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Av. Hidalgo 935, Colonia Centro, C.P. 44100, Guadalajara, Jalisco, México [email protected] - Tel. 31 34 22 77 ext. 11959 UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA COORDINACIÓN GENERAL ACADÉMICA Coordinación de Bibliotecas Biblioteca Digital La presente tesis es publicada a texto completo en virtud de que el autor ha dado su autorización por escrito para la incorporación del documento a la Biblioteca Digital y al Repositorio Institucional de la Universidad de Guadalajara, esto sin sufrir menoscabo sobre sus derechos como autor de la obra y los usos que posteriormente quiera darle a la misma.
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UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

Feb 23, 2023

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Khang Minh
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Page 1: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

Av. Hidalgo 935, Colonia Centro, C.P. 44100, Guadalajara, Jalisco, México [email protected] - Tel. 31 34 22 77 ext. 11959

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA COORDINACIÓN GENERAL ACADÉMICA Coordinación de Bibliotecas Biblioteca Digital

La presente tesis es publicada a texto completo en virtud de que el autor

ha dado su autorización por escrito para la incorporación del documento a la Biblioteca Digital y al Repositorio Institucional de la Universidad de Guadalajara, esto sin sufrir menoscabo sobre sus derechos como autor de la obra y los usos que posteriormente quiera darle a la misma.

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1

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades

División de Estudios de la Cultura

Departamento de Estudios en Lenguas Indígenas

Maestría en Lingüística Aplicada

Análisis y descripción lingüística del fenómeno del albur mexicano

Tesis que para obtener el grado de Maestro en Lingüística Aplicada

Presenta

Armando González Rivas

Director: Dr. Raúl Enrique Rodríguez Monsiváis

Asesor: Dr. José Luis Iturríoz Leza

Lector: Dr. Luis Miguel Sánchez Loyo

Guadalajara, Jalisco, enero de 2020

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2

Agradecimientos

A mi director de tesis, el Dr. Raúl Enrique Rodríguez Monsiváis, por su paciencia,

orientación e interés en esta investigación. Sin su apoyo, no habría sido posible este trabajo.

A mi asesor, el Dr. José Luis Iturríoz Leza, a quien debo las brillantes aportaciones que

ayudaron a encausar esta investigación. Su experiencia y total apertura a todo tema

lingüístico son invaluables.

A mi lector, el Dr. Luis Miguel Sánchez Loyo, por sus observaciones y por la genuina

preocupación hacia sus alumnos durante la maestría.

A todo el cuerpo docente y administrativo que integra el DELI de la Universidad de

Guadalajara, por darme la oportunidad de ser parte de su alumnado, por su profesionalismo,

por compartir sus conocimientos y ahora por su amistad.

A las autoridades y personal administrativo de la Central de Abasto de la Ciudad de México,

por su apoyo y facilidades otorgadas para esta investigación.

A Lourdes Ruiz, Alejandro Ávila, “El Freddy”, “El Pelón”, “El tío”, Víctor Hernández,

Christian Amstberg, Sandra y Viridiana Ríos, y a todos los actores sociales y entrevistados

que aportaron a este trabajo. Es gracias a ustedes que el albur se mantiene vivo.

A los Fil pals, antes compañeros de clase, hoy amigos y colegas, porque su amistad hizo la

diferencia en esta experiencia.

A mi madre, hermanos, selecta familia, a los amigos que hice en el camino y a mi Nina, por

su apoyo incondicional y por creer en mí.

Gracias especialmente al apoyo económico recibido de CONACYT otorgado para el

programa de la Maestría en Lingüística Aplicada de la Universidad de Guadalajara.

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3

Dedicatoria especial

Esta tesis está dedicada a la memoria de Lourdes Ruíz Baltazar (1971 – 2019).

“Lulú”, “La Reina del Albur”, “La Verdolaga Enmascarada”, “La mujer de las mil batallas”,

“Una de las 7 cabronas de Tepito” o como sea que te llamemos, no solo fuiste precursora de

la cultura, del empoderamiento de la mujer, un ícono de la mexicaneidad o la reina de un

juego verbal tradicionalmente dominado por los hombres, fuiste también un verdadero

ejemplo de vida.

Me diste el placer de conocerte y probablemente también el honor de que este fuera el último

trabajo sobre el albur en el que colaboraste. No vimos venir tu partida, y nos dejaste en claro

que sí, tu vida fue un albur.

Tu pérdida es irreparable para la cultura mexicana, no hay consuelo al saber que este es el

primer vacío que no podrás llenar. Al final, seguiremos siendo albureados por ti, porque

cuando partiste solo pensamos: “Se nos fue una grande”.

Te la dedico, Lulú, porque cada que te recuerdo, palpito.

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4

Porque no todas las verdades son para todos los oídos,

ni todas las mentiras pueden ser reconocidas como tales

por cualquier alma piadosa.

—Umberto Eco.

De Iztapalapa, para el mundo.

—Ángeles Azules.

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5

INTRODUCCIÓN

1. Planteamiento del problema…………………………………………………………...12

2. Afirmaciones y preconcepciones en investigación lingüística del albur…………….14

3. Pregunta general de investigación…………………………………………………….15

4. Preguntas específicas de investigación………………………………………………..15

5. Justificación…………………………………………………………………………….15

6. Objetivos………………………………………………………………………………..17

6.1 Objetivos generales…………………………………………………………...17

6.2 Objetivos específicos………………………………………………………….18

7. Hipótesis………………………………………………………………………………...18

8. Antecedentes……………………………………………………………………………19

8.1 Antecedentes académicos o hechos por especialistas……………………….20

8.2 Antecedentes de naturaleza no académica…………………………………..20

9. Marco teórico…………………………………………………………………………...21

9.1 Conceptos analíticos empleados para el marco teórico……………….........21

9.2 Enfoques teóricos y autores empleados para la investigación……………..21

10. Metodología de análisis……………………………………………………………….22

10.1 Técnica de recolección de datos: corpus…………………………………...23

10.2 Técnicas de análisis de datos………………………………………………..23

A) Algunas observaciones introductorias sobre el albur………………………………24

CAPÍTULO I

Sobre el origen del albur

I, § 1. Introducción…………….………………………………………………………….34

I, § 2. Sobre la historia y el origen del albur…………………………………………….34

I, § 2.1 Breve compendio de posibles orígenes…………………………………..39

I, § 2.2 Patrick Johansson y el cuecuechcuícatl…………………………………44

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6

I, § 3. Contraste de las características principales del albur histórico frente a las del

albur contemporáneo……………………………………………………………………..57

I, § 3.1 Características compartidas……………………………………………..58

I, § 3.2 Características no compartidas………………………………………….63

CAPÍTULO II

Concepción y particularidades lingüísticas del albur

II, § 1. Introducción………………………………………………………………………71

II, § 2. Sobre las definiciones de albur …………………………………………………..72

II, § 3. Sobre el albur y las formas de humor verbal…………………………………...76

II, § 3.1 Sobre la ubicación del albur en las teorías lingüísticas del humor

verbal………………………………………………………………………………76

II, § 4. Particularidades lingüísticas del albur…………………………………………..84

II, § 4.1 Técnicas discursivas……………………………………………………..85

II, § 4.1.1 El albur como técnica discursiva con contenido sexual…………88

II, § 4.2 Sobre diversas técnicas discursivas que hablan de lo sexual ………...93

II, § 4.2.1 Técnicas en el dominio biológico…………………………………94

II, § 4.2.2 Técnicas en el dominio jurídico…………………………………..96

II, § 4.2.3 Técnicas en el dominio de la religión……………………………..97

II, § 4.2.4 Técnicas referidas a la mera obtención de placer……………….99

II, § 4.2.4.1 Erotismo……………………………………………………...99

II, § 4.2.5 Técnicas de discurso coloquial que aborda el sexo de forma

explícita………………………………………………………………………106

II, § 4.2.6 Técnicas de discurso coloquial que aborda el sexo de forma

implícita (coloquial o vulgar)……………………………………………….107

II, § 4.2.7 Técnicas en el dominio del albur………………………………..112

II, § 5. Análisis operacional del albur como técnica discursiva frente a otras

técnicas…………………………………………………………………………………...117

II, § 6. Recursos en los niveles lingüísticos para crear albur como técnica

discursiva………………………………………………………………………………...135

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7

II, § 6.1 Ejemplo de técnica con el único recurso de la prosodia……………..136

II, § 6.2 Ejemplos de técnicas a nivel fonológico………………………………137

II, § 6.3 Ejemplos de técnicas a nivel morfosintáctico con apoyo

prominentemente fonológico……………………………………………………141

II, § 6.4 Ejemplos de técnicas a nivel morfosintáctico………………………...146

II, § 6.4.1 Ejemplos de composición………………………………………...152

II, § 6.5 Ejemplos de técnicas a nivel sintáctico………………………………..153

II, § 6.5.1 Ejemplos de frases idiomáticas………………………………….154

II, § 7. Conclusiones……………………………………………………………………..155

CAPÍTULO III

Dimensión semántica y pragmática en el albur

III, § 1. Introducción…………………………………………………………………….160

III, § 2. Sobre la dimensión semántica en el albur…………………………………….161

III, § 2.1 Ejemplos en la dimensión semántica………………………………...165

III, § 2.2 Relaciones y procesos semánticos detectados………………………..166

III, § 2.3 Sobre la constitución del significado de términos usados en albures

(alburemas)………………………………………………………………………171

III, § 2.3.1 Campo semántico en el albur…………………………………..174

III, § 2.3.1.1 Relaciones entre lexemas y campos en el albur…………181

III, § 2.3.1.2 Análisis de interrelación de los campos semánticos…….186

III, § 2.4 Sobre las analogías conceptuales……………………………………..197

III, § 3. Dimensión pragmática…………………………………………………………204

III, § 3.1 Sobre la dimensión pragmática en el albur………………………….205

III, § 3.1.1 Sobre los agentes pragmáticos encargados de la interpretación

alburera………………………………………………………………………209

III, § 3.1.2 La extensión de sentido como proceso pragmático que opera en

el albur………………………………………………………………………..213

III, § 3.1.3 El proceso inferencial pragmático en la comprensión del

albur………………………………………………………………………….215

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8

III, § 3.1.4 Carácter dialógico: otra característica pragmática………..…218

III, § 4. Confluencia de dimensiones en el albur: semántica y pragmática………….221

III, § 4.1 Proceso lingüístico del albur en el triángulo semiótico……………..225

CAPÍTULO IV

Funciones comunicativas del albur

IV, § 1. Sobre las funciones comunicativas del albur………………………………….234

IV, § 2. Funciones comunicativas à la Jakobson………………………………………235

IV, § 2.1 Sobre el modelo de funciones comunicativas de Jakobson…………235

IV, § 3. Funciones comunicativas identificadas del albur: observaciones acerca de su

uso………………………………………………………………………………………...239

IV, § 3.1 Función humorística…………………………………………………..242

IV, § 3.2 Función de interacción social…………………………………………244

IV, § 3.2.1 Para romper el hielo…………………………………………….245

IV, § 3.2.2 Como muestra de cercanía comunicativa……………………...246

IV, § 3.2.3 Como símbolo de identificación de un grupo………………….248

IV, § 3.3 Función ofensiva………………………………………………………250

IV, § 3.4 Función de cortejo (insinuación encubierta)………………………...251

IV, § 3.5 Confluencia de funciones……………………………………………..253

IV, § 4. Funciones identificadas del albur vinculadas al modelo comunicativo de

Jakobson………………………………………………………………………………….255

IV, § 5. Conclusiones sobre la función comunicativa del albur………………………258

CONCLUSIONES

1. Definición lingüística de albur propuesta para este trabajo………………………..263

2. Conclusiones generales……………………………………………………………….269

3. Resumen de hallazgos………………………………………………………………...274

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9

APÉNDICE I

Corpus

§ 1. Corpus audiovisual: Corpus de hablantes y material audiovisual………………281

§ 1.1 Información general sobre la obtención del corpus de hablantes………281

§ 1.2 Información de los hablantes……………………………………………..282

§ 1.3 Anexo de fuentes audiovisuales…………………………………………...282

§ 1.3.1 Corpus recabado de dos o más hablantes extraído del trabajo de

campo………………………………………………………………………...283

§ 1.3.2 Corpus recabado de un único hablante extraído del trabajo de

campo ………………………………………………………………………..301

§ 1.3.3 Corpus recabado de fuentes externas………………………………305

§ 2. Corpus impreso: Corpus de fuentes impresas…………………………………….331

§ 2.1 Anexo de fuentes impresas………………………………………………..331

§ 3. Definiciones: Corpus de las definiciones encontradas para albur……………….350

§ 3.1 Definiciones lexicográficas………………………………………………...351

§ 3.2 Definiciones de trabajos de investigación………………………………..352

§ 3.3 Definiciones de artículos y otros tipos de publicaciones………………...355

§ 4. Hoja de estilo del sistema de notación para la transcripción del corpus………..360

APÉNDICE II

Adicionales y entrevistas

§ 5. Información de los entrevistados…………………………………………………..364

§ 6. Anexo de las entrevistas…………………………………………………………….365

§ 7. Índice de figuras y cuadros..………………………………………………………..384

BIBLIOGRAFÍA

Bibliografía………………………………………………………………………………388

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10

INTRODUCCIÓN

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11

El punto de interés principal de este trabajo de investigación es elaborar un análisis y

descripción lingüística del fenómeno del albur mexicano procurando abordar la mayor parte

de aspectos lingüísticos posibles que logren describir su comportamiento, construcción y

presentar una definición lingüística integral. Para lograrlo, se recabará un corpus que

posteriormente se analizará, en el que se registren albures construidos y funcionales desde

los distintos niveles de organización de la lengua, así como desde las dimensiones semántica

y pragmática. En apego a este objetivo, este trabajo se llevará a cabo en un marco que persiga

tres prioridades principales:

i) demostrar que el fenómeno del albur es productivo dentro de todo el sistema

lingüístico, es decir, que todo el sistema de la lengua es operativo en la producción

y comprensión de los albures;

ii) abordar este fenómeno siempre desde una perspectiva meramente lingüística en

conexión con los aspectos extralingüísticos sin los que el albur no podría lograrse,

y

iii) establecer una definición lingüística de albur a partir de los resultados y el análisis

hechos aquí.

El recorrido que se trazó en el presente trabajo para alcanzar estas prioridades segmentó el

contenido de la siguiente manera:

• “INTRODUCCIÓN”. En este apartado, se presenta el marco teórico y

metodológico del trabajo completo de investigación. Posteriormente, se presenta una

serie de observaciones introductorias para nuestro tema de investigación.

• “CAPÍTULO I”. Este capítulo abordará el origen del albur y las características del

albur actual frente a su antecesor, esto como marco histórico para posteriormente

analizarlo como el fenómeno lingüístico que advino.

• “CAPÍTULO II”. Este capítulo entrado en materia lingüística aborda de qué forma

se concibe el albur y sus particularidades en los niveles de la lengua: comienza por

las definiciones, el humor verbal, un análisis operacional como técnica discursiva y

las operaciones morfosintácticas más prominentes en la producción de albures.

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12

• “CAPÍTULO III”. Este capítulo se concentra en realizar un análisis del albur ahora

desde las dimensiones de la lengua: aborda las operaciones semánticas y pragmáticas

que crean albur, y luego de qué manera estas confluyen en la producción de albures.

• “CAPÍTULO IV”. En conexión con los capítulos anteriores, en este capítulo se

abordarán las funciones que se observaron del albur desde el punto de vista

comunicativo.

• “CONCLUSIONES”. Este capítulo contiene la definición final de albur propuesta

para esta trabajo tras todo el análisis presentado, posteriormente muestra las

conclusiones del trabajo de investigación y un breve apartado que enlista los

hallazgos.

• “APÉNDICE I”. Este apéndice contiene el corpus completo del trabajo de

investigación, y además de mostrar la información sobre las fuentes y los hablantes,

está dividido en tres: i) el anexo con lo recabado del trabajo de campo con los

hablantes, ii) el de las fuentes audiovisuales y iii) el de las fuentes impresas.

• “APÉNDICE II”. En este otro apéndice se incluye material adicional, que es el

registro de las respuestas seleccionadas de los entrevistados y un breve índice de las

figuras y cuadros ilustrativos en este trabajo.

• “BIBLIOGRAFÍA”. Este apartado muestra todas las fuentes impresas y

audiovisuales consultadas, citadas y en las que se basó este trabajo de investigación.

1. Planteamiento del problema

En la investigación bibliográfica, se encontró una serie de problemas en torno al albur que

respaldan la necesidad de realizar investigación sobre el tema. Por ejemplo, remitido a lo

lingüístico, el hecho de que el fenómeno del albur casi no ha sido abordado con trabajos

serios de investigación lingüística —sí ha sido objeto de estudio en trabajos de investigación,

como se expone en el apartado 8.1 pero de naturaleza distinta, no meramente lingüística; si

bien un trabajo de investigación de naturaleza verdaderamente lingüística y no hispánica es

el de Christian Eingereicht von Amtsberg (2008) Der mexikanische Albur (tesis doctoral)—

abre una ventana de oportunidad para que esta ciencia lo aborde. Cabe con mucha prudencia

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13

anticipar que se trata de un fenómeno que ocurre solo con la lengua y se vale de la misma

para manifestarse, lo que refuerza la necesidad de intervención de esta ciencia.

Así pues, tras la búsqueda bibliográfica, se encontró que la naturaleza de los trabajos de

investigación que abordan al albur son trabajos de tesis y tesinas de comunicación, ciencias

sociales, ciencias políticas, psicología, entre otras disciplinas, que abordan únicamente un

elemento particular de este fenómeno, evidentemente analizado a partir de la visión propia

de cada disciplina. Del mismo modo, los trabajos encontrados que abordan al albur como en

el apartado 8.2 muestran una descripción parcial —“parcial” para fines de análisis

lingüístico— de las realizaciones del fenómeno, pese a que algunos de estos sí abordan

algunas perspectivas tomando en cuenta aspectos lingüísticos.

Otro problema que se encontró también es que existen muchos prejuicios sociales —en la

sociedad mexicana— en torno al albur y a los hablantes que hacen uso de él; y resulta

interesante apreciar que pareciera que muchos usos o juegos de la lengua en los que se vea

implicada una creación o recreación que otorgue un sentido subyacente o paralelo o una

reconstrucción figurada son una actividad que socialmente tiende a ser rechazada en muchas

otras lenguas/culturas, además de la mexicana. Es como si toda dilogía fuera meritoria de

reprobación automáticamente. Como ejemplo de esto, podemos apreciar que al igual que con

los albures en español ocurre en el caso de los puns1 en inglés que, si bien no son albures per

se y no necesariamente tienen alusiones sexuales, son un juego de palabras que también

sufren un rechazo por parte de muchos grupos de hablantes, incluidos los académicos y

especialistas2.

Es posible que la tendencia inmediata al rechazo de estas formas de doble sentido en la lengua

sea uno de los factores determinantes para la poca investigación o interés que hay en

1 Entiéndase pun como “… the pun is based on the confrontation of linguistic forms that are formally similar,

but have different meanings” (Delabastita 1993:58). 2 Algunos ejemplos de estos prejuicios negativos en torno a los puns son: “puns are the lowest form of humor”

(Pollack 2011); “It is the easy availability of puns which makes them a cheap and somewhat despicable type of

humor for many individuals and social groups” (Raskin 1985: 141); “Aristotle saw them as a danger to

philosophy” (Ulmer, 1988); “… people frequently apologize for punning (by saying ‘no pun intended’) and the

ritual response to puns is a groan […] Puns are […] unsuitable for serious subjects or discourses, and in a

sense all puns, even good puns, are bad puns” (Cook 2000: 81).

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fenómenos como el albur, hecho del que la lingüística no se ha salvado al documentar poca

investigación lingüística al respecto —con las excepciones ya manifiestas aquí—. En el

fenómeno de los puns, por ejemplo, tampoco abunda material de investigación, e incluso hay

autores que al hablar de los puns ellos mismos reconocen esta carencia en la investigación o

hasta en el interés que se le da al abordarlo en su obra, por ejemplo, en la obra de Guy Cook

al decir: “I feel some hesitation myself at including such a long section on puns in this

chapter” (Cook 2000: 81). No obstante lo anterior, estos prejuicios son hechos externos al

interés de investigación objetiva que persigue este trabajo y que aborda al albur como un

fenómeno meramente lingüístico.

Ahora bien, respecto a los trabajos de investigación y artículos encontrados que abordan el

tema del albur, se encontró que estos son imprecisos, sumamente intuitivos y que parecieran

mostrar una explicación del fenómeno vista desde un visor externo, muchos de estos

evidentemente por parte de personas que no son propiamente “hablantes del albur” o

albureros. Para abordar este problema, el tema principal para este trabajo de investigación es

el albur y su análisis desde una perspectiva lingüística, por lo que se decidió el título de

Análisis y descripción lingüística del fenómeno del albur mexicano.

Los hechos anteriores y la necesidad de hacer trabajo serio de investigación lingüística para

abordar el fenómeno del albur dieron origen a las siguientes preconcepciones acerca de la

investigación lingüística del albur, a partir de las cuales surgen las subsiguientes preguntas

de investigación. Por lo tanto, como se mencionó anteriormente, el tema principal de interés

es elaborar un análisis lingüístico del fenómeno del albur mexicano lo más detalladamente

posible cuidando de no caer en un análisis de los elementos extralingüísticos que se ven

inmersos en dicho fenómeno, para así lograr posteriormente presentar una definición que

resuelva las imprecisiones detectadas en obras antecedentes.

2. Afirmaciones y preconcepciones en investigación lingüística del albur

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15

En este apartado se presentarán algunos de los hechos o afirmaciones encontrados en torno

al albur. Cabe recordar la estrecha relación que hay entre las preconcepciones, las preguntas

de investigación y las hipótesis de este anteproyecto.

Estas son algunas de las preconcepciones encontradas que operan como punto de partida de

esta investigación:

• Hay comunes denominadores entre las descripciones y definiciones que se han hecho

de albur, y entre todas ellas también hay mucha vacilación, imprecisión y argumentos

intuitivos y negativos.

• Hay fuertes prejuicios en torno al albur y a los hablantes que lo usan por portar el

tema sexual.

• La idea de que el albur es un juego de palabras homófobo o machista propio solo de

los hombres y de las clases sociales bajas.

• La investigación del albur hasta ahora ha captado mayor interés por ciencias ajenas a

la lingüística.

• La idea de que el juego del albur no comunica absolutamente nada y ‘destruye’ la

lengua.

3. Pregunta general de investigación

• ¿Cómo puede describirse y analizarse lingüísticamente la forma en la que opera y se

construye el fenómeno del albur mexicano?

4. Preguntas específicas de investigación

• ¿De qué forma opera el albur mexicano en cada nivel de la lengua?

• ¿De qué forma opera el albur mexicano en cada dimensión de la lengua?

• ¿De qué elementos lingüísticos se vale el albur mexicano para su construcción?

5. Justificación

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16

Para la justificación de este proyecto de investigación, se identificaron dos tipos de

argumentos que abordan i) por qué se eligió este tema como trabajo de investigación, y ii)

cuáles son los argumentos para justificar los problemas que se presentan sobre dicho tema.

Argumentos de la elección del tema:

El albur como fenómeno lingüístico característico de la picardía mexicana está presente en

innumerables obras de diversa naturaleza y es parte esencial de la cultura e idiosincrasia del

mexicano. Ante el hecho de que de entre todos los países hispanohablantes en México es

donde surge y hay mucha mayor presencia del albur no puede ignorarse su importancia, pues

el albur es sin duda un rasgo distintivo del mexicano frente a otros hispanohablantes.

Dicho lo anterior, estos son los argumentos de la elección del tema:

i) Este tema se eligió porque —en la investigación bibliográfica— no se encontró

que hasta ahora se haya hecho un trabajo de investigación lingüística hispánica

sobre el fenómeno del albur. Los trabajos de investigación hispánica encontrados

—11 trabajos en total en un lapso de 27 años— que abordan el albur pertenecen

a especialidades diferentes a la lingüística; por ejemplo, tesis y tesinas de ciencias

de la comunicación, ciencias sociales, ciencias políticas, psicología, entre otras

disciplinas, los cuales datan desde el año 1988 hasta el año 2015.

ii) Este tema se eligió también porque el albur es un fenómeno lingüístico —

susceptible de analizarse— que por el simple hecho de ser lingüístico no puede

existir si no es a través de la lengua misma: no hay albur sin lengua.

iii) Este tema se eligió también a causa de la importancia que tiene este fenómeno en

la cultura mexicana y porque implica mucho esfuerzo creativo y una destacada

capacidad lingüística por parte de los participantes para su realización, factores

que ameritan una investigación.

iv) Este tema se eligió también porque representa una ventana de oportunidad para la

aplicación de la lingüística en la descripción de este fenómeno mediante un

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17

análisis lingüístico funcional y con seriedad académica, enfoques y atención que

no ha recibido en las obras encontradas que lo han abordado hasta ahora.

Argumentos de los problemas específicos que se presentan:

El tema elegido presenta problemas que se anticipan a causa del estado actual de

investigación de este fenómeno, para lo que también se requiere establecer argumentos que

justifiquen la atención y resolución de dichos problemas, que son los siguientes:

i) Se detectó en la investigación bibliográfica que los trabajos que se encontraron

sobre el albur lo definen de forma parcial, con un alcance muy limitado o de forma

imprecisa, dejando de lado aspectos esenciales, de modo que no logran cubrir ni

la definición ni la descripción de este fenómeno de bien a bien. Esta imprecisión

o definición incompleta se acusa a partir de los criterios lingüísticos que se toman

para definir al albur; sin embargo, es razonable esperar que en la rama de la propia

especialidad del trabajo donde se halla dicha definición esta sea funcional:

ciencias de la comunicación, ciencias sociales, etc.

ii) Se encontró que existen muchos prejuicios e ideas erróneas sobre el albur a partir

de estigmas sociales que lo suponen como algo que no es: un juego vulgar de

palabras en doble sentido con homosexualidad velada.

6. Objetivos

A continuación, se muestran los objetivos que perseguirá el presente trabajo de investigación.

6.1 Objetivos generales

Los dos objetivos generales identificados para este trabajo son los siguientes:

i) Elaborar un análisis y descripción lingüística del fenómeno del albur que explique

su construcción, restricciones, particularidades y comportamiento lingüístico.

Page 19: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

18

ii) Presentar una definición integral de albur con fundamentos lingüísticos.

6.2 Objetivos específicos

Los objetivos específicos son los siguientes:

i) Demostrar y analizar la presencia, el comportamiento, la operatividad, la

construcción y cómo ocurre el albur en todos los distintos niveles de organización

de la lengua, a fin de exponer su productividad en todo el sistema lingüístico.

ii) Demostrar y analizar la presencia, el comportamiento, la operatividad, la

construcción y cómo ocurre el albur en las dos dimensiones de la lengua,

pragmática y semántica, a fin de exponer su productividad en ambas dimensiones.

7. Hipótesis

De conformidad con las preguntas de investigación y las afirmaciones anteriores, a

continuación se muestran las hipótesis del presente trabajo de investigación:

• El albur es un fenómeno lingüístico que puede analizarse lingüísticamente como

cualquier otro fenómeno en todos los niveles de organización de la lengua.

• El albur es productivo en todos los niveles de organización de la lengua y en ambas

dimensiones de la lengua, si bien puede presentarse en mayor medida en algunos

niveles más que en otros y en una dimensión más que en la otra.

• Aunque raya en los límites de lo extralingüístico, sí es posible hacer una descripción

meramente lingüística del fenómeno del albur, y es posible analizarlo desde su

construcción sintáctica, morfológica, fonética, textual, así como los elementos

lingüísticos exigidos y los elementos lingüísticos opcionales con los que se forma.

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• Los intentos por abordar y definir el albur que aquí se tildan de intuitivos, incompletos

o imprecisos se deben —en gran medida— a que no clarifican ni respaldan sus

afirmaciones ulteriormente3.

• Los factores más relevantes para que haya poca investigación lingüística seria son

tres: 1) los prejuicios sobre la idea del albur como algo vulgar; 2) el hecho de que sea

un fenómeno que raye en lo extralingüístico; 3) el hecho de que no en todos los países

de habla hispana pareciera emplearse el albur, lo que restringe que la investigación

ocurra solo en aquellos lugares donde ocurre el fenómeno, particularmente México.

8. Antecedentes

A continuación, se presentará un compendio de las obras registradas en la investigación

bibliográfica de este trabajo, que han abordado el tema del albur en general para así

proporcionar los antecedentes más próximos relacionados con este trabajo de investigación.

Para clasificar el compendio de trabajos que fungirán como antecedentes, se hicieron dos

clasificaciones: i) trabajos académicos encontrados o hechos por especialistas que han

abordado en cierta medida el albur. Dichos trabajos son tesinas y tesis de licenciatura y

posgrado, en un intervalo del 1988 al 2015, también figuran en esta clasificación artículos,

apartados u otros escritos breves hechos por especialistas. ii) Obras varias no académicas: en

esta viñeta, se presentan algunas publicaciones relacionadas con el albur no del tipo

especialidad académica. Estas obras, en realidad, son una especie de guía y compilación de

ejemplos diversos de albur, libros para lectores —cuyo perfil no se requiere que sean ávidos

en el hábito de la lectura— interesados en aprender a alburear o en aprender albures “hechos”,

libros muy dinámicos y en su mayoría ilustrados; son una buena forma de iniciarse en la

3 Por ejemplo, particularmente cuando afirman que el albur se trata de doble sentido, puesto que en ningún

momento explican qué entienden por doble sentido. ¿En función de qué entienden el doble sentido? ¿En qué

consiste el doble sentido para la definición que hacen de albur? ¿Cuándo podemos hablar de doble sentido? Del

mismo modo ocurre cuando usan el término “metáfora” para explicar en qué consiste el albur, puesto que no

reparan en ningún momento posterior en explicar cómo ocurre este fenómeno semántico, tomando en cuenta la

semántica misma. ¿En razón de qué es metáfora el albur? ¿Dónde ocurre la relación semántica que asocie ambos

dominios más allá de la asociación cognitiva causada por la semejanza con el plano físico o por elementos

extralingüísticos?

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20

comprensión del albur. Este tipo de obras es el de mayor difusión entre el público por ser

también de divulgación no dirigidas a especialistas.

8.1 Antecedentes académicos o hechos por especialistas

Se documentó un total de 18 antecedentes de esta naturaleza: Beniers (2009) Acerca de la

inferencia en el intercambio verbal habitual y en la dilogía, el doble mensaje y la alusión //

Beristáin (1997) El albur // Beristáin (2001) La densidad figurada del lenguaje alburero //

Del Río García (Rius) (s/f) Albures mexicanos. Aprenda refranes, albures y dichos

mexicanos // Durán González (2012) El albur en la televisión: comunicación y

entretenimiento para adolescentes (tesina de pregrado) // Eingereicht (2008) Der

mexikanische Albur (tesis doctoral) // El arte de alburear (s/f) Revista digital Veinte Mundos

// Gutiérrez (1988) Qué trabajos pasa Carlos “La construcción interactiva del albur en

Tepito” (tesis de pregrado) // Guzmán (2007) Ojos que no ven corazón que no siente- Análisis

semiótico discursivo del uso de los géneros cortos (refrán, dicho, albur, enigma, etc.) en la

publicidad (tesis doctoral) // Hernández (2014) La función del albur en los programas

informativos de la Ciudad de México; estudio de caso El Notifiero (tesina de pregrado) //

Lavertue (1998) El albur en México: descripción y percepción (tesis de maestría) //

Monsiváis (1984) Albures y autoalbures: La vida es un camote, agarre su derecha (y

asegúrese de su identidad nacional) // Navarro (2015) Hecho en México: opúsculo del albur

como patrimonio cultural inmaterial (tesis de pregrado) // Olguín (2000) Una definición

lingüística del “albur” (tesis de pregrado) // Ortiz (2013) Metonimia y metáfora del albur

mexicano (tesis de pregrado) // Ramírez (1997) El albur, fenómeno cultural pícaro popular

mexicano (tesis de pregrado) // Rendón (2015) Albureando a las ficheras: análisis del albur

en el cine de ficheras (tesina de pregrado) // Verduzco (2013) Filosofía del lenguaje para no

iniciados: el albur.

8.2 Antecedentes de naturaleza no académica

Se documentó un total de 7 antecedentes de esta naturaleza: Díez de Urdanivia (2011) Su

majestad el albur // Durán (2015) ¡Chiquita y no te la acabas! Guía práctica del albur //

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21

Hernández (2006) Antología del albur // Jiménez (2016) Picardía mexicana // Mejía (2007)

Albures y refranes de México // Rojas & Ruíz (2012) El cabulario de Beto y Lalo Co. // Ruíz

& Mejía (2018) Cada que te veo, palpito. Guía básica (y unisex) para alburear.

9. Marco teórico

A continuación, se muestran los conceptos y enfoques básicos que servirán como soporte

teórico del presente trabajo, los cuales se eligieron tomando en cuenta nuestro objeto de

estudio y los fines que este trabajo persigue.

9.1 Conceptos analíticos empleados para el marco teórico

• Lingüística operacional. Forma de hacer lingüística, propio de la lingüística

funcionalista, proyecto de UNITYP por el lingüista Hansjakob Seiler. Este enfoque

permite hacer análisis operacionales dentro de continuos que ponen en evidencia

gradaciones y contrastan características polares del albur y otras técnicas discursivas,

con la función de resolver un mismo problema.

• Técnica discursiva. Concepto para aludir a las técnicas empleadas para amoldar un

discurso que pueden establecer el modo en el que se habla de algo; a decir en el albur,

formas de hablar de lo sexual o formas de hablar de cualquier tema, sexualizándolo.

• Dimensión semántica: relaciones semánticas, campos semánticos. Se usarán los

distintos tipos de relaciones semánticas que puedan dar cuenta del tipo de relaciones

de significación inmersas en los albures como sinonimia, metáfora, metonimia,

homonimia, campos semánticos, resignificaciones, etc., así como los campos

semánticos y su interrelación experiencial.

• Dimensión pragmática: procesos inferenciales, extensión de sentido y funciones

comunicativas. Desde la dimensión pragmática, se analizarán los principales

elementos pragmáticos que envuelven los actos albureros y su productividad en la

formación de albures.

9.2 Enfoques teóricos y autores empleados para la investigación

Page 23: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

22

• Charles Fillmore, (1971) Types of lexical information, para abordar el

construccionismo y elementos morfopragmáticos.

• Helena Beristáin, (2001) El albur; Elisabeth Beniers, (2009) Acerca de la inferencia

en el intercambio verbal habitual y en la dilogía, el doble mensaje y la alusión; para

abordar la idea de alburema.

• José Luis Iturríoz Leza, (2000) Diversas aproximaciones a la nominalización. De las

abstracciones a las macrooperaciones textuales, para abordar las operaciones

textuales.

• José Luis Iturríoz Leza, (1986) Algunas consecuencias filosóficas de UNITYP, para

abordar la lingüística operacional.

• José Luis Iturríoz Leza & Ana Line Martínez Sixto, (2014) De la gramática a la

filosofía del lenguaje, La aprehensión lingüística del sonido en mi’ phaa , wixárika,

alemán y español. Análisis contrastivo y tipológico del dominio operacional del

sonido, para abordar la aprehensión lingüística.

• Ogden y Richards, (1923) The meaning of meaning; Pedro Espejo-Saavedra Roca,

(2019) Argumentos y razonamientos; para abordar la idea de triángulo semiótico.

• R. M. Meyer, (1910) Bedeutungssysteme; Bernard Pottier, (1983) Semántica y lógica;

Gunther Ipsen, (1931) Reseña de la obra de J. Trier, Blätter für deutsche Philosophie;

para abordar los campos semánticos.

• Roman Jakobson, (1960) Lingüística y poética, para abordar las funciones del

lenguaje desde la comunicación.

• Sebastian Löbner, (2013) Understanding Semantics, para abordar las relaciones

semánticas.

• Victor Raskin, (1944) Semantic mechanisms of humor; Salvatore Attardo, (1994)

Linguistic theories of humor; para abordar la Teoría General de Humor Verbal.

• Victoria Escandell Videl, (1996) Introducción a la pragmática, para abordar la

información pragmática.

10. Metodología de análisis

Page 24: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

23

La metodología que se empleará para realizar este trabajo consiste en un proceso cualitativo,

y se enfocará en obtener información para después realizar un análisis del albur atendiendo

a los diferentes niveles de organización de la lengua, así como a ambas dimensiones; solo se

tomarían en cuenta algunos aspectos extralingüísticos siempre que estos sean convenientes

para acercarse a un resultado en el estudio lingüístico del fenómeno del albur.

Por lo tanto, la metodología que se empleará consiste en dos técnicas: mediante la recolección

de datos y mediante el análisis de dichos datos.

10.1 Técnica de recolección de datos: corpus

• Se realizó una extracción de corpus a partir de grabaciones a hablantes de la vida

cotidiana en pleno ejercicio del albur: 89 ejemplos extraídos del trabajo de campo

llevado a cabo en el barrio de Tepito, en la Central de Abasto y en Iztapalapa, “corpus

de hablantes”.

• Se realizó una extracción de corpus también a partir de material audiovisual del albur:

119 ejemplos extraídos de medios digitales, películas, programas de televisión, radio,

torneos, videos: “material audiovisual”.

• Se realizó una extracción de corpus también a partir de material impreso del albur:

237 ejemplos extraídos de obras impresas, artículos, trabajos de investigación:

“corpus de fuentes impresas”.

10.2 Técnicas de análisis de datos

Se realizó un análisis fonológico, morfológico, morfosintáctico, sintáctico, textual, semántico

y pragmático de los ejemplos del corpus que ilustren la elaboración del albur mediante

recursos lingüísticos propios de cada uno de dichos niveles y dimensiones.

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24

A) Algunas observaciones introductorias sobre el albur

La presente investigación se concentrará en realizar un análisis lingüístico del fenómeno del

albur que permita dar cuenta de su construcción en los distintos niveles y dimensiones de

organización de la lengua, y que describa los procesos lingüísticos que subyacen para así

aportar a los estudios realizados sobre el fenómeno al día de hoy, desde la lingüística.

El análisis que aquí se mostrará aspira a lograr una mayor comprensión del fenómeno del

albur y de las formas de construirlo mediante los recursos lingüísticos de los que se vale y de

las funciones comunicativas subyacentes: las resegmentaciones, resignificaciones, funciones

comunicativas y discursivas, usos, valores, particularidades semánticas y pragmáticas,

comportamientos morfosintácticos, observaciones fonológicas que logran la ocurrencia de

este fenómeno en el discurso de los hablantes, entre otros. Cabe mencionar que la descripción

lingüística del fenómeno que se busca realizar en este trabajo se valdrá del análisis de un

corpus conformado por i) registros audiovisuales hechos a albureros activos en un trabajo de

campo llevado a cabo en la Ciudad de México, ii) una serie de entrevistas para extraer las

opiniones de conocedores del tema del albur, iii) análisis de material audiovisual (videos y

canciones) disponible en Internet, así como trabajos de investigación (tesis) sobre el albur,

artículos de especialistas que abordan el albur y obras de interés del mismo. Pasemos a

continuación a abordar algunas observaciones introductorias sobre el albur.

A lo largo del tiempo, muchos de los fenómenos que percibimos han atraído la atención de

las personas y de entre ellas —por supuesto— la atención de especialistas en diversas áreas.

Fijar la atención en los fenómenos que nos rodean es propio de la naturaleza humana:

procuramos explicar esos fenómenos, estudiarlos, replicarlos; ya nuestros antepasados

formulaban explicaciones prematuras a partir de sus observaciones sobre fenómenos como

los eclipses, los cambios climáticos, etc., si bien había una prematura tendencia a explicarlos

con argumentos mitológicos. La posibilidad de estudiar y comprender fenómenos que rodean

a los seres humanos permite aprender no solamente sobre dichos fenómenos, sino también

comprender más sobre la conducta y naturaleza misma del ser humano en su interrelación

con ellos. Y el albur percibido también como un fenómeno no es una excepción, ya que es

Page 26: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

25

un fenómeno de carácter esencialmente lingüístico —de conformidad con lo que se sostiene

en este trabajo— que ha atraído la atención de estudiosos en muchas materias aunque,

irónicamente y como se verá más adelante, no hay muchos estudios hasta ahora —al menos

los encontrados en la extensión que abarca este trabajo de investigación— del fenómeno

realizados bajo la tutela de la ciencia del lenguaje.

En el marco de los estudios lingüísticos bajo el enfoque funcional, abordar y estudiar un

fenómeno lingüístico —como lo es el albur— permite ampliar los conocimientos sobre la

gama de usos registrados del lenguaje que los hablantes hacen en cualquiera que sea el

sistema lingüístico que posean y según la situación comunicativa en la que se encuentren.

Algunos ejemplos de estos usos particulares donde se hace apropiación del lenguaje los

apreciamos con los puns en angloparlantes, el calembour en francoparlantes, los giochi di

parole en italoparlantes, etc. Dichos usos particulares de una lengua permiten dar muestra —

entre muchas otras cosas— del nivel de apropiación que los hablantes hacen de su sistema

de signos, aspecto que puede ayudar a distinguir el habla de un grupo respecto a otro si bien

ambos grupos compartan un mismo código lingüístico y también permite determinar las

intenciones que subyacen a dichos usos y conocer un poco sobre el perfil de los interlocutores

que los emiten. No por nada las resignificaciones constantes características en muchas de

estas manifestaciones de usos particulares son también un objeto atractivo para estudios

semánticos y pragmáticos de los fenómenos lingüísticos, y aunado a esto también resulta

interesante apreciar que muchos usos particulares de una lengua entre hablantes pueden

posteriormente volverse fenómenos complejos que porten un sentido de identidad de un

grupo, es decir, que son capaces de portar una marca cultural para sus hablantes y los

identifique. Ejemplo de esto es la afamada disputa entre los habitantes de la Ciudad de

México y los habitantes de todos los demás estados de la República Mexicana respecto a la

controversial voz “quesadilla” y el fenómeno de lexicalización —o de resemantización, como

hay quienes perciben— que subyace; o bien, la abundancia de préstamos y calcos léxicos del

inglés en los hablantes cercanos a la frontera norte de México: “pushar”, “parquear”, “llamar

para atrás”, etc., ambos ya colados como marcas culturales además de lingüísticas. Después

de todo, en la secuencia de la cadena variacional prescrita por Eugenio Coseriu (1992),

aquellos cambios que primeramente ocurrían a nivel diatópico pasaban después a ser

Page 27: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

26

diastrático y, al final, diafásico; y no sería de sorprender que voces como las anteriores

permeen actualmente en un nivel diafásico si esa intención subyace en el hablante que las

use para evidenciar esta variación. Pensemos, por ejemplo, en un texto que describe

situaciones del norte del país, que procure aterrizarnos en esa región y cuyo autor también

sea oriundo de esa región del país; en el texto sería de esperarse que nos encontráramos voces

como “parquear”, “pushar” o “llamar para atrás” para “to park”, “to push” y “to call back”,

respectivamente. Y lo mismo ocurre con el fenómeno que nos atañe en este trabajo, el albur,

ya que posee una fuerte marca que porta un sentido de identidad; nos comenta al respecto

Raúl Bejar Navarro en El mexicano, aspectos culturales y psicosociales (1994), al mencionar

sobre la marca identitaria del albur y explicarlo como “la expresión de un conjunto

organizado de valores sensibles, estéticos e intelectuales que le dan significado e identidad

al mexicano. [sic.] Que le permiten encontrar su sitio dentro de la cultura universal y que lo

colocan como innovador y transformador de su propia historia” (1994: 27, citado en Durán

2012: 49). Con todo lo anterior, podría entenderse que el fenómeno que atañe a este trabajo

de investigación es un fenómeno con implicaciones identitarias, culturales, sociales, etc., que

podrían abordarse desde diversas áreas como la psicología, sociología, etnografía, estudios

culturales, o muchas otras disciplinas además de la lingüística.

Pero el albur mexicano —propiamente dicho “mexicano” por i) atribuir su posible origen en

México (origen prehispánico) y ii) porque en este trabajo se analizará el fenómeno del albur

tal como ocurre actualmente en México, lo que excluirá cómo ocurre en algún otro país

hispanoparlante, en caso de ocurrir4— no solo porta una marca sociocultural e identitaria

representativa de la picardía mexicana5, sino que también es una manifestación que hace uso

de diversos recursos lingüísticos, lo que pareciera implicar que los hablantes que dominen el

albur poseen una habilidad lingüística muy peculiar, en el sentido de lograr dominar los

4 Si bien en ninguna obra recogida para esta investigación se pudo dar cuenta de que el albur ocurre también en

otro país del mismo modo en el que ocurre en México (aunque esta investigación se remita al albur mexicano),

en el Diccionario de la Lengua Española se documenta en la entrada de “albur”, en la 5.ª acepción, en

información sobre usos, que este lema tiene el significado de “Juego de palabras de doble sentido” en México

y República Dominicana. 5 Se entiende por “picardía mexicana” aquello mencionado por Armando Jiménez en su simbólica obra Picardía

mexicana en la que menciona respecto a estas particularidades del mexicano que es “un lenguaje en

movimiento: continua rotación de las palabras, insólitos juegos entre el sentido y el sonido […] Así que el

pícaro es el que pica, picotea, corta, hiere, muerde, eslopea, enardece, irrita con una destreza simbólica e

imaginaria” (Jiménez, 2008: 10-39, citado en Rusbel, 2015: 22-23).

Page 28: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

27

recursos lingüísticos necesarios para alburear —representados principalmente por la

polisemia, resignificaciones, alusiones y con mayor prominencia las resegmentaciones, como

se verá posteriormente—. Pero los recursos a los que nos referimos son parte de un fenómeno

que requiere de cierta anormalidad lingüística para ocurrir, pues es un discurso matizado,

encubierto, una subfunción de la lengua que yace en un plano de sentido figurado valiéndose

de reconstrucciones y resignificaciones semántico-pragmáticas. Es tal el peso de este

fenómeno que para un mexicano promedio sería prácticamente imposible describir las formas

de picardía mexicana sin considerar en ella al albur como uno de los elementos más

representativos. Y no solo para los mexicanos, sino también para los extranjeros: es común

que muchos extranjeros que viajan a México sean “advertidos” de los juegos verbales a los

que están expuestos y de los que deben cuidarse cuando un mexicano se les acerca e intenta

charlar, particularmente en contextos informales. Ya se han referido a este respecto autores

como Flores Escalante (1994) al mencionar que: “En México se involucra con el juego de

palabras, retruécanos y dobles sentidos verbales, casi siempre de orden sexual, que

caracterizan el habla popular del mexicano de casi todas las esferas sociales, por lo que es un

verdadero ‘peligro’ dialogar con ciertos avezados albureros” (Flores Escalante 1994: 4, en

Lavertue 1998: 25).

Ahora bien, a pesar de que en este trabajo la acepción de albur que se tratará es aquella que

refiere al fenómeno lingüístico, resulta de interés revisar aquellas otras dos acepciones más

o menos homogéneas entre las obras lexicográficas consultadas para esta entrada, donde

consideran al albur como un juego de cartas6 o como un tipo de pez de río7, y tras esto tratar

de vincular una correlación semántica de estas con la del juego lingüístico que nos atañe.

6 Definición del Diccionario de la lengua española (2014): “3. m. En el juego del monte, dos primeras cartas

que saca el banquero”. // Definición del Diccionario del Español de México (DEM) (2018): “2 Juego de baraja

en que se enfrentan dos jugadores; el que reparte abre dos cartas y su contrincante apuesta a una de ellas, en el

entendido de que la otra queda como apuesta de quien reparte; a continuación, este va abriendo una a una las

cartas que quedaron en el mazo, hasta que una de estas forma par con alguna de las dos que se abrieron al

principio; gana quien apostó a esa carta”. 7 Definición del Diccionario Academia Enciclopédico (1994): “m. Pez de río, de escamas plateadas”. //

Definición del Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (2000): “pez de río malacopterigio,

semejante al mújol o liza”.

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28

Para dar cuenta brevemente de esta correlación, en la que muy posiblemente una surja por

analogía de la otra, lo que explicaría cabalmente la polisemia que enmarca, en la obra

Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (2000), se dice al respecto que:

En el juego el albur, según nos lo describe Aut., era una carta que sacaba el banquero y que

podía hacer ganar a este o al jugador; si además tenemos en cuenta que a uno de los albures

se le llama el saltante en Cuba (Pichardo) quedará clara la comparación con un pescado que

el pescador saca del agua; secundariamente el vocablo ha significado ‘contingencia a que se

fía el resultado de una empresa’ y en Santo Domingo llega albur a significar “comentarios,

decires” (Corominas & Pascual 2000: 123).

Ahora bien, una característica del albur que casi siempre figura en las descripciones de los

autores es provocar sorpresa —por ello que haya quienes consideren al albur como un tipo

de chiste, como se revisará en el apartado II, § 3—, versada al menos en tres situaciones

distintas: 1) la sorpresa que surge al darse cuenta de que se ha traído un albur a la mesa,

encubierto en el discurso plano o literal de la charla; 2) la sorpresa que se causa al comprender

el albur, desnudar su esencia o “decodificarlo”; o bien 3) la sorpresa que causa la respuesta

inesperada que pueda hacer el interlocutor en réplica al albur: no hay nunca una única

respuesta, y mucho de la creatividad en la réplica se debe precisamente a la capacidad y la

manera de responder. Entonces, en un esfuerzo por interrelacionar estas acepciones, es

posible apreciar que en la voz “albur” bajo la acepción como ‘juego de cartas’ también ocurre

una situación de sorpresa ante la inesperada carta que saque el banquero, y la sorpresa salta

a la vista o surge del mazo del mismo modo en el que lo hace el pez que lleva el mismo

nombre cuando lo sacan del agua. También nos comentan al respecto de esto Lourdes Ruiz

y Miriam Mejía (2018), al decir que:

… la palabra es de origen árabe. En la Edad Media, los árabes de España gustaban de un pez

de agua dulce que se encuentra en el Nilo: el buri, que tiene la característica de brincar de

pronto, sorpresivamente, fuera del agua, y si el pescador está atento, aprovecha para atraparlo

en sus redes. Como en árabe el alburi se dice al-buri, no tardó en utilizarse la palabra alburi

(y de ahí, obvio, albur) para otros menesteres: por ejemplo, en el juego de baraja de dos

jugadores donde quien reparte abre dos cartas (las cuales en sentido figurado serían el pez

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29

que salta por sorpresa) y el contrincante decide a cuál le apuesta (es decir, la captura) (2018:

29).

La sorpresa parece ser un factor compartido en el albur —no propiamente en la denotación

prescrita en sus acepciones, sino en la implicación que porta su uso— lo que respondería en

cierta manera a la polisemia que carga esta voz. En criterio semántico, todas las acepciones

de una misma entrada deben mostrar alguna relación semántica más o menos estrecha, más

o menos simbólica, para poder incluir una acepción adicional a una misma entrada y

correlacionar semánticamente las acepciones, en vez de hacer una entrada distinta con otra

acepción distinta y sin relación semántica con su respectiva homónima, homófona,

homógrafa (además, claro está, del criterio de si ambas voces pertenecen a una misma o a

una distinta raíz etimológica para así hablar de “homonimia” o de “polisemia”). Por ejemplo,

como respaldo a este prematuro manifiesto, el Diccionario del español de México (2019)

registra en la 4.ª acepción de la entrada “albur”: “Apuesta que alguien hace fiándose solo de

la suerte; riesgo que alguien corre o peligro que algo implica: ‘Ese negocio es un albur’, ‘—

¿Y los clientes? —Ah, pues ahí está el albur’, ‘Habrá que jugarse el albur’” (DEM 2019). El

factor de incertidumbre en el registro que muestra el DEM relaciona la sorpresa a la que nos

referimos anteriormente. Por su parte, podemos apreciar que El pequeño Larousse (2008)

registra “albur” en su 3.ª entrada, propia de la variante de Puerto Rico, como “mentira”. El

interesante giro que registra El pequeño Larousse con la variación diatópica puertorriqueña

deja entrever ahora el hecho de que se encumbre algo, tal como también lo registra el

Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (2000) al decir que “en Santo

Domingo llega albur a significar ‘comentarios, decires’” (Corominas & Pascual 2000: 123).

La cercanía geográfica de ambos países caribeños podría explicar esta semejanza semántica.

Un análisis contrastivo entre todas las acepciones de esta entrada podría dar cuenta de un

factor en común que quizá no es lo suficientemente abarcado con la tilde prematura

manifiesta aquí de “sorpresa”; sin embargo, no puede pasarse por alto que la relación

semántica —o implicacional— pareciera permear en este hecho.

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30

Ahora bien, es bien sabido que al albur se le relaciona con el sexo, con una especie de juego

verbal, con carácter de duelo, que encubre mensajes sexuales constantemente; sin embargo,

es necesario esclarecer algo respecto al tema sexual presente en el albur: su función. Muchas

de las opiniones —especialmente negativas— respecto a este fenómeno versan en los

constantes prejuicios que hay por creer erróneamente que solo representa: sexo encubierto.

Pareciera que la muestra de creatividad en las construcciones lingüísticas que caracteriza al

albur desluce ante el prejuicio que hay hacia este únicamente por portar el tema sexual.

Después de todo, no es de sorprender que trate de vetarse todo tema que aluda a lo sexual en

una sociedad mayoritariamente católica o con ideales tradicionalistas, y esto data desde las

tradiciones religiosas impuestas y de aquellas otras ramas religiosas protestantes y sectarias,

la educación básica y lo confinada de la información en materia de orientación sexual, hasta

los círculos familiares que por prejuicio hacia el tema de lo sexual evaden charlas sexuales

con los hijos por evitar sentirse incómodos con el tema. ¿De verdad el albur encubre el sexo?

¿Es esto todo a lo que en realidad se resume el fenómeno: sexo encubierto con recursos

lingüísticos? O más prejuiciado aún, ¿el sexo encubierto del albur es de carácter homosexual

como algunos lo creen? ¿Es la homosexualidad y la sumisión sexual lo que se busca encubrir

mediante juegos verbales con el albur? Para responder estas preguntas, debemos abordar las

funciones del albur, tema que se tratará en el Capítulo IV de este trabajo, las cuales se

abordarán como funciones desde el modelo comunicativo à la Jakobson (1960) que se asocia

a un análisis lingüístico. Cabe agregar que este trabajo no solo se concentrará en las funciones

del fenómeno, sino en formalizar un análisis y descripción lingüísticos, de enfoque funcional,

que dé cuenta de cómo se construye el fenómeno lingüístico del albur, lo que transitaría desde

su construcción en el nivel más básico de la lengua, el fonológico, hasta el más alto de ella,

el textual.

Hasta este punto, es prudente establecer el papel que desempeña el sexo en el albur. Es un

hecho que el sexo en el albur es una característica inherente porque no hay albur en el que

no se trate de sexo, al menos en el albur contemporáneo: “El albur, necesariamente tiene que

ser sexual” (Guzmán, 2007: 197), “… otra de las condiciones del albur: […] su intención es

siempre sexual” (Ruiz y Mejía, 2018: 19). Esto pareciera dar cuenta de que el sexo permea

como el tema; es decir, que el sexo es su sentido o contenido semántico dentro del juego

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lingüístico: se habla del sexo, el sexo es el contenido y la finalidad de las construcciones

albureras, cuando la producción es con el único objetivo de alburear. Aquí cabe agregar

aquello sobre la superioridad y la sumisión sexual con las que se ha definido en muchas

ocasiones al albur, donde los participantes desempeñan los roles de activo ~ pasivo sexuales

y la dinámica del juego pareciera consistir en hacer que el contrincante sea siempre el del

papel pasivo en el acto sexual encubierto por el albur (consúltese Armando Jiménez8 y

Octavio Paz9). Pero este razonamiento resulta simplista y es necesario marcar una distinción

aquí: la diferencia entre lo sexual y lo sexualizado que se abordarán a detalle en los apartados

II, § 4.1.1; II, § 4.2.7 y IV, § 5. Diremos por ahora que el albur no solo es un fenómeno

lingüístico de carácter sexual por ser “perteneciente o relativo al sexo”10, sino que el albur es

también un fenómeno lingüístico sexualizado, donde el sexo no pretende ser el fin al que se

llegue en la conversación ni el tema principal del discurso, sino que el sexo solo serviría de

vehículo o instrumento en una conversación que toca cualquier otro tema, de modo que se

estaría hablando de cualquier otra cosa pero de un modo particular: albureando. Así pues, el

sexo tendría un doble rol dentro del albur: un rol activo como tema dentro del juego verbal

para hablar de la superioridad sexual y un rol pasivo en cuanto refiere a ser un tipo de técnica

discursiva, una manera de hablar, un vehículo por el que transita el fenómeno para llegar en

realidad a otro destino (se abordará posteriormente el destino de este otro rol que se sugiere:

la interacción social).

Esta breve introducción abre camino hacia el tema que se abordará en este trabajo y presenta

algunas preconcepciones que se tienen hacia el fenómeno, lo que nos permite ahora entrar en

materia; para ello, revisaremos algunas anotaciones respecto a la historia y origen del

fenómeno.

En resumen, el albur es un fenómeno que ha llamado la atención de muchas áreas y estudios,

asociado con lo sexual, propio de la cultura y picardía mexicana, al que se le suele entender

como una especie de juego de palabras cargado de connotaciones sexuales encubiertas con

8 Jiménez, Armando (2016). Picardía mexicana. Editorial RM México: México. 9 Paz, Octavio (1986 [1950]). El laberinto de la soledad. México: Fondo de Cultura Económica. 10 Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2014) (23.ª ed.) Diccionario

de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe.

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recursos lingüísticos diversos y cuya procedencia parece asociarse con un factor de sorpresa,

propio de su étimo árabe.

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CAPÍTULO I

Sobre el origen del albur

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I, § 1. Introducción

El presente capítulo abordará el origen e historia del albur, y tiene como objetivo presentar

un compendio de teorías que procuran explicar cómo surgió el albur y contrastar sus

características históricas con las características del fenómeno contemporáneo. Para ello, este

capítulo se segmentó en tres apartados principales: i) el primero de ellos presentará un

compendio de distintas propuestas respecto al origen e historia del albur, ii) el segundo

capítulo profundizará en una de esas propuestas, aquella más aceptada y con documentación

que la respalda, la del Dr. Patrick Johansson, y iii) el tercer capítulo contrastará las

características del albur histórico con las del actual.

Entonces, el objetivo fundamental que persigue este capítulo es hacer un recuento histórico

del fenómeno del albur —presentando sus rasgos y características originales— que nos

permita enmarcar y focalizar el advenimiento de este fenómeno a la manera en la que ocurre

en la actualidad. Lograr describir este trayecto histórico nos permitirá —además— contrastar

las características tipológicas que se han perdido y las que se han conservado del fenómeno

del albur histórico11 frente a las del albur contemporáneo. Cabe mencionar otro punto

importante aquí: a lo largo de este capítulo se podrá ver que el tema sexual es un rasgo

constante y, al parecer, esencial en el contenido del albur, sea cual sea su función, tras revisar

el contraste histórico ~ contemporáneo aquí presentado.

I, § 2. Sobre la historia y el origen del albur

En muchas ciencias y disciplinas, el punto de partida para comprender muchos fenómenos

objeto de estudio es su origen, las causas y las explicaciones que los rodeen. Mucho de lo

observable y que acontece durante un fenómeno y su comportamiento se debe a una reacción

de los componentes que lo conforman y a aquello que dio origen a cada componente. Esto

apuntaría entonces que para comprender con mayor profundidad el fenómeno lingüístico del

albur mexicano —partiendo de su comprensión como fenómeno lingüístico y no como

11 Entiéndase para propósitos de este trabajo albur histórico al juego dilógico y retruécano artístico que se

expresaba con los cantos nahuas cuicah; es decir, al antecedente histórico del albur actual.

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35

manifestación cultural o identitaria o de otro tipo—, también valdría la pena remontarnos

hasta su origen y no únicamente de la observación de su ocurrencia sincrónica.

Pero la revisión del origen del albur nos permitirá enmarcar el advenimiento que tuvo y

gracias al cual al día de hoy este fenómeno sigue con vitalidad y de qué manera lo hace.

Además, un contraste de las características tipológicas que solo se obtiene tras revisar su

origen y compararlo con el fenómeno actual permitirá determinar qué elementos de los que

constituyen al fenómeno son los más esenciales y característicos, dado que son los que han

permanecido inalterados a lo largo del tiempo. Esta es la razón de considerar un apartado en

este trabajo para dar cuenta de lo encontrado sobre el origen del fenómeno, y así comprender

con mayor profundidad el objeto de estudio que atañe a esta investigación, así como su

advenimiento y características inmutables y mutables.

Ahora bien, este fenómeno parece tener un origen bastante incierto, con muchos supuestos,

y pareciera que también son muchos los grupos y lugares que reclaman su autoría si bien el

antecedente documentado más remoto y similar a lo que hoy se conoce como “albur” sean

los cuicah12 (Johansson 2002: 83). A razón de esta incertidumbre, al día de hoy no se ha

logrado precisar con exactitud qué motivó, dónde ni cómo surgió esta manifestación propia

de la picardía mexicana.

La heterogeneidad de estas diversas teorías nos permite tener un panorama general histórico

de cómo y cuáles fueron las tradiciones discursivas que se desplegaron en lo que hoy

conocemos como “albur”, de cómo ha evolucionado el albur para ocurrir tal como ocurre en

la actualidad, así como de las distintas impresiones que se tienen de él, erróneas o no, de

algunos de los elementos que se siguen conservando y ver si hay aspectos en común entre

ellas, entre otras cosas. Un beneficio importante es que nos permite apreciar que se sigue

cumpliendo la afirmación hecha respecto a que el albur posee un tema esencialmente sexual

y pareciera que siempre ha sido así. La sexualidad no se ha apartado del albur desde lo que

pareciera remontarse a sus inicios, de cualquiera que se sugiera de ellos, y el sentido

12 Cuícatl: canto. Gran Diccionario Náhuatl (2019). Universidad Autónoma de México. La forma

correspondiente en plural es cuicah.

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36

identitario que acompaña a quienes usan el albur es otro rasgo que pareciera haber

permanecido inmutable hasta el día de hoy; de hecho, este aspecto se ha visto reforzado en

la actualidad, ya que se ha expandido el uso del albur a lo largo del país y es innegable la

presencia en muchos aspectos de la cultura mexicana: desde la comicidad, la política y el

comercio, hasta incluso el culinario. A razón de esto, hoy día podemos dar cuenta de la

presencia de este fenómeno a lo largo y ancho de todos los estados que conforman la

República Mexicana, aunque es bien sabido que su uso es más prominente en la capital del

país (quizá extendido a partir de los teatros populares (Prieto, 1985), las carpas y el tema de

la sátira política en ellas que estaba de moda y se valía en gran medida del recurso del albur,

como también lo recoge Rusbel Navarro (2015) con la obra de Lomas (1974): “Lomas

[1974], indica que las carpas se movían de estado en estado y que pudo haber sido allí

retroalimentado el albur con el cine y los movimientos de artistas de todo el país” (2015: 75),

(para mayor referencia, consultar Juan Lomas, Teoría y práctica del insulto mexicano [1974],

y Jorge Mejía Prieto, Albures y refranes de México [1985]). Del mismo modo, podemos dar

cuenta de la presencia del fenómeno en mexicanos que viajan al extranjero y hasta en obras

musicales, teatrales, literarias, etc., que datan de tiempo atrás (para mayor referencia,

consultar Beristáin 2001).

Cabe mencionar que la heterogeneidad de las teorías no provoca dilema alguno ni obliga a

hacer una apología de una teoría o de la otra, sino más bien es un hecho que exige tener en

claro el tipo de análisis que se hará y la utilidad de la consideración histórica, para así

entender en qué punto algunas de estas teorías pueden ligarse o desprenderse y las razones

que subyacen a esto. Si bien mencionamos aquí sobre la utilidad de la consideración histórica

para este trabajo en particular, también tenemos presente que el desprendimiento del aspecto

histórico en muchos estudios lingüísticos es algo plausible, y es que en análisis lingüístico

podemos saber muchas cosas acerca de un fenómeno únicamente partiendo de la observación

y análisis en su uso actual, sin tomar en cuenta ni su historia ni las hipótesis que rodean su

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37

origen; es decir, con un corte sincrónico13 y no diacrónico14. Este hecho plausible en muchos

tipos de análisis lingüísticos ocurre a razón de que se debe esclarecer qué se desea estudiar

del fenómeno: su evolución en diversos periodos de tiempo o su construcción en un periodo

específico del tiempo. Es decir, es posible saber muchas cosas de un fenómeno partiendo

únicamente de su observación sincrónica, tal como ocurre en el momento en el que se lo

analiza o en algún punto específico del tiempo, ya que aquello que se analiza es su

construcción, su comportamiento, su estructuración y otras particularidades lingüísticas más

que su evolución diacrónica. Pero por su parte, en el otro polo, el diacrónico, existe la

posibilidad de abordar el estudio de un fenómeno lingüístico como lo es el albur para dar

cuenta de muchas más cosas, como su evolución, sus características más importantes que han

permanecido inmutables y su sustancia esencial; y este corte también puede dar cuenta de

otras cosas que al final pueden incluso resultar ajenas a lo lingüístico o rayar en lo

extralingüístico o bien abrir una ventana de oportunidad a alguna otra ciencia para analizarlo.

Por ejemplo, en el albur, un análisis de corte diacrónico consideraría sin dudar el análisis de

las construcciones y particularidades lingüísticas que permite el sistema lingüístico náhuatl

y posteriormente trasladado al castellano de ‘los cantos traviesos’15 que, como ya se

mencionó, parecen ser el antecedente más remoto, similar y documentado del origen del

albur. Y al suscribir que estos se realizaban acompañados de gesticulaciones y de una danza,

elemento tremendamente simbólico en muchas de las sociedades prehispánicas de nuestro

país, se podría dar cuenta también de si estos elementos tenían importancia en este juego

verbal como elementos paralingüísticos que acompañaban ese discurso “alburero” o que lo

creaban pragmáticamente en los cuicah, además de también estar cargados de un fuerte

simbolismo cultural. Un análisis diacrónico, pues, también permitiría apreciar si se

comparten los mismos recursos lingüísticos que construían el albur antiguo con el actual,

13 “The study of language at a particular point in time, cf. descriptive linguistics. The opposite is diachronic

linguistics”. Fuente: Brown, Edward/Miller, James (2013) The Cambridge Dictionary Of Linguistics. New

York, NY: Cambridge University Press. 14 “The study of language through time, cf. comparative linguistics. The opposite is synchronic linguistics”.

Fuente: Brown, Edward/Miller, James (2013) The Cambridge Dictionary Of Linguistics. New York, NY:

Cambridge University Press. 15 Para propósitos de este trabajo, nos referiremos como “canto travieso” o “canto del cosquilleo” al canto nahua

cuecuechcuícatl, de conformidad con la obra de Dilogía, metáforas y albures en cantos eróticos nahuas del

siglo XVI (2006) de Patrick Johansson, a causa de los dobles sentidos “traviesos” de estos cantos, es decir, por

portar constantes alusiones sexuales.

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como las resegmentaciones que se elaboraban en los sintagmas del discurso alburero u otros

elementos semánticos y pragmáticos como las relaciones semánticas, las resignificaciones,

los dobles sentidos, las implicaciones, las dilogías, los eufemismos, etc.

Son muchas las aristas de investigación que se abrirían con un corte diacrónico y que darían

cuenta de cuán distinto es el albur actual frente al de la antigüedad, qué elementos

permanecieron, qué elementos se perdieron, qué elementos se ganaron y qué elementos

mutaron. La pérdida del elemento dancístico, por ejemplo, podría situarse en un punto en el

tiempo tras realizar un corte diacrónico y este análisis permitiría, al mismo tiempo, apreciar

qué elemento se ganó para compensar la pérdida de dicho elemento, en caso de que así fuere.

Ahora bien, hablamos anteriormente sobre los supuestos heterogéneos en el origen del albur

que se encontraron en la labor de investigación bibliográfica para este trabajo, y es necesario

agregar que posiblemente esta vacilación se debe a diversos factores como el hecho de la

dificultad misma que representa plasmar y documentar un fenómeno que formalmente surgió

y se solidificó a partir de la lengua oral y no la escrita (dejando de lado que en realidad pudo

haber surgido como manifestación triádica que conjugaba canto, baile y gestos, y cuyas

expresiones se hayan reducido posteriormente solo a una manifestación oral; como sea, no

es propio de la lengua escrita la aproximación a su surgimiento, sino más bien de la lengua

oral). Otros posibles factores para esta vacilación son los estigmas y prejuicios sociales hacia

lo sexual que representa el fenómeno como para documentarlo, los relativamente pocos

registros históricos con los que se cuenta al respecto (considerando también que su

antecedente más factible sufrió una selección de admisiones y prohibiciones de los frailes y

los indígenas que asistían en las transcripciones de los cuicah náhuatl), el desinterés por

abordarlo con seriedad académica o de investigación, el aparente hecho de que su uso actual

se percibe en todas partes de México y no en un sitio en específico que facilite su rastreo, etc.

Pero pese a esta serie de vacilaciones, como se mencionó anteriormente, es cierto que hay

algunos registros más remotos y formales que dan cuenta de lo que pareciera ser un posible

surgimiento o antecedente, o al menos el rastreo de alguna evidencia documentada,

primeramente, como los estudios de los cantos traviesos o cuecuechcuícatl llevados a cabo

por Patrick Johansson (Johansson 2006 y 2002), luego saltando hacia la presencia de este en

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medios de naturaleza distinta, en manifestaciones artísticas o expresivas con intenciones cada

vez más apegadas a la creación literaria, la interacción social, la crítica y el humor; por

ejemplo, muchos de los creativos versos y estribillos de Quevedo16, algunas de las poéticas

líneas de Sor Juana Inés17, los usos en el parentesco que guarda con la sátira política o la

lírica y otros de teoría literaria (Beristáin, 1997), la difusión de dilogías frecuentes con

intenciones persuasivas o cómicas en emisiones de radio, programas televisivos (Hernández

2014), comerciales, cine y posteriormente con el cine mexicano de la Época de Oro (Rendón

2015), etc., siguiendo ese desarrollo cronológico.

Es así pues que en los siguientes apartados de este primer capítulo revisaremos brevemente

el compendio de posibles orígenes del albur actual para después encaminarnos hacia la

puntualización de uno de ellos en particular, aquel propuesto por el Dr. Johansson.

I, § 2.1 Breve compendio de posibles orígenes

Comencemos con la revisión de algunos de estos supuestos sobre el origen del albur

recopilados para este trabajo:

i) Para Patrick Johansson, en su obra Dilogía, metáforas y albures en cantos

eróticos nahuas del siglo XVI (2006), el albur actual es un juego de palabras cuyo

antecedente son los retruécanos presentes en manifestaciones artísticas náhuatl,

en los afamados cantos o cuicah: “Todos estos géneros eróticos tenían en común

una lascividad gestual y dancística, así como un lenguaje ambiguo, preñado de

sentidos potenciales que llegaban a constituir, a veces lo que hoy se considera en

México un albur” (Johansson 2006: 64).

16 Hay un afamado calambur de Francisco de Quevedo (siglo XVI), que tradicionalmente se ha asociado como

muestra histórica de conato de albur —aunque no es propiamente albur—, que utilizó para burlarse de la

condición de la reina Isabel de Borbón, a quien le ofreció un ramo de claveles y uno de rosas diciendo: ‘Entre

el clavel y la rosa, su majestad escoja’” (Navarro, 2015: 50; Rendón, 2015: 8; Verduzco, 2013: 36). 17 En el trabajo de Rusbel Navarro (2015), se incluyen estos dos ejemplos al respecto: “Y a tanta malicia llega,

malicia tan conocida, que me niega la partida, y la venida me niega (Mollins, 1901: 66) […] No se den a las

congojas, aunque las cosas anden mal, tú no aflojes el tamal, aunque te jalen las hojas” (Navarro, 2015: 53).

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ii) Para Sergio Romano, periodista, “El albur viene con todas las castas que luchan

por su identidad. Aparece con Canek, con el negro Yanga y está presente en la

gran lucha de la independencia. Hay que recordar a Ramos Arizpe. En el

Periquillo Sarniento ya está el albur, vivo y vibrante” (Romano citado por Matali

[1979], en Lavertue 1998: 30).

iii) Jorge Mejía Prieto (1985), en su obra Albures y refranes de México, sostiene que

“[...] no es aventurado suponer que los albures aparecieron como parte del folclor

urbano y como forma de reto y disimulo frente a las normas de obediencia y

cortesía impuestas por una sociedad gazmoña y opresiva… de ser así, los albures

surgieron como respuesta del ingenio para vejar a hipócritas y pudibundos,

quienes se mostraban escandalizados ante las malas palabras que léperos y

pelados osaban lanzar en ocasiones” (Mejía 1985: 12; citado en Durán 2012: 46).

iv) Fernando Díez de Urdanivia en Su majestad el albur (2011) menciona que “Uno

de sus orígenes está en los minerales hidalguenses donde los trabajadores, en

tiempos de la Colonia, se desquitaban del capataz haciéndolo escuchar lo que le

decían desde la penumbra de los tiros, sin poder descubrir al autor del desacato.

De allí quiso derivarse que el albur es respuesta subversiva a la explotación que

siguen practicando los poderosos” (Díez 2011: 202; citado en Durán 2012: 46).

v) En el trabajo El albur mexicano de Luz Michell Lima Vega, menciona al respecto

que “Se cree que los inicios del albur fueron en la época de la colonia; sí, gran

parte del albur mexicano se deriva del habla novohispánico; sin embargo, cabe

destacar que el origen de estos juegos de palabras puede ser atribuido a la mezcla

de la lengua española y la lengua náhuatl” (s/f: 6).

vi) Para Francisco Xavier Solé-Zapatero, en El albur: del simple retruécano a una

visión utópico-carnavalesca del mundo (2012), “el albur mexicano tiene un doble

origen: proviene, por un lado, de la cultura europea, la cual se origina con los

griegos y romanos, transita por la Edad Media y el Renacimiento, con sus

complejas relaciones con los árabes, los judíos, chinos, etc., y desemboca en la

conformación de las diversas naciones que la constituyen hoy en día […] por el

otro lado, se encuentra la historia sumamente compleja de las diversas y

heterogéneas culturas indígenas, que, en el caso de México, inician con los

Page 42: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

41

Olmecas y concluyen con los aztecas” (2012: 50). Cabe subrayar que el autor hace

posteriormente una anotación en la que opone este manifiesto y agrega que hay

una “necesidad de rastrear el origen de los ‘albures’ mexicanos, puesto que, hasta

donde se puede percibir, por lo que conocemos, ni en lo carnavalesco ‘europeo’

propiamente dicho, ni en lo ‘indígena’ en cuanto tal, pareciera contener una carga

sexual tan abierta como en este caso dado” (2012: 50-64), si bien la carga sexual

“abierta” a la que hace referencia no es característica propia del albur, ya que esta

se encuentra siempre encubierta.

vii) Para Víctor Hernández18, en Antología del albur (2006), la presencia de los

retruécanos en los cantos dancísticos prehispánicos que exponían la sexualidad

indígena, sumados a la tradición oral en parte soez, en parte sexual europea

originaron el albur actual: “… en Europa la escatología, el humor sexual y las

‘groserías’ […] eran perfectamente conocidas y practicadas desde siglos antes.

Pero no es sino hasta la creación de la Nueva España que se desarrolla la cultura

mexicana que combina el doble sentido verbal prehispánico de connotación

sexual con el lenguaje ‘majadero’ español y con un elemento que resulta clave

para entender el albur mexicano contemporáneo: el descontento popular” (2006:

306).

viii) En el trabajo de Marilú Hernández Díaz, La función del albur en los programas

informativos de la Ciudad de México; estudio de caso El Notifiero (2014), se

menciona también que los cantos eróticos nahuas (cuyo estudio se ha

documentado mayoritariamente en las obras de Patrick Johansson [2006]) son la

base de lo que conocemos hoy día como “albur”, aunque otorga mayor peso al

colonialismo como motivación subyacente de esta manifestación verbal de los

conquistados al establecer que “En la época de la Colonia, el mestizaje de lenguas,

ideas y culturas dio origen a una nueva forma de poesía, sujeta a reglas distintas:

el doble sentido […] Refranes, dichos, adivinanzas y cuentos, en náhuatl o en

español, fueron una eficaz manera para que los españoles no entendieran algunas

ofensas; se utilizaba el lenguaje para burlarse y agredir verbalmente sin que se

18 Víctor Hérnandez es autor de la obra Antología del albur (2006) y El libro de los albures (2010), de donde

se extrajeron ejemplos para el corpus de este trabajo, y también participó de entrevistado para esta

investigación.

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percataran del significado real de las frases […] en la oralidad de los indígenas

incitaban el erotismo mediante el lenguaje, en principio utilizado como una forma

de humor que utilizaban para que los frailes no se dieran cuenta. Estos cantos

eróticos son la base de lo que hoy conocemos como albur” (2014: 13-14).

ix) Jesús Fernando Peña Román, en su artículo intitulado ¿Qué son los Albures?,

menciona al respecto del origen del albur que “Al igual que ocurre con las demás

expresiones nacidas del alma del pueblo, resulta imposible precisar su origen, —

sin embargo— su surgimiento suele asociarse como una forma de contraposición

a las normas de obediencia y cortesía impuesta por una sociedad mezquina” (s/f:

s/n).

x) En el artículo El arte de alburear (s/f), de la revista digital Veinte Mundos, se

menciona sobre el origen del albur que “La idiosincrasia mexicana es única y muy

variada. Desde tiempos inmemoriales se tiene conocimiento de practicar este

juego de palabras. Nos debemos remontar a la época prehispánica, ya que los

pueblos originarios ‘nahuas’ tenían una especie de género musical donde el

significado de sus canciones tenía doble sentido y una sugerencia bastante sexual.

A esto se le conocía como ‘cantos de cosquilleo’. A la llegada de los españoles,

la combinación de esta tradición con el castellano fue lo que generó lo que se

conoce hoy en día como el albur” (s/f: s/p.).

xi) En la opinión de Carlos Monsiváis, el origen es en las clases populares y la

innegable carga histórica y de represión que porta el albur se recoge cuando

menciona que “El albur fue táctica para burlar y romper la censura. El albur fue

el lado vivaz de la obscenidad, cuyo origen se depositó en la plebe” (Monsiváis,

1989: 41, citado en Lavertue, 1998: 30).

Tras revisar este breve compendio de posibles orígenes, es posible apreciar que si bien

muchos atribuyen como posible origen del albur los cantos nahuas (que más que cantos, como

se mencionó ya, era una manifestación artística que conjugaba cantos, baile y

gesticulaciones), también hay quienes lo atribuyen a un acto de rebeldía o como respuesta a

un acto de opresión o explotación, propios de condiciones laborales de esclavitud,

colonialismo o censura. Si bien este breve compendio histórico no es exhaustivo y no

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pretende de ninguna manera agotar todos los supuestos que se hayan hecho respecto al origen

del albur, es ilustrativo para los fines de este apartado subrayar que el factor de identidad

parece permear en casi todos ellos. Dicho de otra manera, con los mineros hidalguenses a

quienes se les cree atribuir el albur, o bien nuestros antepasados nahuas o como resultado de

la mezcla del castellano y el náhuatl, etc., el peso cultural que porta el albur es innegable, y

la identidad que demarca entre quienes lo usan reluce cual característica polar, donde se

distan ambos polos: quienes pertenecen al bando de los opresores o al de los oprimidos, en

cualquiera que sea la idea de opresión. Entonces, bajo esta idea que no considera la

interacción social como función del albur y se remite a un posible origen de explotación,

quien alburea es el oprimido, aquel que busca desahogo y desquite de esta opresión y lo

manifiesta mediante el albur; quien es albureado es el opresor, aquel que busca imponer al

otro y se vuelve blanco del ataque que configura el juego verbal del albur. Bajo esta idea

también, el albur sería una herramienta para liberar al oprimido del opresor mediante la risa

provocada por la befa del albur, la distensión soltada con la carcajada o mediante la

creatividad que subyace en cada enunciación, cual hacha que parte los eslabones de dicha

represión y permite al oprimido, por una vez, ser quien oprima, colocarse encima de su

opresor y mofarse de este sin que pueda ni siquiera enterarse de dicho acto.

Pero dotar de esta simbólica intención al fenómeno lingüístico que tiende a tildarse como

“juego de palabras” sería arriesgado, mucho más si el origen titubeante se reduce a una

venganza verbal planificada por un oprimido, aunque es de reconocer también que resulta

incluso más cautivadora la idea de que el albur es un rastro de nuestro pasado náhuatl que

sigue vivo en una lengua impuesta, de colonizadores, y que los antiguos cuicah se han

configurado actualmente en una lengua indoeuropea en la que se han aprehendido diversas

técnicas que resultan atípicas para el resto de países hispanohablantes, lo que haría aún más

único al albur en México. De este modo, es innegablemente atractiva la idea de que nuestros

antepasados esclavizados armaban retruécanos y dilogías dentro de las prisiones, lo que les

permitía mofarse de sus colonizadores sin que estos se dieran cuenta… ¡y en su propia

lengua! Quizá ni siquiera habrían dado cuenta estos colonizadores de la capacidad de

resegmentación de su propia lengua para crear dilogías, habilidad que surgió tras el uso que

nuestros antepasados hicieron: se apropiaron de una lengua impuesta. Esto sigue ocurriendo

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44

al día de hoy: puede alguien hablar castellano, pero eso no le da boleto automático a tener la

capacidad de comprender el fenómeno lingüístico del albur. Respecto a esto, para Lourdes

Ruiz19, personaje icónico que concretizó el fenómeno de marras en la actualidad, la marca de

identificación que permea en el albur es alta y claramente demarca la distinción de una misma

lengua respecto al uso de los bandos de los conquistadores y de los conquistados, para lo que

ella sostiene debemos conservar el fenómeno porque impone esta distinción y la revitaliza en

la medida en la que albureamos. Lourdes Ruiz también menciona al respecto que “mientras

no nos conquisten nuestra forma de hablar, porque ya nos quitaron todo, nada más que no

nos quiten nuestra forma de hablar, aún todavía no somos conquistados y nuestra lengua es

esta: el albur”20.

En resumen, si bien los posible orígenes del albur revisados aquí muestran vacilación, cierto

es que muchos de ellos recogen la idea de peso cultural e identitario, y hay quienes

promueven su uso para conservar esta marca de identidad, de rebeldía, de no opresión y

anticolonialista. Y del mismo modo, la abierta propiedad intelectual del albur permite que

surja ese sentido de apropiación del fenómeno entre los hablantes que reclaman su autoría,

de un modo similar al que ocurre con la abierta propiedad intelectual de los sistemas

lingüísticos de cada región, acuñados y amoldados a las variantes de cada grupo geolectal y

apropiados por poseer marcas y rasgos identitarios y culturales.

I, § 2.2 Patrick Johansson y el cuecuechcuícatl

Como se mencionó anteriormente, son pocos los registros históricos con los que se cuenta

actualmente que han registrado la presencia, historicidad y evolución del albur, lo que ha

despertado una ola de supuestos sobre su origen. Es quizá el hecho de que este fenómeno se

manifieste prototípicamente en la lengua oral y no en la escrita una razón principal para los

19 Lourdes Ruiz (aka “La Reina del Albur”) en 1997 fue campeona del torneo de albures “Trompos contra

perinolas”, realizado en el Museo de la Ciudad de México, y a partir de esa fecha fue campeona invicta de

distintos torneos de albures festejados en todo el país. Personaje icónico de la cultura popular de la Ciudad de

México, que impartía diplomados de albures, tuvo diversas publicaciones sobre el albur, así como charlas en

universidades, programas de radio y televisivos para difundir el albur, con quien se colaboró para esta

investigación en ejemplos del corpus y como entrevistada. 20 Les Tres Colectivo (2015) Mi vida es un albur. [Documental]. Recuperado de:

https://www.youtube.com/watch?v=YnYBS9iojkA&t=1221s.

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45

pocos registros plasmados, pero también una posible razón es el hecho de que el albur sea

sobre lo sexual, y que todo lo sexual sea históricamente vetado, pues es de sobra sabido que

este veto tuvo mucho mayor peso durante la conquista, ya que los colonizadores debían estar

seguros de cuán permisivos podían ser con los colonizados en su esfuerzo por

‘evangelizarlos’. Los frailes debían aprobar todo lo que los escribas indígenas transcribían y

plasmaban para estar seguros de que las intenciones de evangelización y conquista no se

vieran comprometidas. La prohibición de lecturas o producciones literarias que pudieran

comprometer propósitos de evangelización es una tradición católica tremendamente

frecuente entre los frailes; por ello que no sea de sorprender que siempre ha habido lecturas

‘prohibidas’ que pueden ‘confundir’, ‘trastornar’ o ‘malinterpretar’ a aquellos subyugados.

Ejemplo de esto nos lo describe con brillantez Umberto Eco21 en El nombre de la rosa,

respecto a la prohibición de libros en la abadía que otorgaban acceso a un conocimiento

especial, conocimiento que entre la orden franciscana era prohibido porque podía

comprometer su conducta, ideales y organización con:

Porque no todas las verdades son para todos los oídos, ni todas las mentiras pueden ser

reconocidas como tales por cualquier alma piadosa, y, por último, los monjes están en el

scriptorium para realizar una tarea determinada, que requiere la lectura de ciertos libros y no

de otros, y no para satisfacer la necia curiosidad que puedan sentir, ya sea por flaqueza de sus

mentes, por soberbia o por sugestión diabólica. […] Del mismo modo, el plan divino

contempla la existencia de los libros de los magos, las cábalas de los judíos, las fábulas de

los poetas paganos y las mentiras de los infieles. Quienes, durante siglos, han querido y

sostenido esta abadía estaban firme y santamente persuadidos de que incluso en los libros que

contienen mentiras el lector sagaz puede percibir un pálido resplandor de la sabiduría divina.

Por eso, también hay esa clase de obras en la biblioteca. Pero, como comprenderéis,

precisamente por eso cualquiera no puede penetrar en ella (Eco 1980: 49).

No obstante estos hechos anteriores, el investigador Patrick Johansson22, especializado en

estudios nahuas, ha logrado detectar en una serie de manifestaciones dancísticas nahuas

21 Umberto Eco fue filósofo, novelista, ensayista, pedagogo, guionista, traductor, profesor universitario,

semiótico, escritor, crítico literario y medievalista italiano. 22 Patrick Johansson Kéraudren es un académico, investigador y profesor de lengua náhuatl de la Universidad

Autónoma de México.

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46

(particularmente en cinco de ellas) lo que pareciera ser el antecedente más fiel y remoto del

albur actual, ya que comparten rasgos, contenidos, dinámicas y dilogías en planos de

significación figurados que retrataban la sexualidad del indígena nahua. Así pues, si bien hay

ideas, preconcepciones y supuestos acerca del origen del albur, como ya se presentó en el

apartado anterior, ninguna de ellas está bien desarrollada, todas permanecen como un

supuesto o un simple comentario que procura abordar el origen del albur, a excepción de la

del Dr. Johansson, que es una teoría y es la más desarrollada y documentada de las

propuestas. Nos demuestra el Dr. Johansson (2006) que son muchos los paralelismos en la

dinámica del juego verbal que comparten los cuicah y el albur actual, respecto a lo cual nos

menciona lo siguiente:

Todos estos géneros eróticos tenían en común una lascividad gestual y dancística, así como

un lenguaje ambiguo, preñado de sentidos potenciales que llegaban a constituir, a veces lo

que hoy se considera en México un albur […] Como ocurre en el albur moderno, el juego de

palabras indígena prehispánico tiene un carácter bélico-lúdico. Se trata de vencer a un

oponente o un grupo de oponentes en una lucha dancística-verbal en la que se esgrimen gestos

y palabras que puedan derrotar al antagonista y ridiculizarlo […] Estas características del

canto erótico náhuatl hicieron que prosiguiera, aunque de manera velada, durante la Colonia

y que los ademanes lascivos, ya vetados, tuvieran que “refugiarse” en la clandestinidad del

discurso verbal en náhuatl, generando asimismo el albur mexicano tal y como se conoce hoy.

En efecto, los cantos contenidos en el manuscrito Cantares mexicanos se cantaban y se

bailaban en fiestas cristianas, y el hecho de que la expresión gestual fuera inhibida hizo que

el dinamismo erótico del gesto se plasmara en el lenguaje (2006: 64-89).

Agrega también Patrick respecto a la permisividad de los frailes a las transcripciones de estos

textos que la razón por la que lo permitían era porque reconocían que estas manifestaciones

eran la manera en la que se recreaban los indígenas, de modo que veían ventanas de

oportunidad para evangelizarlos al permitir —quizá ingenuamente, quizá

malintencionadamente— estas transcripciones. Además de esto, también enuncia una serie

de posibles razones por las cuales pudieron haberse conservado esos textos de contenido

erótico, y menciona las siguientes:

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- Los recopiladores no percibieron la ambigüedad expresiva de los cantos.

- Los auxiliares indígenas de los frailes conocían perfectamente estos géneros expresivos y

cometieron la travesura de integrarlos a un contexto en el que no debían figurar.

- Los recopiladores, tanto indígenas como españoles, conocían el carácter “travieso” de los

cantos pero no midieron el alcance erótico de esa travesura. Si bien el título: Xochicuícatl

cuecuechtli ‘canto florido, danza traviesa’ de uno de ellos sugiere que se tenía conocimiento

de la ligereza moral del texto, su interpolación poco atinada muestra que los recopiladores no

habían percibido su ambigüedad funcional.

- Una transcripción tardía del borrador gráfico-alfabético, en el cual se había captado por

primera vez el testimonio oral de un informante, hizo que los recopiladores ignoraran u

olvidaran quizás el carácter profundamente erótico de los textos, considerándolos como

cantos “traviesos” en el sentido más leve de la palabra (Johansson 2006: 66-67).

Explica también el Dr. Johansson en su obra que las expresiones sexuales versadas en los

cantos dancísticos nahuas eran también de carácter lúdico, servían para recrearse, y distinguía

cinco de estos cantos todos cargados de la connotación sexual similar a la del abur, aunque

en realidad solo una de ellas es la más representativa para anteceder el albur actual, como se

verá a continuación. Dichas manifestaciones eran el xopancuícatl o “canto de primavera”, el

cihuacuícatl o “canto de mujeres”, el huehuecuícatl o “canto de ancianos”, el cococuícatl o

“canto de tórtolas” y el cuecuechcuícatl o “canto travieso”.

i) Xopancuícatl: Canto de primavera, como su nombre lo indica, el xopancuícatl contiene

una sensualidad difusa, sutil, amorosa, aunque no está desprovisto de alusiones directas

al acto sexual y de ambivalencias semánticas de índole erótica. Como en el caso de otros

cantos, los criterios formales que podrían definir el género no son muy claros. […] En el

xopancuícatl, el amor y la muerte se vinculan estrechamente, confiriendo asimismo al

momento vivido su valor apremiante y generando la necesidad impostergable de su

fruición (2006: 70-72).

Sostiene el mismo autor que este tipo de canto era el más discreto de entre todos los cantos

eróticos, y que el mismo Nezahualcóyotl cantó un xoponcuícatl al inaugurar el templo de

Huitzilopochtli renovado. Pronunciar este canto en este evento permite ver que la alusión

sensual no era tan prominente en el xoponcuícatl como en los demás cantos, y que tenía

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48

impregnada una carga relevante y de formalidad —al menos lo suficiente para emitirlo

durante eventos formales— que aludía a la celebración de la vida o de la muerte. Para explicar

la relevancia de este canto en este tipo de eventos formales, explica Johansson que el

xopancuícatl “La sensualidad y el erotismo se conjugan con la muerte en la cultura náhuatl,

por lo que no resulta extraño encontrar en el xopancuícatl el eros y el tánatos estrictamente

vinculados […] a la vez que festejaba el acontecimiento, aludía a la destrucción del edificio

con el tiempo y al fin ineludible de los que asistían al evento (Alva Ixtlilxóchitl, II, 1975:

132)” (Johansson 2006: 71-72). Veamos un ejemplo de xopancuícatl:

Xoxopan xíhuitl ypan tonchihuico.

Hualcecelía, hualitzmolini in toyollo.

Xóchitl in tonacayo:

cequi cueponi on cuetlahuia (Cantares mexicanos, 1994: fol. 14v).

Cada primavera nos venimos a hacer hierba.

Reverdece, germine nuestro corazón.

Nuestro cuerpo es una flor:

se abre, luego se marchita (Johansson 2006: 71).

ii) Cihuacuícatl: Canto de mujeres, A diferencia del cuecuechcuícatl, que se integraba a un

contexto ritual religioso, el cihuacuícatl, ‘canto de mujeres’, se situaba en un ámbito

profano. Buscaba divertir a los señores, pero la eroticidad burlona que contenía

representaba un arma filosa que hería, a la vez que divertía, a los aludidos, supuestamente

presentes en el acto elocutivo. Es probable que la danza fuera, como en el caso del

cuecuechcuícatl, lasciva, y si abundaban los albures, las referencias directas a la

sexualidad eran también frecuentes (Johansson 2006: 73-74).

En este mismo apartado, menciona el autor que en el cihuacuícatl se buscaba derrotar al

varón, se ponía en juicio su supremacía ante la mujer, y se lograba mediante formas

ofensivas, irónicas, sarcásticas, etc. El siguiente ejemplo de cihuacuícatl se extrajo de la

misma obra de Johansson (2006), y a su vez fue extraído del “Canto de las mujeres de

Chalco”, de Cantares mexicanos (1994), para lo cual menciona el autor “fue dirigido al rey

mexica Axayácatl después de su victoria sobre los chalcas. Es probable que este canto, en el

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que esas mujeres “combaten” eróticamente en contra de su enemigo y lo ridiculizan de cierta

manera, haya constituido una revancha, si bien lúdica, no por esto menos efectiva”

(Johansson 2006: 74):

Tla noconahahuilti aylili aylilililili i

Iolotzin ololo oyyaye ayyo

Zan nictócuil ehuilia zan niquiquixhuia ho oo

(Cantares mexicanos, 1994: fol. 72r).

Le doy placer aylili aylilililili i

a su olotito, ondula oyyaye ayyo.

Yo solo le levanto nuestro gusano y lo hago estar recto ho oo

(Johansson 2006: 74).

Amo cualli ilama: xomulli, tlaiooalli, caltechtli, mixtecómatl.

Teca mocaiaoa, teahuilquixtía (Códice florentino, 1979: libro X, capítulo 3)

La mala anciana: rincón, noche, muro, noche muy oscura.

Se burla de la gente, desprestigia a la gente (Johansson 2006: 76).

Pareciera que varios de los rasgos del albur actual se mantienen en este canto, por ejemplo la

posibilidad de ironizar, de befa, de ofender y de rebatir la superioridad sexual del hombre,

pero con la peculiaridad de que aquí quienes los atacaban eran las mujeres, con cánticos

versados en danza sensuales y lúdicas a la vez. Pero el uso de las expresiones cánticas y

dancísticas de las mujeres trascendía la manifestación artística de estos cuicah, ya que

menciona el Dr. Johansson también que “La lubricidad de los gestos y de las contorsiones,

así como el tenor obsceno y burlón de las palabras podrían haber tenido un efecto psicológico

que mermara la gloria del vencedor. La adyuvancia erótica de las mujeres en ciertos contextos

bélicos, aunque puede sorprender, es un hecho patente en el mundo náhuatl prehispánico”

(Johansson 2006: 74). En la actualidad, sería imposible concebir que la inclusión de las

mujeres en el juego del albur sigue conservando la misma característica que tenían los

cihuacuícatl de distraer al contrincante, de valerse de la sensualidad femenina para distraer,

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atacar, vencer. En el juego verbal de la actualidad, la única diferencia que parece relucir

frente a los cihuacuícatl es el armamento lingüístico del que se dispone a partir de la

diferencia sexual biológica; dicho de otro modo, los genitales que nos distinguen nos

confieren réplicas distintas, pero de ahí en más todo el juego pareciera seguirse conservando

equitativamente.

iii) Huehuecuícatl: Canto de ancianos. Si la fuerza genésica del ser-femenino otorgaba a las

mujeres licencia de burlarse impunemente de los señores […] el “ser-viejo” del anciano

le daba la facultad de reprender a esos señores y de burlarse de ellos aunque fuera de otra

manera […] Además de la autoridad moral, el hecho de estar cerca de la muerte confiere

al anciano una casi sacralidad. Pero el anciano es también “el viejo”, el ser decrépito,

arrugado, encorvado, que utiliza un bastón para caminar y que se encuentra, como en el

caso de la anciana ilamatzin, fuera de un tiempo de actividad sexual “productiva”, en un

estado de andropausia. El canto-baile huehuecuícatl que realizaba, con su voz quebrada,

sus contorsiones lúbricas, su andar tambaleante y su bastón fálico, parodiaban el erotismo

y generaban la risa. El bastón sobre el cual se apoyaba para caminar adquiría, en este

contexto, un valor sexual y permitía todo tipo de alusiones traviesas, ya fueran gestuales,

ya verbales (Johansson 2006: 76).

En este otro cuicatl, el rasgo que pareciera ser más prominente es aquel de la befa, pero puede

esta volverse a sí y hacer que alguien se burle de sí mismo. Agrega el autor que en este canto

lo que se busca es distraer y recrear, haciendo uso de “un ingenio sarcástico y un erotismo

lúdico”. Entonces, el recurso de que un anciano se valga de instrumentos fálicos para

reivindicar o defender su potencial sexual, dado que a la edad senil se considera nulo este

potencial, es un recurso muy frecuente en el albur. En el código del albur, un anciano podrá

no penetrar con su miembro viril, pero la edad le ha otorgado un bastón, experiencia,

sabiduría y jerarquía suficientes para contraatacar el insulto verbal y aludir a una penetración

instrumental o distinta a su adversario alburero:

Tenio, mahuizio, tenonotzale alcececaoa tzitzicace, tlatole, teizcaliani, quiteilhuia quiteneoa

in uecáuhiotl, quitemanilia in coiaóac tézcatl in nécoc xapo, quitequechilia in tomáoac ócutl

in apocio (CF, 1979: libro X, capítulo 3).

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Renombrado, venerado, es un consejero, reprende, castiga, habla, es un educador. Cuenta lo

del pasado. Extiende para la gente el espejo agujerado por ambos lados, eleva para la gente

la antorcha gruesa de ocote que no humea (Johansson 2006: 76).

Tzontli imápil, canahuacan, Cuacuatlalhuayo, tetehuilacáchpil mamazohua Moteuczomápil

(CM, 1994: fol. 79r).

(Tiene) pelos (o gorro) su dedo, es delgado, (tiene) la cabeza llena de venas, es redondo,

extiende el brazo el pequeño Motecuhzoma (Johansson 2006: 90).

Es así que en el albur actual se sigue conservando ese rasgo lúdico, en el que se teatraliza su

propia identidad, imagen, edad o aspecto, que ocurría con los antiguos huehuecuícatl.

iv) Cococuícatl: Canto de tórtolas. El cococuícatl era un canto erótico-amoroso que

se cantaba en las nupcias (Hernández, 1986: libro II, capítulo 6). Se componía

para esta ocasión y era cantado y bailado por un hombre y una mujer (o un hombre

disfrazado de mujer) que representaban a los novios. Después de cuatro días de

abstinencia, se consumaba el matrimonio, tras de lo cual llevaban al templo los

petates, las ropas y la comida ofrendada. Al quinto día bañaban a los participantes

sobre espadañas verdes (Johansson 2006: 76-77).

Para lograr la preservación, el matrimonio era sin duda otro de los importantes roles que los

habitantes de esta cultura prehispánica cumplían dentro de su sociedad, y el cococuícatl era

un canto dancístico que se reservaba para este evento. Probablemente, este canto es el más

erótico dentro de los cinco comparados aquí, pero su matiz no pareciera ser lúdico, sino

tradicional, ligado a la alegría y al amor, ya que retrataba la sensualidad detrás de la intimidad

matrimonial de forma jocosa. Agrega el Dr. Johansson que “el cococuícatl se elevaba

también para aliviar la tristeza cuando uno de los esposos fallecía. El nombre mismo del

canto viene de una tórtola (cocochita), cocotli, de cuyo comportamiento derivó el

cococuícatl” (Johansson 2006: 77).

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También se menciona que este tipo de canto se relacionaba con la muerte en el sentido de

que era común escucharlo en contextos de luto y dado que “Los antiguos nahuas creían,

además, que el consumo de la carne de cocotli ayudaba a dirimir la tristeza y la aflicción

después de una muerte” (Johansson 2006:78). Es probable que este canto sea el que menos

rasgos ha conservado con el ahora albur, al menos una menor cantidad de rasgos en

comparación con los otros cuatro cantos, pero su uso, dilogías, significaciones y tríada

dancística-canto-gesticulación lo hacen integrarse a uno de los cinco cantos representativos

con dinámicas y similitudes a las del albur actual:

Auh quil tetlaocolpolo. Quil quipoloa in netequipacholli, in inacaio (CF, 1979: libro XI,

capítulo 2).

Y se dice que su carne destruye la tristeza, se dice que destruye el pesar (Johansson 2006:

78).

In chaoazquime quincualtía in inacaio ínic quil caoazque Chaoáyotl (CF, 1979: libro XI,

capítulo 2)

Hacían comer su carne a los celosos para que, dizque, dejaran sus celos (Johansson 2006:

78).

Nitecpatótotl, nehco

Nopinohua, chalchiuhtlan.

Nicmamali ipan nicpohua.

Yectli in nócuic zan nitlauhquecholtzin (CM, 1994: fol. 15r)

Yo soy el pájaro-pedernal, llegué,

mis amigos (extranjeros), al lugar de (la piedra de) jade.

Yo la perforo, me enorgullezco de ello.

Mi canto es bello, soy el quéchol de cuello rojo (Johansson 2006: 92).

v) Cuecuechcuícatl: Canto travieso. Por el carácter lascivo de su ejecución dancística y por

la patente ligereza de las palabras que lo componen, el cuecuechcuícatl fue catalogado

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por los recopiladores españoles como un “baile de placer”, que solían cantar y bailar los

señores para regocijarse (Johansson 2006: 72).

La posible razón del por qué los otros cantos aquí presentados no son igual de representativos

que el canto travieso como figura de antecedente del albur actual es porque este canto

pareciera compartir muchos más rasgos que el resto, particularmente en su dinámica,

intención, ejecución y prohibición, si bien en todos ellos subyace el factor sexual o de

sensualidad indígena. Entonces, si bien el cuecuechcuícatl no fue el único tipo de cuicah

acompañado de danzas y con retruécanos que conducían implicaciones distintas de carácter

lúdico o sensual, es el más representativo como antecedente del albur, entre otras razones,

por aquello que menciona el Dr. Johansson de: “Por el carácter lascivo de su ejecución

dancística y por la patente ligereza de las palabras que lo componen, el cuecuechcuícatl fue

catalogado por los recopiladores españoles como un “baile de placer”, que solían cantar y

bailar los señores para regocijarse” (Johansson 2006: 72), del mismo modo en el que una de

las funciones principales del albur actual es para divertirse, lo lúdico.

Y hay además otro interesante hecho del cuecuechcuícatl que sigue conservándose en el albur

actual: la prohibición. Como se mencionó ya, hay diversos prejuicios en torno al albur, y

suele asociarse a algo vulgar por portar inherentemente el factor sexual, dejando de lado su

función lúdica, comunicativa, la interacción o la complejidad de sus construcciones, etc. Y

esta forma de veto también ocurría con el canto travieso nahua, veamos algunas anotaciones

de la obra del Dr. Johansson (2006) al respecto:

La travesura de índole sexual no parecía poder conjugarse con la solemnidad de lo sagrado,

por lo que fue considerado también como un canto profano que se debía prohibir, no tanto

por un tenor idolátrico que no se percibía claramente, como por las “deshonestas monerías”

(Durán, I, 1967: 193) que en él se hacían (Johansson 2006: 73).

Pero prohibir una manifestación de esta índole por la portación del tema sexual significaría

omitir por completo que este canto tiene más funciones e intenciones, que no todo es sexo

encubierto, sensualidad armonizada, o significaría omitir también el hecho de que la

presencia de los participantes en ese juego verbal es un factor muy relevante, ya que el

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discurso se conduciría hacia un acto comunicativo de función conativa: “además del carácter

lascivo de la danza, el cuecuechcuícatl escondía en palabras y frases con doble sentido un

erotismo que contagiaba la sacralidad y la risa a los participantes y espectadores del acto

ritual, pero que buscaba también propiciar la fecundación y el crecimiento de las plantas”

(Johansson 2006: 73):

Momamalina zan ic ya totoma ho ohuaya ca nicalle (Cantares mexicanos, 1994: fol. 67r).

Crece (enredándose) luego se desfaja ho ohuaya: soy el dueño de la casa (Johansson 2006:

73).

Cabe subrayar ahora que en las observaciones del Dr. Johansson también se recoge

parcialmente aquello de la “revancha” que también han suscrito otros autores quienes han

comentado respecto al origen del albur (consultar el apartado I, § 2.1), y esto es otro hecho

de interés respecto a la idea de los cantos nahuas como una manifestación que buscaba tomar

venganza encubierta, lúdica y a modo de befa hacia el opresor, característica compartida con

el albur actual:

… los frailes, si bien se percataron de lo atrevido y lo pícaro de algunos cantos, no midieron

su alcance erótico, razón por la cual estos fueron integrados a manuscritos más “edificantes”

[…] Esta situación ambigua y la relativa ingenuidad de los frailes podrían haber suscitado

“travesuras” por parte de los informantes indígenas y de los copistas, también indígenas, que

encontraron una manera jovial e ingeniosa de manifestar su erotismo latente mediante el

albur, y de tomar una sutil revancha […] el cristiano era el antagonista por excelencia, este

lenguaje sibilino permitió quizás a los indígenas burlarse impunemente de aquellos a quienes

consideraban todavía, de algún modo, como sus enemigos. El carácter agonístico del canto,

que se percibe en las réplicas, el probable margen de improvisación, que implica la necesidad

vital de provocar la risa, las alusiones sexuales verbalmente configuradas y una omnipresente

ambigüedad, propiciaron la aparición de lo que sería un día el albur (2006: 64, 94).

Hasta este punto, también se anunciaría un segundo manifiesto: la relevancia de poseer la

habilidad —propiamente que la posean los hablantes o albureros— de encubrir ese mensaje,

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55

que debe ser inherentemente encubierto para que dicho ataque o “venganza” pasen

desapercibidos. El mensaje subyacente que emite el alburero mediante el instrumento del

albur debe figurar encubierto, disfrazado, de modo que conserve la “travesura” de emitir algo

en un sentido figurado, para los fines o las intenciones o funciones que se busquen, ya que si

no es encubierto, no sería propiamente albur. Es entonces que el alburero, ora de los cuicah

ora del castellano, debe poseer recursos semánticos, de resegmentación, pragmáticos,

morfológicos, fonológicos, léxicos, etc.; en fin, recursos lingüísticos en general, para lograr

revestir su mensaje alburero con las telas superficiales del mensaje literal. Pero no todas las

lenguas son iguales, y la disposición de cada sistema lingüístico daría cuenta de recursos

específicos de los que no toda lengua dispondría para lograr hacer albur —al menos no del

mismo modo que ocurre en la variación diatópica del español de México—. De hecho, la

disposición y complejidad de cada sistema lingüístico pareciera ser producto del arbitrio

(consúltese Dixon, 2010: 14) y esto anunciaría que habría de hacerse una tipología de las

características lingüísticas que comparte el castellano con el náhuatl para determinar cuáles

características se comparten y cuáles no, de modo que podamos conocer cuáles son las

características de cada sistema lingüístico que permiten que en ambas se logre hacer albur.

Esta misma tipología —totalmente abierta a considerar cualquier otra lengua del mundo—

permitiría contrastar las características lingüísticas de cualquier lengua que se someta a

análisis frente a las del castellano —tras conocer las características lingüísticas que permiten

la creación de albures— y determinar si en este ejercicio hipotético existen lenguas

“incapaces” de crear albur a causa de las características de su sistema lingüístico. Atención

que esto no significa que no pueda haber sentido figurado ni doble sentido ni juegos de

palabras en otras lenguas —ya que hasta donde se sabe todas las lenguas tienen un cierto tipo

de doble sentido23—, sino hablamos aquí de la capacidad de resegmentar o reconstruir

mensajes de sentido figurado como se logra con el castellano que permite crear el albur en

un plano figurado que subyace simultáneamente al plano literal. Con lo anterior, podemos

pensar entonces que existen recursos lingüísticos en el náhuatl que promovieron la aparición

de estos retruécanos en los cuicah, tales como la paronomasia, los eufemismos, la metáfora

23 Entendamos para fines de practicidad de este trabajo como doble sentido a toda aquella expresión lingüística

que permite más de una interpretación semántica de forma simultánea generalmente valiéndose de inferencias

pragmáticas gracias a alguna particularidad lingüística que dicha expresión presente. Por lo general, la segunda

interpretación semántica suele ser de carácter sexual, pero esto no es una característica exigida.

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56

—considérese lo arriesgado y que resulta cojo hablar de “metáfora” si no se especifica la

relación semántica que vincula sentidos metafóricos o acepciones relacionadas, ya que se

corre el riesgo de simplemente hablar de semejanzas con el plano físico, como se revisará

más adelante en este trabajo de investigación o, como algunos llaman, de “metáfora

cognitiva”24—, la dilogía, la redistribución sintáctica, la homofonía, las sonoridades

sugestivas, así como procesos fonéticos y fonológicos como la aféresis y la apocope; en fin,

elementos y recursos todos presentes en la producción del albur mexicano actual (consúltese

Johansson 2006: 79-87, para conocer a detalle algunos de los recursos antes mencionados).

Esto nos menciona al respecto la obra de marras del Dr. Johansson (2006) sobre los recursos

que permite el sistema lingüístico del náhuatl:

La lengua náhuatl permite una epifanía de sentido sensible: con un impulso afectivo el

hablante encuentra el camino verbal de su expresión sin que el lastre semántico de lo que se

dice llegue a oscurecer la luz fonética de sus componentes silábicos. El carácter polisintético

de la lengua generó asimismo muchos parónimos. Espejos o espejismos sonoros, los

parónimos permiten al sentido fluir, huir o perderse en la dimensión sensible del lenguaje

[…] Las características antes mencionadas de la sintaxis náhuatl van a propiciar similitudes

semánticas, afinidades sonoras y, en última instancia, dobles sentidos a veces “traviesos”

(2006: 79-80).

Hasta aquí recogeremos anotaciones respecto a los antecedentes para este apartado; sin

embargo, para una lectura más profunda sobre los antecedentes más remotos y documentados

que den cuenta del posible origen del albur, se sugieren las lecturas aquí documentadas25.

24 Entendamos “metáfora cognitiva” para este trabajo aquello mencionado por Alberto Hijazo-Gascón como:

“mecanismo de conceptualización que nos permite expresar ideas abstractas y complejas por medio de otras

más simples” (2011: 142). 25 Lecturas sugeridas para profundizar en los antecedentes de albur: Cantares mexicanos (1994) (Ms. en

náhuatl). Manuscrito de la Biblioteca Nacional de México. México: UNAM. // Johansson Keraudren, Patrick.

(2002). Miccacuícatl: Las exequias. Ritos mortuorios de los antiguos nahuas. México: McGraw-Hill. //

Johansson Keraudren, Patrick. (2006). Dilogía, metáforas y albures en cantos eróticos nahuas del siglo XVI.

Revista de Literaturas Populares VI-1 (2006): 63-95. Instituto de Investigaciones Históricas. México: UNAM.

// Johansson Keraudren, Patrick. (1991). El Cuecuechcuicatl: Canto travieso de los aztecas. Estudios de Cultura

Náhuatl, no. 21, Instituto de Investigaciones Históricas. México: UNAM. // Johansson Keraudren, Patrick.

(2002). Cuecuechcuicatl, ‘Canto travieso’: Un antecedente ritual prehispánico del albur mexicano. Literatura

mexicana, vol. 13, no. 2, Instituto de Investigaciones Filológicas. México: UNAM.

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57

Pasemos a continuación a revisar los contrastes de las características entre los cuicah y el

albur actual.

I, § 3. Contraste de las características principales del albur histórico frente a las del

albur contemporáneo

Como se ha venido explicando hasta ahora, la necesidad de revisar el recorrido histórico del

albur descrito por el Dr. Johansson es esencial para este trabajo de naturaleza lingüística

porque se sostiene en esta investigación que el sexo es esencial en este juego verbal, sin

importar la función que ejerza (ora conativa ora fática), y se sostiene también que esta

característica es tan esencial ahora como lo era en sus orígenes, con los cuicah. Reconocer

las características esenciales del albur actual y las del histórico nos permitirá saber cuáles de

ellas se han mantenido, cuáles se han perdido o cuáles han mutado y de qué forma lo han

hecho en el advenimiento del fenómeno lingüístico que aquí abordamos. Además, este

contraste resulta de interés si tenemos en cuenta que son dos sistemas lingüísticos distintos

los que se comparan ejerciendo el mismo tipo de juego verbal, a saber: el náhuatl y el

castellano, de modo que las características que primen en este juego verbal habrán rebasado

los límites que confinen cada uno de los propios sistemas lingüísticos. Dicho de otro modo,

extraer estas características da cuenta de la verdadera esencia del albur (o al menos las

características principales de esta esencia, si bien esta no es una lista exhaustiva de ellas),

que trasciende toda vez los límites impuestos por los sistemas lingüísticos, sean cuales fueren.

Es por esta razón que este último apartado del primer capítulo procurará mostrar algunas de

dichas características del albur histórico frente a las del albur contemporáneo y contrastarlas

para mostrar cómo advino el albur como fenómeno lingüístico inevitable y simbólico en

nuestros días. De nuevo, este contraste no es exhaustivo, ya que para cada característica

puede a su vez hacerse una subcategorización; sin embargo, únicamente se recogerán

aquellas características más representativas de las que se sirve la construcción misma del

juego verbal recogidas durante la investigación para este trabajo.

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I, § 3.1 Características compartidas

Cada uno de los cantos revisados en el apartado anterior posee características particulares

que tienen que ver con la situación en la que se usaban, el tipo de emisor y el contenido,

principalmente, y este apartado procurará recoger las características principales de dichos

cantos que se siguen conservando con el albur actual que advino ulteriormente. Para ello, se

han numerado los siguientes párrafos, cada uno de los cuales recoge una característica

compartida, sea esencial o no esencial26.

i) Primeramente, el contenido sexual es uno de los rasgos más esenciales del albur actual, sin

importar la función que ejerza el sexo dentro del juego verbal, y este rasgo —como se ha

mencionado ya— era igual de prominente en los cuicah nahuas. La posibilidad de hablar de

la sensualidad del indígena y retratarla mediante una manifestación artística dotada de ese

aire de misticismo, censura y recreación hacía que el sexo estuviera inherentemente adherido

a estos cantos, sea como fuere que se hablara de él. Pero cabe mencionar otro aspecto

importante aquí, el centro en el tema del sexo por excelencia son los genitales masculinos, la

tendencia falocéntrica. Esto es tan cierto en el albur contemporáneo (como se revisarán los

ejemplos recabados del corpus en el Apéndice I) como lo era en los antiguos cuicah. Como

muestra de esto, podemos revisar de manera breve la obra del Dr. Johansson, en la que nos

menciona respecto a un ejemplo de huehuecuícatl mostrado en el apartado I, § 2.2 de este

trabajo que “el bastón tiene un valor fálico en el contexto lúdico del canto y las palabras

proferidas que acompañan sus meneos” (Johansson 2006: 90), de modo que el carácter

falocéntrico permeaba en el canto huehuecuícatl tanto como lo hace hoy día en el albur actual.

Tal como se mostró en la descripción de cada canto del apartado anterior, el contenido sexual

de todos los cantos es una característica sin duda esencial y comparada con la del albur actual;

como muestra de esto, en la obra del Dr. Johansson se puede apreciar que los cinco cantos

estaban todos cargados de una connotación sexual similar a la del abur, si bien algunos la

portaban de forma más prominente que otros (compárese, por ejemplo, el canto de las tórtolas

26 Para propósitos de este trabajo, entendemos “esencial” a aquella característica que es imprescindible como

rasgo definitorio. Opuesto a esto, “no esencial” se refiere a las características que no necesariamente deben estar

presentes.

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59

o enamorados, cococuícatl, con una sexualidad más matizada y más proclive a la sensualidad

que aquel de los ancianos, el huehuecuícatl, con una sexualidad menos velada, que alude al

sexo y al ridículo sexual más que a la sensualidad).

ii) Otro rasgo importante a considerar aquí es la utilidad de este juego verbal. A lo largo de

este trabajo, se ha mencionado algo sobre el carácter lúdico del albur, que se puede constatar

con las anotaciones de las entrevistas incluidas en el Apéndice II, y esta utilidad ciertamente

puede servir a quien alburea para “burlarse” del albureado, como se ha mencionado

anteriormente. Para muestra de esta utilidad compartida, en la misma obra del Dr. Johansson

(2006) nos menciona que esto también ocurría con los cuicah y nos presenta otro ejemplo de

huehuecuícatl que agrega es una “frase ambigua, alburera, que permitía a los indígenas

nahuas quizás mofarse del clero español” (Johansson 2006: 91):

Yehuan tlácatl obisponcuica oztocalític mimilíntoc in teponazxochihuéhuetl comontícac...

(CM, 1994: fol. 15r)

Este canto del señor obispo en la cueva comienza, el florido huehue-teponaztli resuena...

(Johansson 2006: 91).

Siguiendo la línea descriptiva del carácter lúdico y de befa del juego de palabras histórico y

su correlación con el contemporáneo, recojamos ahora una anotación ya mencionada respecto

a los cuicah de la misma obra del Dr. Johansson “Dilogía, metáforas y albures en cantos

eróticos nahuas del siglo XVI” (2006) en la que, dicho sea de paso, ha dedicado un pequeño

apartado titulado “Semejanzas con el albur moderno” para resaltar estas observaciones:

Como ocurre en el albur moderno, el juego de palabras indígena prehispánico tiene un

carácter bélico-lúdico. Se trata de vencer a un oponente o un grupo de oponentes en una lucha

dancística-verbal en la que se esgrimen gestos y palabras que puedan derrotar al antagonista

y ridiculizarlo (Johansson 2006: 89).

Las características de atacar a alguien y hacer de esto algo lúdico siguen permeando en el

albur actual, aunque se manifieste de forma diferente. Sin embargo, vale la pena subrayar

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60

que en nuestra búsqueda por recoger características esenciales y prominentes compartidas

entre el albur histórico y el contemporáneo esta característica habría de subcategorizarse, de

modo que no será considerada como característica principal para este apartado ya que tiene

que ver con la intención del emisor más que con la esencia misma que se requiere para

constituir el juego de palabras.

iii) La necesidad de que haya un público que presencie este juego verbal. En el albur actual,

como se verá más adelante, el espectador mínimo requerido es el receptor del albur, pero esto

también es inclusivo a todo espectador que presencie el albur, ora presencial o no

presencialmente: no tiene sentido emitir un albur si no habrá quién lo reciba. Por su parte, en

las anotaciones del Dr. Johansson, se menciona al respecto que: “En esta lucha, debe haber

un tercero, es decir, uno o varios espectadores-oyentes para que la contienda tenga un

sentido” (Johansson 2006: 89).

iv) La utilidad del juego verbal como acto de recreación. Como mencionamos antes, la razón

por la que los frailes evangelizadores permitían que se suscribieran manuscritos con cuicah

era, entre algunas otras, porque reconocían que estas manifestaciones eran la manera en la

que se recreaban los indígenas, y podría servir permitirlas para acercarse a ellos en sus fines

de evangelización: “Las ‘deshonestas monerías’ de las que hablan los frailes tenían como fin

propiciar la fertilidad de la tierra, alejar sequías, conjurar malos augurios, pero permitían

también ‘drenar’ las pulsiones eróticas y tanáticas fuera de los cuerpos individuales y del

cuerpo colectivo, y más generalmente, recrearse, relajarse lúdicamente” (Johansson 2006:

69). En el albur actual, como se constata en la entrevista a Víctor Hernández del Apéndice

II, la recreación es una característica principal del albur también, además de las funciones

fático-conativas que se explicarán en el apartado IV, § 4.

v) La posibilidad de réplica. En los albures contemporáneos, la posibilidad de réplica es un

rasgo distintivo, ya que hace del juego verbal un verdadero duelo, de modo que se cambian

los roles de emisor a receptor y viceversa, y esto permite que las sagaces réplicas de los

participantes pongan en jaque al contrincante en un duelo de albur, sumado al hecho de que

se permite por acuerdo implícito una réplica que no exceda los 3 segundos, como regla

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61

fundamental de quienes alburean. A este respecto, nos menciona el Dr. Johansson sobre la

réplica que “Si bien el tenor agonístico de los embates dancístico-verbales indígenas es

manifiesto, las réplicas de cada interlocutor, o de cada grupo de interlocutores, son más largas

y más espectaculares” (Johansson 266: 88) y posteriormente puntualiza también en cuanto a

la réplica en un ejemplo de un cococuícatl: “La ambigüedad de los términos hacía de esta

estrofa un verdadero albur, al que tenía que replicar la antagonista amorosa de este juego”

(Johansson 2006: 92).

vi) La prohibición. Si bien en la actualidad el albur no es un juego que esté prohibido realizar,

cierto es que existen prejuicios hacia su uso, como se mencionó en el apartado 2 de la

introducción de este trabajo, a razón del contenido altamente sexual que porta el juego y de

los tabúes sociales, de modo que tiene una suerte de aire de censura (para más información

respecto a la censura del albur, consultar el trabajo de Hernández Díaz, Marilú (2014). La

función del albur en los programas informativos de la Ciudad de México; estudio de caso El

Notifiero (tesina de pregrado). Universidad Nacional Autónoma de México, México). Ahora

bien, como ya se mencionó anteriormente, los cantos nahuas también se prohibían, ora por

ese tenor sexual, ora porque eran medios de recreación, ora porque se prohibían

manifestaciones artísticas, ora porque estas recreaciones podrían haber comprometido las

intenciones de conquista y evangelización, etc. Así nos lo menciona el Dr. Johansson al decir

que: “La travesura de índole sexual no parecía poder conjugarse con la solemnidad de lo

sagrado, por lo que fue considerado también como un canto profano que se debía prohibir,

no tanto por un tenor idolátrico que no se percibía claramente, como por las ‘deshonestas

monerías’ (Durán, I, 1967: 193) que en él se hacían” (Johansson 2006: 73).

vii) La necesidad de un doble sentido. Como se ha venido explicando en este trabajo, y aún

sin presentar una definición integral de “albur”, como se hará en el apartado 1 de las

conclusiones, la construcción que requiere tener el albur usa diversos recursos lingüísticos

con el fin de matizar el contenido verdadero y subyacente que evoca: un doble sentido que,

dicho sea de paso, es real y esencialmente sexual. Dichos recursos lingüísticos que esconden

el doble sentido van desde relaciones semánticas, hasta resegmentaciones, prosodia,

colocaciones sintácticas específicas, eufemismos, paronomasias, etc., en fin: todo lo que

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62

permita una dilogía, un retruécano. Hablar de sexo de forma explícita —ora en una forma de

juego o no— no tendría ningún sentido para el albur, que busca disfrazarlo en todo momento,

como se describe en los ejemplos de técnicas discursivas del apartado II, § 4.2.7, y la destreza

de quien lo disfraza de forma más pícara y creativa mediante estos recursos lingüísticos

distingue en buena medida a un buen alburero de un mal alburero. Ahora bien, como hemos

venido insistiendo, del mismo modo que con el albur, los cuicah se caracterizaban por portar

un doble sentido que evocaba siempre un contenido sensual/sexual, y usaban recursos

lingüísticos para disfrazarlos, acompañados de gestos, danza y cantos para manifestarlos,

como lo suscribe el Dr. Johansson también:

“Digamos tan solo aquí que, además del carácter lascivo de la danza, el cuecuechcuícatl

escondía en palabras y frases con doble sentido un erotismo que contagiaba la sacralidad y la

risa a los participantes y espectadores del acto ritual, pero que buscaba también propiciar la

fecundación y el crecimiento de las plantas […] Si bien abundaban las alusiones directas al

sexo, la referencia enigmática a la sexualidad y la ambigüedad lúdicamente generada parecen

haber constituido la máxima expresión del texto erótico náhuatl que acompañaba la danza.

Es probable por tanto que una relación complementaria vinculara el gesto y el verbo en la

producción de sentido erótico, siendo el primero explícito y el segundo, implícito (Johansson

2006: 70-71-73).

viii) Características adicionales de función expresiva. Además de las características antes

mencionadas, tanto el albur contemporáneo como el histórico que hemos intitulado aquí

comparten características adicionales de las cuales muchas de ellas van más con la intención

del emisor que con la esencia misma de ambos fenómenos, por ello catalogadas aquí como

de función expresiva à la Jakobson. Estas características no se abordarán con mayor

profundidad ya que tienen más que ver con la intención del emisor, la manipulación de su

discurso y pragmática para dotar de un aire más expresivo a su juego dilógico. Por ejemplo,

el albur actual puede portar —además del doble sentido, contenido sexual, carácter de duelo

y recursos lingüísticos particulares para construirlo, que son los rasgos centrales del albur—

un aire de ironía, de befa, de sarcasmo, tal como lo hacían en mucha medida los cuicah. El

efecto de hacer reír o de hacer burla mediante este juego verbal está también directamente

relacionado con la intención del emisor, más que con el objetivo que persiga este juego y su

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63

esencia misma. Y del mismo modo, la posibilidad de usar este instrumento lingüístico como

una herramienta de interacción social o de ataque están relacionadas con la intención de quien

la emite, no con la esencia del juego mismo. Estas características de función expresiva

efectivamente son rasgos compartidos entre el albur histórico y el contemporáneo, pero

ciertamente no son esenciales. Para ilustrar un poco sobre estas otras características

expresivas, podemos recoger la siguiente cita de la obra del Dr. Johansson, en el apartado

que dicho sea de paso se titula “Los recursos verbales de la expresión”:

El carácter agonístico del canto, que se percibe en las réplicas, el probable margen de

improvisación, que implica la necesidad vital de provocar la risa, las alusiones sexuales

verbalmente configuradas y una omnipresente ambigüedad, propiciaron la aparición de lo

que sería un día el albur (Johansson 2006: 93).

La improvisación, el carácter agnóstico del canto, la necesidad de provocar risa, la

ambigüedad siempre presente, al igual que las características antes mencionadas de ironía,

sarcasmo, befa, ataque, etc., son todas características de función expresiva que en efecto

comparten el albur histórico y el contemporáneo, pero de nuevo, no son esenciales para la

construcción como característica compartida en ambos fenómenos lingüísticos.

Hemos registrado hasta ahora 8 características distintas que comparten los cuicah con el albur

contemporáneo, y las hemos contrastado para dar cuenta de aquellos elementos que se siguen

conservando en ambas manifestaciones; sin embargo, ahora es turno de abordar aquellas

características que no se comparten ni conservaron en el advenimiento del albur actual.

I, § 3.2 Características no compartidas

Como se mencionó antes, los diferentes cantos nahuas poseían características particulares

que tenían que ver con su esencia misma, su contenido, su construcción, su manifestación, la

situación en la que se empleaban, su emisor o con la intención de quien los emitía, muchas

de estas conservadas en el albur actual, pero algunas otras no se conservaron, y en este

apartado se describirán cuáles fueron.

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64

Como se ha insistido ya en este trabajo, y como nos menciona el Dr. Johansson en su misma

obra de “Dilogía, metáforas y albures en cantos eróticos nahuas del siglo XVI” (2006), lo

principal a tomar en cuenta es que los cuicah eran una manifestación que conjugaba la tríada

canto-gesto-baile, con usos para situaciones distintas, dígase funerales, bodas,

inauguraciones, ceremonias religiosas, etc., y no todos trataban sobre la sensualidad: algunos

eran de índole religiosa, otros sobre la fertilización, las cosechas, las fiestas, etc. Pero los 5

diferentes tipos de cantos presentados en la obra del Dr. Johansson son los más

representativos para nuestro trabajo ya que se comparan con el albur porque son los que

portan la sensualidad en su contenido. Estos cinco cantos eran cantados también por distintos

tipos de emisores (dígase mujeres, ancianos o enamorados, en cihuacuícatl, huehuecuícatl o

cococuícatl, respectivamente), y todos ellos con doble sentido y connotación sexual/sensual,

que se lucía en las líneas dilógicas que se cantaban, en los movimientos dancísticos y en las

gesticulaciones, una armónica sincronización de los tres elementos. Y es así que surge

entonces la característica no compartida más prominente con el albur actual: la conjugación

tríadica. A este respecto, el Dr. Johansson anota lo siguiente respecto a las diferencias entre

el albur y los cuicah:

La primera diferencia concierne a la modalidad expresiva: el juego de palabras indígena

prehispánico se integra a un conjunto dancísticogestual elocuente que orienta la

interpretación figurada de lo que se dice, mientras que en el albur moderno, el sentido travieso

se desprende únicamente del discurso verbal. De hecho, cualquier gesto alusivo mermaría el

efecto de la dilogía establecida (Johansson 2006: 88).

Sabemos que la expresión dancística con canto y gesticulada era característica de la cultura

nahua, al igual que en muchas otras culturas prehispánicas, como lo constata esta otra cita de

la obra del Dr. Johansson:

Entre las múltiples manifestaciones expresivas del erotismo destaca el canto cuícatl tal y

como lo concebían los antiguos nahuas, es decir, una síntesis o fusión expresiva de palabras,

gestos, efectos vocales, colores y aromas en el crisol de una instancia músico-dancística de

canto (Johansson 2006: 67).

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65

Pero es necesario subrayar que en los cuicah la expresión danza y baile y gesticulación era

más que un recurso que acompañaba al discurso verbal emitido mediante el canto, es decir,

no era todo eso un paralenguaje (para más información respecto al paralenguaje entendido

en la descripción lingüística de este trabajo, consultar Leal Carretero (1992) que solo

acompañara al discurso, como el paralenguaje que empleamos hoy día, incluso en el albur

mismo. Más bien, las expresiones dancísticas y gesticuladas expresaban también sensualidad,

portaban contenido sensual, si no semánticamente por no vincularse a signos lingüísticos, sí

pragmáticamente:

Todos estos géneros eróticos tenían en común una lascividad gestual y dancística […] En los

cantos eróticos, la motricidad lúbrica de los gestos, la voluptuosidad lasciva de la danza, la

sensualidad de la voz, el sonido deleitoso de los instrumentos, así como la ambigüedad

libidinosa o la refinada lujuria de las palabras, suscitaban placeres con matices distintos según

el género […] Es probable que la danza fuera, como en el caso del cuecuechcuícatl, lasciva,

y si abundaban los albures, las referencias directas a la sexualidad eran también frecuentes

[...] La motricidad lasciva o voluptuosa de los gestos, de la danza y de los sonidos, se

conjugaba con el dinamismo jocoso de un sentido verbal ambiguo generado espontáneamente

por los integrantes del baile-canto (Johansson 2006: 64, 67, 74 y 78).

Ahora bien, todo aquel material lingüístico que portaba el discurso de los cuicah a modo de

canto se veía reforzado o complementado por la lascividad que conjugaba la tríada canto-

baile-danza, pero poco a poco durante la evangelización los rasgos de danza y gesticulación

fueron siendo despojados de esta tríada —y en realidad en toda manifestación artística de los

nahuas— porque los prohibían los conquistadores, como lo suscribe el Dr. Johansson

también:

Estas características del canto erótico náhuatl hicieron que prosiguiera, aunque de manera

velada, durante la Colonia y que los ademanes lascivos, ya vetados, tuvieran que “refugiarse”

en la clandestinidad del discurso verbal en náhuatl, generando asimismo el albur mexicano

tal y como se conoce hoy. En efecto, los cantos contenidos en el manuscrito Cantares

mexicanos se cantaban y se bailaban en fiestas cristianas, y el hecho de que la expresión

gestual fuera inhibida hizo que el dinamismo erótico del gesto se plasmara en el lenguaje

(Johansson 2006: 89).

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66

Toda prohibición fecunda un aire de misticismo en aquello que se prohíbe, se suelen buscar

formas de acceder a ese “algo” prohibido tal como lo menciona Eco en el apartado I, § 2.2.

Y en el caso de los cuicah, cuyos elementos dancísticos y gestuales fueron los primeros

prohibidos de esa tríada, como ya se describió con anterioridad, el peso del recurso lingüístico

procesado en las líneas del canto aumentó: había que procesar más con el canto de lo que se

procesaba antes, el canto debía “suplir” el contenido lascivo y sensual que aportaban la danza

y las gesticulaciones, el contenido del canto debía comprimir con mayor sagacidad los rasgos

que se habían ya despojado de la tríada ante la prohibición de los frailes. Así también nos lo

menciona el Dr. Johansson con la cita que expusimos anteriormente (particularmente con

“los ademanes lascivos, ya vetados, tuvieran que ‘refugiarse’ en la clandestinidad del

discurso verbal en náhuatl […] el hecho de que la expresión gestual fuera inhibida hizo que

el dinamismo erótico del gesto se plasmara en el lenguaje” [Johansson 2006: 89]).

Lo anterior explicaría en muy buena medida la complejísima estructura lingüística que

subyace en las construcciones albureras contemporáneas, ya que el albur, tal como se lo

conoce hoy día, ha perdido por completo los rasgos dancísticos, gestuales y de canto que

caracterizaban a los cuicah, de donde se cree surgió.

Si bien el canto, la danza y el baile fueron los elementos más prominentes que se perdieron,

cierto es que no fueron los únicos. Sabemos bien que una característica esencial que

prevaleció es la cuestión del sexo: lo sexual es central en el albur mexicano actual como lo

era en los cuicah, pero poco a poco se comenzó a dar un giro al tema sexual contenido en los

cantos nahuas, o en el albur como fenómeno que advino a ellos, y el contenido sexual

comenzó a dejar de usarse para mofarse de los ancianos, para buscar la fertilidad de las tierras,

para celebrar a los enamorados o para que las mujeres atacaran a los hombres. El contenido

sexual, pues, comenzó a usarse para burlarse de los conquistadores españoles, en aquella

onírica “venganza” que mencionamos en los apartados I, § 2.1 y I, § 2.2. Entonces, si bien

sabemos que en la parte histórica los cuicah servían como manifestación artística, este uso

mutó después para usarse luego como herramienta de ataque, de burla hacia los

conquistadores. Como es de esperarse, esa característica ya se perdió, puesto que al día de

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67

hoy el albur actual no sirve para burlarse de los españoles per se. Entonces, tenemos presente

que las gesticulaciones, lo dancístico, la expresión mediante cantos y la burla a los españoles

se perdieron en los rasgos que posee el albur actual, pero siguiendo esta línea diacrónica,

podemos con certeza decir que así como hubo rasgos que se perdieron, también se ganaron

más cosas (la operatividad del enfoque funcional lingüístico que sigue este trabajo sostiene

que ante toda pérdida de un elemento hay siempre una ganancia de algún otro elemento para

compensar dicha pérdida, en el entendido de que todo es un continuo que busca el equilibrio).

Así pues, podemos apreciar que se ganó una mayor sagacidad en el juego de palabras, una

carga tremendamente mayor en los recursos lingüísticos que generan la dilogía, y se

incrementó la carga también de aquellos elementos que siguieron conservándose descritos en

el apartado anterior: la connotación sexual, el duelo y el doble sentido. Vemos ahora, por

ejemplo, que ya no se usa el albur para hablar de enamorados, de fiestas religiosas, de

fertilidad o de burla hacia los españoles, pero eso no significa que no sea posible hacerlo:

puede sin duda hablarse de todo eso mediante la técnica discursiva del albur, tal como puede

hablarse de cualquier otro tema —incluso científico— mediante la misma técnica discursiva:

albureando.

Con lo anterior, y dando crédito a la teoría del Dr. Johansson sobre el hecho de que el albur

actual es un fenómeno que provino de los cuicah nahuas, las notorias diferencias y similitudes

que comparten deben ser esencialmente no confinadas a lo lingüístico, ya que, como hemos

dicho antes, el albur habría de trascender la lengua, ya que el náhuatl y el castellano son dos

sistemas lingüísticos totalmente diferentes, pero que lograron configurar un mismo

fenómeno: el albur. Atención que esto no quiere decir que el fenómeno del albur no sea

lingüístico, puesto que no hay albur sin lengua: el albur es un fenómeno primeramente

lingüístico, secundariamente social. Pero lo que estamos diciendo ahora es que si bien es un

fenómeno lingüístico, las características esenciales que exige pueden configurarse en

sistemas lingüísticos diferentes, ya que las esenciales que hemos identificado aquí que se

conservaron en el albur actual frente a los cuicah son el doble sentido, la connotación sexual

y el carácter de duelo, todas características posibles de ser configuradas en cualquier sistema

lingüístico. Toda lengua tiene la capacidad de hacer doble sentido, toda lengua también puede

connotar contenido sexual y toda lengua puede permitir réplica entre interlocutores.

Page 69: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

68

Dicho lo anterior, a continuación, se presenta un cuadro que ilustra, a modo de resumen de

matriz de rasgos, las características compartidas y las no compartidas que hemos descrito

anteriormente entre los albures y cada uno de los cinco cantos nahuas aquí expuestos.

Atención que la simbología empleada procura representar lo siguiente:

• (+): la característica es prominente

• (-): la característica es nula

• (+/-): la característica a veces es prominente y a veces es nula

• (✓): la característica es necesariamente un rasgo esencial en todos los casos

• (~) la característica no es necesariamente un rasgo esencial en todos los casos, y solo

figura como esencial en aquellos con prominencia en dicha característica

Características Esencialidad Xopancui-

catl

Cihuacuí-

catl

Huehuecuí-

catl

Cococuí-

catl

Cuecuechcuí-

catl

Albur actual

Contenido sexual ✓ + + + + + +

Carácter lúdico ~ - + + +/- + +/-

Espectadores ✓ + + + + + +

Recreación ~ - + + +/- + +

Réplica (duelo) ~ +/- + + +/- + +

Prohibición ~ + + + + + +/-

Doble sentido ✓ + + + + + +

Características

adicionales de

función expresiva

(befa, ataque,

sarcasmo, ironía…)

~

+/-

+/-

+/-

+/-

+/-

+/-

Gesticulaciones ~ + + + + + -

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69

Canto ~ + + + + + -

Danza ~ + + + + + -

Cuadro 1. Resumen de características compartidas y no compartidas del albur ~ cuicah

Ahora bien, tras presentar algunas propuestas sobre los posibles orígenes del albur y tras

haber revisado los posibles antecedentes en los cantos nahuas documentados por el Dr.

Johansson y contrastar algunas características del albur histórico con el contemporáneo, es

necesario pasar ahora hacia las definiciones del fenómeno tal como lo conocemos hoy día.

Para ello, en el apartado II, § 2 del siguiente capítulo se muestran seis agrupaciones de las

definiciones recopiladas durante el proceso de documentación bibliográfica para este trabajo,

las cuales fueron categorizadas —para efectos de practicidad en esta investigación— de

conformidad con su contenido y la forma más básica en la que conciben al albur, sin importar

si surgieron de alguna obra de naturaleza lexicográfica, de trabajos de investigación (trabajos

de tesis y tesina, de investigación universitaria para licenciatura, maestría o doctorado), o de

artículos y otros tipos de publicaciones. Para conocer las definiciones completas de cada

fuente, consultar el Apéndice I, “Corpus”, donde fueron incluidas.

Hay que hacer notar que con las clasificaciones de las definiciones que se presentan a

continuación no se busca hacer ningún tipo de apología que explique las razones de por qué

no se subcategorizó cada definición ni de por qué no se incluyeron definiciones adicionales

que pudieran no estar incluidas en este trabajo de investigación. Las siguientes definiciones

tienen un propósito únicamente ilustrativo para el apartado que concierne y para la

investigación en general. Cabe mencionar a esta anotación que un objetivo general y

fundamental de este trabajo consiste en proporcionar una definición propia e integral del

fenómeno lingüístico del albur mexicano.

Nota importante: Las definiciones que se recogieron se remiten a la acepción de albur

abordándolo únicamente como el fenómeno lingüístico que interesa para este trabajo, ya que

también hay otras acepciones para la misma entrada ajenas a lo que persigue este trabajo.

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70

CAPÍTULO II

Concepción y particularidades lingüísticas del

albur

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71

II, § 1. Introducción

El presente capítulo abordará en primera instancia lo que se ha entendido por albur, este

análisis es de corte sincrónico, y posteriormente estudiará cómo se estructura y funciona el

albur actual, desde el punto de vista lingüístico. Para ello, es necesario abordar las

concepciones del albur porque, al igual que con su origen, se detectó que existe mucha

vacilación entre las definiciones: muchas de ellas son parcas, ambiguas y aunque la mayoría

usa términos propios de la lingüística para definirlo, distan mucho de ser precisas desde el

enfoque lingüístico. Por ello, para lograr un análisis y descripción lingüística del fenómeno

del albur mexicano, es necesario ahora hacer un recorrido por las definiciones y concepciones

que se tienen del fenómeno en textos con enfoques de distinta naturaleza: ese será nuestro

punto de partida cuya meta final es el análisis lingüístico.

Pero eso es solo el inicio, ya que todo lo que en este capítulo se presenta es de carácter

secuencial, así que después de revisar dichas concepciones y definiciones del fenómeno, este

capítulo comenzará a entrar en materia de análisis lingüístico revisando cómo se concibe el

albur desde la teoría de humor verbal, y posteriormente analizando el albur bajo el entendido

de ser un fenómeno que se desenvuelve en el discurso como una técnica particular que aborda

lo sexual —es decir, cómo se conforma y qué caracteriza a esta técnica discursiva o, mejor

dicho, conjunto de técnicas discursivas, como se revisará más adelante—. Consecuente a esto

y tras revisar las características del albur como técnica discursiva, se abordarán y contrastarán

desde un enfoque operacional otras técnicas discursivas principales que también sirven para

hablar de lo sexual.

Así pues, este capítulo busca comenzar a conformar una definición de “albur” más precisa

desde el enfoque lingüístico, partiendo de las distintas concepciones/definiciones hacia el

fenómeno, categorizándolas y posteriormente extrayendo el o los rasgos en común de todas

estas definiciones. Después de esto, se buscará seguir la línea descriptiva lingüística

revisando la teoría de humor verbal y vinculando el fenómeno del albur con esta teoría. Tras

todo este marco referencial, nos enfocaremos posteriormente en presentar al albur ya en el

plano del discurso, como un conjunto de técnicas discursivas en su propio dominio y con sus

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72

propios recursos lingüísticos para así cerrar con un análisis operacional de dichas técnicas y

un análisis de sus características de construcción lingüística más prominentes. Debemos

subrayar que todo aquello que se revisará en este capítulo permitirá un primer acercamiento

lingüístico hacia la descripción de este fenómeno, objetivo general que se persigue en este

trabajo de investigación. Este capítulo, por consiguiente, marcará la directriz principal del

recorrido lingüístico-discursivo que trazaremos para describir el fenómeno del albur bajo la

guarda de la lingüística en un enfoque meramente funcional, tomando en cuenta la función

del albur en los usuarios, intenciones y operaciones lingüísticas que subyacen.

Para lograr lo anterior, este capítulo se segmentó en cuatro apartados principales: i) el primero

de ellos presentará un compendio categorizado de las distintas definiciones y concepciones

que hay sobre el albur, ii) el segundo apartado profundizará en la vinculación del albur con

la teoría de humor verbal en la versión de Attardo, iii) el tercer apartado abordará al albur

como una técnica discursiva, contrastándolo con otras técnicas mediante enfoques

operacionales, y iv) el cuarto apartado presentará un análisis de algunas de las técnicas

lingüísticas —morfosintácticas principalmente— más recurrentes y prominentes para

construir el albur.

Dicho lo anterior, pasemos ahora a revisar las definiciones del fenómeno de marras.

II, § 2. Sobre las definiciones de albur

Como se ha dicho antes, el fenómeno del albur ha sido un tema de interés para muchos

especialistas en áreas como la etnografía, antropología, sociología, psicología, entre otras, y

este interés por el estudio del fenómeno ha ocasionado que se hayan realizado más intentos

por definirlo que por analizarlo, cada uno de esos intentos propios de la disciplina bajo la

cual se analiza el fenómeno, lo que ha permitido que se produzcan definiciones de carácter

lexicográfico, académico, social, psicológico, etc., y también definiciones un tanto intuitivas

por parte de albureros ávidos o interesados en el fenómeno. Sin embargo, cabe resaltar que

por obviedad de la naturaleza y dominio a la que pertenecen estos intentos ninguno de ellos

logra abarcar una definición que satisfaga el punto de vista lingüístico. Es por esta razón que

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73

uno de los objetivos centrales y finales de este trabajo además de describir y analizar el

fenómeno del albur es presentar una definición más elaborada y precisa del término mismo

albur que recoja las puntualidades observadas desde la guarda de la ciencia del lenguaje

durante esta investigación. Para lograr esto, en este apartado se presentarán brevísimas

agrupaciones de estas definiciones, de conformidad con la esencia que hemos extraído de su

contenido. Estas breves clasificaciones agrupan la característica más prominente que defina

al albur según las descripciones de los autores/responsables de cada obra, y pertenecen a un

compendio total de 36 definiciones consideradas, de naturaleza lexicográfica (9

definiciones), de trabajos de investigación (12 definiciones) y de artículos y otros tipos de

publicaciones (15 definiciones).

Cabe ahora mencionar que en las diversas definiciones estudiadas podemos encontrar

discrepancias, pero también algunos aspectos en común que comparten muchas de ellas. Así,

el más común de todos los rasgos sigue siendo que el albur es un tipo de construcciones

lingüísticas cuyo sentido27 es de carácter sexual (vale aquí la pena remontarse al Cuadro 1,

respecto a los rasgos compartidos de los cantos nahuas y el albur contemporáneo, en el que

se pone en evidencia que el sentido era esencialmente sexual en los cuicah y que así se

mantuvo en el advenimiento del albur actual). Así, es posible apreciar que de manera general

el sentido sexual se recogió como rasgo definitorio del albur en 24 de las 36 definiciones

recabadas en esta investigación: COLMEX (2018) // Oxford (2018) // RAE (2010) // Jiménez

(2016) // Beniers (2009) // Ruíz & Mejía (2018) // Peña (s/f) // Ortiz (2013) // Eingereicht

von Amtsberg (2008) // Rendón (2015) // Olguín (2000) // Paz (1986 [1950]) // Beristaín

(1997) // Johansson (2006) // Beristáin (2001) // Durán (2012) // Lomas (1974) // Lavertue

(1998) // Guzmán (2007) // Navarro (2015) // Monsiváis (1979) // Barrera (2018) // Monsiváis

(1984) // Mejía (1985).

Sin embargo, además del contenido esencialmente sexual como rasgo definitorio de estas

definiciones, podemos clasificarlas también a partir del rasgo más prominente que emplee

27 Entendemos para propósitos de este trabajo al término “sentido” aquello mencionado por Brown y Miller

como: “The intensional denotation of a lexical item” (2013: 400)

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cada autor para describir al fenómeno, lo que nos permite enlistar las siguientes seis

clasificaciones:

i) Están las que consideran al albur como un doble sentido/un juego de palabras de

doble sentido (13 definiciones): RAE (2014); María Moliner (2007); Guido

Gómez de Silva (2001); COLMEX (2018); Oxford (2018); RAE (2010);

Diccionario Academia (1994); Suances-Torres (2000); Jiménez (2016); Beniers

(2009); Ruíz & Mejía (2018); Cabrera (2012); Peña (s/f).

ii) En otra clasificación se concibe al albur simplemente como una forma de

expresión/comunicación (3 definiciones): Ramírez (1997); Ortiz (2013)28;

Eingereicht von Amtsberg (2008).

iii) En otros trabajos consideran al albur como un juego de palabras que se vale de

la polisemia o la metáfora (3 definiciones): Rendón (2015); Olguín (2000);

Verduzco (2013).

iv) Otra clasificación es la definición del albur con el rasgo prominente de ser un

combate/esgrima verbal (4 definiciones): Paz (1986 [1950]); Beristáin (1997);

Johansson (2006); Beristáin (2001).

v) La siguiente clasificación reconocida es la percepción del albur para varios

autores únicamente como un juego de palabras, sin puntualizar que es un doble

sentido u otra puntualidad (4 definiciones): Durán (2012); Larousse (2008);

Rincón (2014); Lomas (1974).

vi) En la última clasificación, se aprecia una heterogeneidad del rasgo más

prominente con el que se define al fenómeno, por ello que no se destaque un único

rasgo para clasificarlas (9 definiciones): para Lavertue (1998), es una “creación

28 Atención que si bien las categorías son únicamente con fines descriptivos y no se pretende hacer ningún tipo

de apología ni crítica hacia ninguna clasificación presentada aquí, cabe destacar que la definición propuesta por

Juan Carlos Ortiz Contreras (2013) es particularmente vaga, ya que menciona: “El albur, es una forma de

expresión que recurre a acepciones sexuales para someter al otro…” y, como se sabe, todo en la lengua es una

forma de expresión. Si bien se subraya aquí vaguedad en esta definición, cabe destacar que no es la única

definición con vaguedad de entre todas las registradas, pero es de nuestro interés puntualizar esta por lo

peligroso que resulta definir al albur como “una forma de expresión”, ya que en realidad no se está diciendo

nada con eso, puesto que las formas de expresión están por doquier, y todo entonces sería un albur porque todo

en la lengua es en realidad una forma de expresión. Además, la definición de Ortiz forma parte del trabajo de

investigación de pregrado intitulado Metonimia y metáfora del albur mexicano, y prescindió de los términos

“metonimia” y “metáfora” en su definición.

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contextual interactiva y oral”; para Hernández (2014), es un “juego que consiste

en que dos frases se asemejen por el sonido y difieran por el sentido”; para

Guzmán (2007), es un “metalenguaje”; para Gutiérrez (1988), es una

“manifestación de la apropiación del lenguaje”; para Navarro (2015), es un

“lenguaje popular”; para Monsiváis (1979), es “una pérdida de tiempo en función

de tradiciones liquidadas”; para Barrera (2018), es un “juego de palabras sexual”;

años después para el mismo Monsiváis (1984), es un “chiste inequívoco”; para

Mejía (1985), es un “recurso de la picardía popular”.

Tras revisar estas agrupaciones de las definiciones recabadas, es posible ahora apreciar tres

conclusiones preliminares:

• que el contenido sexual es un aspecto esencial, es el aspecto más sobresaliente con el

que se define al albur, aspecto del que difícilmente puede prescindirse y que lo vincula

como fenómeno consecuente a los cantos nahuas que recoge la teoría del Dr.

Johansson, que explica el advenimiento del albur actual;

• que la característica de duelo, de combate o de esgrima verbal sigue vigente en las

apreciaciones del fenómeno de hoy día tanto como lo estaban en muchos de los

antiguos cuicah, lo que vuelve al duelo otra de las características esenciales del albur,

como ya se revisó anteriormente, y

• también es posible apreciar qué rasgos del albur son los que predominan en la mayoría

de las definiciones, la medianamente homogénea concepción del fenómeno por

diversos autores y textos de distinta naturaleza. Destacar estos rasgos nos permite,

además, demostrar la vacilación a la que nos referimos anteriormente sobre su

definición; y esto también demuestra la necesidad de la intervención de la ciencia del

lenguaje para abolir esta ambigüedad y definir las puntualidades y construcciones del

fenómeno ya que —nuevamente— el albur es, ante todo, un fenómeno meramente

lingüístico.

Asimismo, puede apreciarse de estas definiciones que otra constante es aquella que lo

considera como un juego de palabras que porta un doble sentido, y es aquí donde surge otro

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problema teórico: definir en función de qué algo es un doble sentido y si todo doble sentido

sería entonces una forma de albur. Dicho de otro modo, existe una completa ambigüedad que

conlleva decir “doble sentido”, ya que un juego de palabras con doble sentido bien puede ser

cualquier otra cosa, llámese adivinanza, colmos, chistes, retruécanos, calambures,

narraciones infantiles, etc., pero ninguno de ellos sería propiamente un albur. Para lograr

determinar entonces en función de qué un “juego de palabras de doble sentido” es

propiamente un albur, sería necesario precisar las características necesarias que ha de cumplir

ese juego de palabras para que sea albur, y definirlo a suficiencia para establecer cuán

distantes son las otras formas de juego de palabras de doble sentido que no cumplen la matriz

de rasgos que conforman un albur. Para seguir acercándonos a estas puntualidades, uno de

los objetivos generales que persigue este trabajo de investigación —además de hacer una

definición y análisis lingüísticos bajo el enfoque funcional del albur— es presentar una

definición lo más integral posible de “albur” que satisfaga a suficiencia las puntualidades

desde la lingüística, y que no dé lugar a equívocos. Pero por ahora proseguiremos con el

análisis del fenómeno del albur desde la teoría del humor verbal que ya se anticipó, para

contrastar la manifestación de este fenómeno con otras formas lingüísticas como el chiste y

demás.

Para conocer las definiciones completas presentadas en este apartado, consultar el Apéndice

I, § 3 de este trabajo de investigación.

II, § 3. Sobre el albur y las formas de humor verbal

II, § 3.1 Sobre la ubicación del albur en las teorías lingüísticas del humor verbal

Independientemente de la definición que se recoja de albur para los hablantes (véase Olguín

2000 y Lavertue 1998) o las definiciones recogidas en esta investigación, es común relacionar

este fenómeno como un tipo de humor verbal —puesto que la risa es uno de los tipos de

reacciones más comunes tras la emisión de un albur— y por lo regular hay vacilación sobre

si en realidad pertenece a un tipo de humor o no, como los chistes, por ejemplo. Para abordar

esto, es necesario pensar si la función del albur —al menos la función principal—

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verdaderamente es la de crear humor y no otra, y para esto es necesario estudiar el objetivo

de los hablantes al usar albures en todos los actos en los que se presente. Algunas de las

funciones identificadas del albur se registraron en el análisis mostrado en el apartado IV, §

4, bajo el modelo de comunicación de Jakobson, análisis aunado al objetivo de hacer una

descripción lingüística lo más integral posible para este trabajo de investigación.

Dicho lo anterior, ahora nos remitiremos a tratar de ajustar en la medida de lo posible al albur

en alguno de los grupos en los que se distribuyen las teorías lingüísticas de humor verbal

actuales. Para esto, usaremos en primera instancia el artículo de María Ángeles Torres

Sánchez (1997) dedicado a la obra de Attardo29 (autor que ha formalizado la teoría lingüística

de humor verbal más representativa de la actualidad), donde nos presenta el siguiente

extracto:

Un aspecto especialmente interesante de este capítulo es la clasificación de las teorías

modernas sobre el humor elaborada por el autor, distribuidas estas en tres grupos, que

responden a los siguientes epígrafes: a) Teorías de la superioridad, que defienden que toda

experiencia humorística surge como manifestación del sentimiento de superioridad del

hombre hacia el hombre. b) Teorías de la descarga, que interpretan el humor como efecto de

una descarga de energía física acumulada. c) Teorías de la incongruencia, que consideran que

todo humor se basa en el descubrimiento de una realidad o un pensamiento que resulta

incongruente con lo que se esperaba (Torres 1997: 436-437).

Si bien estas agrupaciones clasifican de forma práctica las teorías de humor actuales, resulta

complicado asignar el grupo exacto al que pertenecería el albur sin dejar de lado la

posibilidad de que también pueda pertenecer a los otros dos grupos. Por ejemplo, una

característica del intercambio verbal que ocurre en una contienda de albures es que tiene por

objetivo imponer superioridad al receptor, tal como lo define Octavio Paz (1986 [1950]): “…

Cada uno de los interlocutores, a través de trampas verbales y de ingeniosas combinaciones

lingüísticas, procura anonadar a su adversario; el vencido es el que no puede contestar, el que

se traga las palabras de su enemigo…” (1986 [1950]: 14). Bajo esta idea, se situaría al albur

29 Salvatore Attardo es un lingüista, editor y profesor universitario, alumno de Victor Raskin, especializado en

estudios sobre el humor.

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en el grupo de teorías de la superioridad. Sin embargo, el efecto del humor, de provocar risa,

sería claramente factible de asignar al albur en la teoría de la descarga, como se documenta

en las impresiones de los entrevistados del Apéndice II; y del mismo modo, resultaría sensato

clasificar al albur en las teorías de la incongruencia debido al discurso secundario que

subyace al discurso plano (o dos niveles de sentido: literal y figurado [Beristáin 2001: 53]),

es decir, dos niveles de significación; o bien, incongruencia debido a los valores de verdad

por los que transita el albur, como se revisará posteriormente en el apartado III, § 2

concerniente a la dimensión semántica del fenómeno. Esta incongruencia se acentúa al

presentarse ambos niveles en un mismo discurso, pues siempre “salta” a la vista un factor

que resulta incongruente al sentido del discurso plano: una risa, una palabra o respuesta

“extraña”, lo que hace saber a un no alburero que lo están albureando. Así pues, pareciera

que estas tres agrupaciones de las teorías lingüísticas actuales de humor verbal no parecieran

puntualizar lo necesario para clasificar al albur en un único grupo de humor verbal: el albur

presenta todas las características de las tres agrupaciones de forma simultánea.

Pero aquí no para esto, ya que se complica aún más a la hora de emparentar el albur como un

tipo de chiste30, manifestación prototípica de las expresiones de humor verbal, puesto que en

la misma obra de Attardo (1994) se establecen parámetros de los que se conforma el chiste

que también se asemejan al albur en muchas de sus características, pero no en todas. Por

ejemplo, el autor presenta un modelo que analiza la estructura del chiste a partir de un análisis

narrativo, y es así que el chiste cumple parámetros propios de la narración de textos

humorísticos, como lo menciona María Torres (Torres 1997: 438): “The text begins by setting

a context… An element… then occurs in the text which causes a passage from the sense

reconstructed thus far in the joke to a second, opposed sense” (Attardo 1994: 107).

Cotejando entonces algunas de las características del albur frente a las del chiste, podemos

apreciar que en el albur también puede existir la característica de que haya o se cree un

contexto, y también que se trascienda de un sentido al otro —características que comparte

con las del chiste—, además de la inherente consecuencia de producir humor. Hay incluso

30 Para fines de este trabajo, entenderemos por “chiste” la definición proporcionada por el Diccionario del

Español de México como: “Dicho, ocurrencia o cuento breve que se dice para hacer reír” (DEM, 2019).

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albures que se narran cual chistes, se matizan en una conversación, se describe una anécdota

y se hace de un albur toda una narración, lo que refuerza la idea de que este fenómeno

comparte rasgos del concepto chiste de Attardo. Por ejemplo, tenemos el siguiente albur

narrativo31 (ejemplo de lingüística de sofá propio y para fines ilustrativos de albur narrativo):

En el pasado mes de abril, biólogos marinos de la Universidad Veracruzana hicieron un

descubrimiento en las costas de Veracruz. Se trata de una nueva especie de camarones que se

cree solo existe en el Golfo de México y tienen una particularidad nunca antes vista: la

capacidad de camuflarse como reacción fotosensible. Esta capacidad les permite ocultarse de

depredadores, ya que logran cambiar la tonalidad de su piel cuando se sienten amenazados:

cambian de blanco a rojo intenso en el océano.

En la estructura narrativa de este fragmento se presenta un albur lo suficientemente matizado

como para pasar desapercibido, y se mantiene las característica del chiste de establecer un

contexto que expone Attardo (1994: 107), aunque este tipo textual —por ser más elaborado

que un albur plano sin todo el decoro narrativo— pareciera “difuminar” la característica de

que se pase de un sentido principal a uno secundario propia de los chistes, al menos para un

aprendiz del albur, ya que para el alburero experimentado dicha característica se esperaría sí

estar presente. Para dejarlo claro, el albur aquí se oculta en las últimas tres unidades léxicas

del fragmento: “blanco a rojo”, con el añadido posterior de “intenso en el océano”. La

escritura de estas claramente las distingue como tres palabras independientes por los blancos

de separación —procuraré ser cuidadoso con el entendido de “palabra” aquí—, considerando

que en su escritura se distinguen tres palabras tanto léxicas como gramaticales, es decir, cada

una como una unidad lingüística plasmada en un medio gráfico distinguida por blancos de

separación entre sí. Sin embargo, la lectura en voz alta de estas en la narración, es decir, en

su realización oral o manifestación en medio fónico, las puede volver dos palabras léxicas

únicamente —“palabras” entendiéndolas ahora como “la unidad lingüística, dotada

generalmente de significado, que se separa de las demás mediante pausas potenciales en la

31 Para fines de este trabajo, se entenderá por “albur narrativo” a aquel tipo de albur cuya manifestación se ve

elaborada en el más alto nivel de la lengua, el textual, ya que se desarrolla en toda una muestra a modo de texto

y posee la característica de ser narrado, a diferencia de la mayoría de muestras de albur que se valen de forma

más prominente o única de recursos morfosintácticos o semánticos en una muestra menos elaborada —desde el

punto de vista textual— que la de este narrado.

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pronunciación” (DLE 2014)—: “blanco a+rojo”. Al fusionar en la pronunciación la

preposición simple “a” con el adjetivo “rojo” en razón del acento y la tonicidad que recarga

a las preposiciones con otras unidades léxicas, se conserva la realización fónica alveolar

sonora del fonema /r̄/ que encabeza la voz “rojo” como vibrante múltiple, pero vuelve esa

preposición una unidad distintiva, ya que crea de las unidades “a” + “rojo” la palabra

“arrojo”, forma conjugada en presente simple del indicativo, en primera persona del singular,

del verbo “arrojar”, muy funcional en el discurso alburero. Entonces, la lectura del fragmento

de marras sería “blanco arrojo”, independientemente de su realización gráfica. Este juego

permite que se cree el albur aquí, ya que decir “blanco arrojo” es una dilogía que en el código

del albur significa “eyacular”: “blanco” atendiendo al color blanco del semen y “arrojo”

atendiendo a la expulsión de esta sustancia durante la eyaculación. La adición de “intenso en

el océano” agrega fuerza al albur y hace parecer que “intenso” se remite a la tonalidad del

color rojo en el que cambia la especie de camarones, y “en el océano” al medio en el que

dicho camuflaje ocurre. Pero, del mismo modo, se suma una dilogía aquí ya que tras haber

dicho “eyacular” anteriormente en el sentido figurado con los recursos morfosintácticos del

albur, la forma “océano” es un alburema que significa “boca”, a partir de la paronomasia de

“océano” con “hocico”, voz que sustituye a “boca” en el caló. Aquello de “intenso”

despegado de la tonalidad del color rojo, en el plano subyacente del albur —o mejor dicho

en el simultáneo— puede hacer alusión a la forma en la que se eyacula; es decir, pasar del

adjetivo “intenso” al adverbio “intensamente” para lograr la lectura alburera: “eyacular de

forma intensa en la boca de alguien”.

Para este tipo de albures, autores como Helena Beristáin sostienen que hay chistes que son

derivaciones del albur (Beristáin 1997: 34) y para esto la autora presenta algunos ejemplos

de albures que comparten las características narrativas antes expuestas de Attardo. Con todo

lo anterior, es posible apreciar que el albur puede también concebirse como un fenómeno que

comparte características propias de un chiste, por poseer contexto y situacionalidad32, y un

chiste contado en una rutina de comedia puede tener todo un esqueleto narrativo y remates

mientras se cuenta, al igual que el ejemplo de albur narrativo que revisamos anteriormente.

32 Se entenderá por “situacionalidad” a lo expresado por el Diccionario de términos clave de ELE como “que

remite a las coordenadas espaciotemporales en que tiene lugar el texto y que hace que un texto sea pertinente

en el contexto en que aparece” (2019).

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Pero precisar dónde debemos alojar al albur en las teorías de humor verbal se complica aún

más cuando tomamos en cuenta la situación que hemos identificado debe presentarse como

elemento exigido para que ocurra el albur —atención que en las agrupaciones anteriores que

resume María Ángeles Torres de la obra de Attardo no se consideraba la situación como un

elemento particular—. A este respecto, atendiendo a su necesidad situacional y la estricta

relación con el humor que se supone tiene, algunos autores consideran que el humor debe

abordarse como un fenómeno que ocurre situacionalmente, y este es el caso de Víctor Raskin.

Para él, el humor puede abordarse como un acto —en clara analogía con “acto de habla” de

Searle (1969)— al que el autor llama “acto humorístico” y sobre lo cual anota lo siguiente:

For the sake of simplicity, we will call an individual occurrence of a funny stimulus the humor

act. […] What characterizes the humor act? […] First of all, there should be human

participants in the act […] Secondly, something must happen in a humor act. An utterance

has to be made, a situation has to be developed or to be perceived – in short, a new stimulus

should be presented and responded to humorously. The natural term for this obligatory factor

is the stimulus (Raskin 1944: 3, 4).

Dicho lo anterior, agregaríamos ahora al albur la exigida necesidad de poseer una

situacionalidad, lo que lo relaciona con el humor per se de los estudios de Raskin. Sin

embargo, hasta este punto de clasificación del albur se presentaría otro inconveniente: tomar

la situación como factor determinante pareciera responsabilizar a la pragmática la ocurrencia

del albur, y no a la semántica, tesis que no sostenemos en este trabajo dado que argumentamos

que ambas dimensiones operan en la producción y comprensión del albur. Atendiendo al

valor de la pragmática, entonces, cabe puntualizar que dicha dimensión sí hace un buen

acercamiento al análisis del humor, tal como lo realiza María Ángeles Torres en su análisis

(1997), el cual se presenta en dos puntos principales: i) la perspectiva semiótica deslinda el

humor verbal de una propiedad de los procesos de interpretación, para asociarla así como una

característica de la relación entre los signos y sus contextos, y ii) el humor verbal representa

una marcación respecto a un discurso sin humor verbal que “… tanto las interpretaciones

semióticas como las textuales, se aferran a la idea de que el discurso humorístico es un

discurso marcado o desviado, en oposición al discurso serio” (Torres 1997: 442). Esta idea

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de un discurso humorístico como un tipo de discurso desviado de la literalidad o del discurso

plano establece dos tipos de discurso, pero no hay que percibirlos únicamente como dos

discursos ubicados en extremos opuestos en una polarización discursiva, a modo de análisis

operacional, en el que se deba elegir un único tipo de discurso para cada acto y no más. No.

Más bien podemos apreciar que si bien son dos tipos de discurso estos ocurren de manera

simultánea en el albur, y uno de ellos comparte las características de humor verbal como la

incongruencia, la superioridad, la descarga y la situacionalidad, con fines lúdicos,

recreativos, etc. (discurso humorístico marcado), y otro de ellos es literal, plano, no marcado,

y con fines comunicativos únicamente. Esta idea de un discurso marcado y simultáneo

impregnado de un sentido figurado que subyace al sentido literal del discurso no marcado y

plano, misma que ya mencionamos anteriormente, es un concepto que también Attardo y

Raskin habían descrito como “modo de comunicación ‘no serio’” (1991) para referirse a las

características que dan del humor que, dicho sea de paso, fue el año en el que dieron

nacimiento a la Teoría General del Humor Verbal (TGHV)33. No obstante esta idea de “modo

de comunicación no serio” cuya ocurrencia pareciera responsabilizarse únicamente a la

pragmática, veremos en este trabajo que tanto la dimensión pragmática como la semántica

operan en la comprensión y en la elaboración del albur.

Con todo lo anterior, podemos apreciar que no es tarea sencilla clasificar al albur en las

agrupaciones actuales de humor verbal, puesto que comparte características de muchas de

ellas, del mismo modo en el que ocurre comprender las similitudes que comparte con el chiste

y el problema de establecer la situación en la que se presenta. Quizá sea esta una de las

razones por las cuales haya tanta vacilación sobre si el albur es o no un tipo de humor —

hablando aquí de la clasificación del albur en la TGHV, no como parte de las funciones

identificadas del albur en el discurso de los hablantes que se revisará en el apartado IV, § 3—

, puesto que el albur no es un fenómeno del que se tenga registro que ocurra en todas las

lenguas, y si bien lenguas como el inglés tiene un recurso como los puns34, que comparten

33 Teoría desarrollada por Salvatore Attardo en el año de 1994, y se encarga de analizar el humor verbal y cómo

ocurre en distintos tipos textuales. 34 Se entiende por “puns” aquello mencionado en el diccionario Oxford Advanced Learner’s Dictionary (2006):

“the clever or humorous use of a word that has more than one meaning, or of words that have different meanings

but sound the same” (2006: 1177).

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características con el albur, no son albures per se por diversas características de las que

carecen.35

En resumen, podemos atribuir al albur las siguientes propiedades clasificatorias de

conformidad con la TGHV:

• Tiene rasgos que lo hacen formar parte de la teoría de superioridad del humor verbal.

• Tiene rasgos que lo hacen formar parte de la teoría de la descarga del humor verbal.

• Tiene rasgos que lo hacen formar parte de la teoría de la incongruencia del humor

verbal.

• Puede tener rasgos similares a aquellos de los que se conforma un chiste como el

efecto, el contexto y la narrativa.

• Comparte rasgos situacionales que lo hacen meramente humorístico, como los actos

humorísticos de Raskin.

Si tomamos en cuenta que en ninguna de estas clasificaciones o perspectivas sería adecuado

colocar al albur de forma inamovible, podemos apreciar que el albur es un fenómeno que

parece ser muy operativo dentro de toda la teoría lingüística de humor verbal, cosa que no

ocurre con otras manifestaciones de humor verbal que pertenecen a una sola clasificación,

como los chistes, los juegos de palabras, las adivinanzas, etc. Ante esto, podemos decir que

35 Si bien este trabajo se concentra en el fenómeno del albur mexicano, y dejando de lado que los puns son un

fenómeno lingüístico propio del inglés que comparte algunos rasgos del albur (como el recurso de la homonimia

y la paronomasia para lograr un doble sentido), pero no son propiamente albures, cierto es que la evolución del

humor en comedias estadounidenses —particularmente de humor negro— ha comenzado a asomar conatos de

lo que pareciera ser albur, imágenes que comenzarían a acercarse a una construcción y dinámica

extremadamente similares a la del albur actual que aquí se analiza. Esto ocurre a nivel léxico, mediante los

recursos paronomásicos y homonímicos, aunque cabe destacar que no pareciera haber hasta ahora esta similitud

con el albur mediante el recurso de la resegmentación morfosintáctica. Ejemplo de esto se encuentra en la serie

South Park, en el episodio 6, temporada 14 (“Super Best Friends”), donde se aprecia el juego de palabras

respaldado por la paronomasia y la homofonía entre las voces Sea man y semen (“Hombre marino”, en alusión

a Aquaman ~ ”semen”, respectivamente), entre swallow y swallow (“golondrina” y “tragar”, respectivamente),

y entre come y come (“ven” y “eyaculación”, respectivamente), ejemplos que ocurren en el minuto 10:12 y

18:10 con las formas deliberadas: “Hey, look! Tom Cruise has semen on his back!” (¡Mira! ¡Tom Cruise tiene

al Hombre marino/semen sobre su espalda!”) y “Swallow, come!” (“Golondrina, ¡ven!/¡Traga eyaculación!”).

O en el episodio 14 de la 5.ª temporada, en el que en el minuto 2:35 se presenta la imagen de un baño público

clandestino, donde se practican relaciones homosexuales, y lleva por nombre “The White Swallow” (“La

golondrina blanca” ~ “La tragada de blanco”), para hacer alusión a que se “traga blanco” o ingiere semen, en

un lugar donde se practican relaciones sexuales homosexuales.

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el albur permea de forma muy funcional en muchas de las manifestaciones de los tipos de

humor. Probablemente resultaría más sensato considerar que el estudio interesante aquí no

es tratar de clasificar al albur en un tipo de humor verbal específico, sino más bien encontrar

en qué tipo de humor verbal específico no podría clasificarse. Sin embargo, esta nueva línea

sugiere una investigación del fenómeno ajena al propósito que persigue el presente trabajo

de investigación, aunque se abre aquí una ventana de oportunidad para la aplicación de alguna

otra ciencia que lo aborde.

A todo esto, no resultaría prematuro deducir entonces que el albur no solo es una forma de

humor verbal cuyo objetivo es realizar cualquier tarea propia del humor mediante técnicas

verbales, de acuerdo con los acercamientos sobre este en las teorías revisadas anteriormente.

Más que esto, si bien el albur puede manifestarse con formas que sigan aquellas del humor

verbal lo relevante es —y se revisará con mayor puntualidad posteriormente en el apartado

IV, § 3, de este trabajo— que posee también otras funciones que siguen otros objetivos de

interacción social ajenos a simplemente provocar humor, funciones igualmente prominentes

a aquella de provocar humor.

II, § 4. Particularidades lingüísticas del albur

Hasta este punto, hemos revisado ya lo relacionado con la forma en la que se concibe al albur

en la actualidad; partiendo de las preconcepciones, tabúes, definiciones intuitivas,

definiciones más conformadas hacia estudios particulares y posteriormente sobre la

concepción del fenómeno bajo la TGHV, como un modo de comunicación no serio que

procura causar humor. Pero para la siguiente parte de este capítulo toca el turno de abordar

particularidades ya de naturaleza lingüística, y para ello se abordará primeramente la

manifestación del albur como una forma particular de hablar, de emitir un discurso, con fines

particulares y las características que conforman a este tipo de discurso. Entonces, al abordar

ahora al albur como una forma particular de hablar de lo sexual, estamos ubicados ahora en

el discurso, arista que trazará el primer acercamiento hacia un enfoque lingüístico que se

busca abordar en este trabajo.

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85

II, § 4.1 Técnicas discursivas

En los análisis lingüísticos, y en la lingüística misma, son muchas cosas las que pueden

interesar según lo que se aborde: la forma de hablar de un usuario, las construcciones que

configuran su sistema lingüístico o su propia realización de ese sistema (parole, según

Saussure [1916]), fenómenos lingüísticos, etc. Todo aquello que interese bajo la lupa del

análisis lingüístico se analiza a partir de muestras de habla, muestras de realizaciones de una

persona, un grupo de personas, una tradición discursiva, una construcción sintáctica, un

proceso fonético o fonológico, textos, etc. Es esta la ‘ironía’ a la que muchos se refieren en

análisis lingüístico: se estudia la lengua usando la lengua misma. Su objeto de estudio es

también su herramienta para acceder a dicho objeto. Bueno, pues esto se debe a que la

lingüística y su aplicación estudian los hechos de habla, y estos se transmiten a través de la

lengua misma, mediante un discurso. Pero los discursos pueden pertenecer a distintos

campos, textos, ciencias: no todo es lingüístico. Y es así que apreciamos que en la lingüística

en realidad se analizan hechos de habla de distintos dominios a los que accedemos mediante

sus propios discursos: a la lingüística no le interesan los dominios, sino las particularidades

de sus discursos. Es así que entramos ahora en campo de análisis lingüístico primeramente

desde el vértice discursivo.

Ahora bien, es frecuente que cuando hay un intercambio comunicativo llamémoslo “no

marcado” —(es decir, plano, literal) para contraponerlo con aquel “marcado”36 (es decir

desviado, figurado)— el circuito de la comunicación fluye de forma exitosa y cíclica. Sin

embargo, este flujo puede verse interrumpido o desviado si surgen elementos que lo encausen

hacia un intercambio comunicativo marcado. Las marcaciones hacen que el interlocutor

avispado que se ha dado cuenta de dicha desviación reconfigure su discurso o la

interpretación del mensaje del emisor para aterrizarse ahora en un nuevo discurso o un

discurso subyacente —o mejor dicho simultáneo— o bien hacia una nueva o paralela

36 Si bien el término “marcación” en lingüística es muy amplio como para dar cuenta de su definición aquí, para

propósitos de este trabajo nos remitiremos a entenderlo con la definición que nos ofrecen Brown & Miller

(2013) como “Having some change of form signalling case, tense, aspect, number, etc.” (2013: 278), para dar

cuenta así de aquellos elementos lingüísticos que presentan algún rasgo cambiante específico y lo hacen

portadores de ese distintivo o marca, frente a otra forma que la carece.

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86

interpretación. Es así que si nuestro emisor emite un albur colado en el intercambio

comunicativo no marcado inicial, el receptor avispado —que debe conocer el fenómeno del

albur— indudablemente pensará que lo están albureando, muy probablemente por aquello

que se menciona en la teoría de la incongruencia de Attardo que expusimos anteriormente:

“¿me estás albureando?”, podría escucharse.

Pero este riesgo a desviarse hacia el discurso marcado ocurre también en el polo contrario,

en el del emisor, ya que si este ha traído no intencionalmente un albur a la mesa del

intercambio comunicativo no marcado, es muy posible que diga: “sin albur”, para despejar

así toda sospecha al receptor de que en realidad lo está albureando. Y más interesante aún, si

el emisor arrojó intencionalmente un albur a la mesa, pero sigue configurando su discurso

para hacerlo pasar por uno de forma no marcada, es decir para disfrazarlo y ocultar su

intención de alburear al receptor, podríamos ver una situación como la siguiente (ejemplo

adaptado de la muestra [160] del corpus):

Situación: Dos personas entrando a un restaurante.

- Interlocutor 1: Oye, ¿dónde nos sentamos?

- Interlocutor 2: Donde quieras, pero agarra mesa grande.

- Interlocutor 1: ¿Estás hablando en serio o me estás albureando?

- Interlocutor 2: No te estoy albureando, es tu mente ‘cochambrosa’ la que cree que te

estoy albureando.

En este intercambio comunicativo, como se explicó antes, podemos apreciar dos líneas

discursivas:

i) En la no marcada, el interlocutor 2 le pidió al interlocutor 1 que eligiera una mesa

de tamaño grande para estar más cómodos durante su estancia en el restaurante.

ii) En la marcada, el interlocutor 2 en realidad le dijo al interlocutor 1 que no le

importaba qué mesa eligiera, siempre que el interlocutor 1 tome por el pene al

interlocutor 2 (para interpretar este albur, se deben resegmentar las voces

“agarra”, “mesa” y “grande”, proceso morfosintáctico común en la construcción

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87

de albures, como se leerá en el apartado II, § 6, y así reconfigurar una nueva

lectura que diga: “agárrame esa grande”; es decir: “tómame por el miembro

erecto”).

Ahora bien, los elementos discursivos a los que nos referimos que vuelven marcado al

discurso original son en realidad las características discursivas que conforman al albur que

aquí investigamos: pueden ser meramente de semántica léxica o pragmáticas o

morfosintácticas, etc. Entendemos ahora, entonces, que el albur posee estas características

que vuelven marcado un discurso y por tratarse de un discurso podemos entenderlo como la

realización manifiesta de una forma particular de hablar; así pues, dichas características son

una forma de hablar marcada y representan en el enfoque operacional una técnica (o mejor

dicho, un conjunto de técnicas) que usa un interlocutor para “hablar de forma alburera”. Esto

se constata con el “No te estoy albureando, es tu mente ‘cochambrosa’ la que cree que te

estoy albureando”, para dar cuenta de que el interlocutor 2 le dijo al interlocutor 1 un mensaje

pero codificado de una forma particular: albureando, y quiere deslindarse de la culpa de esa

interpretación fingiendo que no quiso alburear. Pero bien sabemos que el interlocutor 2 pudo

haber dicho ese mismo mensaje codificado de forma distinta, sin que diera lugar a los

equívocos que produce el albur, por ejemplo: “Elige una mesa de tamaño grande”.

Al ser entonces el albur un fenómeno desenvuelto en el discurso y que de hecho lo vuelve

marcado, con sus propias características y con el fin de hablar de algo de una forma particular,

entendemos aquí al albur como una técnica discursiva, o como un conjunto de técnicas

discursivas, cuyo contenido esencial es el sexo. Al hacer esto, en conclusión, entendemos

que el albur es un conjunto de técnicas discursivas para hablar de lo sexual. Pero al hablar de

técnicas bajo nuestro análisis, es necesario abordar la disciplina de la lingüística

operacional37, y ya que todo en análisis operacional debe conformarse mediante oposiciones

37 La lingüística operacional de la que nos valemos para el análisis de las oposiciones y continuos en las distintas

técnicas discursivas de este trabajo se adhieren a la línea del proyecto de UNITYP (Universales y Tipología),

surgido en la Universidad de Colonia por el lingüista Hansjakob Seiler. Bajo el entendido que persigue este

proyecto (o modo de análisis lingüístico), se establece que todas las lenguas presentan problemas universales

(o dimensiones) a los que se enfrentan, y dichos problemas los resuelve cada lengua mediante el uso de técnicas

específicas (es decir, valiéndose de recursos lingüísticos de aprehensión). Estas técnicas pueden colocarse a

través de un continuo que sugiera dos polos que conformen la resolución de dicha dimensión; estos polos, cada

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88

en dos polos bien marcados en un continuo, si mencionamos que el albur es una técnica como

muchas otras hay, debemos ahora registrar sus rasgos para exponerlos frente a otras técnicas

que siguen el mismo fin: hablar de lo sexual, pero bajo sus propios dominios. Bajo este

entendido, pasemos en materia del siguiente apartado: el albur como técnica discursiva con

contenido sexual.

II, § 4.1.1 El albur como técnica discursiva con contenido sexual

En el discurso de los hablantes, no solo se aprecian intenciones discursivas, aquello que se

desea obtener o a donde se desea llegar con su discurso ora persuasivo, ora ofensivo, ora

interrogativo, etc., también se puede apreciar, como ya se mencionó, que hay “modos”

distintos para manifestar dicho discurso, modos que se valen de una serie de técnicas de tipo

discursivo. Dicho de otra manera, existen diversas técnicas para amoldar un discurso,

técnicas de las que un hablante se va apropiando o que quizá puede solo usar en alguna

ocasión en su discurso, y dichas técnicas pueden establecer el modo en el que se habla de

algo. Entonces, mientras que las intenciones discursivas responden a la pregunta “¿para qué

se habla de ‘X’?”, las técnicas discursivas responderían a la pregunta “¿de qué modo se habla

de ‘X’?” o también a las preguntas “¿para qué sirve ‘X’?, ¿qué función posee en el discurso?”.

Respecto a lo anterior, podemos encontrar la presencia de estas técnicas por doquier: las

narraciones deportivas, por ejemplo, no solo tienen una clara intención discursiva, narrar un

uno opuesto dentro del continuo, mostrarán cuán acercada es una técnica a un polo, y al mismo tiempo alejada

del otro. A mayor cantidad de características tendentes hacia un polo, menor cantidad de características del polo

contrario presentará dicha técnica. La posibilidad de gradar las técnicas que se registren a partir de su cercanía

a un polo u otro es una idea funcionalista que resuelve muchos problemas lingüísticos de los que no es posible

dar cuenta mediante la lingüística formal que solo aprecia posibilidades binarias algorítmicas: “Un dominio

operacional abarca todos los recursos morfosintácticos destinados a una misma función, organizados en

técnicas, y contempla tanto la semántica como la pragmática […] Llamamos dominio operacional al conjunto

de técnicas que sirven a una misma función […] La visión operacional abre una nueva perspectiva para el

análisis contrastivo y la tipología” (Iturríoz, 2014: 16, 17, 20). Para más referencia, consultar i) Iturríoz Leza,

José Luis (1986). Algunas consecuencias filosóficas de UNITYP. En Iturríoz, L. J. L.; Leal, C. F. (Editores).

Memorias I, Facultad de Filosofía y Letras de la U de G, Guadalajara, Jal.; ii) Iturríoz Leza, José Luis (2000).

Diversas aproximaciones a la nominalización. De las abstracciones a las macrooperaciones textuales. En

Función, Núm. 21 – 24, México, U de G. y iii) Iturríoz Leza, José Luis (2014). De la gramática a la filosofía

del lenguaje. En Función, Núm. 35 – 36, México, U de G.

Page 90: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

89

juego deportivo, sino que también usan técnicas discursivas particulares para hacerlo. Estas

son tan peculiares que distan de cualquier otra narración, por ejemplo la de un narrador en

un cuento. Ambos personajes, comentarista deportivo y narrador de un cuento, buscan relatar

algo, aquello que sucede en el juego o en el cuento, pero las técnicas que emplean son las

que los hacen distar si bien sabemos que estamos en dos medios distintos: fónico y gráfico.

Entonces sí es posible hablar de una narración deportiva como un tipo de narración porque

en efecto la intención discursiva es narrar aquello que acontece en el juego, pero lo que lo

dista de cualquier otra narración es cómo lo hace este narrador. Un comentarista deportivo

funge de narrador, sí, pero lo que lo hace distinto al narrador de un cuento o de algún otro

discurso es su peculiar forma de narrar el encuentro deportivo, las formas que va asimilando

y de las que se va apropiando para amoldar su discurso, o bien el empleo de las acuñadas

formas para hacerlo en ese gremio: tradiciones discursivas (además, claro está, que las

condiciones de aquello que se relata son totalmente distintas, pues no es lo mismo describir

un juego en tiempo real, que una historia en un cuento). Entonces, para llegar a ese “cómo”,

es necesario analizar su narrativa y apreciar los distintos recursos, o mejor dicho técnicas

discursivas, que emplea para armar ese “cómo”: con una prosodia particular, valiéndose de

chistes, de retruécanos, de metáforas, usando seudónimos para los jugadores, la velocidad

con la que habla, los tonos de sus emisiones, las pausas que hace al hablar, las formas de

estructurar su discurso, etc. El “Perro Bermúdez”38, por ejemplo, tiene una forma de narrar

que lo distingue del resto de comentaristas deportivos, y es que se ha adueñado de una serie

de técnicas que le han hecho ganar una especie de sello distintivo y lo vuelven inconfundible.

Entonces no se trata de qué es lo que narra el Perro Bermúdez, porque ciertamente hay más

comentaristas deportivos que también narran encuentros deportivos como él, sino qué lo hace

distinto del resto: no el qué narra, sino el cómo lo narra. Y es aquí que entran en juego las

diversas técnicas discursivas que lo distinguen del resto.

Ahora bien, ya identificadas las distintas técnicas discursivas que responderían al “¿Cómo lo

dice?”, podemos entonces mirar hacia el discurso alburero. El albur, con todas las

particularidades que se han venido subrayando hasta este punto, puede tener una doble

intencionalidad simultánea como ya se mencionó: ora si el fin es la interacción o si se

38 Enrique Bermúdez de la Serna (aka “El Perro Bermúdez”) es un narrador y comentarista deportivo mexicano.

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90

pretende hablar de sexo de forma encubierta, que responderían al “¿para qué se habla de

‘X’?”; pero es el modo de hablar de esto, o sea la forma que distingue al albur frente a otros

discursos, lo que lo hace particular en cuanto a las estrategias que emplea para lograrlo. Es

decir, si lo que se pretende es hablar de sexo, hay muchas formas distintas para hacerlo, como

se revisará más adelante, y el albur —bajo esta idea— sería únicamente una forma más para

hacerlo, con sus propias estrategias bien acuñadas por los albureros. Entonces no importaría

aquí la intención del albur, independientemente de cuál sea, no importaría saber el “¿para

qué se habla de ‘X’?”, sino el modo, el “¿cómo se habla de ‘X’”? Y es así que el albur recoge

una serie de técnicas que lo caracterizan frente a otros discursos que también hablan de lo

sexual, pero con una forma peculiar que procura disfrazar esta sexualidad, que se vale de

artificios lingüísticos para matizarla o disfrazarla, resignificando voces y resegmentando

sintagmas y unidades morfológicas. Entonces, al igual que otras técnicas discursivas en las

que se habla con contenido sexual que se valen de sus propios recursos o sus propios “cómo

lo hace”, por ejemplo, aquellas empleadas en el discurso jurídico, el religioso, el biológico,

el erótico, etc., es posible disponer del albur como una más de estas técnicas discursivas —o

mejor dicho, como un conjunto de técnicas discursivas porque a su vez el albur posee diversas

técnicas, como se revisará más adelante— y explotar así aquellos recursos que lo hacen tan

peculiar.

Hasta este punto, hemos identificado entonces al albur como una técnica discursiva de la que

se vale la lengua —o mejor dicho, los hablantes que usan la lengua— para hablar de cualquier

tema, pero usando una forma específica para hacerlo: encubiertamente sexualizada, es decir,

un discurso sexualizado (sin olvidar el hecho de que también dentro del juego lingüístico se

habla del sexo per se y de la superioridad sexual de un interlocutor sobre el otro, y ahí se

hablaría de un discurso sexual). En el español de la variante diatópica de México, decimos

entonces que al hacer albur los hablantes usan recursos lingüísticos para hablar de cualquier

tema en sentido literal, es decir con un significado lingüístico, cuyo contenido semántico

puede no ser propiamente el sexo; sin embargo, en el sentido figurado donde yace el albur el

contenido semántico —como se ha venido insistiendo aquí— siempre será el sexo. Ejemplo

de esto lo apreciamos en la siguiente muestra recabada para el corpus, contenida en el

Apéndice I de este trabajo:

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91

- La pregunta de los 64 mil varos: Cuantos pecados comete un chile?

- No se pero sumotivo a de haber tenido para cometer esos pecados.

- Y ahora le remuerde la conciencia por haberlo hecho.

- Mas callado no lo vaya a oír y se sienta mal (Hernández 2006: 260)39.

En el ejemplo anterior, es posible apreciar que en la expresión plana la conversación pareciera

versar en torno a una especie de adivinanza jocosa en la que se pregunta sobre los pecados

de un chile (aunque en realidad al “humanizar” así a un chile ya se atiende a un sentido

figurado, por ser prosopopéyico). Si bien en principio falto de coherencia, este discurso plano

en realidad no habla de sexo, sino de un chile sea cual sea la idea o referencia de este, y los

pecados que ha cometido. Sin embargo, en el sentido más figurado aún que subyace a estas

líneas, en aquellas aguas donde reposa el albur, se aprecian varias figuras que describiré

brevemente (atención que la brevedad de esta descripción se debe a que es únicamente para

propósitos ilustrativos de este manifiesto, ya que el apartado propio de análisis extenso y

exhaustivo lingüístico de las muestras de albur figurará en los Capítulos II y III):

- Se usa el recurso de la paronomasia para alternar entre las formas “cómete” y

“comete”.

- La voz “un chile” forma parte de los alburemas que hemos mencionado con

anterioridad, el cual bajo el manto del albur, o convencionalizado en el caló

mexicano, significa “pene”.

- La paronomasia de “cómete” y su yuxtaposición con “un chile” que entendemos

significa “pene” se resignifica a un: “cómete un pene”, en el sentido de practicar

felación o penetración.

- La yuxtaposición del adjetivo posesivo “su” con el sustantivo común y abstracto

“motivo” hacen una juntura en la prosodia que crea una lectura como: “sumotivo”, la

cual posteriormente sufre una apocopación y se interpreta como: “sumo”, presente

simple del indicativo en la primera persona del singular del verbo regular del tercer

39 La transcripción de este fragmentó recogió todos los errores ortográficos y de puntuación de origen.

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92

grupo flexivo “sumir”. Con esto, lo que hace el interlocutor es replicar al ataque de

que practica felación por parte del otro interlocutor, así que recoge la referencia

anafórica de “pene” de la línea anterior de su adversario y la replica con “sumo”, en

una nueva lectura que interpreta: “sumo el pene”, es decir, “te penetro”.

En resumen, como se puede apreciar, ambos discursos, el literal y el figurado, ocurren en una

muestra de albur cualquiera de forma simultánea, y no es necesario que aquel literal hable

sobre sexo, el contenido semántico en nuestro ejemplo en realidad es los pecados que comete

un chile —aunque se reconoce la falta de coherencia de este contenido, claro está —, mientras

que el contenido semántico en el discurso figurado sí es el sexo. Entonces, el sexo en el

discurso literal es un vehículo, un instrumento (por ello que se diga que está sexualizado),

mientras que en el discurso figurado el sexo es un fin, el contenido semántico o sentido (por

ello que se diga que es sexual).

Pero cabe ahora cuestionarnos lo siguiente: si se concibe entonces al albur como una técnica

discursiva para sexualizar un discurso de forma encubierta, debe ser porque se reconoce la

existencia de más técnicas que también sexualicen un discurso ya sea de forma encubierta o

explícita, o bien que tengan rasgos que las hagan distar entre sí; entonces, ¿qué otras técnicas

hay para también hablar de forma sexualizada o para hablar del sexo o para evitar a toda costa

hacerlo? ¿En qué otros dominios se habla de lo sexual, ora encubierto ora explícito, y cómo

se diferencian estas técnicas frente a las del albur?

Para abordar estas interrogantes, veremos ahora algunos ejemplos de cómo se desarrollan

otras técnicas identificadas con las que también se cuenta en el español. Cabe mencionar

antes que, al igual que ocurre con el programa de aprehensión lingüística, para que este

análisis de técnicas discursivas sea funcional, es necesario poner en contraste varias de ellas

y partir de ahí para hacer observaciones: cotejar. Es así que en el siguiente apartado de nuestro

trabajo nos enfocaremos en contrastar las diversas maneras —o mejor dicho, técnicas— en

las que se habla de lo sexual —o de las distintas prácticas sexuales— o se habla de algún

tema que se ve sexualizado en el castellano, dado que la sexualidad es el eje en el que gira el

fenómeno del albur ora como sentido, ora como vehículo.

Page 94: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

93

II, § 4.2 Sobre diversas técnicas discursivas que hablan de lo sexual

En el español de México, lo sexual sigue siendo un tabú, pero ello no impide que no se pueda

hablar de sexo: el atractivo aroma de lo prohibido genera creatividad para hacerlo y que esto

pase desapercibido ante los castos oídos de quienes reprueban prejuiciosamente estos temas

vetados. Ante esto, el fenómeno del albur es un recurso que nos permite traer lo sexual al

discurso, con particularidades lingüísticas muy específicas y que difieren de muchos otros

discursos que han acuñado sus propias técnicas. Para contrastarlos, a continuación

presentaremos algunos ejemplos de por lo menos siete de las técnicas identificadas en esta

investigación en diversos dominios.

Tomando en cuenta que el contenido semántico o sentido es “Lo sexual”, encontramos

distintos dominios que pueden abordarlo, aquí hemos incluido únicamente 5 de ellos:

erotismo, jurídico, religión, biología y lingüístico. Ahora bien, dentro del dominio

lingüístico, tenemos acceso a esos otros dominios a través de su discurso, como ya se explicó

antes, de modo que podemos hablar de que cada uno de los 5 dominios identificados tienen

su propio discurso conformado por sus rasgos propios, y dichos discursos se componen de

un conjunto de técnicas. Por ejemplo, en el dominio jurídico, hay discurso jurídico, y este se

conforma de muchas técnicas específicas generalmente dominadas por los juristas: gerundios

en exceso, sintagmas extremadamente largos y con alto grado de coordinación y

subordinación, voces en desuso acuñadas o fosilizadas solamente en este gremio, etc. Es

gracias al discurso jurídico que en el dominio lingüístico podemos acceder al dominio

jurídico mediante análisis lingüísticos de cualquier tipo de estos textos. Ahora bien, bajo esta

línea, podemos decir que en el discurso jurídico hay diversas formas para hablar de lo sexual,

que es el contenido semántico, y estas formas distan de aquellas propias del discurso

biológico, del erótico, del religioso y del alburero. Bajo esta perspectiva, el albur es —al

igual que en el discurso jurídico—, un conjunto de técnicas discursivas que permiten hablar

de lo sexual de un modo particular entre albureros, tal como entre los juristas también tienen

su propio modo particular. Atención que esto es atendiendo a que el albur habla de lo sexual

y el sexo es el sentido o contenido semántico, dentro del juego lingüístico, ya que, como se

Page 95: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

94

revisó antes, paralelamente el sexo puede no ser el sentido, sino el vehículo del albur. Ahora

bien, tras identificar que el albur es un conjunto de técnicas que amoldan cómo se habla de

lo sexual, es posible deshebrar a su vez las técnicas que conforman dicho conjunto, y así

descubrir que se conforman por técnicas lingüísticas de naturaleza fonológica, léxica,

morfosintáctica y textual, las cuales —como se puede apreciar— conforman los cuatro

niveles de organización de la lengua, tal como se aprecia en la Figura 1 que también expone

los dominios identificados para este trabajo y los conjuntos de técnicas en sus propios

discursos:

Figura 1. Técnicas discursivas para hablar de lo sexual en distintos dominios.

Veamos a continuación ejemplos y anotaciones específicas de cada uno de los 7 conjuntos

de técnicas recogidos para este apartado.

II, § 4.2.1 Técnicas en el dominio biológico

En esta ciencia que aborda la estructura y demás aspectos de los seres vivos, como es de

esperarse, la única manera en la que se hace referencia a lo sexual es con fines reproductivos

Page 96: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

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y de preservación de la especie, y se hace con la determinación biológica binaria de macho y

hembra. Por lo general, puede ubicarse en textos científicos o incluso académicos desde nivel

básico y cabe mencionar que las técnicas empleadas aquí tienen un sentido unívoco y carecen

de cualquier forma de doble sentido por tratarse de meros tecnicismos.

De este modo, las únicas técnicas que se registraron en nuestra documentación sobre los tipos

de actividad sexual son como se muestra a continuación:

Para referirse al acto sexual

“El oviducto es el lugar en que ocurre la

fecundación” (García & García, s/f: 30)

“Reproducción sexual” (Biología y

Geología 10, s/f: 10)

“El macho presenta un pene que introduce

los espermatozoides directamente en el

aparato reproductor de la hembra”

(Biología y Geología 10, s/f: 25)

“Durante el acto sexual, la vagina […]

recibe al órgano copulador o pene” (García

& García, s/f: 31)

“El orificio vaginal. Es la puerta de entrada

de la vagina. Por aquí es por donde se

introduce el pene en el coito” (Belluni,

2014: 8)

“Se produce entonces la erección del pene,

es decir, este se endurece, se pone rígido

como consecuencia de la llegada de sangre

al tejido esponjoso que lo forma” (Belluni,

2014: 7)

“La pared vaginal es musculosa y

extraordinariamente elástica […] es el

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96

lugar donde se deposita el semen durante el

acto sexual o coito” (Belluni, 2014: 10)

Cuadro 2. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso biológico.

II, § 4.2.2 Técnicas en el dominio jurídico

Del mismo modo que en el dominio biológico, en el campo de la terminología jurídica para

la creación legislativa (que es el dominio que se ha recogido para ilustrar este apartado) el

repertorio disponible para referirse a lo sexual es técnico y restringido, ya que se delimita a

estipular aquellos actos que infrinjan la ley o la voluntad de una persona. Aquí la

determinación sexual biológica binaria se resuelve con formas mucho más ambiguas con

sintagmas nominales como “el cuerpo humano”, y la gama de posibilidades sexuales también

se ve resuelta con el sintagma “acto sexual” (revisión del Código Penal Federal [2018] y del

Código Penal de la CDMX [2018]).

El objetivo real que concierne a este campo es puntualizar las diferencias entre el acto sexual

que ocurrió, cómo ocurrió y la gravedad del mismo mediante la distinción de los términos

“violación”, “abuso sexual”, “acoso sexual”, “hostigamiento sexual”, etc. Así pues, la

redacción es muy restringida, no permite variaciones ni creatividad como en otras técnicas

se permite; la literalidad y explicitación son esenciales aquí, de modo que el doble sentido

debe ser nulo, no puede haber cabida a equívocos. Del mismo modo, la nomenclatura misma

se ve limitada en las líneas de los propios artículos, por ello que solo se hayan logrado

documentar escasos ejemplos al respecto. Veámoslos a continuación:

“Para los efectos de este artículo, se

entiende por cópula, la introducción del

miembro viril en el cuerpo de la víctima

por vía vaginal, anal u oral,

independientemente de su sexo” (Código

Penal Federal, 2018: 88)

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97

Para referirse a cualquier tipo de acto

sexual

“Se considerará también como violación y

se sancionará con prisión de ocho a veinte

años al que introduzca por vía vaginal o

anal cualquier elemento o instrumento

distinto al miembro viril, por medio de la

violencia física o moral, sea cual fuere el

sexo del ofendido” (Código Penal Federal,

2018: 88)

“Se entiende por cópula, la introducción

del pene en el cuerpo humano por vía

vaginal, anal o bucal” (Código Penal para

el Distrito Federal, 2016: 44)

“Se sancionará con la misma pena antes

señalada, al que introduzca por vía vaginal

o anal cualquier elemento, instrumento o

cualquier parte del cuerpo humano, distinto

al pene, por medio de la violencia física o

moral” (Código Penal para el Distrito

Federal, 2016: 44)

Cuadro 3. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso jurídico.

II, § 4.2.3 Técnicas en el dominio de la religión

En este dominio, las técnicas empleadas se desarrollan en un marco restringido como ocurre

con la biología (por ejemplo, únicamente con la determinación biológica binaria), pero cabe

destacar que si bien hay explicitación, no es como la técnica de explicitación del apartado II,

§ 4.2.5, ya que esta se representa con redacciones orquestadas y de carácter deóntico ante la

intención discursiva del tipo de texto. Entonces, en este discurso, hay conatos de sentidos

figurados (que no es lo mismo que de doble sentido), más cargados hacia metáforas que

procuran matizar la orden respecto al acto sexual, que procuran decir que solo es permitido

el coito si es con fines reproductivos. Es probable que estos arreglos orquestados en este

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98

discurso se deban a que buscan eufemismo y evitan explicitación, como ocurre en el discurso

biológico o en el jurídico.

En este campo hay también un discurso fuerte hacia la reprobación de determinadas prácticas

sexuales que se ve reflejado en la redacción y las técnicas que usa la lengua en este campo

para referirse a ello. Sin embargo, dado que el propósito de este subapartado es únicamente

ilustrar la técnica discursiva detectada en este campo para hablar de lo sexual, solo se

mostrarán breves ejemplos que incluyan la técnica propia de este campo:

Para referirse al acto sexual

Lev 18:20: “Además, no tendrás acto

carnal”

Gén 2:24: “Por tanto, dejará el hombre a su

padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y

serán una sola carne”

Efe 4:19: “los cuales, después que

perdieron toda sensibilidad, se entregaron a

la lascivia para cometer con avidez toda

clase de impureza”

Galatea 5:19: “Ahora bien, las obras de la

carne son evidentes, las cuales son:

inmoralidad, impureza, sensualidad”

Colosenses 3:5: “Por tanto, considerad los

miembros de vuestro cuerpo terrenal como

muertos a la fornicación, la impureza, las

pasiones, los malos deseos y la avaricia,

que es idolatría”

Hebreos 13:4: “el matrimonio honroso en

todos, y el lecho sin mancilla, porque a los

inmorales y a los adúlteros los juzgará

Dios”

Cuadro 4. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso religioso.

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99

II, § 4.2.4 Técnicas referidas a la mera obtención de placer

En este dominio, dado que no ocurre con fines reproductivos como en la biología ni tiene

carácter impositivo o deóntico como en el religioso, se habla de lo sexual con el objetivo de

obtener placer, lo que amplía el espectro de posibilidades de práctica sexual y no se restringe

tampoco al código binario de hembra-macho. Si bien en este apartado podrían caber los

subapartados sobre la sexualidad explícita y coloquial, aquí los hemos distribuido cada uno

con su propio subapartado para ilustrar las diversas técnicas que pretendemos mostrar sin

poner de manifiesto cuál puede estar contenida dentro de otra.

Ahora bien, en las técnicas que se emplean para hablar de los actos sexuales aquí, se abordan

aspectos más profundos de la sexualidad, y debido a que se busca un discurso persuasivo

para convencer al otro de acceder al acto sexual y obtener placer (contrario a lo que se aprecia

en el discurso religioso, por ejemplo), es posible elaborar formas más matizadas, más

planificadas, más recreadas y con muchas analogías que resultan eufónicas; es decir, se pone

en el centro todo lo que pueda ser un placer sexual y se hace una exaltación discursiva o

artística para referirse a ello, que es a su vez la marca distintiva de la capacidad de creación

literaria del autor. Gracias a estas características, en este trabajo clasificamos bajo este rubro

al erotismo como un tipo de técnica que también habla de lo sexual para obtener placer, pero

mediante recursos más elaborados y decorados.

II, § 4.2.4.1 Erotismo

Como se dijo antes, en el erotismo40 también se habla de lo sexual, pero con fines de placeres

sexuales y se vale de recursos mucho más elaborados, con la particularidad de no verse

limitados por el código binario macho-hembra, lo que permite ampliar el espectro de

posibilidades de tipos de práctica sexual.

40 Entenderemos al erotismo para fines de este trabajo como al tipo de obra que se vale de la sexualidad para

realizar la novela erótica, tomando la definición de “erotismo” proporcionada por el Diccionario del Español

de México (2019) como “Conjunto de sensaciones o sentimientos relacionados con el amor y la sexualidad de

una persona”.

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100

Dada la naturaleza elaborada y decorada de este campo, que cuida no caer en la explicitación

ni en usos que puedan resultar vulgares u ofensivos, en este discurso se tiende a la finura, a

la delicadeza, a la creatividad poética o literaria, y a un altísimo grado de descripción, entre

otros recursos, lo que hace que se aparte del discurso directo o del indirecto tildado como

“vulgar”, y podemos encontrar el erotismo en tradiciones discursivas más fosilizadas, en

aquellas textuales como novelas y redacciones, caracterizado por tener un aire y lenguaje

más literario, con analogías, metáforas y figuras de asociación por similitud pertenecientes a

dominios diferentes. Por lo tanto, el erotismo ha logrado constituir toda una tradición

discursiva que posee características textuales que trascienden los sistemas lingüísticos y

pueden trasladarse o replicarse en las demás lenguas, en cualquiera de ellas. Cabe subrayar

que entre las características que presenta una destacable es que aquí comienza a asomarse el

doble sentido41, pues es un recurso funcional para hacer eufemismos o para matizar un

discurso evitando la explicitación y la literalidad, que no dejaría nada a la imaginación, y el

erotismo se vale enteramente de la imaginación, del decoro lingüístico para hablar de lo

sexual que al matizarse o recrearse de forma creativa se vuelve persuasivo, atractivo,

ingenioso, romántico: un sello distintivo literario de un autor. Ese doble sentido que usa el

erotismo le permite hacer gala de artificios lingüísticos elaborados para “decir sin decir”,

para encubrir la explicitación y adornarla de bisutería literaria.

Veamos algunos de los ejemplos recabados para ilustrar esto:

"Después, con un estremecimiento de placer

exquisito, tocó el cuerpo cálido y suave, y tocó su

ombligo durante un momento en un beso. Y tuvo

que entrar en ella inmediatamente, penetrar la paz

terrena de su cuerpo suave y quieto" (Lawrence,

2019: 143)

41 Para fines de este trabajo, entenderemos por “doble sentido”, dese la definición más simple, aquello

mencionado por el Diccionario del Español de México (2019) como “Palabra de doble sentido, frase de doble

sentido, etc. La que en un contexto determinado puede interpretarse de dos modos distintos, generalmente uno

recto y otro con sentido sexual”.

Page 102: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

101

Para referirse al acto sexual

"Se apretó a él, inconsciente de pasión, y él no llegó

a salir por completo; sintió su suave capullo

agitándose en su interior y los extraños ritmos que

ascendían hasta ella en un movimiento creciente y

extrañamente acompasado, dilatándose y

dilatándose hasta llenar toda su consciencia

dividida, y luego comenzando de nuevo aquel

movimiento indescriptible que no era realmente

movimiento, sino puramente remolinos de

sensaciones cada vez más profundas que calaban

cada vez más hondo en sus tejidos y en su mente,

hasta llegar a convertirla en un fluido perfectamente

concéntrico de sentimientos y quedar yaciente entre

gritos inconscientes e inarticulados" (Lawrence,

2019: 163)

“Anidando su miembro entre los dos montes de

Venus” (De Sade, 2013: 497)

“Mira la pequeñez del estrecho que vas a enfilar”

(De Sade, 2013: 557)

"Estoy dentro de ella. La observo. Ella asiente como

pidiéndome que siga, que no me detenga. Y

obedeceré a ese deseo ya mismo" (James, 2015:

Cap. 6-3)

"Y a tanta malicia llega

Malicia tan conocida,

Que me niega la partida,

Y la venida me niega" (Sor Juana, 1900)

"No se den a las congojas

Aunque las cosas anden mal,

Tú no aflojes el tamal,

Aunque te jalen las hojas" (Sor Juana, 1900)

Page 103: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

102

"Entonces dije su nombre, le dije que entrara en mí

e hiciera todo lo que quisiera. Él me penetró, me

agarró por los hombros y sacudió como un salvaje.

Empujó mis piernas hacia mis hombros para poder

entrar más a fondo" (Coelho, 2014: 241)

"Observé cómo me penetraba lenta y tortuosamente,

centímetro a centímetro. Los labios de mi sexo se

estiraron para amoldarse al contorno de su miembro,

y su grosor hizo que me sintiera llena, ensanchada al

máximo de mi capacidad, más que con ningún otro

amante que hubiese tenido antes" (Carlan, 2016: 46)

"Y después se colocó de rodillas sobre mi cuerpo.

Me separó las piernas y se deslizó entre el tejido

inflamado e hipersensible una vez más" (Carlan,

2016: 70)

"Lo rodeé con las piernas y los brazos, aferrándome

a él mientras me taladraba" (Carlan, 2016: 46)

"Todavía llevaba puesta la camisa y la corbata, y me

aferré a la tela empapada mientras me aguijoneaba"

(Carlan, 2016: 70)

Cuadro 5. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso erótico.

“Mordí sus muslos por detrás y regresé

sigilosamente a sus nalgas, abrí con ambas manos y

me hundí sin miedo” (Montero, 2005)

“tuve acceso a las delicias de esa figura

metarretórica que algunos llaman un francés”

(Talens, 1999)

"Yo te untaré mis obras con tocino porque no me las

muerdas, Gongorilla" (Quevedo, 2008)

Page 104: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

103

Para referirse al sexo oral

"Ella estaba completamente fascinada y

transfigurada, mirando la tierna forma de su nuca

con una especie de confusión, sintiendo la presión

de su cara contra sus muslos. Dentro de su ardiente

abandono no pudo evitar colocar su mano, con

ternura y compasión, sobre su nuca indefensa, y él

tembló con un profundo estremecimiento"

(Lawrence, 2019: 35)

“Penetra esa lengua voluptuosa hasta la matriz” (De

Sade, 2013: 501)

“Absorbo con ardor la leche de sus cojones” (De

Sade, 2013: 515)

“La víbora va a vomitar su veneno” (De Sade, 2013:

542)

“Mi lengua sube y baja. Está convulsionando de

placer” (James, 2015: cap. 8-1)

“Se apoya en mis muslos y otra vez la boca hasta el

fondo” (James, 2015: cap. 7-4)

"Cuando los labios del desconocido se apoyaron en

la protuberancia carnosa de la que parte la corola

interior, gimió, bruscamente inflamada y cuando se

apartaron, para dejar paso a la punta cálida de la

lengua, se inflamó más todavía; gimió con más

fuerza cuando volvió a sentir los labios; sintió que

se endurecía la punta desconocida, que entre los

dientes y los labios un largo mordisco aspiraba y

aspiraba, un largo y dulce mordisco bajo el cual ella

jadeaba" (Réage, 1954)

"Veía a O atada a la balaustrada de madera

retorcerse bajo la fusta, a O de rodillas recibir

Page 105: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

104

humildemente en la boca el grueso miembro erguido

de Sir Stephen" (Réage, 1954)

"Puedo volver a verlo desnudo, pero ahora soy yo

quien da las órdenes; amarro sus manos y sus pies,

me siento en su cara y lo obligo a que bese mi sexo

hasta no aguantar más tantos orgasmos" (Coelho,

2014: 180)

"En cuanto vi que se empalmaba otra vez, me

arrodillé y me encargué de él" (Carlan, 2016: 38)

"Lo agarré del pelo e intenté empujarlo de nuevo

hacia mi ansiosa abertura" (Carlan, 2016: 38)

Cuadro 6. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo oral en el discurso erótico.

Para referirse a la masturbación

“Sus labios se abrieron de nuevo y acogieron la

barrita con un hospitalario ruidito de succión” (Abad,

1999)

"Y sin poder consolarme, ausente y amado firme más

hago yo en no morirme, qué hará el dolor en

matarme" (Quevedo, 2008)

“Esta acción se llama menearla” (De Sade, 2013:

498).

“Cuanto más tenso pongas el frenillo, mejor es la

erección” (De Sade, 2013: 524).

“¡Ya está la manga de la bomba en el aire; pronto nos

inundará!” (De Sade, 2013: 537).

"Cierro los ojos y disfruto de cómo lo frota, lo

aprieta, lo acaricia" (James, 2015: cap. 7-4).

"Mientras yo lo masturbo con la mano libre, sintiendo

el líquido caliente escurrir por mis dedos, que me

llevo a la boca y lamo, uno por uno" (Coelho, 2014:

181).

Page 106: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

105

"Justo cuando abría los ojos sentí sus manos sobre

mis rodillas. Me separó las piernas por completo y

gruñó al ver mi sexo hinchado y mojado. Pasó un

dedo por la humedad. Un gemido escapó de mis

labios cuando jugueteó con mi sensible botón de

nervios" (Carlan, 2016: 45).

Cuadro 7. Muestras de técnicas discursivas para hablar de la masturbación en el discurso erótico.

Para referirse al sexo anal

"Este, en quien hoy los pedos son sirenas,

este es el culo, en Góngora y en culto, que

un bujarrón le conociera apenas"

(Quevedo, 2008).

“Soy a prueba de ariete” (De Sade, 2013:

492).

“Hasta el fondo de su santuario” (De Sade,

2013: 543).

“Hundiéndome ciegamente en el abismo”

(De Sade, 2013: 492).

"Después cedió el puesto a otro. El tercero

quiso abrirse camino por la parte más

estrecha y, forzándola bruscamente, la hizo

gritar. Cuándo la soltó, dolorida y llorando

bajo la venda que le cubría los ojos, ella

cayó al suelo" (Réage, 1954).

"Sin embargo, en vez de penetrar mi sexo,

comienza a poseerme por detrás. Le

pregunto qué está haciendo, pero él no

responde, solo toma otra cosa de la mesa

de noche y la pasa por mi ano. Entiendo

que es vaselina o algo semejante.

Page 107: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

106

Enseguida, me pide que me masturbe y va

entrando lentamente" (Coelho, 2014: 176).

Cuadro 8. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo anal en el discurso erótico.

II, § 4.2.5 Técnicas de discurso coloquial que aborda el sexo de forma explícita

En este rubro, la técnica de discurso coloquial que aborda el sexo de forma explícita referida

a la obtención de placer carece de complejos arreglos y elaboraciones narrativas; aquí se

restringe el repertorio a unos cuantos verbos y términos que expresan de forma literal la

actividad sexual que se describe y los sexos biológicos implicados. Entonces, en este campo,

no hay ninguna especie de doble sentido, todas las técnicas y expresiones son en sentido

estrictamente literal, son unívocas. Cabe mencionar que estas formas tienden a una mayor

carga de significación hacia la dimensión semántica, y no mediante complejos arreglos

sintácticos como ocurre en el erotismo, ni valiéndose de las inferencias de la dimensión

pragmática.

Si bien el repertorio con el que se cuenta son formas mucho más reducidas y directas que la

amplia gama de posibilidades que ofrece el erotismo o el discurso coloquial que aborda el

sexo de forma implícita (coloquial o vulgar), aquí es posible gradar el registro de estas

formas, ya que no todas se usan en los mismos tipos de texto o de situaciones. Por ejemplo,

en textos en orientación sexual se buscará una forma que no se use en situaciones informales,

pero tampoco que sea el tecnicismo propio del campo biológico, por ejemplo: “penetración”.

Por otra parte, en una situación informal como una charla entre amigos, habrá una tendencia

natural hacia las formas más informales, por ejemplo: “coger”.

A continuación se muestran algunas de las técnicas que se registraron en nuestra

documentación (no se ordenaron por nivel de formalidad ni registro, figuran de manera

aleatoria únicamente con fines ilustrativos):

Coito

Cópula sexual

Page 108: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

107

Para referirse al acto sexual

Penetración

Coger

Follar

Acostarse/meterse con alguien

Tener relaciones con alguien

Echarse/tirarse a alguien

Cuadro 9. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso de forma

explícita.

Para referirse al sexo oral

Felación

Dar/hacer/practicar sexo oral

Dar/hacer un oral

Cuadro 10. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo oral en el discurso de forma

explícita.

Para referirse a la masturbación

Masturbar(se)

Hacer(se) una puñeta

Dedear(se)

Cuadro 11. Muestras de técnicas discursivas para hablar de la masturbación en el discurso de forma

explícita.

II, § 4.2.6 Técnicas de discurso coloquial que aborda el sexo de forma implícita

(coloquial o vulgar)

En oposición al subapartado anterior, en este enlistaremos algunos de los ejemplos

encontrados durante la investigación que ilustren técnicas de discurso coloquial que aborda

Page 109: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

108

el sexo de forma implícita (tildados aquí como “coloquial”42 o “vulgar43”) y se presentan por

medio de unidades léxicas o más frecuentemente mediante expresiones completas.

Resulta de interés apreciar que en este campo ya se manifiesta de forma plena el doble sentido

(no parece haber de hecho ninguna forma explícita, lo que refuerza la idea de que hay una

tendencia hacia el doble sentido cuando se busca encubrir algo cuya expresión explícita

resultaría un tabú: la esencia de nuestro albur). También vuelve a manifestarse la elaboración

y creatividad como ocurría con en el erotismo, pero a diferencia del erotismo, aquí su dominio

prototípico es la oralidad y el medio únicamente fónico, de modo que no se vale de ningún

tipo de discurso o recurso narrativo ni literario, aunque parecen proliferar figuras como la

metáfora, la analogía, la sinonimia, la homonimia (aspectos en los que nos detendremos

posteriormente en este trabajo); en fin, estas técnicas discursivas se acercan mucho al albur

mismo, pero siguen sin ser propiamente albur per se. La constante que se aprecia de forma

más prominente en todas las muestras de esta técnica es una relación de semejanza entre la

forma física o entre la acción que realizan los elementos, características que permiten asociar

distintos dominios cognitivos.

Cabe destacar que en esta técnica tampoco hay limitaciones en cuanto a la segmentación

binaria de sexualidad hembra-macho que hace la biología, ni al tipo de práctica sexual que

se desee, ya que también tiene como propósito la obtención de placer y no la reproducción.

Esto permite que la gama de posibilidades lingüísticas sea mucho más extensa que en el

campo de la biología o en el de la sexualidad explícita, y dado que se vale de recursos de

doble sentido y usados de forma coloquial, se ven multiplicados los ejemplos de los que se

disponen, cada uno con motivación claramente contextual. Pareciera que el límite para incluir

más ejemplos a este repertorio es la misma imaginación y creatividad del hablante.

42 Para fines de este trabajo, entenderemos por “coloquial” la definición proporcionada por el Diccionario del

Español de México como: “Que pertenece a la lengua hablada poco formal o a la que se maneja en la

conversación familiar; que se relaciona con ella” (DEM, 2019). 43 Para fines de este trabajo, entenderemos por “vulgar” la definición proporcionada por el Diccionario del

Español de México como: “Que no tiene educación ni gusto, que es de mal gusto, falto de delicadeza y cortesía”

(DEM, 2019).

Page 110: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

109

La relación estrecha o difusa de estas técnicas con aquellas del albur se comentará

posteriormente. A continuación se muestran algunas de las técnicas que se registraron en

nuestra documentación:

Para referirse

al acto sexual

Matar a la rata

a palos

Pisar a la araña Checar la

temperatura

Tronar el

esqueleto

Matar al oso a

puñaladas

Despeinar a la

cotorra

Limpiar la

chimenea

Tronar el ejote

Ponerle Jorge

al niño

Meter los

mecánicos al taller

Darle las

croquetas al

Bull-Dog

Luchar a dos de

tres caídas

Gratinar los

molletes

Echar un

palo/palenque/palito

Rellenar el

pavo

Echar

pata/pasión

Ponerle

requesón al

tlacoyo

Pasar por las armas Checar el

aceite

Descalabrar el

chango

Rechinar el

catre

Terminarle los

bracitos al bebé

Mojar la

brocha

Cena Pancho

Sacarle el

veneno a la

víbora

Picarle el ojo al

niño

Aventarse

desde la tercera

cuerda

Cochar

Desflemar el

chile

Azucarar el churro Hacer el salto

del tigre

Darle vuelo a la

hilacha

Ponerle

mayonesa a la

torta

Darle nuez a la

ardilla44

Sacarle el gas

al refresco45

Meterle el

relleno al pay46

44 Extraído de: Distrito Comedia (2014) La Hora Pico. 45 Extraído de Edith Márquez Fans (2017) La Hora Pico. 46 Extraído de: Distrito Comedia (2013) La Hora Pico.

Page 111: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

110

Aterrizar el

pájaro en el

nido

Darle su banana al

chango47

Meterle el

muñequito a la

rosca48

Ponerle carnita

al tamal49

Cuadro 12. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso de forma no

explícita.

Para referirse al sexo

oral

Ponerse la

máscara de

Black Shadow

Besar al cíclope Hacer gárgaras

Bajar al río Hacer un

mameluco/wawis/wapos

Soplar la flauta

Bajar por los

chescos

Ajustarse/arreglarse las

amalgamas

Tocar “La

cucaracha”

Pegarse unos

chivos

Taparse las muelas Probar el

Danonino/Duvalín

del amor

Lavarse los

dientes

Sacarse la muela del

juicio

Beso negro

Besar el puño de

ligas

Besar el sinesquinas Besar el

siempresucio

Besar el

nomeniegues

Besar el nudo de globo Besar el milarrugas

Cuadro 13. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo oral en el discurso de forma no

explícita.

Para referirse a la masturbación

Jalarle el

cuello/pescuezo al

ganso

Chamarra

El paso del tigre Chaqueta

47 Extraído de: Chilango (2014) Formas nacas de decir que hoy toca echar pasión. 48 Extraído de: Chilango (2014) Formas nacas de decir que hoy toca echar pasión. 49 Extraído de: Chilango (2014) Formas nacas de decir que hoy toca echar pasión.

Page 112: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

111

Final feliz Chaira

El calambrito Chaleco

Cinco contra uno Salir/jugar con Manuela

Sacar los hijos Estrangular al ganso

Tocar el timbre Manipular la marioneta50

Jugar al solitario51 Llamar a los 5 magníficos52

Lavar la ropa a mano53 Hacer una maniobra54

Pulirle el casco al

soldado55

Darle a la manivela56

Cuadro 14. Muestras de técnicas discursivas para hablar de la masturbación en el discurso de forma

no explícita.

Para referirse al sexo anal

Balacear la cajuela Picar el ojo

Besar/soplar la nuca Echarle crema a los frijoles

Sacar los frijoles Entrar a la cueva

Sacar la fruta de la

piñata

Abrir la alcantarilla

Entrar a la baticueva Buscar el tesoro

Tapar el bache Remojar el Twinky en el

champurrado57

Entrar por la puerta

trasera58

Remojar el churro en el

chocolate59

Taponear el hoyo Darle por Detroit60

50 Extraído de: Bakanica.com (2017) Maneras de decirle a la paja. 51 Extraído de: Bakanica.com (2017) Maneras de decirle a la paja. 52 Extraído de: Bakanica.com (2017) Maneras de decirle a la paja. 53 Extraído de: Soniko_sdd (2012) Diferentes formas de decir PAJA. 54 Extraído de: Soniko_sdd (2012) Diferentes formas de decir PAJA. 55 Extraído de: Soniko_sdd (2012) Diferentes formas de decir PAJA. 56 Extraído de: Soniko_sdd (2012) Diferentes formas de decir PAJA. 57 Extraído de: El jeringas Loko (2014). 58 Extraído de: Chilango (2012) Palabras que nos paran los pelos. 59 Extraído de: Jackeltuerto (2016) 12 maneras de enviar a alguien a practicar sexo anal. 60 Extraído de: Chilango (2012) Palabras que nos paran los pelos.

Page 113: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

112

Aparcar atrás61 Sacar petróleo62

Cuadro 15. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo anal en el discurso de forma no

explícita.

II, § 4.2.7 Técnicas en el dominio del albur

Ya hablamos anteriormente de las técnicas discursivas y de aprehensión propias de campos

específicos para ilustrar de qué manera se habla de lo sexual en dominios distintos,

analizando los discursos de cada uno de esos dominios, y esto es útil para poner en contraste

la técnica integral de la que se vale el albur que aquí procuramos ilustrar.

Ahora bien, en las técnicas anteriores, se pudo apreciar que aquella que atiende a expresiones

coloquiales mostró una mayor gama de realizaciones que el resto —al menos las identificadas

y registradas durante la realización de este trabajo, y no se considera la erótica por ser esta

de un tipo de creación literaria donde también se vería limitada únicamente por la

imaginación del autor—, dado que no se restringía a la determinación biológica binaria, ni al

tipo de acto sexual, y porque tampoco se trataba de un registro formal unívoco o

terminológico. Todo esto permitió que la gama de posibilidades se viera tan amplia como el

propio ingenio de crearlas. En cuanto al albur, al igual que la manera en la que se aborda el

sexo en la clasificación de técnica de discurso que aborda el sexo de forma implícita

(coloquial o vulgar) o en el erotismo, también parece tener una gama ilimitada de

posibilidades de realización. Sin embargo, enlistarlas y agruparlas resultaría mucho más

complicado con el albur, ya que es enteramente espontáneo, situacional y ocurre a partir de

lo que se haya dicho antes contextualizándolo y ajustándose a la situación; es, en realidad,

imposible registrar todo, ya que no tiene límites de realización. Por ello es que estos ejemplos

servirán a modo enunciativo, mas no limitativo.

Con lo anterior, podríamos entender al albur ahora, solo para propósitos de este subapartado,

como una técnica discursiva de la que podemos servirnos para hablar de algún tema, pero

61 Extraído de: Jackeltuerto (2016) 12 maneras de enviar a alguien a practicar sexo anal. 62 Extraído de: Jackeltuerto (2016) 12 maneras de enviar a alguien a practicar sexo anal.

Page 114: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

113

con la particularidad de hablarlo de forma sexualizada y encubierta, pero este razonamiento

solo es útil si se usa con el único fin de contrastar en qué se asemeja y en qué difiere respecto

a las técnicas anteriores. Estos son algunos de los ejemplos detectados:

Para referirse al acto sexual

Con este calor, me tuesto

vivo

¿Quieres ver ganar a la

selección mexicana esta

noche?

Vamos a un entierro Aquí huele a azucena.

Ayer te vi sentado en la

parada del Gigante

Soñé que viajabas en

lancha.

Cuadro 16. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso del albur.

Para referirse a la

masturbación usando la

técnica de los nombres

propios

Benito Camilo Onganiza José Bosacas

Alberto Carlos del Toro José Boquitas

Carmela Peláez Carmela Labastida

Cuadro 17. Muestras de técnicas discursivas para hablar de la masturbación en el discurso del albur.

Para referirse a la

masturbación

Te ves más turbado ¿Vas a Lomas Turbadas?

Dame un flan de llamas

turbadas por favor

Manuel me da miedo cada

vez que se acerca a platicar

Cuadro 18. Muestras de técnicas discursivas para hablar de la masturbación en el discurso del albur.

Para referirse al sexo anal

El cacahuate es

carbohidrato

Los cacahuates son los

acompletadores de toda

comida

Raspado de

anís/cola/chicloso

Damesio John

Cuadro 19. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo anal en el discurso del albur.

Page 115: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

114

Para referirse al sexo oral

Agua de mamarindo Osama Maesta

Alma Marcela Silva A las palomas en Costa

Rica se les llama: “palomas

ticas”

Cuadro 20. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo oral en el discurso del albur.

La lista de ejemplos sería interminable, así que hasta aquí dejaremos estos ejemplos por

cumplir el cometido ilustrativo.

Hasta este punto, sostenemos ahora una conclusión crucial que se ha anunciado ya durante

el rumbo de este trabajo y respecto a la concepción del fenómeno del albur para este trabajo.

Tras analizar y contrastar todas las técnicas anteriores, se pudo apreciar una distinción

enorme entre el albur y todas las demás técnicas: cómo y con qué fin se trata lo sexual, así

como la presencia o ausencia del doble sentido. Mientras que para las técnicas en el campo

de la biología, el erotismo, la sexualidad explícita, la sexualidad no explícita, en terminología

jurídica y en la religión, el objetivo era hablar del sexo, en el albur el objetivo no figuró

únicamente hablar del sexo, sino hablar de alguna otra cosa, de cualquier otro tema, pero

sexualizándolo encubiertamente con el albur: no fue el contenido semántico, sino el vehículo

temático. Es decir, en todas las técnicas excepto el albur, se usan recursos para llegar a un

fin: tocar el tema del sexo. En el discurso del albur y no dentro del juego del albur, en cambio,

el sexo es solo el vehículo, el medio por el que transita este fenómeno, pero su fin no es

hablar del sexo porque resultaría paradójico pensar que su fin fuera su propio vehículo bajo

la idea del albur con función fática63 o de interacción. Aquí el albur visto bajo esta función

es más bien un fenómeno en el que el sexo está inherentemente adherido a él (es decir, es un

fenómeno sexualizado), y no un fenómeno que se valga de artificios lingüísticos para hablar

del sexo per se (es decir, sexual). También es posible observar que si bien el albur en su

función fática solo usa el sexo para manifestarse o transitar o catapultarse porque sus fines

son otros bajo esta percepción, vale la pena mencionar que de entre estos otros fines que tiene

63 Función del lenguaje desde el punto de vista de análisis comunicativo en el modelo de Jakobson, retomada

de lo mencionado por Malinowski.

Page 116: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

115

aquel que prima es el de la interacción social, manifiesto en el que me detendré en el apartado

IV, § 3.2.

Sin contradecir lo anterior, podemos también decir por otra parte y de forma simultánea que

en el albur sí se trata de sexo y es el sexo el contenido semántico o tema en el sentido del

contenido que se expresa, si y solo si se lo aprecia desde su función conativa; es decir, solo

al interior del juego verbal que representa el albur. Se puntualizará este manifiesto

posteriormente en el presente trabajo de investigación.

Ahora bien, en el apartado I, § 3 se habló sobre el doble sentido como característica esencial

que debe tener el albur, y con las puntualidades de cada tipo de discurso que se recogió en

este apartado, hemos mencionado también cuáles de esos discursos poseen doble sentido y

cuáles no, como se muestra en el siguiente cuadro:

Conjunto de técnicas Doble sentido

Discurso biológico -

Discurso erótico +/-

Discurso jurídico -

Discurso religioso +/-

Discurso coloquial que aborda

el sexo de forma explícita

-

Discurso coloquial que aborda

el sexo de forma implícita

+

Albur +

Cuadro 21. Técnicas discursivas con el rasgo del doble sentido.

La característica de tener doble sentido es importantísima en este análisis del albur porque

de aquí se desprende no solo un rasgo en común del albur con algunas de las otras técnicas

Page 117: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

116

discursivas que lo poseen, tener doble sentido, sino que también se desprende otra tesis de

esta investigación:

No todo discurso con doble sentido es necesariamente un albur, pero todo albur siempre

será un discurso con doble sentido. Del mismo modo, no todo discurso con doble sentido

será siempre sexual y no todo discurso con doble sentido de contenido sexual es

necesariamente un albur, pero todo albur siempre será un discurso con doble sentido

de contenido sexual.

Es posible apreciar este manifiesto en el siguiente diagrama que busca ilustrar la relación del

contenido sexual y la presencia del doble sentido en los distintos tipos de discursos (atención

que en el diagrama se han incluido ejemplos de discursos sin contenido sexual cuya

definición no se puntualizará en este trabajo, pero solo se han incluido para propósitos

ilustrativos: adivinanzas, colmos, calambures, acertijos):

Page 118: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

117

Diagrama 1. Relación del contenido sexual y del doble sentido en distintos tipos de discurso con y

sin difrasismos.

Este diagrama resuelve la necesidad de esclarecer la relación del doble sentido y del

contenido sexual en la reflexión sobre las características lingüísticas del albur, aspecto

esencial en todo manifiesto que aborde al albur u otros fenómenos lingüísticos emparentados

o similares. Esto se debe a que, como se ha insistido antes, existe mucha vacilación respecto

a la concepción del albur: hay quienes lo asemejan a fenómenos como los chistes, los

retruécanos, los acertijos, los calambures, o formas de discurso coloquial que abordan el sexo

de forma implícita (apartado II, § 4.2.6), pero, como se ha dicho ya, ninguna de estas es

propiamente un albur y pareciera nadie reparar en esta distinción, El resultado de este

descuido ha provocado crasas falacias respecto al albur (“falacias”, entendidas como errores

de razonamiento lógico) que hacen afirmaciones del consecuente64, tales como pensar que

“dado que el albur siempre es de doble sentido, entonces cosas como una adivinanza o un

calambur que tengan doble sentido son también una forma de albur”. Pero este tipo de

afirmaciones no pueden estar más erróneas, de acuerdo con nuestro análisis, tal como se

ilustra en el Diagrama 1.

Dicho lo anterior, pasemos ahora a un breve análisis de las distintas técnicas discursivas

consultadas anteriormente, en el que se expondrá el comportamiento de dichos discursos en

un continuo operacional como recurso del análisis de lingüística operacional.

II, § 5. Análisis operacional del albur como técnica discursiva frente a otras técnicas

Como se ha explicado antes, las características del albur como técnica discursiva frente a

otras técnicas discursivas comparten algunos rasgos en común, como i) hablar del sexo para

la obtención del placer y no solo para fines reproductivos (el albur frente al discurso coloquial

64 Para fines de este trabajo, entenderemos por “afirmaciones del consecuente” aquello mencionado por Bailador

en su trabajo doctoral Nuevas técnicas de modelado orientado a objetos e implementación de un generador de

sistemas basados en conocimiento (2003), como: “Cuando dos reglas estén unidas entre sí porque en el

antecedente de la segunda figure la hipótesis de la primera, el consecuente de la segunda no debe encadenarse

de nuevo con la primera regla por medio de alguna de las afirmaciones del consecuente, puesto que se formaría

un bucle, produciendo el bloqueo del sistema e impidiendo como consecuencia proseguir hacia delante en el

proceso de inferencia” (2003: 126).

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118

que aborda sexo de forma explícita, implícita y el discurso erótico), ii) no limitarse al código

binario macho-hembra (como lo hace el discurso biológico o el religioso), iii) no tener

impedimento para ningún tipo de práctica sexual o tabú social o cívico (como el discurso

jurídico o el religioso), y más prominente aún iv) tener doble sentido como algunas de esas

técnicas (el albur frente al erotismo y el discurso religioso medianamente, así como frente al

discurso coloquial que aborda el sexo de forma implícita).

Pero este razonamiento es más productivo bajo el enfoque funcional lingüístico al que se

adhiere este trabajo de investigación, puesto que hemos mencionado ya que el criterio

operacional es productivo para este análisis, dado que estamos en constante contraste con

otras manifestaciones lingüísticas asemejadas o totalmente opuestas al albur, o con las que

se lo suele confundir; a decir, el humor verbal que ya se explicó, el discurso coloquial que

aborda el sexo de forma implícita, el doble sentido mismo, etc. Estos contrastes son mucho

mejor explicados cuando se estudian a través de un continuo que vaya difuminando en la

medida en la que se desplaza de un polo a otro las características de cada objeto de estudio

lingüístico (técnica discursiva), un continuo que dé cuenta del balance en todo objeto: si se

ganan características de “X”, se pierden características de “Y”. Marcar y distinguir las

oposiciones es un recurso funcional para lograr la comprensión funcional de cualquier objeto

de estudio lingüístico, ya que constantes operacionales como los conjuntos difusos65, los

parecidos de familia66, los grados de predicatividad ~ indicatividad, + semántico ~ +

pragmático, + evaluativo ~ + valorativo, etc. logran explicar aspectos de la lengua que un

sistema conformado únicamente por algoritmos binarios en superficie profunda no logra

explicar, como la lingüística formal.

Es así que llegamos ahora a un breve apartado que procurará ilustrar 14 criterios (los

extraídos en el análisis de los ejemplos de esta investigación) de sistemas de oposiciones bajo

continuos operacionales con los que podemos apreciar el albur como técnica discursiva frente

65 Teoría propuesta por el profesor Lotfi Zadeh de la Universidad de Berkeley, en su artículo “Fuzzy Sets”, en

la revista Information and Control (1965). 66 Teoría desarrollada por Eleanor Rosch, particularmente desarrollada en Rosch, E. & Mervis, C. (1975).

Family Resemblances: Studies in the Internal Structure of Categories, Cognitive Psychology.

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119

a las otras técnicas discursivas que hemos recogido en esta investigación, mostradas en el

apartado II, § 4.2:

i) Primer criterio: Grado de registro. Para este criterio, hemos localizado los polos

registro informal ~ registro formal, ambos extremos dentro de los cuales se

pueden contener grados distintos en los que cada técnica se desenvuelve de

acuerdo con la situación comunicativa, y dentro del cual el albur muestra

tendencia a ser de registro informal, como se muestra en el siguiente esquema:

ii) Segundo criterio: Grado de doble sentido. Para este otro criterio, hemos

localizado los polos + doble sentido ~ - doble sentido, ambos extremos dentro de

los cuales localizamos contenido únicamente un tipo de discurso a la mitad, el

erótico, porque puede o no ser de doble sentido. Aquí la división es más polar que

en el criterio anterior, y el albur se encuentra ubicado en el polo extremo de doble

sentido, como se muestra en el siguiente esquema:

Page 121: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

120

iii) Tercer criterio: Grado de polisemia. Para este otro criterio, hemos localizado los

polos polisémico ~ monosémico, ambos extremos dentro de los cuales

localizamos las técnicas discursivas que a medida que se vuelven más formales,

parecieran perder multivocidad y ganar univocidad; y aquellas informales o que

se valen de retruécanos para matizar o disfrazar su discurso, como el albur o la

forma de sexo no explícita, tienen mayor grado de polisemia o multivocidad,

como se muestra en el siguiente esquema:

Page 122: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

121

iv) Cuarto criterio: Grado de indicatividad. Para este criterio, polar distintivo y

prototípico en las operaciones de distintos programas de lingüística operacional,

hemos localizado los polos indicatividad ~ predicatividad, en relación a un mayor

grado de pragmática y de semántica empleado por cada técnica discursiva,

respectivamente. Dentro de estos polos, podemos ubicar al albur en el extremo de

indicatividad, ante todos los procesos pragmáticos que están inmersos en su

codificación, mientras que los discursos más apartados del doble sentido y con

mayor univocidad están ubicados más tendentes hacia la predicatividad, como se

muestra a continuación:

v) Quinto criterio: Grado de concepción. En este siguiente criterio, hemos

localizado los polos concepción oral ~ concepción escrita, en apego al modelo y

parámetros de Koch/Oesterreicher (2007 [1990]). Bajo este criterio, podemos

ubicar al albur en una concepción tendente a la concepción oral, o mejor dicho,

prototípicamente oralizada, como herencia verbal que se fosilizó tras la extinción

de los cuicah, como se muestra a continuación:

Page 123: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

122

vi) Sexto criterio: Grado de elaboración. Para el siguiente criterio, se considera el

grado de elaboración que requiere cada discurso, asignado en un continuo con los

polos más elaborado ~ menos elaborado. Es posible apreciar que el albur se

encuentra en el polo de ser algo extremadamente elaborado; atención que

pareciera esto romper la excepción de que un fenómeno prototípicamente

oralizado sea tan elaborado, más que uno prototípicamente escrituralizado, como

se muestra en los contrastes discursivos a continuación:

Page 124: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

123

vii) Séptimo criterio: Grado de planificación. En este criterio, se han establecido los

polos espontáneo ~ planificado, dentro de los cuales se trasladan las técnicas

discursivas que conforman dichos discursos. En este criterio, el albur se ubica en

el extremo del polo espontáneo, por sus características orales, situacionales y la

réplica inmediata que exige, como se muestra a continuación:

viii) Octavo criterio: Grado de directividad. Para este criterio, se han establecido los

polos - directo ~ + directo, para atender al grado en el que cada técnica discursiva

hace su discurso: ora si lo hace más directo, valiéndose de univocidades y sin

retruécanos ni complejas expresiones resemantizadas; o bien indirecto, en el

sentido de buscar hacer inferencias o giros en la expresión que no den cuenta del

mensaje de forma directa, que lo hagan matizado, como se muestra a

continuación:

Page 125: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

124

ix) Noveno criterio: Grado de explicitación. Para este criterio, se han establecido

los polos implícito ~ explícito, para atender al grado en el que cada técnica

discursiva manifiesta su mensaje. Dado que se requieren más recursos lingüísticos

cuando se matiza una expresión o cuando se acompaña de una doble

interpretación deliberada, es de esperar que aquellos discursos que usen el doble

sentido, dilogías, eufemismos o retruécanos sean aquellos menos explícitos;

mientras que aquellos con mayor univocidad sean los más explícitos, como se

muestra a continuación:

Page 126: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

125

x) Décimo criterio: Grado dialógico. Para este criterio, se han establecido los polos

+ dialógico ~ - dialógico, para atender al grado de posibilidad de diálogo que

permite cada técnica discursiva, en el sentido de que algunas de estas son

necesariamente dialógicas, y otras parecieran poder prescindir de este rasgo.

Atención que cabe resaltar que este rasgo registrado de diálogo pareciera verse de

alguna forma asociado al medio prototípico en el que se desenvuelva dicha

técnica, ya sea oral o escrito, y es de esperarse que en este último por fuerza no

haya posibilidad de diálogo por haber únicamente la presencia de un emisor, como

se muestra a continuación:

xi) Decimoprimer criterio: Presencia del interlocutor. Para este criterio, se han

establecido los polos + presencia ~ - presencia, para dar cuenta de en qué grado

la presencia del interlocutor pareciera ser una característica esencial en cada

técnica discursiva. Si bien pareciera que la presencia de un interlocutor es siempre

exigida en todo acto comunicativo o hecho de habla —o de otro modo no sería

posible hablar de un circuito de comunicación propiamente, por ejemplo, de

conformidad con el modelo jakobsoniano (1960)—, es de subrayar que la

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126

presencia del interlocutor puede verse prescindida si quien figure con el papel de

receptor es el mismo emisor pero mantiene una duplicidad de papeles. Esto es, la

lengua es necesariamente dialógica, de modo que el albur como cualquier otra

técnica lo es por necesidad. Sin embargo, procuramos aquí únicamente establecer

cuán factible es prescindir del interlocutor en cada técnica ya que hay figuras que

parecieran mostrar mayor flexibilidad a ello, y otras que en definitiva no, como

se muestra a continuación:

xii) Decimosegundo criterio: Inmediatez de respuesta. Para este criterio, se

establecieron los polos + respuesta inmediata ~ - respuesta inmediata, para dar

atender a cuán exigido es que la respuesta del interlocutor ocurra de manera

inmediata en su acto comunicativo. Esta característica podría vincularse en

análisis factibles a aquella de la presencia del interlocutor y a aquella de la

posibilidad dialógica. Este es el continuo aquí propuesto:

Page 128: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

127

xiii) Decimotercer criterio: Grado de descontextualización. Para este criterio, se

establecieron los polos + descontextualizado ~ - descontextualizado, para referir

el grado de descontextualización que ocurre en cada técnica. Entendemos por

“descontextualización” a aquel comportamiento dentro del discurso plasmado en

cada técnica en la que se tiende a dar atender a cuán exigido es que la respuesta

del interlocutor ocurra de manera inmediata en su acto comunicativo. Esta

característica podría vincularse en análisis factibles a aquella de la presencia del

interlocutor y a aquella de la posibilidad dialógica. Este es el continuo aquí

propuesto:

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128

xiv) Decimocuarto criterio: Grado de uso paralenguaje y prosodia. Para este último

criterio, se establecieron los polos + uso de paralenguaje y prosodia ~ - uso de

paralenguaje y prosodia, para referir la presencia y el grado en el que dichas

características se manifiestan o se emplean, como recursos necesarios para cada

técnica discursiva. Como es de esperarse, aquellas técnicas cuya manifestación

sea prototípicamente en el medio oral serán las que empleen en mayor medida

estos recursos, como se muestra a continuación:

Page 130: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

129

Como se puede observar en el comportamiento de estas técnicas en los distintos continuos

aquí presentados, una de las posibilidades que permite analizar objetos de estudio lingüístico

bajo el enfoque operacional es la capacidad de trasladarse de un polo a otro en el continuo,

apreciar las características que se pierden al hacer esta transición y las que se ganan. Ejemplo

de esto es la situación mostrada en el apartado II, § 4.1 anterior, con el ejemplo de “agarra

mesa grande”, en donde dos interlocutores mantienen un discurso plano y de pronto emerge

un discurso figurado, con activadores o características en el discurso del emisor que pueden

fácilmente hacer pensar al receptor que lo están queriendo alburear, aunque aún no está

seguro de que esto ocurra, requiere recoger más elementos interpretativos para aseverarlo. Al

creerse albureado, el receptor trasladaría su discurso no marcado del polo de - doble sentido

a una interpretación de discurso marcado en el polo de + doble sentido, como se muestra en

la siguiente figura, valiéndonos del modelo operacional aquí propuesto en el segundo criterio

de este apartado:

Figura 2. Continuo de discurso de grado de doble sentido, cuando hay incertidumbre por parte del

receptor.

Vemos ahora que el interlocutor que se cree albureado está debatiendo entre si el discurso

que debe interpretar es el marcado o el no marcado, ante la incertidumbre de la verdadera

Page 131: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

130

intención del emisor del albur potencial. Siguiendo la hipotética réplica que hemos propuesto

en el mismo ejemplo, ante esta situación el interlocutor potencialmente albureado replica con

algo como: “¿Estás hablando en serio o me estás albureando?”. En este punto, podríamos

decir que la posición del interlocutor en el continuo que estamos ilustrando sería la siguiente:

Figura 3. Continuo de discurso de grado de doble sentido, mostrando las posibilidades de posición

del receptor.

La respuesta del otro interlocutor esclarecerá la incertidumbre respecto al albur; es más, el

interlocutor potencialmente albureado podría incluso ya estar ubicado en una interpretación

de discurso marcado, donde supone con mucha seguridad que fue un albur deliberado. Pero

ante esto, el interlocutor responsable del albur potencial replica con: “No te estoy albureando,

es tu mente ‘cochambrosa’ la que cree que te estoy albureando”. Tras esto, el receptor regresa

nuevamente al polo de - doble sentido, erradica todo rastro de albur y sigue la conversación

con el discurso no marcado, el plano, aquel del sentido literal en su círculo comunicativo:

Page 132: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

131

Figura 4. Continuo de discurso de grado de doble sentido, mostrando la transición discurso no

marcado → discurso marcado → discurso no marcado.

Esta posibilidad de ir de un polo a otro, de marcar las oposiciones y de ver los valores de

verdad de las enunciaciones es una característica que permite el análisis lingüístico

operacional que, como se sigue insistiendo en este trabajo, es el enfoque más funcional que

se ha elegido y se adhiere a la naturaleza del fenómeno del albur que aquí se estudia.

Ahora bien, tras revisar los criterios operacionales con los que en este trabajo hemos

identificado la transición de las técnicas discursivas aquí registradas, podemos apreciar que

las características que conforman al albur como técnica discursiva en estos continuos

operacionales son las siguientes:

i) La técnica discursiva del albur tiene la característica de mostrar tendencia hacia

el registro informal.

ii) La técnica discursiva del albur tiene la característica de siempre portar un doble

sentido.

iii) La técnica discursiva del albur tiene la característica de mostrar tendencia hacia

la polisemia y los multívocos más que hacia la monosemia y unívocos.

Page 133: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

132

iv) La técnica discursiva del albur tiene la característica de ser más indicativo (es

decir, de valerse de procesos pragmáticos), que de ser predicativo (es decir, de

valerse de procesos semánticos).

v) La técnica discursiva del albur tiene la característica de desenvolverse

prototípicamente en la concepción oralizada.

vi) La técnica discursiva del albur tiene la característica atípica de ser un discurso

extremadamente más elaborado que las demás técnicas discursivas, incluso que

el erotismo. Al referirnos con “atípica” aquí se debe a que no es propio de una

concepción oralizada y un fenómeno con ese grado de informalidad y con

característica de espontaneidad que tenga una planificación elaborada, porque

implicaría una carga cognitiva pesada para los hablantes; sin embargo, estos

análisis operacionales parecieran mostrar que el albur sí lo hace: se mueve en la

oralidad, y muestra más elaboración que un discurso que se desenvuelva en la

escrituralidad, como el erotismo, por ejemplo. Esto se debe a los muchos procesos

lingüísticos que subyacen en cada construcción alburera de entre los cuales, como

ya se ha mencionado aquí, el más prominente es el de la resegmentación.

vii) La técnica discursiva del albur tiene la característica de ser un fenómeno

espontáneo, ya que ocurre en situaciones específicas, probablemente irrepetibles,

exige réplicas inmediatas (no pueden tardar más de 3 segundos), y dado que no

se sabe qué contestará el adversario en un duelo de albur, la réplica que se haga

de él será tremendamente espontánea. Esta espontaneidad se opone a la

planificación, característica de textos cuya concepción y medios prototípicos son

la escrituralizada y gráfico, respectivamente.

viii) La técnica discursiva del albur tiene la característica de ser menos directo; tan es

cierto esto que cualquier intento por reducir esta cualidad indirecta “desvestiría”

las capas de eufemismos y matices que recubren al albur. Esta característica no

es tendente, es fija, ya que la cualidad de ser indirectos hace que se busquen

formas de expresión en la lengua que no se valgan de las formas directas, y de ahí

que surjan recursos semánticos como la polisemia, la ambigüedad semántica, la

homonimia, etc., u otros recursos como las paronomasias, eufemismos,

asimilaciones vocálicas, reconstrucciones sintácticas, prosodia, etc.

Page 134: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

133

ix) La técnica discursiva del albur tiene la característica de ser un fenómeno

sumamente implícito. En el albur, de hecho, se busca a toda costa evitar la

explicitación dado que esto desvestiría el código alburero, y el albur perdería todo

sentido. Las inferencias, implicaciones y procesos de interpretación pragmática

son recursos a los que el hablante se ve orillado a causa del alto grado implícito

del albur.

x) La técnica discursiva del albur tiene la característica de ser un fenómeno

dialógico. Si bien se sabe que hay formas de albur en las que no se requiere la

presencia física del interlocutor, o por el contrario, en ocasiones apreciamos

albures en los que solo está el interlocutor y no pareciera haber emisor (o bien

este aparezca oculto), se establece que la forma prototípica del albur es ser

dialógico. Esto data desde los antiguos cuicah que poseían una característica de

duelo, la posibilidad de réplica como ya se mencionó antes. Al final, el albur como

hecho de habla, y como todo en la lengua, es dialógico por necesidad, y podemos

analizar los casos en los que no esté presente alguno de los interlocutores, pero

observar cómo aquel único presente adquiere una duplicidad de papeles. Se

revisará posteriormente algunas puntualidades de los tipos de albur.

xi) Vinculado al criterio anterior sobre la tendencia dialógica, surge el siguiente

criterio, la presencia del interlocutor. Es así que la técnica discursiva del albur

muestra la tendencia de requerir la presencia del interlocutor en sus hechos de

habla aunque, como se ha dicho antes, esto no es una característica exigida ya que

puede haber casos en los que se prescinda de este actor y el único interlocutor

presente ejerza una duplicidad de papeles.

xii) A diferencia de las otras técnicas aquí analizadas, la técnica discursiva del albur

muestra una tendencia a requerir una respuesta inmediata, ya que es parte de las

reglas de su propio juego. Si bien otras técnicas muestran la posibilidad de réplica,

en ninguna de ellas pareciera haber una tendencia hacia requerir un tipo de

respuesta inmediata. Entonces, la réplica en el resto de técnicas pareciera ser solo

una característica de la que puede prescindirse, a diferencia del albur, en la que

es exigida.

Page 135: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

134

xiii) La técnica discursiva del albur, al igual que el discurso coloquial que aborda el

sexo de forma implícita, muestra una tendencia a ser descontextualizada; esto es,

que sus mensajes plasmados en los creativos juegos lingüísticos velan siempre un

contenido sexual, y al hacerlo significa que se descontextualizan de la situación

comunicativa literal o plana o de significado lingüístico de la que se hable en ese

momento. Por ejemplo, en una situación en la que haya dos personas hablando de

un trabajo de carpintería y una de ellas lance un albur, el albur claramente estará

descontextualizado dado que habla de sexo y sumisión y superioridad sexual

dentro de su propio juego (como lo hemos explicado ya), y esto claramente se

descontextualizaría del tema principal, que es el trabajo de carpintería.

xiv) Vinculado al mismo quinto criterio aquí presentado, podemos apreciar que el

albur, por ser de concepción oralizada y de medio fónico, se valdrá de elementos

propios de la oralidad, o paralenguaje que aporte al discurso alburero, al igual que

ocurre con cualquier discurso oral. Para ello, la presencia de la prosodia y recursos

paralingüísticos son una característica que el albur muestra una alta tendencia a

portar. Atención que esto no significa que el albur exigidamente requiera prosodia

y paralenguaje (como ocurría con las gesticulaciones u otros recursos de los

cuicah), más bien estamos diciendo que esa característica es una tendencia clara

en el albur, una tendencia que seguramente se explicaría porque se manifiesta en

un medio fónico y concepción oralizada, como muchas otras muestras de haba en

estos mismos cuadrantes.

Tras registrar estas características mediante continuos operacionales del fenómeno que aquí

nos atañe, pasemos ahora a seguir profundizando en el análisis lingüístico del fenómeno visto

a partir de este momento ya como una técnica discursiva consolidada que posee al menos

estas nueve características prominentes recogidas. La siguiente sección buscará entonces

exponer los recursos lingüísticos más prominentes —ya no discursivos— en los distintos

niveles de la lengua que logran la construcción de albures.

Por ahora, y para entrar en materia del análisis lingüístico de las muestras recabadas y ya

dejando de lado el aspecto discursivo, pasaremos a exponer algunos ejemplos de

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135

construcciones de albur desde los distintos niveles de organización de la lengua, empezando

desde el más básico, el fonológico, hasta el más complejo, el textual.

II, § 6. Recursos en los niveles lingüísticos para crear albur como técnica discursiva

En los apartados anteriores, hemos establecido al albur como una técnica discursiva más de

las que dispone el español de México para hablar del sexo o para hablar con contenido sexual

o sexualizado, con sus propios rasgos y elementos esenciales. Y cabe mencionar nuevamente

que a diferencia de las otras técnicas contrastadas, el albur posee siempre un contenido sexual

que no está revelado al interlocutor, sino que hay que decodificarlo, y las técnicas que

procuran encubrirlo y codificarlo son las que caracterizan las formaciones más comunes del

albur, con complejos recursos lingüísticos que comenzarán a analizarse aquí. Pero este primer

análisis de construcciones lingüísticas es apenas la introducción a un esbozo de enfoque

lingüístico, para el cual partimos en este momento.

Dicho lo anterior, el siguiente apartado se enfocará en analizar las distintas técnicas en los

niveles de la lengua que se emplean en la formación de albur visto como técnica discursiva

(atención que para ello, hemos agrupado en dos apartados principales las formaciones

lingüísticas del albur más prominentes recogidas en el corpus: a saber, fonológica y

morfosintáctica), y explicará de forma brevísima el procedimiento operacional que ocurre

cuando se pasa de una forma a otra para dar cuenta del cambio en dicha operación. Cabe

mencionar que la puntualidad explicativa que dé cuenta de cada proceso lingüístico tanto en

nivel de la lengua como en dimensión de la lengua o de naturaleza prosódica se revisará

posteriormente, en la medida en la que se siga avanzando en los siguientes capítulos y

apartados de este trabajo de investigación, que aborden la semántica, la pragmática, las

concepciones y medios, las explicaciones detalladas de todo el contenido semántico

resignificado y reconstruido para la formación de albures.

Nota: El número entre corchetes, [X], que antecede a las muestras de los siguientes ejemplos

de albur representa el número de muestra con el que se registró dicho albur en el Apéndice I

de corpus recabado para esta investigación.

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136

II, § 6.1 Ejemplo de técnica con el único recurso de la prosodia

• Fono aislado empleado para hacer albur (/m/). Es posible hacer albur productivo en

el nivel fonológico únicamente mediante el fonema /m/, y la emisión del fono puede

replicar un sentido equivalente a decir “lo recibo”, “lo como”. Por ejemplo:

- [68] >Échame las bolsas chico.

- ¿Mmm?

- [74] >Es el chico más temido…

- Mmm.

En este ejemplo se aprecia un cambio que parte de una interjección conformada por un único

fonema (/m/) empleado para expresar consentimiento (“mmm”) y pasa a ser una expresión

conformada por el mismo fonema para recoger la onomatopeya de alguien degustando un

platillo que le parece exquisito: “mmm”.

El empleo del fonema nasal bilabial sonoro /m/, o mejor dicho del fono que representa ese

fonema, en una réplica alburera se debe a la similitud de ese fono con el sonido que se realiza

cuando alguien degusta algún platillo que le parece exquisito: “mmm”. Es así que la relación

del fonema /m/ con la expresión al degustar algo de buen sabor “mmm” se vinculan en el

discurso alburero para hacer alusión a que alguien “come algo que le parece delicioso” o que

simplemente “degusta ese algo”. Como se explicó antes, aquello que se “come” hace

referencia a que una persona se ve complacida de recibir algo, como el trasero, pechos o la

cavidad vaginal, bucal o anal de una persona. Es por ello que esta réplica se ilustra en estos

ejemplos como contestación a “chico”, alburema que significa “el recto”, con lo que el

alburero replica que “degusta, recibe, se come o penetra el recto del contrincante”.

- [68] >Échame las bolsas chico.

[el recto]

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137

- ¿Mmm?

[te lo degusto/recibo/como]

- [74] >Es el chico más temido.

[el recto]

- Mmm.

[te lo degusto/recibo/como]

II, § 6.2 Ejemplos de técnicas a nivel fonológico

Para ilustrar las técnicas empleadas con recursos en el nivel fonológico, hemos recogido

algunos ejemplos con procesos fonéticos y fonológicos que intervienen en la elaboración y

comprensión de albures (asimilación, disimilación, metátesis, nasalización, apocopación,

epéntesis y velarización).

• Por asimilación (regresiva no adyacente):

- [237] Agua de mamarindo

(Agua de tamarindo)

Dame agua de mama

Dame una mamada

Hazme sexo oral

Este ejemplo pone en evidencia un proceso operacional con una reconfiguración fonológica

porque se expresa aquí una palabra sin significado (“mamarindo”), o mejor dicho, una nueva

palabra con un nuevo sentido, realmente basada a partir de la paronomasia entre “tamarindo”

y “mamar”, ambas formas con el mismo valor: nombres comunes.

• Por asimilación (progresiva no adyacente):

- [241] Un refrespito de agua de mamantial

(Un refresquito de agua de manantial)

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138

Dame agua de mama

Pito - dame una mamada

[pene – mamas]

Hazme sexo oral

La operación que ocurre en este ejemplo, al igual que en el anterior, es de naturaleza de

reconfiguración fonológica, al cambiar un fonema de la voz “manantial” a la nueva forma

asimilada “manantial”.

• Por disimilación:

- [246] Inyecciones de Penecilina

(Inyecciones de penicilina)

Inyéctate penecilina

Inyéctate pene

Penétrate

Del mismo modo, en este proceso fonético y fonológico se aprecia una reconfiguración

fonológica, deliberadamente realizada para crear albur, en la que se altera la forma

“penicilina” a “penecilina” para hacer alusión al falo. El apoyo aquí es estrictamente

fonológico, y es productivo en la creación de albures.

• Por metátesis:

- [239] Agua de tecojote

(¿Quieres agua de tejocote?)

¿Quieres agua de te-cojo-te?

¿Quieres agua de te cojo?

¿Quieres que te coja?

Te cojo

Te penetro

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139

La metátesis de este ejemplo también es un proceso fonético o fonológico, que se crea

mediante una reconfiguración fonológica; este proceso fonológico de metátesis es muy

productivo para la formación de albures que logran reconfigurar por paronomasia nuevas

palabras asemejadas a otras o reconfigurar morfosintácticamente formas nuevas como esta:

“te cojo” en vez de “tejoco-”.

• Por nasalización:

- [240] Semen-Up

(Seven-Up)

Semen-Up

[Ofrecimiento de] semen

La operación reconfigurada en este ejemplo es de naturaleza fonológica para asemejar

mediante el proceso de nasalización la voz “Seven” a la voz “semen”. El apoyo aquí es

estrictamente fonológico, y es productivo en la creación de albures.

• Por apocopación:

- [254] Pa’ lo que te gusta fregar

(Para lo que te gusta fregar)

Pa’ lo que te gusta fregar

Palo que te gusta fregar

Palo que te gusta

Te gusta el palo

Te gusta el pene

Este proceso fonético o fonológico es común en la creación de albures y la operación

subyacente es cambiar de un adjunto de finalidad (“para lo que”) a un nombre (“palo”) + un

sintagma verbal subordinado de relativo (“que te gusta”).

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140

• Por epéntesis:

- [235] Tacos de miñonga con agua fresca de miembrillo

(Agua fresca de membrillo)

Agua fresca de miembro

Agua de pene

Orina/semen de pene

La epéntesis de este proceso fonético o fonológico es una operación que reconfigura el

nombre “membrillo” a una forma también nominal pero derivada de un nombre distinto,

“miembro”, en inflexión diminutiva: “miembrillo”.

- [253] ¿Cuántas semillas tiene un chile? Setentra

(¿Cuántas semillas tiene un chile? Setenta)

¿Cuántas semillas tiene un chile? Setentra

¿Cuántas semillas tiene un chile? Se -te-entra

Te entra chile

Te entra pene

Te penetran

La otra epéntesis de este ejemplo es una operación que cambia una forma de sintagma

adjetival, “setenta”, a una forma de sintagma verbal: “te entra”, perceptible mediante la

resegmentación del proceso fonético realizado.

• Por velarización:

- [234] Sopa de verguras

(Sopa de verduras)

Sopa de verguras

Sopa de verga

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141

Sopa de pene

Comes pene

Del mismo modo, en este proceso fonético o fonológico, ocurre una operación que cambia

de una forma de sintagma nominal a otra, configurada para una lectura paronomástica a la

voz “verga”.

II, § 6.3 Ejemplos de técnicas a nivel morfosintáctico con apoyo prominentemente

fonológico

La transición de un nivel a otro en la producción de albures no siempre es ni clara ni marcada;

muchas de estas transiciones parecen trasladarse de manera muy sutil o tenue de un nivel a

otro. Y es que, a decir verdad, en la lengua misma resulta difícil establecer los parámetros

limitantes que pueden aislar un nivel de otro en cualquier muestra de habla. Es decir, si bien

a nivel de análisis lingüístico las unidades mínimas de cada nivel de la lengua son claras,

están bien establecidas, procurar esta limitación en muestras de habla reales no es igual de

simple, ya que cada elemento lingüístico compacta en sí mismo dos o más niveles de la

lengua. Y no nos referimos aquí a una coincidencia por coextensión (pensemos en la

conjunción copulativa positiva “y” y su coextensión como i) un solo fonema, el vocálico

anterior cerrado /i/, ii) al mismo tiempo como un morfema, {i}, o iii) como una palabra sola

con categoría conjuntiva, “y”, o como iv) núcleo de un sintagma, “y”, o como v) una sola

oración, “¿Y?”), sino más bien a que en una muestra de habla cualquiera se compactan

unidades fonológicas, morfológicas, léxicas, y la tarea de catalogar cada unidad en el nivel

de la lengua que le corresponda de forma absoluta puede no ser funcional. Dicho esto, los

parámetros que segmentan cuándo una unidad deja de ser de un nivel y se traslada al siguiente

nivel pueden verse difuminados cual conjunto difuso. Es así que presentamos a continuación

algunas muestras de albur que dan cuenta de la vinculación de los niveles de la lengua, ya

que se aprecia una transición tenue de fonológico a morfológico e incluso hasta el sintáctico,

a diferencia del subapartado anterior de únicamente muestras fonológicas.

- ¿Te gusta a ti ese son?

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142

Mediante la operación de resegmentación y apoyada por la prosodia, en este ejemplo ocurre

un cambio de un sintagma nominal con función de sujeto “ese son” y la juntura con proforma

átona “ti” a una forma adjetival aumentativa “tiesesón”, derivada de “tieso”, para hacer la

lectura alburera: “¿Te gusta tieso?”.

- [238] Agua de Mípalo

En este ejemplo, nuevamente hay un proceso de resegmentación apoyado por la prosodia,

operación en la que se traslada el discurso plano o no marcado del sintagma nominal “mi

palo” al marcado o figurado que trae un falso topónimo a la mesa: “Mípalo”. La forma de

ambas construcciones sigue siendo un SN, pero se cambia la función en este proceso

operativo, ya que de ser un sintagma prepositivo complemento de nombre “de mi palo” se

encubre a un sintagma prepositivo complemento de procedencia “de Mípalo”, operación en

la que también interviene el apoyo fonológico y morfosintáctico.

• Por resegmentación morfosintáctica recargada en el proceso de aféresis:

- [309] No, es que aquí ya’sta lloviendo.

(No, es que aquí ya está lloviendo)

‘Sta lloviendo

Tallo-viendo

Tallo

En este ejemplo, ocurre una operación formal que cambia de un sintagma verbal impersonal

en presente simple del indicativo “está lloviendo”, a una forma verbal conjugada en primera

persona del singular del presente simple del indicativo del verbo del primer grupo flexivo

“tallar”, nuevamente mediante la juntura de dos elementos posteriormente resegmentados.

• Por resegmentación morfosintáctica recargada en el proceso de supresión y

contracción:

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143

- [338] ¿Cómo se dice techo? Ah pues, ahí te va que se dice ‘ceiling’ y, si lo quieres

blanco, solo pídelo diciendo ‘white’

(techo - blanco)

Te-echo blanco

Te eyaculo blanco

Te eyaculo semen

La operación formal que ocurre en este ejemplo cambia de un sintagma nominal “techo

blanco” conformado por un adjetivo pospuesto de color y un nombre de base, a una forma de

sintagma verbal de valencia 2, mediante la resegmentación y apoyo nuevamente prosódico:

“te echo blanco”.

- [252] ¿Qué prefieres regalar a tu novia: una rosa blanca o un clavel negro?

¿Qué prefieres regalar a tu novia: una rosa blanca o un clave-el negro?

clave-el negro

clavé el negro

clavé el pene

penetré

La operación formal que altera los constituyentes sintácticos de este ejemplo cambia un

sintagma nominal “clavel negro” a un sintagma verbal con su argumento directo mediante el

recurso de la paronomasia principalmente: “clavé el negro”.

- [236] Ensalada de coliflor con algas y pasas.

Ensalada de cola con algas y pasas

Cola con-algas y pasas

Cola con nalgas y pasas

Cola con nalgas pasas

Cola […] pasas las nalgas

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144

La operación que configura al albur en este ejemplo se conforma por el cambio de un

sintagma nominal coordinado copulativo positivo, a saber, “algas y pasas”, introducido por

la preposición “con”, cambiado a un sintagma nominal tras una resegmentación de “con” y

“algas” para crear la nueva lectura “nalgas”. También se aprecia un cambio a sintagma verbal

como “pasas” en conjugación en segunda persona del singular del presente simple del

indicativo del verbo del primer grupo flexivo “pasar”. La homofonía de este último hace

posible el albur, entonces se apoya de un recurso fonético, además de la relación semántica

de homonimia, para reconfigurarse como operación constructora del albur.

• Por resegmentación morfosintáctica recargada en la prosodia:

- Me tengo que ir porque recibiré un paquete.

- [47] ¿Para dónde vas?

La operación que aquí ocurre es el cambio de un sintagma preposicional de destino (“Para

dónde”) a la forma adjetival aumentativa “paradón”, operación que reconfigura

morfosintácticamente un adjetivo mediante la resegmentación y se vincula con la forma

verbal “recibiré” anafórica. De este modo, en este ejemplo se aprecia que se realizó una

especie de fusión entre las formas “para” y “dónde”, fusión que solo es productiva en la forma

de pronunciarlas, por ello que se clasifique para fines de este apartado como resegmentación

morfosintáctica recargada en la prosodia: [pa.ra.dón de bas]. Al hacer esta especie de fusión

en la prosodia, se aprecia un cambio en las clases de palabras y sus valores que subyace en

el plano del albur: se pasa del SP que evoca un destino “Para dónde” a una forma de

derivación adjetival de la base “parada” para ahora rezar “paradón”, a modo de adjetivo de

valor aumentativo. El alburero que hace este cambio fonológico tiene por intención decir

“paradón”, que refiere a un pene erecto o “parado”, este referente es una réplica

sintácticamente funcional a modo de objeto directo del verbo “recibir” que enunció el

interlocutor en la línea anterior con “recibiré”. Si bien el interlocutor enunció literalmente:

“recibiré un paquete”, es decir no dejó sin OD su verbo principal, en el proceso del albur que

se reconfiguró el alburero ha prescindido de este OD, lo suprime y tiene perfectamente clara

la noción de que ese verbo es de valencia 2, así que reemplaza el OD “paquete” con un nuevo

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145

OD, “paradón”, de modo que sin hacer cambio diatético ni algún otro proceso sintáctico que

ponga en riesgo la valencia verbal prototípica del verbo “recibir”, el alburero únicamente

traslada el OD a su propia réplica y así decirle a su interlocutor que “recibe un paradón” en

vez de un paquete, es decir, “recibe un pene erecto”, como se ilustra en el ejemplo siguiente

analizado a modo secuencial para exponer todas las operaciones que se realizan en este albur:

- Me tengo que ir porque recibiré un paquete.

[verbo valencia 2 que se recupera en el siguiente diálogo]

- ¿Para dónde vas?

¿Paradón-de vas?

(Se fusionó la preposición “para” y el pronombre “dónde” para crear la nueva

construcción “paradón-de”):

¿Paradón de vas?

(De la nueva forma “paradón-de”, se elimina el elemento “de” que no es funcional en

este albur así como el elemento “vas” y queda únicamente “paradón”, una forma

adjetival aumentativa):

¿Paradón?

(El nuevo adjetivo “paradón” se desprende del adjetivo básico “parado”, cuyo

significado en el discurso del albur se relaciona a “pene erecto”):

Recibiré… pene erecto.

El significado revelado de “pene erecto” es un sintagma adjetival que se recoge como nuevo

OD del verbo “recibir” del diálogo anterior para suscribir que el interlocutor: “recibe un pene

erecto”.

- ¡Cuidado, ahí viene el caballo!

(toalla femenina)

- [224] Y también tumborracho allá afuera.

Y también un borracho allá afuera.

Y también t-un-borracho allá afuera.

Y también tunborracho allá afuera.

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146

Y también tumbo allá afuera.

Tumbo.

Tumbo el caballo.

Tumbo la toalla femenina.

Te tiro la toalla femenina al penetrarte.

El cambio relevante en este ejemplo de formación de albur mediante el recurso de la prosodia

es que se pasó del sintagma nominal “un borracho” al sintagma verbal “tumbo”, con fuerte

apoyo prosódico para lograrlo. Tras esto, el argumento verbal esperable del verbo transitivo

“tumbar” se vuelve el nombre “caballo”, que aparece anafóricamente; es decir, se recoge un

nombre emitido por un interlocutor y se deja “pendiente” para después ser retomado como

OD del verbo nuevo “tumbar” y así hacer gramatical su valencia verbal 2: “tumbo caballo”.

La resignificación que se origina al decir “tumbo caballo” es, como se explica en la glosa

anterior, expresar una forma variante para decir: “te penetro”.

II, § 6.4 Ejemplos de técnicas a nivel morfosintáctico

• Casos de reconstrucciones morfofonológicas elaboradas exclusivamente para

hacer albures:

- [243] Ron Polano

(Ron Poblano)

RonPoblano

Ronpolano

Rompolano

Rompo lano

Rompo el ano

La operación que ocurre aquí, también apoyada por la prosodia, cambia de un sintagma

nominal conformado por el nombre “ron” y el adjetivo de gentilicio “poblano”, una forma de

sintagma verbal conformada por el verbo de valencia 2 “romper” y el sintagma nominal con

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147

función de objeto directo “el ano”, asimilados por paronomasia. La atípica combinación de

los fonemas /n/ pegado al fonema /p/ es imposible en castellano, puesto que esa /n/ se

transforma en /m/. Pero para el código del albur, esta restricción morfofonológica es

prescindible y se permite siempre que sea un recurso que ayude a encubrir el contenido

sexual, como en este ejemplo, a razón de la paronomasia que permite la configuración

operacional del albur.

• Reconstrucciones morfológicas para hacer albur:

Es posible hacer albur al reconstruir la morfología de una o varias palabras en un sintagma

con discurso “plano”, de modo que sea coherente la idea dentro del sintagma plano, pero

tenga difuminado un albur que solo se perciba mediante la reconstrucción morfológica. Por

ejemplo:

- [96] El té de ramo blanco.

El té de-ramo blanco.

El té derramo blanco.

El te derramo blanco.

Te derramo blanco.

Te derramo semen.

En este ejemplo, la operación que ocurre cambia el sintagma nominal “té de ramo blanco”,

conformado por un nombre y un sintagma preposicional, a un sintagma verbal conformado

por el verbo “derramar”, la proforma “te” y el sintagma nominal con función de objeto directo

“blanco” (atención que aquí “blanco” no es un adjetivo, sino un nombre empleado como

alburema para el referente “semen”), para configurar una lectura alburera como “te derramo

blanco”, respaldada por la similitud de los fonemas que son todos coincidentes en ambas

expresiones: tanto en la del discurso marcado como en la del no marcado.

- [242] Té de Hesgarro.

Té de-Hesgarro.

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148

Té de-he-sgarro.

Te de(he)sgarro.

Te desgarro.

Al igual que en el ejemplo anterior, en este ejemplo ocurre una operación que reconfigura el

sintagma nominal “té de Hesgarro” (si bien “hesgarro” sea una simulación de signo

lingüístico por solo poseer significante creado artificialmente y sin significado), por la forma

de sintagma verbal “te desgarro”, ambas expresiones con exactamente los mismos fonemas.

- [219] Flan de llamas turbadas por favor.

Flan de lla-mas-turbadas por favor.

Flan de llamasturbadas por favor.

Flan de lla masturbadas por favor.

Flan de ya masturbadas por favor.

Ya masturbadas.

Mastúrbame ya/masturbas.

Este ejemplo exhibe una operación un poco más compleja, ya que cambia primeramente un

sintagma nominal conformado por el nombre “llamas” y el adjetivo “turbadas” y lo

resegmenta para pasarlo a un sintagma adverbial, a saber, “ya masturbadas”, conformado por

el adverbio “ya” y el adjetivo de participio “masturbadas”, con apoyo de la paronomasia.

- [244] Cerveza La Negra Modelo

Cer-veza La Negra Modelo

Cer-besa La Negra Modelo

Besa la Negra Modelo

Besa la Negra

Besa la negra

Besa el pene

Haz felación

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149

En este otro ejemplo, la operación que ocurre es un cambio de un sintagma nominal “cerveza”

con el sintagma nominal en función de aposición especificativa “La Negra”, para cambiarlo

a un sintagma verbal conformado por el verbo “besar” y el sintagma nominal en función de

OD “la negra”, con apoyo de la homofonía producida por la resegmentación.

- [248] Receta anticonceptiva: Nopalitos antes de ir a dormir.

Receta anticonceptiva: No-palitos antes de ir a dormir.

No-palitos antes de ir a dormir.

No palitos antes de ir a dormir.

No sexo antes de ir a dormir.

Receta anticonceptiva: No practicar el sexo antes de ir a dormir.

Para este otro ejemplo, la operación en la técnica discursiva que se puede apreciar es el

cambio de un sintagma nominal con inflexión en diminutivo, “nopalitos”, a un sintagma

nominal encabezado por el adverbio de negación “no” y el nombre “palos” en su forma de

diminutivo, “palitos”, percibidos mediante la resegmentación: “no palitos”, alusión a decir

“no palos” o sea, “no practicar sexo”.

- [66] ↑Qué talla reinita (.) hay tallas.

¿Qué talla, reinita? Hay tallas.

¿Qué talla, reinita? Ahí tallas.

Qué talla – Ahí tallas.

Talla – Talla ahí.

Talla el pene.

En este ejemplo, la operación vuelve el sintagma nominal “talla” a un sintagma verbal de un

verbo de valencia 2, “tallar”, conjugado en tercera persona del singular del presente simple

del indicativo para la fórmula de tratamiento formal “usted” , respaldado por la homofonía

“talla” ~ “talla”. También hay una operación de cambio de un sintagma verbal “hay” a un

sintagma adverbial “ahí”, respaldado por la paronomasia, lo que cambia también el sintagma

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150

nominal en plural “tallas” que anteriormente era OD a un “tallas” que ahora es un sintagma

verbal conjugado en segunda persona del singular del presente simple del indicativo.

- [214] Después de ir a Dallas, te queda Colorado por Detroit.

Después de ir a Darlas, te queda Colorado por Detrás.

Después de ir a darlas, te queda colorado por detrás.

Después de ir a darlas (las nalgas), te queda colorado por detrás (el recto).

Después de acceder a tener relaciones sexuales, terminas con el recto irritado.

La operación que se aprecia aquí, respaldada por la paronomasia, hace del nombre propio

“Dallas” un sintagma verbal con su proforma de OD en posición enclítica “darlas”; y del

mismo modo, la paronomasia respalda nuevamente la segunda parte del sintagma donde la

operación que ocurre es cambiar del nombre propio “Detroit” a la forma adverbial “detrás”.

Además, gracias a la homofonía del topónimo “Colorado” con el adjetivo “colorado”, ocurre

también una operación que cambia de un nombre propio a un adjetivo de color. Ambas

operaciones percibidas mediante la resegmentación.

• Inflexiones particulares para la elaboración de albures.

- [38] O calabazas (.) la que viene en sacos

O calabazas (.) la que viene en saco-s

calabazas – saco

Saco calabaza

Saco el excremento.

(Te penetro por vía rectal y al hacerlo te extraigo excremento).

Este ejemplo muestra una operación en la técnica discursiva de creación del albur, donde se

mezclan los apoyos prosódicos, fonológicos, morfológicos y sintácticos. Aquí se cambia de

un sintagma prepositivo “en sacos” a un sintagma verbal conjugado en la primera persona

del singular del presente simple del indicativo del verbo “sacar”: “saco”. El albur se logra al

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151

resegmentar y recrear ambos sintagmas, con apoyo de la homofonía, vinculado al alburema

“calabazas” que alude al excremento.

• Afijos empleados y otras particularidades de afijos para elaborar albures.

- [247] Pispirina intrapiernosa.

(Aspirina intravenosa).

Pis-pirina intravenosa.

Pis intravenosa.

Pis intra-venosa.

Pis intra-piernosa.

Pis/pene entre las piernas.

Penetración.

Este ejemplo muestra una operación que consiste en una modificación derivacional con

cambio de base sufijada de “ven-osa” a “pier-nosa”, y también muestra una modificación en

la morfología de la forma “aspirina” a “pispirina”. Estos cambios son operaciones

respaldadas por la paronomasia y representan cambios derivacionales y morfológicos

atípicos, por emplear formas de afijos artificiales pero productivas en la formación de albures.

- [220] El diminutivo de Sacaltepec: Sacaltepito.

El diminutivo de Sacaltepec: Sacal-te-pito.

El diminutivo de Sacaltepec: Sacal-te-el-pito.

El diminutivo de Sacaltepec: sácate el pito.

Sácate el pito.

Sácate el pene.

Del mismo modo, en este otro ejemplo se aprecia una operación que consiste en valerse de

la inflexión que permite el sufijo “-ito” de diminutivo, pero al resegmentarlo con la nueva

forma morfológica que surge se obtiene un cambio de un sintagma nominal en aparente forma

de topónimo, “Sacaltepec”, a un sintagma verbal con su OD conjugado en forma de

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152

imperativo: “sácate el pito”. Esta operación además de la inflexión descrita se vale del recurso

de la paronomasia.

- El diminutivo de “rompope” es “rompopito”.

El diminutivo de “rompope” es “rompo-pito”.

El diminutivo de “rompope” es “rompo pito”.

Rompo pito.

Rompo pene.

Me penetran.

Al igual que con el caso anterior, en este otro ejemplo ocurre una operación que consiste en

cambiar de un nombre con inflexión en diminutivo “rompope – rompopito” para pasarlo a

un sintagma verbal conjugado en primera persona del singular del presente simple del

indicativo del verbo “romper”: “rompo”, junto con su complemento directo “pito” para

valerse de la homofonía producida tras la resegmentación y producir el sintagma final:

“rompo pito”.

II, § 6.4.1 Ejemplos de composición

- [251] ¿Cuál [sic.] es el nombre del pájaro que incendia los maizales? El pájaro quema

maíz.

¿Cuál es el nombre del pájaro que incendia los maizales? El pájaro que-mamaíz.

¿Cuál es el nombre del pájaro que incendia los maizales? El pájaro que mamas.

¿Cuál es el nombre del pájaro que incendia los maizales? El pene que mamas.

Pene que mamas.

Pene mamas.

Practicas felación.

En este ejemplo, ocurre una operación que consiste en cambiar de un sintagma adjetival

estructurado como una forma morfológica compuesta conformada por un verbo y un nombre,

“quema + maíz”: “quemamaíz”, a una oración de relativo, en cuya nueva lectura al

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resegmentarse se vale de la paronomasia de la forma “maíz” con la forma verbal conjugada

“mamas”, productiva en el albur, o bien la forma verbal conjugada alusiva a las terminaciones

de voseo castellano plural “-aís”: “vosotros mamáis”. Así pues, se obtiene la oración adjetiva

especificativa: “que mamas” a partir de la resegmentación y paronomasia del compuesto

morfológico “quemamaíz”.

- [335] ¿Cuál es el pájaro que se orina en las placas de los automóviles? El pájaro mea

placas.

¿Cuál es el pájaro que se orina en las placas de los automóviles? El pájaro me-aplacas.

¿Cuál es el pájaro que se orina en las placas de los automóviles? El pájaro me aplacas.

¿Cuál es el pájaro que se orina en las placas de los automóviles? El pene me aplacas.

Me aplacas el pene.

Al igual que con el caso anterior, en este ejemplo ocurre una operación que cambia de una

forma compuesta de un verbo con un nombre (a saber, “mear” + “placas”: “meaplacas”) a

una forma de sintagma verbal conformado por el proclítico “me” y el verbo conjugado

“aplacas”, operación respaldada por la homofonía, y así producir el albur “me aplacas”.

II, § 6.5 Ejemplos de técnicas a nivel sintáctico

• Casos de reconstrucción morfosintáctica creada exclusivamente para la

elaboración de albures.

- [245] Damenal (gotas pa cojer [sic.] sueño).

Damenal-gotas pa’ coger sueño.

Dame-nal-gotas pa’ coger sueño.

Dame nalgotas pa’ coger sueño.

Dame nalgotas pa’ coger.

Este ejemplo ilustra una operación que consiste en cambiar de un sintagma nominal

inventado, con apariencia de nombre de producto farmacéutico (“Damenal”), signo

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154

lingüístico ficticio también, y cambiar el sintagma nominal parentético “gotas”, para

resegmentar ambos elementos yuxtapuestos y producir un sintagma verbal respaldado por la

paronomasia, cuya nueva lectura es “dame nalgotas” en el terreno del albur. Esto se

complementa con la posibilidad polisémica del verbo “coger” que aparece posteriormente en

el uso del español de México.

- [233] Ataxco, Durango

Ataxco Durango.

Atasco Durango.

Atasco Dura-ngo.

Atasco dura.

En este ejemplo, se aprecia que nuevamente se creó una región imaginaria únicamente para

lograr que la resegmentación morfosintáctica reconstruya un albur. La forma “Ataxco” es

una voz inventada, que procura asemejarse mediante esa “x” al topónimo “Taxco” propio del

estado de Guerrero. Esta forma por paronomasia se asemeja al verbo conjugado “atasco”,

forma conjugada en presente simple del indicativo de la primera persona del singular del

verbo “atascar”. Yuxtapuesto a esto, el topónimo “Durango” se resegmenta y se recoge

únicamente “Dura”, con la nueva lectura ya reinterpretada como: “atasco dura” = “penetro el

pene erecto”. El cambio general que ocurre es de dos sustantivos propios a un verbo transitivo

y un sustantivo común como su OD.

II, § 6.5.1 Ejemplos de frases idiomáticas

• Colocación y particularidades sintácticas inamovibles en expresiones para hacer

albur (No es lo mismo…).

- [250] No es lo mismo papas en chile, que chile en papas.

No es lo mismo papas en chile, que chile en-papas.

No es lo mismo papas en chile, que chile em-papas.

No es lo mismo papas en chile, que chile empapas.

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155

Chile empapas.

En esta ocasión, se aprecia una operación de reconstrucción que solo es posible gracias al

acomodo sintáctico tildado aquí de “inamovible”, ya que si se acomodaran los constituyentes

de forma distinta, no sería posible la resegmentación ni otros recursos que producen el albur.

En este ejemplo, la operación consiste en cambiar de un sintagma prepositivo “en papas” a

un sintagma verbal conjugado en segunda persona del singular del presente simple del

indicativo, del verbo “empapar”, respaldado por la paronomasia, para leerse: “empapas”.

- [249] No es lo mismo palos en el monte, que montes en el palo.

No es lo mismo palos en el monte, que montes-en el palo

No es lo mismo palos en el monte, que montese-en el palo

No es lo mismo palos en el monte, que móntese en el palo

Móntese en el pene.

En este otro ejemplo, se aprecia una operación respaldada por una similitud fonética más

apegada a la paronomasia que a la homofonía que consiste en cambiar el sintagma nominal

“montes” junto con su complemento prepositivo del sintagma “en el palo”, para resegmentar

estos elementos y hacer una nueva lectura que produzca un sintagma verbal en imperativo

con un complemento locativo: “móntese en el palo”. Cabe mencionar aquí que i) esta

resegmentación únicamente es posible por la distribución específica de los elementos

sintácticos, la cual al distorsionarse comprometería la producción del albur, y también que

ii) la operación subyacente no solo es de resegmentación y respaldo paronomásico, sino

también que ocurre un cambio de contenido a partir de la transformación sintáctica.

II, § 7. Conclusiones

Recapitulemos un poco lo revisado hasta ahora. En la línea de análisis que seguimos hasta

este punto, hemos identificado al albur como un fenómeno ante todo lingüístico, muy

probablemente como consecuencia que advino y se fosilizó tras la extinción de los antiguos

cuicah, de los cuales perdió el elemento dancístico, las gesticulaciones y los cantos, para así

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156

procesar y comprimir todo su peso en el único elemento que conservó: el verbal. Tras revisar

cuáles son las características esenciales que conforman a este fenómeno hoy día, fue posible

percatarnos de que el contenido sexual permea en el fenómeno actual tanto como lo hacía en

los antiguos cantos nahuas. La necesidad de codificar contenido sexual en una sociedad

opresora y prejuiciosa es la que orilla a que se busquen formas alternas de expresión en el

albur que se valgan de recursos eufemísticos, matizados, encubiertos con doble sentido y

retruécanos, dilógicos o indirectos, etc. Esta es la razón por la que estos rasgos son los más

prominentes en el albur actual, que no busca exponer sexo velado, sino encubrirlo, que exige

que este contenido semántico se deba decodificar. Es entonces que el juego de decodificar

un albur y replicarlo recodificándolo con la sagacidad y la creatividad de los usuarios, bajo

el tiempo máximo permitido para replicar y en apego a las líneas de coherencia, congruencia

y cohesión, es lo que otorga la cualidad de mágico y tremendamente complicado al fenómeno

que aquí nos atañe. Ahora bien, tras revisar la cercanía del albur con el humor verbal a razón

de que producir humor es uno de sus efectos principales, fue posible apreciar que

efectivamente es un tipo de texto humorístico porque contiene todas las características que

se agrupan en la TGHV para clasificarlo como tal. Pero esto es únicamente considerando el

efecto humorístico que produce el albur, ya que puede tener otros efectos o funciones, como

se revisará más adelante.

Tras recoger la intención y esencia de hablar de sexo de forma encubierta, pudimos entender

que el albur es un elemento del discurso por buscar expresar algo de una manera particular

(dígase, el “¿cómo se habla de equis cosa?”, el contenido sexual encubierto cuando se habla

“albureando”), y con ello establecemos entonces que la naturaleza del albur es discursiva y

que se vale de una serie de técnicas particulares que conforman dicho discurso. Mediante un

procedimiento operacional, se han contrastado las características del albur como técnica para

hablar de lo sexual con las características de otras técnicas discursivas que también hablan

del sexo ora de forma velada o no, en siete tipos de discursos diferentes. Este análisis nos

permite tener una mejor comprensión del fenómeno comparado con sus antecedentes

históricos y con otras técnicas que buscan algo más o menos similar que el albur y se emplean

también en el español, no solo de México.

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157

La posibilidad de contrastar mediante un análisis operacional las técnicas discursivas que

caracterizan al albur frente a otras técnicas discursivas prominentes que también hablan del

sexo, pero propias de dominios diferentes, nos ha permite identificar algunas de las

generalidades lingüísticas que lo definen, como ser de registro informal, tener un doble

sentido, ser tendente hacia la polisemia, ser tendente hacia la indicatividad, ser

prototípicamente de concepción oral, ser una técnica muy elaborada para su producción y

procesamiento, ser espontáneo y absolutamente nada planificado, ser más indirecto, ser

sumamente implícito, ser altamente dialógico, exigir la presencia de un interlocutor, requerir

una respuesta inmediata, ser descontextualizado y uso de paralenguaje y prosodia. Poseer

estas características situadas en un continuo y contrastarlas con las otras técnicas discursivas

nos lleva ahora a analizar qué recursos de construcción lingüística son los que permiten que

el albur se produzca como para poseer las características operacionales ya descritas. Y es así

que aterrizamos posteriormente en un breve análisis que expone las operaciones que se llevan

a cabo en las construcciones lingüísticas que se valen de todos los niveles de la lengua

operando en solidaridad para construir albures. El análisis operacional empleado permite

regresar o transitar de un polo discursivo al otro: a decir, del discurso marcado al no marcado.

Y este breve análisis explica entonces qué cambios operacionales ocurren cuando se cambia

de un discurso a otro en la interpretación del mensaje emitido potencialmente alburero. El

aspecto formal operacional como técnica discursiva que se realizó en este punto es de ayuda

para permitirnos comprender por qué algunas de las definiciones y concepciones del albur lo

ven como un juego de palabras: a razón de las resegmentaciones complejas y constantes que

lo producen y reproducen de manera más frecuente.

Asimismo, el discurso que contiene el albur también muestra una dualidad respecto a las

condiciones de verdad, puesto que como se mencionó ya, existe un doble discurso, paralelo

y simultáneo en el que uno puede ser totalmente plano y no marcado, y el otro puede estar

encausado hacia el terreno del albur. Lograr determinar una u otra opción depende de las

condiciones de verdad que contenga dicho discurso, es decir, de que aquello de lo que se

hable o el significado lingüístico sea siempre falso, en oposición al sentido, el cual será

siempre verdadero.

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158

Concluimos con esto, y hasta este punto entonces que el albur es una técnica discursiva, entre

otras, que advino a una manifestación artística tríadica nahua, y cuyo contenido semántico o

sentido (tema) siempre será de índole sexual. También se realiza mediante operaciones

lingüísticas (reconstrucciones del sistema formal de la lengua) de entre las cuales las

resegmentaciones es la operación más prominente y posee ciertos rasgos de humor verbal

que lo emparentan con otras formas de humor verbal como el chiste y los retruécanos.

Atención que esta resegmentación que produce albur no es un proceso determinado por el

sistema de la lengua, más bien es un proceso que llevan a cabo los usuarios de la lengua

albureros en el sistema lingüístico con fines humorísticos en algunos casos, de interacción u

otros. Esto es en general, un proceso constante de producción, reproducción, resegmentación,

resignificación, codificación y decodificación que consiste en salir de la lengua para crear un

albur, pero después volver a ella para interpretarlo. La resegmentación es un recurso que en

el albur permite salir del sistema de la lengua —puesto que no es un fenómeno natural en la

lengua o que venga determinado por el sistema lingüístico (el español de México en este

caso)— y después regresar a la lengua ya como una reconstrucción e interpretación

semántica.

Dicho lo anterior, pasemos ahora al siguiente capítulo respecto a un análisis del albur bajo

las dimensiones semántica y pragmática.

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159

CAPÍTULO III

Dimensión semántica y pragmática en el albur

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160

III, § 1. Introducción

A lo largo de este trabajo, se ha insistido en la conjugación de todos los niveles de la lengua

y en ambas dimensiones en el proceso de producción y comprensión de los albures. Hemos

abordado ya lo concerniente a los niveles y su construcción, y es turno ahora de abordar las

dimensiones de la lengua en el fenómeno del albur.

Cabe subrayar que para fines de descripción de este trabajo hemos segmentado las

dimensiones y los niveles bajo la lupa del análisis que aquí demostramos, como si de entes

totalmente aislados e independientes se tratase; sin embargo, en el ejercicio real de análisis

lingüístico de cualquier acto de habla, dicha segmentación no ocurre de manera ni clara ni

definitiva, ya que es la conjugación de todos estos factores (niveles y dimensiones)

comprimidos en un solo acto de habla lo que caracteriza a cualquier lengua. Las

articulaciones, dobles o subarticuladas, que mencionaba André Martinet67 son ejemplo de

estas conjugaciones. Las muestras en las que se aprecia claramente una coextensión de

fonemas-morfemas-sintagmas —pensemos en conjunciones simples, por ejemplo, como ya

se mencionó respecto a la copulativa positiva “y”— también son muestra de esto.

Dicho lo anterior, el presente capítulo abordará las dimensiones semántica y pragmática en

el fenómeno del albur mexicano. Para esto, primeramente se abordará la semántica, con las

anotaciones que se desprenden de ella en la observación y análisis semánticos para la

construcción de significados del albur, y posteriormente la pragmática como elemento que

construye las interpretaciones del albur mediante sus inferencias. Después de esto, se

abordarán ambas dimensiones como una conjugación binaria que sincroniza las

significaciones en la construcciones albureras.

Para lograr lo anterior, los objetivos generales que persigue este capítulo son los siguientes:

67 André Martinet fue un lingüista francés nacido en el año 1908 representante de la corriente funcionalista de

la lingüística. La idea propuesta de la “doble articulación” establece, de forma resumida, que hay una forma de

organización de las lenguas en las que subyacen dos niveles en los que se articulan de forma integral: el primero

es de unidades de significación (1.ª articulación) y el segundo es de unidades distintivas (2.ª articulación).

Martinet, André. (1972). Elementos de lingüística general. Gredos, Madrid.

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161

i) Demostrar el rol que desempeña la semántica, así como los recursos semánticos,

en la construcción de significados del fenómeno del albur mexicano.

ii) Demostrar el rol que desempeña la pragmática, así como los recursos

pragmáticos, en la construcción de inferencias para la creación de interpretaciones

y significados en el albur mexicano.

iii) Demostrar de qué manera ambas dimensiones se conjugan para la producción y

comprensión del fenómeno del albur.

Pero atención que hablar de un análisis de los componentes de la lengua en la producción de

albures representa un riesgo latente de parecer que se ha sesgado la presencia de estas

dimensiones en las construcciones albureras de los niveles de la lengua (morfosintácticas)

que se revisaron anteriormente, en los apartados II, § 6.3 y II, § 6.4. Y no puede esto ser más

erróneo, ya que en los mismos apartados de las construcciones de albur mediante recursos

morfosintácticos las dimensiones han tenido cabida imprescindible para la construcción de

significados e inferencias interpretativas, si bien no se hayan abordado porque eso no

competía a dichos apartados. Es así que en los ejemplos anteriores de muestras de albur

mediante recursos morfosintácticos sería posible profundizar y abordar la construcción del

significado alburero creada a partir de dichas resegmentaciones y así esbozar un análisis

integral que incluya a la semántica y a la pragmática. Sin embargo, es únicamente para fines

ilustrativos de esta investigación que se han segmentado cual entes independientes.

Dicho lo anterior, pasemos entonces a abordar la dimensión semántica para este fenómeno.

III, § 2. Sobre la dimensión semántica en el albur

La idea de cómo se construye un significado en las palabras ha sido abordada desde hace

mucho tiempo, incluso desde mucho antes de que se instaurara como tal la ciencia del

lenguaje. Muchos filósofos reflexionaban sobre cómo se unía el significado de las palabras

al de las oraciones en las que se desenvolvían —objetivo que sigue siendo perseguido aún en

la actualidad: “Se concede por muchos filósofos del lenguaje, y recientemente incluso por

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162

algunos lingüistas, que una teoría satisfactoria del significado debe dar una explicación de

cómo los significados de las oraciones dependen de los significados de las palabras”

(Davidson, 1967: 314)— qué las dotaba de verdad suficientemente como para atribuirle un

significado convencional y real, del que nadie dudara, ante las incesantes reflexiones

filosóficas que buscaban en aquella época siempre verdades indubitables. ¿Qué creaba el

significado de las palabras?, ¿cómo se accedía a él? La filosofía del lenguaje fue quizá uno

de los primeros esbozos de los que se tiene registro sobre la reflexión hacia la creación de

significados conceptuales y convencionales prácticamente infinitos a partir de sonidos

emitidos en un sistema lingüístico finito. Posteriormente, esta reflexión sobre la lengua y la

creación de significados dirigió su atención hacia la importancia de la lengua como una

herramienta que nos conecta con el mundo exterior, con la forma en la que percibimos el

mundo y fue así que surgió una dualidad de pensamientos sobre si de verdad la lengua

determina nuestra forma de ver el mundo o si en realidad es el mundo que nos rodea el

encargado de determinar la forma en la que hablamos. La idea de construcción de

significados y de estos como elementos necesarios en toda muestra lingüística abrió paso a

los estudios de semántica como disciplina formal de la lingüística.

Podría pensarse que este manifiesto sobre los signos lingüísticos como elementos

inherentemente portadores de significado se ve comprometido si lo abordamos hacia el albur,

ya que el comportamiento atípico de este fenómeno es producto de dilogías, de retruécanos

que se “despojan” temporalmente del significado lingüístico para después recuperar un

significado figurado, siempre con contenido sexual. Pero eso no es del todo cierto, ya que el

albur no deja de ser un signo lingüístico, pero con la particularidad de la resignificación o —

mejor dicho— de la doble significación paralela y, como hemos visto antes, no es el único

tipo de signo lingüístico o muestra de habla con esta característica de resignificación y doble

sentido. Pero si también hemos dicho anteriormente que el albur puede entenderse como una

subfunción de la lengua, dado que el objetivo de la lengua no es hacer albur, sino comunicar,

y más bien el albur se vale de la lengua para crearse, ¿cómo es que se desprende un

significado lingüístico de estos signos con un papel llamémoslo ‘secundario’? Dicho de otro

modo, ¿cómo y qué construye el significado en el albur?

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163

Para responder lo anterior, entendamos primeramente que el albur al igual que un signo

lingüístico cualquiera es una unidad indivisible conformada por un significado y un

significante (Saussure, 1916), de modo que debe portar significado por necesidad y este debe

verse codificado mediante un significante o imagen acústica también por necesidad. Al igual

que todo signo lingüístico, no hay albur codificado con un significante sin portar significado,

ni viceversa. El hecho de que este significado pueda trasladarse a uno figurado y no

permanecer solo en el significado lingüístico que nos dictaba Saussure mediante el mismo

significante es resultado únicamente de los procesos de los que se vale el albur para

construirse, de ahí su particularidad como fenómeno lingüístico per se: portar significados

paralelos. Pero eso es en cuanto respecta al polo del significado, ya que en el polo del

significante, por su parte y como lo vimos ya, las reconstrucciones de la imagen acústica del

signo lingüístico son las encargadas de crear albur en las resegmentaciones morfosintácticas

de los niveles de la lengua.

Es entonces que todo lo anterior podemos resumirlo de la siguiente forma:

El albur surge como proceso secundario para el que fue creada la lengua y es un signo

lingüístico recreado que es posible lograr mediante la manipulación de alguna de sus

dos unidades indivisibles: i) manipulando el significado mediante relaciones y recursos

semántico-pragmáticas de los signos, o ii) manipulando el significante mediante

alteraciones a su estructura fonomorfosintáctica valiéndose de resegmentaciones.

El sentido figurado —o mejor dicho paralelo— que porta el albur es entonces el resultado

de una recreación secundaria o simultánea al interior de los signos lingüísticos, y esta

recreación puede deberse —como se revisó en el apartado II, § 6— a una serie de procesos

morfosintácticos con o sin apoyo prosódico —y hasta textuales—, aterrizados entonces en

los recursos de los niveles de la lengua. Pero también puede esto ser producto de

resignificaciones que no se valen de resegmentaciones morfosintácticas y se desenvuelven

gracias a relaciones únicamente de tipo semántico (relaciones semánticas como homonimia,

polisemia, metáfora, metonimia, etc.) y pragmático (inferencias). Pero por si esta

complejidad fuera poco, posteriormente veremos que además de estos recursos lingüísticos,

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164

subyace una motivación extralingüística (por analogía conceptual-experiencial) que

relaciona palabras, acciones, formas, olores, etc., y promueve también la creación de albures.

Esta interrelación de analogías conceptuales, resignificaciones semántico-pragmáticas y

reconstrucciones morfosintácticas con o sin apoyo prosódico formarían en su integralidad el

fenómeno del albur desde todos los recursos lingüísticos aquí descritos.

Entonces, exentando a la morfosintaxis y reconociendo la posibilidad de crear albur solo

desde la semántica/pragmática, podemos entender que este otro recurso de formación de

albures es también el autor de provocar una confusión en la percepción de los límites entre

albur ~ doble sentido ~ caló. En el español de México, ¿una palabra como “pájaro” es albur

o simplemente porta doble sentido o más bien es parte del caló mexicano ya codificado con

contenido sexual? ¿Qué haría que una palabra así pueda ser reconocida como albur? ¿Qué

haría que no lo fuera? Pues bueno, para responder lo anterior, nos valdremos en primera

instancia de la idea de alburemas68 a los que hemos hecho mención ya, y revisaremos una

serie de ejemplos que muestren si en realidad se trata de albur y qué agente o rasgo lo

determina.

68 En el artículo El albur de Helena Beristáin (2000), nos menciona la autora respecto a “alburema” que “Los

‘albures’ que solo son chistes aislados, al celebrarse repetitivamente pasan a enriquecer un vocabulario hecho

de ‘lugares comunes’, es decir, hay un ‘código de alburemas’. Por ejemplo las palabras coger, clavar, tirarse a,

equivalen a penetrar sexualmente; en cambio pájaro, clavo, camote, chorizo, chile, chipotle, nabo, zanahoria,

longaniza, salchicha, reata, cuarta, son el miembro masculino, mientras aro, argolla, anillo, agujero, nombran

al esfínter anal. Pero conocer el código no basta para descifrar el albur, porque ello requiere […] no solo de un

diccionario sino también de un sintagmario" (2000: 401). Por su parte, Elisabeth Beniers menciona en su

artículo Acerca de la inferencia en el intercambio verbal habitual y en la dilogía, el doble mensaje y la alusión

(2009) que “más allá del vocabulario metafórico existe también un amplio acervo de vocabulario cifrado, creado

expresamente para la alusión sexual, los llamados alburemas” (2009: 316). Si bien es cierto que hubo algún

momento en los estudios lingüísticos contemporáneos una tendencia marcada a llamar a todo “-émico”, como

si todo en la lengua pudiera resumirse a muestras “-éticas” que figuren como repertorio de realizaciones de un

mismo “-émico” conceptual en el entendido realizaciones ~ abstracciones —quizá abusando de los términos

propuestos por el lingüista Kenneth Lee Pike en 1967—, para fines de este trabajo se percibirá a lo “-émico” en

los alburemas como las muestras o repertorio alburero ya codificado en el léxico, es decir, ya codificado en el

contenido semántico como una nueva entrada o acepción para las voces que concierna el análisis. Para dar

cuenta de esta codificación, se consultarán las fuentes lexicográficas del Diccionario de la lengua española

(RAE), el Diccionario del Español de México (COLMEX) y el Diccionario breve de mexicanismos (Gómez de

Silva). De cualquier manera, para fines de este trabajo, la distinción entre “-émico” y “-ético” de la que nos

valdremos será aquella propuesta por Brown & Miller en The Cambridge Dictionary of Linguistics (2013) como

“An emic analysis focuses on the relationship between the units in a system; by contrast an etic analysis focuses

on details of the units concerned” (2013: 151).

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165

En línea a lo anterior, hemos establecido tres vértices principales que guiarán la reflexión de

nuestro análisis semántico sobre la producción y construcción de albures para este capítulo,

que parten de:

i) el significado de algunos términos que han sido modificados de modo que han

tornado alguna de sus acepciones en algo sexual;

ii) el proceso en el que un término logra acuñar o ingresar a sus acepciones un sentido

sexual potencialmente usado para alburear; es decir, para posteriormente

transformarse en alburema;

iii) el proceso en el que un término se usa en lugar de otro para alburear cuando no

existe ninguna relación semántica en función del campo semántico al que

pertenece.

Dicho lo anterior, comencemos revisando a continuación una serie de ejemplos que muestran

la presencia y productividad de albures mediante un análisis de su comportamiento bajo la

dimensión semántica.

III, § 2.1 Ejemplos en la dimensión semántica

Para este apartado, nos valdremos de algunas muestras de albur de nuestro corpus del

Apéndice I, que incluyen entre corchetes el número de muestra con el que se registró y

posteriormente la transcripción con la simbología de notación que hemos mantenido para

este trabajo. Atención que el estilo de fuente en negritas destaca el alburema que pretendemos

ilustrar para este apartado.

- [50] >Ya me chingaste cabezón

- [89] Pásele guapa ↑no se vaya sin su planchado de ceja

- [95] Los huevos estrellados al mentón

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166

- [317] Con esas tortas y una Fanta, ¡hasta mi pajarito canta!

- [350] Hey, ¿y tú no te mojas con tu perro cuando llueve?

Como se explicará a continuación, en los cinco ejemplos anteriores todos los elementos

marcados en negritas para ilustrar la figura del albur son elementos léxicos plenos, en los que

ninguno de ellos depende de ninguna resegmentación o calambur que forje la construcción

del fenómeno. La particularidad de producir albur en estos ejemplos se forja gracias a

elementos semanticopragmáticos difícil de segregar; sin embargo, dado que la semántica es

la dimensión que muestra una mayor presencia para lograr el fenómeno en estos ejemplos

que la pragmática, se han agrupado en este apartado para fines ilustrativos, sin que por ello

se diga que no hay presencia pragmática en ninguno de ellos.

A continuación analizaremos con mayor detalle los procesos semánticos que subyacen en

estos ejemplos para el siguiente apartado.

III, § 2.2 Relaciones y procesos semánticos detectados

En este apartado se recogerán los ejemplos del segmento anterior, pero procurando hacer una

clasificación de las relaciones semánticas69 detectadas en dichas muestras. Este análisis

buscará recoger el primer vértice del análisis semántico de nuestro trabajo sobre i) el

significado de algunos términos que han sido modificados de modo que han tornado alguna

de sus acepciones en algo sexual.

Revisemos cada uno de los cinco ejemplos con la descripción lingüística del fenómeno

semántico que subyace en cada ejemplo:

- [50] >Ya me chingaste cabezón

69 Entendemos por “relación semántica” para este trabajo a aquel tipo de relación que se establece entre el

significado lingüístico de dos o más signos lingüísticos en un mismo sistema. Estas relaciones organizan a nivel

jerárquico o conceptual o partitivo los elementos que se cotejan y se consideran para este trabajo la homonimia,

paronimia, sinonimia, antonimia, hiponimia, hiperonimia, holonimia y meronimia.

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167

En este ejemplo de nuestro actor social Alejandro, el albur que se forja no se vale de ningún

recurso morfosintáctico: es posible apreciar que únicamente la semántica léxica es la que

juega papel en esta formación dilógica. En la línea del discurso literal, la forma “cabezón” se

refiere a un adjetivo de valor aumentativo que en realidad es un eufemismo para evitar la

forma soez “cabrón”; la coincidencia de cinco de sus fonemas y el acento agudo en ambas lo

delata. Y la expresión “cabrón” en el español de México es común para referirse a un

individuo con el que hay cercanía, lo que se leería: “Ya me chingaste, cabrón”. Sin embargo,

el hecho de que se finja usar este eufemismo en realidad es deliberado por el hablante

alburero, ya que este tiene noción de que el mismo adjetivo “cabezón” tiene en su segunda

acepción de valor coloquial “que tiene cabeza grande” (DLE, 2014). Así se conforma un

cambio que va de un adjetivo soez alterado mediante un eufemismo a un adjetivo coloquial;

pero ya ubicados en el último, el adjetivo coloquial, la voz “cabeza” alude en el plano sexual

a la cabeza del miembro masculino, y no a alguien con un cráneo prominente. El hecho de

que por relación meronímica sea posible designar al miembro masculino por una sola parte

de este hace que el albur se cree con la ilusión de referirse a la parte superior del cuerpo

humano, además de la relación polisémica que subyace y permite emplear el término

“cabeza” para ambos contextos: con la acepción de parte superior del cuerpo humano y con

la de “principio o parte extrema de una cosa” (DLE, 2014). De modo que las relaciones

semánticas que subyacen para la producción de este albur son la polisemia y la meronimia.

Además, el uso de la forma “chingaste” refuerza la connotación sexual, dado que “chingaste”

se refiere a cuando alguien ha sostenido acto sexual con otra persona, y en este ejemplo al

decir “chingaste cabezón” se procura decir que “ya se sostuvo una relación sexual con el

miembro masculino de quien emite el albur”.

- [89] Pásele guapa ↑no se vaya sin su planchado de ceja

En este otro ejemplo extraído del trabajo de campo realizado en Tepito, un vendedor

ambulante ofrecía su servicio de planchado de ceja a las damas que cruzaban por su camino.

Mediante el recurso del albur, procuraba provocar risa a quienes lograban entender el doble

sentido y atraer clientes. El albur que logra conformar se aprecia en el vocablo “planchado”

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168

que muestra un valor de nombre derivado de un verbo en su forma de participio pasado

(“planchar” ~ “planchado”) sin ningún doble sentido, a un nombre común con un sentido

figurado referido al acto sexual. La forma “planchar” significa en este contexto “Alisar o

estirar alguna cosa” (DLE 2014), y con esto el vendedor procura en el plano literal hablar de

un alisado en la ceja de los clientes. Sin embargo, esta voz en el español de México también

posee la acepción de “Tener relaciones sexuales con alguien” (Gómez de Silva, 2001: 164),

de modo que el juego semántico que subyace para formar este albur es de una relación

polisémica, ya que la acepción de un acto sexual ya se ve codificada en el parentesco

semántico que guarda con la de “alisar”. Dicho esto, la lectura figurada que hace el astuto

vendedor es: “No se vaya a casa sin haber sostenido sexo antes”, entonces la relación

semántica de la polisemia es la única que permite producir este albur. Es tal el uso constante

de este valor figurado para este verbo que se ha consolidado en la cultura mexicana de forma

prominente como un alburema de sobra conocido. Pero la polisemia aquí creada no surge de

forma espontánea, sino más bien es resultado de un proceso de extensión del sentido, puesto

que antes de volverse una acepción registrada que nos permita hablar propiamente de

polisemia, el efecto que ocurrió fue una “extensión del sentido”, ya que se ha extendido el

sentido de “planchar” desde “alisar o estirar alguna cosa” hasta “tener relaciones sexuales

con alguien”, y esto se debe por semejanza de familia entre aquello a lo que se refiere

mediante el significado de las construcciones.

- [95] Los huevos estrellados al mentón

Este otro ejemplo muestra un alburema consolidado que juega con la relación semántica de

la polisemia para forjarse. La forma “huevos” con valor nominal masculino plural además de

referirse al producto de las aves en el español de México se ha consolidado con la acepción

de “testículo”, como lo registra la quinta acepción del DLE para la misma entrada, o bien

como “testículo” también en la primera acepción de la segunda entrada del DEM. Mientras

que el sintagma nominal “huevos estrellados” en el discurso literal se refiere al tipo de

preparación del platillo a base de huevos (recogido en el DLE como “huevo frito”), en el

discurso figurado se juega también con el contenido semántico del participio “estrellados”

para dar cuenta de dos de las acepciones del verbo “estrellar”. Por una parte, en la primera

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169

acepción de este verbo en el Diccionario de la lengua española con valor coloquial se registra

como “Arrojar con violencia a una persona o cosa haciendo que choque contra algo”; pero

en su segunda acepción se recoge como “Echar un huevo para freírlo o guisarlo”. El hecho

de que el significante se mantenga bajo la misma forma permite jugar con el significado

paralelo y simultáneo en el albur, de modo que por el plano literal se habla de un huevo

preparado friéndolo, mientras que en el otro plano se habla de “chocar una cosa contra otra”,

a decir, “chocar los testículos contra el mentón de alguien”, en alusión a que le practican

felación. La relación semántica de la polisemia aquí permite crear este albur, valiéndose

también de la consolidación de la voz “huevos” para el discurso alburero.

- [317] Con esas tortas y una Fanta, ¡hasta mi pajarito canta!

Este ejemplo nos muestra que la voz “pajarito” se usa para formar un albur, palabra que se

ha consolidado fuertemente en el español de México con el valor de “pene”, como se

documenta en la segunda acepción de la segunda entrada en el Diccionario del Español de

México. La constante alusiva al miembro masculino con esta palabra en el español de México

ha conducido a que este se codifique en el contenido semántico mostrado en las obras

lexicográficas, recurso que se usa en el discurso alburero para aludir a este órgano. De este

modo, el fenómeno que se aprecia para la formación de este albur es la polisemia, con la que

se crea el plano dilógico y es meramente de relación semántica. Cabe mencionar que la

mixtura de ambos planos se aprecia de forma picaresca en este ejemplo ya que también se

recoge la idea de “torta” referida al platillo mexicano característico y su semejanza con los

glúteos, y se aprecia la figura de la rima que se recoge con “canta”, adherido a la acción que

realiza un pájaro en su sentido literal con la voz “Fanta”, bebida gaseosa que acompañaría el

platillo “tortas”. El otro hecho que suele relacionarse es el canto de un pájaro cuando esta

ave se encuentra de buen humor, y en el plano figurado el “pájaro” entendido como miembro

masculino también se torna de buen humor por los glúteos o “torta” de quien se refiere. En

resumen, la conjugación de ambos planos juega con la rima, la relación semántica de la

polisemia y la analogía conceptual —concepto que revisaremos posteriormente, en el

apartado III, § 2.4— en este ejemplo de albur.

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170

- [350] Hey, ¿y tú no te mojas con tu perro cuando llueve?

Si bien en este ejemplo se ha resaltado el término “mojas” para dar cuenta del fenómeno

semántico que apoya la formación del albur, es necesario mencionar que este también se debe

en mayor medida a la voz “perro” que configura la dilogía. Este término no forma parte de

un recurso semántico per se como la homonimia o la polisemia anteriores, dado que en

ninguna de las tres obras lexicográficas consultadas se registra una acepción sexual hacia este

vocablo; se trata más bien de un proceso de operación semántica subyacente y acuñado

puesto que en la técnica discursiva del albur, esta voz se ha consolidado como un alburema

que alude a la vagina de una mujer. La relación de este sentido es por analogía conceptual —

bajo el entendido de que un perro es un animal mamífero que “muerde”, al igual que

“muerde” una vagina al pene cuando este es introducido en el acto sexual—. Esta relación

analógica ha consolidado el alburema “perro” con esta acepción en el discurso alburero, pero

no ha sido lo suficientemente consolidado en el repertorio coloquial como para ser recogido

en la configuración lexicográfica de su semántica en las obras que aquí hemos empleado. Por

esta razón, la transición de la voz “perro” como alburema hacia un parentesco semántico aún

no está forjada, puesto que permanece en un recurso de analogía conceptual empleado

únicamente en el discurso alburero. Ahora bien, respecto a la voz “mojas”, su acepción como

“Humedecer algo con agua u otro líquido” permite la creación del albur que podemos

describir en los dos planos: i) por una parte, en el plano literal, pareciera que en la oración se

le pregunta a una persona si al salir de casa junto con su perro mientras llueve este no se

moja; ii) en el plano figurado, por su parte, el empleo de la voz “mojar” para referirse a un

objeto humedecido se relaciona con la voz “perro” que como hemos mencionado antes se

refiere al órgano femenino, así se configura la nueva lectura como: “te humedeces la cavidad

vaginal cuando llueve”. Así pues, el juego de estas voces en este ejemplo de albur se debe a

una analogía conceptual y a una polisemia.

Tras analizar brevemente los ejemplos anteriores, pasemos a continuación a revisar algunas

anotaciones respecto a la constitución del significado de términos usados en albures.

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III, § 2.3 Sobre la constitución del significado de términos usados en albures

(alburemas)

Hemos revisado ya algunos ejemplos que pueden lograr la formación de albur mediante un

proceso meramente semántico, del mismo modo, hemos revisado que las relaciones

semánticas que parecieran ser más prominentes en estas muestras de albur son la polisemia,

la homonimia y la meronimia. Hasta este punto, y ya atravesado el primer vértice de nuestro

análisis, esto podría explicar por qué muchos autores se limitan a describir al albur mediante

estos recursos principalmente. Pero, como hemos insistido aquí, esta es solo una forma de

producir albur, y ni siquiera es la más representativa. De hecho, en los ejemplos no pareciera

presentarse una relación metafórica como también se lo ha descrito. Y remitidos a un aspecto

meramente semántico para este análisis, argumentamos el hecho de que se establece una

relación semántica cuando sus semas —de contenido sexual propiamente, el mismo creado

para la dilogía alburera— se encuentren contenidos en alguna obra lexicográfica de

divulgación que haya hecho registros cuantitativos suficientes de la frecuencia de uso de este

contenido sexual entre los hablantes para así poder afirmar que dicha acepción sexual se

encuentra ya codificada en su parentesco semántico, tal y como ocurre con las formas

“huevos”, “pájaro” o “planchar” de nuestros ejemplos anteriores. Y es que, ¿por qué habría

de usarse un término propio de la relación semántica como la “metáfora” u “homonimia” o

“polisemia” para explicar un albur si no pareciera haber registros de que efectivamente se ha

codificado en los semas de cada vocablo analizado dicha acepción sexual? Esto da cuenta

entonces de que además de las relaciones semánticas o pragmáticas, hay otras relaciones que

forjan el albur, como se verá más adelante. Pero no por ello hemos de decir que no hay

metáfora ni polisemia ni homonimia en lo absoluto. Claro que la hay, pero la hay en la medida

en la que esta relación semántica ya se haya consolidado en lo que Beristáin llama unas

constantes repeticiones que “pasan a enriquecer un vocabulario hecho de ‘lugares comunes’,

es decir, hay un ‘código de alburemas’” (2000: 401), ergo, alburemas.

El vocabulario enriquecido sería entonces aquel perteneciente al del plano literal, el del

significado sí lingüístico que se ve nutrido con nuevas acepciones sexuales motivadas por la

celebración constante de este uso entre los hablantes albureros, con suficiente frecuencia de

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172

uso como para haber logrado estar registrados en una obra lexicográfica. Cuando se logra

este registro, estamos ya ante la presencia de un alburema consolidado. Es así que a

continuación abordaremos lo relacionado con nuestro segundo vértice del análisis semántico,

aquel sobre ii) el proceso en el que un término logra acuñar o ingresar a sus acepciones un

sentido sexual potencialmente usado para alburear; es decir, para posteriormente

transformarse en alburema.

Pero antes de comprender cómo se produce o registra una acepción con contenido sexual

usada en los albures, debemos entender el proceso mediante el cual el significado de un

término se transforma en una acepción con contenido sexual —o al menos uno de sus

significados—, o bien cómo ingresa esta nueva acepción sexual entre los significados de

dicho término, la cual posteriormente se emplearía en el discurso alburero. Para ilustrar lo

anterior, nos serviremos del siguiente esquema, que muestra cómo una entrada con

significados lingüísticos adquiere una nueva acepción de naturaleza sexual, la cual aparece

primeramente como un uso en el plano figurado —es decir, un uso coloquial solamente—,

para posteriormente integrarse al listado de acepciones del término. Atención que la dirección

de significación que adquiere la entrada con significados lingüísticos es en esta orientación

y no otra, como se muestra a continuación:

Término “X”

Entrada en el

plano literal

(significado

lingüístico)

+

Uso con

contenido

sexual

Uso en el plano

figurado

(significado no

lingüístico)

Término “X” con

nueva acepción

Misma entrada con

nueva acepción

Serie de

significados

lingüísticos

Contenido

sexual

Serie de significados

lingüísticos + nueva

acepción de contenido

sexual

Page 174: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

173

Entonces, una dirección orientada hacia la inversa sería imposible, como se muestra a

continuación:

Uso en el plano

figurado

(significado no

lingüístico)

→×

Entrada en el

plano literal

(significado

lingüístico)

→×

Entrada con nueva

acepción

Contenido

sexual

Serie de

significados

lingüísticos

Serie de significados

lingüísticos + nueva

acepción de contenido

sexual

En respaldo de lo anterior, veamos ahora el término “pájaro” que ya hemos mencionado

anteriormente usando nuestro esquema. Aquí, podremos apreciar el proceso de ingreso de la

acepción sexual como “pene” en una de las acepciones del término “pájaro”, el cual carecía

de esta acepción sexual en su sentido literal, según nos lo muestra el registro lexicográfico

del Diccionario de la lengua española (2014):

Entrada con

significado lingüístico

Uso en el plano

figurado (aún

sin consolidarse

como

alburema)

Entrada con nueva

acepción (alburema

ya codificado)

pájaro

+

pájaro

pájaro

1. m. y f. Ave,

especialmente si es

pequeña.

1. “pene”

1. m. y f. Ave,

especialmente si es

pequeña.

Page 175: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

174

2. m. y f. Persona astuta

y con muy pocos

escrúpulos. U. t. c. adj.

2. m. y f. Persona

astuta y con muy

pocos escrúpulos. U. t.

c. adj.

3. m. perdigón (‖ perdiz

macho para reclamo).

3. m. perdigón (‖

perdiz macho para

reclamo).

4. m. coloq. pene.

El ingreso de nuevas acepciones a una entrada preexistente suele ser un proceso léxico

convencional en la evolución de toda lengua que va integrando nuevos significados a una

misma palabra (polisemia), y generalmente suele haber una motivación cognitivo-

experiencial que subyace en esta interrelación/integración, la cual figura en primera instancia

como un motivante extralingüístico, pero después pasa a configurarse como algo de materia

lingüística. La semántica léxica da cuenta de este proceso tras analizar la serie de relaciones

semánticas que subyacen en las acepciones de una misma entrada. Así pues, la polisemia de

los términos usados en el albur que poseen un sentido sexual se debe a operaciones

semánticas como la metáfora, metonimia, sinécdoque o alguna otra operación o tropo o figura

semántica. Pero atención que esta reflexión e ilustraciones que dan cuenta del proceso de

integración de acepciones a una misma entrada (polisemia) no corresponde con el proceso

por el que se traslada la operación semántica de la homonimia, la cual recorre un camino

totalmente distinto. Dicho lo anterior, pasemos ahora a abordar la idea de campo semántico

en el albur.

III, § 2.3.1 Campo semántico en el albur

Este nuevo apartado se centrará en revisar qué ocurre con la serie de recursos léxicos o

alburemas con los que se cuenta en el repertorio alburero que obedecen a un mismo campo

léxico y así analizar si la relación entre ellos es propiamente la de un campo semántico o no.

Esta nueva reflexión aborda lo concerniente a nuestro último vértice en el análisis semántico,

Page 176: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

175

aquel sobre iii) el proceso en el que un término se usa en lugar de otro para alburear cuando

no existe ninguna relación semántica en función del campo semántico al que pertenece.

Pero antes de entrar en materia, entendamos primeramente el concepto de “campo

semántico”. Según R. M. Meyer, un campo semántico se define de la siguiente manera:

Es un sistema cerrado en el cual cada miembro tiene un lugar concreto, determinado no solo

por su significado y evolución propia, sino también por la de los otros miembros (Meyer,

1910: 145).

Pero esta definición resulta extremadamente amplia, puesto que no se puntualiza qué tipo de

lugar habría de concretizarse, y pareciera que la significación a partir de los miembros del

campo es contextual, lo que rompe la idea de demarcación lexemática finita por cada

elemento independiente del campo a partir de su propio contenido semántico. Por su parte,

hay autores como Pottier —quien estudió de cerca los trabajos de Coseriu sobre los análisis

sémicos y dedicó esfuerzos en rectificar el concepto de campo semántico sugerido por

Coseriu— que proponen una definición más puntal del término, en la que incluye la exigida

delimitación que acusa deben tener los campos como conjuntos finitos:

… es el conjunto de los lexemas que presentan x rasgos distintivos comunes, a los que cada

lexema añadirá después aquellos que le son particulares: de este modo, la delimitación de un

campo semántico no es un hecho a priori basado en el conocimiento previo e intuitivo del

significado “emparentado” de palabras diferentes, sino que se va constituyendo a medida que

procede el análisis componencial del contenido de los lexemas (Pottier, 1983: 344).

Ahora bien, sin hacer de este apartado una lista exhaustiva de definiciones del término de

marras, resulta más prudente acotar y establecer la definición con la que trabajaremos el

término para propósitos de este trabajo y para abordar la posibilidad de elaborar campos

semánticos en el albur. Así pues, para fines de este trabajo entenderemos un campo semántico

como una agrupación de lexemas o sintagmemas de una misma lengua, los cuales comparten

rasgos semánticos semejantes que los vuelven comunes entre sí, y esto permite agruparlos en

un mismo dominio conceptual. Dichos rasgos semánticos, además de emparentarlos, deberán

Page 177: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

176

también presentar las divergencias semánticas que los diferencien entre sí, para así lograr

restringir el alcance de su compatibilidad sin que esto los excluya del dominio conceptual en

el que son coagrupados.

Sumado a lo anterior, en el transcurso de análisis y búsqueda de las características que nuestro

campo semántico habría de portar, nos encontramos con la teoría de Ipsen y Trier (1924),

quienes introdujeron por primera vez el término campo semántico. En resumen, podemos

mencionar que en oposición a sus antecesores Ipsen hizo una demarcación precisa sobre la

asociación de los componentes desde una perspectiva meramente semántica; es decir, él

excluyó factores asociativos como la memoria que incluía Saussure o Bally, y restringió las

relaciones únicamente al contenido semántico que compartiesen los elementos que

conformen dicho campo. Ipsen sugería concebir un campo semántico como una especie de

“mosaicos”, a modo de agrupación de los lexemas de manera armoniosa, delimitada, en una

red que ilustrara sus relaciones semánticas bien alineadas y simétricas. En la definición

directa que Ipsen hace menciona lo siguiente:

He creado el concepto de campo semántico para con él designar una relación del vocabulario,

hasta ahora apenas tenida en cuenta, que no se basa, como los llamados grupos etimológicos,

en relaciones morfológicas de la palabra, sino en la unión propia de los significados léxicos

en una relación estrechamente articulada (Ipsen, 1931: 349).

Dicho lo anterior, resumiremos entonces que las características o rasgos más representativos

que podemos extraer de los campos semánticos —cuidando salvaguardarnos de sus

problemas teóricos— son los siguientes:

- Son de carácter paradigmático. Entendamos esto porque, si bien sean lexemas o

sintagmemas, podemos clasificarlos en un mismo paradigma, y todos los elementos

que conformen el paradigma estarán al mismo nivel, donde uno es susceptible de

reemplazarse con otro —ante las conscientes diferencias que en ellos siempre

subyacerá—. Y, a su vez, todo el conjunto de elementos léxicos o sintagmáticos

formarían parte de un mismo paradigma, el hiperónimo u holónimo o campo

semántico mismo, que evocará una dimensión conceptual propia.

Page 178: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

177

- Son un sistema. Esta idea la presenta Gutiérrez Ordóñez y sostiene que visto el campo

semántico como sistema debe cumplir las condiciones de toda estructura: principios

de totalidad, de finitud, de invariancia, de discreción y de jerarquización. (Ordoñez

1989: 102).

- Tipos de campos semánticos. Existen dos tipos principales de campos semánticos,

que trataremos y ejemplificaremos como meramente lexemáticos para ilustrar nuestro

principio analítico, no obstante que en su carácter de lexemáticos podría surgir un

problema teórico. Para ayudar a la distinción, se marca de color azul la casilla

que contiene el campo semántico mismo, que puede fungir como hiperhónimo o como

holónimo, y se marca de color verde la(s) casilla(s) que contiene(n) los elementos

lexemáticos de dicho campo. Los dos principales tipos de campos semánticos son:

i) un solo campo semántico que asocia diferentes lexemas:

ii) un mismo lexema asociado a varios campos semánticos:

Niveles de escolaridad

Primaria Secundaria Bachillerato Universidad

Bebidas alcohólicas

Vino Tequila Mezcal Ron

Colores

Amarillo Rojo Verde Azul

Page 179: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

178

Con todas estas directrices, proseguiremos hacia el análisis de los campos semánticos para

los lexemas en el dominio del albur. La posibilidad de considerar la técnica de elaboración

de campos semánticos para abordar el fenómeno del albur surge a fin de analizar la relación

que guardan los elementos del vocabulario alburero que se consolida como alburema en la

tesis de Beristáin y establecer la prudencia de emplear este recurso semántico en el análisis

dimensional de nuestro fenómeno lingüístico. Este tipo de vocabulario alburero es aquel

repertorio léxico del que podemos valernos para la elaboración de albures acuñado gracias a

la celebración constante de sus emisiones en los actos albureros que se han logrado filtrar o

integrar en los registros lexicográficos, repertorio en el que se concentra el doble sentido

funcional para el albur a partir únicamente de la información del lexema, de su carga

semántica, no pragmática ni morfosintáctica.

Sabemos gracias a las características de campo semántico del apartado anterior que es posible

elaborar campos semánticos mediante dos tipos principales, pero debemos ahora avocarnos

a evaluar la posibilidad de realizar esto en el vocabulario alburero. Para ello, comenzaremos

con una de las palabras más funcionales para la elaboración del albur dada su tendencia

falocéntrica: el pene. Analicemos primeramente cómo se comportaría una posibilidad de

campo semántico a la que podría pertenecer este órgano:

Partes de un ave Instrumentos para la

escritura

Tipos de mástiles

Pluma

Partes de un animal Tipos de bebida

gaseosa

Tipos de pegamento

Cola

Componentes de una

computadora

Componentes de una

lámpara

Tipos de barrera

protectora

Pantalla

Page 180: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

179

En el cuadro anterior, es posible apreciar que los diferentes lexemas que conforman el campo

“Partes del cuerpo del hombre” muestran que la relación que guarda el término pene es de

merónimo respecto al holónimo partes del cuerpo del hombre. Ahora bien, tanto el término

pene como el de pecho, brazos, etc., están al mismo nivel respecto a su holónimo, son

cohipónimos: todos ellos conforman una parte respecto del todo, unidades lexemáticas de un

mismo campo.

Ahora pasemos a analizar el término pene visto desde dos de sus funciones biológicas

principales (la micción y la reproducción) para ver cómo subyace la relación semántica aquí.

En el fenómeno del albur, como se mencionó ya, el término pene es altamente funcional y de

entre estas dos funciones biológicas aquí presentadas, aquella de la reproducción es la que

permite una mayor elaboración de formas de albur, desde para hablar de la penetración, hacer

alusiones sexuales, hablar de partes del cuerpo, hablar de empoderamiento sexual, hablar de

la capacidad de embarazar, etc., como se muestra en el siguiente cuadro:

Partes del cuerpo del hombre

Brazos Piernas Pene Pies

Hombros Pecho Manos Cabeza

Torso Espalda Cuello Rodillas

Pene

Órgano masculino del hombre y algunos

animales que sirve para la micción

Órgano masculino del hombre y

algunos animales que sirve para la

reproducción

Page 181: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

180

La funcionalidad del término pene para la reproducción es sin duda un factor determinante

que permite emplearlo en diversos contextos y con diversos fines a la hora de hacer albur,

más allá de los que permitiría su función como órgano para la micción. Entonces, tras la

descripción anterior, podemos ver que el término pene puede pertenecer al campo semántico

partes del cuerpo del hombre, pero no es a su vez un campo semántico mismo aquí, sino un

elemento léxico, merónimo, que forma parte de un grupo mayor. Pero pensemos ahora en el

término pene como un “grupo propio”, del que a su vez se desprenden “subgrupos” para

hacer albur: entendamos “grupo propio” como el término global al que se alude, y

entendamos “subgrupo” como el contexto temático con el que se suplirá o aludirá al “grupo

propio”, el cual a su vez contiene un compendio de vocabulario alburero contextualizado del

que nos valemos para referirnos a ese “grupo propio”: recursos léxicos en relación

paradigmática contextualizados. En otras palabras, en el discurso alburero podemos

referirnos al término pene —que es su propio grupo— mediante vocabulario alburero o

alburemas —perteneciente a algún subgrupo— con el que podemos contar para aludir a este

en relación paradigmática como antena, espada, machete, desarmador, etc., como lo recogen

Ruíz & Mejía (2018: 69) y como se muestra en el siguiente cuadro:

Page 182: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

181

Grupo Pene

Subgrupo Herramientas e instrumentos

Vocabulario

alburero o

alburemas de

ese subgrupo

Desarmador, cincel, varilla, palo, antena, mango, vara, tubo,

bayoneta, estaca, manguera, asta, riata, pirinola, trompeta, corneta,

pluma, lápiz, brocha, machete, yuca, mástil, flauta, pito, pija,

tornillo, hacha.

Con lo anterior podemos resumir que en realidad estamos ante la presencia de dos campos

semánticos en los que algunos de sus elementos se relacionan. Así, tenemos el campo

semántico del cuerpo, por una parte, y el de las herramientas e instrumentos, por la otra

(presentado aquí como un subgrupo); algunos de los elementos entre ambos campos se

relacionan e intercambian con el objetivo de adquirir un sentido que permita usarse en el

discurso alburero. Cuando esto ocurre, en uno de esos dos campos se toman algunos

elementos que se ven intercambiados o interrelacionados en el discurso alburero; por

ejemplo, el término “pene” propio del campo “Partes del cuerpo del hombre” se relaciona

con términos del campo “Herramientas e instrumentos” como “desarmador”, “cincel”, etc.,

de manera que se usan para producir albur o construcciones con sentido sexualizado.

Más allá de esto, cabe ahora analizar a qué se debe que solo algunos elementos de un campo

sean factibles de relacionarse/intercambiarse por el término “pene”, ya que ciertamente no

todos los términos de ese campo son factibles de dicho uso en el discurso alburero. Por

ejemplo, en cuanto respecta a instrumentos (musicales), podemos ver que se incluyó el

término “corneta”, pero no podría figurar el término “guitarra”, ni “batería” ni “arpa” ni

“piano”, por ejemplo. El significado no literal que permite intercambiar o relacionar los

términos propios de dos campos distintos con el término “pene” son restringidos únicamente

a ciertos términos del campo semántico que se emplee, y para responder a qué se debe que

unos elementos sí permitan esta relación y otros no, debemos abordar las relaciones entre

lexemas y campos en el albur, que revisaremos en el siguiente apartado.

III, § 2.3.1.1 Relaciones entre lexemas y campos en el albur

Page 183: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

182

Para abordar este apartado, tomamos algunos de los elementos que conforman el vocabulario

alburero para el grupo pene de los que podemos hacer uso; posteriormente, mostraremos los

campos semánticos a los que dicho vocabulario pertenece y buscaremos explicitar las

relaciones semánticas entre ellos y con el campo semántico del que el término pene forma

parte. Atención que los lexemas en negritas son aquellos que forman parte del vocabulario

alburero pertenecientes al grupo del término pene:

En un primer vistazo, nada en los campos semánticos anteriores pareciera conectarse, se

muestran como dimensiones totalmente ajenas una de la otra, y tampoco pareciera que haya

algo que conecte a los lexemas marcados en negritas entre sí desde los rasgos semánticos que

portan. Son incluso elementos de dominios conceptuales totalmente distintos. ¿Qué hace

entonces el albur que estos lexemas sean todos parte de un mismo grupo en el repertorio

Dispositivos electromagnéticos

Antena Auricular Bluetooth Sensores

Armas blancas

Espada Navaja Tridente Cuchillo

Herramientas

Pinzas Desarmador Martillo Guantes

Frutas y verduras

Manzana Naranja Plátano Pera

Nombres de alimentos

Salchicha Pan Mantequilla Azúcar

Especies animales

Perro Delfín Jirafa Camarón

Page 184: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

183

léxico del que podemos valernos para referirnos al término pene? Veamos de forma gráfica

cómo se da esta relación entre los campos semánticos, a nivel semántico:

Armas

blancas ×←

Especies animales

×← Dispositivos

electromagnéticos

espada camarón antena

×

×

↑ Partes del cuerpo

del hombre

pene

Frutas y

verduras

→×

Herramientas

plátano

→× Nombres de

alimentos

desarmador

salchicha

En la representación anterior, puede apreciarse que no hay conexión semántica alguna entre

ninguno de los lexemas de los distintos campos semánticos. Del mismo modo, permanece

inconexo el campo semántico de partes del cuerpo del hombre y su elemento pene del resto

de campos y lexemas. No hay rasgo semántico alguno en ninguno de los vocabularios espada,

camarón, antena, desarmador, salchicha ni plátano que pueda emparentarlos

semánticamente a modo de “rasgo semántico en común”, por lo tanto no hay forma de

elaborar un campo semántico como este, puesto que no hay ningún tipo de conexión

semántica ni entre los distintos lexemas ni entre los distintos campos:

× pene

espada camarón antena

desarmador salchicha plátano

Page 185: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

184

Si bien estas conexiones no se establecen a nivel semántico, sí lo hacen en el discurso

alburero, en ese vocabulario paradigmático para el término pene y son perfectamente

intercambiables. La motivación, entonces, no es propiamente semántica. Revisemos a

continuación algunas observaciones pertinentes a este respecto.

Tras ilustrar las relaciones —que como se puede apreciar son inexistentes desde el punto de

vista semántico— entre los lexemas y campos en el albur del apartado anterior, podemos

observar lo siguiente:

i) No hay relación semántica alguna entre los lexemas propios de otros campos

semánticos empleados para referirse al término pene: antena ~ espada ~

desarmador ~ plátano ~ salchicha ~ camarón tienen todos contenido semántico

inconexo entre sí. La nula relación semántica ocurre también en la otra dirección:

desde el término pene y su contenido semántico con el contenido semántico de

los otros elementos ilustrados que conforman el vocabulario alburero para “pene”.

En el Diccionario de la lengua española (2014) se dice respecto al significado

del término pene lo siguiente: “Órgano masculino del hombre y de algunos

animales que sirve para miccionar y copular” (DLE 2014). Esta es la única

entrada, y tiene una sola acepción, de modo que no hay forma de hacer conexión

semántica alguna con los elementos del vocabulario alburero que puede suplirlo

en relación paradigmática.

ii) No se aprecia tampoco metáfora per se, puesto que no hay relación semántica

alguna en lo absoluto entre los lexemas de los diversos campos de los elementos

que conforman el vocabulario alburero para suplir al órgano sexual de marras.

Por ejemplo, la voz “antena” no es introducida al discurso alburero porque posea

rasgos semánticos que busquen suplir un vacío dejado por la voz “pene”; es decir,

no hay ninguna motivación en el contenido semántico de “antena” que llene

ningún tipo de incompletitud del elemento pene. Otro ejemplo bajo el mismo

campo semántico ocurre con la voz “banana”. En un caso de albur como “¡cómete

la banana!” no ocurre que “banana” busque semánticamente llenar un vacío que

Page 186: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

185

deje la palabra “pene”, dado que no hay absolutamente ninguna relación

semántica entre ambos elementos. La interrelación que subyace no es entonces

semántico-metafórica, dado que no se habla solo de una cosa en términos de otra

como muchos parcamente definen a la metáfora. Debemos entender a la metáfora

más bien como una manera de captar algo que en principio es abstracto o bien

para lo que no se cuenta aún con recursos de aprehensión lingüística en un sistema

lingüístico específico. Dado que no se cuenta con ello en dicho sistema, nos

valemos de recursos o conocimientos específicos sobre algún otro tema que nos

resulte más familiar, de un dominio conocido, para ahora sí hablar de una cosa en

función de otra pero siempre mediante una interrelación semántica y

reconociendo el vacío que promovió este fenómeno metafórico. Dicho en breve,

es un recurso que sirve para explicar algo sobre un dominio que aún no

entendemos, en función de algún otro dominio que nos es más conocido y se

configura dicha explicación con una interrelación semántica. Sin embargo, las

relaciones que pueden apreciarse entre los lexemas de los campos semánticos

armas blancas, herramientas, frutas y verduras, etc. permiten hablar de

relaciones de hiperhónimo ~ hipónimo; holónimo ~ merónimo, pero no es posible

hablar de algún otro fenómeno como sinonimia o antonimia, mucho menos

metáfora. Por su parte, los campos semánticos donde concurre el lexema pluma

en diversos campos, o el lexema cola en otros varios campos, nos permite hablar

de relaciones de significación mediante hiponimia o polisemia, por ejemplo, pero

tampoco de metáfora. Esto expone que es estrictamente necesario hablar de algún

tipo de relación semántica entre lexemas, y entre estos con los campos semánticos

para poder decir que están semánticamente relacionados; sin embargo, como se

ha insistido ya en este trabajo, dicha relación no pareciera presentarse entre las

entradas del vocabulario alburero que conforman el paradigma de alburemas aún

sin consolidar en la codificación lexicográfica para el término pene. Teniendo en

claro que una metáfora es más que “hablar de una cosa en términos de otra”,

puesto que todo en el mundo sería potencialmente metafórico —aka “metáforas

conceptuales”— puesto que sí se trata de hablar de una cosa en función de otra,

pero a partir de algún rasgo semántico que las relacione o designe y por la

Page 187: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

186

necesidad de aprehensión que busque suplir un vacío promovido generalmente

por un abstracto, podremos comprender que el fenómeno que subyace más que

metafórico pareciera deberse a una semejanza del plano físico tanto por la

similitud de la forma física de los objetos que conforman los elementos

lexemáticos, como por la acción que estos designen, como revisaremos más

adelante.

iii) Lo que relaciona el término pene con los lexemas propios de otros campos que

hemos analizado como vocabulario alburero en relación paradigmática trasciende

el plano semántico —incluso el lingüístico—, de ahí que no podamos establecer

ninguna conexión semántica de tipo sinonímica, ni antonímica, , ni homonímica,

ni hiponímica, ni meronímica.

III, § 2.3.1.2 Análisis de interrelación de los campos semánticos

A continuación, nos concentraremos en analizar todas las posibles relaciones —ya no

únicamente de tipo semántico, a razón de las reflexiones anteriores— que haya entre el

término pene y las seis entradas del repertorio del vocabulario alburero que se han usado en

este análisis. Dicho análisis nos permitirá observar de manera más puntual en qué plano o de

qué forma o en qué punto se relacionan ambos dominios para permitir hacer albur con dicho

vocabulario dado que la semántica, como se ha mencionado ya, no pareciera intervenir.

Cabe subrayar hasta este punto que para este análisis se analiza el término pene como

ejemplificación de estas operaciones semánticas y bajo el entendido de que otros términos

propios de otros campos son igualmente factibles de analizarse bajo el mismo procedimiento

de cotejo entre campos semánticos y las motivaciones cognitivo-conceptuales de sus

términos factibles de emplearse en el discurso alburero.

Es así que a continuación presentaré un análisis que nos permita comprender cómo se

relacionan los términos usados en el albur y que aparentemente no tienen una explicación

bajo ninguna operación semántica o al menos no relativa al significado lingüístico de los

Page 188: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

187

términos, sino más bien asociando aspectos de parecido físico con los referentes de dichos

términos, por lo que me referiré a ellos como “referentes”. Para ello, seguiré usando como

ejemplificación el término “pene” considerando que este análisis puede aplicarse de igual

forma para los referentes de otras unidades léxicas con contenido sexual en el discurso

alburero, como el referente “semen” en cotejo con los referentes “leche”, “crema”,

“engrudo”, etc.; el referente “nalgas” con los referentes “tortas”, “petacas”, “maletas”, etc.,

el referente “vagina” con los referentes “perro”, “concha”, “papaya”, etc., y así

sucesivamente.

• Análisis de las relaciones entre el referente pene del campo semántico partes del

cuerpo del hombre con el referente antena del campo semántico dispositivos

electromagnéticos:

Partes del cuerpo del hombre

→ Dispositivos

electromagnéticos

pene antena

Rasgos semánticos del referente

pene

Rasgos semánticos del referente

antena

Tiene una función biológica de

miccionar y reproducir.

Tiene una función de emisión y

recepción de ondas electromagnéti-

cas.

Parte del cuerpo del hombre y algunos

animales machos.

Tipo de dispositivo

electromagnético.

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188

• Explicitación de las relaciones entre el referente pene del campo semántico partes del

cuerpo del hombre con el referente espada del campo semántico armas blancas:

Partes del cuerpo del hombre

→ Armas blancas

pene espada

Rasgos semánticos del referente

pene

Rasgos semánticos del referente

espada

Page 190: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

189

Tiene una función biológica de

miccionar y reproducir.

Tiene la función de servir como arma

para herir mediante corte.

Parte del cuerpo del hombre y

algunos animales machos.

Tipo de arma blanca.

• Explicitación de las relaciones entre el referente pene del campo semántico partes del

cuerpo del hombre con el referente desarmador del campo semántico herramientas:

Page 191: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

190

Partes del cuerpo del hombre

→ Herramientas

pene desarmador

Rasgos semánticos del referente

pene

Rasgos semánticos del referente

desarmador

Tiene una función biológica de

miccionar y reproducir.

Tiene la función de servir como

herramienta para desatornillar.

Parte del cuerpo del hombre y algunos

animales machos.

Tipo de herramienta simple manual.

• Explicitación de las relaciones entre el referente pene del campo semántico partes del

cuerpo del hombre con el referente plátano del campo semántico frutas y verduras:

Page 192: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

191

Partes del cuerpo del hombre

→ Frutas y verduras

pene plátano

Plano semántico del referente pene Plano semántico del referente

plátano

Tiene una función biológica de

miccionar y reproducir.

Fruto que sirve para alimentar.

Parte del cuerpo del hombre y algunos

animales machos.

Tipo de árbol/fruta.

Page 193: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

192

• Explicitación de las relaciones entre el referente pene del campo semántico partes del

cuerpo del hombre con el referente salchicha del campo semántico nombres de

alimentos:

Partes del cuerpo del hombre

→ Nombres de alimentos

pene salchicha

Plano semántico del referente pene Plano semántico del referente

salchicha

Tiene una función biológica de

miccionar y reproducir.

Embutido procesado que se usa para

alimentar.

Parte del cuerpo del hombre y algunos

animales machos.

Tipo de alimento.

Page 194: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

193

• Explicitación de las relaciones entre el referente pene del campo semántico partes del

cuerpo del hombre con el referente camarón del campo semántico especies animales:

Partes del cuerpo del hombre

→ Especies animales

pene camarón

Plano semántico del referente pene Plano semántico del referente

camarón

Tiene una función biológica de

miccionar y reproducir.

Especie animal que preparada sirve

para alimentar.

Parte del cuerpo del hombre y algunos

animales machos.

Tipo de especie animal perteneciente

a los crustáceos.

Page 195: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

194

Tras estos análisis y explicitaciones desde el plano semántico y el físico del referente de

ambos lexemas, podemos ahora establecer que la única relación que pareciera lograrse entre

ellos es ajena a la semántica, y del mismo modo ajena al plano lingüístico. Dicha relación es,

por tanto, relacionada con la forma física similar a la del órgano masculino, la acción que

realizan ambos, los rasgos característicos de los objetos emparentados como el olor, sabor,

forma, acción para la que están diseñados, etc., como se muestra en la siguiente figura:

Figura 5. Relación extralingüística de campos semánticos para un mismo elemento lexemático.

Si el análisis anterior es correcto, de ello podemos sacar algunas conclusiones:

Page 196: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

195

• La productividad del recurso de los campos semánticos para asociar y extraer

repertorio alburero es funcional, pero se ve restringida a una única condición: solo

ocurre dicha productividad siempre que sea posible relacionar palabras de un campo

semántico con otras de otro campo semántico únicamente en función del referente de

las expresiones, de aspectos extralingüísticos que atienden a la similitud de este ya

sea por su forma, por su función, olor o algún rasgo sobresaliente que pueda ser

asociado al dominio de la sexualidad o del sexo mismo.

• La posibilidad de referirse a una cosa en términos de otra y de emplearla a modo de

lexema en términos de otro se logra gracias a una motivación de semejanza física

forjada por los rasgos semánticos independientes y prominentes de cada uno de los

referentes de los lexemas cotejados.

• Todos los campos semánticos aquí analizados pertenecen a dominios conceptuales

totalmente distintos que resultan naturalmente inconexos. Lo que permitiría la noción

de ‘campo semántico’ para el albur en esta conceptualización es que existe una

relación de coordinación entre campos semánticos diferentes, entre dominios

distintos, para los cuales el albur fungiría únicamente como puente conector a nivel

lexemático pero desde una perspectiva conceptual. Por ejemplo, el campo semántico

de las frutas se ve coordinado con el campo semántico de las partes del cuerpo en el

discurso alburero a razón de la relación de semejanza física del elemento pene con

algunas frutas.

• El puente que logra el albur al interrelacionar términos propios de campos distintos y

semánticamente inconexos, pero relacionados bajo criterios y características

extralingüísticas a partir de sus referentes, genera como efecto secundario que se cree

un nuevo campo semántico, en donde el campo podría ser “órgano sexual masculino”

(a modo de hiperónimo) y los miembros del campo semántico (o hipónimos) podrían

ser plátano, pepino, chile, desarmador, camarón, pene, antena, espada, cincel, etc.,

referentes que guardarían entre sí bajo este nuevo campo una relación de

cohipónimos. Es decir, el albur crearía un nuevo tipo de campo semántico capaz de

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196

vincular términos de dominios diferentes, motivado a partir de las características y

semejanzas físicas de los referentes.

• Todas las relaciones encontradas que permitían conectarse en relación paradigmática

como alburema entre el elemento pene y los lexemas de los otros campos semánticos

ocurren únicamente en un plano extralingüístico, en lo que hemos denominado “el

plano físico”. Sin embargo, el plano físico no determina el contenido semántico de

los lexemas, dado que es posible pensar en los rasgos semánticos de los objetos a

partir de una diversidad de factores que no necesariamente exijan atender a sus rasgos

físicos. Así que podemos decir que el albur sigue teniendo un componente semántico

fundamental, lo que refuerza su naturaleza como un fenómeno claramente y ante todo

lingüístico.

• Se encontró una relación semántica entre el término pene y los demás lexemas de los

otros campos semánticos presentados aquí generada a partir del referente, a rasgos de

este, y recordemos que al hablar de “referencia” se habla también de semántica ya

que el referente es el objeto que contribuye al contenido semántico. No obstante lo

anterior, como se puede hacer notar bajo el análisis mediante campos semánticos de

este trabajo, el albur no parece tratarse de relaciones semánticas de sinonimia,

antonimia, homonimia, polisemia, metáfora, hiponimia, hiperonimia, meronimia,

holonimia, recursos a los que arriesgadamente muchos autores recurren a la hora de

definir “albur”. Aunque las relaciones como la de polisemia se dan de otra manera,

son procesos diferentes como ya se expuso.

Hasta este punto, podemos identificar y resumir entonces que existen dos procesos

semánticos principales encargados de la producción de albures:

i) el proceso en el que surge una nueva acepción de un término, de índole sexual,

ii) el proceso en el que se relacionan términos de diversos campos semánticos a partir

de rasgos relativos a las características de sus referentes.

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197

Estos dos procesos resumen las operaciones semánticas que hemos revisado a lo largo de este

capítulo, así como las relaciones de sus significados, resignificaciones, multivocidad e

interrelación con otros campos semánticos. Pero además de esta relación y operación

semántica, nos hemos referido con anterioridad a un tipo de analogía que ocurre como

motivación en esta asociación primeramente cognitiva y posteriormente lingüística. Es así

que el siguiente apartado puntualizará sobre la idea de “analogías conceptuales” que aquí

mencionamos.

III, § 2.4 Sobre las analogías conceptuales

En los análisis de las muestras de albur que configuran la dilogía únicamente valiéndose del

recurso semántico del apartado III, § 2, se pudo apreciar que lexemas aislados llegaron a un

punto de frecuencia de uso entre hablantes albureros —o bien como caló— tal que hizo que

se configurara el contenido sexual en alguna acepción o entrada nuevas, lo que se constató

con la revisión de alguna de las tres obras lexicográficas empleadas para referencia en este

apartado. Fue así que se extrajeron cinco ejemplos en dicho apartado, todos con una relación

meramente semántica autora de la producción del albur.

Posteriormente, en el apartado III, § 2.3.1 anterior, también pudimos apreciar que el uso de

campos semánticos sí resultaron ser un recurso funcional para explicar la relación semántica

del repertorio alburero con el que se dispone para referirse a algún órgano sexual, aunque

esto se debió a que la relación lexemática y entre campos ocurre atendiendo a los rasgos y

características físicas de los objetos relacionados, como se constató en la Figura 5.

Si bien en un estudio diacrónico se podría apreciar que estos dos procesos no son

independientes uno de otro, este estudio no es el alcance que persigue este trabajo, de modo

que no nos concentraremos en ello con mayor profundidad. Es así que ahora me centraré en

otro proceso al que hemos denominado “analogía conceptual”, el cual está más relacionado

con el significado de las unidades léxicas o construcciones lingüísticas y sobre todo con la

manera de coordinar operacionalmente el significado entre dos lexemas —o incluso

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198

construcciones lingüísticas más complejas— diferentes en función de rasgos de su

significado y referente aunado a nuestro conocimiento del mundo.

Consideremos el siguiente ejemplo:

- [3] °Sí° o sea (.) (apuestas) de (.) no pues te contesto o (.) no te digo nada porque ↑a

la larga te acostumbras

La locución adverbial “a la larga” se ve resignificada en esta muestra de albur, y pasa de tener

un valor adverbial a uno nominal. La forma “larga” en el vocabulario consolidado del albur

se refiere al miembro erecto, de modo que la resignificación de estas voces también

reconfigura su clase de palabra: de locución adverbial a nombre común, concreto, singular,

femenino. Es cuando se traslada a la clase de nombre que adquiere una connotación sexual,

la cual es inexistente en su categoría de locución adverbial. Para esta entrada, el repertorio

léxico del Diccionario del Español de México del Colegio de México no muestra ninguna

acepción como ‘miembro erecto’, y tampoco lo hace el Diccionario de la lengua española,

ni el Diccionario breve de mexicanismos, pero sí se ha acuñado con ese significado en el

discurso alburero. Lo más cercano a relacionar semánticamente un significado con el otro es

con la 1.ª acepción del DLE que lee: “1. adj. Que tiene longitud”, bajo la clase de palabra de

un adjetivo, lo que podría atender a una elipsis en la que usando el adjetivo “larga” se

reemplaza al nombre “verga” —forma altisonante para referirse al miembro masculino, a la

que generalmente se refiere en los discursos albureros cuando se hace una referencia

pronominal femenina singular—: “verga larga”. Pero la elipsis no es propiamente un

fenómeno semántico, sino textual, de modo que resultaría injustificado —por no decir

arriesgado— pensar este cambio semántico hacia un contenido sexual en el alburema como

el producto de una relación de homonimia o de polisemia o cualquier otra textual, ya que,

como se vio, no se registra esta acepción en ninguna de ambas fuentes lexicográficas. Con

esta reflexión, todo pareciera indicar que la operación semántica que más se aproxima a la

relación o motivación de este alburema es la de un tipo de sinonimia parcial, ya que la forma

“larga” se asocia semánticamente —de forma parcial— al significado de “pene erecto”, ya

que comparten algunos rasgos de su significado. Pero además de esta relación semántica

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199

parcial, es posible apreciar que la motivación que sexualiza esta muestra de albur pareciera

atender a una relación lógica que experimentan ambas formas larga (adverbio) ~ larga (pene

erecto), es decir, a una similitud física que rebasa los límites lingüísticos: “analogía

experiencial”. Entonces, la forma “larga” que alude a una extensión de tiempo en la locución

en su sentido literal, traslada conceptualmente la idea de “longitud” hacia algún otro objeto

por analogía experiencial; esto es, la erección del pene, lo que logra hacer de ‘larga’ un

alburema extremadamente consolidado. Cierto es, no obstante, que este comportamiento que

es analógicamente experiencial y cuya motivación pareciera reducirse a una semejanza con

el plano físico que emparenta la idea de “longitud” sigue reduciéndose a un análisis bajo la

lupa semántica porque efectivamente porta un significado que se ve alterado, un fenómeno

de resignificación que no sería posible abordar por otra disciplina que no sea la semántica.

Pero de igual forma hay que reconocer que esta resignificación —al menos en este ejemplo—

no puede explicarse con las relaciones semánticas propias de esta disciplina como se ha

definido erróneamente al albur en muchos intentos por muchos autores: no hay ni homonimia

ni metáfora ni polisemia ni otra. La relación lógica es entonces la autora intelectual de haber

forjado este alburema ya consolidado en el discurso alburero, autora que posterior a hacer

esta analogía configura un fenómeno de resignificación que puede o no consolidarse, y es ahí

donde entra la semántica en juego.

- [52] >Se la van a comer aquí o (.) se la van a llevar

En este ejemplo —que vale la pena mencionar es una cláusula interrogativa que no muestra

estos signos ortográficos dado que es una transcripción fiel de la muestra de albur, en la que

solo se empleó la simbología de notación—, nuestro actor social Alejandro logra la dilogía

alburera mediante el uso de un referente anafórico léxico que resignifica el sentido literal al

figurado sin el uso de ninguna técnica morfosintáctica ni propiamente semántica, solo con el

uso de la proforma “la”, la cual se ve reforzada con el sintagma verbal que acompaña:

“comer”. Aquí entonces, tampoco cambia la clase de palabra o la categoría gramatical, sigue

siendo un pronombre de objeto directo en su forma átona, lo que cambia es el referente

recogido con el pronombre. Los referentes que cambian en los signos lingüísticos —

referentes textuales, no “referentes” como componente del signo lingüístico en la propuesta

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200

semiótica de la triada de Ogden y Richards (1960)— no son fenómenos propios de la

semántica, sino de la textualidad, ya que en sentido estricto los signos lingüísticos

conformados por palabras gramaticales carecen de significado, son signos que no se refieren

a objetos, sino a relaciones, así que se conforman únicamente por significante y referente.

Ahora bien, al hablar en forma literal de la hamburguesa que estaba preparando, nuestro actor

social recoge el referente del sustantivo común, concreto, femenino, singular “hamburguesa”

con la proforma anafórica “la”, con lo que pregunta al cliente si este pedirá el producto para

llevar o si lo ingerirá en el puesto. Eso funciona así en el plano del significado literal sin

ninguna novedad. Sin embargo, la dilogía creada que ya hemos anunciado cambia el referente

del pronombre “la”, de modo que deja de lado el referente de “hamburguesa” y se vale de la

consolidada referencia en el discurso alburero hacia la “verga” como un nombre femenino

singular, y toda marca gramatical que pueda ligarse a un femenino singular podrá remitir

siempre al miembro erecto como referente aún si nunca fue mencionado en el discurso. Este

proceso es en realidad una descontextualización, ya que en el discurso literal ocurre una

especie de “activadores” que detonan el discurso no marcado hacia uno marcado, plano

discursivo en el que yace el albur. Esta cualidad de descontextualizarse en referentes es

propia del discurso alburero, como se recogió en los análisis de las técnicas discursivas

mediante recursos operacionales del apartado II, § 5. Con este apoyo, el actor social le dice

al cliente si el miembro erecto lo “comerá” en el puesto o si se lo llevará a casa, en clara

alusión sexual hacia la felación o penetración. Este fenómeno que crea albur no muestra

entonces que se ha valido de recursos morfosintácticos, tampoco de relaciones semánticas ya

que no hay significado semántico en los pronombres, solo referentes. Esta es entonces otra

forma de lograr albur con el respaldo de la constante referencialidad hacia el miembro

masculino consolidado en los recursos del discurso alburero, sin que en este objetivo se vean

relucidos recursos morfosintácticos ni semánticos propiamente.

- [72] Siempre quiso ser matad(h)or (risas) y decía (.) >sobre riesgo de morir

atravesado (risas)

En este ejemplo, el cambio que produce el albur ocurre en la voz “atravesado”, forma de

participo pasado del verbo “atravesar”, que se ve respaldada por una analogía experiencial

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201

que contextualiza de forma armónica i) la idea literal de un torero realizando una lidia y que

pueda morir tras recibir una cornada del toro que lo atraviese, y ii) alguien siendo penetrado.

No ocurre un cambio en el valor gramatical de “atravesado”, y tampoco hay una motivación

semántica que registre un contenido sexual en esta palabra, sin embargo, en el discurso

alburero ocurre un proceso de analogía con “atravesar” que se presenta por la similitud en la

acción que realiza el cuerno de un toro al atravesar a alguien tras una cornada, y el órgano

masculino erecto al penetrar a alguien. Esta muestra de albur emitida por nuestro actor social

Freddy deja en claro que puede respaldar una analogía contextualizándola en ambos planos,

el literal y el figurado, puesto que emite, por una parte, que la persona sujeto de la oración

tiene la voluntad de ser torero (matador) aún si pudiera morir en el intento al recibir una

cornada; y por otra parte, emite que la persona sujeto de la oración gusta de ser penetrada y

elige serlo aún si pudiera morir durante el acto sexual. La analogía experiencial aquí no ocurre

por la forma del órgano masculino con la forma del cuerno, sino por la acción que realizan

ambos objetos de atravesar el cuerpo de alguien.

- [87] Hot dogs dieciséis (.) con piel (.) así (.2) >hamburguesas sencillas veintiocho

pesos (.) hawaianas treinta y cinco (.2) ↑Como qué te quieres comer

Este otro ejemplo es similar al anterior, en el que la referencia analógica se ve respaldada por

el verbo “comer” y el juego que ocurre con los referentes. Ninguno de los elementos que

configuran el albur presenta un cambio de significado ni de categoría gramatical, ni

morfosintáctico: todo es en juego con la referencialidad. Esta vez, sin embargo, no se cuenta

con una proforma que configure un albur consolidado como ocurre con el pronombre “la”

del ejemplo anterior, aquí tenemos más bien un pronombre interrogativo que deja abierta la

ambigüedad al manifestar por una parte que alguien puede elegir comer alguno de los

productos ofrecidos (plano literal), y por la otra un ofrecimiento a que se le realice felación

o a una penetración. Esto se debe a que la analogía conceptual de “comer” delata la acción

de introducir algún alimento por vía oral, como ocurre en el figurado con una felación. Y del

mismo modo, se usa esta forma para hacer alusión a que alguien recibe el órgano masculino

en un acto de penetración, como si este fuera a ingerirse también. Sin necesidad de existir un

referente sexual en el plano intratextual (lo que delata que no es una muestra que se valga de

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un recurso textual tampoco) ni intradiscursivo, la ambigüedad del pronombre interrogativo

“qué” permite que el interlocutor intuya si lo que se le ofrece es un producto o un acto sexual.

- [229] El Mike (Con domicilio El Grande 700 Col. El Entierro)

Este ejemplo nos muestra un albur que se ve construido por una analogía conceptual que

juega con las similitudes físicas y de actividad de dos elementos. Por una parte, la voz “El

Grande”, escrita en versales y con la disposición sintáctica artificial que presenta procura

aparentar que se trata del nombre de una calle en el plano literal; sin embargo, en el plano

figurado se refiere a un órgano masculino en estado erecto. Esta significación no se registra

en ninguna de las tres obras lexicográficas empleadas aquí, lo que delata que no se ha

consolidado como alburema a suficiencia como para figurar con esta acepción/entrada en su

significado lingüístico y no es, por lo tanto, un albur provocado por motivación semántica.

Ahora bien, la forma “Entierro” que también busca revestirse de nombre propio con la versal

para referirse al nombre de la colonia, es una acción que en el plano figurado hace alusión a

una penetración, ante la semejanza de la actividad que se hace al enterrar algo y al penetrar

algo/alguien. El cambio en esta forma sí es de clase de palabra, ya que se pasa de un nombre

propio a un verbo. La motivación para le albur es meramente de analogía conceptual, como

ocurre con la voz “atravesado” de nuestro ejemplo anterior, ya que no se registra un contenido

sexual en las obras lexicográficas empleadas aquí para esta voz. Al juntar ambas voces, “El

Grande Entierro”, es clara la intención alburera de expresar que se desea penetrar a alguien.

Cabe mencionar otro aspecto importante aquí: la disposición sintáctica de ambos elementos.

Como se puede apreciar, la disposición de estos no obedece al orden canónico de V + O, lo

muestra invertido: O + V. Además, la forma “Entierro” que comentamos antes que se ve

resignificada al pasar a un valor verbal en el discurso alburero adquiere la valencia verbal 2,

de verbo transitivo, valencia de la que el hablante alburero tiene perfecta noción. Es así que

para no dejar agramatical su nuevo verbo reconstruido, el hablante alburero hace del nombre

propio “El Grande” le objeto directo que exige su verbo “Entierro”, dislocando este

argumento verbal del verbo y colocándolo antepuesto a él, y aún con otros elementos

sintácticos que los distancian.

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- [269] ¿Cuántos nervios tienen los glúteos? Mil y pico

Nuestro último ejemplo de analogía experiencial para ilustrar este apartado delata

nuevamente una creación de albur que se vale de la similitud por una acción (a decir, “picar”).

Primeramente, y en parte gracias a la homonimia, la forma “pico” se emplea en el discurso

literal con la novena acepción de la primera entrada del DLE como “Parte pequeña en que

una cantidad excede a un número redondo” (2014), pero esta misma forma gráfica

corresponde a aquella del verbo “picar” conjugado en su primera persona del singular del

presente simple del indicativo: “pico”, empleado en el discurso figurado. El juego

homonímico permite hablar de un elemento con el mismo significante del otro. Pero esta

motivación semántica va más allá de un parecido fónico, dado que “picar” no contiene en

ninguna de sus acepciones un contenido sexual, de modo que aquí el albur no se genera por

acción de relación semántica, pero la relación semántica sí crea un significante conocido que

nos dirige a la acción de analogía conceptual del sexo. Dicho esto, la forma creada de “pico”

ya como forma conjugada del verbo “picar” usa la similitud de la acción que realiza esta

herramienta simple al chocar contra una piedra (perforarla) con la acción que realiza el

miembro erecto al ser introducido a una cavidad corporal (penetrar). La acción de “picar”

para referirse a la penetración es muy frecuente en el discurso alburero, aunque aún no se ha

consolidado de esta manera como alburema en los registros lexicográficos aquí consultados.

Como es posible apreciar de los ejemplos anteriores, en la mayoría de los casos se hace

evidente que se trata de un proceso de elisión, para la cual se espera la intuición del hablante

hacia la interpretación de aquel gap que deja dicha elisión, y para lograrlo el objeto léxico

propio del plano de la dilogía debe extraerse a partir del contexto. Es decir, la elisión se

respalda de la inferencia del hablante que se ve en la necesidad de extraer información

contextual y todo ese proceso configura el albur, el cual tiene una motivación primeramente

conceptual, segundamente lingüística. La complejidad de este proceso delata la naturaleza

compleja del albur en la que hemos insistido en este trabajo de investigación, que ahora puede

apreciarse dicha complejidad busca constantemente rebasar las paredes de lo lingüístico.

Ahora bien, al hablar de este proceso de elisión, inferencia e interpretación contextualizada

del discurso alburero, entramos inevitablemente en terreno pragmático. Es necesario abordar

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204

esta dimensión no solo por concernir a todo sistema lingüístico y en respaldo de nuestra tesis

sobre la productividad del albur en ambas dimensiones, sino porque se ha podido apreciar a

lo largo de nuestros análisis que la significación del albur es posible lograrse gracias a

procesos interpretativos que extraen información que no pareciera expresarse en significado

lingüístico. Dado esto, el proceso natural cuando algo no se expresa en significado lingüístico

es extraerlo a partir del contexto, y dado que las significaciones no se forjan únicamente a

partir de un significado lingüístico, nos encontramos con el “sentido”, interpretación que se

extrae pragmáticamente.

Pasemos entonces a revisar la dimensión pragmática en la construcción de albures.

III, § 3. Dimensión pragmática

La dimensión pragmática ha recibido en muchos análisis lingüísticos un papel ambiguo, en

muchas ocasiones inexplorado y secundario a la tradición lingüística que se ha forjado

centrada en análisis del significado de los signos portado en las formaciones de sus

respectivas imágenes acústicas y disposiciones sintácticas y textuales. Pareciera en muchas

instancias que aquello que no es posible explicar con morfosintaxis o semántica debe ir

delegado al contenedor de la pragmática. Pero la pragmática no solo debe albergar aquello

que pareciera rayar en lo extralingüístico, ni aquello que no se pueda explicar con la

semántica o los niveles de la lengua; la pragmática debe atender al uso de los hablantes, a las

funciones y objetivos que subyacen en todo acto de habla, en lo que permite significar y

contextualizar el signo. En palabras de Escandell, la pragmática es:

el estudio de los principios que regulan el uso del lenguaje en la comunicación, es decir, las

condiciones que determinan tanto el empleo de un enunciado concreto por parte de un

hablante concreto en una situación comunicativa concreta, como su interpretación por parte

del destinatario. La pragmática es, por tanto, una disciplina que toma en consideración los

factores extralingüísticos que determinan el uso del lenguaje, precisamente todos aquellos

factores a los que no puede hacer referencia un estudio puramente gramatical (Escandell,

1996: 13-14).

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Los factores extralingüísticos a los que Escandell se refiere no pueden escapar de ninguna

situación comunicativa, puesto que se ha demostrado que pueden determinar el curso de la

interpretación, la contextualización, objetivos o pueden dirigir la comunicación hacia

significaciones totalmente contrarias a las que se tenía la intención de llegar. Los equívocos

que rodeen las situaciones comunicativas no pueden pasarse por alto en las manifestaciones

lingüísticas dilógicas, ya que todo retruécano o dilogía muestra su latente acercamiento hacia

‘decir algo sin decirlo’, a la abierta interpretación. Entonces, es el hecho de la interpretación

en los actos de habla —o actos humorísticos según la TGHV— y la función comunicativa

que subyace en los albures que aquí abordamos lo que atiende al presente apartado.

A diferencia de la dimensión semántica que permite mostrar la configuración del albur

mediante relaciones de significado, en el análisis del albur bajo la dimensión pragmática que

se abordará en este apartado se buscará esclarecer i) algunos de los procesos y funciones

pragmáticos más prominentes en la producción y comprensión de este juego verbal, junto

con ii) las funciones y objetivos que persiguen los hablantes al emitir estos actos

humorísticos. Atención que esto no significa que la semántica o algún otro recurso lingüístico

puedan segregarse puesto que todo en el sistema de cualquier lengua se conjuga de forma

íntima para forjar toda muestra de habla, y el albur no es una excepción. Es la mezcla de la

semántica con la pragmática y los recursos de los niveles de la lengua con el respaldo del

conocimiento de mundo y otros factores extralingüísticos lo que produce con éxito un albur.

III, § 3.1 Sobre la dimensión pragmática en el albur

Los estudios pragmáticos que siguen surgiendo en las teorías de esta disciplina en la

actualidad continúan en proceso de consolidación, y se enfrentan al difícil reto de saber en

qué medida pueden delimitarse las fronteras de lo lingüístico con lo no lingüístico. Aislar los

elementos no lingüísticos pareciera tarea sencilla en función de segregar solo aquello que no

forme parte del sistema de una lengua, pero ¿qué ocurre cuando aunque no sean parte del

sistema lingüístico estos elementos sí influyen en la emisión, interpretación o significación

de un mensaje?

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206

Hasta este punto, hemos visto ya cómo se crea y comprende el albur, su comportamiento, los

fenómenos encargados de sus significaciones, formaciones y motivaciones conceptuales.

Pero estos análisis no abordan dos elementos de suma importancia que solo puede abordar la

pragmática: la función del albur y qué proceso subyace para saber que estamos ante un albur.

Para atenderlos, es entonces turno de identificar algunos de los procesos pragmáticos más

comunes para determinar si tienen presencia en el acto alburero, o en qué medida la tienen

como elementos circundantes de este acto. Para acercarnos a esto, podemos valernos del

término “información pragmática” empleado por Escandell (1996):

Por información pragmática entenderemos el conjunto de conocimientos, creencias,

supuestos, opiniones y sentimientos de un individuo en un momento cualquiera de la

interacción verbal (Escandell, 1996: 31).

El duelo alburero es a toda vez una interacción verbal y como lo menciona Escandell se

aprecia en él un conjunto de conocimientos, acciones, ideas, supuestos, manifiestos,

retruécanos, paralenguaje y respuestas emotivas en torno, elementos que conforman la

información pragmática que acompaña a esta interacción. Es la presencia de esta información

pragmática en el discurso alburero lo que conduce hacia una desviación en el discurso que

da pista o cuenta de que estamos ante una dilogía: el contexto, el conocimiento compartido,

los supuestos, las risas, las expresiones gesticuladas, prosodia, etc. Bajo esta misma idea de

información pragmática, en el mismo trabajo de Escandell, siguiendo los estudios previos de

Van Dijk (1989), se muestran posteriormente los subcomponentes de la información

pragmática, los cuales agrupa en tres tipos, que son los siguientes:

i) general: comprende el conocimiento del mundo, de sus características naturales,

culturales…;

ii) situacional: abarca el conocimiento derivado de lo que los interlocutores perciben

durante la interacción; y

iii) contextual: incluye lo que se deriva de las expresiones lingüísticas intercambiadas

en el discurso inmediatamente precedente (Escandell, 1996: 31).

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Resulta de interés apreciar que estas agrupaciones consideran el conocimiento del mundo

como un rasgo potencialmente compartido entre los interlocutores para lograr una

interpretación pragmática, y luego la forma en que este se construye en el diálogo

comunicativo. Y es que en el albur, como hemos mencionado ya, se exige que los actores

sociales tengan conocimiento del juego verbal, pero también de la sexualidad que está

inmersa en él: sobre los órganos reproductores, prácticas sexuales, etc. Sin este conocimiento

del mundo —a decir, el sexual—, el albur sería imposible de ejecutarse puesto que se debe

saber cómo ocurre el acto sexual, qué elementos y órganos y posiciones intervienen para

poder así entender la actividad que se remonta en el juego; del mismo modo, la naturaleza

espontánea del juego impide que se pueda replicar con respuestas programadas: ningún duelo

alburero podría sostenerse con valiéndose únicamente de respuestas programadas por muy

consolidadas o mecanizadas que estas puedan llegar a estar.

Pero no basta solo contar con conocimiento de mundo compartido sobre la sexualidad si no

se tiene en cuenta el factor determinante que logra la ‘activación’ del proceso pragmático: la

necesidad de interpretación. Dicho de otro modo, la codificación de los mensajes mediante

el contenido semántico que acompaña a cada expresión lingüística no es suficiente para

mantener una comunicación exitosa —ni un duelo alburero exitoso—, ya que el proceso

comunicativo se vale de artificios contextuales, intencionales y sociales que aportan a la

significación total del mensaje, elementos de los que ninguna expresión lingüística puede dar

cuenta por sí misma con su contenido semántico descontextualizado o ‘despragmatizado’. Es

entonces que surge la interpretación como elemento imprescindible en los actos

comunicativos: entender qué se quiere decir, más que entender qué se está diciendo. En

palabras de Escandell, la interpretación es:

una función entre el significado codificado en la expresión lingüística utilizada (o contenido

semántico), de un lado, y la información pragmática con la que cuenta el destinatario […] del

otro […] La tarea del destinatario consiste, pues, en intentar reconstruir en cada caso la

intención comunicativa del emisor de acuerdo con los datos que le proporciona su

información pragmática […] la interpretación establece una relación multívoca entre una

expresión lingüística y la situación en que se emitió (Escandell, 1996: 37).

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208

Pareciera entonces que la competencia interpretativa es fundamental para la comunicación

exitosa, al menos desde la pragmática, y aquellos factores ajenos a un análisis semántico se

ven obligados a delegar no los significados de las expresiones, sino la correcta interpretación

de ellos a la pragmática y la capacidad pragmática de interpretación de los hablantes. Pero

interesantemente la interpretación o inferencia —entendida como el producto de la

interpretación tras la evaluación de los factores pragmáticos del interlocutor— que se hace

del significado no se aparta permanentemente de la semántica, ya que si bien estos procesos

pragmáticos se valen de elementos extralingüísticos para emerger, posteriormente requieren

de los lingüísticos para significarse; es decir, regresan a aterrizar en el campo de la semántica,

el único encargado de la creación de significados, tal como lo muestra Escandell con la

siguiente ilustración en su misma obra (1996: 38):

Figura 6. La interpretación pragmática en una situación comunicativa según Escandell.

En el esquema de Escandell, podemos apreciar que el camino que pareciera lineal desde el

emisor hasta el receptor no transita con el mensaje sobre una línea continua, sino una discreta,

y son esos elementos que subyacen a la línea discreta de estos tres componentes básicos de

la comunicación (a saber, emisor, mensaje y destinatario) los que configuran las relaciones

generales de la pragmática que hemos descrito antes. Podemos también apreciar que

inherentemente adherido a la emisión del mensaje del emisor surge una información

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pragmática que delata la verdadera intención del emisor, intención subyacente a la

significación de la expresión lingüística literal o plana. Pero el lazo que conduce de la

intención a la expresión lingüística es bidireccional ya que i) es posible decir algo usando

una expresión y siguiendo fielmente una intención planificada (univocidad), o bien ii) es

posible tener una intención planificada sin delatarla expresamente con una expresión

lingüística plana (matizado); iii) del mismo modo en el que se puede usar una expresión

lingüística y llegar a una intención que no era la que se había planificado originalmente

(multivocidad). Asimismo, en el esquema de Escandell vemos que el significado nuevamente

se vale de la información pragmática ahora ubicada en el polo del destinatario, quien evalúa

el mensaje y a partir de ello crea una interpretación. Hemos de decir aquí que a partir de este

momento nos referiremos a ella como inferencia, ya que es el resultado del proceso de la

interpretación pragmática tras la evaluación de los componentes generales, situacionales o

contextuales del acto comunicativo.

Posiblemente, cabría trazar una última recta —ahora sí continua— que traslade la

interpretación final hacia el destinatario en diagrama de Escandell, para así cerrar el complejo

circuito de la comunicación que delata el proceso pragmático que subyace en los actos

comunicativos que portan suficiente información extralingüística como para despertar en el

receptor su competencia pragmática y deslindarse momentáneamente de la semántica en la

expresión lingüística literal.

Dicho lo anterior, pasemos ahora al siguiente subapartado sobre los agentes pragmáticos en

la interpretación alburera.

III, § 3.1.1 Sobre los agentes pragmáticos encargados de la interpretación alburera

Como se revisó antes, hemos establecido ya que en la medida en la que el contenedor de

información alburera que recaba el receptor se va llenando, este comienza un proceso de

evaluación comunicativa ajeno al que le proporciona la semántica lingüística, en el que toma

en cuenta los factores pragmáticos que ha recabado para así saber con precisión qué se le está

diciendo en realidad. Escandell nos habla de estos factores como componentes básicos de la

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210

pragmática y define cuatro: i) los ‘componentes materiales’, entre los que incluye al emisor,

el destinatario, el enunciado y el entorno; ii) los ‘componentes relacionales’, entre los que

incluye la información pragmática, la intención, la relación social; iii) el ‘significado e

interpretación’, y iv) la ‘semántica y pragmática’ (Escandell 1996).

Estos agentes, entre otros, comienzan a desenvolverse en el acto comunicativo y dan rumbo

a la significación real que pretende el emisor, pero es también tarea del receptor desarrollar

una competencia pragmática suficiente que permita detectar y evaluar estos agentes, así como

la relación social en la que se desenvuelven. Entonces, dado que la relación social es el marco

en el que se desenvuelve esta comunicación que se ve acompañada por los factores

pragmáticos que subyacen, es que los individuos con problemas para establecer relaciones

sociales, como aquellos con trastorno de espectro autista, no pueden desarrollar con plenitud

la competencia pragmática. Un estudio que profundice en este manifiesto evaluaría los

problemas para producir y comprender el albur o cualquier otra forma de doble sentido en

este contexto, en caso de haberlos.

Entonces, para el caso del discurso alburero hemos dicho en el apartado II, § 4.2.7 que

reconocido como un fenómeno lingüístico que es en sí mismo una técnica discursiva que

sirve para hablar de lo sexual o bien para sexualizar algo que se dice, el albur posee rasgos

específicos que lo diferencian de otras técnicas, los cuales hemos ilustrado bajo el enfoque

operacional para así dar cuenta de su ubicación bajo este criterio, y compararlo con otras

técnicas discursivas en la transición del continuo operacional que ilustramos. Pero, para este

apartado, lo que cabe recoger de lo anterior es que muchas de estas técnicas son recursos

lingüísticos que solo pueden abordarse desde la pragmática y que se relacionan con los

componentes pragmáticos según Escandell. Por ejemplo, en nuestro análisis operacional

hemos ubicado como cuarto criterio el grado de indicatividad, polo en el que el albur está

bien aterrizado por poseer procesos pragmáticos que están inmersos en la codificación de

albures. Pero también hemos incluido en el octavo criterio el grado de directividad, el cual

no podría explicarse bajo ningún otro recurso gramatical o semántico, ya que los rebasa, de

modo que este criterio también debe abordarse mediante la pragmática. Lo mismo ocurre con

el noveno criterio sobre el grado de explicitación, el décimo criterio del grado dialógico, el

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211

decimoprimer criterio de grado de presencia del interlocutor, el decimosegundo criterio que

grada la inmediatez de respuesta, el decimotercer criterio de grado de descontextualización

y el decimocuarto criterio de grado de uso de paralenguaje y prosodia. Todos estos ocho

criterios de entre los catorce que hemos detectado no podrían explicarse prescindiendo de la

pragmática, de modo que no debemos por ningún motivo secundar la presencia de esta

dimensión en nuestro análisis del albur ya que su presencia en los rasgos que definen al

fenómeno es imprescindible. De hecho, bajo una visión cuantitativa habríamos de analizar

las formas en las que el albur se manifiesta, produce y comprende, y veríamos que la

pragmática está presente con la misma frecuencia —si no es que incluso mayor— que la

semántica y los niveles de la lengua.

Este manifiesto parecería arriesgado para quien proponga que el albur no es más que una

‘metáfora’ o algún otro tipo de fenómeno propio de una relación semántica y un doble

sentido, como hemos insistido aquí que es una constante en la que muchos autores han caído

al tratar de definir al fenómeno. Pero nada más alejado de la realidad. Bajo el enfoque

operacional el albur muestra una marcada tendencia hacia la dimensión pragmática. La

contraparte es que simplemente ocurre que los elementos teóricos que recogería la

pragmática tienden a apartarse de alguna forma de la teoría propiamente lingüística ya

consolidada, puesto que rayan en lo extralingüístico, y esto difumina de alguna forma el

carácter lingüístico de aquello que se teoriza.

Ahora bien, regresando a los agentes que podríamos localizar en la producción y

comprensión de este fenómeno según los componentes pragmáticos de Escandell, podríamos

decir que los más prominentes son la información extralingüística (recogida con el

paralenguaje o la prosodia, por ejemplo), la intención del emisor, la relación social y la

interpretación. Estos agentes se verán plasmados en el discurso con la fuerza que el emisor

asigne, con la marcada presencia de los elementos situacionales o con la capacidad del

interlocutor para detectarlos. Entonces, bajo este circuito de la comunicación, el mensaje

mismo —como puede verse— pareciera incapaz de destacar los factores pragmáticos: este sí

se ve limitado meramente a las paredes confinadas de la semántica y los recursos de esta

dimensión, así como a la morfosintaxis, la resegmentación, y a la textualidad y los referentes

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212

intratextuales que le permitan mostrarse. Por tanto, las relaciones pragmáticas no son capaces

de escapar de ningún acto de habla, por muy literal que parezca, y en el caso de las

manifestaciones dilógicas aún menos. Es entonces que el albur configura su manifestación

en estos agentes pragmáticos predominantes: intención, interpretación (inferencia,

propiamente dicho como resultado de esta interpretación) y relación social. Pero no todos

ellos proliferan de la misma forma. Pensemos, por ejemplo, en una situación común en la

que es esperable que ocurra un albur. En el mundial de futbol, un presentador de las noticias

deportivas tiene un segmento en su programa en el que manda saludos al auditorio que sigue

el programa; gente de todos lados pide ser saludada al aire. Si hay algún mexicano pícaro

colado entre este auditorio, es esperable que mande a saludar a alguien usando lo que

Armando Jiménez llamaba nombres impropios, como los mostrados en el Cuadro 17 de este

trabajo: “Y le mandamos saludos a nuestro amigo Alberto Carlos del Toro quien nos sigue

desde México”. En este ejemplo no pareciera relucir la relación social que permea tanto en

muchos casos de relaciones pragmáticas y tampoco hay mucha información pragmática que

pueda recogerse en ese acto comunicativo, como lo destaca Escandell, la cual pueda llenar el

contenedor de información pragmática recogida por el receptor. Este elemento pragmático

en esta situación hipotética muestra que el albur puede ‘medianamente’ prescindir de él. En

otro ejemplo, podemos usar aquella situación comunicativa que describe Armando Jiménez

(2016: 126) sobre los letreros en lugares comunes, donde comparte el ejemplo de una

inscripción en el muro del mingitorio que reza: “Antes de venir a mear, pida lo que va a

tomar”. En esta situación en la que no hay un emisor explícito, no es posible determinar los

componentes completos que describe Escandell, puesto que no hay suficiente información

pragmática que lo delate. El receptor en realidad podría ser cualquier persona, la relación

social se ve peligrada en esta situación comunicativa, la intención no es clara puesto que no

se delata ni se sabe nada del emisor. Ante esta situación, la posibilidad de lograr el albur y la

pragmática que requiera se ha de recargar en la capacidad de inferencia de quienquiera que

sea el receptor.

Pero atención que ninguna de estas ausencias de elementos significaría que se peligra la

existencia de la pragmática ante una situación comunicativa así, puesto que siempre que haya

una situación comunicativa, habrá pragmática. Esta dimensión está inherentemente adherida

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213

a todo acto comunicativo, tanto como la semántica y los niveles de la lengua. El hecho de

carecer de información pragmática explícita, de emisor o de los rasgos que delaten su

intención hace que el componente de la interpretación condense más peso de lo normal, dado

que es el que permanece vital. Y es aquí entonces que establecemos que de entre los

componentes pragmáticos que participan en la producción e interpretación de albures, en

todos los casos analizados el más prominente, el que ocurre en todas las instancias y que

condensa mayor relevancia pragmática para decir que se produjo o comprendió exitosamente

un albur es el componente que corresponde al proceso de interpretación, lo que hace que el

albur se trate siempre de un proceso inferencial. Esto deja en claro que si existe la capacidad

de inferencia del discurso figurado por parte del receptor, se logrará que el receptor se traslade

por sí mismo del polo de discurso no marcado al de discurso marcado, lugar donde yace el

doble sentido, como se ilustra en la Figura 4 del análisis operacional de este trabajo.

Entonces, es gracias a la capacidad de trasladarse de un polo literal a uno figurado que existe

una transferencia o mejor dicho extensión de sentido; es, digamos, el camino que ha de

recorrerse en el continuo operacional para ir de lo dicho literalmente —o lo lingüísticamente

expresado— a lo inferencialmente interpretado. Dicho esto, estamos ahora ante dos premisas

pragmáticas en el proceso de formación y comprensión de albures: la extensión del sentido

y el proceso inferencial.

Veamos a continuación brevemente aquella sobre la extensión de sentido.

III, § 3.1.2 La extensión de sentido como proceso pragmático que opera en el albur

Tras identificar a la interpretación como el componente pragmático más prominente en el

albur, pudimos determinar que el traslado en el continuo de discurso no marcado a discurso

marcado que ocurre en un acto alburero logra, entre otras cosas, que el significado de lo que

se dice trascienda más allá de lo que pueda abarcar su significado lingüístico. Esto permite

entonces que hablemos de una extensión, y la extensión que ocurre se da en el sentido, ya no

propiamente en el significado lingüístico. Esto es, las expresiones albureras adquieren un

sentido que rebasa el discurso literal y puede relacionarse con dominios distintos a partir de

una motivación de analogía conceptual, como se vio en el apartado III, § 2.4, o a partir de

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214

algún otro rasgo contextualizado en el duelo alburero. Dicho de otro modo, las cosas que se

dicen cuando se alburea significan aún más de lo que suelen significar en su sentido literal,

puesto que se imprime en ellas un sentido adicional no necesariamente emparentado

semánticamente. Esto ocurre si está bien contextualizado e inferido dicho sentido, el cual

puede alcanzar la univocidad por parte de los albureros al emitirse. Por ejemplo, la voz

“perro” empleada de nuestra muestra [350] hace alusión a los genitales femeninos, sentido

que no figura en ninguna entrada lexicográfica; es tras emitirse esto en un acto alburero que

los albureros ávidos pueden saber que se trata de este órgano sexual y no del animal

mamífero. Se convencionaliza en esta red estrecha de actores sociales, se vuelve unívoco en

el plano figurado que se refiere a este órgano, tanto como es unívoco en el plano literal que

se refiere a un animal mamífero para los mismos actores sociales.

Revisemos otro ejemplo de nuestro corpus para ilustrar esto:

- [321] Atrás se pide, pero por adelante se despacha.

En este ejemplo, podemos dar cuenta de un cambio operacional que traslada el significado

literal a uno figurado observando el sintagma completo. Por un lado, pareciera que se refiere

a la ubicación de un establecimiento, en el que se le da la instrucción a un cliente de pagar

en la parte trasera del lugar, y de que recibirá su pedido en la parte delantera del mismo. El

sentido de esta expresión se extiende a partir de una extensión también de sus componentes,

fenómenos que no se recogen mediante los registros semánticos ni recursos morfosintácticos.

Así pues, se pasa de un adverbio que refiere a distancia, “más allá, hacia delante” (DLE

2014), a un adverbio que alude a la parte frontal de una persona, en alusión específica al

órgano masculino. Este nuevo sentido puede conservar dicha extensión siempre que exista

esta contextualización e información pragmática, de modo que puede fácilmente presentarse

en casos como “¿Te gusta el de adelante?”, fingiendo hacer una pregunta sobre si el

interlocutor gusta de la persona situada enfrente, pero en realidad preguntando en el plano

figurado sobre si siente atracción hacia el órgano masculino.

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215

La extensión del sentido que se presenta con esta forma, al igual que con los demás albures

es evidente, y dada la eventualidad, espontaneidad y naturaleza del acto alburero, estas

tomarán mucho tiempo antes de figurar como acepciones en alguna obra lexicográfica, como

ocurrió con “pájaro” o “pito”, por ejemplo.

Revisemos ahora una breve anotación sobre el proceso inferencial.

III, § 3.1.3 El proceso inferencial pragmático en la comprensión del albur

Este proceso, como se manifestó antes, es probablemente el que siempre ha de perdurar si se

reduce el proceso pragmático del albur a su mínima expresión. Y es que, sin inferencia,

simplemente nos quedaríamos en el unívoco sentido literal que no despertaría la sensación

de que nos están diciendo algo sin decírnoslo.

La inferencia es la llave para decodificar el doble sentido o discurso marcado presente en

muchas técnicas discursivas, es un proceso crucial para la comprensión de muchos otros tipos

de dilogía y retruécanos, desde adivinanzas, chistes, calambures, colmos, acertijos, hasta

ofensas. A diferencia de la semántica que solo considera el significado lingüístico de las

expresiones vertidas en un discurso no marcado cargado hacia la predicatividad, la inferencia

es una competencia que evalúa información pragmática, recargada hacia la indicatividad, la

prosodia, descontextualización, relaciones multívocas semánticas, rimas, alusiones,

paralenguaje, risas, gesticulaciones, relaciones sociales, contexto, situacionalidad, etc., en un

complejo proceso de evaluación de un acto comunicativo de discurso marcado que permite

que la inferencia tenga sentido por parte de un hablante competente, quien transita por el

continuo operacional de la siguiente forma:

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216

Figura 7. Continuo operacional de la interpretación semántico-pragmática del discurso marcado ~ no

marcado.

Como se puede apreciar, en nuestro esquema hemos colocado valiéndonos del recurso

operacional i) por un lado el polo de la pragmática donde subyace la inferencia, y ii) en el

otro el polo de la semántica, donde subyace el significado lingüístico. Ambos polos albergan

el discurso marcado y el no marcado, respectivamente, y la línea que dibuja el continuo se

traslada desde una naturaleza predicativa hacia una indicativa. Pero resulta interesante

destacar que en el esquema de Escandell que revisamos anteriormente se dibuja una

propuesta similar, en la que la interpretación pragmática que reside como responsabilidad del

receptor también se ve dibujada por una línea o continuo que se traslada del significado a la

intención y la interpretación, como se ilustra a continuación, cotejando ambos esquemas:

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217

Figura 8. Cotejo del continuo operacional y el diagrama de Escandell de semántica y pragmática.

El polo semántico que se aprecia en nuestro continuo operacional, ahora ubicado en la parte

superior en cotejo contra la ilustración de Escandell, nos permite apreciar que la expresión

lingüística es veladamente distante de la interpretación pragmática. Del mismo modo, la

dimensión pragmática se muestra como el polo puesto y es donde residen las intenciones,

inferencias e información no lingüística de la figura de Escandell.

Dicho lo anterior, el proceso inferencial es para el albur, por tanto, mucho más que otro

componente del proceso propio de la pragmática en los actos comunicativos: el proceso

inferencial es el recurso más prominente y la mínima reducción de los componentes

pragmáticos que permite el discurso alburero. Aún sin contar con la presencia de los otros

componentes pragmáticos —o incluso sin contar con la presencia velada los componentes

emisor y receptor, básicos del círculo de la comunicación—, el albur puede seguir ocurriendo

exitosamente para su comprensión siempre que haya inferencia; de hecho, podemos sin

titubeo decir que el albur debe su propia existencia y resulta exitoso gracias al proceso

inferencial.

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218

Entonces, cuando ocurre una emisión de una expresión lingüística el emisor puede o no dejar

velada su intención verdadera, pero es el receptor quien evalúa aquellos elementos

pragmáticos que rodeen esta expresión lingüística para determinar si hay o no significado

figurado, si es o no un albur, tal como se expuso con el ejemplo de “Agarra mesa grande” de

la Figura 2 que ilustra la transición inferencial del receptor en el continuo operacional de +

doble sentido ~ - doble sentido del discurso. Es gracias a esta inferencia que puede

comprenderse, procesarse y replicarse este albur; sin dicho proceso inferencial, no tendría

efecto el albur, por tanto no prosperaría este fenómeno.

Pasemos a continuación al último rasgo adicional sobre las observaciones pragmáticas del

albur: el carácter dialógico.

III, § 3.1.4 Carácter dialógico: otra característica pragmática

En la última observación de los rasgos pragmáticos prominentes del albur ubicamos su

carácter dialógico. Atención que el carácter dialógico al que hacemos referencia aquí no es

propiamente hablar solo de que este acto es un ‘diálogo’ per se como aquel de la circularidad

comunicativa en la que el emisor se vuelve receptor o viceversa, o bien que haya siempre

esta dinámica de diálogo como la hay en toda comunicación. Esto es, sabemos que toda

comunicación y la lengua misma es dialógica por naturaleza, tanto como lo es por necesidad;

el hecho de que un acto comunicativo sea un diálogo es propio de su naturaleza porque la

lengua misma dicta que así sea. Sin embargo, sabemos también que hay actos comunicativos

que parecieran mostrar ser ‘más diálogo que otros’. Por ejemplo, en una discusión o en un

debate se exige necesaria e imprescindiblemente la réplica del interlocutor; el papel es

circular y se cambian los roles constantemente entre emisor y receptor. Pero hay actos como

los soliloquios o los monólogos, en los que pareciera que el esquema básico de la

comunicación se ve segregado, ya que aparentemente hay ausencia del receptor. Pero nada

más lejos de la realidad. En estos actos también hay un diálogo, solo que en menor medida

que los otros actos, ya que el emisor es a la vez el receptor, es decir, que se aprecia una

duplicidad de papeles. En un soliloquio o un monólogo el emisor se responde y se pregunta

constantemente; el emisor discurre constantemente y se enjuicia a sí mismo y replica

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219

también. Sin diálogo, no tendría sentido la expresión comunicativa, ni siquiera la lengua

misma.

El albur es, entonces, dialógico por naturaleza por ser un acto comunicativo, pero el grado

de diálogo que lo caracteriza es un rasgo que lo dista de otros actos comunicativos dialógicos

o humorísticos, como las técnicas discursivas abordadas en el apartado II, § 4.2, o como los

actos humorísticos abordados en el apartado II, § 3. Pensemos, por ejemplo, en el caso de las

adivinanzas que puedan aludir a un tema sexual. En ellas el discurso lo conduce el emisor y

es este quien se mantiene como conductor principal del acto comunicativo. Sin embargo, esta

adivinanza no tendría sentido si no se contara con la réplica del receptor, quien evidenciará

si logra o no adivinar lo que se le pide. Es ahí que la intervención del receptor logra configurar

el circulo de este acto, y sin este no existiría adivinanza, ni existiría el acto comunicativo de

la adivinanza. Cierto es que la presencia del receptor ocurrió en menor medida que la del

emisor, ya que solo intervino en una ocasión, antes del remate final del acto, pero esta breve

participación no degrada en lo absoluto su importancia. La participación del receptor en este

acto es menor que aquella que ocurre en un debate, por ejemplo, en el que incluso se

cronometra el tiempo en el que puede hablar cada participante de modo que sea exactamente

el mismo para todos. Aquí las réplicas son constantes y la reconfiguración de los roles se

invierte constantemente también.

Ahora bien, conforme a todo lo anterior, entendemos que el albur puede ocurrir de forma que

el receptor sea evidentemente un participante activo, como ocurre en un debate, y muestra de

esto sería en los actos albureros en los que se presenta un duelo, manifestación prototípica

del albur70. Pero también puede haber albur en el que este carácter dialógico se vea más

desvanecido, aunque jamás totalmente disuelto. En el caso que expusimos anteriormente del

conductor de noticias deportivas o en aquel letrero en un baño que nos describe Jiménez

(2016), el albur no muestra un carácter meramente dialógico, pareciera que no se permite ni

siquiera que el canal se abra a la totalidad de réplica como en un duelo alburero, pero esto no

significa que no haya diálogo. En el letrero del baño, podría también responderse a dicho

70 Para más información respecto a la tipología del albur, consultar el trabajo de tesis doctoral de Christian

Eingereicht von Amtsberg (2008), Der mexikanische Albur, (en alemán).

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albur replicando con una inscripción improvisada debajo del letrero, y hay muchos casos en

los que las paredes de los baños están plagadas de réplicas y hacen de ello una suerte de

diálogo. En el ejemplo del albur del presentador deportivo, dicho personaje podría también

replicar el albur al aire, sin ni siquiera saber quién fue el emisor ni especificando el receptor,

pero abriendo invitación a que quienquiera que lo haya sido se vea replicado con una astuta

respuesta en el mismo marco figurado del albur. Si bien esto no es prototípicamente el

diálogo clásico del duelo alburero, no deja de ser un diálogo.

Pero ante ambos panoramas, la manifestación que predomina —como hemos dicho ya— es

aquella que lo muestra como un duelo, ya que la réplicas constantes que se manifiestan en

estos actos son la huella impregnada de los cuicah, son parte del ingenio, espontaneidad y

humor que caracteriza a este juego verbal. De hecho, es tan necesaria la réplica del receptor

que en las reglas implícitas del albur este tiene únicamente un espacio de tres segundos para

responder o será el perdedor del juego. La réplica es tan esperada en el albur que será ella

quien determine si el interlocutor perdió o ganó el duelo.

En nuestro apartado II, § 5, hemos incluido en el análisis operacional de la naturaleza del

fenómeno una evaluación del albur frente a las otras técnicas discursivas para hablar de lo

sexual —en el sentido de que su contenido trata sobre algo sexual—, en la que el abur mostró

una clara tendencia hacia ser + dialógico, como se recoge nuevamente a continuación:

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La característica dialógica de este fenómeno nos da cuenta, además, de que sigue siendo un

fenómeno ante todo lingüístico, que no puede desprenderse de los elementos esenciales de

toda lengua: significado y significante en los signos lingüísticos que conforman su mensaje,

emisor, receptor, pragmática y dinámica dialógica, entre otros.

Dicho todo lo anterior, hemos pasemos a continuación a revisar las funciones comunicativas

del albur, en línea aún de su análisis desde la dimensión pragmática.

III, § 4. Confluencia de dimensiones en el albur: semántica y pragmática

Hasta este punto, hemos revisado en el capítulo anterior que es posible producir albur

mediante resegmentaciones al interior del significante de los signos, lo que reconstruye su

forma además del significado que se recoge al hacerlo y así producir albur, recurso más

prominente para lograr este fenómeno, aunque no es el único. También logramos constatar

en los apartados anteriores la presencia de las figuras semánticas que relacionan el contenido

lingüístico como agentes productores de albures bajo el resguardo de esta dimensión;

pudimos posteriormente analizar que esta dimensión se ve rebasada cuando la analogía no es

semántica, sino conceptual, como ocurre en las analogías conceptuales que motivan

posteriormente la formación de albures e interrelación de campos semánticos;

posteriormente, analizamos las figuras que intervienen en la producción y comprensión del

albur bajo la guarda de la dimensión pragmática. Con todo ello, logramos apreciar que ambas

dimensiones funcionan de forma productiva en la comprensión y elaboración de albures, tal

como se anunció desde el inicio de este trabajo. Pero también hemos insistido en que no es

del todo funcional buscar esta segregación de ambas dimensiones en todos los análisis

lingüísticos, ya que hacerlo únicamente ayuda a realizar un ejercicio abstracto de

comprensión de un vasto número de fenómenos, aunque todo este ejercicio de segregación y

análisis al final siga demostrando que todo en la lengua es una conjunción de una unidad

lingüística en una muestra de habla. Es entonces gracias a la propia circularidad de la lengua

que podemos siempre volver al punto del que partimos, y por más que nos alejemos de la

lengua para analizar un fenómeno extralingüístico, debemos al final volver a ella para

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222

interpretarlo y comunicarlo. La compresión de ese universo lingüístico en un acto de habla,

tal como la masa de una estrella se ve comprimida en un agujero negro, nos obliga siempre

a analizar un fenómeno lingüístico como un producto del que todos sus componentes forman

parte. Es así que debemos reconocer que la lengua condensa su totalidad en pequeñas

unidades difíciles de segregar o muchas veces insegregables, del mismo modo en el que

ambas dimensiones además de funcionar de forma operativa y productiva por separado con

prominencia eventual una o la otra también funcionan de forma conjunta en la producción

comunicativa. Y el albur no se salva de esta compleja compresión de la lengua pues sigue

siendo un acto comunicativo que se vale de la lengua para ocurrir.

Ahora bien, en cuanto respecta a las dimensiones, por ejemplo, hemos logrado identificar

que las producciones de albur bajo responsabilidad semántica se valen de esta y sus

relaciones para construirse, sin embargo, la relación semántica no explica muchos otros

aspectos como la motivación del hablante, la cual es una respuesta cognitivo-conductual que

no sería posible sino gracias a la inferencia pragmática. La inferencia entonces es la que

promueve o ‘activa’ esta idea de que se puede tomar el discurso emitido como un discurso

marcado, desviado del sentido literal, que puede a veces registrarlo la semántica o a veces

no; que puede deberse a una analogía conceptual quizá, o a veces a algo aún más alejado de

ello. La imposible segregación de la pragmática con la semántica en los actos de habla

albureros nos regresa entonces a entender que hay solo un punto intermedio en el que pueden

confluir, y ese es la expresión lingüística. Dicho de otro modo, bajo el polo pragmático se

aprecian figuras, relaciones, motivaciones y asociaciones que despiertan en el hablante la

necesidad de interpretación de la intención real del emisor, y podemos analizar este acto para

identificar sus funciones comunicativas. Pero este ejercicio no ocurre de forma aislada, este

ejercicio si bien se presenta en el plano pragmático, se vale de la semántica para construirse,

para disfrazar su significado figurado con la vestimenta de uno literal. El plano semántico

con sus entradas y acepciones forja sus propios recursos y complementa al pragmático, y

viceversa. El punto de confluencia final de ambos planos es el mismo: la unidad lingüística.

Esta unidad lingüística que puede ser una sola palabra o todo un acto comunicativo, mejor

entendida como expresión lingüística, es el punto medio de concurrencia entre semántica y

pragmática, punto desde el cual parte la inferencia pragmática por un lado y la interpretación

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semántica por el otro. Dicho punto medio y relaciones independientes de las dimensiones se

pueden ilustrar de la siguiente manera (con la ayuda de un modelo similar al de los fuzzy sets

o ‘conjuntos difusos’ de Zadeh [1965]):

Figura 9. Concurrencia entre semántica y pragmática en una expresión lingüística.

Como se puede apreciar, el punto de contacto en el que ambas dimensiones concurren es

también el punto medio de nuestro continuo operacional mostrado desde el apartado II, § 5,

justo donde no hay interpretación concreta aún. Entonces, la interpretación concreta se

presenta cuando nos recargamos en alguno de los dos polos: en el pragmático gracias a las

inferencias, y en el semántico gracias al significado lingüístico. El punto medio en un acto

comunicativo alburero no puede discernir aún si se trata de un doble sentido o no, de un

discurso marcado o de uno no marcado, punto de incertidumbre absoluta para el interlocutor

en el que no hay una interpretación concreta aún. Podemos cotejar la Figura 9 anterior con el

cuarto criterio de nuestro análisis operacional en II, § 5 y así ilustrar este manifiesto de la

siguiente forma:

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224

Figura 10. Cotejo de conjuntos difusos y continuo operacional entre semántica y pragmática.

El complejo operacional por el que transita el albur ente las dimensiones pareciera que le

otorga a este fenómeno una especie de facultad que le permite construirse, reconstruirse,

interpretarse, reinterpretarse, ocultarse, visualizarse y trasladarse de semántica a pragmática

y viceversa a voluntad, como un ente lingüístico favorecido que no obedece ninguna de las

restricciones que impone la organización de una lengua.

Para la parte final de este apartado, analizaremos brevemente este comportamiento que

hemos identificado del fenómeno, pero ahora desde un modelo de triángulo semiótico.

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225

III, § 4.1 Proceso lingüístico del albur en el triángulo semiótico

Para este último apartado, se abordará brevemente lo que hemos anunciado ya sobre las

maneras en las que transita el albur para formarse, producirse y comprenderse. En el esquema

de Escandell y en nuestro continuo operacional, lo hemos ilustrado como una figura que se

traslada en un polo bidireccional que parte de la semántica a la pragmática, dimensiones

segregadas para fines ilustrativos de nuestro análisis, de las cuales cada una posee rasgos y

elementos distintivos. Sin embargo, cabe ahora vincular lo revisado en el apartado II, § 6

sobre la construcción del albur desde los diferentes recursos que ofrece los niveles de la

lengua, donde hemos destacado que el más prominente es el de la resegmentación

morfosintáctica. Esto produce un vértice adicional en el que tenemos a la semántica por un

lado con su polisemia, homonimia, metáfora, campos, acepciones y contenidos; por el otro

lado tenemos a la pragmática con la serie de componentes que la caracterizan (intención,

interpretación, inferencia, etc.); y por el otro lado tenemos a la morfosintaxis y las

descomposiciones que reestructura los signos lingüísticos, desde su significante para traer

significados secundarios. Son estos tres agentes los encargados —desde el punto de vista

lingüístico— de producir y comprender el albur, y el camino que recorren para lograrlo

muestra singularidades similares a los muchos modelos triádicos que se han acuñado en la

ciencia del lenguaje que procuran explicar una relación tripartita, regularmente entre el

significado, el significante y el referente, como se muestra a continuación:

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226

Figura 11. Triángulo semiótico de Ogden y Richards (1923).

Si bien este modelo propuesto originalmente por Ogden y Richards en su obra The meaning

of meaning (1923) explicaba una relación semiótica del signo lingüístico —propio de una

escuela que reformuló la unidad indivisible binaria de signo lingüístico de Saussure—,

posteriormente se usó para explicar relaciones tripartitas en dominios semióticos más allá del

signo lingüístico, como se aprecia en la siguiente figura:

Figura 12. Otras relaciones tripartitas mediante el triángulo semiótico de Ogden y Richards (1923).

Es así que llegamos a un modelo triádico que se concentró en explicar las relaciones

constitutivas de la lengua: sintácticas, semánticas y pragmáticas, recogido del artículo de

Espejo-Saavedra Roca, Pedro (2019) Argumentos y razonamientos. Este nuevo modelo busca

la relación de los tres vértices en una oposición que contrasta el discurso y la estructura, y

además muestra la relación intensionalidad ~ extensionalidad y connotación ~ extensión

partiendo desde el vértice en el que se sitúe. En palabras del mismo Espejo-Saavedra:

si nos situamos en la dimensión sintáctica: la dimensión pragmática sería su extensión,

mientras que la semántica sería su intensión. En cambio si nos situásemos en la semántica los

aspectos sintácticos corresponderían a su connotación y los pragmáticos a su denotación. En

cambio si no moviéramos en el análisis en la dimensión pragmática, los contenidos

sintácticos se corresponderían con los aspectos implícitos mientras que los semánticos con

los explícitos (Espejo-Saavedra 2019).

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227

Esta es la figura de marras que comparte el autor:

Figura 13. Relaciones de las diferentes dimensiones del lenguaje en un modelo triádico.

Si bien se abre terreno a la ambigüedad al llamar “dimensión del lenguaje” y no de “lengua”,

y por incluir en ella a la sintaxis en vez de abordarla como un nivel de la lengua propiamente,

la disposición de los vértices que se ilustra permite apreciar traslados semióticos en el signo

lingüístico de un vértice a otro y los rasgos que recoge al hacerlo, signo lingüístico que

debería figurar al centro del triángulo.

Ahora bien, para valernos de estos modelos triádicos y explicar el comportamiento semiótico

del fenómeno del albur en la transición y confluencia ‘semanticopragmaticomorfosintáctica’,

proponemos aquí el uso del siguiente triángulo, que ubica los vértices i) morfosintáctico —

meronímico de ‘niveles de la lengua’—, ii) semántico y iii) pragmático. Para nuestro modelo,

ubicaremos al albur como signo lingüístico en el centro del triángulo, y demostraremos

mediante flechas la transición semiótica que atraviesa para dar cuenta de las cuatro diferentes

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228

formas de construirse lingüísticamente a partir de nuestras observaciones en su transición a

través de las dimensiones y niveles de la lengua, como se expondrá a continuación:

1. Formación desde el vértice de la morfosintaxis:

En este vértice, el albur surge a partir de resegmentaciones morfosintácticas (albur analizado

como técnica discursiva en nuestro trabajo de investigación), para llegar así al vértice de la

semántica y dotarse de un nuevo significado lingüístico forjado mediante la reconstrucción

morfosintáctica de los significantes.

2. Formación desde el vértice de la semántica:

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229

En este vértice, el albur surge a partir de relaciones semánticas expresadas en el sentido literal

y justifica su dilogía mediante alguna relación polisémica, metafórica, homonímica,

meronímica, etc., elementos únicos de los que se vale para forjarse. El hecho de la

circularidad de que la flecha que parte de la semántica regrese hacia el mismo signo alburero

se debe a la reflexión de que la expresión lingüística que representa el significante se vale de

los significados lingüísticos que en sí misma porta para crear el doble sentido alburero.

Probablemente este hecho circular que ocurre al interior del mismo signo sea tan sólido que

sea el causante de que se consoliden los alburemas a los que ya hemos hecho mención.

3. Formación desde el vértice de la pragmática:

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230

En este vértice, el albur surge a partir de una enunciación que puede directamente trasladarse

hacia el vértice de la semántica y al ser este insuficiente para delatar la dilogía, se vale de la

interpretación pragmática como proceso secundario o paralelo para así forjar el sentido

figurado mediante el significado inferencial, luego de la evaluación de la información

pragmática que haya recogido el usuario.

4. Transición general desde la morfosintaxis:

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231

En esta ilustración de una transición general semiótica, podemos apreciar el complejo camino

que atraviesa el albur cuando se conjuntan todos los vértices de las dimensiones y procesos

de resegmentación que lo conforman. Se puede apreciar el siguiente camino: i) el albur se

forja desde el vértice de la morfosintaxis —es decir, un albur creado mediante

resegmentación—, ii) posteriormente se traslada hacia la semántica, iii) dado que esta es

insuficiente para interpretarse mediante el sentido literal el interlocutor se traslada ahora

hacia la pragmática, valiéndose de la información pragmática recabada para iniciar un

proceso inferencial que ayude a determinar la verdadera intención del emisor, iv) a la que

llega como un sentido figurado, y dado que este sentido sigue siendo un tipo de interpretación

y creación de significado, este yace inevitablemente de regreso en la dimensión semántica.

Tras revisar la manera en la que confluyen o co-operan ambas dimensiones para la formación

de albures —al igual que para muchos retruécanos, difrasismos o dilogías—, pudimos

apreciar que la operatividad del albur hacia el enfoque pragmático pareciera ser una tendencia

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232

marcada; la gama de posibilidades que ofrece esta dimensión pareciera dotar de más recursos

al fenómeno lingüístico del albur, que pareciera en todo momento asomarse y buscar luz en

los campos de lo extralingüístico. Y es que, a decir verdad, aquellos elementos que competen

a la pragmática logran vincular relaciones extralingüísticas, cognitivas, conceptuales,

ambientales, etc., con aquellas lingüísticas. Por ejemplo, a la pragmática le concierne el

contexto, la situación, la relación entre los interlocutores, los objetivos, las intenciones,

aquello que hace el hablante (la ilocutividad, propiamente) y aquello que se produce en el

oyente (perlocutividad), entre otros. Dado esto, podemos reconocer que no puede pasar

desapercibida la atención hacia las funciones que ejerce el discurso alburero, funciones no

siempre identificadas por parte de los hablantes, pero que sin duda atienden y afectan el acto

lingüístico emitido. Es así que pasamos en el siguiente capítulo a abordar brevemente las

funciones del albur, desde el punto de vista comunicativo.

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233

CAPÍTULO IV

Funciones comunicativas del albur

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234

IV, § 1. Sobre las funciones comunicativas del albur

La idea de hablar de una función en estudios lingüísticos no es tarea sencilla, puesto que el

término se ha impregnado con tal fuerza en la disciplina que prácticamente lo vemos por

doquier: funciones del lenguaje, sintácticas, semánticas, informativas, textuales,

comunicativas, fonológicas, morfológicas, función en la lingüística operacional, función en

la corriente formalista como el nodo que integra las ramificaciones de los diagramas arbóreos

en la teoría de la “X- barra” —desarrollada por Ray Jackendoff a partir de los estudios de

Chomsky (Jackendoff 1977)—, etc. Cabe subrayar que hay registros de que este término

pareciera ser un préstamo de la ciencia de las matemáticas, ciencia de donde surgió la idea

de “una relación entre dos conjuntos” (Soto Apolinar 2011: 64) o de “correspondencia entre

dos cantidades o conjuntos” (Rosas Cabal 2010: 49), idea que la corriente funcionalista de la

lingüística recoge como ‘aquel papel que cumple una variante respecto a su invariante’,

donde cualquier exponente lingüístico corresponde a una forma —en el entendido de que

todo exponente que surja de una invariante implica una forma lingüística, de ahí que surjan

las “funciones básicas” y “funciones superiores”—.

Pero hablar de funciones en general sería por sí misma todo un trabajo de tesis para el

fenómeno del albur que aquí nos concierne, por ello hemos de delimitar el término a

únicamente dos tipos de funciones que aquí se abordarán: i) la función del albur como

fenómeno lingüístico que obedece al propósito que persiguen el conjunto de técnicas

operacionales, puesto que sería imposible hablar de ‘técnicas’ si no se establece qué función

persiguen, y ii) la función comunicativa del albur.

En cuanto al primero, sin profundizar en la materia —dado que nos valimos del análisis

operacional en este trabajo únicamente para ilustrar algunas transiciones del albur en varios

continuos contrastados con las otras técnicas discursivas, donde se evidencia su asimilación

del doble sentido y sus rasgos dilógicos y discursivos—, podemos decir que la función

general del albur desde la lingüística operacional es simplemente crear doble sentido71, la de

71 Para fines de este trabajo, entenderemos el término “doble sentido” como la posibilidad de alguna expresión

lingüística de poseer una doble interpretación de manera simultánea, a decir, una literal y una figurada —

generalmente, pero no siempre, aquella figurada es de índole humorística o sexual—, versada en difrasismos,

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235

permitir que se hable al mismo tiempo en dos planos diferentes, de dos dominios diferentes.

¿Cómo lo crea? Bueno, en esa respuesta yace el conjunto de técnicas que lo caracterizan, ya

visto como una técnica discursiva que van de lo morfosintáctico a lo semántico a lo

pragmático y hasta a lo analógicamente conceptual, como ya hemos revisado en este trabajo

hasta ahora. Sí, persigue una función valiéndose de técnicas, y dicha función se reduce a la

generalidad de crear un doble sentido, tal como lo hacen las otras técnicas discursivas propias

de otros dominios. Un estudio profundo de este fenómeno lograría recoger cientos de rasgos

del albur frente a otras técnicas, o frente a otras construcciones resegmentadas, propias de

una investigación operacional, ajena a la que aquí pretendemos.

Ahora bien, es la segunda perspectiva sobre la función del albur —la comunicativa— en la

que profundizamos a continuación, dado que es lo comunicativo aquello que nos concierne

para esta investigación. Para entrar en materia, empecemos primeramente con un análisis de

las funciones comunicativas bajo el modelo de Jakobson.

IV, § 2. Funciones comunicativas à la Jakobson

IV, § 2.1 Sobre el modelo de funciones comunicativas de Roman Jakobson

Se sabe que en todo hecho de habla existen más elementos que rodean la situación

comunicativa además de los simples mensajes, elementos que solo se aprecian si se observa

la situación comunicativa desde un visor un poco más externo a lo puramente gramatical.

Estos elementos recogían en el circuito del habla tradicionalmente la triada emisor, mensaje

y receptor. Esta creencia forjó uno de los primeros modelos comunicativos; sin embargo, a

partir de los estudios de Bühler, Roman Jakobson en su obra Lingüística y poética (1960)

reformularía este modelo para así ingresar tres nuevos factores fundamentales y presentes en

los circuitos de comunicación: referente (o contexto), canal (o contacto) y código, como se

ilustra a continuación:

dilogías, retruécanos, eufemismos, paronomasia o cualquier otro recurso lingüístico que busque velar esta doble

significación.

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236

CONTEXTO

DESTINADOR MENSAJE DESTINATARIO

CONTACTO

CÓDIGO

Figura 14. Modelo de factores fundamentales del lenguaje de Roman Jakobson (1960: 353).

Este modelo recogía entonces tres factores adicionales que de acuerdo con Jakobson estaban

presentes en comunicaciones verbales, y estos factores condujeron después a las funciones

del lenguaje que a este apartado conciernen. Respecto a esto, el autor menciona que hay

“factores indisolublemente implicados en toda comunicación verbal” (1960: 352) y también

agrega que “Hay que analizar el lenguaje en toda la variedad de sus funciones […] Una

esquematización de estas funciones exige un repaso conciso de los factores que constituyen

todo hecho discursivo, cualquier acto de comunicación verbal” (1960: 352).

Entonces, esta necesidad de reformular y ampliar el modelo de comunicación básico surgió

a razón de identificar que existían también elementos emotivos en el discurso de los que no

se podía dar cuenta solo con la tríada del modelo clásico; también porque se identificaron

aspectos comunicativos que no veían cabida en ninguna parte del modelo anterior, como el

canal o el código o el referente. Pensemos, por ejemplo, en las small talks a las que nos

referimos con anterioridad. Si bien existe un emisor, un mensaje y un receptor, la necesidad

comunicativa de ese evento rebasa los límites de la expresión de una idea, puesto que aquí se

habla de fines de interacción más que de comunicación misma. La intencionalidad, es decir,

para qué sirve el lenguaje o la función que ejerce en esa situación rebasa los límites de

simplemente “expresar una idea” en las small talks ya que se encausan hacia la interacción

social más que a la expresión manifiesta de algo. Y el albur no es excepción a esta situación,

ya que —como se dijo anteriormente— tiene este carácter de duplicidad de papeles: por un

lado, es solo un vehículo, un modo, una técnica discursiva para hablar de algo sexualizándolo;

y por el otro lado, dentro del juego mismo, también comunica, es también un hecho de habla

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237

y se aprecian distintas funciones en su ejercicio. A este respecto, menciona Jakobson lo

siguiente:

Los elementos emotivos del discurso que, como Joss tiende a creer, no pueden describirse

“con un número finito de categorías absolutas”, él los clasifica “como elementos no

lingüísticos del mundo real” (1960: 352).

Tras la identificación de esos factores, Jakobson se centra posteriormente en describir las

funciones comunicativas que corresponden a dichos factores, las cuales se ilustran

correspondientemente de la siguiente manera en su modelo de funciones:

REFERENCIAL

EMOTIVA POÉTICA CONATIVA

FÁTICA

METALINGÜÍSTICA

Figura 15. Modelo de funciones del lenguaje de Roman Jakobson (1960: 360).

De forma simple y para dar cuenta de estas funciones, podemos resumirlas de la siguiente

manera:

- Función emotiva: También llamada “expresiva”, corresponde al factor del destinador

y es aquella función centrada en el emisor, en su acto de habla; en ella se expresa de

forma directa la actitud del hablante ante aquello de lo que habla. El ejemplo más

prototípico para ilustrar esta función es mediante las interjecciones, que denuncian

abiertamente la actitud del emisor.

- Función conativa: También llamada “directiva”, corresponde al factor del destinatario

y es aquella función orientada hacia el receptor; en ella se expresa aquello que se

desea que el destinatario realice, o bien se manifiesta el grado de cercanía con el que

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238

se refiere a él. Los ejemplos más prototípicos para ilustrar esta función son los

vocativos y los imperativos.

- Función fática72: Corresponde al factor del contacto (o canal), que representa “un

canal físico y una conexión psicológica entre el destinador y el destinatario, que

permite tanto al uno como al otro establecer y mantener una comunicación”

(Jakobson, 1960: 352). Esta función está orientada hacia el contacto, y busca

establecer, prolongar, comprobar o interrumpir la comunicación, y también sirve para

cerciorarse de que el canal funciona. Algunos ejemplos de esta función los vemos en

la fórmula del “¿Bueno?” al tomar una llamada, o en el “1, 2, 3, probando” que emite

una persona al probar un sistema de sonido y cerciorarse de que efectivamente el

canal funciona, etc.

- Función metalingüística: Corresponde al factor del código, y es la función que se

centra en el código mismo. En esta función, se usa el lenguaje para hablar del

lenguaje, se confirma que se está usando el mismo código por los participantes; esto

es, digámoslo así, una tarea de duplicidad o bucle en la que el mensaje se codifica

con un código y este es también el tema del mensaje mismo: hablar del código.

- Función poética: Corresponde al factor mensaje, y es la función orientada hacia el

mensaje mismo: el mensaje por el mensaje. La función poética es la función

dominante del arte verbal, en la que se distinguen los procesos de selección y

combinación (Jakobson, 1960: 360). En esta función, lo que importa es el mensaje y

cómo está codificado, cómo se expresa, las técnicas que emplea, la forma del mensaje.

72 La función fática que se recoge para este apartado atiende a lo expuesto en la obra de Jakobson (1960); sin

embargo, se recoge también de forma plausible la observación mencionada por Melissa Niño Santana, Taco de

lengua (2012), al respecto como: “… un uso básico […] del lenguaje como herramienta para el establecimiento

y mantenimiento de las relaciones sociales de los hablantes…” (2012: 28), ante la amplitud de definiciones aún

en desarrollo para esta función, y las dicotomías Jakobson ~ Malinowski que ella misma señala. Para más

información sobre esta función, se sugiere la lectura del trabajo de tesis Taco de lengua. Dimensión fático-

creativa en la interacción cotidiana de taquerías populares de la ciudad de Guadalajara (2012).

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239

- Función referencial: Corresponde al factor contexto, y es el referente al que se

designan los signos lingüísticos o bien la comunicación verbal en general, que se

espera capte el receptor. Este factor —bajo otra propuesta de análisis—

correspondería a la arista de “referente” en aquella reformulación tríadica de la

escuela hjelmsleviana del signo lingüístico de Saussure: significado + significante +

referente.

Ciertamente las funciones del lenguaje desde el análisis de la comunicación toman en cuenta

aspectos que rebasan los intrínsecos a los sistemas de signos, aspectos como la

intencionalidad, el medio por el que se desarrolla la comunicación, el contexto, etc. Pareciera

incluso que sus consideraciones rayan en los límites de lo extralingüístico, como lo

mencionaba Joss: “elementos no lingüísticos del mundo real” (Joss en Jakobson, 1960: 352).

Ahora bien, pese a que algunas de estas funciones son producto de reformulaciones y

propuestas que siguen aún en desarrollo al día de hoy, por ejemplo, aquel de la función fática

propuesto inicialmente por Malinowski y la evolución del concepto desde 1965 a la fecha

(léase Niño, Melissa [2012: 28]); o bien, la impuntualidad y la necesidad de definir aquello

que debe abarcar la función poética (léase Jakobson [1960: 358-359]), sí es posible dar cuenta

de que efectivamente factores ajenos a los meramente lingüísticos afectan la comunicación

o la conducen hacia algún lado intencional. Estos factores fueron entonces el producto de lo

que llamó Jakobson “funciones del lenguaje” para dar cuenta entonces del ¿a quién se le dice

eso? o bien ¿con qué fin se dice esto?

Tras revisar las funciones comunicativas bajo el modelo de Jakobson, pasemos a

continuación a revisar las funciones comunicativas del albur que hemos logrado identificar

en nuestro trabajo de campo y testimonios para esta investigación.

IV, § 3. Funciones comunicativas identificadas del albur: observaciones acerca de su

uso

Si bien en el apartado II, § 3.1 se revisa el albur como un tipo de humor verbal —y al mismo

tiempo se vierten las dificultades que habría al procurar una clasificación unívoca en el marco

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240

de teorías actuales del humor verbal—, es de destacar que esta clasificación lo sujetaría como

un fenómeno cuya función prominente es la de provocar humor, al igual que alguna otra

forma de humor verbal. Sin embargo, en el ejercicio de investigación del tema de esta tesis

se han anotado algunas observaciones sobre otros usos o funciones comunicativas ajenos al

humorístico, las cuales fungen de objeto de este apartado.

Dichas observaciones no pretenden empero entrar en conflicto con las clasificaciones

identificadas anteriormente del albur con rasgos compartidos de la teoría del humor verbal

del apartado II, § 3; más bien, se busca solo complementar los otros propósitos en el discurso

del albur ajenos al humor, funciones comunicativas paralelas bien sabidas por los hablantes

albureros —o mejor dicho, por los actores sociales73—, para las cuales nos serviremos del

modelo de comunicación de Roman Jakobson74. Esto se debe a que la función comunicativa

y verdadera del albur va más allá del humor, tiene rasgos y propósitos que trascienden a lo

humorístico, y provocar risa es solo uno de ellos. Uno de nuestros entrevistados, Víctor

Hernández, menciona al respecto de estas otras funciones del albur que [3]75 “no es

necesariamente una cuestión de agresión, no es necesariamente una cuestión de

confrontación en la que tienen que participar dos partes; puede ser simple y sencillamente

alguien tratando de hacer un comentario gracioso, puede ser alguien tratando de hacer una

manifestación artística que no necesariamente está orientada a que alguien se la responda”.

En línea a lo anterior, decimos entonces que el albur que hemos venido analizando muestra

una tremenda complejidad que no solo se limita a su formación lingüística o la disposición

sintagmática de los elementos que se resegmentan morfosintácticamente, y esto se aprecia

no solo en las reflexiones o intentos de definiciones que han atraído la atención de muchos,

sino también en este mismo trabajo de investigación. Muchos autores constatan a la

73 Tomaremos para este trabajo la definición de actor social proporcionada por Juan Antonio Doncel de la

Colina como “agente activo en la construcción de la cultura a través de los significados que otorga a los más

diversos eventos de su contexto sociocultural” de su artículo “Nuevos retos y formas de la labor etnográfica a

partir de la reconceptualización del objeto de estudio de la antropología social” (2012). 74 Roman Jakobson fue un importante lingüista, fonólogo y teórico literario ruso, que impulsó la creación de

diversos círculos lingüísticos y una de sus mayores aportaciones fue el modelo del circuito de la comunicación,

enmendado a partir de estudios previos, y presentado en su obra Linguistics and poetics (1960). 75 Nota: El número entre corchetes, [X], que antecede a las citas de los entrevistados representa el número de

registro con el que se documentó la opinión de dicho entrevistado en el Apéndice II de esta investigación.

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241

paronomasia o la homonimia o la polisemia o la metáfora como rasgos definitorios del albur,

lo que deja entrever que el aspecto de las relaciones semánticas es imprescindible en este

fenómeno, tanto como lo es la pragmática y las particularidades fonológicas. Esta

complejidad pareciera en ocasiones rebasar los límites meramente lingüísticos o quizá rayar

en aquellos extralingüísticos, y podemos agregar también que parte de la complejidad a la

que nos referimos atiende a las funciones que dentro del modelo comunicativo remite este

juego verbal. Esto se debe a que hemos identificado que el albur además de ser un fenómeno

formalmente lingüístico, es una técnica discursiva que porta un hecho de habla (objeto de

estudio de la lingüística misma), puesto que expresa intenciones decodificadas con signos de

un sistema lingüístico expresado por hablantes en convención, con sus propias técnicas

lingüísticas bien consolidadas, de entre las que destaca la resegmentación, como hemos dicho

antes. Si bien esta convención se ve confinada por aquellos actores sociales que conozcan el

juego verbal (número relativamente pequeño frente al número total de hispanohablantes), no

excluye de valor comunicativo al albur ya que en efecto con el albur sí se está comunicando

algo, y no solo responde al ¿cómo? (que atiende a una técnica discursiva), sino al ¿qué se

dice y para qué se dice?, (que atiende a una función comunicativa). En realidad, todo sistema

lingüístico se ve de alguna manera confinado también para ser usado únicamente por los

hablantes que conozcan dicho sistema. Entonces, bajo este mismo criterio, el albur se

comportaría como un sistema propio, al menos percibiéndolo con valor comunicativo y

prescindiendo por un momento de que se trate de una subfunción de la lengua, ya que cumple

las siguientes características:

i) usa un sistema convencional de signos (o mejor dicho, se vale de uno consolidado

para reconstruirse: subfunción de la lengua);

ii) tiene un mensaje que se traslada a un receptor desde un emisor (si bien dicho

mensaje sea siempre de contenido sexual dentro del juego lingüístico);

iii) en la perspectiva discursiva, tiene un conjunto de técnicas lingüísticas bien

consolidadas,

iv) evoluciona y adquiere nuevas entradas (o alburemas) en la medida en la que los

hablantes lo usan y desarrollan, pero mantiene su estructura ósea original, tal

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242

como ocurre con la gramática de cualquier lengua expuesta al cambio lingüístico

y las nuevas entradas léxicas que se van integrando a cualquier sistema;

v) muestra funciones comunicativas que trascienden a una simple emisión de un

mensaje: muestran una intencionalidad;

vi) se vale de los recursos encontrados en los distintos niveles de la lengua y en ambas

dimensiones y se compacta en cada muestra de hecho de habla todos estos niveles

y ambas dimensiones, como ocurre con cualquier sintagma en un sistema

lingüístico.

Estos hechos y las funciones del albur en las muestras de habla de nuestra investigación

dirigieron la atención ahora a analizar las funciones comunicativas que se recogieron en las

muestras de albur de este trabajo, puesto que se logró apreciar que no siempre conducían

hacia el valor humorístico que subraya la TGHV de Attardo, de entre las cuales se reconocen

las siguientes:

IV, § 3.1 Función humorística

La función humorística es sin duda alguna la función prototípica del albur, al grado de

considerar —errónea o simplistamente— que esta es su única finalidad. Bajo este rubro, el

albur tendría por objetivo crear humor, provocar risa, tanto de los interlocutores que esgrimen

verbalmente, como de aquellos espectadores circundantes que entiendan el juego verbal. Esta

función representa aquella que encaja con las características de Attardo en su TGHV. Nuestro

actor social “El tío” también constata este manifiesto al mencionar respecto a qué entiende

por “albur” con lo siguiente: [54] “Pues yo considero que es una forma de buscar una

diversión o de cotorrear76 entre personas”. También nos da registro de esto Víctor Hernández

al mencionar que: [28] “El albur es placentero […] cuando uno se ríe, cuando uno entiende

un chiste, el cerebro en ese momento genera hormonas que te hacen sentir bien, que son

opioides: el albur tiene esa capacidad, porque el albur te va a hacer reír cuando te das cuenta

de la sorpresa que viene oculta o que viene envuelta en ese albur”.

76 Entendido con la definición proporcionada por el Diccionario del Español de México como: “Pasar el tiempo

divirtiéndose o sin hacer nada: ‘Se fue al parque a cotorrearla’” (2019).

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243

Bajo el entendido de lo anterior, resultaría sensato que apreciemos la presencia del albur en

escenas cómicas, programas televisivos de comedia, shows y carpas humorísticas, etc., pero

también en aquellas situaciones en la vida cotidiana —particularmente de contexto

informal— en las que se busque sacar una carcajada a alguien, muestra impregnada de la

picardía característica del mexicano espontáneo. Estas situaciones pueden ser en un mercado

—casos recogidos en el trabajo de campo de esta investigación, como se documenta en el

apartado del corpus del Apéndice I—, donde un cliente le pide un producto al vendedor, y el

vendedor astutamente arroja un albur contextualizado a partir de la mercancía que vende para

provocar una risa en el cliente, para hacer que este se vaya a casa con la mercancía adquirida

y con una sonrisa, lo que garantizaría al comerciante el pronto regreso de su cliente. Casos

así los vemos con el afamado estribillo de Doña Lourdes en su puesto de ropa de bebé al

preguntar: “¿Qué talla, reinita? ¿Qué talla?” (muestra [66] recabada del corpus, Apéndice I)

donde si el receptor es ágil le responderá o al menos se irá a casa con la sonrisa que provocaría

haber comprendido el oportunismo e ingenio de su albur. Del mismo modo, uno de nuestros

actores sociales en la zona de flores y hortalizas de la Central de Abasto hace muestra de un

albur que recoge el oportunismo comunicativo de emitir el albur a un cliente, buscando

arrancar una carcajada, y usando los semejanzas físicas y el repertorio de alburemas que le

ofrecen los productos que vende (nopales): “Lleve sus nopalitos”.

El hecho de parecer atacar a alguien con el albur pero buscando en realidad divertirse como

en los casos anteriores es una peculiaridad de la interacción en la sociedad mexicana,

acostumbrada a reírse de sus propias desgracias, o bien a “llevarse pesado”. Esto también lo

suscribe Lomas (1974) al mencionar sobre un duelo de albur que observó entre un grupo de

personas al decir que: “Con el tiempo comprendí que aquellos hombres no hablaban para

ofenderse gravemente, sino que se ofendían solo para pasar el rato. Empleaban mucho tiempo

diciéndose frases en doble sentido o replicando con otras frases muy ingeniosas, así

conversaban a su gusto durante horas, sin que las personas decentes los comprendieran”

(Lomas, 1974: 13, en Rusbel, 2015: 77).

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244

Veamos ahora brevemente algunas otras funciones aquí identificadas del fenómeno de

marras.

IV, § 3.2 Función de interacción social

Otra de las funciones prominentes identificadas tras estudiar el albur es la de la interacción

social y ahora es necesario precisar en qué medida o situaciones dicha interacción se logra

usando al albur como el instrumento para ello.

Por lo regular, es predecible que en un espacio donde concurran dos o más personas se busque

una forma de interactuar como necesidad propia del ser humano: la socialización. Ejemplo

claro de esto son las llamadas small talk77 (o más interesantes aún las water cooler talks),

donde el ambiente puede tornarse incómodo si estas no ocurren o si no se replican por alguno

de los interlocutores. Hay muestras que retratan esta necesidad de interacción incluso en

películas, como el personaje “Wilson”, amigo imaginario creado por Tom Hanks cuando

interpretó a un náufrago en la película de ídem. Usar un mismo código lingüístico que dos

personas entiendan permite que se logre esta interacción, y no limitarse solo a servir como el

instrumento para manifestar un pensamiento mediante signos en convención, hecho que

resulta más determinante en espacios confinados. Ahora bien, dado que el albur permite que

el código del sistema lingüístico sobrepase los límites establecidos por la semántica “plana”

del signo —por decirlo de una manera, o bien por el “significado lingüístico”— y se use

dilógicamente con muchos recursos que se valen de la junción, la reinterpretación, la

resemantización, la homonimia, la metáfora, los parecidos fonéticos, la resegmentación, etc.,

el albur también permite que estos retruécanos se vean impulsados por una intención del

emisor, que se vale de su conocimiento sobre el albur para hacer uso de una de sus funciones,

y así lograr interactuar con el receptor bajo el mismo “lenguaje”, uno exclusivo del que no

todo el mundo forma parte.

77 Entendamos para este trabajo al término small talk aquello mencionado por el diccionario Cambridge

Dictionary como: “conversation about things that are not important, often between people who do not know

each other well” (2019).

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245

Sin embargo, la misma función de interacción puede verse subclasificada a partir de las

intenciones distintas que persigue, intenciones que se enlistan a continuación.

IV, § 3.2.1 Para romper el hielo78

Hemos clasificado este uso no prototípico del albur como parte de la función de interacción

social, ya que aquí se procura que se rompa un protocolo formal, un momento incómodo, de

reserva o bochornoso, o bien que se rompa la tensión en el ambiente que pueda existir por

cualquier razón.

Para ilustrar lo anterior, pensemos en el siguiente caso: una cena familiar en casa de los

suegros. Esta será la primera vez que el novio invitado a cenar conocerá a sus suegros. El

ambiente en búsqueda de perfección haría que el susodicho procure dar una buna impresión

y cuidar no cometer ningún error. Esta tensión es multidireccional, ya que también la

experimentan la novia y los padres. Bajo estas circunstancias, es crucial no cometer errores

ni usar vocabulario soez. Pero ¿qué pasaría si el suegro, personaje pícaro y que gusta de

alburear, arroja un albur al yerno? ¿Qué pasaría si este no responde al albur y qué pasaría si

sí lo responde? ¿Qué pasaría si el suegro cuenta un chiste que involucre un albur y el yerno

no se ríe? La respuesta del yerno ante el albur del suegro es crucial para marcar la relación

ulterior que se establecerá entre ambos.

Este caso hipotético —que cabe mencionar es muy factible— mostraría que la función de

alburear y de responder en el mismo código se vería promovida por la sola intención de

romper la tensión en el ambiente, ya no de producir humor. El yerno responde el albur, ríe,

el suegro responde a la risa y en realidad no importaría si se sigue el albur después o no, ni

siquiera importaría la coherencia de las réplicas, puesto que el albur ya cumplió su cometido:

romper el hielo.

78 Entendido para fines de este trabajo como aquello mencionado en el Diccionario de la lengua española: “loc.

verb. coloq. En el trato personal o en una reunión, quebrantar la reserva, el embarazo o el recelo que por

cualquier motivo exista”. (DLE: 2019).

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246

Esta intención de romper el hielo con el albur se ve en el caso de uno de nuestros hablantes

para este trabajo, en el que uno de sus compañeros de celda albureó a su abogado tras

escuchar una mala noticia sobre su condena con la única intención de romper la tensión en el

ambiente provocada por aquella noticia: [63] “Una vez un cabrón se albureó a su abogado

después de que le fue a dar malas noticias de su condena, y lo único que pensamos fue:

‘¡Chale! Este cabrón no la perdona ni en estos momentos’”.

Con el mismo actor social del ejemplo anterior, documentamos también la siguiente

declaración para constatar esta función de romper el hielo, caso en el que el actor social

comentaba respecto a la posibilidad de trascender la relación social que se mantiene con los

custodios, y el uso del albur como herramienta para ello: [64] “[…] uno luego se limita o

mantiene esa barrera firme por el hecho de que ellos son la autoridad, pero llega el momento

en que también se rompe el hielo, se quita esa barrera y también albureas a los custodios”.

Dicho brevemente lo anterior, revisemos la siguiente función documentada.

IV, § 3.2.2 Como muestra de cercanía comunicativa

En otro de los usos o finalidades que tiene el albur, bajo el rubro de función de interacción

social, hemos subagrupado aquí aquel de la referencia a una cercanía. Esta cercanía puede

ser de naturaleza afectiva o meramente de interacción social, puntualidades en las que no

profundizaremos, pero cabe subrayar que para cual sea de ambas hablamos de una cercanía

entre el emisor y el receptor. Lo anterior se puede apreciar en la declaración de nuestro actor

social Víctor Hernández: “El albur finalmente es un lenguaje íntimo. Y cuando logras tener

una conexión íntima con alguien, y no estoy hablando aquí de sexo, estoy hablando simple y

sencillamente de una intimidad entre dos personas como amistad o como interacción social,

como vínculo, ahí ya llegaste a otro nivel, ahí ya no eres un extraño y así es como puedes

armar un lazo social en un grupo”.

Por su parte, La Reina del Albur agrega al respecto que [43] “Para que puedas alburear a

alguien debe de haber complicidad, tiene que ser gente conocida, porque no vas a llegar a

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247

alburear a alguien que ni siquiera conoces. Definitivamente lo primero que vas a decir es:

‘Quiobole, ¿cómo estás?’, ¿no? O ‘Hola’. Hasta que no lo conoces y sabes que hay

complicidad, es cuando puedes alburearlo. Para que sea un buen juego de palabras, tiene que

haber a fuerzas camarería. Si no, pues, sería abuso, ¿no?”.

Este otro uso —tampoco prototípico del albur—puede tener tres motivaciones:

• La idea de crear una cercanía con el interlocutor. El uso de este juego verbal permitirá

que al interactuar con el interlocutor se cree una cercanía, un vínculo afectivo, ya que

se ha identificado una barrera de distancia que puede fácilmente “saltarse” con el

instrumento del albur, el cual en sí mismo porta un aire informal, humorístico y

afectivo.

• La idea de mantener esta cercanía con el interlocutor. Conservar la cercanía que ya

se ha creado antes también es labor propia de la interacción social, y el instrumento

del albur además de permitir la creación de esta cercanía, permitirá que la misma se

mantenga siempre y cuando se siga manteniendo el uso del albur con el interlocutor.

Es, digámoslo con esta analogía simplista, como cuando se ha identificado a alguien

que habla una lengua extranjera que también nosotros hablamos, y el ejercicio de

practicarla con ese alguien permite también que se siga manteniendo nuestra

capacidad de usar esa lengua y nuestra cercanía con el interlocutor con quien la

practicamos.

• La idea de visibilizar la cercanía con el interlocutor. Pensemos que ya se ha creado la

cercanía a la que nos referimos en la primera viñeta, pensamos que es un ejercicio

que ya mantenemos con ese interlocutor como se explica en la segunda viñeta, ahora

también podemos hablar de que la cercanía con alguien puede visibilizarse. Esto es,

mostrar públicamente que el trato que se tiene con una persona es mucho más estrecho

del que se tiene con los demás, para reforzar el lazo de cercanía y dejar de manifiesto

que “con esta persona nos llevamos más”. Este punto es mucho más común de lo que

se pueda creer; pensemos, por ejemplo, en un andén, trabajadores descargando

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248

mercancía de un contenedor. Es un trabajo pesado, rudo, en el que seguramente

muchos están inconformes con la paga y están exhaustos. Ante este ambiente, se

busca un desahogo o momento cómico que el albur permite en una de sus funciones

(crear humor). Pero si hay una figura de más respeto de entre los trabajadores,

digamos un supervisor, deberá mantener una distancia ante los trabajadores. Y

agreguemos ahora que dicho supervisor solo tiene una cercanía afectiva con uno de

los empleados, con el más antiguo en la empresa. Si ambos llevan años albureándose,

es muy probable que cuando se vean se albureen, y lo hagan en frente de todos sin

ninguna pena. Esto permitiría mostrar al supervisor como una figura “cercana a los

trabajadores”, como “la banda”. Pero al mismo tiempo, solo se llevaría “pesado” con

uno solo de los trabajadores, lo que daría por hecho que con la única persona con la

que mantiene esa cercanía es con el más antiguo, no con el resto. Alburearse en esas

circunstancias servirá entonces para visibilizar esta cercanía exclusiva con uno de los

trabajadores solamente, no con el resto.

Con los casos anteriores, se establece uno de los ideales de este trabajo: la función de

interacción social del albur permite crear, mantener o visibilizar una cercanía social con una

persona. Revisemos ahora otro uso o finalidad del albur que se ha identificado en el estudio

del fenómeno.

IV, § 3.2.3 Como símbolo de identificación de un grupo

En los usos anteriores del albur bajo el rubro de “función de interacción social”, se

identificaron algunas particularidades sobre su uso como muestra de cercanía comunicativa,

pero esta cercanía de interacción social y afectiva trae consigo también un sentido de

identidad.

El sentido de identificación en un grupo es esencial en los seres humanos francamente

asumidos como seres sociales. Es posible apreciar que muchos jóvenes cambian su forma de

hablar, caminar y vestir para encajar en un grupo, en búsqueda de su propia identidad, pues

pareciera que la reprobación al aislamiento es propia del ser humano. Ahora bien, el albur,

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249

como fenómeno lingüístico con marcas culturales y funciones de interacción social, lleva

consigo un sentido de identidad que de igual forma incluye e identifica a quienes lo usan y

excluye a quienes no lo usan. El contenido históricocultural que porta el albur como producto

que advino a partir de los cuicah respalda este manifiesto, ya que todos los cantos nahuas que

precedieron al albur estaban dotados de una alta carga de cultura, de identidad, pues

retrataban al indígena mexica, su cultura, sus creencias, tradiciones y sexualidad. Si bien la

parte cultural que actualmente retrata el albur se ha despegado de la cultural que retrataban

los nahuas porque ciertamente el albur actual lo usa una nueva cultura, es de mencionar que

sigue impregnado ese valor de identidad y del “verdadero mexicano” en las muestras de albur

que pueden recoger temas políticos, problemas sociales, históricos o de humor pasajero en la

sociedad y manifestarlos mediante el instrumento del albur. Incluso muchos de los memes79

de moda en la actualidad se siguen valiendo del recurso del albur con fines principalmente

humorísticos, pero retratando la cultura o picardía mexicana que nos define A. Jiménez.

Muestra de esto puede apreciarse en algunas anotaciones recogidas para este trabajo como:

i) Iván Cabrera, El albur, la esencia lingüística del mexicano (2012): “El albur es

parte de la idiosincrasia del mexicano”;

ii) Christian Amstberg: “de repente pues sí te encuentras con un discurso tan amplio

sobre el albur y te das cuenta que eso es lo más mexicano que puede haber, es

México pero en todas sus facetas”;

iii) Actor social “El tío” [60] y [66] “La raíz, la cultura mexicana es el albur […] Es

parte de nuestra cultura, de nuestras tradiciones”.

Cabe subrayar un factor relevante aquí sobre las opiniones anteriores respecto a la identidad

del mexicano con el albur: si bien el albur es un juego de palabras característico de la cultura

mexicana, como fenómeno que advino de los cuicah, no significa que sea un juego que

practiquen todos los mexicanos per se, ya que en realidad lo practica solo un grupo de

personas dentro del conjunto de los mexicanos. Idealizar o generalizar la idiosincrasia o la

identidad del mexicano a partir de un fenómeno que no es practicado por todos resultaría

79 Entendido para fines de este trabajo como aquello mencionado en el Diccionario de la lengua española:

“Imagen, video o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos, que se difunde principalmente a

través de internet” (DLE: 2019).

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250

arriesgado o demasiado generalizador, criterios que no podemos aseverar en el alcance de

esta investigación.

En el ejemplo anterior de los trabajadores en el andén (IV, § 3.2.2), el albur permitió crear

un lazo afectivo, una cercanía, con quienes usen el código. Pensemos en esa misma situación:

ingresa ahora un trabajador nuevo. Todos en el andén se conocen, y prácticamente todos

saben alburear. Si este nuevo trabajador albureaba en su empleo anterior o suele alburear en

su día a día, no habrá dudas de que se sentirá identificado en este nuevo grupo. Es entonces

que el albur es un elemento de identidad. Si por el contrario, el trabajador nuevo no se

interesara en alburear o simplemente no lo comprendiera, será de esperarse que se sienta

excluido y no se sienta parte de ese grupo nuevo alburero: es decir, no identificado con él.

Pero la identidad trasciende los límites de un reducido grupo de personas en un espacio.

Pensamos ahora en un mexicano que se encuentra en un país extranjero. Para este individuo,

que quizá lleva meses sin hablar su lengua y sin ver a un solo paisano ni probar un platillo

de su tierra, será de esperarse que cuando se encuentre cualquier tipo de señal que lo remita

a su mexicanidad le provocará un efecto, muy posiblemente se conmueva. ¿Y qué si se topara

con otro mexicano? ¿Y qué si ambos mexicanos solían alburear y uno de ellos no pierde la

oportunidad de alburear al otro?

El sentimiento de identificación en un grupo pareciera adquirir mucho más impacto cuando

se logra la identificación en la medida en la que más alejados nos sentimos de nuestras

tradiciones, generalmente causado por distancia física. Es entonces que el albur, como

instrumento lingüístico de dilogía creativa, sirve como elemento también de identificación,

cumple esa función ante la tremenda carga cultural que porta.

IV, § 3.3 Función ofensiva

Otra de las funciones que se identificaron del albur es la de ofender o agredir. Si bien esta

función tampoco es la prototípica del albur, muchos de los estigmas y creencias erróneas que

se tienen hacia el fenómeno es precisamente que “es una forma de ofender, de insultar a

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251

alguien”. Pero nada más lejos de la realidad. Como se explicó ya, la función prototípica es la

de crear humor verbal, y otra de las funciones, si bien no prototípica pero de suma

importancia es la de la interacción social. Esta creencia errónea puede deberse al hecho de

que se asocia el albur con las clases sociales bajas simple y sencillamente por portar

contenido sexual, como si el contenido sexual en un diálogo fuera propio de clases sociales

bajas, y esto hace que muchas personas tilden de soez al fenómeno, la mayoría de personas

que —muy seguramente— ni siquiera alburean.

Ahora bien, es necesario puntualizar que el albur sí puede servir para ofender a alguien, mas

no significa que sea este su uso prototípico. Alguien puede verse ofendido o se puede ofender

a alguien con facilidad gracias al juego verbal del albur porque, después de todo, en su

contenido meramente sexual se habla de superioridad sexual, de sometimiento, de

dominación falocéntrica: “Juego de palabras con doble sentido; en el que quien habla trata

de hacerse aparecer como homosexual activo, y a los demás los considera como

homosexuales pasivos” (Jiménez, 1960), “el triunfador (quien dice la última palabra) es más

varón porque al vencer logra ‘penetrar’ al vencido y humillarlo al reducirlo a la calidad de

mujer” (Beristáin, 2001: 53). Pero la posibilidad de ofender con este juego verbal no significa

que para eso se haya diseñado; se puede asesinar a alguien con un abrecartas, pero eso no

hace del abrecartas un invento diseñado para asesinar. La ofensa con el uso del albur se da

simplemente bajo la motivación de insultar a alguien, quizá en una discusión verbal o por

medio digital, pero siempre usando el discurso del albur como estrategia para “fregarse” al

otro. Al igual que con el abrecartas, es el uso que se haga del albur lo que puede hacerlo

ofensivo, pero no el albur per se, como lo recoge Lomas (1974: 13).

Respecto a esto, nuestro actor social “El tío” menciona que: [56] “puede haber gente que se

ofenda o puede haber gente que se ofenda más bien porque no lo entienda, ¿me explico? Tú

estás albureando con otra persona y esa persona esté ahí como tercero, como oyente y que no

pueda entender esas cosas y se ofenda porque lo están excluyendo de esa plática o de esa

conversación”.

IV, § 3.4 Función de cortejo (insinuación encubierta)

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252

En el último rubro de funciones identificadas del albur para este trabajo, ubicamos aquella

que atiende al cortejo o lo que hemos llamado “insinuación encubierta”. Esto se debe a que

dado que el albur siempre estará inherentemente sexualizado, y dado que posee la

peculiaridad de ser una dilogía, una subfunción de la lengua, y que encierra un mensaje

encubierto que únicamente grupos específicos de personas usan, el albur también permite

submanifestar los deseos de atracción hacia alguien si se usa con esa intención.

A este respecto, uno de los actores sociales que fueron entrevistados para este trabajo

comentó lo siguiente:

Yo llego a una señora que está vendiendo garnachas, y yo llego y yo con toda la intención tal

vez porque la señora está muy bien, está guapa, no sé, tenga algún atractivo. Y yo con toda

la intención le digo: “Oiga, deme una pellizcada de chorizo, ¿no?” Y la señora tal vez lo sabe,

sabe a qué me estoy refiriendo y me dice: “¿Le meto queso?”. “No porque me agarran

agruras” […] Yo lo hago más que nada por bromearla a ella, ¿no? Como se dice vulgarmente

“se la apliqué, no se dio cuenta’. Si no está guapa la señora, pues no le diría eso” (muestra

recabada de las entrevistas, Apéndice II, [62]).

Esta afirmación dejaría de manifiesto que, en efecto, el albur puede visibilizar el deseo sexual

hacia alguien, y de forma pícara y sexualizada puede hacerse presente en espera de la

respuesta del interlocutor que acepte o rechace esa insinuación encubierta. El mismo hablante

agregó después que: “Pero si es una señora fea, ¡nada que le digo eso! ¿Qué tal que me dice

que ‘sí’? Pero si esta chica quiere, puede decirte de plano: ‘¡Zaz!’ o seguirte el juego con

algo como: ‘¡y sí vas a aguantar la pellizcada?’”.

Pero también se recogieron dos casos prácticos con esta función en esta entrevista por nuestro

actor social:

i) [73] “Porque qué tal si esa persona tiene el conocimiento de lo que es el juego de

palabras y tú no le eres indiferente… y ella no te contesta de una forma alburera

o con el juego de palabras sino se voltea y te dice: ‘Eso lo vemos más tarde’”.

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253

ii) [74] “Digamos, está una muchacha ahí muy guapa ahí y con un poquito de

confianza, pero tú no tienes la suficiente confianza como para decirle lo que tú

sientes por ella o que te gusta: ‘Ay, fíjate que me inyectaron y me inyectó mal la

muchacha y me duele la pompa’, y tú: ‘Ay, dame agua, ¿no?’. Si ella lo entiende

y te dice: ‘¿de veras quieres?’ O sea, ya te está contestando de otra manera, ¿me

explico? Para romper el hielo y para decir lo que tú querías y que no sabías cómo

hacerlo”.

La respuesta de la receptora del albur en la misma línea discursiva y código de lenguaje

figurado visibiliza que ha entendido el cortejo; aquí el albur no procura sacar una carcajada,

no crea vínculos de cercanía ni rompe ningún hielo, tampoco ofende a nadie, aquí la función

es meramente de cortejo encubierto. Es probable que en el ejemplo del puesto de comida, la

dama que atiende el puesto o el cliente mismo se vean acompañados de más clientes o de

algún menor de edad, y para matizar su discurso de insinuación sexual se han valido del

recurso del albur que —ya quedará en cada quién— podrá resultarle exitoso o hacerlo

acreedor de una bofetada de rechazo.

IV, § 3.5 Confluencia de funciones

En resumen de lo anterior, hemos identificado entonces cuatro funciones comunicativas del

albur en lo documentado para este trabajo: humorística, de interacción social, ofensiva y de

cortejo; y a su vez, aquella de interacción social la hemos subclasificado en tres situaciones

o intencionalidades distintas: para romper el hielo, como muestra de cercanía comunicativa

y como símbolo de identificación, tal como se ilustra en el siguiente esquema:

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254

Figura 16. Funciones identificadas del albur.

Pese a que hemos abordado brevemente las distintas funciones comunicativas recogidas para

este apartado y las hemos presentado de forma aislada, es posible que estas confluyan en

algún punto y sea posible trasladarse de una intención comunicativa de interacción por parte

del emisor, a una interpretación errónea como ofensa por parte del receptor. La

intencionalidad del emisor en la función comunicativa que persiga su discurso alburero no

garantizará que el receptor efectivamente recoja dicha función, así que habrá de valerse de

contexto, situación, paralenguaje o demás artificios lingüísticos o pragmáticos, como en todo

discurso, para garantizar el resultado comunicativo exitoso. Esto, al igual que en los hechos

de la lengua, competerá en gran medida a las capacidades y habilidades del emisor y del

receptor, así como de los recursos lingüísticos y extralingüísticos de los que se valgan.

Este hecho sobre la confluencia de funciones también lo documenta Roman Jakobson en las

funciones del lenguaje de su modelo de comunicación que abordaremos a continuación, en

el cual se habla de seis diferentes funciones y menciona que: “Cada uno de estos seis factores

determina una función diferente del lenguaje. Aunque distingamos seis aspectos básicos del

lenguaje, nos sería sin embargo difícil hallar mensajes verbales que satisficieran una única

función. La diversidad no está en un monopolio por parte de alguna de estas varias funciones,

sino en un orden jerárquico de funciones diferente” (1960: 353).

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255

Tras revisar las funciones identificadas del albur en nuestra propia investigación, revisemos

a continuación el siguiente subapartado en el que procuraremos vincular nuestras funciones

identificadas con aquellas del modelo comunicativo de Roman Jakobson.

IV, § 4. Funciones identificadas del albur vinculadas al modelo comunicativo de

Jakobson

Hemos revisado ya de forma breve las funciones comunicativas más aceptadas y expandidas

en el campo lingüístico del modelo de funciones del lenguaje de Jakobson, hemos revisado

posteriormente las funciones comunicativas que identificamos del albur en las muestras y

testimonios recabados para esta investigación, es turno ahora de vincular ambos.

Tal como lo menciona Jakobson en su obra (1960): “Hay que analizar el lenguaje en toda la

variedad de sus funciones” (1960: 352), la perspectiva del autor establece que lo sensato es

establecer una serie de jerarquías de estas funciones en los actos comunicativos que se

analicen, de modo que no podemos decir que un acto es únicamente correspondiente a una

única función, porque estaríamos restringiendo la posibilidad de que dicho acto pueda portar

rasgos de alguna otra de las funciones. El autor sugiere, pues, realizar una serie de

jerarquizaciones para dar cuenta de la función del lenguaje que sea más prominente en los

actos comunicativos, sin dejar de lado que puede portar elementos de alguna otra función,

aunque de manera menos prominente. Este ejercicio de relativizar los manifiestos es muy

funcional en los estudios científicos actuales, no solo en los lingüísticos, ya que siempre se

demuestra que los absolutos no sirven. En nuestro apartado IV, § 3.5, daremos cuenta de este

manifiesto también con aquello de la confluencia de funciones, veamos ahora cómo podemos

emparentarlas con las del modelo jakobsoniano, y para lograr esto agruparemos en dos

clasificaciones principales nuestras funciones del apartado IV, § 3: i) con la intención de

provocar algún efecto en el receptor, ii) con la intención de buscar una interacción social.

i) Con la intención de provocar algún efecto en el receptor:

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256

- Humorística: De nuestras funciones, podemos identificar que en la humorística se

busca sacar una carcajada al receptor o receptores (considerando al público como

receptor también, y no solo espectador), esto se puede emparentar con el pensamiento

jakobsoniano de una función comunicativa centrada en el receptor, es decir: conativa.

- Ofensiva: De nuestras funciones, podemos identificar que en la ofensiva se busca

agredir al receptor, atención que esto no da cuenta de la actitud del emisor en su acto

de habla, sino de la intención centrada hacia el receptor. Esto se puede emparentar

con el pensamiento jakobsoniano de una función comunicativa centrada en el

receptor, es decir: conativa.

- Cortejo (insinuación encubierta): De nuestras funciones, podemos identificar que

en la de cortejo o insinuación encubierta, como aquí se ha tildado, se busca provocar

un efecto en el receptor: acortejarlo. Esto, del mismo modo, no da cuenta de qué

actitud tome el emisor en su propio acto de habla, sino de su intención, toda

plenamente centrada en el receptor. Esto se puede emparentar con el pensamiento

jakobsoniano de una función comunicativa centrada en el receptor: conativa.

ii) Con la intención de buscar una interacción social:

- Para romper el hielo: De nuestras funciones, podemos identificar que en la de

interacción social donde lo que se busca es romper el hielo, en realidad no se está

dando cuenta de qué actitud tome el hablante en el acto de habla (emotiva), tampoco

en lo que desea que haga el receptor (conativa), tampoco en el contenido mismo del

mensaje, por ejemplo (poética); en esta situación, lo que en realidad se busca es lograr

un vínculo comunicativo, confirmarlo, y el albur sirve solo como instrumento para

ello, por eso que lo tildemos de “interacción social”. Bajo la propuesta jakobsoniana,

se habla de una función que representa un canal físico que permite establecer y

mantener una comunicación, tal como Melissa Niño menciona con “uso básico […]

del lenguaje como herramienta para el establecimiento y mantenimiento de las

relaciones sociales de los hablantes” (2012: 28). Podemos entonces emparentar esta

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257

función con aquella jakobsoniana de una función comunicativa centrada en la

interacción, en el canal: fática.

- Como muestra de cercanía comunicativa: Como es de esperarse, dado que la

intención de referir una cercanía es un aspecto que hemos subagrupado en la función

de interacción social como funciones del albur, este tipo de función también puede

clasificarse como lo hicimos con la de interacción social para romper el hielo anterior,

de modo que la función del modelo jakobsoniano como muestra de cercanía

comunicativa también se centra en el canal y la interacción: fática.

- Como símbolo de identificación: Al igual que en el uso anterior, esta función se

subclasifica a la de interacción social, y sigue el mismo propósito para el que se usa

el albur: crear un canal e interactuar mediante el juego verbal. La atención, pues,

nuevamente se centra en el canal comunicativo y la función de interacción que este

ejerce, es decir: fática.

Dicho lo anterior, podemos esquematizar el emparentamiento de nuestras funciones con las

del modelo de Jakobson de la siguiente manera:

REFERENCIAL

EMOTIVA POÉTICA CONATIVA

(albur con función

humorística, ofensiva y de

cortejo)

FÁTICA

(albur con función de

interacción social para

romper el hielo, referir una

cercanía o como símbolo de

identificación)

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258

METALINGÜÍSTICA

Figura 17. Asociación de funciones comunicativas identificadas del albur con las del modelo de

Jakobson.

Bajo esta propuesta, todo pareciera simple, pareciera entonces que el albur únicamente puede

pertenecer a una de ambas funciones: ora conativa, ora fática. Y esto sí se cumple desde el

aspecto meramente comunicativo. Hasta aquí, esto sí responde nuestra pregunta de ¿Para

qué se alburea?, que podemos ahora con más certeza responder: para reír, para ofender,

para cortejar; o bien para interactuar. Pero estas respuestas atienden al albur como un hecho

de habla, un acto comunicativo pleno del que damos cuenta en una situación comunicativa

específica y buscamos identificar la función comunicativa que ejerce, y no atienden en lo

absoluto al albur dentro del juego lingüístico que contiene, dentro de sus propias reglas y

tema, aspectos que abordaremos en el último apartado de conclusiones de este capítulo.

IV, § 5. Conclusiones sobre la función comunicativa del albur

Gracias a las observaciones recogidas de las funciones del albur, logramos identificar cuatro

funciones principales que dan cuenta de un atinado y bien trabajado uso por parte de los

hablantes albureros, ya que pueden valerse de este recurso para lograr alguno de los fines que

el fenómeno les permite dentro de la comunicación. Esto ocurre en convención, ya que se

cumple dicha intencionalidad por parte de los participantes. Posteriormente, las funciones de

Jakobson nos permitieron tener un panorama más amplio de dichas funciones presentes en la

comunicación, lo que nos permite apartarnos un poco del visor gramatical y otorgar igual

grado de importancia a factores “más externos” a la lengua para asociarlos con su relevancia

en la comunicación exitosa. Tras esto, asociamos estas observaciones al modelo de Jakobson

y vimos que se sigue la misma línea funcional en cuanto al receptor y la intención con él, y

en cuanto a la función de canal que ejerce el albur.

Sin embargo, como en este capítulo se tilda, esto ocurre desde el visor de la comunicación

únicamente y, hemos anunciado ya a lo largo de este trabajo que el albur efectivamente

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259

comunica, pero no solo hace eso, va mucho más allá, puesto que mediante sus propias

técnicas lingüísticas representa una técnica discursiva en sí misma, que sirve para hablar de

lo sexual, y que se ha consolidado en la cultura mexicana y se ha impregnado en muchos

sectores: literarios, televisivos, humorísticos, etc. Y es aquí que hablamos de una nueva

función del albur además de las comunicativas (fática y conativa), es decir, surge una

dualidad en la función del albur: i) una comunicativa en el plano real y ii) una lúdico-agresiva

en el plano irreal, dentro del propio juego. Dicho de otro modo, las funciones comunicativas

del albur que revisamos están en función de apreciar al fenómeno como hecho de habla, pero

también hay una función del albur dentro de su propio juego lingüístico, y esto va de la mano

con lo que dijimos antes que otra de las particularidades que tiene es que el sexo tiene una

doble función en este fenómeno lingüístico: ora de vehículo o de fin. Para esclarecer este

manifiesto, nos serviremos de una analogía simple que nos ayude a ejemplificar: pensemos

en el juego de mesa “Risk” (o “Marcha y Conquista”). En este juego de mesa, como en

muchos otros, se busca derrotar a los jugadores, y se basa en la conquista de territorios con

un ejército en aumento y estrategias de guerra que se emplean en el juego, con el fin de atacar

a los adversarios y conquistar sus tierras. Dentro de la dinámica de este juego, sí se busca

atacar a alguien, derrotarlo, conquistarlo y eliminarlo para quedarse con sus tierras, pero esto

de ninguna manera significa que en la vida real los jugadores necesariamente busquen

atacarse y eliminarse y despojar al otro de sus propiedades. Esta intención de ataque entonces

se remite únicamente dentro del juego de mesa, no en la vida real. Y el juego de mesa a su

vez tendría la función de lograr una convivencia, una interacción o un rato de

entretenimiento, sí en la vida real. Exactamente lo mismo ocurre con el albur que es, al final

de todo, un juego lingüístico. El albur dentro del juego lingüístico que representa sí busca

atacar a alguien, busca hablar de dominio sexual, superioridad, falocentrismo, masturbación,

fluidos corporales, etc. Esto hace el albur visto dentro de su propio juego lingüístico, tal como

lo hace el juego de mesa Risk al buscar eliminar a todos los adversarios. En el albur, bajo

esta visión, pierde quien sea el sometido sexualmente o quien sea incapaz de responder al

albur o cuya respuesta tarde más de 3 segundos, como sabemos. Estas son las reglas

“simples” del juego (se abordarán a mayor detalle posteriormente). Pero esto no significa de

ninguna forma que quien alburea a otro es porque tiene intenciones sexuales con dicha

persona. No necesariamente. Mucho menos significa que el alburero tenga deseos

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260

homosexuales reprimidos que busque manifestar escudado del juego del albur, como

erróneamente se ha dicho. Nuestro fenómeno de marras tendría entonces una función en el

marco de la vida real, y otra función en el marco de la vida irreal que comprende la dinámica

del juego mismo. Al igual que ocurre con el Risk, ambas funciones se realizan

simultáneamente: mientras estamos atacando a los adversarios con nuestro ejército, estamos

teniendo un momento de entretenimiento con este juego de mesa. Y en el albur podemos

estar simultáneamente hablando de sodomizar a alguien dentro de la dinámica del juego

verbal, pero al mismo tiempo teniendo un momento de interacción o de humor, o algún otro.

Ahora bien, vinculemos ahora el papel que desempeña el sexo con ambas funciones

simultáneas del juego:

i) Función comunicativa en el plano real. Como se analizó en este capítulo, el albur

ejerce una función comunicativa que bajo el modelo jakobsoniano puede ser

conativa o fática. El acto de habla que se presente valiéndose de este juego verbal

con función comunicativa puede tener como tema cualquier cosa, no

necesariamente el sexo. Es decir, se puede estar hablando de una cena o un platillo

(como en el caso hipotético de una cena formal en la función de “para romper el

hielo”), y en esta conversación salir un albur a flote. Aquí el albur tiene una

función meramente comunicativa, de interacción, y no significa necesariamente

que haya un deseo sexual de por medio. Entonces, el tema seguirá siendo la cena

o el platillo o lo que fuere, solo que se habla de él de una forma particular:

albureando. Esto entonces hace del sexo en este análisis no un fin, sino un

vehículo, un instrumento que se usa para amoldar un discurso de una forma pícara,

como hemos mencionado antes. Aquí el tipo de discurso es literal, y el significado

lingüístico lo otorgará el tema central de la conversación, por lo que aquí el sexo

fungirá siempre como vehículo. Entonces, si vemos al albur desde su función

comunicativa en el plano real de los participantes, podemos con certeza decir que

es un juego siempre sexualizado.

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261

ii) Función lúdico-agresiva en el plano irreal, dentro del propio juego. Dado que

dijimos con anterioridad que aquí el objetivo dentro del juego es someter y

ridiculizar sexualmente a alguien, y postrarse como superior a ese alguien, el sexo

en esta función irreal lúdico-agresiva es el tema del albur, el contenido semántico,

el significado lingüístico, el sentido, el fin, es decir, es aquello de lo que se habla,

hacia donde se quiere llegar. Aquí el tipo de discurso es figurado y el sexo siempre

fungirá como tema bajo esta perspectiva. Entonces, si vemos al albur desde su

función lúdico-agresiva en el plano irreal, dentro del propio juego, podemos con

certeza decir que es un juego siempre sexual.

Para resumir lo anterior, nos serviremos de la siguiente ilustración:

Figura 18. Funciones generales del albur y su relación con el sexo.

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262

CONCLUSIONES

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263

1. Definición lingüística de albur propuesta para este trabajo

Como se ha anunciado desde el inicio y en los objetivos de este trabajo de investigación, la

necesidad de intervención de la lingüística para explicar la producción y construcción del

albur es vital, y no solo a razón de la poca investigación lingüística actual sobre el fenómeno,

sino también porque se ha demostrado la enorme complejidad lingüística que subyace en

cada muestra de albur, complejidad que únicamente podría explicarse con un enfoque teórico

lingüístico que desmenuce las unidades lingüísticas que operan en la producción y

comprensión del albur, como lo hemos procurado en este trabajo. Hemos insistido también a

lo largo de esta redacción sobre la necesidad de puntualizar y consolidar una definición

integral del fenómeno lingüístico del albur, definición que enmiende los gaps identificados

en las definiciones parcas o impuntuales recogidas como material antecedente de este trabajo.

Es así que a partir de todas las observaciones recabadas en nuestro análisis y descripción

lingüística del fenómeno del albur mexicano, hemos llegado al apartado en el que

presentamos una definición lingüística propia e integral del fenómeno, que dicta de la

siguiente manera:

El albur es un fenómeno lingüístico que predomina y todo parece indicar que surge en la

variación diatópica del español de México —aunque no hay artificios lingüísticos per se que

lo restrinjan a que solo pueda ocurrir en esta variación geolectal y ni siquiera a que solo pueda

ocurrir en este sistema lingüístico (ejemplo, los connatos de albur en inglés mencionados en

el apartado II, § 3.1, o las construcciones de los cuicah que antecedieron al albur actual

mencionadas por el Dr. Johansson [2006: 79, § 3.1] en el sistema lingüístico náhuatl)—

empleado a modo de subfunción de la lengua, puesto que la lengua no está diseñada para

crear albur, no es la función principal de la lengua la creación de albures, pero el albur se

vale de la lengua para diseñarse a sí mismo.

Este fenómeno se vale de una compleja serie de técnicas de reconstrucción y reinterpretación

de unidades lingüísticas mínimas, distintivas o alguna parte de ellas, ocurridas al interior del

signo lingüístico o del sintagma, que de manera general pueden desenvolverse en los distintos

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264

niveles de la lengua —desde el fonológico hasta el textual, sin considerar el intertextual— y

en ambas dimensiones de la lengua —semántica y pragmática—.

El lugar real y por excelencia de significación donde yace el albur es en el terreno del sentido

figurado, sentido que ocurre de manera simultánea al sentido literal de la expresión

lingüística, y dado que se puede entender como un acto de habla también, se lo debe apreciar

primeramente desde el discurso. Desde este plano, el albur puede comprenderse como una

técnica discursiva —o mejor dicho, como un conjunto de técnicas discursivas— propias del

dominio lingüístico con una sexualización dual, revelada o encubierta, codificada con

complejos artificios lingüísticos de entre los cuales el más prominente es la resegmentación.

Esta técnica discursiva dista de otras técnicas que también abordan lo sexual porque posee

rasgos particulares de duelo, recreación lingüística, turnos, dilogías, inferencias, cambios

diatéticos, resegmentaciones fonomorfosintácticas, paronomasia, contracciones, metonimia,

metáfora, homonimia, meronimia, descontextualización, grado de oralidad, espontaneidad,

doble sentido, entre otros, como se describe en los apartados II, § 4.2.7 y II, § 5. Esta técnica

discursiva se ha consolidado a tal grado que se ha vuelto un complejo fenómeno lingüístico

que plasma marcas culturales e identitarias de la idiosincrasia y picardía mexicana, además

de compartir muchos rasgos con los cantos nahuas —o cuicah— también dotados de marcas

culturales e identitarias, como se muestra en el Cuadro 1, por ello que se los considere como

el antecedente más argumentado y documentado del fenómeno del albur mexicano actual.

En cuanto a su naturaleza, el albur actual, ya mutado a una configuración que prescindió de

los elementos dancísticos y gesticulados característicos de los cuicah, es un juego verbal que

tiende a ocurrir prototípicamente a modo de duelo —con los rasgos propios de un duelo,

como turnos, réplicas inmediatas, un vencido y un victorioso—, aunque no se limita a figurar

así, puesto que puede tener uno o más participantes, y no es exigida la presencia del emisor

si solo hay receptor, o en contraparte tampoco es exigida la presencia del receptor si solo hay

emisor —si bien sabemos que la lengua es dialógica por necesidad, este manifiesto se

respalda ante la posibilidad de que en un acto comunicativo alguno de los interlocutores

ejerza una duplicidad de papeles, como ocurre en un monólogo; así, el albur en el que parezca

haberse prescindido de la figura del receptor, como el “albur narrativo”, por ejemplo, es en

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265

realidad una muestra de acto comunicativo en la que el emisor ejerce rol de receptor

también—. Al igual que cualquier otro juego, este juego verbal también exige que los

participantes conozcan las reglas convenidas implícitas para jugarlo, y puede presentarse en

una variedad de formas de las cuales ya se ha documentado una ‘tipología del albur’

(consultar el trabajo de tesis doctoral del Dr. Christian Eingereicht von Amtsberg (2008),

Der mexikanische Albur, [en alemán]).

En cuanto a su manifestación, este fenómeno se configura prototípicamente en concepción

oralizada y en medio fónico (Koch & Oesterreicher 2007 [1990] Lengua hablada en la

Romania: español, francés, italiano, [Capítulo 2: ‘Oralidad y escrituralidad a la luz de la

teoría del lenguaje’]); sin embargo, puede también presentarse en una concepción

escrituralizada y en medio gráfico, y las características que adquiere al trasladarse hacia estos

cuadrantes lo vuelven más planificado y más matizado, hacen que adquiera rasgos que buscan

encubrirlo en mucho mayor medida, con lo que procuran rima, ritmo, eufonía, entre otros,

rasgos propios del dominio de la escrituralidad. La planificación y matiz adicionales en los

cuadrantes no prototípicos del albur se explican como respuesta ante el problema de saber

cómo plasmarlo gráficamente, ya que al escribirlo se ‘desnudaría’ la resegmentación

permitida en la prosodia y la oralidad y lo fónico —y en realidad todo recurso oral—, y es en

estos cuadrantes no prototípicos —es decir, en medio fónico y concepción escrituralizada, o

bien en medio gráfico y concepción escrituralizada u oralizada— donde yacen las

características más prominentes del afamado albur fino. Este tipo de albur, explicado por

muchos como aquel que ‘revela menos’ de lo que revela un albur coloquial, de esos que

suelen pasear semidesnudos en el discurso, en realidad es el que muestra mayor creatividad

para matizar y encubrir el albur con los recursos lingüísticos de los que se valga, por ello que

sea predecible que se presenten en mayor medida en los medios gráficos o concepciones

escrituralizadas, y también es predecible que muestren un mayor grado de planificación y

que tengan como enemigo a vencer los grafos que lo desnuden80.

80 Probablemente, uno de los ejemplos más representativos de este manifiesto respecto al grado de matiz que se

exige en el tipo de albur que cambia de cuadrante hacia la escrituralidad es la obra del maestro Chava Flores,

canción llamada “La tienda de mi pueblo” la cual, dicho sea de paso, es un discurso en el que no se presenta un

diálogo y también ha sido analizada por la Dr.ª Beristáin (2001: 55-59) en cuyo artículo dedicó 5 páginas para

realizarle un análisis de figuras retóricas, para las que identificó 94 en esa composición.

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266

En cuanto a su formación, los recursos lingüísticos que permiten crear albur reconstruyen el

sentido literal de la expresión y crean un sentido figurado, paralelo al literal, no subyacente.

Y los niveles de la lengua por los que transita este fenómeno se interrelacionan también para

crear albur morfofonológica, morfosintáctica y textualmente, del mismo modo en el que es

posible crear albur valiéndose de operaciones en ambas dimensiones de la lengua; atención

que en las reconstrucciones morfofonológicas y morfosintácticas hay un tremendo apoyo

prosódico, a razón de que la manifestación prototípica del albur es oral. Bajo la idea

saussureana de signo lingüístico como unidad indivisible conformada por un significado y

un significante, el albur es un signo lingüístico también, pero es un signo lingüístico recreado

deliberada y artificialmente gracias a la manipulación de alguna de sus dos unidades

indivisibles. Cuando se manipula el significado de un signo lingüístico con la intención de

producir albur, es posible crear albur mediante relaciones y recursos semántico-pragmáticos

de los signos. Cuando lo que se manipula es el significante de dicho signo, es posible crear

albur mediante alteraciones a su estructura fonomorfosintáctica valiéndose de

resegmentaciones, principalmente. Sin embargo, la circularidad y compactación de la lengua

no segrega estos hechos de forma absoluta, ya que las manipulaciones del significante vistas

en las resegmentaciones del signo lingüístico traen consigo inevitable e inherentemente una

intencional manipulación del significado también. No puede verse alterado solo el

significante sin modificar de alguna manera el significado, y viceversa. Pero la recreación

lingüística deliberada para producir albur trasciende esta dualidad de signo lingüístico, ya

que también es posible crearlo mediante recursos textuales —como se revisó en el ejemplo

de albur [52] del apartado III, § 2.4 donde se juega con la referencia textual de las anáforas—

y mediante motivaciones experienciales o de analogía conceptual, factores no propiamente

lingüísticos pero que tienen una repercusión sí lingüística, como se documenta en el mismo

apartado. Este tipo de analogías que también impulsa la creación de albures juega ahora con

las características del referente del signo lingüístico —“referente” bajo el modelo triádico de

Hjelmslev (1980 [1943]) Prolegómenos a una teoría del lenguaje, quien reformuló la idea

de signo lingüístico binario de Saussure— y son los rasgos compartidos o analógicamente

relacionados como la forma, el olor, el color, la consistencia, la acción para la que están

diseñados, etc., de estos referentes contrastados los encargados de crear albures, que

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267

posteriormente se codifican en la semántica léxica y una vez consolidados estos se vuelven

alburemas. La relación en estos eventos no ocurre de primera instancia de forma lingüística,

sino por analogía experiencial o conceptual, pero tras lograr esta analogía con los referentes

de los signos lingüísticos, se regresa ahora a codificarse en la lengua, propiamente en la

dimensión semántica, la cual ahora puede producir un nuevo tipo de campo semántico que

relacione un hiperónimo con sus hipónimos, aún sin que haya contenido lingüístico en las

acepciones que relacione los ahora nuevos cohipónimos, como ocurriría con cualquier otro

tipo de campo semántico. El albur es entonces un eslabón que logra vincular términos de

dominios diferentes a partir de las características y semejanzas físicas de sus referentes, y

crear así un nuevo tipo de campo semántico. Eso explica la cantidad enorme de repertorio

que hay para referirse a un órgano sexual, repertorio que puede crearse por resegmentación,

por anáfora o catáfora, por inferencia contextual, por semántica léxica o por cohiponimia de

los rasgos de sus referentes.

Respecto a su articulación y conducta semiótica, este fenómeno es productivo y funcional en

todos los niveles de organización de la lengua y en ambas dimensiones, y para dar cuenta de

esta conducta valiéndonos del triángulo semiótico de Ogden y Richards (1923), o de los

modelos triádicos ulteriores que se concentraron en explicar las relaciones constitutivas de la

lengua —a decir, sintácticas, semánticas y pragmáticas—, el albur puede partir i) desde el

vértice morfosintáctico para aterrizar en el vértice semántico, ii) desde el vértice semántico

y recircular hacia la semántica léxica del signo, iii) desde el vértice semántico para aterrizar

ahora en el pragmático, o bien iv) desde el vértice morfosintáctico para trasladarse hacia el

semántico, luego hacia el pragmático y al final regresar al semántico (figuras del triángulo

semiótico del apartado III, § 4.1 de este trabajo). La posibilidad de partir del segundo criterio

del triángulo semiótico del albur es gracias a la semántica léxica de voces que se originaron

en el caló y se consolidaron posteriormente a modo de alburemas (es decir, albures ya

consolidados en el repertorio alburero desde su semántica léxica registrados en alguna obra

lexicográfica). Si bien este no es el albur prototípico de la resegmentación, tampoco es un

tipo de albur marginal, ya que sí ocurre, aunque sea en menor frecuencia, y esto se debe a

que en la medida en la que una palabra comience a convencionalizarse en su subfunción de

albur —transición hacia un alburema—, para un alburero ávido emplear este alburema

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268

representaría que la calidad del albur que emite sea baja, este alburero activo perdería

prestigio de sus dotes lingüísticos para producir albur si emplea estos albures de uso común.

Atención que este manifiesto rebasa la unidad léxica, ya que no solo se peligra el prestigio

del alburero al emitir un alburema básico, convencionalizado o de sobra conocido, puesto

que esto también puede ocurrir si lo que se emite es un sintagma convencionalizado de albur,

es decir, un “sintagmario” (Beristáin 2000: 401).

En cuanto al papel del sexo como tópico, el sexo se encuentra inherentemente adherido al

fenómeno del albur, está sexualizado, pero el sexo representa también el tema si se entiende

al fenómeno como una reconstrucción verbal a modo de juego lingüístico con función

conativa, o sea que el albur es sexual y sexualizado a la vez. En otras palabras, en el albur el

sexo representa tanto el tema como el vehículo entendiendo el juego verbal con la función

conativa (para someter sexualmente al otro mediante un código encubierto) o fática (cuya

intención es meramente de interacción social, de entre las que prima el humor),

respectivamente. Entonces, si el sexo es el vehículo y a la vez es el tema del albur, diremos

que es un fenómeno que hace dos cosas al mismo tiempo: sirve para hacer encubiertamente

sexualizado un discurso, con los matices y retruécanos que su construcción permite, y

también busca trascender lo comunicativo para llegar a otro fin: la interacción, la cual se

logra con un discurso generalmente lúdico cuyo tema dentro del juego del albur es la

sumisión y superioridad sexual, no solo de tipo homosexual, sino sexual en general.

En cuanto a la función que ejerce, visto como acto comunicativo, el albur es un juego de

palabras que muestra a toda vez ser un acto con una función dual: tanto comunicativa como

no comunicativa. Desde el punto de vista comunicativo, muestra tener las funciones fática y

conativa del modelo de funciones del lenguaje de Jakobson (1960), funciones que hemos

clasificado aquí como de ‘plano real’, dado que en el plano real donde se desenvuelve el

discurso el albur permite interactuar, ofender, hacer reír o cortejar al interlocutor, actos que

se manifiestan en las funciones conativa y fática, y en los que el sexo en realidad no es el fin

en la conversación, es solo el vehículo; es decir, que estamos ante el albur como discurso

sexualizado: se habla albureando, sexualizando un discurso. Por la otra parte, desde el punto

de vista no comunicativo, el albur es un juego de palabras con una función que no busca

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269

propiamente comunicar como lo hacen las funciones del modelo de Jakobson, sino agredir,

sodomizar, violentar sexualmente dentro de la dinámica misma del juego verbal, es por ello

que la hemos tildado aquí como ‘lúdico-agresiva’; esta dinámica se ejerce en nuestro también

tildado aquí ‘plano irreal’, es decir, aquel plano que describe una situación imaginaria en la

que el emisor violenta sexualmente al receptor. Aquí es donde el papel del sexo no es de

vehículo, sino de tema, estamos entonces ante el albur como discurso sexual. Pero además

de estas dos funciones desde el punto de vista comunicativo y de la dinámica al interior del

mismo juego lingüístico, podemos resumir que de forma general la función que busca en todo

momento el albur es simplemente la de la creación de doble sentido, aquí atendiendo a la

función como el objetivo al que se busca llegar mediante las técnicas empleadas bajo el

enfoque de lingüística operacional. Y es que, al igual que las otras técnicas discursivas para

hablar de lo sexual, el albur lingüísticamente hablando solo está empeñado en crear doble

sentido mediante cualquier recurso lingüístico que se le atraviese por su paso. Es así que la

función del albur, en resumidas cuentas, es tripartita: comunicativa, no comunicativa y

operacional.

2. Conclusiones generales

Durante el desarrollo de todo este trabajo de investigación, hemos podido constatar la enorme

complejidad del fenómeno del albur mexicano, complejidad en la que poco se ha reparado

antes con la formalidad académica que debería. Y es que, a decir verdad, algo tan complejo

no debería perder atención únicamente por portar un tema que resulte tabú en alguna

sociedad, como lo es el sexo.

Es así que para lograr analizar y describir lingüísticamente este complejo fenómeno, nuestro

análisis trazó un recorrido que procuró recoger la mayor consideración de aspectos que dieran

cuenta del advenimiento y de las características lingüísticas generales del albur. Las aristas

de investigación por las que transitamos partieron de i) el origen del fenómeno, ii) las

definiciones, iii) las técnicas lingüísticas o discursivas que lo construyen, iv) su producción

en las dimensiones semántica y pragmática, v) sus funciones comunicativas generales. La

secuencia de estas aristas obedece a la secuencia en la cadena organizacional de la lengua:

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270

desde una breve reseña sobre el origen del fenómeno y presentación del tema, y luego un

trayecto por los niveles fonológico, morfológico, sintáctico y textual, para posteriormente

abordar las dimensiones en las que se desenvuelve. Pero además de concentrarnos en la parte

operativa y de producción de este fenómeno en todos los niveles de la lengua y en ambas

dimensiones —propios de los objetivos que persigue esta investigación—, logramos también

constatar una serie de afirmaciones emergentes durante nuestro análisis, por ejemplo, el

hecho de que las construcciones lingüísticas que permiten la creación del albur recaen con

mayor prominencia en los niveles morfosintácticos (mediante el recurso de las

resegmentaciones), y en la dimensión pragmática. También logramos constatar que la

manifestación prototípica del albur es en el medio fónico y concepción oralizada; asimismo,

logramos identificar muchas de las causas probables que explican las definiciones parcas o

erróneas que se han realizado del fenómeno, si bien sean propias de ciencias u dominios

ajenos al lingüístico, por ejemplo, el hecho de que las tildes terminológicas lingüísticas con

las que se ha procurado describir el fenómeno parecieran casi todas ignorar que la

reconstrucción morfosintáctica es el elemento más representativo de este fenómeno, y el

hecho de que los intentos reduccionistas por definir al albur se concentren en su mayoría en

aspectos específicos de la semántica que, como lo pudimos constatar, ni siquiera son los más

representativos para crear albur —como reducirlo a homonimia, polisemia o erróneamente

“metáfora”, y ni siquiera estos términos se ven puntualizados en dichas obras—. Y es que, a

decir verdad, resulta imposible determinar cómo se construye lingüísticamente el albur si se

prescinde de la concepción de signo, los comportamientos sintácticos y semióticos,

construcciones morfológicas, los planos de contenido y expresión, las funciones

comunicativas, las variantes de este fenómeno, los registros sociolingüísticos, las relaciones

semánticas y pragmáticas, las inferencias, el contexto, la prosodia, los procesos fonéticos y

fonológicos, las pruebas sintácticas, el rol de los participantes, etc.

Ahora bien, respecto a esa constante etiqueta de “metáfora” con la que se ha definido al albur

en trabajos previos, esta investigación permitió constatar que en realidad de metáfora no

pareciera tener mucho, si no es que nada. Está claro que la metáfora, como recurso de

operación semántica, consiste —de manera muy general— en explicar una cosa en términos

de otra. Pero justo esta generalización es la que produce las afirmaciones erróneas en las que

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271

se cae en el absurdo de decir que todo aquello que se exprese en términos de otra cosa por

asociación es por definición una metáfora, y no es así. Para esclarecer esto, en el Diccionario

de la lengua española (2014) se muestra en la entrada “metáfora” la acepción como figura

de retórica que dice: “Traslación del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de

una comparación”, esto medianamente podría explicar que siempre que algo se compare en

función de otra cosa, desde un sentido literal hacia uno figurado, se trataría entonces de una

metáfora. Pero al usar esta acepción para definir al albur se abre una brecha de la que

pareciera nadie reparar: el albur no busca hacer comparaciones, sino reconstrucciones que se

deben de procesos inferenciales. Las comparaciones —o lo más cercano a ellas que ocurren

en el albur— son únicamente aquellas a las que nos referimos como analogías conceptuales,

analogías que promueven la creación de albures al relacionar los rasgos de los referentes de

algunos signos y encontrar características que los interrelacionen, y esto solo es funcional en

la semántica léxica y solo ocurre cuando se convencionalizan o se consolidan estos procesos

de forma tal que los albureros los pueden reconocer; hemos dicho también que este es solo

uno de los tantos recursos u operaciones que usa el albur para ocurrir, pero no es el más

prominente. El albur no busca en ningún caso decir una cosa en términos de otra, no es un

ejercicio constante de analogías ni eufemismos en lo absoluto. Todo lo contrario: el albur

busca no decir aquella cosa que se sabe veladamente es sexual, de la que se sabe o sospecha

que se está diciendo. El albur busca rehuir de decir de forma desnuda aquello que puede decir

de forma encubierta con matices y retruécanos ingeniosos y espontáneos. El albur es sexual

y es sexualizado a la vez, como hemos dicho ya, pero no busca que los hablantes sepan que

se habla de sexo ni busca hacerlo de forma expresa, tampoco busca que entiendan el sexo en

función de otra cosa; más bien busca fingir que habla de alguna otra cosa para encubrir sus

verdaderas intenciones o las intenciones paralelas que se disfrazan con las vestiduras de los

artificios lingüísticos, y lograr al final la exquisitez de la dilogía simultánea, y si el

interlocutor avispado sospecha que se le está diciendo un albur, simplemente salvaguardarse

con el estribillo aquel de: “No te estoy albureando, es tu mente ‘cochambrosa’ la que cree

que te estoy albureando”.

Sin embargo, de forma más puntual desde la perspectiva lingüística, entendamos a la

metáfora como ‘una manera de captar algo que es abstracto, para lo cual aún no se tienen

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recursos de aprehensión lingüística y ante la falta de recursos específicos sobre ese tema nos

servimos del registro de un dominio que sí nos es conocido’, que en el caso del albur, es el

sexo. Queda claro entonces que la metáfora no es la figura que debe representar el albur como

relación de asociación cognitivo-semántica para explicar el doble discurso; en todo caso, ante

el doble discurso generado de dos dominios diferentes en el que uno de ellos es el sexo y el

otro puede ser cualquier otra cosa y para el que el albur busca rehuir de reconocer que se está

hablando de sexo de forma velada, debemos servirnos de otro término, y puesto que este

proceso es en realidad el proceso contrario a la metáfora, se sugiere el término antimetáfora81.

Entonces, el albur es en realidad un mecanismo antimetafórico, ya que no busca entender

relaciones sociales en función del sexo, dominio que resulta más familiar, como lo explicaría

la metáfora; más bien se está buscando evitar a toda costa hablar de lo sexual y de establecer

relaciones de dominio social.

Ahora bien, con nuestra investigación pudimos determinar que todos los trabajos previos

sobre el albur —si bien han documentado algunos aspectos básicos relevantes del fenómeno

que posiblemente podrían abordarse por la ciencia del lenguaje— se ven ciertamente

limitados en cuanto al alcance lingüístico que puedan permitir. Y esto no solo abrió una

ventana de oportunidad a la aplicación de la ciencia del lenguaje para analizar el albur, sino

una ventana de oportunidad para enmendar aquellas definiciones erróneas o parcas, así como

para reivindicar la importancia de este complejísimo fenómeno —primeramente lingüístico,

segundamente cultural— y una oportunidad también para conocer más sobre él. Pero nuestra

investigación lingüística no se ve exonerada de sus propias limitaciones y para dar cuenta de

ellas es necesario puntualizarlas junto con sus alcances:

- Respecto a sus alcances, se logró describir la formación lingüística del albur mediante

un análisis a su producción con los procesos y recursos lingüísticos más prominentes,

los cuales se comprobó parten desde el nivel más básico de la lengua hasta el más

complejo de ella. Este análisis nos permitió también transitar por las dimensiones de

la lengua, las operaciones semanticopragmáticas que producen albur y su papel en la

81 Neologismo propuesto por el Dr. José Luis Iturríoz Leza (julio 2019) para este trabajo a fin de explicar el

comportamiento del albur como mecanismo que genera un doble discurso.

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comprensión del mismo. La extensión del análisis pragmático permitió encausar una

nueva reflexión hacia el análisis de sus funciones lingüísticas, también abordadas en

esta investigación. Tras toda esta labor descriptiva y analítica, se llegó a una última

reflexión del fenómeno respecto a cómo describirlo lingüísticamente hablando. Con

esto se concluyó el alcance de este trabajo.

- Respecto a los límites de esta investigación, si bien se reconoció que es un fenómeno

prototípicamente oral (fónico y oralizado), no se abordaron a profundidad los criterios

que pueden evaluar su concepción y medio desde la propuesta de Koch/Oesterreicher,

lo que abriría la oportunidad a una tipología del albur para futuras investigaciones.

Otra limitación que se reconoce de este trabajo es la posibilidad de estudiar el albur

como herramienta verbal de interacción o de marcación identitaria en grupos

migrantes, similar a lo que ocurre con casos de resistencia lingüística. Del mismo

modo, se reconoce como límite en este trabajo que no se abordó el estudio de este

fenómeno en países hispanohablantes ajenos a México: es decir, en qué otros países

ocurre, qué similitudes tiene con el albur mexicano, cómo se originó en ese país (en

caso de haberse exportado desde México) y qué repercusión habría como producto

de las variaciones geolectales. El último límite que se reconoce de este trabajo es

también una ventana de oportunidad para la aplicación de la traductología, ya que se

reconoce no haber abordado la posibilidad de traducción del albur a otras lenguas, y

los procesos de adaptación, compensación, modulación o pérdida inevitables en la

traducción de albures mexicanos.

A pesar de las limitaciones anteriores, cabe destacar que los alcances de este trabajo nos

permitieron comprender más allá del comportamiento y construcción lingüística del

fenómeno del albur mexicano: también nos permitieron apreciar cuáles podrían ser sus

límites en los planos extralingüísticos. Para llegar a esto, debimos primero comprender que

el universo de posibilidades lingüísticas que conforma el fenómeno del albur permite

ejemplares de cualquier tipo: de naturaleza fonológica, de semántica léxica, pragmática,

morfosintáctica, morfológica, morfofonológica, sintáctica, textual, paralingüística y hasta

analógicamente conceptual; y dado que la lengua se usa para la creación del albur al igual

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que la lengua permite organizar y manifestar la necesidad de expresión del ser humano, debe

reconocerse que el albur también se ve de alguna manera confinado por las rígidas paredes

del sistema lingüístico que procura organizarlo —en este caso las del español de México—,

tal como todo sistema lingüístico organiza las expresiones y la posibilidad de manifestarlas

en los hablantes, pero atención que no limita su pensamiento —manifiesto en oposición al

pensamiento de la primera fase de Wittgenstein (2009) Tractatus Logico-Philosophicus—.

Pero resultó de interés descubrir que pese a este confinamiento impuesto por la lengua, una

característica general que presenta el albur es que en todo momento busca rebasar estos

límites de organización impuestos por el sistema lingüístico, debido a que el sistema

lingüístico mismo resulta insuficiente para poder expresar lo que busca el albur: trascender

la lengua. Es así que el albur es también un fenómeno lingüístico que irónicamente lo que

busca en todo momento es trascender lo lingüístico. Entonces podemos afirmar que el albur

es, de manera general, un fenómeno lingüístico que se catapulta desde la lengua, pero no se

queda ahí como ocurre con cualquier muestra de discurso literal en cualquier sistema

lingüístico: el albur va más allá de la lengua y busca traspasarla, escapar de esta, trascenderla.

El albur entonces se vale de la lengua solo para catapultarse y buscar rebasarla siguiendo un

objetivo claro lúdico o de interacción, generalmente. Por lo tanto, el límite real que confina

al albur no es la organización que impone el sistema de la lengua, ni siquiera su repertorio

léxico o morfológico, ni las estrechas paredes de su gramática, mucho menos los alburemas

que solo permean en la semántica léxica. El único y verdadero límite del albur es la

imaginación misma del hablante que hace el albur, siempre y cuando se comparta ese mismo

código cultural e interpretativo del juego verbal con otro hablante. El albur es, por tanto, un

juego verbal cuyo límite no lo impone la lengua, sino la imaginación.

3. Resumen de hallazgos

Con todo lo anterior, y de manera general para presentar todos nuestros hallazgos en la

investigación, podemos resumir el análisis y descripción lingüística de nuestro trabajo

mediante las siguientes 50 afirmaciones, en las que constatamos que el albur es:

1) un fenómeno primeramente y ante todo lingüístico, segundamente cultural,

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275

2) un fenómeno lingüístico que advino a partir de los cuicah —particularmente del

cuecuechcuícatl— y conservó y perdió algunos elementos de estos cantos,

3) un fenómeno lingüístico que no parece estar limitado por el sistema lingüístico que

lo codifique,

4) un proceso secundario para el que fue creada la lengua; es decir, una subfunción de

la lengua,

5) un proceso en el que se busca recrear artificialmente un signo lingüístico para lograr

crear doble sentido mediante la manipulación de alguna de sus dos unidades

indivisibles,

6) un fenómeno lingüístico que ha tenido muchos intentos fallidos o simplistas por

definirlo, en muchos casos valiéndose de terminología de la lingüística,

7) un fenómeno lingüístico que se comporta como un juego de palabras de contenido

sexual encubierto,

8) un fenómeno lingüístico que cumple con los criterios de acto humorístico de la Teoría

General de Humor Verbal,

9) un fenómeno lingüístico cuya significación yace en el sentido figurado,

10) un conjunto de técnicas discursivas para hablar de lo sexual, propias del dominio

lingüístico,

11) un fenómeno lingüístico que es sexual y sexualizado a la vez,

12) un fenómeno lingüístico que demostró productividad en todos los cuatro niveles de

organización de la lengua: desde el nivel más bajo, fonológico, hasta el más alto,

textual,

13) un tipo de discurso marcado,

14) un fenómeno que siempre portará doble sentido, y este será siempre de contenido

sexual,

15) un fenómeno lingüístico cuyo análisis resulta más funcional desde la lingüística

operacional para dar cuenta de sus rasgos como técnica discursiva,

16) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra una tendencia hacia el registro informal,

17) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra una tendencia hacia la polisemia y los multívocos,

Page 277: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

276

18) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra una tendencia hacia la indicatividad,

19) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra una tendencia hacia la pragmática,

20) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra que se desenvuelve prototípicamente en la concepción oralizada,

21) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional lo demuestra como una operación extremadamente elaborada,

22) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra una tendencia hacia la espontaneidad,

23) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra una tendencia hacia ser menos directo,

24) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra una tendencia hacia ser sumamente implícito,

25) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional lo demuestra como una operación meramente dialógica,

26) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra una tendencia a descontextualizarse,

27) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra una tendencia hacia exigir la presencia del interlocutor,

28) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra una tendencia hacia ser un diálogo que prototípicamente exige

respuestas inmediatas,

29) un fenómeno lingüístico consolidado como técnica discursiva cuyo análisis

operacional muestra un uso prominente del paralenguaje y la prosodia,

30) un fenómeno lingüístico de difrasismos y retruécanos cuya formación más

característica es mediante el recurso de la resegmentación morfosintáctica,

31) un fenómeno lingüístico que es productivo en ambas dimensiones de la lengua:

semántica y pragmática,

32) un fenómeno lingüístico que, cuando se convencionaliza, puede consolidar repertorio

alburero codificado en la semántica léxica,

Page 278: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

277

33) un fenómeno lingüístico para el cual las operaciones semánticas son un recurso para

su producción, pero no es el recurso más prominente,

34) un fenómeno lingüístico que permite la creación de campos semánticos nuevos a

partir de los rasgos de los referentes de distintos signos lingüísticos, por motivación

de analogía experiencial

35) un fenómeno lingüístico que desde la perspectiva pragmática tiende a buscar una

extensión de sentido,

36) un fenómeno lingüístico cuya operación pragmática más importante y a la que puede

reducirse es la del proceso inferencial: el albur se trata siempre de un proceso

inferencial,

37) un fenómeno lingüístico cuya producción y mayormente comprensión se respalda de

una confluencia entre la dimensión semántica y la pragmática,

38) un fenómeno lingüístico que, desde el análisis mediante el triángulo semiótico,

presenta tres posibilidades de formación que pueden vincularse en una transición

semiótica general y compleja,

39) un fenómeno lingüístico con funciones comunicativas y no comunicativas a la vez,

40) un fenómeno lingüístico cuyas funciones comunicativas son de tipo humorística, de

interacción social, ofensiva y de cortejo, propias de las funciones del lenguaje

conativa y fática del modelo de Jakobson,

41) un fenómeno lingüístico cuyas funciones comunicativas se desenvuelven en el plano

real; a saber, buscan interactuar, provocar un efecto y comunicar con el interlocutor,

42) un fenómeno lingüístico cuyas funciones comunicativas usan el sexo como vehículo,

es decir, es un discurso sexualizado,

43) un fenómeno lingüístico cuyas funciones no comunicativas son de tipo lúdico-

agresivas,

44) un fenómeno lingüístico cuyas funciones no comunicativas se desenvuelven en el

plano irreal; a saber, en la irrealidad del juego lingüístico,

45) un fenómeno lingüístico cuyas funciones no comunicativas usan el sexo como tema,

es decir, es un discurso sexual,

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278

46) un fenómeno lingüístico cuya función general desde la perspectiva de la lingüística

operacional es únicamente la de crear doble sentido, la de permitir que se hable al

mismo tiempo en dos planos diferentes, de dos dominios diferentes,

47) un fenómeno que busca rebasar los límites de lo lingüístico y constantemente raya en

lo extralingüístico,

48) un fenómeno lingüístico que constata que el pensamiento no se ve limitado por la

lengua, sino al revés,

49) un fenómeno lingüístico cuyo comportamiento es más bien el de una ‘antimetáfora’,

50) un fenómeno lingüístico cuyo único límite no se ve impuesto por la lengua, sino por

la imaginación de los hablantes.

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279

APÉNDICE I

Corpus

Page 281: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

280

Como se explicó en el marco teórico, el corpus que constituye el total de esta investigación

está conformado por tres fuentes principales, las cuales hemos clasificado en un apéndice

con dos grupos para fácil identificación de este trabajo:

i) Corpus de hablantes y material audiovisual, o “Corpus audiovisual”, y

ii) “Corpus de fuentes impresas”.

Ambos apéndices conforman un total de 445 muestras de albur. En su respectivo subapartado

se mostrará breve información sobre cómo están integrados y, posteriormente, en el

subarpartado de “Anexo” de cada uno, se incluirá el corpus recabado para dicha fuente.

Asimismo, se agregó un pequeño anexo del corpus de las definiciones encontradas para albur

(§ 3), con la intención de dejar el registro explícito y completo de la serie de definiciones

recabadas a las que se hizo referencia durante todo el trabajo de investigación.

De manera general, el siguiente corpus está organizado de la siguiente manera:

• Columna de “Número de muestra”. Es el registro enumerado de la muestra que se

recabó.

• Columna de “Muestra”. Incluye la muestra de albur que se recabó y registró, y cuya

tipografía en negritas destaca el albur registrado. Las marcas que se muestran se

utilizaron siguiendo los símbolos de notación del Corpus Michoacano del Español,

los cuales están basados en un sistema inventado por Gail Jefferson. (v. Antaki,

Charles, 2002, An introductory tutorial in Conversation Analysis, disponible en línea

http://www-staff.lboro.ac.uk/~ssca1/sitemenu.htm, consultado en octubre de 2013).

Se incluye el listado de las marcas y descripción del sistema de notación al final de

esta capítulo.

• Columna de “Minuto”. Es el minuto del audio en el que aparece la muestra

registrada.

• Columna de “Hablante”. Incluye el nombre del actor social, tal como nos fue

permitido registrarlo por él mismo.

Page 282: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

281

• Columna de “Archivo”. Es el nombre con el que se guardó el archivo.

• Columna de “Fecha de carpeta”. Es el nombre de la carpeta donde está incluido el

archivo de la muestra, en caso de haberla.

• Columna de “Fuente”. Registra la fuente de donde se extrajo la muestra (es solo

para el material no recabado de los hablantes).

• Columna de “Página”. Registra la página donde se extrajo la muestra que se registró

(es solo para material impreso).

Dicho lo anterior, pasemos a continuación con el primer compendio que conforma nuestro

corpus.

§ 1. Corpus audiovisual: Corpus de hablantes y material audiovisual

El siguiente compendio está conformado de la siguiente manera:

• Corpus recabado de dos o más hablantes extraído del trabajo de campo: contiene 61

muestras de albur con la intervención de dos o más interlocutores.

• Corpus recabado de un único hablante extraído del trabajo de campo: contiene 28

muestras de albur con la intervención de un único interlocutor.

• Corpus recabado de fuentes externas: contiene 119 muestras de albur, extraídas de 26

fuentes audiovisuales (videos) con contenido alburero.

§ 1.1 Información general sobre la obtención del corpus de hablantes

Durante el trabajo de campo que se llevó a cabo para recabar el corpus de hablantes en nuestra

investigación, se obtuvo lo siguiente:

• Un total de 94 audios.

• Un total de 108 fotos.

• Un total de 44 videos.

• Un total de 5 actores sociales principales.

Page 283: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

282

§ 1.2 Información de los hablantes

Los hablantes o actores sociales que conformaron este corpus fueron de tres tipos:

i) aquellos que únicamente comentaron de forma ocasional (registrados solo como

“Hablante [número]”),

ii) aquellos 5 que accedieron a participar en la investigación, con conocimiento de

estar siendo grabados,

iii) el tesista registrado bajo el nombre de “Armando” que intervino ocasionalmente.

Esta es la información de los 5 actores sociales que accedieron (se incluyen las fotos de

quienes lo autorizaron):

• Lourdes Ruiz Baltazar. Registrada bajo el nombre de “Lourdes”, vendedora de ropa

de bebé en un tianguis en Tepito.

• Alejandro Ávila. Registrado bajo el nombre de “Alejandro”, vendedor de

hamburguesas y hot-dog en un puesto callejero en Iztapalapa.

• “M”, 50 años. Registrado bajo el sobrenombre de “El tío”, reo de una prisión en la

Ciudad de México.

• “Freddy”, sobrenombre con el que solicitó ser registrado, vendedor de lechugas en la

Central de Abasto, de la Ciudad de México.

• “Pelón”, sobrenombre con el que solicitó ser registrado, vendedor y franelero de la

Central de Abasto, de la Ciudad de México.

§ 1.3 Anexo de fuentes audiovisuales

Page 284: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

283

§ 1.3.1 Corpus recabado de dos o más hablantes extraído del trabajo de campo

Número

de

muestra

Muestra Minuto Hablante Archivo Fecha de

carpeta

01 Qué pasó con el ↑Estaca

y Videgara:y 0:09 Hablante 1 160619_001

1-11-2018

(Lourdes)

(x) Claro (.) que se la

saque Lourdes

(risas) Armando

02

Qué ya no te apareces

por acá (2) >te paras tu

culo

0:33 Lourdes 160619_001 1-11-2018

(Lourdes)

°No era eso° Hablante 2

No era eso (risas) Lourdes

Era otra cosa (.) °luego

te cuento° Hablante 2

Ah bueno Lourdes

03

°Sí° o sea (.) (apuestas)

de (.) no pues te contesto

o (.) no te digo nada

porque ↑a la larga te

acostumbras

0:26 Hablante 1 160619_003 1-11-2018

(Lourdes)

(risas) Armando

>↑Yo te estoy diciendo

(.) que mi culito es bie:n

fiestero (.) pero no en

cualquier pachanga

baila (.) mami (risas)

0:00 Lourdes 160619_004 1-11-2018

(Lourdes)

Page 285: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

284

04

Sí (.) amiga >sí te

levantas un palito nada

más por favor

0:57 Hablante 1 160619_009 1-11-2018

(Lourdes)

05 >(Prueba bien los

tamales) (.) chingones 0:07 Hablante 1 160619_010

1-11-2018

(Lourdes)

El de dulce↑ Hablante 2

06

Te invito de mi tamal (.)

tú invítame del tuyo<

(risas)

0:16 Hablante 1 160619_011 1-11-2018

(Lourdes)

Va (.) toma (.) ira’ (.)

(risas) Lourdes

Está medio aplastado su

ta(h)mal (risas) Armando

No ya no tiene nada Lourdes

↑Ahorita se lo inflo

(risas) Hablante 1

07

>Yo cuándo esas

mamadas me pasan (.)

meto los pies al agua

Quetita

0:09 Lourdes 160619_012 1-11-2018

(Lourdes)

↑No le vayan a meter un

su:sto (.) Hablante 2

(risas) Hablante 3

08 >Hoy recogí más que

ay(h)er 0:01 Armando 160619_013

1-11-2018

(Lourdes)

°Qué bueno° Hablante 2

09

A ver señora Lourdes

(.1) deme todo su

corpus (risas)

10:17 Armando 160618_005 31-10-2018

(Lourdes)

Tóm::alo< todo Lourdes

Page 286: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

285

10

No sé qué madre del

huevo (.) >y que dije (.)

↑de ahí me agarré

11:58 Lourdes 160618_005 31-10-2018

(Lourdes)

(risas) Armando

A ↑huevo Lourdes

>Y no se sol(h)tó Armando

>Y no me solté (.)

nom::bre estuvo bueno Lourdes

11 >Y luego por qué no se

vino (.) ↑que pendejo 0:05 Lourdes 160618_006

31-10-2018

(Lourdes)

(risas) Armando

↑Hubiera aprovech:ado

(risas) Lourdes

12 No pues ahí me la

saludas< 0:16 Armando 160618_006

31-10-2018

(Lourdes)

De tu parte (risas) Lourdes

13 Ellos no lo conocen

completo< 1:48 Lourdes 160618_006

31-10-2018

(Lourdes)

>Usted sí lo conoce

completo (risas) Armando

(pss) sí ↑el tema sí (.) y

el otro tambié:n (risas) Lourdes

14 Si ya huele a:: >mojado 2:22 Lourdes 160618_007 31-10-2018

(Lourdes)

°A mojadito° (.) (risas) Armando

>(Ora) sí que ya huele a

mojado Lourdes

E:s un olor que conozco

mu:y bien Armando

(risas) Lourdes

Page 287: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

286

No por presumir =pero sí Armando

15 >Chíngatelo 0:16 Lourdes 160618_008 31-10-2018

(Lourdes)

↑El sandwichito (risas) Armando

Sí a huevo (x) >el o:tro

también si lo quieres

pus’ órale’ (risas)

é:ntrale

Lourdes

16

>Y le meto la carne a tu

bolillo (.) dije (.) hi:ja de

l:a ching:ada< (risas)

2:56 Armando 160618_018 31-10-2018

(Lourdes)

(x) ↑Pues mientras no

sea la tel::era no hay

pedo

Lourdes

17 >Y llega el pinche

chila(h)ngo (risas) 6:03 Armando 160620_001

2-11-2018

(Lourdes)

↑Y to::ca ese desmadre

(risas) Lourdes

18 >Y desde a qué hora lo

monta 11:36 Armando 160620_003

2-11-2018

(Lourdes)

A las 8 Lourdes

>A las 8 ya anda

montada (risa) Armando

Sí (.) ya (.) ya desde las 8

(.) desde a las 8 (.) y(h)a

(.) ya (.) ya a las 5 ya

terminé mi primer (.)

este (.) >mi primer

paró:n

Lourdes

Page 288: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

287

19

Cha::nclas viejas >cómo

que un hot dog güey (.)

si siempre ↑te la meto

doble

0:01 Alejandro 160626_003

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

(risas) Hablante 2

↑No (.) ahora no (.) Alejandro

°No° Hablante 2

Dos perritos (.) >sin piel

o con piel Alejandro

°Con piel°< Hablante 2

>Dos de ba:jas calorías Alejandro

(risas) Armando

>Para que no vaya a

engordar mi valed:or Alejandro

20

>°Y esos perros no

sueltan mucha grasa (.)

carnal°

2:03 Armando 160626_003

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

↑No’más del estómago

güey (risas) Alejandro

21

>Todavía tengo

↑retentiva (risas) (.)

°reténmelo un ratito°

0:48 Alejandro 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

Retienes pero puros

líquidos (.) güey Armando

En la boca Alejandro

(risas) Armando

22

Mira güey (.) bien

doradita (.) >qué dices

(.2) voy a Tasco (.1) tú

no vas a ir a Tasco (.) o

1:26 Alejandro 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

Page 289: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

288

vas a ir a Pi:no Suárez

(.) ahí por el zócalo ↑no<

>Tú síguete derecho y

ahí= Armando

Sí (.) >se te va a ir

derecho ↑ni modo que

se te vaya chueca güey

(.2) >siempre se ha ido

derecho (.) eh (.2)

gracias a Dios nunca se

ha enchueca:do

Alejandro

>Por eso te decía que si

querías pan dorado (.)

güey (risas)

Hablante 3

↑Atá:scate que ahora

hay lodo güey Alejandro

23 Cómo te gusta

agarrar(.)me 3:13 Hablante 1 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

>Te voy a agarrar

pujando Alejandro

>Agarras la salchicha= Hablante 1

Qué quieres mi hermano

(.) así es esta vida (x) (.)

cada quién tiene que

trabajar

Alejandro

Mira güey (.) aquí le

echas ganas Hablante 1

>Si si si (.) ↑siempre te

la he echado güey (.) en

tu plato

Alejandro

Page 290: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

289

24

>Tú andas dando la que

me gusta güey (.) la

donita

3:29 Alejandro 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

(Mmm) (.2) se ven

chidos los (.) las

=salchichas

Hablante 2

(gruñido) (x) >si siempre

te ha gusta a ti la pura

salchicha (.) >qué te

haces de la boca

chiquita

Alejandro

25

(x) para el chivo (.2)

>ahí no’más bajas un

rato (.) no

4:28 Alejandro 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

(x) para el chivo (.)

aunque te ↑pegues unas

putizas

Armando

No >pues de que eres

puto (.) eres puto carnal

(.) te vas a pegar pe:ro

al altar güey (risas)

Alejandro

26 Se te antojó↑ (.) se le

anto(h)jó al güey 4:48 Alejandro 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

(x) tronando los ↑tr:ais Hablante 3

Acá (.) Zaira (risas) (.4)

>este güey si le gusta el

pando (.) güey

Alejandro

Órale güey Hablante 3

↑Pan (.) dora:do (risas) Alejandro

Date Hablante 3

Page 291: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

290

>Vas a querer (.) o qué

pedo güey (.) ira’ =>se te

hace agua la boca güey

Alejandro

=No (.) no voy a querer

(.2) >pues si ya voy pa-

(.) =para otro lado

Hablante 3

=Te vas pa’tras (.2)

=(vas por un helado) Alejandro

27 : N::o (.) del diez (.) =(x)

de cuál quieres 5:14 Hablante 3 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

=Sácate del doce o del

catorce Alejandro

: >Ha:y que eres del

veinte =pues cuánta

hambre tienes

Hablante 3

=>Échame tus veinte Alejandro

(risas) Hablante 3

28 ↑Catorce y dame (.)

>catorce que ya me voy 5:35 Hablante 3 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

Son dieciséis güey (.) tú

dices Alejandro

A::y cabrón (.) >yo te

doy veinte Hablante 3

Pero jaladas (.) güey Alejandro

29

>Qué te suma (.) te lo

suma pa’ dentro o =te

lo suma pa’ fuera< (.) o

te lo resta

6:13 Hablante 3 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

=de tu centro Alejandro

Page 292: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

291

↑Te lo multiplica o te lo

divide Hablante

>Te lo suma (.) te lo

resta y te lo multiplica< Alejandro

Y al final te da la

ecuación< Hablante 3

30 Bue::no (.) viene por su

dotación 7:11 Alejandro 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

Ira’ lo que te vo(h)y a

dar (.2) ↑agárrale (.)

ve:elo bie:n (.) analízal:o

Hablante 3

31

>Dios te bendiga (.) mi

hermano (.) ahí estamos

(.) ahí si la vez (.) >↑me

la paras y le das un

beso de mi parte

7:35 Alejandro 160626_004

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

>Ahí te acuestas y la

recuestas (.) >la

abrazas y la besas

Hablante 3

(risas) Alejandro

32

>Solamente que fueran

frijoles (.) se los saco (x)

(risas)

1:34 Freddy 160625_013

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

Dame el de a cien< (.)

>haciendo caca güey Hablante 2

(risas) Freddy

33 Oye Chapu (.) >ahorita

te fijas si llegaron los 1:54 Freddy 160625_013

8-11-2018

(varios)

Page 293: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

292

frijoles ↑catrines o

charros (.) catrines son

de s:aco y moño (.) y

charros d:e sombrero y

reata (risas)

Freddy

(Central de

Abasto)

34 >Siete me diste 2:15 Freddy 160625_013

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

Exactame(h)nte así< ni

más ni menos (.)

exactamente así (risas)

Armando

35

PELÓN (.) te habla

Manuel (risas) hazle

caso (.) hazle una señal

0:02

Freddy 160625_015

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

↑Hazle una chambrita

(.) hijo (.) >hazle la

plática güey

Hablante 2

>Hazle la plática a

Manuel (.2) >vive ahí en

Manuel doblado

esquina (.) niño perdid:o

Freddy

36

>Luego te sobas la

pelona (.) (risas) ↑mejor

s:oplale al oído (.) >No

te sobes la pelona (.)

sóplale al oído (risas)

0:13 Freddy 160625_016

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

Page 294: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

293

Me agarró sueño

ahorita< Hablante 2

No digas lo de pelona

porque ése es un apodo

(.) qu:e (.) es prima mía

la que le dicen así

(risas)

Armando

>No juegues con ella

(risas) ↑no te metas con

la familia (risas)

Freddy

>E:s su hermana es la

que (.) este (.) la que se

pone me:chas en el

cabello (.) ↑no (risas)

Armando

37 >Este quería ser

bombero de chavo 1:05 Freddy 160625_016

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

°Por qué° Armando

Le gusta traer botas

hasta las nalgas y saco

amarill(h)o

Freddy

(Risas) Armando

38 O calabazas (.) la que

viene en sacos 1:23 Freddy 160625_016

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

(risas) Desde Apisaco (.)

Veracru:z< Armando

Page 295: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

294

>O los camotitos que

ahora los trajeron en

barras (risas) (.) en

cajones también hay

Freddy

39

>Yo toda la semana

documentando (.) y no

había agarrado ni

madres hasta ahorita

(risas)

0:22 Armando 160625_017

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

>Estamos igual (.) no

agarramos nada (risas) Hablante 2

40 >Ay ↑mamá los de a

caballo (risas) 0:15 Freddy 160625_020

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

>Ay mamá los de la luz

(.) y yo colgado Hablante 2

Y tú colgado Freddy

41

Ponte (.) ponte el

sombrero (.) pa’ que

digan que es Freddy

Kruger

0:51 Hablante 2 160625_021

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

N::o lo bajes (risas) (.)

no lo vayan a ensuciar Freddy

42 Su::rraselo en la espalda 0:01 Hablante 2 160625_022

8-11-2018

(varios)

Freddy

Page 296: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

295

(Central de

Abasto)

>Si se arman los

madrazos ya sabes eh (.)

↑agarra y dale con lo

que encuentres (risas) sin

miramientos (.5)

>agarra un palo y

vétele encima (.) >sí o no

Freddy

43 >Conmigo pura

mamada güey 1:00 Hablante 2 160625_022

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

N::o ves tú (.) D:ale

explicaciones (risas)

dale un aporte↓

Freddy

Todos estos son la banda

(.) >todos son buenos

pa’ la bala

0:03 Freddy 160625_026

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

>Vas a chupar (.) chelas Hablante 2

↑Ch:úpasela tú (risas) Freddy

>Una cerveza (.) la

n:egra (risas) Armando

44 ↑Riatas tortillas y sus

jarrote de pulque 0:21 Hablante 3 160625_026

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

Page 297: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

296

Tú no te tro:nco metas

(.) no hables Freddy

(risas) Armando

Mañana es la fiesta< (.)

acá adelante (.) >va el

mariachi bardas de

chupatitlan (.) con su

cantante estrella (.)

>Anabel Galepe Lara

(risas) y (.) sus éxitos (.)

los de abajo

Hablante 2

>Y gritos en el

matorral (risas) Freddy

45

N::o ps’ (.) >sí está

conmigo nada más que

ps’ (risas)

0:16 Pelón 160625_004

8-11-2018

(varios)

Pelón y

otros

(Central de

Abasto)

Ést(h)os ↑cabrones Armando

↑Lo pongo de una vez a

las nueve Pelón

46 >A qué hora te estorba

menos 0:32 Pelón 160625_004

8-11-2018

(varios)

Pelón y

otros

(Central de

Abasto)

(risas) Armando

47 >Dice que quiere un

agua 0:01 Armando 160627_008

9-11-2018

(Alejandro)

Page 298: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

297

°Que sean dos ° Alejandro

↑Una guangada de

cu(h)lo Armando

É:chalo (risas) Alejandro

>Para dónde vas Armando

Pa’ dónde te desvíes tu

(.) carnal< (.2) >agarras

la curvatura de la

esquina

Alejandro

La del pan do(h)rado Armando

↑La del pan dorado

(risas) Alejandro

48 °Echa el quinto de una

v:ez° 0:03 Hablante 1 160627_0011

9-11-2018

(Alejandro)

>Échamelo Alejandro

A perd:er< Hablante 1

>Se te va a perder pero

en el ↑hocico mi

hermano (risas) (.1)

Tons’ son tres hawaianas

(.) dos con piel (.)

>bajas calorías

Alejandro

↓Dos hawaianas< Hablante 1

>Si lo quieres con bajas

calorías (.) güey (.) o Alejandro

↑Hasta los calz::ones Hablante 1

>Va ↑José carn:al

(risas) (.) y trae sus

patrones

Alejandro

De cuero trae sus

bot(h)as Hablante 1

Page 299: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

298

Y b:ajalos< (risas) (.)

↓bájalos de ahí del

morralito ira’ (.) y si

quieres tu solito güey no

más (risas)

Alejandro

49 Échame la mayonesa

ahí< 0:02 Hablante 1 160627_012

9-11-2018

(Alejandro)

↑Te la echo (.) en el pan

(.) hecho (x) (risas) (.) >y

se lo dejo bien derecho

Alejandro

50 >Ya me chingaste

cabezón 0:18 Alejandro 160627_012

9-11-2018

(Alejandro)

A veces Hablante 1

↑Padeces de qué (.) mi

hermano =(x) ↑si vendes

nueces (.) yo pensé que

vendías palomitas güey

(.) >si quieres se las

destri:po

Alejandro

51

>Yo aquí siempre lo

aguado (.) ↓y nunca

viene

0:47 Hablante 1 160627_012 9-11-2018

(Alejandro)

↑Andas aguado (.) >te

echamos cemento para

que se te afloje

Alejandro

52 >Se la van a comer aquí

o (.) se la van a llevar 2:21 Alejandro 160622_006

4-11-2018

(Alejandro)

=↑Aquí Hablantes

>Aquí se la come:n

(risas) Alejandro

Page 300: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

299

53 >A qué hora vas por los

virotes 1:21 Armando 160622_007

4-11-2018

(Alejandro)

No seas encajoso gü:ey

(.) te van a oír< Alejandro

54 °Échame la mano por

fa’° 2:21 Hablante 1 160622_007

4-11-2018

(Alejandro)

>Qué te la echo (risas) Alejandro

55

↑Si ya la tienes hasta

adentro (.) qué haces

güey

6:42 Alejandro 160622_007 4-11-2018

(Alejandro)

>Si a huevo Armando

↑Sacártela así de (.) de

a jalón güey (.)

disfrútala güey (.) ya la

tienes adentro (.)

muévete de perdis’

chinga (risas)

Alejandro

56 >Tiene todavía o no 4:26 Hablante 1 160622_011 4-11-2018

(Alejandro)

Si (.) si tengo Alejandro

>A ver (.) me das un

kilo (risas) Hablante 1

°De tocin:o° Alejandro

>Dice (.) de una vez

(risas) Hablante 1

57

N::o eh (.) si estás

trabajado (risas) si estás

trabajado↓

0:00 Hablante 1 160622_012 4-11-2018

(Alejandro)

>Y cómo que tengo frío Alejandro

(risas) Hablante 1

Page 301: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

300

58

: >hot dogs sencillos (.)

para llevar caon’ (.) por

fa’

0:00 Armando Avenida

Hidalgo

4-11-2018

(Alejandro)

↑Tres perros sin piel Alejandro

(ps) sin piel porque

luego =le subes (.) =le

subes el precio bien

cabrón (risas)

Armando

=Luego lo bajas (.) =lo

bajas (.) (risas) >luego lo

↑bajas güey (.) y hoy no

quieres bajar güey

Alejandro

>Luego le subes el

precio bien cabrón Armando

(x) Alejandro

(risas) >te los bajas a los

tobillos Armando

59

Tre:s pero (.) una ↑está

enferma (.) la otra está

colgando (.) los trastes

(.) >la otra tiene cáncer

(ps) está pelona

Freddy 00024

(Video)

8-11-2018

Freddy

(Central de

Abasto)

De las tres hermanas (.)

cuál te presento< (.) >la

que se levanta

↑temprano o las otras

dos huevonas

Armando

>Greñuda (.) mocosa (.)

y pelona Freddy

(risas) Armando

Page 302: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

301

60 >Quieres un taco 11:44 Hablante 1 00010 2.1 cúmulo

de videos

Gracias ya (.) ya comí (.)

>muchas gracias Armando

>Un tacolgando Lourdes

61 >(Ora) si que métemelo

ahí mismo

06:11

Lourdes 00011

2.1 cúmulo

de videos

(risa) >Dónde me diga Armando

Ahí Lourdes

§ 1.3.2 Corpus recabado de un único hablante extraído del trabajo de campo

Número

de

muestra

Muestra Minuto Hablante Archivo Fecha de

carpeta

62 >Ora sí te está viendo el

te:cho blanco (.) (risas) 14:17 Lourdes 160620_001

2-11-2018

(Lourdes)

63

↓No queremos ver (.)

>gotitas ni gototas por

aquí

4:34 Armando 160620_002 2-11-2018

(Lourdes)

64 Amiga te hago el

planc:hado de ceja (risas) 3:10 Armando 160620_003

2-11-2018

(Lourdes)

65 Te ↑depilo con hilo (.)

dice (risas) 3:17 Lourdes 160620_003

2-11-2018

(Lourdes)

66 ↑Qué talla reinita (.) hay

tallas 6:40 Lourdes 160620_003

2-11-2018

(Lourdes)

67

>Hoy si va a venir

Manuel (.) eh (.) acuérdate

de él

2:12 Alejandro 160626_003

8-11-2018

(varios)

(Alejandro)

68 >Échame las bolsas chico

(risas) 1:14 Freddy 160625_013

8-11-2018

(varios)

Page 303: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

302

Freddy

(Central de

Abasto)

69

>No vaya a salir con sus

mamadas (.) mejor dale

una explicació:n< (risas)

0:07 Freddy 160625_014

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

70

↑Chapulín (.) échale una

manita (.) es que ya está

medio pelón y ya no

puede< (risas)

0:17 Freddy 160625_014

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

71

Ése (Zenón) (.) siempre le

gustó ser torero< (.2) >le

gustaba recriarse entre los

pitones (.) dice (risas)

0:25 Freddy 160625_015

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

72

Siempre quiso ser

matad(h)or (risas) y decía

(.) >sobre riesgo de morir

atravesado (risas)

0:42 Freddy 160625_015

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

73

>Yo te aviento un paro

(risas)

2:16 Freddy 160625_015

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

74

>Es el chico más temido

d:e (.2) es el chico más

temido de Polanc(h)o

0:01 Freddy 160625_016

8-11-2018

(varios)

Freddy

Page 304: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

303

(Central de

Abasto)

75

>Dale un poquito de pa:n

dorado ahí al caballero (.)

recién salido del horn(h)o

0:13 Freddy 160625_018

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

76

Ando rifando una combi

(.) una co:n bigote (risas)

>le entras a la rifa

1:14

Freddy 160625_018

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

77

O ponte el casco de

Cutzamala y su:rrale

(risas)

0:19

Freddy 160625_022

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

78 >No te vayas a enterrar

un vidrio ↑Martín (risas) 1:00 Freddy 160625_027

8-11-2018

(varios)

Freddy

(Central de

Abasto)

79

↑Ahora sí que nada más

pura cabeza (.) nada de

pescuezo<

0:44 Pelón 160625_001

8-11-2018

(varios)

Pelón y

otros

(Central de

Abasto)

80 >Depende dónde entres al

sin esqui:nas (risas) 0:24 Hablante 1 160625_007

8-11-2018

(varios)

Pelón y

Page 305: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

304

otros

(Central de

Abasto)

81 >No com:pito porque me

agarran de bajada (risas) 0:35 Armando 160625_010

8-11-2018

(varios)

Pelón y

otros

(Central de

Abasto)

82

>Esa mamada a mí se me

da de volada (risas) no

más dos (.) tres jalones y

ya↓ (risas)

3:31 Alejandro 160622_007 4-11-2018

(Alejandro)

83

>(Ora) sí que se las dejo

caer y ps (.) m:ás güey

para que no haya pedo

(risas)

4:38 Alejandro 160622_007 4-11-2018

(Alejandro)

84 >Deja sacar mi lechuga

(.) agárram:ela (risas) 03:58 Alejandro 160622_011

4-11-2018

(Alejandro)

85

>(Ora) mi amor (.) ni

chipotle trais’ (risas) (.) no

más’ ↑puro jalas peño

1:35 Alejandro 160622_013 4-11-2018

(Alejandro)

86

↑Valió madre güey (risas)

>ahorita espérame (risas)

(.2) >me la va a envolver

y se la quiere comer aquí

güey

0:06 Alejandro 160627_010 9-11-2018

(Alejandro)

87

Hot dogs dieciséis (.) con

piel (.) así (.2)

>hamburguesas sencillas

veintiocho pesos (.)

0:09 Alejandro Avenida

Hidalgo 2

4-11-2018

(Alejandro)

Page 306: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

305

hawaianas treinta y cinco

(.2) ↑Como qué te quieres

comer

88 Es el sobrino del >Cura

Melo 04:17 Freddy

00022

(Video)

8-11-2018

Freddy

(Central de

Abasto)

89 Pásele guapa ↑no se vaya

sin su planchado de ceja 06:39 Hablante 1

00010

(Video)

2.1 cúmulo

de videos

§ 1.3.3 Corpus recabado de fuentes externas

Número

de

muestra

Muestra Minuto Hablante Fuente

90 °Bueno es que a la mujer se le

da por su hermosura° 7:46 Hablante 1

Les Tres. (2015,

Septiembre 23). Mi

vida es un albur HD

documental [Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=YnY

BS9iojkA

>Y al hombre por su apretura

(.) eh (risas) Lourdes

91 ↑>Creo que Lourdes va y

agarra el chile así de a montón

12:21 José Ramón

Martha Debayle.

(2018, Abril 24).

Clases de albures |

Martha Debayle

[Archivo de video].

O sea a puños= Eduardo

>=Sus motivos debe de tener

(.) no Lourdes

Page 307: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

306

>En ↑cajas los traen desde

Veracruz perdón (.) en cajas no

(.) en cajitas (risas)

José Ramon

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=P3JS

wkUjS_Q

92

>Cuánto tiempo se hace de la

carretera de Tres palos a

Taxco (risas) lo mismo qu(h)e

>se hace de la carretera de

Lechería a Rojo Gomez

(risas)

16:50

Martha

Martha Debayle.

(2018, Abril 24).

Clases de albures |

Martha Debayle

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=P3JS

wkUjS_Q

°Son cómo setecientas horas

más o menos° Lourdes

93

>Para llegar a Chabacano (.)

abres pa’ Taxqueña (risas) y

pasas por Pino Suarez<

18:48

Martha

Martha Debayle.

(2018, Abril 24).

Clases de albures |

Martha Debayle

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=P3JS

wkUjS_Q

Sí (.) claro (.) pero si te sigues

ahí llegas a Tepito (risas) Lourdes

>Y ahí te sientas a pedir José Ramon

94 El atole no me gusta (.) me

saca ronchas ↓

23:42

Martha

Martha Debayle.

(2018, Abril 24).

Clases de albures |

Martha Debayle

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=P3JS

wkUjS_Q

>No pues si es hecho de olla es

bueno (.) si no (.) no Lourdes

Page 308: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

307

95 El desayuno (.) conoces lo(h)s

°cómo se llama°

25:14 José Ramón

Martha Debayle.

(2018, Abril 24).

Clases de albures |

Martha Debayle

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=P3JS

wkUjS_Q

Los huevos estrellados al

mentón= Eduardo

=Al mentón (.) los conoces o

no (risas) José Ramón

96 El té de ramo blanco 25:37 Lourdes

97

>Será rasguños

0:42 Hablante 1

Martin Hernández.

(2013, Agosto 16).

Primer Festival

Estatal de Albures

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=4RqX

8wWpG8Q

↑Rasguñas la pared Hablante 2

98

↑Mejor te echo al río

0:50 Hablante 1

Martin Hernández.

(2013, Agosto 16).

Primer Festival

Estatal de Albures

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=4RqX

8wWpG8Q

N::o >mejor échame a Pedro Hablante 2

99 >Dice mi hermana Rosa que te

le abres

1:03 Hablante 1

Martin Hernández.

(2013, Agosto 16).

Primer Festival

Estatal de Albures (Mmm) pus’ le seré cosita Hablante 2

Page 309: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

308

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=4RqX

8wWpG8Q

100 >Te molesto con el chile

(risas)

1:33

Vicente

Fernandez

Meganoticias. TVC

(2012, Febrero 1). El

albur en México –

Reportaje [Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=2_p6

9fsGsQs

Pues sié:ntate (.) porque

parado ↑te hace daño (risas)

Mujer

101

El triunfador de este encuentro

se enfrentará contra el

convidado de >Telatasco (.) yo

↑p:aso los micrófonos al

compañero lengua de oro

0:27

Narrador

Tortuguita1406.

(2010, Mayo 16).

Albures Mexicanos

(en la cancha de

futbol) [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=NvD

PAeaoR2I

En estos momentos el árbitro

se lleva el p:ito a la boca< (.)

y lo ↑sopla

Narrador 2

102

>Ése mi pájaro

0:13

Hablante 1

Reporte Indigo.

(2016, Febrero 26).

En albures me la

ganas… |

Documento Indigo

[Archivo de video]

Recuperado de:

Me la h::an vestido de charro Hablante 2

Oye (.) tú que eres cantante (.)

no te me desento:nes< Hablante 1

No soy cantante (.) soy músico Hablante 2

Desa(h)fínam:e la corneta< Hablante 1

Page 310: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

309

Te la m::eto por la orqueta< Hablante 2

https://www.youtube

.com/watch?v=csM2

aV4zjaw

103

↑Qué pasó mi Mofles

5:38

Hablante 1

Reporte Indigo.

(2016, Febrero 26).

En albures me la

ganas… |

Documento Indigo

[Archivo de video]

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=csM2

aV4zjaw

Que pasó mi querido (.) porque

(headers) Mofles

>Pues no trae doble escape

(risas) Hablante 3

104

Y (.) y (.) se le para muy

↑seguido (2) hombr::e lo

felicito

5:58

Barajas Reporte Indigo.

(2016, Febrero 26).

En albures me la

ganas… |

Documento Indigo

[Archivo de video]

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=csM2

aV4zjaw

>Oye Barajas ahí te tengo un

carro Hablante 2

N:o (.) >no hay dónde

meterlo hombre (2) no (.) no

nombre (.) no (.) cómo cree

que lo voy a estar albureando

(.) no (.) >lo que pasa es que

estaba hablando aquí con el

chiquito

Barajas

105 Tengo frío (.) >porque no me

haces una chaqueta

6:55

Hablante 1

Reporte Indigo.

(2016, Febrero 26).

En albures me la

ganas… |

Documento Indigo

[Archivo de video]

Mejor un suéter chiquito Hablante 2

Dame agua (.) tengo se:d Hablante 1

Page 311: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

310

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=csM2

aV4zjaw

106

↑Te lo argollo

1:13

Aurelio

QueRegreseOtroRoll

o. (2012, Diciembre

2). Competencia de

Albures / Otro Rollo

[Archivo de video].

Recuperado de

https://www.youtube

.com/watch?v=B9Yr

LNqRwPc&t=284s

Te argollo (.) porque eres fino Pablo

107 No (.) con todo y todo↓

2:49

Pablo

QueRegreseOtroRoll

o. (2012, Diciembre

2). Competencia de

Albures / Otro Rollo

[Archivo de video].

Recuperado de

https://www.youtube

.com/watch?v=B9Yr

LNqRwPc&t=284s

>Te lo meto a ti y a tu amigo

el más gordo

Aurelio

108

↑N:o me pongas

7:04

José

QueRegreseOtroRoll

o. (2012, Diciembre

2). Competencia de

Albures / Otro Rollo

[Archivo de video].

Recuperado de

https://www.youtube

.com/watch?v=B9Yr

LNqRwPc&t=284s

>En cuatro (risas) Refugio

Page 312: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

311

109 A:h no (.) mejor yo me la llevo

↑un rato

7:34

Refugio

QueRegreseOtroRoll

o. (2012, Diciembre

2). Competencia de

Albures / Otro Rollo

[Archivo de video].

Recuperado de

https://www.youtube

.com/watch?v=B9Yr

LNqRwPc&t=284s

>Pero adentro José

110 Así es qu:e (.) no estaba por ahí

Julian

12:16

Pablo

QueRegreseOtroRoll

o. (2012, Diciembre

2). Competencia de

Albures / Otro Rollo

[Archivo de video].

Recuperado de

https://www.youtube

.com/watch?v=B9Yr

LNqRwPc&t=284s

Ju(h) Julian e(h)l de los

camotes (risas) Adal

No (.) no no (.) no te levantes

(.) sigue sentado

Pablo

111

↑Oiga señor (.) fíjese que yo

traía un bastón de palo (.) que

me voy de lado y qu:e le echo

algo<

13:12

Aurelio

QueRegreseOtroRoll

o. (2012, Diciembre

2). Competencia de

Albures / Otro Rollo

[Archivo de video].

Recuperado de

https://www.youtube

.com/watch?v=B9Yr

LNqRwPc&t=284s

>Me agarras confianza Yordi

N:o yo no le hago una panza

(risas) Aurelio

112 >Les acomodo pa’ que no les

agarre el sueño (risas)

15:30

Pablo

QueRegreseOtroRoll

o. (2012, Diciembre

2). Competencia de

Albures / Otro Rollo

↑Yo no agarro el sueño (.) pero

puedes agarrar esta Adal

Page 313: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

312

[Archivo de video].

Recuperado de

https://www.youtube

.com/watch?v=B9Yr

LNqRwPc&t=284s

113

↑Zacazonapan (.) también

mandó bolsas con ropa (.) que

incluyen dos camisas (.) tres

calcetines y dos calzones↓

0:25 Hablante 1

Manelr Lopez.

(2017, Abril 24).

Albures chidos

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=ifPZP

rvHTwk

>Son calzones que bajo el

agua se vuelven lanchas Hablante 2

114

↑Que pasó mi pechugona (.)

‘ora si me preparó mi

re:mamada de pitomate

(risas)

0:12

Vicente

Martin Sandoval

Trokes 7X. (2018,

Abril 18). Nunca Te

Metas Con Un

Mexicano A Los

Albures Vicente

Fernández En

Picardía Mexicana

2018 [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=OFN

oP9NYxAc

Para ti y para tus cua:tes (risas) Hablante 1

115

Cenicienta (.) le tengo una

sorpresa

0:20

Hablante 2

Martin Sandoval

Trokes 7X. (2018,

Abril 18). Nunca Te

Metas Con Un >A ver Hablante 1

Page 314: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

313

Este↓ (risas) Hablante 2

Mexicano A Los

Albures Vicente

Fernández En

Picardía Mexicana

2018 [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=OFN

oP9NYxAc

116

>No sabes lo que te pi:erdes

0:33

Hablante 3

Martin Sandoval

Trokes 7X. (2018,

Abril 18). Nunca Te

Metas Con Un

Mexicano A Los

Albures Vicente

Fernández En

Picardía Mexicana

2018 [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=OFN

oP9NYxAc

↑Pa tu santo Hablante 1

>Y le pones tantito

guacam:ote Hablante 3

117

>Bienvenido el número uno del

club de levantamiento de

tarros (.) tornillos (.) catrinas

(.) jícaras

1:00

Hablante 4

Martin Sandoval

Trokes 7X. (2018,

Abril 18). Nunca Te

Metas Con Un

Mexicano A Los

Albures Vicente

Fernández En

↑Me prestas (risas) Vicente

Page 315: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

314

Picardía Mexicana

2018 [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=OFN

oP9NYxAc

118

Buenas Don Chon↓

1:09

Vicente

Martin Sandoval

Trokes 7X. (2018,

Abril 18). Nunca Te

Metas Con Un

Mexicano A Los

Albures Vicente

Fernández En

Picardía Mexicana

2018 [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=OFN

oP9NYxAc

>‘Pos no tan buenas como las

tuyas (.) pero me sirven para

sentarme

Don Chon

119

>Le saca usted una parada

1:21

Vicente

Martin Sandoval

Trokes 7X. (2018,

Abril 18). Nunca Te

Metas Con Un

Mexicano A Los

Albures Vicente

Fernández En

Picardía Mexicana

2018 [Archivo de

video]. Recuperado

Qu::e me andas espiando (.)

que cosa Don Chon

Page 316: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

315

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=OFN

oP9NYxAc

120 ↑Ch:on aquí está su tripa

g:orda

1:39

Hablante 1

Martin Sandoval

Trokes 7X. (2018,

Abril 18). Nunca Te

Metas Con Un

Mexicano A Los

Albures Vicente

Fernández En

Picardía Mexicana

2018 [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=OFN

oP9NYxAc

Hoy me toca enti:erro (.) y no

he comprado flores< (risas)

Don Chon

121

Te arrimo la quesadilla↓

1:46

Hablante 1

Martin Sandoval

Trokes 7X. (2018,

Abril 18). Nunca Te

Metas Con Un

Mexicano A Los

Albures Vicente

Fernández En

Picardía Mexicana

2018 [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

Si es de culiflor (.) te molesto

con el chile (risas) Vicente

Page 317: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

316

.com/watch?v=OFN

oP9NYxAc

122 ↑A ver (.) cuantas plumas tiene

un pájaro

2:35

Vicente

Martin Sandoval

Trokes 7X. (2018,

Abril 18). Nunca Te

Metas Con Un

Mexicano A Los

Albures Vicente

Fernández En

Picardía Mexicana

2018 [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=OFN

oP9NYxAc

Cuántas↓ Hablante 3

Seteci:entas (risas) Vicente

123

>Que clase de comida es esta↓

1:05

Hablante 2

César Sánchez.

(2011, Agosto 12).

Albures Chaf y

Queli - La Carpa -

La Criada Que Llego

Para Quedarse

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=X8zi

A69786U

Son huevos ahogados< Hablante 3

↑Ahoga:dos (.) ahogados de

borra:chos (.) más bien

parecen cachetea:dos

Hablante 2

124 Señorit:a (.) le gustan a usted

gruesas (.) largas y peludas<

2:43

Hablante 4

César Sánchez.

(2011, Agosto 12).

Albures Chaf y

Queli - La Carpa -

Si (.) entonces use toallas de

doña Eufrocina Hablante 5

Page 318: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

317

La Criada Que Llego

Para Quedarse

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=X8zi

A69786U

125

>Largo te ll:ego

5:33

Hablante 3

César Sánchez.

(2011, Agosto 12).

Albures Chaf y

Queli - La Carpa -

La Criada Que Llego

Para Quedarse

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=X8zi

A69786U

Hablo gallego< Hablante 6

126 >Oye pero no me has dicho

como te llamas

6:50

Hablante 3

César Sánchez.

(2011, Agosto 12).

Albures Chaf y

Queli - La Carpa -

La Criada Que Llego

Para Quedarse

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=X8zi

A69786U

↑Floripondio del Vergel

Florido Hablante 6

Page 319: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

318

127

>Porque me gusta agarrar

todo fre:sco (.) chiles (.) nabos

(.) y plátanos

7:29

Hablante 6

César Sánchez.

(2011, Agosto 12).

Albures Chaf y

Queli - La Carpa -

La Criada Que Llego

Para Quedarse

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=X8zi

A69786U

Me juegas Hablante 7

>Ese que dijo me juegas (.) es

el que me ayuda a pelarlos

Hablante 6

128

>Aún no cenamos (.) porque

mi marido tiene un entierro de

un miembro sindical

8:34

Hablante 3

César Sánchez.

(2011, Agosto 12).

Albures Chaf y

Queli - La Carpa -

La Criada Que Llego

Para Quedarse

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=X8zi

A69786U

↑’Oy invítame (.) invítame (.)

porque me gustan mucho los

entierros↓

Hablante 6

129

>Por cierto que dicen que va

ser un transp:orte muy

vigoroso

1:07

Queli

Radio Novelas

Videos. (2018, Junio

6). Chaf y Queli Para

Adultos By

Kaliranm [ Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

↑No me digas (.) por qué Chaf

Hombre pues porque tiene

muchas paradas↓

Queli

Page 320: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

319

.com/watch?v=R3W

Vp6McvLk

130 Bueno (.) ↑hablo a la editora de

música disco fox

2:09 Hablante 1

Radio Novelas

Videos. (2018, Junio

6). Chaf y Queli Para

Adultos By

Kaliranm [ Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=R3W

Vp6McvLk

Eh (.) si señor Hablante 2

>Podía usted decirme como se

llama el autor de la canción

adiós

Hablante 1

Eh (.) Carrazco Hablante 2

↑Las pelotas Hablante 1

131 Perdon:e (.) e:stá Consuelo

3:13 Hablante 3

Radio Novelas

Videos. (2018, Junio

6). Chaf y Queli Para

Adultos By

Kaliranm [ Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=R3W

Vp6McvLk

Qué Consuelo↓ Hablante 4

↑La riata Hablante 3

132 Perdone tiene chile ↑verde

4:14 Hablante 6

Radio Novelas

Videos. (2018, Junio

6). Chaf y Queli Para

Adultos By

Kaliranm [ Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

>Si Hablante 5

Ay (.) pues se ha de ver

vaci:ado Hablante 6

Page 321: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

320

.com/watch?v=R3W

Vp6McvLk

133 Este (.) oiga tiene ↑carbo

5:30 Hablante 7

Radio Novelas

Videos. (2018, Junio

6). Chaf y Queli Para

Adultos By

Kaliranm [ Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=R3W

Vp6McvLk

Carbo (.) que es carbo↓ Hablante 8

>Las bolas Hablante 7

134 ‘Pos no me habías dicho que

me ibas a introducir<

12:10 Hablante 9

Radio Novelas

Videos. (2018, Junio

6). Chaf y Queli Para

Adultos By

Kaliranm [ Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=R3W

Vp6McvLk

>Si (.) te voy a ayudar para

que te introduzcas por la

ventana (.) pues tú que creías↓

Hablante 10

N:o (.) ‘pos yo andaba por

Culiacán Hablante 9

135

↑Señores mis palabras no

pretenden llevar arte (.) pero si

se la encuentran (.) la

saludan de mi parte

14:57

Hablante 11

Si le voy a dar tus saludos (.)

↑te digo (.) porque hace mucho

que no me la ve:z (.) amigo

Hablante 12

136 Oye (.) y los delanteros↓

20:45 Hablante 13

Me chupas Hablante 14

Page 322: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

321

137 >Señor farmacéutico (.) ↑deme

un condón

2:12 Hablante 1

César Sánchez.

(2011, Agosto 11).

Albures Chaf y

Queli - Cuentos

Colorados 1

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=x8ZD

pQdeEp8

↑Joven (.) cuide su lengua Hablante 2

Entonces deme dos↓ Hablante 1

138 >Un taco de tripa (.) lo pides

re’ bien tostada (risas)

11:10

Eduardo

Martha Debayle.

(2018, Abril 24).

Clases de albures |

Martha Debayle

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=P3JS

wkUjS_Q

139

En tu ↑Culiacán querido hay

bue:n plátano (.) a veces (.)

↑lo meten de fuera eh (risas)

13:56

José Ramón

140

>A comernos unos

chicharroncitos con cuerito

(.) de ahí de Baja California

14:04

Lourdes

141

↑Puebla es muy famosa por su

mole (.) sus mascadas y ahora

ya que el dulce lo venden en

b:arras (.) pues es mejor↓

15:21

Lourdes

142 >Sabías que el cacahuate es

carbohidrato (risas)

22:02

Eduardo

Page 323: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

322

143

↑Le hemos (.) preparado un

enchilón (.) que se le servirá

en el Real (x) del Chico (risas)

pueblo mágico

0:44

Teresa

Martin Hernández.

(2013, Agosto 16).

Primer Festival

Estatal del Albur

Pachuca 2013

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=bOZ6

WUU-9c0&t=2s

144

Enchiladas mineras del ↑Real

del Monte con su (.) bue:n

cho::rro de crema (.) de

Tulancingo y un trozo de

carne tasajeada (risas)

0:55

Teresa

145

De postre (.) un tabuco (.) de

Tenango con su ↑buen jarro de

atole blanco (.) endulzado con

pilón (.) para que se ch:upe

los labios (risas)

1:11

Teresa

146

>Ah (.) entonces sí voy dije no

(.) ora’ si voy (.) a ver si (.) >a

ver si viéndola se me ↑levanta

el ánimo (.) porque la traigo

colgando ↓ y aquí en Pachuca

me sopla un aire fresco (risas)

2:46

Juan

Martin Hernández.

(2013, Agosto 16).

Primer Festival

Estatal del Albur

Pachuca 2013

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=bOZ6

WUU-9c0&t=2s

147 Mi’ja (.) >lávate el trompo (.)

el balero y el yoyo

1:56

Polo polo

148 Mi abuelo me decía (.) este (.)

abuelito te sirvo tu leche y me

Page 324: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

323

decía (.) >no hija mejor

sácame un rato al sol

2:24 Lourdes Meganoticias. TVC

(2012, Febrero 1). El

albur en México –

Reportaje [Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=2_p6

9fsGsQs

149

No pus’ mejor dámelos tú

porque (.) imagínate (.) yo (.)

>vamos a hacer ↑corto circuito

(risas)

4:10

Lourdes

150

>Quiero decirte que con tu

saco café (.) te ves pero (.)

el:egante (risas)

4:24

Lourdes

151

>El esperado encuentro de

futbol (.) entre los lecheros de

Zacatep:ec (.) contra los

enterradores de Tepito

0:10

Narrador

Tortuguita1406.

(2010, Mayo 16).

Albures Mexicanos

(en la cancha de

futbol) [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=NvD

PAeaoR2I

152

>Echan el cuero a las alturas y

lo bajan (.) que es un primor

(.1) va corriendo por la banda

el pelón rosas (.) >el pelón se

mete hasta el área chica y

hace jugar a ↑Manuelete

Asensio

0:43

Narrador

153

Me ↑to:ca recomendarles que

cuándo coma sus carnitas (.)

con su chilito (.)

CHUPERIOR es el

complemento↓

1:09

Narrador

Tortuguita1406.

(2010, Mayo 16).

154

>Por la banda izquierda saca

blanco y lo recibe el chico

Damian

1:15

Narrador

155 >Y cómo hace jugar a su

delantera (.) hace que esta se

Page 325: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

324

introduzca hasta el fondo (.)

↑ni más ni menos que hasta los

dominios del Chiquilin

Carrasco

1:24

Narrador

Albures Mexicanos

(en la cancha de

futbol) [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=NvD

PAeaoR2I

156

Se la metió de cabeza (.) y por

más (.) por más que se movió

(.) >no pudo evitar la

anotación

1:46

Narrador

157

Prepárese una sabrosa botanita

(.) con una exquisita verg:acoa

(.) riatas’ tortillas y s:u

morena chuperior

2:15

Narrador

158

Por ahí sencillamente (.) no les

puede pasar nada< (.) ni el

cabezón Palmas que ha

>estado muy incisivo

2:36

Narrador

159

>Y en estos momentos entra en

acción las macanas de los de a

cincuenta (.) y los chicos

sencillamente no ↑se dan

abasto

3:25

Narrador

160

Vas a un restaurant con toda la

familia (.) qué es lo primero

que les dices (.) >agarra mesa

grande

7:10

Lourdes

Reporte Indigo.

(2016, Febrero 26).

En albures me la

ganas… |

Documento Indigo

[Archivo de video]

Recuperado de:

https://www.youtube

Page 326: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

325

.com/watch?v=csM2

aV4zjaw

161 >Que te meto de catrín (.) y

que sales de charro

0:37

Aurelio

QueRegreseOtroRoll

o. (2012, Diciembre

2). Competencia de

Albures / Otro Rollo

[Archivo de video].

Recuperado de

https://www.youtube

.com/watch?v=B9Yr

LNqRwPc&t=284s

162 >No sabes a cómo dan el

manojo de culantro↓

1:57

Pablo

163

Bueno (.) no sabías que e:n en

tus tlacoyos le echa:n (.) el

rábano ahí

3:29 Pablo

164

>Bienvenidos al rapidín (.)

espacio noticioso ↑dónde les

introduciremos hasta el

fondo la puritita verdad

0:09

Hablante 1

Manelr López.

(2017, Abril 24).

Albures chidos

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=ifPZP

rvHTwk

165

>Debido a las inundacion:es (.)

las actoridades están

repartiendo despensas (.) que

incluyen dos kilos de azúcar,

un kilo de arroz y ↑u:n litro

d:e leche

0:18

Hablante 2

166

>En el bordo del rí:o (.) las

br:igadas de trabajadores ya

empezaron a tapar el tremendo

agujero↓

0:38

Hablante 2

167

Destr:ozo im(h)presionante (.)

reportaron las autoridades al

ver el desastre (.) y hoy llegó

un cuerpo de rescate que viene

desde Culiacán↓

0:43

Hablante 1

Page 327: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

326

168

↑Reviento del coraj:e (.) dijo

una ‘ñora al ver que en la

inundación se perdieron todos

los ahorros que tenía bajo su

colchón↓

0:53

Hablante 2

169

↑Te levanto un acta y t:e

abr:o u:na investigación (.) le

dijo el ministerio público a la

señora

1:02

Hablante 1

170

E:n cajones t(h)rata:n de

guardar lo poco que han

salvado de la inundación (.)

fíjate (.) y ↑están vacunando a

todos (.) eso sí (.) desde el más

grande (.) hasta el más chico↓

1:17 Hablante 2

171 ↑Ya me duele la cabeza (.)

pero (meto) ir viendo↓ (risas)

1:39 Hablante 1

Manelr López.

(2017, Abril 24).

Albures chidos

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=ifPZP

rvHTwk

172 >Quisiera ser hambre para

darte tres veces al dí:a

1:42 Hablante 1

173

Si tus pelos fueran lija (.) ya

tendría la lengua plana↓

3:01 Hablante 1

Page 328: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

327

174 Cuán (.) cuánto por la

maquinita de churros (risas)

3:08 Hablante 1

Jess5529. (2017,

Abril 21). Guerra de

Chistes Chuponcito-

albures [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=GIA

BAx1vwWQ

175 >Yo si le echo mayonesa a tu

teler:a

3:24 Hablante 1

176 ↑Mamacita (.) dame helado (.)

el lado de atrás↓

3:39 Hablante 1

177

>Si tanto nos queremos (.) si

tanto nos amamos (.) por qué

no nos besamos por dónde

meamos (risas)

5:53

Hablante 3

178 >Quién fuera mesero (.) para

acomodar mesas↓

6:03

Hablante 2

179

>Mamacita (.) aprovecha

cuándo amanece (.) que es

cuando el pito más me crece

6:26

Hablante 1

180

>Dame un vaso de tu chis (.)

po’ que se me atoró la banana

‘plit (risas)

7: 08

Chuponcito

181

A:h (.) por favor mándale

saludos a mi primo Elver (.)

Galarga

0:06

Raquel

Alan Javier Bautista

Jimenez. (2012,

Julio 22). Raquel

Ortega albureada en

Twitcam [Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

182 >Un saludito a Elma (.) Canon

Moreno 0:54

Raquel

183 ↑A Rosa Me:lgorro 1:56 Raquel

184 >Rosa Melano 2:29 Raquel

185 >Saludos a Benito Camel (.)

Camelas↓

3:09

Raquel

Page 329: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

328

186 >No te puedes ir de México sin

probar el (.) raspado de anís↓

5:33

Raquel

.com/watch?v=mlG

BPZ0y87w

187 >Saludos desde Lomas (.)

Ajeo 6:23 Raquel

188 Saludos para mi jefe Juancho

(.) ↑Talarga

7:19

Raquel

189

>Saludos para (.) mi chotito

gordo y cabezón que estéis

(tomando)

9:50

Raquel

190 >Tu papá ya está grande 10:44 Raquel

191 ↑Mejor sié:ntate (.) porque

parado te hace da:ño (risas)

1:52

Hablante 1

Martin Sandoval

Trokes 7X. (2018,

Abril 18). Nunca Te

Metas Con Un

Mexicano A Los

Albures Vicente

Fernandez En

Picardía Mexicana

2018 [Archivo de

video]. Recuperado

de:

https://www.youtube

.com/watch?v=OFN

oP9NYxAc

192 Su telenovela preferida (.) ↑el

gran culebrón y no me calle

0:17

Hablante 1

Cesar Sánchez.

(2011, Agosto 12).

Albures Chaf y

Queli - La Carpa -

La Criada Que Llego

193 Con los primeros actores (.) el

Cebollón Mereces (.) (Aruta)

0:35

Hablante 1

Page 330: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

329

de Montepito y

(chupapainas)<

Para Quedarse

[Archivo de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=X8zi

A69786U

194 Son exactamente la una con

dos colgando<

3:39 Hablante 4

195

>En el tiempo que hemos

dejado de oírnos (.) han pasado

muchas cosas (.) nos metieron

el metro↓

0:14

Chaf

Radio Novelas

Videos. (2018, Junio

6). Chaf y Queli Para

Adultos By

Kaliranm [ Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=R3W

Vp6McvLk

196

>Y a tu hermana ↑Rosa (.) la

que vendía mangos (.) le

decían R:osa la manguera

9:04

Hablante 9

197

Como tercer regalo tenemos un

par de arracadas para su

esposa (.) su jefa o su

hermana (.) présteme su

atención

0:38

Hablante 1

Interfaser2000.

(2011, Octubre 25).

Sergio Corona El

Merolico [Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=Ime

MvnBBy68

198

Una fotografía de Pedro

Vargas en traje de ch:arro (.) y

cinemas cop

0:55

Hablante 1

199 ↑Atrás de la ra:ya caballero 2:20 Hablante 1

200 >No me pague con la esp:alda

(.) págueme con su atención↓

2:30

Hablante 1

Page 331: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

330

201

>Si no quiere uste’ el primero

(.) deme un qu:into y llévese

el seg:undo

3:24

Hablante 1

202

↑Mira (.) yo le digo a l:a (.) a la

gente que n:o (.) >no sabe

dónde está Tepito (.) ↓si

conoce el centro (.) el Zócalo

(.) >bueno que se ponga en

Pino Suarez (.) viendo pa’

catedral y derech:ito llega

(risas)

2:06

Lourdes

Les Tres. (2015,

Septiembre 23). Mi

vida es un albur HD

documental [Archivo

de video].

Recuperado de:

https://www.youtube

.com/watch?v=YnY

BS9iojkA

203 >Alguien tiene alguna duda (.)

se la ampliamos↓ (risas)

7:55

Lourdes

204

>Soy muy mamucas (.) ↑y si

les digo mamona (.) se

apuntan

8:17

Lourdes

205

>Así es esto de los abarrotes (.)

a veces más barato a veces más

caro y otras ↑puro garrote

(risas)

9:09

Lourdes

206

>Ora’ sí (.) chamacos se les ha

ido r:iendo (.) ↑sí que se las

están dejando caer

27:19

Lourdes

207 No:mbre son re’ buenas pa’

clavarla 27:24 Lourdes

208

>Siempre se dice que atrás de

(.) de un buen hombre (.)

siempre hay una gra:n mujer (.)

y eso es verdad (.) atrás (.)

adelante (.) ↑abajo (.) arriba (.)

31:09

Lourdes

Page 332: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

331

a dónde pueda cabrón (.)

dónde se acomode↓

§ 2. Corpus impreso: Corpus de fuentes impresas

El siguiente apartado muestra el corpus recabado de fuentes impresas para esta investigación,

el cual está conformado de un total de 237 muestras de albur recabadas de:

• 9 obras no especializadas o lexicográficas,

• 15 obras de especialistas donde abordan el albur;

• 12 tesis que abordan el albur o sobre el albur,

• 21 fuentes adicionales (artículos).

§ 2.1 Anexo de fuentes impresas

Número

de

muestra

Muestra Página Fuente

209 El pedo es un alma en pena que a veces

sopla y a veces truena (2006: 22)

Hernández, Víctor

(2006) Antología del

albur. EE. UU.:

Toliro Multimedia

and Incógnita / Caja

210

Los peces de la laguna huyen por la

tempestad si sientes que te lastima te

sacaré la mitad

(2006: 23)

211

Quisiera ser y no soy

Quisiera ser y no puedo

Quisiera ser tu calzón

Aunque me cagues a pedos

(2006: 24)

212 A. Garráis el Chico (2006: 55)

213 Aquiles A. Prieto del Grueso (2006: 56)

Page 333: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

332

214 Después de ir a Dallas te queda

Colorado por Detroit (2006:70)

Negra. BookSurge

Publishing.

Hernández, Víctor

(2006) Antología del

albur. EE. UU.:

Toliro Multimedia

and Incógnita / Caja

Negra. BookSurge

Publishing.

215 Tela Encajo (2006: 67)

216 La policía: siempre trae una macana a

un costado (2006: 73)

217 El cebolla: Porque está para llorar (2006: 74)

218 Sopa de 3 chiles (pa’ su entierro) (2006: 81)

219 Flan de llamas turbadas (2006: 84)

220 El diminutivo de Sacaltepec:

Sacaltepito (2006: 104)

221

¡Ábranla que vengo herido porque me

cayó el marido!

El goloso de rorras.

EN LAS CURVAS ME DETENGO Y

EN LOS HOYOS ME

ENTRETENGO.

La virginidad da cáncer. Vacúnese con

el chofer.

Accidentes en la parte trasera del auto

producen niños.

Si no te animas para que te arrimas.

Soy lento, pero no me estés tocando el

pito

(2006: 136)

222

¡Arre burrito!

Arre veloz

Te alcanzo la cola

Y echo el arroz

(2006: 158)

223

Entre Melón y Melames

asaltaron a un policía,

Melón le quitó la pistola

y Melames la macana

(2006: 173)

Page 334: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

333

224 Tum’borracho allá afuera // que telo

mete si te encuera (2006: 190)

225

–huele a tiro

–¿qué es tiro?

–estírame esta

(2006: 22)

226

DEPORTIVO. Aficionado del boxeo, si

quieres ver ganar a tu ídolo pues

mándame el recto y yo te lo cabeceo

(2006: 207)

227

En las noticias pasaron un árbol que en

la punta limas, en el tronco rosas y

atrás pasas

(2006: 214)

228

–BABOSO

–tienes el pozo, y te lo dejo chiquito y

resbaloso

(2006: 227)

Hernández, Víctor

(2006) Antología del

albur. EE. UU.:

Toliro Multimedia

and Incógnita / Caja

Negra. BookSurge

Publishing.

229 El Mike (Con domicilio El Grande 700

Col. El Entierro) (2006: 247)

230

–La pregunta de los 64 mil varos:

¿Cuantos pecados comete un chile?

–No sé, pero sumotivo ha de haber

tenido para cometer esos pecados.

–Y ahora le remuerde la conciencia por

haberlo hecho.

–Mas callado no lo vaya a oír y se

sienta mal

(2006: 260)

231

RESPONSO:

Perdone usted la tardanza

Para contestar su queja

¡Ahí te va toda la lanza!

Pa que la dejes añeja

(2006: 274)

232 Ayer pasé por tu casa y estaba todo

apagado. (2006: 165)

Page 335: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

334

Me asomé por tu ventana y me tiraste

un calzado.

Mejor aviéntame tu hoyo…

Aunque esté todo zurrando.

¡BOMBA!

233 Ataxco, Durango (2006: 68)

234 Sopa de verguras (2006: 77)

235 Tacos de miñonga con agua fresca de

miembrillo (2006: 78)

236 Ensalada de coliflor con algas y pasas (2006: 79)

237 Agua de mamarindo (2006: 85)

238 Agua de mipalo

(2006: 85)

239 Agua de tecojote

240 Semen-Up

241 Un refrespito de agua de mamantial

242 Té de Hesgarro

243 Ron Polano (2006: 86)

244 Cerveza La Negra

245 Damenal (gotas pa cojer sueño)

(2006: 91) 246 Inyecciones de Penecilina

247 Pispirina intrapiernosa

248 Receta anticonceptiva: Nopalitos antes

de ir a dormir (2006: 92)

249 No es lo mismo palos en el monte, que

montes en el palo (2006: 97)

Hernández, Víctor

(2006) Antología del

albur. EE. UU.:

Toliro Multimedia

and Incógnita / Caja

Negra. BookSurge

Publishing.

250 No es lo mismo papas en chile, que

chile en papas

251

¿Cual es el nombre del pájaro que

incendia los maizales? El pájaro quema

maíz

(2006: 100)

Page 336: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

335

252 ¿Qué prefieres regalar a tu novia: una

rosa blanca o un clavel negro? (2006: 107)

253 ¿Cuántas semillas tiene un chile?

Setentra (2006: 115)

254 Pa' lo que te gusta fregar... (2006: 133)

255

–Chile en sartenes mexicanos

–Sáqueme el botiquín porque me

provoca malestar su comida

(2015: 7)

Rendón Echeverría,

Pamela (2015)

Albureando a las

ficheras: análisis del

albur en el cine de

ficheras (tesina de

pregrado). México:

Universidad

Nacional Autónoma

de México.

256

–Pinche joto, un día de estos te doy un

llegue

–Promesas, puras promesas

(2015: 37)

257

–Aquí tiene mil pesos y sáqueme diez

pedotes.

–Se clavó solo el pendejo

(2015: 52)

258

–Oye pero qué bonito anillo traes,

¿ladrónde lo sacaste?

–¿Te gusta?

–Está precioso

–Oye, sabes ¿dónde puedes clavarte

uno igual?

–¿En dónde?

–En las nalgas

(2015: 55)

259 Con permiso dijo Loreto y se pasó pa’

dentro (2015: 60)

260 –Y ese martillo ¿Para qué es?

–Es para que te claves conmigo (2015: 60)

261

–Destápeme el caño.

–¡ay, señora! A usted hay que

entubarle el canal del desagüe

(2015: 72)

262 Alma Marcelo Rico

(2012: 22)

Durán González,

Diana Georgina

Page 337: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

336

263 Jaime Costecho (2012: 22) (2012) El albur en la

televisión:

comunicación y

entretenimiento para

adolescentes (tesina

de pregrado).

México: Universidad

Nacional Autónoma

de México.

Durán González,

Diana Georgina

(2012) El albur en la

televisión:

comunicación y

entretenimiento para

adolescentes (tesina

de pregrado).

México: Universidad

Nacional Autónoma

de México.

264 Coyote cojo de Laredo (2012: 22)

265 Tecla Varela Bara (2012: 22)

266 Agapito López Caste (2012: 22)

267

¿Por qué es famoso Puebla? Pues por

sus iglesias, sus fuertes, sus camotes y

su mole

(2012: 25)

268 ¿Cuántas venas tiene el Pene?

Setecientas. (2012: 42)

269 ¿Cuántos nervios tienen los glúteos?

Mil y pico (2012: 42)

270 –Me duele la cabeza

–¡Chupa limón! (2012: 44)

271

Entre Melón y Melames jugaron un

partido de futbol, Melón fue el portero y

Melames el delantero

(2012: 60)

272 ¡No se apene y siéntese a comer! (2012: 66)

273

Yo Querétaro Metepec mi Chilpancingo

en tu Culiacán, aunque te Zacatepec la

Cacaxtla

(2012: 93)

274 ¿Tú papá ya está grande? (2012: 94)

275 ¿Quieres huevo con chile en salsa? (2012: 95)

276 Que las arañas (2012: 107)

277

–¿Hubo premios?

–Si, al primer lugar se le dieron unos

ostiones en el centro, al segundo lugar

un raspado de anís y al tercer lugar

nomás un librito

(2012: 111)

278 A veces te ponen “de a cañón”

mirando al peñón y ni te das cuenta (s/f: 12)

Olguín Martínez,

Eduardo (2000) Una

Page 338: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

337

279

Si te "apendejas" te la "dejan caer'', y

ya cuando "la tienes adentro", te

tienes que "mover”

(s/f: 13)

definición lingüística

del “albur” (tesina

de pregrado).

México: Universidad

Autónoma

Metropolitana.

280 Tecla Varela Vergara (s/f: 20)

281 Te gusta a ti eso (s/f: 21)

282 Chico, mamey y papaya (s/f: 21)

283 Salchicha por langosta (s/f: 22)

284 Agapito Peláez (s/f: 23)

285 El chico temido (s/f: 23)

286 El coyote cojo (s/f: 24)

287 Quenal, gotas para dormir (s/f: 24)

288 ¿Quieres a Carmela? (s/f: 25)

289 Jálame este dedo (s/f: 27)

290 Subir telas y cargar telas (s/f: 27)

291 Loma María (s/f: 27)

292 Tecojorita (s/f: 37)

293 Pásala pa’ no chambear (s/f: 38)

294 Un pajarito en barro (s/f: 38)

295 Quema más la luna (s/f: 38)

296 Me saludas a Tomasa (s/f: 38)

297 No desentones (s/f: 39)

298 Coyote cojo de las nalgas pintas (1988: 6)

Gutiérrez González,

Noé (1988) Qué

trabajos pasa Carlos

“La construcción

299 La turca porque la mirca ni te horca (1988: 9)

300 Buenas las tengan ustedes (1988: 3)

301

F. Bueno, ya chúpenle ¿no?

Jo. ¿Por dónde?

F. Tu vaso

Jo. ¿Te lo arrimo?

(1988: 30)

302 –Méteme tu anillo

–El anillo te lo voy a picar (1988: 53)

Page 339: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

338

303

–Te voy a dar dos

–Dame a tu hermana

–¿De a rana? Te lastimo

(1988: 57)

interactiva del albur

en Tepito”. (tesis de

pregrado).

Universidad

Autónoma de

Metropolitana,

México.

304 –Échame a tu hermana

–La traigo de campana (1988: 61)

305 –Ya chingó pelón Tomás

–Pa´ que te quepa más (1988: 61)

306 –Échale cuetes

–Te voy a echar los blancos (1988: 62)

307 ¡Aaah!, es que ya le bautizó el chico (1988: 68)

308 Encuerada, encuerada te’ntra más y sin

calzones lo demás (1988: 69)

309 –No, es que aquí ya’sta lloviendo

–Y en su culo está cayendo (1988: 70)

310 –Me la dejas en los ojos

–Te los dejo lagañosos (1988: 84)

311 –Por ay me voy

–De culo hasta dónde ‘stoy (1988: 84)

312 Siéntese usted, le suplico, dónde

descansa el perico

(2013: 85 -

86)

Ortiz Contreras, Juan

Carlos (2013)

Metonimia y

metáfora del albur

mexicano (tesis de

pregrado).

313 La vida es un camote, agarre su

derecha

314 Señorita pida su parada, el chofer se la

dará con gusto

315 Cabeza: Me ve Sara

316 Sebo: Me quitas por lo que te debo

317 Con esas tortas y una Fanta, ¡hasta mi

pajarito canta!

Page 340: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

339

318

En esta noche tan fría, yo te ofrezco mi

estufa, no tiene pilas ni cables. ¡pero

igualmente se enchufa!

(2013: 88 –

89)

(2013: 88 –

89)

Universidad

Nacional Autónoma

de México, México.

Ortiz Contreras, Juan

Carlos (2013)

Metonimia y

metáfora del albur

mexicano (tesis de

pregrado).

Universidad

Nacional Autónoma

de México, México.

319 ¡Tú pones la torta y yo embarro el

aguacate!

320 ¡Oye chula! ¿Qué tu papá ya es

grande?

321 Atrás se pide, pero por adelante se

despacha.

(2013: 91 -

92)

322 El que hambre tiene en pan piensa. (Y

el que no, es que ya se lo comió…)

323 Si al cabo me lo has de dar, no me lo

des a desear

324 Te traigo un regarrote de cumpleaños

325

Entre Melón y Melambes

Hicieron pastelillos,

Melón batió la harina y

Melambes los blanquillos.

(2013: 95 -

97)

326 Como el doctor Sobastrozó

327

Arrima las copas

¿Las largas?

Amargas pues te echo miel.

328

Así, pues te mando a saludar la chava.

¿Qué chava?

E chava la leche

329

Aquí están sus platanotes y presumo de

ser el más baratero. Agarre sus

montones (2013: 99)

330 Te necesita Lalo.

¿Lalo Pérez?

Page 341: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

340

No, la longaniza.

331

Preguntó por ti Elber.

Ni lo conozco.

Cómo no, Elber González

332

Te manda a saludar la Quecha.

¿La Quecha?

Sí, la que echa leche

333

Te anda buscando Juan.

¿Cuál Juan?

El que te cogió atrás del zaguán

334

¿Viste a Andrés?

¿Andrés? ¿Qué Andrés?

El que te echó tres

(2013: 105 -

107)

335

¿Cuál es el pájaro que se orina en las

placas de los automóviles?

El pájaro mea placas

(2013: 109)

336

¡Eh, chocante!, no necesitas tantas

cortesías. Ya sabes que este gordo

esclavo tuyo

(2013: 112)

337 Atarántamela a palos que acaba de caer

del techo

(1997: 1 – 2)

Ramírez Rosas,

Jesús Alberto (1997)

El albur, fenómeno

cultural pícaro

popular mexicano

(tesis de pregrado).

Universidad

338

¿Cómo se dice techo?

Ah pues, ahí te va que se dice ‘ceiling’

y, si lo q

uieres blanco, solo pídelo diciendo

‘white’

339 Cuando viene a pelo, aunque la burra se

caiga al suelo

340 Pegue o no pegue, allá te lo encajo

(1997: 10) 341

¿Oye? ¿Es cierto que eres el más

temido del interior de tu colonia?

Page 342: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

341

342

¿Me pasas la teleras?

¿Y el chile también?

Esclavo soy de él

(1997: 17 –

18)

Nacional Autónoma

de México, México.

Ramírez Rosas,

Jesús Alberto (1997)

El albur, fenómeno

cultural pícaro

popular mexicano

(tesis de pregrado).

Universidad

Nacional Autónoma

de México, México.

343 Tu boca es medida, nomás pide

344 Me ve Sara (1997: 21)

345 Oye, me gusta tu camisa. Pero, sobre

todo, me encanta tu chamarra (1997: 33)

346 En cajones te lo mando.

Me respingas cuando te hago el favor (1997: 42)

347 Agarramelón el diestro y siempre presto

348 Aquimeles ‘Boy’

(1997: 44)

(1997: 44)

349 Oye, qué padre saco, aunque, a decir

verdad, me gusta más tu saco café

350

Hey, ¿y tú no te mojas con tu perro

cuando llueve?

No, nunca, pero a ti, me han dicho, te

gusta ver gototas, y si no, aunque sea

ver gotitas. ¿o no?

351 A ver Gabriel, ven me paro para que te

sientes un rato

352

Era Helena, también llamada La

Troyan, y que era tan elástica en el

aerobics como el látex, y que, además

era: Pechoncha pechoncha, como decía

A. Tino “el chiquito” (1997: 46 -

48)

353

Vipurerio Ignaro Rocha quien, a sus

cuarenta (Forty en inglés), era el más-

turbado de todos los “rancheros” del

lugar

354 Y fue un día en el tendajón de Rosa

Melcacho. “El coyote cojo”, mientras

(1997: 53 -

54)

Page 343: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

342

platicaba de sus viajes y le preguntaban

si ya se había ido a Dallas, que

comenzó a pensar que México era el

lugar indicado para quedarse

355 Grande y acogedora (la sentiría

seguramente el lector) es su casa (1997: 63)

356

Va venir el pelón de las Ovaciones, el

más callado de todos. ¿Qué metódico

era contigo?, ¿verdad?

(1997: 65)

357 No mueva tanto la cuna que me va a

despertar al niño (2007: 142)

Guzmán Díaz,

Josefina (2007) Ojos

que no ven corazón

que no siente-

Análisis semiótico

discursivo del uso de

los géneros cortos

(refrán, dicho, albur,

enigma, etc.) en la

publicidad (tesis

doctoral).

Universidad

Nacional Autónoma

de México, México.

358 El que lo mete olvida lo que promete (2007: 147)

359 Cuando las dan, las toman (2007: 154)

360 A palo dado, adiós loquita (2007: 157)

361 El que no enseña… no vende (2007: 174)

362 En el amor y en la guerra, cualquier

hoyo es trinchera (2007: 179)

363 A mí, duras y paradas (2007: 198)

364

¿Se debe o no usar fondo?

No, porque no me gusta.

Sí, porque hasta el fondo es delicioso (2007: 201)

365 Encaje… pero suavecito

366 ¿Me abrochas? (2007: 215)

367 Paradas continuas (2007: 219)

368 Abueloyo, cómo estas!?

Más grande que ayer, y tú? (2008: 7)

Eingereicht von

Amtsberg, Christian

Page 344: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

343

369

Te quería preguntar, has andado en

lancha?..

No, porque me dan mareos.

Ten cuidado, cuando te sientas así,

ponte en cuatro vasos agua fresca

(2008) Der

mexikanische Albur

(tesis doctoral).

Universität zu Köln,

Alemania.

370

Me duele la cabeza.

Te meto los pies en agua, así se te quita

el dolor de cabeza

(2008: 20 -

21) 371

Buenas tardes.

Buenas las tenga usted y mejor las

pasará

372 Sóplame este ojo.

Te lo pico y te lo remojo

373 Tecla Varela Vergara

(2008: 27) 374

Tan cuchillero y atrevido

Es mi querido manís

Que le dicen el temido.

Por el interior del país

375

¿En qué se parece un ferrocarril al

limón?

En que el ferrocarril tiene pito, y el

limón, zumo

(2008: 27)

Eingereicht von

Amtsberg, Christian

(2008) Der

mexikanische Albur

(tesis doctoral).

376 Te abro una cuenta en el banco

377 Te lo doy para dentro de ocho días

378 A este culantro le falta una regadita

379 De tu arte al mío, prefiero mi arte

380 Le van tocando dianas de lo que sabe

que la deje.

381 ¡Santiago perseguido por los mocosos,

con los guarda atrás!

Page 345: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

344

382 Aquí les traigo unos para que los

prueben

(2008: 29 -

34)

Universität zu Köln,

Alemania.

Eingereicht von

Amtsberg, Christian

(2008) Der

383 Cuando se te acabe el perfume,

regálame el frasquito

384 Keronal (gotas para no dormir)

385 Yo las pido y tú te agachas

386 No tengo ni me la merezco, pero con la

tuya amanezco

387 Si me cayera en un mar de leche, ¿me

sacarías?

388 Con una copa se entona.

Don José Boquitas de la Corona

389

Bésame mucho

El rifle y

Los de abajo

390 ¿Cuántos pecados comete un chile?

391 Me la han vestido de negro y no es

viuda

(2008: 36 -

40)

392

El pájaro que se orina en las uñas de

leones y tigres?

El pájaro mea garras

(2008: 42) 393

Pero qué pasó? Me agarra o no me

agarra el huerfanito

Sí, no más deja terminar tus listas.

Que, por cierto, las traes

retearrugadas

394

Tengo mucha leche para la lotería.

Huy, pues a lo mejor, le toca el gordo y

lo llena de felicidad

395 Ya le dije que le voy a hacer rico

Page 346: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

345

Con esa boca de profeta, estoy seguro

que sí

(2008: 131 -

133)

mexikanische Albur

(tesis doctoral).

Universität zu Köln,

Alemania.

Eingereicht von

Amtsberg, Christian

(2008) Der

mexikanische Albur

(tesis doctoral).

Universität zu Köln,

Alemania.

396

Qué horas son estas para llegar?

Que le fui a lijar el asiento al sillón de

su hermana

Te voy a agarrar a palos por hablador

Si me agarra con el palo me va a dejar

rosado

397 Levántale de en medio.

De en medio no porque hay un clavo

398 Le voy a esparcir el serrín

399

Páseme una tuerca.

Ahí, te lo atornillo?

Babas tiene el cepillo

400 Que me engrude el membrillo.

De engrudo ya me llenaste la broca

(2008: 137 -

139)

401

¿Echo el pulque en jarra o en vaso?

Échamelo, pero que sea curadito de

cacahuate (2008: 143)

402 Cuando veas a la flaca me la paras y le

haces una caricia de mi parte

403 ¿Aguayón?

Pero no torneado (2008: 150 -

151) 404

Siéntese, no es fuerza que coman

parados

405 Te voy a dar para dentro de ocho días (2008: 155)

406 Eres hijo de Don Agapito

Me agarras tu solito (2008: 159)

407

Después te empinas.

Otra vez me lo limas

Te limo el trasero

Page 347: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

346

408

A: ¿Chico, cómo estás?

B: Póngame atención y le digo.

A: Aquí parado lo escucho

B: Mejor siéntese, no se vaya a

cansar…

(2015: 19)

Rincón, Javier

(2014) El albur un

juego

conversacional:

Transformaciones

significativas (tesina

de pregrado).

Universidad

Autónoma

Metropolitana

Unidad Iztapalapa.

México.

409

Los frijoles de Anastasia se los ha

cosido la olla los extraigo con cebolla y

les exprimo un limón con longaniza,

más queso y chorizo, ¡chispasón! que

después les aconsejo, se los coman de

un jalón

(2015: 29)

410 Pase y agarre, están maduritos y

ninguno está aguado

(2015: 42) 411 Si quieres plátanos, agarren.

412 Sácanos, que aquí hay muchos

413 Sácalos y pélalos (2015: 70)

414 Aguas torero que te van a pisar la capa (2015: 86)

415 Quisiera ser mesero pa’ poner mesas

(2014: 7)

Hernández Díaz,

Marilú (2014) La

función del albur en

los programas

informativos de la

Ciudad de México;

estudio de caso El

Notifiero (tesina de

pregrado).

416 Se lo lava con Camay, pa’que le quede

terso el cutis

417 Su lechita y a dormir

418 Aquel que anda en boca de todas

(2014: 35)

419 Aquel que deja más sonrisotas que

cualquier pasta dental

420

Hoy haré y diré y les meteré lo que se

me hinche mi recochina voluntad y lo

único que podrán hacer es aguantar

hasta el final

421

“El rudo Carlos Slim se dejó ir hasta las

encías de tochos los mexicanos,

haciendo duras declaraciones, diciendo

(2014: 36)

Page 348: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

347

que si ya la sienten dura pues más bien

relájense, aflojen el cuerpecito porque la

van a sentir peor”

Universidad

Nacional Autónoma

de México, México.

Hernández Díaz,

Marilú (2014) La

función del albur en

los programas

informativos de la

Ciudad de México;

estudio de caso El

Notifiero (tesina de

pregrado).

Universidad

Nacional Autónoma

de México, México.

422 El golpe es duro, lo comprendo y lo

sienten… peor (2014: 37)

423 Aporten su ósculo y denme... el orgullo

de vivir en el DF (2014: 38)

424

No mi vida pues apenas y te dejaron los

cazones y que bueno mi reina... ella

sabe gozar de la vida... si manejan no

chupen y si chupan vénganme a ver

entre 4 y 6

(2014: 41) 425

Ella se las dio... quién sabe por qué yo

no estaba porque me hubiera gustado

participar; todo esto me refiero a las

llamadas porque no vaya a decir que es

bonito trabajar en el Gobierno Federal

426

Si una nota no les entra a la primera no

tengan pena de pedirle una y otra vez,

yo se las estaré surtiendo hasta que

queden satisfechas e informadas

427

Aprendan a chupar... háganle como

Ramiro que ya chupa, para que no la

pasen mal

(2014: 47)

428

Esta nota sí que está de pelos, también

en playas vírgenes... bueno vírgenes

porque no he ido yo, y en Oaxaca

pretenden levantar la economía con

logística genital

(2014: 48)

Page 349: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

348

429

Ahí está su nalgón, que la neta no me

llega ni a los talones, bueno cuando

hace frío

(2014: 49)

Hernández Díaz,

Marilú (2014) La

función del albur en

los programas

informativos de la

Ciudad de México;

estudio de caso El

Notifiero (tesina de

pregrado).

430

Lo que necesita la gente por vivir y

morir, además de la leche, los huevos...

sóplensela, si los malos ya no respetan

al Belga, que nos espera a nosotros

431

Va pa’ largo y podemos acabar nomás

viendo a quién nos quebramos con las

pistolas de fuera, sería un susto

constante, bueno, aunque hay algunos

que si anduvieran con la pistola de

fuera más bien darían risa

(2014: 46)

432 Si tú con tu triciclo ni alcanzas el

Culiacán

(2014: 51)

433

Chamacos ya estoy aquí para darles,

les daré... las noticias más importante de

la semana que ya se les fue completita,

ustedes prepárense para recibir, porque

me cae que hoy les entra todo

434

Esto de hacerse la jarocha tiene su

chiste, no es nomás de agarrar la piedra

y las tijeras, en el caso de Aguirre con

un cortaúñas

(2014: 57)

435

El que se pone el tapabocas y le queda

grande encuéntrenselo a quien más

confianza le tengan

(2014: 58)

436

Escuincles floripondios y chamacas

floreadas y como es día del maestro,

aprovecho para mandar un jarioso

saludo a Miss Roxana, más conocida

(2014: 62)

Page 350: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

349

por tochos como la rompe sillas, se

pasaba las tardes enseñándonos todo,

ella me enseñó a usar los dedos y

también me instruyó sobre las virtudes

de la lengua

Universidad

Nacional Autónoma

de México, México.

437 Si la cosa ya estaba muy pelona les

meto a su consideración (2014: 61)

438 A los detenidos falta que se los

sostengan y se los prueben (2014: 67)

439 Alma María Dehesa (1998: 35)

Lavertue, Julie

(1998) El albur en

México: descripción

y percepción (tesis

440

Querida VIRGOtia: Mi corazón

SAGITARIO al pensar en ti. Muero por

invitarte a cenar, pero estoy

CAPRICORNIO porque no tengo un

PISCIS partido por la mitad. Si,

TAURO, O sea, “Ta’ifícil”. Y es que

con la crisis, ya nadie la LIBRA. Voy a

entrarle al ZODIACO y ahora me lo

saque, te invito a...comer.

Te quiere

Julio Esteban

P.D. El día GEMINISte, no trajiste el

Tarot, tráetelo para que pueda

"yolértelo"

(1998: 42)

441

A: iOh! Se me ha roto el palo de mi

escoba.

B: No te preocupes, mi amigo yo te lo

pego con mi resistol.

(1998: 43)

Page 351: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

350

§ 3. Definiciones: Corpus de las definiciones encontradas para albur

A continuación, presentaremos el compendio de definiciones que se recabaron del término

albur para este trabajo de investigación. Se registró un total de 36 definiciones, las cuales,

para mejor referencia, se presentan en tres grupos:

i) definiciones lexicográficas (9 definiciones),

ii) definiciones de trabajos de investigación (12 definiciones),

iii) definiciones de artículos y otro tipo de publicaciones (15 definiciones).

A: Pégame, pero tu cutis al mío de maestría).

Canadá: Université

Laval.

442 Va haber galletas (1998: 44)

443 Kimono Oyito (1998: 46)

444 Ni me aprietes los limones, porque te

lleno de jugo (1998: 52)

445

La Manuela.

Manuela es la chamaca más famosa

que vive en Palma #5, solterita.

No hay hombre que no sienta por la

hermosa

el deseo de tenerla muy cerquita

Arriba, Manuelita, gritan todos,

es la mujer más linda de la vida.

Pues tiene tanta bondad y buenos modos

y de los hombres es la preferida

Todos añoran los felices días

cuando Manuela les daba buenos tratos,

les brindaba placer y alegría

que siempre resultaban muy baratos

(1988: 58)

Page 352: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

351

§ 3.1 Definiciones lexicográficas

i) Fuente: Diccionario de la lengua española (2014), RAE.

Definición: “5. m. Méx. y R. Dom. Juego de palabras de doble sentido”.

ii) Fuente: Diccionario de uso del español (2007), María Moliner.

Definición: “4 Méx. Equívoco malicioso, juego de palabras de doble sentido”.

iii) Fuente: Diccionario breve de mexicanismos (2001), Guido Gómez de Silva.

Definición: “m. Juego de palabras de doble sentido, calambur, retruécano”.

iv) Fuente: Diccionario del español de México (2018), COLMEX.

Definición: “s m 1 Juego de palabras de doble sentido que en una conversación

sirve para comentar o responder a algo en plan de burla o escarnio, normalmente

aludiendo a algo que se considera una humillación sexual, como en el siguiente

diálogo entre un maestro y un alumno: ‘-Hoy tendremos examen de literatura.

¿Vienen preparados? -Uy, maestro, con muchas ganas de que nos haga usted un

examen oral de Los de abajo’, donde los de abajo alude maliciosamente a los

testículos; a veces el juego de palabras da lugar a un duelo verbal en que los

contendientes muestran su ingenio improvisando, a menudo en rima, aunque

también los hay que recurren a frases hechas, como el nombre ‘Don José Boquitas

de la Corona’, en que se oye la frase ‘…sebo quitas de la corona’, donde corona

alude al ano: un albur muy ingenioso, una canción llena de albures, duelo de

albures, ‘Ricardo es bueno para el albur’”.

v) Fuente: Spanish Oxford Living Dictionaries (2018), Oxford.

Definición: “4 México República Dominicana coloquial. Juego de palabras que

esconde un doble sentido, sobre todo de carácter sexual”.

vi) Fuente: Diccionario de americanismos (2010), RAE.

Page 353: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

352

Definición: “m. pl. Mx, Cu, RD, PR. p.u. Juego de palabras de doble sentido,

anfibología con frecuentes sugerencias sexuales”.

vii) Fuente: Diccionario Academia Enciclopédico (1994), Fernández.

Definición: “fig. En Méx., retruécano, juego de palabras que tiene doble sentido”.

viii) Fuente: Diccionario del verbo español, hispanoamericano y dialectal (2000)

Suances-Torres.

Definición: “juego de palabras de doble sentido”.

ix) Fuente: El pequeño Larousse ilustrado (2008), Larousse.

Definición: “Dom. y Méx. Juego equívoco de palabras”.

§ 3.2 Definiciones de trabajos de investigación

i) Fuente: Una definición lingüística del albur (2000), Eduardo Olguín Martínez

(tesis de pregrado).

Definición: “’El albur’ es un juego lingüístico en el que intervienen al menos dos

jugadores que haciendo uso de recursos semánticos de la lengua como la

polisemia y la metáfora, busca comunicar al interlocutor o interlocutores un

sentido sexual a partir de una enunciación que normalmente no tendría ese valor;

para conseguir ese sentido, quien “alburea”, también recurre a posibilidades que

la gramática ofrece como: elidir o añadir partes de palabras, realizar uniones entre

palabras para construir otras nuevas que tengan un significado sexual original o

que se les de [sic] en el juego” (Olguín 2000 :16).

ii) Fuente: Albureando a las ficheras: análisis del albur en el cine de ficheras

(2015), Pamela Rendón Echeverría (tesina de pregrado).

Definición: “… sustantivo masculino que hace referencia a un juego de palabras,

basado en la polisemia; requiere que los participantes posean la indeseable

cualidad de la coprolalia; sean ágiles mental y verbalmente; y dispuestos a recibir

Page 354: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

353

agresiones simbólicas. Perderá el contendiente con menor ingenio y rapidez”

(Rendón 2015: 13).

iii) Fuente: El albur en México: descripción y percepción (1998), Julie Lavertue

(tesis de maestría).

Definición: “El albur es una creación contextual interactiva y oral,

fundamentalmente machista, que nace de una provocación verbal y suscita una

respuesta también verbal a una situación interpretada como una oportunidad de

competir con el interlocutor, percibido como un ser sexual a quien se agrede, con

el fin de dominarlo demostrándole cierta superioridad mental” (Lavertue 1998:

27).

iv) Fuente: El albur en la televisión: comunicación y entretenimiento para

adolescentes (2012), Diana Georgina Durán González (tesina de pregrado).

Definición: “… el albur es un juego de palabras relacionadas con la sexualidad

cuyo propósito es la [sic.] de ofender al oyente de manera graciosa y en confianza”

(2012: 41).

v) Fuente: El albur un juego conversacional: transformaciones significativas

(2014), Javier Rincón Salazar (tesina de pregrado).

Definición: “El albur es el ‘juego de palabras’ que se da como una actividad en

conjunto donde la primera condición es que no se puede continuar si no hay

réplica, esto significa que no se puede alburear al ‘otro’ si no re-conoce la ‘lúdica

conversacional’ en la cual están inscritos los albures o mejor dicho, si no sé los

entiende, ya que estos solo serán comprensibles a partir de identificar y practicar

las reglas de ese juego” (2014:1).

vi) Fuente: La función del albur en los programas informativos de la Ciudad de

México; estudio de caso El Notifiero (2014), Marilú Hernández Díaz (tesina de

pregrado).

Page 355: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

354

Definición: “… el juego del albur ‘consiste en que dos frases se asemejen por el

sonido y difieran por el sentido’, cada persona le da la intención que desee, sin

embargo si el otro no tiene conocimiento sobre el albur, este juego no cumple su

objetivo” (2014: 9).

vii) Fuente: Der mexikanische Albur (2008), Christian Eingereicht von Amtsberg

(tesis doctoral).

Definición: “Mit dem Begriff Albur werden in Mexiko im allgemeinen

Sprachgebrauch bestimmte Formen der Scherzkommunikation bezeichnet, deren

kleinster gemeinsamer Nenner vorläufig in der Verwendung von bestimmten

Wortspielen oder Metaphern zum Austausch versteckter Botschaften ausgemacht

werden kann […] Derzufolge handelt es sich bei dem Albur um eine spielerisch-

agonale Gesprächspraktik, bei der es darum geht, dem Gegenüber vor dem

Hintergrund eines aggressiven Machismo die als untergeordnet bewertete,

passive Rolle bei diversen sexuellen Praktiken zuzuweisen oder aber einen

sexuellen Kontakt mit weiblichen Mitgliedern der Familie des Adressaten

anzudrohen”.

viii) Fuente: Ojos que no ven corazón que no siente- Análisis semiótico discursivo del

uso de los géneros cortos (refrán, dicho, albur, enigma, etc.) en la publicidad

(2007), Josefina Guzmán Díaz (tesis doctoral).

Definición: “Es un metalenguaje, que está codificado para un grupo reducido de

usuarios, y durante mucho tiempo, integrado solo por hombres, ya que en el juego

del lenguaje, la batalla se gana o se pierde vía la penetración fálica. El juego

consiste en cargar las palabras de uso cotidiano y hacerlas entrar en el juego de la

penetración, de tal manera que el juego se dará siempre entre dos” (2007: 197).

ix) Fuente: El albur, fenómeno cultural pícaro popular mexicano (1997), Jesús

Alberto Ramírez Rosas (tesis de pregrado).

Definición: “… el albur (palabra derivada de la voz árabe al-bar, literalmente la

prueba) es una forma de comunicación en rápida réplica donde los participantes,

Page 356: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

355

en general dos, intercambian mensajes a dos niveles semánticos, dentro de un

ambiente de informalidad y confianza” (1997: 7).

x) Fuente: Metonimia y metáfora del albur mexicano (2013), Juan Carlos Ortiz

Contreras (tesis de pregrado).

Definición: “El albur, es una forma de expresión que recurre a acepciones

sexuales para someter al otro, con lenguaje colorido y sagaz: si es hombre,

generalmente recurriendo a la humillación, que cuestiona su hombría o virilidad,

y si es mujer, aludiendo a un supuesto resultado de seducción total” (2013: 90).

xi) Fuente: Qué trabajos pasa Carlos “La construcción interactiva del albur en

Tepito” (1988), Noé Gutiérrez González (tesis de pregrado).

Definición: “… el albur es una manifestación de la apropiación del lenguaje por

parte de grupos sociales populares, que se oponen y es una burla de las formas

discursivas institucionales por medio de las cuales el poder se expresa” (1998:

15).

xii) Fuente: Hecho en México: opúsculo del albur como patrimonio cultural

inmaterial (2015), Rusbel Navarro Alcázar (tesis de pregrado).

Definición: “… es un lenguaje popular, que desprendiéndose de la tradición

lírica, poética y literaria permite que quienes conocen su código, de tendencia

sexual, interactúen en una conversación que tiene como objetivo alienar a quien

no sea capaz de mantener un ciclo verbal” (2015: 28).

§ 3.3 Definiciones de artículos y otros tipos de publicaciones

i) Fuente: Picardía mexicana (2016), Armando Jiménez.

Definición: “Juego de palabras con doble sentido; en el que quien habla trata de

hacerse aparecer como homosexual activo, y a los demás los considera como

homosexuales pasivos” - “El albur es en México un juego de palabras en el que

Page 357: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

356

se hace una competencia sexual en tono de broma entre los participantes, y gana

el que deja callado, sin posibilidad de respuesta, a su interlocutor” (1960).

ii) Fuente: El laberinto de la soledad (1986 [1950]), Octavio Paz.

Definición: “El juego de los ‘albures’ —esto es, el combate verbal hecho de

alusiones obscenas y de doble sentido, que tanto se practica en la ciudad de

México— transparenta esta ambigua concepción. Cada uno de los interlocutores,

a través de trampas verbales y de ingeniosas combinaciones lingüísticas, procura

anonadar a su adversario; el vencido es el que no puede contestar, el que se traga

las palabras de su enemigo. Y esas palabras están teñidas de alusiones

sexualmente agresivas: el perdidoso (sic) es poseído, violado, por el otro” (1950:

14).

iii) Fuente: El albur ¿es cultura? Objeto de museo (1979), Carlos Monsiváis.

Definición: “El albur no me parece poesía, no me parece ingenio. Me parece

simplemente una lamentable pérdida de tiempo, en función de tradiciones

liquidadas y que hoy permanece como una curiosidad sexista y machista”.

iv) Fuente: El albur (1997), Helena Beristáin Díaz.

Definición: “El verdadero albur es el juego de esgrima intelectual, verbal, regido

por normas situacionales, que funciona en grupos masculinos configurados por

antagonistas y jueces (es decir, dotado de jugadores), que se realiza a base de

expresiones de doble sentido que aparentan manifestar una idea anodina, inocua

y al alcance de todos, cuando en realidad operan como detonadores al desatar el

inicio de la construcción interactiva de un mensaje secreto, cifrado, que alude a

las funciones del cuerpo y al acto sexual, que está dirigido a quienes sean capaces

de descifrarlo y que tiene la estructura del diálogo” (1997: 410).

v) Fuente: Acerca de la inferencia en el intercambio verbal habitual y en la dilogía,

el doble mensaje y la alusión (2009), Elisabeth Beniers.

Page 358: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

357

Definición: “El lenguaje alburero es el territorio por excelencia del doble

mensaje, donde intervienen todos los recursos de la alusión y del implícito y,

desde luego, la dilogía, si bien especializada en los campos semánticos de la

sexualidad y la escatología” (2009: 313).

vi) Fuente: Cada que te veo, palpito. Guía básica (y unisex) para alburear (2018),

Lourdes Ruíz & Miriam Mejía.

Definición: “…otra de las condiciones del albur: debe ir dirigido a alguien

específico y su intención es siempre sexual; para alcanzarla se vale de la

insinuación erótica, con todas las opciones del cuerpo y las acciones y reacciones

que de él emanan” (2018: 19).

vii) Fuente: Albur y neurociencia (2018), Juan Antonio Barrera Méndez.

Definición: “… el albur es un juego de palabras sexual, casi siempre de índole

homosexual (a veces también hetero), que requiere cierta agilidad mental y

múltiples procesos cerebrales complejos (imaginación, toma de decisiones, el uso

de diferentes tipos de memorias, creatividad, un cerebro con sus áreas cognitivas

bien aceitadas y más), en donde pierde simbólicamente aquel que se queda

callado, el que repite el albur o tarda en contestar o resulta poco ingenioso para

defenderse del rival, o incluso no sabe ni de qué le están hablando” (2018: 12).

viii) Fuente: Albures y autoalbures (1984), Carlos Monsiváis.

Definición: “el albur ha sido la escuela esotérica de iniciación a la sexualidad […]

y la cultura pornográfica ambulante […] el albur fue táctica para burla [sic.] la

censura, una de las dificultades predilectas para decir sin tanto problema la verdad

sexual Ataviado de frase inocua o de arcaico, el albur fue respiradero verbal de

los reprimidos sexuales (todos) y chiste ventajoso que reafirmaba de quien lo

reproducía y de quien lo comprendía rápidamente […] En una sociedad

absolutamente fastidiada por la sobreabundancia de moralejas y sermones, el

albur fue el lado vivaz de la obscenidad, cuyo origen se depositó en la plebe […]

Page 359: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

358

Así es o así debió ser, y el albur fue el chiste inequívoco que para complacer a la

moral dominante todos consideraron equívoco” (1984).

ix) Fuente: Albures y refranes de México (1985), Jorge Mejía Prieto.

Definición: “El albur es un recurso de la picardía popular de México, cargado de

connotaciones sexualmente agresoras; para cuyo ejercicio acertado se requieren

gran destreza de palabra e imprescindible agilidad mental; y cuyo origen y

desarrollo han tenido lugar, según todos los indicios, dentro de los marcos del

folclor urbano” (1985: 9).

x) Fuente: El albur, la esencia lingüística del mexicano (2012), Iván Cabrera.

Definición: “El albur es parte de la idiosincrasia del mexicano. El arte del revire

es un ejercicio mental que involucra las frases en doble o triple sentido y la

capacidad para enlazarlas en un discurso o diálogo que tiene coherencia” (2012:

s/n).

xi) Fuente: ¿Qué son los Albures? (s/f), Jesús Fernando Peña Román.

Definición: “Son una forma muy peculiar en el hablar folclórico mexicano. Los

albures se realizan a base de alusiones en doble sentido, y cuyo resultado da lugar

a tergiversaciones de la lengua al imputar un significado oculto que pone en

vergüenza a quien no logra defenderse y más aun si no se capta la alusión, -en

general-, a una índole sexual que se esconde en oraciones que parecieran

inocentes” (s/f).

xii) Fuente: Dilogía, metáforas y albures en cantos eróticos nahuas del siglo XVI

(2006) Patrick Johansson.

Definición: “Escaramuza verbal con un velado carácter sexual que se desprende

espontáneamente de una conversación informal, el albur pone en efervescencia

semántica el ingenio de los contendientes. Con una celeridad asociativa que

determina en parte el efecto cómico de una respuesta, estos rastrean la red

semiológica del lenguaje en busca de relaciones o términos ambiguos que puedan

Page 360: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

359

mantener vigente la isotopía sexual lúdicamente generada por uno de los

interlocutores. En esta justa lingüística, el perdedor es el que no encuentra

elementos para responder a una alusión “traviesa”, con lo cual se rompe el hilo de

la isotopía establecida. El tenor agonístico y lúdico del diálogo, la ambigüedad

referencial que lo caracteriza, así como su índole sexual tienden a provocar la risa

(Johansson, 2002: 7)” (2006: 87).

xiii) Fuente: La densidad figurada del lenguaje alburero (2001) Helena Beristáin

Díaz.

Definición: “A partir de mis pesquisas he caracterizado el albur como una

contienda de esgrima verbal, suscitada de improviso en circunstancias que

propician un diálogo barroco (tan culterano como conceptista) tradicionalmente

dado entre varones; diálogo que instaura una atmósfera teatral de cariz

carnavalesco porque crea una pausa de esparcimiento hilarante, dada al margen

de los valores impuestos por la autoridad; diálogo enmascarado que posee dos

niveles de sentido (literal y figurado); diálogo que asigna papeles (a los actores y

al público), que transcurre conforme a convenciones implícitas2, que es de

naturaleza simbólica y significa que el triunfador (quien dice la última palabra)

es más varón porque al vencer logra “penetrar” al vencido y humillarlo al

reducirlo a la calidad de mujer” (2001: 53).

xiv) Fuente: Teoría y práctica del insulto mexicano (1974) Juan Lomas.

Definición: “El albur o calambur es un juego de palabras con alusiones sexuales

para ofender al oyente” (1974: 53).

xv) Fuente: Filosofía del lenguaje para no iniciados: el albur (2013) Gabriel Ignacio

Verduzco Argüelles.

Definición: “… el albur se basa en la polisemia de los términos y en los juegos

semánticos que el lenguaje permite. Pero los juegos semánticos requieren de un

acto hermenéutico contextualizado, donde el hablante, la ocasión y la palabra son

Page 361: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

360

los elementos que permiten reconocer el encubrimiento lingüístico que da origen

al albur” (2011: 38).

§ 4. Hoja de estilo del sistema de notación para la transcripción del corpus

El sistema de notación empleado para registrar las muestras de albur de nuestro corpus se

adhirió al sistema inventado por Gail Jefferson —actualmente empleado en análisis

conversacional y en algunos tipos de análisis discursivo—, mismo sistema que, vale

mencionar, también lo emplea el modelo de Corpus Michoacano del Español (Antaki 2002),

y es la siguiente simbología:

(.)

Pausas notorias

(.3), (2.6)

Ejemplos de pausas medidas en segundo

↑Palabra, ↓Palabra Elevación o caída notoria en la voz

A: palabra [palabra

B: [palabra

Corchetes alineados en líneas adyacentes marca el inicio de

un empalme en la conversación. En el CME el corchete se

marca únicamente en la segunda participación.

.hh, hh Aspiración y expiración respectivamente. Puede marcarse al

interior de una palabra o de una pausa donde la expiración o

expiración es notoria.

pala(h)bra Muestra de que la palabra incluye una risa consigo

pala- muestra un corte súbito de la palabra

pala:bra Dos puntos muestra un alargamiento del sonido precedente.

Cuando la palabra presenta un alargamiento prolongado, se

Page 362: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

361

representa repitiendo los dos puntos de la siguiente manera:

pala::bra

(palabra) Una suposición de los que se dijo cuando no es claro

( ) Habla confusa. Se representan cada sílaba incomprensible

con una x

A: palabra=

B: =palabra

El signo igual muestra que no hay pausa discernible entre dos

intervenciones de los hablantes o, si se coloca entre dos

sonidos de una sola intervención de un hablante, muestra que

hablan juntos.

palabra, PALABRA Palabras subrayadas muestran sonidos altos, mayúsculas

indican un sonido todavía más alto. En el caso de los sonidos

muy altos que se realicen al interior de un sonido ya de por sí

alto, se marca de la siguiente manera:

palabra palabra PALABRA palabra palabra

°palabra° Material entre signos de “grado” es suave o en voz baja

>palabra

palabra<

<palabra

palabra>

Flecha “mayor que” indica habla más rápida, “menor que”

indica habla más lenta. Al notarse el cambio ambas

velocidades se cierran con el signo opuesto.

→ Señal del analista en una línea importante o significativa

Page 363: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

362

((soyozando)) Transcriptores representan algo difícil o imposible de escribir

fonéticamente

Page 364: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

363

APÉNDICE II

Adicionales y entrevistas

Page 365: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

364

El siguiente apartado al que nos hemos referido como “Adicionales y entrevistas” muestra

una sección con las respuestas y comentarios relevantes para nuestro estudio registradas de

una entrevista abierta hecha a cuatro personajes. Asimismo, muestra un breve índice de

figuras, cuadros y diagramas que se usaron en este trabajo, para mayor referencia lectora.

Respecto a las entrevistas, cabe mencionar que los cuatro entrevistados accedieron a

participar en el trabajo brindando respuestas a todos los cuestionamientos y con conocimiento

de estar siendo grabados (además de fungir dos de ellos también como actores sociales de

nuestro apartado de Corpus). No se establecieron preguntas específicas ni fue una entrevista

estructurada: fue una serie de entrevistas totalmente abierta y espontánea para conocer sus

impresiones respecto al fenómeno del albur. Estas respuestas nos permitieron encausar

manifiestos que empleamos en nuestros apartados de antecedentes, preconcepciones,

producción y función del albur, principalmente.

Los 84 registros de respuestas aquí incluidas no representan toda la grabación de las

entrevistas, únicamente se documentaron las respuestas relevantes que competen al objetivo

de este trabajo de investigación.

§ 5. Información de los entrevistados

• Nombre: Víctor Hernández.

Ocupación: Bloguero y comunicador digital.

Nacido en: Mexicali, Baja California, México.

Creador de los sitios de internet albures.net y blogdeizquierda.com.

• Nombre: Eingereicht von Christian Amtsberg.

Ocupación: Investigador, autor de la tesis doctoral Der mexikanische Albur (2008) de

la Universidad de Colonia, Alemania.

• Nombre: Lourdes Ruíz Baltazar.

Ocupación: Comerciante en Tepito, originaria de la Ciudad de México.

Page 366: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

365

• Nombre: “M”, bajo el sobrenombre de “El tío”.

Ocupación: Reo de una prisión en la Ciudad de México. Personaje autoconcebido

como alburero hábil.

De manera general, el anexo de las entrevistas está conformado de la siguiente manera:

• Columna de “Número de registro”. Es el registro enumerado con el que se

documentó la respuesta relevante del entrevistado.

• Columna de “Registro”. Es la respuesta que se documentó tomada como cita directa

del entrevistado.

• Columna de “Minuto”. Es el minuto del audio en el que aparece la respuesta del

entrevistado.

• Columna de “Entrevistado”. Incluye el nombre del entrevistado, tal como nos fue

permitido registrarlo por él mismo.

• Columna de “Audio”. Es el minuto en el que en la grabación aparece la respuesta

que se registra.

Pasemos a continuación a revisar el anexo con las respuestas registradas.

§ 6. Anexo de las entrevistas

Número

de

registro

Registro Minuto Entrevistado Audio

1

Desde la época prehispánica no es

forzosamente un duelo, puede ser

unidireccional simple y sencillamente para

expresar ideas.

0:28

Víctor

Hernández

Víctor

Hernández

Page 367: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

366

2

He tratado de investigarlo lo más posible

porque en efecto hay poca investigación

académica sobre el tema. A pesar de que

es algo que existe desde la época

prehispánica y que fue suprimido en buena

parte por la llegada de los españoles.

2:08

3

No es necesariamente una cuestión de

agresión, no es necesariamente una

cuestión de confrontación en la que tienen

que participar dos partes; puede ser simple

y sencillamente alguien tratando de hacer

un comentario gracioso, puede ser alguien

tratando de hacer una manifestación

artística que no necesariamente está

orientada a que alguien se la responda.

6:27

4

Yo he usado la palabra “esgrima” para

referirme al albur en el pasado, pero ya

analizándolo a la distancia de los años, y

de verlo cómo se practica, y de ver cómo

se hacía en la época prehispánica, mi

percepción cambió, mi percepción ahora

es: “No, esto no es un pleito: esto es un

juego”. Es un juego de palabras y puede

haber quien lo tome a mal, puede haber

quien lo use auténticamente como una

manera de agredir esperando causar un

daño, pero no tienen necesariamente esa

identidad.

8:25

Víctor

Hernández

Víctor

Hernández

5

Digamos que existe el albur fino, que es el

que se hace con la reconstrucción de

palabras, que es el que es un poco más

17:26

Page 368: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

367

imperceptible hasta cierto punto. Hay que

estar a las vivas para poder entenderlo.

6

El otro es en doble sentido, es un poco más

facilón. Pero tal como dices: “un buen

alburero no se va a conformar con usar las

formas de doble sentido más trilladas”.

17:42

7 Siempre tienes que tener como referencia a

la época prehispánica. 20:19

8

Lo que dice Monsiváis de que es una

manifestación de la homosexualidad, pues

sí, si quieres hasta cierto punto sí es; pero

no es en efecto lo principal. En la época

prehispánica los hombres se caracterizaban

como mujeres en sus bailes para hacer este

albur, no los convertía en homosexuales:

simplemente era una manifestación de

ideas.

20:34

9

El machismo y la cultura católica que llega

a este continente en el siglo XVI suprime

todo eso, y lo trata de esconder y lo trata

de desaparecer a pesar de que era algo muy

normal en la época prehispánica.

21:41

10

Cuando llegan los españoles y se empieza

a censurar esa cultura, entonces se busca la

manera de poder brincarse esa censura y el

albur es una de esas maneras de poder

brincarse esa censura.

22:18

11

En la época prehispánica no

necesariamente te iban a madrear o te iban

a matar si te burlabas del poderoso. Pero

en la época colonial, en la época del

26:13

Page 369: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

368

virreinato era peligrosísimo hacer eso,

entonces era el usar el albur para poder

brincarse esa represión y ese peligro, pues

si era algo muy audaz, mucho muy audaz.

12

La manera en la que el albur logró

desarrollarse en español es muy

interesante, de que ese elemento cultural

de un idioma completamente distinto se

haya desarrollado pues ‘ora si qué como

siguiendo al siguiente nivel, porque es la

misma estructura, es la misma intención y

es la misma manera de manifestar ideas.

28:46

Víctor

Hernández

Víctor

Hernández

13

El albur finalmente es un lenguaje íntimo.

Y cuando logras tener una conexión íntima

con alguien, y no estoy hablando aquí de

sexo, estoy hablando simple y

sencillamente de una intimidad entre dos

personas como amistad o como interacción

social, como vínculo, exacto: ahí ya

llegaste a otro nivel, ahí ya no eres un

extraño y así es como puedes armar un

lazo social en un grupo.

36:06

14

Tiene una intención chingativa, tiene ganas

de joder, tiene ganas de chingar, tiene

ganas de entrar en el espacio de alguien

para burlarse de esa persona.

51:23

15

Es una infiltración, es una manera de

colocarse en el espacio de personal alguien

y hacer que esa persona caiga en el juego

que uno quiere que caiga.

51:49

Page 370: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

369

16

Hay veces en las que no se puede alburear

correctamente por escrito, por ejemplo;

alguien que dice: “Oye, ¿es cierto que

cuando te pones borracho, es cierto que

usted cuando se pone borracho ve sapitos

negros? A veces”. O sea, si tú dices

“veces” te refieres a “besar”, pero si lo

escribes como es, pues ya no: ya se pierde

un poco de ese sentido que sí se entiende

cuando lo dices.

56:33

17

No pienso yo que sea algo que tenga que

estar escondido, al contrario; yo lo que

creo es que, por lo menos en su

concepción náhuatl era una manera de

rebelar algo: con la conquista se tuvo que

convertir en algo que trata de esconder.

59:00

18

Yo si haría el argumento de que ese no es,

esa no es la verdadera esencia del albur; el

albur rebela, no esconde. Te está revelando

un código distinto a tu lenguaje habitual,

porque si no lo vas a entender, si de

verdad, si tú le dices un albur a alguien y

no te lo entendió, quedó oculto. Se rebela

cuando alguien entendió lo que dijiste y

ahí es cuando de verdad fue efectivo.

59:31

19

Para que ese albur tenga de verdad

efectividad, para que de verdad logre lo

que buscaba alguien tiene que entenderlo.

Ya sea, el que lo recibió o un tercero que

lo escuchó, sonrió y te dijo: “ah, ya sé qué

le dijiste”. Si no, no sirve de nada. O sea,

1:00:32 Víctor

Hernández

Víctor

Hernández

Page 371: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

370

puedes alburear a medio mundo, pero si no

te lo entienden ¿qué caso tiene?

20

En el momento en el que tú deconstruyes

el lenguaje para construir uno nuevo: ahí

es cuando es albur.

1:07:19

21

La comparación de un órgano sexual o de

lo que tú quieras con otra cosa no es en sí

mismo un albur.

1:09:39

22

Un ejemplo muy bueno es: “Oye, ¿es

verdad que cuando llueve a ti te gusta ver

gotitas o ver gototas?”. Pues estás usando

la palabra “verga” pero no la estás usando

tal cual: estás usando una reconstrucción

del lenguaje para construir esa palabra y

ahí es donde se formó el albur.

1:10:07

23

Hay una infinidad de palabras para

referirse a mil cosas que consideramos

grosería por sí misma, pero ya cuando la

escondes en un juego de palabras: deja de

ser específicamente grosería y se convierte

en un albur.

1:11:16

.

24

El albur como toca ese aspecto de, entre

comillas, la vulgaridad, de lo que se

supone que no es docto, de lo que se

supone que no es erudito. Pues muchos no

lo ven como algo que valga la pena

explorar, a pesar de que tienen muchísima

tela de dónde sacar, nuevas maneras de ver

nuestra propia historia, de ver la

conformación de una cultura, de ver de

1:22:37

Page 372: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

371

dónde salen ciertas expresiones culturales,

etcétera.

25

Yo podría insultar a la persona

directamente, pero lo que hace a ese juego

de palabras, lo que lo hace artístico, lo que

lo hace agradable: es la creatividad.

1:28:10

26 La creatividad del albur es lo que lo hace

más seductor que el insulto directo. 1:29:02

27

Lo gracioso está en lo creativo. O sea, tú

puedes decir todas las groserías que te

imagines y se te van a hacer chistosas al

principio y después de un tiempo van a

perder esa efectividad y ya se van a

convertir en algo muy común; pierden el

impacto completamente. Pero el albur no

pierde ese impacto por su elemento

creativo.

1:31:22

28

Cuando el cerebro descubre algo, se

generan neurotransmisores que te dan

placer. El albur es placentero. Y esto te lo

digo con toda seriedad, eh: cuando uno se

ríe, cuando uno entiende un chiste, el

cerebro en ese momento genera hormonas

que te hacen sentir bien, que son opioides.

El albur tiene esa capacidad, porque el

albur te va a hacer reír cuando te das

cuenta de la sorpresa que viene oculta o

que viene envuelta en ese albur.

1:34:02

Page 373: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

372

29

Tiene que haber una cultura mutua de la

cual se pueda nutrir el albur, ´tonces yo te

diría que el límite del albur es la cultura.

1:43:13

30

Un tema tan espectacular, ¿sabes? Tan

maravilloso por investigar, para trabajar

con ello.

02:38

Christian

Amstberg

Christian

Amstberg

31

Seguramente que tengo una mínima parte

de lo que hay… es que hay una gran

variedad, tanta riqueza y formas. ¡Ay, es

increíble!

24:34

32

Tengo aquí en el capítulo cuatro varios

tipos de albur cómo, qué se utiliza

realmente en duelo. Luego el albur que se

utiliza simplemente como una pequeña…

o sea como un comentario en una

conversación, que da lugar a unas risas o

que no se extiende tanto. Luego existe un

albur como genero de monólogos, ¿no?,

también. Luego lo que estoy viendo, albur

en el sentido más amplio porque también

la definición del albur no es muy concisa,

alguna abarca muchísimo más que doble

sentido, otros lo ven mucho más estricto

enfocado solo, por ejemplo; en estos

duelos y todo lo que tiene. Luego viene el

albur como duelo.

27:58

33

Imagínate, como extranjero alemán que…

vale pues por una serie de coincidencias

me surgió este tema del albur, pero pura

casualidad, ¿no? Entonces digo: “Vale,

pues me parece superdivertido. Vale pues

38:20

Page 374: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

373

voy a escribir la tesis doctoral sobre de

ello”. Y de repente pues sí te encuentras

con un discurso tan amplio sobre el albur y

te das cuenta que eso es lo más mexicano

que puede haber, es México, pero en todas

las facetas.

34

Con qué motivo la gente se refiere al albur

cuando quieren explicar algún concepto

cultural, sociológico, etc. Esa es una parte

al final del trabajo porque me encontraba

tantas cosas, tantas definiciones, tantas

interpretaciones del albur que es increíble.

40:14

35

Posiciones completamente contrarias en el

ámbito cultural, todos se apoyan con

referencia al albur, unos positivos, otros

como negativo, otros como en positivo,

pero en otro sentido más. Eso me fascinó.

40:42

Christian

Amstberg

Christian

Amstberg

36

En mis tiempos, ahí no había muchas

mujeres, pero sí hay pautas marcadas de

que cada mujer desarrolla su propia forma

de contestar en los albures y ellas

encuentran soluciones muy individuales y

personales de cómo utilizarlo, y eso luego

depende del estilo de cada mujer si es

asumiendo más el papel dentro de un duelo

convencional o cambiándolo

completamente.

44:40

37

Luego las mujeres se inventan su propia

forma personal de cómo enfrentarse a los

albures.

45:49

Page 375: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

374

38

Bueno, tampoco me arrepiento porque

personalmente es que con estas estancias

aquí en México, pues he aprendido

muchísimo, me he divertido muchísimo y

he conocido gente increíble.

49:42

39

Para mí es más fácil porque nosotras,

aunque no tengamos un pene, tenemos

diez dedos en las manos así que son diez

penetraciones y al mismo tiempo.

02:03

Lourdes

Ruiz

Lourdes

Ruiz

40 La mujer necesita tener un poquito más de

ingenio para poderles decir las cosas. 2:20

41

En alguna ocasión alguien me dijo que las

mujeres no podíamos alburear porque no

teníamos pene y qué fue mi contestación;

“Está bien, estoy de acuerdo contigo, no

tenemos pene, pero tenemos diez dedos,

cabrón y te los tragarás todos”.

2:43

42

En el diplomado les digo: “Hay que ser

uno. Tenemos que ser auténticos nosotros,

no siempre en el qué dirán, qué estarán

pensando. Que piensen lo que quieran y

digan lo que quieran. Tenemos que ser

nosotros porque nosotras mismas ponemos

las limitaciones, nosotras mismas son las

que permitimos que nos sometan. No es

que los hombres sean muy machos y

sometan una la mujer, sino las mujeres son

las que permiten que la sometan”.

3:40

Page 376: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

375

43

Para que puedas alburear a alguien debe de

haber complicidad, tiene que ser gente

conocida, porque no vas a llegar a alburear

a alguien que ni siquiera conoces.

Definitivamente lo primero que vas a decir

es: “Quiúbole, ¿cómo estás?”, ¿no? O

“Hola”. Hasta que no lo conoces y sabes

que hay complicidad, es cuando puedes

alburearlo. Para que sea un buen juego de

palabras, tiene que haber a fuerzas

camarería. Si no, pues, sería abuso, ¿no?

5:28

44

Todo el mundo, albureamos lo que pasa es

que no lo decimos… a la gente le da pena.

Todavía estamos en el momento en que

nos da pena.

8:01

Lourdes

Ruiz

Lourdes

Ruiz

45

Usamos máscaras con la familia, máscaras

en el trabajo, máscaras en el entorno de la

escuela, con nuestros amigos y con toda la

gente nos ponemos diferentes máscaras

para que nadie descubra exactamente

quienes somos.

8:27

46

El albur no se acaba hasta que no dejes de

hablar, sino más bien se acaba la forma de

ser fino, eso es lo que se termina, la finura.

16:25

47

Eso es lo que peligra en realidad, que la

gente ya no piensa nada, nada

absolutamente.

17:10

48

A los de lingüística les da miedo hablar la

verdad de su lengua, balconearse lo que

pensamos eso es lo que nos sucede, que

36:08

Page 377: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

376

nosotros mismos nos limitamos mucho.

Las limitaciones las tenemos en el cerebro.

49

Yo creo que esto surge desde los mexicas,

antes de los aztecas donde ya tenían esa

clave, ese doble lenguaje que nadie les

entendiera. Llegan los españoles y pues los

indios son más cabrones. Los iban a

chingar, de todos modos ya estaban

conscientes de que les iban a partir la

madre y pues ¿de qué manera se reían de

ellos o de qué forma los chingaban?

49:44

50

Nosotros sentimos que Tepito es una de las

cunas por lo siguiente: estamos rodeados

de Tenochtitlán, la nueva Tenochtitlán.

Pertenecemos al barrio de los Tlatelolcas.

Aquí se vino a atrincherar a Tepito a unas

cuadras Cuauhtémoc, noventa y tres días

estuvo atrincherado. Dos calles más

adelante, Cuauhtémoc da su ordenanza a

todos sus Tlatuanes. Entonces a huevo que

aquí debieron de haber dicho pendejadas.

50:53

51 Para que esto funcione tienes que agarrar

siempre a alguien de pendejo. 52:42

52 Soy auténtica y eso es lo que a la gente le

da miedo, no le gusta balconearse.

1:07:22

53 La vida no se equivoca en nada. 1:17:39

54

Pues yo considero que es una forma de

buscar una diversión o de cotorrear entre

personas.

0:09

El tío.

160621_0

01

Page 378: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

377

55

Yo considero que no es machista ni sexista

puesto que la campeona del albur es una

mujer, ¿no?

0:46

56

¿Es fácil que alguien se ofenda con el

albur? Pues sí, puede haber gente que se

ofenda o puede haber gente que se ofenda

más bien porque no lo entienda, ¿me

explico? Tú estás albureando con otra

persona y esa persona esté ahí como

tercero, como oyente y que no pueda

entender esas cosas y se ofenda porque lo

están excluyendo de esa platica o de esa

conversación.

1:22

57

Ya en el albur, ya como tal, ya cuando

mucha gente ya está muy metida en ello,

ya te pueden sacar o mencionar palabras

que no comúnmente se escuchan.

2:07

58

Es que el término “albur” tiene un

contexto muy grande, hijo. Porque igual tú

puedes alburear muy simple como eso,

como lo que acabas de decir, como ese

dicho, por decir algo o ese, este, el decir de

que una cosa es ‘huele a traste’ y otra

‘atrás te huele’, nada más cambiaste las

palabras, el orden de las palabras. Pero el

albur en sí es mucho más que eso;

precisamente es un juego de palabras, pero

que en su momento tienes que saber, ya no

acomodar, sino cambiar la definición de

cada una de ellas.

4:19

Page 379: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

378

59

Es principalmente, primero, para llegar a

tener el conocimiento de alburear, yo

considero que debes de conocer todos los

ámbitos, posiblemente hasta las malas

palabras o las palabras que tú las puedes

utilizar precisamente para el albur, ¿no?

Porque no todas ellas, todo nuestro

lenguaje, se presta para el albur; hay

palabras que no caben, que no entran para

hacer un albur y hay palabras que por sí

solas se acomodan para ello.

5:37

60 La raíz, la cultura mexicana es el albur. 8:36

61

El albur corriente, normalmente es

agresivo, grosero. El albur fino yo lo

considero que no lo puede percibir la gente

tan fácil.

12:40

62

“Yo llego a una señora que está vendiendo

garnachas, y yo llego y yo con toda la

intención tal vez porque la señora está muy

bien, está guapa, no sé, tenga algún

atractivo. Y yo con toda la intención le

digo: ‘Oiga, deme una pellizcada de

chorizo, ¿no?’ Y la señora tal vez lo sabe,

sabe a qué me estoy refiriendo y me dice:

‘¿Le meto queso?’. ‘No porque me agarran

agruras’ […] Yo lo hago más que nada por

bromearla a ella, ¿no? Como se dice

vulgarmente ‘se la apliqué y no se dio

cuenta’. Si no está guapa la señora, pues

no le diría eso”.

12:58

Page 380: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

379

63

Mira, yo creo que ahí se marcan más que

nada los estereotipos, los niveles sociales;

no dices una mala palabra en cuanto a un

albur y te dicen “ya sacaste código postal”.

Y puede haber otra gente más refinada

aparentemente o en una posición más,

económicamente hablando, mejores, más

estable, y pueden ser más vulgares y más

corrientes en muchas cosas que ellos

dicen, sin necesidad de llegar a un albur.

15:18

64

Puedes estar muy tensionado, puedes estar

muy de malas. Y si alguien tiene la osadía

de decir un albur en el momento adecuado

a lo que él se está refiriendo o lo que está

sintiendo, causa una risa. Si están otros

compañeros ahí cuando puede estar el

ambiente muy tenso por la situación que

puede estar viviendo uno y haces una

broma y el otro compañero también lo

escucha y empieza a reírse. Una vez un

cabrón se albureó a su abogado después de

que le fue a dar malas noticias de su

condena, y lo único que pensamos fue:

‘Chale, este cabrón no la perdona ni en

estos momentos’.

18:57

El tío.

160621_0

02

65

Aquí por el trato diario que tenemos, hijo,

se llega a romper esa barrera, ¿me explico?

O sea, uno luego se limita o mantiene esa

barrera firme por el hecho de que ellos son

la autoridad, pero llega el momento en que

0:14

Page 381: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

380

también se rompe el hielo, se quita esa

barrera y también albureas a los custodios.

66

Es parte de nuestra cultura, hijo. Es como

mucha gente, vamos a hablar ahorita del

día de muertos, en muchos lugares eso no

significa nada, pero aquí como tradición

mexicana todos la llevan a cabo y es muy

respetada. Es parte de nuestra cultura, de

nuestras tradiciones.

1:16

67

Aquí por marcar los tabús, los tabús de

mucha gente, ¿me explico? El que por ser

de una clase alta no te manejes o no te

refieras de esa manera verbalmente porque

es grotesco, es de gente corriente. No

porque los desconozcan, igual y conocen

muy poco de ello, pero no lo hacen porque

si no: “como crees yo vivo en Polanco,

como voy a decir esas madres”. En

cambio, ah ¿el que vive en Iztapalapa o el

que es albañil? Ah ese wey sí, ese nomás

dice, suda, suda albur.

5:56

68 El albur es ir en contra de otro, atacar a

otro.

9:25

69

El albur realmente es un lenguaje

coloquial, es palabras, es verbal. Ya

hacerlo con señas pues como que ya no

entraría en el ámbito del albur, porque el

albur es de agilidad mental, ingenio.

17:52

Page 382: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

381

70

De alguna manera tiene que surgir,

independientemente de la capacidad que

tenga la persona como para utilizar

diferentes palabras o el término lingüístico

que sea necesario para interactuar con el

albur, tuvo que haber empezado de algún

lado. Todo debe tener una raíz.

23:31

El tío.

160621_0

04

71

No pongamos el respeto como tal, sino que

tengas muchísimo más confianza con la

gente.

0:54

72

Puede ser una insinuación o puede ser una

ofensa. También hay una que te dice:

“Mujer que sale de noche y en negro

mantón se enluta... O puede que seas muy

bella o puede que seas muy puta”.

3:10

73

Porque qué tal si esa persona tiene el

conocimiento de lo que es el juego de

palabras y tú no le eres indiferente… y ella

no te contesta de una forma alburera o con

el juego de palabras sino se voltea y te

dice: “Eso lo vemos más tarde”.

3:35

74

Digamos, está una muchacha ahí muy

guapa ahí y con un poquito de confianza,

pero tú no tienes la suficiente confianza

como para decirle lo que tú sientes por ella

o que te gusta: “Ay, fíjate que me

inyectaron y me inyectó mal la muchacha

y me duele la pompa” Y tú: “Ay, dame

agua, ¿no?”. Si ella lo entiende y te dice:

“¿De veras quieres?” O sea, ya te está

contestando de otra manera, ¿me explico?

5:23

Page 383: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

382

Para romper el hielo y para decir lo que tú

querías y que no sabías cómo hacerlo.

75 ¿Quieres un agua, carnal?... un a-guangada

de culo. 6:21

76 México es el único país que se puede

burlar de sus propias desgracias. 7:22

77

La única cultura por decirlo así (porque

somos una cultura) que tenemos la

capacidad de reírnos de nuestros fracasos o

de nuestros problemas.

8:19

78

Tú me albureas y yo voy a minimizar lo

que tú me dices con algo más grande, más

rebuscado por decirlo así, pero con la

facilidad lingüística que pueda yo tener.

9:48

79

Si nos ponemos a analizar a nivel mundial,

el lugar que tenemos nosotros como

mexicanos somos un país subdesarrollado

y sin embargo tenemos la capacidad

lingüística o el ingenio o la facilidad o la

rapidez mental para utilizar palabras y

cambiarlas.

12:29

80 Pero yo creo que ahí es la esencia, la

cultura, las raíces, la tradición. 13:06

81

Más que ofenderte o que molestarte, mejor

alabar a la persona que lo hizo porque

demuestra que tiene ingenio y es rápida.

19:03

El tío.

160621_0

04

82 Nada más es el juego de palabras, el

momento de humor. 22:49

Page 384: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

383

83

De hecho, pueden hacer lo que más les

parezca y si a ti no te agrada ¿Qué les

dirías? “No lo comparto, pero lo respeto”.

27:52

84

Lo malo no es nuestro cuerpo, lo malo es

la forma en la que lo vemos. Lo malo no es

la palabra que digas, sino la forma en que

tú lo escuches y lo entiendas.

35:56

Page 385: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

384

§ 7. Índice de figuras y cuadros

- Cuadro 1. Resumen de características compartidas y no compartidas del albur ~

cuicah………………………………………………………………………………68

- Cuadro 2. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso

biológico……………………………………………………………………………95

- Cuadro 3. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso

jurídico……………………………………………………………………………..96

- Cuadro 4. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso

religioso.…………………………………………………………………………....98

- Cuadro 5. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso

erótico.…………………………………………………………………………….100

- Cuadro 6. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo oral en el discurso

erótico.…………………………………………………………………………….102

- Cuadro 7. Muestras de técnicas discursivas para hablar de la masturbación en el

discurso erótico.…………………………………………………………………...104

- Cuadro 8. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo anal en el discurso

erótico……………………………………………………………………………..105

- Cuadro 9. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso

de forma explícita.………………………………………………………………...106

- Cuadro 10. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo oral en el discurso

de forma explícita…………………………………………………………………107

- Cuadro 11. Muestras de técnicas discursivas para hablar de la masturbación en el

discurso de forma explícita.……………………………………………………….107

- Cuadro 12. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso

de forma no explícita……………………………………………………………...109

- Cuadro 13. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo oral en el discurso

de forma no explícita..…………………………………………………………….110

- Cuadro 14. Muestras de técnicas discursivas para hablar de la masturbación en el

discurso de forma no explícita.……………………………………………………110

Page 386: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

385

- Cuadro 15. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo anal en el discurso

de forma no explícita……………………………………………………………...111

- Cuadro 16. Muestras de técnicas discursivas para hablar del acto sexual en el discurso

del albur…………………………………………………………………………...113

- Cuadro 17. Muestras de técnicas discursivas para hablar de la masturbación en el

discurso del albur………………………………………………………………….113

- Cuadro 18. Muestras de técnicas discursivas para hablar de la masturbación en el

discurso del albur………………………………………………………………….113

- Cuadro 19. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo anal en el discurso

del albur…………………………………………………………………………...113

- Cuadro 20. Muestras de técnicas discursivas para hablar del sexo oral en el discurso

del albur…………………………………………………………………………...114

- Cuadro 21. Técnicas discursivas con el rasgo del doble sentido…………………...115

- Figura 1. Técnicas discursivas para hablar de lo sexual en distintos dominios……...94

- Figura 2. Continuo de discurso de grado de doble sentido, cuando hay incertidumbre

por parte del receptor……………………………………………………………...129

- Figura 3. Continuo de discurso de grado de doble sentido, mostrando las posibilidades

de posición del receptor…………………………………………………………...130

- Figura 4. Continuo de discurso de grado de doble sentido, mostrando la transición

discurso no marcado → discurso marcado → discurso no marcado……………….131

- Figura 5. Relación extralingüística de campos semánticos para un mismo elemento

lexemático………………………………………………………………………...194

- Figura 6. La interpretación pragmática en una situación comunicativa según

Escandell………………………………………………………………………….208

- Figura 7. Continuo operacional de la interpretación semántico-pragmática del

discurso marcado ~ no marcado…………………………………………………...216

- Figura 8. Cotejo del continuo operacional y el diagrama de Escandell de semántica y

pragmática………………………………………………………………………...217

- Figura 9. Concurrencia entre semántica y pragmática en una expresión

lingüística…………………………………………………………………………223

Page 387: UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

386

- Figura 10. Cotejo de conjuntos difusos y continuo operacional entre semántica y

pragmática………………………………………………………………………...224

- Figura 11. Triángulo semiótico de Ogden y Richards (1923)……………………...225

- Figura 12. Otras relaciones tripartitas mediante el triángulo semiótico de Ogden y

Richards (1923)…………………………………………………………………...226

- Figura 13. Relaciones de las diferentes dimensiones del lenguaje en un modelo

triádico…………………………………………………………………………….227

- Figura 14. Modelo de factores fundamentales del lenguaje de Roman Jakobson (1960:

353)……………………………………………………………………………….236

- Figura 15. Modelo de funciones del lenguaje de Roman Jakobson (1960: 360)…...237

- Figura 16. Funciones identificadas del albur………………………………………254

- Figura 17. Asociación de funciones comunicativas identificadas del albur con las del

modelo de Jakobson……………………………………………………………….257

- Figura 18. Funciones generales del albur y su relación con el sexo………………..261

- Diagrama 1. Relación del contenido sexual y del doble sentido en distintos tipos de

discurso con y sin difrasismos……………………………………………………..116

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