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Una sonrisa del alma

Jul 21, 2016

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LibethFuentes

 
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UNA SONRISA DEL ALMA

Hola, mi nombre es Michael, pero desde que soy un pequeño me llaman Mike, en esta ocasión te contaré la historia de mi ángel guardián a quien tengo el placer de llamar… papá…Desde el momento en que nací mi vida no fue fácil, como el de otros niños quienes por normalidad tienen a sus dos papás. Mis padres tuvieron un accidente de auto en 1986 cuando mi madre tenía 8 meses de embarazo, y si… esa era yo.

Tras horas en sala de emergencias un llanto sonaba en todo el pasillo, tan fuerte que mi papa Giuseppe que estaba en otra habitación del hospital pudo escucharlo, a pesar del dolor que tenía por el golpe que había sufrido, una sonrisa se reflejó en su rostro al saber que su hijo había nacido.

Pero algo no estaba bien, un sentimiento extraño invadió a mi padre quien al ver la cara del doctor supo que algo andaba realmente mal… Mi padre no podía creer que la mujer a quien amo por años, su primer amor, había falleci-do.

Mi madre falleció en esa habitación ese día… Mi padre, triste por la pérdida de mi madre, lloraba cada noche en su cuarto del hospital. Pasaron 3 días para que él, por primera vez, fuese a buscarme a la sala donde están los demás bebés y cuando por fin me vio, su rostro se iluminó. Dijo que tenía los ojos de mi madre y que cuando me observo, algo en el cambio. El vacío que sentía desapareció y ese día entendió que era un regalo que mi mamá le había dado y mientras yo estuviese en su vida mi madre siempre estaría ahí con él.

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5 años después…

Recuerdo bien ese día, papá como siempre salía a trabajar, mi padre no fue una persona preparada, su trabajo era muy humilde, era un payaso y con su viejo sombrero recogía lo que podía para que pudiéramos subsistir…

Era mi cumpleaños número 5 y como todo niño quería juguetes, pastel y miles de otras cosas, pero sabía que no podía tenerlas, pero si había algo que deseaba más que nada… Era, ir a la escuela y hacer amigos. Veía como otros niños iban junto a sus mamás a la escuela, tomados de la mano felices…Yo deseaba eso, asique tome el poco valor que tenía y le pedí a mi papá que no quería ningún regalo pero que deseaba de corazón estudiar…Mi padre no sabía qué hacer, lo que ganaba no era suficiente para que yo fuera a la escuela.

Recuerdo haberme quedado afuera de su habitación esperando que dijera que sí, cuando casi me quedaba dormido alcance a escuchar a mi padre orando y mientras lo hacía escuché como pedía una bendición para que yo pudiera estudiar y ser un niño como los demás. Me sentí triste, pensaba que mi papá estaba triste por mi culpa y en ese entonces una idea vino a mi. Fui y tome algo del maletín de papá y cuando escuche que terminó, entre a su habita-ción y cuando me vio, trato de secar rápido sus lágrimas y me di la vuelta y me coloque su nariz de payaso y al voltearme hacia el, envisque los ojos y desarregle mi cabello, cuando me vio se tiro una carcajada que jamás olvidaré, nunca había visto reír tanto a papá, me abrazó tan fuerte que recuerdo sacar mi cabeza entre sus brazos ya que sentía que me asfixiaba, lo mire a los ojos y puse mis manos en sus mejillas y le dije que no estuviera triste que trabajaría al igual que él, para poder hacer mi sueño realidad.

Recuerdo muy bien, madrugaba cada día para maquillarme al lado de papa, comíamos juntos y oramos siempre antes de salir. La entrada a la escuela, era a la 1pm, así que después de comer me cambiaba rápidamente y salía corriendo. A pesar de lo duro que fue, disfrutaba cada día junto a mi padre.

A muchos niños yo no les agradaba y tiraban cosas a mi cabeza durante las clases, pero nunca me rendí. Todas la noches me desvelaba estudiando y llegue a convertirme en el mejor de la clase.

En una ocasión, de muchas otras, carlos, el más grande de la clase, que a mi ver siempre fue más grande hacia los lados, siempre me empujaba y en una ocasión me aburrí y me voltee y le di un golpe en el estomago. No recuerdo con exactitud que paso pero si algo recuerdo muy bien, fue cuando mi padre tuvo que ir a la escuela por mí. Estaba en la banca, fuera de la oficina del director, claramente vi los zapatos desgastados de mi papá pensé que me rega-ñaría y no me permitiría volver a la escuela. Pero cuando me vio, sonreí y comenzó a reír a carcajadas, yo no enten-día el porqué hasta que en el reflejo de la ventana logre ver algo oscuro por mi ojo, era un chichón y un gran moretón en mi ojo y se me había caído uno de mis dientes, así que comencé a reír junto a él. Me abrazó y le dije te quiero papá.

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10 años después…

Hay situaciones que no se prevén, pero siempre hay una solución y eso es lo que me pasó cuando tenía 15 años.

Mi padre había sufrido un accidente el día en que nací, el cual le dejó serias lesiones en su cadera y columna, de las cuales parecían estar bien y en óptimas condiciones. Pero quién puede predecir el futuro…

Un día, como cualquier otro, salimos al parque con mi padre siempre a trabajar. Ese día, nunca lo olvidaré, fue el momento en el que vi a mi padre perder el equilibrio y caer al suelo. Las personas estaban sorprendidas por eso, pero pensaban que era parte del show. Yo sabía que no era así.

El día siguiente el doctor dijo a mi padre que su salud era delicada y que debido a su trabajo su columna no estaba respondiendo…

Fue duro ver a mi padre en una silla de ruedas, pero debía seguir adelante… Me hice cargo de mi padre y de termi-nar mis estudios de bachillerato, pues eran los únicos a los cuales aspiraba a terminar, mis prioridades habían cambiado tanto desde aquel día, pues ya no era solo yo, era mi padre y su salud… trabaje duro cada día hasta que llegó mi graduación de bachillerato. Como olvidar el día en que mi vida cambio…

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Era una tarde de verano, todo el festejo y las sonrisas de mis compañeros habían terminado, cada uno se fue con su familia a festejar dicho logro y como siempre fui a casa con mi viejo a quien los años habían marcado de manera evidente, pero sus ojos jamás cambiaron, sus ojos llenos de orgullo eran el regalo más bello que había recibido de su parte. Ese mismo día al caer la noche, mi padre fue al comedor en donde yo me encontraba. Podía oír su silla moviéndose por la madera del piso, traía algo entre sus manos, pero no lograba distinguir que era, me miró con sus ojos llenos de lágrimas, no entendía que pasaba por su cabeza, me preguntaba por qué lloras? y tomó mi mano y puso lo que traía en su regazo. Era un sobre y una caja vieja, le pregunté inmediatamente papá que es esto?.

Recuerdo la curiosidad que me invadía, nuevamente me sentí como un niño y al abrir el sobre, era una carta de mi madre y de mi viejo que había escrito antes que yo naciera, para cuando llegara ese momento…

Querido mío, mi niño amado, tu padre y yo queríamos decirte en este día tan especial, que sin importar lo que tengas que afrontar de aquí en adelante, nunca estarás solo, siempre estaremos ahí para ti, nunca dudes en buscarnos pues aunque no lo creas hemos pasado por las mismas situaciones. Aun no olvido cuando estaba estudiando, conocí a tu padre, era el chico más tímido. Recuerdo como se sonrojaba cada vez que le hablaba, aunque aún no sé cómo lucirás ya siendo un hombre, como has de ser ahora, pero sé que serás mi mayor orgullo, mi angel.

No digo que las cosas serán fáciles, porque las mejores cosas son las que cuestan más, pero nunca te rindas ante nada mi niño. Y siempre ten en mente que lo importante no es caer… es saberse levantar, y seguir luchando por lo que se quiere y por lo que se ama, jamás lo olvides, te amamos amor... tu mamá y tu papá.

Las lágrimas se me salían una tras otra pero no eran de tristeza sino de felicidad, pues nunca había recibido algo tan hermoso como las palabras de mi mamá, no tuve una niñez normal pero si algo tuve, es a los mejores padres que alguien podría pedir… vi los ojos de mi padre que lloraban y no dejaban de llorar y tras un cálido abrazo me dio la cajita que portaba en sus manos, cuando la abrí no podía creer lo que mis ojos veían, eran 5 mil dólares que habían sido ahorrados por mi viejo y mi madre, en una cuenta desde antes que yo naciera. Mi padre con su voz siempre tan suave y dulce me dijo: gracias por ser el mejor regalo que Dios me ha dado, por jamás juzgarme y amarme de la manera que lo haces ahora, te toca a ti ser feliz mi niño, ve y cumple tus sueños, no pienses tanto en este viejo... ahora es tu momento.

Un mes después, de tanto papeleo, conseguí mi visa para España y una semana después volé al lugar donde haría realidad lo que tanto deseaba ser, un gran escritor quien conmoviera y alegrará los corazones de muchos, grandes y pequeños…

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9 años después…

Bueno ahora que les he contado mis historia sabrán los nervios que tengo al volver a mi país el salvador, adonde deje mis aventuras y mis lágrimas, pero sobre todo lo más importante, a mi ángel, a quien hizo posible que yo esté aquí en este avión… y quien pensaría que ese payasito de 5 años que solo deseaba ser normal se convertiría en un escritor y no quiero ser vanidoso pero me siento orgulloso que todas mis aventuras y mis experiencias, se convirtieron en grandes obras que las personas disfrutarán junto a sus hijos y sus amigos.

Mis manos tiemblan cada vez que me acerco, cada vez más a la nueva casa que le compre a mi viejo. Pues no crean que lo olvide, he cuidado de él hasta este momento y a pesar que nos hemos comunicado a través de cartas, no es lo mismo que tener el placer de ver esos ojos y esa sonrisa tan propia que la llena de ternura.

No puedo creer que por fin esté aquí…

Sin duda los años han sido buenos con mi padre, puedo verlo en sus ojos y sus cabellos blancos como la nieve, sin esperar más, saque de mi maleta, esa vieja nariz de payaso que fue mi compañera de aventuras durante años y la coloque sobre mi nariz enviscando mis ojo y desordenandome el pelo, recibí a mi papa. Amo esa risa tan pura de mi viejo pero no podría esperar menos belleza de mi ángel.

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