YO SOY DIÁCONO Y SOY UN... ENLAZANDO LO ESPIRITUAL Y LO SECULAR Como diácono, tú eres miembro del clero. Al mismo tiempo, continúas ejerciendo tu profesión y tu rol familiar. Nuestros diáconos de hoy en día representan todo tipo de sectores de la vida incluyendo doctores, policías, mecánicos, maestros y más. Tus experiencias te dan la perspectiva para trabajar en estrecha colaboración con sacerdotes y laicos. UN COMPROMISO PARA TODA LA VIDA Una vez ordenado, siempre serás un diácono, con oportunidades para recibir formación continua. Los diáconos generalmente reciben asignaciones en las parroquias o en la diócesis. No se recibe un salario por ejercer este rol, aunque si puedes recibir asistencia para estudios y recibir estipendios por celebrar los ritos sacramentales. DEL DISCERNIMIENTO A LA FORMACIÓN Los primeros pasos para el diaconado están enfocados en aprender más sobre esta vocación y determinar si estás llamado para este servicio. Tú y tu esposa, si estás casado, participan en pláticas, clases y oración mientras disciernen tú interés en el diaconado. Si tú decides aplicar al programa, pasas por un proceso completo de evaluación. Aquellos que son aceptados pueden comenzar la formación a la edad de 31 años o mayores, y ser ordenado a los 35 años o después. El programa de cuatro años cubre dimensiones de formación teológica, pastoral, espiritual y humana a nivel universitario. ABIERTOS A SU LLAMADO La Iglesia necesita líderes servidores. La Iglesia necesita diáconos. Si crees que Dios te está llamando a este ministerio, ahora es el momento de explorar este interés. Habla con Dios, habla con nosotros, para ver si un día, tú también, puedes decir, “Yo soy diácono.” Comuníquense con: Manuel Maldonado Villalobos Director Asociado, Oficina de Formación al Diaconado 414-758-2207 | [email protected]