Tema 3. La construcción del régimen liberal en España, 1833-1875. I.E.S. Virgen del Puerto. A. Feijoo. Pág. 1 T T E E M M A A 3 3 . . L L A A C C O O N N S S T T R R U U C C C C I I Ó Ó N N D D E E L L E E S S T T A A D D O O L L I I B B E E R R A A L L E E N N E E S S P P A A Ñ Ñ A A , , 1 1 8 8 3 3 3 3 - - 1 1 8 8 7 7 4 4 . . ÍNDICE. EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868). 1.PARTIDOS POLÍTICOS: MODERADOS Y PROGRESISTAS. 1.1.. Los fundamentos ideológicos. 1.2.. El partido moderado. 1.2.1 Los moderados en el poder: Períodos de gobierno y obra política moderada. 1.3. El partido progresista. 1.3.1. Los progresistas e el poder: Períodos de gobierno y obra política progresista. 1.4. Otros partidos y movimientos políticos de la época. 2. LA I GUERRA CARLISTA: La regencia de Mª cristina, 1833-1840. 2.1. La construcción del sistema liberal entre 1833-1840. 2.2. La I guerra Carlista, 1833-1839. 3. ETAPAS POLÍTICAS DEL REINADO DE ISABEL II., 1843-1868. 3.1. La década Moderada, 1843-1854. 3.2. El bienio progresista, 1854-1856. 3.3. Segundo período moderado, 1856-1868. 4. EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874). 4.1. La Revolución de 1868: Causas, desarrollo y consecuencias. 4.2. La primera república y el cantonalismo: 1873-1874: 5. EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL. 5.1. La reforma agraria liberal en la España del siglo XIX. 5.2. Transformaciones económicas en la España del s. XIX: Industria, ferrocarril y banca. 6.- EXTREMADURA. Construcción del Estado Liberal, 1833-1875. 6.1.- El Sexenio Democrático en Extremadura: tensiones sociales y revueltas campesinas. 6.2. Transformaciones económicas en Extremadura durante la etapa isabelina: aspectos agrarios, transportes y comunicaciones. E E L L R R E E I I N N A A D D O O D D E E I I S S A A B B E E L L I I I I ( ( 1 1 8 8 3 3 3 3 - - 1 1 8 8 6 6 8 8 ) ) . . 1. PARTIDOS POLÍTICOS: MODERADOS Y PROGRESISTAS. 1.1. LOS FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS. Entre 1833-1875 asistimos a la construcción del régimen liberal o burgués en España, imponiéndose el Nuevo Régimen al Antiguo Régimen, el Liberalismo al Absolutismo, con una transformación económica y social enorme. La alta burguesía controlará el poder económico y político, los vasallos se convierten en ciudadanos, aunque sin abandonar su condición de pobres proletarios o jornaleros. Podemos dividir el período en varias etapas: Regencia de María Cristina (1833-1840), Regencia de Espartero (1840-1843), Reinado de Isabel II (Década Moderada 1844- 1854, Bienio progresista 1854-1856, Segundo período Moderado 1856-1868), Sexenio Democrático (1868-1875).
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Tema 3. La construcción del régimen liberal en España ... · imponiéndose el Nuevo Régimen al Antiguo Régimen, el Liberalismo al Absolutismo, con una ... y dividiendo los impuestos
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Tema 3. La construcción del régimen liberal en España, 1833-1875.
Tema 3. La construcción del régimen liberal en España, 1833-1875.
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que pedían más reformas, obligó a la Regente a buscar apoyos con una política más liberal,
permitiendo el regreso de los exiliados liberales y sustituyendo a Cea Bermúdez por Martínez de
la Rosa (1834), antiguo liberal radical reconvertido en liberal moderado.
Martínez de la Rosa buscó el apoyo de la burguesía, pero
respetando los “derechos” de los grupos dominantes del
antiguo régimen. En 1834 se aprueba el Estatuto Real
(Carta Otorgada concedida por la Regente al pueblo, no
una Constitución aprobada democráticamente), que
contemplaba unas Cortes bicamerales compuestas por: a)
El Estamento de Próceres elegido por la Corona entre los
Grandes de España, Arzobispos, militares prestigiosos,
jueces, grandes propietarios, con un nivel de rentas de
60.000 reales mínimo. b) El Estamento de Procuradores
elegidos por sufragio censitario indirecto (16.000 electores, 0’15% de la población) y entre
candidatos con más de 12.000 reales de renta. Estas Cortes no eran un auténtico poder
legislativo, ya que se limitaban a proponer leyes que la Corona aprobaba o no, aunque el Estamento
de procuradores aprobaba los presupuestos. El Rey podía ejercer el veto absoluto sobre las
Leyes propuestas por las Cortes, el Presidente del Gobierno era nombrado por el Rey, aunque el
gobierno elegido por el Presidente si estaba sujeto a responsabilidades políticas ante Las Cortes.
Los liberales moderados apoyaron el Estatuto, mientras que los progresistas lo rechazaron.
Gobiernos progresistas de 1835 a 1837: Disolución régimen señorial y Constitución de 1837:
Ni Martínez de la Rosa ni el Conde de Toreno evitan las revueltas progresistas y populares en
1835: Creación de Juntas, organización de Milicias Locales como fuerza armada liberal, revueltas
en Andalucía o Barcelona (Los bullangues, asalto de la fabrica Bonaplata), e incendios de conventos
en Madrid con el asesinato de 80 frailes acusados de provocar la epidemia de colera de 1834. Los
revolucionarios pedían la convocatoria de Cortes, libertad de prensa, nueva ley electoral, extinción
del clero regular y creación de la milicia nacional. El Estamento de Procuradores destituye a
Martínez de la Rosa y nombra al progresista Álvarez Mendizabal en septiembre de 1835, que creó
las Diputaciones Provinciales, reclutó 100.000 hombres para la guerra carlista, convirtió la Milicia
Nacional en Guardia Nacional, y decretó la reforma de la propiedad de la tierra (Disolución del
régimen señorial, desvinculación de mayorazgos, y desamortización eclesiástica, por decretos de
1835 y 1837).
En mayo de 1836 Isturiz sustituye
a Mendizábal, y en Agosto
Calatrava accede al gobierno
después de la rebelión de los
Sargentos de La Granja.
Restablece la Constitución de 1812
e inicia la redacción de la
Constitución de 1837, mientras
Mendizábal, como ministro de
Hacienda, continua su tarea de
reforma jurídica de la propiedad
de la tierra y disolución del Antiguo
Régimen: con una sucesión de
Decretos y Leyes: Abolición de la
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Mesta, el diezmo, los privilegios gremiales, las pruebas de nobleza para acceder al Ejército y a la
Administración, al tiempo que se aprueba la libertad de industria y comercio, la libertad de
imprenta y la implantación de la Milicia Nacional. La Ley de señoríos de 1837 disuelve los señoríos
jurisdiccionales y territoriales, permitiendo a los señores conservar la propiedad de las tierras
señoriales, incluso las de los señoríos jurisdiccionales, salvo que los campesinos pudiesen
demostrar sus derechos de propiedad. El Decreto de Desvinculación abolió los mayorazgos, así
como los vínculos de las propiedades de la Iglesia o de los municipios, permitiendo vender y
repartir esas propiedades. La desamortización expropió las propiedades eclesiásticas para
venderlas en subastas públicas. Pretendía recaudar fondos para resolver la
crisis de Hacienda y costear la guerra carlista, aumentar la producción,
castigar el apoyo de la Iglesia al carlismo, y crear un grupo social favorable al
Estado Liberal (compradores de bienes desamortizados). Los diferentes
decretos de abolición de órdenes religiosas, de desamortización, etc., se
completaron con la Ley de 19 de febrero de 1936 que nacionalizó los bienes
del clero secular y ordenó subastarlos públicamente.
La CONSTITUCIÓN DE 1837 fue redacta por una Comisión presida por
Agustín Argüelles, con sólo 77 artículos, inspirada en la de 1812, e intentó
recoger principios progresistas y moderados. Las Cortes (Congreso y Senado,
con un banco azul para los ministros) tenían la iniciativa legislativa. El
Congreso se elegía por sufragio censitario (4% población o 400.000 electores sobre 15 millones)
cada 3 años y el Senado sería elegido por el Rey de entre una lista triple de diputados elegidos
por los electores de cada provincia. El Rey tenía veto legislativo absoluto y nombraba a los
ministros. Contempla la igualdad jurídica de todos los ciudadanos, libertad de imprenta,
inviolabilidad del domicilio, y no prohíbe la práctica de otras religiones, aunque hace referencia a
la condición católica del pueblo español. Los Ayuntamientos, elegidos por sufragio censitario,
controlarían la Milicia Nacional compuesta por propietarios voluntarios.
Los moderados gobiernan después de las elecciones de 1837 e imponen un sufragio más
restringido, limitación de la libertad de imprenta, e intentan devolver bienes desamortizados al
clero o restablecer el diezmo, y a pesar de la victoria electoral progresista en 1839, el dominio
moderado en las Cortes, les permite aprobar la Ley de Ayuntamientos de junio de 1840 (El Rey
nombraría a los alcaldes de las capitales de provincia y los Gobernadores Civiles el resto de
Alcaldes), en contra del art. 70 de la Constitución, lo que provoca una insurrección progresista y
popular y la dimisión de Mª Cristina en octubre de 1840, cuando Isabel sólo tenía 10 años. .
2.2. LA I GUERRA CARLISTA, 1833-1839.
El testamento de Fernando VII provocó el levantamiento de los carlistas o partidarios de la
sucesión al trono de Carlos Mª Isidro, hermano de Fernando VII que ya lideraba a los absolutistas
más radicales desde 1825, provocando una guerra civil por la sucesión, pero sobre todo por
cuestiones ideológicas, forales, religiosas, enfrentamiento campo-ciudad, que enfrenta a los
partidarios del Nuevo Régimen contra los defensores del Antiguo régimen. Los carlitas o
tradicionalistas apoyan a Carlos Mª Isidro como Rey, frente a su sobrina Isabel como heredera
legitima desde que la Pragmática Sanción derogase la Ley Sálica: “No ambiciono el trono; estoy lejos de
codiciar bienes caducos; pero la religión, la observancia y cumplimiento de la ley fundamental de sucesión y la singular obligación de defender los derechos imprescriptibles de mis hijos... me esfuerzan a sostener y defender la corona de España del violento despojo que de ella me ha causado una sanción tan ilegal como destructora de la ley que legítimamente y sin alteración debe ser perpetuada. Desde el fatal instante en que murió mi caro hermano (que santa gloria haya), creí se habrían dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento habría sido traidor el que lo hubiese intentado, ahora será el que no jure mis banderas, a los cuales,
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especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares, haré los debidos cargos, cuando la misericordia de Dios me lleve al seno de mi amada Patria, a la cabeza de los que me sean fieles. Encargo encarecidamente la unión, la paz y la perfecta caridad. No padezco yo el sentimiento de que los católicos españoles que me aman, maten, injurien, roben ni cometan el más mínimo exceso...”(Comunicado de Carlos Mª Isidro, en Abrantes, el 1 de octubre de 1833.)
Los carlistas (tradicionalistas apostólicos) defienden el absolutismo y el Antiguo Régimen bajo el
lema “Altar y trono” y “Viva la Inquisición”, el régimen tradicional de la propiedad agrícola
(mayorazgos, vinculación señorial, etc.), el integrismo católico, y los Fueros como régimen jurídico
y administrativo particular que eximía de la fiscalidad madrileña y de las quintas, por ejemplo, a
algunos territorios. Les apoyan clérigos tradicionalistas, nobleza rural, pequeño campesinado rural
católico, defensores de los fueros del A. Régimen en Navarra y País Vasco, pequeños artesanos
urbanos afectados por el desarrollo de la economía capitalista, sobre todo en Navarra, País Vasco,
Cataluña, Aragón y Valencia, y países absolutistas como Austria, Rusia y Prusia.
La mayoría de la población respetará la legalidad vigente, pero llamamos isabelinos o liberales a los
que se identifican con Isabel y con las reformas políticas y económicas liberales: La mayoría de
los cargos de la administración y de la burocracia provincial y municipal, los miembros del ejército,
clases medias, financieros y comerciantes, profesiones liberales, alta nobleza, gran parte del
clero secular y la mayoría de los sectores populares. Recibirán el apoyo de
la Cuádruple Alianza (Francia, Gran Bretaña, España y Portugal). Mª
Cristina y su gobierno, encabezado por Cea Bermúdez, reaccionaron tarde
ante la rebelión carlista, pero rápidamente dejaron claras sus intenciones: “ Por una serie de hechos plenamente comprobados y demasiado decisivos, tengo la funesta incertidumbre de que el infante don Carlos María Isidro ha tomado una resolución hostil, aspirando a usurpar el trono a mi augusta hija doña Isabel II, en menosprecio de la ley fundamental y vigente del Estado, de la suprema voluntad del rey mi esposo (Q.E.P.D.) y del reconocimiento de la nación testificado solemnemente en Cortes (…) He determinado y mando por el presente decreto, que inmediatamente se proceda al embargo y adjudicación al Real Tesoro de todos los bienes de cualquiera especie, frutos, rentas y créditos … del expresado infante don Carlos (...)” ( Comunicado de la Regente, en el Palacio Real de Madrid, a 17 de octubre de 1833).
La primera guerra carlista se inició con el levantamiento de 1833 y se prolongó durante seis años
(1833-1840), con diferentes etapas en las que los carlistas lograron éxitos importantes, pero sin
ocupar nunca todo el territorio. Fundamentalmente utilizaron tácticas guerrilleras y las partidas
de soldados.
1ª Etapa, (1833-35): Iniciativa carlista liderados por Zumalacárregui, quién quería marchar sobre
Madrid, pero los principales dirigentes prefieren centrarse en el control del País Vasco y Navarra,
extendiéndose después hacia Aragón, Cataluña, Valencia y las dos Castillas. En el sitio de Bilbao
muere Zumalacárregui en 1835, finalizando las expansión carlista. La crueldad de la lucha lleva a
Gran Bretaña a proponer el Convenio Elliot sobre el respeto a los prisioneros de guerra (1835)
2ª Etapa, 1835-37: Las expediciones carlistas al sur del Ebro extienden geográficamente el
conflicto, pero fracasan en la conquista de las grandes ciudades (Madrid y Bilbao) y no encuentran
suficiente apoyo fuera de sus regiones originales. Espartero triunfa en la defensa de Bilbao y en
la batalla de Luchana en 1836.
3ª Etapa, 1837-1839: El carlismo se divide en Intransigentes (Don Carlos y Cabrera, apoyados por
el campesinado y el clero norteño, que se negaban a pactar cualquier rendición) y Moderados o
Transacionistas de Maroto, partidarios de un acuerdo de paz. Estos firmaron la Paz o Convenio de
Vergara (1839) con Espartero, reconociendo la victoria liberal a cambio del ingreso en el Ejército
Liberal de los oficiales carlistas y de la promesa de mantener los fueros vascos y navarros La
guerra continuó con Cabrera en el Maestrazgo hasta 1840.
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La guerra supuso más de 200.000 muertos sobre una población total de 13 millones, implicó la
definitiva inclinación de la monarquía isabelina hacia el bando liberal, y ratificó el protagonismo de
los militares, que se convertirán en lideres políticos que participan en el ejercicio del poder,
incluso alterándolo con sucesivos Pronunciamientos para cambiar el signo del gobierno según
conviniese. Los gastos de la guerra acabaron por arruinar las finanzas públicas, a pesar de los
ingresos procedentes de la Desamortización de Mendizabal de 1836.
El carlismo no desapareció de la vida política nacional, levantándose otra vez en la II Guerra
Carlista (1846 y 1849) al fracasar los intentos de casar a Isabel II con el primogénito D. Carlos
(Carlos VI de Borbón), con importantes combates en Cataluña. Entre 1872-1876 tendrá lugar la
III guerra carlista (Carlos VII) al no considerar el gobierno de Prim la candidatura de D. Carlos a
la corona española y elegir como Rey a Amadeo I de Saboya, desarrollándose sobre todo en el País
Vasco, Navarra y Cataluña, hasta su derrota con Alfonso XII en 1876.
3. ETAPAS POLÍTICAS DEL REINADO DE ISABEL II: 1843-68. El progresista Espartero gobernó entre 1839-43 después de obligar a Mª
Cristina a cederle la Regencia. Llevó a cabo numerosas reformas apoyado
por un grupo de militares (Los Ayacuchos), pero su gobierno autoritario le
privó del apoyo de las Cortes, incluidos los progresistas. El Tratado de
Libre Comercio con Inglaterra en 1841 provocó la rebelión de Barcelona y el
posterior levantamiento militar en Torrejón de Ardoz. En noviembre de
1843 se adelanta la mayoría de edad de Isabel y es proclamada reina con 13
años. Su reinado abarca la Década Moderada (1844-1854), el Bienio
progresista (1854-1856) y el segundo período moderado (1856-1868), y se
caracterizó por el falseamiento electoral, el apoyo a los moderados, la
Constitución a Constitución conservadora de 1845 que le permitía nombrar al jefe del gobierno, a
los ministros, y disolver las cortes. Habrá 51 gobierno, los moderados gobernarán la mayor parte
del tiempo, y los militares-políticos serán los protagonistas: Narváez, Espartero, O´Donnell, Prim.
Los progresistas recurrirán a pronunciamientos y rebeliones para acceder al poder.
Isabel II se casó en 1846 con 16 años, con su primo el Infante don Francisco de Asís, rechazando
la candidatura de Carlos Luis de Borbón, el conde de Montemolín, hijo de Don Carlos María Isidro.
No fue feliz (Decía que su esposo llevó a la noche de bodas más encajes que ella misma) y se
rumoreaban sus escarceos amorosos con el general Serrano, cantantes de moda (Obregón o
Marfori), etc., hasta que Isabel y Francisco de Asís se separaron en 1868 después de 12
embarazos y 4 hijos que sobrevivieron, entre ellos el futuro Alfonso XII
3.1. LA DÉCADA MODERADA, 1843-1854.
El 5 de diciembre de 1843 Luis González Bravo sustituye al progresista Olózaga en la Presidencia,
y suspende las Cortes entre el 27 de diciembre de 1843 y el 10 de octubre de 1844. Narváez le
sustituye el 3 de mayo de 1844. Recortan derechos y deberes (La Ley de Imprenta del 10-IV-
1844 impone la censura), persiguen a los opositores (Infinidad de fusilamientos), crean la Guardia
Civil, instauran el caciquismo electoral y la “colocación” de funcionarios amigos en puestos clave, y
eliminan la Milicia Según Pavón, crean “el régimen de los generales” (El Ejército gastaba más del
55% del presupuesto nacional y de él dependían el 95% de los empleados del gobierno). Jaime
Balmes escribe: “En algunos puntos, ni los jefes políticos, ni los intendentes, ni los alcaldes son
tales, ya que todas las funciones son absorbidas por un capitán general o un jefe militar”. Los
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progresistas desmantelaron el Antiguo Régimen y los moderados crearon un Estado liberal
conservador favorable a alta burguesía, Ejército, nobles terratenientes y políticos moderados.
Narváez (Loja, Granada) dirige el partido moderado y la política nacional. Llegó al poder con 44
años y destaca su llamado Gabinete Largo (1847-1851) Impuso el “orden” derrotando a los
carlistas (“guerra del matiners” en Cataluña en 1846-49), y sofocando los levantamientos
provocados por la crisis económica y la revolución de 1848. Solía decir: “¿enemigos? No tengo
ninguno. Los he fusilado a todos”. No evitó la escisión moderada (La Unión Liberal” de O`Donnell)
ni la radicalización progresista con la aparición del Partido Demócrata en 1849.
Entre 1851-52 el ultraconservador Bravo Murillo endurece la represión,
adopta una política económica muy restrictiva que no logrará sacar a España
de la crisis, e intenta reformar la Constitución de 1845 en sentido más
autoritario, provocando el rechazo de progresistas, moderados
descontentos y unionistas. Los gobiernos de Roncali y Sartorius, con
numerosos casos de corrupción, expropiaciones indebidas para el
ferrocarril, escándalos protagonizados por los amoríos de la reina, causarán
las revueltas populares y el levantamiento de 1854, conocido como la
Vicalvarada que darán el poder a los progresistas de Espartero, ahora
aliados con los moderados de la Unión Liberal.
La Constitución de 1845. Recoge los principios del liberalismo doctrinario y
garantiza un orden social, político y económico favorable a los intereses
hegemónicos de la oligarquía agraria y financiera: Soberanía compartida
entre Cortes y Rey (Disuelve Cortes, destituye al presidente, nombra
ministros, y sancionar las leyes); Cortes bicamerales (Congreso elegido por 5 años y Senado con
senadores vitalicios elegidos por la reina entre la élite social de ex políticos, altos cargos
eclesiásticos, nobles, militares); sufragio censitario (votaba el 1% de la población o 160.000
electores frente a los 400.000 de la Constitución del 37) sobre una población de 15 millones) y se
falseaban con prácticas caciquiles controladas por el ministro de Gobernación; confesionalidad
católica del Estado; y alcaldes y presidentes de Diputaciones nombrados por el Rey
La obra legislativa moderada: Además de la Constitución de 1845, los moderados llevarán a cabo
una amplia labor legislativa para implantar un Estado liberal conservador, inspirado en el
liberalismo doctrinario:
1. Control político mediante la Ley de Imprenta que restablece la censura, el depósito dinerario
para los responsables de periódicos y el sometimiento de los delitos de opinión a Tribunales
ordinarios. El caciquismo garantiza el triunfo electoral. La Guardia Civil fundada por el Duque
de Ahumada (Decreto del 28-3-1844, reformado por el del 13-5-1844, que ya firmará Narváez),
como cuerpo de seguridad militarizado y jerarquizado, aunque no integrado en el Ejército,
garante del orden, la seguridad y la propiedad privada. La Guardia Civil sustituye a los cuerpos
regionales de orden público (migueletes, somatenes o mozos de escuadra catalanes) o a la
Milicia Nacional de los progresistas, para acabar con el bandolerismo endémico y las revueltas
campesinas. Imitando a la Gendarmerie francesa, pronto sumará unos efectivos de 12.000
hombres.
2. Centralización administrativa: Por la Ley de Administración Local (1845) se mantiene el
régimen foral y los alcaldes de localidades mayores de 2.000 hbts. Son nombrados por el
gobierno y el resto por los Gobernadores Civiles. El reclutamiento o quintas se extiende a las
comunidades forales, y los Gobernadores provinciales tendrán grandes atribuciones económicas,
políticas y judiciales. La Administración Central se organiza en Ministerios, y Bravo Murillo
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impusó las oposiciones para acceder a la función pública desde 1852. El Ejército centraliza la
defensa nacional, una vez expulsados los elementos más liberales (1.200 oficiales). En el orden
judicial se creó el Tribunal Supremo, se aprobó el Código Penal (1848) y el Proyecto de Código Civil de 1851, finalmente aprobado en 1899
3. Reforma fiscal de Alejandro Mon en 1845: Abundando en las reformas de López Ballesteros a
finales de los años 20 (Creación de la Bolsa, Tribunal de Cuentas y Banco de San Fernando),
creó un sistema fiscal más racional, uniforme y equitativo, suprimiendo los privilegios fiscales
particulares y regionales aun vigentes, y dividiendo los impuestos en directos (Inmuebles,
actividades industriales, comerciales y agrícolas (repartido por Ayuntamientos, quienes los
distribuían por vecinos según riqueza), impuestos indirectos (Aduanas, Consumos, Timbres,
transmisión de bienes), e impuestos especiales (Tabacos, Lotería y Sal). No se cubrieron los
gastos del Estado, aumentando la Deuda Pública y su financiación con impuestos indirectos y
prestamos.
4. Reformas educativas y religiosas: José Pedro Pidal, inspirándose en Francia, diseña un plan
educativo aprobado con la Ley Moyano de 1857: Primaria o elemental, Segunda Enseñanza en los
Institutos, y universitaria dividida en 10 universidades con nuevas especialidades (Sólo la
Madrid Central podía expedir el título de Doctor). Se adoptará el Sistema Métrico Decimal de
pesos y medidas, se construyen las primeras líneas férreas
de Barcelona-Mataró (1848) y Madrid- Aranjuez (1853). En
1851 Bravo Murillo firmó el Concordato con la Santa Sede:
La Iglesia aceptaba las desamortizaciones ya realizadas a
cambio de la devolución de los bienes aun no vendidos,
confesionalidad del Estado, concesiones educativas (religión
en la escuela, supervisión de los contenidos educativos), y el
Estado asumirá los sueldos de los clérigos
5. Política económica: La política económica proteccionista
beneficia a la agricultura terrateniente y a la alta burguesía
comercial e industrial. La crisis económica de finales de los
40 evidenció los problemas de una agricultura de subsistencia en el norte y latifundista en el
sur, con un mercado interno poco interrelacionado y escaso, y con una industria que no había
despegado, salvo en algunos puntos Cataluña, País Vasco y Asturias.
3.2. EL BIENIO PROGRESISTA, 1854-1856.
El Pronunciamiento de los generales moderados Dulce y O´Donnell en 1854
(Alcalá de Henares) fracasó en la batalla de Vicálvaro. Publican el
Manifiesto de Manzanares (17-6-1854) redactado por Cánovas del Castillo,
prometiendo acabar con la “Camarilla real”, rebaja de impuestos,
ampliación sufragio, autonomía municipal, Milicia Nacional, libertad de
imprenta..., para lograr el apoyo progresista y popular. Aparecen
barricadas en Madrid, Barcelona, Valladolid, Valencia, bajo el lema «Pan,
trabajo y Espartero», y logra el apoyo de militares progresistas como
Serrano. La Junta de Madrid se convierte en Gobierno e Isabel II nombra
a Espartero Presidente y a O’Donnell, líder de la Unión Liberal, Ministro de
la Guerra.
Se restablece la Constitución de 1837, se celebran elecciones a Cortes
mediante un sufragio más amplio, y se inicia la redacción de la Constitución
“non nata” de 1856 (Nunca llegó a aprobarse en Cortes), que contemplaba Soberanía nacional, más
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derechos y libertades (Libertad de culto, libertad de imprenta, reunión, asociación), limitaba el
poder de la Corona pero mantiene derecho de disolución de las Cortes y veto legislativo, Cortes Bicamerales con un Senado electivo, ayuntamientos democráticos, etc. Se restablece la Milicia
Nacional y los Jurados para delitos de Imprenta.
En 1855 Pascual Madoz decretó la Desamortización General de bienes de la Iglesia, Beneficencia,
Obras Pías, Instituciones educativas, Hospitales, Ordenes Militares,
y bienes comunales y de propios de los Ayuntamientos. Se desarrolló
hasta 1924 con el Estatuto Municipal de Calvo Sotelo. Los grandes
beneficiados son los campesinos ricos, la burguesía, e incluso la
nobleza. Los más perjudicados serán los más pobres y las
Instituciones que pierden sus propiedades. Aumenta la producción
pero no la productividad, no se soluciona el latifundismo ni el
jornalerismo, y el Estado logrará unos ingresos que destinará a la
amortización de Deuda, pero no acabará con la misma, y a financiar el
ferrocarril, pero tampoco será suficiente.
Continuando con el proceso de creación del sistema capitalista (López
Ballesteros con Fernando VII, Desamortización de Mendizábal en
1836, reformas de Alejandro Mon en 1845), en el Bienio se aprueba
la Ley Bancaria de 1856 y la creación del Banco de, la Ley de de
Bancos de Emisión y Crédito liberalizando el crédito para canalizarlo hacia la industria; la Ley de
Ferrocarriles de junio de 1855 que permite la inversión extranjera y la construcción de 6.124 Km
férreos hasta 1875 por empresas como Ferrocarriles del Norte (Banca francesa de los Pereyre) y
la MZA de los Rottschild y los «Ferrocarriles andaluces y del Oeste» de la banca Prost francesa.
La crisis económica y agrícola provoca levantamientos populares y la primera huelga general
obrera de la historia en Barcelona y Zaragoza en 1855.
O´Donnell sustituye a Espartero en la presidencia y disuelve
en 1856 la Milicia Nacional, reprime las revueltas, y
restablece la Constitución de 1845 por decreto.
3.3. SEGUNDO PERÍODO MODERADO, 1856-1868.
Los moderados gobiernan con Narváez hasta la victoria
electoral de Unión Liberal de O´Donnell (Partido creado por
los más conservadores de los progresistas y los más
progresistas de los moderados: O´Donnell, Martínez de la
Rosa, Alejandro Mon o Evaristo San Miguel). El caciquismo
electoral repartirá el poder entre moderados y unionistas,
relegando a los progresistas a la oposición continúa, y a
demócratas, republicanos o carlistas, a la clandestinidad. Los
carlistas se levantan en armas en 1860 desembarcando en San
Carlos de la Rápita, los progresistas se exilian después de los
intentos de pronunciamiento de 1865, y el pueblo constantemente se amotinará contra las quintas
y los consumos. La economía crece con la construcción ferroviaria, inversiones extranjeras,
desarrollo financiero y explotación minera, pero sólo beneficia a los ricos, y la crisis de 1866
causa paro y miseria..
Tema 3. La construcción del régimen liberal en España, 1833-1875.
I.E.S. Virgen del Puerto. A. Feijoo. Pág. 15
Entre 1856-58 O`Donnell restablece la
Constitución de 1845 con un Acta Adicional
que amplía el sufragio, permite elegir a los
Alcaldes de ciudades mayores de 40.000
hbts. y contempla el juicio por jurado, pero
mantendrá la represión contra
revolucionarios y disuelve la Milicia
Nacional. La Ley Moyano de Educación
implanta un régimen educativo de Primaria
obligatoria, Secundaria y Enseñanza
universitaria. En 1858 vuelve Narváez al
poder, suprimiendo el Acta Adicional de la
Constitución e interrumpiendo la ejecución
de la Ley de Desamortización de Madoz.,
pero O’Donnell recupera el poder a fin de año e inicia su llamado gobierno largo (1858-1863). Es
un período de estabilidad y crecimiento basado en la construcciones de muchas escuelas de
primaria, institutos provinciales y colegios religiosos, un importante impulso de la enseñanza
universitaria, el crecimiento económico textil catalán gracias a un arancel proteccionista, la
construcción ferroviaria y el desarrollo siderúrgico vasco con los Altos Hornos de Ibarra en
1860, que sustituirá el liderazgo siderúrgico de Asturias y Málaga.
O’Donnell impulsa la expansión territorial interviniendo en México (1861-1862) en colaboración con
Francia y Gran Bretaña, cuando Juárez no reconoce la Deuda y expulsa al embajador español,
hasta que en 1862 Prim firma con Juárez la Convención de Soledad, mientras Francia nombra a
Maximiliano emperador de México hasta su ajusticiamiento en 1867. Los continuos ataques
marroquíes a bases españolas “justifican” la guerra marroquí de 1859-60, con las victorias
españolas en Wad-Ras (O’ Donnell) y Los Castillejos (Prim) en 1860, y la firma del tratado de
Tetuán, por el que obtenemos territorios en Ceuta e Ifni, y una indemnización de 400.000 reales.
En Indochina, con Francia, interviene para defender a los misioneros católicos, logrando que
reconozcan la libertad religiosa, una indemnización de guerra, y libertad de comercio (1857-1863),
aunque será Francia la que establezca un imperio colonial en la zona. A todo esto se añade una
absurda intervención militar en las costas del Perú, conocida como la guerra del Pacífico.
Entre 1863-68 los moderados controlan el poder mediante la represión de progresistas,
demócratas, republicanos y Movimiento Obrero. El descrédito de Isabel II, la crisis económica
de 1865-68, las malas cosechas, provocan miseria y reacciones violentas contra los gobiernos
moderados, como la Matanza de la Noche de San Daniel (1865) que reprime a los universitarios
que apoyaban a Castelar (apartado de la Cátedra por sus ideas democráticas), y la rebelión de los
sargentos del Cuartel de San Gil en 1866. El Pacto de Ostende de 1866 (demócratas,
progresistas y unionistas) se firma para derrocar a Isabel II y a los moderados, y se ejecutará
con la Revolución de 1868 o “la Gloriosa”, que provoca el fin del régimen y la caída de Isabel II.
4.- EL SEXENIO DEMOCRÁTICO: (1868-1874). 4.1. LA REVOLUCIÓN DE 1868: CAUSAS, DESARROLLO Y CONSECUENCIAS.
LAS CAUSAS de la revolución hay que buscarlas en la crisis de finales de los años 60: La crisis
económica de 1866 provocó el hundimiento de la bolsa de Viena y posteriormente del resto. Se
hunden las finanzas y con ello la financiación empresarial y ferroviaria. El paro se dispara y las
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malas cosechas provocan hambre por la carestía de los alimentos. Las protestas violentas contra
el paro, el precio del pan, el impuesto de consumos y el reclutamiento de quintas, aumentan sin
cesar.
La crisis política, provocada por el descrédito de Isabel II, la corrupción y la adulteración
electoral, ya había ocasionado incidentes como la referida Matanza de la Noche de San Daniel, la
rebelión de los sargentos del Cuartel de San Gil, y la firma del Pacto de Ostende. La inestabilidad
y los desordenes llevarán al ocaso final del régimen moderado con la Revolución de 1868.
El 18 de septiembre de 1868 se inicia la revolución de 1868
con un pronunciamiento militar liderado por Prim y el
almirante Topete en Cádiz, bajo la dirección del general
Serrano. Los Voluntarios de la Libertad crean Juntas
revolucionarias al grito de ¡Viva España con honra; abajo los
Borbones!. Los revolucionarios reclaman libertad,
Soberanía Nacional, Estado laico, Sufragio universal,
Supresión de quintas y consumos, Cortes constituyentes, y
los más radicales un sistema republicano. La victoria en la
batalla del Puente de Alcolea (Córdoba. 26-28 septiembre)
obliga a Isabel II a exiliarse a Francia (en 1870 abdicó en su hijo Alfonso XII y murió en 1904).
La Junta Provisional Revolucionaria se hará cargo del gobierno, presidida por Pascual Madoz,
primero, y Joaquín Rodríguez de la Peña después, hasta que el 3 de octubre se forma el Gobierno
Provisional del unionista general Serrano.
EL GOBIERNO PROVISIONAL DE SERRANO, 1868-1871:
Serrano intenta moderar la revolución y forma un gobierno de progresistas y unionistas (Prim,
Topete, Sagasta), marginando a demócratas y republicanos, y desmantelando a
los Voluntarios de la Libertad (Milicia Nacional). Se apuesta por una legislación
progresista: Libertad de asociación e imprenta, sufragio universal masculino
para mayores de 25 años, libertad de cultos y disolución de los jesuitas,
democratización de Ayuntamientos y Diputaciones, emancipación de los hijos
de esclavos, etc. Se impone el librecambismo económico: Aprobación del
arancel Figuerola de 1869, creación de la peseta como moneda única del
Estado, la Ley de minas (1871) nacionalizando las riquezas del subsuelo,
supresión del impuesto de consumos, etc. Estas medidas intentaban favorecer
las inversiones extranjeras para impulsar la economía y serán muy beneficiosas para la burguesía
industrial catalana y la minería y siderurgia vasca.
Las elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal dividen las Cortes en múltiple
grupos políticos: Carlistas (18 diputados); isabelinos de Cánovas (14) apoyados por la burguesía
agraria latifundista; progresistas (159) de Prim, Sagasta, Olózaga, Ruiz Zorrilla, que defendían
una monarquía constitucional sin Isabel II; unionistas (69); , republicanos
federales (69) y unitarios (2) de Figueras, Castelar y Pi i Margall; y
demócratas de José Mª Orense (20).
La constitución de 1869 puede considerarse la más democrática hasta
ese momento: Amplios derechos y deberes, división de poderes
(Legislativo con dos cámaras electivas, ejecutivo representado por un
Rey constitucional, y judicial con tribunales por jurado), libertad religiosa, sistema político
monárquico constitucional, sufragio universal masculino, etc.
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Serrano conseguirá aprobar la constitución, pero debe hacer frente a la exigencia constitucional
de buscar un Rey para España, al inicio de la independencia cubana con la llamada Guerra Larga
(1868-1878), a la aparición de las primeras organizaciones obreras, a una nueva insurrección
carlista, y a diversas insurrecciones republicanas.
Tras la aprobación de la Constitución, Serrano es nombrado Regente y Prim presidente del
gobierno (8-VI de 1869 a 27-XII de 1870). La Ley Orgánica del Poder Judicial suprime los
tribunales especiales, limita la jurisdicción eclesiástica y militar, y establece la jerarquización de
los tribunales (Supremo, Audiencias, Partido e Instrucción). Se reforma el Código Penal y se pone
en marcha la legislación económica de Figuerola. La insurrección carlista, cubana, y la búsqueda de
Rey, complicarán la vida política. Había varios candidatos: Duque de Montpesier, Leopoldo de
Hohenzollern, Francisco de Portugal, Amadeo de Saboya, Carlos IV. La elección, además, se vio
envuelta en un conflicto internacional entre Francia y la recién creada Alemania, por lo que Prim
optó por Amadeo I como candidato neutral. Llegará a España el 30-XII-1870, tres días antes del
asesinato de Prim en la C/ del Turco de Madrid. El unionista Topete le sucede en el gobierno y
Amadeo asume la Jefatura del Estado una vez nombrado Rey por las Cortes en enero de 1871.
LA MONARQUÍA DE AMADEO DE SABOYA, 1871-1873.
Amadeo contaba con el apoyo de progresistas y unionistas, y la oposición de isabelinos, carlistas y
republicanos, manteniéndose la población indiferente. La coalición gubernamental (progresistas,
unionistas y demócratas) entro en crisis cuando los radicales de Ruiz Zorrilla se aliaron con los
demócratas y los constitucionalistas de Sagasta se aliaron con los unionistas. Se suceden 6
gobiernos distintos (Serrano, Ruíz Zorrilla, José Malcampo, Pratxedes Mateo Sagasta, Serrano y
Zorrilla, finalmente), además de tres elecciones.
Demasiados partidos e ideologías. La derecha carlista de Nocedal mantenían su neocatolicismo
integrista, foralismo, y a Carlos VII como candidato a la corona, hasta que en 1872 declaran la
III Guerra Carlista. El Partido Alfonsino de Cánovas
(fieles a Isabel II) logran la cesión de los derechos a la
corona de Isabel a su hijo Alfonso, apoyado por
terratenientes, nobleza e Iglesia. En el centro están los
constitucionalistas defensores de la Constitución de
1869 y de Amadeo I, con los Unionistas de Ríos Rosas,
los Progresistas de Sagasta, y los Radicales de Ruiz
Zorrilla, y todos ellos defendía la monarquía
constitucional, soberanía nacional y libertades civiles, con
importantes apoyos entre la burguesía financiera e industrial, las clases medias urbanas y el
Ejército. En la izquierda estaban los republicanos Federalistas Benévolos de Pi y Margal, que
respetaban la legalidad, los Intransigentes de Orense, que defendían la insurrección armada, y los
Unitarios de Castelar que defendían el centralismo. Los republicanos demandaban una auténtica
separación Iglesia-Estado, democracia liberal con profundas reformas sociales, y tenían un gran
apoyo entre la pequeña burguesía, las clases populares urbanas y buena parte de la clase obrera.
El 10 de febrero de 1873 Amadeo I abdicó ante la inestabilidad política, la III Guerra carlistas,
las insurrecciones republicanas federales, la Guerra de los 10 Años en Cuba con el enfrentamiento
entre esclavistas y antiesclavistas y los partidarios de una autonomía gubernativa para Cuba y los
que pretendían mantener el dominio español intacto, y los numerosos motines populares contra las
quintas y el impuesto de consumos. (VIDEO QUINTAS).
La revolución de 1868 no logró la estabilidad política ni la integración de las clases populares en su
proyecto: No mejoró el nivel de vida, no suprimió las quintas, ni y el Impuesto de Consumos. La