PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN INSTITUTO DE HISTORIA TRABAJO DE TITULACIÓN PARA OPTAR AL TÍTULO DE PROFESOR DE HISTORIA, GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES PROFESOR GUÍA: SR. BALDOMERO ESTRADA TURRA ALUMNO: ADRIÁN VILLEGAS DIANTA 2003 TRANSICIÓN CHILENA A LA DEMOCRACIA EVOLUCIÓN DEL PROCESO DE TRANSICIÓN CHILENA A LA DEMOCRACIA: UN PROCESO DE CONSENSOS Y PACTOS
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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN
INSTITUTO DE HISTORIA
TRABAJO DE TITULACIÓN PARA OPTAR AL TÍTULO DE
PROFESOR DE HISTORIA, GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
El complejo proceso de transición a la democracia en Chile, tiene varios planos en
los cuales se desarrolla, como el político, económico, jurídico, social, etc.... A su vez es el
fruto de numerosos acercamientos, consensos y pactos, que ya se daban desde los primeros
años del Régimen Militar.
Por su parte, el tema de la transición, ha generado un amplio debate, ya que constituye una
de las más importantes temáticas a la hora de analizar la historia reciente de nuestro país.
También constituye un tema de difícil estudio, producto de la variedad de interpretaciones
sobre el proceso, pasando desde la discusión de su fecha de inicio y término, hasta el
alcance de su desarrollo y repercusiones en la vida política y social de nuestro país,
producto del acercamiento y establecimientos de ciertos consensos y pactos para llevarla a
cabo.
El presente trabajo realizará ser una revisión de los principales consensos y pactos llevados
a cabo durante el Régimen Militar, y más tarde, durante el retorno a la democracia en el
país, desde la perspectiva de análisis del método histórico, en lo que definiremos como una
etapa pre – transicional y de transición a la democracia (de 1980 a 1990 y de 1990 a 2003
respectivamente)
A la vez, el siguiente trabajo se compone de tres capítulos. En el tomo I hay dos (revisión y
discusión historiográfica en el primer capítulo y el análisis de la evolución histórica del
proceso de transición y sus problemáticas en el segundo) los cuales son la base para un
tercer capítulo (en el segundo tomo) que consiste en una serie de materiales didácticos
sobre los temas que aquí se tratan insertados en un proyecto educativo.
Este trabajo dará a conocer desde las diferentes perspectivas políticas, una fecha de inicio y
término para el proceso de transición a la democracia en Chile, sus características y la
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evolución histórica del proceso de transición. En este sentido para los analistas de derecha,
su visión plantea que la transición comienza con el proceso del plebiscito de la Constitución
de 1980 y termina con el cambio de régimen en 1990, a diferencia de la visión de centro e
izquierda, que sitúan a este hito como tan sólo el comienzo del proceso de transición. . Por
su parte se buscará una fecha para su finalización, que desde la perspectiva de centro
podría ser el fin del gobierno de Patricio Aylwin o Eduardo Frei según el autor, en cambio
la posición de la izquierda, señala que este proceso de transición a la democracia en Chile
aún no ha concluido. Es decir, básicamente se analizaran las tendencias más relevantes que
nos permitan conocer los argumentos esgrimidos de cada una de ellas para que justifican
sus respectivas visiones sobre los temas e interrogantes aquí planteadas. Cabe destacar que
todo el primer análisis consistente en establecer los límites cronológicos del período de
transición, será realizará teniendo en cuanta los diferentes procesos de acercamientos,
consenso y pactos de los diferentes actores de la sociedad, los que a su vez han ido también
dando forma al desarrollo y evolución de esta.
Un segundo tipo de análisis consistirá en señalar cuales han sido los principales problemas
que ha tenido que afrontar el proceso de transición considerando su evolución y resultados,
además de señalar como estos han afectado y no han permitido el cierre del proceso.
Finalmente sólo queda señalar al lector, que en el presente trabajo se entregan una serie de
claves para entender el tema estudiado (que cronológicamente abarca de 1980 al 2003),
desde las tres principales tendencias políticas que lo han tratado: la izquierda, el centro y la
derecha, para lo cual se ha usado el máximo de rigor e imparcialidad posibles y en donde
confluyen las interpretaciones de diferentes autores estudiados para fundamentar y refutar
nuestra propuesta: el que la transición se ha ido dando a raíz de un acercamiento concreto
entre las fuerzas de la oposición (fundamentalmente entre el Partido Socialista renovado y
la Democracia Cristiana) las cuales posteriormente pactaron un proceso de transición
estable con el régimen saliente a costa de varias concesiones que aquí se estudian. Estas
fuerzas en la actualidad han pretendido dar por concluido el proceso, situación que se
analizará desde la perspectiva de que una serie de temas pendientes no permiten cerrar este
proceso.
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La transición chilena a la democracia tiene su origen en el cambio de sistema
político, que es el que configura los cambios económicos, sociales y de casi cualquier
índole que se produzcan dentro del país. Este cambio de sistema en el caso chileno es desde
un Régimen Militar de carácter autoritario a uno democrático, pero con una constitución
promulgada en el sistema anterior al retorno de la democracia, por lo cual el nuevo sistema
se ve obligado a transitar bajo las reglas impuestas por el anterior sistema antes de su
llegada, hasta que los cambios al marco constitucional sean viables.
Anterior al Régimen Militar de corte autoritario, encabezado por Augusto Pinochet, existía,
hasta 1973, un sistema democrático en el país, el cual sucumbió debido a la debilitación de
las propias prácticas democráticas como producto de las graves tensiones políticas
provenientes de un polarización ideológica que con el pasar de los años debilitó las
instituciones políticas hasta ese momento democráticas, crisis que se agrava aún más por
las graves dificultades sociales y económicas que hacia el año de 1973 atravesaba el
gobierno del Presidente Salvador Allende, quien había asumido en 1970 en un clima ya de
gran politización, polarización y graves tensiones entre los diferentes sectores de la
sociedad chilena, sin duda muy influenciada por la situación, de carácter bastante similar,
que se daba en el resto del mundo desde los años ’60.
Dentro de este contexto, las Fuerzas Armadas y de Orden, alentadas por algunos grupos
civiles y el apoyo económico de los Estados Unidos, dan un golpe de estado, el cual se
traduce en el fin del régimen de transición hacia el socialismo propuesto por el gobierno de
Allende y asumido democráticamente por el país, y se instaura un Régimen Militar “sin
legitimidad constitucional, que se instala en el poder de manera informal, con el apoyo de
algunas franjas civiles y con el propósito de practicar una política orientada a resolver los
grandes problemas públicos, transformando instituciones, creando nuevas leyes,
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modificando la burocracia y fomentando nuevos valores”1, situación la cual, dio un gran
giro a la historia del país.
Estos cambios enunciados anteriormente van por el lado de la economía, donde debido a la
asesoría de un grupo de jóvenes economistas denominados los “Chicago boys”, se
implementa en Chile, un sistema económico neoliberal, el cual se caracteriza por una fuerte
presencia de capital y participación de los privados en la economía nacional, con lo cual el
estado ya no es benefactor, sino sólo un administrador de los recursos del país, situación,
que como se verá en la década de los ’80 provocará un gran costo social, que era que nazca
una movilización social poderosa, que no se había visto en Chile desde tiempos de Allende,
pero que debido a la represión del Régimen Militar y a que no lograba resultados concretos
irá decayendo poco a poco.
Otro cambio importantísimo y que está dentro de nuestro estudio es el que se da en el
campo de la constitucionalidad. Es cambio empieza a gestarse luego del golpe militar, el
cual necesitaba legitimarse ante el país y cambiar el orden existente, por lo cual empieza a
elaborar una nueva Constitución, trabajo durante el cual se apreciará que no estaba
dispuesto a escuchar a la oposición y que por medio de un plebiscito que no cumplía con
las mínimas seguridades y elementos básicos del proceso democrático, fue aprobada y en el
año de 1981 promulgada. Este es el punto de inicio de nuestro trabajo, ya que constituye el
punto de inicio del proceso de transición para una de las visiones en estudio (la derecha)
además de que muestra una serie de acercamientos y consensos entre los distintos grupos de
las fuerzas que ahora eran de la oposición, fundamentalmente entre el Partido Demócrata
Cristiano y el Partido Socialista, primer acercamiento de una relación que se estrecharía con
los años.
Posteriormente nuestro trabajo prosigue con el análisis de los años de protestas civil 1983 –
1984 producto de una grave crisis económica, lo suficientemente poderosa para hacer que
la gente saliera de sus casas a manifestar su descontento a pesar de la represión. Estos años
1 CAÑAS KIRBY, ENRIQUE. “Proceso Político en Chile: 1973 – 1990”, Editorial Andrés Bello, Santiago – Chile, 1997, pág. 9.
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marcan el inicio de un proceso de consensos entre la oposición al gobierno militar, en
donde la estrategia que se llevaba a cabo para derrocarlo ha sido denominada por Enrique
Cañas Kirby, como “modelo de transición vía ruptura”, partiendo de la base que este
período es de una lucha constante de las fuerzas opositoras por lograr el retorno a la
democracia por medio de derrocar al Régimen Militar por la vía de la presión social. Esta
misma tesis, se volvió en contra de la oposición, cuando el Régimen Militar, para justificar
que no estaba dispuestos al diálogo empezó a reprimir duramente estas protestas bajo el
argumento de que eran organizadas por la oposición que intentaba aprovecharse
políticamente de la coyuntura económica, argumento que a a su vez sirvió para exiliar o
hacer desaparecer a algunos dirigentes y organizadores de estas con la finalidad de
descabezar estos movimientos.
De esta manera se gesta el “Manifiesto Democrático” en 1983, que era un primer acuerdo
político entre la oposición, y cuyo antecedente directo era el PRODEN, o “Proyecto de
Desarrollo Para un Consenso Nacional”, instancia creada por militantes de la Democracia
Cristiana, pero que decía desprenderse de las líneas partidarias en 1982, que sirve de base
para este “Manifiesto Democrático”, en el cual las distintas fuerzas de la oposición definen
ciertas características para terminar con el Régimen Militar y retornar a la democracia. Pero
a su vez los gestores de este “Manifiesto Democrático” de 1983 rápidamente pasa a ser la
base para el pronunciamiento de la Iglesia en la materia y de las fuerzas de derecha
democrática, las cuales señalaban de que ya era hora de que Augusto Pinochet diera paso a
una autoridad civil, con lo cual se crea la “Alianza Democrática”, instancia opositora
mucho más amplia que el PRODEN y que se caracterizaba por la presencia de la derecha
democrática, primer indicio claro de que no todas las fuerzas de esta posición política
estaban alineadas totalmente con el Régimen Militar.
La “Alianza Democrática” de esta manera se convirtió en la instancia oficial de la
oposición, y que fue el interlocutor en el proceso de acercamiento con el gobierno por
medio del Ministro del Interior, Sergio Onofre Jarpa, etapa crucial, que se estudiada en este
trabajo, ya que demuestra hasta donde cada una de estas fuerzas estaba dispuestas a ceder y
a la vez lo que estaba dispuestas a hacer para imponer su opción. Este proceso de apertura
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del Régimen Militar se debe en parte a buscar una manera por la cual la oposición
terminara con las protestas sociales, razón por la cual el diálogo falló en 1983 y se mantuvo
sin grandes cambios en 1984. Pero la decisión de la oposición y las fuerzas que día a día
sumaron, hicieron darse cuenta a Jarpa de hasta donde podía llegar el poder de la oposición
y de la movilización, que si bien había bajado notablemente en intensidad, estaba todavía
latente, esperando que alguna instancia, tomara su cause y llamara a su presencia. Bajo este
contexto nace el “Acuerdo Nacional Para la Transición a la Plena Democracia” en 1985.
Este nuevo documento que se anuncia en el párrafo anterior, según sus integrantes está
definido no como “una alianza política de partidos, sino un marco general de
convivencia”2, por medio de la cual se reclamaba el retorno a la democracia. La
importancia de este nuevo documento era el amplio espectro de fuerzas políticas que
reunía, incluyendo a una facción de la derecha democrática y de la izquierda renuente a
pactar y establecer consenso (aunque se excluye a las posiciones extremistas tanto de
izquierda como de derecha, es decir, al Partido Comunista y a la Unión Demócrata
Independiente, respectivamente). Este fue un acuerdo logrado a través de un gran consenso
social y en donde la Iglesia jugó el rol de acercar las posiciones entre la oposición además
de hacer patente con sus declaraciones al documento y el consenso social reinante al país al
gobierno de Augusto Pinochet, quien descartó este documento y sus posturas, señalándole
al Cardenal Juan Francisco fresno, quien se dirigió a él en vísperas de la navidad de 1985
con la petición de que reconsiderara su posición de rechazo total frente al documento, que
diera vuelta la página, ya que no aceptaría presiones de la oposición para que dejase el
gobierno.
De esta manera se ponía fin a una etapa en donde se habían unificado los consensos y los
pasos a seguir para retornar a la democracia, pero que el gobierno se encargó de rechazar de
plano. De esta manera “La evolución política siguió, a su vez, una ruta muy diferente de la
que cabía esperar en 1983. Pese a la creciente unidad, organización y fuerza política de la
oposición, el Gobierno militar permaneció en el poder. Hubo una apertura política gradual,
2 ORTEGA FREI, EUGENIO. “Historia de Una Alianza”, Ediciones ChileAmérica – CESOC, Centro de Estudios del Desarrollo CED, Chile, 1992, pág. 261.
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en la que el Gobierno permitió una creciente actividad. El cronograma de la Constitución
de 1980 se cumplió estrictamente y el general Pinochet se retiró pacíficamente en marzo de
1990, después de perder el plebiscito de 1988”3. Si, a pesar de que la oposición, pensaba
que durante 1986, la presión social se haría más grandes y los grupos que compondrían la
oposición más extensos, lo cierto es que en ese año, el “año decisivo”, luego del fallido
atentado a Pinochet y de una mejoría en la situación macroeconómica del país, tanto la
presión social, como la estrategia opositora se desplomaron de golpe, ya que luego del
atentado el Régimen Militar estableció una política igual de represiva que durante los
primeros años que siguieron al golpe militar, por lo cual la oposición encabezada por los
partidos políticos se vio fuertemente restringida.
Es por este motivo, que la nueva intento opositora, iría desde el plano civil, ya que los
partidos políticos estaban todavía analizando alguna nueva estrategia, debido al rechazo de
los intentos de democratización llevados entre 1982 y 1985. Esta ves sería el turno de la
“Asamblea de la Civilidad”, organización creada bajo los mismos principios que la Alianza
Democrática, pero que estaba encabezada por distintos dirigentes sociales, profesionales y
estudiantiles, los que también proponían la movilización en contra del Régimen Militar
para derrocarlo, intento el cual fue rápidamente sofocado, primer por que el grado de
movilización social, debido tanto a la represión como a la desilusión de lo fallido de los
intentos anteriores, provocó que esta fuera muy baja en convocatoria, además de que el
régimen descabezó rápidamente su organización deteniendo a varios de sus dirigentes, con
lo cual esta instancia fracasó.
Por su parte el sistema económico se iba fortaleciendo poco a poco, lo que obligó a las
fuerzas opositoras a una ardua discusión sobre si seguir intentando por otros medios de
carácter vía ruptura o juntar todas las fuerzas y esperar hasta el plebiscito en el año 1988
que podría marcar la salida de Pinochet del poder. Finalmente se optó por la segunda
instancia, en donde nuevamente la oposición trabajó unida creando desde 1987 varios
comités de elecciones libres y llamando a la gente a inscribirse en los registros electorales,
3 FONTAINE, JUAN ANDRÉS. “Transición Económica y Política en Chile”. En “Estudios Públicos” Nº 50, Chile, 1993, pág. 270.
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luego de una amplia discusión entre las fuerzas de la oposición moderadas y las
extremistas, las que señalaban de que no se podía participar en el plebiscito ya que esto
sería legitimar al Régimen Militar, discusión en donde finalmente se impuso la tesis de
participar en el plebiscito de 1988 y con ello derrocar a Pinochet en su propia
institucionalidad por lo cual no podría desconocer el triunfo de la oposición en caso de
resultar vencedores.
De esta manera, y luego del triunfo de la oposición en el plebiscito de 1988, viene una serie
de reformas a la Constitución de 1980, pactadas y según los límites que permitiera el
Régimen Militar, para posteriormente enfrentar las elecciones presidenciales y
parlamentarias, en donde la oposición agrupada en torno a la Concertación de Partidos por
la Democracia (cuyo antecedente fue el consenso logrado por estas fuerzas al participar en
el plebiscito de 1988 agrupándose en la Concertación de Partidos por el NO) ganó
ampliamente estas elecciones.
Es así como se inicia el proceso de retorno a las autoridades civiles y a un sistema
democrático. Podemos señalar que este proceso comienza en 11 de Marzo de 1990, lo que
es respaldado tanto por la visión de centro como de izquierda, con el cambio de mando
efectivo desde un Régimen Militar encabezado por el presidente y Comandante en Jefe del
Ejército, Augusto Pinochet y el presidente electo en 1989, Patricio Aylwin Azocar. La
transición entendiéndola como un proceso global que comprende los aspectos enunciados
en las líneas anteriores, no ha terminado para la perspectiva de izquierda (para la posición
de centro terminó con la finalización del gobierno de Aylwin o de Eduardo Frei según el
autor), lo que pasó en realidad es que la transición se ha entendido como el proceso de
traspaso desde un régimen autoritario a uno democrático en el aspecto político, y en donde
en el resto de los aspectos, como el social o jurídico se ha apuntado a regularizar y
estabilizar instituciones democráticas y a convivir con los denominados “enclaves
autoritarios”, concepto acuñado por Manuel Antonio Garretón, para designar a “aquellos
elementos que pertenecen por definición a dicho régimen (Régimen Militar) y que perduran
en el régimen democrático que le sucede, impidiendo que éste se transforme en democracia
política completa. Se trata de alteraciones a la vida democrática o a la expresión de la
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soberanía popular que son heredadas del régimen anterior y que continúan existiendo pese a
haber terminado el grueso de la transición. En otras palabras, son problemas o tareas
pendientes de la transición que deben ser enfrentados bajo el régimen post – autoritario y
que limitan el carácter plenamente democrático de éste”4.
Así finalmente luego de dieciséis años de un Régimen Autoritario, Chile inicia un
interesante pero a la vez difícil y complejo proceso de transición a la democracia, “una de
las más fascinantes y peculiares dinámicas de transición a la democracia que se conozcan
en el mundo moderno”5, y que este trabajo intentará abordar desde la perspectiva de la
creación de los consenso. Tesis principal, que se desarrollará por medio del análisis
histórico del proceso, en donde estos consensos que a la vez en muchas ocasiones se han
concretizado en pactos han ido construyendo y dando forma al proceso de transición
pactada, bajo las reglas de la Constitución de 1980 y en medida que los diferentes actores
políticos lo permitan. De esta manera se destacará que la transición a la democracia en
Chile ha tenido un desarrollo profundamente pactado desde la discusión de cómo terminar
con el Régimen Militar a principios de la década de 1980 (lo que denominamos pre-
transición, ya que no puede haber transición sin un cambio de régimen y sistema político
primeramente) hasta el origen de esta cuando ya una vez que Aylwin asume el poder debe
pactar una serie de elementos con los Fuerzas Armadas y de Orden con el fin de mantener
la débil estructura del incipiente nuevo sistema democrático en el país. Estos pactos son en
algunos casos implícitos u en otros explícitos, y se dan fundamentalmente a raíz de ciertas
presiones que realizan las Fuerzas Militares y de Orden como por ejemplo en el caso del
“Ejercicio de Enlace” o en el episodio denominado como el “Boinazo” en el cual estuvo en
juego la continuidad del sistema democrático recién repuesto en virtud que los militares
encabezados por Augusto Pinochet reclamaban la solución inmediata de una serie de
conflictos que decían que eran provocados por las nuevas autoridades civiles como una
especie de venganza por lo acontecido hasta tan sólo unos pocos años. De la misma forma
4 CONSEJO DE RECTORES DE LAS UNIVERSIDADES CHILENAS. “Encuentro Académico Sobre Reconciliación y Democracia”, Editado por el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas, Septiembre de 1995, Santiago, Chile, pág. 92 – 93. Artículo de Manuel Antonio Garretón Merino (pág. 87 a 98). 5 Op. Cit., CAÑAS KIRBY, ENRIQUE, pág. 13.
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ocurre con los pactos entre la Concertación, la derecha y entre ambos grupos, proceso que
también será analizado.
Esta tesis principal se complementará con el análisis de las diferentes problemáticas que ha
tenido el proceso transicional en Chile luego de 1990. de esta manera por un lado, el
segundo capítulo de este trabajo que se encargará de desarrollar esta dos tesis, a partir desde
el proceso de redacción y promulgación de la Constitución de 1980 (teniendo como
antecedente el proceso transicional señalado desde el discurso del Cerro Chacarillas en
Julio de 1977) hasta la actualidad en donde se verán los consensos establecidos tanto por el
gobierno como por la oposición para llevar a cabo el proceso de transición a la democracia
en el país desde 1990. Desde ese momento se verán las diferentes problemáticas de este
proceso para intentar dilucidar cual ha sido el desarrollo en cuanto a logros de la transición
y con ello intentar esbozar una repuesta sobre la conclusión o no de este proceso.
Finalmente debemos señalar que todo este trabajo tiene un soporte didáctico anexado, en el
cual se tratan todas estas problemáticas y en donde se busca que el alumno tenga una visión
general de este proceso, pero a la vez un conocimiento de ciertos hechos específicos que le
han ido dando forma. Este material didáctico consiste principalmente en un proyecto que
replantea el programa propuesto por el Ministerio de Educación luego de la reforma
educacional, en donde se aborda el régimen Militar y el retorno a la democracia, como una
sola unidad. Este proyecto modifica esta situación y propone su estudio a partir de la
llegada de la Unidad popular al poder, observando todo el desarrollo de su período que se
terminó con el golpe militar, el cual inicia la era de un régimen fuertemente autoritario,
para luego dar paso al proceso de transición ala democracia, básicamente con las mismas
temáticas planteadas a lo largo de este trabajo.
Este proyecto educativo, se sustenta en el uso de las fuentes como medio de comprensión
imparcial del proceso de aprendizaje del alumno, para lo cual se anexa junto con las guías
de estudio, un CD, el cual recopila una gran variedad de documentos, discursos (transcritos
y en audio) y videos sobre los principales procesos e hitos que se han llevado a cabo
durante los últimos 33 años de la historia de Chile, y que a su vez la han ideo perfilando
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como un interesante proceso para comprender los acontecimientos y relaciones que existen
en la sociedad actual.
A continuación daremos paso a una pequeña introducción en cuanto a los principales
conceptos utilizados a lo largo del trabajo (los cuales se complementan con una serie de
fichas conceptuales presentes en el material didáctico), en cuanto a la metodología ocupada
par su desarrollo, para luego desarrollar el capítulo uno consistente en la revisión y
discusión historiográfica y luego dar paso al capítulo dos explicado ya en los párrafos
anteriores.
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AALLGGUUNNOOSS AALLCCAANNCCEESS CCOONNCCEEPPTTUUAALLEESS DDEELL PPRROOCCEESSOO DDEE TTRRAANNSSIICCIIÓÓNN AA
LLAA DDEEMMOOCCRRAACCIIAA EENN CCHHIILLEE
Para comprender nuestra visión sobre el proceso de transición a la democracia,
primeramente es necesario entregar las precisiones de ciertos elementos y bases
conceptuales que se utilizarán a lo largo de este trabajo, para de esta manera, establecer y
comprender de manera más efectiva las significaciones que deberán entregar los elementos
con los cuales se trabaja.
11..-- DDEEMMOOCCRRAACCIIAA
La democracia es sin duda uno de los elementos que más se necesita puntualizar a la
hora de explicar un proceso de transición democrático. Al igual como señala Enrique Cañas
Kirby, “Para evitar equívocos, es conveniente partir señalando que nuestra comprensión de
la democracia es de la democracia política, que puede coexistir con diversos grados de
desarrollo en los planos económico, social y cultural”6. De esta manera y para explicar el
proceso de transición a la democracia en Chile, debemos señalar que el concepto de
democracia que aquí se pretende señalar, no se limita en ningún caso a las tipas
concepciones que se tienen de esta, sino más bien como se señala a continuación: “En la
democracia todos los ciudadanos adultos tienen derecho a voto, los funcionarios políticos
son elegidos en elecciones abiertas, libres, secretas y competitivas; existe considerable
libertad y reconocimiento de los derechos individuales para que los ciudadanos puedan
afiliarse u organizarse en partidos políticos y grupos de interese, y actuar en forma
individual o colectiva para influenciar las políticas del Gobierno. Este último, actuando con
6 Ibidem, pág. 13.
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mecanismos de representación y con apego a la ley, es responsable ante los gobernados
(accountability); todo lo anterior, en el marco de un sistema político regulado por una
Constitución sustentada en un amplio consenso, y en el cual los militares se encuentran
bajo el control de los civiles”7.
De esta manera entendemos a la democracia como un sistema en el cual no solamente su
concepción se limita a entenderla como la participación ciudadana, sino a todo el proceso
que se relaciona con ello, partiendo desde que el sistema imperante si es democrático debe
crear y asegurar las condiciones para un buen desarrollo de las elecciones, hasta el respeto
de este sistema de gobierno por la decisión tomad por la mayoría. De esta manera como
señala Enrique Cañas Kirby, tenemos que “Una definición de esta naturaleza permite
comprender el concepto de democracia en una perspectiva mucho más dinámica y compleja
que cuando se lo reduce a la sola presencia de elecciones, o a concepciones demasiado
generales y equívocas que asocian la validez de la democracia con aspectos sociales y
económicos. Tiene además la ventaja de permitir buscar correlaciones positivas o negativas
entre la democracia política, a la cual se le otorga un valor en cuanto tal, y los demás planos
de la vida social”8.
De esta manera tenemos que el principal rasgo de la democracia es la participación política
de la sociedad, expresada de forma libre, que en el caso de nuestro país se da por la vía de
la representación, en donde “los ciudadanos no necesitan prepararse para ser ellos mismos
titulares de los cargos públicos, no se trata de establecer una política directa, que no es
posible en una sociedad de masas, como la actual. Una adecuada preparación se exige a
quienes aspiran a ocupar esos cargos de representación, es decir, partidos políticos”9. De
esta manera en democracia se puede elegir a las personas o grupos, eminentemente
políticos que nos representen en el gobierno, a diferencia como suele pasar en un sistema
con un régimen militar como se verá a continuación.
7 Ibidem, pág. 13 - 14. 8 Idem, pág. 14. 9 HUNNEUS, CARLOS. “Los Chilenos y la Política. Cambio y Continuidad en el Autoritarismo”, Editorial Fundación Konrad, Adenauer RFA, Santiago - Chile, 1987, pág. 44.
de totalitarismo, el Régimen Militar, eliminó las organizaciones intermedias y autónomas,
no intentó ni homologar todas las esferas de la sociedad civil, ya que habían poderosos
grupos sobre todo económicos que respaldaban su gestión y por que además no hay un solo
partido que exprese la ideología del régimen, sino un grupo más bien heterogéneo y más
tarde incluso antagonista dentro del sector político de la derecha con la creación de la
Unión Demócrata Independiente, UDI, y Renovación Nacional, RN. Esto tampoco quiere
decir que los elementos de carácter totalitarista fueran mínimos en comparación con los de
carácter autoritario, sino va a depender bastante de la finalidad con cual se recurra al uso de
esto. Por ejemplo, un rasgo típico de un sistema totalitarista, como lo es la aplicación del
terror y la fuerza para ejercer el control social, se ve claramente durante los años que duró
el Régimen Militar en nuestro país a través de la violación sistemática de los derechos
humanos, plausibles a través de detenciones arbitrarias, exilios, relegaciones, fusilamientos,
campos de concentración, tortura física y sicológica, etc..., realizadas por organismos
estatales, como primero lo fue la Dirección Nacional de Inteligencia o DINA, y más tarde
la Central Nacional de Inteligencia, CNI, que a su vez se puede interpretar también como la
ideologización de la sociedad castrense por medio de la Doctrina de Seguridad Nacional, o
bajo el argumento de que las violaciones a los derechos humanos se amparan debido a que
el país vivía el estado de una “guerra interna”.
Para respaldar más aún nuestra visión de que el régimen militar en Chile tuvo un carácter
más autoritario que totalitario, debemos citar a Juan Linz, por medio de la obra de Enrique
Cañas, al indicar que: “Los regímenes autoritarios son sistemas políticos con un pluralismo
político limitado, no responsable, son una ideología elaborada y directora, pero con
mentalidades peculiares, carentes de una movilización social intensa y extensiva, excepto
en algunos puntos de su evolución, y en los que un líder o a veces un grupo reducido ejerce
el poder dentro de límites formalmente mal definidos, pero en realidad bastante
predecibles”14, palabras que sin duda viene a reflejar de manera increíblemente exacta lo
acontecido en Chile durante el Régimen Militar.
14 Ibidem, pág. 53 – 54. Cita tomada por el autor de LINZ, JUAN. “Totalitarian and Authoritarian Regimes”, en GREENSTEIN, FRED; POLSBY, NELSON (editores), “Handbook of Political Science”, Volumen Nº 3, “Macropolitic Theory”, Editorial Reading, Mass., Addison – Wesley Publ. Co., 1975, pág. 264.
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Por su parte los autores Julio Canessa y Francisco Balart señalan que el plebiscito de 1988
demostró al mundo de que el gobierno de Pinochet no era en ningún caso una dictadura,
sino, “Se trataba, más bien, de un gobierno fuerte, autoritario si se quiere, pero que en plena
posesión de su poder se limitaba mediante el respeto al derecho vigente y aceptaba la
decisión del pueblo soberano aunque le fuese adversa”15.
De esta manera se llega a la conclusión de que el Régimen Militar tuvo un carácter más
autoritario que totalitario. Sin embargo de igual manera, este autoritarismo, que se expresó
tan fuerte y violentamente, puede ser catalogado de dictadura, ya que las violaciones
permanentes a los derechos humanos, la represión hacia la oposición y sus manifestaciones
y el total control sobre los medios de comunicación son elementos que configuran un
régimen dictatorial, en donde el poder se concentra en una sola persona, cuyo poder resulta
absoluto, como se dio en el caso chileno.
15 CANESSA ROBERT, JULIO. BALART PÁEZ, FRANCISCO. “ Pinochet y la Restauración del Consenso Nacional”, Editorial Geniart, Santiago - Chile, 1998, pág. 361.
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33..-- TTRRAANNSSIICCIIÓÓNN AA LLAA DDEEMMOOCCRRAACCIIAA YY SSUUSS PPRROOBBLLEEMMÁÁTTIICCAASS
El término transición debe entenderse como el término que da cuenta “de las
limitaciones que tuvieron para lograr un éxito completo quienes buscaron la apertura
democrática. De haber sido así, cuando a un conductor autoritario se le desaloja del poder
como consecuencia de acciones militares o de la configuración de un cuadro de
ingobernabilidad resultado de la actividad de fuertes movimientos sociales, lo que viene a
continuación es un régimen político alternativo, que puede de ser más o menos
democrático, según los proyectos y voluntad de los antiguos opositores”16. En Chile si bien
lo que pasó es que la sociedad se manifestó en contra de la permanencia de Pinochet en el
poder a través del plebiscito de 1988 fijado ya en la Constitución como parte del itinerario
del Régimen Militar, la retirada de este régimen así como sus actos luego en el período de
transición hacia la democracia, amparados por la Constitución de 1980, por la siempre leal
a Pinochet: las Fuerzas Armadas, y algunos grupos de derecha económicos y políticos, así
como también sociales, hicieron que de la transición un proceso que se puede definir en
una frase que Aylwin usó muchas veces durante su mandato: “en medida de lo posible”.
Bajo este contexto, Luis Maira señala que “la construcción de una situación intermedia, de
tránsito a la democracia, supone un equilibrio en la correlación de fuerzas entre los
sostenedores del viejo régimen que se retiran y los partidarios de la recuperación de la
democracia que logran acceder a la dirección del Estado, luego de acreditar su respaldo en
la sociedad y de una negociación explícita o implícita”.17 Esta situación esta presente en
todos los procesos de transición de América Latina, los cuales debido a un desgaste
tuvieron forzosamente que iniciar si bien en muchos casos no procesos, por lo menos
conversaciones con respecto al inicio de los procesos de transición en sus respectivos
países, lo cual podríamos señalar que en Chile se dio a partir de 1983 con las grandes
protestas a raíz de la crisis económica que el país enfrentaba, pero que experimenta un
fuerte retroceso en 1986 con el atentado a Pinochet, por lo cual la oposición al Régimen 16 MAIRA, LUIS. “Chile, la Transición Interminable”. Editorial Grijalbo, Ciudad de México, México, 1999, pág. 115 - 116. 17 Idem, pág. 116.
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Militar, tuvo que esperar otra apertura sólo hasta vísperas del plebiscito de 1988, en donde
tuvo que aceptar irremediablemente la validez de la Constitución de 1980. En cuanto a la
fijación de algunos parámetros para llevar la transición, el Régimen Militar lo impuso con
la reforma constitucional de 1989, en donde la Concertación pudo discutir algunos puntos,
pero en ningún caso variara mucho las ideas que para esta tenía el Régimen Militar, que
pretendía regir a través de todos los medios el proceso de transición a la democracia en
Chile, fundamentalmente gracias a la Constitución de 1980, la cual le permitió a Pinochet
gracias a las herramientas que entregó el conocido “proceso de amarre”, “buena parte de
las condiciones que rodearon al término de su gobierno y al inicio del período
democrático”18.
El 11 de Septiembre no sólo marca una ruptura en la vida democrática del país, sino
también inaugura un período de dictadura militar, que viene a concluir tan sólo el 11 de
Marzo de 1990 con un cambio de mando desde un régimen militar a otro civil, a la vez que
se inicia otro intrincado período de la vida nacional como es el camino a la transición a la
democracia. La principal problemática para analizar el proceso de transición en Chile es la
gran diferencia de datación, contexto, significado y desarrollo que las distintas posiciones
políticas del país le asigna a este proceso. Sobre el debate de que si el proceso de transición
a la democracia en Chile ha terminado o no han existido variadas posiciones desde las
diferentes visiones políticas. De manera general se suele señalar que la visión de derecha,
fundamentalmente la derecha ligada a Pinochet, es una visión que señala que la transición a
la democracia terminó cuando el gobierno militar entregó el poder a los mandos civiles,
señalando que este traspaso de mando fijado en la Constitución de 1980 era el itinerario del
proceso de transición, proceso el cual terminaría justamente con el traspaso de mando a las
manos civiles. Esta tesis es postulada por ejemplo por Julio Canessa y Francisco Balart,
quienes define transición como el cambio de un estado a otro, por lo cual para ellos “es
posible afirmar con certeza que la transición del orden político chileno desde un régimen
autoritario, de facto si se prefiere, a otro democrático, apoyado en normas de rango
constitucional, se inició el 11 de marzo de 1981 y concluyó el 11 de marzo de 1990. Basta
comparar la realidad institucional que había en el punto de inicio con la existente en el
18 Ibidem, pág. 117.
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punto de término para advertir el cambio”19, lo cual concuerda con su conceptualización de
que transición es el cambio de un estado a otro.
Por su parte, Sergio Fernández, ministro durante el gobierno de Pinochet señala que :
““Hemos concluido una exitosa jornada”, dijo Pinochet en su primera declaración como ex
Presidente. En efecto, un gran arco histórico de dieciséis años y medio cerró aquel 11 de
marzo de 1990. para el gobierno saliente, la transición había terminado aquella mañana.
Para el nuevo gobierno, empezaba en ella.
En los meses posteriores esa discrepancia, representativa de un desacuerdo fundamental,
pareció llamada a ser duradera.
El 6 de agosto de 1991, sin embargo, el Gobierno puso fin a esa discrepancia, declarando
concluida la transición. “Realmente, a mi juicio, la transición ya está hecha. En Chile
vivimos en democracia”, dijo el Presidente Aylwin.
Tal declaración irritó a algunos elementos recalcitrantes en la izquierda, pero la inmensa
mayoría de la opinión pública la acogió con la naturalidad con que se acepta lo evidente.
Ella fue recibida con beneplácito por quienes apoyamos al gobierno militar. Porque si aun
lo que la Concertación designó como transición sólo requirió de quince meses y no de los
cuatro años completos de su propia gestión, quedaba en claro que lo fundamental de la obra
de pacificación y reconstrucción desde la gran crisis culminada en 1973 ya estaba hecho
cuando el nuevo gobierno llegó al poder. Y, siendo así, la jornada a la que aludía Pinochet
había concluido, en verdad, exitosamente.
Esa declaración del Gobierno era, pues, realista. Pero, más importante aún, ella tuvo un
innegable sentido patriótico. Porque, terminada la transición, la acción política podía, por
fin, desligarse de la referencia a cuanto dividió al país en el pasado.
Para adentrarnos en la historiografía de derecha o conservadora de la historia
reciente de Chile es necesario comprender primeramente su visión ante los hechos
acaecidos durante este período histórico. Como se señaló en la introducción a este trabajo,
tendencia de derecha entiende a el inicio del Régimen Militar como la reacción lógica de
las Fuerzas Armas y Carabineros ante el descalabro social, político y económico que vivía
el país durante el gobierno de Salvador Allende, e incluso denomina a este período como un
lapso de decadencia de la vida nacional en general. De esta manera el golpe militar
(“pronunciamiento militar” como se denomina los hechos acaecidos durante el once de
Septiembre de 1973, para esta tendencia), viene a poner orden ante el caos que se vivía en
el país en todo orden de cosas.
De esta el Régimen Militar encabezado por Augusto Pinochet, es un proceso de 17 años de
restauración democrática, ya que según esta tendencia la democracia se había sustituido en
el gobierno de Salvador Allende por un régimen totalitario al ejemplo de lo que acontecía
en los sistemas políticos de la Unión Soviética o de Cuba. De esta manera la intervención
militar habría sido apoyada por un importante número de la población del país y el régimen
fue recuperando la institucionalidad, democratizándolo y modernizándolo, hasta finalmente
entregar el poder, momento en el cual la transición chilena a la democracia habría
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culminado, proceso el cual muchos de estos autores fechan su inicio con la promulgación
de la Constitución de 1980, y otros más osados incluso con la intervención militar, ya que
habría sido en el gobierno de Salvador Allende cuando la democracia se habría perdido.
2.A.1.- Historiografía de Derecha Clásica
Dentro de la línea historiográfica de derecha se encuentran autores de procedencias
profesionales muy variadas, destacándose los historiadores, juristas y militares. Definimos
historiografía de derechas clásica como la línea historiográfica profundamente
conservadora, de gran respeto por la religión católica y por la cultura occidental en general,
sobre todo en los aspectos del legado colonial español. Es una línea historiográfica que
según la opinión de Luis Vitale, “tiene mayor dificultad para entender los cambios y
contradicciones, como también la profunda laicización a que ha estado sometida la
sociedad durante el siglo XX”24. Esto se reflejaría según Vitale por su concepción sobre los
gobiernos liberales de Domingo Santa María y Balmaceda, ya que sostiene que sus
reformas laicas hicieron a Chile perder su “imagen de mundo”, lo que sería el inicio de una
serie problemas que ha experimentado el país según este autor. Dentro de sus
representantes podemos encontrar a:
A) Gonzalo Vial Correa
Dentro de los historiadores uno que reviste la mayor importancia es Gonzalo Vial
Correa, de formación abogado y profesor, con largos años de docencia en la Universidad
Católica de Chile, Universidad Metropolitana de Educación y la universidad privada Finis
Térrea. Según Luis Vitale, Gonzalo Vial fue influido en su formación intelectual
24 VITALE, LUIS; MOULIAN, LUIS; CRUZ, LUIS; PALESTRO SANDRA; AVEDAÑO, OCTAVIO; SALAS, VERÓNICA; PIWONKA, GONZALO. “Para Recuperar la Memoria Histórica. Frei, Allende y Pinochet”. Ediciones Chile – América – CESOC (Impresos Universitaria S.A.). Santiago, Chile. Año 1999, pág. 54, artículo de Luis Vitale.
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fuertemente por Jaime Eyzaguirre y el sacerdote Osvaldo Lira, de donde se explicaría en
parte su profunda religiosidad y admiración por el legado colonizador español. Gonzalo
Vial, para la fecha en estudio se dedica principalmente a la actividad docente y a la
dirección desde la revista semanal “Qué Pasa” (cargo el cual asumen en 1971), la cual
representa el pensamiento de la derecha en el país, junto con “El Mercurio” y algunas veces
“La Tercera”, la revista “PEC” y el “Diario Ilustrado”. La revista a pesar de su inclinación
ideológica mantuvo un buen nivel de debate político, mostrando las tres posturas en pugna
en ese momento, situación obviamente inusual para aquella época como se encarga de dejar
en claro el propio Luis Vitale. La revista pierde su rumbo meses antes del golpe de estado,
cuando junto con todas las publicaciones de derecha, alentaban una intervención militar que
derrocara al gobierno constitucional de Salvador Allende.
En el número 100 de la revista aparece el Comité Editorial Fundador, integrado por Jaime
Martínez W., Víctor Manuel Muñoz, Hermógenes Pérez de Arce, Emilio Sanfuentes,
Fernando Silva, Gonzalo Vial Correa, Joaquín Villarino y Cristián Zegers, y en la sección
de economía se encontraba Sergio de Castro. Es en esta edición que la revista, bajo la
dirección de Vial Correa, hace una declaración de propósitos, se define como parte de la
oposición democrática al gobierno, lo cual no le permitía deformar los hechos o entregar
verdades “a medias” que destacasen los hechos que beneficiaran a su posición o callando
los que la comprometan, además señala que no silenciará la versión de los hechos del
adversario y tampoco lo enjuiciará.
De esta manera la revista señala como su objetivo principal la “unidad nacional”, señala
también que apoya la solución golpista que se dio el 11 de Septiembre de 1973, y
conjuntamente con esto llama a colaborar en “la reconstrucción de Chile”. La revista sigue
con esta línea y con el tiempo desaparece el debate pluralista, en donde se encontraban
columnas como la de Agustín Gamucio, Julio Silva Solar, Jaime Castillo o en algunas
ocasiones Orlando Millas. Dentro de este período, su director, Gonzalo Vial, pasa a formar
parte del gobierno en 1978, ocupando el cargo de Ministro de Educación.
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La otra iniciativa periodística de Gonzalo Vial es la revista “Portada”, que sale a la venta en
Enero de 1969, y que desde un principio se muestra totalmente anti – izquierdista, y que un
poco antes del golpe militar señaló en su portada “Desorden social y crisis política”, según
el relato de Luis Vitale.
Gonzalo Vial a través del diario “La Segunda” describe la historia del gobierno militar en
10 fascículos semanales entre el 6 de Marzo y el 8 de Mayo, posteriormente escribe otra
serie de 10 fascículo titulada “Los 10 chilenos más importantes del siglo XX”, en donde
incluye a Eduardo Frei, Salvador Allende, Augusto Pinochet y Raúl Silva Henríquez entre
otros como Pablo Neruda por ejemplo. Finalmente a través de otros 10 fascículos entre el
11 de Noviembre de 1998 y el 12 de Febrero de 1999, escribe “1964 – 1973: La Violencia
Pone a Chile al Borde de la Guerra Civil”.
Apoyándonos en el artículo historiográfico de Luis Vitale, nos damos cuenta que Gonzalo
Vial publica un artículo llamado “Algunas Condiciones Para Una Democracia Estable en
Chile”, dentro del libro editado por el CIEPLAN “Democracia en Chile: Doce
Conferencias”. En este artículo Vial desarrolla la tesis de que en Chile no ha existido una
estabilidad democrática, sino una democracia formal que se termina con el golpe de estado
en 1973. A este último texto se agrega el libro editado por la universidad privada Finis
Térrea y bajo su dirección, titulado “Análisis Crítico del Régimen Militar”.
En sus obras Gonzalo Vial divide estos últimos cuarenta años de la historia nacional en dos
períodos, el primero comprende entre 1964 y 1963, en donde su tesis es que la violencia
pone al país al borde de una guerra civil, de esta manera y con el golpe militar se inicia otra
etapa, que va desde 1973 hasta el plebiscito de 1988, en donde el país adquiere nuevas
orientaciones en varios ámbitos como el económico (implantación del sistema neoliberal),
social y político. Como un hito importante se considera a la Constitución de 1980, en la que
puede desprenderse que la democracia protegida que instaura esta constitución asegura una
transición sin mayores conflictos y conservando en gran medida la acción del régimen
militar.
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Es importante de estar además que integró el grupo que elaboró el informe Retting, además
de también se debe señalar que ha participado en algunas ocasiones en la Mesa de Diálogo,
mostrando una postura de la cual se desprende de que el tema de los derechos humanos
debe ser solucionado aunque cabe señalar que en muchas veces se ha mostrado poco
esperanzado en que esto pudiera realizarse.
En cuanto a la labor en los textos escolares, es interesante destacar su obra “Historia de
Chile: Educación Media”25, en donde a lo largo del Capítulo Nº 18, titulado “La Crisis
Político – Social y los Diversos Intentos por Resolverla” (Págs. 243 – 253), presenta una
visión pesimista del período, en donde la crisis política – social (derivada de los cambios en
la masa electoral, los defectos del régimen de partidos, el malestar económico – social y el
impacto del “guevarismo”; un motivo novedoso aunque de mucho tinte ideológico para
explicar el colapso del sistema), que culmina con el régimen de Allende, lo cual agrava la
crisis, y según el autor es el motivo principal por el cual los militares se vieron llamados a
reinstalar el orden dentro de la sociedad, a través del pronunciamiento militar que trae
consigo el posterior ordenamiento que había perdido la sociedad con el gobierno de
Allende a través de las medidas que adopta el gobierno militar para apaliar todo el caos que
había provocado el gobierno marxista.
B) Ricardo Krebs
Ricardo Krebs es considerado por Luis Vitale como uno de los más importantes
seguidores de Gonzalo Vial. Ricardo Krebs es catedrático del Instituto de Historia de la
Pontificia Universidad Católica de Chile. Estuvo a cargo del analizar el régimen militar
(1973 – 1990) en el libro “Nueva Historia de Chile”. En este análisis de la obra del régimen
militar dedica una parte importante para referirse a la modernización que experimentó el
país en estos años, aludiendo sobre todo al aspecto económico, y poniendo como ejemplo
25 VIAL CORREA, GONZALO. “Historia de Chile: Segundo Medio”, Editorial Santillana del Pacífico, Santiago – Chile, 1994.
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de modernización las AFP, a pesar de que cuando escribió esta obra ya se había
comprobado que el sistema de las AFP era bastante deficiente. Otro ejemplo de
modernización que señala el autor es el sistema privado de salud o ISAPRES, sistema el
cual también adolece de importantes fallas, o el Plan Laboral del ministro José Piñera,
donde a grandes rasgos el autor reconoce que la actividad sindical u organizativa de los
trabajadores a diferencia con los gobiernos anteriores, durante la dictadura fue duramente
reprimida, tal como denunciaron la OTI (Organización Internacional del Trabajo) y varios
países europeos, los cuales llamaron abiertamente a boicotear la dictadura militar desde
1978, ante lo cual Augusto Pinochet y sus asesores se ven obligados a elaborar el Plan
Laboral, pero que obviamente beneficia al empresario en desmedro del trabajador. También
es interesante destacar el rol fundamental que le asigna a la DINA en este período, tanto así
que realiza una completa descripción sobre varios puntos, como su historia, formación u
organización.
Este autor, en el manual “Nueva Historia de Chile: Desde los Orígenes Hasta Nuestros
Días”26 (que es editado conjuntamente con Carlos Aldunate; Horacio Aránguiz; Patricio
Bernedo; Cristián Gazmuri; Marco Antonio León y Samuel Vial), le toca abordar el período
en estudio, el cual titula “El siglo XX, Chile 1970 – 1973” (pág. 510 – 535), el cual sirve de
epílogo al libro. En este trata de la situación chilena de 1973 a 1990 , en donde señala que
la historia de Chile estuvo muy ligada siempre al contexto internacional, lo que influyo en
el desarrollo del gobierno militar. La instauración del gobierno militar según este autor se
justifica por la profunda crisis política, social y económica de los años de la Unidad
Popular. Krebs establece que luego que Pinochet asume la presidencia define una nueva
política económica, la economía social de mercado a través de jóvenes economistas
neoliberales, la cual ya en 1976 presentaba un crecimiento económico acelerado, el que
finalizó con la recesión y crisis de 1982 de origen mundial.
Así el modelo económico fracasa y en 1985 se implanta la economía de libre mercado a
través de un nuevo equipo económico encabezado por Hernán Büchi, lo que significará la
26 KREBS, RICARDO. “Nueva Historia de Chile: Desde los Orígenes Hasta Nuestros Días”, Editorial Zig – Zag, Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago – Chile, 1996.
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privatización de empresas estatales y servicios sociales, también significa una liberalización
del mercado financiero y del comercio exterior además de una serie de reformas liberales.
Krebs presenta al gobierno de Pinochet respaldado ampliamente por las FF.AA. y un
amplio sector de la población, y a la UP, desorganizada con hondas diferencias, una actitud
intransigente y que realizaba una campaña de desprestigio nacional e internacional contra
el gobierno. Finalmente dice que el plebiscito de 1988 se debió a que el gobierno cumplió
con el itinerario fijado a raíz de la aprobación plebiscitario de la Constitución de 1980.
2.A.2.- Historiografía de Derecha Liberal
Denominamos historiografía de la derecha liberal, a aquél grupo de derecha que
señalando abiertamente su opción política e histórico, reconoce a diferencia de la
historiografía de derecha clásica, tanto los puntos dignos de resaltar de la Unidad Popular
como del gobierno de Salvador Allende, así como los elementos más rechazables del
régimen Militar, como lo son las violaciones a los derechos humanos. De esta manera este
grupo de historiográfico viene a enriquecer el debate histórico y politológico del período ya
que entrega visiones más reales y objetivas de los hechos que han acontecido en la reciente
historia nacional. Cabe destacar la tolerancia frente a ideas diferentes que exhibe este grupo
y el estar siempre abierto al debate de sus posturas.
A) Alfredo Jocelyn – Holt
Luis Vitale señala que Alfredo Jocelyn – Holt, “puede considerarse un historiador
liberal por la adscripción a una concepción de la historia “como hazaña de la libertad”, en
que los márgenes de tolerancia y respeto a la persona humana son básicos para la
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sociedad”27. Entre las obras de este autor, destaca su libro “Chile Perplejo. Del Avanzar sin
Transar al Transar sin Parar”, en donde destaca como seña Luis Vitale, a la búsqueda de la
libertad como un factor central para una buena convivencia social. Básicamente esta obra
puede catalogarse como un ensayo histórico en que aborda los últimos cuarenta años de la
historia de Chile, abriendo nuevas perspectivas de análisis debido a su particular
interpretación de este período.
Este autor interpreta la historia reciente de Chile, partiendo desde la década de 1950, en
donde señala que el país en esta época se encontraba en un precario equilibrio político,
situación, la cual fue captada por la naciente Democracia Cristiana, gracias a sus promesas
de cambio y de alteración del orden social existente por ejemplo en la relación empleado –
empleador, lo que asustó a las clases dirigentes del país. Es dentro de este contexto que el
gobierno de Eduardo Frei Montalva entre 1964 y 1970 desató una serie de dinámicas que
como señala Luis Vitale en su comentario de la obra de Alfredo Jocelyn – Holt, el
presidente democratacristiano no habría sabio controlar. Esta situación se logra a través de
la ejecución del programa de la Democracia Cristiana, que se sintetiza en su slogan de
“Revolución en Libertad”, la cual al final del período de Eduardo Frei Montalva y debido a
las reformas más importantes como la “Reforma Agraria”, sumió al país en un clima de
división y confrontación, con fuertes odios y antagonismos.
De esta manera el autor llega al análisis el período de la Unidad Popular, en el cual señala
que fue un período en el cual todas estas divisiones y confrontaciones que se estaban
generando encontraron un campo de cultivo y un escenario para sus puestas en escenas. De
esta manera el programa político propuesto por la Unidad Popular de la transición al
socialismo por la “Vía Chilena” fue no sólo radicalizando las tibias reformas del gobierno
anterior, sino intentó en un lapso muy pequeño de tiempo realizar grandes cambios en la
sociedad y no sólo reformas. Estas reformas según el autor son en parte responsables del
gran descalabro económico del gobierno de la Unidad Popular, lo cual llevó
posteriormente a una situación inmanejable, en que para agravarla aún más la Unidad
27 Op. Cit., VITALE, LUIS; MOULIAN, LUIS; CRUZ, LUIS; PALESTRO SANDRA; AVEDAÑO, OCTAVIO; SALAS, VERÓNICA; PIWONKA, GONZALO, pág. 69, artículo de Luis Vitale.
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Popular y quienes la conformaban siguieron de todas maneras y hasta el final tratando de
lograr estos grandes cambios sociales, lo que inexorablemente según el autor llevó a que
toda esta situación desembocara en los que fue el golpe militar del 11 de Septiembre de
1973.
A esta visión del período cabe destacar que el autor no cae en la habitual tesis de la
historiografía chilena tradicional de que si las Fuerzas Armadas y de Carabineros no
hubiesen intervenido y derrocado al gobierno de Salvador Allende el país y su situación
hubiese terminado en la guerra civil. Así el autor desprendiendo se esta poco fundamentada
visión señala que el escenario de una guerra civil era poco probable, debido en gran parte a
que las Fuerzas Armadas no se dividieron y que el grueso de la población del país no estaba
ni armado ni en pié de guerra, a lo que debe agregarse de que las pequeñas escaramuzas de
los grupos armados de izquierda y ultra – izquierda no tenían una capacidad de fuego que
siquiera pudiera hacer frente a la de las Fuerzas Armadas, un ejército regular, bien armado,
profesional y mucho más numeroso que el de los grupos extremistas.
Alfredo Jocelyn – Holt siendo consecuente con la objetividad propia de una postura más
liberal y crítica, señala que la derecha tuvo responsabilidad al igual que el reto de los
sectores y grupos políticos presentes durante el gobierno de la Unidad Popular, ya que la
derecha de esa época dejó de ser pragmática, ya que podía a través de los liberales hacer
alianzas de gobierno tanto con el partido radical, como también relacionarse con la
jerarquía eclesiástica mediante el grupo de los conservadores, siendo el punto de partida de
esta desfiguración de la derecha el gobierno de Eduardo Frei Montalva, ya que la derecha
“se corrompe transformándose en una fuerza política autoritaria y antidemocrática”28, que
bajo el gobierno de la Unidad Popular se volvió reaccionaria, militarista y corporativa,
oponiéndose a la derecha tradicional que Alfredo Jocelyn – Holt destaca como una derecha
democrática y pragmática, que en los años de 1950 a 1960 había sido siempre
antimilitarista, antipopulista, partidista, frondista y liberal, siempre desconfiada del
corporativismo, del nacionalismo, siempre pragmática pero nunca doctrinaria, como señala
28 Ibidem, pág. 76, artículo de Luis Vitale.
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este autor. De esta manera a nuestro entender, la derecha al ver amenazado su dominio en la
sociedad con el gobierno de la Unidad Popular debido a sus reformas y transformaciones
sociales, dejó de ser partidaria de la democracia, y como señala Luis Vitale “buscó una
“solución final”, que vino a través de la utilización para realizar la tarea de los militares”29.
Así tanto la derecha “antigua” como la “nueva” se involucraron en el proceso
antidemocrático del gobierno del Régimen Militar, desde donde algunos fueron
observadores y otros se sumaron al régimen a través de la denominada “Reconstrucción
Nacional”, que inició régimen Militar para según su visión re - fundar al país debido a la
gravedad que tenía este en todos los ámbitos del quehacer nacional.
En esta obra, además el autor critica duramente el Régimen Militar señalando que desde ese
punto de vista la transición consistía refiriéndose en sentido figurado a los muros que
“Sirven aún para acallar los sonidos, para apuntar la capitalización silenciosa, en fin, para
contener las alzas repentinas de agua que amenazan la destrucción. En eso consiste
precisamente la transición que comienza hacia 1977: en convencer que los muros sirven
“ayer y hoy” para “liberar”. (...) Si hasta el ’73 hablar supuestamente liberaba; luego del
’77, es el callar el que ahora supuestamente libera. En ambos casos, el precio a pagar
consistía en aceptar los muros”30.
Finalmente “Chile Perplejo. Del Avanzar Sin Transar al Transar Sin Parar”31 de Alfredo
Jocelyn – Hot, termina realizando una breve mirada a los gobiernos concertacionistas,
fundamentalmente realizando una crítica en el aspecto social, ya que señala que estos
gobiernos han ido acumulando numerosos problemas sociales ya que no brindan una pronta
solución, además efectúa una crítica señalando que han seguido en el aspecto político una
línea de continuismo con respecto a la política del Régimen Militar, señalando que “Desde
el ’88 no hemos hecho nada tan distinto en lo esencial que no hayamos estado en –
caminados antes. Del avanzar sin transar pasamos, a lo más, al transar sin parar, al ni un
29 Ibidem, pág. 77, artículo de Luis Vitale. 30 Idem, pág. 79, artículo de Luis Vitale. 31 JOCELYN – HOLT LETELIER, ALFREDO. “El Chile Perplejo. Del Avanzar Sin Transar al Transar Sin Parar”. Editorial Planeta / Ariel, Santiago de Chile, 1998, Tercera edición de Abril de 1999.
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paso atrás o lo que es lo mismo, compañeros, camaradas, tropas –que más da- seguimos
avanzando”32. En esta frase se sintetiza la visión que sobre la transición tiene el autor, en
donde básicamente se muestra cercano a la tesis que plantea en gran medida la izquierda, en
el sentido de que los gobiernos de la Concertación no han sido más que un cambio de
administración política del país y no han significado un cambio real luego de la dictadura,
ya que en muchas áreas (sociales, económicas, por ejemplo) se ha aplicado una político de
continuismo con relación al Régimen Militar. También se refiere a que lo que hoy en día se
busca y discute son las condiciones y retos de la “gobernabilidad”, debilitada
principalmente por una cultura cívica actual frágil desde el golpe militar de 1973.
De esta manera el autor destaca refriéndose al proceso de transición, que este en gran parte
se h visto delimitado por que “En el orden político, como ya he dicho, este empate está
consagrado constitucionalmente. Desde el plebiscito del ’88 lo que hemos ido constatando
es su desenvolvimiento práctico. Por un lado, transitamos en “democracia” es lo que nos
dice; por el otro nos regimos por el sistema diseñado por Guzmán, centrado en el veto
militar y el de sus socios fácticos. Este es el orden establecido, el único posible, el de “la
medida de lo posible”. No es que transitemos hacia la normalidad, sino que el mantener
este equilibrio entre un orden institucional y el fáctico, ésa es nuestra única versión
aceptable de “normalidad”. En palabras de nuestra “carta magna”, Chacarillas: Finalmente,
entraremos en la etapa de normalidad, de consolidación, el Poder será ejercido directa y
básicamente por la civilidad, reservándose constitucionalmente a las Fuerzas Armadas y de
Orden el papel de contribuir a cautelar las bases esenciales de la institucionalidad y la
seguridad nacional en sus amplias y decisivas proyecciones modernas. (...) De lo que se
deduce que ya llegamos “Al alcalde en los desfiles / ya no le dicen “el relegado” / y cuando
tiene visitas / se prueba el traje de diputado”. Estamos en normalidad. Nos hemos
consolidado. Estamos en democracia. A la política la han “Profesionalizado”. Doblemos la
página. Dejémonos de viejos cuentos. Sigamos, sigamos avanzando...”33. De esta manera
Alfredo Jocelyn – Holt en esta obra nos entrega su particular visión sobre el proceso de
32 Ibidem ,pág. 320 33 Op. Cit., VITALE, LUIS; MOULIAN, LUIS; CRUZ, LUIS; PALESTRO SANDRA; AVEDAÑO, OCTAVIO; SALAS, VERÓNICA; PIWONKA, GONZALO, pág. 80, artículo de Luis Vitale.
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transición a la democracia en nuestro país, haciendo especial referencia a que la transición
se ha dado casi exclusivamente dentro de los marcos que el propio Régimen Militar había
fijado, principalmente dentro de la Constitución de 1980, pero lo que los gobierno de la
Concertación, y por eso los crítica el autor, no han hecho más de que acatar la situación y
seguir avanzando a pesar de todas las concesiones que han debido aceptar. De esta manera
el autor señala de que la transición ha sido muy pacifica, lenta y deficiente básicamente por
que todos acatan tal y como se vaya dando esta y no hacen ningún intento por cambiar este
itinerario, es más, se desprende del pensamiento de autor, de que ha nadie actualmente le
interesa este proceso sólo les interesa seguir “avanzando”. De esta manera pone como
ejemplo el que con respecto al caso Pinochet, hay una señal de que se avanza, “El principal
es que se sigue pidiendo justicia. Para muchos eso pone en jaque a la supuesta transición, a
sus negocios, a su afán por el borrón y cuenta nueva, y así sucesivamente. Para otros, el
pedir justicia, concédase o no, es una manera de exigir derecho, por eso de que si no hay
justicia, simplemente no hay derecho. Y, bueno, si no hay derecho, volemos al punto
anterior, retrocedemos al salvaje. Por tanto, que se pida justicia, que se enjuicie a Pinochet,
que no es lo mismo que condenarlo, es a todas luces un avance. No hacerlo es simplemente
postergarlo. Y, a falta de otras instancias, le corresponderá a la historia pronunciarse y ella
Esta corriente historiográfica denominada de “Centro” o de “Mesohistoria” tiene
dos vertientes, por un lado puede tratarse de historiadores de un centro político, como por
ejemplo fundamentalmente son los historiadores partidarios de la Democracia Cristiana, y
por otro lado la vertiente de los historiadores que realizan mesohistoria, es decir, que
interpretan la historia nacional a través del análisis de la situación de las capas medias de la
sociedad. Una de las mayores características este grupo es ser de un carácter muy
heterogéneo, en donde si bien hay un grupo de carácter conservador, también hay otro de
un carácter más liberal. También se caracterizan por un estilo histórico más cercano a la
narración de los hechos y procesos histórico mas que a su explicación, viendo a la historia
con un elemento de progreso sostenido y permanente. Entre este grupo denominado de
mesohistoria se destacan Sergio Villalobos, Cristián Gazmuri, Rafael Sagredo, Carlos
Bascuñan y Sol Serrano, aunque como se ha señaló anteriormente el número de trabajos en
este período de la historia nacional es relativamente pequeño.
A) Sergio Villalobos
Es tal vez la figura más representativa de este grupo de historiadores. En su obra
“Historia de Chile” estudia la historia nacional desde los pueblos originarios hasta el golpe
militar en 1973. También ha escrito la “Historia del Pueblo de Chile”, tal vez su obra más
conocida. Su acercamiento al tema en estudio es más bien marginal, ya que en
prácticamente todas sus obras en que se refiere al siglo XX en nuestro país llega hasta el
golpe militar de 1973, en una actitud muy parecida a la de Vial Correa.
En la obra titulada “Chile y Su Historia”35, en el capítulo Nº 8 “El Reformismo
Democrático” (pág. 351 – 380) señala que Allende llegó en mal pié al poder por elección
democrática apoyado por los partidos de izquierda, con predominio marxista. Esto por que
35 VILLALOBOS, SERGIO. “Chile y Su Historia”, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1992.
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según el autor, Allende se vio sobrepasado por los grupos extremistas de izquierda y por su
propio partido, el Socialista, que deseaba acelerar el proceso revolucionario. Se produce así
una situación caótica, mientras que la movilización social se tornaba cada día más
amenazante y decidida, contando con el apoyo oficial, aunque este no halla medido sus
consecuencias, ya que también, según el autor, fue uno de los motivos para hablar de una
crisis a nivel social. De esta manera explica el rápido deterioro económico y la crisis tanto
política, como constitucional que llevó a un “movimiento militar” que puso fin al gobierno
de Allende el 11 de Septiembre de 1973, día en que, recalca el autor, este se suicidó,
dejando libre el camino para el gobierno militar encabezado por el general Pinochet.
B) Cristián Gazmuri
Se a caracterizado por tratar más que nada el período que abarca desde el gobierno
de Eduardo Frei Montalva hasta el Régimen Militar. En su participación en el manual de
“Nueva Historia de Chile”, entrega una visión global del período del gobierno de Frei
Montalva y Salvador Allende. Según Luis Vitale “aspira a mantenerse alejado del
partidismo político y a conservar entre el sujeto (el historiador) y el objeto (la historia) una
relación de carácter puramente contemplativo”36. Gazmuri en el análisis de estos dos
gobiernos se centra el la entrega de hechos y datos de los acontecimientos y procesos más
estudiados por la mayoría de los historiadores como la “Reforma Agraria”, la
“Chilenización” y “nacionalización del Cobre”, la “Promoción Popular”, pero su relación
con el desarrollo posterior de la historia, la introducción de una teoría por sobre el relato es
la gran carencia de su obra en este aspecto, ya que posee una serie de artículos en donde si
esboza alguna teoría como por ejemplo cuando señala con respeto a la institucionalidad
creada por el Régimen Militar que “aunque fracasó finalmente en su intento de consagrar
en Chile una “democracia protegida”, si implantaría en Chile, un nuevo orden económico
36 Op. Cit., VITALE, LUIS; MOULIAN, LUIS; CRUZ, LUIS; PALESTRO SANDRA; AVEDAÑO, OCTAVIO; SALAS, VERÓNICA; PIWONKA, GONZALO, pág. 82, artículo de Luis Vitale.
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de inspiración neoliberal que ha subsistido hasta la actualidad”37. Aquí se esboza una teoría
un tanto novedosa ya que reconoce un legado de la etapa del Régimen Militar, aunque no
entrega mayores detalles, que no es el que usualmente se toma como es la parte de la
política en cuanto a que se legó una “democracia protegida” a través de la Constitución de
1980, sino se aventura a señalar el aspecto económico en el sentido de la implementación
de un sistema económica neoliberal, aunque nuevamente no desarrolla en profundidad
ambas aseveraciones.
El autor se centra principalmente en el gobierno de Eduardo Frei Montalva. El gobierno del
democratacristiano es una constante en su trabajo, ya que posee un libro sobre el38 y una
serie de artículos. En el análisis de este gobierno, entrega una visión global positiva,
señalando que tal vez el único punto negativo es el aumento de la violencia, que atribuye a
los elementos ligados a la izquierda, ya que estos veían que las reformas de Frei, les hacían
perder terreno en los sectores beneficiados con estas reformas, principalmente los sectores
más pobres que eran el sustento electoral de los grupos de izquierda. De esta manera la
izquierda se habría ido radicalizando ya que Frei no habría cumplido con la totalidad de las
reformas que prometió en su programa. Por su parte, consecuente con su rol de historiador,
al analizar el gobierno de Allende, y en otras obras el de Pinochet, se pone en la posición de
observador imparcial, lo que le permite tener una visión general y objetiva, con bastante
uso de las cronologías, en donde su único error a nuestro juicio es que no realiza mayores
análisis, sino más que nada se limita a la ejecución de un relato.
Este autor, en el manual “Nueva Historia de Chile: Desde los Orígenes Hasta Nuestros
Días”39, en el capítulo Nº 8 de “El siglo XX”: Chile 1970 – 1973. (Págs. 510 – 535), señala
que el período que comprende entre los años del 1970 al 1973, fue de enorme agitación
social y politización. Así cuando triunfa Allende y la izquierda se hace fuerte, la derecha se 37 GAZMURI, CRISTIAN. “Una Interpretación Política de la Experiencia Autoritaria 1973 – 1990”, Editado por la Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago – Chile, 1999, pág. 1. Sección de Textos Digitales del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En Internet: http://www.puc.cl/historia/cinfo/Articulos/gazmuri7.htm . 38 GAZMURI, CRISTIÁN. “Eduardo Frei Montalva y Su Época”, Editorial Aguilar, Santiago – Chile, 2000. 39 GAZMURI, CRISTIÁN. “Nueva Historia de Chile: Desde los Orígenes Hasta Nuestros Días”, Editorial Zig – Zag, Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago – Chile, 1996.
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reorganiza (ya desde 1971) y la Democracia Cristiana aparece descolocada en el espectro
político que se polariza profundamente y crea la crisis que lleva la colapso de 1973,
producto que se pierde la posibilidad de negociación y transigencia política, lo que conduce
al golpe militar, que divide profundamente a al población.
El autor señala que la Unidad Popular tenía buenas intenciones, pero para concretarlas
estuvo al borde de la ilegalidad, o derechamente usaba medios ilegales o resquicios, al igual
como lo hizo la oposición para hacer valer sus derechos, lo que agota al gobierno y acaba
con la democracia como sistema en 1973, la que sería recuperada tan sólo 17 años después,
luego de una férrea resistencia.
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Entenderemos para nuestro análisis historiográfico, a la tendencia izquierdista,
como aquél grupo de autores que tienen una línea editorial de izquierda pero que
consideramos más objetivos y que realizan un trabajo bastante serio dejando relativamente
de lado su posición política a la hora d realizar sus investigaciones. En cuanto a la
historiografía correspondiente a la transición chilena a la democracia, podemos señalar que
esta serie de autores, aborda el tema desde una perspectiva contemporánea, condenando el
régimen militar, sobre todo en el tema de los derechos humanos, pero también criticando a
los gobiernos de la Concertación por sus políticas sociales y económicos, así como las
débiles propuestas para lograr justicia en cuanto a la materia de los derechos humanos. De
esta manera estos autores señalan que la transición es un proceso inconcluso, al cual
fundamentalmente le falta solucionar el tema de las reformas constitucionales o más radical
aún cambiar la constitución para de esta manera lograr una democracia total en el país. Así
este grupo de autores se caracteriza por entregar propuesta a estos problemas y la mayoría
de ellos aborda tanto el campo histórico como el politológico a la hora de realizar sus
investigaciones.
Estos autores se preocupan bastante por el tema de la gobernabilidad del país frente a todas
las instituciones no democráticas, como también así discuten fundamentalmente el grado de
democratización que ha alcanzado el país bajo los gobiernos de la Concertación teniendo en
cuenta la existencia de los denominados “enclaves autoritarios” y sobre todo de la
Constitución de 1980, con todos los elementos no democráticos, configurando lo que este
grupo de autores denomina una “democracia protegida”.
2.C.1.- Historiografía de Marxista Clásica
La historiografía marxista toma como sujeto de la historia a los sectores más
desprotegidos de la sociedad como por ejemplo el grupo obrero. Para realizar este análisis,
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utilizan el modelo teórico de la concepción de Marx sobre la historia, que como señala el
propio Vitale , se desarrolla en ““La Ideología Alemana”, en el Prólogo a la “Contribución
a la Crítica de la Economía Política de 1857”, en los “Grundrisse” y en su obra de madurez:
El Capital””40. Es línea historiográfica plantea que el proceso de transición no ha
terminado, producto de la persistencia de los denominados “enclaves autoritarios” y del
“amarre constitucional”. Señalan que los gobiernos de la Concertación han sido incapaces
de resolver problemas heredados del Régimen Militar, como por ejemplo, el tema de las
violaciones a los derechos humanos, la injusticia del modelos económico neoliberal, y una
serie de otros elementos que convierten al sistema democrático en un sistema de
“democracia protegida” producto de una serie de normas que tiene la Constitución de 1980,
con la finalidad de que no se altere el orden impuesto durante el Régimen Militar. Esta
transición terminaría para esta tendencia, una vez que el sistema chileno se democratice de
manera total, partiendo por señalar los problemas anteriormente nombrados.
A) Luis Vitale
Luis Vitale se define como un autor marxista clásico, que empieza a desarrollar
trabajos históricos a partir de la década de 1950. Su obra mas conocida es la “Interpretación
Marxista de la Historia de Chile”, la cual está compuesta por diversos tomos- Tiene varios
trabajos sobre el pensamiento democratacristiano y sobre la historia de la clase obrera
durante los años ’60. Posee a su vez dos otra obras de importancia, una se titula
“Introducción a Una Teoría de la Historia Para América Latina”, que esta escrito en el
plano de la reflexión histórica. Por otro lado otra de sus obras es “Historia General de
América Latina”, en donde en los tomos VI y VII como el mismo señala analiza de manera
global los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y de Salvador Allende.
40 Op. Cit., VITALE, LUIS; MOULIAN, LUIS; CRUZ, LUIS; PALESTRO SANDRA; AVEDAÑO, OCTAVIO; SALAS, VERÓNICA; PIWONKA, GONZALO, pág. 93, artículo de Luis Vitale.
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La visión general de Vitale de la historia de estos últimos 40 años, es que trascurre en un
proceso de en el cual el período de mediana duración constituye una continuidad pero
también una discontinuidad, en donde por ejemplo, el gobierno de Frei y Allende son
continuidad, al optar por cambios a estructura de la sociedad chilena, proceso que el
agudizado por el gobierno de Allende, lo que a su vez produce la reacción de las clases
altas de la sociedad, contrarias a cualquier tipo de cambio, sobre todo si proviene de la
corriente marxista, por lo cual se produce una discontinuidad: el golpe militar y el gobierno
de Augusto Pinochet. Vitale explica este proceso de discontinuidad, partiendo de la base de
que la Unidad Popular, realizó un cálculo erróneo de la realidad sobre la legalidad que
podía consolidar este proceso, la cual al verse sobrepasada en tantas oportunidades fue
utilizada como pretexto para finalmente justificar el golpe militar, idea que prevale como
el mismo señala en un artículo denominado “Notas Para un Balance”.
En la obra “Interpretación Marxista de la Historia de Chile: Industrialización y
Modernidad. Volumen VI: De Alessandri a Frei. M. (1932 – 1964)”41, en el capítulo XVIII:
“Los Comienzos de la Modernidad” (Págs. 371 – 178), señala que la derecha tradicional
entra en una crisis luego del surgimiento de la Democracia Cristiana, lo que produjo
divisiones internas dado un ala más cercana a el pensamiento cristiano que había perdido la
derecha tradicional en su campaña en contra de los partidos marxista, sobre todo luego de
que asumiera el gobierno de Frei Montalva, y obviamente una vez asumido el gobierno de
Salvador Allende.
De esta manera, la difusión de ideas nuevas e independientes permitió a un grupo
importante de derechistas no tradicionales ir generando cuadros militantes mucho más
agresivos, que a la hora de los combates decisivos mostraba su fuerza ideológica,
especialmente en el apoyo incondicional a la obra de los militares que realizaron el golpe
militar al gobierno de Salvador Allende.
41 VITALE, LUIS. “Interpretación Marxista de la Historia de Chile: Industrialización y Modernidad. Volumen VI: De Alessandri a Frei. M. (1932 – 1964)”, Editorial LOM, Santiago de Chile, 1998.
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2.C.2.- Historiografía de “Sensibilidad” Marxista
Esta línea historiográfica apunta a los historiadores de izquierda que se identifican
con el legado de Marx. Como señala Luis Vitale “Hablamos de sensibilidad marxista para
referirnos a que en ambos historiadores el marxismo es un referente abierto, alejado de todo
dogmatismo y sensible a que la realidad social actual no es, como se piensa, la distinta a los
diagnósticos realizados por Marx”42. Son autores totalmente contrarios al sistema neoliberal
– capitalista implantado por el Régimen Militar y adoptan por lo demás una postura
totalmente contraria ante los poderes fácticos que existen en el país.
A) Tomás Moulián
Tomás Moulián escribe sobre historia y política, pero con formación de sociólogo.
Desde 1996 es director del Centro de Investigaciones Sociales de la Universidad ARCIS y,
desde 1998, Vice-rector de Extensión e Investigación en esa misma casa de estudios. Posee
varias obras importantes como “La Forja de Ilusiones: El Sistema de Partidos 1932-1973”,
“La Unidad Popular y el Conflicto Político en Chile”, “Chile Actual: Anatomía de un
Mito”43 y “Conversación Interrumpida con Allende”44.
En su obra más conocida, “Chile Actual: Anatomía de un Mito”, enmarca a la sociedad
chilena en “un espacio público estructuralmente restringido, compuesto por un campo
periodístico tendencialmente monopólico, por una industrial editorial cautelosa, y por un
marco legal referido a la libertad de expresión que – más allá de aquel desafío –
42 Op. Cit., VITALE, LUIS; MOULIAN, LUIS; CRUZ, LUIS; PALESTRO SANDRA; AVEDAÑO, OCTAVIO; SALAS, VERÓNICA; PIWONKA, GONZALO, pág. 100, artículo de Luis Vitale. 43 MOULIÁN, TOMAS. “Chile Actual: Anatomía de Un Mito”, Editorial LOM, Santiago – Chile, 1997. 44 MOULIÁN, TOMAS. “Conversación Interrumpida con Allende”, Editorial LOM, Serie “Punto de Fuga”, Universidad Arcis, Santiago - Chile, 1998.
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permanecería censor y restrictivo”45. Esta cita sirve de ejemplo del modelo de crítica y
análisis que usa es autor en esta obra, en la cual critica fuertemente la conformidad política
y la complacencia intelectual en cuanto a la situación actual del país, lo que sin duda
constituye una fuerte y directa crítica a los gobiernos concertacionistas, por llevar a cabo
una administración más bien continuista en lo que respecta a la forma de afronta los
problemas y a las libertades de las personas, situaciones, las cuales, muchas veces no se
distancian lo suficiente con respecto al Régimen Militar. Esto se aprecia muy bien en la
obra, ya que si bien esta trata sobre el período del Régimen Militar, señala constantemente
como este ha permanecido presente en el país debido a la inercia de los gobiernos de la
Concertación.
En su obra “Conversación Interrumpida con Allende” construye es relato a partir de una
conversación con Allende, él que incapaz de resistir la curiosidad vuelve al país 25 años
después de su muerte. Para el autor fue necesario esta ilusión para profundizar en el análisis
de la practica política de Allende –su legado y su ética-; y a través de la figura del
Presidente adentrarnos en el escenario de la Unidad Popular, sus pasiones, sus conflictos y
los signos de la tragedia que marco a Chile en Septiembre de1973. esta obra representa un
importante apoyo para la reflexión sobre la acción política y social en el Chile de hoy,
prefigura las características de una política que se orienta a dar continuidad al sueño de
construir un país más justo donde la alegría de vivir sea parte del cotidiano.
El autor establece que la Unidad Popular fue “revolución en acto”, como por el tipo de
discurso, sobrecargado de simbolismos de identidad, como por las medidas aplicadas al
comenzar su gobierno como también para apelar a los obreros, campesinos y pobres,
también lo fue por la actitud adoptada por los empresarios y la derecha que inicio una lucha
sin cuartel.
45 MENÉNDEZ AMPARO; JOIGNANT , ALFREDO (editores). “La Caja de Pandora. El Retorno de la Transición Chilena”, Editorial Planeta – Ariel, Santiago – Chile, 1999 (primera edición), del artículo de los mismos autores “De la “Democracia de los Acuerdos” a los Dilemas de la Polis: ¿Transición Incompleta o Ciudadanía Pendiente?”, pág. 14.
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Establece que la crisis del gobierno se da por la polarización interna entre el “polo
revolucionario “ y los “poderes revolucionarios”. Pero dice que esta no determino la
instalación de una “sangrienta dictadura revolucionaria” con un déspota modernizador a la
cabeza que creo un nuevo capitalismo con enorme energía de crecimiento. Dice que el
legado de Allende fue la revolución conseguida por la “vía pacifica” y la superación del
capitalismo.
A su vez, posee un texto escrito conjuntamente con Manuel Antonio Garretón llamado “La
Unidad Popular y el Conflicto Político en Chile”, en el cual trata los diferentes
desencuentros entre la izquierda, derecha y el centro político, que llevan al quiebre de la
democracia durante 1973, lo que se representa con el golpe militar.
B) Gabriel Salazar
Estudió Historia, Filosofía y Sociología en la Universidad de Chile. Entre 1977 y
1984 realizó un doctorado en Historia Social y Económica en la Universidad de Hull, en el
Reino Unido. Desde 1985 se ha desempeñado como investigador y profesor en distintas
instituciones académicas y universidades chilenas. En la actualidad es Director de la
Maestría en Ciencias Sociales de la Universidad ARCIS, casa de estudio en la que se dedica
también a la docencia y la investigación. Igualmente se desempeña como profesor en el
departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile.
Es autor, co-autor y editor de numerosas publicaciones. Entre sus libros se destacan:
“Labradores, Peones y Proletarios” escrito en 1985; “Violencia Política Popular en las
Grandes Alamedas. La Violencia en Chile Volumen I: Santiago de Chile 1947 – 1987”46
que data de 1990. El autor señala en esta obra (capítulo Nº 3 pág. 275 – 392) que el
capitalismo mercantil – financiero, la democracia liberal de 1925 y el nacional –
46 SALAZAR, GABRIEL. “Violencia Política Popular en las Grandes Alamedas. La Violencia en Chile Volumen I: Santiago de Chile 1947 – 1987”, Editorial SUR. Apoyado por SAREC (Agencia Sueca para la Cooperación y el Desarrollo), Santiago de Chile, 1990.
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desarrollismo hallaron entre 1970 y 1973 un adecuado chivo expiatorio para dar un fin
inesperado a sus propias equivocaciones y enfermedades. El autor se refiere al régimen
dictatorial como una dictadura liberal que destruyo la mayor parte del segmento burocrático
estatal de la clase media y redujo las dimensiones y calificaciones del proletariado
industrial al paso que alteraba radicalmente las reglas de su organización sindical.
De esta manera la “revolución liberal”de las Fuerzas Armadas y sus asesores civiles desde
1973, introdujo una ruptura histórica al ejercer una gran represión sobre el movimiento
popular que se estaba produciendo en aquella época
El autor tiene otras obras como “Los Intelectuales, los Pobres y el Poder” de 1995, y junto a
Julio Pinto escribió la “Historia Contemporánea de Chile” de 1999, una de sus obras más
conocidas. De esta manera se visualiza que su línea de trabajo “está muy influenciada por
los hechos históricos de estos últimos años. No se entiende la nueva propuesta
historiográfica de Salazar sin los cambios radicales ocurridos en nuestro país desde la
década de los ’60 para adelante”47.
2.C.3.- Historiografía Socialista
Esta es una tendencia historiográfica dentro de la izquierda, la cual se caracteriza
por realizar una fuerte crítica a los gobiernos de la concertación, a pesar de que su
tendencia forma parte de esta coalición de gobierno. Ponen el énfasis en que la transición
no ha sido un proceso completo, para lo cual señalan ciertas materias comunes, como la
injusticia generada del sistema económico o el tema de la resolución de los casos de
violaciones a los derechos humanos pendientes.
47 Op. Cit., VITALE, LUIS; MOULIAN, LUIS; CRUZ, LUIS; PALESTRO SANDRA; AVEDAÑO, OCTAVIO; SALAS, VERÓNICA; PIWONKA, GONZALO, pág. 107, artículo de Luis Vitale.
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A) Luis Maira
Luis Maira nació en Santiago de Chile en 1940. Estudió en la Escuela de Derechos
de la Universidad de Chile, además realizó algunos cursos sobre Relaciones Internacionales
en las universidades de Oxford, Bristol y la Autónoma de México. Es profesor,
investigador y funcionario académico en licenciatura y postgrado.
Fue exiliado político durante la dictadura de Augusto Pinochet, pudiendo regresar a Chile
tan sólo en 1985 en donde participó entre otros esfuerzos en la redacción del Acuerdo
Nacional, el primer programa de la transición, y fue además uno de los cinco dirigentes
nacionales del Comando del No en el plebiscito de 1988. Más tarde ya en la década de 1990
y bajo los gobiernos de la Concertación, fue Secretario General del Partido Socialista y
dirigente de la Concertación por la Democracia a cargo de los programas sociales del
gobierno del presidente Eduardo Frei Ruiz – Tagle. Cabe destacar que también se
desempeñó por algunos años como embajador en México.
Ha publicado más de cien artículos en revistas especializadas sobre política internacional y
varios libros, entre los que se incluyen “Los Estados Unidos, Una Visión Latinoamericana”,
“Chile: Autoritarismo, Democracia y Movimiento Popular”, “Las Dictaduras en América
Latina”, “Superando la pobreza, Construyendo la Equidad”, “Los 3 Chiles de la Segunda
Mitad del Siglo XX”48, este último tiene una versión escrita por el mismo autor en México,
bajo la editorial Grijalbo, titulado “Chile, La Transición Interminable”49, que es el mismo
texto, tan sólo se diferencian por que el primero está escrito en 1998 y el segundo (libro, el
cual citaremos ampliamente a lo largo de este trabajo), es una versión actualizada hasta
1999, en donde por lo tanto entran hechos como por ejemplo la detención de Pinochet en
Londres, aunque el texto siga exactamente la misma estructura del anterior, en donde
incluso en la gran mayoría del texto no se corrigen más que pequeños errores semánticos o
gramaticales.
48 MAIRA, LUIS. “Los Tres Chile de la Segunda Mitad del Siglo XX”. Editorial LOM, Colección Sin Norte, Santiago – Chile, 1998. 49 Op. Cit., MAIRA, LUIS. “Chile, la Transición Interminable”.
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“Chile, La Transición Interminable” es una obra que hace un relato bastante superficial de
lo que el autor denomina los tres Chiles del siglo XX, los cuales serían el Chile
republicano, el Chile autoritario y el Chile de la transición, este último del cual se basa
prácticamente todo el relato. Luis Maira el los primeros capítulos trata de cómo era el Chile
republicano y como poco a poco este se va hundiendo debido a la grave polarización
política y social que sufre el gobierno de Salvador Allende, para luego pasar al análisis del
golpe militar, así como también a los años del imperio de la dictadura militar en el país.
Luego de un análisis correcto de este período, entre un excelente y extenso análisis del
denominado “proceso de amarre” de la Constitución de 1980, como también así de los
pilares que dificultan las reformas a esta constitución autoritaria y antidemocrática desde su
punto de vista, el cual fundamenta de manera muy amplia. Posteriormente analiza los
mecanismos de cómo poder abordar esta situación y mejorarla para poder concluir la
transición, donde finalmente a modo de epílogo, el autor entrega ciertos elementos que
interpreta como una luz de avance y de esperanza popara el término del proceso de
transición completa a la democracia en Chile.
La tesis principal en esta obra que la transición no ha terminado en nuestro país, ya que
señala que los “enclaves autoritarios” así como el “proceso de amarre” y la vigencia de la
Constitución de 1980 con todos sus elementos antidemocráticos y autoritarios han
determinado de gran forma el actuar de los gobiernos en democracia. Es decir, por ejemplo,
el amarre consistente el la prohibición de estudiar los hechos ocurridos durante el Régimen
Militar, así como la eliminación y disolución de los servicios de inteligencia del régimen
tan sólo meses antes del cambio de mando han coartado la posibilidad a las autoridades
civiles de conocer toda la verdad sobre las violaciones a los derechos humanos durante la
dictadura, lo que niega la posibilidad de una completa reconciliación entre todos los
chilenos por lo que la transición se torna incompleta. Con este mismo modelo de análisis el
autor trabaja otros elementos de este “proceso de amarre”, de los “enclaves autoritarios” y
de ciertos hechos que desde su perspectiva de análisis indican que el proceso de transición
no ha terminado de manera total, aunque si reconoce importantes avances, de este hecho el
título de su obra, “Chile, La Transición Interminable”, en donde obviamente como muchos
autores de esta tendencia, señala que es el cambio de mando desde un Régimen Militar u
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otro civil, aunque este bajo una “democracia protegida”, no es en ningún caso un cambio
despreciable.
B) Camilo Escalona:
Camilo Escalona tiene una larga vida como dirigente político, que se inició bajo los
años de la Unidad Popular, en su calidad de dirigente estudiantil al representar a la
Federación de Estudiantes Secundarios. Durante este época también fue miembro del
Comité Central de las Juventudes Socialistas entre 1973 y 1983, año en donde finalmente
se incorporó a la Comisión Política del Partido Socialista. Luego del golpe militar salió
exiliado a Austria, viviendo también en Berlín en Alemania y en Madrid, España, donde
estudio ciencias políticas. En 1988 regresó a Chile, en donde se integró activamente al
quehacer político y en donde durante los años de 1990 a 1994 y de 1994 a 1998 ocupó un
escaño en el Congreso representado al distrito 27. En Enero de 1994 asume la presidencia
del Partido Socialista, cargo en el cual fue reelegido para el siguiente período comprendido
entre 1995 a 1999.
Camilo Escalona en su obra “Una Transición de Dos Caras. Crónica Crítica y
Autocrítica”50, postula que desde el inicio del proceso de transición en Chile, que sitúa
desde el cambio de mando el 11 de Marzo de 1990, “comenzaba a instalarse el pernicioso
hábito del doble discurso, de una escéptica ambigüedad, de un falso pudor ante las
limitaciones del proceso, ocultando o intentando ocultar el sol con un dedo, desconociendo
una porfiada realidad cuyas debilidades eran tan evidentes que ignorarlas vendría a ser lo
pero. Se dibujó desde entonces una transición de dos caras”51. Es decir, por ejemplo por un
lado se iniciaba el proceso de transición a la democracia en el país con un alivio
generalizado de un cambio de mando finalmente realizado, en el cual por sobre todo se
50 ESCALONA, CAMILO. “Una Transición de Dos Caras. Crónica Crítica y Autocrítica”, Editorial LOM, Santiago – Chile, 1999. 51 Idem, pág. 15.
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estimulaba de manera paulatina la relación de cercanía que debe haber entre el poder militar
y las autoridades civiles de gobierno y los diferentes dirigentes políticos del país, pero con
el pasar del tiempo, además de la mala forma de arreglar los problemas de fondo fueron
frenando el avance que debía llevar la transición hasta generar un ambiente de fabricación
de pactos que muchas veces eran innecesarios y en otros hasta perjudiciales. De esta forma
la transición fue teniendo dos rostros, ya que por un lado el discurso del autoritarismo y del
Régimen Militar llevado por los partidos de derecha, vino a ser la excusa necesaria para
disculpar las limitaciones del proceso y las debilidades políticas de quines dentro de la
Concertación debían llevar a buen término. De esta manera señala escalona que “El garrote
de la amenaza militar y la zanahoria de la sonrisa cínica de los antiguos funcionarios
dictatoriales, comenzaban a envolver la transición y empobrecer el proceso democrático, a
los viables e inviables entendimientos “por arriba”, sin la presencia multitudinaria de
aquellos millones de chileno que efectivamente habían logrado, con notable intuición y
perspicacia, colectiva, crear un camino político hacia un nuevo régimen sustitutivo de la
dictadura”52, por lo cual se desprende que el autor critica bastante duramente varias de las
políticas continuistas de los gobierno de la Concertación una vez en proceso de transición
hacia la democracia.
52 Ibidem, pág. 15.
59
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La crónica es un género dentro de la historia de mucha importancia, ya que es el
género que suele conservar las fuentes, que los análisis poco a poco van dejando de lado.
Los cronistas que se nombran a continuación son reconocidos por realizar un trabajo serio y
objetivo, de trabajar cercanamente a los hechos y de poseer una gran cantidad de fuentes,
ya sean escritas o audiovisuales, por medio de la recopilación de videos sobre discursos o
noticiarios principalmente. La crónica principalmente la usaremos a lo largo del trabajo,
como un instrumento para localizar los hitos más importantes dentro del período en estudio
y para conocer ciertos detalles, como por ejemplo discursos o noticias, que muchas veces el
historiador o el cientista político no abordó en su trabajo.
Por su parte el problema de la crónica, es que en muchas parte de los trabajos, carecen del
análisis necesario de que cada autor debe dar a sus obras. Sin embrago en el caso d estos
dos autores que aquí se presentan, afortunadamente este no es el caso. Lamentablemente es
difícil deducir la visión del autor sobre si la transición ha terminado o no, ya que los libros
sobre el tema de la transición de ambos autores, solo relatan los hechos hasta 1998, por lo
que por lo menos deja entrever que la transición probablemente desde sus posturas se
extienda u poco más allá de la fecha en que llegan a relatar.
A) Ascanio Cavallo
Ascanio Cavallo, nacido en 1957, se titula de la carrera de periodismo en 1978
luego de haber estudiado en la Universidad de Chile. Inicia su trabajo periodístico en la
revista “Hoy”, donde llegó a ocupar el cargo de editor político. En 1978 fue nombrado
editor general del diario “La Época” y en 1993 asumió la dirección del mismo. Entre los
años de 1995 y 1998 dirige la revista “Hoy”. Su labor como periodista y escritor ha sido
reconocida con los premios S. I. P., en 1988, Embotelladora Andina en 1993 y el premio de
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la Academia Chilena de la Lengua en 1998. Junto con esta prolífica labor periodística, es
crítico de cine, profesor universitario y columnista político. Dentro de sus obras de corte
político y que abordan el tema de la transición a la democracia en Chile, encontramos, “Los
Hombres de la Transición” en 1992, “Memorias del Cardenal Raúl Silva Henríquez”,
escrito entre los años de 1991 y 1994. Conjuntamente con Manuel Salazar y Óscar
Sepúlveda escribe “La Historia Oculta del Régimen Militar. Memoria de Una Época 1973 -
1988” 59 en 1997, conjuntamente con Manuel Salazar y Oscar Sepúlveda. Esta obra será
muy importante para dar cuenta de manera más detallada, del proceso de acercamientos
entre los distintos grupos de la oposición al Régimen Militar, como también así d una serie
de hechos menores como reuniones o conversaciones entre los dirigentes opositores, que
más tarde se convirtieron en importantes acuerdos, ya que la crónica permite el seguimiento
de un hecho específico con mayor exactitud.
Esta última obra un éxito de ventas que impuso la necesidad de investigar desde el punto de
vista periodístico los acontecimientos acaecidos durante el período de la transición chilena
a la democracia, con material recopilado tanto en Chile, como en lugares del extranjero
como La Habana, Madrid, Moscú, Bonn, Washington, Buenos Aires entre otros. De esta
forma nace su obra más importante para el estudio de este período, “La Historia Oculta de
la Transición. Memoria de una Época: 1990 – 1998”60. Esta obra se caracteriza por un
seguimiento detallado de los hechos más importantes del proceso de transición, teniendo
como elemento unificador el proceso transicional desde la perspectiva política. La visión
que entrega el autor en esta obra aporta mucho a este trabajo, ya que no solamente se limita
a detallar y puntualizar por medio del relato los distintos acontecimientos, sino también
brinda interpretaciones sobre ellos, apoyándose en declaraciones y otras fuentes
contemporáneas al hecho estudiado.
59 CAVALLO, ASCANIO; SALAZAR, MANUEL; SEPÚLVEDA, OSCAR. “La Historia Oculta del Régimen Militar. Memoria de Una Época 1973 - 1988”, Editorial Grijalbo y Grupo C – Mondadori, Santiago – Chile, 1997. 60 CAVALLO, ASCANIO. “La Historia Oculta de la Transición. Memoria de una Época: 1990 – 1998)”, Editorial Grijalbo, Santiago – Chile, 1998.
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B) Rafael Otano
Es licenciado en Teología y diplomado en Lenguas Clásicas de la Pontificia
Universidad de Salamanca, español. Rafael Otano, llega a Chile por primera vez en 1969,
donde obtiene en la Pontificia Universidad Católica el título de periodista, que ejerció en
las revista “Mundo” y “Apsi”, donde finalmente en 1977 vuelve a España, regresando cerca
del año 1989. Muy inmiscuido en el proceso político que se daba en Chile desde 1970 con
la asunción de Salvador Allende al gobierno, el posterior Golpe Militar de 1973, el
Régimen Militar y luego todo lo relacionado al proceso de transición a la democracia. De
este interés por el proceso político y como fruto de su labor periodística nace el libro
“Crónica de la Transición”61, editado por Planeta en 1995, en donde indica el título, en
forma de crónica analiza el proceso de la transición, partiendo desde un seminario en 1984
que es el que se trata en este apartado, hasta el 11 de Marzo de 1994, cuando Eduardo Frei
Ruiz – Tagle asume la presidencia del país.
En la obra “Crónica de la Transición”, Otano, desarrolla un trabajo muy parecido al que
realiza Ascanio Cavallo, con la salvedad, de que su relato comienza desde 1984, con una
reunión en el hotel Tupahue, que consintió en un seminario, donde Patricio Aylwin expuso
su famosa tesis de eludir el tema de la legitimidad de la Constitución de 1980, para de esta
manera terminar con las diferencias entre la oposición y poder derrotar al Régimen Militar
de manera organizada, tesis que si bien sorprendió en ese momento, terminó imponiéndose
como estrategia para afrontar el plebiscito de 1988. de esta manera Otano, a parte de relatar
los hechos va entregando su visión sobre estos, lo que desde este primer momento resulta
interesante, ya que como autor plantea una fecha posible para el inicio del proceso de
transición, aunque lamentablemente al igual que en el caso anterior, al ser su obra del año
1995, no permite tener su visión sobre si pensaba que la transición terminaba o no luego del
gobierno de Aylwin, aunque por el tipo de análisis que realiza de critica a la Concertación
por aceptar muchas de las imposiciones del Régimen Militar, pareciese que adhiere a la
tesis de que la transición no había terminado hasta por lo menos el año 1998.
61 OTANO, RAFAEL. “Crónica de la Transición”, Editorial Planeta, Santiago – Chile, 1995
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Por su parte para Luis Vitale “Entre 1964 y 1994 hubo tres tendencias historiográficas
absolutamente distintas una de la otra, que correspondían a los intereses de diferentes
grupos sociales. Todos los trabajos históricos relevantes de ese periodo se adscribieron a
esas tendencias, presentando matices y compromisos distintos con los tres proyectos
sociales, pero lo central es que ninguno quedó indiferente al debate”68. De esta manera la
historia escrita habría cumplido un rol adoctrinador, ya que “fue determinante –en sus
presupuestos teóricos y metodológicos- con una línea acorde a los tres proyectos, y el
resultado de los trabajos históricos producidos sirvió para reforzar las ideas de los
proyectos en juego”69.
Dentro de la historiografía de derecha, y apoyándonos en el balance historiográfico que
hace Luis Vitale, podemos encontrar autores como Gonzalo Vial Correa, continuo
protagonista de la historiografía nacional de estos últimos cuarenta años gracias a u
asistencia a conferencias, seminarios y obras, sin dejar de lado su rol como Ministro de
Educación durante el régimen militar.
Junto a Gonzalo Vial, hay otro historiador de derecha presente constantemente en el debate
historiográfico, como lo es Ricardo Krebs. Estos dos historiadores, para el período histórico
que nos interesa analizar, podemos señalar que adhieren al proyecto militar, encabezado por
Augusto Pinochet, palpable en sus obras cuando se refieren al gobierno de Eduardo Frei
Montalva com un período en que la política se fue polarizando gracias a su soberbia, por lo
que la Democracia Cristiana tendría la culpa de la llegada de Salvador Allende a la
presidencia del país, para dar paso a una etapa de total decadencia de todas las
instituciones, de la política, economía y de la sociedad en general. Es por ello que las
Fuerzas Armadas intervienen de forma militar a través del “pronunciamiento militar” (este
es otro concepto para lo acaecido el 11 de Septiembre de 1973, y que varía desde una
concepción política a otra), en donde se iniciaría una nueva etapa en la vida nacional,
destacándose por su orden y progreso, desde el punto de vista de esta tendencia.
68 Op. Cit., VITALE, LUIS; MOULIAN, LUIS; CRUZ, LUIS; PALESTRO SANDRA; AVEDAÑO, OCTAVIO; SALAS, VERÓNICA; PIWONKA, GONZALO., pág. 44, artículo de Luis Vitale. 69 Idem, pág. 44.
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Dentro de los historiadores que denominamos de centro (tanto por una razón de orientación
política, como por realizar la historia de las capas medias de la sociedad chilena, la llamada
mesohistoria), se encuentran Sergio Villalobos y Cristián Gazmuri. A estos dos exponentes
de la historiografía de centro los podemos considerar como concientes ante las injusticias
político y sociales de este último período de la historia de Chile, y según opinión de Luis
Vitale, están de acuerdo en la necesidad que tenía Chile de llevar a cabo una serie de
reformas que mantengan a las capas medias como vanguardia de los procesos de cambio,
proceso que según ellos se inicia ya con la llegada de Arturo Alessandri a la presidencia de
Chile en 1920, sigue con algunas obras específicas de los gobiernos del Frente Popular
como la creación de la CORFO (durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda en 1939) y un
mayor rol del Estado en cuanto a su participación en la producción económica nacional. Es
una tendencia que apoya los proyectos impulsados durante el gobierno de Eduardo Frei
Montalva, destacando por sobre todo los resultados y áreas de influencia política de cada
uno de ellos.
La otra corriente historiográfica que comprende nuestro análisis historiográfico de este
período es la de izquierda. Esta de por sí tiene varias corrientes de pensamiento dentro de
ella, como el marxismo, socialismo o comunismo entre las más importantes, por lo que a la
hora de tratar de clasificarlas es imperativo tomar en cuenta la propia clasificación que se
da el autor. A grandes rasgos la tendencia de izquierda realiza una crítica global, tanto
política, económica y social al quiebre democrático de 1973 y para el contexto que nos
interesa al proceso de transición a la democracia. Dentro de estos autores se encuentran
Luis Vitale, quien se define en el trabajo aparecido el libro “Para Recuperar la Memoria
Histórica. Frei, Allende y Pinochet”, como un historiador marxista clásico70. El propio Luis
Vitale denomina a Tomás Moulián y Gabriel Salazar, como autores con “sensibilidad
marxista”, entendiéndose este término como una influencia directa por los postulados del
marxismo, pero sin serlo. Además el propio Vitale, señala como otros autores importantes
para la tendencia de izquierda a Julio César Jobet, Marcelo Segall, Alejandro Chelén y
Hernán Ramírez, autores según su propuesta importantes, pero no de tanta connotación y
repercusión historiográfica como los nombrados anteriormente.
70 Ibidem, pág. 92.
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También es muy importante la actividad que han desarrollado los centros académicos
independientes o institutos de investigación como FLACSO, CSD, SUR, CERP, que es en
realidad los que a través de sus actividades y publicaciones han mantenido en el tapete el
tema de la transición y la gobernabilidad, s decir podemos señalar que a falta de espacios,
ellos han sido en gran parte el escenario del debate durante estos últimos años, a falta de
otras instancias.
De aquí han surgido debates como si la transición chilena a la democracia ha sido pactada
o no, tema que es trabajado por Oscar Godoy a lo largo de algunos artículos, entre los que
destaca “La Transición Chilena Hacia la Democracia Pactada”71, en el cual plantea de que
la transición se ha basado en un pacto expreso tanto entre las fuerzas democráticas como
con el legado del Régimen Militar en casos específicos como las reformas a la Constitución
de 1980. Pero por su parte también el autor habla de un pacto tácito como por ejemplo el
que involucró la aceptación por la oposición de la inclusión de las Fuerzas Armadas y de
Orden en el proceso político, el fuero parlamentario de la persona de Augusto Pinochet
(como senador vitalicio) y la intangibilidad de la ley de amnistía, decretada por el mismo
Régimen Militar. También del mismo autor otro interesante artículo es “Algunas Claves de
la Transición Política en Chile”72, en el que trabaja en el lapso de tiempo acontecido entre
el plebiscito de 1988 y las reformas constitucionales de 1989 en un temática consensuada
entre gobierno y oposición bastante parecida a la del trabajo anterior.
Finalmente creemos que el tema en la actualidad debe basarse en la pregunta sobre que
democracia se quiere cuando se habla de transición: o volver a la democracia que había en
1973 (redemocratizar) o crear una nueva democracia (democratizar), ya que los contextos
son muy diferentes al igual que la situación del país, con lo cual los autores hablan del
proceso de transición pero no han definido que tipo de democracia debe imponerse en el
país para cerrar el proceso de transición o de retorno a la democracia.
71 GODOY A., OSCAR. “La Transición Chilena a la Democracia: Pactada”. En “Estudios Públicos” Nº 74, Chile, otoño 1999. 72 GODOY A., OSCAR. “Algunas Claves de la Transición Política en Chile”. En “Estudios Públicos” Nº 38, Chile, 1990.
Es así como vemos que los principales rasgos de esta nueva democracia debe ser su
autoritarismo, es decir, que el Estado controle a través de diversos mecanismos el ejercicio
de la democracia, ya que según la visión del Régimen Militar, es el relajamiento en el
sistema democrático y su ineficacia a la hora de hacer frente a las doctrinas totalitaria lo
que llevó a la crisis de 1973 y con ello al golpe militar. A su vez debe ser también
protegida, lo que en este discurso no se define muy claramente pero que en el futuro se
descubrirá que se hacía alusión más que nada a una democracia bajo la tutela de ciertas
instituciones que estarían por sobre las autoridades políticas del momento, instituciones que
desde el punto de vista militar debían ser las Fuerzas Armadas y de Orden, ya que son
vistas como una “reserva moral de la nación”. A su vez con la entrada en videncia de la
Constitución de 1980 habrán otros mecanismos de protección y tutelaje como el Consejo de
Seguridad del Estado, o la institución de los senadores designados, instituciones creadas
para regular y salvaguardar las distintas creaciones realizadas por el Régimen Militar
además de estar “logrando una prolongación de su hegemonía en la sociedad más allá de la
fecha de término del régimen autoritario”78. Por su parte autores de tendencia de derecha
como Teodoro Ribera Neumann, indican que en realidad esta no debe ser la acepción que
se le de al término de “democracia protegida” sino más bien esta debe entenderse como “La
nueva concepción democrática recogida por la Constitución de 1980 ha sido denominada en
Chile "democracia protegida". Este concepto es, sin embargo, errado e induce a equívocos,
pues la democracia como tal no está protegida, sino que sólo posee los instrumentos para
protegerse; no es, por tanto, "protegida", sino que con capacidad de protección. Lo que la
democracia espera de los demócratas no es que se la vea como algo seguro o protegido,
sino que como un sistema de gobierno, de valores y principios que requiere constantemente
apoyo o protección”79.
Por su parte, para dar por concluidos los elementos más importantes de este discurso en el
Cerro Chacarillas, se deben señalar que los poderes constituyentes, legislativo y ejecutivo,
deben realizar una serie de tareas y sufrir una serie de modificaciones para poder entrar a la
78 Op. Cit., MAIRA, LUIS., pág. 79. 79 RIBERA NEUMANN, TEODORO. “Alcances y Finalidad del Artículo Nº 8 de la Constitución Política de Chile”. En “Estudios Públicos” Nº 20, Chile, 1985, pág. 255.
último caso, si en la Junta prevaleciera la opinión de que un precepto atenta
contra la Seguridad Nacional, éste no podrá ser promulgado. Se trata de un
veto absoluto, destinado a operar en los casos en que la Junta de Gobierno lo
interponga, a petición de cualquiera de sus miembros, diferenciándose así del
veto ordinario del Presidente de la República frente a la Cámara Legislativa”.
Discurso de Augusto Pinochet en el Cerro “Chacarillas” 9 de Julio de 197780
De esta manera el discurso de Chacarillas puede ser considerado el acontecimiento más
importante para hablar de una etapa de pre – transición partiendo de la base de que para la
postura del Régimen Militar y de la derecha esta se inicia en 1981, ya que “El articulado
transitorio de la Constitución disponía de un nuevo calendario del proceso político: daba
por concluida la fase de recuperación en marzo de 1981 (fecha de promulgación de la
Carta). A partir de ese momento comenzaba la fase de transición que duraría hasta 1989,
seguida por la última etapa de consolidación y vigencia del nuevo orden democrático
“protegido” por las Fuerzas Armadas. La etapa transicional no contemplaba una mayor
participación de la civilidad. Las facultades legislativas siguieron a cargo de la Junta de
Gobierno (integrada por cuatro miembros, uno por cada rama de las Fuerzas Armadas y de
Orden) y se descartó la designación de una Cámara Legislativa. El resto de la estructura
institucional del régimen militar mantuvo plena vigencia como una prolongación de la
primera etapa (1973–1980), pero con un componente de mayor centralización del poder en
manos de Presidente”81.
Así también en este discurso, Augusto Pinochet se refiere “a la nueva institucionalidad, la
proyectó más allá de los aspectos constitucionales próximos a resolverse por la ciudadanía,
80 PORTAL DEL BICENTENARIO DE CHILE. En Internet: http://www. bicenentenario.cl 81 TOVAR MENDOZA, JUSTO. “La Negociación de la Transición a la Democracia en Chile (1983 – 1989)”, trabajo para obtener el grado de Magíster en Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Chile, publicado por el Programa de Magíster en Gestión y Políticas Públicas de Universidad de Chile. En “Estudio de Casos” Nº 42, Octubre 1999, pág. 4. En Internet:http://www.dii.uchi.cl/docencia/mgpp/estudios.html
oposición ... Tal es el sentido de la notable alianza entre militares y
economistas...”88.
El Mercurio, 21 de Septiembre de 1980
En este marco de alegría general, o por lo menos de lo que creía el Régimen Militar, que
era una alegría y bienestar generalizado dentro del país, Augusto Pinochet, se atrevió a
convocar al plebiscito de una nueva constitución.
Por su parte, con el fin de establecer una oposición a la constitución que se estaba gestando,
nació en 1978 el denominado “Grupo de los 24”, el cual en su etapa inicial estaba formado
precisamente por 24 integrantes, entre los que destacan Patricio Aylwin, Edgardo
Boeninger, Fernando Castillo, Raúl Retting, Sergio Villalobos y Jaime Castillo entre otros.
Este grupo según Eugenio Ortega Frei, señalaban que “Los firmantes concluían diciendo
que actuaban a título personal y al margen de todo exclusivismo ideológico o partidista, y
se comprometían a estudiar en conjunto las causas del proceso que habían culminado con la
ruptura de la tradición democrática chilena”89.
De esta manera el grupo se reunía de manera permanente con el fin de redactar una
alternativa a los elementos más autoritarios que se estaban gestando en la elaboración de la
Constitución de 1980, además de criticar la forma en la cual esta se estaba creando, por lo
cual en un informe de 1979, este grupo señala que:
“No hemos trabajado encerrados entre cuatro paredes, al margen de la
realidad ni del sentir de nuestros compatriotas. Conscientes de la profunda
crisis que ha afligido a Chile en los últimos años, de la que el quiebre
institucional y la decadencia que vivimos son manifestaciones dramáticas,
hemos partidos del análisis de los caracteres y causas de esa crisis hecho por
hombres y mujeres venidos de todos los sectores de la vida nacional.
88 Ibidem, pág. 103. Cita tomada por el autor de la “Semana Política”, “El Mercurio”, 21 de Septiembre de 1980. 89 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 154.
Una vez redactado el texto final por la Junta Militar de Gobierno, conjuntamente
con sus asesores más cercanos, pudo llamarse finalmente al plebiscito sobre el nuevo texto
constitucional. “El 10 de Agosto de 1980, el Presidente Pinochet se dirigió al país por
cadena de radio y televisión, convocando al acto plebiscitario, en que se debía aprobar o
rechazar el texto constitucional propuesto por la Junta de Gobierno. De esta forma, la Junta,
en aproximadamente un mes, realizó el estudio del anteproyecto, introduciéndole cambios 90 PORTAL DEL BICENTENARIO DE CHILE. En Internet: http://www. bicenentenario.cl
tanto en su articulado permanente, como en las disposiciones transitorias, transformándose,
en definitiva en la propuesta constitucional que se plebiscitaría el 11 de septiembre de
1980”91. De esta forma se daba comienzo oficial a las campañas a favor y en contra del
plebiscito de la Constitución de 1980.
Así la campaña se dio con un amplio uso de los recursos que tenía a su disposición la
opción de aprobar la Constitución de 1980, haciendo uso de la televisión, la radio, diarios y
revistas, además de varios actos autorizados para realizar la propaganda de esta opción,
situación totalmente contraria a la de la oposición a la aprobación de la Constitución de
1980, a la cual se le prohibieron prácticamente todos sus actos, bajo el argumento del
receso de los partidos políticos, y los pocos que se autorizaron, se tuvieron que realizar en
recintos pequeños y bastante alejados de los grandes grupos de personas. De esta manera
empezaron igualmente a hacerse presente las voces de la oposición, como por ejemplo de la
Democracia Cristiana, la cual señaló el 14 de Agosto de 1980, que no se podía hacer elegir
a la población o entre el texto constitucional que había creado el Régimen Militar o volver a
la situación político – constitucional previa al 11 de Septiembre de 1973, ya que Augusto
Pinochet señalaba que el en realidad la elección que debía elegir el pueblo en el plebiscito
de la constitución de 1980 era entre o:
“Volver, paulatina pero inexorablemente a la noche de los mil días negros para
Chile, con todo ese cúmulo de angustias y miserias que nos azotó sin piedad. O
tomar la ruta que patrióticamente estamos señalando a nuestros ciudadanos”.
Discurso de Augusto Pinochet el 10 de Agosto de 1980
a través de cadena de radio y televisión92.
Asimismo el ex – presidente Eduardo Frei Montalva señaló el mismo día 14 de Agosto de
1980 con respecto al proceso de campaña y del plebiscito de la Constitución de 1980 que:
91 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 162. 92 Idem, pág. 163. Cita tomada por el autor de Revista “Apsi” Nº 238 del 8 al 14 de Febrero de 1988, la cual cita el discurso del presidente augusto Pinochet el 10 de Agosto de 1980 a través de cadena de radio y televisión para dar por iniciada la campaña sobre el plebiscito de la Constitución de 1980.
De modo que nadie puede engañarse: el resultado de este plebiscito está
predeterminado. A través de estos métodos no se conseguirá legitimar el
ejercicio del poder. Si el gobierno tuviera la seguridad de que en elecciones
libres, abiertas e informadas, podría ganar, no recurriría a estos sistemas que
la opinión pública nacional e internacional ya ha descalificado. Una minoría
impone así a la inmensa mayoría del pueblo una fórmula política, económica y
social.
Discurso de Eduardo Frei Montalva en el Teatro Caupolicán
el 27 de Agosto de 1980 con motivo del cierre de campaña
de la opción de rechazo a la constitución de 198094.
La oposición prácticamente no tuvo posibilidades de manifestarse en contra de la
aprobación de la Constitución de 1980, contexto en el cual Genaro Arriagada señala al día
siguiente de realizado el plebiscito que:
“Un plebiscito es un proceso que tiene varias etapas y éste estuvo viciado en
todas sus etapas: en la forma como se presentó la alternativa (yo o el caos); en
la más extrema disparidad en el acceso a los medios de información; en nuestra
absoluta exclusión de los espacios en televisión; en la no existencia de registros
electorales; en el hecho de una oposición luchando contra un Gobierno que
manejaba el estado de emergencia, y tantos otros ejemplos que sería largo de
enumerar”.
El Mercurio, Viernes 12 de Septiembre de 198095
94 PORTAL DEL BICENTENARIO DE CHILE. En Internet: http://www. bicenentenario.cl 95 ARRAIGADA, GENARO. 10 Años: Visión Crítica”. Editorial Aconcagua, Chile, 1983, pág. 125 - 126. Cita tomada por el autor de “El Mercurio” del Viernes 12 de Septiembre de 1980.
“Los sectores que hoy votamos “no” nunca aceptamos que esto fuera un acto
electoral”
El Mercurio, Viernes 12 de Septiembre de 198096
De esta manera la oposición a la aprobación de la Constitución de 1980 tenía dos opciones
que en realidad constituían un dilema, ya que por un lado podían abstenerse o votar por la
poción “NO”, y “Aunque se inclinaban por la abstención, se optó por llamar a votar “NO”
debido a las declaraciones gubernamentales que sostenían que los que no sufragaran
incurrirían en severas penas” 97, por lo cual la oposición promulgó la idea de que la gente
tenía que ir a votar de manera obligada, lo que hacía ilegítimo aún más el proceso por las
situaciones irregulares anteriormente descritas.
Por su parte el denominado “Grupo de los 24” tuvo una visión muy crítica sobre el proyecto
de la Constitución de 1980, “tanto en su contenido, que consideraron no democrático, como
por los mecanismo empleados para su aprobación”98, ya que como señalaban en un texto
que circuló impreso en una hoja de roneo durante el mes de Agosto 8fecha de creación del
documento) y Septiembre de 1980 el plebiscito y su posterior aprobación eran irregulares
por que:
Resulta fácil comprender que este plebiscito no puede tener validez alguna, si
se considera lo siguiente:
1.- No hay registros electorales, ni censo actualizado; por lo tanto, nadie puede
saber realmente cual es el número de votantes, ni tampoco controlar en forma
eficaz que una persona vote más de una vez.
96 Ibidem, pág. 126. Cita tomada por el autor de “El Mercurio” del Viernes 12 de Septiembre de 1980. 97 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 166. 98 Idem, pág. 173.
Para el Régimen Militar y algunos de los sectores de la derecha, “Con la ratificación
ciudadana del texto constitucional propuesto por la H. Junta de Gobierno mediante el
plebiscito realizado el día 11 de septiembre de 1980, culminó la fase arquitectónica del
orden político surgido el 11 de septiembre de 1973 y se inició la transición hacia su fase
agonal, esto es, aquella en la que de acuerdo a las normas en vigor resulta legítima la
competencia por el poder político”108. Esta visión se contrapone con la opinión que tiene la
corriente de centro y la izquierda, las cuales señalan que el proceso de transición se inicia
con el cambio de mando el 11 de Marzo de 1990 ya que es recién en ese momento donde se
produce el cambio desde un régimen autoritario y militar a una autoridad civil democrática
y elegida por la vía de la elección libre y popular. Realizada esta aclaración, a continuación 107 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 182. 108 Op. Cit., CANESSA ROBERT, JULIO. BALART PÁEZ, FRANCISCO., pág. 311.
ello. De ahí que lo que la Constitución castigue sean determinados actos”115. Esta
argumentación sin duda no ayuda a manifestar las ideas divergentes de la oposición al
Régimen Militar, ya que su ideas y argumentos de repudio a este sólo deben quedar en la
conciencia de las personas y no deben ser expresados, por que de los contrario esta actitud
será castigada, de esta manera podemos indicar desde nuestro punto de vista esta
argumentación se contradice con el título de la obra de que Maximiliano Errázuriz en el
cual plantea estos argumentos: “La Participación Ciudadana en la Constitución Política”.
Esta argumentación es muy similar a la que entrega Jaime Guzmán Errázuriz, uno de los
juristas que mayor participación tuvo en la redacción de la Constitución de 1980, quien
indica en su texto denominado “La Definición Constitucional” (1980) que: “Resulta útil
refutar la falacia que algunos repiten, en el sentido de que esto implicaría "castigar ideas y
no actos", o que sería proceder con el mismo criterio totalitario del marxismo, sólo que
desde un prisma ideológico contrapuesto. Desde luego, es inexacto que se tienda a
sancionar ideas, porque el fuero interno de la conciencia es inviolable y sagrado. Ni
siquiera se trata de inmiscuirse en la vida privada de las personas, lo cual daría lugar a una
intolerable "caza de brujas". Menos aún podría procurar impedirse el análisis intelectual o
académico de una doctrina cualquiera. Lo que el precepto propuesto sanciona
específicamente es la "propagación" de las aludidas doctrinas, esto es, su difusión con
carácter proselitista. Se castiga así no una idea, sino un acto, y de fuertes repercusiones
sociales, como es la difusión proselitista de una doctrina”116.
Esta era la verdadera cara de la Constitución de 1980, que no sólo legitimaba al Régimen
Militar, sino le daba amplios poderes para cumplir su voluntas incluso violando la de los
demás en nombre de un interés común o de una seguridad interior del estado, que la
dictadura había presentado como “la Constitución de la Libertad” para ganar el plebiscito y
que en realidad era la constitución del y para el Régimen Militar encarnado totalmente por
Augusto Pinochet.
115 ERRÁZURIZ EGUIGUREN, MAXIMILIANO. “La Participación Ciudadana en la Constitución Política”, Editorial Andrés Bello, Junio de 1983, Quinta Edición de Noviembre de 1983, Chile, pág. 146. 116 PORTAL DEL BICENTENARIO DE CHILE. En Internet: http://www. bicenentenario.cl
vendrán a ser el triunfo del nuevo modelo y el argumento para asentar este proyecto
político del Régimen Militar que ya se había planteado en el discurso del Cerro Chacarillas
en 1977 y que se había materializado en todo el proceso que culminó con la puesta en
vigencia de la Constitución de 1980, tambalean ya desde el año de 1981, cuando “La
sobrecalentada economía chilena de 1981, golpeada por el alza de las tasas de interés
internacionales y una nueva caída en los términos de intercambio, se vio nuevamente
sumergida en una depresión de la magnitud de la de 1975”124.
Con respecto a las causas del desplome del sistema neoliberal en Chile durante estos años,
Cristián Gazmuri señala que se producen debido a que “Una serie de errores
macroeconómicos del equipo de gobierno, al perpetuar la mantención artificial de un precio
bajo del dólar, sumados a la recesión mundial que se produjo ese año, llevó a una cadena de
quiebras que comenzaron por algunas de las industrias más grandes del país y culminaron
con las de algunos de los mayores bancos particulares. El pasivo de todo el sistema
bancario, descontando capital y reservas, superaba los seis mil millones de dólares de la
época. La cesantía se disparó hasta más de un 20 por ciento nominal y un porcentaje real
bastante más alto (quizás hasta un 30 por ciento). El PIB que había venido subiendo desde
1976 cayó en un 14,1 por ciento en 1982 y otro 0,7 por ciento en 1983. El estado tuvo que
socorrer con miles de millones de dólares al aparato financiero en quiebra. Era el fin del
boom y naturalmente esto tendría sus consecuencias políticas”125.
De esta manera se inicia una serie de protestas, las que tienen su origen en una serie de
problemas económicos que como describe Edgardo Barandarián se suscitan de forma muy
patente “En mayo de 1983 difícilmente pueda imaginarse una situación financiera más
crítica que la chilena: las pérdidas de capital de empresas y personas son de tal magnitud
que la mayoría de los deudores sólo podrían cumplir sus compromisos financieros cediendo
gran parte o todos sus activos. La resistencia natural a realizar semejantes pérdidas ha
comprometido la solvencia de casi todas las instituciones financieras que se han asociado
124 Ibidem, pág. 251. 125 Op. Cit., GAZMURI, CRISTIAN. “El Lugar de Pinochet en la Historia: Una Interpretación Política de la Experiencia Autoritaria 1973 – 1990”, pág. 17.
de hecho con los deudores en los intentos de éstos por transferir parte de las pérdidas a sus
acreedores o a terceros. Inmediatamente, esta reacción de los deudores ha agravado la caída
en las actividades productivas hasta niveles jamás sospechados, pudiendo afirmarse que la
solución del problema financiero es condición necesaria para la recuperación de la
producción. Además, los intentos de los deudores se han traducido en presiones sobre la
autoridad política, de lo cual se ha derivado un cuestionamiento global de la estructura
normativa e institucional de la actividad financiera”126.
Cabe recordar que las protestas surgen de una motivación sindical, ya que a fines de Enero
de 1983, más de 1.200 dirigentes sindicales firmaron una Carta Abierta al General Pinochet
en donde señalaban la gravedad de la crisis económica. De esta manera durante el mismo
mes de Enero “la directiva de la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) decidió
llamar a un paro nacional, convocatoria sujeta a ratificación de un Congreso Extraordinario
que la organización celebraría: Dicho evento, que se realizó en Punta de Tralca a mediados
de abril bajo la conducción del nuevo y joven Presidente de la Confederación, Rodolfo
Seguel, acogió la proposición y acordó al paro para el 11 de mayo”127, de esta manera se
originó la primera gran protesta nacional, ya que luego de su convocatoria se adhirieron
varios grupos y organizaciones sindicales y sociales, además del PRODEN y otras
instancias de carácter político y partidista.
Esta grave situación económica que generó las protestas ha sido vista de diferentes maneras
según las diversas tendencias políticas. Por un lado, la corriente más adepta al Régimen
Militar señala que las protestas se originaron bajo la idea de que “Los líderes de la
oposición sacaron cuentas alegres. Pensaron que gracias a la difícil situación económica
planteada por la recesión económica el gobierno perdería su popularidad y, si se le
empujaba, caería. Había llegado el momento de convocar a un paro nacional para que el
126 BARANDIARÁN, EDGARDO. “Nuestra Crisis Financiera”. En “Estudios Públicos” Nº 12, Chile, 1983, pág. 90. 127 AYLWIN AZÓCAR, PATRICIO. “El Reencuentro de los Demócratas: Del Golpe al Triunfo del No”, Ediciones Grupo Zeta, Santiago – Chile, 1º edición de Octubre de 1998, pág. 225.
El manifiesto realizado por el PRODEN para explicar sus principios y argumentos para su
conformación como organización opositora al Régimen Militar son los que se señalan a
continuación:
“Chile vive una profunda crisis política, económica y social, donde la gran
mayoría de los ciudadanos desean expresar sus inquietudes y desarrollar sus
aspiraciones y personalidades que la interpreten”.
Revista “Hoy” Nº 280, del 1 al 7 de Diciembre de 1982, pág. 7144
De esta manera esta organización señalaba que su misión era la de proyectar, realizar y
evaluar una serie de estudios alternativos a los que realizan los partidos políticos u otras
organizaciones de características similares para conseguir el tan anhelado retorno a la
democracia. Esta iniciativa concreta llamada PRODEN nació de la mano de Jorge
Lavandero conjuntamente con la cooperación de Carlos Dupré y Sergio Páez, pero como
eran los tres militantes de la democracia cristiana y la idea del proyecto era hacerlo
pluralista y a su vez desmarcarse un tanto de las acciones de los partidos políticos,
“Lavandero sometió la idea a la dirección del partido, que lo autorizó para hacerlo sobre la
base de que la organización que se creara no interfiriera con la conducción la estructura
partidaria”145. De esta manera con el fin de eludir la barrera de que la actividad partidaria
estaba depuesta, esta organización se tuvo que constituir como una sociedad anónima, sin
fines de lucro y cuyo fin sería el estudio de la realidad social de estos años. De esta manera
su directiva con el fin de ser lo más variada y pluralista, fue integrada por “Jorge Lavandero
(DC), Engelberto Frías (ex – PN), Samuel Astorga (DC), León Villarín (miembro de la
Confederación de Dueños de Camiones), Diego Portales (SD), Carlos Dupré (DC), Sergio
Aburto (PADENA), Diego Rodolfo Echenique (Presidente de la Federación de Jubilados
Particulares), Carlos Santa María (Unión Democrática de Trabajadores), Carlos Carmona
(PADENA), Joaquín Morales (PR), Hernol Flores y Eduardo Ríos (Unión Democrática de
144 Ibidem, pág. 212. Cita que toma el autor de Revista “Hoy” Nº 280, del 1 al 7 de Diciembre de 1982, pág. 7. 145 Op. Cit., AYLWIN AZÓCAR, PATRICIO., pág. 223.
Trabajadores), Ramón Silva Ulloa (USOPO), Mario Farías Fernández (PR) y Jorge Ovalle
Quiroz y Sergio Arellano (en representación de un grupo de abogados)”146.
Esta organización se preocupo de dejar fuera de su conformación a las ideologías más
extremas tanto de izquierda como de derecha, aunque a su vez más tarde señaló de que en
las movilizaciones en contra del Régimen Militar podían participar militantes de todas las
tendencia ya sean inclusiva de la extrema derecha y de la extrema izquierda con la finalidad
de dar más peso a sus demandas frente al régimen.
Esta agrupación señaló que su máximo valor era el de haber abierto un espacio para el
debate de la recuperación de la democracia en Chile en momentos en que ningún otro grupo
o partido se había atrevido hacerlo por la gran represión reinante dentro del país. Es así
como Jaime Lavandero definió a esta agrupación como una “solución lógica” para la
búsqueda del retorno a la democracia, declarando de que:
“Es unirse – por sobre diferencias ideológicas – con el objetivo común de
restablecer la libertad, la justicia y la democracia. Por eso fue fácil organizar
un instrumento de estudio y acción, aprovechando el único espacio que nos dejó
el gobierno: una sociedad anónima cerrada, un paraguas”.
Declaración de Jorge Lavandero a revista “Hoy” Nº 308,
del 15 al 21 de Junio de 1983, pág. 20147.
De esta manera se iniciaron las actividades de esta organizaciones las cuales consistieron en
envíos de cartas a las diferentes autoridades de gobierno sobre sus planteamientos de
diversos temas sobre los problemas que afectaba al país en aquellos años. También se
planteó un proyecto de reforma constitucional con el fin de derogar desde la novena de las
disposiciones transitorias de la Constitución de 1980 por ser antidemocráticas. También se
realizó “una acusación constitucional contra el Ministro de Hacienda y de Economía Rold
146 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 263. 147 Idem, pág. 212. Cita que toma el autor de revista “Hoy” Nº 308 del 15 al 21 de Julio de 1983, pág. 20.
5- Generar un ambiente para pacificar los espíritus”150, “procediendo sin revanchas ni
rencores y desterrando desde ya la pena de muerte”151.
En el encuentro al cual se referían los párrafos anteriores, el Ministro del Interior Sergio
Onofre Jarpa se juntó el 19 de Agosto en la casa de Luis Pareto, en el cual Jorge Lavandero
afirmó que esa reunión no tenía por que generar problemas con el resto de los sectores de la
oposición como la Alianza Democrática, apreciación que días más tarde se comprobó que
estaba errada, ya que la Alianza Democrática señalaba de que el diálogo con la oposición
debía hacerse con todas las formalidades que la ocasión ameritaba además de que debía
realizarse de forma pública. Fuera de estos problemas también se suscitaron otros como los
que se originaron a partir de los diferentes llamados a protestas en donde convocaban tanto
la Alianza Democrática como el PRODEN, suscitándose el problema de que la Alianza
Democrática no aceptaba que el PRODEN tomara las decisiones de manera independiente,
ante lo cual el PRODEN tuvo que ceder, ya que la oposición había llegado al consenso de
que debían de ser los partidos políticos y no otro tipo de organizaciones las que llevaran la
conducción del proceso de diálogo con el gobierno como lo manifestara el presidente de la
Democracia Cristiana y uno de los dirigentes máximos de la Alianza Democrática al diario
“Las Últimas Noticias” el día 29 de Agosto de 1983:
“cada etapa requiere de las instituciones adecuadas para enfrentar ese
instante. Llegó el momento de que actúen en plenitud los Partidos Políticos”.
Declaración de Gabriel Valdés al diario “Las Últimas Noticias”,
del día 2 de Agosto de 1983, pág. 6152.
De esta manera se daba la disputa entre las funciones de cada uno de estos grupos. Mientras
el PRODEN señalaba de que su misión era la de gestionar, organizar y encausar la creciente 150 Ibidem, pág. 214. 151 Idem, pág. 263. Cita del autor tomada de una declaración del PRODEN al diario “La Tercera de la Hora” del 4 de Agosto de 1983, pág. A - 12. 152 Idem, pág. 263. Cita del autor tomada de una declaración de Gabriel Valdés al diario “Las Últimas Noticias” el 2 de Agosto de 1983, pág. 6.
organización que estaba proscrita por el Régimen Militar. Es bajo este argumento que luego
ambos autores señalan que “¡Aquí se puede ver claramente un sistema de fuerzas
operando¡. Un sistema que combinaba a la oposición retórica con la oposición violenta,
coordinadas bajo una misma mano; y no era difícil intuir, bajo la apariencia, de cuál mano
se trataba. Esa combinación era la que permitía una eficaz concatenación de impulsos
espontáneos”157. De esta manera tratan Canessa y Balart el proceso de acercamiento entre la
fuerzas de la oposición que finalmente terminaron con la fundación de la Alianza
Democrática.
Esta nace de un acto realizado el Sábado 6 de Agosto de 1983 realizado en el “Círculo
Español”, en donde expusieron Eduardo Arriagada, el presidente del Colegio de Ingenieros
Fernando Castillo y el presidente de la Democracia Cristina Gabriel Valdés. Este acto “tuvo
un doble carácter; por un lado, fue un gesto de solidaridad por la detención de la que habían
sido objeto los dirigentes de la democracia cristiana y por el otro, fue el lanzamiento de una
nueva entidad aglutinadora de la oposición: la Alianza Democrática. Estuvieron presentes
en el almuerzo los once firmantes del “Manifiesto Democrático” y los dirigentes de muchos
de los partidos políticos disidentes, incluyendo a la Convergencia Socialista”158. Debido a
que la fundación de esta nueva organización aglutinadora de los partidos de oposición se
produjo en momento de máximo auge de las protestas en contra del Régimen Militar, “No
resulta, por tanto, sorprendente hoy que el documento fundacional de la Alianza haya sido
decididamente maximalista. Proponía en efecto, para el tránsito a la democracia, la
instalación de una Asamblea Constituyente, la renuncia de Pinochet y el establecimiento de
un gobierno provisional que en 18 meses restableciera la democracia y diseñara y ejecutara
un plan económico de emergencia”159.
Luego de esta reunión el 22 de Agosto de 1983 se constituyó oficialmente la Alianza
Democrática bajo un documento titulado “Bases del Diálogo Para un Gran Acuerdo 157 Idem, pág. 329. 158 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 231.Cita del autor tomada de la revista “Hoy” Nº 316 del 10 al 16 de Agosto de 1983, pág. 6. 159 Op. Cit., BOENINGER, EDGARDO., pág. 301.
oposición y entre esta con el gobierno, ya que el clima de violencia se estaba haciendo
insostenible. Bajo esta premisa el documento en una trascripción que se hace del punteo
elaborado por Eugenio Ortega164 señala lo siguiente, reconociendo la existencia de :
1.- Una crisis económica, con alta cesantía de la producción, baja de los salarios, excesiva
deuda externa y baja tasa de inversión.
2.- Una crisis social “que se manifiesta en una creciente miseria, en signos de violencia, en
inseguridad y temor”.
3.- Una crisis institucional, producto del desaparecimiento de las estructuras democráticas,
que dejó a los chilenos sin posibilidades reales de participación. Agregaban que la
Constitución de 1980 no cumplía con el necesario respeto integral a los Derechos humanos
“en parte debido al uso de los artículos transitorios” y por la no implementación de las leyes
políticas.
4.- Una crisis moral. Criticaron, en este sentido, los atropellos a la dignidad humana
(apremios injustos a detenidos, exilio, liberalismo económico, etc.); a quines buscaban en el
marxismo un camino de solución, y por último, a quienes optaban por la violencia.
De esta manera para poder solucionar estos graves problemas la solución que plateaba este
mismo documento era la exigencia de tres condiciones fundamentales:
a) El respecto por la dignidad humana, ya que se sabía de las atroces violaciones a los
derechos humanos a lo largo de todo el país y además de la fuerte represión de que eran
objeto las fuerzas de la oposición.
b) El reconocimiento del valor del trabajo; producto de la grave crisis económica que estaba
sumergiendo al país en la más aguda de las cesantías.
164 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 223 - 224. Con ciertos textos tomados por el autor (los que figuran dentro del puntos entre comillas) de la revista “Hoy” Nº 285 del 22 al 28 de Diciembre de 1982, pág. 9.
Hernán Vodanovic y Julio Stuardo”168. Este documento no fue publicado por los distintos
medios informativos ya que el gobierno ejercía una férrea fiscalización de la información,
sobre todo cuando se trataba de dar a conocer los movimientos que ejecutaba la oposición
al Régimen Militar, incluso a pesar de que se les ofreció pagar a algunos de ellos, lo que
finalmente los medios aludidos rechazaron por temor al Régimen Militar, que ya había
censurado o simplemente sacado de circulación a varias radioemisoras, revistas y otros
medios de comunicación, ya sea por ser de oposición o por tratar materias vinculadas con
ella, o también por criticar al Régimen Militar.
De esta manera el “Manifiesto Democrático” se constituyó en el primer documento en que
las fuerzas de la oposición al Régimen Militar llegaban a un acuerdo de los puntos que
debían exigir a este, como también de la estrategia que se debía seguir para su consecución.
Además la firma de este documento, permitió que prosperaran, fructificaran y rindieran
166 PORTAL DEL BICENTENARIO DE CHILE. En Internet: http://www. bicenentenario.cl 167 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 223. Cita tomada por el autor de el diario “El Mercurio” del 11 de Marzo de 1983. 168 PORTAL DEL BICENTENARIO DE CHILE. En Internet: http://www. bicenentenario.cl
De esta manera, este documento en estos puntos señala la democracia es el único sistema de
gobierno para el país, también, se rescata la importancia de ella a lo largo de la historia
nacional, además de que se deben respetar los derechos humanos y por ende terminar con
cualquier medida del gobierno que merme el accionar de la democracia, como la libertad de
expresión y la clandestinidad de los partidos políticos. A su vez hace un llamado a todas
las personas respetuosas de la democracia a unirse a esta iniciativa y participar de las que
nazcan en el futuro con la finalidad de recuperar el sistema de gobierno democrático para el
país.
Por su parte este documento fue bien acogido por los sectores de la oposición que no se
plegaron a esta iniciativa, como lo fue el caso dentro de la izquierda de la “Convergencia
Socialista”, que agrupaba a los diferentes sectores del Partido socialista que se habían
divido fundamentalmente en los últimos años de la década del `70 y a principios de 1980.
Este grupo a través de una carta a los firmantes del “Manifiesto Democrático”,
manifestaron “la necesidad de un vasto acuerdo nacional que debía comenzar con un “pacto
constitucional””174. Asimismo esta misma carta señalaba de que era “urgente producir una
concertación entre todas las fuerzas políticas y sociales que estén por la democracia”175, ya
que agregaban de que la democracia es un valor en sí por lo que debía ser defendida y
profundizada, por lo que la carta terminaba proponiendo que prontamente se creara la
instancia propicia para el diálogo y la concertación de las diversas fuerzas sociales que
componían el país.
Finalmente para realizar un resumen de este documento, podemos ocupar la síntesis que
realiza Patricio Aylwin, quien señala que “Luego de denunciar la grave profunda y
prolongada crisis que afectaba al país y describir sus principales síntomas, de atribuirla a
“un sistema que limitaba, la justicia y la participación”, de proclamar su fe en la
democracia como en la forma de vida y de gobierno que hizo posible el progreso nacional y
la única capaz de concitar “el esfuerzo de toda la comunidad para la justa solución de los
174 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO.. Cita del autor de la carta del Secretario Político de la “Convergencia Socialista” a los firmantes del “Manifiesto Democrático”, aparecida en el diario “La Tercera de la Hora”, del 6 de Abril de 1983, pág. 7 columna 1. 175 Idem, pág. 227.
carácter inmediato con la finalidad que se resaltan en los siguientes 10 puntos, según
Eugenio Ortega:
“1. “Cuidar al Presidente”, evitando la exposición de su imagen en debates
menores.
2. Recuperar el respaldo de sectores gremiales, empresariales y políticos.
3. Dar un ritmo ágil a la administración del Estado, respondiendo a los
requerimientos con urgencia.
4. Eliminar de los cargos claves a los “enemigos internos”.
5. Crear un comando político unificado con los sectores proclives al régimen
6. Generar un movimiento social para agrupar a los independientes.
7. Iniciar el estudio de las leyes de elecciones y partidos políticos.
8. Promover el debate sobre marxismo y período 70 – 73.
9. Crear un comité de expertos para manejar las comunicaciones del gobierno,
con objetivos claros y de largo plazo.
10. Centralizar en el comunismo soviético (y no en los políticos locales) el
blanco principal”
Tareas inmediatas del período de Jarpa en el plano de la apertura política 178.
178 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 234 - 235. Citado tomada por el autor de Ascanio Cavallo y otros, “La Historia Oculta del Régimen Militar”, Editorial Antártica, Santiago – Chile, 1989, pág. 405 – 406.
Por su parte, Jarpa tenía fijadas también ciertas tareas para 1984 y 1985, como se detalla a
continuación:
“1. Terminar las leyes de elecciones y partidos y convocar a un plebiscito para
aprobarlas.
2. Levantar el receso político y fijar un período para la organización de los
partidos.
3. Crear un movimiento político independiente, pero defensor del régimen”.
Tareas para 1984 del período de Jarpa en el plano de la apertura política 179.
“1. Fijar fechas de elecciones parlamentarias.
2. Organizar el movimiento político para ganar tales elecciones”.
Tareas para 1985 del período de Jarpa en el plano de la apertura política 180.
Es este el programa político para la apertura con la oposición que tenía pensado el aplicar el
ministro Sergio Onofre Jarpa durante su período en el cargo. El hecho de que la cuarta gran
protestas nacional se iniciara a tan sólo horas de asumir el cargo fue una dura prueba para
su gestión, ya que tuvo una pugna interna con el gobierno, el cual finalmente hizo primar su
opinión de sacar 18.000 soldados fuertemente armados a patrullar las calles de la capital, y
que a pesar de la oposición de Jarpa, esto provocó un represión especialmente fuerte y
dolorosa, con 27 personas muertas, y cientos de heridos y detenidos.
179 Ibidem, pág. 234 - 235. Citado tomada por el autor de Ascanio Cavallo y otros, “La Historia Oculta del Régimen Militar”, Editorial Antártica, Santiago – Chile, 1989, pág. 406. 180 Idem, pág. 234 - 235. Citado tomada por el autor de Ascanio Cavallo y otros, “La Historia Oculta del Régimen Militar”, Editorial Antártica, Santiago – Chile, 1989, pág. 406..
Ante este primer día de gestión del ministro Jarpa, Gabriel Valdés señaló que:
“es un nacionalista, de extrema derecha y dudo de sus convicciones
democráticas. Habrá que juzgarlo por sus actos, si bien ya es lamentable lo que
hizo y lo que dejó hacer el 11 y 12 de Agosto, como responsable del orden
interior (...) el país está horrorizado por el uso del Ejército contra un pueblo
que tiene sobradas razones para protestar y lo hizo pacíficamente. El nuevo
gabinete nace sin prestigio y envuelto torpemente en hechos de violencia que lo
comprometen”.
Declaración del Gabriel Valdés
a la revista “Hoy” Nº 317 del 17 al 23 de Agosto de 1983, pág. 8181.
Por su parte cabe destacar que esta reacción en la primera protesta y en las siguientes que
enfrentó Jarpa, hicieron de su actuar en cuanto a su plan de apertura política una mezcla de
la aplicación de esta con represión. Como señala Edgardo Boeninger, “Por una parte, el
Ministro Jarpa combinó apertura política con represión social, de tal modo que se generó la
expectativa de una salida pacífica al conflicto político – social provocado por la crisis
económica, al mismo tiempo que se elevaba el costo de participar en las protestas y el clima
de enfrentamiento en que se desarrollaban”182. De esta manera podemos concluir que Jarpa
si bien pretendía tal vez verdaderamente iniciar un proyecto de apertura política con la
oposición, a la vez intentaba frenar el avance de la movilización social, reflejado en las
protestas nacionales con la finalidad de quitar ese gran impulsó y elemento de confianza
que tenía esta oposición para sentirse segura a la hora de tener que sentarse a conversar con
el gobierno, de esta manera se explicaría esta combinación entre apertura y represión que
caracterizó la gestión de Jarpa y que se terminó con el punto que se verá más adelante con
respecto a la firma del documento denominado el “Acuerdo Nacional”.
181 Ibidem, pág. 234. Cita tomada por el autor de la revista “Hoy” Nº 317 del 17 al 23 de Agosto de 1983, pág. 8. 182 Op. Cit., BOENINGER, EDGARDO., pág. 301.
los partidos políticos, en donde por su parte el ministro Jarpa señalaba que todas las leyes
relacionadas con las elecciones y los partidos políticos serian elaboradas por un Consejo de
Estado, en el cual se permitiría por esta vez y con aquél fin la participación o por lo menos
la colaboración de las fuerzas opositoras al Régimen Militar. Es así como de los puntos
tratados Jarpa señaló que se seguiría conversando y pese a no haber llegado a fechasen
concreto, esta reunión para la oposición fue más esperanzadora, aunque prontamente
Augusto Pinochet se encargó de echar por tierra las esperanzas de los negociadores, ya que
el 2 de Octubre de 1983 señaló que el gobierno no variará los plazos fijados en la
Constitución, “el gobierno se fijó una meta, un camino y los va a cumplir”198.
Ante estas palabras Jarpa señaló que en ningún caso había realizado alguna concesión con
la Alianza Democrática, ante lo cual esta pidió una respuesta inmediata y clara al
documento de peticiones trabajado durante la tercera reunión, ante lo cual surgió una contra
respuesta de Jarpa señalando que tan sólo el respeto de las fuerzas opositoras a la
Constitución de 1980 podía llevar a un camino sólido de transito hacia la democracia. Por
su parte la alianza Democrática volvió a increpar a Jarpa, señalándole que su documento
era la única salida posible para un retorno a la democracia, y ante la falta de respuestas
departe del gobierno, se estimó que el diálogo estaba terminado. Al darse por finalizado el
diálogo sin resultados concretos, fundamentalmente por la cuestión de que el gobierno no
quería concretizar los plazos, el Monseñor Juan Francisco Fresno señaló que:
“Yo soy partidario que se den plazos y fechas que permitan pensar que se va
encaminando hacia el camino democrático”
Juan Francisco Fresno, en revista “Hoy” Nº 326
del 19 al 25 de Octubre de 1983199.
198 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 249. Cita tomada por el autor del diario “El Mercurio”, del 2 de Octubre de 1983, Cuerpo C, pág. 3. 199Idem, pág. 251. Cita tomada por el autor de la revista “Hoy” Nº 326 del 19 al 25 de Octubre de 1983, pág. 10.
Asimismo la Conferencia Episcopal apoyando las palabras de Fresno señaló de que era
importante dar pasos concretos para que se llegara a la democracia. Por su parte la
democracia cristiana señalaba que el diálogo había concluido por que se habían dado:
“permanentes atropellos del régimen, de su decisión de no cumplir ni siquiera
con las exigencia mínimas que lo hacían posible y de la falta de poder del
ministro del interior para negociar seriamente”
Declaración de la Democracia Cristiana Sobre la Razón del
Final de las Negociaciones con el Ministro Jarpa,
revista “Hoy” Nº 330, Noviembre, 1983200.
De esta manera terminaba toda tentativa del volver al diálogo, sobre todo cuando “A
comienzos de noviembre el gobierno implantó el Estado de Sitio en el país y el toque de
queda en la capital; clausuró las revistas de oposición; estableció una férrea censura de
prensa y restringió el derecho a reunión. Allanó las sedes del MDP, del BS y otras
sindicales y realizó intervenciones militares masivas en las poblaciones deteniendo a miles
de personas, muchas de ellas relegadas a distantes centros de detención como Pisagua”201 .
Luego de que el régimen volviera a su habitual represión en contra de las fuerzas de la
oposición, la posibilidad de retornar a un diálogo se iba alejando todavía más “De esta
manera finalizó el período de la apertura del Ministro Jarpa, quien renunció el 10 de febrero
de 1985. Con ello se abrió un nuevo período de incertidumbre política y de distanciamiento
del régimen y la oposición. Sin embargo, la situación de los siguientes años ya no sería
similar al bienio 1982–1983. Se había perdido la unidad política gobiernista a la par que la
oposición y el movimiento social recuperaban su organicidad”202.
Es así como se terminan durante 1983 la primera posibilidad relativamente seria que había
tenido la oposición para negociar con el Régimen Militar. Mientras no hubiese
200 Idem, pág. 249. Cita tomada por el autor de revista “Hoy” Nº 330, Noviembre, 1983, pág. 8. 201 Op. Cit., TOVAR MENDOZA, JUSTO., pág. 9. 202 Idem, pág. 9.
Durante 1984 el diálogo de la oposición con el gobierno estaba cortado y la
violencia tanto de las protestas estaba en su punto más alto a pesar de que las convocatorias
eran minoritarias y sus asistentes también. Por su parte la represión había aumentado y se
había vuelto al terrorismo de Estado, situación en la cual ya en Marzo de 1985 se
produjeron los secuestros de Manuel Guerrero, Santiago Nattino y José Manuel Parada el
día 29 y el día 30 aparecieron sus cuerpos degollados. Además “la violencia permanente, la
ausencia de normas de acción alternativas y la falta de canales institucionalizados llaman a
la oposición a reiterar la movilización por medio de las protestas, las cuales demostraron su
eficacia durante 1983 y 1984. El balance final de las protestas lleva a afirmar que la
violencia proviene fundamentalmente de las FFAA y Carabineros o de “civiles no
identificados””210.
Por ello el Comité Permanente del Episcopado comenzó una serie de acciones con el fin de
reanudar el diálogo. Es así como el 22 de Julio de 1985 se reunió en Calera de Tango, bajo
el patrocinio de la iglesia, los máximos dirigentes de la oposición y de la derecha que
propiciaba la apertura democrática y un rápido retorno a la democracia, como Patricio
Aylwin, Gabriel Valdés, Enrique Silva Cimma, Andrés Allamand, Francisco Bulnes, Hugo
Zepeda, Carlos Briones, René Abeliuk y otros connotados dirigentes. La reunión dirigida 210 MORRIS H., NELSON. “La Transición Chilena y Sus Actores: La Iglesia y el Gobierno Militar. 1983 – 1989: Una Aproximación”, Tesis para optar al grado de Profesor en Historia, Geografía y Ciencias Sociales, guiada por el profesor Eduardo Araya Leupin, Viña del Mar – Chile, 1994, pág. 132.
Phillips, Carlos Briones, Mario Sharpe, Francisco Bulnes, Enrique Silva Cimma, Pedro
Correa, Ramón Silva Ulloa, Armando Jaramillo, Gastón Ureta, Luis Fernando Luengo,
Gabriel Valdés, Fernando Maturana, Hugo Zepeda, Sergio Navarrete”223. Por su parte se
debe destacar que “Luis Maira y Sergio Aguiló participaron en la aprobación del
documento original, no firmaron pero adhirieron posteriormente. Ambos pertenecen a la
Izquierda Cristiana”224, y argumentaron, que sus bases debían estudiar y pronunciarse
220 PORTAL DEL BICENTENARIO DE CHILE. En Internet: http://www. bicenentenario.cl 221 Op. Cit., BOENINGER, EDGARDO., pág. 310. 222 PORTAL DEL BICENTENARIO DE CHILE. En Internet: http://www. bicenentenario.cl 223 AVETIKIAN, TAMARA. “Acuerdo Nacional y Transición a la Democracia”. En “Estudios Públicos” Nº 21, Chile, verano 1986, pág. 62. 224 Idem, pág. 62.
desde luego, tenía una gozosa aceptación en gran parte del mundo social y académico”228.
También hubo críticas, como las duras palabras para este documento que tuvo Jaime
Guzmán quien señaló que “al presentarse como un “Acuerdo Nacional”, lo que hasta ahora
es un simple esbozo, cobra especial gravedad el llamado a movilización nacional de firmas
y respaldos hacia ese documento, porque nadie puede responsablemente herir a un embrión,
cuya evolución y alcances se desconocen”229. Cabe destacar que para Edgardo Boeninger
“resultó decisiva como generadora de discrepancias al interior del acuerdo, la intervención
de Jaime Guzmán. Este formuló un conjunto de preguntas respecto de la propiedad, el
período presidencial de Pinochet, el rol que se le asignaba a las Fuerzas Armadas, la
proscripción del Partido comunista y la compatibilidad de esta iniciativa política con las
protestas sociales, que hundieron el Acuerdo en un mar de respuestas contradictorias,
aclaraciones y polémicas entre los firmantes que, hacia fines de 1985, la dejaron “sin
piso””230.
El Régimen Militar solo dio una respuesta al texto del “Acuerdo Nacional” el día 3 de
Septiembre de 1985 a través de la Dirección Nacional de Comunicación Social
(DINACOS), en donde su declaración señaló que:
“El Gobierno de la República ha estimado conveniente puntualizar algunos
conceptos acerca del documento suscrito por un grupo de ciudadanos y que ha
sido difundido recientemente por los medios de comunicación social:
1. Es apreciable, como elemento positivo, un progreso en la comprensión del
momento que vive el país en su proceso hacia la plena instauración de la
democracia, que configuran las disposiciones de la Constitución Política de
1980, particularmente si se considera la actitud que muchos de los suscriptores
tuvieron sobre similares materias en los años 1983 y 1984. Esta mejor
228 Ibidem, pág. 25. 229 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO.. 289. Cita tomada por el autor del diario “El Mercurio” del 8 de Septiembre de 1985, Cuerpo C, pág. 3. 230 Op. Cit., BOENINGER, EDGARDO., pág. 311.
En el campo económico y social, a que el documento también alude, puede
advertirse una imprecisión sustancial en la definición del papel subsidiario del
Estado que, reconociendo un principio natural del orden social, la Constitución
Política consagra. A la vez, del texto se deduce un preocupante deterioro del
derecho de propiedad que aquélla garantiza.
3. Las solas referencias de precedentes permite inferir que hay diferencias
fundamentales de principios entre el documento difundido y la Constitución
Política de 1980. Sin embargo, es conveniente que la opinión pública reciba
que hay materias y aspiraciones mencionadas en el documento que coinciden
con los objetivos y programas que el gobierno pone en práctica en los campos
del desarrollo político e institucional del país, así como también en los de
desarrollo social y económico, no obstante los obstáculos y serias limitaciones
impuestas por la aguda crisis económica que objetivamente afecta a las
economías de la gran mayoría de las naciones.
4. Debe destacarse con satisfacción el repudio que los suscriptores del
documento referido hacen a la violencia, siendo de desear que los hechos y
actitudes sean siempre consecuentes con las palabras que se han manifestado.
5. Finalmente, junto con reafirmar con claridad los principios y valores que lo
inspiran, el gobierno reitera su constante disposición a examinar los aportes
que sectores ciudadanos efectúen con la altura de miras y el realismo que los
intereses permanentes de la Patria exigen”.
Declaración Oficial de la Dirección Nacional de Comunicación Social
(DINACOS) Sobre el Documento “Acuerdo Nacional y Transición
a la Plena Democracia”, 3 de septiembre de 1985231
231 Op. Cit., AVETIKIAN, TAMARA., pág. 63. Cita tomada por la autora de la “Declaración Oficial de la Dirección Nacional de Comunicación Social (DINACOS) Sobre el Documento “Acuerdo Nacional y Transición a la Plena Democracia”, del 3 de Septiembre de 1985, publicado en el diario “La Segunda” el 3 de Septiembre de 1985.
Esta declaración que partía señalando que no desestimaba el acuerdo, se contraponía con el
gran tiempo que había dejado pasar el gobierno para entregar una respuesta, además de que
hubieron declaraciones muy fuerte sobre el texto y sus gestores de parte de importantes
figuras del Régimen Militar como el propio Pinochet o al Almirante José Toribio Merino
que había señalado que el Cardenal fresno era como el “Chapulín Colorado”, ya “que hace
siempre cualquier cosa que le digan, porque es lo más bien inspirado que hay”232. Por su
parte en esta declaración si bien se valoraba que el documento aceptara los marcos
constitucionales de 1980, se señalaba que el proceso de transición ya había sido fijado por
la Constitución de 1980, ya que la consolidación de un sistema democrático de gobierno
también era una meta del Régimen Militar, con lo que sin duda se estaba señalando que este
intento estaba demás. Intentando deslegitimar la propuesta se señalaba que esta es la misma
que llevó a la crisis política – constitucional de 1973, pero en una actitud muy política por
su parte, se señalaba que el gobierno estaba abierto a tratar cualquier tipo de documento o
aporte que realizaran los distintos sectores de la sociedad.
De esta manera vinieron una serie de respuestas del bando opositor al régimen Militar
señalando su disconformidad en cuanto a la declaración que la DINACOS había entregado
sobre el documento, pero ninguna de esta varió la situación. Incluso el Cardenal Fresno en
el tradicional Te Deum del 18 de Septiembre de 1985 invitó a los firmantes del “Acuerdo
Nacional”, lo que motivó aún más el repudio del Régimen Militar. De esta manera “La
esperanza de que el Gobierno acogiera el documento se fue diluyendo. El factor tiempo fue
minando la unidad que se había logrado en torno al documento. Se comenzaron a vivir
tensiones, apareciendo interpretaciones distintas sobre el sentido, alcance y finalidad del
“Acuerdo Nacional””233. De esta manera empezaron incluso los problemas entre los
firmantes de este acuerdos, ya que los firmantes de derecha desestimaban la presión social,
vía por las protestas que seguían convocando los personeros de la “Alianza Democrática”,
lo que se convirtió en un problema continuo y peligrosos para la supervivencia de este
consenso.
232 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 290. Cita del auto tomada por el auto de la revista “Hoy” Nº 424, del 2 al 8 de Septiembre de 1985, pág. 6. 233 Idem, pág. 295.
22..DD..-- EENNTTRREE LLAA ““AASSAAMMBBLLEEAA DDEE LLAA CCIIVVIILLIIDDAADD””,, EELL AATTEENNTTAADDOO AA
PPIINNOOCCHHEETT YY AA VVIISSIITTAA DDEELL PPAAPPAA JJUUAANN PPAABBLLOO IIII AA CCHHIILLEE ((11998866 –– 11998877))
El “Acuerdo Nacional” constituyó un lección de experiencia, que consiste en que
“mientras las Fuerzas Armadas mantuvieran su solidez y cohesión internas y en tanto no se
produjera una avasalladora presión social, la transición sólo podía darse en el marco del
esquema oficial.”239, básicamente esta fue la reflexión de las desilusionadas fuerzas
opositoras del Régimen Militar para 1986. Por su parte la intención de esta oposición de ir
democratizando poco a poco las diferentes instituciones sociales era la última carta de ella
para usar en contra del Régimen Militar antes del plebiscito de 1988 fijado por la
Constitución de 1980. Esta intención de aprovechar en su favor la democratización que
habían llevado a cabo muchas de las organizaciones sociales partió en 1985, cuando la
Alianza Democrática “intento estructurar un “Frente Cívico”, por lo que tomó contacto con
organizaciones de deudores, La Central Nacional de Trabajadores (CNT), de Pensionados,
las organizaciones del comercio minoristas y la Confederación de Colegios de
Profesionales”240, para de esta manera elaborar un gran pliego de peticiones de carácter
nacional hacia el Régimen Militar, iniciativa de muy difícil ejecución y de muy lento
avance, pero lo cierto es que la oposición ya había ganado ya sea por la Democracia
Cristiana, el Partido Socialista o de otras tendencias dentro de la Alianza Democrática,
varios sindicatos de trabajadores, colegios profesionales, federaciones de estudiantes
universitarios y otras instancias en donde las bases elegían a un representante.
Por otro lado dos hitos muy importante este período son el fallido atentado a Pinochet en
1986 que vino a cambiar todos los intentos de parte de la oposición para establecer una
salida pacífica del Régimen Militar del poder antes del plebiscito de 1988, ya que luego de
este atentado, Pinochet agudizó la represión y eliminó cualquier intento de apertura. Por su
parte la visita del Papa Juan Pablo II a Chile, fue un momento de ilusión de parte de la
oposición de variar esta situación, cosa que finalmente no sucedió, como se verá a
continuación, pero antes se analizará el intento de la “Asamblea de la Civilidad”, que en 239 Ibidem, pág. 312. 240 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 311.
El 25 de Marzo de 1986, en el teatro Cariola, en Santiago, tuvo efecto la realización
de un acto organizado por la Federación de Colegios Profesionales, cuyo Presidente, el
doctor Juan Luis Gonzáles, había convocado con efecto de realizar un homenaje al doctor
Ricardo Vacarezza, que había sido exonerado a finales del año anterior del hospital El
Salvador. A este acto asistieron a entregar su discurso muchos presidentes de diferentes
organizaciones profesionales, como por ejemplo la “Presidenta del colegio de Matronas,
Verónica Báez; el Presidente del consejo Regional Metropolitano del Colegio de
periodistas, Pablo Portales; el Presidente del Consejo Metropolitano del colegio de
Ingenieros, Juan Carlos Latorre y el propio Ricardo Vacarezza”241, además de que el acto
contaba con la presencia de muchos dirigentes políticos, sociales, gremiales, poblacionales
y estudiantiles, la mayoría de ellos identificados con la oposición al Régimen Militar.
Durante el desarrollo de este acto, el doctor Juan Luis Gonzáles, “convocó a constituir una
“Asamblea Nacional de la Civilidad”, que reuniera a todas las organizaciones
representativas de las distintas actividades y sectores de la comunidad nacional, con el fin
de representar al gobierno sus necesidades y aspiraciones sectoriales y globales,
formalizadas en lo que se llamaría “La demanda de Chile”, para cuya satisfacción lucharían
por medios pacíficos”242.
Este llamado tuvo un amplio respaldo entre los diversos dirigentes presentes ese día, en
donde por ejemplo, inmediatamente se sumaron los miembros del Consejo de Federaciones
de estudiantes de Chile (CONFECH), el Partido Democratacristiano, por medio de su 241 Ibidem, pág. 312. 242 Op. Cit., AYLWIN AZÓCAR, PATRICIO., pág. 307.
presidente Gabriel Valdés, todos los partidos y grupos políticos comprendidos dentro de la
Alianza Democrática, el grupo de izquierda MPD lo hizo a través de sus militantes y de la
Confederación Nacional de Trabajadores (CNT que sucedía a la desaparecida CNS). De
esta manera se incorporaba prácticamente a todos los sectores de la oposición, incluso al
Partido comunista, excluido de todos los acuerdos políticos debido a que se daba por
sentado que este partido no tomaba acuerdos ni estaba por la vía del consenso ni de la
democracia para derrotar al Régimen Militar, sino que planteaba la vía armada, pero
igualmente era un grupo importante para la oposición, por o que Edgardo Boeninger señala
que una de las importancias que tuvo la Asamblea de la Civilidad fue de un “vehículo de
incorporación del Partido comunista a la lucha social sin mediar compromiso político y en
un plano de acción no violenta”243.
De esta manera y una vez que se contaba con prácticamente el apoyo directo o indirecto de
todos los grupos de oposición al Régimen Militar, se constituyó finalmente la “Asamblea
de la Civilidad” el día 26 de Abril de 1986. Esta se constituyó en la Casa de Ejercicios de la
Compañía de Jesús, en Padre Hurtado a las afueras de Santiago. Por la represión del
gobierno y la negativa de este para realizar el acto constitutivo en el teatro Cariola, la
reunión se llevó a cabo en el más estricto secreto. De esta manera asistieron cerca de 400
organizaciones, las que luego de más d una docena de discursos suscribieron un documento
denominado la “Demanda de Chile”, el cual fue firmado por la “Federación de Colegios
Profesionales, el Comando Nacional de Trabajadores (CNT), el Consejo de Federaciones
de Estudiantes de Chile (CONFECH), el Comité pro – Feses, la Coordinadora de
Pobladores, la Comisión Chilena de Derechos Humanos, el Grupo de Estudios
Constitucionales (Grupo de los 24), las Mujeres por la Vida, la Asociación Gremial de
Educadores de Chile (AGECh), la Cámara de Comercio Detallista, y otras organizaciones
menores244. Todas estas organizaciones a través de la firma de este documento conformaron
la “Asamblea de la Civilidad”.
243 Op. Cit., BOENINGER, EDGARDO., pág. 313. 244 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 313. Cita tomada por el autor de Jorge Olave, “La Política de la Concertación”, trabajo interno no publicado del CERC, 7 de Febrero de 1989, pág. 47.
El papa Juan Pablo II visito Chile en 1987, llegando el 1 de Abril al aeropuerto
Arturo Merino Benítez donde fue recibido por una gran cantidad de fieles. Estuvo seis día
en el país, el cual recorrió de norte a sur, reuniéndose con la oposición al régimen militar,
mapuches, trabajadores, presidiarios y los miembros de la Junta Militar de Gobierno,
especial y privadamente con Augusto Pinochet. Una de sus actividades más recordadas fue
la oficialización de la beatificación de sor Teresa de Los Andes, en la eucaristía de la
Reconciliación, oficiada en el Parque O’ Higgins, el mismo día, más tarde se reunió con
dirigentes empresariales, políticos y gremiales en la sede de las Obras Misionales
Pontificias. Luego visitó el sur de Chile, reuniéndose con representantes del pueblo
mapuche, para más tarde viajar al norte, donde estuvo en La Serena y Antofagasta y
presidió algunas eucaristías, visitando a los presos de Antofagasta. Ese mismo día seis de
Abril en que estuvo en Antofagasta salió su vuelo de regreso, dejando el país un mensaje de
paz en medio de la represión militar que lo asolaba desde 1973.
Durante su estadía en Chile, el Santo Padre, hizo que la vida política se tomara un
descanso, ya que el Papa se junto con personeros de la oposición al Régimen Militar de
todas las tendencias, incluso la comunista, lo que igualmente pasó con los personeros del
Régimen Militar.
La “Asamblea de la Civilidad” aprovechó la visita de Juan Pablo II para entregarle una
carta, en la cual se pedía que intercediese para:
“garantizar el derecho de los chilenos a expresar su voluntas ciudadana en
elecciones en que se cautele rigurosamente la libertad, la limpieza y la
pluralidad de opciones”
Carta de la “Asamblea de la Civilidad” al Papa Juan Pablo II, Abril, 1987255.
255 Op. Cit., ORTEGA FREI, EUGENIO., pág. 319. . Cita tomada por el autor de Jorge Olave, “La Política de la Concertación”, trabajo interno no publicado del CERC, 7 de Febrero de 1989, pág. 49.
En este documento básicamente se llamaba a la unidad nacional en torno a la creación de
consensos básicos para un nuevo sistema democrático una vez que el Régimen Militar
dejara el poder. Se reconocía a la democracia como valor esencial para lograr estos
consenso, a la vez de que la reconciliación y la justicia serían los pilares de estos. Pero
como el Régimen Militar se había vuelto altamente represivo y ajeno a todo diálogo luego
del atentado a Pinochet, no fue hasta sino, en el mes de Noviembre de 1986, en donde
recién las autoridades se pronunciaron sobre este nuevo acuerdo. De esta manera los tres
principales redactores del documento (Pedro Correa, secretario general del Partido
Nacional; Jorge Molina, subsecretario general del Partido Socialista y Eugenio Ortega,
secretario general del Partido Demócrata Cristiano) se entrevistaron privadamente con cada
uno de los miembros de la Junta de Gobierno entre el 5 y 6 de Noviembre, pero sin reunirse
con Augusto Pinochet, y la reunión programada con Fernando Matthei, Jefe de la Fuerza
Área de Chile, no se pudo concretar. La reacción del gobierno, dada a conocer el día 19 de
Noviembre a través del Ministro del interior, Ricardo garcía, fue de que sólo se trataba de
reuniones personales, que no comprometía la opinión del gobierno.
De esta manera, y debido principalmente al nuevo clima que se había provocado en el país
debido al atentado a Pinochet com o por ejemplo el constante estado de sitio, habían hecho
de que ni el documento, ni sus firmantes, ni las reuniones con los integrantes de la Junta
Militar de Gobierno, tuviesen el efecto esperado tanto a nivel social como de presión a
Augusto Pinochet y sus asesores más cercanos. Es por ello que los 13 partidos que habían
formado el documento se reunieron el 20 de Noviembre y formaron un nuevo organismo, el
ANDE, o “Acuerdo Nacional Democrático”, el cual tendría la finalidad de actuar en
nombre de todos estos partidos y grupos políticos. Es así como “buscaron coordinarse para
lograr elecciones libres de presidente de la República, de Congreso nacional y de los
Municipios”261. Pero ante esta situación, se suscitó el problema de que Sergio Molina
señaló de que “si se creaba un nuevo referente, con un nombre parecido y que hiciera las
mimas cosas que el Acuerdo nacional, éste quedaría vacío de contenido y él tendría que
261 Ibidem. 330. cita tomada por el autor de la declaración de Gabriel Valdés y Eugenio Ortega al diario “El Mercurio” del día 25 de Noviembre de 1986, pág. C 3, columna 5.
pudo así disponer de resultados indesmentibles, lo que en la noche del plebiscito permitió a
los dirigentes del NO advertir a Renovación Nacional y a los miembros de la Junta de
Gobierno que el NO había tomado ventajas inalcanzables en momentos en que los
comunicados oficiales – con totales muy reducidos de votos escrutados – todavía daban
ventajas al SI (22:00 horas del 5 octubre)”304. Estos cómputos sin duda precipitaron la
acción de Allamand y Jarpa de reconocer públicamente por televisión el triunfo del NO, al
igual como lo hizo el general Matthei, con que sin duda se abortaba cualquier intento del
gobierno de desconocer el resultado intentando alguna acción de violencia.
De esta manera ya en horas de la madrugada, Alberto Cardemil, Subsecretario del Interior
señaló los cómputos finales de ese día con sobre el “71, 73 de las mesas, el Ministerio
registraba ya un 44,34 por ciento para el Sí y un 53,51 para el No”305. Finalmente a las
“2:38 en el Ministerio del Interior, Sergio Fernández leyó la declaración final admitiendo la
derrota y elogiando el comportamiento de la población y las Fuerzas Armadas”306.
De esta manera el plebiscito se llevó a buen término “con la más alta inscripción de la
historia electoral de Chile (90%) y la más baja abstención (2,39%). Los resultados del
escrutinio, fueron 54,7% por el NO y 43% por el S͔307. Este fue a la postre el resultado
final. Esta gran asistencia a las votaciones se explicaba por razones principales:
El voto fue obligatorio para los ciudadanos inscritos en los registros electorales.
Muchos estaban deseosos de expresar su opción política sobre el régimen militar.
Fue una importante muestra de cultura cívica ya que hacía diecisiete años que no
habían elecciones libres en el país. 304 Op. Cit., BOENINGER, EDGARDO., pág. 345. 305 CAVALLO, ASCANIO; SALAZAR, MANUEL; SEPÚLVEDA, OSCAR. “La Historia Oculta del Régimen Militar. Memoria de Una Época 1973 - 1988”, Editorial Grijalbo y Grupo C – Mondadori, Santiago – Chile, 1997, pág. 484. 306 Idem, pág. 484. 307 Op. Cit., TOVAR MENDOZA, JUSTO., pág. 18.
juegan en ella, sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo
contrario”320
De esta forma “La Junta de Gobierno aprobó, sujeto a la ratificación plebiscitaria, el
proyecto de 54 reformas a la Constitución presentado por el gobierno, el día 14 de junio.
Dos días después se convocó a un plebiscito, que se llevó a cabo el 30 de junio. La
reformas recibieron el 85,7% de aprobación. Solamente un 8,2% las rechazó. Aunque hay
que destacar que “No todas las fuerzas políticas concurrieron a aprobar las reformas
constitucionales acordadas entre el gobierno, la Concertación, RN y la UDI. El extremo de
la izquierda (PC, MIR) y pequeñas agrupaciones de la extrema derecha llamaron a anular el
voto”321.
De este modo, con el plebiscito de 1989 quedó sellado el pacto expreso. En la adopción de
este pacto hay dos partes, representantes autorizados de las partes contratantes (el gobierno
y la oposición) y una serie de actos que formalizaron el pacto. Todos estos actores
convergieron hacia un acto soberano último: la decisión plebiscitaria. El efecto inmediato
de ese pacto fue la legitimización de la Constitución de 1980. Y, además, el compromiso,
mientras no haya quórums modificatorios adecuados, de preservar y mantener operantes las
instituciones de esa Constitución. Todo pacto se funda en la libertad de consentir de los
pactantes. Y esa libertad se puede ejercer para pactar en forma expresa o tácita. No es una
condición necesaria para que haya pacto la suscripción de un documento formal, firmado
por los pactantes, ante una autoridad testimonial”322. De esta manera se cerraba otro
capítulo de pactos y consensos (aunque en este caso el poder lo detentaba el Régimen
Militar) de esta etapa desde nuestro punto de vista pre – transicional. A continuación se
analizará brevemente el proceso mediante el cual Patricio Aylwin llegó a la presidencia en
1990, luego de ganar las elecciones presidenciales de 1989.
320 Op. Cit., TOVAR MENDOZA, JUSTO., pág. 5. Cita tomada por el autor de Jaime Guzmán, “El Camino Político”, 1979, en Revista “Realidad” Año 1 Nº 7. 321 Op. Cit., , pág. 33. 322 Op. Cit., GODOY A., OSCAR., pág. 103.
Para Camilo Escalona “El reencuentro de los demócratas fue en contra y a pesar de
los centros rectores de la ideología de la dictadura. No sólo no hubo pacto secreto en los
sucesos que obligaron al Plebiscito de mínimas y muy parciales reformas de julio de 1989,
sino que tampoco se estableció lo que Boeninger llama “mínimo común denominador”, en
materias políticas, sociales y económicas con los voceros y exponentes del régimen militar.
La razón es más que clara, simplemente no estaban disponibles para ellas. Más aún, aceptar
tal noción significaría hacerse parte de la prolongación a perpetuidad de un Chile de dos
caras, de la existencia de la democracia y la dictadura bajo una cobertura institucional
compartida”323. Pero lo cierto, es que para llegar a esta instancia, primero se tuvo que ganar
las elecciones presidenciales y parlamentarias de 1989.
Pero antes de ganar el plebiscito, se puede decir que “En 1988 la oposición no estaba
madura para tener un candidato ni un programa común. Fueron en verdad la propia
campaña del plebiscito y el espectacular triunfo del NO, los factores catalizadores que
permitieron – en el curso de 1989 – la construcción de una efectiva alianza opositora”324.
De esta manera la Concertación de Partidos por el No se convertía en la Concertación de
partidos Por la democracia, pero antes de esto, todas las fuerzas que habían llegado a
formar la oposición y que habían formado parte de la campaña por el NO debían establecer
una nueva relación en base a los consenso, ya que luego de la victoria de 1988 y de las
reformas constitucionales de 1989 el escenario político y social era otro, en donde por
ejemplo el gobierno luego del plebiscito de las reformas el gobierno dictó “nuevas leyes
pos–acuerdo como la Ley Orgánica Constitucional del Banco Central; la ley del Consejo
Nacional de Televisión que también establece un marco de independencia frente al Poder
Ejecutivo; la ley que prohíbe que el Congreso ejerza su función fiscalizadora respecto de
los actos de gobierno entre 1980 y 1989, y la Ley Orgánica Constitucional de las Fuerzas
Armadas que les proporciona un margen de autonomía del poder civil y les asigna un “rol 323 Op. Cit., ESCALONA, CAMILO., pág. 30. 324 Op. Cit., BOENINGER, EDGARDO., pág. 325.
dinero, criminalidad, la agitación reivindicativa del pueblo mapuche y en la
actualidad los diferentes casos de corrupción que se han dado entre autoridades y
funcionarios de gobierno.
De esta manera vemos que el proceso de transición a la democracia todavía es incompleto,
ya que faltan una serie de elementos como el tema de los derechos humanos, el cambio del
sistema binominal o ciertas reformas a la Constitución de 1980, para que hablemos de una
transición completa, elementos y argumentos que se verán en la segunda parte de este
capítulo, dentro de las problemáticas que ha experimentado el proceso de transición a la
democracia.
Resumen de los Principales Hitos de los Gobiernos de la Concertación
Patricio Aylwin Azócar(1990-1994)
Ricardo Lagos Escobar(2000 - 2006)
Eduardo Frei Ruiz - Tagle(1994 - 2000)
•Reinserta a Chile dentro de la comunidad internacional•Se elabora el Informe Retting, con el fin de conocer la verdad y hacer justicia sobre las violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar•Se produce una serie de acuerdos y pactos con Argentina para poner fin a las pugnas y negociaciones sobre los problemas limít rofes con Argentina•Durante su gobierno se produce un alto crecimiento económico, el cual fue favorecido por el alto precio constante del cobre, lo cual redundó en una fuerte fuente de ingresos constantes para el país•Se produce un proceso de democratización de las instituciones estatales, aunque hay fuerte oposición de las Fuerzas Armadas y de la derecha
•Se instaura la Mesa de Diálogo, como una instancia cív ico – militar para la entrega de información y con ello la resolución de muchos d los casos pendientes en materia de las violaciones a los derechos humanos •Bajo su período se viven tensan situaciones por la detención de Pinochet en Londres y luego su desafuero en Chile•Crisis económica mundial, conocida como la “Crisis asiática”que azotó fuertemente el país y elevó las tasas de desempleo•Se da comienzo a la refo rma educacional con el fin de otorgar una igualdad social a través del mejoramiento de la educación•Se suscriben algunos tratados de libre comercio con varias entidades de la comunidad internacional
•Triunfa por un pequeño margen ante el candidato de la derecha Joaquín Lavín•Se redacta el Informe Final de la Mesa de Diálogo con lo que se pone fin muchos de los casos pendientes en cuanto a los derechos humanos•Se firman variados acuerdos de libre comercio, siendo los más importantes los firmados con Estados Unidos y con la Comunidad Europea. También se esta negociando durante el año 2003 uno con Japón y con otros países asiáticos•Se producen reformas al Plan Laboral•Estallan bullados casos de corrupción que involucran a políticos y funcionarios de gobierno con lo cual se empaña la imagen de la Concertación
De esta manera se puede establecer según la tabla255 que el sistema binominal fue creado
para salvaguardar la representación en el parlamento de los partidos de derecha que estaban
255 Los datos con los cuales se confeccionó esta tabla, fueron extraídos de la exposición del abogado MÚJICA, PEDRO, titulada “¿Candidato a Cambiar? El Sistema Electoral Chileno”, en el marco de Debate: Los Pesos y los Votos. Evento organizado por Corporación Participa, Fundación Konrad Adenauer e Instituto de Estudios Mediales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Octubre, 2003.
Otro de los elementos que forman el proceso de “amarre de la constitución” es el de
los denominados senadores designados, los cuales son en 1990 una vez retornada la
democracia son 9, a los cuales hay que sumar el efímero pero simbólico paso del propio
Augusto Pinochet en 1998, una vez que dejara la Comandancia en jefe del Ejército y
asumiese este cargo de senador designado en virtud de que la Constitución de 1980
establecía de que le correspondía el asumir el cargo de senador vitalicio en su calidad de ex
- presidente de la república. La senaduría de los ex – presidentes de la república está
consagrada por la Constitución de 1980, bajo la cual también asumió el cargo el ex –
presidente Eduardo Frei Ruiz – Tagle, pero no Patricio Aylwin, ya que este redujo
voluntariamente su mandato constitucional a la cabeza del país de ocho a cuatro años con la
finalidad de consolidar el proceso de transición a la democracia dentro del país durante el
plebiscito constitucional de 1989, como señala Luis Maira.
258 FUNDACIÓN LIBERTAD Y DESARROLLO. “Temas Públicos”, Nº 520 del 16 de Marzo del 2001, Santiago – Chile, pág. 8. En Internet: http://www.lyd.com - [email protected]
y Desarrollo en los Noventa” de Paul Drake e Iván Jaksic (compiladores)267. Este
imaginario colectivo tiene su origen cuando luego del golpe militar de 1973, la junta militar
desde ese 11 de Septiembre ordenó la detención de miles de personas en estadios,
regimientos, bases militares, cárceles, etc..., a lo largo de todo Chile. Estos detenidos, que
posteriormente se les denominó como “presos políticos”, en su mayoría fueron brutal y
sistemáticamente torturados, más aún, muchos de ellos fueron fusilados o muertos por los
militares que los habían apresado o por aparatos del gobierno como lo fue en un primer
momento la DINA o más tarde la CNI, entidades creadas para ofrecer un servicio de
inteligencia al Régimen Militar, pero que para obtener información de los opositores a este
régimen muchas veces violaron los derechos humanos, secuestrando, torturando y matando
a cientos de personas. Además estas organizaciones de inteligencia fueron muchas veces las
encargadas de desaparecer muchas personas, que hoy en día se denominan fríamente como
“detenidos desaparecidos”, de los cuales en su mayoría no se posee información sobre su
paradero, situación la cual sólo ha resuelto parcialmente la Mesa de Diálogo en nuestro
país.
Muchos de los detenidos y posteriormente asesinados durante el Régimen Militar, fueron
fusilados luego de ser sentenciados con esta durísima pena por tribunales militares o
simplemente muertos por la espalda debido a la “ley de fuga” en la cual y bajo los
argumentos de que el país se encontraba en una guerra interna, muchos prisioneros al
supuestamente intentar arrancar de su detención eran fusilados en el acto por sus captores.
Esta violenta situación que se vivía en el país obligó a muchos chilenos que no habían sido
ya exiliados o relegados por las autoridades a autoexiliarse, pedir asilo político, o
simplemente arrancarse como pudiesen del país para poder asegurar su supervivencia.
267 Op. Cit., DRAKE, PAUL; JAKSIC,. Artículo de ELIZABETH LIRA Y BRIAN LOVERMAN, “Derechos Humanos en la Transición “Modelo”: Chile 1988 – 1999”, pág. 339.
de ministros de Estado o la permanencia de estos en dicho cargo y respecto de las
inhabilidades, incompatibilidades y causales de cesación en su cargo de los parlamentarios,
“lo cual puede representar eventualmente una pesada hipoteca para las autoridades
superiores del estado frente a un cuerpo con la composición y orígenes que ya hemos
reseñado, particularmente el artículo 83 de la Constitución de 1980: “Contra las
resoluciones del Tribunal Constitucional no procederá recurso alguno””278, lo cual es muy
peligrosos en un sistema democrático, ya que el Tribunal Constitucional será la voz final en
cualquier causa que se tramite en su jurisdicción, teniendo en cuenta su composición
totalmente alineada con el Régimen Militar y el poder y alcance que pueden tener sus
resoluciones, lo que en la práctica durante la transición chilena a la democracia, hasta el
momento no ha presentado graves inconvenientes para los gobiernos democráticos hasta la
actualidad en el años 2003.
Por su parte Teodoro Rivera ha señalado que el Tribunal Constitucional ha servido para
proteger a la Constitución y velar por su respeto durante el Régimen Militar al igual que ha
sido un elemento que a proporcionado estabilidad al proceso de transición en nuestro país
(considerando que desde su visión la transición comenzó en 1981 y terminaría en 1990). El
autor señala que “Más allá de la controversia política y de las discusiones jurídicas, el
Tribunal Constitucional de 1980 ha demostrado, a través de su jurisprudencia, poseer la
capacidad jurídica y la independencia para velar por la supremacía de la Constitución. Bien
puede expresarse que este organismo ha contribuido a fortalecer la legitimidad de la Ley
Fundamental, al elevarse por sobre lo contingente e influir con sus sentencias, en la
concreción de una transición política cristalina en su desarrollo y previsible en sus
consecuencias”279. De esta manera el autor lo considera un aporte para la estabilidad del
sistema democrático, además de que conservaría la estabilidad en el sistema durante la
llegada de os gobiernos civiles.
278 Idem, pág. 100 - 101. 279 RIBERA NEUMANN, TEODORO. “El Tribunal Constitucional y su Aporte al Desarrollo del Derecho. Aspectos Relevantes de Sus Primeros 59 Fallos”, en “Estudios Públicos” Nº 34, 1989, pág. 196.
contra de las autoridades civiles, como señala a continuación el ex presidente de la Cámara
de Defensa del Senado, el democratacristiano Arturo Frei Bolívar, quien afirmó que el
“General (r) Augusto Pinochet facilitó enormemente la transición y colaboró activamente
en que fuera tranquila y sin salirse, en momento alguno, de la legalidad vigente. Cuando
ocurrieron los hechos cuestionados en el libelo (boinazo y ejercicio de enlace) el entonces
Comandante en Jefe del Ejército no tuvo actitud ni intención de alterar o perturbar la
institucionalidad o el Estado de Derecho”286.
Esta situación resultaba bastante incómoda para las nuevas autoridades, ya que habían
muchas situaciones heredadas del redime anterior que se buscaban cambiar y cuando se
estaba a punto de lograrlo a parecía la figura de Augusto Pinochet a defender su posición, y
según su persona, lo que tenían todos los mandos militares, para frenar estos cambios y
salvaguardar la obra impuesta por el Régimen Militar, por lo que se puede señalar que
Pinochet se constituyó como una de las piezas claves en el proceso de amarre que el mismo
Régimen Militar diseñó para cuando asumieran las autoridades civiles el mando del país,
peor a la vez actuó en palabras de Luis Maira “como un aval de éste, en la misma medida
que su polémica figura establecía un nexo constante entre el pasado y el presente,
dificultando la creación de un verdadero clima de normalidad democrática”287, ya que
podríamos decir que Pinochet era la llave en gran medida para que el proceso de transición
a la democracia llegara a un correcto fin, dependía de su voluntas que muchos de los
defensores del Régimen Militar, los denominados grupos fácticos, accedieran a eliminar los
llamados “enclaves autoritarios”, lo que con el tiempo cualquiera se da cierta que no
sucedió y es uno de los principales motivos por los cuales la transición se alargado
innecesariamente, conjuntamente con el por que la Concertación como bloque político ha
ido pactando tibias reformas y débiles cambios con los bloques de derecha, creando una
transición visiblemente pactada más de lo querido y debido, tornando el proceso muy lento
y con falta de un objetivo final.
286 FASIC (Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas), Boletín de Resumen Mensual de los Derechos Humanos en Chile, Santiago – Chile, Abril de 1998. En Internet: www.fasic.org 287 Op. Cit., MAIRA, LUIS., pág. 105.
inaceptable por el general”289. Luego de esta reunión habrían otras entre los colaboradores
de Pinochet y los del gobierno con el fin de obtener una salida pacífica de este problemas y
ojalá para el gobierno la salida de Pinochet del Ejército.
Sin embargo Pinochet reunió a los militares y señaló de que el Ejército debía manifestarse
sobre lo que el consideraba un “hostigamiento” como los casos de las violaciones a los
derechos humanos, el anunció de ciertas reformas al estatuto castrense, etc..., sin mencionar
que el caso de fondo era su problemas con los cheques. De esta manera se llegó a que
“Algo después de las 19:00 horas de aquél 19 de diciembre llegó la noticia de movimientos
extraños en el Ejército hasta la oficina del Ministro Enrique Krauss”290, con lo cual se
desata la desesperación del gobierno, iniciándose nuevamente otras conversaciones. De esta
manera el gobierno ante la presión militar tuvo que ceder y ante el caso de los cheques,
logrando el gobierno que Pinochet no fuera involucrado en el informe de la investigación
que preparaba la comisión de la cámara de diputados sobre este caso. De esta manera el
gobierno perdía bastante credibilidad ante la vista de los involucrados y la figura de
Pinochet respaldada fuertemente por el Ejército lo que sin duda sería un nuevo problema en
el futuro con respecto a la transición.
BB..-- ““EELL BBOOIINNAAZZOO””
En líneas generales, este nuevo episodio de manifiesto del poder militar durante la
transición a la democracia en Chile, tiene su origen frente a la citación judicial de ciertos
oficiales por la activación de varios procesos por causas relacionadas sobre las violaciones
a los derechos humanos durante el Régimen Militar, como por ejemplo la situación de los
289 REVISTA “QUE PASA”. Nº 1403, del 3 al 9 de Marzo de 1998. En internet: http://www.quepasa.cl/revista/1403/28.html 290 Op. Cit., OTANO, RAFAEL., pág. 159.
detenidos desaparecidos, pero fundamentalmente se debe a nuevas pesquisas en relación al
caso de los cheques que involucraban en un supuesto fraude al hijo de Pinochet.
De esta manera comienza una operación militar para presionar al gobierno por lo que el
Ejército define como una reactivación del “hostigamiento”, el cual queda patente con el
titular del diario “La Nación” que señalaba “”Reabren caso de cheques del hijo de
Pinochet””291, titular publicado el 28 de mayo de 1993. Ante esto Pinochet explica la
situación a sus generales y su tesis del “hostigamiento” y propone una medida de presión al
gobierno como muestra de su decisión y poderío. De esta manera se da “El despliegue de
boinas negras alrededor del edificio de las Fuerzas Armadas el 28 de mayo de 1993, fue
sólo el comienzo de la mayor crisis cívico militar que vivió el país durante los gobiernos de
la Concertación. Si bien el tema que detonó el episodio conocido como el Boinazo fue la
reapertura del caso cheques que afectaba al hijo del general Pinochet, cuando el Ejército se
sentó a negociar con el gobierno -en esos momentos encabezado por Enrique Krauss- las
demandas se multiplicaron con el agravante de que la institución exigía rápida solución a
cada una de ellas”292. Demandas que nuevamente fueron rápidamente cumplidas teniendo
que ceder el gobierno, para lo cual se estableció una serie de acuerdos sobre los temas
motivadores, como el caso de los cheques, de las violaciones a los derechos humanos y las
responsabilidades militares en estos como también la forma en que se haría justicia, etc....
A continuación como una manera de simplificar el tratamiento de este tema se entrega un
cronograma sobre la situación denominada293 como “El Boinazo”:
22 de Mayo: El Presidente Patricio Aylwin inicia la gira a cuatro países
escandinavos y Rusia.
291 Op. Cit., Pág. 309. 292 Tomado de: REVISTA “QUE PASA”. Nº 1408, del 6 al 13 de Abril de 1998. En internet: http://www.quepasa.cl/revista/1403/28.html 293 Idem
Según señala el Informe Retting, “Llamamos grupo DINA al de mayores y
coroneles de Ejército que empezó a actuar en la Escuela Militar desde el mismo 11 de
septiembre de 1973 (y quizás, embrionariamente, con anterioridad, en el Regimiento de
Ingenieros Militares de Tejas Verdes), y que luego se prolongó en la "Comisión DINA" y
ésta en la DINA propiamente tal según ya se dijo; y según se estudiará con mayor detalle en
el Capítulo II "Visión General 1974 - Agosto 1977", de la Tercera Parte de este Informe.
Este grupo demostró una gran cohesión y audacia, desde un primer momento, como se
podrá apreciar, respecto de algunos de sus miembros prominentes, en el Capítulo arriba
mencionado, cuando estudiemos los viajes realizados al sur y al norte del país, entre
septiembre y octubre de 1973, por una comitiva militar del más alto nivel, en cuya estela
fue quedando un elevado número de ejecuciones clandestinas, inmisericordes, y
enteramente ilegítimas e injustificadas”303.
La Dirección de Inteligencia Nacional o DINA, nace en 1974 con el fin de dar un carácter
centralizado, con gran poder y recursos al servicio de inteligencia del Régimen Militar. El
Régimen Militar no puede desconocer la dependencia de la DINA de manera directa con el,
ya que como señal el mismo Informe Retting, “el decreto ley N° 521, creador de la DINA
como servicio público autónomo, lo hizo depender directamente de la Junta. Pero en los
hechos ésta no reivindicó tal dependencia, la cual se estableció respecto de la Presidencia
de la República, quizás invocándose al efecto el decreto ley N° 527, posterior, y las 303 Op. Cit., CENTRO DE ESTUDIOS PÚBLICOS. “Extracto del Informe Retting”, pág. 316.
La Central Nacional de Informaciones o CNI, vino a reemplazar a la DINA
producto de que esta tuvo que ser disuelta debido a la gran presión internacional por las
diferente violaciones a los derechos humanos así como también por el gran número de
atentados en territorios extranjeros.
El informe Retting señala que “La DINA fue disuelta y sustituida por la CNI, Central
Nacional de Informaciones (decretos leyes Nos. 1.876 y 1.878, de 1977), entregándose ésta
a la dirección de un alto oficial de Ejército que había sido contrario al grupo. Este, desde
entonces, no volvió a ser lo que había sido. Tampoco la situación de derechos humanos
volvería a ser, ni cuantitativa ni cualitativamente lo que fuera cuando la DINA estuvo bajo
la égida del grupo. Aun, durante el período 1977-1979, muchos encontraron fundamento
para pensar que aquella situación iba camino de mejorar sustancialmente”307. De esta
manera la CNI viene a reemplazar legalmente a la DINA.
La CNI, si bien heredó prácticamente todo el andamiaje de la DINA, como por ejemplo sus
archivos y documentaciones, así como también gran parte de su personal, en la realidad
tuvo un carácter menos represivo que su antecesora, producto de la realidad que enfrentaba
el país, con lo cual la eliminación de forma masiva de los denominados enemigos del
régimen producto del “estado de guerra” terminó, así como también sus operaciones de este
carácter en el exterior.
De igual manera y a pesar de este nuevo actuar, se siguieron cometiendo otro tipo de
violaciones a los derechos humanos como por ejemplo los abusos en las detenciones que en
la mayoría de las veces eran ilegales, continuaron las torturas, y durante el período final del
régimen se llevaron a cabo algunas eliminaciones de personas disidentes del Régimen
Militar de forma selectiva, ya sea con el fin eliminar importantes personalidades o con el
fin de provocar miedo en la población, como por ejemplo sucedió con la denominada
“Matanza de Hábeas Christi” en 1987, hoy conocida como una acción en el marco de la 307 Op. Cit., CENTRO DE ESTUDIOS PÚBLICOS. “Extracto del Informe Retting”, pág. 326.
El Régimen Militar impulsó una gran reforma administrativa tanto a nivel nacional,
regional y provincial. Dentro de estas reformas administrativas a nivel provincial fue de
311FARFÁN, CLAUDIA; BRAGHETTO, MARCO. “Con Tinta Negra” (edición de internet), Octubre, 2002. En Internet: http://www.periodismo.uchile.cl/contintanegra/2002/octubre/politica2.html 312 REVISTA “EL SÁBADO”, Edición Especial de Hechos y Personajes del 2002”, Nº 222 del 20 de Diciembre del 2002, editado por El Mercurio, Santiago – Chile, pág. 59.
Todos estos elementos analizados bajo la denominación de elementos del “amarre
constitucional” , deben ser entendidos como la manera de perfeccionar que tuvo el Régimen
Militar, las diferentes trabas que le dejó a los futuro gobiernos civiles partiendo por la
Constitución de 1980, para de esta forma crear un andamiaje bajo el cual debían trabajar y
moverse estos gobiernos según los designios del régimen saliente. Tal como señala Luis
Maira, podemos indicar que “Sin la comprensión completa de estos engranajes, es
imposible entender el ritmo, las características y las limitaciones de la transición chilena. El 316 DIARIO “MERCURIO DE VALPARAÍSO”, Jueves 1 de Marzo de 1990, pág. 9. 317 Op. Cit., MAIRA, LUIS., pág. 113.
del presidente Eduardo Frei Ruiz - Tagle, se encontró en una incomodísima situación de
rechazar la jurisdicción de España y tomar medidas para lograr el regreso a Chile del
anciano general, lo cual fue visto por muchos como una manera de "defender" a
Pinochet"336. Esta situación y su desarrollo posterior de enjuiciamiento y sobreseimiento en
Chile, luego de que se logró su retorno al país trajeron muchas consecuencias políticas y
electorales, como por ejemplo una baja en la credibilidad de la Concertación, en la
confianza de la gente sobre el proceso de la transición, sobre el tema de los derechos
humanos, una baja electoral ostensible de la Concertación, etc...
De esta manera se seguía con una estrategia de tan sólo reformas y no de rupturas con el
Régimen Militar para el normal y completo desarrollo del proceso de transición a la
democracia, por lo cual podemos establecer que fue este un caso importante, pero de
ninguna manera abre una nueva etapa del proceso de transición, tan sólo reafirma que el
querer lograr el consenso de parte de todos los actores políticos con fines netamente
electorales ha hecho que el proceso de transición pase a un segundo plano, en donde la elite
política ha hecho caso omiso de todos los planteamientos luego del plebiscito de 1988
8tanto la Concertación como la derecha) y han pactado tácitamente cerrar el proceso de
transición, para seguir sin problemas en sus proyectos a futuros, los cuales no distan
mucho, ya que su motivación principal es mantener una representación lo más alta en
ambas cámaras del Congreso y a su vez el objetivo final es el logro de la presidencia en
ambos bandos políticos.
336 HUNNEUS, CARLOS. “Las Consecuencias del Caso Pinochet en la Política Chilena”. Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea. En Internet: www.cerc.cl/Publicaciones
El Caso Pinochet fue la prueba más fehaciente del
carácter pactado de la transición chilena, ya que su
retorno y su sobreseimiento en Chile era la moneda
de cambio por el retiro de Pinochet de la política
activa, como parte de un pacto entr la Concertación y
la derecha, a las cuales la figura de Pinochet les era
La principal importancia de este consenso en materia económica y de la posterior Alianza
Democrática según Edgardo Boeninger es que “Aún más este avance, aunque modesto en
apariencia, facilitó o al menos no fue obstáculo para la instancia fundacional de
reconstrucción de los consensos básicos a nivel nacional, el Acuerdo Nacional de 1985, el
que, mirado en retrospectiva, sumó lo que hoy constituye la Concertación y el sector liberal
conductor de renovación Nacional”346. De la misma manera en el sentido de los acuerdos
económicos entre los diferentes sectores socialistas y la Democracia Cristiana, también
tendrían frutos, al llegar a consenso años más tarde, la oposición ya institucionalizada en la
denominada “Concertación de Partidos por el NO”, actualmente denominada sólo como
“Concertación”, en los programas económicos de los presidentes ya en democracia, aunque
esto no quiere decir que no se hayan producido fuertes intercambios de puntos de vista en
estas materias.
Cabe destacar que estos futuros consensos económicos que no se vislumbraban de ninguna
manera en los primeros años del avance hacia el consenso de los sectores opositores, fueron
realmente significativos en el programa económico para la campaña presidencial de
Patricio Aylwin, ya que “Las propuestas del programa comprometieron un marco para el
orden económico que, sin perjuicio de sus evidentes propósitos electorales, tuvo el sentido
más profundo de reducir el temor y la desconfianza del empresariado y de la clase media
propietaria, condición necesaria para poder sostener, en democracia, el crecimiento
económico sostenido de la economía logrado a partir de 1985. De este modo indirecto, el
éxito económico postrero del régimen militar influyó significativamente en las propuestas
de la Concertación, generando de hecho una convergencia que políticamente el
conglomerado opositor no estaba en condiciones de reconocer”347.
De esta manera los consensos en la parte económica luego de ganado el plebiscito no han
experimentado grandes problema ya que por un lado tanto el centro democratacristiano
como la izquierda socialista son promotoras d reformas económicas de corte social, por lo
que en las líneas macro y microeconómicas no han existido muchas diferencias.
346 Ibidem, pág. 368. 347 Idem, pág. 368 - 369.
341
CCOONNCCLLUUSSIIÓÓNN
22..CC..-- EELL CCOONNSSEENNSSOO SSOOCCIIAALL
La búsqueda de consensos desde un principios fueron políticos, lo que pasa es que
uno de los primeros y más importantes ya que se trataba de los primeros pasos de
acercamiento entre la oposición fueron los económicos. Dentro del plano social la búsqueda
de consensos era menor entre las diferentes agrupaciones y sectores que constituían la
oposición al Régimen Militar, ya que muchos en años anteriores habían sido grupos
antagonistas debido a la fuerte polarización política que había experimentado el país desde
fines de la década de 1960 y principios de la de 1970. De esta manera por los lo menos los
cercamientos entre los diversos grupos políticos se hacía más difícil. Es tal vez esta la razón
por la cual algunos intentos de organización opositora frente al Régimen Militar se trataron
de hacer por sobre las filiaciones políticas, lo que en un ambiente todavía dividido era muy
poco factible.
A comienzos de la década de 1980, con la graves crisis económica de 1982 – 1983 y las
primeras grandes protestas contra el Régimen Militar, se marca un resurgimiento de la
movilización social, proceso que había sido limitado y eliminado por el Régimen Militar a
través de todos los medios que este tenía disponibles. Este proceso de resurgimiento de la
movilización social a raíz de estas protestas, sucumbió por la grave represión que ejercía el
Estado en contra tanto de sus participantes como de sus organizadores, que como señala
Luis Maira, esta fuerte represión del Régimen Militar, provocó “una progresiva
radicalización de los grupos de izquierda, acabó por dividir a la oposición y aislar las
protestas”348.
Conjuntamente con esto, también este breve período de movilización social se vio
trastocado según Edgardo Boeninger “por el fracaso del intento populista de la “Demanda
de Chile” formulada por la Asamblea de la Civilidad”349, lo que generó finalmente que
desde aquí en adelante la conducción de toda la oposición la asumieran los partidos
políticos. La “Asamblea de la Civilidad” es parte de la tercera gran tentativa de buscar un 348 Op. Cit., MAIRA, LUIS. pág. 118. 349 Op. Cit., BOENINGER, EDGARDO., pág. 370.
342
CCOONNCCLLUUSSIIÓÓNN
consenso sobre la anticipación del término del ya odioso e interminable Régimen Militar,
que se realiza en 1986, a cargo de “600 dirigentes sociales que cubrían desde el ámbito
sindical hasta los colegios profesionales. Nuevamente, el escenario escogido fue el de la
movilización social, planteándose un paro nacional para los días 9 y 10 de julio de ese año
en demanda del término de la gestión de Pinochet y la vuelta a la democracia”350. Pero esta
intentona se encontró al igual que en las protestas nacionales de 1983 con la dura represión
militar, la cual primeramente reprimió de forma brutal a los participantes de estas
movilizaciones y paros, y posteriormente ordenó detener a todos los dirigentes sindicales
que encabezaba la Asamblea de la Civilidad. Frente a las críticas que despertó esta
violencia del Régimen Militar, este tuvo una oportuna y gran excusa con el descubrimiento
de una importante partida de armamentos internada por el Frente Manuel Rodríguez en
Carrizal bajo, al norte del país y más aún algunas semanas más tarde con el fallido atentado
de este mismo grupo subversivo, que infructuosamente trató de poner fin a la vida de
Pinochet el 7 de Septiembre de 1986, en al Cajón del Maipo en un atentado terrorista que
costó la vida a cinco escoltas presidenciales, a demás de que provocó la ira del régimen
Militar que a través de sus aparatos represores se vengó con la muerte ese día 7 al 8 de
Septiembre de algunos antiguos militantes de grupos de izquierda o algunos actuales
opositores, lo que hizo caer nuevamente al país en un régimen de miedo ante el gobierno de
las Fuerzas Armadas. De esta manera como señala Luis Maira, “fue posible para el régimen
establecer una vez más el Estado de sitio y descabezar por completo a las organizaciones
civiles”351. De esta manera si bien el intento de consenso dentro de la oposición para poder
realizar las jornadas de protestas y paros del mes de Julio en 1986, tuvieron un éxito
parcial, el gran problema era que el cometido de fondo, que era acelerar le proceso de
cambio de régimen, a juicio de Luis Maira, no cumplía su objetivo ya que “no se
desprendía ninguna evidencia de que esas situaciones pudieran tener un efecto acumulativo
que llevara a un retorno a la democracia. Más bien se percibía una creciente capacidad del
gobierno militar para absorberlas y neutralizarlas”352.
Sin duda uno de los procesos que más se vio afectado con la llegada del régimen
Militar fue la incertidumbre e inseguridad que brindaban las escasas elecciones en que tenía
oportunidad de participar el país. Pero esta inseguridad se vio revertida una vez logrados
los consensos básicos referidos en los puntos anteriores, lo que hacía posible realizar
elecciones de forma tranquila, pacífica y sin la sobre del fraude electoral en 1988, a
diferencia de lo que ocurrió en el plebiscito de la Constitución en 1980, ya que esta misma
constitución y cumpliendo con el itinerario del Régimen Militar instauraba la instancia del
plebiscito en 1988 para decidir o no la permanencia del régimen en el poder.
En un principio la Constitución de 1980 fue duramente criticada e incluso tuvo una fuerte
oposición, sólo acallada por la represión y la censura, esta última traducida en que los 362 Op. Cit., ESCALONA, CAMILO., pág. 29. 363 Idem, pág. 29.
349
CCOONNCCLLUUSSIIÓÓNN
opositores a la Constitución de 1980, no pudiesen usar ni los medios ni grandes
aglomeraciones de personas para hacer pública su disidencia y oposición ante la
constitución como si tuvo oportunidad de hacerlo quienes la apoyaban. Es por este motivo
que la Constitución de 1980 no era reconocida por la gran mayoría de los opositores que
tenía en Régimen Militar, pero ante el tiempo transcurrido desde su promulgación no quedó
tomar otro camino que aceptarla, aún más cuando la oposición cambio su estrategia desde
la movilización social al camino político – electoral pero dentro de los márgenes que la
Constitución de 1980 y el propio Régimen Militar ofrecían.
De esta manera se tuvo que esperar hasta el plebiscito de 1988 para realizar la
transformación del sistema, pero por lo menos era una herramienta concreta que existía
para terminar con el régimen, ya que si esta no hubiese estado contemplada en la
Constitución de 1980, se hubiera dado una impredecible disputa por conseguirla, y que por
las características de dictadura que tenía el régimen, sin duda hubiese sido una disputa de
impredecible resultado.
De esta manera hubo un intento previo al plebiscito de 1988, con respecto a un normal
desarrollo de este o de su propia ejecución tal como señalaba a la Constitución de 1980.
Esta manera de asegurar la realización del plebiscito fue la creación en 1987 de varios
“Comités de Elecciones Libres”, ante lo cual el gobierno no se manifestó ya que estas no
amenazan su permanencia en el cargo hasta por lo menos 1990, en el insospechado caso de
que se llegara a perder el plebiscito de 1988.
Una vez convencidos los opositores de que el plebiscito sería el único camino disponible
para derrotar a Pinochet y su régimen, ya que la vía social había fallado, los esfuerzos se
encaminaron a hacer triunfar la opción del NO, lo que según Luis Maira “no resultaba fácil
pues suponía reconocer, y en buena medida legitimar, la Constitución de 1980 con todos
sus ingredientes”364. Es este sentido Maira, señala que el debate sobre este último punto fue
particularmente difícil al interior de la “Coalición de Izquierda Unida” durante 1987,
“justamente para tratar que los diversos partidos de izquierda tuvieran una posición común
364 Op. Cit., MAIRA, LUIS., pág. 120.
350
CCOONNCCLLUUSSIIÓÓNN
en 1988. Finalmente esto no fue posible y esta entidad se paralizó”365, ya que para la
conformación del comando Nacional por el NO en el mes de Febrero de 1988, el Partido
Comunista y el MIR se mantuvieron al margen de este comando, el cual por su parte si
conformaron el Partido Socialista encabezado por Clodomiro Almeida, junto con el MAPU,
la Izquierda Cristiana y el Partido Radical Socialista Democrático.
Una vez llegada la fecha del plebiscito y confirmada su realización por parte del Régimen
Militar, habían dos factores de suma importancia para llevarla a cabo de buena manera.
Uno era asegurar que estuviesen inscritos una cantidad de votantes suficientes para tener
posibilidades de ganar y legitimar el resultado, y por otro lado tener las garantías
suficientes de que todo el proceso de la elección sería libre, justo y trasparentes, donde
tanto la opción del SI y del No tuviesen el mismo acceso a los medios y las mismas
oportunidades para que el resultado no pudiese ser impugnado por ninguna de las partes.
33..-- ¿¿HHAA FFIINNAALLIIZZAADDOO EELL PPRROOCCEESSOO DDEE TTRRAANNSSIICCIIÓÓNN AA LLAA DDEEMMOOCCRRAACCIIAA??
Al principio de este trabajo se planearon dos hipótesis bien definidas. La primera
decía relación con que la transición y la “pre – transición” eran un proceso pactado, tanto
entre las fuerzas de la oposición entre sí, como con el Régimen Militar y sus grupos
asesores. De esta manera el proceso de acercamiento y consenso que vimos en los puntos
anteriores, habrían producido una serie de pactos, los cuales conformaron un grupo
cohesionado (la Concertación), el que una vez triunfador en el plebiscito de 1988, realizó
una serie de pactos para llevar a cabo algunas reformas a la Constitución de 1980 y luego
en una serie de episodios que se estudiaron a lo largo del trabajo, con la finalidad de
consolidad el débil sistema democrático renaciente. De esta manera se produjo un cambio
de mando y un proceso transición luego, basado en una serie de pacto (tácitos y concretos).
365 Ibidem, pág. 120.
351
CCOONNCCLLUUSSIIÓÓNN
Pero por su parte la segunda hipótesis planteada era que si estos pactos habían logrado o no
llevar a al país a un proceso de democratización y transición efectiva y completa.
Para esto primero se definió a que tipo de democracia se aspiraba y la conclusión era a
perfeccionar la democracia existente en base a reformas a la Constitución de 1980 que
eliminaran todos los rasgos autoritarios empezando por sus pilares como el sistema
binominal o los senadores designados, así como también quitar o por lo menos disminuir la
influencia de los denominados “enclaves autoritarios”. De esta manera se llegaría a un
sistema democrático aceptable, en donde la única gran salvedad era de que las autoridades
se debían de preocupar por la recuperación de la participación y movilización de la
sociedad con el fin de hacer realmente democrático el sistema.
Partiendo de esta base podemos señalar que esta situación no se ha dado, por lo que nuestra
primera respuesta sería que el proceso transicional no ha terminado. Pero analizando la
situación actual, podemos apreciar que no existe un real interés por democratizar la
sociedad, por lo cual podemos plantear que la transición no ha terminado en el aspecto
formal, ya que todavía están pendientes una serie de elementos que no lo permiten como el
tema del esclarecimiento y justicia de las violaciones a los derechos humanos durante el
Régimen Militar, el “pago” de la “deuda social”, etc….
Pero sin embargo la clase política en un nuevo pacto, esta vez tácito, a elegido dar por
cerrado el proceso, ya que ha llegado un punto en donde el mantenerlo abierto no conviene
a ninguno de los dos grandes actores políticos del momento: la Concertación y la Alianza
Por Chile, ya que para el primero, el que la transición todavía continué significa un fracaso
en la gestión de esta, ya que en todos los años de gobierno no ha sido capaz de lograrlo y
por su parte a la alianza de derecha tampoco le conviene ya que se verá como un grupo que
no permitió la normal democratización del país, lo que sumado a su imagen de querer
desligarse del pinochetismo podría conllevar a un gran fracaso electoral, sobre todo en
momentos en que el partido con más votantes del país, la UDI, ha bajado bastante su nivel
de aceptación debido a el manejo de su directiva del caso Spiniak, el cual ha disminuido la
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CCOONNCCLLUUSSIIÓÓNN
credibilidad del partido, que tanto le había costado ganar debido a que siempre fue la voz
del Régimen Militar dentro de la política nacional.
De esta manera hemos compartido la visión de que “Es necesario, además, avanzar en su
extensión y profundización social desde las élites políticas hacia el conjunto de los actores
sociales y la ciudadanía en general. Hay que asumir en plenitud los valores de la cultura
democrática y perfeccionar la representatividad y eficacia de las instituciones que regulan
su funcionamiento. A los dirigentes sociales en general, y en especial a los partidos
políticos, corresponde en esta tarea una responsabilidad histórica. Sobre todo cuando la
controversia política se acentúa en vísperas de procesos eleccionarios o de debates sobre
reformas de fondo”366.
Es así como se puede señalar de que “se trata de una "transición incompleta" con enclaves
autoritarios, el primer gobierno y parlamento democráticos debían enfrentar
simultáneamente la tarea de completar la transición e iniciar la consolidación democrática.
Recordemos que las transiciones sólo resuelven el problema del cambio de régimen
(dictadura por democracia), pero dejan pendientes los problemas de transformación social,
que en nuestros países sólo pueden realizarse en democracia. Tales transformaciones exigen
la participación y movilización de vastos sectores populares y de capas medias y apuntan a
la democratización de la sociedad”367.
Pero para lograr esta serie de reformas que son necesarias anteriormente las nuevas
autoridades democráticas tuvieron la posibilidad de lograrlo, por lo cual hay una serie de
elementos que han hecho pensar en el plano del análisis que la oposición al Régimen
militar encabezado por Augusto Pinochet era débil, minoritaria o desorganizada. Incluso
hay un punto clave en este análisis que es el proceso de reformas a la Constitución de 1980
que se llevó a cabo en 1989, en el cual participó la Concertación en la elaboración de estas,
pero sin duda la opinión del régimen y sus ideas sobre las reformas fueron las que
366 SUNKEL, OSVALDO. “La Consolidación de la Democracia y el Desarrollo en Chile: Desafíos y Tareas”. En “Estudios Públicos” Nº 48, Chile, 1992, pág. 103. 367 Op. Cit., GARRETÓN M., MANUEL ANTONIO., pág. 113 – 114.
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prevalecieron en gran medida. De esta manera Luis Maira señala que “Tales circunstancias
han originado en algunos criterios una lectura peyorativa de la oposición a Pinochet,
presentándola como más débil y menos resuelta que la de los países vecinos. De acuerdo
con esta misma tesis, esto explicaría lo tardío del término del régimen militar en Chile - la
última dictadura militar inspirada en la Doctrina de Seguridad Nacional que perdió
posiciones -, así como las dificultades posteriores para lograr una plena democratización, lo
que sería producto de acuerdos o compromisos innecesarios”368.
De esta manera se visualiza que si la transición ha sido pactada se debe en gran medida al
autoritarismo del Régimen Militar, el cual no estaba dispuesto luego de perder el plebiscito
a ceder toda su obra y perderla en una serie de reformas que haría la oposición al asumir el
gobierno, para lo cual obligó a pactar a la Concertación un plan de retorno a la democracia
gradual y en donde el Régimen Militar se retiraría tranquilamente a sus cuarteles siempre y
cuando no se le “molestara” con temas como los derechos humanos, las privatizaciones a
cercanos del régimen, y otros temas considerados como “hostigamientos” y causaron
hechos co o el “Boinazo” o el “Ejercicio de Alistamiento y Enlace”.
De esta manera si bien como se ve con estos ejemplo que “En el plano político el proceso
ha sido complejo, predominando los aspectos positivos sobre algunas graves falencias.
Pero, en definitiva, las autoridades de los Poderes Ejecutivo y Legislativo han sido elegidas
en forma legítima, se han restablecido las libertades fundamentales de opinión, de reunión y
de asociación, existen partidos políticos que desempeñan libremente sus funciones de
apoyo u oposición al Gobierno, hay un Estado de Derecho que opera razonablemente, con
la debida separación de los Poderes del Estado, y se han restablecido los derechos humanos
y ciudadanos. Desde esta perspectiva, de los procedimientos y el modo de convivencia
política inherentes a la democracia, podría incluso aceptarse que la transición se ha
consumado en gran medida”369. Pero a su vez es “también evidente que algunos de estos
procedimientos adolecen de serias deficiencias. Algunas de ellas son el producto de la
institucionalidad heredada del Gobierno anterior y de las condiciones que se negociaron 368 Op. Cit., MAIRA, LUIS., pág. 117. 369 Op. Cit., SUNKEL, OSVALDO., pág. 101.
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para facilitar la transición. Son bien conocidas. Para nuestros propósitos basta destacar que
su efecto es crear situaciones de privilegio político, económico, institucional y judicial para
quienes fueron actores sociales protagónicos del Gobierno militar”370.
De esta manera el proceso a la transición al ser pactado, fue dejándose de lado el principal
tema que era democratizar, debido precisamente a un pacto tácito ya explicado entre la
elite política, lo que ha dado como resultado u proceso de transición dado por concluso,
pero que sin duda no ha terminado.
370 Idem, pág. 101.
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ÍÍNNDDIICCEE
ÍÍNNDDIICCEE
TTeemmaa PPáággiinnaa
TT OO MM OO II Prefacio.................................................................................................................................. 1 Introducción.......................................................................................................................... 3 CCaappííttuulloo II -- RReevviissiióónn HHiissttoorriiooggrrááffiiccaa ddeell PPeerrííooddoo 11997700--22000033......................................... 25 1.- Introducción a la Historiografía Nacional Contemporánea............................................ 26
1.B.- Dificultades del Estudio de la Historia Actual................................................ 29
1.C.- Metodología Empleada en la Realización del Trabajo.................................... 31 2.- Líneas Historiográficas del Período 1964 a 2003........................................................... 32
2.A.- La Historiografía de Derecha...........................................................................32
2.B.- La Historiografía de Centro o Mesohistoria.....................................................44
2.C.- La Historiografía de Izquierda.........................................................................48
2.D.- La Historiografía de Este Período Desde la Perspectiva de las Ciencias Políticas.....................................................................................................................59 2.E.- La Historiografía de Este Período Desde la Perspectiva de los Cronistas....................................................................................................................67
363
ÍÍNNDDIICCEE
3.- Discusión Historiográfica................................................................................................70 CCaappííttuulloo IIII -- EEvvoolluucciióónn HHiissttóórriiccaa ddee llaa TTrraannssiicciióónn yy SSuuss PPrroobblleemmááttiiccaass.. DDeessaarrrroolllloo ddeell AAcceerrccaammiieennttoo,, CCoonnsseennssoo yy PPaaccttoo.................................................................................77 Parte I: Desarrollo Histórico De La Transición...............................................................78 1.- Introducción ................................................................................................................... 78 2.- Hitos Posibles Para Determinar el Inicio del Proceso de Transición..............................................................................................................................82
2.A.-Antecedentes: el Discurso de Pinochet en el Cerro Chacarillas en 1977 ...................................................................................................................................82 2.B.- La Constitución de 1980: El Inicio del Proceso de la Transición Para el Régimen Militar........................................................................................................91 2.C.- El Proceso de Acercamiento y Búsqueda de Consenso Entre las Fuerzas Opositoras y la Apertura del Gobierno: Entre el “PRODEN” y la “Alianza Democrática”...........................................................................................................117 2.D.- Entre la “Asamblea de la Civilidad”, el Atentado de Pinochet y la Visita de Juan Pablo II a Chile (1986- 1987)......................................................................... 192 2.E.- Entre el Plebiscito de 1988 y Sus Estrategias, las Reformas Constitucionales y las Elecciones Presidenciales y Parlamentarias de 1989.........................................203
3.- El Cambio de Régimen Político en 1990 y el Comienzo de la Transición Política en Chile....................................................................................................................................235
3.A.-El Cambio de Mando de 1990 y los Gobiernos de la Concertación (1990- 2003)........................................................................................................................235
Parte II: Los Problemas De La Transición.....................................................................247
364
ÍÍNNDDIICCEE
1.- Introducción.................................................................................................................. 247 2.- Los Elementos de “Proceso de Amarre” de la Constitución de 1980, Sus Pilares y las Dificultades que Plantean Para la Instauración de un Sistema Democrático Completo.............................................................................................................................248
2.A.-El Sistema Binominal....................................................................................251 2.B.- Los Senadores Designados.............................................................................256 2.C.- Las Rígidas Normas Para Reformar la Constitución de 1980........................259 2.D.- Breves Reflexiones Sobre el “Proceso de Amarre”.......................................307
3.- Las Relaciones Cívico – Militares: Sus Problemáticas y Repercusiones Para el Proceso de Transición.......................................................................................................................309
3.A.-Los Problemas Durante los Diez Años de la Transición................................................................................................................309 3.B.-El Caso Pinochet.............................................................................................322
4.- La Persistencia de los “Enclaves Autoritarios” el Proceso de Transición a la Democracia.........................................................................................................................325 Conclusiones. Consensos, Pactos y Transición ¿Han Sellado el Proceso de Transición?........................................................................................................................334 Bibliografía........................................................................................................................355 Índice..................................................................................................................................362