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Veintisiete años después del “Auriñaciense y Perigordiense en el País Vasco"

May 14, 2023

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Iñaki Zabaleta
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Page 1: Veintisiete años después del “Auriñaciense y Perigordiense en el País Vasco"
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VEINTISIETE AÑoS DESPUÉs opl*AURINACIEIVSE Y PEKTGORDIENSE ETV EL

P¿iS VASCO,. NUEVAS INVESTIGACIONES DECAMPO ACERCA DEL PALEOTÍTTCO SUPERIOR

rNrcrAL EN EL pAÍs vasco

Me cuento entre quienes dtben al Profesor lgnacio Barandiarán buena parte de k prehtstoria que conocen.Pe,ro por encima

le y ytagi:terio académ-ico aplecio su enseñanza.humonol 4rorio recogió el testilo ¿rn ¿r ruquerido maestro' D. José Miguel. Asumiend.o una)ctitud uital tan colteren'r;, tt;; ¡;it;i,-ri"t¡",1" uacun¿índonos.día a día, contra el conformismo, la apatía y el seguidismo ranplón,.

Espero que con éxito.

Resumen: Veintisiete anos después de la publicación de Ia primera síntesis sobre elPaleolítico-superior inicial en.el País Vasco, ro, propo.r.mos actualizar esra temática deacuerdo a los avances desarrollados en la investigación de campo a lo largo de estos años.Valoramos como un hito el citado arrículo debidJ a diFerentes áotiuor, nu? ,. exponen concierto detalle en el texto. Debido a diferentes circunstancias (que intent"'..-o, exponer), sedetecta un desfase creciente entre actividad de campo y publicación de resultados, qr. d.'.rocorregirse puede dar lugar a excavaciones inéditas y, pot i"t ro, no productivas.

Pakbras claue: Auriínciense, Gravetiense, Murt.ri.rr., Chatelperroniense, Histor iografía,'' País Vasco.

Abstylt: Twenty-seven years after the publication of the first synthesis on the InitialUpper Palaeolithic in the Basqu. Count.y, we intend to upgrade tÉi, th.-"ti., accordingto the advances.developed in ihe field work along these y."ri. \xz. value as a landmark thementioned article due to several reasons, that are e"*por.d in th. te*t with certain detail. Dueto different circumstances (that will.try to expose), a growing gap between fi.ld acti.,rity anJpublication of results is detected, thai if ,roi .or...,l.d, .oílá lriginate unpublished'(andtherefore, not productive) excavations.

Keywor^: Aurignacian, Gravettian, Mousterian, Chatelperronian, Historiograph¡ Bas-que Country.

r. ANrvensARro DE uN Hrro urstonrocn¡(rrco.

La revista Munibe publicó en 1980 el artículo nAuriñaciense y Perigordiense en el país Vasco:Estado Actual', firmado por Ignacio Barandiarán. Diversos ".r,or., (eñtre los cuales me incluyo)atribuyen a este trabajo un valór referencial, motivo por el cual su actualización parcial, veintisieteaños después, se me antoja especialmente adecuada en el marco de esta pubfiáción. El artículoreproducía los contenidos preséntados en la poncncia <<Aurignacien et Périgordien au pays Basque>d-el.Coloquio nfAurignaciin et le Gravettien (Périgordienid"n, l.,rr."d?.;;i;;q"., de Nitra(Polonia, 1980), publicados en francés en las corresplndientes actas del coloquio.

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vELEtA, 24-25 425 - 44 3, 2007 - 2oo8rssN 0213 - 2095

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426 Arv¡rO¡NruZABALAGA

Hemos citado el valor referencial de aquella publicación, lo que debe ser argumentado. En primer

lugar, es esre uno de los primeros artículoi firmádos gor Ignac!9 Barandiarán desde la cátedra de Pre-

hiítoria y Arqueologí" dá h recién creada Universidad del País Vasco, a Ia que acababa de incorporarse

desde la Unürcidid de Cantabria. En segundo lugar, el texto abordó desde una perspectiva bastante

novedosa entre nosotros un periodo muy poco atendido en la Prehistoria vasca: se sintetizaba especí-

ficamente la problemática dé aquel periodt, sin conectarlo forzosamente con la dinámica precedente

o posterior aL Paleolítico superiór inicial. Con una naturalidad que ho¡ nos resulta tristemente ajena,

,.irr"b" el estado del conoiimiento de un amplio periodo prehistórico en el conjunto de las tierras de

h"bl" u"r.", sobre ambas yertientes del Pirineo Occidental, poniendo en conexión yacimientos -próxi-

mos, pero tan distantes- como Gatza¡riay la Cueva del Polvorín. la capacidad de síntesis del autor y

su exÉaustivo conocimiento de cuantas novedades acontecían en otros yacimientos clave del occidente

europeo permitieron articular el estado del conocimiento de los sitios vascos dentro de un¡narco global.

Ello resuit" de gran utilidad para el investigador propio del territorio y ajeno_al -h1o' 11Ia medida que

las principal., íínt.sis de PÁistoria vasca dispo"lblit hasta el momento (Altuna, J. 1975; Barandiarán'

¡. t:A. Wn y i,j153) presentaban quizás una visión más introspectiva y de más largo itinerario diacrónico

iqr. p.opi.ia q.re al^gunos hayan querido leer entre líneas cierta vinculación teleológica entre nlo Yasco)

y "lo pr.hirtóricor, q*. u" más allá de las raíces prehistóricas de la lengua u"tT).' P"r otro lado, el grado de detalle con que se describen algunos de los niveles más relevantes se com-

patibiliza con un tex"to bien articulado, ett.l qu. se citan jeiárquicamente todos los yacimientos en los

qu. h" sido mencionada la presencia de cronologías de inicios del Paleolítico superior. En resumen,

án independencia de que .i ",0*.. de las investigaciones aconseje adeguar (por el procedimiento de

adición) el contenido de aqu.l arrículo, éste incluye todavía hoy contenidos plenamente útiles al inves-

tigador. Debido a.u.stion., de espacio, hemos debido limitar esta actualización a las novedades en el

tr][";o de campo desde 1980, " lr. q.,. podríamos añadir las numerosas aportaciones entre los análisis

de h|oratorio y en las perspectivas áe lós estudios (algunas de estas valoraciones pueden encontrarse

en Arrizabal "g", 1.2005b).'En todo caso, aunque r." á. modg telegráfico, debemos referirnos a varias

Tesis Doctorjes leídas durante los ultimos añoi comprendiendo parcial o globalmente estas temáticas:

P Castaños (i986), A. Baldeón (parcialmente publicada en Baldeón, A. 1988, 1993 y 1999), L. Mon-

tes (publicia en'1988), A. Sáenz de Buruaga (publicada en 1991), M. F. Sánchez-Gorii (publicada

en t99Z),J. A. Mujika (1992), X. Esparza (publicada en 1995), A. Arrizabalaga (1995), J. Martínez-

Moreno'(parcialmáte publicada en ^Martí.rer-Moreno,

J. 2005a y,200.5b) o.A. Thrriño (publicada

en 2006).^Igualmente son de destacar algunas monograffas dedicadas al estudio de yacimientos que

incluyen eniu secuencia niveles de estos p-eriodos: Ekain (Altuna,J.y Merino, J.M''_:dt: 1984), Murba

(Balde¿n, A. 1988), Amalda (Altuna, ¡., Bddeón, A. y Mariezkurrena, K., eds' 1990), Gatzarria (Sáenz

i. B.rru"g", J.A. 1991) o Labeko Koba (furizabalaga, A. yAltuna, J., .&. 2000). F.stados de la cuestión

.obr. d.térÁinados yacimientos o cronologír. y t fl."iones sobre este periodo han sido incluidas en

diferentes obras colectivas durante este perio-do, érrtr. las que mencionaremos por su especial dedicación

sólo algunas: ambos coloquios-aniversaiio de la Cueva de El Castillo (Cabrera, V, ed. L993 y Cabrera,

V, Ber"naldo de Quirós, É. y Maíllo, J.M., eds. 2005), el congreso sobre el Cuaternario en el Pirineo

Occidental (Cearrita, A. y Úgarte, F., eds. 1992), el oHomenaje a José Miguel de Barandiaráno en la

revista Munibe (AA.W, i99l), el Coloquio uAutour des concepts de Protoaurignacien, d'Aurignacien

initial et ancien: unité et variabilité d., componements techniques des premiers groupes d'hommes

modernes dans le Sud de la France et le Nord de I'Espagne, (celebrado en 2003 y publicado en Bon,

F., Maíllo, J.M. y Ortega, D., eds. 2002),la reunión sobre nNeandertales Cantábricos, (Montes, R. y

Lasheras, JA., eás. 200\) o el nHomenaje aJesúsAltuno) en larevistaMunibe (AA.W.,200512006) o

la nMisceiánea en homenaie aVictoria Cabrera, (Maillo, J.M.y Baquedano, E., eds., 2006). Asimismo,

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VEINTISIETE Años DESPUÉs o¡r .AURIñACIENsE y pERTcoRDTENSE EN EL pAÍs vASCoD... 427

resultan importantes los avances de resultados publicados en dos series institucionales: las monograffasseriadas de Arheoikuska (editadas por el Gobierno Vasco) ylos Ti.abajos de Arqueología dz Nauaní (ot otanto' por parte del Gobierno de Navarra). Rezulta impreicindible citar do, obras & síntesis de IgnacioBarandiarán, de carácter enciclopédico (Barandiarán,f. y Vallespí, E. l9B4; Barandiarán, I. lgBBi)

z' D¡snnnollo DE I-A INVESTIGAcIóN oel pERroDo EN orRAS REGToNES DEL suDoESTE EURopEo,oesoe r98o.

El estado de la cuestión sobre el inicio del Paleolítico superior en Europa occidental se vio alteradoPol ,tl hallazgo aparentemente intrascendente, próximo en el tiempo a la fecha de publicación delartículo al que nos venimos refiriendo. En julio de 1979 fue localizado un individuo de tipo nean-dertal, inhumado dentro del nivel castelperroniense de la cueva de Saint-Césaire, en el dep"rtamentofrancés de Charente-Maritime. El modelo_de reemplazo, hace unos 35.000 años, de las pobla.ionesneandertales por los cromañones, que elaboraban-una cultura material más vistosa y ir.r..rt"b".,rasgos culturales complejos planteó una anomalía insoslayable. Anomalíaalaque se sumaron enbreve plazo otras situaciones dudosas que habían sido aparcadas tempor"lm..rt. durante los añosprecedentes' en espera de una explicación coherente. Sólode .rt. modo se explica la acumulación denovedades que se viene produciendo desde esa fecha hasta la actualidad.

En efecto, esta circunstancia casi accidental da lugar a un replanteamiento general de todo un periodode la Prehistoria. Lo que vtnía siendo estudiado .J-o ,r.r" zucesión en térÁinos cronológicos d. cir-cunstancias radicalmente diferentes (los neandertales y los cromañones, o el Musteriense y e"l Paleolíticosuperior), unavez cuestionado el concepto mismo de remplazo, da lugar a un cambio áe lenguaje (seestudiará la transición

, ule passagT, <the transition ), de-od.lo, de reconstrucción arqueolagi." fr. ír"bla

de convivencia, hibridación, aculturación) y de métodos de análisis (que enfatizan "ho." hZontinuidad,afuerza.de homogeneizar el tratamiento a los materiales atribuidos a unos y oüos grupos o buscan cri-terios diagnósticos para atribuir a neandertales o cromañones la auroría d. á.t.r-ii"dos aconrecimien-to$. Quedan al descubierto algunas inftrencias apresuradas (como la suposición de que la única especielt*T" responsable de los tecnocomplejos l.ptoiítico, era la nuesrra). Se discut., .*rro nunca anres sehabía hecho' acerca del marco cro.tológico, en especial de la llegada del cromañón al oeste de Europa.La discusión alcagza,Pronto una temática a la qué_no se s.rponíi que pudiera llegar: el origen del com-portamiento simbólico en su conjunto, comprendiendo loi usos i.pül.trl.r, el émpleo dé ornam.ntopersonal o el comportamiento gráfico-artístico. Todos estos factore, "úrr* dor."rá.rísticas comunes:creciente tecnificación de la discusión (transfiriendo una responsabilidad cada vez mayor a especialistastradicionalmente colaterales o ajenos al funcionamiento cotidiano de la Prehistoria) f ".tit,rd muranredel.conjunto de los arqueólogos hacia esta temática (de la expectación a la sorpresa, j ác.pticismo y másrecientemente, casi al hastío acerca de todo lo que rodea a lós neandertales).

-De modo muy sintético, estas podrían ser las coordenadas generales sobre el debate de ula transiciónuen Europa Occidental durante los últimos años, también apltables, a grandes rasgos, al caso vasco:

-Geocronología: Incorporación de nuevos métodos (sobre todo, la técnica AMS) y adelantoprogresivo de las cronologías, de modo previo a su corrección o calibración, ..r u.roi tres mile-nios. Efecto amplificado aún por las módernas rurinas de calibración de fechaS, gue alcanzanya el inicio del Paleolítico superior, cadavez más distanciado de la actualidad. Así, el paleolí-tico superior inicial ha pasado, de ser citado como el uprimer rercio> del Paleolítico superior(35.000 a25.000 B.P), a ocupar los dos tercios del peri,odo (40.000 a 20.000 B.p.).

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430 Álv¡-Ro ARzuzABALAGA

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Muesüa Referencia Método Soporte Fecha Nivel Refercncia

Kurtzia Carbón 4r.400 t2500 MusterienseMuñoz, Sánchez Er Ugarte,2000

turillor OxA-6106 AMS Hueso 37.100 t 1000 Lmc. W'ürm IIIHoyos, Sáenz de Buruaga &Ormazabal, 1999

Isturitz Gif-98238 u l 4 36.550 t 610 C4d base. Protoauriñaciense T[rq et alii, 1999

Bidart Gtl-¿/tr/ cr4 Madera > 3i.000 Depósito aluvial Mariezkurrena, 1979

Isturitz Gtf-98237 cr4 34.630 t 610 C4d techo. ProtoauriñacienseTürq et alii, 1999

Labeko Koba Ua-3324 AMS Hueso 34.215 x 1265 IX inferior. CasteloerronienseArrizabalaea, 2000

Labeko Koba Ua-3321 AMS Hueso 3r.455 t 9r5 VII. Protoauriñaciense Arrizabalaga, 2000

Aitzbitarte III Ua AMS Hueso 31.210 t 860 Va (ext). Auriñaciense Altuna, 2003

Aitzbitarte III Ua AMS Hueso 31.000 t 835 Va (ext). AuriÁaciense Altuna, 2003

Labeko Koba Ua-3322 AMS Hueso 30.615 +820 V. Auriñaciense Antieuo 2000

Ekain r-1 10i6 L , l 4 Hueso > 30.600 IXb. Auriáaco-Perisordiense Altuna, 1984

Unikoté II OxA-8884 AMS Hueso 30.150t 700 Niveau olan. Musteriense? Michel, 1999

IsturitzBeta-

r36049 AMS 29.400 ¡ 370 C3b. Techo. Auriiaciense Barandiarán, 1999

Aitzbitarte III Ua AMS Hueso 28.950 t 655 IV (ext). Gravetiense Altuna, 2002

Zatoya GrN-23999 cr4 Hueso28.870 +760

-690 Ilbam. Primer tercio Pal. Sup. Barandiarán & Cava, 2001

Aitzbitarte III Ua AMS Hueso 28.320 t 605 IV (ext). Gravetiense Altuna, 2002

IsturitzBeta-

136048AMS 28.290 t 240 C3b. Techo. Auriñaciense Barandiarán, 1999

Aitzbitarte III Ua AMS Hueso 27.580 + 550 IV (ext). Gravetiense Altuna, 2002

Amalda I-r1664 cr4 Hueso 27.400 t ll00 \fl. Gravetiense Alruna et alii, 1990

Amalda t-rr665 cl4 Hueso 27.400 t 1000 Vl. Cravetiense AItuna et alii, 1990

AntoliñakoKoba

GrN-23786cr4 . 2( ' 27.390 t320 Lmbk sup. Gravetiense Aguirre, 2000

Alkerdi GrN-20322 cr4 26.470 ¡ 470 Gravetiense Barandiarán, 1996

Aitzbitarte III Ua-2244 AMS Hueso 25.380 ¡ 430 VI (int). Gravetiense Altuna, 1992

Aitzbitarte III Ua-2245 AMS Hueso 24.920 t 410 VI (int). Gravetiense Altuna, 1992

Airzbitarte III I-15208 cl4 Hueso 24.910 x770 V (int). Gravetiense Altuna, 1992

Aitzbitarte III Ua-2627 AMS Hueso 24.635 t 475 VI (int). Gravetiense Altuna, 1992

Aitzbitarte III Ua-2626 AMS Hueso 24.545 + 415 VI (int). Gravetiense Altuna, 1992

Aitzbitarte III Ua-2628 AMS Hueso 23.830 t 345 VI (ind.Gravetiense Altuna, 1992

Aitzbitarte III Ua-2243 AMS Hueso 23.230 x330 V (int). Gravetiense Altuna, 1992

Aitzbitarte III Ua-1917 AMS Hueso 21 .130 t 130 M (int). Gravetiense Altuna, 1992

Ekain r-1300t cl4 Hueso 20.900 x 450 MII. Würm III/N Altuna, 1984

Grotte du Phare Gif-6777 cr4 Carbón 9.900 t 350 2 Chauchat, 1988

Lezerxiki r-6144 ct4 Hueso 19.340 t780 IIIa. Auriñaciense Ntuna, 1972

Amalda I-1r663 cr4 Hueso 9.000 t 340 V. Perigordiense \fll Altuna, 1990

Aitzbitarte W GrN-5993 c1'4 7.950 t 100 VIII. Base del Solutrense Altuna, 1972

Amalda r-1r372 cl4 Hueso 7.880 t 390 V. Perisordiense \fll? Altuna, 1990

ThsLA t. Dataciones absolutas disponibles para el marco cronológico y geográfco tratados.

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VEINTISIETE AÑOS DESPUÉS ONT (AURIÑACIENSE Y PERIGORDIENSE EN EL PAÍs VASCo).. . 431

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M¡pe r. Ubicación de los principales yacimientos citados en el texto.

VELEIA, 24-25, 2007 -2008

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432 ÁTvaRo ARRIZABALAGA

3.1. Las inuestigaciones en Bizkaia:

Con escasas excepciones, la investigación del Paleolítico superior inicial en Bizkaia ha supuestorelativamente pocas novedades en el mapa trazado por los trabajos de J. M. de Barandiarán en la pos-guerra (y aún, de Aranzadi, Barandiarán y Eguren en la pregue rra) . La mayor parte de los yacimien-tos de este periodo, revisados o excavados durante los últimos años, habían sido ya anteriormenteestudiados por aquellos (e incluidos así en el artículo de referencia), lo que no significa en ningúncaso que carezcan de interés estas nuevas aproximaciones. Por citar un ejemplo, hasta hace apenascinco años, no contábamos con una sola datación radiocarbónica para el ámbito cronológico de esteartículo en toda Bizkaia.

En la comarca de las Encartaciones, las actuaciones se han centrado de nuevo en el complejo kárs-tico de Karrantza, en el mismo límite administrativo con Cantabria, sobre dos cuevas ya excavadasen 1931 por T. de Aranzadi y J. M. de Barandiarán (Venta Laperra y la Cueva del Polvorín), q.r.vienen siendo objeto de nuevas excavaciones por parte de Ruiz Idarraga y d'Errico desde 2001. Entrelos años 2001y 2004,1os trabajos se concentraron en Wnta Laperra (en su relleno y las manifesta-ciones de arte parietal allí presentes), y desde 2005, se han trasladado a la vecina cueva de Polvorín.Igualmente, resulta preciso señalar trabajos de síntesis sobre los materiales de la antigua excavación,a cargo de Ruiz Idarraga (1989). Conocemos resultados parciales de estas campañas por medio delnoticiario arqueológico del Gobierno Vasco, Arkeoikuska. Así, en Venta Laperra (Ruiz-Idarraga, R.y d'Errico, F. 2005) se reconocen dos ciclos sedimentarios separados por un espeso espeleotema. Elciclo superior (...recuerda un Paleolítico superior...)), mientras que el grueso nivel con abundantesmateriales líticos y restos de fauna se adscribe provisionalmente a un Musteriense, pendiente de da-tación por TL y Uranio-Torio. En cuanto ala Cueua del Poluorín vuelve a ser objeto de trabajo decampo por parte de los mismos investigadores (Ruiz-Idarraga, R. y d'Errico, F. 2006). Sólo conta-mos con un avance de la primera campaña de excavación, en la que se ha logrado una identificaciónadecuada ddi área excavada por Aranzadi y Barandiarán en los años 30 del siglo pasado. Entre losmateriales en posición derivada que rellenaban el sondeo original se han recuperado algunos restoslíticos y óseos, que llevan a los excavadores actuales a establecer que n...también tenemos un nivel,por encima del Auriñaciense antiguo, de Perigordienseu. La principal incógnita acerca de este depó-sito (si existía aún testigo sedimentario intacto) parece haber sido resuelta en sentido positivo.

Los trabajos en la comarca del Urdaibai tienen diferentes protagonistas. Contamos, en primer lu-gar, con los trabajos de Aguirre en Antoliñaho Koba (Gautemiz-Arteaga), desde 1995 hasta la fecha.La primera mención de la existencia del yacimiento se debe a J. M. de Barandiarán que, en una brevenota de 1947 completa la referencia ala cata desarrollada en Antoliñako Koba en 1923, en la que secitan ya niveles paleolíticos. Con posterioridad, J. C.López Quintana recuperaba algunos materialesarqueológicos solutrenses expoliados de esta cueva, lo que conduce al sondeo (1995-1996) del lugarpor parte de M. Aguirre. De manera ininterrumpida, desde 1997 hasta la fecha se vienen sucediendocampañas de excavación en Antoliñako Koba, bajo la dirección de M. Aguirre (Aguirre, M. 2000).Bajo una interesante secuencia estratigráfica Magdaleniense y Solutrense, se localizan varias unidadesadscritas a momentos del Paleolítico superior inicial, de muro a techo: Complejo de base (niveles A-c:Ljk-Mn-Smc), quizás adjudicables al Auriñaciense antiguo; Nivel Sm-Lmbk inf-Smb, Auriñaciense,probablemente evolucionado; Nivel Lmbk sup, datado en 27.390 + 320 BP y adscrito al Gravetiense;Nivel Lab, nuevamente Gravetiense, aunque incluye puntas foliáceas solutrenses en algún tramo. Pue-de tenerse noticia de la actualización de esta estratigrafía en un trabajo reciente (Aguirre, M. 2006).

Por su parte, López Quintana viene excavando, sucesivamente, los testigos estratigráficos de lascuevas de Auagakoa (2003) y Santimamiáe (desde 2004). La primera actuación arqueológica sobre

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VEINTISIETE AÑOS DESPUÉS O¡T "AURIÑACIENSE Y PEzuGoRDIENSE EN EL PAÍS VASCo"... 433

el depósito de Santimamiñe estuvo originada por el hallazgo de pinturas rupesrres en el sitio en I 9 16.Tias localizar el yacimiento prehistórico situádo en la enlrada de Santimamiñe, tres investigad,ores(Aranzadi, Barandiarán y Eguren) llevan a cabo en 1918 una primera campaña de excavacién, quese renovará, anualmente, hasta 1926. La estratigraffa descubierta.n .rt"i primeras campañas detrabajo resulta de un gran interés por cuanto muesrra una seriación muy coÁplet" de niveies, entreun posible Auriñ,aciense. basal y algunas ocupaciones históricas en el revuelto superficial. La mayorparte de la superficie de la cueva resulta afectada por esros primeros trabajos. De hecho, cuando J.M.de Barandiarán retorna al yacimiento, entre 196Ó y 1962,-sólo excavaráún testigo de aquella pri-.-ra actuación que amenazaba con derrumbarse, en la pared sur del área centtal d. la cueva. E.r .rt"misma línea' J.C. López Quintana ha procedido hasia el momento a rres campañas de excavación(2004 a2006) del aún más reducido testigo estratigráfico de la cueya, en el que han sido fácilmentelocalizados los niveles superiores de la serie (sobre ódo, los magdalenierr.r f postpaleolíticos), perono así los más antiguos que parecen ser ya prácticamenre estérilés a efectos dá ócupaciorre, hu-árr"r.Sí se constata, paÍa la estructura estratigráfica Arg-o una u...fase de ocupación de la cueva por parrede carnívor"t],-

!o_l presencia de abundant.r t.rii-o.rios paleontológiÉos (López-Quint"ri", J.C. yGuenaga, A. 2006).

Al otro lado del río Oka, frente a Antoliñako Koba y Santimamiñe, se ubicaba la cueva de A*a-gakoa. Cita{a y parcialmente excavada por J.M. de Baiandia rán, López Quintana protagonizó du-rante 2003Ia excavación integral de un pequeño relicto de sedimentá, "rrté, de qu. la ."üd"d f.r.r"destruida_ por la cantera vecina. Desde una perspectiva sedimentológica, han iido discriminadassiete unidades estratigráficas, aunque no todas ellas tienen industria (adicrita al Musteriense). por suParte' se e¡ti.ma que la muestra. arqueozoológica no es, mayoritariamente, de origen antrópico, sinon."acumulada por carnívoros de talla grande o intermedia (oso, hiena, lobo y zorro), (Castaños, P2005).' Finalmente, en las comarcas interiores de Bizkaia, también el yacimiento de Axlor (Dima) vienesiendo reexcavado por González Urquijo, Ibáiez Estévez y Ríos. El sitio de Axlor fue descubiertopor J.M. de Barandiarán en 1932, cuando recoge y publica algunos elementos líticos de este abri-go, que adscribe al Musteriense. En 1967, eI mismo Barandiarán se decide a abordar la excavaciónsistemática de Axlor, encontrándose ya los niveles superiores del abrigo muy alterados. Las exca-vaciones tienen lugar entre 1967 y 1974. Barandiarán recoge en sus tábajos la referencia de ochounidades estratigráficas, las dos superiores (l y II) práctica*.nt. desmanieladas. Desde la unidadIII, hasta la IX, se citan ocupaciones musterienses del abrigo, en un modelo de habitación similar alde Lezetxiki, si bien con una densidad de hallazgos muy superior. A partir de 1999, primero comoactividad de salvarnento y luego en campañas sistemátic"r, ,ri..r.r, desarrollándor. r.réu", campañasde excavación en Axlor, bajo la dirección de González Urquijo, Ibáiez Estévez y Ríos. Además denrlevos (muy abundantes) materiales líticos y faunísticos, esta reexcavación está pérmitiendo obteneralgunas fechas de Cl4 y nuevas muestras que ayudarán a la caracr erización.oÁpleta del sitio, en elque han sido detalladas unidades estratigráficas entre la A (techo) y la N (-.,ro). Contamos, entre

!:anto' con algunos avances importantes sobre los resultados de la excavación (González-Urquijo, J.,Ibáriez-Estévez, IJ., rug:,,|. y Bourguignon, L. 2006; Ríos, J. 2005; Ríos, J., Gonzalez-IJrq"io,l.e Ibáñez-Es tévez, J .J . 2005),

Por fin, la actividad de prospección y excavación en el conjunto litoral de asentamientos al airelibre de Kurtzia (Barrika-Sopela) en busca de la confirmación de establecimientos del Paleolítico su-perior inicial puede considerarse como fallida. La estación de Kurtzia, asociada a los aforamientos desílex del litoral vizcaíno, comparte muchos elementos con otros lugares, como los conjuntos litoralesdel Labu¡di o el cántabro de Ciriego. El principal problema plantéado por esras series es su carácter

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de yacimientos de superficie, sin (o con muy limitadas) secuencias estratigráficas. Todos estos pro-blemas afectan al yacimiento de Kurtzia (en realidad, una serie de distintos afloramientos de materialarqueológico como Ollagorta, Iturralde, Aspiribie y Kurtzia), descrito principalmente en una pu-blicación conjunta (Barandiarán, J.M. et al. 1960). Entre las unidades detalladas por los autores enaquellos puntos en los que se ha detectado estratigrafla, es el nivel Cl (con puntas de retoque simple,raspadores en extremo de lámina, lasca y hocico, raederas, algún buril, puntas y láminas de dorso) elque nos interesa. Este nivel ha sido reiteradamente adscrito al Auriñaciense, partiendo de la defini-ción dada por los autores del trabajo (u...En conjunto, la industria lítica de este nivel tiene matiz au-riñaciense>). Por otro lado, las diversas excavaciones que viene desarrollando el equipo de M. Muñozen Kurtzia desde principios de los años B0 solamente han entregado materiales musterienses y unadatación (Muñoz, M., Sánchez-Goii, M.F.y lJgarte, F. 1990). Es muy probable que en el conjuntode afloramientos arqueológicos del área definida por Barandiarán existan materiales adscribibles alPaleolítico superior inicial, aunque resulte complicado aislar e identificar tales elementos.

3.2. Las inuestigaciones en Álaua,

A diferencia de lo que sucede en otros territorios, bien conocidos ya en periodos anteriores, elpoblamiento humano de Álava durante el Paleolítico superior venía siendo poco valorado hastaapenas hace unos años (Barandiarán, I., Cava, A. yAlda¡ A.,2006). En el artículo original del autorno se había incluido mención alguna al territorio alavés, puesto que en 1980 se desconocían abso-lutamente tales materiales. Las primeras citas de Paleolítico superior en Alava se refieren más bienal Magdaleniense, con posibles referentes en Montico de Charratu o Berniollo y certezas en Arrillor(Sáenz de Buruaga , J.A. 1996) o Axoste (Alda¡ A. 2003).

Para la primera mitad del Paleolítico superior (entre el cierre del Paleolítico medio y el del Grave-tiense), las citas son aún más recientes. Aún cuando existen algunos niveles en el complejo kársticode Mairulegorreta que se contextualizan en este periodo (Altuna, J. y Baldeón, A. 1986), el asen-tamiento humano al aire libre de Pelbarte (Egino) se incluye en la lista, por vez primera, en 1996(Sáenz de Buruaga , J.A. 1996 y 2004) . En la segunda de estas refere ncias se da una visión pormeno-izadadel conjunto de Pelbarte, que se considera como un taller de sílex (del afloramiento de Urbasay en menor grado, de Altzania) al aire libre, adscrito (...probablemente al Gravetiense lato sensu>>.

Algunos aÁos más tarde se añaden los niveles de transición de Anillor (Hoyos, M., Sáenz deBuruaga, J.A. y Ormazabal, A. 1999), en las faldas meridionales del monte Gorbeia. Esta cavidad fueexcavada bajo la dirección de A. Sáenz de Buruaga entre 1989 y 1997. Los niveles de Arrillor inte-gran una secuencia de gran interés, articulada en tres grandes ciclos sedimentarios. Los dos inferiores(respectivamente ubicados en los

'Würm II y'Würm II/III de la secuencia alpina) se caracterizan por

la alternancia (sedimentológicamente bien diferenciada) de breves episodios de ocupación muste-riense (hasta diecisiete), alternando frecuentemente con niveles aluviales de finas arenas, estérilesdesde el punto de vista arqueológico. El ciclo superior (que se sitúa en el'\l'ürm III y el \Würm IV)incluye industrias musterienses en la base y el testigo de una ocupación magdaleniense, muy deterio-rada. Además de destacar por Ia presencia de una estratigrafía de alta resolución y por la presencia derestos fosiles humanos (Bermudez de Castro, J.M. y Sáenz de Buruaga, J.A. 1998), la secuencia deArrillor es la única de estos periodos con dataciones radiométricas en Alava (entre el 45700 t 1200para el nivel Amk y el 37.100 t 1000 para el Lmc).

Finalmente, el taller gravetiense de Prado se ha incorporado a la lista de depósitos de modo muyreciente (Sáenz de Buruaga, J.A., García-Rojas, M. y Retolaza,I.2005). Como en el caso de Pelbar-te, también se relaciona este sitio con la explotación de sílex (en esta ocasión, de Tieviáo), en una

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caracterización de establecimiento como taller. La presencia de algunos materiales referidos a orrascronologías no obsta para que los autores consideren el conjunto dé materiales de Prado como cohe-rente con los n...complejos industriales paleolíticos de tradición graveriense).

3.3. Las inuestigaciones en Gipuzkoa:

La intensificación de las investigaciones acerca del Paleolítico superior inicial ha sido .ro,ori" .r,el territorio de Gipuzkoa, tanto por la reapertura de yacimientos antiguamente conocidos (comoLezexiki), como por nuevas excavaciones en diversos yacimientos (Aitzbitarte III, Amalda, LabekoKoba, Irikaitz). Nuevamente, presentaremos las novedades de oeste a esre.

En primer lugar, debemos mencionar la reapertura del yacimiento de Lezetxiki (Arrasate). Descu-bierto en 1927, este yacimiento será excavado, en primera instancia, por J.M. de Barandiarán, condiversas colaboraciones, entre 1956 y 1968 y da lugar a numerosas publicaciones. La serie de nivelesdetallada (con una profundidad de hasta nueve metros), la existencia dentro de ella de un procesoparticular de transición Paleolítico medio/ superio¡ y la presencia de restos fosiles humanos hanpermitido que este sitio constituya una de las obligadas referencias de la investigación cantábrica.La caracterización de los niveles transicionales (IVc, IVa y IIIa) como musterienses, auriñaciensesarcaicos o auriñacienses antiguos ha consumido buena parte de los debates en rorno a Lezetxiki, lo

Tt-t-" que la valoración de las dataciones obtenidas en 1990 por el laboratorio de Geocronologíadel Institut de Paléontologie Humaine de Paris para sus niveles basales (Falguéres, C., Yokoyarña,Y. y Arrizabalaga, A. 2005).Pretendiendo aclarar estas circunstancias, desde 1996 Arrizabalaga haretomado las excavaciones del yacimiento, en particular sobre su perfil sur. En líneas generales, elactual estado de las investigaciones permite corroborar las consideraciones avanzadas por J.M. deBarandiarán (Arrizabalaga, A. 2005a,2005b y 2006; Arrizabalaga, A. et alii 2005) en lá excavación

- clásica, configurándose una transición entre el Musteriense y el Paleolítico superio¡ poco habitual yprogresiva, marcada por la adición de sucesivos elementos tecnológicos y culturales a unos conjuntosindustriales narcaizantes), marcados por el peso abrumador de los elementos de sustrato. Elementosde sustrato a los que se incorporan, de modo claro, componentes leptolíticos que marcan una cadenaoperativa laminar (que convive con orra que produce soporres levallois).

Muy próxima en el espacio a Lezetxiki, también en Arrasate, se localizaba la cavidad de LabekoKoba. Aunque el yacimiento ya se conocía desde 1973 como punro de interés paleontológico, suinvestigación se precipitará como consecuencia del trazado de la Variante de Arrasate, que compor-tó, en último término, la destrucción de la cavidad. Bajo la dirección de Arrizabalaga se desarrollaráuna excavación de urgencia, según un detallado protocolo, a lo largo de dieciséis meses (1987 y1988). Los resultados de esta intervención fueron publicados en avances y en una memoria completa(Arrizabalaga, A. y Altuna, J., eds. 2000; Arrizabalaga, A. et alii 2003). El conjunto de la secuénciade Labeko Koba es objeto de esta temática, desde el nivel IX inferior (breves ocupaciones chatel-perronienses), hasta la serie de unidades VI a III (Auriñaciense antiguo), pasando por el nivel VII,adjudicado al Auriñaciense arcaico. Labeko Koba podría constituir la estratigrafia más novedosa parael estudio del Auriñaciense vasco publicada durante los últimos años.

Cuando este texto estaba siendo finalizado, tuvimos noticia de una nueva intervención en el valledel Deba, en la cueva de Aldarxarren (Mendaro), que ha proporcionado materiales adscriros, al me-nos, al Gravetiense (Sáenz de Buruaga, A. 2006).

Pasando al valle del río urola, debemos de detallar tres inrervenciones en los sitios de Ekain,Irikaitz y Amalda. La cueva de Ehain (Deba) fue descubiema en 1969 por A. Albizuri y R. Rezábal,que desobstruyeron una pequeáagaleríaen la cueva, localizando sus figuras rupesrres. Poco después,

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J.M. de Barandiarán y J. Altuna practicaron una cata en la boca de la cavidad, planeando inmedia-tamente la excavación arqueológica del depósito. Ésta se desarrolló a lo largo de seis campañas, lastres primeras (1969-1972) bajo la dirección de J. M. de Barandiarán y las tres restantes (I973-I975),bajo la de J. Altuna. Este desarrollo de la excavación origina ciertas diferencias en el tratamiento deldepósito, en la estratigraffa adjudicaday los materiales obtenidos, que resultan claramente explici-tadas en la memoria final de la excavación (Altuna, J. y Merino, J.M., eds. 1984). Además de estamemoria, contamos con una síntesis sobre los resultados de todas las campaáas de excavación (Ba-randiarán, J.M. y Altuna, J. 1977), en la que se detallan los resultados industrides y estratigráficosde las mismas. A destacar, las unidades inferiores con materiales pobres, pero significadvos y datados,de ocupaciones chatelperronienses y auriñacienses.

Muy próximo a la cueva de Ekain se localiza el asentamiento al aire libre de lrikaitz (Zestoa), queviene siendo excavado por Arrizabalaga e Iriarte, desde 1998, hasta la fecha. Aunque se trata de unasentamiento ocupado con especial intensidad durante el Paleolítico inferior, en algunas áreas (Lue-baki) se han conservado testimonios de ocupaciones del Paleolítico superior, sobre todo gravetienses(con una representación importante de buriles de Noailles, puntas gravetienses e incluso, algunapunta de la Font-Robert). Contamos con algunos avances de los resultados de esta excavación (Arri-zabalaga, A. e Iriarte, M.J.2003,2005), si bien estos se centran sobre todo en la descripción de losniveles inferopaleolíticos, en posición primaria.

Todavía en el Valle del Urola, contabilizamos la excavación de la cueva de Amalda (Zestoa).J.M. de Barandiaran descubrió el yacimiento en el curso de una prospección, en 1927, y como tal,consignada en sus primeros catálogos de yacimientos arqueológicos. En todo caso, la referencia aAmalda en estas menciones y en alguna referencia posterior, previa a la excavación recienre, no pasade recordar la mención de materiales de Paleolítico superior en el lugar. La excavación arqueológicade Amalda se desarrolló entre los veranos de 1979 y 1984, bajo la dirección conjunta de J. Altuna yA. Baldeón (Altuna, J., Baldeón, A. y Mariezkurrena, K., eds. 1990). A lo largo de las seis campañassucesivamente efectuadas, fue excavada una amplia superficie del depósito, aunque a distintas alturasdebido a las discontinuidades cuantitativas y cualitativas en las condiciones del depósito. La últimacampaña, detallada en el número de Arkeoikuska de 1984, describe ya la estratigraffa que será publi-cada en la memoria final de la excavación: lrn nivel musteriense (VII), dos perigordienses (VI y V),uno solutrense, uno de la Edad del Bronce, otro tardorromano ¡ finalmente, yestigios medievales.

En el Valle del río Oria, prácticamente no conocemos asentamientos humanos adscritos al Pa-leolítico superior. La siguiente zona que ha registrado novedades en este periodo es el valle del Uru-mea, con la excavación de la cueva de Aitzbitarte III en Errenteria. En este significativo yacimiento,muy próximo al clásico de Aitzbitarte IV ha venido desarrollando excavaciones desde 1985 a 2002el equipo de Altuna. Los trabajos han sido articulados en torno a dos áreas, una de ellas interior(excavada entre 1985 y 1994), y otra exterior (entre 1,994-1996 y 200I-2002), siendo esta últimala que ha proporcionado informaciones más firmes. De los mencionados informes puede deducirsela presencia en el sector exterior de materiales correspondientes, tanto al Magdaleniense, como alSolutrense (niveles II y III), a una ocupación Gravetiense, de la variedad caracterizada por burilesde Noailles (nivel I9 y al menos un nivel Auriñaciense (niveles Va y Vb). El nivel Va es el que haentregado dataciones en torno al 31.000 BP (Altuna, J.2003), en tanto que los niveles gravetiensespresentan fechas entre 23.000 y casi 29.000 años, entre el exterior y el interior (Altuna, J. 1992,2002 y 2003). Sin embargo, es preciso valorar que el Gravetiense con una enorme sobreabundanciade buriles de Noailles parece identificarse mejor en el sector interior (con fechas más recientes), queen el exterior, que tiene fechas más antiguas pero apenas (...unos contados buriles de Noaillesu (Al-tuna,J.2002).

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Para concluir con el territorio de Gipuzkoa, debemos hacer referencia a algunos depósitos al airelibre y abrigo bajo roca litorales enJaizbibel (Hondarribia). Desde el punto de vista de distribuciónde la ecumene, interpretamos los depósitos de Jaizkibel como la comunicación de los yacimientosdel litoral labortano, con el vizcaino de Kurtzia y los cántabros de Ciriego, Cuchía y otros. Aunque lainvestigación en la comarca está dando aún sus primeros pasos (Iriarte, M.J. 2004), parece acreditadala presencia de ocupaciones, al menos, desde el Paleolítico medio, hasta el Calcolítico.

3.4. Las inuestigaciones en Nauarra:

El territorio navarro integra probablemente el mayor número de novedades en la investigaciónentre todas las regiones tratadas en este texto. Si en 1980 apenas se entreveía la posibilidad de quealgunos de los materiales de la cueva de Coscobilo, en posición derivada, pertenecieran al Paleolíticosuperior inicial, a lo largo de estos años se ha ido incrementando el número de depósitos adscritosa esta horquilla cronológica. Todos ellos, por el momento, parecen adjudicarse a los momenros másrecientes del lapso, probablemente al Gravetiense.

Relativamente próximo a Coscobilo, en la altiplanicie de Urbasa, se ubica el depósito al aire librede Mugarduia Sur.En 1987, bajo la dirección de I. Barandiarán, se procedió a excavar en una rerceracampaña una superficie reducida de este yacimiento, en principio atribuido a un taller de industrialítica gravetiense (Barandiarán, I. 1988a y 1997). Cercano al mismo se localiza otro asenramienro,musteriense en esta ocasión, que recibe el nombre de Mugarduia Norte (Montes, L. 1988), ademásde otros conjuntos en posición derivada sobre la altiplanicie de Urbasa.

En una modalidad de depósito a mitad de camino entre el abrigo rocoso y el aire libre, en la basede unos farallones rocosos se localiza el yacimiento de Leginxiki (Echeuri). Excavado por J. Nuinentre 1991 y 1994, incluye niveles magdalenienses y solutrenses, si bien algunos elementos líticos yfaunísticos de la base de la secuencia han sido relacionados con el Gravetiense (comunicación oral).No conocemos una confirmación radiocarbónica de esta posible presencia (Nuin, J. 1994). No lejosde Erxauri, han sido descritos numerosos conjuntos musterienses al aire libre (Beguiristain, M.A.2000), si bien parece ser que en posición derivada.

La excavación de la cueva de Zatoy (AbaurreaAlta) se ha producido en dos etapas sucesivas, la prin-cipal de las cuales (1975,1976y 1980) culmina con la publicación de la serie superior de ocupaciones,atribuida al Tardiglaciar y al más antiguo Holoceno (Barandiarán ,I. y Cava, A. 1989). Con bastanteposterioridad (1997) se producen nueyas intervenciones en Zatoya (Barandiarán, I. y Cava, A. 2001)que dan como resultado la revalorización de la serie basal del depósito, en especial un nivel adscrito alPaleolítico superior inicial (nivel Ilbam, anteriormente referenciado como Ilb.inf o IIb.1), concreta-mente, o...en la segunda mitad del \Würm III,. La datación de esta unidad en el28.870 + 760-690 ubicaeste nivel en un horquilla temporal de indefinición entre conjuntos adjudicados al Auriñaciense evo-lucionado (sólo en el posible caso de Rascaáo para el medio cantábrico) y las más antiguas fechacionesgravetienses (como las del nivel IV del área exterior de Aitzbitarte III). La serie de objetos líticos y óseosrecuperada en esta unidad incluye elementos de juicio ambiguos, quizás más fácilmente relacionablescon el plrylum Gravetiense, que con el Auriñaciense, aunque excesivamente exigua en cualquier caso.

Las excavaciones arqueológicas en el vecino yacimiento de Berroberría (cuyos niveles correspon-den, en principio, a ocupaciones más recientes) dieron lugar, en 1988 y 1993 a sendos sondeos enel abrigo de Alherdi (Urdax), bien conocido desde los años 30 del siglo pasado por la presencia en elmismo de grabados de cronología paleolítica. Aunque la enddad del nivel arqueológico recuperadoparece menor que la del arriba citado deZatoya, existe una datación para este nivel (24.520 +530490) que lo encuadra bien en el Gravetiense (Barandiarán, I. 1996).

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3.5. Ln inuestigaciones en el País Vasco Continental:

Las actividades de prospección, sondeo y excavación en los yacimientos del País Vasco Continen-tal aparecen mediatizadas por el régimen jurídico del Patrimonio Arqueológico francés. A diferenciade lo que sucede al sur de los Pirineos, al norte existe un derecho del propietario del terreno sobre losbienes arqueológicos situados en su terreno, de modo que la tutela de lo público no siempre alcanzaalos materiales arqueológicos, estos no se depositarán frecuentemente en un museo o centro de inves-tigación, el propietario del terreno puede condicionar los permisos de excavación, etc. Obviamente,en áreas de presión urbanística, como el litoral labortano, el derecho a edificar prima sobre cualquierotra consideración, motivo por el cual desde los años 60 del pasado siglo va erosionándose, lentapero sistemáticamente, el Patrimonio arqueológico de algunas zonas. Gran parte de los asentamien-tos prehistóricos descubiertos y descritos de modo sucesivo por Passemard, J.M. de Barandiarán,Dupérier, Chauchat o Arambourou han desaparecido ya completamente bajo las urbanizaciones quejalonan la línea costera, entre Bayonay Hendaya.

En todo caso, durante las pasadas décadas se produjeron diferentes actuaciones arqueológicas (variasde ellas, en régimen de salvamento o urgencia) sobre depósitos al aire libre en el área dtl Lapurdi. Sóloalgunas de estas actuaciones han sido publicadas (Arambourou, R 1989 y 1990; Chauchat, C. 1992),quedando la mayoría de ellas pendientes de estudio y síntesis definitivas. Permiten constatar, en todocaso, la eústencia de multiples áreas de campamento por todo el litoral durante las diferentes fases delPaleolítico, incluyendo desde luego muchos testimonios musterienses y del Paleolítico superior inicial.

Todavía en el Lapurdi, aunque algo más al interior, es conveniente referirse a la cueva de Lezia(S"t"). A principios del siglo >or se procedió a adecuar esta cavidad para su visita turística, creando unlago artificial en su interior y destruyendo de modo paralelo lamayoría de su depósito arqueológico.Los materiales hoy disponibles pertenecen a dos lotes diferentes: el recogido por E. Passemard en 1912,residual respecto al conjunto del depósito (ya destruido) y publicado; el estudiado por C. Chauchat(Chauchat, C.1973), procedente de recogidas superficiales y de algunos sondeos durante las décadasanteriores, sobre testigos marginales. En ambos casos, el primer diagnóstico apunta hacia que el prin.cipal nivel de ocupación de Lezia debió corresponder al Gravetiense. Los más recientes sondeos en ellugar (1993) han confirmado el arrasamiento de la estratigrafia del yacimiento.

El yacimiento clave parala comprensión del Paleolítico superior inicial en el Pirineo occidental si-gue siendo (como en la fecha del artículo de referencia) la cueva de Isturitz (St. Martin d'fuberoue). Porla trascendencia de su estratigraffa, materiales y diversidad de trabajos desarrollados en ella, se trata deun yacimiento emblemático para el conocimiento del Paleolítico vasco. Las principales investigacionesde campo en Isturitz, se desarrollaron por parte de dos equipos distintos: el de E. Passemard (I9I3-1923) y el de R. y S. de Saint-Périer (1928-1952). Ambos grupos de trabajo excayaron enlos dos locusprincipales de la red de galerías: la Gran Sala (o Sala Isturitz) y la Sala San Martin. Passemard empleóletras para clasificar sus unidades estratigráficas, en tanto que los Saint-Périer emplearon notación denúmeros romanos (en la Sala San Martin, precedidos de una S para diferenciar ambas secuencias).

Los niveles que nos interesan en este caso se localizan en ambas salas. [¿ correlación entre las seria-ciones de Passemard y los Saint-Périer es de Delporte (1974). En la Sala de Isturitz, de abajo a arriba,abre la secuencia fertil el nivel V o A (Auriñaciense medio para los Saint-Périer; Auriñaciense para Pas-semard). Tias un hiatus estéril, se detecta el nivel IV o F3 (respectivamente Gravetiense yAuriñaciense).Cerrando la fase que nos interesa, el nivel III de los Saint-Périer (Auriñaciense final) es equivalente al C(Auriñaciense) de Passemard. En la Sala San Martin, la estratigraffa resulta más simple, con dos niveles,el SIII (Auriñaciense típico)/A (Auriñaciense) y SII (Auriñaciense Medio)/ xy (Auriñaciense) separadosentre si y de los infra y suprayacente por üversos niveles estériles. Si las denominaciones adoptadas por

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los autores son bastante opacas (algunas de ellas, hijas de la Historiograffa coetánea), diversos autoreshan reinterpretado el yacimiento a través del rastreo de útiles característicos en las láminas de la publi-cación o el estudio completo de las colecciones (desde G. laplace, hasta las tesis inéditas de X. Esparzao J.A. Mujika, pasando por H. Delporte e I. Barandiarán). A través de estas revisiones, se ha concluido(Barandiarán, I. 1988b) que puede existir una ocupación Castelperroniense en la base del nivel SIII; unAuriñaciense Típico (con puntas de base hendida) en el grueso del SIII; un Auriñaciense evolucionado(SII/ xy en la Sala San Martin y, quizár,, V/ A de la Gran Sala). El nivel [Vi FIII de la Gran Sala tieneuna clara adscripción al mundo gravetiense, con abundantísimos buriles de Noailles y az.agayas estriadas(precisamentedeltipo isturitzense).ElAuriñaciensefinaldescritoenlamemoriadel952paraelnivellllde la Gran Sala parece ser realmente atribuible, por último, a un Gravetiense final o Epigravetiense.

A partir de 1998, y hasta la fecha, vuelven a desarrollarse trabajos de campo en Isturitz, bajo la direc-ción de diversos equipos de investigación dirigidos por A. Tirrq, C. Normand, I. Barandiarán, A. Cavay J. Fernández Eraso. Las tareas se concentran en la Sala San Martin, sobre los niveles que aún conser-van cierta entidad tras las campañas de los Saint-Périer, básicamente adscritos al Protoauriñaciense y alMusteriense (Barandiarán,I. 1999; Tarriño, A. y Normand, C. 2002; Normand, C. 2002; Turq, A.,Normand, C. yValladas, H. 1999).

El sitio de Unikoté (Iholdy) ha cobrado gran relevancia durante el último periodo de excavaciones(Michel, P. 2005). El lugar ya conocido y visitado por J. M. de Barandiarán en los años 40 del siglo)o( pasa a denominarse Unikoté I (un cubil de carnívoros, básicamente hienas), en tanto que surge unochantier extérieur) o Unikoté II en el que, además de fauna pleistocena, se localizan restos fosiles hu-manos (todos ellos de humanos modernos) y algunos testimonios de industria, aparentemente muste-rienses. Sin embargo, un hueso con varias incisiones del nivel basal de Unikoté II ha sido datado como30150 i 700 BB lo que plantea algunos interrogantes acerca de la cronología de la serie.

Desde 1989 a 1993 tiene lugar la excavación del yacimiento deAzkonzilo (hissary), bajo la direcciónde C. Chauchat. El conjunto del depósito comprende niveles solutrenses, aunque fueron descubiertosen su base algunos materiales adscritos al Gravetiense (hallazgo de algún buril de Noailles). Existendataciones para los niveles solutrenses, pero no las conocemos para los testimonios gravetienses.

Ya en territorio suletino, aunque no se trate exactamente de nuevas actividades de campo, porsu relevancia es preciso contabilizar las novedades acerca de un yacimiento antiguamente excavado,Gatzarria (Suhare). La principal serie de trabajos en el lugar corresponde a la excavación de G. Lapla-ce entre 196l y l975.Hastala revisión de las industrias publicada en distintos ámbitos porA. Saénzde Buruaga (1991), las referencias principales correspondían a sendos trabajos del propio excavador(Laplace, G. l966ay 1966b). De abajo a arriba, nos interesan en particular los siguientes niveles:Cjn3 (Castelperroniense), Cjn2 y Cjnl (Protoauriñaciense), Cbf (Auriñaciense típico, con azagayasde base hendida), Cb (Auriñaciense evolucionado) y Cbcs (Gravetiense con buriles de Noailles, aun-que bastante pobre y con problemas de determinación). Diversas publicaciones de Sáenz de Buruaga(fundamentalmente, su Tesis Doctoral, en 1991) permiten tener un conocimiento detallado de susecuencia superopaleolítica. Aún a falta de dataciones radiocarbónicas, la serie de Gatzarria consti-tuye, junto a la de Isturitz (y en un tercer nivel, Labeko Koba), el núcleo vertebrador de la secuenciadel Paleolítico superior inicial en los Pirineos Occidentales.

4. CoNsrorRACroNES GENERALEs l

Más allá de las dificultades crecientes para el desarrollo de la investigación, arriba expuestas, locierto es que la intensificación en las tareas de campo arqueológicas (especialmente para este periodo),

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a lo largo de los últimos veinticinco años, ha sido notoria. A ambos lados de la frontera se han abiertoy reabierto yacimientos en busca, tanto de informaciones novedosas, como la relectura de secuenciasantiguamente excavadas de acuerdo a protocolos analíticos de reciente creación. Resulta alto el gradode estandarización en el método de excavación, en el procedimiento de regisrro, los protocolor "na-líticos a aplicar (cuando menos, Arqueozoología, Arqueobotánica, Geocronología y Sedimentología)y las parcelas a explorar a la hora de la publicación de cada yacimiento. Va generalizándose una con-cepción en el modo en que los yacimientos deben ser publicados, en detalladas monografías que con-templan el estudio de las colecciones, los resultados analíticos del sitio y su conrextualización en unámbito regional extenso. Puede ser en este aspecto de la divulgación de los resultados (donde tambiénha sido clave la aportación del homenajeado) en el que queda más por hacer. La crecienre penuriade medios con que se enfrenta la Arqueología de investigación o programada, la escasez de ámbitose instituciones que agrupen a los investigadores y un cierto individualismo corporativo dan lugar ala poco deseable circunstancia de que apenas conocemos los resultados de algunas excavaciones, másque a través de noticiarios arqueológicos o avances, y reperrorios de dataciones radiocarbónicas (quehan crecido de modo muy notable, como se comprueba en la Thbla 1). El desfase progresivo enireactividad de campo y edición de resultados debe ser corregido, o de otro modo algunas inrervencionesresultarán inéditas, y por lo tanto, casi estériles para el avance de nuestra disciplina.

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