Nuestra Tierra W O U M M A I N ’ K A L Ü WOUMMAIN’KALÜ Libertad y O rde n Material Pedagógico Formativo Bilingüe Wayuunaiki-Castellano AGENDA AMBIENTAL Y CULTURAL WAYUU, REGIÓN SUR DE LA GUAJIRA Nosotros somos la crianza de la tierra WAYAKANAIRUA SHIPIJALA TÜ MMAKALÜ
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Nuestra TierraWOUMMAIN’KALÜWOUMMAIN’KALÜ
Libertad y Orden
Material Pedagógico Formativo Bilingüe Wayuunaiki-Castellano
AGENDA AMBIENTAL Y CULTURAL WAYUU, REGIÓN SUR DE LA GUAJIRA
Nosotros somos la crianza de la tierraWAYAKANAIRUA SHIPIJALA TÜ MMAKALÜ
Catalogación en Publicación. Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.Centro de Documentación
Colombia. Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible
WOUMMAIN’KALÜ, WAYAKANAIRUA SHIPIJALA TÜ MMAKALÜ : Agenda Ambiental y Cultural Wayuu, región Sur de La Guajira = Nuestra Tierra. Nosotros somos la crianza de la Tierra : Agenda Ambiental y Cultural Wayuu, región Sur de La Guajira / Textos: Ojeda Jayariyú, Guillermo y Awad García, Myriam Inés; Ilus.: Ojeda Jayariyú, Guillermo y Munárriz Herrera, Roberto Félix; fotgr.: Rodríguez Acero, María Carolina; Ojeda Jayariyú, Guillermo y Munárriz, Laura; Asociación Tierra de Esperanza.Bogotá D.C. : Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2013 24 p. : il Bilingüe Wayuunaiki – Castellano ISBN: 978-958-8491-72-1
1. Etnia Wayuu 2. Cultura Tradicional 3. Etnoeducación 4. Agendas ambientales 5. Participación comunitaria 6. Material didactico I. Título II. Lengua Wayuunaiki III. Autores
Convenio de Asociación No. 049 Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible
Asociación Tierra de Esperanza
Convenio de Asociación No. 049 Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible
Asociación Tierra de Esperanza
Agradecimientos
Oscar UrianaAutoridad Tradicional Resguardo Mayabangloma
Asociación de Autoridades y Cabildos Indígenas Wayuu del Sur de La Guajira AACIWASUG
Junta Mayor Autónoma de PalabrerosComisión Coordinadora del Plan Especial de Salvaguarda del
Sistema Normativo Wayuu Aplicado por el Palabrero
Autoridades Tradicionales, Jefes Familiares, Cabildos Gobernadores, Mujeres tejedoras, Hombres y Jóvenes, de los Resguardos y Asentamientos Wayuu del Sur de La Guajira,
quienes con su trabajo, su dedicación y su inagotable esperanza, hicieron posible este proceso
Comunidades Resguardos Indígenas Wayuu de Mayabangloma, Cerrodeo,
Provincial, TrupioGacho, San Francisco, Lomamato, Caicemapa, Rodeito El Pozo, Cerro de Hatonuevo, Potrerito, Zahino
Asentamientos de Maria Bernarda, Nuevo Espinal, La Granja, La Granjita, Barrancón, Los Guajireros, Luttamana, Rincón del Cerezo, Tamaquito I, Palmarito, Campo Alegre, Rinconcito
Wayuu, Caña Brava, Cabeza de perro, Tamaquito II
Ministerio de Ambiente y Desarrollo SostenibleJuan Gabriel Uribe Vegalara
Viceministra de AmbienteAdriana Soto Carreño
Director General Ordenamiento Ambiental del Territorio y Coordinación del SINA
Luis Alfonso Escobar Trujillo
Subdirectora de Educación y ParticipaciónMarcela Moncada Barrera
Grupo de ParticipaciónHarold René Gamba Hurtado
Gonzalo Moreno ParraLuis Ernesto Cañas Cortés
María Carolina Rodríguez AceroOmar Ernesto Quiñones Serrano
Asociación Tierra de EsperanzaDirectora
Myriam Inés Awad García
Coordinador ProyectoDirector Programa Ambiental
Roberto Félix Munárriz Herrera
TextosGuillermo Ojeda JayariyúMyriam Inés Awad García
Diseño e IlustraciónGuillermo Ojeda Jayariyú
Roberto Félix Munárriz Herrera
FotografíasMaría Carolina Rodríguez Acero
Guillermo Ojeda JayariyúLaura Munárriz
ImpresiónRamón Rivas R. Cia. S en C. LITOFLASH
Santa Marta, 2013
ISBN: 978-958-8491-72-1
Nuestra TierraCuando vengas a nuestra tierra,
descansarás bajo la sombra de nuestro respeto.Cuando vengas a nuestra tierra, escucharás nuestra voz,
también, en los sonidos del anciano monte.Si llegas a nuestra tierra con tu vida desnuda
seremos un poco más felices…y buscaremos agua para esta sed de vida, interminable.
Vito Apshana
WOUMMAINPüntapa woumainru'umüin,
eemerajeechi süüpuna shiolojo w amulouse.Püntapa woumainru'umüin, paapajeerü woyoolo,
El valor que damos a nuestro territorio reposa bajo un principio femenino, a partir del cual concebimos a la tierra como MADRE ANTIGUA y espacio vital para nuestra existencia y correspondencia mutua. Esta concepción implica el reconocimiento de todas las formas de vida y fenómenos naturales como una manifestación tangible de la tierra, en cuya dimensión comprendemos una hermandad fluyente entre todos los seres de la flora y la fauna. Nuestra relación antigua con la Madre Tierra la ejercemos a través de las actividades tradicionales de recolección de frutas silvestres, cacería, pesca, cría de animales y cultivo en épocas estacionales.
Nuestro arraigo en el territorio determina nuestra espiritualidad como base principal de nuestros valores culturales, así como nuestra organización social y nuestro propio sistema normativo. Bajo los principios de nuestra vida social y espiritual guardamos profundo respeto y admirable veneración a nuestros sitios sagrados, a nuestros lugares ceremoniales y a todos los componentes vivos que hacen parte de la naturaleza.
En la referencia histórica de nuestro territorio, se registran periodos de largas sequías que ocurrieron en la región Alta Guajira, lo cual produjo una movilización masiva de miembros que decidieron desplazarse del territorio semidesértico para crear asentamientos temporales en las regiones de mayor fertilidad. Fue así como muchos miembros de nuestros clanes se establecieron en forma transitoria en la región Sur de La Guajira, donde continuaron ejerciendo sus actividades tradicionales de siembra, cacería y cría de animales, mientras regresaban las épocas de lluvias en la Alta Guajira.
A raíz de nuevas prácticas comerciales con otros grupos étnicos, asentados en los territorios de la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá, ejercimos una dinámica social y cultural que nos permitió una condición más estable en toda la región peninsular. Prueba de ello son los vestigios de oro y piedras preciosas que aún conservamos como parte de nuestra tradición cultural. Posteriormente, la presencia del hombre europeo en el territorio hizo que nuestra población se concentrara en diversas áreas que hoy se comprenden como zonas urbanas.
Los Wayuu somos herederos de una cultura milenaria desarrollada en el continente Americano y nuestros orígenes se remontan a grandes migraciones que se produjeron en toda el área geográfica de la América del Sur. La fecha de nuestro arribo a la península de La Guajira se pierde a través del tiempo, lo cual calculamos en un largo periodo, ocurrido mucho antes de la llegada de los primeros europeos a nuestro territorio. Los estudios lingüísticos afirman que somos descendientes de la familia Arawak, uno de los grupos amerindios que más desarrollaron el proceso de migración en todo el continente.
Desde la referencia más remota, nuestros antepasados acogieron la franja territorial de la península como un área de gran prosperidad para las actividades primarias de recolección de frutas silvestres y cacería en pequeña escala. Posteriormente, nuestra consagración en las actividades de pesca, pastoreo y agricultura estacional, nos permitió una condición estable que se tradujo en la construcción de asentamientos dispersos en todo el territorio que hoy comprende la península de La Guajira.
Hoy, nuestro avance social y cultural, se afianza en el considerable aumento de nuestra población, cuya cifra empírica calculamos en aproximadamente 600.000 miembros, de los cuales existe un gran número disperso en todo el territorio ancestral y más allá de sus fronteras, comprendidas entre las Repúblicas soberanas de Colombia y Venezuela.
Acerca del origen de los primeros Wayuu, el mito fundacional sostiene que fuimos concebidos a partir de la unión de MMA (la Tierra) y JUYAA (el Padre Lluvia). En las narraciones míticas de nuestros antepasados, se describe que hubo un tiempo antiguo denominado Sumaiwa, en el que existían varios seres sobrenaturales que dieron origen a la generación Wayuu. De acuerdo con el carácter de cada uno de estos seres, se reconocen los siguientes principios: Wenshii’kalü (principio femenino Tiempo), Jimatüüi’kalü (principio femenino Calma), Piuushii’kalü (principio femenino Oscuridad), Kai’kai (principio masculino Sol), Kashikai (principio masculino Luna), Jouttai’kalü (principio femenino Brisa), Palaa’kalü (principio femenino Mar), Mma’kalü (principio femenino Tierra), Lapü’kalü (principio femenino Sueño), Juyakai (principio masculino Agua Lluvia), Jemiai’kalü (principio femenino Frío), Saamatüüi’kalü (principio femenino Humedad).
Se afirma que LAPÜÜ (principio Sueño) realizó acciones de revelaciones mágicas para consagrar el encuentro de seres sobrenaturales con el fin de crear a otros seres, capaces de subsistir por sí solos. Así, a partir de una aproximación seductora entre MMA y JUYAA, se produjo una conjunción de vida que dio origen a cuatro generaciones de seres animados, concebidos para que fueran autosuficientes en su propia esencia y modo de vida: la primera generación fue conformada por la esencia Wunuu (seres plantas), la segunda generación fue el modo Mürülü (seres animales), la tercera generación fue la especie Wuchii (seres aves) y por último, se produjo la generación Wayuu (seres humanos), quienes hasta hoy conservamos el valor de la sangre y la carne materna como elemento vital de existencia. En este proceso de los orígenes se explica también la existencia de una esencia espiritual denominada Aseyuu, que es un atributo de carácter místico y protector, asociado a las cualidades masculinas y femeninas de cada uno de los seres vivientes.
En nuestra lengua materna nos autodenominamos WAYUU, término con el que nos reconocemos como personas con principios y valores sociales y espirituales, que nos permiten vivir y convivir en forma pacífica. La denominación proviene de los vocablos WAYAA, que significa “nosotros” y el sufijo YUU, que nos confiere un atributo de carácter espiritual a partir de nuestros clanes familiares maternos.
Nuestra lengua materna se denomina Wayuunaiki, en cuyo significado expresamos nuestra esencia como individuos con pensamiento y principios racionales. La denominación proviene de los vocablos Wayuu – Anaa – Ekii, que significa “persona de buena cabeza”. A través de su articulación, configuramos un sistema de signos orales que nos permiten asimilar el conocimiento de nuestros antepasados y conservar la identidad cultural que nos define más allá de nuestro origen biológico.
Como expresión articulada, nuestro lenguaje se constituye en uno de los rasgos más distintivos de nuestra naturaleza étnica, siendo el medio fundamental a través del cual expresamos y transmitimos nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Mediante la lengua, manifestamos nuestra percepción del mundo y nuestros sistemas de valores espirituales, los cuales se constituyen en un factor determinante de nuestro ser Wayuu.
A partir de nuestro sistema de expresión oral recreamos nuestra habilidad narrativa para transmitir nuestras creencias, nuestras historias, nuestros cantos y nuestros mitos y leyendas ancestrales. Así mismo, conservamos nuestras instituciones políticas, nuestras costumbres, nuestro sistema normativo, nuestra propia religión, nuestra literatura y nuestras expresiones artísticas y creativas, que nos hacen un grupo étnico autónomo e integral en sí mismo, hasta el punto de reconocernos como una nación dinámica y cultural.
WAINRULÜÜ
La Espiritualidad
WOUMMAIN’KALÜ
Nuestra espiritualidad se fundamenta en una relación de armonía y correspondencia con un mundo natural y otro de carácter sobrenatural, y en el reconocimiento del valor sagrado de la vida en todas sus formas y manifestaciones. Desde nuestra visión cultural, entendemos que todos los elementos constitutivos de nuestro entorno natural, tales como las plantas, los árboles, los ríos, los arroyos, los cerros y las serranías, así como las diversas especies de animales, conservan su propia esencia vital, lo cual nos integra en un mundo de armonía y correspondencia mutua. A partir de nuestra relación con el entorno físico, fundamentamos nuestros principios de vida social y espiritual, con lo cual garantizamos nuestro sistema de producción y reproducción.
Nuestro sistema normativo garantiza nuestros principios de convivencia pacífica. Ejercemos nuestros derechos y obligaciones a partir del reconocimiento del principio denominado ii, a través del cual integramos la historia de vida y origen de nuestro grupo familiar materno, asociado a un espacio específico del territorio ancestral y a un antepasado común o animal totémico. De ahí, que en nuestros principios de vida social y espiritual, asumimos la responsabilidad familiar bajo la importancia del territorio, ligado al linaje y al carácter de la mujer como generadora de vida. En virtud de lo anterior, reconocemos el valor sagrado de la sangre, el pago de compensaciones, el valor de la palabra, la importancia de las plantas, el valor representativo de los animales, entre otros.
En nuestra conformación social nos distinguimos a partir del núcleo familiar materno, conocido como clan, en cuya integración reconocemos la importancia del linaje materno a través de la carne de la madre (Eiruku) y la autoridad tradicional de los tíos maternos (Alaü’layuu), quienes ejercen el poder político entre nuestros miembros familiares y administran el carácter de autonomía en el territorio ancestral. En este reconocimiento de vida social y espiritual, consagramos el valor de los Eikeyuu, que son nuestros descendientes inmediatos, cuya valoración es bien diferenciada ante los miembros denominados Oupayuu, que son nuestros familiares por línea paterna.
A partir de nuestros principios de vida espiritual, afianzamos nuestras relaciones colectivas e individuales conservando nuestros núcleos familiares, instituciones sociales, sistema de justicia propio, medicina tradicional, lengua materna, así como nuestra música, bailes, juegos tradicionales, ritos y ceremonias sagrados. En el plano social, reconocemos la función especial de la mujer Ouutsü, como autoridad espiritual, y al Pütchipü’üi, como autoridad moral, quienes se constituyen en ejes fundamentales de nuestros principios de vida espiritual y social.
Con la entrega y consagración mística de la mujer en los diversos oficios de Ouutsü (experta religiosa), Oulakülü (visionaria espiritual), Atükalü (ceramista pintora), Ei'nalü (madre tejedora) y Ei'külü (madre formadora), afianzamos los significados culturales que dan sentido a las funciones de la familia, tales como: el cuidado de los hijos, la producción y recolección alimentaria, la conservación del fuego en el hogar, la concepción del arte del tejido y la fabricación de cerámicas, la celebración de ritos y ceremonias, la interpretación del mundo onírico y el procedimiento místico de conocer el secreto de las plantas medicinales.
Entre las diversas funciones de la mujer, se destaca la experiencia religiosa de la mujer Ouutsü como autoridad espiritual, en cuyo entorno giran todos los asuntos humanos y divinos. Ella asume su función social a través del conocimiento de lo sagrado, del mundo onírico y de los procedimientos místicos de la medicina tradicional.
En la unidad familiar, la mujer Ouutsü conserva el significado de la maternidad y trasmite el conocimiento a través de prácticas rituales y artísticas, donde ella experimenta el máximo contacto sobrenatural con la vida. A partir de su contexto religioso, el mundo Wayuu sobreviene atado al ritmo y a la entrega de la mujer como unidad mística asociada al territorio y a los valores de protección, renovación y permanencia de la vida.
Para nosotros es imposible vivir sin Territorio. Nuestro ambiente no es un medio, sino el espacio vital y telúrico donde consagramos nuestra relación de vida con los demás elementos de la naturaleza. Muestra de ello, es la importancia que damos al carácter del árbol denominado Aitpia, el cual se conoce también con los nombres de Trupío en la región guajira colombiana y Cují en la región guajira venezolana, cuyo nombre autóctono significa “afecto de casa”, puesto que su esencia es fuente integral de nuestra existencia. A la luz de nuestro vínculo espiritual con este árbol, reconocemos la importancia medicinal de sus hojas, flores y raíces, así como el zumo de su fruto alimenticio y la resistencia de su tronco en la construcción de nuestras viviendas tradicionales. No obstante, en la fuerza telúrica de la creación, sustrajimos de su corteza las fibras básicas con que diseñamos nuestros primeros chinchorros y mochilas. Desde entonces, continuamos siendo tejedores de vida por naturaleza.
En otro sentido, manifestamos nuestra relación con la fauna silvestre a través del carácter totémico del pájaro IISHO, ave de intenso color rojo sangre, conocido también como “Cardenal o Rey Guajiro”, en cuya imagen mítica subyace el valor sagrado de nuestra sangre primigenia. Su canto melodioso y sus cautelosos hábitos mansos, así como el llamativo penacho que presenta en la parte alta de su cabeza, están asociados al espíritu galante y pacífico del hombre Wayuu.
En nuestra vida cotidiana hacemos un uso especial del sueño como fórmula elemental para revelar y recrear el vínculo espiritual que tenemos con los elementos míticos y sociales de nuestra cultura. A partir del sueño, establecemos contacto con los espíritus de nuestros antepasados, de quienes recibimos revelaciones que condicionan nuestro comportamiento en la vida social y espiritual. Con el uso especial del sueño, asumimos la concepción de nuestros ritos y ceremonias sagradas.
En el lenguaje onírico de la Ouutsü, se representa la cosmovisión con una figura de espiral, que sintetiza la unidad integral del pasado, el presente y el futuro. Con esta representación expresamos una visión integral y unitaria del universo, el cual entendemos como una unidad perpetua, donde el espacio y el tiempo permanecen unidos estrechamente. De hecho, se interpreta que el pasado ha originado el presente, y por lo tanto, es parte del presente, del mismo modo en que el presente va configurando el futuro, y de hecho también se constituye en futuro.
El Sistema Normativo Wayuu es el conjunto de principios, procedimientos y ritos que regulan o guían nuestro comportamiento en la vida social y espiritual. Su aplicación social se hace efectiva a través de la institución moral, social y cultural del Pütchipü’üi, quien también se conoce con el nombre de Palabrero. Con el propósito de preservar la armonía social y los principios vitales de nuestra existencia, el Pütchipü’üi actúa como agente de control social para la aplicación de justicia, recreando la palabra y el saber ancestral que integra los fundamentos de la vida espiritual, mitológica y social de nuestro modo de ser Wayuu.
Hoy, nuestro Sistema Normativo Aplicado por el Palabrero está declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, lo cual reafirma y visibiliza su importancia para conservar y salvaguardar nuestros valores culturales patrimoniales. Asimismo, comprende el desarrollo de un Plan Especial de Salvaguardia que busca el fortalecimiento de Nuestra Lengua Materna, como núcleo seminal por donde destila el pensamiento; nuestra Espiritualidad, como dimensión de nuestro ser Wayuu en el tiempo y el espacio; nuestra Organización Social, como forma de encontrarnos y reconocernos en la relación del mundo; nuestro Territorio, como principio vital de nuestra existencia y correspondencia mutua; y nuestra Economía Tradicional, como recurso social y ofrenda de la convivencia pacífica.
La distinción social del Pütchipü’üi radica en su especialidad en la solución de conflictos y en el dominio del conocimiento de lo ético y lo moral. De ahí, que su figura represente todo el sistema de compensaciones que se dan en el orden social y cultural. El Pütchipü’üi adquiere trascendencia social a partir de facultades en la erudición y la persuasión, las cuales pone al servicio de la comunidad con el único propósito de evitar violentas acciones guerreras entre clanes.
Entre las virtudes personales del Pütchipü’üi predomina la solvencia en la palabra que conlleva al diálogo y al entendimiento, así como al arreglo y al pago de compensaciones, restableciendo la armonía social a través de la conciliación y la reconciliación. Como agente de control social, cultiva los hábitos mansos para corregir actitudes mediante consejos y prácticas de comportamientos éticos y morales, con los cuales afirma los principios de vida y convivencia social en la extensión territorial.
En el orden social, se consagra el valor de la Palabra (Pütchikalü) como herramienta de gran solvencia para el diálogo y la persuasión, en cuya formalidad se encarna la figura institucional del Pütchipü’üi como heredero del conocimiento y el procedimiento normativo de los antepasados.
En la vida cultural se estima la Palabra como encarnación legítima del individuo que la recrea, la envía y la entrega en nombre del legado cultural materno. De hecho, con la Palabra, no sólo se compromete la integridad individual del propio emisor, sino la dignidad de todo el grupo matrilineal.
Las actividades económicas tradicionales más importantes en nuestra vida cultural son el pastoreo, la pesca y la explotación de sal marina en las zonas costeras. No obstante, aún conservamos algunas actividades ancestrales de subsistencia como la cacería, la recolección de frutas silvestres y la pequeña agricultura estacional. La economía basada en la agricultura la realizamos atendiendo un régimen estacional anual, en el cual procuramos una excelente cosecha que nos permita abastecernos durante el resto del año. En nuestra unidad local practicamos la siembra en áreas cercadas que denominamos Yüüja, en las que cultivamos productos de rápido crecimiento tales como: Maikü (maíz), Pitshuusha o Kepeshuuna (frijol), Ay (yuca), Wiirü (auyama), Meruuna (melón), Kalapaasü (patilla), entre otros.
No obstante, la labor productiva que más nos vincula económicamente es el pastoreo, puesto que somos pastores por naturaleza y dedicamos el mayor tiempo posible al cuidado de animales vacunos, caprinos, ovinos, mulares y caballares, los cuales integramos a la cultura a partir de los primeros contactos con el hombre europeo en nuestro territorio. La cría de ganado se constituye en la principal fuente de la economía tradicional, a cuyo valor patrimonial integramos un valor simbólico de gran efecto en el pago de compensaciones. De ahí que las especies de ganado representen un recurso social de gran importancia para nuestra convivencia pacífica.
A la luz del interés multinacional de desviar el curso del río Süchiimma, conocido también como Río Ranchería, surge nuestra controversia en defensa de nuestros derechos ancestrales y nuestra autonomía cultural, los cuales se ven afectados por situaciones de orden público, político administrativo, estrategias de gobierno, intervenciones extranjeras, apertura económica, globalización, entre muchos otros factores, que son desequilibrantes en su afán mercantilista y económico.
30 años de explotación y expansión de la infraestructura minera en nuestro territorio tradicional, han ocasionado un efecto funesto en nuestros principios de vida social y cultural. Hoy, nuestro territorio Wayuu en el Sur de La Guajira, está reducido a parcelas o pequeñas áreas de Resguardo Indígena, en cuyo ambiente desfallecemos como las demás especies en vía de extinción. Por otro lado, el avance de las zonas urbanas y la expansión de los monocultivos, reducen y contaminan aún más el entorno natural, quebrantado nuestros valores culturales integrados a la naturaleza.
A raíz del proceso de extracción de carbón y la expansión urbana, nuestra vida cultural avanza trenzada en una profunda crisis de carácter social, económico, político, cultural, espiritual y ambiental, que amenaza con la desaparición gradual de nuestras costumbres y creencias ancestrales. El grado de aculturación y la conversión religiosa en masa de nuestros miembros, constituyen factores de primera instancia para el desconocimiento de nuestros derechos culturales Wayuu. Esta desventaja étnica se traduce en un deterioro de la estructura organizacional y de la economía tradicional y en el desplazamiento gradual de nuestro territorio.
Niños y Niñas expresan preocupación por su Territorio.
1. Pérdida sistemática del territorio, desplazamiento de nuestras tierras fértiles y hacinamiento en pequeñas áreas de Resguardo Indígena.
2. Contaminación ambiental y pérdida de biodiversidad.
3. Desaparición de fuentes y ojos de agua dulce.
4. Abandono de las actividades de siembra y cosecha de productos alimentarios.
5. Escasez de especies de plantas consagradas a la medicina tradicional.
6. Abandono de las actividades de cría y cacería de animales.
7. Profanación de nuestros sitios sagrados (cementerios, ojos de agua, suelos de siembra, áreas de plantas medicinales, lugares de seres consagrados en nuestra mitología).
8. Desconocimiento de nuestro derecho y autonomía cultural.
9. Irrespeto a la autodeterminación de nuestros tíos y jefes familiares maternos.
10. Desprestigio de la condición y carácter especial de la mujer.
11. Fragmentación de nuestros núcleos familiares.
12. Confabulación y deslealtad de falsos líderes que surgen ya sea por la corrupción que impulsan las multinacionales, o bajo intereses impuestos por las administraciones públicas para el manejo de recursos asignados a través del Sistema General de Participación.
13. Conflictos graves intrafamiliares e interclaniles.
14. Evangelización profunda entre miembros en nuestras comunidades.
15. Abandono de la lengua materna.
16. Sustitución de la función social del Pütchipü’üi (Palabrero) y del oficio religioso de la Ouutsü (Autoridad espiritual).
17. Dificultad para construir participativamente, posicionar y poner en marcha políticas públicas acordes con nuestra manera cultural.
18. Desaparición de nuestras costumbres y creencias ancestrales.
Agenda Regional Ambiental y Cultural WayuuRegión Sur de La Guajira
WOUMMAIN’KALÜ
23
1. NUESTRO TERRITORIOTierraDesarrollo de jornadas de reflexión en todos los Resguardos y Asentamientos Wayuu del Sur de La Guajira para fijar lineamientos propios frente a la política ambiental y sus propuestas en la Agenda Ambiental Regional.Ampliación de los Resguardos Indígenas Wayuu del Sur de La Guajira, reconocimiento de los Asentamientos Indígenas Wayuu y ampliación de aquellos en los que sea necesario.Gestión ante INCODER y constitución de una Mesa Permanente de trabajo para la búsqueda de soluciones a la situación territorial del Pueblo Wayuu en el Sur de La Guajira, con asignación de los recursos necesarios.
Conservación y Protección de la NaturalezaRevisión de la cartografía oficial del IGAC de los Resguaedos del Sur de la Guajira, y corrección de fallas e inconsistencias que dejan territorios por fuera de los mapas como sucede con el Resguardo de El Zahino.Implementación de un proceso de Ordenamiento Ancestral del Territorio que permita la zonificación, definición de usos y manejos, identificación y protección de sitios sagrados y otras áreas especiales, en el marco de la conservación y protección de la naturaleza y la cultura. Posicionamiento y acatamiento de este Plan de Ordenamiento por parte de las Autoridades Territoriales y Ambientales de La Guajira.Destinación de recursos de la Autoridad Ambiental Regional para el apoyo de proyectos ambientales ejecutados por la Autoridades Indígenas del Sur de La Guajira, que consoliden estrategias de trabajo concertadas con las comunidades y logren mayor apropiación e impacto social.Administración del AGUA para lograr un acceso más equitativo y democrático a este recurso.
Ordenamiento TerritorialExigencia del cumplimiento de los instrumentos normativos nacionales e internacionales relativos a la protección del territorio entre ellos, del Auto 004 de 2009, en lo relativo a los Planes de Salvaguarda Étnicos.Acción Urgente para la defensa del Territorio puesto que el 95% del mismo se encuentra concesionado a las empresas multinacionales para exploración y/o explotación de recursos naturales.
Intervenciones y Destrucción del TerritorioRevisión y SUSPENSIÓN de todas las licencias ambientales otorgadas en los Resguardos Indígenas Wayuu del Sur de La Guajira y del esquema de compensaciones y beneficios de Cerrejón durante la realización de sus actividades en territorio Wayuu, hasta tanto no se adelante la EVALUACION de la presencia e impactos de Cerrejón en el territorio.Evaluación de la presencia e impactos de la explotación minera de carbón de Cerrejón en los 30 años desde su instalación en el Sur de La Guajira, que incluya tanto los aspectos ambientales como los de salud de las comunidades.Conformación de un Equipo Evaluador con participación activa de las Autoridades Tradicionales Wayuu del Sur de La Guajira y de un Equipo de técnicos y profesionales Wayuu, expertos en diferentes áreas del conocimiento. Construcción concertada de la metodología de investigación, objetivos, asuntos, y estrategia de divulgación de los resultados.
2. ORGANIZACIÓN - FORTALECIMIENTO INTERNORealización de una Asamblea de los Resguardos y Asentamientos Wayuu del Sur de La Guajira para socializar las propuestas y perspectivas frente a política ambiental y a la Agenda Ambiental Regional.Definición colectiva y puesta en marcha de una Estrategia de corto, mediano y largo plazo, para el fortalecimiento del tejido organizativo del pueblo Wayuu, y la reconstrucción y fortalecimiento de las relaciones y articulaciones con las Autoridades y comunidades de la Alta Guajira.
3. AUTONOMÍA CULTURALEstablecimiento de las conexiones y articulaciones entre el proceso y las definiciones de la Agenda Ambiental Regional, el Plan de Salvaguarda Étnico, el Plan de Garantías para la vigencia de los Derechos del Pueblo Wayuu y las concreciones de la Sentencia T-025 en relación con la reparación integral a las víctimas Wayuu de la violencia sociopolítica.Reconocimiento y respeto de la Autonomía Cultural y el Gobierno Propio del Pueblo Wayuu, y de la condición como Autoridad Ambiental dentro del Territorio.Diseño y puesta en marcha de una Estrategia para la Formación en Derecho Indígena y en Derechos de las comunidades Wayuu del Sur de La Guajira que garantice igualdad en los relacionamientos, gestión, concertación y negociación con otros actores sociales e institucionales y la defensa de la Autonomía Cultural y del Territorio propio.
4. ECONOMÍA TRADICIONALDiseño y puesta en marcha de una Estrategia para la recuperación y revitalización de la economía tradicional, con énfasis en las actividades de pastoreo y agrícolas para la producción de alimentos de importancia dentro de la cultura Wayuu que garantice la seguridad y la soberanía alimentaria, en el marco del Ordenamiento Ancestral del Territorio.
5. ESTAMOS EN APRENDIZAJE DE LO PROPIOReconocimiento y Fortalecimiento de la Medicina Tradicional de los Wayuu. Definición y puesta en marcha de un Programa de protección del conocimiento tradicional que incluya la conservación de fauna y flora, la formación y transmisión de conocimientos y saberes, el posicionamiento y adopción de prácticas de la Medicina Tradicional en las entidades del sector.Diseño, adopción oficial y puesta en marcha de un Programa de Educación Intercultural Propia, con contenidos curriculares y metodologías que reconozcan el mundo, cosmovisión e historia Wayuu, revitalicen la lengua materna y aprovechen los recursos del medio ambienteCreación y financiación de la Universidad Indígena con una amplia cobertura para las y los jóvenes Wayuu.Desarrollo de la Educación, la Salud y la Justicia propia y dialogante con otras culturas, que haga efectivo el enfoque diferencial étnico.
6. DIÁLOGOSistema Normativo Wayuu y Marco Constitucional ColombianoCreación de escenarios de encuentro y dialogo intercultural para la reflexión, resolución de conflictos, conciliación y reconciliación.
Nuestra Tierra
24
Niños y Jóvenes aportando a la Agenda Ambiental.
Asentamiento La Granjita, diciembre de 2012
Niños y Jóvenes aportando a la Agenda Ambiental.
Resguardo Provincia l, diciembre de 2012.
Niños y Jóvenes aportan a la Agenda Ambiental.Resguardo Cerrodeo, diciembre de 2012.
Entrega de la agenda a las entidades gubernamentales.Resguardo Provincia l, diciembre de 2012.
Las Mujeres toman la Palabra.Resguardo Mayabangloma, Diciembre de 2012