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I N S T I T U C I N
F E R N A N D OEL CATLICO
RAFAEL CONDE Y DELGADO DE MOLINADel Cuerpo Facultativo de
Archiveros y Bibliotecarios del Estado
INSTITUCIN FERNANDO EL CATLICO (C. S. I. C.)Excma. Diputacin de
Zaragoza
Reyes y archivosen la Corona de Aragn
Siete siglos de reglamentacin y praxis archivstica
(siglos XII-XIX)
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FUENTES HISTRICAS ARAGONESAS
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Rafael Conde y Delgado de MolinaDel Cuerpo Facultativo de
Archiveros y Bibliotecarios del Estado
Reyes y archivosen la Corona de Aragn
Siete siglos de reglamentacin y praxis archivstica(siglos
XII-XIX)
INSTITUCIN FERNANDO EL CATLICO (C.S.I.C.)Excma. Diputacin
Provincial
Zaragoza, 2008
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Publicacin nmero 2.813de la Institucin Fernando el Catlico
Organismo autnomo de laExcma. Diputacin de Zaragoza
Plaza de Espaa, 250071 ZARAGOZA
Tels.: [34] 976 28 88 78/79 - Fax: [34] 976 28 88
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El autor De la presente edicin: Institucin Fernando el
Catlico
I.S.B.N.: 978-84-7820-963-7Depsito Legal:
Z-4.087/2008Preimpresin: Ebro Composicin, S. L. ZaragozaImpresin:
Lnea 2015 Industrias Grficas. Zaragoza
IMPRESO EN ESPAA - UNIN EUROPEA
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PRESENTACIN
Cuando Rafael Conde y Delgado de Molina falleci inesperadamente,
enmarzo de 2005, tena muy avanzados y casi concluidos algunos
trabajos. Sonobras de madurez, donde hace gala de un saber
archivstico e histrico queslo se consigue tras dcadas de prctica
profesional y de reflexin: el Diplo-matario aragons de Ugone II de
Arborea (Sassari, 2005); el estudio y edicin dedocumentos titulado
El archivo real del Monasterio de Santa Mara de Sijena(Huesca).
Primer tercio del s. XIII-1308, de prxima aparicin, o este que
hoypresentamos, entre otros. Es habitual en el mundo acadmico que
se rindahomenaje al compaero muerto con un volumen de estudios
redactados porsus amigos y colegas. Pero Rafael Conde fue un ser
excepcional en muchosaspectos. Tambin en el de su produccin
intelectual. Tras su muerte, cre-mos en el Archivo de la Corona de
Aragn (ACA) que el mejor reconoci-miento de su vala no era tanto
promover una miscelnea de estudios dedi-cados a su memoria como
enaltecer su sabidura dando fin a laspublicaciones que tena
preparadas, y a las que tanta importancia daba comomedio de
comunicacin del archivero con la sociedad que lo alimenta.
En sus ltimos aos de vida, Rafael se haba dedicado con especial
ahn-co a la historia del ACA. Haba publicado diversos trabajos
sobre esta mate-ria pero, como si sintiera una premonicin de su
temprano fin, necesitabahacer una recapitulacin final. Pensaba
adems que era la va ms sensatapara poner fin a las estriles
polmicas sobre el ACA que, durante gran par-te de su vida
profesional, haba tenido que presenciar. Lo quiso hacer acu-diendo
al modo ms incontrovertible, que dominaba con singular maestra,al
que deja menos margen de accin al irracionalismo y a la
visceralidad, ysin duda al ms duradero: mediante la publicacin de
los documentos fun-damentales de la historia del ACA.
Era un trabajador infatigable, de enorme curiosidad y sabidura.
Para lno haba tiempo libre o de ocio. Su aficin y su vida entera
eran el ACA ysus documentos. En su casa trabajaba tantas o ms horas
que en su despa-
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cho del archivo. As que lo que empez siendo una recopilacin de
noticiasprocedentes de sus trabajos ya publicados acab pronto
convirtindose enla monumental obra que el lector tiene hoy en sus
manos. En ella se inclu-yen, adems de un brillante estudio
introductorio, la trascripcin de 284documentos relativos no slo a
la historia del ACA sino tambin a la del res-to de los archivos
reales de los territorios que integraron la Corona de Ara-gn. Con
estos archivos senta Rafael una especie de hermandad, trabadaentre
instituciones de una trayectoria secular.
El resultado es un trabajo de una importancia capital (nico en
su gne-ro en Espaa y, en lo que conozco, en Europa) para la
comprensin de lasituacin pasada y actual del ACA y de otros
archivos espaoles. Constituyetambin un modelo de investigacin
histrico-archivstica, por el rigor y lasensibilidad cultural que
destilan sus pginas.
Tras algunas vacilaciones y desengaos acadmicos, haba decidido
queconstituyera su tesis doctoral, con la cual pensaba cerrar su
carrera adminis-trativa. Con crueldad extrema, la vida no quiso
darle esa oportunidad. Falle-ci cuando el trabajo estaba concluido,
a falta de las revisiones finales quepulen toda obra bien hecha. Es
un compromiso bien triste y duro hacerse car-go de la tarea
inacabada del amigo y compaero difunto. Lo ha asumido, ennombre de
sus compaeros del ACA, Luz Rodrguez Olivares, con la colabo-racin
de Gloria Lpez de la Plaza, ambas archiveras facultativas del ACA.
Lohan hecho con la delicadeza y el respeto que proporcionan el
haber compar-tido con Rafael Conde muchos aos de amistad y de
despacho.
Rafael mantuvo siempre una estrecha relacin con Aragn, a cuya
histo-ria medieval dedic numerosos estudios y largas horas de su
vida. Ello lehizo acreedor del aprecio de muchos aragoneses, en
especial del mundoacadmico y universitario zaragozano, donde curs
sus estudios y con el cualestaba muy vinculado. Para l hubiera sido
una satisfaccin enorme consta-tar el inters, cario y gentileza que
sus amigos aragoneses de la InstitucinFernando el Catlico muestran
hoy a su recuerdo y a su trabajo al tomarla responsabilidad de
editar esta monumental obra que rinde cumplidohomenaje a su
memoria.
Carlos LPEZ RODRGUEZDirector del Archivo de la Corona de
Aragn
Presentacin
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NOTA PREVIA
En los ltimos aos tuvimos ocasin muchas veces de or hablar a
RafaelConde de este viejo proyecto con ilusin y con pasin, la que
pona siempreal hablar de los archivos y en especial del ACA. Poco
podamos imaginar quel no llegara a ver la publicacin de este
trabajo y que tendramos que abor-dar la triste labor de su revisin.
Esta humilde tarea devuelve slo una mni-ma parte de lo que de l
recibimos, como maestro y como amigo.
Creemos que el trabajo estaba prcticamente terminado, tanto en
loreferente al texto como a la seleccin documental y las
transcripciones, aun-que, quizs, de haber tenido ms tiempo, y a
pesar del gran nmero dedocumentos que presenta, Rafael hubiera
seguido incorporando nuevoshallazgos sobre un tema que le
entusiasmaba. Queremos advertir que nues-tra intervencin se ha
limitado, nicamente, a una ltima revisin ortogr-fica y a comprobar
algunas referencias y signaturas. Hemos respetado entodo el
personal estilo de Rafael Conde de fundir su voz con la de los
docu-mentos, completando tan slo algunas referencias de las citas
que constan-temente aparecen en el estudio introductorio, y que
figuran con el nmerodel corpus documental entre corchetes y en
negrita. Cuando en las trans-cripciones de documentos se omite algn
pargrafo, se indica la omisincon puntos suspensivos y entre
parntesis. Respecto a la bibliografa se hanmantenido los apartados
en que la dividi el autor, aadiendo tan slo elque recoge la
referencia completa de algunas obras citadas en el
apndicedocumental que no figuraban en los apartados anteriores.
Leyendo estos documentos entramos en su dilogo permanente con
elespacio y con el tiempo, y tenemos la impresin de que este libro
es elhomenaje-compendio de Rafael Conde a una profesin que am y que
fuesu vida. Por nuestra parte, no tenemos ms que agradecimiento
profundopor esta nueva leccin de un amigo sabio que sigue habitando
con nosotrosentre los papeles del ACA.
Luz RODRGUEZ OLIVARESArchivo de la Corona de Aragn
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PRLOGO
Creo innecesario insistir en la importancia que los archivos
tienen parala administracin. Creo tambin innecesario perorar sobre
los valores (o lasetapas) administrativo, jurdico e histrico del
documento.
S quiero decir algo sobre el hecho de que el archivo es, en s
mismo, undocumento histrico que hay que leer. El archivo, como toda
creacinhumana, es resultado de la sociedad en la que nace y crece
o, incluso, mue-re. La historia propia del archivo es as paradigma
de la historia cuyos docu-mentos conserva. De ah se deduce que, por
ser el proceso histrico unidi-mensional, las vueltas atrs no
suponen otra cosa que la destruccin delparadigma, y, como
consecuencia o resultado, la falsificacin histrica. Poreso a
ciertos archivos, multiseculares como los de los territorios de la
Coro-na de Aragn, habra que aplicarles la consideracin de Juan Ramn
Jim-nez: No la toquis ms, que as es la rosa.
Hasta hace muy poco, la historia de un archivo era una
introduccin,ms o menos exitosa y amplia, a la Gua correspondiente.
Bastaban cuatrofechas y cuatro disposiciones oficiales para
rematarla. Contra esta visin sim-plista de la historia del o,
mejor, de un archivo, ha escrito, no hace muchosaos, Jos Luis
Rodrguez de Diego, Director del Archivo General de Siman-cas:
Cualquiera que se acerque a la literatura archivstica, hoy
afortunada-mente ya muy abundante, advertir enseguida una
significativa laguna: losestudios dedicados a la historia de la
propia disciplina (la archivstica) y a lahistoria de las
instituciones que guardan y conservan la base en que se apo-ya: los
archivos1. Y a lo largo de once pginas de sabroso y profundo
pen-samiento, intenta dilucidar el porqu.
9
1 La Historia de los Archivos Histricos, en Ciclo de
Conferencias sobre Archivos Histricos.Mlaga, 8 y 9 de octubre de
1997. Mlaga, 1997, pp. 49-60.
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Ms recientemente, en el congreso que se tuvo en Barcelona sobre
Feli-pe II, destacaba yo cmo en la emblemtica obra de Manuel
Fernndez lva-rez sobre Felipe II, integrada en la Historia de Espaa
iniciada bajo la direc-cin de Menndez Pidal, nada se deca sobre el
archivo de Simancas comotal. Y, retricamente, me preguntaba: Es que
slo los archiveros noshemos dado cuenta de que la informacin es
poder?2. Resulta sorpren-dente ver cmo seeras plumas
historiogrficas, cuando hablan de los ins-trumentos de poder del
Estado, citan el Ejrcito, la Hacienda, laDiplomacia y olvidan la
memoria administrativa. Por qu?
A los argumentos que aduce Rodrguez de Diego en su, tal vez, ms
bri-llante reflexin sobre el tema, aado yo que los historiadores e
investigadoresno son, a menudo, conscientes de lo que es un fondo
archivstico. Paramuchos de ellos un documento es una suma de
caracteres grficos que apor-tan una informacin. Y no se dan cuenta
de que este documento forma partede un conjunto, sin cuya
percepcin, el documento pierde una considerablecantidad de
informacin. Es ms. Recordar siempre el juicio clarividente delque
fue subdirector del ACA, Antonio Mara Arag Cabaas, quien, frente
ala idea de trocear el documento en sus informaciones, deca que un
docu-mento es ms que la suma artirmtica de sus datos. Por ello
mismo, un fon-do es ms que la suma aritmtica de los documentos que
lo integran, y unarchivo es algo ms que la suma de los fondos que
se custodian.
Y volviendo al tema concreto del archivo de Simancas, no es
comprensi-ble la historia de la monarqua hispnica sin enfrentarse
al depsito docu-mental que consagr Felipe II como parte fundamental
de su estilo admi-nistrativo. Un archivo es ms que una acumulacin
de documentos: es unpropsito y es un instrumento.
Tampoco es deslindable la historia de la Corona de Aragn de la
exis-tencia de su red de archivos. La buena administracin poltica y
econmicade la Corona de Aragn no es comprensible sin su archivo. La
simple lectu-ra de las peticiones de informacin que dirige el rey a
su archivero patenti-za esta realidad. No en vano el creador del
archivo central de la monarquaes Jaime II, que viene a Barcelona a
hacerse cargo del gobierno de la Coro-na despus de haber sido rey
de Sicilia.
Rafael Conde y Delgado de Molina
10
2 Los Archivos de la monarqua hispnica, en Felipe II y el
Mediterrneo. Barcelona, 23/27noviembre 1998, Vol. II, La Monarqua y
los reinos (I), Madrid, 1999, pp. 193-211.
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Olvido, pues, de los historiadores que usan los documentos sin
plantear-se el porqu estn en el archivo, el cundo y el cmo. Y
olvido tambin nues-tro, de los archiveros, que deberamos analizar
mejor nuestros archivos.
De la ignorancia o de la marginacin de la historia del archivo,
vienen,o pueden venir, grandes errores metodolgicos.
NOSCE ME, QUIA SUM QUI SUM. Si hubiera que poner una frase
cle-bre en frontispicio de mi trabajo, pondra sta, dicha por
Gemes3.
El archivo nace de una administracin y sirve a esta
administracin, siguesu historia y la refleja. Los cambios y las
transformaciones poltico-institu-cionales, provocan cambios en
ellos, en su nombre y seas de identidad, yen su contenido.
Lo que hoy conocemos como Corona de Aragn fue una entidad
pol-tica sometida a pulsiones centrpetas, la Corona, y centrfugas,
la progresi-va madurez poltica de los territorios integrantes. El
desarrollo de su siste-ma archivstico va ligado a esta realidad. Si
en un momento, 1319, laestructura bsica de la Corona era an
unitaria, a partir del siglo XV, conla dinasta Tratmara en el poder
como revulsivo, la estructura fue cada vezms plural.
Hubo instituciones similares en los diversos territorios: Bailas
genera-les, Maestre Racional, Diputaciones del General, etc. Hay
hoy archivos simi-lares. Pero esta similitud archivstica no nos
debe llevar a engao. La coin-cidencia actual, escandalosamente
visible en el paralelismo del Archivo dela Corona de Aragn y del
Archivo del Reino de Valencia (y si Aragn nohubiera perdido sus
archivos en los Sitios y en las conmociones siguientesde 1820 y
1869, sera lo mismo) enmascara una realidad: la de que
cadaterritorio ha tenido una dinmica interna archivstica, que ha
coincididoen su cima.
Pretendo en estas pginas historiar y documentar la realidad de
los archi-vos de lo que es mi rea de conocimiento e inters, la
Corona o la coro-na, en minscula de Aragn.
Quiero, adems, explicar el cmo, el cundo y el porqu de este
estudio.Creo firmemente que quienes estamos al servicio de
instituciones centenarias,
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
11
3 Sobre la organizacin de los Archivos, en Revista de Archivos,
Bibliotecas y Museos, nm.13 (1875), pp. 213-218.
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como lo es el Archivo de la Corona de Aragn al cual sirvo,
debemos iniciarnuestro trabajo sabiendo qu hicieron nuestros
antecesores y el porqu. Lahistoria no debe ser condicionante,
cierto, pero no debe ser ignorada.
De todo el conjunto de los archivos reales de la Corona de Aragn
es, sinduda, el archivo real de Barcelona, hoy Archivo de la Corona
de Aragn, elarchivo cuya historia es ms conocida. Dijo Eduardo
Gonzlez Hurtebise ensu Gua histrico-descriptiva del Archivo de la
Corona de Aragn4 que varios jefesdel Archivo pensaron en escribir
esta Historia. Pedro Miquel Carbonell enel siglo XV, Garma y Pardo
en el XVIII y don Prspero de Bofarull en el XIXcoleccionaron
documentos y redactaron apuntes; pero ha sido don Francis-co de
Bofarull quien, al fin, antes de su sensible jubilacin, recogi
todos losantecedentes con nimo de publicarlos. En este momento el
texto impresode tan curiosa obra llega a los tiempos de Gabriel
Segarra (...) y los docu-mentos probatorios (...) alcanzan al
archivero Carbonell. Como es princi-pio bsico de la justicia
distributiva el tribuere cuique suum, digamos dos pala-bras en
torno a esta afirmacin.
Ciertamente Pere Miquel Carbonell recopil documentos sobre la
histo-ria del Archivo Real de Barcelona, pero una simple ojeada al
contenido delos documentos que reuni permite afirmar que no intent
la realizacin deuna historia del archivo, sino que su compilacin no
tena otra funcin yfinalidad que documentar lo que l consideraba sus
prerrogativas como ofi-cial real (quien conoce algo a Carbonell
sabe que vivi obsesionado por suestatus profesional y por sus
ingresos). Tambin Garma recapitul docu-mentos, pero nada en su
recapitulacin permite afirmar que responda a unpropsito erudito.
Quien realmente la pens fue Prspero de Bofarull. Va-se, si no, un
dossier hoy existente en la caja V de Documentos para la His-toria
del Archivo, titulado de su mano Coleccin diplomtica y apuntespara
escribir la historia del Real y General Archivo de la Corona de
Aragn,en el que reuni noticias recapituladas por Carbonell, de la
corresponden-cia del archivo durante el siglo XVIII, etc. y la
carta a Clemencn en que lecomunica su proyecto. Manuel de Bofarull
sigui reuniendo y acrecentandoel material, del cual se benefici el
ltimo de los Bofarull, Francisco de Bofa-
Rafael Conde y Delgado de Molina
12
4 Gua histrico-descriptiva del Archivo de la Corona de Aragn en
Barcelona, Madrid, 1920.Reed. de Gua histrica y descriptiva de los
Archivos, Bibliotecas y Museos Arqueolgicos de Espaa queestn a
cargo del Cuerpo Facultativo del Ramo, publicada bajo la direccin
del Excmo. Sr. D. FranciscoRodrguez Marn, Jefe del Cuerpo y
Director de la Biblioteca Nacional. Seccin de Archivos. Archivos
His-tricos. Madrid, Tip. de la Revista de Archivos, Bibliotecas y
Museos, 1916, pp. 5-6, nota 2.
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rull, quien s la inici y lleg a publicar o, al menos, a imprimir
galeradas,de parte de su Historia5. Recientemente ha sido
localizado un legajo decopias de documentos, de mano muchas de
ellas de Manuel de Bofarull,que coinciden con los documentos
recogidos en la segunda parte de su[Historia] bajo el ttulo de
Pruebas.
Del trabajo de Francisco de Bofarull se benefici de forma
directa Eduar-do Gonzlez Hurtebise quien, en su introduccin a la
Gua del Centro, reco-noce y agradece el haber podido disponer de la
parte de la historia de Fran-cisco de Bofarull.
El relato de la evolucin histrica del archivo real de Barcelona
o Archi-vo de la Corona de Aragn al que lleg Gonzlez Hurtebise fue
ajustado.Tanto, que Udina Martorell, en la introduccin a la ms
reciente Gua delArchivo, sigue fielmente sus pasos. Pero Hurtebise
escriba a principios delsiglo XX, y sus puntos de inters eran ms
narrativos y lineales que inter-pretativos. La historia del archivo
real de Barcelona y del Archivo de la Coro-na de Aragn debe
enmarcarse en la historia de la administracin de laCorona, por una
parte, y en la historia del resto de los archivos hispnicoslos
primeros, los de la propia Corona por otra, para entender de
unaforma ms clara y precisa sus avatares.
Pero si era conocida la historia del ARB/ACA en sus lneas
maestras, que-daba en la penumbra la del resto de los archivos de
la administracin real deCatalua: Baila General de Catalua, Maestre
Racional, Real Audiencia, etc.
Casi puede decirse otro tanto de los valencianos. Sobre el de
Valencia,conocida y muy difundida su creacin formal en 1419, exista
cierta biblio-grafa. Tambin del archivo del Maestre Racional del
reino y del archivo delBaile general. Pero quedaba un poco en la
nebulosa la historia ms recien-te, la que culmina con la creacin
del actual Archivo del Reino de Valencia,sobre la cual ha escrito
acertadas pginas el que fue su Director, hoy delACA, Carlos Lpez
Rodrguez.
Mallorca no lleg a tener un archivo de registro real. S tuvo
archivos dediversas administraciones reales, como la del Real
Patrimonio o la Audien-cia, archivos que han pasado un tanto
desapercibidos.
Ms en la sombra y en el desconocimiento quedaban los archivos
realesaragoneses. A pesar de lo explcito de los fueros de las
Cortes de Zaragoza
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
13
5 Se conservan 79 pginas de texto y 183 de documentos, que
abarcan aproximadamen-te la poca medieval.
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de 1348, de las Cortes de Alcaiz de 1461 y de las de Monzn de
1533, setenda a confundir el archivo real de Zaragoza con el
archivo del reino o dela Diputacin del Reino de Aragn, entre otras
razones porque en su pala-cio tuvo cobijo. Recientes trabajos de
Diego Bonilla han aportado luz. Ypoco o nada se saba del archivo
del Maestre Racional aragons.
La historia de los archivos reales estara incompleta sin la de
los territo-rios italianos. En este campo es fundamental un trabajo
de quien duranteaos fue su Directora, la Dra. Gabriela Olla
Repetto, sobre la poltica archi-vstica de Alfonso el Benigno en
Cerdea. Pero no fue sta la nica iniciati-va, pues en el s. XVI las
hubo importantes para este reino.
Aportar algo a este conocimiento es mi deseo y mi intencin.
No quiero acabar estas pginas sin agradecer a una serie de
colegas demi archivo y de otros archivos su colaboracin. A Mara
Rivas Pal, Directoradel Archivo Histrico Provincial de Huesca, que
me puso en la pista delmanuscrito de Mariano de Pano sobre el
archivo del monasterio de Sijena.A Javier Caada Sauras, Director
del Archivo Histrico Provincial de Zara-goza, por haberme
facilitado la documentacin de la Real Audiencia del rei-no de
Aragn. Al Director del Archivo General de Simancas, Jos
LuisRodrguez de Diego, cuya pasin, compartida, por la historia de
los archi-vos, me ha servido de acicate.
A mis compaeros del ACA Alberto Torra Prez, Beatriz Canellas
Anoz,autora del estudio sobre la creacin del Maestre Racional de
Aragn, y LuzRodrguez Olivares, por haberme facilitado alguno de los
documentos aqurecogidos. A cuantos han trabajado en estos temas y
han legado sus trabajos.Y a Carlos Lpez Rodrguez, hoy Director del
mismo archivo, en el pasadopor su ayuda en la localizacin de
determinados documentos sobre losarchivos valencianos, y en el
presente por sus constantes nimos.
Rafael Conde y Delgado de Molina
14
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ESTUDIO INTRODUCTORIO.LOS ARCHIVOS REALES DE LA CORONA
DE ARAGN
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I. LOS ARCHIVOS ANTES DE LA UNIN
La historia de los archivos que recogen la memoria del poder en
Aragn,es larga y compleja. Es la historia de setecientos aos de
memoria, bajo cuatrodinastas, las de Barcelona-Aragn, Trastmara,
Austria y Borbn. Importa, porlmites metodolgicamente impuestos, los
siglos que van desde el XI a mitaddel XIX, aquellos en los que,
bajo un nombre u otro, Archivo real de Barcelo-na/Archivo de la
Corona de Aragn, el archivo fue un depsito de memoriapoltica,
econmica y administrativa directamente ligada al poder real.
No hubo archivo bajo los Ramrez aragoneses6, en tanto que s lo
hubobajo los Berenguer si no antes barceloneses. Este archivo
condal barce-lons fue el punto de arranque del archivo real de
Barcelona y del de laCorona de Aragn7. Se ha intentado hallar sus
orgenes8 en los capitulares
17
6 La conservacin de los documentos reales, en poca de
inexistencia de un archivo ofi-cial real, ha sufrido las
vicisitudes de los depsitos archivsticos de los destinatarios: las
entida-des eclesisticas y monsticas y algn depsito seorial llegado
hasta nuestros das, proporcio-naron las piezas conservadas. Aragn
no inicia un archivo real hasta los tiempos de Alfonso II.Tal vez
durante algn tiempo las capillas reales creadas por el rey Sancho
Ramrez, en especialla de Montearagn, pudieron ser depsitos de
documentos de la monarqua. . CANELLAS, LaCancillera real del reino
de Aragn (1035-1134), en Folia Budapestina, Zaragoza, 1983, pp.
23-46. El hecho de que no aparezcan en la documentacin de los
Ramrez cartas partidas, indicaque de los documentos no quedaba un
ejemplar para el rey.
7 Para la historia del Archivo real y/o de la Corona de Aragn,
cf. A. M. ARAG CABA-AS, Funciones del archivero real en el s. XIV,
en Homenaje a Federico Navarro. Miscelnea deestudios dedicados a su
memoria, Madrid, ANABA, 1973, pp. 39-51. F. DE BOFARULL Y SANS,
[Histo-ria del Archivo de la Corona de Aragn], incompleta, anterior
a 1916. R. CONDE Y DELGADO DE MOLI-NA, Les primeres ordinacions de
lArxiu Reial de Barcelona (1384) / Las primeras ordenanzas del
Archi-vo Real de Barcelona (1384), Madrid, Ministerio de Cultura,
1993; Los archivos reales o lamemoria del poder, en Actas del XV
Congreso de Historia de la Corona de Aragn, Jaca, 1993, T.
1,Zaragoza, 1996, pp. 121-139; La creacin del Archivo Real de
Valencia, en Miscel.lnia destu-
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Pro Hispanis, de Ludovico Po de los aos 815 y 8169. Aunque estos
orgenesno queden claros10, s tiene su nacimiento en la acumulacin
de documen-tos que va paralela al desarrollo del ejercicio de la
soberana de los condesde Barcelona y de un particular aprecio por
la documentacin, consecuen-cia indudable de lo que se ha llamado
pervivencia del visigotismo, entrecuyas realidades, est la
aportacin de pruebas escritas a los juicios11.
Rafael Conde y Delgado de Molina
18
dis dedicats a la memria del professor Josep Trenchs i Odena,
(Estudis Castellonencs, 6, 1994-1995), pp.371-381; Prspero de
Bofarull, entre el viejo y el nuevo Archivo de la Corona de Aragn
(Reus,1777; 1814-1840, 1844-1849; Barcelona, 1859), en prensa; E.
GONZLEZ HURTEBISE, Gua histri-co-descriptiva del Archivo de la
Corona de Aragn en Gua histrica y descriptiva de los Archivos,
Bibliote-cas y Museos Arqueolgicos de Espaa que estn a cargo del
Cuerpo Facultativo del Ramo, publicada bajola direccin del Excmo.
Sr. D. Francisco Rodrguez Marn, Jefe del Cuerpo y Director de la
Biblioteca Nacio-nal. Seccin de Archivos. Archivos Histricos.
Madrid, Tip. de la Revista de Archivos, Bibliotecas yMuseos, 1916
(existe reed. de 1920). J. E. MARTNEZ FERRANDO, El Archivo de la
Corona de Aragn,Guas breves de centros culturales redactadas por la
Asociacin Nacional de Archiveros, Biblio-tecarios y Arquelogos.
Delegacin de Catalua y Baleares. Barcelona, s.a.; El Archivo de la
Coro-na de Aragn, Barcelona, Aym, 1944; Archivo de la Corona de
Aragn (Reformas en el edificioe instalaciones, y nuevos ingresos
documentales), en Boletn de la Real Academia de Buenas Letrasde
Barcelona, XVII (1944), pp. 225-238, y XVIII (1945), pp. 41-58;
Archivo de la Corona de Aragn,Gua abreviada, Madrid, Direccin
General de Archivos y Bibliotecas, 1958; El Archivo de laCorona de
Aragn a travs de cien aos (1858-1958). Breve perspectiva de dicho
perodo, enRevista de Archivos, Bibliotecas y Museos, LXVII (1959),
pp. 503-526 (en col. con A. M. Arag Caba-as). J. RIERA I SANS, El
personal de lArxiu Reial de Barcelona durant el segle XVIII, en
Butlle-t de la Societat Catalana dEstudis Histrics, 1998, n IX, pp.
87-104. F. UDINA MARTORELL, El archivocondal de Barcelona en los
siglos IX-X: estudio crtico de sus fondos, Barcelona, 1951; El
Archivo dela Corona de Aragn, Madrid, Ministerio de Cultura, 1980;
Gua histrica y descriptiva del Archivo de laCorona de Aragn,
Madrid, Ministerio de Cultura, 1986; Archivo de la Corona de Aragn,
Ministeriode Educacin, Cultura y Deporte, 1999. El trabajo de J. E.
MARTNEZ FERRANDO, Archivstica fer-nandina, recoge, de forma
prcticamente exhaustiva, la bibliografa existente hasta 1952.
8 F. DE BOFARULL, [Historia] cit, pp. 12-13 y doc. I.9 El
primero estipulaba que del privilegio in unaquaque civitate ubi
praedicti hispani habita-
re noscuntur, tres descripciones esse volumus: una episcopus
ipsius civitate habeat, et alteram quam comes,et terciam ipsi
hispani qui in eodem loco conversantur. Exemplar vero earum in
archivo palatii nostri cen-suimus reponendum, ut ex illius
inspectione si quando fieri solet aut ipsi se reclamaverint aut
comes velquislibet alter contra eos causam habuerit, deffinitio
litis fieri posset. El segundo, que de hac constitutio-ne nostra
septem praecepta uno tenore conscribere iussimus, quorum unum in
Narbona, alterum in Car-cassona, tertium in Rosciliono, quartum in
Empuriis, quintum in Barchinona, sextum in Gerunda, sep-timum in
Biterris haberi praecepimus, et exemplar eorum in archivo palatii
nostri (...).
10 El argumento es considerado por Martnez Ferrando una vaguedad
y, por tanto, nopuede tenerse en consideracin (El Archivo de la
Corona de Aragn cit., p. 23).
11 Iudex, ut bene causam agnoscat, primum testes interroget,
deinde scripturas requirat ut veritaspossit certius inveniri ne ad
sacramentum facile veniatur. Hoc enim iustitiae potius indagatio
vera com-mendat, et iurandi necessitas sese inopinata omnino
suspendat. In his vero causis sacramenta praestanturin quibus
nullam scripturam vel probationem seu certa indicia veritatis
discusio iudicantis invenerit (Lib.II, Tit. I, XXI, Flavius
Chindasvintus rex), cf. Los cdigos espaoles: concordados y
anotados, TomoI, 2 ed., Madrid, Antonio de San Martn editor,
1872.
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Si bien desde, parece, los primeros condes se guardaba ya
documentacin12,es con Ramn Berenguer I cuando el archivo real
empieza a desarrollarse. Deuna parte, los documentos propiamente
condales suben espectacularmente al41,4%, cuando en los gobiernos
de Ramn Borrell y de Berenguer Ramn I elCurvo eran nicamente el
4,2% y el 12,2% respectivamente. Por la tipologa delos documentos y
por la cantidad de ellos conservada, creo que puede hablar-se
plenamente de un archivo condal desde estos momentos13.
De otra, domina de forma absoluta, dentro del conjunto propio,
ladocumentacin soberana, centrada en dos tipos documentales: la
conve-nientia y el sacramentale, que significan respectivamente, el
22,7 y el 50,6 porciento de los propios. Si alguien puede poner en
duda la existencia de undepsito condal barcelons durante los
gobiernos anteriores, no puededudarse de que Ramn Berenguer s tiene
un archivo. Conveniencias yjuramentos ponen por escrito los
acuerdos que vertebran el territorio yestablecen las relaciones de
poder y econmicas entre el conde y los gran-des del pas. De esta
manera pudo Alfonso I-II el Trovador presentar en lacuria plena
reunida en Tarragona los documentos que probaban el carac-ter
feudal de los castillos de Llu y Merls.
Tambin crearon archivos otras dinastas condales. El de Empries
locre Pon I (1040-1078) en el castillo de Carmen, donde estuvo
hasta sutraslado a la capital del condado14.
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
19
12 No me refiero a la de Wifredo I y otros que se encontraban en
el Armario de San Juande las Abadesas, que ingresaron en el s. XVII
(Cf. M. DELS SANTS GROS, LArxiu del Monestirde Sant Joan de les
Abadesses. Notcies histriques y regesta dels documents dels anys
995-1115, en II Colloqui dHistria del Monaquisme Catal, vol. II,
Abadia de Poblet, 1974, pp. 87-128), sino a documentos de ndole tan
personal como el esponsalicio del conde Sunyer I (F.UDINA
MARTORELL, El archivo condal cit, doc. 9), o la ejecucin
testamentaria del conde WifredoII, del ao 911 (ibd., doc. 33).
Francisco de Bofarull aduce otros argumentos para probar
laantigedad del archivo y vincularla a los primitivsimos condes de
muy dudoso valor. Sobre laformacin del fondo de poca condal, cf. F.
UDINA MARTORELL, El archivo condal cit., pp. 3-13, yR. CONDE Y
DELGADO DE MOLINA, Les primeres ordinacions cit., pp. 3-5.
13 De todos modos Martnez Ferrando se muestra muy escptico: Las
escrituras anterioresa la destruccin de Barcelona por Almanzor en
el ao 985 debieron conservarse en un depsitodocumental de los
Condes soberanos, depsito del que no nos ha llegado noticia
concreta alguna.Tal vez pudo hallarse en el propio palacio condal,
pero ha de tenerse en cuenta que en estos tiem-pos de incertidumbre
y peligro existi la costumbre de conservar los archivos en
monasterios,como lugares de mayor garanta contra su destruccin
(Archivo de la Corona de Aragn cit., p. 7).
14 Para el del condado de Urgell, cf. J. TRENCHS ODENA y R.
CONDE Y DELGADO DE MOLINA,La Cancillera de los condes de Urgel (s.
VIII-XV), en Landesherrliche Kanzleien im Sptmitte-lalter. Referate
zum VI Internationalen Kongress fr Diplomatik, Munchen 1983,
Munchen, 1984, pp.
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II. EL ARCHIVO DE ALFONSO I-II EL TROVADOR
Bajo Alfonso I-II el Casto o el Trovador, primer rey de la unin,
aparecela primera mencin a un archivo en los territorios de la
Corona [2].
Es del ao 1180. La curia real estaba reunida en Tarragona con
motivodel concilio celebrado por el arzobispo. Entre otros temas se
discuti elcarcter alodial o feudal de los castillos de Llu y de
Merls, que tena Perede Llu. Llu defenda, naturalmente, el carcter
alodial, en tanto que elrey, tambin naturalmente, el feudal. Ante
la corte, actuando como juecesBernat dAnglesola, Guerau de Jorba,
Berenguer de Boixadors, el maestroOpiz, Pere de Rebollet y
Berenguer de Calonge, comparece Llu y afirmaque el castillo es
alodial y que nunca ni su padre ni su abuelo haban rendi-do la
potestad del castillo a los antecesores del rey. Aporta como prueba
eltestamento de su padre, que contiene la donacin en herencia de
los casti-llo como alodio.
El rey, a su vez, aporta cuatro documentos y dos testimonios.
Los testi-monios son los de unos cannigos de Vic que afirmaban que
estandoRamn Berenguer IV en Vic con Bernat Guillem, padre de Pere
de Llu, lepidi el conde la potestad del castillo y Bernat Guillem
se mostr dispuestoa darla, y la de Pere Bernat de Segars, antiguo
caballero, hoy monje deRipoll, que haba declarado en presencia de
otros monjes que vio y oydecir que el conde de Barcelona haba
recibido la potestad de los castillos.
Los documentos son:
quoddam sacramentale in quo Guissaldus dominus de Luzano
Raimundocomiti Barchinone de tota terra sua fidelitatem iuraverat
et dare potestatem de ipsiscastris de Luzano et de Merles.
quoddam instrumentum in quo Ermessendis, venerabilis comitissa
Barchinone,obligaverat filio suo Berengario castra de Luzano et de
Merles cum multis aliis castris.
quoddam alio sacramentale quod Guifredus comes fecit comitisse
Ermessendidicte super castro de Luzano et aliis multis.
testamentum Bernardi comitis Bisuldunensis in quo castrum de
Luzano reli-quit filio suo Guillelmo.
Rafael Conde y Delgado de Molina
20
559-579. Del de Ampurias tenemos una preciosa noticia de 1409.
El 27 de mayo de 1409 escri-be Martn a Pere Bofill, notario, tinent
les claus del archiu del comtat dEmpries (mismo ttulo queel del
archivero real) ordenndole el envo de un documento que s en lo
nostre arxiu daquexavila (ACA, Real Cancillera, Registros, nm.
2252, f. 60v).
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Los cuatro documentos se conservan an en original en el conjunto
de po-ca condal15 y fueron copiados en su momento en el Liber
Feudorum Maior 16.
El que interesa es el primero. Pere de Llu intenta
desautorizarlo adu-ciendo el hecho de carecer de fecha y de firma,
razn por la cual, de acuer-do con la ley de Chindasvinto Quales
debeant scripturae valere, recogida en elLiber Iudicum17 no tiene
valor probatorio en juicio. Responde el rey que escierto que carece
de estas formalidades, pero que talem tunc fuisse consuetu-dinem
terre faciendi huiusmodi sacramentalia. Lo cual es cierto, porque
no sonactas ni disposiciones, no son documentos formales sino el
texto quequien jur fidelidad ley, o recit al dictado, ante el seor.
Por ello estncuajados de palabras en cataln (es preciso que
entienda exactamente ques lo que jura y a qu se compromete) y por
ello aparecen los sancta (evan-gelia) precedidos de la partcula
dectica haec.
Aade el documento, y es lo que importa, que, para probarlo,
inducebatalia similia sacramentalia de suo archivo producta.
Es la primera vez que aparece citado en un documento un depsito
docu-mental. Qu archivo era? A menos que al hablar de archivo se
refiriera msa un concepto abstracto que a una realidad concreta,
cosa totalmente impro-bable, no puede tratarse sino del viejo
archivo condal. Dnde estaba? Tal vezen el antiguo palacio condal;
tal vez en algn monasterio prximo como seha insinuado18.
Segn declaracin de Ramn de Caldes, el compilador del Liber
Feudo-rum Maior, los documentos se hallaban in ordinatione confusa
[3], razn staque habra obligado al rey Alfonso a ordenar su
compilacin selectiva.
Cul era el grado de confusin de los documentos, resulta difcil
de pre-cisar.
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
21
15 ACA, Real Cancillera, Perg. Ramn Berenguer I sin fecha nm. 56
dup; Perg. Beren-guer Ramn I, nm. 46; Perg. apndice extrainventario
de Ramn Berenguer I, nm. 2102 yPerg. Berenguer Ramn I, nm. 36.
16 Liber Feudorum Mayor: cartulario real que se conserva en el
Archivo de la Corona de Aragn/reconstitucin y edicin por F. MIQUEL
ROSELL, Barcelona, 1945, 2 vols., doc. nm. 224, 223,222 y 497
respect.
17 Scripturae quae diem et annum habuerint evidenter expressum,
atque secundum legis ordinemconscriptae noscuntur, seu conditoris
vel testium fuerint signis aut subscritionibus roboratae, omnem
habe-ant stabilem firmitatem. Libro II, ttulo V, I
18 J. E. MARTNEZ FERRANDO, El Archivo de la Corona de Aragn
cit., p. 25.
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Desde por lo menos mediados del siglo XIV, la documentacin no
estric-tamente registral del Archivo Real de Barcelona se organiza
en armarios ysacos. Si los armarios pudieron ser obra de Pere de
Perseya, o de Passeya,primer responsable del archivo, de la
existencia de sacos de contenido uni-tario hay pruebas anteriores.
Concretamente, en el memorial de los feudosde Catalua, o Vicariarum
Cathaloniae de Ramn Vinader y GuillemAgust, realizado por orden de
17 de octubre de 1328, se citan los sacos deTamarit, de Cervell, de
los condados de Pallars, etc.19. Pero una organiza-cin en sacos es
ms antigua.
Efectivamente, al dorso de algunos pergaminos de poca condal
aparecela abreviatura sacc9 o sac con signo de abreviacin seguida
de un nmero enromanos o un referente toponmico, o un nmero en
romanos seguido de lapalabra sacci, escrito todo ello en indudable
letra de los tiempos de Alfonso.
Por ejemplo, en los pergaminos de tiempos de Borrell II, de
RamnBorrell y en parte de los de Berenguer Ramn I, aparecen estas
menciones:
sign saco bienes en
Borrell II, 31 IIII Barcelona, Olrdola, Vallmoll33 XXVIII
Barcelona, Olrdola, Vallmoll67d [...]
Ramn Borrell, 12 IIII Barcelona, Olrdola, Vallmoll23 VIII
Barcelona, Olrdola, Vallmoll24 XXVIIII Barcelona, Olrdola,
Vallmoll30 XX Barcelona, Villa Alba33 XXVI? Osona, Orsal y Villa
Rubia39 XXII Osona, Orsal y Villa Rubia92 VI Osona, Sta. M. de
Tagamanent104 XX Barcelona, Vila Alba106 XXXIIII Barcelona, Santa
Perptua
Berenguer R. I, 1 XXV Barcelona, Montalt, Fontanelles19 XXVIIII
Barcelona, Olrdola, Vallmoll20 XXVIIII Barcelona, Olrdola,
Vallmoll23 XXXVI Barcelona, Castellet38 XXII Manresa, La
Manresana46 XXIII (varios)48 XXXVI Barcelona, Cornell52d XVI Osona,
Cervera53 XXV Manresa, La Manresana54 XX Territ Barcelona,
Baynols
Rafael Conde y Delgado de Molina
22
19 E. GONZLEZ HURTEBISE, Gua cit., p. 16.
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sign saco bienes en
62 VI Manresa, La Manresana78 XXV Barcelona, castillo de
Montclar104 IIII Barcelona, Olrdola, Sableda111 primus Barcelona,
Olrdola, Puig Aguilar121 VII (Sancho IV de Navarra)
Fcilmente se echa de ver la falta de una sistematizacin en el
contenidode los diversos sacos.
A estos sacos identificados por una cifra romana, se aaden otros
identi-ficados por un descriptor toponmico: por ejemplo, el saccus
Gerundensis,que hallamos en el dorso de los pergaminos 96, 100 y
101 de Ramn Beren-guer I, relativos al castillo de Fornells.
Tambin al dorso de muchos pergaminos aparece una regesta que
amenudo coincide plenamente con la rbrica de su copia en el Liber
Feu-dorum Maior. La anotacin del nmero del saco es anterior a la
regesta queser la rbrica de los pergaminos copiados en el LFM. Es
prueba definitivael dorso del pergamino 35 dup. de Mirn: quien
escribi la regesta tropezcon la mencin del saco y tuvo que
continuar la lnea por debajo de ella.Son, por tanto, la mencin del
saco y la revisin del fondo para su inclusinen el LFM dos
operaciones diferentes, anterior la primera, pero cunto?
Esta organizacin est, sin gnero alguno de dudas, relacionada con
lacompilacin del Liber Feudorum Maior. Desde luego, ni todos los
perga-minos tienen mencin de saco, ni todos los que tienen mencin
de sacoestn en el LFM; es ms, es mayora los que se encuentran en el
LFM y notienen mencin de saco.
Estamos faltos de un estudio en profundidad sobre el Liber
feudorum for-mae majoris, como archivsticamente es conocido para
diferenciarlo de losformae minoris de Jaime II, o del Liber
Feudorum major, como lo es historio-grficamente, o del Liber domini
regis, como lo titula su compilador. Depen-demos an de la
introduccin de Francisco Miquel Rosell, en su precisareconstruccin
del cartulario, y de las atinadas precisiones de Manuel Mun-d en su
estudio sobre el pacto de Cazola20. Miquel Rosell parti de la
rela-cin de contenido hecha, probablemente por Mateu Botella, hacia
1308,
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
23
20 El pacte de Cazola del 1179 i el Liber Feudorum Maior. Notes
paleogrfiques idiplomtiques en X Congreso de Historia de la Corona
de Aragn, Zaragoza, 1980, 1-2, pp. 119-129.
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confirmada y contrastada con las anotaciones que de su mano hay
en los per-gaminos en que se deja constancia del folio en el que se
encuentra copiado21.
La recopilacin del LFM fue precedida de una revisin (total?) de
lospergaminos, en cuyo dorso un subalterno de Ramn de Caldes
escribi unaregesta que ser trasladada como rbrica del documento al
LFM.
En algn caso queda planteada la duda de si incluirlo o no, a la
cual seresponde non scribatur. Tal es el caso, por ejemplo, de los
pergaminos 106 deRamn Borrell, 3 y 100 de Ramn Berenguer I, y 159
de Ramn BerenguerIII, por poner unos ejemplos. Y a lo mismo debe
responder un spectet exis-tente en el dorso del pergamino 30 de
Ramn Borrell22.
De esta revisin hay pruebas. La primera, un precioso pergamino,
elExtrainventario 3222 [1], recientemente exhumado por Alberto
Torra, delACA, que contiene el inventario de los 11 documentos
contenidos en el sacodiez. Es, sin duda, el inventario archivstico
ms antiguo de los reinos hisp-nicos. Lo importante del documento es
que recoge once documentos por elmismo orden en que estn en el LFM,
los nmeros 786 a 796, de la edicinde Miquel. Es ms. Slo se han
conservado los originales de dos de ellos, dosescritos papales de
Alejandro III. En su dorso no figura el nmero del saco,pero s un V
y un VI que corresponden exactamente al orden, 5 y 6, en queestos
dos documentos se recogen tanto en el LFM como en el
inventario.
Rafael Conde y Delgado de Molina
24
21 No son en absoluto aceptables las crticas que a su
reconstruccin dedica Ruiz-Domnecen su estudio sobre el rey Alfonso
(J. E. RUIZ- DOMNEC, A propsito de Alfonso, rey de Aragn, condede
Barcelona y marqus de Provenza: discurso ledo el da 29 de febrero
de 1996 en el acto de recepcin pbli-ca de en la Real Academia de
Buenas Letras de Barcelona y contestacin por Frederic Udina i
Martorell.Barcelona, 1996), tildando de en exceso creativa, y de
versin libre la famosa (este entre-comillado es suyo, e irnico)
reconstruccin realizada por Miquel Rosell (op. cit., pp.
118-119),crticas que nacen del desconocimiento ms absoluto de la
tradicin archivstica del cartulario.
22 Y, sin duda, anecdticas menciones a la confidencialidad o no
del documento: en eldorso del perg. 74 de Ramn Berenguer III, que
recoge la impignoracin del castillo de Arrao-na, se recoge Hec non
ostendatur sine consilio y, al contrario, en el del perg. 171 de
Ramn Beren-guer III, se lee et hec quncto loco hostendatur.
Ed. Miquel
786 Carta donationis quam fecit Ber-nardus Atonis,vicecomes
Bite-rrensis, Gaufredo, comiti Rossi-lionis, super feudo de
Annilianoet de Columbariis et de aliis mul-tis quando tradidit ei
filiamsuam in uxorem
[1] carta donacionis quam fecit Ber-nardus Atonis vicecomes
Gau-berto comiti super diversis hono-ribus quando dedit ei in
uxoremfiliam suam
Rbrica en el LFM Invent. Nota de contenido al dorso
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Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
25
Ed. Miquel
787 Instrumentum donationis quamfecit Gaufredus, comes, filio
suoGuirardo super villa Perpinianiet omni comitatu suo
[2] Donacio eiusdem Gaufredi comi-tis quam fecit Girardo, filio
suo
788 Sacramentale super ultima volun-tate comitis Gausfredi
factum
[3] Sacramentale testamenti Gau-fredi
789 Litterae domini papae Adriani,quibus cognovit et
denuntiavitGaufredum, comitem, adulte-ram sibi in coniugio
novercam,scilicet, Gerardi comitis, copula-ri, et quibus decrevit
de adulteraipsa filia filios procreratos omni-no paterna
benedictione carere
[4, 5, 6] Littere domini pape Adriani etAlexandri et privilegium
eius-dem Alexandri in quo confirma-vit comitatum
RossilionensemGerardo comiti
790 Litterae domini papae Alexandriquibus mandavit filios
adulteraedictae, iure successionis, dehereditate sibi aliqua
minimevendicare
[5] [Carta domini pape ]
.V:
791 Litterae quibus dictus dominuspapa a Gerardo, comite,
terram,quae cum hereditario iure contin-gebat, nulla questione ab
adultaraet eius filio ei facta, confirmavit
[6] [Carta domini pape ]
.VI:
792 Testamentum Gerardi, comitisRossilionensis
[7] Testamentum Girardi
793 Haec sunt sacramentalia quaecum hominibus fecerunt
militescomitatus Rossilionis et hominesvillae Perpiniani venerabili
Ilde-fonso, regi Aragonensi, comitiseiusdem comitatus, qui
ipsumcomitatum ei dedit et in test-mento suo dimisit
[8] sacramentale quod fecerant[miltes] comitatus Rossilionen-sis
et homines Perpiniani vene-rabili Ilfefonso regi Aragonumcomiti
Barchinonensi post mor-tem dicti [Gerardi] comitis quieumdem
comitatum ei reliquid
794 Instrumentum donationis quamfecit Udalgarius de Milariis
Ilde-fonso, regi Aragonum et comitiBarcinonensi, super
fortitudinede Milariis et super alberga quin-cuginta animalium quam
ibiaccepit
[9] carta donacionis quam fecitUdalgarius de Milariis eidemregi
super fortitudine de Milariis
Rbrica en el LFM Invent. Nota de contenido al dorso
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Lo primero que de ello se deduce es que, o estaban mejor
ordenados delo que Ramn de Caldes afirma en su prlogo, o se realiz
la reordenacinprevia a que se refiere Caldes.
Lo segundo, en coincidencia con la relacin arriba expuesta, que
lossacos no contenan gran cantidad de documentos.
Lo tercero, que el nmero suelto, con ausencia de la palabra
saco, queaparece al dorso de muchos pergaminos, se refiere, tal
vez, al orden del con-tenido del saco.
En sntesis, el archivo estaba o qued organizado en pequeos sacos
decontenido unitario, de cuyo contenido, a menos que el inventario
del sacoX sea anecdtico, cosa improbable, se conservaba noticia. En
el interior delos sacos, los documentos estaban numerados, y su
nmero corresponda aldel orden en que aparecan en su inventario
correspondiente.
Por otra parte, y constituye una segunda prueba de la revisin,
multitudde pergaminos llevan una regesta, de poca clara de finales
del s. XII, quecoinciden exactamente con la recogida en el LFM:
Rafael Conde y Delgado de Molina
26
Ed. Miquel
795 Carta donationis quam fecitArnaldus Gauzberti domino
Ilde-fonso, regi Aragonensi, comitiBarcinonensi, super omni
alodioquod habebat infra portals deElna
[10] carta donacionis quam fecit A.Gosbert domino regi dicto
superhoc quod habebat infra [Portalsde Elna]
796 Instrumentum donationum etconcambii facti inter dominumregem
Ildefonsum Aragonen-sem et comitem Barcinonensemet abbatem Sanctae
Mariae deGrassa super honore se Salsis etXXXV eminis de Rippis
Altis
[11] [carta] concambii de Salsissuper Castronovo, scilicet
cum[abbati] Sancte Marie de Grassa
Rbrica en el LFM Invent. Nota de contenido al dorso
Ed. Miquel
146 Convenientia quam fecit Ermen-gaudus, Urgelli comes,
Raimun-do, comiti Barchinonensi, quodfaciat guerram comiti
Cerrita-nensi
R.B. I, 12
R.B. I, 12dup
Conveniencia quam fecit E.,Urgelli, R., comiti Barch. quodfaciat
guerram comiti Cerrita-nensi
Conveniencia quam fecit E.,comes Urgelli, R., comiti Barch.,quod
idem E. non faciat pacemcum comiti Cerritanie
Rbrica en el LFM Signat Nota al dorso de contenido
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Como no es probable, por no ser operativo, que la regesta fuera
desde elLFM al pergamino, sino al contrario, la regesta puesta al
dorso del originales previa al Liber, y fue la base para la
redaccin de las rbricas.
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
27
Ed. Miquel
257 Carta donationis quam fecit Rai-mundus, comes
Barchinonensis,Mironi Fogueti et BernardoLuppi, eius nepoti, super
castrode Fores
R.B. I, 14 Carta donacionis quam fecit R.comes Barchinonensis
Mironi[...] et B. Lupi, eius nepoti,super castro de Fores
57 Carta donationis quam fecit Rai-mundus, comes Palariensis,
Ber-nardo Atonis super honore deFabricata, qui est infra
terminoscastri de Muro
R.B. I, 64 Carta donacionis quam fecit R.comes \Pallariensis/
BertrandoAtonis super (tach. quodam)honore de Fabricata, qui
estinfra terminos castri de Muro
Rbrica en el LFM Signat Nota al dorso de contenido
353 Carta impignorationis quamfecit Bernardus Seniofredi
Rai-mundo, comiti Barcinonensi,super ipsa turre de Benevivere
etsuper quibusdam aliis
R.B. I, 94 Carta impignoracionis quamfecit Bernardus Seniofredi
R.,comiti Barch. de medietate deipsa turre de Benevivere
etmedietate de domibus et deortalibus que in circuitu de iam-dicta
turre sunt, et de ecclesia.
Sacc, quintusXXII III .V.
431 Sacramentale testamenti Bernar-di Ermengaudi, qui dimisit
cas-trum de Fornells domino Rai-mundo, comiti Barcinonensi
R.B. I, 96 Sacramentale testamenti Bernar-di Ermengol, qui
dimisit cas-trum de Fornels R. comiti Barch.
sacc. Gerundensis
432 Deffinitio quam fecit Ugo Guil-llielmi et Adalgardis,
femina,soror, ut dicitur BernardiErmengaudi dicti, qui
castrumdimisit Raimundo, comiti, supercastro de Fornells
R.B. I, 100 [] castrum dictum \dimisit/Raimundo, comiti, supere
castrode Fornels
saccus Gerundensis
433 Convenientia quam ad invicemfecerunt Raimundus, comes
Bar-cinonensis, et Hugo Guillelemisuper castro de Fornells
R.B. I, 101 Conveniencia quam ad invicemfecerunt R., comes
Barch., etHugo Guill., super castro de For-nels.
saccus Gerundensis.III.
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III. LOS ARCHIVOS DEL SIGLO XIII
Con Jaime I volvemos a tener noticias del y de los archivos. La
situacinde stos puede ser definida como de archivo disperso, pero
no incontrola-do. Al contrario: como veremos, la documentacin
ubicada en los distintosdepsitos est controlada.
1. Archivo real en el monasterio de Santa Mara de Sijena
Durante varias dcadas del siglo XIII el monasterio aragons
sanjuanistade Sijena fue archivo real. Creado en fecha desconocida
por Jaime I, dispo-nemos de informacin sobre el mismo desde 1255.
En esta fecha consta eldepsito del instrumentum concambii de
Alcuvierre quod fecerat Bernardo de Aho-nes por el escribano real
Miguel de Alcover [4/14].
La creacin del archivo de Sijena hay que verla en una triple
perspecti-va. En primer lugar, por ser un monasterio, hecho que
daba ciertas garantasde seguridad y conservacin. En segundo lugar,
por ser un monasterio defundacin real, de Sancha de Castilla, la
esposa de Alfonso el Trovador. Amayor abundamiento, era
sanjuanista, y en la Casa de San Juan de Jerusalnde Barcelona se
constituy otro importante depsito. En cierta medidapodemos decir
que los primeros archiveros de la Corona fueron los frailes ymonjas
sanjuanistas. Y en tercer lugar, por ocupar un punto central en
unaimportante parte de los dominios de Jaime I23.
Las noticias que de los documentos all depositados tenemos a
travs delas relaciones de ingreso, las rdenes de desarchivo o, en
ocasiones, decopia, perfilan el de Sijena como un depsito un tanto
polivalente, si biendominan de forma absoluta los documentos
relativos a las relaciones con losotros reinos hispnicos, Castilla
y Navarra, a la conquista de Valencia, a laherencia de su hijo
Jaime, etc. De los 26 documentos que deposita Miguelde Alcover en
1256 [5], cinco se refieren a relaciones con Castilla, cuatro
arelaciones con Navarra y dos a relaciones con los Azagra de
Albarracn. Seenvan tambin a Sijena dos documentos relativos a la
procuracin de Ara-gn del infante Alfonso, documentos sobre la
administracin aragonesa,
Rafael Conde y Delgado de Molina
28
23 Sijena, en ubicacin de Agustn Ubieto, era punto obligado de
paso en los caminosque llevan desde Huesca o Barbastro al Ebro, a
Fraga y a Lrida, estando equidistante de Zara-goza, Huesca,
Barbastro, Lrida, y de los valles de los ros Aguas, Martn,
Guadalope y Mata-rraa. Esta posicin central y la facilidad de
comunicacines explicara la decisin de Jaime I(A. UBIETO ARTETA, El
real monasterio de Sigena (1188-1300), Valencia, 1966, p. 19).
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como los relativos a la propiedad de Alfajarn y Alhama, tres
documentossobre heredades en Aranda, cuentas de Bartolom Tarn etc.
Un solo docu-mento valenciano: la donacin de la alquera de Foyos a
Guillem Escriv.Dos letras apostlicas super proteccione regni sui,
etc.
Resulta, desde luego, imposible intentar una aproximacin al
volumende la documentacin all guardada. Los textos hablan de archa
nostra cuyasllaves custodia la priora, de cartolaria in quibus sunt
aut esse debere (...) dicta ins-trumenta, de scrinia et archiva,
aunque estos ltimos plurales pueden ser msretricos que reales.
Al frente del depsito, o al menos como responsable del mismo,
estabala priora. A ella se dirigan las cartas credenciales de
quienes acudan almonasterio a entregar o a llevarse documentos
[6,7,8 etc.], frecuentementeel desarchivo se realizaba en su
presencia, ella reciba los documentos y aella acusaba recibo el rey
del material enviado. Su sello cierra en una oca-sin un saquillo de
documentos que se sacan del archivo en 1256 [4/17].
Normalmente el rey enva a una persona de confianza con carta
creden-cial para la priora y rdenes expresas a sta para facilitarle
el acceso a ladocumentacin.
Entre 1256 y 1278, fueron enviados para depositar o extraer
documentos,o para realizar bsquedas Miguel de Alcover, escribano
real; Miguel Violeta,escribano real y secretario desde 1268;
Salvador, cannigo de Barcelona;Mateu Babot, cannigo de Barcelona y
notario de la Cancillera del infante D.Pedro; Guillem Sarroca,
escribano y notario real; Pere de Capellades, escriba-no real;
Sancho Martnez de Oblites; frater Iohannes Petri, comendador de
Sije-na; Pere Catal; Jaume Sarroca; Miguel de Sijena; Pere de
Colomer, escriba-no judo y secretario real desde 1259; Dominicus
Petri ; fray Jernimo, monjede Benifass; Bertomeu Saporta; el
prepsito de Montearagn; Jaime de Alco-lea; el abad de Benifass; el
infante D. Pedro; Fortuny, y Ramn Escorna.
En alguna ocasin es la propia priora quien lleva documentos al
rey. Tal,el 4 de agosto de 1260 en que entreg al rey un documento
[4/5].
La persona que es enviada lleva instrucciones de buscar
determinadosdocumentos. El tenor de las actas y anotaciones de
desarchivo y de las rde-nes de bsqueda no permite aclarar si existi
un inventario de la documen-tacin depositada, puesto que si bien en
ocasiones se busca documentacinprecisa, en otras se ordena acceder
al fondo por ver si hay determinadodocumento. De todos modos
existen verdaderas actas de depsito [5] de lasque es difcil
precisar si quedaron en poder del monasterio o del rey.
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
29
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Hallado el o los documentos requeridos, se deja constancia de su
salida,sea en forma de albarn, que queda en manos de la priora, sea
en anotacinen un volumen habilitado para ello de mano normalmente
de quien retirao deposita los documentos [4, 33 y 34]. Una vez
salidos, en ocasiones se daacuse de recibo por parte del rey
[12].
El depsito documental estuvo en Sijena hasta el ao 1308, ao en
queJaime II, dentro de su plan de concentrar los documentos reales,
que cul-minar con la creacin del archivo real de Barcelona como
archivo real ynico, ordena su remisin a Barcelona [30].
2. Archivo real en el monasterio de San Juan de Jerusaln de
Barcelona
Paralelamente al de Sijena existi otro depsito en Barcelona, en
la casade la orden del Hospital de San Juan de Jerusaln, del cual
tenemos noticiasdirectas de la poca de Jaime II. En 1306 se
entregaban en Calatayud al escri-bano real Pere de Soler 18
documentos y un volumen para devolverlos a lascajas del rey que
estn en la casa del Hospital de Barcelona [25]. En otrodocumento
sin fecha, aunque del mismo reinado, consta el traslado de unacaja
con documentos relativos al Valle de Arn desde el mismo depsito
has-ta Lrida para su consulta [32]. En ambos casos se controla el
movimientode los fondos. En el primer caso se hace constar al final
del documento suefectiva entrega; en el segundo, consta el depsito
de los documentos no uti-lizados (los utilizados aparecen sealados
con una cruz al margen) en elconvento de Predicadores de Lrida.
Annima y sin fecha, pero tal vez del mismo Botella y anterior,
desde lue-go a 1318, segn se deduce de una nota de consulta puesta
al pie de uno delos folios del memorial 724, es una relacin,
incompleta, de las escriturassueltas all existente, con un total de
unos 200 asientos. Se custodiaban endicha sede documentos de Ramn
Berenguer IV entre ellos la donacindel reino de Aragn hecha por
Petronila a su hijo, de Alfonso el Trova-dor, de Pedro el Catlico
y, sobre todo, de Jaime I25. Se conservaban, igual-mente,
documentos papales y otros documentos fuera de las cajas26.
Rafael Conde y Delgado de Molina
30
24 In Barchinona, mense iulii anno Domini M CCC XVIII, dominus
rex mandavit perquiri hanccartam quae fuit inventa in domo
Hospitalis Barchinone et, eo mandante, fuit ipso domino regi
tradita.ACA, Memoriales, nm. 7, f. 104v, al pie.
25 Se conservaban documentos tan importantes como la donacin del
reino de Aragnpor Petronila.
26 Catorce documentos super regno Navarre (acuerdos con Sancho
VII y Teobaldo I), otrosdos sobre el mismo tema, un memorial sobre
documentos retirados de San Juan de la Pea,
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En la casa del Hospital se conservaban tambin registros. En 1306
MateuBotella recibe una comisin del rey para investigar los
registros y controlarla documentacin que interesara a la curia
[24]. Botella sac noticias de 24registros: diez de Jaime I, tres de
Pedro el Grande, cuatro de Alfonso el Libe-ral y siete de Jaime II.
Los registros son identificados por Botella a partir desu
encuadernacin y/o de sus incipit, y de ciertos signos grficos
conven-cionales (rosa, cruces de formas diversas, flor de lis,
pjaro, estrella, letras,etc.) existentes en la cubierta27.
De documentos de estos registros, relativos a asuntos del valle
de Arnacaecidos en 1278 se sacaron copias certificadas en 131228,
probablemente apartir de noticias de Botella, en cuyo prembulo se
hace referencia a stoscomo los registra regia in archivo regio
posito in domo Hospitalis Sancti IohannisIherosolimitani 29 o
frmula similar. De este depsito era responsable elcomendador de la
casa, el cual aparece presente tanto en las recepciones
dedocumentos [29] como en las entregas30.
3. Palacio real de Barcelona
Existi un tercer depsito en el propio palacio real donde se
guardaranlos documentos ms preciados. Segn Hurtebise el Liber
Feudorum maior seconserv siempre all31. De este depsito tenemos
noticia a travs de unaorden del Alfonso II-III a Pere de Sant
Climent, de 1286 [22], en que le dainstrucciones para localizar dos
documentos que sus embajadores deban
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
31
cinco volmenes de tipo diverso: contables, de control del
depsito documental de Sijena yuno con copia de documentos
papales.
27 E. GONZLEZ HURTEBISE, Gua cit, p. 12, da una identificacin
fiable, a pesar de que laprdida de algunos folios y de las
cubiertas originales, y su posible manipulacin en la
reen-cuadernacin posterior la hagan algo dificultosa.
28 Por ejemplo, en 1312 se saca traslado de dos documentos
relativos al valle de Arn(ACA, Real Cancillera, Perg. Pedro el
Grande nm. 90). El segundo de estos documentos seencuentra reseado
en el memorial de Botella, en el f. 54v.
29 ACA, Real Cancillera, Perg. Pedro el Grande nm. 198.30 A la
vostra senyoria fas saber, senyor, que reeb una letra vostra en la
qual me manavets que en les
caixes vostres qui sn a lEspital en Barchinona, sercs I carta
que aviets mester, e que, encontinent, la ustramess per lo portador
de la dita vostra letra. E yo, senyor, encontinent, reebuda la dita
letra vostra, an ala dita casa del Espital, e en presncia del
comanador, serqu la dita carta e trob-la encontinent, e
tantosttremet-la-us per lo dit portador de la vostra letra en la
forma en la dita letra contenguda. Doc. sin fecha,pero del reinado
de Jaime II, y anterior a 1318. cf. F. DE BOFARULL [Historia] cit.,
doc. XVII.
31 E. GONZLEZ HURTEBISE, Gua cit., p. 7.
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llevar a Roma, de los cuales se tomara traslado visado por el
arzobispo deTarragona y cuyos originales deban devolverse a su
lugar de origen. Estosdocumentos, en concreto el testamento de
Pedro el Grande y la donacinen vida de sus reinos a su hijo, se
encontraban, in domo repositi palacii nostricuyas llaves tena, de
la caxiam blancham et candelariam dnde estaban losdocumentos, el
rey, y del rebost, su repostero Pere de Trrega.
4. Casa del Temple de Barcelona
Hubo un cuarto depsito en la casa del Temple de Barcelona,
docu-mentado por una orden de Pedro el Grande [20] de 9 de mayo de
1285 alcomendatori Domus Templi Barchinone y a la esposa del
escribano de la reina afin de que, necesitando algunos documentos
que supone estn en su cartho-lario Barchinone, permita a Jaume de
Bianya su acceso a los registros y escri-turas, escrituras que
aparece autorizado a sacar, tradentes sibi cum albaranoquod ab eo
receperit.
5. Monasterio de San Juan de la Pea
En el monasterio aragons de San Juan de la Pea haba registros
en1307: en tal fecha se reitera al abad la orden de remitir
registra nostra que suntin monasterio vestro [26].
6. Concentraciones y depsitos eventuales
Y hubo, por fin, concentraciones y depsitos, algunos claramente
even-tuales y transitorios, y otros de difcil calificacin, en
establecimientos reli-giosos o en manos de oficiales regios, y que
conocemos, bsicamente, porlas rdenes de concentracin de Jaime
II.
Hubo documentacin real en la casa del Temple de Zaragoza [27],
en elpalacio episcopal de Valencia32; haba habido registros en
Cabanyes, que fue-ron quemados por los aragoneses disconformes por
haber recibido hereda-des a costumbre de Catalua [43].
Rafael Conde y Delgado de Molina
32
32 Certum est quod tempore supradicto dominus rex (Jaime II)
recessit a civitate Valencie progre-diens in viagium Granate,
tumque presens et alia registra fuerunt dimissa de mandato regio in
civitateValencie in domo venerabilis in Christo patris domini
Raimundi, episcopi Valencie et cancellarii dominiregis. ACA, Real
Cancillera, Registros, nm. 206, f. 91.
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Haba documentacin en poder del vizconde de Cardona, al cual se
lereclaman los registros producidos como procurador de Catalua. En
laorden de entrega, el rey manifiesta su admiracin, non modicum
admiramur,ante la actual negativa a entregarlos (anteriormente haba
ofrecido hacer-lo), nam vos ignorare non credimus, qui dictum
officium pro nobis exercuistis, quodregistra ipsa racione ipsius
officii et non alia de causa facta fuerunt, et ideo non potes-tis
nec debetis penes vos modo aliquo retinere33, en una clara y
terminante afirma-cin del carcter pblico de la documentacin
generada por un oficial real.
Y, naturalmente, documentacin dispersa que se iba concentrando.
En1266 Jaime I da amplios poderes a Joan Blac (?) para poner en
orden cier-tos aspectos de la administracin de Montpellier. Entre
ellos, para registraro hacer registrar sus documentos et querenda,
petenda et recuperanda ea omniaet singula instrumenta a
quibuscumque detinentur vel possidentur34.
El problema, irresoluble, es, dejando al margen estos depsitos
eventua-les y claramente minoritarios, fijar su jerarqua y
especializacin. El depsitoque tiene ms aspecto de tresor des
chartes de la monarqua es el de SanJuan de Barcelona: no hay
documentos anteriores a Ramn Berenguer IV,conde de Barcelona y
prncipe de Aragn, y tiene documentos como el de ladonacin de Aragn
al conde, ya citada, el dotalicio de Sancha de Castilla,esposa de
Alfonso el Trovador, o de gestin econmica y administrativa.
Desconocemos, desde luego, dnde se conservaban los trescientos
regis-tros ya producidos cuando se crea el archivo real en 1318 y
la inmensa corres-pondencia que Jaime II iba acumulando. Hurtebise
da a entender que el con-junto principal se conservaba en el propio
palacio continuaba la Coronaconservando sus antiguas actas en el
Palacio condal de Barcelona; pero algu-nos documentos de Estado los
deposit don Jaime en el monasterio de Sije-na...35 , tal vez sin
otro argumento que la carencia de noticias concretas.
Y, puesto que hablamos de archivo real en el s. XIII, es preciso
sacar acolacin la segunda cita o alusin al archivo. Se trata de
unas instruccionesdadas a Bernat de Vic, juez delegado para aclarar
las enajenaciones delpatrimonio real en la Cerdaa, el Conflent, el
Ripolls, veguera de Cam-prodon y valle de Prades, de 4 de mayo de
1264 [9]. En el documento sehabla de unas noticias sacadas de suo
archivo publico.
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
33
33 ACA, Real Cancillera, Registros, nm. 238, f. 196.34 ACA, Real
Cancillera, Registros, nm. 15, f. 44v. F. DE BOFARULL, [Historia]
cit., doc. VII.35 Gua cit., p. 8.
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La expresin fue interpretada por Gonzlez Hurtebise36 y sus
continua-dores en el sentido actual, es decir, de archivo abierto a
la consulta pblica.
La expresin archivum publicum, que aparece en Italia en el siglo
XII, esuna consecuencia de la renovacin de los estudios de derecho
romano y suincidencia en la creacin del derecho notarial medieval
como se desprendede los estudios de Elio Lodolini37. Parte Lodolini
de la definicin justinianeadel archivo como locus in quo carta
publica asservantur con el frecuente aa-dido de ut fidem faciant.
La expresin, destaca Lodolini, se encuentra ya enel comentario del
Piacentino (circa 1135-1192) al Libro IV, tit. 21 De fide
ins-trumentorum et amissione eorumdem del Corpus iuris civilis38, y
reaparece concierta frecuencia en los tratadistas de los siglos
XIII y XIV. En este contextoarchivo pblico significa archivo donde
se conservan documentos quedan fe pblica, por cuanto el archivo es
depsito de documentos pbli-cos39 y fuente de publicidad de los
mismos40. El archivo real es, por natu-raleza, depsito de
documentos pblicos, que dan fe pblica, y el hecho deutilizar una
expresin salida del mundo notarial es una contaminacin nadaextraa
si consideramos que en estos momentos se est conformando
elnotariado en los diversos territorios de la Corona y est
penetrando, pese ala frontal descalificacin del propio Jaime I, el
derecho romano dentro delius comune. Y no debemos tampoco olvidar
las conexiones entre los registrosreales y los protocolos
notariales detectadas por Arag y Trenchs41.
En definitiva: archivo pblico en el documento de Jaime I no
debeinterpretarse bajo ningn sentido como archivo abierto, sino
comoarchivo donde se depositan documentos de valor pblico.
La idea de publicidad del Archivo Real de Barcelona y del
Archivo de laCorona de Aragn es constante a lo largo del tiempo.
Siglos ms tarde sereferir Prspero de Bofarull al Archivo de la
Corona de Aragn como aeste precioso depsito de fe pblica.
Rafael Conde y Delgado de Molina
34
36 Gua cit., p. 8.37 E. LODOLINI, Lineamenti di Storia
dellArchivistica italiana. Dalle origini alla met del secolo
XX. Roma, 1991.38 Op. cit., pp. 27-28.39 El archivo es locus ubi
acta publica reponuntur, segn Alberico de Rosate (fines del
XIII-
1354). E. LODOLINI, Lineamenti cit., p. 30.40 Segn Cino de
Pistoia (1270-1336/7) aliud publicum est (instrumentum) quia de
archivo
publico trahitur cum testimonio iudicis. E. LODOLINI, Lineamenti
cit., p. 29.41 J. TRENCHS ODENA y A. M. ARAG CABAAS, Los registros
de Cancillera de la Corona
de Aragn (Jaime I y Pedro II) y los registros pontificios, en
Annali della Scuola Speciale perArchivisti e Bibliotecari
dellUniversit di Roma, ao XII, enero-diciembre 1977, p. 39.
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IV. LOS ARCHIVOS EN EL SIGLO XIV
Durante un siglo justo, desde 1319 a 1419, los archivos reales
son unita-rios. Se abre el perodo con la creacin del archivo real
de Barcelona, oarchivo de la Cancillera y dems escribanas, y del
archivo del MaestreRacional, ambos por orden de 1318 y efectividad,
se supone por haberse yaacabado las obras de adaptacin de locales,
del ao siguiente. La incorpo-racin del reino de Cerdea a la Corona,
traer consigo la creacin de undepsito de documentacin de las altas
magistraturas de gobierno. La rein-corporacin del reino de Mallorca
no crear un archivo real ni en estemomento ni en el posterior.
1. El archivo real de Barcelona
1.1. CREACIN
A partir de los depsitos dispersos Jaime II cre el archivo real
concen-trndolos en su palacio. La operacin queda testimoniada por
el albarn definiquito que el Maestre Racional Pere de Bol otorg el
8 de mayo de 1319a Arnau Messeguer, encargado de las reformas
arquitectnicas que permi-tieran la instalacin del archivo [35]. En
el albarn se recuerda que en el mesde julio de 1318 recibi ste la
orden verbal de construir una cmara above-dada donde haba estado la
capilla del palacio real haba, pues, acabadola construccin de la
nueva capilla, la soberbia capilla de Santa gueda enla cual fueran
colocados los registres els privilegis e els altres scrits de la
sua cance-lleria e dels altres fets de la sua cort; encima de ella,
se deba construir otra cma-ra similar en la cual fossen conservades
e estoyades les sues joyes daur e dargent eles robes e els
apparellaments de la sua cambra. Adems, en el lugar donde esta-ban
los establos, deba construirse, por orden ya dada dos aos antes
[179]una tercera estancia con dos ventanas que diesen al patio del
palacio en laqual casa fossen estoiats e conservats los comptes e
les altres scriptures del offici del mes-tre racional de la sua
cort. Las obras se iniciaron el 6 de julio de 1318 y termi-naron a
finales de septiembre, con un presupuesto de 2.654 sueldos
pagadospor el baile general de Catalua y el baile y el veguer de
Barcelona.
Aparecan as los dos archivos generales de la Corona. Se ha
afirmadoque se trataba de un archivo dividido en dos secciones:
Cancillera y Maes-tre Racional42. No es as. Ambos depsitos no
estuvieron jams fundidos en
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
35
42 J. E. MARTNEZ FERRANDO, El Archivo de la Corona de Aragn
cit., p. 37.
REYES Y ARCHIVOS EN LA CORONA 4/11/08 18:10 Pgina 35
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una unidad superior. Del archivo real se encarg, a partir de la
creacin delcargo, un oficial de la escribana al que algn documento
regio llama tinentles claus del nostre archiu, en tanto que de los
fondos del Maestre Racional fuesiempre ste el responsable. El
racional libraba certificaciones sobre fondosdel archivo, y no se
conserva ninguna consulta elevada al archivero sobrefondos del
racional, ni en los libros registro de ingreso de fondos en
elarchivo real, abiertos a mitad del siglo XIV, hay asiento alguno
referido adocumentacin del racional.
El archivo del racional se encontraba en los stanos de palacio,
debajodel Tinell, stanos a los cuales hoy se accede bajando una
escaleras, peroque en su poca estaban en un nivel ms bajo, puesto
que la actual plaza delRey ha sufrido una elevacin de nivel en
sucesivas remodelaciones
El archivo real se encontraba muy vecino al saln del Tinell, en
el espa-cio que ocupaba la capilla de la poca condal, a los pies de
la actual43, en loque hoy se conoce como avantcambra. Probablemente
se abra a ella: PereMiquel Carbonell afirma en sus Chrniques
dEspanya que cuando Fernandoel Catlico sufri el conocido atentado
en las gradas que llevan a este espa-cio, l, que estaba en el
archivo, pas apresuradamente al Tinell para ente-rarse de lo
suceda44.
Gonzlez Hurtebise califica de Siglo de Oro del Archivo de la
Corona deAragn a la centuria decimoctava, porque los trabajos
realizados lo reorga-nizaron en forma til para la investigacin45.
Creo, ms bien, que el verda-dero siglo de oro, fue el que se
extiende desde su creacin, en 1319, hastala segregacin de los
fondos valencianos en 1419.
El archivo de 1319 era lo que hoy llamaramos archivo definitivo.
Undocumento exhumado por el capuchino Mart de Barcelona obliga a
admi-tir la existencia paralela de un archivo corriente, lgico y
normal en todaadministracin. El 8 de marzo de 1327, Arnau
Messeguer, camarero del rey,
Rafael Conde y Delgado de Molina
36
43 Cf. la planta del palacio condal y real dibujada por
Francisco Caula en El rapto deDoa Almodis (Pyrene, 19 (1950)),
recogida por A. M. ADROER I TASIS, El Palau reial major
deBarcelona, Barcelona, 1979, fig. 14.
44 J. E. MARTNEZ FERRANDO, Aportacin de datos acerca del Archivo
Real de Barcelona yde sus archiveros durante los reinados de Juan
II y Fernando el Catlico en Fernando el Catli-co y la cultura de su
tiempo. Actas del V Congreso de Historia de la Corona de Aragn
(1955), vol. III,Zaragoza, 1961, p. 77.
45 Gua cit., p. 37.
REYES Y ARCHIVOS EN LA CORONA 4/11/08 18:10 Pgina 36
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obtiene la aprobacin real de un albarn definitorio de cuentas
otorgado asu favor por el Maestre Racional Felip de Bol, con fecha
de 25 de febrerodel ao anterior y por 12.064 sueldos y 11 dineros.
Se refiere a los gastos dela reedificacin de unes cases que eren
contiges al seu palau, davant la esglea dela Seu de Barchinona, les
quals cases eren velles e decahudes para ubicar la sua scri-vania
ab los seus segells e ab los registres [37]. Se trata de unas
edificaciones, hoydesaparecidas, adosadas a la cambra dels
paraments o Tinell, que se abrana la calle de la Escribana,
desaparecida al construirse en el s. XVI el CuartoNuevo del
Lugarteniente, que ocup el solar de las escribanas, de la calle yde
unas casas particulares que haba entre la calle de la Escribana y
la actualBajada de Santa Clara46.
1.2. LA PRAXIS HASTA 1384
Jaime II no dio ordenanzas para su funcionamiento, ni las dio
tampocoPedro el Ceremonioso en sus conocidas Ordinacions. El
archivo real era,durante sus primeros aos, un simple depsito de
documentacin adminis-trativa, sometido a la rutina de
funcionamiento y control general.
a) Los archiveros
La historia interna del archivo real tiene un antes y un despus
del da 6de julio de 1346. Este da, en documento librado en el
monasterio de SantaMara de Poblet, el Ceremonioso creaba el cargo
de archivero al eximir a PerePasseya47 de la obligacin de seguir a
la corte como escribano y al imponerlela obligacin de acudir
diariamente al archivo a ocuparse de su conservacin.
Con anterioridad a Perseya se responsabilizaron del archivo
personas dediverso nivel. Bajo Jaime II parecen responsables del
mismo Bernat dAvers,notario guardasellos desde 1301, y Mateu
Botella. Los encargos archivsticoshechos a Avers llevan a Gonzlez
Hurtebise a concluir que bajo Jaime II erajefe del real archivo el
notario guardasellos y, en su ausencia, encargado delmismo un
escribano del palacio48.
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
37
46 Cf. Anna Maria ADROER I TASIS, EL Palau Reial Major de
Barcelona, Barcelona, 1979, fig. 12.47 Su verdadero apellido parece
ser Perseya, por ms que en su nombramiento resulta
apellidado Passeya. Cf. E. GONZLEZ HURTEBISE, Gua cit, p.18,
notas 1 y 2.48 E. GONZLEZ HURTEBISE, Gua cit., p. 15.
REYES Y ARCHIVOS EN LA CORONA 4/11/08 18:10 Pgina 37
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Durante los aos que median entre el nombramiento de Perseya y
1384,fecha de las primeras ordenanzas del archivo, se suceden al
frente del archi-vo siete archiveros procedentes todos ellos de la
propia escribana real49:Pere Perseya (1346-1348); Bartomeu Despuig,
nombrado el 20 de agosto de1348 (1348-1363); Ferrer de Magarola,
nombrado antes del 1 de abril de1363 (1363-1370); Pere de Gostemps,
nombrado el 20 de noviembre de1370 (1370- ...); Pere a Costa, baile
general, que cubre una interinidad en1372; Pere Bertomeu, entre
1372 y 1378, y Berenguer Segarra (1380-1392).Dadas ya las
ordenanzas, Gabriel Segarra, escribano real e hijo de Beren-guer
(1392-1410) y el baile general de Catalua como interino durante
elinterregno (1410-1412)50.
La procedencia funcionarial del archivero vincula el archivo a
la Canci-llera. El archivo real de Barcelona naci segn el modelo
siciliano, unidoa la Cancillera en lugar de nacer bajo o segn el
modelo napolitano, vincu-lado a la administracin econmica, es
decir, bajo el control de los maes-tres racionales51. Cuando se
crea el archivo de Cagliari a los pocos aos dela ocupacin
aragonesa, en 133252 , pese a recibir los registros de la
gober-nacin, poder poltico, se lo hace depender del racional, es
decir, delpoder econmico53.
A juzgar por el salario adjudicado, 1 bstia diaria, equivalente
a 3 sueldos,Perseya era simplemente escribano de registro, pero ya
su sucesor, Berto-meu Despuig, al que se le asigna una quitacin de
2 bstias diarias, era escri-bano de manament54. En adelante, como
destacar Pere Miquel Carbonell ensus apostillas al texto de las
ordenanzas de 1384, el archivero ser un escrivde manament.
Rafael Conde y Delgado de Molina
38
49 E. GONZLEZ HURTEBISE, Gua cit., p. 66.50 E. GONZLEZ
HURTEBISE, Gua cit., p. 66.51 A. BAVIERA ALBANESE, Diritto Publico
e Istituzioni Amministrative in Sicilia. Le Fonti, Roma,
1981. (ed. anasttica de la primera ed., 1974), pp. 72-73. Sigo
en este planteamiento los pasosde G. OLLA REPETTO, en una
inteligente nota a su encomiable trabajo La politica archivisticadi
Alfonso IV dAragona, en La Societ mediterranea allepoca del Vespro,
XI C.H.C.A., vol. 3, Paler-mo 1984, p. 476, nota 24.
52 E. CASANOVA, Archivistica, Siena, 1920, p. 337. Oberva Olla
Repetto, siguiendo a Mart-nez Ferrando (El Archivo de la Corona de
Aragn cit., p. 37), que el archivo barcelons se aveci-naba al
napolitano por estar dividido en secciones: Cancillera y Real
Patrimonio. En realidadambos archivos fueron independientes y no se
integraron en una nica administracin.
53 G. OLLA REPETTO, op. cit., p. 469.54 J. TRENCHS ODENA Y A.M.
ARAG CABAAS, Las Cancilleras de la Corona de Aragn y
Mallorca desde Jaime I a la muerte de Juan II, en Folia
Parisiensia, Zaragoza, 1983, p. 60.
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El archivero, en estos momentos, dependa, como el resto de los
escri-banos, del protonotario en cuanto que ste era jefe de la
escribana, y en susmanos deban prestar el habitual juramento de
fidelidad.
b) El control de los fondos
La gran batalla del archivo real, como de todos los archivos, es
conseguirel control de los fondos, tanto de los que deben ingresar,
como de los quedeben regresar por desarchivo.
Con la creacin del archivo por Jaime II se pretenda,
naturalmente,tener reunida toda la documentacin. Las sucesivas
rdenes concretas queJaime II y sus sucesores dan a lo largo de
siglos patentizan lo extraordina-riamente difcil que era
conseguirlo.
Pero si es importante el control del archivo, lo es tanto o ms
el del desar-chivo. La correspondencia cruzada entre el rey y sus
altos oficiales y losarchiveros muestra una cierta negligencia por
parte de los primeros paradevolver los documentos pedidos, y un
perpetuo inters por los segundospara recuperarlos.
El control del movimiento de fondos es precoz. El primer
registro deentrada y salida de documentos y registros se abre en
1345 por el archiveroFrancesc de Prohom y abarca hasta 135055. Se
recogen en l los documentosy registros que se depositan en el
archivo procedentes, sobre todo de laescribana, es decir, de las
oficinas administrativas:
Subscripta instrumenta fuerunt reposita in archivo et recondita
per Francis-cum de Prohomine, scriptorem et regentem scribaniam
domini regis, quequepericulum defferebantur in cofris scribanie
().
In Barchinona, V kalendas julii anno Domini millesimo CCC XLV,
Fran-ciscus de Prohomine, tenens sigilla regia, recedendo de
Barchinona fecit memo-riale registrorum que (deposuit?) in
scribania ().
De esta labor de control hay otro registro abierto en 1363 [41],
que reco-ge salidas de documentos desde 1363 hasta 1569, y entradas
de registros des-de 1384 hasta 1630.
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
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55 ACA, Memoriales, nm. 63. Se trata de un pequeo cuadernillo de
15 folios, 13 de ellosescritos, recientemente incorporado a la
serie de memoriales por Jaume Riera. Cf. descripcinen J. RIERA I
SANS, Catlogo de memoriales e inventarios. Siglos XIV-XIX. Archivo
de la Corona de Ara-gn, Madrid, 1999, p. 31.
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Es un volumen de 108 hojas en tamao folio, cuyas 37 primeras
hojas vandestinadas al control del desarchivo; desde el folio 38 en
adelante, figuranlas entradas de registros.
La correspondencia mantenida entre el rey o sus altos
funcionarios y elarchivo, singularmente las respuestas del primero,
patentizan un problemade siempre: lo fcil que es sacar un documento
y lo difcil que es devolverlo.
c) Consultas
Desde luego el archivo va vinculado a la consulta. Normalmente
la peti-cin de documentacin al archivo se haca por escrito del
propio rey o dealguno de sus dignatarios. La orden de bsqueda y, en
su caso, de libra-miento de copia simple o de traslado formal parte
normalmente del rey atravs de un mandato dirigido sea al archivero,
sea a alguno de los altos ofi-ciales de la corte, en forma de
mandato formal (con intitulacin, direccin,salutacin, etc.) o de
mandato simple con intitulacin de dignidad y dispo-sitivo56. No
faltan, incluso, rdenes dadas de propia mano del rey.
Recibida la orden, sea para una consulta de la administracin,
sea paralibrar copia, corresponde al archivero localizar el
documento. Contaba paraello con los memoriales que se iban
confeccionando en el archivo inclusodesde antes de su fundacin
formal. Y contaba con instrumentos comple-mentarios: la memoria de
los viejos funcionarios.
En la segunda mitad del siglo XIV, Ferrer de Magarola, archivero
entre1363 y 1370 recibi la orden de buscar unos documentos. A
continuacinescribi, en fecha desconocida, una carta a Jaume Conesa
narrndole lasincidencias de la bsqueda [43]. Si la traigo a colacin
es porque relata elmtodo que, seiscientos aos despus, seguimos
utilizando los archiveros.
Pere a-Coma, escribano real, present al archivero un mandato
realque le exiga la localizacin de los documentos mediante los
cuales Jaime Icedi al infante Pedro la honor de Xrica. Al margen
dejo los cicaterosconflictos internos entre colegas (Dios hizo al
amigo y el diablo hizo al cole-ga!). Interesa el cmo intentaron
encontrar los documentos. Primero, comoera lgico, los buscaron en
el armario de testamentos reales. No lo hallaron.
Rafael Conde y Delgado de Molina
40
56 ACA, Coleccin de Historia del Archivo, passim. Vase una
magnfica recopilacin deconsultas en F. UDINA MARTORELL, Gua cit.,
pp. 109-121.
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A continuacin, buscaron en tots los armaris e caxes e cofres del
dit archiu,con resultado igualmente negativo. Es el segundo paso:
si no est dndedebe estar, busqumoslo en los conjuntos hermanos.
Tercer paso: los registros. Ya hay registros de Jaime I, luego,
a falta deldocumento expedido, busqumoslo en su registro. No lo
hallaron porque laregistracin bajo Jaime I es an selectiva.
Cuarto paso: si no tenemos el original, busquemos su
confirmacin.Tampoco.
Quinto paso: ax com aquells qui sn desesperats, acuden a la
memoria bio-lgica y consultan a Jaume de Besanta, Guillem de Bellve
y a Pere de SantCliment (...) per o com sn persones antigues e qui
amen la honor del senyor rei.Responden haber visto estos documentos
en Jtiva y explicando el porquno se encuentran estos documentos en
los registros: tal como se les planteala consulta, podan estar en
registros en aquel momento ya inexistentes, losdestruidos por
aquellos aragoneses que protestaron de que sus feudos setuvieran a
fuero de Catalua y no de Aragn.
d) Libramiento de copias
Consecuencia lgica del carcter patrimonial del archivo real es
la res-triccin en el acceso y uso de la documentacin. El archivo,
recordmoslo,es del rey, no del reino. Por lo tanto slo el rey podr
disponer de l. El fen-meno es general para los archivos del s. XIV,
pero no siempre fue as.
Los archivos de las ciudades italianas haban nacido abiertos.
Impresio-na leer las disposiciones sobre la comunicabilidad de los
fondos, estableci-das por el comn de Siena a finales del s. XIII,
que determinaban el libreacceso a la documentacin del comn, a la de
los notarios, mercaderes ycambistas para defender sus derechos,
acceso que quedar garantizado porlos poderes pblicos57.
Reyes y archivos en la Corona de Aragn. Siete siglos de
reglamentacin y praxis archivstica (siglos XII-XIX)
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57 Anco, statuimo et ordiniamo che ciascuno possa usare, et
usare a lui sia licito, tutti li atti et scrit-ture et carte de li
libri del Comune et del popolo de Siena, et laltre scritture
denotari, mercatanti et cam-biatori, et di coloro equali officiali
del Comune et del popolo fussero essuti, a sua defensione,
qualunqueora essi vorranno usare per mostrare la loro raggione. Et
la Podest et lo camarlengo et IIII sienno tenutiet debianno a
coloro, equali esse cose adimandaranno, fare mostrare et dare a la
loro volont. E. CASA-NOVA, Archivistica cit., p. 325.
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Los arch