comunidad y cómo se podría desarrollar son los temasde los dos próximos capítulos.
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3. Escuelas totales
VALE LA PENA LUCHAR POR NO PERMITIR QUE LAS ORGA-
NIZACIONES SEAN NEGATIVAS POR OMISIÓN, Y POR QUE SEANPOSITIVAS DELIBERADAMENTE.
Si cambiar al maestro incluye cambiar a la personaque es, necesitamos saber cómo cambiar a las personas.Ninguno de nosotros es un ser aislado. No nos desarro-llamos en una isla. Nos desarrollamos en nuestras rela-ciones, especialmente las que tenemos con otros queson significativos para nosotros. Esos otros significati-vos actúan como una suerte de espejo para el desarrollode nuestra personalidad. Si en nuestro lugar de trabajohay personas que nos importan, y están entre nuestrosotros significativos, tienen un gran poder para afectar,positiva o negativamente, a la persona y, en consecuen-cia, al maestro que lleguemos a ser.
Esta es, por lo tanto, la pregunta clave: ¿qué comu-nidades laborales o culturas- escolares favorecen másel crecimiento del maestro y la mejora de la escuela?¿Cómo evitaríamos crear y sostener culturas negativasque inhiban o sofoquen el desarrollo y la mejora? ¿Cómocrearíamos culturas más positivas? En este sentido, va-le la pena luchar por no permitir que las organizacionessean negativas por omisión, pero sean positivas delibe-radamente.
1Usamos el concepto de «cultura» para designar las creencias yexpectativas orientadoras, evidentes en la operación misma de ca-da escuela, con particular referencia a las relaciones (o su falta)entre las personas. En otras palabras, la cultura es «la maneracomohacemos las cosas y nos relacionamos los unos con los otros».
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