IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales “La Multifuncionalidad de los Espacio Rurales de la Península Ibérica” Santiago de Compostela 7-8 de Junio de 2001. TÍTULO: LA DIVERSIFICACIÓN DE ACTIVIDADES EN EL MEDIO RURAL: LA EXPERIENCIA DESDE ANDALUCÍA. AUTORES: Melchor Guzmán Guerrero, Encarnación Martínez Navarro y Mª Antonia Cobacho Vargas. Empresa Pública para el Desarrollo Agrario y Pesquero de Andalucía, (D•a•p). RESUMEN La agricultura andaluza ha sido un sector estratégico en Andalucía, tanto por el nivel de población que ocupa como por su aportación al PIB regional. Sin embargo en la última década ha experimentado profundos cambios como respuesta a la evolución de la Política Agraria Comunitaria, la apertura a los mercados mundiales y las nuevas demandas de la sociedad. Entender que el sector agrario ya no puede seguir cumpliendo las funciones que históricamente se le han atribuido, ha impulsado una nueva estrategia de desarrollo en el medio rural. Esta estrategia utiliza la diversidad de recursos naturales, métodos de producción, niveles de competitividad e ingresos y tradiciones, para generar y recuperar actividades complementarias o suplementarias a la actividad agraria, contando con la participación de las 1
45
Embed
sper.pt COLOQUIO/melchorg.doc · Web view“La Multifuncionalidad de los Espacio Rurales de la Península Ibérica” Santiago de Compostela 7-8 de Junio de 2001. TÍTULO: LA DIVERSIFICACIÓN
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
“La Multifuncionalidad de los Espacio Rurales de la Península Ibérica” Santiago
de Compostela 7-8 de Junio de 2001.
TÍTULO: LA DIVERSIFICACIÓN DE ACTIVIDADES EN EL MEDIO RURAL: LA
EXPERIENCIA DESDE ANDALUCÍA.
AUTORES: Melchor Guzmán Guerrero, Encarnación Martínez Navarro y Mª Antonia
Cobacho Vargas. Empresa Pública para el Desarrollo Agrario y Pesquero de
Andalucía, (D•a•p).
RESUMEN
La agricultura andaluza ha sido un sector estratégico en Andalucía, tanto por el
nivel de población que ocupa como por su aportación al PIB regional. Sin embargo en la
última década ha experimentado profundos cambios como respuesta a la evolución de la
Política Agraria Comunitaria, la apertura a los mercados mundiales y las nuevas
demandas de la sociedad.
Entender que el sector agrario ya no puede seguir cumpliendo las funciones que
históricamente se le han atribuido, ha impulsado una nueva estrategia de desarrollo en el
medio rural. Esta estrategia utiliza la diversidad de recursos naturales, métodos de
producción, niveles de competitividad e ingresos y tradiciones, para generar y recuperar
actividades complementarias o suplementarias a la actividad agraria, contando con la
participación de las fuerzas sociales que articulan el territorio. Dado el alcance que han
tenido en la última década los programas de desarrollo rural (Iniciativa Comunitaria
LEADER), caracterizados por utilizar como escala territorial de actuación la comarca, y
como enfoque de desarrollo, los procesos ascendentes, es interesante conocer sus
principales resultados y su contribución al proceso de diversificación socioeconómica
en el medio rural en Andalucía.
PALABRAS CLAVE: desarrollo rural, LEADER, diversificación económica,
multifuncionalidad.
1
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
1.- INTRODUCCIÓN
En las dos últimas décadas se han producido importantes cambios en el papel que la
agricultura juega en el medio rural y la sociedad en su conjunto. Por un lado ha
avanzado el proceso progresivo de pérdida de importancia relativa de la actividad
agraria respecto a otros sectores económicos; y por otro, se ha producido una apuesta
por la diversificación de actividades económicas en el medio rural, aprovechando la
multifuncionalidad de las actividades agrarias en sentido amplio. Esto ha hecho que
emerjan nuevos grupos sociales en el medio rural, donde los agricultores habían sido
tradicionalmente el grupo mayoritario.
Este proceso de cambio del medio rural es visto de forma diferente por distintos
expertos en la materia y por los propios actores protagonistas. Para algunos autores
como Hervieu, es causa de una profunda crisis de identidad del colectivo de
agricultores, a partir de la que se cuestiona la pervivencia de la sociedad rural. Sin
embargo, otras opiniones, aún reconociendo su carácter traumático, apuntan hacia las
nuevas oportunidades que la sociedad rural, como segmento diferenciado de la sociedad
urbana, tiene en el proceso de resurgimiento del medio rural en el siglo XXI (García
Sanz, 1999). Es decir, el nuevo concepto de ruralidad lleva también asociado un cambio
de contenido de lo rural de como ha sido entendido tradicionalmente. La población
rural, y especialmente la no agrícola, ha manifestado cierta necesidad ascendente de
poner en valor los recursos locales del medio rural como un espacio de producción,
transformación, servicios, autogobierno y convivencia, lo que está permitiendo
reconstruir una identidad y una cultura más activa, a veces coincidente con ciertas
demandas de la cultura moderna.
Esto no significa que aquellos territorios que históricamente han tenido una fuerte
vocación agraria tengan que renunciar a ella. Para el caso de Andalucía, tal y como
puntualiza García Sanz en su análisis de la sociedad española, existen elementos
importantes que van a ser definitivos en el futuro: en primer lugar la población rural es
todavía muy numerosa (24% de la población en municipios menores de 10.000 hab.) y
ejerce un papel importante en la configuración de nuestra realidad social; y en segundo,
es la Comunidad Autónoma con mayor porcentaje de actividad agraria en municipios
rurales, siendo ésta todavía una fuente importante de identidad local. Y dada la
2
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
importancia del sector primario, es lógico pensar que la emergencia de nuevas
actividades en el medio rural va a tener un efecto sustitutivo y complementario de
determinadas agriculturas menos rentables. Sin embargo, este proceso de
diversificación, debe de potenciar y contribuir a la modernización de la agricultura más
competitiva, poniendo a su disposición los servicios y medio auxiliares necesarios. En el
futuro deberán coexistir dos tipos de agricultura, una más especializada, con capacidad
de competir en los mercados abiertos, que todavía necesita de un esfuerzo intenso de
modernización; y otra de grandes deficiencias estructuras y difícil supervivencia en el
contexto global, que debe diversificarse y complementarse mediante la producción de
nuevos bienes y servicios.
En el debate europeo el Grupo de Brugges también contempla esta doble función de la
agricultura como dos líneas diferentes de diversificación. La agricultura competitiva
debe mejorar cada vez más la calidad de sus producciones tradicionales a través de la
certificación de calidad y desarrollar nuevas orientaciones como la agricultura
ecológica, la producción integrada o las producciones no agroalimentarias (energía,
productos farmacéuticos y cosméticos,...). Y la agricultura menos competitiva debe
aprovechar su potencialidad en la producción de bienes que podríamos considerar no
materiales: la cultura; la salud; el turismo; la educación y formación de los niños; la
producción de naturaleza; de paisaje; de medioambiente; de agua y de equilibrio
territorial, como patrimonio que ha de ser conservado y transmitido a generaciones
futuras. Este planteamiento ha sido incorporado a la agenda política por la Comisión
como “modelo europeo de agricultura”, basado en la multifuncionalidad agraria o
capacidad de la agricultura para garantizar el cumplimiento simultáneo de las exigencias
de competitividad, conservación del medio, protección del territorio, gestión pública
simple y transparente, y legitimidad social. Lo que ha conducido, más recientemente, a
definir un modelo rural europeo que establece un vínculo estrecho entre
multifuncionalidad de la agricultura y desarrollo rural.
Diversidad y multifuncionalidad son los dos aspectos que definen nuestro medio rural.
Las múltiples actividades y recursos, así como las diferentes agriculturas que conviven
en el territorio, son la base sobre la que se sustenta su multifuncionalidad. Por otro
lado, la diversificación de actividades es la estrategia seguida por su población para la
puesta en valor de los recursos del territorio.
3
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
En la presente comunicación se pretende reflejar las implicaciones de la
multifuncionalidad de los espacios rurales en Andalucía, analizando el proceso de
diversificación resultado de la puesta en marcha de la Iniciativa Comunitaria LEADER,
lo que en definitiva contribuirá a enriquecer el conocimiento sobre las implicaciones de
la multifuncionalidad de los espacios rurales al Sur de Europa. En primer lugar, se hace
una revisión de la Evolución de la PAC en la última década. Se analizan las sucesivas
reformas por las que ha pasado y que han determinado que pase de ser una política
sectorial a una política de carácter territorial, con especial mención a las aportaciones de
la Agenda 2000. En segundo lugar, se compara la aplicación de los programas de
Desarrollo Rural entre España (Andalucía) y el resto de los Estados miembros,
describiendo los aspectos fundamentales de la Política de Desarrollo Rural en
Andalucía. A continuación se describen las medidas de diversificación en los programas
de Desarrollo Rural, tanto en su vertiente productiva como no productiva. También se
analizan los sectores que han actuado como motor de arrastre de este proceso de
diversificación y los vínculos establecidos entre sectores socioeconómicos. Por último
se destacan los cambios producidos por este proceso de diversificación en el medio
rural, comparando la realidad socioeconómica de Andalucía antes y después de los
programas. Y para concluir se hace una reflexión sobre el grado de eficacia de estos
programas en el cumplimiento de los objetivos con que fueron puestos en marcha y su
contribución como punto de partida en los programas de desarrollo rural del nuevo
periodo de programación comunitaria 2000-2006.
2.- EVOLUCIÓN DE LA PAC: DE LAS POLÍTICAS SECTORIALES A LAS
MULTIFUNCIONALES.
La Política Agraria Común ha evolucionado en las últimas décadas pasando de ser una
política sectorial centrada en la modernización de la agricultura a una política de
carácter territorial orientada al desarrollo de la sociedad rural en su conjunto. Es lo que
se ha venido llamando en diferentes foros de debate un cambio de paradigma, del
“agrarismo” al “ruralismo”, producto de la pérdida de legitimidad de la PAC ante los
ciudadanos, una vez que esta ya ha conseguido los objetivos para los que fue creada y
han emergido nuevas demandas de la sociedad relacionadas con el mantenimiento de un
medio rural vivo y dinámico. A lo que ha sido esta percepción interna del consumidor se
4
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
han unido factores externos como la presión de la OMC y la ampliación de la
Comunidad a los Países del Este, que han propiciado sucesivas reformas.
La primera Reforma de la PAC tiene lugar en 1988, con la modificación de los Fondos
Estructurales para contribuir a la cohesión económica y social de la Comunidad, y
reducir las diferencias existentes entre regiones. En 1992 se lleva a cabo su
reformulación, acordándose que el gasto financiero debería concentrarse en los Estados
miembros menos prósperos, en las regiones periféricas y en las zonas rurales. A pesar
de que en estas reformas se da un impulso importante al desarrollo rural, se sigue
salvaguardando el principio básico de protección del bienestar y la renta del agricultor,
introduciéndose sólo medidas para evitar los excesos de producción permanentes. Estos
cambios estuvieron lejos de constituir una reforma profunda, permaneciendo la vertiente
intervencionista y proteccionista existente desde sus inicios a voluntad de todos los
países de la UE, y el alto consenso para mantener estos principios (Daugbjerg, 1997).
La PAC ha sido una muestra de la fortaleza y capacidad de una comunidad política
fuertemente cohesionada. Sin embargo, la evolución seguida es vista de forma diferente
entre los propios países, pues si bien se consigue mantener la renta del agricultor se
compromete a dar respuesta a otras demandas procedentes de otros sectores de la
sociedad europea y de la comunidad internacional. Cada vez son más frecuentes los
desacuerdos entre los miembros de la Comisión, entre los Estados, entre organizaciones
profesionales de productores; como consecuencia de las desigualdades que lleva
consigo ciertos aspectos de la actual PAC. La regionalización, el establecimiento de
cuotas a la producción, la fijación de una cantidad máxima garantizada a distribuir entre
países productores en cada OCM, y la modulación de ayudas, están ocasionando
diferencias entre países de una comunidad política que durante más de cuatro décadas
ha resistido todo tipo de presiones.
Las declaraciones de la Conferencia de Cork y diferentes informes emitidos por grupos
de expertos (Buckwell, Grupo de Brugges...), dan algunas orientaciones de como
debería ser la futura Política Agraria y de Desarrollo Rural. Se coincide en que se
debería asegurar una agricultura económicamente eficiente y medioambientalmente
sostenible y estimular el desarrollo integrado de todas las zonas rurales de la Unión
Europea. Así por ejemplo, la estabilización de los mercados podría conseguirse
5
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
reduciendo los precios de mercado en cada OCM, a medida que lo hicieran los niveles
del mercado mundial. Las ayudas agroambientales y la política estructuras que
acompañan a la PAC, se debería transformar paulatinamente en pagos de conservación
medioambiental y los paisajes culturales e incentivos al desarrollo rural
respectivamente; en beneficio de éstos, los pagos compensatorios derivarían en una
Asistencia de Ajuste Estructural progresivamente reducida (Buckwell, 1997). Es decir,
se podrían mantener una parte de las ayudas ligadas a la actividad agraria de las
explotaciones y otras ligadas a criterios no productivos en función de los bienes y
servicios aportados por el medio rural (Grupo de Brugges, 1999).
Este tipo de soluciones supondría cierto avance en el entorno internacional y europeo,
mejorando la propuesta europea en próximas reuniones de la OMC (“Ronda del
Milenio”). Por un lado, se contribuiría a defender el modelo de agricultura europea, y
por otro, se atendería a los compromisos adquiridos en el Acuerdo de Marraquech,
donde la agricultura entra a formar parte del proceso de liberalización económica. Sin
embargo, en las últimas negociaciones de la PAC, en el marco de la Agenda 2000, la
Comisión ha mostrado cierta incapacidad para cambiar la tendencia continuista de los
Estados miembros, definiéndose un marco financiero en el que la política de cohesión
económica y social pierde peso relativo con respecto al anterior periodo de
programación, comprometiéndose las adhesiones de los Países del Este y Centro de
Europa en los próximos años y el modelo de agricultura europea. Incluso esto lleva a
pensar que antes del 2006 sea necesario abordar una nueva reforma de la PAC (Massot,
1999). Todo apunta a que se ha definido el continente pero no el contenido, pues en el
discurso político comunitario el desarrollo rural está contemplado como segundo pilar
de la PAC, definiendo la “multifuncionalidad de la agricultura” como elemento
estratégico, pero dejándolo a expensas de la capacidad de respuesta de los Estados
miembros. Aunque estratégicamente este pueda ser un argumento que encuentre adeptos
en el contexto de la negociación de la Ronda del Milenio, está aún lejos de constituir
una solución a la viabilidad de la PAC y por tanto de legitimación de una nueva Política
Comunitaria. Se corre el riesgo, ante la austeridad presupuestaria que caracteriza el
nuevo marco financiero 2000-2006, de que no se consigan los objetivos definidos para
este periodo (Massot, 2000).
6
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
Aunque las conclusiones de la Conferencia de Cork sobre la futura política integral de
desarrollo rural apuntaban que las nuevas funciones atribuidas al medio rural y la nueva
realidad social dejan claro la necesidad de avanzar en un desarrollo normativo que
desemboque en una nueva política rural, al día de hoy solo se dispone de un Reglamento
Comunitario de Desarrollo Rural que es una mezcla de medidas y con escaso respaldo
financiero y una tercera generación de programas de desarrollo rural que repiten el
escenario de los Marcos Comunitarios de Apoyo anteriores. Sólo las intervenciones de
los Estados miembros en el ámbito nacional dan muestras de una mayor o menor
sensibilidad para poner en marcha una verdadera política integrada de desarrollo rural.
En algunos países como España, en los que la Iniciativa Comunitaria LEADER ha
tenido un gran efecto demostrativo, ha sido el elemento que ha inspirado nuevos
programas nacionales de desarrollo a través de los Programas Operativos, e incluso de
desarrollo regional. Sin embargo se está todavía lejos de conseguir una política nacional
o regional similar a la “Ley de Orientación” francesa, primer ejemplo de política
territorial en la que la agricultura tiene un papel vertebrador del territorio.
3.- LOS PROGRAMAS DE DESARROLLO RURAL EN LA UE Y EN
ANDALUCÍA.
La Iniciativa Comunitaria LEADER I surge a raíz de la reforma de los Fondos
Estructurales en 1988, como una acción piloto para buscar nuevas vías o soluciones
innovadoras que propicien el desarrollo del medio rural, complementaria a las políticas
nacionales diseñadas a través de los Marcos Comunitarios de Apoyo. Su puesta en
marcha se realizó mediante programas de desarrollo local, gestionados por entidades
locales, a través de la movilización de la población y el aprovechamiento de los recursos
endógenos infrautilizados. El diseño de estrategias de desarrollo local con enfoque
ascendente, específicas para cada territorio, trataba de mejorar la eficacia de las políticas
públicas, es decir, se pretendía hacer un desarrollo desde abajo con fondos públicos. En
Europa se aprobaron 217 Iniciativas, de las cuales 52 se ubicaron en España y 9 en
Andalucía.
Posteriormente, en el periodo 1994-1999 se aprobaría la Iniciativa LEADER II, con
unas características similares a LEADER I, aunque si bien éste tuvo por objetivo la
7
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
experimentación; en el segundo, fue prioridad conseguir la diversificación vía
innovación en las actividades de desarrollo rural. En total 968 Iniciativas en la UE, de
las cuales 133 estuvieron en España y 22 en Andalucía. El efecto demostrativo de este
programa en España y las expectativas generadas entre la población del medio rural
supuso, dentro del Marco Comunitario de Apoyo 1994-1999, definir el Programa de
Desarrollo y Diversificación Económica de las Zonas Rurales (PRODER), extensibles a
todas las zonas rurales de las regiones Objetivo 1, lo que supuso casi una cobertura total
del territorio andaluz con 27 nuevos Programas.
Sin embargo la transferencia a otros ámbitos de la política pública del valor añadido
conseguido con LEADER no ha producido de forma similar en los distintos Estados
miembros. Tres factores fundamentales han contribuido a estas diferencias: el contexto
histórico en el que se encuentran los territorios rurales y la población encargada de
gestionar el programa, el contexto político y las prácticas nacionales que ya existían a
principio de los años 90 y la sensibilidad a la cuestión rural (AEIDL, 1999).
En primer lugar, la receptividad a LEADER ha sido experimentada por la población en
función de su estabilidad económica, demográfica y social. En países como Francia o
Dinamarca, donde las reestructuraciones del medio rural se iniciaron a mediados del
siglo pasado y hoy ya disfrutan de cierta estabilidad, el impacto de la Iniciativa
LEADER ha sido moderado. En cambio, otros países como España o Finlandia, en los
que el medio rural se ha enfrentado recientemente a profundas crisis (aumento de paro,
éxodo, reducción del número de explotaciones, etc.), LEADER ha supuesto para su
población un nuevo marco de oportunidades de desarrollo, en el que se han depositado
grandes expectativas.
En segundo lugar, el contexto político y la experiencia ha venido dado por la existencia
previa de alguna política rural nacional o regional, el grado de descentralización y la
existencia de prácticas de concierto institucional. Ante la existencia de una política rural
consolidada con múltiples instrumentos, el programa LEADER ha sido un elemento
más que se ha tenido que abrir camino o bien ha sido utilizado de forma especializada
para inversiones inmateriales (Francia, Austria, Luxemburgo, Suecia...). Por el
contrario, para los países que han carecido de ella, LEADER ha supuesto una de las
primeras oportunidades para hacer desarrollo local, siendo la concertación público-
8
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
privada el principal resultado de las cooperaciones establecidas. En estos casos, algunos
países han mostrado la intención de aumentar las funciones de los Grupos de Desarrollo
Rural en la aplicación de otros programas.
También la sensibilidad hacia el mundo rural ha determinado en gran medida el impacto
de LEADER, ya que este ha estado dirigido a desarrollar las capacidades de los que en
él habitan. Aquellos países en los que este medio ocupa una parte importante del
territorio y la situación de crisis afecta a un porcentaje considerable de población, han
reaccionado poniendo en marcha un mayor número de programas. De esta forma la
generalización de las estrategias de desarrollo local ha sido un primer intento de generar
una política de desarrollo rural (han sido ejemplo de esta situación, España, Irlanda,
Francia, Portugal, Italia y Finlandia).
La Comunidad Autónoma Andaluza, en base a sus plenas competencias en materia de
agricultura, ha desarrollado una política de desarrollo rural integral con muchos puntos
en común con el enfoque LEADER. La definición en 1992 del Plan de Desarrollo Rural
de Andalucía (PDRA), fruto de un amplio proceso de concertación social, sentó las
bases de una política rural dirigida al desarrollo equilibrado del territorio y la mejora de
la calidad de vida de sus habitantes. El éxito de la puesta en marcha de los 9 Grupos de
Acción Local en el marco del programa LEADER I contribuyó a la decisión de cubrir
prácticamente todo el territorio con este tipo de iniciativas: LEADER II y el Programa
Operativo de Desarrollo y Diversificación Rural (PRODER).
Como instrumentos principales de esta política están los Grupos de Desarrollo Rural y
los Planes Estratégicos elaborados por los propios Grupos, lo que ha permitido la
consolidación de una red de 50 Grupos, en Andalucía, en torno a los cuales se articula el
89% del territorio, 660 municipios y casi una población de 3 millones de personas.
9
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
Hoy en Andalucía se puede hablar de la existencia de un modelo de desarrollo rural
centrado en el territorio y sus actores sociales, y en el aprovechamiento de sus recursos
y el enfoque ascendente, con resultados que apuntan hacia la revitalización del medio
rural. Algunos elementos de este modelo son la conformación de estrategias de
desarrollo que han generado nuevas expectativas de futuro y una estructura en red, que
partiendo del entramado local se integra en redes territoriales más amplias.
Actualmente el fortalecimiento de este modelo pasa por el aprendizaje sobre lo vivido y
la transferencia de las buenas prácticas, o lo que se ha denominado “tercera
generación”. En esta fase los Grupos de Desarrollo Rural deberán mostrar más
autonomía por ampliación de sus competencias, ampliación del partenariado local e
incorporación a nuevas redes de carácter regional e internacional.
4.- MEDIDAS DE DIVERSIFICACIÓN EN LOS PROGRAMAS DE
DESARROLLO RURAL.
4.1.- Diversificación según tipología de proyectos.
4.1.1.- Consideraciones metodológicas
El siguiente análisis del proceso de diversificación experimentado por el medio rural
andaluz ha sido realizado a partir de los proyectos certificados hasta finales del 2000 en
los 22 Grupos LEADER de esta región (58% de un total de 3.973 proyectos). Esta
información de carácter global y sin que se haga mención a ningún grupo concreto
procede de la Consejería de Agricultura y Pesca.
Para cada una de las medidas en que se subdivide la medida B del Programa de
Innovación Rural (a excepción de la medida B1 destinada al funcionamiento del Grupo
y B2 Formación y Ayuda al Empleo), se ha distinguido, por un lado, el carácter
productivo o no productivo de los proyectos, y por otro, su pertenencia a una tipología
temática que define el tipo de actividad al que se diversifica. Los resultados obtenidos
son generalizables a la totalidad de los Grupos, con diferentes matizaciones que han
venido dadas por su estrategia plasmada al inicio del programa.
10
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
4.1.2.-El proceso de diversificación regional dentro de LEADER II.
El Programa Regional LEADER II para cada Comunidad Autónoma, definía
previamente el tipo de diversificación prevista a nivel regional, de acuerdo con las
preferencias determinadas por los distintos territorios en el momento de su formulación.
Para el caso de Andalucía, el principal sector a desarrollar sería el Turismo Rural, al que
se destinaron el 30,8% de los fondos, seguido de la Industria Agroalimentaria y el sector
de Pequeñas y Medianas empresas, artesanía y servicios, con un 23,3% y 24% del
presupuesto global. La Formación y Ayuda a la contratación y la Conservación del
Patrimonio rural, aparecían como medidas de carácter transversal a las medidas
puramente productivas.
Gráfico 1.- Relevancia financiera por medidas.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por la Consejería de Agricultura y Pesca
B1: Apoyo Técnico al Desarrollo Rural; B2: Formación Profesional y Ayudas a la Contratación; B3: Turismo Rural;
B4: Pequeñas Empresas, Artesanía y Servicios; B5: Valoración y Comercialización de la Producción; B6: Conservación
Del Medio Ambiente.
Desde el principio se definió el tipo de diversificación que se esperaba obtener,
caracterizada por su carácter multisectorial. Los sectores productivos fueron el núcleo
del programa, a partir de los cuales se originaría el proceso de diversificación bien hacia
el sector secundario (de pymes y artesanía) o al sector terciario (servicios y turismo).
11
IV Coloquio Hispano-Portugués de Estudios Rurales
No obstante, los Programas de Innovación Rural Comarcales, pudieron definir el
programa en función de sus necesidades, sin que la distribución financiera por medidas
tuviese que corresponder con la del programa regional.
A continuación se muestran las principales tendencias de diversificación dentro de cada
una de las medidas del programa.
(a) Diversificación en torno al turismo rural
A esta medida corresponde casi un tercio del total destinado a la medida B para el
conjunto de la región. Del total de proyectos estudiados (517) el 24% corresponden
actuaciones no productivas y el 76% a aquellas de carácter productivo.
Gráfico 2.- Tipología de actividades productivas en la Medida B3. (%)
Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por la Consejería de Agricultura y Pesca
Prácticamente en todas las comarcas que han articulado el proceso de diversificación en
torno al turismo rural han iniciado el proceso con la creación y modernización de la
oferta turística tanto de alojamiento en todas sus variantes (hotel, casas rurales,