Sólo los niños ven con el corazón: buenas prácticas en educación infantil Coordinador Carlos Hué Autores Celia Alamán Diana Alconchel Jesús Gil Alejandre Mercedes Bravo Carolina Calvo Maite Cativiela Mª Pilar Cortés Sandra Estaún Ana Ferrer Concepción García Pedro Gras María Losfablos Rosa Mª Serrano Santiago Tobajas Gracia Viscasillas
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Sólo los niños ven con el corazón: buenas prácticas en educación infantil
Coordinador Carlos Hué Autores Celia Alamán Diana Alconchel Jesús Gil Alejandre Mercedes Bravo Carolina Calvo Maite Cativiela Mª Pilar Cortés
Sandra Estaún Ana Ferrer Concepción García Pedro Gras María Losfablos Rosa Mª Serrano Santiago Tobajas Gracia Viscasillas
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Edita: NETQ6
ISBN: 978-84-697-0534-6
Zaragoza 2014
Sólo los niños ven con el corazón: buenas prácticas en educación infantil
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Esta publicación ha surgido como consecuencia de la Jornada de
Buenas Prácticas celebrada en el Instituto de Ciencias de la Educación
y organizada por el Departamento de Educación del Gobierno de
Aragón en junio de 2013. En este pequeño libro se han recogido la
reflexión inicial hecha desde la inteligencia emocional y un conjunto de
buenas prácticas llevadas a cabo por maestras y algún maestro en las
dos etapas de educación infantil. El título responde al espíritu de El
Principito de Saint-Exupéry que es todo un referente para la educación
de los niños y niñas de edades comprendidas entre los 0 y los 6 años.
Esperamos que esta edición te sirva como camino para orientar tu
experiencia en la educación de los más pequeños y que encuentres en
ella ejemplos, trucos, ideas o reflexiones que te permitan mejorar tu
práctica docente en educación infantil.
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Sólo los niños ven con el corazón: buenas prácticas en educación infantil
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Sólo se ve bien con los ojos del corazón
Carlos Hué
Departamento de Educación del Gobierno de Aragón
Si en toda la educación las emociones y los sentimientos tienen una gran
importancia, mucho más en la educación infantil. En esta conferencia vamos a
tratar de explicar cómo la inteligencia emocional puede ayudarnos en la mejora
de la conducta, de los aprendizajes y de la convivencia de los niños y niñas en
un aula de educación infantil, tanto si en primer ciclo, como si se trata de un
aula del segundo ciclo. Decía El Principito de Saint-Exupéry (1975: 87) que
“sólo se ve con el corazón; lo importante es invisible a los ojos”, de ahí que el
título de esta conferencia haya acortado la frase afirmando que sólo se ve bien
con los ojos del corazón. Ahora bien, no podemos educar en emociones y
sentimientos de los niños sin previamente no hemos educado muestras propias
emociones y sentimientos. Por eso, en esta conferencia no sólo vamos a tratar
de la educación emocional de los niños de educación infantil, sino que haremos
determinados ejercicios para fortalecer nuestras emociones positivas y eliminar
nuestros sentimientos negativos.
1. La importancia de la educación infantil
Quiero iniciar esta conferencia exponiendo la importancia que la educación
infantil tiene en la construcción de la personalidad del niño. Mi vida laboral
comenzó en la ciudad de Madrid, donde había realizado mis estudios de
psicología, en un jardín de infancia y que se llamaba “Burbujas”. Mi trabajo en
este jardín de infancia consistirá realizar el diagnóstico psicológico y proponer
las medidas educativas individualizadas a llevar con cada uno de los niños y
niñas de edades inferiores a los cuatro años. Este fue mi primer trabajo, y este
es el trabajo que vengo realizando durante casi 40 años de profesión, pues
aunque he desempeñado muchos otros, sigo llevando en mi mente y en mi
corazón la importancia que la educación infantil tiene en toda la psicología
realizada con niños, jóvenes o mayores. En aquel momento construí una frase
que he venido manteniendo a lo largo de todos los años: “dejadme la educación
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de los niños 0 a 6 años y cambiaré el mundo”. Tal es la importancia de la
educación infantil que constituye la base fundamental de todo el sistema
educativo. Si plantáramos un árbol pequeño y no consiguiéramos que creciera
recto, crecería torcido durante toda la vida. Ahora bien, si conseguimos que el
árbol crezca recto durante los primeros años de su vida seguramente, que de
crecerá recto durante el resto de los años que viva. De esta forma, se explica la
importancia de los primeros estímulos cognitivos, emotivos y relacionales que
tengan los niños, hasta el punto de poder considerar cómo los nueve primeros
meses que el niño pasa en el vientre materno pueden determinar de una forma
decisiva la personalidad, la capacidad, y hasta el éxito vital de un niño. Sería un
tema muy interesante poder llevar a cabo investigaciones que determinen la
veracidad de las palabras anteriores.
Convencido de la importancia de la educación infantil puedo afirmar también
dos cosas. Primero, ¿cómo iba en yo a permitir a los padres de mi nieto que lo
llevasen a un jardín de infancia en el que no confiase en sus maestras o
educadoras? Segundo, como profesor que colaboró en la formación de los
profesores universitarios en distintas universidades de España, afirmaba
recientemente frente a profesores y catedráticos de la universidad de Barcelona
que es mucho más fácil enseñar a los alumnos universitarios que enseñar a los
niños pequeños en una escuela infantil. Cuando los profesores damos clase a
alumnos universitarios, éstos pueden orientar su atención hacia cualquier otro
estímulo diferente del objeto de la clase que nosotros impartimos. Sin
embargo, cuando uno trabaja como educador o maestro en un aula de
educación infantil, no puede sino atender a las necesidades concretas de todos
y cada uno de los niños y niñas que hay en el aula. Por ello, mediante estas
palabras quiero reconocer el trabajo tan importante que realizan los educadores
y educadoras en las aulas de los centros de educación infantil. Este trabajo,
muchas veces ha sido menospreciado, porque una gran parte del profesorado,
quizás no sea capaz de educar a unos niños tan pequeños.
Decía Juan Jacobo Rousseau (1973) en su libro El Emilio, ¿Qué habrá que
pensar, pues, de esa inhumana educación que sacrifica el tiempo presente a un
porvenir incierto; que carga a un niño de todo género de cadenas y, empieza
haciéndole miserable para prepararle para una época remota de no sé qué
pretendida felicidad, que tal vez no disfrutará nunca”. Si estas palabras tenían
sentido en el siglo XVIII, siguen teniendo la actualidad en el siglo XXI cuando,
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muchas veces anteponemos un futuro incierto de nuestros niños al disfrute de
su día a día. Muchas veces, hasta la misma educación infantil está orientada a
la consecución de objetivos de carácter intelectual despreciando, en muchas
ocasiones, las emociones y sentimientos de los propios niños. En muchas
escuelas infantiles por la presión ejercida por las familias se enseñan
contenidos de carácter intelectual que no son demandados por los propios niños
en aras de una preparación para una vida que no sabemos cómo la van a vivir.
De ahí, que los objetivos fundamentales de la educación infantil debieran de
estar orientados a la construcción de la personalidad del niño antes que a la
preparación de los aprendizajes posteriores. Por este motivo, anteriormente se
denominaba con esta etapa de educación con el nombre de preescolar,
denominación que después de la LOGSE se cambió a educación infantil con dos
etapas: primer ciclo y segundo ciclo denotando en ella, una personalidad
propia, y no una simple preparación para los aprendizajes posteriores.
2. La inteligencia emocional.
La inteligencia emocional, como todos saben hoy, es un conjunto de dos
palabras que se refiere a la capacidad de conocer, valorar, reconocer y utilizar
las emociones y sentimientos propios y de los demás. Estas dos palabras fueron
creadas por dos psicólogos norteamericanos llama dos Salowey y Mayer
(1990). Sin embargo, fue Daniel Goleman (1997) quien puso en valor el
término de inteligencia emocional. Desde esa fecha ha habido en España dos
corrientes trabajando acerca de la inteligencia emocional. Una de ellas,
representada fundamentalmente por profesores de la Universidad de Málaga; la
otra más difundida, encuentra representación en todo el territorio nacional. Es
de destacar, la importancia que la psicología positiva del Dr Seligman está
teniendo en los últimos años. Ahora bien, en lo que a la educación emocional se
refiere tenemos que destacar el trabajo que viene realizando en los últimos
quince años el GROP, que es un grupo de investigación nacido en la universidad
de Barcelona y que está dirigido por el Profesor Bisquerra.
Si bien es verdad que Gadner (1983) introdujo el concepto de inteligencias
múltiples, desde una perspectiva didáctica ha habido que reducir los dos tipos
de inteligencia a los dos más conocidos: la inteligencia racional y la inteligencia
emocional. La primera de ellas, la inteligencia racional es la que nos permite
realizar los aprendizajes escolares, mientras que la inteligencia emocional es la
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que nos permite aprender a conocernos, conocer mejor a los que nos rodean, e
incluso o querer. Mientras los centros nerviosos de la inteligencia racional
fundamentalmente se encuentran en la corteza cerebral, los centros
responsables de la inteligencia emocional se encuentran en la parte más
antigua del centro del cerebro, aunque también se encuentra también el
hemisferio derecho. En apoyo de la importancia de la inteligencia emocional
tiene en el éxito o vital en las personas, Daniel Goleman llevó a cabo una serie
de investigaciones que probaban que la inteligencia emocional contribuiría en
un 75% al éxito en la vida.
3. Pensamiento emocional y educación infantil
Como consecuencia de los cursos impartidos en distintos ámbitos
especialmente entre el profesorado tanto universitario como no universitario
durante los últimos doce años, he elaborado un método para el desarrollo de
las competencias emocionales que se puede utilizar también en educación
infantil. Este método de pensamiento emocional (Hué, 2008) sirve de igual
modo a la mejora de las competencias emocionales de los niños y niñas de
educación infantil como en el desarrollo del las competencias emocionales de
los educadores y maestros y maestras en esta etapa de educación.
El método de pensamiento emocional (Hué, 1997) se compone de siete
competencias emocionales que desarrollan otros aspectos que ayuden en la
mejora de las emociones y sentimientos positivos de las personas. Las cuatro
primeras competencias se refieren a la mejora de las competencias
emocionales respecto de uno mismo, mientras que las otras tres se refieren a
la mejora de las competencias relativas a los demás. Así, tenemos siete
competencias emocionales que son: autoconocimiento, autoestima, control
emocional, motivación personal, conocimiento del otro, valoración de los demás
y liderazgo.
Ahora bien, este método no está pensado para a un aprendizaje de carácter
intelectual lógicamente, sino que este método se tiene que enseñar y aprender
a través de ejercicios emocionales y específicamente a través del método
dramatización emocional también creado por mí mismo.
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Autoconocimiento
El autoconocimiento es la primera competencia del método de pensamiento
emocional. Hemos comentado como María Montessori (2003) hablaba de la
importancia del psicoanálisis entre los maestros y maestras de educación
infantil. Por ello, el autoconocimiento es la puerta de la eficacia de las
emociones positivas de los maestros y maestras de educación infantil. Por ello,
lo primero que tenemos que hacer es conocernos a nosotros mismos, conocer
nuestros puntos débiles, conocer estos puntos fuertes, en definitiva, saber
quiénes somos, qué podemos, a dónde vamos, cuáles son nuestros intereses.
Si aplicamos el autoconocimiento a los niños, debemos empezar por utilizar de
forma adecuada los tiempos de silencio. En todo aula de educación infantil, en
toda programación de educación infantil, debe tenerse en cuenta que hay que
dedicar un tiempo de entre 5 y 10 minutos cada día a la reflexión, al silencio. El
famoso un rincón de pensar no debe ser más, un castigo, una forma de
aislamiento del niño. En todas las aulas de educación infantil deberíamos tener
un rincón, rincón de pensar. El rincón de pensar será un rincón del aula que
todos los días es dedicado al silencio, a la reflexión, al pensamiento. DE este
modo, los niños y niñas aprenderán desde pequeños a acostumbrarse al
silencio, y a la reflexión. Por otro lado, tendremos que conseguir que nuestros
niños y niñas, desde el principio de los primeros años, conozcan también sus
puntos fuertes y puntos débiles, su forma peculiar de ser, en definitiva,
conozcan su personalidad. Porque como hemos podido comprobar,
especialmente los maestros y maestras de educación infantil, los niños con tres
años ya la están formados en su forma de ser, su personalidad. La
personalidad, se forma, hemos dicho anteriormente, fundamentalmente a lo
largo de los tres primeros años de la vida del niño.
Autoestima.
La autoestima, junto con la empatía, veremos que son los dos pilares
fundamentales de la educación emocional de las personas, y por tanto de los
niños y niñas. La autoestima, fue la competencia emocional que nace
básicamente de los demás, del afecto que las otras personas tienen o han
tenido sobre nosotros en los primeros años de vida. La autoestima, lejos de ser
una emoción que no nace de nosotros como pudiera pensarse como dice la
propia palabra dice en su inicio “auto”, es consecuencia del cariño que otras
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personas han depositado en nosotros desde el momento del nacimiento,
incluso, los meses previos antes del propio nacimiento. De esta forma
encontramos personas seguras de sí mismas, con una alta autoestima, aunque
sus capacidades, el dinero, su posición social, su éxito en la vida, sera inferior
al de otras personas. Y esto lo podemos comprobar cada día en las aulas de
una escuela infantil. Así, apreciamos como niños incluso con dificultades de
carácter motórico o de carácter sensorial tienen una autoestima superior a la
que pueden tener otros niños sin dificultades. La autoestima, nace en la mayor
parte de los casos de la forma cómo hemos sido tratados por nuestros padres
en la infancia. Así, podemos encontrar tres estilos parentales: sobreprotector,
indiferente y facilitador. El primero de ellos, sobreprotector, es un estilo en el
que los padres están continuamente encima de los hijos; este estilo parental no
ayuda a desarrollar la autoestima de los niños. El segundo de ellos, el
indiferente, es el estilo parental en el que los padres no muestran interés o
preocupación por sus hijos; este estilo parental tampoco ayuda a desarrollar la
autoestima en los niños. El tercero de ellos, el facilitador, hace que los padres
ayudan a sus hijos a desarrollarse según sus capacidades y su nivel de
maduración. Admiten que los hijos cometan errores, pero les ayudan a salir de
ellos; en este caso, el estilo parental facilitador realmente ayuda a los niños a
desarrollar su autoestima.
Sería interesante, que los maestros y maestras de educación infantil analizasen
cuál ha sido el estilo parental bajo el que discurrió su educación en los primeros
años su vida y cuál es el nivel seguridad personal, de autoconfianza, en
definitiva, de autoestima y como los afectos recibidos en su infancia han
afectado al desarrollo de su autoestima. Del mismo modo, sería interesante que
los maestros y maestras de educación infantil, analizasen su estilo docente,
protector, indiferente, o facilitador. Pues, en función a su estilo docente,
ayudarán más o menos al desarrollo de la autoestima de los niños.
Dentro de esta segunda competencia relativa a la autoestima, podemos
desarrollar un sinfín de ejercicios para conseguir aumentar la autoestima. Uno
de los ejercicios que propongo es el ejercicio del diez. Esta ejercicio consiste en
poner a todos los niños de pié. Una vez que están de pie, preguntamos cuánto
valen cada uno de ellos. Ellos suelen responder con un número entre el cero y
el diez y se suelen valorar con un cuatro, un cinco o un seis; o incluso, con un
ocho. Rara vez los niños se colocan una nota de diez. Por esto, hay que
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conseguir que todos los niños y niñas, puestos de pie, digan la frase "yo valgo
diez". De esta manera conseguiremos que los niños y niñas entiendan que por
ser personas valen diez. Sin embargo, cuando un niño o una niña no hacen lo
que se espera de ellos su comportamiento no vale diez, si no que vale cuadro,
cinco, seis... Y se tendrán que esforzar en mejorar su comportamiento para ser
personas “diez”. Otro ejercicio que se propone para aumentar la autoestima,
tanto de niños como en personas adultas, es el ejercicio de "chulería". Con este
ejercicio, pretendemos que los chicos tomen conciencia de sus propios valores,
de lo que saben hacer. Ahora bien, la chulería que nos enseña el método de
pensamiento emocional consiste en mostrarnos orgullosos de lo que sabemos
hacer bien, de nuestras competencias, que las cosas que poseemos, en ningún
caso ese orgullo personal debe utilizarse como una agresión hacia los demás.
Control emocional.
Esta competencia, es la más difícil de adquirir por parte de los niños. Los
propios niños, por su inmadurez física, fisiológica o afectiva, son incapaces de
tener un control emocional suficiente muchas veces en clase. Por ello, en esta
etapa infantil debemos ayudar a los niños y niñas a desarrollar un control
emocional doble: por una parte, el control físico, y por otra parte, el control
mental. Para desarrollar el control físico hemos de realizar en el aula o diversos
tipos de ejercicios de relajación, respiración controlada, o cualquiera otro tipo
que relajen a los niños. En este sentido, todos los ejercicios con los niños y
niñas tumbados en el suelo, en un ambiente en relajado, y escuchando música
por ejemplo, son siempre muy adecuados para inducir en los niños control
emocional de carácter físico. Así, un ejercicio que siempre alegra a quienes lo
practican, sean niños o adultos, es el ejercicio del "rosario de la espalda".
Consiste este ejercicio en que los niños y niñas forman un círculo dando cada
uno la espalda al niño que tiene detrás de él. Luego, cada niño con su dedo
índice recorre la espalda del niño que tiene delante, subiendo y bajando con el
dedo. Más tarde, todos se dan la vuelta y realizan el mismo ejercicio
recorriendo con el dedo la espalda del niño que tienen delante.
Sin embargo, en esta competencia, lo más difícil que es alcanzar el control
mental. Este es un ejercicio continuo en clase en la que y maestros y maestras,
a través de muchos ejercicios, consiguen que los niños acepten la realidad que
tienen que vivir cada día. Hay que enseñar a los niños a que utilicen de forma
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adecuada su lenguaje. Por ejemplo, muchas veces los niños dicen frases como
la siguiente: "hoy me han salido todo mal". Esta frase nunca puede ser verdad,
pues nunca ha sale todo mal. En cambio, hay que conseguir que los niños
aprendan a decir frases como: "hoy me he ensuciado el pantalón, pero no pasa
nada, no por eso me iba a salir todo mal".
Motivación.
La motivación que muchas veces escasea entre el profesorado y entre los
alumnos de otras etapas educativas, rara vez escasea entre los maestros y
maestras de educación infantil así como, entre los niños y niñas de esta etapa
educativa. Normalmente tanto unos como otros están suficientemente
motivados a lo largo de todo el curso. Sin embargo, la dificultad en esta etapa
educativa conseguir que los niños y niñas estén motivados por la misma tarea
durante un tiempo suficientemente largo. Por ello, en esta etapa educativa
tenemos que trabajar la planificación de las tareas que vamos a realizar. Así,
los niños deben conocer las actividades que vamos a desarrollar a lo largo de la
mañana o de la tarde, y deben aprender a planificar su tarea, principalmente en
el ciclo segundo de la etapa. Para ello, debemos sugerir tareas muy variadas,
tanto más variadas cuanto más pequeños sean los niños. No obstante, al inicio
de toda tarea debemos pedir que los niños verbalicen en la tarea que van a
desarrollar. Por otro lado, la motivación se consolida, a través del refuerzo
positivo, tanto de los demás como de uno mismo. Por eso, hemos de reconocer
el trabajo bien hecho de los niños, y ayudarles a aquellos reconozcan su propio
trabajo, cuando la realizan bien, con frases como “lo he conseguido” o “qué
bueno soy”.
Finalmente, el método de pensamiento emocional, afirma que la creatividad es
una de las herramientas más importantes a la hora de favorecer la motivación.
Si bien en la etapa educativa educación infantil la creatividad es una de las
manifestaciones más significativas que presentan los niños y niñas, puede
ocurrir que por la demanda de los padres y por la influencia de la sociedad, se
exija cada vez más temprano de los niños que aprendan a leer, o pueda contar.
De este modo, se intenta que los niños aprendan tareas repetitivas y faltas de
creatividad generando una creciente desmotivación. En tal sentido, el método
de pensamiento emocional, recomienda a maestros y maestras en esta etapa
infantil que no pierdan de vista la importancia de la creatividad. Ahora bien,
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para ayudar a que los niños desarrollen su propia que creatividad los propios
maestros y maestras deben desarrollar por sí mismos la creatividad que
quieren inculcar en los niños de su clase. Un ejercicio que se pueda hacer para
desarrollar esta competencia es el juego de la "escultura humana". El juego
consiste en que los niños se agrupen en pequeños grupos de tres, cuatro o
cinco niños, y que después construyan una escultura humana. Veremos las
diferentes formas y maneras que tienen los niños en esta edad de llegar a
construir una escultura diferente cada uno de ellos.
Conocimiento del otro.
Daniel Goleman, en su libro Inteligencia Emocional, nos relata como una niña
de cuatro años se hizo la líder de su clase porque, aunque era muy reservada y
tímida, anotaba en su cabeza las características de todos sus compañeros y
compañeras. De este modo, conociendo los intereses, la forma de ser de cada
uno de sus compañeros, llegó a poder relacionarse con cada uno de ellos de
una forma diferente. Este es el objetivo que debemos lograr con nuestros niños
y niñas en el aula de educación infantil. Sin embargo, no podemos pedir que
nuestros chicos conozcan las características de sus compañeros si nosotros
mismos, nosotras mismas, no conocemos a nuestros alumnos, su nombre
capacidades, los intereses, lo que les gusta, lo que les molesta, con quien se
sienten a gusto, su familia, los juegos que más me gustan, etc. Dentro de esta
competencia emocional, el método de pensamiento emocional se ocupará de la
comunicación. La comunicación puede ser verbal o no verbal. Pero, si la
comunicación no verbal es importante en todas las etapas educativas, lo es
mucho más en la etapa de educación infantil. Los maestros y maestras cuando
entramos en un aula estamos comunicando con nuestra postura, con nuestros
gestos, con nuestra mirada, con nuestra sonrisa, nuestro estado de ánimo, si
aceptamos o no a un niño u otro, si estamos a gusto en el aula, o si tenemos
problemas en nuestra propia casa. Por eso es muy importante que los maestros
y educadores trabajemos mucho la comunicación no verbal a través del espejo
o utilizando la videocámara. Del mismo modo, debemos de inducir a nuestros
niños y niñas a que desarrollen ya desde pequeños estrategias de comunicación
no verbal. Para ello, podemos hacer un sin fin de ejercicios de este tipo. Uno de
ellos consiste en que puestos los niños por parejas, tapen con la mano la nariz
y la boca y, con los ojos, solamente con los ojos, se comuniquen entre ellos.
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También podemos utilizar la comunicación con otras partes del cuerpo, como
pueda ser con movimientos de la cabeza, con movimientos de los brazos, con la
propia postura, levantados, sentados, echados, o también, con las piernas y
hasta con los mismos pies.
Es claro que tenemos que inducir a los niños a que anoten, bien en su cabeza,
bien en una libreta cuando hayan aprendido a leer y escribir, lo que les gusta y
lo que le disgusta a los otros niños. Pero más importante que el aprendizaje por
parte de los niños, será el aprendizaje por parte de nosotros, los educadores, y
para ello, nos podemos valer de un instrumento muy sencillo de adquirir que es
una libreta. En la libreta, los maestros y maestras tendremos que escribir cada
día las características de nuestros alumnos, pero también podremos utilizar
esta libreta para escribir las características de nuestros compañeros y
compañeras, familia, de nuestros amigos, incluso de aquellas personas en las
que estemos interesados en tener relación.
Valoración de los demás
Así como en el punto segundo del método de pensamiento emocional
tratábamos de la autoestima, una competencia básica en la formación
emocional de los maestros y de los niños en esta etapa de educación infantil,
ahora encontramos la empatía como la otra gran competencia emocional que
permita desarrollar las competencias positivas emocionales que nos hagan
llegar al liderazgo en el aula de educación infantil. Si hemos dicho que la
autoestima nace del reconocimiento de los demás, es esta cualidad la que
ahora tenemos que desarrollar en ellos. Está demostrado que los niños y niñas
que en un aula son apreciados por sus maestros y maestras desarrollan no sólo
una mayor autoestima, sino que desarrollan también mejores habilidades,
competencias y actitudes. En este punto, el método de pensamiento emocional,
introduce la técnica del “lapicero azul”. Todos hemos tenido maestros en
nuestra infancia que tenían un lapicero con dos puntas, una de ellas era azul y
la otra era de color rojo. Sin embargo, generalmente los maestros tenían
agotada la punta de color rojo y, muchas veces, intacta, la punta de color azul.
Es decir, la pedagogía del fracaso ha ganado siempre a la pedagogía del éxito.
Cuando un maestro, una maestra, acostumbra a reconocer el más pequeño
esfuerzo de los niños por hacer las cosas bien, y evita criticar los
comportamientos desviados, o erróneos de los niños, vemos enseguida que
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obtienen mejores resultados en los aprendizajes. Paralelamente al “ejercicio del
diez” que veíamos en la segunda competencia del método de pensamiento
emocional introduciremos, en este caso, otra vez, el “ejercicio del diez”, pero
en este caso referido a los demás. Si decíamos que nosotros valemos diez
debemos entender que los demás también valen diez. Todos valen diez. Todos
y todas valen diez, aunque sean personas que vayan en contra de los demás,
aunque sean personas que intentan romper, destruir o molestar; todos ellos
valen diez.
Al igual, también, que hiciéramos en el punto segundo de este método, con el
taller " de chulería", podemos hacer un taller que siempre tiene mucho éxito,
que es el taller de los "piropos". Este taller consiste en hacer una rueda con los
niños en la que todos se vean las caras unos a otros. Después, se pide que
salga al centro del circulo uno de ellos, normalmente será el niño o una niña
menos tímido, y se le pide a los demás que, uno a uno, vayan a diciéndole un
piropo a la cara. Al principio, este tipo de ejercicio que también puede hacerse
con los propios maestros y maestras, aunque suele costar bastante. Sin
embargo, cuando los ejercicios se hacen con regularidad tanto los maestros
como los niños aprenden a decir piropos a los demás. Con esto conseguimos,
no sólo que maestros y niños aprendan a decir palabras bonitas a los demás,
sino que conseguimos que aprendan a reconocer el trabajo bien hecho, el
esfuerzo, una actitud positiva, un regalo, una palabra bonita a dicha por otra
persona.
Liderazgo
El liderazgo es la última y séptima competencia del método de pensamiento
emocional. Todos los docentes, de cualquier nivel educativo, somos o debemos
ser líderes de nuestro alumnado, también entre los maestros y maestras de
educación infantil. Líder, es aquella persona en la que depositan su confianza
los demás y, si esto es una realidad, o debiera serlo, al menos, en todos los
niveles educativos, lo es mucho más en la etapa de educación infantil. Como
normalmente los maestros de esta etapa educativa son o han sido mujeres, en
el inconsciente colectivo queda la figura de la maestras, de la “señorita”. En
esta etapa infantil, todos los que hemos sido padres de niños pequeños
sabemos la influencia que la maestra, o el maestro en su caso, tiene sobre
nuestros hijos. Lo que dice la "seño" es lo más importante para los más
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pequeños. Por este motivo, es tan importante que los educadores de esta etapa
infantil aprendamos a ser líderes. El liderazgo se alcanza al término de la
adquisición de las competencias anteriormente reflejadas y recogidas en el
método de pensamiento emocional. Los educadores, maestras, de educación
infantil deben ser personas que se conocen bien, con alta autoestima, con un
alto control emocional, con una gran motivación, que conozcan bien a los
demás, y que valoren a los otros. Pero la característica fundamental de las
personas que quieran ser líderes es la confianza. Ahora bien, la confianza no se
compra, sino que la confianza se adquiere porque los demás, en este caso
porque los niños, nos la otorgan. Por eso debemos entender la base
fundamental del método de pensamiento emocional. Una persona que ha
adquirido liderazgo a través de este método es una persona que se considera
importante, ya que como seres vivos que somos, somos individuales, somos
también, por qué no decirlo, egoístas. En tal sentido, el liderazgo vendría a
reflejado en una moneda. Todas las monedas, tienen cara y cruz. La cara, nos
representaría nosotros mismos, mientras que la cruz, representaría, los demás.
Para nosotros, la parte más importante de la moneda es la cara, es decir
nosotros, y nosotros, queremos crecer, queremos hacernos cada vez más
grandes, queremos conseguir nuestras metas, al igual que lo desean hacer
cualquiera de los seres vivos como pueda ser un árbol o un caballo. Ahora bien,
para conseguir hacer más grande la cara de nuestra moneda tenemos
obligatoriamente que hacer más grande la cruz de esta misma moneda. Es
decir, para hacernos nosotros grandes, tenemos que conseguir que los otros
sean cada vez más grandes. De este modo, líderes son aquellas personas que
consideren que los demás, junto a nosotros mismos, sean cada vez más
grandes, más fuertes, más capaces, más ricos o más cultos. Así los buenos
docentes, en cualquier nivel educativo y, especialmente en la etapa de
educación infantil, son aquellos que consiguen que los alumnos sean cada vez
más, más listos, más educados, pero sobre todo, más felices. De este modo,
concluimos las siete competencias del método de pensamiento emocional con la
capacidad de hacer grandes a los otros, de mejorar a nuestros alumnos, de
hacer felices a niños y niñas que con nosotros están, que no es otro que el
objetivo que planteaba Emilio Rousseau para su discípulo Emilio.
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Conclusión
Con estas siete competencias concluimos la reflexión que iniciábamos al
comienzo de esta conferencia de la mano Saint Exupéry para lo que
utilizábamos la frase: "sólo se ve bien con los ojos del corazón". Así, a través
del desarrollo de las competencias que nos propone el método de pensamiento
emocional hemos abordado el desarrollo de las competencias positivas que nos
permitirán llegar al máximo conocimiento, en definitiva, a ver con los ojos del
corazón. Finalmente, reconocer que en cuando un maestro o una maestra,
educador o educadora, en esta etapa de educación infantil, consigue hacer
felices a los niños desde el esfuerzo, desde la responsabilidad en función de la
edad, pero también desde el disfrute, desde la alegría, encontraremos una gran
felicidad en nosotros mismos y alcanzaremos el bienestar profesional. Sólo el
bienestar de los demás, sólo la felicidad de los niños y niñas con las que
desarrollamos nuestra labor profesional nos conseguirá a nosotros mismos la
felicidad y entonces comprenderemos que “sólo se ve bien con los ojos del
corazón”.
4. Referencias
Gadner, Howard, 1983. Frames of mind. New York: Basic Books.
Goleman, Daniel, 1997. Inteligencia emocional
Hué, Carlos, 2008. Bienestar docente y pensamiento emocional. Madrid: