SinTácticas II

7/26/2019 SinTácticas II

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- SinTácticas II - Martín Moureu-

Sin tácticas (II)

Martín Moureu

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La soberana realidad de la escritura

Más que una doble lectura, imagino una lectura de doscaras en el juego que propone el título: estamos antecuestiones sintácticas, ya que estamos ante un libro depoesía, y lo que en ese libro encontramos es una actitudante el mundo que carece de tácticas para encararlo yuna escritura que dejó cualquier táctica previa de lado,pero no porque las tácticas estén completamente

ausentes –nunca pueden estarlo donde hay escritura,aunque sea de manera implícita– sino porque no sirvende mucho ante la irreparable ajenidad de lo querealmente existe o ante la potencia autónoma de la letraescrita. Lectura de dos caras, en el sentido de quehabría que atender a las dos a la vez si se quiere leeresta poesía como ella lo demanda, y tal vez así haya queleer poesía siempre, podría uno decir si uno estuviera en

trance de sentenciar verdades definitivas, pero algo pocomenos que imposible después de leerSin tácticas (II) esanimarse a proferir sentencias definitivas, porque lodefinitivo queda descartado del mundo de lasposibilidades si uno se tomó en serio la experiencia delectura, y nada hay que la lectura –la relación con elmundo que propone esta lectura– permita establecer o

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fijar: “si/ buscarle sentido/ a la vida acaso/ más no sea

que/ un exceso de/ literatura”, se pregunta un poemaque es al mismo tiempo un “memento mei” y una“funeral milonga al padre”, entre muchas otras cosas.Si buscarle sentido a la vida, o a lo que sea, es un excesode literatura, según se constata a cada rato en estospoemas, eso no les impide sostener esa búsqueda, aunsabiendo que no lo habrán de encontrar al sentido, oque lo que habrán de encontrar es la ausencia de

sentido, o apenas algunos atisbos provisorios, porque esesa búsqueda una de las fuerzas que animan laescritura y porque buscar es, en buena medida, estar vivo, y lo que más que nada puede decirse de laescritura de Martín Moureu es que está viva, es decirlate, respira, se mueve, elige sus propias direcciones,desobedece, desconcierta, sorprende, lo obliga a uno apreguntarse qué es lo que tiene ahí delante, o lo que ahídelante de uno ocurre mientras se suceden las palabras,las oraciones, los versos. Pero es para eso que está laliteratura, o cierta literatura, como la de Martín Moureu,hasta para burlarse de sus propios excesos y marcar lainsalvable distancia entre la literatura y el mundo delque ella intenta dar cuenta, sabiendo que no lo habrá delograr pero intentando igual, porque el intento es ellogro, cuando el logro al que se apunta es la potencia dela escritura, esa otra realidad que, en cotejo con larealidad externa a la literatura, la completa, la haceexistir más, porque ya nada es lo que era después de quela literatura lo rozó.El mundo, eso que llamamos “realidad”, no se conformahasta que el pensamiento hecho escritura se ocupa de

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él, o, dicho de otro modo, es la escritura la que completa

la vida (suponiendo que la vida pueda ser completada), o bien, un tanto mallarmeanamente, el mundo está paraser leído, para suscitar textos que se le sobreimprimaninterrogándolo, haciéndose cargo de lo que laexperiencia de vivir suscita y que pide resolverse dealgún modo, aunque sea provisorio, en pensamientoescrito, en la mente o, mejor aun, en una página. A esepedido parece responder la poesía de Moureu, al menos

en la primera parte de este libro –aunque no deja dehacerlo en las otras tres, de modos más soterrados oindirectos–, cuando, atento a que la realidad, la máscomún y corriente de las realidades, encierra problemas, y problemas que no se resuelven pero disparan elpensamiento, revisa el fútbol o la vida en pareja, opostula que “nacer es una complicación de átomos” opone en marcha una infinita red de asociacionesmentales a partir del momento en que en el televisor latransmisión satelital se interrumpe y deja nada más queun fondo lluvioso de pantalla, suficiente para que ungozoso fluir del pensamiento analógico se desate,involucrando la estatuilla de la virgencita que cambia decolor según el clima, el recuerdo de lo que era dormircerca del mar, la muerte de una ballena varada en laplaya, la similitud entre tomarse un vaso de agua yasomarse a la superficie para respirar, entre otroshechos que la mente o la escritura registran y ponen a la vista o a la lectura, para que la lectura empiece a hacerlo suyo.No hay sentencias, entonces, ni enseñanzas, ni nadadefinitivo, por más que algunas preguntas surgidas al

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paso sugieran respuestas posibles: “¿Y qué será este

afán de elaborar/ un lenguaje propio sino aceptar/riesgos de incomprensión?”, “¿en/ qué se diferenciaaspirar a una/ recompensa en el más allá a poner/esperanzas en salvarse con el Loto?”, “¿Cuándo nosdaremos cuenta de/ que al final nos definimos por/ laspreguntas que nos hacemos?”. Se pregunta porque,como ya fue dicho, buscar es mantenerse vivo y de loque se trata, entonces, es, en vez de encontrar algo que

dé alguna seguridad, de ir atisbando extrañado, oespecular posibilidades de mundo o de sentidos posiblesdel mundo, o jugar un poco con todo eso y con losmateriales de la lengua para que la poesía se concrete, oalgo que llamamos poesía –una consistencia de laescritura, una voluptuosa desenvoltura de las palabras,o del pensamiento en las palabras, un juego entre laspalabras y lo que se espera de ellas, o entre las palabras y la realidad– se materialice en la página, empiece a viviren la página al encontrarse con el ojo ávido o curioso ysiempre un poco desconcertado del lector.No podría, por eso mismo, decir qué es lo que estáhaciendo o está proponiendo Martín Moureu en estelibro. Porque él tampoco lo sabe, probablemente, o almenos lo que caracteriza a la mirada o a la actitud quesubyace en estos poemas es un no saber, un hacer sinsaber o, más exactamente, un puro tirarse a que sea laescritura –ese modo que tiene el pensamiento dematerializarse por fuera de una corteza cerebral y hastaindependientemente, en cierto modo, de ella– la quedecida, sin tácticas ni programas previos, guiada porrazones sintácticas, si es que la sintaxis es, como dicen,

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la forma en que se combinan las palabras, fórmula esa

–“forma en que se combinan las palabras”– que podríaser también la de la literatura o la poesía. No es pocacosa asistir a las formas de combinar palabras que vaencontrando Moureu, o, dicho de otro modo, a lapráctica de su oficio de poeta o a los modos en que sepermite el placer de escribir. Esa es la cuestión: producirtextos con la consistencia suficiente como para merecerestar ahí, ante los ojos del lector, para que el lector los

disfrute, si acepta el desafío. Es decir, si disfruta eltrabajo de leerlos, que no es simple, aunque en algunospoemas lo parezca o juegue a serlo, ni se ajusta siemprea pactos de lectura que uno ya domina, lo que lo vuelvemucho más interesante o poéticamente productivo, noimporta si en la propuesta del texto hay un preguntarsepor el sentido de lo que se vive o un juego verbal, o lasdos cosas, o una reflexión sobre la escritura, o ladesconstrucción de una frase casual, o una humorada ola expresión de un deseo o el súbito descubrimiento deque morir debe ser algo bastante parecido a estardesconectado del chat.¿Todo cabe acá, entonces? No tanto, pero sí mucho, ymuy diverso, y a menudo imprevisible. Desde el registroextrañado y la desesperanzada interrogación al mundocircundante que predominan en la primera parte, “Matecon pizza”, a la hiperculta y barroquísima fruición de los juegos con el lenguaje que se desatan en la última,“Góngora o el antílope” (la más politizada, dicho sea depaso), pasando, en “DCLXVI”, por el extenso relato que,en primera persona y en férreos endecasílabos, hace elDiablo de su advenimiento a esta tierra (resultado de la

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unión de una oveja y un habitante de la pampa), y una

tercera parte, “La pantera rosa”, un tanto más liviana,coloquial, cotidiana y lúdica que las demás. En realidad,poesía liviana, coloquial, cotidiana y lúdica hay en todoel libro, pero no por eso puede decirse que a la poesía deSin tácticas (II) la caracterizan esos rasgos, porque nohay modo de caracterizar esta multiplicidad a la que seenfrenta uno, el lector. Poesía cultísima y/o plebeya,reflexiva y/o jodona, provocadora y/o desolada,

desenvuelta y/o ascética, experimental y/o capaz deacogerse a tradiciones como la del soneto, o de alternarmodismos del habla argentina con recursos del Siglo deOro español y con el lenguaje neutro y distanciado delensayo teórico, tan hábil en el manejo de las reglassintácticas como dispuesta a romperlas, incapaz depersistir mucho tiempo en una sola línea, con laexcepción, tal vez, de “DCLXVI”, que es casi un librodentro del libro.En vez de elegir un rumbo y transitarlo, ir probandoposibilidades parece formar parte de la apuesta deMoureu, tal vez porque, al no haber nada que se puedaestablecer o fijar o sostener con alguna certeza, lo quequeda es abandonarse a lo que decida en cada caso laescritura, esa fuerza erótica, para lo cual tiene ante todoque valer como escritura: nada hay, por más diversasque sean las opciones, que no esté sostenido por unamoroso manejo de los elementos rítmicos y sonoros ypor un igualmente solícito criterio de elección de laspalabras, tanto en sus significados como en susconnotaciones y en sus relaciones con otras palabras. Sepresente como se presente, la poesía quiere acá importar

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por sí misma, en tanto trabajo de elaboración de la

materia verbal, para así funcionar también como unamáquina de poner en marcha el pensamiento, sin finpreestablecido y sin conclusiones posibles, como si elplacer de pensar no fuera muy diferente, al menos eneso, del que produce bailar: sería un bailar de la mente.¿Cómo se ubica todo eso en el panorama de la poesíaargentina actual? No lo sé, y no creo que nadie puedasaber ni cómo situar este libro ni cómo es ese panorama,

y tampoco me parece que importe mucho, aunqueinconfundiblemente es un libro actual y argentino, nosólo porque aparecen el PJ disidente, Floricienta, el chat,el celular o el Loto, o por palabras como “choripán”,“pendeja”, “rolinga”, “finde”, “reseteando” o “sánguche”,sino también por lo que traslucen la entonación de lasfrases y los sobreentendidos que ellas portan, la actitudanímica, las obsesiones y los problemas sobre los que laescritura se pone a girar. Pero lo que de veras importa, siuno no es un historiador de la poesía o un sociólogo dela literatura, no son esos rasgos, “argentino” y “actual”(como tampoco lo son los notorios vínculos con latradición poética), sino la tarea queSin tácticas (II) nospropone a los lectores de poesía: pensar, registrar loselementos de la vida que a uno concretamente le toca,saborear las palabras y las disposiciones de laspalabras, imaginar, relacionar, conjeturar, experimentar.Modos de hacer que viva la escritura, para que sea cada vez más escritura y así pueda entrar en contrapunto conesa otra incomprensible e improgramable disposición delas cosas que llamamos “la vida”.

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Daniel Freidemberg

Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus

padres y todo el mundo escribe libros.

Marco Tulio Cicerón

Pues (como sostiene Maquiavelo), el estudio debilita sus cuerpos, embota

los espíritus, abate su fuerza y coraje; y los buenos estudiosos no son

nunca buenos soldados, cosa que cierto godo percibió bien, pues cuando

sus compatriotas fueron a Grecia y quisieron quemar todos los libros, el

gritó en contra, que no debían hacerlo de ninguna manera: "dejadles esa

plaga, que con el tiempo consumirá su vigor y espíritu marcial."

Robert Burton, Anatomía de la melancolía.

Yo no dudo, los soldados no dudan. La duda es una jactancia de los

intelectuales.

Aldo Rico, sublevado en Monte Caseros, 1988.

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De cómo se entra a la literatura

Busco un término en el

diccionario. Advierto entonces

que tal palabra, su significado,

consiste en otras palabras y

lo que significan éstas, otras.

Vale adivinar un infinito:

un árbol de definiciones que

se abren, se ramifican,

entrecruzándose. Y a seguir

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sacando, de adentro

de cada una, más palabras compuestas

de palabras.

Imposible

volver atrás.

No hay

salida:

lugar por

donde se accede

al exterior.

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MATE CON PIZZA

(O LO AMARGO Y LO SALADO)

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Un pretexto para el mate

Lectura y escritura como sitomara mate solo. O sea,considerado el mate no más queun mero pretexto para el diálogo,en la práctica del mate solitario

se da esa paradójica comuniónde elementos que, en mi caso,conforman la experiencialiteraria: lenguaje y soledad. Así, entre uno y uno mismo,hay comunicación pero in-completa y a la vez cumplida.¿Y qué será este afán de elaborar

un lenguaje propio sino aceptarriesgos de incomprensión?En este contexto mi escrituraadmite ser entendida como otramancha de mate sobre la hoja.

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Nacimiento del agua

Sin motivo aparente se interrumpela trasmisión satelital dejandoun fondo lluvioso de pantalla.Otra vez un documental de ballenasque no termina como uno quisiera.Una respuesta, acaso, observedesde la repisa. Agua: anunciabala virgencita que muda de color

según el clima. ¿Quién podríarechazar esa verdad revelada? Porlo pronto, habrá que, definiendoun contorno de situación, resignarsea una noche sin tele, no queda otra,recalentar los fideos a baño maría.Más que acostarte en la cama esa,

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herencia de mamá, placentera, te

debiera afectar de modo semejantea la gravitación del mar cuandodormimos a dos cuadras de la playa. Agua: medio vaso aliado del celular:alarma activada. A propósito, ponésla radio sin sintonizar ningunaestación, sumergiéndote en esalluvia finita que te hace dormir.

Como las ballenas, la realidad muereaplastada por su propio peso.Conforme tu cuerpo se concentraen posición fetal, entrás a soñar,a recordar en sueños, la placenta,el nado prenatal, lo que sueñanlos bebés entre la panza, la mareainterior de la gran ballena blanca.¿Qué tan estrecho podrá ser esemargen de fluctuación, bordeentre lo flotante y lo sumergible? Algo que escapa a cualquiersano intento de comprensión. Aun así no haya lágrimas si,extravío, despertaras de golpe,tomate el vaso de agua, mineral,asomate a la superficie y respiráhondo, con calma tomátelo queen el dial esas interferenciasno enuncian tormenta eléctrica,apenas un mensaje de texto caeatravesando la radio con

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una cadenita de la virgen

maría desatanudos o unade esas que te concedenlos tres deseos.

Accidentes domésticos

Al principio nos debatíamosentre dudas fáciles: papas fritaso puré. Ni cabía plantearsesi la convivencia aseguraríaun nivel de ingresos superior

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a la canasta básica o si los hijos

importarían una experienciatrascendental. Bastaba que yo cocinara y vos lavaraslos platos: inconcebible ajustemás fiel, correspondencia másexacta. ¿Cómo íbamos a sospecharentonces tal malentendido,

un conflicto familiar acechando bajo el repasador de la cocina?Podría, si se quisiera, trazarsede la discusión un cuadrosinóptico a partir de ciertosrecortes, palabras clave que vancayendo, de disputas zanjadas vuelven y se devuelven segúnesa mezquina dialéctica de poder dondeel único criterio decisivo no esel peso de los argumentos sino quiénestará dispuesto a ceder, de talmodo, demostrándose la verdad comoun bien común y, por tanto,negociable. En fin, sólo palabras, y hasta ni siquiera eso: soncosas que se dicen en caliente.¿Cómo construir así un sentidoque nos incluya, una fe quenos abrace? A dormir sin co-mer pareciera la sentencia

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definitiva pero, ahora, apenas

me doy vuelta y compruebo que ya vas por el quinto sueño, re-signando todo lo pactado, me preguntoen qué momento el sexo pasó a serese accidente domésticoque más conviene prevenir.

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Memento mei: funeral milonga al padre, enseña del

existir lo in-significante, censura los engaños del

suyo seguro de vida y concluye su discurso con

lapidaria sentencia definiendo la igualdad ante la

muerte como inútil socialismo, fosa común

Superándose cierto punto críticoen la cadena de reaccionesquímicas que sostiene alertassignos vitales se introduceen la coyuntura una variableno prevista, una verdadcuya expresión corporal recién

ahora empieza a resolverse.Cese de-función, luego,su número de legajo archívesesu historia clínica. Lo máspronto posible suplida seatal faltante en el personal.

Cuando en la llanura naciera,

los árboles todos habían sido ya plantados, sin embargo, por másque hoy cerrase la causa urgentesurgirán preguntas buscándoleotro cauce a la retrospectivade sus días. Sin más tarea quetrasplantar a su modo, con propias

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palabras pregonaba fábulas

cristianas y a veces nos mandaba jugarle al Loto propinándonosun vuelto en monedas. Inclusosus palabras eran monedasde dos caras, aunque, pensándolo bien, el sentido no se hallabatanto en el reverso como enrecorrer el borde. Aparte, ¿en

qué se diferencia aspirar a unarecompensa en el más allá a poneresperanzas en salvarse con el Loto?¿Cuándo nos daremos cuenta deque al final nos definimos porlas preguntas que nos hacemos?

Y puestos a procesar cuánto ahorramosen las últimas vacaciones: la reforestación,la descendencia, las propias palabras y hastael trasplante de órganos parecierantornarse consuelos aterradores.Ingenua necesidad moral deun balance de bienes y deudas.Resultase, “gracias, de nada,quedate con el vuelto”, unepitafio adecuado si buscarle sentidoa la vida acasomás no sea queun exceso deliteratura.

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Besaba todo el día y no tenía tema de conversación

“No tenía”, ¿de dónde esa necesidad,

acaso urgencia, de contacto, verbal?¿no consiste, como pretenden, el tactoun acto de comunicación, de comunión,un código interno el cuerpo, la piel-alfabetoapropiándose, asignándole a cada gesto?“Tema de conversación, no tenía”, comoque fuéramos procesadores de textossimplemente, si el silencio, “besaba”, no

abriera un canal, de aire, “todo el día”,a cualquier posibilidad, más que verbal,“de conversación”, de estar ahí pero estandosin mediar palabra y no fuera posible estaren un lugar sino a través de lo dicho, “tema de”,o transmutándolo en, codificándolo, un espaciointertextual, piel-alfabeto, sobreentendiendo que

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repugnamos, aunque habitable, el vacío por in-

significante. “Besaba”, por eso “no tenía”, o“no” y, por eso, “besaba”. Con qué necesidaddebe, “todo el día”, haber palabras entre, de pormedio, entre nos, intervenir sin mayor sentidoque constatar del otro la presencia al otroextremo, encubriendo una radiación o ruido defondo o agujero por donde lo innombrablese filtre, lo no otro, lo mismo.

Sentido de Pertenencia

Por más que vivas sacando cuentas, por másque calcules la geometría de las probabilidades,las alineaciones interplanetarias; la resultanteentre peso y altura de un jugador y su relacióncon la distancia recorrida en kilómetros duranteel tiempo reglamentario no determina por quécuando nos deslizamos sobre la corteza terrestreimpulsados por nuestra estructura muscular

nos aislamos de los vejatorios efectos del tiempo.De nada valen la racha de minutos consecutivoscon la valla invicta como local en el arco que daa las vías del ferrocarril sud, la lista de penaleserrados con sol de frente, el historial favorablecontra equipos con camiseta rayada, el porcentajede pases acertados bajo la lluvia, la secuencia de

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Fibonacci tras las cifras goleadoras. ¿Qué importa

si con lo que gana por minuto equis jugadorse podría alimentar una familia tipo durantecuatro días y dos noches con postre incluido?¿Qué sabiduría puede existir en ese misticismocabal que pretende domesticar la entropíacreciente en el campo de juego? Alejandro,hasta que no proceses que los pies configuranun mapa semántico del cuerpo donde

convergen los millares de terminales nerviosasque arrastran el torrente de energía vital, conectándonos a la superficie deun planeta con núcleo incandescente,no vas a entender del fútbol el por qué.

Tan Quántica

La chica cuántica me dice que tengoel sueño cambiado: debería, según supunto de vista, desligarme del modo

binario, ahumar mi conciencia con yerbaspsicoactivas y sahumerio. Resulta, dice,impostergable instalar un socialismosin industrias ni desechos tóxicos, dondetodos podamos, consagrando una huertaorgánica en las macetas del balcón, vivir felices. Dice, “minería a cielo abierto”,

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clavándome una mirada de medusa;

“la masa se mueve por inercia”,formula. Con la boca abierta quedomasticando ese chicle mental.

Sin ánimo de contradecir ni de buscar consenso, no hay mejoropción que dejarse atravesarpor la música ambiente. Lo material,

ante los ojos verdor agua, se des-dobla en energía. Consecuentecon Heisenberg, su visión alterala conducta de todo lo que toca, yo no puedo ser más quelo que reacciona a la magnitudde sus pupilas: incertidumbre.

Tan fotogénica al incorporarse,desde cuya perspectiva extasía lacurvatura espacio-temporal en suandar, forma y fondo, hacia la cocinacon vistas a preparar un té de hierbasnaturales (sic), con tal gracia (natural,obviamente) que propicia una cósmicaarmonía entre la manzanilla y elcedrón. Cómo no colgarme viéndoladelicada en la panorámica alinearporcelana sobre una bandeja; entoncesda media vuelta y me aclara, “tan legibleno soy”, inclinando los anteojos.

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DCLXVI

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I

Cuando el planeta Tierra era más planoque un mapa de llanura pampeana

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y la Historia sus años descontara,

los átomos que ahora configuranmi cuerpo humano andaban esparcidosentre participando de las cosas.(…)Con más cara de oráculo que nuncala Lilitha anunció mi advenimientoimplorando la unión de un habitantede la pampa con una oveja negra

para engendrarme audaz pero mortal.(…)Cumplidos los planetas, las esperas y las caras, ahí se complicaron mis átomos en esta anatomía. Afuera un sucederse de prodigios: de los autos saltaban las alarmas,perdieron su señal los celulares,ganó la rifa un número impensado.Entonces lloré al verme en patria extraña, tanto me mareaba el movimientode rotación terrestre en bien nacido.(…)Corrieron mis mayores suerte aciaga:a mamá todavía parturientala arrearon con destino mataderopara ser degollada ritualmente y en un cajón de grueso corrugadola congelaron para exportación.Mi padre cayó bajo el mismo filo:“un confuso episodio entre paisanos”titularon los medios oficiales.

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Unos días después me abandonaron

en una zanja: mil vueltas carnerodi entre los desperdicios estancadoshasta ser recogido por un sabiopastor de hombres que haciéndome jugaren su regazo supo amamantarmecon sobrenatural leche de mípalo.(…)Durante siete años nos taparon

las aguas del proceso, un diluvioque nos iba a purgar de todo mal.Dentro del costillar del cachalotecrecí con lujuriosa rapidez.

II

No vengo a tocar timbre el domingoa las nueve o las diez de la mañana;redimirlos a todos de ese diosodioso es el mandado que hace un ratome tocó en un horóscopo bazooka.Con gusto asumo el riesgo por venir.(…)

Si a la hora que relaja los relojesno me dejan dormir tantas ideasinquietas como migas en la camaes la noche tras noche que me invocacon su oscuro lenguaje de lechuza.(…)Quiero ver más allá de lo evidente:

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salgo marchando a paso de turista:

sentado en el cordón de la veredaun barrendero engulle las facturasoreadas que pide en “La Moderna”.(…)Confiando en una lógica perversa,los remiseros, para atraer la lluvia,proceden a lavar sus unidadeshasta que se demuestre lo contrario.

(…)Me paro ante una casa de familia:en una cabecera el padre, frentesuyo el televisor, al lado el hijo:gestos de discusión girando en tornoal salero en la cena derramado:mi mirada traspasa las cortinas.(…)Quiero ver más allá de lo evidente:ese señor tendido en su sillónempinándose un jarro de cerveza:anclado en una piedra con un buitredevorándole el hígado de a poco.(…)Quiero ver más allá de lo evidente:un hombre que estaciona con periciasu auto frente a la casa de repuestose ingresa al comercio. La mujerdel asiento no baja, permanecefiel al puesto menor de acompañantecon todo lo que implica esa derrota. Juguetea con varios accesorios,

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rastrea una emisora en el estéreo,

cada tanto se mira en el espejoo registra el perímetro al alcancede su vista intentando distraerse.No sufre ningún tipo de conflicto,tiene la vanidad elementalde un llavero de alarma luminoso.

III

Incontenible más Inalcanzableallá del planisferio, los relojes y los espejos, soy el desconocidoque al pasar te saluda por tu nombre

sin levantar del piso la mirada.Busco puchos tirados y les pegouna pitada: voy siguiendo un rastro.(…)Dejándome llevar por una callecuyo nombre se borra con el barro,me quedé como en punto muerto, solo bajo la Cruz del Sur, sin un cigarro.

Unas latas ardiendo con olora aceite de motor quemado dabancuenta de la inminencia de un peligro.Mitad reconciliándome a la Tierra,mitad simple estrategia de defensa,en tal momento crítico trazabacon regia meada un círculo exclusivo

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cuando del pozo ciego de la noche

asomó una figura encapuchada:“¿qué onda amigo?”, me dijo el Hombre Gato.(…)-“No temas” -“Por qué habría de temerte,no tienes poder sobre mí.” -“Tu miedoes mi poder.” - tan luego conversamossobre lugares, tiempos y personas.(…)

De su morral extrajo un cubo mágico:-“llevo catorce días intentando,proyectando intrincados algoritmossin ningún resultado ni adelanto,¿a que no te animás a resolverlo?” Tomé el talismán. Dándole la espalda,una a una despegué las etiquetas y las dispuse en orden riguroso.“Vos no podés ser otro que El Enviado”-me proclamó al notarlo restaurado.(…)Cuando me relatara que un mecánicoatropelló al mayor de sus hermanosle propuse la ayuda necesariapara tomar venganza de inmediatosecuestrándole el Toro Cuatro Bocasque durmiera a la entrada de su casa.Una vez decididos lo arrancamosdel lugar sin meter bulla, despuésaceleramos una vuelta olímpicaal frenético ritmo del cencerro y ni bien se agotó completamente

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lo rempujamos hasta un tenebroso

descampado en el cual se amontonabanantiguos esqueletos de sus víctimas.Con tal de celebrar el sacrificioenseguida erigimos un altarcon cuatro grandes tacos de maderadonde lo sometimos al desguace y al final entregamos a las llamas.Repartidas las piezas más preciadas

bajamos a ofrecerlas de repuestoen el mercado negro al tercer día.(…) Antes de despedirse para siempreel de las largas uñas me dejóun paquete de yerba con un dato:“no trates de escapar si oyes las sirenas,deberás entregarles esta ofrenda y te permitirán, incluso bajosu atenta vigilancia protectora,cruzar al otro lado de la vía”.

V

Para llevar a cabo mi misiónprecisaba cumplir un requisito:haber sido iniciado en los misteriosde la casi impalpable carne blanca.No me quedó mejor alternativa,aventurarme bajo un puente en buscade cierta “Chica Bagre”: solitaria

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doncella que en sus tiempos de estudiante

supo ser la más linda del salónpero desesperada a consecuenciade un ardiente periodo de sequíaarrojóse a un canal contaminadode donde emergió en forma de mutante y una sed insaciable de justicia.(…)Usando salamín como carnada

era bastante fácil engancharlaaunque antes de tocar su piel oscurahabía que ejercer la precauciónde darle un baño en agua dulce paraevitar contagiarse de su olor y no terminar siendo convertidoen un bicho de aspecto semejante.(…) Tras renegarme tres veces seguidas besar su boca sucia por temora quedar enredado en los bigotespor fin los dos entramos en confianza.(…)Promediando la noche sublunarle concedí diez pesos a pedido y al rato regresó trayendo en manoun odre de cartón sellado herméticamentecon la marca del toro en su portada.“Si apeteces probar de mis secretosdeberás escanciar puro este flujodivino.” Sin dudar acepté el trago y la pura verdad es que si Cristo

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la cara a cara a Dios le hubiese visto

no lo habrían clavado así en la Cruz.

VIII

Al trasponer, impávido, la férrea barrera que separa la ciudad visible del barrial impenetrableme topé con un tipo de semblantetriste sentado sobre un hormigueroen actitud suicida o cuando menosimprudente. Después de revelarmeabundantes detalles de su historiaresultaría ser este hombre quiénsino el dueño del toro masacrado.“Justo esa misma tarde le hice cambiode aros, alineación y balanceo,” y me mostró las palmas engrasadascomo una garantía de verdad.Por reflejo también miré las mías,fingí no saber nada del asuntopreviniendo cualquiera represalia y muy pronto a tratar de consolarlo

le convidé de aquel vino divinocon la efigie del toro en su portadaque siempre conservaba en mi poder.Entonces, en señal de gratitud,el de las manos negras me dio el donde volverme invisible ante las cámarasque vigilan el pueblo por la noche

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pero con una sola condición:

pasar una semana sin bañarmelaborando en la fosa de un taller.

XIII

Desconocido pero inconfundible,

soy algo más que la suma de mis átomospues mi nombre completa crucigramas.No hay mapa que me pueda contener,ni los relojes pueden alcanzarme y no me reconocen los espejos.Dios está en todas partes,

no puede huirme.

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LA PANTERA ROSA

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Tutti-frutti

Tu nombre azul

en una hoja aparte,

donde va

el punto de la i

hiciste chiquitito

un corazoncito.

Lo que yo te quería decirmirándote como mordíasla birome, azul, la mordíasdesesperando llegue la horadel timbre para irnos a fumaral baño, -¿no querés, tu cigarrilloprenderlo a la brasa del mío?

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Y no faltaban los dos chicles

pegados abajo de la mesa,eso o tal vez fuera miedoa quedarme sin tema deconversación, no me digasque no te dabas cuenta. -¿Luegosi nos juntamos a subrayarlas fotocopias? -Disculpame,

odio resultar, como quien dice,monotemática, pero la vuelta quete presté la blusa, fucsia, de salir y devolvérmela como al mes y ese perfume tuyo a impulse. Todo consuelo, por más, todo,si se quiere, consolador, suponeuna ilusión. -No espara tanto, tonta, dijiste,no ves que te quedamejor el pelo suelto así yme sacaste la colita yme pusiste el pelo de lado y nada. Justo cuandoestaban pasandoel tema ese de Floricienta,el del vestido azul.Como se hizo retardehubo que llamara ver si podíaste dejaban quedarte.

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Dormir a los pies es

casi una 69.

No vidente

Nunca te animasteabrir los ojosabajo del agua.

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Nunca te animastea cogercon la luz prendida.

Nunca te animaste,nuncate animaste.

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Soledades

I

Si estoy viendo Colón-Independiente,te saludás tu imagen en vidriera. Yo me hablo con el mate solamente, vos le comés las uñas a la espera.

Soledades de un viernes con partido,después acabaremos los dos juntospara sincronizar nuestro latido.

II

Dejan de levantar la medianeralos albañiles viéndote de enfrente.Cruzar mitad cancha, ni siquiera, y el Rolfi Montenegro de suplente.

Soledad viceversa (dijo el Toloque venía a llevarse los tres puntos…)Mucho más que dos, somos uno solo.

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Aeroísla

Quisiera lejos retirarme, muylejos de este desastre ecológico,María Julia, llevarte, atra- vesando rutas migratorias

de especies en peligro, fueradel área de cobertura, fuerade toda jurisdicción, aterrizaren una isla flotante inaccesible

a los que no saben nadarsin hacer pie, zona libre deimpuestos donde vivir del aire

resulte sustentable.Seguro que hay, debehaber, lugar así.

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Sin salida

I

Volví antes y prendí la tele.La campera de jean quedóde una silla abrigando

el respaldo: no se puede vivirla vida así, con tanto miedoa mancharla romperlacomo si fuera unacampera prestada.

II

Tanto esperar el finde,¿para qué? Te volvéscon la idea fija de cerrarese círculo, el sánguchea medio comer, pensandoque salir supone exponerse, sentirse,

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no precisamente ultrajado

o invadido sino más bien comocuando viene gente de afuera y, sin permiso,te abre la heladera.

Atrás de la vía

Salís de tu casa por Arenales.Una pendeja que no sabéste saluda por tu nombre,en el bolsillo de atrásse le nota el relievede un marlboro de diez.No haberme volteado a la rolinga

el día ese que la apretéen el baño de damas, jugar a pasarnos el chicleera el único lenguaje viable.

Reunión en torno

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a un capot levantado, doblás,

NO HABRA NUNCA GORILAS EN LA GLORIAreza un graffiti sobre el paredóndel Estadio y la letrase parece a la tuya.

Superado el estupor inicial,la secuencia se acelera,un remis que se pierde de vista

mientras el ruido gasolero del motorte devuelve al 504 de tu viejo.¿No te das cuenta estássiguiendo el recorrido mismode hacer los mandados?Otra vez te quedás con ese vuelto,cosas que en un rato habránpasado y en unos díasno habrán pasado nunca.Sin ir más lejos, mirá,un perro meandoindicael lugar del accidente.

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La llorona

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Mi vieja era medio rara,

le rezaba a la estampitaesa de Perón y Evitaantes de acostarse paraque a mí nunca me llevarala llorona me decía.Por eso que me ocultabaabajo la cama míacada vez que se escuchaba

la sirena policía.

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Conexión cero

Prendo la computadora y verificoun extraño genocidio:nadie al chat conectado.Reseteando datos se me ocurre,lo más probable, sea yoel que no está, que fallemi conexión.En definitiva, morirno puede sermuy diferente.

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Troveros de fines del siglo doble equis

Que el gordo Gorosito,el único en el suburbioque tiene Direct TV y un tele en el dormitorio y su dormitorio propio,

nos cuente como es que cogenen el cine con subtítulos.

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Perder el control

En el cajón de mesa de luzel aparador detrás la cómodala repisa el botiquín del bañoplacard de la última piezaestaba mirando tvr fui a lacocina alacena o ¿en el bañono anduve? dentro del ropero

bajo la mesa o mesadala repaso de arriba abajola cama mía en los bolsillosde la campera y no aparece.¿Dónde lo habré metido si reciénrecién lo tenía en mano?

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Adentro el cajón de naftalina

tras la radio de nuevo el cajónla otra cómoda decí no es celularsino lo hacía sonar alacena cajónplacard cajón botiquín cajón bajomesada cajón bajoel repasador de la cocinarevuelvo y vuelvo la entropíala repisa de arriba abajo

del sillón cama de mamáen la campera de jean y nada.¿Pero qué hago con la puertade la heladera abierta mirandola botella de agua fríamirándola?

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GÓNGORA O EL ANTÍLOPE

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Cogollo

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¿Viste cuando te bañáis con

el calefón enchufado?¿Cómoconfundirse yoga con yogur,el buda y el budín?¿En quésemeja puto cuadrúpedo acentauro con cara de caballo?¿Con coca cola nunca regastelas plantitas?¿Nunca mordisteun pan de la edad de piedra?

¿Átropos salta u ¿Atlas soporta Atlas soporta? u Átropos salta?¿Viste que los desaparecidostodos reparecidos son?¿Tendenciaa quedar pelado o será unailusión óptica? ¿Con anteojos 3dpodría este desfasaje encauzarse?¿Estás OK o ¿Estás KOestás KO? o estás OK?

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El desarme

O sea, por poner, ponele quede medianoche al filo en junio, cuandoel himno nacional sonara ó sona-se en la radio, portátil, del sereno,la Chacarita al fondo, con cuchillade corte americano, bien cortadasse las cortaran ó cortasen alprimer trabajador/que se cumplieraó cumpliese el mandato de tal épocade transición, al cabo, como todas/la ideología del fin de,

abriendo una fisura, quizás uncorte epistemológico/ sin miembros,supiese erigir una medianeraentre la clase obrera y su partido/cortar-pegar: así nos des-armaran,-armasen para el golpe, preparándonos/por eso, que cortado se las hubie-ran ó hubiesen en ese mes de junio,

de todos los tiempistas al más zurdo,calculando así el corte carnicero,cartesiano, que al diez, se las hubiesen,hubieran, las, cortado así, con clase,sin dejar cicatriz visible pesea que lo trasmitieran en directopor todos los canales, todo en vivo,

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ya no al sereno amparo de la media-

noche, sino delante de las cámaras,sin anestesia, cuando aún resona-ra del partido, el himno ó resonase.

Cuentan las malas lenguas malhabladas

Que el gremio de domésticas empleadaslleva como bandera a la victoriacinco nubes a media asta anudadas.No habrá nunca gorilas en la gloria.

Se nota vieja más chusma la Historia

barriendo las veredas repasadassin pensar que a esta altura tu memorianos vendió cantidad de horas usadas.

Patria que sangra como un cielo herido,¿la JP o el PJ disidente?- dos negros renegados del partido.

¿Qué guitarra te acuerda al siglo veinte?¿Cómo va haber lugar para el olvidodonde sólo el pasado está presente?

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Ayacucho de heroicos asadores

Por tu choripán épico Ayacucho voto a Dionisos, Zeus y su aguiluchode mecánicos toros domadores.

Con el lunar influjo de la barrasubirá de cerveza una marea, bailar cumbia con vos puede que seacomo hacerle el amor a una guitarra,morocha,

si las noches más intensasreclaman libertad para tus trenzasal margen de los ritos oficiales

si es de vino tu néctar y ambrosíadejá que así te viva la alegríasin sospechar que hoy somos inmortales.

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hamacaparaway@hotmail

Si te además y más en putas

ganas, si en desatendida camamasturbases tu insomnio, si a la insípida

rutina como al fideo recalentadoo de caída en un melancoholismoque nos hubiera proletariado talresentimiento: capital simbólicoacumulándose en un cuarto oscuro de lanuestra conciencia de clase. Ayallá paraguay: cada cinco

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cuatro mueren sin vista a la mar.

Tocaya la tacuara y de lunasubtropical. Relamiéndomeen seminal semántica te invitoamacanarte de antemano,a placer conmigo y completo,que poses no euclidianasen mi hamaca paraguay.Flujo candente en turbia madre-

selva, billetera de pura comisura,así me abra la noche y media. A cara me lame la manzana,hamacando en mi cintura de cumbiaacabaremos cuánto hasta perderla cuenta como si la deudaexterna no acabara. Encimaeste físico bárbaro te pesalo que una billete de a ciento.

AJEDRáGORAS

Juego del ajedrez, máscara auténticadel alma migratoria de Pitágoras. Allí, como en un diálogo de ágoras,cada cosa a espectral número idéntica.

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La tremenda batalla, mera táctica;

el campo, un cuadrilátero teórico.Dentro del crucigrama pitagórico,ni siquiera un lugar para la práctica.

Lo mismo que antes, cuando su depósitoun cuerpo humano y humana su otra cáscara,hoy entre cándidos vándalos, y tétricos,

Pitágoras tenaz en un propósito, el propósito propio de una máscara para sus geométricos escándalos.

Sin tácticas (II)

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Patria para firmar pactos de sangre

además la atracción que ejerce un cuerpoen la naturaleza de otro cuerpo,las ganas de rimar sangre con sangre.

¿Abreviarán el tiempo de la patrialos callejeros nombres de algún barrio?Hoy encontraron dos cuerpos en mi barrio,también dieron su sangre por la patria.

(Ver: “Un experimento con el tiempo”,de Dunne, “La llama doble”, de Paz, “Cosmos”,de Carl Sagan, Laercio: quinto libro.)

Y sin más (sin más pérdida de tiempo)en sangre cuerpo barrio patria cosmosla fórmula resuelta de este libro.

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Copyright

Haz de este libro siete (7)

copias y repártelasentre tus seres más queridos

que en una semanita a más

tardar serás gratificado.

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EPÍLOGO

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1. Esa idea hecha pregunta sobre “¿Cómo va haber lugar

para el olvido / donde sólo el pasado está presente?”incluye el recurso desplegado en “Sin tácticas (II)” comoun modo de funcionamiento que no provoca respuestasnecesarias, sino la ambición de la precipitación de larealidad en el poema. Martín Moureu parece conocer queel olvido es parte de un presente cuya velocidaddesbarata cualquier mirada retrospectiva. Pero, de todosmodos, ¿qué es lo que puede verse como pasado llegado

de la mano del presente? Lo que puede observarse es ladistópica apariencia de mundos microscópicos, mundosde carencia, mundos, al fin, intercambiables con la solarazón de sacarle a la experiencia su moral discursiva. Elolvido es una construcción del presente, y por esorecrearlo es sobornar a la memoria para que ésta noreproduzca el hallazgo de la conmiseración.

2. En “Sin tácticas (II)” se plantea algo así como unacartografía del deseo amoroso, pero un deseo que no escelebratorio sin pura interpelación. Moureu edificasucesos sin paisajes, porque su poesía tiene unasobrenaturaleza donde lo real se expone como una banalidad de referencias. En sus ojos no se cifraninguna cosa apolínea, y en sus oídos, es decir, esaforma de escuchar la escritura sin letra que propone lacotidianidad, hay una estructura que posee un laberintosin cruces y con salida conocida. Esa idea, expuesta enun poema como formulación, donde se pregunta cómose puede hacer el amor con subtítulos, habla de unaescritura anterior a la palabra, y en ese acontecimientosigiloso (en “Troveros de fines del siglo doble equis”),

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Moureu habla desde los despojos de una época de

ausencia laboral, de una falta de solidaridad entresemejantes, y de las migajas de un derrame económicoque nunca llegó. La poesía siempre es política, pero lo esaún más cuando se alude a los hechos pero se elide lossucesos a través de concatenaciones que siemprederivan en procedimientos líricos. Así es la poesíaMoureu, y sobre todo se afirma en esa asociaciónsintagmática del último poema (“sangre cuerpo barrio

patria cosmos”), lo que emparenta la lírica de nuestroautor con otro como Martín Rodríguez.

3. Si se pudiera sondear las influencias de Moureu,habría que verlas en sus contemporáneos. Son lossignos de los tiempos, pero también esa noción dondelos territorios se abren como cuerpos, y viceversa. Adiferencia de otros tiempos, el mundo deja de ser unasuperficie, para ser un sobre relieve. Tal cual la lenguade “Sin tácticas (II)”, y asimismo el compromiso con ellenguaje que desarma sus propios fundamentossintácticos para operar en el verso, y volverlo inclusiónposible de un lirismo de frecuencia poco visitada.

Mario Arteca

SinTácticas II

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