SITUACIÓN DEL RECURSO OVINO Y CAPRINO EN COLOMBIA Héctor Alfonso Cortes López MV. Documento de trabajo elaborado en el marco del plan nacional de acción para la conservación mejoramiento y utilización sostenible de los recursos genéticos animales de Colombia. Historia de los recursos genéticos ovinos y caprinos en el país. Posiblemente la primera entrada de ovinos a Colombia fue en el año de 1542, cuando Alonso Luis de Lugo importo un grupo de animales, entre ellos ovejas de la raza churra, entrando al país por la costa norte por el cavo de la vela, otra importación se atribuye a los hermanos Pedro y Alonso de Heredia en los años de 1533 y 1534, entrando animales por Cartagena. También en 1530, varios importadores entre ellos Nicolás de Federman, llevaron ovinos junto con bovinos a Coro y posteriormente poblaron a Colombia por el oriente del país, (santanderes y llanos orientales). A partir de la fundación del Perú (1531), comenzó el desarrollo de la ganadería con base en los ejemplares llevados desde Santo domingo cuando se permitió su difusión al resto de las Américas. Posiblemente los tipos raciales introducidos fueron animales tipos churra, manchega y lacha principalmente. Estos ovinos se cruzaron y poblaron la zona andina montañosa del país (pastrana y calderón, 1996), donde predominan condiciones ambientales difíciles, y después de varios siglos de cruzamientos indiscriminados, se llego a obtener un animal de talla media, de maduración lenta, pero muy bien adaptada a las condiciones de paramo, este animal se conoce actualmente como ovino criollo colombiano. Los ovinos de pelo, llegaron a Colombia introducidas por la costa atlántica, por comerciantes que negociaban con Aruba y Curazao, y contrabandistas que viajaban entre las islas del Caribe y la guajira. La entrada de los primeros caprinos a Colombia se asocia al año de 1525 con el arribo de Rodrigo de Bastidas a Santa marta. Los ejemplares caprinos que llegaron al territorio americano correspondieron principalmente a las razas Murciano-Granadina, Malagueña, serrana Andaluza y Serrana de castilla. Los descendientes de estas primeas razas que llegaron a las costas del mar Caribe, a través de la selección natural, con el trascurso de los años fueron adquiriendo sus propias características fenotípicas y genotípicas, aunque se pueden distinguir algunos rasgos de los fenotipos originales (Roncallo 2002). Hasta finales de los 30 en el país solo había ovinos criollos en el país, los de pelo en las zonas cálidas, y el criollo de lana en la zona andina. Hacia 1940 el ministerio de agricultura importo desde Inglaterra, los primeros ovinos de las razas Romney Marsh, Lincon y Suffolk que se ubicaron en la finca Australia cercana a Usme, en Cundinamarca, y posteriormente se trasladaron a Nariño, teniendo en cuenta la tradición ovina de este departamento.
16
Embed
SITUACIÓN DEL RECURSO OVINO Y CAPRINO EN … · Los ovinos de pelo, llegaron a Colombia introducidas por la costa atlántica, por comerciantes que negociaban con Aruba y Curazao,
This document is posted to help you gain knowledge. Please leave a comment to let me know what you think about it! Share it to your friends and learn new things together.
Transcript
SITUACIÓN DEL RECURSO OVINO Y CAPRINO EN COLOMBIA
Héctor Alfonso Cortes López MV.
Documento de trabajo elaborado en el marco del plan nacional de acción para la conservación mejoramiento
y utilización sostenible de los recursos genéticos animales de Colombia.
Historia de los recursos genéticos ovinos y caprinos en el país.
Posiblemente la primera entrada de ovinos a Colombia fue en el año de 1542, cuando Alonso Luis de Lugo
importo un grupo de animales, entre ellos ovejas de la raza churra, entrando al país por la costa norte por el
cavo de la vela, otra importación se atribuye a los hermanos Pedro y Alonso de Heredia en los años de 1533
y 1534, entrando animales por Cartagena.
También en 1530, varios importadores entre ellos Nicolás de Federman, llevaron ovinos junto con bovinos a
Coro y posteriormente poblaron a Colombia por el oriente del país, (santanderes y llanos orientales).
A partir de la fundación del Perú (1531), comenzó el desarrollo de la ganadería con base en los ejemplares
llevados desde Santo domingo cuando se permitió su difusión al resto de las Américas.
Posiblemente los tipos raciales introducidos fueron animales tipos churra, manchega y lacha principalmente.
Estos ovinos se cruzaron y poblaron la zona andina montañosa del país (pastrana y calderón, 1996), donde
predominan condiciones ambientales difíciles, y después de varios siglos de cruzamientos indiscriminados,
se llego a obtener un animal de talla media, de maduración lenta, pero muy bien adaptada a las condiciones
de paramo, este animal se conoce actualmente como ovino criollo colombiano.
Los ovinos de pelo, llegaron a Colombia introducidas por la costa atlántica, por comerciantes que
negociaban con Aruba y Curazao, y contrabandistas que viajaban entre las islas del Caribe y la guajira.
La entrada de los primeros caprinos a Colombia se asocia al año de 1525 con el arribo de Rodrigo de Bastidas
a Santa marta.
Los ejemplares caprinos que llegaron al territorio americano correspondieron principalmente a las razas
Murciano-Granadina, Malagueña, serrana Andaluza y Serrana de castilla.
Los descendientes de estas primeas razas que llegaron a las costas del mar Caribe, a través de la selección
natural, con el trascurso de los años fueron adquiriendo sus propias características fenotípicas y genotípicas,
aunque se pueden distinguir algunos rasgos de los fenotipos originales (Roncallo 2002).
Hasta finales de los 30 en el país solo había ovinos criollos en el país, los de pelo en las zonas cálidas, y el
criollo de lana en la zona andina. Hacia 1940 el ministerio de agricultura importo desde Inglaterra, los
primeros ovinos de las razas Romney Marsh, Lincon y Suffolk que se ubicaron en la finca Australia cercana a
Usme, en Cundinamarca, y posteriormente se trasladaron a Nariño, teniendo en cuenta la tradición ovina de
este departamento.
El primer registro de importación de ovejas de pelo al país, fue también en el año de 1940, que procedente
de abisinia (hoy Etiopia) de un núcleo de ovejas rojas (etíope), traídas por Don Manuel Mejía para las
regiones de Armero, Honda, y Venadillo en donde existe su descendencia.
En 1944 el gobierno nacional adquirió la granja San Jorge en el municipio de Suacha, Cundinamarca, en un
área típica del paramo seco del país, en este sitio la división de Investigaciones Agropecuarias (DIA),
estableció en esta granja, ovinos de la raza Criolla, buscando su preservación, y las razas importadas durante
esa época, formando el centro ovino más importante del país en toda su historia.
En 1960 la DIA, con auspicio de la fundación Rockefeller, importó desde Estados unidos las siguientes razas:
Merino Rambouillet, Corriedale, Romney Marsh, Hampshire y unos pocos animales Suffolk. Estos animales
se distribuyeron en los centros de Tibaitatá y San Jorge, de propiedad del ICA.
En 1962, se realizó un convenio con el gobierno de Gran Bretaña y se importaron animales Cheviot,
En 1968, en desarrollo del programa ovino del Baco Mundial, la caja Agraria importó de Nueva Zelanda
5.000 hembras y 145 reproductores se las razas Romney Marsh y Correidale, que llegaron por barco a
buenaventura y luego se distribuyeron a las granjas el palmar (Ibagué, Tolima) y la Albania (Chiquinquira,
Boyacá). Algunos núcleos se trasladaron, posteriormente a algunas fincas en Boyacá, Norte de Santander,
Nariño y valle del cauca.
En el año de 1970 el INCORA importo de Trinidad y Tobago 25 ejemplares de la reza Persa Blanca Cara Negra
para mejorar las explotaciones en el área de Timana –Huila de donde se dispersaron para toda esta región
del país (Acros y col, 2002).
En 1976, se estableció un nuevo convenio de corta duración, entre el gobierno británico, la caja agraria, el
ICA y el SENA, en el cual se importo la raza Blackface, al suponer que era la raza más apropiada para el
paramo colombiano. En esta oportunidad se importaron desde Escocia 600 ovejas, y algunos reproductores
de las razas Blackface, Romney Marsh, Cheviot y Hampshire. Se ubicaron en la granja San francisco de la caja
agraria y allí se formo un tipo racial llamado manchado paramuno, originado del cruzamiento de la criolla
con la Blackface.
Para los caprinos no ha existido un plan estatal de introducción de razas foráneas, sin embargo en los
ochentas por iniciativas privadas de algunos productores interesados en desarrollo del sector se
introdujeron razas lecheras al país de varios orígenes. Entre las razas que se importaros están: Saanen,
Alpina, Nubiana, Toguenburg y La mancha. Estas razas están ampliamente difundidas por todo el territorio
nacional en los sitios donde se desarrollan iniciativas para la producción de leche. Fue imposible encontrar
datos publicados acerca de estas importaciones.
En la historia reciente, el sector ovino y caprino ha sido objeto de un nuevo interés para la producción de
carne. Desde el 2002 empresas privadas han realizado importaciones, generalmente de razas especializadas
en la producción de carne, estas importaciones se han caracterizado por ser variadas en razas pero en
algunos casos pocos animales por raza, estas importaciones empezaron desde México con las razas ovinas
Katadin, Pelibuey, Hampshire, Romanov, Dorset, Sufolk y Dorper, y la raza caprina Boer. Desde chile se
importaron animales Dorper y Boer. Desde Uruguay se importaron algunos animales Dorset, Ildefrance y
Texel. En estas importaciones se incluyeron unos muy pocos animales de otros objetivos de producción
diferentes a la carne como Romney Marsh, Merino, East frisian y Togguenburg.
Actualmente hay establecidos protocolos sanitarios para la importación de material seminal con Francia y
Canadá. Desde Francia se importa material seminal de las razas Saanen y Alpina, y desde Canadá se han
importado al país de varias razas ovinas especializadas para la producción de carne principalmente y algunas
pajillas de ovinos lecheros.
Agremiación
Uno de los grandes problemas históricos que ha determinado el atraso del sector ovino en el país es la
incapacidad de agremiación, pero los productores se han dado cuenta del problema y desde hace algunos
años se han creado varias asociaciones de productores locales y nacionales. Entre estas, sobresale la
Asociación Nacional de Caprinocultores y Ovinocultores de Colombia (ANCO), que se formalizo desde el año
2000 y que es reconocida como la principal agremiación estas especies en el país. Esta asociación, se ha
dado a la tarea de agrupar tanto a productores individuales como a asociaciones locales en todo el país, y
actualmente es la asociación con mayor número de asociados y ofreciendo la mayor representatividad del
sector. El programa bandera que desarrolla ANCO actualmente es la implementación del sistema de registro
de animales y de control productivo, que hasta este momento no se había puesto en marcha en el país y ha
desarrollado y colaborado con el desarrollo de varias investigaciones para el desarrollo tecnológico y
caracterización del sector.
Existen otras asociaciones dadas a la tarea de agrupar a productores individuales y empresas del sector,
cuyo objetivo es el de promover el desarrollo de sus asociados y promover el uso de tecnologías y de
animales especializados.
Según una encuesta realizada en 2000 predios de ovinos y caprinos del país, se encontró que solo el 36% de
los consultados pertenecían a una agremiación de productores, sin embargo muchos de estos se
encontraban incluidos por pertenecer a un municipio, y en la mayoría de los casos la actividad de asociarse
no conlleva el conocimiento y actuación como grupo o colectividad, convirtiendo el acto de asociarse en
mera formalidad (ANCO-SENA, 2008).
El ministerio de Agricultura y desarrollo Rural promueve la conformación de cadenas productivas para
establecer sinergias entre la producción primaria y la industria.
La cadena de ovinos y caprinos de Colombia es relativamente joven en comparación con cadenas de más
trayectoria institucional. El gremio cúpula de esta cadena es la Asociación Nacional de Caprinocultores y
Ovinocultores de Colombia, ANCO, y actualmente se están desarrollando cadenas departamentales, estando
funcionando en el sector las cadenas de los departamentos de Antioquia, Córdoba, Santander, Guajira y
Tolima, y están en formación las cadenas de Cundinamarca y Boyacá.
Estas estructuras departamentales están promoviendo el desarrollo del sector, promoviendo la
caracterización de los sistemas de producción y estructuras de mercado de los respectivos departamentos,
también explorando oportunidades de mercado. Sin embargo es común que las cadenas solamente tengan
en cuenta productores pertenecientes a las asociaciones que la conforman, dejando afuera de las
actividades de caracterización como inventarios, a los productores no asociados que generalmente
representan la mayor parte de los sistemas de producción del departamento.
Información e inventarios
En la gestión de la información estadística agropecuaria existen deficiencias en la producción, organización,
uso y aprovechamiento de la información y mala coordinación entre las entidades y los sistemas de
información (DANE. 2005).La información sobre el sector ovino y caprino en particular, es escasa, cargada de
imprecisiones, desactualizada y fuera de contexto estratégico (SENA 2007), generalmente los anuarios
estadísticos agropecuarios disponibles se centran en las especies tradicionales, careciendo de información
de especies y sistemas de producción algo marginal como la ovina y caprina.
Un gran problema para la obtención de datos, es la alta la tendencia del sector a la informalidad. Los
productores NO tienen registradas sus fincas como verdaderas empresas ante las autoridades competentes
como cámaras de comercio y DIAN, solo a veces las tienen registradas ante las entidades que vigilan los
aspectos sanitarios y de movilidad de animales como el ICA y las alcaldías (SENA-ANCO, 2008).
La información de inventario de los ovinos y caprinos proviene generalmente de la información obtenida del
programa nacional de vacunación de aftosa en bovinos, donde se pregunta a los productores sobre la
población de ovinos y/o caprinos que tengan en sus predios. Esta información es bastante sesgada, debido a
que los ovinos y caprinos no son objeto de vacunación, por lo que no son revisados en los predios, solo se
tiene en cuenta a los animales que son mantenidos en sistemas de producción en los que hayan bovinos,
que es la especie objeto de visita para la vacunación, además, que el productor puede suministrar datos
erróneos al vacunador, debido al desconocimiento de su inventario, o por temor a que esos datos sean
tenidos en cuenta para el pago de impuestos.
Además en los censos realizados no se discrimina con precisión a las especies ovina y caprina, lo cual genera errores adicionales (Roncallo, 2002). Los ovinos están distribuidos por todo el país, sin embargo la densidad y el tipo de la población ovina varia
en las diferentes regiones.
La zona de la Costa Atlántica, constituida por los departamentos de Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar,
Sucre y Córdoba, son departamentos con una participación importante dentro del total nacional. Los
Santanderes y Cesar, culturalmente se han caracterizado por ser departamentos productores y
consumidores de carne ovina y caprina. El altiplano cundiboyacense también se caracteriza por ser una zona
importante de producción para las dos especies. Adicionalmente en los departamentos de Nariño y
Putumayo se ha reconocido la producción ovina y caprina, pero no existe un censo que permita determinar
el número de animales en producción (Espinal y col. 2006).
Según datos del ICA, el inventario de ovinos y caprinos en el país discriminado por departamento en el 2009,
se presenta en la siguiente tabla:
Departamento 2009
Ovinos Caprinos
Cundinamarca 94,425 14,760
Boyacá 20,299 6,602
Amazonas 257 -
Córdoba 81,993 5,489
Sucre 23,902 2,567
Cesar 75,273 26,611
Guajira 817,420 938,622
Antioquia 15,703 4,930
Choco 702 -
Cauca 21,370 3,744
Valle del Cauca 4,818 825
Tolima 45,438 13,157
Huila 15,331 4,043
Santander 39,560 42,266
Arauca 12,150 2,125
Casanare 23,720 1,085
Guaviare 3,390 180
Meta 24,815 6,500
Vichada 2,140 45
Caldas 2,115 534
Quindío 240 323
Risaralda 346 134
Atlántico 9,711 2,463
Magdalena 114,313 53,664
Bolívar 25,862 4,333
San Andrés 79 179
Nariño 298 1,401
Putumayo 170 197
Caquetá 30,663 4,261
Norte de Santander 23,314 20,337
Total 1,529,817 1,161,377
Fuente: ICA 2010.
Generalmente las zonas cálidas se encuentran pobladas principalmente por ovinos de pelo criollos
conocidos como Camuros (de origen africano) y las áreas frías son principalmente pobladas por ovinos de
lana de las razas Romney Marsh, Corridale, Hampshire, criolla y Mora colombiana, aunque el grado de
mestizaje es alto, encontrándose poca definición en las características raciales, sin embargo desde hace
algunos años ha sido común el uso de Camuros en las zonas frías. Desde el 2002 han entrado al país nuevas
razas especializadas a la producción de carne como Dorset, Sufolk, Romanov, Katadin, Dorper y Peibuey, que
se están distribuyendo y mezclando con los animales locales por todo el país sin ningún control.
Objetivos de producción
En términos generales, los objetivos de producción encontrados en el sector caprino son la la producción de
carne en sistemas generalmente extensivos con biotipos criollos y la producción de leche generalmente en
sistemas semi a intensivos usando razas especializadas y sus curses.
Según Roncallo y col (1999), en los departamentos de la Guajira, Cesar y Magdalena, el principal producto
obtenido de los sistemas de producción de cabras es la carne (65%) y le sigue la leche (35%), lo cual puede
ser similar en otras áreas con sistemas similares (Roncallo, 2002).
En sistemas de producción cercanos a los centros urbanos es común encontrar sistemas de producción de
leche. Estos sistemas representan un poco porcentaje de los animales del país, sin embargo han tenido un
importante papel como fuentes de pie de cría para todo el país promoviendo el cruzamiento con recursos
genéticos locales. Generalmente estas explotaciones son de tipo intensivo y en confinamiento, utilizando
razas especializadas para la producción de leche, y su objetivo de producción es la venta de pie de cría, de
leche y subproductos lácteos.
En ovinos la producción de carne es el objetivo más importante, usando razas criollas de pelo o razas
adaptadas de lana dependiendo si el área es cálida o fría respectivamente, aunque en los últimos años se
están desarrollando algunas iniciativas productivas de sistemas intensivos basados en la absorción de
recursos criollos por razas especializadas para la producción de carne, por parte de productores privados
con alto poder de inversión.
En la Guajira, Cesar y Magdalena se estableció que el principal producto de los ovinos es la carne, el 32% de
estos se destina al autoconsumo y el 64% de los animales se comercializan en pie en mercados locales
(Pastrana, 2002).
La producción de lana generalmente no es tenida en cuenta por los productores. En Colombia los ovinos de
lana se encuentran principalmente en zonas altas con bajo potencial forrajero y con una elevada humedad,
condiciones que no son compatibles con la producción de lanas finas. La lana producida, proviene de áreas
del trópico de altura y para cubrir un mercado artesanal principalmente.
Sistemas de producción
La producción ovina y caprina en Colombia se caracteriza por un bajo uso de insumos y un bajo nivel
tecnológico en todas las aéreas productivas, generalmente, está asociada a sistemas tradicionales y
artesanales de producción, donde las familias campesinas poseen ovinos y/o caprinos como parte de su
actividad pecuaria, para convertir desechos de cosecha o forraje de muy mala calidad en carne, leche y/o
lana (Pastrana, 1995) y así obtener ganancias adicionales, en algunas regiones para controlar malezas y
también, en algunas culturas se tienen como signo de riqueza entre la comunidad indígena. Estos sistemas
atienden principalmente el consumo interno de las granjas y el comercio local, por lo que son poco
importantes en su aporte al producto interno bruto, pero tienen gran impacto en la economía y
alimentación campesina.
Generalmente el recurso humano involucrado en los sistemas de producción, presentan un bajo nivel
educativo encontrando tasas de analfabetismo superiores al 20%, con condiciones de trabajo difíciles. La
modalidad de contrato que sobresale es la de contratación por jornal, siguiendo la contratación verbal
(SENA-ANCO 2008, Roncallo, 2002)
En ovinos y caprinos, los productores se pueden clasificar como familiar, pequeño, mediano o grande, en
sistemas de producción familiares, extensivo, semintensivo e intensivo (SENA 2007).
En Colombia, los sistemas de producción familiar se encuentran distribuidos por toda el área rural, los
pequeños productores poseen una explotación pecuaria que produce sustento y empleo a varias personas
pero no está formalizada ni legalizada, generalmente cuentan con varias especies como ovejas, cabras y
bovinos, y los productores aprovechan para el pastoreo de sus animales áreas de caminos, carreteras o
lomas. Estos animales son tenidos para la producción de leche en el caso de las cabras, para autoconsumo y
algunos excedentes son comercializados, y ocasionalmente se sacrifica un animal en eventos especiales, o se
comercializan con vecinos a nivel local (SENA 2007).
Se pueden encontrar sistemas de producción extensivos en regiones de baja aptitud agrícola, zonas
montañosas altas en la región andina, y zonas planas áridas de Santander, Cesar y la Guajira, donde el nivel
tecnológico utilizado es muy bajo, limitado a las necesidades implantadas por la economía campesina y de
algunas comunidades indígenas, se caracterizan por utilizar biotipos criollos ó sus cruces con razas
mejoradas. También se encuentran en sistemas de explotación mixtos con bovinos, pero igualmente en
sistemas extensivos y extractivos. En el caso del ovino de lana la actividad principalmente está dirigida a la
producción de carne para el consumo local y lana para la producción de artesanías y en el caso de los
sistemas de producción en trópico bajo se limita a la producción de carne y de pie de cría para otras
explotaciones.
En áreas de predominancia ganadera, se encuentran sistemas de producción semintensivos, ligados
principalmente a sistemas de explotación mixta con bovinos, En este tipo de explotación, la finalidad es
complementar los dos sistemas, utilizando los ovinos como una alternativa para el control de maleza y para
utilizar zonas de las granjas que no pueden ser utilizadas por bovinos. Los productos que se generan, son
utilizados en la misma finca y ocasionalmente se utilizan para la venta como pie de cría.
También se pueden encontrar sistemas de producción intensiva, sobre todo ubicados en zonas cercanas a
los centros de consumo, basados en razas mejoradas, y que utilizan un nivel tecnológico medio a alto. Estas
Iniciativas productivas comúnmente buscan el objetivo de vender pie de cría de animales de razas puras
especializadas, y/o para abastecer a almacenes de cadena, y algunas con visión de exportación de carne y
pieles.
Peculiaridades de sistemas de producción en regiones
En la guajira, la cría de cabras y ovejas se ha convertido en una de las actividades más importantes de la
región siendo fuente de ingresos en las comunidades rurales. Estas dos especies, están muy arraigadas a la
vida del indígena Wayúu, para quien la posesión de animales le confiere poder, prestigio y “estatus” (IGAC,
1997, Reportado por, Roncallo 2002). Las actividades económicas y tradicionales de la comunidad indígena
de la alta y media guajira, se relacionan fundamentalmente con el pastoreo seminómada del ganado, siendo
las ovejas y cabras, el elemento de comercialización de los indígenas, inclusive la riqueza se mide por el
número de animales disponibles por familia. En los convenios matrimoniales de esta etnia se acostumbra la
entrega de la “dote”, la cual consiste en la entrega a los parientes de la novia, de bienes tales como cabras,
caballos y prendas (Montiel, 1990, Reportado por, Roncallo 2002).
En la alta, media y baja Guajira, los caprinos y ovinos se explotan asociados, pero con predominio de los
caprinos, prácticamente no hay intervención del hombre en los distintos factores de producción y son
manejados bajo un sistema silvopastoril en vegetación nativa. En las sabanas del Cesar, se manejan también
asociados, pero con predominio del ovino y se disponen en potreros de gramíneas nativas y matorrales
propios de esa región. En el bajo magdalena y Valle del Cesar, las ovejas y cabras conforman un sistema
complementario al de los bovinos de doble propósito, donde el pastoreo se realiza en pasturas nativas y
mejoradas (Pastrana, 2002, Roncallo, 2002).
En la zona central (Boyacá, Cundinamarca, Santander y Caldas), los ovinos criollos y de razas adaptadas, son
patrimonio del campesino y de algunos productores medianos, caracterizando la gastronomía y la
vestimenta local. La ruana que es elaborada con la lana burda de los animales locales, es la prenda distintiva,
usada permanentemente y portada con orgullo por los pobladores de la región.
En la región de los llanos orientales, generalmente se presentan ovinos de pelo, asociados a sistemas de
producción de carne bovina, sin embargo estas especies son de poca importancia económica en esta región.
En estos sistemas es frecuente que las labores con el ganado se concentren en pocos días, requiriendo
mayor mano de obra. Los ovinos son mantenidos en las fincas como fuente de alimentación durante los
periodos de trabajo, y de esta manera se evita el sacrificio de bovinos para este fin.
Recursos caprinos locales
Los caprinos locales, descienden de los animales que llegaron en tiempos de la conquista, provenientes de
Centroamérica, estos pertenecían a las razas españolas Murciano-Granadina, Malagueña, Serrana andaluza
y Serrana de castilla. A pesar de la aptitud lechera de estas razas, nuestros animales sacrificaron gran parte
de estas características productivas, para sobrevivir y adaptarse a las condiciones hostiles que se les
impusieron.
Aunque los animales presentes en el país poseen el mismo origen, se distribuyeron por diferentes zonas
agroecológicas, en diferentes contextos sociales del país, condiciones que han forjado poblaciones
diferentes de animales. Sin embargo salvo la raza santandereana, las diferentes poblaciones locales no han
sido objeto de acuerdo por parte de los productores para designarlas como razas independientes y
generalmente son denominadas como criollas.
Vinasco y col, (2009) evaluando cabras criollas de poblaciones de montería y del valle del cauca por medio
de marcadores moleculares, encontraron una alta diversidad genética, y una tendencia a similitud entre
animales de para la localización geográfica. Sin embargo se evidencio intercambio genético por cruces entre
cabras de diferentes poblaciones, lo que evidencia el transporte de material genético de una región a otro
por parte de los criadores.
En las zonas importantes en población caprina se han reportado al menos tres grupos de animales
diferenciables por sus características fenotípicas a saber: Sabanera, Guajira y Santandereana (Salazar, 2006).
En las sabanas de la costa norte, se encuentran animales de buen tamaño, peso, y de una aceptable
producción de leche, presentan orejas largas y un perfil algo convexo. En las tierras áridas de la guajira son
algo menores en tamaño y en producción de leche (Salazar, 2006).
Los productores caprinos de Santander han hecho esfuerzos para la caracterización de sus caprinos y han
llegado a algunos acuerdos en los parámetros morfológicos y zootécnicos para su raza de cabras, la cabra
santandereana. Este proceso está acompañado por la asociación de Nacional de caprinocultores y
Ovinocultores de Colombia (ANCO), quien en su programa de registro le ha abierto un libro de registro
genealógico y está promoviendo el seguimiento de los animales registrados para su reconocimiento como
raza pura, según sus términos.
Este reconocimiento como raza pura, por parte de los productores ha generado estudios de caracterización
de este recurso zoogenético del país. Correa y col (2009) evaluaron parámetros de fisiológicos de evaluación
clínica y variables hematológicas para los dos sexos en diferentes grupos etarios. Quintero y col, (2009),
evaluaron niveles plasmáticos de P4, durante periodos de baja actividad reproductiva, encontrando la
presencia de cuerpos lúteos funcionales durante esta época, pero encontrando efecto de las duración del
día sobre su funcionalidad. La Universidad Cooperativa de Colombia tiene planteados estudios s para la
caracterización de los recursos forrajeros de la zona y de la variabilidad genética en y entre poblaciones de la
raza.
La cabra santandereana es un animal más pequeño que los otros tipos locales, con adaptaciones que le han
permitido desarrollarse en la región del cañón del Chicamocha, con pronunciadas pendientes y arboles
espinosos como fuente de alimentación.
Recursos ovinos locales
En el país se reconoce un ovino criollo proveniente de cruzamientos indiscriminados entre los primeros
ovinos traídos por los conquistadores desde la península ibérica hace casi 500 años. Posiblemente la raza
que mas influyo en su formación fue la raza churra española, debido a su similitud fenotípica. Este ovino
criollo es un animal de talla media, de maduración lenta pero muy bien adaptado a las condiciones adversas
de páramo; de vellón blanco, burdo y poco denso; en apariencia grande por sus extremidades largas, pero es
estrecho y poco profundo.
El ovino criollo ha contribuido a la economía, subsistencia y cultura campesina suministrando abono, carne y
lana para la industria artesanal. Lamentablemente hoy es muy escaso en las áreas de producción.
El ICA trabajó en la formación de una raza de lana negra, denominada ovino moro colombiano, la finalidad
de esta raza es la producción de carne y satisfacer necesidades particulares de los artesanos de la lana. La
formaron por apareamientos entre ejemplares de vellón negro en los que aportaron 50% criollos, 23%
Hampshire, 19% Romney y 8% Corridale, hasta obtener animales homocigotos recesivos para el color negro.
Características tan importantes como la fertilidad se prevalece en el Moro siendo superior a otras razas
presentes en el país.
En las zonas cálidas se encuentra un ovino de pelo conocido como africano, camuro o carnero. Actualmente
entidades y productores de la región Caribe en departamentos con inventarios importantes de estos
animales, están desarrollando proyectos de caracterización de los recursos ovinos locales. La Universidad de
córdoba está desarrollando la caracterización morfológica de los animales locales diferenciándolos en tres
tipos morfológicos denominados como Etiope, Sudan y Abisinio, con la meta de establecerlos como razas
independientes. Para esto está adoptando las recomendaciones del reglamento de registro de ANCO, para el
establecimiento de libros de registro, y efectuar la caracterización zootécnica con el acompañamiento y aval
del gremio de productores.
Según la propuesta para la aceptación de las razas ovinas de pelo criollas, el tipo Sudan presenta una
constitución maciza, muy rustico y productor de carne. El color va del amarrillo al bayo, habiéndose
encontrado ejemplares casi blancos, y no tienen fibras de lana permanente, cubiertos de pelo espeso y
corto.
El tipo etíope es de actitud cárnica, con muy buena conformación ósea y masas musculares. Se reporta
buena a adaptabilidad a varios climas y buena conversión alimenticia. El color va del rojo cerezo al negro y
presentan las pesuñas negras.
El tipo abisinio es un animal de conformación cárnica, de un mayor tamaño, fortaleza en sus huesos y buena
conformación muscular, presenta una excelente conformación ósea, el cuello es largo y acorde con el
tamaño del cuerpo y la cabeza. La coloración del pelaje va del pardo claro al oscuro.
La Universidad de Córdoba en conjunto con la cadena regional, tiene la intención de promover el
mantenimiento núcleos de cada tipo en productores de la región para el desarrollo de las diferentes razas.
Productividad
La productividad de los ovinos y los caprinos en el país es poco conocida, la mayoría de estudios de
caracterización de las razas criollas y las razas importadas antes de los años 70 fueron desarrolladas por el
ICA en sus centros de investigación. Actualmente no hay estudios con relación a la productividad de la gran
cantidad de razas introducidas recientemente ni de su rendimiento en cruzamiento en las condiciones del
país, ni del efecto que están teniendo sobre la diversidad de los recursos zoogéneticos.
Para conocer el comportamiento productivo Alderson y cols (1982) reportados por Pastrana, 2002),
estudiaron el ovino criollo de lana y algunas razas foráneas, usando datos de 16 años en el centro San Jorge
del ICA. Los hallazgos se resumen en la siguiente tabla.
Comportamiento de razas ovinas foráneas y criolla en Colombia.