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Teora Poltica de la Frontera y la movilidad humana1Ricard
Zapata-Barrero
La creciente movilidad humana est interpelando de forma directa
una categora poltica que se hadado por supuesta en las teoras
liberales y democrticas: la categora de frontera. La teora
polticano ha reflexionado suficientemente sobre el concepto de
frontera. Este silencio resulta suma-mente relevante, puesto que es
a travs de una reflexin sobre las fronteras como afloran la
mayorade las incoherencias de la teora poltica liberal. Sorprende
tambin constatar que la nocin es un con-cepto-supuesto en los
debates actuales sobre la inmigracin. Partiendo de estas premisas,
el propsi-to del artculo es discutir las bases de una Teora Poltica
de las Fronteras (TPF). Como primer pasoidentifico aquellas
distinciones analticas que permitan fundamentar este programa de
investigacin.En primer lugar (seccin 1), y a modo de introduccin,
me ocupo de sealar las razones para iniciareste debate, y analizo
los vnculos que existen alrededor de la categora de frontera y sus
usos con-ceptuales, teniendo especialmente en cuenta su dimensin
histrica. En segundo lugar (seccin 2),abordo su funcin de enfoque,
como un marco generador de argumentos que sirven para legitimar
dis-cursos y polticas, concepciones y posiciones polticas. En la
seccin 3 profundizo la frontera comocategora poltica, y luego en la
seccin 4 me adentro en los enfoques tericos ms relevantes. En
laseccin 5 repaso los principales argumentos que justifican la
necesidad de controlar la movilidadhumana. Finalmente (seccin 6),
concluyo sealando los aspectos ms relevantes para conformar
lasbases de una TPF.
Palabras clave: frontera, movilidad humana, migracin, teora
poltica, liberalismo.
1. Este artculo forma parte de resultados de un proyecto
financiado por el VI Plan Nacional de InvestigacinCientfica,
Desarrollo e Innovacin Tecnolgica 2008-2011 del Ministerio de
Ciencia e Innovacin (Ref.:CSO2008-02181/CPOL), titulado Teora
Poltica de las Fronteras: polticas en torno al movimiento de
per-sonas en el contexto del euromediterrneo, y dirigido por el
autor. Una primera versin corta ha aparecidobajo forma de captulo
titulado Frontera: concepto y poltica, cap. 1, en R. Zapata-Barrero
y X. Ferrer-Gallardo (eds.) (2012), Fronteras en movimiento.
Migraciones haca la Unin Europea en el contexto medi-terrneo,
Barcelona: Edicions Bellaterra; pp. 27-56.
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What can be demarcated, defined, and determined maintains a
constitutiverelation with what can be thought (Balibar, citado por
Albert, Jacobson y Lapid,2001: 13).
In the real world, we cant assume that existing boundaries are
accepted, letalone that they will be accepted in perpetuity. Nor
can we assume that people out-side these boundaries have no desire
or claim to enter the country. Anypolitical theory which has
nothing to say about these questions is seriously fla-wed
(Kymlicka, 2001: 252).
INTRODUCCIN: POR QU HABLAR DE FRONTERA AHORA? RAZONESPARA EL
DEBATE. DE LA FRONTERA TERRITORIAL A LA MOVILIDAD
Los tericos polticos siempre tienen tendencia a exagerar la
originalidad y la impor-tancia de nuestro tiempo histrico frente a
otros. Pero lo cierto es que la creciente movili-dad humana2 est
interpelando de forma directa una categora poltica que se ha dado
porsupuesta en las teoras liberales y democrticas: la categora de
frontera. Su presencia ennuestros discursos pblicos es uno de los
signos que mejor caracterizan nuestra poca,hasta tal punto que est
adquiriendo el estatuto de un programa de investigacin propio.
Este proceso de normalizacin de un fenmeno considerado
previamente como excep-cional (la movilidad humana), requiere
teorizar sobre una categora de frontera tradicio-nalmente vinculada
con el territorio. La base emprica sobre la que nos apoyaremos se
basaen el hecho de que los actuales flujos migratorios no deben
seguir siendo explorados soloa travs del prisma de control de las
fronteras territoriales, sino de gestin de la movilidad.Dentro de
este nuevo marco, el argumento principal de este artculo es que se
requiere teo-rizar sobre un proceso donde la frontera se
desterritorializa cada vez ms, como apun-tan los estudios ms
recientes de la teora de las fronteras (border theory)3. El mayor
cam-bio conceptual experimentado durante las dos ltimas dcadas por
los estudios sobrefronteras (border studies) reside en el
reconocimiento de las fronteras estatales (y supraes-tatales) son
instituciones polticas complejas que (des)conectan espacios
sociales, polticasy culturales. Las fronteras territoriales han
dejado de ser entendidas como meras lneasfijas geogrficas y
comienzan a ser dimensionadas como un resultado de un proceso
din-mico, como una realidad construida poltica y socialmente y en
permanente cambio encuanto a su gestin de la movilidad humana. En
consecuencia, la investigacin fronterizaha dejado de ser el
ejercicio analtico descriptivo que encarn aos atrs (J. R. V.
Prescott,1978), para convertirse en un campo de estudio que va
desde el proceso de definicin de
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2. Segn la Organizacin Internacional para las Migraciones (OIM,
2010), estos niveles crecientes de la movi-lidad humana son muy
claros: desde 150 millones en 2000 a 214 millones en 2010.
3. Vanse, entre los recientes, A. Paasi (2009), N. Parker et al.
(2009), C. Johnson et al. (2011), D. Wastl-Wal-ter (2011).
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las fronteras externas europeas Walters, 2002, 2004;
Zapata-Barrero (ed.), 2010; Wolff etal. (eds.), 2011, a estudios ms
enfocados en aspectos normativos de cmo se estn ges-tionando los
flujos migratorios, y demandas de tratamiento tico (vase ltimo
monogr-fico sobre tica de las migraciones en R. Zapata-Barrero y A.
Pcoud (2012). Pasamos deun debate sobre la frontera a un debate
sobre la fronterizacin (bordering)4. Las leyes ylas polticas que
gestionan estos flujos son mltiples, pero tienen en comn que se
crearona nivel estatal con un propsito de seguridad y militar. En
este contexto, nuestro intersterico es identificar aquellas
distinciones analticas que nos permitan fundamentar unateora
poltica de la frontera. En ltima instancia, se pretende contribuir
a un debate aca-dmico, poltico y social sobre cmo teorizar sobre
una categora de frontera que est msbien vinculada a la movilidad y
no tanto a una realidad esttica, inamovible e innegocia-ble, basada
en una lnea fsica territorial.
En este marco que vincula el debate sobre las fronteras y el
debate sobre las migracio-nes, nuestra perspectiva se definir desde
el punto de vista de las polticas migratorias, ydesde ella
argumentar que se requiere fundamentar una teora poltica de la
frontera y lamovilidad humana.
La teora poltica no ha reflexionado suficientemente sobre el
concepto de frontera.Esta conspiracin de silencio resulta sumamente
relevante, puesto que es a travs de unareflexin sobre las fronteras
como afloran la mayora de las incoherencias de la teora pol-tica
liberal (Kymlicka, 2001: 250). Sorprende constatar, por ejemplo,
que la nocin defrontera ha sido durante mucho tiempo un
concepto-supuesto en los debates actualessobre la inmigracin5.
Incluso los debates normativos de finales del siglo pasado sobre
la justicia siguiendo latradicin rawlsiana han dado por sentada la
nocin de frontera en los principios de distri-bucin final de
bienes. Es, en cierto sentido, la imposibilidad de aplicar su
justicia estatala un mundo sin fronteras lo que conduce a Rawls a
abstenerse en su ltimo proyecto depensar en la justicia global
(Rawls, 1993). La justificacin de Rawls es que sin Estado, esdecir,
sin una unidad poltica territorial delimitada con una frontera, no
puede haber unateora de la justicia. Tampoco R. Nozick (1974) tiene
un pensamiento sobre la frontera enlos aos ochenta del siglo
pasado, cuando construye su teora como reaccin a la
teoraintervencionista rawlsiana. Walzer y sus esferas de la
justicia (1984) constituyen laexcepcin que confirma la regla. Para
l, la condicin de miembro (membership) suponeel concepto de
fronteras al ser definido en trminos de lo que excluye (para estos
tres auto-res, vase R. Zapata-Barrero, 2001). Pero es sobre todo el
trabajo seminal de J. Carens
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4. Existe amplia literatura. Aparte de los ya citados, vanse
tambin, entre otros, J. L. Anderson et al. (eds.)(2003), O. Kramsch
y B. Hooper (2004), H. Van Houtum et al. (2005), A. Paasi (2005),
B. Brunet-Jailly(2005), D. Newman (2006), A. Pcoud y P. de
Guchteneire (2007), J. Agnew (2008; X), Ferrer-Gallardo(2008), A.
C. Diener y J. Hagen (2009), D. Wastl-Walter (2011), L.
Bialasiewicz (2011).
5. Esta es una opinin compartida de que las fronteras se han
tomado por sentado en la teora poltica y los deba-tes liberales.
Vanse, entre otros, B. Barry y R. E. Goodin (eds.) (1992), O,
ONeill (1994), Ph. Cole (2000,ch. 9), D. Miller y S. H. Hashmi
(eds.) (2001),W. Kymlicka (2001), A. Buchanan y M. Moore (eds.)
(2003),y, evidentemente, el trabajo precursor de J. Carens
(1987).
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(1987) el que pone sobre el debate normativo esta nocin de
frontera vinculada a nuevasrealidades de la movilidad humana.
Carens supo hacer ver muy claramente la incoheren-cia que existe
entre la realidad del control de las fronteras y una tradicin
liberal que tienedificultades para justificar la existencia misma
de las fronteras y su funcin de exclusiny control. De ah su
argumento que una lectura estricta de la tradicin liberal debera
dejarabiertas las fronteras (open borders) y dejar entrar a quien
lo quiera. Por lo tanto, el pri-mer argumento de base cuando se
introduce la categora de la frontera dentro de la tradi-cin
liberal, la universalidad de sus principios es ms que aparente, ya
que los valores ylos principios liberales se ven muy limitados por
una nocin de frontera que acta comogenerador de orden y de
estabilidad, y requiere de una nocin de Estado que protege a
lossuyos pero excluye a los que no son suyos. Sobre este supuesto
fronterizo se constru-ye y justifica la dicotoma entre ciudadano y
no-ciudadano, y dems categoras que con-forman las polticas de
inmigracin.
En este artculo, en ltima instancia, me interesa abordar la
dimensin de fronteraligada a la movilidad humana y no tanto como
lmite territorial, aunque mantiene su fun-cin simblica de marcar
lmites de la pertenencia a un Estado o comunidad, y est en labase
de la discusin sobre la legitimidad de la exclusin de ciertas
personas de la ciudada-na6. Tampoco me interesa discutir ni la
capacidad tcnica ni la viabilidad econmica, nilos temas de
estrategias de gestin del control de las fronteras, sino sus
fundamentos nor-mativos. Partiendo de la base de que todava no
existe una TPF en sentido estricto, en esteartculo defender las
bases para elaborarla.
En primer lugar (seccin 1), y a modo de introduccin, me ocupo de
sealar las razonespara iniciar este debate y analizo los vnculos
que existen alrededor de la categora de fron-tera y sus usos
conceptuales, teniendo especialmente en cuenta su dimensin
histrica. Ensegundo lugar (seccin 2), abordo su funcin de enfoque,
como un marco generador de argu-mentos que sirven para legitimar
discursos y polticas, concepciones y posiciones polticas.En la
seccin 3 profundizo la frontera como categora poltica, y luego en
la seccin 4 meadentro en los enfoques tericos ms relevantes. En la
seccin 5 repaso los principales argu-mentos que justifican la
necesidad de controlar la movilidad humana. Finalmente (seccin6),
concluyo sealando los aspectos ms relevantes para conformar las
bases de una TPF.
TIEMPO HISTRICO DE FRONTERAS EN MOVIMIENTO
Existen hoy en da muchas circunstancias y numerosos contextos
que requieren unareflexin sobre las fronteras. Desde esta
perspectiva, partimos de la premisa de que losdebates relacionados
con las fronteras son, quiz, uno de los signos ms visibles de
que
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6. Vase, por ejemplo, Ph. Cole (2000; xi), quien enfoca su
trabajo en las fronteras de la pertenencia (members-hip
boundaries), e intenta contestar a la pregunta bsica: qu puede
justificar moralmente las prcticas depertenencia exclusiva de los
Estados modernos?
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estamos en un proceso de cambio (Rumford, 2006: 155). De
entrada, el debate est nti-mamente vinculado con los procesos de
inestabilidad social y poltica en los que nosencontramos.
Invirtiendo el argumento, cuando un tiempo histrico se plantea
redefinir susnociones de frontera, es que estamos en un periodo de
inestabilidad. Desde este punto devista, podemos decir que el hecho
de que hoy en da sea necesario hablar sobre las fronte-ras es un
indicador de que estamos en un proceso de cambio.
La forma en cmo contextualizamos el debate en el periodo
histrico sirve de marcode referencia para orientar enfoques
posteriores para el anlisis de las fronteras. El temade las
fronteras debe situarse en el periodo de posguerra fra y de
poswesfalia.
Durante la guerra fra en Europa la frontera tena dos
significados bsicos: uno carac-terstico de la sociedad abierta:
dejar salir, y otro de la sociedad cerrada: no dejar salir. Laopcin
salida era el criterio bsico de distincin de dos formas
contrapuestas de organizarla inclusin/exclusin en una sociedad. El
bloque comunista no dejaba salir, y el que sala,no tena opcin de
retorno a su pas. El bloque liberal fundamentaba su conflicto
precisa-mente en que sus ciudadanos tenan la opcin tanto de salir
como de retornar. La funcinsocial de la frontera fsica era, pues,
muy diferente y fundamentaba las polticas y la mismafilosofa
poltica de cada bloque. La fecha clave y simblica de 1989, con la
cada del murode Berln marca el fin de dicho periodo, y el fin
tambin de esta concepcin diferenciadade la funcin de la frontera.
Como evidencia, la ltima dcada del siglo XX se caracterizpor la
redefinicin de fronteras y el surgimiento de nuevos Estados en el
antiguo bloquesovitico. Hoy en da, la incorporacin de la mayora de
dichos nuevos Estados a la UninEuropea marcara el fin del llamado
periodo posguerra fra. La opcin salida y la opcinde retornar estn
prcticamente aseguradas en toda Europa para sus ciudadanos. Pero
nopara los que vienen de fuera, los no-ciudadanos, y que quieren
entrar. Incluso tras las rebe-liones del mundo rabe de Tnez y
Egipto en la primavera de 2011 son indicadores de quelas fronteras
son muy porosas y sin control. El nuevo debate ya no est centrado
en laopcin salida, sino que desde el punto de vista del inmigrante
somos una sociedad cerra-da, puesto que controlamos el movimiento
de personas en la direccin de entrada con cri-terios que
precisamente vulneran los principios bsicos del liberalismo que
sustentan nues-tras sociedades a nivel interno. En este punto
deberemos situar los debates queabordaremos ms adelante (seccin 4).
Dada la nueva realidad de creciente movilidadhumana, el control de
fronteras de nuestra sociedad abierta es nuevo e indica que solo
esuna sociedad abierta para los que viven dentro (insiders), y que,
por lo tanto, hay unaunidireccionalidad de lo que se entiende por
sociedad abierta. Con la demanda crecien-te de inmigrantes que
quieren entrar estamos pasando de una concepcin de sociedadabierta
a una de sociedad cerrada.
Si tomamos como referencia un periodo histrico ms largo, el de
la poca que se ini-cia tras el tratado de Wesfalia (1648), con el
que se cierra la guerra de religiones duranteaproximadamente cien
aos en Europa, y en donde se pacta un marco de Derecho
interna-cional para resolver conflictos entre Estados soberanos
territorialmente, el camino se abrepara construir una fundamentacin
nacional de la soberana territorial de los Estados. En
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este sentido, podemos decir que hoy en da existen tambin
evidencias de que estamos enun periodo poswesfalia, tanto por
factores de globalizacin como por niveles de reivindi-cacin
nacional no estatal y de nivel ms local. En ambos casos, los
Estados estn perdien-do parte de sus soberanas y de los fundamentos
de legitimidad. Un buen indicador de esteproceso de cambio es que
la prdida de soberana de los Estados se expresa a travs de laprdida
de su control de fronteras. El vnculo entre frontera y soberana
estatal no es unsupuesto hoy en da como lo era hace unas dcadas.
Con las dinmicas de cambio de pol-ticas de las fronteras y de la
movilidad humana, es la misma categora de frontera la quese mueve y
fundamentan los cambios conceptuales, tericos y de enfoques que
ahoratrataremos.
ESFERAS DE SIGNIFICADOS DEL TRMINO FRONTERA: LA FRONTERACOMO
CONCEPTO Y COMO ENFOQUE
Frontera es un concepto multidimensional: engloba muchos
significados desdemuchos enfoques. Derivado de frent en el sentido
de tierra que est en frente de otra yde ah lmite entre dos
territorios, etimolgicamente, su origen es bsicamente militar.La
frontera es el frente militar. Luego aparece su sentido ms de
fortificacin para hacerfrente al enemigo, antes de designar
propiamente el lmite territorial y fsico entre dosEstados
(Pancracio, 1998). Existen unos vnculos bsicos en torno a la nocin
que ayudana formar su ncleo conceptual. La frontera est muy
vinculada a Estado, territorio y pobla-cin. Esto es, no puede haber
Estado sin frontera, ni frontera sin Estado; y se necesita almenos
de un territorio y de una poblacin para dar sentido a una
frontera.
Conceptualmente, la idea de frontera tiene una funcin analtica
clara: separar almenos dos unidades. Justificar la existencia de
fronteras est, por lo tanto, ntimamentevinculado con la
justificacin de la pluralidad de unidades polticas o Estados
(ONeil,1994: 78). Existe un sentido fsico y territorial de
frontera, y un sentido simblico, queusa la idea de lmite y de
marcador en todos los contextos posibles. Dentro de la
familiasemntica de frontera conviven: lmite, linde, separacin,
confn, coto, trmino, borde, ori-lla, margen, barrera. La frontera
es bsicamente el lmite de la tierra conocida, de lanacin, del
Estado. Vista siempre desde dentro, como proteccin; desde fuera,
comoobstculo. Evoca siempre una cosa que uno trata de extender. La
frontera, junto con estadimensin dinmica de extensin, tiene como
funcin servir de marcador de diferencia ygenerar sentido. Este
sentido epistemolgico de frontera es el que podemos retener
delmotto que encabeza el artculo: lo que puede ser delimitado,
definido, y determinadomantiene una relacin constitutiva con lo que
puede ser pensado (Balibar, citado porAlbert, Jacobson, Lapid,
2001: 13)7. Ambos estn relacionados: la separacin y la diferen-cia
ayudan a dar significado. Sin unos lmites semnticos claros entre
dos cosas, no hay
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7. De aqu en adelante todos los originales en ingls estn
traducidos por el mismo autor.
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sentido posible. Cualquier cosa sin frontera carece de sentido.
Si existe frontera es porqueexiste una diferencia que sealar (esta
diferencia puede ser real o aparente, construida pol-ticamente o
existente de forma natural). La constitucin misma de la identidad
personal ogrupal, y su consciencia como tal, est muy relacionada
con una nocin de frontera quemarca la diferencia respecto a otras
identidades. El tipo de relacin que mantiene ya esobjeto de debate,
esto es, si la frontera hace la diferencia o si la diferencia es la
que orien-ta la frontera. No puede haber una definicin de frontera
sin tener en cuenta esta naturale-za semntica y su capacidad
expansiva generadora de significado.
Si vamos de esta concepcin ms semntica y la aplicamos
polticamente, la idea deseparacin y de lmite forma parte de la
misma tradicin liberal, que pone lmites al usodel poder y a la
soberana estatal. El arte de la separacin que expresaba M. Walzer
(1984)tiene este sentido de frontera como delimitacin. Desde este
punto de vista, la gobernabi-lidad de nuestra sociedad se basa en
un cierto consenso sobre determinados ejes de sepa-racin, como los
lmites entre el espacio privado y el espacio pblico, entre la
religin y elespacio laico, etc. Sin estas fronteras espaciales, no
habra la base legitimadora del propioliberalismo.
Lo comn en todos estos sentidos, y que podemos retener, es que
el concepto mismode frontera es un concepto-funcional. Esto es, no
podemos definir el concepto sin descri-bir la funcin que designa.
Tambin evoca la idea de lmite, de lnea real o imaginaria quesepara
dos realidades que implcitamente se ven como opuestas (la frontera
entre cristia-nos y musulmanes, por ejemplo). Su principal funcin
es dividir y separar, marcar zonascualitativamente diferenciadas
(y/o enfrentadas).
Pertenece tambin a su ncleo la dimensin biolgica de que algo se
est extendiendoy que la frontera limita. Como cosa que limita la
extensin de algo existen varios senti-dos de frontera: un sentido
epistemolgico (como frontera del conocimiento, lo quepuedo y no
puedo conocer, en constante expansin), un sentido tico (como
frontera delcomportamiento, lo que puedo y no puedo hacer), un
sentido psicolgico (nuestra auto-concepcin, o cmo me concibo yo
mismo y me conciben los otros), un sentido ontolgi-co (como
frontera de la vida, o lo que puede o no ser vivido), y un sentido
geopoltico(como frontera territorial, o lo que puede o no ser
objeto de poder). Veamos brevementecada sentido.
Sentido epistemolgico: significa las fronteras del conocimiento,
las fronteras de laciencia. En una investigacin conceptual se ve
claramente que frontera tiene muchossinnimos, pero no tiene
antnimos claros, aparte de ausencia de frontera. Quiz, lo
con-trario a la frontera es, matemticamente hablando, el infinito,
la ausencia de frontera nospuede desconcertar epistemolgicamente,
ya que podemos perder el sentido de lo queestudiamos. El sentido
epistemolgico de frontera es el que divide entre el conocimien-to y
el desconocimiento, lo conocido y lo desconocido. Puede tener un
sentido personal:las fronteras de lo que conozco/no-conozco, pero
tambin un significado gnoseolgico, enel sentido de marcar lo que
podemos y no podemos conocer como seres humanos. Esta es
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la frontera que separa la ciencia y lo racional, de la religin y
lo irracional. Desde esta pers-pectiva de limitar la extensin de
alguna cosa en general, se usa desde dentro hacia fuera,queriendo
al mismo tiempo enfatizar que lo de dentro es mejor, o tiene un
valor ms posi-tivo que lo que est fuera. Esta forma de definir la
frontera desde dentro es caracters-tico del enfoque comunitarista,
que define sus conceptos en contraste con los que estnfuera y
quedan excluidos de la comunidad (ONeil, 1994).
Sentido tico: aqu significa las fronteras del comportamiento.
Hay lmites de loque uno puede o no hacer teniendo en cuenta la vida
en sociedad. Es el que marca la refe-rencia social de lo bueno y lo
malo, la frontera entre el bien y el mal. Aqu entraran loslimites
de nuestras relaciones con los otros, los lmites del civismo y
nuestro comporta-miento colectivo, as como tambin entraran hoy en
da las fronteras de la ciencia y de labiotica, en donde las
posibilidades humanas de la ciencia a veces traspasa fronteras
ti-cas, como los debates que estn muy relacionados con las
fronteras de nuestra tica entorno a la clonacin humana, la
eutanasia, etc.
Sentido psicolgico: nos referimos aqu a las fronteras de
nuestras autopercepcio-nes. Se necesita psicolgicamente una nocin
de frontera externa para orientar nuestrasautopercepciones. Este
sentido es significativo en tanto que un cambio de las
fronterasexternas puede afectar la autopercepcin de las personas.
El sentido de la comunidad y elsentido de identidad solo actan para
nuestra psicologa si existe una nocin implcita defrontera. En este
marco debe entenderse la afirmacin de Anderson: La percepcin de
loslmites territoriales y las restricciones territoriales forman
parte de procesos sociales ypolticos. El sentido del territorio es
un elemento [...] de lo que es ser humano. La concien-cia humana y
la organizacin social estn profundamente condicionados por el
territorio ylas fronteras [...] Las imgenes de las fronteras y las
concepciones de la organizacin terri-torial han formado parte los
proyectos polticos ms importantes (Anderson, 1996: 183)8.
Sentido ontolgico: la expresin que mejor describe este sentido
es las fronteras dela vida. En este sentido ontolgico est la misma
nocin de la muerte, como nuestra fron-tera por excelencia. Sin esta
nocin de frontera-muerte difcilmente podemos dar sentidoa nuestra
vida ni a nuestras expectativas (Nozick, 1989). Este sentido es
quiz el ms clarocomponente de la frontera como generador de
sentido. Una vida eterna (sin fronteras) dif-cilmente podra ser un
marco para dar sentido y tener expectativas vitales. La
fronteramxima de la vida est en lo que llamamos muerte, como la
no-vida, y cumple una fun-cin ontolgica por excelencia de ayudarnos
a dar sentido a todo lo que nos mueve inter-namente.
Sentido geopoltico: este es, quiz, el sentido ms clsico y
originario: la fronteraterritorial-poltica. Es la lnea jurdica de
un Estado y la que delimita su competencia terri-torial. Esta
frontera puede ser natural (mar, montaas, ros, etc.), o no, pero en
todo caso
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8. Traducido del original: perceptions of territorial limits and
territorial constraints are part of social and poli-tical
processes. A sense of territory is an element [] of what is to be
human. Human Consciousness andsocial organization are profoundly
conditioned by territory and frontiers. [] Images of frontiers and
the con-ceptions of territorial organization have been part of all
major political projects.
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siempre es artificial o resultado de consenso y acuerdos, de
conquistas y tratados de paz.Este sentido geopoltico vincula
frontera con poder, soberana, orden, identidad, estabili-dad. Este
sentido terrestre de frontera es el que nos interesar profundizar.
Est muy vin-culado al sentido epistemolgico, que le sirve, de
alguna manera, de fundamentacin. Loslmites a la extensin del
sentido epistemolgico tienen un sentido figurado y simblico,pero
tambin material y terrenal. Por ejemplo, en el Imperio romano, la
frontera entre locivilizado y lo brbaro, la frontera entre el mundo
conocido-civilizado del desconocido-brbaro. Esto es, el Imperio
romano o la frontera de la civilizacin. Los confines del Impe-rio
eran el lmite o lo que en el Imperio romano se llamaba limes, de lo
que se haba con-quistado. En este sentido, entran histricamente las
fronteras que dividen mundos, comoel muro de Adriano en Gran Bretaa
(el limes que separaba el Imperio en el norte de Euro-pa), el muro
de Berln, que separa el mundo liberal del mundo socialista y
comunista, laGran Muralla China (separaba al Imperio chino de
tribus mongoles); o tambin la murallade Teodosio (que rodeaba la
antigua Constantinopla, hoy Estambul) e, incluso, la
fronteraMaginot (o lnea de fortificacin y defensa construida por
Francia a lo largo de su fronte-ra con Alemania e Italia, despus
del fin de la Primera Guerra Mundial). Hoy en da, eldebate en torno
al conflicto entre civilizaciones y en torno a la alianza de
civilizacionestiene una relacin directa con la necesidad de
construir y discutir nuestras fronteras.
Salvo el sentido ontolgico de frontera, los otros sentidos no
denotan que la fronterasea un trazado, un lmite, una demarcacin
definitiva ni intangible. La frontera siempre esresultado de un
proceso y, por lo tanto, es una realidad construida que sirve para
conseguirun orden, pero que es modificable cuando los fundamentos
de dicho orden se desvanecen.Como ocurre hoy en da con la creciente
movilidad humana. Quiz el mejor ejemplo y lti-mo histricamente, es
la cada del orden comunista, que trae inmediatamente consigo
laredefinicin de fronteras de la mayora de sus pases satlites y de
la misma Unin Sovi-tica. El ejemplo de la antigua Yugoslavia que se
desmiembra en nuevos Estados y nuevasfronteras.
En resumen, las dos dimensiones conceptuales de frontera (la
nocin funcional y lanocin que evoca una construccin social) sirven
de premisa para entender cmo el con-cepto de frontera juega un
papel como categora poltica que requiere fundamentar unateora
poltica.
LA FRONTERA COMO CATEGORA POLTICA
Un sistema de categoras puede utilizarse para proporcionar
idealmente un inventario dela realidad, la catalogacin de lo que
existe en el mundo en s mismo (tradicin aristotli-ca), o de
conceptuar el mundo para conocerlo mejor (tradicin kantiana). Tiene
entoncesuna funcin tanto analtica como informativa, ya que nos
puede ayudar a discernir lo que esborroso y desarticulado en la
realidad, y al mismo tiempo a entender algunas situaciones
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relevantes como las condiciones socioeconmicas y las
desigualdades en el mundo (catego-ra de gnero, estatus social,
educativa, edad, econmica, etc.). Analticamente la categoratiene la
funcin de distinguir lo que es un rasgo distintivo de algo. Es aqu
que se despren-de de su propia etimologa. En efecto, el trmino
griego antiguo kategoria describe lo quepodra decirse en contra de
alguien en un tribunal de justicia. Este es el sentido que usa
Aris-tteles: lo que se puede decir de o sobre un tema, como una va
para distinguir categoras.Ms precisamente, Aristteles lleg a su
lista de categoras como resultado de distinguirdiferentes preguntas
que se le pueden plantear a algo, y constatando que solo un nme-ro
limitado de respuestas puede ser adecuadamente dado a cualquier
pregunta en particu-lar (Ackrill, 1963).
Desde el punto de vista poltico, la tarea de categorizar no es
una tarea neutral. Tienesiempre un sistema de intenciones
estratgicas y sigue siempre unos determinados prop-sitos
explicativos. Categorizar a los inmigrantes como trabajadores, por
ejemplo, no es lomismo que categorizarlos simplemente como
personas, ni siquiera si los categorizamoscomo actores polticos y
actores sociales. Tampoco es lo mismo describir los flujos
migra-torios con un sistema de categoras directamente relacionado
con el mercado, tales comoel uso de las categoras demogrficas como
la fuga de cerebros, la formacin y condicinsocial o acciones como
las remesas, que describir los flujos de acuerdo con un marco
dereferencia ms amplio (ms all del mercado), introduciendo
categoras tales como elgnero, la religin, la lengua, etc.
Esta dimensin poltica de las categoras tambin significa que es a
la vez el resultadode un proceso en el que expresa una forma de
interpretar el mundo, y tiene una dimensinde fundacin en el sentido
de que puede ayudar a comprender los cambios sociales. A tra-vs de
categoras podemos tambin expresar desiderata y podemos reclamar
nuevas orien-taciones para transformar la realidad.
En definitiva, y recogiendo todo lo dicho anteriormente, toda
sociedad se mueve a tra-vs de un sistema de categoras que forman
parte de su cemento estructural hasta que seproduce paulatinamente
un proceso de cambio que lo pone en evidencia, y se inicia asun
proceso de reflexin sobre los fundamentos que anclan el sistema de
categoras. Endicho momento, las categoras que tenan tan solo una
dimensin descriptiva y social seconvierten en categoras polticas
(vase aplicacin en conceptos polticos, R. Zapata-Barrero,
2007).
Una de las evidencias ms visibles de que la categora poltica de
frontera ha sido unode los conceptos supuestos en el debate de las
ciencias sociales es que en la misma defini-cin de Estado no se
suele mencionar el concepto de frontera. Se da por supuesto
cuandose habla de que se necesita una poblacin, un territorio y una
soberana para ejercer elpoder. Incluso en la definicin clsica
weberiana de Estado, como monopolio del poderlegtimo en un
territorio, se da por supuesto que dicho territorio est delimitado
por unafrontera. Hoy en da la frontera se ha convertido en una
categora poltica que es objeto dediscusin. Puede ser objeto de
discrepancias polticas sobre su gestin cuando se vinculacon
movilidad humana.
Ricard Zapata-Barrero48
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Esto implica que se lo debe considerar como una categora que
ayuda a comprenderrelaciones de poder y desigualdades, como las
clsicas categoras socioeconmicas e iden-titarias como el gnero, el
color de la piel, la etnicidad, la clase social, la religin, etc.
Sinos planteamos entonces qu tipo de desigualdades y de relaciones
de poder estn relacio-nadas con la existencia de fronteras, la
respuesta est directamente vinculada con desigual-dades sociales
entre pases desarrollados y pases en vas de desarrollo, entre pases
demo-crticos y pases en vas de democratizacin. Asimismo, el sistema
de argumentacin entorno a las fronteras tiene una relacin histrica
con el pasado colonial de Europa. El tra-zado de fronteras tena una
relacin con la separacin de comunidades y la extensin deldominio
europeo.
Como categora poltica, la frontera tiene, al menos, tres
propiedades: es una institu-cin poltica primaria, es un proceso y
es una nocin funcional
En primer lugar, es una institucin9. De hecho, la considero como
una institucinpoltica primaria. Como institucin supone, al menos,
aceptar tres tesis:
En primer lugar, la tesis histrica: consideramos que no hay ni
fronteras naturalesni nunca han existido. La nocin de frontera
natural es, simplemente, un mito pol-tico (Balibar, 2001: 174). El
hecho de vincular la frontera a un ro o una cadena demontaas
responde al deseo de naturalizar una nocin que es bsicamente
poltica.En este proceso de naturalizacin, se esencializa su
sentido, hasta tal punto que igualque no es posible modificar el
curso de un ro, ni la cadena de una montaa, la fron-tera est ah
para siempre. Eso significa que, como institucin, la frontera es
antetodo una categora histrica que siempre ha de ser entendida en
su propia biografa,como resultado de una historia particular. E.
Balibar (2001: 163) dice correctamenteque las fronteras han llegado
a su lmite histrico, ms all de lo cual sus funcionesinternas y
externas tienen cada vez ms dificultades de cumplirse.
La segunda es la tesis de la estabilidad: a saber, no es solo
que la frontera es unainstitucin, sino que es una institucin-lmite.
Esta expresin procede de E. Balibar(2001: 174). El autor asevera
que las fronteras (frontires) deben considerarse
comoinstitutiones-lmites, en el sentido de que tendran que
permanecer estables mien-tras que todas las dems instituciones se
transforman, tendran que dar al Estado lacapacidad de controlar los
movimientos y las actividades de los ciudadanos sinsometerse ellas
mismas a ningn control. Si asumimos esta tesis de la
estabilidad,cuando esta institucin se convierte en inestable (que
significa bsicamente que estcambiando su funcin original), como en
la actualidad, todas las dems institucio-nes de las que esta
estabilidad depende pasan a convertirse automticamente en unasunto
de discusin.
Por ltimo, llegamos a la tesis no-democrtica, en el sentido de
que, como insti-tuciones, las fronteras son el resultado de un
proceso de decisin no-democrtico
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9. D. Newman (2003: 14), J.-P. Cassarino (2006); H. Donnan y T.
Wilson (1999: 62).
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(E. Balibar, 2001: 174). De hecho, esta es una de las
distinciones histricas de las din-micas actuales. Somos la primera
generacin que discute las fronteras y la gestin dela movilidad con
categoras procedentes de las teoras democrticas y liberales. De
ahque sean las incoherencias entre prcticas y criterios de gestin
con principios y valo-res democrticos y liberales los que centran
el ncleo de la argumentacin y justificanla necesidad de fundamentar
una teora poltica de las fronteras.
En cierto sentido, la tesis de la estabilidad introduce tambin
la dimensin que no essolo una institucin, sino una institucin
primaria, en el sentido de que se trata de
unainstitucin-independiente de otras, y de las que las otras
dependen. Permtanme que sea-le la base de esta dimensin. Usando la
diferencia analtica de la teora de bienes de J.Rawls, que ha
orientado el debate sobre la justicia de las ltimas dcadas del
siglo XX,esto es, la diferenciacin entre los bienes primarios y los
bienes secundarios, podemosdecir que existen instituciones polticas
primarias e instituciones polticas secundarias.Recordamos que los
bienes primarios son los que requiere toda persona racional
parapoder realizar sus expectativas de vida, y son los que son
objeto de distribucin en una teo-ra de la justicia. M. Walzer aadi
a la lista de bienes primarios a la ciudadana, en tantoque era la
condicin sin la cual una persona no poda ni siquiera ser objeto de
una teorade la justicia. La ciudadana como bien primario
distribuible significa que es la condicinsin la cual no se pueden
distribuir los dems bienes dentro de un Estado10.
Siguiendo esta misma lgica, pero aplicado al concepto de
frontera, podemos decir queexisten instituciones polticas primarias
en tanto que su existencia es la condicin sin la cualno pueden
existir otras instituciones polticas. Hoy en da la frontera fsica
se ha conver-tido en una institucin primaria. Por ejemplo, para la
teora del nacionalismo, sin esta ins-titucin no puede haber Estado
ni comunidad poltica (vase Miller, 1995). Para una teorade la
inmigracin, sin esta institucin primaria no habra ni siquiera
posibilidad de diferen-ciar entre inmigrante y ciudadano. Esta
institucin primaria es, pues, fundamental.
En segundo lugar, la frontera describe un proceso, el resultado
de decisiones polti-cas. Frontera no es una nocin naturalista y
esttica, como hemos avanzado. Para hacerexplcita esta dimensin, la
literatura acadmica prefiere usar la nocin de
fronterizacin(bordering), o incluso, para resaltarlo ms, proceso de
fronterizacin (bordering pro-cess) destacando la dinmica interna de
inclusin/exclusin, inherente en la nocin defrontera11. Este es el
proceso que hace que distintas comunidades polticas posibles se
dife-rencien unas de otras. Como un proceso que es, fundamenta la
creacin de la otredad.Es decir, se crean y consolidan identidades
separadas a travs del mantenimiento/modifi-cacin de la frontera.
Como bien dice D. Newman (2003: 15), el proceso de fronteriza-cin
crea orden a travs de la construccin de la diferencia.
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10. Sobre Rawls y Walzer, vase R. Zapata-Barrero (2001).11.
Vanse, entre otros, aparte de los ya citados, a J. Ackleson (2004),
E. Berg y H. Van Houtum (eds.) (2003),
M. Ruhs y H. J. Chang (2004), H. van Houtum, O. Kramsch y W.
Zierhofer (eds.) (2005).
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Como tal, tiene que ser concebida siempre como una institucin
poltica primaria cam-biable, y fijada por criterios de variacin. En
este sentido, debemos tener en cuenta no sololos cambios que pueden
tener lugar en la ubicacin fsica de la frontera, como lnea
quesepara dos Estados, sino tambin a las variaciones que se supone
que debe regular la cir-culacin de personas y de mercancas, por
ejemplo. En este segundo sentido, la frontera-proceso es la
respuesta de dos preguntas bsicas: quin entra? y cuntos? Este es el
nivelde anlisis que tiene lugar en el debate sobre fronteras
abiertas/cerradas, y la idea de cons-tituir un fundamento para la
regulacin del control de los flujos, e incluso la necesidad
deestablecer un cdigo tico (R. Zapata-Barrero, 2012).
Por ltimo, la frontera es una nocin funcional. Esta
caracterstica ya ha sido seala-da en el anlisis conceptual
anterior. Aqu cobra un significado diferente en tanto que cate-gora
poltica. Esto significa que no puede definirse la frontera sin
sealar las funciones quecumple. Aqu entraran nociones de
frontera-seguridad y frontera-proteccin. Como nocinfuncional, ha
sido tambin el gran implcito de las teoras contractualistas, las
cuales siem-pre han dado por supuesta una idea de frontera. Me
refiero tanto al contractualismo clsicode Hobbes y de Rousseau,
como el contemporneo encabezado por J. Rawls. El estado
denaturaleza sobre el que se fundamenta el contractualismo clsico
es un Estado-sin-fronte-ras. Para Rousseau este Estado sin
fronteras es el ideal. Aqu se basa el ideal romntico deun mundo sin
fronteras. Para la teora liberal, la primera frontera no es tanto
la colectiva, laque se traza en una comunidad, sino individual: la
propiedad privada. Esta idea de lmitepara la accin es tambin la que
argumenta Hobbes. La necesidad del Estado para limitar laextensin
de la libertad sin freno, la libertad sin fronteras. En la posicin
original de la teo-ra de J. Rawls, las personas tampoco tienen una
idea de frontera. Este hecho lo dio porsupuesto el mismo Rawls, y
muestra hasta qu punto su universalismo est muy contextua-lizado en
su poca. La teora de la justicia de Rawls, y la tradicin que origin
por propo-ner una sociedad justa, dio por supuesto la existencia de
las fronteras. Sin fronteras, los prin-cipios ms bsicos de justicia
tendran dificultades de implementarse.
CULES SON LOS ENFOQUES TERICOS MS RELEVANTES DE LA FRONTERA COMO
UNA CATEGORA POLTICA?
El diagrama 1 muestra los enfoques tericos ms relevantes de la
frontera como cate-gora poltica. Cada enfoque puede identificarse a
travs de un principio de accin y unalgica de argumentacin
prevalente.
El enfoque nuclear es el basado en el poder. Luego, tres
enfoques caracterizan la categorapoltica de frontera: enfoque
basado en la identidad, en la seguridad y en el bienestar. Aqu
vere-mos cada uno por separado, empezando por el enfoque nuclear
(poder), que sirve de premisa alos otros tres enfoques (seguridad,
identidad, bienestar). Vemos tambin cmo se expresa ladimensin
funcional del concepto de frontera, en tanto que cumple funciones
de seguridad, demantenimiento y proteccin de la identidad, y de
asegurar un bienestar a los que viven dentro.
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DIAGRAMA 1. ENFOQUES EN TORNO A LA CATEGORA POLTICA DE
FRONTERA
Fuente: elaboracin propia.
Enfoque basado en el poder: la frontera es la mxima expresin
territorial del poderpoltico. Las fronteras polticas son
esencialmente coercitivas. De hecho, la definicin fun-cional de
frontera es la que delimita jurdicamente un territorio. En este
enfoque entran lasdefiniciones clsicas de la soberana nacional y
estatal que se inicia en el periodo de West-falia y el que siguen
bsicamente los estudios de relaciones internacionales. La frontera
esuna lnea que se puede cruzar, pero bajo las condiciones impuestas
por el que est den-tro. En relacin con la creciente movilidad
humana, su forma de expresin se manifiestabajo una lgica de
seleccin, quien define el perfil (responden a la pregunta sobre
quinesentran) y la cantidad (responden a la pregunta sobre cuntos
entran). El principio de lasoberana es su principio bsico de accin.
El monopolio del control de las fronteras esquiz el ltimo bastin de
soberana estatal, la fuerza motriz de nuestro periodo
histrico,iniciado en Westfalia. Existe una relacin directa entre
frontera y Estado, hasta tal punto queambos se necesitan para
autodefinirse. La frontera es la respuesta a la pregunta sobre la
nece-sidad del Estado y forma parte de su justificacin. Como
proceso, tambin podemos decirque toda comunidad cultural que quiera
construirse un Estado, necesita una frontera paraconformar su poder
soberano. La soberana estatal reside en su capacidad de controlar
susfronteras. Aqu es donde se expresa con toda su plasticidad y
pragmatismo. La negacin auna persona a dejarle entrar es la mxima
expresin del poder soberano hoy en da.
A partir de esta concepcin nuclear se pueden separar
analticamente tres enfoquesbasados en tres formas diferentes de
legitimacin de la frontera como categora poltica.
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Enfoque basado en la identidadPrincipio de la
diferencia culturalLgica
inclusin/exclusin
FRONTERAEnfoque basado
en el poderPrincipio soberana
(condiciones de entrada)Enfoque basado
en el bienestarPrincipio de
distribucin justaLgica
igualdad/desigualdad
Enfoque basado en la seguridad
Principio de la estabilidad
Lgica interna/externa
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Enfoque basado en la seguridad: la frontera es la mxima expresin
de la seguridad.De hecho, este vnculo atiende al sentido etimolgico
de frontera, como el frente ycomo barrera de proteccin (muralla,
muro, etc.) contra cualquier peligro potencialexterno. El principio
de accin de este enfoque es la estabilidad, esto es, asegurar
unasociedad estable. La lgica de la argumentacin es la que
diferencia lo externo de lo inter-no, y la preservacin y proteccin.
Esta lgica de accin es diferente a la de lainclusin/exclusin que
veremos ms adelante (enfoque basado en la identidad), en tantoque
se centra ms en el continente y no tanto en el proceso dinmico de
paso de fuera haciadentro. Aqu entran los argumentos de mantener el
orden al interior de las fronteras y pre-servar la estabilidad
[vase Albert, Jacobson, y Lapid (eds.), 2001]. Invirtiendo los
efectos,con la desaparicin de fronteras, los principales problemas
son de orden y de estabilidad.Esto explica, por ejemplo, que el
tringulo libertad/seguridad/justicia sea el que oriente laaccin de
la Unin Europea a nivel interno, tras la desaparicin de fronteras y
la constitu-cin del espacio Schengen. La argumentacin de que es
necesario reforzar las fronterasexternas para asegurar un espacio
de libertad interno es el que orienta el mismo procesode
construccin de la Unin Europea iniciado en el periodo de Tampere
(1999). En estemarco surgen las imgenes de la Europa fortaleza, que
evocan el smbolo medieval de uncastillo que protege su poblacin
frente a los peligros externos, y puede estar en la base delos
contornos normativos de la Unin Europea [Zapata-Barrero (ed.),
2010].
Enfoque basado en la identidad: es un hecho reconocido que la
frontera actacomo marcador de la diferencia cultural y de la
identidad. Tiene una relacin directa conla definicin de la
alteridad. Es tambin una evidencia histrica que una de las
funcio-nes de las fronteras es definir comunidades culturales. En
este marco existen dos direc-ciones para orientar la relacin: la
que va de las fronteras a la identidad, y al revs. Estoes, el
debate sobre si las fronteras hacen la identidad, o bien si el
origen de las fronterasest en la existencia previa de una
identidad. La lgica de la argumentacin es, en estecaso, la lgica de
la inclusin/exclusin, la de un ellos/nosotros. No puede haber
unacomunidad poltica sin fronteras, y no puede haber fronteras si
no puede cumplir conuno de sus principales funciones: delimitar una
comunidad poltica12. Por otra parte, silas fronteras son los
principales indicadores de la diferencia, son inherentemente
exclu-yentes, y el contenedor principal del sentido de comunidad
poltica (Zapata-Barrero,2009)13. La frontera es la lnea que separa
identidades, y es la principal fuente que legi-tima
diferencias/similitudes. Incluso podemos decir que tras el estudio
del racismo hayuna concepcin de las fronteras que separan a grupos
de personas con variables de iden-tidad (racial o cultural). Un
argumento racista es un argumento que pone barreras a lasrelaciones
de identidad y el que legitima relaciones de poder entre grupos
culturales. Elhecho interesante es cuando se pretende que las
fronteras terrestres coincidan con las
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12. Sigo principalmente las referencias sobre identidad de
fronteras relacionado con la constitucin de las comu-nidades
polticas. Entre otros, M. Anderson y E. Bort (eds.) (1998), H.
Donnan y Th. M. Wilson (1999), M.Albert, D. Jacobson e Y. Lapid
(eds.) (2001), A. Buchanan y M. Moore (eds.) (2003).
13. La frontera como contenedor y como excluyente se describe en
S. Wolin (1996).
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fronteras de la identidad nacional, y que la inclusin / exclusin
se haga legitimados porprincipios exclusivamente de identidad
nacional.
Enfoque basado en el bienestar. Quiz este enfoque es ms europeo,
en tanto que lasdemocracias europeas se basan tambin en un
principio de igualdad de derechos sociales yse autoexige asegurar
un mnimo de bienestar a su poblacin. El principio bsico de accines
asegurar una distribucin justa del bienestar mnimo a las
personas-ciudadanas que vivendentro del contenedor de las
fronteras. Esta distribucin justa sigue la lgica de separar
desi-gualdades sociales e incluso la exclusin social. Segn este
enfoque del concepto mismo deigualdad que ha orientado el debate
sobre la democracia, tanto la igualdad de tratamientocomo la
igualdad de resultados, sale a la superficie que su universalidad
est limitada a seraplicada dentro de unas fronteras estatales, y
que, por lo tanto, supone de entrada una ins-titucin primaria de
las fronteras. W. Kymlicka problematiza muy bien este vinculo
entrederechos e igualdad. Las fronteras muestran los lmites en la
asignacin de derechos. Cules la justificacin para distinguir los
derechos de los ciudadanos dentro de las fronteras delos de los
extranjeros fuera de ellas? Si el principio del valor moral de las
personas tiene queser tomado en serio, entonces el Estado no debe
violar la integridad fsica de las personas.Este enfoque queda
resumido en la afirmacin siguiente: [en todas las teoras liberales]
uncambio sutil pero profundo tiene lugar en la terminologa. Lo que
comienza como una teo-ra sobre la igualdad moral de las personas
acaba siendo una teora de la igualdad moral delos ciudadanos
(Kymlicka, 2001: 249)14. Es decir, los derechos universales que
otorga elliberalismo a las personas se transforman por el camino de
la implementacin, y quedan enrealidad reservados para algunos de
ellos, los que son ciudadanos del Estado. Como perso-nas con un
valor moral inherente, por qu no se tiene derecho a entrar, a
trabajar, y a votaren una democracia liberal? Una TPF muestra que
el bienestar pleno, y por lo tanto los bene-ficiarios plenos del
principio liberal democrtico de la igualdad queda exclusivamente
reser-vado a los ciudadanos. Aqu radica uno de los problemas de
nuestro tiempo histrico.
Estamos ante situaciones no previstas. La singularidad de la
migracin internacional nosurge de la naturaleza del movimiento en
s, sino del cambio de jurisdiccin de un Estadosoberano a otro (
Zolberg, 2012).
MARCOS TERICOS EN TORNO A LA LIBERTAD DE MOVIMIENTO DE LAS
PERSONAS Y EL CONTROL DE FRONTERAS
Cabe subrayar por lo menos dos marcos de debate terico por cuyo
seno discurre unatrascendental reflexin implcita de la frontera:
las discusiones sobre el nacionalismo y eldebate sobre la
inmigracin. Ambos comparten sus preocupaciones sobre las fronteras
y
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14. Traduccin del original: a subtle but profound shift takes
place in terminology. What begins as a theory about themoral
equality of persons typically ends up as a theory of the moral
equality of citizens (Kymlicka, 2001: 249).
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construyen sus categoras polticas bsicas tomando las fronteras
como principal marco dereferencia, explcita o implcitamente.
Invirtiendo el argumento, sin una nocin de fronte-ra, es difcil, e
incluso imposible, tener una teora del nacionalismo y una teora de
la inmi-gracin. Esto es, la justificacin de donde trazar las
fronteras y la cuestin de su control,una vez trazadas, son dos
marcos separados pero vinculados por su categorizacin implcitade la
frontera.
Mientras que el primero sigue una lgica que trata de justificar
las fronteras y constru-ye sus argumentos siguiendo la lgica de
hacer / des-hacer de las fronteras (doing/un-doing borders,
making-unmaking of boundaries [Buchanan y Moore (eds.), 2003], en
losdebates sobre la inmigracin entran directamente cuestiones
relacionadas con la justifica-cin de los obstculos dados a la
movilidad humana como nueva dinmica global, en com-paracin con la
movilidad de las mercancas. Esta libertad de circulacin de las
personasse concibe como una prctica de una de las ms altas
expresiones de la libertad negativa,tan apreciada por la tradicin
liberal. En este contexto, entran los debates sobre la
justifi-cacin del control de fronteras, como la excepcin ms
convincente del liberalismo.
Esta diferenciacin analtica procede de W. Kymlicka (2001) en su
trabajo fundamentalsobre la justificacin de los lmites
territoriales del Estado liberal. Kymlicka se ocupa tantode la
teora de la secesin como de la movilidad humana que supone la
inmigracin El pro-blema de las fronteras plantea directamente la
cuestin de justificar dnde deben trazarse. Enesta forma de
argumentacin sale directamente a la superficie la constatacin de
que las fron-teras existentes son en gran parte el producto de la
injusticia histrica (Kymlicka, 2001: 250).Pero si dejamos de lado
las circunstancias histricas de las fronteras actuales, la
cuestinsigue siendo la de justificar los motivos legtimos para
determinar la ubicacin de los lmi-tes. Para los liberales, el
principio ms importante es la eleccin libre, limitada por el
respe-to de los derechos de los dems. Si la mayora de una parte de
un territorio no desea seguirformando parte de la mayor parte,
deberan tener el derecho a la secesin. Sin embargo, estaposicin est
en contradiccin con la prctica actual de las democracias
liberales.
Desde el punto de vista de la movilidad humana, la premisa de
Kymlicka es que el temade las fronteras se ha dado por supuesto en
el debate de la teora poltica normativa estasltimas dcadas. El caso
paradigmtico es Rawls, quien simplemente desatiende, como yahemos
visto, esta cuestin (Kymlicka, 2001: 252). Para Kymlicka, ello
entorpece el abor-daje de algunos de los problemas ms urgentes del
mundo actual. Como bien apunta el te-rico poltico, en el mundo
real, no podemos asumir que las fronteras existentes sean
acep-tadas, por no hablar de que sern aceptadas a perpetuidad.
Tampoco podemos asumir quela gente fuera de estos lmites no tiene
deseo ni pretensin de entrar en el pas. Cualquierteora poltica que
no tiene nada que decir acerca de estas preguntas comete un grave
error(Kymlicka, 2001: 252)15. Estas cuestiones ticas han sido las
primeras consideraciones que
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15. Traduccin del original: In the real world, we cant assume
that existing boundaries are accepted, let alonethat they will be
accepted in perpetuity. Nor can we assume that people outside these
boundaries have no desi-re or claim to enter the country. Any
political theory which has nothing to say about these questions
isseriously flawed (Kymlicka, 2001; 252).
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se han hecho de las polticas de admisin [Gibney (ed.), 1988;
Carens, 2003; Barry y Goo-din (eds.), 1992].
Puede el cierre de las fronteras ser moralmente justificado?
(Gibney, 1998: xiii). Estaes la principal pregunta que hay que
responder cuando se quiere examinar el fundamentode las cuestiones
ticas de las polticas de admisin. O tal vez tenemos que hablar de
lapremisa de esta pregunta: deben las cuestiones ticas jugar un
papel en la orientacin depolticas de admisin de los inmigrantes?
(Zapata-Barrero, 2009).
Abordar las cuestiones ticas es desafiar tres supuestos: la
soberana le da a una nacin-Estado el control casi absoluto sobre
las fronteras, y los inmigrantes solo se admiten si sir-ven a los
intereses nacionales en trminos de mercado, sino tambin en trminos
de iden-tidad, en el sentido de que la entrada no presenta graves
amenazas de la identidad nacional.Un tercer desafo est relacionado
con la seguridad. Los inmigrantes son admitidos si laseguridad de
los nacionales no se altera. Podemos, entonces, ver que los tres
enfoques (vis-tos en la seccin anterior) conectados con el poder
dejan una lnea abierta de anlisis: elbienestar, la identidad, y la
seguridad.
Desde el inicio de este debate, F. G. Whelan (1998) se encuentra
dentro del enfoquebasado en el poder que sigue el principio de la
soberana. Se interesa por examinar los pun-tos de vista que apoyan
la licitud moral de la exclusin o, si se cambia la direccin
delargumento, por el contrario-argumentar a los que dicen que la
gente tiene el derecho amigrar y el Estado de estar abierto a
recibirlos. Usa incluso el argumento democrtico deque los polticos
deben actuar en el inters nacional de sus votantes y seguir la
voluntadpopular y perseguir el inters pblico. Los intereses de los
inmigrantes no deben serconsiderados en el momento de disear una
poltica de admisin para ser una polticademocrtica, ya que los
inmigrantes no votan y no pertenecen a la soberana del puebloque
hay que proteger. Es en este punto donde surgen preguntas que
plantean problemas ti-cos: Pueden los ciudadanos, en virtud de sus
poderes soberanos, promulgar una socie-dad cerrada, o, en lo que
parece ser un uso moralmente similar de los mismos poderes, tra-zar
lmites y criterios que se han diseado para asegurar que los
intereses de la inmigracin(y sus descendientes)? (Whelan, 1998:
6)16.
Una teora poltica que tenga por objeto atender a las demandas de
todos los sereshumanos como tal tendr dificultades de justificar
las fronteras que actan como barrerasa la libre circulacin. Todava
queda ms justificado cuando las personas y los grupos sonseparados
de forma desigual por razones socio-econmicas y polticas. En este
punto sepuede esperar que el movimiento transfronterizo tenga un
efecto igualador.
Siguiendo esta lnea de argumentacin y la discusin en torno a la
libertad de movi-miento, podemos recoger el trabajo didctico de Ph.
Cole, quien aclara bien una parte deldebate actual (Cole, 2000:
43-59). Basndose en la incongruencia real que existe entre el
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16. Traduccin del original: May citizens, by virtue of their
sovereign powers, enact a closed society, or, in whatwould seem to
be a morally similar use of the same powers, set limits and
criteria that are designed to ensu-re immigration serves the
interests of themselves (and their descendents), the interests of
those admitted beingserved in this fashion only indirectly?
(Whelan, 1988: 6).
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derecho de emigrar y el derecho a la inmigracin, siendo el
primero reconocido comoderecho humano (art. 13) de la Declaracin de
Derechos Humanos de las Naciones Uni-das, el problema surge cuando
este derecho humano no puede implementarse ya que elsegundo
(derecho a la inmigracin y por lo tanto, ser admitido) no obliga a
los Estados.Esta asimetra tica y conceptual (Cole, 2000: 46) se
problematiza todava ms con elargumento de que las fronteras no estn
abiertas/cerradas por las mismas razones, para losmismos objetos y
en todas las direcciones.
El enfoque bsico es que el grado de apertura de las fronteras
depende de qu es obje-to de movimiento. En general, existe
inconsistencia entre el movimiento de personas y debienes, as como
dependiendo de la direccin del movimiento (importacin y
exportacinde productos, el dinero, las finanzas, no siguen los
mismos criterios ni pautas, igual quepara personas que
emigran/inmigran. La constatacin (y problematizacin) histrica deque
los Estados no sigan el mismo criterio para las polticas de
emigracin y de inmigra-cin es relativamente nuevo. Data de despus
de la Primera Guerra Mundial, cuando seestableci la poltica de
visados, y ya est presente en la Declaracin de derechos huma-nos de
1948, la cual estableci el derecho de emigrar (art. 13.2) dando por
supuesto quese satisfaca el derecho de retornar (Barry y Goodin,
1992: 13). Hoy en da la poltica avan-za con el supuesto de que se
debe ser ms duro con la inmigracin que con la emigra-cin. Pero,
sobre qu fundamentos se basa este supuesto?
Para fundamentar estas inconsistencias, necesariamente uno deber
alinearse a unenfoque terico frente a otro. Todas las teoras
polticas tratan de justificar inconsistenciasy admiten un cierto
grado de ellas. Si internamente, en el marco de la libertad de los
bie-nes, no se aplica el mismo criterio para el movimiento de armas
y de cafeteras, estos cri-terios siguen la misma pauta que para las
personas, cuando se admiten segn criterios aalgunos y se excluyen a
otros. La justificacin de un tratamiento desigual en el interior
deuna misma libertad de movimiento tambin es objeto de anlisis.
Hay sin duda una razn histrica de esta asimetra, dado el periodo
en el que los Dere-chos Humanos se proclamaron en el siglo pasado
(1948), en un contexto de principios dela guerra fra entre los dos
bloques (el liberal y el comunista). Despus de la SegundaGuerra
Mundial, especialmente marcando los lmites permitidos a los Estados
a las ten-dencias autoritarias hacia sus propios ciudadanos. Fueron
diseados principalmente paradefender a los ciudadanos de su propio
Estado. Este paradigma de relacin ciudadano /Estado, que est en la
base de los derechos humanos, ayuda a entender las dificultades
deser aplicado a los no-ciudadanos, especialmente a los inmigrantes
ilegales. El derecho deadmisin es ms fuerte que el derecho a salir,
sobre todo cuando se trata de personas (nosucede con el dinero,
bienes y servicios) [Barry y Goodin (eds.), 1992]. En el siglo XX,
laopcin de salida fue el referente emprico de la definicin de las
fronteras, ya que habauna parte de la poblacin mundial que no tuvo
otra opcin de salir de su territorio (los pa-ses del antiguo bloque
comunista). En este contexto se inici el debate popperiano
bienconocido sobre la sociedad abierta y la sociedad cerrada
(2006). Teniendo en cuentaeste marco, ahora podemos hablar de la
unidireccionalidad de estos argumentos, ya que
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estaban basados en el prejuicio de que nuestra sociedad abierta
puede asegurar el dere-cho a salir del territorio (asegurar la
salida del territorio fue una demanda poltica), perono entrar. La
opcin de entrada tiene hoy el status de una reivindicacin de
derechohumano17. Por lo tanto, en el siglo XXI, el marcador que
define las fronteras ya no es unaopcin de salida (casi no existen
Estados que no deja a sus ciudadanos salir), sino laopcin de
entrada (no hay ninguna norma en ningn Estado que garantice el
derecho deadmisin sin condiciones). La opcin de salida tiene un
valor en trminos de derechoshumanos, pero an no el derecho a entrar
en cualquier pas de su voluntad. El argumentobsico es entonces que
para entender la actual asimetra liberal tenemos que introducir
estecontexto para defender que la actual asimetra es sin duda el
resultado de una asincrona(dos tiempos histricos, el de finales de
la segunda guerra mundial e inicios de la segundamitad del siglo
XX, y la del inicio del siglo XXI), caracterizado por una dinmica
real: lamovilidad humana, que tiene dificultades de acomodarse en
una estructura institucional defronteras pensada ms bien para un
mundo sin movimiento humano, o al menos para unmundo donde la
movilidad humana se concibe como excepcin y no como norma.
Un argumento bsico es, entonces, que la asimetra solo es visible
cuando se producela relacin entre ciudadanos / no-ciudadanos, esto
es, en el contexto histrico actual. Esdecir, la situacin en la que
un ciudadano de un Estado desea entrar en otro Estado que noes el
suyo. Dicho de otro modo, el punto de vista de los ciudadanos y su
propio Estado,los derechos tanto de salir como de entrada son
absolutamente simtricos. Recordando losargumentos de Ph. Cole: dado
un Estado X y un Estado Y, y una persona P que desee cru-zar la
frontera de X a Y, hay por lo menos tres situaciones posibles:
1) P es un ciudadano de X2) P es un ciudadano de Y3) P es un
no-ciudadano de X e Y
Solo la situacin 2) es simtrica y se puede producir en las dos
direcciones. En losdems casos la asimetra es la regla.
Un ciudadano de un Estado tiene derecho a salir (derecho a
emigrar) y luego volver(derecho a la inmigracin), si tomamos las
nociones de emigracin/inmigracin comopuramente diseando la direccin
de un movimiento desde un punto fijo (un Estado). Estaes quiz la
primera premisa que tuvo que ser cuestionada: lo que Ph. Cole
(2000: 46) llamaa la argumentacin positivista, que dice que ciertas
personas son ciudadanos y, a continua-cin, mantienen unos derechos
otorgados por su Estado, mientras que otros no son ciuda-danos y
por lo tanto, no tienen derechos del mismo Estado. El derecho a
entrar en un Esta-do ha estado concebido bajo el supuesto que era
para los ciudadanos del mismo Estado, nopara los no-ciudadanos.
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17. Existen trabajos que teorizan sobre un mundo sin fronteras
(MSF) teniendo a las migraciones internacionalescomo referente.
Vanse Pcoud y Guchteneire (eds.) (2007).
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Teniendo en cuenta es marco, Cole (2000: 52) afirma que hay tres
posiciones bsicaspara asegurar la libre circulacin:
1) Simetra aliberal: cuando el Estado tiene poder discrecional
sobre emigracin einmigracin. El argumento completo es que si el
control de la inmigracin se justi-fica, entonces el control de la
emigracin debe ser tambin la regla de Estado, y nodeje a sus
ciudadanos salir sin restricciones.
2) Simetra liberal: cuando no hay control sobre el movimiento
transfronterizo encualquier direccin.
3) Asimetra liberal: es el estado actual de cosas. Los Estados
tienen el poder de controlsobre la entrada, pero no en la opcin de
salida de las personas. Cules son los argu-mentos bsicos que
justifican esta asimetra?
Existen varios enfoques que no pueden sostenerse cuando tratamos
de poner el filtrode la simetra aliberal como contra-argumento. La
mayora de ellos usan la analoga,dando ejemplos de asimetras en un
sistema y trasladan el argumento al derecho del Esta-do para
controlar la entrada, pero no el de salida. Pero estos argumentos
procedentes de laanaloga son los ms dbiles, ya que no es legtimo
comparar los Estados con otros casos.Lo original de nuestra
exposicin es que nos centramos precisamente en los argumentosque se
dan contra la movilidad humana sin restricciones, para poder
problematizarlos.
Argumento basado en las consecuencias (Cole, 2000: 46-48): este
argumento com-parte la lgica comn de las consecuencias
supuestamente negativas de dar recono-cimiento de la movilidad
humana. Se justifica la asimetra en trminos decosto/beneficios.
Pero incluso despus de esta lgica, la asimetra no se puede
jus-tificar, ya que el derecho del Estado para controlar la
inmigracin tiene implicacio-nes directas al derecho a la emigracin,
y, por lo tanto, tiene consecuencias negati-vas para el derecho
humano de las personas a salir de cualquier pas, incluso delpropio.
Hay varias dimensiones dentro de este argumento, todos tienen el
mismoproblema: tienen una visin unidimensional de las relaciones
entre la emigracin yla inmigracin: Dimensin econmica y utilitaria:
la asimetra se justifica porque la inmigracin
tiene un coste en los pases receptores, mientras que la
emigracin es gratuita.Esta es una visin simplista, ya que lo
contrario tambin podra ser verdad.
Dimensin numrica: una inmigracin masiva impone grandes costos a
losEstados receptores. Esto justifica la necesidad de control. Si
esto es cierto,entonces debe ser cierto tambin para controlar la
emigracin masiva (este es elcontra-argumento contra la simetra
aliberal).
Argumentos basados en la identidad. Se puede plantear en
palabras de Dowty(1987: 14): El control de entrada es esencial para
la idea de soberana, ya que sinl la sociedad no tiene control sobre
su carcter bsico. Si el control se justifica
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por estos motivos, el control de la emigracin tambin se
justifica, ya que la emi-gracin podra suponer tambin una amenaza
para el carcter del pas, aunque B.Barry, siguiendo esta lnea de
razonamiento, afirma que la emigracin no cambiauna sociedad de la
misma manera (Barry, 1992: 286).
Argumentos basados en la seguridad. Este argumento queda tal vez
mejor ilustradocon la defensa que M. Walzer (1983: 39-40) hace de
la asimetra liberal: la restric-cin a la entrada sirve para
defender [...] la libertad y el bienestar, mientras que
larestriccin de opcin de salida consiste en la coaccin, y luego, la
violacin de lalibertad y el bienestar . Este argumento es
claramente unilateral, ya que la protec-cin de la libertad /
bienestar es la de los ciudadanos. Podemos tambin proteger
elbienestar/libertad de las personas que quieren entrar. Si tomamos
el argumento deWalzer, desde un punto vista de los que no son
ciudadanos, el control de la inmi-gracin implica coercin. Aqu se
encuentra el punto de vista positivista que ha deser impugnado, el
hecho de construir argumentos para justificar la asimetra en labase
de que los ciudadanos tienen ms derechos (privilegios) que los
no-ciudada-nos. Si tomamos el argumento de la libertad/bienestar en
serio, sin este enfoquepositivista, entonces debera trabajar en
ambas direcciones (esta es la visin cosmo-polita defendida en
Zapata-Barrero, 2010).
Argumentos basados en el consenso (Barry, 1992: 284). Se dice
que los Estadosdentro de las fronteras son como las asociaciones, y
luego, tienen el derecho deaceptar a las personas que quieren
pertenecer Es similar a la del empleo: la gentees libre de dejar un
trabajo, pero no puede ser libre para tomar un trabajo. O inclu-so
como el matrimonio: las personas pueden estar juntos en mutuo
acuerdo, nadiepuede imponer a los dems para estar juntos. Un tercer
ejemplo es el argumentowalzeriano del club: los Estados son como
los clubes, la gente puede dejar el club,pero los clubes tienen el
derecho a elegir a sus miembros. Pero estas analogas tie-nen una
debilidad moral, ya que los Estados no pueden ser comparados con
todaslas asociaciones, el matrimonio, el empleo o el club.
Argumentos basados en la propiedad privada (Cole, 2000:
154-160). La idea bsi-ca es muy clara: si uno es propietario de una
zona, uno tiene el derecho de excluira otros de entrar, pero no
salir. Hay aqu un paralelismo con los Estados, que tienenel derecho
de restringir la entrada pero no de salida. Pero el argumento
planteacuestiones sobre la relacin entre el Estado, el territorio y
la propiedad privada. Elargumento puede ser tomado por analoga, y
sostiene que es la misma relacin conel Estado y su territorio de
las personas a su propiedad. Pero el problema sigue sien-do el
mismo que con otras analogas: por qu deberamos tomar estas
analogaspor sentado? El problema surge cuando nos tomamos en serio
el argumento, esdecir, que estamos manteniendo que es lo mismo, ya
que el Estado debe protegersu territorio como propiedad
privada.
Argumento basado en la soberana popular (Cole, 2000: 53-55). La
legitimidad deun Estado liberal se basa en el consentimiento de sus
miembros, y una significante
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importancia del consentimiento es la residencia y la ciudadana.
Pero incluso esteargumento fuerte tiene el principal problema que
no se aplica plenamente en ambasdirecciones, ya que el derecho a
salir debe descansar solo en el supuesto de quetenemos el derecho a
entrar en otro Estado. Cole concluye, entonces, que el argu-mento
de la soberana es un argumento de simetra, en el que se establece
la obli-gacin de ese Estado para permitir la libre emigracin, pero
no obliga a ese Estadoen particular de permitir la libre
inmigracin. El punto es que el argumento de lasoberana como tal,
para que tenga plenamente sentido debera defender la simetrade
movimiento humano.
Todos estos argumentos que pretenden legitimar las restricciones
a la movilidad huma-na estn basados en analogas discutibles, y
justifican la necesidad de sentar unas basesconceptuales de que
permitan fundamentar una Teora Poltica de las Fronteras.
A MODO DE CONCLUSIN: FRONTERAS EN MOVIMIENTO. DE UNA
CONCEPCINSIMPLE A UNA CONCEPCIN COMPLEJA DE LA FRONTERA
La situacin actual puede describirse como el paso de una
concepcin simple a unaconcepcin compleja de la frontera. Nos
debemos acostumbrar a que ya no estamosviviendo en un paradigma
clsico de frontera, como fijada, donde el territorio y la pobla-cin
coinciden, sino compleja, donde las fronteras ya no son fsicas,
sino multiespaciales,y donde la variedad de polticas que gestionan
las migraciones hacen que no existe un con-cepcin universal, dada
para siempre, sino en constate cambio. Estamos ante procesos
defronterizacin.
La frontera tiene un funcin relativa de la movilidad humana,
pero esta funcin es muycambiante, hasta tal punto que si bien antes
podramos decir que la frontera tena una fun-cin de garantizar la
homogeneidad cultural, hoy en da esta funcin de regular la
diversi-dad que entra queda una forma de designar el pasado frente
a un presente totalmente cam-biante donde se ha perdido el vinculo
entre territorio y poblacin homognea que hafundamentado las teoras
del Estado. Creer que las fronteras pueden detener la
movilidadhumana y la consecuente diversidad de nuestras poblaciones
es irrealista, como tambin loes proclamar el fin de las fronteras y
las fronteras abiertas. Estos dos extremos del debateya estn
anclados en el pasado, y hoy en da se abre un debate ms pragmtico
de intentarentender los factores que explican la variedad de
criterios y de polticas migratorias. Hoyen da el hecho que la
frontera entre como categora poltica en el debate de la teora
libe-ral es ya un signo de que se requiere tambin sentar nuevas
bases de legitimacin del poderestatal, donde se percibe cada vez
con ms nitidez, a travs de las incoherencias entre teo-ra liberal y
tratamiento est la de la movilidad, que el Estado democrtico y
liberal ha sidopensado para la gestin de su ciudadana, pero no para
la gestin de la movilidad humanaindependientemente de si es o no
ciudadano suyo. Para aquel que viene de fuera, el estado
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no acta con principios liberales ni democrticos, y por lo tanto
nos podemos encontrarcon paradojas que para asegurar la democracia
y el liberalismo se requieren prcticas nodemocrticas ni liberales.
Estas son las incoherencias que no cesan de sealar los quedebaten
las fronteras estatales y la movilidad humana.
De nuevo esto justifica la necesidad de ordenar los argumentos
disponibles, conceptuarbien categoras y enfoques, y dimensionar
tambin con la mxima precisin diferenciasanalticas que ayuden a
generar argumentos para entender el comportamiento estatal y
susjustificaciones para fundamentar sus respuestas a las demandas
de entrada.
Si bien los movimientos transfronterizos de personas comienzan
ya a ser vistos comoun fenmeno normalizado, las implicaciones
tericas de la movilidad y las reacciones pol-ticas de los Estados
receptores queda todava por teorizar desde la teora liberal. Es
nece-sario que para llevar a cabo esta teorizacin se pueda ofrecer
un espacio de comunicacinentre dos debates que han movilizado sus
recursos conceptuales en paralelo: el debate delas fronteras
(border theories) y el debate terico sobre las migraciones
(migration theo-ries). La idea de border in motion (frontera en
movimiento) es quizs la mejor expresinde este vnculo18. En este
trabajo hemos articulado unas primeras distinciones analticasque
puedan informar una teora poltica de la frontera. Como un toolkit,
que pueda ayudara generar argumentos y a identificar prcticas.
Necesitamos saber no solo por qu los Esta-dos reaccionan de forma
diferente ante demandas de entrada similares, sino tambin porqu en
un mismo Estado, se cambia tan rpida de criterios segn
circunstancias externas(la opinin pblica por ejemplo). Estas bases
de una teora poltica de la frontera puedemuy bien fundamentar
respuestas a estas dos preguntas: explicar y entender las
diferenciasentre Estados y explicar y entender dentro de un mismo
Estado, los cambios de polticas.
No deja de ser tambin un motivo de reflexin el hecho de que de
la misma manera quecon Montesquieu se inicia el pensamiento poltico
moderno, cuando al comparar los anima-les de los humanos, se
planteaba por qu si todos somos humanos no actuamos ni nos
orga-nizamos de la misma manera. Tambin, cules son los
determinantes de las diferencias en losmodos de organizacin
poltica, hoy en da, con las diferencias de respuestas polticas ante
lademanda de personas de entrar en nuestros Estados? Uno puede
plantearse, por qu si todossomos democracias liberales, no tenemos
unos criterios objetivos similares que fundamentennuestras
respuestas a las demandas de entrada. Esta pregunta es fundamental
para poder enten-der la variedad de respuestas entre estados, y la
dinmica diferenciada de respuestas en unmismo estado. Las
diferenciaciones analticas que hemos ofrecido aqu, el anlisis
conceptual,la identificacin de marcos normativos y tericos, los
diferentes enfoques, y la carga semn-tica que tiene la categora
poltica de frontera muestra que estamos ante un tema complejo.
Estamos de hecho ante una nueva agenda de investigacin, que
requiere un anlisis te-rico aplicado sobre cmo la movilidad humana
entre un sistema estatal a otro interpela los
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18. Este es, de hecho, el ttulo del libro recientemente editado,
con estudios de casos en el marco del Mediterr-neo: R.
Zapata-Barrero y X. Ferrer (eds.) (2012), Fronteras en Movimiento.
Migraciones haca la UninEuropea en el contexto Mediterrneo.
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principios y valores de los Estados democrticos liberales,
pensados para gestionar susrelaciones con sus ciudadanos, pero no
el hecho de que personas se desplacen entre Esta-dos. En esta
perspectiva, la autoridad de los Estados sobre sus fronteras es
admitida yentonces la pregunta se refiere a sus obligaciones
morales y responsabilidades en el ejer-cicio de esta prerrogativa.
Es esta dimensin de la gobernanza de la migracin internacio-nal la
que requiere teorizacin. Este programa de investigacin requiere
promover una dis-cusin, no tanto sobre lo que realmente hacen los
Estados en el mbito de la migracininternacional, sino ms bien
acerca de las maneras de discutir crticamente los
problemasrelacionados con las respuestas polticas a la movilidad
humana. Este conjunto de argu-mentos normativos que hemos ofrecido
espero que pueda servir de base para esta investi-gacin crtica.
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