X Coloquio Internacional deGeocrticaDIEZ AOS DE CAMBIOS EN EL
MUNDO, EN LA GEOGRAFA Y EN LAS CIENCIAS SOCIALES,
1999-2008Barcelona, 26 - 30 de mayo de 2008Universidad de
Barcelona
TIPOLOGAS DE EXPANSIN METROPOLITANA EN SANTIAGO DE
CHILE:PRECARIPOLISESTATAL YPRIVATPOLISINMOBILIARIA[1].Rodrigo
HidalgoInstituto de Geografa, Pontificia Universidad Catlica de
[email protected] de Geografa,
Universidad de [email protected]
ZuninoDepartamento de Ciencias Sociales, Universidad de la
[email protected] en Geografa Humana,
Universidad de [email protected]
ResumenUna de las principales manifestaciones de cambio que se
viven hoy en las grandes ciudades de Amrica Latina, y del tercer
mundo en general, tienen que ver con la con las modificaciones
recientes que se manifiestan en los usos del suelo de sus
periferias. El trabajo busca otorgar antecedentes empricos y
lecturas tericas al modo en que se estn gestando las emergentes
configuraciones territoriales en la periferia metropolitana de
Santiago de Chile, teniendo como base de anlisis de los dos
principales ejes del espacio residencial construido: viviendas
sociales y condominios cerrados. En este sentido, interesa
adentrarse en las diferentes dimensiones y procesos que dan lugar a
la construccin de una nueva geografa socio-residencial
metropolitana. Se hace nfasis en las formas espaciales resultantes
y en el papel desigual que desempean en ellas los agentes
involucrados, desde los promotores privados, pasando por el Estado
hasta los propios habitantes.Palabras clave: expansin
metropolitana, agentes urbanos, desarrollo inmobiliario
AbstractOne of the main expression of the urban changes
unfolding in large Latin American cities, and in urban areas of the
third world in general, are land use changes in peripheral
locations. The aim of this article is to present empirical evidence
of these changes and provide theoretical elements to understand the
emergence of a new spatial configuration in the periphery of the
Metropolitan Area of Santiago, Chile. We base our analysis on the
two main elements accounting for the urbanization of the periphery:
social housing and condominiums. In this context, our interest is
focused on analyzing the different dimensions and processes
allowing the construction of a new metropolitan socio-residential
geography. We emphasize the resulting spatial forms and the uneven
role played by the agents involved; including rear estate
investors, the State, and the inhabitants.Key words: metropolitan
growth, urban agents, residential development.
Las formas espaciales resultantes de la expansin metropolitana
en las grandes ciudades latinoamericanas y, en este caso, en las
principales aglomeraciones del Cono Sur (Chile, Argentina y Brasil)
expresan sntomas de cambio y particularidad que necesitan se
destacados en los tiempos de la globalizacin neoliberal. En este
sentido, en los ltimos aos se asiste a una importante modificacin
de las metrpolis latinoamericanas, representada, entre otros
aspectos de singular importancia, por los cambios de las formas la
segregacin socio espacial en las ciudades y el desarrollo de nuevas
centralidades. Del mismo modo, se observa una expansin de los
condominios cerrados, en su mayora distantes del centro urbano as
como una produccin de grandes torres en altura al interior de las
aglomeraciones urbanas, vinculadas a los edificios corporativos de
las grandes empresas y tambin a otros usos, como el residencial, el
de oficinas y el hotelero. A su vez, estas ltimas intervenciones
estn en directa relacin con la necesidad de recuperacin de las reas
centrales y con las renovadas estrategias del capital financiero
que apunta a los negocios inmobiliarios en bsqueda de
rentabilidades con mayor velocidad de retorno. Muchos de estos
productos se asocian a lo que de Mattos (2004) ha definido como
artefactos de la globalizacin: grandes centros comerciales, hoteles
de las grandes cadenas y condominios exclusivos, entre otros.Adems
de esa emergente produccin inmobiliaria, las formas tradicionales
destinadas a la habitacin se revisten de un nuevo impulso
decurrente de la dinmica inmobiliaria, que se torna ms agresiva y
potente por el aumento de la integracin con el capital financiero
(Pereira, 2006; De Mattos 2008). Esta integracin potencia la
transformacin de lo urbano en una urbanizacin excluyente, sobre
todo para aquellos que no tienen posibilidades de insertarse en su
lgica de produccin, porque no se constituyen en consumidores de
productos inmobiliarios. En esa urbanizacin persisten y en algunos
casos se amplifican las formas tradicionales de solucin
habitacional en los pases latinoamericanos, donde siempre fue
expresiva la concentracin de la renta en determinados grupos de la
sociedad. De esta manera, segn el Programa de las Naciones Unidas
para los Asentamientos Humanos (UN-HABITAT) 130 millones de
latinoamericanos vive en asentamientos precarios e informales, sin
ttulos de propiedad ni acceso legal a servicios (PNUD, 2006). En
estos asentamientos parece no haber lugar para la vivienda en
plenitud, apareciendo apenas las calles donde las personas se
instalan, dando a lugar la imagen de un modo de vida casi nmade.Esa
reestructuracin metropolitana, que en su dimensin urbana y
territorial encuentra referencias en las formas actuales de
produccin inmobiliaria, viene alterando la relacin entre lo pblico
y lo privado, influyendo con ello en la gestin de las modalidades
de crecimiento de la metrpoli. Tanto que, en algunos casos, podemos
decir que en el interior de la aglomeracin se estn desarrollando
una o varias ciudades privadas, dados los cambios de significado
del espacio urbano y de la influencia de la accin de los grandes
emprendimientos inmobiliarios. Con la renovada intensificacin de la
exclusin socio espacial, la tensin social tiene entre sus
expresiones la creciente violencia urbana, que muestra que la
dinmica en curso puede traspasar ciertos lmites, que podran
comprometer la vida urbana actual. Este escenario requiere de parte
del poder poltico de acciones concretas y de una nueva comprensin
terica, que gue interpretaciones que estn al servicio de la
sociedad y de los tomadores de decisiones, debido a que
prcticamente no hay ningn agente que est ajeno a los
desdoblamientos de dichas tensiones socio-espaciales.Desde el punto
el vista demogrfico, uno de los elementos ms importantes dentro de
este proceso de cambio metropolitano, tiene relacin con el papel
que desempea o ha desempeado en los ltimos aos la migracin o
desplazamientos residencialesintrametropolitanosy las fuerzas que
la determinan (Rodriguez, 2007;Ortz, 2007). En el caso chileno, en
esta evolucin, durante los ltimos aos un conjunto de obras pblicas
han influenciado de modo notable, sobre todo en lo que dice relacin
con los accesos viales principales y vas de alta circulacin, la
movilidad residencial de los sectores de ingresos medios y altos
con los consiguientes cambios en el paisaje urbano e interurbano
nacional que ello implica. En este sentido, bajo el esquema de las
concesiones viales el sector privado ha comenzado movilizarse en
bsqueda de rentabilidades atractivas para sus inversiones,
potenciando la expansin fsica de las reas metropolitanas y de las
ciudades intermedias.De esta forma, una de las manifestaciones de
la expansin fsica del rea metropolitana de Santiago de Chile (AMS)
hacia su rea de influencia est relacionada con la construccin de
viviendas en condominios dirigidas a grupos socioeconmicos medios,
medios altos y altos, que migran hacia las reas periurbanas en
bsqueda de nuevos espacios residenciales, de mayor tamao e inmersos
en un hbitat supuestamente opuesto a la modernidad de la
metrpoli.El binomio condominios ms autopistas concesionadas est en
las bases de lo que hemos denominadoprivatpolisinmobiliaria, que se
relaciona con el aumento de los lmites espaciales en la promocin y
construccin de espacios residenciales cerrados, marcados por
barreras de proteccin y seguridad, en los cuales se comienza a
vivir una progresiva auto segregacin no solo del habitar sino que
tambin de los servicios necesarios que apoyan dicha funcin. Este
fenmeno que se comenz a vivir con especial vigor desde la segunda
mitad de la dcada de 1990 encuentra hoy en la periferia
metropolitana el espacio propicio para expandirse: ms metros
cuadrados a menor precio que en la ciudad consolidada y muchas
veces mejor conectada que en su interior en trminos de
infraestructura vial a causa de las citadas autopistas. En este
sentido, cada vez se comienzan a ofrecer productos inmobiliarios
para las clases medias y altas en la periferia rural que incluyen
supermercados, colegios, jardines infantiles y espacios de ocio
exclusivos para sus residentes, tal cual existen en el interior del
AMS. Lo nico que se excluye, hasta el momento, en estos proyectos
tiene que ver con las fuentes laborales donde se desempean los
posibles propietarios (Hidalgo,Borsdorfy Snchez, 2007).Otra
manifestacin del proceso de expansin o de la generacin de suelo
urbano hacia el exterior del AMS, est asociado histricamente al
desarrollo de proyectos de viviendas sociales promovidas por el
Estado y dirigidas a grupos socioeconmicos medios bajos y bajos.
Tradicionalmente estos conjuntos, especialmente durante la segunda
mitad del siglo XX, se construyeron en la periferia inmediata de la
mancha urbana, sin embargo hoy se hacen lejos de ella, en los
municipios cuya mayor proporcin de superficie est en la categora de
rural.Los resultados de estas iniciativas de vivienda pblica son lo
que hemos denominadoprecaripolisestatal, que corresponde a un
espaciomonofuncional, segregado y fragmentado, definido por la
presencia de los servicios de urbanizacin electricidad, agua
potable, luz elctrica y en algunos casos calles pavimentadas. En
estos lugares, la poblacin habita en residencias con tamaos cuyo
promedio no supera los45 m2 edificados y por la ausencia del resto
de clases sociales, equipamientos y algunos servicios bsicos y no
bsicos, como colegios, centros de salud, reas de esparcimiento y
centros de comercio, entre otros (Hidalgo, 2007).El conjunto de
estas tipologas residenciales constituyen la mayor parte de la
oferta residencial dentro del mercado metropolitano, y en este
sentido, su patrn de localizacin significa cambiosdiferenciadosen
los perfiles socioeconmicos de la poblacin y de las funciones de
los lugares donde ellos se emplazan. Precisamente este artculo
buscar otorgar antecedentes empricos y lecturas tericas al modo en
que se estn gestando las emergentes configuraciones territoriales
en la periferia metropolitana de Santiago de Chile, teniendo como
base de anlisis de los dos principales polos del espacio
residencial construido: viviendas sociales y condominios cerrados.
En este sentido, interesa adentrarse en las diferentes dimensiones
y procesos que dan lugar a la construccin de la nueva geografa
social en los anillos externos del AMS y que se relaciona con el
papel desigual que desempean los agentes involucrados, desde los
promotores privados, pasando por el Estado hasta los propios
habitantes.Los nuevos espacios residenciales en la periferia
metropolitana: elementos para su interpretacinTomando como
referencia a las ciudades europeas y de Amrica del Norte la
evolucin de la ciudad desde el siglo XIX hasta hoy tiene momentos
clave que interesan ser destacados en la ptica del presente
trabajo. En un primer momento, la urbe decimonnica se orden de modo
gravitacional, un centro funcional y econmico en torno al cual
exista una periferia dependiente y cercana, donde el lmite entre lo
urbano y lo rural era claro y preciso. Influida por el proceso de
industrializacin y la proliferacin del medio transporte desde el
ferrocarril urbano y suburbano hasta el mismo automvil- esta
situacin comienza a modificarse de un modo notable. En rigor
producto de este proceso es que nace el suburbio, como un rea de
expansin deliberada de la ciudad sobre el campo, con fines
mayoritariamente residenciales. Con el correr del tiempo este
territorio llega a ser cada vez ms complejo, incontrolado y difcil
de definir y delimitar (Borsdorf, 2004).En el siglo XX existe un
constante proceso de fusin espacial entre los centros de menor
importancia que rodean a las ciudades principales y sus zonas
suburbanas, por la interaccin y el crecimiento mutuo. Fuerzas
centrpetas y centrfugas se traslapan, induciendo a un constante
avance de la ciudad, dando paso a lo que se ha denominado como el
continuo urbano-rural. En este entrelazamiento espacial, las
ciudades principales mantienen su papel de centros culturales, pero
se debilita su fuerza polarizante. A fines de la citada centuria un
nuevo patrn espacial caracteriza la periferia, una estructura
formada por unidades espaciales diversas y especializadas cada vez
menos dependientes de la urbe tradicional, est substituyendo las
viejas jerarquas. En este sistema espacial la relacin entre la
ciudad y el campo no se estructura de un modo nico y racional. La
aleatoriedad y la diversidad son caractersticas de lo que se
denominapost-suburbio. En este contexto y siguiendo la tradicin de
lo que ocurre en Amrica del Norte y Europa Occidental,
elpost-suburbiocorresponde al nuevo tejido urbano que se forma en
el borde la ciudad tradicional y funciona prcticamente
independiente de las centralidades tradicionales que operan al
interior de la aglomeracin, siendo altamente diverso en
actividades, formas y estilos (Borsdorf, 2004).Atrs del conjunto de
estas manifestaciones existen una serie de transformaciones que
tienen que ver con la modificacin de los patrones productivos que
han sido relacionados con los procesos de reestructuracin econmica
que actan en la escala global. Lo anterior permitira explicar, a
travs de los cambios en el mercado de trabajo y su diversificacin
geogrfica, la aparicin contempornea del fenmeno en la mayora de los
pases y regiones industrializadas y en vas de desarrollo (De
Mattos, 2002, 2004).La lnea interpretativa expuesta nacida al
amparo de la realidad europea y anglosajona es diferente a la
situacin que experimentan las ciudades latinoamericanas, lo cual
hace necesario una permanente re-teorizacin conceptual y calce con
la realidad emprica. A partir de ello es posible formular una serie
de preguntas referidas al calce de la realidad que se vive en los
pases latinoamericanos con aquellos donde se originaron dichas
categora analticas, entre las cuales destacamos las siguientes:
realmente estamos o no en las ciudades de la regin y en este caso
en Santiago ante la presencia de unpost-suburbio? podemosaplicar
casi mecnicamente los conceptos de ciudad difusa o dispersa para
diferenciar las formas de crecimiento metropolitano? qutipo de
descentralizacin funcional ocurre en la periferia metropolitana de
Santiago? desdeel punto de vista del espacio construido existen
reas diversas ypolifuncionaleso nos encontramos ante periferias
monofuncionales y cuya correspondencia con elpost-suburbioes slo la
fragmentacin social de los usos del suelo?.Laprecaripolisestatal y
laprivatpolisinmobiliaria: de qu estamos hablando en la periferia
metropolita de Santiago?El anlisis de comportamiento demogrfico de
las comunas del rea metropolitana de Santiago (AMS) y las de su
entorno rural, muestra que las comunas centrales tienen tasas
inferiores de crecimiento que las de la periferia (FiguraN1),
aspecto relevante de destacar en el proceso demetropolizacinque se
vive en el AMS e informa de la tendencia a
lacontraurbanizacin(Arroyo, 2000; Berry 1976;Ferrs, 2007) observada
tambin en las otras grandes ciudades del pas (para Valparaso ver
Hidalgo yBorsdorf, 2005, para Concepcin, Prez y Salinas, 2007).En
este marco general existen en el espacio estudiado consideraciones
relevantes como son la dimensin histrica y la amplitud de formas
que presenta la expansin metropolitana, propias de la ciudad
chilena en general y del AMS en particular, que ayudan a establecer
las especificidades y la necesidad de generar categoras de anlisis
que tengan una correspondencia ms cercana a los acontecimientos y
realidades que le dan forma. En este trabajo buscamos examinar, en
primer lugar, como la vivienda social en la bsqueda de suelo ms
barato va formando verdaderos espacios monofuncionales, segregados
y fragmentados, que podramos denominar precaripolisestatal,
definida, como sealamos, por la presencia de los servicios de
urbanizacin electricidad, agua potable, luz elctrica y en algunos
casos calles pavimentadas, pero carente de las otras dimensiones
que dan lugar a la ciudad propiamente tal como la existencia del
resto de las clases sociales y variedad de servicios y
equipamientos indispensables para el desarrollo de la vida urbana
(Capel, 1975, 2003).La lgica de localizacin que se relaciona con la
vivienda social se asocia con la oferta de terrenos con un bajo
valor por unidad de superficie, reservas que por lo general se
encuentran en la periferia. Estos proyectos de viviendas se
constituyen en un factor ms de la conduccin del patrn de segregacin
socio-espacial que desarrollan los agentes urbanos en la lgica de
reproduccin de sus intereses econmicos, de clase y de carcter
poltico y que de paso modelan la expansin urbana en su contexto ms
amplio (Harvey, 1977;Lefebvre, 1978). Concentrndose en su
generalidad, a pesar de los esfuerzos pblicos de diversificar la
oferta geogrfica del proceso centrifugo de poblacin de bajos
recursos, enespacios residuales, de margen, dichos conjuntos
provocan la concentracin de grupos socioeconmicos bajos en contados
sectores de las ciudades (Hidalgo, 2007).
FiguraN1. Porcentaje de variacinintercensalde poblacin a nivel
comunal en el AMS, 1992-2007.Desde los inicios de la poltica de
vivienda social en Santiago de Chile se observa la localizacin de
los conjuntos pblicos en la periferia de la ciudad. As lo
demuestran los estudios de Hidalgo (2005, 2007) que muestra como
progresivamente dichas intervenciones desde la promulgacin dela Ley
de Habitaciones Obreras en 1906 fueron construyendo la periferia de
la ciudad, tanto por su accin directa como indirecta, construyendo
nuevas viviendas, favoreciendo el acceso al suelo o gestionado los
servicios bsicos de urbanizacin para el inicio de la consolidacin
de los asentamientos espontneos o irregulares que han adoptado
distintas tipologas y denominaciones en los diferentes pases
latinoamericanos como favelas en Brasil, pueblos jvenes en Per,
villas miseria en Argentina y campamentos en Chile, por mencionar
algunos.Sin embargo, desde la segunda mitad de la dcada de los
noventa nos encontramos con un importante crecimiento de las
viviendas sociales en las comunas de la periferia metropolitana de
Santiago debido al avance y consolidacin de una poltica de libre
mercado que repercute, con fuerza, en todas las iniciativas
sectoriales impulsadas por el Estado de Chile. Entre 1978 y 2003 se
han construido en las comunas de la periferia metropolitana cerca
de 27.000 unidades, casi la mitad de ellas se han edificado en la
ltima dcada (Hidalgo, Zunino yAlvarez, 2007). Aunque muchas de
estas viviendas son para poblacin que efectivamente reside en las
localidades asociadas a esas comunas, las cifras sealadas no dejan
duda que la vivienda social ya no se localiza solo en la periferia
inmediata de la ciudad, sino que se comienza a ubicar en aquellas
espacios que limitan con el rea metropolitana propiamente tal.La
pregunta que aparece luego de esta breve descripcin del
comportamiento de la construccin de las viviendas sociales en la
periferia metropolitana es cules son las consecuencias socio
espaciales de esta nueva localizacin?.Al analizar la informacin del
ndice de Desarrollo Socioeconmico (IDS)[2]para el perodo 1992-2002,
podemos afirmar que ah donde se construyeron conjunto de viviendas
social el IDS descendi, se mantuvo o subi levemente, cuestin que
nos lleva a afirmar que estos conjuntos residenciales muchas veces
son motores de un cambio regresivo de los espacios donde se
ubican.Como apuntamos, la poltica mercantilista de uso del suelo
urbano impuesta desde los mediados de los ochenta en adelante
expulso a las viviendas sociales cada vez ms lejos de la ciudad. De
esta manera, las comunas periurbanas comenzaron a recibir nuevos
habitantes que, debido a su condicin de pobreza, disminuyen la
condicin socioeconmica de los lugares o reas donde ellos se
emplazan. La evidencia emprica muestra una relacin entre la
generacin de focos pobreza y las polticas habitacionales del
Estado. Este proceso se observa al comparar los valores del IDS de
las zonas con viviendas sociales para los aos 1992 y 2002
(figuraN2).
FiguraN2. Localizacin de viviendas sociales y condominios segn
variacin del IDS, 1992-2002.Entonces estamos en presencia de la
construccin de una verdaderaprecaripolisestatal, que adems de
presentar bajos indicadores objetivos de calidad de vida medidos a
travs de los componentes del IDS- ella presenta otros problemas que
se ven reflejados en la figuraN2, que muestran la asociacin de los
lugares donde se construye la vivienda social con la dependencia
funcional de actividades de estudio y trabajo. En concreto, los
conjuntos de vivienda social se localizan en lugares que son
sometidos a los servicios y fuentes de trabajo que se dan al
interior del rea metropolitana o en la ciudad consolidada, debiendo
muchos de sus habitantes recorrer grandes distancias para
satisfacer sus necesidades laborales y de educacin.En este
documento, en segundo lugar, deseamos destacar la otra cara de la
expansin residencial metropolitana de Santiago y ella tiene relacin
con los espacios residenciales cerrados o condominios que aparecen
como un producto inmobiliario de los promotores privados, que
buscan rpidas rentabilidades aprovechando factores de diversa ndole
que les ayudan a valorar el suelo de la periferia. Pero no son
localizaciones ubicuas que pueden estar en cualquier posicin
geogrfica sino que aprovechan la existencia de recursos
paisajsticos, presencia de seguridad las veinticuatro horas del da
y accesibilidad de alta velocidad vinculadas a las mega
infraestructuras metropolitanas, que les ayudan a reproducir la
inscripcin de sus lugares de habitacin al corazn de la ciudad bien
servida y equipada (Hidalgo yBorsdorf, 2005).Si se analiza la
localizacin de los condominios en las tipologas que existen en la
periferia metropolitana[3]y que dan lugar a laprivatpolisindican
una situacin diferente respecto de laprecaripolisen el sentido que
en los lugares donde se localizan estos conjuntos residenciales
existe una tendencia a que su ubicacin se asocie a espacios que
aumentan o que ostentan un mayor IDS. A la vez, hay que considerar
que en algunas reas se han edificado condominios cerrados y
vigilados relativamente cercanos ala construccionesde vivienda
social, reduciendo la segregacin espacial pero manteniendo la
segregacin social. En estos casos, las cifras pueden denotar un
aumento del IDS, pero ste no es consecuencia de un proceso global
de mejora de las condiciones de vida de esos lugares actuando a
nivel de distrito censal, sino consecuencia del emplazamiento de
sectores medio y medio-alto que se auto-excluyen, fsica y
simblicamente de la poblacin ms pobre (FiguraN2).Las modalidades de
crecimiento de las ciudades chilenas y de sus reas metropolitanas
en las ltimas dcadas, se asocian a un modelo que podra ser
homologado al de ciudad dispersa y tambin delpostsuburbiopero que
no puede ser ledo automticamente como tal. Tanto laprecaripoliscomo
laprivatopolisno se condicen con la realidad europea y de Amrica
del Norte debido a que en ellas no existen las caractersticas
bsicas de formacin de los espacios que se dieron a lugar en esas
naciones del hemisferio norte. Como apuntamos, en stas ltimas el
crecimiento y ocupacin de la periferia metropolitana inmediata y de
las reas circundantes a ella se ha dado con un conjunto de
equipamientos y servicios equivalentes muchas veces a lo existente
en el interior de la aglomeracin (Borsdorf, 2005). Esto en el caso
del AMS queda demostrado en la medida que los habitantes de la
periferia del AMS realizan sus actividades diarias, educacin y
trabajo, principalmente al interior de ella.Esto quiere decir que
tanto los modos de vida de los residentes de laprecaripoliscomo de
laprivatpolisbasan en una proporcin no despreciable sus fuentes
laborales y provisin de bienes y servicios en la
ofertaintrametropolitana. La migracin de los habitantes de esta
ltima categora hacia las reas periurbanas est asociada
principalmente a la bsqueda de nuevos espacios residenciales, con
algunas ventajas comparativas respecto de la oferta inmobiliaria
existente al interior de la aglomeracin. Una de las hiptesis que
explica lo anterior se relaciona con el acceso a viviendas de mayor
tamao predial y construido que se ofertan en estos lugares de
transicin entre el medio rural y el medio urbano (Hidalgo, Salazar,
Lazcano y Roa, 2004). Tambinexisten connotaciones subjetivas en las
decisiones de los nuevos habitantes que buscan espacios abiertos
que evocan paisajes buclicos campestres, en los cuales se pueden
desarrollar actividades de ocio inmersas en lanaturalezaymedio
rural, como los campos de golf, clubes ecuestres y lagunas para
deportes acuticos (CuadroN1, FiguraN3).Entonces laprivatpolisse
forma a partir del cambio de la localizacin residencial y
necesariamente no se condice con un desarrollo al unsono de la
mayora de los otros servicios y funciones especializadas que los
citadinos que moran en ella requieren para satisfacer sus
necesidades. Aunque en muchas de las comunas de la periferia del
AMS se comienzan a localizar algunas instituciones de educacin
primaria y secundaria[4], los grados de centralidad que ellas
ostentan son bastante inferiores que los existen al interior de la
aglomeracin y por lo mismo sus residentes deben viajar las mismas
distancias de aquellos moradores de laprecaripolis, pero con la
ventaja de la auto movilidad (Ver figuraN4).(a)(b)
a) Viviendas sociales en la comuna de Peaflorb) Acceso a
condominio de la comuna de Talagante
FiguraN3. Viviendas en laprecaripolisyprivatpolisAtrs de las
dinmicas sobre la urbanizacin existen distintas lecturas sobre los
efectos que provoca laprivatpolisen los medios geogrficos donde se
emplaza. Una aproximacin tiene que ver con la disponibilidad de la
tierra de alta productividad, base natural para las actividades
primarias de la poblacin, no solo originaria, sino sobre las
labores agrcolas en general de la regin. Esta situacin debe ser
matizada en la medida que el mercado de la tierra no es ciego y que
pone a disposicin una oferta deparcelas de agrado[5]cuya renta es
inferior a usos agrcolas cuya produccin supera al rendimiento de
usos urbanos. Esto ocurre en la actualidad con la produccin
vinculada a las agriculturas globalizadas, como lo ha demostrado el
trabajo deCorbaln, Ramrez y Aguirre (2007) para el caso de la
ciudad de Molina, en la regin del Maule, que informa que los
valores de la tierra urbana son inferiores a aquellas superficies
dedicadas a la actividad vitivincola.
FiguraN4.Indicede centralidad de Davies segn comunas del
AMS[6]CuadroN1. Migracin hacia laprivatpolis: factores de
atraccindesde la periferia y repulsin desde la metrpoliRepulsin
desde la metrpoliAtraccin desde la periferia
Factores ambientales: contaminacin del aire, ruido, congestin
vehicular.Factores ambientales: aire limpio, silencio,Espacios de
ocio abiertos e inmersos en la naturaleza y vida campestre (por
ejemplo: canchas de Golf, clubes ecuestre, lagunas para deportes
acuticos, entre otros)
Seguridad, delincuencia y aumento de la sensacin de las tasas de
criminalidad que repercuten.Oferta inmobiliaria:acceso a viviendas
de mayor tamao predial y construido a un costo menor en relacin a
la mercadointrametropolitano.Vigilancia y mayor
seguridad.Posibilidades de disear su propia vivienda en relacin a
la construccin estandarizada del interior del AMS.
Factores laborales: modificacin de la fuente laboral o
acogimiento a jubilacin.Posibilidades de ejercer una nueva
actividad que no involucre movilidad a la fuente de trabajo.
Factores personales: Renuncia a la vida en la ciudad y migracin
al campo para vivir en l y de l. Bsqueda de un espaciodiferentey
ajeno a los males de la ciudad para elcrecimientode los
hijos.Factores personales: mayor tiempo para la familia. Mejoras de
la salud corporal.
Es probable que esto dependa del estrato socio econmico al cual
est dirigida la oferta residencial y en consecuencia de la
capacidad de pago de los adquirentes del suelo para llevar adelante
sus intereses, pero los propietarios del suelo no dejarn margen
alguno para disminuir sus ganancias. En el escenario econmico
globalizado el suelo agrcola compite con usos urbanos y los
terrenos que se ponen en el mercado residencial son precisamente
aquellos que no cuentan conlas condiciones agro productivaspara
insertarse en los circuitos econmicos internacionales.En definitiva
estas dinmicas tienen consecuencias sobre la generacin y gestin del
suelo urbano ms all de los lmites de la ciudad tradicional y en su
relacin con las transformaciones socioeconmicas de los municipios
involucrados. Esta situacin repercute directamente en la
sustentabilidad del proceso demetropolizacin, o en otras palabras,
sobre la armona territorial de la expansin metropolitana, lo que es
un gran desafo para la gobernabilidad de estos espacios y, de paso,
para los actores que convergen en ella, tanto del sector pblico
como privado y de la comunidad en general (Hidalgo y Salazar, et.
al., 2005).En este sentido, la colonizacin residencial de las
comunas externas al AMS provoca un verdadero efectodominsobre la
dotacin de infraestructuras, equipamientos y servicios (Hidalgo y
Salazaret. al.2005). Inclusive si la magnitud de la migracin induce
un cambio substantivo en el nmero de residentes de las reas de
destino, se pueden generar consecuencias sobre la representacin
sociopoltica de estos espacios deinterfaceurbano rural (Orellana,
2007; Salazar, 2007).Un factor que influye en
lagobernabilidadmetropolitana del Santiago es la fragmentacin
administrativa determinada por los cuarenta y dos municipios que
dan forma a la mancha urbana continua del AMS. En el caso chileno
existen escasas instancias de institucionales que traten de
coordinar de modo intersectorial las polticas y procesos que
influyen en las configuraciones territoriales que dan forma a los
espacios metropolitanos (Arenas, 2006, 2007). Los principales
instrumentos estn asociados a los planes regionales de desarrollo
urbano y planes reguladores intercomunales destinados por definicin
a regular al suelo el urbano y sus reas de expansin[7].El marco
desregulador y subsidiario que dio a lugar la reforma neoliberal
chilena permiti la instalacin de un modo de ordenar el territorio
en funcin de la competencia de la rentabilidad de usos ms que de la
capacidad ambiental y territorial de los mismos. En este mbito, el
dibujo residencial de la periferia metropolitana tambin est dado
por el papel que desempean las empresas que proveen los servicios
de urbanizacin bsicos para la instalacin de las viviendas que se
construyen en los espacios aludidos (FiguraN5). Esto cobra espacial
valor en las residencias de laprivatpolisen la medida que ellas se
hacen en las denominadasparcelas de agrado. Estas ltimas se ubican
fuera de lmites de los planes reguladores comunales y en definitiva
su instalacin no depende de una normativa de construccin urbana
sino que de la factibilidad de las empresas que otorgan el
servicio. Dicho de otro de modo se habita con fines residenciales
el suelo rural que no es rentable en la dimensinagroproductiva y su
materializacin no est dada por las instancias de ordenacin
territorial de la legislacin urbana chilena sino por la capacidad
que tienen las empresas prestadoras del servicio, todas ellas
privadas.Atrs de estos procesos existen una serie de relaciones de
poder entre los agentes que estn determinando con sus decisiones el
dibujo de las formas de ocupacin del territorio. En este contexto,
se entiende que el poder, definido en este caso como el grado de
influencia que los actores involucrados en la construccin social
del territorio, puede ejercer control sobre el destino de una
determinada rea o lugar, con el fin de avanzar en la consecucin de
objetivos especficos deliberados con antelacin. En su articulacin
intervienen tanto personas que ocupan una situacin de privilegio
para ejercer dominio sobre otros actores que a primeras luces
aparecen subordinados a decisiones tomadas en esferas que escapan
de su control inmediato. Para descifrar la mecnica del poder en un
determinado caso, resulta til considerar elementos operando a
distintas escalas geogrficas. Siguiendo a Zunino, (2002), tanto en
escalas generales como especficas existen diferentes estrategias
para hacer valer la autoridad (por ejemplo reglamentos, leyes) o la
capacidad para cambiar lneas de accin definidas por actores que
operan en los diferentes niveles que le son propios (por ejemplo
las autoridades del nivel local o nacional pueden ver afectadas sus
decisiones de entes locales o viceversa).
FiguraN5. Distribucin de empresas prestadoras de los servicios
de agua potable y luz elctrica en el AMS.La autoridad formal de las
leyes, reglamentos vigentes y criterios de costos en materia de
construccin de viviendas sociales que dan a lugar laprecaripolis,
dibujan una situacin en donde los promotores inmobiliarios gozan de
una capacidad amplia para decidir la localizacin de los conjuntos
residenciales dirigidos a los ms pobres, el diseo arquitectnico de
dichos emprendimientos y la calidad de la infraestructura y
equipamiento que se ofrecer a los adquirentes. Dado que la poltica
de vivienda vigente en Chile fomenta la postulacin individual o a
travs de los comits de vivienda que aglutinan a un nmero acotado de
familias que residen en una determinada comuna, esta poltica tiene
un fuerte sesgo individualista, lo cual limita severamente la
capacidad de la poblacin beneficiaria para organizarse y ejercer
presin ante los organismos formales como los municipios o ante los
promotores inmobiliarios. As, los beneficiarios de los programas de
vivienda social permanecen en una situacin subyugada en tanto que
poseen escasos recursos para cuestionar y cambiar decisiones que ya
han sido tomadas y sancionadas por la autoridad formal de turno.
Como corolario, en Chile ha desaparecido el llamadomovimiento
poblacionalque tuvo un papel influyente desde los cincuenta hasta
mediados de la dcada de los ochenta del siglo pasado (Garcs, 2003).
La capacidad de los pobladores para ejercer influencia ex-post al
proyecto depende de su capacidad de organizar y llevar adelante sus
estrategias para promover cambios.La situacin con respecto a
laprivatpolises distinta. En este caso los promotores inmobiliarios
utilizan resquicios legales para urbanizar terrenos fuera del lmite
urbano o bien ejercen su influencia la cual es potenciada por la
necesidad de las autoridades formales para atraer inversin
ydesarrollo para modificar los instrumentos de planificacin con el
objeto de darle el sustento legal a proyectos especficos. En la
fasepre-proyectose involucran en un dilogo directo con las
autoridades municipales. La decisin sobre la factibilidad de la
realizacin de estos emprendimiento surge a partir de estos canales
de comunicacin y muchas veces se establecen instancias informales
para la toma de decisiones (Zunino, 2006). En el caso de las
subdivisiones prediales fuera del lmite urbano, los adquirentes de
los terrenos y/o viviendas se enfrentan a una situacin de
desamparo, pues no pueden exigirle a la municipalidad que los dotes
de los servicios, equipamiento e infraestructura, pues el predio no
se encuentra afecto, como sealamos, a las disposiciones que amparan
las subdivisiones en reas urbanas. La relacin que se establece
entre los promotores y los adquirentes corresponde a acuerdos que
muchas veces dan origen a un nmero importante de conflictos. En el
caso de condominios dentro de reas urbanas, su desarrollo debe
enmarcarse en los instrumentos formales de planificacin urbana
vigente.Consideraciones finalesTanto laprecaripoliscomo
laprivatpolisson formas territoriales resultantes de un tiempo y
espacio determinado, que en trminos macro se vinculan con acciones
que se dan en el marco delEstado neoliberal. En este sentido las
dos se relacionan con la flexibilizacin del mercado del suelo, un
mismo proceso que acta en niveles de decisin diferentes y en
escalas distintas.En la misma dimensin, existen velocidades
desiguales determinadas por los flujos de capital y la capacidad de
decisin de los agentes involucrados. En este sentido,
laprecaripolisy laprivatpolispueden ser vistas dentro del proceso
de reestructuracin inmobiliaria (Pereira, 2006), que es producto
del agotamiento de la dinmica de crecimiento perifrica que
caracteriz la expansin metropolitana del Estado
industrial-desarrollista centro-periferia. En contrapartida la
reestructuracin inmobiliaria tiene que ver con el modo en que las
condiciones de movilidad del capital, nacional e internacional,
obtienen las condiciones ptimas para retrotraer ganancias, cuestin
que en el contexto de la globalizacin econmica es uno de los
smbolos de cambio de las grandes ciudades.Tal como lo hemos
planteado, las formas espaciales resultantes de esta
reestructuracin no son iguales y las diferentes reas metropolitanas
o grandes ciudades no responden de modo homogneo. En este sentido
los actores que actan a escala global pueden ser los mismos pero en
el mbito local no, este es expresin adems de la relacin
produccin-capital, de procesos histricos, culturales y sociales que
trascienden esa problemtica y que otorgan un marco fundamental para
comprender las manifestaciones de la expansin metropolitana en los
pases latinoamericanos.Laprecaripolisy laprivatpolisson el caso
chileno las ecuaciones residenciales de la periferia metropolitana
(Pereira, 2006) y expresan, en parte, la repeticin del patrn de la
geografa social que se vive al interior de la ciudad entre la
vivienda pblica dirigida a los ms pobres y el espacio de
autoconstruccin de las clases obreras formado desde la dcada de
1950 con aquellos barrios de la lite y las clases medias,
construidos en el mismo perodo, y que en la actualidad se
desarrolla en base a los condominios que dan a lugar a la
urbanizacin cerrada. A diferencia de ello, lo que ocurre en las
afueras del AMS est justamente asociado a un fenmeno cuya
localizacin y extensin est en las bases de lo que el mismo Pereira
ha denominado el fin de la ciudad, la urbanizacin sin lmites
(Pereira, 2007).La vivienda social que se relaciona con
laprecaripolis-, por lo tanto, cobra importancia en la medida que
se conforma sobre la base de las polticas estatales, que tienden a
generar en los conjuntos de mayor tamao grandes espacios de
marginalidad social. Ellos se materializan muchas veces sobre ejes
que son parte de la expansin continua de la ciudad o de
laexurbanizacinde la poblacin a ciudades menores o nuevas ciudades,
como lo describeSemmoud(2001) para el caso de Paris. En la
periferia de esta ciudad y de otras urbes francesas los conflictos
generados durante el ao 2005 muestran que la acumulacin de poblacin
inmigrantes de los pases delmagreby de otras naciones pases del
llamado tercer mundo ms los excluidos de la sociedad gala reclaman
por oportunidades de inclusin las que muchas veces pasan por la
localizacin de sus residencias. Esto ltimo lo debemos poner en
relieve dado que en el caso chileno en las ltimas dcadas se ha
llevado adelante una intensa construccin de viviendas para los ms
pobres en las periferias de las casi todas las ciudades del pas
pero estndares bastante ms bajos que los realizados en Francia y
otros pases europeos y a diferencia de ellos con poblacin con
poblacin no migrante.Los condominios que dan lugar a
laprivatpolistienen, como sealamos, una raz que est en la
flexibilizacin del marco legal para acoger proyectos inmobiliarios
en la periferia del AMS y da cuenta de una accin deliberada del
Estado chileno. En ella se manifiestan situaciones que tienen que
ver con el modo en que el mercado inmobiliario promueve sus
productos y la forma en que responden los adquirentes. Existe un
aumento de la oferta de suelo y de viviendas construidas que no se
condice con el incremento de la demanda en funcin del crecimiento
demogrfico del AMS. En otras palabras hay ms unidades a ser
habitadas-construidas que potenciales compradores. En paralelo
aumenta la oferta y los precios de los inmuebles tienden mantenerse
o a incrementarse y la demanda se mantiene o crece levemente. A su
vez progresa la posibilidad de acceder a crditos hipotecarios de
bajo costo para adquirirlas, situacin que en Europa y en Amrica del
Norte se conoce como laburbujainmobliaria(Brenner, 2004), concepto
que significa que el precio de las vivienda no tiene relacin con
los principios bsicos de la racionalidad econmica y que estn
determinados en definitiva por cuanto estn dispuestos a pagar por
ellos los compradores (Rullany Artigues, 2007).En el caso de
laprivatpolissuceden acontecimientos que deben ser destacados en la
lnea precedente, debido a que estas propiedades estn ancladas,
muchas veces, en inversiones familiares que persiguen una renta
segura para ser arrendadas o ser usadas como segundas residencias,
por la aspiracin de personas citadinas de poseer un lugar de ocio y
descanso fuera de la ciudad. Esto coloca un elemento de complejidad
al anlisis puramente econmico y que en definitiva es un aspecto a
considerar en los cambios que se viven en las periferias
metropolitanas, lo que pone en relieve la necesidad de seguir
indagando en el comportamiento de los intereses de los actores
comprometidos en la configuracin de las periferias
metropolitanas.Laprecaripolisy laprivatpolisson factores de cambio
del complejo socio territorial que se construye en la actualidad
fuera del permetro de la conurbacin del AMS. Ellos modifican el
patrn de la geografa social que se configura en gran parte en base
a poblacin migrante del ncleo urbano consolidado del AMS, que en el
caso de los condominios constituye una opcin deliberada por
localizarse distantes de las reas consolidadas dela AMS. Para los
residentes de los conjuntos habitacionales del Estado es
prcticamente la nica alternativa de acceder a la casa propia, la
que soluciona muchos problemas pero de paso ocasiona inconvenientes
que tienen que ver con la localizacin, distante muchas veces de los
puntos donde ellos desarrollan tradicionalmente sus actividades
labores y de educacin, entre otras.La indagacin en los procesos
territoriales actuales que viven las reas urbanas del pas y sus
respectivas implicaciones tericas, constituye un mbito del
conocimiento a profundizar por parte de las disciplinas cientficas
interesadas por las transformaciones del territorio. La comprensin
e interpretacin de las dinmicas espaciales debe llevar a establecer
marcos de referencia adecuados para la realidad nacional y que
aporten al estudio y solucin de las dificultades que enfrenta el
Estado y la sociedad chilena en estas
materias.Notas[1]ProyectoFondecytregular 1060759 y Cooperacin
Internacional 77070242. Una versin en extenso de este trabajo fue
publicada en PERERA, P. e HIDALGO, R. p. 23-40. Produccin
Inmobiliaria y reestructuracin Metropolitana en Amrica Latina.
Santiago: SerieGEOlibrosN11y FAU/USP, 2008, p.167-195, con el ttulo
Las dos caras de la expansin residencial en la periferia
metropolitana de Santiago de
Chile:precaripolisestatalyprivatpolisinmobiliaria.[2]El
procedimiento del clculo del IDS fue tomado a partir del ndice de
Desarrollo Humano (IDH), metodologa propuesta por el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (PNUD/MIDEPLAN, 2000). El
IDS se construy en base a tres tipos de indicadores o dimensiones:
bienes suntuarios, nivel de estudio de la poblacin de ms de 25 aos
y calidad de la vivienda (Hidalgo yBorsdorf, 2005). El primero de
ellos consider nueve variables para 1992 y once para 2002. En el
caso de las reas urbanas, la unidad de anlisis elegida fue lazona
censal; y en el de las reas rurales,el distrito censal. Estas
ltimas son categoras manejadas por el Instituto Nacional de
Estadstica (INE) para la gestin y manejo de la recoleccin y
tratamiento de los datos censales.[3]Segn Hidalgo 2004 las
tipologas de condominios existentes en la periferia metropolitana
de Santiago son: (a) Urbanizaciones cerradas: conjuntos de
viviendas unifamiliares de ms de 100 viviendas, con permetro
cerrado y accesos controlados. En la mayora de las ocasiones no se
encuentran amparados en la normativa de copropiedad y han logrado
legalidad a partir de la aplicacin delas ordenanzalocales de cierre
de calles y pasajes. (b) Ciudades valladas: grandes proyectos
inmobiliarios construidos por etapas, en la periferia inmediata de
las reas metropolitanas. Principalmente estn constituidos de
viviendas unifamiliares, pudiendo tambin considerar edificios de
departamento. En su diseo se considera una amplia gama de
equipamientos y servicios, que dan autonoma de estos asentamientos
respecto del entorno urbano donde se localizan. Se ven potenciados
por el mejoramiento de la redes de infraestructura vial y por la
poltica urbana en torno a las Zonas de Desarrollo Urbano
Condicionado, ZODUC.(c)Loteos deparcelas de agrado: unin de predios
desde5.000men espacios periurbanos, acceso controlado y edificacin
libre en base a normativa interna del condominio.[4]Ver trabajo de
Hidalgo,Borsdorfy Snchez para el caso de los megaproyectos de
Chicureo en Colina al norte del AMS, recientemente publicado enla
Revista Ciudad y Territorio (2007).[5]Las parcelas de agrado
corresponden al fraccionamiento del suelo rstico originado por el
Decreto con Fuerza de Ley 3.516 de 1980, que estableci en su
artculo primero que los predios rsticos, esto es, los inmuebles de
aptitud agrcola, ganadera o forestal ubicados fuera de los lmites
urbanos o fuera de los lmites de los planes reguladores
intercomunales de Santiago y Valparaso y del plan regulador
metropolitano de Concepcin, podrn ser divididos libremente por sus
propietarios siempre que los lotes resultantes tengan una
superficie no inferior a0,5 hectreas fsicas. La aplicacin de esta
normativa condujo a un intenso proceso de subdivisin de la tierra
en las reas rurales del pas y con especial vigor en la periferia de
las ciudades.En este proceso se generan una serie de nuevos
asentamientos de poblacin, que son reconocidos en la toma de datos
de los Censo de Poblacin y Vivienda del ao 2002. En este sentido,
el glosario de dicho Censo seala que la parcela de grado
corresponde a: asentamiento humano, concentrado o disperso que se
ubica en una o ms propiedades de pequea extensin, inferior a media
hectrea (5.000 metros cuadrados), con nombre propio comn a todas
ellas. La parcela de agrado, por su dimensin no constituye una
explotacin agrcola, aun cuando existan cultivos al interior de
ella; se diferencia de la parcela agrcola por el tipo de edificacin
moderna de la vivienda, correspondiente a un nivel socio-econmico
medio-alto y alto. Por lo general, la parcela de agrado se ubica en
las cercanas de los centros urbanos de importancia; ellos forman un
conjunto de varias propiedades que se reconocen con un nombre
propio comn, que generalmente se deriva del nombre del predio que
las origin, independientemente del nombre propio que pudiere tener
cada propiedad. La parcela de agrado pierde su categora si su monto
poblacional corresponde a la de Aldea (entre 301 y 1.000
habitantes).[6]ElIndicede Centralidad de Davies (ICa) consider el
nmero de farmacias, supermercados, hipermercados, hospitales,
colegios y bancos. Su concentracin en base al universo del AMS dio
a lugar la jerarqua de las comunas consideradas. La frmula de
clculo fue adaptada de Davies (1967).[7]Las definiciones y
atribuciones de los instrumentos citados quedandefinidosporla Ley
General de Urbanismo y Construcciones.