Teoría económica Se entiende por teoría económica cada una de las hipótesis o modelos que pretenden explicar aspectos de la realidad económica. En la teoría económica se distinguen dos enfoques diferenciados: microeconomía y macroeconomía Historia Tradicionalmente las teorías económicas se centraron en temas como la moneda, el comercio internacional y la producción de bienes. Más adelante se introdujeron nuevos temas como el ciclo económico, la teoría del equilibrio, la inflación, el ahorro, la inversión y otros aspectos macroeconómicos. Actualmente la economía tiende a incorporar nuevas situaciones relacionadas con la teoría de la elección y el modo en que los agentes económicos parcialmente racionales toman decisiones basándose en incentivos y expectativas, que pueden ser de cualquier tipo (material o no material). La teoría nos dice cuáles son los principales componentes del sistema económico, cómo funciona cada uno aisladamente, así como el funcionamiento de todos en conjunto. Escuelas de pensamiento La evolución de la teoría económica ha estado ligada al tipo de problema económico prototípico que en cada momento histórico era prototípico en la teorización. Cada escuela consideró un tipo de problema prototípico y desarrolló una línea de pensamiento que pretendía explicar el problema económico prototípico del momento. Algunas teorías económicas son: La escuela de Salamanca los mercantilistas (siglo XVI – XVII): se fundamentaban en la riqueza de los factores de la producción y como tal se consideraban: la mano de obra, recursos naturales y el capital; Los fisiócratas (la escuela francesa del siglo XVII): se fundamentaban en la tierra; La escuela clásica, iniciada por Adam Smith y David Ricardo a principios del siglo XIX; aunque paradójicamente se considere a Smith y Ricardo los padres teóricos de la economía capitalista, lo cierto es que la teoría económica marxista se basa en la teoría del valor-trabajo de Smith y ampliamente en los trabajos de Ricardo; El marxismo: basado en el pensamiento de Karl Marx, se concentra en el estudio de la producción, del valor (con la teoría del valor-trabajo) y en el circuito económico; La escuela marginalista, a veces llamada con abuso de lengua primera escuela neoclásica, fue iniciada entre otros por Carl Menger, Léon Walras, W. S. Jevons y Alfred Marshall; inició el estudio riguroso de la microeconomía; La escuela keynesiana, iniciada por John M. Keynes, apuntó ciertas críticas macroeconómicas al comportamiento predicho de las economías nacionales desde el punto de vista marginalista;
Las Teorías económicas, desde la clásica hasta la Marxista permiten evaluar el funcionamiento de las economías de los Países desarrollados y en vías hacia el desarrollo.
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Teoría económica
Se entiende por teoría económica cada una de las hipótesis o modelos que pretenden explicar
aspectos de la realidad económica. En la teoría económica se distinguen dos enfoques
diferenciados: microeconomía y macroeconomía
Historia
Tradicionalmente las teorías económicas se centraron en temas como la moneda, el comercio
internacional y la producción de bienes. Más adelante se introdujeron nuevos temas como el ciclo
económico, la teoría del equilibrio, la inflación, el ahorro, la inversión y otros aspectos
macroeconómicos. Actualmente la economía tiende a incorporar nuevas situaciones relacionadas
con la teoría de la elección y el modo en que los agentes económicos parcialmente racionales
toman decisiones basándose en incentivos y expectativas, que pueden ser de cualquier tipo
(material o no material).
La teoría nos dice cuáles son los principales componentes del sistema económico, cómo funciona
cada uno aisladamente, así como el funcionamiento de todos en conjunto.
Escuelas de pensamiento
La evolución de la teoría económica ha estado ligada al tipo de problema económico prototípico
que en cada momento histórico era prototípico en la teorización. Cada escuela consideró un tipo
de problema prototípico y desarrolló una línea de pensamiento que pretendía explicar el problema
económico prototípico del momento. Algunas teorías económicas son:
La escuela de Salamanca
los mercantilistas (siglo XVI – XVII): se fundamentaban en la riqueza de los factores de la
producción y como tal se consideraban: la mano de obra, recursos naturales y el capital;
Los fisiócratas (la escuela francesa del siglo XVII): se fundamentaban en la tierra;
La escuela clásica, iniciada por Adam Smith y David Ricardo a principios del siglo XIX; aunque
paradójicamente se considere a Smith y Ricardo los padres teóricos de la economía capitalista, lo
cierto es que la teoría económica marxista se basa en la teoría del valor-trabajo de Smith y
ampliamente en los trabajos de Ricardo;
El marxismo: basado en el pensamiento de Karl Marx, se concentra en el estudio de la
producción, del valor (con la teoría del valor-trabajo) y en el circuito económico;
La escuela marginalista, a veces llamada con abuso de lengua primera escuela neoclásica, fue
iniciada entre otros por Carl Menger, Léon Walras, W. S. Jevons y Alfred Marshall; inició el estudio
riguroso de la microeconomía;
La escuela keynesiana, iniciada por John M. Keynes, apuntó ciertas críticas macroeconómicas al
comportamiento predicho de las economías nacionales desde el punto de vista marginalista;
La escuela neoclásica constituye una síntesis del enfoque de la escuela marginalista con el
keynesianismo, en lo que se llamó síntesis neoclásica; John Hicks fue uno de los iniciadores
principales de esta corriente; sigue siendo el enfoque predominante de la mayor parte de los
manuales didácticos de economía;
La escuela austríaca se opone a la utilización de los métodos de las ciencias naturales para el
estudio de las acciones humanas, y prefiere utilizar métodos lógicos deductivos y la introspección,
lo que se denomina individualismo metodológico; desarrollada a partir de la obra La acción
humana, de Ludwig von Mises.
Tanto el monetarismo, partidario de una reducción de intervención estatal (un desarrollo a partir de
la macroeconomía keynesiana y de la Escuela de Chicago y de un liberalismo moderado), como el
postkeynesianismo (un desarrollo heterodoxo basado en las ideas de Keynes, M. Kalecki y los
sraffianos) constituyen desarrollos divergentes a partir de un cuerpo básico basado en la síntesis
de la escuela neoclásica.
Adam Smith
El filósofo y economista británico Adam Smith impulsó de manera notable el desarrollo de la
economía como ciencia moderna. En 1776 se publicaron en Londres sus Investigaciones sobre la
naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, en cinco volúmenes, una de las cimas del
pensamiento económico moderno. Previamente, sin embargo, había publicado una obra de
carácter filosófico: la Teoría de los sentimientos morales, que guarda una evidente relación con el
desarrollo de sus ideas económicas.
Obra filosófica
La Teoría de los sentimientos morales, publicada en 1759, es una obra profundamente influida
por el utilitarismo de Bentham y Mill en la que Adam Smith describe la formación de los juicios
morales en el marco de un "orden natural" de ámbito social, y sobre cuyos principios basará su
posterior liberalismo económico. Smith veía en el comportamiento humano la presencia de una
dualidad entre razón e impulsos pasionales. La naturaleza humana, individualista y racional al
mismo tiempo, empuja al hombre tanto al enfrentamiento como a la creación de instituciones
destinadas a la consecución del bien común.
En este campo de la filosofía moral tiene especial importancia para Smith el concepto de simpatía,
el cual constituye el principio que explica la formación de los juicios morales, pero es también un
método: por medio de ella el individuo expresa un juicio favorable del comportamiento del prójimo
y espera que los demás hagan lo mismo. Este conjunto de expectativas recíprocas convierte a la
sociedad en un sistema de intercambio de servicios entre los individuos. De este modo el egoísmo
individual converge hacia el interés general para conseguir la convivencia y los beneficios
sociales.
Los economistas Adam Smith y David Ricardo en una caricatura de la época
En este sistema la libertad es una condición indispensable para todo
progreso, y las injusticias que se derivan de la libertad económica no
justificarían en ningún caso la renuncia a esa libertad. Asimismo
expuso la creencia en una mano invisible armonizadora de los
intereses individuales en el marco de la actividad colectiva.
Sus teorías económicas
La obra fundamental de Adam Smith, las Investigaciones sobre la
naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, es considerada el
hito indicador de la elevación de la economía política a la categoría de
ciencia. Sus cinco volúmenes aparecieron en 1776; traducidos a las
principales lenguas, proporcionaron inmediatamente a su autor una
gran fama.
En las Investigaciones, Smith recoge y coordina críticamente las teorías económicas elaboradas
hasta entonces desarrollándolas ampliamente y sobre todo tratando de recogerlas alrededor de un
criterio unitario: la autonomía de la actividad económica (cuyo fundamento es la utilidad individual)
respecto a la moral (cuyo fundamento es la simpatía). "El hombre tiene casi siempre necesidad de
la ayuda de sus semejantes, pero la esperaría en vano sólo fiado en su benevolencia. No es la
benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero de lo que esperamos nuestra comida,
sino de la consideración de su propio interés". He aquí la primera afirmación de la teoría del hecho
económico en relación con la moral, sin que por esto surja entre ambos ninguna forma de
oposición.
Con esta premisa, pasa Smith a la construcción de su sistema. Superando decididamente la
posición fisiocrática, asegura que no es la naturaleza, sino el trabajo, la fuente de donde una
nación obtiene los productos que anualmente consume. La mayor productividad del trabajo
depende de su división, consistente en la división del proceso productivo necesario para
crear una cosa en diversas fases, asignada cada una de ellas a un operario. Es evidente que
en régimen de división del trabajo (unos fabrican sombreros, otros zapatos, otros pan), el cambio
es el supuesto indispensable para cuya generalización es necesario el instrumento monetario,
gracias al cual puede uno procurarse lo que necesita a cambio de moneda.
Una edición de 1870 de las Investigaciones
De aquí el problema del "valor", en el que Smith, aun distinguiendo netamente entre el "valor de
uso" (la utilidad de una cosa para su posesor) y el "valor de cambio" (poder de una cosa para
adquirir con ella otra), confunde la utilidad abstracta con la utilidad concreta de las cosas, y hace
depender el "precio real" ora del trabajo necesario para producir una cosa, ora del trabajo que esta
cosa ahorra a quien la posee, ora del trabajo que le permite imponer a los demás.
Sin embargo, para Smith sólo el "trabajo" que goza de cierto valor invariable es la medida real y
última sobre la que el valor de todas las cosas en todos los tiempos y lugares es comparado y
estimado. Precisamente ésta es la teoría del valor-trabajo que adquirirá gran importancia en el
desarrollo paralelo de las doctrinas liberal y socialista. Los elementos constitutivos del precio real
de las cosas son, para Smith, el salario del trabajo, el interés del capital y el rendimiento de la
tierra. En torno a este "precio natural" oscila el precio del mercado que varía constantemente
según la oferta y la demanda.
Antimercantilista, Smith critica severamente la identificación de la riqueza con la moneda,
refutando el "bulionismo", la teoía de la balanza comercial, la creencia en la superioridad del
comercio interior en defensa de la libertad del comercio. No se puede decir que Smith sea en
sentido estricto un fisiócrata, porque superó esta posición, aunque defendió la teoría del "dejar
hacer, dejar pasar" en interés general.
Mente crítica y robusta, Smith fue el primero en hacer de la ciencia económica una ciencia en sí,
distinta de la moral, sin crear por eso antítesis entre ambas. La obra de Smith transformó
radicalmente la teoría de la economía en el siglo XVIII, al defender la idea de que la riqueza de
una nación procedía del trabajo de sus pobladores y no de sus reservas de dinero, como
afirmaban los mercantilistas, o de su producción agrícola, como sostenían los fisiócratas. De la
misma manera, aseveró que la división del trabajo podía aumentar la productividad de éste
y defendió la idea de que los precios eran el mecanismo regulador que aseguraba el
equilibrio entre la oferta y la demanda. Con estas teorías, Smith sentó las bases del
pensamiento económico capitalista.
Teoría del valor-trabajo
La teoría del valor-trabajo (TVL, también teoría laboral del valor o TLV) es una teoría que
considera que el valor de un bien o servicio depende de la cantidad de trabajo que lleva
incorporado.
Adam Smith consideraba que el trabajo era la unidad de medida exacta para cuantificar el valor.
Para él, el valor era la cantidad de trabajo que uno podía recibir a cambio de su mercancía. Los
bienes podían aumentar de valor, pero lo que siempre permanece invariable es el trabajo, o sea el
desgaste de energía para producirlos, siendo entonces el trabajo el patrón definitivo e invariable
del valor. Se trata de la teoría del valor comandado o adquirido. Aunque no era el factor
determinante de los precios, estos oscilaban hacia su precio de producción gracias al juego de la
oferta y la demanda.
Pero Adam Smith no logra explicar correctamente según la teoría del valor trabajo los conceptos
de beneficio y renta por lo que desarrolla una segunda : Teoría de los costes de producción. Los
problemas que le surgieron a su teoría original en la que el valor de las mercancías estaba dado
por la cantidad de trabajo incorporado en ellas son :
En el mercado no se puede saber cuánto trabajo incorporado tiene una mercancía.
Si el trabajo es la fuente de valor de las mercancías, el que cristalice el valor, el obrero debería ser
el que se vea beneficiado de éste.
Posteriormente David Ricardo desarrolló una teoría del valor-trabajo incorporado en su obra
Principios de economía política y tributación (1817). Continuando a Smith, adopta la primera de
sus dos teorías del valor y trata de explicar cómo funciona el beneficio en la sociedad capitalista,
además, critica la definición que este daba sobre el patrón invariable que era el trabajo. El valor
del trabajo, explica, también varia. Según lo expuesto por Adam Smith, las mercancías varían de
valor pero el trabajo no, siendo el trabajo desgaste de energía, el aumento o reducción de costos
de bienes de subsistencia, demandarían mas trabajo para poder satisfacer las necesidades.
Es entonces que desacredita al trabajo como el valor invariable y desarrolla que la única
circunstancia que puede servir de norma para el cambio reciproco de diferentes objetos parece ser
la proporción entre las distintas clases de trabajo que se necesitan para adquirirlos.
Thomas Hodgskin, un socialista ricardiano, consideraba que la teoría ricardiana del valor-trabajo
tendría lugar en una economía estricta de libre mercado que hubiese provocado la desaparición
del capitalismo.
La teoría del valor-trabajo en Marx
La teoría del valor-trabajo se conoce principalmente por los estudios al respecto de Karl Marx, en
su obra El Capital, siendo un principio fundamental en el pensamiento económico del marxismo.
El valor de las mercancías
Marx parte de la base de que el valor de una mercancía está determinado por la cantidad de
trabajo socialmente necesario para producirla. Este trabajo socialmente necesario se refiere al
trabajo humano abstracto, es decir: gasto de esfuerzo físico y mental humanos,
independientemente de las características concretas del trabajo (alfarería, herrería, etc.). La
cantidad de trabajo se mide en tiempo, habitualmente en horas.
Sin embargo, no todas las personas trabajan igual, sino que su trabajo depende de su edad, de su
experiencia, su habilidad, su destreza, su forma de organizarse, etc. Si el valor de una mercancía
dependiese únicamente del tiempo individual que ha costado producirla, se llegaría a una
situación absurda, que cuanto más lento se trabajase, tanto más aumentaría el valor de la
mercancía resultante de ese trabajo. De esta manera se premiaría el despilfarro de trabajo y a los
trabajadores perezosos o poco hábiles. La economía sería mucho menos productiva: se perdería
el tiempo del productor para fabricar la mercancía, el tiempo del comprador, que necesita trabajar
más horas para adquirirla, en definitiva, tiempo de trabajo social.
Así pues, el valor de cambio de una mercancía no es igual al trabajo individual, sino al trabajo
socialmente necesario para producirla, siendo esto la cantidad de trabajo necesario en
condiciones medias de productividad en una determinada sociedad y en una determinada época.
Una segunda precisión se refiere al concepto de cantidad de trabajo. Como ya se ha explicado, la
cantidad de trabajo se mide en horas, pero tampoco se puede establecer un criterio
completamente unificador entre todos los trabajos, pues no todos los trabajos son iguales. Cabe
establecer la diferencia entre el distinto grado de cualificación que requieren distintos trabajos. Así,
no son equiparables los trabajos de albañil y arquitecto, pues no necesitan la misma cualificación.
Si ambos trabajos se remunerasen de la misma manera, esto implicaría que la cualificación no
produce un valor añadido al trabajo y sería inútil, por lo que nadie desearía adquirir una
cualificación profesional. Por ello es que Marx concibe las categorías de trabajo medio simple (el
que no requiere una capacitación extra respecto al nivel de educación medio) y el trabajo
complejo, que puede tomarse en cuenta como trabajo simple multiplicado.
El valor de la fuerza de trabajo y el valor generado por ella
En la sociedad capitalista la fuerza de trabajo es una mercancía como cualquier otra, por lo que su
valor es igual al tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla. O sea, el valor de los
bienes necesarios para la existencia del trabajador y su familia. Pero la fuerza de trabajo tiene la
particularidad respecto a las demás mercancías empleadas en la producción (maquinaria,
materias primas) de que puede traspasar a la mercancía un valor superior a su propio valor, un
plusvalor. Este plusvalor surge del plustrabajo o el trabajo más allá del necesario para reproducir
el valor de la fuerza de trabajo.
Para entender esto es clave entender la diferencia entre fuerza de trabajo y trabajo. El trabajo es
el empleo de la fuerza de trabajo. El capitalista que contrata a un empleado no compra su trabajo
sino su fuerza de trabajo. Como la jornada laboral se extiende (y para el capitalismo así es
necesario que sea) más allá del tiempo de trabajo necesario para reproducir el valor de la fuerza
de trabajo, tenemos un tiempo de plustrabajo, en el cual se genera un plusvalor apropiado por el
capitalista.
Síntesis
La teoría del valor de Marx no tiene como objetivo predecir el precio de las mercancías, sino
comprender las fuerzas principales que regulan el intercambio de las mercancías. En el caso
particular de la mercancía "fuerza de trabajo", la ley del valor sirve para explicar el origen de la
ganancia capitalista: el plusvalor.
Actualidad
En la actualidad existen distintas corrientes marxistas, que hacen diferentes lecturas, de la teoría
del valor del trabajo en Marx. Según la corriente mayoritaria, el valor de un producto, está formado
por las horas de trabajo efectivo, realizadas por personas de capacidad media que han sido
necesarias, para la creación de dicho producto. (el tiempo de trabajo socialmente necesario).
Diversas escuelas económicas han criticado esta teoría, por considerar que es imposible
determinar cuál es el trabajo efectivo y cuál es la capacidad media.
Según otra corriente, minoritaria dentro del marxismo, en la que se puede encontrar al economista
Diego Guerrero, el valor trabajo se limita a los valores de producción.
Mientras que para algunos marxistas, el valor trabajo sólo existe en la sociedad capitalista, y no en
la socialista, para otros el valor trabajo debe emplearse para determinar el valor de los productos y
servicios en la sociedad socialista.
El autor mutualista Kevin Carson ha incluido en la teoría, algunos conceptos de las escuelas
marginalistas.
Otras corrientes marxistas, entre las que se puede encontrar al filósofo Felipe Martínez Marzoa, en
España, o al sociólogo Moishe Postone en Estados Unidos, consideran que las preocupaciones de
los economistas (como la determinación de los precios a partir del valor) desvían la atención sobre
el significado de la ley del valor en Marx. Desde esta perspectiva, es importante mantener la
distinción que aparece en El Capital entre "sustancia del valor" (tiempo de trabajo socialmente
necesario) y "valor" como intercambio de equivalentes realizado en el mercado. El trabajo efectivo
y la capacidad media no son determinables a priori, sino que se realizan y transforman de modo
continuado durante el intercambio.
La teoría del valor de Carlos Marx
«El capital», la célebre obra de Carlos Marx, es un libro tan formidablemente grueso que su autor no lo pudo acabar en vida, y quizá esta extensión desmesurada de un tratado sobre materia tan poco atrayente como la Economía ha mantenido a muchos curiosos alejados de los conceptos y teorías marxistas mientras razones de tipo político, muchas veces, les obligaban a manejarlos o criticarlas. Siguiendo en general el libro del profesor Robinson, «Ensayo sobre la economía marxista», vamos a exponer el contenido de la teoría del valor trabajo.
El valor de las cosas para Marx reside únicamente en el tiempo de trabajo dedicado a producirlas incluyendo en el mismo el utilizado para obtener los factores que requiere esa producción. La medida del valor se realiza por consiguiente en unidades de trabajo con la condición de que ese trabajo sea «socialmente necesario». En esa consideración ni los medios naturales como el hierro nativo o la madera de una selva virgen, ni el capital incorporan valor alguno al producto final.
Las alteraciones del valor así definido pueden producirse, porque los procesos técnicos, al acortar las horas de trabajo socialmente necesario produzcan un descenso del mismo, o también a través de la demanda que regula de hecho la necesidad social de la mercancía y por consiguiente determina un aumento o disminución en las horas de trabajo destinado a una producción determinada.
Bienes como los diamantes, cuya necesidad o utilidad es difícil razonar y cuyo valor de mercado sobrepasa ampliamente su valor intrínseco deben éste a la escasez, que obliga a emplear en su búsqueda un tiempo de trabajo suficiente para justificar los altos precios a que se pagan, pues para Marx el precio es el nombre en dinero del trabajo materializado en la mercancía, es decir, tal y como hemos venido definiéndolo hasta ahora, la medida del valor.
Este cambio de terminología nos lleva a la consideración del precio en la teoría marxista, concepto más resbaladizo que el del valor hasta ahora utilizado, pues si bien este último es susceptible de una construcción conceptual cuya habilidad en resolver los distintos problemas es garantía de
defensa, en cambio el precio se encara con realidades más complejas de las que no es posible en general hacer abstracción.
Para Marx el producto neto se divide en capital variable (v) que es lo que se paga por los salarios y plusvalía (p) o cantidad que resume ganancia neta, interés y renta. El capital constante (c), diferencia entre el producto bruto y el neto, comprende las instalaciones y las materias primas. Todas estas cantidades vienen medidas naturalmente, en tiempo de trabajo socialmente necesario.
Con estos elementos define Marx otras tres relaciones: grado de explotación P / V; capital por hombre empleado o composición orgánica del capital C / V, y tipo de ganancia del capital P / C+V. La primera representa el cociente entre el número de horas que un obrero trabaja gratuitamente en provecho del empresario y las que trabaja para sí mismo recibiendo una retribución. Es decir, si P / V : 2 en una jornada de 6 horas, trabaja 2 horas para sí y 4 para el patrón.
Las otras dos relaciones exigen ciertos supuestos que en este artículo suponemos implícitos para no alargarlo indebidamente.
Únicamente señalaremos que al incluir las instalaciones, cuyo periodo de desgaste es normalmente largo, y las materias productivas que desaparecen al acabar el ciclo productivo, más breve, utiliza dos cantidades no homogéneas con el tiempo lo cual habrá de tenerse presente.
De estas tres relaciones el grado de explotación y la ganancia del capital deben ser constantes en las distintas industrias, pues si no habría una huida de trabajo hacia donde P / V fuese menor y una concentración de capitales en aquellas industrias que permitiesen mayor ganancia.
Pero si, como hemos dicho, los precios corresponden a los valores, el producto neto de iguales cantidades de trabajo ha de venderse por la misma cantidad de dinero y la plusvalía por unidad de trabajo es igual en todas partes. Si además se corresponden precios y valores relativos el grado de explotación es constante en las distintas industrias, como habíamos supuesto. Lo que no puede ser igual es el capital por hombre empleado, ya que depende del volumen del mismo.
Expresado lo anterior en fórmulas quedará:
P = Cte. P/V = Cte. = H C/V = f [distinto en cada industria].
La ganancia por unidad será:
P / C+V = P/V / C/V+1 = K / f+1
Es decir, variará según las distintas industrias, inversamente al capital por hombre empleado, y no se cumple la segunda condición indicada, por lo cual se crea un estado de desequilibrio. En palabras del profesor Robinson, de acuerdo con la propia argumentación de Marx, la teoría del valor trabajo no puede darnos una teoría de los precios.
John Maynard Keynes
Nacimiento 5 de junio de 1883
Cambridge, Reino Unido
Fallecimiento 21 de abril de 1946 (62 años)
Nacionalidad británico
Alma mater Universidad de Cambridge
Ocupación Economista
Conocido por Macroeconomía, Keynesianismo, demanda agregada, oferta agregada
Título Primer Barón Keynes
Obras: Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
Para las teorías económicas de Keynes, véase keynesianismo.
John Maynard Keynes, primer barón Keynes (5 de junio de 1883 – 21 de abril de 1946) fue un
economista británico, considerado como uno de los más influyentes del siglo XX,1 cuyas ideas
tuvieron una fuerte repercusión en las teorías y políticas económicas.
La principal novedad de su pensamiento radica en plantear que el sistema capitalista no tiende a
un equilibrio de pleno empleo de los factores productivos, sino hacia un equilibrio que solo de
forma accidental coincidirá con el pleno empleo. Keynes y sus seguidores de la posguerra
destacaron no solo el carácter ascendente de la oferta agregada, en contraposición con la visión
clásica, sino además la inestabilidad de la demanda agregada, proveniente de los shocks
ocurridos en mercados privados, como consecuencia de los altibajos en la confianza de los
inversionistas. La principal conclusión de su análisis es una apuesta por la intervención pública
directa en materia de gasto público que permite cubrir la brecha o déficit de la demanda
agregada.1 Está considerado también como uno de los fundadores de la macroeconomía
moderna.
Keynes fue una personaje muy polifacético, que además de ser un economista teórico que cambió
la consideración de la macroeconomía en el siglo XX, desempeñó también múltiples puestos en el
mundo económico, fue profesor en la Universidad de Cambridge desde 1908, editor del Economic
Journal desde 1912, secretario de la Royal Economic Society, alto funcionario de la Administración
británica y negociador internacional en nombre de Inglaterra en diferentes ocasiones; trabajó
también en el sector empresarial, en la dirección de inversiones de una compañía de seguros, y
de asesor financiero del King´s College, del Banco de Inglaterra y del propio gobierno británico.
Dentro también del mundo de la economía fue gran aficionado a la historia económica y biógrafo
de grandes economistas. Fuera del mundo económico, durante sus estudios en la Universidad de
Cambridge se interesó por la matemáticas, estadística, filosofía, literatura y solo finalmente por la
economía. Fue también director y principal accionista del Teatro de las Artes de Cambridge y
mecenas del grupo de Bloomsbury, coleccionista de pintura moderna y bibliófilo de literatura
científica.
Comedor del King's College (Cambridge) Keynes estuvo muy vinculado a esta institución toda su
vida, en la que su padre impartía clases, donde Maynard realizó su estudios y donde
posteriormente fue profesor y también administrador financiero.
John Maynard Keynes nació en la ciudad de Cambridge, en una familia acomodada de reputado
nivel cultural. Sus padres eran John Neville Keynes, profesor de economía y filosofía en la
Universidad de Cambridge y Florence Ada Brown, una de las primeras mujeres que logró estudiar
en las universidades británicas, era una autora y precursora de la asistencia social que llegó a ser
alcaldesa de Cambridge en 1932.2 Su hermana Margaret (1885–1974) contrajo matrimonio con el
premio Nobel en fisiología Archibald Hill y su hermano menor Geoffrey Keynes (1887–1982) fue
cirujano y gran bibliófilo.
En 1897 obtuvo una beca para estudiar en Colegio Eton y en 1902, ingresó en el King's College en
la Universidad de Cambridge donde estudió matemáticas y teoría de probabilidades para
finalmente optar por los estudios de Economía, recibiendo clases de Alfred Marshall y Arthur
Pigou.3
Durante su estancia como estudiante universitario en Cambridge, frecuentó el grupo de los
llamados Apóstoles y de ahí pasó al denominado Círculo de Bloomsbury, grupo intelectual y
artístico, que proponía un nuevo orden social, contrario a los principios morales victorianos, del
que formaban parte entre otros el escritor Lytton Strachey, Leonard y Virginia Woolf o el pintor
Duncan Grant, con quien Keynes mantuvo una relación homosexual durante varios años.4 5 6
La fascinación homoerótica de Keynes por Sergéi Diaghilev le llevó a conocer en octubre de 1918
a Lidya Lopokova,7 una bailarina rusa de su compañía, con quien contrajo matrimonio luego de un
viaje por Taiwán.
El comienzo de su carrera
En 1906 fue nombrado funcionario público del Home Civil Service, siendo destinado a la Indian
Office donde acumuló un profundo conocimiento del sistema financiero indio, producto de su
estancia en este departamento escribió en 1913 "Moneda y finanzas en la India". Después de
considerar decepcionante su trabajo en esta oficina, renunció a su puesto en junio de 1908, para
trabajar en la Universidad de Cambridge en teoría de probabilidades. En 1909 consiguió una plaza
de profesor en la cátedra de Pigou de esta universidad. En 1911 fue nombrado editor de la revista
económica Economics Journal y durante los años 1913-14 fue miembro de la Royal commission
on Indian Finance and Currency.
A partir de 1916 comenzó a trabajar como consejero del Ministerio de Hacienda británico (HM
Treasury), entre sus responsabilidades se encontraba el diseño de los contratos crediticios entre
Gran Bretaña y sus aliados continentales durante la guerra, y los sistemas de adquisiciones
exteriores. En 1919, tras finalizar la primera guerra mundial formó parte de la delegación británica
en la Conferencia de Paz de París, puesto del que dimitió ese mismo año por estar disconforme
con el régimen abusivo de indemnizaciones y reparaciones que se imponían a Alemania. Sobre
este tema escribió, en 1919, el libro "Las consecuencias económicas de la paz", en el que
anunciaba las implicaciones y consecuencias de las condiciones económicas impuestas a
Alemania en el Tratado de Versalles.
El periodo de entreguerras
En 1919, regresó a la Universidad de Cambridge, pero compartía su tiempo entre sus estancias en
el domicilio familiar de la calle Harvey en Cambridge y el 46 de Gordon Square en Londres, ciudad
donde ejercía una intensa conjunto de actividades, fue miembro de varios consejos de
administración de empresas financieras y aseguradoras, dirigía el semanario Nation and
Athenaeum y Econoic Journal y participaba en el Consejo asesor económico del primer ministro
británico. Keynes también fue un inversor de éxito logrando hacerse con una gran fortuna
(después de afianzarse como economista ya que en su juventud sufrió grandes pérdidas que
debieron ser cubiertas por su padre). Durante el Crack del 29 casi queda en bancarrota, pero pudo
recuperarse en poco tiempo. Se le considera un gran bibliófilo, en especial por lo que respecta a
las ediciones originales de las obras de Isaac Newton. Estaba interesado en la literatura en
general y el drama en particular; se constituyó en empresario del Teatro de Artes de Cambridge,
labor en la que puso gran entusiasmo (cierto día que el portero estaba ausente se le pudo ver a él
mismo cortando las entradas en el hall). Gracias a esto, la institución se convirtió durante un
tiempo en el más importante escenario británico fuera de Londres. En 1925 contrajo matrimonio
con la bailarina rusa Lydia Lopokova.8
Bertrand Russell decía de Keynes que era la persona más inteligente que había conocido,
señalando que «cada vez que hablaba con Keynes, sentía que mi vida estaba en sus manos, y
rara vez no me hacía sentir un poco tonto». Otro conocido comentario que Keynes hizo a su mujer
fue que había «encontrado a Dios en el tren de las 5:15» cuando recibía a Ludwig Wittgenstein, el
protegido de Russell, para su estancia en Cambridge.
Muerte
Keynes murió de un infarto. Sus problemas cardíacos fueron agravados por la presión de su
trabajo en los problemas financieros internacionales de la posguerra. Su padre, John Neville
Keynes (1852–1949), vivió tres años más. El hermano de Keynes, Sir Geoffrey Keynes (1887–
1982), fue un distinguido cirujano, profesor universitario y bibliófilo. Sus sobrinos fueron el fisiólogo
Richard Keynes (nacido en 1919) y Quentin Keynes (1921–2003), aventurero y bibliófilo.
Carrera
El número 46 de Gordon Square, en Londres, residencia de Keynes, en esta ciudad, entre 1916 y
1946.
Tratado sobre probabilidad
Keynes publicó su Tratado sobre probabilidad en 1920, una notable contribución a las bases
matemáticas y filosóficas de la teoría de la probabilidad.
Tratado sobre la reforma monetaria
Atacó las políticas deflacionarias de los años 20 en un Tratado sobre la reforma monetaria de
1923, una incisiva argumentación sobre por qué los países deberían apuntar a la estabilidad de
los precios domésticos al tiempo de proponer el uso de tipos de cambio flexibles. En el Tratado
sobre el dinero de 1930 (en dos volúmenes) expone su teoría de tipo Wickselliana sobre ciclo de
crédito.
Teoría general del empleo, el interés y el dinero
Su obra central, la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, desafió el paradigma
económico dominante al momento de la publicación en 1936. En este libro Keynes presenta una
teoría basada en la noción de demanda agregada para explicar la variación general de actividad
económica, tales como las observadas durante la Gran Depresión de los años 30. Según su
teoría, el ingreso total de la sociedad está definido por la suma del consumo y la inversión; y en
una situación de desempleo y capacidad productiva no utilizada, «solamente» pueden aumentarse
el empleo y el ingreso total incrementando primero los gastos, sea en consumo o en inversión.
La cantidad total de ahorro en la sociedad es determinada por el ingreso total y, por tanto, la
economía podría alcanzar un incremento del ahorro total, aún si las tasas de interés se bajaran
para estimular los gastos en inversión. El libro abogaba por políticas económicas activas por parte
del gobierno para estimular la demanda en tiempos de elevado desempleo, por ejemplo a través
de gastos en obras públicas. El libro es a menudo visto como la fundación de la macroeconomía
moderna. Los historiadores concuerdan en que Keynes influyó en el New Deal del presidente
estadounidense Franklin Delano Roosevelt, pero discuten aún sobre el grado de dicha influencia.
Una política de gasto deficitario del tipo de la emprendida en el New Deal comenzó a efectuarse
en 1938, que había sido llamada pump priming, y había sido aprobada por el presidente Herbert
Hoover. Pocos economistas renombrados en los EE. UU. comulgaron con las ideas de Keynes
durante los años 30. Con el tiempo, sin embargo, sus ideas fueron más ampliamente aceptadas.
¿Cómo pagar la guerra?
En el año de 1942 Keynes era ya un economista ampliamente reconocido, hecho evidenciado en
su admisión en la Cámara de los Lores con el título de Baron Keynes de Tilton en el Condado de
Sussex, ubicándose en la bancada del Partido Liberal. Durante la Segunda Guerra Mundial,
Keynes argumentó en ¿Cómo pagar la guerra? (1940) que el esfuerzo bélico debería ser
mayormente financiado mediante el aumento de colonias en África y por mayores impuestos, en
lugar de gasto deficitario, para de esa manera evitar la inflación. A medida que la victoria aliada
parecía más segura, Keynes estuvo muy involucrado en las negociaciones que establecieron el
sistema Bretton Woods, en su papel de líder de la delegación británica y presidente de la comisión
del Banco Mundial. El plan de Keynes, referente a una Unión Internacional de Compensación
propuesta para un sistema de administración de divisas, involucraba un banco central mundial, el
Bancor, que sería responsable de una unidad mundial única de cambio. Sin embargo, el peso de
los EE. UU. en las negociaciones fue determinante para que el resultado final estuviera más
acorde a los planes de Harry Dexter White.
Obras menores
Keynes escribió Ensayos en biografía y Ensayos en persuasión, el primero aportando retratos de
economistas y otras personas notables, mientras que el segundo presenta algunos de los intentos
del autor de influir en los formadores de políticas durante la Gran Depresión. Keynes fue editor jefe
para el Economic Journal desde 1912.
Inversor
La brillante actuación de Keynes como inversor bursátil está demostrada por la información
pública del fondo que administró en nombre del King's College de Cambridge.
Desde 1928 a 1945, a pesar de recibir un gran golpe durante el Crack de Wall Street de 1929, el
valor del fondo de Keynes mostró un considerable crecimiento anual promedio de 13,2%,
comparado con un nivel general en el mercado del Reino Unido que se redujo en un promedio del
0,5% anual.
El enfoque generalmente adoptado por Keynes con sus inversiones lo resumió él mismo en:
1. Una selección cuidadosa de unas pocas inversiones considerando su bajo precio en relación a
su valor intrínseco actual probable, y el potencial en un período dado de años, y en relación a
otras inversiones disponibles en ese momento.
2. Una tenencia firme de estas relativamente grandes cantidades contra viento y marea, quizás
por varios años, hasta que, o bien han satisfecho la expectativa que se tenía sobre ellas o sea
evidente que su compra fue un error.
3. Una posición equilibrada de la inversión, es decir una variedad de riesgos a pesar de que las
tenencias individuales sean grandes, y riesgos contrapuestos si es posible (por ejemplo, una
tenencia de oro entre otras inversiones en acciones, ya que probablemente se moverán en
direcciones opuestas cuando haya fluctuaciones generales.
Keynes argumentó que:
Es un error pensar que uno limita sus propios riesgos diversificando mucho entre empresas de las
cuales uno sabe poco y no se tiene ninguna razón particular para confiar. (...) El conocimiento de
uno y su experiencia son en definitiva limitados y raramente hay, en cualquier momento dado, más
de dos o tres empresas en las cuales siento que puedo depositar una confianza completa.
Invertir es intolerablemente aburrido y demasiado exigente para cualquiera que esté exento del
instinto apostador; mientras que quien lo tiene debe pagar a esta propensión el precio adecuado.
Compañías industriales bien manejadas, como regla, no distribuyen el total de sus beneficios a
sus accionistas. En los buenos años, si no en todos los años, retienen parte de sus beneficios y
los reinvierten en sus negocios. Por ende hay un elemento de interés compuesto operando en
favor de una inversión industrial razonable.
Principales contribuciones al pensamiento económico
En su obra principal, Teoría general del empleo, el interés y el dinero, Keynes escribió sus
opiniones en lo referente al empleo, teoría monetaria, y el ciclo de comercio, entre otros temas. Su
obra dedicada al empleo se oponía a todo lo que los economistas clásicos habían enseñado.
Keynes decía que la causa real del desempleo era el insuficiente gasto en inversión. Él creía que
la cantidad de trabajo entregada es diferente cuando el decremento en los salarios reales
(el producto marginal del trabajo) se debe al decremento del salario monetario, que en el
caso cuando se debe a un incremento del nivel de precios, asumiendo que el salario
monetario se mantenga constante.
Se puede sintetizar su aporte en el concepto de que cuando la demanda deviene transitoriamente
más pequeña, ello puede tener como consecuencia, en determinados contextos institucionales, el
que la oferta también sea contraída; con lo que resultaría un nuevo equilibrio del mercado, pero
habiendo perdido el mercado mismo cierta magnitud entre ambos momentos.
En su teoría, el desencadenante de esos movimientos en la demanda y la oferta es el mercado de
capital; la demanda de capital transitoriamente deviene menor, a partir de lo cual la oferta de
capital le sigue mímicamente a la baja, en vez de mantenerse transitoriamente o aumentar
transitoriamente.
Al resolverse ambos movimientos, el de la demanda de capital y el de la oferta de capital, ambos a
la baja, el mercado como un todo vuelve a un nuevo equilibrio. Pero en éste, la cantidad de capital
aplicado será menor que antes, por lo cual la nueva proporción resultante entre los demás factores
de producción —trabajo y recursos— y el capital últimamente en el mercado, se alterará. Al
reducirse o retenerse parte del capital o ahorro de antaño, una parte de los otros dos factores
resultará excedente y no podrá más que quedar fuera del mercado; se realiza como un creciente
stock involuntario de estos otros dos factores. Todo esto sucede en el contexto de cierta
inflexibilidad en la información que se disemina y comunica, a partir de un marco institucional
dado; que queda más o menos anacrónico o extemporáneo a los giros en el mercado de capital,
que desencadenan luego el desempleo o la formación involuntaria de stocks de factores.
En su Teoría del dinero, Keynes dijo que los ahorros e inversión estaban determinados en forma
independiente. La cantidad destinada a ahorro tenía poco que ver con las variaciones en las tasas
de interés que a su vez tenían poco que ver con cuanto se destinaba a inversión. Keynes pensó
que los cambios en la cantidad destinada a ahorro dependían en la predisposición para consumir
que resultaba de cambios incrementales, marginales, al ingreso. Por tanto, la cantidad destinada a
inversión estaba determinada por la relación entre la tasa esperada de retorno sobre la inversión y
la tasa de interés.
Influencia de Keynes
Las teorías de Keynes fueron tan influyentes, aun al estar siendo disputadas, que todo un
subcampo de la macroeconomía llamada economía Keynesiana al día de hoy continúa
desarrollando y discutiendo sus teorías y las aplicaciones de estas. John Maynard Keynes se
interesó en diversos campos de la cultura y fue una figura central del llamado grupo de
Bloomsbury, conformado por prominentes artistas y escritores del Reino Unido. Sus ensayos
autobiográficos Two Memoirs se publicaron en 1949.
Crítica
Su obra de 1930 Tratado sobre el dinero (Treatise on Money) en dos volúmenes fue vista como el
mejor trabajo de Keynes por uno de sus más frecuentes oponentes intelectuales, Milton Friedman.
Friedman y otros monetaristas han argumentado que los economistas Keynesianos no prestan
suficiente atención a la estanflación y otros asuntos inflacionarios.
Friedrich von Hayek hizo una reseña del Tratado sobre el dinero tan dura que Keynes pidió a Piero
Sraffa que reseñara —y condenara no menos duramente— el propio trabajo de Hayek. El conflicto
Keynes-Hayek fue más que una de las batallas en la guerra entre Cambridge y la Escuela de
economía de Londres, fue precursor del enfrentamiento de las dos principales concepciones
liberales, contradictorias entre sí, dominantes desde el final de la II Guerra Mundial y hasta la
actualidad.
Ludwig von Mises
Henry Hazlitt ha escrito un libro llamado El fracaso de las nuevas economías (The Failure of the
New Economics), una detallada crítica capítulo a capítulo de la Teoría general de Keynes.9
¿Qué dice la teoría económica sobre el desempleo?
9 de mayo de 2011 |
Aunque el mercado del trabajo es uno de los problemas centrales que enfrenta cualquier
sociedad, la teoría económica dominante toma al mercado del trabajo igual que el mercado de los
tomates, como lo hacía hace 200 años. Y pese a que con frecuencia el mercado del trabajo
conlleva a una situación en la cual no sólo se dilapidan recursos humanos conducentes al
descalabro social (en el cual toda la creatividad se ve colapsada), la teoría económica considera al
mercado del trabajo un simple mercado más dentro del contexto de su equilibrio general. Y por la
teoría del equilibrio general walrasiano, ya sabemos que los desequilibrios económicos son
inexistentes o, a lo sumo, levemente transitorios. Esta transitoriedad depende, desde los tiempos
de Aristóteles, del ciclo económico dado por el auge en el período de las cosechas y el declive en
el de la siembra. Aparte de este desempleo cíclico, no existe otra forma de desempleo de acuerdo
a la corriente dominante de la economía, y a su carta magna: el equilibrio general walrasiano. Para
esta carta magna, todos los desequilibrios son transitorios dado que se resuelven
automáticamente por la vía de los precios, como indica la gráfica de la izquierda.
Puede parecer increíble, pero a lo largo de 230 años de teoría económica, el mercado del trabajo
es analizado igual que cualquier otro producto, igual que el mercado de las papas o los tomates.
Si en el mercado de arquitectos hay un exceso de oferta de arquitectos es sólo cosa de bajar el
salario de los arquitectos para equilibrar el mercado de arquitectos (gráfica de la derecha). Para
toda la corriente de la economía clásica y neoclásica, el mercado del trabajo se rige igual que
cualquier producto. Si hay exceso de oferta de trabajo, los salarios reales deben ir a la baja, y si
hay exceso de demanda, deben ir al alza, como ocurre con cualquier bien, sean tomates o
lechugas. Es tan poco lo que importa el tema del empleo a la teoría económica aplicada en la vida
real, que siempre se deja en manos del mercado. Una de las pruebas de la poca importancia que
se le da al tema del empleo, lo ejemplifica rotundamente la Academia Sueca con el Premio Nobel
de Economía. Sólo el año 2010 consideró oportuno destacar el trabajo que tres economistas
realizaron, hace cuarenta años (en 1970), sobre el tema del desempleo y las fricciones reales que
impiden los ajustes automáticos que plantea las teoría económica convencional. Cuatro décadas
debieron transcurrir para que se aceptara que el mercado del trabajo no es igual al mercado de las
papas, y que sus desequilibrios son persistentes. La teoría ha negado un hecho muy importante y
es que el desempleo se puede prolongar hasta el infinito.
Este tema, que debiera ser crucial para la sociedad en su conjunto, siempre encuentra obstáculos
para su desarrollo y no se considera el menoscabo social que produce el desempleo. Para la
teoría económica convencional, el desempleo ofrece la ventaja de ayudar a reducir salarios, como
muestra la gráfica de la derecha. En este post enfatizo el caracter transitorio del desempleo,
continuando la linea desarrollada en Líderes del mundo deben asumir que el desempleo es el
problema central de la economía, enfatizando que la teoría (que siempre actúa ex-post) no tiene
respuestas frente a este problema.
¿Cuáles son los aportes que la teoría económica hace frente al tema del desempleo?
Desde el primer tratado de economía escrito por Adam Smith en 1776, el mercado del trabajo se
considera igual que el mercado de los tomates: a mayor demanda, mayor precio. Smith esboza el
problema del empleo en el contexto de su teoría del salario, pero no constituye el objeto central de
su investigación. Para Adam Smith existe una estrecha relación entre la variación del salario y el
empleo, lo que puede sintetizarse en las siguientes afirmaciones:
1. Los salarios varían en proporción inversa a lo agradable del trabajo. (Es decir, mientras más
desagradable un trabajo, mejor salario, y viceversa).
2. Los salarios varían en proporción directa al costo de su aprendizaje. (Mientras más costoso en
tiempo y estudio, tiene mejor salario, por ejemplo: un médico).
3. Los salarios varían en proporción inversa a la continuidad del empleo (ningún otro trabajo es
más fácil de aprender que el del albañil). Su compensación la eventualidad del empleo.
¿Qué dice David Ricardo, sobre el mercado del trabajo, en 1818? Si Adam Smith escribe e la
alborada de la revolución industrial, David Ricardo comprueba sus efectos reales y advierte que
este desarrollo y la producción de maquinarias sustituirán al hombre como mano de obra. La
incorporación de las máquinas al proceso productivo requeriría una mano de obra menor, pero a la
vez, Ricardo cree que esa mano de obra sustituida encontrará trabajo más adelante en las nuevas
invenciones. Para Ricardo, la creación de nuevas maquinarias, al demandar mano de obra más
calificada, permitirá también aumentar la demanda de otros bienes que mantendrán estable la
demanda de trabajo, mientras la producción total y el ingreso significarán un beneficio neto para
toda la sociedad.
¿Qué dicen los neoclásicos sobre el mercado del trabajo?
El primer economista que analiza la situación del empleo es Alfred Marshall, el gran desarrollador
del modelo de oferta y demanda y para quien la oferta y la demanda, ―son las dos hojas de una
tijera‖. Marshall forma parte de la primera corriente económica que da un papel fundamental al
mercado, pues lo considera el mejor asignador de los recursos. Según la teoría de la competencia
y del laissez-faire, el desempleo se debe o a una interferencia nefasta del gobierno, o a las
prácticas monopolísticas generalmente también culpa del gobierno. Para Marshall y los
neoclásicos que le siguen, bastaría con que el gobierno se abstuviera de intervenir en los asuntos
económicos, incluyendo la legislación social, los subsidios, los derechos arancelarios, etc., y
dejara todo el campo abierto a la iniciativa privada y a la libre competencia del mercado, para
terminar automáticamente con el desempleo. La propuesta para terminar con el desempleo, según
los neoclásicos, es seguir la carta magna de la teoría económica. Así es como llama Schumpeter
al equilibrio general walrasiano, que predomina desde fines del siglo XIX hasta hoy. Aunque hay
que reconocer que Walras nunca ambicionó tal objetivo pues sólo buscó dar respuesta
matemática al problema que Adam Smith no pudo responder en su idea de la mano invisible.
Recordemos que la mano invisible de Adam Smith tiene un claro componente newtoniano.
Como presento en la gráfica de la derecha, para estos economistas el desempleo existe porque se
han alcanzado niveles de salarios demasiados altos, y este alto nivel de salarios es fruto de las
prácticas monopolísticas de los sindicatos; el desempleo es también culpa de los gobiernos por la
imposición de un salario mínimo. Si no existiera el salario mínimo podría haber empleo para todos.
Otra mirada al desempleo
El primer economista que toma en serio el problema del desempleo, es Arthur Cecil Pigou (1877-
1959). Pigou detecta que no todo lo que existe está dentro de la Caja de Edgeworth (la matriz de
Walras), sino que hay temas que requieren cuidado externo. Este importante economista fue un
gran investigador de los ciclos económicos, y fue el pionero en la economía del bienestar y del
desarrollo de los impuestos para corregir las externalidades. Es el creador del concepto de las
externalidades y su mportante aporte científico demuestra que no era un economista que creyera
que el mercado es la panacea. Pigou fue tal vez uno de los primeros en detectar las fallas del
mercado, y por eso es un economista que ha pasado al olvido. Todos los méritos sobre las
externalidades se los llevo Ronald Coase.
El otro economista importante que cuestiona esta tesis del empleo es John Maynard Keynes.
Keynes considera que la situación del pleno empleo es un caso particular de la economía, tal
como para Einstein la economía newtoniana es un caso particular de la física. Es interesante
constatar que así como Einstein logra diferenciar los efectos transitorios de los de mayor plazo, así
Keynes intenta diferenciar a la economía clásica y neoclásica con la economia real en su Teoría
General del Empleo, el Interés y el Dinero. Nótese que para este economista es el desempleo el
elemento central, junto al interés y el dinero, para la salud de la economía. Keynes murió en 1946
y aunque sus teorías se mantuvieron en carpeta hasta inicios de los años 70, la presión de
aquellos que pujaban por los siguientes dos elementos que señala Keynes: el interés y el dinero,
pudo mucho más.
Como señala el catedrático Julian Pavon en este post que titulé El nudo gordiano de la política
económica, las ideas de Keynes murieron en los años 70 con la crisis del petróleo. En el período
de Keynes no existían problemas derivados de la oferta dado que en su época todos los recursos
eran infinitos y el impulso de la industrialización y el desarrollo los amplificaban aún más. De esta
forma ideas como la escasez a lo Robert Malthus eran desacreditadas de inmediato. En los años
70, sin embargo, con la crisis del petróleo y el retorno a la idea de un mundo finito esto cambió, y
de ese cambio no se ha hecho cargo la teoría económica, ni los gobiernos de turno.
En El Blog Salmón | Líderes del mundo deben asumir que el desempleo es el problema central de
la economía, Los cómo y los por qué del colapso financiero
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TAGS: Desempleo, Empleo, Gobierno, teoría económica
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Comentarios
Yo tengo también una teoría, los expertos en economía más influyentes son y serán los que
tengan la capacidad de convencer a los legisladores de que, siguiendo sus teorías, se harán ricos
(los expertos desde luego, y, tal vez de rebote, los legisladores)
La economía no es ni será una ciencia exacta nunca, ninguna de sus teorías es universal ni
verificable objetivamente. Toda teoría puede funcionar y funcionará, mientras nadie la haga saltar.
Responder
9 may 2011 11:54↑↓ karma 88 (6 votos) | interesante
Respondiendo a #3:
9!Marco Antonio Moreno |
www.elblogsalmon.com/autor/marco-antonio-m
Auguste Cournot tiene el mérito de haber descubierto la Ley de la demanda que tiene un caracter
bastante universal; también el principio de la utilidad de Jeremy Bentham o la ley de los rendimieto
decrecientes para funciones homogéneas. Es cierto también que muchas se han prestado para el
abuso y para la obtención de ventajas que benefician a unos pocos y perjudican a la mayoría.
Responder
10 may 2011 06:19↑↓ karma 35 (1 voto) | normal
20INTERESANTE!Ramon Morata |
.El fantasma de John Maynard Keynes vuelve, profético, a Bretton Woods John Maynard Keynes
por David Levine "Olvidamos las lecciones de economía que nos enseñaron nuestros ancestros"
Will Hutton
Acechan los fantasmas en el Mount Washington Hotel de Bretton Woods, ubicado en la
hondonada de un valle asombrosamente silvestre y hermoso bajo el Monte Washington de New
Hampshire, aún cubierto de nieve incluso a primeros de abril. Están los espectros de los
delegados que se hicieron con el hotel en julio de 1944 para ultimar el acuerdo que creó el FMI y
el Banco Mundial en la conferencia económica internacional de mayor éxito jamás vista. Pero el
fantasma que ronda a todo aquel que tenga algo de sentido de la historia es el de John Maynard
Keynes, el mayor economista del siglo XX, jefe de la delegación británica.
Se dejó la salud tratando de conseguir el gran acuerdo de negociación. Un sistema comercial y
financiero mundial que combinara la apertura y la equidad, evitando por encima de todo el
proteccionismo que fue precursor del nazismo y la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de
nosotros consideraría el FMI, el Banco Mundial y casi siete décadas de paz y crecimiento del
comercio mundial, al menos hasta 2009, como un resultado bastante bueno, pero Keynes tenía la
impresión de que no había aprovechado suficientemente bien el momento único de la conclusión
de una guerra, cuando la gente estaba preparada para echar a un lado las diferencias nacionales
por el futuro bien común....."él quería reglas que reconocieran la interdependencia entre países y
crear instituciones globales y una moneda mundial que dejara espacio a los gobiernos para
maniobrar actuando con inteligencia y creatividad a fin de estimular el empleo, el comercio y el
crecimiento" http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4084 Sobre la ultima reunión Institute
for New Economic Thinking en el famoso hotel...
-- editado por última vez a las 15:46
Responder
10 may 2011 15:42↑↓ karma 78 (3 votos) | interesante
6INTERESANTE!berenguer |
Estimado Marco Antonio:
El peor defecto de estos teóricos, es que concebían a las personas como a los átomos, y se
pensaban que respecto de su comportamiento cabía aplicar el mismo modelo que por ejemplo a
las moléculas de CO2 . Esta discusión la tuve a menudo con mis compañeros marxistas de la
Facultad, cuando se atribuían la calidad de pensamiento " científico " a sus hipótesis. Otro fallo
que veo a estos economistas es su " occidencentrismo ", es decir, que contaban con tan sólo
Europa y Norteamérica para sus predicciones. Se pensaron que los brasileños seguirían toda la
vida bailando lambada y os chinos plantando arroz. Fenómenos como la descolocación se les
escaparon. Tercer fallo: fenómenos - no sé cómo expresarlos - psico - sociológicos. En primer
lugar, el " Status " que da trabajar en ciertos lugares , aunque ello implique cobrar una ínfima
cantidad, hacer un montón de horas sin ser compensado, etc. En segundo lugar, el " yo no he
estudiado una carrera superior y un máster para acabar de camarero " ; curiosamente, ya hubo
quienes hace cuatrocientos años nos acusaron a los españoles en este sentido: mejor aparentar
ser hidalgo y morir de hambre, que desempeñara oficios manuales. Y en tercer y último lugar, el
cambio de mentalidad de los que ahora ahora son padres. En los 80, en términos generales un
individuo de 30 años, por mucha titulación que tuviese , le habrían sacado de su casa a patadas si
se hubiera negado a trabajar, aunque fuera de ...........camarero. De aquí tenemos esos millones
de parados juveniles en correlación con otros millones de inmigrantes.
Responder
9 may 2011 14:42↑↓ karma 73 (3 votos) | interesante
Respondiendo a #6:
10!Marco Antonio Moreno |
www.elblogsalmon.com/autor/marco-antonio-m
Es interesante el punto. Espero escribir pronto u enfoque crìtico sobre el equilibrio walrasiano para