Verdugos Y VictimasACTO PRIMEROInterior humilde de un cuarto de
vecindad, dividido en dos compartimientos por una cortina
corrediza. En el compartimiento de la izquierda, ms corto, una cama
de tablas asentadas sobre dos burros de madera. En el
compartimiento de la derecha, una mesa de pino sin pintar una
mquina de coser; en un rincn, un brasero sin lumbre; la puerta, al
fondo, sobre el patio de la vecindad: decorado popular; en el que
figuran imgenes de santos; varias sillas de tule, averiadas,
repartidas en ambos compartimientos.ESCENA IISABELY
JUANAISABEL(Juana, en la cama, dormida. Isabel cose en la mquina.)
(Sin parar de trabajar.) Qu angustia! Qu angustia! (Pra la mquina y
se lleva las manos al pecho; tose convulsivamente.) (Pausa.) El
trabajo me aniquila; siento que mis fuerzas se agotan. (Suspira y
reanuda la tarea, a la que interrumpe un nuevo acceso de tos.)
(Pausa.) Esto no puede continuar as: debo dejar de trabajar.
(Volviendo el rostro hacia el compartimiento donde descansa Juana.)
Pero si no trabajo, qu ser de mi madre, tan enferma como est? No
cuenta con nadie ms que conmigo. (Llora.)JUANA(Despertando.) Qu es
eso, hija ma? Lloras?ISABEL(Enjugndose precipitadamente las lgrimas
y afectando serenidad.) No es nada, madrecita, no lloro.
(Acercndose mimosa al lado de la enferma, a quien besa.)
Mrame.JUANA(Acaricindola.) Pobrecita, qu cansada te has de sentir
despus de haber velado toda la noche! (Se acarician.)ISABELNo te
aflijas por m, mamacita. Estoy todava joven y fuerte y ... (La
interrumpe un acceso de tos.) Te lo aseguro, me siento bien, muy
.... (Nuevo acceso de tos.)JUANA(Alarmada.) Pero esa tos, esa tos
... Hijita de mi corazn, esa tos no me gusta.ISABELNo te alarmes;
mira que ests muy delicadita: es un pequeo resfriado y nada ms. No
te aflijas; el doctor ha dicho que procures no emocionarte; te
aseguro que no siento la menor molestia. Ahora, a descansar. No
debes fatigarte hablando. (Arregla las almohadas y cobijas, besa a
Juana y reanuda su tarea en la mquina.)JUANAHija?ISABELQu se te
ofrece, mam?JUANAMe puedes dar una taza de t?ISABELS, mam, voy a
prender la lumbre. (Se dirige al brasero y busca en la carbonera.)
(Con angustia.) Ni un trozo de carbn! Mamacita, voy a pedir a la
vecina una taza de agua caliente. (Juana no contesta.) (Pausa.) Se
habr dormido? (Levanta la cortina y se asoma.) S, se ha dormido. Qu
congoja! Ni un pedazo de pan, ni un carbn. Dios mo! Por qu
abandonas a tus hijos? Por qu yo que trabajo hasta agotar mis
fuerzas carezco hasta de lumbre para hervir una taza de t?
Perdname, Padre Eterno, pero a veces llego a dudar de que existas,
porque si eres todo bondad, por qu no se hace sentir tu bondad? No
hay muchos nios que tiritan de fro y lloran de hambre? Por qu
descargas tu clera sobre los inocentes? (Llaman a la puerta.) Quin
podr ser? (Abre.)ESCENA IILOS MISMOS; MENDIZABALMENDIZABAL(En la
puerta, elegante, con el sombrero de seda en la mano.) (Melifluo.)
Buenos das, seorita.ISABELBuenos das, seor.MENDIZABALDeseara decir
dos palabras, si eso no fuera molesto para usted.ISABELSrvase usted
pasar y tomar asiento. (Entra y se sienta; Isabel hace lo
mismo.)MENDIZABALMi dependiente me ha informado que no ha podido
obtener de usted el pago del alquiler de este cuarto, y he querido
venir en persona a arreglar el asunto. Como usted sabe, los
negocios van muy mal; el Gobierno necesita dinero para hacer frente
a la crisis econmica, y los propietarios tenemos que pagar las
contribuciones, vindonos en la penosa necesidad de exigir de
nuestros inquilinos el pago exacto de las rentas.ISABELPero es el
caso, seor, que no cuento con dinero para pagar lo que adeudamos
por el alquiler del cuarto. Mi madre ha estado postrada en cama
desde hace largos meses, y todo lo que gano con mi trabajo se ha
gastado en mdico y medicinas. No pudiera usted esperar un mes ms
para el pago?MENDIZABALImposible, seorita! (Acercando su asiento al
de Isabel.) Sin embargo, si usted fuese razonable, tal vez
pudisemos tener un arreglo.ISABEL(Con extraeza.)
Razonable?MENDIZABALSi; si haciendo un lado escrupulillos, me amase
usted ...ISABELPero si usted tiene mujer e hijos y, adems, la Ley y
la Religin .....MENDIZABAL(Interrumpindola.) Ya s lo que me va a
decir usted; pero no es sabido que la Ley no alcanza a los ricos, y
que el que tiene dinero puede comprar su entrada al
cielo?ISABELDios mo! Dios mo, aydame!MENDIZABALmeme usted y ser
ayudada.ISABELPero es que debo prostituirme para tener el derecho
de vivir en esta pocilga?MENDIZABAL(Brutal.) Yo necesito hacerme
pagar de alguna manera. A falta de dinero, acepto
caricias.ISABEL(Se pone en pie.) (Indignada.) Retrese usted de mi
casa!MENDIZABAL(Se pone en pie.) (Con sorna.) Tu casa..... Ja, ja,
ja....! En este momento voy a ver al juez para que con tus
cachivaches te pongan de patitas en la calle. Tu casa ..... Ja, ja,
ja ....! (Sale.)ESCENA IIIISABELY JUANAISABELEn la calle, Dios mo!
Y qu va a ser de mi madre? (Llora.) (Pausa.) Dios mo, se es cierto
que existes, muestra tu poder: pon un freno a la injusticia; no
desampares a los dbiles. En qu te hemos ofendido para que nos
castigues de manera tan cruel? Adnde voy con mi madre moribunda?
Adnde, Dios mo? Virgen madre de Dios, aydame, slvame!
(Llora.)JUANA(Despertando.) Lloras, hija ma?ISABEL(Enjugndose
precipitadamente las lgrimas.) No, mamacita. (Dirigindose al lado
de la enferma.) Te sientes mejor? (La acaricia.)JUANAMe siento tan
dbil.... Hijita de mi vida, no quisiera decrtelo, pero creo que se
acerca para m el ltimo momento. (Se abrazan y sollozan.) (Pausa.)
Qu ser de ti, sola en el mundo? Si vivieran tus hermanos, morira ms
tranquila .....ISABELPobres hermanos mos, tan buenos, tan
abnegados! Parece que los estoy viendo: tan trabajadores, tan
honrados. Toda su raya nos la entregaban intacta para los gastos de
la casa. Qu fe tan grande era la suya en el triunfo de la
Revolucin! Con qu entusiasmo lean las proclamas de los caudillos
que convocaban al pueblo a la rebelin con promesas ardientes de
libertad y de bienestar para los trabajadores! Y yo me pregunto a
veces: de qu ha servido tanto sacrificio? Mis hermanos muertos;
cientos de miles de trabajadores muertos, y el bienestar no existe;
no hay ms que miseria y opresin: lo mismo que antes, lo mismo que
siempre.JUANA Me duele dejarte. Si no fueras bonita, morira ms
tranquila; pero bella y pobre .... Me horroriza el pensarlo: te
asediarn las seducciones; la lujuria estar en constante acecho de
tu virtud. Se te ofrecer pan, pero a condicin de que lleve el sabor
de la vergenza. (Solloza.)ISABEL(Acaricindola.) No te aflijas,
mamacita; no pienses en eso. Piensa en que vas aliviarte. Mira que
te hacen dao las emociones fuertes. Alviate, que fuerza no me ha de
faltar para resistir todas las tentaciones del vicio y los rigores
de la miseria. (Llaman a la puerta.) Voy a ver quin es. (Abre la
puerta.)ESCENA IVLOS MISMOS; DOCTORDOCTOR(En la puerta.) Buenos
das.ISABELBuenos das, doctor; pase usted.DOCTOR(Entrando.) Cmo
sigue la enferma?ISABEL(En voz baja.) Peor; hace cuatro das que he
esta do llamando a usted para que viniera a verla, y como usted no
ha venido, ha empeorado.DOCTOR(En voz baja.) No es culpa ma, hija.
Me debe usted con sta ocho visitas, y usted comprender que no puedo
sacrificarme ms. Hoy slo he venido a ver si se me paga. De lo
contrario, no receto.ISABEL(Con angustia.) Slveme usted a mi madre,
doctor. Mi madre se muere!DOCTORPero es que yo tengo que vivir. Dme
usted un abono a cuenta de la deuda, y la servir con mucho
gusto.ISABEL(Retorcindose las manos.) Trabajo de da y de noche;
casi no pruebo bocado y, sin embargo, no cuento con un solo
centavo. No hay un trozo de carbn en el brasero, ni un pedazo de
pan para la enferma.DOCTOR(Insinuoso.) Todos sus infortunios
terminaran si usted quisiese.....ISABELNo veo cmo.DOCTORYo puedo
proteger a usted, y lo hara con gusto porque siento por usted una
gran simpata. Si usted fuese ms amable conmigo ....ISABELLo soy con
todo el mundo, dentro de los lmites del decoro.DOCTORMuy bien; pero
yo quisiera para m una amabilidad especial, algo que dejara
satisfecho el cario que siento por usted.ISABELCalle usted, por
Dios! No profane un sentimiento todo abnegacin y todo desinters
como es el del amor, con un simple apetito de la carne. Usted es
rico, mientras yo soy pobre; usted es instruido, y yo ignorante. Qu
amor puede nacer entre dos seres tan distanciados el uno del otro
por la posicin social, por la educacin, por la instruccin, por las
costumbres y hasta por las aspiraciones? El amor slo puede nacer
entre iguales. Cuando el rico fija sus ojos en la pobre, es que
quiere hacerla su querida. (Llaman a la puerta.) Voy a abrir. (Abre
y aparece Jos.)ESCENA VLOS MISMOS Y JOSJOS(Entrando.) Isabel mia!
Cmo sigue tu mam?ISABEL(Suspirando.) Muy mal.DOCTORPrecisamente
vine a ver a la enferma para prestarla los auxilios de la ciencia.
(Con hipocresa.) La profesin del mdico es un apostolado, que
desgraciadamente el vulgo no entiende. All donde est el dolor, all
se sencuentra el mdico.JOSEspecialmente cuando hay dinero para
parlo sus visitas.DOCTORVe usted cmo no se comprende el apostolado
del medico? Qu injusticia! No es que quiera yo hacer alarde de mis
sacrificios por la humanidad doliente; pero cmo se explica usted mi
presencia en este lugar cuando se me deben ocho visitas y no tengo
ni la ms remota esperanza de que se me paguen? En fin, hay que
sufrir con paciencia las debilidades del prjimo. (Con hipocresa.)
Slo una humanidad ms justa podr comprender nuestra abnegacin y
nuestro desinters. Voy ver a la enferma. (Se aproxima al lecho; se
sienta; saca el reloj y toma el pulso a la enferma, que yace sin
movimiento.)JOS(A Isabel, en voz baja.) Ese es un
farsante.ISABELPretenda que le pagase ocho visitas atrasadas, pues
de lo contrario no recetara.JOSInfame! Se ha instrudo en las
escuelas sostenidas con el sudor del pueble, y todava le cobra al
pueblo por sus servicios. (Isabel solloz; Jos la
acaricia.)DOCTOR(Hablando para s.) Esto es grave; no hallo el
pulso. Se trata de un caso de extrema debilidad. Se agota esta
mujer por falta de alimentacin. Ms que medicinas, necesita leche,
huevos, consom. (Aplica el odo al pecho de la enferma.) Esto no
tiene remedio. La muerte no tarda en llegar. (Se levanta y va haca
Isabel y Jos.)ISABEL(Al doctor.) Qu esperanza nos da uste,
doctor?DOCTORNo hay remedio. Llamen a un padre para que administre
a la enferma los ltimos sacramentos. Yo le dir a la portera que
vaya por el padre. (Sale.)ESCENA VILOS MISMOS, MENOS EL
DOCTORISABEL(Se precipita al lado de su madre, que permanece
inmvil; se arrodilla y la echa los brazos al cuello. Jos la sigue y
permanece de pie.) (Sollozando.) Madre ma, no quiero que te mueras!
Mrame, mira a tu hija! No me dejes sola! Dios justo, Dios
bondadoso, que no se muera mi madre o mtame a m tambin! No te
mueras, mamacita, no te mueras! Mira que trabajar mucho, mucho!,
para comprartecosas muy buenas, y te mimar, y platicaremos de
cuando, siendo nia, me llevabas de la mano a dejar la costura al
almacn, y de regreso me comprabas alguna golosina, y de cuando me
enseabas a leer; pero no te mueras! No me dejes!JOS(Se arrodilla al
lado de Isabel.) (Acaricindola.) Pobrecita amada ma!ISABELDios mo,
t que eres el amparo de los dbiles, mira mi dolor. (Llaman a la
puerta.)JOS(Levantndose.) Yo voy a abrir. (Se dirige a la puerta y
la abre, entrando de rondn Mendizbal, un juez, su secretario,
varios gendarmes y cuatro cargadores. La puerta queda
abierta.)ESCENA VIILOS MISMOS, MENDIZABAL, JUEZ Y ACOMPAAMIENTOJUEZ
(A los gendarmes.) (Con despotismo.) Guardad esa puerta. (Los
gendarmes se alnean en la puerta.) (A Mendizbal.) (Con cortesa.) Es
sta la casa que desea usted que sea desocupada, seor
Mendizbal?MENDIZABALS seor, esta es.JUEZ (A Jos.) (Con aspereza.)
Con quin se entiende uno aqu?JOSLas personas que ocupan esta casa
son una madre moribunda y una hija desolada. No veo con quin pueda
usted entenderse.JUEZ (Al secretario.) Levante usted el acta de
lanzamiento; hay que poner todas estas cosas en la calle. (El
secretario se sienta junto a la mesa, desenvuelve unos papeles y se
pone a escribir.)JOSLas circunstancias son exceptionales; hay una
persona que agoniza; espero que no se llevar adelante esta
diligencia.JUEZ (Con nfasis.) La Ley es la Ley y tiene que ser
respetada. (Aludiendo a Mendizbal.) Al seor se le deben los
alquileres de esta casa, y ha solicitado el auxilio de la Ley y el
apoyo de la justicia para que sus intereses no sufran menoscabo.
(Al secretario.) Adelante con la diligencia.ISABEL(Con angustia.)
No quiero que te mueras, mamcita! No quiero que te mueras!JOS(Se
precipita sobre la cortina y la descorre con violencia.) (Al juez.)
Tendr usted corazn para continuar la diligencia?JUEZ (Encogiendo
los hombros.) La Ley es la Ley; la Ley no tiene corazn. Es triste
el espectculo; pero como representante de la justicia tengo que
velar por que los intereses legtimos no sean lesionados. (Aludiendo
a Mendizbal.) Al seor se le deben los alquileres, y la justicia y
el derecho estn de su parte.JOSJusticia! Derecho! He ah dos
conceptos prostitudos por la burguesa. La justicia y el derecho
nada tienen de comn con nuestra Ley, protectora del fuerte y azote
del dbil.JUEZ (Furioso.) Es usted anarquista?JOSSoy amigo de la
justicia, de la justicia humana, de la justicia que no est escrita
en los cdigos, de la justicia que prescribe que todo sr humano
tiene el derecho de vivir sin explotar y sin ser explotado, sin
mandar y sin ser mandado.JUEZ (A los gendarmes.) Este hombre es
magonista. Registradlo! (Los gendarmes se echan sobre Jos y lo
registran.)JOS(Indignado.) No soy magonista: soy anarquista. Un
anarquista no tiene idolos. (Los gendarmes no encuentran ms que un
peridico doblado, que entregan al juez.)JUEZ (Desdobla el peridico;
ve el ttulo y, furioso, se lo muestra a Jos.) Podr usted negar que
este peridico infame no es Regeneracin, la infecta hoja de los
renegados de California?JOS(Serena.) En efecto, es Regeneracin.JUEZ
(Colrico.) Con razn est usted tan alebrestado. Este maldito
peridico slo sive para trastornar las cabezas de los pelados,
hacindoles creer que es posible vivir sin gobierno, que el Gobierno
es malo cualquiera que sea su forma y quienqueira que se encuentre
al frente de l, y otras majaderas por el estilo.JOS(Tranquilo.) Y
el Gobierno se encarga de confirmar las verdades propaladas por los
anarquistas, poniendo en la calle a una anciana moribunda y a una
hija loca de dolor.JUEZ (A los cargadores.) (Furioso.) Ea, hombres,
poned en medio de la calle todo lo que hay aqu! Pronto! (A los
gendarmes, sealando a Jos.) Vosotros, detened a ese pelado. (Dos
cargadores se apoderan de la moribunda y la sacan del cuarto,
mientras los otros se disponen a poner fuera otros objetos. Los
gendarmes maniatan a Jos.)ISABEL(Siguiendo a los que se llevan a su
madre.) (Con angustia.) En la calle! En la calle! Dnde est tu
misericordia, Dios mo? Dnde tu justicia?MENDIZABAL(A Isabel cuando
pasa.) (Con irona.) Tu casa ... eh? Ja, ja, ja ....!JOSApretad,
tiranos, que la injusticia afila la hoja de la guillotina!ACTO
SEGUNDOCUADRO PRIMERODespacho de un general; mobiliario de oficina;
en el escritorio, un telfono porttil; la puerta en un
costado.ESCENA 1GENERALY MRQUEZGENERAL(Adornado con medallas y
cruces, sentado frente al escritorio, fumando un puro) Qu le pareci
a usted el acto de la imposicin de las medallas, mi buen
Mrquez?MRQUEZ(Sentado.) Grandioso, seor general, grandioso y hasta
sublime! Porque qu calificativo mejor que el de sublime puede darse
al acto en que la Patria, agradecida, premia a sus mejores
hijos?GENERAL(Sacando el pecho.) Y no son pocas las medallas y
cruces que me han colgado.... Para otra vez necesito tener dos
pechos, porque ya no me queda lugar para ms colgajos. Ja, ja, ja
....!MRQUEZ(Servil.) Mi general, usted sabe que yo no s manchar mi
lengua con la adulacin; pero estoy por decir que si el pecho de
usted fuera del tamao del mundo, todava no habra lugar suficiente
para fijar el l todas las condecoraciones a que por sus mritos se
hace usted acreedor.GENERALBendito sea Dios, que todava hay
espritus justicieros en la Tierra! Lo asciendo a usted a capitn,
seor ayudante.MRQUEZGracias, mi general, y que Dios conserve su
vida preciosa para la felicidad de la Patria. (Suena un timbre.)
Voy a ver qu es. (Levantndose.) Con el permiso de usted, mi
general. (Sale, cerrando tras s la puerta.)GENERALJa, ja, ja .....!
(Palmendose el abdomen.) La Patria! La Patria! Esta es la Patria!
Pero hay que fomentar esa ilusin en el pueblo para que est
dispuesto a degollar y a hacerse degollar cuando nos convenga a los
de arriba. (A Mrquez, que entra llevando un papel en la mano.) Qu
ocurre, mi buen Mrquez? Sintese usted.MRQUEZCon su permiso, mi
general. (Se sienta.) Est la antesala llena de gente que pretende
obtener algn favor de usted. (Mostrando el papel.) El escribiente
ha formado esta lista de los solicitantes y de los que pretenden,
para que usted ahorre su valioso tiempo.GENERALA ver, vaya usted
leyendo, mi buen Mrquez.MRQUEZ(Leyendo.) Juana Hernndez viuda de
Garca, con tres pequeuelos, dice que su marido muri en campaa
contra los campesinos, sirviendo a las rdenes de usted, y reclama
una pensin para vivir ella y educar a sus hijos. Serapio Contreras,
soldado del Batallion Rojo a las rdenes de usted, herido y baldado
para siempre en la accin de La Purisima contra los campesinos, pide
ayuda por estar cargado de familia. Diego, Juan, Toribio y
Anastasio Ruiz, hurfanos .....GENERALBasta! Basta, que no
acabaramos nunca y tenemos muchas cosas que arreglar! Sigue la
lista por el mismo tenor?MRQUEZSi, mi general.GENERALPues, no me
dejo ver de nadie. Qu gente tan molesta! Y no ha venido
Isabelita?MRQUEZNo, mi general.GENERALBueno; ella s que pase
inmediatamente que llegue. Ahora vamos a lo ms importante: est
arreglado todo para la fiesta de esta noche?MRQUEZToda est listo,
mi general. Los manjares son exquisitos; los vinos, de primera. La
mejor orquesta de la ciudad amenizar el banquete y tocar en el
baile. Han quedado invitadas las seoritas que usted prefiere:
Julia, Ester, Rebeca y Lola, con la recomendacin de que dejen a sus
mams en casa. En fin, que todo est listo. Los gastos ascienden a
cinco mil pesos.GENERALUna bicoca! Para eso suda el pueblo! (Suena
el timbre.)MRQUEZ(Se levanta.) Con permiso de usted, mi general,
corro a ver quin es. (Abre la puerta.) Es Isabelita, mi general. (A
Isabel.) Srvase usted pasar. (Entra Isabel vestida de andrajos, y
Mrquez sale, cerrando discretamente la puerta.)ESCENA IIGENERALE
ISABELISABEL(Entrando.) (Con cortedad.) Buenos das,
seor.GENERAL(Ponindose en pie y yendo a su encuentro con las manos
tendidas.) Buenos das, Isabelita; sintese usted. (Se sienta Isabel
y el general se sienta a su lado.)ISABEL(Tmida, jugando con las
puntas del rebozo.) Ha arreglado usted algo en mi favor,
seor?GENERALPor supuesto que s, hija ma; no faltaba ms que yo
dejara de hacer algo por usted, por la hermanita de dos de mis
mejores soldados, como lo fueron los hermanos de usted, a quienes
Dios tenga en su seno. Cmo haba de olvidar la Patria a los deudos
de los que se sacrificaron por ella? Mas se necesita un poco de
paciencia. No hay dinero para nada. Todos vivimos a la cuarta
pregunta. Pero la situacin de usted puede cambiar con slo abrir los
labios. Acepte usted mi proposicin de ocupar la casita de mi
propiedad de la Ribera de San Cosme: est sin inquilinos,
completamente amueblada; puedo ponerla a usted criados que la
sirvan y pasarla una regular mesada. Qu dice usted?ISABELYa he
dicho a usted otras veces que me es imposible aceptar sus
proposiciones. Pobre he sido y pobre espero morir, con la
conciencia tranquila de haber obrado siempre de acuerdo con la
dignidad. Qu amargo debe ser el pan comprado con la
deshonra!GENERALEs esa su determinacin definitiva?ISABEL(Con
firmeza.) Si, seor.GENERALVenga esa mano, Isabelita. La felicito
cordialmente por la firmeza de su carcter. He querido solamente
probar hasta qu punto era fuerte su virtud. Las proposiciones que
he hecho a usted no han sido ms que una astucia ma para convencerme
de la pureza de usted. Venga, pues, otra vez esa mano, que beso con
la misma reverencia que besara de la Virgen Santsima. (La besa la
mano.) Est usted segura de mi proteccin. Esta misma noche ir
personalmente al Ministerio de la Guerra para exigir, as como
suena, para exigir, del Ministro, una pensin para
usted.ISABEL(Conmovida.) Mil gracias, seor, mil gracias! Cun bueno
es usted! Ahora, me retiro. (Se levanta.) Hasta luego, seor. Que
Dios colme a usted de bendiciones.GENERAL(De pie.) Adis, Isabelita.
Cuenta conmigo como si fuera tu padre. (Sale Isabel cerrando tras s
la puerta.) (Se pone las manos extendidas una despus de la otra a
la altura de la nariz y agita los dedos.) Toma tu pensin, idiota!
Tu virtud es un obstculo para la satisfaccin de este fuego que
devora mis entraas, y es necesario aniquilar esa virtud, estropear
esa castidad para que puedas caer entre mis brazos. Eres una flor
que el Destino puso en la boca de un infierno: la hoguera de mis
pasiones. Pero para ti! Que los astros salgan de sus rbitas si no
te me entregas una vez que ests deshonrada. (Medita.) (Pausa.) (Se
da una palmada en la frente.) Ah, si! La hago prender como
prostituta clandestina; la darn su libreta, y entonces .... ser ma!
(Se dirige hacia el escritorio, se sienta y toma el telfono.)
(Pausa.) Con el general Sifuentes. Hablado con el Inspector de
Sanidad? (Pausa.) Una muchacha, de nombre Isabel, est ejerciendo la
prostitucin clandestina y constituye una amenaza para la salubridad
pblica. (Pausa.) Vive en la casa nmero 5 de la calle del Moro. En
este momento ha salido de aqu y puede ser encontrada en el
trayecto. Es agraciada, tiene el pelo negro, viste andrajos y debe
tener como dieciocho aos de edad. (Pausa.) Ruego a usted que no se
d a conocer el nombre de la persona que hace la denuncia. (Pausa.)
Muy bien. (Cuelga la bocina.) Por algo soy general. No conozco la
estrategia? (Cambia la decoracin.)CUADRO SEGUNDOUna calle de una de
las principales ciudades de Mxico. Alineados a la pared, siete u
ocho mendigos de los dos sexos y distintas edades.ESCENA IMENDIGOS
Y TRANSENTESMENDIGO PRIMERO(Al mendigo que est ms prximo a l.) Mal
pinta el da, don Mnuel.MENDIGO SEGUNDOQu da deja de ser malo para
el desgraciado?MENDIGO TERCERONo os quejis, hermanos, que nosotros
mismos somos los responsables de la triste situacin en que nos
encontramos.MENDIGO CUARTO(mujer) Nosotros los culpables? La mala
suerte y nada ms.TODOS (Con excepcin del tercero.) S, la mala
suerte y nada ms!MENDIGO TERCERONo, amigos, mos: el infortunio que
sufrimos no es hijo de la mala suerte, sino de nuestra testarudez,
de nuestra obstinacin en seguir conservando instituciones, que por
tradicin y por propia experiencia sabemos que son incapaces de
asegurar al sr humano el bienestar y la libertad. A ver, quin de
vosotros sabe que lo que se llama gobierno es bueno para los
pobres? Quin de vosotros sabe que el hombre o la mujer de la clase
trabajadora es ms libre y goza de mayor bienestar en Alemania o en
Estados Unidos, en Francia o en Turqua, bajo el Imperio o bajo la
Repblica?MENDIGO PRIMERO(Rascndose la cabeza.) El trabajador es
desgraciado en todas partes.MENDIGO SEGUNDO(Escupiendo con rabia.)
El Gobierno no tiene ms que palo para el pobre, aqu y
dondequiera.MENDIGO CUARTO(Refunfuando.) Para qu hablar de todo
eso? Eso por sabido se calla. (Todos dan muestras de
asentimiento.)MENDIGO TERCEROPues bien, si sabis que todo gobierno
es malo para los trabajadores, no os quejis de vuestra suerte, sino
de vosotros mismos, que con vuestra sumisin, con vuestra
indiferencia, cuando no con vuestro apoyo personal, habis
contribuido a la conservacin de esa institucin nociva que se llama
Gobierno. Yo mismo he sido uno de tantos. Este brazo lo perd en una
batalla. Yo era obrero antes de ser mendigo. Los polticos, hbiles y
astutos, cierta vez que se vieron muy comprometidos ante el empuje
arrollador de los trabajadores del campo, que tienen como divisa
Tierra y Libertad, lograron trastornarnos de tal manera a los
obreros de las ciudades, que nos hicieron firmar un pacto de
alianza con los jefes de un partido poltico, comprometindonos a
tomar las armas para batir a los campesinos y ofrecindosenos, en
cambio, que cuando el partido triunfase se pondra la tierra a
disposicin de todos los que quisieran cultivarla, y se mejorara en
todos sentidos la condicin del obrero. Total: que nos ensartamos.
Triunfo el partido, y los trabajadores siguen siendo tan esclavos
como antes. Los que ganaron fueron los polticos, los aspirantes a
puestos pblicos, y, naturalmente, los burgueses, contra los cuales
se deca que era la campaa. Bien merecido lo tenemos por animales.
No sabamos que ningn Gobierno puede ser bueno para los
pobres?MENDIGO PRIMEROYo perd esta pierna en el combate del
Saucillo. Mi general est ahora riqusimo; tiene automvil y queridas,
y se da la gran vida. Los soldados dimos nuestra sangre en
beneficio de unos cuantos sin vergenzas.MENDIGO SEGUNDOA m me
dieron trabajo los burgueses mientras tuve fuerzas para trabajar.
Cuando ya no serv para nada, me echaron a la calle como a bestia
vieja.MENDIGO CUARTOMi marido form parte de un batalln de obreros:
muri en una accin contra los trabajadores del campo, y qued viuda
con dos hurfanos. Un da de mucha hambre, mi hijo tom un pan de una
panadera, y fue fusilado por ladrn. Mi hija est en el lupanar; los
jefes del batalln son ahora diputados y senadores, y yo pido
limosna. (Levanta el puo al cielo y lo sacude amenazador.)
(Colrica.) Da llegar en que el pobre empue el fusil, ya no para
encumbrar a nadie, sino para su propio beneficio.TODOS S! S!MENDIGO
PRIMEROTodo esto ensea a los pueblos que no hay que pedir, sino que
tomarMENDIGO SEGUNDOSi los trabajadores hubiramos tomado, para el
beneficio de todos, la tierra, la maquinaria, los medios de
transportacin y todo cuanto existe, sin esperar a que un gobierno
nos diera todos esos bienes, otra sera nuestra suerte.MENDIGO
CUARTOY todava hay oprimidos que no saben cmo podran vivir sin
gobierno! (Pasa un transente.)TODOS Una limosna por el amor de
Dios!TRANSENTES (Sin detenerse.) Perdonad, perdonad! (Pasa de
largo.)TODOS Ni un centavo, ni un centavo! (Pasan dos transentes
elegantes.)TODOS Una limosna por el amor de Dios!TRANSENTE PRIMERO
(A su acompaante.) Es una vergenza, para el buen nombre de nuestra
ciudad, que el Gobierno permita a esta gente asquerosa exhibir su
deformidad y su mugre a la luz del sol. Debera tenerse un lugar
donde amontonarse toda esa basura viviente.TRANSENTE SEGUNDO Es
precisamente lo que se hace en las grandes capitales de Europa: hay
asilos para todos estos desperdicios humanos, como en nuestras
casas hay desvanes para aglomerar los objetos intiles.TRANSENTE
PRIMERO Estos pedigeos son verdaderos desechos sociales, que por
decoro deberamos ocultar. A quin se le pudiera ocurrir sacar a la
calle su vaso de noche y poner a la vista de todos sus desechos
personales?TRANSENTE SEGUNDO Vmonos de prisa, porque huele mal esta
canalla. (Saca su pauelo y se lo lleva a las narices; el otro lo
imita, y ambos se marchan a gran prisa.)MENDIGO TERCEROInfames!
Ellos son la causa de nuestra desgracia, y nos desprecian. Cuando
ya no servimos para trabajar, nos mandan a comer aire, como los
camaleones. (Suenan dos campanadas.)MENDIGO CUARTOLas dos de la
tarde, y no he conseguido un solo centavo, ni he comido un bocado
de pan!MENDIGO SEGUNDOCuntos en este momento estarn arrojando a sus
perros lo que yo no he podido conseguir para mis hijitos!MENDIGO
PRIMEROMe desvanezco de hambre.MENDIGO QUINO (nio de 7 aos)
(Sollozando.) Tengo hambre! Pan, pan, pan ....!MENDIGO CUARTO(Al
nio.) No tienes padres, nio?MENDIGO QUINTO(Sollozando.) Mi padre y
mi hermano mayor murieron en una batalla. Pertenecan a un batalln
rojo de obreros. Tengo hambre! Pan, pan, pan....! (Entra Isabel
vestida de andrajos.)ESCENA IIMENDIGOS E ISABELISABELPan! Este nio
quiere pan. Dios mo, qu mseria! (Saca un pedazo de pan que lleva
envuelto en un papel y lo da al nio, quien lo come vorazmente.)
Toma, niito; este pedazo de pan es lo nico que tengo para pasar el
da, pero no puedo verte sufrir.MENDIGO PRIMEROQu corazn tan noble
de tan linda muchacha!MENDIGO SEGUNDOSlo el que sufre puede
comprender al que sufre!MENDIGO TERCEROElla es pobre; pero eso es
buena.MENDIGO CUARTO(Conmovida.) Hija ma, mereces otra suerte.
(Entran varios gendarmes blandiendo los garrotes.)ESCENA IIILOS
MISMOS, GENDARMES, OBREROS Y CATRINESGENDARME PRIMERO(Golpeando a
los mendigos.) (Con arrogancia.) Ea, haraganes, vagos sinvergenzas,
dejad libre la calle que tanto afeis con vuestra presencia! Vamos,
pronto!, desfilad a vuestras asquerosas madrigueras, donde no
ofendis la vista y el olfato de las personas decentes! (Los dems
gendarmes imitan el ejemplo de su compaero y arremeten a golpes
contra los mendigos. Se aglomera alguna gente de los dos sexos y de
distintas condiciones sociales.)OBRERO PRIMERO (Al que le acompaa.)
Mira, y eso que triunf la Constitucin!OBRERO SEGUNDO Siempre te he
dicho que todo gobierno es malo para los pobres. Mientras los
pobres tomemos el fusil para derribar a un gobernante y poner otro
en su lugar, no tendremos ms que miseria y opresin. El remedio est
en que los pobres nos unamos para derribar todo gobierno, y hacer
que la tierra, la maquinaria, las casas, toda cuanto existe, sea
propiedad de todos.GENDARME PRIMERO(A la gente.) (Repartiendo
golpes a los que visten humildemente.) Ea, fuera mirones! No
entorpezcis la accin de la justicia! (Se alejan un tanto las
personas de traje humilde, Isabel inclusive, y slo quedan cerca de
los gendarmes las personas que visten con decencia.)OBRERO PRIMERO
(Con irona.) La igualdad ante la Ley!CATRIN PRIMERO(A los
gendarmes.) Duro con esos pelados, vecino!CATRIN SEGUNDODuro, duro
con ellos! La plebe es una bestia que hay que domar a
golpes.GENDARME PRIMERO(Reparando en Isabel.) (A otro gendarme.)
Oiga, compaero, no ser sta la mujer que buscamos?GENDARME
SEGUNDO(Examinando atentamente a Isabel.) La filiacin que de ella
tenemos, coincide exactamente con el aspecto de sta.GENDARME
PRIMERO(A Isabel.) (Con aspereza.) A ver, t, cmo te
llamas?ISABEL(Alarmada.) Por qu? Qu se quiere de m?GENDARME
PRIMERO(Colrico.) Que digas cmo te llamas,
sinvergenza!ISABEL(Asustada.) Pero qu es lo que se quiere hacer
conmigo, Dios mo? Yo nada malo he hecho.GENDARME (La toma por el
brazo y la sacude brutalmente.) (Colrico.) Que digas cmo te llamas!
No entiendes, animal?ISABEL(Con angustia.) Isabel.GENDARME
PRIMERO(Triunfante.) Aj, Isabelita, acompeme a la
crcel!ISABEL(Llorando.) A la crcel, Dios mo! (Al gendarme.) Y por
qu, seor, por qu he de ir a la crcel? A quin he
perjudicado?GENDARME PRIMERO(Brutal.) Vamos, vamos, no te hagas la
inocente. Quieres saber por qu vas a la crcel? Pues bien, sbelo:
porque no tienes libreta y ejerces la prostitucin clandestina.LOS
CATRINES Ja, ja, ja....! Una pjara de cuenta! Buena alhaja! A la
crcel con ella!MENDIGO QUINTO(Abrazndose a las piernas del gendarme
primero.) (Suplicante y lloroso.) No se lleve usted a la seorita,
no se la lleve! Mire que es muy buena! (El gendarme descarga un
garrotazo sobre el nio y de un puntapi lo arroja lejos de
s.)GENDARME PRIMERO(Al nio.) (Colrico.) Para que no se te vuelva a
ocurrir interponerte ente la justicia y el crimen! (A Isabel,
quitndose el kepis y ofrecindola cmicamente el brazo.) Srvase usted
tomarse de mi brazo para conducirla a su casa. (Forma
ostentosamente una reja con los dedos de ambas manos; los catrines
ren estruendosamente y aplauden.)ISABEL(Rehsa el brazo.)
(Sollozando.) Qu afrenta, Dios mo! Qu negra deshonra! Adis, sueos
rosados de hogar tranquilo y sonriente! Adis, Jos mo, olvdame, que
nuestro amor pursimo queda aplastado b ajo el peso de la vergenza!
Qu desgraciada soy! (Los gendarmes la hacen caminar a empellones;
los catrines ren estruendosamente; los proletarios aprietan los
puos indignados; mujeres proletarias lloran.)OBRERO PRIMERO
(Sacudiendo el puo hacia el grupo de gendarmes que arrean a
Isabel.) La injusticia es la madre de la Revolucin! (Cambia la
decoracin.)CUADRO TERCEROInterior de una crcel; en un costado, la
puerta con un ventanillo; en un rincn, un barril para inmundicias;
presos desarrapados formando grupos o aislados aqu y allESCENA
NICAJOSE (Paseando solo.) Qu atroz desasosiego! Siento como si
todos los astros se hubieran desprendido del cielo y pesaran sobre
mi pecho. Me ahogo aqu, dentro de estas cuatro paredes, donde se
pudre la carne proletaria! La tumba no es tan horrible como la
crcel, porque siquiera los muertos no sienten. (Pausa.) Pobre
Isabel! Pobre Isabel! Qu ser de ti durante estos largos meses de mi
cautiverio? Sola, enteramente sola. (Pausa.) Si fuera fea, no me
preocupara mucho por ella, porque la fealdad es, hasta cierto
punto, un escudo para la virtud; pero tan bella, tan linda, cundo
no dejar de despertar deseos y de avivar apetitos? (Pausa.) Joven,
bella, y pobre, las tres condiciones que hacen zozobrar la virtud.
Pobre amada ma! Pobre Isabel! Dbil barca en medio de un ocano
embravecido por todas las incontinencias, azotado por todas las
lujurias! (Pausa.) Yo no siento celos; no, no soy tan mezquino;
pero mi corazn se oprime al pensar en tu suerte, en la suerte de
todas las muchachas pobres, en la suerte de las hijas del pueblo
seducidas por el burgus, que hace de los hombres carne de fbrica,
de presidio o de cuartel, y de las mujeres, carne de lupanar y de
hospital. (Contina paseando.)PRESO PRIMERO(A sus compaeros de uno
de los grupos.) Llevo ya seis meses en este maldito encierro, y
todava no me juzgan.)PRESO SEGUNDO(Dirigindose al primero.) Pues,
hermano, para que te pase lo que a m, no urge que te juzguen. Hoy,
a las diez de la maana, fui sentenciado a quince aos de
penitenciara por el costal de maz que me apropi de la bodega de don
Saturnino. Yo voy al presidio por el costal de maz que necesitaba
para que mi familia no pereciera de hambre, y l, que ha robado al
pueblo vendiendo caro su maz agorgojado para despilfarrar el dinero
en francachelas, ah est reventando de gordo, rico y respetado.PRESO
PRIMERONo s cmo me vaya; pero sea cual fuere mi suerte, quiero
saberla pronto. Mi mujer est en cama y enferma, y mis hijos
abandonados corretean por las calles buscando un pedazo de
pan.PRESO SEGUNDOPerra vida la nuestra, hermanos. El taller, el
presidio y la muerte, he ah nuestro destino.)PRESO TERCEROY as
seguir siendo mientras los proletarios no formemos un solo cuerpo y
acabemos con la propiedad privada, haciendo de todo la propiedad de
todos.PRESO PRIMEROQu mal gobierno tenemos!PRESO SEGUNDOMe puedes
sealar uno bueno?PRESO TERCERONi con la linterna de Digenes se
encuentra uno bueno.JOS(Sin dejar de pasear.) El pueblo comienza a
comprender la causa de su infortunio. Ah, infame sistema de la
propiedad privada, tus das estn contados! (Una voz desde el
ventanillo: Jos Martinez!) (Suspende su paseo.) Presente! (La misma
voz: una carta!) (Se precipita al ventanillo y recibe una carta que
alarga un brazo.) (Emocionado.) Una carta! (Ve la letra del sobre.)
Y es de Isabel! (Reanuda su paseo.) No quisiera abrirla. Sufro
tanto al enterarme de todo lo que ella sufre! Ya s lo que va a
decirme: qu no ha encontrado trabajo; que no ha podido conseguir la
pensin a que tiene derecho por la muerte en campaa de sus dos
hermanos; que se siente sola en el enorme mundo. No, no leo la
carta, sobre todo en este momento en que me siento embargado de una
tristeza abrumadora. Despus la leer. (Se guarda la carta en el
seno.) (Pausa.) (Suspirando.) No puedo resistir a la tentacin de
leer la carta. (Saca del seno la carta, procura que nadie le vea y
la besa.) (Temblando al abrirla.) Parece que voy a cometer un
crimen. (Lee, y mientras lee suspira y solloza.) (Con angustia.) No
me engaarn mis ojos? (Vuelve a leer, a suspirar y a sollozar.) (Con
angustia.) Oh, mis sentidos me engaan! Es que mi mente est
conturbada y leo tal vez que lo que no est escrito en el papel!
Pero no, no me engaa la vista: est bien clara la letra. (Vuelve a
leer, esta vez en voz alta.) "Jos, olvdame. Todo ha terminado entre
nosotros. Estoy acusada de ejercer la prostitucin clandestina, y
esta tarde, tal vez cuando pases tus ojos por estas lneas, ya tendr
mi patente de infamia, esto es, mi libreta de prostituta. No te
pido perdn porque soy inocente vctima de quin sabe qu infame
intriga. En este momento soy pura todava; pero despus ya no lo ser
porque as lo ha querido la maldad humana. Mi grande ilusin era
unirme a ti pura. Mas ya que eso no es posible, renuncio a tu amor,
y sepulto los despojos de mis ilusiones bajo la losa del olvido.
Adis; que seas feliz, ya que yo no puedo serlo siendo duea de tu
amor.-ISABEL". (Solloza.) (Pausa.) (Con desesperacin.) Sepulcros,
vomitad vuestros cadveres! Mares, vaciaos sobre la Tierra! Soles,
desplomaos si el dolor y el infortunio del sr humano no se
convierten en rebelin!ACTO TERCEROSale de un lupanar de alto rango;
puertas laterales; balcones en el fondo.ESCENA IISABELY
LUCRECIAISABEL(Sentada; la frete ente las manos; vestido vistoso.)
(Levanta la cabeza y suspire.) (Con tristeza.) Corazn, corazn,
lates todava! (Pausa.) Salpicado de fango, yo pensaba, y lo
deseaba, que acabaras por hacerte insensible; pero te conservas
intacto y siento dentro de m las vibraciones ms sutiles de tus ms
delicadas fibras. (Pausa.) Vives, corazn, para mi tormento. Mat mis
ilusiones; pero ha quedado vivo el recuerdo, desquite gentil del
tronco que perfuma el hacha que le hiere; exquisita venganza de la
mariposa que dora los dedos crueles que estrujaron sus alas.
(Pausa.) (Con desesperacin.) Jos...! Jos...! Jos...! (Llora.)
(Entra Lucrecia; vestido vistoso.)LUCRECIA(Va hacia Isabel y se
sienta a su lado, estrechndola en sus brazos.) (Con dulzura.)
Procura olvidar, buena amiga ma, procura olvidar. Mira que, si
lloras, vas a acabar por hacerme llorar a m tambin. (Isabel contina
llorando.) (Pausa.) (Compasiva.) Olvida, olvida ...! (Pausa.) (Se
escuchan a lo lejos, ejecutadas en el violn con gran emocin, las
dos partes de "La Paloma.") Oh, qu tristeza!
(Solloza.)ISABEL(Estrechando a su vez a su amiga.) (Compasiva.)
Lloras?LUCRECIATu dolor, mi dolor, y esa msica en cuyas notas vibra
el dolor de un alma atormentada, seran capaces de hacer gemir una
piedra. (Suspira.)ISABELEs Leonor, que toca en su cuarto. Cunto
sufre esa pobre amiga nuestra!LUCRECIAQuin es feliz aqu? Con
excepcin de doa Chole, la duea de la casa, nadie est contenta:
sufrimos todas. Las hijas de la alegra! Qu amargo sarcasmo!ISABELQu
injusticia! Hijas del dolor, hijas del infortunio, eso es lo que
somos.LUCRECIAHoy recib una carta de la seora que cuida de mi hija,
que me ha hecho llorar lgrimas de sangre. La nia est dotada de una
precoz inteligencia para sus seis aos. Con frecuencia pregunta:
"Por qu no vive mi mam conmigo? Todas las mams viven con sus
hijitos." A lo que la seora le contesta: "Tu pobre madre tiene que
trabajar de da y de noche para que no te falten la comida, el
vestido y una camita muy linda y muy blanca, en que hagas ru, ru."
"Ah, replica la inocente, qu buena es mi mam! Cuando yo crezca, ser
como mi mam con mis hijitos." (Solloza.)ISABEL(Abrazndola.) Valor!
Valor!LUCRECIATodas las madres se regocijan de ver crecer a sus
hijos, y ansan verlos grandes, hechos y derechos; pero lo que para
una madre normal es un placer, constituye un suplicio para la
desgraciada prostituta. Con qu terror veo acercarse cada
aniversario del nacimiento de mi hija. "Un ao ms, me digo, un ao ms
del desarrollo de la razn de este pequeo cerebro." Cun pronto ser
imposible ocultar la verdad a esta nia inocente! Dios mo, qu
vergenza! (Solloza.)ISABELOh, sociedad hipcrita! T haces a la
prostituta, y a la prostituta dejas la tarea de avergonzarse de tu
obra!LUCRECIAAl principio me forj la ilusin de que permaneciendo en
esta casa unos tres o cuatro aos, podra ahorrar el dinero
suficiente para salir de este antro del vicio, recoger a mi hija y
marcharnos muy lejos, adonde no se conociera mi vergenza; pero han
pasado tres aos, y la nia crece, crece rpidamente, y yo no cuento
con ahorros porque no ha sido posible hacerlos. Aqu, como en todas
partes, es el patrn el nico que gana. (Con desesperacin.) Aydame,
Dios mo!ISABELDios es sordo a los ruegos de los humildes. Venganza!
Venganza!LUCRECIA(Suspirando.) Ah, s, es verdad! Dios no ha odo mis
splicas. Cuando me cortejaba el dueo de la fbrica en que yo
trabajaba, no cesaba de pedirle a Dios su ayuda. Al levantarme y al
acostarme peda al cielo con fervor: "Dios mo, no permitas mi cada!
Dios mo, consrvame pura!" El patrn, al ver mi resistencia, recurri
a la ms vil astucia: cierto da me llam a su despacho para que le
explicase algunos detalles del trabajo, y como hiciera mucho calor,
me obsequi con un refresco. No supe ms de m. Me haba dado un
narctico. Cuando volv en m, ya no era pura. Llorando le manifest mi
situacin. "No tengas cuidado, me dijo, yo te proteger." Pero cuando
ms tarde le anunci que llevaba en el seno el fruto, de su criminal
atentado, me despidi de la fbrica y pas mi nombre a todos los
establecimientos fabriles en que pudiera encontrar trabajo, para
que no se me admitiese. Qu me quedaba por hacer? Ingresar al nico
lugar en que poda ser admitida: el lupanar! (Solloza.)ISABELY con
todo eso, la sociedad hipcrita e injusta, nos llama "las hijas de
la alegra!"LUCRECIAAlegra......! Cundo la sentimos las condenadas a
este infierno? El vino, las luces, las sedas, los perfumes, slo
sirven para adormecer nuestros tormentos. Ah, y cuntas veces para
exacerbarlos! Quin podr sentir alegra en este antro del fingimiento
y de la mentira? (Se escucha el rodar de un carruaje por la calle,
que se detiene debajo de los balcones.) Quin podr ser? (Corre hacia
un balcn, abre, se asoma y cierra en seguida.) Es el
General!ISABELAh, mi amigo! Tan desinteresado y tan
bueno!LUCRECIACuidado, Isabel! No te fes de la bondad, del
desinters y de la abnegacin de los poderosos. Yo quisiera que todos
ellos tuvieran una sola cabeza para arrancarla de un tajo!ISABELYo
tambin; pero este hombre poderosos constituye una excepcin. Este es
tan bueno ..... Voy a mi cuarto a esperar que me
llamen.LUCRECIAVamos, y de paso te dar algunos consejos. Eres
todava tan inexperta...... (Salen.) (Entran doa Chole y el General,
vestido ste de paisano.)ESCENA IIGENERALY DOA CHOLEDOA CHOLE(Viendo
para todos lados.) Cre que estaba aqu Isabel. Corro a decirla que
est usted aqu, seor General. (Se dispone a salir.)GENERAL(Tomndola
precipitadamente de un brazo.) Un momento, doa Chole. (Doa Chole se
detiene.) Antes quiero que me informe usted acerca del estado de
nimo en que ese encuentra Isabel, para que, en vista de ello,
formule yo mi plan de ataque. Nosotros, lo militares, tenemos en
gran concepto la estrategia. Ja, ja, ja........!DOA CHOLEEst
tristona la muchacha. Yo creo que est enamorada de algn Jos, porque
varias veces que he aplicado el odo a la puerta de su cuarto,
cuando ella se cree sola, la he odo pronunciar ese nombre. (Con
desprecio.) Algn pelado, sin duda.GENERALS, doa Chole, un pelado,
y, lo que es peor, Un anarquista!DOA CHOLE(Santigundose.) Ave Mara
Pursima!GENERALUn criminal peligrossimo, que acaba de salir de la
crcel.DOA CHOLE(Santigundose.) Santo Dios!GENERALUn corruptor de
las masas trabajadoras.DOA CHOLEQuiera Dios que no nos corrompa a
Isabel!GENERALFigrese usted que en sus plticas con la plebe trata
de hacer creer que todos aquellos que no empuamos la herramienta
del trabajo, somos unos parsitos que consumimos sin producir.DOA
CHOLEQu lengua, Dios mo!, qu lengua!GENERALPero no es eso todo: lo
peor es que alega que todos nosotros, a quienes l llama parsitos,
debemos desaparecer para que la humanidad llegue a ser libre y
feliz.DOA CHOLEQu barbaridad! Si eso se realizase tendra yo que
cerrar mi establecimiento, porque no encontrara hambrientas que
quisieran venir a dar servicio aqu por un pedazo de pan. Se puede
decir que es sta una institucin de beneficencia: qu haran sin la
existencia del lupanar las desgraciadas que no tienen qu comer? Se
moriran de hambre!GENERALY sin ricos, quin patrocinara los
lupanares?DOA CHOLEEsos anarquistas son unos bandidos! Por qu no
los fusilar el Gobierno?GENERALLos fusila, pero brotan como hongos.
Las crceles de todo el mundo estn llenas de ellos; pero surgen ms y
ms, y sus doctrinas disolventes lo invaden todo, penetran por todas
partes, y son especialmente acariciadas por la hez de la sociedad,
la canalla que habita pocilgas y se roe los codos de hambre, la
pelusa, la maldita pelusa! yo quisiera que todos los pelados
tuvieran una sola cabeza para arrancrselas de un tajo.DOA CHOLENo
lo permita Dios, seor General; quin trabajara entonces para los que
vivimos en la holganza?GENERALPiensa usted sabiamente, doa Chole:
es mejor conservar esa canalla, como consentimos que vivan las
bestias, para que trabajen. Ja, ja, ja......! Ahora s, llame usted
a Isabel.DOA CHOLEEn seguida, seor General. (Sale.)GENERALLa plaza
est fuertemente artillada, y necesito hacer uso de mi mejor tctica.
No se tom Zamora en una hora! Si ataco directamente, corro el
peligro de salir derrotado, y de quedar derrotado para siempre. Ni
atacar directamente ni har uso de todas mis fuerzas. Con esta
estrategia, si algunas de mis fuerzas son derrotadas, me quedan
todas las dems para continuar el asedio hasta lograr la rendicin de
la fortaleza. Su pudor, mancillado ahora, es un obstculo menos. Mas
queda en pie un obstculo a prueba de mis caones de sitio: su amor
por ese Jos. Ese es el baluarte que hay que demoler para tocar
enseguida a asalto a degello. Ah, se me ocurre una idea luminosa!
Bendita sea la estrategia! Mi amigo el presbtero Ordoez salvar la
situacin. Yo lo he salvado a l de ms de un conflicto y ahora le
toca pagarme. Yo lo saqu del atolladero cuando queran enviarlo a la
penitenciara por quin sabe qu travesurillas que haca en la sacrista
con las muchachas de la parroquia. No podr negarse a servirme,
induciendo a Isabel a que olvide a ese Jos, anarquista maldito que
en los infiernos se tueste! Yo continuar en mi papel de protector
paternal, desinteresado y abnegado, y con mi constancia lograr al
fin que se arroje en mis brazos ofrecindome sus besos..... Momento
ambicionado con todos los ardores de mi sangre turbulenta! (Pausa.)
Sopla, sopla, pasin, que tu soplo aviva el fuego que arde en todo
mi sr! Peor para las virtudes que se hallen a mi paso! (Se pasea.)
(Entra Isabel.)ESCENA IIIGENERALE ISABELISABEL(Entrando.) Buenos
das, mi buen protector.GENERAL(Yendo a su encuentro con los brazos
abiertos.) (Buenos das, hija mia.) (La abraza.)ISABELSintese usted,
que ha de venir cansado. (Se sientan.)GENERALEN verdad que estoy
rendido de fatiga. (Abanicndose con el sombrero.) Uf, qu calor! He
dado ms vueltas que una ardilla, de aqu para all y de all para ac.
Como sabes, logr que el ministro de la Guerra firmara la orden
concedindote la pensin a que tienes tan justo derecho; pero la
intriga y la maldad no desperdician ocasin para causar daos. Se
recibi en el Ministerio un annimo en que se te denuciaba como
pupila de este establecimiento, y el Ministro revoc su acuerdo
despus de haberse cerciorado de que, efectivamente, te encontrabas
aqu. Mira qu fatalidad! Cmo hay hombres que tienen corazn para
llevar a cabo semejantes infamias!ISABEL(Con angustia.) Qu infamia!
Era mi nica esperanza de salvacin. Una ilusin ms que se marchita!
Quin ser ese infame delator? (Solloza.)GENERAL(Compasivo.) No
llores, hija ma, que cuentas con un amigo sincero y leal que nada
exige de ti, y que slo se preocupa por tu bien. No llores, que no
ests sola en el mundo. Siguendo con la cuestin de la delacin, he
logrado saber que ayer por la maana, antes de que se abrieran las
oficinas del Ministerio, un joven obrero se acerc a la puerta
cerrada, y desliz un papel por un resquicio. Eso lo vi el
barrendero que hace el aseo de los corredores, y logr, adems,
reconocer a ese joven, a quien se ha visto siempre complicado en
huelgas y otros conflictos obreros.ISABELSer
l?GENERALQuin?ISABEL(Con dolor.) Jos?GENERAL(Como trantando de
acordarse.) Jos....Jos.... S, se es el nombre del joven! Un obrero
tejedor.ISABEL(Con dolor.) Jos Martnez.GENERALEl mismo! Ese es tu
denunciante. Lo conoces?ISABEL(Con desesperacin.) Tierra, brete y
trgame! (Solloza.)GENERAL(Acaricindola.) Calma, calma. Qu estpdo
soy con causarte tanta pena! Si hubiera yo adivinado que mis
palabras te iban a hacer sufrir, no te habra contado nada!
Pobrecita hija ma! Tu corazn atormentado necesita los consuelos
dulcsimos de la religin. Ya no llores, nia querida. Voy en busca de
un sabio sacerdote, un santo varn, dechado de virtudes, para que
venga a tener una pltica contigo. Nada mejor como la religin para
los que sufren! (Levantndose.) Con que, nimo. Sabes que cuentas con
un amigo leal, que soy yo. Voy en seguida por el padres Ordez. Se
me parte el corazn ante tu dolor. Hasta luego. (La besa la mano y
sale. Isabel permanece sollozando. Despus se escucha el ruido de un
carruaje que se aleja.) (Entra doa Chole.)ESCENA IVISABELY DOA
CHOLEDOA CHOLEEa, Isabel, no llores. nimo, nimo, que esta noche es
necesario que reine la alegra en esta mansin del placer. Tendremos
com huspedes de honor a diputados senadores, generales, jueces,
magistrados tal vez hasta un ministro de Estado nos honre con su
presencia, y es preciso no ponerles caras huraas para que la casa
no pierda su buen nombre. Anda, anmate, tmate una copita de coac, y
vers cmo te alientas. Mira, te dar del que tengo para mi propio
uso. Con l, hasta los muertos resucitan.ISABEL(Con tristeza.)
Gracias, doa Chole, no apetezco el vino en este momento. Deseo
morir.DOA CHOLEMorir? Una muchacha tan linda como t y de tanto
porvenir? Vamos, que debes tener muy trastornado el cerebro cuando
piensas en esas cosas tan feas.ISABELEs que soy muy desgraciada.DOA
CHOLEEn tus manos est tu felicidad. Mira, procura ser cariosa con
los clientes de la casa; procura agradarles, y estoy segura de que
nop faltar algn personaje que te ponga casa rica, con carruaje,
lacayosw y manojos de billetes de Banco. Todo depende de tu
comportamiento. Al alacance de tus manos est la gran vida.
Aprovchate!ISABEL(Suplicante.) No me atormente usted, doa Chole. Mi
ideal de felicidad no es el lujo y la ostentacin, sino la
tranquilidad de mi conciencia.DOA CHOLEOh, joven inexperta! A la
consciencia se la ahoga en vino. Ja, ja, ja .....! (Se escuchan
tres fuertes aldabonazos del lado de la calle.) Quin ser? (Va hacia
un balcn, abre, se asoma y vuelve a cerrar.) (Con admiracin.) Es un
padre!ISABELViene a verme.DOA CHOLEVoy a hacerle entrar. (Sale.)
(Isabel esconde la cabeza entre las manos.) (Entra Ordez.)ESCENA
VISABELY ORDEZ ORDEZ (Da un paso hacia adentro.) Ave Mara Pursima!
(Se santigua.) (Dirigindose hacia Isabel.) Buenas tardes, hija
ma.ISABEL(Levanta la cabeza.) (Con tristeza.) Buenas tardes,
padre.ORDEZEn tus ojos, hija ma, veo asomarse la tristeza.ISABELSoy
muy desgraciada.ORDEZLo s, hija ma. El seor General, esa buena alma
que Dios ha puesto en la Tierra para aliviar la suerte de los que
sufren, me ha puesto al corriente de todo, y he vendo a ofrecerte
los consuelos de la religin.ISABELGracias, padre, gracias. Cun
bueno y generoso es el General!ORDEZNo hay palabras, hija ma, para
alabar, para ensalzar las acciones de ese varn justo y abnegado, y
no se puede menos que dar gracias a Dios por haber depositado en el
corazn de ese hombre los tesoros de su divina bondad. Yo quisiera
que todos los infieles, que todos los ateos, que todos los herejes
tuvieran la feliz oportunidad de conocer al General para que se
convencieran de que hay un Dios, porque solamente un dios puede
inspirar acciones tan bellas como las del General. El General es un
ngel, hija mia, que Dios envi a la Tierra para que nos sirviera de
ejemplo a los pecadores. (Alzando los ojos.) Albada sea tu
sabidura, Dios grande y poderoso! Qu seramos los hombres sin los
modelos que T nos envas? Un conjunto espantoso de bestias feroces,
que se destrozaran las unas a las otras!ISABELAy, padre, en cambio
de un hombre bueno, cuntos hay perversos!ORDOEZAs lo ha querido
Dios, hija ma, para que a la vista de tales monstruos nos apartemos
de ellos con horror y huyamos del crimen. Dios, en su alta
sabidura, nos presenta esos engendros espantosos para hacernos
suspirar por la virtud. Por ejemplo: me puedes dar un sr ms
monstruoso que el malvado que influy ante el Ministro para que no
se te concediera la pensin? Ese nopuede ser un hombre; se es un
engendro del demonio; tal vez es el demonio mismo.ISABELAy, padre,
acsome de haber amado a ese monstruo!ORDEZPero es cierto eso que me
dices, hija ma? Ah, infortunada!; con razn de dej Dios de su mano!
He ah por qu te encuentras en esta situacin. Tu honra, perdida; tu
porvenir, desbaratado. El slo hablar con esos monstruos, mancha.
Ay, hija ma, ests en pecado mortal y tu alma ser rechazada por Dios
cuando mueras, y sufrirs infierno aqu e infierno ms all de la
tumba.ISABEL(Con angustia.) Qu har, padre, qu har para salvar mi
alma?ORDEZOlvidar a ese hombre, y si llegas a encontrarlo, huir de
l como del demonio en persona.ISABEL(Contrita.) Ofrezco hacerlo as,
padre.ORDEZ(Consultando su reloj.) Dios santo, qu tarde es! Tengo
que volar para estar presente en el rosario. Ahora, hija ma, todo
depende de tu firmeza de propsitos. Maana vendr a verte con ms
calma, para que continuemos nuestra pltica. Que Dios quede contigo.
(La da a besar su mano y sale.) (Isabel esconde la cabeza entre las
manos y solloza.) (Entran doa Chole, Lucrecia, Leonor, y dos jvenes
mujeres ms, que se acomodan en las sillas.)ESCENA VIISABEL, DOA
CHOLE; LUCRECIA Y LEONORDOA CHOLE(A Isabel.) Basta, Isabel , basta,
que es hora en que tiene que llegar la clientela, y es preciso
estar todas alegres. Est tu plato servido en el comedor; v a cenar
y vuelve en seguida.ISABELNo ceno esta noche. Me siento muy mal.DOA
CHOLEHaz lo que gustes, menos llorar ni poner cara afligida. Es
bueno que te preocupes un poco por el buen nombre de la casa. La
profesin nuestra es alegrar, y debemos comenzar por estar
alegres.LUCRECIAQu tormento!LEONORCruel totura! (Se escuchan unos
aldabonazos del lado de la calle y voces de gente ebria. Uno canto:
De este sabroso vino la blanca espuma, la blanca espuma, aleja de
la pena la negra bruma, la negra bruma, seguido de gritos
descompuestos y risotadas.)DOA CHOLE(Levantndose.) Es la clientela.
Voy a abrir. Al grarse, muchachas, alegrarse! (Sale.)ISABELAlegra,
cuando el corazn llora sangre!LUCRECIARer, cuando el dolor roe
nuestras entraas!LEONORBesar, cuando el corazn rebosa odio y
venganza! (Aparece doa Chole, seguida de cinco sujetos elegantes y
ebrios, y un criado con botellas, una charola y copas.)ESCENA
VIILAS MISMAS Y CATRINESCATRIN PRIMERO(Entrando.) Sacerdotisas de
Venus, yo os saludo. (Se sienta al lado de Isabel, a quien
abraza.)CATRIN SEGUNDO(Entrando.) A vuestros pies, nereidas. (Se
sienta al lado de Lucrecia, hacindola objeta de grotescas
atenciones.)CATRIN TERCERO(Entrando.) Silfides, soy vuestro
esclavo. (Se sienta al lado de Leonor, colmndola de mimos.)CATRIN
CUARTO(Entrando.) Musas del amor, mis respetos. (Se sienta al lado
de una muchacha, haciendo payasadas.)CATRIN QUINTO(Entrando.)
Hadas, he aqu a vuestro paje. (Se sienta al lado de la otra
muchacha, gesticulando y riendo a carcajadas.) (El mozo
sale.)CATRIN PRIMEROA ver las copas!DOA CHOLEVoy en seguida.
(Vierte un licor en las copas y las pasa a los concurrentes. Isabel
no acepta.)CATRIN SEGUNDOMsica!DOA CHOLELa orquesta est en la otra
pieza. Voy a decir a los msicos que entren.CATRIN TERCERONo, no,
que se vayan a acostar los de la murga. Por esta vez tenemos con el
vino. (Los catrines: S, que se vayan a dormir. Ren y gritan.)
(Todos permanecen con las copas en la mano.)CATRIN
PRIMERO(Mostrando la copa a todos.) Salud! (Todos, excepto Isabel,
repiten: Salud! y beben la copa de un sorbo.) Ms copas! (Doa Chole
sirve licor en las copas y las distribuye.)CATRIN SEGUNDO(Al
primero.) Oiga, seor juez, ser usted capaz de sentenciar maana, en
la calificacin, a los borrachines a mes y vuelta?CATRIN PRIMEROEl
deber ante todo, seor diputado! Y usted tendr hgados para apoyar en
la Cmara el proyecto de ley contra las destileras y la fabricacin
del pulque?CATRIN SEGUNDOClaro que s! No faltaba ms! Y hasta
predicar la termperancia! Ja, ja, ja......! (Doa Chole reparte las
copas, que todos apuran de un sorbo, con excepcin de Isabel, que
rehusa la suya.)CATRIN TERCEROMs copas!CATRIN CUARTOBasta de copas!
Eso es vulgar! Ahora, a pico de botella! (Todos, visiblemente
ebrios, celebran la ocurrencia con risotadas y gritos destemplados.
Doa Chole distribuye cinco botellas entre los hombres y ella se
queda con una. Todos dan grandes sorbos y hacen beber a sus
compaeras, con excepcin de Isabel.)CATRIN QUINTO(Al tercero.)
General, bebamos a la salud de los soldados que ganaron las
batallas para usted.CATRIN TERCEROS, a la salud de la carne de caon
y del peladaje en general. No olvidemos en nuestras alegras a los
que se sacrificaron por nosotros.CATRIN CUARTOS, no olvidemos a las
abejas laboriosas que producen la miel para nosotros. Ja, ja,
ja....!CATRIN PRIMEROS, bebamos a la salud de las abejas humanas
que son tan bonachonas que dejan con vida a sus zanganos. Ja, ja,
ja.......! (Todos ren; el catrn segundo rueda por el suelo con
Lucrecia, perfectamente ebrios.) (Doa Chole y Leonor caen por su
lado.)CATRIN TERCERO(Sealado al segundo.) He ah al que predica la
temperancia y aboga por la prohibicin de la fabricacin de
alcoholdes. Ja, ja, ja.......! (El catrn primero se desploma,
ebrio.) (Sealndolo.) Y ste privar maana de su libertad a los
borrachines que caen en la va pblica. Ja, ja, ja.....! Qu mundo
ste! Qu mundo.....! (Cabeceando.) Qu....mun-do.......! (Rueda
insensible.) (La muchacha del catrn cuarto rueda tambin.)CATRIN
CUARTO(Sealando al tercero.) Ja, ja, ja......! El General! Este no
cay en los campos de batalla porque siempre se mantuvo a
respetables kilmetros de distancia; pero en el lupanar, es todo un
hroe..... Ja, ja, ja.....! (Rueda a su vez balbuciendo
incoherencias, ocurriendo lo mismo con el resto excepto
Isabel.)ISABEL(Contemplando el cuadro.) Dios mo, scame de este
infierno! Slvame! Qu cosas he odo, Dios mo! Haran enrojecer de
vergenza a una piedra! (Pausa.) Tengo miedo; entre muertos me
sentira ms tranquila. (Solloza.) Llora, corazn, llora tu orfandad,
que ests solo. El que lata contigo, el que te hizo sentir los
dulces estremecimientos del amor, se ha tornado perjuro y traidor.
(Pausa.) Madre, por qu no me llevaste contigo? Mira que todo es
triste para el triste: triste el vino que exacerba nuestros
pesares; triste el da que con sus galas lastima el luto del corazn;
triste la noche en que las estresllas tiemblan como lgrimas fras.
(Esconde la cabeza entre las manos y permanece inmvil.) (Entra
Jos.)ESCENA VIIIISABELY JOSJOS(Viendo a lo aloto en todas
direcciones.) Aqu es. (Baja la vista.) (Con sorpresa.) Pero qu es
esto? En qu pantano ha cado Isabel! Pobres mujeres, vctimas de un
sistema que la cobarda humana no se atreve a demoler. (Se acerca a
las mujeres cadas y las ve de cerca.) No es sta Isabel, ni sta; sta
tampoco es. Ser sta? No, ni sta. (Reparando en Isabel, se dirige
hacia ella.) Ha de ser sta. (La levanta la cabeza.) (Con dolor.)
Isabel! (Trata de estreharla en sus brazos.)ISABEL(Con horror.)
(Grita.) Ah! (Se pone en pie y lo rechaza.)JOS(Con ternura.) Qu
tienes, amor mo? Ah, pobrecilla, debes estar muy nerviosa! Mrame,
soy Jos!ISABEL(Con energa.) Retrate, demonio; no me tientes!JOS(Con
ternura.) Soy Jos. Ah, canto has de haber sufrido para no
reconocerme en seguida!ISABEL(Con energa.) Retrate! No te amo, te
odio!JOS(Con amargura.) Si soy Jos, reconceme!ISABELNo estoy
trastornada; s bien que eres Jos, un traidor, un malvado. Te
aborrezco!JOS(Con dulzura.) Vendr maana, que quizs estars ms
calmada. Te he buscado por media ciudad desde que sal de crcel, sin
lograr encontrarte hasta ahora. Maana vendr.ISABELNo vengas. Te
digo que te oborrezco. (Con energa.) Retrate! Retrate,
miserable!JOS(Con dulzura.) No me ofendo por lo que me dices.
Comprendo perfectamente que esta vida que se te ha forzado a
arrastrar, ha tastornado tu cerbro. Yo te amo, Isabel, con la misma
sinceridad de siempre, y he venido a invitarte a que compartas
conmigo las penalidades y las escasas satisfacciones que nos ofrece
la vida a los pobres.... (Isabel le aplica una cachetada, le escupe
al rostro y sale corriendo.) (Se limpia el rostro.) Ser esto una
realidad? No estar siendo vctima de una alucinacin? (Pausa.) No
puedo creer que me odie, no lo puedo creer! (Con amargura.) Ah, s
es realidad! No sueo; s, ella me ha lanzado al rostro su saliva.
Pero no la culpo a ella, vctima inocente de la maldad social, que
garantiza la dicha y la felicidad de los de arriba con el dolor y
con las lgrimas de los de abajo.ACTO CUARTOCUADRO PRIMEROSala de
sesiones de una organizacin obrera. Una mesa con peridicos y
libros. Sillas de tule. Puertas laterales.ESCENA IJOS(Sentado junto
a la mesa en actitud pensativa.) (Se escuchan campanadas.)
(Levantndose.) Las siete de la noche. No tardar en llegar los
compaeros. (Pasea a lo largo de la sala. Se acerca a una de las
puertas y aplica el odo.) Ningn ruido viene de la calle, ni el ms
leve rumor. Doce horas de huelga general han sumido a esta
bulliciosa ciudad en una quietud sepulcral. Ni un tranva, ni un
carruaje circulan por las calles. Qu xito tan lisonjero en cuanto
al paro general: la masa se aceda en los amasijos porque no hay
quien cueza el pan; el zapatero descansa; el andamio ha suspirado
todo el da por el albail; la mquina extraa el aliento fatigado de
su esclavo: el obrero. xito feliz, en suma, de la solidaridad de la
clase productora, ay!, pero no se harn esperar las represalias de
nuestros verdugos. Ellos no nos perdonarn nunca que hayamos
encontrado al fin los trabajadores que la vida de la sociedad
depende de nosotros, pues nos basta cruzarnos de brazos para que
cese toda produccin (Pausa.) (Suspira.) Otra vez el mismo
pensamiento! No puedo olvidar, no puedo olvidar. Yo quisiera no
pensar ms en Isabel, olvidarla por completo; pero su recuerdo ocupa
mi mente, avivado a cada instante por los mil detalles de la vida.
Veo una mujer hermosa, y en el acto se me presenta la imagen de
Isabel; veo parar una prostituta, y el corazn se me oprime pensando
en Isabel: el dolor, la miseria, el infortunio, todo lo que es
triste, evoca en m el recuerdo de Isabel, y, por contraste, todo lo
que es placentero y risueo. (Entra Manuel, vestido con
pulcritud.)ESCENA IIJOSY MANUELMANUEL (Entrando.) Salud,
Jos!JOSSalud, Manuel! (Se estrechan la mano.)MANUEL Qu cansado
estoy! (Se sienta.) No me he sentado en todo el da, andando de aqu
para all para de all para ac. El paro es completo! Ninguna
industria se mueve. (Consultando su reloj.) Caramba, se est
haciendo tarde y no estamos aqu ms que t u up! Van a ser las siete
y media y no se rene el comit de la huelga. (Se escucha rumor de
voces de afuera y aparecen tres obreros.)ESCENA IIILOS MISMOS y
OBREROS PRIMERO, SEGUNDO y TERCEROOBREROS (Entrando.) Salud,
compaeros! (Se dirigen a las sillas y se sientan.)JOSY MANUEL
Salud, compaeros!OBRERO PRIMERO (Vestido con pulcritud.) Poco ha
faltado para que no hubiramos asistido a este mitin.OBRERO SEGUNDO
Garca, Hernndez y cinco compaeros ms, que venan delante de
nosotros, fueron arrestados por la polica.OBRERO TERCERO Nosotros
tres nos salvamos porque fingimos no venir con ellos. Qu
barbaridad!JOSY de qu se les acusa?OBRERO PRIMERO Al pasar oimos
que el polica que haca cabeza de la patrulla de aprehensores, deca:
"por traicin a la patria!"JOSMs claro no puede estar que lo que se
nos ensea a amar como patria, y por lo cual se nos incita a tomar
las armas, son los intereses de la burguesa. Porque a quin
perjudica esta huelga si no es a la burguesa, que se vera forzada a
mejorar nuestra situacin si el Gobierno no interviniera en su
favor?MANUEL Oh, ya nadie duda que la patria son los intereses de
los ricos! (Se escucha rumor de voces de afuera, y entran siete
obreros.)ESCENA IVLOS MISMOS Y OBREROSOBREROS (Entrando.) Salud,
compaeros. (Se dirigen a las sillas y se sientan.)TODOS (A los
recin venidos.) Salud, compaeros!JOSEstamos ya completos, porque
(dirigindose especialmente a los recin venidos) habis de saber que
Garca, Hernndez y cinco compaeros ms, que son los que faltan,
acaban de ser arrestados por la polica, y debemos darnos prisa para
resolver lo conveniente en vista de las cirunstancias, antes de que
los perros guardianes del Capitalismo hagasn su aparicin aqu
(Dirigindose a todos.) Compaeros: esta huelga, que cuenta apenas
doce horas de existencia, durante las cuales ha cesado toda
actividad industrial, sirve para demostrar que no es el dinero el
que hace mover las industrias, sino los msculos y el cerebro del
trabajador, y, por lo tanto, el trabajador tiene derecho a
disfrutar de todas y cada una de las ventajas que ofrece la
civilizacin moderna, que no es otra cosa que el resultado de los
esfuerzos de las generaciones de trabajadores que nos precedieron,
conservado y acrecentado con el sudor y el sacrificio de la
generacin actual. Es, pues, indiscutible nuestro derecho a gozar de
todo el producto de nuestro trabajo; pero nuestros amos nos niegan
hasta la ms insignificante mejora. Teniendo derecho a obtener el
producto ntegro de nuestro trabajo, qu es lo que demandamos por la
presente huelga? El aumento de unos cuantos centavos sobre nuestros
salarios y la disminucin de la duracin de la jornada de trabajo.
Una bicoca! Una migaja de los enormes tesoros que producimos! Pues
bien, pesar de que los trabajadores como un solo hombre se han
desclarado en huelga, y a pesar, tambin, de que la demanda es
jussima, perderemos esta huelga.TODOS No, no, no la perdemos!
Tenemos que triunfar!JOSVuelvo a repetirlo (con energa): la
perderemos!MANUEL No podemos perder esta huelga, porque el Gobierno
nos apoyar.OBRERO PRIMERO El Gobierno no puede faltar a sus
promesas.OBRERO SEGUNDO No puede hacer traicin el Gobierno al pacto
que con l celebraron los sindicatos obreros para exterminar a los
campesinos.OBRERO TERCERO (A Jos.) Yo creo que eres un espa de la
reaccin.TODOS (Gritando.) S, eres un reaccionario!JOSCalma,
compaeros, calma, y escuchad unas cuantas palabras ms! Perderemos
esta huelga tan hermosa, porque no estamos armados para hacer valer
nuestro derecho. La solidaridad existe; de ello han dado buena
prueba nuestros hermanos de clase abandonando el trabajo como un
solo hombre; pero eso no basta. El enemigo no solamente es fuerte
por su solidaridad, sino porque cuenta con armas y municiones para
tenernos a raya a los hambrientos. Eso deberamos tener tambin
nosotros: armas y municiones. Anete el crimen organizado, los
proletarios, que representamos la justicia, debemos estar armados.
Esto os dije antes de que declarsemos la huelga, y os lo vuelvo a
repetir. El derecho, inerme, invita al atropello.MANUEL Nos quieres
echar por un voladero. T quieres arreglarlo todo con barricadas y
con guillotinas; pero afortunadamente los trabajadores tenemos buen
sentido y no particpamos de tus locuras. (A los dems.) Compaeros,
alerta! Recurrir a la violencia es echarlo a perder todo. Nuestro
deber es obrar dentro de la Ley para que se nos respete. El
derecho, inerme, atrae las simpatas de propios y extraos. Armado,
invita a la violencia.OBRERO PRIMERO Compaeros: seguir las tcticas
de Jos es echarnos de cabeza a un precipicio; es faltar a nuestro
honor; es desconocer las firmas que con nuestro puo y letra pusimos
al calce de ese pacto glorioso que con el Gobierno celebramos de
apoyarlo para que l nos apoyase; es renegar de la sangre de
nuestros mrtires derramada en apoyo de ese pacto; es declarar que
fue intil el sacrificio de los batallones rojos; es, en suma, una
deslealtad que equivale a tanto como a morder la mano generosa que
nos brinda su amistad.TODOS Muera Jos! (Se forma una algaraba; se
escuchan gritos de: eres un espa; no somos tus borregos; a otros
con tus patraas; yo no doy mi sangre porque t vivas, muera la
violencia!)JOSCalma, calma, o no llegaremos a entendernos! (Manuel
y el obrero primero se adelantan y se afrentan a Jos.)MANUEL No es
posible tener calma oyendo tus majaderas.OBRERO PRIMERO Se necesita
tener sangre de atole para no enardecerse con tus
estupideces.JOS(Sealando a Manuel y al obrero primero.) Es natural
que t, y que t, no estis de acuerdo con mis tcticas de violencia,
porque vosotros ya estis emancipados. Vivs de las organizaciones
obreras; tenis asegurado el pan; ya formis parte de los
privilegiados. Vosotros, los que vivs de las organizaciones
obrerea, no podis ser sinceros en la lucha por la emancipacin de la
clase trabajadora, y todos vuestros esfuerzos estn encaminados a
refrenar los impulsos de rebelin y de protesta. Vuestro ideal no
puede ser el derrumbamiento del sistema de la propiedad privada,
porque entonces estara de ms vuestro papel de jefes obreros.
Queris, s, consevar el sistema inicuo que hace posible la
existencia de toda clase de parsitos. Veis con horror la revolucin,
porque al da siguiente de ella, si triunfsemos los trabajadores,
tendrais que trabajar codo con codo con nosotros para ganaros el
pan. (Dirigindose a los dems.) Pero vosotros, que sents en vuestras
entraas las mordeduras del hambre: vosotros, que estis condenados a
sudar como bestias para conseguir el duro mendrugo, y que sois
testigos impotentes del dolor de vuestras compaeras y del llanto de
vuestros hijos, cmo se explica que no tengis prisa de salir cuanto
antes del infierno en que vivs? Cmo se explica que dejis caer los
brazos cuando la razn y la dignidad nos llaman a la calle y a la
barricada?OBRERO SEGUNDO (Burln.) Ya que nos das la receta, danos
el remedio! A ver las armas! Te nombramos general! Ja, ja,
ja.......! (Todos ren de la ocurrencia y hacen demostraciones de
desprecio hacia Jos.)JOSBien sabis que soy tan miserable como
vosotros, y que no puedo daros las armas; pero tiempo sobrado habis
tenido de haceros de una, desde que os estoy predicando estas
cosas. Adems, si sois hombres, all estn los empeos y las armeras
repletos de armas. Id a tomarlas, y si no podis, aguzad vuestro
ingenio y echad mano del arma ms barata que hay. (Varios cul? cul?)
El fuego! Recurrid al incendio!OBRERO TERCERO No somos criminales!
No somos asesinos! (Se forma una algaraba: se oyen gritos de est
loco! que lo amarren! lazo!)JOSMuy bien, entonces resignaos a ser
asesinados. El Gobierno os prender a todos y os sentenciar a muerte
o a largas condenas, porque, como todo Gobierno, debe velar por los
intereses de la burguesa. Mientras el trabajador no sostenga sus
derechos con las armas en la mano, ser eternamente esclavo. (Se
forma una algaraba y se hacen demostraciones del desprecio a Jos.
De afuera se escucha la primera estrofa del himno anarquista "Hijo
del Pueblo," cantado por hombres, mujeres y nios:"Hijo del pueblo,
te oprimen cadenas,"Y esa injusticia no puede seguir."Si tu
existencia es un mundo de penas"Antes que esclavo, prefiere
morir,"seguida de disparos de armas de fuego y una confusa gritera
que se va alejando. Todos, con excepcin de Jos, quedan anonadados.)
Se asesina a nuestros hermanos en las calles! A compartir su
suerte, compaeros, a la calle todos! (Nadie se mueve, permaneciendo
cabizbajos.) Cobardes! No se rompen las cadenas con las manos vacas
sino con el rifle y la dinamita! (Hace una mueca de desprecio y
sale.)OBRERO SEGUNDO Tal vez tenga razn Jos. El arma es la mejor
garanta del derecho.OBRERO TERCERO Querer emanciparnos con los
brazos cruzados, es ir de derrota en derrota. (Se escucha de afuera
un rumor de fuertes pisadas, y entra un oficial seguido de diez
soldados.)ESCENA VLOS MISMOS Y OFICIALOFICIAL(A los obreros.) Nadie
se mueva! Daos por presos!MANUEL Por qu?OFICIALPor trastornar el
orden, por sedicin, motn, asonada, rebelin y traicin a la
patria!MANUEL Pero es que no tenemos armas.OFICIALJa, ja,
ja.......! Eso y lo sabemos, por eso venimos a arrestaros! (A los
soldados.) Ea, amarrad a estos pelados, y al cuartel con ellos!
(Los soldados proceden a maniatar a los obreros.)OBRERO SEGUNDO
Tena razn Jos! El derecho, inerme, invita al atropello!(Cambia la
decoracin.)CUADRO SEGUNDOUna calleESCENA IGENERALY
MRQUEZGENERAL(Aparece por la derecha con Mrquez al frente de diez
soldados.) (A los soldados.) Cinco hombres a guardar la bocacalle
por donde entramos, y cinco a la otra. (Los soldados se dirigen a
los puestos indicados.) Mi buen Mrquez, hay que escarmentar el
peladaje. Qu es eso de abandonar el trabajo a la hora que se les da
la gana? He aqu la ciudad privada, durante doce horas, de agua, de
tranvas, de carruajes, de toda clase de servicios, porque a los
seores pelados se les antoja, no ms por eso!MRQUEZDice usted muy
bien, mi general, esa es una canallada que hay que escarmentar. Si
usted me lo permite, voy en seguida a castigar a ms de cuatro. (Se
dispone a marcharse.)GENERAL(Lo detiene violentamente de un brazo.)
(Volviendo azorado el rostro en todas direcciones.) No se
precipite, mi buen Mrquez, que no es bueno que quede yo solo en un
momento de tanta conmocin. La vida del general es preciosa y debe
estar perfectamente resguardada.MRQUEZTiene usted razn, mi general.
Me quedar al lado de usted para prteger con mi vida ese noble
pecho, al que slo pueden tocar las manos blancas de lindsimas
doncellas, al colgar de l las cruces y las medallas del mrita y del
honor.GENERALQueda usted ascendido a coronel, mi buen
Mrquez.MRQUEZGracias, mi general, y que Dios conserve su preciosa
vida para la felicidad de la Patria.GENERALNo tiene usted por qu
darme las gracias, mi buen Mrquez. A m me gusta hacer el bien a
todo el mundo. Por eso ver usted que no tengo
enemigos.MRQUEZEfectivamente, mi general; pero la gente es tan
malvada que no tiene gratitud. Pongo por ejemplo a Isabel. Usted la
sac del pantano en que se encontraba, la honr con sus caricias, y
cul ha sido el pago? La ms negra de las ingratitudes! Ahora est
trabajando en una fbrica de cigarros.GENERALTiene usted razn, mi
buen Mrquez. Hice cuanto pude por esa muchacha; pero ella no supo
conservar el bien que en m tena. Quera que la considerara como si
hubiera sido una joven que se e hubiera entregado pura de toda
mancha. Me aburri, y a los tres meses la despach a paseo. S que me
odia; pero un general no le tiene miedo a nada. (Se oye un disparo
de arma de fuego.) (Trmulo de terror.) Eh? ...... Qu ...... qu
...... es eso? (Dos soldados de la izquierda traen en medio de
ellos a otro desarmado).SOLDADO PRIMERO (Cuadrndose.) MI general, a
este hombre se le escap un tiro.SOLDADO SEGUNDO (Cuadrndose.) Mi
general, el disparo fue accidental.GENERAL(Furioso.) Muy bien, que
lo fusilen! Ahora, a vuestro puesto. (Los soldados se retiran.) (A
Mrquez.) Hay que obrar con mano de hierro, mi buen Mrquez. El
Gobierno ha impuesto la ley marcial con motivo de la huelga y ha
decretado que deben ser pasados por las armas los directores de la
huelga, los que tomen participacin en ella, los que asistan a un
mitin en que se trate de la huelga y a todos los que simpaticen con
el movimiento. As se necesitaba ya, para bajarles los humos a esos
seores obreros que se crean merecerlo todo! Que recuerden que si
ellos tienen derecho a vivir, tambin lo tenemos los ricos y todos
los que servimos al Gobierno. Qu sera de una sociedad sin ricos y
sin gobierno? La virtud estara de una sociedad sin ricos y sin
gobierno? La virtud estara a merced del ms fuerte, los buenos seran
aplastados por los malos, y nadie tendra pan, porque sin dinero,
con qu se puede comprar pan? As, pues, a obrar con mano de hierro.
Energa! Energa! Afortunadamente para la sociedad, cuenta con un
hombre (dndose sendas palmadas en el pecho) que no conoce lo que es
miedo. (Se escucha por la derecha el rumor de un vocero que se
acerca.) (Trmulo de terror y volviendo el rostro a derecha e
izquierda.) Eh? ......... Qu ...... qu ...... pa-sa? (Se acerca un
soldado de la derecha.)SOLDADO (Cuadrndose.) Mi general, se avista
gente a dos cuadras de distancia.GENERAL(Al soldado.) No hay tiempo
que perder. Por la izquierda todos? (El soldado corre hacia la
derecha y con el resto de sus compaeros marcha despus a gran prisa
hacia la izquierda, desapareciendo.) (A Mrquez.) Vmonos, mi buen
Mrquez, a buscar un lugar ms seguro, porque la vida de los
generales es preciosa. (Salen precipitadamente por la izquierda.)
(Entra Isabel por la derecha, seguida de un grupo de trabajadores,
hombres, mujeres y nios, que forman grande algazara.)ESCENA
IIISABEL(Levanta una mano y se impone el silencio.) Compaeros: la
huelga ha sido quebrada por los mismos que, para alcanzar al Poder,
en sus momentos de apuro prometieron al pueblo trabajador toda
clase de ventajas. El pueblo, confiado, tuvo fe en la honradez de
sus caudillos, y se lanz al combate, olvidando las lecciones de la
historia de todos los tiempos y de lodos los pases, que nos ensean
que a la hora del triunfo los caudillos y los redentores pagan con
puntapis los sacrificios que los desheredados hicieron por
encumbrarlos. En estos momentos la Historia consigna una vez ms el
mismo hecho: el Gobierno desconoce los sacrificios de los
trabajadores, a quienes prometi apoyar en sus querellas con los
ricos, y paga la sangre de nuestros mrtires con rdenes de
proscripcin y de muerte para los obreros en huelga. Compaeros: que
sea esta la ltima vez que la Historia, avergonzada de nuestra
estupidez, tenga que consignar el mismo hecho. Si queremos ser
libres, debemos acabar con la causa de todos nuestros males: la
propiedad privada, haciendo de todo cuanto existe la propiedad de
todos; pero hacindolo nosotros mismos, sin esperar a que un
gobierno decrete la expropiacin, porque los gobiernos tienen que
ser forzosamente los puntales del capitalismo. Viva la expropiacin
para el beneficio de todos! (Todos contestan: Viva!) Muera todo
gobierno! (Todos contestan: Muera!) Ahora, compaeros, retirmonos a
nuestras casas para reanudar maana nuestra tarea de esclavos
miserables; pero que esta derrota nos sirva para que en lo futuro
no volvamos a creer ms en promesas ni a reclamar nuestro derecho
con las manos vacas. El derecho, para hacerse respetar, necesita el
auxilio del rifle. (Aplausos y gritos. Hombres, mujeres, y nios
cantan la primera estrofa de "Hijo de Pueblo," y al finalizar se
escuchan disparos por la derecha, que ocasionan gran confusin y
arrancan los gritos de nos provocan!; asesinos!; venganza!;
venganza! Saliendo todos precipitadamente por la izquierda.)
(Aparecen por la derecha un oficial y diez soldados disparando sus
rifles hacia la izquierda.)ESCENA IIIOFICIAL(A los soldados.) Alto
el fuego! (Los soldados dejan de disparar.) Descansen, armas! (Los
soldados descansan las armas.) Han hudo como liebres esos pelados.
Ja, ja, ja ....! Hay que ensearles a plomazos que con el Gobierno
no se juega. Ahora, a aprehender a los promotores de la huelga en
su madriguera. (A los soldados.) Tercien, armas! (Los soldados
tercias armas.) Media vuelta a la derecha, doblando! (Los soldados
ejecutan la maniobra.) De frente, marchen! (Marchan y salen,
seguidos del oficial.) (Entra Jos por la derecha.)ESCENA IVJOSPor
aqu han pasado los soldados. No debe estar muy lejos el lugar de la
carnicera. (Viendo hacia la izquierda.) Me parece distinguir all
formas humanas tiradas en el suelo. Cobarde hazaa de la fuerza!
Cundo comprenders, pueblo inocente, que tu primer deber es armar tu
brazo para hacerte respetar? (Corre hacia la izquierda y
sale.)(Cambia la decoracin.)CUADRO TERCEROOtra calle. Diseminados
unos ocho cadveres de hombres, mujeres y nios proletarios, entre
ellos el de Isabel.ESCENA NICAJOS(Entra precipitadamente por la
izquierda.) (Contemplando el cuadro.) As pagas, sistema inicuo, los
sacrificios de los humildes. He ah, acribillados a balazos, a los
productores de la riqueza social. He ah tu obra, burgus! He ah tu
obra, gobernante! Clrigo, ah estn tus victimas! Esa sangre que
enrojece el asfalto de la calle debera ostentarse eternamente en
vuestros rostros, para horror de la humanidad. Infames! Converts en
oro el sudor y las lgrimas del proletario, y cuando ste, con las
manos vacas, os pide una migaja ms de pan porque los nios
desfallecen de hambre, porque la compaera se agota por la anemia,
contestis con el estampido de vuestros fusiles y llenis de plomo
los vientres vacos. (Se acerca a los cadveres.) Tambin nios!
(Emocionado.) Vuestro crimen ha sido empapar la tierra con vuestro
llanto pidiendo pan. (Pausa.) Y ancianos! Oh, nobles veteranos del
trabajo, que despus de haber sudado oro para vuestros amos, no hubo
un pedazo de pan duro que cayera en vuestras manos temblorosas!
Vuestras canas venerables no tuvieron la virtud de detener la mano
del asesino. Ah, pobres mujeres .... (Al descubrir el cadver de
Isabel.) Pero qu es lo que veo .........? Ah, fuerzas, no me
abandonis! (Con desesperacin.) Isabel! Isabel! Isabel! (Solloza.)
(Posa una rodilla en tierra y coloca sobre la otra la cabeza de
Isabel.) (Acaricindola.) Soy yo, Isabel, soy Jos. Mrame, soy yo.
Insltame, escpeme; pero no te mueras. Ah, mi razn oscila como un
enorme pndulo que se mueve en las tinieblas! Isabel! Isabel!
Isabel! No me oye, est muerta! Tu corta existencia fue un camino de
espinas, y tu lecho de muerte el asfalto de la calle. Me dejas
solo, solo en este ambiente emponzoado por la maldad de los de
arriba y la cobarda de los de abajo. Ambiente envenenado por el
aliento de dos crmenes, porque si crimen es oprimir, crimen tambin
es no partir en dos el corazn del opresor.(Cambia la
decoracin.)CUADRO CUARTOOtra calle.ESCENA NICAGENERALY
MRQUEZGENERAL(Aparece por la derecha con Mrquez y diez soldados.)
(A Mrquez.) Aprisa, aprisa, mi buen Mrquez! No vaya a suceder que
tengamos algn encuentro desagradable, porque tanto le estamos
haciendo al buey manso, o sea el pueble, que acabar por
embestirnos. Tomemos barrera, mi buen Mrquez, tomemos barrera, que
desde lejos se ven los toros.MRQUEZS, mi general, hay que cuidar
ese pecho glorioso destinado a recibir medallas y no
balazos.GENERALExactamente, mi buen Mrquez. (Salen todos a gran
prisa por la izquierda.)(Cambia la decoracin.)CUADRO QUINTOOtra
calle. Un grupo de hombres y mujeres, armados con fusiles, pistolas
y piedras, atareados en la construccin de una barricada por la
izquierda, empleando para ello sacos llenos de tierra, mobiliario
de casa y otros objetos.ESCENA NICAJOSY REBELDESJOS(Entrando por la
derecha.) Salud, camaradas! (Varios responden sin dejar de
trabajar: salud!) (Con entusiasmo.) Aqu hay vida! La vida es
combate, es esfuerzo, es movimiento. Pueblo quieto, pueblo esclavo,
pueblo muerto. (Se apresura a tomar participacin en la construccin
de la barricada.) Manos a la obra! Camaradas: esta barricada ser al
mismo tiempo cuna de una idea fecunda y sepultura gloriosa de un
puado de proletarios que conocen el honor. (La barricada queda
concluda.)REBELDE PRIMERO Se nos ha provocado, y a la violencia
contestamos con la violencia.REBELDE SEGUNDO (mujer) Las huelgas
por un pedazo ms o menos de pan, son cosas que deberamos tener ya
olvidadas los proletarios y, sobre todo, si se hacen con los brazos
cruzados. Aunque se gane una huelga, en realidad nada gana el
trabajador, porque si logra que el burgus le aumente el salario, el
burgus buscar su desquite de otra manera, elevando los alquileres
de las casas, aumentando el precio de los comestibles, y as por el
estilo, con lo que el pobre esclavo queda burlado siempre. Que la
experiencia sirva alguna vez para abrir los ojos a los pueblos, y
les haga ver que el mismo esfuerzo y el mismo sacrificio que
requiere la lucha por un pedazo ms de pan, es exactamente lo que se
necesita para demoler de una vez este sistema criminal, y hacer de
todas las cosas la propiedad de todos. (Todos aplauden; se escuchan
gritos: Viva la Revolucin Social! Viva la Anarqua! Viva Tierra y
Libertad!)REBELDE TERCERO (Fungiendo de centinela.) Camaradas,
alerta! El enemigo est al frente! (Todos se disponer a pelear; Jos
saca su revlver y cantan el himno anarquista "Hijo de Pueblo:""Hijo
del pueblo, te oprimen cadenas,"Y esa injusticia no puede
seguir."Si tu existencia es un mundo de penas,"Antes que esclavo
prefiere morir."Esos burgueses, asaz egostas,"Que as desprecian la
humanidad,"Sern barridos por los anarquistas,"Al fuerte grito de
libertad.(CORO) Ah!..............."Rojo pendn,"No ms sufrir;"La
explotacin"Ha de sucumbir."Levntate,"Pueblo leal,"Al grito"De
Revolucin Social."Vindicacin"No hay que pedir;"Slo la unin"La podr
exigir."Nuestro pavs"No rompers,"Torpe burgus."Atrs! Atrs!"Una voz
de afuera: Viva el Supremo Gobierno! Los de la barricada contestan:
Muera! Se entabla un tiroteo, durante el cual los de afuera gritan:
Viva la Constitucin! Viva el Supremo Gobierno!, y los de la
barricada: Viva la Revolucin Social! Mueran los ricos! Muera el
Gobierno!, y van cayendo muertos, hasta quedar solamente Jos y los
rebeldes primero y segundo.)JOS(Cargando su rifle, que ha tomado de
uno de los muertos.) El parque se acaba! Pudiera convertir en balas
mi odio a los tiranos! (Contina disparando.)REBELDE PRIMERO No hay
balas, pero nos sobra corazn. (Descubrindose el pecho.) Herid,
esbirros! (Cae muerto.)REBELDE SEGUNDO (Dispara su pistola.)
(Dirigindose a los de afuera.) Soldados: habis asesinado a hijos
del pueblo, a hermanos vuestros, porque vosotros tambin sois hijos
de madres proletarias; vosotros tambin sois de nuestra clase,
porque frecuentasteis el taller antes de vestir el uniforme del
esbirro; porque os codeasteis con nosotros en la fbrica antes de
ingresar al cuartel; porque os ganasteis el pan honradamente antes
de ser los puntales de la opresin. Daos prisa en matarnos, que algn
da suspiraris por nosotros; matadnos para que vuestros hijos puedan
saborear el pan ensangrentado que les llevaris a sus bocas. (Cae
muerto.)JOS(A los soldados.) Terminad vuestra obra, insensatos!
Ganad medallas para vuestros generales, que os pagarn con el
estupro de vuestras hermanas y de vuestras hijas. Sostened a los
verdugos de vuestros propios hermanos, y pisotead este puado de
corazones generosos, que tendrn la virtud de convertirse en montaas
de odio que os aplastarn maana a vosotros y al sistema que
sostenis. Viva la anarqua! Viva Tierra y Libertad! (Se escuchan
disparos de afuera, y cae muerto.)TELN35Envie Comentario
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