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Vision de Los Vencidos Aztecas

Nov 02, 2015

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UN LIBRO IMPERDIBLE SOBRE LOS AZTECAS Y LA SITUACION DE INDEFENCION CON LOS ESPAÑOLES
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Introduccin

Los documentos indgenas que se presentan en los trece primeros captulos de este libro comprenden hechos acaecidos desde poco antes de la llegada de los espaoles a las costas del Golfo de Mxico, hasta el cuadro final, Mxico-Tenochtitlan en poder de los conquistadores. Los dos ltimos captulos, el XIV y el XV ofrecen a manera de conclusin, la relacin acerca de la Conquista, escrita en 1528 por varios informantes annimos de Tlatelolco, as como unos cuantos ejemplos de clebres icnocucatl "cantares tristes" de la Conquista. Ordenando los varios textos en funcin de la secuencia cronolgica de los hechos y acciones de la Conquista, se dan en algunos casos testimonios que presentan ciertas variantes y divergencias. Sin pretender resolver aqu los problemas histricos que plantean tales variantes, fundamentalmente interesa el valor humano de los textos, que reflejan, ms que los hechos histricos mismos, el modo como los vieron e interpretaron los indios nahuas de diversas ciudades y procedencias. En este primer captulo transcribimos la versin del nhuatl preparada por el doctor Garibay, de los textos de los informantes indgenas de Sahagn contenidos al principio del libro XII del Cdice Florentino, as como una breve seccin tomada de la Historia de Tlaxcala de Diego Muoz Camargo, que como se indic: en la Introduccin General, emparentado con la nobleza indgena de dicho seoro, refleja en sus escritos la opinin de los indios tlaxcaltecas, aliados de Corts. Ambos documentos, que guardan estrecha semejanza, narran una serie de prodigios y presagios funestos que afirmaron ver los mexicas y de manera especial Motecuhzoma, desde unos diez aos antes de la llegada de los espaoles. Se transcribe primero el texto de los informantes de Sahagn, de acuerdo con el Cdice Florentino y a continuacin el testimonio del autor de la Historia de Tlaxcala. Los presagios, segn los informantes de SahagnPrimer presagio funesto: Diez aos antes de venir los espaoles primeramente se mostr un funesto presagio en el cielo. Una como espiga de fuego, una como llama de fuego, una como aurora: se mostraba como si estuviera goteando, como si estuviera punzando en el cielo. Ancha de asiento, angosta de vrtice. Bien al medio del cielo, bien al centro del cielo llegaba, bien al cielo estaba alcanzando. Y de este modo se vea: all en el oriente se mostraba: de este modo llegaba a la medianoche. Se manifestaba: estaba an en el amanecer; hasta entonces la hacia desaparecer el Sol. Y en el tiempo en que estaba apareciendo: por un ao venia a mostrarse. Comenz en el ao 12 Casa. Pues cuando se mostraba haba alboroto general: se daban palmadas en los labios las gentes; haba un gran azoro; hacan interminables comentarios. Segundo presagio funesto: que sucedi aqu en Mxico: por su propia cuenta se abras en llamas, se prendi en fuego: nadie tal vez le puso fuego, sino por su espontnea accin ardi la casa de Huitzilopochtli. Se llamaba su sitio divino, el sitio denominado " Tlacateccan" ("Casa de mando"). Se mostr: ya arden las columnas. De adentro salen ac las llamas de fuego, las lenguas de fuego, las llamaradas de fuego. Rpidamente en extremo acab el fuego todo el maderamen de la casa. Al momento hubo vocero estruendoso; dicen: "Mexicanos, venid de prisa: se apagar! Traed vuestros cntaros!..."Pero cuando le echaban agua, cuando intentaban apagarla, slo se enardeca flameando ms. No pudo apagarse: del todo ardi. Tercer presagio funesto: Fue herido por un rayo un templo. Slo de paja era: en donde se llama "Tzummulco".1 El templo de Xiuhtecuhtli. No llova recio, solo lloviznaba levemente. As, se tuvo por presagio; decan de este modo: "No ms fue golpe de Sol." Tampoco se oy el trueno. Cuarto presagio funesto: Cuando haba an Sol, cay un fuego. En tres partes dividido: sali de donde el Sol se mete: iba derecho viendo a donde sale el Sol: como si fuera brasa, iba cayendo en lluvia de chispas. Larga se tendi su cauda; lejos lleg su cola. Y cuando visto fue, hubo gran alboroto: como si estuvieran tocando cascabeles. Quinto presagio funesto: Hirvi el agua: el viento la hizo alborotarse hirviendo. Como si hirviera en furia, como si en pedazos se rompiera al revolverse. Fue su impulso muy lejos, se levanto muy alto. Lleg a los fundamentos de las casas: y derruidas las casas, se anegaron en agua. Eso fue en la laguna que est junto a nosotros. Sexto presagio funesto: muchas veces se oa: una mujer lloraba; iba gritando por la noche; andaba dando grandes gritos: -Hijitos mos, pues ya tenemos que irnos lejos! Y a veces deca: -Hijitos mos, a dnde os llevar?2 Sptimo presagio funesto: Muchas veces se atrapaba, se coga algo en redes. Los que trabajaban en el agua cogieron cierto pjaro ceniciento como si fuera grulla. Luego lo llevaron a mostrar a Motecuhzoma, en la Casa de lo Negro (casa de estudio mgico) . Haba llegado el Sol a su apogeo: era el medio da. Haba uno como espejo en la cabeza del pjaro como rodaja de huso, en espiral y en rejuego: era como si estuviera perforado en su mediana. All se vea el cielo: las estrellas, el Mastelejo. Y Motecuhzoma lo tuvo a muy mal presagio, cuando vio las estrellas y el Mastelejo Pero cuando vio por segunda vez la cabeza del pjaro, nuevamente vio all en lontananza; como si algunas personas vinieran de prisa; bien estiradas; dando empellones. Se hacan la guerra unos a otros y los traan a cuestas unos como venados. Al momento llam a sus magos, a sus sabios. Les dijo: -No sabis: qu es lo que he visto? Unas como personas que estn en pie y agitndose!... Pero ellos, queriendo dar la respuesta, se pusieron a ver: desapareci (todo): nada vieron. Octavo presagio funesto: Muchas veces se mostraban a la gente hombres deformes, personas monstruosas. De dos cabezas pero un solo cuerpo. Las llevaban a la Casa de lo Negro; se las mostraban a Motecuhzoma. Cuando las haba visto luego desaparecan.3 Testimonio de Muoz Camargo (Historia de Tlaxcala, escrita en castellano por su autor)4 Diez aos antes que los espaoles viniesen a esta tierra, hubo una seal que se tuvo por mala abusin, agero y extrao prodigio, y fue que apareci una columna de fuego muy flamgera, muy encendida, de mucha claridad y resplandor, con unas centellas que centellaba en tanta espesura que pareca polvoreaba centellas, de tal manera, que la claridad que de ellas sala, hacia tan gran resplandor, que pareca la aurora de la maana. La cual columna pareca estar clavada en el cielo, teniendo su principio desde el suelo de la tierra de do comenzaba de gran anchor, de suerte que desde el pie iba adelgazando, haciendo punta que llegaba a tocar el cielo en figura piramidal. La cual apareca a la parte del medio da y de media noche para abajo hasta que amaneca, y era de da claro que con la fuerza del Sol y su resplandor y rayos era vencida. La cual seal dur un ao, comenzando desde el principio del ao que cuentan los naturales de doce casas, que verificada en nuestra cuenta castellana, acaeci el ao de 1517. Y cuando esta abusin y prodigio se vea, hacan los naturales grandes extremos de dolor, dando grandes gritos, voces y alaridos en seal de gran espanto y dndose palmadas en las bocas, como lo suelen hacer. Todos estos llantos y tristeza iban acompaados de sacrificios de sangre y de cuerpos humanos como solan hacer en vindose en alguna calamidad y tribulacin, as como era el tiempo y la ocasin que se les ofreca, as crecan los gneros de sacrificios y supersticiones Con esta tan grande alteracin y sobresalto, acuitados de tan gran temor y espanto, tenan un continuo cuidado e imaginacin de lo que podra significar tan extraa novedad, procuraban saber por adivinos y encantadores qu podr significar una seal tan extraa en el mundo jams vista ni oda. Hase de considerar que diez aos antes de la venida de los espaoles, comenzaron a verse estas seales, mas la cuenta que dicen de doce casas fue el ao de 1517, dos aos antes que los espaoles llegasen a esta tierra. El segundo prodigio, seal, agero o abusin que los naturales de Mxico tuvieron, fue que el templo del demonio se abras y quem, el cual le llamaban el templo de Huitzilopuchtli, sin que persona alguna le pegase fuego, que est en el barrio de Tlacateco. Fue tan grande este incendio y tan repentino, que se salan por las puertas de dicho templo llamaradas de fuego que pareca llegaban al cielo, y en un instante se abras y ardi todo, sin poderse remediar cosa alguna "qued deshecho", lo cual, cundo esto acaeci, no fue sin gran alboroto y alterna gritera, llamando y diciendo las gentes: "Ea Mexicanos! venid a gran prisa y con presteza con cntaros de agua a apagar el fuego", y as las ms gentes que pudieron acudir al socorro vinieron. Y cuando se acercaban a echar el agua y querer apagar el fuego, que a esto lleg multitud de gentes, entonces se encenda ms la llama con gran fuerza, y as, sin ningn remedio, se acab de quemar todo.

Presagios Funestos (Codice Florentino) El tercer prodigio y seal fue que un rayo cay en un templo idoltrico que tena la techumbre pajiza, que los naturales llamaban Xacal, el cual templo los naturales llamaban Tzonmolco, que era dedicado al dolo Xiuhtecuhtli, lloviendo una agua menuda como una mullisma cay del cielo sin trueno ni relmpago alguno sobre el dicho templo. Lo cual asimismo tuvieron por gran abusin, agero y prodigio de muy mala seal, y se quem y abras todo. El cuarto prodigio fue, que siendo de da y habiendo sol, salieron cometas del cielo por el aire y de tres en tres por la parte de Occidente "que corran hasta Oriente", con toda fuerza y violencia, que iban desechando y desapareciendo de s brasas de fuego o centellas por donde corran hasta el Oriente, y llevaban tan grandes colas, que tomaban muy gran distancia su largor y grandeza; y al tiempo que estas seales se vieron, hubo alboroto, y asimismo muy gran ruido y gritera y alarido de gentes. El quinto prodigio y seal fue que se alter la laguna mexicana sin viento alguno, la cual herva y reherva y espumaba en tanta manera que se levantaba y alzaba en gran altura, de tal suerte, que el agua llegaba a baar a ms de la mitad de las casas de Mxico, y muchas de ellas se cayeron y hundieron; y las cubri y del todo se anegaron. El sexto prodigio y seal fue que muchas veces y muchas noches, se oa una voz de mujer que a grandes voces lloraba y deca, anegndose con mucho llanto y grandes sollozos y suspiros: Oh hijos mos! del todo nos vamos ya a perder... e otras veces deca: Oh hijos mos a dnde os podr llevar y esconder. . . ? El sptimo prodigio fue que los laguneros de la laguna mexicana, nautas y piratas o canostas cazadores, cazaron una ave parda a manera de grulla, la cual incontinente la llevaron a Motecuhzoma para que la viese, el cual estaba en los Palacios de la sala negra habiendo ya declinado el sol hacia el Poniente, que era de da claro, la cual ave era tan extraa y de tan gran admiracin, que no se puede imaginar ni encarecer su gran extraeza, la cual tena en la cabeza una diadema redonda de la forma de un espejo redondo muy difano, claro y transparente, por la que se vea el cielo y los mastelejos "y estrellas" que los astrlogos llaman el signo de Gminis; y cuando esto vio Motecuhzoma le tuvo gran extraeza y maravilla por gran agero, prodigio, abusin y mala seal en ver por aquella diadema de aquel pjaro estrellas del cielo. Y tornando segunda vez Motecuhzoma a ver y admirar por la diadema y cabeza del pjaro vio grande nmero de gentes, que venan marchando desparcidas y en escuadrones de mucha ordenanza, muy aderezados y a guisa de guerra,y batallando unos contra otros escaramuceando en figura de venados y otros animales, y entonces, como viese tantas visiones y tan disformes, mand llamar a sus agoreros y adivinos que eran tenidos por sabios. Habiendo venido a su presencia, les dijo la causa de su admiracin. Habis de saber mis queridos sabios amigos, cmo yo he visto grandes y extraas cosas por una diadema de un pjaro que me han trado por cosa nueva y extraa que jams otra como ella se ha visto ni cazado, y por la misma diadema que es transparente como un espejo, he visto una manera de unas gentes que vienen en ordenanza, y porque los veis, vedle vosotros y veris lo propio que yo he visto. Y queriendo responder a su seor de lo que les haba parecido cosa tan inaudita, para idear sus juicios, adivinanzas y conjeturas o pronsticos, luego de improviso se desapareci el pjaro, y as no pudieron dar ningn juicio ni pronstico cierto y verdadero. El octavo prodigio y seal de Mxico, fue que muchas veces se aparecan y vean dos hombres unidos en un cuerpo que los naturales los llaman Tlacantzolli.5 Y otras vean cuerpos, con dos cabezas procedentes de un solo cuerpo, los cuales eran llevados al palacio de la sala negra del gran Motecuhzoma, en donde llegando a ella desaparecan y se hacan invisibles todas estas seales y otras que a los naturales les pronosticaban su fin y acabamiento, porque decan que haba de venir el fin y que todo el mundo se haba de acabar y consumir, de que haban de ser creadas otras nuevas gentes e venir otros nuevos habitantes del mundo. Y as andaban tan tristes y despavoridos que no saban que juicio sobre esto haban de hacer sobre cosas tan raras, peregrinas, tan nuevas y nunca vistas y odas. Los presagios y seales acaecidos en TlaxcalaSin estas seales, hubo otras en esta provincia de Tlaxcala antes de la venida de los espaoles, muy poco antes. La primera seal fue que cada maana se vea una claridad que sala de las partes de Oriente, tres horas antes que el sol saliese, la cual claridad era a manera de una niebla blanca muy clara, la cual suba hasta el cielo, y no sabindose que pudiera ser pona gran espanto y admiracin. Tambin vean otra seal maravillosa, y era que se levantaba un remolino de polvo a manera de una manga, la cual se levantaba desde encima de la Sierra "Matlalcueye" que llaman agora la Sierra de Tlaxcalla, la cual manga suba a tanta altura, que pareca llegaba al cielo.6 Esta seal se vio muchas y diversas veces ms de un ao continuo, que asi mismo pona espanto y admiracin, tan contraria a su natural y nacin. No pensaron ni entendieron sino que eran los dioses que haban bajado del cielo, y as con tan extraa novedad, vol la nueva por toda la tierra en poca o en mucha poblacin. Como quiera que fuese, al fin se supo de la llegada de tan extraa y nueva gente, especialmente en Mxico, donde era la cabeza de este imperio y monarqua.7

1Tzummulco o Tzomolco: "en el cabello mullido", era uno de los edificios del templo mayor de Tenochtitln. 2 El texto parece preferirse a Cihuacatl que gritaba y lloraba por la noche. Es ste uno de los antecedentes de la clebre "llorona". 3 Seccin tomada de los "informantes de Sahagn": Cdice Florentino, cap. I (Versin del nhuatl del doctor Garibay.) 4 La primera parte de la "relacin de los presagios de Mxico" manifiesta claramente que Muoz Camargo conoci los textos de los informantes de Sahagn, que sigue muy de cerca. 5 Tlacantzolli: "hombre estrechados" o como nota Muoz Camargo, "dos hombres unidos en un cuerpo". 6 La sierra Matlalcueye o "Sierra de Tlaxcala" se conoce hoy da como "la Malinche". 7Historia de Tlaxcala de Muoz Camargo, lib. II, cap. I.

Introduccin De acuerdo con el testimonio de Alvarado Tezozmoc en su Crnica mexicana, perturbado Motecuhzoma por los varios presagios que se han descrito en los textos anteriores, hizo llamar a sabios y hechiceros con objeto de interrogarlos. Quera averiguar si haba seales de prximas guerras, de desastres imprevistos, o de cualquier otra forma de desgracia. Los nigromnticos en realidad no pudieron dar respuesta. Pero, en cambio, por ese tiempo apareci un pobre macehual (hombre del pueblo), venido de las costas del Golfo con las primeras noticias de la llegada de unas como "torres o cerros pequeos que venan flotando por encima del mar". En ellos venan gentes extraas "de carnes muy blancas, ms que nuestras carnes, todos los ms tienen barba larga y el cabello hasta la oreja les da. . ." Tal noticia despert la angustia de Motecuhzoma y, como veremos en el captulo siguiente, movido a temor envi mensajeros y dones a quienes crey que eran posiblemente Quetzalcatl y otros dioses que volvan, segn lo anunciado en sus cdices y tradiciones. Motecuhzoma interroga a los nigromnticosY mand Motecuhzoma a Petlaclcatl, 1 que llamase a todos los mayordomos de todos los pueblos; de cada pueblo el suyo. Djoles que fuesen a los pueblos que ellos tenan encomendados, y le buscasen nigromnticos en los pueblos, y si los hallasen, se los trajesen. Y algunos mayordomos trajeron algunos, los cuales venidos y dado aviso de ello a Motecuhzoma, trados ante l, entraron e hincaron una rodilla en el suelo, le hicieron gran reverencia y les dijo: habis visto algunas cosas en los cielos, o en la tierra, en las cuevas, lagos de agua honda, ojos, puentes o manantiales de agua, algunas voces, como de mujer dolorida, o de hombres; visiones, fantasmas u otras cosas de stas? Como no haban visto cosa de las que deseaba Motecuhzoma, ni de las que l les preguntaba daban razn, dijo a Petlaclcatl: llevadme a estos bellacos, y encerradlos en la crcel de Cuauhcalco, de maderones, que ellos lo dirn, aunque no quieran. Otro da llam a Petlaclcatl, y djole: decidles a esos encantadores, que declaren alguna cosa, si vendr enfermedad, pestilencia, hambre, langosta, terremotos de agua o secura de ao, si llover o no, que lo digan; o si habr guerra contra los mexicanos, o si vendrn muertes sbitas, o muertes por animales venidos, que no me lo oculten; o si han odo llorar a Cihuacatl, tan nombrada en el mundo, que cuando ha de suceder algo, lo interpreta ella primero, an mucho antes de que suceda. 2 Respondieron los nigromnticos: qu podemos decir? Que ya est dicho y tratado en el cielo lo que ser, porque ya se nombr su nombre en el cielo, y lo que se trat de Motecuhzoma, que sobre l y ante el, ha de suceder y pasar un misterio muy grande: y si de esto quiere nuestro rey Motecuhzoma saber, es tan poco, que luego ser ello entendido, porque a quien se mand presto vendr, y esto es lo que decimos nosotros, para que est satisfecho; y pues ello ha de ser as, agurdelo. Fue luego Petlaclcatl y tratselo de plano a Motecuhzoma, cmo presto vendra lo que haba de venir. Admirse Motecuhzoma de ver que conformaba esto con lo que le dej dicho Nezahualpilli rey (de Tetzcoco, hijo de Nezahualcyotl). Djole Motecuhzoma al mayordomo: preguntadles, que esto que ha de venir o suceder, de dnde ha de venir, de el cielo o de la tierra; de qu parte, de qu lugar y que cundo ser. Volvi Petlaclcatl a ratificar la pregunta a los encantadores, y entrando y abriendo las puertas, no hall a persona alguna, de que qued muy espantado. Fue luego Petlaclcatl a contrselo a Motecuhzoma: llegado ante l dijo: seor mo, hacedme tajadas, o lo que ms furedes servido: sabed, seor, que cuando llegu y abr las puertas, estaba todo yermo, que uno ni ninguno pareca, pues yo tambin tengo especial cuenta, porque tengo all viejos con la misma guarda de ellos y de otros, y no los sintieron salir, y creo que volaron, como son invisibles y se hacen todas las noches invisibles, y se van en un punto al cabo del mundo, esto deberan hacer. Dijo Motecuhzoma: vyanse los bellacos; llamad a los principales Cuauhnochtli y Tlacochclcatl 3 y a los dems, que vayan a los pueblos donde ellos estn, y maten a sus mujeres e hijos, que no quede uno ni ninguno y les derriben las casas. Hizo llamar muchos mancebos que fuesen con ellos a saquear las casas de las mujeres de los nigromnticos, los cuales se juntaron luego, y fueron a las casas de ellos, y mataron a sus mujeres, que las iban ahogando con unas sogas, y a los nios iban dando con ellos en las paredes hacindolos pedazos, y hasta el cimiento de las casas arrancaron de raz. Llegada del macehual de las costas del GolfoA pocos das vino un macehual (hombre del pueblo), de Mictlancuauhtla, 4 que nadie lo envi, ni principal ninguno, sino slo de su autoridad. Luego que lleg a Mxico, se fue derecho al palacio de Motecuhzoma y djole: seor y rey nuestro, perdname mi atrevimiento. Yo soy natural de Mictlancuauhtla; llegu a las orillas de la mar grande, y vide andar en medio de la mar una sierra o cerro grande, que andaba de una parte a otra y no llega a las orillas, y esto jams lo hemos visto, y como guardadores que somos de las orillas de la mar, estamos al cuidado. Dijo Motecuhzoma: sea norabuena, descansad. Y este indio que vino con esta nueva no tena orejas, que era desorejado, tampoco tena dedos en los pies, que los tena cortados. Djole Motecuhzoma a Petlaclcatl, llevad a ste y ponedle en la crcel del tabln, y mirad por l. Hizo llamar a un teuctlamacazqui (sacerdote) y djole: id a Cuetlaxtlan, y decidle al que guarda el pueblo, que si es verdad que andan por la gran mar no se qu, ni lo que es que lo vayan a ver, y que qu es lo que guarda o encierra la mar del cielo, y esto sea con toda brevedad y presteza, y llevad consigo en vuestra compaa a Cuitlalptoc.

Llegados a Cuetlaxtlan dijeron y contaron la embajada de Motecuhzoma, y estaba muy atento el Cuetlaxtcatl, llamado Pnotl. Respondi (ste): seor, descansad y vayan luego prcticos que vean y anden las orillas de la mar, y vern lo que es. Fueron a registrar y volvieron a toda prisa a dar noticia al Calpixque Pnotl, dicindole cmo era verdad, que andaban como dos torres o cerros pequeos por encima de la mar Dijo el Teucnenenqui 5 a Pnotl: seor, quiero ir en persona a verlos y cmo son, para dar fe como testigo de vista, y estar con esto satisfecho y har la relacin conforme lo que viere. Y as fue luego con otros ms que eran el Cuitlalpitoc y otro Cuetlaxtcatl, y luego que llegaron vieron lo que andaba por la orilla del mar, y haban salido con un barco y estaban pescando siete u ocho de los del barco con anzuelos. El Teucnenenqui y el Cuitlalptoc se subieron a un rbol, que llamaban rbol blanco, muy copudo, y desde all los estaban mirando cmo cogan pescados. Y habiendo acabado de pescar, se volvieron otra vez a la nao con su batel o barquillo. Dijo el Teucnenenqui: vamos, Cuitlalptoc. Bajronse del rbol y volvieron al pueblo de Cuetlaxtlan, y al instante se despidieron del Pnotl. Volvironse con toda la brevedad posible a la gran ciudad de Mxico-Tenochtitlan, a dar la razn de lo que haban ido a ver. Llegados a Mxico, furonse derechos al palacio de Motecuhzoma, a quien hablaron con la reverencia y humildad debida. Dijronle: seor y rey nuestro, es verdad que han venido no s qu gentes, y han llegado a las orillas de la gran mar, las cuales andaban pescando con caas y otros con una red que echaban. Hasta ya tarde estuvieron pescando, y luego entraron en una canoa pequea y llegaron hasta las dos torres muy grandes y suban dentro, y las gentes seran como quince personas, con unos como sacos colorados, otros de azul, otros de pardo y de verde, y una color mugrienta como nuestro ychtilmatle, 6 tan feo; otros encarnado, y en las cabezas traan puestos unos paos colorados, y eran bonetes de grana, otros muy grandes y redondos a manera de comales pequeos, que deben de ser guardasol (que son sombreros) y las carnes de ellos muy blancas, ms que nuestras carnes, excepto que todos los ms tienen barba larga y el cabello hasta la oreja les da. Motecuhzoma estaba cabizbajo, que no habl cosa ninguna. Preparativos ordenados por MotecuhzomaAl cabo de gran rato habl Motecuhzoma y dijo: vos sois principales de mi casa y palacio; no puedo dar ms fe ni crdito a otra persona ms que a vos, porque me tratis la verdad cada da: id ahora vos y el mayordomo, y traedme al que est preso en la crcel, que vino por mensajero de la costa: idos por l a la crcel adonde estaba entapiado. Fueron, y abriendo las puertas, no lo hallaron donde lo haban puesto, de que quedaron admirados y espantados. Furonselo a decir a Motecuhzoma, de que qued ms espantado y admirado, y dijo: en fin, es de la cosa natural, que casi todos son nigromnticos, pues mirad lo que os mando con pena, que si alguna cosa descubriredes de lo que os digo, debajo de mi estrado os tengo de enterrar, y morirn vuestras mujeres e hijos, y os despojaran de todos vuestros bienes y desharn vuestras casas, hasta los postreros cimientos, hasta que salga agua de ellos, y asimismo morirn vuestros deudos y parientes; y traedme secretamente dos plateros muy buenos oficiales de obra primorosa, y dos lapidarios de los buenos gastadores de esmeraldas. Dijronle: seor, aqu estn los oficiales que mandaste traer. Dijo Motecuhzoma: hacedlos entrar ac. Entraron y djoles: venid ac, padres mos; habis de saber que os envi a llamar para que hagis cierta obra, y mirad que no lo descubris a hijo de madre, so pena de las graves penas de tirar hasta los cimientos de casas, prdida de bienes y muerte vuestra; de mujer, hijos y parientes, porque todos han de morir: cada uno ha de hacer dos obras, y se han de hacer delante de m. Aqu secretamente en este palacio adonde ahora estamos: hase de hacer un ahogadero o cadena de oro de a cuatro dedos cada eslabn, muy delgado, y han de llevar estas piezas y medallas en medio unas esmeraldas ricas, y a los lados, como a manera de zarcillos, de dos en dos, y luego se harn unas muequeras de oro y su cadena de oro colgando de l, y esto con toda la brevedad del mundo. A los otros oficiales les mand hacer dos amosqueadores grandes de rica plumera y en medio una media luna de oro, y de la otra parte el sol muy bien bruido el oro, que relumbre de lejos, y dos brazaletes de oro, con muy rica plumeria. Y a los lapidaros les mand hacer a cada uno, dos muequeras de dos, o para las dos manos y para los dos pies, de oro, en medio engastadas ricas esmeraldas. Y mand al mayordomo Petlaclcatl, que trajese luego secretamente mucho oro que estaba en cautos, y mucha plumera rica de la menuda, la ms suprema de las aves "tlauhquechol" y "tzinitzcan zacuan", 7 y muchas esmeraldas y otras piedras ricas de muy gran valor: todo lo cual dieron a los oficiales, y en pocos das fue acabada toda la obra. Y una maana, luego que se levant Motecuhzoma, enviaron a uno de los corcovados a rogar al rey Motecuhzoma que se llegase al aposento de los oficiales. Habiendo entrado, despus de haberle hecho todos gran reverencia, le dijeron: seor nuestro, la obra toda est de todo punto acabada: visla aqu, seor. Parecile muy bien todo lo hecho a Motecuhzoma. Djoles que estaba muy bien hecho y a su contento y placer. Hizo llamar a Petlaclcatl su real mayordomo y djole: a cada uno de estos mis abuelos, dadles a cada uno una carga de mantas de las de a diez brazas y de a ocho, y de a cuatro, y mantas ricas, paetes, huipiles, naguas para mis abuelas, maz, chile, pepita, algodn, frijol, a cada uno igualmente, y con esto se fueron muy contentos los oficiales a sus casas ... 8

1 Petlaclcatl: especie de mayordomo mayor: Jefe de calpixques: funcionarios encargados de diversos oficios en el palacio o en el templo. 2 Otra alusin, como la que se halla en el sexto presagio incluido en el captulo anterior; acerca de los recorridos nocturnos de la diosa Cihuacatl, que iba llorando y gritando. 3 Cuauhnochtli: nombre de un alto funcionario de Tenochtitlan y Tlatelolco. Tlacoshclcatl: "jefe de la casa de los dardos". 4 Mictlancuauhtla: "Bosque de la Regin de los muertos." Segn Orozco y Berra se trata de una poblacin ya desaparecida, situada en las costas de Veracruz. Todava en un mapa enviado a Felipe II en 1580 por el alcalde mayor Alvaro Patio, aparece con el nombre alterado como Metlangutla. 5 Teucnenenqui: "gran caminante o emisario". 6 Ychtilmatle, mejor: ichtilmatli, capa o "tilma" hecha con fibra de maguey. 7 Tlauhquechol: ave roja; posiblemente el flamenco o la guacamaya. Segn Garibay probablemente es toda ave roja y grande. Tzinitzcan: ave de pluma fina. (Trogonorus mexicanus). Zacuan: otra ave de vistoso plumaje, color amarillo dorado. 8 Tomado de Crnica Mexicana de Alvarado Tezozmoc, caps. CVI y CVII. El texto presentado se conserva slo en castellano. Su autor, Tezozmoc, escribi tambin la Crnica de mexicyotl en nhuatl.

Introduccin Hablan los textos indgenas, principalmente los informantes de Sahagn, acerca de las varias idas y venidas de los mensajeros de Motecuhzoma hacia las costas del Golfo, por donde haban aparecido los forasteros. Se ofrecen primero algunos textos tomados del Cdice Florentino referentes a las instrucciones dadas por Motecuhzoma a sus mensajeros. En dichos textos aparece claramente la proyeccin que hicieron los nahuas de sus antiguas ideas para explicarse la venida de los espaoles: pensaban que el recin llegado era Quetzalcatl, Nuestro Prncipe. A continuacin, relatan los mexicas el modo como llegaron los mensajeros hasta la orilla del mar, siendo all recibidos por los espaoles, a quienes entregaron los dones enviados por Motecuhzoma. Es particularmente interesante la descripcin que hacen en seguida de los dones ofrecidos a Corts y del modo como ste trat luego de atemorizarlos, disparando ante su vista un arcabuz. La tercera parte de este captulo trata del regreso de los mensajeros de Motecuhzoma a Mxico-Tenochtitlan y de los informes que dan a este, acerca de como eran los espaoles, sus caones, los animales en que venan montados, especie de "venados" enormes, pero sin cuernos, sus perros, etctera. Motecuhzoma instruye a sus mensajeros Motecuhzoma luego dio rdenes al de Cuetlaxtlan, Pnotl, y a todos ellos. Les dijo: -Dad orden: que haya vigilancia por todas partes en la orilla del agua, en donde se llama Nauhtla, Tuztlan, Mictlancuauhtla. Por donde ellos (los forasteros) vienen a salir. Inmediatamente se fueron los mayordomos. Dieron rdenes de que hubiera vigilancia. Por su parte Motecuhzoma hizo junta con sus prncipes: El Cihuacatl Tlilpotonqui, el Tlacochclcatl Cuappiaztzin, el Tizociahucatl Quetzalaztatzin, el Huiznahuatlailtlac Hecateupatiltzin. Les hizo or el relato y les mostr, les puso a la vista los collares que haba mandado hacer. Les dijo: -Hemos admirado las turquesas azules. Se guardarn bien. Los tesoreros las guardarn bien. Si dejan que se pierda alguna, nuestras sern sus casas, nuestros sus hijos, los que estn en el seno materno. E hizo su turno el ao, que linda con 13-Conejo. Y cuando ya va a tener fin, al ya acabarse el ao 13-Conejo, vienen a salir, son otra vez vistos. Luego presurosos vienen a dar cuenta a Motecuhzoma. Al saberlo, tambin de prisa enva mensajeros. Era como si pensara que el recin llegado era nuestro prncipe Quetzalcatl. As estaba en su corazn: venir slo, salir ac: vendr para conocer su sitio de trono y solio. Como que por eso se fue recto, al tiempo que se fue. Envi Motecuhzoma cinco que lo fueran a encontrar, que le fueran a regalar dones. Los guiaba un sacerdote, el que tena a cargo y bajo su nombre el santuario de Yohualichan. En segunda, el de Tepoztlan; el tercero, el de Tizatlan; el cuarto era el de Huehuetlan, y el quinto, el de Mictlan grande. Les dijo: -Venid ac, caballeros tigres, venid ac. Dizque otra vez ha salido a tierra nuestro seor. Id a su encuentro, id a hacerle or; poned buena oreja a lo que l os diga. Buena oreja tenis que guardar. Los dones que se ofrecen a los recin venidos He aqu con lo que habis de llegar delante de nuestro seor: Este es el tesoro de Quetzalcatl: Una mscara de serpiente, de hechura de turquesas. Un travesao para el pecho, hecho de plumas de quetzal. Un collar tejido a manera de petatillo: en medio tiene colocado un disco de oro. Y un escudo de travesaos de oro, o bien con travesaos de concha ncar: tiene plumas de quetzal en el borde y unas banderolas de la misma pluma. Tambin un espejo de los que se ponen al trasero los danzantes, guarnecido de plumas de quetzal. Ese espejo parece un escudo de turquesas: es mosaico de turquesas, de turquesas est incrustado, tachonado de turquesas. Y una ajorca de chalchihuites,1 con cascabelillos de oro. Igualmente, un lanza-dardos guarnecido de turquesas: todo de turquesas lleno. Es como si tuviera cabecillas de serpiente; tiene cabezas de serpiente. Y unas sandalias de obsidiana. En segundo lugar les dio el atavo de Tezcatlipoca: Un capacete de forma cnica, amarillo, por el oro, lleno todo l de estrellas. Y sus orejeras adornadas con cascabeles de oro. Y un collar de concha fina: un collar que cubre el pecho, con hechura de caracoles, que parecen esparcirse desde su borde. Y un chalequillo todo pintado, con el ribete con sus ojillos: en su ribete hay pluma fina que parece espuma. Un manto de hilos atados de color azul, ste se llama el "campaneante resonador". A las orejas se alza y all se ata. Tambin est colocado un espejo de dorso. Y tambin un juego de cascabeles de oro que se atan al tobillo. Y un juego de sandalias de color blanco. En tercer lugar, el atavo de Tlalocan Tecuhtli; (seor del Tlalocan): Una peluca de plumas de quetzal y de garza: toda hecha de pluma de quetzal, llena totalmente de pluma de quetzal; como que verdeguea, como que est verdegueando, y sobre ella, un travesao hecho de oro y concha ncar. Unas orejeras en forma de serpiente, hechas de chalchihuite. Su chalequillo matizado con chalchihuites. Su collar: un collar de chalchihuites, tejidos en petatillo, tambin con un disco de oro. Tambin un espejo para la parte de atrs, tal como se dijo, tambin con campanillas. La manta con que se cubre, con bordes de anillos rojos, y cascabeles para el pie, hechos de oro. Y su bastn de forma serpentina con mosaico de turquesas. En cuarto lugar, tambin el atavo de Quetzalcatl: Una diadema de piel de tigre con plumas de faisn: sobre ella hay una enorme piedra verde: con sta est ataviada la cabeza. Y orejeras de turquesas, de forma redonda, de las cuales pende un zarcillo curvo de concha y oro. Y un collar de chalchihuites tejido en manera de petatillo: tambin en el medio yace un disco de oro. Y la manta con que se cubre, con ribetes rojos. Tambin requiere en el pie cascabeles de oro. Y un escudo de oro, perforado en el medio, con plumas de quetzal tendidas en su borde; tambin con banderola de quetzal. Y el cayado torcido propio de Ehcatl: curvo por arriba, con piedras preciosas blancas, constelado. Y sus sandalias de espuma. All estn todos los gneros de insignias que se llaman "insignias divinas". Fueron puestos en posesin de los embajadores. Y an muchos ms objetos que llevaron como regalos de bienvenida: Un capacete de caracol hecho de oro. Una diadema de oro. Luego esto fue acomodado en cestones, fue dispuesto en armadijos para la carga. Y por lo que toca a los cinco mencionados, luego les da rdenes Motecuhzoma, les dice: -Id, no os demoris. Haced acatamiento a nuestro seor el dios. Decidle: -"Nos enva ac tu lugarteniente Motecuhzoma. He aqu lo que te da en agasajo al llegar a tu morada de Mxico." Llegan los mensajeros ante los espaoles Pues cuando hubieron llegado al borde del mar, los trasportaron, en barcas los llevaron a Xicalanco. Otra vez all los tomaron en barcas, los llevaron los marineros: todos los objetos pusieron en barcas, los colocaron, los metieron en ellas. Y metidos ya en sus canoas, por el ro fueron, llegaron a las barcas de aqullos (de los espaoles), se repegaron a sus barcas. Ellos (los espaoles) les dijeron: -Quines sois vosotros? De dnde vinsteis? -Hemos venido de Mxico.2 Otra vez les dijeron: -Puede ser o no ser que vosotros de all procedis, o tal vez no ms lo inventis; tal vez no ms de nosotros os estis burlando. Pero su corazn se convenci, qued satisfecho su corazn. Luego pusieron un gancho en la proa de la nave; con ella los levantaron estirando, luego pararon una escala. Por tanto, subieron a la nave. Iban llevando en los barcos los objetos. Uno a uno hicieron la ceremonia de tocar la tierra con la boca delante del capitn, (o sea, hicieron reverencia y juramento). En seguida le hacen una arenga, le dicen: -Dgnese orlo el dios: viene a rendir homenaje su lugarteniente Motecuhzoma. l tiene en cargo la ciudad de Mxico. Dice: "Cansado ha quedado, fatigado est el dios." En seguida atavan al capitn. Le pusieron con esmero la mscara de turquesas, en ella estaba fijada la banda travesaa de pluma de quetzal. Y de esta mscara va pendiendo, en ella est la orejera de uno y otro lado. Y le pusieron el chalequillo, lo enchalecaron. Y le pusieron al cuello el collar de petatillo: el petatillo de chalchihuites: en medio tiene un disco de oro. Despus, en su cadera le ataron el espejo que cae hacia atrs y tambin le revistieron por la espalda la manta llamada "campanillante". Y en sus pies le colocaron las grebas que usan los huastecos, consteladas de chalchihuites, con sus cascabeles de oro. Tambin le dieron, en su mano le pusieron el escudo que tiene travesao de oro y de concha ncar, con sus flecos de pluma de quetzal y sus banderolas de lo mismo. Ante su vista pusieron las sandalias de obsidiana. En cuanto a los otros tres gneros de atavos divinos, no hicieron ms que colocarlos enfrente de l, los ordenaron all. As las cosas, djoles el capitn: -Acaso esta es toda vuestra ofrenda de bienvenida? Aquello con que os llegis a las personas? Dijeron ellos: -Es todo: con eso hemos venido, seor nuestro.

Los espaoles reciben a los mensajeros de Motecuhzoma (Cdice Florentino) Corts trata de poner temor en los mexicas Entonces dio rdenes el capitn; en consecuencia, fueron atados (los mexicas); les pusieron hierros en los pies y en el cuello. Hecho eso, dispararon el can grande. Y en este momento los enviados perdieron el juicio, quedaron desmayados. Cayeron, se doblaron cada uno por su lado: ya no estuvieron en s. Los espaoles, por su parte, los levantaron, los alzaron, les dieron a beber vino, y en seguida les dieron de comer, los hicieron comer. Con esto, recobraron su aliento, se reconfortaron. As las cosas, les dijo el capitn: -Odlo: he sabido, ha llegado a mi odo, que dizque los mexicanos son muy fuertes, que son muy guerreros, que son muy tremendos. Si es un solo mexicano, muy bien pone en fuga, bien hace retroceder, bien vence, bien sobrepasa, aunque de veras sean diez y acaso aun si son veinte los guerreros. Pues ahora mi corazn quiere quedar convencido; voy a ver yo, voy a experimentar qu tan fuertes sois, qu tan machos! Les dio en seguida escudos de cuero, espadas y lanzas. Y adems (dijo): -Muy tempranito, al alba se har: vamos a contender unos con otros: vamos a hacer torneo en parejas; nos desafiaremos. Tendremos conocimiento de las cosas. A ver quin cae al suelo! Respondieron al capitn, le dijeron: -igalo el seor: puede ser que esto no nos lo mandara Motecuhzoma, lugarteniente tuyo! ... En exclusiva comisin hemos venido, a dar reposo y descanso hemos venido, a que nos saludemos unos a otros. No es de nuestra incumbencia lo que el seor quiere. Pero si tal cosa hiciramos, pudiera ser que por ello se enojara mucho Motecuhzoma. Por esto acabar con nosotros. Dijo al punto el capitn: -No, se tiene que hacer. Quiero ver, quiero admirar: ha corrido fama en Castilla de que dizque sois muy fuertes, muy gente de guerra. Por ahora, comed muy temprano: tambin yo comer. Mucho nimo! Despus los despach, los hizo bajar a su navo de ellos (de los mexicas) . No bien hubieron bajado a su nave, remaron fuertemente. Se remaba con ardiente afn. Algunos aun con las manos remaban, iban con el alma afanada. Se decan unos a otros presurosos: -Mis capitanes, con todas vuestras fuerzas!... Remad esforzadamente. No vaya a sucedernos algo aqu! Que nada nos pase!... Con toda prisa llegaron por el mar hasta el sitio llamado Xicalanco. Con trabajos tomaron aliento all. Luego con gran empeo siguieron su camino. Llegaron a Tecpantlayacac. De all se pusieron en camino, fueron de marcha y llegaron presurosos a Cuetlaxtlan. Tal como en su viaje de ida, tomaron all aliento. Y el cuextlaxteca les dijo: -Siquiera un da descansen! Siquiera tomen aliento! Pero ellos le dijeron: -Pues no! Estamos de prisa: vamos a darle cuenta al seor rey Motecuhzoma. Le diremos qu hemos visto. Cosa muy digna de asombro. Nunca cosa as se vio! O, acaso t antes lo oste? Regreso de los mensajeros Luego de prisa se fueron, hasta Mxico llegaron. Y entraron no ms de noche; slo en la noche llegaron. Y cuando esto sucedi, Motecuhzoma ya no supo de sueo, ya no supo de comida. Ya nadie con l hablaba. Y si alguna cosa hacia, la tena como cosa vana. Casi cada momento suspiraba. Estaba desmoralizado, se tena como un abatido. Ya nada que da dicha, ya no cosa que da placer, ya no cosa de deleite le importaba. Y por todo esto deca: - "Qu suceder con nosotros? Quin de veras queda de pie? Ah, en otro tiempo yo fui! ... Vulnerado de muerte esta mi corazn! Cual si estuviera sumergido en chile, mucho se angustia, mucho arde! ... A dnde, pues, nuestro seor?" Entonces dio rdenes a los que tenan el cargo de vigilar, los que guardaban sus principales cosas. Les dijo: -Aun cuando durmiendo est, avisadme: -Ya llegaron los que enviaste a la mar. Pero cuando fueron a decirlo, dijo al momento: -Aqu no los quiero or. Los oir all en la Casa de la Serpiente. Que all se vayan. Y viene a dar orden, dice: que se tian de greda dos cautivos! ... Y luego fueron a la Casa de la Serpiente los enviados. Tambin l, Motecuhzoma. Luego a sus ojos fueron los sacrificios. Abrieron el pecho a los cautivos: con su sangre rociaron a los enviados. La razn de hacer tal cosa, es haber ido por camino muy difcil; por haber visto a los dioses; haber fijado sus ojos en su cara y en su cabeza. Bien con los dioses conversaron! ... Lo que vieron los mensajeros Hecho esto, luego dan cuenta a Motecuhzoma. Le dijeron en que forma se haban ido a admirar y lo que estuvieron viendo, y cmo es la comida de aqullos. Y cuando l hubo odo lo que le comunicaron los enviados, mucho se espant, mucho se admir. Y le llam a su asombroso en gran manera su alimento. Tambin mucho espanto le caus el or cmo se desmaya uno; se le aturden a uno los odos. Y cuando cae el tiro, una como bola de piedra sale de sus entraas: va lloviendo fuego, va destilando chispas, y el humo que de l sale, es muy pestilente, huele a lodo podrido, penetra hasta el cerebro causando molestia. Pues si va a dar con un cerro, como que lo hiende, lo resquebraja, y si da contra un rbol, lo destroza hecho astillas, como si fuera algo admirable, cual si alguien le hubiera soplado desde el interior. Sus aderezos de guerra son todos de hierro: hierro se visten, hierro ponen como capacete a sus cabezas, hierro son sus espadas, hierro sus arcos, hierro sus escudos, hierro sus lanzas. Los soportan en sus lomos sus "venados". Tan altos estn como los techos. Por todas partes vienen envueltos sus cuerpos, solamente aparecen sus caras. Son blancas, son como si fueran de cal. Tienen el cabello amarillo,aunque algunos lo tienen negro. Larga su barba es, tambin amarilla, el bigote tambin tienen amarillo. Son de pelo crespo y fino, un poco encarrujado. En cuanto a sus alimentos, son como alimentos humanos: grandes, blancos, no pesados, cual si fueran paja. Cual madera de caa de maz, y como de mdula de caa de maz es su sabor. Un poco dulces, un poco como enmielados: se comen como miel, son comida dulce. Pues sus perros son enormes, de orejas ondulantes y aplastadas, de grandes lenguas colgantes; tienen ojos que derraman fuego, estn echando chispas: sus ojos son amarillos, de color intensamente amarillo. Sus panzas, ahuecadas, alargadas como angarilla, acanaladas. Son muy fuertes y robustos, no estn quietos, andan jadeando, andan con la lengua colgando. Manchados de color como tigres, con muchas manchas de colores. Cuando hubo odo todo esto Motecuhzoma se llen de grande temor y como que se le amorteci el corazn, se le encogi el corazn, se le abati con la angustia.3

1 Chalchihuites: diversas clases de piedras verdes: jades y jadetas. 2 Los mensajeros de Motecuhzoma y los espaoles pudieron entablar estos dilogos desde un principio gracias a que Corts traa consigo Jernimo de Aguilar y a Malintzin.Esta ltima que comprenda las palabras de los indios dichas en nhuatl las comunicaba a Aguilar en maya, quien finalmente las traduca al castellano para que los conquistadores pudieron entenderlas. 3 Informantes de Sahagn: Cdice Florentino, lib. XII, caps. III y IV. (Versin de ngel Ma. Garibay K.).

Introduccin

Enterado por los informes de sus mensajeros de la llegada de esos forasteros que traan consigo animales y cosas tan extraas, el nimo de Motecuhzoma se turb cada vez ms. Los informantes de Sahagn refieren cmo envi toda clase de magos y brujos para causar algn maleficio a espaoles e impedir se acercaran a Mxico-Tenochtitlan. En medio de sus dudas, pensando que posiblemente fueran dioses, Motecuhzoma envi tambin cautivos para que fueran sacrificados en su presencia Los informantes nos describen vivamente cul fue la reaccin de las espaoles al enterarse de esto. El texto indica tambin por qu fueron llamados "dioses" los conquistadores. Antes de forjarse una imagen capaz de explicar la presencia de los forasteros, por una especie de proyeccin, se les aplica el viejo mito del retorno de Quetzalcatl. Se pens que eran los dioses venidos del cielo, los dioses que regresaban. Los magos fracasaron en su intento de causar un maleficio a los espaoles, para lograr que decidieran mejor alejarse. Los mensajeros comunican todo esto a Motecuhzoma. En Mxico Tenochtitlan, tanto Motecuhzoma como el pueblo en general viven intensos das de terror. "Los dioses", o unos extraos forasteros, venidos de ms all del mar inmenso, amenazan con acercarse a la gran capit al mexica. El texto indgena nos pinta algo as como un relato psicolgico de la figura de Motecuhzoma agobiado por las dudas y las vacilaciones. Al fin vemos al gran tlahtoani (o rey) resignado, dominando su corazn par a ver y admirar lo que habr de suceder. Motecuhzoma enva magos y hechicerosEn este tiempo precisamente despach una misin Motecuhzoma. Envi todos cuantos pudo, hombres inhumanos, los presagiadores, los magos. Tambin envi guerreros, valientes, gente de mando. Ellos tenan que tener a su cargo todo lo que les fuera menester de cosas de comer: gallinas de la tierra, huevos de stas, tortillas blancas. Y todo lo que aquellos (los espaoles) pidieran, o con que su corazn quedara satisfecho. Que los vieran bien. Envi cautivos con que les hicieran sacrificio: quin sabe si quisieran beber su sangre. Y as lo hicieron los enviados. Pero cuando ellos (los espaoles) vieron aquello (las vctimas) sintieron mucho asco, escupieron, se restregaban las pestaas; cerraban los ojos, movan la cabeza. Y la comida que estaba manchada de sangre, la desecharon con nusea; ensangrentada heda fuertemente, causaba asco, como si fuera una sangre podrida. Y la razn de haber obrado as Motecuhzoma es que l tena la creencia de que ellos eran dioses, por dioses los tena y como a dioses los adoraba. Por esto fueron llamados, fueron designados como "Dioses venidos del cielo". Y en cuanto a los negros, fueron dichos: "divinos sucios". Hasta entonces comieron las tortillas blancas, los huevos, las gallinas, y toda especie de frutos, como son: Zapote de rbol (zapotes de varios gneros). Tezonzapote (mamey). Aztazapote (zapote blanco). Zapote caca de gallina (tal vez el chicozapote). Camote, cuauhcamote, poxcauhcamote (camote manchado: morado), xochicamote (camote morado), tlapalcamote (camote rojo). Jcama, mazaxcotl (fruta del venado?), fruta del ro (atoyajacote), guayaba (xalxcotl). Cuauhjilotes, aguacates, huajes, tejocotes, capulines, tunas, tunas rojas, tunas de dulce, tunas de zapote, tunas de agua. Tambin comida para los "venados" (caballos); punta de tule, recortes de hierba. Y aun dizque (los envi) para que vieran qu casta de gente era aquella: a ver si podan hacerles algn hechizo, procurarles algn maleficio. Pudiera ser que les soplaran algn aire, o les echaran algunas llagas, o bien alguna cosa por este estilo les produjeran. O tambin pudiera ser que con alguna palabra de encantamiento les hablaran largamente, y con ella tal vez los enfermaran, o se murieran, o acaso se regresaran a donde haban venido. Por su parte ellos hicieron su oficio, su comisin para con los espaoles, pero de nada fueron capaces en absoluto, nada pudieron hacer. Se informa a Motecuhzoma del fracaso de los magosEn consecuencia, al momento regresaron presurosos, dieron cuenta a Motecuhzoma de qu condicin eran, y cun fuertes: -No somos sus contendientes iguales, somos como unas nadas! Por tanto, Motecuhzoma dio rdenes rigurosas: intim con enojo, punzantemente mand, bajo amenaza de muerte impuso precepto a los mayordomos y a todos los principales, capitanes, de que vieran y cuidaran esmeradamente sobre todo lo que aquellos pudieran necesitar. Y cuando salieron de sus naves (los espaoles) y al fin ya van a emprender la marcha hacia ac, y ya estn en movimiento, ya van siguiendo su camino, fueron muy esmeradamente cuidados, se les hicieron honores: venan bajo el amparo de ellos, vinieron siguiendo su camino: mucho se hizo en favor suyo. La angustia de Motecuhzoma y del pueblo en generalAhora bien, Motecuhzoma cavilaba en aquellas cosas, estaba preocupado; lleno de terror, de miedo: cavilaba que iba a acontecer con la ciudad. Y todo el mundo estaba muy temeroso. Haba gran espanto y haba terror. Se discutan las cosas, se hablaba de lo sucedido. Hay juntas, hay discusiones, se forman corrillos, hay llanto, se hace largo llanto, se llora por los otros. Van con la cabeza cada, andan cabizbajos. Entre llanto se saludan; se lloran unos a otros al saludarse. Hay intento de animar a la gente, se reaniman unos a otros. Hacen caricias a otros, los nios son acariciados. Los padres de familia dicen: -Ay, hijitos mos! ... Qu pasar con vosotros? Oh, en vosotros sucedi lo que va a suceder! ... Y las madres de familia dicen: Hijitos mos! Cmo podris vosotros ver con asombro lo que va a venir sobre vosotros? Tambin se dijo, se puso ante los ojos, se le hizo saber a Motecuhzoma, se le comunic y se le dio a or, para que en su corazn quedara bien puesto: Una mujer, de nosotros los de aqu, los viene acompaando, viene hablando en lengua nhuatl. Su nombre, Malintzin; su casa, Teticpac. All en la costa primeramente la cogieron. . . Por este tiempo tambin fue cuando ellos (los espaoles), hacan con instancia preguntas tocante a Motecuhzoma: cmo era, si acaso muchacho, si acaso hombre maduro, si acaso viejo. Si an tena vigor, o si ya tena sentido de viejo, si acaso ya era un hombre anciano, si tena cabeza blanca. Y les respondan a los "dioses", a los espaoles: -Es hombre maduro; no grueso, sino delgado, un poco enjuto; no ms cenceo, de fino cuerpo. Motecuhzoma piensa en huirPues cuando oa Motecuhzoma que mucho se indagaba sobre l, que se escudriaba su persona, que los "dioses" mucho deseaban verle la cara, como que se le apretaba el corazn, se llenaba de grande angustia. Estaba para huir, tena deseos de huir; anhelaba esconderse huyendo, estaba para huir. Intentaba esconderse, ansiaba esconderse. Se les quera esconder, se les quera escabullir a los"dioses". Y pensaba y tuvo el pensamiento; proyectaba y tuvo el proyecto; planeaba y tuvo el plan; meditaba y andaba meditando en irse a meter al interior de alguna cueva. Y a algunos de aquellos en quienes tena puesto el corazn, en quienes el corazn estaba firme, en quienes tena gran confianza, los haca sabedores de ello. Ellos le decan: -"Se sabe el lugar de los muertos, la Casa del Sol, y la Tierra de Tlloc, y la Casa de Cintli. All habr que ir. En donde sea tu buena voluntad." Por su parte l tena su deseo: deseaba ir a la Casa de Cintli (templo de la diosa del maz). As se pudo saber, as se divulg entre la gente. Pero esto no lo pudo. No pudo ocultarse, no pudo esconderse. Ya no estaba vlido, ya no estaba ardoroso; ya nada se pudo hacer. La palabra de los encantadores con que haban trastornado su corazn, con que se lo haban desgarrado, se lo haban hecho estar como girando, se lo haban dejado lacio y decado, lo tena totalmente incierto e inseguro por saber (si podra ocultarse) all donde se ha mencionado. No hizo ms que esperarlos. No hizo ms que resolverlo en su corazn, no hizo ms que resignarse; domin finalmente su corazn, se recomi en su interior, lo dej en disposicin de ver y de admirar lo que habra de suceder.1

1 Informantes de sahagn: Cdice Florentino, lib. XII, caps VIII y IX. (Versin de ngel Ma. Garibay K.).

Introduccin

No obstante los esfuerzos de los mensajeros de Motecuhzoma con el fin de impedir que los espaoles trataran de acercarse a Mxico-Tenochtitlan, la gente de Corts decidi ponerse en marcha. Los dos textos indgenas que se transcriben en este captulo, el primero de los informantes indgenas de Sahagn y el segundo de la Historia de Tlaxcala de Muoz Camargo, nos relatan la llegada de los espaoles a Tlaxcala y Cholula. La seccin de los informantes indgenas da cuenta del primer combate tenido por los espaoles con un grupo de otomes procedentes de Tecoac. Se refiere en seguida como decidieron los tlaxcaltecas recibir en son de paz a los extranjeros. Llegados ya los espaoles, muy pronto empezaron los tlaxcaltecas a intrigar en contra de la gente de Cholula y de los mexicas. Es interesante ver la doble versin que acerca de los motivos de la matanza perpetrada por los espaoles en Cholula nos dan, por una parte los informantes de Sahagn y por otra el autor de la Historia de Tlaxcala. Segn los primeros, todo se debi a intrigas de los tlaxcaltecas "cuya alma arda contra los de Cholula". La versin de la Historia de Tlaxcala es en cambio distinta: se dice que los cholultecas dieron ocasin a su propia destruccin, al no haberse sometido a los espaoles y al asesinar traidoramente a Patlahuatzin, embajador tlaxcalteca, que incitaba a los cholultecas a aliarse con los espaoles. Esta versin, inventada tal vez por los tlaxcaltecas, para excusar su participacin en la matanza de Cholula, no encuentra corroboracin, ni en la Historia de Bernal Daz del Castillo, ni en las Cartas de relacin de Corts. Los espaoles se ponen en marchaPues al fin vienen, los espaoles ya se pusieron en marcha hacia ac . Un hombre de Cempoalla, llamado el Tlacochclcatl tambin primero lo haban hallado cuando vinieron a ver tierras y ciudades, tambin vena hablando nhuatl. Este les viene preparando el camino, ste les viene haciendo cortar caminos, este les viene dando el verdadero camino. Los guiaba, los traa, viniendo por delante. Y cuando a Tecoac llegaron, fue en tierra de tlaxcaltecas, en donde estaban poblando sus otomes. Pues esos otomes les salieron al encuentro en son de guerra; con escudos les dieron la bienvenida. Pero a los otomes de Tecoac muy bien los arruinaron, totalmente los vencieron. Los dividieron en bandas, hubo divisin de grupos. Los caonearon, los asediaron con la espada, los flecharon con sus arcos. Y no unos pocos slo, sino todos perecieron. Y cuando Tecoac fue derrotado, los tlaxcaltecas lo oyeron, lo supieron: se les dijo. Mucho se amedrentaron, sintieron ansias de muerte. Les sobre vino gran miedo, y de temor se llenaron. Entonces se congregaron, en asamblea se reunieron. Se reunieron los caudillos, los capitanes se juntaron. Unos a otros se decan el hecho, y dijeron: -"Cmo seremos? Iremos a su encuentro? Muy macho y muy guerrero es el otom: en nada lo tuvieron, como nada lo miraron! ..." Todo con una mirada, todo con un volver de ojos acabaron con el infeliz macehual! . . . Pues ahora, entremos a su lado; hagmonos sus amigos, seamos amigos suyos. Los de abajo estn arruinados! ... Llegada a TlaxcalaPues en seguida van a darles encuentro, los seores de Tlaxcala. Llevaron consigo comida: gallinas de la tierra, huevos, tortillas blancas, tortillas finas. Les dijeron: -Os habis fatigado, seores nuestros. Respondieron ellos: - Dnde es su casa? De dnde han venido? Dijeron: -Somos de Tlaxcala. Os habis fatigado; habis llegado y habis entrado a vuestra tierra: es vuestra casa Tlaxcala. Es vuestra casa la Ciudad del Aguila, Tlaxcala. Pues all en la antiguedad se llamaba Texcala:sus habitantes se designaban texcaltecas.1 Los condujeron, los llevaron, los fueron guiando. Los fueron a dejar, los hicieron entrar a su casa real. Mucho los honraron, les proporcionaron todo lo que les era menester, con ellos estuvieron en unin y luego les dieron sus hijas. Luego ellos preguntaron: - Dnde es Mxico? Qu tan lejos es? Les respondieron: - Ya no es lejos. Tal vez en tres das se llegar es muy buen lugar. Y muy valientes, muy guerreros, conquistadores. Por todo lugar andan conquistando. Intrigas contra los de CholulaPero los de Tlaxcala ha tiempo estn en guerra, ven con enojo, ven con mala alma, estn en disgusto, se les arde el alma contra los de Cholula. Esta fue la razn de que le dieran hablillas (al conquistador) para que acabara con ellos. Le dijeron: - Es un gran perverso nuestro enemigo el de Cholula. Tan valiente como el mexicano. Es amigo del mexicano. Pues cuando esto oyeron los espaoles, luego se fueron a Cholula. Los fueron llevando los de Tlaxcala, y los de Cempoala. Estaban todos en son de guerra.

La matanza de CholulaCuando se hubo llegado, se dieron gritos, se hizo pregn: los guas, y tambin los hombres del pueblo. Hubo reunin en el atrio del dios. Pues cuando todos se hubieron reunido, luego se cerraron las entradas: por todos los sitios donde haba entrada. En el momento hay acuchillamiento, hay muertes, hay golpes. - Nada en su corazn teman los de Cholula! No con espadas, no con escudos hicieron frente a los espaoles. No ms con perfidia fueron muertos, no ms como ciegos murieron, no ms sin saberlo murieron. No fue ms que con insidias se les echaron encima los de Tlaxcala. Y en tanto que todo esto se haca, todo se le haca llegar, se le deca, se le haca or a Motecuhzoma. En cuanto a los enviados, vienen hasta ac, y se van; estn dando vueltas de all a ac. Ya no como quiera se oye, se percibe el relato. Por su parte, la gente humilde no ms est llena de espanto. No hace ms que sentirse azorada. Es como si la tierra temblara, como si la tierra girara en torno de los ojos. Tal como si le diera vueltas a uno cuando hace ruedos. Todo era una admiracin. Y despus de sucedidas las matanzas de Cholula, ya se pusieron en marcha, ya van hacia Mxico. Van en crculo, van en son de conquista. Van alzando en torbellino el polvo de los caminos. Sus lanzas, sus astiles, que murcilagos semejan, van como resplandeciendo. As hacen tambin estruendo. Sus cotas de malla, sus cascos de hierro; haciendo van estruendo. Algunos van llevando puesto hierro, van ataviados de hierro, van relumbrando. Por esto se les vio con gran temor, van infundiendo espanto en todo: son muy espantosos, son horrendos. Y sus perros van por delante, los van precediendo; llevan sus narices en alto, llevan tendidas sus narices: van de carrera: les va cayendo la saliva. 2 La versin tlaxcalteca de la matanza de Cholula (Texto original en castellano)De manera que desde all en adelante no se trataba de otra cosa (entre los espaoles) que de hacer gente contra los Culhuas Mexicanos, lo cual dentro de muy breve tiempo se hizo por no dar lugar a que stos se confederasen con los tlaxcaltecas. Y por evitar malos pensamientos y otras nuevas ocasiones y propsitos, procur Corts de no dejar de la mano a sus nuevos amigos y confederados, usando como siempre de sus astucias como astuto capitn de la buena ocasin que presente tena. Hecha su gente comenzaron a marchar y mover sus ejrcitos espaoles y tlaxcaltecas con mucho orden de su milicia, nmero y copia de gentes y bastimentos bastantes para tan grande empresa, con muy principales y famosos capitanes ejercitados en la guerra segn su uso y manera antigua. Fueron por capitanes Piltecuhtli, Acxoxatl, Tecpancatl, Cahuecahua, Cocomitecuhtli, Quauhtotohua, Textlipitl, y otros muchos que por ser tantos y tanta la variedad de sus nombres, no se ponen, sino los ms sealados que siempre tuvieron fidelidad con Corts hasta el cabo de su conquista. La primera entrada que se hizo fue por la parte de Cholula, donde gobernaban y reinaban dos Seores que se llamaban Tlaquiach y Tlalchiac, que siempre los que en este mando sucedan eran llamados de este nombre, que quiere decir el mayor de lo alto y el mayor de lo bajo del suelo. Entrados pues por la provincia de Cholula, en muy breve tiempo fue destruida por muy grandes ocasiones que para ello dieron y causaron los naturales de aquella ciudad. La cual destruida y muerta en esta entrada gran muchedumbre de cholultecas, corri la fama por toda la tierra hasta Mxico, donde puso horrible espanto, y ms en ver y entender que los tlaxcaltecas se haban confederado con los "dioses", que as generalmente eran llamados los nuestros (los espaoles) en toda la tierra de este nuevo Mundo, sin poderles dar otro nombre.

La matanza de Cholula (Lienzo de Tlaxcala) Tenan tanta confianza los cholultecas en su dolo Quetzalcohuatl, que entendieron que no haba poder humano que los pudiese conquistar ni ofender, antes acabar a los nuestros en breve tiempo, lo uno porque eran pocos, y lo otro porque los tlaxcaltecas los haban trado all por engao a que ellos los acabaran, pues confiaban tanto en su dolo, que crean que con rayo y fuego del cielo los haban de consumir y acabar y anegar con aguas. Decanlo as, y lo publicaban a grandes voces diciendo: dejad llegar a estos advenedizos extranjeros, veamos que poder es el suyo, porque nuestro dios Quetzalcohuatl est aqu con nosotros, que en un improviso los ha de acabar; dejadlos, lleguen esos miserables, vemoslos ahora, gocemos de sus devaneos y engaos que traen, son locos de quienes se fan aquellos somticos (sodomitas) mujeriles, que no son ms que mujeres bardajas de sus hombres barbudos, que se han rendido a ellos de miedo. Dejadlos lleguen a los alquilados, que bien les han pagado la vida a los miserables. Mirad a los ruines tlaxcaltecas, cobardes, merecedores de castigo: como se ven vencidos de los mexicanos, andan a buscar gentes advenedizas para su defensa. Cmo os habis trocado en tan breve tiempo, y os habis sometido a gente tan brbara y advenediza, extranjera y en el mundo no conocida? Decidnos de dnde los habis trado alquilados para vuestra venganza. Oh miserables de vosotros que habis perdido la fama inmortal que tenais de vuestros varones ascendientes de la muy clara sangre de los antiguos teochichimecas, pobladores de estas tierras inhabitables! Qu ha de ser de vosotros gente perdida? Mas aguardad que muy presto veris el castigo sobre vosotros que hace nuestro dios Quetzalcohuatl. Estas y otras cosas semejantes decan, porque tenan entendido que en efecto se haban de abrasar con rayos de fuego que del cielo haban de caer sobre ellos, y que de los mismos templos de sus dolos haban de salir y manar ros caudalosos de agua para los anegar, as a los de Tlaxcala como a los nuestros, que no poco temor y espanto causaban a los amigos tlaxcaltecas creyendo que sucediese as como decan los cholultecas. Decan, especialmente los pregoneros del templo de Quetzalcohuatl, todo esto que as lo publicaban. Mas, visto por nuestros tlaxcaltecas que nuestros espaoles apellidaban a Santiago, y comenzaban a quemar los espaoles los templos de los dolos y a derribarlos por los suelos, profanndolos con gran determinacin, y como no vean que hacan nada, ni caan rayos, ni salan ros de agua, entendieron la burlera y cayeron en la cuenta de cmo era todo falsedad y mentira. Tornaron as cobrando tanto nimo, que como dejamos referido hubo en esta ciudad tan gran matanza y estrago, que no se puede imaginar; de donde nuestros amigos quedaron muy enterados del valor de nuestros espaoles, y desde all en adelante no estimaban acometer mayores crmenes, todo guiado por orden divina, que era Nuestro Seor servido que esta tierra se ganase y rescatase y saliese del poder del demonio. Antes que esta guerra se comenzara, fueron enviados mensajeros y embajadores de la ciudad de Tlaxcala a los cholultecas, a rogarles y requerirlos por la paz, envindoles a decir que no venan a buscar a ellos, sino a los de Culhua, culhuacanenses mexicanos, que como est dicho, ste era el nombre y apellido Culhuaque porque haban venido de las partes de Culhuacan de hacia la parte del poniente, y mexicanos porque as se llamaba la ciudad de Mxico donde estaban poblados con supremo poder: fueles enviado decir por los de Tlaxcala que se vinieran y de parte de Corts, que se viniesen y diesen de paz, y no tuviesen temor que los hombres blancos y barbudos les hiciesen dao, porque era muy principal gente y muy noble, que queran su amistad, y as les rogaban como amigos los recibiesen de paz, pues hacindolo as seran bien tratados de ellos y que no les haran ningn mal tratamiento, porque de otra manera si los enojaban era gente muy feroz, atrevida y valiente, que traan armas aventajadas y muy fuertes de hierro blanco. Decan esto a causa de que entre ellos no haba hierro sino cobre, y que traan tiros de fuego y animales fieros que los traan de trailla atados con cordeles de hierro, y calzaban y vestan hierro, y de cmo traan ballestas fortsimas, y leones, y onzas muy bravas que se coman las gentes, lo cual decan por los perros lebreles y alanos muy bravos que en efecto traan los nuestros, que fueron de mucho efecto, y que con estas cosas no se podan escapar ni tener reparo, si los "dioses" se enojaban y no se entregaban de paz, lo cual les pareca a ellos muy bien por excusar mayores daos. Y que les aconsejaban como amigos lo hiciesen as. Muerte del enviado tlaxcaltecaMas sin hacer caso de estas cosas no quisieron sino seguir su parecer de no darse, sino morir antes, y en lugar de este buen consejo y buena respuesta a los de Tlaxcala, desollaron vivo la cara a Patlahuatzin su embajador, persona de mucha estima y principal valor. Y lo mismo hicieron de sus manos que se las desollaron hasta los codos, y cortadas las manos por las muecas, que las llevaba colgando. Y le enviaron de esta manera con gran crueldad, dicindole as: andad y volved y decid a los de Tlaxcala y a esos otros andrajosos hombres, o dioses o lo que fuesen, que son esos que decs que vienen, que eso les damos por respuesta. Y as se vino el pobre embajador con harta lstima y dolor, el cual puso terrible espanto y pena en la repblica, siendo uno de los gentiles y hermosos hombres de esta Seora, dispuesto y bien agestado; y visto tan gran atrevimiento y vil tratamiento, de que muri Patlahuatzin en servicio de su patria y repblica, donde deja eterna fama entre los suyos como lo refieren en sus enigmas y cantares. Fueron indignados los tlaxcaltecas, pues recibieron por grande afrenta una cosa que jams haba pasado en el mundo; que los semejantes embajadores eran tenidos en mucho y honrados de los reyes y seores extraos que con ellos comunicaban las paces, guerras y otros acontecimientos que entre las provincias y reinos suelen suceder. Y as con esta indignacin dijeron a Corts: "Seor muy valeroso, en venganza de tan gran desvergenza, maldad y atrevimiento, queremos ir contigo a asolar y destruir aquella nacin y su provincia, y que no quede a vida gente tan perniciosa, obstinada y endurecida en su maldad y tirana, que aunque no fuera por otra cosa ms de por sta, merecen castigo eterno, pues que en lugar de darnos gracias por nuestro buen comedimiento, nos han querido menospreciar y tener en tan poco por amor de ti." El valeroso Corts les respondi con rostro severo dicindoles de esta manera: "Que no tuviesen pena, que l les prometa la venganza de ello", como en efecto lo hizo as, por esto como por otras traiciones, se puso en ejecucin darles guerra muy cruel, donde murieron grandes muchedumbres de ellos como se ver por la crnica que de la Conquista de esta tierra est hecha. Decan los cholultecas que los haban de anegar en virtud de su dolo Quetzalcohuatl, que era el dolo ms frecuentado de todos los que se tenan en esta tierra, y as el templo de Cholula lo tenan por relicario de los dioses. Y decan que cuando se descostraba alguna costra de lo encalado en tiempo de su gentilidad, por all manaba agua. Y porque no se anegasen mataban nios de dos o tres aos, y de la sangre de stos mezclada con la cal, hacan a manera de zulaque 3 y tapaban con ella los manantiales y fuentes que as manaban. Y atenindose a esto decan los cholultecas que cuando algn trabajo les sucediese en la guerra de los dioses blancos y tlaxcaltecas, descostraran y despostillaran todo lo encalado, por donde manaran fuentes de agua en que los anegasen, lo cual hicieron, pusieron en obra, cuando se pusieron en tan grande aprieto como en el que se vieron. La ruina de CholulaLo cual aunque lo hicieron, no les aprovech cosa alguna, de que quedaron muy burlados, y como hombres desesperados los ms de ellos que murieron en aquella guerra de Cholula, se despeaban ellos propios y se echaban a despear de cabeza arrojndose del Cu de Quetzalcohuatl abajo, porque as lo tenan por costumbre muy antigua desde su origen y principio, por ser rebeldes y contumaces como gente indmita y dura de cerviz, y que tenan por blasn de morir muerte contraria de las otras naciones y morir de cabeza. Finalmente, los ms de ellos en esta guerra moran desesperados matndose ellos propios. Acabada la guerra de Cholula entendieron y conocieron los cholultecas que era de ms virtud el Dios de los hombres blancos y sus hijos ms poderosos. Los tlaxcaltecas nuestros amigos, vindose en el mayor aprieto de la guerra y matanza llamaban y apellidaban al Apstol Santiago, diciendo a grandes voces: Santiago!; y de all les qued que hoy en da hallndose en algn trabajo los de Tlaxcala, llaman al Seor Santiago. Usaron los de Tlaxcala de un aviso muy bueno que les hizo Corts, para que fueran conocidos y no morir entre los enemigos por yerro. Porque sus armas y divisas eran casi de una manera y haban en ellas poca diferencia, que como era tan gran multitud de gente la una y la otra, as fue menester, porque si esto no fuera, en tal aprieto se mataran unos a otros sin conocerse. Y as se pusieron en las cabezas unas guirnaldas de esparto a manera de torzales, y con esto eran conocidos los de nuestra parcialidad que no fue pequeo aviso. Destruida en esta primera parte y entrada que se hizo en Cholula, y muerta tanta muchedumbre de gente, saqueada y robada, pasaron luego nuestros ejrcitos adelante, poniendo grande temor y espanto por donde quiera que pasaban, hasta que la nueva de tal destruccin lleg a toda la tierra, y las gentes, admiradas de or cosas tan nuevas, y de cmo los cholultecas eran vencidos y perdidos, los ms de ellos muertos y destruidos en tan breve tiempo, y de cmo su dolo Quetzalcohuatl no les haba ayudado en cosa alguna ...4

1 Texcala: "En los peascos." Tal es la interpretacin dada por los mexicas al origen de la palabra Tlaxcala, que para los Tlaxcaltecas significaba: "En el lugar de las tortillas de ma;z." 2 Informantes de Sahagn: Cdice Florentino, lib. XII, cap. X. (Versin de Angel Ma. Garibay K.) 3 Zulaque: palabra derivada del rabe zulaca: betn, a propsito para tapar las junturas en los caos de agua. 4 Historia de Tlaxcala, por Diego Muoz Camargo, lib. II cap. V.

Introduccin

El siguiente texto de los informantes indgenas de Sahagn, preservado en el Cdice florentino, relata dos ancdotas de especial inters. Los conquistadores, despus de la matanza de Cholula, continan su marcha en compaa de los tlaxcaltecas hacia el Valle de Mxico. Estando ya en las inmediaciones de los volcanes, en el llamado por los mexicas "Tajn del guila", nuevos enviados de Motecuhzoma, encabezados por Tzihuacpopocatzin, les salen al paso. A entregar a los espaoles numerosos objetos de oro, los mexicas se complacen en pintarnos cul fue la reaccin de los forasteros: "se les puso risuea la cara... como si fueran monos levantaban el oro... como unos puercos hambrientos ansiaban el oro..." A continuacin se relata el engao de Tzihuacpopocatzin, que trat de hacerse pasar por Motecuhzoma. Fracasado su intento,nos encontramos con otra serie de enviados. Son ms hechiceros que pretenden impedir la marcha de los conquistadores. Pero stos, no se detienen. La presencia misteriosa de un fingido borracho que sale al paso de los hechiceros prediciendo la ruina de Mxico y realizando portentos, hace que los magos se retiren. Estos piensan que Tezcatlipoca se les ha aparecido. De regreso ya en Mxico-Tenochtitlan, narran a Motecuhzoma lo que han visto. El gran tlahtoani mexica se abati todava ms. Fatalmente acept lo que habra de venir. La reaccin de los conquistadores al recibir el oroY Motecuhzoma luego enva, presenta a varios principales. Los encabeza Tzihuacpopocatzin, y otros muy numerosos representantes suyos. Fueron a encontrar (a los espaoles), en la inmediacin del Popocatpetl, del Iztactpetl, all en el "Tajn del guila". Les dieron a los espaoles banderas de oro, banderas de pluma de quetzal, y collares de oro. Y cuando les hubieron dado esto, se les puso risuea la cara, se alegraron mucho (los espaoles), estaban deleitndose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en ademn de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazn. Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les ensancha el cuerpo por eso. tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansan el oro. 1 Y las banderas de oro las arrebatan ansiosos, las agitan a un lado y a otro, las ven de una parte y de otra. Estn como quien habla lengua salvaje; todo lo que dicen, en lengua salvaje es. Tzihuacpopoca finge ser MotecuhzomaPues cuando vieron a Tzihtlacpopoca, dijeron: -Acaso se es Motecuhzoma? Les dijeron los que andan con ellos, sus agregados, lambiscones de Tlaxcala y de Cempoala, que astuta y maosamente los van acompaando. Les dijeron: - No es l, seores nuestros. Ese es Tzihuacpopoca: est en representacin de Motecuhzoma. Le dijeron: - Acaso t eres Motecuhzoma? Dijo l: -S yo soy tu servidor. Yo soy Motecuhzoma. Pero ellos le dijeron: Fuera de aqu... Por qu nos engaas? Quin crees que somos? T no nos engaars, no te burlars de nosotros, T no nos amedrentars, no nos cegars los ojos. T no nos hars mal de ojo, no nos torcers el rostro. T no nos hechizars los ojos, no los torcers tampoco. T no nos amortecers los ojos, no nos los atrofiars. T no echars lodo a los ojos, no los llenars de fango. T no eres... All est Motecuhzoma! No se podr ocultar, no podr esconderse de nosotros. A dnde podr ir? Ser ave y volar? en la tierra pondr su camino? Acaso en lugar alguno ha de perforar un cerro para meterse en su interior? Nosotros hemos de verlo. No habr modo de no ver su rostro Nosotros oiremos su palabra, de sus labios la oiremos. No ms as lo desdearon, en nada lo reputaron. Y de una vez qued fallida otra vez esta donacin de bienvenida, esta embajada de saludo. Por esto desde ese momento se dirigieron por recto camino. Motecuhzoma enva ms hechicerosPues otra serie de enviados: eran estos hechiceros, magos, y aun sacerdotes. Tambin iban, tambin fueron para darles el encuentro. Pero tambin nada pudieron hacer all, no pudieron hacer dao de ojos, no pudieron dominarlos; de hecho no los dominaron. Ni siquiera all llegaron. No ms fue que cierto borracho con ellos tropez en el camino. Vino a salir a su encuentro, con l de repente dieron. La forma en que lo vieron: como un hombre de Chalco era como estaba revestido: un chalca en el aderezo, un chalca en la ficcin. Estaba como borracho, se finga ebrio, simulaba ser un beodo. Tena el pecho atado con ocho cuerdas de grama. La aparicin de TezcatlipocaDe repente les sali al paso cuando estaban frente a los espaoles, cuando estaban a punto de unirse a ellos. Y no hizo ms que lanzarse hacia los mexicanos y les dijo: -Por qu, por vuestro motivo, vens vosotros ac ? Qu cosa es la que queris? Qu es lo que hacer procura Motecuhzoma? Es que aun ahora no ha recobrado el seso? Es que aun ahora es un infeliz miedoso? "Ha cometido errores: ha llevado all lejos a sus vasallos, ha destruido a las personas. "Unos con otros se golpean; unos con otros se amortajan. "Unos con otros se revuelven, unos de otros se burlan." Y cuando tales cosas oyeron; cuando su discurso escucharon, aun a l en vano fueron a acercarse. Se pusieron a impetrarlo, prepararon para l presurosos un altarcillo, un adoratorio y un asentadero de grama. Pero entonces. . . ya no lo vieron. Aunque en vano le disponen, aunque all en vano le hacen su adoratorio, ya no ms de su boca se meten en el orculo. All los espanta, los reprende con dureza, como si de lejos les hablara. Les dijo: -"Por qu en vano habis venido a pararos aqu? Ya Mxico no existir ms! Con esto, se le acab para siempre!" -"Largo de aqu: aqu ya no!... Volved all , por favor!... Dirigid la vista a Mxico. Lo que sucedi, ya sucedi ! " Luego vinieron a ver, vinieron a fijar los ojos con presura. Ardiendo estn los templos todos, y las casas comunales, y los colegios sacerdotales, y todas las casas en Mxico. Y todo era como si hubiera batalla. Y cuando los hechiceros todo esto vieron, como que se les fue el corazn quin sabe a dnde. Ya no hablaron claramente. Como si algo hubieran tragado. Dijeron: -"No tocaba a nosotros ver esto: al que le tocaba verlo era a Motecuhzoma: todo esto que hemos visto! . . . "No era un cualquiera se... se era el joven Tezcatlipoca!..." De improviso desapareci; ya no lo vieron ms. Y los enviados ya no fueron a dar el encuentro, ya no caminaron hacia ellos. Sino que de all regresaron hechiceros y sacerdotes y fueron a contarlo a Motecuhzoma. Vinieron juntos con los que haban ido primero, con los de Tzioacpopoca. Abatimiento de MotecuhzomaY cuando estos enviados llegaron, narraron a Motecuhzoma cmo pas, cmo lo vieron. Y cuando lo oy Motecuhzoma, no hizo ms que abatir la frente, qued con la cabeza inclinada. Ya no habl palabra. Dej de hablar solamente. Largo tiempo asi estuvo cabizbajo. Todo lo que dijo y todo con lo que respondi fue esto: -Qu remedio, mis fuertes? Pues con esto ya fuimos aqu!... Con esto ya se nos dio lo merecido!... Acaso hay algn monte donde subamos? O acaso hemos de huir? Somos mexicanos: acaso en verdad se dar gloria a la nacin mexicana? Dignos de compasin son el pobre viejo, la pobre vieja, y los niitos que an no razonan. En dnde podrn ser puestos en salvo? Pero... no hay remedio... Qu hacer?... Nada resta? Cmo hacer y en dnde?... Ya se nos dio el merecido... Como quiera que sea y lo que quiera que sea... ya tendremos que verlo con asombro . . . " 2

1 Puercos: el texto nhuatl dice pitzome, "puercos de la tierra". 2 Informantes de Sahagn: Cdice Florentino lib. XII cap XIII. (Versin del nhuatl por Angel Ma. Garibay K.)

Introduccin Dejando atrs los volcanes, vinieron a salir los espaoles por el rumbo de Tlalmanalco, con el fin de encaminarse luego hacia Mxico-Tenochtitlan. Segn el testimonio del Cdice Ramrez, poco despus de haber bajado de la sierra, sali al encuentro de Corts el prncipe Ixtlilxchitl, hermano de Cacamatzin, Seor de Tetzcoco, con acompaamiento de gente y en son de paz. El Cdice Ramrez, que conserva fragmentos de una ms antigua relacin indgena hoy desaparecida, refiere que gracias al prncipe Ixtlilxchitl, la gente de Tetzcoco se uni con facilidad a los conquistadores desde ese momento. Y aade que fue precisamente entonces cuando Corts visit la ciudad de Tetzcoco. Acerca de este punto existen numerosas divergencias en otras fuentes Ni Bernal Daz del Castillo, ni los informantes de Sahagn, ni el mismo don Fernando de Alva Ixtlilxchitl mencionan esa primera visita a Tetzcoco, sino que tratan nicamente de la marcha de los espaoles hacia Iztapala,desde donde marcharon por fin hacia la capital mexica. De cualquier manera, los datos aportados por el Cdice Ramrez ofrecen ancdotas particularmente interesantes, como por ejemplo la violenta reaccin de la seora Yacotzin, madre de Ixtlilxchitl, quien al ser invitada a cambiar de religin, respondi a su hijo que deba haber perdido el juicio, "pues tan presto se haba dejado vencer de unos pocos brbaros que eran los conquistadores". Entre tanto, en Mxico-Tenochtitlan, enterado Motecuhzoma de la presencia de los conquistadores en las cercanas de Tetzcoco, rene por ltima vez a los principales indgenas para tratar sobre si convena o no recibir pacficamente a los forasteros. No obstante los presagios funestos de Cuitlahuacatzin, decide Motecuhzoma al fin recibir en son de paz a los espaoles. La marcha hacia el rumbo de Tetzcoco (Antigua versin castellana de un texto indgena) Alegres los espaoles de ver desde lo alto de la sierra tantas poblaciones, hubo algunos pareceres de que se volviesen a Tlaxcallan hasta que fuesen ms en nmero de los que eran. Pero el Corts los anim y as comenzaron a marchar la vuelta de Tetzcuco y se quedaron aquella noche en la serrana. Y otro da fueron caminando, y a poco ms de una legua llegaron Ixtlilxchitl 1 y sus hermanos con mucho acompaamiento de gente, de la cual recel al principio Corts, pero al fin por seas y por intrpretes supo que venan de paz con que se holg mucho. Y ellos llegaron a los cristianos y como les enseasen al capitn, Ixtlil- xchitl se fue a l con un gozo increble y le salud conforme a su usanza, y Corts con la suya, y luego que lo vio qued admirado de ver a un hombre tan blanco y con barbas, y que en su bro representaba mucha majestad, y el Corts de verle a l y a sus hermanos, especialmente a Tecocoltzin que no haba espaol ms blanco que l. Y al fin, por lengua de Marina y de Aguilar, le rogaron (los de Tetzcoco) que fuese por Tetzcuco para regalarle y servirle. Corts agradecido admiti la merced, y que para all dejaba el tratar la causa de su venida. Llegada a la ciudad Y all, a pedimento de Ixtlilxchitl, comieron Corts y los suyos de los regalos que de Tetzcuco les trajeron, y caminaron luego a su ciudad y les sali a recibir toda la gente de ella con grande aplauso. Hincbanse de rodillas los indios y adorbanlos por hijos del Sol, su dios, y decan que haba llegado el tiempo en que su caro emperador Nezahualpitzintli muchas veces haba dicho. De esta suerte entraron y los aposentaron en el imperial palacio, y all se recogieron, en cuyo negocio los dejaremos por tratar de las cosas de Mxico, que por momentos entraban correos y avisos al rey Motecuhzoma, el cual se holg mucho del recibimiento que sus sobrinos hicieron al Corts y ms de que Cohuanacotzin y Ixtlilxchitl se hubiesen hablado, porque entenda nacera de aqu el retirar Ixtlilxchitl la gente de guarnicin que tena en las fronteras; pero de otra suerte lo tena ordenado Dios. Agradecido Corts al amor y gran merced que de Ixtlilxchitl y hermanos suyos haba recibido, quiso en pago, por lengua del intrprete Aguilar, declararles la ley de Dios, y as habiendo juntado a los hermanos y a algunos seores les propuso el caso, dicindoles como, supuesto que les haban dicho cmo el emperador de los cristianos los haba enviado de tan lejos a tratarles de la ley de Cristo la cual les hacan saber qu era. Declarles el misterio de la creacin del hombre y su cada, el misterio de la Trinidad y el de la Encarnacin para reparar al hombre, y el de la Pasin y Resurreccin, y sac un crucifijo y enarbolndole se hincaron los cristianos de rodillas. a lo cual el Ixtlilxchitl y los dems s hicieron lo propio, y declarndoles luego el misterio del bautismo y rematando su pltica les dijo que el emperador Carlos condolido de ellos que se perdan, les envi a slo esto, y as se lo peda en su nombre, y les suplicaba que en reconocimiento le reconociesen vasallaje; que asi era voluntad del Papa con cuyo poder venan, y pidindoles la respuesta, respondile Ixtlilxchitl llorando y en nombre de sus hermanos que l haba entendido muy bien aquellos misterios y daba gracias a Dios que le hubiese alumbrado, que l quera ser cristiano y reconocer su emperador. Ixtlilxchitl se hace cristiano Y pidi luego el Cristo y le ador, y sus hermanos hicieron lo propio con tanto contento de los cristianos que lloraban de placer y pidieron que los bautizasen, y el Corts y clrigo que all haba le dijeron le instruiran mejor y le daran personas que los instruyesen Y l respondi que mucho de norabuena aunque les suplicaba se le diesen luego, porque l desde luego condenaba la idolatra y deca que haba entendido muy bien los misterios de la fe. Por lo que al oir que hubo muchos pareceres en contrario, se determin Corts a que le bautizasen y fue su padrino Corts y le pusieron por nombre Hernando, porque su seor se llamaba as, lo cual todo se hizo con mucha solemnidad. Y luego vestidos Ixtlilxchitl y su hermano Cohuanacotzin con sus hbitos reales dio principio a la primicia de la ley evanglica, siendo l el primero y Corts su padrino, por lo cual le llam Hernando, como a nuestro rey catolico y el Cohuanacotzin se llam Pedro por Pedro de Alvarado que fue su padrino, y a Tecocoltzin tambin le llarnaron Fernando y fue su padrino el Corts, y as fueron los cristianos apadrinando a todos los dems seores y ponindoles sus nombres. La reaccin de Yacotzin, madre de Ixtlilxchitl Y si fuera posible, aquel da se bautizaran ms de veinte mil personas, pero con todo eso se bautizaron muchos, y el Ixtlilxchitl fue luego a su madre Yacotzin y dicindole lo que haba pasado y que iba por ella para bautizarla. Ella le respondi que deba de haber perdido el juicio, pues tan presto se habia dejado vencer de unos pocos de brbaros como eran los cristianos. A lo cual le respondi el don Hernando que si no fuera su madre, la respuesta fuera quitarle la cabeza de los hombros, pero que lo haba de hacer, aunque no quisiese, que importaba la vida del alma. A lo cual respondi ella con blandura que la dejase por entonces, que otro da se mirara en ello y vera lo que deba hacer. Y l se sali de palacio y mand poner fuego a los cuartos donde ella estaba, aunque otros disen que porque la hall en un templo de dolos. Finalmente ella sali diciendo que quera ser cristiana y llevndola para esto a Corts con grande acompaamiento la bautizaron y fue su padrino el Corts y la llamaron doa Mara, por ser la primera cristiana. Y lo propio hicieron a las infantas sus hijas que eran cuatro y otras muchas seoras. Y en tres o cuatro das que alli estuvieron, bautizaron gran nmero de gente como est dicho. Ultima deliberacin de Motecuhzoma Y al cabo de esto el Motecuhzoma, sabiendo lo que pasaba, llam a su sobrino Cacama a consejo y a Cuitlahuacatzin su hermano, y los dems seores y propuso una larga pltica en razn de si se recibiran los cristianos y de qu manera. A lo cual respondi Cuitlahuacatzin que a l le parecia que en ninguna de las maneras, y el Cacama respondi que l era de contrario parecer, porque pareca falta de nimo estando en las puertas no dejarlos entrar, de ms de que a un tan grande seor como era su to no le estaba bien dejar de recibir unos embajadores de un tan gran principe como era el que les enviaba, de ms de que si ellos quisiesen algo que a l no le diese gusto, les poda enviar a castigar su osada teniendo tantos y tan valerosos hombres como tena. Y esto dijo que era su ltimo parcer, y asi el Motecuhzoma antes que hablase nadie dijo que a l le parecia lo propio. Cuitlahuacatzin dijo: "plega a nuestros dioses que no metis en vuestra casa a quien os eche de ella y os quite el reino, y quiz cuando lo queris remediar no sea tiempo". Con lo cual se acab y concluy el consejo y aunque todos los dems seores hacan seas que aprobaban este ltimo parecer, Motecuhzoma se resolvi en que los quera recibir, hospedar y regalar, y que Cacama su sobrino los fuese a recibir y Cuitlahuacatzin su hermano se fuese a Iztapalapan y los aguardase en sus palacios. 2

1 Este Ixtlixchitl, como se indica en la nota 7 de la Introduccin General a este libro, era hermano de Coanacochzin seor de Tetzcoco e hijo de Nezahualpilli. No debe confundirse, ni con Ixtlilxchitl "el viejo", padre de Nezahualcyotl ni con don Fernando de Alva Ixtlilxchitl el historiador. 2 Cdice Ramrez (Relaci del origen de los indios que habitan esta Nueva Espaa segn sus Historias) fragmentos 3 y 4.

Introduccin

Contando con el auxilio de toda la gente, que traan de la regin de Tlaxcala, los espaoles se encaminaron derecho hacia Mxico. Los textos de los informantes de Sahagn (Cdice Florentino) que a continuacin se transcriben, comienzan por describir el orden como hicieron su aparicin los diversos cuerpos del ejrcito de los conquistadores. Acercndose a Mxico por el sur, por el rumbo de Iztapalapa, llegaron hasta Xoloco, lugar que como dice don Fernando de Alva Ixtlilxchitl se llam despus San Antn y se encuentra por la llamada actualmente Calzada de San Antonio Abad. El mencionado Ixtlilxchitl en su XIII relacin, indica la fecha precisa en que esto tuvo lugar: el de 8 noviembre de l5l9. Frente a frente, Motecuhzoma y Corts, sostuvieron un dilogo que nos conservan puntualmente los informantes de Sahagn. Motecuhzoma lleg a exclamar entonces: "No, no es sueo, no me levanto del sueo adormilado, no lo veo en sueos, no estoy soando... es que ya te he visto, es que ya he puesto mis ojos en tus ojos ..." El texto que aqu se transcribe se refiere luego a la estancia misma de los conquistadores en la gran capital y a sus intrigas y empeos por aduearse del oro guardado en la casa del tesoro. Al final de este captulo se ofrecen las breves palabras de la ya aludida dcima tercera relacin "de la venida de los espaoles", escrita por Fernando de Alva Ixtlilxchitl, que confirma en resumen las palabras de los informantes indgenas de Sahagn. Motecuhzoma sale al encuentro de Corts As las cosas, llegaron (los espaoles) hasta Xoloco.1 All llegan a su trmino, all est la meta. En este tiempo se adereza, se engalana Motecuhzoma para ir a darles el encuentro. Tambin los dems grandes prncipes, los nobles, sus magnates, sus caballeros. Ya van todos a dar el encuentro a los que llegan. En grandes bateas han colocado flores de las finas: la flor del escudo, la del corazn; en medio se yergue la flor de buen aroma, y la amarilla fragante, la v