Top Banner
1 T’HARANTELONTE SOBRE LA DIFERENCIA TOPOTÉTICA ENTRE INTERIORIDAD E INTRARIORIDAD PRÓLOGO LOGOTÓPICO A H1ÉSME Javier Anta u Otro Resumen Abstract Palabras clave Key Words TODAS ALL WORDS 1. SOBRE LA DIFERENCIA TOPOTÉTICA 1.1.-Podemos suponer que la cuestión de la diferencialidad se presente, incluso de antemano o aún más tras haber ojeado a sus acompañantes en el título, como una estación a cuya problemática se le tenga que rendir un tributo literario como introducción al resto de asuntos que aquí nos conciernen. Sin embargo tal asunto no desaparecerá con el apartado, sino que se mantendrá hasta el mismo final. Dicho tributo se realizará dentro de la jurisdicción discursiva de la toponéutica, como proceso de acceso teorético al medio onticológico 1 por medio de la espacialidad que inunda las cosas, o de la topontología, como correlato ontológico. Indiscriminemos ambos, puesto que en nuestro futuro proceder se hará explicito lo ridículo de su confrontación prológica. Tomamos el espacio como lo siempre dado, pero no siempre del mismo modo –multitopofanía-; es por ello que la espacialidad será el tensor teorético que otorga unificación a nuestro proceder. Siempre estaremos en el espacio. También animo al lector que 1 Discursividad acerca de lo cósico, de lo óntico. Tengamos además en cuenta a lo óntico como clausura del espacio ontológico. NINGUNO NONE
20

Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

Feb 22, 2023

Download

Documents

Silvia Albizuri
Welcome message from author
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
Page 1: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

1

T’HARANTELONTE

SOBRE LA DIFERENCIA TOPOTÉTICA ENTRE

INTERIORIDAD E INTRARIORIDAD

PRÓLOGO LOGOTÓPICO A H1ÉSME

Javier Anta u Otro

Resumen Abstract

Palabras clave Key Words

TODAS ALL WORDS

1. SOBRE LA DIFERENCIA TOPOTÉTICA

1.1.-Podemos suponer que la cuestión de la diferencialidad se presente, incluso

de antemano o aún más tras haber ojeado a sus acompañantes en el título, como

una estación a cuya problemática se le tenga que rendir un tributo literario como

introducción al resto de asuntos que aquí nos conciernen. Sin embargo tal asunto

no desaparecerá con el apartado, sino que se mantendrá hasta el mismo final.

Dicho tributo se realizará dentro de la jurisdicción discursiva de la toponéutica,

como proceso de acceso teorético al medio onticológico1 por medio de la

espacialidad que inunda las cosas, o de la topontología, como correlato

ontológico. Indiscriminemos ambos, puesto que en nuestro futuro proceder se

hará explicito lo ridículo de su confrontación prológica. Tomamos el espacio

como lo siempre dado, pero no siempre del mismo modo –multitopofanía-; es

por ello que la espacialidad será el tensor teorético que otorga unificación a

nuestro proceder. Siempre estaremos en el espacio. También animo al lector que

1 Discursividad acerca de lo cósico, de lo óntico. Tengamos además en cuenta a lo óntico como clausura del espacio ontológico.

NINGUNO NONE

Page 2: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

2

no se ofenda ante la continua agresividad e ingratitud léxica, no lo considere

como una falta de respeto, al contrario. Todo ello supera las motivaciones

estilísticas en busca de aumentar el índice de utilidad-efectividad lingüística; el

límite de claridad del texto está establecido para un acceso toponéutico lo más

respetuoso para evitar desnaturalizar la oscura complejidad de ciertos espacios,

lo cuales son al mismo tiempo los que contienen un mayor interés. Es aquí donde

nuestro proceder teorético –o teúrgico, para los menos modestos- se aúna con el

de la disciplina matemática de la topología: el límite manipulativo está

únicamente en conservar las cualidades y propiedades de las cosas, todo lo

demás, en cierto sentido, está permitido. Tendremos también que advertir que el

continuo proceso definitorio –inclusivo- por el que pasaremos, hará que

paulatinamente la complejidad vaya aumentando.

1.2.-Empleamos el término topótesis, en primer lugar, para insistir una vez más en

que nuestro proceder se basa en la manipulabilidad de un espacio

onticoabarcante, sin añadir más que la espacialidad misma de la cosa en

cuestión. Es una puesta-en-espacio, de ahí su simple carácter topotético. Al tener

la tentación –o sin tenerla- de utilizar en su lugar el término hipótesis, ya

habremos desarrolla toda una compleja escenografía topotética aún sin quererlo:

habremos colocado algo “de-bajo” que sirve como “base” para todo lo que se

coloque discursivamente “sobre” ello, y además habremos de preguntar una

serie enorme de cuestiones supletorias para justificar topológicamente este

simple gesto argumental, como por ejemplo cuestionarnos sobre la gravedad que

afecta a dicho entorno onticológico, y ello hace que justo a una “base” sea también

un “fundamento” para la hiperbasis hipertética que viene después. Ahorrarnos

todo ello en pos de un gesto de simplicidad será de agradecer, pero no por ello

descartaremos la complejidad cuando sea necesario. Por tanto, hemos de

comenzar asumiendo que la diferencia que vamos a tratar, no tengo ningún

problema de declarar que dicha diferencia sea una ex-cusa para determinar –no

importa si antes, tratando entonces topónticamente el espacio diferencial2, o

después, tratando meónticamente el mismo3- el contorno de los dos conceptos

diferenciados, pero si el ánimo lo permite, también se puede contemplar dicha

diferenciación como un in-curso hacia la zona de diferencia entre ambos, un

espacio “previo” o “anterior” común y que en el cuál que encuentran los motivos

2 Esto es, tratándolo afirmativamente, en el sentido de cosificarlo para tener acceso a sus espacio onticológico. Esta es –sin ninguna intención de simplificar, sino de otorgar visualidad a la cuestión- la vía de poniente, de occidente a oriente. 3 Esto es, tratándolo desde su nada primaria, no simplemente la negación del espacio topóntico, como el propio Hegel declara en su Fenomenología del espíritu que “toda nada es siempre nada de algo”–ello sería caer en un etnocentrismo teorético innecesario-. Esta es la vía de levante, de oriente a occidente.

Page 3: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

3

de diferencialidad. Tomemos esto último como el lugar de conclusión de todo

nuestro camino.

1.3.-Hemos restado importancia al acceso del espacio4 de diferencia como un

“algo”-alguna cosa- onticológico o un “nada” –que no ninguna cosa-, puesto que

buscaremos una posición intermedia, que nos resultará útil en más de una

ocasión5. La topología/néutica –en el sentido amplísimo del término- otorga un

enorme beneficio logístico: no solo nos habla de la espacialidad de las cosas y los

entes, sino que también nos habla de la espacialidad de la espacialidad sin

necesidad de encontrarnos en un metalenguaje, en tal que asimilarnos en una

“posición” superior al plano de acceso. Este carácter hiperreflexivo de la

toponéutica es muy útil, pero cae lógicamente en singularidades tautológicas, es

decir, en vacuidades. Dicha propiedad viene a colación en tanto que sirve,

realizando los movimientos adecuados, para ir a la posición intermedia que

necesitamos: hablamos de la espacialidad de los espacios diferenciales, sin que

ello nos comprometa a estar hablando de un “algo” o un “nada”6 óntico u

ontológico, sino de las dos cosas a la vez y de ninguna al mismo tiempo. Cuidado,

aquí no hacemos teotopología apofántica ni mística sufí. Lo que se quiere decir

es que aquí contamos integral y tautocontradictoriamente tanto con las hipótesis

topológicas plenistas –vía de poniente- en la que el espacio está lleno –de alguna

cosa-, como con las hipótesis vacuistas del espacio vacío –vía de levante-; siendo

ambas constantes en la historia de las ideas. Nos acercamos de este modo, no al

momentum diferencial estático que se podría esperar en un principio; por el

contrario nos acercamos al momento toponéutico diferenciatorio, en el que las

condiciones internas que configuran el espacio de lo diferente quedan diferidas

tras la expresión de estas mismas por lo diferenciante. Es simple, la arquitectura

de diferencia tópica queda plasmada simplemente en procesos ramificatorios de

pro-ferencia a la vez que de di-ferencia, de sentido lineal fuerte,

dendríticamente7.

1.4.- ¿Cómo puede ser posible que un espacio pueda ser diferido desde otro? ¿Es

la diferencia un modo de proferencia exclusivamente onticológico? La teoría de

4 Tanto el sistema de escritura dextro-dirigido como la lengua castellana, con la cosificación que produce el artículo determinado “el” ya se han posicionado por sí mismas en la vía de poniente. Intentemos forzar este condicionamiento semiolingúistico a través de la intencionalidad discursiva. 5 Llamemos a esta solución inter-media, y en un sentido muy limitado también integradora, la vía del Ángel de alas púrpuras, en honor al poema del persa Sohravardî. Limitado en tanto que compone un movimiento circular entre la vía de poniente y la de levante, o quizás de una mayor complejidad topológica que dicha circularidad. 6 Al decir “una” nada estamos señalando el teorofema de poniente de considerar la nada como una matriz de génesis. El uso de “un” nada es simplemente para oponer una fuerza a este fenómeno. 7 En el sentido deleuziano de configuraciones arboríferas –o dendríticas- de sentido.

Page 4: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

4

la potencialidad topológica no es compleja: todo aquello –toda cosa- que cabe en

un espacio, es posible gracias a estar en ese espacio y aceptar sus condiciones

topológicas. Si algo es posible, es porque cabe en el ámbito de estar óntica y

ontológicamente en ese espacio. La potencia en sentido topológico, nos muestra

la espacialidad, pero no se está señalando alguna cosa más que esa apertura; la

potencia onticológica es su espacio, el poder de algo es su espacio. Dicho esto, no

nos queda más remedio que tomar la vía de poniente para topotetizar –poner en

espacio- el mismo espacio en ejercicio de diferenciación. Esto nos muestra, a su

vez, como el espacio onticologizado presenta una sintopía con las cosas que

espacia, es decir, el espacio como cosa es esa misma cosa que está en él. De ahí

que más adelante veamos cómo tanto la interioridad como la intrarioridad son

tanto espacialidades como cosas –aunque tal y como se ha sugerido

anteriormente, la espacialidad ya cuenta con ser alguna cosa por sí, así como con

no serlo-.

1.5.-Una vez aquí, se diría que la diferencia8 entre dos cosas, nos sugiere –y más

adelante veremos por qué- su momento tautopotético, es decir, de plena

identidad espacial, estaban en el mismo lugar antes de no estarlo. Asumamos la

complejidad de un antes topológico. La diferencia como ergética o trabajo

onticológico9, nos da a entender un proceso de onticogénesis, y por tanto, un

complejo semántico o de significación. Tal diferencia otorga sentido puesto que

otorga un arquetopo –espacio primario, inicial- tautético10 y un momento de

haíresis en el que se difiere un esqueje, un hereje, una rama. El sema otorgado por

el proceso de diferencia –no solo como el resultado de lo diferente- no es más que

la otra cara del soma también dado, es decir –y aquí la clave-, el sentido da

cuerpo, y viceversa. De aquí en adelante la alianza sema-soma, ya expuesta por

Platón en el Crátilo11. Es entonces cuando la diferencia retrotrae lo diferente a una

corporeidad –y su correlativa espacialidad- y a un sentido que lo precede, y no

solo lo precede topológicamente, sino que lo constituye y está inmerso en él. Todo

8 Nótese con todo lo dicho que, los adjetivo “topológico/tópico/espacialógico/espacial” –o derivados- por la propiedad anteriormente de la hiperreflexividad, que conecta con otras propiedades mucho más complejas, hacen que se tienda a una vacuidad a si mismo semántica, es decir, que no se añada algo más, como es aquí es el caso con “diferencia topológica”. Este es el reflejo logo-lingüístico del carácter meontológico del espacio. Sin embargo no por ello se ha de obviar siempre: el espacio no es –o es no- solo meonticológico. Ello nos lo sugiere el término matriz de toponéutica, como un ir-en-el-espacio, un gesto de solidaridad del toponéuta para-con su medio. 9 Posteriormente lo especificaremos como “fericidad” (nota 12/pág.12) 10 Idéntico a sí mismo. 11 “SÓC: ¿Te refieres al cuerpo (sôma)?; HERM: Sí; SÓC: En efecto, hay quienes dicen que la es tumba (sêma) del alma, como si estaq estuviera enterrada en la actualidad. Y, dado que, a su vez, el alma manifiesta lo que manifiesta a través de este, también se llama justamente signo (sêma)” (Castañares, W.; Historia del pensamiento semiótico. Madrid, Trotta, 2014. Pág 38.)

Page 5: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

5

cuerpo es un cuerpo en el espacio, pero más radicalmente, el cuerpo es el que da

sentido óntico al espacio ya que, el cuerpo es el sentido mismo.

1.6.-Tanto la interioridad como la intrarioridad son espacialidades diferidas y

diferentes, esto quiere decir que el espacio basal de con-sistencia en el que se

encuentran onticotopológicamente se presenta discrecionalmente entre ambas;

sin embargo, en el espacio “cósico” tautópico entre ambas se presenta, como es

de esperar, no indiscretamente, sino radicalmente en el mismo ámbito espacial.

Esta co-topia o sin-topia no es básica, sino que es anterior al momento tópico

presente: tenemos que retrotraernos –o intertraernos toponéuticamente-

activamente. La cuestión aquí es que la érgesis diferenciadora hace que el

tautopos entre ambas no sea el basal, sino el originario, en el sentido genético. Su

tautopos no se encuentra en el mismo nivel superficial, faénico o fenoménico –

horizontalidad- sino en su profundidad, internalidad o latencia tópica. En este

mismo presente topotético, la interioridad es espacialmente diferente a la

intrarioridad. No hemos de considerar, como puede ser el caso, a la

diferenciación como un sistema maco-orgánico de evolutividad onticológica,

pues es, de hecho, al contrario. Todo proceso sema-somático dendromorfo, entre

otros, puede verse dentro de un proceso o trabajo de diferenciación; ya veremos

sus límites más adelante.

1.7.-Y como no solo de logos vive el hombre, las incursiones toponéuticas tendrán

la oportunidad ir acompañadas de recursos onticográficos. ¿Re-presentaciones?

No, no serán representaciones, ya que estas cuentan con una duplicidad

presencial de la cosa a través de un eje de similaridad –aquí nos encontraríamos

con la terna símil-soma-sema, la cual será solo mencionada - que guía la re-posición

presumiblemente semiológica de la cosa representada. Esta conducción es la que

perderemos nosotros, la veritatividad. Por lo tanto, buscaremos en su lugar la

tras-presentacionalidad de las cosas en nuestra onticografía en lugar de la

tradicional re-presentacionalidad. Las consecuencias de esta opción son las

siguientes: exceso semántico de lo traspresentado, lo que deriva en una carencia

de verificabilidad –al eliminar el “re” eliminamos también las guías o ejes que

hacen posible hablar de verdad- y una total movilidad topológica de lo

traspresentado. Traspresentación significa aleteidad, un encuentro posibilistico,

no conducido, con la verdad. Otorgará tanto sentido la traspresentabilidad que

no se podrá hablar de veracidad, lo cual es algo que a muchos les resulte ya un

fracaso desde el mismo momento de escoger esta opción, pero créanme, aquí no

necesitamos la verdad. Pero atención, la desaxiologización del proceder

onticográfico no es excusa para desmontar toda la escenografía: los ejes de

sentido serán sustituidos por líneas semánticas adireccionales, que crecerán aquí

como no se ha podido ver en ámbitos representativos –miméticos o para-

miméticos-. Cuerpo y sentido a cambio de entregar la verdad.

Page 6: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

6

2. ENTRE INTERIORIDAD

2.1.-Para introducirnos de lleno en la cuestión de la interioridad deberíamos

preguntarnos preliminarmente ¿A que nos re-ferimos con interioridad? O para

los menos temerosos ¿A que nos tras-ferimos12 con interioridad? Accederíamos

desde dos flancos, el primero asume etimoúrgicamente el sentido latino de

“dentro de”, en el segundo nos haríamos cargo del inter en tal que “entre”. No es

muy complicado de observar cómo –al reiterar la toponéutica de la diferencia

llevada a cabo en el anterior apartado- ambos conviven en el mismo espacio

basal, es decir, no son diferentes superficial, presencial, fenoménicamente. Al

estar dentro de alguna cosa, estamos al mismo tiempo entre esa misma cosa, entre

sus vísceras onticológicas. El entre del inter no te dispone entre dos lugares-cosas

discrecionalmente polares a tu situación –es el among anglosajón y no el between,

ya que este último te sitúa “be”en medio de la duplicidad discreta “tween”-; en el

entre-inter-among te encuentras sumergido onticológicamente y no fragmentado

situacionalmente como en el caso del entre-dis-between.

2.2.-Para seguir perfilando nuestro proceder, detengámonos en lo que supone la

toposcopia como instrumento tanto para la onticografía traspresentacional como

para la toponéutica literaria. La toposcopia proporciono un medio –muy

limitado- de establecer ejes o valores al espacio basal en función de la visibilidad:

verticalidad, horizontalidad o profundidad. Todos estos ejes van perdiendo

funcionalidad a medida que el espacio básico va adquiriendo mayor carga

energética, y por tanto se vuelve más y más complejo, contradictorio y

tautológico a la vez. Es aquí donde la verticalidad-horizontalidad-profundidad –

entendidos al modo cotidiano- dotan de menos sentido, es decir, sirven menos

para configurar cuerpos en el espacio. Es la esferalidad como valor –y cuerpo- la

única que es capaz de resistir desde las instancias más básicas hasta los límites

energéticos sin perder eficacia.

2.2.1.-Planteemonos por un momento la relación topológica entre la interioridad

y el eje toposcopico de la profundidad. ¿En que difieren la interioridad y la

profundidad? Podemos decir que la interioridad, en cuanto a su simplicidad –y

esta propiedad es decisiva en la comprensión de lo interior-, sigue de cerca el eje

de la profundidad en su estado de low energy. Sin embargo, lo interno se vincula

genéticamente con lo óntico, en su esteroidad13 y solidez: un fluido cualquiera,

como puede ser un riachuelo, o un gas no tienen interior –aunque sería justo

matizarlo-. Sin embargo, sí que se puede hablar de la profundidad de ese

12 Seguimos manteniendo hasta más adelante lo que supone el “feros” o la fericidad (pág 12) 13 Del griego “stereôs” (sólido), utilizado para señalar su despliegue completo en el espacio como movimiento de apertura-clausura.

Page 7: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

7

riachuelo. Es por ello que junto con el proceder toponéutico será interesante

contar con una teoría de los estados o estatología que nos muestra la interacción

material de la energía en el espacio. Y ya que en la espacialidad se encuentra

espacializado todo lo dado, en la materia –como con-densación14 o com-plicación

energética- también se encuentra materializado lo dado de este modo, por ello no

cabe cerrarse exclusivamente en una espacialidad o materialidad fisicista como

la del riachuelo.

2.3.-Como anteriormente se ha mencionado, la interioridad es una espacialidad

y, debido a la hiperreflexibidad conferida por su condición, también es un

modelo de espacialidad15 y con ello puede albergar otras espacialidades. La

interioridad como modelo topológico o, más primordialmente, como experiencia

espacial, ha gozado de un enorme éxito cultural desde los primeros momentos

antropogénicos, pasando por la interioridad moderna y llegando hasta nuestros

días –si es que es posible trazar una continuidad genética justa a lo largo de este

macroespacio-.

2.4.-Lo primero que se ha de tener en cuenta para rastrear algunas de las

variaciones más características en la experiencia cultural de la interioridad es que,

plantea –por las características ya mencionadas- un modo espacial de

pensamiento específico así como diversas diferencias en los diferentes modos de

expresión de los pueblos. La interioridad plantea fundamentalmente, una forma

de pensamiento esteroideo o solidista. ¿Qué quiere decir esto? Toda interioridad

es interioridad de alguna cosa, y por lo tanto, se desarrolla en una dinámica de

estabilidad esteroide o en estado sólido. Para hacer unos breves esbozos –lo

mínimo necesario, a pesar de que merece muchísimo más- de la relacionabilidad

entre la onticogenética y la estatología o “teoría sobre los estados”.

2.4.1.-Lo interesante de dicha estatología es que su campo de acción es materista

y no simplemente materialista, por lo que no discrimina fenómenos por su

condición, es por ello que es interesante para acercarse a las diversas ecologías

onticológicas que se han sido desprovistas de su condición física, de su dinámica

energética y de su auto-organización en pos de una injusta clausura semiótica

tras el largo peri-odo neolítico hasta el presente traslítico. No se tome esto como

un prejuicio kairoréxico tan rápidamente. Solo en el neolítico es posible el peri-

odo, solo en el asentamiento agrocultural es posible elevar los muros “peri “en

derredor del camino “odós”, precisamente para dar con-sistencia esteroidea –en

14 Veremos posteriormente que el CON manifiesta la esferificación, y por tanto la solidificación –en el sentido ya mencionado-, en este caso, de la energía. 15 La tendencia a la vacuidad propia de la hiperreflexividad tiene un efecto colateral –o directo, según nuestra dedicación actual- que es el de la morfodireccionalidad. A más espacio, más capacidad, pero menos densidad material y más formalidad. La forma tiende a la nada en la vía de poniente.

Page 8: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

8

tanto que espacialmente- y sólida –en tanto que estatológicamente- a la

antropotésis o puesta de lo humano. Así mismo solo donde acontece el periodo

es posible generar complejamente lo que se ha denominado como método o meta-

odós. No hay método tampoco fuera del neolítico.

2.5.-No sería una insensatez decir que la cosa puede considerarse como el mayor

logro logantrópico16 de toda la historia neolítica –de toda la Historia-, así como

la clave misma de la interioridad y lo que esta supone. En una síntesis topológica

podríamos dar cuenta de sus caracteres básicos, pero quizás no de los

fundamentales. En primer lugar se nos plantea la alianza etiosémica cosa-coso.

Esta se nos señala como el carácter fundamental de la cosa es su clausura del y,

por tanto, en el espacio proteico. En la cosa, como el coso, se diferencia de lo

externo y una vez ha sido diferida, se distingue tauténticamente. En ella17 o desde

ella aparece la contra-posición, la contra-riedad y la contra-dicción entre

internalidad/interioridad y externalidad/exterioridad: ella misma es la

diferencia y la identidad. Estaríamos en el lugar idóneo para decir que el espacio

interno de la cosa es el ser y el externo es el no ser18; la consistencia onticológica

–y de este modo hiperreflexivo, también ontológica- limita diferencialmente el

límite espacial de la internalidad viviente y la externalidad no viviente: una vez

se acaba la solidez, la esteroidad de la con-sistencia, se acaba también la in-

sistencia y la ex-sistencia en pos de un estado no estable. Se podría decir que la

muerte es un proceso de sublimación Existe una hermandad tópica entre la

redondez de la cosa y la redondez del CON, del que hablaremos posteriormente.

2.5.1.-Es por ello que Parménides y los eléatas –o Confucio y los legalistas por la

via de levante- están trasmitiendo un pensamiento idiosincráticamente

fundamentado en la solidez como principio estático –también en el sentido

estatológico- en contraposición con Heráclito o Lao Tse cuyo logantropismo es

marcadamente fluídico. El ser parmenídeo es cerrado en la interioridad de la cosa

con-sistente, su manipulabilidad –aunque este ser eleático es más bien rígido,

16 O sobre el pensar propiamente humano, para diferenciarlo claramente de lo antropo-lógico. Una vez más dejamos la cuestión del pensamiento externo a lo humano. Quizás muchísimo más interesante que el más que recurrente discurso especista. 17 Nótese el artículo femenino. En un semioanálisis simplista de la cosa desde planteamientos neolíticos reflejaría como la cosa se presenta como matriz genética –es decir, como madre fértil-. La interioridad, lo privado y lo doméstico ha venido a representar la femineidad semiótica de las tradiciones agrícolas. Esto es lo que flota como un tronco muerto en nuestra corriente lingüística, obviamente “la cosa” va mucho más allá. 18 “Le philosophe, avec le dedans et le dehors pense l'être et le non-être.[…] L'en-deçà et l'au-delà répètent sourdement la dialectique du dedans et du dehors : tout se dessine, même l'infini.” (Bachelard: 1953)

Page 9: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

9

cristalítico y eminentemente egipciaco- se hace patente en su solidez19, en contra

de del agua del rio o el flujo del Tao que se desliza entre los dedos.

2.5.2.-En la plenitud espacial completa y esférica cósica damos cuenta de que

dicha configuración es sumamente generosa. La cosa es espacio para el pensar,

para manipular, para desplegar toda la compleja realidad práctica del ser

humano neolítico. Es por ello, saltando a conclusiones externas al ámbito

logantrópico, que la cosa misma vibra internamente hacia la onticosfera al

completo.

2.6.-Mucho cabe decir acerca de la re-presentación de la cosa. Lo único que aquí

se dirá es que la cosa no es representable20 -completamente- en el espacio, pero si

debemos acércanos a ella desde una figura o un cuerpo sólido que nos sea

familiar, lo más justo sería decir que la cosa tiende a la circularidad y a la

esfericidad21 a mayor energía traspresentacional, lo que se observa precisamente

en los casos de abstracción. La consistencia onticológica ha sido utilizada a lo

largo de diferentes tradiciones como unidad estructural para las grandes arqui-

tectónicas en el peri-odo histórico. Pondremos varios casos traspresentaciones de

la cosa en situación de producción cultural altamente energética: esto no puede

ser en otro lugar histórico en a partir de la revolución energética de lo que ha sido

la propuesta moderna y su consecución en la modernización industrial: el átomo,

la célula, el individuo, el planeta, etc. Pensar en la cosa es pensar dentro de ella

misma. Esto es lo que señalaría con el IN-óntico del estar en la cosa, inmerso en

sus entrañas. Pensar en el átomo de carbón es pensar desde dentro de él, aquí

resuena su plenitud esférica, totalmente indiferente a la irregularidad

electrotopológica que lo constituye. Este es el valor logantrópico de la cosa. Uno

se sitúa sobre la cosa: “hablar sobre lo que pasó ayer”, o la coloca bajo otras cosas

en tal que sub-stantia o hypokeimenón. Esto muestra los mecanismos

onticoeconómicos de cada modo agricultural. En definitiva, la cosa reclama para

sí una clausura de espacio –una clausura onticológica de la apertura ontológica-

que le dota de una envoltura y protección diferencial frente a lo externo, pero a

su vez configura una internalidad que da cabida a su momentum onticológico de

19 To pragma () es el modo griego de llamar a la cosa. La cosa es manipulable, gracias a las manos, pero no solo con ellas. 20 Se dirá sobre todo a lo largo de la tradición de pensamiento trascendentalista kantiana que tiene uno de sus últimos esbozos en Wittgenstein (Wittgenstein: 1922), los cuales van más allá –o mejor dicho más acá- de la cosa pero no van más allá de la re-presentación, cosa que si logramos traspresentacionalmente. 21 Es por ello interesante acercarse al barroco análisis esferológico que Sloterdijk realiza en su trilogía de Esferas, que a su vez se retrotrae al análisis de Bachelard en La fenomenología de la redondez (Bachelard: 1953) y a la sentencia de Karl Jaspers enunciada por este: “Jedes Dasein scheint in sich rund”(“Todo ser parece en sí mismo redondo”)

Page 10: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

10

la solidez con-sistente. Genera la lógica bivalente solidista que tanta prevalencia

ha tenido en todas las culturas metafísicas.

2.7.-Se ha intentado plasmar rizomáticamente la enorme riqueza que el modelo

estereológico de la cosa es capaz de desplegar culturalmente, todo ello para

apuntar a lo siguiente: siempre que haya algo, ese algo poseerá una interioridad

por el mero hecho de ser algo –alguna cosa-, sin cuestionar de lo que se trate. La

interioridad de algo es más que el espacio negativo en su interior, pues ese

espacio no está vacío, sino que está repleto de fuerzas internas, así como de

materialidad comprendida en la manera ya expuesta, y viscerales a la cosa. Con

la onticocenestésia22 damos un paso más: que la interioridad tenga fuerzas

internas quiere decir que su espacialidad requiere de un centro –piénsese

sencillamente en un punto o en un sistema céntrico que actúe como tal- que

genere su circularidad-esfericidad-consistencia. El centro hace posible el

momento óntico. La cosa es, por tener centro, com-pleja, puesto que se encuentra

replegada en tensión hacia un centro. Es a su vez orgánica debido a la

topodinámica –compleja- de su energía interna: todo organismo –es decir, un

sistema orgánico- tiene un centro que hace posible su consistencia, mientras que

las configuraciones inorgánicas o anorgánicas no lo poseen, como es el caso de

las cristalógicas. La energética de la mano y del pensamiento cósico –Noóntica-

pro-porciona el centro a la piedra, y con ello un momento de consistencia. Todo

interior es un interior consistente que cuando pierde tal consistencia –su solidez-

deja de tener interior.

2.8.-Un vez aquí afirmaremos de manera superficial que el CON es la cobertura

posibilitante –en el sentido topológico de posibilidad (potere), que ofrece

capacidad- de la cosa: su con-stitución, su con-sistencia, su con-formación, su

con-plejidad, y en definitiva, su ser redondo como manifestación

onticotopológica. El CON de la cosa, es decir, la onticobrana, es el momento

espacial que antes se ha descrito como tensión diferencial entre el interior y lo

espacial exterior o xenótopo, sin embargo no se puede caer en el fallo de

considerar la CON-onticobrana como otra cosa, ni siquiera como algo que

constituye a la cosa: es una fuerza generada en-con-desde-para el centro óntico. La

exosfera, las branas multiversales, la citomembrana o el último orbital electrónico

son re-presentaciones epistémicas –es decir, soluciones culturales altamente

energéticas o con un alto índice de abstracción- del CON-onticobrana; como

también lo son la piel, el muro o el conteiner, desde una óptica cotidiana o de low-

energy. Probablemente la cosa no sería nada –meontológicamente hablando- sin

la densidad ontológica que le aporta la CON-onticobrana; la cual además regula

22 Aparato sensor de la interioridad por medio de la dinámica visceral del organismo.

Page 11: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

11

las condiciones del espacio interior que permiten la duración espacial de la cosa,

su con-sistencia, valga la redundancia cuasitautológica. (Ver fig.1)

2.9.-Como antropotécnica espacial, la cosa atraviesa –en el sentido energético y

no material- todo discurso humano, incluido por supuesto el discurso no-verbal,

desde los complejos mecanismos tras-eco-nómicos hasta el juego de dados

callejero más simple. Sin embargo la cosa no es evidente e incluso no es

discrecional de por sí, por lo que no es enumerable tampoco –una cosa es ya una

re-presentación- o separable de otras cosas; son las antropotécnicas de los

pueblos las que las que unen, separan, cortan e integran, las escinden en

multiplicidades rítmicas, las super-ponen maquinalmente y armonizan sus con-

ponentes. Pero más allá de una topotética de la re-lacionabilidad óntica, lo

interesante es ver en relación con esto como el interior de la cosa esta desligado

a nuestra comprensión usual low-energetic onticológica.

2.9.1.-Demos un ejemplo de la di-ferencia entre la espacialidad de la cosa y su

espacialización antropotécnica que nos llevará a través de delimitaciones

prejuiciales a una de las últimas y decisivas características de las cosas: el espacio

interno de la cosa cuenta –y necesita de su clausura- pero ello no quiere decir la

topología interna de las cosas sea un ámbito de privación, sino todo lo contrario,

la interioridad de una cosa es capaz de estar en la interioridad de otra. Anotemos

antes de justificar este carácter onticotopológico que el CON-onticobrana le

proporciona además con-municación onticológica. Esto es importante ya que

además es una puerta de embarque a la TRO23, pero ¿Por dónde se realiza esta

comunicación topológica? (Ver fig.2)

2.10.-Si el CON-onticobrana lo estamos re-presentando –en un optimun

energético- por medio de la esfera, debemos ahora añadir la problemática de la

doble cara esférica in-terna/ex-terna siendo cada una de ellas una opuesta

tendencia desde el CON-onticobrana hasta la interioridad de la cosa o hasta el

xenótopo. Una vez más reluce la topodinámica IN-EX pero, ¿Se puede hablar

justamente de una cara ex-terna y una cara in-terna de la cosa? La respuesta no

es sencilla: si, pero recalcando que ambas con táuticas y opuestas, son lo mismo

de diferente modo, es decir, la capa interna de la cosa es equivalente a su capa

externa, salvo que diferente. El CON-onticobrana es la frontera de fuerzas –con-

tradictorias, valga la redundancia- que dispone el IN-EX tautocontradictorio de

la cosa. En la más reciente actualidad la topología matemática nos ofrece la

demostración de cómo la cara interna de una esfera puede ser intercambiada por

su cara externa, sin que dicha esfera pierda ninguna de sus cualidades

espaciales24 -eversión esférica-. Pero esto ya ha sido mostrado largo tiempo atrás.

23 Topotética de la Relacionabilidad Onticológica. 24 http://torus.math.uiuc.edu/jms/Papers/isama/color/opt2.htm

Page 12: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

12

El caso más decisivo de la declaración de este fenómeno lo encontramos en la

figura de Cusano cuya formulación de la llamada “coincidentia oppositorum”-lo

que hemos denominado anteriormente como tautocontradictorio- entre la

máxima apertura y la mínima clausura25, o lo que es topológicamente

equivalente, el exterior y el interior de todo, es decir, de toda cosa –o de cosa toda-

(Ver fig.3). Se podría ver también planteado ya en Heráclito en términos

verticalistas en lugar de estereoscópicos: “Η ίδια οδός που οδηγεί προς τα πάνω, οδηγεί

και προς τα κάτω26”. Encontramos en el de Éfeso una sensibilidad especial por lo

estatológicamente fluídico, tal y como ya se ha sugerido, tal vez por este motivo

su formulación topológica adquiera una intensidad –inestable- de la que los

eleatas estereocéntricos se encuentran muy distantes27. La óntico-con-municación

parte tanto del in-terior mismo de la cosa como de su ex-terioridad; ante esta total

torsión cosíca se nos muesta la situación de omnicomunicabilidad onto-topológica.

Es decir, tanto el ser como el espacio son completamente comunicable.

2.11.-Concluyamos este apartado con una topótesis que culmina de un modo

notablemente complejo la toponéutica de la interioridad aquí realizada. El CON

sin-tetiza espacialmente –o sintopotiza, que abarca una sin-topo-tesis o puesta en

común de espacialidades- la topodinámica tautocontradictoria del IN-EX.

Además y por si fuera poco, dicho CON es a su vez el opositor o diferenciante

del IN-EX. O digámoslo de otro modo: el CON es el SIN y el DIS entre IN-EX.

3. E INTRARIORIDAD

3.1.-Tras haber ex-puesto el modelo topológico de lo interior, también hay que

reconocer que, como ex-cusa para acercarnos a sus más que importantes

implicaciones, expondremos ahora lo que supone espacialmente –y ello quiere

decir ontológicamente como ya largamente hemos visto- el modelo de la

intrarioridad, para trazar desde él el andamiaje traspresentacional que nos

indicará el índice diferencial entre ambos.

3.2.- ¿Qué nos señala ahora el término intrarioridad? Lo primero seguramente

será su artificialidad, en fuerte contraste con el enorme uso que ha tenido la

noción de interioridad en diversas culturas. Sin embargo dicha lexiconstrucción

25 Como un fenómeno toposcopico interesante veríamos la co-incidencia de la verticalidad y la profundidad en un cierto momento energético. Lo que en el pensamiento extramoderno puede expresarse tópicamente por medio de la verticalidad, a partir de las revoluciones energéticas de la modernidad –urbanismo e industrialismos- esto es deformado hacia un profundismo. De ahí quizás también el énfasis moderno hacia las topologías interioristas. 26 “Camino hacia arriba, camino hacia abajo; uno y el mismo” (Heráclito; fragmento 33) 27 Reconociendo también que sus intenciones eran muy distintas.

Page 13: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

13

se ve justificada no por finalidades estilístico-lingüísticas, sino más

específicamente para concretar una idea que si está presente de un modo muy

importante en la más vasta extensión de la superficie terrestre e histórica. Sin

embargo, no solo el castellano, sino la mayoría de lenguas modernas –salvo

excepciones- han optado por la composicionalidad léxica para acercarse a la

profunda sutileza que muestra este fenómeno. Por supuesto, en nuestra

toponéutica nos intentaremos hacer cargo del sentido básico low energy para ir

adquiriendo con-plejidad a través del juego de óntico-topo-pliegues.

3.3.-La intrarioridad posee una complejidad espacial mayor que la interioridad,

esto es decir además, que la primera cuenta con la segunda pero: ni se re-duce a

ella, ni de-duce de ella, ni tampoco de in-duce a ella o se ab-duce de ella. En

definitiva, su di-ferencia es an-in-ferencial. Se trata de una espacialidad

maquinal, por tanto circular-horizontal, cerrada y energética, y de régimen de

ritmos intradirigidos hacia multiplicidades. Expliquemos con detenimiento todo

ello desde una presentación básica. Pensemos en el bosque. ¿Dónde está el

bosque? ¿Cuál es su situación, su localización –si es que tiene- con respecto a las

cosas del bosque, a lo óntico del bosque, lo onticosílvico? El bosque no es la

totalidad de cosas que hay en el bosque: los árboles, los arroyuelos, los insectos,

el suelo, etc. Ni siquiera es la suma de relaciones que se establecen entre sus

elementos. El bosque es un espacio que se abre entre los troncos, dentro del suelo

y bajo la densa capa de hojas: nos encontramos ante una topología diferente. No

estamos hablando específicamente de una emergencia -aunque puede guiarnos-

sino de un salto energético que aparece entre las multiplicidades, di-ferente y dis-

creto con respecto a estas: eso es el bosque. La dinámica energética de dichos

elementos sílvicos responde a la presión espacial –al estrés ontológico- que

genera la com-presión y con-tracción a través de la descarga de fuerzas en un

nuevo nivel, que es el de la intrarioridad propiamente.

3.4.-Existe una dis-continuidad y una dis-crecionalidad estromatopológica –de

capas ontoespaciales- entre lo extra-rior y lo intra-rior. Podríamos señalar en este

punto una línea diferencial entre la interioridad y la intrarioridad a partir de un

momento tautópico de diferenciación: a pesar del genotopo común entre INter-

EXter e INtra-EXtra –precisamente la topodinámica IN-EX- es la condición

maquínica del segundo. Esto es: lo INtra-EXtra es propiamente un proceso entre

discontinuidades, partes, discrecionalidades, a diferencia de lo que ocurre en la

con-tinuidad energética interior-exteriorista. Sin embargo, a pesar de funcionar a

través de saltos e interrupciones espaciales, estas no son rígidas o estáticas –y por

tanto, ni sólidas ni esteróideas en el sentido tradicional- así que no se conservan.

El CON-estromatológico es una con-tinuidad de dis-con-tinuidades –esto es

interesante recalcarlo ya que toda dis-con-tinuidad es con anterioridad espacial,

tiene tras ella o por debajo, una con-tinuidad-. Es importante subrayar que la

Page 14: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

14

circularidad o redondez del CON-estromatológico, ya declarada como

horizontal, no es tan simple como el optimum esférico del CON-ónticológico; la

intensa torrencialidad energética impide el sistema céntrico-circular básico por lo

que este se ve aquí complejizado hacia lo que podríamos denominar como

procesos estromato-circulatorios o simplemente circulatorios. Es la circulación

interna a la multiplicidad óntica del bosque la que provoca una violenta

consistencia, convivencia, confrontación entre estas singularidades separadas que

precisamente, por esa separación se pone en juego la pérdida del CON; la

solución a ello es el salto al espacio intrarior del bosque –el bosque- que genera

la dis-tensión que posibilita el CON-estromatológico. Un CON conformado –

valga la necesaria redundancia- mediante DIS. Se asume que el eje horizontal –

intraestromático- juega con rupturas internas, mientras que el eje vertical o

interno28 -interestromático- se asume a su mismo como una ruptura (Ver fig.4).

3.5.-Cabría abrir aquí un paréntesis –curiosamente abrir significa entrar en el

dentro del espacio del paréntesis, así como cerrar significa salir- no de manera

baladí, para mostrar la ontolingüística tensión entra el Inter y el Intra. Ambos con

términos con-fundibles, es decir, se pueden con-prehender con-juntamente, en

un mismo espacio –ya lo dijimos anteriormente afirmando su genotopo táutico

diferencial-. Tanto Inter como Intra –y de ahí su confundibilidad- tienen la

capacidad de reflejar la toposemántica de “dentro”, pero a la vez también la de

“entre”. Difieren de por sí, así como son usados de manera diferente a la vez que

difiere su constitución semántica –no solo etimoúrgicamente29 hablando-, en

tanto que Inter se encuentra en el “entre” y se dirige hacia el “dentro”, así como el

Intra se encuentra en el “dentro” y se dirige hacia el “entre”. La diferencia

topotética aquí expuesta entre la posicionalidad conceptual –o extencionalidad

semántica- y la intencionalidad conceptual no ha sido con motivo de eliminar la

confundibilidad existente, todo lo contrario. Ya dijimos al principio del trabajo

que asumíamos la analetia o carencia de verdad a favor del exceso semántico.

3.6.-El más que protagonismo del DIS en la topodinámica de la intrarioridad

ahora vista nos lleva a profundizar –y pro-fundizar significaría la toponéutica

del descender en la centralidad, in-tensificando las fuerzas onticocentrípetas y

por lo tanto, incrementando la complejidad de dicha cosa- en la dinámica

topológica de la diferencialidad enunciada en el primer apartado. Fero en di-fero,

in-fero, re-fero, con-fero y demás, nos muestra etimoúrgicamente la tensión que

algo ha de soportar o cargar en un movimiento. El CON es el fero de algo.

Específicamente en di-ferencia, que es lo que aquí nos interesa, nos abrimos a la

re-solución de dicha tensión en una du-plicación –o doble pliegue de la cosa- de

28 Es el mismo, tal y como se explicará a continuación. 29 Convocando el sentido interno, la corporalidad interior de dicho fragmento semiótico.

Page 15: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

15

sí; lo que queda traspresentado de un modo increíblemente satisfactoria en la

logotopía del DIS. La diferencia es el DIS de algo. Por otro lado y para asimilar

una complejidad mayor, parémonos en la oposición topológica del DIS, es decir,

el SIN, el cual consiste en una con-fluencia de –fundamentalmente- dos pliegues

y su in-tegración. DIS y SIN comportan un mismo movimiento dual pero opuesto

entre ambos: mientras el DIS trata de dis-persar, dis-torsionar, dis-parar, dis-

cernir, dis-aparecer; el SIN busca la sin-cronía, sin-patía, sin-tonía, en definitiva,

la in-tegración. La diferenciación y la integración se nos muestran como los

núcleos procesuales entre la dinámica DIS-SIN: la integración onticotópica es una

diferenciación cósica a la in-versa y vice-versa.

3.7.-Esta topodinámica está unida en su interioridad o en su profundidad –

recordemos lo que ello quiere decir- con la esbozada entre EX-IN: el DIS tiende a

la apertura –en su caso, di-ferencial- del EX y el SIN tiende a la clausura –en su

caso, in-tegral- del IN. “Lo dos” –de DIS- aparece aritmotópicamente como un

proceso de apertura –de EX-, del mismo modo que lo otro, es decir, lo di-ferente.

Como puede ser de esperar, la tautocontradicción –coincidentia oppositorum o

mejor dicho, diferencia integradora- DIS-SIN se encuentran con el EX-IN en el

espacio del CON.

3.9.-Mientras que la interioridad va buscando estados ontológicos estables –

CON- básicamente a través de la dinámica clausoaperturista EX-IN, la

intrarioridad funciona abandonando esa basicidad en los estados ónto-

estromatológicos estables –CON- hacia feros interenergéticos diferointegradores

DIS-SIN.. La simplicidad del primero, expresada en la sencilla continuidad férica

de su CON, y la complejidad del segundo, cuya continuidad requiere de

discontinuidad en su fero, se encuentran en el CON. Tras diferentes modos de

carga de energía o feros, ambos logran la estabilidad energética en el CON. El

CON es el punto de estabilidad energética o de fericidad30, es por este motivo

que podemos decir una vez más, que todo momento de es-tabilidad es un

momento es-férico. El SIN y el DIS del SIN y del DIS –recordemos una vez más

el carácter hiperreflexivo de la topología- es el CON. CON es la espacialidad más

simple y más compleja, no necesariamente al mismo tiempo, pero si en el mismo

espacio de su estabilidad y esfericidad.

30 Es decir, de carga.

Page 16: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

16

HACIAEL PENSAR H1ÉSME31

A pesar de que se ha intentado dar una justificación al inicio, podemos aún seguir

cuestionándonos acerca del porqué del espacio. Cada cosa se presenta, junto a

todos los caracteres anunciados anteriormente, como un absoluto, es decir, como

algo que todo lo disuelve en su completa redondez. La espacialidad, el espacio y

lo espaciado, por sus más que fantásticas características teoréticas de una infinita

utilidad –tal y como se ha intentado mostrar a lo largo de todo este trabajo-, nos

ofrecen únicamente un medio: el espacio siempre ha de ser un medio, como lo ha

de ser el viaje toponéutico. Como ex-tensión, la espacialidad recorre desde los

trasfinitos más “pequeños” hasta los más “grandes”, cubre la carne del todo con

un aroma a nada y aguarda, el espacio siempre aguarda inquieto. Busca algo

fuera de sí, más allá de su profundidad más densa hasta las gélidas exterioridades

del siempre afuera. Pero no encuentra, y continúa fluyendo, y disipándose,

amainando, endureciéndose, coagulándose; gotas y motas que salen, se dividen

y entran en otras islas acuosas. Lo meramente espacial, lo simple y estúpidamente

extenso ya no lo es tanto. Más que inconcebible para el alma humana es el paso

incierto del EX al IN, de la extención silenciosa de los espacios sombríos a la

intención, a la dirección, a la línea y al tiempo recto. Más que fascinante lo es para

nosotros.

En el espacio se abren sinuosamente y sensualmente los cuerpos, no siempre bajo

el escaparate epifanico de la verdad, también los amamos bajo la oscuridad del

lethes. Que los en el tuétano espacial de los signos se nos muestre su sentido más

viviente, oculto por las celdas semióticas de la ciudad. Que hasta el último grafo

y la última voz emane sin cesar el maná incandescente del último espacio.

Bañémonos en ese maná. En esa trasergía que se profesa desde los geiseres

ontológicos de la diferencia.

De los vapores enérgicos expulsados por las grietas de la identidad.

De las nubes de polvo cósmico que se quedan debajo del sofá.

H1esmé es adentrar o salirse a la fisis de lo símbolo, es teúrgia en la guerra de

nuestros dioses hermanos y es la complaciente calma posterior en aión: Al sentir

el espacio extendiéndose entendemos que la melodía lineal del logos avanza en

círculos junto a nosotros. Desde el topos aiónico el pensar H1esmé busca quemar

los valles de la Ἕλαδε para por el sendero nómada sin dirección pero con sentido,

puesto que se necesita del aire y del agua para continuar. Nuestra misión

mientras que estamos en el seno aionitópico de Urano, habiendo ya destripado

31 Del protoindoeuropeo *h1és-mi, raíz somosemántica del pensamiento poniéntico.

Page 17: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

17

desde la garganta hasta la entrepierna a Krónos, es destruir lo que la koiné Ática

ha construido en el tiempo aún sin estar presente. Volvamos pues a montar los

caballos sin bridas, a la lucha desde cerca y a las chozas de mástiles celestes.

Dejemos el pensar postálico32 y apostólico del teoreta sacerdótico, sin más motivo

que el buscar no mejores ríos sino distintos, pues siempre se podrá volver pero

para volver antes hay que irse.

H1esmé no es desprecio, ni hay reproche ya que no hay tampoco equivocación.

H1esmé ha matado, sin ninguna intención sino por extención, al Bien, a la Verdad

y a la Belleza, incluso antes o desde más lejos de lo que estos se encontraban

presentes, y después con su sangre se ha limpiado el sudor del esfuerzo

cometido. Que no se engañen lo que escuchan los rumores, también todo su

séquito ha sido brutalmente mutilado: lo múltiple, lo particular, lo individual, lo

informe, lo diferente, lo integrado y demás se encuentran ardiendo en una pila

en el centro de la aldea.

Que nos siga quien en su corazón busque lo mismo que nosotros. Somos

toponeutas, no solo caminamos y cabalgamos por las costas del Caspio, sino entre

las titánicas fábricas ya abandonadas en escombros y cableado, entre las grandes

ciudades levantadas en las cloacas de las urbes en la superficie y en las grandes

naves bioconservadoras que rondan la exosfera de Titán.

Que nos siga quien nos busque. Somos adoradores de la muerte, del dolor y del

sufrimiento. Pero no nos encontramos tan lejos, ni mucho menos. Estamos aquí

mismo.

H1ésme

32 Después de Tales.

Page 18: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

18

ONTICOGRAFÍA

.

(Fig. 1. Onticografía básica de CON-Onticobrana)

(Fig. 2. Onticografía toposcopica completa)

CON

EX

IN

Energética

centrista

CON

Cosa-Coso

INterioridad

EXterioridad

Esteroidad

Solidez

Page 19: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

19

(Fig. 3. Cusanoideo)

(Fig. 4. Intrarioridad por DIS-tensión del CON)

EX-Máximo

IN-Mínimo

CON-Estable CON-sistencia

IN-sistencia

EX-sistencia

CO-Incidencia

Estrato

Intrarior

Estrato

Extrarior

DIS

DIS

EX-pansión Intrarior

In-CON-sistencia energética

Page 20: Sobre la Diferencia Topotética entre Interioridad e Intrarioridad

20

MÍNIMA BIBLIOGRAFÍA SELECTA

-BACHELARD, G; La poétique de l’espace. ,1957.

-BOTT, R and TU, L, W. Differential Forms in Algebraic Topology. Springer GTM 82, 1982.

-Fragmentos presocráticos: de Tales a Demócrito. Madrid, Alianza, 2008.

-SLOTERDIJK, P.; Bubbles. Cambridge, MIT University Press Semiot(e)xt, 2011.

En Sevilla, a 25 de Octubre de 2014.