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KEPA JUNKERA & SORGINAK UNA PEQUEA HISTORIA DE LA
TRIKITIXA
DEVILS MUSIC
El blues originario se tocaba en los aos treinta a orillas del
Mississippi en unos lugares inmundos en los que se beba un alcohol
de nfima calidad. Estos sitios, los juke joints, eran denostados y
atacados por la comunidad negra creyente que acu la denominacin de
Msica del Diablo Devils Music-, en contraposicin al Gospel Msica de
Dios-, que se cantaba en las iglesias. Tambin la trikitixa nace
entre nosotros bajo la sospecha de inducir a la gente, sobre todo a
los jvenes, a comportamientos poco decorosos. Las teoras sobre la
entrada del instrumento en el pas basculan entre los que defienden
que fue introducido por los trabajadores piamonteses que entre 1850
y 1860 aportaron su experiencia, adquirida en la construccin de
tneles en los Alpes, al tramo del ferrocarril Beasain- Altsasua, y
los que creen que se expande a partir de Bilbao. La primera de las
tesis, avanzada por Aguirre Franco en su libro Trikitixa,
argumentaba que difcilmente poda haber entrado por el puerto de
Bilbao, puesto que la trikitixa apenas echa races en la costa y
menos en los puertos, y s en el interior. Aade que la soinu txikia
procede adems de la Europa central (sur de Alemania, Austria y en
general de la regiones alpinas), zonas alejadas del mar, por lo que
se hace difcil entender que su extensin se realizara por la costa.
La primera referencia grfica que se tiene de la trikitixa es una
fotografa de 1890, tomada en Altsasu. Para los estudiosos de la
msica popular en Bizkaia, como Aingeru Berguices, por el contrario,
los trikitilaris ms antiguos de los que se tiene noticia son
vizcanos y la primera tienda de trikitixas, Zengotita, era de
Bilbao. Esta pequea polmica viene a avivar la secular rivalidad
entre ambos territorios. A tenor de los datos que se tienen se
podra resumir la historia de la trikitixa afirmando que hay un
florecimiento temprano en Bizkaia, que la Guerra del 36 arrasa casi
de raz, y que es en Gipuzkoa donde una vez finalizada la contienda
se inicia su recuperacin definitiva en torno a la figura de Elgeta,
de cuyo magisterio bebieron las grandes figuras del gnero. En
Bizkaia hubo que esperar al resurgimiento cultural que se dio tras
la muerte de Franco para que regresaran a escena trikitilaris como
Rufino Arrola, Fasio Arandia o la propia pandero-jotzaile Maurizia
Aldeiturriaga. Rufino Arrola tena 58 aos cuando retom el soinu
txikia y Fasio 62, pese a lo que desplegaron una actividad
inusitada. Cuando Kepa Junkera se estrena con la trikitixa (en el
80 tena 15 aos) se encuentra con dos referentes: uno centrado en
Iurreta (que era el punto de encuentro de diferentes trikitilaris
de Bizkaia. Ah conoci a Fasio, a Maurizia y al albokari Leon, pero
tambin a Rufino Arrola), poco desarrollado pero de una gran
personalidad y el polo de los clsicos de Gipuzkoa que haban logrado
un mayor desarrollo tcnico. Los trikitilaris de Gipuzkoa contaban
ya con grabaciones y esto supuso una ventaja para el joven
trikitilari de Errekalde. Kepa Junkera recuerda que a los 15 aos
descubri un mundo nuevo y que se vio atrapado por estos dos polos.
Me di cuenta de que aqu la trikitixa era ms personal, estaba
condicionada por la forma de ser de cada cual, y que en Gipuzkoa
tenan ms tcnica y que conocan mejor el instrumento. De los
trikitilaris de Bizkaia, Fasio fue quizs el que ms me atrap. Era ms
meldico. Rufino destacaba por su fuerza y su ritmo. Creo que ese
contraste entre ambas referencias que cito, la de Iurreta y la de
Gipuzkoa, fue clave para que yo intentara encontrar una nueva
entidad, confiesa el trikitilari.
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Comienza a perfilar su estilo a partir del concurso del 86. Fue
el nico representante vizcano. Se present con varios temas propios.
Llevaba varios aos componindolos. Para entonces Kepa Junkera,
Zabaleta y Motriku eran muy conocidos en Bizkaia y tenan sus fans.
Creo que en la txapelketa del 86 apareci ya un pblico nuevo y eso
permita pensar en caminos tambin nuevos. Y me tir hacia adelante,
sabiendo que tena mucho que aprender. A m esa txapelketa me sirvi
para dar a conocer lo que estaba haciendo. No pretenda competir con
mis dolos. El hecho de que Junkera y Motriku furamos de Bilbao, que
no furamos euskaldun zaharras y que llevramos el pelo largo les
descoloc un poco. La txapelketa me abri las puertas de la gran
escuela, la escuela guipuzcoana.
SOTANAS Y TRICORNIOS
La expansin fulminante que conoce la trikitixa durante la
primera dcada del siglo XX (incluso antes, segn investigaciones en
curso en Bizkaia) contrasta con la cruzada que promueven los curas
de los plpitos contra la misma. Kirikio, escritor y cronista en
euskara, dej un testimonio escrito de 1914 en el que describe la
romera que se celebra en el alto de Urkiola el segundo domingo de
octubre y seala que gazte aldra asko joan ohi dira bidean soinu
joten, dultzaina, pandero, atabal, auspo soinu eta honelakoekaz,
ikotika eta ujuka, zoro-zororik. Tambin Azkue, que era sacerdote, y
hasta el socialista eibarrs Toribio Etxebarria, se quejan de la
procacidad de las coplas que se cantan en las romeras. Con la
bebida y el baile los jvenes se liberan de los prejuicios y, segn
repetan los curas en los sermones, las mujeres se echaban en brazos
de los hombres. De ah las denominaciones peyorativas que el acorden
diatnico fue acumulando en la poca: Infernuko Hauspoa, Txerren
Hauspoa y otras. Los curas conocan por la confesin los riesgos que
entraaba el baile en las romeras y mantuvieron una posicin
beligerante contra la trikitixa en general y el baile agarrado en
particular hasta los aos 60. Maurizia Aldeiturriaga sola contar que
cada vez que su marido, el trikitilari Benantzio Bernaola Karakol,
confesaba al cura haber tocado algn pasadoble, ste le amenazaba con
negarle la absolucin. La madre del trikitilari Auntxa recibi varias
cartas annimas que le recordaban que primero se perdera el alma de
su hijo y luego la suya. Siempre que volva a casa de una romera,
encontraba a su madre llorando. Segn relato de Jose Jabier Abasolo
Tilio, promotor de los homenajes a los viejos trikitilaris de
Bizkaia a partir del 74, tambin la Guardia Civil se sum a la
represin contra la trikitixa, aunque por motivos distintos a los de
la Iglesia, y hubo casos de multas en Arratia e incluso llegaron a
romper el fuelle del instrumento a algn trikitilari. Evidentemente,
las multas implican la existencia de chivatos. Estas escaramuzas
contra el baile a lo agarrado daban lugar a situaciones
esperpnticas como las que se vivan en Madariaga, barrio de Azkoitia
que colinda con Elgoibar, en el Alto de Azkarate. Cuando llegaba
algn aguacil de Azkoitia, donde el baile a lo agarrado estaba
prohibido, las parejas corran entre risas al trmino de Elgoibar,
donde no lo estaba. En el Urola, segn cuentan, inventaron el
baltseo txikia (vals menor), que consista en abrazar a la pareja
mientras se cantaba la copla de la trikitixa. Era una modalidad que
combinaba el baile al suelto con el agarrado. Al rechazo de la
trikitixa por parte del clero hay que aadir la marginacin social
que sufri la misma por parte de las autoridades, que la postergaron
de las fiestas y actos oficiales. El instrumento mimado era el
txistu. En las fiestas vascas, los txistularis iban vestidos con
kaiku y los trikitilaris con blusa, marcando una diferencia en el
status de cada cual.
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Aingeru Berguices ha recogido el programa de fiestas patronales
de Bakio, de 1905, que dice: Al terminar las regatas () dar
comienzo la animada romera campestre (). Se prohben los pianos de
manubrio, para que no haya nastes (nahaste es mezcla, barullo). El
estudioso de la msica popular Kepa Perez Urraza, de Zeberio, cree
que evidentemente la trikitixa introdujo un elemento liberador en
la forma de divertirse para los jvenes de la poca. Segn un
diccionario de trminos confeccionado por la Asociacion de
Trikitilaris, la sotana es incompatible con la trikitixa. Ha habido
curas obreros, diputados, parlamentarios, conspiradores o
bertsolaris, pero no se conoce a ningn cura trikitilari. Tampoco ha
tenido la trikitixa mejor suerte con los patrocinios celestiales. A
comienzos de los 70 un grupo de trikitilaris decidi nombrar patrona
del gremio a la Vrgen de Arrate. Dejaron a sus pies, como ofrenda,
una trikitixa. No dur una semana. Nadie sabe quin la hizo
desaparecer.
CADA VEZ MS NOMBRES PROPIOS
La historia de la trikitixa, aunque corta, est llena de nombre
mticos. Los primeros nombres propios de Bizkaia son, segn Aingeru
Berguices, Juan Bautista Uriagereka (1862) y Agustin Elortegi
(1863), oriundos de Markaida, un barrio de Mungia. Al parecer,
estudios ms recientes estn sacando a la luz ms nombres de
trikitilaris a caballo entre los dos siglos. En la web de la
Asociacin, figura como el trikitilari conocido ms veterano Gregorio
Abaro, de Bermeo, nacido en 1869. Para Aguirre Franco, autor de un
libro fundamental sobre el tema, las primeras referencias escritas
de trikitilaris con nombre propio en Gipuzkoa datan de 1900 y son
Ormaiztegiko Itsua, que actuaba en bodas y festejos cuando no
estaba en la estacin pidiendo dinero a los viajeros, y Pedro
Urteaga, del casero Alzola, de Zumarraga. Les siguen Jos Korta
Pastor, Mollo y Martin Aranzeta. Hacia 1918 aparece uno de los
hombres mticos de la historia de la trikitixa, Gelatxo, que en ese
ao forma la Trikitixa de Elgoibar y se acompaa de dos mujeres
pandero-jotzailes. En una crnica sobre la hoguera de San Juan del
23 de junio de 1920 en Eliz Kale de Zumarraga, aparece el
acordeonista Kanpazar. Jose Oria y l formaron la primera trikitxa
estable de Euskal Herria. Aparece tambin Itsasokorta y a partir de
1920 la nmina de trikitilaris con nombre propio se ampla
considerablemente. Pero Berguices defiende que la trikitixa en
Bizkaia se adelanta a estas fechas. Prueba de la temprana expansin
de la trikitixa en este territorio sera la existencia de la tienda
Zengotita, en la calle Tendera de Bilbo, que tambin era taller y
lleg a fabricar instrumentos, aunque en cantidades exiguas. Kepa
Junkera tiene una trikitixa fabricada por los Hermanos Rodriguez en
el taller de Artxanda hacia 1920. Pero ya en fechas anteriores el
propio Zengotita venda trikitixas de la marca Hohner. Las modas de
Europa llegaban a Bilbao y desde aqu se expandan a otros lugares.
La romera de La Casilla, por ejemplo, tena renombre, nos refiere
Kepa Perez Urraza, que en este tema y en otros sigue a Aingeru
Berguices, con quien ha realizado trabajos de campo. Aade que el
dato ms importante descubierto por l ha sido la primera referencia
escrita a la trikitixa. Es un texto del historiador Juan Carlos
Guerra que hablando de la romera de Urkiola se refiere a un novsimo
acorden. Es un texto de 1889. Es curioso que en una fotografa de
ese mismo ao aparezca la trikitixa en Altsasu. Y hay un programa de
fiestas de 1905 de Bakio, encontrado por Berguices, que anuncia una
romera con trikitixa. Estos datos demuestran que la trikitixa
conoce una expansin muy acelerada, aunque sospechamos que el foco
principal fuera Bilbao. El hecho de que contara con una tienda de
venta de instrumentos prueba que en este entorno haba aficin. Si
Gipuzkoa hubiera tenido en esa poca una aficin tan desarrollada
hubieran abierto una tienda en Donostia. Quizs fruto de esta
inicial ventaja vizcana, en Huitzi (Nafarroa), por ejemplo, a la
trikitixa le llamaban Bizkai-dantza. As lo cuenta al menos el
escritor Orixe.
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Para Jose Jabier Abasolo Tilio, impulsor de los homenajes que a
partir de 1974 se van a celebrar en Iurreta, hay figuras de la
trikitixa, como Fasio Arandia, Rufino Arrola o la propia Maurizia,
que vuelven a escena movidos por el resurgimiento cultural que se
da en esos aos. Se crean las federaciones de danza, la Feria de
Durango, Ez Dok Amairu y es en ese ambiente cuando la msica popular
(adems de la trikitixa estn la alboka, la dulzaina o la txalaparta)
toma un nuevo impulso. Organizamos el primer homenaje en torno a la
figura de Serafin Aranzeta, que era de Oromio, un barrio de
Iurreta, de profesin caminero y que en 1926 haba grabado un disco
con La Voz de su Amo en Bilbao. Fue entonces cuando nos dimos
cuenta de que haba trikitilaris veteranos que vivan en sus caseros
y de los que no tenamos noticia. Fuimos de casero en casero
invitando a las viejas figuras, dice. Adems de Tomas Arrizabalaga
Sitze, Rufino Arrola, Basilio Txiki (Undagoitia), Salba Ugarte,
Luis Bilbao, Modesto Solozabal, Frutos Aulestialde, Fasio Arandia o
Maurizia, que nacieron en los primeros aos del siglo, Tilio tuvo
noticias de trikitilaris anteriores. Conoci, por ejemplo, a las
pandereteras Juanita y Felisa Bermeosolo, de Natxitua, que en la
poca de los homenajes tenan ms de 90 aos, o un trikitilari de
Zaratamo, Anton Agirre, de cerca de 100 aos, que muri cuando
trataban de contactar con l. Le hicieron un homenaje pstumo.
Conocieron tambin a Juan Etxebarri, un trikitilari que con cerca de
cien aos segua saliendo a tocar con el grupo de Santa Ageda. La
mayora de estos trikitilaris haban hecho la guerra en el frente y
alguno de ellos haba acudido al mismo con la trikitixa. Kepa
Junkera se estren con la trikitixa en uno de estos homenajes que
organizaba la comisin de fiestas de Iurreta. Haba ido para tocar la
alboka con el grupo de bailes Beti Alai, pero en un entreacto haba
cogido prestada una trikitixa para tocar una pieza y dej
boquiabierto a ms de uno. Tilio tiene una fotografa del 79 en la
que aparece ya como trikitilari del grupo de danzas y luce una
larga melena. Tena tan slo 14 aos. A partir del 88, ya con 24 aos,
Kepa Junkera aparece en todas las romeras de Bizkaia y buena parte
de Gipuzkoa. En muy pocos aos se patea toda la geografa vasca. En
las plazas tocaba el repertorio clsico, que era amplsimo, dice
Tilio. La nmina de mujeres pandereteras es tambin bastante extensa
en Bizkaia. Adems de las citadas hermanas Bermeosolo, estn Romualda
Zuloaga (Galdakao), Leona Ziarreta (1888, Zeanuri), Felisa Lekue
(1878, Dima), Frantziska Larrinaga (1861, Dima), Paula Elorrieta
(1901, Arratia), Kattalin Urigoitia (1860, Elexabeitia), Tomasa
Etxebarria (1889, Zollo) o Andresa Ibarrondo (1906, Erandio Goikoa)
y por supuesto, Maurizia (1904, Zeberio). Se cuenta que algunas de
estas mujeres panderojoles dibujaban sobre el cuero una silueta de
sus novios. Coetnea de Maurizia en Gipuzkoa fue Primi Erostarbe
(1907, Araoz). Manuel Sudupe Gelatxo Zaharra tocaba con su mujer
Pantxika Zubizarreta. Sus dos hermanas, Martzelina y Juliana tambin
eran pandero-jotzailes, lo mismo que Maria Barrena (Araoz). Mara
Larraaga, la hermana de Etxesakorta, tambin era panderista. En esta
nmina de mujeres panderistas merece una mencin especial Mikaela
Zunzunegi, nacida en 1923 en Zumarraga, por haber acompaado durante
aos al mtico Elgeta y haber sido su prometida, segn relata Antxie
Mendizabal en su libro Zumarragako Trikitixa. Digamos de paso que
en la familia de Mikaela quien no era panderista era
soinu-jotzaile. Su padre, Joxe Antonio Zunzunegi, era un
trikitilari de cierto nivel, puesto que sola tocar junto a Gelaxo.
Su hermano Juan Mari tambin lo era, su hermana Maritxu tocaba el
pandero. Tambin Frantziska Antonia Irizar, madre de Jose Oria, de
la Trikitixa de Zumarraga, fue pandero-jotzaile. Es evidente que el
pandero es anterior a la trikitixa. Haba acompaado a la alboka, por
ejemplo, y haba sido protagonista en solitario de las romeras, ya
que haba mujeres que con un pandero y su voz eran capaces de animar
una romera.
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EL MAPA DEL EUSKARA
Resulta sorprendente que un instrumento forneo se aclimatara con
tanta facilidad al lugar y que en pocos aos se expandiera a buena
parte de la geografa vasca. Si tenemos en cuenta que en las
regiones alpinas ocurri el mismo fenmeno treinta aos antes y que
haba desplazado a los instrumentos autctonos, hay que concluir que
la soinu txikia tena unas virtudes (riqueza de matices y bullicio
armnico, en palabras de Aguirre Franco) que no tenan sus
predecesores, la alboka y la dultzaina por ejemplo. Hay un segundo
dato an ms sorprendente: la implantacin de la trikitixa coincide a
grandes rasgos con el mapa del euskara, tanto es as que para las
generaciones posteriores la soinu txikia ha estado estrechamente
ligada a esta lengua. Joxe Mari Iriondo haba iniciado el programa
Gure erromeriak en 1962, en Loiola Irratia. Herri Irratia de
Donostia haba continuado Saski-naski a partir de 1964. Esteban
Larraaga fue otro de los pioneros que mantuvo Sutondoko erromeriak
en Arrate Irratia. Hay quien afirma que esta ltima emisora emita
grabaciones de trikitilaris maana, tarde y noche, que las piezas se
repetan, pero que sus oyentes nunca se cansaron de orlas. Tanto en
el programa de Larraaga como en los de Iriondo se grab a toda una
generacin de trikitilaris. Todas estas emisiones se realizaban
ntegramente en euskara. En la dcada de los sesenta, los Land Rover
que circulaban por las estrechas carreteras vecinales de Gipuzkoa,
Bizkaia y de la Nafarroa atlntica emitan a todo volumen desde sus
ventanillas abiertas msica de trikitixa. Pero eran tiempos
difciles. En 1964 Loiola Irratia estuvo cerrada por orden
gubernamental. Haba franquistas que daban el aviso a la Delegacin
cuando se emitan determinadas piezas. Maixa Lizarribar en Euskadi
Irratia y Jabi Nabarro en Egin Irratia mantuvieron sendos programas
a partir de 1996.
LAS PRIMERAS GRABACIONES
El primer disco de trikitixa se grab en 1924 en la casa Columbia
de Donostia y los protagonistas fueron el panderojole Joxe Oria y
Jose Lete Etxesakorta. Otro de los pioneros en grabar un disco fue
Serafin Aranzeta, el caminero de Iurreta. Las circunstancias de la
grabacin merecen unas lneas. Tal como relataba el propio
trikitilari, fue en 1926 cuando estando trabajando en la cuneta de
una carretera lleg un coche desde el que le comunicaron que queran
grabar un disco. No le dieron tiempo ni siquiera para asearse y
cambiar de ropa. Dej la carretilla y el azadn en la cuneta, llam a
su hermana, para que le acompaara con el pandero, entraron al coche
y fueron directamente al Coliseo Albia, donde en un tiempo record
grabaron las piezas. La discogrfica era La Voz de su Amo. Jos Oria
grab en Columbia un segundo disco acompaado de Errota, de Legazpia,
y un tercero, acompaado de Egiguren, pero no se saben las fechas.
Slo sabemos que eran anteriores al 36. Antes de la guerra tambin
Etxesakorta y Manuel Sudupe Gelatxo haban grabado discos de pizarra
con la casa Regal. La trikitixa de Zaldibar haba realizado asimismo
grabaciones. Fue a partir de 1963 cuando Loiola Irratia inici las
grabaciones de los trikitilaris de Gipuzkoa. Jose Mari Iriondo haba
vuelto del servicio militar e iniciaba sus labores radiofnicas,
cuando aparecieron Sakabi y Egaazpi preguntando canto costara la
grabacin de unas piezas. Joxe Mari Iriondo les contest que en todo
caso era la propia emisora quien tendra que pagarles. Fue as como
comenzaron a desfilar trikitilaris como Maltzeta, Zendoia, Egurrola
padre e hijo, Epelde, Arbe, Epelarre, Bitarte o Zabaleta. Con
anterioridad el jesuita Bergara haba grabado a Migel Sagastume y a
Gillermo Aldalur Pikua, ambos con el acorden, y a Kandido
Beristain, con el acorden y con la trikitixa. Es a partir del 70
cuando Edigsa, Herri Gogoa, IZ y otras casas inician la grabacin
normalizada de discos.
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ELGETA, TODO UN MITO
Jacinto Rivas Elgeta (1905-1964) es sin duda el trikitilari cuya
biografa mejor se presta a la leyenda. Naci en Donostia, fue
abandonado en la inclusa y llevado en adopcin al casero Intxuzabal
de Bergara, aunque est ms cerca de Elgeta, por lo que es conocido
como Elgeta o simplemente como Intxuzabal. Fue el maestro de dos
generaciones de trikitilaris en la posguerra al menos en Gipuzkoa.
Sakabi comenz a estudiar con l antes de la guerra. Tapia, Epelarre,
Maltzeta, Auntxa, Arbe, Kataolaza, Urkiolegi, Zabaleta, Erribera,
Zialtzeta, Laja y otros muchos estudiaron con l y le reconocen un
papel decisivo en la pervivencia del soinu txikia en Gipuzkoa y en
su renovacin. Sakabi, por ejemplo, afirmaba que si no hubiera sido
por l, ya no habra trikitixa. Su magisterio lleg a Bizkaia. Julian
Larrinaga, de Munitibar (ahora vive en Gernika), estudi con Elgeta,
quien acuda a su casero para darle clases. Fue, por decirlo de
alguna manera, el primer profesional del soinu txikia. Antes de la
guerra, haba trabajado como pen en varios talleres de Eibar, pero
compaginaba el trabajo con las actuaciones en despedidas y romeras.
Se cuenta que incluso fue pianista de la casa Petra o Petratxarri,
una madame que regentaba un pequeo burdel en la muy republicana y
bastante cosmopolita localidad armera. Su repertorio era tan
amplio, que bien pudo animar un local de esas caractersticas,
aunque no con el piano, sino con la trikitixa. La primera etapa de
la biografa de Elgeta estuvo muy vinculada a esta localidad, donde
haba aprendido a tocar el instrumento con el padre de Miguel
Sagastume, el Mago de Urki, un acordeonista que a los 19 aos fue
contratado como profesional de la Orquesta Tropicana, que regentaba
un vasco. Elgeta vivi tras la guerra sin domicilio fijo. Iba de
casero en casero dando clases de trikitixa. Su contrato inclua,
adems de los cinco duros, la manutencin y tres puros al da. No
pisaba la iglesia, era noctmbulo o insomne (pasaba largas horas
durante la noche jugando solitarios) y se levantaba hacia el
medioda (cosa rara en los caseros). En la guerra particip como
voluntario en los trabajos de fortificacin de Bilbao, por lo que
cumpli condena en las crceles de Santoa y Cdiz, pero al parecer no
muchos aos, puesto que aparece tocando la trikitixa en una foto de
1942 entre dos de sus alumnos, Auntxa y Sakabi. Nunca lleg a
casarse. Se le conoci una ltima relacin sentimental con una chica
de Urretxu que le acompaaba con la pandereta. La ruptura con esa
mujer parece que le afect profundamente. Sakabi se ofreci para
acogerle en su casa, pero no quiso. Abandon el ambiente de la
trikitixa, se retir a Donostia y vivi sus ltimos aos de forma
errtica. Unos decan que dorma en un viejo vagn, otros que en la
Misericordia. Algunos de sus alumnos le vieron tocando en bares.
Pepe Yantzi le grab unas piezas en esa etapa final de su vida. Iker
Goenaga, uno de sus admiradores de la siguiente generacin, seala
que en una de las piezas cambia cinco veces de tono y que en otras
improvisa. Al parecer, Elgeta lleg a aadir dos octavas al teclado
de su acorden con la ayuda de Martzelino Larrinaga. Elgeta es el
prototipo del artista moderno con tintes romnticos que sacrifica su
vida en aras al arte y vivi sin otro asidero que su msica. Pero fue
un artista moderno incrustado en el mundo rural y cerrado de la
posguerra, lo que acenta an ms la paradoja.
DOS CASOS EXTREMOS
La historia de la trikitixa est jalonada de casos peculiares.
Las dos figuras que marcan la historia de la trikitixa en Bizkaia
durante el pasado siglo, nacieron el mismo ao, 1909, Rufino Arrola
en el barrio Andrakas de Mungia y Bonifacio Arandia Fasio en
Igorre, y ambos tuvieron que
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abandonar la trikitixa por diferentes motivos durante la
juventud para retomarla a una edad ya avanzada, Arrola a los 58 aos
y Fasio a los 62, desplegando una actividad inmune al cansancio
durante dos dcadas. Rufino Arrola, por ejemplo, lleg a participar
en una veintena de txapelketas (se cuenta que gan tres trofeos en
una misma jornada) y Fasio form parte junto a Len Bilbao y
Maurizia, de un mtico tro que recorri una y otra vez la geografa de
Bizkaia. Rufino Arrola aprendi a tocar la trikitixa de chaval. Para
los 14 aos ya haba actuado en algunas romeras, pero abandona el
instrumento en plena adolescencia, al parecer por razones
laborales, y no vuelve a tocar la trikitixa hasta cumplidos los 58,
cuando un buen da decide coger la moto y viajar a Donostia para
hacerse con una Larrinaga-Guerrini. La vspera haba estado hechizado
mirando al trikitilari que tocaba en las fiestas del barrio y ese
sonido haba logrado remover algo muy profundo que crea
definitivamente dormido en su interior. Cambia el yunque de su
herrera por la trikitixa y desarrolla una actividad febril hasta
1996. El caso de Fasio es similar. Desde los 13 aos toca en las
plazas, pero llega la guerra y durante la misma le roban las dos
trikitixas que haba dejado en casa. Y retoma la actividad cuando ya
rozaba la edad de la jubilacin. Se sabe, sin embargo, que era muy
aficionado al ftbol y con anterioridad acompaaba al equipo de
Igorre en sus desplazamientos y que muchas veces tocaba la
trikitixa en el autobs. Para el ao 1968, segn cuentan Xabier Paya y
Fredi Paia en su libro dedicado a Maurizia, el tro de Arratia ya
animaba los partidos del Arratie. Tambin colaboraban con los grupos
de danzas Dindirri y Andra Mari y actuaban al menos una vez a la
semana en el restaurante Mendigoikoa de Atxondo.
MAURIZIA, UNA VOZ INCONFUNDIBLE
De las numerosas mujeres que a lo largo de siglo y medio han
formado parejas de trikitixa, tan slo una veintena han pasado a la
memoria colectiva y la ms destacada es Maurizia Aldeiturriaga, que
empez a cantar y tocar el pandero a los 13 aos y que lleg a crear
escuela gracias a su personalidad sobre el escenario. Naci en
Zeberio en 1904 en una familia de panderozales. Tocaban el
instrumento su padre, su hermano mayor y el to Calixto, hermano de
la madre, de quien recibi lecciones, aunque su aprendizaje esencial
se cea a las tardes de domingo que pasaba ensayando con el pandero
en su casa. Al parecer, ese modo de aprendizaje era comn en la
poca. Xabier Paya y Fredi Paia, en su libro Aupa Maurizia!, citan
el caso del panderojole Manu Ugarte, de Plentzia, que haba
aprendido a tocar el pandero ensayando con el balde, cuando en casa
le mandaban en busca del agua. Agurtzane Intxaurraga, en el nmero
de Bidegileak dedicado a la panderista, relata que a los 9 aos
Maurizia sale de casa para trabajar de criada, pero al cabo de tres
aos vuelve a Zeberio donde empieza a trabajar en la Fbricas de
Hilados y comienza a tocar la pandereta a los 13 junto al
trikitilari Jokin Goiti Joakintxu. A los 17 aos a conoci al
trikitilari Benantzio Bernaola Karakol, con quien empezara a tocar
y con quien se casara siete aos ms tarde. Karakol era de Artea y
comenz a tocar la trikitixa mientras cuidaba de las cabras. Ms
tarde, trabajando ya en la Vasconia, trab amistad con el
trikitilari Pedro Artiano Aldai, quien encauzara definitivamente su
vocacin. Su hermano Juan Juan Lodia tambin tocaba la trikitixa,
aunque en la posicin inversa, es decir, tocando los bajos con la
derecha y los meldicos con la izquierda, porque era zurdo. Cuentan
que Benantzio Bernaola Karakol entr tocando la trikitixa en Artea
cuando regres de cumplir el servicio militar. El citado Pedro
Artiano Aldai era considerado por algunos el mejor trikitilari de
su tiempo en Bizkaia. Tocaba en la capital, donde los domingos se
formaban tres corros en La Casilla: en el primero se bailaban
tangos y chotis, en el segundo se reunan las mujeres de la calle
San Francisco
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y adyacentes, y en el tercero un trikitilari tocaba jotas y
pasadobles para las criadas euskaldunes y los chicos de los pueblos
que acudan a la capital. Era una de las plazas de Pedro Artiano.
Pero volvamos a Artea. En los aos 20 y 30, la romera en Artea
comenzaba los domingos a las tres de la tarde, una vez que los
jvenes salan de la iglesia tras rezar el rosario. Maurizia recorra
a pie el camino de Zeberio a Artea y lo haca tocando la pandereta.
Vena acompaada de una chica que tambin la tocaba. En la plaza les
esperaba Pedro Egia Popon con la trikitixa y ste tocaba la primera
pieza. En realidad actuaba de telonero, porque el protagonista de
la tarde siempre era Karakol y, por supuesto, Maurizia. Dicen los
que conocieron aquellas romeras que Maurizia le acompaaba en las
jotas, pero no en el resto del repertorio. En los descansos suba al
estrado Leon Bilbao con la alboka y siempre formaba pareja con
Maurizia, puesto que su forma de cantar se adecuaba mejor a dicho
instrumento. Pero a los jvenes de la poca la alboka les pareca un
instrumento desfasado, la trikitixa tena ms potencia, polifona y
serva para interpretar los ritmos que venan de la ciudad, como los
pasadobles. Fuera como fuera, en la plaza de Artea en los aos 20
empez a fraguarse el tro que aos ms tarde entrara en la historia de
la msica popular. Una vez casados, Maurizia y Karakol continuaron
tocando. Era la pareja fija que cada ao animaba la romera de las
fiestas del Carmen en Zornotza, de San Antonio en Urkiola, San
Fausto en Durango o de San Pedro en Dima, adems de las fiestas de
otras muchas localidades y barrios. Eran romeras en las que los
jvenes bailaban durante horas. Se cuenta que en la de Garai regaban
por la maana los alrededores de la ermita de San Migel y aun as
para la noche la tierra se secaba y el polvo entorpeca la
visibilidad. La maternidad supuso un parntesis muy corto en la
actividad de esta panderojole ya que la pareja iba cumpliendo con
los compromisos con el hijo pequeos en brazos. Pero lleg el
parntesis ms dramtico de la vida de Maurizia: la guerra. Abandona
el casero donde vivan en Zeanuri para regresar junto a su madre, a
Zeberio, con el hijo de 8 aos. Pero cuando las tropas franquistas
se acercan a la localidad huye a Somorrostro, donde viva el to
Calixto, y de all a Cantabria. Entretanto, su marido cae preso en
el momento en que intentaba huir a Iparralde. Durante los tres aos
que dur la contienda nadie se acord de la trikitixa. Cuando su
marido volvi a casa le denegaron el trabajo en Vasconia, alegando
que haba luchado en el bando separatista. Segn el libro de Fredi
Paia y Xabier Paya, es a partir del 49 cuando vuelve a tocar de
nuevo, acompaando a su marido Benantzio Bernaola Karakol, primero
en los barrios cercanos o en txerribodas, hasta que las romeras
comienzan a retomar poco a poco el pulso. Hacia el 64 se integra en
la formacin el albokari Len Bilbao para formar un tro que hizo
historia. Cuando muri su marido entrara en el tro Fasio Arandia (al
morir ste entrara Basilio Undagoitia) y se dara a conocer en toda
la geografa vasca, coincidiendo con el renacimiento de la cultura
vasca. Fueron veinte aos de actividad ininterrumpida, sin duda, la
edad dorada de Maurizia. Preparaba con meticulosidad sus
actuaciones. Se vesta de baserritarra. Un par de horas antes estaba
lista para salir y llegaba siempre puntual al lugar de la actuacin
y antes de subir al escenario repeta un ritual que no careca de
magia: extenda en un rincn unas hojas de peridico, les prenda fuego
y tensaba con el calor el cuero de la pandereta. Cuentan que en el
barrio Ermitabarri de Zeberio, un da Maurizia comenz a animar la
romera ella sola a la hora en punto y que el trikitilari de turno,
Pedro Aratiano Aldai, lleg ms tarde. Transmita una fuerza enorme y
llenaba la escena con su presencia. Maurizia tena una voz grave,
tono con el que empezaba a cantar las coplas para terminarlas en
tonos agudos. Ella deca que imitaba a la alboka de Leon Bilbao. Es
tambin la opinin de Xabier Paya y Fredi Paia que creen que al menos
en la cadencia y los finales de la copla utilizaba el modelo de la
alboka. Algunos jvenes dicen que desafinaba. Los mayores opinan que
no. Lo que est claro es que su voz tena resonancias primitivas y
transmita una fuerza salvaje. A partir de los 60 encandil a los
msicos jvenes que se le acercaron. Su voz resuena en varios discos
de la poca: en el primero de Kortatu, en el Txikitxuterik de Iker
Goenaga; en el Nondik jo Maurizia?, de Kepa Junkera; en el Agur
Maurizia del grupo Urgabe, en otro de Imuntzo o en el Bizkaiko
trikitixa de Xabi Aburruzaga.
-
Dej asimismo cuatro discos en los que su protagonismo es mayor:
Herri musika sorta. 15 Arratia, Herriko musika, de 1977, Euskal
Herriko soinu tresnak, de Beltran, y Maurizia, Leon, Fasio eta
Basilio, de 1987. Cantaba en si bemol, muy alto y fuerte. Era la
forma de cantar ideal para atraer a los jvenes al corro en las
romeras de la preguerra. Sus actuaciones duraban a veces horas.
Volva a casa tocando y cantando y sola recordar que pasaba varias
horas insomne en la cama repasando las imgenes del da. Pero de
entre todas ellas, ha sido Maurizia la que ms admiracin ha
concitado entre las nuevas generaciones. Buena parte de su andadura
coincidi con el desarrollo del Rock Radical Vasco y algunas de sus
figuras, como Josu Zabala o Fermin Muguruza, le dedicaron eptetos
elogiosos y llegaron a calificarla como una punk de otro tiempo, lo
que equivale a decir que era una punk avant la lettre. Entre 1940 y
1960 se produce un retroceso en el mundo de la trikitixa. Fruto de
la situacin de desprestigio que vive el euskara, hasta la dcada de
los 60 Maurizia cant las coplas en castellano. En una entrevista
concedida a Euskadi Irratia en el 85 declaraba que ella no saba
hablar en castellano, pero que cantaba en esa lengua. Al parecer,
era una prctica extendida en Bizkaia. Los hermanos Paya citan a un
bertsolari de Getxo, Asensio Bidaurrazaga, que improvisaba en
euskara entre sus amigos, pero que cantaba en castellano en la
plaza. A partir de los aos 60 pas al euskara y recurri a las coplas
tradicionales. Durante esas dos dcadas de la posguerra, los
soinu-jotzailes fueron abandonando el acorden diatnico para pasarse
al cromtico, incorporando al repertorio estilos y composiciones en
boga: rumbas, habaneras y rancheras. Pero hacia 1970 el proceso se
invierte y acordeonistas que haban aprendido con el cromtico, se
pasan al diatnico. Se crean los campeonatos. De cada campeonato se
edita un disco y tanto las emisoras de radio como ETB contribuyen a
una nueva proyeccin de la trikitixa. El primer campeonato (1970),
celebrado en la Plaza de la Trinidad de Donostia dentro del
programa de las Euskal Jaiak, sorprendi a todos y demostr el gran
arraigo que tena el instrumento en el pas. Se agotaron las entradas
y una avalancha de gente derrib la verja de entrada. Hubo ms de
2.000 personas en el recinto y muchos ms en las calles adyacentes.
En la dcada de los 80 los campeonatos llegaron a reunir a 8.000
aficionados en el Veldromo. Las escuelas de trikitixa (Martin
Aginalde lleg a tener 345 alumnos repartidos en sus ocho escuelas)
contribuyeron a su reforzamiento.
ROMAN URRAZA ETA KONTXA URRAZA.aitite y ama de Kepa
Kontxa Urraza (madre de Kepa Junkera): Me hubiera gustado
estudiar msica y, como no pude, he animado a los hijos
Kepa Junkera ha confesado repetidas veces que en cuanto a la
tcnica interpretativa tiene una deuda con los grandes trikitilaris
de Gipuzkoa, pero que el sentido del ritmo y la fuerza que
transmiten sus interpretaciones provienen de la niez. Su madre,
Kontxa Urraza, fue pareja de baile de Txilibrin (Silvestre
Elezkano), un albokari, koplari y dantzari nacido en Igorre en 1912
y que realiz una ingente labor de promocin en la posguerra. Una de
las imgenes que Kepa conserva de la niez es la de su madre bailando
en la cocina de su casa, en la calle Goya de Errekalde.
-Usted era vecina de su marido desde nia. Se podra decir que fue
un amor de escalera.
-
As fue. Ambos vivamos en el mismo portal, en el nmero 7 de la
calle Goya, l en el bajo y yo en el primero interior derecha. Es
una pena que l no est aqu. Lleva unos das en el hospital con una
bronquitis. Nos conocamos desde cros. Cuando la guerra, Pedro
estuvo en Blgica. Fue uno de los muchos nios acogidos por las
familias de aquel pas. De hecho, la familia adoptiva sigui
manteniendo una relacin muy estrecha con l. Nosotros estuvimos un
par de veces en su casa y ellos en la nuestra. Le queran muchsimo.
La ltima vez que vinieron me dijeron que Pedro segua siendo un hijo
para ellos, yo una hija y nuestros hijos eran como sus nietos.
-La aficin por la trikitixa les viene de vuestro padre, Roman
Urraza, que tocaba la pandereta.
Mi padre era de Zollo, pero yo soy nacida en Miravalles. El
hablaba euskara, pero la madre era de Santander, no lo hablaba y
nosotros lo perdimos. Mi padre tocaba el pandero y era ntimo amigo
del trikitilari Salba Ugarte y tambin de Txilibrin, que era uno de
los fundadores del grupo de danzas Beti Alai de Basurto. Yo
perteneca a ese grupo de baile y cuando Txilibrin comenz a
participar en concurso de jotas me pidi que le acompaara. Fui su
pareja durante aos.
-Pero antes de empezar en el Beti Alai, usted bailara?
S, s. En casa ramos de ir todos juntos a romeras y fiestas que
organizbamos en el monte los domingos. Tenamos un amigo que tena un
casero cerca de la ermita de San Roque, camino de Pagasarri, y all
nos reunamos varias familias y nunca faltaba la trikitixa. El
trikitilari Salba Ugarte viva en Errekaldeberri, en frente de
nuestra casa. Era de Orozko y mi padre y l se conocan desde
chavales. Era una pareja de trikitixa que siempre tocaban entre la
gente, en cuadrilla. No pisaban nunca un escenario, ni un kiosco.
Acudamos, por ejemplo, a la romera de Santa Luca, pero bamos varias
familias juntas, con toda la parafernalia de cros y bolsas de
comida. Evidentemente, en esas reuniones se bailaba. Pero de manera
ms formal yo empec a bailar en el Beti. Y con Txilibrin slo bailaba
la jota y era una maravilla. El era mayor que yo, tenamos mucha
diferencia de edad. Era el que enseaba bailes en el grupo de
danzas. De hecho, tambin enseaba en otros grupos que fue creando en
otros barrios de Bilbao.
-Por qu le elige como pareja de baile?
Supongo que sera porque destacaba. Era una maravilla verle
bailar la jota. Fui a muchos concursos con l. Luego se nos muri la
madre y hubo veces en que me sustitua Maite Ugarte, la hija de
Salba. No siempre bailbamos la jota. Una vez montaron Las estampas
vascas de Guridi y recuerdo que particip en la representacin que se
hizo en el Ayala.
-Kepa recuerda, por ejemplo, que siendo l todava un nio, un
domingo por la tarde bajaron su abuelo y Salba al barrio, entraron
en un bar donde estuvieron tocando varias piezas que l escuchaba
embelesado desde la calle.
Era un escena que se repeta a menudo. Bajaban, por ejemplo, de
San Roque o del casero al que bamos un domingo s y otro tambin. Mi
padre todo lo celebraba con la pandereta. Era normal que las
familias nos retirramos a casa y ellos quedaran tocando en algn bar
del barrio.
-Pedro y usted se casan y se ponen a vivir en su casa o en la
suya?
-
En la ma, porque mi padre era viudo. Todava tenemos el piso,
pero hemos venido a vivir con la hija a Zeberio, porque aquello me
cansa un poco. Rekalde para nosotros es muy especial y me emociona
que mis hijos estn orgullosos de ser de barrio, lo llevamos muy
dentro, como el Athletic ( sonre de nuevo).
-Kepa pas varios aos en Zumaia, donde Pedro se encargaba de la
construccin de dos chalets.
Pasamos tres aos en Zumaia, viviendo en una casa frente a la
fuente de San Juan. Me encanta ese pueblo. Kepa tena dos aos y
medio y Mara seis meses. Pedro era el encargado de los obreros que
construyeron los dos chalets que estn cerca del faro y algunas ms
abajo. Los chalets fueron para los jefes de la empresa, para
Retolaza uno y para Asumendi otro. Lo de los chalets fue una
odisea: para subir los materiales a la obra, tuvieron que hacerlo a
travs de los prados de Talaimendi. Qu pena que no est mi marido
aqu! con lo que le gusta hablar de esa obra. Hicimos tanta amistad
con la familia Txortena que nos alquil la casa durante los tres
aos, que volvamos los veranos en vacaciones. Cada vez que veo un
reportaje sobre Zumaia en televisin, me emociono.
-Cuntos hijos tiene?
Tres. Kepa es el mayor, luego viene Mara y el pequeo es
Asier.
-Kepa reconoce que es una cosa que le viene de usted. Creo que
dice que intenta hacer con la trikitixa lo que usted haca
bailando.
S, eso es verdad, lo dice. El es autodidacta. Ahora hay escuelas
donde se aprende. Pero entonces no las haba. Aprenda con la casete
y a trozos. Cuando aprenda una pieza yo bailaba y le deca que
estaba bien, le daba el aprobado. Yo he sido de bailar mucho.
Tambin bailaba antes de que Kepa empezara con la trikitixa. Mi
marido no lo es. Siempre que en una plaza haba msica, yo le daba
los jersis y me meta entre la gente y bailaba con cualquiera.
-Hay un momento en que usted decide que Kepa tiene que estudiar
acorden con Pecia.
Kepa tendra 8 o 9 aos cuando empez a estudiar solfeo y acorden.
Le compramos un acorden de segunda mano, una pequea porque no poda
tocar uno grande. Pero no le gustaba. Yo me sentaba a su lado, para
presionarle, pero protestaba y me deca que no iba a ir ms. Creo que
no le gusta estar delante de una partitura. El da que me dijo que
no volva me llev un disgusto tremendo y fui a donde el profesor que
me dijo que era un chaval muy capaz y que terminara haciendo su
camino. En el instituto era de matrculas.
-Cmo es Kepa? Destacaba por su tenacidad, su fuerza de voluntad
?
No s cmo es (sonre). Un chico diferente. Recuerdo que en la
escuela de Indautxu haba profesores que le daban la enhorabuena y
le ponan diez, en redaccin por ejemplo. Tmido, pero que gracias a
la trikitixa se ha abierto mucho.
-Cuando Kepa empez a romper los moldes de la trikitixa, a usted
que le pareca?
-
Como sacaba tan buenas notas, yo quera que hubiera hecho una
carrera de msica. Recuerdo que un da que le llev al dentista, que
dijo que no me preocupara, que si le gustaba tanto la triki y era
feliz, iba a terminar ganando dinero con ello y que le dejara. La
cantidad de horas que pas el chaval poniendo y quitando casetes. Es
de no creerse. Recuerdo que un da estaba Salba en nuestra casa y
escuch lo que tocaba Kepa y dijo: ya me ha copiado. Salba tocaba
poquitas cosas, pero las tocaba con mucha fuerza y el sonido que
sacaba era muy especial. Al poco me di cuenta que Kepa saldra
adelante. Se vea cuando iba a los concursos, incluso antes.
-Usted ha bailado piezas de su hijo? Kepa dice que sus piezas
son trikitixa, puesto que usted era capaz de bailarlas.
Es que es as. Ahora tengo 82 aos y ya dejado de bailar, pero fue
as. Lo que ocurre es que ha dado un giro a la trikitixa. Pero hay
cosas que ha hecho que me encantan. La pieza titulada Uriondo me
encanta, estara oyndola todo el da. Mi yerno, Kepa Perez Urraza,
dice que Uriondo es un lugar cercano a Zeberio de donde procede
nuestro apellido.
-Normalmente son los hijos menores los que salen artistas. Los
otros dos hijos?
Maria hizo primero la carrera de msica, luego estudi Psicologa y
Magisterio Musical. Ha sido durante aos profesora de msica, pero lo
ha dejado, porque dice que es muy duro. He animado a estudiar msica
a todos, menos al pequeo, con el que no he podido. Lo intent con
varios profesores, pero no pude hacer nada. El pequeo, Asier, es
perito y trabaja en lo suyo. A m la msica me ha parecido una cosa
maravillosa. O sea, que me hubiera gustado estudiar a m y, como no
pude, he empujado a los hijos. Igual me oye Kepa y se re, pero me
encanta la msica.
LAS GRANDES FIGURAS
LA TRIKITIXA DE ZUMARRAGA
La Triktitixa de Zumarraga fue pionera en muchas cosas. Se dice
que fueron los que bajaron la trikitixa del casero a la calle, los
primeros que grabaron un disco y los primeros tambin en introducir
el castellano en las coplas, siguiendo una moda que vena de la
preguerra. La madre de Joxe Oria, Frantziska Antonia Irizar, del
casero Olarte de Zumarraga, ya era conocida como panderojole. Segn
recoge Antxie Mendizabal en su libro Zumarragako Trikitixa, era la
que animaba las cuadrillas de mujeres que se reunan en auzolan para
realizar tareas especficas. En los descansos, Frantziska Antonia
tocaba el pandero y cantaba coplas y el resto de las mujeres
bailaba. Fue un hijo de Frantziska Antonia, Joxe Oria, quien hered
la aficin de su madre. En una crnica de 1920 aparece formando
pareja con Kanpazar y en aos posteriores acompa a otros. Su nombre
figura en el primer disco de trikitixa que se grab en 1924, junto a
Etxesakorta. Naca as la Trikitixa de Zumarraga. Oria tena 24 aos y
Joxe Lete Etxesakorta 19. En Elizkale de Zumarraga haba un bar que
los domingos por la maana, mientras duraba el sermn en la parroquia
de enfrente, se llenaba de parroquianos que volvan corriendo a misa
cuando sonaba el rgano. Fue en ese bar donde la Trikitixa de
Zumarraga se consolid. La madre, Frantziska
-
Antonia, segua desde la cama las actuaciones de su hijo, cuando
ste volva de alguna romera y entraba en el bar para despedir el da.
Joxe Oria logr labrarse un nombre. Los cronistas de la poca (Antxie
Mendizabal recoge varios testimonios) le definen como un animador
nato, de una enorme picarda. Suyas son estas coplas cantadas en
castellano: Ayer me dijiste que hoy/ hoy me dirs que maana/ y maana
me dirs/ que de lo dicho no hay nada. Otra ms en castellano: Dicen
que casar/ yo tambin me casara/ si la vida del casado/ fuera como
el primer da. Y una ltima: Debajo del delantal/ tienes el
txitxilimurdi/ y un poco ms abajo/ qui tolis pecata mundi. Cuando
Etxesakorta tena 23 aos tuvo que dejar las romeras y exiliarse en
Argentina, por razones que alguna crnica calificaba de no
confesables. Al parecer, dej embarazada a una chica y fue la
sociedad de la poca quien castig a ambos, a la chica por supuesto y
al trikitilari tambin. Celebraron una cena de despedida en un bar
de Zumarraga y Joxe Oria sigui tocando el pandero y cantando coplas
con otros trikitilaris, con Errosta, Gorriz o Karlos Egiguren.
Tambin hubo contratiempos con la siguiente pareja de Joxe Oria,
Felipe Mondragon Errosta, de Legazpia. El trikitilari trabajaba en
Patricio Echeverria y el patrn le comunic que tena que elegir entre
el trabajo o la trikitixa. No tuvo ms remedio que renunciar a
muchos de sus compromisos. A Joxe Oria hay que reconocerle el mrito
de ser el primero que combin el pandero con la trikitixa. Con
anterioridad haba habido mujeres panderojoles que organizaban
romeras sin trikitixa. Con posterioridad hay que esperar hasta
Sakabi para que se normalizara la relacin entre el pandero y la
trikitixa. Antes de la guerra del 36 Joxe Oria ya contaba con tres
discos, uno con Etxesakorta, como se ha dicho, otro con Errosta y
un tercero con Egiguren. De esa poca datan las conocidas coplas: Al
entrar en Zumarraga/ ha nacido una laguna/ donde se baan las
guapas/ porque fea no hay ninguna. Jose Oria era nacionalista y
grab bastantes coplas de contenido abertzale. El tercer disco, el
que grab con Egiguren, tuvo problemas con la censura. Durante la
contienda fue miembro del batalln Amayur. Pero acompa tambin a
Benigno Berezibar Kanpazar de Elorrio, Kandido Beristain de
Azkoitia, Alejandro Telleria Gorriz de Antzuola y Joxemiel
Ormazabal. La colaboracin con este ltimo tuvo una importancia
capital en la trayectoria de la Trikitixa de Zumarraga, porque le
permiti conectar con las generaciones de la posguerra. Fue este
trikitilari quien ense a tocar a Jose Urteaga, sobrino de Joxe
Oria, pieza clave de la siguiente generacin. Antes de morir en
1940, Joxe Oria tuvo la dicha de ver tocando el pandero encima de
un tablado a su sobrino Joxe. Diez aos ms tarde, cuatro hermanos de
la familia Urteaga refundarn la marca Trikitixa de Zumarraga, que
conocer una edad de oro. En el 57 volveran a grabar en Columbia.
Ese disco incluy una famosa copla dedicada a la hija del bar
Eusebio, donde se reunan: Kalebarrendik hasita/ Elizkaleraino/ ez
dago neska politagorik/ Eusebioren alaba baino. Para cuando el
disco sali, la hija de Eusebio, Gurutze, se haba casado y el marido
les invit a una cena. Eran los aos de la posguerra y la Guardia
Civil les vigilaba. Cuando tocaban en un bar, dejaban a alguien
fuera para que avisara de su llegada. En la romera de Kizkitza, la
Benemrita les oblig a tocar pasadobles. Antxie Mendizabal ha
recogido un sinfn de ancdotas sobre la Trikitixa de Zumarraga.
Tocaban sin parar durante horas y hubo veces en que a Joxe Urteaga
le tenan que ayudar para que pudiera mear sin dejar de tocar. Su
profesor de trikitixa, Josemiel Ormazabal, fue tambin un personaje
local. Era el dueo del restaurante Isabel en Zumarraga y de la
discoteca Golden. Durante toda una dcada, las actuaciones de las
orquestas terminaban con una biribilketa en dicha discoteca. En el
59, cuando uno de los hermanos, Inaxio, dej el grupo, Joxemiel
Ormazabal volvi a la Trikitixa de Zumarraga.
SAKABI, UNO DE LOS GRANDES
-
A Faustino Azpiazu el nombre artstico de Sakabi le viene de su
casero natal, que se encuentra escondido en las estribaciones del
Izarraitz, cerca del actual restaurante Aittola Berri, en la
carretera de Madariaga a Lastur. Era el hijo menor de un curandero
de mucho renombre en la zona, tanto que un mdico de Azkoitia
(Artzuaga) que le haba denunciado (lleg a conocer la crcel) tuvo
que recurrir a sus servicios cuando enferm uno de sus hijos. Sakabi
naci en 1916. A los 10 aos, acudi con su padre a una romera que se
celebraba el da de Pentecosts en Izarraitz y qued hipnotizado por
el sonido de la trikitixa. Aprendi a tocar las primeras notas con
su to Anton Baltzola, continu con Madarixa Txikia (Jose Manuel
Aranbarri). Los domingos por la maana iba a misa de siete y a
continuacin le daba clase en casa, en al barrio Madariaga de
Azkoitia, donde por las tardes tocaba en la romera. Fue este
trikitilari quien le recomend que acudiera donde Elgeta. Sakabi
tena 16 aos, pero ya haba visto tocar a Elgeta en la feria de Ao
Viejo en Elgoibar y se haba quedado impresionado. Elgeta viva en
Eibar y el viaje constitua una pequea odisea: hora y media de
camino a pie del casero al Alto de Azkarate, all coga el autobs que
sala a las 8 de la manaa de Azkoitia y le llevaba hasta Elgoibar
donde tomaba el tren para llegar hasta Eibar. Elgeta le daba una
sesin doble, una antes de la comida y otra de sobremesa y volva al
tren de las seis para realizar el mismo camino en sentido inverso,
pero con una salvedad: suba a pie los ocho kilmetros que van de
Elgoibar al Alto de Azkarate, porque por la tarde no haba autobs, y
continuaba andando la hora y media de camino hasta el casero. Haba
repetido esta pequea odisea una decena de veces, pero estbamos en
1936 y la guerra interrumpi la relacin entre Elgeta y su primer
alumno. Elgeta march como voluntario al frente y Sakabi, con veinte
aos, se qued en el casero y fue llamado a filas, hizo la guerra en
Extremadura y Madrid y fue herido dos veces y en una de las veces
perdi la trikitixa que haba llevado de casa. Tardaran unos aos en
retomar las clases, en 1940. Esta vez, sera Elgeta quien acudiera
al casero. Seguramente sera la primera estancia de un periplo que
le llevara a vivir de casero en casero durante aos. Elgeta lleg a
tener una docena de alumnos, pero Sakabi fue su predilecto. Sakabi
form pareja con el panderista Egaazpi (Jose Mari Urbieta) a partir
del 45. Fue una pareja estable, puesto que dur ms de 30 aos. Era
casi un contrato de exclusividad. Durante aos acudan a las romeras
en la Lambretta de Egaazpi. El panderista trabajaba en la fbrica de
tornos Egiguren de Zestoa y tena que recuperar las horas perdidas
en las romeras. Hubo das en que trabaj hasta 16 horas. Fue en 1957
cuando Sakabi conoci a Laja en la romera de Korostite, en la falda
del Izarraitz. Tan slo tena 13 aos, pero destacaba por su forma de
tocar. Segn recoge Iigo Aranberri en su libro Sakabi. Soinu
txikiaren handitasuna, Sakabi coment a Elgeta: Mejor si nos
retiramos. Este chaval viene muy bueno. Aos ms tarde, tocaran
muchas veces juntos. Tenan una obsesin por la calidad. Sakabi lleg
a dominar, aunque de manera deficiente, el solfeo. Estudi con el
director de la banda de Azpeitia, Jose Mari Altuna Puccini, con
quien tambin estudiara Laja. Ambos lucharon por dignificar la
trikitixa. Las romeras en las que toc forman una tupida red sobre
el mapa de Gipuzkoa: Madariaga, Martirieta, Komunsoro, Zurruntzola,
Errezil, Bidania, Goiaz, Santa Engrazia, Erdoizta, Iturriotz, San
Pedro de Aia, Urteta, Laurkain, Orio, Aginaga, Usurbil Su estilo
era elegante, depurado, muy tcnico. En muchas de estas plazas
comenzaban de maana con los pasacalles y terminaban la romera hacia
las tres de la madrugada. En 1970, Sakabi y Egaazpi ganaron el
primer campeonato de trikilaris (Trikitilarien Lehen Txapelketa)
aunque antes de la guerra se haban celebrado algunas ediciones. Se
celebr el 13 de setiembre y para las seis de la tarde pusieron el
cartel de no hay localidades. Dos mil personas se reunieron en
Donostia. Muchas de ellas provenan del Urola y era lgico, puesto
que concursaban seis parejas y todas ellas eran de esa zona: los
hermanos Zendoia, los hermanos Egurrola y los hermanos Epelde,
Illarramendi e Imanol Iturbide, Laja y Berastegi y Sakabi y
Egaazpi. Estos ltimos se llevaron la txapela, pero el premio al
mejor soinu-jotzaile fue para Laja. Los peridicos de la poca
boicotearon el acontecimiento. Al ao siguiente se organiz la
segunda edicin de la txapelketa, pero Sakabi prefiri no
presentarse.
-
Se retir a los 60 aos. Tena problemas con el reuma. Pero antes
de dejar las plazas grabaron el disco Sakabi-Egaazpi trikitilariak.
Sakabi dej su impronta en varios de sus alumnos, entre ellos
Imuntzo (Juan Ramon Azpitarte). Cuentan que su manera de tocar vena
marcada por su maestro, Elgeta. Cuentan tambin que en la dcada de
los 50 hubo un concurso al que Sakabi no quiso presentarse, pero
Elgeta le apunt y el alumno le gan.
LOS GELATXO, UNA SAGA
Manuel Sodupe Gelatxo Zaharra (1888) fue un trikitilari que
inaugur una saga que ha llegado hasta nuestros das. Acompaado de su
mujer Juliana Esnaola, que era panderojole, recorri buena parte de
Bizkaia y Gipuzkoa y fue considerado por algunos como el mejor
trikitilari de la preguerra, tanto por su tcnica como por su
capacidad para componer nuevas piezas, en una poca en que la mayora
de los trikitilaris contaban con repertorio muy exiguo. An hoy da
se siguen interpretando piezas suyas. Gelatxo Zaharra cre un
repertorio propio, pero tambin cre una familia de artistas. Sus
tres hijos, Lorentzo, Jose y Pedro han sido trikitilaris y
dantzaris. El ms conocido es Pedro Gelatxo Gaztea (1928), que opt
por el acorden de piano, pero sigui creando piezas que eran aptas
para la soinu txikia. Ha recorrido el pas a lo largo de 56 aos, 50
de ellos junto a una banda formada por saxo y batera, formacin a la
que denominaban jazzbana, por la marca del instrumento de percusin.
El transporte de estos instrumentos dificultaba las actuaciones en
barrios. A veces los facturaban de antemano y llegaban al destino
en tren, pero otras los tenan que cargan en burros. Las tres hijas
de Manuel Sodupe fueron dantzaris que actuaron en competiciones.
Manuel Sodupe muri en el 53. Haba salido para que le hicieran una
fotografa frente a su casero, Agarre, en el barrio San Lorentzo de
Elgoibar. Volvi a casa tocando una biribilketa y de pronto se sinti
mal. Al poco muri. Durante ms de una dcada haba formado con Elgeta
y el joven Sakabi el tro ms venerado de la historia de la
trikitixa.
MALTZETA, UNO DE LOS PRIMEROS PROFESIONALES
Fue uno de los primeros trikitilaris profesionales que se dedic
en exclusiva al instrumento, al menos durante un par de dcadas.
Haba intentado compaginar su trabajo en la fbrica en Forjas
Juaristi con los compromisos de la trikitixa, pero a la larga le
fue imposible y decidi dejar la fbrica. Vivi la era dorada de las
romeras en Gipuzkoa, durante los aos 50 y 60. Ocup las primeras
plazas en el ranking de la trikitixa, junto a Sakabi, hasta que
irrumpi Laja. Se cas en 1966 y volvi al trabajo en la fbrica, en
Fundiciones Zubillaga de Azkoitia. Pero un accidente laboral grave
le oblig a dejar de nuevo el trabajo. Vivi durante aos en el barrio
de Altzibar, a un paso del casero Landakanda o de Zabale y no muy
lejos de Umansoro o Imuntzo. Si ampliamos un poco el crculo,
abarcaramos otros nombres, como el de Zendoia, Epelde, Izer o
Zabaleta. Estamos hablando de una de mayores concentraciones de
trikitilaris y panderojoles que ha habido en la historia de la
trikitixa. Cuenta el escritor y periodista Juan Luis Zabala en su
libro Maltzeta, soinu bete bihotz, que el trikitilari y su hermano
Justo viajaban a menudo al casero natal, Maltzeta Etxetxo, que se
encuentra derruido, en su Renault 8. El trikitilari llevaba en
brazos a su hija pequea, Mamen, y all, frente a los muros
derrumbados, tocaba su pieza Hamabost hamasei urte. Era
evidentemente un ejercicio de nostalgia.
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Juanito Garate Maltzeta haba nacido en ese casero, en el barrio
Urrategi de Azkoitia, en 1924. En las cercanas se encuentran
caseros como Goenatxo, Euzkitze y Uitte. Este ltimo fue cuna de
muchos trikitilaris, de Euzkitze fue el abuelo materno del
bertsolari y periodista Xabier Perez Euzkitze y de Goenatxo es el
harri-jasotzaile Juan Jose Unanue. Maltzeta era un casero
encantado. Dos generaciones anteriores haban tocado la dulzaina.
Segn contaba el trikitilari, su padre guardaba en una pequea kutxa
tallada varios instrumentos de msica, desde un violn y una guitarra
hasta flautas, panderos y dulzainas. Nunca vieron all una
trikitixa, aunque su padre afirmaba haberla tocado en su juventud,
antes de empezar con la dulzaina. Al parecer, cuando volva de la
misa dominical, tomaba un caldo con un vaso de vino y se sentaba en
el balcn con la dulzaina mirando hacia el exterior y la tocaba con
mucha dulzura. Su hijo recordaba algunas de las piezas escuchadas
en casa y lleg a incluir una biribilketa de su padre en su primer
disco que grab en 1981, con 60 aos. Juan Mari Beltran encontr
cuatro dulzaineros que llevaban el apodo de Maltzeta Etxetxo. Tres
tos del trikitilari formaron un grupo estable de dulzaineros que
actuaba en bodas. Para completar el cuadro, un hermano de su
abuelo, Lorentzo Garate, fue bertsolari. Su admiracin por Gelatxo
Zaharra (Manuel), que tocaba en las romeras del entorno, decant su
vocacin. A los 15 aos realiz varias carboneras cerca de casa y con
dinero conseguido de la venta del carbn se compr su primera
trikitixa. Le acompa el trikitilari Jose Mari Arabarri Madarixa
Trikia a la fbrica de Larrinaga-Guerrini y fue tambin l quien le
imparti las primeras clases. Los domingos por la maana Madarixa
Txikia suba de Azkoitia, donde viva, hasta Maltzeta y all le
esperaban Juanito y un amigo suyo que luego tambin sera
trikitilari, Eugenio Alberdi Zabaleta. Ambos comenzaran a tocar
hacia los 18 aos en las romeras cercanas, en Irukurutzeta, Pol-Pol,
Elosua, Zarguate, Urrategi o en Aizpurutxo. Durante el servicio
militar conoci a un trikilari de Orio que haba estudiado con Elgeta
y al volver a casa se puso en contacto con el maestro. Elgeta pas
cinco semanas en Maltzeta Etxetxo. Maltzeta conoci la era dorada de
las romeras durante los aos 50 y 60, hasta que comienzan a abrirse
las primeras discotecas. En Errezil haba cuatro romeras cada
domingo (en la plaza, Benta Berri, Zurruntzola y Lete), en Aia
otras cuatro (Urdaneta, Altzola, Aia Behea y San Pedro). En Elosua,
Irukurutzeta, Gorla o en Oleta se hacan grandes romeras. En alguno
de estos lugares las fiestas retenan al trikitilari durante das. En
Altzola, por ejemplo, Maltzeta sola realizar una estancia de siete
das. Ha habido romeras como la de Agieta, en Zumarraga, en la que
Maltzeta ha llegado a tocar 35 aos seguidos. Hasta los aos 50
tocaban sin panderojole. Ms tarde, se hizo acompaar de Izer,
Landakanda, Iturbide, Bidani, Egaazpi, Egurrola y de su propia hija
Mamen, que caus sensacin por su forma de tocar (hanka eta buru),
por ejemplo, en la final del campeonato del 80. Al parecer, Joseba
Tapia pidi a Maltzeta si poda contar con su hija para dicha final.
El padre le dijo que era demasiado joven, pero a continuacin
rectific y pens que si a Joseba Tapia le interesaba, podra el mismo
tocar con ella. Hay tambin una extraa ancdota relacionada con el
gobernador civil de la poca, Pedro Manuel Aristegui, un militante
de UCD nacido en Irun que qued prendado de la chica tras una
actuacin suya durante una inauguracin. Hubo cartas de admiracin,
regalo de discos y hasta una llamada telefnica. El gobernador le
prometi que librara de la mili a su novio, pero muri en un atentado
siendo embajador en Irak. Mamen sigui tocando con su padre hasta
los 16 aos y figura como panderista en los tres discos que grab el
trikitilari, uno en IZ y dos en Elkar. En 1983 dejaron Azkoitia
para ir a vivir a Hondarribia, donde su hija abri una escuela de
trikitixa y donde Maltzeta lleg a dar clases. Entre los exalumnos
de esa escuela figuran el campen de bertsolaris Amets Arzallus que
acompaaba con el pandero a su hermana Itsaso. Maltzeta muri en el
2006, a los 82 aos.
LAS CAMINATAS DE AUNTXA
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Antonio Aranaga Auntxa naci en la casa Zubiondo de la calle
Kalebarren de Urrestilla en 1910. Es de los pocos trikitilaris de
su generacin que no era de casero. Tras la guerra puso un asador
que sus hijos regentan actualmente. El sobrenombre le vena de una
apuesta que gan su abuelo: se haba jugado algo a que suba de un
salto sobre el mostrador alto de un bar. Salt dos veces y le
pusieron el mote de Ahuntza (cabra). Antonio Aranaga Auntxa compr
su primera trikitixa en Azpeitia, en los almacenes Guibert (sola
pasar largos ratos pegado al cristal del escaparate) por 8 duros.
Intent aprender a tocar por su cuenta y al percatarse de que no
avanzaba, acudi a uno de los grandes trikitilaris de la preguerra,
Kandiko Beristain, de Azkoitia. Kandiko haba ganado tres veces el
concurso de las Euskal Jaiak celebrada en Donostia en el 33, en
Errenteria en el 34 y en Bergara en el 35. Kandiko Beristain saba
solfeo y tocaba dos o tres instrumentos en la banda de la
localidad. Tras un curso de seis meses con l, fue alumno de Antton
Baltzola, de Zestoa, primero y finalmente de Elgeta. Las clases se
impartan en casa del alumno, en una habitacin cerrada, y duraban
horas. Auntxa compr tambin un gramfono en el que escuchaba los
pocos discos que haba en la poca. Eran piezas de Etxesakorta,
Gelatxo y Kanpazar, que se aprenda a base de repetirlas. Pero a
estas piezas aada algunas de su propia cosecha. En 1941 su madre
recibi una carta annima en la que se la culpabilizaba por la
conducta de su hijo. Segn relat a Joxe Mari Iriondo, su madre entre
lgrimas le pidi que dejara la trikitixa, puesto que ms valor tena
el alma que el dinero. Esta carta annima fue escrita a raz del xito
que estaba cosechando la romera de Landeta. Inazio Bereziartua,
dueo de un bar del barrio Landeta, en Azpeitia, le propuso a Auntxa
celebrar cada domingo una romera en la campa que tena junto al
establecimiento. Al trikitilari ese barrio le quedaba muy a mano y
como el dinero recogido en la romera sera para l, accedi con mucho
gusto. La romera comenzaba a las cuatro de la tarde y conclua a la
hora de la cena, cuando el trikitilari regresaba al interior del
bar, para continuar tocando. Hubo romera durante seis o siete
domingos, la afluencia de jvenes iba en aumento, hasta que lleg la
carta y Auntxa tuvo que acceder a los ruegos de su madre. La carta
haba logrado su objetivo. Pero para entonces Auntxa tena ya un
nombre y era conocido en las romeras y despedidas de soltero. A los
13 aos haba tocado en el Balneario de Zestoa, en las fiestas de
gala que se celebraban en las fiestas de San Miguel para despedir a
los veraneantes. Las monedas que le dieron en pago le impresionaron
tanto que al llegar a casa despert a su madre para enserselas. A
partir de los 14 aos le llamaban para animar las despedidas de
soltero que se celebraban en los pueblos de los alrededores. Las
despedidas tenan lugar en el desvn de los caseros, reunan a casi un
centenar de personas y duraban varios das. Adems del dinero en
metlico, muchas veces le pagaban tambin en especie. Volva a casa
con pan de casero, alubias, huevos y algn pollo, que no venan mal
para sobrellevar los aos de hambre de la posguerra. Pese a que en
los 50 decayeron las despedidas de soltero y las bodas
tradicionales que requeran la presencia de un trikitilari, se
mantuvieron las romeras. Auntxa era asiduo de las de Urrestilla,
Oatz, Nuarbe, Aratz-erreka, Arriaran, Matxinbenta, Ezkio, Urki,
Santamaa, Kizkitza, Beizama, Bidania, Goiatz, Errezil, Iturriotz,
Zurruntzola, Benta Berri, Etumeta, Erdoizta, Elosiaga, Putzumenta,
Pagotxeta y otras. Tambin tena citas fijas en Nafarroa e Iparralde.
Los medios de transporte de la poca nada tenan que ver con los
actuales. En Iturriotz, por poner un ejemplo, adems de la romera
del da de San Jos, los jvenes del barrio organizaban zikiro-jana
unas seis veces al ao. La ida y vuelta a Iturriotz constitua una
proeza deportiva: iba en bici a Errezil, oa la misa de las siete y
suba andando a Zelatun y de all bajaba a Iturriotz. Supona ms de
dos horas de monte y con la trikitixa al hombro. Segn declaraba
Iriondo (en el libro Urrestillako Trikitixa), en un da de romera
ganaba el triple del sueldo que ganaba en la fbrica. En una romera
de Zelatun lleg a ganar tres mil pesetas netas, despus de liquidar
cuentas con el pandero-jotzaile y los cobradores. Haba romeras
especiales, como la de Zumarraga en Santa Luca. Durante aos se
reunan en los soportales de la plaza Elgeta, Sakabi y Auntxa, los
tres mejores de la posguerra y tocaban, maana, tarde y noche
durante dos das. Auntxa declaraba que eran capaces de tocar durante
tres horas sin
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repetir una sola pieza. Pero no era un repertorio improvisado.
Un mes antes se reunan en el asador de Auntxa para preparar la
actuacin. En otra esquina de la plaza haba un trikitilari que
tocaba el acorden, pero no lograba reunir gente. Tanto la Trikitixa
de Zumarraga como la de Urrestila (Auntxa e Iturbide) tienen el
mrito de ser las primeras que tuvieron plazas fijas en Iparralde.
Auntxa acudi durante ms de treinta aos a las fiestas de Hazparne,
Baiona, Ezpeleta o Donibane Garazi. Una vez, en las Euskal Jaiak de
Baiona, los organizadores les pusieron un coche descapotable para
recorrer las calles de la ciudad. Fue la actuacin con ms glamour
que conoci Auntxa en su larga trayectoria. Auntxa tambin visit de
forma asidua localidades de Nafarroa como Iruea, Leitza, Lesaka,
Bakaikoa, Elizondo, Lizarra o Kortes. Normalmente realizaba el
viaje en moto. Acudi a Iruea durante 40 aos con la cuadrilla.
Durante el ao ahorraban dinero para pasar unos das en sanfermines.
Sola recordar a menudo el susto que le dio un toro durante un
encierro. Al contrario que otros trikitilaris, prefiri que sus
hijos no siguieran su camino. Sola referirles lo duro que es pasar
fuera de casa tres das con apenas unas horas para dormir, llegar a
casa y tener que ir a trabajar a la fbrica sin haber descansado.
Trabajaba en la fbrica de muebles Aguirre Hermanos de Azpeitia.
Segn confes a Joxe Mari Iriondo, en el ao 1950 llev una
contabilidad de las dos actividades y gan ms con la trikitixa que
en la fbrica. Pero hubo un momento en que el asador familiar
requiri una dedicacin exclusiva. Dej el trabajo en la fbrica y
tambin la trikitixa, hasta que pudo dejar la gestin del asador en
manos de sus hijos y, tras un parntesis de veinte aos, volvi a las
actuaciones. Junto con Iturbide, grab un LP en IZ en el 75 y
colabor en otros varios, entre ellos un CD que public una casa
alemana, el Erde Records, en el 91. Kepa Junkera le visitaba a
menudo, como otros jvenes que estaban estudiando el instrumento, y
el veterano trikitilari colabor en una de sus grabaciones. Era un
montaero empedernido. Particip, por ejemplo, en varias marchas
reguladas de doce horas organizadas por Lagun Onak de Azpeitia.
Auntxa lleg a completar una de esas marchas con 71 aos. El
recorrido consista en salir de Azpeitia, subir al Izarraitz, de all
bajaban a Lasao y suban a Aizarna, Etumeta y al Ernio para
continuar por Urraki y descender a Azpeitia. Haba realizado el
trayecto de Urrestilla a Donostia unas cinco veces en los ltimos
aos. Despus de la guerra, los requets locales le requisaron la
trikitixa, y la consider perdida durante aos. Uno de esos requets,
probablemente arrepentido, le escribi una carta comunicndole que el
instrumento lo tenan en Madrid. Auntxa no le hizo caso, pero a los
meses recibieron en casa un paquete con la trikitixa. Era una pieza
comprada en la tienda de Zengotita, en Bilbao. Auntxa le agradeci
el gesto con un hamaiketako en su asador. Pero no termin ah la
historia de esa trikitixa, puesto que se la robaron del coche en un
viaje que realiz con su hijo a Barcelona. Auntxa muri un da de
Santa Luzia del 2001 y, segn declaraciones de sus hijos que Joxe
Mari Iriondo recoge en su libro Urrestillako trikitixa, hasta el
ltimo momento mova continuamente los dedos, como si estuviera
reviviendo las romeras de Zumarraga.
LAS TXAPELAS DE LAJA
El caso de Iaki Garmendia Laja se parece al del bertsolari
Andoni Egaa; acumulando txapelas antes de retirarse de los
campeonatos. Cuando se le pregunta sobre el tema, Laja hace
cuentas, pero no est seguro: pueden ser ocho o nueve las que gan,
ao tras ao, en las finales del campeonato que se celebraba en
Donostia. Laja debi de ser un trikitilari precoz. Cuentan que
Sakabi conoci a Laja en 1957, cuando ste tena 13 aos (haba nacido
en el 44) y tocaba en la romera de Korostieta, en las faldas del
Izarraitz; y le coment a Elgeta, su maestro y amigo: ya nos podemos
retirar, este chaval viene muy bueno.
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Iaki Garmendia Laja no tiene constancia de esa ancdota porque l
no la vivi. Yo insista a Sakabi para que me diera clases, pero me
deca que entre el trabajo en la fbrica y las romeras apenas le
quedaba tiempo y fue l quien llam a Elgeta, que en aquel entonces
se haba retirado a la Misericordia de Tolosa, para que viniera a
nuestro casero, a Laja, para que me diera clases. Para entonces yo
tena 15 aos y fui el ltimo alumno de Elgeta. Recuerdo que vino de
Tolosa en autobs y que lleg al casero con la bolsa de su ropa y la
trikitixa encima del burro que utilizaba mi madre para ir al
mercado. Pas cerca de cuatro meses en nuestra casa. De aqu se march
a Donostia. Le vean tocando en el Bar Basarri y en otros, frente a
una caja de puros donde recoga las monedas. Para cuando Elgeta vino
a darme clases yo llevaba un par de aos tocando los domingos en la
romera de Korostieta, que quedaba relativamente cerca de casa,
relata. A Iaki Garmendia Laja la aficin le vena de su padre. El
padre tocaba la trikitixa y tena dos hermanos bertsolaris que
cantaban en los dos bares del barrio, Azanekoa y Pikuanekoa. Pero
el bertsolari de la familia que pas a los anales del bertsolarismo
fue el abuelo, por haber protagonizado un pequeo reto con el gran
Txirrita. Al parecer, el abuelo iba con una manada de cras de cerdo
al pueblo y se cruz con Txirrita, quien le pregun si pesaban mucho,
a lo que el abuelo contest pesaran mucho si todos los cerdos
estuvieran como t, en referencia al peso del bertsolari. De ah, al
parecer, surgieron los bertsos que estn recogidos en la biografa de
Txirrita. Tambin mi hermana mayor tocaba la trikitixa. Era mejor
que yo, tanto que estando Elgeta con nosotros un da me dijo que
hubiera preferido dar las clases a mi hermana. Tena un odo finsimo.
Cualquiera que fuera la pieza que estuviramos tocando ella la
tarareaba desde el piso de arriba, dice. Elgeta no fue el nico
profesor que tuvo Laja, puesto que estuvo estudiando msica con el
director de la banda de Azpeitia, Jose Mari Altuna. Estudi con l
durante tres inviernos, cuando en el casero hay menos trabajo.
Entre otras cosas me ense solfeo. Para entonces tocaba mucho en
bodas. Sola ir, por ejemplo, al restaurante Arzak. Y de vez en
cuando apareca algn inspector que me exiga el carnet de msico.
Evidentemente, yo no tena ningn carnet y me tena que marchar a
casa. Perd bastantes bodas por el dichoso carnet. Decid que tena
que preparar el examen y sacrmelo. Estudi con Jose Mari Altuna y
fui a examinarme al Conservartorio de Donostia ante un jurado en el
que estaban nada menos que Bello Portu y Francisco Escudero, adems
de otros que venan en representacin de algn ministerio de Madrid.
Una de las pruebas del examen consista en leer una partitura y
transportarla a la trikitixa, con la dificultad adicional de que no
coincidan los tonos, la trikitixa era de si bemol y la partitura
estaba en sol. Haba preparado la interpretacin de la Marcha turca
con la trikitixa y se quedaron muy impresionados, recuerda. Los
expertos sealan que Elgeta y Sakabi fueron las grandes figuras de
la postguerra y que Laja aadi un peldao ms a esa evolucin. El
propio Laja se quita importancia. Siempre es ms fcil aadir un
peldao cuando conoces de cerca lo que han hecho los predecesores.
Yo conoca muy bien lo que haba hecho Sakabi. Intent asimilar lo que
haba hecho l y aadir algo, dice. Aadi tanto al legado de Sakabi que
cuando se celebra el primer campeonato en Donostia, en 1970,
Sakabi-Egaazpi ganan la txapela, pero conceden el premio al mejor
trikitilari a Laja y el del mejor panderista a Imanol Iturbide.
Laja se ha acompaado de innumerables panderistas. Toc junto a
Berastegi durante muchos aos, con Etxeberritxo, con Zabale, ms
tarde con Imanol Iturbide y finalmente, durante toda una etapa, con
Landakanda. Ser seguramente el trikitilari que ms txapelas ha
logrado en el Campeonato de Trikitilaris. Cuando se le pregunta
sobre el tema hace recuentos: pueden ser ocho o nueve. Tiene una
txapela compartida con Martin, porque empataron a puntos, el ao
siguiente qued segundo despus de Martin (es la nica vez que qued
segundo), porque del resto de las citas regres a casa con la
txapela. Grab su primer disco con Iturbide en Herri Gogoa, grab
otros cinco junto con Landakanda y public asimismo Azken jazzbana
(con un saxo y una batera) y sus piezas tambin figuran en los
recopilatorios de las txapelketas.
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Laja conoci a Kepa Junkera cuando ste tocaba el acorden en el
Beti Jai Alai. Nosotros bamos a muchas localidades de Bizkaia:
Elantxobe, Ibarrangelu, Laga o Laida y coincidamos con los del Beti
Jai Alai. Tanto Kepa Junkera como Zabaleta tocaban el acorden.
Solan estar mirndonos. Ms tarde, Martin y yo tocamos mucho en Aia,
en Aristerrazu. Era un chaval muy listo y sacaba muy bien nuestras
piezas. Fue uno de nuestros fan en aquella poca. Y ahora es un gran
artista. No toca la trikitixa como nosotros, ni se prepara para
hacer una romera de cuatro horas l es distinto, es otro mundo.
Efectivamente, lleva el comps, pero tiene una imaginacin desbocada.
Al principio, cuando recorra las romeras de Bizkaia y Gipuzkoa y
sac el primer disco, Kepa. Zabaleta eta Motriku, un disco precioso,
estaban ms en nuestra honda, Zabaleta llevaba la base y Kepa haca
sus florituras, hace lo que le viene en gana, con el aadido de que
no repite nunca las partes, es, sin duda, un portento de la
improvisacin. No tuvo suerte con las txapelketas, ni siquiera sac
una txapela, y creo que eso tambin contribuy a afianzarle en su
camino. Lo curioso es que llev muy buenas piezas a los concursos y
que aos ms tarde los alumnos nos piden sus piezas y menos las de
Tapia, relata. Le pregunto si alguna vez ha tocado piezas de
Junkera. Una vez contesta-. Organizaron un festival en Tolosa y a
ltima hora se descolgaron Kepa y Motriku. El presentador del acto,
creo que era Joxe Mari Iriondo, en un momento del festival nos mir
y nos pregunt si alguien de entre nosotros se atreva a tocar sus
piezas y recuerdo que interpret unas cuantas y que tuve un cierto
xito. Tanto entre los jvenes trikitilaris como entre los
aficionados jvenes; Kepa tena una aceptacin enorme. Ultimamente ha
tenido ms relacin con Motriku. Recientemente tocaron juntos en
Aristerrazu. La gente comentaba que formbamos una extraa pareja,
porque l cantaba en euskara sin dominarlo y yo hablaba con l en
castellano sin conocerlo, y a pesar de todo pareca que nos
entendamos. Solemos reunirnos de vez en cuando en el casero de su
mujer, en Zornotza. Cuando Landakanda le dijo que pensaba dejar el
pandero y a ver si se animaba a sustituirlo, se llev una gran
alegra y estuvo preparando tan a conciencia esa primera romera que
nos sobraron las piezas. Por el trabajo que tiene tampoco puede
tocar mucho, pero le hace una ilusin tremenda tocar de vez en
cuando. Disfruta mucho con el pandero, dice. Recuerdo que hubo-
tras el festival del da de San Jos en Azpeitia- una escena en el
restaurante Pastorkua en la que tocaron juntos Kepa y l. Comentaron
que estara bien que nos juntramos varias generaciones de
trikilaris, los jvenes con nosotros, Landakanda y yo. Nosotros
coincidimos junto a Kepa y Motriku y s que hubo un pequeo revuelo
de fotos y de vdeos de mviles, recuerda. Laja sigue tocando todos
los das, aunque sin horario fijo, para aprender alguna pieza nueva
o repasar alguna vieja. Vive en un chalet nuevo de dos viviendas,
junto a sus familiares, a pocos metros del casero donde naci,
reconvertido ahora en restaurante. Por sus manos han pasado algunos
de los trikitilaris jvenes que ahora ocupan la primera fila, tales
como Imuntzo, Lurdes Alkorta, Izer o Agurtzane Elustondo. Sigue
dando clases. Entre sus alumnos figuran desde chavales de 12 aos
hasta jubilados que han aprendido cerca de 60 piezas. Los alumnos
graban a Laja mientras ste interpreta las piezas a un ritmo muy
lento y en casa se dedican a estudiarlo. Hay alumnos que a la
semana ya han sacado toda la pieza. Hoy en da hay escuelas de
trikitixa en cada pueblo y barrio. A mis clases vienen algunos que
se han encaprichado conmigo. Tienen dos hijos que tocan la
trikitixa. Uno de ellos le acompaa cuando toca en las bodas que se
celebran en Mendigoiko, en Atxondo. Lleva hacindolo durante ms de
veinte aos. Entre otras especialidades de la casa est el servicio
de los platos a ritmo de trikitixa. Salen una docena de chicas que
sirven los platos mientras nosotros tocamos y volvemos a
desaparecer una vez que se sirven las mesas, para reaparecer en el
siguiente plato.
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TOMAS SORALUZE EPELDE, UNA SONRISA PERMANENTE
Hay sonrisas misteriosas e inquietantes como la de la Monalisa,
pero tambin hay sonrisas francas y claras como la de Epelde, a
quien jams se le borra la alegra de la cara y menos si est tocando.
Naci en el casero Epelde de Azkoitia. Es el ltimo de los caseros
que bordean la carretera que sube del pueblo a Martirieta. Si la
Asociacin de Trikitilaris tuviera que marcar un da una ruta para
dar a conocer sobre el terreno lo que es la trikitixa, tendra que
elegir este barrio de Azkoitia. Subir a la ermita del barrio es
como sumergirse en el pasado de la trikitixa. De los 30 caseros que
lo conforman, el primero subiendo desde Azkoitia es Imunsoro
(Imuntzo), cuna de un trikitilari. El tercero es Egurrola, donde
naci el panderojole que tocaba con Jose Mari Epelde, padre de
Tomas. En esa ruta se encuentra tambin el casero Zendoia, cuna de
los hermanos que llevan ese nombre y tambin el caserio Muno, donde
naci Jose Mari Epelde, y ms arriba est Montte, la casa de una de
las mayores sagas de dultzaineros del pas. Esto no quiere decir que
en el resto de los caseros no hubiera msicos. Tambin en Susteta,
Irisarri o Urteaga haba trikitilaris, aunque no llegaron a tocar en
plazas. Y tambin en Korta o Etxetxo haba dulzaineros. Aunque Tomas
Soraluze Epelde me corrige diciendo que estamos hablando del
pasado, que ahora ya no es lo mismo. Le sola decir a mi padre que
el autntico Epelde era yo, que haba nacido en ese casero, puesto
que l haba nacido en Muno y se haba trasladado tras casarse con una
de Epelde. De hecho, sus amigos le llamaban siempre Muno, dice
Tomas Soraluze, el actual Epelde, y aade que cuando comenzaron las
txapelketas y participaban l con su hermano Luziano y el padre con
Egurrola, para evitar las confusiones, empezaron a llamar al padre
Epelde Zaharra y a l Epelde a secas. Xabier Gantzarain, actual
director de Arteleku, dedic un libro a Epelde Zaharra (Epelde.
Mende baten soinua) y en el mismo manifestaba su estupor ante la
eclosin que vivi la trikitixa en Azkoitia y aledaos durante las
primeras dcadas del siglo XX. Recuerda que es uno de los fenmenos
culturales ms intensos de la poca y aade que se da,
sorprendentemente, bajo el dominio de un partido integrista y
catlico. El abuelo de Tomas tocaba la dulzaina y era bertsolari. Al
parecer, padre e hijo solan acudir a la feria de Santa Lucia en
Zumarraga. El primero improvisaba bertsos mientras el hijo animaba
la fiesta. En la segunda dcada del siglo la trikitixa sustituye a
la dulzaina. Por Martirieta pasaban trikitilaris como Etxesakorta,
Beltziur, Kantera, Gorriz o Kanpazar. Epelde Zaharra compr una
trikitixa de segunda mano en Azpeitia a los 16 aos y a los 18, otra
en Larrinaga de Donostia. Desde que compr esa trikitixa hasta que
estall la guerra Epelde Zaharra toc en las romeras de la zona,
sobre todo en la de Aizpurutxo. Actuaba en solitario, pero por si
acaso llevaba siempre un pandero, por si alguien se animaba. Su
hijo Tomas naci en el 45 y aprendi a tocar la trikitixa en casa, de
manera autodidacta, sin la ayuda de maestros. Aunque Epelde Zaharra
apenas tocaba en casa, se empe en que lo hiciera el hijo mayor.
Pero no progresaba, y fue entonces cuando Tomas cogi por primera
vez la trikitixa entre sus manos. T has nacido para esto le dijo su
padre, cuando vio cmo se apaaba. El hermano mayor pas a tocar el
pandero. Lo que yo he aprendido ha sido a base de escuchar a otros,
a Maltzeta, a Laja o a Sakabi que venan a menudo al barrio, dice.
La saga de los Epeldes contina con los sobrinos de Tomas. Ha
participado en txapelketas y ha tocado junto a varios panderojoles,
pero lleva cerca de una treintena de aos junto a Imanol Iturbide.
Hemos tenido rachas en que hemos tocado juntos durante trece das
seguidos. Compartiendo tantas horas llegas a compenetrarte. De los
33 aos a los 56 me dediqu en exclusiva a la trikitixa. La jornada
festiva comenzaba muchas veces hacia las once de la maana y
finalizaba de madrugada. Incluso en una romera se tocaba durante
varias horas, recuerda. Qu se beba para aguantar la marcha?, les
pregunto. Iturbide es cervecero, pero Epelde prefera bebidas ms
fuertes.
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Tiene un primer disco grabado con Iturbide y luego grab tres con
Anjel Larraaga. El casero Epelde, donde naci Tomas, est
deshabitado, pero lo remozaron de arriba abajo y se reune all la
familia: cinco hermanas y tres hermanos. Hay fotografas en que
todos aparecen tocando el pandero. Una de las fotografas est hecha
en el restaurante Laja. Tomas est soltero. Tengo la impresin de que
no he tenido tiempo para casarme, se justifica. Su juventud estuvo
marcada por las restricciones del cura del barrio que prohiba el
baile a lo agarrado. Cuando tena 16 aos particip en la construccin
de la carretera a Martirieta y dirigan el proyecto de auzolan el
cura del barrio, Don Esteban, del que se hablar en la biografa de
Zendoia, un to de Tomas y el dulzainero Montte. Fueron seis
kilmetros de carretera que abrimos a mano y sin cobrar nada. Una
vez que finalizamos la carretera, el barrio decidi que haba que
regalarle una moto al cura, una Vespa. En aquella poca haba
muchsima gente joven en Martirieta y comenzamos a organizar una
romera. En uno de los sermones Don Esteban se meta conmigo.
Relataba desde el plpito, con todo lujo de detalles, lo que hacamos
durante la romera, con la intencin de asustar a nuestros padres. Y
la verdad es que no hacamos nada que fuera reprobable, recuerda.
Los roces entre los jvenes y el cura llegaron a tal punto que el da
que anunci que dejaba el cargo y se iba, los jvenes que asistan a
la misa de 8, donde tuvo lugar el anuncio, salieron de la iglesia y
se fueron a celebrar la marcha del cura al bar. Epelde conoci a
Junkera durante las txapelketas y han mantenido desde entonces una
admiracin mutua.
ZENDOIA Y LAS HISTORIAS DE MARTIRIETA
Tomas Zubizarreta naci en 1930 en el casero Zendoia de
Martirieta, un barrio de Azkoitia tan ligado a la trikitixa que
Laxaro Azkune, en un libro dedicado al trikitilari Zendoia que
presentar en la Feria de Durango de este ao, llama Firu-firu
bailara. Zendoia toc por primera vez la trikitixa en la romera de
Martirieta a los 17 aos, sustituyendo a un to suyo, y fue el
trikitilari oficial de esa romera durante medio siglo. Zendoia vive
en su casero natal y, aunque ya se ha retirado de las plazas, con
84 aos sigue tocando el instrumento en el entorno familiar. Laxaro
Azkune aborda la vida del trikitilari, y recoge un amplio
anecdotario que refleja el ambiente de la poca. El libro tiene un
captulo dedicado al baile agarrado, del que extraemos un par de
ancdotas. La Corporacin de Azkoitia haba decidido permitir en 1955
dicho baile, puesto que en las localidades vecinas ya haban dado
ese paso. El prroco de Azkoitia expuls de la iglesia a toda la
Corporacin y neg la comunin a los dos hijos del alcalde que de
forma inocente se acercaron hasta el altar. El alcalde toc todas
las puertas; lleg a hablar con el arzobispo de Burgos, pero pasaron
tres aos hasta que se les permiti de nuevo entrar en la iglesia. Se
retir la prohibicin en Azkoitia, pero no en todos sus barrios. En
Martirieta, de donde es el trikitilari Zendoia, Don Esteban, el
cura, sigui atemorizando a los jvenes con sus anatemas. Diez aos ms
tarde, en 1965, tres parejas de jvenes decidieron provocar al cura.
La vspera se entrenaron en el casero del trikitilari Epelde y el
domingo bailaron el baltseo txiki en el bar de Martirieta, una
modalidad hbrida que consiste en bailar a lo suelto, pero
agarrndose en las vueltas de la parte cantada. El cura se enter.
Por la tarde apareci en el bar y los jvenes volvieron a reincidir.
Las tres chicas fueron expulsadas de la congregacin de la iglesia.
El casero Zendoia est tan cerca de la casa del cura que los roces
del joven trikitilari con el ocupan algunas pginas muy
sabrosas.
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El libro retrata al trikitilari Zendoia desde el punto de vista
de sus coetneos. Desfilan por sus pginas Laja, Epelde, Egurrola,
Sakristaua, Manuel Iturbide, Luis Alberdi Zabale, Manolo
Arrizabalaga Izer y otros.
TODO EL RITMO EN LAS MANOS
LANDAKANDA
De los grandes panderojoles guipuzcoanos de la dcada de los 50,
destaca Pedro Arruabarrena, que muri en 1960 en el bar Zeru Txiki
de Tolosa con el instrumento en las manos, mientras acompaaba a
Elgeta. Marc el ritmo a los mejores de esa dcada, tanto a Elgeta
como a Migel Sagastume o a Gelatxo, en las romeras de Gipuzkoa y
del Duranguesado. Nacido en Irura en 1925, trabaj como albail en
Eibar y dej algunas muestras de su arte tambin en ese oficio, el
terrazo del bar Txoko por ejemplo, que en sucesivos remozamientos
han querido mantener intacto. Arruabarrena era espectacular con el
pandero. Lo tocaba con manos, codo y pies. Fue mirando a este
panderojole como Jose Ramon Zubizarreta Landakanda aprendi a tocar
el instrumento. En el libro que Miel Anjel Elustondo dedic a su
trayectoria, Landakanda afirma que es el pandero el que manda en la
trikitixa, el que marca el ritmo. Relata que en el campeonato de
1982, nada ms entrar al recinto, observaron que entre los miembros
del jurado haba uno que haba sido dantzari y Landakanda comunic a
Laja que tocara un poquito ms despacio que en las romeras, porque a
los dantzaris de oficio les gusta bailar algo ms lento. Hicimos un
pequeo ensayo antes de subir al estrado. A Laja le cost un poco,
pero en seguida se puso a mi paso. A muchos les parece que no, pero
en la trikitixa manda el pandero, dice. Pero no slo del ritmo se
preocupa el panderojole. En esa misma entrevista Landakanda relata
que slo bebe agua y no porque no le gusten el champn o la cerveza,
sino porque las sirven fras y se le estropea la garganta. Cuentan
tambin que Egaazpi, siempre que peda una bebida, aada: Que no est
fra y que un da Sakabi le dijo a la persona que serva: Que est
recin hervida. Y aun as, sola tener problemas con la garganta.
Landakanda cree que todos los que cantan cuidan la garganta menos
Sebastian Lizaso, a quien le va muy bien el champn fro. En esa
misma entrevista el panderojole cuenta que una vez alguien le dijo
que si era capaz de cantar sin beber era un artista. Jose Ramon
Zubizarreta naci en 1932 en un casero del barrio de Kukuerri de
Azkoitia, que tambin era molino. Antes de ver en directo a
Arruabarrena, se inici en el arte de tocar el pandero a los 12 aos,
imitando a Joxe Oria, el panderojole de la Trikitixa de Zumarraga,
que escuchaba por Radio San Sebastin, la nica emisora de la poca.
Era el menor de una familia de diez hermanos. Nadie en su casa
tocaba el pandero, pero tena dos primos del casero Izer que lo
hacan. En el molino, entre tarea y tarea, se sentaba en la escalera
y ensayaba. Se retir temporalmente de las plazas al casarse a los
26 aos. El perodo de abstinencia dur 13 aos, hasta que un buen da
apareci Maltzeta y le dijo que necesitaba a un panderista para un
homenaje. Entretanto la trikitixa segua su curso. Egaazpi se haba
convertido en el panderojole oficial de Elgeta y Sakabi. Las
romeras haban iniciado su decadencia, pero proliferaban los
festivales. Eran los aos en que cada pareja cobraba seis mil
pesetas. Era un ingreso importante, puesto que haba das con dos
actuaciones. Con el permiso de su mu