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HOMBRES SAGRADOS Y ARTILLERA PESADA
El Canon/Can de La Teora Social
Joey Sprague
Universidad de Kansas
Gnero y Sociedad, Vol. 11, No. 1. (Feb, 1997), pgs. 88-109.
Traduccin de Jonathan Nader. Fillogo de La Universidad Nacional
de Colombia.
Prlogo
La teora en La Sociologa est constituida por un canon, es decir,
por una serie de postulados tericos propuestos por un nmero
reducido de pensadores a los que se les ha otorgado un estatus
suprahistrico. Partiendo del anlisis feminista de las distinciones
determinadas por el gnero en la conciencia e identidad humana, la
autora sostiene que la teora social est estructurada de acuerdo con
el pensamiento del hombre caucsico capitalista. Los modelos
perceptuales que se emplean en esta organizacin (jerarquizacin de
las relaciones sociales, dicotomas de lgica, abstraccin
descontextualizada, enfoque individualista) concuerdan con la
conciencia hegemnica masculina. Por consiguiente, las teoras
sociales no slo han distorsionado la percepcin social, sino que se
han vuelto funcionalmente irrelevantes en las relaciones sociales
contemporneas. La autora argumenta que es necesario que progresemos
mediante una epistemologa conectiva, es decir, que cree vnculos
entre las disciplinas, dejando de considerar la teora como una
serie de textos sagrados, con el fin de organizarla para crear
nexos entre diversas perspectivas, superando fronteras
disciplinarias, en medio del saber y el hacer. Segn la autora, si
logramos esto, es ms probable que obtengamos percepciones que
tengan en cuenta a todas las personas en sus diferentes contextos y
cotidianidades.
Hace muchos aos me preguntaron si tomara parte en un debate
sobre el canon en el que participaran diferentes universidades. Mi
primera respuesta fue: Por qu yo? Qu sabe una sociloga acerca del
canon? adems de las deliberaciones acerca de los contenidos de
cursos consecuentes con las necesidades de la civilizacin
occidental, siempre haba asociado el concepto de canon con la
literatura y las artes (Dickstein 1992; Fox-Genovese 1986; Gorak
1991; Harris 1991; Kenner 1984; Kermode 1983; Nemoianu 1991; Smith
1988).
Mientras buscaba ideas en las que podra aplicarse el concepto de
canon en La Sociologa, algunos aspectos de las culturas en las que
crec afloraron en mi mente, entonces record mi niez en el seno de
una familia tradicionalmente catlica, y por supuesto, la Iglesia y
sus connotaciones de santidad, con todo esto, fui consciente de que
el canon en la teora social siempre ha existido. Esto ocurri
mientras pensaba en la ley cannica de la Iglesia Catlica, es decir,
las leyes mediante las cuales se organiza su estructura jerrquica,
incluyendo la canonizacin, que es el proceso por el cual a ciertos
individuos se les identifica como super, y hasta supra-humanos. En
algn momento del desarrollo de nuestra disciplina surgi un puente,
tal vez proveniente de cursos de historia occidental olvidados ya
haca mucho, o tal vez de festividades de independencia de pequeas
poblaciones. Este puente sirvi de transicin de canon a can,
entonces apareci la imagen de un arma de artillera pesada, la
imagen de un gran can, aquel que en una ocasin fue pieza poderosa
de un
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arsenal, y que ahora es una reliquia usada para crear un aura de
excepcionalidad y solemnidad.
Este collage de imgenes de santidad y poder me ayud a ver el
funcionamiento del canon en mi propia disciplina, y al mismo
tiempo, cambi mi perspectiva frente a lo que es el verdadero
problema. La idea de que el canon es una serie de textos
fundamentales comenz a verse, ideolgicamente, como un sofisma
distractivo que desva la atencin de los principios inherentes a la
produccin cultural y del carcter poltico del discurso de los
intereses sociales. De la misma manera, algunos estudios feministas
(ej. Bleier 1984; Bridenthal, Koonz, y Stuard 1987; Held 1993;
Sherman y Torten Beck 1979; Williams 1991) en muchas otras
disciplinas afines, han advertido lo siguiente: cualquier percepcin
que sea determinada por el gnero, necesariamente, requiere de una
reorganizacin radical (Thorne y Stacey, 1985). Quiero sostener que
la reorganizacin feminista de La Sociologa, en gran parte, implica
redefinir el mismsimo rol de la teora social, despojarnos de su
actual definicin limitada, y as, considerarle como una actividad
dinmica. Propongo que desde una perspectiva feminista, nuestra
misin sea crear conexiones, y para realizar las conexiones ms
estratgicas que se puedan obtener, es preciso integrar diversas
perspectivas dentro y fuera de las disciplinas, adems de vincular
nuestras interpretaciones con la accin social.
Joey Sprague
EL CANON SOCILGICO
El canon en la teora social ms que una lista de textos es una
lista de individuos a los que han denominado los difuntos blancos.
Al respecto, un proyecto conjunto en el que participaron el Centro
de Recursos Didcticos y la Asociacin Americana de Sociologa
(Departamento de Teora) arroj los siguientes resultados; el
proyecto solicit todos los programas de pregrado correspondientes a
cursos sobre la teora social, y encontr que el 52% se basaban
predominantemente en los tericos clsicos (Moodey 1989). El proyecto
public un libro en el que inclua veinticuatro programas de estudio
que se escogieron, supuestamente, para representar un amplio rango
de enfoques. De los programas, diecisiete se presentaron con el
nombre de los autores por estudiar, y de stos, dos terceras partes
mencionaron a Marx y/o a Weber, la mitad a Durkheim, y una tercera
parte se refiri a Comte y Parsons. Otros trece tericos, todos parte
de los difuntos blancos excepto Habermas, se mencionaron en dos o
tres programas. Slo un programa mencion a una mujer por su nombre,
Mary Wollstonecraft.
La santsima trinidad compuesta por Marx, Weber, y Durkheim
domina no solamente la educacin en la teora sociolgica sino que
tambin es prominente en la prctica (Alway 1995; Connell1996). El
proyecto investigativo tradicional en la teora social es algo as
como una arqueologa intelectual. Se releen los escritos de ciertos
autores clsicos en especial en procura de darles nuevas
interpretaciones (lo que Marx o Weber realmente queran decir) en un
proceso que Chafetz (1993) describe como Exgesis Talmudista. Un
proyecto terico de esa naturaleza trae como consecuencia que se
recurra a algo expuesto por uno de los padres fundadores para
interpretar un problema o fenmeno contemporneo.
El mensaje metaterico de todo esto, es que estas ideas, o bien
sea estos pensadores, son universales y excluyentes de cualquier
contexto histrico, e independientes de las
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circunstancias sociales en donde surgieron. Recordemos que en la
ley cannica el trmino canonizacin se refiere a un largo proceso que
implica captar la atencin del clero, principalmente mediante la
realizacin de milagros, es decir, haciendo lo que la gente del comn
no puede hacer. Me parece que esto describe lo que le ocurri a la
teora social, ciertos escritores han sido canonizados, su condicin
de nicos ha sido enaltecida, sus palabras se han vuelto sagradas,
los hemos convertido en el equivalente terico de santos 1. La
pregunta para que toda la comunidad sociolgica considere, feminista
o no, es, Por qu nuestro discurso sobre teora se convierte en una
constante recurrencia a textos desarrollados en el siglo pasado, en
un continente diferente, en un orden social y econmico dismil?
Las razones de rutina que se exponen para justificar esto hablan
de cierta lnea ininterrumpida del desarrollo de nuestro
pensamiento. Ciertos autores sobresalen como gigantes intelectuales
cuya influencia circula a travs de una constante corriente hasta el
presente. Al respecto, los estudios feministas han demostrado,
debidamente, lo errado del modelo mercantil de ideas que subyace a
tales justificaciones, mostrando cmo, en se entonces y ahora, todo
este control que el canon ejerce sobre la teora social marginaliza
a las personas que no son privilegiadas econmicamente, de igual
manera, a las personas que no tienen ascendencia europea, y a las
mujeres (ej. DuBois 1985; Minnich 1990; Tokarczyk y Fay 1993; Ward
y Grant 1991). Es claro que acudir a la influencia de los autores
del pasado para demostrar su propia importancia es tanto como
cargar las mismas armas de antao, aqullas que crean estructuras de
inequidad, evocando con ello la poderosa e intimidante imagen de un
can.
Lo que quiero sostener es que la formacin contempornea de la
teora social est organizada de acuerdo con el pensamiento del
hombre blanco capitalista. Primero, identificar temas centrales en
la crtica feminista de la teora social convencional. Despus
desarrollar un modelo de la perspectiva del Patriarcado Capitalista
Eurocntrico, esto partiendo de diversos textos que abordan la
manera en la que el gnero, la raza, y/o la clase social conforman
la conciencia, y as, mostrar cmo el marco conceptual que organiza
la teora social es el del pensamiento hegemnico masculino
capitalista. Despus de exponer este argumento, propondr una
alternativa feminista al enfoque cannico de la teora social.
CARACTERISTICAS ESTRUCTURALES DEL CANON SOCIOLGICO
Los estudios feministas, por dcadas, han venido acumulando
evidencia que demuestra que la actual formulacin de la teora social
se ha vuelto contraproducente epistemolgicamente hablando 2.
Obviamente, cada uno de los tericos canonizados ha creado su propio
modelo de la teora social, es decir, los prejuicios particulares
con los que han desestimado investigaciones progresivas realizadas
en otros estudios (Bologh 1990; Lehmann 1994; Mies 1986; O'Brien
1981; Vogel 1983). Quiero apreciar desde una perspectiva diferente,
metatericamente hablando, la organizacin social de la teora social.
En mi opinin, las crticas feministas, puestas todas en conjunto,
nos dicen mucho no slo acerca de los prejuicios de la teora social,
sino tambin de la perspectiva expresada por la teora feminista.
Esta perspectiva sostiene que cuando la conversacin est restringida
a gente que comparte posiciones sociales similares, cualquier
consenso que se alcance, probablemente, sea ms un indicador de los
lmites de la perspectiva comn de las personas
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participantes que un indicador de los universales humanos. Lo
que quiero identificar aqu son los temas recurrentes que han
predominado en la crtica feminista de la teora social, esto con el
propsito de exponer los parmetros que dictaminan el enfoque
predominante en el discurso terico. A mi modo de ver, las crticas
ms reiteradas se agrupan en tres categoras principales: primero, la
jerarquizacin de lo social; segundo, la inclusin de categoras
analticas predominantes; y tercero, el rol social de la teora
social.
Jerarquizacin de lo social.
Uno de los temas recurrentes en la crtica feminista de la teora
social se basa en la tendencia a emplear un patrn de atencin
selectiva que, sistemticamente, crea una estratificacin de las
relaciones sociales. Al respecto, O'Brien (1981), advierte que
contamos con teoras que se ocupan de casi todos los aspectos
esenciales de nuestra existencia biolgica, tales como: la cobertura
de nuestras necesidades bsicas (Marxismo), la sexualidad
(Sicoanlisis), y la muerte (doctrinas religiosas y otras
ideologas). Segn O'Brien, el problema evidente de todo esto es que
los aspectos sociales y filosficos relacionados con la reproduccin
humana no son considerados seriamente. La teora social se ha
interesado poco en comprender los aspectos relacionados con la
crianza y el desarrollo de las personas, las emociones y relaciones
ntimas en general han sido subestimadas (ej. Aptheker 1989; Hillyer
1993; Hooks 1990; Ruddick 1980; Smith 1987). Los estudios
feministas critican la teora social, esencialmente, por ignorar lo
que Aptheker (1989) llama la cotidianeidad de una vida comn y
corriente, es decir, la lucha por preservar la calidad de vida de
nuestras familias en un contexto de explotacin y opresin, todo con
el fin de mantener y fomentar un concepto positivo de nuestra
identidad dentro de una cultura que nos degrada y menosprecia.
En la teora social hay una creencia en auge que es muy
criticada, sta es que lo pblico y lo privado constituyen dos
esferas diferentes de las relaciones sociales, y que la esfera
pblica es ms social que la privada. Si se reflexiona, la definicin
de lo social como una combinacin entre la economa y la poltica
formal es un tanto extraa. Los fenmenos que usualmente asociamos
con la vida privada hacen parte de la experiencia colectiva,
mientras que la participacin en la economa y la poltica est lejos
de ser un universal humano en la sociedad contempornea. Una forma
de dejar en evidencia lo errado de la nocin de lo social consiste
en considerar a las personas a las que usualmente ignoramos cuando
empleamos este parmetro como lente con el que se observan las
relaciones sociales: mujeres que realizan trabajos no remunerados,
nios, personas discapacitadas, adultos mayores. Aunque la lista es
ms extensa, ya hemos dejado de lado a la mayora de nuestra
poblacin.
Irnica y contundentemente, la esfera pblica ha sido conformada
como si estuviera inhabitada. Las relaciones interpersonales
presentes en la realizacin de las labores y actividades diarias se
han excluido, as como los aspectos emocionales inherentes a
cualquier actividad laboral como tal (Hochschild 1983). Las teoras
sociales que abarcan las instituciones sociales ms generales (la
familia, el estado, el trabajo, la educacin, la religin, entre
otras) normalmente relacionadas con la vida pblica, la economa y el
sistema de gobierno, han sido denominadas macro-teoras y se les
considera como las ms importantes, esto partiendo de la asuncin de
que estas instituciones sociales son estructuras abstractas. Las
teoras que prestan atencin al proceso, que se concentran en
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los individuos y en sus relaciones interpersonales se les ha
denominado micro-teoras, muy a menudo tildadas de mostrar, en gran
parte, trivialidad intelectual, adems de representar un alejamiento
sospechoso de las directrices de la sicologa.
Categoras Analticas Dominantes Otro enfoque feminista con el que
se ha criticado la teora social convencional consiste en refutar
las categoras analticas que predominan en el discurso terico. La
categora que ms ha sido objeto de las crticas feministas es la
formulacin de dicotomas de lgica, es decir, la tendencia de
interpretar los fenmenos mediante su oposicin con otros, en un
esquema que se presenta como exhaustivo y mutuamente excluyente. El
patrn con el que se formulan estas dicotomas ha estado presente a
lo largo de la historia de la formacin del pensamiento social
hegemnico de occidente: mente-cuerpo, cielo-tierra,
capitalista-obrero/a, naturaleza-cultura, naturaleza-crianza,
pblico-privado, macro-micro, elemento-colectividad. La
artificialidad de estas dicotomas es evidente al tratar de
identificar la lnea que las separa empricamente. Como Rich (1976)
lo advierte, incluso la dicotoma de el yo y el no-yo se ve refutada
en la relacin que una mujer embarazada tiene con el feto que se
desarrolla en su vientre. La lnea que separa lo pblico de lo
privado, ciertamente, no se traza teniendo en cuenta el contexto
familiar u otras relaciones personales, las cuales se encuentran
directamente limitadas por leyes impuestas por el estado, por
ejemplo: las que se ocupan de la sexualidad, la libertad
reproductiva, y la violencia dentro del ncleo familiar (Sprague
1988). De hecho, muchas de las discusiones polticas ms
controvertidas que tenemos se reflejan en debates acerca de dnde
trazar una lnea que, en algn aspecto particular de la vida, divida
lo pblico de lo privado (ej. la sexualidad, los derechos de
paternidad, la plegaria al iniciar la jornada en la escuela, el
suicidio) Otro enfoque analtico que es comn en la teora social, y
que ha sido criticado por el Feminismo, es lo que podra ser llamado
individualizacin abstracta. Es decir, a las personas se les ve como
si estuvieran aisladas y desconectadas de su contexto
interpersonal, histrico o fsico. Williams (1977) adelant una
genealoga del cambio en el significado de la palabra individuo a lo
largo de la historia de las culturas occidentales. Al principio,
observa Williams, la palabra individuo se refera a un elemento
representativo de una colectividad; una persona era un reflejo de
una realidad ms compleja. En la edad moderna, no obstante, la
definicin de la palabra individuo ha significado todo lo opuesto a
colectividad. De hecho, uno de los problemas centrales de la
modernidad ha sido reivindicar la oposicin natural entre la persona
y la sociedad. Al respecto, Markus y Kitayama (1991) muestran el
carcter europeo de esta concepcin, apuntando que las personas en
Asia y probablemente tambin en frica y Latinoamrica se ven como
seres interdependientes, intrnseca y complejamente ligados con
otros, y situados en un contexto especfico. En mi opinin, un cambio
similar le ocurri al significado de la palabra "abstraccin" en las
tradiciones occidentales. Su raz latina significaba tomar algo de
un lugar, sugiriendo un proceso en el que se extraen algunos
elementos centrales de un contexto concreto, este significado se
conserva en el "abstract" de un artculo. En la edad moderna, sin
embargo, fue muy comn el aislamiento de la abstraccin de cualquier
contexto, no es entonces
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extrao que la definicin de "abstracto" en la actualidad sea
"carente de existencia material". Las dos palabras, "individuo" y
"abstracto", han sido separadas del contexto que alguna vez les
diera significado; no slo eso, tambin han sido redefinidas en
oposicin a este contexto. Como resultado, hemos desarrollado una
idea descontextualizada de la abstraccin, al igual que una nocin
aislada de la individualidad. Un ejemplo claro de esta
individualizacin abstracta consiste en la tendencia a representar a
las personas alejadas del conjunto de relaciones que constituyen su
contexto social y humanidad. Al respecto, un caso puntual es la
costumbre de mostrar a las personas como reflejos de una sola
faceta de las relaciones sociales complejas en las que se
interrelacionan y llevan sus vidas, por ejemplo, el gnero, la raza,
o la clase social. (Collins 1989; Dill 1983; hooks 1981; King
1988). Otro ejemplo de la descontextualizacin de las personas es el
modelo del ser humano racional, esto es, supuestamente, un agente
que establece prioridades y que organiza todo para alcanzarlas, por
lo que evala las opciones con las que pueda contar utilizando los
parmetros de un sistema abstracto de valores, o en trminos de la
utilidad que estas opciones tienen para la consecucin del objetivo
o prioridad (ej. Coleman 1992). Este proceder oculta la impresin
que tenemos del diario vivir, es decir, un enfrentamiento constante
con numerosas responsabilidades que se presentan simultneamente y
que surgen de la compleja red que representan nuestras relaciones
sociales ms importantes (England 1989; Risman y Ferree 1995; Smith
1979, 1987). Al respecto, Sherif (1979) indica cmo, incluso de una
manera ms profunda, segmentamos a las personas, es decir, les
otorgamos atributos abstractos o les adjudicamos uno u otro rasgo a
su personalidad. Por ejemplo, la tendencia ha sido preguntar si las
mujeres son ms pasivas que los hombres, o si usan un lenguaje
diferente, en vez de preguntar si a las mujeres se les observa ms a
menudo en relaciones en las que, en trminos estructurales, estn
relativamente en posicin de desventaja, y que, por ende, responden
estratgicamente ante esa condicin estructural (cf. Smith 1987). La
oposicin a las nociones de fragmentacin y divisin es una tendencia
que tambin est en auge en las crticas feministas de la epistemologa
tradicional. Prestemos atencin a las siguientes nociones: "forma
superior de vida , que es, supuestamente, un estado de negacin de
cualquier tipo de vinculo o conexin; la objetividad, la ruta a la
sabidura a travs de la ciencia (Fox Keller 1985; Smith 1987). La
nocin de racionalidad ha sido definida como la separacin de la
persona de sus sentimientos, es por esto que las ideas se deben
evaluar sin asociarlas con la vida propia, ni con las vidas de las
personas que las formulan, tampoco con las vidas de las personas a
las que estas ideas van dirigidas (Hooks 1994). El problema radica
en que damos gran importancia a los procesos racionales con los que
se formulan las afirmaciones, y con los que, a su vez, se presenta
evidencia que los confirma, entonces, pasamos por alto los procesos
intuitivos a travs de los cuales probablemente se generan nuestras
inquietudes y conocimientos (Harding 1987). Al concebir el mundo
social mediante dicotomas de lgica e individualizacin abstracta se
han generado distinciones conceptuales que distorsionan las
experiencias que muchas personas tienen en sus vidas. Por ejemplo,
la divisin disciplinaria entre "trabajo" y "famila" excluye la
labor de la crianza y el cuidado domstico (Cancian 1985; Cancian y
Oliker 1974; Oakley 1974). Por otro lado, la distincin entre
trabajo y descanso no aplica para la gran mayora de mujeres que
tienen la doble tarea de mantener un empleo y realizar labores
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domsticas en las que no reciben paga (Hartmann 1981; Hochschild
1989). La distincin entre empleo y labores domsticas tampoco aplica
para la vida de muchas mujeres, particularmente las
afrodescendientes, a las que histricamente se les ha relegado de
cualquier trabajo remunerado que no sea relacionado con las labores
domsticas y el cuidado infantil (Collins 1986; Glenn 1992). El Rol
Social de La Teora Social. Qu papel desempea la teora social en la
formacin social del conocimiento?, Qu papel cumple en la relacin
que existe entre los pensadores y la vasta sociedad en la que stos
trabajan? Estas preguntas, no muy a menudo, se presentan
explcitamente al cuestionarse acerca de la teora social, pero se
derivan del principio bsico de La Sociologa Feminista, el cual
sostiene que debera haber una sociologa para las mujeres y la gente
oprimida, y no solamente de estas personas. Histricamente, la teora
social se ha conformado como una cadena de ideas abstractas que
descienden a travs de una serie de hombres. Los proyectos
intelectuales contemporneos, tpicamente, se les concibe como
empresas individuales para mantener, desarrollar, y extender esta
corriente clsica de ideas, esto, irnicamente, en contraste con Marx
y Weber, quienes participaron activamente en los asuntos polticos
de su poca. El rol de los tericos es como el rol del retiro y
recogimiento espiritual de los monjes, los cuales estn conectados
nicamente de manera abstracta con cualquier sentido de
responsabilidad hacia sus comunidades, esto suponiendo que estn
conectados de alguna manera con la sociedad. En consecuencia, las
preguntas y las respuestas que la teora social expone estn lejos de
servir para reflexionar acerca de la cotidianeidad de la gente del
comn. Al respecto, Smith (1987) sostiene que las prioridades de la
comunidad de profesionales de la Sociologa parecen ser
establecidas, en su mayora, como respuesta a las preguntas y
necesidades de los hombres que ostentan el poder, y no de acuerdo
con las inquietudes que se desprenden de las experiencias vividas
por las personas comunes y corrientes. Como advierte Smith, es
mucho ms probable que preguntemos cmo se puede manejar
efectivamente a las personas, en vez de preguntar cmo se puede
mejorar su calidad de vida. La abstraccin en la que se encuentra el
rol de la comunidad de especialistas se ve reflejada en la manera
en la que dividimos la actividad acadmica. Por un lado, hemos
creado distinciones profundas entre investigacin "bsica" y
"aplicada"; y por otro lado, distinciones entre investigacin y
enseanza, es claro que estas diferencias son jerrquicas. Segn la
teora social, el proyecto intelectual ms importante, "nuestra labor
real" es continuar con la corriente de ideas, no abordar los
problemas de la cotidianeidad, ni mucho menos fomentar el
desenvolvimiento social e intelectual de nuestras comunidades. Al
respecto, Habermas (1971) sostuvo que el conocimiento puede tener
uno de tres objetivos potenciales, que son: controlar, entender, o
emancipar; y los objetivos de cualquier tipo especfico de
conocimiento se pueden deducir de los parmetros con los que ste
determina la validez de dogmas y doctrinas. Por ejemplo, la
habilidad de predecir es un parmetro adecuado si el fin es
controlar un fenmeno que se estudia. Cuando el objetivo del
conocimiento es entender, el criterio vlido es la intersubjetividad
entre las personas que se estudia, es decir, la unanimidad o
consenso que alcanzan en un significado o en una
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situacin determinada. Sin embargo, cuando el objetivo principal
de la empresa es emancipador, el poder predictivo y la unanimidad
no son medidas adecuadas para determinar la veracidad de un anlisis
o una teora. Si en realidad nuestro objetivo es comprender el mundo
con el fin de hacerlo un lugar mejor para ms personas, tenemos que
ser conscientes de que la importancia de los medios que usamos para
evaluar y legitimar el conocimiento radica en la utilidad que stos
puedan tener para facilitar el cambio social en cuanto a la
consecucin de este objetivo. La teora sociolgica, por decir lo
menos, no ha estado comprometida con las deliberaciones cientficas
contemporneas, es ms, ha proporcionado un nmero reducido de
intelectuales pblicos. De hecho, el discurso terico es, usualmente,
tan impenetrable que crea barreras que dificultan entablar
conversaciones con profesionales de la sociologa especialistas en
otras reas, ms an con activistas sociales, y ni mencionar a las
personas cuyas experiencias son el objeto de estudio de los
tericos. La relacin entre la teora y el mundo social tiene un poco
ms de sentido si tenemos en cuenta que los intelectuales ocupan una
posicin dentro de las estructuras sociales que generan intereses de
clases. En cuanto a las clases, la comunidad de analistas, en
muchos casos, ha sealado el surgimiento de una "nueva clase" cuyo
poder y privilegios se basan en las credenciales profesionales que
poseen (cf. Ehrenreich y Ehrenreich 1979; Gouldner 1379; Konrad y
Szelenyi 1979; Szelenyi y Martin 1988; Wright 1985). En el actual
orden social, el acceso restringido a la certificacin acadmica y el
uso de un discurso altamente especializado hacen que estos
privilegios estn plenamente garantizados, adems de validados por la
sociedad. Es claro que la exclusin no es la nica estrategia viable
que tienen los intelectuales para asegurarse su propio bienestar
material. Un argumento alternativo para legitimar esto, sera el
beneficio que el trabajo acadmico representa para la gente en
general. De verdad que es interesante especular acerca del tipo de
razones que daramos si tuviramos que justificar nuestro salario a
la gente que en ltimas lo paga. Resumiendo, la teora social ha sido
estructurada como una cadena de ideas que ha pasado de una
generacin de hombres a otra. Es evidente que el discurso
contemporneo de la teora social, en si mismo, no es aplicable a la
accin social en situaciones reales, ni mucho menos puede
representar algn potencial emancipador. Este discurso nos ha
llevado a una forma de percepcin que: primero, aparta la vista de
los aspectos centrales de las relaciones sociales; segundo, emplea
categoras perceptuales que distorsionan la realidad de la vida de
la mayora de las personas, especialmente la de las menos
privilegiadas econmicamente; y tercero, est apartada de la
constante dinmica de la vida en comunidad. Por qu la teora social
ha tomado estas directrices? Personalmente, creo que la teora, como
la conocemos, est elaborada de acuerdo con la perspectiva masculina
propia de las clases sociales relativamente privilegiadas en
Europa. En otras palabras, la formacin de la teora social es
consecuente con la perspectiva de los hombres que gobiernan y/u
ostentan el poder econmico. EL PENSAMIENTO DEL CAPITALISTA
BLANCO
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Esta organizacin patriarcal de capitalistas blancos, con toda su
supremaca, ha propiciado la creacin de diferencias en la
conciencia, es ms, existe una variedad de anlisis que dan cuenta de
cmo lo hace. Al respecto, los anlisis de Chodorow (1978, 1991),
O'Brien (1981, 1989), Smith (1979, 1987), y Collins (1989, 1991)
son relevantes por varias razones: primero, pertenecientes a cuatro
tradiciones tericas diferentes, las escritoras dan un panorama de
las divergencias, e incluso de los conflictos, que la comunidad
feminista presenta en sus enfoques tericos al abordar el problema
de la organizacin patriarcal; segundo, las cuatro representan
puntos de vista diferentes dentro de las concepciones con las que
interpretan los fenmenos sociales, y en un grado muy alto, llegan a
un consenso de lo que ven empricamente, es decir, de los parmetros
de la conciencia hegemnica masculina; y finalmente, las analistas
muestran, ms detalladamente, el grado en el que la teora sociolgica
actual expresa la percepcin propia de los hombres heterosexuales de
ascendencia europea que son privilegiados econmicamente. El Trabajo
de Chodorow y La Individualizacin de la Conciencia El enfoque
sicoanaltico de Nancy Chodorow (1978, 1991) es, tal vez, el anlisis
ms conocido de las diferencias establecidas por el gnero en la
conciencia. Chodorow desmonta analticamente el sicoanlisis
tradicional para identificar dinmicas establecidas por el gnero
basndose en entrevistas con pacientes en el desempeo de su trabajo
como sicoterapeuta. La estudiosa sostiene que las diferencias
estructurales de gnero en la conciencia son el resultado del
desarrollo de la personalidad en la infancia frente a las
asignaciones sociales determinadas por el gnero, por ejemplo, los
hombres no participan en la crianza y el cuidado infantil en una
cultura donde el gnero se emplea como medida importante para
organizar las relaciones sociales. En consecuencia, los nios
comienzan a verse a si mismos, a muy temprana edad, como seres
aislados, y su gnero se convierte en un factor importante en la
impresin que tienen de su propia personalidad. Para los hombres, el
incremento de su autonoma exige el rechazo de cualquier conexin
sicolgica con sus madres en particular, y de cualquier aspecto
femenino dentro de sus personalidades. Por otro lado, la
diferenciacin que se hace de las nias nunca es tan completa como la
de los nios; la identidad que ellas desarrollan no se basa en el
gnero, ni requiere una desvinculacin completa de las conexiones
sicolgicas con sus madres. Estas psicodinmicas determinadas por el
gnero estn arraigadas nocivamente en el aprendizaje de los roles
sociales, este rol para las nias se define dentro de su contexto
concreto adquirido mediante relaciones interpersonales, pero para
los nios se define fuera del hogar y tiene que ser adquirido
mediante una identificacin abstracta con los roles pblicos de sus
padres y los de otros hombres. Todas estas distinciones a tan
temprana edad provocan el desarrollo de diferencias de gnero en la
impresin que tienen las personas de su propia identidad y en las
relaciones con otras. Los hombres desarrollan una concepcin
altamente individualizada de su personalidad e identidad y crean un
enfoque abstracto del mundo, para ellos la integracin representa
una amenaza pues acarrea la prdida de la identidad. Las mujeres,
por su parte, desarrollan una concepcin de su personalidad que se
relaciona con otras personalidades y que se encuentra arraigada en
relaciones concretas.
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El trabajo de Chodorow, como muchos otros en la teora feminista,
le presta poca atencin a la dinmica de clases, toda vez que su
material de prueba est marcadamente viciado por rasgos de la
riqueza y la elevada educacin de la gente que acude a la comunidad
sicoanalista en calidad de pacientes. Esto, sin lugar a dudas,
explica su especial atencin al ncleo familiar clsico compuesto por
la madre ama de casa y el padre que trabaja y provee a su familia
(para ver ms crticas leer Lorber 1981, y otros). A pesar de los
lmites de su anlisis, el trabajo de Chodorow se debe extender ms
all de las personas relativamente privilegiadas econmica y
acadmicamente. Es ms, los lmites del anlisis de Chodorow hacen que
este trabajo sea til para identificar la percepcin de la vida que
tiene la gente privilegiada. La literatura acerca de la clase
social y la conciencia usa palabras como "individuo" y "abstracto"
para referirse a la concepcin capitalista del mundo, en contraste
con la clase obrera, la cual presenta una concepcin ms colectiva y
concreta de su vida y entorno (ej. Bernstein 1971; Bulmer 1975;
Mann 1973; Mueller 1973; Ollman 1972). Al poner juntas estas dos
percepciones, vemos que la conciencia de los hombres que son
privilegiados econmicamente tiene ms probabilidad de ser abstracta
e individualizada que la de los hombres provenientes de clases
sociales y culturas menos privilegiadas. As mismo, estos hombres
tienen ms probabilidad que la mayora de las mujeres de tener una
conciencia abstracta. Los anlisis de Chodorow sugieren una
interpretacin de la formacin social de la teora social. Esto es,
que el canon podra estar expresando la concepcin que los hombres
privilegiados tienen de ellos mismos y la manera en la que se
relacionan con el mundo. La teora considerada como un proyecto
racional abstrado de la constante dinmica de la vida diaria le
brinda una forma segura y confiable a los hombres privilegiados de
no hacerse oposicin, as, asociarse con otros y llevar las
directrices del mundo. El lugar que la teora social ocupa en la
vida de la comunidad es tan abstracto como la impresin que se tiene
del rol social masculino en el mundo. El Trabajo de O'Brien y el
Pensamiento Convencional Masculino Mary O'Brien (1981, 1989), que
fue partera de profesin en un tiempo, utiliza un enfoque
histrico/materialista para sostener que las diferencias en la
percepcin son el producto de cmo los hombres y las mujeres,
histricamente, han asumido cierto comportamiento intencional en
respuesta a unas disposiciones sociales que llevan a esto. Un
ejemplo es lo siguiente: para poder imponer un control social sobre
los procesos de los que ellos mismos se han excluido, los hombres
herederos de las tradiciones europeas que ella describe, a lo largo
de la historia, han creado la esfera pblica, as pueden dominar los
procesos desde la abstraccin en la que se encuentran. La tendencia
que tienen los hombres a evadir cualquier participacin en los
aspectos relacionados con la reproduccin humana (excepto el coito)
presenta un problema para la legitimidad de su propio control sobre
los procesos. Este problema se confronta dndole tanto valor social
al rol masculino como sea posible. Segn O'Brien, esto explica por
qu la concepcin patriarcal convencional le da gran importancia al
coito y a la virilidad y rendimiento sexual del hombre, de esta
manera, se deja de lado el valor de las labores relacionadas con la
crianza y el cuidado domstico. O'Brien afirma que el hecho de que
los hombres se abstraigan de la comunidad concreta de personas que
realizan las actividades relacionadas a la crianza y el cuidado
domstico, ha
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generado que creen una comunidad abstracta en la sociedad y el
estado. Los hombres, apartados de la historia concreta de la
continuidad humana a lo largo de las generaciones, han construido y
santificado una historia de abstraccin e ideas. La cultura que han
producido promueve la formacin de una conciencia abstracta,
contradictoria, y discontinua. Por su parte, anlisis de la
organizacin de clases en la actividad laboral resaltan que, en la
comunidad, la objetividad y sus posibles conceptos derivados varan
dependiendo de la clase social (Hartsock 198.5; Lukacs 1971). La
clase privilegiada se encuentra abstrada de la clase obrera y est
adaptada para las finanzas y las relaciones comerciales, adems, la
clase privilegiada experimenta la economa como una operacin de
dinmicas abstractas. Segn la clase privilegiada, la clase obrera,
por estar envuelta en un modelo de trabajo que crea cosas que
tienen valor monetario, tiene el potencial de entender, que todo lo
relacionado con la actividad econmica representa la labor social de
las verdaderas personas. Este orden de ideas trae a la mente otra
descripcin de la formulacin de la teora social. El hecho de que el
canon se haya conformado como una coleccin linear de textos
pertenecientes a una corriente abstracta de ideas es el resultado
de la tendencia a no abordar los aspectos de la crianza humana. La
historia de las creencias de los hombres, lo que OBrien denomina
como "pensamiento convencional masculino" hace oposicin a cualquier
sentido de arraigamiento o pertenencia en el curso concreto de las
generaciones o incluso se opone a la conexin proveniente de la
produccin social (la participacin y la interaccin social envueltas
en cualquier actividad econmica de una comunidad). Con todo esto,
es claro que el canon es una respuesta masculina para evitar los
efectos de la abstraccin en la que se encuentran: la hermandad de
intelectuales es una comunidad abstracta que, dentro de una
sociedad privilegiada, sustituye la participacin concreta en la
experimentacin social del mundo de la vida (Lebenswelt/lifeworld,
Husserl, 1936) Es imposible resistirse a comparar esto con los
anlisis del sacerdocio que expone la comunidad teloga feminista
(ej. Harrison 1985; Reuther 1983). El Trabajo de Smith y la
Bifurcacin de la Experiencia Dorothy Smith (1987), rene la doctrina
Marxista y la ciencia de la Fenomenologa para aplicarlas a la
experiencia concreta de las personas que son participantes sociales
de primer plano, identificando que la divisin sexual del trabajo es
un factor que produce conciencias determinadas por el gnero. Segn
Smith, en nuestra forma de organizacin social los hombres dominan
un mundo abstracto y conceptual mientras que las mujeres realizan
un trabajo de implementacin concreta en un mundo tangible. Esta
divisin del trabajo significa que los hombres, especialmente los ms
privilegiados, tienen mucha ms probabilidad que las mujeres de
estar en posiciones en las cuales poder fijar y llevar una rutina
simple. Las experiencias comunes de las mujeres implican el
cumplimiento de mltiples exigencias, a menudo conflictivas, que
buscan suplir las necesidades de otras personas. La divisin
establecida por el gnero de las experiencias conlleva a una
bifurcacin determinada por el gnero de la conciencia y de las
formas de conocimiento: la percepcin de las mujeres tiene ms
probabilidad de centrarse en experiencias cercanas; la de los
hombres est ms abstrada del tiempo, espacio, y la existencia
concreta.
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Al respecto, el conocimiento oficial, lo que Schutz (1962)
describi como el dominio cientfico, expresa la conciencia de los
participantes sociales privilegiados, es decir, los hombres blancos
econmica y/o acadmicamente ms favorecidos en la sociedad. Los
trabajos cientficos tradicionales dan cuenta, solamente de manera
superficial, de la divisin entre el conocimiento oficial y la
existencia concreta. En cuanto a esto, el lenguaje simblico de
Smith tiene un gran efecto: "extendemos el brazo a travs de
nuestros modelos conceptuales buscando alcanzar y extraer
fragmentos del mundo emprico, despus, nos retiramos a nuestras
oficinas y procesamos la informacin que se ha obtenido de tal
manera que terminamos acomodndola a los mismos modelos". El
panorama al que llegamos, probablemente, se parece ms a un cuadro
organizacional establecido por alguna institucin o empresa que al
diario vivir de las personas que son participantes sociales de
primer plano, cuyas actividades constituyen la esencia de las
instituciones sociales. Smith propone que la tarea de la teora sea
eliminar la discontinuidad que hay entre la vida diaria y el
conocimiento abstracto, es decir, mostrar cmo la aparente
irracionalidad de la vida diaria es el producto de una operacin
correspondiente a jerarquas de dominio que operan abstradas de las
experiencias ms cercanas de las personas (cf. hooks 1994). Smith
pide que situemos a las personas comunes y corrientes en el centro
de nuestro anlisis para poder entender (y ayudarles a entender)
coherentemente sus vidas estudindolas en un contexto que se
desplace de lo local a lo global. El anlisis de Smith concuerda con
la teora del conocimiento desarrollada por Bell Hooks (1994), que
identifica la divisin mente/cuerpo como la dicotoma central en la
formacin social del conocimiento. Entre las muchas manifestaciones
de esta divisin se encuentran las siguientes: la distancia que
separa el conocimiento de la pasin y la experiencia en la vida, la
oposicin jerrquica entre el aprendizaje y la enseanza, y los
innumerables textos que, en lugar de tratar a las personas como
gente en todo el sentido de la palabra, las reducen a meras
funciones cognitivas. Segn Hooks, el propsito del conocimiento es
desarrollar un pensamiento crtico que le permita a las personas
mejorar su condicin de vida, y el subttulo de su libro es un
llamado a que la educacin sea lo que fue en las escuelas para gente
de raza negra donde se educ y creci: "la practica de la libertad."
El Trabajo de Collins y las Culturas Dominantes Patricia Hill
Collins (1989,1991) desarrolla un anlisis que, desde la perspectiva
feminista afrodescendiente y mediante un contraste, expone algunos
procedimientos que revelan las prcticas dentro de la teora social
hegemnica. En todo su trabajo vemos que las concepciones de la vida
que tienen las personas se consideran productos de las formas
culturales desarrolladas por las comunidades en su lucha por
sobrevivir. Collins describe cmo las comunidades afrodescendientes
se han desarrollado fundamentndose en formas culturales que
resaltan un sentido de responsabilidad colectiva, por ejemplo, la
crianza compartida (padre y madre) y la definicin de educacin en
trminos de "sacar la raza adelante," para sobrevivir a lo largo de
siglos de opresin econmica y poltica. La escritora aborda cmo las
representaciones culturales del bien, la belleza, y la verdad
representan, por s mismas, un problema. En particular, Collins
sostiene que la autoridad cientfica como se le conoce en la cultura
eurocntrica ha representado una forma de dominacin.
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Segn Collins, al formular leyes universales, la comunidad
acadmica predominante pasa por alto la particularidad esencial de
la experiencia humana y termina generalizndola partiendo de la
propia, la cual es privilegiada. La analista hace oposicin a las
limitadas jerarquas de autoridad que hemos diseado en relacin a los
asuntos concernientes a la cultura y el conocimiento. Al respecto,
la estudiosa presenta evidencia que demuestra que las personas
comunes y corrientes a menudo pueden, como seres humanos que son,
hacer buen uso de su habilidad inherente de interpretar y analizar
sus propias experiencias. Collins describe que el modelo de
conocimiento desarrollado desde la perspectiva de las mujeres de
raza negra no se abstrae ni se organiza jerrquicamente, sino que se
conecta y se basa en las experiencias que han tenido en sus vidas:
el dilogo es una fuente importante de validacin o confirmacin; se
confa en las emociones como fuentes vlidas de informacin; las
afirmaciones se interpretan considerando qu se conoce del carcter y
la biografa de las personas en particular que las generan. Existen
similitudes evidentes entre las crticas expuestas por Collins y los
escritos recogidos por Tokarczyk y Fay (1993), los cuales
correspondan a docentes de universidad provenientes de clases media
y baja. Partiendo de las culturas de las clases sociales no tan
favorecidas en que las criaron, estas dos mujeres, tnicamente
diversas, critican el discurso acadmico tradicional, que es tan
abstracto que excluye a la comunidad de estudiantes, y a cualquier
persona a la que pueda ir dirigido, de cualquier participacin
activa en la formacin del conocimiento (Belanoff, Hooks, Sowinska).
Tokarczyk y Fay se oponen a los estndares acadmicos que sostienen
que las experiencias de las personas no son bases slidas en las que
se pueda fundamentar el conocimiento, y que las vivencias
personales no son una ruta de acceso a una mayor comprensin
(Belanoff, Johnson, Roskelly). Las dos escritoras rechazan los
estndares acadmicos que sealan que "la verdadera misin de la
comunidad acadmica" es producir lo que, nos beneficie como
comunidad acadmica, y no lo que le enriquezca y sea til a nuestra
comunidad estudiantil y sociedad (Fox, Tokarczyk, Weaver). Collins,
Tokarczyk y Fay resaltan el grado al que el conocimiento oficial
constituye la clase social y la raza, al igual que el grado en el
que el gnero es especfico. Es de importancia, para el argumento que
se expone en este ensayo, notar que todas estas perspectivas que
critican la concepcin hegemnica de la vida estn estructuradas
fundamentndose en puntos de vista que crean nexos entre los
aspectos relacionados con la experiencia humana. Recapitulemos,
Chodorow interrelaciona la literatura sicoanaltica con el
feminismo, adems de su propia experiencia como terapeuta, para
revelar la presencia de aspectos determinados por el gnero desde
las primeras experiencias de nuestras vidas y en las ms ntimas
percepciones de nuestra personalidad. Por su parte, el anlisis de
O'Brien acerca del alumbramiento y las polticas sobre la
reproduccin humana se nutre de sus aos de experiencia como partera
profesional y activista poltica. Por otro lado, Smith, desde su
posicin como miembro del Departamento de Educacin de una
universidad en Canad, confronta las tradiciones tericas sociales de
origen europeo con un anlisis de la interaccin entre el trabajo que
representa ser madre y las exigencias de la educacin primaria como
institucin, las cuales son parte de la labor materna. Finalmente,
Collins, desde su posicin marginada de mujer afroamericana (en una
situacin donde la sociedad norteamericana la reconoce como miembro
y, sin embargo, le segrega por su raza), fundamenta su crtica de la
conciencia hegemnica empleando el claro contraste que
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existe entre las tradiciones culturales de los
afronorteamericanos y las tradiciones acadmicas y culturales de los
norteamericanos blancos. Las diversas perspectivas de estas
acadmicas feministas evidencian todava ms sus concordancias,
especficamente, en trminos de las caractersticas que identifican en
la perspectiva hegemnica en general y en la formacin del
pensamiento sociolgico. Al poner juntas todas estas observaciones,
vemos que la conciencia de la minora privilegiada est conformada en
funcin de una concepcin profundamente individualizada de la
identidad. Este tipo de conciencia est constituida de acuerdo con
una percepcin abstracta del rol social en el mundo, de acuerdo con
un distanciamiento de las actividades concretas del cuidado
infantil y las labores domsticas, y con un enfoque jerrquico del
conocimiento. En resumen, los patrones conceptuales propios de la
clase privilegiada se asemejan, de una manera muy evidente, a la
organizacin social de la teora social, incluyendo los rituales en
donde se exaltan y se recurre a los hombres del pasado con sus
ideas y planteamientos. Estos parmetros implican la devaluacin de
las relaciones ntimas y la crianza, la aceptacin de las dicotomas
lgicas y la abstraccin descontextualizada, y la desvinculacin de
las personas de sus experiencias cotidianas como miembros de una
comunidad. EL DESMANTELAMIENTO DEL CANON/CAN. La teora sociolgica
ha sido constituida y evaluada en trminos de estndares y prcticas
que se presentan como universales pero que de hecho son
manifestaciones de una perspectiva particular privilegiada. La
comunidad feminista, as como otros grupos comprometidos con la
equidad y la justicia social critican, con todo derecho, el grado
al que la teora, tendenciosamente, ha propiciado que ciertas formas
privilegiadas de clase, gnero y raza parezcan naturales, razonables
y justificadas. En consecuencia (de alguna manera esto ha sucedido
inadvertidamente), la teora ha defendido los intereses de los
modelos perceptuales que justifican el dominio social. Es de
importancia notar que han surgido dos tipos de respuestas a las
crticas que recaen sobre el canon (se critica el canon
principalmente por ser el artilugio con el que los hombres de
origen europeo que son privilegiados econmicamente han beatificado
sus creencias), ambas deben ser desaprobadas desde la perspectiva
feminista. Una respuesta ha sido proponer una transposicin simple
de la autoridad, lo cual se lleva a cabo mediante un cambio de la
comunidad que la ejerce, en este caso, el grupo dominante le otorga
la autoridad al grupo dominado de liderar el trabajo (ej. McCall y
Wittner 1989; cf. Cook y Fonow 1986). Las inferencias lgicas que
subyacen a todo esto son: el grupo que no es privilegiado tiene que
realizar el trabajo, y por consiguiente conoce ms de las
circunstancias reales de la vida que el grupo dominador. Es ms,
supeditadas a los caprichos del grupo dominante, las personas
comunes y corrientes tienen que ser conscientes de las concepciones
y posibles opiniones de aquellas personas que les dominan y
oprimen; por su parte, el grupo privilegiado no necesita saber
mucho de la gente que controla. En consecuencia, si preponderamos
los sentimientos y pensamientos del grupo dominado,
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teniendo en cuenta estas reflexiones, aumentan nuestras
posibilidades de comprender los fenmenos sociales. Sin embargo,
esta concepcin tiene un punto dbil, pues el grupo dominado tambin
tiene perspectivas especficas, y por ende limitadas. La
interpretacin que este grupo tiene de sus experiencias est
restringida debido al control de la cultura hegemnica en la que la
perspectiva del grupo dominante est implcita. Es ms, el grupo
dominado no forma parte de todas las esferas de las relaciones
sociales y tiene ms probabilidad de ser excluido de las actividades
que son fundamentales para el ejercicio del poder social (Sprague y
Zimmerman 1989,1993). La comunidad feminista no puede aceptar el
predominio o hegemona de ninguna perspectiva, sin importar que tan
identificada se sienta con ella. Es necesario comprender los
fenmenos sociales de la percepcin de los dos grupos, el dominante y
el dominado, tambin es necesario que tengamos la disposicin de
criticar, indiscriminadamente, ambas percepciones. La otra
respuesta, que es cada vez ms comn en deliberaciones informales,
desde los mbitos profesionales a los salones de clase,
especialmente entre las personas que se identifican con el
postmodernismo, ha sido llegar a la conclusin de que "La Verdad" no
es posible, de esta manera se ha involucionado en el relativismo,
el cual muestra el conocimiento como dependiente de los factores
externos de las personas. En mi opinin, no podemos saber nada, ni
generalizar, ni teorizar ms all de nuestra especificidad
individual. Las relaciones sociales son un texto con una fuente
ilimitada de historias, cada quien tiene una que contar, y no hay
manera de escoger cul historia narrar. La comunidad feminista tiene
una deuda con el postmodernismo por muchas razones, incluyendo las
lecciones de humildad que nos brind al darle un nuevo mpetu a la
crtica del conocimiento. Como quiera que sea, las personas que
estaran interesadas en que la labor de la de la teora se redujera a
la auto-investigacin, tambin estaran dispuestas a construir una
Torre de Babel epistemolgica. Al respecto, las implicaciones
polticas son reveladoras: si el cambio social requiere de accin
colectiva y si la accin colectiva depende de un anlisis compartido,
entonces la negacin de la verdad colectiva est de acuerdo con el
statu quo. Esta es una consecuencia que puede ser aceptable para
los intelectuales de clase media-alta en sus privilegiadas
condiciones de vida, es aceptable para ellos que son los que
proponen esta postura individualista, la que heredaron de los
padres fundadores. Por otro lado, esta justificacin del statu quo
no representa una alternativa justa para el gran nmero de personas
en nuestra sociedad que carecen de vivienda, que no tienen
seguridad social, ni, mucho menos, esperanza. Una Alternativa
Feminista: De Cnones/Caones a Conexiones En mi opinin, la teora y
epistemologa feminista ofrecen una forma de escapar de la trampa
tendida por la hegemona y el relativismo. Es evidente que la
concepcin de la verdad que fundamenta la actual organizacin de la
teora social es individualizada y ha sido degradada a la condicin
de un simple objeto. Tenemos la creencia de que la verdad le
pertenece a un texto, teora, o pensador en especial, y hemos
formado el conocimiento como si se tratara de un objeto, es decir,
un privilegio que algunas personas poseen pero
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otras no. Las criticas feministas como las que he reseado en
este ensayo constituyen un fundamento para una epistemologa que no
se base en la investigacin parcelada sino en la conexin de
estudios. Al respecto, Haraway (1988) desarrolla este punto ms
claramente. La estudiosa nos recuerda que la lgica de la ciencia
emprica se basa en estimar el conocimiento que se fundamenta en
percepciones concretas, es decir, en el uso de nuestros sentidos.
Haraway utiliza el concepto de "visin determinada por el cuerpo"
para resaltar que vemos el mundo a travs de nuestros cuerpos, los
cuales tienen posiciones fsicas claramente definidas y presentan
visiones especficas del mundo. La conexin que tenemos con el objeto
de estudio es una fortaleza, no una debilidad. En cuanto a esto,
Fox Keller (1985) sugiere que el razonamiento individualizado y la
objetividad representan, frecuentemente, la postura que anteponemos
a nuestros pensamientos despus de haberlos intuido conectndolos, de
alguna manera, con el mundo. Sin embargo, como lo advierte Haraway
(1988), los cuerpos ocupan posiciones especficas, y por ende
limitadas. El concepto de visin determinada por el cuerpo puede
mostrarnos su importancia, nicamente, si se le relaciona con otras
visiones igualmente determinadas por el cuerpo pero que sean
heterogneas, esto para poder integrar todas las perspectivas
posibles. Las nociones de visin determinada por el cuerpo y conexin
sugieren una alternativa diferente a la concepcin relativista de la
verdad: el conocimiento no es un objeto sino un discurso. Esta idea
nos puede parecer familiar: al respecto, Popper (1966) expone un
punto similar al defender la epistemologa positivista, y Habermas
(1979) propone el concepto de situacin ideal del habla, el cual es
un modelo de percepcin a travs del discurso abierto. No obstante,
Popper y Habermas se refieren al discurso abierto como si su
estructuracin fuera relativamente fcil, esto siempre y cuando se
convengan y acuerden ciertos procedimientos bsicos en la formacin
del discurso. Al respecto, una leccin importante se puede aprender
de las crticas feministas de la teora, sta es que el discurso tiene
que estructurarse estratgicamente para crear nexos a lo largo de
dos dimensiones: la dimensin de la gente participante y la dimensin
de lo que se habla. En cuanto a la participacin, necesitamos
conversaciones que incluyan las mltiples perspectivas de toda la
poblacin, relacionndolas unas con otras, ponindonos de acuerdo en
las implicaciones colectivas de nuestras diversas perspectivas. Es
entonces irnico que las personas que consideran el concepto de
canon como un aspecto de la bsqueda de verdades universales hayan
definido, de manera operacionalista, la nocin de "universal" en
trminos de la identidad compartida por algunos hombres a lo largo
del desarrollo de una tradicin cultural en especial. Si es que las
verdades universales se pueden establecer, la nica fuente donde se
pueden fundamentar es en el estudio de la diversidad humana. Adems,
si queremos generalizar acerca de los fenmenos sociales, es
necesario que ampliemos la diversidad de nuestras fuentes de
informacin y empleemos un argot cientfico estndar. En cuanto al
concepto de discurso abierto expuesto por Popper y Habermas, una
nocin ms confiable de discurso intelectual tendra que incluir el
conocimiento desarrollado a travs de las variadas experiencias
sociales por las que
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atraviesan las personas, al igual que los aspectos que tienen en
comn considerando el gnero, la clase social, y las diversas
tradiciones culturales en las que se desenvuelven. La formacin
estratgica del discurso terico tambin conlleva a que se preste
atencin a lo que es necesario que incluyamos en su estructuracin,
es decir, prestar atencin a lo que se requiere que sea discutido.
La principal funcin del discurso terico debe ser propiciar la
comunicacin, es por esto que una epistemologa conectiva implica que
el rol de la teora social sea crear nexos, producir conexiones
entre ideas, para facilitar la comunicacin a travs de las personas
que las exponen, las cuales estn socialmente fragmentadas. Incluso
los textos ms bsicos sobre la formulacin de teoras enfatizan tal
funcin: concertar la lnea que separa el mundo emprico de la
formacin conceptual. Sin embargo, existen otros puntos de
divergencia en el campo de La Sociologa: divergencia entre las
sub-especialidades de nuestra disciplina, entre sta y otras
disciplinas, entre la Sociologa Acadmica y el discurso pblico, y
entre el conocimiento acerca de un fenmeno social y la accin que se
toma para abordarlo. Continuando con este orden de ideas, una
epistemologa conectiva implica que, en vez de ir en procura de
intereses abstractos, el rol de la comunidad terica sea propiciar
conexiones que creen nexos en por lo menos uno de estos puntos de
divergencia. La tendencia a trabajar con la ayuda de por lo menos
una disciplina de la ciencias humanas, aparte de La Sociologa, est
en auge en la comunidad feminista y otros grupos que trabajan en el
campo de la crtica sociolgica. Otra tendencia ha sido indicar la
necesidad de que las conversaciones se extiendan a otras
disciplinas, y, siguiendo la iniciativa de estudiosas como Dorothy
Smith y Nancy Chodorow, difundir hallazgos y formular inquietudes
en ambos aspectos: la deliberacin y el trabajo interdisciplinario.
Algunas personas pueden adelantar investigaciones aplicando dos
sub-disciplinas para integrar sus objetivos y hallazgos, adems de
buscar implicaciones que permitan realizar generalizaciones ms
amplias, como lo han indicado Davis (1984) y Wendell (1993) al
revelarnos lo que podemos aprender acerca del rol del patriarcado
en la teora mediante el estudio de las discapacidades fsicas y
mentales (es sorprendente las desigualdades, opresiones y
exclusiones sociales que enfrentan las personas discapacitadas en
la sociedad). La comunidad terica sera particularmente
revolucionaria (tal vez hertica) si se conectara con la comunidad
sociolgica y con personas involucradas en entornos no acadmicos, es
decir, dndole un lugar relevante a la pragmtica, continuando con un
aspecto que recalc Marx en sus estudios. Un muy buen ejemplo de
esto es el estudio de Mara Mies (1986), en el que integra un
anlisis detallado de la economa poltica internacional con los
problemas concretos de las trabajadoras en la India. Una
reestructuracin que d como resultado una teora conectiva implica
que el trabajo terico se vuelva ms difcil. La integracin de
perspectivas no es nada fcil debido a una tradicin de control
intelectual que ha relegado, del discurso acadmico tradicional,
muchas perspectivas diversas y variadas. La comunidad terica tendr
que examinar otras fuentes de informacin, incluyendo las formas
culturales y tradiciones orales de las personas marginadas, como lo
han hecho Aptheker (1989) y Collins (1986). Es claro que tratar de
encontrar formas de que las personas operen desde un amplio rango
de perspectivas para identificar similitudes, contextualizar y
concertar las disparidades y diferencias que presentan es mucho ms
que un problema de comunicacin 4. Al respecto, diversificar el
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discurso aumentar las probabilidades de obtener discrepancia
confiable y significativa, no solamente porque los grupos sociales
que son diferentes presentan perspectivas variadas, sino porque una
importante fuente de esa variacin la constituyen sus relaciones en
cuanto a los aspectos que les generan competitividad o incluso
conflictividad, adems de sus intereses polticos como grupos
sociales. La comunidad de profesionales feministas, de clase media
y cualquier grupo tnico, tiene un inters en enfatizar las dinmicas
de gnero y/o raza, al igual que las justificaciones en las que se
fundamenta la discriminacin que nos oprime, como las que estn
relacionadas con la clase social, o bien sea aquellas que
compartimos para dar cuenta de nuestro propio privilegio. La
creacin de un nexo entre el saber y el hacer implica la conexin de
los anlisis abstractos con las prcticas sociales concretas, lo cual
exigir un nuevo grado de rigor intelectual. No obstante, esto
tambin nos permitir el acceso a informacin crucial proveniente de
las reacciones y respuestas de personas ajenas a la comunidad
acadmica, lo que incluso podra resolver algunas divergencias de
nuestras disciplinas. Los diferentes, y muchas veces divergentes,
anlisis tericos se pueden evaluar en trminos del grado al que,
propiciando el mejoramiento de la calidad de vida de las personas,
interpretan el diario vivir y la cotidianidad (Wardell y Zajicek,
1995, con un anlisis similar). Es obvio que para poner en prctica
este criterio, primero tendr que ser un asunto de amplia
deliberacin. En cuanto a esto, si tenemos que elegir entre el
debate y el dogmatismo, el debate parece ser la alternativa ms
atractiva. CONCLUSIONES El cambio de la organizacin de la teora
social es un proyecto colectivo que requiere ajustes
institucionales. Por ejemplo, la formacin de vnculos entre la
comunidad terica y la comunidad acadmica emprica implica la creacin
de una infraestructura que le fundamente, es decir, la integracin
de los diferentes artculos tericos y empricos en publicaciones
tales como diarios especializados, textos utilizados para sesiones
de debate, y programas de estudio. Pragmticamente, esto tambin
implica la renuncia al uso de argot cientfico y la creacin de un
lenguaje comn en La Sociologa. Adems, el reconocimiento del trabajo
interdisciplinario entre La Sociologa y otras disciplinas conlleva
a cambios en cmo evaluamos nuestra vida y las de las dems personas,
y a su vez, cambios en cmo las personas, unas con otras, evalan sus
vivencias y experiencias. Otras implicaciones del reconocimiento
del trabajo interdisciplinario consisten en cambiar la manera en la
que evaluamos las vidas de la gente y en posicionar las
publicaciones de estos estudios fuera de los lmites convencionales
de las disciplinas, adems de considerar los estudios de postgrado
ms all del contexto tradicional de la Sociologa. De esta manera,
podemos estar en igualdad de condiciones con la formacin acadmica
convencional de nuestras disciplinas. Tal vez de una manera ms
radical, la formacin de nexos entre el discurso sociolgico y el
discurso pblico requiere la reconsideracin de cmo segmentamos
nuestros roles profesionales de acuerdo con las categoras
convencionales de la investigacin, la enseanza, y el servicio. Lo
verdaderamente importante aqu para la comunidad feminista no es
preguntarnos qu posicin debemos tomar frente al estatus del canon
en La Sociologa. Obviamente, necesitamos comprender los trabajos de
Marx, Weber, Durkheim, y otros, ya que sus ideas
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han tenido un impacto determinante en la formacin de la
percepcin que tienen muchas personas de los procesos y estructuras
sociales. No obstante, para entender correctamente estas ideas es
necesario que consideremos a estos pensadores como los simples
mortales que eran, hombres con conciencias e identidades
determinadas por el gnero, los cuales trabajaban en un contexto
histrico y cultural especfico. Un aspecto mucho ms importante sera
preguntarnos cmo podemos aprender de los trabajos que analizan el
rol de la teora en el campo de La Sociologa, y as, obtener
informacin que nos permita determinar cul debe ser el rol de ambas
(la teora y la sociologa) en la sociedad. En la divisin
contempornea del trabajo, la comunidad sociolgica es la encargada
de la produccin y distribucin de una gran parte de la cultura de
nuestros grupos sociales. El rol de nuestra comunidad es propiciar
la concertacin entre los grupos sociales; en retribucin, los grupos
sociales producen y distribuyen las cosas que la comunidad
sociolgica necesita para enriquecer su disciplina y mantener su
estilo de vida como comunidad intelectual. Los aos anteriores nos
han recordado lo vulnerable que, como comunidad sociolgica, somos
econmicamente: si fallamos en cumplir nuestra parte del compromiso
social, no podemos culpar a las dems personas por poner en tela de
juicio la confianza que nos han brindado al confiar e invertir en
nuestras iniciativas y estudios. Los avances ms recientes en los
estudios de las culturas poltica y popular muestran que tambin
somos polticamente vulnerables: si fallamos en estructurar un
conjunto de percepciones tiles y razonables, otras personas le
ofrecern a nuestra sociedad concepciones con las que posiblemente
no quisiramos vivir (o con las que no seramos capaces de vivir). Si
hacemos la transicin de una disciplina que ha sido dirigida por el
dogmatismo de un canon tradicional a otra que se fundamente en una
epistemologa conectiva, tenemos ms probabilidad de superar estos
retos. Un discurso sociolgico variado y estandarizado cuenta con
una ventaja estratgica: un discurso de esta naturaleza aumenta el
nmero de personas que le reconocen y que por ende aceptan que no
pueden ser indiferentes a la dinmica del funcionamiento del mundo
social, bien sea que su propia emancipacin y/o la de sus familias y
amigos dependen de un cambio social significativo. La utilidad de
la creacin de nexos (dentro de nuestra disciplina, a travs de
disciplinas, entre la formacin acadmica y la accin social) que
traspasen las fronteras existentes se ver reflejada en la obtencin
de percepciones ms consecuentes con nuestros diferentes grupos
sociales. Esto en trminos de las inquietudes y preguntas que
planteamos, las repuestas que ofrecemos, y el lenguaje en el que
comunicamos toda esta informacin. Se espera de la comunidad de
especialistas de la teora social que est a la vanguardia de la
facilitacin del proceso de transicin. En otras palabras, la
reformulacin de la teora sociolgica desde la perspectiva feminista
es un paso crucial en el camino a la redencin de La Sociologa.
Notas
1. Al respecto, Connell (1996) realiza un anlisis fascinante del
proceso con el que estos tres tericos fueron canonizados.
-
20
2. Charlotte Perkins Gilman ya haba indicado este aspecto en su
libro Herland (1915). En la historia, Vandyck Jennings, un socilogo
(!), pregunta lo siguiente a Ellador, habitante de Herland de la
que estaba enamorado: "Acaso no respetan el pasado? No respetan lo
que pensaron y creyeron las mujeres que les precedieron?" "No"
respondi ella. "Por qu deberamos? Ya ninguna vive. Saban menos que
nosotras ahora. Si no las hemos superado, no somos dignas de ellas,
ni de la prole que nos sucede y que tiene que superarnos." (Gilman
[I9151 1979, 11 1)
3. Por ejemplo, esta posicin fue repetidamente expuesta durante
la conferencia sobre "tica, Moral y Dilemas Polticos de la
Investigacin Feminista" auspiciada por el Departamento de Sexo y
Gnero de la Asociacin Sociolgica Norteamericana el 4 Agosto de
1994.
4. Quisiera agradecer a Jeniffer Glass por animarme a exponer
este punto.
Joey Sprague, Departamento de Sociologia, 716 FraserHall,
Lawrence, KS66045. Quiero agradecer a todas las personas que me
brindaron sus crticas serias y reflexivas, as como su apoyo en este
proyecto, incluyendo a Cindy Anderson, Gary Bmk, Janet Chufetz,
Jennifer G h s, Judy Howard, Jodi O'Brien, Barbara Risman, Lise
Vogel, Kathy Ward, el Comit Terico de la Universidad de Iowa, y
todas las reseas annimas recibidas.
Joey Sprague es una profesora de sociologa colegiada de la
Universidad de Kansas. Sprague est interesada en investigar los
prejuicios presentes en las perspectivas convencionales de los
fenmenos sociales. En trabajos recientes, ha analizado el discurso
feminista en la metodologa, en el debate sobre el aborto, y en las
conceptualizaciones de la auto-determinacin. Joey Sprague es la
co-editora de la revista sociolgica Gender Lens.
Texto Traducido por Jonathan Nader. Fillogo de La Universidad
Nacional de Colombia.
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