El Miércoles de Ceniza iniciamos la Cuaresma; hoy entramos de lleno en un tiempo de gracia de Dios. Acompañamos a Jesús durante cuarenta días en el desierto para prepararse a su misión. En este tiempo especial nos preparamos a celebrar la pasión, muerte y resurrección de Cristo, centro de nuestra salva- ción. “El Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó allí cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo serv- ían”. El desierto es un lugar inhóspito y solitario, donde se sufre sed y calor, cambios bruscos del tiempo y carencia de lo necesario para vivir. Es lo contra- rio al ruido y al bullicio, a la vida de consumo y de placer de nuestra sociedad. Es un símbolo de nuestra vida cristiana: rechazo de lo superfluo y aceptación de la austeridad, reconocimiento de nuestra pobreza y limitaciones. Es el lugar y el momento justos para apoyarnos sólo en Dios; cara a cara con Él mediante la oración y el silencio, lejos de las inquietudes diarias, que apagan en nosotros la voz de Dios. Jesús se retira al desierto y hace frente a las tentaciones de su enemigo, para comenzar después el anuncio de la Buena noticia de la salvación. En su lucha contra las fuerzas del mal, simbolizadas en los animales salvajes, que quieren disuadirle de su plan, no se desanima, porque cuenta con la ayuda de su Padre, Dios, que envía a sus ánge- les para que le sirvan y le acompañen. Jesús está de paso en el desierto: “se marchó a proclamar el Evangelio de Dios”, con cuatro indicadores, que nos sirven para recibir su Buena Noticia: “Se ha cumplido el tiempo”: Recibir a Dios, que nos sale al encuentro: “Si escucháis hoy su voz, no en- durezcáis vuestro corazón”. “Está cerca el Reino de Dios”: Jesús nos lo acerca predicando y haciendo el bien. El compromiso cristiano es hacer presente a Cristo en nuestros ambientes con el testimonio de una vida fiel a sus enseñanzas. “Convertíos”: Se nos invita a un cambio radical de vida. Nada de medias tintas: “El que no está conmigo, está contra Mí”. Es seguir el camino del amor a Dios y a los hermanos, desterrando toda semilla de peca- do. “Creed en el Evangelio”: Es nacer a una vida nueva, que nos permite ver lo que nos rodea con los ojos de Dios. “La alegría del Evangelio”, que nos trae la seguridad de que Dios camina codo a codo con noso- tros. La Cuaresma es el tiempo para ajustar nuestra vida cristiana y podar las aristas del pecado, que nos alejan del Evan- gelio. Es dejarnos tocar por la gracia de Dios en el desierto de la vida, para acogerlo en el silencio, el arrepentimien- to, el desprendimiento, la oración y la caridad hacia nuestros hermanos. ¿Me dejo llevar por la inspiración del Espíritu Santo en mi vida de fe? ¿Busco mis tiempos de “desierto” en el silencio de la oración o me dejo aturdir por los ruidos y la algarabía de las preocupaciones? ¿Caigo en la tentación del consumismo, el despilfarro y el placer y esquivo la austeridad y el sacrificio, la penitencia y el arrepentimiento? ¿Deseo cambiar de vida, preguntándome “qué quiere Dios de mí”? 18 DE FEBRERO - I D OMINGO DE C UARESMA C ONVERTIOS Y CREED EN EL EVANGELIO S EMANA DEL 12 AL 18 DE FEBRERO DE 2018 HOJA PARROQUIAL T IEMPO DE C UARESMA A YUNA DE NO DECIR NADA QUE HAGA MAL A OTRO (S AN J UAN CRISÓSTOMO)