Tema 3
Tema 3. El reinado de Fernando VII (1814 -1833):
Absolutismo versus liberalismo.
La Restauracin del absolutismo (18141820)
1. El regreso de Fernando VII.
El retorno de Fernando VII a Espaa, tras firmar el Tratado de
Valencay con Napolen, supuso un giro brusco en la evolucin de los
acontecimientos polticos. Representando, adems, la ruptura con el
proceso iniciado con las Cortes de Cdiz y el restablecimiento del
modelo poltico del Antiguo Rgimen. Fruto del contexto blico vvido
en la Pennsula son las tensiones polticas que derivan en la divisin
ideolgica y en el enfrentamiento entre las dos tendencias:
liberales y absolutistas.
El 13 de marzo de 1814, Fernando VII sala de Valenay con destino
a la Pennsula. El 24 de marzo cruz la frontera por Catalua, el
recibimiento popular fue apotesico, acogido por enormes esperanzas
al ver en l la encarnacin de los ideales por los que haban luchado
contra los franceses. Fernando, "el Deseado, mitificado hasta la
saciedad, recuper su trono entre muestras de calor popular y de
prestigio. Era el smbolo de los seis aos de resistencia y encarnaba
grandes expectativas de cambio y mejoras tras una dcada
especialmente delicada.
En un primer momento el Rey opta por deshacer la obra
constitucional de Cdiz, asumiendo el poder absoluto; sin embargo,
como haban visto los reformistas ilustrados, el mantenimiento del
rgimen era inviable sin acometer importantes reformas. En este
contexto, los absolutistas se mostrarn incapaces de solucionar los
problemas planteados, prolongando la agona del Antiguo Rgimen en el
marco peninsular y desarrollndose el reinado con continuas
oscilaciones entre absolutistas y liberales. Paralelamente a ello
la burguesa espaola seguir una evolucin que acabar con la
liquidacin del Antiguo Rgimen
1.1 Serviles y Liberales
Las tensiones en la pennsula entre liberales y los defensores
del Antiguo Rgimen (serviles) haban ido en aumento durante los
meses anteriores a marzo de 1814. Los ltimos, mientras esperaban a
su Rey, criticaban a la Regencia acusndola de liberal, a las Cortes
que no conseguan controlar- e intentaban volver a la situacin
anterior a la guerra. Los liberales, por el contrario, intentaban
asegurar la pervivencia de su obra intentando obtener el respaldo
de Fernando a la Constitucin.
En febrero de 1814, los liberales, a pesar de su minora,
consiguen sacar adelante un Decreto que recoga el espritu del
aprobado en enero de 1811 al vincular el acatamiento de las Cortes
al rey al juramento del monarca a la Constitucin hasta entonces ni
se le considerara libre ni se le prestara obediencia-. La Regencia,
controlada por los liberales, seguira siendo la titular del poder
ejecutivo.
En este contexto, el panorama poltico del momento se encuentra
en una difcil situacin al defender, por un lado, los absolutistas
la necesidad de que el Rey recupere la plenitud de su soberana y,
por otro, los liberales que aspiran a que el monarca se inspire en
la Constitucin de 1812.
Los serviles realizan dos claros pronunciamientos a favor del
absolutismo en estos primeros momentos; el primero lo hace el
general Elo capitn general de la zona-, a la llegada del monarca a
Valencia con un discurso inequvoco y que adems se hace portavoz del
supuesto descontento en el ejrcito, el otro, lo realizar el
diputado sevillano Mozo del Rosales con la entrega del Manifiesto
de los Persas.
1.2 El manifiesto de los Persas.
El Manifiesto de los Persas recibe su nombre por las palabras de
su encabezamiento: Seor: era costumbre de los antiguos persas pasar
cinco das de anarqua despus del fallecimiento de su rey, a fin de
que la experiencia de los asesinatos, robos y otras desgracias les
obligase a ser ms fieles a su sucesor. En l se hace referencia a lo
ocurrido durante la ausencia del rey y es, a pesar de su ambigedad,
una descalificacin a los diputados gaditanos a los que se acusa de
falta de representatividad; una dura crtica a la obra liberal
especialmente a la Constitucin de 1812- y, sobre todo, un canto a
la monarqua absoluta, obra de la razn y la inteligencia.
Su larga exposicin, el manifiesto constaba de 143 prrafos, de
los que ms del 90% se dedican exclusivamente a criticar con acritud
la obra de las Cortes gaditanas, conclua con la solicitud de una
convocatoria de Cortes a la manera tradicional y que anulara la
Constitucin y Decretos de las Cortes de Cdiz. El Manifiesto es un
documento largamente discutido. Unos autores, apoyndose en su
rechazo de la soberana nacional, entienden que es un texto
absolutista; Hammett lo define como una invitacin a un golde de
Estado, que intenta reforzarse doctrinalmente con argumentos de la
tradicin espaola. Otros (Surez) lo consideran como una proclama
reformista, que desea la renovacin del pas en una lnea nacional,
lejos de los excesos revolucionarios.
Su posible reformismo parece un intento de separar de las filas
liberales a los sectores ms moderados, incluyendo un horizonte de
reformas en concordancia con la tradicin. En cualquier caso, en los
aos siguientes no existi ninguna iniciativa, ni de estos ni de
otros representantes de los serviles, para solicitar la
convocatoria de Cortes tradicionales, ni tampoco hubo crtica a la
reasuncin del poder absoluto por parte de Fernando.
La importancia relativa del Manifiesto, como subraya la
profesora Guerrero, la deducimos de la sorpresa del embajador
britnico Wellesley- ante el hecho de que el documento, fechado en
abril y presentado al rey por el conspirador absolutista sevillano
Mozo de Rosales al da siguiente de su entrada a Valencia, no fuese
publicado por el gobierno hasta julio. Esto puede indicar que parte
de las 69 firmas de diputados absolutistas, lo que supone ms de un
tercio de las Cortes ordinarias de 1813, fueran realizadas a
posteriori.
En cualquier caso, el Manifiesto, fue recibido por el monarca
con alegra y fue uno ms de los elementos que le animaron, junto con
el decisivo apoyo de algunos generales y el triunfante recibimiento
popular, a dar los pasos siguientes.
2. El primer golpe a los liberales.
Coincidiendo con el regreso de Fernando, los liberales en Madrid
haban conseguido que se aprobase un decreto que negaba validez a
las acciones de un rey cautivo. Este documento, de febrero de 1814,
vinculaba el acatamiento de las Cortes al rey al acatamiento de
Fernando a la Constitucin.
El 24 de marzo cruza el rey la frontera en Catalua para recibir
con frialdad al general Copons quin le dio la bienvenida en nombre
de la Regencia y le entreg el documento sobre el estado de la
Nacin-.
Mientras los protagonistas de la revolucin liberal intentaban
asegurar la supervivencia de la obra de Cdiz intentando obtener el
respaldo de Fernando a la Constitucin, el monarca y sus ayudantes
daban los ltimos retoques al decreto del 4 de mayo en Valencia. El
5 de mayo parte hacia Madrid, escoltado por las tropas del
ultraconsevador Elo; su paso por las diferentes poblaciones fue
triunfal y acompaado de manifestaciones populares de apoyo al
monarca y contrarias a la Constitucin, por lo que salen reforzadas
las tesis absolutistas y Fernando rechaza a al delegacin enviada
por las Cortes que sali a su encuentro. Mientras tanto Egua
preparaba la llegada del monarca eliminando cualquier foco de
resistencia liberal. La noche del 10 al 11 de mayo un buen nmero de
liberales fue arrestado; estos fueron los primeros ya que en los
siguientes das los que no consiguieron escapar corrieron la misma
suerte. Con los liberales y un buen nmero de regentes en la crcel y
las Cortes disueltas Fernando hace su entrada en Madrid y ahora
haba que desmontar su obra.
3. Primeras acciones de gobierno.
3.1 El Decreto del 4 de mayo.
Cuando en abril Fernando VII llega a Valencia, un numeroso grupo
de diputados absolutistas, al frente del cual se sitan Mozo del
Real y el obispo de Orense, Juan de Escoquiz, le presentan el
Manifiesto de los Persas texto en el cual 69 diputados de las
Cortes ordinarias solicitaban al rey la restauracin el poder
absoluto, la anulacin de todo lo aprobado en las Cortes de Cdiz y
la convocatoria de nuevas Cortes.
Animado por este Manifiesto firm en Valencia el 4 de mayo un
decreto por el que dejaba sin efecto toda la obra legislativa de
las Cortes (constitucin de 1812) a las que acusaba de haberle
despojado de su soberana; en l dejaba claras las nuevas reglas del
juego y reproduca la crticas del Manifiesto a las Cortes gaditanas
y sus realizaciones, insistiendo en la violacin que la Constitucin
supona de las leyes fundamentales y en el carcter jacobino de la
misma al afirmar que se redact copiando los principios
revolucionarios y democrticos de la Constitucin francesa de 1791.
Algunos historiadores han comparado este decreto con el programa de
accin del golpe de estado que se avecinaba, ya que, en definitiva,
derogaba todo lo legislado en Cdiz y se decretaba la nulidad de las
disposiciones de los regentes y de las Cortes. Con el decreto del 4
de mayo, quedaba abierto el camino a la restauracin del Antiguo
Rgimen.
Fernando incluye en el propio decreto su particular visin de lo
ocurrido en la Pennsula desde 1808 presentndose como un gran
defensor de su pueblo, a quin ha salvado de la perniciosa
influencia de un valido y preservado de Bonaparte al pasar a Bayona
para sufrir en su persona atroz atentado. De este modo se presenta
como padre de sus vasallos, comprometindose a una futura
convocatoria de Cortes en las que incluira la presencia de
Diputados americanos-. Tambin quiere asegurar, mediante leyes la
libertad y la seguridad individual y real como corresponde a un
gobierno moderado; su compromiso tambin alcanza al respeto de la
libertad de imprenta, a la religin y al gobierno de unos con otros.
Todas ellas son propuestas mnimas que pronto caeran en el
olvido.
El decreto fue redactado conjuntamente por Juan Prez Villaamil y
el ex regente Miguel Lardizbal. El texto posee tres partes
claramente diferenciadas:
En la primera se relata negativamente las actividades de las
Cortes,
En la segunda se expone un plan de reformas centradas en una
convocatoria a Cortes con procuradores de Espaa y de las Indias en
las que se conservara el decoro de la dignidad real y sus derechos
y los que pertenecen a los pueblos que son igualmente inviolables.
El monarca se comprometa a defender la libertad y seguridad
individual como muestra de un gobierno moderado, permitira la
libertad de prensa y establecera la separacin entre las rentas del
Estado y de la Corona. Las leyes se estableceran conjuntamente por
el rey y las Cortes.
En la tercera y ltima parte Fernando VII declara abiertamente
que no piensa jurar la Constitucin, valorando los decretos de las
Cortes como nulos y de ningn valor ni efecto.
En los meses siguientes se procedi a eliminar cargos e
instituciones constitucionales y al restablecimiento de todos los
organismos polticos y administrativos que haban existido antes de
la guerra de la Independencia. Entre ellos destaca:
La reinstauracin del Rgimen de Consejos con la variacin,
respecto a la Edad Moderna, del papel menor asignado al Consejo de
Castilla en beneficio del Consejo de Estado.
Constitucin de los primeros gabinetes, formados por personajes
de la absoluta confianza del rey, caracterizados por la ineficacia
en la gestin y por la rapidez con que se produca el cambio de
titular.
Reinstauracin de la Junta Suprema de Estado creada en 1787.
Restablecimiento de los Ayuntamientos, corregidores y alcaldes
mayores en la planta que tenan en 1808.
Recuperacin de las Capitanas Generales del poder
territorial.
Restablecimiento de Audiencias y Chancilleras.
3.2 Otros Decretos.
Con este decreto de 4 de mayo, el monarca da claras muestras de
su voluntad de volver al sistema anterior a la guerra. Otras
disposiciones tomadas por Fernando ahondaron ms si cabe en la
vuelta atrs al estar relacionadas con asuntos de carcter social,
econmico y religioso, restableciendo los privilegios de aquellos
que se vieron afectados por las medidas de las Cortes de Cdiz. Se
resucita el Tribunal del Santo Oficio, que jug un papel fundamental
en el control ideolgico. Regreso de los jesuitas. Devolucin al
clero de las propiedades y conventos. Restablecimiento del voto de
Santiago. Vuelta de los gremios. Restablecimiento del Honrado
Consejo de la Mesta, etc., satisfaciendo las aspiraciones de la
nobleza y de la iglesia.
Por el decreto de 30 de mayo se desterr a todos aquellos que
haban ocupado cargos en el gobierno de Jos I. unas 4.000 personas
vieron cerrada la posibilidad de retorno y tuvieron que prepararse
para el exilio a cuenta de un gobierno francs cada vez ms reacio a
hacerse cargo de ellos. Fue una de las medidas para premiar a los
fieles, perdonar a los dbiles y castigar a los malos.
En este sentido, el decreto de 15 de septiembre de 1814, es
ilustrativo ya que en l se reintegraba a los seores
jurisdiccionales en la percepcin de todas las rentas, frutos,
emolumentos, prestaciones y derechos de su seoro territorial y
solariego yen la de todos los dems que hubiesen disfrutado antes
del 6 de agosto de 1811.
Estas disposiciones no eran las mejores armas para hace frente a
los graves problemas del pas, pero tampoco eran los mejores hombres
los seleccionados para llevar a buen puerto las reformas. El pas
era llevado por una curiosa camarilla de individuos allegados,
siguiendo la costumbre familiar, entre los que se mezclaban
personajes tan sorprendentes como el aguador de la Fuente del Berro
(Pedro Collado, Chamorro), o el antiguo esportillero Antonio Ugarte
con el ltimo ministro de la Guerra, Jos Mara Als, que se dedicaba a
confeccionar alegraluces de papel que luego iba echando a un cesto,
el cannigo Escoquiz y el nico competente Martn Garay.
4. La situacin internacional: el Congreso de Viena.
Es preciso recordar que la coalicin que venci a Napolen se fij
como tarea esencial remodelar la geografa poltica y social de
Europa en un congreso convocado en Viena (noviembre 1814 junio
1815). La derrota del Emperador hace ver la necesidad de replantear
la vida internacional sobre bases muy diferentes, incluso
contrarias, a las que haban inspirado a la Europa revolucionaria,
dirigida por Francia. A la direccin de una sola potencia sustituira
la direccin de varias, las vencedoras de Napolen. Estas naciones
vencedoras desean someter la vida internacional a un derecho que no
sea el de la fuerza, para lo que han de implantar un sistema de
seguridad colectiva. Hostiles a la etapa histrica que Europa acaba
de vivir, se inspiran en el Antiguo Rgimen y se oponen a la
soberana nacional; su obra significa la lucha contra el mapa y las
ideas de la Revolucin Francesa.
Este contexto coincide con el regreso a Espaa de Fernando en un
escenario internacional caracterizado por la crisis final del
imperio napolenico y el diseo de ese nuevo sistema de equilibrio de
poderes que facilitase la reconstruccin de Europa e impidiera otras
crisis similares a la recin superada. El canciller austriaco
Metternich y el ministro de exteriores britnico, Castlereagh, son
los que llevaron las riendas tanto en las conversaciones iniciales
para la firma de la paz como en las siguientes para el
establecimiento del Sistema de Congresos.
El papel que jug Espaa en su diseo fue ms que secundario. El
descenso poltico iniciado con la firma de tratados que pusieron fin
a la guerra de Sucesin, la dependencia con Francia a lo largo del
siglo XVIII y la nueva relacin de amistad y alianza con Gran
Bretaa, determinaron que Espaa a pesar de ser artfice determinante
en la derrota de napolen-, no conexionara y su relacin respecto al
resto de Estados no se hiciera en pie de igualdad. En definitiva,
la antigua gran potencia en Europa y Amrica no pudo ni supo hacer
or su voz en las conversaciones que llevaron a la firma del tratado
de paz con Francia y del Acta de Viena.
Espaa estaba representada por Pedro Gmez Labrador, de escasa
capacidad diplomtica y negociadora, a lo que habra que sumar el
carcter errtico de las instrucciones recibidas desde Madrid. Con
estos mimbres, Espaa obtuvo escasas satisfacciones a pesar de su
prestigio por los ecos de su victoria frente a Napolen. Espaa haba
quedado fuera de la gran alianza (Inglaterra, Austria, Prusia y
Rusia) que haba acabado con el emperador, siendo admitida junto con
Suecia y Portugal- en el Comit de los Ocho (formado por las cuatro
grandes potencias y Francia), Comit creado para tratar temas de
menor rango.
De las reclamaciones espaolas fueron escasamente satisfechas las
relativas a los asuntos italianos y la demanda territorial respecto
a la devolucin de la Luisiana, en poder de Estados Unidos desde
1803, ni siquiera fue escuchada. Sobre el comercio de esclavos
Espaa, junto con Portugal y Francia, se opuso a la abolicin
inmediata aunque firm la declaracin final relativa a la condena del
trfico. El nico triunfo, aunque relativo, de la diplomacia espaola
de la poca se obtuvo tras la derrota de Napolen en Waterloo, despus
de los Cien Das. En el segundo Tratado de Pars (20 de noviembre de
1815) Espaa obtuvo una indemnizacin econmica y una ayuda para la
reparacin de las fortalezas daadas por la ltima guerra; en
paralelo, Inglaterra reclama a las autoridades espaolas los
suministros y el dinero prestado durante la guerra de
Independencia.
Este segundo Tratado dar paso a la creacin de la Cudruple
Alianza formando una liga permanente Inglaterra, Austria, Prusia y
Rusia. En esta alianza se comprometan a mantener los acuerdos de
Chaumont, Viena y Pars durante los prximos veinte aos y, lo ms
importante, por el artculo VI acordaban celebrar reuniones
diplomticas cada cierto tiempo y discutir asuntos de inters comn.
Esto no era otra cosa que el inicio del sistema de Congresos que
buscaba un mecanismo eficaz para el mantenimiento de la paz y el
equilibrio. Espaa quedara fuera del sistema.5. La poltica interior:
la crisis econmica y financiera y las fallidas reformas.
Tras los seis aos de guerra, la economa espaola era desesperada.
A estas dificultades inherentes al final de una larga guerra
debemos aadir la escasa preparacin que los ministros y asesores del
monarca demostraron. Segn Surez el carcter del sistema de Fernando
VII es el no tener ninguno y, por tanto, no se puede hablar de un
programa coherente, de un criterio firme o de una lnea poltica
constante. El rey se convierte, a partir de 1814, en el nico
monarca legitimista de Espaa cuya manifestacin ms clara es el
gobierno personal en el que la labor del Gobierno no es ms que la
voluntad del rey sin estar limitada o contrapesada por la accin
colegiada de los Consejos.
La falta de un sistema poltico, el carcter del rey, la
mediocridad de sus consejeros y la inestabilidad ministerial (28
ministros para slo cinco ministerios), hizo que el Sexenio
Absolutista, juzgado por sus resultados, fuese un autntico fracaso
que defraud las esperanzas de la mayora de los espaoles. Desde el 4
de mayo comenz la restauracin de todos los organismos del Antiguo
Rgimen, desmantelando una tras otra las estructuras polticas,
sociales y econmicas de las Cortes de Cdiz.
Antes de la subida al trono de Fernando la situacin era crtica,
pero, los absolutistas, fueron incapaces de solucionar la suma de
problemas viejos y nuevos que se le plantearon. Un magnfico ejemplo
de la incapacidad de estos hombres nos lo ofrece el estudio de
Fontana sobre las fallidas reformas de la Hacienda. Efectivamente,
la situacin econmica en que se encontraba Espaa en 1814 era
deplorable: un pas destrozado, la agricultura esquilmada, la
industria deshecha, las comunicaciones inservibles y las arcas de
la Hacienda vacas. A todo ello hay que aadir el comienzo de la
emancipacin americana, que trajo como consecuencia el corte brutal
de la llegada de metal acuable y del comercio ultramarino. La falta
de numerario paraliz la vida econmica: los precios cayeron
estrepitosamente, las casas de banca y las empresas quebraron y el
trfico comercial se redujo substancialmente. Ante el dficit
presupuestario (se calcula que rondaba los 383 millones de reales
en 1816), el rey se negaba tanto a rebajar la ley de la moneda, que
desapareca en manos de los comerciantes y contrabandistas, como a
conseguir dinero, ya fuera del exterior mediante un emprstito o del
interior por la instauracin de contribuciones especiales al clero y
a la nobleza.
La Real Hacienda reconoce que est sumida en el desorden y en el
caos, afirmando que toda medida ser insuficiente,no harn ms que
dilatar por un brevsimo tiempo la ruina del Estado. Siguiendo el
estudio de Fontana vemos como las medidas eran insuficientes y, en
algunos casos, disparatadas; el cuarto ministro de Hacienda,
Gonzlez Vallejo, propuso volver a la situacin anterior a la reforma
centralizadora de 1799 lo que le llev al cese. A comienzos de 1816
se design una Junta de Hacienda encargada de estudiar el estado
econmico del pas, as como de los rendimientos que se podan obtener
con las contribuciones existentes
En diciembre de 1816 fue nombrado ministro de Hacienda Martn de
Garay, antiguo secretario de la Junta Central, al que la
historiografa le define como un liberal al que apelaron los
absolutistas para sanear las finanzas, dispuesto a formular un
nuevo plan fiscal que aliviara la escasez de recursos del Estado
por medio de la Memoria Garay. Esta memoria, dividida en tres
partes, parta de los estudios elaborados por las Juntas de Hacienda
de principios de ao. En las dos primeras, partiendo de los gastos
de los ministerios y de los ingresos de la hacienda, Garay
calculaba el dficit y propona recurrir a una contribucin
extraordinaria. La novedad del Plan Garay resida en la tercera
parte, donde planteaba una drstica reduccin del gasto pblico y la
abolicin de las rentas provinciales que seran sustituidas por una
contribucin general, proporcional a los ingresos de cada
contribuyente, que se repartira entre todas las poblaciones del
reino, salvo las grandes capitales y en los puertos donde, por la
dificultad de asignacin de la cuota se mantendran los derechos de
puertas por todas las mercancas que se introdujeran. Como vemos,
incluso esta tercera parte del proyecto tiene poco de original ya
que se tratara de un intento de adaptacin de la contribucin directa
de las Cortes de Cdiz, siendo calificada por Fontana como media
reforma tributaria de 1813. En cualquier caso, su aplicacin dependa
del establecimiento de unos complicados cuadernos de riqueza,
realizados pueblo a pueblo, y, cuando se hizo pblico en 1817, se
asimil la reforma de Contribucin General con la de Contribucin
Directa de las Cortes, por lo que no fue bien recibida y fracas
ante los numerosos conflictos y oposicin que surgi de todas las
capas sociales.
Martn Garay dimiti a finales de 1817, fracasando como Ministro
de Hacienda, justo cuando se produce una concentracin del trfico
comercial y un nuevo derrumbe de los precios. La nica salida se
encontraba en la ampliacin de la base tributaria como ya haba
anticipado Cdiz-, medida que supondra un duro golpe a la estructura
del Antiguo Rgimen. El resentimiento y descontento de la burguesa
comercial ante la catica situacin econmica hace que sus esperanzas
se dirijan hacia la oposicin liberal, que heredarn intacto el
problema.
6. La oposicin liberal: los pronunciamientos. El ejrcito. La
masonera
El gobierno absolutista, incapaz de hacer frente a la poltica
exterior y de controlar la catica situacin econmica y financiera,
mostr gran competencia a la hora de dirigir la represin que sigui a
la reimplantacin del Antiguo Rgimen.
Los afrancesados, conscientes del odio suscitado entre las
clases populares, salieron detrs de las tropas de Jos I a pesar de
las declaraciones hechas por el nuevo rey de reunir bajo su manto a
todos sus sbditos en una sola familia. El decreto de 30 de mayo de
1814 forzaba al exilio a unas 4.000 personas.
Para los liberales reserv las medidas ms duras de su poltica de
represin, en un procedimiento que recuerda los aspectos ms odiados
del proceso inquisitorial: no se formulaban las acusaciones en el
momento del arresto, enfrentndose los detenidos a meses de reclusin
sin que se les tomara declaracin. A pesar de todo era difcil armar
un proceso legal y la impaciencia del rey no se hizo esperar. El
presidente de la Sala de alcaldes de Casa y Corte aconsej al
monarca que adoptara una solucin poltica y el 15 de diciembre de
1815 pronunci el mismo las sentencias definitivas, condenando a los
procesados de manera totalmente arbitraria a diversas penas de
prisin y destierro.
En el plano internacional la actuacin del rey no pasaba
desapercibida, suscitando reacciones contrarias fundamentalmente en
la Inglaterra del conservador gobierno tory que, si bien vio con
recelo la evolucin de las Cortes gaditanas, no quera problemas con
la oposicin whig, cuya simpata hacia los liberales era evidente.
Las otras potencias no mostraron preocupacin alguna por los excesos
de Fernando.
En el interior, los intentos de dilogo como los protagonizados
por Juan Martn El Empecinado y Flrez Estrada que solicitaron del
monarca moderacin en la represin as como la convocatoria de las
prometidas Cortes solicitud hecha tambin por algunos fernandinos-,
el descontento se canaliz a travs de movimientos de fuerza que
partieron de un sector que ser protagonista en la vida poltica
espaola: el Ejrcito.
Los ejrcitos, a lo largo del siglo XVIII, haban reforzado su
carcter estamental reservando los puestos de oficiales a la pequea
nobleza y los grados ms altos para la gran nobleza y para los
personajes cercanos a los monarcas. La situacin cambi
considerablemente con la guerra de la Independencia y el ejrcito
vio como se alteraba de forma notable su composicin, como
consecuencia del estallido de una guerra patritica y
revolucionaria. La constitucin de 1812 profundiz en su
transformacin al establecer el servicio militar obligatorio,
limitar los requisitos para acceder a los puestos de oficial,
establecer las Milicias nacionales y restringir el poder de los
altos mandos en las provincias. Todo ello, como es lgico, cre un
ejrcito renovado y dividido a la vez. Adems la guerra cre el
nacimiento de la guerrilla que, desde diciembre de 1808, se intent
regularizar con el Reglamento de partidas y cuadrillas; sus
componentes eran civiles con atribuciones y grados militares con la
legitimacin de sus victorias frente al ejrcito francs.
La restauracin absolutista cambi de manera radical esta situacin
y a las medidas que dejaban sin efecto la Constitucin y los
decretos gaditanos, se sumaron las errticas disposiciones de los
ministros de Guerra fernandinos (cuya calidad y eficacia estaba en
consonancia con el resto de carteras). Es cierto que el nmero de
efectivos era grande y por consiguiente caro para el erario-, e
innecesario una vez finalizada la guerra pero del que tampoco se
poda prescindir en la situacin en que estaban las colonias
americanas. La decisin absolutista fue la de reducir sueldos y
discriminar a antiguos guerrilleros y simpatizantes liberales en
los destinos y ascensos, lo que contribuy a crear un idneo caldo en
el que prosperaba cualquier intento de oposicin al rgimen.
Sus jefes comenzaron alinearse con los liberales y la tendencia
se acentu despus del fracaso de Ballesteros, nombrado ministro de
Guerra, ante el peligro que supona el imperio de los Cien Das de
Napolen. Muchos de stos se hicieron masones y pasaron a formar
parte de la faccin que aspiraba a un cambio de sistema. No hay
ningn ao del sexenio en el que el descontento no se manifieste en
una forma de golpe militar asestado en contra del poder para
introducir en l reformas polticas, esta definicin realizada por
Comellas, propia del siglo XIX, recibe el nombre de
Pronunciamiento. Es en estos primeros aos del reinado cuando estos
pronunciamientos revisten una fuerza especial ya que se luchaba por
la pervivencia o la supresin del Antiguo Rgimen.
El Primer pronunciamiento se produce en septiembre de 1814 y es
protagonizado por Francisco Espoz y Mina, uno de los guerrilleros
ms famosos de la guerra de la Independencia, que motivado por la
difcil adaptacin a la vida en tiempos de paz o el resentimiento por
perder el control de las guerrillas navarras, moviliz sus fuerzas.
Es un magnfico ejemplo de los primeros pronunciamientos condenados
al fracaso por su carcter aislado y desorganizado. Cuando lleg a
las puertas de Pamplona, sus guerrilleros le abandonaron al no
poder mostrar las rdenes del rey para el asalto a la ciudad; tuvo
que esconderse y posteriormente, huir a Francia con alguno de los
oficiales que le haban apoyado. El segundo, en otoo de 1815, lo
llev a cabo en La Corua, un joven militar idealista y romntico
llamado Juan Daz Porlier, cuyos xitos en la guerra de la
Independencia fueron premiados con el nombramiento de mariscal de
campo a la edad de 16 aos. Confinado en el castillo de San Antn de
La Corua por sus simpatas liberales, se atrajo a las guarniciones
descontentas por el retraso en el cobro de haberes y a algunos
miembros de la burguesa profesional y mercantil. En la noche del 17
al 18 de septiembre de 1815 entr en La Corua y logr levantar a la
guarnicin en nombre de la libertad y en contra del yugo de la feroz
tirana. Porlier fracas al no ser capaz de conseguir que se
extendiese el levantamiento, traicionado por sus propios
suboficiales y detenido, fue condenado a muerte por un Consejo de
Guerra y ahorcado en La Corua. La leccin era clara: era necesaria
la coordinacin y haba que buscar una forma para panificarla.
Los pronunciamientos que se produjeron entre 1816 y 1819, segn
Hamnett, se pueden agrupar bajo el calificativo de conspiraciones
masnicas, ya que fue precisamente la logia quien proporcionara la
organizacin de la conspiracin rebelde. As, en febrero de 1816, fue
descubierta una conjura que, segn que fuentes se empleen, pretenda
secuestrar o poner fin a la vida de Fernando VII y la proclamacin
de una repblica liberal. Su carcter secreto impide avanzar en el
conocimiento de la conspiracin. La denuncia de dos cabos de
granaderos permiti la detencin de Vicente Richart junto con otras
personas presuntamente implicadas; el empleo de la tortura no
permiti avanzar en las detenciones por lo que segn algunos autores
pudiera ser que la trama se redujera a Richart y los granaderos y
pocos ms. A Richart se le conden a muerte, junto con Baltasar
Gutirrez un cirujano barbero que compr los trajes de paisano para
los cabos-; ejecutados en la Plaza de la Cebada la cabeza de
Richart fue cortada y, clavada en una pica, exhibida en el lugar
donde tenan pensado atentar, como escarmiento de acuerdo con la
lnea de terror y persecucin del rey.
Un ao despus, en la noche del 4 al 5 de abril de 1817, se volvi
a la frmula del pronunciamiento. Hamnett seala la influencia
masnica al ser parte de los conjurados masones; de cualquier forma
el peso de la conspiracin era militar. Luis de Lacy en Barcelona y
Milans del Bosch en Gerona eran los artfices del levantamiento.
Ambos haban desempeado un papel destacado en las guerrillas
antinapolenicas y, sobre todo Lacy, eran personajes de prestigio y
amplio apoyo popular. Sin embargo esto tampoco fue suficiente, ya
que la improvisacin, la precipitacin y la denuncia previa a la
materializacin del pronunciamiento provocaron el arresto de los
implicados. El resultado fue que Milans, con algunos oficiales,
consigui huir a Francia; Lacy fue detenido, condenado a muerte y
fusilado en los fosos del castillo Bellver en Mallorca a pesar de
la falta de pruebas sobre su papel en la conjura y las demandas de
perdn apelando a su papel de hroe en la guerra.
Entre 1817 y 1819 hubo nuevas conspiraciones en ciudades del sur
y de levante en las que estuvieron implicadas algunas logias
masnicas y en la que sus protagonistas corrieron suerte desigual.
Podemos citar la protagonizada en Valencia por Juan Van Halen en
1819, que denunciados por un traidor, fueron ejecutados trece de
los implicados ante el general Francisco Javier Elo (uno de los
personajes ms sombros del periodo fernandino) mientras que Van
Halen logr huir a Londres.
Es en este contexto, de continuos levantamientos y
conspiraciones para acabar con el Antiguo Rgimen y reinstaurar la
Constitucin de Cdiz, en el que hay que situar el que no fue si no
uno ms, aunque en esta ocasin se vio recompensado con el xito: el
pronunciamiento del general Riego.
El trienio constitucional (18201823)
El Trienio Constitucional o Liberal se inicia el 7 de marzo de
1820, con la promesa de Fernando VII de jurar la Constitucin y el
juramento efectivo dos das ms tarde. Entre esas fechas, y la reunin
solemne de las Cortes el 9 de julio, tuvo lugar la transicin
poltica que dio paso a la segunda etapa del liberalismo decimonnico
espaol. La pieza clave fue la Junta provisional, impuesta por
Fernando VII el 9 de marzo, cuya misin consisti en asegurar el xito
de la sublevacin de signo liberal iniciada el 1 de enero en Cabezas
de San Juan por el ejrcito expedicionario destinado a combatir los
movimientos independentistas de las colonias americanas. De su
forma de proceder dependi en gran parte la transicin sin grandes
traumas y la orientacin poltica del poder por los moderados.
1. El pronunciamiento de Riego. La proclama. La extensin del
movimiento. Fernando jura la constitucin del 12.A pesar de su
triunfo tampoco el pronunciamiento de Riego fue un modelo a seguir,
es cierto que hubo progresos en la organizacin y difusin respecto a
los ms personales de Espoz y Mina, Porlier o Lacy.
Alcal Galiano, fuente fundamental para el estudio de estos aos,
cuenta como a partir de 1818 miembros de importantes familias de
comerciantes y militares de diversa graduacin coincidan en
tertulias donde se gestaba la sublevacin. La diferencia entre
movimientos anteriores respecto a este radica, por un lado, en su
importante base ajena al ejrcito y, por otro, en la concentracin de
tropas destinadas a ser enviadas a las colonias. En este contexto,
el 8 de julio de 1819, el general ODonnell detena en el Palmar del
Puerto a varios oficiales, entre los que se encontraban Antonio
Quiroga y Evaristo San Miguel, acusados de conjurar contra el
monarca. ODonnell, que estaba dentro de la conjura, traicion la
causa en el ltimo momento y la abort. Ya fuera por falta de
previsin o por exceso de confianza, el caso es que quedaron flecos
suficientes como para reorganizar la cadena y continuar con la
trama, pasando a ocupar un lugar destacado jvenes que haban
permanecido en un segundo plano.
La tropa a la que dirigi Rafael de Riego su proclama el 1 de
enero de 1820 estaba compuesta, en su mayora, por veteranos de la
guerra de la Independencia que se encontraban acantonados en
Andaluca para embarcarse, reacios, hacia Amrica y sofocar una
revuelta de la que poco o nada bueno saban. Este ejrcito, compuesto
por unos 15.000 hombres, escuch a Riego decir que la oficialidad
mirando por el bien de la Patria y de las tropas haba decidido
tomar las armas para impedir que verifique el embarque proyectado y
establecer en nuestra Espaa un gobierno justo y benfico que asegure
la felicidad de los pueblos y de los soldados. Azuza el descontento
de las tropas y la consigue atraer y persuadir apelando a un
gobierno moderado y paternal, amparados por una Constitucin que
asegure los derechos de todos los ciudadanos. Estos soldados, mucho
ms motivados que los de intentonas anteriores, fracasaron en los
planes de tomar Cdiz iniciando un duro viaje por Andaluca para
recabar apoyos para la sublevacin. Vejer, Algeciras, Mlaga,
Antequera vieron pasar las tropas de Riego proclamando la
Constitucin desde finales de enero hasta marzo y la capacidad de
resistencia de las tropas, a pesar de no encontrar los apoyos
esperados, permiti ganar tiempo y mantener la llama del
pronunciamiento as como la generalizacin del movimiento liberal (al
extenderse por todo el pas sus hazaas que aviv el fermento
constitucionalista), estadio al que nunca haban llegado los
movimientos anteriores.
En los ltimos das de febrero Corua, Ferrol, Vigo, Barcelona,
Zaragoza, se sumaban a la revolucin. ODonnell, conde de Labisbal,
que recibi el encargo de aplastar la rebelin, proclam la
Constitucin en Ocaa.
Las noticias que llegaban a la Corte hicieron a Fernando y a su
entorno mover pieza e intentar poner freno a lo que se avecinaba
con la promesa de convocatoria de Cortes tradicionales. Finalmente,
abandonado por la Guardia Real y presionado por algunos consejeros,
el monarca cedi afirmando, el 7 de marzo que: siendo la voluntad de
mi pueblo, me he decidido a jurar la Constitucin promulgada por las
Cortes generales y extraordinarias en el ao 1812. El 9 de marzo el
rey jur la Constitucin y al da siguiente se public el manifiesto
que contiene la frase: Marchemos francamente, y yo el primero, por
la senda constitucional. El rgimen absolutista se desmoronaba, lo
que supona el primer triunfo de liberalismo espaol en lucha abierta
y la primera oportunidad de los liberales para ejercer el poder de
forma prctica.
2. La Junta Provisional y el nuevo gobierno
El golpe de mayo de 1814 supuso la destitucin, la persecucin y
encarcelamiento de los liberales, as como la destruccin de los
smbolos que haban acompaado la promulgacin de la Constitucin. Por
el contrario, el triunfo de la revolucin de 1820 fue acompaada de
la reposicin en sus puestos a los sustituidos en 1814, la amnista y
encumbramiento de los represaliados y la reposicin de la simbologa
liberal en calle y plazas en medio del entusiasmo popular carente
de revanchismo. Seis largos aos parecan haberse borrado de un
brochazo y era hora de poner en marcha las reformas liberales
ideadas por los hombres de Cdiz.
La Junta Provisional fue el organismo que dirigi la transicin
hasta la reimplantacin del rgimen constitucional y la designacin de
un nuevo gobierno, facultad reservada al monarca pero que tuvo que
tomar para poder designar unos ministros aceptables a las tesis
liberales, y en la convocatoria de Cortes.
La Junta, presidida por el cardenal de Borbn, estuvo formada por
liberales de no mucho relieve ya que los ms importantes estaban
encarcelados, desterrados o exiliados, en teora no tena ninguna
autoridad para mandar, pero toda la amplitud posible para proponer,
para consultar, y puede decirse que para impedir.
2.1 Composicin y primeras propuestas: la libertad de
imprenta.
El primer gobierno liberal, formado a base de los ex condenados
de 1815, era llamado "gobierno de los presidiarios" por el monarca
y estaba compuesto por el cardenal de Borbn (Presidencia) Prez de
Castro (Estado), Agustn Argelles (gobernacin); Jos Canga Argelles
(Hacienda), Garca Herrero (Gracia y Justicia), Porcet (Ultramar),
Jabat (marina) y el Marqus de las Amarillas como nico hombre de
confianza del rey.
Con excesiva prudencia para la mayora la Junta Provisional
elevaba al rey propuestas para restablecer el rgimen
constitucional. Especial importancia, dentro de este contexto, tuvo
la propuesta de reanudacin de la libertad de imprenta ya que
permiti publicar un gran nmero de peridicos, destacando las de
signo liberal que cubran el arco desde las ms moderadas a las ms
radicales, lo que significa la vitalidad del gnero.
Se decret de nuevo la abolicin del Santo Oficio, esta vez para
siempre. Se convocaron las Cortes, no sin la polmica sobre si deban
ser ordinarias o extraordinarias triunfando los partidarios de la
primera opcin. Poco a poco fueron restablecidos otros decretos de
las Cortes de Cdiz, con excesiva moderacin para algunos y con
prudencia para otros.
2.2 Las Sociedades Patriticas.
Surgidas desde los primeros das de la revolucin tienen su origen
en las reuniones de liberales en lugares pblicos, normalmente cafs,
que proliferaron en toda la Pennsula, donde se discutan asuntos de
ndole poltica y se propagaban las mximas del liberalismo.
En estas reuniones se hablaba de todo, de lo presente y de lo
venidero, de las personas y de las cosas; era donde los jvenes
entusiastas que, subidos en sillas, ensayaban el arte de la palabra
improvisando arengas que arrancaban mil aplausos por sus felices
inspiraciones. Las opiniones respecto a estas Sociedades eran
encontradas ya que los moderados vean con temor la orientacin de
algunas, a las que consideraban como amenaza, mientras que sus
partidarios estaban dispuestos a defenderlas por encima de todo. La
polmica se ha trasladado a la historiografa actual y lo que para
algunos autores fue un poder en la sombra al servicio de los ms
revolucionarios, para otros estas sociedades fueron la respuesta
para ilustrar al pueblo y controlar los fines de la revolucin.
Precisamente en la difusin de los ideales revolucionarios radic su
fuerza, utilizndola el poder central para respaldar su propia
poltica pero, al mismo tiempo, negndose a admitir propuestas que
socavaran su autoridad. Fueron suprimidas durante la estancia de
Riego en Madrid crisis del ejrcito de la isla-, aunque se
mantuvieron La Fontana y la Gran Cruz de Malta.
2.3 El ejrcito de la isla.
El ejrcito que inici la revolucin, y por tanto el cambio de
rgimen, era conocido popularmente como Ejercito de la Isla. Su
fuerza proceda del prestigio alcanzado por su contribucin al xito
de la revolucin. Aunque sus logros ceidos a Andaluca eran muy
limitados, sirvi de ejemplo para el resto y lleg alcanzar categora
de mito. Por otro lado, la Junta era consciente de que poda ser til
si era necesario el uso de la fuerza para defender la revolucin,
pero a la Junta tampoco se la escapaba que poda ser utilizado como
elemento de presin para defender una determinada interpretacin de
la misma Riego, el 13 de julio (poco despus de la constitucin de
las Cortes) se dirige a ellas con la advertencia velada de si los
que ahora han merecido la confianza de los espaoles olvidasen-, y,
como es lgico, tampoco poda plantear su envo a las colonias; era
por tanto un problema y sobre todo una pesada carga econmica tener
a esos miles de hombres acantonados en Andaluca.
Las primeras Cortes tuvieron que abordar este espinoso tema y
poco despus de su constitucin, el ministro de guerra, el marqus de
las Amarillas, firm el decreto de disolucin del ejrcito acantonado
en Andaluca posiblemente presionado por Canga Argelles (deseoso de
equilibrar su presupuesto) o por propia iniciativa tras las
advertencias realizadas por Riego en su ltima proclama a las
Cortes. En cualquier caso, prescindir de los hroes no poda por
menos que causar graves tensiones.
Por medio de publicaciones en prensa, Riego criticaba que se
disolviera el ejrcito de Andaluca y suplicaba al rey la supresin de
la orden; al mismo tiempo se dirigi a las Cortes pidiendo su apoyo.
Con ello encendi una mecha que inici una crisis que derivara en el
abandono por parte de Fernando de la senda constitucional y que
servira, adems, de catalizador para la escisin de los grupos
liberales. En efecto, adems del enfrentamiento entre el rey y el
resto de instituciones, el tema del ejrcito de la isla supuso un
serio conflicto dentro del bando liberal; en ese momento se mantena
la decisin de disolver el ejrcito y de enviar a Riego como capitn
general de Galicia, esto radicaliz a los exaltados que usaron todos
los mecanismos para alentar algaradas.
A su llegada a Madrid, para entrevistarse con el rey, los
ministros y hablar a las Cortes, Riego fue recibido con gran
entusiasmo por el pueblo y se puso sobre la mesa lo que muchos
pensaban: que unos haban echo la revolucin y otros se hacan con
ella. Por otro lado el gobierno estaba en alerta al recibir
numerosos banquetes y agasajos el general Riego que, acompaado de
la falta de discrecin y de su incontinencia verbal, que decidi
tomar medidas y alejar a destacados militares de la Corte (Riego
recibi la orden de partir hacia Asturias); esta decisin se tradujo
en algaradas, manifestaciones y motines callejeros. Por su parte el
gobierno acusaba veladamente a Riego de republicanismo, de la que
se defendi en una larga vindicacin firmada en octubre en Asturias.
Finalmente el gobierno control las Cortes y reinstaur una cierta
tranquilidad, alternando medidas represoras con conciliadoras; los
moderados haban triunfado pero el bloque monoltico liberal sufri
importantes daos.
3. Los gobiernos moderados.
Entre la disolucin de Cortes (9 de noviembre) y la reunin de las
nuevas (1 de marzo de 1821) hubo tiempo para nuevos enfrentamientos
entre el rey y los liberales y para la divisin de estos en dos
tendencias: los doceaistas moderados llamados as por participar en
las Cortes de Cdiz-, y los veinteaistas, o exaltados, para los que
la revolucin no haba llegado a su fin por lo que haba que seguir
luchando y cambiarlo todo.
Si la primera etapa del Trienio Liberal viene definida por estos
constantes enfrentamientos, la segunda correspondiente al gobierno
Bajard-, lo est por intentar poner algo de orden a la administracin
y la hacienda; en el plano econmico se concret en un ajuste
presupuestario y en el administrativo por dos importantes reformas:
la primera el desarrollo de la Ley de Instruccin Pblica, que
estableca tres etapas de enseanza que perduraran en el tiempo:
primaria, media y superior, fijaba en 10 las universidades y
estableca unos planes nicos de estudios para todo el pas. La
segunda corresponde a la aprobacin de la Ley Orgnica del Ejrcito,
base del nuevo ejrcito.
El 30 de junio se disuelven las Cortes ordinarias para dar paso
a unas extraordinarias con los mismos diputados. El motivo grave
que justifica a estas Cortes, que comienzan en septiembre, est en
la necesidad de abordar reformas administrativas en profundidad y
pacificar Amrica. Fueron estas Cortes las que aprobaron la primera
divisin territorial en 52 provincias y el fortalecimiento de las
diputaciones y tesoreras que deban mejorar la recaudacin
tributaria. Otras leyes de esta legislatura son la de Beneficencia
y el primer Cdigo Penal espaol.
3.1 Las tensiones entre el Rey y los liberales.
Tras el envo de Riego a Asturias, la poltica del gobierno se
volvi oscilante y ni a propios ni a extraos convenca. Mientras
tanto el rey, instalado en El Escorial, retrasaba su vuelta en
medio de rumores de conspiraciones serviles que provocaban
manifestaciones y alteraciones del orden. El gobierno, adems,
utilizaba a las masas populares cuando le eran necesarias y
reprimindolas despus, lo que provoc que los incidentes arreciaran
en un marco de divisin liberal y de solidez de una oposicin
absolutista cada vez ms organizada.
En febrero se produjo un choque entre los Guardias de Corps,
enfrentados a una muchedumbre que se manifestaba en las cercanas de
palacio, y la Milicia Nacional con el resultado de la retirada de
la guardia y la extincin definitiva del Real Cuerpo de Caballera de
Guardias de la Persona del Rey por un decreto de las Cortes fechado
el 26 de abril.
La nueva legislatura se inauguraba el 1 de marzo y la debilidad
del gobierno qued de manifiesto en lo que se ha denominado crisis
de la coletilla, cuando en el discurso de apertura de las nuevas
Cortes Fernando introdujo una coletilla en la criticaba con dureza
a su gobierno por no haber defendido al rey constitucional de
ultrajes y desacatos y anunciando un sinnmero de males y desgracias
para la nacin espaola si se renovaban los excesos. El gobierno se
vio obligado a dimitir, aunque ya haba sido cesado, y Fernando,
buscando dividir an ms a los liberales, se dirigi al Legislativo
primero y al Consejo de Estado despus para que le recomendaran las
personas apropiadas para formar un nuevo gobierno; de los nombres
proporcionados sali un gabinete del que formaban parte un nuevo
grupo de moderados que no gozaba de las simpatas de nadie,
encabezado por Bardaj.
3.2 Las tensiones entre los liberales: moderados doceaistas y
exaltados veinteaistas.
La unidad liberal era muy dbil y las luchas entre moderados y
exaltados era continua, as los moderados fijaban su atencin en los
exaltados y en su temida capacidad de movilizar a las masas
populares. En los ltimos meses de 1821 aumentaron los incidentes al
unirse contra el gobierno moderado, personalizado en Feli, los
ayuntamientos, la Milicia y las Sociedades Patriticas. Los
moderados acusaban a los exaltados de desestabilizar el pas y
fomentar la oposicin absolutista con sus excesos, y stos a los
primeros de impedir el triunfo de un autntico programa
reformista.
As el 27 de diciembre se volvi a ordenar el cierre de las
Sociedades Patriticas de las que surgira la sociedad secreta de los
Comuneros en la que militaran los jvenes ms radicales.
Nuevos enfrentamientos entre ambas corrientes liberales tuvieron
lugar con motivo de la convocatoria electoral para el periodo
182223, cuando a Riego se le relacion con unas supuestas
conspiraciones revolucionarias y fue destituido como capitn general
de Aragn, lo que provoc que en Madrid tuviera que intervenir la
Milicia Nacional en este caso al servicio de la autoridad
moderada.
Para analizar correctamente estas tensiones debemos tener en
cuenta que, tras las elecciones para las Cortes que se reuniran el
1 de marzo en las que triunfaran los exaltados, el poder ejecutivo
estaba en manos de los moderados y el legislativo en las de los
veinteaistas; el rey, mientras tanto, fomentaba tanto la divisin
liberal con sus actuaciones, promova las conspiraciones realistas y
cortejaba a las potencias extranjeras.
3.3 Las reformas moderadas: ejrcito y educacin.
Entre los reglamentos aprobados por la nueva legislatura
destacan, por su importancia, los que afectaban al ejrcito y a la
educacin. El 9 de junio de 1821 era aprobada la Ley Orgnica del
Ejrcito, ejemplo del utopismo liberal y base para la creacin de un
nuevo ejrcito pequeo, eficaz y al servicio de la sociedad civil.
Riego expres su alegra ante la aprobacin de la ley y recomendaba,
mediante una proclama a los soldados de Cantabria, que grabasen en
sus corazones los artculos 7 y 8 que calificaban de traicin el
abuso de la fuerza armada y exima de obediencia al superior en caso
de que se empleara para impedir la eleccin de diputados a Cortes,
para disolver la Cmara o su Diputacin Permanente o para ofender la
figura sagrada del rey.
Tambin a principio de junio fue discutida la Ley de Instruccin
Pblica, que puso la base del sistema de tres niveles:
Enseanza primaria, de carcter obligatorio e impartida en todas
las escuelas que habra en todos los pueblos de ms de cien
vecinos.
Enseanza secundaria, que se cursara en todas las capitales de
provincia; y la
Enseanza tercera o superior, impartida en 10 universidades
peninsulares y 22 de Ultramar.
Este era un sistema uniformador y centralizado que, con algunas
variantes, fue la base de la organizacin educativa espaola durante
muchsimos aos.
3.4 Las conspiraciones realistas.
Las conspiraciones realistas se fueron haciendo cada vez ms
organizadas y peligrosas al acercarse el cierre de la legislatura.
El 30 de mayo de 1822, onomstica del rey, en el Real Sitio de
Aranjuez se escucharon gritos a favor de un rey absoluto; en
Valencia los artilleros encargados de disparar las salvas de honor
se encerraron en la ciudadela aclamando al rey y al general Elo all
encarcelado. La insurreccin rpidamente fue controlada y el general
Elo fue finalmente condenado a muerte y ejecutado en septiembre. El
rey se enfrent a su gabinete al negarse a condenar los
acontecimientos de Valencia, lo que haca presagiar males mayores.
El estallido definitivo tuvo lugar el 30 de junio cuando el rey que
se encontraba en Madrid para asistir a la clausura de las Cortes-,
se produjeron nuevos incidentes entre una multitud que gritaba a
favor y en contra de la monarqua absoluta con el resultado de la
carga de la Guardia Real. Este no era un mero enfrentamiento
callejero ya que una sublevacin palaciega, con la colaboracin de la
familia real, estaba en marcha. Madrid qued convertido en
campamento de ejrcitos contrarios: de un lado el rey y sus
guardias; del otro la Milicia Nacional y algunos oficiales
exaltados que crearon el Batalln Sagrado, apoyados por el
Ayuntamiento y la Diputacin Permanente.
El 3 de julio el Gobierno orden que los batallones de guardias
concentrados se retiraran dos a Toledo y los otros dos a Talavera;
los Guardias se negaron a acatar las rdenes y crearon un tenso
impasse que finaliz con la presentacin de dimisin del gobierno al
rey el 4 de julio y la negativa de ste a aceptarla. La madrugada
del 7 de julio los Guardias marchan sobre Madrid, donde la Milicia
y el Batalln Sagrado defendieron sus posiciones y les obligaron a
replegarse hacia palacio buscando la proteccin del monarca para
posteriormente rendirse.
El golpe del 7 de julio finaliz con la victoria liberal y el
rey, defensor de la permanencia del gabinete de Martnez de la Rosa,
tuvo que plegarse y designar un nuevo gobierno (esta vez exaltado).
Artola apunta que el monarca radicaliz la situacin para animar la
intervencin de las potencias extranjeras, a las que llevaba meses
cortejando.
4. Los exaltados en el poder.
La prdida de las elecciones de 1822 por los moderados hizo
saltar el gobierno de Martnez de la Rosa, quiz motivada porque la
intentona golpista del 7 de julio fuera resuelta por el Batalln
Sagrado y no por el Gobierno.
A comienzos de agosto de 1822 el general Evaristo San Miguel
(comandante del Batalln Sagrado en los recientes acontecimientos)
toma posesin al frente de la cartera de Estado. Los exaltados
llegaban al poder y tomaban las riendas de la Revolucin en un
momento en que el deterioro poltico, econmico y social reforzaba a
posrealistas, pese a que acababan de sufrir un importante
derrota.
4.1 La Regencia de Urgel.
A mediados del mes de agosto se creaba, en los crculos realistas
exiliados del sur de Francia, la llamada Regencia de Urgel,
originada en los grupos que combatan al gobierno constitucional.
Tras la ocupacin de la Seo de Urgel se constituy una regencia,
dreada por el marqus de Mataflorida, que provoc la tan temida
unidad del movimiento realista en el interior y en el exilio. Los
manifiestos emitidos por estos regentes retoman los argumentos de
ilegalidad del rgimen constitucional, la condicin de prisionero del
rey y vagas promesas de reformas de acuerdo a fueros y
costumbres.
Sin embargo esta Regencia no cont nunca con el apoyo de Fernando
ni logr, pese a continuos intentos, el respaldo de las potencias de
la Santa Alianza. Espoz y Mina fue el encargado de dirigir las
operaciones contra ella y, apenas tres meses despus de creada, tuvo
que refugiarse en Francia don de su desprestigio aumentara da a da
hasta su desaparicin.
4.2 Las reformas exaltadas.
A las psimas condiciones climticas de 1822 hay que aadir las
econmicas y sociales que ponan a los campesinos al borde de la
desesperacin, siendo presa fcil de proclamas y llamamientos contra
el rgimen constitucional.
Lejos de enfrentamientos armados gobierno y Cortes intentaron
reconducir la situacin y para ello se convocaron, como era
tradicional, Cortes extraordinarias. En ellas se abordaron temas
que afectaban al Ejrcito, al clero regular y a sus bienes en enero
de 1823 se rompieron las relaciones con el Vaticano- y proclamas
patriticas en medio de un ambiente en el que se respiraba la
amenaza de una invasin armada.
Estas Cortes fueron clausuradas a mediados de febrero no sin
antes aprobar el traslado de la Corte a Andaluca, para evitar el
intercambio de notas entre embajadores de la Santa Alianza que
provoc nuevas tensiones entre el monarca y los exaltados cada vez
ms divididos que condujo a la crisis del 19 de febrero. Esta crisis
es un magnfico ejemplo de la situacin del momento: por un lado el
rey se resiste al traslado a Andaluca y depone al gabinete San
Miguel y designa uno nuevo; por otro, las protestas de los
exaltados en la calle condujo a la devolucin a sus puestos de los
ministros con lo que la imagen sera la de un rey, dos gabinetes y
unas nuevas Cortes que se aprestaban a abandonar la capital con
direccin a Sevilla.
5. La situacin internacional y la cada del rgimen
constitucional.
El Congreso de Verona. La posicin britnica. Los Cien mil hijos
de San LuisDebemos recordar que el sistema de Congresos acordado
por la Cudruple Alianza estaba en pleno funcionamiento cuando se
produjo la revolucin liberal de 1820. Anteriormente, en la reunin
de AixlaChapelle (sep-nov de 1818) los aliados dedicaron su atencin
sobre todo a los asuntos franceses: la retirada del ejrcito de
ocupacin, pago de indemnizaciones de guerra e invitacin a Francia a
sumarse a las reuniones de las grandes potencias; la situacin
espaola pas de lado y el debate se centr en la peticin del zar de
mantener las disposiciones territoriales adoptadas en Viena y en la
defensa de los gobiernos frente a movimientos revolucionarios. Esto
fue desestimado por Inglaterra y Austria, ya que la amenaza
territorial provena de las colonias espaolas en Amrica y por
diferentes motivos no vean clara la intervencin.
Pero, cuando las potencias se reunieron en Troppau (oct-dic de
1820) la situacin internacional era bien diferente. El denominado,
por algunos autores, sarampin revolucionario se extenda por Europa
y afectaba a algunas potencias; Metternich hizo frente a los
primeros estallidos revolucionarios de Alemania mediante acuerdo
con Prusia y los prncipes alemanes (sep 1819). Los primeros meses
de 1820 traen episodios revolucionarios en diferentes puntos del
continente: pronunciamiento de Riego el 1 de enero; asesinato del
duque de Berry en Francia en febrero; promulgacin de la Constitucin
de Cdiz en marzo; revolucin napolitana en julio y la portuguesa de
agosto hacen que Austria cambie de actitud y se acerque a la
postura rusa favorable a la intervencin. En Troppau Austria, Prusia
y Rusia acuerdan un protocolo de intervencin si fuese necesario
(Gran Bretaa y Francia asisten como observadores)
Cuando la reunin de Laibach (enero-mayo de 1821) estaba a punto
de concluirse estall la revolucin griega marzo-, que poda arrastrar
al zar a una guerra contra los turcos. Los aliados se separaron y
convocaron una nueva para abordar el asunto griego y peninsular
que, una vez ms, haba quedado en un segundo plano ante la gravedad
de otros conflictos.
Sera durante el Congreso de Verona (oct-dic de 1822) cuando
Espaa se convierte en la gran protagonista, los acontecimientos de
julio la situaban, junto con Grecia, en foco de preocupacin de las
potencias. Francia, tras la explosin de fiebre amarilla en Catalua
en el verano de 1821, haba instalado un cordn sanitario en la
frontera. Este cordn fue sustituido en septiembre de 1822 por un
ejrcito de observacin, debido a la creciente violencia y al avance
de los exaltados, mientras continuaba dando largas a las peticiones
de ayuda de Fernando y le repeta la imposibilidad de volver a la
situacin de 1814.
Mientras tanto el zar Alejandro I aprovechaba para sumar apoyos
a su poltica intervencionista base de su Santa Alianza-, y Austria
junto con Prusia intentaba frenar el protagonismo de los rusos
buscando una imposible unidad de accin que atemperase los excesos
de los veinteaistas exaltados. El 7 de octubre de 1822 el nuevo
embajador britnico, A. Court, enviaba al tambin recin nombrado
secretario de Estado, Cunning, su estimacin sobre la situacin
espaola que fortaleca la poltica britnica desde Viena: Las fuentes
de su prosperidad y grandeza se han secado y algunas para siempre;
su comercio est arruinado: su agricultura abandonada; sus colonias
perdidasNo es ms que una gran ruina.
Con el punto principal de la posible intervencin en los asuntos
espaoles se habra el Consejo de Verona. La posicin britnica en el
Congreso era defendida por su representante, Wellington, quien era
firme en su negativa a respaldar un ataque contra Espaa. Esta
posicin no era debida a que Cunning defendiera el liberalismo sino
a su defensa de los intereses britnicos, entenda que una paz
estable y promover el prestigio y la prosperidad britnicas eran
compatibles. Al mismo tiempo Wellington afirmaba que: las
cuestiones americanas son con gran diferencia para nosotros ms
importantes que las europeas. Wellington intentaba sin xito frenar
la intervencin en Espaa y Court, por su parte, procuraba extraer el
mximo provecho de la situacin postulndose como mediador entre Espaa
y sus colonias en Amrica. Francia adopt una postura decidida a
favor de la intervencin y pregunt cual sera la reaccin de los
aliados as como el tipo de apoyo que recibira en caso de
intervenir. El resultado fue el abandono del Congreso por parte de
Wellington, dejando clara la posicin britnica, y el respaldo del
resto de aliados. Se enviaron notas al gobierno espaol exigiendo la
reforma del texto constitucional, la respuesta espaola ante la
injerencia cerraba el camino a una posible negociacin.
La postura de Montmorency, representante francs en Verona, era
la realizar una accin conjunta aliada chocando con la postura de
Villle y de Luis XVIII, partidarios del protagonismo francs, lo que
provoc su dimisin y el nombramiento de Chateaubriend quin consigui
la exclusividad francesa. El 28 de enero de 1823 Luis XVIII anuncia
que Cien Mil franceses estn preparados para avanzar invocando a San
Luis para conservar el trono de Espaa a un nieto de Enrique IV. La
invasin se inici el 7 de abril de 1823, cruzando el Bidasoa las
tropas mandadas por Angulema.
No se produjo la resistencia popular que se esperaba y los
ejrcitos formados al mando de Ballesteros y el conde de La Bisbal
se rindieron sin apenas combatir. El desnimo, la sensacin de
impotencia de los liberales ante el rpido avance de las tropas y el
descontento con la poltica econmica (sobre todo en las zonas
agrarias), repercutieron en el deterioro de la reaccin popular
frente a los invasores. La nica excepcin la constituyeron los
hombres mandados por Espoz y Mina que ocasionaron problemas a los
franceses hasta el final.
El 23 de mayo de 1823 los franceses entraban en Madrid y se
constitua una regencia presidida por Infantado. El 4 de julio
realizaba un manifiesto en el que afirmaba su voluntad de emprender
una labor puramente administrativa y prevencin de persecuciones, en
realidad fue una vuelta atrs similar a la de 1814 con represiones
ms feroces. La derrota de las fuerzas gubernamentales en
Despeaperros oblig a un nuevo traslado a Cdiz, lugar simblico de
los constitucionalistas, que mostraban ms preocupacin por los
smbolos que por los acontecimientos. La negativa de Fernando al
nuevo traslado oblig a decretar locura transitoria del rey (hecho
que Fernando VII nunca perdonara) y a crear una Regencia encargada
del poder ejecutivo. Una vez en Cdiz, tuvo lugar el nico combate de
las tropas francesas: el asalto al poco defendido fuerte del
Trocadero. El 29 de septiembre las Cortes decidieron dejar libre al
rey y negociar con el duque de Angulema.
El Trienio caa como consecuencia de una intervencin extranjera,
pero ello no debe ocultar que su fracaso obedeci a las propias
contradicciones internas. La incapacidad por articular un sistema
poltico eficaz impidi la estabilizacin del rgimen y facilit el
surgimiento de los movimientos contrarrevolucionarios. Con ello
finaliz la segunda Revolucin Liberal espaola y se abri el ltimo
perodo de existencia del Antiguo Rgimen en Espaa.
La dcada final del Absolutismo (18231833)
1. La vuelta a la monarqua absoluta.
La Junta Provisional de Gobierno de Espaa e Indias en sus apenas
dos meses de vida dio los primeros pasos para restablecer la
situacin anterior al triunfo de Riego. As en abril de 1823 se dio
la orden de restablecer los ayuntamientos anteriores al Trienio, se
disearon las que seran Comisiones de Purificacin y se orden la
retirada de lpidas y smbolos constitucionales y la concesin de una
medalla a los persas. Fue obra de la Junta tambin la creacin de
voluntarios realistas en un intento de proporcionar al absolutismo
una fuerza armada propia al margen de un ejrcito que haba dado
muestras de simpatas constitucionales. La Regencia aprobada por
Angulema tras su entrada en Madrid, y que sustituira a la Junta
desde finales de mayo, sigui la misma poltica.
Aunque restaurado el poder absoluto Fernando no poda ejercer
plenamente su soberana, al lograr su triunfo gracias a una
intervencin extranjera y al no poder estar seguro de la fidelidad
de su propio ejrcito; de este modo el rey se vio obligado a
demandar la presencia de las tropas francesas de Angulema.
1.1 El ejrcito de ocupacin.
La solicitud del monarca a Luis XVIII supona no slo la
oportunidad de fortalecer la situacin francesa en el exterior en un
momento que la poltica de concertacin del sistema de Congresos
hacia aguas-, sino tambin el mejorar las relaciones comerciales
hispano-galas en perjuicio de las posiciones britnicas. El 9 de
febrero de 1824 se firm en Madrid un convenio por el que las tropas
francesas permaneceran en Espaa con la misin de afianzar el
Gobierno de Fernando VII y se asegurase la tranquilidad del pas. El
convenio, que en principio tena una duracin de cinco meses, permiti
el establecimiento de un ejrcito cercano a los 50.000 hombres.
Posteriormente fue prorrogado sine die disminuyendo los efectivos
hasta la retirada definitiva en septiembre de 1828.
Esta ocupacin tolerada y deseada permiti a las potencias de la
Santa Alianza ejercer una influencia moderadora en determinados
momentos. Ni Luis XVIII ni su primer ministro Villle podan ver con
buenos ojos la actitud represiva que adoptaba el primer gabinete
espaol, reiterando a Fernando la moderacin; Rusia tambin se sum a
estas peticiones y Gran Bretaa segua ms interesado por lo que
ocurra en las colonias que por lo que ocurra en la Pennsula.
1.2 La represin poltica.
La preocupacin de los europeos por el primer gabinete de
Fernando VII no era vana, ya que a la persecucin orquestada por el
gobierno y respaldada por el monarca hubo que sumar tambin los
estallidos violentos producidos en diversos sectores sociales,
consecuencia del ambiente de guerra civil que se viva en la
Pennsula.
Si la Constitucin fue recibida con desbordante alegra, ahora
Fernando era aclamado como rey absolutamente absoluto y sus
partidarios queran resarcirse de los agravios sufridos. Todo tipo
de violencia qued reflejado en estas primeras semanas: ejecuciones
como el ahorcamiento del general Riego en la plaza de la Cebada-,
sentencias de muerte, exilio, crcel, presidio, destierro,
expedientes de purificacin lo que llev a los aliados a aumentar la
presin para frenar la brutal represin. El 2 de diciembre se
producira el ansiado cambio de gobierno y su Ministro de Estado y
confesor, el cannigo toledano Vctor Sez, fue cesado.
1.3 La creacin del Consejo de Ministros.
Entre las escasas actuaciones del gabinete Sez destaca la
creacin del Consejo de Ministros por un Real Decreto de 19 de
noviembre de 1823. En un breve texto el rey alude a la necesidad de
adoptar las decisiones de gobierno guardando la unidad conveniente
basndose en dos precedentes: el Consejo de gabinete de noviembre de
1714 y la Suprema Junta de Estado de julio de 1787. De modo que
bien por buscar una mayor eficacia y orden a las tareas de
gobierno, o bien por la presin de Luis XVIII pronuncindose a favor
de las antiguas instituciones e insistindole en la necesidad de
buscar el consejo de hombres prudentes y sabios, este decreto
supuso el inicio de las labores de un Consejo de Ministros
compuesto por cinco miembros (Estado, Gracia y Justicia, Guerra,
Marina y Hacienda). El Real Decreto de 31 de diciembre de 1824
complementara el anterior para establecer las normas de
funcionamiento para estipular que en ausencia del rey lo presidira
el secretario de Estado. Ni que decir tiene que la prevalencia de
la voluntad del rey estaba fuera de toda duda y ni el Consejo ni su
Presidente supusieron lmite a su autoridad
2. El reformismo absolutista
Tras el cese de Vctor Sez, el moderado marqus de Casa Irujo pas
a presidir el nuevo gabinete compuesto por otros reformistas como
Lpez Ballesteros, Luis Salazar, Cruz o el Conde de Ofelia. El nuevo
gabinete, que calmaba las ansias de las potencias continentales,
emprendi la difcil tarea de restablecer una Administracin
desquiciada por los acontecimientos vividos desde 1822 donde, a las
divisiones entre realistas y liberales se sumaran las del bando
absolutista al perder el poder los sectores ms reaccionaros.
Al da siguiente del nombramiento del nuevo Gobierno y con motivo
de la visita que los nuevos ministros le hicieron, Fernando hizo
entrega a Casa de Irujo de un texto de su puo y letra que contena
las Bases sobre las que ha de caminar indispensablemente el nuevo
Consejo de Ministros. En ellas el rey enumera:
1st Plantear una buena polica en todo el Reino,
2nd Disolucin del ejrcito y formacin de otro nuevo,
3rd Nada que tenga relacin con Cmaras ni con ningn gnero de
representacin,
4th Limpiar todas las Secretaras del Despacho, tribunales y dems
oficinas tanto de la Corte como de lo dems del Reino de todos los
que hayan sido adictos al Sistema Constitucional protegiendo
decididamente a los Realistas,
5th Trabajar incesantemente en destruir las Sociedades Secretas
y toda especie de secta, y
6th No reconocer los emprstitos constitucionales.
El gabinete sigui las Bases con las que el rey haba marcado el
camino intentando sacar adelante alguna medida reformista que
llevara las divisiones realistas a su mismo seno, especialmente el
proyecto de amnista de Ofelia. As, por una Real Cdula de 13 de
enero de 1824 se reorganiz el sistema de seguridad pblica con una
polica orientada al control poltico. Los sectores ms reaccionarios
preferan que esta funcin la realizara la Inquisicin, lo que ocasion
algunas protestas. Finalmente, dos obispos, el de Valencia y el de
Orihuela, crearon unas Juntas de Fe. Consecuencia de la actuacin de
la de Valencia fue la celebracin del ltimo Auto de Fe de nuestra
historia. Tambin se crearon las Comisiones Militares Ejecutivas y
Permanentes, con una actuacin en la que se mezclaban los asuntos
polticos y los de orden pblico. Pero el tema ms polmico sin duda
era el proyecto de amnista ya que chocaba con las potencias, que
reclamaban una ms amplia, y por otro con los ultras opuestos a
cualquier perdn. La muerte de Irujo y la entrada de Calomarde en
Gracia y Justicia rompieron la unidad del gabinete sobre el tema
aunque finalmente el decreto de amnista fue aprobado en mayo de
1824 sin lograr satisfacer a nadie, ni siquiera al gabinete, ya que
los ms reaccionarios se oponan al considerar el delito que fue el
que mayor pudo ser, en palabras de D. Carlos y los liberales,
lgicamente, lo repudiaban por escaso.
2.1 La escisin realista
La aprobacin de la amnista trajo como consecuencia un aumento de
la tensin entre el rey y los moderados y dentro del gabinete. El 11
de julio Ofalia fue destituido y Cea Brmudez ocup la Secretara de
Estado. Todo pareca indicar que el gabinete seguira con un nmero
similar de moderados y ultras pero, poco antes de la llegada de
Cea, el ministro de la Guerra, el moderado general Cruz fue tambin
sustituido por el reaccionario general realista Aymerich, hasta
entonces al frente de los Voluntarios realistas, por lo que Cea
perda alguno de sus posibles apoyos.
Con la divisin en las filas realistas, el cuerpo de voluntarios,
en cuya creacin tanto inters tuvo el rey y su crculo, se volva
ahora contra el monarca. De las filas de voluntarios realistas haba
salido la rebelin del brigadier Capap de mayo de 1824 y que ocasion
el cese de Cruz. El origen de la divisin lo encontramos:
En el miedo que tenan los sectores ms reaccionarios a que la
presin francesa atemperara en demasa el absolutismo de
Fernando;
En los nombramientos de algunos ministros a su juicio de
demasiado tibios y
A las medidas aprobadas, entre ellas la amnista.
Esta divisin, encabezada por el infante don Carlos, llev a
ejercer una presin permanente sobre el monarca y su entorno. El
clero se organiz en sociedades secretas o Juntas Apostlicas como la
Pursima o el ngel Exterminador que elogiaban a don Carlos y
criticaban al rey y sus gobiernos, proporcionando los voluntarios
realistas un brazo armado para ejercer su presin en nombre del rey,
en principio, pero con don Carlos dispuesto a ocupar el trono en
defensa del Antiguo Rgimen.
La evidencia de la fuerza de la oposicin ultra preocup
seriamente a Fernando quin organiz una Junta Consultiva del Reino,
presidida por el duque del Infantado, para que pudiese proponer los
medios adecuados para sofocar los posibles desrdenes. Estos temores
con los ultras no hicieron olvidar a Fernando a sus enemigos los
liberales, lo que ayuda a explicar la poltica tornadiza del rey que
le llev a apoyarse alternativamente en el Consejo de Estado
(presidido por don Carlos) y en el moderado gabinete de
ministros.
2.2 La reforma de la Hacienda: Lpez Ballesteros.
Otro problema acuciante era la situacin econmica y hacendstica
del reino, sumido en el caos tras la guerra y la crisis de las
colonias. La Secretara de Hacienda era desempeada por Lpez
Ballesteros, buen conocedor de la casa ya que llegaba desde la
Direccin General de Rentas. Permaneci en el puesto desde 1824 a
1832 lo que le permiti formar un slido equipo y abordar los
principales problemas.
El 14 de febrero de 1824 el rey le inst a que se ocupase del
arreglo del sistema de contribuciones del reyno que era
prioritario, pues tras anular lo dispuesto por el Trienio no se
haba establecido ningn sistema de rentas. A la hora de abordarlo
tena que tener en cuenta dos limitaciones impuestas: huir de las
innovaciones y no reconocer los emprstitos constitucionales, lo que
complicaba la tarea. Ballesteros plante una reforma tributaria para
atender a los gastos ordinarios del Estado y una reforma de la
catica administracin, el resultado fue negativo al ser la
recaudacin ordinaria insuficiente y tener que echar mano a todos
los recursos existentes y contraer nuevas deudas. La necesidad de
conseguir un equilibrio mediante la reduccin del gasto le llev a
elaborar el primer Presupuesto efectivo de la historia de Espaa.
Los presupuestos, tras tres aos de obstculos de todo tipo,
consiguieron reducir los gastos ordinarios del gobierno, aunque no
fue posible lograr un equilibrio completo y hubo que recurrir de
nuevo a prstamos, superando el colapso que amenazaba la Hacienda en
1828. Con la crisis internacional del ao 30 la situacin se
descontrolara al exigir un aumento de los gastos militares.
Para salvar el gravsimo problema de la Deuda, en 1824 se defini
una nueva ordenacin cuyo elemento principal era la Caja de
Amortizacin y estaba encargada de inscribir los crditos contra el
Estado, consolidarlos, pagar sus intereses y amortizarlos, as como
responder de los intereses y amortizacin de los nuevos emprstitos.
Realmente, el nuevo sistema se centr en gestionar nuevos emprstitos
extranjeros, dejando de lado a los tenedores de deuda nacionales de
los que poco se poda obtener.
Lo menguado de los ingresos le oblig a disminuir los gastos en
un momento en que todas las potencias europeas aumentaban sus
presupuestos de forma considerable para sostener a los ejrcitos y
marinas que defendiesen sus intereses polticos y econmicos. En ese
mismo momento Espaa renuncia definitivamente a la reconquista de
sus colonias americanas y los ingresos que reportaban y aceptaba un
papel de potencia secundaria en Europa. Lpez Ballesteros consigui
prolongar durante diez aos ms la agona del Antiguo Rgimen y evitar
el colapso inmediato de haber estado la Hacienda en manos menos
competentes; fue cesado el 1 de octubre de 1832 aunque sus
colaboradores siguieron en sus puestos hasta diciembre de 1833.
3. La cuestin portuguesa.
Desde la salida de la familia real hacia Brasil, como
consecuencia de la invasin napolenica, Portugal haba sido dirigido
por el mariscal britnico Baresford. La revolucin de 1820 hizo sonar
las alarmas en Portugal ante el temor de un contagio, circulando
informes en las embajadas. El 24 de agosto se rebel la guarnicin de
Oporto, seguida de Lisboa y otras ciudades lo que supuso el
nombramiento de una junta Provisional, la convocatoria de Corte y
la promulgacin de una Constitucin inspirada en la de Cdiz.
Entre los logros de la revolucin portuguesa encontramos el
establecimiento de un Parlamento unicameral, la libertad de prensa,
la abolicin del feudalismo, supresin de la Inquisicin y algunas
rdenes religiosas y se inici un proceso desamortizador. El rey Juan
VI, que haba regresado a Lisboa, se convirti en monarca
constitucional al jurar la Carta Magna en octubre de 1822; pero el
movimiento Vilafrancada respaldado por la reina Carlota Joaquina
hermana de Fernando VII- y su hijo don Miguel pona fin al
experimento constitucional pocos meses despus.
El monarca portugus muri, en marzo de 1826, sin dejar testamento
lo que plante algunos problemas al estar su hijo mayor, don Pedro,
en Brasil y ser proclamado emperador de un Brasil independiente en
1822. Por este motivo sus derechos a la Corona estaban en
entredicho y adems tena que hacer frente a su hermano Miguel,
respaldado por los absolutistas. Finalmente, la Regencia reconoci
como heredero a don Pedro que renunci a favor de su hija Mara de la
Gloria, de siete aos, no sin antes otorgar una nueva Carta
Constitucional (abril de 1826) que inauguraba una nueva etapa y el
inicio de nuevos enfrentamientos entre absolutistas y
liberales.
Mara de la Gloria reina bajo regencia y su to don Miguel, con
quin debera casarse llegado el momento y siempre que l aceptara la
Carta de acuerdo con os planes de don Pedro-, comienza a reunir a
sus seguidores en un movimiento (miguelismo) contra el gobierno
constitucional. Los movimientos en el pas vecina preocupan a
Fernando ya que los liberales podan contar con apoyos desde
Portugal y preparar desde all una contraofensiva. Si bien es cierto
que los exiliados liberales espaoles recibieron con alegra la
noticia, en la prctica no fue nunca preocupante para el absolutismo
aunque el liberal luso Saldanha estaba dispuesto a colaborar en una
invasin de Andaluca. La realidad fue bien distinta y Espaa tuvo que
hacer frente a la llegada masiva de exiliados absolutistas; a lo
largo de la frontera se organizaron campos y los portugueses
presionaron a los espaoles para obtener ayuda en una posible
intervencin. Esta situacin provoc una confusa situacin a ambos
lados de la frontera ya que los dos gobiernos demandaban
neutralidad y la adopcin de medidas contra destacados dirigentes,
as como el control de desarme de los refugiados. La tensin fue en
aumento y al final del verano un centenar de soldados de caballera
espaoles pasaron a Portugal y se inici el alzamiento miguelista en
el Algarve.
En Espaa, el Consejo de Ministros para aliviar, adopta varias
medidas que iban desde el envo de un agente secreto a Lisboa a
facilitar las armas y medios al movimiento absolutista portugus. En
noviembre los exiliados cruzan la frontera y toman algunas plazas,
lo que provoc la peticin de ayuda de Lisboa a su aliado britnico;
Cunning aborda el tema con un discurso en defensa de los pases
constitucionalistas, aunque los verdaderos motivos de su apoyo se
encuentran en el cumplimiento de su tratado de alianza con Portugal
y en la defensa del sistema librecambista. Cunning enva 5.000
hombres a Lisboa y sin disparar un solo tiro lograron amedrentar al
gobierno espaol que ces en su apoyo a los miguelistas. Mas tarde,
con el nombramiento del conde de Ofalia un moderado respetado por
las potencias-, como ministro plenipotenciario en Londres sostuvo
ante el rey la necesidad de acreditar la neutralidad espaola,
mantenindose Espaa al margen de los acontecimientos,
La evolucin de la cuestin portuguesa se vio afectada por la
muerte de Cunning en agosto de 1827 y su sustitucin por Wellington
que priv a los liberales de un slido aliado. En 1828 don Miguel
instaura el rgimen absolutista que desencadena una ola de terror y
lleva a Mara al exilio. Una insurreccin popular hace a Pedro perder
su trono en Brasil, en 1831, por lo que regresa a Europa y se
presenta como defensor de la causa liberal y de su hija Mara II;
desde las Azores organiza un ejrcito de 7.500 soldados que
desembarcan en Portugal y, en julio de 1832, toman Oporto. La
marina britnica hace lo propio en el cabo de San Vicente y es
tomada Lisboa en julio de 1833. Mara es restaurada en su trono y se
abre un periodo de luchas entre liberales moderados (partidarios de
la Carta de 1826) y radicales septembristas (defensores de la
Constitucin de 1822). Unos meses despus, en abril de 1834, muerto
ya Fernando, se firmara la Cudruple Alianza entre Gran Bretaa,
Francia, Portugal y Espaa, para expulsar a miguel, finales de mayo,
y proteger a las jvenes reinas.
4. La revuelta ultra.
En 1827 las preocupaciones de Fernando se situaban ms en el lado
ultra que en el liberal, ya que la circulacin de panfletos y las
revueltas eran moneda comn. Los ultras, que reclamaban una vuelta
al Antiguo Rgimen y la reimplantacin de la Inquisicin, comenzaban a
abandonar la idea del monarca cautivo en manos de los liberales y
planteaban la alternativa de su hermano don Carlos al que aclamaban
como Carlos V-. Fernando se resista, a pesar de los informes
policiales, a creer la amenaza ultra y la participacin de su
hermano.
En la primaveraverano de 1827 estalla en Catalua la denominada
guerra de los agraviados originada fundamentalmente por el malestar
existente entre el campesinado y por el descontento entre los
oficiales del ejrcito, mal pagados y relegados se sumaron a la
corriente ultra, contraria a la evolucin reformista que en algunos
momentos adoptaba el rgimen y que ya se haba manifestado con
anterioridad (1825). Las primeras manifestaciones se produjeron en
marzo y las medidas que se sugieren son limitadas y se centran en
la propaganda que desde los incondicionales al rgimen se debe
trasladar a la poblacin; a finales de abril se otorga un indulto
que no consigue calmar el ambiente. Los gritos de Viva el Rey, la
Religin, Muera la Polica y el mal gobierno se extendieron a finales
de julio y se aparta de las filas realistas a los implicados. El
gobierno era cada vez ms consciente de la gravedad de la rebelin y
de la dificultad de recuperar la fidelidad de los voluntarios
realistas; el clero ponto quedara tambin en entredicho. En poco
tiempo los agraviados dominan buena parte de Catalua, sobre todo el
campo, aunque tiene serias dificultades para hacerse con el control
de las ciudades.
A mediados de agosto el Consejo de Ministros analiza el asunto y
sus consecuencias, como afectaba a las relaciones diplomticas y a
la economa ya que el erario no tena dinero suficiente para mantener
a 80.000 hombres desplazados. A mediados de septiembre las tropas
en Catalua eran de 20.000 soldados, estando en la mente las
relaciones catalanas y los primeros Borbones. Quiz por ello
Fernando, por voluntad propia, abandon Madrid y se dirigi a
Catalua, instalndose en el Palacio del Arzobispo de Tarragona;
desde all hizo un llamamiento a dejar las armas con la promesa de
slo castigar a los cabecillas, desactivando rpidamente el
movimiento. Los lderes fueron fusilados y se abri un momento de
cierta calma. Fernando y su esposa, Mara Amalia, permanecieron casi
un ao en Barcelona lo que se tradujo en la conversin de puerto
franco del puerto barcelons.
5. La Francia de 1830 y los liberales espaoles.
En julio de 1830 se produjo en Francia la revolucin que derrib
del trono a Carlos X, como consecuencia de la aprobacin, el 25 de
julio, de las cuatro ordenanzas de Saint Cloud que suspendan la
libertad de prensa, disolvan la nueva Cmara y reformaban la ley
electoral. El 27 de julio se inician las tres jornadas gloriosas,
en las que se pas de la simple resistencia al gobierno a una
revuelta en toda regla. El miedo de los monrquicos a la implantacin
de un repblica presidida por La Fayette inspir la proclama de
Thiers en al que se condenaba a Carlos X, anunciaba los males que
seguiran a la Repblica y presentaba al Duque de Orlens, Luis
Felipe, como respetuoso con la revolucin y autntico ciudadano; Luis
Felipe fue nombrado lugarteniente del reino y el 7 de agosto los
diputados le eligieron rey de Francia por voluntad de la nacin,
jurando la Carta liberal y la bandera tricolor sustituy de nuevo a
la flor de lis.
Los acontecimientos franceses fueron recibidos por los
contemporneos de manera muy diversa, mientras que en las monarquas
ms conservadoras Luis Felipe era denominado el rey de las
barricadas, en los movimientos liberales se abran nuevas
expectativas. Los exiliados espaoles pudieron moverse con libertad
y empezaron a recibir muestras de simpata. Los refugiados en Gran
Bretaa comenzaron a llegar a Francia donde apreciaron las simpatas
a la causa liberal. La negativa de Fernando a reconocer a Luis
Felipe favoreci la causa de los exiliados, ya que Francia los
utiliz como elemento de presin en sus difciles relaciones con
Espaa. Toreno, Isturiz, Alcal Galiano, Martnez de la Rosa y otros
muchos se reunieron en Pars y comenzaron a organizarse.
Juan lvarez de Mendizbal, de acuerdo con el banquero Ardoin,
puso fondos a favor de los exiliados e impuls una especie de
gobierno en el exilio bajo el nombre de Directorio provisional del
levantamiento de Espaa contra la tirana, para poder garanta oficial
a prstamos y crditos. El Directorio, que sera conocido como Junta
de Bayona, se instal en el sur de Francia donde cre una oficina de
reclutamiento a la que acudan tanto liberales convencidos
procedentes de Espaa como buscadores de fortuna atrados por las
promesas de oro. Ya en esta primera fase se puso en evidencia las
tensiones entre moderados y exaltados que seguan chocando y
desconfiando unos de otros, as los informes que llegaban a Madrid
hablaban de fuerzas fragmentadas y de unos 4.000 hombres. El
gabinete espaol, preocupado por la repercusin que una invasin
tendra sobre la situacin internacional, opt por reconocer a Luis
Felipe (cambio fundamental que lleg en un momento en el que los
preparativos de invasin llegaban a su trmino); esto supuso un
cambio radical en la postura francesa y se cursaron rdenes
prohibiendo las concentraciones de espaoles en la frontera, lo que
provoc una invasin acelerada por las circunstancias y en la que an
quedaban muchos puntos oscuros por la falta de acuerdo.
Valds fue el primero en cruzar el 14 de octubre con 400 hombres;
Espronceda cruz por Roncesvalles; Espoz y Mina llegaba a Vera de
Bidasoa el 21 de octubre conociendo las desalentadoras noticias de
las victorias de las tropas realistas y los apuros que encontraban
los liberales. Mina, con proclamas en las que intentaba no hablar
del Trienio, centraba su discurso en solicitar convocatoria de
Cortes, respeto a los fueros, olvido, unin y libertad y. sobre
todo, buscaba provocar nuevos movimientos. Controlaba Guipzcoa y
quera avanzar hacia el sur para instalar un gobierno provisional en
Navarra o Aragn a la espera de la cada de Madrid. Como en ocasiones
anteriores, los otros levantamientos no se produjeron y acosados
por un ejrcito realista superior en nmero los invasores tuvieron
que volver a cruzar la frontera. A pesar del recibimiento
entusiasta, y de la aureola romntica de la intentona, los
derrotados fueron confinados en provincias alejadas de la frontera
y la actitud francesa respecto a la espaola no vari; las
solicitudes de los exiliados por un cambio de postura fracas y con
el paso de los meses unos volvieron a sus actividades y otros
pasaron a engrosar las filas de Torrijos.
6. Los ltimos pronunciamientos: Torrijos.
Jos Mara de Torrijos lleg a Inglaterra en abril de 1824 y sus
actividades le ocasionaron ms de un problema con sus anfitriones
pero, sin embargo, tambin consigui reunir en torno suyo un grupo de
incondicionales britnicos. A finales del verano de 1830, cumpliendo
instrucciones de una Junta a favor del alzamiento, embarc en
Marsella rumbo a Gibraltar para preparar desde all el levantamiento
liberal y dirigir una sublevacin que una junta local preparaba. A
su llegada descubri que los preparativos estaban muy atrasados y
que se necesitaba una importante inyeccin de dinero; pese a ello, y
tras recibir noticias de la entrada de Mina por Pirineos, los nimos
eran elevados. Los intentos se saldaron con fracasos, incluso la
mejor organizada de Salvador de Manzanares que acab con la muerte
de su dirigente.
La presencia de Torrijos en el Pen era una fuente constante de
preocupaciones para el gobierno y se prepar un plan para atraerle a
territorio espaol; informes falsos sobre una conspiracin que se
llevara a cabo en Mlaga, que contaba con apoyos de buena parte de
la guarnicin y garantizaban el traslado de los apoyos enviados
desde el Pen, hicieron caer a Torrijos en la bien urdida trama. El
30 de noviembre sali de Gibraltar con unos 50 compaeros que
cayeron, poco despus, en la trampa y aunque consiguieron huir hacia
el interior slo retrasaron unos das su captura.
El 11 de diciembre, sin proceso ni condena, moran fusilados los
protagonistas del ltimo pronunciamiento liberal del reinado de
Fernando VII.
7. La cuestin sucesoria.
En mayo de 1829 mora en Aranjuez la reina Mara Amalia de Sajonia
y Fernando VII se encontr sin descendencia; a pesar de s