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XVI Jornadas sobre Alternativas Religiosas en Amrica Latina 1 al
4 de noviembre de 2011
Ponencia
Poltica, juventud y religin en la Argentina contempornea: la
experiencia del
Movimiento Rural de la Accin Catlica y las Ligas Agrarias
Pablo A. Vommaro
IIGG-UBA/CONICET/CLACSO
Introduccin:
Durante las dcadas del sesenta y del setenta, las jvenes y los
jvenes fueron
protagonistas de diversos acontecimientos polticos, sociales y
culturales en la Argentina.
Asimismo, constituyeron un componente fundamental en la
conformacin y el crecimiento de
numerosas organizaciones que trabajaron por el cambio social
desde diversos mbitos y
perspectivas.
En este trabajo me he propuesto estudiar experiencias de
organizacin social de
jvenes, que han sido poco abordadas hasta el momento. En la
Argentina, las formas de
participacin poltica y social de las jvenes y los jvenes en los
aos sesenta y setenta
fueron abordadas en la mayora de los estudios desde las
organizaciones partidarias, los
grupos armados (guerrillas), el movimiento estudiantil, los
sindicatos obreros y los espacios
artsticos y culturales. Todos los nombrados fueron agrupamientos
con un accionar
predominantemente urbano.
En cambio, en estas pginas me dedicar al estudio de
organizaciones de jvenes
que se desplegaron en el mbito rural argentino en los aos
sesenta y setenta. En efecto, a
partir de fines de 1970 se constituyeron diversas organizaciones
rurales en las provincias del
Nordeste argentino que agruparon a pequeos y medianos
productores y a campesinos
minifundistas y sin tierra. Segn los escasos estudios que se han
publicado hasta el
momento y el anlisis de las fuentes disponibles, estas
organizaciones tuvieron un marcado
protagonismo juvenil en su constitucin y crecimiento. A partir
de mi investigacin, este
protagonismo juvenil defini muchos de los rasgos que las
caracterizaron, abonando as una
perspectiva generacional de anlisis (Alvarado, Martnez y Muoz,
2009; y Botero, Torres y
Alvarado, 2006).
Con gran relevancia en provincias como Chaco (Ligas Agrarias
Chaqueas),
Misiones (Movimiento Agrario Misionero, MAM), Formosa (Ligas
Campesinas) y Corrientes
(Ligas Agrarias Correntinas), y con repercusiones en Santa Fe
(Unin de Ligas Agrarias de
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Santa Fe) y Entre Ros (Ligas Agrarias Entrerrianas), estas
organizaciones fueron conocidas
con el nombre de Ligas Agrarias. Tuvieron un gran crecimiento
durante los primeros aos de
la dcada del setenta, y hacia 1975 se debilitaron hasta su casi
desaparicin luego del golpe
de Estado de 1976.
En la conformacin de estas organizaciones tuvo una marcada
incidencia el
Movimiento Rural de la Accin Catlica. Esta agrupacin, fundada en
1958, tuvo una
estrecha vinculacin con los sectores de la Iglesia catlica ms
receptivos a los cambios,
que se produjeron en esta institucin luego de la II Guerra
Mundial, que se expresaron en la
realizacin del Concilio Vaticano II (1962-1965) y el nacimiento
de la Teologa de la
Liberacin y, en la Argentina, del Movimiento de Sacerdotes para
el Tercer Mundo.
A partir de lo dicho, mi principal objetivo en esta ponencia ser
analizar un conjunto
de experiencias organizativas de los jvenes y las jvenes en el
mbito rural, que
expresaron formas polticas y modos de subjetivacin que aos ms
tarde estarn presentes
actualizados y reconfigurados en otras organizaciones sociales
tanto del campo como
urbanas. De esta manera, me propongo acercarme a algunas de las
primeras
manifestaciones de organizacin social y poltica juvenil que
esbozaron rasgos que luego se
desplegaran ms acabadamente en otros mbitos.
En este trabajo muestro una forma de participacin y compromiso
de los jvenes y
las jvenes con la poltica que no siempre fue la hegemnica en
aquellos aos y que
quedara subsumida a otras modalidades de implicacin poltica en
los aos setenta. Sin
embargo, estas prcticas se reactualizaran y reconfiguraran en
otras experiencias de
organizacin social ms recientes, constituyendo una forma
alternativa de militancia poltica
que perdura hasta el presente (Vommaro, 2010).
En las dcadas del ochenta y el noventa encuentro rasgos de esta
forma de
militancia poltica que denomino poltico social, en diversas
organizaciones territoriales y
comunitarias que he estudiado; por ejemplo, en experiencias de
tomas de tierras y
asentamientos urbanos y en Movimientos de Trabajadores
Desocupados, ambas en la zona
sur del Gran Buenos Aires.
Metodologa
Este texto se basa en un trabajo de relevamiento de bibliografa
secundaria acerca
de las problemticas abordadas. Asimismo, hago un anlisis de
documentos de las
organizaciones que he estudiado. Estas fuentes primarias se
componen fundamentalmente
de peridicos, panfletos y otras publicaciones, tanto del
Movimiento Rural de la Accin
Catlica como de las Ligas Agrarias del Chaco, Corrientes y
Misiones. Asimismo, trabajo
con peridicos locales y regionales publicados entre 1968 y
1975.
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Tambin tomo investigaciones propias acerca de las organizaciones
urbanas ms
recientes, cuyos rasgos pongo en relacin con las caractersticas
de las Ligas Agrarias que
identifico en este texto (Vommaro 2006, 2008, 2009 y 2010) .
Estas investigaciones
incluyeron un extenso trabajo de campo que se sostuvo en la
metodologa de la Historia
Oral, es decir, la construccin de fuentes orales a partir de
testimonios de diferentes
protagonistas o de personas vinculadas a las experiencias de
organizacin social o casos1
que he estudiado. Trabajo con entrevistas situadas que fueron
parte y resultado de un
trabajo etnogrfico (Aguirre Baztan, 1995; Hammersley y Atkinson,
1994; Guber, 2001) que
me permiti un acercamiento a la vida cotidiana de las
organizaciones sociales estudiadas.
Este ingreso etnogrfico al campo me posibilit, adems de producir
descripciones densas o
interpretaciones (Geertz, 1993)2, desplegar un proceso reflexivo
de seleccin de los sujetos
entrevistados.
Mis investigaciones fueron predominantemente de tipo cualitativo
aunque hago
algunos anlisis cuantitativos sobre todo para comprender algunos
aspectos del proceso
histrico ms general3 enfocadas desde una perspectiva
interpretativa4 que recoge los
aportes de la teora fundamentada grounded theory (Glaser y
Strauss, 1967; Jones,
Manzelli y Pecheny, 2007; Strauss y Corbin, 1994).
Segn Jones, Manzelli y Pecheny (2007), la teora fundamentada
refiere a que la
construccin de la teora est basada en los datos empricos que la
sustentan, siguiendo un
procedimiento de anlisis inductivo (Jones, Manzelli y Pecheny,
2007: 47). Estos autores,
siguiendo entre otros a Denzin y Lincoln (1994), plantean que la
investigacin cualitativa
puede ser vista como un bricolage y el investigador como un
bricoleur (Jones, Manzelli y
Pecheny, 2007: 47).
En efecto, en mis investigaciones combino mltiples mtodos,
materiales empricos
aunque el principal fueron las fuentes orales y perspectivas,
para lograr una
interpretacin que, por ser amplia e integral, no pierda
densidad, rigor y profundidad.
Coincido con Jones, Manzelli y Pecheny (2007) en que las
propuestas provistas por la teora
fundamentada son sumamente tiles para el estudio de los procesos
vinculados a la vida
1 Para Coller (2000), un caso es un objeto de estudio con unas
fronteras ms o menos claras que se analiza en su
contexto y que se considera relevante bien sea para comprobar,
ilustrar o construir una teora o una parte de ella,
bien sea por su valor intrnseco (Coller, 2000: 30). 2 Para
Geertz (1993), la descripcin densa o interpretacin reconoce los
marcos de interpretacin dentro de los
cuales los actores clasifican el comportamiento y le atribuyen
sentido. Este autor propone que el investigador o
investigadora debe aprehender las estructuras conceptuales con
las que la gente acta y hace inteligible su
conducta y la de los dems (Geertz, 1993). 3 Bericat (1998)
define la utilizacin de metodologas cualitativas y cuantitativas en
forma independiente, pero
orientadas hacia un objetivo nico y un mismo aspecto de la
realidad, como convergencia o triangulacin
metodolgica (Bericat, 1998). 4 Para Vasilachis de Gialdino
(2006), el paradigma interpretativo es aquel cuyo supuesto bsico es
la necesidad
de comprensin del sentido de la accin social en el contexto del
mundo de la vida y desde la perspectiva de los
participantes (Vasilachis de Gialdino, 2006).
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cotidiana, ya que requieren un acercamiento ntimo al rea de
estudio (Jones, Manzelli y
Pecheny, 2007: 48). Asimismo, a partir de este enfoque es
posible construir teora desde la
interaccin entre el investigador y sus datos. Es decir, generar
conceptos y desarrollar
teora a partir del material procedente del estudio de casos
(Jones, Manzelli y Pecheny,
2007: 48).
Por ltimo, trabajar desde la Historia Oral me permiti acercarme
a las percepciones,
saberes, capacidades, valores y deseos de los miembros de las
organizaciones estudiadas;
a la mirada o punto de vista de los sujetos sociales (Necoechea,
2006), a partir de indagar,
partiendo de su experiencia directa, en sus proyectos de vida
singulares y colectivos. A
partir de las tcnicas de construccin de fuentes orales abordo
las problemticas de la
memoria individual y colectiva en torno a la experiencia de
participacin o militancia en las
organizaciones sociales ms actuales, para ponerlas en relacin
con las del perodo
estudiado en este trabajo.
Presentacin del problema:
Existe un consenso en la bibliografa consultada que seala que
entre los aos 1968
y 1973 se condensaron un conjunto de mutaciones que
transformaron las caractersticas del
sistema capitalista en mltiples dimensiones (Negri, 1980 y 1999;
Lazzarato, 1994; Antunes,
2009; Virno, 2002). Tambin en que este proceso de reorganizacin
de la produccin
capitalista puede interpretarse como parte de una reaccin del
capital ante la creciente
conflictividad de los aos sesenta, protagonizada, en gran
medida, por los trabajadores y
trabajadoras, aunque tambin por una multiplicidad de sujetos
sociales que comenzaban a
constituirse o a consolidarse como tales. A partir de este
enfoque podemos abordar el
proceso abierto a fines de la dcada del cincuenta, cuando se
produjeron una serie de
movimientos a nivel mundial que, ms all de que puedan ser
caracterizados como
derrotados o exitosos en el corto plazo, dejaron profundas
consecuencias y enseanzas
tanto para las futuras configuraciones de lo social como para
los gobiernos que intentaban
reestablecer la dominacin5.
En mi anlisis, estos movimientos fueron de alguna manera
fundantes, ya que
actualizaron, resignificaron y crearon elementos que luego
tuvieron gran incidencia en los
rasgos fundamentales de las organizaciones sociales posteriores.
Entre ellos destaco: 1) las
5 Podemos incluir en este proceso a los diferentes movimientos
de descolonizacin y de liberacin nacional en
Asia y frica, la Revolucin Cubana, la independencia de Argelia,
los movimientos en Hungra y
Checoslovaquia, la lucha por los derechos civiles en Estados
Unidos, el mayo francs y los movimientos
estudiantiles de 1968 (como el de Mxico), los movimientos
pacifistas (contra la guerra de Vietnam), los
ecologistas, los de mujeres, los denominados nuevos movimientos
culturales, los de homosexuales, entre otros.
Todos estos pueden ser analizados dentro de esta reorganizacin y
ascenso de las luchas sociales, en distintas
regiones y continentes, entre fines de los cincuenta y comienzos
de los setenta.
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formas de organizacin y toma de decisiones, 2) los escenarios de
lucha y movilizacin, 3)
los sujetos organizados y movilizados, 4) la construccin
territorial, y 5) el lugar de los
vnculos comunitarios.
Podemos analizar al Cordobazo6 como la experiencia que expres el
proceso recin
descripto, tanto en cuanto condensacin de un conjunto de
transformaciones, como de
apertura de un nuevo escenario para la expresin del conflicto
social. As, en este
acontecimiento se resignificaron y actualizaron elementos que
estaban presentes en el
proceso histrico anterior. Pienso, sobre todo, en rasgos
caractersticos de la experiencia
conocida como Resistencia Peronista (Salas, 2006) y,
profundizando el rastreo histrico, de
las luchas sociales de comienzos del siglo XX en la
Argentina7.
En aos posteriores durante la dcada del setenta el capital
intent reconstituir,
crisis mediante, las relaciones de dominacin conmovidas por el
crecimiento de la
organizacin social. En la Argentina, la ltima dictadura militar
aspir a cumplir, con un
genocidio brutal, este cometido.
En las prximas pginas, entonces, indagar en una de las
experiencias que me
parecen relevantes para estudiar los problemas que describo ms
arriba. Esta seleccin se
basa en que encuentro en ella rasgos que se proyectaron sobre
los casos de mi
investigacin. Se trata de las Ligas Agrarias que se
constituyeron en las provincias del
Noreste Argentino (NEA) a comienzos de los aos setenta. El
proceso de cambio que se
desarroll en la Iglesia Catlica en aquella poca es uno de los
elementos que permiten
entender el surgimiento de estas organizaciones.
As, al abordar las caractersticas de las Ligas Agrarias se hace
necesaria la
referencia a la Teologa de la Liberacin y el Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer
Mundo, que expresaron los cambios que se produjeron en la
Iglesia Catlica luego de la II
Guerra Mundial y especialmente a partir del Concilio Vaticano II
(1962-1965). Como
parte de estos cambios se crearon las Comunidades Eclesiales de
Base que fueron
fundamentales en la organizacin, y la consolidacin de diversas
experiencias de
organizacin social entre fines de los aos setenta y comienzos de
los ochenta (Vommaro,
2010).
Las Ligas Agrarias
6 Se conoce como Cordobazo al conjunto de masivas movilizaciones
callejeras que ocuparon la Ciudad de
Crdoba los das 29 y 30 de mayo de 1969. Este acontecimiento
puede ser considerado como una rebelin
popular que abri un perodo auge de masas que termin abruptamente
con el golpe militar de 1976 (Pozzi y
Schneider, 2000: 49). Por otra parte, el Cordobazo form parte de
un ciclo de protestas y movilizaciones
populares que incluy los Rosariazos de mayo y septiembre de
1969, y diferentes rebeliones o puebladas que se
produjeron en distintas provincias argentinas (hasta 1973
podemos destacar el Viborazo o segundo Cordobazo, el
Cipolletazo, el Mendozazo, el Tucumanazo, el Choconazo y el
Neuquenazo, entre otros). 7 Sobre todo las llevadas adelante por
grupos anarquistas y anarcosindicalistas.
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Examinar ahora la experiencia de las Ligas Agrarias del Nordeste
argentino tanto en
cuanto a sus caractersticas organizativas, como en lo referido a
sus concepciones acerca
de la tierra, la construccin de comunidad y las formas
productivas. Asimismo, analizar la
participacin juvenil en estas organizaciones.
Mi inters por el estudio de las Ligas Agrarias se funda en que
en mi proceso de
investigacin doctoral descubr la relevancia de las migraciones
internas en la definicin de
algunos rasgos de las organizaciones que estudi8. Las
migraciones hicieron que algunos
protagonistas de las tomas y los asentamientos de 1981 tuviesen
un origen agrario y hayan
llegado a la zona de Quilmes provenientes de las provincias del
Nordeste argentino
(Vommaro, 2010). De esta manera, en el acervo de la experiencia
social de los migrantes
del Nordeste hacia la zona sur del Conurbano bonaerense, en
particular hacia Solano, la
memoria y el relato de las vivencias y las formas organizativas
desplegadas en su zona de
origen y expulsin ocupan un lugar de relevancia. As, una de las
experiencias ms directas
que refirieron algunos de los sujetos entrevistados, y que me
lleg por fuentes secundarias,
fue la de las Ligas Agrarias.
Por otra parte, a partir de las entrevistas que realic comprob
que algunos de los
miembros de las Comunidades Eclesiales de Base que impulsaron
las tomas y los
asentamientos a comienzos de los ochenta, haban participado de
las Ligas Agrarias
sobre todo del Movimiento Agrario Misionero, MAM en los primeros
aos setenta9. Esta
participacin en una organizacin social como las Ligas, sumada al
referido origen agrario
de muchos tomadores y asentados, contribuy a definir parte de
las caractersticas de la
experiencia de organizacin iniciada en 1981, sobre todo respecto
de la concepcin acerca
de la tierra, las formas productivas y las modalidades de
organizacin (Vommaro, 2009).
Asimismo, muchos de los integrantes del MTD de Solano y sus
familias tambin eran
migrantes internos de las provincias del Nordeste argentino. En
general, llegaron a la zona
en los aos ochenta, expulsados de sus lugares de origen por
motivos econmicos o por las
inundaciones ocurridas en esa dcada. Su experiencia agraria sign
algunos rasgos del
Movimiento, sobre todo en cuanto a los enfoques con los cuales
se trabajaron cuestiones
referidas a la salud, a la creacin de huertas y a ciertas
tcnicas de trabajo artesanal que
desplegaron en los talleres productivos.
Nacen las Ligas Agrarias
8 En mi Tesis doctoral estudi sobre todo las experiencias de
tomas de tierras y asentamientos urbanos que se
produjeron en Quilmes a partir de 1981 y el Movimiento de
Trabajadores Desocupados de Solano que se cre en
la zona en 1997. 9 Entre ellos mi entrevistado J., que era
originario de Misiones y haba participado en el MAM. l refiri el
caso
de Ral Aramendi, quien luego se vincul al SERPAJ y al que no he
podido entrevistar an.
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A partir de fines de 1970 se constituyeron diversas
organizaciones rurales en las
provincias del Nordeste argentino que agruparon a pequeos y
medianos productores y a
campesinos y campesinas minifundistas y sin tierra. Estas
organizaciones crecieron durante
los primeros aos de la dcada del setenta, y se debilitaron hasta
su casi desaparicin luego
del golpe de Estado de 197610. Comentando el caso de las Ligas
del Chaco, Galafassi
plantea que luego del golpe de marzo de 1976 se produjeron un
sinnmero de operativos
en la zona rural por parte del Ejrcito, dando como resultado el
desmantelamiento de las
Ligas y la desaparicin de varios de sus dirigentes (Galafassi,
2005: 264).
Con gran relevancia en provincias como Chaco (Ligas Agrarias
Chaqueas),
Misiones (Movimiento Agrario Misionero, MAM)11, Formosa (Ligas
Campesinas) y Corrientes
(Ligas Agrarias Correntinas)12, y repercusiones en Santa Fe
(Unin de Ligas Agrarias de
Santa Fe)13 y Entre Ros (Ligas Agrarias Entrerrianas)14, estas
organizaciones fueron
conocidas con el nombre de Ligas Agrarias.
Galafassi sostiene que las Ligas Agrarias estaban integradas por
campesinos y
pequeos productores de las provincias del Nordeste, con algunas
variaciones regionales
(Galafassi, 2005: 245). En el Chaco, por ejemplo, predominaba el
colono, definido por este
autor como un productor directo que contrata mano de obra
asalariada de baja calificacin
en forma espordica, y tambin como un productor familiar
fundamentalmente agrcola
(Galafassi, 2005: 245 y 247). En cambio, en Formosa donde
actuaban las Ligas
Campesinas exista un estrato de campesinos que ocupaban tierras
fiscales o bien como
aparceros o arrendatarios de grandes terratenientes (Galafassi,
2005: 245). En estos y
otros casos fue importante la presencia de agricultores
familiares que eran capaces de
desplegar estrategias de subsistencia [] que implicaban la
adopcin de conductas
econmicas de autodefensa que, en lneas generales, no pueden
utilizar las explotaciones
plenamente capitalistas (Galafassi, 2005: 282).
Segn Galafassi, quien retoma a Roze (1992), las Ligas Agrarias
reunieron en
conjunto a ms de 20.000 familias y 54.000 jvenes (Galafassi,
2005: 251).
Para este autor, las Ligas Agrarias expresaron los intereses
de
10
Diversos trabajos plantean la relacin que existe entre las
organizaciones campesinas que surgieron a fines de
los ochenta y durante la dcada del noventa, y las Ligas Agrarias
de los setenta. Tanto el MAM como el
MOCASE son las expresiones ms cabales de este vnculo, aunque
tambin existen otros movimientos. Ver, por
ejemplo, Ferrara (2007). 11
Para ampliar acerca del MAM consultar Galafassi (2008). 12
Para profundizar sobre las Ligas Agrarias Correntinas, formadas
en enero de 1972, consultar Roze (1992) y
Buzzela, Percncula y Somma (2008). 13
Para ampliar acerca de las Ligas Agrarias de Santa Fe consultar,
por ejemplo, Archetti (1988) y Roze (1992:
134 y sigs.). 14
En Roze (1992: 136 y sigs.) se puede encontrar un anlisis de las
Ligas Agrarias Entrerrianas. El mismo autor
menciona tambin las Ligas Tamberas, que conformaron productores
lecheros de Crdoba, Entre Ros y Santa
Fe (Roze, 1992: 137).
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8
() un gran sector de productores rurales, tanto colonos como
campesinos [] que
irrumpieron en la arena de la lucha poltica. En su mayora, los
productores rurales
que integraron las Ligas haban sido marginados por el modelo de
desarrollo agrario
dominante (Galafassi, 2005: 251).
Asimismo, el surgimiento de la primera de estas organizaciones
rurales en el Chaco
estuvo asociado a la fuerte baja del precio del algodn que se
produjo a partir de 1969. Esta
cada de los precios gener una crisis en la produccin algodonera
que se tradujo tambin
en una crisis econmica regional, ya que el algodn era la
principal produccin de la zona15.
Por otra parte, este marcado descenso en los precios y en la
produccin de algodn tambin
perjudic a las cooperativas algodoneras16, de vasta trayectoria
en la provincia del Chaco17.
De esta manera, la crisis del algodn sucedida en los ltimos aos
de la dcada del
sesenta favoreci la concentracin econmica. Esto tanto en la
produccin algodonera los
grandes productores hicieron valer su posibilidad de
diversificar su produccin y comprar los
campos abandonados por los campesinos y campesinas que emigraban
o no podan
afrontar los costos de la produccin agrcola ante la baja de
precios, como en la
comercializacin de la cosecha, ya que los grandes grupos
comercializadores intentaban
monopolizar la comercializacin e imponer precios y normas de
pago. Asimismo, esta
concentracin en la propiedad de la tierra y en la
comercializacin aceler el proceso de
tecnificacin de la produccin agrcola, lo que fue otra de las
causas de expulsin de mano
de obra, degradacin de la calidad de vida de los habitantes de
las zonas rurales y
migraciones (Pozzi y Scaglia, 2008)18.
Ferrara (1973) tambin considera determinante la concentracin de
la tierra y explica
el gran desarrollo que tuvieron las Ligas Agrarias en el
Nordeste, sobre todo por la situacin
de los campesinos y campesinas minifundistas que, teniendo el
75% de las propiedades,
15
Galafassi, tomando datos de 1984 elaborados por la Bolsa de
Cereales, explica que para 1957/58 la produccin
de algodn alcanz las 550.000 toneladas sembradas en 732.000
hectreas; mientras que entre 1969/71 429.000
hectreas produjeron 369.500 toneladas (Galafassi, 2005:248).
Ferrara indica que mientras que en 1963 Chaco
aportaba el 72,6% de la produccin algodonera nacional, en 1968
este porcentaje descendi al 55% (Ferrara,
2007: 131). 16
Ferrara (1973) seala que el porcentaje del total del algodn
desmotado y comercializado por las cooperativas
descendi de casi un 40% en 1964/65 a casi un 18% en 1967/68.
Mientras tanto, las desmotadoras y
comercializadoras privadas incrementaron su participacin de un
48,3% en 1964/65 a casi un 74% en 1967/68,
lo que habla de una presencia decisiva de los grandes grupos
privados en esta rama decisiva de la economa
regional. Estas cifras son retomadas por Galafassi (2005, 249).
17
El movimiento cooperativo chaqueo naci a comienzos del siglo XX,
impulsado por inmigrantes llegados a
la zona. La primera cooperativa se cre en Margarita Beln en
1905. En 1949 se produjo un gran crecimiento de
las cooperativas de crdito en detrimento de las grandes casas
comerciales. Entre 1953 y 1956 el 60% de la
produccin algodonera de la Argentina pasaba por las cooperativas
chaqueas, en su mayora nucleadas en la
Unin de Cooperativas Algodoneras (UCAL). Para 1972 ese
porcentaje haba bajado al 21,4%, a pesar de que en
el Chaco haban comenzado a operar otras organizaciones
cooperativas como la Asociacin Cooperativas
Argentinas (ACA) y la Federacin Argentina de Cooperativas
Agrarias (FACA). Para ampliar, ver Ferrara (1973
y 2007: 229 y 230). 18
Esto est referido en las alusiones al trabajo del PRT-ERP en la
zona del Chaco por aquellos aos, que se
incluyen en la entrevista a Humberto Tumini citada en este
trabajo de Pozzi y Sacaglia (2008).
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ocupaban slo el 9% de las tierras; mientras que el 1% de las
explotaciones se extendan
sobre el 37% de las tierras.
A raz de esta situacin, latifundistas y comercializadores fueron
los adversarios
fundamentales junto con el gobierno dictatorial de las protestas
agrarias que se
produjeron en el Chaco y en las provincias del Nordeste a
comienzos de los setenta19. Por
ejemplo, en el peridico Amanecer Agrario de enero de 1972,
publicado por el MAM, se
deca que los productores no lograran justicia social, solucin
definitiva a nuestros
problemas, mientras los monopolios sigan siendo los dueos de
nuestra patria, de nuestro
trabajo (Citado en Galafassi, 2005: 256).
Tanto Galafassi (2005 y 2008) como Roze (1992) hacen hincapi en
la
heterogeneidad de las Ligas Agrarias de las distintas
provincias. Por su parte, Ferrara (1973
y 2007) las concibe como un movimiento ms homogneo y unitario.
En esta ponencia
tomar el caso de las Ligas Agrarias Chaqueas como representativo
del conjunto de las
organizaciones rurales del Nordeste en esos aos, por ser la
primera organizacin de este
tipo que se crea, y la ms numerosa. De todos modos, tambin
incluir rasgos de las Ligas
Agrarias Correntinas, de las Ligas Campesinas Formoseas y, sobre
todo, del Movimiento
Agrario Misionero. Estas organizaciones se integraron en la
Coordinadora Regional del
Nordeste y ms tarde en la Coordinadora Nacional de Ligas y
Movimientos Agrarios
(Galafassi, 2005 y Ferrara, 2007).
La participacin de la Iglesia Catlica en las Ligas Agrarias
Los autores consultados coinciden en asociar el surgimiento de
las Ligas Agrarias
con iniciativas gestadas por sectores de la Iglesia Catlica
interesados en llevar las tareas
pastorales y evangelizadoras a los habitantes del campo
argentino (Galafassi, 2005: 252;
Ferrara, 1973 y Ferrara, 2007: 25; Roze, 1992: 113, 116 y 144;
Lasa, 1987). La expansin
de esta lnea de trabajo en la Iglesia estuvo vinculada con los
cambios que se produjeron en
esta institucin luego de la II Guerra Mundial, que se expresaron
en la realizacin del
Concilio Vaticano II (19621965) y en el nacimiento de la Teologa
de la Liberacin, y en la
Argentina, en el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer
Mundo.
19
Claro que la produccin algodonera era fundamental en el Chaco y
el Norte de Sana Fe. En otras provincias, el
conflicto se produjo alrededor de otras producciones. Por
ejemplo, en Misiones estuvo vinculado a la crisis de la
produccin yerbatera y la diversificacin forzosa hacia otros
cultivos como el tung y el tabaco. En 1972 se
produjo una cada de los precios del t, lo que reactiv la
movilizacin y dio un nuevo impulso al MAM
(Galafassi, 2005: 255). En Corrientes la produccin tabacalera y
los precios pagados por los acopiadores
ocuparon el centro de la escena, mientras en Formosa el
conflicto gir en torno a la tenencia de la tierra, en una
provincia signada por el latifundio y la expansin ganadera
(Galafassi, 2005: 256-257; Buzzela, Percncula y
Somma, 2008: 1).
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10
Ferrara menciona como primer antecedente para establecer la
relacin entre los
cambios en la Iglesia y el surgimiento de la Ligas, la decisin
que adopt la Accin Catlica
Argentina en 1948, de formar grupos de jvenes para trabajar en
el medio rural (Ferrara,
2007: 23). Diez aos ms tarde en 1958 naci el Movimiento Rural de
la Accin
Catlica (Ferrara, 2007: 25).
Este Movimiento impuls y contribuy al surgimiento de las Ligas
Agrarias. Sin
embargo, aos ms tarde el mismo Movimiento las aprision y se
constituy en un cors
para las organizaciones campesinas que estaban creciendo
(Ferrara, 2007: 25). A su vez, el
Movimiento Rural, en la medida en que se acercaba a las Ligas
Agrarias y se propona ser
fiel a las prcticas que stas proponan, se alejaba de la lnea
oficial de la Iglesia.
Ferrara seala que:
Los responsables del trabajo campesino van apartndose de las
estructuras
eclesisticas en un camino marcado por las experiencias que
recogen en su contacto
con los agricultores, el impacto de las luchas sociales que
vienen protagonizando las
masas argentinas desde la dcada del 60 y los reflejos de una
situacin convulsiva a
nivel mundial que se advierten en la propia Iglesia (Ferrara,
2007: 25).
Como parte de este proceso signado por las tensiones existentes
entre el
Movimiento Rural, la Iglesia Catlica y los productores rurales
pequeos y medianos, a partir
de 1963 el Movimiento Rural se concentr en las cuestiones de
educacin y formacin de
los campesinos y campesinas. Esta lnea dio sus frutos y la
organizacin creci. Para 1966
el Movimiento contaba con al menos 300 grupos en diversas
provincias, editaba un
peridico mensual (Siguiendo la huella), haba construido un
Instituto de Capacitacin (el
San Pablo, situado en Capitn Sarmiento, Provincia de Buenos
Aires), y haba conformado
un Equipo Nacional de ocho miembros rentados que se ocupaban de
las tareas de
organizacin en forma permanente. Segn Ferrara, el trabajo
educativo tena dos objetivos
principales: la formacin de lderes campesinos y la promocin de
la comunidad (Ferrara,
2007: 26).
Durante esos aos de crecimiento y conflictos existi en el
Movimiento Rural de la Accin
Catlica una preocupacin constante por encontrar un mtodo de
trabajo adecuado y frtil
para desplegar entre los campesinos y campesinas. Esta bsqueda
gui
() las embrionarias organizaciones a comienzos de la dcada del
sesenta, nutrido
con las experiencias recogidas y enriquecido con la participacin
creciente del
campesinado [] Este mtodo es el aporte indito que brindan las
Ligas Agrarias
[] es lo que permite a estas organizaciones poseer un perfil
propio e inconfundible
y les ha otorgado la solidez y el arraigo que ostentan (Ferrara,
2007: 27).
-
11
En un comienzo el mtodo de trabajo del Movimiento Rural pona el
centro en la
elevacin pedaggica del campesinado, proponindole que se esfuerce
por conocer los
adelantos tcnicos, que se integre en cooperativas y que se gue
por el Evangelio (Ferrara,
2007: 27). En el N 89 de Siguiendo la huella se apelaba a los
pequeos y medianos
propietarios y obreros rurales y se planteaba que la realidad
del campesino pequeo exiga
soluciones eficaces que nos permitan competir en condiciones de
igualdad y obtener lo
necesario para una vida verdaderamente humana.20
En esta cita vemos cmo se perfilaban al menos dos adversarios
que expresaban
sendos conflictos sociales en el agro argentino. stos eran, como
lo mencion, los
latifundistas que concentraban la propiedad de la tierra, y los
acopiadores y
comercializadores que monopolizaban la compra y venta de la
produccin. Ambos estaban
protegidos, segn el Movimiento y las Ligas, por la complicidad
del Estado. Galafassi seala
que la centralidad de la dinmica del proceso de comercializacin
de la produccin en el
conflicto agrario se deba a que en este proceso de defina
fuertemente la estructura
productiva y la trama de relaciones entre las clases y las
fracciones de clase presentes en el
proceso econmico regional (Galafassi, 2005: 249).
Para el Movimiento Rural, la superacin de estos conflictos
estaba vinculada a la
posibilidad de obtener lo necesario para una vida verdaderamente
humana, ligada al
Evangelio. Es decir, que la vida verdaderamente humana digna que
se propona no
estaba slo vinculada a una lucha social, sino que era
reinterpretada como realizacin plena
de la palabra de Dios.
En la concepcin del Movimiento, los objetivos de mejoramiento de
la vida
campesina se lograban mediante la creacin de cooperativas. stas
expresaban la
tendencia natural hacia la cooperacin y representaban una
solucin a nuestros
problemas campesinos21. Adems, generaban mecanismo de regulacin
para una
distribucin ms igualitaria de los recursos (Galafassi, 2005:
250).
Las cooperativas campesinas de produccin y consumo que impuls el
Movimiento
Rural estaban basadas en valores como la solidaridad y los
principios que surgan del
Evangelio (Ferrara, 2007: 28). De esta manera, el afn de lucro y
la competencia sern
sustituidos por una inquietud de servicio y una honesta y
fraterna cooperacin entre las
personas de nuestras comunidades. 22
Vemos as cmo, al lado de la cooperacin y las relaciones de
solidaridad y
fraternidad basadas en el Evangelio, apareca la comunidad
entendida como construccin
colectiva fundada en los valores que se impulsaban.
20
Siguiendo la huella, N 89, agosto 1966, citado en Ferrara (2007:
27). 21
Ibdem (2007: 28). 22
dem.
-
12
El crecimiento del Movimiento Rural en la segunda mitad de los
aos sesenta, ligado
a los procesos de lucha y organizacin de los campesinos y
campesinas, sobre todo en el
Chaco, produjo un proceso muy profundo que ya se operaba en el
seno de las colonias
campesinas (Ferrara, 2007: 29). Este momento de cambio estuvo
vinculado al crecimiento
de la lucha y la organizacin campesinas. Sin embargo, se
encontraba enchalecado por
los escollos de las concepciones evangelizadoras que haban
orientado el trabajo del
Movimiento Rural de la Accin Catlica. Como parte de este proceso
de cambio el
movimiento campesino descubri el cooperativismo como forma de
resolver sus problemas
(Ferrara, 2007: 29). Confirmamos entonces cmo a medida que el
Movimiento Rural creca y
se vinculaba a las luchas campesinas tambin en aumento, se
alejaba de la lnea oficial de
la Iglesia, en un conflicto que eclosionara aos ms tarde.
La organizacin del Movimiento Rural y el surgimiento de las
Ligas Agrarias
Estos aos de expansin del Movimiento Rural fueron tambin los de
la
consolidacin de su mtodo de trabajo. ste estaba basado en una
trada: ver, juzgar y
actuar23. El ver implicaba tomar contacto con la realidad y
extraer de ella los datos. El
juzgar se constituy en el momento del cuestionamiento, influido
por la interpretacin que
hizo del Evangelio el Concilio Vaticano II y por el contenido de
las nuevas encclicas
papales. El actuar era la movilizacin personal o de la comunidad
hacia la superacin de
las situaciones conflictivas (Ferrara, 2007: 29).
A partir de esta trada se organizaron grupos de reflexin e
investigacin de la
realidad, integrados por campesinos de los diferentes ncleos del
Movimiento. Esta prctica,
a la vez que formaba a los campesinos y campesinas en el anlisis
de distintos elementos
de la situacin en la que vivan, los habituaba a funcionar en
grupos (Ferrara, 2007: 30).
Coincidimos con Ferrara en sealar que esta organizacin grupal
constituye uno de
los soportes esenciales sobre los que se apoyarn luego las Ligas
Agrarias (Ferrara, 2007:
30). El Movimiento Rural puso mucho nfasis en fortalecer la
organizacin de estos grupos e
incluy varias indicaciones para garantizar su buen
funcionamiento en su publicacin
peridica Siguiendo la huella. Estas premisas organizativas
trataban de que estos grupos
funcionasen con un mtodo democrtico que facilite la participacin
ms amplia de todos
los asistentes (Ferrara, 2007: 30).
23
Segn el sitio web del Movimiento Internacional de Jvenes
Agrarios y Rurales Catlicos, esta metodologa
est basada en la propuesta del cardenal Joseph Cardijn
(1882-1967), quien fue fundador del Movimiento de
Jvenes Trabajadores Cristianos. Se la conoce como revisin de
vida, reflexin/accin o ver, juzgar, actuar. En
el mencionado sitio web se dice que esta metodologa permite no
slo entender mejor los problemas, sino
tambin contribuir a la solucin de los problemas por la accin. La
metodologa ver juzgar actuar hace que los
jvenes sean capaces de analizar sus condiciones de vida y de
actuar a travs de proyectos locales, actividades de
formacin y capacitacin o acciones polticas (tomado de
www.mijarc.org).
-
13
Por otra parte, el Movimiento Rural propici la organizacin de
los campesinos y
campesinas en entidades gremiales constituidas en forma similar
a los sindicatos obreros.
De esta manera, los grupos campesinos del Movimiento y las
cooperativas que haban
creado, se integraron a la Federacin Agraria Argentina (FAA).
Sin embargo, en 1970 los
campesinos y campesinas chaqueos se rebelaron contra la
Federacin y constituyeron la
primera organizacin independiente de los agricultores del
Nordeste: las Ligas Agrarias del
Chaco (Ferrara, 2007: 33). Se puso en evidencia entonces que la
Federacin Agraria
Argentina tena una absoluta incapacidad para expresar las
necesidades de los agricultores
pequeos y medios y estaba ligada a los latifundistas y
monopolios en perjuicio de esos
mismos campesinos (Ferrara, 2007: 33). Esta ruptura entre el
Movimiento Agrario y la
Federacin Agraria, que se profundizar con la constitucin de las
Ligas Agrarias, es
sealada tambin por Lasa (1987) y Galafassi (2005). Este autor
coincide en este punto con
Ferrara y vincula la separacin con la posicin vacilante y la
actitud pro-monopolios y a
favor de la evolucin natural del mercado de la FAA (Galafassi,
2005: 260).24
De esta manera, el proceso de crecimiento del Movimiento Rural
sobre la base de la
organizacin de los campesinos y campesinas agudiz las
contradicciones tanto entre el
Movimiento y la institucin eclesistica, como entre ste y las
agrupaciones gremiales que
haban intentado representar a los pequeos y medianos productores
rurales hasta
entonces. Dentro de esta dinmica conflictiva, en 1967 se realiz
en Salta el 5 Encuentro
Nacional del Movimiento Rural de la Accin Catlica. Del mismo
participaron al menos dos
obispos (de Salta y de Goya, Corrientes), dos gobernadores (de
Salta y de Jujuy) y
delegados del Movimiento Internacional de la Juventud Agraria y
Rural Catlica (MIJARC)25,
al cual estaba afiliado el Movimiento Rural argentino. Las
principales resoluciones de este
Encuentro estuvieron centradas en las tareas pedaggicas y
formativas del Movimiento. No
obstante, durante el evento se expresaron las preocupaciones y
las inquietudes de los
campesinos y campesinas provenientes de diferente zonas. As se
hacan cada vez ms
claros los lmites de una organizacin que haba surgido con el
objetivo de evangelizar y que
senta crujir su estructura ante la convulsionada realidad social
y poltica de la Argentina en
aquellos aos, frente las transformaciones en la Iglesia
postconciliar, y de cara a las
aspiraciones postergadas de los campesinos y campesinas que
comenzaban a tener una
experiencia organizativa y a fortalecer sus relaciones
comunitarias en un proceso de
politizacin de su vida cotidiana (Ferrara, 2007: 35).
24
Ambos autores tambin recogen una publicacin de las Ligas
Agrarias Chaqueas de 1972, en la que se define
a los funcionarios y directivos de la Federacin Agraria
Argentina como los traidores al movimiento
algodonero chaqueo (Ferrara, 2007: 231 y Galafassi, 2005: 260).
25
Entidad creada en 1954, que tena su sede en Blgica, y agrupaba a
ms de cien organizaciones rurales
catlicas. Estaba reconocida por la FAO, la OIT y UNESCO como
miembro consultivo, y tambin por el
Vaticano como una Organizacin Catlica Internacional. Ms
informacin en www.mijarc.org.
-
14
En 1968 se realiz en Medelln la II Conferencia General del
Consejo Episcopal
Latinoamericano (Celam)26. Este fue el escenario de presentacin
pblica del Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer Mundo en Amrica Latina. En aquellos
aos, sta era una regin
surcada por movimientos que luchaban por la liberacin nacional y
social, ya fuese por la va
electoral y dentro del sistema poltico dominante, o por medio de
la accin armada.
Podemos identificar entonces algunos rasgos del proceso de
radicalizacin del
Movimiento Rural que llevar a la formacin de las Ligas Agrarias
a mediados de 1970. En
este decurso muchos sacerdotes que integraban el Movimiento en
calidad de asesores
espirituales, se sienten ms comprometidos con la realidad
campesina que con la
estructura eclesistica (Ferrara, 2007: 38).
Esta radicalizacin se profundiz con los ecos de la II
Conferencia General del
Celam, con la situacin de Amrica Latina y con los cambios en la
Iglesia argentina, donde
el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo tuvo un rpido
crecimiento. As, la
preeminencia de lo educativo cedi paso a la importancia de la
accin. En el mismo sentido,
las instancias de formacin del Movimiento comenzaron a
implementar las metodologas
que propuso el pedagogo brasilero Paulo Feire27, que se
convirtieron en la respuesta a
numerosos interrogantes que vena formulando el Movimiento desde
aos atrs (Ferrara,
2007: 38 y 40).
En 1969, ao del Cordobazo, que segn Ferrara (1973) tambin impact
en las
reflexiones del Movimiento sobre su prctica, se realiz en
Uruguay una reunin del MIJARC
que analiz la experiencia de aplicacin del mtodo de Freire en el
medio campesino
(Ferrara, 2007: 40). En el documento final se propona una
formacin que fuese integral,
que una fe y vida, que personalice. La reflexin conjunta a
partir de la realidad vivida, y en
cada actividad; buscando hacer continuamente un anlisis crtico
de la situacin,
permitiendo una efectiva participacin de todos (Ferrara, 2007:
41). En las resoluciones de
esta reunin, Ferrara identifica el ncleo central de la Pedagoga
de Paulo Freire: partir de
una bsqueda conjunta, extrayendo elementos de la situacin
vivida, del contexto, para ir
ampliando el campo del conocimiento con la accin y la reflexin
constantes (Ferrara, 2007:
42).
26
El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) celebr su Primera
Conferencia en 1955 en Ro de Janeiro,
Brasil, impulsada sobre todo por los obispos Helder Camara
(Brasil) y Manuel Larran (Chile). 27
Paulo Freire (1921-1997) fue un educador y pensador brasilero.
Trabaj como alfabetizador y lleg a ser
coordinador general del Plan Nacional de Alfabetizacin de
Adultos de Brasil. Tambin fund el Movimiento de
Educacin de Base, patrocinado por el Episcopado brasilero. Una
de sus obras principales, Pedagoga del
oprimido, fue publicada en 1970 y sent las bases para lo que se
conocera como Pedagoga de la Liberacin o
Educacin Popular. En sus obras Freire critica el sistema
tradicional de la educacin al que denomina educacin
bancaria. En cambio, propone un mtodo para que los estudiantes y
las estudiantes sean activos y puedan
tomar conciencia de su propia situacin. Esta toma de conciencia
(que l denomina concientizacin) sirve
como un paso hacia la auto-liberacin de los oprimidos. De esta
manera, los sujetos se convierten en
protagonistas de su propia liberacin.
-
15
Este autor seala otro punto que considero central para este
anlisis. En las
conclusiones de este encuentro se incluy la siguiente
formulacin:
() aqu surge un problema: si se debe conseguir una
horizontalidad, un dilogo, un
crecer juntos, cmo realizar una accin liberadora? Esta es la
pregunta clave que
todos nos estamos planteando, sin tener respuesta hecha. Todos
estamos buscando.
Slo podemos encontrar respuestas aproximadas sobre la misma
marcha de los
acontecimientos [] en la misma praxis (Ferrara, 2007: 43).
Esta bsqueda en pos de la horizontalidad, por la institucin de
relaciones menos
jerrquicas, mecanismos ms participativos y espacios de reflexin
acerca de la prctica,
gui buena parte de los proyectos de las organizaciones sociales
que estudiamos en aos
posteriores. Asimismo, stos constituyen rasgos caractersticos de
las formas polticas y
organizativas que estos grupos gestaron en los aos ochenta y
noventa.
Como dijimos, el Cordobazo tuvo repercusin en el Movimiento
Rural que comenz a
interrogarse acerca de las mejores maneras de generar conciencia
crtica y reflexiva para
poder asumir un verdadero compromiso entre los muchachos obreros
y estudiantes
que vivieron y participaron de los mismos28. En esta lnea, la
Conferencia Latinoamericana
del MIJARC realizada en Chile en julio de 1969 permiti expresar
la radicalizacin del
Movimiento Rural en la Argentina y su consecuente alejamiento de
la lnea oficial de la
Iglesia Catlica.
Esto se comprueba en varios pasajes del documento final que
analiza Ferrara (2007:
46 y sigs.). All se preguntaba si las organizaciones rurales
vinculadas a la Iglesia
contribuyen a mantener el sistema actual o marchan a una
renovacin total? (Ferrara,
2007: 49). La opcin por responder afirmativamente el segundo
trmino de la pregunta hizo
que muchos laicos y curas que militaban en el Movimiento Rural
se alejasen de las
estructuras eclesisticas y confluyesen en la conformacin de las
Ligas Agrarias.
Otro signo de la radicalizacin del Movimiento Rural fue el
primer esbozo de crtica
que realizaron a la propiedad privada. En el N 116 de Siguiendo
la huella (septiembre de
1969) sealaban que se dice que la propiedad privada es un
derecho natural [] En este
caso, lo natural es antihumano segn la realidad. Este
cuestionamiento de la propiedad
privada como antihumana o no cristiana, en tanto refuerza las
desigualdades sociales y no
es asignada a todos los hombres, aparecer tambin en las
Comunidades Eclesiales de
Base que impulsaron las tomas y los asentamientos de 1981 en
Quilmes.
En este proceso de transformacin del Movimiento se realiz una
nueva reunin de
su Comit Nacional en Santa Fe, en septiembre de 1969. All se
plante que es necesario
28
Siguiendo la huella, N 116, septiembre de 1969, citado en
Ferrara (2007: 45).
-
16
pensar seriamente en un cambio en las estructuras del movimiento
(nacional, regional,
diocesano, de base, etc.) de manera de permitir ms eficacia y
funcionalidad dentro del
movimiento y lograr una relacin ms directa con las bases. Al
llevar a la prctica este
anlisis, surgirn las primeras Ligas Agrarias en el Chaco un ao
ms tarde.
La organizacin de las Ligas Agrarias y el alejamiento de la
Iglesia
Los rasgos organizativos de las Ligas Agrarias pueden vincularse
con diversas
tradiciones y experiencias. Ferrara seala la de los campesinos y
campesinas de Paraguay
como antecedente de las Ligas Agrarias del Nordeste argentino
(Ferrara, 2007: 51). La
inclusin de la accin de las Organizaciones Campesinas de
Paraguay en varios nmeros
de Siguiendo la huella como un ejemplo estimulante e inspirador,
puede apoyar este
anlisis. Yo agrego la experiencia de Brasil y su Pastoral de la
Tierra, que por aquellos aos
impuls los primeros embriones de lo que luego sera el Movimiento
Sin Tierra (MST)29.
Por otra parte, a fines de octubre de 1970 se realiz en Ro
Tercero (Crdoba) el
Encuentro Nacional de Jvenes Agrarios, organizado por la
Confederacin de Juventudes
Cooperativistas Argentinas, de la cual era parte la Unin de
Cooperativas Algodoneras del
Chaco (UCAL). En este Encuentro apareci claramente la necesidad
de crear
organizaciones propias, independientes, que pudieran expresar
los intereses y anhelos de
los campesinos y campesinas. El movimiento cooperativista y el
Movimiento Rural30, se
constituyeron as en las principales organizaciones que
impulsaron la creacin de las Ligas
Agrarias.
En 1969 el Movimiento Rural estaba organizado en seis zonas a
nivel nacional:
Noroeste con sede en Tucumn, que era la ms numerosa con unos
1600 miembros
organizados en 78 grupos, Bonaerense, Pampa central, Nordeste,
Cuyo y Patagonia
(Ferrara, 2007: 36).
Fruto del proceso descripto, para fines de 1970 encontramos en
vastas zonas rurales
del Nordeste argentino diversos grupos campesinos que,
impulsados por el Movimiento
Rural de la Accin Catlica, tenan experiencia en:
- la organizacin y participacin de grupos con un funcionamiento
democrtico,
tendiente a la horizontalidad;
- la discusin de cuestiones de su realidad inmediata y nacional,
es decir la reflexin
sobre su propia prctica;
29
Para ampliar acerca de la formacin de la Pastoral de la Tierra
en Brasil y sus races bblicas y religiosas, ver
Barros Souza y Caravias (1988). 30
Todava ligado a la Iglesia Catlica.
-
17
- la participacin en espacios de formacin orientados por las
metodologas de la
educacin popular de Paulo Freire; y
- la creacin de cooperativas de produccin y consumo.
Como expresin del proceso de lucha y organizacin del
campesinado, y sostenido
por el crecimiento del Movimiento Rural y sus relaciones con
otras organizaciones, se
realiz el Primer Cabildo Abierto de las organizaciones
campesinas del Chaco en
Presidencia Roque Senz Pea, el 14 de noviembre de 1970. Esta
reunin, impulsada sobre
todo por el Movimiento Rural de la Accin Catlica y la Juventud
Cooperativista Chaquea31,
cont con la participacin de ms de cuatro mil colonos y
campesinos chaqueos, y marc
el nacimiento de las Ligas Agrarias Chaqueas32 (Ferrara, 2007:
52). El detonante que
permiti aglutinar al flamante movimiento fue la oposicin a la
concesin de un milln de
hectreas en el Chaco y Formosa a la firma Agrex, de capitales
norteamericanos y
argentinos. La parte argentina de la firma era propiedad de la
familia del futuro presidente
Lanusse, lo que otorg dimensin nacional a la lucha (Ferrara,
2007: 52).
El Estatuto de las Ligas Agrarias Chaqueas defina la organizacin
como una
entidad gremial y de concientizacin agraria que agrupa a las
Ligas Agrarias de las colonias
agrcolas de la provincia del Chaco y zonas vecinas (artculo 1
del Estatuto de las Ligas
Agrarias Chaqueas, tomado de Ferrara, 2007: 204). Entre sus
fines se inclua la toma de
conciencia permanente de todos los afiliados, el desarrollo
integral, la formacin y la
participacin activa del campesinado en la decisin de la vida del
Chaco, con personalidad
propia, con visin de un cambio autntico, con sentido nacional y
popular, y la renovacin
del cooperativismo y la creacin de cooperativas de produccin
(artculos 4, 5 y 8 del
Estatuto de las Ligas Agrarias Chaqueas, tomado de Ferrara,
2007: 205).
Como lo expres antes, una de las cuestiones centrales que
sostuvieron las acciones
iniciales de las Ligas Agrarias fue la denuncia de los grupos
que monopolizaban la
comercializacin de los productos agrarios. La lucha contra las
empresas que detentaban el
monopolio de la comercializacin por ejemplo, contra los
acopiadores tena una larga
tradicin en la organizacin de los pequeos y medianos productores
rurales argentinos,
que podemos remontar al Grito de Alcorta, movimiento originado
en la ciudad santafesina de
31
Vinculada a la Unin de Cooperativas Algodoneras (UCAL). 32
Como seala Ferrara (2007), la tradicin cooperativista en el
Chaco se remonta a los primeros inmigrantes
europeos que llegaron a la provincia en la primera mitad del
siglo XX. La dimensin del movimiento
cooperativo chaqueo se puede descubrir al leer, por ejemplo, que
para 1963 haba 83 cooperativas en el Chaco
que agrupaban a 15.000 productores medianos y pequeos (datos de
la Direccin Nacional Cooperativa tomados
de Ferrara, 2007: 130).
-
18
Alcorta en 191233. Este fue el antecedente inmediato del
surgimiento de la Federacin
Agraria Argentina (Grela, 1985).
La presencia de esta tradicin de lucha y organizacin agrarias
tambin est
presente en el surgimiento de las Ligas. Por ejemplo, en su
discurso del 8 de febrero de
1971, el obispo Di Stfano, que por entonces apoyaba claramente a
las Ligas, manifest en
alusin al Grito de Alcorta, que si al Chaco no le quedan
soluciones, ser necesario
memorar los tiempos heroicos de las luchas agrarias (Ferrara,
2007: 149).
Por su parte, la Federacin Agraria Argentina particip en los
momentos previos a la
constitucin formal de las Ligas Agrarias. Sin embargo, como lo
seal, pronto surgieron los
primeros conflictos. En un comienzo el Movimiento Rural confluy
en acciones de protesta y
movilizaciones junto a la Federacin Agraria, por ejemplo en un
acto realizado en
septiembre de 1970 en la ciudad de Presidencia Roque Senz Pea
que reuni a ms de
5.000 campesinos y campesinas. Sin embargo, ya en ese acto se
vislumbraban las
diferencias que ms adelante se profundizaran entre ambas
organizaciones. El Presidente
de la Federacin Agraria Argentina, Antonio Di Rocco, tuvo un
discurso conciliador hacia el
gobierno militar y busc diluir la situacin de conflicto34. En
cambio, Osvaldo Lovey
referente del Movimiento Rural y luego de las Ligas Agrarias del
Chaco, quien en 1970 tena
21 aos plante la necesidad de radicalizar la lucha y no dejarse
seducir con promesas
vacas (Ferrara, 2007: 126).
La relevancia que cobraba el naciente movimiento agrario se
evidenciaba en la
solidaridad que recibi de parte de otras organizaciones, tales
como sindicatos de obreros
urbanos, estudiantes universitarios y pequeos comerciantes. Por
ejemplo, luego del
mencionado acto realizado en Presidencia Roque Senz Pea se
produjo un apagn en la
mayora de los comercios de esa ciudad, y en muchos de
Resistencia, como seal de apoyo
a los productores rurales organizados en las que dos meses ms
tarde seran las Ligas
Agrarias Chaqueas.
A partir de lo expuesto, comprobamos que las Ligas Agrarias y el
Movimiento Rural
que las impulsaban, en la medida en que fortalecan un proyecto
propio, se alejaban no slo
de la jerarqua y la lnea oficial de la Iglesia, sino tambin del
sindicalismo rural que hasta
entonces haba dominado la organizacin de los pequeos y medianos
productores y los
campesinos y campesinas. La doble fidelidad hacia la Iglesia o
los sindicatos rurales y
hacia el movimiento campesino se tensionaba al mximo, y esa
tensin comenzaba a
resolverse a favor de los campesinos y campesinas. Ante el
surgimiento de las Ligas
33
Para ampliar acerca del Grito de Alcorta, ver Grela (1985).
34
Antonio Di Rocco fue Ministro de Agricultura y Ganadera durante
el gobierno militar de Alejandro Agustn
Lanusse.
-
19
Agrarias, el Movimiento Rural mantuvo su existencia, pero
reformulado como agrupacin de
apoyo poltico a estas organizaciones.
Entonces, el Movimiento Rural de la Accin Catlica, al acercarse
a las necesidades
y aspiraciones cotidianas de los campesinos y campesinas,
recorri un camino que se
presentaba cada ms divergente respecto de la lnea oficial de la
Iglesia. El trabajo de
Ferrara analiza el caso de monseor Di Stfano35 como ejemplo de
este proceso de
alejamiento entre la jerarqua eclesistica y el Movimiento Rural,
que haba impulsado las
Ligas Agrarias36.
En efecto, en un comienzo Di Stfano apoy el trabajo del
Movimiento Rural y aval
el surgimiento de las Ligas. Sin embargo, cuando stas revelaron
poseer energa propia, el
obispo se esforz por frenar las Ligas y hacerlas retornar al rol
pacifista y reformista con
que l las concibiera (Ferrara, 2007: 59)37. Algo similar sucedi
en el Movimiento Agrario
Misionero, que recibi en sus primeros tiempos el apoyo del
obispo de Posadas, monseor
Kemerer, quien luego se alej de la organizacin (Galafassi,
2008).
Por otra parte, Ferrara sostiene que las Ligas Agrarias
constituyeron la primer
experiencia de organizaciones independientes del campesinado
pobre y medio, que ya
desde su nacimiento apuntan a convertirse en potentes
instrumentos de organizacin y
lucha, aportando como rasgo particular el hecho de inaugurar la
aparicin del campesinado
en la escena poltica nacional (Ferrara, 2007: 53). Asimismo,
este autor resalta el
apartidismo (Ferrara, 2007: 54) de estas organizaciones.
Al respecto, el documento de formacin de las Ligas Agrarias
Chaqueas, de
noviembre de 1970, declaraba
() la absoluta prescindencia y libertad poltica de las Ligas
Agrarias a efectos de
buscar exclusivamente el desarrollo, la formacin y la
participacin activa del
campesinado en la decisin de la vida del Chaco, con personalidad
propia en un
sentido de cambio autntico, [] nacional y popular.38
35
talo Di Stfano fue obispo de San Roque (Presidencia Roque Senz
Pea) entre 1964 y 1980. Segn algunas
fuentes, este obispo tuvo actitudes de complicidad con la ltima
dictadura militar (ver
http://www.desaparecidos.org/arg/iglesia/complice/4.html).
Monseor Di Stfano falleci en octubre de 2002. 36
Roze tambin analiza este enfrentamiento para el caso de las
Ligas Correntinas, donde se produjeron tomas de
iglesias por parte de los fieles por los conflictos abiertos
entre la Iglesia oficial y los sacerdotes del Tercer
Mundo (Roze, 1992: 116). 37
Claro que hubo sacerdotes que siguieron apoyando y participando
del Movimiento Rural y luego de las Ligas.
Por ejemplo, a fines de junio de 1971 el cura del pueblo de Tres
Isletas (en el Chaco) inici una huelga de
hambre para exigir la liberacin de tres campesinos miembros de
las Ligas que haban sido detenidos luego de
una manifestacin. La huelga dur ms de dos das y fue levantada
cuando los colonos salieron en libertad
(Ferrara, 2007: 159). 38
Tomado de Ferrara (2007: 54).
-
20
En marzo de 1973, ante la coyuntura electoral, esta misma
organizacin reafirma su
posicin de que el movimiento mantendr su total prescindencia
poltica partidista.39
El Movimiento Agrario de Misiones (MAM) comparta esta
perspectiva. En una nota
publicada en Amanecer Agrario en enero de 1973 se planteaba que
el MAM no deba
meterse en poltica, pero que eso no significaba que a sus
miembros no les interesara la
poltica o no interviniesen en la vida poltica40. En la misma
publicacin, no meterse en
poltica se asociaba a no embanderarse con un partido y se
reivindicaba hablar de
poltica distinguiendo dos polticas. La de los grandes, de los
explotadores, que es la
politiquera, y la otra poltica. La poltica del pueblo41.
Por otra parte, frente a los llamados de Lanusse a celebrar lo
que se conoci como el
Gran Acuerdo Nacional (GAN)42, que implicaba el llamado a
elecciones controladas y
restringidas, el referente de las Ligas Agrarias Chaqueas,
Osvaldo Lovey expres estos
cuestionamientos:
para qu larga las elecciones el gobierno? Ser esta la solucin?
No ser que al
disputar con mi vecino por este o aquel partido nos vamos a
distraer de los
problemas que tenemos? Y ms an, no ser para dividirnos, para
sembrar la
divisin entre nosotros? (Tomado de Ferrara, 2007: 160).
Se expres as el distanciamiento entre las instituciones de la
democracia
representativa, liberal, y las prcticas de las organizaciones
sociales surgidas a partir de
procesos territoriales y que valorizaban la construccin de
relaciones de proximidad,
comunitarias.
Como dije, la concepcin de las Ligas como organizaciones no
vinculadas a los
partidos polticos y la desconfianza respecto de la participacin
electoral, no implicaron que
aqullas no estuviesen involucradas en poltica43. En una
entrevista al referente Carlos
Pccoli, que public el peridico La Comuna el 8 de noviembre de
1972 y que recogen
Ferrara (2007: 196) y Galafassi (2005: 286), el primero seal que
los integrantes de las
39
Manifiesto a la Opinin Pblica, a todo el campesinado y futuros
gobernantes, publicado en El Campesino
(Presidencia Roque Senz Pea, marzo de 1973, p. 3). Citado en
Galafassi (2005: 263). 40
Amanecer Agrario, segunda quincena de enero de 1973, tomado de
Ferrara (2007: 253). 41
dem. Asimismo, luego del triunfo de Cmpora el 11 de marzo de
1973, el MAM llam a apoyar y controlar
el gobierno popular en consonancia con la consigna de la llamada
Tendencia Revolucionaria del peronismo
(Vil, 2000; citado en Galafassi, 2005: 256). 42
El Gran Acuerdo Nacional fue un intento de salida poltica de la
dictadura militar que Lanusse impuls en
julio de 1971. Consista bsicamente en el establecimiento de un
calendario que conclua con la realizacin de
elecciones de las cuales quedaba excluido el peronismo. Tanto
este partido como la mayora de las fuerzas
polticas rechazaron el plan de Lanusse, que fracas antes de
poder desarrollarse. El 11 de marzo de 1973 se
realizaron las elecciones presidenciales que gan la frmula
Cmpora-Solano Lima, representando al FREJULI,
el Frente Justicialista de Liberacin Nacional que expresaba al
peronismo y sus aliados. Para ampliar acerca del
GAN, ver, entre otros, Tortti (1998). 43
Galafassi seala, adems, que existieron vinculaciones entre las
Ligas Agrarias y sectores de la izquierda
peronista, particularmente la Juventud Peronista. Esto sobre
todo en los meses previos y luego del triunfo de
Cmpora en marzo de 1973 (Galafassi, 2005: 254).
-
21
Ligas no queremos personera jurdica. Queremos ser dueos de
nosotros mismos44 y
rechaz estar dentro del sistema porque luchamos contra l. En vez
de un sistema de
explotacin y de opresin [] nosotros queremos construir un
sistema de liberacin. Por
otra parte, el punto 6 del documento fundacional de las Ligas
declar la absoluta
prescindencia y libertad poltica de las Ligas Agrarias Chaqueas
y su afn por buscar la
participacin activa del campesinado en la vida del Chaco, con
personalidad propia (tomado
de Ferrara, 2007: 201).
Se abri as un espacio de participacin poltica en los asuntos
pblicos,
comunitarios, como expresin del conflicto social y organizado
colectivamente que no
estaba directamente relacionado con la poltica clsica concebida
en trminos partidarios o
sindicales. Ferrara da cuenta de esta cuestin y expresa que:
() al tiempo que las Ligas rechazan la poltica, su accionar va
abriendo en el
campo un camino, antes inexistente, que es poltico y tiene una
direccin poltica, y
que va desbrozando el terreno para arribar, en un plazo no
necesariamente largo, a
la conclusin de que la poltica tradicional debe ser reemplazada
por otra poltica,
explcita y compartida por el campesinado (Ferrara, 2007:
55).
En la misma lnea, el peridico Siguiendo la huella en el nmero de
agosto de 1971,
se dirigi a los miembros de las Ligas pidindoles que no dejemos
que haga otro lo que a
nosotros nos toca realizar45. De esta manera, los campesinos y
campesinas descubrieron,
en la prctica concreta y en el proceso de lucha cotidiano, sus
capacidades, sus
posibilidades y su fuerza colectiva. Uno de los documentos
preparatorios del Primer
Congreso de las Ligas Agrarias Chaqueas, realizado en enero de
1971, sostuvo que: el
campesino descubri ahora que es poseedor de una fuerza
incalculable, y que tiene todos
los medios para ponerla en funcionamiento, organizndose en sus
propias colonias
(tomado de Ferrara, 2007: 141).
En los aos iniciales de estas organizaciones la represin que
recibieron por parte
del Estado tambin fue un elemento que fortaleci su construccin.
En efecto, cuando
fracasaron los intentos por cooptarlas o por apaciguar el
conflicto con medidas engaosas,
el gobierno militar reaccion a la creciente organizacin de las
Ligas con represin. Esta
44
Podemos vincular esta frase al conflicto que se gener en los
asentamientos de Quilmes en 1984, cuando el
gobierno exigi la conformacin de Sociedades de Fomento que
reemplacen a las asambleas y comisiones
existentes, como condicin para dialogar con los vecinos
asentados. stos rechazaron en un primer momento
esta exigencia, aunque luego cedieron a la constitucin de las
formas legales solicitadas. En varias entrevistas
realizadas se pueden comprobar estas contradicciones. Por
ejemplo, J.C. seala la desconfianza que exista hacia
la conformacin de las Sociedades de Fomento y la concepcin de
que ellos ya estaban organizados segn
modalidades propias que el Estado despreci. 45
Tomado de Ferrara (2007: 56).
-
22
represin fue justificada por algunos medios de comunicacin. Por
ejemplo, en el diario La
Prensa del 27 de febrero de 1972 se deca que detrs de las Ligas
Agrarias se perfilaba la
mano oculta del comunismo (citado en Galafassi, 2005: 251).
As como la reaccin colectiva frente a la represin estatal
contribuy al
fortalecimiento de las organizaciones agrarias en sus primeros
aos de vida, luego del golpe
de Estado de 1976 las persecuciones, secuestros y desapariciones
contribuyeron a liquidar
a las organizaciones (Galafassi, 2005: 281). Esta represin
sistemtica incluy a varios
dirigentes de las Ligas. Por otra parte, la poltica criminal de
la dictadura militar contra las
diferentes Liga Agrarias46 encontr una justificacin en la
relacin que algunas de ellas
mantuvieron con organizaciones como Montoneros. Por ejemplo, la
represin generalizada
que se llev a cabo luego del copamiento del aeropuerto local El
Puc y el intento de
ocupacin del Regimiento de Infantera de Monte N 29 de Formosa,
por parte de
Montoneros el 6 de octubre de 1975, incluy la detencin de
numerosos miembros y
referentes de las Ligas Campesinas Formoseas. Esto a pesar de
que este movimiento
haba adherido al duelo declarado por los soldados cados en esas
acciones (Galafassi,
2005: 281).
Producto de las tensiones crecientes, la ruptura entre el
Movimiento Rural y la
jerarqua eclesistica se formaliz en mayo de 1972, cuando la XXV
Asamblea de la
Conferencia Episcopal Argentina resolvi retirarle al Movimiento
Rural la pertenencia a la
Accin Catlica, prohibindole el uso de la denominacin de la Accin
Catlica (Ferrara,
2007: 60; y Lasa, 1987: 66). La carta que redact el Movimiento
Rural para defenderse de
esta expulsin nos permite conocer la dimensin que haba adquirido
el trabajo de
organizacin rural que impulsaba. All se expres que haba, a
mediados de 1972, ms de
30.000 familias organizadas en torno a las Ligas Agrarias en las
provincias del Nordeste
(Ferrara, 2007: 60). Adems, esta carta lament que los cristianos
comprometidos en
movimientos son abandonados por sus pastores (Ferrara, 2007:
60). Por su parte, Forni
(1987), basndose en el trabajo de Born y Pegoraro (1985),
sostiene que las familias
organizadas en las Ligas Agrarias fueron ms de 40.000 (Forni,
1987: 50).
Otra prueba de la magnitud que adquirieron las Ligas es el nmero
de delegados que
concurrieron al Primer Congreso de las Ligas Agrarias Chaqueas,
realizado el 23 y 24 de
enero de 1971 en Presidencia Roque Senz Pea. De ste participaron
60 delegados que
expresaban la voluntad de 27 colonias agrcolas (Ferrara, 2007:
142). Asimismo, en la
marcha que impulsaron las Ligas Agrarias Chaqueas hacia
Resistencia el 31 de enero de
1972, participaron 10.000 manifestantes, de los cuales 8.000
eran integrantes de las Ligas
Chaqueas y 2.000 haban llegado desde Santa Fe (Ferrara, 2007:
168). Por otra parte, las
46
Ejecutada a travs de operativos militares especficos como el
Toba IV (Galafassi, 2008).
-
23
Ligas Chaqueas editaron su propio peridico a partir de
septiembre de 1972. Se denomin
El Campesino y alcanz una tirada de 10.000 ejemplares (Ferrara,
2007: 188). Adems,
para octubre de 1972 ya estaban conformadas las siguientes
organizaciones, adems de las
Ligas Chaqueas: las Ligas Agrarias del Norte de Santa Fe, el
Movimiento Agrario Misionero
(MAM)47, las Ligas Campesinas Formoseas48, las Ligas Agrarias
Correntinas49 y
agrupamientos ms pequeos en Entre Ros.
Entre las cuestiones que discuti el Primer Congreso de las Ligas
Agrarias
Chaqueas destaco el punto acerca de la organizacin y
funcionamiento de las Ligas. All
se plantearon tres preguntas disparadoras del debate; stas
fueron: es necesario un
organismo central de las ligas?, cmo lo formaremos?, cmo
continuar con la promocin
de las Ligas en otras colonias? (Ferrara, 2007: 142). Estas
preguntas demuestran el lugar
central que ocupaba en las Ligas la discusin acerca de las
formas organizativas del
agrupamiento que estaba surgiendo.
All lo organizativo no era concebido como algo dado o ya
establecido, sino como
expresin de una prctica y de un proceso de reflexin acerca de
ella. No era el resultado de
un programa nico decidido por otros, sino que surga de la
experiencia que se transitaba en
forma cotidiana y colectiva. As, el primer punto del temario del
Segundo Congreso de las
Ligas Agrarias Chaqueas, realizado en mayo de 1971, propona
establecer las bases de
organizacin definitiva de las Ligas, dando cuenta de que la
cuestin no se haba saldado
luego del Primer Congreso desarrollado cinco meses antes
(Ferrara, 2007: 151).
Ferrara analiza las Ligas Agrarias como organizaciones de base,
nacidas desde
abajo y estructuradas sobre mtodos democrticos (Ferrara, 2007:
133). Las Ligas estaban
organizadas por colonias agrcolas, con comisiones y asambleas
que funcionaban en cada
una de ellas. Por ejemplo, en los primeros tiempos de las Ligas
Agrarias Chaqueas
participaron campesinos de al menos 33 colonias organizados en
comisiones de trabajo
(Ferrara, 2007: 133). Para mayo de 1971 estas Ligas ya nucleaban
a ms de 60 colonias.
Este autor tambin subraya los rasgos comunitarios que
caracterizaron a las Ligas
Agrarias desde sus inicios y que stas contribuyeron a fortalecer
(Ferrara, 2007: 149). Roze,
por su parte, enfatiza las ideas comunitarias que se recrearon
en Corrientes a travs de
espacios como los fogones populares50, que eran mbitos de
encuentro en donde se
potenciaba el espritu de sociabilidad y festivo y se reforzaba
la accin comunitaria en
cada poblacin rural (Roze, 1992: 117). En efecto, las colonias
que como lo dije
47
Que naci el 28 de agosto de 1971 en una asamblea reunida en la
ciudad de Ober, de la que participaron 95
delegados representando a 65 colonias (Galafssi, 2008). 48
Que surgieron en septiembre de 1971. 49
Que se conformaron en julio de 1972. 50
Esta iniciativa puede vincularse con la experiencia de
organizacin territorial a travs de encuentros
denominados fogones comunitarios que fueron impulsados a
mediados de los ochenta por, entre otros, Agustn
Ramrez en Quilmes (Vommaro, 2010).
-
24
constituan la base a partir de la cual se organizaban las Ligas
pueden ser concebidas
como verdaderas unidades comunales en las que se despliegan
experiencias cooperativas
muy arraigadas en la zona (Ferrara, 2007: 154). Lasa tambin
destaca, para el caso del
Chaco, la resemantizacin de la idea de comunidad agraria que
propuso el Movimiento
Rural en su impulso a las organizaciones agrarias (Lasa, 1987:
61).
Las colonias estaban conformadas por un nmero variable de
familias. Las personas
que componan cada colonia estaban vinculadas por lazos de
amistad o parentesco que
dan fluidez a las relaciones (Ferrara, 2007: 155). Fue a partir
de estas redes sociales de
organizacin situadas en cada colonia que se originaron las
Comisiones de Colonias de las
Ligas Agrarias, elegidas en asamblea. De esta manera, en las
colonias se superponan
redes sociales que instituan lo comn, vinculando relaciones de
diversos tipos: familiares,
de amistad, de afecto, de similar condicin productiva,
reivindicativas o gremiales, entre
otras. As se produjo un proceso de politizacin de los vnculos y
prcticas cotidianos que
masific las Ligas en la mayora de las provincias del Nordeste
argentino.
Las Comisiones de Colonia, que eran elegidas en las Asambleas de
Colonia,
conformaban el ncleo organizativo bsico de las Ligas Agrarias51.
Entre varias Comisiones
de Colonia de una misma regin se integraba el Comit de Lucha
Zonal. As como las
Asambleas de Colonia eran la instancia organizativa inicial, el
Congreso General era el
espacio que reuna a todos los delegados y delegadas de las
diferentes colonias que
integraban la Unin de Ligas Agrarias a escala provincial. El
Congreso General elega a los
diez miembros de la Comisin Coordinadora Central, que duraban un
mximo de tres aos
en sus funciones y deban tener ms de 20 aos de edad. A su vez,
las diferentes Ligas de
cada provincia conformaron la Coordinadora Regional del Nordeste
y luego la Coordinadora
Nacional de Ligas y Movimientos Agrarios. sta impuls un paro
agrario nacional en
noviembre de 197452.
De esta manera, el funcionamiento asambleario se constituy en
uno de los pilares
de la organizacin de las Ligas, lo que estimul la participacin
de un nmero creciente de
campesinos y campesinas en ellas. Esta participacin creciente
fue alimentada, adems,
porque los nicos requisitos estatutarios que deba cumplir un
campesino o campesina para
ser miembro de una Liga, eran ser mayor de 15 aos y abonar una
cuota anual por ncleo
familiar, que era casi una dcima parte de la que cobraba en
aquellos aos la Federacin
Agraria Argentina (Ferrara, 2007: 157). En varios escritos
producidos por las Ligas Agrarias
Chaqueas se resalta la dimensin colectiva, participativa y
comunitaria de esta
51
Para esta descripcin nos basamos en las caractersticas de las
Ligas Agrarias Chaqueas. El funcionamiento
de otras organizaciones era similar, como se demuestra en el
anlisis del Movimiento Agrario Misionero que
realiza Galafassi (2008). All tambin la forma asamblearia y la
participacin directa, junto al rol central de los
delegados de cada colonia, constituan la base de la organizacin
del Movimiento. 52
Ver Galafassi (2005: 281) y Diario La maana del 1 de noviembre
de 1974.
-
25
organizacin. Por ejemplo, en el folleto Qu son las Ligas
Agrarias destinado a la
formacin interna y al conocimiento de la organizacin por parte
de nuevos miembros, se
sostiene que a la cosa la dirigimos entre todos y que siempre se
respetan las decisiones
tomadas en cada colonia, en las asambleas y en los congresos (Qu
son las Ligas
Agrarias, tomado de Ferrara, 2007: 239).
Adems, los mecanismos asamblearios para la deliberacin y toma de
decisiones
estaban asegurados por el Estatuto de las Ligas Agrarias
Chaqueas. En su Artculo 16
estableca que la autoridad mxima de la Liga Agraria de colonia
ser la Asamblea de
socios. sta estar integrada por todos los socios y se reunir por
lo menos cada cuarenta y
cinco das (artculo 16 del Estatuto de las Ligas Agrarias
Chaqueas, tomado de Ferrara,
2007: 205). Segn el Artculo 17, sus atribuciones eran amplias ya
que tena la facultad de
resolver las lneas de accin a seguir en la colonia y todo otro
tema que se considere de
importancia (artculo 17 del Estatuto de las Ligas Agrarias
Chaqueas, tomado de Ferrara,
2007: 206). Adems, la Asamblea de Colonia elega no slo a los
miembros de la Comisin
de Colonia que podan durar en sus cargos hasta tres aos, sino
tambin a los
delegados que integraban el Congreso General, que era la mxima
autoridad de la Unin
de Ligas Agrarias (artculo 22 del Estatuto de las Ligas Agrarias
Chaqueas, tomado de
Ferrara, 2007: 206).
Con el crecimiento de las Ligas Agrarias los principios de ver,
juzgar y actuar que
haban guiado al Movimiento Rural, fueron sustituidos por lo que
los referentes agrarios
denominan las cuatro patas de una mesa (Ferrara, 2007: 157).
stas eran: consulta con la
base, organizacin, concientizacin, y movilizacin. Segn los
miembros ms activos de las
Ligas, ninguna de estas patas deba desarrollarse en desmedro de
las otras para evitar
que la mesa se desnivelase.
Como ya vimos, un aspecto central en el proyecto desplegado por
las Ligas era la
capacitacin, que se realizaba bajo el lema de que capacitarse no
es aprender muchas
cosas, sino saber lo que nos hace falta para llevar adelante
nuestra tarea (tomado de
Ferrara, 2007: 153). En el Segundo Congreso de las Ligas
Chaqueas se le otorg un lugar
clave a los cursos y actividades de capacitacin dentro del
proceso de fortalecimiento de la
organizacin. Por su parte, el Estatuto fundacional del MAM
estableci entre los objetivos de
la organizacin la capacitacin y la renovacin y el sano
desarrollo del cooperativismo
(artculo 5 del Estatuto de fundacin del Movimiento Agrario
Misionero, citado en Galafassi,
2008).
A pesar de las rupturas y cambios que produjeron las Ligas
Agrarias en cuanto a
proyecto poltico, formas organizativas y vnculo con el Estado,
los espacios de capacitacin
y formacin estaban concebidos de acuerdo con el propsito de la
toma de conciencia.
-
26
Esto era una expresin de las concepciones polticas de la poca,
de las cuales a las Ligas
les costaba alejarse en muchos aspectos.
Por otra parte, en el seno de las Ligas Agrarias tambin se
debati la posibilidad de
desplegar su prctica poltica a travs de la accin directa, y no
slo mediante el reclamo al
Estado. Como parte de las acciones de lucha que discuti el
Quinto Congreso de las Ligas,
realizado en junio de 1972, se incluyeron las ocupaciones de
rutas y las tomas de los
galpones de los acopiadores (Ferrara, 2007: 186). En este
sentido, los paros generales de
agricultores que organizaron las Ligas Chaqueas en octubre de
1972, y que recibieron el
apoyo de organizaciones agrarias de las provincias vecinas,
incluyeron cortes de ruta en
varias ocasiones y lugares (Ferrara, 2007: 192).
Galafassi tambin seala que a medida que las acciones se
radicalizaban, se
multiplicaban las medidas de accin directa como el corte de
rutas o su bloqueo con clavos
miguelito (Galafassi, 2005: 263). Por ejemplo, el paro
organizado por el MAM en enero de
1972, en medio de una fuerte crisis de la produccin tealera,
incluy medidas de accin
directa y un acuerdo con los obreros rurales que trabajaban en
la cosecha del t53. Los
productores que integraban el Movimiento no entregaron el t a
los secaderos y se aliaron a
los trabajadores y trabajadoras rurales nucleados en la FATRE,
para impedir que los
grandes productores pudieran colocar su cosecha. Para no perder
sus jornales, los obreros
y obreras no dejaron de cosechar, pero informaban a los miembros
del MAM cuando un
camin estaba cargado y listo para partir desde los campos
tealeros hacia los secaderos,
para que stos impidieran el transporte, incluso apelando al
vuelco del t sobre la ruta
(Galafassi, 2008). Otro ejemplo de la relacin que se estableci
entre el movimiento agrario
y los sindicatos obreros fue la integracin de las Ligas Agrarias
Correntinas a la CGT de
Goya en 1972 (Roze, 1992: 119).
La posibilidad de tomar tierras tambin estuvo presente en el
horizonte de las Ligas,
aunque con distintas variantes54. En las Ligas Chaqueas se trat
ms de reafirmar los
derechos de quienes ocupaban tierras fiscales o de frenar el
avance de la concentracin de
la propiedad de la tierra en manos de los monopolios. Por su
parte, las Ligas Campesinas
Formoseas impulsaron algunas tomas de nuevas tierras55 que segn
Galafassi tuvieron
53
Si bien la relacin ms importante se estableci con la Federacin
Argentina de Trabajadores Rurales y
Estibadores (FATRE), Galafassi menciona que en Misiones existi
un sindicato clasista de trabajadores rurales
que se llam Movimiento de Obreros Rurales Independiente
Misionero (MORIN), que mantuvo relacin con el
MAM (Galafassi, 2008). 54
Para un trabajo acerca de procesos de tomas de tierras agrarias
en la misma poca en Chile, consultar a Marn
(1973). 55
Segn el Censo Agropecuario de 1960, el 68% de las tierras
cultivables de Formosa estaban en manos del
Estado y una gran parte de ella se encontraba improductiva en
ese ao. Dato tomado de Galafassi (2005: 269).
-
27
un carcter espontneo (Galafassi, 2005: 265) y desplegaron
diversas acciones en torno a
esta cuestin56. Por ejemplo, en julio de 1973 se produjeron en
Formosa
() una serie de tomas y ocupaciones por parte de campesinos en
forma individual,
y ante las cuales, slo en algunos casos intervienen las Ligas
Campesinas
Formoseas, siempre despus de haberse producido las ocupaciones y
slo para
gestionar ante los organismos correspondientes la legalizacin de
dichas
ocupaciones, que eran reprimidas por la polica (Galafassi, 2005:
280).
Roze tambin comenta los episodios de tomas de tierras sucedidos
en Formosa
(1992, 165). En todos los casos, la defensa de las tierras ya
ocupadas o las tomas de
nuevas tierras, se justificaban en trminos de reparacin de una
injusticia y de recuperacin
de las tierras por parte de sus legtimos dueos (Galafassi, 2005:
265; Roze, 1992: 166).
Esto era sostenido adems por una concepcin cristiana que propona
la fidelidad a las
disposiciones de los Evangelios. Un documento de las Ligas
Campesinas Formoseas
planteaba que:
() la tierra debe ser del que la trabaja! Es decir, no debe
constituir ms un bien de
renta, un bien que se alquila para producir una renta. La
concepcin cristiana
sostiene que la tierra debe entregarse a aquellos que la
trabajan, y no ser de seores
que slo cobran alquiler a fin de mes, o a fin de ao (Documento
La ley de tierras en
la provincia de Formosa, producido por las Ligas Campesinas
Formoseas en 1971.
Tomado de Galafassi, 2005: 268).
El acceso, la tenencia y el usufructo de la tierra no eran
concebidos entonces slo en
trminos jurdicos o de derecho ciudadano, sino que eran vistos
como formas de cumplir la
palabra divina y de restablecer relaciones ms justas e
igualitarias entre los campesinos.
As, las Ligas Campesinas plantearon que distribuir la tierra
entre quienes la trabajan
significaba conseguir la justicia en el campo57. Para Roze,
estas tomas de tierras
significaron para sus protagonistas una recuperacin de lo que
les perteneca [], es decir
un acto de justicia realizado por s mismos, sin mediacin alguna
(Roze, 1992: 166).
En un sentido similar, en la misma entrevista que cito unos
prrafos ms arriba, C.
Pccoli seal que:
() la tierra es para quien la trabaja. Hay que expropiar los
latifundios, entregar la
tierra a los campesinos y a sus hijos. Cmo se har el trabajo
despus? La gente lo
56
Segn Buzzela, Percncula y Somma (2008: 5), las Ligas Agrarias
Correntinas tambin plantearon la
expropiacin de las tierras improductivas. En el mismo sentido,
Roze menciona que el lema del II Congreso de
las Ligas Agrarias Correntinas, realizado en mayo de 1974, fue
ni hombres sin tierras, ni tierras sin hombres
(Roze, 1992: 126). 57
Documento de las Ligas Campesinas Formoseas de diciembre de
1971, citado en Galafassi (2005: 271).
-
28
dir: en forma cooperativa, en forma comunitaria, en forma
individual. Pero la tierra
ser nicamente para quien la trabaje (Tomado de Ferrara, 2007:
196).
Se adelantaban as ideas acerca de otras formas de organizar la
produccin agraria,
an embrionarias, pero alternativas a la lgica capitalista. Y
tambin se esbozaba, con la
frase la tierra ser nicamente para quien la trabaje, la nocin de
que quien tiene tierra
debe merecerla. Estas concepciones sostenan la posibilidad de
tomar tierras como una
accin legtima y reparadora, que en este caso se poda