SIGUE LA REGLA DEL 60/30/10 PARA COMBINAR COLORES CON ÉXITO Estamos terminando de estudiar la clase del color, que nos ha llevado más de un mes. Hemos visto los colores primarios, secundarios, terciarios. Los colores cálidos y fríos. Hemos hecho el círculo cromático y estudiado la armonía del color distinguiendo los colores complementarios, análogos, adyacentes y en triada. También hemos hablado mucho sobre la psicología del color, como inciden los colores en nuestros estados de ánimo. Cerraremos este capítulo del color, una vez revisado, ordenado y comprendido el color, aplicando una regla básica en interiorismo: 60/30/10, que nos ayudará a combinar los colores con gran éxito en nuestros proyectos de decoración. Debes escoger un color dominante y usarlo en el 60% del espacio, otro secundario para que esté en un 30% y un último color para el 10% restante. ¡Conseguirás un ambiente lleno de equilibrio con el uso adecuado de tres colores! Se trata de conseguir trasladar a nuestras estancias la proporción ideal. En la naturaleza se llama proporción áurea, en la industria de la perfumería se denomina fórmula maestra y en interiorismo lo aplicamos combinando colores, bajo la regla 60/30/10. Quizá su descripción no es muy poética, pero funciona divinamente para que no nos quedemos cortos y nuestras estancias resulten simples y sin fuerza o las convirtamos en un batiburrillo de colores sin orden ni concierto. Se trata de aplicar el color en su justa medida. El color dominante, en el 60% del espacio. Es el primero que atrae la mirada y debe teñir más de la mitad de elementos. Suele ser el color de las paredes, pero se puede utilizar donde se quiera mientras estemos seguros de que está presente en el 60% del espacio. Mejor si es neutro, para que el resultado sea tranquilo y luminoso. Si aplicamos un tono más potente, entonces el resto tendrán que ser neutros para no saturar. El color secundario, en el 30% del espacio. Es el color que da interés. Normalmente se usa en los muebles, aunque se puede reforzar con cortinas, cojines, alfombras... Tu color favorito es una buena elección como secundario para complementar al dominante. Muchas veces, es que el más destaca dentro del ambiente. El color de acento, en el 10%. Aunque es el menos dominante, es muy importante. Es el broche final, como las joyas o complementos en nuestro atuendo personal. Los complementos como cojines, cuadros, jarrones son los que darán este último toque de color. Se puede jugar con varios tonos de una misma gama para que no quede plano. Además, como los complementos son fáciles de cambiar, es fácil seguir las tendencias cromáticas de cada año con ellos sin gastar mucho dinero. https://www.youtube.com/watch?v=r92vhfKodWM
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SIGUE LA REGLA DEL 60/30/10 PARA COMBINAR ......SIGUE LA REGLA DEL 60/30/10 PARA COMBINAR COLORES CON ÉXITO Estamos terminando de estudiar la clase del color, que nos ha llevado más
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SIGUE LA REGLA DEL 60/30/10 PARA COMBINAR COLORES CON ÉXITO
Estamos terminando de estudiar la clase del color, que nos ha llevado más de un mes. Hemos visto los
colores primarios, secundarios, terciarios. Los colores cálidos y fríos. Hemos hecho el círculo cromático
y estudiado la armonía del color distinguiendo los colores complementarios, análogos, adyacentes y en
triada. También hemos hablado mucho sobre la psicología del color, como inciden los colores en
nuestros estados de ánimo.
Cerraremos este capítulo del color, una vez revisado, ordenado y comprendido el color, aplicando una
regla básica en interiorismo: 60/30/10, que nos ayudará a combinar los colores con gran éxito en
nuestros proyectos de decoración.
Debes escoger un color dominante y usarlo en el 60% del espacio, otro secundario para que esté en un
30% y un último color para el 10% restante. ¡Conseguirás un ambiente lleno de equilibrio con el uso
adecuado de tres colores!
Se trata de conseguir trasladar a nuestras estancias la proporción ideal. En la naturaleza se llama
proporción áurea, en la industria de la perfumería se denomina fórmula maestra y en interiorismo lo
aplicamos combinando colores, bajo la regla 60/30/10. Quizá su descripción no es muy poética, pero
funciona divinamente para que no nos quedemos cortos y nuestras estancias resulten simples y sin
fuerza o las convirtamos en un batiburrillo de colores sin orden ni concierto. Se trata de aplicar el color
en su justa medida.
El color dominante, en el 60% del espacio. Es el primero que atrae la mirada y debe teñir más de
la mitad de elementos. Suele ser el color de las paredes, pero se puede utilizar donde se quiera
mientras estemos seguros de que está presente en el 60% del espacio. Mejor si es neutro, para
que el resultado sea tranquilo y luminoso. Si aplicamos un tono más potente, entonces el resto
tendrán que ser neutros para no saturar.
El color secundario, en el 30% del espacio. Es el color que da interés. Normalmente se usa en los
muebles, aunque se puede reforzar con cortinas, cojines, alfombras... Tu color favorito es una
buena elección como secundario para complementar al dominante. Muchas veces, es que el más
destaca dentro del ambiente.
El color de acento, en el 10%. Aunque es el menos dominante, es muy importante. Es el broche
final, como las joyas o complementos en nuestro atuendo personal. Los complementos como
cojines, cuadros, jarrones son los que darán este último toque de color. Se puede jugar con
varios tonos de una misma gama para que no quede plano. Además, como los complementos
son fáciles de cambiar, es fácil seguir las tendencias cromáticas de cada año con ellos sin gastar