VULNERABILIDAD EDUCATIVA EN EL GRAN CRDOBA, 2001
VULNERABILIDAD EDUCATIVA EN EL GRAN CRDOBA, 2001
Por: Leandro M. Gonzlez CONICET- CEA e-mail:
[email protected]. IntroduccinEl presente trabajo tiene
por objetivo aproximarse al fenmeno de la vulnerabilidad social a
travs de su dimensin educativa. Constituye un primer avance de una
investigacin mayor, que tiene como propsito la identificacin de
grupos poblacionales socialmente vulnerables en el aglomerado del
Gran Crdoba en el ao 2001, y describir su evolucin posterior.De
acuerdo al INDEC, el Gran Crdoba estuvo constituido en el censo
2001 por el Departamento Capital y 12 localidades conexas del
Departamento Coln. En conjunto reunieron 1.368.301 habitantes, de
los cuales el 93% residan en la ciudad de Crdoba. A pesar de ello
se est verificando una fuerte corriente emigratoria desde la
capital hacia las localidades vecinas, lo que ha convertido al
Departamento Coln en la jurisdiccin de mayor crecimiento
intercensal de la provincia (36,4%).Aqu se aborda la faceta
educacional de la vulnerabilidad social. Aunque este concepto es
multidimensional, se presentan los primeros pasos que se estn
realizando hacia su comprensin ms completa. Se propone la
construccin de un ndice estimador de la vulnerabilidad educativa de
la poblacin, a travs de tres indicadores censales bsicos:
analfabetismo, primaria incompleta y desercin escolar de los
menores. Posteriormente se coteja el ndice construido con las
principales variables censales asociadas al nivel de vida de la
poblacin y se comparan los resultados obtenidos con otras
investigaciones efectuadas recientemente sobre la ciudad de Crdoba,
aunque con otros enfoques metodolgicos.
2. Encuadramiento tericoUno de los principales lineamientos
tericos sobre la vulnerabilidad social es desarrollado por la
Divisin de Poblacin de la Comisin Econmica para Amrica Latina y el
Caribe (CEPAL-CELADE). Desde esta perspectiva se define a la
vulnerabilidad social como
la combinacin de: i) eventos, procesos o rasgos que entraan
adversidades potenciales para el ejercicio de los distintos tipos
de derechos ciudadanos o el logro de los proyectos de las
comunidades, los hogares y las personas; ii) la incapacidad de
respuesta frente a la materializacin de estos riesgos; y iii) la
inhabilidad para adaptarse a las consecuencias de la materializacin
de estos riesgos (CEPAL, 2002:21).
Otro lineamiento terico regional est concentrado en torno a la
lnea de investigacin de Rubn Kaztman, que define a la
vulnerabilidad social como un estado de los hogares que vara en
relacin inversa a su capacidad para controlar las fuerzas que
modelan su propio destino, o para contrarrestar sus efectos sobre
el bienestar (Kaztman, 2000:8).El nivel de vulnerabilidad de un
hogar depende de la posesin o control de activos, es decir, de los
recursos requeridos para el aprovechamiento de las oportunidades
que brinda el medio en que se desenvuelve. Por otra parte, los
cambios en la vulnerabilidad de los hogares pueden producirse por
cambios en los recursos que posee o controla, por cambios en los
requerimientos de acceso a la estructura de oportunidades de su
medio o por cambios en ambas dimensiones (Kaztman y otros,
1999:20).Los activos son definidos como:
el conjunto de recursos, materiales e inmateriales, sobre los
cuales los individuos y los hogares poseen control, y cuya
movilizacin permite mejorar su situacin de bienestar, evitar el
deterioro de sus condiciones de vida o bien, disminuir su
vulnerabilidad. Si bien los recursos que manejan las personas y los
hogares son mltiples, desde el punto de vista de este enfoque, slo
aqullos que permiten el aprovechamiento de las estructuras de
oportunidades del Estado, del mercado y de la comunidad se
constituyen en activos (Kaztman, 2000:30).
Carlos Filgueira define por su parte a los activos como:
La posesin, control o movilizacin de recursos materiales y
simblicos que permiten al individuo desenvolverse en la sociedad.
Capital financiero, capital humano, experiencia laboral, nivel
educativo, composicin y atributos de la familia, capital social,
participacin en redes y capital fsico son ejemplos ilustrativos de
algunos de estos recursos (Filgueira, 2001:8).
Las estructuras de oportunidades son definidas por Kaztman
como:
Probabilidades de acceso a bienes, servicios o actividades que
inciden sobre el bienestar del hogar porque le facilitan el uso de
recursos propios o le suministran recursos nuevos, tiles para la
movilidad e integracin social a travs de los canales existentes
(Kaztman, 2000:36).
Estos autores sostienen que el enfoque propuesto por ellos es
flexible porque permite conjugar los aportes que en la explicacin
de la pobreza provienen de distintos paradigmas, algunos con acento
en el Estado, el mercado o la sociedad. Se pueden reconocer tambin
diversas dimensiones de los activos (Kaztman, 1999:30-33):1.
Capital fsico: compuesto por los bienes materiales (vivienda,
terreno y bienes durables tiles para la reproduccin social) y
financieros (ingresos, seguros y mecanismos de proteccin social);2.
Capital humano: incluye el trabajo como activo principal y el valor
agregado que le aportan la salud y la educacin, que definen las
condiciones diferenciales para la actividad laboral;3. Capital
social: consiste en las redes sociales basadas en la reciprocidad y
la confianza, los contactos y el acceso a la informacinEn este
trabajo se ahonda en el componente educativo de la vulnerabilidad
social, tanto como un activo y como elemento constituyente del
capital humano de las comunidades.
2. ndice de vulnerabilidad educativaSe propone la construccin de
un ndice sinttico que estime la vulnerabilidad de la poblacin,
desde la dimensin educacional. La metodologa se toma del ndice de
Desarrollo Humano (IDH), construido por el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2005:367). El ndice se calcula
como la media de los ndices parciales de cada variable involucrada.
La frmula de clculo de los mismos es la siguiente:
ndice variable x = valor observado valor mnimo
valor mximo valor mnimo
Para la construccin del ndice de vulnerabilidad educativa (IVE)
se tienen en cuenta tres variables provenientes del Censo Nacional
de Poblacin, Hogares y Viviendas 2001 (INDEC-Gerencia de
Estadsticas y Censos):
1. Situacin educacional: porcentaje de poblacin que nunca asisti
a algn establecimiento educativo o que no complet la primaria.
2. Analfabetismo: porcentaje de poblacin de 10 aos y ms que no
sabe leer y escribir.
3. NBI Educacin: porcentaje de poblacin en hogares con menores
que no asisten a la escuela.
Estas variables representan las condiciones bsicas que
identifican a la poblacin en situacin de vulnerabilidad social a
partir de su educacin. La situacin educacional identifica a la
poblacin de 13 aos y ms que no cuenta con primaria completa, es
decir que no ha cubierto el nivel mnimo obligatorio de educacin
para toda la poblacin sin discriminacin de edad. El analfabetismo
contempla a la poblacin de 10 aos y ms que reconoce no saber leer
ni escribir, ms all de su asistencia o no a algn establecimiento
educativo. Y las necesidades bsicas insatisfechas referidas a
educacin registran a las personas que conforman hogares donde
existe algn menor de 6 a 12 aos que no asiste a clases. De esta
manera se intenta aproximar tambin al concepto de clima educativo
del hogar, conformado por los aos de estudio de los mayores de edad
y que resulta fuertemente influyente de las posibilidades
educativas de los menores, adems de caracterizar socialmente al
hogar.Se emplean porcentajes de la poblacin para que los valores
mximos y mnimos que corresponden al cociente de la frmula, sean 100
y 0 respectivamente, que significan que todos o ninguno de los
habitantes de un rea renen las caractersticas definidas. De esta
manera se evita la definicin deliberada de valores extremos, los
que son muy influyentes en el valor de cada ndice.El IVE obtenido
como media de los tres subndices representa un porcentaje
aproximado de la poblacin en situacin de vulnerabilidad social en
razn de sus condiciones educativas. Ms exactamente, representa la
distancia relativa en que se encuentra cada poblacin, entre una
situacin de total vulnerabilidad (ndice 1) y de absoluta
invulnerabilidad (ndice 0).En el cuadro N 1 se presentan los ndices
obtenidos para cada fraccin censal de la ciudad de Crdoba Capital y
las localidades del Gran Crdoba, ordenados de manera decreciente.
En el mapa N 1 se ilustran las fracciones censales del Departamento
Capital, segn quintiles de IVE.Se puede observar que las reas de
mayor vulnerabilidad educativa (ndices superiores a 0,05) se ubican
en el sector sur de la ciudad de Crdoba (fracciones 53, 59 a 61, 80
a 84), este (fracciones 74 a 79); noreste (fracciones 71 a 74);
noroeste (fracciones 67 y 68) y oeste (fracciones 44 y 45),
coincidentes con el anillo marginal de la ciudad. En estos niveles
de vulnerabilidad se ubica tambin la localidad Villa El
Fachinal-Parque Norte, que limita al norte del Departamento Capital
(vecina a las fracciones 70 y 71); El Manzano y Canteras El Sauce
tienen semejante grado de vulnerabilidad, pero se encuentran al
norte del Gran Crdoba.
Cuadro 1: ndice de vulnerabilidad educativa 2001. Fracciones del
Departamento Capital y localidades del Gran Crdoba. Fraccin -
Localidad I.V.E. Fraccin Localidad I.V.E. Fraccin - Localidad
I.V.E.
840,25524 46 0,05508 64 0,03124
83 0,14861 51 0,05436 57 0,03061
81 0,13010 35 0,05279 Mendiolaza 0,02914
78 0,12624 Saldn 0,05187 56 0,02861
80 0,12443 67 0,05146 11 0,02750
77 0,11451 49 0,05001 12 0,02609
Va. El Fachinal-Pque. N. 0,11263 36 0,04902 19 0,02606
82 0,10537 22 0,04882 6 0,02599
73 0,10233 30 0,04872 10 0,02509
El Manzano 0,10193 Salsipuedes 0,04743 27 0,02465
34 0,08789 37 0,04688 24 0,02406
59 0,08306 28 0,04658 21 0,02403
75 0,07919 Unquillo 0,04651 43 0,02218
53 0,07706 42 0,04505 66 0,02100
72 0,07648 17 0,04485 62 0,01961
Canteras El Sauce 0,07613 Villa Allende 0,04426 65 0,01793
45 0,07155 31 0,04282 23 0,01736
68 0,07068 20 0,04159 13 0,01726
44 0,06897 Ro Ceballos 0,04133 16 0,01697
74 0,06806 26 0,03909 9 0,01678
33 0,06721 58 0,03867 14 0,01656
61 0,06170 40 0,03720 63 0,01478
60 0,05902 38 0,03709 7 0,01383
79 0,05856 54 0,03684 3 0,01221
La Calera 0,05852 55 0,03676 48 0,01171
71 0,05841 69 0,03650 2 0,01072
52 0,05781 Agua de Oro 0,03549 47 0,01068
76 0,05754 8 0,03483 41 0,01041
50 0,05727 39 0,03302 5 0,00918
La Granja 0,05656 25 0,03291 1 0,00772
70 0,05613 29 0,03263 4 0,00587
32 0,05514 18 0,03155 15 0,00549
Fuente: Elaboracin propia a partir de los resultados del Censo
Nacional de Poblacin, Hogares y Viviendas 2001 (INDEC-Gerencia de
Estadsticas y Censos de la Provincia de Crdoba).
Mapa 1: ndice de vulnerabilidad educativa 2001. Fracciones del
Departamento Capital por quintiles.
Fuente: Elaboracin propia a partir de los resultados del Censo
Nacional de Poblacin, Hogares y Viviendas 2001 (INDEC-Gerencia de
Estadsticas y Censos de la Provincia de Crdoba).Las localidades que
siguen en orden decreciente de vulnerabilidad educativa son La
Calera, La Granja y Saldn. Esta ltima, y especialmente La Calera,
son vecinas del Departamento Capital y fueron fuertes receptoras de
poblacin emigrante, caracterizada por un menor nivel socioeconmico.
Esto puede explicar en parte la vulnerabilidad educativa que
manifiestan las localidades.Se observa tambin la existencia de un
anillo intermedio de moderada vulnerabilidad (ndices entre 0,03 y
0,05 aproximadamente), que rodea al rea central de la ciudad de
Crdoba. Las localidades que se ubican en esta franja son
Salsipuedes, Unquillo, Villa Allende, Ro Ceballos y Agua de Oro, en
orden decreciente, emplazadas a una distancia intermedia de la
capital dentro del Gran Crdoba, con excepcin de Villa Allende. La
excepcin lo constituye la fraccin 69, que se ubica en el extremo
norte del Departamento Capital, cuyo ndice de vulnerabilidad
(0,0365) est influido por el bajo nivel de analfabetismo y de
hogares con menores fuera del sistema escolar.Las reas de menor
vulnerabilidad (ndices inferiores a 0,03 aproximadamente) se
concentran en el rea central de la ciudad de Crdoba y hacia el
noroeste, continuando el cauce del Ro Suqua. La nica localidad del
Gran Crdoba que se ubica en este grupo es Mendiolaza, posiblemente
por el aluvin de inmigrantes que est recibiendo de la ciudad y que
generalmente se caracterizan por un nivel econmico medio-alto. Las
fracciones capitalinas que se ubican en el margen oeste de la
ciudad (62, 63 y 65) estn escasamente pobladas, razn por la cual
presentan bajos o nulos niveles de analfabetismo y desercin
escolar.Si se comparan los resultados obtenidos en el Departamento
Capital con el trabajo realizado por lvarez y otros (2004), se
encuentran coincidencias con la distribucin de fracciones censales
segn la poblacin menor de 15 aos, hogares con NBI y clusters
sociodemogrficos. Tomando en consideracin los grupos
sociodemogrficos construidos en dicha investigacin, los clusters 4
y 5 correspondientes a poblacin rural coinciden con las fracciones
de mayor vulnerabilidad educativa (IVE superior a 0,1),
especialmente en el margen sur y este de la ciudad, en colores
marrn y rojo en el mapa 1 (lvarez et al., 2004:41).El cluster 3,
identificado como estrato sociodemogrfico bajo, concentra el 70% de
la poblacin con NBI, y el nivel de analfabetismo, de mayores con
primaria incompleta y hacinamiento supera la media departamental.
Las fracciones comprendidas en este grupo coinciden con los ndices
de marcada vulnerabilidad educativa, identificados con el color
rojo (IVE entre 0,05 y 0,1) (lvarez et al., 2004:40-41).El cluster
2 identifica a los sectores medios, incluye a ms del 30% de la
poblacin departamental y est caracterizado por la baja proporcin de
analfabetos y mayores con primaria incompleta, relativo acceso a
Internet y bajo porcentaje de viviendas inadecuadas. Este grupo
coincide con las fracciones de moderada vulnerabilidad,
identificados en color naranja y amarillo entre los ndices 0,025 y
0,05 (lvarez et al., 2004:40).El cluster 1, que agrupa a los
sectores de ingresos medio-altos, concentra un 16,5% de la
poblacin, casi el 45% de los estudiantes universitarios y
terciarios, tiene bajos niveles de analfabetos y mayores con
primaria incompleta. Este sector coincide efectivamente con las
fracciones de baja vulnerabilidad educativa, identificadas con
colores blanco y amarillo, con ndices inferiores a 0,025 (lvarez et
al., 2004:39-40).A continuacin se compara la distribucin de las
fracciones capitalinas con el estudio realizado por Mara Marta
Santilln Pizarro (2004). La autora toma el modelo de pobreza que
combina la situacin de NBI con la ubicacin frente a la lnea de la
pobreza, sta ltima estimada mediante mtodos multivariados que
relacionan el censo de poblacin con la Encuesta Permanente de
Hogares. Obtiene cinco tipos de pobres que se presentan a
continuacin.El tipo correspondiente a alta concentracin se
caracteriza por reunir una gran parte de los pobres de la ciudad,
afectados principalmente por la pobreza coyuntural (debajo de la
lnea de la pobreza) y seguida por la estructural (tambin con NBI).
Este grupo coincide con los ndices de vulnerabilidad educativa
alta, identificados con los colores rojo y marrn (IVE entre 0,05 y
0,1) (Santilln, 2004:54,58).La clase de pobres de alta incidencia
se caracteriza por importantes proporciones de pobres al interior
de las fracciones, pero de baja representacin sobre la masa de
pobres de la ciudad. Coinciden con las fracciones de alta
vulnerabilidad educativa, resaltados con colores marrn y rojo (IVE
superiores a 0,1) (Santilln, 2004:53-54,58). El grupo de pobres
inerciales agrupa a la poblacin con NBI pero por encima de la lnea
de la pobreza. Llamativamente, estas fracciones coinciden con las
reas de baja vulnerabilidad educativa, pero ubicadas geogrficamente
en el centro de la ciudad (Santilln, 2004:53,58).El tipo de perfil
medio representa a la poblacin afectada por la pobreza coyuntural,
con niveles semejantes al promedio de la ciudad. Este grupo
coincide aproximadamente con las fracciones de moderada
vulnerabilidad educativa, resaltados por los colores naranja y
amarillo (Santilln, 2004:53,58).Finalmente, el grupo de no pobres
rene los sectores con bajos niveles de pobreza. Coinciden con las
fracciones de baja vulnerabilidad educativa, identificados con los
colores blanco y amarillo con IVE debajo de 0,035.
3. Anlisis de correlacionesEn el presente apartado se efecta el
anlisis de la correlacin que se obtiene entre el ndice de
vulnerabilidad educativa con las variables censales ms vinculadas
al nivel de vida de la poblacin. Las variables elegidas fueron:
1. Condicin de NBI: poblacin en hogares particulares con
necesidades bsicas insatisfechas.
2. Privacin material: hogares que registran alguna privacin, y
tambin cada una de sus categoras (privacin de recursos corrientes,
patrimoniales o convergente);
3. Caractersticas de la vivienda:
Calidad de los materiales (CALMAT): hogares con problemas
estructurales en la vivienda (tipo 3 y 4).
Hacinamiento: hogares ms de tres personas por cuarto.
Tipo de vivienda inconveniente: hogares en viviendas que no
corresponden al tipo A o departamento.
Tenencia y procedencia del agua: hogares que no tienen agua
dentro de la vivienda, hogares que utilizan agua de lluvia,
cisterna, ro, canal o arroyo.
Desage cloacal: hogares que no cuentan con desage del inodoro a
red pblica o a cmara sptica y pozo.
Rgimen de propiedad: hogares que ocupan la vivienda por prstamo,
trabajo u otra situacin.
Combustible: hogares que emplean principalmente lea, carbn u
otro combustible distinto al gas.
Equipamiento del hogar: hogares que no disponen en su vivienda
de heladera, lavarropas, telfono, computadora, videograbadora o
video reproductora, televisin por cable u horno a microondas.
4. Empleo:
NBI por incapacidad de subsistencia: poblacin en hogares cuyo
jefe de hogar tiene primaria incompleta y donde viven ms de tres
personas inactivas por miembro activo.
Condicin de actividad econmica: poblacin desocupada o en otra
situacin distinta a ocupado, jubilado-pensionado y estudiante.
Aporte jubilatorio: poblacin ocupada que no aporta al sistema
previsional.
Categora ocupacional: poblacin que se declar trabajador
familiar, con o sin sueldo.
5. Cobertura de salud: poblacin que no cuenta con obra social o
plan mdico privado.
En el Cuadro N 2 y el Grfico N 1 se presentan las variables
consideradas, ordenadas por grado de correlacin con el ndice de
vulnerabilidad educativa.
Cuadro 2: Correlacin entre vulnerabilidad educativa y variables
censales seleccionadas. Fracciones del Departamento Capital y
localidades del Gran Crdoba 2001.Variable Coeficientecorrelacin (r
Pearson) Variable Coeficientecorrelacin (r Pearson)
NBI Subsistencia 0,967 TV por cable 0,758
CALMAT 0,914 PC-Internet 0,754
Telfono 0,893 Desage cloaca 0,743
NBI 0,833 Horno microondas 0,698
Agua 0,807 Procedencia del agua 0,694
Hacinamiento 0,804 Heladera 0,652
Privacin material 0,801 Condicin de actividad 0,632
Privacin concurrente 0,801 Rgimen de tenencia 0,511
Cobertura de salud 0,801 Combustible 0,415
Aporte jubilatorio 0,798 Lavarropas 0,397
Tipo de vivienda 0,792 Categora ocupacional 0,117
Privacin patrimonial 0,775 Privacin recursos 0,092
Videocasetera 0,773
Fuente: Elaboracin propia a partir de los resultados del Censo
Nacional de Poblacin, Hogares y Viviendas 2001 (INDEC-Gerencia de
Estadsticas y Censos de la Provincia de Crdoba).Grfico 1:
Coeficientes de correlacin (r Pearson) entre vulnerabilidad
educativa y variables censales seleccionadas. Fracciones del
Departamento Capital y localidades del Gran Crdoba 2001.
Fuente: Elaboracin propia a partir de los resultados del Censo
Nacional de Poblacin, Hogares y Viviendas 2001 (INDEC-Gerencia de
Estadsticas y Censos de la Provincia de Crdoba).Como se puede
observar, la vulnerabilidad educativa calculada con el IVE presenta
alta correlacin directa con numerosas variables censales. Los
mayores coeficientes de correlacin se obtienen con la poblacin con
NBI subsistencia, es decir con la baja educacin de los jefes de
hogar ms numerosos, la calidad general de los materiales (CALMAT) y
la posesin de telfono. En cambio no guarda prcticamente correlacin
con la privacin de recursos corrientes y la categora ocupacional de
los empleados.Si se consideran las variables con alta correlacin
(coeficientes mayores a 0,7) se tiene que 6 de las 16 variables
corresponden a caractersticas de las viviendas (calidad de los
materiales, tenencia de agua potable, hacinamiento, tipo de
vivienda, privacin patrimonial y desage cloacal); 4 variables son
de equipamiento del hogar (telfono, videocasetera, TV cable y
PC-Internet); y 2 variables relacionadas con el empleo (cobertura
de salud y aporte jubilatorio).Si se toman en cuenta las variables
con moderada correlacin (coeficientes entre 0,4 y 0,7) se observa
que 3 de las 6 variables corresponden tambin a condiciones de la
vivienda (procedencia del agua, rgimen de propiedad y combustible
utilizado para cocinar); 2 variables pertenecen al equipamiento del
hogar (horno microondas y heladera); y slo una variable referida al
empleo (condicin de actividad econmica).De lo anterior puede
deducirse que, excluyendo la baja educacin de los jefes de hogares
numerosos, las condiciones de la vivienda y el equipamiento de los
hogares parecen describir el nivel econmico de la poblacin, que
probablemente responde al clima educativo general del hogar. Ms all
de las caractersticas laborales, la calidad edilicia y la cantidad
de bienes se presentan directamente proporcionales a la capacidad
econmica de la poblacin, y al capital educativo de los hogares.
4. A modo de conclusinLas afirmaciones contenidas en este
trabajo constituyen los primeros avances de una investigacin en
curso. Por lo tanto, tienen valor como conjeturas a ser revisadas a
partir de anlisis ms completos del fenmeno de la vulnerabilidad
social, tanto en su complejidad conceptual como en la variedad de
indicadores contemplados.A pesar de ello se constata, junto con las
investigaciones anteriores reseadas, la existencia de un ncleo
urbano central caracterizado por bajos niveles de vulnerabilidad
educativa, que aumenta genricamente a medida que se aleja hacia la
periferia. En cuanto a las localidades que componen el Gran Crdoba
se observa una distribucin heterognea, con reas de mayor
vulnerabilidad en cercanas de la capital (Villa El Fachinal-Parque
Norte, La Calera y Saldn) y en las localidades ms alejadas (El
Manzano, Canteras El Sauce), mientras que se detecta un rea de
menor vulnerabilidad a una distancia intermedia (Mendiolaza, Ro
Ceballos y Agua de Oro).Con respecto a las correlaciones
encontradas, se destacan las caractersticas de las viviendas y el
equipamiento de los hogares. Ser preciso ahondar si estos elementos
tienen incidencia directa sobre el logro educativo de la poblacin,
o bien son estimadores de otros elementos no considerados aqu como
el clima educativo de los hogares. Para ello ser necesario
considerar la constitucin de los hogares y el capital educativo de
los mismos.
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caso Crdoba en el ao 2001, Crdoba, Tesis de Maestra en Demografa,
Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Crdoba,
indito
cuando la institucin educativa se vuelve un "ajeno inquietante"
para los jvenes
notas sobre algunas condiciones de vulnerabilidad en nuestra
sociedad
ALEJANDRO KLEIN Postdoctorado en la PUC-Ro. Dr. en Servicio
Social por la Universidad Federal de Ro de Janeiro.
Psiclogo-Psicodramatista-Psicoanalista de Grupo. Investigador do
Grupo de Pesquisa "Transverses" de la UFRJ. Docente e investigador
de la Facultad de Psicologa de Uruguay
Resumen
Este artculo se propone plantear algunas dificultades que surgen
en la posibilidad de algunos jvenes de poder integrarse al sistema
educativo, transformndose en "estudiantes". Enfoco la denominacin
de "estudiante" a una operatoria subjetiva- institucional compleja
que requiere procesos cognitivos y emocionales especficos,
facilitados u obstaculizados por el contexto socio-cultural. En
este sentido se desarrolla la hiptesis de estos obstculos estn
especialmente presentes desde el neoliberalismo. Una de las
caractersticas del mismo es que impone el pasaje desde un contrato
social inclusivo propio de la modernidad keynesiana a otro donde el
adolescente pasa a ocupar un lugar social de exclusin. De esta
manera propongo una reformulacin de la problemtica de la desercin
estudiantil, donde destaco que ms que hablar de procesos de
desercin (es decir: procesos de salida desde la institucin
educativa) habra que sealar la imposibilidad de estos jvenes de
transformarse en estudiantes (es decir: la ausencia de procesos de
entrada simblicos a la institucin educativa). Desde aqu relaciono
estas hiptesis a procesos de vulnerabilidad que en realidad
alcanzan un abanico ms amplio de situaciones.
Palabras clave: institucin educativa, desercin estudiantil,
vulnerabilidad
De parte de los educadores se generan as condiciones crnicas de
agobio y fatiga y por parte de la institucin una sensacin de exceso
por la cual se debilita la estructura de acogida a los jvenes... Un
efecto es que institucionalmente pasa a prevalecer un sentimiento
de desborde, de incomprensin, de hartazgo. Desde aqu se arma un
funcionamiento institucional tal, que pasa a predominar lo
instituido-metonmico sobre lo instituyente-metafrico, retomando la
distincin de Ren Kas (1993) entre institucin metonmica y
metafrica.
Podra pensarse que la institucin educativa va perdiendo
capacidad de tolerancia, de cambio, de innovaciones, existiendo una
acentuacin de lo "metonmico" en detrimento de aspectos metafricos.
Ya no hay contradiccin entre ambos aspectos como sealaba Kas, sino
anulacin de un aspecto en detrimento del otro.
Aquellos valores educativos tradicionales como transmisin de
conocimientos, consolidacin de ciudadana, inclusin, racionalizacin
y autocrtica, se hacen cada vez ms difciles de sostener (Lewkowicz,
2004). De esta manera la institucin educativa pasa a estar aquejada
de una dolencia de basamentos que le hace "temer" permanentemente y
encuentra su resguardo en "eliminar" todo lo que sea extrao o
transgresivo. O sea, cada vez se puede tolerar menos lo adolescente
de los adolescentes.
Al mismo tiempo muchos profesores presentan dificultad en poder
encontrar un sentido y una justificacin en la transmisin de los
valores educativos. A esto se une el hecho de que muchos jvenes
reclaman de sus docentes antes que una actividad educativa el poder
sostener con ellos confrontacin generacional (Winnicott, 1972),
funcin que estimo de primera necesidad para el crecimiento de los
jvenes (Klein, 2004). De all que me pregunto si parte de las
dificultades y quejas que los profesores y las directoras tienen de
sus alumnos, no pasar porque enfrentan les guste o no ms que un
vnculo educativo, otro (que en principio no les compete) de
confrontacin generacional. De all que quizs so que stos perciben
como desafo, insolencia y falta de respeto, puede ser, desde sus
alumnos, una parte del proceso de crecimiento.
Trabajando con jvenes desertores del sistema educativo percibo
que difcilmente comprenden por qu han dejado de estudiar. Slo
transmiten una resignacin ante esa situacin expresando una cultura
que no es la cultura del raciocinio, o del sentido comn, de la
anticipacin o la planificacin, sino del exabrupto, donde las cosas
suceden sin que uno sepa bien por qu.
Aventuro entonces la hiptesis de que estos jvenes no se fueron
de la institucin educativa: es que en realidad nunca entraron. Es
decir, fueron fsicamente, pero en realidad nunca entraron
subjetivamente. Si estos jvenes se pueden ir tan fcil, entonces, de
la institucin educativa es porque en realidad nunca entraron
totalmente a la misma en condicin de "estudiantes".
Estamos ante una adolescencia ajena a lo que P. Aulagnier (1991)
llamaba la anticipacin del porvenir o la construccin del futuro. Es
una construccin de lo adolescente que se construye y reconstruye
permanentemente dentro de un ciclo agotador (Klein, 2006).
Entonces prevalece esta situacin: ya no queda claro que lo que
tiene que hacer una persona joven es estudiar. Sugiero considerar
que lo que algunos profesores toman como dificultades de
aprendizaje, o falta de voluntad, refleja a mi entender fragilidad
del lazo social (Klein, 2006). Una expresin es que estos jvenes
pueden estar y pueden no estar en la institucin educativa. Muchas
veces es lo mismo. Pero tal vez "fragilidad" sea una palabra que no
describa suficientemente bien, lo que parece ser, por momentos, ms
bien ausencia de lazo social. Con todo lo que esto implica nivel
subjetivo, la cotidianeidad, el futuro y los vnculos... De esta
manera se hecha de menos un sentido de continuidad existencial, de
self integrado, y de confianza bsica.
Cuando se trabaja con estos jvenes se ve que no es que "estn en
otra" como despectivamente se dice, ni que sea lo mismo que estn o
no estudiando, como irresponsablemente se dice. Hay una inmensa
carga de culpa y de agobio con respecto al hecho de no estar dentro
de la institucin educativa, lo que es un estigma muy fuerte. No es
que sean "irresponsables", ni que mantengan esa famosa distancia
que se preconiza que el joven instala con el mundo adulto. Se trata
no de un problema educativo, sino de un problema de forma de
construccin de subjetividad en nuestra sociedad hoy. Tampoco tiene
que ver con el "desencanto", porque los jvenes no transmiten que
estn decepcionados con la institucin educativa, sino que lo que
sucede es que no saben como "entrar", no saben donde estn las
rendijas para tal fin.
Para un joven de clase media slida la "rendija" de entrada est
en cumplir un horario, estudiar lecciones, e intervenir en clase y
no pasarse de la "raya" evitando suspensiones. Esa es la regla, la
que se conoce y acata. Pero para estos muchachos (de clase media
empobrecida o carentes) la regla no est a su disponibilidad. De ah
que no pueden apuntalarse (Bernard, 1991) en la institucin
educativa porque no ofrece base de sostn para nuevos tipos de
construccin de subjetividad que se vienen dando desde el
neoliberalismo (Klein, 2006). Una de sus caractersticas es la
prdida del jbilo de crecer, instalndose en su lugar una sensacin
crnica de agobio y prdida.
Creo entonces que el tema de la exclusin estudiantil est mal
planteado. No hay exclusin, porque de cierta manera como ya seal,
no hay inclusin efectiva. Reitero algo que me parece fundamental:
lo que estamos viendo en el material clnico es que los adolescentes
no reniegan ni rechazan la institucin educativa, por el contrario,
para ellos sigue siendo un lugar importante. Es decir, el
adolescente va al local de estudios, ocupa un lugar, pero ya no
sabe ni puede cumplir con los rituales que lo transformen en
alumno. De esta manera no puede incorporar las tareas subjetivas
que implican poder concentrarse, sentarse, estudiar. Al mismo
tiempo lo que falla en esta tarea de convertirse en estudiante es
que muchas veces sienten que no tiene ningn sentido lo que
hacen.
Quisiera destacar que junto a estos fenmenos surge una
acentuacin de exigencias desde la institucin liceal: cada vez ms
materias, ms horas de estar sentados, ms necesidad de concentracin
intelectual y estndares cada vez ms inalcanzables... En la medida
que la institucin educativa siente que est fallando, que sufre un
malestar institucional, creo que robustece ms sus mecanismos
internos de exigencia, redoblando de cualquier manera su propia
vulnerabilidad. Situacin correlativa a la exigencia cada vez mayor
que se constata en el mercado laboral (Castel, 1997). Cuanto menos
trabajo existe, ms se amplan los requisitos de ingreso al mismo,
con lo que la institucin educativa aumenta an ms los suyos,
generndose una cadena de retroalimentacin interminable.
En la medida en que la institucin educativa no puede admitir y
sostener adolescentes dentro de su espacio, si no se convierten en
estudiantes los expulsa. Pero cuando son expulsados de la
institucin educativa tampoco pueden ingresar al mercado laboral, lo
que lleva a un incremento de los adolescentes en situacin de calle,
es decir jvenes que ya no estn en ningn lugar.
Como ya indiqu, lo que transmiten los profesores y los
directores es que la institucin est desbordada, pero al mismo
tiempo creo que est vaca. El vaco lo ubico en esta dificultad en
generar espacios de recepcin. Quiere decir que la lgica
institucional es que antes de cualquier integracin al sistema
educativo ya hay expulsin del mismo. O mejor: no hay entrada.
Hay que sealar que de parte de los adolescentes no saber como
entrar o como permanecer en la institucin educativa, no deja de
tener consecuencias que pueden llegar a ser graves. En mi trabajo
con jvenes percibo una sensacin de insatisfaccin entre lo que se
debera haber hecho desde el ideal de estudiante y del estudio y lo
que efectivamente se puede hacer, que muchas veces se cursa por
medio de una ansiedad vaga y difusa. Sumidos en la comparacin entre
lo que deberan hacer (estudiar) y lo que efectivamente hacen (ser
"desertores") y atrapados dentro de una estructura mental y social
de comparacin que los denigra, ya no hay jubilo adolescente ni lo
puede haber. Hay aqu un punto de extrema vulnerabilidad: jvenes
cada vez ms tristes o cada vez ms furiosos o cada vez ms sintiendo
algo que no pueden describir. Lo que aparece- y que me preocupa
cada vez ms-son estructuras de vaco, de nada, de desmantelamiento
psquico. Por eso entiendo que hablar de vulnerabilidad social como
si las condiciones psquicas no se modificaran es una falacia que me
llama la atencin. La vulnerabilidad es una y al mismo tiempo:
social, econmica y psquica.
Pero vulnerabilidad no es slo no poder entrar al institucin
educativa, lo es tambin integrarse al mismo a travs de la
hiper-adaptacin. Punto que tampoco se toma en cuenta al tender a
enfocar la vulnerabilidad slo desde el menos (y la carencia) y no
teniendo en cuenta que la misma tambin se expresa a travs del
exceso y la super-exigencia.
Se une a esto un sentido del mandato. Como me deca una joven:
"Si los profesores mandan estudiar, estudio pero no participo en
clase, pienso en otra cosa..." O sea, si se estudia es porque hay
mandato de estudiar. El estudio ya no es una decisin personal o
autnoma. Tiene que haber entonces una presencia permanente que se
ha vuelto imprescindible. Esto lo he visto mucho en clnica, los
muchachos no estudian si no estn la madre o el padre presentes.
Esta falta de iniciativa revela antes que nada, creo, la falta
de un espacio interno que de cuenta del poder estudiar al no haber
introyeccin del "estudio" como parte del mundo mental mismo.
Estudiar aparece siempre como un espacio externo, vinculado al
mundo adulto y las reglas. El estudio, como todo lo que tenga que
ver con institutos sociales, est siempre afuera sin que se pueda
internalizar.
Y ms an, creo que es la institucin educativa misma la que no se
puede internalizar. Por eso cuando estos jvenes se van de la
institucin educativa la misma se termina. No hay supervivencia de
la institucin educativa, si no es adentro del institucin educativa.
Es el punto en que la institucin educativa arma su espacio de
eficacia pasando a funcionar con caractersticas de internado, es
decir, caractersticas de vigilancia y atencin permanente. Se
siente, y con no poca razn, que hay que exacerbar el "adentro" de
la institucin educativa lo mximo posible.
Son instituciones educativas de mil materias, con correccin de
deberes incluidos, dentro de un panptico inagotable y que sin
embargo parece -desde esta situacin- inevitable. En este sentido
conservan el rtulo de institucin educativa por una operatoria
anacrnica, pero son otra cosa, desde el momento en que entendieron
que la eficacia educativa se une a la presencia permanente.
No digo que esta situacin est ni bien ni mal. Pero sin duda
tiene un efecto de estructura. Pero tengamos en cuenta otro factor
de vulnerabilidad, no de aqullos que no "entran" al institucin
educativa, sino de los que repiten crnicamente el ao escolar. Como
una forma terrorfica de la compulsin a la repeticin, observo que
muchos jvenes se conducen desde un mensaje horrendo: "estoy
condenado a repetir". Entonces el tema no es slo la repeticin
estudiantil, sino una subjetividad que se instituye a travs de la
"condena" como un enunciado severo y dogmtico (que sin duda se
relaciona a formas prevalentes de un Superyo-Sdico Klein,1997 a y
b) que no permite ningn tipo de conflicto o discusin.
Quisiera entonces sugerir que la vulnerabilidad implica no slo
que hay instituciones educativas donde los jvenes no se transforman
en estudiantes o sufran una operatoria de hiperadaptacin, sino que
incluye esta transformacin en repetidores crnicos.
Hay adems un factor ligado a todas estas situaciones, que ya
mencion y que retomo ahora: ya no est claro que el estudio sirva
para el futuro. Si se vive al da es que ya no hay futuro que
permita catectizar el esfuerzo del estudio (Klein,2006). Es cierto,
el esfuerzo est vigente an pero probablemente se ha vuelto
incomprensible. Y no slo para los jvenes. El tema es el sostn del
"porvenir" como construccin social fundamental y las consecuencias
que acarrea su destitucin (Klein, 2006). Que no son pocas ni mucho
menos banales.
Reitero lo ya dicho: creo que un aspecto fundamental de la
vulnerabilidad social es que, permtaseme la redundancia, la misma
no es slo social. Es, al mismo tiempo, subjetiva, comunitaria y
familiar. De esta manera resalto en determinados jvenes la poca,
nula o deficitaria capacidad de retencin que presenta la institucin
educativa para mantener la categora subjetiva del "estudiante".
Otras formas subjetivas (el repetidor, el interno) parecen ir
tomando su lugar. Producto de la anulacin del porvenir como forma
social propia del neoliberalismo, pero tambin por otros factores
cognitivos, econmicos y subjetivos, como la pobreza de los
desapuntalamientos y el aburrimiento y el desconcierto como
expresin de la anulacin de la poltica de tanteo en la adolescencia
(Klein, 2004). Desde aqu, cualquier descripcin del adolescente como
rebelde o inconformista, desencantado o aptico es insuficiente. El
joven est furioso o siente que ha decepcionado. Cualquiera de esas
opciones da margen a la vulnerabilidad.
Mi posicin es que la institucin educativa sigue siendo un
elemento fundamental dentro de una poltica de resiliencia y de
salud mental. Pero no desde la figura del repetidor-derrotado ni la
del confinado-sometido. Del trabajo con adolescentes estoy
convencido que es fundamental que los profesores comprendan que
antes que educar tienen que establecer un vnculo con sus alumnos,
una de las formas en que estos se podrn convertir en
"estudiantes".
Para los jvenes el profesor no es slo representante de un saber
sino un adulto que tiene un vnculo para ofrecer y construir. Esto
incluye la necesidad de confrontacin generacional. Si la
confrontacin generacional (Winnicott, 1972) permite el crecimiento
y la madurez, creo que la misma es tan imprescindible como la
necesidad de aprender. Los motivos no los puedo desarrollar aqu,
pero reitero: al profesor se lo necesita primero y antes que nada
para hacer confrontacin generacional y no slo para aprender.
La institucin educativa mismo a veces parece ser un "ajeno
inquietante" para los jvenes. Para la misma el adolescente est
desinteresado de la misma, pero por el contrario, creo que est mas
interesado que nunca en ella como lugar distinto de "encuentro" con
adultos que puedan ser maduros y les permitan un dilogo que es
imprescindible.
Entonces los jvenes quieren ir muchas veces a la misma no a
estudiar sino a permanecer. Sera interesante (no creo que sea un
imposible) pensar en una estructura no acadmica dentro de la
institucin educativa, donde los adolescentes puedan concurrir
manteniendo actividades libres no acadmicas, sin obligacin de
asistencia. Un "espacio adolescente" donde ms que calificaciones se
ofrezca un espacio de contencin y recepcin sin que so les implique
la exigencia de tener que ser estudiantes. Desde aqu se trata de
restaurar un proyecto educacional, revisando por cierto estrategias
y metodologas educativas que deberan evitar nostalgias que llevan a
callejones sin salida y a confusiones que no garantizan nada.
Contacto: [email protected]
Bibliografa
1. AULAGNIER, P.: Construir (se) un pasado. Argentina, Revista
de APdeBA Vol XIII-N 3,1991. 2. BERNARD, M.: Introduccin a la
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Psicologa y Psicoterapia de Grupos, 1991. 3. CASTEL, R.: Las
metamorfosis de la cuestin social. Una crnica del salariado.
Argentina, Paids, 1997. 4. GRINBERG, L.: Introduccin a las ideas de
Bion. Argentina, Paids, 1986. KAS, R. Realidad Psquica y
sufrimiento en las Instituciones. Argentina, Paids, 1993. 5. KLEIN,
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con grupos adolescentes. Uruguay, Roca Viva, 1997a. 6. KLEIN, A. et
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comunitario. Uruguay, Roca Viva, 1997b. 7. KLEIN, A.: Escritos
psicoanalticos sobre Psicoterapia, Adolescencia y Grupo. Uruguay,
Psicolibro-Waslala, 2003. 8. KLEIN, A.: Imgenes del adolescente
desde el psicoanlisis y el imaginario social. Condiciones de
surgimiento de la adolescencia desde la modernidad y el
disciplinamiento adolescentizante desde la pos-modernidad. Uruguay,
Psicolibros, 2002. 9. KLEIN, A.: Adolescencia, un puzzle sin modelo
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Adolescentes sin adolescencia: Reflexiones en torno a la
construccin de subjetividad adolescente bajo el contexto
neoliberal. Uruguay, Psicolibro- Universitario 2006. 11. LEWKOWICZ,
I.: Pensar sin estado. La subjetividad en la era de la fluidez.
Argentina, Paids, 2004. 12. WINNICOTT, D.: Realidad y Juego. Espaa,
Gedisa, 1972. Dic. 2002Para saber ms: La vulnerabilidad de los
seres humanos frente a los desastresLa vulnerabilidad indica el
nivel al cual una persona puede verse afectada cuando est sometida
a un riesgo, a la amenaza de ocurrencia de un desastre. La amenaza
recae sobre los habitantes de una comunidad, su contexto social, es
decir, sus propiedades, actividad econmica, infraestructura fsica y
ambiental, servicios pblicos, estado sanitario, etc. La
vulnerabilidad de una comunidad se relaciona con la capacidad (o la
falta de ella!) para absorber los efectos de un cambio en su
medioambiente a travs del autoajuste o de la capacidad de adaptarse
a dicho cambio. La vulnerabilidad fsica o de localizacin se refiere
a la localizacin de grandes poblaciones en zonas de alto riesgo
fsico. La decisin de ocupar estas reas de alto riesgo se relaciona
con los niveles de pobreza y por la falta de opciones para una
ubicacin menos riesgosa. En otros casos, el asentamiento de
poblaciones ha sido incitado por la alta productividad,
particularmente para fines agrcolas, de un gran nmero de estas
zonas como los faldeos de reas volcnicas, las planicies de
inundacin de los ros, entre otras.La vulnerabilidad econmica se
relaciona fuertemente con la economa nacional, con su dependencia
econmica internacional y, tambin, a los presupuestos pblicos
nacionales, regionales y locales, la diversificacin de la base
econmica, etc. Adems existe una relacin inversa entre ingresos per
cpita a nivel nacional, regional, local o poblacional y el impacto
de los fenmenos fsicos extremos. Podemos concluir, entonces, que la
pobreza aumenta el riesgo de desastre.La vulnerabilidad social est
relacionada con el grado de organizacin de las comunidades de
prevenir, mitigar o responder a situaciones de desastre.La
vulnerabilidad poltica se relaciona con el grado de centralizacin
en la toma de decisiones y en la organizacin gubernamental. Tambin
en la autonoma en la toma de decisiones de los niveles de gobierno
tanto regionales, como locales y comunitarios. La vulnerabilidad
tcnica se relaciona con tcnicas de construccin de edificios e
infraestructura bsica utilizadas en zonas de riesgo frente a un
determinado fenmeno natural.La vulnerabilidad ideolgica hace
referencia a la forma en que las personas concebimos el mundo que
habitamos, nuestro medio ambiente, con el que interactuamos
instante a instante. La pasividad, el fatalismo, los mitos, entre
otros factores ideolgicos, aumentan la vulnerabilidad de las
poblaciones a la ocurrencia de desastres. La percepcin y el
conocimiento que tengamos de la naturaleza y de nuestra intervencin
en ella prefiguran nuestro accionar frente a los riesgos
naturales.La vulnerabilidad cultural est relacionada con la forma
en que los individuos se ven a s mismos en el entramado social,
como parte de un conjunto nacional. Y, tambin, con los medios de
comunicacin, que juegan un rol fundamental en la consolidacin de
imgenes en la poblacin (muchas veces estereotipadas) y, en la
seleccin y transmisin de la informacin (muchas veces
distorsionadas) sobre el medioambiente y los desastres tanto
potenciales como reales. La vulnerabilidad educativa se relaciona
con la ausencia de los elementos que enseen adecuadamente a la
poblacin sobre el medio ambiente, el entorno que habitan los
pobladores, a su equilibrio o desequilibrio, etc. Adems, al grado
de preparacin que posee la poblacin frente a los casos de amenazas
u ocurrencia de situaciones de desastre y sobre modos adecuados de
comportamiento a nivel individual, familiar y comunitario. La
vulnerabilidad ecolgica tiene que ver con los modelos de desarrollo
econmico que se adopten. Muchos modelos de desarrollo se basan en
la depredacin de las reservas ambientales en vez de tender hacia
una convivencia armoniosa con el medio ambiente. Como consecuencia
de estos modelos de desarrollo basados en la depredacin de un
recurso los ecosistemas pasan a ser altamente vulnerables e
incapaces de auto-ajustarse internamente de forma de poder
compensar los efectos directos o indirectos de la accin humana.
Como consecuencia de estos modelos econmicos, los ambientes
naturales se convierten en altamente riesgosos para las comunidades
que los explotan o habitan. La vulnerabilidad institucional es la
que se relaciona con la capacidad de respuesta de las instituciones
frente a las amenazas. Tiene que ver con la rigidez de las
instituciones y con su falta de actualizacin. Especialmente, las
instituciones jurdicas son muy burocrticas y estn atravesadas por
las decisiones polticas. Influyen, adems, las actitudes de quienes
se encuentren en los niveles de decisin.