“Un zoo en las fachadas” En el mes de noviembre, con los alumnos de 6ème, hicimos una salida por la ciudad de Grenoble, recorriendo sus calles más céntricas y fijándonos en las fachadas y fuentes en las que hay representados montones de animales en los que antes no nos habíamos fijado. Además de hablar de la significación de los edificios e intentar buscar una explicación al hecho de que esos animales estuvieran representados en esos lugares, recitamos poesías que con anterioridad habíamos preparado en clase. Luego, hemos hecho una presentación con imágenes para que podáis leerlas y disfrutar con ellas. Esperamos que os gusten. Place Grenette Rue Président de la Republique Rue de Bonne
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“Un zoo en las fachadas” - educacion.gob.es · El gallo despertador Kirikí Estoy aquí, decía el gallo Colibrí. El gallo Colibrí era pelirrojo , y era su traje de hermoso
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“Un zoo en las fachadas”
En el mes de noviembre, con los alumnos de 6ème, hicimos una salida por la ciudad de Grenoble, recorriendo sus calles más céntricas y fijándonos en las fachadas y fuentes en las que hay representados montones de animales en los que antes no nos habíamos fijado. Además de hablar de la significación de los edificios e intentar buscar una explicación al hecho de que esos animales estuvieran representados en esos lugares, recitamos poesías que con anterioridad habíamos preparado en clase. Luego, hemos hecho una presentación con imágenes para que podáis leerlas y disfrutar con ellas.
Esperamos que os gusten.
Place Grenette Rue Président de la Republique
Rue de Bonne
Mi amigo el delfín
Tirín … Tirón … Tirín
Mi amigo es un delfín
De húmeda nariz difícil de abrazar
Se escurre como un pez
Inténtalo otra vez
Tirín … Tirón … Tirín
Mi amigo es un delfín
Juega a la pelota
Sin usar los pies
Jugamos en la orilla
Mientras el sol brilla
Tirín … Tirón … Tirón …
Mi amigo es un delfín
¡¡¡¡¡¡Que quiere ser FELIZ !!!!!!
¡¡¡¡¡¡Gracias !!!!!!!!!! Eulalie Renault
El gallo despertador
Kirikí
Estoy aquí,
decía el gallo Colibrí.
El gallo Colibrí
era pelirrojo ,
y era su traje
de hermoso pelaje.
Kikirikí
Levántate, campesino,
que ya está el sol
de camino.
Kikirikí.
Levántate, labrador.
Despierta con alegría,
que viene el día.
Kikirikí.
Niños del pueblo,
despertad el ole
que os esperan en el cole.
El pueblo no necesita reloj.
Les vale el gallo despertador.
Gloria Fuertes Alexandra Gouchon 6ème1
León…
Abba, Fabricio Julián
Un león de gran tamaňo presumía por la selva, orgulloso y estirado de su bonita melena.
Una melena muy larga ceniza y color arena, con un brillo reluciente tan suave como la seda.
Ha sentido mucha sed. Se acerca a beber al río. El agua está tan fresca. De gran alivio le ha sido.
Después, buscando la sombra, de grande y verde nogal, le llega el aroma fresco. El lugar es ideal.
Al rato sueňa que come un dulce y crujiente pan. Ya huele a horno caliente. Ha empezado a babear.
Dos ardillas muy traviesas han llegado a su lado, sin apenas hacer ruido la melena le han trenzado.
El león al despertar tiene dolor de cabeza. Siente que va a estallar. Vuelve a beber agua fresca.
El rugido del león se oye en toda la selva. Un ruido ensordecedor, salido de las cavernas.
Las ardillas en el árbol le gritan las dos bailando, haciendo chocar sus palmas, juntos lo están celebrando.
Nadie se ríe en la selva. Todos están asustados. Nunca un rugido tan fuerte por allí se había escuchado.
El león es siempre el rey, con melenas y trenzas y con su fuerte rugido, lo deja sin sentido.
El ciervo, el león y el manantial Esopo
El ciervo, el león y el manantial Esopo
Agobiado por la sed, llegó un ciervo a un
manantial. Después de beber, vio su reflejo
en el agua.
Al contemplar su hermosa cornamenta, se sintió
orgulloso, pero quedó descontento por sus piernas
débiles y finas. Sumido aún en estos pensamientos,
apareció un león que comenzó a perseguirlo.
Echó a correr y le ganó una gran distancia,
pues la fuerza de los ciervos está en sus
piernas y la del león en su corazón.
Mientras el campo fue llano, el ciervo guardó la distancia
que lo salvaba; pero al entrar en el bosque, sus
cuernos se engancharon a las ramas y, no pudiendo
escapar, fue atrapado por el león.
A punto de morir, exclamó para sí mismo:
-¡Desdichado! Mis pies, que pensaba me traicionaban, eran los que me salvaban, y
mis cuernos, en los que ponía toda mi confianza, son los que me pierden.
Nos ayuda quien no sospechamos, mientras los que adulamos no se asoman.
Gracias !!!!!!!!!! Manon Duchesne.
Érase una vez (o El lobito bueno) José Agustín Goytisolo
Bebiendo un perro en el Nilo, al mismo tiempo corría.
¡Bebe quieto!, le decía un taimado cocodrilo.
Díjole el perro prudente: « Dañoso es beber y andar Pero ¿es sano el aguardar a que me claves el diente? »
¡Oh, qué docto perro viejo!
Yo venero tu sentir en esto de no seguir del enemigo el consejo. Samaniego
.
Gracias
l Mateo Poulin
LA FUERZA DE LA GACELA
Gloria Fuertes realizado por Esteban Vega
• En la selva de Congolandia todos los animales viven en paz y armonía. Pero un día llega un fiero tigre extranjero, que siembra el terror en la selva. La situación se vuelve insoportable y el rey León reúne a todos los animales para encontrar una solución.
Deciden acabar con el tigre y mandan a un grupo guerrero, pero son derrotados. Vuelven a casa cabizbajos. Entonces, la gacela se ofrece voluntaria para solucionar el problema con el tigre. Todos creen que se ha vuelto loca y que el fiero animal se la comerá.
Sin embargo, la gacela no va a luchar con él. Va a hablar y a pedirle por favor que se porte bien. El tigre acepta y a
partir de ese día todos vuelven a vivir felices y en paz.
Por favor
Pórtese
bien
Se equivoco la paloma
Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo.
Que la noche, la
mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas, rocío.
Que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.
RAFAEL ALBERTI
Ana Martínez Calvo
Volverán las oscuras golondrinas, 1868
Gustavo Adolfo Bécquer realizado por Óliver Perenyi
Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales, jugando llamarán;
Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar; aquellas que aprendieron nuestros nombres, esas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores abrirán;
Pero aquellas cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblar y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido... desengáñate, ¡así no te querrán!