Síntesis_ética Aplicada y Democracia Rádical

“Esta sería mi conclusión:

Una democracia radical es

imposible sin construir una

moral civil desde los

distintos ámbitos de la

llamada “ética aplicada”

(Adela Cortina)

“ÉTICA APLICAD A

Y DEMOCRACIA

RÁDICAL”

Por Adela Cortina TEORÍA DEMOCRÁTICA

Presentado por: Fabiola Alas

“ÉTICA APLICADA Y DEMOCRACIA RÁDICAL” POR ADELA CORTINA

TEORÍA DEMOCRÁTICA


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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADES

MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y EDUCACIÓN PARA LA PAZ

“ÉTICA APLICADA

Y DEMOCRACIA RÁDICAL”

Por Adela Cortina

Asignatura: Teoría Democrática.

Docente: Dra. Karina Esther Grégori Méndez.

Presentado por:

Fabiola Argentina Alas Bolaños

Ciudad Universitaria, 2 de Mayo de 2013.




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SÍNTESIS

El libro que he elegido para mi síntesis, es “ÉTICA APLICADA Y DEMOCRACIA

RADICAL” escrito por Adela Cortina. Este extraordinario libro, hace una presentación

magistral de diversas posturas democráticas, describiendo con acierto la fluctuación histórica entre

dos corrientes bien definidas, a saber: La democracia representativa, asociada a movimientos de

derecha y la democracia participativa, asociada típicamente a su contraparte, es decir a

movimientos de izquierda.

Se presentan las características de ambos enfoques y sus críticas, a la luz de los ideales

democráticos presentados por las mismas teorías en análisis. Cortina plantea una nueva definición

de democracia y divide su libro en tres interesantes capítulos: El hibridismo ideológico, La

democracia Radical y los Retos de la Ética Aplicada.

CAPÍTULO 1. EL HIBRIDISMO IDEOLÓGICO

En el hibridismo ideológico, Cortina plantea que la sociedad durante siglos, enfrentó el reto de

transformar los regímenes autoritarios en modelos de democracia, y ahora que se ha instaurado

una democracia en la mayoría de países del mundo, se asume un nuevo reto, que es el de la

consolidación de una verdadera democracia, una que sea auténtica, el establecimiento de un

modelo que ella denomina: “DEMOCRACIA RADICAL”. Esta definición adoptada por Adela

Cortina, se aleja de posturas claramente identificables, como la teoría anárquica o marxista y los

modelos comunitarios de democracia. Las razones son las siguientes: En relación a la teoría

anárquica o marxista, se puede decir, que los defensores de este modelo perciben la democracia

como la superación de cualquier forma de dominación política (ya que la ven como una forma de

opresión ejercida por la clase dominante) de modo que sus ideales giran en torno a una sociedad

sin clases, donde pueda desaparecer la política estatal y en su lugar se fortalezca la relación social

entre productores libremente asociados, que desde su libertad organizarán la vida económica y

política; y estas formas de poder corruptor absoluto, serán sustituida por el conjunto de mujeres y

hombres, que tomen sus decisiones mediante asambleas participativas. La Democracia Radical que

plantea Cortina, se aleja de este planteamiento por una sencilla razón, ella propone que si es

necesaria la superación de los modelos clásicos de democracia para la instauración real de metas

moralmente deseables y técnicamente realizables; sin embargo, difiere de los anárquicos, en que es

imposible prescindir de la política, ya que ella es la forma inevitable de organización social; no cabe

por lo tanto, exigir su eliminación, sino garantizar que sus formas sean legítimas y justas. En

relación al movimiento comunitario, es importante resaltar, que sus bases reivindican la idea del

hombre como animal político en el sentido aristotélico, donde únicamente en sociedad se es capaz

de obtener la perfección y la felicidad. Para este grupo entonces, la democracia radical es la

participación de todos los ciudadanos en la toma de decisiones y su ideal político es la antigua

Grecia, es aquí donde señala que este ideal no resulta ni moralmente deseable, ni técnicamente

realizable. Es en este punto, donde Cortina presenta una profunda insatisfacción con dichos




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“…la que respetando la diversidad de facetas humanas y de esferas sociales, reconociera sus

compromisos en el campo político y se empeñara de cumplirlos, abandonando todo afán de

colonizar otros ámbitos (…) la que afrontara el reto de tomar en serio, en la teoría y en la

práctica, que los hombre concretos, son raíz y meta, si no de todas las cosas, si al menos de

las que les afectan, que son interlocutores válidos y por tanto, han de ser tenidos

dialógicamente en cuenta” (Adela Cortina, 1993)

planteamientos, ya que no proponen alternativas viables de realizarse en la vida práctica, y hace

una magistral introducción a su modelo de Democracia Radical y Éticas Aplicadas.

Postula que la democracia participativa es una aspiración moral con grandes exigencias éticas, en

donde la premisa principal debe ser que los afectados por las decisiones que se tomen, tengan no

sólo la última, sino también algo más que la última palabra.

Desde esta visión, la participación de la ciudadanía no es un debate de viabilidad, sino de mucho

más que eso, es el “reconocimiento del derecho de las mujeres y hombres concretos a

asumir su propia vida, a asumir la responsabilidad de las decisiones en las que se

juegan la vida y los intereses de las personas”. Aclarando dichos preceptos, define la

democracia radical como:

Según la autora, parece que en ocasiones al interior de las teorías de la democracia, “los grandes

olvidados son los hombres de carne y hueso, y se llega al extremo en ocasiones, de intentar

formar a los hombres para las instituciones, cuando el proceder debería consistir más bien, en

construir formas de organización social y política a la altura de los hombres” (Cortina, 2003). Esta

forma de democracia radical, posee varias características básicas:

a) Evita el dogmatismo emotivista

El dogmatismo emotivista es cuando se genera una dominación de unas personas por otras,

especialmente de aquellas que tienen poder fáctico sobre otras, haciendo uso de recursos que

tengan una concepción social de inapelables, y para alcanzar este fin, se hace uso del emotivismo,

que es cuando a las personas no se les otorgan razones, para que las pondere, sino que se intenta

causar una actitud y predisponer a las personas a actuar en una dirección que resulta conveniente

al usuario del término. Como ejemplo, se puede citar que cualquier país, institución o relación en

“La ética es algo más – mucho más - que una moda o que una cosmética.

Naturalmente puede utilizarse como maquillaje en la política y en las empresas o

como mercancía en las publicaciones, ya que al cabo todo puede ser convertido en

cosmética, en mercancía y en moda, pero si puede usarse con fines espurios es

porque ya tiene un valor para el público, porque es un reclamo que sirve para

movilizar sentimientos y voluntades”. (Adela Cortina, 1993)




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la que se aplica el predicado “democrático” merece, al menos verbalmente, la aprobación general y

las personas tienden a aceptarlo sin cuestionarlo.

b) Evita el imperialismo político.

Esta segunda característica hace referencia al fallo de entender la profundización de la democracia

como una extensión de los mecanismos de la democracia representativa a otras esferas, (medicina,

trabajo, educación, ciencia, etc.) no solamente la democracia entendida como el ejercicio de

derechos políticos clásicos como la participación exclusiva a través del sufragio.

c) Constituye una democracia de nueva izquierda.

La democracia Radical, consolida una nueva democracia asociada a la izquierda, pero no retoma

los ideales clásicos del comunismo, sino del socialismo, viendo el socialismo no como un fin, sino

como un medio procedimental para el logro de la democracia radical.

CAPÍTULO 2. DEMOCRACIA RÁDICAL

Su capítulo de la democracia radical plantea en primer lugar, que la clasificación más abarcadora

de los modelos de democracia sería la que distingue entre democracia directa o participativa y la

democracia liberal o representativa. En la primera se entiende no sólo que el pueblo es el titular

del poder, sino también quien lo ejerce, de modo que la participación del pueblo en el gobierno,

consiste en un ejercicio directo del poder, siendo posible en este caso hablar claramente de un

gobierno del pueblo; mientras que la democracia liberal o representativa consiste en un sistema de

gobierno que cuenta con representantes de los intereses y opiniones de los ciudadanos en el

marco del imperio de la ley; se trata pues en este segundo caso de un gobierno querido por el

pueblo. En lo que respecta a la tradición participativa, suele tenerse por una tradición de

izquierdas, como muestran claramente algunos de los nombres que la componen. Por su parte, la

tradición liberal, se entiende como una expresión de derechas. Ambos modelos descansan en

concepciones antropológicas diferentes. El liberalismo y la democracia tienen raíces diversas, la

defensa de la libertad el primero, la de la igualdad en la participación, la segunda; de suerte que el

auténtico demócrata siempre exigirá una mayor participación de los ciudadanos y confiará en ellos,

mientras que el liberal, por el contrario, continuará abogando por una limitación del poder política

y por un gobierno representativo. En razón de esto, Cortina termina asociándose a una tradición

de izquierda y presenta el objetivo primordial del participacionismo en las siguientes palabras:

“hacer de cada individuo un miembro activo de una comunidad cuyo bien coincide con el

individual”. Según el participacionismo, el individuo es capaz de darse leyes a sí mismo y de

reconocerlas como válidas sólo si cree que pueden ser reconocidas universalmente como tales, de

suerte que en la noción misma de sujeto autónomo se encuentran estrechamente imbricadas por

las nociones de sujeto y de intersubjetividad. Por eso en la vida política una ley sólo podrá ser

justa si todos los ciudadanos pueden quererla. En medio de la complejidad y dificultad de

implementación práctica de este postulado, el participacionismo tiene como positivo, la

irrenunciable noción de autonomía y la posibilidad de optar por intereses generalizados. La teoría




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de la democracia participativa tiene una función felicitante, ya que a su juicio, los hombres gozan

con el ejercicio de sus capacidades y por eso una sociedad logra mayor felicidad cuando promueve

el mayor desarrollo posible de las capacidades de los individuos; y puesto que una de esas

capacidades, es la de participar en la vida pública, la democracia participativa, comporta el

crecimiento de la comunidad en intelecto, virtud, actividad práctica y eficacia; mientras que los

individuos desarrollarán sentimientos altruistas que son para ellos fuente de felicidad. Las distintas

corrientes participativas convienen en considerar la democracia, no como instrumento al servicio

de fines privados, sino como una forma de vida, valiosa por sí misma, puesto que respeta y

fomenta el carácter auto legislador de los individuos, potencia en ellos el sentido de la injusticia, al

considerarle capaces de orientarse por intereses generalizables, y no sólo por los individuales y

grupales, y es por ello, fuente de autorrealización. Poner en obra todos estos caracteres, es sin

duda el gran reto de la democracia participacionista, sin embargo, existen diversas propuestas de

implementación:

El modelo de democratización de los sub sistemas sociales: Este modelo propone

mantener en lo esencial el sistema político de democracia representativa con algunas

correcciones poco profundas como son: las reformas en las elecciones, la introducción de

las consultas populares, la participación del pueblo en planificaciones a largo plazo, los

pasos para una des-oligarquización de los partidos, y la democratización de las

instituciones tradicionalmente no políticas, como las escuelas, universidades, fuerzas

armadas, entre otras acciones.

El modelo de descentralización política plantea de la democracia representativa

debería eliminarse y en su lugar, surgir dos instancias tomadoras de decisiones de

obligatoriedad: a) Las unidades sociales de base, de las que arrancan las decisiones y b) una

instancia central, que ha de mantener el orden y coordinar las tareas.

El modelo de la democracia fuerte comunitaria, presentado por B. Barber en su libro

“Strong Democracy” plantea un nuevo tipo de democracia, una que reconoce

abiertamente la existencia del conflicto en la sociedad, pero a diferencia de cualquier otro

modelo, piensa que el conflicto puede transformarse en cooperación a través de la

participación ciudadana, deliberación pública y educación cívica.

Los modelos basados en la ética discursiva de Habermas, esta teoría caracteriza al

hombre como “aquel tipo de ser que muestra – o que podría mostrar – competencia

comunicativa, de modo que debemos considerar a todo hombre como un interlocutor

facultado para decidir acerca de la correlación de las normas que le afectan; y puesto que

toda antropología – tradicional o hermenéutica-trascendental – comporta

irremisiblemente una antroponomía, colige el estudioso de la ética discursiva que de la

afirmación anterior deriva la exigencia de que el hombre que participe de forma

significativa en la vida política, en las deliberaciones y decisiones acerca de las normas que

le afectan.” (Cortina, 1993).

Para Adela Cortina, la democracia participativa debe trascender del dogma y de la ideología que

divide y separa. Debe considerar la participación como forma de vida y fomentar la educación en

civismo. Deben existir oportunidades suficientes y necesarias para brindar a las ciudadanas y




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ciudadanos la posibilidad de expresar sus opiniones y sobre todo de poder incidir en la toma de

decisiones sobre aspectos que afectan sus vidas. El modelo de funcionamiento estatal debe

aperturar espacios de participación pero no institucionalizarlos, ya que se perdería la autonomía

y la libertad en el ejercicio de la opinión. Debe existir una constante y profundo trabajo de

protección y promoción de los derechos humanos, y las respectivas adecuaciones estatales. No

puede existir una verdadera democracia participativa sin el ejercicio de valores como la solidaridad

fundamentados en una sólida moral y ética y finalmente, la democracia debe permear no sólo el

ámbito político, sino también moral, médico, psicopedagógico, científico, entre otros.

CAPÍTULO TRES. RETOS DE LA ÉTICA APLICADA.

Finalmente, en el tercer y último capítulo Adela explica que existe una necesidad cada vez sentida

de dar respuestas con altura humana a problemas como la destrucción de la ecosfera, el hambre

en el mundo, el racismo, la prepotencia, las guerras interminables, la moral de la política y de los

políticos, la conducta de periodistas y empresarios, el sentido de las profesiones y las instituciones,

la presunta neutralidad de la economía o los problemas de decisiones médicas en casos de

conflicto moral; todo ello ha puesto a la ética contra las cuerdas y la obliga a proporcionar

principios que ayuden a la toma de decisiones o a quedar “descalificada por K.O. técnico”.

El término ética, desde un punto de vista etimológico, nos remite al vocablo griego “ethos”, que

significa fundamentalmente “lugar donde se habita” (morada) y también “modo de ser” o

“carácter”. Un tipo de saber llamado “ética” tendría entonces por objeto el carácter, el modo de

ser desde el que los hombres nos enfrentamos a la vida, pero no el temperamento con el que

nacemos, sino el modo de ser del que vamos apropiándonos a lo largo de nuestra existencia. El

“ethos” será esa segunda naturaleza que sólo los hombres podemos adquirir, el fundamento de la

praxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos. El vocablo latino “mos”, del que moral

deriva, significa también un modo de vida del que nos hemos apropiado, en el nivel de los

sentimientos, la costumbre y el carácter. El quehacer que se encarga del análisis reflexivo del

quehacer moral, es la ética. Las tareas fundamentales de la ética son; Dilucidar en qué consiste la

moral, intentar fundamentar la moral e intentar una aplicación de los principios éticos descubiertos

a los distintos ámbitos de la vida cotidiana. La ética aplicada se enfrenta además, a tres dificultades

muy sentidas: No se puede convertir en una moral más, no hay ética mundialmente aceptada, y

cada ámbito de aplicación de la ética tiene peculiaridades ineliminables. Finalmente, para Cortina la

ética aplicada debe ser regulada desde el accionar de seis postulados o hipótesis:

1. No es siempre necesario el uso de la racionalidad estratégica, más bien se debe emplear

una racionalidad prudencial.

2. La estructura de la ética aplicada no es deductiva ni inductiva, sino que goza de la

circularidad propia de una hermenéutica crítica, teniendo como principio ético que se

modula de acuerdo a cada ámbito en particular.

3. En la toma de decisiones se debe tomar en cuenta, la actividad realizada, los valores,

principios y actitudes necesarios para alcanzar la meta en esta praxis, los valores y




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principios que surgen de la modulación del principio ético dialógico en esta actividad

concreta, y los datos descritos del modo más completo posible para cada situación.

4. Se requieren distintas tradiciones morales para dar respuesta a los retos de la moral.

5. Cada tradición moral tiene un peso específico para cada ámbito de aplicación de la ética.

6. La ética debe entenderse con una dimensión cívica, de la potenciación de este proceso,

depende la esperanza de crear una democracia auténtica, una “democracia radical”

La autora finaliza presentado debates en torno a las tareas éticas en la política, la educación, la

medicina, la investigación, las organizaciones y otros contextos, así como enfatizando en la idea de

que resulta virtualmente imposible construir una sociedad auténticamente democrática contando

únicamente con individuos técnica y socialmente diestros, porque tal sociedad ha de sustentarse

en valores como la autonomía y la solidaridad que componen de forma inevitable la conciencia de

las instituciones democráticas. Entiende la autonomía como el ejercicio de la libertad, el derecho a

gozar de un espacio de libre movimiento sin interferencias ajenas, en el que cada quien puede ser

feliz a su manera, incluyendo el derecho a participar activamente en las decisiones sociales que le

afecten, con la suerte de que la sociedad reconozca a cada ciudadano como “legislador”. La

solidaridad por su parte, es la actitud personal dirigida a potenciar la trama de relaciones que une

a los miembros de una sociedad, pero no por afán instrumental, sino por afán de lograr con los

restantes miembros de la sociedad un entendimiento y una actitud social dirigida a potenciar a los

más débiles. En un mundo de desiguales, sólo políticas que favorezcan la igualación de

oportunidades pueden tener legitimidad.




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UTILIDAD DEL TEXTO

Una de las secciones de mayor importancia y utilidad del texto, lo constituye el hecho de

presentar de una manera amplia la definición y características del modelo democrático

participativo, en razón de que dicho planteamiento es la esencia de la democracia radical.

MODELO DEMOCRACIA

PARTICIPATIVA

DEFINICIÓN Consiste en el ejercicio directo del poder como una forma de

vida que privilegia la participación en la toma de decisiones que

atañen a la vida de todos y cada uno de los ciudadanos.

OBJETIVO Hacer de cada individuo un miembro activo de una comunidad

cuyo bien coincide con el individual.

CONCEPCIÓN DEL SER

HUMANO

El hombre es un animal político, en el sentido original griego,

según el cual el hombre, para realizarse plenamente necesita

desarrollar otras capacidades, como la de participar de modo

significativo en los asuntos públicos, es decir en la decisiones y

deliberaciones que afectan a la comunidad en la que vive, y por

tanto a él mismo, puesto que los intereses del individuo

coinciden con los de la comunidad.

CARACTERÍSTICAS

DEL MODELO

La primera tarea de la democracia es desprenderse del halo que

le circunda de un dogma indiscutible y someterse a la crítica y al

discernimiento, ya que sólo así podrá consolidarse como un

medio más simple, para satisfacer aspiraciones humanas.

No puede renunciar totalmente a los legados de sus

predecesoras, sino que debe tomar lo mejor de cada modelo de

democracia, en aras de consolidar una democracia auténtica.

La democracia participativa no será nunca posible sin el ejercicio

de una moral y ética aplicada.

Se sustenta en el principio del derecho igualitario al desarrollo.

Promueve la justicia, es decir la capacidad de deliberar y decidir

según intereses comunes, y no sólo según intereses individuales

y grupales,

Debe asumir una posición crítica ante la democracia

representativa por sentirla falta de participación ciudadana.

Debe evitar que grandes grupos de la población permanezcan

políticamente apáticos.

Aboga por el deseo de que se realice el ideal democrático de la

igualdad política, es decir, de igualdad de poder en la toma de

decisiones.

La aspiración a la autorrealización consiste en conseguir




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individuos plenos y una sociedad armónica, fundada en la

solidaridad.

Tiene una función felicitante, ya que las mujeres y hombres

gozan con el ejercicio de sus capacidades.

La democracia se considera una forma de vida, valiosa por sí

misma, puesto que respeta y fomenta el carácter auto legislador

de los individuos, entre otras.

CONDICIONES PARA

SU APLICACIÓN REAL

“Sin la conversión del corazón de cada mujer y hombre

concreto, sin su convicción sentida del propio valor y del de

cualquier otro hombre concreto, el orden jurídico y político es

impotente incluso para defender unos mínimos de dignidad…No

hay hombre nuevo sin conversión del corazón: ahí radica

nuestra más profunda autonomía…Quien toma en serio el valor

de todos los hombres concretos se sabe y siente responsable de

ellos, y de ahí que se le abra un mundo bien distinto al del

derecho, el recelo, la defensa, el contrato: el de la solidaridad

positiva de quien se sabe ante su corazón responsable de

cualquier otro” (Cortina, 2003. P. 155)




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COMENTARIO CRÍTICO

La lectura del libro “ÉTICA APLICADA Y DEMOCRACIA RADICAL” escrito por Adela

Cortina fue especialmente nutricia, pues a través del análisis y síntesis del texto, se puede llegar a

una compresión histórica de los intensos debates en el tema de la democracia, especialmente

aquellos vinculados a la contraposición de la democracia directa o participativa frente a la

democracia liberal o representativa. Este arduo debate, y la conceptualización de términos como

libertad, igualdad, participación, o incluso felicidad, resultan cruciales, pues de estas definiciones

resultan las formas en las que se organizará la vida política, económica y social para cada ciudadana

y ciudadano.

La autora plantea una idea que viene a complementar el debate histórico, y que a mi juicio le da

una solución simple. Nos propone como clave, el establecimiento de una teoría de hibridismos

ideológicos, donde el ejercicio de la democracia debe ser fundamentalmente de naturaleza

creativa, diversa, pero ante todo solidaria y ética, y que tendrá como fin último el logro del bien

común en toda sociedad civilizada, por encima del logro de cualquier interés personal o

económico.

La ética aplicada, como ciencia que ofrece respuestas claves ante los problemas morales de la

sociedad contemporánea, es la clave para la consolidación de un gobierno que garantice la toma de

decisiones justas y promueva el reconocimiento, respeto y protección de los derechos humanos.

La ética permitirá que los grupos vulnerables sean visibilizados y atendidos en sus necesidades

particulares, facilitará que todas las personas involucradas en la toma de una decisión, sean

tomadas en cuenta, facilitará que todos los espacios de la vida cotidiana sean un espacio para

crear, decidir e innovar, en fin, promoverá la democratización radical.

Sin embargo, la ética siempre hará alusión a una ciencia del carácter, entendiendo el carácter

como los componentes de la personalidad socialmente aprendidos, como nuestra forma de ser,

pero que de alguna manera, también es introyectada a través de los entes socializadores como la

escuela, la iglesia, la familia, los medios de comunicación y la sociedad en general y que al final,

configuran lo que somos, lo que hacemos y lo que esperamos de la vida; esto supone por lo tanto,

que parte de las soluciones éticas que permitirán y facilitarán un cambio de regímenes autoritarios

a democráticos, y de democracias en fase de transición a democracias radicales y consolidadas,

necesariamente conllevan a una “conversión del corazón”, una comprensión genuina y personal de

que cada ser humano, cada ser vivo y en general, cualquier forma de vida que nos rodea, es valiosa

y necesita ser protegida, tomada en consideración y dignificada en todo momento y lugar.




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BIBLIOGRAFÍA

Cortina, Adela. 1997. “Ética aplicada y democracia radical”. 2° edición. Madrid. Editoriales Tecnos.

Síntesis_ética Aplicada y Democracia Rádical

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