Hoy huelo la suavidad de mis recuerdos, encerrados en el
perfume de esta flor...
En aquella hermosa noche, decidí dar un paseo por el
campo...
De repente en la tranquilidad de mi paseo, me encontré con una hermosa chica, su
mirada me conmovió...
...
Así, en continuas salidas, fuimos conociéndonos cada vez más y el amor tocó las puertas
de nuestros corazones...
El amor inmenso que nos invadía nos llevó al
casamiento...
Ambos nos fuimos a vivir a la gran ciudad, nos
embarcamos en un largo viaje...
A medida que nos acercábamos el aire se
volvía mas espeso...
En aquel atardecer que todo lo vestía de naranja, llegamos a
nuestro hogar...
Ubicamos nuestras pertenencias dentro de la
casa...
En la tarde aprovechaba a adelantar trabajo mientras mi esposa, para distraerse, solía
pasar las tardes en la ciudad...
La ciudad, el lugar donde se respira
distinto...
Lo especial de la ciudad, es que todo estaba sustituído por
las manos del hombre...
Al parecer las personas que allí habitan no toleraban
sustituir , si no conservar el mismo elemento o ser vivo,
transformándolo en una máquina idéntica..
Los que alguna vez fueron seres vivos ahora no son más que
máquinas idénticas en aspecto...
El tiempo pasó y la flor que conservábamos desde que nos
conocimos, se encontraba marchita ...
La flor había sido reemplazada...
El rostro de mi amada se transformó en
asombro...
Desbordada por la situación, sale corriendo por las escaleras de la
casa...
Ella, dolida, busca su flor en medio de la oscuridad
del lugar....
En ese instante se desvanece por
completo...
El médico da la noticia de su muerte...
La bronca dominaba todo mi ser, parecía que mi mundo
había dejado de girar....
Entonces comencé a juntar todos mis
recuerdos...
A reconstruirlos...
Y estos tomaron forma. Aunque todo en esta ciudad sea reemplazable, hay cosas que jamas lo serán.
El amor nunca termina.