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1 EL TIEMPO DE GRACIA ESTA TERMINANDO Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. (Luc. 21: 31) _______________________________________________________________ Las Sagradas Escrituras revelan claramente que el carácter de Dios es amor, (1ª Jn. 4: 8), sin embargo, ese amor se expresa en justicia y misericordia hacia el ser humano, esto fue lo que realmente ocurrió en la cruz del calvario al momento de hablar de la mayor manifestación y demostración del amor de Dios por el hombre, (Jn. 15: 13; 3: 16) donde la justicia y la misericordia divina se encontraron y besaron. (Sal. 85: 10) Por otro lado, las Sagradas Escrituras nos revelan que Dios no tolera el pecado, ama al pecador pero aborrece el pecado, es muy santo para mirar la maldad de los habitantes de la tierra, de esta forma y a través del tiempo le ha entregado oportunidades al ser humano para que éste enmiende sus caminos delante de él, para que la transgresión y el camino del mal el hombre pueda abandonar completamente. En su carácter de gobernante supremo, Dios no puede seguir tolerando por más tiempo este estado de cosas como las que en estos momentos persisten sobre la tierra, donde la maldad de los hombres, mujeres y niños está alcanzando niveles muy peligrosos, extraños e incomprensibles para la razón humana y acercándose nefastamente al límite de lo permitido y tolerado por Dios. Se puede apreciar hoy, como la maldad se está escapando rápidamente del control y la mano restrictiva del poder de la
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Tiempo de gracia está terminado

Oct 02, 2015

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Material sobre el tiempo de gracia de Dios a la humanidad
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EL TIEMPO DE GRACIA ESTA TERMINANDOAs tambin vosotros, cuando veis que suceden estas cosas, sabed que est cerca el reino de Dios. (Luc. 21: 31)_______________________________________________________________Las Sagradas Escrituras revelan claramente que el carcter de Dios es amor, (1 Jn. 4: 8), sin embargo, ese amor se expresa en justicia y misericordia hacia el ser humano, esto fue lo que realmente ocurri en la cruz del calvario al momento de hablar de la mayor manifestacin y demostracin del amor de Dios por el hombre, (Jn. 15: 13; 3: 16) donde la justicia y la misericordia divina se encontraron y besaron. (Sal. 85: 10)Por otro lado, las Sagradas Escrituras nos revelan que Dios no tolera el pecado, ama al pecador pero aborrece el pecado, es muy santo para mirar la maldad de los habitantes de la tierra, de esta forma y a travs del tiempo le ha entregado oportunidades al ser humano para que ste enmiende sus caminos delante de l, para que la transgresin y el camino del mal el hombre pueda abandonar completamente.En su carcter de gobernante supremo, Dios no puede seguir tolerando por ms tiempo este estado de cosas como las que en estos momentos persisten sobre la tierra, donde la maldad de los hombres, mujeres y nios est alcanzando niveles muy peligrosos, extraos e incomprensibles para la razn humana y acercndose nefastamente al lmite de lo permitido y tolerado por Dios.Se puede apreciar hoy, como la maldad se est escapando rpidamente del control y la mano restrictiva del poder de la autoridad, este espectculo repugnante que ofrecen los moradores de la tierra a las entidades superiores del universo no puede seguir por mucho ms tiempo desarrollndose, Dios es amor, es misericordioso y justo, pero no olvidemos que tambin es fuego consumidor, (Heb. 12: 29) Dios de orden y de paz. El gobierno de Dios se fundamente en justicia, verdad y misericordia y ese gobierno no solo incluye a los moradores de la tierra, sino tambin a los habitantes del cielo y los innumerables mundos no cados del vasto universo creado, los cuales permanecen leales al gobierno de Dios y por tal razn esa misma misericordia y justicia divina no permitirn por ms tiempo que siga el mal y todo este actual orden de cosas sobre la tierra.Sin embargo, Dios no se levanta de su lugar y destruye al hombre de forma inmediata sin mediar ninguna advertencia a ste, Dios destruye el pecado y la maldad pero al estar el ser humano unido a esa iniquidad y de persistir el hombre en el camino del mal, tambin tiene que ser destruido junto al pecado. De esta forma y antes que Dios pueda intervenir, poniendo fin a la maldad del hombre, l advierte de las peligrosas y fatales consecuencias de persistir en ese camino, de esta forma, le concede al ser humano un tiempo de misericordia, un tiempo de gracia que ste puede emplear para reflexionar, cambiar y enmendar su vida retornando a Dios y a una vida conforme a los principios divinos.

Pero realmente Qu es un tiempo de gracia? Cmo podemos definir un tiempo de gracia y misericordia para el hombre? como ya lo hemos mencionado, es un tiempo que Dios concede al hombre, un tiempo inmerecido, por eso, se habla de gracia, el cual consiste en un perodo de tiempo compuesto por algunos das, meses o incluso hasta aos o siglos de tolerancia y paciencia divina.Cuando Dios concede un tiempo de gracia al ser humano, esto implica a su vez, una verdad presente donde el llamado de Dios es a retornar a los caminos de esa verdad transgredida, de all, que los tiempos impuestos por Dios no han sido los mismos a travs de la historia del hombre, en cada tiempo han existido condiciones diferentes y la verdad para cada tiempo o tramo de la historia no ha sido la misma.Aunque la verdad de Dios es una sola y objetiva, sin embargo, el hombre nunca ha sido conocedor y portador de toda esa verdad, la verdad es progresiva (Prov. 4: 18) y el hombre ha conocido solo parte de esa verdad, la verdad que Dios ha permitido que conozca hasta ese momento y tiempo particular.Un tiempo de gracia tambin implica un determinado mensajero, el cual es portador de esa verdad presente o mensaje divino llamando al hombre al arrepentimiento y exhortndole a volver a Dios, de esta forma, cada tiempo ha tenido una verdad llamada la verdad presente y al hombre indicado para ese tramo del tiempo en particular.Sin embargo, un tiempo de gracia definido incluye adems, condiciones sociales, polticas, econmicas, culturales y religiosas especficas y bien definidas, las cuales en su conjunto conforman la sociedad que est siendo amonestada por Dios y cuyos caminos esta debe de enmendar, la verdad presente para una sociedad determinada puede ser impopular pero se encuentra por sobre las ideas y principios de los hombres, mientras que el mensajero es parte de esa sociedad contempornea en que vive.Cuando la sociedad en cuestin ha llegado a los lmites permitidos por la justicia y misericordia divina, Dios se manifiesta desde el alto cielo, Dios no puede permitir que la maldad contine desarrollndose por ms tiempo entre los hombres, cuando stos han quitado completamente a Dios de sus vidas, los lmites de la transgresin y la crueldad llegan a niveles mortales y peligrosos y al punto permitido, de esta forma Dios determina y le pone fin a la maldad del hombre evitando que el mal pase los lmites de las restricciones divinas fijando un plazo sealado para la intervencin y la justicia divina.

Ese plazo sealado, tiene todos los elementos de la justicia y la misericordia de Dios, existe un tiempo definido, teniendo este tiempo un comienzo, una cierta duracin y un final, un mensajero que llama al arrepentimiento y expone la verdad presente que ha sido transgredida para que todos aquellos que deseen ser salvos encuentren misericordia y la prolongacin de la existencia concedida por la gracia infinita.Durante todo ese tiempo el hombre debe de reflexionar seriamente en sus caminos, no descuidando el mensaje, llamado y las solemnes advertencias hechas por Dios por medio de sus siervos que l enva, durante ese tiempo debe de existir una reforma completa y radical de la vida y un retorno a Dios sin condiciones, el abandono del pecado y de las prcticas que acarrean la ira divina sobre la maldad debe de ser depuesta, el arrepentimiento, la confesin del pecado y el abandono de este debe constituir el primer paso en el retorno a Dios y del camino del bien.Tiempo de gracia personal y globalSin embargo, tenemos que distinguir en las Escrituras y profecas dos aspectos importantes en cuanto al tiempo de gracia. La Biblia revela que efectivamente existe un tiempo de gracia personal o individual y un tiempo de gracia colectivo, universal y escatolgico como humanidad en cuanto a su trmino y la forma como Dios acta entregando las condiciones que l establece en cada uno de ellos para la salvacin del ser humano.Dios concede un tiempo de gracia individual o personal a todo ser humano sin importar la raza, credo, nacionalidad, sexo o su condicin social mientras ste est vivo, mientras dura la vida del hombre sobre la tierra, sus hechos, palabras y pensamientos determinarn su carcter y posterior sentencia divina, vida eterna o muerte eterna. (Rom. 2: 7-8; Mat. 12: 33-37; Ecl. 12: 13-14)Cada persona puede nacer y llegar a su vejez y aquello ser su tiempo de gracia, todo el trayecto de su vida, sin embargo, la vida puede verse interrumpida por un accidente, como le aconteci al rey Ocozas (2 de Rey. 1: 1-4) o alguna enfermedad como la que tuvo el rey Ezequas, a quien se le prolong su vida y con ello su tiempo de gracia, (Isa. 38: 1-22) pero en lo general, el tiempo de gracia terminara en ese punto o tiempo de vida vivido.

La enfermedad y la muerte campean en el mundo, y cun poco sabemos acerca del momento cuando terminar nuestro tiempo de gracia... Cuntas personas, si fueran llamadas en este momento a rendir cuentas, lo haran con pesar, remordimiento y afliccin, porque el tiempo de gracia que Dios les haba dado lo emplearon abundantemente en complacer al yo. Los intereses eternos del alma han sido descuidados temerariamente para realizar cosas sin importancia. La mente se mantiene ocupada, tal como Satans se propone que est, con intereses egostas, mientras el tiempo se desliza hacia la eternidad sin que se realice ninguna preparacin para el cielo. (A fin de conocerle. Jueves 11 de noviembre calculad el costo.)Pero tambin existe un tiempo de gracia escatolgico y proftico, donde la humanidad en su conjunto se le concede un determinado tiempo de misericordia que puede consistir en aos o siglos antes que Dios intervenga de manera definitiva en los asuntos de la tierra. Esto no implica que si es un tiempo de gracia colectivo como humanidad, la salvacin tambin lo sea, aunque Cristo hizo provisin para todos en el momento de morir, sin embargo, la aceptacin y preparacin es personal y no colectiva. Al final del tiempo, el pueblo de Dios es llevado a las mansiones del cielo de forma colectiva, pero la preparacin para ese evento masivo es individual.El tiempo de gracia que analizaremos en este estudio corresponde a este ltimo, el que nos es dado como humanidad y sealado de manera escatolgica a travs de las profecas del tiempo del fin registradas especialmente en los libros de Daniel y Apocalipsis.La rebelin de de Lucifer y el primer tiempo de graciaSin embargo, contar con un tiempo de gracia no es nicamente propio de los habitantes de la tierra, la primera vez que se tiene esta idea o concepto de un tiempo de gracia se produce en el cielo mismo en el contexto de la rebelin de Lucifer.

Desde el mismo comienzo de sta rebelin, Dios ha tenido que tratar con el mal por primera vez en la historia de la eternidad, nunca antes se haba visto una situacin y estado de cosas como las que se dieron, de descontento, dudas y la divisin entre los habitantes del cielo.Con las intenciones ocultas de atentar en contra del gobierno de Dios y con ello amenazando la estabilidad de todo el universo, Lucifer llev a delante una rebelin que traera terribles consecuencias, insospechadas en el momento, no solo para l y los ngeles que logr poner de su parte, sino que estas mismas consecuencias se materializaran, tiempo despus y de manera trgica sobre la tierra y sus moradores.Dios no intervino de manera inmediata poniendo fin a esta situacin enfrentando de lleno al ngel rebelde, se le concedi un determinado tiempo de gracia a Lucifer y a sus ngeles para que ste lograra exponer claramente sus verdaderas intenciones ante todo el universo y lograr arrepentirse y desistir de sus intenciones evitando el trgico fin que le esperara no solo a l sino tambin a todos aquellos que se unieran a su rebelin.Dios permiti que Satans siguiese con su obra hasta que el espritu de desafecto se troc en una activa rebelin. Era necesario que sus planes se desarrollasen en toda su plenitud, para que su verdadera naturaleza y tendencia fuesen vistas por todos. (PP. Cap. 1 El origen del mal. Pg. 21)Dios poda emplear slo aquellos medios que fuesen compatibles con la verdad y la justicia. Satans poda valerse de medios que Dios no poda usar: la lisonja y el engao.Haba procurado falsear la palabra de Dios, y haba tergiversado el plan de gobierno divino, alegando que el Creador no obraba con justicia al imponer leyes a los ngeles; que al exigir sumisin y obediencia de sus criaturas, buscaba solamente su propia exaltacin. Por lo tanto, era necesario demostrar ante los habitantes del cielo y de todos los mundos que el gobierno de Dios es justo y su ley perfecta. Satans haba fingido que procuraba fomentar el bien del universo. El verdadero carcter del usurpador, y su verdadero objetivo, deban ser comprendidos por todos. Deba drsele tiempo suficiente para que se revelase por medio de sus propias obras inicuas.

La discordia que su propio proceder haba causado en el cielo, Satans la atribua al gobierno de Dios. Todo lo malo, deca, era resultado de la administracin divina. Alegaba que su propsito era mejorar los estatutos de Jehov. Por consiguiente, Dios le permiti demostrar la naturaleza de sus pretensiones para que se viese el resultado de los cambios que l propona hacer en la ley divina. Su propia labor haba de condenarle. Satans haba dicho desde el principio que no estaba en rebelda. El universo entero haba de ver al engaador desenmascarado. (PP. Cap. 1 El origen del mal. Pg. 22)La inspiracin nos revela que Dios soport por mucho tiempo a Lucifer en el cielo Cunto tiempo? no se ha revela el tiempo exacto, en trminos de la eternidad ni en los nuestros, que persisti todo este estado de cosas, sin embargo, ese tiempo, fue el tiempo de gracia concedido a este ngel para su arrepentimiento.Con gran misericordia, segn su divino carcter, Dios soport por mucho tiempo a Lucifer. (PP. Cap. 1 El origen del mal. Pg. 18)Durante los das de esa eternidad, se hicieron todos los esfuerzos posibles para convencerlo de su error, consejos, concilios, los ngeles leales trataban con l pero en vano, se le hizo ver lo que acontecera en el porvenir y los peligros de esta rebelin, Lucifer no poda ver el fin y ni siquiera l mismo estaba completamente convencido de sus planes y donde terminara.El espritu de descontento y desafecto no se haba conocido antes en el cielo. Era un elemento nuevo, extrao, misterioso e inexplicable. Lucifer mismo, al principio, no entenda la verdadera naturaleza de sus sentimientos; durante algn tiempo haba temido dar expresin a los pensamientos y a las imaginaciones de su mente; sin embargo no los desech. No vea el alcance de su extravo. Para convencerlo de su error, se hizo cuanto esfuerzo podan sugerir la sabidura y el amor infinitos. Se le prob que su desafecto no tena razn de ser, y se le hizo saber cul sera el resultado si persista en su rebelda. (PP. Cap. 1 El origen del mal. Pg. 18)Reunidos en concilio celestial, los ngeles rogaron a Lucifer que desistiese de su intento. El Hijo de Dios present ante l la grandeza, la bondad y la justicia del Creador, y tambin la naturaleza sagrada e inmutable de su ley. Dios mismo haba establecido el orden del cielo, y, al separarse de l, Lucifer deshonrara a su Creador y acarreara la ruina sobre s mismo. Pero la amonestacin, hecha con misericordia y amor infinitos, solamente despert un espritu de resistencia. Lucifer permiti que su envidia hacia Cristo prevaleciese, y se afirm ms en su rebelin. (PP. Cap. 1 El origen del mal. Pg. 14)El Rey del universo convoc a las huestes celestiales a comparecer ante l, a fin de que en su presencia l pudiese manifestar cul era el verdadero lugar que ocupaba su Hijo y manifestar cul era la relacin que l tena para con todos los seres creados. El Hijo de Dios comparti el trono del Padre, y la gloria del Ser eterno, que exista por s mismo, cubri a ambos. Alrededor del trono se congregaron los santos ngeles, una vasta e innumerable muchedumbre, "millones de millones," y los ngeles ms elevados, como ministros y sbditos, se regocijaron en la luz que de la presencia de la Deidad caa sobre ellos. Ante los habitantes del cielo reunidos, el Rey declar que ninguno, excepto Cristo, el Hijo unignito de Dios, poda penetrar en la plenitud de sus designios y que a ste le estaba encomendada la ejecucin de los grandes propsitos de su voluntad. El Hijo de Dios haba ejecutado la voluntad del Padre en la creacin de todas las huestes del cielo, y a l, as como a Dios, deban ellas tributar homenaje y lealtad. Cristo haba de ejercer an el poder divino en la creacin de la tierra y sus habitantes. Pero en todo esto no buscara poder o ensalzamiento para s mismo, en contra del plan de Dios, sino que exaltara la gloria del Padre, y ejecutara sus fines de beneficencia y amor.

Los ngeles reconocieron gozosamente la supremaca de Cristo, y postrndose ante l, le rindieron su amor y adoracin. Lucifer se postr con ellos, pero en su corazn se libraba un extrao y feroz conflicto. La verdad, la justicia y la lealtad luchaban contra los celos y la envidia. La influencia de los santos ngeles pareci por algn tiempo arrastrarlo con ellos. Mientras en melodiosos acentos se elevaban himnos de alabanza cantados por millares de alegres voces, el espritu del mal pareca vencido; indecible amor conmova su ser entero; al igual que los inmaculados adoradores, su alma se hinchi de amor hacia el Padre y el Hijo. Pero luego se llen del orgullo de su propia gloria. Volvi a su deseo de supremaca, y nuevamente dio cabida a su envidia hacia Cristo. El comparta los designios del Padre, mientras que Lucifer no participaba en los concilios de Dios. "Por qu -se preguntaba el poderoso ngel- debe Cristo tener la supremaca? Por qu se le honra ms que a m?" (PP. Cap. 1 El origen del mal. Pg. 14, 15, 16)Si Lucifer hubiera desistido de sus propsitos, Dios lo abra restituido en su puesto de primer ngel en el cielo, hubiera sido perdonado y restaurado como al principio.Lucifer qued convencido de que se hallaba en el error. Vio que "justo es Jehov en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras" (Sal. 145: 17), que los estatutos divinos son justos, y que deba reconocerlos como tales ante todo el cielo. De haberlo hecho, podra haberse salvado a s mismo y a muchos ngeles.An no haba desechado completamente la lealtad a Dios. Aunque haba abandonado su puesto de querubn cubridor, si hubiese querido volver a Dios, reconociendo la sabidura del Creador y conformndose con ocupar el lugar que se le asign en el gran plan de Dios, habra sido restablecido en su puesto. (PP. Cap. 1 El origen del mal. Pg. 18, 19)Sin embargo, durante todo este tiempo de gracia que se le concedi y donde Dios permiti que estas cosas persistieran por algn tiempo, Lucifer estuvo dispuesto a apartarse de su mal camino, lamentablemente el orgullo se lo impidi, pero como todo tiempo de gracia que Dios concede en su misericordia no es eterno sino que este llega a su fin, el tiempo de gracia concedido a este ngel haba llegado lamentablemente a su trmino, as, lleg el momento de tomar una decisin final y radical que afectara los destinos eternos de estos ngeles rebeldes y de su caudillo, su tiempo de gracia haba llegado inevitablemente a su eplogo.Haba llegado el momento de hacer una decisin final; l deba someterse completamente a la divina soberana o colocarse en abierta rebelin. Casi decidi volver sobre sus pasos, pero el orgullo no se lo permiti. Era un sacrificio demasiado grande para quien haba sido honrado tan altamente el tener que confesar que haba errado, que sus ideas y propsitos eran falsos, y someterse a la autoridad que haba estado presentando como injusta. Defendi persistentemente su conducta, y se dedic de lleno al gran conflicto contra su Creador. As fue como Lucifer, el "porta luz," el que comparta la gloria de Dios, el ministro de su trono, mediante la transgresin, se convirti en Satans el "adversario" de Dios y de los seres santos, y el destructor de aquellos que el Seor haba encomendado a su direccin y cuidado.Rechazando con desdn los argumentos y las splicas de los ngeles leales, los tild de esclavos engaados. Declar que la preferencia otorgada a Cristo era un acto de injusticia tanto hacia l como hacia toda la hueste celestial, y anunci que desde ese entonces no se sometera a esa violacin de los derechos de sus asociados y de los suyos propios. Nunca ms reconocera la supremaca de Cristo. Haba decidido reclamar el honor que se le debi haber otorgado, y asumir la direccin de cuantos quisieran seguirle; y prometi a quienes entrasen en sus filas un gobierno nuevo y mejor, bajo cuya tutela todos gozaran de libertad. Gran nmero de ngeles manifest su decisin de aceptarle como su caudillo. Engredo por el favor que recibieran sus designios, alent la esperanza de atraer a su lado a todos los ngeles para hacerse igual a Dios mismo, y ser obedecido por toda la hueste celestial. (PP. Cap. 1 El origen del mal. Pg. 19, 20)De esta forma, Lucifer es enfrentado de manera definitiva a tomar una decisin, someterse al gobierno de Dios o rebelarse abiertamente. Aqul tiempo de gracia concedido misericordiosamente haba transcurrido para l y sera apreciado tan solo una vez que este hubiese terminado, pero para entonces, ya sera demasiado tarde para l y la hueste de ngeles que le segua.Satans tembl al contemplar su obra. Meditaba a solas en el pasado, el presente y sus planes para el futuro. Su poderosa contextura temblaba como si fuera sacudida por una tempestad. Entonces pas un ngel del cielo. Lo llam y le suplic que le consiguiera una entrevista con Cristo. Le fue concedida.Entonces le dijo al Hijo de Dios que se haba arrepentido de su rebelin y deseaba obtener nuevamente el favor de Dios. Deseaba ocupar el lugar que Dios le haba asignado previamente, y permanecer bajo su sabia direccin. Cristo llor ante la desgracia de Satans, pero le dijo, comunicndole la decisin de Dios, que nunca ms sera recibido en el cielo, pues ste no poda ser expuesto al peligro. Todo el cielo se malograra si se lo reciba otra vez, porque el pecado y la rebelin se haban originado en l. Las semillas de la rebelin todava estaban dentro de l. No haba tenido, en el curso de su rebelin, motivo alguno para actuar de esa manera, y haba acarreado ruina sin esperanzas, no slo para s mismo, sino para las huestes de ngeles que habran sido felices en el cielo si l se hubiera mantenido fiel. La ley de Dios poda condenar, pero no perdonar. (HR. Cap. 3 Las consecuencias de la rebelin. Pg. 26, 27)

De esta forma, la Biblia nos revela el comienzo de este gran conflicto que se origin en el cielo, nos ensea y advierte, entre otras cosas, que todo tiempo de gracia que Dios concede a sus criaturas comienza y llega penosamente a su fin, todo tiempo de gracia de alguna u otra forma concluye, y que de no hacer caso de las advertencias divinas, puede llegar a tener consecuencias trgicas y eternas para las criaturas, como las acontecidas en este caso, ese tiempo concedido puede durar muchos aos o quizs siglos, pero como sea, se nos revela y advierte que por ms tiempo que este pueda durar, llega inevitablemente a su trmino, y con ello el reloj de la misericordia y paciencia divina marca la medianoche para la existencia cuyas consecuencias pueden ser trgicas y eternas.El tiempo de gracia revelado y concedido a Adn y EvaEl desarrollo de este gran conflicto originado en el cielo y su traslado a la tierra con la posterior y trgica cada de Adn y Eva, (Gn. 3: 1-24) la entrada del pecado y la muerte y su expulsin del Edn, han llevado a Dios a conceder tambin un tiempo de gracia a la humanidad, (Gn. 3: 15) un tiempo de gracia destinado a que el hombre pueda retornar a Dios, aceptando su plan de salvacin para su elevacin y restauracin del pecado hasta la erradicacin completa del mal sobre la tierra con la destruccin final del pecado y del autor del mal, (Mal. 4: 1) as como de todos sus seguidores en un tiempo escatolgico que Dios ha determinado que esto acontezca. La primera indicacin que el hombre tuvo acerca de su redencin la oy en la sentencia pronunciada contra Satans; en el huerto. El Seor declar: "Y enemistad pondr entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herir en la cabeza, y t le herirs en el calcaar." (Gn. 3: 15.) Esta sentencia, pronunciada en presencia de nuestros primeros padres, fue una promesa para ellos. Mientras predeca la lucha entre el hombre y Satans, declaraba que el poder del gran adversario sera finalmente destruido. Adn y Eva estaban como criminales ante el justo Juez, y aguardaban la sentencia que mereca su transgresin; pero antes de or hablar de la vida de trabajo y angustia que sera su destino, o del decreto que determinaba que volveran al polvo, escucharon palabras que no podan menos que infundirles esperanza. Aunque habran de padecer por efecto del poder de su gran enemigo, podran esperar una victoria final.

Cuando Satans supo que existira enemistad entre l y la mujer, y entre su simiente y la simiente de ella, se di cuenta de que su obra de depravacin de la naturaleza humana sera interrumpida; que de alguna manera el hombre sera capacitado para resistir su poder. Sin embargo, cuando el plan de redencin se di a conocer, Satans se regocij con sus ngeles al pensar que por haber causado la cada del hombre, poda ahora hacer descender al Hijo de Dios de su elevada posicin. Satans declar que hasta la fecha sus planes haban tenido xito en la tierra, y que cuando Cristo tomase la naturaleza humana, l tambin podra ser vencido, y as se evitara la redencin de la raza cada.

Los ngeles celestiales explicaron ms completamente a nuestros primeros padres el plan que haba sido concebido para si su redencin. Se les asegur a Adn y a su compaera que a pesar de su gran pecado, no se les abandonara a merced de Satans. El Hijo de Dios haba ofrecido expiar, con su propia vida, la transgresin de ellos. Se les otorgara un tiempo de gracia y, mediante el arrepentimiento y la fe en Cristo, podran llegar a ser de nuevo hijos de Dios. (PP. Cap. 4 El plan de la Redencin. Pg. 51, 52)

El tiempo de gracia en la era antediluvianaSin embargo, y hasta que ese da no llegue de manera definitiva, cuando Dios intervenga de forma global, destruyendo al pecado para siempre, ha tenido que conceder tiempos de gracia parciales en ciertos perodos de la historia de la humanidad, como lo fue en la era antediluviana. Aquella raza poderosa de seres humanos dedic su poder, fuerza e inteligencia al invento y desarrollo del mal en todas sus formas conocidas, que lleg finalmente a un ndice peligroso de maldad sobre la tierra y que alcanz los lmites espirituales, ticos y morales permitidos por Dios. (Gn. 6: 1-8, 11-13)Esta raza poderosa superando aquellos lmites permitidos de maldad y transgresin en abierta rebelin contra Dios, se les concedi un tiempo de gracia prudente antes de ser destruidos para siempre de sobre la tierra, durante ese tiempo deberan de cambiar sus vidas aceptando el plan de Dios. De esta forma, vemos como ya en ese tiempo, Dios escoge a un mensajero y enva finalmente un ltimo mensaje de advertencia, un mensaje impopular para la poca, que la tierra sera destruida por un diluvio de agua y que todo lo que tenga aliento de vida sera destruido. (Gn. 6: 12-13)Aqul tiempo de gracia para aquella primera y temprana etapa de la humanidad, Dios permiti que se conociera, tanto su comienzo como su final, 120 aos (Gn. 6: 3) Dios le dijo a No que sera el tiempo de gracia destinado finalmente a esa era. Desde que comenzara a correr el tiempo con Adn en adelante, hasta que el diluvio llegara en los das de No, aproximadamente transcurriran 1656 aos de vida antediluviana, de los cuales los ltimos 120 seran destinados a un tiempo de gracia definitivo. La Biblia nos revela que el diluvio se produce en el mes segundo a los diecisiete das de ese mes, teniendo No 600 aos de vida. (Gn. 7: 6, 10-12) Si tomamos los aos de vida de No como lnea de tiempo cronolgica para esa era, podemos calcular el ao o los aos de vida que tena el Patriarca cuando ste es llamado por Dios a su ministerio para dar el mensaje para aquella poca, si el diluvio se produce cuando No tena 600 aos de edad, eso significa que en esa fecha terminan los 120 aos de gracia y misericordia para aquel tiempo. Si a los 600 aos le restamos los 120 de gracia, nos lleva al ao 480 de la vida de No, que sera el ao en esta lnea de tiempo, o bien, los aos que tena el Patriarca cuando Dios lo llam (Gn. 6: 1-10) y que a su vez, sera el tiempo cuando comenzaran a correr los 120 aos de gracia y misericordia para el mundo antediluviano.Ciento veinte aos antes del diluvio, el Seor, mediante un santo ngel, comunic a No su propsito, y le orden que construyese un arca. Mientras la construa, haba de predicar que Dios iba a traer sobre la tierra un diluvio para destruir a los impos, Los que creyesen en el mensaje, y se preparasen para ese acontecimiento mediante el arrepentimiento y la reforma, obtendran perdn y seran salvos. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pg. 81)Seales y eventos previos a la catstrofe

Antes que se cumpliera aqul tiempo de gracia de 120 aos de misericordia, hubieron eventos y seales que anunciaran que ese fin se acercaba. La misma descendencia de Adn se convertira en seal para esa catstrofe, Matusaln sera uno de los ltimos Patriarcas antediluvianos que viviera sobre la tierra de entonces y para cuando ste muriera, sera seal que el diluvio estaba cerca, viviendo un total de 969 aos, (Gn.5: 21, 25-27) Matusaln muere en el mismo ao del diluvio o cuando No tena 600 aos, la desaparicin de este hombre de Dios daba testimonio que los 120 aos de gracia llegaban de esta manera a su fin.En medio de la corrupcin reinante, Matusaln, No y muchos ms, trabajaron para conservar el conocimiento del verdadero Dios y para detener la ola del mal. Enoc haba repetido a sus hijos lo que Dios le haba manifestado tocante al diluvio, y Matusaln y sus hijos, que alcanzaron a or las prdicas de No, le ayudaron en la construccin del arca. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pg. 81)

Pero tambin encontramos que muchos rechazaron el mensaje de la poca, 120 aos despreciados y a quienes predicaban hicieron mofa, escarnio y se burlaron de manera grotesca. (2 Ped. 3: 1-7)

Al principio, pareci que muchos recibiran la advertencia; sin embargo, no se volvieron a Dios con verdadero arrepentimiento. No quisieron renunciar a sus pecados. Durante el tiempo que precedi al diluvio, su fe fue probada, pero ellos no resistieron esa prueba. Vencidos por la incredulidad reinante, se unieron a sus antiguos camaradas para rechazar el solemne mensaje. Algunos estaban profundamente convencidos, y hubieran atendido la amonestacin; pero eran tantos los que se mofaban y los ridiculizaban, que terminaron por participar del mismo espritu, resistieron a las invitaciones de la misericordia, y pronto se hallaron entre los ms atrevidos e insolentes burladores; pues nadie es tan desenfrenado ni se hunde tanto en el pecado como los que una vez conocieron la luz, pero resistieron al Espritu que convence de pecado.

No todos los hombres de aquella generacin eran idlatras en el sentido estricto de la palabra. Muchos profesaban ser adoradores de Dios. Alegaban que sus dolos eran imgenes de la Deidad, y que por su medio el pueblo poda formarse una concepcin ms clara del Ser divino. Esta clase sobresala en el menosprecio del mensaje de No. Al tratar de representar a Dios mediante objetos materiales, cegaron sus mentes en lo que respectaba a la majestad y al poder del Creador; dejaron de comprender la santidad de su carcter, y la naturaleza sagrada e inmutable de sus requerimientos.

A medida que el pecado se generalizaba, les pareca cada vez menos grave, y terminaron por declarar que la ley divina ya no estaba en vigor; que era contrario al carcter de Dios castigar la transgresin; y negaron que sus juicios se haran sentir en la tierra. Si los hombres de aquella generacin hubieran obedecido la ley divina, habran reconocido la voz de Dios en la amonestacin de su siervo; pero al rechazar la luz sus mentes se haban vuelto tan ciegas, que creyeron de veras que el mensaje de No era un engao.

No fueron las multitudes o las mayoras las que se colocaron de parte de lo justo. El mundo se puso contra la justicia y las leyes de Dios, y No fue considerado fantico. Satans, al tentar a Eva para que desobedeciese a Dios, le dijo: "No moriris." (Gn. 3:4.) Grandes hombres del mundo, honrados y sabios, repitieron lo mismo. "Las amenazas de Dios -dijeron- tienen por fin intimidarnos y nunca se realizarn. No debis alarmaros. Nunca se producir la destruccin de la tierra por el Dios que la hizo ni el castigo de los seres que l cre. Podis estar tranquilos; no temis. No es un descabellado fantico." El mundo se rea de la locura del iluso anciano. En vez de humillar sus corazones ante Dios, persistieron en su desobediencia e impiedad, como si Dios no les hubiera hablado por su siervo.Pero No se mantuvo como una roca en medio de la tempestad. Rodeado por el desdn y el ridculo popular, se distingui por su santa integridad y por su inconmovible fidelidad. Sus palabras iban acompaadas de poder, pues eran la voz de Dios que hablaba a los hombres por medio de su siervo. Su relacin con Dios le comunicaba la fuerza del poder infinito, mientras que, durante ciento veinte aos, su voz solemne anunci a odos de aquella generacin acontecimientos que, en cuanto poda juzgar la sabidura humana, estaban fuera de toda posibilidad.

El mundo antediluviano razonaba que las leyes de la naturaleza haban sido estables durante muchos siglos. Las estaciones se haban sucedido unas a otras en orden. Hasta entonces nunca haba llovido; la tierra haba sido regada por una niebla o el roco. Los ros nunca haban salido de sus cauces, sino que haban llevado sus aguas libremente hacia el mar. Leyes fijas haban mantenido las aguas dentro de sus lmites naturales. Pero estos razonadores no reconocan la mano del que haba detenido las aguas diciendo: "Hasta aqu vendrs, y no pasars adelante." (Job 38:11)

A medida que transcurra el tiempo sin ningn cambio visible en la naturaleza, los hombres cuyo corazn a veces haba temblado de temor comenzaron a tranquilizarse. Razonaron, como muchos lo hacen hoy, que la naturaleza est por encima del Dios de la naturaleza, y que sus leyes estn tan firmemente establecidas que el mismo Dios no podra cambiarlas. Alegando que si el mensaje de No fuese correcto, la naturaleza tendra que cambiar su curso, hicieron que ese mensaje apareciera ante el mundo como un error, como un gran engao. Demostraron su desdn por la amonestacin de Dios haciendo exactamente las mismas cosas que haban hecho antes de recibir la advertencia. Continuaron sus fiestas y glotoneras; siguieron comiendo y bebiendo, plantando y edificando, haciendo planes con referencia a beneficios que esperaban obtener en el futuro; y se hundieron ms profundamente en la impiedad y el obstinado menosprecio de los requerimientos de Dios, para mostrar que no teman al Ser infinito. Afirmaban que si fuese cierto lo que No haba dicho, los hombres de fama, los sabios, los prudentes y los grandes lo habran comprendido. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pg. 82, 83, 84,)Mientras que su tiempo de gracia estaba concluyendo, los antediluvianos se entregaban a una vida agitada de diversiones y festividades. Los que posean influencia y poder se empeaban en distraer la atencin del pueblo con alegras y placeres para que ninguno se dejara impresionar por la ltima solemne advertencia. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pg. 93)

De esta forma, las burlas, las mofas, el desprecio del mensaje divino, los hombres de Dios que estuvieron hasta el ltimo momento de este mensaje, la misma vida antediluviana, las obras, los razonamientos de la poca frente al anuncio inminente de un gran diluvio, la vida social, espiritual y moral, revelaban que aqul tiempo de gracia y misericordia divina se acercaban a su fin.El fin del tiempo de gracia antediluvianoLas Escrituras nos revelan que finalmente ese tiempo de gracia y misericordia se cumpli llegando lamentablemente a su epilogo tal como fue anunciado y que efectivamente vino el diluvio sobre la tierra destruyndolo todo, geografa, vegetacin, clima, hombres y animales, salvo aquellos que creyeron el mensaje y entraron al arca, (Gn. 6: 8,9, 14-22; 7: 1-24) la hora final haba llegado para aquella poderosa raza de seres humanos, aquella hora de la cual se burlaron y despreciaron lleg finalmente a su medianoche eterna.Solamente ocho almas de la enorme poblacin antediluviana creyeron y obedecieron la palabra que Dios les habl por labios de No. Durante ciento veinte aos el predicador de la justicia amonest al mundo acerca de la destruccin que se aproximaba; pero su mensaje fue desechado y despreciado. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pg. 92)

Su tiempo de gracia estaba a punto de concluir. No haba seguido fielmente las instrucciones que haba recibido de Dios. El arca se termin en todos sus aspectos como Dios lo haba mandado, y fue provista de alimentos para los hombres y las bestias. Y entonces el siervo de Dios dirigi su ltima y solemne splica a la gente. Con anhelo indecible, les rog que buscasen refugio mientras era posible encontrarlo. Nuevamente rechazaron sus palabras, y alzaron sus voces en son de burla y de mofa. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pg. 85)La semana de prueba una demora?Cuando se cumpli el plazo fijado por Dios, No, junto a toda su familia y los animales entraron en el arca, sin embargo, el diluvio no se precipit de manera inmediata en el momento en que Dios les cerr la puerta, (Gn. 7: 16) sino ms bien, este se produce siete das ms tarde. Segn la cronologa bblica, cuando No entr en el arca ste tena 600 aos de edad, en el mes segundo a los 17 das de ese mes vino el diluvio, (v. 6, 11) lo que implica que el Patriarca entr con su familia y los animales el da 10 de ese mismo mes.Ese da, Dios le dice a No que abra una aparente demora, (v. 1-4) es decir, que despus que l entre en el arca, pasaran an siete das ms antes que el diluvio venga sobre la tierra, los cuales sumados al da 10, cuando recin No entr en el arca, nos lleva al da 17 de ese mismo mes, que fue el da en que se precipitan las aguas y se hace efectivo el juicio sobre los hombres y mujeres de aquella poca, es decir, despus de una semana. (v. 10-16)Si esto fue una demora o tardanza en los planes de Dios, no alter en nada el plazo fijado de los 120 aos, estos se cumplieron o terminaban de forma exacta el da 17 del segundo mes del ao 600 de la vida de No, esta semana adicional formaba parte del plan de Dios y no una tardanza real sino ms bien era una tardanza aparente, era parte del tiempo de los 120 aos. Si hubiera sido una tardanza real, esta se hubiera extendido ms all de los 120 aos establecidos por Dios como tiempo de gracia y misericordia para esa raza.Durante siete das despus que No y su familia hubieron entrado en el arca, no aparecieron seales de la inminente tempestad. Durante ese tiempo se prob su fe. Fue un momento de triunfo para el mundo exterior. La aparente tardanza confirmaba la creencia de que el mensaje de No era un error y que el diluvio no ocurrira. A pesar de las solemnes escenas que haban presenciado, al ver cmo las bestias y las aves entraban en el arca, y el ngel de Dios cerraba la puerta, continuaron las burlas y orgas, y hasta se mofaron los hombres de las manifiestas seales del poder de Dios. Se reunieron en multitudes alrededor del arca para ridiculizar a sus ocupantes con una audacia violenta que no se haban atrevido a manifestar antes. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pg. 86, 87)

Ese tiempo de gracia se cumpli, no solo en el evento sino tambin en el tiempo que Dios haba establecido para el mundo de entonces, desde que Dios llam a No a los 480 aos de la vida de ste, comenzaron a correr los 120 aos que nos llevan a esta instancia con esta semana incluida. Terminada aquella semana, al octavo da se desata la gran catstrofe que pondra fin al mundo de entonces (Gn. 7: 6-24) aqul tiempo de gracia no se extendi ms all de la fecha establecida por Dios.Pero al octavo da obscuros nubarrones cubrieron los cielos. Y comenz el estallido de los truenos y el centellear de los relmpagos. Pronto grandes gotas de agua comenzaron a caer. Nunca haba presenciado el mundo cosa semejante y el temor se apoder del corazn de los hombres. Todos se preguntaban secretamente: "Ser posible que No tuviera razn y que el mundo se halle condenado a la destruccin?" El cielo se obscureca cada vez ms y la lluvia caa ms aprisa. Las bestias rondaban presas de terror, y sus discordantes aullidos parecan lamentar su propio destino y la suerte del hombre. Entonces "fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas." (Vers. 11.) El agua se vea caer de las nubes cual enormes cataratas. Los ros se salieron de madre e inundaron los valles. Torrentes de aguas brotaban de la tierra con fuerza indescriptible, arrojando al aire, a centenares de pies, macizas rocas, que al caer se sepultaban profundamente en el suelo.

La gente presenci primeramente la destruccin de las obras de sus manos. Sus esplndidos edificios, sus bellos jardines y alamedas donde haban colocado sus dolos, fueron destruidos por los rayos, y sus escombros fueron diseminados. Los altares donde haban ofrecido sacrificios humanos fueron destruidos, y los adoradores temblaron ante el poder del Dios viviente, y comprendieron que haba sido su corrupcin e idolatra lo que haba provocado su destruccin.

A medida que la violencia de la tempestad aumentaba, rboles, edificios, rocas y tierra eran lanzados en todas direcciones. El terror de los hombres y los animales era indescriptible. Por encima del rugido de la tempestad podan escucharse los lamentos de un pueblo que haba despreciado la autoridad de Dios. El mismo Satans, obligado a permanecer en medio de los revueltos elementos, temi por su propia existencia. Se haba deleitado en dominar tan poderosa raza, y deseaba que los hombres viviesen para que siguieran practicando sus abominaciones y rebelndose contra el Rey del cielo. Ahora lanzaba maldiciones contra Dios, culpndolo de injusticia y de crueldad. Muchos, como Satans, blasfemaban contra Dios, y si hubiesen podido, le habran arrojado del trono de su poder. Otros, locos de terror, extendan las manos hacia el arca, implorando que les permitieran entrar. Pero sus splicas fueron vanas. Su conciencia despert, por fin, y se convencieron de que hay en los cielos un Dios que lo gobierna todo. Le invocaron con fervor, pero los odos del Creador no escuchaban sus splicas.

En aquella terrible hora vieron que la transgresin de la ley de Dios haba ocasionado su ruina. Pero, si bien por temor al castigo reconocan su pecado, no sentan verdadero arrepentimiento ni verdadera repugnancia hacia el mal. Habran vuelto a su desafo contra el cielo, si se les hubiese librado del castigo. As tambin cuando los juicios de Dios caigan sobre la tierra antes del diluvio de fuego, los impos sabrn exactamente en qu consiste su pecado: en haber menospreciado su santa ley. Sin embargo, su arrepentimiento no ser ms genuino que el de los pecadores del mundo antiguo.

Algunos, en su desesperacin, trataron de romper el arca para entrar en ella; pero su firme estructura soport todos estos intentos. Otros se asieron del arca hasta que fueron arrancados de ella por las embravecidas aguas o por los choques con las rocas y los rboles. Todas las fibras de la maciza arca temblaban cuando era golpeada por los vientos inmisericordes, y una ola la arrojaba a la otra. Los rugidos de los animales que estaban dentro del arca expresaban su miedo y dolor. Pero en medio de los revueltos elementos el arca continuaba flotando con toda seguridad. ngeles muy poderosos haban sido enviados para protegerla.

Los animales expuestos a la tempestad corran hacia los hombres, como si esperasen ayuda de ellos. Algunas personas se ataron, juntamente con sus hijos, en los lomos de poderosos animales, sabiendo que stos eran tenaces para conservar la vida, y que subiran a los picos ms altos para escapar de las crecientes aguas. Otros se ataron a altos rboles en la cumbre de las colinas o las montaas; pero los rboles fueron desarraigados, y juntamente con su cargamento de seres vivientes fueron lanzados a las bullentes olas. Sitio tras sitio que prometa seguridad era abandonado. A medida que las aguas suban ms y ms, la gente hua a las ms elevadas montaas en busca de refugio. En muchos lugares poda verse a hombres y animales que luchaban por asentar pie en un mismo sitio hasta que al fin unos y otros eran barridos por la furia de los elementos.

Desde las cimas ms altas, los hombres contemplaban un enorme ocano sin playas. Las solemnes amonestaciones del siervo de Dios ya no eran objeto de ridculo y mofa. Cunto habran deseado estos pecadores condenados a morir que se les volviera a deparar la oportunidad que haban menospreciado! Cmo imploraban que se les diera una hora ms de gracia, otra manifestacin de misericordia, otra invitacin de labios de No! Pero ya no haban de or la dulce voz de misericordia. El amor, no menos que la justicia, exiga que los juicios de Dios pusiesen trmino al pecado. Las aguas vengadoras barrieron el ltimo refugio, y los que haban despreciado a Dios perecieron finalmente en las obscuras profundidades. (PP. Cap. 7 El diluvio. Pg. 87, 88, 89)Hoy permanecen solamente las evidencias imborrables, petrificadas y estampadas como en un gran libro de texto al natural al cual el tiempo no ha podido modificar de aquel gran cataclismo universal que modific radicalmente la superficie, clima, geologa y estructura de la tierra para siempre. Los restos fsiles de plantas, arboles, insectos y animales, se aprecian an sobre la tierra permaneciendo como nicos testigos y convertidos ahora en predicadores silenciosos e irrefutables de aquella catstrofe universal como una solemne advertencia para todos los hombres de la actualidad, que existi una poca en el pasado que tuvo su tiempo de gracia y misericordia y que este lleg inevitablemente a su fin determinando as, el ocaso de toda una civilizacin.Esta gran catstrofe tambin nos revela que los tiempos y cronologas divinas se cumplen de manera precisa en su evento y tiempo, nos revelan que la agenda divina no conoce premura ni demora, que lo que Dios dice se cumple en el momento y tiempo en que l lo determin y de la forma como lo planific. La destruccin de Sodoma y Gomorra y su tiempo de graciaUna vez que No y sus hijos salieron del arca, comenzaron sobre la tierra nuevas condiciones de vida, no solamente geogrficas y climticas, sino tambin sociales, donde el vigor fsico comenz a disminuir y la edad de los hombres empez a reducirse drsticamente. La orden de Dios, as como al comienzo de la creacin, (Gn. 1: 28) fue de multiplicarse sobre la tierra, as tambin lo sera despus del diluvio, (Gn. 9: 1-7) los hombres habran de multiplicarse sobre la faz de toda la tierra, de esta manera comienzan a surgir variados grupos familiares en diferentes lugares, (Gn. 10: 1-32) sin embargo, algunos de ellos, como los descendientes de Cam y su hijo Canan, se agruparon en la llanura de Sinar convirtindose en los ms depravados de la zona.(Gn. 8: 20-27; 10: 15-20)Sin embargo, nuevamente comienzan a desarrollarse y manifestarse sobre la tierra de aquel entonces el mal en todas sus formas, nuevamente los hombres comenzaron a despreciar a Dios y apartarse de sus caminos. Los habitantes de la llanura comenzaron a llegar a traspasar los lmites de la paciencia divina hasta donde Dios puede tolerar el mal.Sodoma y Gomorra y todas las ciudades de aquel lugar llegaron a un punto en su maldad, depravacin y corrupcin del cual no habra ya retorno y cuyas consecuencias seran desastrosas, (Gn. 13: 13; 18: 20-21) el mal en estas ciudades cananeas haba llegado a niveles tan peligrosos cuyas prcticas morales de sus habitantes lleg al lmite de la paciencia divina.LA MS bella entre las ciudades del valle del Jordn era Sodoma, situada en una llanura que era como el "huerto de Jehov" (Gn. 13:10) por su fertilidad y hermosura. All floreca la abundante vegetacin de los trpicos. All abundaban la palmera, el olivo y la vid, y las flores esparcan su fragancia durante todo el ao. Abundantes mieses revestan los campos, y muchos rebaos lanares y vacunos cubran las colinas circundantes.El arte y el comercio contribuan a enriquecer la orgullosa ciudad de la llanura. Los tesoros del oriente adornaban sus palacios, y las caravanas del desierto provean sus mercados de preciosos artculos. Con poco trabajo mental o fsico, se podan satisfacer todas las necesidades de la vida, y todo el ao pareca una larga serie de festividades.

La abundancia general dio origen al lujo y al orgullo. La ociosidad y las riquezas endurecen el corazn que nunca ha estado oprimido por la necesidad ni sobrecargado por el pesar. El amor a los placeres fue fomentado por la riqueza y la ociosidad, y la gente se entreg a la complacencia sensual. "He aqu -dice Ezequiel,- que sta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, hartura de pan, y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus hijas; y no corrobor la mano del afligido y del menesteroso. Y ensoberbecironse, e hicieron abominacin delante de m, y quitlas como vi bueno." (16: 49, 50.)

Nada desean los hombres tanto como la riqueza y la ociosidad, y, sin embargo, estas cosas fueron el origen de los pecados que acarrearon la destruccin de las ciudades de la llanura. La vida intil y ociosa de sus habitantes los hizo vctimas de las tentaciones de Satans, desfiguraron la imagen de Dios, y se hicieron ms satnicos que divinos.

La ociosidad es la mayor maldicin que puede caer sobre el hombre; porque la siguen el vicio y el crimen. Debilita la mente, pervierte el entendimiento y el alma. Satans est al acecho, pronto para destruir a los imprudentes cuya ociosidad le da ocasin de acercarse a ellos bajo cualquier disfraz atractivo. Nunca tiene ms xito que cuando se aproxima a los hombres en sus horas ociosas. Reinaban en Sodoma el alboroto y el jbilo, los festines y las borracheras. Las ms viles y ms brutales pasiones imperaban desenfrenadas. Los habitantes desafiaban pblicamente a Dios y a su ley, y encontraban deleite en los actos de violencia. Aunque tenan ante s el ejemplo del mundo antediluviano, y saban cmo se haba manifestado la ira de Dios en su destruccin, sin embargo, seguan la misma conducta impa. (PP. Cap. 14 La destruccin de Sodoma. Pg. 152, 153)Estos niveles peligrosos de maldad, corrupcin y depravacin al interior de estas ciudades cananeas, estaban siendo fielmente monitoreados por Dios, (Gn. 13: 13; 18: 20-21) as, cuando el mal entre los hombres requiere de la intervencin divina es porque que se ha llegado a una condicin tal, que resulta imposible de describir y se hace imperativo, por el bien general, poner fin a tales prcticas y de quienes las llevan a efecto.De esta forma, Dios decide poner fin a estas cinco ciudades cananeas, sin embargo, antes de hacerlo, les dara un determinado tiempo de gracia antes de efectuar sus juicios destructivos sobre sus moradores. Desde que comenzara nuevamente el desarrollo de la vida, del momento en que los hombres salieron del arca y estos habitantes se unieran en el valle de Sinar dando origen a las familias de los cananeos, haban transcurrido aproximadamente unos 400 aos hasta el momento en que fueron destruidas.Dios tena que advertir a estos moradores de su peligroso estado moral y que su maldad sera castigada de forma trgica, fue as, que con la llegada de Lot y el testimonio de Abraham, stos habitantes conoceran al Dios del cielo y la verdadera religin, desde el momento en que Lot se separa de su to Abraham y decidiera habitar cerca de Sodoma y Gomorra (Gn. 13: 1-13) comenzara a correr el tiempo de gracia para estas ciudades.Cuando Lot se traslad a Sodoma, la corrupcin no se haba generalizado, y Dios en su misericordia permiti que brillasen rayos de luz en medio de las tinieblas morales. Cuando Abrahn libr a los cautivos de los elamitas, la atencin del pueblo fue atrada a la verdadera fe. Abrahn no era desconocido para los habitantes de Sodoma, y su veneracin del Dios invisible haba sido para ellos objeto de ridculo; pero su victoria sobre fuerzas muy superiores, y su magnnima disposicin acerca de los prisioneros y del botn, despertaron la admiracin y el asombro. Mientras alababan su habilidad y valenta, nadie pudo evitar la conviccin de que un poder divino le haba dado la victoria. Y su espritu noble y desinteresado, tan extrao para los egostas habitantes de Sodoma, fue otra prueba de la superioridad de la religin a la que honr por su valor y fidelidad.

Melquisedec, al bendecir a Abrahn, haba reconocido a Jehov como la fuente de todo su poder y como autor de la victoria: "Bendito sea Abram del Dios alto, poseedor de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios alto, que entreg tus enemigos en tu mano." (Gn. 14:19, 20.) Dios estaba hablando a aquel pueblo por su providencia, pero el ltimo rayo de luz fue rechazado, como todos los anteriores. (PP. Cap. 14 La destruccin de Sodoma. Pg. 153, 154)

Para cuando Sodoma y Gomorra fueron destruidas, Abraham ya tena 99 aos de edad, (Gn. 17: 1; 18: 1-33; 19-20) de manera que, para cuando se cumple la promesa del nacimiento de Isaac, el hijo de la promesa, ste tena 100 aos, (Gn. 21: 1-5) por lo cual, Isaac naci un ao despus de la destruccin de Sodoma y Gomorra, desde aquella destruccin haban transcurrido tan solo un ao hasta su nacimiento. Ahora, si retrocedemos en el tiempo y tomando como lnea de tiempo los aos de vida de Abraham, para cuando nace Ismael el hijo del Patriarca y de Agar, ste tena 86 aos de edad, (Gn. 16: 16) para ese entonces Abraham y Lot ya estaban viviendo separados y Lot se encontraba viviendo en Sodoma.Si contamos desde el nacimiento de Ismael, teniendo el Patriarca 86 aos de edad, hasta la destruccin de Sodoma y Gomorra, donde Abraham tena para entonces 99 aos el cual fue el ao de la catstrofe para estas ciudades, nos da un total de 13 aos. Sin embargo, y de la manera como lo hemos mencionado, el tiempo de gracia para estas ciudades comenzara a correr a partir de la llegada de Lot, la Biblia revela que ste se encuentra viviendo en Sodoma mucho antes del nacimiento de Ismael, para ser ms preciso desde el momento en que subieron de Egipto en el tiempo de la gran sequa y hambre en la tierra. (Gn. 12: 10-20; 13: 1) La Biblia seala que en ese tiempo subieron de Egipto y deciden separarse, a consecuencia de una rencilla entre sus pastores que finalmente llev a la decisin de la separacin y donde Lot escoge como tierra para vivir todo el valle donde se encontraban estas ciudades. (Gn. 13: 2-18)Para cuando acontece aquello, Abraham tena 75 aos de edad (Gn. 12: 4) y al parecer, estos eventos no pasaron de ese tiempo, (Gn. 12: 19-20; 13: 1-6) de esta forma, si tomamos este ao de la edad de Abraham (75) como la fecha en que Lot se separ de su to y decide vivir en el valle y con ello dando comienzo al tiempo de gracia para Sodoma y Gomorra hasta que este concluye definitivamente cuando Abraham tena 99 aos, encontramos que nos da un total de 24 aos, los cuales seran el tiempo de gracia y misericordia destinado a los moradores del valle.Durante estos 24 aos que conformaron este tiempo de gracia para los habitantes de estas cinco ciudades (Gn. 10: 15-20; 19: 22-29; Jud. 7) que finalmente fueron destruidas, se produjeron diferentes acontecimientos que hacan presagiar que su tiempo estaba finalizando rpidamente, seales precursoras se manifestaron previas a la gran catstrofe.Seales de la destruccin de Sodoma y Gomorra

Uno de los primeros eventos que se produce al comenzar ese tiempo de gracia fue de origen natural, una catstrofe que llev a toda la tierra de Canan a sumirse en una terrible y devastadora sequa y hambre. (Gn. 12: 10) Tambin encontramos que el ndice de maldad de sus habitantes haba aumentado a niveles peligrosos, acercndose al lmite de la inmoralidad permitida por Dios. (Gn. 13: 13; 18: 20) durante ese tiempo tambin encontramos que se producen problemas que llevan a uniones polticas entre ciertos reyes los cuales finalmente terminan en guerra. (Gn. 14: 1-24)Otro acontecimiento que ocurri fue el nacimiento de Ismael, Dios le haba prometido a Abraham que tendra un hijo segn la carne, (Gn. 12: 1-3; 15: 1-21) y que llevara su propia sangre, era considerado ste, el hijo de la promesa debido a la edad avanzada tanto de Abraham como de Sara su esposa. Frente a la duda, estos deciden tener un hijo de la esclava Agar, la egipcia, donde el Patriarca deba de allegarse a ella, de esta unin naci Ismael, (Gn. 16: 1-16) que ms tarde y en la historia traera serios conflictos, pero este no era definitivamente el cumplimiento de la promesa. De manera que, antes de la destruccin de Sodoma y Gomorra o que terminara el tiempo de gracia para ellas, apareci el falso hijo de la promesa, como una falsificacin o imitacin de aquella promesa que Dios les hiciera. Antes que naciera Isaac, el verdadero heredero y cumplimiento de la promesa divina, Dios tena que preparar el escenario, destruyendo la maldad, la corrupcin, la inmoralidad y depravacin de ese tiempo.

Fue as, que al ao siguiente de la destruccin de Sodoma y Gomorra y de todas las ciudades de la llanura, naci Isaac, cumpliendo Dios su promesa en el tiempo sealado y planificado por Dios y no antes. (Gn. 18: 14; 21: 1- 7)

Una notable seal, previa a la destruccin de Sodoma y Gomorra se produce con la llegada de tres seres divinos al lugar de los hechos, (Gn. 17: 1; 18: 1-3; 16-33; 19: 1) Cristo y dos ngeles se hacan presentes, los dos mensajeros divinos enviados por Dios tienen la misin se proteger a Lot y su familia y de sacarlos de la ciudad previa a su destruccin final, (Gn. 19: 1-29) y con tal misin se dirigen hacia Sodoma (Gn. 18: 21-22) mientras que Cristo (Jehov Gn. 18: 33) permaneca con Abraham y le revelaba lo que acontecera (v. 16-22)Aqu encontramos que se produce una intercesin de parte del Patriarca ante Dios por los moradores de Sodoma y Gomorra, donde Abraham se convierte, en esa instancia, en un tipo o figura de Cristo como sumo sacerdote frente a Dios intercediendo previo al juicio final. (Gn. 18: 23-33)Todos estos eventos no fueron por casualidad, revelaban que algo de mayor gravedad acontecera en la tierra en el lugar donde se encontraba concentrada toda la actividad y prosperidad humana, Mesopotamia se convertira en testigo de cmo una gran catstrofe pondra fin a cerca de cuatro siglos de prosperidad y de terrible inmoralidad y creciente maldad.

Finalmente el tiempo de gracia para Sodoma y Gomorra lleg a su trmino, 24 aos de gracia y misericordia fueron despreciados por los habitantes de la llanura, finalmente y despus de tanto tiempo el reloj marcaba la medianoche para aquellas personas que se vieron envueltas en los actos ms depravados, pervertidos y cuyo ndice de maldad alcanz niveles peligrosos traspasando los lmites de la paciencia divina. (Gn. 18: 20-21; 19: 1-29)Y ahora se acercaba la ltima noche de Sodoma. Las nubes de la venganza proyectaban ya sus sombras sobre la ciudad condenada. Pero los hombres no las percibieron. Mientras se acercaban los ngeles con su misin destructora, los hombres soaban con prosperidad y placer. El ltimo da fue como todos los dems que haban llegado y desaparecido. La noche se cerr sobre una escena de hermosura y seguridad. Los rayos del sol poniente inundaron un panorama de incomparable belleza. La frescura del atardecer haba atrado fuera de las casas a los habitantes de la ciudad, y las muchedumbres amantes del placer se paseaban gozando de aquel momento.

A la cada de la tarde, dos forasteros se acercaron a la puerta de la ciudad. Parecan viajeros que venan a pasar all la noche. Nadie pudo reconocer en estos humildes caminantes a los poderosos heraldos del juicio divino, y poco pensaba la alegre e indiferente muchedumbre que, en su trato con estos mensajeros celestiales, esa misma noche colmara la culpabilidad que condenaba a su orgullosa ciudad. (PP. Cap. 14 La destruccin de Sodoma. Pg. 154)Aquella ltima noche no se distingui porque se cometieran mayores pecados que en otras noches anteriores; pero la misericordia, tanto tiempo despreciada, al fin ces de interceder por ellos. Los habitantes de Sodoma haban pasado los lmites de la longanimidad divina, "el lmite oculto entre la paciencia de Dios y su ira." Los fuegos de su venganza estaban por encenderse en el valle de Sidim.

Los ngeles manifestaron a Lot el objeto de su misin: "Vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor de ellos ha subido de punto delante de Jehov; por tanto Jehov nos ha enviado para destruirlo." Los forasteros a quienes Lot haba tratado de proteger, le prometieron a su vez protegerlo a l y salvar tambin a todos los miembros de su familia que huyeran con l de la ciudad impa. La turba ya cansada se haba marchado, y Lot sali para avisar a sus yernos. Repiti las palabras de los ngeles: "Levantaos, salid de este lugar; porque Jehov va a destruir esta ciudad." Pero a ellos les pareci que Lot bromeaba. Se rieron de lo que llamaron sus temores supersticiosos. Sus hijas se dejaron convencer por la influencia de sus maridos.Se encontraban perfectamente bien donde estaban. No podan ver seal alguna de peligro. Todo estaba exactamente como antes. Tenan grandes haciendas, y no les pareca posible que la hermosa Sodoma iba a ser destruida. (PP. Cap. 14 La destruccin de Sodoma. Pg. 156, 157)"El sol sala sobre la tierra, cuando Lot lleg a Zoar." Los claros rayos matutinos parecan anunciar slo prosperidad y paz a las ciudades de la llanura. Empez el ajetreo de la vida diaria por las calles; los hombres iban por sus distintos caminos, a su negocio o a los placeres del da. Los yernos de Lot se burlaban de los temores y advertencias del caduco anciano.

De repente, como un trueno en un cielo despejado, se desat la tempestad. El Seor hizo llover fuego y azufre del cielo sobre las ciudades y la frtil llanura. Sus palacios y templos, las costosas moradas, los jardines y viedos, la muchedumbre amante del placer, que la noche anterior haba injuriado a los mensajeros del cielo, todo fue consumido. El humo de la conflagracin ascendi al cielo como si fuera el humo de un gran horno. Y el hermoso valle de Sidim se convirti en un desierto, un sitio que jams haba de ser reconstruido ni habitado, como testimonio para todas las generaciones de la seguridad con que el juicio de Dios castiga el pecado. (PP. Cap. 14 La destruccin de Sodoma. Pg. 160)La destruccin de Sodoma y Gomorra nos revela tambin que todo tiempo de gracia que Dios ha concedido a los hombres en lo pasado no es eterno, sino ms bien que este tiene un determinado plazo y llega a su fin, nos revela que todo tiempo de gracia y misericordia tiene un comienzo y un final y que los tiempos establecidos por Dios para destruir el pecado y la maldad de los hombres se cumplen en el tiempo y momento preciso y el indicado por la agenda divina.Egipto y los siete tiempos de graciaEl tiempo de gracia concedido a Egipto en los das de Jos, es otra muestra de cmo los tiempos establecidos por la divinidad se cumplen. Dios advirti a Faran que vendra una gran catstrofe sobre la tierra de entonces, una gran sequa azotara la regin provocando hambre y gran necesidad entre la gente de aquel tiempo y sumiendo al mundo de entonces en una gran crisis producto de la escases de alimentos. (Gn. 41: 1-36)La advertencia fue hecha en sueos entregados a Faran, a travs de smbolos y figuras se revelaba lo que acontecera sobre la tierra y el tiempo relacionado con la gran crisis que vendra, siete vacas gordas y siete vacas flacas, as como siete espigas altas con gran cantidad de grano y siete espigas estriles, ambos sueos se referan al mismo acontecimiento.Segn la interpretacin que se hace de estas figuras en los sueos, tanto las siete vacas gordas y las siete espigas con fruto representaban siete aos de gran abundancia en la tierra de Egipto, mientras que las siete vacas flacas y las siete espigas sin fruto simbolizaban tambin siete aos que vendran tras los primeros, de gran escases y hambre sobre la tierra. (v. 25-32)De no hacer los preparativos necesarios para enfrentar la catstrofe, sufriran las terribles consecuencias de una de las sequas ms devastadoras y el hambre ms severo que se haya producido hasta all. (v. 30-31) De esta manera, los hombres de entonces contaran primero con siete aos de gran abundancia sobre la tierra de Egipto antes que llegara el desastre.

Este tiempo de gracia, los primeros siete aos, comenzaran para el tiempo en que Jos estuviera preparado para convertirse en el gran lder y administrador de Egipto quedando de esta manera al frente para lidiar con la catstrofe y preparndose en los primeros siete aos de abundancia. (v. 33-57)Vendido por sus hermanos, pas a travs de grandes pruebas que en su fidelidad y lealtad a Dios fue privado de siete aos de libertad, acusado injustamente fue encarcelado en Egipto. (Gn. 37: 1-36; 39: 1-23) Sin embargo, todo esto formaba parte del plan de Dios para preparar a Jos a travs de duras pruebas para lo que vendra ms adelante sobre la tierra. Enfrentar una crisis como la que vendra, requera de un hombre de Dios y preparado en su fuero interno para convertirse finalmente en el hombre de su tiempo.De esta forma, entra Jos en el escenario, al ser sacado de la crcel, y convertido en el segundo hombre ms poderoso de todo Egipto, despus de Faran, comenzara el tiempo de gracia que durara tan solo siete aos en los cuales habra gran abundancia para preparar los siete aos que vendran despus, de sequa, escases y hambre.La Biblia nos revela que estos eventos se cumplieron de la forma como fueron anunciados, los siete aos de abundancia y prosperidad, comenzaron con la llegada de Jos al frente de todo Egipto, para luego finalizar como Dios lo haba anunciado y comenzaran los siete aos de sequa. Todo se cumpli en el evento y el tiempo sealado. Nuevamente la Biblia nos revela que el tiempo de gracia y misericordia que Dios concede a los hombres, antes que se produzcan los juicios divinos, no es eterno, y que la misericordia celestial se prolonga solamente por un cierto espacio de tiempo, comienza y termina. En este caso puntual, aunque vino la tragedia, no se sufri al punto de poner la existencia humana en peligro por la escasez de alimento, debido a que se hizo una preparacin previa al hacer caso de las advertencias que Dios haca y al poner al hombre que Dios haba escogido para ese momento, as Jos, estaba en el lugar correcto en el momento indicado por Dios y debidamente preparado para hacer frente a esa crisis.Imperios, culturas y civilizaciones y su tiempo de graciaTambin la Biblia nos revela que cada, civilizacin, cultura, imperio, pueblo y nacin que se levant en la tierra como tal, fue segn la voluntad de Dios, nadie que ha llegado al poder mundial lo ha hecho con su propia fuerza, Dios ha permitido segn los planes y agenda divina que as aconteciera. (Dan. 4: 17, 25-31, 35; 2: 20-22; Isa. 40: 12-31; 45: 1-7)La historia muestra como cada imperio y civilizacin lleg al mximo de su poder y luego desapareci de la tierra para convertirse y formar parte de los anales de la historia humana, dejando tras s tan solo ruinas, escritos y la influencia de su cultura y religin que persiste en el tiempo pero ya sin el poder como en su tiempo lo fuera.Por qu no se convirtieron en imperios mundiales eternos?, por qu desaparecieron de la tierra? Por qu solamente encontramos ruinas, que la arqueologa nos ha hecho recordar que existieron alguna vez? cada imperio y civilizacin ha existido por un determinado tiempo, ascenso, apogeo y cada pareciera ser el ciclo natural pero no una lnea continua hacia la inmortalidad por qu?Dios ha determinado un tiempo de gracia para las grandes naciones e imperios, culturas y civilizaciones que se han levantado sobre la tierra, ninguna de ellas ha resultado ser en el tiempo inmortal como era la ambicin y deseo de sus monarcas y emperadores, perpetuarse en el tiempo semejante a una divinidad.

Las profecas nos revelan cmo cada uno de estos imperios ha emergido y cado para luego ser reemplazado por otro que ocupa su lugar en la historia, (Dan. 2: 1-49) cada uno cont con un determinado tiempo de gracia, en cada uno de ellos siempre hubo un siervo de Dios que amonest contra la iniquidad, la idolatra, la transgresin y llam al arrepentimiento, pero fueron rechazados y donde los mensajes y advertencias provenientes del cielo despreciados.Al ser superados los ndice de maldad y de transgresin, al ser cometidos los ms terribles, crueles y repugnantes actos que la imaginacin pueda concebir o imaginar, el deterioro progresivo y rpido de la moralidad con sus peligrosas consecuencias, la separacin y rechazo de Dios, la blasfemia de querer ser inmortales ocupando el lugar que solamente le corresponde a Dios, (Isa. 14: 1-23; Ez. 28: 1-19) de esta forma, esas naciones, imperios y civilizaciones traspasaron los lmites impuestos por la administracin divina y el tiempo de gracia para ellas lleg a su fin sobre la tierra. Esta es la razn por la cual los hombres en la actualidad no se explican cmo ciertas civilizaciones del pasado desaparecieron de la tierra teniendo todo a su favor para perpetuarse en la lnea del tiempo, condiciones geogrficas y climticas privilegiadas, conocimientos cientficos avanzados como en astronoma y matemticas, de esta manera y tras investigaciones, estudios y conclusiones de nuestro tiempo, los motivos para su desaparicin se atribuyen a cualquier causa menos a la verdadera. Al mirar hacia el pasado, encontramos las evidencias que an permanecen como mudos testigos de lo que realmente sucedi, la civilizacin ante diluviana, los habitantes de Mesopotamia con Sodoma y Gomorra, Egipto, Asiria, Babilonia, Medopersia, Grecia y Roma, figuran en la secuencia y lista de las grandes civilizaciones que han desaparecido de la tierra, al analizar cada una de ellas nos daramos cuenta que cada una tuvo un tiempo de gracia y misericordia antes que se pronunciara y ejecutara la sentencia divina (Dan. 5: 24-31)Otras civilizaciones como los hititas, indgenas, y los grandes pueblos precolombinos de America del Sur llegaron finalmente a su extincin, desapareciendo para siempre y dejando tras s, solo aquello que fue la causa principal de su exterminio, la idolatra en todas sus formas, altares de sangre donde las vidas humanas eran sacrificadas por cientos de miles a las divinidades paganas para aplacar la ira de sus dioses.Babilonia y su tiempo de graciaBabilonia se cuenta entre una de las civilizaciones ms destacadas y conocidas de la historia pasada, la profeca bblica la menciona en reiteradas ocasiones y es uno de los imperios que se le concedi un significativo tiempo de gracia y misericordia para conocer al Dios del cielo. Tiempo de gracia que lleg y lamentablemente finaliz, cuyas consecuencias fueron trgicas, dejando a esta brillante civilizacin en ruinas, de las cuales nunca ms se levantara y que solamente la historia nos hara recordar.El imperio neo babilnico, bajo Nabopolazar, el padre de Nabucodonosor que ms tarde se convertira en el rey de Babilonia, surge en el ao 605 ac. Derrotando al imperio Asirio y al Faran Necao en la batalla de Carquemis, convirtindose, en ese tiempo, en el nico imperio cuya hegemona prevalecera sobre los dems pueblos. Su apogeo y surgimiento fue anunciado en los tiempos de Isaas, donde el profeta ya en sus das y bajo el imperio Asirio profetiz el surgimiento de esta gran nacin. (Isa. 13: 1-22)Babilonia sera un imperio que tendra un papel significativo en el cumplimiento y desarrollo de la profeca bblica, convirtindose en una figura escatolgica del mundo y de los poderes del mal en contra de Dios, su ley y la iglesia remanente en el tiempo del fin. Babilonia en sus das incorpor como parte de su territorio y sbditos al pueblo de Israel, a travs de una serie de campaas Nabucodonosor siti a Jerusaln hasta que en el ao 587 ac. fue conquistada y destruida de manera definitiva junto con el templo de Salomn.El tiempo de gracia entregado a Babilonia comenzara desde el momento en que la religin y conocimiento del Dios verdadero le fueren revelados. Desde el instante en que el pueblo de Israel fuera llevado en cautiverio, (Jer. 39: 1-10; 52: 4-30) Babilonia tendra entre ella a los siervos del Dios del cielo, como lo fueron Daniel y sus compaeros, as como algunos otros ms, que daran un poderoso testimonio a favor de la verdadera religin y del verdadero Dios.

Por otro lado, la fidelidad de aquellos siervos del Dios del cielo sera probada en medio de la ms grande idolatra (Dan. 1: 1-21) de esta forma, Babilonia conocera la gracia destinada a ella. (Dan. 2: 24-28, 46-49; 3: 13-30; 4: 1-37) y su tiempo de misericordia comenzara a correr.Sin embargo, aqul tiempo de gracia entregado a Babilonia no se prolongara por mucho tiempo en la historia, llegara a su fin de una manera trgica y destructiva para aqul imperio que despreci las advertencias del Dios del cielo, tras cometer el ltimo acto que rebas la copa de la misericordia divina y traspas los lmites permitidos por Dios, Babilonia sentenci finalmente as su suerte para la eternidad.Sin saber que aquella noche sera la ltima de su historia, el rey Belsasar cometi un acto de sacrilegio y profanacin, al mandar traer los vasos y utensilios sagrados del templo de Dios que su padre haba llevado de Jerusaln a Babilonia al momento de destruir la ciudad y profanar el templo. (Dan. 1: 1-2) aquellos utensilios seran utilizados aquella noche en una festividad, pero no era cualquier festividad, era un banquete de naturaleza religiosa y se encontraba dedicada a la adoracin de los dioses de Babilonia y este rey, a travs de este acto, uni lo sagrado con lo profano y lo pagano. (Dan. 5: 1-4) Este era un culto donde lo divino y lo pagano se mezclaban a la vez a travs de una festividad.Estos utensilios simbolizaba en el momento, la presencia divina y Dios no habita entre los dems dioses como igual a ellos, por eso, aquella noche Babilonia sentenci su suerte para la eternidad y su tiempo de gracia finaliz. (Dan. 5: 5-28) En esa misma noche los ejrcitos medos ingresaban a la ciudad desviando el cauce del ro ufrates y la noche del ao 538 ac. Babilonia cay para siempre. (Dan. 5: 30-31)La profeca bblica anunciaba el fin del tiempo de gracia para Babilonia y la liberacin del pueblo de Dios regresando este nuevamente a su tierra, el profeta Isaas anunciaba ya en sus das que se levantara un gran imperio sobre la tierra, pero tambin profetizaba de su cada, (Isa. 13 y 14) aunque l no revela ningn tiempo para tal evento, sin embargo, es el profeta Jeremas quin revela el fin del tiempo de gracia destinado a Babilonia y la hora de su juicio, as como su castigo, el cual se producira al termino de los 70 aos de cautividad del pueblo de Israel en la tierra de los Caldeos, (Jer. 23: 1-8; 30: 1-10; 25: 1-11, 12-14) de manera que, para cuando estuviera cerca la liberacin del pueblo de Israel, la principal seal sera la cada de Babilonia que correspondera con el fin de su tiempo de gracia anunciada por el profeta Jeremas. (Dan. 5: 5-31; 9: 1-2)

De esta forma, el tiempo de gracia y misericordia entregado a Babilonia sera de aproximadamente 70 aos, comenzando estos con la cautividad de Israel hasta el momento y el tiempo en que Israel, segn lo indicaba la profeca, deba de retornar a su tierra.Sin embargo, fue el profeta Daniel, quin para ese entonces ya anciano y an cautivo en Babilonia, se di cuenta que algo acontecera en sus das, que el tiempo y la profeca que hablaban del juicio a Babilonia y la liberacin de Israel se haban cumplido, fue el estudio de la palabra de Dios quin revel al profeta los tiempos que ste estaba viviendo y la verdad presente para su poca.La cada de Babilonia, nos revela una vez ms que todo tiempo de gracia comienza y llega a su fin, sucedi antes de este imperio y con ella la historia se vuelve a repetir una vez ms. Este acontecimiento tambin fue profetizado con anterioridad a su cada, donde se anuncia que Babilonia sera destruida y nunca ms se levantara de sus ruinas, (Isa. 13: 9-22) as como el escarnio contra el mismo rey de Babilonia. (14: 1-23) De esta forma, la cada de Babilonia obedece a un juicio y sentencia divina que ya estaban profetizadas que acontecera, (Jer. 25: 10-14; 50: 1-46; 51: 1-64) al finalizar su tiempo de gracia, se revelaba con ello que nicamente era el cumplimiento de la profeca en el momento, tiempo y espacio que lo indicaban la agenda divina.Israel y su tiempo de gracia, los 70 aos de cautiverioDios no solamente concedi un tiempo de gracia y misericordia para las naciones, pueblos y civilizaciones cercanas a Israel, sino tambin lo hizo para con su propio pueblo. Israel fue el pueblo escogido por Dios para ser la nacin a travs de la cual el resto del mundo conocera la verdadera religin y al Dios del cielo y finalmente la salvacin llegara a todos los extremos de la tierra. Sin embargo, y lamentablemente Israel no lleg a cumplir su misin, se aislaron del mundo. Tras continuas rebeliones y terribles apostasas se apartaron de su cometido, por ello, Dios mandaba continuamente a sus siervos los profetas con mensajes de amonestacin y suplicas para advertirles de los peligros que entraaba aquella actitud espiritual, as como los reiterados llamados para que retornaran a los caminos del bien y al pacto de su Dios.De esta manera, Dios toler por mucho tiempo a la nacin Juda, desde que esta fuera sacada y liberada de la esclavitud egipcia, demostr incredulidad, falta de fe, su relacin con Dios se manifest en una continua rebelin que a travs de caudillos apostatas los llevaron a su destruccin y perdicin con el alto costo de cientos y miles que perecieron. (Ex. 32: 25-29; Nm. 16: 1-50) La experiencia del xodo revela esta persistente tendencia por la cual finalmente no entraron a la tierra prometida y no alcanzaron el descanso que Dios quera entregarles. (Heb. 3: 1-19; 4: 1-13)Terribles y espantosas apostasas marcaron la historia de este pueblo, una de las ms graves se vivi en los das del profeta Elas y en los tiempos del profeta Jeremas y sus contemporneos, esta ltima apostasa recibi una severa amonestacin y se les advirti, a travs de los profetas que Dios levant, (Jer. 1: 1-13) que de persistir el pueblo en aquellos caminos las consecuencias seran catastrficas para la nacin. (Jer. 1: 14-19)A travs del ministerio del profeta Jeremas y otros ms, Dios hizo saber al pueblo lo que vendra sobre ellos, el mensaje no solo llegara hasta el pueblo en s, sino tambin a las autoridades religiosas y polticas de la nacin, estas fueron advertidas de los peligrosos caminos en los cuales estaban transitando, pero lamentablemente rechazaron el mensaje para su tiempo y en su lugar creyeron a los falsos profetas que les anunciaban paz y seguridad frente al peligro que tenan en frente. (Jer. 36: 1-32: 28: 1-17)Dios les concedi un determinado tiempo de gracia antes que los juicios divinos fueran finalmente ejecutados sobre la nacin, nadie sospechaba siquiera la gravedad de tales juicios y los consideraron como si Dios nunca hara tales cosas. Este tiempo de gracia para la nacin comenzara desde el momento en que Dios enviara a sus profetas a advertirle al pueblo de las consecuencias de la rebelin y de la apostasa en que se encontraban y amonestarlo para que dejara los malos caminos y se volviera al Dios verdadero, (Jer. 3: 1-25; 4: 1-4) desde all en adelante comenzaran a correr los das de gracia para la nacin.Tambin se le advirti al pueblo que ese tiempo de gracia concluira con el sitio de Jerusaln a manos de los caldeos, que en ese momento era el instrumento divino para ejecutar el juicio divino sobre la impenitente ciudad, Dios envi un libro con un mensaje escrito para que fuera ledo, (Jer. 36: 1-32) pero el libro fue quemando a manos de la autoridad poltica de la nacin, con lo cual revelaban que no exista disposicin siquiera de escuchar la amonestacin, al parecer la suerte de la nacin estaba sentenciada por sus propios lderes y habitantes.Al concluir la paciencia y misericordia divina, y con ello finalizar su tiempo de gracia (Jer. 25: 15-38) la nacin fue abandona a su suerte, terribles eventos sucedieron de all en adelante, todo aquello que Dios les haba advertido que acontecera se cumpli de forma terrible sobre el pueblo. Con el sitio de Jerusaln, al concluir su tiempo de gracia a manos de Babilonia, nadie entraba ni sala de la ciudad, con ello sobrevino la sed (Lam. 4: 4) y el hambre, (Jer. 52: 4-6) el cual este ltimo, lleg a tales niveles que, el estircol de animal lleg a tener un gran valor comestible para preservar la vida, (v. 4-5) la situacin era insostenible al interior de la ciudad, (v. 3-9) las mismas mujeres, bajo la desesperacin y el dolor extremo del hambre, a escondidas cocinaron a sus propios hijos, (v. 9-10;) el canibalismo se despert como fiero instinto de supervivencia, (Jer. 19: 8-9) los cuerpos muertos quedaban sobre la tierra sin recibir sepultura y servan de alimento a las aves del cielo, (Jer. 19: 6-8; 16: 4) aquello ocasionaba la descomposicin de estos, los cual traa como consecuencia inmediata la pestilencia, y la muerte a su vez, por dolorosas enfermedades e infecciones. (Jer. 16: 4)Por otro lado, el templo de Salomn, (el santuario) que era considerado como una maravilla, fue completamente destruido y quemado por los caldeos (Sal. 74: 1-11; La. 4: 1; Dan. 1: 1-2; Jer. 52: 12-13) y la verdad de Dios fue echada por tierra por el enemigo.De esta forma, el tiempo de gracia haba terminado para Jerusaln y la misericordia divina, por tanto tiempo despreciada, termin por apartarse finalmente de la ciudad, desde all en adelante, seran llevados en cautiverio a Babilonia, a una tierra lejana y extraa. (Sal. 137: 1-9; Jer. 25: 10-12; 29: 1-10; 52: 12-30) Por largos 70 aos, toda aquella generacin morira en el exilio (Dan. 9: 1-2) y los que retornaran seran los hijos que nacieron en el cautiverio babilnico.De esta forma, una vez ms vemos como la misericordia divina es concedida y quitada de los hombres, vemos como los tiempos que Dios establece como gracia para los impenitentes y transgresores comienzan y llegan a su trmino, todo se cumple segn lo indica la profeca divina. La destruccin de Jerusaln el ao 587 ac. por Nabucodonosor, rey de Babilonia y las terribles calamidades que sobrevinieron a la ciudad revelan hasta el presente, que el tiempo de gracia que Dios concede no es eterno, sino que ste comienza pero llega inevitablemente a su fin.Las 70 semanas de tiempo proftico y el ltimo tiempo de gracia Durante largos 70 aos, Israel tuvo que aprender por medio del dolor, la leccin de la idolatra, lgrimas y aflicciones grabaron el mensaje divino y por medio del cautiverio babilnico el pueblo de Dios aprendi finalmente la leccin que Dios quera ensearles.Aunque fueron llevados en cautiverio, Dios les prometi que de all los sacara una vez concluido el perodo de los 70 aos y retornaran as a su propia tierra. (Jer. 25: 10-14; 29: 1-14; 30: 1-24; 31: 1-26) Pero de all en adelante, se les concedera la ltima oportunidad a la nacin, despus del retorno, Israel vivira el ltimo tiempo de gracia para permanecer como el pueblo escogido por Dios, ya no habra ms misericordia y a Israel se le prolongara su tiempo de gracia, (Jer. 31: 1-6) segn la profeca, este tiempo se extendera por 70 semanas de tiempo proftico.Este tiempo de gracia para el pueblo judo comenzara una vez finalizado el largo perodo de cautiverio de 70 aos, (Dan. 9: 1-2) cuando ese tiempo termina, Dios le revela al profeta Daniel, an en el exilio, que el tiempo de la liberacin y retorno a su tierra haban llegado.Fue as, que en el captulo 8 del libro a Daniel se le revela al profeta una serie de smbolos que ste no alcanz a comprender en la visin, entre lo que ms llam la atencin del profeta, fue la actividad del cuerno pequeo y el largo perodo de las 2300 tardes y maanas, el ngel le advierte que la visin era para el tiempo del fin, que en sus das l no podra comprender lo que estas visiones encerraban. (Dan. 8: 15-19, 26-27; 12: 4, 9-10)Aunque se le mand que hiciera comprender la visin a Daniel, el ngel Gabriel slo le dio a ste una explicacin parcial. Cuando el profeta vio las terribles persecuciones que sobrevendran a la iglesia, desfallecieron sus fuerzas fsicas. No pudo soportar ms, y el ngel le dej por algn tiempo. Daniel qued "sin fuerzas," y estuvo "enfermo algunos das." "Estaba asombrado de la visin -dice;- mas no hubo quien la explicase."

Y sin embargo Dios haba mandado a su mensajero: "Haz que ste entienda la visin." Esa orden deba ser ejecutada. En obedecimiento a ella, el ngel, poco tiempo despus, volvi hacia Daniel, diciendo: "Ahora he salido para hacerte sabio de entendimiento;" "entiende pues la palabra, y alcanza inteligencia de la visin." (Daniel 8: 27, 16; 9: 22, 23, V.M.) Haba un punto importante en la visin del captulo octavo, que no haba sido explicado, a saber, el que se refera al tiempo: el perodo de los 2.300 das; por consiguiente, el ngel, reanudando su explicacin, se espacia en la cuestin del tiempo:

"Setenta semanas estn determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad.... Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar a Jerusalem hasta el Mesas Prncipe, habr siete semanas, y sesenta y dos semanas; tornarse a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y despus de las sesenta y dos semanas se quitar la vida al Mesas, y no por s.... Y en otra semana confirmar el pacto a muchos, y a la mitad de la semana har cesar el sacrificio y la ofrenda." (Daniel 9: 24 - 27.)

El ngel haba sido enviado a Daniel con el objeto expreso de que le explicara el punto que no haba logrado comprender en la visin del captulo octavo, el dato relativo al tiempo: "Hasta dos mil y trescientas tardes y maanas; entonces ser purificado el Santuario." Despus de mandar a Daniel que "entienda" "la palabra" y que alcance inteligencia de "la visin," las primeras palabras del ngel son: "Setenta semanas estn determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad." La palabra traducida aqu por "determinadas," significa literalmente "descontadas." El ngel declara que setenta semanas, que representaban 490 aos, deban ser descontadas por pertenecer especialmente a los judos. Pero de dnde fueron descontadas? Como los 2.300 das son el nico perodo de tiempo mencionado en el captulo octavo, deben constituir el perodo del que fueron descontadas las setenta semanas; las setenta semanas deben por consiguiente formar parte de los 2.300 das, y ambos perodos deben comenzar juntos.El ngel declar que las setenta semanas datan del momento en que sali el edicto para reedificar a Jerusaln. Si se puede encontrar la fecha de aquel edicto, queda fijado el punto de partida del gran perodo de los 2.300 das.

Ese decreto se encuentra en el captulo sptimo de Esdras. (Vers. 12 - 26.) Fue expedido en su forma ms completa por Artajerjes, rey de Persia, en el ao 457 ant. de J. C. Pero en Esdras 6:14 se dice que la casa del Seor fue edificada en Jerusaln "por mandamiento de Ciro, y de Daro y de Artajerjes rey de Persia." Estos tres reyes, al expedir el decreto y al confirmarlo y completarlo, lo pusieron en la condicin requerida por la profeca para que marcase el principio de los 2.300 aos. Tomando el ao 457 ant. de J. C. en que el decreto fue completado, como fecha de la orden, se comprob que cada especificacin de la profeca referente a las setenta semanas se haba cumplido.

"Desde la salida de la palabra para restaurar y edificar a Jerusalem hasta el Mesas Prncipe, habr siete semanas, y sesenta y dos semanas" -es decir sesenta y nueve semanas, o sea 483 aos. El decreto de Artajerjes fue puesto en vigencia en el otoo del ao 457 ant. de J. C. Partiendo de esta fecha, los 483 aos alcanzan al otoo del ao 27 de J. C. (Vase el Apndice, as como el diagrama de la pg. 374.) Entonces fue cuando esta profeca se cumpli. La palabra "Mesas" significa "el Ungido." En el otoo del ao 27 de J. C., Cristo fue bautizado por Juan y recibi la uncin del Espritu Santo.El apstol Pedro testifica que "a Jess de Nazaret: . . . Dios le ungi con el Espritu Santo y con poder." (Hechos 10: 38, V.M.) Y el mismo Salvador declara: "El Espritu del Seor est sobre m; por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres." Despus de su bautismo, Jess volvi a Galilea, "predicando el evangelio de Dios, y diciendo: Se ha cumplido el tiempo." (S. Lucas 4:18; S. Marcos 1: 14, 15, V.M.) (CS. Cap. 19 Una profeca significativa. Pg. 372-375)De esta forma, se le revela a Daniel lo que acontecera de all en adelante, 70 semanas de tiempo proftico seran concedidas a los judos como tiempo de gracia y misericordia, durante este tiempo toda y cada una de las predicaciones y mensajes seran llevados y dirigidos exclusivamente al pueblo judo, la profeca sealaba que durante este tiempo era el tiempo de gracia destinado a Israel."Y en otra semana confirmar el pacto a muchos." La semana de la cual se habla aqu es la ltima de las setenta. Son los siete ltimos aos del perodo concedido especialmente a los judos. Durante ese plazo, que se extendi del ao 27 al ao 34 de J. C., Cristo, primero en persona y luego por intermedio de sus discpulos, present la invitacin del Evangelio especialmente a los judos. Cuando los apstoles salieron para proclamar las buenas nuevas del reino, las instrucciones del Salvador fueron: "Por el camino de los Gentiles no iris, y en ciudad de Samaritanos no entris." (S. Mateo 10: 5, 6.) "A la mitad de la semana har cesar el sacrificio y la ofrenda." En el ao 31 de J. C., tres aos y medio despus de su bautismo, nuestro Seor fue crucificado. Con el gran sacrificio ofrecido en el Calvario, termin aquel sistema de ofrendas que durante cuatro mil aos haba prefigurado al Cordero de Dios. El tipo se encontr con el antitipo, y todos los sacrificios y oblaciones del sistema ceremonial deban cesar. (CS. Cap. 19 Una profeca significativa. Pg. 375)De esta forma, y como lo sealaba la profeca, el tiempo de gracia para Israel constaba de 70 semanas profticas o 490 aos, matemticamente estos finalizaran el ao 34 dc. Ese sera el ao anunciado por la profeca para perdonar a tu hermano, Jess de alguna forma lo ilustr mediante el perdn por una cierta cantidad de tiempo. Jess le dijo: No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete. (Mat. 18: 15-22) lo que equivale a 490 veces y nos lleva a los 490 aos o 70 semanas que fueron dedicadas exclusivamente al pueblo judo.Las setenta semanas, o 490 aos concedidos a los judos, terminaron, como lo vimos, en el ao 34 de J. C. En dicha fecha, por auto del Sanedrn judaico, la nacin sell su re