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510 ESTUDIOSDECULTURANHUATL
2003
Flechadoresdeestrellas.Nuevasaportacionesalaetnologadecorasyhuicholes.EstudiosMonogrficos.Etnografadelospueblosind-genasdeMxico.Mxico,INAHUniversidaddeGuadalajara.
s.r. LaSemanaSantaenelGranNayar,2v.,Mxico,INAH (enprensa).
MAUSS,Marcel1971
[192324]"Ensayosobrelosdones.Motivoyformadelcambio
enlassociedadesprimitivas",enSociologayAntropologa:152-263.Madrid,Tecnos.
MEDINA, Andrs2000 Enlascuatroesquinas,enel centro.Etnografiade
la cosmovisin
mesoamericana.Mxico,UNAM, HA.
PREUSS,KonradTheodor1912
DieNayaritExpedition.TextaufnahmenundBeobachtungenunter
mexikanischenIndianern,1.B.G.Teubner,Leipzig.1968
NahuaTexteausSanPedrojeorainDurango,3V.,ed.ytrad.EIsa1976
Ziehm.IberoAmerikanischesInstitutGebrderMannVerlag,
Berlin.
SELER,Eduard1902
GesammelteAbhandlungenzurAmerikanischenSprachundAlter-1923
thumskunde(CacilieSelerSachsed.),5tomos,Berlin.
MiguelLenPortilla,Cdices.LosantiguoslibrosdelNuevoMundo,Mxico,Aguilar,2003,335p,ils.
MiguelLenPortillaesunodelosgrandeshistoriadoresmexicanos,maestrodegeneracionesporsusaber,sabiduray
donexpresivoes-critoyoral.Sibiensuobrasehacentradoenlaculturanhuatlanti-gua,hadesbordadohacialosdemsgruposindiosmexicanostantoenelpasadocomoenel
presente.Lapresentacindesunuevolibro,tituladoCdices.LosantiguoslibrosdelNuevoMundo,editadoporlaedi-torialAguilar,conabundantesilustraciones,comolorequiereunlibrosobrecdices,fuetalvezeleventoprincipalenlaFeriaInternacionaldelLibro
delPalaciodeMinera,yadquiriespecialsignificadoenmomentosenquelaculturaprevalecientecuestionay
limitalalecturay loslibros.l Conmltiplesreferenciasy
argumentosMiguelLenPor-tilladestacalaimportanciadeloslibrosy
laescriturapictogrficaenlavidadelMxicoantiguo,yelaltoaprecioqueselestenaalosli
I
MiguelLenPortilla,Cdices.LosamiguoslibrosdelNuevoMundo,Mxico,Aguilar,2003,335pp.Lapresentacinsellevacaboeldomingo2demarLOde2003,conlaparticipa-cindeMiguelLen"ortilla,PilarMynez,PatrickJohanssonyelautordeestaresea.
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511RESEASBIBLIOGRFICAS
brosyalosescribanospintoresexentos,porcierto,deltributo.Des-pus
llegaron los espaoles, introdujeron la escritura alfabtica y los
libros impresos, a la vez que destruyeron la casi totalidad de los
libros del Mxico antiguo, por considerarlos obra del demonio.
El subttulo de Cdices,LosantiguoslibrosdelNuevoMundo,remite a
una de las intervenciones polticas y cientficas ms interesantes de
Miguel Len-Portilla, que se produjo a partir de 1984, cuando fue
de-signado coordinador de la Comisin Nacional que organizara la
Conmemoracin en 1992 del Quinto Centenario lo que se vena lla-mando
Descubrimiento de Amrica, y que Espaa se preparaba a ce-lebrar como
Quinto Centenario del Descubrimiento de Amrica y del inicio de su
Evangelizacin, o algo as. Era impensable que los ameri-canos nos
preparsemos para tal celebracin. Como se sabe, Cristbal Coln muri
sin saber que haba "descubierto Amrica". Segn esta nocin, adems,
los europeos activos descubren a los indios pasivos descubiertos.
En trminos generales, la idea de Descubrimiento impi-de ver la
importancia de la llegada de Coln a las Antillas el 12 de octubre
de 1492 de manera global y crtica; oculta la conquista,
des-truccin, explotacin y el complejo proceso de cambio que sigui a
la Conquista. Miguel Len-Portilla propuso entonces que la Comisin
Mexicana organizara no la celebracin sino la conmemoracin, que no
es lo mismo, no del Descubrimiento de Amrica, sino del Encuen-tro
de Dos Mundos, nocin que por primera vez les dio voz a los in-dios
americanos y que abri una perspectiva amplia y plural para pensar
el proceso iniciado en 1492.
Lejos de suscitar aprobacin, sin embargo, la propuesta sufri
va-rias crticas de historiadores que condujeron a un fuerte debate
en pe-ridicos y revistas, en el que destacaron las voces, ms
estrenduosas que certeras, de Edmundo O'Gorman, Antonio Gmez
Robledo, Silvio Zavala, Leopoldo Zea, Gastn Garca Cant y Enrique
Dussel, entre otros. Lo que una tal variedad de puntos de vista era
la idea de que la nocin de Encuentro de Dos Mundos impeda percibir
la conquista, destruccin y negacin que siguieron al cordial
Encuentro. Edmundo O'Gorman era autor de varias obras dedicadas al
estudio y crtica de La ideadelDescubrimientodeAmrica(1951),
proponiendo sustituirla por la de La invencindeAmrica(1958). Al ser
designado Len-Portilla coordinador de la Comisin Conmemorativa,
O'Gorman desencade-n sobre l una serie de crticas con adjetivos muy
fuertes, defendien-do su idea de la Invencin de Amrica, o sea el
descubrimiento progresivo de Amrica por los europeos, que se fueron
liberando de sus concepciones antiguas y medievales. Pero es de
advertirse que una nocin central en el pensamiento de Miguel
Len-Portilla, la "pers-
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512 ESTUDIOS DE CULTURA NHUATL
pectiva de la Vtsindelosvencidos",es el reverso y complemento
expl-cito de la nocin o'gormaniana de InvencindeAmrica,y que esta
for-mulacin, precisamente, es la que condujo a Len-Portilla a
plantear la perspectiva del Encuentro de Dos Mundos: as como es
central es-tudiar cmo Amrica se abri paso en la visin europea del
mundo, tambin es imprescindible estudiar cmo los indios, los
americanos originarios, vieron a los europeos, los integraron a su
visin del mun-do. De este modo, ya desde 1959, cuando edit su
decisivo libro Visindelosvencidos,versin nahua de la Conquista,
traducida por el padre ngel Mara Garibay K., Miguel Len-Portilla
expuso la necesidad de estudiar el Encuentro de Dos Mundos,
concebido como el mutuo des-cubrimiento de los indios por los
espaoles y de los espaoles por los indios, y el conjunto de
visiones recprocas y de acciones humanas a ellas vinculadas que se
abri con el Encuentro.
Acaso podra reconocerse que al trabajar en coordinacin con los
gobiernos de Mxico y otros pases latinoamericanos y Espaa para
organizar una conmemoracin importante y significativa a nivel
con-tinental y mundial, Miguel Len-Portilla tena que ser cauto para
no provocar desavenencias, pues haba que unir esfuerzos. Por ello
acaso, los aspectos negativos, brutales, injustos, inmorales de la
Conquista no fueron destacados, aunque tampoco fueron negados.
Efectivamen-te no es seguro que pueda decirse que una vez que
"descansaron la flecha y el escudo" -difrasismo nhuatl que designa
la guerra-, el Encuentro sigui un rumbo ms positivo, sobre todo si
se piensa en las grandes epidemias, el hambre, la sobreexplotacin
de los indios por el slo hecho de ser indios, y la destruccin
deliberada de las hue-llas de la cultura antigua, incluyendo los
cdices. Por ello concuerdo con Enrique Dussel cuando pidi la
realizacin de un "desagravio his-trico al indio americano". Por
otro lado es cierto que pese a lo im-propio de la nocin,
"descubrimiento" es la palabra que se us en aquella poca y se sigue
usando hasta la fecha.
Sin embargo, desde el comienzo he simpatizado con la propuesta
de conmemorar el Encuentro de Dos Mundos, por las posibilidades de
comprensin que abre. El propio Len-Portilla lo expres diciendo que
el Encuentro de Dos Mundos no es un concepto, sino una
perspecti-va: de respeto por la pluralidad de voces y de culturas,
que componen el complejo ser mestizo mexicano, y de investigacin y
reflexin sobre las mltiples y fundamentales consecuencias para el
mundo entero, pero sobre todo para Amrica, o sea nosotros, del
proceso iniciado en 1492. Anticipndose diez aos a la Rebelin
Zapatista de 1994, la pro-puesta de Len-Portilla abri el campo para
que sean odas las voces de los indios, tanto los del pasado como
los del presente, hasta enton-
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513 RESEAS BIBLIOGRFICAS
ces silenciados. En este afn se inscribe el nuevo libro de
Len-Portilla sobre los Cdices.
De hecho, la nocin de Encuentro de Dos Mundos no era ajena a las
nuevas formulaciones de la historia y la antropologa, que
destaca-ban la importancia del encuentro, contacto o corto circuito
que comen-z el 12 de octubre de 1492, cuando entraron en contacto
el Nuevo Mundo con el Viejo Mundo, que no es slo Europa, o Espaa,
sino tam-bin Asia y frica. Aunque el Encuentro tuvo consecuencias
que afecta-ron la historia toda del planeta, no cabe duda que los
efectos ms drsticos se produjeron en Amrica: la subyugacin de todo
un conti-nente al dominio europeo, la tremenda y masiva catstrofe
poblacional, la destruccin deliberada de las civilizaciones
americanas. Y precisamen-te, lejos de negar esta realidad, la
perspectiva del Encuentro de Dos Mundos, al destacar el aislamiento
durante milenios de ambos mun-dos antes del contacto, es
imprescindible para comprender por qu pas lo que pas: que los
europeos conquistaran a los americanos y no al revs, que la
conquista fuera tan rpida, que las enfermedades infec-ciosas del
Viejo Mundo resultaran tan terriblemente mortferas en el Nuevo
Mundo, y no al revs tambin. La perspectiva del Encuentro de Dos
Mundos permite adems entender algo de la tremenda revo-lucin en
todos los aspectos de la vida que trajo la Conquista: efectos
ecolgicos, tecnolgicos, econmicos, alimenticios, sociales,
polticos, culturales, lingsticos, religiosos, etc. Permite
aprehender el proceso iniciado en 1492 desde la perspectiva
planetaria que el tema exige.
Segn James Lockhart y Stuart B. Schwartz las dos debilidades del
Nuevo Mundo frente al Viejo eran de orden epidemiolgico y
tecno-lgico. Respecto a la primera, Woodrow Borah mostr en 1962 que
durante el largo aislamiento de ambos mundos, en Amrica no se
de-sarrollaron las grandes enfermedades infecciosas contra las
cuales la poblacin del Viejo Mundo haba ido desarrollando defensas
a lo lar-go de milenios; por ello todas las enfermedades
infecciosas del Viejo Mundo resultaron letales en el Nuevo.
Lockhart y Schwartz hipote-tizaron que acaso el atraso tecnolgico
del Nuevo Mundo se debi a que los habitantes del Nuevo Mundo eran
menos numerosos que los del Viejo y con menor intercomunicacin
interna. Tengo la impresin que la razn fundamental es de orden
cronolgico: mientras que en el Viejo Mundo la creciente poblacin de
cazadores recolectores haba depredado a tal punto los animales y
las plantas que se hizo necesario el paso a la agricultura y la
ganadera (hacia 8000 a.C.), en el Nuevo Mundo, los hombres llegados
hace relativamente poco tiempo a un territorio inmenso y virgen,
pudieron subsistir como cazadores y recolectores durante algunos
milenios ms sin necesidad de comenzar
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514 ESTUDIOS DE CULTURA NHUATL
a desarrollar la agricultura (hacia 3000 a.C.), de tal modo que
la Re-volucin Agrcola sucedi en Amrica cuatro o cinco milenios
des-pus que en el Viejo Mundo. Uared Diamond tambin ha destacado la
falta de competitividad de la agricultura frente a la caza y la
reco-leccin debida a la ausencia de grandes mamferos domesticables
y a la pequeez inicial del maz.) Semejante atraso milenario se dio
tam-bin, consecuentemente, en el surgimiento de la Civilizacin. De
este modo se entiende mejor el efecto tremendamente destructivo del
En-cuentro de 1492 en el Nuevo Mundo, as como la revolucin radical
en todos los aspectos de la vida que sigui.
El atraso tecnolgico, por supuesto, no implica inferioridad
cultu-ral, civilizacional o humana. Acaso sea al revs, o ms bien lo
decisivo es distinguir y rescatar la diferencia, y tratar de no
perder ninguna de las opciones en el rasero de la unificacin
planetaria. Ms profunda-mente, las leyes de la mecnica no rigen en
la historia, y no creo que la humanidad que tardamente lleg al
Nuevo Mundo perdi el tiem-po durante los milenios durante los
cuales fue ocupando y conocien-do las diferentes regiones y
ambientes del continente, dejando para despus la agricultura, la
vida sedentaria y civilizada, que ya vemos a qu nos est llevando,
en este aciago comienzo de milenio. Lo que los cazadores y
recolectores americanos perdieron en tecnologa acaso lo ganaron en
sabidura, en compenetracin con una naturaleza virgen, que nunca
haba conocido la presencia humana. Acaso el mito del ori-gen
chichimeca de muchos pueblos mesoamericanos, a nivel profun-do,
arquetpico, exprese el recuerdo de este rico Paleoltico americano,
en el que se form el ser ms ntimo de los indios.
Para apreciar la naturaleza de los cambios iniciados en 1492, lo
que se gan y lo que se perdi, puede ser til considerar la escritura
y los cdices prehispnicos, sobre lo cual el libro Cdicesde Miguel
Len-Portilla aporta elementos claves de comprensin. Ha sido por lo
ge-neral aceptado que una de las tecnologas ms importantes tradas
del Viejo Mundo al Nuevo fue la escritura alfabtica, desarrollada
por los griegos, y la imprenta, recin inventada a mediados del
siglo xv. Va-rios autores han destacado la importancia del paso de
la oralidad a la escritura, que trae cambios decisivos en la manera
misma de ser y de pensar de los seres humanos, cambios que se
extendieron y profundi-zaron con la imprenta y ahora con la
comunicacin ciberntica.
Ahora bien, en el paso de la oralidad a la escritura hay largas
fases intermedias en las que intervienen varios factores, uno de
los cuales son las formaciones feudales o tributarias ms o menos
despticas, en las que la escritura qued reservada a la elite
gobernante, quedando el pue-blo tributario en una oralidad
receptiva. Otro factor es el desarrollo mis-
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515 RESEAS BIBLIOGRFICAS
mo de la escritura, que comienza con la representacin natural,
pasa por los glifos pictogrficos y logogrficos, y llega a la
escritura fontica. Esta ha sido considerada como la verdadera
escritura, particularmente la escritura alfabtica. Segn esta
perspectiva finalista, la escritura pictogrfica del Mxico antiguo
no sera una verdadera escritura, ni los libros del Mxico antiguo
seran verdaderos libros. Elizabeth Hill Boone propuso resolver la
cuestin distinguiendo el sentido estrecho de la pa-labra escritura,
como escritura fontica, y el sentido amplio, que inclu-ye las
formas "semasiogrficas" que, como la escritura del centro de Mxico,
transmiten las ideas sin pasar por el lenguaje hablado. Y slo a
condicin de considerarlas escritura, se justifica e incentiva el
esfuerzo permanente, acaso no para descifrarla y leerla como leemos
el espaol o el francs, pero s para entender mejor sus modos sutiles
de transmi-tir la informacin y aproximarnos a sus mensajes.
Acaso s hubo progreso tcnico con el paso de los glifos al
alfabeto y este progreso trajo cambios radicales en el ser todo de
los hombres en Amrica. Pero lo que se gan en tcnica, se perdi en
sabidura, en visin del mundo, en rigor y disciplina. Mucho se perdi
para siem-pre, pero hay mucho que todava podemos tratar de
rescatar, del pa-sado yen el presente. El libro de Miguel
Len-Portilla sobre los Cdices,dirigido tanto al pblico amplio como
al especialista, le da un impulso importante a este rescate, al
tratar de interesar y guiar a los no espe-cialistas en el estudio
serio de los cdices.
Miguel Len-Portilla advirti que para dar a conocer lo que eran
los antiguos libros mesoamericanos, no tena caso hacer un catlogo,
una antologa o un estudio general sobre los cdices existentes,
debi-do a que, si bien los libros tuvieron una importancia central
en la vida de los reinos y seoros de Mesoamrica, los conquistadores
y frailes espaoles se dedicaron a destruirlos con tanto furor que,
de los miles que debieron existir, no sobrevivieron ms de quince
(del centro de Mxico, Oaxaca y la zona maya), adems de unos
quinientos cdices elaborados despus de la Conquista (de stas y
otras regiones de Mesoamrica), con clara influencia prehispnica,
aunque con cada vez ms rasgos europeos, detectados por los
especialistas. Es por ello que Len-Portilla, para dar un idea de lo
que fueron los libros en el Mxico prehispnico, procedi a un asedio
mltiple. En los dos primeros cap-tulos, aprovech las mltiples
referencias en imgenes prehispnicas y en escritores indios y
espaoles del siglo XVI a los libros en el periodo prehispnico, para
mostrar el aprecio y respeto por los libros, las cir-cunstancias de
su composicin, los diferentes temas, las condiciones de su uso y
lectura (lo que hoy se llama "recepcin") en el templo, el pala-cio,
la escuela, entre los pochtecah(comerciantes) y en la vida
cotidiana
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516 ESTUDIOS DE CULTURA NHUATL
de la gente. En el tercer captulo Len-Portilla expuso su tesis
funda-mental: "El binomio oralidad y cdices en Mesoamrica". En el
cuar-to captulo Len-Portilla ofrece un til recorrido por los
diferentes autores que desde el siglo XIX han estudiado y editado
los cdices. En el quinto captulo da siete muestras de las
posibilidades de lectura de pginas selectas de varios cdices. Y en
un Apndice, despus de la "Invitacin ms que conclusin", Len-Portilla
resea los principales catlogos de cdices mesoamericanos
existentes.
Hemos visto que el subttulo de Cdices,LosantiguoslibrosdelNue-vo
Mundo, remite a la perspectiva del Encuentro de Dos Mundos. Ahora
bien, Len-Portilla destaca desde el comienzo que en todo el Nuevo
Mundo, slo en Mesoamrica se produjeron libros o cdices, por lo que
Mesoamrica bien podra llamarse Amoxtlalpan, Tierra de libros, en
lengua nhuatl. Podra entonces derivarse que los libros y la
escri-tura -sus libros y su escritura- son el principal rasgo
distintivo de Mesoamrica en el Nuevo Mundo, definen su modo de ser,
su nivel y tipo de conciencia. La civilizacin andina, en varios
aspectos tan afn a la mesoamericana, merece consideracin por ser el
caso de una civi-lizacin, un imperio extenso y econmica y
polticamente complejo, desprovisto de escritura -salvo el inicio de
registro que se produjo con los quipus, juegos de cordones con
series de nudos, que en algo ayud en la administracin del imperio
del Tawantinsuyu.
En cuanto a la antigedad comprobada de la existencia de libros
en Mesoamrica, Miguel Len-Portilla menciona varios testimonios
mayas sobre libros y escribanos (ah tz'ibob) que se remontan al
siglo III despus de Cristo: bajorrelieves en un palacio de Copn y
varias re-presentaciones en cermica policromada. Pero nada excluye
que se ela-boraran libros en tiempos anteriores, desde la fase
Olmeca, cuando por lo dems ya existan formas de escritura.
La escritura y el libro exigieron el desarrollo de una tecnologa
particular, la fabricacin del soporte, papel amate o piel curtida,
dis-puesto no en pginas, sino en forma de biombo, adems de los
colo-rantes. Pero existan otros soportes de la escritura tales como
las estelas de piedra y la cermica. Los espaoles destruyeron todos
los cdices mayas menos cuatro, pero no destruyeron, porque no las
encontra-ron, las estelas y la cermica del periodo clsico que
comenzaron a descubrirse en el siglo XIX. Len-Portilla destaca la
importancia de estos "cdices" de piedra y de cermica, que estn
siendo creciente-mente estudiados, junto a los cdices de papel.
Len-Portilla muestra que desde el comienzo se dio una intrnse-ca
vinculacin de los libros y la escritura con el poder de los
diferen-tes reinos o seoros que componan Mesoamrica. Cdices
religiosos,
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517 RESEAS BIBUOGRFICAS
calendricos, adivinatorios, histricos o econmicos, todos estaban
vin-culados de una u otra forma al aparato estatal teocrtico y
militarista. Slo dioses y gobernantes eran representados,jams
hombres del pue-blo en sus vidas cotidianas. Acaso el gran
prestigio de los libros en el Mxico antiguo, que destaca
Len-Portilla, se deba a su utilizacin ex-clusiva por la elite
gobernante sacerdotal. Ms tarde, durante el pe-riodo colonial, los
cdices se volvieron centrales en la vida de los pueblos de indios,
que cuando no tenan cdices antiguos, los elabo-raban nuevos, para
cohesionar con una memoria comn a la comuni-dad y defender su
derecho a la tierra ante la voracidad espaola.
Entre los escasos cdices sobrevivientes, varios se refieren a
los dio-ses, el calendario de fiestas, el calendario adivinatorio,
la recaudacin tributaria, los linajes, las historias del origen del
mundo y de los hom-bres y de la formacin y evolucin de los reinos.
Pero Miguel Len-Portilla cita el testimonio de autores del primer
siglo despus de la Conquista, que se refieren tambin a libros de
descripcin de la natu-raleza, de sueos, de cantares, de consejos de
los mayores a los jve-nes, de msica, de danza, de arquitectura,
etc. Cmo saber cmo eran, si fueron destruidos ...
Aunque algunos autores antiguos sealan que aun sus cantares eran
transcritos puntualmente por los indios en sus libros, cabe dudar
que, por ejemplo, todo el discurso alucinante del manuscrito en
nhuatl de los Cantares mexicanos -por cierto recientemente editado
en facsmil por Len-Portilla-, haya sido registrado en forma de
glifos. Len-Portilla deja muy claras las cosas al destacar la
fundamental interdependencia de escritura y oralidad en el Mxico
antiguo y hace una comparacin muy reveladora de los procesos de
lectura en Occidente y en Mesoamrica. En la cultura occidental,
escribe Len-Portilla,
.. .leer un libro es seguir con la mirada las lneas de palabras
escritas all con el alfabeto. Estas palabras, en cuanto
significantes, actualizan en la conciencia del que lee, ideas e
imgenes previamente adquiridas y que se hallan en ella como en un
repositorio conceptual e imaginati-vo. (... ) Los distintos
lectores, al derivar del bagaje de sus respectivas experiencias el
contenido de cada elemento en la secuencia contex-tualizada del
libro, estarn acercndose, cada uno de modo diferente, a la misma
obra.
No suceda lo mismo en Mesoamrica, en donde los glifos estaban
acompaados por imgenes con significados complejos, los glifos
mis-mos son imgenes, y adems el sabio realizaba una lectura en voz
alta que era una verdadera representacin de canto, msica, teatro y
dan-za. La experiencia de la lectura era mucho ms total y dejaba
menos
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518 ESTUDIOS DE CULTURA NHUATL
espacio a la imaginacin individual. Ms bien, podra pensarse, de
lo que se trataba era de uniformizar a la poblacin, de adecuarla a
los proyectos de dominacin estatal. La escritura mesoamericana no
rom-pi la naturaleza conservadora propia de la oralidad, segn
Walter Ong; al contrario, la fortaleci, sobre todo al establecerse
el canon de los relatos histricos, el libro de libros primigenio,
que segn Enrique Florescano bien pudo haber sido escrito en
Teotihuacan - Tollan ori-ginaria, segn Florescano--, y que se
extendi a los grandes seoros, dotndolos de una ideologa de la
dominacin de los campesinos maceguales por una elite.
Supongo que debi haber cierta fluctuacin entre la improvisacin
chamnica, la exposicin didctica o moral, y la memorizacin riguro-sa
de las oraciones, las historias sagradas y los cantos. Len-Portilla
destaca que en el Calmcac, los nios futuros gobernantes y
sacerdo-tes memorizaban palabra por palabra los discursos y los
cantos.
Miguel Len-Portilla describe los recientes avances en la lectura
de la escritura maya y el descubrimiento de su alto grado de
fonetismo, que les permita escribir nombres, formas adjetivales,
adverbios y ver-bos, con personas y tiempos. Sin embargo,
Len-Portilla no juzga ne-cesario diferenciar en lo fundamental la
experiencia de la lectura de esta "verdadera escritura", que es la
maya, con respecto a la del cen-tro de Mxico y Oaxaca, con muy
escaso fonetismo. En uno y otro caso se produce la entreveracin
entre glifo e imagen y el complemento imprescindible de la oralidad
y la memoria.
Cierta informacin se almacenaba en cdices, manuscritos
picto-grficos, la que poda escribirse, pero otra informacin se
almacenaba en la memoria y se actualizaba en las escuelas, los
rituales, los cantos y los bailes. El esquema celular binario que
James Lockhart advirti en el mundo nhuatl, en la estructura social,
las formas de pensamiento, del canto y del discurso -y que Claude
Lvi-Strauss vio en el mundo americano todo--, acaso est vinculado a
la importancia de las formas orales de almacenar la informacin y de
registrar el pensamiento. Al-gunos autores han reducido la
capacidad significativa de los cdices a mero recurso mnemotcnico.
Algo hay de eso, y el mismo Len-Portilla menciona el trmino alguna
vez. Sin embargo, su libro muestra que las dcadas de
investigaciones realizadas sobre los cdices han ido revelan-do
formas cada vez ms sutiles de transmitir la informacin --cierto
tipo de informacin-, y que su lectura requiere ms que un
vocabula-rio y una gramtica, la participacin en una sabidura.
Acaso, como lo seal, me parece, Luis Reyes, el carcter no
fon-tico de los glifos del centro de Mxico y Oaxaca se deba a la
necesidad de ser entendibles por pueblos que hablaban una gran
variedad de
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519 RESEAS BIBLIOGRFICAS
lenguas. Al revs, entonces, cierta unificacin lingstica maya
propi-ci el avance del fonetismo. Y acaso los inicios del fonetismo
en la escritura del centro de Mxico hacia fines del periodo
prehispnico fue posible por el avance del nhuatl como lingua franca
que impulsa-ron los mexicas en su extenso imperio.
En todo caso, el fonetismo maya, la posibilidad de registrar el
len-guaje oral, no propici al parecer el desarrollo de textos
descriptivos de la naturaleza ms precisos, de algn adelante tcnico,
o una can-cin. Y el fonetismo tampoco parece haber contribuido a
una mayor democratizacin de la escritura y la lectura. Con todo y
su fonetismo, la escritura maya es tan compleja que no parece que
el pueblo maya haya tenido acceso directo a su lectura, aunque se
menciona que ha-ba imgenes y glifos deliberadamente dirigidos al
pueblo, de propa-ganda poltica y religiosa estatal, a diferencia de
la escritura esotrica de la elite. De cualquier manera, la riqueza
de significados de la escri-tura maya va mucho ms all de su
fonetismo, cuando menos al nivel del significado potico que Ernest
Fenollosa y Ezra Pound encontra-ron en los caracteres chinos.
Miguel Len-Portilla subraya la unidad del binomio de los cdices
y la oralidad, y muestra una situacin peculiar que se produjo a
partir de la Conquista. Los conquistadores y los frailes
destruyeron miles de cdices, pero ellos mismos aprovecharon algunos
que sobrevivieron para escribir sus historias sobre las antigedades
de los indios, siem-pre con la ayuda de sabios capaces de "leer",
desarrollar oralmente el contenido de los cdices. De esta forma,
los frailes que destruyeron la expresin escrita de la cultura
prehispnica rescataron su expresin oral, que no poda realmente
registrar la escritura pictogrfica.
Debido a esta unidad de escritura y oralidad, para la lectura o
in-terpretacin de los cdices, Miguel Len-Portilla considera muy
opor-tuna la existencia de testimonios coloniales escritos en
espaol, nhuatl u otras lenguas que registraron el complemento oral
de los cdices que los propios mayas, mixtecas y nahuas necesitaban.
Por ello resulta interesante la posibilidad de enriquecer la
interpretacin de los cdi-ces con los testimonios orales indgenas
que se han mantenido vivos hasta el presente en ciertas
comunidades, como en el caso de las mix-tecas. Pero con estos
testimonios, como con cualquier otro, se impone una cuidadosa
crtica de la fuente, que advierta sus sesgos, riesgos y
posibilidades.
Del estudio de los cdices mesoamericanos podemos obtener un
placer intelectual y esttico, una informacin histrica y
antropolgica, y sobre todo, si la buscamos, una sabidura, la
experiencia de una co-municacin esencial con la naturaleza, el
autocontrol y la disciplina
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520 ESTUDIOS DE CULTURA NHUATL
interior para pensar, almacenar las informacin, tratar de vivir
con equi-librio, disfrutar cada fase de la vida y trabajar con
rigor y modestia.
RODRIGO MARTNEZ BARACS
Miguel Len-Portilla, La huida de Quetzalcatl, Mxico, Fondo de
Cultura Econmica, 200 l.
Filsofo, historiador, fillogo, poeta, en una palabra humanista,
Mi-guel Len-Portilla se ha dedicado al estudio de la cosmovisin
mexica a travs del pormenorizado anlisis de diversos testimonios.
Gracias a sus innumerables investigaciones, hemos podido
acercarnos, por ejem-plo, a la funcin de la tradicin oral como
portadora de la memoria histrica y del pensamiento mtico de los
pueblos mesoamericanos; sus trabajos filolgicos nos han permitido
conocer la belleza de la an-tigua palabra, as como diferentes
documentos que nos ayudan a com-prender la procedencia de nuestra
conformacin mestiza.
Miguel Len-Portilla ha hecho hablar a quienes por siglos se
ha-ba preferido no escuchar para que nos refieran su particular
visin de hechos trascendentales en la historia de Mxico; a travs
del rigu-roso examen que ha llevado a cabo de crnicas y cantares,
hemos po-dido aproximarnos a la estructura social y a las
manifestaciones culturales de los antiguos mexicanos. Interesado no
slo en la suce-sin diacrnica del acontecer, Len-Portilla ha
impulsado, tambin, el renacer que hoy experimenta la literatura en
lenguas indgenas; l mis-mo ha participado en esta importante
corriente como uno ms de los poetas que intentan revivir la rica y
variada expresin de nuestros idio-mas vernculos.
Con La huida de Quetzalcatl, Miguel Len-Portilla nos muestra una
faceta ms de su vastsima obra; se trata de una pieza teatral
consti-tuida por un prlogo y tres actos que recrean las inquietudes
existen-ciales de los hombres de Anhuac. A travs del legendario
Quetzalcatl, hacedor de una portentosa cultura, inventor de finos
trabajos en oro y jade, y del cultivo de alimentos esenciales para
su pueblo, el autor re-vive el drama de la transitoriedad de la
vida, de la incertidumbre cons-tante por su interrupcin
definitiva.
Es cierto que esta angustiosa preocupacin, ha sido y ser
univer-sal. Herclito y Platn, por ejemplo, advirtieron la constante
mudanza de las cosas, el fluir ininterrumpido, al cual nada ni
nadie pueden sus-traerse; pero esa inquietud tambin fue planteada
por los tlamatinimeh indgenas. As leemos en el manuscrito de
Cantares Mexicanos.