.Eneseperíodonopensabademasiado.Pensarmehacíadaño...
Nopudeevitarecharmeallorarcuando,alanochesiguiente,volvíaveraTeWhiti.ElProfetaapenashabíacambiado,noseveíaafligidoniquebrantadoporel encierro. Al contrario, losmeses en la Isla Sur le habían sentado bien. Encambio, los meses que había estado preso en la Isla Norte había tenido quesoportarmuchosinsultosycalumnias.Elpuntoculminantehabíasidoelprocesojudicial contra él, en el que se le había tachado de personamalvada, pérfida,agitadora e infame. Por el contrario, en la Isla Sur, donde la relación entremaoríesypakehasiemprehabíasidomejor,habíanrecibidoaTeWhitiyTohucomohuéspedesdehonor.Loshabían invitadoavisitar laciudady leshabían
servido manjares; era evidente que el Profeta había disfrutado de esarehabilitaciónextraoficial.Seleveíarelajadoyenarmoníaconsigomismo,aunquenoshabíancontado
lo impresionado que había quedado al ver Parihaka destruida. Hakeke creíahaberlosorprendidollorandoalpasarentrelasruinasdelascasas.Peroluegosehabía recobrado y había mostrado su dulce sonrisa. «¡Pueden destruirse lascasas,peronolatierraninuestroscorazones!¡Mishijosvolveránaconstruirlotodo!»,habíadicho.Te Whiti se acercó a Tau y a mí cuando entramos en la casa construida
provisionalmenteparaél.Llevabaropapakeha,cómoda,pantalonesholgadosyunacamisalarga,perosecubríaconlacapadejefetribaldeplumasdekiwiquelehabíaregaladoenunaocasiónunamuchachadeParihaka,tambiénellahijadeunjefetribal.Estabaalgoraída.Seguroqueduranteelencarcelamientolacapale había servido amenudo demanta, pero el Profeta seguía luciéndola con ladignidaddeunrey.—¡Marama,mibellahija!TeWhitiabriólosbrazosyyomelancéaellos.Pensabasaludarlodemanera
formal,peroahorasollozabasobresuhombro,y luego,cuandotomóasientoymeatrajohaciaél,sobresuregazo.Elancianomedejóllorar.Meacariciabalaespaldaperonomepreguntabanada.Enunmomentodado,empecéahablarporpropiainiciativa.LecontédeladetencióndeLeonardydelamía,desumuerteydeltiempoquehabíatrabajadocomosirvientadelospakehaenLyttelton,yalfinal lehabléde ladefinitivahumillación,deldíaenquemehabíanquitadoaAramaparasiempre.—¿Quéhagoahora,TeWhiti?¿Quédebohacer?—preguntéentresollozos,
solopensabaenmihijo.LarespuestadelProfetamellegócomounlatigazo.—Ay,Marama...—Suspiróymeacaricióelcabello—.Quépenasientoporti
yporeljovenClavell.Eraunbuenhombre,merecíatuamorinclusosiendounpakeha.Pero talvez respondaa lavoluntaddivinaque teunasconunode los
nuestros.Precisamenteenestostiemposenqueestanimportantequetodaslastribushablenconunasolavoz.Muchos loconsideraríanunaseñalque tú,quellevas en ti unidas la sangre de los ngati maniapoto y los ngati raukawa, tecasarasahoraconTumatauengaHuirama,elhijodelosngatimahuta...Mesobresalté.—¿He de... he de volver a casarme?—pregunté incrédula—. ¿Me sugieres
quemeolvidedeLeonard?ElProfetanegóconlacabeza.—Olvidarlo no lo olvidarás jamás, hijamía, y tampocodebes hacerlo. Pero
eresjoven...Noquerráspasartetodalavidasola,¿verdad?Enloúltimoenqueestabapensandoeraenunnuevomatrimonio,ycreíaque
también Tau por fin lo había entendido así. En las últimas semanasme habíatratadoconunaamablereserva,peroahoratomabaconcienciadequeélnuncahabíaabandonadosusintenciones.—Yalooyes,Marama—dijoTauconvozdulceysuplicante—.TambiénTe
Whiti considera que con nuestra unión se cumplen los deseos de los dioses.Juntospodríamosunirelpueblodelosmaoríes,negociarconlospakehaconunaúnicavozparatodos.Nosotrospodríamoshacerlomuchomejorquenuestrorey,que se esconde en lasmontañas y casi no habla inglés. Tres poderosas tribusreunidasbajolacapadelProfeta...—Necesitotiempo...—contestéconunaevasiva—.Nopuedo...ahoramismo
no...Hacesolounpardemesesqueenviudé...—Leonardmurióhacemásdeunaño—mecorrigióTau.Meloquedémirando.—¿Tanto?—susurré.—Murió unas semanas después de que nos llevaran a Ripapa Island —
respondiódisgustado—.Peroven,Marama,noevoquemosotravezesahistoria.Esmuytriste,atodosnosdamuchapena.Pero,aunasí,debemosmirarhaciaelfuturo.Yahínosotrostenemosunamisión.Túyyo.Ya no sabía qué decir ni qué pensar. Una vez más, todo el mundo quería
decidirsobremidestino,ydeformaespontáneayoqueríadefendermedeello.Perocarecíadefuerzasparaluchary,hastaesemomentoalmenos,nuncahabíaconfiado tanto enunapersona, exceptuandoaLeonard, comoenTeWhiti.Susabiduría,superspicacia...¿Ibaaoponermeasudecisión?¿Acasonosabíaélloqueeramejorparamíylosdemás?Mehabíalevantadodesuregazoylomirabasuplicándoleayuda.ElProfeta,
porelcontrario,miróaTauconexpresióndesatisfacción.—Dale tiempo—le advirtió, como si yo fuera una niña obstinada—. Ella
mismadistinguiráloqueescorrecto.ElespíritudeParihakalaguiará.—Dirigiólavistadenuevohaciamíylarabiaqueyosentíasefundióantelamiradadesusdulcesojos—.¡PiensaenqueDiosnosguardalasespaldas,hijamía!—añadióantesdedespedirsecariñosamentedenosotros.Nosacercóelrostroparaeltradicionalsaludoyyomeentreguéalhongi,sentí
su piel seca y percibí su olor, que me recordó al de los libros antiguos. Acualquierotrolehubierareplicadoquenoesperabademasiadodeundiosqueseescondíadetrásdemí.PerofrenteaTeWhitiseapaciguabalafuriaquesentíacontradiosesyhombres.UnodelosgrandesdonesdelProfetaconsistíaenquellenabadepazaloshombresconquienesseencontraba.—Tautalveznoseaelhombrequetúhabríaselegido—reflexionóHakeke.
Lasmujeres nos habíamos retirado a una de las pocas casas cocina que habíaparahablaracercadeloocurridoconTeWhiti.SobreelfuegohervíaelaguadeunaollaquemiamigaremovíamientrasexpresabasuopiniónsobrelosplanesdematrimoniodeTau—.¡Esarrogante,legustadominaryescapazdesacardequicioacualquiera!Perosiloconsiderasdesdeelpuntodevistapráctico:tienebuenaspecto,esrico...—¿Rico?—preguntéasombrada.Hakekeasintió.—Seguro—respondió—. ¿Por qué crees que habla tan bien el inglés y se
comporta tan amablemente sin que nadie haya intentado amansarlo en unaescuelademisioneros?Sutribudebedehaberlepagadounaformaciónpakeha.
Esprobablequehayanvendidotierrasyquenohayandejadoquelesdierangatoporliebrecomootrastribus.SupadreyelmismoTauhandebidodeaspiraraunfuturo más allá del mero rango de jefe tribal. ¿Sabes que la familia estáemparentadaconel reyTawhiao?TeUaHaumene,quepredicaba laguerra, ledioelnombreaTawhiao.AdiferenciadeTawhiao,Taununcaha luchadoconlospakeha,sedeclarapartidariodeTeWhiti,elpacificador.Todoesomejorasuposiciónenlasnegociacionesconelgobierno.Ahoradeberíaincitaradostribusimportantes para que destituyesen aTawhiao comokingi y lo escogieran a él:podríaconvertirseenelnuevorey.—¿Yyosería la reina?—pregunté.Unaocurrenciaquemeparecíaabsurda
pero que permitió que surgiera otra idea. Naturalmente, una idea loca, peroestaba dispuesta a agarrarme a cualquier clavo ardiendo—. Entonces,¿podríamos...podríamosviajaraInglaterra?—preguntéconteniendoelaliento.Hakekereflexionó.—¿Porquéno?Sisellegaraaunacuerdoconlosingleses,sielreymaoríno
insistieraenreunirseconlareinaVictoriacomoiguales,sinoquesesometieraaella...Hayotrosdignatariosdelascoloniasquehansidoinvitadosalacorte.Memordíellabio.—Yaloshonorablesinvitadosdelareinanoselesnegaríanada—medité—.
Almenos no algo tan sencillo como una visita a un internado de niños.—Elcorazónmelatíaconfuerza.Mi amiga comprendió. Pareció dudar entre animarme o recomendarme
prudencia. Pero luego se entusiasmó ante la idea de ir a buscar a Arama aInglaterra.—Nocreasqueserásencillo—meadvirtió—.Primerotendríasqueaveriguar
dónde está el niño. Pero, posible, sí que lo sería.Y ¿sabes qué? ¡Funcionaríainclusosin la invitaciónde los ingleses!Hacepoco,el reyTawhiaoenvióunapetición a la reina Victoria. Se trataba del derecho de autodeterminación denuestropueblo.Fuedevueltarápidamente,esprobablequeniselahayanleído.Si ejercieras prudentemente tu influencia sobre Tau explicándole que es más
seguro que se admita una petición así cuando se entrega enmano...—Sonrió,traviesa—.Podríasinfluirenél,Marama.Élnoquierecasarsecontigosoloporrazonesdinásticas.Esloquediceyseguroqueesoimporta,pero¡élteama!EsposiblequeañosatrásvinieraaquíparaecharunvistazoalahijadeManiapotoyRaukawa, pero se enamoró de ti la primera vez que te vio. Me di cuentaenseguida y Leonard también. Esa es la razón por la que estaba tan celoso.Hazmecaso:siloplanteasbien,Tauloharátodoporti.
Ignoro qué fue lo que al final me llevó a dar mi consentimiento aTumatauengaHuirama.¿Fuerealmente laabsurdaesperanzadeviajarundíaaInglaterracomoreinamaoríparaveramihijo?¿OqueríasobretodoresponderaldeseodelProfetaparanodecepcionarlo?TalvezfueratambiénelmismoTauquienme convenció prodigándome hábilmente sus atenciones en las semanasquesiguieron.Elhijodeljefetribalteníacarismaysabíamanejarlapalabra.Meseducíadelicadamenteconelartedelaoratoriacuandonosencontrábamoseneltrabajoduranteeldíaoporlasnoches,cuandonossentábamosentornoalfuego.Ymerecordabalosritosdemipueblo,resucitabatiemposmíticosbailandoparamíopronunciandodiscursosen losqueafirmaba lo fuertesquehabíansido lojefes de los que él procedía y cuán noble había sido la canoa con que susantepasados habían llegado a Aotearoa. Antes no había sido sensible a esasfanfarronadas, pero ahora sentía una fuerte necesidad de protección y tal vezpudieseencontrarlaconunatribureputadaytemida.Pero quizá se tratara también de Parihaka, cuya atmósfera encontraba
sofocante.Esperabapodermarcharmedelpobladomedianteunaboda.Sibienseguíaamándola, los recuerdosquemeabrumabancuandopasabapor laplazade las asambleas y escuchaba las predicaciones de TeWhiti amenazaban condevorarme.ElcasamientoconTauprometíaunnuevocomienzodesdecero.Lapartede
míquequeríaviviresperabaformarunanuevafamiliaenunentornointacto:el
maraealqueélpensaba llevarmenuncahabíasidodestruidoysesuponíaqueeraunodelosmásbonitosdelpaís.AlomejorpodíadejarenParihaka,vigiladayprotegidaporlasoracionesdelProfeta,esapartedemíqueestabamuerta.Taunocabíaensídealegríacuandolecomuniquémidecisión.—¡Celebraremosunagranfiesta,Marama!—anunció—.ContodoParihaka.
Porfinvolveráareinaraquíunaalegríainfinita.Yoestababien lejosde sentirunaalegría infinita,perono se lodije,ya era
suficientemente malo que él no se percatara. ¡Como si pudiese olvidarme deLeonard yArama de golpe y porrazo, y lanzarme a sus brazos!Hakeke y lasdemáschicasmeentendíanmejor. Intentabananimarmeproponiendo lascosasmásalocadasparanuestrafiestadematrimonio.Desgraciadamente,yoignorabaquéceremoniasserealizabanentrelasgrandestribusdelaIslaNorteparaunirahijosehijasdereyestribales.Lasbodasnormalesentremiembrosdelastribusse realizaban de forma discreta. Simplemente se comunicaba la intención devivirenparejay secompartíael lechoeneldormitoriocomúnde la tribu.Ennuestrocasonoseríaasí,dijoHakekeentrerisitas.Comohijosdejefes,Tauyyoéramostapu.Nosconcederíanunacasapropiadondeconsumarelmatrimonio.—Yalomejortienequearrastrarseentretuspiernasparacasarsecomohacen
los guerreros con la sacerdotisa—aventuró Pai, una chica que, comomuchasotras, había crecido en la escuela de una misión y no tenía ni idea de lascostumbrestribales.Tau,queestabasentadoconnosotras,torciólaboca.—Esonotienenadaqueverconloscasamientos—explicósolemnemente—,
sinoconlatransformacióndecazadorocampesinoenguerreroatravésdeunasacerdotisavirgen.Unasacerdotisasometidaaseverostapu.Unritosacrosanto.¡Nadiesepuedeburlardeeso,Pai!La muchacha enmudeció bajo su severa mirada. Tau no toleraba que se
bromearaacercadenuestraboda.Paraél,nuestroenlaceteníaalgodesupremaespiritualidad y el único ritual que esperaba en Parihaka era la bendición delProfeta. Así pues, teníamucho interés en recibirla delante del mayor número
posiblede testigos,por esohabía elegidoel18demayopara celebrarnuestromatrimonio,pueseraelpróximodíadeasamblea.Sindudaacudiríancientosdepersonas a escuchar a Te Whiti. No miles como antes de la destrucción deParihaka,perosímuchos,pakehaymaoríes,quemástardehablaríandelauniónentre las tribus ngati maniapoto, raukawa y mahuta a través de Marama yTumatauenga.—Volveremos a celebrar el casamiento cuando estemos en Waikato —
prometióTau—.Segúnlaantiguacostumbre,delantedeljefeylosancianosdela tribu.Estoessoloelcomienzo,Marama,elprincipiodeuncaminoquenosconducirádevueltaanuestrasraícesparadarlesenergía,yfortalecerlasydejarquesustallosreverdezcanydennuevosbrotes.Aveces,Tauhablabacontantas imágenesydeformatanconvincentecomo
TeWhiti.A lomejor llegaríaundía enque tambiéna él lo llamaríanProfeta.Muchos grandes jefes ostentaban ese título. En lo más profundo de mí, mepreguntésientoncesestaríatanorgullosadeélcomolohabríaestadosiLeonardhubiesecumplidosussueñosdeestudiarmedicina.
Al final se decantaron todos por una ceremonia que uniría las costumbrespakehaconlabendicióndelProfeta.Amíelprocedimientomerecordómuchoaun matrimonio cristiano. Tau dio su conformidad y Te Whiti también. Noscomunicóqueharíadebuengradolaspreguntastradicionalesysonriósatisfechocuando en mayo, a primeras horas de la tarde del día de la asamblea, nospresentamosanteél.Eraundíafrío,secoysoleado,definalesdeotoño.Elsolcrepuscularbañaba
el monte Taranaki de una luz rojiza. Los muchos visitantes que ocupaban laplazadelpobladoparaescucharelsermóndespuésdelaceremoniaexclamaronadmirados cuando pasé entre ellos en dirección al Profeta. Llevaba el vestidomaorítradicional,uncorpiñoyunafaldatejidosconloscoloresdemitribu(almenosHakekeesperabahaberrecreadobieneldibujo).Mecubríaconelregalo
debodaquemehabíanenviadomissuegrosdesdeWaikato:unapreciosacapacontantasplumasdekiwibordadasqueresultabatancálidaymullidacomounabrigodepieles.Lamelena,largahastalacintura,mecaíasueltaporlaespalda,ylaschicasmehabíantrenzadounacoronadenoviadehojasrojasyfrutosdeotoño.HastaenlosojosdeTeWhitidistinguílaadmiraciónyelreconocimiento.Sabíaqueerabonita.Taucaminabaamiladonomenosexquisitamentevestidoqueyo.Parecíaun
ancestral jefe de guerra, solo le faltaban las armas tradicionales. TeWhiti nopermitíaensupobladonisiquieraarmasceremoniales.CasimesentíbiencuandoTaumesonrióymecogiódelamanomientrasel
Profeta nos dirigía unas palabras y hablaba a los visitantes de Parihaka. Eracomosimehubiesetrasladadoaotravida,comosiOrakauylosañosencasadelos Clavell nunca hubieran existido. Así habría sido si Rewi Maniapoto yAhumaiTePaeratamehubiesencasadoconelhijodeunjefetribal.TalvezelProfeta tuvierarazónyyofueraa llevar lavidaqueenunprincipiomeestabadestinada.Al igual que en la iglesia cristiana,TeWhiti preguntó afablemente aTau si
queríatomarmeporesposa,ymiguerreroasintiógalantemente.Laceremonianoseajustabarealmentealoqueyoimaginaba,peromeolvidécuandoelProfetasevolvióhaciamí.—¿Y tú, Marama Maniapoto? ¿Deseas tomar por esposo al aquí presente
TumatauengaHuirama,seguirlohastasutribu,amarloydaraluzasushijos?Yoibaacontestarquesícuandoentrelospresentessealzóunavoz.—¡No!¡No,seguroquenoquiere!¡Nocuandosepaconquémiserableestáa
puntodecasarse!Todos nos dimos media vuelta, el Profeta y yo perplejos y Tau iracundo.
Instintivamentesellevólamanoalcinturón,dondeesperabaencontrarunarma.Elgestomeconfundió.EnParihakanuncahabíamos llevadoarmas.¿Paraquéese movimiento reflejo? ¿Recordaba su formación de guerrero o llevaba unafiladocuchilloescondido?
El hombre que había hablado avanzaba hacia nosotros entre las hileras degente. Reconocí la silueta alta y fuerte de TuongaWahia.Antes de decidir sialegrarme o enfadarme porque hubiera interrumpido la ceremonia, el viejoamigodeLeonardyaestabaanuestrolado.Ydenuevohizoalgoasombroso:sindudarlonisaludarrespetuosamentealProfeta,derribóaTaudeunpuñetazo.—¡Desgraciado!—dijocondesprecio—.Cómoteatreves...Peroantesdequeacabaselafrase,Tauyavolvíaaestarenpie,preparadopara
luchar y haciendo unamueca que todavía obraba un efectomás belicoso porcuantolesangrabalanariz.Entretanto,tambiénTeWhitisehabíarecuperadodelasorpresa.—¡Nada de peleas en suelo santo! —ordenó imperioso a los hombres—.
Tuonga,¿quétehasucedido?SitienesalgocontraTumatauengapuedesdecirloy hablaremos de forma pacífica. En el espíritu de Parihaka.No queremos darsalidaanuestraira.TuongafuerecobrándoseyseinclinórespetuosamenteanteelProfeta.—Disculpa, Te Whiti, pero era el gesto más pacífico con que he podido
reaccionar—dijo—.Sihubieradejadovíalibreamicólera,habríatraídolanzaymazadeguerra.Ynohabríavacilado.Malditoseaestedesgraciado,mereceríaserdespedazado...—¿Y luego te lo comerías? —preguntó Hakeke, que estaba sentada en la
primerafila,conuntonoamablementedistante.Mepreguntésiesamujereracapazdetomarsealgunavezalgoenserio.Pero,
paramisorpresa,supreguntaconsiguiórelajarunpocoelambiente.Lagenteseechóareír.ElamigodeLeonard,porelcontrario,respondiócongravedad.—No, Keke, ¡no se lo merece! Nuestros antepasados se comían a sus
enemigos para tener parte de sumana, de su fuerza y honor. ¡TumatauengaHuiramanotienehonor!Novaldríalapenacomérselo,nisiquieravalelapenamatarlo.¡Bastaríaconexpulsarlodecualquiertribu!Yescupióal suelo,delantedeTau,quien seabalanzósobreél.Dos jóvenes
del público lo cogieron por los brazos y lo retuvieron,mientras que otros dosestabanpreparadosparahacerlomismoconTuonga.Lentamenterecuperélaserenidad.—Tuonga,¿quésesuponequehahecho?—pregunté—.Alomejordejasde
maldecirloy,enlugardeello,noshacessaberdequéleacusas.ElProfetaasintióysedispusoahablar,peroTaulointerrumpió.—No va a presentar ninguna acusación, sino que peleará conmigo —dijo
iracundo—. Si no aquí, entonces frente a las puertas del poblado. Espérame,Marama. Acabaré enseguida con este miserable y luego seguiremos con laceremonia...—¡Ahoramismoacabáislosdosconlasamenazasydesafíos!—TohuKakahi
alzólavoz,conloqueambosadversariosparecieronencogerse.DondeTeWhitiera suave, Tohu era resuelto. TeWhiti había rescatado náufragos, Tohu habíaguiado a guerreros en la contienda. Sabía imponerse—. Uno y otro hablaráncuandoselosolicitemos.Yporloqueveo,setratadeti.Asíque,Marama,¡haztuspreguntas!Derepentemevienelcentrodelasmiradas.Bajélavistaymesonrojé.Tohu
parecía ser de la opinión de que la intervención de Tuonga había sido unamanifestacióndesuscelos.—¡NosetratadeMarama,setratadeLeonard!—Tuonganosedejóintimidar
—.DeLeonardClavell y del hombre que lomató. El hombre que ahora estáfrentealProfetaparacasarseconsuviuda.—¿Quédices?—pregunté.MimiradaoscilabaentreTauyTuonga.Estemela
sostuvo,perolosojosdelprimerodespedíanllamas—.¿Quéhiciste,Tau?—¡Nohicenada!—protestó—.Nohabríamuertoporesaheridaleve,él...—¡Quieroquemelocuentesahora!—dijeconvozfirme.Yaencontraríamás
tarde el momento de escandalizarme y entristecerme. Ahora quería saber laverdad.Meenderecé,cualhijadeAhumais,unaguerrera,unajueza.—¿Acaso lamuertedeLeonardClavellnofueaccidental?—preguntóTohu
—.MedijeronquehabíamuertodeunadesafortunadacaídaenRipapaIsland.
—¡Sí!—exclamó Tuonga—. Eso es lo que oyeron decir todos. Porque lospakeha han encubierto la verdad. La dirección de la cárcel se llevó un grandisgustocuandoaquelloocurrió.Bastantemalaprensateníaya.Siseempezabaahablardeconflictossangrientosentrelospresos...Alfinaltodossepusierondeacuerdo:divulgaríana laopiniónpúblicaquesehabía tratadodeunaccidente.Noseperseguiríaalasesinoytodosjuraronguardarsilencio.—¡Unsilencioquetúahorarompes!—lereprochóTau.—¡Sinelmenorremordimiento!—contestóTuonga.—¡Quierosaberquéocurrió!—insistí—.Cuéntamelotodo,desdeelprincipio
hastaelfinal.Tau,¿cómomurióLeonard?Élmemiró,esforzándosepordarcredibilidadasuspalabras.—Comotelodije.Tuvounamalacaídaysegolpeóenlanuca...—¡Después de que tú le clavaras un cuchillo entre las costillas! —le
interrumpió Tuonga—. ¿Quieres saber la verdad,Marama? Entonces, escuchaconatención:Leonardera elúnicopakeha deRipapa Island.Unapartede losdemáspresoseranlabradoresquehabíansoportadounlargoencierroenDunedinencondicionesaúnpeores.EstoshacíatiempoquehabíanolvidadoelespíritudeParihaka,ardíandecóleraantecualquierblanco.YTauhizo loquepudoparaqueesacólerasedirigierahaciaLeonard.Yasabeslashistoriasquesecuentandeél,Marama:estabaenParihakapeseaquenodeberíahaberestadoallí,porlocualposiblementefueraunespía.Noparticipóenelaradodelastierrasnienlaconstruccióndevallas,por locualerauncobarde...TauyapropagótodasesastonteríasenParihaka,pero fueenRipapadondesuspalabrascayeronensuelofértil.MarginabanaLeonard,leprivabandelacomida,leapartabanlaescaleracuando tenía que subirse a hacer un trabajo... Así fue como se rompió alprincipiolascostillas.Porfortuna,Leonardtambiénteníaunpardeamigosqueloprotegían.Deesemodo, lascosas fueronbienduranteunas semanas.Hastaque Tau tiró demasiado de la cuerda. No sé cómo, pero de algún modo lellegaronnoticias sobre ti,Marama,y sobre tuhijo.Yno tuvonadamejorquehacerqueecharleencaraaLeonardque su familiaestabadestrozada,que sus
padreshabíanadoptadoasuhijoyquesumujerhabíadespertadotraslapérdidadesuhijoyreconocidosusraíces.—YosololedijequeMaramahabíadejadoParihaka—sedefendióTau—.Lo
habíaoídocomentar...—¡Le hiciste creer que había vuelto a la tribu de su madre!—lo corrigió
Tuonga—. Una tribu que pertenecía a los hauhau. Dijiste que Marama iba aluchar...—Eraloqueyoquería—intervineenvozbaja—.PorLeonardyporArama.
EstuveenlaIslaSur,Tuonga.Lobusqué...—Yonopodíasaberlo—repusoTuongaconmovido—.AlmenosLeonardy
yonopodíamossaberlo.EnelcasodeTaunoestoytanseguro...MiréaTau.—¡Túsabíasdóndeencontrarmecuandosalistedelacárcel!—lereproché.Élmemiróconarrogancia.—Elperiodistamelodijo.—Sabías que tan solo debías buscar a Samuel Crombie Brown para
encontrarme —proseguí—. ¡Lo sabías todo, Tau! —Me invadió la antiguasensacióndefrío—.Siguecontando,Tuonga—pedí—.Hastaelfinal.—SabesqueLeonarderatolerante—continuóTuongaconcalma—.Peroesa
tarde Tau lo sacó de sus casillas. Le dijo que losmaoríes de Parihaka prontosaldríandelacárcel,mientrasquelasentenciacontraél,elpakeha,seejecutaría.Leonard tendríaquecumplirdosañosde trabajos forzados.«YyomequedaréconMarama»,acabóTau.Entoncesélleatacó...—¿TauatacóaLeonardoLeonardaTau?—pregunté.—Leonard a Tau —contestó Tuonga—. Todos lo vieron y eso fue lo que
impulsóaladireccióndelacárcelaocultarlahistoria.Sequitaronunpesodeencima, no se investigó a fondo por qué un hombre más débil, que no ibaarmado,seabalanzócontraelpresomásfuerteyquesíibaarmado.Tauyotrosdos habían sisado herramientas y las habían afilado. Entre los presos era unsecretoavoces.ElataquedeLeonardfuecomounsuicidio.
—¡Yonolomaté!—insistióTau.—No—confirmóTuonga—.Esotesalvódelahorca.Sucuchillo,Marama,
resbalóenlascostillasdeLeonard.Talcomoseviomástarde,laheridaeradepocaimportancia.PeroLeonardtropezóysegolpeólacabezaconunpeldañodelaescalera.Murióalinstante.Yesteessuasesino.SeñalóaTau,quienempezóadefenderseagritos.Suspalabrasmeresbalaban
como el cuchillo en las costillas de Leonard. De repente estaba harta, ya noquería seguir escuchando, no quería volver a ver a Tau. No pensaba envengarme,solosentíaascoyrepugnancia.Buscandoayuda,miréaTuonga.—Sácamedeaquí—lepedíenvozbaja—.Porfavor,sácame.Miviejoamigoasintió.Meacompañóentrelasfilasdelospresentes,mientras
Taujurabatenertestigosysejustificabaagritos.Hakekecorriódetrásdenosotros.—¿Escierta estahistoria?—preguntóaTuongaantesde acompañarmea la
casaquemisamigashabíanpreparadoparaTauyparamíydondeahoraestaríaasolas.Tuongaseñalóatreshombresqueacababandelevantarseyseacercaban.—Lostresatestiguaránqueescierta—respondió—.Mesabemalquehayas
tenidoqueenterarteasí,Marama.Perotantoelloscomoyoacabamosdellegar.Estábamos contentos de venir a escuchar el sermón de TeWhiti, y entoncesaparece ese desgraciado, contigo, ante mis ojos. Tenía que interrumpir laceremoniaantesdeque,encima,tetomaraporesposa.—Estábien—dijecansada—.Fueunerror,unespantosoerror.Esodemuestra
que hasta TeWhiti puede equivocarse.Quiero irme de Parihaka, Tuonga. Porfavor,sácamehoymismodeaquí.No pude abandonar Parihaka esa misma noche, pero Tuonga y Hakeke se
ocuparon de que Tau no se me volviera a acercar. Se quedaron conmigo yTuonga estuvohoras contándome anécdotas deLeonard.Ninguna triste, comolasquehabíacontadodeodioymarginacióndelantedeTeWhiti,sinohistorias
alegres del tiempo que habíamos pasado juntos en Parihaka. También en lacárcelhabíahabidomomentosedificantes.—Siempre supimos que no íbamos a quedarnos eternamente allí, que las
autoridadesvolveríanaentrarenrazónenalgúnmomentoyquerehabilitaríanalagentedeParihaka.LeonardhablabademarcharsecontigoyArama,yde talvezempezaraestudiar...Nodudódeti,Marama.Asentí.Claroquenohabíadudadodemí.Leonardmeamabayyoaél.Como
latierraamaalcielo,yprecisamentecomoenla leyendadelosmaoríes,enlaque separaron a la diosa de la tierra Papa y el dios del cieloRangi, nada fuecomoantescuandonossepararon.Pese a todo, había que seguir adelante y, enmi caso, fueTuonga quienme
guio.Nuestro amigohabía regresadoa la IslaNortepara reconstruirParihaka.Había permanecido siempre fiel a TeWhiti, nunca había dudado de él. Peroahoraloabandonabapormicausa,talveztandecepcionadocomoyo.Porquealmenosenmí,algosequebrócuandoTohunoscomunicóporlamañanaqueelProfetahabíadecididonoexpulsaraTaudeParihaka.Leperdonabasusmentirasyelasesinatodemiesposo.Alparecer,TauaprenderíadeesoyseacercaríaaDios.—Un...grangesto—dijoTohudisgustado.Más tarde nos enteramos de que este se había declarado con vehemencia
partidariodeproscribiraTau.Elviejoguerrerosabíacuándosehabía tensadodemasiado el arco, pero la bondad y tolerancia de TeWhiti no tenía límites,inclusoaceptóconellocontradecirasuviejoamigoyofendernosaTuongayamí.Llorésincesarcuandoescuchélanoticia;hastaTeWhiti,elhombreenquienciegamentehabíaconfiado,mehabíatraicionado.La fedeTuongaen lapazyelamor también tenía sus límites.Dudabaque
TaufueraacambiarysenegabaacompartirconélParihaka.—¿Adóndequieresirahora?—preguntédesanimada.Tuongamemiró.—¿Adóndequieresirtú?—preguntócondulzura.
Creo que ese fue el momento en que empecé a amarlo. Nadie me habíapreguntado hasta ahora qué quería hacer. Por primera vez alguien me dejabaelegir.Yprecisamenteenesemomentoyonoteníarespuesta.LeconfiéloquesentíadesdelanocheenqueperdíaLeonard.—Nosé,creoqueestoymuerta.Algoenmíhamuerto.Tuongamepasócondelicadezaelbrazoporloshombros,nounabrazosino
ungestoreconfortante.—Algo ha muerto en todos nosotros —convino—. Cuando invadieron
Parihaka, cuandoLeonardmurió y tambiénotros queme eranpróximos.Peroalgoennosotrossiguevivo.Yahoradebedemostrarsequéesmásfuerte,si lavidao lamuerte.Somos jóvenes,Marama...y tienesunhijo.SiundíaAramaregresara,¿nodeberíaencontrardetialgomásqueunatumba?¿Noledebessupropiahistoria?¿YladeLeonard?Podemosiradondetúquieras.AAuckland(adonde talvezregresealgúndíaArama),a reunirnoscon tu tribuocon lamía.Piensaenello,decídete.Pero¡eligelavida,nolamuerte!
Decidí ir enposde lavida en la IslaSur, ahí donde se asentaba la tribudeTuongaydondehabíapercibidoporúltimavezel espíritudeLeonard.Dondehabía corridomenos sangre entre su pueblo y el mío, donde habíamás sereshumanosymenosguerreros.Perono tomamos el caminoquepasabaporAuckland, sinoqueviajamos a
Wellington para coger el transbordador. Iba más deprisa, y no volveríamos atoparnos con las tribusdondehabíavivido conTau.Noencontramosmaoríes,lospakehaloshabíandesterradoatodosdelentornodelacapital.La tribudeTuonga en la IslaSurnos acogió, los ngai tahu se alegraronde
recuperar a su hijo adoptivo y yo participé de su alegría con la esperanza devolver a estrechar ami hijo entremis brazos. La gente delmarae de Tuongasuponía que él me había llevado allí como su esposa, pero mi amigo no meagobiaba. Dejaba que mi cariño fuese madurando como las frutas que
plantábamosenlatierra.Vivíamosenpazconnuestrosvecinospakeha,aligualque ellos teníamos unas ovejas y nos dedicábamos a la agricultura. Con eltiempome fui serenando.Me hacía bien trabajar la tierra y, si bien cada vezrecurríamásaTuonga,mesentíacercadeLeonard.Suespíritumeacompañabacuandoplantabakumaraocortabaeltrigo.YélmediosubendicióncuandoalfinaltoméaTuongacomomarido.
Nuestroprimerhijonotardóenllegar,unaniñaalaquellamamosKaewa.Yomealegrédequenofueravarón.NoqueríaveraesebebécomounsustitutodeArama,noqueríapensarsiempreenélcuandoledierademamarolomeciese.Kaewaeramuydistinta, tranquila,no tan inquietacomoArama,ymorena,norubiacomoél.En losañosquesiguieron trajealmundocuatrohijosmás,doschicosydoschicas:Manuka,Rere,MahorayRua.PeronuncamepermitíamaraningunodeellostanilimitadaeincondicionalmentecomoaArama.Creoqueaveceseraunamadresobreprotectora,siempreteníamiedodeperderlos.Tuongame lo reprochaba en algunas ocasiones, y tal vez tenía razón. Pero eso ya esirreparable.LaMaramafelizyseguradesímismanoexistíadesdelamuertedeLeonardylapérdidadeArama.Amabaaminuevafamilia,peronuncavolveríaasertotalmenteladeantes...hastaelfindemisdías.
Amedidaquetranscurríaeltiempo,vicreceramishijosyluegonaceramisnietos.Tuongamurió,yoenvejecí.SabíaqueprontomellegaríaelmomentodeemprenderelviajeaHawaiki,peronosentíamiedo.Alcontrario,enmiinterioralimentaba laesperanzadequevolveríaaencontraraLeonardalotro ladodelumbral quedebía cruzar.Su espíritu seguía aquí, lo percibía y esperabapoderllevarloaHawaikioquepudiésemosencontrar juntosun lugaradondefueranlasalmasdelospakeha,elcielo,dondequieraqueestuviese.Nopodíacreerquelosdiosesfuerantancruelescomoparasepararnostambiénenlaotravida.
Hace poco, sin embargo (ya habían transcurrido casi setenta años desde elasalto de Parihaka), recibí una carta de un joven llamado Jeffrey que habíarecorridointrincadoscaminoshastadarconmigo.LohabíanenviadoaParihaka,donde,porsupuesto,nohabíanadiequemeconociera.Solounamujer,casitanancianacomoyo,merecordaba,ycuandolacartallegóalaIslaSur,pasódeunmaraeaotrohastaqueacabóencontrándome.Ahora la sostengo entremismanosy por primera vez tras tan largo tiempo
tengounaseñaldevidadeArama,siesquetodavíapuedollamarloasí...PorlacartadeduzcoquesehaconvertidototalmenteenAdam,AdamClavell,héroedeguerrayenemigodemipueblo.AndrewClavellhizounbuentrabajo.Aunasí,meniegoadarmeporvencida.Aramatodavíavive,yJeffrey,suhijo,nocreeenlascalumniasquelehancontadosobremíysupadre.Ahoraquierorectificarlas.LlevovariassemanasescribiendocadadíaenestediarioparacontarmihistoriayladeArama.Esperoqueprontoestéensusmanos.Tienequesaberlomuchoquesiemprelehequerido...
1
Stephanielevantólavistadelalecturaconlosojosllorosos.—Quéhistoriamástriste—dijoenvozbaja.Rickyellasehabíanretiradojuntosaunahabitación.Poracuerdotácito,élse
habíainstaladojuntoalescritorio,tambaleanteperopintadodealegrescolores,yStephaniesehabíasentadoenlacama.Mientrasdejabaquelahistoriaobraraenellasuefecto,Ricktomabaapuntes.—¿Quémásseteocurre?—preguntó.Stephaniecogióunpañueloyseenjugólosojos.—Noes undiario—dijo—.Yame lo pareció por los fragmentos que tenía
copiados. Los diarios tienen otro aspecto. La tinta cambia, la caligrafía setransformaconlosaños...Aquí,porelcontrario,unapersonadeedadavanzadahaplasmadosuvida.Alprincipiopenséqueeraunaespeciedeintroducción:losrecuerdosdelainfancia.Pero,conloquesabemosahora,noesasí.Rickasintió.—Tienes razón.No es un diario, es un legado.Escrito durante las semanas
despuésdequeMaramaseenterasedequeAramatodavíavivía.Peseaello,nodistingoahíningúnmensajeuniversalcomosostienenuestroamigoWeru.¿Osemehapasadoalgoporalto?
Stephanienegóconlacabeza.—No.RekaWahialodescribiócorrectamente:esunahistoriamuytriste,pero
unatragediacomootrasmuchas.—Además termina bastante abruptamente —observó Rick—. A lo mejor
Maramaqueríaañadiralgomás.Porejemplo,unaspalabraspersonalesparasuhijoosunieto.Peronoloconsiguió.¿Creesquealguienseloimpidió?Laperiodistaechóotramiradaaltextoycontestóqueno.—No lo creo—respondió—. Creo que simplementemurió. ¡Tenía noventa
años,Rick!¡Noventa!Esincreíblequeconsiguieraplasmarlahistoriaenpapel.Suamigoasintióyobservólacaligrafíaclaraytotalmentelegible.—Pero,entonces,¿porquéelpadredeWerunoconservóelmanuscrito?—
preguntó—. Me refiero a que resulta claro para qué rama de la familia fueescrito.Stephanieseencogiódehombros.—Niidea.EsprobablequeMaramanolecontaranadaanadiedesufamilia,
oalmenosquenoleencargaraanadiequeenviaraelcuadernosiellamoríasinhaberlohecho.Alomejorloescondióporquenoqueríaquenadieloleyeraantesdeestaracabado.Puedequeloencontraranmuchotiempodespuésdesumuerte.OqueseperdieraladireccióndeJeffreyClavell.Talvezlafamiliatirósucartaynoleyóhastamuchomástardeelescrito.Nuncalosabremos.ElhechoesquepermanecióenmanosdelosWahiaaunqueestabadestinadoalosherederosdeArama. Debió de ser un golpe para Matthews enterarse de que Weru era ellegítimoherederodeunmanuscritoqueaélleparecíatanvalioso.—Yqueademásestabatanansiosocomoélporapropiárselo—observóRick
—.Esposiblequeambossepicaranelunoalotro.—¿CreesqueWerutambiéntuvocontactoconMatthews?Rickjugueteóconelbolígrafo.—¡Seguro! —respondió—. Aunque solo superficialmente. Debió de darse
cuentaenseguidadequeélsoloqueríadinero.SupongoqueWeruseconcentró
enMiri,aquienrealmentepertenecíaeldiarioyquenoeratantestaruda.¿PorquénotedijoWerulobienqueconocíaaSimonyMiri?Stephanieteníaunaexpresióndecidida.—Esomismome gustaría saber. En realidad no había razón para hacer un
misteriodeello.SiesciertoqueMiriyasehabíamostradodispuestaadarleeldiario, esto más bien legitima que lo reclame. Y por lo desesperado que ibabuscando el texto... ¿por qué no se lo pidió a los Wahia después de losasesinatos?¿OalaPolicía?—¿Porrazoneséticas?—preguntóRickconpocaconvicción.Ellanosedignócontestarle.—En cualquier caso, tengo un par de preguntas que hacerle—dijo—. ¿Lo
llamamos?¿Olointentamosahoraconmipadre?
Notuvieronquetomarningunadecisión.GolpearonlapuertayMirilaabrió.—SoloosqueríadecirqueTipeneyaestádevuelta—anunció—.Yqueme
encargaréyosoladeinstalaraloshuéspedesestaprimeranoche.Normalmentelo hacemos juntos. —Parecía un poco preocupada—. En cualquier caso, osesperaenlasaladeestar.Yovoyfueraconlosreciénllegados,hacecalor.Ylesgustasentarsebajolasestrellas...—Ydichoesto,cerrólapuerta.—Bien, pues entonces pongámonos en marcha enseguida para estar listos
antesdequeestoshippies secongelen—observóStephanie—.Enestepaíseltiempo cambia muy rápidamente. Ayer por la noche todavía hacía bastantefresco...—Ayerhacíamuchofrío—dijoRick,mirándolasignificativamente.Ellasemordióellabio.—Ynopuedoexpresar locontentaqueestoydequehoyhagamáscalor—
replicóagradecida—.¡Vamos!Salgamosyhablemosdetodoesto.Ricksonrió.—Una cosa después de la otra —dijo con suavidad—. Pero primero me
gustaríaqueSimonnoscontaraquésucedióenMasterton.Weruseunióensilencioaelloscuandopasabanporelpatio.Nodejóversise
habíapercatadodequelosdossalíandelamismahabitación.Simonestabaabriendounabotelladevinocuandoentraronenlasalade los
Tao.Lascopasestabanpreparadas,ademásdeunplatoconbocadillos.Stephanieno creía que ninguno de ellos tuviera hambre, pero Miri era una anfitrionaprevisora,simplemente.—Elaguaestáenlanevera—indicóSimon—.Encasodequealguien...—Atodosnosgustaelvino—respondióStephanie—.Vayamosalgrano.Élsereclinóylamiróincómodo.Eltonodesuhijaparecíaherirlo.—¿Pordóndehedeempezar?—preguntó.RicksirvióytendióaStephanieunacopallenadevino.Ellaalargólamanoy
Simonsiguióhablando.—Lamento muchísimo haberte dejado entonces, Steph. Fue... fue una
coincidenciatanabsurda...Durantemesesmesentículpable.Perosihubiésemosvueltohorasmástarde,tampocotehabríamosencontrado.YHelmaseguroqueregresóenseguida,¿no?—¿Lolamentas?—estallóStephanie—.¿Teolvidasdetuhijaenelescenario
de un crimen y no se te ocurre decir otra cosa que lo lamentas?—Tenía lasensación de que nunca había estado tan furiosa—. Desde esa «absurdacoincidencia»norecuerdonadadeesosprimerosseisañosdemivida.Sufríuntraumagravísimoydurantedíasnopronunciéniunapalabray...yhaygente...—lanzó unamirada de soslayo aRick—que dice que todavía cargo con eso.Quiero saber ahoramismo,SimonoTipeneocomoquieraque te llames, ¿quévi? ¿Estuve allí? ¿Estuve allí cuando Matthews murió? Cuando tú... —Noconsiguiódecirlo.SimonCooklamirósincomprender.—Novistenada—dijo,ycasiparecíaofendido—.Noestabasahí.Dormías
enlacaravana...Ellalofulminóconlamirada.
—¡Nomientas,Simon!Meencontraronenelescenariodelcrimen.Yo...yoviamiscompañerosdejuegostendidossobrecharcosdesupropiasangre...—Sedetuvo. Ante su mente aparecieron realmente las imágenes de los tres niñosasesinados.Laspesadillasdelosúltimosdías...EnlosrasgosdeSimonsedibujóelhorror.—No... no puede ser... no lo sabía —dijo con voz entrecortada—. Si lo
hubiera sabido, entonces... entonces habría regresado...No lo ponía en ningúninforme.Leímoslosdiarios...—Mamá consiguió mantenerme alejada de la prensa —explicó Stephanie,
furiosa—.Encuantoati,todavíaestoyesperandoquemeexpliquescómoacabéallí.¿Quésucedióesanoche?Simonsefrotólafrente.—Esanoche—explicó—,MiriyyoíbamosaencontrarnosconWeru.Poreso
llevábamos el manuscrito. Ella tenía intención de dárselo. Íbamos en nuestracaravana,alomejorteacuerdas...Stephanie iba a responder sardónica que eso precisamente no lo recordaba
cuando la imagen de una caravana azul claro apareció ante ella. Bastantepequeña,unmodelomuyanticuadode formaesférica,peroquea sumadre leencantaba...DerepenteseacordódequeHelmalahabíapintadoydequeellamismahabíametidolasmanosenelbotedepinturarojaeimpresolashuellasdesusmanitasenlacarroceríaazul.«Estotraesuerte»,habíadichoHelma...—En la ciudad se celebraba el mercado anual —prosiguió Simon—.
Queríamos llevarte después de encontrarnos con Weru. Refunfuñaste cuandotuvimos que esperarlo... —Se volvió hacia el maorí—. Pero estuvimosesperando.¡Casiduranteunahora!Peroustednosepresentó.Werumoviólacabeza.—Bueno—respondió—,acudíalacita,aunquedemasiadotarde.Acausade
ese estúpido mercado anual. Todas las carreteras estaban cerradas y,simplemente, no encontré el café. Entonces no había navegadores. Tuve que
andarpreguntando,meextraviévariasveces.Cuandoporfinllegué,yasehabíanido.—Al mercado—dijo Simon—. ¡Te lo pasaste tan bien, Steph! Todos nos
montamos en el tiovivo y compramos números de la tómbola. Ganaste unmuñecodepeluche,unoso...Ella se acordaba. El oso era grande, de color café con leche, sonreía
alegrementeyllevabaunjerseyazul.—MisterPooh...—musitó—.LollamamosMisterPooh.—Exacto—corroborósupadre—.Estabaslocaporél,tuvimosquecomprarle
una bolsa de palomitas, querías darle de comer...Miri y yo nos reímos.—SedirigiódenuevoaWeru—.Luegovolvimosalcafé.Yonocreíaquefuéramosaencontrarle a usted ahí, peroMiri quería darle el diario.Decía que por fin seacabaría todo ese teatro, que Raymond abandonaría sus obsesiones. Miriesperaba que entonces accediera a divorciarse.Queríamos empezar una nuevavida.Quimeras,claro.Yonoeratanoptimista,peronosospechabaloqueibaasuceder.—Su esposa Helma fue más clarividente —intervino Rick—. Dijo que
Matthewsmaltratabaasuesposaysushijos.Yalgoasísiemprepuedeirapeor.¡Usteddeberíahaberlosabidocomoasistentesocial!Simonasintió.—Tiene razón, debería haber insistido en que Miri fuese a un hogar para
mujeres.Unosedacuentadeesascosasmástarde.Créame,soyconscientedequecometíunerrorhorrible,yyo...Cadadíalolamentamos...—Tomóuntragodevino,comopararecuperarseantesdeproseguir—.Comofuere,volvimosalcafé trasdejar aStephen la caravana.Seacostócon suoso.Armaste todounalborotoporquequeríasmeterteconélenlacama,Steph.—Ellaasintió.Ahoraseacordabatambiéndelacamadelacaravana,ydecómosehabíadespertadomástarde,solaenlaoscuridad—.LuegonosfuimosacasadeMiri.Encualquiercaso, tú estabas durmiendo en la caravana cuandoMiri y yo encontramos los
cadáveres. ¡De eso estoy seguro, puedo jurarlo! —Simon levantó las manoscomosirealmentefueranapedírselo.—¿Encontraron loscadáveres?—preguntóRick—.Pensabaqueustedhabía
matadoaMatthews.Simonsacudiólacabezaconvehemencia.—No —dijo con voz firme—. Yo no maté a nadie. Sé que fue lo que
publicaronlosdiarios.Porsupuesto,deberíahabervueltoparadesmentirlo.PeroMirisenegócategóricamente.Temíatodoloquepodríaocurrir.Quemeharíanculpable de los asesinatos y a ella también... Debería haberla arrastrado a lacomisaría,peronofuicapaz.—Entonces, ¿cómo murió Matthews? —preguntó incrédulo Rick—. Sus
huellasdactilaresestabanenelcuchillo.—Pienso que se suicidó—contestó Simon—.Es frecuente que este tipo de
homicida loco se suicide tras cometer un asesinato. Y el cuchillo... Fue unasituación terrible. Queríamos abrir la puerta pero estaba bloqueada, así queutilizamoslafuerzaynospercatamosdequeeraelcadáverdeMatthewsloquela bloqueaba. Tropecé con él antes de que uno de nosotros encontrase elinterruptordelaluz.Entoncesmearrodilléyexaminéelcuerpo;mientras,Miriencontróalosniños.GritócompletamentefueradesíyempezóadarpatadasaMatthews,comositodavíapudierahacerledaño.Queríahacerseconelcuchillo,creoqueselohubieseclavado.Poresolocogíyo...Yoloagarré...—¿Dónde... dónde estaba? —inquirió Stephanie—. Si se trataba de un
suicidiodeberíaestarclavadoenelcorazóndeMatthews.Simonseencogiódehombros.—Creoqueestabaenelsuelo—dijo—.Peroyahabíanmovidoelcadáver,lo
habíanarrastradoporelhuecodelapuerta...—Sepasólamanoporelcabello—.Steph, no lo sé realmente, estaba bajo los efectos del shock. Por eso accedícuandoMiri dijo que lo único que quería era salir de ese espantoso lugar. Elpánico se había adueñado de ella. Tenía miedo de que nos atribuyesen losasesinatos.
Stephanieinspiróhondo.—Simon, no sé si vives muy apartado del mundo, pero la ciencia forense
tampocoestabaentoncestanensusinicioscomoparanopoderdilucidarcómosecometióelcrimen.Éllamiróinmersoensuspensamientos.—¿YcuálhabríasidoelmóvildeMiri?—preguntóRick—.¿Venganza?Simonasintió.—El día anterior la había dejado cubierta de cardenales.Y esa noche yo la
habíaconvencido,porfin,dequefueraarecogeralosniñosymedejarallevarlaaunlugarseguro.Poresoestabayoconella.DelocontrariosehabríacitadoasolasconWeruyhabríadescubiertosolaloscadáveres.—¿Yentoncesabandonasteisjuntoslacasa?—siguiópreguntandoStephanie.Supadreasintió.—Salimoscorriendoynosmetimosenlacaravana.Mirinodejabaderepetir:
«Misbebés,misbebés...»Yoteníamiedodellamarlaatencióndelosvecinos.AsíquecomprobésiStephestabaahí...Telojuro,Stephanie,yonoteolvidé.Viun cuerpo debajo de la manta. Esa tarde estabas agotada y siempre dormíasprofundamente.Doshorasmástarde,paramosparallenareldepósitoylavarnos.Estábamos manchados de sangre. Encendí la luz de la caravana y entonces...entoncesviqueenlacamasoloestabaeloso,Stephanie.Soloestabaesemalditooso...Elhombrebebióuntragodevino.Ensusojossereflejabaelhorrorquedebía
de haber sentido entonces. Y Stephanie se vio de pronto transportada a esanoche. Como si una resaca la arrastrara fuera de la agradable sala de los Taohaciaelhorrordeunaoscuridadlargotiempoolvidada.
2
Stephanie recordó lacaravanaoscura.SehabíadespertadoperopapáyMirinoestabanallí,asuladoúnicamenteestabaMisterPooh.Cuandose levantóycomprobó que el vehículo se encontraba en la calle de sus padres, frente a laviviendadelosWahia,dondetanamenudoibaajugarconloshijosdeMiri,nosintió miedo. ¿Se habría ido su padre a casa? Tapó cuidadosamente aMisterPooh para que no tuviera frío. Luego salió y buscó la llave de casa. Siempreestabaenunode los tiestosde lagalería,porsimamáopapáse laolvidaban.Los dos tendían a ser distraídos, y a Steph le hacía gracia que con frecuenciatuvieranqueadmitirlo.Noteníanmiedoalosladrones.Mastertoneraunaciudadseguray en su casa tampocohabíamuchoque robar, solíadecir sumadre.Laniñaabriólapuerta.Estabaorgullosadesaberhacerlo,hacíapocoquesumadreselohabíaenseñado.—¿Papá?Esperabaverluz,perosupadrenoestabaallí.Lacasa,tanfamiliar,lepareció
fría,oscuraysolitaria.SupadreyMiridebíandehaberidoacasadelosWahia.Stephpensóensidebíaesperaroirabuscarlos.Peroprimeroqueríabeberalgo,teníaunasedtremenda...Asíquesacóelzumodenaranjadelaneveraysesirvióunvaso,derramóun
pocoyluegololimpió...Ahoraloveíatodoconunaclaridadsorprendente.Enalgúnmomento,mientrasellaestabatanocupada,SimonyMiridebíandehabersalidohorrorizadosdelacasadelosWahiayhabersemarchadoenlacaravana.AStephno le llamó la atención la ausenciade la caravana cuandocruzó la
callehacialacasadelosvecinos.Solosepercatódequelapuertaestabaabierta.Yentoncesviotodaaquellasangre...
—Stephanie,¿estásbien?—preguntóRick—.Estáspálida.Parecequehayasvistounfantasma.—Tres...—susurró ella—.Hevisto tres fantasmas.En realidad cuatro, pero
deldeMatthewsnomehedadocuenta.Alentrarenlahabitacióndelosniñosfue...fuehorroroso...Joeyteníalosojosabiertos...parecíacomosimemirara.—¿Lorecuerdas?—preguntóRick,inquieto.Ellaasintió.—De... de...—La resaca del recuerdo la arrastró de vuelta al escenario del
crimen antes de que pudiera seguir hablando. Allí había retrocedidotambaleándose, había pensado que iba a vomitar—.Estabamareada—dijo envozbaja—,poresomefuialbaño...Yallíhabíaunhombre...Eraenormeeibatatuado...ysusmanosestabanllenasdesangre.¡Grité!Yél...élmechistó,debíaquedarme callada. Tenía su caramuy cerca de lamía y yo...—Lamirada deStephanie estaba dominada por el pánico—.Pensaba que iba a cogerme, perocorrió y salió por la ventana... Vi la cortinamecerse al viento... y el pelo deKatie,quetambiénsemecíaalviento...Parecíacomositodavíaviviera,pero...perotodoestaballenodesangre...Yyoqueríavolveragritar,peroelhombre...elhombre...LevantólavistallenadehorrorysumiradaseposóenWeru.—Erastú...—exclamó—.No,pero...sí,sí,erastú...elhombrequeestabaen
elbaño...Él...él...siseó...comotúduranteladanza...Yeltatuaje...Elrostrodelmaoríseensombreció.
—Yo...notengoniideadequé...dequéestáshablando...—balbuceó.—¿No?—Rickselevantó.Llenodedesprecio,miródearribaabajoalesbelto
maorí—.¿Tandifícilesdeentender?¡Stephanieseacuerda,Weru!¡Seacuerdadeusted!¡Ustedestabaenellugardondeseprodujolamatanza!Yconellotodoadquieresentido:SimondicequeélnomatóaMatthews.Ynoséquépensarástú, Steph, pero yo lo creo. No habría sido capaz de hacerlo, ni Miri ni laStephaniedeseisaños.PeroRaymondtampocosesuicidó.Alomejor tenía laintención,perosuobratodavíanoestabaconcluida.SepusoalacechoyesperóaMiri.Peroantesllegóotrapersona.¿Dóndeseencontrabaustedesanoche,WeruManiapotooClavell,despuésdellegartardealacitaconSimonyMiri?Elinterpeladosemordióellabio.—Fueendefensapropia—dijo.Stephanieleclavóunamiradafuriosa.—¿Fuistetú?¿TúmatasteaMatthews?¿Ynodijistenadacuandoacusarona
mi padre? Y por si eso no fuera suficiente, tonteaste conmigo y fingiste quequeríasayudarmearesolverestecaso,aunqueyalosabíastodoperfectamente...—¡Quería ayudarte a encontrar el diario! —se justificó Weru—. Todo lo
demás...—Nosencantaríaescucharahoratodolodemás—leespetóRick—.Simony
yo, y Steph seguro que también. Lo que usted ha contado o no a Steph loaclararemosmástarde.EmpieceustedconfesandolaverdadsobreesanocheenMasterton.—Ella ya parece conocerla—contestóWeru, reticente—.Dice queme vio.
Sucedió más o menos como aparece en el informe policial. Ese hombrearremetiócontramíconelcuchilloyyoreaccionéinstintivamente.Yo...—Otravezdesdeelprincipio—lointerrumpióRick—.¿Fueprimeroalcafé?Weruasintió.—Ellosyasehabíanido—contestó—.Loscamareroslosrecordaban.Asíque
sabíaqueMirihabíaestadoallíyquelodeldiarioibaenserio.Porloquemeparecióunabuenaideairencocheasucasayrecogerloallí.Nopenséenelloco
de su marido. Tampoco sabía hasta qué punto había llegado ese asunto. Encualquiercaso,nopenséennadamalocuandollaméalapuertadelosWahia.Ycuando una voz de hombre preguntó quién era, me identifiqué. EntoncesRaymonMatthews abrió la puerta y se abalanzó sobre mí cuchillo en mano.Usted nunca habría podido defenderse de él, Simon. Nadie que no estuvieraejercitadoparalaluchacuerpoacuerpohabríapodidosalirairoso.—Peroustederaunguerrero—dijoSimonenuntonoentrelaadmiraciónyla
resignación—.¿Ustedlearrebatóelcuchillo?—Detuve el golpe y le retorcí lamano, haciéndole una llave, y el cuchillo
cayóalsuelo.Sinosehubieravueltoalevantarenseguidaparalanzarseunavezmássobremí,todohabríaacabadoeneso—siguiócontandoWeruadisgusto—.Pero en cambio tuve que coger el cuchillo (entoncesme di cuenta de que yaestabamanchadodesangre)yélliteralmentesearrojócontraelarma.Nopodíadarseporvencido.Estabaloco,totalmentedesquiciado...—¿Y por qué no te quedaste allí y llamaste a la Policía? —preguntó
Stephanie.Weruarqueólascejas.—Soymaorí—respondió—.Matthewserapakeha.En talescasos laPolicía
nosuelehacercasodelaspruebas...Stephaniemoviólacabeza.—¡Nodigastonterías!Puedequeduranteladécadadeloscincuentafueraasí
en los estados sureños de América, pero no en Nueva Zelanda en los añosochenta.Weruresopló.—¡Puesescuchaloquetienenquedeciralrespectolosactivistasmaoríes!—
respondióconironía—.Yo,seacomosea,fuipresadelpánicocuandovia losniños muertos. Y pensé que nunca saldría bien parado de allí. Casi no habíatocado nada, salvo el pomo de la puerta. Pasé el cuchillo por la camisa paralimpiarlounpoco,aunquenomepreocupabademasiado.Mishuellasdactilaresnoestabanenningúnsitio.Nadieibaasospechardemí...
—¿NopodríahabersospechadoMiri?—preguntóStephanie.Werunegóconlacabeza.—Difícilmente.Creoquenose figurabaqueyosabíadóndevivía.Losabía
por casualidad, Helma había mencionado en una ocasión que losWahia eranvecinossuyos.Asífuecomoencontrélacasa...—Miri no le habría dado nunca la dirección—intervino Simon—.Hubiera
tenidomiedoporusted.Elmaoríalzólasmanos.—¡Yaloveis!—dijo—.Enfin,todavíaestabaexaminandoquéposibilidades
teníacuandoustedyMiri llegaronde improviso.Oíquealguienseacercabaymeescondíenelbaño,detrásde lapuerta.Ysimplementemequedéallí.Miripodríahabermedescubierto,peroestabafueradesí.YSimon,cuandoviotodaesa sangre, solo queríamarcharse de allí.Yo iba a esperar un par deminutoshastaestarsegurodeque losdoshabíansalidode lacasa,antesdebuscarunaescapatoria.—DirigióaStephanieunamiradaafligida—.Yentoncesllegastetú.Lamento mucho haberte asustado, pero entraste de golpe en el baño, te mequedastemirando y empezaste a gritar.Tenía que lograr que callaras, pero noqueríatocarte.Asíquehicemuecasytechisté.Asíconseguímiobjetivo.Tediunsustodemuerteypudehuir.—¿Huyó por la ventana después de haber dejado aterrada a una niña?—
preguntó Rick—. Sin duda la proeza de un gran guerreo. ¡Rewi Maniapotoestaríaorgullosodeustedsitodavíaestuvieraaquí!—Noqueríaencontrarmeconnadie—sejustificóWeru—.Enseguidahabrían
sospechadodemí...Rickhizounmohín.—Ynoporque usted fueramaorí, sino porque lo habían encontrado en una
casallenadecadáveres.Pocoapocosevanentendiendolascausas...—¿Entendiendo?—espetóStephanie,dirigiéndosedenuevoaWeru—.¡Fue
unairresponsabilidadincreíblequenoteentregaras!¿Tedascuentadeloqueleshashecho aMiri ySimon? ¿Yamí? ¡Durante añoshepensadoquemipadre
estaba muerto! ¿Has pensado alguna vez en mi madre? Su marido habíadesaparecido,Weru.No es solo que no pudiera deducir qué había pasado allí,tampocopudodivorciarsenivolveracasarsedespués...—¡No pensé en nada! —reconoció él con auténtico sentimiento de
culpabilidad—.Teníaveinteaños...—Aesaedad,RewiManiapotolideróasutribuenlaguerra—observóSimon
—. Usted no demostró tener precisamente madurez,Weru. Y todavía menos,capacidad para ponerse en el lugar del otro. Pero, claro, si los guerreros sedistinguieranporsumadurezyempatía,posiblementehabríamenosguerras...Stephanie no estaba dispuesta a permitir queWeru saliera impune con esa
disculpa.—Deacuerdo—prosiguió con el interrogatorio—.Eso sucedió esanochey
explicaporquételargastedeallíynovolvisteaintentarrecuperareldiariodemanosdelosWahiaodelaPolicía.Pero¿quépasóconmigo,Weru?¿Porquétepusisteencontactoconmigo?¿Porquéhicistecomosi...comosi...?—Nosabíacómoexpresarse.—Yonohefingidonada—contestóélcongravedad—.Todoloquehedicho,
todoloquesiento...—¡No te creo! —lo interrumpió ella—. Tú sabías que yo te había visto
entonces,encasadelosWahia.Túfuistedetrásconunaintención,tú...Werunegóconlacabeza,visiblementeofendido.—¡Erestúlaquesepusoencontactoconmigo!—lerecordó—.Noalrevés.
Stevensonmellamóymehablódeti,deunaperiodistaalemanaqueandabatrasel diario deMarama. Naturalmente, esto despertó mi interés. Debías de estarpresentecuandometelefoneó.Notereconocíalinstante,Steph.EncasadelosWahia solo temiréunosminutos.Ni siquiera sabíaquién eras,meenterémástarde a través de conocidos de Helma. Luego, cuando te presentaste comoStephanieMartens...Antes te llamabasCook,y tambiéna tumadre laconocíacomoHelmaCook.¿Cómoibaapensarqueerastú?—Pero ¿no habrá estado usted dudando de la identidad de Stephanie hasta
hoy?—preguntóRickconironía.Werulofulminóconlamirada.—¡Claroqueno!—resopló—.Stephanieenseguidamelocontó todo.Sobre
suidentidad,sobresupérdidadememoria...—¿Y no se le ocurrió darle al menos una explicación? —preguntó el
periodista.Elinterrogadocontrajolaboca.—Admito que fue un error—dijo ceremoniosamente—.Me dejé llevar un
poco.Juguéconfuego...—¿Quésignificaeso?—lointerrumpióStephanie.—Bueno, pensé... pensé que volverías a recuperar tus recuerdos estando
conmigo.Loqueteníaqueverconeldiario.Podríahabersedadoelcasodequesupierasdóndeestaba...Ellasefrotólafrente.—¿Valía la pena todo esto?—preguntó amedia voz—. ¿Era la historia tan
importante, tan singular como para compensar todo esto? Esa obsesión, losasesinatos,latraición...—¿Traición? —Weru ya iba a protestar, pero Stephanie asintió con
determinación.—Engaño, traición... llámalo como quieras—dijo—. Amor fingido, pasión
simulada...—¡Yo no he fingido nada! Estar contigo ha sidomaravilloso.VerAotearoa
contusojoshasido...hasido...HasidototalmentedistintoqueconJenna.Stephaniecontrajoelrostro.—Sabía que Jenna tenía un papel en todo esto—dijo—. Intentaste ponerla
celosa,¿noesasí?Élesbozóunasonrisadedisculpa.—Fueinteresanteverelmodoenqueellareaccionaba...—admitió.EnlamiradadeStephaniesolohabíadesprecio.—¿Valiólapena?—volvióapreguntar.
WeruhojeóensimismadoelcuadernodeMaramaynegóconlacabeza.—No—dijo—.No,novaliólapena.Mesientoprofundamentedecepcionado
porelmodoenqueempiezalahistoriadeMarama,lahistoriadelahijadeunjefetribal...Pensabaqueinfundiríaánimoenmipueblo.Pensabaqueseríaunahistoriadevalor,devictoria...AlfinalMaramafracasó.Seresignó,perdió...Stephanieyaibaapreguntarquéotracosadeberíahaberhecho.Peroentonces
otravozsesumóalaconversación.—¡Esonoescierto!—declarócategóricamenteAmiriaTao.Seencontrabaen
la puerta de entrada y tenía un aspecto impresionante con su larga falda y elcorpiñoconloscoloresdelatribudelosWahia.Llevabaunpesadohei tikidejadecolgadoalcuelloysulargocabellonegrosederramabasobresushombros.StephaniepensóqueAhumaiTePaeratadebíadehabertenidoeseaspectoounosimilarcuandopronunciósuslegendariaspalabras.MiriTaodirigiólassuyasaWeru—:Maramanofracasó.Hizotodoloquepodíahacer.Siguióviviendo.Y,hazmecaso,Weru,avecesesoesmásdifícilquemorir.Seforjóunanuevavida,unavidabuena.Teníaaunhombrequelaamaba,hijosynietos...yconservólaesperanzahastaelfinal.Hizoporsuhijotodoloquepodíahacer.—¡Pero no fue suficiente! —protestó Weru—. Adama no llevó una buena
vida,murióamargado,era...—A lo mejor no supo aprovecharla —señaló Miri, imperturbable—. Es
posiblequenisiquieralointentara.—Fueavanzandopocoapocoenlasalaysesentó junto a sumarido en el sofá—.Weru, no es cierto que no tuviera a sualcanceellegadodesumadre.—¿Cómo?—StephanieyWerureplicaronalunísono.Ricknopareciósorprenderse.Mirisefrotólassienes.—LosWahia tal vez no eran tan listos ni tan ricos como losClavell, ¡pero
tampoco eran gente de pocas luces!—dijo—. Sabían muy bien queMaramaescribía su historia y la existencia de Arama no era ningún secreto. Luego,
cuando ella murió repentinamente, su hija Mahora encontró la dirección deAdamClavellyleenvióeldiario...—¡PerofueJeffreyquienencontróaMarama!—lainterrumpióWeru—.¡Ella
tendríaquehabérseloenviadoaél!¡Amipadre,alnietodeMarama!Miriseencogiódehombros.—El destinatario de la historia era con toda certeza Adam —señaló—.
Marama escribió a su hijo, y Mahora escribió a su hermanastro. Envió elcuadernoconunaamablecartaenlaquesepresentabaasímismayasufamilia.—¿Y?—preguntóRick,peseaqueyaintuíaelfinal.—Elpaquetitoconelcuadernovolviósinabrir.Encuantoa lacarta,Adam
dejóclarodeesemodoquenoqueríatenerningúncontactoconsumadreniconsushermanastros.—Mirialzóapenadalasmanos—.Losiento,Weru.Tuabueloerabastanteterco.Werusemordióellabio.—EsonocambiaelhechodequeenlahistoriadeMaramanohaymensaje—
repitió decepcionado—.Que simplemente se resignó, no siguió luchando... Suvida no tuvo ningún sentido. Al final, ni siquiera le quedan descendientes.DespuésdequeMatthewsmataraatushijos...¡Yesorelacionadoademásconsucuaderno!¡Todoesunatragediapersonal!Encambio,sihubierahabidoalgoquehubiesequeridodejarasupueblo,algunaconsigna...—¿Como«amigo, lucharemospara siempre»?—loprovocóRick—.O ¿«si
los hombres mueren también moriremos las mujeres y niños»? ¿Se habríasentidoustedorgullosodeello?Miri seapartóel cabellohaciaatrás.Eraevidentequedebíaesforzarsepara
seguirhablando.—¿Quiéndicequetodohayadetenersiempreunsentido?—preguntó—.Sí,
yasé,lossacerdoteslodicen...Yomismaselodigoaalgunodemishuéspedescuando está tan desesperado que apenas puede soportar la vida. Pero enrealidad... La historia deMarama no tiene ningún objetivo especial,Weru, almenos ninguno relacionado con la política. No quería transmitir nada a su
pueblo,soloqueríadecirleasuhijolomuchoqueloquería.Tambiéntehabríaamadoati,WeruManiapoto,ycontodacertezaatupadre.—Suspiró—.Estabastan sediento de ese amor, Weru... Lo sabía todo sobre ti mucho antes deconocerte.Había leído lahistoriadeMarama,probablementeyofui laprimeradelafamilia,delocontrarionadiesehabríainteresadoporella.YqueríasaberquéhabíasucedidoconArama.Asítropecécontigoycontupadre.Yvosotros...vosotrossiempremedisteispena.Conesabúsquedatandesesperadadeamor...—Lenta y cuidadosamente colocó la mano sobre el hombro de Weru—. TúhabríasnecesitadoaMarama,aligualquetupadre.Poresoquisequetuvieraiselcuaderno.Yoesperabaque lo comprendieras todo en cuanto lo leyeras.AhoraesperoquealmenosJeffreyloentienda.StephaniedirigiólavistaaWeru,queestabahundidoenunsillón.Yanotenía
elaspectodeunguerreroaltoyfuerte,sinoeldeunniñopequeñoyabandonado,quesolopuedeatraerlaatencióndesuspadresinterpretandounpapel.Weru,asícomosupadreysuabuelo,habían luchado llevadospor lapasión.Peroamor,comoelqueMaramahabíadadoasushijos,nolohabíantenidonunca.Derepente,Stephaniesintióternurahaciaél.Alomejorhabíabuscadoentre
susbrazosalgoparecidoalamor.¿UnaalternativamássuaveaJenna,lahijadeljefe de la tribu? Tal vez había sido un intento de huir de un modo de vidapredeterminado.Elmaorísepasólasmanosporlacara.Lefaltabanlaspalabras,peroestaba
muy lejos de entender algo. Incluso si la relación con ella, Stephanie, habíaabiertounresquicioenelmundodesussentimientos,el legadodeMaramanopodíaabrirdeltodoesapuerta.—Seguro... seguro que puede interpretarse de varias maneras —consiguió
decirconvozahogada—.Creoque...queelmanuscritodeMaramaseráobjetotodavía de muchas investigaciones. Constituye un importante documentohistórico.Se lodaréamipadreyal finalacabaráadisposiciónde todosenelarchivo de Turangawaewae.Me llenará de orgullo poder añadir el nombre denuestrafamiliaalamemoriacolectivadelanaciónmaorí.
MiriTaomiróaWeruyensusojoshabíacompasión.Parecíaqueibaadeciralgunacosa,peroTipeneleaconsejóconunsuavegestoquecallara.—AlomejorJeffrey,comomínimo,lovedeotromodo...—lesusurró—.Tal
vezlavozdeMaramalleguealmenosasunieto.A Stephanie, por el contrario, le pasó por la cabeza que Jenna tenía que
conseguireseescrito.EraposiblequeWeruvaloraselaposibilidaddeunirseconelladesdeunpuntodevistasobretodopolítico,peroJenna...«Enmifamilianosbesamosyabrazamosconstantemente.»Stephanietodavíacreíaoírsuvoz.EllaentenderíaaMarama.Alomejoreracapazdemediarentreelayeryelhoy.—Y en lo que respecta al casoMatthews—siguió contandoWeru con voz
algomás firme—,mañana iré aWellington y haré una declaración detallada.Debería haberme entregado antes. No estuvo bien pasarle la culpa a usted,Simon.—Se trataba más de reputación que de culpa —contestó Simon—. Si no
hubieseeludidoesteasunto,esprobablequemehubiesenvitoreadocomoaunhéroe,yeso...esonolohabríasoportado.PeroMiriyyonospondremosdetuparte.LedebounaexplicaciónaHelma.—Miróasuhija—.Stephanie,lamentomuchotodoloocurrido.—Nosecomplicandemasiado—observóRickcuandomás tardesalióadar
unpaseoconStephanie.WerusehabíaretiradodespuésdesuconversaciónylosTaosehabíanpuestoaintercambiarpareceressobresusnuevoshuéspedesyelprogramapara los próximos días, como si el reencuentro conStephanie no sehubieseproducido.RickyStephaniesehabíanquedadodesconcertados,aunquecontentos de que todavía hubiese entre ambos un silencio de complicidad.Notenían prisa por hablar, pero tampoco tenían miedo a hacerlo—. Todos sedisculpan,admitenhabercometidograveserroresyquierenqueselosperdone.Loquetúhastenidoquecargarduranteveinteaños,ademásdelapreocupaciónde Helma, las heridas nunca cicatrizadas de los Wahia... todo esto se barrerápidamente bajo la alfombra. ¡He estado preguntándome todo el rato cuándohablaríandeTamatiyHarata!
—¿Dequién?—preguntóStephanie.CaminabajuntoaRickporlacallesinpavimentarentreelSunseedResortyel
monumento a TeWhiti. Ambos disfrutaban de la tibia y estrellada noche deParihaka,quebañabalatierraconunasuaveluz.RickbuscólamanodeStephanie.—EnrealidaddeberíaserelmismoSimonquientelocontara—indicó.—¿Todavíaquedanmássorpresas?—preguntóStephanieasustada—.¿Debo
ocuparmedemásdramasfamiliares?Élsonrió.—Depende.Encualquiercaso,deberíasconoceraalguienmás.Ayer tedije
quesolohabíaencontradoaunTipeneTaoeninternet,perotampocoescierto.EnFacebookhayademásunTamatiyunaHarataTao...—¿Quiénesson?—Stephanienoentendiódeinmediato.—Mellizos. Tienen dieciocho años. Y los dos están en un internado de
Auckland. —Sonrió—. A Miri debió de costarle la separación, pero no hayescuelassecundariasentornoaParihaka.Stephanieseloquedómirandoconlosojosdeparenpar.—¿Te refieres a que... son los hijos de Simon y Miri? ¿Tengo... medio
hermanos?Rickasintió.—Esosesupone.Ignorocómoselashanarregladoconlosdocumentos,pero
losniñosllevansusnombresmaoríes.Stephanieseechóareír.Lanoticialahabíasorprendido,perosentíaalegríaal
pensarencómolas risasy juegosde losdosniñosdebíandehaber llenadodevida la casa de losTao.Nounos sustitutos de Joey,Steve yKatie, pero sí unnuevo comienzo. Respiró hondo. Contempló con admiración el imponentemonteTaranaki,cuyacumbrenevadareflejabalaluzdelaluna.Antelavisiónde esa montaña y bajo esas estrellas, Marama y Leonard se habían besado.Seguiría estando allí cuandohubieranpasadomil años...De repente, sintió unprofundososiego.
—MiriteníarazónytambiénMarama—dijo—.Avecessimplementehayqueseguiradelante.Inclusocuandoesdifícil.—LevantólavistahaciaRick—.¿Lointentarías?¿Lodeseguiradelante?¿Conmigo?Ricklamiróasuvezconlamismagravedad.—No podemos limitarnos a seguir adelante—respondió en voz baja—.No
así, como si no hubiera ocurrido nada. Pero tampoco quiero perderte. Alcontrario, quierovolver a conocerte.LaStephanie con todos sus sentimientos,contodossusrecuerdos...—¿Contodosmisrecuerdos?¿Inclusolosreferentesa...Weru?EldolorsereflejóenelsemblantedeRick.—Tambiénellossonahorapartedeti—contestó—.Tantosimegustacomosi
no.Noseconvertiránenlapartemásimportantedeti,¿no?Ellamoviólacabeza.—No. Son... recuerdos bonitos. Weru me ha mostrado este país desde un
enfoquefascinante,enciertomodohahechodeestemipaís,yahoramealegrodepensarqueyoosloenseñaréatiyanuestroshijosundía.Pero,sobretodo,esel hombre que me robó mis primeros recuerdos. Tú eres el que me los hadevueltoycontigoquieroirreuniendomás.Hoy,mañanaysiempre...Levantó el rostro, le ofreció sus labios para que la besara y, cuando él la
abrazó,sintióqueregresabaacasa.
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EPÍLOGO
Niñosmaoríessecuestradosquecrecieronencasaspakeha;tribusmaoríesqueadoptaronaniñospakeha:lahistoriadeNuevaZelandaestállenadejóvenesquecon destinos singulares se movían más o menos desarraigados entre gruposétnicos antagónicos. Para escribir esta novela me inspiré en la historia delpequeñoWiremuPokihaOmahura,raptadoportropaskupapayadoptado,mástarde, por el entonces primer ministro de Nueva Zelanda, William Fox. ElabandonadoWiremu—oWilliam,puestoquelecambiaronelnombreporeldesu padre adoptivo cuando lo bautizaron— recibió una educación académica,perodespuésbuscósusraícesy,dehecho,volvióaencontrarasufamiliamaorí.LoslectoresdelanovelaloconocenenParihaka.Decepcionadoporlospakeha,vivió y trabajó allí para Te Whiti hasta que destruyeron la población.Posteriormente su pista se pierde en la oscuridad de la historia, solo hay unabiografía sobre él, en gran parte especulativa. Las enciclopedias corrientes nohacenlamenormencióndeélporconsiderarlouningratotraidorenelcasodelospakeha.
En Nueva Zelanda tampoco despierta demasiado interés la historia de
Parihaka.Dehecho,ellugaryanoseencuentraenningúnmapa.Seprecisadeciertoespíritudetectivescoparadarconély,salvoelmonumentoaTeWhitiquemencionoen lanovela,allínoseencuentraningunaalusiónasugranhistoria.Tampocohayningunaposibilidaddeinternarseenelpasadoatravésdevisitasguiadas ni de intervenir de algún modo en él in situ. Mi Sunseed Resort esficticio. Parihaka no tiene hoteles ni moteles, está tan adormecida y olvidadacomolaplasmoenestahistoria.
Por supuesto, los protagonistas de la novela, Marama y sus hermanos, losClavell y losWahia, son también ficticios.No obstante, la descripción de losasesinatos de Matthews se basa en un crimen real perpetrado en Masterton,aunqueeneltranscursodelaelaboracióndelanovelasefueapartandotantodelarealidadqueyanoquedaningunarelación.Encambio,heintentadodescribirdelmodomáscercanoposiblealarealidadlahistoriadeMaramacomohijadejefe tribal, así como ladefensadelpaOrakauy, finalmente, lamasacrede lasmujeresyniñosmigrantes.LasfamosaspalabrasdeRewiManiapotoyAhumaiTe Paerata son tan auténticas como el hecho de que, a pesar de que AhumaisufriógravesheridasenOrakau,sobrevivióalataque.Seignorasiyaentoncesteníaonohijos.Encualquiercaso,noestabacasadaconRewiManiapoto,sinoqueprobablemente loestuvieraconalgunode los jefes subordinadosaél.Losdatos de las fuentes de información se contradecían y al principio caí en unainformación falsa. Cuando me percaté de mi error, la historia ya estabademasiadoavanzadacomoparacambiarlo todo.Asíquedecidídejarla talcualestabay añadir aquí, en el epílogo, unanota sobre cómo sehabía desviado lahistoria. Esto aclara, sin embargo, por quéAhumai y Rewi se separan tras elbaño de sangre de Orakau. Ella se aproximó, al menos temporalmente, almovimiento hauhau, mientras que él hizo la paz con los ingleses y recuperóalgunasdesustierras.Estotambiénsemencionaenlanovelayconcuerdaconlas fuentes históricas. Naturalmente, también investigué con rigor las
posibilidades de transportarse a una vida anterior mediante la hipnosis. Sinembargo, no llegué a ningún resultado, es una cuestión de fe. Helbrich, elhipnoterapeuta de mi novela, es un personaje ficticio que carece de ningúnmodelovivo.
Porlodemás,esperoqueamisfieleslectorasylectoresleshayagustadoestanueva novela, en la que por primera vez vinculo el tiempo presente concomponentes históricos de la evolución de Nueva Zelanda. He trabajado estainnovación conmi editoraMelanie Blank-Schröder, y, como siempre, ha sidounacolaboración armónicaybonita, a laquedebomuchas ideasypropuestasadicionales.MuchasgraciasamicorrectoraMargitVonCossart,quiensiemprelocomprueba todoconcienzudamenteyponeordenen la cronología.Tambiénella ha colaborado ampliamente en dar autenticidad y vida a Marama y losdemáspersonajes.Doylasgraciastambiénamislectorasdepruebas,enespecialaKlaraDecker,
quienenestaocasióntuvoqueleerselanovelaalavelocidaddelrayo,puesseaproximabalafechadeentrega.DeseoexpresarunagradecimientoespecialamiamigaNicolKübart-Wulfkuhle, queme acompañó enmi viaje de exploraciónporNuevaZelanda.Fueellaquien intrépidamente seenfrentóa laconducciónpor la izquierda y a las incontables curvas neozelandesas. En cuatro semanasrecorrimosmilesdekilómetros;¡yonolohubieseconseguidosola!Ynoporúltimosmenosimportantes,¡muchasgracias,comosiempre,aAnna
y Joan Puzcas! Sin vosotros, que os habéis ocupado en casa de todos losanimales,esteviajetanlargonohabríasidoposible.
SARAHLARK
UNVIAJE.UNSILENCIO.UNAMOR
Lossecretosfamiliaresavecesseocultanbajocieloslejanos
SarahLarkcuentaunahistoriasobrelaverdadyelsilencio,sobredecisioneserróneasycorrectas,sobrelaconfianzayelamor
Hamburgo, en la actualidad.LaperiodistaalemanaStephanienació y creció en Nueva Zelanda, pero ha perdido todorecuerdorelacionadoconsupadreysusprimerosañosdevidaallí.Ahoradebevolver al país de su infanciay enfrentarse alos hechos que su memoria siempre prefirió ocultar. Prontodescubrirá la existencia de un antiguo diario de una jovenmaorí cuya dramática historia ha ejercido una profunda
influenciasobreloshechosdelpresente.Conél,lograrácerrarlabrechaentreelpasado y el futuro. En su viaje por Nueva Zelanda, Stephanie contará con lacompañía deWeru, un carismático y atractivomaorí que la ayudará no solo adescubrir secretos familiares escondidos durante mucho tiempo, sino tambiénemocionesquenuncasehabíaatrevidoasentir.
«Unahistoriaconmovedora.»AufEinenBlick
«SarahLarkescribenovelascomootroshorneantartas:confacilidad,sencillezyresultadossiempredeliciosos.»
People
«Larkescribeconsuestilohabitual,sensibleyemocionante,nosolosobreel
SARAHLARK nació enBochum,Alemania, en 1958, y trabajó durantemuchotiempo como guía turística, gracias a lo cual recorrió el mundo entero ydescubriósuamorporNuevaZelanda.DesdehaceañosviveenunagranjaenelsurdeEspaña.Esunaautorasuperventasenmásdeveintepaísesgraciasasusgrandessagasfamiliaresambientadasenlugaresexóticos,todasellaspublicadasenEspañaporEdicionesB.
Títulooriginal:UnterfernenHimmeln
Ediciónenformatodigital:febrerode2018
©2016,BasteiLubbeAG,Köln©2018,PenguinRandomHouseGrupoEditorial,S.A.U.TravesseradeGràcia,47-49.08021Barcelona©2018,SusanaAndrés,porlatraducción
AdaptacióndelacubiertaoriginaldeJeannineSchmelzer/PenguinRandomHouseGrupoEditorial
Penguin Random House Grupo Editorial apoya la protección del copyright. El copyright estimula lacreatividad,defiendeladiversidadenelámbitodelasideasyelconocimiento,promuevelalibreexpresióny favorece una cultura viva.Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y por respetar lasleyesdelcopyrightalnoreproducirnidistribuirningunapartedeestaobraporningúnmediosinpermiso.AlhacerloestárespaldandoalosautoresypermitiendoquePRHGEcontinúepublicandolibrosparatodoslos lectores.Diríjase aCEDRO (CentroEspañol deDerechosReprográficos,www.cedro.org) si necesitareproduciralgúnfragmentodeestaobra.
ISBN:978-84-6666-324-3
Composicióndigital:NewcomlabS.L.L.
www.megustaleer.com
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Índice
Bajocieloslejanos
Lahijadeljefetribal
Capítulo1
Capítulo2
Capítulo3
Capítulo4
Capítulo5
Capítulo6
Capítulo7
Capítulo8
Capítulo9
MaramaClavell.1864-1877
Elpríncipe
Capítulo1
Capítulo2
Capítulo3
Capítulo4
Capítulo5
MaramaClavell.1877-1881
Líneasreales
Capítulo1
Capítulo2
Capítulo3
Capítulo4
Capítulo5
Capítulo6
Capítulo7
Capítulo8
Capítulo9
Capítulo10
Capítulo11
Capítulo12
Capítulo13
Capítulo14
Capítulo15
Capítulo16
MaramaClavell.1881-1949
Ellegado
Capítulo1
Capítulo2