1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS COLEGIO DE HISTORIA DE LA FORMA A LA INTEGRACIÓN. CONSTRUCCIÓN DEL CONJUNTO DE LA ESCUELA NACIONAL DE ARQUITECTURA TESIS QUE PARA OBTERNER EL TITULO DE: LICENCIADO EN HISTORIA PRESENTA: YESSENIA VIRIDIANA ZAVALA RIVERA ASESOR. MTRO. EDGAR DANIEL VARGAS PARRA CIUDAD UNIVERSITARIA, MÉXICO D.F. OCTUBRE DE 2013
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
COLEGIO DE HISTORIA
DE LA FORMA A LA INTEGRACIÓN. CONSTRUCCIÓN DEL CONJUNTO DE LA
ESCUELA NACIONAL DE ARQUITECTURA
TESIS
QUE PARA OBTERNER EL TITULO DE:
LICENCIADO EN HISTORIA
PRESENTA:
YESSENIA VIRIDIANA ZAVALA RIVERA
ASESOR. MTRO. EDGAR DANIEL VARGAS PARRA
CIUDAD UNIVERSITARIA, MÉXICO D.F. OCTUBRE DE 2013
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Mi vida ha sido capricho; impulso, pasión,
anhelo, de la soledad, mofa de las cosas de este
mundo; un honesto deseo de futuro.
Edgar Allan Poe.
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Agradecimientos.
Agradezco infinitamente a la Universidad Nacional Autónoma de México y a la Facultad
de Filosofía y Letras, por formarme como humanista y ser humano con consciencia social.
Este trabajo no hubiese sido posible sin las enseñanzas de mis profesores y compañeros, de
quienes aprendí dentro y fuera de las aulas. Esta tesis es fruto de los valores y las
enseñanzas que obtuve, espero sea la primera de algunas más. Empecemos con los
múltiples gracias.
Gracias a mi familia. A mi madre María Rivera quien es el pilar de mi vida, no
tengo palabras para expresar todo el amor y respeto que siento por ella; a Jorge Luis
Zavala, el futuro gran geógrafo con quien compartí noches de reflexión y debate, llegando
incluso a las rabietas pero siempre con cariño; a Luis Nene quien es la luz de mis días, el
elemento que hacía falta en nuestras vidas y llegó para quedarse en nuestros corazones; él
es mi modelo a seguir, un luchador que venció toda adversidad, me inspira para decir cada
día: sí se puede. Las noches en vela a su lado y las pláticas que sostuvimos sobre la
arquitectura y el futuro fueron un gran motor. Agradezco a Luis Enrique Zavala, de alguna
u otra forma siempre me dio razones para demostrarle que sí podía poner puntos finales.
Gracias a Sofía León, joven brillante, por sus aportaciones como geógrafa y amiga. Estoy
agradecida con Ignacio Zavala, Juanita Díaz y Mariana Zavala quienes compartieron
conmigo una etapa de aprendizaje.
Mi carrera por la historia no existiría sin las enseñanzas de mi profesor y asesor
Daniel Vargas Parra, quien compartió conmigo sus delirios y conocimiento, agradezco las
tardes de café y mayéutica. A él le digo: gracias por todo y mucho más.
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Estoy en deuda con mis profesores y mentores. Nuria Balcells, gracias por
instruirme en la historia del arte. Mil gracias a Enrique De Anda Alanís, estoy
inmensamente agradecida por todas las oportunidades que me ha dado, sin duda lo que he
llegado a ser hasta el día de hoy tiene mucho que ver con lo tanto que me ha apoyado. A
Rodrigo Vega y Ortega Báez, le estoy eternamente agradecida por ser un elemento
imprescindible en este ejercicio de reflexión y escritura, sin sus recomendaciones el sentido
de este trabajo sería distinto. Gracias a Juan Ignacio Del Cueto, por ser parte de este
proceso tan importante en mi vida.
Muchas gracias a los miembros del Taller de Integración Plástica. Agradezco el
apoyo del talentoso Jorge Hidalgo, gran fotógrafo y amigo quien le otorgó magia a mis
reflexiones con sus preciosas fotografías.
Gracias a Edgar Andrés Gutiérrez, sin él mi profesión sería algo muy distinto. Le
estoy agradecida por ser mí acompañante en múltiples ocasiones, por compartir conmigo el
maravilloso universo del arte. Gracias por seguir aquí y ser parte de la metamorfosis que es
la vida.
Mi paso por la Facultad se llenó de alegría gracias a las personas que me enseñaron
que la vida es un mar de posibilidades. Mi querida y adorada Monstserrat Farías, Momo,
gracias por todo lo que aprendí de ti. Emiliano González, gracias por recordarme día y
noche que la Historia de la Arquitectura debe ser más que la historia de las columnas y el
color de las paredes. Nadia López gracias por calmar mis angustias, resolver mis dudas y
desvelarte varias madrugadas leyéndome. Diana Pérez Palacios, gracias por las inteligentes
aportaciones. Jonás Díaz, gracias por calmar mi histeria de tesista.
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Finalmente quiero agradecer a las instituciones de la UNAM que me hicieron posible llegar
a esta meta: el Instituto de Investigaciones Estéticas, la Facultad de Arquitectura y el
Archivo de Arquitectos Mexicanos. Gracias a Maru que compartió los momentos de
sorpresa que se detonan en un archivo histórico.
Muchas gracias a todos por formar parte de este antes y después de una tesis. Gracias por
ser parte de mi cosmos, por marcar la diferencia.
Octubre 2013.
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ÍNDICE
Introducción ……………………………………………………………………..p. 9
Capítulo 1. El edificio de la ENA en Ciudad Universitaria.
Tensión entre estética y política ………………………………………………….p. 13
1.1. Lo útil y lo bello ……………………………………………………………..p. 29
Capítulo 2. Configuración espacial y la noción de Programa
en el edificio de la Escuela Nacional de Arquitectura ……………………………p. 33
Capítulo 3. Arquitectura Integral: higiene e integración……………………..........p. 54
Conclusiones ………………………………………………………………………p. 78
Imágenes…………………………………………………………………………...p. 82
Bibliografía ………………………………………………………………………..p. 95
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DE LA FORMA A LA INTEGRACIÓN. CONSTRUCCIÓN DEL
CONJUNTO DE LA ESCUELA NACIONAL DE ARQUITECTURA
Introducción
La Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se
convirtió en la expresión más vigorosa de la arquitectura moderna del país en el extranjero.
No hubo ninguna publicación que no hiciese referencia a la misma1, convirtiéndose así en
un parteaguas gracias a la expresión del ser mexicano en relación con lo internacional.
La convocatoria para configurar la nueva ciudad se extendió a arquitectos,
ingenieros y artistas plásticos, creándose un panorama de trabajo colectivo, trabajo que tuvo
como eje principal una arquitectura de carácter mexicano. A partir de la arquitectura se
pretendió crear una autoconciencia del estar siendo mexicano sin dejar de formar parte de
una “universalidad occidental”, se observó al mexicano como parte de un todo, es decir, la
visión fue de lo particular a lo universal; el hombre como ser particular, la sociedad como
ente general y finalmente la humanidad como lo universal. Existió un sentido del espíritu
que se intentó llevar a la materialidad, observando el nuevo conjunto como el reflejo de una
sociedad artística que produce cambios en la historia. La construcción de lo mexicano o el
ser mexicano fue entonces una protesta contra la tradición, se tuvo la intención de escapar a
través de la arquitectura de la negación del ser americano como parte del occidente.
La edificación de las distintas escuelas, facultades y conjuntos en el interior de la
ciudad para universitarios dejó al descubierto las implicaciones políticas, estéticas e
1 Leal, Felipe, “Repaso de una centuria”, en México: su apuesta por la cultura: el siglo XX, testimonios desde
el presente, México, D.F.: Grijalbo, 2003, p.487.
10
ideológicas que se presentaron en la arquitectura como parte de una planificación de
carácter nacional. En la presente tesis se analiza la construcción del conjunto para
arquitectos desmontando la teoría de la Arquitectura Integral y sus producciones materiales,
para comprender la relevancia de la edificación de la actual Facultad de Arquitectura como
parte de un momento histórico de la arquitectura moderna en la primera mitad del siglo XX.
Se abordarán los conceptos que configuraron una estructura teórica de la
arquitectura que entrelaza estética y política. También se analizarán las bases médicas e
higienistas que dieron paso a nuevas formas arquitectónicas. Tanto la teoría como las
formas dieron como producto una arquitectura que proyectaba una estructura ideológica en
el conjunto de la Escuela Nacional de Arquitectura (ENA), teniendo como resultado
diferencias y diálogos con el resto del espacio universitario. Para atender los propósitos
anteriores fue necesario enfrentar el conjunto arquitectónico no sólo con el resto de Ciudad
Universitaria sino también con producciones de la arquitectura nosocomial y escolar de la
época, atendiendo así un panorama general que permita destacar la relevancia del objeto de
estudio en el campo de la historia.
El texto pretende hacer hincapié en las repercusiones de las acciones políticas y
sociales de los actores de la obra. Pensamientos médicos, arquitectónicos y filosóficos se
entrelazan para conformar un estudio de lo que significa la escuela para arquitectos en una
historiografía de la arquitectura nacional; donde la dialéctica entre lo internacional y lo
nacional dieron como resultado una idea de lo moderno. Se tiene como fin principal
analizar cómo las ideas y confrontaciones políticas fueron fundamentos para elaborar un
edificio para arquitectos con ciertas características sociales y educativas que atendieran a un
contexto histórico-geográfico mexicano.
11
Dentro de la historiografía de la arquitectura actual no existe un estudio concreto
sobre la edificación del conjunto de la Escuela Nacional de Arquitectura, observado como
una obra que tiene relevancia en la historia de las mentalidades porque proviene de un
conflicto político y los pensamientos que permearon en una transición de gobiernos. Es
necesario entender el pensamiento y los influjos en la configuración de la arquitectura
moderna en México, puesto que representó un parteaguas en cuanto a vinculaciones reales
de producción arquitectónica y su asimilación de las políticas nacionales y extranjeras.
Se efectuó un nuevo acercamiento a la historiografía de la arquitectura, se hizo una
reconstrucción del panorama mexicano de los años cuarenta partiendo del estudio de
personajes específicos. Para cumplir los fines anteriores se trabajó con acervos históricos
que permitieron el rescate de hemerografía, planos y bibliografía de la construcción de la
ENA en Ciudad Universitaria. Entre los archivos destacan por su relevancia los siguientes:
Archivo de Arquitectos Mexicanos de la Facultad de Arquitectura, Archivo General de la
Nación, Archivo de la Dirección de Obras y Conservación de la UNAM, y Archivo de la
Escuela de Medicina.
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Capítulo 1. El edificio de la ENA en Ciudad Universitaria. Tensión entre
estética y política.
La relación que existe entre el edificio de la Escuela Nacional de Arquitectura y Ciudad
Universitaria es de carácter estética y política. Tanto las formas como las ideas de las que
parte la configuración del particular, la escuela, y el general, la ciudad, tiene el mismo
origen. La necesidad de construir un nuevo centro de educación basándose en la
planificación integral. Existió una tensión entre estética y política. En el campo estético se
encontraban las formas, de las cuales devenían maneras de dirigir y percibir la nueva
arquitectura mexicana, creando así espacios donde se dispersaban y confluían diversos
pensamientos. El campo político en este caso no se refiere únicamente a la lucha por el
poder, también hace referencia a la manera en que se estructuró la sociedad y lo habitable
en la ciudad como un nuevo espacio de aparición para los creadores y habitantes. Siendo
así, de las formas devienen maneras de mirar y de pensar que construyen lo social; tanto
estética como política jugaron un papel fundamental en la creación de la entonces nueva
ciudad.
Hacía 1943 el terreno en el Pedregal de San Ángel fue adquirido por el rector en
turno de la universidad, el jurista Rodulfo Brito Foucher (1899-1970). En septiembre de
1946 bajo la dirección del rector de profesión médico-cirujano Salvador Zubirán (1898 -
1998) el proyecto de la construcción de la Ciudad Universitaria se puso en marcha2. Fue
entonces cuando el rector de profesión médico encargó a los arquitectos Enrique del Moral
(1905-1987) y José Villagrán García (1901-1982) la configuración de un Programa de
2 Arquitectura México, septiembre 1952, número 39, México: Arquitectura México, p.206.
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necesidades generales. Mismo que concluirían ambos arquitectos en ese año3. Al elaborar
un Programa que fijó las necesidades de la universidad se había cumplido la primera etapa
y quizá una de las más relevantes para la configuración de la nueva ciudad, la etapa de
planeación.
Este Programa serviría como base para la elaboración de los ante-proyectos
presentados en el concurso para elegir el Proyecto General. Concurso al que fueron
convocadas la Escuela de Nacional de Arquitectura, la Sociedad de Arquitectos Mexicanos,
y el Colegio Nacional de Arquitectos. Finalmente en 1948 el Proyecto General fue
elaborado por la Escuela de Arquitectura. Para dicha labor los encargados fueron los
arquitectos Del Moral, M. Campos y Mario Pani (1911-1993). A principios de 1949 M.
Campos falleció y los otros dos arquitectos quedaron como codirectores del proyecto.
Ambos se encontraban también encargados de estudiar el Programa General para cubrir
todas las necesidades que éste planteaba.
En el entendido de que en las configuraciones arquitectónicas el Programa antecede
al Proyecto en el orden de ideas. Lo que se sugiere al observar el edificio de la Escuela
Nacional de Arquitectura dentro de Ciudad Universitaria es un conflicto de ideas y
materialización de las mismas. Partiendo de la situación y redes de relaciones en las que se
ubicaba Villagrán García, encargado finalmente de crear un programa y un proyecto para la
escuela de arquitectos.
Como antecedente a la manifestación estética-política se sugiere el entonces nuevo
paradigma en la arquitectura en aras de la planificación del país, la arquitectura de carácter
3 Caja1, Folder 149, Folio 59, Fondo Enrique Yáñez y Fuente, Archivo de Arquitectos Mexicanos, Facultad
de Arquitectura, UNAM.
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nosocomial. No fue ninguna sorpresa que la Comisión de la Ciudad Universitaria
organizada por Zubirán desde 1946 estuviera integrado por los arquitectos Carlos Obregón
Santacilia (1896-1961), Enrique del Moral y Villagrán. El primero tenía experiencia en la
construcción de hospitales, el segundo fue uno de los arquitectos más jóvenes en unirse al
Seminario de Estudios Hospitalarios, promovido por Gustavo Baz Prada, y organizado por
Zubirán y Villagrán, con el cual se inauguraba “la (enseñanza de la) arquitectura
hospitalaria contemporánea en nuestro país […] en la Escuela Nacional de Arquitectura de
la UNAM”; a este seminario asistieron Mario Pani, Enrique del Moral, Enrique Yáñez y
Raúl Cacho4, el seminario que se llevó a cabo en torno a la planificación de hospitales del
país5, cabe señalar que tanto Villagrán como Del Moral habían participado también de
forma muy reciente, para ese entonces, en el Comité Administrador del Programa Federal
de Construcción de Escuelas (CAPFCE) hacía 1944. Donde se planificaba a partir de la
iniciativa de desarrollar una educación básica de calidad con bases en la edificación de
lugares aptos para la enseñanza a partir del estudio de la región donde se construía6 . Tanto
la planeación hospitalaria como el CAPFCE fueron un punto nodal para la mancuerna de
pensamiento que formarían Salvador Zubirán y José Villagrán García, en estrecha relación
con los ideales de Gustavo Baz y Torres Bodet, secretarios de salud y educación
respectivamente.
La planeación de hospitales surge como un fenómeno de carácter social. Hacía
principios de la década de los cuarenta se observó con potencia la lucha de los trabajadores
y obreros por conseguir mejores condiciones de trabajo y vivienda dentro de un sistema con
4 Espacios, Número 14, marzo 1953, Fondo Espacios 94, Archivo Arquitectos Mexicanos, Facultad de
Arquitectura UNAM. 5 Vargas Salguero, Ramón, La arquitectura de la Ciudad Universitaria, Coord. Sarukhan, México, D.F.:
UNAM, 1994, p74. 6 Ibídem, p75.
16
pretensiones capitalistas. Existieron dos momentos significativos de acuerdo a las
demandas sociales, en los que la búsqueda de conciliación entre el Estado y la clase
trabajadora era elemental. Uno de los momentos se dio con la creación del Plan de
Construcción de Hospitales entre 1941 y 1942, los doctores Gustavo Baz y Salvador
Zubirán fueron los impulsores del plan desde la Secretaria de Asistencia Pública. El otro
momento fue la creación de la Ley del Seguro Social, como resultado de ésta surge en 1943
el Sistema de Seguridad Social, el cual estaba encargada de configurar los edificios de
salud y cubrir prestaciones sociales7.
Lo que se pretendía con ambas empresas era la construcción de hospitales
adecuados para la situación real del país. Con el Plan de Construcción de Hospitales se
dieron implicaciones en la forma de trabajar la arquitectura y su producción. Actividades
como la investigación y la planificación se unieron a las tareas meramente proyectistas. De
tal manera que se dio una división social y de técnica en el quehacer arquitectónico. Así el
campo de la configuración ideal y material quedaría delimitado respecto a la construcción8.
Con el Plan se pretendía atender a una política nacional de asistencia médica9, política que
se adecuaba a las directrices de un régimen que se encontraba en busca de una “Unidad
Nacional”, régimen encabezado por el presidente Miguel Ávila Camacho, quien gobernó de
1940 a 1946. Para llevar a cabo el plan, la Secretaria creó dos comisiones: la de Técnicas
Hospitalarias y la de Planeación y Construcción de Hospitales y Unidades de Asistencia.
7 López Rangel, Rafael, Enrique Yáñez en la cultura arquitectónica mexicana, México: UAM, Unidad
Azcapotzalco: Limusa, 1989, p.85. 8 Ibídem, p.85.
9 Ibídem, p.86.
17
De ambas emanaban los principios rectores entre los que destacaba el siguiente: “antes de
proyectar el edificio se tenía que proyectar la institución misma.”10
Con esta última premisa la arquitectura en los hospitales daba paso a una ideología
de la racionalidad y la eficacia propias de una sociedad industrial11
, forma de pensar que
imperaba en el ámbito internacional, incluso con el funcionalismo arquitectónico. El doctor
Gustavo Baz era uno de los más entusiastas y lo deja ver en un Informe de Labores dirigido
al Congreso de la Unión entre 1941 y 1942, mismo donde hace una analogía entre el
edificio industrial y el hospitalario. Para ambos caso proponía que se estudiara la
organización de la institución que estaría albergada en éstos, de esa manera se daría paso a
la eficacia, la economía al construir, y la adecuación al medio cultural y a las necesidades
propias del país. Así el hospital sería, en términos de Baz, “[…] al mismo tiempo un centro
científico, un hotel, una planta industrial y una escuela”12
. Se intentaba que los hospitales
formaran parte de un todo previamente concebido. Al observar el edificio como una unidad
total de las necesidades de un habitante específico se puede decir que se seguía trazando
otra línea teórica y práctica: la Arquitectura Integral.
Entre las estrategias del plan se encontraba crear una vinculación con el
conocimiento extranjero, para lo que se mandaron arquitectos a otras partes del mundo. Sin
embargo, no se tenía la pretensión de trasladar modelos europeos o norteamericanos a una
realidad ajena, se trataba de adaptar, Rafael López Rangel hace referencia a ejemplos de
adaptación que utilizarían los arquitectos de nosocomios en México para esa época. Por
ejemplo, los edificios norteamericanos con tecnología de punta como la climatización y la
10
Ibídem, p.86. 11
Ibídem, p.86. 12
Ibídem, p.86.
18
iluminación artificial, eran impensables para una economía mexicana. Por lo tanto, no
pudieron plantearse espacios mayormente largos que estuvieran equipados para crear
condiciones adecuadas. En vez de esto en México se produjeron cuerpos prismáticos y
rectangulares, alargados y articulados perpendicularmente13
. Entre los arquitectos que
formaron filas en el Plan de Construcción de Hospitales se encuentran nombres como:
Enrique Yáñez, Raúl Cacho, Mauricio Campos, Enrique Camarena, Alonso Mariscal,
Mario Pani y Carlos Tarditi. Algunos de ellos formarían parte unos pocos años después de
la obra de la arquitectura moderna mexicana de carácter monumental, Ciudad Universitaria.
Y en específico Alonso Mariscal fungiría como parte del comité que asesoraría la
edificación de la escuela para los futuros arquitectos.
Con la Planeación de Hospitales se generaría una nueva manera de trabajar para el
gremio de arquitectos. López Rangel menciona que “por primera vez el gobierno hace
contratos de prestación de servicios profesionales con arquitectos para recibir sus servicios
como tales, y obtener de ellos un rendimiento técnico máximo, desligando así al verdadero
arquitecto del contratista, comerciante que realiza la construcción […] en condiciones fijas
de costo y tiempo.”14
De tal manera que los arquitectos se perfilaban como figuras
relevantes en la planeación nacional, teniendo como punto de partida cuatro rubros:
investigación del Programa, formación del Proyecto en conjunto, desarrollo del Proyecto
definitivo, y dirección técnica y supervisión de las obras15
; estos cuatro puntos fueron parte
de la profesionalización de la arquitectura en el siglo XX.
13
Ibídem, p.87. 14
Ibídem, p.88. 15
Ibídem p.88.
19
Pese a los antecedentes como planificador con experiencia Zubirán salió de la
rectoría de la universidad en 1948, y el proyecto con tintes higienistas tomó nuevos rumbos.
El motivo se vio inmerso aparentemente en una huelga estudiantil que fomentaría la salida
del médico. Sin embargo al observar el contexto nacional e internacional del momento el
hecho toma, quizá, otro sentido.
Desde finales de la presidencia de Cárdenas, quien gobernó de 1934 a 1940, y
posteriormente en el período presidencial de Ávila Camacho, en México comenzaron a
presentarse nuevos problemas económicos. El origen se situó en la Segunda Guerra
Mundial, entre 1939 y 1940. El nivel de exportaciones e importaciones en relación a
Estados Unidos se incrementó, hasta un 30% aproximadamente en las exportaciones y un
10% en las importaciones16
. Así el período después de la guerra se caracterizó por la
dependencia del país respecto a su vecino del norte17
. El mercado europeo se encontraba
cerrado, como apuntó Medin Tzvi, México exportaba casi de manera exclusiva durante la
guerra su materia prima al norte e importaba casi todos los bienes de producción, de
maquinaria y vehículos necesarios para la agricultura, la industria, los servicios y las obras
públicas18
.
Lo anterior creó un síntoma de dependencia con los Estados Unidos. Provocando
que al término de la guerra, momento en que el país vecino retomó sus actividades
económicas y comerciales, el mercado mexicano se viera gravemente afectado. Las
actividades de exportación se vieron mermadas y hacía 1942, año en que se firmaba el
Tratado de Libre comercio con Estados Unidos, tratado que beneficiaría más al norte que al
16
Tzvi, Medin, El sexenio alemanista: Ideología y praxis política de Miguel Alemán, México, D.F.: Era,
1990, p.17. 17
Ibídem, p.16. 18
Ibídem, p. 17.
20
sur, las importaciones se convertirían en un factor de peligro latente para la economía
mexicana. De tal forma que en México se generó una inflación acelerada que alejó la
realidad comercial de los salarios de la clase trabajadora, principalmente19
. El costo de vida
para los mexicanos se vio lastimado. Los salarios de la población no habían aumentado a la
par de los precios básicos, así el nivel de vida bajó considerablemente20
.
De tal manera que en 1946, cuando Miguel Alemán accede a la presidencia del país
fueron necesarias nuevas estrategias, en cuanto a la economía se refiere. Una de las tácticas
fue buscar la autonomía económica, pero siempre cuidando la relación con el país vecino.
Por tal motivo la visita de Harry S. Truman, presidente estadounidense en turno, a México
en Marzo de 1947 representaba un punto nodal de la estrategia. Se pretendía el apoyo del
Export-Import Bank y del Intenational Bank of Reconstruction, para aspirar a tener un lugar
en el orden económico mundial y despojarse de toda clase de trabas arancelarias y
proteccionistas21
.
En febrero de 1947 el rector en turno, Zubirán, se negaría a la solicitud de Miguel
Alemán de otorgarle el reconocimiento Honoris Causa al presidente Truman, acto que el
presidente no vería con buenos ojos teniendo en cuenta el contexto planteado
anteriormente. El acto diplomático usando como herramienta a la universidad planeado por
Alemán podría parecer menor pero en la situación en que se encontraba la economía
mexicana fue una estrategia indispensable. Hilado a lo anterior en 1948, al estallar la huelga
en la Universidad Nacional el presidente le negó su apoyo al rector, y le sugirió renunciar22
.
Lo cual parecería una venganza política. Así Garrido, cercano a Alemán, asumiría la
19
Ibídem, p.19. 20
Ibídem, p.20. 21
Ibídem, p. 106. 22
Ibídem, p.145.
21
rectoría desde 1948 y hasta 1952, año en que la nueva ciudad fuera inaugurada y el nombre
de Alemán levantado en medio de laureles.
Al finalizar el corto período de Zubirán en rectoría fue coherente que sus
colaboradores cercanos, entre ellos Villagrán, salieran, también diplomáticamente, del
“centro general de operaciones” del proyecto de la nueva ciudad. Aparentemente Villagrán
renunció a ser a parte del equipo de elaboración del Proyecto General.
En la etapa de elaboración del Proyecto de la Ciudad Universitaria, la idea de
integración en la arquitectura observado en el Programa General se vio incluso alterada por
la convergencia de dos nuevas posturas que se posicionaban de manera fuerte entre los
arquitectos, más en una tendencia que en otra23
. Estas dos nuevas fórmulas que se
anexaron al momento de proyectar fueron: el funcionalismo y la integración plástica.
En general la primera consistía en determinar la forma a partir de la función y
buscar una economía de los materiales incrementando la utilidad de los edificios. La
segunda, a grandes rasgos y de manera muy general, pretendía la integración de las artes
haciendo referencia al trabajo colectivo de las ideas, los materiales y las estructuras.
Principalmente creando un vínculo entre arquitectos, pintores y escultores. La Ciudad
Universitaria fue planeada en una época donde la modernización en la arquitectura se daba
con diversas tendencias de edificación, y variadas corrientes arquitectónicas y plásticas.
Dándose la homogeneidad de la construcción únicamente en el sentido del trabajo colectivo
a través del cual se pretendió construir.
23
Vargas Salguero, op. cit., 1994, p.81.
22
Las relaciones publicas-políticas que se dieron en la planeación de la nueva ciudad
tienen un peso importante en la forma en que se ideó el conjunto arquitectónico. El hecho
de que Zubirán fuera un rector de profesión médico tuvo un impacto en la manera de
observar la arquitectura bajo estándares de las ciencias biológicas y las ciencias médicas; el
gremio médico se encontró cercano al poder desde 1821 y aumentó desde 1980, además de
ser consultados en todos los proyectos educativos federales, por ejemplo, la ley de 1867 y
la creación de la Universidad en 1910. Es sabido que el discurso político que
posteriormente se ancló a Ciudad Universitaria bajo la figura relevante de Carlos Lazo fue
la de la ciencia en referencia al átomo; idea que pesaba en el imaginario económico
mexicano gracias a la necesidad de suministrar seguridades básicas como la salud y la
alimentación, posterior a la problemática económica. Pese a esto, se debe hacer un análisis
de las consecuencias de una cultura de la higiene que deviene de un pensador de la
medicina. Zubirán encabezó el proyecto de la planeación ideal de la ciudad, por lo tanto, se
marcaron líneas de observación y planificación en referencia a las preocupaciones que
tienen que ver con una historia de la ciencia médica. Una ciencia encaminada a la búsqueda
de innovación en base al traslado de fundamentos médicos a la arquitectura. Entre las
preocupaciones médicas del entonces rector se encontraban dividir los planes de acción en
tres puntos: prevención, protección y curación, poner atención en las condiciones de
ubicación ambiental de los edificios como base de una buena función e incluso la
preocupación por contrarrestar las enfermedades por carencia social. Algunos de estos
fundamentos pueden encontrar sus analogías en la arquitectura, por ejemplo: la búsqueda
de un lugar que al respetar su endemismo pudiera proporcionar un carácter de sanidad física
y mental para contribuir a la planificación del país.
23
Otro aspecto que se perdió en el proceso de la proyección fue la integración
observada en las formas. Las formas que se derivan de la proyección de la ciudad son
geométricas y no rompen con la línea recta; algunos edificios parecen estáticos e
intercambiables de espacio. Bien podría trasladarse la caja de humanidades a cualquier otro
lugar, rectoría y la torre de ciencias podrían cambiar de ubicación espacial. Lo anterior en
referencia a que estos edificios no se integran estructuralmente o de manera material al
Pedregal. En contraste otros edificios como el de arquitectura, el estadio olímpico y algunas
partes del conjunto para los ingenieros, tendrían que permanecer necesariamente en su sitio,
pues guardan una correspondencia e integración con el espacio donde figuran. Por otro
lado, esta situación también era visible en la manera en que se configuran los edificios. El
edificio de arquitectos dinamizó una figura pura y si bien no logró romper con la línea
horizontal-recta, sí jugó con la manera en que se percibe ésta. El ritmo de la línea no se
encuentra en el edificio mismo, se localiza en relación con el suelo. No hay una crisis en el
uso de la línea recta-horizontal, en cambio se juega con las propiedades de ésta en relación
con la percepción. El espacio en los talleres es determinante para observar una diferencia
entre el conjunto y la Ciudad Universitaria.
El paisaje que se creó en referencia al conjunto y al espacio natural son los factores
que detonan la sensación de diferencia. El paisaje como un escenario visual, que se muestra
complejo y variado. De tal manera que incluye formas, tamaños, texturas, sombras,
situaciones y estructuras, dispuestos bajo un orden espacial y temporal, que al ser percibido
por el hombre sugiere una forma de organización o desorganización del territorio24
. Es a
través de las configuraciones perceptibles que se desdoblan de la interacción entre el
24
García Romero, Arturo, El paisaje en el ambiente de la geografía, Instituto de Geografía, UNAM, México:
D.F, 2002, p.16.
24
espacio ya dado y el espacio construido que se refleja el estado o la situación del territorio
en un momento determinado, así como el tipo de relaciones existentes entre el escenario y
la intervención de los procesos del hombre. Para Alfred Hettner el paisaje es denominado
como la “materialización objetiva de la realidad, la espacialidad y el tiempo”25
. Pese a que
el paisaje es en cierto grado una realidad en sí mismo, es también un hecho dinámico que se
configura a través de lo que ciertos grupos humanos, en este caso los arquitectos, le
atribuyen a partir de la percepción visible. Sin esta área y el diálogo con el suelo y sus
niveles, el cuerpo “principal” sería a primera vista un prisma rectangular más de la Ciudad
Universitaria, justo como apunta López Rangel estaríamos observando un edificio de
arquitectos “de gran frialdad compositiva, en verdad indiferente a cualquier connotación
que vaya más allá de lo meramente funcional”26
. Se crea así una cuestión de necesidad
entre todos los elementos del conjunto, es decir una integración total. Lo cual hizo posible
acceder a una manera distinta de integrar la geometría pura a la arquitectura en
comparación con algunos otros edificios. La integración se planteaba, entonces, más allá de
los supuestos teóricos de planificación y se posicionaba en el campo de la percepción,
detonando en el habitante otras formas de mirar y pensar.
Así la dinámica que se desprende de la estrecha relación entre Zubirán y Villagrán,
supondrían una visión de la Arquitectura Integral bajo la cual se esperaba perfilar la Ciudad
Universitaria. Buscando a partir de un sitio histórico y geográfico un lugar donde no sólo se
diera una educación en estándares integrales sino que esta contribuyera al origen de un
hombre integral con una conciencia sobre la ciudad que habita. En uno de sus discursos de
inicio de clases el rector dejó vislumbrar esta idea:
25
Ibídem, p15. 26
López Rangel, op. cit., 1989, p. 102.
25
“Los meditados estudios que hemos tenido que realizar para planear la Ciudad Universitaria
nos han llevado, primordialmente, antes de proyectar el edificio, a concebir la institución
con estructuras modernas […] con la única mira de hacer más eficiente y adecuada a
nuestro tiempo la Universidad […] formar profesionistas que no sólo tengan el profundo
conocimiento de las técnicas y disciplinas especializadas de su profesión, sino que al mismo
tiempo estén imbuidos de un profundo sentido de responsabilidad, sobre la base de una
ética moral y humana; con pleno conocimiento de todos sus deberes hacia la sociedad […]
conscientes de que el don de la cultura y el saber que la Universidad les ha otorgado […]
para constituirse en factores del bienestar social y colectivo”.27
Referente a lo anterior podemos observar la petición que hizo Villagrán a Carlos
Lazo, hacía 1950 los edificios de la Ciudad Universitaria aún no se encontraban designados
en su totalidad a los arquitectos. En una carta Villagrán le sugirió a Lazo que se le
permitiera tomar la dirección de la planificación y proyección de la Biblioteca Nacional28
,
hoy en día Biblioteca Central. Se puede observar la necesidad del arquitecto por crear un
núcleo colectivo en la nueva ciudad que materializara los supuestos planteados en el
Programa de 1946. Programa donde se abogaba por un espacio de trabajo colectivo, como
la creación de talleres y áreas comunes, y que hubiese sido posible en un espacio como la
biblioteca donde el habitante es general. Finalmente entre 1950 y 1952 quedó definido que
él hiciera el Programa y Proyecto para la escuela de arquitectos.
A partir de lo expresado anteriormente, se puede deducir que el edificio de la
Escuela Nacional de Arquitectura se erigió como un esquema a menores escalas de lo que
sugería la idea principal del Programa General de la Ciudad Universitaria planteado por Del