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1. NECESIDAD DE ESTUDIAR EL FUTURO Y RESERVAS EN CUANTO A LAS PREVI SIONES A LARGO PLAZO 1.1 Cada vez son más nu- merosos los hombres de cien- cia que están persuadidos de que un estudio a fondo del fu- turo puede contribuir amplia- mente al bienestar futuro de la humanidad. Desde hace tiempo se sabe que gobernar, es pre- ver, al menos si pueden evi- tarse un cierto número de in- coherencias inherentes a la im- provisación. La única cuestión que nos preocupa hoy es la de saber cómo debe estudiarse el futuro. Este es, en efecto, un punto sobre el cual actualmen- te no se ha alcanzado todavía unanimidad. En primer lugar, conviene distinguir dos órde- nes de investigaciones que con- ducen, respectivamente, a lo que se puede llamar, por una parte, previsiones, y, por otra, planes. Todas las previsiones parten de la hipótesis de base de que no se producirá ningún cambio de régimen, es decir, que no cambiarán los medios de la política socioeconómica. Por otra parte, los planes pre- tenden ofrecer el mejor des- arrollo entre las posibles even- tualidades. No es necesario decir que, para que sean total- mente claras, estas dos fórmu- las sumarias exigirían numero- sas precisiones de detalle. Sin embargo, para evitar repeticio- nes, nos conformaremos con remitir al lector a nuestras ex- posiciones anteriores (6) y su- pondremos que le es conocida la distinción entre estos dos grandes tipos de investigacio- nes y que también sabe que re- ciben igualmente otros nom- bres y que a veces se habla de proyecciones en vez de pre- visiones y de programas o es- trategias en vez de planes. En cuanto a los métodos utiliza- dos, todos ellos forman una gama que va desde la mayor simplicidad hasta una extrema complejidad. 1.2 La primera opinión que compartimos es que para pe- ríodos relativamente largos, que se extienden por ejemplo sobre más de cinco arios, las previsiones no tienen más que una utilidad muy restringida. Esto se debe a la misma natu- raleza de las previsiones. La Z Cómo se debe estudiar el futuro ?* por Jan Tinbergen " Este estudio ha sido tomado de ESPES'2000/INF-19. 2
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Oct 30, 2019

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1. NECESIDAD DE ESTUDIAREL FUTURO Y RESERVASEN CUANTO A LAS PREVISIONES A LARGO PLAZO

1.1 Cada vez son más nu-merosos los hombres de cien-cia que están persuadidos deque un estudio a fondo del fu-turo puede contribuir amplia-mente al bienestar futuro de lahumanidad. Desde hace tiempose sabe que gobernar, es pre-ver, al menos si pueden evi-tarse un cierto número de in-coherencias inherentes a la im-provisación. La única cuestiónque nos preocupa hoy es la desaber cómo debe estudiarse elfuturo. Este es, en efecto, unpunto sobre el cual actualmen-te no se ha alcanzado todavíaunanimidad. En primer lugar,conviene distinguir dos órde-nes de investigaciones que con-ducen, respectivamente, a loque se puede llamar, por unaparte, previsiones, y, por otra,planes. Todas las previsionesparten de la hipótesis de basede que no se producirá ningúncambio de régimen, es decir,que no cambiarán los mediosde la política socioeconómica.Por otra parte, los planes pre-tenden ofrecer el mejor des-arrollo entre las posibles even-tualidades. No es necesariodecir que, para que sean total-mente claras, estas dos fórmu-las sumarias exigirían numero-sas precisiones de detalle. Sinembargo, para evitar repeticio-nes, nos conformaremos conremitir al lector a nuestras ex-posiciones anteriores (6) y su-pondremos que le es conocidala distinción entre estos dosgrandes tipos de investigacio-nes y que también sabe que re-ciben igualmente otros nom-bres y que a veces se hablade proyecciones en vez de pre-visiones y de programas o es-trategias en vez de planes. Encuanto a los métodos utiliza-dos, todos ellos forman unagama que va desde la mayorsimplicidad hasta una extremacomplejidad.

1.2 La primera opinión quecompartimos es que para pe-ríodos relativamente largos,que se extienden por ejemplosobre más de cinco arios, lasprevisiones no tienen más queuna utilidad muy restringida.Esto se debe a la misma natu-raleza de las previsiones. La

Z Cómo se debeestudiar

el futuro ?*por Jan Tinbergen

" Este estudio ha sido tomado de ESPES'2000/INF-19.

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hipótesis de que no se produ-cirá cambio de régimen puedepresentar alguna utilidad cuan-do se trata de períodos queno exceden algunos meses o al-gunos años; por el contrario,no tienen interés para perío-dos más amplios, como, porejemplo, los que nos interesancuando hablamos del SegundoDecenio del Desarrollo, lanza-do por las Naciones Unidas ode la situación socioeconómi-ca del año 2000. Lo que dismi-nuye el valor de las cifras quehan sido avanzadas para esteaño mágico es que la hipótesisde base que sirve de punto departida a todas las previsionesno es utilizable para un perío-do de treinta años. Otra debili-dad de las previsiones es nues-tro insuficiente conocimientode los mecanismos socioeco-nómicos a largo plazo. Por re-gla general, es mucho más fá-cil detectar las fuerzas que ac-túan a corto plazo que distin-guir aquellas cuyos efectossólo aparecen progresivamen-te, lo que frecuentemente nosimpide discernir los efectos delas múltiples influencias me-diante las cuales son determi-nados los movimientos de lasvariables socioeconómicas, in-cluso sin hablar de las varia-bles psicológicas, culturales,etcétera.

1.3 La conclusión que seimpone es que el estudio delfuturo, cualquiera sea su di-ficultad, debe realizarse me-diante planes y no medianteprevisiones. En otros términos,nos vemos forzados a tener encuenta la fatalidad de cambiosde régimen, en tanto que unacomponente esencial de nues-tras investigaciones sobre elfuturo. Ello implica que con-duzcamos estas investigacio-nes según un orden que no esel de las previsiones y que es-tudiaremos en detalle (cf., es-pecialmente, sección 4). Ade-más de esta razón de principio,existen otras, con un caráctermás técnico, que militan a fa-vor de la utilización del plancomo marco de investigación.Tal como lo he indicado en otrositio (6), existe al menos unacategoría de estructuras dondelas principales cif ras de unplan serán menos imprecisasque las cifras de una previsión.Es decir, que la componenteconstituida por las cifras cla-

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ve tendrá un carácter menosaleatorio en un plan que en unaprevisión. Evidentemente, estatesis no es válida más quebajo ciertas condiciones, peroestas condiciones no nos pare-cen irrealizables.

A fin de cuentas, parece quela planificación socioeconómi-ca es la que ha desarrolladohasta ahora el marco más efi-caz para una investigación delfuturo. Se trata de un marco,por una parte, suficientementesistemático para garantizar unacierta coherencia, y, por otra,suficientemente flexible pa ratener en cuenta un gran núme-ro de factores no económicoscuya influencia es reconocidapor todos. Es probable que, envirtud de su estado actual ysobre todo gracias al grado decuantificación al que ha llega-do, la economía ocupe, entrelas ciencias sociales, esta si-tuación estratégica que quizáno sea más que temporal, peroque, al menos por el momen-to, juega un papel decisivo.

1.4 Dicho esto y antes deabordar nuestro tema principal,hay que reconocer que por ra-zones didácticas o pedagógi-cas, las previsiones de carác-ter extremadamente simple,obtenidas por la pura extrapo-lación de ciertas cifras, puedentener su utilidad. Por ejemplo,la extrapolación del número defuncionarios empleados en elGosplan soviético reveló haceunos diez años que, si no secambiaba el método, antes delaño 2000 toda la población ac-tiva de la URSS debería serutilizada en la planificacióncentral. Evidentemente, se im-ponía el cambio. Hace algunosaños, la extrapolación del pre-supuesto de las universidadesholandesas reveló igualmenteque antes del año 2000 los gas-tos de las universidades absor-berían la totalidad del presu-puesto del país y que unas de-cenas de años más tarde, toda-la renta nacional debería con-sagrarse a la enseñanza.

Es evidente que aunque seanútiles para señalar algunas ten-dencias, sin embargo dichas«previsiones» no resuelven nin-gún problema.

2. LAS NUEVAS TENDENCIASSOCIOECONOMICAS DE-TERMINANTES

2.1 En ciertos períodos dela historia socioeconómica, al-gunas tendencias han demos-trado tal estabilidad, que algu-nos economistas, seducidospor ellas, las han utilizadocomo base de sus previsionesa largo plazo. La estabilidad enel crecimiento del desarrolloeconómico se manifestó espe-cialmente durante el período1825-1913, salvo los ciclos muyconocidos que más o menospodemos eliminar hoy. Cierta-mente, después de 1913 tuvie-ron lugar algunas «sorpresas»desagradables, tales como lasdos guerras mundiales y la grandepresión, que han erosionadosensiblemente nuestra confian-za en la estabilidad. Sin em-bargo, después de la segundaguerra, la vida económica havuelto a alcanzar, sobre todoen los países desarrollados,una tasa de crecimiento rela-tivamente estable —aunque ne-tamente más elevada que an-tes de 1913—que parece ha-ber incitado a autores comoKahn y Wiener (3) a hacer pre-visiones que van hasta el año2.000. Sin embargo, nuevas in-certidumbres se han ido acu-mulando desde hace unos diezaños haciendo dudar del carác-ter científico de tal empresa,incluso admitiendo, como nos-otros lo hacemos, que nuestrosdos autores no ignoran estasincertidumbres en los estudiosque acabamos de mencionar.Algunas tendencias que mere-cen ser analizadas más a fon-do nos conducen a creer sinembargo que teóricamente ta-les certidumbres están en víasde desaparición.

Se puede plantear una pri-mera pregunta sobre si la ex-plosión científica contemporá-nea favorece o no la estabili-dad del desarrollo social. Si,por una parte, la densidad delas investigaciones puede, envirtud de la ley de los gran-des números, por así decirlo,contribuir efectivamente a re-gularizar el proceso de la in-novación técnica, no resultamenos verdadero que esta mis-ma densidad aumenta las po-sibilidades de realizar descu-brimientos fundamentales queprovocan enormes choques. Elejemplo típico de ello es el

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descubrimiento de la energíanuclear. La explosión científicano se limita por otra parte alas ciencias de la naturaleza,aunque éstas constituyan sucampo por excelencia. La cien-cia social también ofrece ejem-plos de puesta de nuevo encuestión. El país más organi-zado desde el punto de vistasocial, la URSS, ha descubier-to de repente, hace siete uocho años, la necesidad de rea-lizar reformas en las estructu-ras jerárquicas de la produc-ción y de dar a las empresas,en un cierto número de aspec-tos, los poderes de decisiónque pertenecían a la oficinacentral del plan o Gosplan.

2.2 Entre las nuevas ten-dencias contemporáneas deter-minantes, es necesario men-cionar sobre todo el desafiodel desarrollo deseado por elTercer Mundo, desafío que hanacido de las esperanzas sus-citadas por la descolonizacióny considerablemente fortificadopor la explosión demográfica—debida ella misma a las me-joras médicas, es decir, a ladifusión de las aplicaciones dela ciencia médica— y que hasido todavía más reforzado porla decepción causada por elPrimer Decenio del Desarrollo(1961-1970), cuyos objetivoseran demasiado modestos, y esmantenido por la insuficienciade las contribuciones que lospaíses desarrollados han con-sentido o las que han prome-tido para el Segundo Decenio.Esta insuficiencia traduce unafalta dramática de sentido dela responsabilidad por parte delos gobiernos comprometidos,tanto y sobre todo del gobiernode los Estados Unidos, comotambién por parte de la mayo-ría de los gobiernos europeos,tratándose de la política de laComunidad Europea. Para nomencionar más que un aspectodel problema, pero un aspectomuy concreto, ¿cómo imaginarque los países subdesarrolla-dos podrán crear el mínimode empleos cuya urgente ne-cesidad se hace sentir tanfuertemente, si los mercadosamericanos y europeos siguenprotegidos contra ciertos pro-ductos estratégicos, es decir,los que los países en vía dedesarrollo pueden ofrecer aprecios competitivos? Basta re-flexionar un poco sobre la si-

tuación desesperada de las ma-sas pobres de Africa, de Amé-rica latina y de Asia para com-prender que las explosiones so-ciales no tardarán en seguir an as explosiones demográficas ypara adquirir también la segu-ridad de que el desarrollo ace-lerado presenta un carácter deurgencia que no se debería des-conocer.

2.3 Una tercera tendenciadeterminante mediante la cualse caracteriza la situación ac-tual de nuestro planeta es lapolarización ideológica y políti-ca. Por polarización entende-mos la tendencia a agrupar a lahumanidad en dos campos alre-dedor de dos tesis ideológicasy políticas opuestas. Para loscomunistas, estas dos tesis sonlas del comunismo y la del ca-pitalismo; para los occidentalesde derecha, son la de la dicta-dura y la de la democracia.Poco importa saber cuál es elpunto de vista de mayor im-portancia o si expresan quizáuna mezcla de intereses geopo-líticos. Lo esencial —y ahí re-side un peligro mortal— es quecada uno se mantiene inflexi-blemente en la tesis que haelegido y que ambos camposposeen armas nucleares en can-tidades insensatas.

Ciertos filósofos hoy día su-perados han sostenido que lapolarización puede contribuir ala creación de fuerzas median-te las cuales se podrá finalmen-te resolver un problema social.Esta tesis tenía un sentidohace un siglo. Es la que lan-zó Marx bajo el nombre de So-cialismo científico, según elcual el agrupamiento de lasmasas obreras en el partidosocialista, opuesto a la eliteburguesa, podría instaurar elsocialismo. En aquella épocaera una tesis plausible; ha mo-delado la historia del siglo pa-sado, y en este sentido eraconstructiva. Hoy, por el con-trario, ha sido superada sobretodo cuando se trate de pola-rizar al mundo entero en dosgrupos provistos de armas nu-cleares. La lucha «de clases»entre estos dos grupos termi-naría, en las actuales condicio-nes, con la muerte de todos.Actualmente, esta tesis no pue-de tener sentido más que pararesolver problemas locales, decarácter menos general, como,por ejemplo, la lucha contra

los grandes propietarios en lospaíses subdesarrollados. Laexperiencia nos ha enseñadoque en numerosos casos po-demos utilizar métodos más di-rectos y más eficaces. Un buenejemplo de ello nos es ofre-cido por los ciclos económi-cos que hemos aprendido aeliminar. Durante un cierto pe-ríodo, los economistas han sos-tenido que la única forma desanear una economía en alza(o en inflación), era la crisis,la depresión, dicho de otra for-ma, el extremo contrario. Eranecesario atravesar esta fasedesagradable para lograr unnuevo equilibrio. Esta tesis hasido abandonada desde queKeynes nos ha mostrado queexisten caminos más directos ymenos penosos para recuperarel equilibrio o más bien el des-arrollo equilibrado.

A pesar de estos progresosde la ciencia social, asistimosa una nueva ola de propagandaa favor de la polarización, pre-sentada como el método másapropiado para la solución dealgunos de nuestros mayoresproblemas, tales como el esta-blecimiento de un mejor siste-ma que el actual en materia deorden social y de orden polí-tico. Esta ola a favor de anti-guas ideas es a la vez pococientífica y muy peligrosa; detodas formas, contribuye amantener la incertidumbre enlo que se refiere al futuro dela humanidad.

2.4 Finalmente, debemosmencionar, entre las nuevastendencias, las que se relacio-nan con el medio físico. Consi-derando el increíble desarrollode la circulación de automóvi-les, la calefacción medianteaceites minerales y la produc-ción química, numerosos equili-brios están amenazados. Comose sabe, el consumo de oxíge-no tiende a superar la produc-ción por la naturaleza de estegas vital; de la misma forma,el consumo de agua pura tien-de a superar la producción deagua por regeneración. Ade-más, la cantidad de materiasnocivas, destinadas a aumen-tar la producción agrícola (porejemplo, los insecticidas) nodeja de aumentar y los planeseconómicos elaborados paraasegurar la alimentación de lasmasas pobres de nuestro pla-neta comportan, como un efec-

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to accesorio, un aumento enor-me de estas producciones no-civas.

Entre todas las nuevas ten-dencias de nuestra sociedad,esta última es la que quizá haimpresionado más fuertementea la opinión occidental, lo cuales explicable dado que se tra-ta de la amenaza más visible.Teniendo en cuenta además queel problema es más técnico ymás neutro, la discusión sobrelos remedios a aplicar es másfácil que las discusiones rela-tivas a las demás tendencias,en las cuales los elementos po-líticos son preponderantes.

Una de las primeras solucio-nes que se puede imaginar esque las nuevas invencionespermitan, por eliminación delos productos nocivos, avanzarde nuevo en materia de oxíge-no y agua fresca hacia balan-ces positivos. Es evidente queactualmente nadie puede ase-gurar que estos descubrimien-tos se realizarán y que seránaplicados en la escala deseada.

En la medida en que estosnuevos descubrimientos no serealicen, será necesario redu-cir un cierto número de activi-dades. Tal reducción podrá serobtenida por los mecanismosde mercado, bien sea tasandolos productos indeseables, bienincluyendo en el precio de es-tos productos el coste de lasmedidas destinadas a evitar lapolución. Para los excedentes,probablemente será necesarioracionar la producción de cier-tas industrias. Considerandoque la atmósfera y las aguas denuestro planeta forman un con-junto indivisible, las medidasnecesarias deberán ser toma-das a escala internacional, loque exigirá negociaciones ytratados para la adopción deplanes a base de nociones ci-fradas.

Finalmente, es muy probableque la solución definitiva exijatambién que sea limitada la ci-fra de la población y cierta-mente ello no es sólo un pro-blema técnico.

Las nuevas tendencias queacabamos de analizar mues-tran, de una forma realmentemuy inquietante, hasta qué pun-to es urgente un estudio delfuturo. Hacen aparecer igual-mente la necesidad de empren-der este estudio bajo forma deplanificación.

3. TODA PLANIFICACIONTIENE COMO BASE UNSISTEMA DE VALORES

3.1 La planificación es unapráctica que se ha propagadobastante rápidamente en los úl-timos decenios. Por ello, encon-tramos numerosas institucionesque han sido objeto de pla-nes. Existen planes de empre-sa, planes para las municipali-dades, las regiones y las nacio-nes. Un poco menos precisoson los planes relativos, biensea a la familia, bien sea, en elextremo opuesto, al mundo en-tero. Por lo que se refiere aeste último, la estrategia parael Segundo Decenio se ha limi-tado a un plan indicativo paralos países en vías de desarro-llo. Todos estos planes estánbasados en sistemas de valo-res, a veces explícitamente,pero a menudo sólo de formaimplícita. Dado que por reglageneral las autoridades nacio-nales son las instituciones máspoderosas, se puede decir quelos valores que ejercen másinfluencia son aquellos sobrelos cuales reposan los planesnacionales. En la formulaciónde dichos valores, los gobier-nos tienen en cuenta aquellosvalores a los cuales está vincu-lada la población, pero fre-cuentemente aportan correccio-nes. Estas últimas no tienenexcesiva importancia cuandose trata de un pueblo que haalcanzado suficiente madurez ydonde el parlamento ejerceuna considerable influencia; eneste caso las correcciones con-sisten primero en eliminar al-gunas incoherencias en las pre-ferencias expresadas de formacotidiana, y en imponer des-pués en cierta medida las delas elites. En otros casos, elparlamento no desempeña másque un papel de fachada, y porconsiguiente es menor la in-fluencia ejercida por la pobla-ción. Pero incluso las dictadu-ras no pueden descuidar com-pletamente las preferencias desu pueblo; dado que todos losseres humanos tienen en co-mún ciertos deseos, cuando secomparan entre sí las declara-ciones hechas por diversos go-biernos se constata que parauna buena cantidad de prefe-rencias no existen tantas dis-paridades como se hubieracreído. Nos encontraremos con

ello al examinar la elecciónque todos los pueblos tienenque realizar.

I) La elección entre la pro-ducción o la actividad produc-tora y el ocio o las actividadesde recreo. Esta elección deter-minará el nivel y el desarrollode la producción de un país.que también depende de laproductividad media por horade los habitantes.

II) La elección entre la pro-ducción de bienes de consumoy la de bienes de inversión.Esta elección determina el rit-mo de crecimiento del «stock»de capital, lo cual constituyeuna de las variables de quedepende la productividad actualy futura. En cuanto a las in-versiones, hay que distinguirentre las inversiones materia-les y las inversiones humanas,constituidas estas últimas porla enseñanza y la investiga-ción. De hecho, la elección quese está analizando determinala importancia relativa de loscuatro elementos entre los cua-les se reparte la producción,tomando a ésta en su acepciónmás amplia. Señalamos inme-diatamente que respecto al vo-lumen de la enseñanza y de lainvestigación, la elección, afalta de datos precisos sobresus efectos, se realiza general-mente de acuerdo con nocio-nes bastante imprecisas.

III) Otra elección que losgobiernos empiezan a realizar,de una forma indirecta eviden-temente es la del número deniños por familia, como lo de-muestran las campañas a favorde la limitación de la natalidad.Esta elección se realiza princi-palmente por los matrimoniosconsiderados aisladamente ycon frecuencia es inconscien-te; tiene una inmensa influen-cia sobre el bienestar futurodel pueblo en cuestión.

IV) Una cuarta elección,que por su parte tampoco serealiza, sino de una forma re-lativamente poco consciente,concierne a la distribución delas rentas. Sobre este puntotambién es mediocre nuestroconocimiento de los factoresque determinan esta distribu-ción; uno de los factores másimportantes es el acceso a laenseñanza. Por su parte, el cre-cimiento de las capas pobresde la población en el seno deuna nación pesa considerable-

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mente sobre la oferta de obre-ros no cualificados y por lo tan-to sobre sus salarios. Un sis-tema de seguros sociales tam-poco deja de influir sobre ladistribución de las rentas.

V) Para terminar, convienemencionar diversas eleccionesrelativas a la composición delconsumo, tomando esta palabraen el sentido más amplio, es-pecialmente la elección relati-va a los gastos públicos queconciernen a los servicios desalud, la construcción de vi-viendas destinadas a las fami-lias menos favorecidas y a larealización de otros objetivosllamados sociales. En cuantoa los bienes materiales que sonobjeto de un consumo indivi-dual, se pueden repartir en di-versas categorías, por ejemplo,en bienes nocivos para la sa-lud, como el alcohol y el taba-co, y en bienes favorables a lasalud, como la leche y, másgeneralmente, las proteínas.

Las elecciones que acabamosde enumerar determinan más omenos la actual orientación delproceso de desarrollo y, enfunción de esta orientación,elegiremos los medios de rea-lización, aunque todavía se co-nozca demasiado mal la efica-cia de ciertos medios para al-canzar el conjunto de los obje-tivos que nos hemos fijado.

Las nuevas tendencias de lasociedad, que hemos descritoanteriormente, añaden a estosobjetivos actuales otros nue-vos, al tiempo que determinannuevas orientaciones, que va-mos a examinar seguidamente.

a) La aceleración de la in-vestigación científica, la conta-minación del aire y del agua,el agotamiento de ciertas re-servas naturales son otros tan-tos fenómenos que imponenuna atención más consciente alas direcciones de la investiga-ción, y ello por tres razones.En primer lugar, porque le con-sagramos una parte crecientede nuestros recursos. Después,porque estamos en condicionesde creer que una investigacióndirigida hacia la compensaciónde la contaminación nos dis-pensará de tener que comba-tir esta contaminación median-te medidas que serán difícilesde adoptar. Finalmente, porquepodemos esperar que el descu-brimiento de nuevos recursos,como la energía nuclear y

ciertos productos sintéticos,permitirá compensar las penu-rias futuras.

b) Debemos establecer cier-tas normas para la distribuciónde las rentas entre las nacio-nes, sobre todo entre nacionesprósperas y naciones pobres.Esto equivale a generalizar,desbordando las fronteras na-cionales, nuestro objetivo dedistribución óptima. En la prác-tica, deberemos conformarnoscon elegir, para los países envías de desarrollo, una tasa decrecimiento de la renta nacio-nal o de la renta per capitaque supere la tasa de los paí-ses prósperos. Actualmente,la tasa de crecimiento de larenta per capita es menos ele-vada para los países pobresque para los países ricos, y elloconstituye una situación in-aceptable.

c) Deberemos examinarmás claramente el orden denuestras respectivas preferen-cias respecto al mantenimien-to de la paz y de nuestra ideo-logía social y política. El con-flicto entre el Este y el Oestees presentado como si tuvieraprincipalmente un carácter ideo-lógico; mientras que por unaparte y por otra guardemosnuestras preferencias tradicio-nales respecto de nuestros pro-pios sistemas sociales y polí-ticos, nos faltará una base paraorganizar la supervivencia enla que tenemos un interés co-mún. Este es un punto esencial,al cual nos referiremos denuevo (cf. pár. 3.2).

La tendencial actual a unapolarización que se desarrollapeligrosamente comporta otrapreferencia, que es la de unaeducación y de una informaciónmás a fondo en lo que se re-fiere a las implicaciones quepueden tener acerca de unaparte de la juventud ciertas ac-titudes destructoras. Es natu-ral que los jóvenes tengan me-nos conocimientos que las per-sonas de edad. «¡Si supiera lajuventud! ¡Si pudiera la vejez»,se dice justamente. Si este do-ble deseo se realizara, segura-mente podrían evitarse muchosdesastres.

cl) Finalmente, los proble-mas relativos al medio físico,a saber la contaminación y elagotamiento de ciertos recur-sos, nos ofrecen la posibilidad

de elegir entre ciertos produc-tos «peligrosos», es decir, quecontribuyen a la deterioracióndel medio, y productos más«inocentes». Si, por ejemplo, lainvestigación no consigue eli-minar la contaminación de laatmósfera, tendremos que pre-guntarnos si los medios detranc2c7tc3 públicos no mere-cen una preferencia más pro-nunciada. Se plantea una cues-tión análoga respecto al em-pleo de materiales tradiciona-les de embalaje en lugar deplásticos y a la utilización, parala calefacción de las casas, delgas natural o de la electricidaden lugar de aceites minerales.

Tras haber considerado algu-nos de los más importantes«valores» socioeconómicos ylas nuevas elecciones a reali-zar, deberíamos añadir que lacrisis cultural en la que nosencontramos es mucho másprofunda de lo que indican losvalores socioeconómicos. Cree-mos que nuestra sociedad haperdido su base cultural y quele es necesario encontrar otra.La cultura cristiana, que ha de-terminado ampliamente los va-lores de tiempos atrás, ha per-dido parte de su influencia,especialmente por culpa decierta hipocresía de las élites.Debemos eliminar esta hipo-cresía conservando al mismotiempo, o mejor aún, introdu-ciendo la mayor parte de losvalores antiguos. Ello no esposible más que reduciendo ladesigualdad de las rentas y,por consiguiente, del consumotanto en el plano nacional comoen el plano internacional. Peroaquí salimos del campo socio-económico que es de nuestracompetencia y debemos dejara los moralistas la tarea cons-tructiva de definir una nuevamoral que sea aceptable parael hombre moderno y compati-ble tanto con la explosión delos conocimientos como lasdemás nuevas tendencias quehemos descrito. Sin embargo,creemos que virtudes tradicio-nales como la honestidad, lacompasión, la solidaridad, lasimplicidad, el interés por eltrabajo, la fidelidad, etc., si-guen siendo virtudes.

3.2 Las nuevas tendenciasde la sociedad que hemos exa-minado anteriormente (cf. sec-ción 2), pueden ejercer así unainfluencia sobre la amplitud

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del conjunto de opciones quepermanecen abiertas.

En otros tiempos, si la pla-nificación tenía que tener encuenta los recursos naturales,eran muy amplios los límitesque éstos imponían, especia--mente en lo que concierne amuchos bienes «libres», comoel aire y el agua. Por otra par-te, las devastaciones causadaspor una guerra también eranentonces menos extensas quehoy y, después de las dos gue-rras mundiales, la reconstruc-ción ha sido más rápida de loque muchos de nosotros se lohubiera imaginado. Es decir,que antes las posibilidades en-tre las cuales se ejercía laelección eran mucho más nu-merosas o más bien más aleja-das unas de otras. Empleandolos términos utilizados por laprogramación lineal, una técni-ca que se emplea cada vez máspara resolver nuestros proble-mas de óptimos, era muy am-plio el campo de las solucionesposibles (feasible área). Porconsiguiente, contaban mucholas preferencias en cuanto a lasituación óptima de la socie-dad. Por el contrario, a medi-da que las limitaciones bajocuyo imperio vivimos se hacencada vez más rigurosas, elcampo de lo posible (o el mar-gen de maniobra) se reducecada vez más y se puede ima-ginar fácilmente una situaciónen la cual incluso no habría sa-lido. Ante tal situación, nos ve-ríamos obligados a permanecermuy por debajo de lo que su-gieren las extrapolaciones. Porejemplo, se puede concebir queel aumento previsto de la pro-ducción tropiece con una penu-ria de oxígeno o de agua pura,de forma que, sobre todo si lapoblación no deja de crecer, elbienestar disminuya en lugarde aumentar, al menos en suconcepción moderna. Esto de-penderá mucho de las nuevasinvenciones que nos reserva elfuturo.

La situación actual comportael peligro de una guerra mo-derna, lo que Carl-Friedrich vonWeizsäcker ha expresado di-ciendo que, para evitar unaguerra, «deberíamos querer»ciertas cosas que antes no hu-biéramos querido. Esto equiva-le a decir que hay que cambiaruna parte de nuestros valoreso de nuestros deseos si quere-

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mos evitar una guerra moderna,lo que de todas formas es másimportante que la realizaciónde cualquier otro deseo. Estaobservación se aplica sobre to-do, nos parece, a las preferen-cias relativas a los sistemassociales, tanto de un lado comode otro, y a las preferenciasrelativas a la autonomía nacio-nal. Los americanos deberánaceptar ciertos elementos desocialismo y los rusos deberánaceptar ciertos elementos de li-bertad o de individualismo, siquieren sobrevivir. En otrostérminos, tendremos que sermás tolerantes respecto deotros sistemas sociales o polí-ticos.

Se pueden dar otros ejem-plos de los cambios en nues-tras preferencias que hacennecesarias las nuevas tenden-cias enumeradas anteriormente(confróntese apartado 2). Sepuede concebir que aceptemos,para financiar la investigacióndestinada a limitar la contami-nación, consagrarle más de loque nuestras preferencias noshubieran aconsejado en otrascircunstancias. Se puede con-cebir que cambiemos nuestraspreferencias en lo que concier-ne al número de hijos por fami-lia. Finalmente, se puede con-cebir que prestemos relativa-mente más importancia a unadistribución menos desigual delas rentas que al nivel mediode las mismas.

3.3 De esta forma nos ve-mos conducidos a concluir queel sistema de valores no puedeser considerado siempre comosi fuera independiente de lasrestricciones bajo cuyo impe-rio vivimos. Depende muchodel margen de maniobra quenos dejan las restricciones tec-nológicas o naturales a las cua-les nos vemos sometidos. Lasprevisiones de Kahn y Wiener,igual que las de Verdoorn yVan den Beld (1) suponen queeste margen de maniobra esamplio; pero, algunas de lasnuevas tendencias nos condu-cen a contemplar la posibilidadde que se reduzca este margeno incluso que se anule. Estodependerá en gran parte de lanaturaleza de los resultadosque obtendrán las nuevas in-vestigaciones que deben em-prenderse, no sólo en el cam-po de las ciencias naturales y

tecnológicas, sino también enel de las ciencias sociales.

Solamente la elaboración deun plan nos permitirá sabercuál es la posibilidad que real-mente nos será ofrecida. Si elmargen de maniobra es estre-cho, el deseo de sobrevivir nosimpondrá un tipo de vida dife-rente al que nos dejan preverlos estudios citados. Podríatratarse de una vida más senci-lla, la renuncia a muchas nece-sidades artificiales que la pro-ducción contemporánea ha sus-citado, una vida «de velocidadreducida» y, quizá, para losgrupos de población prósperos,una vuelta al pasado. Quizá seanecesario imponer, como entiempos de guerra, una menordesigualdad en el consumo. Unamenor utilización de productosquímicos y una limitación delos transportes por automóvily de calefacción nos obligarána recurrir de nuevo a un modode vida en el cual se nos im-pondrán ciertas tradiciones delpasado. La interesante cuestiónque se planteará será sabercuáles serán las actividades«inocentes» que nos quedaran;entendemos por ello activida-des cuyos riesgos de contami-nación sean mínimos o que noutilicen más que pequeñas can-tidades de recursos naturalesque habrán llegado a ser raros.Un análisis provisional nosconduce a creer que los trans-portes públicos por vía férrea,algunos procedimientos tradi-cionales de agricultura o deembalaje y la construcción po-drían tener un futuro menos os-curo de lo que se ha podidocreer durante los últimos dece-nios. Es posible que los despla-zamientos lleguen a ser menosfrecuentes y que la «culturahogar» sustituya a la «culturaautomóvil». Quizá tendremosque desarrollar la utilización dela energía solar, así como laque procede de otras fuentesllamadas primitivas, incluyendoel viento y las mareas.

4. NECESIDAD DE MODIFI-CAR LOS METODOS DEPLAN IFICACION

4.1 Si aceptamos la tesisde que la planificación consti-tuye un método mejor que laprevisión para estudiar el fu-turo, tenemos que indicar deuna forma más precisa cómopuede ser emprendida una talplanificación. Los planificado-res saben muy bien que existendiferentes métodos y que laelección de uno de ellos depen-de mucho del hecho de que elplan sea a más o menos largoplazo. Mostraremos a continua-ción (cf. pár. 4.2) que las nue-vas tendencias socioeconómi-cas que hemos analizado an-teriormente (cf. sección 2),exigen que al método más apro-piado se añadan además algu-nos elementos específicos.

Recordemos en primer lugarcuáles son las incógnitas quedebe elucidar un problema deplanificación. Para hablar entérminos generales, se trata delos medios que un gobiernodebe emplear para alcanzar susobjetivos, es decir, procurar ala población el máximo de bien-estar, teniendo en cuenta todaslas restricciones que se impo-nen. Para los períodos de cortaduración, apenas si es necesa-rio cambiar el marco institucio-nal o el orden socioeconómico;entonces lo más importante eshacer variar en valor cuantita-tivo medios o instrumentos yautilizados. A título de ejemplo,citemos cambios que afectan aciertos impuestos, a ciertosgastos públicos, a ciertos pre-cios o salarios. También es po-sible imaginar, para una plani-ficación a corto plazo, que serecurra a medios no cuantita-tivos. Pero generalmente es enmateria de planificación a lar-go plazo donde estos mediostienen mayor importancia. Elempleo de medios cualitativosequivale en general a la crea-ción de nuevas instituciones ya la abolición de institucionesexistentes y la influencia detales medidas sólo se experi-menta en un plazo bastantelejano.

Por lo demás, esto no signi-fica de forma alguna que losmedios cuantitativos no ten-gan importancia en materia deplanificación a largo plazo y aello se debe que la planifica-

ción a largo plazo constituya unproblema mucho más difícilque la planificación a corto pla-zo, dado que a los cambios enlos medios cuantitativos seañaden transformaciones delorden socioeconómico y que,además, en las actuales cir-cunstancias se añaden las con-secuencias de las nuevas ten-dencias que ya hemos mencio-nado en varias ocasiones. Enlos próximos párrafos, exami-naremos primero algunos cam-bios que creemos necesariosen el orden socioeconómico(pár. 4.2), y después nuevosmétodos que conviene emplearpara estimar los cambios cuan-titativos (pár. 4.3).

4.2 El orden socioeconómi-co no deja de transformarse.Durante el último siglo hemosvisto que el Occidente se des-plazaba desde un orden casienteramente capitalista haciaun orden mixto que comprendeun número considerable de ele-mentos socialistas. Tengo laconvicción de que este des-arrollo va a continuar, es decir,que nos movemos hacia un or-den socialista, aunque sea di-ferente del orden de la Europaoriental. El socialismo occiden-tal conservará un cierto núme-ro de valores ya reconocidos,como la democracia parlamen-taria, una mayor tolerancia res-pecto a preferencias que noson las de la mayoría y unamayor libertad individual.

Nuestra evolución social tie-ne como fuerzas motoras enparte la evolución técnica o,según la expresión de Marx, lasfuerzas productivas, y en partecambios autónomos en nues-tras preferencias. La evolucióntécnica ha tenido por efecto,entre muchos otros, el de darlugar a dos fenómenos de ca-rácter más general. Uno de es-tos fenómenos es la talla cre-ciente del equipo industrial; elotro, es la ampliación de losefectos externos, precisandoque entendemos por ello losefectos de una actividad sobrepersonas que no son ni los ven-dedores ni los compradores delproducto de esta actividad. Latalla creciente del equipo tie-ne como consecuencia que loscostes marginales de ciertosproductos lleguen a ser meno-res que los costes medios, loque hace imposible la ofertaprivada de estos productos a

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precios iguales a los costesmarginales, como el óptimo so-cial lo exigiría. Por otra parte,dado que, por definición no seinteresan por los efectos exter-nos, las decisiones de los ven-dedores y de los compradoras,en cuanto al volumen de la pro-ducción y a los precios, nocoinciden con el volumen óp-timo de la producción y conlos precios óptimos. De estosdos fenómenos se desprendeque es necesario que la comu-nidad se ocupe de cuestionesque eran abandonadas comple-tamente a la empresa privada amediados del siglo XIX. El re-sultado es que en la Europaoccidental, la producción públi-ca ha sustituido a la produc-ción privada, mientras que enlos Estados Unidos se ha tra-tado de resolver el problemade las diferencias entre benefi-cios y costes sociales, por unaparte, y por otra, beneficios ycostes privados, mediante elatajo de concesiones o deotras intervenciones.

Entre los cambios autónomosen nuestras preferencias con-viene mencionar sobre todo elaumento de la importancia quese da a los intereses de losgrupos socialmente débiles.Los seguros sociales, la asis-tencia social, la progresividadde los impuestos han llegadoa ser elementos importantes denuestro orden social.

Por ello en la Europa occi-dental, el Estado ha tenido queasumir numerosas tareas nue-vas. Existe un sector públicode la producción (electricidad,gas, agua, vías férreas, trans-portes aéreos, etc.). El gobier-no utiliza el sistema fiscal paradominar los ciclos económicos,para imprimir al desarrollo elritmo que desea y para influirsobre la composición de la pro-ducción. Las autoridades públi-cas intervienen para regulari-zar los mercados que no sonestables. En suma, el cambiode estructura dista mucho deser despreciable, y el hábitoque hemos conservado de cali-ficar a nuestro orden social decapitalista no corresponde yaa la realidad; se trata de unorden que camina hacia un so-cialismo occidental (7).

¿Pueden indicarse otros cam-bios que se impondrán en unpróximo futuro? Percibimos al-gunos de ellos, que a continua-ción vamos a analizar:

a) Los transportes por au-tomóvil no son sokmente una7ente co contaminación, sinoquz., han llegado a ser casiimposibles. La situación exigeuna intervención masiva. Seránecesario cerrar los centrosurbanos a la circulación auto-móvil y, simultáneamente, me-jorar los transportes públicosno sólo en el interior de loscentros urbanos, sino tambiénsobre largas distancias.

b) La agravación de la con-taminación del aire y del aguarequiere una intervención, cuyaimportancia y forma precisa estodavía imposible de indicar.Examinaremos a continuación(cf. pár. 4.3) los métodos quedeben permitir establecer undiagnóstico.

c) Una menor desigualdadde las rentas es deseada másvivamente. Se tendrá que indi-car las medidas a tomar paralograrlo, lo que exige previa-mente un conocimiento a fondode los factores que determinanla distribución de las rentas.A continuación examinaremos(cf. pár. 4.4) cuáles son las ten-dencias de la distribución delas rentas y qué factores po-drían contribuir a atenuar ladesigualdad.

d) Otro deseo que tambiénse ha reforzado es el de unademocracia industrial. Creemosque algunos elementos de laautogestión yugoslava serán in-troducidos en las empresas oc-cidentales.

4.3 Será necesario desarro-llar los métodos de la planifi-cación cuantitativa a largo pla-zo para incluir los problemasdel medio físico que hemosmencionado (cf. pár. 2.4). Esteno es lugar adecuado para pre-sentar, bajo la forma matemá-tica que debería revestir ne-cesariamente, un análisis com-pleto de un modelo de planifi-cación a largo plazo. Creemosque es más útil exponer cuálesserían los elementos a integraren las ecuaciones que expre-san las relaciones técnicas en-tre las producciones de lasdiferentes industrias, en el sen-tido más amplio de este tér-mino.

Como se sabe, estas relacio-nes técnicas son expresadasfrecuentemente mediante ba-lances que se establecen paralos diferentes productos, dedonde el nombre de método de

los balances bajo el cual seutiliza este método en la Eu-ropa oriental, mientras que enlos países occidentales se ledesigna con el vocablo de mé-todo input-output. La idea cen-tral es que, para cada bien,existe necesariamente igualdadentre la producción y la utili-zación constituida esta últimapor la suma de los siguientescomponentes:

1) cantidades utilizadas porotras industrias (entregasinterindustriales);

2) cantidades consumidas porlos consumidores;

3) cantidades que se inviertenen la expansión del equipode diversas industrias;

4) cantidades de las exporta-ciones netas (es decir, de-duciendo las importacio-nes).

Hasta ahora no se han inclui-do en estos balances más quelos bienes que tienen un va-lor económico. Convendríaaportar al sistema modifica-ciones de tres tipos.

I) Será necesario incluiren él los balances de losbienes consideradoscomo libres, tales comoel oxígeno o el agua na-tural.

II) También será necesarioincluir los balances delos productos nocivos almedio.

III) Habrá que tener encuenta, al establecer losbalances de los bieneslibres y de los productosnocivos, los procesos na-turales, es decir aque-llos que no son obra delhombre, como la gene-ración de oxígeno porlas plantas, los bosques,los océanos, etc., al mis-mo tiempo que el con-sumo de este productopor los seres vivientesy por las actividades in-dustriales.

Esta triple integración impli-cará un trabajo gigantesco decarácter internacional, dadoque, por ejemplo, la generacióndel oxígeno aumenta la canti-dad de oxígeno contenida en laatmósfera, que es una entidadcomún a todos los países delmundo. Sin embargo, se ne-cesitarán balances para regio-nes menos extendidas y, paracada región habrá que tener en

cuenta las corrientes de entra-da y de salida del aire, la redde los ríos y canales, etc.

Para un cierto número de ma-terias nocivas se podrá esta-blecer cuál es el límite que suproducción no deberá superar,límite que puede ser a vecesigual a cero, lo que equivalea una absoluta prohibición deproducción. Ya existen ejem-plos de este tipo de prohibi-ción.

En principio, sería deseableestablecer balances que corres-pondieran cada uno a una si-tuación dada de nuestros cono-cimientos técnicos y rehacer di-chos balances cada vez que seaposible eliminar ciertos produc-tos nocivos gracias a una nue-va invención. P o r ejemplo,cuando se consiga fabricar au-tomóviles y camiones de com-bustión completa, el balance delos gases nocivos mejorará.

Es evidente que esta opera-ción sobre los balances, cuyoprograma acabamos de esbo-zar, representa un trabajo enor-me para los estadísticos y re-quiere una cooperación interna-cional. Hay que esperar que laconferencia de las NacionesUnidas, que tendrá lugar en Es-tocolmo en 1972, para exami-nar estos problemas insistirásobre la urgencia de afrontareste programa, el cual, comotodos los de su tipo, tiene unaspecto internacional que tra-taremos más adelante (cf. sec-ción 5).

4.4 En los países desarro-llados la distribución cuantita-tiva de las rentas era más des-igual hace un siglo de lo queha llegado a ser recientemente.Sin embargo, esta tendencia auna menor desigualdad ha sidomás o menos detenida duran-te los últimos decenios, al me-nos según ciertas cifras. Pararesponder al deseo de lograruna distribución sensiblementemenos desigual, nuestro estu-dio debe tratar de resolver dosproblemas cuyos datos soncomplejos. Por una parte, hayque elegir la forma más apro-piada de expresar cuantitativa-mente el objetivo de cuya rea-lización se derivará una menordesigualdad. Por otra parte, esnecesario indicar cuáles sonlas medidas más apropiadaspara alcanzar este objetivo.

En lo que se refiere a laelección del objetivo, importa

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distinguir cuatro definicionesde la renta: 1) la renta antesdel pago de los impuestos; 2)la renta después del pago delos impuestos directos; 3) larenta incrementada por el valorde los servicios prestados porlas autoridades públicas; 4) larenta después de la redistribu-ción completa, incluyendo !aque resulta de los seguros so-ciales, al margen de la inter-vención del Estado. Lo que hayque considerar finalmente esla renta redistribuida per capi-ta. Para lograrlo, es necesariotener en cuenta el número depersonas por familia, mientrasque en muchos estudios no seconsidera más que la renta porpersona productora; a nuestroparecer esto constituye la me-jor medida de la distribución.No es necesario decir que lasestadísticas deben sufrir unnúmero considerable de correc-ciones, para tener en cuenta,por ejemplo, la evasión fisca!,correcciones que comportanun cierto margen variable. Esprobable que las cifras seanmás exactas para los países es-candinavos que para los paísesde la Europa meridional. Sinembargo, según ciertas indica-ciones, la subestimación de lasrentas, sobre todo las rentas delos hombres de negocios, estámás bien en regresión. Por otraparte, en una próxima publi-cación ofreceremos un conjun-to de cifras sobre la tendenciaobservada en algunos paísesoccidentales (8).

Aquí solo nos proponemosdiscutir cualitativamente loselementos de redistribución deque disponen los gobiernospara conseguir reducir la des-igualdad.

En primer lugar, existen múl-tiples impuestos que desempe-ñan un papel en la redistribu-ción; es el caso de todo im-puesto progresivo. Por reglageneral, tienen este carácterprogresivo el impuesto sobrelas rentas, así como tambiénlos impuestos sobre la fortu-na. En la mayoría de lospaíses estos impuestos son to-davía relativamente débiles ysusceptibles de ser aumenta-dos. También los impuestos in-directos pueden tener un carác-ter progresivo; sucede asícuando, por ejemplo, los bienesde primera necesidad estánexento s, mientras que los

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bienes de lujo sufren una tasamás el ev a da que la tasanormal.

En segundo lugar, la des-igualdad puede ser atenuadamediante las modalidades quese fijan para beneficiar gratui-tamente a los servicios públi-cos. Los gastos públicos de sa-lud, de enseñanza, de ayudasocial pueden aumentar lasrentas de los grupos desfavo-recidos en función del volumende las ventajas otorgadas y delas condiciones exigidas paratener derecho a ellas.

En tercer lugar, el sistema delos seguros puede contribuirtambién a una redistribución delas rentas, cuya importancia de-penderá, aquí también, del ré-gimen de las contribucionespercibidas y de las prestacio-nes pagadas. Existen conside-rables diferencias de un paísa otro.

La influencia conjugada deestas diversas formas de re-distribución ha atenuado consi-derablemente, durante los últi-mos decenios, la desigualdaddel consumo por persona.

Sin embargo, la distribuciónde las rentas viene fundamen-talmente determinada por fuer-zas de una naturaleza diferen-te, y todavía no se conoce muybien cómo esta distribución seve influida por las medidas deredistribución que acabamos deexaminar. Las rentas primarias,es decir, las que son anterioresa toda redistribución, quizá se-rían (e incluso es probable quefueran) diferentes de lo queson actualmente si los siste-mas de redistribución no exis-tieran. En apoyo de esta tesis,se puede sostener que en au-sencia de un régimen de segu-ros sociales, los salarios seríanmás elevados de lo que ahoravemos.

El economista se ve conduci-do a creer que la oferta y lademanda son las fuerzas quefundamentalmente determinanla distribución de las rentas.En una sociedad que utiliza di-ferentes tipos de mano de obra,la demanda depende en granparte de la estructura indus-trial del país, en el sentido másamplio, es decir, de la estruc-tura de las diferentes tareas arealizar. La evolución de la téc-nica tiende a modificar estademanda. Por su parte, la ofer-ta está constituida por las ca-

pacidades de la población dis-ponible o, más precisamente,por la distribución de estas ca-pacidades en la población. Te-nemos entonces dos distribu-ciones, la de las cualidades exi-gidas y la de las cualidadesdisponibles. Las diferencias olas tensiones entre estas dosdistribuciones determinan ladistribución de las rentas paralas diferentes cualificaciones.Para conseguir reducir la des-igualdad en las rentas, habráque actuar de forma que hayamás igualdad entre la distribu-ción de las cualidades exigidasy la distribución de las cuali-dades disponibles. Uno de losfactores que pueden contribuira ello en gran medida es laenseñanza bajo todas sus for-mas. No conocemos todavíamás que de forma muy imper-fecta estas dos distribuciones,de forma que actualmente esprácticamente imposible esti-mar la extensión que sería ne-cesaria dar a la enseñanzapara conseguir reducir, comolo deseamos, la desigualdad delas rentas. Sin embargo, es ve-rosímil que dentro de pocotiempo podrán ser comunicadosalgunos resultados prelimina-res. Las primeras investigacio-nes nos sugieren que una re-ducción de un 50 por 100 dela actual desigualdad podríaser alcanzada por una duplica-ción de las tasas de participa-ción en la enseñanza superior.

4.5 Para terminar, resumi-mos la conclusión intuitiva quees provisionalmente nuestra.La aceleración de nuestros co-nocimientos científicos, el au-mento de la población sobrenuestro planeta, el crecimien-to de la producción y de la uti-lización de materias que provo-can la contaminación del airey del agua son elementos queagravan la situación de incerti-dumbre en que nos encontra-mos respecto al futuro. Las doshipótesis extremas que debe-ríamos contemplar son funciónde la naturaleza de las nuevasinvenciones, siendo la más fa-vorable aquella según la cualserán realizadas todas las in-venciones necesarias para e l i-minar la contaminación, y lamás desfavorable la de que nose consiga reducir la contami-nación. En este último caso po-dría ser necesario aplicar me-didas drásticas, tales como la

limitación de la población delglobo; se plantearían entoncesgraves problemas de raciona-miento a escala mundial. Fren-te a esta eventualidad, o inclu-so frente a eventualidades me-nos extremas, es necesarioprofundizar el conocimientoque tenemos tanto de la pro-ducción como del consumo delos bienes actualmente consi-derados como libres y de losbienes de valor negativo, asícomo de los procesos natura-les, es decir, los que no sonobra del hombre, tales como laformación natural del oxígeno(bosques, océanos) o la purifi-cación natural del agua. Debe-mos organizar nuestro estudiode forma que a cada situacióndada de nuestros conocimien-tos científicos corresponda latabla de las posibilidades eco-nómicas (o el panorama de lassoluciones posibles). Sobre labase de estos conocimientos,tendremos que planificar en lamedida de lo posible la cifrade la población y la distribu-ción entre los diferentes nive-les de vida de las diversas par-tes del mundo y de las nacio-nes que comprenden. Es per-fectamente concebible que, enlas hipótesis menos favorables,sea imposible aumentar la pros-peridad en el presente dece-nio, sobre todo la de las re-giones ricas. La reducción delas desigualdades entre las ren-tas en virtud de medidas másmodernas que aquellas a querecurrió el socialismo primitivoconstituirá una posibilidad deinstaurar un socialismo másevolucionado, en el cual se con-servarían ciertos valores de lacultura occidental. Será desea-ble mantener entre las compo-nentes de esta cultura, como lalibertad, la honestidad, la par-ticipación, la felicidad indivi-dual, la publicidad, más equili-brio de lo que comportan lassugerencias de algunos gruposde jóvenes. Queremos decirque una libertad excesiva, porejemplo en el campo sexual,sería nociva para los hijos delas parejas que se arrogaraneste exceso de libertad. Unapublicidad desmedida o unaparticipación demasiado a fon-do entorpecerían la productivi-dad y, por lo tanto, el bienestargeneral. Debatiendo en públicociertos problemas se corre elriesgo de hacer imposible la

solución que se podía haberadoptado. Un ejemplo sencillo,que los economistas conocenbien, es el de la devaluación;hacerla pública antes de quehaya llegado a ser un hechoconsumado no beneficiaría másque a los grandes especulado-res. Discutir públicamente eléxito o el fracaso de la políti-ca de desarrollo de un paístambién puede ser perjudicialprecisamente para el objetivoúltimo de esta discusión, es de-cir, el perfeccionamiento deesta política.

Por ello será necesario vol-ver a una cierta disciplina ennumerosos sectores de la vida.

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5. EL ORDEN INTERNACIO-NAL

5.1 El aspecto más anticuadodel orden social, es el aspectointernacional de nuestra socie-dad planetaria. Marx ha tenidoperfecta razón al decir que, aldesarrollarse las fuerzas pro-ductivas tienden a hacer ex-plotar las instituciones que di-ficultan su óptima utilización yha citado un cierto número deejemplos. Es cierto que, en elinterior de las naciones o delos Estados autónomos, muchasestructuras anticuadas han des-aparecido o están en vías dedesaparición. Lo que, sin em-bargo, se olvida frecuentemen-te, es que ningún elemento denuestra sociedad mundial estan anticuado como el ordeninternacional. En este caso, elobstáculo a la transformaciónde las estructuras se deriva noya de las clases sociales, sinode las mismas naciones y desus hombres políticos. Está cla-ro que las «fuerzas producti-vas» de la energía nuclear im-plican la posibilidad de la des-trucción total de la vida huma-na, lo que se sitúa en el ladoopuesto de una óptima utiliza-ción de estas fuerzas. Nadiediscute que existe el peligro devan guerra nuclear, que podríaestallar como consecuencia dela escalada consciente de unaguerra convencional o por acci-dente, y en innumerables con-ferencias científicas y políticasse ha reconocido que para to-dos tiene interés eliminar esteriesgo. El fenómeno más in-quietante de nuestra época esque los políticos no se consa-gran con absoluta prioridad aresolver el problema de dar unaexpresión jurídica a este inte-rés común. ¿Cabe decir quese trata sólo de politicastros—definidos por sir WinstonChurchill como exclusivamen-te preocupados por la próximaelección, y de ninguna formade hombres de Estado— defi-nidos como aquellos que se in-teresan por la generación fu-tura? Hay que reconocer queel mayor servicio que cada unopuede prestar a sus propios hi-jos y nietos, por no hablar dela humanidad entera, es buscarsoluciones prácticas a esteproblema. Al precio de la orga-nización de la paz, la estructu-ra de nuestras universidades o

cualquier otro problema socialen el que se puede pensar —yson legión— no tienen más queuna importancia secundaria.

De acuerdo con esta óptica,existe un número bastante im-portante de grupos que tratande convencer tanto a la opiniónpública como a los políticos,que acepten las proposicionesque tratan de establecer un go-bierno mundial. Hasta ahora,ninguno de estos grupos ha te-nido el menor efecto sobre elcurso actual de los aconteci-mientos. Las soluciones quepreconizan son rechazadas porlos políticos más influyentesque las califican de irrealistas.No conciernen a los gobiernosexistentes. No es que estos go-biernos sean ellos mismos rea-listas; son más bien miopes.Si se busca en la historia ejem-plos de una política que hayaconseguido instituir una formade cooperación organizada yduradera entre gobiernos, sólose encuentra un pequeño nú-mero de ellos, como, por ejem-plo, la constitución de los Es-tados Unidos de América en1776, la del Imperio alemán en1870, y, quizá, la de la Comu-nidad Europea (Mercado Co-mún) en 1970-1971. Quizá hayaque tomar algunos elementosde dichos ejemplos para hacer-se entender de los gobiernosactuales tocando su sentido del«realismo».

5.2 Para conseguir proposi-ciones que sean aceptables,parece que debe tenerse encuenta en primer lugar un datode la experiencia, es decir quela cooperación se muestra másestrecha cuando tiende haciaun objetivo muy claramente de-finido y de carácter técnico. Eslo que demuestra el éxito de laUnión Postal Universal o el dela Unión Internacional de lasTelecomunicaciones. Aunque anuestro parecer haya tareasmás urgentes, parece que loque más corresponde a las con-diciones planteadas son ciertasmedidas encaminadas a mejo-rar el medio ambiente, y aquíes donde habría que tratar deestablecer en primer lugar unaalta autoridad. Evidentementeconvendría comenzar por for-mular las medidas que seríannecesarias para que pueda sersatisfecha la condición de unatarea bien definida.

Entre los demás campos quese prestarían a la instituciónde una autoridad internacional,se puede citar la explotaciónen común de los océanos o qui-zá también ciertos temas deinvestigaciones científicas, co-mo los que conciernen a lasmedidas prácticas a tomar du-rante el Segundo Decenio delDesarrollo lanzado por la Asam-blea General de las NacionesUnidas. Una parte de las inves-tigaciones será emprendida pororganizaciones ya existentes;sin embargo, la coordinaciónactual parece susceptible demejora. El Comité de las Na-ciones Unidas para la Planifi-cación del Desarrollo podríadesempeñar un papel útil a es-tos efectos.

Sin embargo, existen otroscampos en los cuales una au-toridad internacional se impo-ne con urgencia, y que son a lavez más políticos y más vitalespara el bienestar mundial. Seagrupan alrededor de dos ob-jetivos principales; el desarro-llo acelerado de los países envía de desarrollo y la organiza-ción de la paz. En ambos casoshabrá que definir tareas preci-sas, pues de lo contrario inclu-so será imposible discutir so-bre la creación de las autori-dades internacionales que sonnecesarias. A título de ejemplo,vamos a considerar el objetivodel desarrollo acelerado.

Existen al menos cuatro gru-pos de medidas para las cua-les se impone una íntima co-operación si se quiere aumen-tar sensiblemente la tasa deaceleración deseada. La medidamás importante es la determi-nación del alcance de las trans-ferencias financieras de lospaíses desarrollados hacia lospaíses en vías de desarrollo.Actualmente, todo gobierno esautónomo respecto a la elec-ción de estas transferencias.Por esta razón, las sumas sontodavía demasiado modestas.Dado que concierne al interéscomún de todos los países delmundo, la decisión debería sertomada por una autoridad mun-dial, en el seno de la cual losvotos de los países ricos y delos países pobres serían equi-librados en número.

Debería ocurrir lo mismo pa-ra la toma de decisiones en elcampo del comercio internacio-nal, en el de la asistencia téc-

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nica y en el de la financiaciónde las investigaciones útilespara los países en vías de des-arrollo. Somos conscientes delgrado de lo que se llamará el«irrealismo> que contienen es-tas proposiciones. Creemos, sinembargo, que solamente lasmedidas de un alcance com-parable a las que acabamos deindicar permitirán dar un míni-mo de estabilidad a la políticainternacional. Tales proposicio-nes podrán ser consideradascomo equivalentes a una refor-ma fundamental del sistema delas Naciones Unidas. Por ello,terminaremos este ensayo conun breve examen de las refor-mas que es necesario aportara dicho sistema.

5.3 La reforma de las Na-ciones Unidas es un problemademasiado complicado para sertratado en algunas páginas. Nose puede entonces más queesbozar aquí las grandes líneasy remitir al lector a algunasproposiciones de otros autoresa quienes ha inspirado la mis-ma preocupación y que tienenla ventaja de haber sido formu-ladas de una forma más deta-llada y por consiguiente máspráctica.

El sistema de las NacionesUnidas se compone, como essabido, de la Secretaría, inclu-yendo el Programa de las Na-ciones Unidas para el Desarro-llo (asistencia técnica) y la Co-misión de las Naciones Unidasde Comercio y Desarrollo, yuna serie de organizaciones es-pecializadas: el Banco Mundial,el Fondo Monetario Internacio-nal, la FAO (Agricultura), laUNESCO (educación, ciencia ycultura), la OIT (trabajo y cues-tiones sociales), la ONULI (in-dustria), etc. Existen ademáslas Comisiones Regionales. Engeneral, estas organizacionespueden hacer recomendacionesa los Estados miembros, lo queno garantiza que las decisionestomadas por los gobiernoscoincidan con las recomenda-ciones. Las obligaciones de losgobiernos se limitan a pagar lascontribuciones fijadas por de-cisiones tomadas en común,contribuciones cuyo total nocorresponde más que a una dé-bil fracción de las sumas trans-feridas por los países desarro-llados hacia los países en víasde desarrollo. Es cierto que al-gunas decisiones son resulta-

do de negociaciones específi-cas, por ejemplo, sobre el co-mercio y las tarifas, en el mar-co del GATT, o sobre tal o cualmercado (trigo candeal, azúcar,etcétera), pero los países notienen la obligación de adherir-se a ellas, y esta es la razónde que ni los Estados Unidosni el Mercado Común partici-pen, por ejemplo, en el acuerdosobre el azúcar. Las obligacio-nes más estrictas son quizá lasque imponen a sus miembrosel Banco Mundial o el FondoMonetario Internacional, organi-zaciones de las cuales estos úl-timos no se pueden retirar másque después de cierto plazo.Hace algunos años todavía, auna llamada del Banco Mundial,que pedía una contribución to-tal de mil millones de dólaresde los Estados Unidos durantetres años, sus miembros norespondieron más que con 400millones.

Es necesario entonces, enbeneficio de las organizacio-nes, reforzar la posibilidad detomar decisiones que se im-pongan obligatoriamente a to-dos sus miembros. Aquí seplantea el problema de los vo-tos. Según el sistema vigenteen las Naciones Unidas y en lamayor parte de las organiza-ciones especializadas, cadamiembro dispone de un voto.Solamente en el Banco Mun-dial y en el Fondo MonetarioInternacional el número de vo-tos de cada miembro está de-terminado por el montante desu contribución. Ninguna de es-tas dos modalidades extremases satisfactoria. Sería necesa-rio un sistema que tuviera encuenta por una parte la pobla-ción de sus miembros y porotra su contribución financiera.En este orden de ideas, se pue-de recordar que los parlamen-tos empezaron siendo repre-sentantes de los contribuyen-tes y que una evolución gra-dual ha hecho de ellos los re-presentantes de la poblaciónentera. Está claro que a nivelinternacional no será posibleempezar por el sistema másavanzado, el de la pura demo-cracia. Sin embargo, se puedetransformar el sistema actualpara ir en esta dirección, pa-sando por algunos estadios in-termedios. A estos efectosexisten numerosas solucionesde recambio; por ejemplo, se

puede imaginar un sistema enel cual el grupo de los paísesdesarrollados y el de los paísesen vías de desarrollo, conside-rados cada uno como un con-junto, dispusieran uno y otrode un número igual de votos.También se puede concebir, enuna etapa intermedia, que se déun cierto número de votos aexpertos en la materia que esobjeto de discusión. Lo esen-cial que tenemos que haceraquí es constatar técnicamen-te que la solución óptima parael bienestar mundial no puedeser alcanzada por el sistemaactual y que una refundiciónfundamental de las NacionesUnidas constituye nuestra úni-ca posibilidad de evitar losriesgos enormes que nos ame-nazan. Esta constatación distamucho de ser original y no si-gue siendo ni menos verdade-ra ni menos urgente.

Varios autores o grupos deautores han realizado ya untrabajo extremadamente impor-tante y mucho más detallado.El más determinante nos pare-ce ser el de la Comisión de es-tudio de la organización de lapaz. Su XX Informe (2), publi-cado en 1969, no contiene me-nos de cien proposiciones prác-ticas para cambiar la Carta delas Naciones Unidas. Otro tra-bajo constructivo es el que laFundación Stanley ha presenta-do en 1970 (5). Un tercer ejem-plo es el de la Federación Mun-dial de federalistas mundialesque ha formulado un grupo deproposiciones constructivas (9).

Sólo son algunos ejemplos,pero constituyen los mensajesmás importantes dirigidos a lajoven generación, a pesar de loque crean ciertos jóvenes acti-vistas que esperamos piensende nuevo sus ideas, en inte-rés del futuro de la humanidad.

OBRAS CITADAS

(1) C. A. VAN DEN BELD: «DeNederlands economie in 2000,Praeavies voor de NederlandscheMaatschappij voor Nijverheid enHandel». Haarlem, 1967.

(2) Comisión de estudio de laorganización de la paz, presididapor Louis B. Sohn, Naciones Uni-das. « L o s próximos veinticincoaños, XX Informe». New York (866,United Nations Plaza), 1969.

(3) H. KAHN y A. J. WIENER:«The Year 2000». New York, 1967.

(4) KETTERING FOUNDATION,THE CHARLES: «Recopilación delas actas de la Conferencia sobrela supervivencia de la humanldad»,continuación 300/5335 Far HillsAvenue, Dayton, Ohio, 45429, 1970.

(5) STA N LEY FOUNDATION:Quinta Conferencia sobre las Na-ciones Unidas del próximo dece-nio, Stanley Building, Muscatine,Iowa, 52761, 1970.

(6) J. TINBERGEN: en Funda-ción Europea de la Cultura, «Estu-dios prospectivos genera le s”,Amsterdam, 1971.

(7) J. TINBERGEN: «SomeThoughts on Mature Socialism».Jawaharlal Memorial Lecture, 1970.New Delhi, 1970.

(8) J. TINBERGEN: «Tendenciesand Determinants of Income Dis-tribution» (a aparecer).

(9) Federación mundial de fe-deralistas mundiales: «Proposalsfor the Strengthening of the Uni-ted Nations». New York, 1970.

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