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M U S E O C E N I Z A GALAXIA
pensamientos para acelerar el fin de esta poca primera
publicacin d e l c e n t r o d e e s t u d i o s experimentales
paul k . f e y e r a b e n d
invierno de 2014 chile wallmapu a r g e n t i n a material de
libre c i r c u l a c i n
USAN JAULAS DE HIERRO PARA LAS VENTOLERAS DEL M P E T U
Eres el poder oculto de todo cuanto crece curvo y espiral,
Ensoacin, desde abajo, lo negro y lo v e r d e y l o r o s c e o .
Una magia roja y calurosa nace de tus fauces. Eres annima y mltiple
como el porvenir, como el deseo que se eterniza en su acto
deliberativo. La pluralidad que se enciende y combate contra la
unidad y lo inmvil. Tu hogar es el espacio, la calle transitada por
los olvidos peatonales. Eres una violencia hermosa y de ojos
limpios...
C A R T A P I R A M I D A L
Sea un vigilante ms en la comuna Parque Bicentenario de
Vitacura, Santiago de Chile
Bienaventurados los que cierran la boca, los que cierran el ojo
y el tacto, los del trueno cerrado bajo la forma de tumores, pues
tendrn ante s la amplitud de la ley humana abierta como sus frutos
descalzos en el aire sobre el trasfondo de aldeas cerradas y valles
en franca reduccin sucesiva de espacio. Bienaventurados los
poseedores de riquezas, los que de su mesa expulsan al errante, al
blasfemo, al que no contrae deudas ante los muros del orden. Sean
dichosos los que temen, los de la piel trmula misericordiosa y
exigua. No admitirs a tu vecino en los jardines de la decencia y el
privilegio, jardines como dibujos cuya frontera es una cscara que
nunca nadie ha de atravesar. Pues he aqu la justicia y sus brazos
de hierro poderosos como la escritura sagrada del ganado
industrial, la que de su boca echar fuego sobre el impuro, el
mendigo de almas, el vividor y poeta, todo aquel que resista con
los huesos desnudos la radiografa histrica de su singularidad.
Pecadores de la ciudad cerrada, temblaris y estaris fuera de todo
derecho, el perdn os ser negado (el precio del perdn). Nada tenis y
nada vais a recibir. Pues vuestra semilla ha nacido fuera del
imperio de lo propio, y fuera de ste ha de perecer. Bienaventurados
los que vigilan a su prjimo, los que remueven cada pisada ajena. He
aqu pues cada centinela del miedo y su recompensa por no dar
respiro al trnsito de las almas: casas y palacios vacos
arrodillados, la libertad de los cuerpos vivos maniatada en
calabozos submarinos, la comida congelada de bocas, las copas
tristes y en silencio. Avenidas inmersas en el fro social de la
polica, quietas como congregacin de ausencias, ros extraviados
fuera y lejos del cauce humano. Todo en orden, finalmente.
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Pero llevas tanto tiempo tomando asiento entre los pastos
milenarios y el enjambre de sensaciones populares. Te he visto
enflaquecer azulosa y rectilnea, fuiste el desangramiento lateral
de tu espacio ntimo. Has cavado refugios en la arena, en el
asfalto, hogares de piedra y cansancio, cada vez ms parecidos al
fretro de una generacin que no ha muerto pero que duerme bajo
tierra. Permitiste que el Individuo Equinoccial del Miedo arrasara
con pueblos y bosques, con mares que fueron quemados. Floreci el
dinero ah donde antes florecan doncellas desnudas y canciones. A tu
espalda yacen continentes calcinados en la deshonra. E l v a c o s
e h a v u e l t o l e y . Dnde te escondes, mujer infinita? Cul es
tu lugar indefinido? Mustrame tu cuerpo invertido, tu ascendencia
divina de carne, tu historia necesaria. Tu sexo que es el aire y la
biosfera jugando y saltando a escondidas del calendario. TE
ESCONDES. Huyes de tu destino liberado. Sabes que todo debe arder,
que seremos todos la ceniza total. La realidad es insostenible pero
te escondes. Yo soy t y aqu me tienes, en esta mansin de verbos
corporales y de escenas terminales. HAN SECUESTRADO A LA METAFSICA,
se han robado el instinto tempestuoso de las multitudes, la
voluntad de todos ha cado en tierra de nadie.
LA POL IC A EST EN TODAS PAR TES . Por qu debemos ocupar slo
nuestro sitio en circunstancias tan desfavorables? Nos hemos
quedado con los bichos y las migajas de un pan austero e inspido
llamado ESPERANZA. Ahora estamos slo t y yo, Calamidad y Pltora,
Escasez e Hiprbole, Desastre y Mundo. El canto de la Humanidad, el
canto humano de la Humareda es falso, pero se repite
incesantemente, da vueltas e insiste, LO SOMOS TODO pero mienten da
a da: Nosotros seguimos en este silencio, en esta potencia, en este
nmero inabarcable y magnitud monstruosa. La realidad nos pertenece
casi por definicin.
TEMBLARS COMO EL MAREO DBIL DE
LA LLAMA TODA VEZ QUE SIENTAS
FICTICIA LA MIRADA, como el alumbrado pblico de la tcnica
cuando
djase caer en las manos lquidas
en el campo de flores secas de la inercia,
como nuestros paladares sean activos, elctricos,
PORQUE ES RECTO EL TRACTO DIGESTIVO del
universo
D U R O Y P E T R F I C O
donde el dolor es el dolor sumado al cansancio
vigoroso de la musculatura moderna,
a diferencia de GRAN PARTE DEL PENSAMIENTO
ARTSTICO Y ESPECULATIVO segn el cual
lo que es, luego no es, del humo el agua y de la
infancia y las maravillas pues puro relato y
pintura,
RELATOS Y PINTURAS QUEBRADIZAS,
porque ah no hay lugares, todo es
disuelto en la COMPRA-VENTA de
verdades
telares estelares roturas como de
greda y maravilla azucarada,
pues DESPERTAR ES COMO
TRAGAR UNA SALIVA ESPESA,
postales desde el desierto
REDONDO por definicin,
como todo crculo concreto,
un relmpago que gira
sobre s mismo.
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EN CENIZAS LOS MUSEOS P A R A E L DESPLIEGUE D E L A S G A L A X
I A S
El fin se acab, vuelven los principios.
La evidencia es demasiado contundente.
Hay que apurar el sentido de urgencia.
Toda pausa, slo para tomar vuelo.
Ninguna convergencia a la fuerza.
Ninguna convergencia sin fuerza.
Cualquier conocimiento como experimentacin.
Cualquier experimentacin como accin poltica.
Cualquier accin poltica como modo de vida.
Cualquier modo de vida contra ESTE modo de vida.
Cualquier contra por ms pequeo que parezca.
Ninguna defensa de la libertad si permanece la
acumulacin.
Cuando yo me halle sin saber si el arrebol o la madrugada dicen
quiero porque mi paisaje slo sea muro cuando el trote trote de los
escribanos finalice por darle encuentro a mi pasada y no les d a
cambio de mi yacimiento
[ningn discurso cuando dcadas sean lomismo que polillas
[o volteretas partindome el seso en la aldea de las
restricciones y no sepa el agua ms que a mate ni la yerba ms que a
baba cuando el miedo se troque con el pensamiento de todos los anos
all enclavados atados al gallinero de dios olvidados y no arranque
ningn pesar de mis brazos escribir mis cuadernos definitivos los
propios del paso sobre el puente habiendo sopesado los calambres
juveniles y tambin las marejadas de la conciencia
[contra el cielo dir mis palabras veniales las guardar dentro de
las uas a la manera
[de las giletes con sus respectivos destinatarios bien tallados
de tal suerte que cuando me hallen yo estar cocido o cociendo sin
saber que las comidas que nunca com ya las prob
[en los cerros donde ejecut las mercedes de mi inquietud.
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UN CUERPO DEL HORROR EN EL
DESIERTO DE LO INDECIBLE La irrupcin: Hermosa joven de 23
aos
Faltando dos das para que se cumplieran tres aos
del golpe militar, es decir, el 9 de septiembre de
1976, irrumpe en la playa La Ballena, de la
comunidad de Los Molles, el primer cuerpo de un
detenido desaparecido encontrado alguna vez en
Chile. Se trata del cuerpo de Marta Ugarte Romn,
mujer de 42 aos de edad, profesora universitaria,
modista y miembro del Comit Central del Partido
Comunista.
Irrumpe un cuerpo, es decir, se hace innegable su
presencia, o al menos, su presencia requerir de
una gestin, especial, particular, que opera por
sobre la desaparicin fsica, que debe redirigir las
mar cas d e l a t o r tu ra y d e l a mue r t e ,
cuidadosamente inscritas en los cuerpos
mortificados, hacia otra parte. Una gestin que
tendr que borrar el acto de una primera
borradura, enunciado en las marcas de la tortura.
En ese sentido, es potente signo del proceso ms
general, en el cual una primera borradura, esa
especie de limpieza que se hace en este territorio,
debe ser nuevamente ocultada para permitir la
entrada gloriosa de la democracia en el desierto de
lo indecible. Pero no nos adelantemos.
Entonces, el cuerpo que irrumpi, cadver administrado
cosmticamente por El Mercurio, es presentado ante lo pblico como
una ficcin, desde la cual pierde todo carcter disruptivo,
denunciante y, por supuesto, veritativo. Solamente la organizacin
de los familiares de los detenidos desaparecidos permite, quince
aos despus, el reconocimiento de este montaje biopoltico ante el
organismo del Estado encargado de la reconciliacin del pas. 6 de
agosto de 2013. Otro cuerpo irrumpe, esta vez en Wallmapu, un
contexto geopoltico diferente: la continuacin de la guerra de
exterminio mapuche, bajo sofisticados mtodos militares, en favor
del avance de las empresas forestales y la seguridad de los
terratenientes. El cuerpo, abatido por tiros de escopeta,
corresponde a Rodrigo Melinao Licn, mapuche de 26 aos, miembro de
la comunidad Rayn Mapu, en la divisin territorial municipal de
Ercilla. El pei, si se nos permite brevemente abandonar por
solidaridad el winkazugn, haba sido condenado por la fiscala por
delitos de incendio forestal, a lo que Rodrigo, consciente de que
las leyes de la tierra estn por encima de cualquier ley humana, y
que la expansin forestal y policial es, en esta etapa del
etnocidio, una guerra contra la tierra y la vida, haba dec id ido
desobedecer y res is t i r en la clandestinidad. Esta vez no hubo
cosmtica directa para teir de naturalidad el asesinato de Rodrigo.
El cuerpo que irrumpi era un cuerpo que ya haba sido sentenciado,
era una vida que ya haba sido minorizada y combatida desde la
colonizacin imperial hasta la conquista nacional. El desierto que
lleg en tres carabelas hoy se expande en tanquetas y drones, pero
se legitima a travs de los medios masivos de produccin de sentido.
Se hace deseable mediante los dispositivos mediaticopolticos, que a
su vez se presentan como inocentes canales de informacin,
necesarios para el orden demoliberal y la siempre amenazada
estabilidad. Ante la carencia de las preguntas imprescindibles del
ms bsico ejercicio de periodismo: quines lo mataron?, por qu?,
quines pusieron su cuerpo all?, para qu?, quines consideraban un
peligro la vida de Rodrigo?; emanaron las denuncias de montaje,
responsabilizando a las policas y los paramilitares
neocolonialistas, fijando toda la atencin sin embargo en el cuerpo
individual de Rodrigo, en la subjetividad, en el cuerpo
desinscrito, omitiendo de esta forma aquello de lo que se estaba
eliminando a Rodrigo, aquello a lo que perteneca. All, el lmite de
la denuncia, su bandera del fracaso: con la muerte del cuerpo
individual sus asesinos buscaron precisamente infligir la herida al
cuerpo social del que Rodrigo era parte, la communitas mapuche. He
aqu dos captulos trgicos del desierto y el despojo. Dos nombres que
al nombrarlos nombran pueblos. Dos cuerpos que irrumpen telricos en
la guerra contra la vida.
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Marta Ugarte Romn haba desaparecido en manos
de la Direccin Nacional de Inteligencia el 9 de
agosto de 1976 (1). Su hermana dice haberla visto
esa maana en un auto de investigaciones, en el
asiento de atrs, entre dos hombres de civil, con su
propia ropa, y probablemente, con los ojos
vendados. Marta Ugarte, todava es Marta Ugarte,
es un cuerpo adscrito, reconocible, tiene una
identidad no mediada por su propia aseveracin,
sino por ciertas marcas de pertenencias, entre ellas
la posibilidad del reconocimiento a distancia por su
hermana, y su ropa que es propia. Tiene un modo
de moverse quiz, que implica la sospecha de que
no poda ver, pero que al mismo tiempo sostiene la
posibilidad de que sea ella. El orden social se
inscribe en los cuerpos, y Marta estaba inscrita en
un orden social, o en un proyecto de orden social,
que se deseaba erradicar. La actuacin de una
mquina de tortura y exterminio sobre los cuerpos
quiere precisamente eliminar no slo los cuerpos,
las vidas, sino los lazos simblicos incorporados (y
con ellos tambin polticos) que dan cuenta de
vnculos determinados con la sociedad, de diversos
modos de ser en el mundo. El ensaamiento con el
cuerpo, es el ensaamiento contra toda una serie de
relaciones que se desprecian, al punto de no
tratarlos como humanos, puesto que esos lazos se
sustentan inscritos en los cuerpos (en las maneras
de resistir a las torturas, en las respuestas o
silencios, en las miradas, en los gestos, en la
respiracin, etc.). Invirtiendo una frase de Le Breton
(2), puede decirse que con el dao que se hace al
cuerpo, se quiere infligir dao a una comunidad;
que con la eliminacin de los cuerpos, pretende
borrarse todo rastro de aquella comunidad en la
que se inserta el cuerpo delimitado, capturado.
(1) Comisin Nacional de Verdad y Reconciliacin. 1991: Informe
Rettig
(2) David Le Breton. 2004: Antropologa del Cuerpo y
Modernidad
D E M A R T A U G A R T E A R O D R I G O M E L I N A O Lo
imprescindible que nos resulta la insistencia en la ceniza que
deviene galaxia es la fuerza que cobra esta musculatura para el
enunciado de la incomodidad. Romper la poca, arrasarla, darle
categora y rgimen, como fue la vocacin del Hombre de Piedra, el
nietzscheano, el verdadero trgico chileno, la nica persona de la
que comprendemos el orgullo de una nacionalidad desaparecida,
cuando sta no era an la suma del plstico y la sinvergenzura, o el
cedazo del miedo. En el momento que el silencio no es omisin sino
omert, es decir, evidencia de la asociacin ilcita terrorista entre
el Estado y los medios masivos de produccin de sentido, enunciar el
nombre de los que con sus cuerpos irrumpen ante lo pblico puede ser
el primer paso para superar la denuncia del crimen legitimado, para
desmontar el fetiche beato de la derrota y reconocer que all donde
se despliega la normalidad con ella se ampla el desierto, se merma
a la poblacin, se despuebla. Donde se impone el orden del capital,
que es el estado de nimo de La Modernidad, que es la carta de
navegacin de aquella primera divisin epistemolgica -la que supone
el dominio de la razn humana sobre la multiplicidad de las fuerzas
de lo vivo- all, en este imperio del Uno, la vida se reduce a
sobrevivencia, funcional y calculada, y entonces la vida que
resiste es acallada, es encarcelada, es torturada y, si no basta,
asesinada. Un cuerpo irrumpe en el desierto. El desierto ha
avanzado en los campos del terror, con el slo objetivo de hacer de
este orden antivital el nico posible, el nico legtimo, el orden
deseable. Los combatientes contra la dictadura afirmaban la vida
porque vean en la tirana el avance del desierto. No imaginaban que
tan slo unas dcadas despus el desierto iba a devenir el deseo de
sus propios camaradas, en este Rgimen de las Migajas en que la
traicin se ha convertido en estatuto de honra para los ingenieros
de clculo de la poltica profesional. La distancia entre
revolucionarios y reformistas es el abismo entre el arrojo y el
maquillaje, la posibilidad o necesidad de reconocer que la vida se
va en la batalla, y que las eventuales mejoras en las condiciones
de trabajo, salud, vivienda o educacin, son slo la farmacutica que
da continuidad a los signos vitales de las masas alienadas. El
cuerpo de Marta Ugarte irrumpe en la playa La Ballena, el
dispositivo meditico dominante -que desde 1973 no es otra cosa que
la divisin de comunicaciones del Estado parapolicial- monta una
ficcin que luego repetir mientras la sangre de la resistencia
desborde el espacio de lo pblico. La prensa cumple aqu, bajo el
guin del crimen pasional, con el papel de Amerigo Bonasera, el
director de funerales que recompone el cuerpo acribillado de Sonny,
bajo las rdenes de Vito Corleone en El padrino.