Reflexiones en torno a la historia, arqueología y cosmovisión de las vasijas pulqueras. David Jesús Arreola Gutiérrez 1 Hiram Pineda Arzola 2 INTRODUCCION La palabra octli de la lengua náhuatl servía para denominar al pulque, los antiguos nahuas distinguían entre muy diversos tipos: el iztac-octli o pulque blanco, el tlachique que era un pulque dulzón bebido por los ancianos, el matlaloctli que era un pulque azul ofrendado a Huitzilopochtli durante su fiesta, el pulque amarillo que era ofrendado a los cerros y el pulque otomíe o de mala calidad. Se dice que la palabra pulque se tomó de la lengua Araucana hablada por los indígenas de Chile, quienes con este vocablo aludían al estado de ebriedad. 3 Sin embargo ¿Podríamos considerar el pulque de época prehispánica como una bebida embriagante?, o desde nuestro análisis antropológico deberíamos ser capaces de ver que no hay conmensurabilidad entre el pensamiento occidental y el indígena, pues el primero presume que el consumo de pulque es una ingesta que altera el organismo causando adicción; mientras que dentro del pensamiento indígena prehispánico se creía que el consumo de esas mismas sustancias servía para entrar en contacto con lo sagrado, y por ende ¿Cómo lo sagrado podría considerarse como algo alterado?, por lo tanto, la significación que tuvo el octli en época prehispánica debe indagarse desde una semiología, la cual nos permitirá entrever como es que el actor social del pasado, codificó sus vivencias rituales en relación a la ingesta de pulque. Vestigios arqueológicos relacionados con el octli. La cerámica es uno de los inventos más innovadores que haya creado el ser humano, el simple hecho de combinar la arcilla con agua y darle la forma deseada, abrió las puertas a un sinfín de posibilidades, mediante la arcilla las imágenes plasmadas en el imaginario del ser humano tomaron tridimensionalidad, produciendo así las diversas formas de los materiales, mismas que fungieron en un principio como utensilios cotidianos y que poco a poco se fueron ritualizando. (Fig. 1) 1 Arqueólogo por la ENAH y aspirante a maestro en Historia y etnohistoria por la misma institución. 2 Arqueólogo ENAH. 3 Godoy Augusto, Herrera Teófilo y Ulloa Miguel, Mas allá del pulque y el tepache, las bebidas alcohólicas no destiladas indígenas de México. edit. UNAM/IIA. 1° edic. 2003. p. 42.
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Reflexiones en torno a la historia, arqueología y cosmovisión de las vasijas pulqueras.
David Jesús Arreola Gutiérrez1
Hiram Pineda Arzola2
INTRODUCCION
La palabra octli de la lengua náhuatl servía para denominar al pulque, los antiguos nahuas
distinguían entre muy diversos tipos: el iztac-octli o pulque blanco, el tlachique que era
un pulque dulzón bebido por los ancianos, el matlaloctli que era un pulque azul ofrendado
a Huitzilopochtli durante su fiesta, el pulque amarillo que era ofrendado a los cerros y el
pulque otomíe o de mala calidad.
Se dice que la palabra pulque se tomó de la lengua Araucana hablada por los indígenas de
Chile, quienes con este vocablo aludían al estado de ebriedad.3
Sin embargo ¿Podríamos considerar el pulque de época prehispánica como una bebida
embriagante?, o desde nuestro análisis antropológico deberíamos ser capaces de ver que
no hay conmensurabilidad entre el pensamiento occidental y el indígena, pues el primero
presume que el consumo de pulque es una ingesta que altera el organismo causando
adicción; mientras que dentro del pensamiento indígena prehispánico se creía que el
consumo de esas mismas sustancias servía para entrar en contacto con lo sagrado, y por
ende ¿Cómo lo sagrado podría considerarse como algo alterado?, por lo tanto, la
significación que tuvo el octli en época prehispánica debe indagarse desde una semiología,
la cual nos permitirá entrever como es que el actor social del pasado, codificó sus
vivencias rituales en relación a la ingesta de pulque.
Vestigios arqueológicos relacionados con el octli.
La cerámica es uno de los inventos más innovadores que haya creado el ser humano, el
simple hecho de combinar la arcilla con agua y darle la forma deseada, abrió las puertas a
un sinfín de posibilidades, mediante la arcilla las imágenes plasmadas en el imaginario del
ser humano tomaron tridimensionalidad, produciendo así las diversas formas de los
materiales, mismas que fungieron en un principio como utensilios cotidianos y que poco a
poco se fueron ritualizando. (Fig. 1)
1 Arqueólogo por la ENAH y aspirante a maestro en Historia y etnohistoria por la misma institución.
2 Arqueólogo ENAH.
3 Godoy Augusto, Herrera Teófilo y Ulloa Miguel, Mas allá del pulque y el tepache, las bebidas alcohólicas no
destiladas indígenas de México. edit. UNAM/IIA. 1° edic. 2003. p. 42.
Fig. 1. Cajete trípode con decoración a los lados de grecas escalonadas y en el fondo un motivo floral.
Este es el caso de la vajilla que se empleó para contener el pulque, entre las muy diversas
formas que podemos encontrar se hallan los cantaros de dos y tres asas que fungieron
como contenedores de aguamiel, estos se empleaban por el tlachiquero para succionar el
aguamiel del corazón del maguey, depositándolo en dicho recipiente el cual estaba
entrelazado por cuerdas de ixtle entre sus asas para que el trabajador pudiera cargarlo a
sus espaldas, trasladando el líquido a un lugar idóneo para su preparación. (Fig. 2)
Fig. 2. Vasija de pulque con cuerdas de ixtle frente a Mayahuel (Códice Vaticano B. Lam. 56)
Una vez en el hogar, el líquido era vertido en ollas grandes de paredes gruesas que
contenían pulque, en las que se dejaba fermentar, algunas de estas podían tener
capacidades desde los veinte hasta los cuarenta litros, conforme la bebida se iba
fermentando esta podía ser traspasada de un recipiente a otro lo cual implicaba el empleo
del apaxtles. (Fig. 3)
Fig. 3. Imagen de un Apaxtle (Códice Boturini. Lam. 9)
Una vez preparada la bebida esta se servía en recipientes de menor tamaño como jarras,
cajetes y copas, las cuales tenían un empleo general en la vivienda del tlachiquero, sobre
todo para mitigar la sed y complementar la dieta de la familia. Estos últimos tres
recipientes podían cambiar su valor estilístico dependiendo del momento y el contexto
donde la bebida fuera a usarse, pues no es lo mismo servir pulque en una jarra austera
carente de diseño y tomarlo en cajete burdo, (cerámicas que se hallan normalmente en
contextos arqueológicos habitacionales) a servirlo en una jarra, cajete o copa con un
mejor acabado y decorado policromo, los cuales son excavados en contextos
arqueológicos de las altas esferas de poder y antiguos templos. (Fig. 4)
Fig. 4. Vasijas de pulque presentadas como ofrenda frente a Mayahuel en un día propicio marcado en el
calendario ritual (Códice Borgia. Lam. 12 y 68)
Esto lo sabemos gracias a la información obtenida en contextos arqueológicos,
documentos y fuentes históricas como los códices y las crónicas, al igual que la
comparación del vivo trabajo del campesino para la preparación de tan refrescante
bebida.
Entre los materiales arqueológicos que resisten mejor el paso del tiempo podemos
encontrar la cerámica, por ende en diversos lugares de nuestro país donde se explotó la
planta de maguey, se ubican en las excavaciones arqueológicas restos de los recipientes
relacionados con el uso cotidiano y ritual de esta bebida.
Este es el caso de Valle de Mezquital en Hidalgo donde Patricia Fournier identifico para el
Formativo Superior (500-100 a.C.) fragmentos de cerámica perteneciente al tipo cerámico
Cardonal, conformado por dos subtipos: Cardonal Rojo moldeado”4 caracterizado por
cantaros, ollas, apilotes (jarros), cantimploras y patojos; así como el tipo cerámico
Santuario Rojo moldeado” caracterizado por lebrillos, apaxtles y cajetes,5 los dos subtipos
cerámicos se han relacionado con las principales formas de vasijas para contener pulque.
(Fig. 5)
4 Fournier, García, Patricia, Los Hñähñü del Valle del Mezquital: Maguey Pulque y Alfarería, edit.
CONACULTA/ENAH, 1° edic. 2007. pp. 210-212. En la actualidad la identificación del tipo Cardonal Rojo
moldeado se utiliza principalmente para la fermentación y almacenamiento del pulque, las personas del
Valle del Mezquital mencionan que el tiempo de vida útil de una olla pulquera varia de 1 a 4 años ya que se
pica o carcome por dentro, esto hace que el líquido comience a filtrarse por las superficies deterioradas de la vasija haciéndolas inservibles. 5 Ibídem. p. 210.
Fig. 5. Cajetes, jarro, y cantaros para el acarreo del aguamiel y contención del pulque en el Valle de Mezquital.
En Tula, antigua ciudad que fue escenario del conocido mito de la embriaguez de
Quetzalcóatl, se ha encontrado cerámica que sirvió para la preparación y el transporte del
pulque, esta arcilla ha sido datada para el periodo Coyotlatelco (600-900 d.C.), entre las
diferentes formas se encuentran los cajetes de fondo plano con decoración roja sobre
café, los apaxtles, que en algunos casos tenían asas laterales horizontales, posiblemente
fueron utilizados en el proceso de fermentación; mientras que las ollas de gran tamaño se
usarían para transportar el aguamiel, mismas que estaban provistas de tres asas verticales
en la parte media del cuerpo.6 (Fig. 6)
Fig. 6. Tezcatlipoca frente a una vasija de octli, a esta deidad se le atribuye en los mitos el haber embaucado
a Quetzalcóatl para embriagarlo. (Códice Borgia. Lam. 69)
6 Lechuga, García, María del Carmen y Rivas, Castro, Francisco, La Arqueología del Pulque, Tesis de
Licenciatura, ENAH, 1989. pp. 350-352.
Fig. 7. Cántaro-olla con decoración al negativo proveniente del sitio El Corral, Tula Hidalgo.
La abundancia de esta cerámica nos habla de una gran producción de pulque en Tula la
cual continuo hasta la época en que el impero mexica tomara el control de esta región
(Posclásico 900-1521) pues como lo indica el Códice Mendoza esta ciudad estaba
considerada como la más importante de todas las provincias tributarias del imperio en
cuestión de producción aguamielera.7
Para Teotihuacán Kroster y Ratray comentan la identificación de ocho sitios de talleres en
el área de San Sebastián Teopancaxco de los cuales dos contenían una considerable
cantidad de fragmentos de cerámica pertenecientes a copas con un excelente acabado. La
copa Teotihuacana o también conocida como copa ware.8
La producción de la cerámica copa ware (Fig. 8) se inicia en la Fase Xolalpan Temprano
(450-550 a.C.) culminando para Xolalpan Tardío, se han encontrado en depósitos
asociados a las Fases Xolalpan y Metepec (450-750 d.C.), la mayoría de estas piezas fueron
encontradas en entierros ubicados en Tetitla, Zacuala Tepantitla y la Ventilla.9 En esta
última zona habitacional hay un piso pintado en el cual se representó a una deidad-perro
llamada Xólotl (Nahual de Quetzalcóatl), quien porta en su espalda una vasija de pulque y
cuyo miembro viril esta erecto y eyaculando sobre un conjunto de magueyes pequeños
o o idos po los i díge as o o mecuates ; en algunos otros códices es Quetzalcóatl
7 Geo ge J. Bey III, Bla o Le a tado: A e o ld a pho a , Pottery Economics in Mesoamérica, edit.
Arizona University Press. 2007. Edit. Christopher A. Pool and Gorge Bey III. pp. 114-146. 8 Kroster/Rattray, (1980: 93), Citado en La Arqueología del Pulque, Tesis de Licenciatura, ENAH, 1989. p. 319. 9 Sejourné, (1959-1966), Citado en La Arqueología del Pulque, Tesis de Licenciatura, ENAH, 1989. p. 326.
mismo y no su nahual quien fertiliza a la madre tierra, la cual da a luz al primer maíz. (Fig.
9 y 10)
Fig. 8. Diferentes tipos de copa ware encontradas en Teotihuacán.
Fig. 9. Representación del dios Xólotl fecundando unas plantas de maguey en el Sector 2 de la Ventilla.
Fig. 10. Nacimiento del Maíz del vientre de una cihuateteo que emula a la “madre tierra” (Códice Borgia
Lam. 53)
En Teotihuacán también se han identificado ánforas o cantaros que tienen bases redondas
o planas, cuentan con tres asas de correa que sirven para ser cargados con mecapal (Fig.
11), este tipo de cerámica se coció a altas temperaturas haciéndolas muy resistentes, los
talleres identificados se ubican a lo largo de la barranca de San Lorenzo, presentándose
desde la Fase Xolalpan hasta la Fase Metepec (450-750 d.C.), este tipo de material se ha
encontrado distribuido en las zonas de habitación central donde aparecen espacios
abiertos y libres.10
Fig. 11. Cantaros de tres asas que sirvieron para la contención del aguamiel o pulque.
En Teotihuacán el puque también estaba presente en los espacios rituales, pues como se
sabe hay pintura mural en esta ciudad en donde se representó a un dios protector de la
bebida, deidad que también presenta atributos del dios desollado Xipe-Totec.11
También
en el barrio de Oztoyohualco se identificó para una unidad habitacional la escultura de un
conejo modelado en estuco a la cual pudo habérsele presentado ofrendas consistentes en
alimentos y bebidas como pulque. (Fig. 12)
10 Lechuga y Rivas, Op. Cit. 1989. p. 313. 11
Miller Mary and Taube Karl, The Gods and Symbols of Ancient México and the Maya, edit. Thames & Hudson, reprinted 2003. p. 163
Fig. 12. Escultura del conejo encontrada en el cuarto 33 de la unidad habitacional de Oztoyohualco.
Para el periodo Posclásico (900-1521 d.C.) la cerámica que se realizó en Cholula ha sido
identificada como de uso ritual ya que se presentan incensarios, sahumadores, braseros,
copas para pulque, platos y cajetes para ofrenda, con acabados muy finos.12 (Fig. 13 y 14)
Fig. 13 y 14. A la izquierda copa bicónica decorada con motivos de plumas y chalchihuites, a la derecha dos
personajes bebiendo pulque en copas bicónicas. (Códice Ixtlilxóchitl f. 100r)
Mucha de la producción de cerámica ritual se llevó acabo en los talleres domésticos
ubicados a las afueras de la ciudad ya que los bancos de arcilla se encontraban en las
tierras pantanosas del norte y el oeste del sitio facilitando así la extracción de la materia
prima para realizar las piezas.13
12
Pla ket, Pat i ia y U uñueta, Ga iela, Testi o ios de a tiguas fo as de ida e Cholula la Gran
Pirámide, edit. CONACULTA/INAH, 1ª edic. 2007. pp. 159-175. 13
Ibíd.
Así una de las cerámicas rituales empleadas para contener pulque fue una olla policroma
que consta de tres asas y una peculiar cabeza de anciano moldeada que emerge del
cuerpo del recipiente, la cual fue engalanada con cuatro cabezas de tlacuaches.14 (Fig. 15)
Fig. 15. A la izquierda olla decorada con el rostro de un anciano al centro y dos tlacuaches a los lados, a la
derecha vasija de pulque con un ozomatli (mono), dedicada como ofrenda a los dioses del pulque, (Códice
Borbónico. Lam. 11)
Este recipiente de uso ritual se empleó posiblemente en algún festejo alusivo a la cosecha
o pedimento a la abundancia donde el contenido de la olla se servía a personas de la
tercera edad, las cuatro imágenes de tlacuaches se encuentran antropomorfisados ya que
están semiflexionados o encorvados a semejanza de un viejito, presentando sus colas
enrolladas y extendiendo una de sus manos, llevando posiblemente un bastón para
sostener su caminar, dos de las cuatro imágenes flanquean el rostro del anciano, cada una
de espaldas al rostro, hay que recordar que los alimentos favoritos de este animalito son
el maíz y el pulque.15
Hay que recordar que la edad mínima para poder ingerir pulque sin ninguna restricción
era de los cincuenta años en adelante ya que el cuerpo de los ancianos comenzaba a
14
“olís Felipe, Veláz uez Ve ó i a y Velaz o Ro e to, Ce á i a poli o a de Cholula y de los ot os alles de Pue la e Cholula la Gran Pirámide, edit. CONACULTA/INAH, 1ª edic. 2007. pp. 79-129. 15
López, Austin Alfredo, Relatos de tla ua hes e El Conejo en la Cara de la Luna, edit. INAH/CONACULTA, 1° edic. 2012. pp. 107-118.
enfriarse y la única manera de producir ese calor perdido era a través de la ingesta del
líquido blanco con lo cual volvían a obtener ese calor perdido a través de un ligero estado
de embriaguez.16
Así al inclinar la olla para servirle a alguna persona senil, la bebida saldría a través del
agujero en la parte superior del rostro del anciano bañándolo con el líquido blanco
simulando la obtención del calor faltante del cuerpo.
La fiesta de Ome-Tochtli.
El Códice Florentino nos dice que durante la fiesta movible de Ome-Tochtli, (la cual caía en
la trecena ce mazatl del calendario adivinatorio), se festejaba a las deidades del pulque, y
en especial a Izquitécatl quien era una deidad del Tianquiz (tianguis),17 a la cual se
veneraba junto con las 400 divinidades conejo y a Pathécatl, deidad a quien se le atribuye
el descubrimiento del ocpactli, la hierba con la que se fermentaba el pulque (Fig. 16), a
todos estos númenes se les rendía culto colocando como ofrenda en su templo pulque en
Fig. 16. Vasija con pulque y ocpactli, hierba café que servía para hacer fermentar la bebida. (Códice Tudela. Lam. 62)
16 Motolinia, Fray Toribio, Memoriales o Libro de las cosas de la Nueva España y de los naturales de ella, edit. UNAM/IIH, 2° edic. 1971. p. 361. 17
Sahagún, Bernardino de, Historia General de la Nueva España, Tomo I, edit. CONACULTA, 1° reimp. México, 2002. AHAGÚN op. cit. 2002. p. 74.
en vasijas llamadas ometochtecomatl (vasija del dios dos conejo), acompañando el ritual
con música de flautas y baile; un templo prehispánico dedicado a los dioses del pulque
sobrevivió en la cima del cerro del Tepozteco, al interior del santuario se colocó un
conjunto de lápidas que conmemoran las 18 fiestas de las veintenas, dando énfasis a las
celebraciones del pulque dedicadas a los dioses Tlahuicas de la bebida como Tepoztecatl y
Yiauhqueme, púes en estas banquetas encontramos los atavíos de ambos dioses así como
una imagen labrada de la vasija octecomatl, la cual es muy parecida a la que se dibujó en
el folio 85 r del Códice Magliabechiano para la fiesta del pulque. (Fig. 17 y 18)
Fig. 17. A la izquierda vasija contenedora de pulque grabada en la banqueta del templo del Tepozteco, a la
derecha deidad del pulque bebiendo de un octecomatl. (Códice Magliabechiano Lam. 85 r.)
Fig. 18. Banquetas labradas del templo de Tepoztecatl, en las que podemos apreciar algunos de los atavíos que portan los dioses del pulque: Cuextecatl (Códice Borbónico Lam. 11) y Yauhtécatl (Códice Magliabechiano. Folio 51r)
A las deidades del octli se les consideraba númenes estelares relacionados con la luna, o la
vía láctea la cual se pensaba estaba hecha de pulque, por lo que en ella residían las
innumerables advocaciones de esta bebida, razón por la que en diversos códices a la vía
láctea se le representa como un astro lleno de conejos (deidades de la embriaguez) o
como una constelación que en su centro porta una vasija de pulque llamada la
constelación de los centzontotochtin, lo mismo sucede con la luna, la cual es representada
como el contorno de una vasija de pulque dentro de la cual habita un conejo. (Fig. 18,19, y
20)
Fig. 18. A la izquierda se observa la constelación de los centzototochtin, vía láctea, mientras que a la derecha
se aprecia la luna como una vasija de pulque junto a un conejo. (Códice Borgia Lam. 33)
Fig. 19 y 20. A la izquierda imagen del Códice Borgia de un conejo dentro de la luna, a la derecha constelación con una vasija de pulque en su centro, (Códice Borbónico Lam. 18)
Atlcahualo (En el agua dejada) 1° Fiesta.
Esta fiesta se realizaba el 2 de Febrero y terminaba el 22 del mismo mes, consistía en una
procesión a diferentes cerros aledaños a Tenochtitlan, donde se sacrificaban infantes en
honor a los dioses del agua, a estos los sacerdotes les extraían sus corazones18 para
después cocinarlos y comerlos.19 (Fig. 21)
El pulque, jugaba un papel importante en esta ceremonia ya que se menciona que un
sacerdote representante de un dios conejo, ofrecía pulque al rey y que todas las personas
hombres, mujeres y niños, se emborrachaban. 20
Fig. 21. Representación de la fiesta de Atlcahualo. (Primeros Memoriales Lam. 250 r)
El sacerdote conejo, encargado de repartir el pulque al Tlatoani y demás gente presente
se llamaba igual que el cerro donde realizaban la última ceremonia, su nombre era
Yiauhqueme (vestido de yauhtli), portaba un penacho hecho de plumas de garza, un
chalequillo y sandalias hechas de hule, junto con campanillas; este disponía del papel, el
copal y el hule, elementos utilizados en el transcurso de la ceremonia,21 posiblemente el
pulque que ofreció ante las personas, pudo haber estado combinado con la flor de yautli
(pericón), similar a como se prepara en la actualidad en algunos pueblos del centro de
18
Los corazones, posiblemente pudieron haberse depositado sobre algún sahumador que contenía copal,
combinando así el aroma del incienso con el recién extraído órgano vital, para que le llegara el aroma a la
deidad, o en otra instancia el pequeño órgano pudo haber sido enterrado en el sitio dándole vitalidad al
cerro, mientras que el cuerpo del sacrificado era cocinado, convidándole parte a la gente que se encontraba
presente en el lugar. 19
Sahagún, Bernardino de, Historia General de las Cosas de la Nueva España, edit. Porrúa, 11° edic. México,
2006. p. 95. 20
Sahagún, Códice Florentino, (p. 197). Citado en Fiestas de los pueblos indígenas, ritos Aztecas, las fiestas
de las veintenas, edit. INI, 1ª edic. 1999. p. 271. 21
Sierra, Carrillo, Dora, El demonio anda suelto, el poder de la cruz de pericón, edit. INAH, 1° edic. 2007. p. 57.
México, donde el aguamiel es amarillo, coloración debida a la combinación de esta flor
aromática.
Así, para el término de la ceremonia dedicada a los Tlaloques, se realizaba un convite
ingiriendo la carne de los sacrificados y tomando pulque amarillo; embriagándose todos
los presentes; señal de que habían cumplido con su cometido, ya que habían ofrecido el
órgano vital del infante como principal alimento a las deidades del agua, mientras que el
cuerpo era utilizado para preparar comida, creando un lazo entre los macehuales y pillis,
los sacerdotes y el Tlatoani conviviendo todos juntos, a sabiendas de que la ofrenda había
sido entregada con éxito para que en los próximos meses, los dioses del agua se
encargaran de llevar las lluvias benignas a los campos de cultivo.22
Tozoztontli (Vigilia o Velada) 3° Fiesta.
Esta fiesta, se realizaba del 14 de Marzo al 2 de Abril, para los diez días faltantes del mes,
la gente que trabajaba la tierra bendecía sus campos de cultivo, cargando braseros en las
manos con las que incensaban sus sementeras, terminando de sahumar se dirigían a
donde se encontraba la deidad protectora del área de trabajo ofrendando copal, hule,
comida y pulque.23 (Fig. 22)
Fig. 22. Representación de lo que se hacía en la fiesta de Tozoztontli ofrendándole diversos alimentos a la
diosa Chicomecoatl. (Códice Florentino Libro II)
22
Esta ceremonia, es muy similar a las realizadas en la actualidad en varias poblaciones, donde suben a la cima de un cerro con la finalidad de pedir buenas aguas para los campos de cultivo, solo que en vez de sacrificar a un infante, se sacrifica una gallina o un guajolote; realizada la ofrenda, las personas se disponen a preparar el ave en caldo convidándose unas otras, bebiendo mezcal, aguardiente, pulque o refresco, sin antes servir el primer plato y vaso a la deidad para que pruebe la comida preparada en su honor. 23
Ibíd. Sahagun
Esta deidad a la que se le brindaba la ofrenda pudo haber sido Chicomecóatl (siete-
serpiente), ya que esta era la encargada de brindar los diferentes alimentos y bebidas;
además de aparecer en diversos mitos como la primer mujer que comenzó a preparar la
comida.
Durante esta fiesta los campesinos quemaban copal en su incensario, vistiendo a la deidad
con papeles hechos de amate entintados con hule, dándole a probar algún guisado hecho
con las semillas del año pasado, con un vaso de pulque, bebida considerada como el
sustituto del agua en época de secas y como liquido fecundador a manera de semen, lo
cual probaría la deidad mitigando su sed y al mismo tiempo fecundándola para que en los
siguientes meses diera a luz a su hijo Cintéotl (el maíz), principal planta utilizada en la
dieta de estas gentes; la creencia de que el pulque puede ser emulado con el semen como
un líquido fecundador de la tierra aún persiste entre mixtecos y totonacos quienes utilizan
el pulque en algunos ritos cuya finalidad es fecundar la vegetación.24
Conclusión.
Las unidades semánticas que nos ayudan a entender los significados de las vasijas rituales
contenedoras del pulque, se encuentran ligadas a un complicado entramado de mitos y
ritos de la que se compone la cosmovisión indígena, costaría demasiadas paginas plasmar
siquiera una genealogía de los dioses del pulque y aún más explicar cómo se teatralizaba
en las fiestas de las veintenas todos los pasajes épicos de estas deidades; sin embargo es
nuestra convicción que el método que nos pueda ayudar a desenmarañar la complejidad
histórica semiológica del pulque, es aquel que mezcla diversas disciplinas antropológicas
tratando de encontrar contenidos similares entre los contextos arqueológicos, los textos
históricos y sus intertextos etnográficos; solo de esa forma podremos acceder a una mejor
y más acabada reconstrucción etnohistórica de la sacralidad del pulque.
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