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19020115_LA REVISTA BLANCA

Apr 13, 2018

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    ?

    \

    ;-- * \-w. J V V *?

    V - , SS,

    a

    Soledad Gustavo.

    Luisa Michcl

    Pedro Dorado.

    J. Giner de los Ros.

    jfuan Gine y Parta gas.

    J^ompeyo Gener

    U. Gonzlez Serrano.

    Jos Psquerdo.

    A .

    Snche z I ciez.

    Per ando Tarrida.

    A .

    IJamn.

    Manuel Cosso.

    Carlos Malato.

    Miguel natnuno.

    Anselmo Lorenzo.

    Fermn Salvochea.

    Ricardo Mella.

    yaiine Brossa.

    Ricardo Rubio.

    Pedro Corominas.

    Nicols Daz Prez.

    Nicols Estvanez.

    Doctor Boudin.

    Donato L.uben.

    P. Kropotkin.

    Elseo Reclus.

    e r e n t e

    F E D E R I C O U R A L E S

    A d m i n i s t r a c i n

    C R I S T B A L B O R D n

    tMari

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    R E S R R E e e i O N

    OBRA DE CARC TER PU RA M EHTE SOCIALISTA

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    E VO L U CIN Y RE V O L U C IN . P^

    R . M ella, y EL GOBIERNO REVOL Cl^

    NARIO, por P . Kropotkin, toio 10 c ' '

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    ierra , 20 cnt im os. ^

    LA ESCLAVITUD MODERNA, por L^

    Tolstoi ,

    1

    pes eta. .

    LA M U ER T E DE LO S DIO SES , por DnaJ*''

    M erejkowsky, do s tom os, 1 peseta toi^ '

    PALABRAS DE UN REBELDE, por Pe

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    L R E V IS T B L N C

    S O O I O I v O G l A , C I E N C I A Y A R T E

    T

    o

    V N m . 8S ^ Adiiiiiiislracida:

    Cristbal Bordlu 1 Uadrid

    15 de Enero de 1902

    S o c l o l o g i u . X ? evolucin de la filosofa en spaa por F e de r i c o U r a l e s . 1 arte por a vida por Alfredo

    om\\e.i^rabajo por U. Gonz lez Ser rano.

    C l e n e U t y Arte.Ejercicios de resistencia por F e r na n do La g r a nge . r d j /c a j de arte y de Sociologa por Prez

    Jorb .X

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    4 8 LA REVISTA BLANCA

    ste haba ya abjurado de sus relaciones con La>nennais y de su firma en

    El Porvenir.

    Algunos bigrafos franceses han dicho que en las conferencias conversaciones par

    ticulares que tuvieron Lacord aire y Balmes salieron relucir aquellos tiempos en que el

    primero fu excomulgado por el Papa consecuencia de su colaboracin en la obra libe

    ral y humanista de Lamennais, y dcese que en el terreno particular no demostraba gran

    pesar por sus herejas el famoso predicador do minico . Balmes nad a dej escrito de sus

    conversaciones con Lacordaire.

    A pesar de que el autor de que tratamo s tuvo vida corta, escribi varias obras de

    importancia. Sobre cul es la principal no hay unanimidad de pareceres. Los tempera

    mentos crticos y batalladores optan por

    El

    protesanismo que se public en latn, en

    francs, en alemn y en

    ingls,

    cuando an no haba visto la luz en el idioma original.'

    Elprotestanismo

    es una calurosa defensa de la religin catlica, y como los criterios

    poderosos defienden y atacan siempre con inteligencia, sea cual fuere su punto de vista,

    Balmes coloca en buen terreno, en cuanto esto es posible, su Santa Madre Iglesia.

    Los temperamentos refinados irresolutos prefieren

    El criterio

    porque en esta obra,

    escrita para fortalecer los nimos en la razn, se observan no pocos desalientos ideas

    escpticas, demostrndose que el alma de Balmes no haba dado con un ideal seguro

    que dotara su corazn de entusiasmo y su cerebro de fe. De este escepticismo hallare

    mos bastantes dosis en la obra teolgica filosfic religiosa del siglo pasado.

    Para nosotros, el mejor libro de Balmes es

    Filosofa fundamental

    verdadera obra de

    exposicin y de criterio filosfico, de historia de la filosofa, de psicologa y de tica.

    Paselos examinarla:

    fLa certeza no nace de la reflexin; es un producto espontneo de la naturaleza del

    hom bre, y va aneja al ac to directo de las facultades intelectuales y sensitivas. Com o

    es una condicin necesaria al ejercicio de ambas y sin ella la vida es un caos, la posee

    mos instintivamen te y sin reflexin alguna, disfrutando de este beneficio del Creador

    como, de los dems que acompaan inseparablemente nuestra existencia.

    Se da aqu po r segura una verdad , una certeza, y se dice que ella es condicin nece

    saria las facultades intelectuales y sensitivas.

    Balmes se refiere la misma certeza de que nos haba h ablado Santo T om s de Aqui-

    no: las ideas existencias absolutas, espirituales universales; precisamente las que han

    sido objeto de ms duda s y de ms negaciones po r p arte de los pensado res positivistas. El

    hom bre, se dice, necesita creer en algo; sin una creencia, la vida sera un caos . Pe ro,

    es que los destas, cuya base intelectual es Dips, reconoce n ca tegora de creyente los

    que creemos en la bon dad hum ana, en que la tierra puede ser un paraso, en que sin la

    idea d e Dios el homb re sera ms feliz y ms humano?

    N o; los telogos dicen: no se puede vivir sin creer; pero luego pretenden monopo

    liza: esta necesidad que el hom bre siente de creer en algo, pa ra que creamos todos en

    Dios y su consecuencia en la inm ortaliJad del alma. De una condicin intelectual y

    moral hacen un dogma.

    Hemos de creer Hemos de aspirar Y para dar cum plimiento ese afn de cosas

    nuevas y ciertas, no se les ocurre ms que mirar lo alto, engrer su pensamien to, olvi

    dndose por com pleto de lo que tienen debajo de la plan ta de sus pies. Las aparien

    cias El pensam iento Como si l pudiera servir de base ninguna investigacin de ca

    rcter cientfico Como si la apariencia no hubiera tenido engaada la hum anidad

    miles de ao s, ya en la gravitacin universal, ya en la movilidad de la tierra, ya en la

    pesadez del aire

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    I A REVISTA IILANCA 4 I Q

    Todos los sistemas filosficos han cado, porque se basaron en el pensamiento, no en

    las necesidades. La verdad serl una, y una la certeza, esta certeza que se reclama nica

    y exclusivamente para enfrenar al homb re, cuand o se escriba sobre las necesidades de ste;

    no sobre sus pensam ientos, expuestos siempre al fracaso, porq ue varan en cad a filsofo,

    en cada generacin y en cada humanidad, y en relacin con los adelantos cientficos.

    Y el mismo Balmes reconoce esta verdadcuando dice:

    Los filsofos han b uscado un primer principio de los conocimientos hum anos; cada

    cual le ha sealado su manera, y despus de tanta discusin, todava es dudoso quin

    ha acertado y hasta si ha acertado nadie. >

    No,

    no es dudoso; nadie ha acertado, porque todos lo buscan teniendo ya una idea

    preconcebida, de Dios unos, del universo otros.

    Bajo estas concepciones aprioristashallan los filsofos los primero s princ ipios, natu

    ralmente unos en el espritu y otros en la materia; cuando en realidad slo existen en el

    origen de sus ideas madres, que les obliga ver las cosas en determinado sentido.

    Balmes dice: Antes de pregu ntar cul era el primer principio, era necesario saber si

    exista. N osotros diramos que era necesario saber si el primer principio propo rcionab a

    alguna satisfaccin los hombres, para despreciarlo en caso negativo.

    Es el defecto

    e

    todos los pen sadores, d e todos los

    Asoos aprwrsticos

    metafsicos...

    Quin sabe si juzgan sin saber y discuten lo que ignoran, porque, de otro mo do, no

    pod ran tratar de nada Qu ciencia es esa que habla de cosas indem ostrables, impal

    pables que ha n escapad o siempre los hechos? Preferible es mil veces no sber pa da que

    atormentar el cerebro en estudios que ningn beneficio reportan los hombres.

    Para dar unidad la ciencia apelan algunos 4 la identidad universal, pero esto no es

    encontrar la unidad, sino refugiarse en el caos.

    Por de pronto, la identidad universal, cuando no fuese absurda, es unahiptesis desti

    tuida de fundamento. Excepto la unidad de la

    conciencia

    nada encontramos en nosotros

    que no sea mu chedum bre d e ideas, de perfecciones, de juicios, de actos de voluntad, de

    impresiones las ms varias; esto es lo que sentimos en nosotros: multitud en los seres que

    nos rodean , si se quiere, en las apariencias; esto es lo que experimentamos con relacin

    los objetos exteriores.

    Obsrvese la fina psicologa del prrafo.

    La idea que lo encarn a bien vale por un trata do de filosofa. En el hom bre no hay

    unidad, dice Balmes. Pues si no hay unidad en el hom bre, dnde fundar la preten dida

    unidad de Dios?

    Balmes se asoma al

    bismo

    de la hereja y retrocede asustado de los excesos de su in

    teligencia. No cierra la pue rta de la unidad de la conciencia para refugiarse en ella caso

    de peligro; pero sacarlo desp iadada mente de ella viene la antropologa y la filosofa de

    la historia, que demuestran que la conciencia es tambin un /a&variabje y variado y no

    una cualidad . Cmo puede tener la misma conc iencia el cafre, que se c.ome su s,eme-

    jante y el hom bre civilizado que siente ma tar un pjaro? Cmo pued e habe r unidad de

    conciencia entre las tribus, que matan sus hijas, y las fam ilia, que lloran imargamen-

    te cuando se les muere una?

    Cmo puede haber identidad de conciencia entre las familias, que dan la joven al jo

    ven cuando am bos pueden ser padres, sin ninguna clase de ceremo nia, y las Sociedades

    europeas, que las guard an dentro de una enorme arca de leyes morales y de preocupa

    ciones?

    Cmo puede existir unidad de conciencia entre las humanidades mitolgicas, que con-

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    4 2 LA REVISTA BLANCA

    ciben dioses incestuosos, ladron es y canbales, y nuestras hum anidades presentes, que han

    concebido el hombre moral, el carcter entero, perfecto y bondadoso?

    Ni cmo puede haber unidad de conciencia entre las personas que viven en Inglate-

    rra en los Estados Unidos, cuyas naciones dan la mujer las mismas libertades que al

    hom bre, y los habitantes de frica y de Asia, que las tienen guard adas en harenes , de

    don de apen as salen nunca, sujetas siempre un seor, moral, poltica y fsicamente? Tam -

    poco puede existir la unidad de c oncie ncia siendo sta, como es, un prod ucto de las dife-

    rentes civihzaciones y hasta de la variedad de las razas.

    Pero no en vano Balmes haba tra bado amistad con Lacordaire y sido postergado en

    no pocos exmenes por los directores espirituales y teolgicos de la primera mitad del

    siglo pasad o. Balmes, sin el hbito, hubiese figurado en tre los heterodoxos espaoles; con

    l, nunca fu un perfecto telogo de la escuela escolstica.

    Y la hereja que anidaba en la inteligencia de Balmes asoma la cabeza muy men udo.

    En el cap. IX del primer tomo de la

    Filosofa

    fundamental

    dice: Estos sistemas, tan

    absurdos como funestos y que bajo formas distintas van parar al pantesmo, encierran,

    no obstante, una verdad profunda, que, disfigurada por vanas cavilaciones, se presenta

    como un abismo de tinieblas, cuando en s es un rayo de vivsima luz.

    Y poco despus exclama:

    Esta es la teora de Descartes y Malebranche, que no saban dar un paso en el orden

    intelectual sin dirigir una mirada alA utor de todas las luces que no acertaban escribir

    una pgina donde no pusiesen la palabra Dios.

    Conocida es la concepcin que de Dios tenan formada Descartes y M alebranche,

    como buenos hijos de la escuela de Bacon.

    Del ms religioso espiritualista de los dos, de M alebran che, se ka dich o que fu

    escptico, pantesta, fatalista, y hasta el padre Harduino lo trata de ateo.

    No tenemos el propsito de hallar un hereje en Balmes, la hereja resulta de su pode-

    rosa mentalidad, y si de sus obras, especialmente de su

    riterio

    y de su Filosofa funda-

    mental se sacara el ropaje, la investidura impuesta por el carcter religioso del autor,

    encontraramos debajo una hermosa obra de indepe nden cia intelectual y de verdadera

    filosofa.

    No es, pues, de extraar que los que siguieron la orientacin de Balmes, aunque con

    menos elementos intelectuales, como Fray Ceferino Gonzlez, sintieran el aguijn del

    escepticismo, y que los dems, los incapaces de pensar por cuenta propia, los ortodoxos

    incondicionales, los que no puedan sentirse mortificados por sus pensamientos, porque

    no tienen ninguno, como Orti y Lara, intentasen enmen dar la plana al filsofo de V ich.

    La misma duda universal de Descartes, cuerdame nte entendid a, es practicad a por

    todo filsofo, con lo cual se ve que las bases de su sistema, combatidas por muchos, son,

    en el fondo,adoptadaspor todos. En qu consiste el mtodo de Desc artes: To do se reduce

    dos pasos. P rimero: quiero dudar de todo . Segundo: Cuando quiero dud ar de m mismo,

    no puedo.

    Examinemos estos dos pasos y veremos que, con Descartes, los da todo filsofo.

    Por qu Descartes quiere dudar de todo? Porqu e se propone examinar el origen y la

    certeza de sus conocimientos; quiere llamar examen todo su saber, y por lo mismo no

    puede empezar suponiendo nada verdadero . Si supone algo, ya no examinar el origen

    y los motivos de la certeza de todo; pues excepta aquello que supone verdad ero. Le es

    preciso suponer como tal nada ; antes, por el co ntrario, suponer que no sabe nada ; sin esto

    no puede decir qu examina los fundamentos de todo. O no hay tal cuestin filosfica,

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    que

    sin em bargo se encu entra en todos los libros de filosofa es necesario emplear

    el mtodo de Descartes.

    Desp us de estos prrafos dnde quedan las ideas absolutas de que nos hablg T o

    ms de Aquino? Dnde la verda d inmortal centro de toda nuestra ciencia? Por dn de

    anda n las ideas universales qne se presentan uniformes en todo enten dimiento y cuya

    caracterstica es la idea de Dios del espacio del infinito? Dnde est aquella necesidad

    que tenemos de poseer una certeza segn nos dice el mismo Balmes en el primer prra

    fo que de l hemos comentado?

    Balmes las ha rasgado en un momento de sinceridad. Descartes tiene razn: el filso

    fo ha de empezar por dudar de to do; pero hecha la duda hecho el vaco en nuestro co

    nocim iento y en nuestra alma es preciso construir de nuevo el mu ndo intelectual y cons

    truirlo tomando Dios por base. Cul? Qu idea de Dios?

    El concepto est sentado; la consecuencia puede variar y vara en cada pensador;

    pero nadie deshace la premisa de que el filsofo para ser buen filsofo ha de principiar

    por dud ar de todo por someter sus dud as la propia existencia de Dios indiscutible

    segn Toms de Aquino y la escuela escolstica en sus tres principales divisiones:-sua ris-

    ta escotista y tomista; indiscutible veces hasta por Balmes.

    Sin em bargo Balmes no hace de la existencia de Dios materia de fe. C ond olida de

    su impotencia para demostrarla experimentalmente no se encierra en el dogma. Le da

    vergenza no poder presentar con certeza de hecho al Dios que cree indispensable para

    la tranquilidad de la especie humana y dice ingenuame nte entusiasmado ms de buena

    voluntad que de buena lgica y sacand o fuerza de su flaqueza en aras su Creador que

    no encuentra prueba ms slida ms concluyen te ms lum inosa de la existencia de

    Dios que la que se deduce de l mu ndo de la inteligencia de la unidad de la razn.

    Es decir Dios no existe por haber creado el mu ndo; tampoco existe porqu e es indis

    pensab le la felicidad y dicha hum anas; existe porque todos los hom bres tienen igual

    especie de razn. Podra tambin ver Dios en la semejanza que hay en el cuerpo de to

    dos los hombres con igual valor cientfico y moral; aunq ue con valor ms hum ilde.

    Por otra parte existe realm ente la unidad de la razn? No; como no existe la unidad

    de la conciencia.

    Creemos habe r dado una idea de la do ctrina filosfica de Balmes. Nos ha pasado con

    este pensador lo que nos pas estudiando Lull. No hemos podido ver en l un orto

    doxo y con tra nuestra prop ia voluntad intencin Balmes en nuestras manos resulta un

    hereje. Si lo fu no nos lo dir la continuac in de este estudio.

    FEDERICO URALES.

    El ttte pop la vida

    La naturaleza de l arte nos ilustra sobre la del genio . Segn Guyau el genio artstico

    y potico es una forma extraordinariamente intensa de la simpata y de la sociabilidad

    que slo puede satisfacerse creando un mundo nuevo y un mundo de seres vivos. El ge

    nio es una facultad de amor que como todo verdadero amor tiende enrgicamente la

    fecundidad y la crecain de la vida. El principio de la vida ms intensa y ms social

    se halla pues en todas partes. Vida intensa en efecto ser la del artista pues no se da

    la vida despus de todo tomndola de los propios fondos... Produc ir por el don de.su

    sola

    vida

    personal una vida

    otra y original

    tal es el problem a que debe resolver todq

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    4 2

    LA REVISTA BLANCA

    creadbr.> La caracterstica del genio es pues para Guyau una especie de visin inter

    na de las formas posibles de la vida visin que reducir la categora de acciden te la

    vida real. En el fondo la obra del artista ser la misma qu e la del sabio la del historia

    dor: descubrir los hech os significativos expresivos de una ley; los que en la confusa

    masa de fenmenos constituyen los punto s de enlace y pued en estar ligados por una lnea

    formar

    UH

    dibttjo una figura un sistema. El gran artista es evocad or de la vida bajo to dos

    sus formas evocador de los objetos de afeccin de los sujetos vivos con los cuales pode

    mos entrar en sociedad.

    El genio y su medio social cuyas relaciones han preoc upad o tanto los estticos

    contempo rneos y sobre todo Mr. Taina nos ofrecen segn Guyau el espectculo de

    tres sociedades unidas por una relacin de mutua dependencia: i. La sociedad real pre

    existente que

    condiciona

    y en parte suscita el genio.

    2

    La sociedad idealmente modifi

    cad a qtie concibe el genio misnjo el mm ido de voluntades de pasiones de inteligencias

    que f crea en su espritu y que es una especulacin sobre el posible. 3. La formacin

    consecotiva de una nueva sociedad la de los adm iradores del genio que ms menos

    realizan en s por

    imit cin

    su

    innovacin.

    Es un fenmeno anlogo al de las leyes astro-

    Bmia qa crean en el seno de un gran sistema un sistema particular un centro nue

    vo d gravitacin.

    Platn hab la ya comp arado el influjo del poeta inspirado sobre los que le admiran y

    comparten; su inspiracin con el imn que com unicnd ose de anillo en anillo forma

    toda una cadena sostenida por el mismo influjo. Los genios de

    accin

    como los Csar y

    los Na polen realizan sus proy ectos por medio de la sociedad nueva que suscitan en

    tomo suyo y la que arrastran consigo.

    Los genios de contempl cin y de

    arte

    obran del mismo modo pues la pretendida con

    templacin no es sino una accin reducida su primer grado m antenida en el dominio

    del pensamiento y de la imaginacin. Los genios de

    arte

    no mueven los cuerpos pero s

    las alma s: modifican las costum bres y las ideas. As pues la historia no s ensea el efecto

    civilizador de las artes sobre las sociedades veces por el con trario sus efectos de

    disolucin social. Nacido de tal cual medio el genio es un verdadero c reado r de me

    dios nuevos un modificador de los medios antiguos.

    El anlisis de las relaciones entre el genio y el m edio perm ite determ inar lo que debe

    ser la verdadera crtica. Segn Guyau debe ser el examen de la obra misma no el del

    escritor y del medio.

    Adem s la cualidad dom inante del verdadero crtico es ese mismo poder de sim

    pata y de sociabilidad qu e llevado ms lejos an y secundado por facultades cread oras

    constituira el genio. Para com prender bien un artista dice G uyau es necesario ponerse

    enrel cin

    con l segn el lenguaje del hipno tismo y pa ra cono cer bien las cualidades

    de la obra del arte es necesario com penetrarse tan profundamente de la idea dominante

    en ella que se llegue ha sta el alma del alma que se le forme una de tal m anera que

    adquiera nuestros ojos una verdadera individualidad y constituya algo como otra vida

    que se alza al lado de la nuestra.

    Esto es lo que Guyau llama la

    vistainterior

    de la obr a de arte de la que son incapa

    ces mu chos observa dores superficiales. Existe frecuentemente dice en los espritus de

    masiado

    crticos

    cierto fondo de insociabilidad que hace que debam os desconfiar de

    sus juicios como de beran desconfiar ellos mism os. El pblico no teniendo personali

    da d qu e resista al artista se asocia ms fcilmente l y po r eso mism o es frecuente

    mente Biejor su juicio que el de los crticos de profesin.

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    LA REVISTA BLANCA 4 3

    El arte teniendo p or fin establecer un enlace de sociedad sensible y de simpata en-

    tre seres vivos slo puede alcanzarle segn hemos visto por medio de una simpata ins

    pirada haciaseres vivos que son su creacin. De aqu este pro blem a: Bajo qu condi

    ciones un personaje es

    simpti o

    y tiene derecho en cierto mo do entrar en sociedad

    con todos? Guyau pasa revista estas condicion es la prim era de las cuales la ms fun

    damen tal es que el ser representado por el artista sea viviente: la vida aun siendo la de

    un ser inferior nos interesa siemp re por el solo motivo de que es vida Y Guyau llega

    la.siguiente conclusin: que no podemos sentir una antipata absoluta y definitiva hacia

    ningn ser existente.

    Siempre que sintamos en la creacin del artista la espontaneida d y la sinceridad de

    expresin que hallamos en todas partes dentro de la realidad lo antiptico m ismo se

    hace en parte simptico al transformarse en una verdad viva que parece decirnos: Soy lo

    que soy y tal como soy aparezco. As se conc eder en el arte por lo.menos un lugar y

    un amplio lugar las individua lidades esas ondu laciones y reflejos diversos de la gran

    corriente de la vida que pareca primera vista arrastrarlas en confuso torbellino. La

    vida en su realidad inmed iata es la individualidad: no se simpatiza pues sino con lo que

    es parece individual; de ah para el arte la absoluta necesidad al mismo tiempo que

    la dificultad de dar sus creaciones la marca de la

    individualizacin

    No obstante una restriccin mejor dicho una condicin de crecimiento siempre

    posible es que la individualidad com o tal ser basta nte perfecta pa ra llegar la altura

    del tipo: lo que slo fuese individual no expresase nada tpico no podra producir un

    inters duradero.

    El arte que en definitiva trata de hacer nos simpatizar con los individuos que repre

    senta se dirige por tanto los aspectos sociales de nuestro ser; debe pues representar

    nos sus personajes por sus lados sociales. El hro e en literatura es ante tod o un ser

    social: sea que defienda sea que hasta ataque la sociedad por sus punto s de contac

    to con ella es por lo que ms nos interesa. Guyau dem uestra que los grandes tipos

    creados por los autores dramticos los novelistas de primer orden tipos que l llama

    las grandes individualidades de la ciudad del arte son la vez profundam ente reales

    y no bastante simblicos: Ham let Alcestes Fausto W erther Baltasar Claetz. Adem s

    existen tipos propiam ente sociales cuyo fin es representar el hom bre de una poca en

    una Sociedad dada. Ahora bien las condiciones de la Sociedad hum ana son de dos ca

    ses:

    las hay eternas y las hay convencionales.

    Segn G uyau pa ra el arte el medio de evitar lo que hay de fugaz en toda con vencin

    es la espontaneidad del

    sentimiento

    individualque concede sus inspiraciones al genio. El

    gran artista sencillo hasta en sus profundidades es aqul que conserva ante el m undo

    cierta noveda d de corazn y como una eterna frescura de sensaciones. Por su poder p ara

    rom per las asociaciones triviales y comunes que para los dems hombres aprisionan los

    fenmenos en un nm ero de moldes hechos de antema no asemeja al nio que empieza

    vivir y que siente la vaga estupefaccin de la existencia recin abierta. Volver empe

    zar siempre vivir tal sera el ideal del artista. Se trat a de recu perar po r la fuerza del

    pensam iento reflexivo la incon sciente ingen uidad del nifio.

    Al parecer de Guyau la suprema regla del arte es esa cualidad moral y social por

    excelencia: lasinceridad si pues conc ede la forma una gran imp ortancia no^ quiere

    que se separe la forma del fondo. En el ser viviente el fondo es el que proyecta su for

    ma para transparentarse en ella; as debe ser en la obra del genio.

    Al contrario el forra^listno en el arte acaba por hacer de ste una cosa completamen-

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    4 4 LA REVISTA BLANCA

    te ar t i f icial y por consecuencia muer ta. Uno de los defectos caracter s t icos de que se deja

    ar ras trar el que vive dem asiad o exclusivam ente para el ar te y se d edic a al cul to de las

    form as es el de no ver y sentir c on fuerza en la vid a sino lo que le pa rec e m s fcilme nte

    represen tab le por m edio de l a r te lo que pue de t r as ladar se inme dia tam ente a l t e r r eno de

    la f iccin. Flau ber t que era ar t is ta has ta la me dula de los huesos y que presum a de

    serlo

    ha expresad o ese es tado de espr i tu con una maravi l losa precis in: seg n l se ha

    nac ido pa ra el ar te s i los accid entes del m und o desd e el m om ent o en que son percibid os

    aparecen coorde nado s com o par a e l empleo de una ilusin que descr ib i r de ta l mo do que

    tod as las cosas incluso la exis tencia no pare cen tener otra ut i l idad. Guyau resp ond e

    Flau ber t que un ser as orga niza do sucum bir a por el con trar io en el ar te: es n ece sar io

    reer

    en la vida pa ra d esen volv erla en la plenitu d de su fuerza; es precis o sentir lo qu e se

    siente antes de preguntarse el por qu y t ratar de ut i l izar la propia exis tencia.

    Es deten erse en lo superficial de las cosa s el ver solam ent e en ellas efe tos que coger

    y que devolver confundir la natura leza con un mu seo y has ta en caso nece sar io prefe-

    r i r la un mu seo . El gran ar te es el que t rata de la natu ralez a y de la vida no en i lus io-

    nes s ino en real ida des y el que en esa naturaleza y en esa vida s iente m s h on da m en te

    no lo que el ar te hu m an o pu ede copia r mejor s ino por el contra r io lo que pu ede t ra-

    ducir con m s dificultad aquel lo que es m eno s fci lmente t ra nsp or tar le su dom inio. Es

    neces acio co m pre nd er cunto sobrepuja la vida al a r te pa ra pon er en el ar te la ma yor

    can t ida d posible de vida . El ar te por el ar te la con tem plac in d e la forma pu ra de las

    cosas acab a s iempre por condu ci r a l sen t imien to de una mo nton a Maya de un espec-

    tculo sin f in y s in objeto . Ad em s hac e del ar te algo que t iene muc ho de con ce ntra do

    en s de ais lado no de expa nsivo y de social pue s la s ocie dad hu m an a no sabr a in tere-

    sarse por un puro juego de formas.

    Segn Guyau el m edio de reno var y de rejuvenece r el ar te es in troduc ir las ideas

    bajo los sent im ientos mism os; ah ora bien : la idea es nec esa r ia la em ocin y la sensa-

    cin para que no sean t r iv iales y usadas .

    L a emo ines s iempre muda pre ten de Vc to r Hu go y la expresin ha servid o siem-

    p r e ;

    de ah la impos ib ihda d de expresar l a em ocin . No es as r e spon de Guyau y es-

    to es lo m s deso lado r par a el poeta la em ocin ms persona l no es tan nueva; al me-

    nos t iene un fondo etern o; nue stro corazn mism o ha servido ya la natu ralez a com o su

    sol sus rboles sus agua s y sus perfume s; los am ores de nuestra s vrgenes t ienen t res-

    c ien tos mi l aos y la mayor juven tud que pod am os esperar para noso t ros para nues -

    tros hi jos es seme jante la de la m a ana la de la alegre m a an a cuya sonr isa s i rve

    de m arc o el som bro cerco de la no ch e: noch e y muer t e son los dos recurso s de la natu-

    ra leza para r e juvenecer se cons tan temente .

    La m asa de las sensac iones hu m ana s y de los sen t imien tos senci llos es sens ib lemente

    la mism a t ravs del t iem po y del espacio ; pero lo que crece y se modif ica co nstan te-

    m ent e para la socie dad hu m an a es la ma sa de las ideas y de los con ocim ientos que son

    los que reobran sobre los sent imientos .

    Slo la in tel igencia pu ed e expresa r en una obra exter ior la esencia de la vida ha cer

    que nuestro paso por el m un do pue da servir pa ra algo as ign arnos una funcin un cargo

    una obra sum am ente mn ima cuyo resu l tado t iene no obs tan te p roba b i l idad es de so-

    brevivir al ins tante que pasa.

    La ciencia es pa ra la in tel igencia lo que la sol ida r idad pa ra el coraz n; es lo que hace

    infat igable lo que s iem pre repone y ref resca; el la da el sent im iento de que la exis tencia

    individu al y has ta la exis tencia social no es un mo vim iento un cam bio de s i t io s ino

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    h\

    REVISTA ULANC\. 4 2 5

    una ascensin. Digamos ms: el amor por la ciencia y el sentimiento filosfico pueden,

    introducindose en el arte, trasformarle incesantemen te, pues no vemos siempre con los

    mismos ojos ni sentimos con el mismo corazn, cuando nuestra inteligencia est ms

    abierta, nuestra cienc ia amp liada, y cua ndo vemos ms universo en el menor ser indivi

    dual.

    ALFREDO FOUILLE.

    TR B JO

    LI-IMA NOVELA DE

    2 0 L A )

    Zola, el Vctor Hu go de l da, sigue con su vestidura realista siendo poeta idealista y

    simblico y convirtiendo su peregrino arte de novelar la tendencia docente que, buena

    mala, predomina en todos los escritores de fuste.

    Quisiramos dar nuestros lectores una idea concisa de la ltima produccin del

    clebre novelista. Para ello nos proponemos bosquejar brevemente el

    swi olismo

    artstico

    de la obra, su

    gnesis psicolgico

    y la

    concepcinilosfic

    que ha presidido su desarrollo.

    Complejsima la obra de Zola, partir de la clebre serie de los Rougon-Macquart,

    preside en toda ella un mismo propsito, el de simbolizar imaginativamente la desapari

    cin, veces lenta, ratos impulsada por el huracn revolucionario, de una sociedad, cuyo

    falso montaje describe Zola al desnudo y con una fuerza plstica admirable.

    Travail, ltima hasta ahora en la nueva serie que ha em prendido es la segunda y

    Sern hasta cuatro en dicha serie), es el poema de la glorificacin del trabajo.

    Desc ribe un establecimiento m etalrgico , fundado para la fama y la fortuna de algu

    nos y para la desgracia y ruina de muchos, .L Abime.Infierno do nd e se ag itan el sala

    riado opresivo y el trabajo tirnico, enva como en corriente de aguas sucias sus cuanti

    sos rendimientos mano de un advenedizo, M. Boisgelin, casado con la hija del funda

    dor, amancebado con otra y dilapidador de la fortuna de su mujer y de su suegro. El

    produc to hbrido de lo poco que ha escapad o de las garras de M. Boisgelin esLa Guer-

    dache,

    inmenso castillo, morada seorial de la nueva aristocracia del dinero. Huelgas y

    desrdenes, odios y pasiones con centr adas , la lujuria de la quer ida de Boisgelin y el

    insustancial despilfarro del sudor de tantos siervos del trabajo, terminan en la ms es

    pantosa derrota de cuanto la previsin, la codicia lo que se quiera haba amo ntonado

    all. Es smbolo bien transparante de la trayectoria que ha de seguir el trabajo infeuda-

    do por el mercantilismo.

    Al lado de L Abime, en Bauclair, desembarca L ucas From ent ya conocido del lector

    en

    Fcondit),

    llamado por su amigo Jord n, que le entrega , con su fortuna, otra niaypr,

    el secreto de los hornos elctricos, que en pocos minutos, sin ruidos y sin fatiga, suplen

    automticamente y con gran ventaja los antiguos hornos de fundicin. F und a

    La Cre-

    cherie, gran Sociedad cooperativa, suea con Fourier, entrev un nuevo mundo , merced

    al perfeccionamiento de los instrumentos del trabajo y un aprovecham iento men os ru

    dimentario de las fuerzas natu rales. Llega convertir el trabajo, muy fructuoso y muy

    remunerad or, en una de las distracciones de existencia libre de p enas y de cuidados jor

    nada de cuatro horas y aun sta voluntaria). Parece un cuento de hadas, iluminado por

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    4 2 6 L kVISTk BtNCA

    l'ttl-avilly liripFd Aldito; simbbUsnw untint nebuloso &t l nueva organiza-

    iii del tVfcj'; '"^fthdf tnk , titaldih cordepcions serias, atifebos certeros y aspira-

    iiie ignefyais-, tdd ilbfal ve echado prdef poriin superficialidad, si explicable

    pa^'la i'riiagititiva d un 'artista, inc justificable pr l qu se precia de reformista y

    socilogo. Veamos sus deficiencias con la imparcial serenidad dla critica...

    La psicologa de Zola

    &xyrTrakajofCOve&

    en,todas sus pbras, es lo mismo que su pen

    samiento,unilateral.Concibe al hinbre, y sobre todo la mujer, como obra hecha de

    una pieza, como maniqu con un solo resorte.

    Voluntarista,

    segn se dice ahora de cuan

    tos psiclogos entienden, con Sthperiha*, queeidisteuna primaca originaria y funda-

    me^tsuldp.la.Koliuntftdsobiieifel'JnteleRtOtPOi estudia.;

    la

    /i^wif .1 ^ energ interior, ms

    q^iiippmftfucila,4HSf^,.(iU(e,^^,,c;pn(;r^;3.xiegani^n ?,, ^rasfrada, ppr p^i ,so}o y n^qo ipo-

    tivo.

    En la mujer (y aun en el hombre)

    , e ; l , wic yil

    dStprmiu^Pte.d^.

    SU

    vid^ess

    elhambre,del

    lHa,c}iO

    f^M ifUen, I /fl?

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    LA REVISTA BLANCA 4 7

    rambos de ellos 6 gritando como energmenos contra los mismos, sera un tejer y deste

    jer de nuevos infolios, tiles pa ra que nad ie los lea. Ni apasionam ientos de visionarios,

    ni argumentos ad terrorem de reaccionarios conservadores (de lo suyo) ensean nada ni

    convencen nadie.

    Pero advertir Zola (si no es inm odestia la pretensin) que el determinismo es una

    hiptesis sera

    digna de crtica y de examen, y no un dogma ; que precisamente el autor

    aquel de quien la copia de prisa Zola, C. Bernard, la estima como condicin indispensa

    ble de la libertad humana, cuya base inmediata es la

    previsinracional

    nos parece deber

    impuesto por la moralidad cientfica. Ninguna tendencia modernista, ni la de ms lite

    rechaza el determinismo, aunque todas entienden que, si saber es poder, el hombre \

    culto puede, en cuanto manda en la naturaleza, obedeciendo sus leyes, modificar la suma

    cualitativa y la sem i-cuantitativa de los motivos, pa ra que resulte modificado tambin dich o i

    determinismo. Sin tal idea, ya podemos tachar cuanto se escribe sobre sociologa. Las 7^

    fatalidades de la miseria, la lgica brutal de los hechos, las leyes inexorables de la histo-

    \

    ria pesarn con inmensa pesadumbre sobre el hombre y tendr que exclamar sentado, env;

    el desierto de sus ideales, como el semita: lAlah lo quiere ...

    Y otro tan to cabe decir de la evolucin. Conjetura cad a vez ms com probad a, siemp re

    ha sido concebida, ya especulativamen te por He gel,ya em pricamente por Spencer com o *

    proceso de comienzo y fin desconocidos. Es un hilo, llega decir Spencer, cuyos dos ^-

    cabos se pierden en lo indiscernible. Revela, en efecto, la evolucincmoson cmo se

    produ cen las cosas. Lo que ellas son y la cantera originaria, fecunda inagotable de don

    de proceder,

    ah ahifica apunto da

    dificultade que dira el portugus. Y esa incgnita es

    la que total gradualmente despeja el

    ideal

    de pensam iento y vida, que pensad ores, ar

    tistas y socilogos trata n de formular, ms que com o panac ea definitiva, como

    piedra

    miliaria

    que, obedeciendo la misma ley de la evolucin, se elabora en cambio y trans

    formacin co ntinuos con ansia y sed insaciables, semejantes las que siente el que bebe

    el agua salobre del mar, que cuanto ms bebe ms sed siente.

    Resuelve el problema Zola? No ; ni tal es la misin propia d el arte, que cuanto ms

    desbroza el camino, sugiere ideas, descubre horizontes, etc. Dificulta su solucin? Tam

    poco, antes bien la prepara, com o todos estosPrsbitas sublimes que agitando ideas y

    combatiendo en esta su lucha incruenta, aspiran mejor y ms expansiva vida.

    U. GONZLEZ SERRANO.

    Enero de igo2.

    C I E N C I A Y A R T E

    jreieios a rosisoneia

    Condiciones de duracinde un ejercicio;moderacinde los esfuerzos; lentituddesu sucesin.

    J^raccionamiento

    del

    trabajo Condiciones inherentes

    alindividuo.

    El hombre y el animal

    que

    tienen

    ^resistencia.

    Necesidctd

    de

    un perfecto

    equilibrio

    entre la intensidad del tra-

    bajo y la

    resistencia

    del organismo.

    Impottanda dla respiracin

    coma

    regulador del

    ejercicio de resistencia.

    Elejercicio deresistenciaactiva las funciones sin fatigar losr-

    ganos Asociacinde las grandes funciones altrabajom uscularmoderadoy prolongado;

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    4 8 LA REVISTA BLANCA

    respiracin activada sin sofocacin; circulacin acelerada sin palpitaciones Indicaciones

    y contraindicaciones del ejer i iode resistencia Paralelo con los ejercicios de velocidad

    Por qu el nio soporta mal el

    ejer i io

    de resistencia Los veteranos y los reclutas

    Llamaremos e jerc ic ios de resistencia aquel los en que el t rabajo debe cont in uarse lar

    go t iempo.

    En estos ejercicios el gasto de fuerza es t determinado menos por la in tensidad y la

    sucesin rpid a de los esfuerzos, que po r su du raci n. Es precis o, en todo s el los , que el

    esfuerzo mu scular no sea dem asia do co nside rable y que los mo vimie ntos no sean dem a

    siado rpidos, f in de que la fatiga, bajo sus diversas formas, no venga interrumpirlos

    dem asiad o pro nto . As , el ejercicio de res is tencia no es m s que un ejercicio m od era do

    cu an do dura poc o, y p ued e l legar ser un ejercicio forzado s i se pro long a excesiva

    m en te .

    En estos ejercicios , la suma de t rabajo ejecutad o al cab o de cier to t iem po, al f in d e

    una jorn ad a, por ejemplo, pued e ser mu y cons iderab le, pero el gas to de fuerza se hac e

    por f racciones demasiado dbi les para costar los msculos un esfuerzo penoso, para

    prod ucir uua per turb aci n ac ent ua da en el juego de las funciones org. lnicas . Por es to es

    posible, con auxi l io de los ejercicios d e res is tencia, qu e hag a el individ uo, s in casi aper

    cibirse d e ello, fuertes dosis de traba jo mu scula r .

    La m qu ina anim al es t cons truida de ma nera que pue de ejecutar s in fatiga movi

    mien tos de un a in tens idad y de un a ve loc idad de termina das . C uand o se t r aspasa es ta me

    did a no se pro duc e en el organism o nin gun a al terac in apreciable, y el t rabsjo se ejecuta

    en m ed io de la t ranq uil ida d casi com ple ta de las funciones vi tales . Grac ias al per fecto

    equilibrio que existe entre el esfuerzo muscular y la resistencia del individuo, en los ejer

    cicios de res is tencia pu ed e prolon garse el t rabajo mu cho t iem po y acum ular insensible

    m ente sus efectos t i les , s in hac er sufr ir con mo cin algun a los diversos me can ism os

    encargados de su ejecucin.

    Se co m pre nd e desde luego su im por t anc ia y la ut i l idad de los ejercicios de res isten

    cia cuan do se t rata de un organism o dbi l , de un individuo po co vigoroso, al que se tra

    ta de hac er gozar los benef icios del t rabajo mus cular , ev i tndole los pel i gros de la fat iga.

    As es como se consigue, en cier tos casos , que l legue un esfuerzo sopor tar un reme

    dio enrgico adminis trndosele en dosis f raccionadas.

    E l f r acc ionamien to de l t r abajo en dos i s bas ta n te db i les par a qu e e l o rgan ism o las

    vaya sopor ta ndo s in al terar su funcionam iento no rma l , es la con dicin esencial del ejer

    cicio de res is tencia.

    Otra c ond icin es necesar ia: qu e los esfuerzos m usculares es tn suf icientemente espa

    ciado s, pa ra que el efecto del que prece de no vaya sum arse con el del que s igue. Es

    preciso que entre ambas dosis sucesivas del t rabajo haya un t iempo suf iciente de reposo.

    Exis ten rga nos en el cuerpo hum an o que hac en un consid erable t rabajo y que lo con

    t inan du ran te toda la vida. So rpren de, por ejemplo, ver el ms culo hue co, que l lama

    mo s coraz n, con traerse desde el nac im iento has ta la mu er te sin jam s suspe nder ni re

    tar da r su t rabajo . El msc ulo card aco ejecuta un ejercicio de res is tencia. El gasto de

    fuerza de cad a lat ido es t bien eq ui l ibra do co n la res is tencia de l organism o qu e lo sop or

    ta y el in tervalo que sep ara dos mo vim ientos const i tuye un des can so suf iciente para- la

    f ibra. Pe ro s i cua lquiera circunstan cia viene au m en tar el t rabajo del rga no, co m o se

    ve en los con streim ientos de los or if icios, po r ejemplo, s i las con tracc ione s se ace rcan

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    I .A REVISTA BLANCA 4 2 9

    dem asiado, com o sucede en las palpitaciones, cambian las condiciones del trabajo. El

    coraz n se ve obligado hacer, en vez de un sencillo trabajo de resistencia, otro de ve-

    locidad de fuerza incom patible con la contin uidad y la durac in; la fatiga concluye

    por dejarse sentir sobre el msculo, sus fibras pierden la energa y el resorte, hay recargo

    del corazn, y se determinan los accidentes de la asistolia de los que el desenlace in-

    evitable es la muerte.

    D e este mo do, en los msculos de la vida de relacin, el aum ento de energa, la

    sucesin ms rpida de los movim ientos, tiende hac er pasa r el ejercicio de resistencia

    la categora de ejercicio de velocidad de fuerza.

    En este ltimo hay

    cumul cin

    de trabajo, puesto que cada esfuerzo muscular es muy

    intenso. En el ejercicio de velocidad hay

    multiplic cin

    de trabajo, porque los movimien-

    tos son poco enrgicos, pero la sucesin rpida de esfuerzos poco intensos concluye por

    prod ucir la acum ulac in de l trabajo. E n el ejercicio de resistencia, por ,el contrario, es-

    tando los esfuerzos suficientemente espaciados, hay fraccionamientodel trabajo, porq ue

    en ningn mom ento la dosis de ejercicio soportado por el organismo excede la m edida

    de su resistencia.

    Cules son, entre los ejercicios usuales, los que se pueden llamar ejercicios de resis-

    tencia? Esta cuestin ofrece u na prime ra dificultad, po rque el mismo ejercicio pue de re-

    prese ntar alternativam ente un trabajo de velocidad, de fuerza de resistencia, segn

    las condiciones en que se ejecuta.

    El remar, por ejemplo, exige un trabajo de velocidad cuando se trata de regatas, de

    resistencia si slo se tra ta de un pa seo largo. L a m archa, q ue es el tipo de los ejercicios

    de resistencia, pue de presenta r los caracteres del ejercicio de fuerza, cuand o se ejecuta

    en una pendiente extraordinaria escarpada. En ciertas ascensiones, en que hay que esca-

    lar pend ientes pico, cad a paso represen ta un gran desarrollo de fuerza muscular, y el

    viajero se ve obligado interrumpir su trabajo tan frecuentemente como si caminase por

    el llano, pero con un fardo muy pesado al hombro.

    Las condiciones en que se encuentra el individuo que ejecuta un ejercicio, no tienen

    menos importancia que el ejercicio mismo para caracterizar si ste es no de resistencia.

    La necesidad de un equilibrio perfecto entre la intensidad del esfuerzo muscular y la

    resistencia del organismo, es la caracterstica de estos ejercicios.

    Ahora bien: nada hay tan variable como la resistencia de cada individuo. As, lo que

    para uno es ejercicio de fuerza de velocidad, para otro ms fuerte, mejor preparado,

    es un sencillo ejercicio de resistencia. El galope corto es un ejercicio de velocidad para

    un caballo de varas aco stum brado tirar al paso ; y 6s un ejercicio de resistencia pa ra un

    caballo rabe que p uede sostener tal m archa durante jorn adas enteras sin pararse. El

    manejo del remo parece un ejercicio de fuerza para el que por primera vez lo ensaya; al

    cabo de un cuarto de hora se detiene sofocado. Pa ra un rem ero de profesin es un ejer-

    cicio que puede prolongarse un da entero, sin acarrear fatiga alguna.

    Ha y, pues, dos co ndicione s necesa rias para constituir un ejercicio de resistencia:

    i.^, cierta mode racin en la violencia del ejercicio, y 2. , cierta resistencia de parte d el

    organismo.

    H e aqu por qu la palab ra resistencia, que da la idea de d uracin, se aplica lo

    mismo las cualidades del hom bre del anim al que la naturaleza del ejercicio que

    ejecutan. El trabajo de resistencia es aquel cuyo mo do de ejecucin se presta que se

    pue da resistir largo tiempo ; y el hom bre el animal que tienen resistencia son aquellos

    cuyo organismo es apto para suportar largo tiempo el trabajo.

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    4 3 LA REVISTA BLANCA

    Ciertos individuos no pueden soportar el ejercicio ms mode rado sin dar seales al

    poco tiempo de extremada fatiga. Hay otros que soportan con resistencia asombrosa los

    ejercicios ms violentos y pa ra los cuales los ejercicios de fuerza y velocidad se convier

    ten en ejercicios de resistencia.

    Las ms de las veces estas diferencias en las cualidades de resistencia de los indivi

    duos proceden de la desigualdad que ofrecen en el poder de la respiracin.

    Pud iera decirse que la aptitud respiratoria del individuo es el v erdadero regulador

    del trabajo de resistencia.

    Para que un ejercicio pued a prolong arse largo tiemp o la primera condicin es que

    no produzc a sofocacin. Se puede con tinuar m arch and o pesar de la fatiga de las pier

    nas y del dolor de los pies; pero no es posible co ntinuar c orriendo cuando se est sofo

    cado . He mos visto en el artculo de la Sofocacin que esta forma d e la fatiga es debida

    una intoxicacin de la sangre por exceso de cido carb nico. Para escapar esta in

    toxicacin que hace imposible la continuacin del trabajo es preciso que el individuo

    elimine su exceso de cido carbnico me dida que se forma; y siendo proporcional la

    formacin del cido la cantid ad de trabajo efectuado en un tiempo d ado se puede

    concluir en definitiva que en el ejercicio de resistenc ia el trabajo de los msculos debe

    subordinarse al que pueda hacer el pulmn. As todas las condiciones que aumenten

    la poten cia respiratoria del individuo aum entan tam bin su ap titud para sostener largo

    tiempo un trabajo intenso y tend r un individuo tanta ms resistencia cuanto ms refrac-

    traro sea la sofocacin.

    II

    Los efectos del ejercicio de resistencia pueden deducirse exactam ente de las condi

    ciones en que se ejecutan. De be esperarse que un ejercicio que es incom patible con la

    sofocacin no acarree ningimo de los acciden tes de la respiracin forzada. E n el curso

    de estos ejercicios no ha br que temer ruptura s de tendo nes desgarradu ras tensiones

    excesivas de las fibras mu sculares puesto que los movim ientos no deb en jam s alcanzaa

    un grado d e violencia superior la resistencia de los rganos. En cambio no perturbando

    sensiblemente el juego de los rgano s este ejercicio no se obte ndr con l una asociacin

    muy enrgica de las grand es funciones de la econom a al trabajo muscular. En el cami

    nante por ejemplo no habr esa rpida elevacin de la temperatura esa abund ante tras

    piracin esa aceleracin excesiva del pulso y esas violentas inspiraciones que se obser

    van en el corredor.

    Sin embargo no hay que creer que los ejercicios aun los ms moderad os cuan do se

    sostienen largo tiemp o pue dan ser com patibles con el ma ntenimiento de las funciones

    en su estado absolutamente tranquilo y normal. La contraccin m uscular ms mo derada

    y ms localizada concluye si se prolonga por obligar las gran des funciones de la eco

    noma asociarse al trabajo. Ya he citado el curioso experimento de Chauveau para de

    mo strar que el trabajo de la masticacin el ms m oderad o y localizado posible puede

    influir en la circulacin general de la sang re. En un caballo que mu eve las ma ndbulas

    par a triturar la a vena se prueb a que la circulacin de la sangre sufre una aceleracin

    sensible en los msculos masticadores. La fibra que trabaja hace un llamam iento ms

    enrgico al fluido nutritivo. Dura nte algu nos minutos la aceleracin se limita los vasos

    que llevan la sangre los msculos que acen tan; pero bien pro nto si la masticacin

    contina el mo vimiento ms intenso se propag a llegando al corazn mismo y el n

    mero de pulsaciones au me nta en toda la extensin del rbol circulatorio.

  • 7/26/2019 19020115_LA REVISTA BLANCA

    17/36

    LA REVISTA BLANCA 4 3 1

    Tal es el influjo de la duracin de un acto luiiscul^r. Un tr. t jiJQ Ipcal dbil y lento

    concluye, si se prolonga, por dejar sentir sus efectos sobre el estado general, asocindose

    al trabajo del msculo la ms importante de las ,funcfoijps_ de,la economa,

    1a

    cipul^cin

    de la sang re. ,, , ,>

    Pero la c irculacin sangunea no puede acele rarse sin que l^s (J n^s.fuijcjoi^es se

    asocien su aumento de actividad. La sangre, por el hechp mis^Q de su moviipiepo J)s

    rpido, adquiere cierta elevacin de temperatura, debido un frotamiento, m s .

    inteij-

    so sobre las paredes de los vasos. Los cen tros nerviosos, al recibir

    una,,

    sangre i^is^l tiii?-

    dan te y ms caliente, no pueden escapar cierto grado de sobreexcit^pin; y los pulmp-

    nes, por su parte, sufren dos influjos capaces de activar su juego; por un.l^do 1^ -sangre

    que atraviesa sus capilares es ms abundan te y neces ita, pa ra su heipato,sis,,iJayor cai)-

    tidad de oxgeno (de aqu la exageracin de la necesidad de respira r y la apeleraciri ,e

    los movimientos resp iratorios); por o tro la do , al calenta rse el lquido :Sa,ngijBe.o, c

  • 7/26/2019 19020115_LA REVISTA BLANCA

    18/36

    4 3 2 L A R E V I S TA B L A NC A

    contradice mucho con las ideas anarquistas: nuestros actos estn frecuentemente en pugna

    con nuestros pensamientos.

    Lo notable es que, ado ptando la forma extrnseca del Dichtung und Wahrheit, huya

    con aversin del auto-endiosamiento que impuls Goethe escribir su obra magna.

    Claro que el fondo intelectual de sta reside en el desarrollo y florecimiento de un esp

    ritu superior que se apro vech a de influencias de cultura y de circunstancias de la vida,

    para

    elevarlas

    en

    sumo

    grado.Sistema infantil es com parar obras , como hace con esno

    bismo Jorg e Brand es, siguiendo la mana castellana de la clasificacin, al manifestar en

    el prlogo de Autour d une vieque puede este libro equipararse la nom brada oesay

    Realidad. Tngase en cuenta que ambos autores van por camino diferente y aun con ni

    mo distinto. Quizs el n sea anlogo: la felicidad humana. Kropotkin la persigue para los

    dem s, mientras que Goethe slo la desea y la consigue para s en primer trmino.

    Pocos han tenido la claridad y precisin cientfica del autor de La conquista del

    pan.

    Pocos respiran su salud. Ha y en Autour d une vie (En torno una vida) tal pudor y

    sencillez, tal modestia, imparcialidad y emocin, que ese libro parece la obra de un poe

    ta. Luz primaveral resplan dece en sus pg inas. Quin lo dijera, entre el vulgo H a ro

    deado ste con tal aureola fatdica las ideas y los actos de Kro potk in, por ignoran cia y

    mala fe, que son muchos los que entrevn su figura de un modo siniestro y con terror.

    Kro potkin, que ha defendido la prop agan da por el hecho, siente ahora piedad para

    sus adve rsarios, que lo son de la hum anidad , y as ello se adv ierte en susM emorias.Traza

    el cuadro de la Rusia desptica y revolucionaria con simplicidad. El libro se lee con ver

    dad era fruicin. Se sucede todo en l con orden m etdico, apre nd ido quiz de los fran

    ceses, con cuya estructura mental ofrece mucha analoga Kropotkin.En torno d una vida

    despierta, adems, el inters de una obra literaria bien com puesta y sentida con smceri-

    dad. Se ocup a el autor en ella de las circunstan cias de su vida, sin preocuparse de sta

    en s: tal virtud me ha sugerido las reflexiones que anteceden.

    Consagra la parte primera de las Mem orias lo que concurri al desarrollo moral de

    su infancia. Melanclicas son las pginas que dedica su madre, la que el propio Cristo

    no vener as, segn refieren los exgetas, y luego nos presenta de modo claro y plstico

    la vida de la sociedad moscovita. Con pinceladas justas ofrece la tirana monstruosa de

    losseores con lossiervos,antes de la em ancipacin de stos en 1863, que fu determi

    nad a por la influencia de la literatura de los Turgueneff, Dostoiewsky y Tolstoi; sta se

    erigi entonces, como otras veces, en propagadora de las ideas ms nobles y avanzadas.

    Muy docum entad o est Kropotkin sob re la vida poltica y social de su pas. Hijo de

    nobles, con derecho la corona de Rusia, en cuya corte pasara algn tiempo , ha estu

    diado tambin fondo la situacin de los

    tnujiks.

    Sus observaciones son serenas, y el lec

    tor puede por ello concluir Exp lor luego fructuosam ente la Siberia, ocupndose en la

    Organizacin libre de este pas. El hom bre de ciencia y el socilogo apa recen aqu en

    magnitud.

    De scribe los carac teres de Nicols I, el dspo ta de hierro, y de su sucesor Alejan

    dro I I, po niendo de m anifiesto la coba rda y crueldad de su alma, entre dones menguado s.

    Nos hace asistir las escenas de espionaje de la corte y las coacciones inquisitoriales

    de la polica. Con oce al dedillo los infames secreto s de sta, y pue de por ello rehuir sus

    golpes, cuando la misma determina, como medio expeditivo, asesinar uno por uno los

    revolucionarios peligrosos, entre los que designan l.

    Difcil es condensar en una crnica lo que refiere Kropotkin sobre la vida intelectual

    y la corrupcin administrativa de Rusia. Dram ticas son las circunstancias de su encar-

  • 7/26/2019 19020115_LA REVISTA BLANCA

    19/36

    LA REVISTA BLANCA 4 3 3

    celainiento y las peripecias de su evasin, que acusan el pod er misterioso y el ingenio

    profundo de los verda deros revolucionarios. H ay que leer el libro, y esperamos que pron

    to se traduzca al espaol (i) para hacerse cargo de la organizacin y proezas del nihilis

    mo,

    as como del movimiento social ultra-revolucionario de estos ltimos tiempos.

    Kropotkin representa el espritu racionalista y crtico de Rusia. Ama los progresos de

    la civilizacin, que bien ap licados y distribuidos, segn l, han de beneficiar al hom bre

    y procurarle dicha. Es defensor de la maqu inaria, hasta en la agricultura, al paso que

    Morris la com bate por ineficaz y perjudicial. Esta no produ ce nada consistente ni bello.

    Hay corrientes aho ra que, por cansan cio de civilizacin, tienden sustituir el impe

    rio de la inteligencia cultivada po r el de la fuerza vital instintiva. Nietzsche com bate la

    presente civilizacin por debilitante, y Gorki funde en personajes sus ideas. El no velista

    ruso, de aparicin reciente, resume la anttesis de la generacin intelectual de Kropotkin.

    No cree en la accin colectiva y precon iza la accin individual. Profesa el culto inten

    sivo del hom bre natural y salvaje. Posp one la reflexin la impulsin. Quiz esto sea

    fruto del espritu sinttico de G orki. Este alcan za lo ms profundo del alma rusa. El es

    quien ha llevado mejor al arte la psicologa y fisiologa experimentales. Dostoviwsky,

    Tolstoi y Zola que dan rezagados. Los personajes del autor de Toms Gordeief son de

    carne y hueso, dejando asimismo entrever las profundidades ms obscuras de su vida in

    terna, de modo que el crtico puede colegir la causa ocasional de su manifestacin y des

    arrollo. Asomb ra la penetra cin psicolgica y la vez la fuerza sinttica de Go rki, aun

    que ste no se eleve por las regiones superiores, como Ibsen, que es an ms viden te,

    ms grande y ms sintetizador.

    Adm irable es, empero, la frescura y el vigor de sus pensa mientos. Su p ode r descrip

    tivo llega la mayor plasticidad. Es de los autores que dan ms sensacin de vida acti

    va. L a literatura que da en sus obras avasa llada por ella. Quiz no explica nuestra exis

    tencia como otros, pero l la rodea de un misterio penetrab le los ms avisados.

    Es enemigo de toda reglamentacin hum ana. Por eso com bate la esclavitud que im

    ponen los convencionalismos cultos. Pero, cmo hay que hacer para ser libre? Esto pre

    gunta. Ha vivido el hombre realmente y cmo vive? Y entramos en las nebulosidades de

    Hamlet. Nadie ha expresado como Gorki el terror y el misterio del maana.

    Este autor repudia toda m oral de relacin. Esta ha sido instituida por la divisin de

    ricos y pob res. Gorki prefiere la libertad salvaje la esclavitud civilizada. De ah qu e

    poetice los vagabundos. Pero stos no deben ser nuestro ideal. Los sentimientos nobles

    no son produc to de la naturaleza, como dice Brossa, sino de la civilizacin. Mas Gorki

    gusta de los vagabu ndos por su ingenuidad, por su apetencia y porqu e no tienen senti

    mientos ni quieren al hombre.

    La verdad es que el mo derno espritu decaden te sucumbe bajo la invasin de esta

    literatura lozana impetuosa.

    La monopolizacin del teatro por algunos autores franceses toma aqu men udo

    proporciones de verdadero caciquismo. Son muchos, entre el pblico inteligente, que re-

    (1) El libro que se refiere nuestr o corresponsal literario e u Pars son lasMemorias de

    un revolucionario

    ea-

    cilio por Pedro Kropo tkia, puestas en voata en esta Administracin, y que tradujo del ingls en el mom ento de

    aparecer en este Idioma, que fu el prim itivo, hace ya dos aftos, nuestr o querido compaero Fer mn Salvoohea,

    cuyos derechos de traductor y autor le confiri Kropotkin. Las

    Menurias

    de ropotkin fueron editadas por Rodr

    guez Serra. Y ya que hablamos de t ste admirable lib ro, debemos decir que, como resulta caro, no porqu e los tres

    tomos no valgan 6 pesetas , sino porqu e nuestro s compaeros no pueden despren derse de ellas un tiempo, he

    mos pensado expender lasMemorias de ropotkin 6

    En

    torno

    de una vida

    que eS el nombre quo so le ha dado W

    Francia, pagar dos pesetas mensuales sea un tomo cada mes.

  • 7/26/2019 19020115_LA REVISTA BLANCA

    20/36

    4 4 LA KEVISTA BLANCA

    claman la instauracin de un teatro internacion al. Pocas veces se nos presenta Shakes

    peare, del que gustan m ucho los franceses, p esar d e las preocupaciones d e crticos ex

    tranjeros. Del teatro alemn nada vemos por las tablas. Me refiero aquellas obras que,

    por su cualidad superior, contribuyan formar el gusto verdadero: stas, por lo tan to,

    debieran representarse peridicamente.

    Pocas obras se nos dan de Ibsen. En Pars, centro intelectual del mundo, no se han

    presentado an todos los dramas del autor noruego. No se diga que algunos sean irrepre-

    sentables, cuando se ha puesto en escena con rara propiedad el Peer Gynt que est lleno

    de escollos. Adems, en todas las grandes capitales de Europa y Amrica se ejecutan las

    pera s de W agner, y cono cidas son las dificultades escnicas que ofrece su represen

    tacin.

    En los dramas de Ibsen hay toda la complejidad de la vida moderna y toda su filoso

    fa. Quiz sean los nicos que hoy satisfagan los espritus intelectuales. Llegam os,

    con ellos, los ms hond os conflictos de la conciencia. T iene ms imp ortancia el fracaso

    moral de una vida que la muerte de un hombre. La vida nos arrastra como un torbellino

    y nuestras voluntades son impotentes. Querer domear la existencia y ser vctimas de la

    realidad: esta es la tragedia en casi todos sus personajes.

    Peer Gyntqu iere afirmar svyo perseverando en l. Tiene el orgullo de la personali

    dad y ansia su imp erio. Y, sin embarg o, no realiza el destino y su existencia es amorfa

    Todos sus arrebatos y sus maldades no sirven ms que para extraviarle. Vive slo para

    s y su obra es estril.

    Hay escenas de una ternura sublime, por su misma condicin, como las de Aare con

    la gente del pueblo y con su hijo: son mom entos culminantes en que la vanidad de la

    vida se ofrece con aureola de luz eterna. Lgrimas vienen los ojos, como si entonces la

    verdad surgiera de la belleza.

    Peer Gyntquiere amoldarse tod a manifestacin hum ana, como para imprimir el

    sello de su yo y cad a tomo de ste desaparece en la peregrinacin loca. Qu alcanza

    en su carrera? Vaco en tomo l y extraeza en el mundo. No hay solidaridad entre

    ste y l. Pero en su alma existe lo real y lo sobrenatural.

    El hroe de esta obra, como tantos hombres, es vctima de su imaginacin. Quiere

    Peer Gyntrealizarla toda costa y sus actos son vulgares: no pueden conten erla. D a

    su vida una orientacin que le es impropia, la aplica errneamen te, y este problema de

    alta psicologa moral fu ya la preoc upaci n del auto r del

    Wilhelm Meister.

    Cuntos

    hombres se consagran obras que no les son peculiares

    Al final del dram a volvemos alkimotiv d e la pers ona lidad . Dnde se ha ofrecido de

    p o d o tan filosfico y tan hu ma no, como en las ltimas escenas del ltimo acto, la situa

    cin dram tica del despojamiento de nuestroJ por la muerte? T eres como una mone

    da de efigie gastada, que hay que fundir de nuevodice el fundidor Peer Gynt. iQue

    terro r ms profundo de ste, al perca tarse de que suj es un mito La persona apa rece

    como una ilusa y mo me ntnea represen tacin de esa voluntad universal, la que todos

    obedecemos y que juega con nosotros. No nos conocem os y no somos nosotros. Nuestro

    yo

    al menos, se desvanece en la sustancia del mu ndo. De su voluntad procedemos y

    ella volvemos. Pero el pensam iento de ello, com o Peer Gynt, nos alucina. Solo chi

    non z, non muore que dice el poeta Pascoli.

    Sin emb argo, nuestra personalidad vive en la representacin que de ella toman los

    dems hombres y en ellos queda.

    Por eso es tanto ms grande la escena de ternura entre Peer y Solveigcuando aqul

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    LA REVISTA BLANCA 4 3 5

    la pregun ta si es l mismo y si vive conte stnd ola ella que s que en su coraz n y en su

    esperanza.

    Hay problema ms pavoroso que ste? Ibsen ejerce en sus obras de adivino del alma

    Lugn Po e es un artista de escasas condiciones y declamatorio por lo que se prest

    mucho la chacota del pblico.

    La escena estuvo grande altura produciend o la ilusin de la vida mgica de los

    trolls

    en el tercer cuadro.

    El Sr. Leclerc ha publicado un

    Ensayocrtico sobre elderechode afirmar.

    Trata en l

    de legitimar lafilosof del griego Parmanides demo strando la irrealidad del fenmeno

    instaurar sobre ello una metafsica. El acto esencial del pensam iento es la afirmacin; y

    sta no es slo peculiar d el pensa mien to emp rico sino que constituye la esencia misma

    de l en general.

    El sistema ha de envolver dos partes esenciales: una destructiva y otra constructiva. La

    primera probar la ilusin del mundo fenomnico y la segunda se consagrar con ayuda

    del principio de identidad la teora de la afirmacin del ser.

    La conciencia condicin de todo fenmeno es impensable pues ella no puede cole-

    girse ms que con la idea de concienc ia. El fenmeno natural objeto de la fsica es la

    negacin del ser pues no manifiesta nunca un objeto un sujeto.

    Cul es una afirmacin legtima? La confianza de que algn ser existe aunqu e ste

    no sea ms que yo. Se me impone una primera verdad y es que hay ser en mi pensa-

    miento; por lo que en l segn el principio de la identidad se contiene toda la nocin

    del ser.

    La actividad pen sante del ser qu e incluye el acto de la afirmacin es libre y no pue de

    someterse ninguna necesidad interna. El pensamiento contempla; al paso que la volun-

    tad obra; y entre pensamiento y actividad precisa un intermediario algo que induzca al

    acto producirse sin menoscabo de la libeitad: ese intermediario es el Am or.

    Estas son algunas de las ideas que informan el

    Ensayo

    de L eclerc y que reproduzco

    Simplemente.

    J. PREZ JORBA.

    - L A - L U Z ^^

    7>rama en cinco actos, por Jitaurice T)onTiay y Xuciei] 3>escaves

    C O N T I N U A C I N

    D E L A C T O S E G U N D O )

    ESCENA XI

    Los M SMOS

    V

    V ERN ET ENTRANDO RESUELTAMENTE

    ViRNET.Buenos das compaero...

    CALAMARTE

    (afectando noapercibirse de que Vernet letiende la man .

    Buenos das.

    VERNET.Desearaver los compaeros de la colonia para hablarles.

    CALAMARTE.Esfcil. Se les va llamar. Seora Ad ela quiere hace r el favor d e

    participar su marido y los otros que el seor est aqu?

    ADELA.Voy

    (desaparece. )

  • 7/26/2019 19020115_LA REVISTA BLANCA

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    4 3 6 IA R E V I S T A B L A N C A

    ESCENA XII

    D I C H O S M E N O S A D K L A

    C A L A M A R T E . P u e d e

    usted sentarse si gusta

    _se

    vuelve su trabajo.)

    V E R N E T . A p o s t a r a que usted se pregunta lo que vengo hacer aqu?

    Ademn vago

    de Calamarte).

    Ya s que se acostumbra ver en m un enemigo. Pues bien, esto es justa-

    mente lo que no quiero y por eso vengo disipar este error.

    C A L A M A R T E . A h

    V E R N E T . S ;

    no me gusta andarme por las ramas. .. Prefiero siempre coger el toro

    por las astas. Y Vernet el impresor, el patrn. .. Veme t el antiguo tipo, el obrero como

    usted, es vuestro camarada antes y ahora. Yo no reniego nunca de mi origen, por Cristo.

    C A L A M A R T E . H e ah un origen que ha sido afortunado

    irnicamente.)

    V E R N E T . Q u i e r o

    saber lo que se me puede reprochar y vengo pedoslo.. . si

    rodeos.

    C A L A M A R T E . A h

    V E R N E T . S i

    las personas como nosotros vecinas no se entienden, no hay necesidad

    de hablar ms de fraternidad.

    Silencio de Calamarte).

    Dice usted?

    C A L A M A R T E . N a d a . Si no he hablado.

    V E R N E T unpoco desconcertado).

    Tiene esto una hermosa vista, estasalaes muy alegre...

    es la antigua granja transformada sin duda en refectorio?

    C A L A M A R T E . N o s o t r o s

    no tenemos refectorio... ni tambor para llamar al rancho como

    en el cuartel. Come cada uno lo que quiere y la hora que le da la gana.

    V E R N E T . L e ruego me dispense. .. yo crea... Y estn ustedes satisfechos de su explo-

    tacin?

    C A L A M A R T E . G r a c i a s ,

    esto marcha tan bien como es posible.

    V E R N E T . S , s; ya he visto todo esto viniendo... est bien dirigido, muy bien arregla'

    d o .

    Oh es muy distinta de lo que era en tiempo del arrendatario anterior . Cunto les

    ha producido el ltimo afio?

    C A L A M A R T E . N o s. Ah tiene usted al compaero Ros que podr explicrselo mucho

    mejor que yo.

    ESCENA XIII

    Los M I S M O S Y RO S, QUE E N T R A

    Ros.Buenos das, Sr. Vernet. Qu se le ofrece?

    V E R N E T . B u e n o s

    das, Sr. Ros .. . ha odo usted ya hablar de m?

    Ros.S... s...

    V E R N E T . E n t o n c e s

    precisa que sepa usted que tiene en m un amigo. .. y un amigo

    de veras. Encuentro su tentat iva muy interesante, muy digna de ser favorecida. En resu-

    men, no ser yo quien le oponga entorpecimientos, al contrario. Pero tienen ustedes en el

    pueblo quien no les mira con buenos ojos.

    Ros.Siempre es bueno que se ocupen de nosotros.

    V E R N E T , P e r o

    yo cada momento, sin que ustedes lo noten, sirvo de mediador entre

    ustedes y la alcalda.

    Ros.Es usted muy amable, pero nosotros estamos en regla con el municipio: paga-

    mos nuestros impuestos.

    V E R N E T . D e

    lo cual les felicito.

    Ros,No hay de qu.

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    LA REVISTA BLANCA 437

    V E R N E T . P e r o

    nodeben slo pagarselosimpuestos... cualquiera que sealaindepen-

    denciade ustedes,que yoadmiro, deben ustedes satisfacer ciertas exigencias, sin las

    cualesnohay...esdecir,con las que elrespetoes unagaranta...en

    fin

    ustedes me com-

    prenden.

    Ros.Perfectamente...

    y en tal

    caso?

    V E R N E T . E n talcaso,cada instanteseles puede cogerenfalta.

    Ros.

    Oh cada instante.

    VERNET.S ,s. Fjense ustedes: aqu tienen ustedes nios ^verdad?

    Ros.S.

    V E R N E T . E nedadde ir laescuela?

    Ros.O

    de no ir.

    V E R N E T . D i s p e n s e ,usted: ustedes forman partede lajurisdiccindeCaspe; ustedes

    estn domiciliados aqu desde hace dieciocho meses; ustedes deben, pues, enviarsus

    hijos

    la

    escuela municipal.

    Ros.Debemos... debemos...

    V E R N E T . L a ley de 28 deMarzode 1882sobrelaobligacin escolaresterminante.

    Sin embargo, pueden ustedes estar tranquilos, porqueyo he queridoque as fuera...yo

    he servido

    de

    tapadera como siempre. No

    he

    sufrido pocas embestidas

    causa

    de

    vues-

    tros pequefiuelos

    Ros.Nolas sufrir usted ms por causadeellos, seor Vernet: desde hace tres

    semanas tenemos una institutriz... como losricos.

    Entre tanto Peldez, Toms, Bartolo

    y

    elt Rafael van entrando. Bartolo se aproxima

    Calamarte, quien le hace seas de callar.

    y

    escuchar.)

    ESCENAXIV

    ' LosMISMOS YP E L E Z , T O M S , B A R T O L O , T O R A F A E L

    VERNET.As ,

    pues, hace poco tiempo

    que

    estn ustedes

    en

    regla...

    me

    alegro

    me

    alegro

    se re).

    Entonces,lo que yo les hedicho pertenece lahistoriade lamurmura-

    cin. Bueno, bueno; ahora hablemos poco, pero hablemos claro. Las elecciones tendrn

    lugardeaqu dosmeses... ustedesnoestn inscritosen elcenso.

    Ros.No.

    V E R N E T . E smenester pensarenello, hijos mos,siqueris votar...

    CALAMARTE

    media voz).

    Nosotros

    Ros.Esporestoque havenido usted?

    P E L E Z . U s t e d

    hasidoel furriel.

    V E R N E T . - - - E 1 furriel?

    P ELEZ .S ,usted sabe muy bienque durante lasmaniobrasel furrielva lavan-

    guardia para preparar los alojamientos; pasa por los pueblos yescribe en laspuertas:

    tantos Siembres, tantos caballos.

    Usted quisiera escribir

    en los

    muros

    de la

    colonia:

    diez

    lectores.

    V E R N E T . E s

    muy gracioso.

    Ros.Ser muy gracioso, pero

    no

    sera exacto, porque nadie aqu tiene

    la

    intencin

    de votar.

    V E R N E T . E n t o n c e s

    ustedesnocumplenlosdeberesdelbuen ciudadano.

    CALAMARTE.Oh nosotros estamos reconocidos como inutilidad pbhca

    Ros.Nosotrosnogustamosde losjuegosde azar. Poconosimportaque sea rojo

    *

    negroel quesube;essiemprelabancala queganaynunca nosotros.

  • 7/26/2019 19020115_LA REVISTA BLANCA

    24/36

    4 8 LAREVISTA BLANCA

    V E R N E T E s to dependede loscandidatos... Estoy convencido de que elnuestroes

    muy afine vuestras ideas.

    Ros.Yyo loestoyde quenuestras ideasno estn afines con l.

    V E R N E T O s

    aseguro

    que es lo ms

    avanzado

    y

    radical posible.

    P E L E Z H a b la ustedde lcomode un perdigoncillo.

    B A R T O L O N o s

    pone usted

    el

    agua

    la

    boca.

    P E L E Z S e

    puede saber quin es esta hermosa caza mayor?

    V E R N E T E s el Sr. Garca Gmez,el diputado salientede la circunscripcin.

    B A R T O L O S i essaliente,no esmenester retenerlo.

    V E R N E T N o s o tr o s

    le retenemos porque haprestado losmayores servicios alpas.

    P E L E Z G a r c a Gmez haprestado servicios alpas? Es la primera vez que oigo

    habla deesto... yt, Bartolo?

    B A R T O L O G a r c a

    Gmez?

    No

    conozco

    este pjaro

    Y t ,

    Toms?

    T O M S N u n caheodo hablar de l.

    V E R N E T A l pas, quiero decir, la circunscripcin, sus electores... ustedes n^

    comprenden bien;notiene uno ms quedirigirse lpara obtener lo quequiere.

    C A L A M A R T E E s un buen comisionista.

    B A R T O L O P o d r a usted pedirle un estanco para mi hermana... una desgraciada

    vctima...

    V E R E T D e l

    2 de Diciembre?

    B A R T O L O N o del 8 deOctubre. No llega nunca pagar estos trminos... porque

    regularmente todos losafios al llegar esta poca se veechada alarroyo.

    Risas).

    V E R N E T N o

    hablan ustedes

    con

    seriedad. Garca Gmez posee todas

    las

    cualidades

    de un verdadero servidorde lademocracia,- porelloes elrgano representativo del Co

    mit republicano-radical-socialista-independiente.

    P E L E Z

    Y nada ms?

    C A L A M A R T E M e

    parecen muchas marcas para unsolo producto.

    V E R N E T N u n c a sobra lo bueno. Cuatro marcas valen ms que una: ellas resumen

    los progresos realizadospor lasprecedentes legislaturas.

    C A L \ M A R T E E s como lasrazones socialesen lascuales sepone: Medallas en todas

    las Exposiciones

    risas).

    V E R N E T Q u

    bromistas

    son

    ustedes Oh

    al

    venir aqu

    no

    saba

    lo que roe

    expona.

    C A I ^ M A R T E E r a entonces nuestra tapadera.

    V E R N E T A f o r t u n a d a m e n t e

    comprendo vuestra chanza.

    B A R T O L O E n fin, ques lo que ofrece para volver entrar vuestro diputado sa

    liente?

    V E R N E T L a

    jornada

    de

    ocho horas;

    la

    instruccin integral

    en

    todos

    los

    grados;

    1*

    creacin decajas deahorros para lavejez...

    {sccaun

    papel

    de su

    cartera,

    y

    despus

  • 7/26/2019 19020115_LA REVISTA BLANCA

    25/36

    L REVIST BL NC 439

    P E L A E Z . lE h l

    tio

    Rafael, esto si que n o ser

    lo

    acostumbrado, ^e rdad ?

    T o

    RAFAEL.Nunca

    ver

    esto.. .

    nun ca ver esto. . .

    VERNET.Cla ro

    est que

    no lo

    ver... en seguida; pero no

    lo

    ver n unc a mientras

    haya personas como vosotros que no quieren votar

    y

    que no saben servirse

    de la

    nica

    arma que tienen...

    la

    papeleta electoral.

    Ros. L a papeleta electoral del padre F rancisco.

    CALAMARTE.Elgarrotazo del padre Francisco.

    Ros. S, nosotros la conocemos: las armas ciudadanos ...Diu-ante treinta aoslas

    promesas

    de

    vuestros diputados abrevaron nuestros surcos; y cul

    es el

    resultado?

    PELAEZ .Esta ren

    los huesos.

    VERNET.Es menester no

    ser tan

    injusto;

    vuestro entender, mi palabra

    de

    honor,

    no

    ha

    hech o n ada por

    el

    pueblo

    en

    estos treinta aos...

    PELA EZ .La vida

    de un

    diputado.

    VERNET.Antes

    de reprochar

    los

    legisladores su impotencia, tomaos

    la

    molestia

    de mirarlo. V uestro compaero que yo vuelvo

    al

    buen sentido (seala Tomas) ser

    el

    primero

    en

    reconocer que nunca el pueblo

    ha

    estado mejor alimen tado, mejor vestido,

    mejor alojado...

    Ros. M ejor enterradol

    V E R > . K I . S

    no mejor,lo m enos m s tard e. L as estadsticas lo notifican,laciencia

    ha prolongado

    la

    duracin media d e la vida h umana.

    T O MAS .

    Esto es verdadl

    CALAMARTE.En provechodequin?

    VERNET.Desde

    luego, todo eso

    es ya

    alguna cosa. Si no os basta, razn dems para

    votar. Cuando vosotros hayis conquistado los poderes pblicos, entonces impondris

    vuestras reformas.

    Ros. Si nosotros

    le

    decimos

    la

    primera que impondramos,

    en

    cinco minutos

    se

    es-

    'Capaba ustedde aqu para no volverms

    VERNET Vamos ver

    Rs.^-Pues bien, siendo los amos,en lugar de reemplazaren lamo neda una efigie

    por otra, figrese usted que nosotros suprimimos la moneda...

    Nt^f

    riendo). ose ve bien q ue ustedes no

    la

    tienen?

    '

    CALAM XT.No

    es muy graciosala contesta.Escomosise le contestara usted,

    cuando celebra las excelencias del sufragio universal, que rebaja

    su nivel toda idea un

    Jto eleviad. ^A h cm o se ve que usted no

    lo

    tiene.

    V E R N E T . N o

    eslamisma cosa.

    Rog.ui-Qtj mal M)s conoce, seor Vernet,

    si

    usted cree tambin

    que

    nosotros codi.

    ciamos su dhieitov Duerma^ usted tranquilo, nosotrosnoambicionamo s l as pesadillasque

    produce esa psima almohada; ser mejor

    la

    nuestra

    el

    da

    en

    que todo

    el

    mun do traba

    jando por nada, cada uno gozar por nada tambin.

    ' V RiE T;i-^|V oto.l.ii. estoy Seguro que concl uiremos por ente nde rnos.

    Lo

    esencial

    es

    ^ t

    vosotros soB trabajadores

    y

    yo am o

    los obreros.

    CALAMARTE.

    (A

    media

    voz-)

    C omo

    el

    carruaje

    al

    caballo.

    E S C E N A XV

    Los MISMOS EL

    D O C T O R F I G U E R O L

    Ros. L lega usted tiempo, doctor. El seor Vernet est dispuesto hacernos

    ofertas de servicios electorales.

  • 7/26/2019 19020115_LA REVISTA BLANCA

    26/36

    4 4 0 LA REVISTA BLANCA

    D O C T O R . A h Bah

    C A L A M A R T E . E l

    seor Vernet nos presenta una lista de muestras, quiero decir, un

    programa que tiene muchas probabilidades de xito... en cualquier parte, menos aqu.

    D O C T O R . M i

    quer ido seor Vernet, me temo que usted no sacar los gastos en la

    colonia.

    V E R N E T

    con tono picado).

    Yo no soy como usted, que los saca.

    D O C T O R . Q u

    quiere usted decir?

    V E R N E T . Q u i e r o

    decir que aqu tiene usted buenos amigos.

    D O C T O R . D e

    lo que estoy muy satisfecho.

    V E R N E T . U s t e d tiene ocasin de tenerlos, porque ellos slo le piden usted cuidados

    y usted les prodiga sus consejos... por encima del negocio.

    D O C T O R

    riendo),

    Usted me reprocha de acumulador

    Se dirige hacia el to Rafael.)

    Buenos das, to Rafael, es usted quien yo vengo ver... ver esta pierna?

    El to Ra-

    fael se ai remanga su pantaln.)

    Muy bienl Muy bien Tengo casi la pena de asegurar su

    curacin completa.

    C A L A M A R T E . B o r

    qu, seor Figuerola? Usted tambin cree que el restablecimiento

    del to Rafael ser la seal de su partida? Se equivoca usted; es de los nuestros y perma-

    necer con nosotros.

    P E L E Z . ^ J u s t a m e n t e ,

    faltan viejos aqu.

    Ros.S, dice bien Pelez... cada uno sus retratos de familia: slo que el nuestro ha

    cado de su marco.

    D O C T O R . D e c i d i d a m e n t e sois unas bellsimas personas quien yo estimo mucho.

    Qu dice usted de esto, seor Vernet?

    V E R N E T . D i g o , digo que si, en lugar de caer cerca de La Luz, hubiese tenido fuer-

    zas vuestro protegido para llegar hasta el pueblo, habra encontrado all un hospital y los

    mismos cuidados que aqu.

    D O C T O R . C o n

    la diferencia de que, curado el to Rafael, habra sido puesto la

    puerta del hospital y reducido la vagancia. Entonces no tena ms recurso que solicitar

    de los guardias un abrigo en la prisin vecina, mientras que aqu podr vivir en familia

    y gozar de un reposo bien merecido.

    V E R N E T . V a m o s Usted nos juzga mucho ms inhumanos de lo que somos. Si la

    situacin de este excelente hombre es d igna de inters, yo le habra fcilmente obtenido

    un socorro... en caso de necesidad, le habra hecho una pequea colecta.

    C A L A M A R T E . L a limosna, s. Gurdese usted de fomentar la mendicidad: es cosa

    prohibida en este departamento.

    V E R N E T . E s

    menester no pagarse ms de palabras; nosotros hacemos mucho por los

    desgraciados. Nuestras oficinas de beneficencia para el empleo de los fondos su dispo-

    sicin no estn faltos de pobres quien socorrer.

    C A L A M A R T E . P o n e n all la mala voluntad.

    V E R N E T . C r a m e usted; en la presente, las obras de previsin, de proteccin y de

    salvamento responden poco ms menos todas las necesidades; nosotros tomamos al

    nio desde la cuna por as decirlo...

    Elena aparece en este momento con los nios.)

    S e

    continuai'.)

  • 7/26/2019 19020115_LA REVISTA BLANCA

    27/36

    LA REVISTA BLANCA 4 4 1

    F A I IS

    Pero debi callarse de nuevo, erguirse y snreir, porq ue Ro sam unda , llegando del

    ^aln inmed iato, gritaba que la esperaban abajo; las puertas del palacio se abriran al

    punto, y era preciso que ella estuviese en su mostrador,

    Eva, apoyndose en la cmoda para no caer, contest que ya bajaba.

    Escucha, dijo Jacinto , dirigindose su herm ana, te repetir que es una estupidez

    "'sputar as. Mejor sera que bajaras.

    Camila contest con dureza:

    Vete t y llvate losdemf mejor ser esto que tenerlos nuestra espalda.

    Jacinto mir su mad re, como hijo quien parec a ridicula aquella escena, y des

    pus,

    enojado al verla tan poco enrgica ante su hermana sarnosa, como ella llamaba,

    ^s encogi de hom bros y abandon las para volver al saln. En tonc es se oyeron las car-

    ^^jadas de Ros amu nda, que se alejaba; mien tras que el gen eral bajaba con la seora

    ^otisgue, refirindola otra historia; pero en aquel mo men to, cuando ma dre hija se

    ean solas, oyeron muy cerca las voces de Duvillard y de Fonsgu e. El padre estaba

    ^" y poda oiras.

    Eva com prendi que deba ma rcharse, y no tena fuerza para ello; rale imposible

    despus de oir la palabra qu e hab a sido par a ella un bofetn, en el temor de perde r su

    ornante.

    Gerardorepusono puede casarse contigo, porque n o te ama.

    S me ama.

    T lo crees asi porque se h a mostrado contigo am able, por com pasin, y al verte

    desechada... pero no te ama.

    Yo te digo que s... primeramente, porqu e no soy una estpida como tantas otras,

    y sobre todo porque soy joven.

    Esta era una nueva herida, hecha con burlona crueldad, y que revelaba la triunfante

    ^'egra de ver al fin marchitarse aquella hermosura que tanto le haba hecho sufrir.

    La juventud ah T no sabes ya lo que es, pobre m am ... Si no soy hermosa, por

    menos soy joven; tengo ojos puros y brillantes, labiosfrescos, y cabellos tan largos y

    abundantes, que me bastara pa ra vestirme si quisiera... Oh la mujer joven no es nunc a

    ^ i pero cuando se llega cierta edad, pob re mam , t