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010923.pdf - Memoria Digital Vasca

Mar 22, 2023

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Khang Minh
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Iconografía Biográficadf

Q u i P ú z c o ñ

Qalcrfa de Retratos

de

Q u i p u z c o ü n o s d i s t i n g ü i d o s

cdecdona^o^ dibujado* a filunu y ex{>ue9Íos con utui r^iC tdn

comp«nd}a<U de lú» hechos m is culminantes

d« CAda flgumpor

Francisco L ( ^ z - ñ l é n

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Sí: I XV

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r C O N O G : ^ A B Í A B I O e i \ Á B I G A

DE

GUIPUZCOA

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14 ,

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V. V

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ic o n o g r a f ìa b i o g r à f i c a

DE

G u ip ú z c o a

G a l e p Ia d e R e t r a t o s

D E

GÜTPUZCOANOS D IST IN G U ID O S

COLBCCIONADOS, DIBUJADOS A PLUVA Y EXPUESTOS CON

UNA RELACIÓN COSTBNDJAÜA D E LOS HECHOS MAS

CÜLMINANTláS DE CADA FIOUBA

POR

F R A K O S C O LOPEZ-ALÍN .

S A N SEBASTIAN

IMPRENTA PE J . I5AU0JA fc HIJO

i r í PIt» k CMititacM), 1 7 9,1899

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Ea p o p i«d ad Ì9 lo» edlt«r«s

J. Baioìa g Quo.Qaedft bteho ei dep«Hito qu«

niAix« Is U ; .

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A U l S > A D R H S

D, JOSÉ LÓPEZ D E A IZPURÜ

D.* MANUELA ALÊN DE AZUBÎA

F R A N C I S C O .

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|f.K(,’y-'.';,SK'n V-‘

P l i E L I M l N A R

Esta muy uoble y Jiiiiy lual provincia de

fiuipiízcoí}, cima tantos hijos ilustres,

que con k« h talentos, valor y virtudes al­

canzaron ruuombre en las diférentes inani-

í’i'btaciones d<? la actividad y dcl saber hu­

mano, y cuyos hechos y obras en nada han

de verse entibiadas por las evoluciones de

las generaciones venideras ni por el trans­

curso de los tiempos; hizo á mi alma de gui-

puRcoano concebir la idea, ya desdo la in ­

fancia presentida, de dar á la estampa, im*

pulsado por el amor de la patria, esta icono­

grafía biográfica, recopilando en ella cuan­

tos retratos pudiera hallar conforme á la

índole de tal traba.¡o, y que hasta el d ía es­

tuvieron desparramados en uno y otro lu ­

gar, m\icbÍHÍmos de ellos ignorados, y OX'

puestos Seguramente á la desaparición. Hoy

me veo gustoso por haber consegnido ron

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dír c8fc modesto pero sin coro trilnito ele ve­

neración ii loH qno tan alto supieron elcv^ir

el nombre de esta hidalga provincia bas

conj^ada.

Además, silbido cy de todos, el dos astro

so tin qnc tuvieron mnchísimos docnmentoB

de inapreciíible valor y los pocos cuadros

qne esta provincia poseyó, ya á cons(;cuen­

cía de las e^uerras, ya por otras cnnaas, no

Imbieudo en el d ía noticias de que existieron

tales documentoR más que por lo que dejó escrito tal 6 ennl a\itor.

Asi es que es de esperar que á mi labor

le quepa algún aprecio, ai menos si se con­

sidera que á lo qne acabo de reunir en estas

páginas pudiera haberle llegado análoga

suerte y ser víctima de lastimosa do sapa rición.

A propósito de Jo que dejo transcripto,

trjisliidar^ aquí un pasaje rignrosnmente

exacto y de gran oportunidad, refirionrlo lo

que á un escritor guipuzeoano le Mcaeció en

uno de nuestros pueblos, y que viene á con­

firmar lo que dejo expresado: «el año l 8H(i

— dice—VI con frecuencia en la casa eonsls-

torial de cierta vecindad de (ín ipu/coa, el

busto de un obispo eaculpido eu madeva.

Pocos años hace que tuve ocasión de llegar

al mismo punto. Me picó la curiosidad de

ver aquella escultura, único de notable que

contenía aquél lugar, é ignorado por la pro-

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T.V' » •

PRBLIMIKAR VTT

vmcia. biisto q o parecía e n l a s a la n i e n

ninguna otra dependencia, no se daba con

la tal etícnltura. Preguntado uno de l a casa

donde se hallaba lo que se trataba de ver,

contestó: El. h iibt o det , o iu s i'o jírt á en

QVART'ILLA 1-N J'NIOX DK l.\ LE.^A. jC u á n tO S 86-

ráu lo s casos de este género más ó ménos

parecidos! >..................................................... .

Claro es que esta labor que hoy 's eo im*

presa, no es completa; de algunas figuras

gnip uzeo anas que en estas páginas debían

ocupar merecidamente lugar, me he priva­

do con sentimiento, por la eircunutancia de

no haber dado los resultados que eran do

desear las diversas investígaeioiies que con

esc objeto practiqué repetidas veces.

Nuestros antepasados KO s e d k j a j u n re­

tratar con la facilidad con que se hace cii el

día, tío por carecer de los útiles rápidos que

poseemos para el caso, sino porque cierta es­

crupulosidad predominante én aquélla épo­

ca, se hallaba en pugna con la reproducción

áoÁ ¡V físico.

He conocido en nuestros tiempos ancia*

nos que no se hubieran detenido un segun­

do ante una eámara obscura sin otro fm que

el ser retratacios.

Nada tiene que ver lo que dejo dicho con

los maravillosos retratos que nos legaron las

antiguas escuelas pictóricas.

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Lo lamentab)e en que, sea povqno no Iik*-

ron retratados loa personajes que he inten­

tado hallar, <5 porque si lo fueron, mis os*

fuerzos resultaron infructuosos ó iiupotontea

para conseíjuir el objeto que perseguía, no

pnoden tigurar en esta coíecoión loa IztuetA

— M daznbal— Dieg’o de Butróii—Eohcvcrri

— Lardiz a b al—Tp e ñ a rri eta - - A Iza a— La zc a-

no— Aganduru—T’ rbieta-*Odriozola— Ariz- niendi—M intogui—Zaaznabar - Oyauguron

—TTnanuo—Alzolaraz- Le izaur—López de

Arriaran—iCehaíde— Ynrreamcndi—Urbis*

tondo — Mendthuru • - C n m d — Sandoval^-

Amezqucta—López de » re z u iia - Araiizi

b ia—etc., etc., los cuales con tauto espíen

dor fulguran en la Historia de la provincia

de Guip\'izcoa en donde vierou la luz de la vida.

Ahora bien; he procurado q iie d texto

que aeompaña á los retratos de e^ra colee

eión no resulte fatigoso al lector, pam lo

eual he relatado escuetamente los hechos

más cuhainantes del biograliado.

Para la presentación de los mismos no

he seguido orden ninguno de épocas, pues

su objeto principal queda expuesto; los he

combinado de manera que vengan á enla­

zarse los antiguos y modernos.

YA intonso amor que sienío por mi ama*

da GuipiizcoH, bendita tierra cu dmule na­

cieron mis padres y mis hijos y en cuya leu-

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*P K H L I M I N A K I X ^

•4jTua b a U )a c i la s p r im e ra is f r a s e s , y re c é y

a ra é , m e h u l le v a d o s ie m p r e á a d m i r a r c o iì

p la c e r y v e n e r a c ió n t o d o a q u e l lo q u e t ie n d a

á a u m e n t a r t im b r e s d e g l o r i a á e s te n u e s t r o

s o la r e u s k a ld u n a .

Ì H I É

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ANTO.MO DB GASTANETAe

IT U U lilZ A B A L A G A

Escritores autorizados tributan á Gasta*

fVetrt grandes cloífios y consignan á ia vez,

que su sistema de construcción de navios

fué el que sc' siguió en España basta que

fueron reempla‘/ado8 por los buques de

vapor.

Nació en Motrioo, empezó á navegar

cuando ajjenas contaba doce años llegando

á ser piloto mayor de la Real Escuadra

en 1691.

Por esta fecba publicó una obra con el

título de Noete i >k l a N a v e g a c ió n .

Mas tarde dió también á la publicidad

sus i ’KOroRcioNfis y b é g l a s ? a u a l a c o x s t b u c »

CTÓs nK Jvüft n A j K L t r a t a d o quo al can/ó

gran reputación siendo muy estimado has­

ta los últimos tiempos de la marina'de vela.

üastañcta »ha sido el primero de nucS'

tros compatriotas que escribió un método fá­

cil de navegar. >

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Fuá UDO de los fioinbres detnnr que más

uxplofíiciünes llevaron á cubo en Io8 mares

dol Octano A tlántico, en el Mediterráneo y en los de las Indius.

Hítbía ascendido ya á teniente genera?

de marina antes de 1718, año en el que man*

daba la escuadra española que en las agnas

de Siracusa fué derrotada por La inglesa.

No por este revés decayó el buen concep­

to de Gastañeta aute la opinión pública ni

ante el rey Felipe V , pues continuó man­

dando varias ilotas, una de las cuales salvó

con grandes caudales á pesar del gran nú­

mero de enemigos que la esperaron hacia eí

cabo de Santa Maria, mereciendo que en re­

compensa de este bccho le coi^ediera el rey

\m sobresueldo anual de 2.500 ducados

(año 1727.)

E l nombre de Gastañeta va unido al com* bate de Sicilia.

Cuando se repuso do las heridas recibi­

das en el mismo, regresó á España y fué des­

tinado á otros mandos y coinisioiieB.

Nació Gastaneta en Agosto de y

murió en Madrid, de accidente apoplético á

los setenta y dos aÜos de edad, y se le ente­

rró eu la iglesia inmediata de las monjas de

la Concepción Jerónima,

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"'ia le n lin de O huic

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VALENTIN DE OLA NO

Ee una de Ina más salientes íignras, qu i­

zá la primera, que Guipúzcoa ha producido

'íi el siglo X IX .Eh imposible dar una idea en el reducido

espacio de una» li)ni1 adaa páginas, del gran

servicio prestado por O lano al país cuakal-

duiui.Tnflignc defensor ih; nuestros tueros ve­

nerandos, oon un discurso, con un sólo dis­

curso en don Je puso toda su alma, consiguió

11 triunfo en la votación du la famosa ley d<

rrconocimieuto de IfxS libertados ouskarjis,

L»n el Congreso do los Diputados eu 183 ).

Aquel elocuentísimo discurso que Olano

pronunció en las Cortos, causó honda uní o

cióti vu toda España; al día siguiente loA

periódicos que entonces se publioabau eu

Madrid, Ei, Couj¿k< Nacio.sal, Ki.Coukespon-

SAT., E l PiLfíTO y otros, levantaron unáni-

nies UüH voz de alabanza.

A l pooo tiempo, uno de los hombres tjue

Jiiás ha enaltecido el nombre de España en

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el i i u i í k I o , el gran Donoso Corté«, oscribía

e I» Parí s 11 n -s o b erbi o f rahaj o . cst a I jle c i en d o

un paralelo onfre O ‘( ’om'll, ol ífran trilmno

irlandés y Olano. «Vean nHtedeR—dícc Do­

noso Corita - (los únicon hombres, que en

toda la prolongación do los siglos hanpodi-<lo llamarse ruEBLn.....

Tratábase nn día en ol Congreso de la

ley hocha en Cortes para el afmnj^ainieiito

de los fueros bas con gados, cuando do rcpcn-

fe 80 levantó ríe su asionto ti ti señor d iputa­

do, que hasta ontoiices había guardado si­

lencio profundo. Los Iniscongados dieron

noticia do su patria á los que por curiosidful

los preguntaron: el presidente dijo al C<in-

greso su junnbro. Lus primeras palabras,

oaidas tímid«mente do los labios del desco­

nocido orador, fueron á perderse en aque­

llas angostas bóvedas y á estrellarse en la

iiidiforoiicia univiírsal. E l orador eoutiuua-

ba, sin embargo, como si hablara oii alta

voz consigo mismo; y hablaba consigo mis­

mo, como quion está poseído de, una d iv in i­

dad, y aquejado de turbulentas emociones.

Algunos períodos enfáticamente quebrados,

algunas expresiones pronuncK»das en son

de tlernísima qneja, algunos aocntos llenos,

sonoros, robustos, oomcti^aron á cautivar

poco á poco la atención do los especiado

res, que á su vez comenzaron á «ospeohar

que el orador estaba poscido de una pasión

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clocncnto, 6 cn posesión ciò los secretos

mas recónditos del arte. Puestas así en re­

lación y cn urmonía el alma del orador y

las almas de los oyentes, los oyentes, sin sa­

ber cómo, perdieron su indiferencia, y cuan­

do quisieron mirar por sí, se cnooutruron

hasta sin libre tühedrío. Entre tanto, el ora­

dor había tdo creciendo, creciendo, también

sin saberse como, hasta tal puuto, que no

parecía sino qne lu asamblea estaba enei,

más bien que él en la asamblea. Al compás

de los latidos de su corazón, latían todos los

coray.oncs..... En vano la oposición brama­

ba de cólera para sacudir el yngo del

netizador imperioso. Sordo ci magnetizador

á sus bramidos y á sus plcífarias, tenía on su

mano de fierro su corazón palpitanro...»

Hombre recto y de vastísiu)0 saber, cum­

plió Ola no con severo criterio sus deberes de

padre y de ciudadano.Los suyos le adoraban, sus adversarios le

consideraban y le trataban con profundo

respeto.En ocasióu en qnc después de desempe­

ñados algunos asuntos referentes á la Pro­

vi nei n, regresaba desde Tolosa á su casa,

sintióse acometido de rei>cntina cníermc-

dad, y sin poder continuar m camino, tuvo

que acomodarse en el caserío O latza, Jnris

dicción de A lbistur en donde falleció el 27

de Jun io de 1851.

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Roujiídwb poco tiempo l i o s p n é ^ I j i h J u n «

t{is Generales, u cui daron «dqiiirir la propie­

dad dcl enseno, y colocar on su frente una

inscripcióii conmemorativa de tan triste «u-

ceHü, lo cual se veriliort con aolemíiidad, y

en la puerta dcl aposento en que dejó de

existir el eminente orador, sepnso otra pla­

ca también con inscripción.

v u y

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C ensales de ^ n d ia

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A

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... ........ .

DOMENJON

GONZALEZ DE ANDIA

He aquí el nombre dcl personaje que más

(lesciiella entre los que han intervenido en

la dirección delrégimeu autonómico de G u i­

púzcoa .Son de ello testimonio los 7«^« de la mis­

ma y las altas consideraciones y distiuoio'

nes que mcreció j^or parte de diferentes mo­

narcas.Tolosa ha teuido muchos hijos ilustres, y

uno de ellos íué Domcnjón González de An-

díA, casado con D.* Catalina de Tapia, va-

saEo del Key y íSeñor de la Torre de su se-

inundo apellido.

D . Juan I I le hizo merced dcl oficio de

la alcaldía, de sacas y cosas vedadas de la

provincia, á cuyo favor renunció en 1475.

D. Enrique IV le dió igual privilegio,

con la escribanía fiel de las Juntas de G u i­

púzcoa, do ocho m il maravedís de lanzas

marcantes de por mar y tierra y de otros

diez maravedís de peso perpètuo de heredad,

eargo que ejerció hasta su muerte.

J a.

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Fué coronel de las fuerzas de Guipúzcoa

cuando el año 1471 entró cn Francia á auxi­

liar á Eduardo IV rey de Inglaterra en la

^ e r r a que tenía con Luis X I.

Por estos buenos servicios fué condeco­

rado por aquél con la inai figlia de ia orden de

la Jarretiera por sí y por el h ijo mayor de

su dcscendcncia, perpètuamente, mediante

diploma expedido al efecto, cuyo contexto

literal es como sigue: «Eduardo po r la gra­

cia de Dios rey de Inglaterra y de Francia y

señor de Irlanda, é todos los que las presen*

tes vieren salud y perfecta dilección. Como

entre las obras de los príncipes no es la me*

ñor considerar los méritos y virtuosas dis­

posiciones de loa gallardos y valerosos hom*

bres, para premiarlos con el galardón de su

virtud, hacemos saber: que poniendo nues­

tros ojos en la nobleza, valor y prudencia de

nuestro m uy caro y amado Dornenjón de

Andía, natural de España, de donde nos ha

sido muchas veces encomendado, le hornos

enviado y dado la librea de nuestro collar

para que él y sus sucesores, que se entien*

den el h ijo mayor legítimo de su descenden­

cia, puedan en adelante y perpètuamente,

llevarlo en la misma forma que los caballe*

ros de nuestra casa la llevan. E n testimo­

nio de lo cual hemos puesto aquí nuestro

privado sello. Dado en nuestro caRtillo de

W indsor á 20 de Agosto del año de Nuestro

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ANDI&

Señor 1471 7 de nuestro rciüado el IX .-

í CdijAkdo.»Andía fué el que principalmeate intervi­

no eu el apaciguamiento de los bandos de

Oñaciaos y Gamboinos en 1476.

E l año 1481, tstuvo por comisión d é la

provincia en Barcelona, con el objeto de

obtener la licencia del Rey para celebrar

con Inglaterra el tratado de paa y comercio

que ae verificó en Lóndres el siguiente año.

Es te personaje tan distmguido como

apreciado murió, al parecer, el año de 1489

con general sentimiento, y para que se ten­

ga una idea del concepto que merecía, vcá-

se á continuación el canto popular con que

fué celebrado este ilustre tolosano:

SAOAB EPKR CtKXATKA,

UKURITAN EllK hZl'ATEA,

DOMENJON AKDIA

CrPUZKOAKO EBRECÍA.

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JOAQUÍN MARJA DE FERREK

Este distinguido gaipuzconuo nació eu

Pasajes de Sau Pedro, el 8 de Diciembre

de 1777.Después de recibir una educación esme*

rada y eursar diversos estudios, se dedicó

desde edad temprana á la carreta comercial,

aííociándüso á su hermano Ju a n Bautista,

jefe de una importante casa de Banca eata-

blceida en Buenos Aires.

Con motivo de ias ocupaciones de su pro­

fesión, permaneció durante algún tiempo en

Inglaterra, comenzando en aquella época d

prestar señalados é importantes servicios li

su patria; fueron estos las facilidades que

por medio de sus relaciones consiguió para

ayudar al buen éxito de la gestión de los co­

misionados de la ju n ta de Asturias que en

Londres trataba de buscar medios para ha­

cer frente á la invasión napoleónica.

Ferreren 1808 hizo el viaje de Inglaterra

4 España en una fragata de su propiedad,

llevando noticia« de suma importancia, cual

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eran la paz que Inglaterra ofrecía al gobicr*

liO legítimo de España. De Cádiz fué á Se­

villa, en donde trató con la juu ta central

asuntos de la mayor trñscoíidencia, prestan­

do á dicha entidad gubernamental cuantio­

sos auxilios pecuniarios*

Desde Sevilla pasó al Perú, habiéndose

establecido en L im a ciudad que habitó du­

rante muchos años, dando allí pruebas de

su preclaro patriotismo, prestando á la causa

de la integridad de la patria servicios impor*

tantes, contándose entre otros el haber sido

secretario de la junta de autoridades, así

como el haber equipado á su costa una com*

pañía de milicias, sufragando todos los gas*

tos. Por estos méritos se le concedió el gra­

do de capitán de voluntarios, recompensa

que fué muy bien recibida.

Vuelto Ferrer á su patria, Guipúzcoa y

Vizcaya le nombraron diputado en Cortes,

prestando en el desempeño de dicha comi­

sión importantes beneficios á su país natal,

como Ì0 prueba el honroso y singular acuer­

do tomado por la jun ta general reunida en

Zarauz en 1B19, cn la cual se acordó que «eu

vista de los distinguidos servicios que el se­

ñor D . Joaqu ín María de Ferrer, diputado

en corte de esta provincia, dispensa diaria­

mente á sus pueblos y naturales con un ar­

diente patriotismo, que le hace acreedor, no

sólo á que Guipúzcoa le cuente entre sus hi-

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jü8 más amantes, sino tauibién á qnc le hagi

una demostración singular é inusitada en el

país para manifestar de esta manera al alto

erado á que llega el debido reconocimiento

de esta provincia hacia aquel caballero cu­

yos filiales sentimientos é ilustrado celo se

hallan consagrados á la defensa de los jus­

tos y respetables fueros de este solar.

Penetrado, pues, el Congreso general de

estoB impulsos y mov-ido de los nobles de*

seos de que se trasmitan hasta la posteridad

unos servicios tan gratos, decretó por acia*

njacióu que se saque un retrato del citado

Joaquín María de Ferrer con una inscrip­

ción vascongada alegórica á sus sobresalien­

tes ínérit6st que la ejecución de esta obra

Re encomiende al artista más acreditado de

la corte y que se coloque después en la se­

cretaría de esta provincia para eterna memo­

ria de sus hijos que á porfía le adornan cua­

lidades tan apreciables, aumentándose su

mérito de rasgos de generosidad que ligan

al país á un perpétuo reconocimiento.»

Diversas f ueroa las comisiones importan­

tes que en Madrid desempeñó Ferrer en d i­

cha época, contándose entre otras ia de per­

tenecer á la jun ta administrativa del Banco

de San Carlos, Compailía de Filip inas, así

como la gestión del empréstito del año 1820,

el cual merced á su crédito personal obtuvo

una realización ventajosa.

Page 41: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

rBRBn

Con el nombramiento do. diputado á Cor­

tes por esta provincia en 1822 cesó oiì estoB

asuntos Ferrer; pero dada su actividad pro­

digiosa y 8u iniciativa singular, desempeñó

el cargo de legislador con señaladas mues­

tras de iufatigable aplicación, preseutaudo

multitud de beuetìciosos proyectos y for­

mando parte de varias comisiones.

Trasladada aquella Cámara primero á

Sevilla y luego á Cádiz > Ferrer asistió has

ta los últimos mometitos á las sesiones de

tan accidentada asamblea, habiendo sido

uno de los diputados perseguidos y conde­

nados'á muerte por el gobierna de Fernan­

do V II.

Ferrer, después de pasar ninchas vicisi­

tudes, pudo evadirse de Cádiz refugiándose

en G ibraltar, yendo de allí á París donde

ü jó su residencia, siendo durante su estan­

cia on aquella capital el apoyo de sus com­

pañeros de infortim io, á muchos de los cua­

les socorrió con larg\icza en tan penosa emi­

gración.

Ferrer publicó en París la historia de La

M o n ja eu castellano, francés y ale­

mán, E l D ia b l o O o ju k l o y C é s a u N o n a t o ,

obras escritas por él, editando además E l

Q u ijo t e d f . l a M a n c h a en m iniatura; E s p í r i ­

t u DE C f.h v a n t e s , obras del mismo autor, R i ­

m a s DE Bt'KGUILLOS, D i AS A ENAMORADA, N A PO ­

LEON ANTE SUS CüSTEMPORÁKEOS. G iL B l a S DE

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éASTiLT.AKA, E l L a 2a iu l i ,c. d f T o e m i« , F u i »

B O S ! ) E C A T A w m A y o t r a s .

A F^vrot se le concedió una amnistia en

18 2 8 , pero iio qttiso hacer ubo de ella por no

ser estenaiva a sus compañeros de cmigrn-

oiói'. Esta inusitada gracia tuvo por origen

servicios prestados á su país desde Francia,

tos cuales consistían en facilitar á un couii-

sionado español medios para lograr utia eii.-

presa de gran importancia para su Patria .Cuando María Cristina concedió la am ­

nistía general, regresó Ferrer á España,

Formó parte de las Cortes Constituyen­

tes en 1836, representando igualmente á

Ouipúzcoa, sien<lo presidente de aquella

Cáiiiajs cuando el levantamiento dcl sitio

de Bilbao; interpretando el sentimiento de

ella, felicitó eu su nombre elocuentemente

al ejército libertador.Ferrer fué uno de los autores de la Cons­

titución de 1837. Individuo d é la comisión

de dicho Código, trabajó con gran ahinco

para su realización, sosteniendo en la Cá-

mara el peso de las disciiBiones.En 1840 fué olegrido alcalde presideute

del ayuntíimiento de Madrid, cargo que

desempeñó eoii la actividad que tunto le

caracterizaba, liabieudo dejado hoiiroBOsre'

cuerdos de su paso por la alcaldía, temen do

lugar durante su adinluístración la inaugu­

ración del nionun^ento i los héroes del Dos

O L A

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(io Mayo; así luismo aconteció durante sa

presidencia, el a jam ien to popular de Sep­

tiembre de aquel año, ocupando Ferrer el

puesto preeminente en la jun ta de Madrid,

la cual gobernó hasta la llegada del general

Espartero á la corte. Dicho general le nom­

bró ministro de Estado, yendo con él á Va-

Icucia, donde la regento María Cristina de

BorbÓD renunció b u cargo.

E l ministerio de que Ferrer formó parte,

tuvo el carácter de regencia hasta que el

duque de la Victoria fué elegido pura este

puesto el siguiente año.

Durante el desempeño de la primera Se­

cretaría de Estado, Ferrer llevó con gran

tino importante« negociaciones diplomati*

cas, entre otras la de la navegación del Due­

ro, terminada entonces merced á su habili­

dad y entereza.

Eu el espacio que medió entre la elec­

ción de Regente y su primer ministerio,

Ferrer ocupó la presidencia del G-obierno.

Elegido Senador por Xavarra, el año

i 841, tuvo gran participación en la ley do

relaciones de aquella provincia.

En 1845 fué nombrado Senador vita­

licio, siguiendo siempre afiliado al partido

liberal, del que fué consecuente represen­

tante.

Retirado los últimos años de su vida de

la política, se dedicó sin embargo con em-

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X)

pefio á los aavmtos de su país, poniendo gran

afán eu la lim pia del puerto (lo Pasajes.En los baiiosde Santa Agueda murió este

ilustre Kuipiizcoano. á los S4 artos de edad;

su cadáver fué trasladado á Paaaies y ropo •

ga en la capilla que existe á iin lado de la

iglesia parroquial.

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-------------------^I - I

d e U U 1 )A N BT A

Este ilustre guipuzcoauo, que tantas em­

presas llevó á cabo, ya como m ilitar, ya

como marino y cosm ó parafo y como fraile

Agustino después, nació eu ViUafraoca el

año 1498. *En 9u juventud sirWó como soldado en

Italia y Alemania; pero, llamándole su in ­

clinación á las ciencias matemáticas, dejó la

indicia terrestre para dedicarse á la navC'

gaciój).Preparábase eu la Oorufla de orden del

emperador Carlos V . el año 152.5, un» arma­

da al mando de D , García Yofre de Loaisa,

la cual debía dirig^irse á las islas Molncas,

para continuar en la contratación del clavo

de especia, después de haberse malogrado

la que en 15iy salió bajo la dirección de M a­

gallanes.Urdaneta se embarcó en aquella expedi­

ción, que tambif^n fué muy desgraciada.

Antes de salvar el Estrocho se perdió una

de las naves, y dispersas las otras por causa

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de impetuosa borrasca, sufrieron grandes

trabajos.

Loaisa murió al pasar la línea equinocial:

su segundo el insigne circunavegante c e t a *

KíARRA Juan Sebastián del Cano tuvo igual

fin á lo s cinco días eu brazos de su paisano

Urdan eta; 7 sólo la nave que hacía de capi­

tana al mando de otro guipuzcoauo, Martín

López de Carquísauo, pudo llegar á las Mo-

lucas.

Los ciento veinte expedicionarios que

arribaron á estas islas, tuvieron con los por­

tugueses varias contiendas y choques, y hu ­

bieran sido víctimas de su saña sin la pro­

tección del rey iudígeua de Tidore.

Sin embargo, al abrigo de un fortín que

a l objeto se levantó, se sostuvieron contra

ellos con tnuchas penalidades hasta el año

de 1629, siendo bub caudillos principales,

Hernando de la Torre y nuestro guipuzcoa­

uo Urdaneta, cuyo valor causaba admira­

ción.

E l mismo año cedió Carlos V . al rey de

Portugal el dominio sobre las Molucas, por

lo que Urdaneta volvió á Europa en uua

nave de la Ind ia oriental, arribando á L is­

boa después de una travesía completamente

azarosa.

Pasó á la corte de España con el objeto

<le conmuicar al emperador el descubrimien­

to de la vuelta de las Molucaa, tierras dcl

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Poniente y Nueva-Guinea; pero ocupado

Carlos V. con la guerra de Túnez, no fué

oído con la importancia que se merecía el

navegante guipuzeoano.

Cansado [Jrdaneta de esperar á las reso*

lucioues del Consejo real, partió para Mé*

si co.

Acogido con grandes muestras de simpa­

tía por el virey do aquel territorio D . Anto­

nio de Mendoza, que conocía las grandes

disposiciones y práctica de los mares de que

estaba poseido Urdaneta, quiso darle el

mando de la expedición que en 1542 se pre­

paraba con rumbo al descubrimiento de las

citadas islas del Poniente, pero el navegante

guipuzeoano no aceptó el ofrecimíeuto.

Urdaneta, en quien jam ás se en tib ió la

fé tan arraigada que sentía por la religión

del Mártir del Golgota, tomó en 1552, á los

cincuenta y cuatro aí\os de edad, el hábito

de religioso de San Agustín en México; y

atento siempre al engrandecimiento y g lo­

rias de España, participó á Felipe 11 sus es*

tudios acerca de la conquista y colonización

de las islas llamadas después F i l i p in a s .

Algunos años más tarde este monarca

mandó preparar al virey D . Luis de Velasco

la expedición con aquel destino, pero con

especial prevención de que fuese dirigida

por el háb il cosmógrafo Padre Urdaneta.

Se arreglaron todoB los pormenores de

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la armada, cuyo mando se confirió, k pro*

puesta de Urda a ota, á D . ilig ue l López de

Legazpi, su paisano y amigo.

La expedición zarpó del puerto de la Na*

tiv idad eJ 21 de Noviembre de 1564, en la

cual ee embarcó el fraile cosmógrafo en ca­

lidad de.jefe de la misión y director de pilo*

tos, llevando á sus órdenes cinco religiosos.

Llegó esta armada á las islas Filipinas

en 1565, y allí es donde trabajó con cons­

tancia y celo infatigables con sus dignos

compaileros de exploracjón, en la grande

obra á que iiabíau sido destinados.

Urdaneta, después que dejó conveniente*

mente situado á Legazpi en las islas, tornó

á México en la Nao Capitana, con objeto de

descubrir un nuevo rumbo para aquella tra­

vesía.

Muchos de los tripulantes murieron en

eatu navegación: Urdaneta á pesar de sus

años y de sus mncbas fatigas y contratiem­

pos arribó con vida al puerto de Acapuleo.

Llegado á México, hizo á la real audien*

cia relación de aquellos territorios, de aquel

vasto archipiélago; y restablecido algún

tanto embarcóse de nuevo hacia España, á

fin de poner en conocimiento de Felipe I I

todo lo obrado, y promover la colonización

de aquellas islas.Satisfecho Urdaneta con la pobreza de

su hábito agustino, no adm itió premio aigu*

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no; y obtenidos los deseados despachos dió-

.se Á Ih< vela con .rumbo A México, á activar

todo lo relativo á la nueva conquista, para

poder descansar sus últimos días ea la santa

paz de una celda.Su salud estaba tan quebrantada á con­

secuencia de tantos peligrosos viajes y do

los constantes estudios, que aquella robusta

naturaleza logró, hasta eutoncea, vencer y

dominar; el insigne tiraile euskalduna que

tantas vcces capeó los huracanes en todos

los océanos con la ciencia de su cerebro y

con la f‘é de su corazón, sucumbió al fin, en­

tregando su alma al Creador el d ía 3 de Ju-

Uo de 15H8, á los setenta años de edad.

Este ilustre h ijo d<v Villatrauca, prestó

muy señalados servicios á España bajo di*

terentes <ionceptoa: como m ilitar dió gran

des pruebas de táctica y valor; como ma­

rino fué uno de los hombres más inteligen­

tes de su tiempo; como misionero apostóli­

co uno de los qnc con más celo y buen éxi

to alcanzaron difundir la religión cristiana

en el archipiélago tihpiuo.

A TTrdaneta se debe en gran parte á una

con Legazpi, la posesión de aquel inmenso

territorio.

A Urdaneta debe la gente de mar el

conocimiento del viento que l l a m a n u'u-

IJACAN.

A Urdaneta se debe el descubrimiento de

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una uueva ruta para comunicar la América

COD to s mares d e la China.

E l P. G rija lba eu su hiatoria de México,

hace de nuestro personaje la siguiente sem­

blanza: <era e lP . Urdaneta persona tau ca­

bal para el efecto, que ni para la navega­

ción, n i para la guerra, n i para la predica»

cióu y fundación de aquellas iglesias, no se

pudiera hallar n i desear otro que igualase.»

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K A P A E L DE KCHAGT E

(COXnE PEL SEBlULLu)

E l arrojado y valí cute general D . Uafaeí

de Kchagüe y iierm inghatn, nació en San

Sebastián el 1(> de Febrero de 1815.

Apena a hab i a cn tn plido la e d a d de d iecio *

oho aftos cuaudü ingresó como subteniente

en el tan celebrado cuerpo de Chapelgorris,

recibiendo el baucismo de sangre en las pri­

meras acciones de la primera guerra civil.

En 1834 eoneumó á los ataques de Go*

rriti y Oñate, siendo herido en la pierna de*

recha, y sucesivamente tomó parte en los he­

chos de armas de Ormaíztegui, Villarreal,

Arlabán, reconocimiento del Castillo de

Guevara, Villarreal de A lava y otros.

Más tarde asistió al levantamiento del

segundo sitio de Bilbao y cooperó á las ope*

raciones del tercer sitio de la misma invicta

villa, concurriendo también á las acciones

de Oyarzuu y al asalto y toma de la ciudad de Fuentcrrabía.

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Eo Ju lio de 1837 obtuvo el grado de ca­

p itán , por eu bizarro y leal fiomportainieato

con motivo de Ja sedición m ilitar de Ilerua-

ni; y en los aJioe sucesivos asistió á las ope­

raciones sobre el río Oria, al reconocimiento

y toma de Vera, á la sorpresa de Oyarzun,

a l sitio de Ramales y Ghiardamino, y á la

toma del castillo de Segura, de la plaza de

Caetellote y de la fortaleza de Berga, lütima

eu que ondeó la bandera carlista eu 1840.

Echagüe cayó seis veces herido eu el

campo deJ honor, y sus importantes servi­

cios fueron recompensados cou la cruz de

San Fem ando y los empleos roilitares hasta

el de mayor de batallón; ascendió á coronel

y brigadier, después de haber contribuido

á sofocar la rebelión de Galicia en la acción

do Cacheira y toma de Santiago en 1846, to­

mando parte en la sorpresa de la menciona*

(ia fortaleza de Berga; obtuvo la faja de M a­

riscal de campo después del kvantam ieuto

m ilitar en el Campo de Guardias y de la ac­

ción de Vicálvaro, siendo nombrado luego

capitán general de Valencia.

Por R . O. de 12 de No viembre de 1859 con-

firióaele el mando del primer cuerpo do ejér­

cito expedicionario de Africa, y rotas las

hostilidades eu 19 del mismo mes, el general

Echagüe ee apoderó de las alturas del Se­

rrallo y euarboló y sostuvo en ellas el pabe­

llón espaüol, rechazando furioso ataque do

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los marroquíes y sosteniendo encarnizada

lucha en el reducto de Isabel I I .

»;No sé como Echagüe—dice D . Pedro

Antonio de Alarcón, en su famoso d ia k io d e

UN Tt^T lGO UE LA «1UKKKA DE AFRICA— DO CayÓ

en poder de los moros! ¡No se sabe como no

lo mataron! L a descarga de que resultaron

herido él y muerto su caballo, se la hicieron

á queníarropa. Los moros estaban encima;

sus alaridos feroces atronaban los oídos. La

herida del general fué en el índice de la ma­

no derecha, y se le cayó la espada; uno de

los ayudantes la cogió y se la entregó en­

frente de los enemigos. A cuatro pasos de

distancia hallábanse estos, entretenidos eu

cortar la cincha del caballo para recoger la

hermosa silla de que se había desmontado

Echagüe, cuando llegaron refuerzos y se re­

chazó á aquellas ñeras.*

Ascendido á teniente general, permane­

ció en el campamento del Serrallo hasta la

batalla de Tetuan; concurrió luego á los

combates de Samsa y Vad-Ras, y volvió á

encargarse, terminada la guerra, de la capi­

tanía general de Valencia.

Mas tarde ejerció el mando superior en

Puerto-Rico y Filip inas, prestando grandes

servicios en M anila en los aflictivos días que

siguieron al violentísimo terremoto que des­

truyó casi toda la población.

Regresó á la península en Mayo de 1865,

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pr.ra encardarse de la capitanía p^ciicral de

Cataluña, y cn el año siguiente fué nombra­

do director general fie Ingenieros, cargo que

desempeñó hnsUi 1872.

Este último nüo perteneció al ejército del

Norte, y asistió al frente de su división á los

combates de Otañez, Las Muñecas y Gal da

mes, hasta el levantamiento del sitio de B il­

bao, concurriendo luego á la acción de Mon­

te-Muro, donde, por muerte del valeroso

Marqués del Duero, ejerció el mando eu jefe

y d irigió hábilmeute la retirada.

En 1875 fué director de Artillería, y en

el año siguiente asistió con el rey D . A l­

fonso X I I á las últimas operaciones de la

guerra y al restablecimiento de la anhela- da paz.

Por real decreto de 21 de Marzo de 287],

recibió merced dei título de Castilla de Conde

del Serrallo, con grandeza de primera clase.

En 1880 fué nombrado comandante del

Real cuerpo de Alabarderos.

Poseía grandes cruces de San Hermene­

gildo, Carlos I I I , y otras extranjeras, así

como la laureada de San Fernando, y las

medallas de Africa, Alfonso X I I y sitio de

Bilbao; Labia sido diputado á cortes en va­

rias legislaturas por Hnelva y Còrd o va, v

senador por PuertO'Kico y Quìpilzeoa-

Falleció en Madrid el 23 de Noviembre

de 1887.

lU-

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BCn.SOCB b\

Jjimàs se entibió cl amor que sentía por

gli pàtria euskaMuna, apesar de haber estado

alísente tantos años de su país natal. Echa-

gíle dejó de existir pronunciando frasea en

bascucnce hasta el mismo momento en que

el alma de aquel insigue general donostia­

rra abandonó al cuerpo.

Su cadáver fu ó trasladado á la ciudad de

San Sebastián, en cuyo cementerio de Po­

li oe reposa.

JJl. á

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B A L T A S A R DE BCH AVB

Y quien qh BaltaHar cleEcliave? pregan*

taran «churamente muchos guipui'.coanos*

Porr[ue haltafar de Echave por un olvi­

do iinperdüuahle on que aquí heraoa tenido

iiiuclias de nn ostras glorias, apenases cono

cido en el país que v¡<5 la lux de la vida.

Gorosnbel, Soraluce y M anterolaá quie-

uos tairtüs y t.*in positivos servicios \ntí debe

ol pnis cuskaro, no desouidaron de sacar al

público los nn^ritos de Echa ve, de quien noR

dau algunas uoticias*

Echavc nació ol siglo X V I en Zumaya;

como tantos otros de sus paisanos se dirigió

al Nuevo Muudo, y en la Audiencia do Mé­

xico, la más importante de cuantas hubo en

nuestras colonias, desempeñó el cargo de

oidor.

Echa ve, que uinaba con amor de hijo al

pnís ouskaro. se dolió del abaudovio en que

sus paisanos tenían á la lengua de au cuna,

y como protesta contra aquel abandono, y

oxpr''sión ciilurosa de sus sontimiontos de

ardioiito cuskarismo» publicó sus notables

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DISCURSOS ACERCA DK ANTIGl'J:i)At) DE LA LEN­

GUA cAntaBRO*BASCONüADA, de los cuales, que

eraa ya muy raros, se ha hecho en nuestros

días una reimpresión íototipográfica.

Baltasar de Echave no sólo fuá escritor

y bascófilo; fué también pintor, y figuró no­

tablemente como tal en Ja capital de Nueva

España. Se cree que es obra de su mano el

retrato suyo que aparece al frente de su l i ­

bro, y del cual me he servido para dibujar

el que vá á la cabeza de estas líneas.

Por cierto f|ue para ensalzar estas dotes

de Echave, escribió ol Licenciado Arias de

Villalobos, unas dócinias laudaforian que;

figaran también al frente del libro, según el gusto de aquel tiempo:

-El es pintor, y es autor,

Y tan bien escribe y pinta

Que honra el pincel y la tinta,

Y en arabos tiene primor.»

Estos párrafos escribía y ó h a c e algún

tiempo e n la sección euskara de L a V o z d e

Guipúzcoa, periódico de San Sebastián.

A los pocos días, lamentándose del o lvi­

do en que yacía la memoria de Bal trisar de

Ecliave, publicó un hermoso artículo en el

mismo periódico, el erudito y aventajarlo

artista D . Casto de la Mora, cónsul de Mé­

xico eu San Sebastián, y de cuyo interesan­

te trabajo extracto gustosamente lo que á

continuación se transcribe.

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BCn.WB 57

— Las obras de Baltasar de ifichave «el

viejo« acusan perfcctemente con su colorido

j inauera de modelar, igualmente que por su

composición, la escuela valenciana de Joa-

nes; pero no se sabe si lo aprendió en el m is­

ino México, pues corre a llí firme la versión y

alg'uuüs autores lo aseguran, que fué discí­

pulo de su misma raposa la famosa «Zuma

ya,* pintora insigue que descuellan entre

sus obras el 8 a k S e b a s t iá n que actualmente

existe eu el altar del Perdón, eu el trascoro

de la catedral de México, asombro de los pro­

fesores dei arte.

Dt'sgracíadamento, sou pocas las obras

que quedan de la » Zumaya,* artista correc­

tísima, á la que se conoció con dicho sobre­

nombre, que le fué puesto, sin duda, por el

mismo Rcbave. ¡Rasgo sublime de buen gu i­

puzeoano que quiso, eu la ausencia de su p à ­

tria, recordarla constantemente, invocando

con el nombre de su pueblo natal á la inse­

parable y amorosa compañera de su vida!

Era la casa de Ecliave una mansión de

artistas, pues con él y su esposa pintaron

también su hija y su h ijo Baltasar, por lo

que para distinguir las dos firmas del mismo

nombre se le llamó al padre «el viejo* y al hijo <el joven.>

Entre las obras de Echave «el viejo* que

hoy atesora la Escuela Nacional de Bellas

Artes de México, deben citarse preferente­

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mente la viftii AOios j>?: san i a isaiskl y t.A ai'a*

BICIÓN DEL SALVADOR i LA VÍKOLN A SAN' FRAN­

CISCO ambos cuadros pintados con vigor y

lozanía.

La ADORACIÓN DE l.OS KKYES y la ORACIÓN

DEL HUERTO existente8 eii ei mismo museo,

sorprende», el primero por el empaste de las

carnes, loa ricos y bien estudiados plegados

de los paños y por el brillante colorido que

recuerda la escuela Rafaelesca; y n «pecto

del segundo, dice el famoso pintor c a talón

Clavé 'que no cucontró jaináB figura más

resignada, más celestial que lade i Salvador

orando, que el mismo Overbeck, con gusto,

la prohijaría por suya, y que asombra cómo

antes de que Velazquez y Murillo tlorecie-

rau en España, podía resuUar en América,

donde se carecía de obras de arte y íIc mo­

delos, un maestro tan sublime como Echa-

ve el viejo.

De los cláustros de los conventos de San

Francisco, de Santo Dom ingo y de la Proíe*

ta de México, se sacaron cuadros de Echave

de gran valor que hoy se hallan distribuidos

eu varios templos,' y en poder de algunos

particulares, mereciendo especial mención

entre estos los titulados: una üt-orta de san

laXACIO, MARTIRIO DE LAS VIRCtENES D£ COI.ONIA

p in t a d o s a m b o s e n 1610 ; y m a r t ir io d k sa n

APKON») e je c u t a d o e n 1612 , l ie n z o s d e g r a n ­

d e s d im e n s io n e s y d e e le v a d a i n s p i r a c ió n ; lo

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misüio q\ie e l llamado m au tie iio d e s a n t a c a ­

t a l i n a firmado en 1640, acaso una de las ú l­

timas obras de Echave.I.A vida dk san francisco que oeupó loe

cláustros del convento de la m isma orden,

SAN FRANCISCO DE PAULA pintad O en 1625 que

en la actualidad se conserva en la sacristía

de la Colegiata de Guadalupe, santa cecilia

que perteneció ai convento de San Agustín

y el MARTIRIO DE SAN LORENZO quc en el dia lo

posee la fam ilia de Couto de México, ha me­

recido ser reproducido en hermosos graba­

dos en diferentes publicaciones, son obras en

donde se resplandece y pregónala gloria de

aquel ingenio guipuzcoano que hizo brillar

en América el esplendor de la escuela pictó­

rica española.

E l cuadro culminante de Echave es el

que representa la sacha pamilia y hablando

de este lienzo D . Bernardo de Couto en el

n iÁ L O G O S O B R E L A H IS T O R IA D E l .A P IN T U R A E N M É ­

X IC O se expresa así:

i ..... A rriba el Eterno Padre. Abajo , en

primer término, la Virgen y San José cuya

figura es muy gentil, llevan por las manos

al N iño, vestido no con los pobres paños del

h ijo de un artesano, sino con magnífico ro­

paje, como un príncipe real. Su semblante

de una lindeza y expresión singulares re­

cuerda el cantar de Fr. Luis de León: tras­

pasas ES BELDAD A LOS NACIDOS. EJstá mírando

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á lo alto, y fija k\ib ojos en la paloma blanca,

símbolo del Eí^píritu Santo, qne baja por los

aires, trayendo on las garras uua corona de

espinas, ¡Qné emblema! otros pintores ha­

brán, 8Í se quiere, Igualado á Ecbave eu la

ejecución; en los penaamientoB, n inguno.>

Tal tué Baltasar de Ecbave.

Antes quo Echave hubo pintores españo­

les en Nueva España, como el cordobés R o ­

drigo Oifuentcs, amigo de Hernán Cortés y

•Usoípulo de Bartolomé Mo/,a, Alonso Váz-

y Andrés de Concha, pero hicieron

poco que perpetuara su noml)rey ello es que,

al romper el siglo X V I I del año 1600 cn ade-

huite se n kan i test ó Baltasar de Echave for­

mando la verdadera Esencia Mexicana, cn

la que se distinguieron muchos discípulos

que dieron esplendor á la pintura en Amé­

rica. Citemos entre ellos á Baltasar de Echa-

ve (hijo) Luis Juare?., José Juárez y Sebas­

tián de Arteaga, ios cuales se encargaron de

ir formando nuevos artistas, qne ñorecieron

despnés, como Antonio Rodríguez, Juárez,

Herrera, llamado Kt, divlvo, Correa, Cabre­

ra, 1 barra, y Gómez de Valencia, de cuyas

tres últimas firmas poseo el Sr. I) . ('asto de

la Mora varias notables pinturas, quizá las

línicas muestras que existen eu España de

la Escuela Mexicana, fundada por el inmor­

tal guipuzeoano Baltasar de Echave.

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¡S ab io Je ^ o n m h e l

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PABLO DE GOKOSABEL

RI Uì de Enero de 1803 nació en Tolosa

cate historiador á quien tanto debe Gui-

p iiz e o a .Licenciado en leyes en 1028, distinguió­

se en el ejercicio de su carrera por su iateli-

gencia, laboriosidad y honradez.

FA primer trabajo que dió á la publicidad

fué el titulado «Redacción del Código civil

en Eñpafia, esparcido en los diferentes cuer­

pos del derecho y leyes sueltas de esta na­

ción, escrita bajo el método de los códigos

modernos.*Con esta importante obra, trató de sim ­

plificar, ligar y coordinar la legislación exÍs*

tente, recopilando ordenadamente, y expo­

niendo en estilo breve, conciso y claro, al

alcance de todas las inteligencias-

Esta obra mereció ser citada con enco­

mio, diciendo que fué el primer Código del

derecho de Castilla, por el ilustre juriscou"

aulto D . Francisco Silvela, en el discurso pro­

nunciado en la Academia de Jurisprudencia.

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64 OORO&AB8L

Seguidamente escribió el e x a m e n d e l d e ­

r e c h o C IV IL R S F A f?o L que, así como la obra

anterior, tuvo gran estimación entre sus

contcmporáueoB de toda Espaüa.

E n sesión de 30 de A bril de 1850, siendo

Gorosabel miembro del Ayuntam iento de

Toloaa, le encargó aquella Corporación inu*

nioipal que formase una relación de loa eu*

cesos extraordinarios ocurridos en dicha vi­

lla , y llevado por su amor hI traba,jo, y á su

pueblo nativo, no necesitó de más estímuloa

para dar cima á la empresa encomendada, y

no contentándose con una relación sucinta

de los hechos más culminantes de que fnó.

testigo Tolosa, que era sin duda el espíritu

del acuerdo citado, á los dos años, presentó

un extenso trabajo con este título: b o s q u e j o

D E L A S A N n C Ü K D A D K S , G O B IE R N O , A D M IN IS T R A C IÓ N ,

Y O T R A S C O S A S N O T A D L E íi i>K T O L O S A , quc exami­

nado, á su petición, por los individuos de

aquella corporación municipal fué tan ce­

lebrado que se acordó imprimirlo.

E n esa obra se da noticia circunstancia­

da de todo lo notable que ha ocurrido y con­

tiene la v illa de Tolosa, y se hace referencia

á las iglesias, ermitas, conventos, memorias

y obras pías, plazas, mercados, paseos, arre*

glo de calles, fábricas, caminos, cárceles,

escuelas, incendios, inundaciones, guerras,

etc., etc., con tal riqueza de detalles, que

suponen la revisión de numerosos documen-

Page 74: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

a0BO6ADBJ< 65

tos, además de la lectura de muellísimas

^ ^ V o 0C contentó Gorosabci con dar esta

única prueba de ftu amor á la noble villa que

k vió nacer, sino quc lo dedicó constante­

mente sua preferencin» y desvelos, buscan­

do siempre su engrandecí miento, así en los

tiempos en que perteneció ix\ Municipio, don­

de dejó gratas huellas de su paso, como en

aquellos otros en que no ejercía cargo mu­

nicipal alguno.Por su iniciativa se encargó a l ingeniero

Peironcely el estudio de un canal de nave­

gación en el río Oria; los eatudíos y planos

de este importante proyecto se hallan ardii-

Tftdos en el Concejo de Tolosa.

E l año 1802 publicó Gorosabel su famo­

so n iC C lO N A R lO g e o g r a f i c o K LST Ó R IC Ü O l í G U IP Ú Z ­

C O A , obra de tal importancia que es im po­

sible escribir nada acerca de esta provin­

cia sin antes haber consultado ese magniti co

libro.Gorosabel lim itó su trabajo á la provin­

cia en que nació; y como por su cargo de ar­

chivero y otros que ejerció en Guipnzcou,

contaba con materiales inmejorables para

cumplir su cometido, teniendo á su disposi­

ción el Archivo Provincial, cuya ordenación

le estaba encomendada, y los archivos mu-

nicipales que le fueron abiertos de par cn

parpara sus investigaciones, de eaos manan-

Page 75: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

OO RO SABBL

ti alca se sirvió para completar su D io cío

nario que tan alto pone el nombre <lc su autor.

E l año 1863 se abrió por la D iputación

de Guipúzcoa, un concurso sofialando un

premio do 10.000 reales para la mejor obra

que, en un plazo de veinte meses, se pre­

sentara sobre las guerras que sostuvieron

los guipuzcoanos con la nación iu^flesa,

A este concurso sólo se presentó Gorosa-

bel con m i m e m o r i a b o i u i e l a s g i e r r a s y t r a ­

t a d o s D E ( a ' i P Í Z C O A <’0 K (N O r .A T E H K A E N L O S HI-

GLOs XIV Y XV, cuya obra fué encomiada por

unanim idad por el Jurado premiada confor* me á lo anunciado.

«Noticias de las cosas memopables de Guipúzcoa,»

Asi se titula la obra que á su falleeinueii*

to dejó escrita D . Pablo de Gorosabel, y qnc

su viuda entregó con generoso desprendi­

miento Á la D iputación de CJuipúzcoa con el

ruego de que tuviese á bien tomar sobre sí

la tarea de revisarla y costear su primera edición.

Aquellos tiempos asé/, aciagos, no eran

los más á propósito para pro tejer las letras

patrias, porque otros cuidados más perento­

rios absorvían toda i a atención de nuestras

Corporaciones papulares así se expresa cl

ilustrado Inspector de Archivos Municipa­

les de Guipúzcoa D Serapío Múgica en una

Page 76: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

acabada biografía de Gorosabel, que se pu ­

blicó en las páginas de la revista *Euskal-

]íjrr,'a»—-y debido á esta circuustaucia, siu

duda, se demoró ei cumplimiento del encar­

go dado por las juntas, y cuando terminó la

guerra, había dcaaparocído el libro, sin que

se sopa cómo n i cuando.

Afortunadamente el municipio de San

Sebastián, que conocíala importancia de la

obra, había encargado al D iputado general

T). Maximino de Aguirre que le proveyese

de una copia de la misma con destino á su

biblioteca, y realizado el trabajo, ae conser­

va en la actualidad en el Archivo del mismo

en excelente estado de conservación.

Hablando de esta importante obra dice

el mismo Goroaabel: <A la verdad, n i me he

propuesto hacer ninguna defensa obligada

de las cosas de la provincia, n i he tratado,

A i'HioKi de presentarlas bajo un colorido

favorable á ciertas y determinadas ideas ó

aspiraciones, ni á tales intereses. L ibre de

toda clase de compromisos y obrando de mi

cuenta propia personal, las juzgaré sola­

mente conforme al criterio imparcial de la

conciencia.

Quiero, en una palabla, conservar y ob ­

servar eu el desempeño de esta obra, toda ia

imparcialidad, independencia y justificación

que deben acompañar á un escritor anhelo­

so de adquirir y dejar un buen nombre y

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68 QORÜS&BUL

rcprefteutHclóii honrosa, cualidades, sin hia

ouaks, tic tomara lap lm iia . Asi» pues, ol

priucipio de la conducta que me he pro­

puesto scfíuir en mis trabajos, reposa en la

máxima bieu sabida de amiciks plato, skd

AMlCi VERITAS,

Tampoco hallaráu cabida en el plan de

e^ta obra fábulas, cuentos vulgares, ni con

sejes de liingnna especie, como fuudamen-

tos históricoF. Su objeto, más qwc de mero

entendimieuto, es el de consignar hechos

positivos para instrucción del que los igno­

re: más que formar un tratado de leyenda

momentánea, se dirige bacer nn libro de

consulta para la época venidera.

Propóngome, en suma, pretíeutar a lec­

tor un conjunto de noticias do utilidad real

y verdadorHS, sin paradojas ni ■su'ikicas ce-

LESTTALE.S, *

Nada cabe añadir después de esto, con

lo copiado, queda perfectamente expresado

el pensamiento del autor.

Esta obra monumental ha de continuar

inédita? No vendrá a i ^ n a Corporación qm*

acuerde llevar á cabo una edicióu de obra

tan notable, pues de lamentar sería que á

este ejemplar le ocurriera lo que á m origi­

nal. Recientemente ha hecho una copia do

la misma ol marqués do Casa-Torro, de ma­

nera que son dos los ejemplares que existen

de la obra de Gorosabel*

Page 78: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

Encontrándose accidentalmente en Sau

Sebaeíiáii el historiador G-orosabel falleció

cii la misma ciudad el 23 de Enero de 1868»

y sus restos mortales fueron trasladados el

alio IB ^ desde el cementerio de San Barto*

lomó al mievo de Polloe, en donde reposan

en el panteón nám . 55 de la calle de Santa

Clara.

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FRANCISCO DE ECnEVESTE

Uno dc los nombres más popnlares en la

ciudad dc México, durante la primera m itad

del siglo pasado, fué el de D . Francisco do

Eche ves te.

Efectivamente, cu la capital de México

existen todavía, no restos y vestigios, sino

sólidas edifícacíones debidas á la filantropía

de este exiuiio guipuzcoauo.

U na tarde dcí aAo 1732 hallábase pascan*

do Echevcstc en dicha población en compa*

iiía de otros dos vascongados ricos acauda*

lados del comercio de aquella capital, cuan­

do tropezaron coa sinnúmero dc criaturas

de tan miserable aspecto qixc Echeveste y

sus dos amigos sintieron verdadera lástima.

A l ser interrogadas éstas, apenas daban

razón de nada, desconocían lo que era una

escuela, n i tenían idea de Dios, n i de ningii*

no de los deberes del hombre.

Conmovido Eclieveste del lamentable es­

tado de aquellas criaturas, no descansó has­

ta hallar una solución que viniera á aliviar

Page 83: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

74 E C n e VESTE

c l p o b r e y m is e r a b le a b a n d o i io <le q u c e r a n

0 b j e to a q n o i I o s n i ñ o b .

Para eso propuso la ñm dación de un ran

colegio eu donde adquirieran la educación

ncccsaria aquellas gentes; y cl d ía 4 do Mayo

de 1734 sc empezaba á construir el Coleólo,

bajo cuya primera j^iedra se depositó un es*

crito que terminaba con estas frases......«la

primera piedra de este colegio que la piedad

de los bascougados fabrica á sus expensas

para Niñas, Doncellas y Viudas,»

E l edificio os grandioso, en donde hoy to*

das las cbises de la sociedad adquieren sóli­

da instrucción y educación excelente.

E l retrato de Eche vos te se conserva cn

uno de sus claustros con la inscripción si-

gin ente:

«E l general D . Francisco de Eche veste,,

natural de la villa de Usurbil, en la M. N , y

M. L . provincia de Guipúzcoa. Nació el 20

de Noviembre de 1683. Obtuvo dos veces

el cargo de general por su S. M. de los

galeones de F ilip inas que despachó aquel

gobierno á este reino; el de su embajador

enviado a l rey del Tonkin de el imperio

de la gran China, y los del cónsul y prior

del íea l tribunal del consulado de osta nue­

va España. Murió en la ciudad de Méxi­

co el día 20 de Octubre del a^o de 1753, á

la edad de setenta y uueve años y once

meses. Fuó uno de los fundadores y par*

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ticularísiino benefactor de üste recogimien­

to y colegio. >Copia de ese mismo retrAto osiste en la

sacristía de la iglesia de TJsnrbil, su villa

natal, en donde prestó Eche veste grandes

beiícficios» y á sus expensas Re levantó tam ­

bién la torre de au iglesia parroquial.

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POLFCARPO I)B BAIiZO LA

Nació en Jn in cl 20 de Enero de IB13.

Desde muy joven demostró decidida in ­

clinación fil estudio de las matcmiiticas.

K ii Madrid, y para los veintidós años de

edad, estuvo al frente de uua granja modelo,

on cuya direccióu sufrió una grave enferme­

dad por cuyo motivo y para b u completa cu­

ración tuvo necesidad de renunciar cl cargo

volviendo íi su pueblo natal.Llevado de su amor al trabajo, continuó

dedicándose al estudio y obtuvo el títu lo de

perito agrimensor y el de cscribiino éntrelos

años 1836 y 1838.Fuó nombrado secretario del Ayunta­

miento de Irúu en 2837 y escribano de la

misma en 1843.Siguiendo las huellas de Pascal y otros,

inventó una «máquina aritmética» que en

Febrero de 1847 presentó á la Corte, hacién­

dola funcionar A su presencia con una exac­

titud que llamó la atención de las personas

reales por la precisión con que ejecutaba las

Page 89: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

sumas y restas, mci’cciendo que con una re*

comcncluclc'ui especial pasase ul examen de

la Academia de Ciencias y Conservatorio de Artes, de cuyas Corporaciones obtuvo favo­

rables informes que enaltecen y encumbran sobre manera á su autor.

A Ja vez presentó un mecanismo por me­

dio del cual se anotan diferentes pesadas eu

un iustante, quedando sumadas ó agregadas

las pesadas parciales unas á otras en el ins­

tante mismo en que se anotan, sin que para

esta operación haya necesidad de saber arit-

i!iética, n i aun conocer los niímeros.

Otro mecanismo Rcn cilio por medio del

cual se averigua la superficie de una figura

cualquiera sin medir con el compás las basos,

n i las alturas y sin hacer ninguna ojjeración aritmética

U n Calendario mecánico Universal v pci’-

pótuo que comprende los doce signos del Z o ­

diaco, los meses, los días de la semana ind i­

cados con iniciales, las fases de la luna con

arreglo al tiempo medio, la Lora cu que es

pleamar en todos los puertos y en todas las

épocas y la hora que es en todos las puQtos del globo.

Tales invencioues revelaban nn ingenio

nada común y el Director del Conservatorio

de Artes entendiéndolo así, p id ió que se le

diera colocación en dicho centro pura que

pudiera dar el desarrollo apetecido a sus

Page 90: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

gandes aptitudes, pero no qniso ol iutk^re-

sado abandouavBu pueblo natal. Tambi(5n la

preusa se ocupó (le dichos inventos, mere­

ciendo grandes alabanzas, especialmente dc

«El Eco dcl Comercio* y «La Opinión.*

Después formó el »Calendario Gregoria-

uo perp(^tuo,» que se imprm iió y vendió con

privilegio para quince años.Escribió una Memoria «Método para lu

formación del Calendarlo G re g o r ia n o y

Mahometano para todos los aüos y modo de

hallar su corrcspoudcncia por medio dcl

Cronosyeubaio inventado po rc i autor.»

» Descripción dcl nuevo Calendario per­

pètuo y método breve y fácil para arreglar

anualmente el Calendario Gregoriano y Ni*

ceno.»«Descripción del Calendario pei’pétuo Co*

mereiai y método para .su uso con aplicación

á la averiguación de los días que median cii*

tro dos fechas, sin ningiín cáJcnlo, resolu­

ción de cuestión de interés, dc descuento, de

plazo medio y á la liquidación dc cuentas

corrientes oon interés recíproco.*

«Elementos de cronología y formación

de todos los calendarios del mundo, do to*

das las épocas por medio dcl Cronosyeubaio

ó calendario mecánico, perpètuo y un i ver­

sal. >E n 1850 mandó también al Ministro dc

la Gobernación otra instrucción con el títu-

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82 BALZOL&

lo (le «Nuevo y breve proecdimíeuto para la

votación en los Congresos. *

Por encargo de la D iputación escribió en

1852, con c! objeto de procurar el pronto es­

tablecimiento del sistema métrico decimal

en Guipúzcoa, una aritmética con las tablas

de correspondencia de todas las pesas y me­

didas de la Provincia y las más principales

de las demás Provincias y del extranjero,

con el sistema métrico y viceversa, cuya

obra fué muy elogiada en su informe por la

Jun ta inspectora del Semiuaaio de Vergara

y repartida con profusión.

Escribió un opúsculo «Apatitos sobre la

teoría de la Armonía Universal.>

Otro «Método abreviado para la rcsolu*

ción de las cuestiones de interés.»

Otro «Bosquejo sobre la teoría de la nu­

meración» que se tradujo al francés coü cl

títu lo de «Esquiase sur la Tiieorie de la nn-

meratión.>

En 1845 remitió al Ministerio de Hacien­

da la exposición y memoria relativa al modo

de remediar los vicios del método que se

empleaba para exigir los derechos que po­

saban sobre el consumo de los aguardientes

y cu 1849 el p lan para la más fác il y pronta

plantificación del nuevo sistema do pesas y

medidas y la instrucción y tabla de correc­

ción para cl uso dcl alcohómetro centesimal

Page 92: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

de Gay Lussac, para la graduación dcl

a^i, ardiente y espíritus.D e m o s t r a d a a u e s p e c ia l a p t i t u d c o n lo s

trabajos iudieadosr así como los notables in­

formes presentados en las Juntas Genera,

les de este país, á las que acudió muchas

veces con el carácter de Proeurador de su

pueblo natal, quiso la D iputación utilizar

ens importantes servicios para el arreglo de

la Hacienda Provincial y le nombró vocal

secretario de la Comisión especial de Esta­

dística que á consec;iencia del acuerdo do

las Juntas Generales de Cestona del A ñ o

1860 se constituyó para la fonnacióo de los

nuevos estados que habían de sustituir á los

del año 1B15 qne eran los vigentes todavía

en aquella fecha. Fué el alma de aquellos

trabajos á los que dió cima felizmente, ven­

ciendo obstac\üos muy grandes y contiunan­

do al frente de dicha oficina se hizo con

ellos el reparto de 1870.E n Í867 presentó una razonada y funda­

da memoria con el epígrafe de «Algunos

apuntes sobre la administración de A rb i'

trios,» haciendo ver las deficiencias que cn

la Provincia y los Municipios existían t n la

recaudación de los Arbitrios Municipales,

aconsejando que para obviarlas se unifica

sen los derechos Municipales de todos los

pueblos y los de la Provincia, encargándose

de la recaudación esta última.

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Hí C A L Z O L A

Hallábase ni frente de la oficina cuando

los aconttícimitfntos dcl aüo 1873 obligaron

al cuerpo de Miquelotcs á emprender la per­

secución de las partidas carlistas y pasó con

este motivo á su dependencia el ramo de ar*

bi trios que administraban aquellos- Con su

claro talento vi ó las imperfecciones de que

adolecía, y so propuso organizarlo poniendo

oiiseguida manos á la obra y son producto

do su ingenio los siguientes trabajos quo

aparecen en el libro que la D iputación im-

prim ió en 1880 con el títu lo de «Reglamen­

tos ¿ instrucciones para la administración

de esta Provincia.»

«Instrucción para el uso de los nuevos ias*

trumcutos de pesar, medir y graduar los ar*

tíeulos sujetos al arbitrio Provincial y M u­

nicipal con arreglo al sistema métrico de*

eim al.)>

«Reducción de los Arbitrios Municipales

al tipo correspondiente del nuevo sistema

métrico decimal.*

* Reglamento para la administración y

recaudación de los Arbitrios Provinciales.»

* Reglamento para el régimeu iuteríor de

la administración de A r b i t r io s Provin­

ciales. =

«Re glame u t o p ur a l a Im p osi ci ón y c obr a u*

za do la contribución territorial y pecuaria. •

«Reglamento para la imposición y C0 ‘

branza de la coutribucióu Provincial.»

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Aun están vigentes estos trabajos que constituyen el principal engranaje de la rue­

da administrativa de esta Provincia.Por esto, por el inmenso beneficio que

Guipúzcoa ha recibido de sn laboriosidad y

aptitudes especiales para las cuestiones de hacienda, que no están todavía debidamente reconocidos, hemos querido darle á conocer

en esta obra como nno de los más preclaros guipuzcoauos y omitimos en gracia á la bre­vedad la parte importantísima que tomó con su pluma y cons ej os p ar a el fo mcn t o del puor * to de Pasajes, embcllechnicnto y ensanche de

Irán , cuyo hermoso paseo de Colón es obra casi exclusiva de su iniciativa, asi como, eIRe*

glamcnto de pesca del Bidasoa del año 1859»

en el que Intervino como Delegado Español

y otros muchos trabajos realizados por él.

Era Caballero do la Orden de Carlos I I I

y poseía la cnconjicnda de Isabel la Católi*

ca. Pertenecía al Instituto Español.

Murió el 1.® de Febrero dc 1B79.

Estos apuntes se han extendido algo más

que la de los deruás personajes de estas p á ­

ginas, por la razón de que los méritos de

este laborioso gnipuzcoano no son tan cono­

cidos como debieran serlo; por eso alcanza

á estas líneas la satisfacción de haber sido

las primeras en haber trazado este bosquejo

del que tanto trabajó por Guipúzcoa y á

quien tanto debe la tan admirada adminis­

tración baseongada.

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........ .......................................................

..... .

B L A S DE LEZO

E l (lía G de Febrero do 1037 víó la luz

de la vida eu Pasajes de San Pedro.

Guardia marina en 1704, capitán de fra­

gata en 1710, era dos años después capitán

d e uavío merced á las o x c e p r e d a s , l a menor

de ellas do v e in t e c a ñ o n e s , que hizo cou su fragata.

Eutre los trabajos más importantes y

eruditos escritos sobre la vida de Lezo, me­

recen particular atención los debidos ú don

Francisco Serrato en la revista «Euskal-

Erría» de San Sebastián, y el de D . Cesáreo

Fernandez Duro, publicado en el alm ana­

que de la I l u s t r a c ió n E s p a ñ o l a y A m e r ic a n a

del año 1881.

Ascendido Lezo á jefe de escuadra y á

Teniente General más tarde, mandó varias

flotas y estuvo al frente de la Comandan­

cia General de Cádiz.

Debe principalmente su celebridad ¿ las

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gloriosas defensas contra el A lm irante in­

glés Ver non en el sitio de Cartagena de lu ­

dias.

Lezo, jefe como marino, á la vez que

como gobernador de la expresada ciudad,

contribuyó con su defensa á que en Marzo

de 3740, y en Mayo sig\iieute uo se apodera­

ran los ingleses mandados por diebo Almi-

raute de la importaote plaza y puerto de

Cartagena.

E l 15 de Marzo de 1741, se presentó por

vez tercera ante la ciudad, la más formida­

ble escuadra que hubo salido de Inglaterra,

compuesta de treiuta y seis navios de línea,

muchas fragatas, bombardas, brulotes y

ciento treinta transportes con diez m il hom­

bres de desembarco.

A pesar de lo seguro que contaban cl

triunfo, desembarcados los invasores fueron

rechazados y batidos más de uua vez por los

1.100 hombres de tropa y 500 de m ilicia con

que contaba Lezo, que quedó victorioso en

tan solemne ocasión, después de haber cau­

sado á los iuglcses grandes pérdidas asi en

gente como en buques«

A las muchas heridas auteriores que te­

nía, se agregaron las dos que recibió en los

sesenta y tantos días de Inchas, desvelos y

fatigas que causaron su muerte en la misma

ciudad de Cartagena cl 7 de Septiembre

de 1741.

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t.BZÓ 91

Algunos años después, se le concedió íl

la familia de Lezo el títu lo dc Marqués de

Ovieco, en rcconociiDÍcnto dc los grandes

méritos y servicios prestados por el héroe de

Cartagena dc ludias.

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JOSE DE LERCIIUNDI

Cuando acaeció el falle ci miento de este

ilustre fraile guipuzcoauo, toda la prensa

dcl mundo dedicó sentidos artículos á su

memoria, poniendo de manifiesto los impor*

tnutos servicios prestados por el preclaro

Lercliundi á su pàtria y á la humanidad.

Este sabio ar.abísta y eximio d ip lom áti­

co, nació en Crio cl d ía 24 de Febrero

de m e .

Vistió el sayal de San Fraiieiseo de Asís

cl 14 de Ju lio de 1856.

Pisó por vez primera el suelo de Africa cl

1^ de Enero de 1860.

Para poder dedicarse en aquel país á los

trabajos apostólicos de la orden, pidió y ob ­

tuvo permiso de sus superiores para dedi­

carse al cultivo detenido y profundo dcl ára­

be y sus pi*iiicipales dialcetoH del Norte de

Africa, estudios que prosiguió y practicó en

Tctuán, donde fnó por espacio de varios

años Superior de la Casa de Misión.

La manera como dominó y profundizó el

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árabe, se palpa con sólo rccordar sns obras

y trabajos filológicos, que le colocaron al

nivel dc los primeros ñrabísfcas y etnógrafos de su tiempo.

De tal manera se hizo notar el P. Ler •

chundi, tanto por sus trabajos ling^üísticos,

como por su celo al frente de la Casa Misión

de Tctuán, que en 1877 recibió el nombra­

miento de Pro-Prefecto de las Misiones eu el Magreb*

Tanta y tan grande fué la confianza que

ambos gobiernos, así el español como el

marroquí tenían en el benemérito francisca­

no, que bien puede decirse fué el verdadero

embajador nuestro on aquel imperio.

E l P , Lerchundi supo rodearse do verda*

deras simpatías en un país fanático y hostil.

Desde que regresó á üarruccos con el

cargo de Prefecto Apostólico, se ocupó en

estudiar y echar los cimientos de diferentes

obras dc gran importancia y utilidad moral y material.

Querido por los moros, respetado por loa

judíos, considerado por los representantes

europeos como una autoridad por sus sanos

consejos y como un eminente colega en sus

relaciones jerárquicas, el Padre Lerchundi,

dotado de un espíritu amplio y conciliador,

de una diplomacia sa^áz y exquisita y dc

un trato afable ó insinuante, fué hasta su

muerte, indispcjisable eu Marruecos.

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He aquí Ia simpática y vcncrablo sem­

blanza que del Padre Lerchundí liaco el

D r. Tolosa La tour:__E u la conversación era discretísimo,

8U voz escasa pero bien timbrada, hablaba

eu uua tonalidad baja, siempre simpática y

pausadamente; la risa era franca é infantil;

oía cou beuevoleueia á todos, y sqb observa­

ciones más ligeras desdlaban consejos sa-

¿ ios y prndeütes. Dotado de un corazón in­

gènuo, enemigo de la dobMz y la mentira,

no gustaba del elogio y gozaba lo indecible

favoreciendo siempre á quien quiera fuese.

Músico de verdadera inspiración, trans-

tigiirábase ante el órgano, cuando acompa­

ñaba al coro religioso, cantando él con afi­

nada voz de barítono, y deben conservarse

curiosas transcripciones suyas de cantos ára­

bes y composiciones de mérito.

Como buen vascongado, interpretaba los

aires populares de su pais con \\n gnsto y

ima delicadeza incomparables.

E l dia 6 de Marzo do 1896, primer vier­

nes do dicho mes, tocó el órgano, con «n

gusto é inspiración verdaderamente sublime,

eu los ejercicios vespertinos dedicados al Sa­

grado Corazón de Jesús.

Terminada la función iue á confesarse y

luego marchó al coro, y estando de rodillas,

sufrió un accideute que le derribó ai suelo

sia articular palabra.

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93 IBRCntJKDI

Acudieron los religiosos y con solicitud

caviüosa y fraternal, fué llevado á su celda,

donde se le prodigaron todos los íUisilios de ]a cioDcia.

Después de haber recibido los últimos

Sacramentos, entregó su alma á Dios á los

dos días, ó sea el 8 de Marzo de 1896.

E l sentimiento que causó la muerte del

ilustre franciscano fué tan espontáneo, pro­

fundo y general que jam ás se conoció en

Tánger un d ia do duelo tan unánime.

Todos los comerciantes, fuesen mahouic*

taños, judíos, católicos ó protestantes, ce­

rraron á media puerta sus tiendas, almace­

nes y escritorios.

Las autoridades y corporaciones empe­

zando por el Ministro de Negocios Extran­

jeros del Imperio, el Bajá, el Cuerpo diplo­

mático y el Consular, fueron á inscribirse y

rendir homenaje al cadáver, colocado en la iglesia de la Misión, etc.

Como se ha dicho al princìpio, la prensa

toda dió cuenta en sus eohimnas de la muer­

te del insigne P . Lerchundi.

La magnífica publicación t i t u la d a ja

iLüSTBACfóN AUTísncA, ul publIcar el retrato

del preclaro hijo de Crio, dedicaba á su me­

moria esta justa y sentida relación:

L a muerte de este varón ilustre, que por

espacio de cuarenta aflos dió en Marruecos

continuadas pruebas de su claro tállenlo, de

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SU virtud acendrada y do su ardiente patrio­

tismo, es una pérdida poco menos que irre­

parable para la causa del catolicismo y de

la civilización y sobre todo para la nación

española. Aquel monje insigne que vestía el

hábito de San Francisco, constituía en el

Magreb un gran prestigio, no sólo entre los

europeos, sino qno también entre los ind í­

genas; que si la diplomacia de aquende el

estrecho saenba provechosas enseñanzas de

su saber y de sn experiencia, los altos digua-

tarios del imperio marroquí n i se desdeñaban

tampoco de consultar con aqnel cristiano ex­

tranjero los más arduos problemas de la po­

lítica de su nación.

A sus iniciativas se deben el estableci­

miento en Tánger de una barriada para los

obreros pobres, la creación dc una imprenta

hispano-arábiga y m ultitud dc fundaciones

religiosas y benéficas que difunden la ins*

trucción y practican la caridad eutre aquc

Has atrasadas gentes, conquistando sus inte­

ligencias, y lo que vale tanto ó más, sus co­

razones.

MantCLcr la influencia dc España en M a­

rruecos, hacer que el nombre español estu­

viera allí por encima de los de las demás na­

ciones, atraer á nuestra causa las simpatías

de los marroquíes, fueron siempre los ideales

que persiguió con noble entusiasmo patrió­

tico, y más de una vez, gracias á él, se sal-

Page 109: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

10 0 LBRCHUrtm

vnron circunstanciae difíciles y se evitaron

temibles golpes de l a política absorbente de alguna nación europea.

España, pues, debe gratitud eterna A

qnien tanto hizo por ella; el nombre del pa*

dre Lerchundí ha de figurar entre el de sus

hijos más preclaros y debe set pronunciado

C O Q admiración y respeto por cuantos aenti-

mos proAmdo amor por nuestra patria.

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I

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I. ...................... I r w e S p S m N " m

It.................................................................................................................................................. I Ml S tI >••• II1111 I

JOAQUIN DE BARI?OETA

ALDAM AR

Nació en Guetaría en 1796.

De la orden dc Santiago, etc.

A id amar defendió eu el Senado, calurosa

y elocuentemente los Fueros dc las provin­

cias euskaldunaa, y cou su palabra é iutíexi*

bilidad de caracter, consiguió destruir los

falsos argUDícntoB de Sánchez Silva.

Este es el período más saliente de la vida

dc Aldamar.

Cedamos la palabra al joven y distingui­

do escritor Rodrigo Soriauo, nieto de Al-

damar.

E ra eii Juu io dc 1864. E l Senado cspafiol

discutía la magna cuestión bascongada.

De un lado Sánchez Silva, disparaba en­

venenadas Hechas contra el venerando árbol

de Guernica.

Page 113: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

rlí>4 ALDAHAR

¡Singulares coincidencias! Enfrente do

Sánchez Silva se colocaba A id amar cuyo

carácter contrastaba rudamente con el de

5u contrincante.

Peleaban juntos cl anda*lnz travieso, li­

gero, amanto del frasco, vanidoso de la sal

y cl ingenio» de la charla meridional, y cl

baseongado severo, esclavo de la verdad,

enérgico é indomable como cl hierro de .sns

montañas, A l d a m a r expresaba en estas

amargas palabras la repugnancia que le ins­

piraba luchar con a m a s desígnales. «Las

apreciaciones que ha hecho Sánchez Silva,

aún más que por la x)arte formal nos han he­

rido profundamente por el tono burlesco

que, con su gracia habitual ha revestido con

frecuencia sus apreciaciones. A esta parte

de su discurso es imposible que yo conteste,

porque además de no creerlo propio de este

Ingar, tampoco es de m i edad ostentar gra»

cejo y prodigar chistes, y seguiré el debate

con gravedad.»

Más adelante aiiade con hermosa y sen­

cilla palabra: «Tengo, señores, una gran

desventaja para seguir este debate. E l señor

Sánchez Silva habla la lengua castellana con

notable elegancia y facilidad que realza con

sus gracias andaluzas que entretienen y cap’

tan la atención del Senado. Por el contrario

yo soy un tosco bascongudo que aunque he

aprendido algunos idiomas, facilmente dejo

Page 114: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

coiioctíi* en m i pr(Hlucción los resabios del

E Ü SK A R A . E L PKTMEKO QU E HABLT^.,

E L L L T IM O QU E OLYTDAKÉ, E L L E N ­

G U A JE MAS P E R F E C T O Q U E CONOZ-

00- Soy bascongado señores; y uo se extra­

ñará que defienda m i raza* exclama coü v i­

ril arranque. No obstante, su discurso es

modelo do templanza, moderación y grave­

dad. Baste decir que dificilmetite se hallará

otra oración parlamentaria mas severa en la

forma, más profunda en el fondo. E n el len­

guaje digno, reposado, enérgico á vccos, so­

lemne siempre, está pintado el carácter de

Aldamar; en la tésis irrebatible, 8Ólida, apa­

rece aquel gran bascongado, modelo de

buen sentido y erudición verdadera. Basto

decir que Aldamar, sin acudir á chistes, ni

oropeles, con la verdad por espada de com­

bate, consiguió desvanecer la impresión cau­

cada por Sáncheí; Silva......

Con los datos contenidos en los discursos

de Aldamar podría formarse la hístouia df.

OUÍPÚZCOA, y sobre todo la historia de las l i ­

bertades bascongadas. Solo un espíritu te-

náz é indomable, pudo reunir en tan breve

tiempo caudal tan copioso. Solo patriota tan

ilustre pudo dedicar la vida entera al estu­

dio de su país. Bien dice Aldamar en pa la­

bras que pinta con sencillez un carácter do

los qiie quedan pocos........ «Muchos años

hace, seilores, joven yo todavía, vine á Ma.

Page 115: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

106 aldáu&b

drid enviado por m i provincia para oponer­

me al intento (¿ae tenía entonces el ministro

Calomarde de hacer novedades en los Fueros

de Guipúzcoa......Viejo ya, señores, hoy mo

toca cumplir el deber do defender estos mis­

mos Fueros ante el Senado español.* ¿Cuán­

tos hombres políticos podrán hacer hoy día

tan hermosa y noble profesión de fé?

A todos sus méritos, que por muchas ra ­

zones no hemos de en\imerar aquí, reunió el

discurso la gran fortuna de llevar el conven-

eimiento á sus oyentes. E l árbol de Guerni­

ca pudo ofrecer su mejor corona á los iíns*

tres senadores. Hoy día que lloran los bas-

congfldos SUB perdidas libertades, conviene

recordar hechos tan grandes para que sir­

van de ejemplo. Esos discursos forman el

gran libro que deben leer cuantos aman á sn

pàtria. E n ellos aparece la grandiosa histo­

ria de nuestros abuelos. ¡Eccordad, bascon.

gados, que hubo un día sublime, en el cual

asombrasteis á líspaña cuando vuestros se­

nadores contaron las jigantescas hazañas

del gran país euskalduua.

Después dc sus famosas defensas, A lda­

mar llegó á Bilbao donde tuvo nna ovación

delirante. Vivas, aplausos, músicas, gritos

dc admiración, arcos de triunfo á su paso,

coronas de laurel, colgaduras.

También los poetas «compusieron versos

eu su honor, y son m uy conocidos los canta­

Page 116: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

dos á coro en el Teatro de Bilbao y que tie­

nen por estribillo:

Desde hoy eu adelante

unidos siempre iráu

loB dos nombres queridos

de Fueros y A ldamar

;Ay, ay, ay» mutUlak

los Fueros y Aldamar!

E n Guipiízcoa se repitió el éxito. E u

Guetaria especialmente cl frenesí llegó á su

colmo. U n testigo presencial refiere á pro­

pósito de tales triunfos, curiosos detalle.s......

«de todas las aldeas saHan los Aymitamien*

tos á saludarle, y siempre el alcalde con su

chuzo euarbolado y la montera en la mano,

ecliaba su s a lu d o . S u alta estatura, cl aire

imponente de A ldamar, in iund ía respeto y

estaban delante de él como en un entierro.

Pero de pronto D . Joaquín , dejando el cas­

tellano, les dirigía unas cuantas palabras en

aquél baseucDce tan puro que él poseía, y

como heridos de una chispa cambiaban aque­

llos hombres su actitud. A la grata impre­

sión de aquélla comunidad de idioma, y de

origen, hacían los respetos diplomáticos,

absoluta la intim idad dcl cariüo, y acercán­

dose faniiliannente á 61 sacaban sus pipas y

le acosaban á pregmitas nnos y le abrazaban

eon entusiasmo otros. Y estas escenas se re-

petían en todas partes.»

L a gran figura de Aldamar, que se erguía

. J .

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108 Al.T)AUAR

arrogante cii cl Sonado y que recorrió des­

pués pisando lanreìcs, había do desaparecer

irrny pronto. Parece que prosiutió su próxi­

mo fin, pues en medio de la ovación, contes­

tando á un íntimo amigo suyo quo le felici­

taba, dijo con expresión de amargura:

— No te alegres tanto, querido mío,

que esto no es más que tomar postara para

morir.

E n efecto, al año próximamente, en Oc­

tubre de 1865, el ilustre defensor de los Fue­

ros bajaba á la tumba, y con él la esperanza

de un país que amó con caríño entrañable.

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Page 120: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

ANTONIO DE OQUENDO

Este hombre célebre, compíirablc con los

mayores héroes que ofrece la historia dc la

inarina, nació en San Sebastián en 1577,

I^a esclarecida fam ilia de los Oquendos

es nna de aquellas qnc se con sagrar un du*

rante el largo espacio dc cinco centurias al

servicio y vida del mar*

E l valor y la fortaleza do los padres fnó

corriendo por les venas dc sns hijos.

Su padre D . M igncl de Oquendo, fué el

que rindió á la alm iranta francesa en el com­

bato dc las Terceras, apoderándose de su es­

tandarte, y el que después dejó nombre en

la jornada de la iNVENOnu-E......

Dedicado Antonio de Oquendo en su pri­

mera edad á los estudios literarios, los aban­

donó por seguir la carrera de Zas armas á la

que se sentía más inclinada, entrando á sér-

vir á los dieciseis años, en las galeras de Tíá*

Ytoles dc que era general Pedro de Toledo.

Después que alcanzó renombre por sus

brillantes acciones, se refiere, que sostuvo

Page 121: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

aun cieu combafccs, 8iu perder ninguna em-

barcacióu que por él fue mandada.

Es preciso citar entro tau numerosas ba*

tallas, dofe por lo ménos, en razón do haber

sido délas más sangrientas qnc han tenido

luffar sobre los mares, que fiierou la dada

en 1631 para socorrer las plazas de Ecruam-

buco y Todos-Santos ene! Brasil, habiendo

logrado derrotar á la escuadra holandesa, y

do 1639 que habiendo quedado reducidas sus

fuerzas á la be a l o a ítta n í con Irt cual luchó

contra toda la escuadra holandesa, consi­

guió defenderse y rechazar los embates obli­

gando á retirarse al enemigo.

Este golpe decisivo confundió al general

vencido, se le hizo cargo por los Estados

Unidos de su conducta en esta acción; más,

aturdido de lo que le había sucedido, nada

supo responder sino sólo: «Que la Capitana

Real de España con don Antonio de Oquen-

do era invencible.»

No puede formarse mayor elogio—dice

Cam ino—del general Oqueudo, que el quo

encierran estas cláusulas proferidas por el

mismo enemigo.

L a noche de esta memorable batalla, el

vencedor cubierto de gloria entró en ol puer­

to de Mardick donde invernó.

Pero la fatiga de la expedioión y los ata­

ques, y el no haberse desnudado en más de

cuarenta días, produjeron en él uua fiebre

i

I

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l e n t a q n e lo p o s t r ó o n e l l e c h o , d e s d e e l c u a l ,

c u a n d o i n i r a b a p o r u n a v e n t a n a A l a c a p i t a ­

n a c o m p a ñ e r a d e s u s g lo r ia s , « á m i n o m e

e x c la m a b a — m á s q u e m o r i r d csp x ié s

d e h a b e r t r a íd o a q u é l l a n a v e y a q u é l e s ta n ^

d a r t e c o n r e p u t a c ió n á e s te p u e r to .»

Volvió de aquéllos mares en Mayo de 1640,

y hallándose á la altura de San Sebíistiáii,

compadecida la tripulación del estado an­

gustioso del general-almirante, le aconseja­

ba se retirase á su casa, donde podría lograr

su curación; pero indiferente á los justos

clamores de sus compañeros, y á la viva

sensación qnc había de causar en sn fatiga­

do espíritu, la proximidad de sus íntimos re­

cuerdos *la orden que tengo—les dice— es

volver á la Coruña: nunca podré m irar me­

jo r por mí, que cuando acredíte mi obedien­

cia con mi muerto.»

E n efecto entró eu la Coruña, y aumen­

tándose la íiebre, luego le desbauciaron los

médicos.

E u los últimos instantes de su vida, es­

tando ya muy de peligro el día del c o e p ü s ,

al tiempo que comenzaba á salir dc la igle­

sia la procesión de esta fiesta, oyó el estruen­

do de la artillería que disparaban la lieal

Armada y Escuadra do Flandes, surtas en el

puerto, y á consecuencia de estar su cabera

dominada por el delirio, creyó que se dispa­

raba contra enemigos que le acometían.

Page 123: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

H izo esfuerzos para incorporarse en la

cama, pronunciando penosameute: «¡Ene*

migos! i enemigos! ¡déjenme ir á la Capita­

na para defender la Armada y morir en

ella!» Ultimas frases que pronunció el héroe,

cl valiente d o n o s t ia r r a don Antonio de

Oquendo.

E l cadáver de este insigne almirante des­

cansa en el d ía en el convento de monjas

del Concejo de Lazcano.

E n el paseo de la Zurrióla de la capital

de Guipú^coft, se levanta un hermoso monn^

mento que conmemora la gloriosa memoria

del valeroso marino.

Fué también célebre general su hijo Mi-

^ e l de Oquendo; escribió entre otras obras

la historia de su padre pues <sabía manejar

no con menos acierto los perfiles de la p lu ­

ma que el puño rígido de la espada. •

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Page 126: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

JOSÉ FKANCISCO DE ITÜ RZAETA

Eate distinguido y eminente pedagogo

nació en Guetaria en 1788.

Huérfano de padre á la edad de diez años,

ñié atendido con oportunidad por un parien­

te suyo comerciante de San Sebastián-

Las aventajadas diapoBiciones que mos­

tró para la caligrafía, le liicieron merecedor

á un destino en una de k s oficinas de la ca­

p ita l de Guipilzcoa en 1814.

Pero el poco porvenir que aquél empleo

le brindaba, é impulsado á la vez por el afan

de hallar ambiente más adecuado á sus in ­

oli u aciones y doeeoso de cultivar el verdade­

ro campo del estudio, dirigióse á la capital

de Kapaña, sin más recursos que sti propia

inteligencia y sin más recomendaciones que

su pasión y entusiasmo.

Durante las horas que le dejaba sin ocu-

pación el ingrato y monótono trabajo de la

oficina en San Sebastián, llegó á aprovechar

de tal manera que durante ese tiempo ejecu­

tó varios ti'abajos caligráficos que llamaron

con justic ía la atención délos inteligentes.

Page 127: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

Con uno do aqiiellos trabajos se marcLó

á Madrid, endeude también fué admirado

por las personas peritas, tanto que llegó la

noticia á oidos dcl propio Fernando V II el

cu ftl mandó llamar al j o ven Iturzaeta, y pren­

dado el rey de las excelentes cualidades dol

estudioso gulpuzcoano, ordenó se le diera

una colocación oa las oficinas de su real pa- trinioaio.

Agradóle también al célebre Torcuato

Torio las felices disposiciones de Iturzaeta,

recibiéndole seguidamente como colabora­

dor, llegando en breve tiempo á distinguir­

se, remplazando dignamente más tarde, ó

su maestro Torio.

A consecuencia de los sucesos políticos

de 1820 fué trasladado á la Tesorería Gene­

ral como oficial, con cuyo carácter siguió á

la Corte en su viaje á Sevilla y Cádiz, que­

dando cesante después de los acontecimien­

tos de 1823.

E n tal situación, abrió on 1824 un esta­

blecimiento de enseñanza cu Madrid, que

no tardó en acreditarse, siendo favorecido

aqnél centro por numerosa asistencia.

Sus obras arte de kscribik la i-e' ba uas-

TARDA KSPAfíOLA—ARTE COMI'ENDlADO PAKA LOS

Kií^os—COLECCIÓN DE MUERTKAs — y uua gran

COLECCIÓN GENERAL DE TODOS LOS CARACTÈRES

EUROPEOS, publicadas durante los años de

1827 á 1833, merecieron los mayores enco*

Page 128: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

inios de la reina Cristina j del público ilus­

trado, siendo recompensado por cl Esta­

do eu 1B35 con uua orden mandando que

eu todos los establecimientos de enseñan­

za de España, se adoptara e l aiíte caligeá-

Fico DE iTüRí^AETA, dispensándole adem ás

otros honores.No faltaron roedores á sn triunfo, como

generalmente sucede, á los cuales, con la

franqueza propia de su carácter, invitó por

medio de la prensa á un certámen público,

del cual salió victorioso, cimentándose aun

más, con aquel resultado, su valer 7 sus ta ­

lentos.

F iel y COL stante en su continua y labo*

ri osa tarea, escribió su «eauatoscomía 6 adob*

so DE LA T.ETRA i'OR PBINCIPIOS, obta que debe

permanecer inédita.

Consagróse más tarde á preparar un es­

tudio sobre el plan taha i .a instbucciós pri­

maria.

Reconocidos los graiides servicios pres­

tados á la instrucción en España, y los mé­

ritos adquiridos por sn constHnte labor eu

beneficio de la juventud, en 1849 íné nom-

brado Iturzaeta Inspector General de Ins*

trucción primaria, y en 1850 Director de la

Escuela Normal, Seminario de Maestros del

Reino, ea cuyo desempeño falleció en 1853.

Tal es la brillante carrera del infatigable

Tturzaeta, que á t\ierza de constantes traba*

Page 129: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

rjos y de BU amor al estudio, consiguió dejar

gratísima ó Imperecederá meiijoña, que será

venerada siempre por ol profesorado y que

coDRorvará Guipúzcoa con iuddoble nfecto

cn d catálogo do sus hijos prudilcetoa.

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JOSÉ M A E ÍA ZU BIA

(M A R I)

E n Marzo de 1809 nació cn Zumaya.

H ijo de peacadores, siguió taií peligrosa

faena hasta 1830; se matriculó de marinero

cu la carrera de América y después de lar­

gos afi08 do brillantes servicios, se estable­

ció eu San Sebastián como patrón de una

lancha de pescadores.

Su biografía es una relación de actos he-

róicos: amaba el peligro, y, de corazón es­

forzad o, siempre estaba dispuesto á salir al

mar cuando éste amenazaba con la muerte,

arriesgando su vida sólo cou la esperanza

de arraacar algunas víctimas al Océano.

Uno de estos hechos, cl más conmove­

dor, ocurrió en Ju lio de 1831.

Pero dejemos hablar aquí con su severi­

dad al parte oficial.

E l comandante de marina de Sau Sebas*

tián al narrar el hecho comúnicáudole al

jefe del departamento, se expresa así:

b:^

Page 133: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

«Eli tales momentos se me presentó ex-

I*oi)táneamcntc el patrón de pesca José Ma­

ría Zub ia con micve jó venes solicitando per­

miso para ir también cu auxilio do aquellos

desgraciados con una chalupa de su propie­

dad» á lo cnal accedí gustoso, no sin darles

anticipadas gracias por acto de tan alta ab­

negación. L a lucha que por cí^pacio de tros

cuartos de Lora tuvieron que sostener estos

diez hombres hasta que llegaron al punto en

que se encontraban los náuTragos, ganando

aI remo contra un viento huracanado y una

mar horrible, sin que por un momento se

les viese desmayar, es d igna sin duda de un

premio de consideración, pero nadaos com­

parable con la serenidad, arrojo, sangre

fría ó inteligencia que demostraron durante

la media hora que tardaron en poder reco­

ger á los tres ná\ifragos que existían cuan­

do ellos llegaron, pues el cuarto había su­

cumbido ya. Sotaventeados aquellos infe li­

ces y metidos entre las rompientes de la

boca de la Zurrióla» sostenidos aun por los

fragmentos á que se hallaban agarrados, no

desistió por eso el ánimo del patrón José

María Zubia y sns nueve marineros. Se me­

tió tras los náufragos en las rompientes, y

durante media hora de agonía y aiigustia

en que se encontraban las infinitas personas

que presenciaban aquel alto ejemplo de hu-

mauidad, no se le vió una vez siquiera re-

Page 134: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

trocedcr ante la inmensidad dcl pelíg^'o en

que se lì aliaba hastn q\ic consiguió nictcr en

su lancha á aquellos tres desgraciados, fa ­

lleciendo uno de ellos al regreso de la cha­

lupa á este puerto.»

Que se vá á añadir ú esa tan sencilla

como solemne relación!

Mari y sus iiuove valientes compañeros

obtuvieron por aquella generosa acción la

Cniz de Beneficencia; pero el pueblo eutu*

síasmado ante aquel rasgo de valor, quiso

manifestarles do algún modo su admiración

en la persona de Mari que esquivaba toda

manifestación de respeto y gratitud.

L a ilustre actriz Teodora Lamadríd, pre­

sente á la sazón eu nuestro pueblo, sintien­

do palpitar su corazón dc artista ante el do-

l)le espectáculo dc la abnegación y del in ­

fortunio, se ofreció A dar una representación

on el teatro para alivio de los desgraciados

y para honva do los valientes salvadores. E l

recuerdo dc aquélla noche vive todavía y vi­

virá on la memoria del pueblo de San Sebas­

tián. Mari, sentado á fuerza de súplicas

en el palco presidencial, atraía las miradas

de un público tftn entusiasta por su virtud

cuanto escitado por el vigoroso acento dc la

inspirada actriz en el magnífico papel de

ADRIANA. A l final de la representación, el

honrado Mari aparecía en las tablas, cou la

boirui en una mano y presentando cou la

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&1A R I

otra d la elegante dama, vistosa corona que

amigos entusiastas le regalaban.

«Esto me han dado psra tí,> d ijo con

acento firme al presentársela ol honrado ma­

rino. L a expresiva mirada de la eminente

artista se abatió ante aquella simpática figu­

ra de corpulentas formas y curtida tez......

«Para m i ñor para tí> le contestó con balbu­

ciente acento; y al tiempo que surcaban sus

mejillas tiernas lágrimas de gratitud, puso

la elegante corona sobre la noble frente del generoso Mari.

Jam ás so ha presentado on las tablas

(dice el notable escritor Joaquín Jamar) de

un teatro, escena más patética; nunca so ha

sentido conmover un auditorio por senti­

mientos más puros de ternura y entusiasmo.

Una lluvia de flores cayó sobre el apiñado

grupo de artistas que rodeaban al pescador

laureado, y aquella nocbe debió dejar grato

recuerdo en su Lonrado corazón, si ya su

austera virtud no se sintió mortificada por

aquél efímero triunfo.

L a muerte de Mari fué como su vida toda.

E l Ü de Enero de 1866, la gente de San Se­

bastián acude al muelle, llena de teiTÍble an­

siedad: lauchas de pescadores habían salido

d e madrugada, el mar se había alborotado

y Jas lanchas no volvían ; al fin se vé una, en*

vuelta en espuma, vá tripulada por marine­

ros casi uiños y van á sucumbir. Todas las

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'>•*

MARI 127

miradas se vuelven A Mari; al poco tiempo

ei héroe rema con bus compañeros; se ale­

jan , se pierden de vista, tardan en volver,

presiéntese ia catástrofe, salen dos lanchas

á buscarlos, y vuelven sus roariueros con la

espantosa noticia de no haber podido arran*

car á las olas cl cuerpo del insigne Mari...!!

San Sebastián levantó á la memoria de

Mari un sencillo monumento conmemorati­

vo en el muelle, á la vista de los pescadores,

y en el trente del muro se lée esta inscrip­

ción:

A LA MBUOBIA DE

MAK[(JOSÉ MAJiÍA ZUBIA)

HUMILDE PESCADOR QUE CORONÓ UNA VIDA m ABNEGACIÓN IIEEÓICA

MURIENDO I'KÁOICAMENTE AL DaE AUXILIO Á VARIOS NÁIIPBaOOS

HN 9 DE BNBBÜ DE 1866SUS APMIBAPURES.

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ALOKSO DE IDIAQUEZ

Tolosa es patria de D . Alonso tie Idia-

quez. Secretario del emperador Carlos V, del

Consejo de Estado, caballero de Saiitinp^o y

comendador de Estremani. Sirvió al mismo

Emperador desde cl año 1520, y se halló á

sus órdenes en la conquista de Túnez, el

año 1535-

Según diee el obispo Er. Prudeneio de

Sandoval, fué uno délos comisarios que con«

curricrou en el mes de Agosto de 1544 A las

conferencias dcl ajuste de la paz, entre los

monarcas de Francia y España cerca de Cha*

lous; paz que en efecto se firmó en Crcpy el

18 de Septiembre del mismo año.

^ ino despncs’á Castilla de orden del Em ­

perador d consultar con cl príncipe sobre la

conveniencia de que el duque de Orleans se

casara con una de las infantas de España.

De regreso en 1547 á Sajonia, al pasar cl

río Albis en una canoa, cerca de Torgán el

día 11 de Jun io , fnó robado y alevosamente

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1 3 2 in iA Q U R Z

aaesieado por una cuadrilla de luteranos de

la misma población.

E l cadáver de Idiaqucz fué conducido á

San Sebastián, y enterrado en la capilla ma*

yor dcl convento de Dominicos do San Tol­

mo, cuyo fundador ora» como tauibiéii dül

de las monjas de la misma orden, cn cl A n ­

tiguo.

E l convento de San Tclmo yace en el día

convertido en parque de ai'tillcría

Los sepulcros de ídiaquez y do su mujer

D.* Engracia de Olazabal, ya no existen en

el convento de su fundación.

Por lo mismo que carcccmos en nuestro

país de obras artísticas que merezcan sci*

admiradas y íj;uardadas con esmero, débe­

se conservar lo poco que poseemos con mu­

cho más cuidado aunque lo que haya no

sea de gran mérito y aprecio como obra de

arte, siempre que lo sea bajo el puuto de vis­

ta histórico-

Si en nuestro país hubiese habido ¿por­

qué no decirlo? alguna inclinación á esta cía*

se do estudio tan importante» y tan atendida

en o t ros puc b lo s, no res\j l tari a lo que p a s a co n

los sepulcros que existieron cn el altar mayor

de la iglesia de San Tclmo, uno de los pocos

edificios de San Sebastián que mcrecen dete­

nida visita, y que sin duda, por eso, no es ob­

jeto de los miramioütos á que por su interés

histórico y artístico tiene justísimo derecho.

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ID láQ U B Z 133

Pero no bastaba este abandono, y la in ­

diferencia llegó á más: llegó á profanar los

restos venerables de D . Alonso de Idiaquez

y de Engracia de Olazabal.

Hoy aquellos sepulcros, con las cstátuas

yacentes de los fundadores, son ornamento

de la Capilla del cementerio de Polloe, don­

de apenas si nadie se fija en ellos, y por esto,

y por la gloria de que se halla rodeada la

figura de Id ia q u e z que a lc a n z ó puesto

preeminente en la Corte de Espafia, siendo

uno de los hijos de Guipúzcoa que con es­

plendor han grabado su nombre en las pág i­

na^ de la Historia, sería un acto de reivindi­

cación patriótica traer aquellos sepulcros á

lugar en que fueran motivo de admiración,

ya á alguna de las iglesias de San Sebastián

ó al convento de Dominicas de la misma

ciudad.

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JOSE FRANCISCO DE AIZQÜIBEL

Hijo de Azcoitia, verdadero bibliófilo,

dedicó toda su fot tima á la adquisición de

libros, llegando á reunir una excelente b i­

blioteca que contaba considerable número

de volúmenes.

A izquibel ei*a tsimbién muy entendido ea

las ciencias üaturales, y especialmente en el

conocimiento de la agricultura, sobre la que

dió diversos dictámenes y conferencias en la

Sociedad Económica Matritense; pero sobre*

salía en materias filológicas, á las que mos­

tró siempre preferente atención, llegando á

poseer además de su lengua nativa, la grie*

ga, latina, árabe, española, francesa, ita lia ­

na, inglesa y aun algunas otras; encerróse

en su edad madura en la casa Munarriz, de

Toledo, y allí, sin más fam ilia que una an*

Page 147: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

m

c ia i iA sirvienta y sin más compañía que sus

libros, entregóse con verdadero ardor y rara

constancia al cultivo de la Iciigua euakarn,

hasta que falleció en 1865.

De 8US o b r a s m e re c e c i t a r s e la s o b s k r v a -

CIONKS Á LOS lí£i*UANES EUSKAUOS. d a d o Ú l a CS‘

tainpa por la Academia de la Historia.

Pero su obra magna la constituje e! fa­

moso d ic c ió n 'a r io b a s c o c a s t e l l a n o ; q\ie com­

prende 120.000 voces eu«kaldunas, y hay que

consignar en este punto que cuando la D i­

putación de Guipúzcoa cedió el original del

Diccionario para su impresión al editor, bí*

zolc observar que se publicara conforme á la

ortografía del autor señor Aiy.quibel, sín su­

jeción á la que impera actualmente en el re­

nacimiento literario euskaro.

Pero so vió que la ortog^rafía de d i­

cho original, estaba escrita en consonancia

con la que hoy usan I o h escritores euskal-

dunas.

Además escribió A izquibel otro d ic c io n a ­

r io CASTELLAN 0-BAHCL‘ENCE; Tin DICCIONAKIÜ DK

KTiMOLOGíAB BASCONGADAS; una versióu del

«Nuevo Testamento» en g r ie g o , latín,

franciis, bascuence y español; una «Gramá­

tica general análica dcl bascuence,» otro

sobro las -Radicales bascongadas,» otro

«Sobre la declinación bascongada,» y tenía

reimidos i numerables apuntes para otros

varios trabajos de análoga índole.

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A l Z Q U I P R t 139

Iparragiiirre Ic dedicó un canto que so

\ú'/.o popular:

Ogci ta ainbeste urtean

B izi da Toledon,

Izarraizko seinea

Ez da beti lo egon:

Liburucii gañe an

Lanean gau ta eguii

Gure eiiskara niaitca

Galdu ez dezagun.

I'X.

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Page 152: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

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f r a k c i s c o d e l e u s u n d t

U n dìa de Enero del año 1817 zarpaba del

puerto de Deva m i barco, y á pocas n jillas

de navegación, una señora que iba á bordo

con destino á la Coruna, al objeto de reunir­

se con sn esposo distinguido brigadier del

ejército espaAol, se sintió molestada con sin­

tonías de alumbramiento, y alH, en alta mar,

dió á hvA con toda felicidad nn niño , y vuel­

to el barco al punto de pa itida , dejaron en

Deva á la madre y al recien nacido en don­

de se crió.Andando el tiempo, aq\iel niño, llegó á

ser general, ministro de la Guerra y presi­

dente del Consejo de Ministros: D . F ran ­

cisco de Lersundi y Ormueehea.Hallábase estudiando Lersundi en ol cé­

lebre seuiin ario de Ver gara, cuando estalló

la primera guerra carlista, ó inmediatumen*

te se alistó en cl valeioso cuerpo do Chapcl-

gorrií^, siendo ascendido al poco tiempo á

subteniente por diferentes hechos de armas

Continuó el joven Lersundi combatiendo

, »

r á t f i í iÉ

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<1II r au te t od a a q u elJa g u er ra tra tri c ida, Ii as ta

cl convenio llevado á efecto cn los campos

de Vergara.

E l chapclgorri Lersiindi se halló en las

aecioues más importantes que tuvieron lu­

gar ca las provincias basco-navarras, siendo

herido de uiucha gravedad en cl ataque del

8 de Jun io de 1836 al tomar las posesiones

de Garbera y Choritokiota.

T/ersundi, antes de bien curado, fuó he­

rido nuevamente de bala de fusil en la toma

de Oriamendi el 15 de Marzo de 1837, en

donde se distinguió por su incomparable

arrojo, como siempre, todo uquel heróíco

cuerpo de Chapelgorris.

E n el sangriento combate de Andoain el

8 de Septiembre, cayó herido gravemente el

valiente Lersundi, por tercera vez.

Poco después, con sus heridas aun medio

abiertas, vuelve á entrar en fuego el 26 de

Diciembre de 1838, siendo también horrible­

mente herido atravesado por u q balazo, d e l

que se creyó moriría, no habiendo sucuin*

bido entonces por un verdadero milagro.

Por los importantísimos servicios y mé­

ritos que contrajo en tan ruda y sangrleríta

campaña, ascendió sucesivamente hasta el

empleo de primer comandante de infantería,

y obtuvo el grado do teniente coronel a l fina­

lizar aquella eiieanúzada guerra civil.

Tambiéu le pone á Lersundi á la altura

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délos hombres más arrojados y valientes, su

extraordinario valor demostrado en las de­

cisivas accioucs de OJmedilla y M iranda los

días 15 y 25 de Jun io de 1840.Eiicontróse Lersundi á las órdenes del

jreneral Concha en el bloqueo y sitio de Za­

ragoza eu Octubre de 1843, ganando eu

aquellos campos de Aragón el empleo de

corouel. r-, *Mandando una brijyada en Uahcia du­

rante los tristes acontecimientos del 40, tomó

á viva fuérzala ciudad de Santiago, y derro­

tó completamente á los sublevados, por cu­

yo hecho de armas le fue otorgado el grado

de brigadier.E n ia noche del 26 de Marzo de 184^ pres­

tó importantes servicios á la nación, siendo

ascendido con tal motivo al empleo de Ma­

riscal de Campo.Lersundi fué el primero que, al frente de

una columua de ataque, penetró eu !a P la­

za Mayor de Madrid, en donde estaba el su­

blevado regimiento esfaña dispiiesto á la re­

sistencia, en la madrugada del 7 de Mayo

de 1848.Peleó en Cataluña en igual año, y en cl

siguiente contra las jjartidas de Cabrera y

contra los centralistas de Atmcller y Melins,

reducidos á pritíión esie último cou su gente,

obligóles Lersundi á que se internaran en

Francia.

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E iG (Ic Etiero do 1851, Leraiindi fué nom«

brado ministro de ía Guerra; tenieute gene­

ral cn Febrero de ignal año y capitán gene­

ral de Castilla la Nueva el 11 de Marzo del siguiente año.

Presidente del CoQsejo más tarde, y otra

vez se le confirió la cartera de Guerra el 14 de A bril de 1853.

Cuando estalló la revolución de Yara cn

la Griin An tilla, Lersundi se hallaba de ca­

p itán general de la Tsla de Cuba, en cuyo

mando se captó generales simpatías, pues su

g ian tacto en el desempeño de aquel delica­

do y difícil cargo, pusieroD aun más de re­

lieve las grandes dotes que de háb il político

y de gran m ilitar poseía el valiente y caba ­

lleroso general Lersundi.

E u los últimos año8 de su vida pennane-

ció casi constantemente en Francia, y falle­

ció en Bayona, el 17 do Noviembre de 1874.

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*

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EL CONDE DE PENAFLOKIDA

D . Francisco Xavier Muñí ve é Idiaquez,

conde de Peüaflorida, cuya cuna fué la villa

de Azcoitia en donde nació el 22 de Octubre

de 1729, es no solo una gloria para Guipúz­

coa y el pais bascongado, sino también para

la nación española qne tiene la honra de con­

tarle entre a\is hijos ilustres.

Descendiente deilustre fam ilia, dedicóse

en sus primeros años a l estudio con notable

aprovechamiento, primeramente en Azcoi­

tia y más tarde en cl seminario de Tolosa de

Francia, basta los 18 años en que, por la

mnerte de su padre tuvo que regresar el jo ­

ven Muüive al lado de su madre.

A pesar de su corta edad, contrajo nup­

cias con la h ija del barón de A reizaga, me­

reciendo bien pronto cl honor de representar

como alcalde á su pueblo natal, c\iando ape­

nas contaba veinte años de edad.

A l poco tiempo mereció también la dis­

tinción do ser nombrado, eu 1750, uno de

los cuatro diputados generales de Guipúz-10

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150 P fiÑ A FLO R lD A

coa, cargo que desempeñó á «atisfacción de

toda la provincia.

E n 1758 filó elegido diputado á Cortes,

desempeñando con unánime aprobación su

misióft, por lo cual laa Juntas generales de

Azpeitia eii 1761, acordaron dirigirle una

expresiva earta de reconocimiento por bus

excelentes oficios.

Aficionado el conde de Peñafiorida al

cultivo de las letras, y con una gran inclina­

ción á los estudios científico-agrícola-iuduB*

triales, concibió el magno proyecto de fun­

dar con este objeto una sociedad basconCtAda

PE j.os AMIGOS PEI. TAís; pcnsamiento que ex­

puso á las Juntas generales de Guipúzcoa en

1763 y 1764, obteniendo en ambas ocasionefl

favorable acogida de la Corporación foral;

y en Jun ta general del 3 de Ju lio de! último

año citado, se autorizó a l conde de Peñado-

rida para disponer de loe fondos necesarios

al objeto, obrando en los términos que cre­

yese más conveniente.

Dos meses después, tnvo lugar eu Verga-

ra con motivo de los fiestas de San Martín,

la primera reunión de ilustres bascongados

que habían de formar el uúcleo y base de la

sociEPAD ECONÓMICA (primera de su género en

España) que tantas glorias había de repor­

tar a l pais bascongado.

Volvieron á reunirse en Azcoitia el 21 de

Diciembre del mismo año, redactándose en

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Pfi5ìlF10»roA 151

esta reunión los e s t a t u t o s d e l a s o c ie d a d ,

cuyo objeto era el fomento dc las ciencias,

artes y bellas letras, siendo nombrado el

conde de Peiiatlorida director perpètuo dc

la misma.Estimulados los fundadores de la citada

sociedad con la buena acogida que su pro­

yecto había merecido, no solo de las Juntas

del país, sino también del rey Carlos I I I , en

cayo conocimiento se pnso la fundación dcl

instituto; prosiguieron con entusiasmo sus

tareas, reuniéndose en A bril de 1766 en V i­

toria, on Septiembre de 2767 en M arquina y

en Octubre de 1768 en Vcrgara.

Discutióse en estas sesiones sobre diver­

sos puntos, mereciendo preferente atención

la fundación de un c o l e g io p a t r ió t ic o , 6 im ­

pacientes por ver realizado tan noble pensa-

üiiento, se anticiparon á establecer en Ver*

gara las clases que formaban la segunda en­

señanza, encargándose ellos mismos alter­

nativamente de la provisión de las cáte­

dras.

Tal era el interés que al conde inspi­

raba el N üE vo INSTITUTO y la idea de que

pudiera organizar y desarrollar con mayor

rapidéz, que no dudó en trasladar su resi­

dencia á la villa de Vergara, separándose de

su pueblo natal al que amaba entraiiable-

mcnte, á fin dc poder introducir por si mis­

mo las reformas que se creyeran útiles ó do-

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r152 PB N A FLO aiD A

cesarías, y presenciar á la vez los adelantos

que liiciese este patriótico colegio.

Después de la expulsión general do loe

jesuítas residentes eu España (2 de A bril de

1767) la sociedad bascongada pid ió al rey el

hospicio que aquellos poseyeron en Azcoitia,

petición que iué denegada por cl monarca,

si bien en cambio, á los dos años después

(29 de A bril de 1769) accedió á análoga pe­

tición, cediendo cl convento que en Vergara

había pertenecido á los jesuítas para el esta«

blecimionto del colegio indicado.

A l año siguiente, el mismo Carlos I I I , eu

vísta del gran desarrollo que iba recibiendo,

elevó á la categoría de Real Sociedad á esta

institución, constituida ya en A c a d e m ia ,

dedicándole á la vez «una medalla y una co-

Iccción de obras selectas.»

Siguió con tal creciente desarrollo esta

sociedad y llegó á elevarse de tal manera cl

crédito de que gozaba, que el rey le honró

cn 1777 con el títu lo de «Real Seminario pa­

triótico de Vergara> en tanto quo por real

cédula de 26 de Marzo del siguiente aüo, le

dotó con dos cátedras, una de Quím ica y la

otra de Mineralogía,

E n 1778 el conde de Peñatlorida, direc­

tor perpètuo de la Real Sociedad Basconga-

da y presidente del Real Seminario, se pre­

sentó en calidad de procurador de la villa de

Azcoitia á las Jun tas generales de Guipúz-

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pbñaflobiüa 153

eoa, felicitándolas por «la gloria que les re­

sultaría de que todo el reino reconociera en

ellas Ift euua de las ciencias útiles.»

E n 1782 mereció el Seminario por una

resolución, fueran declarados válidos los

cursos académicos aprobados en él para las

demás universidades del reino; y en las se­

siones celebradad en V itoria por la sociedad

se proyectó establecer un colegio para el

sexo femenino que mereció la aprobación de

Carlos I I I .Más de veinte aüos de afanos y de esfuer­

zos, principalmente de Penaflorida» consi­

guieron elevar á tal altura el bueu nombre

de la Sociedad y Seminario, que difundía su

esplendor por toda la nación española.

Munive contribuyó por su parte, con su

talento y a c t iv id a d á la introducción de

otras mejoras en su provincia natal, debién­

dose á él en gran parte, el impulso que por

aquel tiempo recibieron los caminos púb li­

cos de Guipúzcoa, así como también el fo ­

mento del arbolado, que en tan gran escala

se realizaron sinnúmero de p la n ta c io n e s

y cuyo reglamento proyectó en 1768 el ilus­

tre conde.Si cuanto precede se recuerda con noble

orgullo por ser la instrucción pública en sus

diferentes manifestaciones á que con tan ­

to amor dedicó el conde toda su vida, no

es de menos cuantía lo que en otros ramos

Page 163: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

desplegó su fecundo ingenio con idéntico

éxito.

E l Ilustre conde de Peñaflorida á quicu

tan justos y merecidos elogios han tributado

autores y corporaciones cien tíficas y litera­

rias, nacionales y extranjeras, dejó de exis*

tir en Vergara eí 13 de Enero de 1785, sieu-

do su muerte sentidísima por el país euskal-

duna y por España toda.

Fue sepultado su cadáver en la iglesia de

Marquina, de la cual son patronos ios Peña•

tloridas.

E l eminente fabulista Sainaniego, retra­

tó al conde en nna de sus fábulas eon los si*

guientes versos:

«Tu retrato es el León, Conde prudente;

y si á tu im itación, según deseo,

Exam inan los jefes á sa gente,

A todos han de dar ú til empleo.*

Las Jun tas generales dc Guipúzcoa con­

gregadas on Ju lio de J866 ea la v illa de Az*

coitia, reconocieron la conveniencia de eri*

gir uu monumento á la memoria del insigne

conde de Peñaflorida; acuerdo que unánime­

mente fué aprobado por todos los amantes

de las glorias patrias-

l)e esperar es que llegue ese día en que

se conmemore, cual se merece, la respetable

figura del ilustre azcoitiano. •

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, x»^oI^aV.

JUAN JOSÉ SANTESTEBAN

Santesteban practicó el arte como un m i­

sionero. L a miisica y el país guipuzcoano;

este f«é su verbo, cou él vivió, murió abra*

/,ftdo á él, y di le ha hecho inmortal en la bis*

toria (le la música bascongada......

Pefìa y Goñi en su hermoso libro «La

Opera Española, > hace un interesante y cu­

rioso estudio biográfico de este emiiiente

maestro donostiarra escrito con el sabor y

caracter propios de los trabajos del malo­

grado é inolvidable c r i t ic o musical, y del

cual nos vamos á servir para trazar eu estas

páginas la figura artística de Santesteban.

Santesteban nació en San Sebastián el

día 26 de Marzo de 1809.

Cuando eu 1818 la capital de Guipúzcoa

fnó saqueada é incendiada por los ingleses,

los padres de Santesteban que perdieron todo

en aquel horrible suceso, se vieron precisa­

dos á enviar al niño á Escoriaza.

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158 SANtCBTBRAK

A ios uueve años de edad» Santesteban

cantaba y tocaba en la iglesia de Oñate las

misas cantadas, y llamaba la atención su bo*

n ita voz dc tiple, basta ta l pnnto, qnc ente­

rados en San Sebasfcíáíi de los adelantos dcl

chico, In cié ron le venir expresamente para

ejecntar la parte de soprano en la misa de

REQi'iKM de Sagasti, composición que goza de

verdadera ceJebridad en el país,

D . Mateo P(5rez de A lbeniz, desempeña­

ba entonces la plaza de director dc Capilla

de Santa María. La voz tan afinada y la in ­

teligencia tan precoz de Santesteban llam a­

ron tanto la atención de Albemz por lo que

se encargó de la educación musical dcl m u­

chacho,

Gracias á esta circunstancia, e s tu d ió

Santesteban con Aíbeniz, durante siete años

el piano y el órgano, la armonía, el conti*a-

punto y la Aigü, analizando con el maestro

la obras más notables de los clásicos ale­

manes.

E n Enero de 1844 se dirigió á París y co­

menzó á estudiar nuevamente el cauto, asis-

tió á las clases del conservatorio, al Teatro

Ita liano y á la G ran Opera, y escuchó de la ­

bios dc Habeneck preciosos consejos para la

dirección de las orquestas.

De París á Italia; ta l era entonces el suc*

fio dorado de Santesteban, cuya nobilísima

ambición dc aprender, lejos de apagarse,

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6&I4TB6TBBAN 15D

ge había a c re c e n ta d o en la capital de

Francia.E l domingo do Ramos de 1844, Sautes-

teban asistía á la bendición y distribución

de ramos cn !a Capilla Sixtina. Durante la

Seínana Sauta y la de Pascua, no faltó h

una función religiosa, estudió A Palestrina,

oyó el MiSEHÉRE de A llegri, y trabó relacio­

nes de amistad coa cl abate Bacini, maestro

de capilía de la capilla Sixtina.

De Roma pasó á Ñapóles donde conoció

á Mercadante, director entonces de aquel

Conservatorio, y áF loreino que ensebaba el

contrapunto. Asistió á las clases, y tomó

parte en varias coi)ferencías, por lo cual fné

nombrado miembro de la Academia borbó­

nica de Nápoles, de que era presidente el

entonces rey Francisco II .De Nápoles á L iorna, y de L iorna á F lo ­

rencia. E n esta capital actuaba una compa­

ñía de ópera compuesta de la Frezzolini y

la Gazzaniga, de Poggi, Castelán, M irn ll y

de Bassiui.Los dos últimos le relacionaron cou cl

mundo musical de Florencia, y Santesteban

cuya opinión era escuchada con interés,

tuvo la satisfacción do ser invitado á las reu­

niones particulares del príncipe Poniatowskí

que se daba el lujo de representar las óperas

en teatro propio.Lleno de agradables recuerdos se dirigió

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después á Bolonia, donde fué recibido en

casa de Rossíni, á quien dedicó un zortziko

instrumentado, recomendándole, en cambio,

cl autor de g u il l e u m o t e l l á los profesores dcl conservatorio de Bolonia.

Rosini le entregó además una carta de

recomendación para el tenor Pasini que so

hallaba en M ilán, á donde ee d irigió San tes- toban.

E n la capital de Loinbardía conoció y

trató á Donizeti y Pedrotti que lo llevaron

á Bcrgamo con el objeto de que visitase al

ilustre autor de la m e d e a , á Simón Mayr.

E n M ilán d ió Santesteban alg^uuas lee-

cionca de canto con LampertI, volvió muy

pronto á París, visitó allá áBerlioz, y regre*

só por fin, á San Sebastián cu Agosto de

1844, tomando inmediatamente posesión de su cargo de maestro de Capilla.

E l caudal de obras de Santesteban es

considerable. Solo sus misas se cuentan en

el número de v e in t id ó s . Calcúlese por ahí Ins

composicioncs religiosas q\ie escribió su fe­

cunda é incansable pluma. E n cuanto á zort*

zikos, canciones y piezas de todo género que

ban alimentado á dos generaciones, sería

imposible, ó poco monos, trazar de ella un catálogo exacto.

E l día 11 de Enero de 1884 un ataque de

apoplegía fulminante arrebató la vida á

Santesteban, á quien todo San Sebastián lia*

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BATJTBSTBDAR 161

maba por autonomasia m a is u b a , 'E l Maes­

tro* por que sintetizaba eu su entidad artís­

tica la vida y el desarrollo de la música, en

toda la provincia de Guipúzcoa.

L a capital de Guipúzcoa ee honrará mo­

cho á si misma, honrando como merece ser­

lo la memoria de uno de sus hijos más pre­

claros, la memoria de Santesteban para que

recuerden los tiempos venideros al varóu in­

signe que dedicó su existencia entera á la

ilustración y al arte de su pàtria,

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G A SP A R DB JAUREGUI

(A RT ZA YA )

Este es el nombre de uno de los más fa»

mosos guerrilleros que cou tanta valentía se

distinguieron eu la guerra de la Indepen­

dencia.

Nació en Villarreal de Urrechu y fué co­

nocido en el país con el sobreuoinbre a b t z a y a

(el Pastor) por haberlo sido en su niñez.

Fuó cl primero en Guipúzcoa que eu J u ­

nio de 1810 se levantó en armas cou otros

seis individuos contra el enemigo de su pà­

tria, sorprendiendo y atacando las escoltas

francesas que era io único á que podía lim i­

tarse en si;s primer as ten tati vas.

Con algunos trofeos de estos se presentó

á M ina que con alguna fuerza de volunta­

rios hostilizaba hacía algún tiempo á las tro­

pas napoleónicas, siendo acogido favora­

blemente por éste, que le designó algunos

de los guipuKCoanos que tenía bajo su man*11

á l t t i l l ' l i l i ----

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do, para con ellos continuar en sn patriótica

empresa.

Jam-egui joven dc 19 años á la sazón

tardó bien poco en tener á sus órdenes un

batallón, merced al crédito dc valiente yen*

tendido que fué adquiriendo.

Obrando con absohita independencia, y

aun en casos dados cu combinación con M ina

y Lonji;, caudillos de Nabarra y de Bizcaya,

triunfó en las más de las acciones y encneu*

tros, no sin haber recibido tres Keridas en

diferentes hechos de guerra.

A los 21 aüos no cumplidos había ya ob­

tenido el grado de coronel y llevaba á sus

órdenes tres batallones con tres m il plazas.

Jauregui cu el curso de su vida m ilitar

supo demostrar con hcclios» que no sólo sa­

bía veucer en escaramuzas y refriegas, sino

también eu acciones de combate.

Fueron de ello testigo los campos de

Urrestilla» V i l la r re a l, A taun, Kzquioga,

Azcoitia, Arechavalcta, Bergara y Segura

en Guipúzcoa; ios de Azpiroz, Muez, Santa

Cruz de Campezu, Carrascal, Fuente de I3e*

lascoain, Irurzun, Orduüa eu Nabarra.

E a Bizcaya, en combinación con algu­

nos buques ingleses, hizo rendir la guarni­

ción francesa de Lequeitio, sosteniendo ade­

más las acciones de Orozco, Guernica, D u ­

ra ngo, Ord\üla y Bilbao.

A la terminación de la guerra, Jauregui

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JAUBBGUI 167

así como la mayor parte de sus compaiieroa

quedó cn el más fatai estado y compieta-

mente olvidados los grandes servicios m ili­

tares que durante ella había prestado.

Cuando eu 1820 se prouuilgó por vez se-

jrunda el Código de Cádiz, se aftiíó al par­

tido Constitucional, mandando durante d i­

cho tiempo una brigada, pero á su termina­

ción hubo de pasar á Francia emigrado.

D espués de siete años de permanencia

en la veciua nación, tomó parte en la fra­

casada in%'asiónde M ina, á fines de Octubre

de 1830.Durante la primera guerra civil sirvió á

doña Isabel J I con el grado de brigadier y

comandante general de Guipú^icoa.

Mar i.sea l á su terminación, falleció eu V i­

toria en ID de Octubre de 1844, siendo se­

gundo cabo de la Capitanía geueral de las

Provincias Bascongadas.

ART7AYA e r a r e s e r v a d o y m o d e s to e n s u s

a c c io n e s ; v a le r o s o y s e re n o c n lo s c o m b a te s ;

d o t a d o d e u n t a l e n t o n a t u r a l n a d a c o m ú n ;

p r o b o y h o n r a d o , y h u m a n o c u l a g u e r r a .

Sus restos mortales se trasladaron en 20

de Jun io de 1852 á la iglesia parroquial do

Villarreal do Urrechu, cn donde reposan.

Tales son escuetamente reáouados los he­

chos principales del valeroso caudillo gui-

puzeoano D. Gaspar de Jau rogni, que nació

el 19 de Septiembre de 1791.

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168 JáUBHQri

Gustosümeato he de hacer cons ta r la

procedencia del retrato de Jaurcgui.

Y a anteriormente investigaron otros la

existencia del retrato de este personaje sin

haber conseguido ta l deseo.

A u n a c a s u a l id a d se d e b e e l q u e n o so

b a y a p r i v a d o e s ta m o d e s t a c o le c c ió n d o la

f i g u r a d e a b t z a y a .

Por mediación del excelente euskalduna

D , Joaqu ín de Castañeda tan couoeido por

aquella inolvidable expedición artística de

estudiantes que él d irigió y que tan gratos

recuerdos dejó en París, llegué á saber que

J). Aliterò de Apaolaza, farmacéutico de

Anzuola y sobriuo d e l general, conservaba,

como oro eu paño, un daguerreotipo de Jau-

regui, único que existía, el cual me ha ser»

vi do para hacer cl dibujo que al frente de

estas líneas se estampa.

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............... ..... .

VIGENTE DE MANTEROLA

Sacerdote, politico, escritor y notable

orador. Kit ció en San Sebastián en 1833 y á

consecuencia de una congestión cerebral

nnirió en A lba de T or mes el 24 de Octubre

de 1891.Se distinguió con tal aprovecbamiento

durante los estudios de su carrera que ann

era diácono cuando el Obispo, sin haberlo

solicitado Manterola, le concedió Ucencia

para predicar.

De ella bizo uso el favorecido en ocasio­

nes solemnes ante el Prelado y diferentes

corporaciones.

E n 1856, prèvia dispensa de nueve meses

que le faltaban para cumplir la edad canó­

nica, se le confinó el presbiterado y autori­

zación para confesar á personas de ambos

sexos.Recibió N É & n K E i >i s c u k p a s t e ios grados de

Bachiller y Liecnciado.L lamaban extraordinariamente la atcn-

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ción (le los tribunales los exámenes que ha­

cía el joven Manterola, más que dc uu estu­

diante parecían aquellos profundos ejerci­

cios, conferencias pronunciadas por im ave­

zado doctor envejecido á consecuencia dc

dilatados y coutinuos estudios.

Casi todas las notas de sus exámeues ob­

tuvieron la calificación de m e k i t i s s t m u s .

R a Salamauca recibió el grado de Doctor en Teología.

E n Pamplona explicó latín, retórica, y

griego. Antes había rehusado \ma cátedra

que le ofreció el Obispo de Salamanca.

Cedió después á los ruegos del Ayunta­

miento de San Sebastián, y en el Instituto

municipal de esta ciudad en los cursos dc

1859-61, prosiguió su cátedra de otros tiem­pos.

Y a para entonces adquirió gran fama de

elocuentísimo orador.

Desempeñó ei cargo de secretario del en­

tonces Obispo Monescillo.

E n 1862 había publicado su famoso fo­

lleto K N S A Y O sSOBKK L A T O L E R A N C IA R E L IG I O S A E S

L A S E G U N D A M IT A D D E I . S IC iL O X I X .

E n 1866 fundó en V itoria la revista e l s e ­

m a n a r i o C A T Ó L IC O , en cuyas columnas escri­

b ió numerosos artículos.

L a revolución de Septiembre de 1868 se­

ñalo á Manterola el comleuzo de un nuevo

período de su vida.

r

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r

Nuestro personaje era en aquellos tiem ­

pos para ei gobierno uu euemi^o de gran

fuerza, no sólo como orador sino á la vez

como escritor notable.

Fué elegido diputado por Guipúzcoa; eu

las Cortes Constituyentes tomó asiento en

los bancos de la m inoría carlista.

E l gobierno trató de presentarle para

una de las sillas episcopales vacautes, pero

Mantcrola anunció que no la aceptaría.

Manterola fué á las Cortes precedido de

una gran fama de orador, y de aquí el inte­

rés con que se oyó su primer discurso, pro­

nunciado eu 12 de A bril de 1869 para com­

batir la totalidad, del proyecto de Consti-

tu eión.

Desde aquél día se le contó entre los pr i­

meros oradores de aquellas lamosas Cortes,

en que tanto abundaban los políticos elo­

cuentes; más también pudo conocerse que

empleaba, no las armas del orador sagrado,

sino las del más enardecido político.

Para juzgar de su campaña parlamenta­

ria, bastará decir que tuvo en las Cortos por

adversario principal A Em ilio Castelar, y

que los discursos de uno y otro, sobre todo

sus réplicas, forman una de las páginas más

brillantes de la historia de la elocuencia os*

pañola.Mauterola tué uno de los principales pro­

movedores de la segunda guerra civil. En

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171 M A N T B k O L A

a q u e l p e r ío d o e s c r ib ió v a r io s f o l le t o s y l l a ­

m ó l a a t e n c ió n e l t i t u l a d o k u n s p ím r u c a r l is ­

t a e n c a m in a d o á d e m o s t r a r q u e u n a c o s í

e r a c l a b s o lu t i s m o y o t r a e l d e s p o t is m o .

Por los años de 1881 predicó an Madrid

á cuyos sermones acudió todo lo más nota­ble y selecto de la corte.

Habiendo ganado por oposición una ca-

nou|pa en Toledo, la c o n se rv ó hasta su

muerte, no sin que necesitara sostener ante

cl Tribunal de la Rota un pleito contra el cabildo.

E n el mismo año de su fallecimiento ha­

bía predicado en Madrid en la iglesia de San José.

De los escritos de este ilustre donostiarra

merecen además citarse d o n c a r l o s 6 k i . i ‘e -

TRni,j5]o. Fruto de grandes estudios es su no­

table y tan apreciada obra a f iijm a c io n e s c a ­

t ó l ic a s ,

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»1» ii¿»,iitfa-4»,

_________________________________ ^^ » P ^ ^ - I- ' . I . ' *T4 ^ - ^ — . í « ' " • ^ ' - K ^ " ^ t t - \*

LUIS M ANUEL DE ZANAKTU

Uno de los hombres más originales de m

tiempo y el más famoso m a n d a ta r io que

hubo on Santiago de Chile.

Sus extravagancias, sus genialidades, su

diu*eza de carácter bicieron dc 6 un perso"

naje singularísimo y fuerte.

Estaba dotado dc un gran espíritu em ­

prendedor; celosísimo por la moral pública

é incansable para el trabajo.

Nació en Oñate ca Septiembre de 1723.

Muy joven marchó á Chile y allí dedicó­

se al comercio.

A la muerte dc su padre heredó todos sns

bienes cumpliendo con ellos el tráfico de sns

negocios.

Aventajó bien pronto eii el comercio á

todos sus coutemporáncos y on pocos aílos

se hizo dueño do una gi*an fortuna.

E n 2762 Zañartu fué nombrado Corregi­

dor y Justicia Mayor dc Santiago.

E l cargo do Corregidor tenía grandes

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atribiieioncH, pu€B comprendía las facnlta^

des de gobernar la ciudad y entender cn 8U8

pleitos civiles y criminales como ¡uez su­

perior.

Un individuo revestido de tantos pri^ ile-

gios era temible, mucho más si al desempe­

ño de! cargo unía entereza y arrogancia cn

todos sus actos, y esto fué lo que caracteri­

zó á Zañartu.

Tenía tan m a l a s j’u i.GAs este corregidor,

tan en<^rgÍco era, imponía tal miedo é todos,

que si lo qnc mandaba no se hacía con la

presteza del rayo, se ponía furioso, se tira»

ba de los pelos y formaba nn alboroto tal,

que el pueblo adoctó nn dicho que aun hoy

en Chile se iTsa, para indicar que un hom­

bre es colérico ó de mal genio: «Ese es un

Zañartu».

Zañartu era temible, espeeiabnente cuan­

do se le anunciaba un robo, la captura de

uti crim inal ó una sublevación de presos.

Entonces «se volvía un Zañartu» se ponía al

cinto la espada y á escape salía atropellan­

do <aianto á su paso topaba, hombres, mue­

bles, todo iba por los suelos.

Pero además de exageradameute enérgi­

co, Zaüartn era un valiente en toda la exten­

sión de la palabra,

Mnchas veces expuso la pelleja por puro bravo.

Se cuenta que al avisársele que un negro

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ZATilRTU 170

asesino se liabia relugiiido on la iglesia Ini- v c u d o de los qnc le perseguían, corrió Za-

flartu tras el crim inal y penetró en la iglesia

en el mismo instante que cl negro apuntaba

con una pistola. - ¡A p un ta bien, ncgro !-

gritó Zañartn. A esta voz do trueno aquel

tembló (le snsto entregándose al Corregi­

dor, éste ie cogió denna oreja y lo sacó fue­

ra del templo, presentándolo á sus soldados.

M día siguiente e\ pobre negro fué ahor-

cado , . ,Zañavtu tuvo doa hijúB y «qiueras O no

quieras, las encerró á ambas en un conven-

to en donde murieron. ^Zañartu eraliombre riquísimo, y alicio-

nado al lu jo, al fausto; demostró en mnchí-

a irnos casos su opulencia.E n Santiago de Chile llevó á cabo im por­

tantes reformas, levantó edificios y su nom­

bre vá estrechamente unido al famoso puen­

te llamado de -cal y canto,» construido por

iniciativa suya.Este personaje original, aparte de sus

exageraciones, era hombre que valía.

Es curiosísimo el folleto que el Sr. Abel

Rosales publicó cn 18H8 en Santiago de C h i­

le denominado: «Historia y tradicciones dcl

puente de cal y canto,> y en esta obra ae re*

trata á Zafiartn del natural; todas las p ág i­

nas están dedicadas al famoso Corregidor.

Sería tarea prolija el ir enumerando to-

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180

<lfts las im p e t u o s id a d e s d e o s te g u ip u z c o a n o *

a d e m á s d e b o p r o c u r a r q n c el le c t o r a l le c r

t a n t a t e m i 'k s t a d n o v a y a á p o n e r s e t a m b ié n

h e c h o TIN 2ÁÑARTÜ.

Murió en A bril de 1782 en la misma ciu­dad de Chile.

E l pueblo cantó durante mnchos afios la siguiente copiar

«La Qnintraía está del pele»Sin bajar n i subir,

Y Zaüurtu m ira a l Ciclo

Sin entrar n i salir.»

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0òleban an 'kay

iS

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ESTEBAN DE G A R IB A V

T ZA M ALLO A

L a nación española debe á este ilustre

hijo de Guipúzeoa su primera t iíst o b ia g k -

NETíAL DE ESi’AÑA, q\ic c s c r ib ló para los 32

años de celad y cuya primera edición se pu­

blicó en Amberes en 1571» siendo despues

reproducida en Barcelona eu 162B.

Escribió además uua obra titulada íhv&-

TUACIONES G tE N K ALÓGICAS DE I.OS CATÓLICOS liE*

YES DK khvaSía , impresa en Madrid cn 1586, y

otra en once toinos con el títu lo de g ra sd e *

ZAS DE ESPA5ÍA.

E l Último tomo de esta obra fué pub li­

cado el año 1854, por cuenta de la Real

Academia de la Historia, formando el Y I I

dcl Memorial histórico español, ó sean Me­

morias de Garibay, obras ambas que mere­

cieron muy favorable acogida,

Garibay fué aposentad or Je la Casa Real

desde 1576; sieudo propuesto en 1577 para

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Consejero de Guerra, rehusó este destino, y

desde 1592 continuó en el cargo de cronista

dc Felipe II .

Falleció en Madrid, habiendo dispuesto

que su cadáver fuese trasladado A su pueblo

nata l y sepultado ea la iglesia dc San Fran*

cisco.

Hace alguaos años, los señores D , Miguel

de Madinaveitia y D . Vicente de Oquendo»

naturales de Mondragón, descendiente este

último dc los ilustres marinos del mismo

nombre y propietario de la casa en que na­

ció el historiador Garibay, colocaron A sus

expensas, en el frontis dc la misma, una lA*

pida conmemorativa cou la inscripción si

guíente j

«En estas casas nació Esteban de Gari­

bay y Zamalloa, en domingo 9 de Marzo de

1533, y en ellas compuso y acabó dc escri­

b ir para la edad de 32 años, la h i s t o r i a d e

ESPAÑA, que por la primera vez se publicó en

nuestra nación. Fué cronista del rey Feli­

pe I I , y murió en Madrid en d a ñ o de 1599.»

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ANTONIO P E Ñ A Y GONI

Nació en San Sebastián c*l 2 de Noviem­

bre dc 1846.

Siguió con notable aprovechamiento do ­

ble carrera literaria y artística, y cnando

apenas tenía la edad de veinticinco años,

.sus estudios y bocetos musicales, artículos

de mucha erudición y sonaata crítica, gana­

ron puesto preferente, por derecho |)ropio,

eii los primeros periódicos de Es paila y eu

«tros de Francia é Ita lia ; publicó después

algunos opúsculos y folletos cómo loa titu ­

lados: «La obra maestra de Verdi>, «Impre­

siones mu si cales >, ^Artc y jTa t r io t i amo*

(Gayarre y Massini), * Nuestros músicos»

«Barbieri y Gounod» y otros, y tradujo del

italiano los libretos de las óperas «Aída» y «Rienzi*.

Es autor del magnífico libro; «La ópera

española y la música dramática en Espaüa

cu el sigio X IX , * A l examinar el informe re­

ferente á dicho trabajo , así se expresal>a el

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•VJJL J i l

188 P B N A 7 O O N I

iiiftigrie maestro Arrieta: «La obra del sefior

Pcùa 7 Goni tiene importancia capitai para

la historia del arte lirico español» puesto que

une á la abundancia de datos y fiel relación

<le Lechos, criticas brillantisimas, en las

cuales descuella nna inira patriótica diguu

de los mayores elogios.»

Algunos aüos más tarde, el ilustre Bar­

bieri en uno de sus discursos pronunciado«

cn la Academia de San Fernando, decía:

«Aunque el Sr. Peña y G olìi no hubiera es­

crito sino este libro, tendría mérito sobrado

para alcanzar la honra de ingresar en esta

Academia, y aun cn la de la Historia, pues­

to que el ta! libro es una verdadera historia

crítica de nuestro teatro lírico, lleno de da­

tos de la mayor exactitud é importancia,

presentados con buen método, sana crítica

y estilo ameno* >

S ería '^ ' A larga cl enumerar sus muchos

trabajos, iucluso los dedicados á la tauro­

maquia, celebrados en extremo.

Entre sus obras musicales figuran buen

número de inspiradísimos zortzikos como

«San Sebastián», <Pepita^, *Viva Em an i» ,

etc., etc.

Desempeñó, entre otros cargos, los de

Comisionado especial del Gobierno eu la ex*

posición de París, secretario de la Comisión

permanente para el establecimiento del dia*

pasón normal, y la cátedra de Historia crí­

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tica de la Música cn la Escuela Nacioual de

Música y Declamación.E n 1892 nombrado acadómico de la

Real de Bellas Artes de San Fernando.

He aquí como Peña y Oofii, eu uno de sxi3

ingeniosos escritos, trazó su propio retrato;

«Se hace indispensable que los lectores

de la «Ilustración Miisieal> tengan de m í

uua idea exacta; que saboreea la naturali­

dad de m i rostro, la viveza conejü do mi

mirada, la ténue sonrisa de mis labios, la

característica expresión, en suma, que nece­

sariamente debe revelar m i «veraefigie.»

Es preciso que ella diga lo que soy eu lo

moral y en lo físico, lo que puedo, hago y

valgo, lo que declaro sin rubor y loque ocul­to rsouruo isem ent> en los más recónditos

pliegues de roi espíritu y de m i alma, m i y ó

y mi no tó , m i persona y m i entidad.

Es necesario que m i retrato tile vida

y derrame pasión; que palpite, que ande,

que corra, que se perciba cl movimiento de

una sangre medio anémica y las atropella­

das carreras de unos nervios desquiciados.

Hace falta que m i fotografía adquiera

tal relieve, que todos me cono/.cau, ó me

adivinen y puedan exclamar: — ¡Es él! ;Es

611 tal como lo ha hecho Dios, ó nos lo ha­

bíamos figurado nosotros; con sus buenas

cualidades y sus defectos, con sus apasio­namientos consuetudinarios, con svis arre­

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bato.s de todos los días» excesivo en todo,

así eu elogio como eu la censara, exagerado

en el Beiitix, exagerado eu la expresión, he­

cho de acciones y reacciones súbitas, cuer­

da demasiado tendida, cuerda demasiado

vibrante, que grita como ua eüergúmeuo lo

mismo cuando pisa un insecto que cuando

admira á un león.

Y o vivo en mi casa, en la hermosa sole­

dad del hogar, rodeado dc los míos, estu­

diando el arte, buscando la verdad» en si­

lencio, en uaa pouumbra, que son m i con­

suelo y m i encanto.*

Es además autor del libro verdaderamen­

te cuskaro «La pelota y los pelotaris.»

Peña y G oñ i m urió eu Madrid el 13 de

Noviembre de 1896, su cadáver íué trasla­

dado á su Doitostía que tanto amaba, eu

cuyo cementerio de Polloe reposan los res­

tos mortales dc este querido crriko scme-

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g a S lB B S H J iB S B S g S g B M C S B S a g g S a S B S ^

SAN IGNACIO DE LOYOLA

Nombre uuiversal.

Nació en la casa solar l o y o l a , jurisd ic­

ción de Azpcitia en 1491.

Fué m ilitar y distinguióse en la toma do

Nájera y en cl sitio de Pamplona, siendo

gravemente herido por baia de caùón en la

capitai de Nabarra; trasportado A su casa

solar, dedicóse durante su curación á la cous*

tante lectura de libros religiosos, cuyos efec­

tos fueron tan trascendentales que desde en­

tonces entregóse á la penitencia y á la pere­

grinación.Visitó el santuario de Jíonserrat, y des­

pués Roma y Jerusalén.A su regreso de estas peregrinaciones L e ­

yóla contaba treinta años de edad y enton­

ces dió comienzo á los estudios en Barcelo­

na, prosiguiéndolos en lasUmveraidades de

Alcalá, Salamanca y París.

E li su intento de fundar una Compafiia,

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reunió en la capital de Francia seis discí­

pulos.

A l poco tiempo agregáronsclctres más y con ocho de ellos celebró misa en Veueeia el

24 de Juu io do 1537, después de cuyo acto

tüdoB dieron principio á la predicación cu

diferentes puntos de Italia.

Proparada más adelanto la celebre c o n s *

i iT u c ió v i)K L A COM PAÑÍA D K TKsCs, y aprobada

por el papa Paulo Til el ano 1540, sorpren­

dentes fueron los progresos duraute los die­

ciseis aüos más que vivió su fvindador y p r i­

mer general Igiuicio de Loyola.

De ello son testimonio fiel sus fundaeio­

nes en Roma y en otros sitios más.

Kn poco tiempo se extendió la compañía

cu P o r tu g a l, Ita lia , Sicnlia, G-ermania,

Francia, Aragón, Castilla, Andalucía, las

ludias, la Ktiopia, el Brasil, etc.

E l lema a d m a .io b e n d i :i at.oKiAM , adopta­

do por Loyola, fué tan fecundo, que los soc-

taiños recibieron biou pronto los rápidos re­

sultados de la Compañía d.e Jesús.

Loyola murió en Roma el 31 de Ju lio do

lo»>í>; fué beatificado por Paulo V en Ju lio

de 1609 y canonizado el 12 de Mai’zo de 1622

por Gregorio X V .

VÁ retrato del glorioso guipuzcoauo que

se dá á coooccr al frente de estos ligeros

apimtes, nos logó su compañero y biógrafo

el P . Rivadencira.

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LOVnt.A 195

«A ]a imierto del Sunto - dicc sn biógi'a-

fo—no qnedó n ingún retrato suyo aacado

tan al propio» que en todo le parece, porque

aunque se deseó inuciio retratarle míen tras

que é\ vivió, para consuelo de todos sus h i­

jos, pero nuiiea nadie se atrevió A hablar

dello delante dél, porque se enojara mucho.

Los retratos que andan suyos son sacados

después de muerto. Entre los cu oles el que

está más acertado y propio os el que Alonso

Sánchez, retratador del Key Católico don

Felipe I I sacó en Madrid cl año de íJiil y

qniiiicntos y ochenta y cinco, estando yo

presente y supliendo lo que el retrato muer­

to, del cual él le sacaba no podía decir, que

snbcse como se deseaba.»

E l que en estas púginas se estampa está

copiado del que pintó cl mismo Alonso Sán­

chez Coello.

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E L MARQUÉS DE 'ÍOCA.

Puede decirse, sin temor de repetir una

vulgaridad, que el Marqxiés de Toca, fué una

lumbrera de la ciencia de curar, como lo

atestiguan la m ultitud de procedimientos y

teorías que inventó ó reformó durante su lar­

ga y brillante carrera profesional, cn núme­

ro suficiente para poder completar uaa obra

extensa.Melchor Sánchez de Toca, nació oa \er-

gara el 5 de Enero de 1804.Estudió con singular aprovechamiento y

esceleutes notas la carrera de Medicina en

cl colegio de San Carlos de Madrid, obte­

niendo la licenciatura cn 1833, y el grado de

doctor el siguiente a no.En Mayo de JÍ3T, y á consecuencia de

oposiciones celebradas, fué nombrado cate-

d i ático supcrníjmerario en propiedad, del

«itado Colegio, con el caigo do Director ana­

tómico del mismo.En 1840 publicó uua notable «Memoria

sobre el plan de estudios, la organización y

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200 U A E qU C á DR TOCA

el personal de las eac\iclas me die as extran­

jeras, con aplicaciones á la Naeíonal de San

Carlos,» eu 1 ft, que rcsnnüó importantes y

sensatas observaciones. E n Septiembre de

1845, se le confió la cátedra dc Anatomía

quirúrgica, operaciones y vendajes.

A l ocnrrir ol atentado del curtí Merino

contra la reina D.® Isabel 11 en 1850, fué lla ­

mado á asistirla, á propuesta dcl Consejo de

Ministros y con beneplácito ele los médicos

dc cámara, coa quienes celebraba junta dos

veces al día, hasta que se declaró á la reina

fuera do peligro.L a categoría de catedrático de término

le fué conferida eu Febrero dc 1862.

E ra el Marqués de Toca miembro dc las

sociedades médicas dc Lisboa, de la Acade­

mia dc Medicina de México, de la de C ien­

cias Naturales de Madrid; fué presidente dc

la Real Academia dc Medicina, fundador y

director perpètuo de la de Emulación de las

Ciencias Médicas, del Instituto Médico Es­

pañol, y corresponsal de todas las Acade­

mias Médicas de España y do muchas del

citranjcro.Estaba condecorado con las órdenos es­

pañolas de Carlos 111 ó Isabel la Católica, y

con la de oficial de la Legión dc Honor, que

le fué concedida on 1864 por el Emperador

de los franceses-Durautc loa hvrgos años que descmpeüó

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H iS Q C É S r.K TOC»

la cátedra de Medicina operatoria y la eli-

uica aiiosa á la misma en el colegio do San

Carlos, SáncheK Toca practicó con destreza

y Labilidad suma las más difíciles y arries­

g a d a s operaciones qulrárgicaa, casi siempre

coronadas por el mejor éxito.Relata el D r. Tolosa Latour: «Toca acos­

tumbraba hacer varias operaciones eu de­

terminadas épocas, guardando para entou-

ces los enfermos que hab lan de ser operados

al mismo tiempo. Acertó cierta primavera á

visitar el antiguo colegio de San Carlos un

célebre oculista francés, precisamente el día

en que se debían operar algunos individuos

a fe c to s ( le c a t a r a t a s .

Pistaba por aquel entonces encargado es-

pceiabnente de semejante cometido, cierto

alumno distinguido que» como es coat\imbrc,

permaneció jun to a l profesor espetando sus

órdenes; cuando éste por un mo\imicnto

brusco que le era peculiar, le apartó dicien-

do en alta voz:—Hoy, señores, me be propuesto operar

los cinco enfermos sin ayudante alguno.Y d ic ie n d o y h a c ie n d o , c o n i a s o l t u r a d e

a m b id e x t r o , q u o lo c a r a c t e r i z a b a , e x t r a jo

porfuctamentc las cataratas en medio del

a s o m b r o m á s c o m p le t o d e lo 8 a lu m i io s y d e l

e x tra n je ro ,, q u e n o s a b ía q o c c a r a p o n e r a n te

se m e jjv n tc t o i ’ r d k p o h c e .*

Euseñó métodos nuevos, reformó apara*

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202 M&AQCÉ8 bB TOC&

tos, demostró paralelos y analogías entredi«

versos padecimientos» perfeccionó la dea*

cripción annlóm ica de algunas partes eacu-

cíales dcl cuerpo Immano, y consagró tod.i

su vida al adelantamiento de la ciencia y al

bieu de la humanidad.

Falleció on Madrid ol 4 de Ju lio do 1880,

y «u cadáver fué conducido en cumplim ien­

to de la últim a voluntad del ilustre médico

á Vergara, en cuyo cementerio reposan su a

restos mortales.

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iñiTi

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LOPE M ARTINEZ DE ISA STI

Le ha sucedido al país cuskaro, sobre

todo á Guipúzcoa» lo qxic á una nación to­

talmente generosa. Entregada enteramente

á obrar, se olvidó de ai misma.

E n la antigüedad y deniás tiempos, deS'

de los más remotos, todo su anhelo ha esta­

do cn au mentar sucesos sin interrupción, n i

iilgúu descanso para numerarlos y espaciar­

se en ellos.

Por eso, liiidie en Guipúzcoa ae dedicó á

las letras, y apenas se cultivó la historia has­

ta que el famoso D r. Isasti vino á cubrir una

verdadera necesidad escribiendo gu curiosí­

simo C O M P E N D IO H IS T O R IA L .

Martínez de Zaldivía, Garibay, c2doctor

Puerto, Salazar de Mendoza, Zabaleta y a l­

guno que otro, dcsoribicron diferentes pasa­

jes de la historia de Guipúzcoa, pero ningu*

no con la extensión y dctenimieuto que lo

hizo el D r. Isasti.

E l Compeadio historial de G u ip ú z c o a

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que nos de,}6, es umvobra sumaineute curio­

sa, contieno muchos errores, hay muolio (3c

iiiocento, pero cn toda la obra impera tal ca­

rácter de originalidad por lo que resulta su

lectura verdaderamente interesante.

Los críticos impertinentes tendrían qnc

reparar, si la naturalidad no disculpara loa

pecados del arte, Tsasti no se propuso escri­

bir CON AUTiF icio , aiuü con Huma uaturalidad

y modo lían?. Xo trazó historia: c o m p e x d t o

la llamó; acumuló gran caudal de materia'

les, para el que quiera después colocarlos en

obra foruial y con método; el arte traza sus

habilidades, á él toca labrarlos, pulirlos y

sentarlos en debida forma y lugar.

Ese fué el empeño dcl T)r. Isasti, no de­

tenerse en menudencias, correr á la im por­

tancia principal.

E n un país como el uuestro tan estéril de

historias, fué «gran negocio* proporcionar

cosecha tan copiosa.

Se debe admirar en esta parte el gran

caudal cou que enriquece los hechos memo*

rabies de G-uipúzcoa.

Se ha dicho ya la in d o le n c ia con qne

aquellas generaciones de Guipúzcoa dejaron

pasar ai olvido todas sus vicisitudes, su exac­

ta manera de ser, como si no hubieran de te*

ner posteridad, á quien fuese g lo r io s a su

conservación.

Por eso la historia de laasti es documen-

i

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207

tüIiDportantíeimo, por muchos conceptos,

pues gracias é. «51, á aii genio observador, te­

nemos nuichísinms noticias que á no haber­

las recopiIaJo on tan interesante compendio

c o n su oportuna curiosidad, estaríamos ya

en ese día en que hubiesen pasado en comple­

to olvido y dcacónocimiento. tantísimos da­

tos, con detrimento dc la historia dc Oui-

púzcort.Tsasti nació en Lezo por los años de 15C0

ú 1570, dc cuya iglesia fué beneficiado.

Estando en Madrid hácia 1()24 escribió

sa Compendio historial, á cuya publicación

se negó la D iputación de Guipúzcoa; se ig ­

noran los móviles que tuviera ésta para se­

mejante negativa y que parece sistemática,

porque no premió de otrom odó, a lg u n o s

iiños antes, su ^Tratado sobre ochenta arqui­

tectos y canteros de Guipúzcoa.*

Por fortuna el aüo 1B50 se publicó tan

curioso libro y el compendio.

Isasti fué abad en el obispado de Tuy y

maestro dc pajes de varios obispos.

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JOSE M ANTEKOLA

E l 23 de Marzo de 1B49 nació Manterola

en San Sebastián.Sn incansable actividad, su clnra inteli­

gencia y nada vulgar talento, unidos á nii

amor debintercsado al país eiiskaro, hicie­

ron de él nna de las primeras figuras basco*

nabarras.

Vivió trabajando, rodeado del cariño de

sns con ciudad anos: murió on la flor de su

edad, en los momentos mismos en que aque­

lla alma, enamorada de la raza y la lengua

bascongada, veía surgir en el lejano hori­

zonte los albores de uu liermoBo día.

La memoria dcl joven donostiarra irá

eternamente unida, lo mismo á his victorias

que á las tribulaciones del idioma enskaldu*

na, porque amó mucho á su país y sintió

como propias sus amargas penas.

E l primer trabajo literario suyo, es la

GUÍA DE GUIPÚZCOA qiic d ió á luz á n t e s de la

última guerra civil y por tanto siendo aun

muy joven. Y a aquel libro, escrito con co­

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rrección y discreción uo muy comnnes eu

los adolescentes y enriquecido coo gran co­

p ia de CTiriosiis noticias, anuneiaba un es­

critor notable y laborioso.

E I bello ideal de Mant croia era casi des­

de su uiiìéz la publicación del c a k o i o n e b o

BASCA), que eu au coaccpto debía contribuir

al florecimiento de la literatura ouskara.

Habíase dicho hasta por escritores de re*

nombro, fìunque poco conocedores del pue­

blo bascongado, que este país era refracta­

rio al sentimieutopoético; y Manterola que

sabía cuan errada era esta opinión, desea­

ba desmentirla elocuentemente cou la reco­

lección y publicación de cantos populares,

debidos ya ú. la musa popular, ya á la artís

tica del país euskalduna de aquende y allen­

de el Pirineo, que andaban dispersos, pu-

diérase decir de memoria en memoria, pues

la mayor parte de ellos no habían sido nun •

ca reducidos á escritura.

Desde 1877 á 1880 d ió á la luz pública las

tres primeras séries de esc libro, tesoro de

inauifestacioues del sentimiento y espíri­

tu poéticos del solar euskaro hispano-frau-

cés, y testimonio de los profundos conoci­

mientos filológicos que cl joven Manterola poseía.

Fuó director de k l d i a b i o d k s a n k e b a s -

T IA N , y fuudador de la revista denominada

i'USKAt-EUBiA, en cuyas páginas figuran es­

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cogidas composiciones de los primeros lite­

ratos euskaros.publicó uucva edición de Ia obra de Iri-

goyeu, «Colección alfabètica de apellidos

bascongados,» enriqueciéndola con noticias

y comentarios interesantísimos.Iniciador principal del «Consistorio de

Juegos Florales euskaros* en Guipúzcoa y

SQ más importantísimo elemento.

Escribió numerosos artícxilos y poesías

qne obtuvieron merecidas recompensas en

diferentes ocasiones.Fué catedrático del Instituto provincial

de Guipúzcoa: falleció en 29 de Febrero de

1884, cuando no contaba aun 35 años.

Todos los escritores del país, dedicaron

á la memori« del insigne bascófilo un album

auto* tipo gráfico con sentidos trabajos cro­

nológicos, intitulado « d o x o s t i a s Mantero­

la-ri. >

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COSME DAM fAN DE CHÜRRUCA

Nació cl c.élcbre Ch um ica en la villa de

Motiìco cl 27 de Septiembre de 1761.

Este insigne marino, cuyo uombrc ha re

sonado repetidas voces en Europa, reunió á

los más iM ofnndos conocimicnfos de su ar­

dua carrera, uua erudición vasta, elperíecto

conocimiento de las lenguas inglesa, fran­

cesa, ó italiana, un valor heróíco y todas las

virtudes qne inmortalizan la memoria de los

hombres.

Hizo muchos y grandes servicios; pub li­

có diferentes obras y muchos trabajos cien*

tifíeos sobre m a te m á t ic a s , astronomía,

navegación, punterías navales, instrucción

m ilitar y marinera y disciplina naval, y en­

tre los papeles que dejó á su muerte se en­

contraron borradores suyos muy extensos de

observaciones y cálculos sobre la célebre

obra de D . Jorge Ju a n y de su comentador

Mr, L*Eveqne, notas sobre cl abate de La

Calile y otros sabios, fragmentos de discu-

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siones sobre Historia Natural, y otros tra­

bajos muy importantes relativos á la tácti­

ca <\c las marinas de España y Francia y la

parte histórica de svia viajes hidrográficos,

particularmeute al estrecho dc Magallanes,

á las Antillas y al Seno mejicano.

Cuando en 1799 se hallaba la escuadra

española en Brest, el marina Ch\irruca m an­

daba el navio c o s q u i s t a d o k , y en virtud de

las órdenes que recibió del Gobierno, pasó

á París á examinar el Observatorio Astro­

nómico, el Depósito Hidrográfico y otros es­

tablecimientos de aquella capital, de quie*

nes recibió los testimomos más aprecLables

de consideración; y entonces fnó también

cuando el primer cónsul Na£*oleón le rega­

ló una magnífica y completa armadura.

Siendo brigadier de la Armada y man*

dando el uavío s a x j u a n N K i ' o t í r c E N O , pereció

gloriosamente en el combate de Trafalgar,

coronando su brillante carrera con la acción

más grande que vieron aquellos tiempos.

Durante aquél terrible combate C h ú m i­

ca estuvo batiéndose constantemente con

cinco y aun con seis uavíos iuglcaes de uaa

vez; y desplegando su denuedo y talentos,

en proporción de los riesgos, dirigiendo las

maniobras y punterías por si mismo, y ha­

ciendo el uso más acertado de sus altos co­

nocimientos, tuvo siempre el respeto á fuer­

zas tan enormemente superiores, siu que se

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c i i u r r u c a *219

atrevieran los ingleses á intentar el abor­

daje.Más á las cuatro horas de combate le al­

canzó una bala do cañón, qnc llevándolo la

pieni.'t derecha hasta el muslo, le derribó.

Cayó el héroe sin turbarse; y mandando cla­

var la bandera, con orden de que no se rin­

diera el buque mientras él viviese, expiró con

la serenidad más hcróica casi á las tres ho ­

ras de haber recibido el balazo, á los cua­

renta y cuatro años de edad y veintinueve

años y cuatro meses de servicio.

Los ingleses se apoderaron de sus intere­

santes manuscritos y papeles; y á pesar de

lo avaros que son en reconocer el mérito do

los hombres célebres que no pertenecen á su

nación, admiraroD de tal manera el valor

extraordinario de C h u r r u c a , que á fin de

honrar su memoria, conservaron en la bahia

ríe G ibraltar el cáseo del navio Sau Juan ,

con su cámara cerrada, y uua láp ida sobre

la puerta cou el nombre Churruca cn letras

de oro; y si alguna vez se habría aquella

cámara para satisfacer la curiosidad de al ­

guna persona de distinción» prevenían siem­

pre qne entrasen en ella descubiertos con la

mayor compostura; testimonio brillatite del

eminente mérito que los ingleses reconocían

en el insigne Churruca.

Cuando falleció, le declaró el rey tenien­

te general, y sn esposa gozó de una viudc-

- -A

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dad en calidad de pensión vitalicia. E u 1812,

se erigió en la P laza Kueva dcl Ferrol nn

monumento piram idal, dedicado exclusiva­

mente al marino Cliurrncn, con inscripcio-

ne8 alusivas á las virtudes y gloria inmortal

del héroe del Trafalgar; y las Cortes cons­

tituyentes dc Cádiz deorctarmi cu su sesión

piihlica de 14 dc A bril dc 1814, que á uno

de los dos navios dc línea qne á Ja sazón se

construían eu el Ferrol, se le diese el nom­

bre de Churrucrt, y que siempre hubiese eu

la Armada un navio que llevara este ilustre nombre.

Hoy se ostenta uua esbelta estatua de

Cburruca trabajada en hermoso mármol dc

Carrara, en la villa de Motrico, eon inscrip­

ciones conmemorativas en bascuence y cas­tellano.

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L-.

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-cp-

JULTAN DE LIZAEDI

Aateasu ps !a v illa en doudc nació cl ve­

nerable padre L izard i el 30 de Noviembre

do 169G.E u 1717 fué uno de los misioneros que

partierou del puerto de Cádiz con rumbo ol

Verú, Quito y Paraguay.

Arribaron loá barcos felizmente á Buenos

Aires en Ju lio del mismo año, y de allí salió

con sus eondiacípuJos á proseguir s\tR estu­

dios en el colegio de Córdoba de Tucoman.

Ordenado de sacerdote en 1721, se dedi­

có sobre todo á la conversión y enseñanza

de loB paganos, y esta ardiente decisióu qnee l padre L izard i SCI) tía, fué una especie de

voto, ofrecimiento hecho en los peligros de

un naufragio. A consecuencia de una orden

superior obligóle á tornar á'Buenos Ai ves,

cumplida dicha orden y cuando regresaba al

Paraguay, durante la t r a v e s ía , naufragó

toda la tripulación. E n aqiiellos momentos

tan anguiátiosos es cuando Lizardi invocan­

. “Vi

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r.

do á Dios ofreció, ai tA término del paso dc

este mundo no era aquel en que se hallaba

luchando cou las aguas, lo que le quedaba

dc vida había de emplearlo en la conversión de ludios salvajes.

E ra tal el temor que tenía al más insig

niíicaiite y leve pecado, y era tal el afán que

sentía en servir al Cielo, que todos los días

fltifría peuitcucias y martirios.

Para esto usaba disciplinas de alambre

con el fin de que pvodujeseu poco m ido ; y

tenía días destinados á dárselas más rignro*

sas, en los cuales se ponía también á la cin­

tura un cihcio que le subía hasta el pecho.

Inventó además otros instrumentos de

penitencia que causaban horror de sólo m i­rarlos.

Pero al paso que consigo era inhumano

y cruel, su proceder con los demás era cari­

ñosísimo y afable, y todos hallaban en sus

obras y palabras, consuelo, alivio, amor y edificación.

Nunca se negó á ninguno que de ól se va­

liese, por trabajo.so que fuera lo que le pe­dían.

Todavía era joven Lizavdi, y, siu embar­

go, sus méritos y virtudes le hicieron acree­

dor á que en 1730 recibiera de la compañía

de Jcsiis el supremo grado de la profesión

délos «Cuatro Votos.» Desempeñó una cá­

tedra de filología en liucuos Aires.

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T

Siguió después cn sn propòsito entro los

feroces chiriguanos del Gran Chaco, á pesar

de losconscjus cn contrario, y de haber sido

sacrificado poco tiempo antes ocho mieíone*

ros en el misino higar.

Llegó también para el padre L izardí,

aunque demasiado pronto, aquel día en que

había de sellar con su sangre la fé de Cristo.

E l día Ifi de Mayo de 1735 se disponía,

como lo hacía todus las mañanas, á celebrar

el sacrificio de la Misa.

Algunos días Antes había tenido aviso el

padre L izard í, de que los chiriguanos del

partido de lugre trataban de invad irla Con­

cepción. L iz a r d i no crcyó ta l intentona,

pensando sería como tantas otras que se ha­

bían llegado á oir sin fundamento, y por

esta razón no se d ió importancia á la noti*

eia que se propaló nuevamente.

Pero los bárbaros de los siete pueblos del

Valle de Ingre se iban acercando ya con

cautela, capitaneados por un cacique, y ob­

servando que los neófitos estaban muy a,je*

nos de b u llegada, ejecutaron el asalto al

punto cn que el padre L iaardi estaba dicien­

do las palabras de la Consagración para a l­

zar el Cáliz.

U n muchacho llamado Manuel, que los

había visto venir A todo correr, se adelantó

A dar aviso, que L izardi no creyó fundado,

sino alarma falsa, como había sucedido ya

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diferentes veces; pero la gente apenas tuvo,

en esta ocasíói), suñcicnte tiempo para sa

lir precipitadamente, y meterse cn mi bos­

que vecino, dejando al Padre en el altar, cre­

yéndose, sin d u d a , que L iz a r d i bacía lo

mismo.

Más, á poco, echándole do menos una in ­

dia, buena cristiana, y mujer del alcalde Ig ­

nacio Barucaci, exclamó gritando: «el P a ­

dre se queda; no le desamparemos; vamos y

muramos con él.»

A los pocos momentos volvió 4a india, y

con ella hasta veinte personas más.

Ante las voces y cl movimiento que pro.

ducía la invasión, salió de su c¿isa u ü espa­

ñol, Lope Martínez, que trabajaba cn las

obras del pueblo, y apresuradamente tam ­

bién se encaminó á socorrer al padre Lizar-

d i, pero antes de pisar el templo, le hirieron

á flechazos los salteadores sieudo m aniata­

do y muerto.

Los rebeldes entraron furiosos en la i igle­

sia dirigiéndose al altar, y cogiendo al sacer­

dote L izardi, le despojaron de sns sagrados

ornamentos, siendo barbaramente maltra"

tado.

P ro fa n a ro n completamente la iglesia;

destrozaron imág’enes y vasos sagrados, h i­

cieron pedazos el Ara, derribaron altares,

fué hecha añicos una hermosa pintura que

representaba á la \ írgen, y á una valiosa es-

Page 236: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

cviltiira de la Concepción, ìc cortarla cabe­

za y inaaos, y con escaniLo arrojaron el tron­

co á uu panojal.Siguió el saqueo de las contadas alha)as

de aquel pobre templo, y por último pusie­

ron Alego á la iglesia y casas iumediata^i re­

duciéndolo todo á cenizas.Ufanos dc tales hazañas aquellos desgra­

ciados, volvieron de nuevo al moribundo

Lizardi y demás cautivos, y desnudos del

todo fueron horriblemente asesinados.

A l hijo de Asteasu, al venerable L izardi

lo sentaron sobre una piedra, en donde cru­

zado dc brazos y con la m irada en el cielo,

esperó inmóvil la lluvia de flechas que le

dispararon los salvajes, y tras de nna agonía

horripilante, entregó su alma al Creador,

suplicando el perdón para aquellos que de

semejante manera habían profanado la casa

de Dios.Sucedió el martirio del padre L izardi el

día 17 de Mayo de 1735, á loa 38 años de

edad. , 1 T 'I ja fam ilia Egaüa allegada cou la <le Li-

zardi, posee documentos del mártir, y con­

serva también un cuadro en donde se repre­

senta a l jesuíta de Asteasu, con las manos

cruzadas, traspasadt» do Hechas y con la m i­

rada fija en el cielo, del cual nos hemos ser­

vido para hacer el retrato de esta colección.

Kn Asteasu todavía se designa la babita-

Page 237: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

ción en donde vió la \\i7. primera de la vida

cl padre Ju liá n de Lizardi.

A l poco tiempo fueron conducidos los

(Icstiozados reatos de L izard i, al Colegio de

Jesuítas (lela villa de Tarija, en donde se le

hicieron las exequias fúnebres con la soleni

nidad digna de sus virtudes y méritos.

So ha tratado, eu nuestros días, acerca de

la traslación de los restos mortales de tnii

venerable mártir, á su villa natal.

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w

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•í:

. . i ■

*'* T’ C?l** ». *e*TfÍr;t'

Page 240: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

JOSÉ JOAQUÍN DE FERRER

Este ilustre gmpiV5coano nació cn la v i­

lla de Pasajes de San Juan , cl 26 de Oc­

tubre de 1763. Fueron sus padres D . Vicen­

te de Ferrer y Echeverría, contador que fué

de la Real Armada y natural de la misma

villa, y Manuela Caíranga y Villabaso,

nacida en M unguía, en el Señorío de Biz-

caya.Después de haber revelado cn sus prime­

ros estudios excelentes disposiciones para

laa ciencias físicas y exactas, embarcóse el

joven Ferrer, á los diecisiete años de edad

con rumbo A Caracas, en la fio ta de la «Real

Compañía Guipuzeoana,* c o m p u e s ta del

navio ASUNCIÓN y siete fragatas más.

A los pocos días de navegación, estando

la Ilota á la altura del cabo de San Vicente,

tuvo la mala suerte de encontrarse coa la

escuadra inglesa mandada por el almirante

Rodcey.

Esto sucedía el 9 de Enero de 1780, y sa*

Page 241: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

FBCftíB

bido es que en aquellos años España se ha­

llaba en hostilidades con Inglaterra.

Por este motivo, la flota eu donde iba el

jóveu Ferrcr, fué apresada por los barcos dc

guerra ingleses.

E l navio áSI’NCIós era comandado por el

experto marino D . M igue! de ir a di, hijo de

Pasajes.

Fué conducido Forrer á las prisioues de

Inglaterra, juntamente eon los demás com­

pañeros dc desgracia en número de m il gui*

puzcoanos.

E l padre de Ferrer, acongojado cou las

tristes noticias recibidas de la lamentable si­

tuación dc los compañeros de cautiverio dc

su hijo y de este mismo, y temeroso de ma­

les mayores uo perdió uu instante eu dar

pasos para sacar al joven del peligroso la ­

gar eu que yacían, y seguidamente escribió

al comisionado geueriil de prisioneros espa­

ñoles D . N . Gaudarcgui.

Gracias á la intlucncia de este señor, se

consiguió, que el jóven Ferrer fuese trasla­

dado á un colegio, el caal aprovechando la

ocasión, y su estancia eu Inglaterra, siguió

allí sus estudios hasta el año 1786, haciendo

singulares progresos en las ciencias mate­

máticas, y particularmente cu la aplicación

de dstas á la astronomía, y llegando á domi­

nar el idioma inglés con igual facilidad y

conocimiento que el suyo propio.

Page 242: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

Jlestíiblecidii la paz entre Espaûa é In ­

glaterra volvió el joven prisionero á su pa­

tria.Permaneció algiin tiempo en Pasajes,

salió luego para Cádiz, partiendo de este

punto á Sniza en 1787.

Favorecido a llí por la fortuna en el giro

mercantil, regresó después de unos años á

Cádiz, donde se asoció ti la easa de comer­

cio «Torre-Hermanos y Compañía.»

Durante su estancia en América, hizo re­

cono cimi cu tos en los elevados píeos de Ori*

zaha, Yaíapa, Ferróte, Encerró, etc., y sus

costas de mar cultivando luego en España

relaciones cn cl «Observatorio astronómico

de León* eon los ilustres Churruca, (iralia-

no y otros de que se gloria España.

l i l i un miev’o viaje que hizo á Nueva*

York, la «Sociedad filosófica de los Estados

Unidos» le noiubró individuo de la misma

en 1801, con nioti%o de los estudios científi­

cos que llevó á cabo en aquel país.

Desde aquel continente; sostuvo intere­

santísima correspondencia, sobre trabajos

astronómicos, eon sabios tan em inen te s

como Lande, D e la m b re , Ai*agó, Laplace,

llum bo ld t, Zach y otros muchos, siendo va­

rias é importantes las obras impresas de

América, de París y aun de España, en que

por sus estudios se le dedicaban á Terrer

justos y merecidos encomios.

Page 243: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

r ' -

E l gobierno español le d irigió un escrito

en donde le demostraba su agradecimiento

por el envío de las observaciones que hizo

de un cometa eu 1811 desde la Habana.

E l marquóa de L a p la c e , tan afamado

como autor de ía «Mecánica Celeste*, en un

escrito inserto en la b i b l i o t k ( i a u n j v k b s a l ,

impresa en París en 1816» se expresa en es­

tos términos: «La teoría hmar dá la parala*

•je del sol de una manera indirecta, y se»

*gún los c á lc u lo s del mismo es igua l á

•8 ’' y 59».

«E l Sr. Ferrer, «sabio astrónomo espa-

»ñol»» acaba do confirmar esta paralaja en

*uua nueva discus¡<5n de las observaciones

^delpaso de Venus hechas en 1769, en la

»cual cl mismo ha rectificado las suyas pro-

*pias, respecto á la longitud y latitud de los

»lugares donde fuó observado el referido

»paso en América. Lo perfectamente acorde

»de todos los valores determinados por fe*

»nómenos tan diversos y desemejantes, es

»una nueva confirmación del principio, de

»gravedad ó pesadez universal».

E l año 1813 volvió á Cádiz; trasladóse

poco después áL ig laterra al observatorio de

Ghieenowicli, renovó a llí sus antiguas rela­

ciones, y adquirió al mismo tiempo los ins­

trumentos astronómicos més perfecciona­

dos que hasta entonces se habían construi­

do en la G ran Bretaña.

Page 244: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

FERUKR 2!lT)

Al íiiio siguiente fué nombrado e?ocio co­

rrespondiente del Instituto N a c io n a l de

Francia, y el Estado español le ofreció la

Dirección del Observatorio de la isla de

León, hoy de San Fernando; pero so excusó

(le aceptar este cargo.

Después de efectuados varios estudios

geográfico-astronómicos en diferentes pro*

vineias de España, fijó en 1817 su residencia

en Bilbao, donde fué elegido síndico procu­

rador general, A la vez que de Pasajes reci­

b ía también la vara dc Alcalde. Casi al

mismo tiempo la Real Academia de la H is­

toria, la Real Sociedad Vascongada, la Real

Sociedad económica de Cádiz y otras corpo*

raciones íe enviaron sus respectivos diplo*

mas dc socio.

En la mafiana del 12 de Mayo de 1818 se

levantó sin sentir novedad y como de cos­

tumbre empezó á trabajar en su despacho.

De repetite fué acometido de un dolor

violento en el extcruón que se le prolongó

hasta la espalda, corriéndole por el brazo

izquierdo y su muñeca; y A consecuencia de

tan inesperada indisposición agravóse de

tal manera, que hubo dc administrArsele los

Sacramentos.

Bien conocía su situación, dice D . Anto*

nio A lcalá Galiano, autor de una acabada

biografía de Ferrer, de la cual se extractan

estos apuntes. Estaba próxima la media no-

Page 245: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

236 FEIWKK

che, exacerbados todos los terribles sínto­

mas do la dolencia. Como á la hora qwe se­

paraba el día 16 del 17, ín 6 acometido el

moribundo de un síncope, ya no el primero.

Le faltó casi la voz, pero pudo pronunciar

con acentos confusos el nombre de su fa ­

cultativo de cabecera y la palabra KxnEE,

que era uno de los principales medicamen­

tos que se lo administraban; dicho lo cual y

solo medio vuelto del desmayo, con ya no

muy cruda n i larga agonía, exhaló el ülti*

mo suspiro, á la una de la madrugada de!

18 de Mayo de 1818. Así terminó la vida del

insigne astrónomo, á la edad de 54 años, 6 meses y 2 1 días.

Los restos mortales del sabio astrónomo

D- José Joaqu ín de Ferrer, fueron traslada­

dos de Bilbao á la iglesia parroquial de P a ­

sajes de San Juan .

Su sepulcro es de mármol del país, con

adornos de bronce dorado. Sobre un pedes­

tal sencillo descansa la urna, adornada de

relieves que representan instrumentos astro­

nómicos y otros objetos relativos á las cien­cias.

Corona la referida urua un cuerpo cua­

drilongo y alto que remata en m m cubierta

á modo de sección de esfera.

E n la parte delantera de la misma sec­

ción esférica se ostenta el escudo de armas

de la fam ilia Ferrer.

Page 246: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

En este monumento se leen las siguien­

tes iiiscripcionca:

A Q t ' í lA C E

D O S J O S É J O A l i ü N D E T E R R L ft

l C A F R A S ü A

M IE M B R O D E I .A S O a E D A D >

r i l . O S Ó F l C A D E l l L A r ^ E L F l A :

S O C I O C O R R F Ü P O X D iE N T Ü D K L A

R F A L A C A D H H ) A 1>E L A H I S T O R I A ,

D tL JX S T n U T Ü >;a c t o n a l

D R F R A N C I A

I D E O T R A S S O C I E D A D R S

C I E N l t F I C A i 1 L I T E R A R I A S

S A U Ó L N L A V I L L A D E P A ^ C E ! j

E ^ ' X X V I O C I T B R F , T>E M D C C L X t l I

F A L L E C I Ó F > í L A V I L L A , D R B 1L 13 A 0

L « X V l l I D R M A I O D E M U C C C S V l I I

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>1fS £ L

TOMAS I)E ZUM ALACAKREGÜI

Eu Ift piutorcsca villa de Ormaiztcgni im*

nació este ilustre m ilitar el 20 de Diciembre

ele 1788.Fueron aus padres D . Friiiicisco Autonio

de Zumalaem-icgui, escribano real y del mi-

mero de la misma villrt, y D.* M ana Ana de

Ima/. Altolaguírre.

Cuando apenas tenía cuatro años de

edad murió su padre y al amparo de su ma­

dre recibió los primeros rudimentos de la

educación correspondiente á su clase.

Salió ele la casa materna íi los 15 años

para trasladarse á la de D . Pedro José de

i^rreta, escribano de Id iazabal, con el obje­

to de instruirse en la profesión de su padre.

Pasó después á Pamplona á continuar los es­

tudios de esta carrera, pero al poco tiempo

abandonó los libros y desde allí se dirigió

cu 1808 d Zaragoza á hacer cansa común

con sus habitantes» contra cl c*jército fran­

cés que le asediaba.

.A . • k - .

Page 251: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

E n una salida que hicieron los sitiados

el Bl de Dieieuibre, ñfó hecho prisionero,

pero habiendo logrado evadirse» ae refugió

en Guipúzcoa, donde ae presentó al coronel

D . Gaspar de Jauregui, jefe de los batallo­

nes voluntarios de la provincia, á cuyas ór­

denes sirvió en calidad de secreta río de cam­

paña.

A principios del año 1813 pasó en comi­

sión á Cádiz á obtener la corfiniación dc los

grados de los jefes y oficiales dc su regiini cu­

to, conferidos por la D iputación á guerra,

cu cuya ocasión mereció de la regencia del

reino el ascenso á capitán, empleo en que

continuó sirviendo á Jauregui hasta la ter­

m inación dc la guerra, durante la cual tomó

parte en diversas acciones.

Concluida la guerra fué destinado al re­

gimiento de Borbón, pasando sucesivamen­

te á los de V itoria y Ordene« Militares, y se

hallaba en c5 tc servicio, cuando en 1821 so

levantó la facción dc que formó parte á las

órdenes de D . Vicente Qucsada y D . Santos

Ladrón, como comandante dc uuo de sus

batallones, distinguiéndose notablemente

por m espíritu m ilitar, especialmente como

organizador.

Y a en este ó en otro cuerpo, siguió m ili­

tando Zumalacarregui hasta que fué ascen­

dido á teniente coronel mayor eon destino al

3.^ de línea, á cuyo frente recibió á la rei-

Page 252: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

na D.* Cristina cuando hizo su entrada en

Madrid.

E l excelente porte é instrucción de su re­

gimiento llam ó la atención de la superiori­

dad y aunque á otros coroneles valió nn en­

torchado su presencia cn aquel acto, Zuma-

lacarrej^i sólo recibió una caída del caballo,

de la que se resintió siempre.

No puede probarse que Zumalacarrcgui

conspiraba, ni es creíble en su respeto A la

disciplina, pero hallándose identificado con

los descontentos que producía el nuevo sis­

tema político que inauguraba 0 / Cristina,

fué destituido del mando del regimiento y

del gobierno de la plaza del Ferrol, donde

dió muestras inequívocas de la intlexibiUdad

de su carácter y su honrada conducta» des*

cubrieudo, sin dar oidos á halagos y amena*

'¿üSf una cuadrilla de ladrones apoyada por

personas de alta posición en la comarca.

Obtenido su retiro, pasó á Pamplona,

pueblo de su mujer, y á pesar de la v ig ilan­

cia de que era objeto, se presentó A los car­

listas en Picdramillera, en Octubre de 1833,

siendo proclamado á los pocos días por una­

nim idad en Arroniz comandante general in ­

terino en una jun ta de jefes y oficiales, á

pesar de la oposición de Iturraldc, que ha­

cía de Jefe eu ausencia de Eraso.

Presentóse á sus soldados que carecían

de armas, organización m ilitar y de todo gé-

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244 2 U U 4 T , * C A J m B « V T

nevo ilü recursos, hízoles ver las penalida­

des que habían de sufrir, Ies instruyó de las

obligaciones que tenían y lea anunció que

en iidelante se les daría un real diario cn lu ­

gar de los dos que hasta entonces venían percibieudo.

«A ten t amenté co n s iderada—dice Pírala

— es de las más brillantes esta pág ina de la

vida de Zumalacarregui. Xo annncia como

otros capitanes riquezas y placeres, gloria

y felicidad, sino que vaticina como Jesús,

pobreza y desgracias, hambre y penalidades

para alcanzar la victoria, y en higar de nue­

vas recompensas con que atraerlos más por

in te r d sá r u persona, comienza i^or reducir*

les á la m itad de la paga.^

Internóse en las montañas de Navarra á

organizar sus huestes, burlando la persecu­

ción de que era objeto y no tardó la facción

cn tomar incremento, asi en aquella provin*

eia como en las Vascougadas, pero á fiaos

de 1833 los varios reveses sufridos por los

ha tallones vizcaínos y alaveses cambi¿irou

por completo la faz de la guerra, tocando á

su fin el ejército carlista.

'L a maíjjiífica perspectiva de ayer—dice

ol historiador citado—estaba Íioy disipada.

E l fuego de la grande hoguera so convirtió

en humo y cenizas. La situación era crítica,

inminente el peligro y la guerra se concluía

de hecho. U n suceso extraordinario ó un

Page 254: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

hombre grande podía tal vez, hacer que re-

unciese la guerra. No se dió el aconteci­

miento pero existía el hombre. E ra Zumala-

carregiii.»Contristóse» pero no se abatió su espíritu

firme y sereno cuando todos vacilaban atur*

(lidoSr sintióse fuerte alentando á los demás

cOD su ejemplo y sin más voluntad que la

suya, consiguió reanimar el ánimo de sus

subordinados que, agrupándose en su dcrre*

dor esperaban todo de él. Llegó á inspirar

tal confianza á sus soldados y se hizo querer

tauto de ellos, que á una orden suya ee lan ­

zaban con arrojo in s u p e r a b le á las más

arriesgadas empresas, donde la muerte era

segura.

Si posible hubiera sido unir aquellos va­

lientes batallones á los no menos aguerridos

de Espartero, no se comprende que empre­

sa, por grande que fuera, había de resistir á

uquella sufrida infantería, sin igual en el

mundo.Muchas íueron las acciones, emboscadas

y sorpresas dirigidas por él, demostrando

siempre especíales dotes de gran caudillo,

hasta que los consejeros dcl pretendiente

tuvieron por conveniente id toma de Bilbao

á cuyo proyecto se opuso Zumalacarregui,

pero instado por aquél pasó con sus fuerzas

á poner sitio á la capital de Vizcaya.

Mientras se abría la brecha para dar el

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246 ZDMAtAOARREaui

asalto, Zumalacarreg;\i¡ llevado de su cos­

tumbre de examinar y dirigir por sí Ia8 ope­

raciones, so asomó con su auteojo á la esca­

linata que daba acceso á la entrada de la

casa palacio de Begoña, inmediata a la igle­

sia, que ya no existe, por haberse construi­

do otra cn su lugar, siendo herido de rebote

por una bala de lusil en el tercio superior de

la pierna derecha á dos pulgadas de la ro­

dilla.

Esto sucedía la mañana dcl 15 de Jun io

de 1835, siendo de notar que mientras él d i­

rig ió el sitio, se opuso tenazmente á bom­

bardear la invicta villa, dirigiendo sus tiros

únicamente á los fuertes ocupados por la

fuerza armada.

Conducido en hombros de sus granade­

ros á la villa de Cegama murió el 24 del mis­

mo mes.

Re ha comentado por algunos el plan cu­

rativo que so siguió con la herida de Zuma-

lacarregui, pues dícose que no era mortal.

Fuó enterrado ba,jo el coro de la iglesia

parroquial de Cegama. Como nunca tuvo

más uniforme de general que la famosa za­

marra, fué vestido el cadáver con frac, pan­

talón y corbata negros, chaleco blanco y la

gran banda de San Fernando con que el pre­

tendiente le condecoró.

Durante la últim a guerra civil llegaron á

ser tan frecuentes las visitas que los jefes,

1. i

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Z U U A L A C A ftR C Q U I ‘¿47

oficiales y soldados carlistas Lacíaa á la sC'

pultura de Zumalacarregui, que obligaron

al párroco á trasladar cl cadáver dcl caudi­

llo secretamente' á otro lugar do la misma

iglesia.A pesar de taa acertada medida, el con­

de de Egaüa so hizo eco en el Senado, de que

había sido sustraído el cráneo de Zumala­

carregui y algunos restos más.

Hace pocos años que ea la misma iglesia

de Cegama se le erigió una estatua al vale­

roso m ilitar de esta biografía.

«Cuando la pasión política — escribe cl

Sr. P írala—Ejerza menos imperio qne hoy,

cnaudo nuestros descendientes estudien la

guerra civil, Zumalacarregui será conside­

rado como una gloria nacional^.

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■4

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INDALECIO BIZCARRONDO

Í B I L I N C H )

Nació B ilinch Rcguramcnte para altos

ríos tinos—ha dicho ocupándose de ól un dis*

tiiiguido escritor bascongado—y su suerte le

encerró en reducida estancia, desde donde

no pudo ser escuchado sino por muy pocos.

Aun niño, una terrible caída desfiguró

su rostro, dando á su fisonomía un sello es­

pecial que parecía reflejar la desgracia que

por todas partes le persiguió.

No se conoce otro jjoeta que haya escrito

eu bascuence, (exceptuando áE lisam buru y

al D r Lai'ralde) con tauta ternura y facili­

dad. Poesía y no poca encierran las compo*

siciones de Bilinch, el malogrado bardo do-

uoatiarra; vertió en sus versos los sentimien­

tos más levantados, las aspiraciones más

delicadas dc su alma, y las más bellas flores

de su imaginación.

Sí, B ilinch es un verdadero poeta, y sus

producciones son flores que no tienen quizá

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252 BiLmcn

ía hennosiira n i la esplendidez do aquellas

qno se crian y cultivan en rico invernade­

ro, pero que poseen cn cambio cl puro aro­

ma 7 los suaves matices de las flores sil ves-

tres, emanación espontánea de la natura*

leza.

No existe bascongado que uo haya can­

tado las cauciones de Bílínch.

No existe x k ^.k a t j t . i .a quo en sus amores

no se baya acordado del h e t i z u 'í ^ a s i 'E N t s a t -

Z E K del I Z A 2 0 N iT Z A ft E T T P iK A etc; liudísimas

composiciones eu donde Bilinch esparramó

las más inspiradas imágenes y las más deli­

cadas notas.

En aciagos días de lamentables y san-

grientas discordias civiles, una de las gra­

nadas lanzadas á San Sebastián por los car­

listas desde la batería <Arratzain,» penetró

en la habitación donde se baSaba el popular

B ilinch y reventando el proyectil eu su cuer*

po le mutiló horriblemente sus dos piernas,

no dejándole n i aun el consuelo de que le pri­

vara de la vida, sino después de seis largos

meses de amargos siifri mié utos.

;E1 21 de Ju lio de 1876 expiró el poeta

Bilinch!

Doce años más tarde, el autor de este ü-

bro fué el encargado dcl traslado de los res­

tos mortales del poeta donostiarra, del ce­

menterio de San Bartolomé en que yacían, al

nuevo de Polloe.

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BIUNCH 253

Por aquel cntonceft escribí un artículo,

inspirado en el acto de la exhumación y fué

publicado en un diario de la localidad.

Vamos á servirnos d e un fragmento del

trabajo que se cita, plira cerrar estos apun­

tes del popular poeta.

.......érase uu cementerio, llamado de San

Bartolomé, nombre tomado de nii monaste­

rio que en el mismo lugar existió, y que al­

canzó gran renombre allá por los años d e m i l

È q u in ie n t o s ; y érase una mañana de Abril de 1887.

La entrada del Campo Santo hallábase

rodeada de corpulentos árboles, de cuyas

copas se entrelazaban los ramajes formando

graciosos arcos de follaje; parecían querer

disimular deseando indicar cl paso, no ánna

mansión de muertos, sino á un parque en

donde se recrea y goza el espíritu ante la

combinación de matices que forman los pé­

talos perfumando el ambiente la aromática

fragancia de las flores.

E l cementerio no contenía vistosos se­

pulcros en donde el gènio inspirado del ar­

tista ejecutó sus concepciones; n ingún es­

cultor ostentaba en aquel lúgubre lugar

simbólicas ideas.

A lli no se recordaba en manera alguna el

orgullo pòstumo de los sátrapas de Oriente,

n i el de los faraones, n i á los cesares de

Roma,

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254 Bir.ijiaH

Por ningún lado aparecían coüjunto de

valiosos mánnoles que recordaran los sober­

bios monumentos que Pisa guarda eu sa

mansión de los muertos.

Los órdenes arqnitcctónieos tampoco h i­

cieron gala en aquel tranquilo y siiencíoao

recinto.

N i al Guloto, n i á Fray Angélico, n i á

Nicolás ni á Juan dc Pisa, n i á Bisaucio, alli

no se les adivina n i se puede imaginar que

los cementerios ostentan grandiosidades de

genios insignes, n i clásicas esculturas, ni

frescos en sus muros........

Pues bicnj érase el 27 de A bril, el cielo

mostrábase lím pido y azul, apenas distraía

su luminoso tono nubecilla alguna.

E n primer término de aquél extenso cua­

dro aparecc un hombre, y on su diestra em­

puña una azada; eon mareada indiferencia

espera jun to á una cruz de palo; á un lado

dos sacerdotes, á otro curiosos; en el fondo,

allí, eu lontananza distínguese laraagestuo-

sa silueta del •Larrun,> delante del Larrnn

el *Ayako-Arri,* en término más cercano la

cumbre de «San Márcos,» en su frente Cho-

rito-kieta y más á la vista y en escorzo, un

trozo de «Santiago-Mcndi,» cortado todo

esto por una simpática línea que produce la

tap ia del cementerio.

E l hombre citado e m p ie za su faena;

arranca la cruz de cuajo y cava. Con otros

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B I L I N C H 2 5 5

personajes, hubiéramc parecido ver á Ham ­

let ante los despojos de Yorik.

Y a á ambos costados amontona tierra:

el interés de los espeetadoros crece por mo­

mentos. A cada golpe de la azada baja el

hombre. L a zanja queda entreabierta..........

......................................... !!Ha cesado en su trabajo» ya no golpea,

recogc cuidadosamente unos huesos y par­

tículas careadas; el hombre fondea algo más

y lofjra alcanzar un cráneo.

Es el mismo. jEs el cráneo dcl poeta! Es

la caja encefálica en donde tantas y tantas

bellezas imaginó. ¡Fué la cabeza creadora

que concibió con slgular originalidad y de­

licado sentimentalismo......!

Ese cráneo, esos restos, esas partículas

fueroü quien «en Francia hubiera sido

Musset, en Ita lia un Leopardi» en Alemania

tin Heine, en España Beequer» y porque en

el país euskaro es donde vió la luz de la vida

el poeta» esos restos, ese poeta fué Bilinch !!

Extraña coincidencia! E l 21 de Ju lio de

1870 moría Bllincíi el que con tanta dulzura

sintió el bascucnce; el mismo día y año mo­

rían también los venerandos Fueros del so­

lar bascongado.

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JÜAN SE BA STIA N DEL CANO

Este célebre navegante nació en Gue­

taria, no se sabe con exactitud en que fe*

oba, pero se considera debió ser por los años

de 1476.' Se ha dudado por algunos bistoriadores

que han escrito la vida de este ilustre m ari­

no, si su verdadero apellido era E le a no ó

Cano, y se han inclinado á creer que fué de

esta últim a manera al ver que así se firmó

cn su testamento.

Filé uno de los que siguieron á Magalla­

nes en su expedición á las Américas en la

época en que este descubrió el estrecho que

lleva su nombre. Emprendieron el viajo cin­

co navios, y sólo volvieron á Sevilla dos, d^

Jos que el Cano mandaba uno.Después de la muerte de Magallanes, na­

vegó á las islas de Sonda, dobló el cabo de

Buena Esperanza y regresó á España cn

1523, después de dar la vuelta al mundo en

tres aüos y cuatro meses.

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2 6 f > S E B A S T I Á N D R L C A N O

E l Emperador Carlos V le recompensó

dándole por escudo de armas \m globo te­

rráqueo con la inscripción «Primas me cir-

cundedisti,» y una pensión vitalicia de qni*

nientus ducados.

«E l 4 dc Agosto dc 1526 se agrupaban

lo8 marinos en la borda, la gorra en la mano,

húmedos losojos, se oyó el ruido de un cuer­

po arrojado ai agua; despnésT el murmullo

de un «Pater noster,» eran los funerales del

primer circunavegante*.

E l año de 1800 se levantó su estatua en

la plaza de su villa natal costeada por Don

Manuel Agote, labrada en mármol por el

escultor de cámara Alonso Ber gaz, con ins-

cripciones alusis aa en basonenec, la tín y

castellano; este monumento fué derruido du ­

rante la primera guerra civil.

L a Ju n ta general celebrada en la misma

villa el año 185Ü, movida por un expontánco

impulso de patriotismo, acordó unánime­

mente perpetuar la memoria del insigue na­

vegante, erigiéndole una estatua en el pun ­

to más conveniente de Gu et aria.

E n su cumplimiento, fundida en bronce

en París, ae levantó por segunda vez la ce*

tatua de el Cano, inaugurándose el día 28

de. Mayo de 1861.

L a estatua de el Cano que se conserva en

nno de los patios del ministerio de Ultramar,

es una hermosa obra, que le valió grandes y

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f lB B A B T lX M m i CAVO 2 6 1

nicrecidoB elogios á su autor el ilustre escul*

tor D . Kicardo Bellver. E n el pedestal de

esa jiotablc obra escultórica se leen los sí- •

guicntes versos:

Por tierra y por mar profundo i

Con im án y derrotero,

U n bascongado el primero

D ió la vuelta á todo el mundo.

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NICOLÁS DE SOIÍALÜCE

Nació en Zumarraga el 5 de Diciembre

de 1820, en la casa llamada «Zabalakoa».

Ha dicho en uno de sus trabajos el ilus­

tre general Arteche; «..... Nunca pagará

Guipúzcoa á la memoria de Sor aluce, el ar­

diente afan con que procuró aumentar, se­

gún sus fuerzas, la gloria de aquel país».

H izo tres viajes al Nuevo Mundo: cn una

de sus permanencias cn la Repiiblica A r­

gentina, se ba de consignar, á título de cu*

riosidad, lo que le aconteció al futuro histo­

riador de Guipúzcoa, cn los sangrientos su­

cesos ocurridos en Paranés, eu Septiembre

de 1845.

E l marino conocido por «E l Griego,*

am igo de Garibaldi, apresó con su corsario,

en el mismo puerto de dicha ciudad, hasta

siete embarcaciones, cargadas eon produc­

tos pertenecientes ú los comercios de aque­

lla plaza.

Habiendo intentado inútilmente recupc*

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266 S O B A L U C E

rarlas, el cotn and ante de KntreR ios, gene*

ra l Losa» dió orden de que se reuniera la m i­

licia y de que acudieran también los extran­

jeros armados*

Soraluce acudió á la cita con un depen­

diente sayo, situándose con las fuerzas en !a

parte alta de la Capitanía del puerto.

E l corsario se acercó al mvicllc, y empe­

zó cl combate entre la m ilicia y «El Griego,»

quien contestaba con su artillería á la fusi­

lería de los dé la población.

Varios délos cañonazos fueron dirigidos

por «TCI Griego = al pim to donde se encon­

traba Soraluce, por ser de donde más viva­

mente se le hostilizaba, hasta que nn metra-

llazo que estalló en plena guerrilla, hirió

gravemente á Soraluce f r a c tu r á n d o le la

mandíbula inferior casi eu su parte media.

Esta herida fué causa del continuo m al de

garganta que sufrió toda su vida, salvada

milagrosamente.

A su regreso á Eiiropa, visitó las pobla­

ciones más importantes de Inglaterra, Fran*

eia, Alemania, etc., cn donde examinó las

principales bibliotecas, archivos y demás

centros docentes.

La primera obra que publicó fué una vc-

cop ilación sobr e «Los fueros d e G u i púzcoa»,

y Zumarraga agradecida, le confirió el car­

go de Caballero Procurador de las Juntas

Generales de 1859 á 1863.

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SCHALUCB

E n 1870, después de más de treinta aüos

de trabajos, dió á luz la «Historia General

(le Guipiizcoa»> c o n s id e ra d a con razón,

C0n)0 8u obra más importante y la que ha

pnesto el nombre deSoralucc á la par do los

dc Garibay, Larramendi, Iztueta é Tsasti,

por lo que mereció la honroaa distinción de

ser nombrado «Académico correspondiente'

dc la Real Academia dc la Historia, á peti­

ción del ilustre D . Modesto de Lafuente.

Publicó más tarde la «i-Iistoria de Juan

Sebastián del Cano», obra pòstuma de Na-

varrete que Soraluce arregló y dió á luz á

instancias de la fam ilia del finado.

«Defensa (3el apellido fam iliar de Juan

Sebastián del Cano^.

^Historia de las pescas y pesquerías de

los bascongadosv.

«Hombres célebres de Guipiizcoa>.

«La Real Sociedad Bascongada de A m i­

gos del País*.

'Memoria d é la casa solar de Aizpurua

etc., etc., en fin, sns obras llegan hasta el

número de treinta y tres todas ellas dedica­

das al enaltecimiento de las glorias dc G u i­

púzcoa.Dejó inéditas gran número de notas, para

la «Historia de los Balleneros Bascos en el

Polo Norte y Terranova,> y un voluminoso

tomo titulado: «Apéndice á la Historia de

Guipúzcoa^.• i

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268S O R A L U C R

Soraluce es el iniciador de la estatuaria

de Guipúzcoa, y á él se deben los monumen­

tos conmemorativos que se levantan cn esta provinoia.

Este activo é incansable historiador fa­

lleció en San Sebastián el 10 de Octubre de

3884 y toda la prensa de España dió cuenta

en sus columnas do la muerte del preclaro guipuzcoano.

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MIGUBTj LOPEZ 1)E L E G A Z ri

Zumarraga cs patria del insigne conquis*

fa dor del archipiélago filipino.

X a d ó á pi'incipioB del siglo X V I en la

casa palacio «Legazpi,» conocido también

con el nombre «Jauvcgni>.

E u su juventud pasó á la ciudad de Mé*

xico, donde sirvió en la m ilicia; y después

descmpoiló loa cargos de esci'ibano umyor

de cabildo y de alcalde oi’dinario, siendo es*

timado por su pradencia y rectitud.

Acababa Felipe I I de suceder á Carlos V.

y estimulado por el afan de reducir á sn do ­

m inio las ricas islas de Oceania, cuyas veu*

tajas le ponderara cl antiguo capitán en la

expedición de Loaissa y á la sazón fraile de

San Agustín nuestro Fr. Andrés de L’ rda*

neta, ordenó al virey de México D . Luis de

Velasco, activase los preparativos para una

expedición que realizara en definitiva sus

proyectos.

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E n cumplimiento de esta orden se dispu­

sieron cinco naves de diferentes portos, Lieu

provistas, tripuladas y guarnecidas de 400

marineros y soldados.

L a expedición zarpó del puerto de la

Natividad, el 21 de Noviembre de 1564.

Para el mando, A propuesta del P . Ur­

dan eta, se designó á Legazpi. «Este hom­

bre docto, experimentado y generoso, ven­

dió sus propiedades, destinando el produc­

to de ellas á sufragar los gastos de la cm*

presa».

Fue revestido cou los títulos de gober*

nador y adelantado de las tierras que con­

quistase, y autorizado además con los más

amplios poderes para el ejercicio de sus

cargos.

La armada descubrió el 9 de Enero de

1565 una isla, á la que se puso el nombro de

los < Barbad os,* A causa de que sus hubitau-

tcs tenían nn poco de barba, cosa descono­

cida cn aquellos países.

E l 22 del mismo mes arribaron á las islas

Marianas, llamadas entonces de los «Ladro­

nes,* y el 13 de Febrero siguiente llegaron

¿ avistar una de las islas de Filip inas, po­

niendo el nombre de Buena Señal, que aun

conserva, á la primclámente descubierta.

8 c ha de hacer constar que también for­

maban parto do esta expedición el ilustre

Urdaneta y los doctos religiosos agustinos

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I . B O A Z P L 273

M artín de Bada, Diego de Herrera, Pedro dc

Gamboa y Andrés de Agiúrre.

Legazpi, que se proponía hacer su re*

duccióü por medios pací fie 00, envió uu ba­

tel, y habiendo atracado d Tandaya, que

es la primera de estas islas, animó á los in»

dios á que viniesen á comerciar con él, y á

cuantos se le presentaron los recibió cou

agasajo*A pesar de esto, halló á los iüdígenas tívn

retraídos y recelosos, que uo bastaba todo

flu amor y cariño para inspirarles confian­

za, y necesitó de toda la firmeza de su ca­

rácter, para no desesperar de aquella gran­

de empresa.Legazpi conoció que para co nsegu ir

trancas relaciones con los naturales dc aque­

llos paises, n e c e s ita b a establecerse en uu

puntò, á íin de extender su influencia, y ha­

biendo recorrido con este objeto las costas

y reconocido las islas de Cabalian, Masa-

gua y Bohol, fondeó el 27 de Marzo en Cebú,

por haberle parecido isla rica, bien situada

y de buen puerto.Este fué el primer establecimiento que

tuvieron los cspaíioles en aquel archipiéla­

go, al cual puso el nombre de villa de San

Miguel.Con prudencia y exquisito tacto, logró

Legazpi al fin entablar con los naturales

amistosas relaciones, y lo que es más, que el

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2 7 4 l r q a z p i

jefe principal de aquella raza, llamado Tu­

pas le prestara obediencia.

Sin embargo, semejante sumisión no era

niás que aparente. L a mala fó cou que este

y los demás naturales del país guardaban,

no tardó en deseabrirse.

Legazpi llevó con paciencia la conducta

desleal de los indios, pues quería conquis'

taries, más bien con deferencia y amor, que por la fuerza de las armas.

Procuró, por lo tanto, sostener au peque­

ña colonia con expediciones á las otras islas,

cn las cuales extendió sus cambios dándose

á conocer por su proceder pacífico, noble y

prudente.

Apurados llegaron á encontrarse los es

pañoles á consecuencia de la escasez de bas*

timentos, y conocida esta situación por los

portugueses que dom inaban las Molucas, in

tentaron estos liltimos rechazar la expedi­

ción Legozpi de aquellos territorios

Esta intentona causó cierta alarma entre

los expedicionarios y hasta hubo entre los

mismos quienes querían capitular, pero el

valeroso Adelantado guipuzeoano arengó á

su gente haciéndoles conocer que era preci*

so morir antes que rendirse.

Consiguiente resolución de este arran­

que fué cl haber sostenido una heróica de­

fensa, obligando á los portugueses á retirar­

se haciéndoles grandes bajas.

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Leg azpi tavo eu Cebú la casualidad de

haber hallado )fi imág*cn del Xiflo Jesús que

los compañeros de Magallanes habían deja­

do eii aquel sitio, donde es aún en el día

conservado y venerado cn una capilla.

Los españoles lijaron su residencia en ese

punto, procurando por toda elase de medios

inspirar confianza á los indios.

E n medio del buen estado que presenta*

ba esta pequeíia colonia española, Legaz-

p i creyó necesario tomar alguna disposi­

ción eficá^ para asegurar y extender la con­

quista.

Se apoderó de la hermosa isia de Panay,

y partiendo de esta el 15 de Abril de 1571,

siguió á Ley te, en donde revistó sus tropas

cuyo número total no llegarían á 280 hom­

bres.

Cou tan poca gente—parece increibie—

emprendió el gran Legazpi la enorme y pe­

ligrosa conquista de la isla de Luzón; y to­

mó posesión de M anila el 19 de Mayo eu

nombre de España.

E n 24 de Jun io siguiente, erigió á dicha

ciudad en capital de todo aquél archipiéla­

go; creó cn ella dos alcaldes ordinarios, doce

regidores, un alguacil mayor y su correspon­

diente escribano; recibió á todos los tuucio-

narios el competente j u ram en to de fide­

lidad.

Despuk^s de algún tiempo, habiéndose

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276 LBGAZM

hostilizado los indios de Macabebe y Hago*

noy COD cuarenta embarcaciones, envió Le­

gazpi al maesfcro de campo Martín dc Goí-

tia en 8u persecución; alcanzados por este,

los desbarató, pereciendo el jefe de los re­

beldes y apresando á un h ijo y sobrino de

La candóla; quedando así pacilicada la re­belión.

E l proceder de Legazpi fué generoso,

como lo era generalmente; dió libertad á

todos los prisioneros, concediendo un indul­to general.

H izo luego reconocimientos por el iute-

rior de la isla de Luzón, y con la poderosa

ayuda de su paisano» el insigne Urdaneta y

demás agustinos atrajo al dominio español todos aquellos lugares.

También se granjeó el aprecio de los chi­

nos, con quienes entró en relaciones comcr-

ciales» y logró que otros confinantes acata­

sen la religión cristiana y la soberanía del

poder dc España.

Legazpi comunicó á Felipe 11 tan felices

resultados que causaron gran admiración.

E l 20 de Agosto de 1572, á consecuencia

dc ciertos disgustos que le ocxisionaron asun­

tos de gobierno, D . M iguel López dc Legaz­

p i falleció repentinamente, siendo su cadá­

ver sepultado eu la iglesia del convento de San Agustín dc Manila.

TA insigne adelantado y conquistador dc

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L B G A Z n 277

Filip inas fué hombre generoso, clemente 7

desinteresado; corno m ilitar, valiente, sui ri*

do y pundonoroso; como gobernador, gran

político, prudente, ju s t ic ie r o y previsor.

E l laureado artista filipino D . Jnnu L u ­

na Novicio, lia pintado varios cuadros reía*

cionados con la historia de Lega^^pi, y cábe­

lo la satisfacción de haber sido él el pintor

que magistralmente ha interpretado la ve*

lierable cabeza del ilustre h ijo de Zmnarra­

ga. «E l pacto de sangre» y oi retrato del

Adelantado, pintados por Luna, son dos

obras que los guípa^coanos debemos ad*

mirar cou viva simpatía.

Recientemente se ha levantado en Zu*

ir.arraga un magnífico monumento á Legaz-

pi, digno de su memoria, ejecutado por cl

(Ì i stingili do escultor es[*añol don Aniceto

Marinas.

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AGUSTIN B E C A R D A B E iU Z

Célebre bascófilo j predicador euskaro

que nació en Hernani en Diciembre de 1703

y mm'ió en Cas telo de San Ju an , cerca dc

Bolonia, el 18 de Octubre de 1770.

Estudió Filosofía en Pamplona y des­

pués Jurisprudencia en Valladolld.

Se ordeuó de presbítero en 1729.

Fué desde el principio grande el séquito

de sus sermones, y muy numerosos los au­

ditorios, siendo forzoso por no caber en los

templos, predicar en las plazas y en campo

abierto.

Verle sólo en el pùlpito, movía á contri­

c ió n ^ dice uno de sus biógrafos—y como

estaba hecho un esqueleto, consumido de

dolores y enfermedades, y más de abstinen-

cías, vigilias y ayunos, junto con la oración

continua y b s desfallecimientos y fatigas

que en ella padecía, le veneraban las gentes

por santo, y las cercanas y las remotas co-

rrfan á oírle con ansia y á volver á sus casas

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coü el fruto de la palabra divina, anuucia*

da por aquella boca dignu de apóstol.»

‘ Le llamaron á la villa de Deva, cn don­

de anteriormente celebró misiones, para que

redujese á hacer testamento á \ina señora

anciana que tnvo por nombre D .‘* Catalina

de Arteaga, pues á cuanto le decían eu su

casa, se negaba con obstinación. También

cerraba los oidoa al P . Agustín, hasta que

moviéndole Dios la lengua le d ijo—Ahora

mismo lo tiene V . que hacer, porque muy

cn breve, caerá por esta escalera y morirá—

Afií sucedió, aunque al 1in temerosa otorgó

testamento.»

<EnE lorrio , donde también dió misío*

nes, aconsejó á otra mujer, que comulgase á

lo menos cada ocho días, porque había de

morir de repente. No despreció el aviso, y

lo acertó, porque tuvo muerte repentina».

Cardaberaz fué uno de los más entusias­

tas bascófilos de su tiempo, escribió buen

número de obras on bascucnce.a(Casi todas

religiosas).

Es autor de la tan ponderada «iietóriea

bascongada> que se imprim ió en Pamplona

en I77L E n la Biblioteca de >1. Burgaud de

Marets, se conserva en gran estima el ún i­

co ejemplar que existe en el d ía de la « Re­

tòrica* del padre jesuita Cardaberaz.

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JOAQUIN JAM AR

Egpú'itu dotado de envidiable penetra­

ción natura], y dedicado á estudios de socio­

logía, estadística y problemas comcrcialca,

ocupó Jam ar nn seílalado lugar entre los

Jiombrcs notables de su tiempo, pudiéndose

decir de él, cual de pocos, que todo se lo de*

bió á si mismo.

Aunque no nació en Guipúzcoa, puede

considerársele como guipuzeoano, pues des­

de su más tierna infancia vivió y trabajó

constantemente entre nosotros y murió en

esta y por esta provincia euskalduna.

Vió la luz de la vida cl año 1837 en una

comarca de Navarra, de una honrada fam i­

lia, logrando que sus hijos, por aus dotes

naturales y por una ardiente pasión hacia

cl estudio, hayan llegado á prestar im por­

tantes servicios á Guipiizeoa.

E l nombre de Joaqu ín Jam ar comenzó

á tener popularidad en el país bascongado

y cn España en 1869. Escribió entonces un

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286

notable trabajo titula du: «Lo que es el fue­

ro y lo que se deriva del f\iero> sintetizando

con admirable método y claridad las liber­

tades dcl pueblo bascongado, de las cnales

fué siempre defensor entusiasta.

Escribió numerosos y notabilísimos ar­

tículos, de índoles diverBüs, y especialmen­

te sobre materias económicas.

Una de las campañas por él hechas, de

mayor resonancia, fué la referente á la ce­

lebración dcl tratado con Inglaterra.

Si antes dc emprenderla no hubiera ates­

tiguado en distintas partes con cscritog y

discursos, su gran competencia en aquella

clase de cuestiones, se/íuramerite habría

quedado acreditada en aquella ocasión,

Jam ar era en estos asuntos una verdade­

ra autoridad en Espaüa y en el cxtraryero.

Su nombre escrito está eon elogios eu los li ­

bros azules de Inglaterra. Esta autoridad

dimanaba, no sólo del fondo dc ciencia que

poseía, sino deJ conocimiento práctico dc

los pormenores del movimiento y de los pro­

cedimientos comerciales.

O tra dc las obras que haü hecho impe­

recedero el nombre de Jam ar, es la L iga

Cantábrica, organizada para el desarrollo

de todos los intereses de las provincias del

Norte. Para fomentar tan ú til Asociación

escribió folletos, organizó «meetings* y pro­

nunció discursos, tan profundos como elo*

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cnentes, pues á su gran saber unía nna pa­

labra fácil» correcta y elegante.

K l folleto que escribió Jam ar cuando se

seguían las negociaciones para el tratado de

comercio con Inglaterra, folleto traducido

al ingléH» y grandemente elogiado por la

preusa extranjera, fuó muy oportuno y con-

veuicnte, convenciendo á todos de la necesi­

dad de hacer en la escala alcoliólica coace-

siones á que no propendían los Gobiernos.

Y a por la rcsoíiaueía extraordinaria que

el folleto tuvo, ya por sus trabajos en otro

orden de ideas, eminencias políticas solici­

taban su opinión, y casi siempre á ella se

atemperaban» coronando luego el éxito estas

consultas que tanto le complacían sin des­

vanecerle.

En 18Í9 com enzó Jam ar sus trabajos

para convertir la bahía de Pasajes eu m ag­

nífico puerto, y con perseverancia por otro

alguuono igualada, eon incesante actividad,

vió tiempo después creada la hermosa obra

que perseguía. E n esta empresa verdadera­

mente grandiosa, puso Jam ar su gran capa­

cidad; muchos obstáculos se opusieron á la

realización de tan atrevido proyecto, pero

ól les venció todos, y cuando llegó el d ía de

recoger la gloria de sus esfuerzos, murió,

dejando á Guipúzcoa y á la nación una obra

imperecedera, la cual será monumento eter­

no del nombre de Jamar.

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Contribuyó poderosamente á la erección

del monumento dedicado al heróíco marine­ro Mari.

E n 1864, sostuvo dos polémicas de gran

resonancia en cl país basco-nabarro; 2a una

con oí célebre canónigo Manterola, sobre de­

recho y disciplina eclesiástico civil, y la se­

gunda con el patricio bízcaino M iguel Lare-

do sobre política bascongada.

Sostuvo también otra notable disc\isión

defendiendo el libre cambio eon el notable

escritor José G liell y Rentó.

Kn las Jun tas de Fnenterrabía de J869,

á la que asistió como caballero procurador

de V illabona, tomó parte importantísima en

todos los debates, especialmente on los eco­

nómicos-administrativos, y en las relaciones

con la petición de la provincia al Estado

para la concesión dcl puerto de Pasajes, idea

que Jam ar acariciaba ha tiempo.

Invitado por el Khedive de Egipto, asis­

tió á la apertura del Canal de Suez, y escri­

bió su notable y celebrada «Memoria al M i­

nisterio de Fomento, sobre la trascendencia

mercantil de la apertura etc., de dicha vía

de comunicación,» en la que predijo el ac­

tual estado de prosperidad, y la completa

revolución marítimo - comercial que aquel

canal ha causado en nuestros días.

E n 1878 publicó sus importantes confe»

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rencíae pronunciadas en el Ateneo de San

Sebastián.E m in e n te s personalidades mercantiles

del país easkaro se empeñaron en nombrar­

le, en más de una ocasión, diputado á Cór*

tes, lionor que Jam ar rehusó con ngradeei-

miento á la par que cou energía.

Con BU palabra y con su pluma cooperó

poderosamente para la constitución y esta­

blecimientos de las cámaras de comercio de

Kspaüa.Estudió con preferencia á Bastiat, Say,

Stuar Mili» L av e le y c y Leroy-Baulien, y

aunque de opiniones muy distintas de las de

Le P lay, fué uno de sus más fervientes ad­

miradores.Jam ar estaba en Madrid (1887) forman­

do parte de las comisiones baseongadas que

habían recibido de las Diputaciones euakal*

dunas, el encargo de conferenciar eon el G o ­

bierno sobre el concierto económico-admi­

nistrativo. Las entrevistas de los delegados

con loB ministros tuvieron que suspenderse

por necesitar los primeros nuevas instruccio­

nes de las corporaciones provinciales. A bus­

carlas fué Jam ar, emprendiendo el viaje con

calentura qucsuíría desde cuatro días antes,

y des a te n d ie n d o 'e l ruego de sus amigos,

deseosos de que no se pusiera en camino

hasta recobrar la salud quebrantada.

Jam ar no quería perder tiempo; ansiaba

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inquieto e! instante de terminar el encargo

con que se le honró, y creyendo que el des*

eauso no le era lícito cuando do los intere­

ses de su país ae trataba, vino á San Sebas­

tián, produciéndole este viaje la muerte.

Gratitud eterna merece: honor su nom­

bre; publicidad su ejemplo; alabanza su ab­negación!!

Su muerte produjo honda sensación en

todas las ckses sociales, do ello fué elocuen­

te prueba la manifestación que tnvo lugar

con motivo de au entierro, presidido por el

Gobernador civil de la provincia, asistiendo

la D iputación en pleno, representaciones de

A laba y Bizcaya, las autoridades locales y

el pueblo de San Sebastián qne quiso hacer

patente con este líltimo tributo, el respeto y

aprecio hacia tan ilustre guipuzcoano, mo­

delo de virtudes civicas y de virtudes pri­vadas.

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^^íanuel de S^rrm iendi

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*

Page 302: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

i r

MANUEL DE LAKRAM EN D l

Xació cn Andoain el 24 do Diciembre

de 1(590.Desde iiiflo demostró taleuto muy despe­

jado cou alteza de pensamientos; iuformd-

hnsc á fondo de cuanto aprendía ó deseaba

saber, y no paraba hasta inquirir las causas

de las cosas y las circunstancias de los acoa*

tccimientos que llegaban á sus oídos.

Gustaba también mucho de coutar á sus

padres y otras personas lo que iba oyendo y

averiguando de los hechos, viajes, descubri­

mientos y hazañas de los bascongados an­

tiguos.E l padre Larramendi, fué sin duda, uno

de los hombres de más virtud y saber que

durante la primera m itad del siglo X V I I I

tuvo la Compañía de Jesús.Por los años de 18S0 vivían en los case­

ríos de Azpeitia y Azcoitia venerables an-

« . -

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danos que recordaban perfectmneute las

facciones del e«iinent-c Lascóíilo aita Ma­

nuel, á quien más de una vez habían sami-

nistrado vocee casi perdidas para enrique­

cer sus notables trabajos filológicos.

A los diecisiete años de edad ingresó L a ­

rramendi en la Compaf^ía de J c 8\'is, donde

constantemente se distinguió entre todos sus

eoQdiecípulos en los estudios de filosofía y teología.

Después de haber terminado con brillan­

tez los estudios de su carrera, pasó á desem­

peñar m a cátedra de teología á la célebre

universidad de Salamanca, de cuyas aulas salieron tan doctos varones.

E l éxito que el P. Larramendi obtuvo

duraute el tiempo de su magisterio, le gran­

jeó la amistad de los sabios de su época y el

aprecio general.

Fué confesor de la viuda de Carlos I I , la

reina María A na de Ncubourg; en este pe­

ríodo de su vida so dedicó el P. T.arrameudi

á un extenso y profuüdo estudio do su idio­

ma natal, el baeeuenee, comparándole con

infinidad de lenguas vivas y muchas do las

muertas; trabajo ímprobo que hubiera arre­

drado á cualquiera que no se hallase como él

dotado de una erudición nada común, de

una constancia y fuerza de voluntad supe­

riores á todo encarecimiento y de un deseo

cual ningún otro de hacer un importante ser­

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vicio á su paia, que quería sobre todo, al paso

que á la ciencia filológica.

Es autor del «Arte de la lengua Bas­

congada, el imposible vencido,» de la «An­

tigüedad y universalidad del Bascucnce en

España,* del Diccionario trilingüe (caste­

llano, basen enee y latín) y de otras mu-

chísimaa, todas ellas de índole totalmente

fuskara.

E l país bascongado le es deudor de alta

consideración y aprecio.

Además de las obras indicadas escribió

también Latramcndi cn sns líltimos años la

tan interesantísima y curiosa «Corografía

de Guipúzcoa,» impresa por vez primera el

año 1882 en Barcelona con uu prólogo del

P . F ita.

Se ha hecho en el día una nueva edición

de la misma obra cn San Sebastián siendo

uno de los tomos que compone la «Bibliote­

ca selecta de autores baa con gados,» pub li­

cada bajo la dirección del notable orador y

escritor distinguido Benito Jam ar.

Falleció el P . Manuel de Larramcndi lle­

no de méritos y virtudes en Loyola (Azpei-

tia) el día 28 de Enero de 176(5.V n contemporáneo hablando de cate ilua-

íre guipuzcoano, se expresa en los siguien­

tes términos: E l P. Larramendi fué una figu«

ra extraordinaria, grande de cuerpo y alma,

gran estatura, gran aire, gran fuerza, gran

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proporción, gran aspecto, vísta, oído, len­

gua, voz, acción, vída, todo grande.

E n tres cuartos de hora poco más, pre­

dicaba quince y dieciseis hojas de carta­

pacio, letra muy menuda, en Salamanca, y

con tal claridad, que nnnca se rozó n i 1«

perdimos p a la b r a ; con tal vehemencia y

persuasiva, que clavaba en las paredes y

en !o8 corazones las seiitencins y movía á

lo que quería á los auditorios. E ra cl clarín

del pù lp ito y de España. Ifacía llorar ó

reír con poca interrupción y casi ain resis* tcncia, etc.

A los 74 años de edad escribía sin rastro

de tembleq\iey cantaba como uu ángel, cla­

ro, alentado, dulce y sin una mota en su voz

angélica.

G raü memoria, entcadimiento grande,

volim tad grande y buena, y alma y corazón

vastos, serenos, amplísimos: en inás de una

ocasión d ió pruebas de tan excelentes cua­

lidades.

E ra incapaz de perturbación y ruindad

alguna, y era capaz de cautivar ó arrastrar

á un jigante-

Nunca supo murmurar: le v i obedecer y

conformarse sereno, á superiores tontos, in ­

hábiles y precipitados, y en cosas bien ar­

duas y costosas, pero sin aire de amargor ó

queja..,,.....*

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Su cuerpo reposa en la capilla dc la In ­

maculada Concepción, dentro dc la santa

casa de Loyola, muy cerca del sí tío en que

se cree nació San Ignacio.

De los varios retratos del P . Larramendi

que en diferentes sitios y libros se han exa­

minado, se ha creido el más conveniente y

verosímil, el que ha servido para la repro.

ducoión del que al frente de esta relación se

estampa.

Para conmemorar el segundo Centena­

rio del natalicio de este hombre eminente,

gran patriarca de los bascótilos y defensor

sin par dc los buenos usos y costambres de

1a raza euskara, la v illa dc Andoain celebró

con animación extraordinaria diversas fies­

tas el 28 de Diciembre de 1890.

L a misma mañana, todas laa comisiones

que formaban la fiesta de este Centenario,

después de terminada la misa mayor que fué

solemnísima, se dirigieron seguidas de más

de m il personas á la casa solar «Garagorri,*

donde nació el eximio euskalduna y que dis­

ta dc Andoain dos k iló m e tr o s próxima­

mente.

U ua vez allí, la charanga de la villa eje­

cutó la tradicional marcha de San Ignacio,

y por los señorea Alcalde y Párroco se pro­

cedió á descubrir la láp ida conmemorativa

de inármoi blauco, colocada en la fachada

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298 I . A K B A U B N D I

principal (1e dicha casa, y que ostenta desde

aquel d ía la siguiente inscripción.

t I. H . S.

E C H E O N l i T A N , E Ü Ü B E 6R I F G U N t A N , J A V O tAS A I T A

J F S U I T A D C W E B T A J A K I N T 2 Ü M A N U T L L A K R A M E K t i l T A

r . A R A O O S K I , J O A N D A N

E U N K L m F E D F . T A L U S K A L - E R R I G U í IA J U ÍN ,

T A O X B N J Z K t R A , O I T Ü P - O N

T A O T R iO N E R A K O l 'v O K K B A 3 0 G E V A G O 4O U R T E A N EG TN 2 L *B E N A

L O Y O I . A T l k 2 E 8 L R A T 1 I ZKfi I 7 6 6 . “

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I''

L A MONJA A LFER EZ

C A T A L I N A D E E R A U S O

Es una de las iiguriis más extraordina­

rias y origínalos del período de la dom ina­

ción española en el Nuevo ilundo .

Nació D .^ Catalina de Erauso cn Sau Se­

bastián en 15B5 de distingxúda y noble la ­

mí lia; muy n iña la metieron sns padres en

el convento de Dominicas del Antiguo de la

misma ciudad. Este derruido convento ocu­

paba el mismó solar donde hoy se levanta el

real palacio de M iram ar.

Heredó de su padre cl valeroso capitán

D . M iguel de Erauso, el espíritu guerrero.

E n el convento continuó onco años, has-

ta que pocos días autes de sn profesión, r i­

ñendo con otra monja» fué maltratada, é in*

dignada, fingiendo una indisposición, se re­

tiró del coro, escapándose de aquél retiro.

Y a en la calle, ambiente nuevo para ella,

se internó en el inoutc, acomodó sus ropajes

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al traje varonil, á cosUi dc no pocos traba­

jos llegó á V itoria donde se colocó al servi­

cio de un catedrático, al que abandonó por

su rigor en eu señarle latín.

Pasó á Vulladolid á servir dc paje al se­

cretario dcl rey D . Juan de Idiaqnoz, y vi­

sitando á éste un día el padre de Catalina,

lamentaban ambos bu desaparición, y te­

miendo dieran resultado las diligencias que

se practicaban en svi busca y como uo la ha­

bían enseñado á querer á sus padres, porque

n i les había tratado, y solo la habían hecho

odiosa la clausura, se fugó de Valladolid á

Bilbao.

Por herir, en este líltímo pnnto dc una

pedrada á un muchacho que se burlaba de

ella, pasó un mes en la cárcel.

Siguiendo su vida aventurera sirvió en

Estella á nn caballero de Santiago; tuvo el

valor de volver á San Sebastián, donde oyó

en la iglesia del convento del Antiguo la

misma misa que su madre y hermanos; em­

barcóse eu Pasajes para Saulucar, dc aquí á

las lud ias en calidad de grumete en un ga­

león, al mando de un tío suyo; peleó contra

los holandeses; sustrajo á su tío quinientos

pesos que le ayudaron á escapar, púsose al

servicio de un rico mercader, y la siguiente

aventura, por la misma Catalina referida la

retrata:

'Estábame yo un día de fiesta en la co*

i í

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l . K MONJA ALFBRUZ ÍÍÜ3

media, cn m í asiento que había tomado, y

sin más Atención, un fiihyio Key os, vino y

rocpuHo otro tan delante y tau arrimado que

me impedía la vista. Pedíle que lo apartase

un poco, respondió desabridamente, y yo á

él; y dijome que me fuese de alH qne mo cor­

taría la cara. Y o me hallé sin más armas quo

una daga; salíme de allá cou sentimiento:

entendido por unos amigos me siguierop y

sosegaron. E l lunes por la mañana estando

yo en m i tieuda vendiendo, pasó por la puer •

ta cl Kcyes, y volvió á pasar. Yo reparé cn

ello, cerré mi tienda, tomé un cuchillo, fui-

me á un barbero é hícelo amolar y picar el

filo como sierra; púsome m i espada, que fuó

la primera que ceñí; vide á Reyes delante de

la iglesia paseando con otro, fuimc á él por

detrás, y dij ele: ¡ah sí'ñor Reyes!—volvió él

y dijo: ¿Qué quiere?—'d ije y o ;— esta es la

cara qne se corta, y doíle con el cucliillo un

refilón del que ie dieron diez puntos: ól acu­

dió con las manos á sn herida, su amigo sacó

Itt espada vínose á mí; yo á él con la mía: tí*

rámouos los dos, y yo le entré uua punta

f^or el costado izquierdo que lo pasó, y cayó.

Yo al puuto me entré en la iglesia que esta­

ba allí. A l punto entró cl corregidor D . Men-

do de Quiñones, de hábito de A lcántara, y

me sacó arrastrando y me llevó á la cárcel,

me echó grillos y me metió en un cepo....... •

Alistóse algún tiempo después para Chi*

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le y cl secretario dcl gobernador de la plaza

D . M iguel de Erapso, pasando lista á la tro­

pa al llegar al apellido Erauso, creyendo

fuese algún pariente la abrazó y la tuvo eu

su propia casa.

Catalina pasó al lado de su hermano tres

años, pero sin darse á conocer: habiéndose

propasado un día cu galantear á una dama

de su hermano atiíiuvo á cintarazos con él

siendo desterrada.

E n la batalla de Valdivia (Chile) contra

los indios, en que las tropas chilenas per­

di erou mucha gente y la bandera, Catalina,

cn unión de dos soldados más, logró recupe­

rarla, no sin haber recibido varias heridas.

Este hecho de armas le bali ó cl enijileo y

grado de alférez, encargándose además del

mando de la compañía en la batalla de Pu*

rem, por haber muerto el capitán.

Rn la vida de guarnicióti no escasearon

los dnelos y las muertes, y sirviendo de pa*

drino en un desafío, queriendo defender los

padrinos á sus ahijados, se acometieron m ù­

tuamente, resultando herido y muerto el de

su contrario, cayo padrino era su propio hei*.

mano el capitán D , M iguel de Erauso.

Huyó, atravesó eon m il trabajos los An*

des, llegó al Pótosi después de m il peripe­

cias y aventuras; sufrió hasta el suplicio del

tormento porque confeaai’a sobre cierta san­

grienta riña de dos señor as, sin que cl cas-

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L A M O N J A a L P E R R Z m

tigo quebrautnra su entereza; pero nada la

ainilanabíi n i disminuia su earáctci*. «Entré*

me un día— dice ella m isma—en casa dc un

amigo á jugar; sentámonos dos amigos; fué

corriendo el juego; arrimése á m í el nuevo

C id que era un hombre moreno, velloso,

muy alto, que cou la presencia espantaba y

llamábanle el C id . Proseguí m i juego, gané

una mano y entró una mano en m i dinero y

sacóme unos reales de á ocho y fuése. Dc

allí poco volvió á entrar; volvió á entrar la

mano a l dinero y sacó otro puüado y pÚBo-

seme detrás; previne la daga: proseguí el

juego; volviome á entrarla mano al dinero;

sentíle venir, y con la daga clavéle la mano

sobre la mesa. Le%’antéle, saqué la espada,

sacáronla los presentes, a c u d ic ro u otros

amigos dcl C id, apretáronme mucho, y die­

re nme tres heridas; salí á ia oalle y tuve

aventura, que sino me hacen pedazos; salió

el primero el Cid; tiróle una estocada: esta­

ba armado como un reloj; salieron otros y

fuéronme apretando...... Llegando cerca de

Sau Francisco rae dió el C id por detras cou

la daga una puñalada que me pasó la espal

da por el lado izquierdo de parte á parte,

otro me entró un palmo de espada por dis­

tinto lado y cai a tierra echando un mar dc

sangre. Con esto uno« y otros se fueron: yo

me levanté con ansias de muerte y vidc al

Cid á la puerta de la iglesia, fuime á él y él

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80 vino & mi diciendo:— ¡Perro! ¿todavía vi­

ves?—Tiróme una estooaday apartéla c o d la

daga, y tiréle otra con tal suerte quo ae la

entré por la boca del estómago, atravesán­

dolo, y cayó pidiendo confcaión; yo cai tam ­b ién ........>

Curada milagrosamente de giis heridas, tuvo que huir perseguida hasta Guamauga,

donde trabó también luoha con sus perse­

guidores; acudió el Obispo al ruido de la pe­

lea; se apoderó do Catalina, llevósela á su

caaa y merced á sus oonscjos y exhortacio­

nes, declaró aquella siugular mujer su esta­do y la verdad de su vida.

Entró en el convento de Santa Clara;

pasó á Suij^a; comprobado no ser profesa,

regresó á España, donde volvió n vestir au

uniforme de Alférez, obteniendo del rey una pensión. «

No aviniéndose su carácter aventurero á *

residir tranquila eu Madrid, partió para Tta- •:

Ha, regresó á poco á España y fué á Méxi­

co, donde so cree que murió aquella mujer

singular que tanto tiempo ocultó su sexo,

y es fama guardó siempre su virtud.

Catalioa de Erauso fué retratada dos ve­

ces, y las dos por pintores de mucho mérito:

la primera en Roma, en 1626, por el ilustre

Francisco Crecen ció, y la segunda en Seviz­

ila, en 2630 por el famoso Pacheco, suegro

del inmortal Velazquez.

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L X ilOKJA ALk'KfiHZ 307

No luí sido posible sjibci el paradero íic-

tual cid retrato que hizo Crecen ció: el cua­

dro de Pacheco lo tenía eu Madrid, á prin*

cipios de este siglo, n a comisario de guerra

sevillano, qvie lo vendió al^coronel Shcpeler,

quien sirvió en España durante la gucrru de

la Independencia, cuya historia escribió.

E l coronel Shcpeler lo regaló, en Aquis*

g;rau, en 1828, a l insigne literato y político

f). Joaqu íu M. de Ferrer, abuelo del señor

Marqués de Seo ano y actual poseedor del

cuadro.

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JUAN MANUEL BESNES

É TRIGOYBN

L a caligrafía llegó á su período más es­

plendente eu los siglos XVIT y X V I I l .

E n los nianiiseritos de la edad media y

del Kcnacimiento, y en las colecciones pcr-

toüceicntes á h\s citadas fechas, es donde

hay que buscar las obras caligráficas que

más notoriedad han alcanzado.

Este género de d ibujo se halla con espc*

cialidftd'entre los obras de la liturgia. Se ha

dicho, con mucha razón, que á pesar de los

í^rnndes y rapidísimos adelantos que ha ex­

perimentado la tipografía, la caligrafía has­

ta mediados del siglo actual continuó crean­

do obras admirables y llenas de encanto;

manifestación evidente de tal afirmación son

los tan celebrados trabajos que produjo el

laureado calígrafo donostiarra Besnes-

L a caligrafía ha perdido en nuestros días

su importancia artística.Dicen algunos eecriteres de la antigüe*

JÉL

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312 TSESNBB

dad que los griegos 7 romanos ofrecían pro­

digios de caligrafía.

E d el colegio de San Jnan de Oxford se

conserva nna lám ina calígrafica que figura

el retrato de Carlos I , compuesto con carac­

tères de cscritin'a, qnc vistos á corta distan­

cia se parecen a nn trazo de buril; ol rostro

contiene los «Salmos,» el « Credo > 7 el «Pa­ter noater*.

E l British Muséum, de Ldndrcs, poseo

una caligrafía de la anchnra de la mano que

representa á la reina Ana, y, como la ante­

rior, toda formada por rasgos escritos.

Menag habla de figuras y retratos traza­

dos de esta manera, como el do un príncipe

de Francia, eu una carroza» coronado por una figura alegórica.

E n la Biblioteca imperial de Viona se

conservan tam biéa interesantes y curiosos

dibujos de caligrafía.

Notabilísima obra caligráficn es la quo

ae conserva en una de las salas de I» Casa

Consistorial de San Sebastián.

Es un cuadro de grandes dimensionoa y

su asunto ob ol siguiente: un joven g\i:puz-

coano apoyado en la antigüedad de sus pr i­

vilegios adquiridos por ñdelidad, nobleza y

lealtad, está dispuesto á defender los fueros

do su proviíicia..

E l grupo está representado en la cúspide

del Monte Urgull, al pió del castillo de la

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BRilMgS 313

Mota. Los personajes son, nn Patriarca en­

vuelto en un traje burdo pero talar, y sen­

tado sobre las breñas del monte, levantan*

^0 con vi^ 01* en la mano derecha los Fueros

do Guipúzcoa, y dirigiéndose al joven que

se apoya sobre sn hombro izquierdo. E l

joven vestido cou el traje de los nobles de

Guipúzcoa, teniendo empuñada una espa^

da y mostrando las Leyes, eatd ea actitud

de oir los consejos del venerable Patriarca.

Formando grupo está represeatada la Fide­

lidad con sus correspondientes atributos á

la izquierda, y á la derecha la Nobleza que,

dirigiendo su miradxi ai joven, le señala la

Fidelidad, cualidad con que ha respetado la

Provincia á los monarcas. Juu to á la Noble­

za está la Lealtad qnc dirige su rostro er­

guido al joven guipuzeoano, mostrándole de

su pecho el corazón puro é inflamado con el

amov patrio, teniendo cn la mano derecha

una careta para demostrar que siempre se

ha presentado sia disfraz y sin ser mancha­

da por servilismos,

A l frente de este grupo, y como en la

pendiente de la misma montana, está un

basamento formado de piedras agrupadas

que reciben nn escudo timbrado con la co*

roña ducal, en e lque se vé eí blasón de G u i­

púzcoa.

Todas las piedras que forman el basa­

mento tieuen las varias fechas de los días de

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314 B B S N E B

gloria de la provincia y de laa coiiccsioiieR

hechas por los reyes.

J ia el centro del basamento se represen­

ta uuu lápida'en la cual se halla la dedica­

toria en idioma vascongado, que dice: «Do-

noatiaco Uriari, bere seme baten oroitza.»^

Sentados al pié del basamento y apoyados

sobre dos piedras brutas qne contienen los

célebres nombres de Beotibar, Belate y Lci-

zondo están tendidos los dos tenantes del

escudo con sus clavas correspondientes De­

bajo de este promontorio hay sobre veinti­

dós peñascos donde están escritos en distin*

tos caractères los nombres de los caudillos

y capitanes qne enaltecieron ia historia de

la provincia, y de los pueblos á quienes die­

ron libertad.

12n otras dos peñas están la f echa en que

se trabajó y el üombre de Montevideo, y A

la izquierda cl nombre del autor y las horas

que invirtió en la ejeciición del cuadro, que

son ochocientas poco más ó menos.

Esta obra tan admirada por propios y ex­

traños fué ejecutada por el notabilísimo ca­

lígrafo D . Juan Manuel Besnes y regalado

por su autor á la ciudad de San Sebastián.

Se distingue este trabajo, entre los de*

más de su clase, en que su autor supo dar á

los rostros de las figuras, una expresión na­

tural y característica, y á las ropas una sua­

vidad que parece imposible alcanzar cm-

t .

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pleandü solaineute el procedimiento del ras-

gncocaligráfico.

Nació D . Ju a n Manuel Beaues é Irigo-

yeu, en 1789, en la cindnd de San Sebastián.

Dotado de una habilidad siu rival para las

nobles y bellas artes, y estimulado por nn

am igo Buyo llamado D . Joaquín Sagra, que

uotó sus felices disposiciones, dedicóse con

ardor al arte de la caligrafía.

U n soberano debía ser el apreciador de

una de sus primeras obras artísticas, ejecu­

tada el año 1828.

E n cfecto, hallándose en Montevideo,

represcutó con tan buen g u B t o y delicadeza

el plano del caudaloso río de la Plata, con

todas las vistas de ambas márgenes desde

su entrada dcl Cabo de Santa María hasta la

boca de Santa Lucía eu una extensión de

más de sesenta leguas, que le valló ser nom­

brado por el emperador D . Pedro I del Bra­

sil, caballero de la orden de Cristo. Tam ­

bién dedicó un cuadro á D.® Isabel TI, que

representaba las Provincias Uuidas de Es­

paña, sosteniendo el nombre de la reina. En

recompensa obtuvo la condecoración de la

K eal O r<] eu Amcri can a d e Is ab el l a C atólica.

Pero su obra magna, el cuadro caligrá­

fico sin igual—dice el historiador Soraluce,

á quien se deben estas noticias—fué el «Des

ccndimiento,» que le sirvió como modelo del

asunto, el cuadro dcl célebre Rubcns.

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316 U E S N R E !

L a obra que llevó á cabo Besnes fué de

un mérito tan extraordinario, que mereció

(le la Sociedad Universal de Lóndres, entre

otros muchos j notables trabajos presenta­

dos á la exposición en que figuraba el «Des*

cendimiento» dcl calígrafo donostiarra, me­

dalla de primera clase; en la exposición de

París del año 1855; obtuvo también otra alta

recompensa. La reina D / Isabel ÍT posee

este cuadro qne tantos aplausos conquistó

en cuantos cértámenes fué presejitado.

Otros muchos y muy notables trabajos

se debieron á tan primorosa pluma, dedi­

cados unos á Napoleón I I I , otros al em­

perador D . Pedro I I del Brasil, y otros á

la reina D .^ Cristina y á varios Presiden­

tes de las diferentes Kepüblicas de !a Amé­

rica del Sur,

Besnes inventor de unas m il doscientas

variedades de letras, merece además de su

títu lo grato de «primer calígrafo» de Euro­

pa y América, el de buen patricio y persona

de bellísimos y caritativos sentimientos.

Lo primero está demostrado por su ge­

neroso desprendimiento al ceder su obra

maestra «E l Descendimiento* por «alguiios

miles de pesos fuertes menos> de los que le

habían sido ofrecidos por unos extranjeros

qne querían honrar con él á su país; y eu se­

gundo lugar por el referido obsequio que

hizo á su pueblo natal la ciudad de San Se-

Page 326: 010923.pdf - Memoria Digital Vasca

bastiáo, á la cual legó también im-precioso

álbum para después dc su fallecimiento.

R ii cuanto á sus bellos y nobles seuti“

micntosT oxcusan dc encarecerlos las si-

í?uientes palabras ea que Rosnes se retrata

á si mismo, «dc todos los títulos que he me*

reeído,— diec—sólo podría decir que el que

más me enorgullece, es el ser uuo de los fun ­

dadores de la nueva construcción del Ilos*

p ital de Caridad de Moütevidoo, hoy, quizá,

uno de los mejores de esta [»arte de la x\mé*

rica del Sur, y que habiendo trabajado por

su engrandecimiento desde ei año 1822, so

me elevó á «Hermano benemérito.>

Murió Bosncs el d ía 20 de xYgosto do 1S65,

á los 76 aüos de edad. E l pueblo entero dc

Montevideo acompañó á los restos mortales

del venerable donostiarra á su últim a mo­

rada .

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G A BK IE L DE M ENDIZAB^L

É IR A E T A

Este valeroso soldado que tan activa par­

te tomó en la Guerra de la Independencia,

nació en Vergara el 7 dc Noviembre de 1764.

Su carrera m ilitar empezó cou el empleo*

de sargeuto mayor y seguudo c<miandaute

dcl batallón dc voluntarios de Guipúzcoa

en 1793 duraute el período de la guerra lla­

mada de la Kepública*

Después del la ic e n ta b le combate que

nueslras fuerzas sufrieron en Agosto de 1794,

líu Irún , y por resolución de un acuerdo dc

las JuQtas extraordinarias celebradas al si­

guiente año en Moudragón, Mendizabal fué

trasladado al segundo batallón del mismo

cuerpo de voluntarios con destino á la alta

Guipiízcoa con el nombramiento de primer

comandante.

A la terminación de aquella gucrrra, fue­

ron reconocidos los méritos y servicios de

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Mondizabal, siendo destinado con igual gra­

duación al ejército de la nación.

En 2B09 ascendió á Mariscal de Campo.

lül mismo aüo cauBÓ la admiración de

amigos y enemigos cou uu Lecho de armas

llevado á cabo en campos de ia provincia de

Salam anca.

A la cabeza de la división que mandaba

rechazó heróicainente por tres vcecs, eu la

famosa acción de A lba de Tormes, el emba*

te de la numerosa caballería francesa, va­

liéndole este proceder a] valiente general

guipuzcoano el títu lo de Conde del Cuadro

dc A lba de Tormes.»

E n 1810 se le confirió el segundo entor­

chado de teniente general.

Varios fueron, y dc alta importancia, los

mandos que durante la guerra de la Inde-

pendoncia Espaiiola tuvo que desempeñar

en el ejército, sino siempre con igual fortu*

na, si en todas las ocasiones con un valor á

toda prueba.

Hallóse al frente de la división de las Pro*

vineias Baseongadas eu la sangrienta y glo­

riosa acción del 31 de Agosto de H13 enlrún.

También se encontró, demostrando igual

valor y entereza eu la batalla y victoria de

los aliados en A b jil de 1814 en Tolosa de

Francia.La gran cruz de Saii Fernando que os*

tentaba eu su pecho, es prueba inequívoca y

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fiel testimonio de su valor y de su valer mi*

litar.

Rodríguez Solis, cn su interesante obra

titu lada «Los guerrilleros de 1808,» dice de

Mendizabal lo siguiente:

'Tam bién recorría los montes de Vizca­

ya 1a guerrilla de Mendizabal, u ii patriota

todo corazón, que, nacido en huiniWe esfe­

ra, supo, ayudado de varios amigos, iropo*

ner respeto á los franceses, batiéndolos en

diversas ocasiones.

Era Mendizabal un verdadero enskaro*

robusto, sobrio, ágil, tcnáz, valiente y poeo

sensible á las necesidades del euerpo ni á las

inclemencias del tiempo-

Encastillado en la sierra de Gorbea, la

más elevada de las que constituyen la cordi­

llera pirenaica, que después de separar la

provincia de Guipúzcoa de las de Nabarva y

A laba, forma el lím ite natural de Diz cay a

con esta última, y que era, por decirlo así,

su cuartel general; desde ella cazaba á los

imperiales como á liebres, y cuando se de-

terminaba á abandonarla, lo hacía para rea­

lizar una sorpresa que dejase á I o r franceses

memoria eterna de Mendizabal y de sus va­

lerosos guerrilleros.*

Mendizabal estaba condecorado además

do la citada de San Fernándo, coa la cruz

de San Hermenegildo y otras varias, todas

ellas por méritos de guerra.

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M E X D IZ . iB iL

Estaba en poses ión de loa títulos dü

Conde de A lba de T om es y Vizconde de

Astorífa.

Desempeñó también el cargo de Ministro

del Consejo Supremo.

Este benemérito de la patria, hijo de Ver­

gar«, murió en 1833, siendo presideute del

T ribunal especial de Guerra y Marina.

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JOSE M A R IA DE IPARRAG U IR RE

Entre los bardos que el país basco ha

producido no hay ninguno q\ic haya adqui­

rido más popiüaridad n i más renombre que

el insigne Iparragulrrc.

Nació ert Villarreal de Urrechu el 12 de

Agosto do 1820. A los cinco aüos de edad

fué llevado á la v illa de Cerain a l lado de uu

pariente, que era maestro de esc\iela.

A llí estuvo hasta los once años que pasó

á V itoria á estudiar latín.

A l año siguiente, sus padres se traslada­

ron á Madrid, á donde les siguió el joven

Iparraguirre, y cti la corte por recomenda­

ción del P . ünanue , ingresó en el Colegio

do San Isidro.

Pocos días después ocurrió la muerte de

Fernando V II, y el futuro cantor del Arbol

de Guernica, exaltado sin duda por las con­

versaciones que oía en su casa, tomó la atre­

vida resolución, sin consultarlo con nadie,

de volver á su país, y se fué á pié hasta la

casa de su tío que residía en Cerain.

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Este buen señor, en castigo y enmienda

de Btfmejiinte escapatoria, le mandó hacer

examen de coíicicncLa y le envió al Concejo

de Lazcano á confesarse con un fraile car­

melita conocido suyo; pero había principia­

do yá la guerra, y á m itad de camino Ipa-

nagu irre encontró á carlistas y cristinos que

se estaban batiendo, y para huir de ellos se

refugió en la choza de im pastor, donde pasó

la noche.

A la mañana siguiente ae d irigió á San

Gregorio de Alasin donde habían pernocta­

do los carlistas, y sentó plaza on sus tilas.

Súpolo su tío, fué á buscarle y !e llevó á su

casa; pero al mes volvió á escaparse, y en­

tró de voluntario en el primer batallón de

Guipúzcoa cuando apenas había cumplido

trece años.

E n la sangrienta acción de Arrigorriaga

recibió una herida levo en una pierna, y en

el ataque dei puente de Castrejana una bala

le d ió eu la culata de la carabina mientras

estaba apuntando, io cual le produjo una

fuerte contusión en la cara.

Pocos días antes de la batalla de Meudi-

gorría, donde recibió una contusión en la ca­

beza y estuvo á punto de caer prisionero, el

comandante general le nombró cadete de

uno de los batallones que m ilitaban á sus

órdenes. Ocho días antes de la muerte de

Sagastibeltza, fué destinado Iparraguirre á

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IPABTUGUIftHK 3 2 9

la guardia dc alabarderos, cuerpo creado

por Zumalacarregui.

A la terminación de la guerra, Tparra-

giiirre, como otros u j u c L o s de loy que pelea­

ron bajo la bandera cicl prctendieute, mar­

chó emigrado á Francia, sirvió allí algún

tiempo, aprovechaudo esta ocasión para es­

tudiar la lengua francesa y cultivar b u lite­

ratura leyendo á Lamartine, Chateaubriand,

Lammenais y otros ilustres escritores, y lle­

vado de su afán de ver tierras, recorrió las

principales poblaciones de la vecina nación:

atravesó los Alpes, visitó Ita lia cuyo idioma

le fué también fam iliar, Suiza, Alemania é

Inglaterra, haciendo en todo este tiempo la

vida del errante artista.

Poeta y músico á la vez, lleno de Juven­

tud y dc vida, dotado de una arrogante figu­

ra, robusta y fiexible voz, y excelentes dis*

posicioues dc artista, con una pobre gu ita­

rra por única compañera de sus alegrías y

fatigas recorrió todos esos paises, llamando

la atención y la admiración de extraños en

suelo extranjero y dando á conocer y popu­

larizando los cantos euskaros.

E n tiempo del imperio los republicanos

franceses le hacían cantar la Marsellesa, lo

cual producía gran entusiasmo, y algunas

veces ocasionó riñas entre republicanos é

imperialistas; de resultas de lo cual el go ­

bierno francés le expulsó de su terreno.

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330 I P & B E A O r i R E B

Entonces Iparraguirre dirigióse á Lóu-

dres, calculando que con motivo de la expo*

sición nniversal habría a llí muchos españo­

les que podrían gustar de sus cantos.

U n día que en un concierto cantaba una

canción bascoiigada en estilo tirolés, so le

acercó el general Síazarrcdo, le dió un apre­

tón de manos y le prometió interesarse con

el embajador español para lograr su indul­

to; pues como el mismo bardo dijo, se fué

al monte «sin más opinión que el amor á sus

paisanos.» Efectivamente á los pocos días se

le entregó un pasaporte para que pudiera

volver á su patria,

H izo la travesía de Inglaterra á Kspaña

en un bergantín que estuvo á punto de per­

derse antes de llegar á Santoña.

Su figura verdademmente bíblica, su her­

mosa voz, la vehemencia y el sentimiento

con que se expresaba, alentaban los ánimos

produciendo irresistible enbisiasmo en cuan­

tos lo oian. E l Estado creyó que esta pere­

grinación podía ser peligrosa para el ordeu

público; le hizo prender por la guardia civil

y le defiterró de las provincias euskuldunas.

Continuó Iparraguirre su vida de trova­

dor; pasó á Portugal, y á los tres años vol­

vió á su país, donde fué muy bien recibido

y agasajado por todas las clases sociales,

habiéndole dispensado también una cariño­

sa acogida el general Lersundi.

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IP A R fU C U lB R E 3 3 1

E l malogrado Manterola (D. José) dice

accrca dcl patriótico canto que ha hecho iu-

mortal á Iparraguirre, del «G-uernikako*A r­

bola.» “Según parece fué puesta en música

(ó quizá arreglada bajo la inspiración dcl

autor de la letra) por un modesto pero esti­

mable compositor D . Juan José A l tuna, y

!a mayor parte de la numerosa colonia bas­

congada residente en la corte, se reunió cier­

ta noche en un café, conocido con el nom­

bre de «Café de San Luis» que existió en la

calle de la Montera, con objeto de escuchar

al célebre bardo que entre otras produccio­

nes iba á cantar un nuevo zortziko suyo.

A la hora señalada el café se hallaba

completamente lleno y se aguardaba con

impaciencia la presentación del artista gu i­

puzcoano.

Poco después Iparraguirre, acompañado

al piano por su paisano A ltuna, daba á co­

nocer su composición al Arbol de Guernica,

que produjo verdadero entusiasmo entre los

concurrentes.

E l zortziko se repitió una y otra vez en­

tre los más espontáneos bravos y aplausos.

Aquella misma noche lo aprendieron de me­

moria todos los bascongados que asistieron

á la memorable velada, y á últim a hora el

« G uernikako Arbola* era cantado en coro

por cincuenta ó sesenta voces, é Iparragui-

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332 r?¿KKáaiIIRRB

rre y A ltuna eran vitoreados con unánime ovación.>

E l pfecto que ceta canción produce en los

bascouffñdos es imponderable. l ie aquí lo

quo sobre ésto decía D . Pedro de Eg’aña en

la sesión del Senado del 10 de Ju n io de 1864:

«Señores; yo he concurrido á oir uno de esos

conciertos al aire libre en aquellas monta­

ñas. Estaba a n u n c ia d o que Iparraguirre

cantaría la canción titulada: «E! Arbol de

Gueruica,» que es el símbolo de la libertad

íbral. Empezó Iparrag\iirre el canto que voy

á tomarme la molestia de leer al Senado.....

......... Sei^ores; al oir estas últimas cláusulas,

aquellos hombres que habían llevado la boi­

na de las batallas durante los seis años de

guerra, que tenían un corazón valiente, les

chispeaba la sangre, levantaban sus brazos

eu ademán altivo, jurando morir por los

fueros. Creo que el Gobierno hizo bien al

mandar que ese hombre saliese del país, por­

que á pesar de que obraba llevado de un sen­

timiento generoso y noble, era posible que

hubiera producido tal impoesión en las mu­

chedumbres que tal vez hubiera sido preciso

que interviniera la fuerza pública.»

Hay en su música algo que llega al fon­

do del alma y le arranca lágrimas de dolor

y gritos de entusiasmo. Es melancólica como

el acento de la madre que acaricia al hijo

cuya vida vé en peligrp; pero do la madre

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cristiana á quien el dolor no arranca grito»

de desesperación.

E l d ia 6 de Abril dc 1881 ]parraguirre

dejó (le existir, en el caserío «Sosabarro*chi*

ki,> jurisdíccióu de Gaviria.

Sus deseos se cumplieron; sus Iiucsos re*

posan en el sitio que designó para su tumba

en una de las últimas y más sentidas coin*

posiciones que escribió en América:

Jauuari eskatzeri diyot

Graziya emateko

Lur chit maite orretau

Biziya utzitzcko.*

Su villa natal, V illarrcnl de TTrrcchn,

hace pocos aüos levantó un hermoso monu­

mento á la memoria del inmortal cantor de

las libertades ci:skaras, y el día de su inau­

guración que resultó uno de los actos más

solemnes que se han verificado en el país

euskalduna durante estos últimos tiempos,

el eximio escritor Peña y Goñi leyó uu no­

table discurso alusivo á tan gratísimo acon­

tecimiento qnc dejó imperecedero recuerdo,

siendo calurosamente felicitado el escritor

donostiarra.

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INDICE GENERÄL

Antonio de G aelaiieta................................................V alentiûM e O laco.......................................................Domenjón liODíále? dû A ndla.......................... ’ « 2'^Jo aq u iû M aria de Ferrer...........................................Andrés de U rdaneta................................................... 35lia fa e l de E ch ag ü e ..................................................... 47B a lta sar de EchaTC..................................................... ^Pablü de G o r o s a b e l . ................................................F rancisco de tícheveatp............................................ *73Policarpo de Balzola....................................... • •R las de Lezo..................................................................Padre I,epcliundi..........................................................Joaf^nín de Barpoelu A ldam ar............................... lO.iAntonio de O quendo.................................................. mJosé Francisoo de I t n r z a e t a , ..............................JoBc M aria Z ubia (M ari)............................................Alonso de Id iaquez.....................................................Jo sé Franm aco Aizquibol......................................... 13'Francisco de Lereandi.............................................. 143E l Condo de Peüaflorida...........................................J uan J 08^ ÿantesteban .............................................. 1 'G aspar de Ja n re g n i....................................................V icente de M antew la........................ » • • •L n is M anuel de Zaûartti..........................................E steban de G aribay....................................................Antonio Peña y Goñi................................................San Ignacio de Loyola.............................................

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E l Marqués de Toca...............................................

Lope Martínez de Isasti........................................205

José ManleiX)la.......................................................211

Coam® DaiT.ián de Churroca............................... 217

Ju lián de Lizardi.................................................... 2ií8

José Joaquín de Ferrer......................................... 231

Tomás de Zumalacarreguí...................................241

Indalecio Bízcarrondo (Bilinch)......................... *5]

Juan Sebastián del Cano...................................... i>50

Nicolás Ú 6 Soraluce...............................................265

Mifiiiel López do L e g a z p i ................................ 271

Agustín de Cardaberaz........................................ 281

Joaquín Jam ar.......................................................

Manuel do Larrsmeniíi......................................... t>93

La Monja Alférez.................................................... ;X)l

Juan Uanuel Besnee ............................................ 311

Gabriel de Mendizahal.......................................... 321

Joaé María de íparraguirro.................................. 8¿T

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